Actions

Work Header

La estrella caída (Primera Misión)

Summary:

Universo Alterno. El meteorito que se iba a estrellar en Acmetropolis era tan grande que podría haber destruido el planeta por completo, convirtiéndolo en polvo espacial. Pero "alguien" lo destruyo antes de llegar a la atmosfera, dejando que solo un fragmento de este caiga y provoque un desastre en el planeta, así como la aparición de antropomorfos superdotados con poderes especiales.
La primera misión de este recién formado equipo de superdotados consiste en proteger a la salvadora de este mundo, y recuperar sus poderes.

Notes:

No mucho que decir, este fanfic será largo y llevará un par de meses terminarlo. Espero que todos esten listos para este viaje, la próxima actualización estará disponible la semana entrante.

Saludos cordiales

Chapter Text

La conciencia de Rev se instaló en su cuerpo, solo para brindarle la experiencia más dolorosa de su vida. Todos sus músculos se tensaron debajo su plumaje, sus huesos crujían suavemente y su cabeza palpitaba dolorida. En el mar del dolor en el que se encontraba sumido, escuchó el llanto y los gritos de desesperación de las personas a su alrededor. El ajetreo le obligó abrir los ojos, y tratar de entender lo que había pasado.

Repasó en su cabeza, demasiado rápido, todos los hechos sucedidos hasta el momento. Había llegado tarde a una entrega, y el cliente se negó a pagarle por la garantía que tenía el negocio en el que trabajaba, de llegar siempre en treinta minutos o menos. Estaba tan aterrado de perder su trabajo, sin saber cómo pagaría las facturas de ese mes, que apenas se percató de la explosión en la que se vio envuelto. No tenía idea de la fuente de aquella onda expansiva, no sabía si había estallado una bomba, si estaban bajo un ataque terrorista o si el cielo se estaba cayendo.

Ahora mismo se dio cuenta que preocuparse de sus deudas era ridículo, tal vez tenía un daño interno masivo e iba a morir pronto, completamente solo y lejos de su familia. El dolor de sus músculos era insoportable y la migraña que estaba sufriendo, competía por su atención.

Trató de levantarse y el mareo le obligó a vomitar, a pesar de que su estómago estaba vacío. Por algún motivo, el ácido láctico se estaba acumulando en su interior, como si sus músculos estuvieran trabajando a toda marcha ¿Por qué? No se había movido de aquel sitio en lo que parecía ser una eternidad.

El malestar estomacal mejoró lentamente, aunque sentía un desagradable sabor en su buche. De a poco el dolor de su cuerpo fue mitigando, pero la migraña solo empezó a empeorar. Se tambaleo un poco al incorporarse, y notó que la gente a su alrededor estaba histérica, corriendo de un lado a otro, algunos pidiendo auxilio, otros exigiendo ser atendidos por los pocos paramédicos que habían alcanzado la zona de conflicto.

Rev sentía que no formaba parte de esa realidad, su migraña ahora estaba volviéndose un ruido sordo en su mente, la sensación de cómo debería visualizar el mundo fluctuó, y su percepción del espacio que lo rodeaba, se expandió de tal forma que podía decir exactamente dónde estaba cada edificio, cada persona, ya sea humano o antropomorfo.

Cada calle, camino, callejón o pasillo, estaban marcadas en el fondo de su mente como si se hubiera extendido un mapa que abarcara a toda la ciudad, y más allá.

El negocio de comida rápida donde trabajaba estaba a dos kilómetros, la universidad en la que estudiaba, estaba a diez. Una distancia de cien kilómetros y medio le separa de su antiguo hogar, donde sus padres habían construido una casa en la cima de un acantilado. Y a una distancia de doscientos kilómetros, un punto brillante y colorido, brotó como una flor de cactus al caer la lluvia en el medio del desierto.

No sabía lo que era, no tenía idea porque sentía que le estaba llamando, en su mente, que parecía un mapa trazado por un GPS, captó toda su atención. Sin saber que más hacer, decidió dirigirse hacia la pequeña luz que titilaba a lo lejos, sintiendo una terrible urgencia por alcanzarla, como si tuviera todas las respuestas de lo que le estaba pasando.

Se quitó los patines cohete que quedaron destrozados por la explosión, pisó con sus garras el concreto y comenzó a caminar. Al poco tiempo estaba trotando, luego, corriendo...

...Corriendo sin cansarse, corriendo mucho más rápido que nunca, porque todo a su alrededor parecía ir tan lento, que se sentía como si el mundo hubiera sido detenido.

Finalmente, alcanzó la luz, pequeña y colorida, que había dentro de su mente. Su dueña estaba en medio del desierto. Sus ojos verdes eran demasiados inteligentes y sabios para una niña de apariencia humana (su cara era rara), le miraron expectante. Ella extendió sus manitas hacia él (una niña en medio de la nada es muy sospechoso) y le sonrió, como si fueran viejos amigos (no hay nada humano en esta niña).

La ropa que llevaba le quedaba muy grande, como si le perteneciera a un adulto, su cabello rubio estaba enmarañado y estaba parada en medio de un cráter chamuscado, que aún estaba desprendiendo humo por el impacto...

"Es como una estrella, caída del cielo" Pensó el correcaminos.

Si Rev no hubiera recorrido esos doscientos kilómetros en menos de un par de minutos, no supondría semejante locura. La niña era alienígena, su rostro no era lo que aparentaba y no parecía que fuera hablarle.

—¿Estás bien?— La voz de Rev salió rasposa, demasiado ronca, por lo que trató volver hablar, por si no le había entendido —¿Necesitas ayuda?—

La niña le miró con intensidad y asintió, moviendo su cabeza de arriba abajo. Rev tragó saliva, sintiéndola demasiado espesa. El suelo árido del desierto a sus pies, le exigía que corriera y escapara de la niña (cuyo rostro no coincide con su apariencia), pero no iba a dejarla sola.

—¿Quieres ir a casa con tu familia?—

La niña lo pensó por un momento, pero negó levemente. Señalo hacía una dirección, al otro lado del desierto, de donde Rev presentía o su mente detectaba, que se encontraba la fuente de la explosión.

Ese punto era como un enorme espacio vacío en su mapa mental ¿Algo estaba haciendo interferencia allí?

—Está bien— El correcaminos no sabía cuánto podría seguir corriendo, la mayor parte de su ropa estaba destruida, estaba descalzo y sus músculos no dejaban de crujir y doler, pero tenía deseos de ayudar a la niña —Puedo llevarte—

Se arrodilló al lado de la pequeña, y esta se prendió a su cuello con sus brazos regordetes, subiendo a su espalda, mientras sujetaba su enorme vestido color magenta. Rev se percató que no despedía calor, su pequeño cuerpo se sentía como si fuera un trozo de porcelana fría. Eso lleno de terror el corazón del correcaminos, pero se esforzó en ocultar el miedo a lo desconocido en el fondo de su mente.

—¿Lista? Ahí vamos— Dijo de repente Rev.

Sin esperar respuesta, volvió a correr.

(...)

Tech despertó dentro de su departamento, sintiendo una espantosa migraña y sus músculos agarrotados por haberse quedado dormido sobre una silla. El espacio a su alrededor estaba desordenado, como si alguien hubiera entrado y sacado su caja de herramientas, para esparcir todos sus destornilladores y llaves para tuercas a su alrededor, describiendo en suelo unas líneas que simulaban un campo magnético.

Más allá de aquella extraña situación, no recordaba cómo llegó a casa, ni porque se quedó dormido en la silla del comedor. Seguía vistiendo su bata de laboratorio, la cual estaba chamuscada y ennegrecida, por la destrucción total de su invento en Acme-Lab y la onda expansiva que provino de la misteriosa explosión en la ciudad, que sucedieron casi al mismo tiempo.

Esperaba que Acme-Lab no lo culpe del altercado en la ciudad de Acmetropolis, últimamente parecían buscar cualquier excusa para despedirlo.

Con cierta amargura, se levantó de la silla, haciendo crujir sus articulaciones. Sin embargo, a los pocos segundos, el dolor se disipó por completo y pudo pensar mejor. Observó sus herramientas esparcidas en el suelo, y resopló ante la idea de organizarlas. Cuando finalmente consiguió enfocarse, recordó que la onda expansiva provocada por la explosión qué ocurrió en el centro de Acmetropolis, lo empujó hasta las paredes de un edificio, destrozando su columna vertebral por completo.

Debería estar parapléjico, tener múltiples laceraciones en el cuerpo, con su hocico aplastado y deformado, de manera horrible. De alguna forma, en ese estado deplorable se levantó y caminó hasta su casa, como si nada le hubiera pasado. Un poco asustado, se acercó al baño para mirarse al espejo, y un coyote en sus veinticuatro años le devolvió una mirada cansada, llena de ojeras, pero con el rostro en perfectas condiciones.

Un poco preocupado por la falta clara de heridas, Tech revisó la cicatriz que se había hecho en la cabeza a su edad de ocho años, cuando intentó probar su prototipo de jetpack sin la supervisión de su madre. La horrible cicatriz que recorría la mayor parte de su frente, había desaparecido y el pelaje creció de nuevo, suave y denso.

—Esto es muy extraño— Tech murmuró para sí mismo, viendo como las luces alimentadas por el generador de respaldo de la casa, parpadeaban levemente, dándole a la situación un ambiente antinatural.

Se rascó los ojos, sintiéndose demasiado cansado para asustarse, y decidió prepararse un café, mientras trataba de entender cómo se había recuperado de todo el daño que recibió y le dejó inconsciente, como llegó a su casa y porque la cicatriz que le acompañaría para toda la vida, se había esfumado al parecer para siempre.

La cafetera trabajó lentamente mientras los segundos se escurrían en el silencio de su departamento. Debido a la sorpresiva explosión que destrozó gran parte de la ciudad, todas las vías de comunicación, incluido el Internet, no funcionaban, posiblemente no había electricidad y se había cortado el suministro de agua en la zona. La electricidad de su casa era proporcionada por el generador de respaldo que instaló, y estaba seguro que la comunicación satelital estaría disponible, pero demandaba demasiada energía intentar utilizarla.

Sin embargo, su madre de seguro le llamaría apenas tenga acceso a las redes satelitales, así que debía mantener la calma...

El sonido del picaporte de la puerta principal hizo un ligero clic que hizo levantar sus orejas, escuchando claramente como alguien la había abierto. Tech esperaba que no fuera un vecino tratando de robarle aprovechando la catástrofe, y caminó hacia la entrada para ver lo que estaba pasando. En la pequeña sala donde estaban desordenadas sus herramientas, vio a una niña de cabello rubio, de enormes ojos verdes, piel de porcelana, arrastrando por el suelo un vestido color magenta, que le quedaba demasiado grande.

—¿Hola? ¿Estás perdida?— Tech preguntó esto, haciendo que la pequeña salte y salga corriendo, llevándose uno de sus destornilladores —¡Espera! ¡No corras con eso! ¡Vas a lastimarte!—

El coyote consiguió perseguir a la niña, en medio del barrio abandonado por la falta de electricidad y agua. Era probable que las familias de la zona fueron reubicadas en los centros de evacuados, cuando ocurrió la terrible tragedia, pero él se quedó atrás por haberse quedado inconsciente.

Alcanzó a la niña en un callejón a la vuelta de su casa, y se percató que había un correcaminos en el suelo, completamente inconsciente y descalzo.

—¿Un amigo tuyo?—

La niña asintió, le enseñó el destornillador y luego al antropomorfo inconsciente.

—¿Me regresarás mi destornillador si lo ayudo? —Tech trató de no reírse, era la situación de rehenes más extraña en la que había estado, y eso que tuvo que detener a su propia pupila antes de que robara las ondas cerebrales de sus profesores y colegas —No es necesario que tomes mis cosas para convencerme, veré que puedo hacer—

A pesar del espantoso hedor del callejón, con su fino olfato, Tech pudo percatarse de que el correcaminos no presentaba heridas mortales, solo ligeros cortes en sus piernas y brazos. La ropa del pobre estaba hecha jirones, sus plumas desarregladas y llenas de tierra roja, como si hubiera estado en medio del desierto.

Con cuidado trató de levantarlo, pensando que sería sencillo, pero noto que su masa muscular era demasiado densa para un ave. Resopló por el esfuerzo y con ayuda de la pequeña, cargó al correcaminos de plumaje violáceo en sus espaldas.

—No debería ser tan pesado, se supone que sus huesos son huecos, pero yo no debería curarme tan rápido, ni perder cicatrices, esto es muy extraño— Protestó Tech, caminando con el antropomorfo a sus espaldas. La niña lo guiaba de regreso a su casa con curiosa facilidad. Era curioso que se aprendiera el camino tan rápido, a pesar de aparentar tener unos cinco años, tenía buena memoria.

Tech estaba seguro de que la niña no iba a poder brindarle mucha información, debido a que no había pronunciado palabra alguna cuando se conocieron, por lo que tenía que esperar que el correcaminos despertara, y tratar de hablar con él.

No tenía idea como iba ir esa conversación, sus habilidades para tratar con gente eran nulas. No le sorprendería que el correcaminos termine exasperándose ante sus fallidos intentos de socializar.

(...)

La forma en que Rev despertó fue muy diferente a la primera vez que lo hizo en ese día. El cuerpo ya no le dolía, no tenía náuseas y sentía que estaba sobre algo suave y mullido. Abrió los ojos lentamente, y notó como la luz de la mañana se filtraba por las rejillas de la ventana, reflejándose en las motas de polvo que había a su alrededor.

A juzgar por la cantidad de polvo, aquel sitio no había sido limpiado ni ventilado hace mucho. Por algún motivo, agradecía tener un olfato tan malo.

De repente, su estómago rugió, exigiendo comida y en grandes cantidades. Jamás en su vida se había sentido tan hambriento, ni siquiera en los últimos días del mes, cuando solo podía permitirse semillas para aves.

Al tratar de levantarse, se percató que lo habían arropado en una cama con colchón ortopédico, demasiado cómodo y versátil. Supuso que era la razón por la que se levantó un poco menos dolorido. Las sábanas estaban ligeramente tiesas y almidonadas, como si hubieran sido sacadas recién de su empaque, pero la camiseta y pantalón chándal que llevaba puesto eran viejos, de algodón y bastante suave por el constante lavado a máquina.

Miró la vieja estampa de aquella camiseta, y el logo de la universidad de Acmetropolis estaba a punto de borrarse. Al parecer, el dueño no dormía mucho en su habitación, apenas usaba su cama, y asistía o asistió a la universidad en la que él mismo estaba intentando terminar sus cursos de informática y programación.

¿Será un compañero que le reconoció e intentó ayudarlo? No recordaba nada, solo la niña que encontró en el desierto, y…

¡¿Dónde está la niña?!

Rev desesperado comienza a revisar toda la habitación, pero no encontró nada. De inmediato, decide salir de esta y ve un diminuto pasillo que comunicaba al baño, y más adelante, a una cocina-comedor. La casa era muy pequeña, abarrotada de estantes con libros, cables, circuitos, placas y un sinfín de cajas llenas de tornillos, tuercas y tarugos. Había demasiado metal en aquel pequeño espacio, no tenía idea como, porque tenía un pésimo olfato, pero el olor a hierro y acero era lo que primaba en aquel lugar, junto con el polvo.

El sonido de unas cacerolas lo sobresaltó, y algo parecía estarse friendo. Entró a la cocina, y encontró a la niña, mordisqueando un trozo de tocino crujiente, masticándolo con demasiada concentración. Ella le miró con sus enormes ojos verdes, y sonrió animada.

—Ah, Despertaste ¿Te encuentras bien?— La voz que llamó su atención era bastante tranquila y suave, pero el correcaminos se quedó tieso al darse cuenta que pertenecía a un coyote. Todo su cuerpo se tensó y sus piernas se prepararon para correr lejos de allí, pero la niña le miró extrañada por su actitud, como si estuviera juzgándolo. Mientras tanto, el canino siguió hablando como si nada extraño estuviera pasando —Siéntate, terminé de hacer el desayuno y la comida se enfría—

El coyote era muy alto, desgarbado y delgado. Llevaba una bata blanca de laboratorio que había visto mejores días, sobre un cárdigan de punto y botones, tan inofensivo como los pantalones de mezclilla que cubrían sus piernas. El correcaminos no esperaba que los caninos salvajes y maliciosos con los que su padre le amenazaba cuando no hacia lo que él quería, se vistieran como un bibliotecario promedio.

—Si, yo…— Rev trató de hablar, pero el miedo le impidió seguir. Iba a decir que debía a retirarse y escapar de allí antes de que el coyote decida devorarlo, pero su estómago gruñó, y al ver los panqueques recién hechos, con deliciosa miel encima, se armó de valor para sentarse —¿No tienes problema que coma?—

—Adelante, cociné todo lo que había en el refrigerador porque el generador dejará de funcionar en una hora, y hay que comerlo todo antes de que…— El coyote dejó de hablar, de seguro porque comenzó atacar la comida que tenía enfrente sin dudarlo, famélico por el hambre que le invadía —…Se eche a perder—

Rev comenzó a comer apenas tuvo oportunidad, y no se percató de lo rápido que lo hizo, hasta que notó que varios de sus platos estaban vacíos. El coyote le miró un poco sorprendido y le pasó un vaso con agua, temiendo que se atragante. Al ver esto, el correcaminos comenzó a reducir la velocidad con la que tragaba su comida.

La niña parecía estar impresionada, y de inmediato trató de imitarlo, intentando tragar un panqueque entero de una sola vez, pero el coyote la reprende.

—Detente. Corta el panqueque en pequeños trozos y mastica, no eres un ave— El coyote dijo esto con severidad, y la niña dejó su panqueque en el plato, viendo como el canino lo cortaba por ella.

—Lo siento— Musitó Rev. No sabía porque se estaba disculpando, pero no quería ser una mala influencia para la pequeña.

—No te preocupes, ella aprende rápido— El coyote dejó que la niña coma, y comenzó a atacar sus huevos y tocino, con bastante rapidez. Parecía estar tan hambriento como él, pero al menos comía un poco más lento.

El silencio se instaló entre ellos, llegó un momento que solo se escuchó el permanente golpeteo de los cubiertos en los platos, y se sorprendió al notar que no era tan incomodo como parecía. Sin embargo, Rev sentía la necesidad de hablar, por lo menos, para agradecer la comida.

—Gracias por ayudarme, por la ropa limpia y por la comida— Rev se percató que no había tenido una buena comida en días. El dinero de sus trabajos de medio tiempo apenas le alcanzó para cubrir la cuota de la universidad y el alquiler de su habitación. Este desayuno completo era mucho más de lo que podía permitirse.

El coyote se detiene y asiente levemente, mientras termina de masticar y tragar sus panqueques. No se veía muy acostumbrado a interactuar con personas, porque parecía pensar que iba a decirle.

—No hay problema, además es menos incomodo comer tanto solo, nunca he tenido tanta hambre en mi vida— El comentario fue extraño y sin duda fuera de lugar, pero el correcaminos estaba de acuerdo. Algo raro le pasó a su cuerpo, porque ahora demandaba más proteína de la estaba acostumbrado a comer.

—Lo mismo digo, por un momento sentí que, si no comía algo, moriría…— Rev se detiene al percatarse que no tenía más tocino, y se sintió un poco desanimado, porque seguía estando hambriento.

Parecía que el coyote se dio cuenta de su predicamento, y con cuidado, le pasó su tocino directo de su plato. El correcaminos sintió como su cara se volvía roja al darse cuenta de lo que estaba pasando. Aquel canino no solo cocinó para él, le sentó a su mesa y le sirvió el desayuno, sino que también, le dio comida de su propio plato.

Era como un sueño febril. Nunca en su vida pensó que llegaría el día que le pasaría esto. Al ser el correcaminos más lento de su comunidad, ningún miembro de su especie querría casarse con él, ni siquiera darle comida de su propio plato. Sentía como si su corazón se aceleraba de solo percatarse de la situación. Pero el coyote no era un correcaminos, y de seguro no se ha dado cuenta que está actuando como si estuviera interesado en aparearse con él.

No debería sobrepensar demasiado…

—Escucha, no quiero que te sientas incomodo con el tema de la comida— El coyote le miró con tanta severidad que le hizo saltar de la silla. No se percató que se quedó mirando su tocino como si fuera lo más precioso que haya visto en su vida —Realmente te ves hambriento y quiero ayudarte, no lo tomes como si quisiera seducirte o algo parecido—

—¿Cómo te diste cuenta…?— Rev se sonrojó mucho, y tapó su cara con sus manos para poder concentrarse, evitando aquellos curiosos ojos color almendra ¿Sabía lo que significaba compartir su comida de esa forma? Claro que sí, a juzgar por la ridícula cantidad de libros y planos esparcidos por toda la casa, además de la camiseta de la universidad de Acmetropolis que llevaba puesta, podía deducir que este coyote podría ser un erudito.

Un estudiante fracasado y quebrado como él le iba a ser difícil hablar con alguien así, y de por sí, le ponía nervioso que fuera un coyote. Se sentía tan patético y estúpido, que podía escuchar en su cabeza a su padre diciéndole que solo se merece ser devorado por ser tan inútil.

Finalmente, Rev abrió la boca y no pudo parar de hablar.

—Me disculpo, todavía estoy muy asustado por la explosión en la ciudad, mi cuerpo está cambiando, mi cabeza es un desastre, y lo peor de todo es que estás siendo muy amable conmigo, haciendo que me sienta culpable por tener miedo de que me comas, porque eres un coyote, y mi padre siempre me dijo que los coyotes devoran a los inútiles como yo, pero sigo siendo un maleducado, ni me he presentado, me llamo Rev ¿Cuál es tu nombre?—

—Tech— La voz del coyote sonó un poco exasperada, mientras trataba de llevar su tenedor a la boca con un generoso trozo de panqueque. El utensilio se dobló antes de llegar a su destino, tirando la comida sobre su plato.

—Eso es nuevo— Contempló Tech. Su expresión de exasperación desapareció y ahora sus ojos color almendra, adquirieron un brillo de curiosidad.

La niña rio, llamando la atención de los dos y golpeo sus manos, como si quisiera que Tech doblara su tenedor de nuevo. El coyote pasó su mano sobre el tenedor, sin tocarlo, y este volvió a su estado original, ganándose unas risotadas de parte de la pequeña.

—Es como el truco de los psíquicos con las cucharas ¿Tienes poderes psíquicos? ¿Por qué se activaron?— Rev estaba asombrado, sin embargo, Tech movió su cabeza negando a unas de sus preguntas, y agregó lacónicamente.

—Me enfadé— Tech no dijo porque se había enojado, porque ahora se estaba rascando la barbilla, pensando en silencio. Se levantó de la silla, revisó los anaqueles de la cocina y sacó un tenedor de plástico. Trató de doblarlo sin tocarlo, al igual que hizo con el de acero.

No tuvo éxito.                                                                                                                    

—Rápido, dime algo que me moleste— Dijo de repente el coyote.

Rev se le quedó mirando boquiabierto, sin saber que hacer exactamente. No quería insultar a la persona que había sido tan amable con él, a pesar de sus obvias diferencias.

—Yo no creo q-que pueda hacerlo… Insultarte como lo harían en mi familia estaría mal, fuiste muy amable conmigo— Rev se sentía incómodo al respecto, además la niña no debería ser expuesta a ese tipo de violencia verbal.

Él ya la paso muy mal en su casa como para replicar eso.

—No es necesario que me insultes, prueba criticarme— Tech dijo esto con total naturalidad ¿Se tomaba mal las críticas? Debía ser un poco inseguro.

—Este... bueno, creo que deberías limpiar tu cuarto, es una trampa mortal para los asmáticos y alérgicos— Rev notó la niña se rio, al menos no estaba asustada, y eso levantó su moral —Hay tanto polvo que hasta yo pude olerlo y eso que mi olfato es muy malo, no entiendo como alguien con un olfato tan fino como el tuyo soporta vivir así... ¡Tech!—

—¿Que?— Preguntó el coyote casi gruñendo de la molestia, pero la cuchara de plástico no se movió, sino todas las herramientas y utensilios de metal que había alrededor del cuarto, comenzaron a rodearlo, flotando de manera sobrenatural.

—Afecta solo a los metales…— El coyote no terminó de decir esto, que todos los destornilladores, llaves de tuercas y utensilios de cocina se pegaron a su cuerpo. Rev se había movido muy rápido, tanto que sintió que el tiempo se detuvo y sujetó a la niña para alejarla de Tech, y taparle los ojos.

La escena era dolorosa y violenta, algunos tenedores y cuchillos habían apuñalado al coyote en sus piernas y pecho por la falta de control. La sangre, por algún motivo, no brotaba de las heridas.

—¡Tech! ¿Estás bien? Por supuesto que no estás bien, pareces un alfiletero ¿Cómo puedo ayudarte? Debo llevarte al hospital...—

—Rev, tranquilo, estaré bien— Tech dijo esto en un quejido doloroso y todo el metal que tenía encima cayó al suelo, quedando solo los que estaban enterrados en su carne, que fueron retirados lentamente con la misma habilidad que los atrajo. Las heridas del coyote se cerraban a medida que los objetos punzantes abandonaron su carne y su pelaje volvió a crecer, dejando el lugar intacto.

Rev dejó a la niña detrás suyo, y se acercó al coyote para comprobar si realmente estaba bien. Revisó cada punto donde había sido apuñalado y su cuerpo estaba intacto, cuando paso la mano por su pecho, noto que el pelaje de la zona era demasiado suave.

—La regeneración de mi cuerpo es sesenta por ciento más rápida con las heridas punzantes y lacerantes, es posible que tarde mucho más en curar daños internos y quemaduras— Tech comenzó hablar con suavidad, posiblemente porque no quería asustarlo, pero Rev estaba más que aliviado de verlo recuperado. Dudaba mucho que consiguieran asistencia médica a tiempo para tratarlo.

—¿Rev?— Tech le llamó la atención, y el correcaminos se percató que estaba encima del coyote, tocándole demasiado para el grado de confianza que se tenían.

Aterrado, Rev se apartó de él, levantando sus manos como si el cuerpo de Tech quemara al contacto.

—Lo siento, lo siento, realmente pensé que ibas a desangrarte por las heridas, pero estás completamente recuperado, esto es una locura, yo estoy corriendo a más velocidad de lo que un correcaminos normal debería, y eso que desde que nací era el más lento de mi comunidad, y ahora tú tienes poderes magnéticos y te puedes regenerar como una estrella de mar ¿Me volví loco o todo esto es real?— Rev sentía que si no hablaba, se moriría de la vergüenza, y se percató que dejó de temerle al coyote demasiado rápido, tanto que ya estaba invadiendo su espacio personal.

En su defensa, era demasiado fácil interactuar con él, porque no se parecía en nada a como su padre había descrito aquellos caninos…

—¿Corres más rápido? Eso explicaría porque tus músculos son tan densos, literalmente tu masa muscular es muy diferente a la de un ave normal, ya desde que te traje aquí me di cuenta de que no eras como los demás— Una enorme sonrisa apareció en la cara de Tech. Los ojos del coyote se iluminaron con una emoción extraña, que era bastante contagiosa, porque Rev podía sentir como sus plumas se erizaban al ser observado por aquellos ojos tan curiosos —Deberíamos hacer pruebas de velocidad, comprobar tu tiempo, cuanto puedes correr antes de cansarte y comparar...—

—Tech, para, por favor— Rev se sentía mal en pedir esto, porque era el primero en desviarse por la tangente, pero había cosas más importantes que hacer al respecto —Realmente me gustaría averiguar cómo funciona nuestras habilidades, pero la niña necesita regresar con su familia—

El coyote bajó sus orejas, pegándolas en su cabeza y escondiendo su cola en la entrepierna, como un cachorro al que había pateado, haciendo que Rev se sienta demasiado culpable por ser un aguafiestas ¿Cómo era posible que el ser con que le habían amenazado desde pequeño para que corra más rápido sea tan adorable? Quería gritar de la indignación, pero uno de los dos debía centrarse en la pobre niña que estaba con ellos.

—Pero… ella no es de este mundo ¿Cómo la enviaremos a su casa si no tenemos idea de que parte del universo proviene?— Protestó Tech con cierta molestia, señalando el verdadero desafío que debían enfrentar para ayudar a la pequeña —Sería de gran ayuda si pudiera hablar—

La niña se paró delante de ellos, acomodando su vestido y comenzó a mover sus manos delante de ella, para tratar de comunicarse con los dos mediante lengua de señas. Sus pequeños dedos, intentaban hacer los signos, y los movía lentamente para que la entendiera. Rev estaba en aprietos porque no tenía idea de cómo funcionaba aquella forma de comunicarse con personas hipoacúsicas, pero Tech parecía poder entenderla.

—Ella dice que alguien la atacó— El coyote tradujo a medias las señas de la niña, de seguro había mucho más, pero esa debía ser la información más importante ¿Deberían preocuparse de la persona que la atacó?

—¡La encontré en un cráter! Pero ¿Quién sería tan desalmado como para hacerle daño a una niña tan pequeña?— Rev estaba horrorizado, tal vez deberían llevar al hospital a la pequeña, temiendo lo peor, pero ella continuo tratando de comunicarse.

—Dice que fue el mismo que lanzó el meteorito en Acmetropolis…— Tech abrió la boca para replicar, pero la cerró, y comenzó a caminar de un lado a otro, rascándose la barbilla murmurando para sí mismo —¡Cayó un meteorito en la ciudad! ¡La explosión que presenciamos fue ocasionada por un meteorito!...—

De repente, la computadora que estaba tapada en planos y papeles, sobre caótico escritorio de la pequeña sala, se encendió por si sola y comenzó a cargar todos los programas del inicio. Rev miró a Tech, muy preocupado, pero este hizo una mueca de exasperación.

—Esa debe ser mi madre—

(…)

Desde que podía recordar, Tech había sido criado solo por su madre, con todo lo que ello conlleva. Su padre había fallecido en el extranjero, poco tiempo después de que naciera, sirviendo como soldado en una guerra ridícula, por los pocos recursos que quedaban en el planeta.

A diferencia de la formación militar que recibió su padre, su madre era una excelente programadora, y tenía un gran intelecto, pero era demasiado despreocupada y le gustaba mucho los juegos de cualquier tipo, así que decidió enfocar su talento en el mundo de la programación de videojuegos. Era bastante frustrante lidiar con ella, porque desde su punto de vista, todo era un juego, y si no le resultaba divertido, perdía el interés fácilmente.

Tech se había vuelto mucho más severo de lo normal, porque su madre nunca se tomaba las cosas con seriedad, hasta que era demasiado tarde. Pero sabía que su curiosidad era casi tan enfermiza como la pasión de su progenitora por los juegos. Así que, esperar a que hackeara las computadoras del gobierno, para contactar a su hijo a través de una señal satelital, solo por mera diversión, era cosa de todos los días.

—¡Tech! ¡Dime que estás ahí!— La pantalla de la computadora estaba encendida, con una llamada de su madre desde el otro lado del mundo. Seguramente se encontraba en una convención de videojuegos, presentando su última producción.

—Si mamá, aquí estoy— Tech sacó los papeles y planos que tapaban la pantalla de la computadora, la cual mostró en una ventana de video, a un coyote hembra, de ojos color almendra, gafas de pasta color negro y sonrisa socarrona, luciendo su traje de negocios, con una corbata desarreglada —Me alegra ver que estás bien, espero que no estes hackeando al gobierno—

—¿A quién le importa nuestro gobierno de mierda? Lo más importante es que estás bien, pero era de esperarse, sabiendo lo inteligente que eres— Ella se rio sin permitirle replicarle. Como era de esperarse, su madre estaba haciendo cosas ilegales, aprovechando el caos reinante. Tech solo esperaba que se aburriera pronto, y vuelva con sus videojuegos —¿Tienes algo de información sobre la situación? Estando al otro lado del mundo, solo captamos las réplicas de los sismos, aunque un maremoto casi tapa un archipiélago completo a pocos kilómetros de aquí—

—A decir verdad, he perdido la conciencia por unas cuantas horas y no he podido investigar casi nada, pero acabo de enterarme de que un meteorito cayó sobre Acmetropolis— Tech suspiró tranquilo, al menos donde estaba su madre solo sufrieron un sismo. A pesar de eso, tardó demasiado en comunicarse, así que la situación debió ser peor de lo que ella quería admitir ¿Debería decirle de los cambios que estaba sufriendo su cuerpo? Tal vez no, cuando se reúnan…

—No fue un meteorito, Tech, fue solo un fragmento, tuvimos mucha suerte…— Ella interrumpió sus pensamientos, y parecía estar muy seria al respecto. Pudo notar como los ojos de su progenitora se llenaron de lágrimas. Tech se alegraba de que su cuerpo haya resistido a la onda expansiva y pueda regenerarse, para no hacerla sufrir más ¿Notaria la falta de su cicatriz? Posiblemente el video no fuera de buena calidad del otro lado de la comunicación.

—…Si ese cuerpo celeste se hubiese estrellado contra el planeta, todos estaríamos muertos—

¿Su madre estaba hablando en serio por una vez en su vida? El coyote miró a la niña, que parecía un poco asustada y luego el rostro de Rev, que había palidecido. Había escuchado muy bien, esto era mucho peor de lo que imaginaba.

—¿Qué tan grande era?— Tech maldijo su curiosidad, pero sí estuvieron a punto de morir, debía saber de lo que se habían salvado. Notó que la niña se había separado del correcaminos y se acercó a la computadora, con deseos de ver de cerca las imágenes que su madre comenzó a compartir durante la llamada. Por otro lado, Rev parecía temer acercarse.

Sospechaba que el correcaminos no había superado su temor a los coyotes, aunque temerle a su madre era una buena estrategia. No es que fuera a lastimarlo físicamente, pero no era una persona agradable con la gente que le caía mal. Lo mejor era mantenerse alejado de ella.

—Tenía el tamaño de un continente— La voz entrecortada de su madre fue acompañada por las imágenes en tres dimensiones del meteorito, que de seguro obtuvo hackeando la base de datos del gobierno.

Ese pedazo de roca era gigantesco. Tech era consciente que no había meteoritos de ese tamaño registrados en su sistema solar, y era posible que lo hayan traído desde otro punto de la galaxia. Si impactaba contra la Tierra, podría haberla destruido por completo, provocando la extinción de la vida como se la conoce. De solo hacer los cálculos en su cabeza, viendo las dimensiones y la composición del cuerpo celeste, el coyote estimaba que el planeta entero se hubiese convertido en fragmentos de roca espacial en cuestión se segundos.

Sin embargo, el video rudimentario de los viejos satélites que rodeaban el planeta, captó que "algo" brillante y gigantesco, destrozó aquel meteorito en pedazos, antes de que llegue a la atmósfera. Sin que pudiera detenerla, la niña tocó la pantalla, señalando como aquel ser se dividió en cuatro partes, y solo una pequeña estela cayó en la Tierra junto con un fragmento del meteorito, después de realizar la hazaña de hacerlo pedazos. Con la voz de su madre de fondo, Tech pudo reunir las pistas que faltaban

—Un ser de procedencia desconocida salvó a la Tierra, destruyendo el meteorito en pedazos, pero algo salió mal y uno de aquellos fragmentos se estrelló cerca de donde te encuentras, provocando que el planeta se salga de su órbita habitual y los campos magnéticos se alteren por completo—

—Este mundo ya no será el mismo— Tech se percató de varias cosas. Que todos ellos estuvieron a punto de morir, de un momento para otro, sin siquiera darse cuenta, y que posiblemente, la pequeña amiga de Rev los haya salvado.

—Esa eras tú— Rev se acercó a la computadora con cierto cuidado, y tomó a la niña en brazos, que ocultó su cara en su pecho, tal vez asustada al recordar lo que había vivido —Pero en la imagen eres enorme ¿Por qué eres tan pequeña ahora?—

—Algo la atacó cuando destruyó el meteorito, y puede que la haya dejado así, ya que no sabemos cómo es la fisiología de su especie… Eso explicaría que lleve ropa de adulto encima y que no pueda hablar— Tech se sintió demasiado responsable, debía averiguar cómo podía ayudarla y devolverle este favor. Le debían la vida a esta pobre criatura…

—¡Tienes un amigo en casa!— Su madre gritó de repente con emoción, casi haciendo que salte por la sorpresa. Rev parecía estar a punto de salir corriendo y la niña se giró para ver la pantalla, con cierta curiosidad —No puedo creer que el día llegaría, nunca me presentaste a ningún amigo, Tech—

—Porque no los tengo, madre— Protestó por lo bajo el coyote. Miró de reojo a Rev, que estaba aterrado al ser descubierto, a punto de escapar —Este es Rev, lo conocí esta mañana, Rev te presento a mi madre, Susan—

—Mucho gusto señora, mi nombre es Rev Runner, solo puedo alcanzar los treinta kilómetros por hora— Se presentó mecánicamente el correcaminos.

Tech sintió como se le crispaban los nervios al escuchar esto. Tenía la horrible sensación de que su familia le obligaba a decirle eso a todo aquel que Rev conocía, porque no había manera que importe que tan rápido sea. Su madre captó que algo extraño pasaba con el correcaminos, porque ella simplemente saludó de manera amistosa.

—Vaya, me has derrotado por completo, yo apenas alcanzo los veinte kilómetros por hora para evitar perderme mi café matutino ¿Estás en la universidad?—

—Si señora, estudio programación e informática en la universidad de Acmetropolis— Rev dijo esto con una sonrisa un poco más animada. Tech se percató que no le había preguntado al correcaminos a que se dedicaba, lo cual considero que fue una verdadera pena, porque se le hacía cada vez más interesante. Él no tenía remedio, era muy lo malo interactuando con las personas y jamás podría hacer un solo amigo.

Esperaba al menos ayudar a Rev en todo lo que pueda antes de que deban separarse para no verse nunca más.

—Eres de los míos, lo sabía, esos bonitos dedos que tienes son ideales para picar códigos ¿Desde cuándo comenzaste a programar?— Su madre estaba entretenida con Rev. Por suerte, ella era mucho más simpática que él, más cuando captaban su interés.

—Desde la secundaria, programe unas aplicaciones para ayudarme con mis problemas de atención, sin ellas no hubiese podido terminar a tiempo el instituto para comenzar la universidad— Reveló Rev, haciendo que Tech se pregunte si sus padres le ofrecieron alguna ayuda adicional. Tenía la extraña sensación de que, si no los mencionó, ninguno de ellos se interesó en sus dificultades de aprendizaje.

No conocía a la familia del correcaminos, pero había algo podrido detrás de la forma en la que hablaba de sí mismo. Algo desagradable pasaba con la familia de Rev, y Tech estaba seguro que apenas sacie su curiosidad, se molestaría tanto como con aquel desagradable comentario de que se lo iba “comer por ser un inútil”.

—Uy, me agrada tu amigo Tech— A Susan se le iluminó la cara al escuchar al correcaminos. Especializada en cazar talentos para su compañía de videojuegos, estaba seguro de que apenas la catástrofe termine, contrataría a Rev. Trabajar para su madre era una pesadilla, pero de llegar a suceder, le aconsejaría como soportarla si el correcaminos se atrevía aceptar el desafío —¿Y la pequeña de cabello rubio? Parece que está un poco asustada—

—La encontré en medio del desierto, a exactamente doscientos treinta y ocho kilómetros de aquí— Rev contestó automáticamente y Tech notó que la niña parecía animarse un poco —Ella no habla mucho, pero creo que las imágenes del meteorito la asustaron—

—Siento eso— Susan se veía preocupada por la niña, pero la pequeña salió de su escondite, la saludo con su manita derecha, y una sonrisa tímida —Creo que a cualquiera de nosotros nos asustaría algo así- Rayos, se me está acabando el tiempo, Tech ¿Guardaste los datos del meteorito?—

—Si, analizaré esto en cuanto pueda, lo voy a necesitar para futuros proyectos...— Tech se percató que dijo esto en voz alta, pero Rev no parecía tan preocupado como su madre. Ella le llamó la atención de inmediato.

—Eso sonó sospechoso hijo, no asustes a Rev con tu ciencia loca y sé amable con él—

—Tech ha sido muy amable conmigo, señora— Rev no dudó en defenderlo delante de su madre, haciendo que Tech suspire molesto. Él no había sido tan amable, simplemente hizo lo que pensaba que cualquiera haría en su lugar ¿Qué clase de vida tuvo el correcaminos para considerarlo “amable”?

—Y que siga así, cuídense las espaldas, la gente se pone extraña cuando pasan este tipo de catástrofes— Su madre cortó la comunicación, mientras Rev miró a Tech con cierta preocupación.

—¿Ella estará bien sola?—

—Si, no te preocupes, de seguro conseguirá hospedarse en un hotel de lujo hasta que pueda regresar a su casa— Tech no iba agregar que de seguro su madre se la pasaría jugando videojuegos hasta que vuelva acordarse de sus responsabilidades, pero lo que Rev no sepa no iba a dañarlo.

—Es cierto, nunca te pregunté ¿A qué te dedicas? Es obvio que terminaste la universidad, a pesar de lo joven que eres— Rev le sonrió con simpatía, y Tech asintió satisfecho ante su acertada deducción. Debía admitir que era agradable charlar con el correcaminos, no tenía que explicarse demasiado y sus conversaciones resultaban ser más estimulantes. Tener apenas veinticuatro años y tantos doctorados en su haber, hacía que la gente se escandalice demasiado y se vuelva aburrida de tratar.

—Estoy tratando de hacerme un nombre como inventor, así que llevo como seis años valiéndome por mí mismo, mi madre solo se aparece por aquí en caso de emergencia, cuando trabajo demasiado o me olvido de comer— Mientras revela esto, Tech comienza a trastear con todas sus cajas, buscando algunos de sus prototipos para poder utilizarlos cuando ellos salgan a buscar pistas sobre la identidad de la pequeña niña.

La pequeña comenzó ayudarlo diligentemente, ordenando con cuidado cada aparato que sacaba de las cajas apiladas en la pequeña sala.

—Impresionante, y ¿Cómo te está yendo?— Rev le sonrió con cierta expectativa, y Tech podía admitir que deseaba mentirle para impresionarlo, pero descartó de inmediato la idea. Por más que la verdad fuera humillante para él, no quería que sus interacciones sean mancilladas con mentiras. No sabía cuánto iban a durar sus conversaciones y deseaba disfrutarlas hasta entonces.

—No muy bien, justo hoy iban a echarme de Acme-Lab, pásame tu muñeca izquierda— Tech se acercó al correcaminos con un aparato con forma de brazalete, de un tamaño considerable. Rev le obedeció, pero hizo un gesto de confusión al ver como el aparato se encendía en su muñeca.

—Lo siento mucho, yo también estaba por quedarme sin empleo…— El correcaminos dejo de hablar, al ver que Tech se colocó un brazalete parecido en el brazo de la niña, y luego en el suyo.

—Presiona el botón verde para encenderlo— Tech había creado unos comunicadores con su propio canal de frecuencia para una presentación en Acme-Lab, pero lo consideraron muy caros de reproducir ya que, media los signos vitales no solo del que los llevaba puesto, sino también con los que comparte la misma frecuencia, siendo una tecnología demasiado avanzada. Consideraron que era una invasión a la privacidad, pero ahora mismo, era indicado para asegurarse de que los tres estaban en plenas condiciones físicas.

—¿Tiene un GPS?— Rev preguntó de repente, haciendo que el coyote gruña por lo bajo, porque fue la misma pregunta que le hicieron en su presentación.

—No— Dijo con sequedad Tech. No quería enojarse, porque no entendía cómo funcionaba sus poderes magnéticos, y lo que menos quería era lastimar al correcaminos o a la niña al perder el control, así que se preparó mentalmente para la crítica.

—Genial, no lo necesitamos— Rev le sonrió, tomando al coyote por sorpresa (era raro que su sonrisa le pareciera bonita), haciendo que olvide su amargura.

(…)

TBC

Chapter 2

Summary:

Al comenzar su camino, comienzan las primeras confrontaciones. Ni Rev Ni Tech están preparados para semejante contienda.

Notes:

¡Nuevo capitulo! No puedo garantizar que la semana que viene este el siguiente, pero posiblemente tengamos el tercero el martes que viene.

Chapter Text

Cuando decidieron salir de aquel suburbio que se encontraba a las afueras de la ciudad de Acmetropolis, y buscar pistas sobre la identidad de la niña, Rev se percató que el sitio había sido abandonado por completo. Solo eran ellos tres, caminando por las calles vacías y las casas desahuciadas a su alrededor.

No había electricidad en ningún punto de esa zona, por lo que la mayor parte de los habitantes fueron retirados a los centros de evacuados hasta que puedan reestablecer el servicio. Las calles vacías, las casas abandonadas y el silencio reinante, hacía lucir aquel lugar como una especie de pueblo fantasma.

Parecía el inicio de una mala película de zombis ¿A Tech le gustarían ese tipo de películas? Debería preguntarle en algún momento.

—¿Ella sabe a dónde quiere ir?— Tech le miró con cierta duda, mientras Rev cargaba a sus espaldas a la pequeña niña, que parecía estar muy entusiasmada de ser llevada de esa forma.

—Señaló esta dirección desde el desierto, y no hay nada más allá que el fragmento de meteorito que ha caído, posiblemente haya alguna pista de lo que le pasó allí— Rev sintió los brazos de la niña abrazarlo con fuerza cuando escuchó hablar de aquel asunto. La pobre estaba aterrada, aun así, estaba decidida a continuar.

Era una niña muy valiente.

—¿Cómo sabes que el meteorito está allí?— El coyote no parecía molestarle que hable, eso era agradable porque pensó que se había molestado por su parloteo. Era un sujeto muy curioso, tanto que de seguro la gente lo encontraría extraño.

—Mi mente se ha transformado en una especie de GPS, no sé cómo explicarlo porque es muy abstracto, pero es como si mi comprensión del espacio se haya ampliado tanto, que he desarrollado un mapa en mi cabeza… Tech, deja de escribir, por favor— Rev no solía detenerse al hablar, pero el coyote estaba garabateando en una libreta con una velocidad alarmante. Se sentía un poco incómodo, no sabía por qué.

—Pero esto es muy interesante ¿Crees que tu GPS funcione en cualquier punto del planeta? ¿Le afectan los campos magnéticos o es una especie de habilidad psíquica?— Tech se detuvo por completo, y golpeo su puño derecho en sus mano izquierda, llegando a una conclusión —Es por tu velocidad aumentada, entre mayor sea tu comprensión del espacio, mejor será tu desplazamiento—

—No soy tan rápido, posiblemente lo que me pasó fue solo casualidad— Rev quería evitar correr delante de Tech, porque le agradaba, y no quería que viera lo patético que era. Sabía que no le importaría porque era un coyote, pero era probable que siga siendo tan lento como siempre, y que se sienta decepcionado.

Aquella velocidad que tuvo al principio, cuando rescató a la niña, debió ser cosa de una sola vez…

—Rev, por favor, hagamos unas pruebas de velocidad, te aseguro que, si algo malo le pasa a tu cuerpo, podemos pararlo de inmediato, el brazalete me indicará si estas en peligro de colapsar— Tech era demasiado curioso para su propio bien. Realmente pensaba que era mucho más rápido y que podía correr así cuando quisiera, pero Rev no estaba seguro si podría replicar esa velocidad de nuevo.

—No me gusta correr delante de otros ¿Y si mi velocidad es normal? Tal vez la densidad de mis músculos es para otra cosa— Rev estaba cada vez más amargado y más a la defensiva ¿Por qué Tech era tan curioso? Estaba molesto con el coyote por ser tan insistente, tanto que estaba a punto de pedirle que no fuera tan raro.

De repente, la niña tiró de una de las plumas de su cabeza, y señaló el suelo para que la baje. Ella acomodó su largo vestido y hace unas señas con sus manos para decirle algo.

—Tú también… ¿Qué está diciendo?— Rev debía aprender lengua de signos en algún momento, la niña no parecía que fuera hablar y le urgía comunicarse con ella adecuadamente.

—Ella dice que lo intentes, dice que eres muy rápido y no tienes que temer— Tech estaba listo para tomar sus notas, y la niña miraba con atención el brazalete, posiblemente comprobando sus signos vitales. Los dos eran demasiado inteligentes, y Rev sentía que no podía ganar esta discusión.

—Está bien, pero es posible que se decepcionen— El correcaminos suspiró resignado, mientras trazaba una ruta en su cabeza para evitar aburrirlos, tal vez tarde como unos cinco minutos en terminarla —Voy a rodear los edificios de la zona oeste y volveré tan rápido como pueda—

—Comenzaré a tomar el tiempo ¿Qué distancia recorrerás?— Tech se veía demasiado entusiasmado, hasta estaba moviendo su cola por la emoción, lo cual hizo que Rev se sintiera mucho peor. Iba a ser horrible cuando lo decepcione.

—S-solo unos cuatro kilómetros— El correcaminos se preparó para correr, sintiendo mariposas en su estómago, raspando un poco el asfalto con sus garras desnudas —Aquí voy—

Cuando comenzó a correr, lo primero que notó fue la facilidad con la que sus músculos respondían, la fatiga y el cansancio fue reemplazado por la sensación de completa libertad, el mundo se detuvo a su alrededor por unos instantes, y la distancia de su recorrido se acortaba en milisegundos. Sin embargo, tuvo la oportunidad de detectar con su GPS una extraña criatura, que llamó por completo su atención. Cuando pudo verla, noto que su cuerpo era de color anaranjado, poseía largas orejas puntiagudas y una extraña armadura color negro. Sus ojos de reptil parecían poder seguirlo con la mirada, desde uno de los edificios abandonados. Al regresar al punto de partida, delante de sus amigos, Rev estaba aterrado ante la posibilidad de que un ser así existiera.

—¡Eres el correcaminos más rápido de la historia! ¡Alcanzaste una velocidad mach tres, es increíble!— Tech se detiene al notar de seguro, su rostro aterrado. La niña presintió que algo malo estaba pasando, porque abrazó la pierna del coyote, asustada —Rev ¿Qué sucede?—

—Algo viene— Rev no terminó de decir esto que una enorme ráfaga de aire pasó detrás de él. Reaccionó de inmediato, corrió a toda velocidad, tomando a Tech y a la niña para esquivarlo, retirándolos de la posible zona de impacto.

La ráfaga no les alcanzó en esa fracción de segundo, pero partió por la mitad la casa que estaba detrás de ellos, con un corte limpio y certero. La estructura parecía que había sido dividida por una guillotina, dejando visible el interior de aquella estructura, dejando ver que el corte continuaba por detrás de esta.

—Debo admitirlo emplumado, eres muy rápido— La extraña criatura de piel anaranjada y armadura negra, cayó delante de ellos, dedicándoles una horrible sonrisa —Evitaste mi mejor corte y salvaste a la freleng, estoy impresionado—

—Acaba de partir la casa a la mitad— Murmuró Rev aterrado, sintiendo como todo su cuerpo se estremecía por el terror que le invadía. Sin poder evitarlo, sujetó a la niña para evitar que se mueva.

—¿Freleng es la raza de la niña o su planeta de origen? Al parecer la conoce, así que significa que este sujeto fue el que la atacó— Tech se había incorporado, analizando demasiado rápido la situación ¿Por qué no tenía miedo?

—Vaya, le atinó a la primera, denle su premio al genio— El desagradable sujeto se paseó delante de ellos, haciendo crujir sus nudillos. Era mucho más alto que los dos y bastante más musculosos. Su desagradable sonrisa con dientes chuecos y su extraño andar, hacia que fuera difícil no sentir repulsión por él —Ahora, si son tan amables par de idiotas, denme la niña y no los lastimaré… tanto—

Rev no estaba muy seguro como debería actuar, estaba demasiado nervioso y aterrado ante la horrible situación ¿Qué es lo que quería este sujeto con la niña? ¿Por qué estaba deseando hacerle daño? Las dudas en su cabeza le abrumaban y sentía que no podía moverse.

—Rev— La voz de Tech le arrancó de su mar de dudas, y llamó su atención al mundo real —Tienes que escapar junto con la pequeña—

—Supongo que es lo mejor ¿Qué harás…?— Rev no terminó de hablar que la criatura lo interrumpió.

—Se les acabó el tiempo, basuras— El extraño ser naranja, de orejas puntiagudas, hizo un raro movimiento con sus manos, y de repente, volvió a lanzar otra ráfaga cortante. Rev no reaccionó por lo aterrado que estaba, pero Tech le empujó, mientras el corte le arrancó el brazo que uso para protegerlo.

—¡Corre! ¡Llévatela lejos de aquí! — El coyote dijo esto con cierta urgencia, pero Rev sentía que se le iba el alma del cuerpo. Habían desmembrado a Tech delante de sus propios ojos, y aunque la sangre no estaba saltando a borbotones de su muñón, seguía siendo un horrible espectáculo.

—¡Te acaban de arrancar un brazo! ¡¿Cómo quieres que te abandone?!— Rev se quedó mudo al ver como Tech tomaba su brazo y lo volvía a unir para recuperarlo más rápido.

—Los cortes son más fáciles de regenerar, ahora vete, si te corta no podremos curarlo con los suministros que tenemos— Tech estaba siendo bastante previsor, pensando en frío como manejar la situación, pero Rev no se sentía cómodo dejándolo solo.

—La mantendré a salvo, pero volveré a buscarte— El correcaminos no sabía si esto era posible, pero se negaba abandonar al coyote. De inmediato, tomó a la niña en sus brazos y salió huyendo de allí.

—¡Aww! Que tiernos— La criatura se burló de ellos, con la certeza que podía alcanzar su objetivo sin importar lo que hagan —No importa a donde corras, cuando acabe con el perro sabelotodo, iré a buscarte—

—Buena suerte con eso, posiblemente nunca logres alcanzarlo…— Tech dijo algo más que Rev no pudo alcanzar a escuchar mientras salía de aquel recinto. Esto no le gustaba para nada, tenía un muy mal presentimiento. Esperaba que hayan tomado la mejor decisión.

(…)

En lo que llevaba vivo, Tech nunca había tenido la necesidad de pelear, no al menos de manera física. Había participado en un par de campeonatos de ajedrez, y su madre le llevó a los torneos de videojuegos de lucha en los que ella participaba, por lo que entendía los conceptos de un enfrentamiento. Pero nunca tuvo la necesidad ni el deseo de golpear a otra persona. Ni siquiera cuando llego a la adolescencia y tuvo su primer ciclo de apareamiento. No desarrolló el impulso de los demás miembros de su especie de luchar por el territorio, o celar a una posible pareja, de cualquier sexo.

Él nunca fue como los otros coyotes, lo sabía bastante bien, y los miembros de su especie también detectaban que había algo extraño en su ser. Por regla general, le evitaban por completo, tal vez por su enfermiza curiosidad o su falta completa de habilidades sociales. Tech nunca tuvo que luchar en el pasado, porque era invisible para todo el mundo.

Pero actualmente, se había vuelto demasiado interesante para su propio bien.

—¿Qué fue lo que dijiste, perro sarnoso?— La criatura parecía estar irritada con Tech, no solo por su clara recuperación después del corte que le hizo a su brazo, sino porque se atrevió a contestarle, para llamar su atención.

—Dije que nunca vas alcanzar a Rev, porque es mucho más rápido que tu culo gordo— Tech se quitó la bata que llevaba encima, para poder moverse mejor, y probó los dedos de la mano que había regenerado hace unos momentos, notando que recuperó la movilidad. Se estaba regenerando cada vez más rápido —Y soy un coyote, no un perro—

La extraña criatura anaranjada se enfureció con él, y comenzó a lanzarle numerosas ráfagas de corte, teniendo la esperanza de que iba a matarlo con eso. El movimiento que describía al lanzar aquella habilidad era lento al principio, y fácil de telegrafiar, pero cuando el corte era proyectado, iba demasiado rápido, dando poco margen para esquivarlo.

Tech nunca fue bueno en deportes, pero si tenía buenos reflejos culpa de la insistente de su madre, haciéndole pruebas de reacción con todos los videojuegos que programaba. Así que solo tuvo que sufrir un par de cortes, en sus piernas, brazos y pecho, para poder entender cómo lidiar con aquella criatura, y empezar a esquivar sus ataques, recuperándose del daño que había recibido.

Era una ventaja increíble no perder sangre a pesar de los cortes, pero la sensación del daño estaba presente en cada golpe de ráfaga que recibía, por lo que perdía la concentración por su poca tolerancia al dolor. Su estado físico deplorable, hacia que se cansara más rápido, por lo que era posible que el sujeto se dé por vencido al ver que no iba a poder matarlo, e intente quitárselo de encima para ir detrás de Rev.

Tan solo esperaba engañarlo para que haga exactamente lo que necesitaba.

—No eres un coyote, eres una maldita cucaracha que no deja de jadear, un flojo y molesto pedazo de mierda ¿Por qué perder el tiempo contigo cuando puedo ir a matar a tu amigo y a la freleng?— La criatura no era tan estúpida como parecía y estaba seguro que no iba a poder retenerlo a la fuerza, al menos que se cumplan ciertas condiciones.

Observó a su alrededor, tratando de calcular si su plan funcionaria…

Aún no. El terreno no estaba listo todavía. Faltaban más escombros que acumular, y que el ataque de corte de la criatura, rompiera un poco más el asfalto, para dejar expuestas las cañerías subterráneas de aquel recinto. Debía molestarlo y obligarlo a concentrarse en él hasta que todo esté listo para contraatacar. Tech cerró los ojos, tratando de recordar los mejores insultos que su madre decía a la gente a las que deseaba hacerles perder la concentración, cuando jugaba juegos en línea.

—No me culpes de tu enorme estupidez, si al menos tu culo gordo fuera capaz de procesar una buena idea, ya te habrías librado de esta molesta “cucaracha”— Escupió el coyote haciendo que la cara del extraño ser se contraiga de indignación. Al parecer, había dado en el blanco.

—Eres un desgraciado…— La criatura parecía crisparse, pero no iba a darle un respiro hasta que se enfade de verdad con él.

—Ya deja de hablar jodido imbécil, de solo escucharte siento que mi IQ está bajando por los suelos...— Tech se quedó mudo al ver que el sujeto dejo de intentar cortarlo, y se lanzó encima de él para atacarlo cuerpo a cuerpo. Esto era nuevo, y no sabía cómo reaccionar. La criatura poseía un físico mucho más grande que el suyo, y era la primera vez que le atacaba con los puños. El primer puñetazo le dio de lleno en el estómago, dejándolo sin aire, y el siguiente en la cara, hundiendo su cabeza en el concreto.

Una lluvia de golpes comenzó a destrozar el cuerpo del coyote, haciendo que sea más difícil concentrarse. Cada puñetazo estaba cargado de frustración y estaba seguro de que la criatura estaba gritando furiosa. Ya le había fracturado su mandíbula y parte de su cráneo, pero podía sentir como todos sus huesos se reacomodaban a medida que se los quebraba. Tech estaba acumulando la animadversión que tenía sobre este sujeto para atacarlo, y estaba funcionando. Sus poderes por algún motivo, estaban atados a sus emociones y aumentaban exponencialmente entre más en contacto este con ellas.

Podía sentir las largas cañerías subterráneas, temblar debajo de él, a medida que la criatura asestaba cada golpe en su cuerpo, y notaba que no podía matarlo. Solo un poco más y ya podría…

—¡Quítale las manos de encima!—

Tech sintió como todo su pelaje se erizó al escuchar la voz de Rev tan cerca, y no era para menos. Para su horror, vio como el correcaminos había arremetido contra la criatura con su velocidad, y debido a su densa masa muscular, la potencia de aquel golpe fue tal, que la empujó hacia el otro lado de la calle, estrellándolo contra una de las casas abandonada.

Esta fue una terrible idea, Rev quedó expuesto a un ataque directo al intentar ayudarlo. Todo era su culpa ¡Se había tardado demasiado en atacar a su oponente y pensó que estaba perdiendo!

—¡Tech! ¿Estás bien? Déjame levantarte— El correcaminos estaba intentando asistirlo, pero el coyote quería que saliera huyendo de allí. Se percató que no podía hablar porque tenía rota su mandíbula y se desesperó aún más por el tiempo que tardaba en curarse.

Tech, aterrado ante la situación, se obligó a regenerar más rápido su mandíbula para poder gritarle a Rev.

—¡Vete de aquí! Va a disparar su ataque en…— El coyote trató de levantarse ignorando que sus huesos no se habían recuperado, trato de hacer reaccionar a Rev, pero era demasiado tarde. Vio la ráfaga cortante atravesar el costado derecho del correcaminos, un ataque a traición de parte de la asquerosa criatura que se había reincorporado para seguir peleando. El corte había destrozado parte de sus órganos internos y su sangre salió disparada a su cara, desde esa posición. El coyote tomó el cuerpo del ave, sintiendo como la desesperación le invadía, y su primer instinto fue tapar la herida.

Demasiada sangre.

El cuerpo de Rev se estaba volviendo cada vez más frío. Podía ver como su brazalete brillaba de color rojo en señal de daños internos masivos.

No puedo parar la sangre.

El correcaminos trataba de hablarle, pero se estaba ahogando en su propia sangre.

Por favor, deja de sangrar.

—¿Pensaste que el pajarraco iba a dejarte solo? Si no dudó en ayudar a la pequeña atrocidad freleng, por supuesto que vendría en tu ayuda cuando estuvieras en problemas— La desagradable criatura se acercaba a él, para regodearse de su victoria.

Tech ya no sabía que sentía en ese momento, pero fue consciente que todo el metal del recinto reaccionaba a la horrible emoción que le estaba invadiendo. Experimentar el intento asesino por primera vez tenía eso. Todo temblaba a su alrededor, desde las tuberías, los cables y los escombros, hasta los autos abandonados en las calles. Su pelaje estaba erizado y no pudo evitar disociarse por unos instantes, al sentir la pegajosa sangre de Rev impregnando sus dedos.

Miró a la criatura, a la cual nunca le importó aprender su nombre, ni su procedencia. Ya no quería que existiera. Abrió la boca, dejando que el poder de su cuerpo se extendiera por toda la calle y de repente, la tierra bajo sus pies comenzó a temblar.

A Tech no le importaba quien era el sujeto que mató a Rev, pero le dijo exactamente lo que deseaba en ese instante…

—Muere—

(…)

Era incomodo correr con unas piernas tan pequeñas y un vestido tan grande encima, pero Rev se había ido de su lado, decidido ayudar a Tech, siendo esta una idea terrible. Si bien la velocidad del correcaminos era abrumadora y mucho más alta de lo que ella podría alcanzar en su mejor momento, apenas podía controlarla y no había desarrollado buenos reflejos, mucho menos para enfrentar al nerdluck que estaba cazándola.

El mejor calificado para lidiar con la situación era Tech, con su habilidad para regenerarse. El coyote era el counter perfecto para el desgraciado de Vitrax, el cual estuvo alardeando sus poderes cortantes desde que se lo encontraron. Esa criatura obtuvo esa terrible habilidad al absorber su energía cuando intentó matarla por primera vez. La niña gruñó por lo bajo, sintiéndose responsable por los nerdlucks que su hermano envió para que la maten, ya que estaban atacando a sus amigos que intentaban protegerla.

Debía hacer algo para ayudarlos, y eso era, evitar que Rev interfiera en la pelea. Si tan solo pudiera quitarle la parte de sus poderes que Vitrax le robó...

Casi se cae de bruces culpa del temblor que comenzó replicarse a su alrededor, pero no podía detenerse. Se levantó ignorando sus rodillas raspadas y siguió corriendo, hasta que sus ojos se encontraron con un espectáculo aterrador e impresionante. Ella había presenciado los poderes magnéticos de Tech cuando lo conoció. Lo vio moviendo pequeños objetos cuando estaban en su apartamento, y le pareció una habilidad que encajaba con él. En ese momento, estaba feliz de que sus amigos sean como ella, tan talentosos como para obtener una habilidad especial.

Pero jamás imaginó que el coyote fuera capaz de destruir tan fácilmente una calle entera, tanto los cables, los escombros con estructuras de hierro, los autos y las cañerías subterráneas, se habían elevado sobre sus cabezas, acumulándose en una enorme cumulo de chatarra. Vitrax estaba gritando desesperado, pidiendo ayudada, tratando de escapar del pesado metal que lo aplastaba, pero era demasiado tarde. La chatarra comenzó a deformarse, comprimiéndose, compactándose cada vez más, y destruyendo el cuerpo del nerdluck. Sus gritos de desesperación eran ahogados en el rechinar del metálico de aquella prisión, que se hacía más pequeña con una cruel y calculadora frialdad.

El cuerpo de aquella criatura no iba a soportar mucho más.

Finalmente, vio como el cuerpo de Vitrax explotaba por la presión, liberando una gran cantidad de luz que casi la cegó. De la prisión de hierro que formo Tech, una pequeña criatura con forma de gusano se escurrió entre los entresijos del metal, y cayó al suelo. Al verlo, la niña corrió hacia donde el pequeño y patético cuerpo del nerdluck, que se encontraba en el suelo, al lado con una joya multicolor que contenía sus poderes.

Tomó la gema en sus manos, sin saber que hacer exactamente con esta, y vio que la pequeña criatura, con forma de insecto rechoncho color anaranjado y ojos saltones, comenzó a carcajearse con crueldad.

—Es demasiado tarde, maté al pajarraco y no hay nada que puedas hacer al respecto— A pesar de lo magullado que estaba, el asqueroso bicho se rio en su cara con descaro.

Ella frunció el ceño, y le miró con frialdad, mientras la joya de su mano seguía brillando. Sin dudarlo, la tragó de una sola vez, imitando la forma de comer de Rev. Rápidamente, su cuerpo recupero un poco más de fuerza, se percató que comenzó a crecer, y finalmente, pudo hablar.

—La muerte duda ante mi presencia, estúpido gusano— Con rabia, pateo a la criatura antes de salir corriendo en dirección a donde se encontraban Tech y Rev.

(…)

El vacío que sentía Tech en ese momento, hizo que su corazón se encogiera a tal punto que creía haberse muerto. El pulso de Rev era cada vez más lento, las lecturas de su cuerpo bajaron rápidamente, y a pesar de las mejoras provocadas por la mutación que le dio sus poderes, la vida del correcaminos se le escurría entre sus dedos a medida que pasaban los segundos.

Era horrible que algo tan bueno y bonito como Rev muera culpa de su buen corazón y su deseo de ser útil. Tech debía haberlo previsto, el chico no valoraba su vida como debería, no entendía lo importante que era que siguiera respirando, que siguieran hablando y que continuara con su carrera como programador, porque de seguro su madre estaría encantada de tenerlo entre sus empleados, y él hubiera sido su mejor amigo.

Su único amigo.

Todo fue culpa de esa horrible criatura. Todo fue su culpa, por no saber pelear. También culpó a ese horrible y tóxico deseo del correcaminos de ser útil a toda costa, de sentir que debía ayudar a pesar del peligro, de sentir que no era suficiente escapar y seguir vivo, para darle un poco de sentido a su enfrentamiento. Tech no entendía la lógica que manejaba la familia de Rev, mucho menos el intento de su padre de hacerlo útil a base de amenazas. No entendía como puedes destruir a una persona de esa manera, y luego lanzarla a un mundo cruel e indiferente, esperando que pueda funcionar por su cuenta… Destruirlo hasta el punto que solo sienta que jamás será suficiente.

Si tan solo tuviera otra oportunidad, él haría las cosas diferente. Trataría de decir lo que piensa a menudo, al menos buscaría la manera de comunicarse mejor con Rev. Trataría de evitar que sigan lastimando al correcaminos. Trataría de protegerlo de todo lo malo y nunca dejarlo solo.

—Pero no hay más oportunidades, yo desperdicie esta— Tech sentía como la culpa lavaba y aplacaba sus poderes. El pesado metal comenzó a caer a su alrededor mientras sujetaba el cuerpo moribundo de Rev.

—¡Ten cuidado con eso, casi me aplastas!—

La voz cristalina y fina se levantó en el mar de metal rechinante que había a su alrededor, y Tech notó una brillante luz que se acercaba a él. Volvió en sí mismo y notó que la niña que estaban cuidando, parecía haber tenido un estirón, y lucía como una humana de doce o trece años. Ella estaba tratando de alcanzarlos entre el metal retorcido que había dejado caer, y parecía tener dificultades por su culpa.

Tenía que mantener todo en su lugar, ella podría lastimarse.

Las tuberías y el resto del metal siguieron suspendidas en el aire, dejando que la niña lo alcance. El vestido seguía quedándole demasiado grande, pero su altura aumento bastante. Originalmente debía ser una mujer muy alta. Su cabello había recuperado algo de brillo y sus ojos parecían estar más animados y decididos.

—Tech ¿Dónde está la herida de Rev?— Ella se lanzó sobre el correcaminos, confundida por la enorme cantidad de sangre que empapaba sus manos y la camiseta de algodón. Tech apenas podía hablar, y levantó la mano cubierta de tela que cubría la zona del corte.

—Bien, voy a curarlo, por favor, no te asustes— Dijo ella con urgencia, tomando por sorpresa al coyote.

—¿Curarlo?— Tech se quedó callado al ver a la preadolescente extender sus manos encima de Rev, y proyectar una luz tan brillante, que casi no le permitió observar como la herida del correcaminos se cerraba, y volvían a crecer las plumas arrancadas por el corte.

Rev aspiró de repente, recuperando la luz en sus ojos. Parecía querer hablarle, pero se le quedó mirando sorprendido, y por un momento, un atisbo de culpa cruzó por su rostro.

—Lo siento, yo… No quise hacerte llorar—

Tech se percató que estaba llorando en ese momento. Las lágrimas se le hicieron ajenas, porque no entendía que emoción le invadía. Tal vez el sentir alegría por tener una segunda oportunidad, a pesar de los errores que había cometido, había hecho que la emoción le invadiera. El alivio no era la sensación que podría describir exactamente como se sentía.

—No te preocupes, ahora estoy bien— El coyote abrazó al correcaminos con fuerza, rodeándolo por completo con sus brazos, escuchando como su corazón latía nuevamente. Su brazalete brillo de color verde, indicando que estaba sano nuevamente, y podía sentir el calor de la vida emanando del cuerpo de Rev —Gracias, muchas gracias por estar vivo—

—Yo…— Rev parecía que estaba llorando también, porque podía escuchar como gimoteaba. Era un desastre, ya le había hecho sufrir sin darse cuenta. Sin embargo, el correcaminos correspondió su abrazo y siguió hablando con la voz entrecortada por el llanto —…Estoy feliz de volver—

Tech levantó la vista y finalmente pudo ver la verdadera apariencia de la niña que estaban cuidando. A pesar de que no alcanzó a llenar las ropas que llevaba, podía ver el tipo de persona en la que se iba a convertir, una capaz de destruir un meteorito del tamaño de un planetoide. Una persona capaz de realizar un milagro.

Sin embargo, ella seguía asustada y triste.

—Discúlpenme los dos— La niña habló con cierta tristeza, y encorvó sus hombros como si el peso del mundo la estuviera aplastando —Ya no tengo la fuerza para protegerlos—

Tech se consideraba un inventor, creaba cosas desde cero a partir de su imaginación, y podía reparar prácticamente cualquier aparato o maquinaria que sus manos puedan alcanzar. Debe ser por eso que estas dos personas llegaron a su vida, completamente destrozadas, esperando ser reparadas.

Tenía que dar lo mejor de sí mismo, y reconstruir lo que otros habían destruido. No podía permitir que la criatura más poderosa de la galaxia y el ser más amable del mundo, estén sufriendo estas horribles heridas y disculpándose por cosas que no pueden controlar.

Se prometió a sí mismo que no iba a descansar hasta conseguirlo.

(…)

Rev volvió a cambiarse de ropa por tercera vez en ese día, y terminó usando una camiseta del equipo local de basherball y unos pantalones para correr, bastante cómodos, agradeciendo que al menos un miembro de la familia que vivía en aquella casa tuviera ropa de su talla. Tech había sugerido entrar a unas de las casas abandonadas para abastecerse, y dejar dinero por las cosas que se llevaran, para poder continuar con su camino.

Debía admitir que la idea era buena, al menos no se sentiría como robar, pero aún se sentía culpable de estar haciendo allanamiento de morada.

El correcaminos estaba realmente impresionado de lo práctico que era Tech. A pesar de la falta de electricidad, había logrado armar un generador con toda la chatarra de uso en su pelea con la criatura, alimentando la energía de la casa, como conseguirle agua caliente y poder cocinar. Era una suerte que pudieran bañarse y quitarse la sangre que tenían encima, porque estaba pegoteando todas sus plumas y empezaba a oler horrible. La sensación de alivio invadió a Rev cuando al fin pudo limpiar todas sus plumas y reemplazar su ropa. De seguro necesitaría algo de comida después de todo el malgasto de energía que fue aquella pelea, por lo que se dijo a si mismo que pensaría mejor antes de actuar.

—¿Cómo te sientes? ¿La ropa te sienta bien?— Tech salió del baño, solo con unos pantalones chándal y el torso desnudo. El vapor del agua caliente hizo que su pelaje se esponjara levemente, mientras secaba el agua detrás sus orejas afelpadas. Por la posición de sus brazos, podía ver su musculatura con cierta facilidad, y realmente deseaba que le vuelva abrazar. Rev tuvo que desviar la vista, y tratar de no comerse al coyote con los ojos, mientras sentía que el sonrojo cubría todo su rostro. Trató de hablar, pero estaba realmente nervioso.

—Seh, yo…—

—Tech, encontré algo que puede quedarte— La niña vino desde el otro lado de la habitación, corriendo entusiasmada y le alcanzó una camiseta color verde oscuro al coyote. Este la aceptó de buena gana, vistiéndola de inmediato.

Rev trató con todas sus fuerzas de no sentirse decepcionado de que Tech tenga más ropa encima. Fallo miserablemente.

—Muchas gracias ¿Quieren comer algo antes de salir?— Preguntó Tech mientras caminaban a la cocina, para prepararles algo de comida. Rev trató de golpearse si mismo, mentalizándose de que debía dejar de ser espeluznante, y decidió ayudar a cocinar, para poder calmarse.

Cuando finalmente se sentaron a comer, Rev se percató de lo cansado que estaba. La somnolencia lo invadió cuando finalmente pudo relajar su cuerpo. Tech también se veía más relajado, ya estaba bostezando mostrando sus bonitos y blancos colmillos, de seguro agotado por el desgaste de la pelea. En la tranquilidad de aquel comedor, la pequeña que cuidaban parecía haber dejado su energía burbujeante, para reemplazarla por una tristeza aplastante, a pesar de su pequeña victoria. Era una imagen surrealista porque debido al crecimiento repentino que sufrió, la pequeña ahora lucía como una preadolescente, con todos los dramas que podía conllevar esa etapa de la vida. Solo que según Tech, le había salvado la vida.

—Lamento mucho no haberme presentado antes— Ella se veía un poco seria, pero su cara parecía estar llena de tristeza, como se sintiera responsable de ellos dos. Rev se preguntaba cuál era la edad real de la niña, porque podía sentir que, a pesar de su pequeña estatura, desprendía un aire maternal —Soy Zadavia, del planeta Freleng, he venido hasta su mundo para evitar que lo destruyan—

Rev trataba de no pensar que podrían haber sido destruidos por un meteorito del tamaño de la luna, para conservar la poca cordura que le quedaba, pero estaba seguro de que no eran el verdadero objetivo del perpetrador de aquella tragedia.

—A estas alturas, creo que alguien está más interesado en matarte a ti que a nosotros— Tech pensaba exactamente lo mismo que él, y era aterrador que los utilizaran para doblegar a Zadavia, pero se alegraba de que ella haya vencido al final —Nuestras vidas y el planeta entero éramos solo daño colateral, o al menos, la carnada que usarían para atraparte y destruirte—

—Si, tienes razón, todo fue una trampa para destruirme— Zadavia miró su plato de comida, pinchando sus verduras con cierta aversión, posiblemente sintiéndose responsable de algo que no tenía culpa —Junto con el meteorito, enviaron a nerdlucks para que roben mis poderes, así podría perecer junto con ustedes cuando la Tierra fuera destruida—

—Pero destruiste el meteorito antes de que llegara a la atmosfera y robaran tus poderes— Rev dijo esto tratando de levantar los ánimos de la niña. Zadavia era tan fuerte e increíble, a pesar de la desventaja y estar complemente sola, logro salvarles de ser borrados de la faz del universo —Salvaste a la Tierra y sigues viva, estamos vivos gracias a ti—

—Aun así, debería haber evitado este desastre, pero perdí mis poderes y no pude hacer nada, solo ver como los restos del meteorito caían sobre su planeta— Zadavia los miró a los dos con los ojos abnegados de lágrimas, y comenzó a llorar de repente, desmoronándose ante la presión. Rev se percató que ella era tan fuerte que no podía concebir la idea de no hacer nada para ayudar a los demás —Muchas personas murieron culpa del fragmento de meteorito, sus cuerpos mutaron culpa de su radiación y ya no llevaran una vida normal, yo no salve a nadie, solo empeoré todo...—

—Tranquila, toma un poco de agua— Tech se levantó del asiento para tocar el hombro de la niña, y le entregó un vaso con agua para que lo beba. Ella obedece y le da un pequeño sorbo, mientras el coyote agrega con suavidad —Nos diste a todos una segunda oportunidad, no solo salvándonos del meteorito, sino también salvando a Rev, usaste tu fuerza para cuidar de otros y eso es admirable—

—Tech tiene razón, eres muy valiente Zadavia, a pesar de haber perdido tus poderes, nunca te diste por vencida— Rev deseaba ser como esta persona, tan decidida a pesar de la adversidad, a pesar de que el enemigo le superaba en número, con la fuerza para levantarse, aunque haya perdido todo.

—Yo no habría podido hacer nada sin su ayuda, y estoy muy agradecida de que me hayan cuidado… Es extrañamente agradable sentir que te cuidan, mucho más cuando estás acostumbrada a cuidar de otros— Zadavia limpió las lágrimas de su cara con el dorso de su mano, y los miró a los dos, con un rostro lleno de culpa y expectativa —¿Puedo pedirles que me ayuden a buscar el resto de mis poderes? Por favor, necesito su ayuda para conseguirlo—

 —Te ayudaremos, así volverás a ser tan fuerte como antes, y podrás ayudarnos a enfrentar al que intentó matarte— Rev estaba muy entusiasmado por continuar con aquella aventura. Sabía que no era bueno peleando, pero estaba decidido ayudar a Zadavia en lo que pueda, y cuidaría mejor sus pasos de ahora en más.

—Ayudarte es lo menos que podemos hacer, todo nuestro mundo está en deuda contigo, Zadavia— Tech estuvo decidido desde el principio, posiblemente se sentía en deuda con ella, y no iba a descansar hasta pagarle como era debido. Rev podía sentir mariposas en el estómago, dándose cuenta de que estaba sintiéndose atraído por este coyote, tan extraño y amable.

Esperaba poder mantener sus emociones a raya, era imposible que Tech esté interesado románticamente en alguien como él, ni siquiera eran de la misma especie.

—Muchas gracias, a los dos— Zadavia los miró con una enorme sonrisa, haciendo que sus miedos e inseguridades se fueran de su mente. Por ahora iban a trabajar juntos para encontrar y recuperar los poderes de Zadavia, y algo le decía que deberían a enfrentar a seres extraños en el camino.

Esperaba que ellos fueran suficientes para conseguirlo, porque tenía la sensación de que las cosas se volverían más difíciles a partir de ahora.

(…)

TBC

Chapter 3

Summary:

Ace y Slam experimenta un doloroso despertar, percatandose de que tienen habilidades bastante fuera de lo común, que la ciudad está en ruinas. Mientras tanto, Tech, Rev y Zadavia intentan rastrear a los nerdlucks y al meteorito caído.

Notes:

Lamento la tardanza, pero la inspiración llegó, me dio un besito en la frente y pude conseguir terminar el capitulo.

¡Yey!

Nos vemos la semana que viene.

Chapter Text

El silencio a su alrededor indicaba que había quedado completamente solo, lo cual calmó aún más los nervios de Ace. Había recuperado el conocimiento hace poco, y se percató que estuvo inconsciente por más de ocho horas, al ver como estaba amaneciendo. Lo único que el conejo recordaba fue que se había desmayado justo después de la explosión que afecto al set de filmación, y estaba seguro que sus ojos se quemaron por la misma.

Sin embargo, cuando Ace despertó, se percató que no solo podía ver, sino que su miopía se había curado, ya que no tenía sus lentillas que llevaba puestas para su trabajo de doble de riesgo, y ahora mismo su visión era tan nítida que estaba seguro que podría distinguir cualquier cosa a cientos de metros a la redonda.

¿Cómo era posible? Estaba seguro que sus ojos se habían quemado, porque sintió como un calor abrazador hizo arder sus retinas, pero ahora estaba bien. Trató de levantarse del suelo, mirando el suelo y preguntándose porque nadie le ayudó. Vio la máscara que le obligaron a usar para reemplazar al actor principal en las escenas peligrosas, y rechinó sus dientes frustrados, detestando ese pedazo de utilería...

De repente se comenzó a quemar, el olor a caucho quemado le hizo arrugar la nariz, y sus ojos hicieron algo extraño y quemó no solo la máscara por completo, sino que hizo estallar el asfalto, dejando un cráter humeante y de color negro.

Cerró los ojos, y el calor que emanaba de sus retinas, se disipo. El olor a asfalto quemado, le hizo sentirse un poco mareado.

—Tranquilo, sea lo que sea, solo dañó el suelo, no lastimé a nadie— El conejo seguía con los ojos cerrados, y trató de no asustarse cuando sus ojos dispararon aquel rayo láser. Porque era un láser, y no uno de los que se usa para jugar con los gatos, sino uno demasiado fuerte capaz de quemar y destruir cosas.

"Genial, me estoy asustando a mí mismo, debo calmarme y entender que está pasando" Pensó Ace, tratando de tomar el pulso de su cuello, como su maestro le enseñó.

—Respira, relájate, debes calmarte y enfocarte— El conejo se dijo esto a sí mismo, tratando de recordar cómo fue la sensación de disparar por primera vez. Su pulso bajó un poco, pero aún no tenía la certeza si sus ojos dispararían de nuevo aquel rayo láser. No estaba seguro que lo había provocado, por lo que necesitaba encontrar, como su maestro lo llamaba, el punto de ignición de la habilidad para poder controlarla.

No era como desenvainar una espada, pero debía concebirla de esa manera, porque si no tendría que caminar entre los escombros con los ojos cerrados, y nunca podría regresar a su casa. Iba a tener que volver abrirlos y sentir la sensación cuando dispare aquel láser de nuevo.

Se aseguró de mirar al suelo, para evitar disparar sin control en todas direcciones. Para su suerte, nada pasó. Aún le asombraba lo buena que era su vista, pero el láser no volvió a dispararse en aquellos expectantes minutos. Aún así, no iba a confiarse, y a pesar de que estaba molesto la producción por dejarlo a su suerte, estaba tranquilo de que no podría lastimar a nadie si llegaba a perder el control de nuevo.

Ace levantó la vista lentamente, y visualizó el remolque de lujo del actor principal completamente abandonado en el set de filmación. Debía admitir que era agradable ver todo tan claro sin necesidad de usar sus gruesas gafas, pero la sensación de calor volvió a sus ojos, haciendo que se asuste y anticipe lo que iba a pasar. Disparó nuevo su láser sin poder evitarlo, haciendo que remolque vuele en pedazos.

—Detente— Ace dio la orden en voz alta y el rayo láser se detuvo, sin que necesitara cerrar los ojos. Se quedó horrorizado al ver la destrucción que causó, el remolque se prendió fuego y el olor a humo hizo que tosiera, alejándose de aquel desastre que provocó.

—Creo que entiendo un poco cómo activarlo— Murmuró Ace para sí mismo, sintiéndose un poco miserable y con deseos de regresar al dojo donde vivía, hacer sus katas y que su maestro le prepare miso ramen para la cena. Si no tenía cuidado, podía lastimar a alguien por error, así que debía desviar la mirada de inmediato si se encontraba con otra persona.

Comenzó a caminar por la ciudad, revisando finalmente sus bolsillos en busca de su smartphone, pero de percató que estaba muerto. Al parecer había dejado de funcionar por completo, y dudaba mucho que pudiera cargar su batería pronto. Miró en todas direcciones y se percató que no veía una sola alma alrededor, ni un sonido a parte del metal rechinando levemente y los escombros de los edificios desprendiéndose de vez en cuando.

La explosión fue sorpresiva, sucedió justo cuando estaba por grabar una escena de acción como doble, y no recordaba nada más a partir de eso. Era posible que le hayan dado por muerto, pero no entendía porque no le habían llevado a una morgue en algún hospital cercano.

Vio al otro lado de la calle, y notó a una mujer de cabello rubio, aplastada por unos escombros. Corrió hasta ella, y trató de hablarle, pero se dio cuenta que estaba demasiado pálida y tiesa. Antes de intentar levantar los escombros, le tomó el pulso y se percató que estaba muerta. Cayó al suelo por la impresión, era la primera vez que veía un cadáver, y no sabía cómo reaccionar.

Temblando por los nervios, Ace se levantó para seguir su camino, y noto que había varios cadáveres abandonados, algunos desmembrados, muchos otros aplastados. Al parecer las autoridades no habían podido disponer de los cuerpos, porque eran demasiados y dieron prioridad a los heridos y sobrevivientes. Extraño, pero la situación era muy inusual y le dio la sensación que la explosión fue más grande de lo que creía, y tuvo demasiada suerte de estar con vida.

Debía encontrar la forma de contactar con su maestro, y asegurarse de que este bien. Era un conejo mucho más grande y fuerte que el promedio, pero no podía negar que los años le estaban pasando factura, y un desastre de esta magnitud podría ser contraproducente para su salud.

Realmente estaba preocupado por su viejo maestro cascarrabias.

Las calles estaban completamente destruidas, caminar solo entre tantos muertos le hizo desear ver borroso de nuevo. Una extraña aflicción le hizo sentir un nudo en su garganta, y trató de mantener la calma porque estaba seguro que iba a disparar su visión láser si se estresaba demasiado.

Eventualmente encontraría ayuda, o si no, iba abandonar a pie la ciudad.

(...)

Cuando Tech encontró el primer cadáver destrozado por un cartel publicitario, en la entrada de la ciudad, tomó la decisión de que no iban a continuar a pie, y para su suerte, Rev estaba de acuerdo. No podían arriesgarse más, no tenían idea hasta qué punto el cuerpo de Zadavia podía ser expuesto a los gérmenes y patógenos de los cuerpos sin vida, y no deseaba que Rev se traumatice aún más. Aunque no iba a decirle esto en voz alta, lo menos que deseaba es hacer sentir menos "capaz" al correcaminos.

—¿Qué idea se te ocurre?— Preguntó Rev cuando mencionó su deseo de utilizar un vehículo para desplazarse.

—Un vehículo aerodeslizador sería lo ideal, por suerte modificar uno me llevará poco tiempo, pero necesitaré una buena estructura y algunos materiales— Tech hizo una carrera corta calle abajo, revisó un par de vehículos abandonados, hasta que se decidió por una camioneta. Rev y Zadavia se acercaron a él mientras levantaba el capó para revisar el motor, la batería estaba muerta y la fuente de poder descargada por completo, pero el sistema de propulsión y de levitación estaban intactos.

Esto serviría.

—Necesitaremos una batería y una fuente de poder para moverlo, pero esto servirá...— Tech sintió una ligera brisa mover sus orejas, y después de unos segundos, Rev le habló al oído, tan cerca que hasta pudo sentir su cálido aliento en su cuello.

—¿Te refieres a esto?— La voz del correcaminos le hizo saltar de la sorpresa y golpear su cabeza contra el capó de la camioneta. Dolorido, Tech se quejó bajito, notando que Rev encontró una batería en buenas condiciones y una fuente de alimentación cargada. El pobre se veía mortificado por el daño provocado, pero no era su culpa, él no estaba acostumbrado a que le hablen de cerca.

Por regla general, la gente no solía acercársele tanto, pero el correcaminos estaba demasiado cómodo invadiendo su espacio personal.  

—Lo siento, Tech, no quise asustarte— Rev parecía apenado y tal vez un poco ansioso, pero el coyote le sonrió animado, mientras el dolor mitigaba.

—No te preocupes, estoy bien, gracias por encontrar lo que necesitábamos— A Tech le importaba muy poco aquel golpe, estaba feliz de poder modificar aquel vehículo. Estuvo un poco alicaído después de su enfrentamiento, entendiendo que pelear no era para él. Tomar en sus manos maquinaria y hacerla trabajar, iba a levantar mucho sus ánimos.

—¿Vas a repararlo?— Zadavia vio como el coyote hizo flotar las piezas que no le servían con su poder magnético, abrió su mochila y sacó sus herramientas para comenzar armar el motor del vehículo.

—Solo mejorarlo un poco, para que nos sirva en un terreno menos estable— Reveló Tech.

—¿Dónde aprendiste a modificar camionetas con sistema de levitación integrado? Parece que estás muy acostumbrado— Rev parecía estar de mejor humor, tal vez porque él no tuvo una reacción violenta. Tech se preguntaba si alguien en su familia llego a golpearlo, pero puede que solo haya sido maltrato verbal.

Las palabras crueles no dejaban marcas en el cuerpo, pero si en la mente… Era mejor pensar en otra cosa.

—Mi madre es programadora de videojuegos, y cuando era más pequeño, en las épocas de crunch, me dejaba con mi abuelo el cual tiene un taller autos—Tech no mencionó lo desafortunado que fue en su infancia, sufriendo un montón de accidentes culpa de sus inventos. No era necesario hablar de cicatrices que ya no podría mostrar. Movió la batería para acomodarla en su lugar, y miró a Rev, particularmente sus manos —¿Quieres ayudarme? Como tus manos son más finas, podrás instalar la batería más rápido—

—Yo... no lo sé ¿Y si fallo y termino rompiéndola?— Rev se sentía inseguro, pero su pulso era perfecto y su postura firme. Era curioso como su cuerpo no se comportaba como su mente lo cual, en el futuro, ayudaría en la recuperación de la confianza del correcaminos a pesar de los años de maltrato.

—Buscaremos otras, no te preocupes, es ridícula la cantidad de vehículos abandonados— Tech dejó que el correcaminos instalara la batería, le mostró como funcionaba la conexión con la fuente de poder, como conectar los cables y ajustar los transistores. Rev lo hizo tan bien, que Tech se sintió molesto de no haberlo conocido en otras circunstancias. Sería un excelente compañero de laboratorio.

—Tienes mucha paciencia para enseñar— Zadavia notó el avance de Rev, mirando con interés como el ave seguía sus instrucciones. Pero enseñar no solo dependía de la habilidad del maestro, sino del aprendiz. Mallory no quería aprender nada de él y la había ignorado por eso... hasta que fue demasiado tarde, y tuvo que detenerla antes de que robe las ondas cerebrales de los científicos de Acme-lab.

Debería haberle prestado más atención, al menos para evitar que se lastime a sí misma y su cabeza no sufras esa terrible deformación. Sin embargo, muy dentro suyo sentía que obtuvo exactamente lo que se merecía.

No era el momento de pensar en eso.

—Tengo paciencia para las personas que quieren aprender, y por desgracia el mismo carácter de mi madre, detecto de inmediato cuando no me necesitan para nada, ya sea porque no les interesa lo que sé o tienen malas intenciones— Reveló Tech sin mucho problema. Se dio cuenta que hace mucho no hablaba tanto de sí mismo, era desconcertante pero no desagradable.

—Curiosa habilidad— Comentó Zadavia. Agradecía que no dijera que era su instinto, él estaba seguro de que carecía de este.

—A la mayoría no le genera confianza, se supone que debo ser amable o al menos simpático con todos— Tech era consciente que la gente no se daba cuenta de que algunas personas tienen malas intenciones y otras no. Por eso, cuando veía su reacción negativa delante de personas con malas intenciones, lo tachaban de antisocial y maleducado.

—¿De qué hablas? Eres muy amable— Rev parecía estar ofendido en su nombre, lo cual le resultó entrañable. No lo vio pelear con el nerdluck, mucho menos cuando lo hirió de muerte. Él era muy desagradable con la gente malvada, pero no tanto como su madre, ella era mucho más cruel.

—Es fácil ser amable con ustedes dos, son buenas personas— Tech dijo esto terminando los últimos ajustes y bajó el capó. Miró a Zadavia y Rev, que le estaban sonriendo de una forma curiosa, al parecer estaban felices estar con él.

Eso era nuevo.

—¿Puedo conducir?— Dijo de repente Zadavia, haciendo que Rev se crispe por completo y la mire alarmado.

—No, eres una niña—

—Te aseguro Rev que soy mucho más vieja que tus propios abuelos— Zadavia dijo esto con altanería, tratando de pararse más recta y con una actitud sobria, que resultaba hilarante en el rostro de una niña de doce años. El correcaminos no sabía que decir, pero años de experiencia de Tech lidiando con su madre, le preparó para este momento.

—Nah, eso no importa, tus pies no llegan a los pedales— El coyote descartó esto de inmediato, y vio como la niña frunció su carita, cruzándose de brazos. La ignoró, abrió la puerta trasera y señaló los asientos para pasajeros —Arriba, y abróchate el cinturón de seguridad—

Rev suspiró aliviado, y ayudó a Zadavia acomodarse en el asiento de atrás y ajustar el cinturón de seguridad para que no le pase nada mientras conducen. Tech asintió satisfecho y cerró la puerta.

—Gracias, no tengo idea como lidiar con preadolescentes— Rev parecía aliviado de que le apoyara en esto, pero era lo mejor, si llegaban a dudar con Zadavia, ella iba a mandonearlos sin dudarlo.

—Cuando alcance la adolescencia será insoportable— Respondió Tech, haciendo que Rev se ría con suavidad, y Zadavia proteste —¿Cuántos kilómetros nos queda para llegar al fragmento?—

—Unos treinta, creo que cayó cerca de la bahía— Rev hizo una mueca, como si le doliera la cabeza, pero señaló hacia una dirección —Hay un vacío en el mapa de mi GPS interno, algo o alguien debe estar provocando la interferencia—

—Más bien alguien...— Tech dijo esto con seriedad, rascando su mentón —...Posiblemente como Vitrax, con una habilidad especial—

—¿Por qué no permiten que se localice el meteorito en GPS?— Rev parecía estar genuinamente preocupado, ya era consciente de que esto era más grande que ellos.

—Tal vez tienen planes para el fragmento— Zadavia dijo esto desde el asiento trasero, olvidando que no iba a poder conducir, y recordando el problema con el que debía lidiar —No tengo idea que puede ser, pero no debe ser nada bueno—

—Por supuesto, si no pueden matar a Zadavia directamente, posiblemente busquen otro método para hacerlo…— Tech no se animó a completar la frase, pero el correcaminos le miró por un momento.

—¿Cómo destruir el planeta?— Rev después de ver su cara por unos instantes, rápidamente subió a la camioneta para evitar seguir viéndolo a los ojos.

Tech se agarró la cabeza, sintiéndose frustrado, y caminó de un lado a otro mientras su pelaje se erizaba y su cola se tensaba, en señal de estar en alerta de peligro. Podía sentir la amenaza de la muerte inminente cada vez más cerca y al parecer Rev también, por eso estaba más esquivo y silencioso. Sus instintos ante el peligro estaban presentes, instándolo ir en dirección contraria a donde estaba el meteorito.

Pero debían ir, nadie más parecía que podría intervenir.

¿Iban a poder hacer algo ellos solos? Tech cada vez estaba más inseguro y terriblemente preocupado, sintiendo la espada de Damocles pendiendo sobre sus cabezas en ese preciso momento.

(...)

Slam removió los escombros que había atrapado a un par de hombres que se encontraban en la arena de lucha libre, posiblemente espectadores. El escombro era del tamaño de una pared de más de dos metros, pero no le costó trabajo removerlo.

Si no estuviera tan preocupado por las personas atrapadas y los posibles heridos, notaria que su fuerza aumentó drásticamente desde que despertó. No sabía cuánto tiempo había pasado desde que recuperó la conciencia, tenía algunas heridas y su traje de lucha se había desecho por completo al recibir la onda expansiva de la explosión. Lo único que recordaba de ese entonces, es que todo se volvió demasiado brillante y caliente.

Su pelaje estaba intacto, y solo tenía unos cortes en los brazos, era extraño que su ropa se haya quemado pero su pelo no. Slam gruñó por lo bajo cuando su fino olfato detectó que los humanos estaban muertos, y dejó de lado los pensamientos que podrían confundirlo. No valía la pena preocuparse de cosas que no podía controlar. Aún así, estaba apenado por los fallecidos y el silencio en aquel lugar, diseñado para estar cargado de sonidos y gritos de algarabía, era ensordecedor.

Necesitaba salir de allí pronto.

A medida que caminaba hacía la calle y despejaba los trozos de escombro, el metal y las estructuras de vidrio reforzado, solo encontraba cadáveres. No había sobrevivientes cerca de allí, no escuchaba un solo sonido o pedido de auxilio ¿A dónde fue toda la gente? ¿Por qué no había nadie que disponga de los cadáveres? Las calles estaban completamente vacías y la cantidad de fallecidos era muy pequeña en comparación a la cantidad de habitantes en la ciudad.

Esto era muy extraño.

Su estómago comenzó a rugir, y lamentó mucho no haber conseguido la comida diaria por su trabajo en el ring. No sabía dónde iba a conseguir algo de comer, porque era el único pago que le daban, y no tenía dinero disponible para comprar algo en las tiendas. Tal vez deba probar suerte hurgando en la basura, hasta que los dueños del ring de lucha libre vuelvan...

—¡Doc!—

Slam levantó la vista del suelo al escuchar ese grito, y vio derrapar por un muro caído a un conejo de pelaje gris, pantalones de mezclilla, camiseta roja y un chaleco azul, que se dirigía hacia él. Era curioso que se sintiera intimidado por él, y por algún motivo, este parecía estar un poco preocupado de verlo directamente, porque desvío sus ojos a otro lado cuando comenzó hablarle. Por alguna razón, que evitara verlo directamente a los ojos, le dejaba más tranquilo.

Esperaba que no quiera hablarle, eso no se le daba muy bien.

—¿Sabes que ha pasado con toda la gente? La ciudad parece estar desierta— Declaró el conejo.

Slam suspiró resignado al ver al recién llegado delante suyo. No sabía si podría comunicarse, porque desde que había nacido, tenía dificultades para articular palabras, debido a que una parte de su cabeza relacionada con el lenguaje no funcionaba bien. Pero debía intentar hablar, tal vez podría entenderlo si tenía suerte, así que abrió la boca.

—(No. Solo ver personas muertas)— Slam se sorprendió al darse cuenta que pudo decir exactamente lo que pensaba. Era curioso, a pesar de sus gruñidos sus palabras se formaron correctamente, porque el conejo movió sus orejas en señal de haberle entendido. Era la primera vez que podía hablar, a pesar de los gruñidos, que podían hacer sus palabras menos entendibles y lo grueso de sus cuerdas vocales, pudo expresar lo que pensaba.

—Lo mismo digo, todo está muy silencioso, y es extraño que no hayan recuperado los cuerpos— El conejo se percató exactamente de lo mismo, los cadáveres eran pocos y no había sobrevivientes, ni personas recuperando los cuerpos.

—(Faltan personas)— Señaló Slam con preocupación.

—...— El conejo iba a abrir la boca para hablar, pero de repente, el estómago de Slam rugió de nuevo —Será mejor que busquemos algo de comer, vi una tienda de veinticuatro horas cerca de aquí—

—(Sin dinero)— Expresó el demonio de Tasmania, bastante deprimido.

—No te preocupes, no hay electricidad por lo que hay alimentos que se echaran a perder de los refrigeradores, no creo que haya problema que los comamos antes de que eso pase— Señaló el conejo con suma tranquilidad. A Slam no le agradó la sugerencia, se sentía como robar.

—(No me gusta robar)—

—¿Y si dejamos un pagaré para después?— Sugirió el conejo luego de pensarlo detenidamente.

—(Puede que funcione. Podré buscar un mejor trabajo ahora que puedo hablar)— Slam estaba muy emocionado con esto, a pesar de que la lucha profesional era su pasión, debía admitir que le gustaría que le paguen algo de dinero. De seguro podría aplicar para otro tipo de actividades de ahora en más.

Sin embargo, ahora estaba un poco preocupado ¿Qué le pasó a su cuerpo que podía hablar como cualquier otra persona?

—Okey grandote, vamos a ver que encontramos y luego salgamos de la ciudad, estar rodeado de cadáveres me está poniendo nervioso— Reveló el conejo con una expresión de desasosiego.

—(¿Miedo a los zombis?)— Preguntó Slam con una sonrisa más animada, mientras acompañaba al antropomorfo de largas y peludas orejas.

—Detesto a los zombis, espero no toparme con alguno, pero me han pasado cosas muy raras hoy, así que no lo descarto— Reveló el conejo con una media sonrisa.

Slam asintió al oírlo. A él también le han pasado cosas extrañas desde que despertó. Mientras acompañaba al conejo en busca de la tienda, continuaron charlando. Era un poco desconcertante hablar con alguien y ser entendido, pero debía admitir que también era muy agradable. Para su suerte, su compañero estaba demasiado entusiasmado por hablar, tal así que estuvieron charlando sobre sus respectivos trabajos, y noto como se tensó cuando le explicó que solo le pagaban con comida y alojamiento en el ring de lucha libre. El conejo trató de cambiar el tema, y se dio cuenta que no sabían sus nombres.

—Perdona por no presentarme grandote, soy Ace Bunny, el apellido es muy común en Acmetropolis, así que seguro que debes conocer algún primo o prima lejana mío— Sonrió animado el conejo, a pesar de que sonaba un poco molesto de que su apellido sea tan mundano.

—(Slam, vengo de Nueva Zelanda, demonio de Tasmania)— Cuando llego a Acmetropolis, Slam se percató que su especie no era habitual de aquel lugar, pero estaba demasiado decidido a cumplir su sueño de ser luchador profesional, como para regresar con los suyos.

—Ese nombre te queda, parece que podrías ganarle a cualquiera en una pelea— Ace dijo esto con una enorme sonrisa, mientras Slam sube los hombros, evitando falsa humildad.

—(Suelo ganar, pero no me confío)—

La risa del conejo le levantó mucho la moral. Era agradable hacer reír a alguien a pesar de las circunstancias. Supuso que le pareció gracioso lo que dijo, porque no le cree, pero fue completamente sincero.

—Suenas como mi maestro, se llevarían muy bien, eso seguro...— El conejo se detiene delante de una tienda, y nota que la entrada estaba bloqueada, por un par de autos deslizadores, completamente aplastados —...Esto es un problema—

—(Deja, yo me encargo)— Slam se acercó a los autos, y antes de que el conejo le advirtiera que no se esfuerce demasiado, los tomó por el chasis deformado, y los lanzó en dirección contraria de donde se encontraban, con tanta facilidad que cayeron a varios metros lejos de ellos.

Era demasiado fuerte. Debía aprender controlarlo o se volvería un problema.

—¡Eres muy fuerte! No puedo creerlo, moviste esa chatarra como si no pesara nada— Ace estaba saltando de la emoción, al menos no se asusto por la demostración de fuerza. Tal vez estaba acostumbrado a este tipo de cosas.

—(Creo que algo aumentó mi fuerza…)— Slam se quedó callado, y sintió como todo su pelaje se erizaba ante la presencia de inminente peligro. Algo o alguien los estaba observando, y comenzó a mirar hacia todas las direcciones, esperando el inminente ataque.

De repente, Ace le tomó del brazo izquierdo y tiró con fuerza de él (su agarre firme le llamó la atención, el conejo era más fuerte de lo que parecía). Le hizo señas para que guarde silencio y se ocultaron detrás de los anaqueles de snacks y frituras. Desde el ventanal que daba hacía el otro lado de la calle, Slam vio algo moverse a los lejos. No pudo distinguir que era.

—(¿Amigo?)— Preguntó esperanzado Slam, pero dudaba mucho que lo sea. La sensación de peligro era palpable.

—Te aseguro que no se ve para nada amistoso, muy grande, piel roja, con armadura negra y orejas puntiagudas, definitivamente no es amistoso— Ace pudo distinguir muchos detalles de la criatura a pesar de estar tan alejados, su vista era muy buena ¿Los estarán invadiendo los aliens?

Esperaron unos segundos en silencio, hasta que Ace perdió de vista a la criatura.

—(¿Qué crees que sea?)— Por la expresión aterrada del conejo, no debía ser inofensivo. Slam era fuerte, pero no tenía deseos de pelear con algo que siquiera sabía de qué planeta venía. Por suerte, Ace era de la misma opinión.

—Ni idea, pero será mejor que no nos vea— El conejo dijo esto mientras se levantaba y se giró hacia el lugar —Bien, busquemos solo lo que necesitemos y nos vamos, la ciudad no es segura—

Slam asintió y olisqueo el ambiente. Al parecer Ace tenía razón, la mayor parte de la comida que necesitaba estar refrigerada, ya estaba empezando a oler mal. Los helados y postres congelados habían hecho un charco debajo de las neveras de exhibición y los sándwiches estaban atrayendo moscas. Los que se encontraban empaquetados estaban burbujeando de una forma extraña, por la acumulación de calor.

Acmetropolis siempre había sido calurosa, por los enormes índices de smog en el ambiente, pero hoy parecía particularmente caliente.

—Hace más de medio día que estuve inconsciente, sabía que la comida se dañaría por el calor, pero no pensé que tan pronto— Ace descarta las bebidas con azúcar y le pasa una botella de agua —Supongo que serán solo frituras y snacks para nosotros, hasta que encontremos algo mejor—

—(¿No podemos comer nada de esto? Que desperdicio)— Slam estaba un poco contrariado al respecto, pero Ace negó levemente, mientras le pasaba un paquete de galletas y varios de papas fritas.

—Sería arriesgado sufrir de intoxicación alimentaria, lo mejor es mantenernos hidratados, no sabemos qué pasará— Ace abrió la botella de agua y comenzó a beber, mientras Slam decidió atacar las galletas y las papas, no sería una comida adecuada, pero le daría energía para el resto del día —Salir de la ciudad sería lo mejor, puede que haya energía en otro lugar—

—(Y personas)— Al demonio de Tasmania le parecía muy incomodo que un sitio que había estado tan poblado, donde miles de personas abarrotaban todos los días las calles de la ciudad, habían desaparecido.

Algo extraño estaba pasando, y parecía que Ace también lo presentía.

—Tal vez encontremos a alguien que sepa a donde fueron todos— El conejo buscó un par de mochilas en la tienda, y le pasó una a Slam —Saldremos dentro de poco, y descansaremos cuando se haga de noche—

—(Claro. Sin electricidad, no hay luces)— Era casi desconcertante pensarse la ciudad a oscuras, pero deberían adaptarse. Al parecer el frío no iba a ser mucho problema, porque hacía demasiado calor.

Slam sentía que todo su pelaje se estaba mojando por el sudor, y cuando trató de tomar su agua, noto que estaba demasiado caliente.

—¿No crees que hace demasiado calor?— Ace dijo esto con una expresión de agobio, y Slam agrandó los ojos cuando notó como la tienda comenzó a quemarse a su alrededor. Los anaqueles, los aparatos, todos los alimentos que les rodeaban comenzaron a arder en llamas. El humo les hizo toser, antes de que las llamas chamusquen su pelaje, ambos huyeron de la tienda que comenzó arder de forma indiscriminada.

Al salir a la calle, notaron que el fuego seguía expandiéndose a su alrededor, hasta rodearlos por completo, en una especie de semicírculo. Estaban atrapados.

—¿Pensaban que no iba a notar que un par de ratas peludas andan hurgando por mi ciudad?— Una voz plana y nasal se alzó entre el repiqueteo de las llamas, y un sujeto que les superaba por casi medio metro de altura, de piel roja y armadura negra, atravesó aquellas llamas sin que le afecten. Ace, por algún motivo que no entendió, se movió hacia delante, tratando de protegerlo. Slam apreciaba el gesto, pero podía defenderse sin problemas. El sujeto comenzó a reírse de manera cruel y despiadada.

—Una pena que no me dejaran matar a todos los terrícolas que quisiera, pero me desquitaré con ustedes dos—

—¿Te da miedo atravesar el fuego?— Dijo de repente Ace. Slam lo pensó un poco, y al ver la cara sádica del extraño alíen de orejas puntiaguda y dientes de tiburón, supuso que enfrentarlo directamente no era una buena idea.

—(Para nada)—

—A la cuenta de tres, corremos— Dijo Ace de repente, haciendo que el sujeto comience a reírse de manera desagradable. Slam no se inmutó, y confió en el conejo, asintiendo levemente —Uno…—

—¿Piensan escapar? Voy a volverlos cenizas en este preciso instante, ratas asquerosas— El enorme sujeto extendió sus brazos, y de sus enormes manos, con garras negras, brotaron llamas ardientes, que aumentaron su tamaño a medida que se acercaba a ellos.

—…Dos…— Ace parecía estar forzando su vista, porque sus ojos se fijaron por completo en el sujeto que estaba delante de él. Slam pudo notar como la cara del conejo comenzó a brillar, y terminó entendiendo porque le dejaba tranquilo que no le mire directamente cuando hablaba con él.

Este día no paraba de ser extraño, pero se preparó para correr.

—No van a escapar ¡MUERAN!— El alienígena extendió su manos hacia ellos, listo para dispararles un lanzallamas monumental.

—¡TRES!— Gritó Ace, y un rayo laser salió de sus ojos, dándole de lleno al enorme alíen, tomándolo por sorpresa y arrojándolo hacia el otro lado de la calle. Sin dudarlo, Slam tomo al conejo en sus brazos, y salió corriendo, atravesando las llamas y escapando de aquel lugar.

(…)

Rev no pudo evitar mover su pierna derecha tan rápido, de arriba abajo, demasiado rápido por culpa de su velocidad aumentada. A Tech no parecía molestarle, pero notaba como se estaba mordiendo la lengua para no acribillarlo con preguntas. Era entrañable, pero se alegraba que se contuviera para hacerle sentir cómodo. Aun no estaba listo para asumir ser el correcaminos más veloz del mundo.

No sabía si algún día lo asumiría.

Aburrido por lo lento que iba la camioneta, trató de entretenerse, y vio por el espejo retrovisor como a unas pocas cuadras, una enorme columna de llamas se elevaba entre los edificios de la ciudad. Se preguntó si Tech lo había visto, pero estaba demasiado ocupado tratando de no colisionar con cualquier otro pedazo de escombro que encuentre en el camino.

—Tech ¿Puedes dar la vuelta?— Rev habló de repente, y se alegró de que el coyote no se asustara por su voz. El pobre a veces se concentraba tanto que olvidaba a los que le rodeaban, era demasiado adorable-

Basta. Debía calmar sus sentimientos, o iba a empezar a erizar las plumas de su cola, y no era el mejor momento para cortejar al coyote.

Por suerte, al escucharlo, Tech terminó frenando el vehículo sin protestar. Era extraño que alguien le prestara tanta atención y respetara sus sugerencias, sin tratarlo con condescendencia. Tuvo demasiado de eso en su corta vida para no ser encantado por aquel rasgo del canino.

—¿Tu GPS detectó algo?— El coyote terminó dedicándole una mirada vehemente con sus lindos ojos color almendra, haciendo que el rostro de Rev se sonrojara y se le trabara la lengua, sin poder responder de inmediato. Mientras tanto, Zadavia aprovecho a desabrochar su cinturón de seguridad, para poder ver hacia atrás, a través de la ventanilla.

—Eso es fuego, pero ¿Por qué hay tanto? ¿Es un incendio accidental?—

—No, es imposible, no hay energía eléctrica en la ciudad, por lo que tuvo que ser ocasionado por una fuente completamente externa…— Tech se quedó mudo por unos instantes, permitiendo que Rev llene los espacios vacíos.

—…Es un nerdluck, y de seguro está utilizando los poderes de Zadavia para ocasionarlo— Rev notó que el coyote estaba de acuerdo con su conclusión, y su corazón aleteo dentro de su pecho por la emoción. Era la primera vez que estaba en sintonía con los pensamientos de otra persona, y podía entenderla tan fácilmente, al punto de completar sus ideas.

Esto solo iba a empeorar su loco enamoramiento por Tech. Debía cambiar el tema.

—¿Qué hacemos? Debemos ir por el meteorito, pero ese sujeto seguro tiene una de las partes de Zadavia— El correcaminos habló rápidamente, notando como los otros dos comienzan a mover los engranajes dentro de sus respectivas cabezas, pensando en una posible respuesta.

—Definitivamente tiene parte de mis poderes, pero no estamos en condiciones de enfrentarlo— Zadavia parecía estar tensa y preocupada por su bienestar. Tal vez porque sabía que Tech no podía recuperarse tan rápido del fuego, y él apenas había comenzado a controlar su supervelocidad. Enfrentarse a alguien así iba a ser muy difícil.

—En realidad, corremos con ventaja— Tech dijo esto con total seguridad, haciendo que Rev comience a plantearse que tan loco estaba coyote. Este los miró con cierta seguridad —Tenemos más información respecto su posición, hasta Rev podría rastrearlo, sabemos cómo son sus posibles poderes, hasta podemos observarlo para tenderle una trampa y derrotarlo—

—Es una locura Tech, y si realmente tiene poderes pirokinéticos ¿Cómo podríamos derrotarlo? Al menos que podamos quitarle todo el aire a su alrededor, dudo que logremos acercarnos lo suficiente como para noquearlo… Deja ya de escribir, esto es serio—

Tech le sonrió mientras terminaba de apuntar en su libreta, rasgando el papel con su bolígrafo al decidir qué hacer.

—Bomba de vacío— Reveló el coyote.

—¿Bomba de vacío?— Rev parpadeo confundido —Pero debería ser enorme ¿Cómo piensas que podrías hacerla?—

—Yo no lo haré, la harás tú— Tech dijo esto con una enorme sonrisa la cual Rev no entendió. La chispa de ingenio en los ojos del coyote brillaba con intensidad, y cuando el correcaminos miró a Zadavia en busca de ayuda, y la jovencita simplemente subió los hombros sin saber que decirle.

Rev se limitó a suspirar abrumado, a medida que Tech revelaba su loco plan. Debía admitir que su ingenio era demasiado atractivo, pero estaba seguro que solo se metería en problemas en el futuro. Era aterrador y emocionante al mismo tiempo darse cuenta que no le importaba.

De todos modos ¿Qué es llevar una vida sin problemas?

(…)

TBC

¡Hola a todos! Hay FanArts disponibles de esta historia de parte de yunolwlu con un interesante tumblr que deberían visitar. Aquí les dejo un par de los fanarts que ha realizado:

Another drawing thinking about...

y

actually thinking about a mini zadavia is so cute! ❤️

Chapter 4

Summary:

Ace y Slam reciben la ayuda de Tech para poder escapar del terrible alienígena piromano que intentaba acabar con ellos. A cambio, Ace ayuda a Tech a mejorar su relación con Rev.

Notes:

Lamento la tardanza, la vida, la inspiración, el One piece... Pasaron muchas cosas esta semana y me he tardado en subir el capitulo 4.

Espero que lo disfruten.

(Por favor, no se enojen con Ace. Él solo tiene mala suerte)

Chapter Text

Ace estaba seguro que huir no era del todo honorable, su maestro lo regañaría por escapar de un oponente que estaba dispuesto a perseguirlo y probablemente matarlo. Sin embargo, no estaba seguro de cómo lidiar con un alienígena, de más de dos metros de alto y con la capacidad de manipular el fuego a su antojo.

Cuando su maestro le enseñó a enfrentar sus problemas con matones en la escuela, nunca lo preparó para este tipo de situaciones.

Slam parecía estar de acuerdo con él, porque no dudó en cargarlo, y salir huyendo de allí. Mientras el demonio de Tasmania corría llevándolo a cuestas, Ace aprovechó a buscar un escondite, y finalmente divisó la entrada de una financiera con suficiente espacio para los dos.

—Slam, gira a la derecha y corre hacia el edificio de cartel rojo— Le indica señalando en dirección al edificio, mientras seguía firmemente sujeto a su espalda.

El demonio de Tasmania atravesó el desastre de escombros y chatarra que les rodeaba, empujando con su cuerpo aquellos obstáculos como si fuera nada. Era impresionante lo fuerte que resultó ser Slam, Ace estaba seguro de que sería la estrella del ring de lucha profesional, sin sudar una gota. Era una pena que, por no poder hablar de manera adecuada, estuviera siendo explotado por los dueños del ring. Si salían de esto, le pediría ayuda a su maestro para hacerlo instructor en el dojo hasta que encuentre un mejor trabajo.

Finalmente, entraron al edificio, y se ocultaron lo mejor que pudieron. Ace aprovechó a rastrear a la extraña criatura que los atacó, tratando de forzar su vista lo máximo posible. El ser de piel roja y armadura negra, estaba impulsándose con las llamas que producía entre los edificios a su alrededor, quemando todo a su paso.

Estaba decidido a quemar toda la ciudad hasta dar con ellos, de eso no había dudas.

—(No podremos ocultarnos por mucho tiempo)— Dijo Slam, consciente de que eran buscados por la criatura de piel roja.

—¿Por qué nos está cazando? Nosotros no le hicimos nada— Ace dijo esto frustrado. Sin embargo, recordó que le disparó con su rayo láser hace unos pocos segundos, y protestando por lo bajo, agregó de manera casual —Aunque yo le disparé, pero nos iba a quemar vivos ¿Qué otra opción tenía?—

—(Deberíamos enfrentarlo)— El demonio de Tasmania parecía estar consciente de que no iban a poder escapar para siempre, pero era demasiado arriesgado. Si llegaba a quemarlos, iban a perder velocidad y no podrían esquivar sus ataques críticos. Además, sería imposible recuperarse del daño, al no tener suministros médicos para curarse de las posibles heridas por quemaduras.

Por otro lado, si no hacían algo, ese alienígena iba a matarlos ¿Su visión laser sería suficiente? No lo parecía, el extraño ser no había sido afectado ni por su ataque ni por el impacto debido al empuje de este. Era posible que su armadura lo protegiera. Tal vez cortarlo sea la solución, pero ¿Cómo lo lograría?

—Necesito una espada o una katana, entre más afilada mejor— Ace no sabía si esto funcionaría, nunca había matado a nadie de un corte, aunque su maestro le enseñó a destazar oponentes con espadas cuando lo había entrenado. Jamás pensó en usar aquellas técnicas en algo vivo, pero eran ellos o la criatura, y no podían darse el lujo de morir calcinados.

—(Hay un depósito calle abajo donde se guarda la utilería de los luchadores)— Slam dijo esto para su sorpresa, el pobre se rascó la cabeza, luciendo un tanto preocupado —(Puede que encontremos algo que te sirva)—

—Está bien, debemos aprovechar a movernos y evitar que nos siga…— Ace perdió de vista a la criatura, solo por unos segundos. Lo busco desesperadamente en todas direcciones, pero no alcanzó a verlo. Forzó más su vista, intentando divisarlo entre los edificios, pero no tuvo éxito. De repente, todo el lugar comenzó a sentirse cada vez más caliente. Ace levantó la vista al techo y vio que todo encima de ellos estaba siendo coloreado de un intenso color rojo brillante, como si su vista pudiera detectar el calor.

—¡Tenemos que salir de aquí!— Ace comienza a correr, tirando del brazo Slam para que lo siga, intentando desesperadamente llevarlo de nuevo hacia la calle, mientras el techo de la planta baja comienza a desquebrajarse, derrumbándose de un momento a otro, permitiendo dejar pasar entre los escombros una enorme bola de fuego, que comenzó a consumir toda la habitación.

—(Es como un perro rabioso, no nos dará tregua)— Slam estaba tan aterrado como él, llegando a la calle jadeando por el calor y la falta de aire. Esconderse no era una opción, aquel alienígena estaba dispuesto a quemar toda la ciudad con tal de acabar con ellos.

—Lo sé, necesitamos pensar como derrotarlo— Ace tomó la dirección hacia donde se encontraba el depósito del ring de lucha libre. Era un almacén con una puerta metálica reforzada, que no parecía que fuera posible abrir…

—¡AaaaaH!— Slam grita y de repente, aumenta su velocidad, de una forma extraña. Los movimientos de sus piernas provocaron que una especie de ráfaga de aire se desprendiera de su cuerpo, y estaba seguro que vio unas chispas de electricidad a su alrededor. El demonio de Tasmania arremetió contra la puerta, destrozándola como si nada, dejando que el conejo pase siguiéndole dentro del edificio.

—(¡Busca lo que necesitas!)— Grito Slam al conseguir recuperarse del derribo de la puerta.

—Mierda, hay demasiadas cosas— Ace miró en todas direcciones, había mucha utilería, armas que eran falsas y algunas pocas reales, debía haber una espada o katana que pueda cortar, debía recordar cómo debe verse ese acero ¡Tenía que recordarlo!

Ace trató de acomodar sus gruesas gafas, que había atado con cinta, para poder ver las tres hojas de acero delante de él. A pesar del cristal graduado adecuadamente para que su mala vista no fuera un obstáculo, no podía entender que estaba viendo, el acero le parecía exactamente igual en las tres hojas, y no creía que pudiera encontrar la verdadera espada entre las réplicas sin tocarla y blandirla.

—Ace, mirar el acero con el ceño fruncido no te dirá cuál es el original y cuál es la copia— Su maestro se sentó delante de la pequeña mesa, para que no se sienta agobiado de su enorme tamaño. De las mangas de su enorme yukata índigo, sacó su vieja pipa y comenzó a fumar, expandiendo el aroma del tabaco en todo la habitación, mientras le evaluaba con su único ojo sano —A menos que necesites anteojos nuevos ¿Estás viendo borroso?—

Ace sintió que sus largas orejas se volvían rojas de la vergüenza, pero se enderezó. Era difícil en el instituto ser el único conejo conocido con gafas tan gruesas, un insulto para los de su especie y blanco fácil para los matones, pero no quería pensar que su vista seguiría empeorando y sus gafas se volverían más gruesas. Aún podía ver bien, el medico dijo que le quedaban como unos seis meses hasta que vuelva a necesitar más aumento.

Y después solo empeoraría cuando envejeciera…

—No, simplemente no entiendo como debo hacerlo— Observar al conejo más grande riéndose ruidosamente, hizo que la irritación creciera dentro de él.  

—Identificar una copia de una espada original solo con la vista no demanda que tengas una visión impecable— Su maestro le enseño su ojo bueno, mientras que el izquierdo estaba completamente cegado y adornado por una enorme cicatriz que recorría la mayor parte de su cara. Ace se estremeció levemente. Su maestro se negaba a contarle como lo perdió, pero estaba seguro que fue peleando con otro espadachín —Ahora, tienes que ver la canción del acero, para poder escoger tu arma a simple vista—

—¿Por qué esto es tan importante?— Protestó el joven conejo, haciendo que el lagomorfo más viejo, suspire y libere el humo que retenía en sus pulmones.

—Porque cualquier hoja en mano de un espadachín, mientras la canción del acero sea clara, puede ser mortal— Su maestro caló por última vez su pipa, limpió las cenizas con cuidado, dejándola de lado para continuar hablando —Y si tomas la decisión de levantar la espada contra alguien, debes matarlo, no puedes usar un acero barato y poco confiable al hacerlo—

Ace tragó saliva. Aprender a pelear había ayudado mucho en la escuela, y gracias a eso casi no lo molestaban, pero su maestro insistió en instruirlo en el bushido, porque era un herbívoro, y para un herbívoro, matar a otros necesitaba estar respaldado por una mentalidad fuerte. Ellos nunca iban analizar el costo/beneficio de una muerte porque no consumían carne, asesinar a otros siempre es en defensa propia, y cuando se está lo suficiente acorralado y se tenía más opciones.

Así que el acero debía cantar, fuerte y claro a la Muerte, y asegurar cortar a la amenaza a como dé lugar.

—Cantar fuerte y claro a la muerte— Ace se concentró en las tres hojas nuevamente, y notó como una brillaba ligeramente más, como si estuviera “cantando” —Esta—

—Buen trabajo, ahora vas a practicar tus katas, volverás hacer la misma prueba mañana—

La única hoja del almacén que cantaba a la muerte era un machete. Nunca había blandido un machete en su vida ¿Por qué había un machete real entre toda la utilería barata? No podía pensar en eso en eso ahora. No estaba acostumbrado al balance, pero el acero era confiable. Aun así, no podría cortar a su oponente si lo deforma con el calor del fuego ¿Cómo llegaría hasta el alienígena para cortarlo?

—(Debemos salir de aquí, nos puede acorralar)— La advertencia de Slam no pasó desapercibida para Ace. Ya con el machete en mano, los dos se prepararon para salir de allí, pero la criatura ya los estaba esperando afuera.

—Odio que las ratas se escapen, solo terminan causando problemas— La criatura comenzó a pavonearse delante de la única salida, caminando de un lado a otro con cierta molestia. De cerca, podía notar que sus músculos eran más grandes que los de Slam, y la temperatura a su alrededor, comenzó a subir de inmediato. Estaba preparando otro ataque con sus poderes piroquinéticos —Se suponía que en esta bola de fango a la que llaman planeta no existía nadie con poderes como Zadavia, pero aquí estás bola de pelos, disparando luz como ella—

¿Quién era Zadavia? No. No tenía tiempo para dudas, su mente debía estar serena.

—Slam, voy a cortar al feo, necesito que evites que te queme porque no podré protegerte mientras ataco— Ace estaba hablando con suavidad, ignorando por completo a que se refería su extraño oponente, esperando mantener sereno su interior para poder pelear en condiciones. Aun así, le preocupaba mucho que le suceda algo malo al demonio de Tasmania.

—(No voy a dejar que pelees solo)— Slam era demasiado bueno para su propio bien, pero no ganarían nada si permitía que se queme. Sin embargo, no iban a tener tiempo para discutir.

—¿Ya terminaron? No me importa el tipo musculoso, pero tus ojos son un problema, orejón— El alienígena extendió sus manos hacía los lados, haciendo que aparecieran bolas de fuego en sus palmas, listo para atacarlos —Voy a quemarlos hasta dejar tus cuencas vacías, y luego calcinaré a tu amigo—

El alienígena se preparaba para arremeter contra ellos, pero cuando estaba a punto de atacarlos, un automóvil salió de la nada y se estrelló contra él, lanzándolo hacia el otro lado de la calle por fuerte impacto. Ace y Slam miraron hacia la dirección de donde salió aquel vehículo y vieron a un coyote que estaba corriendo con poca gracia hacia donde estaba el sujeto.

El pobre parecía que no había hecho ejercicio en su vida ¿Fue el que lanzó el vehículo? Era un coyote delgado, alto y desgarbado, que parecía no haber peleado en su vida, pero estaba corriendo hacia donde se encontraba el alienígena para enfrentarlo ¿Acaso no sabía que podía matarlo si lo quemaba?

El canino no debía estar bien de la cabeza.

—¡Escucha asqueroso pedazo de mierda!— El coyote comenzó a insultar al ser de piel roja, para el horror de Ace. Era como si su boca fuera una cañería de aguas residuales, porque no paró de gritarle insulto tras insulto para que se fijara en él —…De seguro solo eres un asqueroso perdedor como el idiota de Vitrax, solo falta que llores como él cuando le dan una paliza—

Esto llamó la atención de la criatura y todo su cuerpo se llenó de llamas, desde sus piernas y brazos, hasta su cabeza. Antes de salir propulsado hacia el pobre coyote, este freno su poca agraciada carrera, para darse la vuelta y comenzar a correr en dirección contraria.

—¡¿QUÉ LE HAS HECHO A VITRAX ASQUEROSO PERRO SARNOSO?!— El horrible ser comenzó a asediar al coyote, que estaba corriendo calle abajo como un loco, directo hacia el parque central de la ciudad. Ace no sabía que hacer, hasta que Slam comenzó a moverse para perseguir al extraño canino.

—(Hay que ayudarlo)— Gritó el demonio de Tasmania en plena carrera.

Ace sonrió sintiéndose dentro de un chiste macabro. Se supone que el coyote es el que persigue sin tregua, pero ahora, ellos tres estaban tratando de alcanzarlo. Por suerte el chico era inteligente, y tenía unos poderes muy extraños que no dudaba en utilizar. Había instalado trampas en todo el camino que estaba recorriendo, tirándole chatarra, autos deslizadores y carteles a la criatura en llamas, para atrasarlo y darle margen a su huida.

Al parecer, podía tirar de estos objetos a distancia, como si fuera una especie de habilidad telequinética, pero era extraño que no lo hiciera con todo el concreto y los ladrillos de la calle. Se limitaba solo a los objetos metálicos que había en la zona.

—(¿Crees que tenga un plan?)— Entre jadeos por la larga carrera, Slam estaba un poco preocupado por el recién llegado que prácticamente les había salvado la vida.

Ace lo pensó por un momento. No había lidiado mucho con coyotes, pero su maestro le advirtió que eran unos bastardos tramposos cuando te volvías su enemigo. La mejor forma de lidiar con estos era estar de su lado bueno. Ser amigo de un coyote era un desafío a la paciencia, porque terminabas preguntándote como alguien tan fiel y amable podía llegar a ser una amenaza para la sociedad.

En pocas palabras, son imanes de problemas.

—De seguro tiene toda una trampa preparada para el sujeto, pero dudo que sea suficiente para él solo— Ace dijo esto ahora preocupado por el joven coyote, corriendo como loco hacia donde sea que estaba planeando llevar a la criatura —Lo convertirá en cenizas si se equivoca—

—(Entonces hay que ayudarlo para que la trampa funcione)— Dijo Slam mientras corría a su lado. Era increíble que mantuviera el ritmo persiguiendo a la criatura y al coyote, pero no iba a quejarse, el conejo se sentía con más resistencia que antes.

—Si me abre la ventana suficiente para cortarlo, lo terminaré de una sola vez— Ace dijo esto sin pensar, y Slam lanzó una carcajada repentina. No lo culpaba, ya estaba hablando como su maestro, pero debía admitir que pensar en el anciano conejo le daba valor para continuar.

—(Estás loco Ace, me agradas mucho)— Exclamó el demonio de Tasmania en plena carrera, haciendo que el conejo comience a reírse, sin poder evitarlo.

Era cierto. Solo ellos estaban tan locos como para pelear con una criatura así.

(…)

A Rev no le gustaba el plan de Tech, sobre todo la parte en la que el coyote debía exponerse al peligro para que funcione. A pesar de tener la certeza de que estaría bien, y que si llegaban a quemarlo se regeneraría, detestaba la idea de que se lastime a propósito. Al correcaminos le hacía sentir impotente ver que no podía hacer nada para evitarlo, pero sabía que, si se dañaba a sí mismo, sería una carga para el canino y Zadavia.

Tal vez estaba demasiado taciturno y estaba afectando a la niña, porque se veía igual de molesta por la situación. No le gustó para nada que el coyote siga arriesgándose de esa forma, confiando tanto en su regeneración. Sin embargo, eran solo ellos tres contra esos horribles nerdlucks superdotados, y debían hacer todo lo posible por vencer.

La ventaja táctica era innegable, pero difícil de aceptar.

Rev trató de concentrarse. Tech contaba con él, por lo que no debía dudar, así como Zadavia debía confiar en ellos, hasta que esté en condiciones de cuidarse por sí misma. Era difícil y doloroso, pero él debía hacer su parte del plan, y esperar lo mejor.

—Zadavia necesito que te escondas muy bien, cuando hagamos la bomba de vacío solo tendremos una oportunidad de aplastar a Voxter antes de que se recupere— Rev miró a la preadolescente, que parecía estar cada vez más pálida por el miedo.

—Tengo un mal presentimiento, sus poderes de fuego son muy fuertes ¿Y si te quema? ¿Y si quema a Tech hasta dejarlo incapacitado?— Zadavia estaba entrando en pánico, tirando de su cabello por la frustración. Pero Rev la abrazó para calmarla, la levantó con facilidad y corrió hasta un edificio abandonado, dejándola dentro de este.

—No vamos a poder protegerte mientras peleamos, mantente oculta hasta que ganemos— Dijo Rev ocultándola detrás un mostrador, para evitar que se vea desde afuera su brillante vestido y su cabello cada vez más luminoso. De seguir creciendo, la luz que desprendía su cuerpo sería imposible de ocultar.

—Pero…— La pobre chica estaba aterrada, se había dado cuenta del compromiso que les había pedido, pero ya era demasiado tarde para echarse atrás. Sus vidas estaban en juego, y si sucedía lo que más temían, toda la vida en el planeta corría peligro.

—Vamos a ganar Zadavia, tenemos que hacerlo y detener lo que sea que esos nerdlucks estén tramando— Dijo con seguridad Rev, a pesar del miedo que le invadía.

—Lo sé, pero no quiero perderlos, no quiero estar sola— Se veía tan asustada, tan pequeña e indefensa, que solo le hizo sentir más rabia de la situación. Pero debían pelear, no podían ocultarse ni ser indiferentes. 

—Todo estará bien, ganaremos— Rev acarició la cabeza de la niña, y salió corriendo hacia la plaza, viendo como una llamarada se extendía hasta donde se encontraba, con Tech corriendo delante de ella, dirigiéndose hacia la trampa que había instalado.

Algo no cuadraba, estaba casi seguro de que algo malo pasaría ¿Pero qué?

—¡Voy a matarte, maldita bola de pelos!— La criatura estaba a punto de atrapar a Tech, estaba decidido a perseguirlo hasta conseguirlo. Rev estaba seguro que el pobre coyote no había corrido tanto en su vida, pero por suerte estaba a punto de alcanzar la trampa que habían preparado.

—Dudo que consigas hacerlo, Vitrax dijo lo mismo, y terminó completamente derrotado— Tech seguía burlándose del alienígena, haciendo que ardiera por la furia, de manera figurativa y literal, porque estaba completamente en llamas. Si llegaba a tocar al coyote, lo calcinaría.

Voxter lanzó una llamarada, tan fuerte, que el correcaminos estaba seguro de que Tech iba a ser alcanzado. Por un momento, su corazón se detuvo por el horror. Sin embargo, el coyote levantó la placa de acero que había dejado cerca de allí para protegerse, aumentando sus posibilidades de evitar ser quemado, recubriendo el metal con una especie de campo magnético.

Rev estaba listo para comenzar el plan de la bomba de vacío, solo debía esperar que Tech atrapara a Voxter cuando intente acercarse…

Pero no esperaba que Voxter se impulsara por encima del coyote, propulsándose con una llamarada que provenía de sus propios pies. Tech no reaccionó lo suficientemente rápido, de las manos del alienígena salieron dos bolas de fuego, y antes de que Rev corriera a salvar a su amigo, este le hace una señal para que se quede en su sitio, extendiendo su mano hacia su dirección para detenerlo. El correcaminos se detuvo por unos segundos y fue demasiado tarde, la bola de fuego se tragó por completo al coyote.

El alienígena comenzó a reírse como un loco, al ver como el pelo y la carne de Tech se carbonizaban. Confiado, se acercó al calcinado cuerpo del coyote, para asegurarse de que lo había matado. Sin embargo, la tierra debajo de sus pies se abrió y atrapo las piernas del sujeto con un mecanismo similar a una trampa de oso, que habían hecho con el acero disponible.

Rev vio con dolor como el coyote trato de salir del lugar, cubierto en llamas. Mientras era consumido, usó sus poderes para sujetar a Voxter en el punto donde iban a dejarlo atrapado, para encerrarlo en la bomba de vacío. De inmediato, Rev comenzó a correr alrededor del alienígena para evitar que vuelva atacar con fuego.

Debía aguantar hasta que Tech se recupere. Iba a correr y centrifugar todo el oxígeno alrededor de Voxter, hasta que el coyote vuelva a levantarse.

Mientras hacía su parte del plan, Rev se dio cuenta que las lágrimas mojaban su cara, porque su corazón se había roto en pedazos.

(…)

Ace no pudo evitar gritar de la impresión al ver como el horrible alienígena mataba al coyote. Slam sintió como el alma se le iba del cuerpo, el grito de angustia del conejo, mezclado con el hedor a carne y pelo quemado del coyote, hizo que todo su cuerpo se estremeciera.

Ver cadáveres era una cosa, pero ver a alguien morir directamente, siendo quemado hasta los huesos, era horrible y traumático.

Slam no iba a dejar que la criatura se saliera con la suya, debían detenerlo a como dé lugar. Vio como un correcaminos corría con una velocidad impresionante, girando alrededor del alienígena, evitando que pueda usar su fuego. Pero no sería suficiente, necesitaba algo que deje atrapado a la criatura en aquel lugar.

Su cuerpo reaccionó en ese momento de puro instinto. Hizo girar su cuerpo, imitando uno de sus movimientos favoritos en el ring. Un tornado se formó alrededor y era bastante fuerte, el viento se sentía demasiado excesivo para el movimiento, pero parecía que su cuerpo lo estaba produciendo. Se acercó al alienígena, para atraparlo dentro del tornado, y evitar que siga usando sus poderes.

No iba a dejar que matara al compañero del coyote, y era obvio que era este correcaminos. Lo menos que podía hacer, era protegerlo hasta que Ace cumpla la promesa de cortar a la criatura.

(…)

Ace estaba demasiado asombrado para ver lo que estaban haciendo Slam, el tornado se sumó a la rápida y supersónica carrera del correcaminos, formando una barrera alrededor del alienígena que no le permitía generar llamas. Podía verlo dentro del vórtice, intentando crear fuego sin tener éxito.

Al parecer, no había oxígeno a su alrededor ¿El coyote pensaba atacarlo en esas condiciones? Era entendible, pero murió antes de conseguir concretar sus planes.

—Terminaré con tu trabajo, Doc— Ace tomó aire y se metió dentro del vórtice, evitando por muy poco ser arrollado por Slam y le correcaminos.

—¿Por qué no puedo usar mis poderes? ¡¿Qué demonios hicieron monstruos asquerosos?!— La criatura lo miró indignado, gritándole con rabia cuando se lo enfrentó. La falta de oxígeno a su alrededor no le afectaba, probando que podía sobrevivir en el espacio sin problema, por eso no tenía idea de que no podría usar su piroquinesis dentro de aquel tornado. Ace no iba a contestarle, movió el machete en sus manos, y se dispuso a cortarlo.

—¿Vas a cortarme con eso? Ja, mis brazos son más grandes que los tuyos, voy a golpearte hasta matarte, jodida bola de pelos— Los enormes brazos de la criatura se disponían atraparlo antes de que pudiera alcanzar el pecho de su oponente para cortarlo.

Eso no iba detenerlo, esta vez sabía exactamente que iba hacer.

La verdadera técnica del maestro era de doble espada, no era muy habitual, le había dicho que tampoco era recomendable usarla, porque uno se comprometía demasiado en una pelea. Ace no necesitaba usar otra espada, porque ahora con sus ojos eran suficientes.

Disparó el rayo láser, y destrozó los brazos de la criatura. Esta no sangró, de los muñones salieron luces brillantes, pero eso no lo detuvo, blandió el machete y corto por el torso, partiendo a la criatura por la mitad.

El horrible alienígena estalló, en una cacofonía luminosa, que por un momento lo cegó. Sin embargo, solo quedó una pequeña criatura roja, con forma de gusano, ojos saltones y una voz muy chillona. Slam se acercó a él, deteniendo el tornado a su alrededor. El correcaminos ignoró a la criatura para ir con su pareja. El conejo noto por el rabillo del ojo que estaba llorando desconsoladamente.

Llegó demasiado tarde.

Ace miró a criatura por unos segundos, dejando su mente serena. Disparó su rayo láser por última vez, y redujo a cenizas al horrible ser.

Al lado de las cenizas calcinadas, solo quedo una gema, de un brillante color iridiscente.

(…)

Zadavia corrió hacia donde estaba Tech, viendo como su cuerpo calcinado estaba reparándose lentamente. Vio llegar a Rev, el cual estaba desbastado, y ella trató de detenerlo antes de que intente tocarlo.

—Todo su cuerpo esta quemado, si lo tocas vas hacer que se lastime mucho más— Ella vio como el joven correcaminos se desplomó delante del coyote, y comenzó a llorar desconsolado. Por el shock era probable que Tech no reaccione por mucho tiempo, siquiera cuando su cuerpo se reconstruya. Solo podían esperar a que vuelva a curarse…

—¿Necesitan ayuda? Nosotros…— Un conejo de pelaje gris, pantalones de mezclilla y camiseta roja mangas largas se acercó hablarles. Se veía desbastado, al igual que su amigo, una criatura fortachona y de mirada triste, que parecía ser un demonio de Tasmania —…Lamentamos mucho no haber llegado a tiempo—

—No se preocupen, hicieron lo que pudieron— Zadavia habló por Rev que seguía llorando desconsolado. Ella miró un poco preocupado a los dos recién llegados —Muchas gracias por derrotar a Voxter—

—(Es lo de menos ¿necesitan ayuda con el cadáver?)— Preguntó el demonio de Tasmania, casi al borde del llanto, posiblemente porque Rev estaba llorando histérico en ese momento.

—¿Cuál cadáver? Todos sobrevivimos, y eso significa que mi plan funcionó— Tech se levantó como si nada, mientras su cuerpo terminaba de recuperar toda la carne faltante y su pelaje volvía a crecer, dándole una apariencia más suave. El coyote había sanado por completo mientras ellos no miraban, pero su ropa se había desecho por completo. Zadavia sentía un gran alivio, y cierta consternación. Al parecer su habilidad para regenerarse había mejorado mucho más de lo esperado.

—(¡Zombi!)— El demonio de Tasmania gritó desaforado, al ver que el coyote no estaba muerto, mientas intentaba ocultarse detrás del conejo. Este parecía que estaba a punto de atacar a Tech con su machete.  

Zadavia estaba lista para intervenir, pero no pudo hacerlo, ya que Rev, furioso ante la inconsciencia del coyote, se lanzó encima suyo para golpearlo con sus puños, mientras seguía llorando desconsolado. El alivio de ver sano al canino, no iba a ser suficiente para quitar el dolor en el corazón del correcaminos.

—¿Por qué me haces esto? ¿Es que no entiendes lo mucho que duele ver cómo te lastiman?— Rev trataba de hablar entre el moco y el llanto, mientras su puño chocaba contra el pecho desnudo del coyote, y no era para menos. Literalmente habían quemado a Tech hasta dejar su carne carbonizada, aun podía verse las cenizas desprendiendo su cuerpo.

—Rev, espera— Tech trató de parar los golpes del correcaminos, sujetando sus antebrazos para tratar de hablar, pero estaba un poco aturdido porque apenas había recuperado la conciencia —Estás llorando ¿Te lastimaste?—

—¡¿Si me lastimé?!— Exclamó indignado el correcaminos, mientras trataba de controlar su llanto —Estoy llorando por tu culpa, idiota inconsciente—

—Yo… No debería hacerte llorar, lo siento — Tech se quedó callado por unos momentos, sin saber que más decirle para calmarlo. Se incorporó, haciendo que el resto de la ceniza se desprenda de su nuevo pelaje y abrazo a Rev para intentar consolarlo. Este se resistió al principio, pero al final se resignó, quedando atrapado en los brazos del coyote.

Zadavia tuvo que apartar la mirada un poco, debido a la posición demasiado comprometida en la que estaban, porque el correcaminos estaba sentado encima de las caderas de un coyote completamente desnudo. Tanto el conejo como el demonio de Tasmania, estaban tratando de evitar mirar a la pareja, porque el momento era demasiado íntimo.  

—¡Ejem!— Zadavia aclaró su garganta, para llamar la atención de los dos. Ellos la miraron confundidos por unos segundos, sin entender las señas que estaba haciendo con su cabeza. Ella suspiró exasperada, al darse cuenta lo ajenos que eran a su situación.

—Doc ¿N-necesitas que te consigamos algo de ropa?— El conejo finalmente decidió intervenir, evitando mirar la escena, pero tratando de ayudar en la situación precaria en la que estaban.

—¿Ropa? Claro, la que llevaba se debió quemar...— Tech no terminó de decir esto que Rev se separó de él, y rápidamente salió corriendo para volver con algo de ropa. Su cara estaba toda colorada, pero al parecer, la carrera le ayudó a calmarse. Ya no estaba llorando, mientras le pasaba al coyote un conjunto de sudadera y pantalones chándal de color verde oscuro.

Tech sonrió animado mientras volvía a vestirse, y era gracioso que los otros antropomorfos estuvieran aliviados al respecto ¿Que pensaron que iba a pasar?

—Zadavia, encontré esto— Rev le entregó la joya iridiscente, que había estado en posesión de Voxter, con su poder dentro de esta. Ella se emocionó al verla y le sonrió animada mientras la tomaba entre sus manos.

—Lo lograron— Ella estaba feliz y no pudo evitar sonreír. A pesar de las dificultades, pudieron superar al nerdluck.

—Te dije que ganaríamos— Rev le sonrió, y revolvió su cabello en señal de afecto. Ella recordó que su padre hacía lo mismo cuando era pequeña, y sintió como su corazón se estrujaba por la culpa, deseando volver a ser poderosa para cuidar de sus amigos.

—Claro que ganamos, pero debo admitir que no lo hubiéramos conseguido sin su ayuda, la asistencia que nos dieron fue invaluable— Tech estaba completamente vestido, y listo para saludar al conejo y al demonio de Tasmania con un fuerte apretón de manos.

—Soy Tech, gracias por la ayuda— Dijo el coyote dándole la mano al demonio de Tasmania, que sonrió animado ante el gesto. Tiró de su brazo y palmeo la espalda del coyote mientras hablaba.

—(Slam, y me alegra haberlos ayudado)— El demonio de Tasmania correspondió el saludo, sin problemas. Su voz era extraña, y salía como si fueran gruñidos, pero sus palabras eran entendibles —(Ese monstruo por poco y acaba con nosotros)—  

—Si, vimos la oportunidad y la aprovechamos, nos estuvo persiguiendo como un maniaco— El conejo parecía querer preguntar algo más, pero negó levemente y estrechó la mano de Tech — Me llamo Ace, mucho gusto—

Sin dudarlo, el coyote presentó a Rev y luego ella se presentó. El correcaminos comenzó hablarles con cierto ánimo, haciendo que los recién llegados se sientan cómodos, y calmen sus nervios tras semejante pelea. Mientras tanto, Zadavia miró la joya en sus manos y tomó la decisión de tragarla para recuperar sus fuerzas.

Eventualmente, volvería a tener todos sus poderes y no iba a dejar que ni Tech ni Rev vuelvan arriesgarse de esa manera, nunca más.

(...)

Tech estaba un poco consternado por los poderes de Ace y Slam. Tenía muchas ganas de hacer preguntas (tenía muchas preguntas, hasta las apuntó minuciosamente en su cabeza y las repasó una por una), quería tratar de experimentar con la vista laser del conejo, y comprobar el tornado del demonio de Tasmania, si podía provocarlos solo girando su cuerpo y que tan grandes podían ser.

Las posibilidades eran infinitas.

Sin embargo, su curiosidad estaba siendo aplastada por una sensación de desasosiego al notar que Rev no quería mirarlo a los ojos, y apenas le estaba hablando. Algo malo pasó entre ellos, algo que hizo que el correcaminos se enfadara tanto con él que no quería siquiera hablarle.

Pero no tenía idea que estaba pasando, ni porque tenía la sensación de que su relación estaba en riesgo. Sabía que se había disculpado con el correcaminos y trató de consolarlo cuando estaba llorando. Sin embargo, seguía molesto con él y eso estaba volviendo loco a Tech.

Tenía que solucionarlo, pero era difícil hablar con alguien que podía escapar huyendo cuando quiera. Zadavia parecía estar al tanto de su situación, aunque no tenía idea de cómo lidiar con esto. Ella se veía un poco más alta, parecía una adolescente en todo sentido, pero seguía siendo una alienígena. Se le hacía imposible entender del todo como funcionaban las relaciones.

Y ahora mismo, Tech estaba seguro que jamás lo entendería.

Debía admitir que estaba amargado por la situación, tal así que trato entretenerse trabajando sin descanso, más ahora que volvieron a entrar a un departamento abandonado para recuperarse. Se ofreció a armar un generador para obtener algo de energía, reparar una ducha y un calentador de agua, además que arreglar los electrodomésticos de la cocina para usarlos. No habló mucho con los demás porque solo quería que Rev le dirigiera la palabra, pero este seguía aplicándole la ley del hielo. Era como volver a su adolescencia, donde todos evitaban su presencia y no tenía un solo amigo.

Debía pensar en algo para reparar su relación con Rev…

—¿Qué hay de nuevo, Doc?— El conejo lo sorprendió, haciendo que tire su caja de herramientas y se golpee el pie derecho con esta. De seguro se quebró todos los huesos del pie y dolía como un demonio, pero sentía que se lo merecía.

—Auch, nada que reportar— Tech se sentía miserable, pero al menos sus manos seguían funcionando. Tal vez trabajar un poco más le haga sentir mejor —Casi termino de armar el generador, daremos energía a la casa para que podamos cocinar algo y calentar agua—

—Debo admitir que me vendría bien un baño, gracias— Ace miró con cuidado la cocina eléctrica y le comentó con cierta calma —Es casi aterrador lo vacía que esta la ciudad—

—Seh, los cadáveres que encontramos no coinciden con la media poblacional de Acmetropolis, algo les pasó al resto de las personas— Tech se percató que era fácil hablar con Ace, porque este guardaba una cierta calma que permitía expresarse sin problemas.

—¿Algo como qué?— El conejo parecía estar muy preocupado, a pesar de que trataba de controlar sus emociones.

—Daño colateral— Tech murmuró esto, dio el ultimó ajuste y el generador comenzó a funcionar —No tengo una idea clara, solo hipótesis, y ninguna es buena—

—¿Vas a decirme lo que piensas cuando estes seguro?— Indagó Ace mientras lo acompañaba a la cocina.

—Me gustaría hablarlo con Rev, él me ayuda a pensar mejor— Admitió derrotado Tech, sintiendo que esa posibilidad estaba cada vez más lejos.

—Claro, entiendo ¿Aun no quiere hablarte?— El conejo se dio cuenta de que algo andaba mal entre ellos. Tech se preguntaba si era tan obvia su ineptitud en como manejar su relación con el correcaminos.

—No entiendo que pasa, yo traté de disculparme, pero no quiere escucharme— Esto escapaba de su comprensión, era como un problema al cual no le encontraba lógica.

—Deberías darte cuenta que no quiere que te disculpes, solo quiere que dejes de ser tan inconsciente— Ace suspira mientras comienza a sacar las verduras deshidratadas que había traído, parecía estar un poco inseguro de si funcionaría la rehidratadora con las zanahorias, pero Tech le explicó que había suficiente energía para cocinar todo lo que quieran. El conejo le dedicó una mirada un tanto evaluadora, mientras la maquina hidrataba las zanahorias, y comenzó hablar —Se nota que eres una persona amable, pero tienes que entender que es difícil querer a alguien que no cuida de sí mismo—

—Supongo que estaba muy presionado, realmente creía que si fallábamos en derrotar a Voxter, Zadavia y Rev morirían, y yo simplemente…— Tech dejó de hablar al ver que Ace le miró con algo de preocupación y lo interrumpió.

—No deberías cargar con todo solo, se nota que sientes mucha responsabilidad por ellos, pero deberías tratar de gestionarlo un poco— Dijo Ace con seriedad.

—Yo lo intento, pero no quiero que ninguno de los dos se hiera— El coyote bajo sus orejas, y escondió su cola entre las piernas, sintiéndose cada vez peor.

Ace consiguió un paquete de muffins de semillas, y le entrega uno a Tech en su mano, señalándolo antes de agregar algo más.

—Ellos te quieren mucho, en particular Rev, fue el más afectado por todo el daño que recibiste. Tienes que entender que puedes intentar proteger a los demás como puedas, pero siempre será demasiado duro ver a alguien que quieres lastimarse—

—Tal vez subestime sus sentimientos, sinceramente, no suele pasarme que la gente se preocupe tanto por mi— Tech no recordaba que nadie se preocupara por su bien, excepto por su madre. La soledad tiende hacer eso en las personas.

—Doc, Rev te tiene mucho cariño, y la pobre Zadavia no ha parado de vigilarte desde que te recuperaste ¿Cómo no te das cuenta de lo que significas para ellos dos?— Ace le regañó, como si fuera mucho más mayor que él.

—Yo… Es difícil darme cuenta de eso, la gente suele ignorarme, no estoy acostumbrado a que me tengan estima— Tech no sabía como disculparse. Zadavia y Rev parecían estar sufriendo por su culpa, pero él no tenía idea como lo estaba provocando.

—Supongo que es una experiencia nueva, mi sugerencia es que sigas intentando hablar con Rev, y pienses mejor tus planes para evitar lastimar a los que te estiman— Ace hizo una mueca, pero continúo regañándolo —Y evita volver a dejar que te quemen hasta ser carbonizado, fue aterrador, ni Slam ni yo podremos dormir tranquilos en semanas por tu culpa—

—Lo siento…— Tech miró el muffin de semillas, y se disculpó con Ace para ir a buscar a Rev. No sabía si conseguiría hablar con el correcaminos, pero debía intentarlo.

Encontró a Rev en la habitación continua. Estaba dándole algo de ropa a Slam para que se cambie después de darse un baño, y noto que dejó de sonreír al verlo llegar. Eso dolió más de lo que esperaba. El demonio de Tasmania tomó la ropa, miró a Tech por unos segundos, y terminó dándole un ligero empujón al correcaminos para que se acerque a él.

—(Hablen, y solucionen su problema)— Slam salió de la habitación, cerrando la puerta detrás de él.

Tech no sabía que decir al respecto, pero notó que Rev no se había ido. Sin saber como comenzar hablar, le entrega el muffin de semillas y el correcaminos lo toma con cierta duda.

—No lo volveré hacer— Dijo de inmediato Tech.

—¿Qué no volverás hacer?— Rev parecía estar un poco reservado, era la primera vez que no le sonreía al hablar. Dolía muchísimo verlo tan triste.

—Pensar que no importa cuánto me lastime, solo porque puedo regenerarme— Tech suspiró derrotado, odiando tener que hablar de si mismo, pero se lo debía al correcaminos —¿Sabes porque duermo en un cama ortopédica?—

—Debo admitir que me daba curiosidad, nunca te lo pregunté— Rev mordió el muffin, y pequeñas migas mancharon su pico. Tech tuvo resistir la tentación de limpiarlo, mientras el correcaminos siguió hablando —Aun así, noté que apenas la usabas—

—Antes del meteorito, sufría de dolor crónico, principalmente de espalda— Tech trata de entretenerse con otra cosa, y no ver a Rev mirarlo con cierta preocupación —Desde pequeño, sufrí muchos accidentes y algunas cuantas enfermedades que me dejaron los nervios dañados, haciendo que el dolor forme parte de mi vida adulta… Terminé desarrollando una alta tolerancia al dolor—

—Entonces ¿tu cabeza no registra del todo el dolor?— Rev pregunta esto con cierta duda. Tech asintió levemente.

—La regeneración borro todas mis cicatrices, reacomodo mis huesos, hasta hizo que creciera pelo en lugares donde no tenía, mi cuerpo estaba destruido antes de que me conocieras— Tech mordió el labio un poco asustado —Pero puede que mi mente no haya cambiado, y mi tolerancia sea demasiado alta, por lo que no me da miedo sufrir dolor—

—Oh, creo que lo entiendo— Rev había terminado su muffin, y paso su fina lengua por su pico. Tech sintió algo raro al verla, una urgencia muy extraña que se deposito en el fondo de su estómago, pero cerró las manos con fuerza para controlarse. No tenía idea que estaba pasándole, pero tenía muchas ganas de limpiar con su propia lengua a Rev.

—Tech— Rev le llamó la atención e hizo que espabilara. Estaba demasiado concentrado mirándolo, posiblemente se habrá sentido amenazado por su extraña actitud. Sin embargo, una luminosa sonrisa finalmente apareció en su pico —Tengo una idea para que evites volver hacer algo así ¿Quieres escucharla?—

Tech se azoró sin darse cuenta. Rev se acercó tanto a él, que sintió que se estaba quemando su cara. El correcaminos extendió su mano y paso sus dedos por el pelaje de su cabeza, haciendo que se calme un poco.

—Prométeme que no te volverás a poner en peligro a propósito, no más planes kamikaze para ti Tech— Los dedos de Rev rascaban el pelaje de sus orejas con suavidad, bajó hasta su cara, y acarició su mejilla, haciendo que Tech tome aquella mano y restriegue su cara en esta, sintiéndose hambriento por el contacto de aquellas suaves plumas.

—Está bien, soy inteligente, puedo evitar el lastimarme— Murmuró Tech con suavidad, tomando la mano de Rev, sintiendo como sus dedos se entrelazaban con total naturalidad.

—¿Lo prometes?— Rev se acercó mucho más a él, su cuerpo estaba pegado al suyo, haciendo que todo su espacio personal estuviera reducido a la nada misma.

—Te prometo que no volveré hacerte llorar— Tech no pudo evitar perderse en los ojos de Rev, su mano libre acarició el rostro del correcaminos, mientras agregaba con convicción —En lo que resta de mi vida, nunca te haré llorar Rev—

Rev entornó levemente sus ojos y acercó su pico a su cara. Tech movió su cola con cierta anticipación, tratando de acortar la distancia. Podía sentir el cálido aliento del correcaminos hacer cosquillas en su hocico, estaban a punto de besarse, y tal vez finalmente entendería porque su estómago estaba lleno de mariposas tratando de escaparse de allí…

—Doc, la comida está lista, quieren-Lo siento— Ace abrió la puerta de habitación, haciendo que los dos se separen de inmediato. Tech podía sentir como sus orejas estaban ardiendo de la vergüenza, mientras que Rev trataba de ocultar las plumas encrespadas de su cola —Perdón por interrumpir, yo… este… voy a irme por donde vine, si…—

Ace parecía que quería escapar de allí, pero Rev lo detuvo.

—Iremos enseguida— Dijo el correcaminos, con una sonrisa forzada. Tech no la apreciaba demasiado, las falsas sonrisas no le quedaban bien. Ace salió huyendo de allí, haciendo que los dos suspiren al unisonó.

—Entonces ¿Vas a cumplir tu promesa?— Rev le sonrió finalmente con franqueza, haciendo que Tech se sienta más animado. Estaba seguro que no le importaría hacer hasta lo imposible por aquella sonrisa, pero lo que el correcaminos no sepa, no le hará daño.

—Por supuesto, nunca volveré hacerte llorar, lo prometo— Tech no estaba seguro de como terminarían las cosas, de si lograrían terminar con aquella misión, pero estaba seguro de lo que haría hasta el último aliento de su vida. Tenía que hacer feliz a Rev, a como dé lugar.

(…)

TBC

Chapter 5

Summary:

Lexi recorre una ciudad vacía y sin luces, en plena noche, intentando hallar a la persona que pide auxilio a lo lejos. Tech y Rev intentan decidir que hacer respecto con la situación de Zadavia. Mientras tanto, el maestro de Ace se encuentra con la madre a Tech, formando una curiosa sociedad.

Notes:

Gente, este capitulo fue muy facil de escribir, así que mi problema no es la inspiración, sino el tiempo, y tengo menos del que pensaba.

No podré hacer fanarts hasta que no termine con este fic, así que me concentraré solo en esto.

Semana que viene, con las luces de neón de la ciudad al mejor estilo Blade Runner, vuelve la acción.

Saludos y manténganse a salvo.

Chapter Text

Cuando abrió sus ojos, Lexi no pudo ver absolutamente nada, por la oscuridad que la rodeaba. Trató de calmarse al darse cuenta que no sabía cuánto tiempo había pasado desde que se perdió la conciencia, y comenzó a mover despacio sus brazos para levantarse, sintiendo la dureza del concreto en sus manos, y un ligero dolor de espalda por estar acostada.

—¡A-ayuda!—

Su cabeza dolía mucho, pero estaba segura de que había escuchado a alguien, detrás de la cacofonía de sonidos que se levantaba a su alrededor. Por alguna razón, todo hacía demasiado ruido, desde las rocas que pisaba, el agua que goteaba entre los caños rotos del sistema de calderas, hasta su propio corazón y su sangre corriendo en sus venas. Todo era tan escandaloso que apenas del dejaban pensar, obligándola a taparse sus largas y peludas orejas con sus manos, deseando que la tortura terminara.

—¡P-por favor… Ayuda!—

Estaba segura de que escuchaba una voz lejana detrás del ruido ambiental que la estaba abrumando, aun así, le costaba trabajo concentrarse. Una parte de ella, estaba gratamente sorprendida, a pesar de la migraña que le provocaban aquellos ruidos, ya que en ningún momento de su corta vida había conseguido escuchar tan claramente como en ese preciso instante. Habiendo nacido sorda del oído derecho, y estando a punto de perder parcialmente la audición del izquierdo, estaba segura de que estaba teniendo un sueño vivido y fuera de serie.

—¡Hay alguien ahí!—

La joven coneja espabiló de sus pensamientos, seguía escuchando a alguien pidiendo auxilio, pero no podía ver absolutamente nada a su alrededor. Trató de vislumbrar si algo luz pasaba entre todo el escombro que casi le había sepultado, pero estaba completamente oscuro. Resignada y un poco ansiosa, repasó en su cabeza lo que había pasado antes de perder la conciencia, y a pesar de su migraña, pudo recordar detalles de lo sucedido.

Se encontraba en el gimnasio principal de la universidad de Acmetropolis, haciendo las pruebas para el equipo de porristas. Recordó lo nerviosa que estaba aquel día, porque sabía que tenía ciertas desventajas que no la ayudarían en la prueba. Las mismas animadoras le habían pedido que no se presentara, debido a sus problemas auditivos. Sin embargo, su terquedad superó su miedo, y tomó la prueba sin dudarlo. A pesar de haber hecho la rutina que se le había pedido a la perfección, ellas la habían rechazado porque no confiaban en que pudiera seguir sus instrucciones cuando llegue el momento. Por otro lado, le revelaron que no querían ser un equipo reconocido por aceptar a una discapacitada.

Eso no era justo, ella aún no estaba sorda, y le quedaba al menos un año antes de que su oído izquierdo deje de funcionar. Pero no se animó a replicar en ese momento, ni a discutir la decisión, porque su valentía se había ido por el drenaje al no haber conseguido que su rutina fuera lo suficientemente buena como para convencerlos.

Pero todo eso parecía carecer de importancia ahora.

Una enorme explosión, seguida de un terrible terremoto, destrozó por completo el gimnasio, atrapando a la mayoría de los porristas y estudiantes dentro de aquel lugar, cuando el techo se derrumbó y cayó sobre ellos. No tenía idea cuanto había pasado desde entonces, porque sus recuerdos solo llegan hasta ese momento, pero el único latido que escuchaba por todo el lugar era el suyo, y en la lejanía, en medio de la oscuridad, aquella voz pidiendo ayuda.

—¡Sáquenme de aquí!—

Lexi comenzó a caminar lentamente, armándose de valor, atravesando la oscuridad, temiendo caer al tropezar contra algún trozo de escombro, tratando de seguir la dirección aquellos gritos de auxilio. Su vestido color azul marino se había rasgado justo por encima de la cinturilla, pero por suerte, seguía cubriendo la mayor parte de su cuerpo. Le gustaría tener algo más de ropa, porque la temperatura comenzó a descender a medida que pasaban los minutos. Sin energía eléctrica, no había luz ni calefacción, el agua que desprendían de las cañerías estaba helada, y se hacía difícil avanzar al no ver absolutamente nada.

Finalmente, llegó a tocar la pared del gimnasio, y con cuidado, empezó a guiarse con el tacto, cada vez más ansiosa por todos los ruidos que la invadían y martillaban su cráneo. Se sentía aterrada, pero solo el oír a lo lejos aquellos gritos exigiendo ayuda, le permitieron avanzar y no detenerse. Deslizó sus manos por la pared, tratando de encontrar una puerta o ventana, caminando con cuidado y tratando de cuidar cada paso que daba.

Debe ser por eso, que evitó tropezar sobre un bulto, pero lo terminó pateando. Era demasiado blando para ser un trozo de escombro, y con algo de duda, lo toca con su mano, tratando de entender que había en su camino. Mientras sus ojos se ajustan un poco a la oscuridad, descubre debajo de sus dedos una cara helada y pegajosa, de apariencia humana, posiblemente de un cadáver. Quitó la mano rápidamente de aquel cuerpo sin vida, y gritó aterrada.

Lentamente, sus ojos captaron la silueta de una de las animadoras que la rechazó en la prueba, y no pudo más con la angustia. Comenzó a llorar y sollozar, angustiada ante la confirmación de que su corazón era lo único que escuchaba allí, porque todos los estudiantes y profesores que estaban con ella, murieron aplastados por el derrumbe del gimnasio ¿Cómo pensaba salir de allí? De seguro moriría como los demás, no había forma de que alguien tan inseguro y temeroso como ella, termine sobreviviendo a esta catástrofe…

—¡Ayuda! ¡Sáquenme de aquí! ¡Quiero ir casa!—

Los gritos no cesaban, y la dueña de aquella voz sonaba casi tan asustado como ella. Podía llorar todo lo que quiera, estar aterrada y congelarse en aquel sitio, pero si no alcanzaba a esa persona, de seguro podría pasarle algo horrible. Lexi se recompuso, secando las lágrimas y mocos con la manga de su vestido de gimnasia. Debía continuar y salir de allí, sobrevivir y ayudar a quien sea que estuviera en problemas.

Sin embargo, algo le preocupaba ¿Por qué no podía escuchar el corazón de esa persona? ¿Acaso estaba demasiado lejos como para captar ese sonido y no sus gritos? Sin dudarlo, Lexi tomó aire y exclamó a pleno pulmón:

—¡HOLA! ¡HAY ALGUIEN ALLÍ!—

Esperó unos instantes, pero la persona no le respondió. Entonces eso significaba que no podía oírla ¿Qué tan lejos estaba?

—A-ayuda… ¿Alguien me escucha?...—

Al parecer, se encontraba bastante lejos, y sea quien sea, no la escuchó a pesar de haber gritado tan fuerte. El silencio a su alrededor demostraba que no había una sola alma en el recinto. Tenía que salir de allí, y rastrear aquella llamada de auxilio en la lejanía. Si había una sola persona con vida, debía hacer lo posible por ayudarla, no podía dejar que muera como lo hicieron sus compañeros.

Armándose de valor, siguió intentando salir del gimnasio, y se percató que la puerta de emergencia tenía la manija completamente destrozada. Desesperada, trató de empujar la puerta, pero no pudo moverla un solo centímetro. Estaba completamente obstruida, y no había forma de que ella pudiera continuar avanzando.

—¡Auxilio! ¡No puedo salir de aquí!—

Lexi sintió que su corazón se desbocaba por la desesperación, sabía que no podía perder el tiempo allí, alguien necesitaba ayuda. Ella debía salir de ese lugar a como dé lugar, pero no sabía cómo. El dolor de cabeza iba aumentando a medida que la urgencia en su interior crecía desmesuradamente, la migraña se hizo insoportable de un momento a otro, y le obligó a sujetar tu cabeza, haciendo que sus orejas se aplasten en su cráneo, tratando de apaciguar los pocos ruidos ambientales que la aquejan.

Cuando la migraña se volvió insoportable y ella creía que iba a desmayarse, algo iluminó de repente todo el lugar por unos instantes, suficientes para ver a las víctimas de aquel derrumbe a su alrededor. La luz provenía de su frente, y a medida que el dolor de cabeza la abandonaba, un rayo salió disparado hacia la puerta, destrozándola y dejándole la vía libre para escapar.

¿Era su imaginación o había disparado un rayo psíquico? Aterrada, un grito ahogado salió de su garganta, y cayó al suelo sobre su trasero, completamente estupefacta. A su cuerpo le pasó algo cuando perdió el conocimiento, y estaba segura de que había cambiado demasiado. Su sentido del oído era demasiado fino, y estaba segura que podría escuchar el sonido de una aguja al caer, a una distancia considerable.

Y ahora disparó un rayo explosivo desde su cabeza ¿Qué le estaba pasando?

Desde la abertura que logro crear, podía ver un poco de luz del exterior, pero provenían de un par de carteles en llamas y las últimas luces del crepúsculo, permitiéndole vislumbrar un poco mejor el camino a seguir. Ella salió con sumo cuidado del gimnasio, aliviada de que el dolor de cabeza se haya mitigado después de disparar ese rayo psíquico. Terminó dándose cuenta que había perdido su zapatilla izquierda, haciendo que caminar con la que le quedaba, sea demasiado problemático. Al quitársela, se percató que sus medias estaban intactas, pero su vestido no estaba ayudando en nada a soportar la noche oscura y fría en la ciudad.

Temblando, Lexi miró a su alrededor, dándose cuenta lo vacía que estaban las calles. Volvió a gritar, preguntando si había alguien allí, pero nadie respondió. Cerró los ojos para concentrarse, esperando captar los gritos de auxilio que había oído antes. Por unos tortuosos segundos, no escuchó nada, pero finalmente la voz se elevó desde una dirección, calle abajo.

—¡Auxilio! ¡Sáquenme de aquí!—

Aliviada de que la persona atrapada siga con vida, y no se haya dado por vencida, Lexi trató de guiarse con su nuevo oído hacia donde se encontraba.

—Espérame, ya voy a encontrarte—

(…)

Sabía que ese día no debía haberse molestado en salir de su cama. Daniel no era un pato muy afortunado, lo sabía muy bien desde que perdió a sus padres a edad temprana y pasó toda su vida en sistema estatal, creciendo en hogares de acogida. Sabía perfectamente lo mala que era su suerte, y cuando no debía forzarla, y este resultó ser uno de esos días realmente malo.

Había comenzado quemando su tostada en el desayuno, luego quemó su lengua con café hirviendo, perdió el autobús para llegar a su primer trabajo, y terminó limpiando pañales usados de una alberca privada. La temporada baja de playa lo estaba matando, sus servicios de salvavidas no serían requeridos hasta dentro de un par de meses y no había ahorrado lo suficiente para poder pasar cómodo esos días.

Trabajar limpiando piscinas era lo único que podía hacer, hasta que comience la nueva temporada de vacaciones. Esperaba soportar hasta entonces, pero debía admitir que se estaba amargando. Daniel Duck nació para ser un salvavidas, un héroe que protege a las personas de las aguas traicioneras del mar, y no un simple pescador de pañales usados.

Estaba muy molesto y demasiado asqueado cuando la terrible explosión sucedió. No sabía que la había provocado, pero solo alcanzó a ver la onda expansiva avanzar directo hacia él, y atinó a levantar la red para limpiar piscinas, intentando protegerse con esta, a pesar de lo ridículo que fuera creer que lo salvaría.

Y ahora despertó atrapado dentro de un tanque de concreto, con algo de agua en el fondo, pero imposible de atravesar. Estaba muy confuso, no tenía idea de cómo llegó hasta ahí adentro, porque no había forma de entrar en aquel enorme contenedor de agua. Este no tenía una sola apertura de su tamaño. Él era el pato joven más pequeño de toda la ciudad, aun así, le era imposible pasar por el pequeño conducto que daba hacia afuera.

Esto era desesperante, confundido y aterrado comenzó a agitarse, ya que odiaba los espacios cerrados. Sin esperar un solo segundo más, comenzó a golpear el tanque de concreto con sus puños, y a gritar con todas sus fuerzas. No entendía como llegó a ese lugar, no recordaba haber estado cerca de una estructura parecida y no sabía cuánto tiempo había estado atrapado allí. Necesitaba salir de ese lugar cuanto antes.

—¡Auxilio! ¡Estoy aquí! ¡¿Alguien puede oírme?!— Daniel comenzó a gritar desesperado, golpeando el tanque con sus puños desnudos, dañando sus nudillos al chocar con el concreto. Debía haber alguien del otro lado que pueda oírlo, Acmetropolis es una de las ciudades más grandes y pobladas del mundo, estaba seguro que podrían encontrarlo. Hasta entonces, debía gritar hasta que logren rescatarlo.

Los minutos pasaron, y se transformaron en horas. El agua nunca fue un problema para él, pero en este preciso instante, se sentía helada. A pesar de que sus plumas no permitían que se moje del todo, no lo aislaba del frío, que estaba calándolo hasta los huesos.

No podía entender porque había bajado tanto la temperatura, ya que la ciudad siempre estaba caliente por todas las luces de los carteles de publicidad, las múltiples tiendas y la enorme cantidad de puestos de comida que nunca cerraban. La temperatura siempre era alta, no solo por la energía gastada sino por la enorme masa de personas que van de un lado a otro, las veinticuatro horas del día, siete días a la semana.

Sin embargo, no escuchaba ningún sonido, parecía como si el constante ruido del tránsito, los pasos y los gritos de las personas, habían desaparecido, haciendo que el mundo a su alrededor sea demasiado silencioso. El pánico comenzó a invadirlo, haciendo que el aire del tanque se vuelva irrespirable. Trató de no agitarse, de respirar lento, pero fue inútil. De un momento a otro, pensó que moriría en el acto y que nadie vendría a salvarlo, haciendo que su cuerpo se estremezca por completo, temblando de puro terror.

Daniel creía en ese preciso instante que moriría en aquel lugar, completamente solo, y nadie le recordaría ¿Y porque lo harían? Era solo un huérfano, sin familia ni amigos, que no le importaba a nadie…

…Debía aceptarlo, este era su fin…

Eso no estaba bien. No podía darse por vencido, ni darse el lujo de morir sin dejar huella en el mundo. Él debía convertirse en alguien reconocido, y que el mundo sepa de su existencia.

—¡Auxilio! ¡Sáquenme de aquí!— La garganta del pato dolía mucho, apenas le quedaba energía por estar tiritando de frío, pero no podía darse por vencido, era esto o tener otro ataque de pánico, y morir sin hacer nada al respecto.

—¡Auxilio! ¡No puedo salir de aquí!— El pato golpeo nuevamente el tanque, y sintió como su voz se quebraba, y sus ojos se llenaban de lágrimas. No podía ser su final, ese no iba a ser su final —¡Hay alguien allí!—

El cansancio de gritar por horas lo dejó rendido. El hambre comenzó afectarle, y estaba seguro de que su vista estaba borrosa por el cansancio. Se sentó en el fondo del tanque y limpio sus lágrimas de frustración, sintiendo que no tenía más opción que esperar a recuperar sus energías, y volver a intentarlo.

Lo haría tantas veces como fuera posible…

—¡Hola! ¡¿Me escuchas?!— Una voz se alzó en el aplastante silencio. El corazón de Daniel salto de emoción, pero su garganta estaba demasiado ronca para gritar —¡¿Dónde estás?!—

—Es… Estoy en… cof, cof, estoy en el tanque…— Daniel no podía creer su suerte, se había quedado sin voz. Salía fina y silbante de su garganta, era imposible que la persona que estaba del otro lado pueda oírlo. Una vez más la mala suerte vuelve arruinarle la vida, quitándole toda esperanza para ser libre.

Un golpe desde el exterior del tanque llamó su atención ¿Cómo lo encontró tan fácilmente? Daniel no lo pensó dos veces, y golpeo las paredes del interior para que sepa que estaba allí.

—¿Estás bien? ¿Tienes alguna herida?— La voz de una mujer se escuchó al otro lado, y eso animó mucho al pato. Al fin alguien le escuchó.

—Me quede sin voz, tengo frío y hambre, pero no estoy herido— Daniel no tardó en informar de su estado, al menos para calmar a la recién llegada.

—Es una suerte que no tengas heridas, estoy intentando averiguar cómo sacarte de aquí, pero el tanque está sellado completamente— Al parecer, la persona del otro lado podía oírlo, a pesar de que su voz era tan débil y fina. Daniel sintió una enorme alegría invadiendo en su corazón ¿Acaso ella estaba allí porque lo escuchó pidiendo ayuda?

—A decir verdad, estoy aquí para salvarte…— El pato se percató que le escuchó murmurar sus pensamientos, lo cual le dejó impactado. La voz del otro lado era cálida y sincera, y por alguna razón, Daniel quería conocer con suma urgencia quien estaba del otro lado para agradecerle —…Y darte las gracias por guiarme hasta aquí—

—¿Tú quieres darme las gracias?— El pato sentía que una enorme sonrisa en su pico se estaba formando, y su corazón saltó dentro su pecho. El tanque de repente se iluminó ligeramente, por unas chispas que salieron a su alrededor, pero no lo notó.

—Me salvaste la vida, de no ser por ti, yo no estaría aquí— Ella dijo esto con tanta sinceridad, que el pato sintió que su vida volvía a tener sentido. Debía salir de allí y ayudar a la persona que estaba al otro lado. Algo dentro de él le decía que estaba tan sola como él —Pero ahora no sé cómo sacarte de aquí, este tanque no se abre—

Daniel no iba a permitir que todo ese esfuerzo sea en vano. Debía salir de allí, ese tanque no lo detendría, no iba a dejar que alguien más este solo, nadie merece sentirse de esa forma…

De repente, el tanque se iluminó de una intensa luz blanca, que lo dejó ciego por unos segundos, y cuando volvió abrir los ojos, se percató que estaba a unos pocos centímetros de lo que parecía ser una azotea. A pesar de la oscuridad, vislumbró por unos instantes el rostro lleno de sorpresa de una joven coneja de pelaje color canela y enormes ojos color esmeralda.   

—¡Saliste del tanque!— Gritó emocionada la chica, sonriéndole de una forma que de seguro haría sentir muy celoso a su novio.

Porque ella debía tener novio, Daniel conocía su suerte…

Pero lo más importante aquí ¿Cómo salió del tanque? No tenía idea y mucho menos tiempo para pensar. No reaccionó al grito de emoción de su interlocutora, y cayó como un saco de papas, golpeando su cara contra el duro concreto que cubría el techo. El dolor le hizo volver a la realidad, levantándose de inmediato para notar que todo a su alrededor estaba oscuro.

—¿Te encuentras bien? Estaba tan oscuro que no pude atraparte— Ella se disculpó, sinceramente apenada.

—Mejor, te habrías hecho daño si caía encima tuyo— Daniel no pensaba herir a la persona que le había encontrado, de por sí, nunca se lo perdonaría a sí mismo. Sin embargo, una duda le invadió mientras sus ojos se acostumbraban a la oscuridad total —Este sitio esta tan oscuro que apenas puedo ver mis manos ¿Cómo llegaste hasta aquí?—

—Seguí tu voz— Ella dijo esto, y a pesar de la falta de luz, podía jurar que estaba sonriéndole mientras hablaba —Y me guío en la oscuridad—

(…)

Rev notó como la oscuridad se tragaba a la ciudad por completo, mientras las luces del crepúsculo se apartaban, para dar paso a una noche de luna nueva, completamente cerrada y profundamente oscura. Era una sensación extraña de añoranza, observar el exterior desde el enorme ventanal de aquel departamento, ya con las luces apagadas de la habitación que estaba ocupando. Podía ver el cielo estrellado como si estuviera en medio del desierto, junto con la calma y el silencio que le caracterizaba.

Realmente extrañaba el árido paraje donde solía ocultarse de su familia, estar solo, sin ser juzgado ni presionado a ser algo que no era. Rev sentía que no podría dormir esa noche, ni las siguientes, porque lo que le estaba pasando era impensable, que cambiaría su vida para siempre. Era rápido, tal vez demasiado rápido. Ahora su velocidad era supersónica y según Tech, parecía que podía aumentar a medida que siguiera corriendo.

Así que solo debía correr, como cualquier correcaminos normal.

Pero él nunca se sintió como un correcaminos normal.

Desde siempre, prefería correr sin que nadie lo viera, para evitar la vergüenza de no ser como los demás. Pero ahora que era mucho más rápido, por algún motivo, no quería que nadie de su comunidad lo vea, siquiera su familia. Ahora mismo, solo quería que Tech lo vea, se maraville de su habilidad y se impresione a verlo realizar sus carreras ¿Era raro? Posiblemente. Apenas lo había conocido hace unas cuantas horas, si era generoso, podía decir que habían pasado un día entero juntos, como para justificar su apego por el coyote. Sin embargo, Rev no sabía si era normal estar tan enamorado de alguien en un corto periodo de tiempo.

Era demasiado raro para él, nunca se había sentido así por nadie. Es más, creía que el amor a primera vista no era real, pero ahora mismo estaba completamente seguro de que se había enamorado de Tech.

Era bueno aceptar y entender sus emociones, pero la pregunta era ¿Qué hacer con eso? No pudo pensar demasiado en eso, porque alguien golpeo a la puerta de la habitación.

—¿Problemas para dormir?— Tech se anunció antes de entrar en la habitación, trayendo una manta para él. Rev sintió como su corazón saltó de su pecho, y un escalofrío recorrió su espalda. La habitación estaba bastante fría, aun hasta para sus estándares, pero estaba tan concentrado en sus pensamientos, que no lo noto.

—No creo que pueda dormir ¿Cómo lo llevas?— Rev sonrió al verse cubierto por una cálida y suave manta, y se acomodó en el sofá que daba al ventanal. Lo único que podía verse, eran las estrellas en el oscuro cielo, pero ahora se sentía más reconfortado.

—Puf, bastante mal, mi cabeza no puede parar de pensar, así que supongo que hoy toca insomnio— Tech comentó esto con una leve sonrisa. En la oscuridad, podía verse su colmillo canino sobresaliendo de su labio. Rev levantó su manta, y le hizo señas para que siente a su lado.

—Vamos, no muerdo— El correcaminos bromeo al ver que Tech rascaba su cuello con su mano derecha, claramente nervioso por aquella invitación. Era adorable, pero estaba seguro que no apreciaría que se lo dijera.

—Sería una mutación curiosa si llegaras a lograrlo— Comentó con cierta molestia Tech, pero terminó cediendo, sentándose a su lado y aceptando que le cubra con su manta. Rev aprovechó a recargarse en el pecho de coyote, escuchando como su corazón latía, demasiado rápido para considerarlo normal.

—Supongo que podría esperar que pase, es decir, ya tengo supervelocidad, podría desarrollar la habilidad de morder— Rev bromeo sin poder evitarlo, sintiéndose extrañamente valiente en ese momento. Era demasiado fácil invadir el espacio personal del coyote, como si todo el tiempo estuviera hambriento de tacto.

—Sería agradable verte masticar tu comida para variar, pero supongo que los demás no lo apreciarían— Cuando Tech habló con suavidad, sintió como retumbaba su pecho, haciendo que su cuerpo se relaje aún más. Era agradable, y se preguntaba si en algún momento podría tocar de nuevo el suave pelaje de su pecho, recordando la primera vez que lo hizo...

Rev tuvo de reprimir ese pensamiento, no iba a ningún lugar decente.

—Eres muy extraño ¿Sabes lo raro que sería tener dientes en el pico?— Rev sintió que este tema era más seguro. En medio de la oscuridad, a solas, con todos durmiendo, agotados por ese día inverosímil, necesitaba que Tech no trate de hacer nada que su corazón no pueda manejar.

—Los gansos tienen dientes— Protestó de repente el coyote, haciendo que Rev se sonría para sí mismo.

—Y son unos malditos sociópatas ¿Por qué estamos discutiendo esto?—

Tech tarareo por unos momentos, como si considerara hablar de lo que realmente le molestaba. Rev podía ver los engranajes de su cabeza moviéndose, a una velocidad alarmante. Los ojos del coyote estaban enfocados en el vacío, moviéndose levemente de un lado a otro como si repasara la información acumulada en su cabeza. Cuando terminó lo que sea que estaba haciendo dentro de su mente, relajó su cuerpo y su respiración se volvió un poco más lenta.

La mano derecha del coyote se posó en su espalda, y masajeo suavemente su columna, en un intento de calmarlo. Rev se dio cuenta que estaba reteniendo la respiración ante ese gesto, un poco abrumado por su extraña actitud.

—Tengo una teoría sobre la gente desaparecida ¿Quieres oírla?— Tech preguntó con cierta vehemencia, dándole la opción de no escarbar en su mente en ese momento. Rev tragó saliva, esperando poder manejar la información.

—Supongo que será un tema mucho mejor para discutir, superando con creces tu disertación sobre las maravillas de la masticación— Replicó el correcaminos, ganándose una risa ronca y nasal del coyote. Era una risa tan bonita, sabía que otros la encontrarían molesta, pero no le molestaría oírla más seguido. Tech dejó de reír, suspiró resignado y agregó de manera lacónica.

—Sinceramente, creo que es peor, pero necesitamos hablar de esto y decidir qué decirle a Zadavia y a los demás—

Rev no pudo evitar suspirar levemente, al darse cuenta que no estaba seguro de como sentirse al respecto. Iban a decidir, entre los dos, como manejar la situación. El grado de confianza que estaban manejando a estas alturas era alarmante, y estaba seguro que no debería ser tan fácil aceptarlo para un observador externo. Sin embargo, no le costaba admitir que se le hacía natural, como si estuvieran esperando encontrarse durante toda su vida ¿Sonaba espeluznante o cursi? Tal vez ambos.

Volviendo a su conversación, si Tech quería hablar a solas con él y no iba a ser un tema agradable, estaba seguro de lo que le esperaba.

—Son malas noticias—

—En escala del uno al diez…— Tech murmuró la frase con desazón, sin ánimos de completarla.

—Entonces son muy malas noticias— Rev rodeo la cintura de Tech, recargándose por completo sobre él. Era delgado, pero podía sentir una ligera musculatura tensándose debajo de sus brazos. El coyote le correspondió, abrazándolo con firmeza, pero sin apretar demasiado su cuerpo. Era una pena que el material del chándal no le permita sentir el pelaje del coyote —Te escucho, hagamos que el insomnio valga la pena—

—Eso me agrada, compartir el insomnio con alguien es agradable ¿Lo dije en voz alta? No me hagas caso— Tech divagó, haciendo que la cara de Rev se encienda por el sonrojo. El coyote aclaró su garganta y comenzó hablar —El objetivo de toda esta operación siempre fue Zadavia, iban a quitarle sus poderes, hacer que se estrelle en nuestro planeta y destruirla con el meteorito, exactamente en ese orden—

—Nosotros solo fuimos rehenes, esos nerdlucks sabían que ella trataría de protegernos, y nos usaron de carnada todo el tiempo— Rev era consciente que esta era la parte que Zadavia ya sabía, pero al parecer Tech notó algo curioso al respecto.

—Solo éramos el daño colateral, demasiados insignificantes para los planes de estos seres— Tech trató de sonar desapasionado, pero aún le afectaba la sola idea de morir sin poder hacer nada para evitarlo. Rev tarareo en señal para que continue, entre más rápido procesen esto, más rápido resolverían que hacer —El ser que ideo todo esto estaba dispuesto a lo que sea para eliminarla, ella piensa que fue su hermano, pero alguien que la conoce de toda la vida no cometería el error de subestimarla—

—Entonces es alguien que la conoce, pero que no tiene idea de lo que es capaz ¿De su mismo planeta tal vez? ¿Cómo no se percató de sus habilidades?— Rev estaba tratando de entender que estaba pasando con la información que Zadavia les dio hasta entonces. Ella insinuó pertenecer a la realeza, de ser así, sus poderes debían ser de conocimiento público…

…Al menos que, no sean poderes habituales para un ser del planeta Freglen. Un tabú que debía ser oculto.

—Zadavia es como nosotros, aunque más talentosa, posee poderes de sanación, es capaz de producir ondas electromagnéticas de diferentes frecuencias y puede destrozar cualquier material, si ella pertenecía a la realeza, tal vez su familia no reveló sus habilidades por el desbalance de poder— Tech supuso que la política era la razón por la que pudieron haber ocultado la verdadera naturaleza de Zadavia. Rev se preguntaba si su hermano también la resentía por sus poderes, tanto como para que ella piense que le desea la muerte.

De ser así, era muy triste, y no sabía si quería preguntarle acerca de eso.

Rev estaba seguro de que Rip jamás le haría daño a propósito, pero se fue de casa y lo dejó solo, lidiando con su padre. Aunque no hubo un solo momento en que expresara tener problemas en casa, dudaba que su padre no este aprovechando la extraña condición de su hermano para molestarlo ¿Estará bien? Esperaba que sí.

—Así que ella resultó ser demasiado poderosa y fue toda una sorpresa para el ser que le tendió la trampa, por lo que debe estar furioso y posiblemente desesperado, haría lo que sea por terminar el trabajo…— Rev dejó divagar a su mente, tratando de imaginarse los posibles escenarios, hablando con rapidez, hasta que se detuvo ante el posible peor escenario de todos —Oh, no puede ser, esos desgraciados…—

Al parecer, Tech hasta podía leerle la mente en ese momento, porque tarareo estando de acuerdo con él y agregó con calma:

—Seh, teorizo que tomaron rehenes, y millones de estos, casi todos los habitantes de Acmetropolis, por eso está todo deshabitado y los nerdlucks se pasean por la ciudad buscando posibles víctimas— Tech suspiró derrotado, tal vez preocupado por su madre, tal vez preocupado por lo que implica tener en sus manos cientos de vidas, y si no hacían algo pronto, podría significar el final de todo —Tenemos que encontrarlos, de una forma u otra, de lo contrario, no podremos hacer nada para cuidar de Zadavia o del planeta—

—Esto es horrible, toda esa pobre gente… ¿Y si mi familia está atrapada? Mi pobre hermano debe estar aterrado— Rev se lamentó mucho no estar en esos momentos con él, pero Rip era un chico de mente serena y muy frío, posiblemente este tratando de calmar la histeria de sus padres si fueron secuestrados. Por otro lado, toda su familia vivía en un acantilado, tal vez los nerdlucks no llegaron a ellos.

Esperaba que se haya dado el segundo caso, no quería que su hermanito sufriera.

—¿Tienes un hermano?— Tech parecía interesado en conocer un poco más sobre él, y en ese momento, Rev se percató que en ningún momento habló sobre su familia. Era difícil hablar de su padre o de su madre, al menos que estuviera divagando. Pero hablar de Rip siempre era sencillo, adoraba a su hermano por ser tan diferente a los demás niños que había conocido en la escuela y el instituto. Nunca parecía que perdiera la concentración, sabía que decir y cómo reaccionar, y hablaba solo cuando estaba seguro de cómo responderte. Su padre le guardaba el mismo rencor por ser lento, pero al ser el menor, simplemente le ignoró como si no hubiera nacido.

Ser ignorado era peor que ser presionado hasta desarrollar ansiedad, Rev estaba seguro de eso, pero Rip siempre trataba de demostrarle que no le importaba, tal vez para protegerlo ¿Qué le podía contar a Tech para no abrumarlo?

—Si, se llama Rip, es unos tres años más joven que yo, está en el instituto, supongo que estará junto con mi familia, tratando de lidiar con la histeria de mis padres, pero no te preocupes, él siempre sabe que decir…— Rev se detuvo, jugando con los dedos peludos y suaves de Tech al darse cuenta que los tenía al alcance, y le miró con cierta duda —¿No quieres seguir hablando de los secuestros?—

—No, por ahora no hay nada que podamos hacer, la oscuridad no nos permitirá movernos con facilidad y los demás están muy cansados— Tech dijo esto con cierta calma, y de repente entrelazó los dedos de su mano derecha con los de Rev, haciendo que se azorara por el íntimo contacto ¿Por qué todo era tan fácil con él? La voz del coyote le hizo reaccionar, siendo un poco más suave y baja que de costumbre —¿Qué quieres decirles a los demás?—

Tech estaba esperando su opinión al respecto. Dar malas noticias en estas circunstancias no iba a ser bienvenido, pero todos merecían saber la verdad.

—Todo. Es más, necesitamos que Zadavia hable de su hermano y sus súbditos, ella estará dolorida por su mala relación, pero no podemos descartar que confabularon en su contra y necesitamos toda la información que podamos recabar al respecto— Rev estaba siendo un poco duro con la joven alienígena, pero si no planeaban con cuidado sus siguientes pasos, las vidas de miles de personas estarían en peligro.

—Tal vez la consideren un monstruo en su mundo— Tech murmuró esto con cierta resignación, y el correcaminos sintió como la ira burbujeaba en su interior ante la idea.

—Son unos idiotas ignorantes si llegan a considerarla así—

Tech tarareo de nuevo, se lo veía relajado, pero solo externamente. Sus ojos volvieron a enfocarse en la oscuridad que los rodeaba, y agregó con cierta calma.

—Me gustaría hacer planes de contingencia, para evitar que ella intente sacrificarse por los rehenes o por nosotros—

—¿Quieres planear a sus espaldas?— Rev estaba escandalizado, y a la vez, un poco preocupado por Zadavia. Era posible que necesiten pensar en algo para protegerla, pero llegar a tanto le parecía excesivo—¿No crees que ya han confabulado bastante en contra de ella?—

—Es por su propio bien, es obvio que la criaron para cuidar del más débil con sus poderes, algo admirable si me lo preguntas, pero inútil si queremos mantenerla a salvo— Tech fue brutalmente sincero, y era la primera vez que veía ese lado suyo. Rev se preguntaba qué tan desalmado podía llegar a ser.

—Ella no apreciaría que intentes engañarla para mantenerla a salvo— El correcaminos no estaba seguro si alentar esta idea, pero no iba a detenerlo. Asumiría la culpa, porque sería cómplice de todos modos. Un poco incomodo, soltó la mano de Tech, y este parecía arrepentirse de su idea, pero solo por unos segundos.

—Lo que ella no sepa, no la dañara— Tech parecía estar seguro de su idea, haciendo que Rev suspire resignado y le sonría con simpatía, sintiendo que no tenía remedio.

—Eres un coyote tramposo—

—Gracias, lo heredé de mi madre, y ella es descendiente directa del infame Wile, el más tramposo de todos— Al parecer, era algo que solían decirle a menudo, pero escondía algo doloroso atrás. Rev se sintió picado por la curiosidad.

—Debió haber sido la más querida de tu comunidad—

—Nah, ni lo creas, tuvo que pelear con uñas y dientes para casarse con mi padre, los rumores sobre los descendientes de Wile hacían que nadie quisiera desposarla— Tech sonó amargado al respecto, pero también, bastante molesto.

—¿Rumores? ¿Qué rumores?— Preguntó Rev, un poco preocupado ¿Qué clase de oscuro secreto guardaban los descendientes de Wile? Tech le miró por unos instantes, evaluando si decirle algo al respecto, pero finalmente cedió.

—Se rumorea que todos nosotros tenemos genes de correcaminos—

—¿Qué? ¿Eso es posible?— Rev estaba un poco mareado ¿Era por eso que se llevaba tan bien con Tech? El coyote frunció el ceño, y protestó por lo bajo antes de contestar.

—Rev, es genéticamente imposible, lo sabes muy bien, eres listo—

—Lo siento, pero ¿Por qué pensarían…? Oh, claro, creo que lo entiendo—  Rev presionó su pico, sintiéndose un poco mareado ante la posible insinuación de aquella relación tan antigua entre sus antepasados. Su padre era un ignorante, en todo sentido de la palabra, si los coyotes eran conscientes de aquel suceso de un modo completamente diferente —…Tus parientes seguro que se sintieron aliviados cuando vieron lo malo que eres corriendo—

—Auch ¿Mi forma de correr es tan terrible?— Tech se rio de una forma tan relajada y nasal, que Rev sintió como sus plumas se erizaban. Estaba seguro que amaba esas risas, a pesar de lo inusuales que eran. El coyote se calmó un poco, antes de seguir hablando —Aunque no lo creas, esperaban que naciera con pico y plumas, los rumores a veces se vuelven mucho más creíbles que la información verídica o la lógica—

—Tu padre no los creía— Supuso Rev, haciendo que el coyote deje de sonreírle, y asienta levemente.

—Papá era un gran hombre, nació para salvar la vida de las personas, sin importar quien sea, él nunca se dejaría llevar por un rumor— Los ojos de Tech brillaron ligeramente por unos segundos, pero una suave sonrisa apareció en su rostro, haciendo que Rev desee besarlo en ese instante.

—Me hubiera encantado conocer a tu padre ¿Cómo era?—

—Igual a Zadavia— Tech dijo esto con cierta amargura, y sorpresivamente, le abrazó con fuerza. Rev sintió como el coyote se estremecía, y su corazón se terminó estrujando cuando escuchó lo que trataba de decirle a continuación, mientras su voz se quebraba —N-no podemos dejar que ella termine como él—

Rev no podía prometer nada, no iba mentirle a Tech, pero estaba seguro haría lo necesario para mantenerla a salvo.

(…)

Caminar en la carretera en plena noche no era de las mejores ideas que había tenido, pero estaba demasiado viejo para quedarse en su casa y esperar que su pupilo se aparezca por su cuenta. La pequeña cría de conejo que apenas aprendió agitar su espada hace cinco años, estaba desarmada y posiblemente indefensa en medio de una ciudad abandonada por la mano de Dios. Así que después de asegurarse de cerrar el dojo y de traer la katana de Ace junto con la suya. Guardó su pipa y su mejor tabaco dentro de las amplias mangas de su haori negro, acomodó debajo de este su yukata color índigo, y salió caminando con cierta calma hacia la gran ciudad.

La noche lo sorprendió, pero su esponjoso pelaje blanco siempre estuvo mejor adaptado al frío que al calor, por lo que pudo continuar sin inmutarse. Vash Yojimbo ya no necesitaba dormir y comer tanto como antes, pero no negaría que un sake caliente pudiera mejorar su humor en aquella caminata.

Caminar ebrio le haría olvidar los robots con forma humanoide que tuvo que cortar para evitar que lo raptaran, y también, diluiría lo preocupado que estaba por Ace.

La oscuridad era beneficiosa para animales nocturnos y muchos de sus hermanos roedores tenían buenos sentidos para realizar sus actividades en plena noche. Un lagomorfo como él estaría en clara desventaja, si no fuera por sus largos años de entrenamiento intentando alcanzar la iluminación. Esperaba que el tiempo sea indulgente con él y su camino de la espada no haya terminado. Por ahora solo buscaría a su pupilo y se aseguraría de que este sano y salvo.

Vash no sabía que tanto camino le quedaba para llegar a ciudad, era perturbador no sentir una sola presencia a su alrededor, excepto pequeños animales menos evolucionados, que se escurrían entre los matorrales de la banquina. No había humanos, ni antropomorfos en los lugares habituales, y la oscuridad hacía que ese paramo se vuelva cada vez más inhóspito.

De repente, escuchó el ruido de un motor a lo lejos. Las luces de los faroles del vehículo, resaltaban en medio de la oscuridad como los feroces ojos de una bestia sanguinaria. Vash se apartó del camino al ver como el vehículo se detenía a medida que se le acercaba, y le hacía claras señales, subiendo y bajando la intensidad de sus luces.

El viejo conejo se detuvo, el vehículo, un automóvil con propiedades levitadoras, se detuvo junto a él y detectó un fuerte aroma a café y azúcar invadiendo el ambiente cuando la ventanilla de este se abrió. El recién llegado le apuntó con una linterna, dejándolo un poco ciego, pero de inmediato, encendió la luz en el interior de vehículo permitiendo ver al conductor.

—¿Necesitas que te lleven? Voy cerca de la ciudad a realizar un trámite— La voz arrastrada de un coyote hembra le llamó la atención. Vash no pudo evitar entrecerrar sus ojos en señal de desconfianza, al verla vestida con lo que parecía ser una camisa con estampado ridículo, pantalones pijama y pantuflas de peluche, y un largo abrigo negro bastante caro encima, tratando de aparentar ser un miembro productivo de la sociedad. Algo le decía que esta mujer estaba tramando algo, y no era nada bueno.

—Creo que llegaré más rápido a la ciudad si voy caminando, por la naturaleza de tu “tramite”, pero estoy curioso ¿A dónde vas realmente?— Pregunto el viejo conejo, acariciando su mentón.

—Está bien, tú ganas, nada de trampas, se ve que eres demasiado listo para ser engatusado— Era curioso como la extraña antropomorfo levantó sus manos en señal de rendición, pero Vash no iba a bajar la guardia. Si era peligrosa, acabaría con su vida en ese instante. Si solo era un coyote más civilizado, aceptaría la treta que estaba a punto de ofrecerle —Voy a la planta de electricidad a reiniciar los transformadores de manera manual, porque quiero que haya energía eléctrica e internet nuevamente, para poder comprar unos personajes promocionales de mi juego en línea—

Vash se arrepintió de haber preguntado. Esta mujer era uno de esos coyotes tramposos, demasiado listos para su propio bien, pero ridículamente obsesivos con sus pasatiempos. Sin embargo, buscar a Ace en la oscuridad sería infructuoso, por lo que traer la luz a la ciudad le sería de utilidad.

No sabía que tanto éxito tendrían, los coyotes son imanes de problemas, pero al menos esta hembra no era más que una viciosa y tenía una razón estúpidamente egoísta para hacer algo bueno. Podía confiar en esta empresa solo por eso.

—Te acompaño, estoy buscando a alguien y necesito que la energía regrese para poder hallarlo con mayor facilidad— Indicó Vash, ocultando sus manos en su haori.

—Eres uno de esos padres controladores y sobreprotectores, de seguro tu cría se molestará al verte— Ella hizo una mueca mientras hablaba de manera arrastrada, haciendo que le molestara su rara actitud, pero abrió la puerta para que entre y se siente en el asiento del acompañante —Me agradas, soy Susan, por cierto—

—Me llamo Vash— El conejo trató de no pisar las latas de bebidas energizantes vacías y los vasos de cartón que alguna vez contuvieron café, acomodando su cuerpo en el asiento. Era una suerte que el vehículo fuera tan amplio, porque era cómodo para su cuerpo tan grande, pero el aroma a café endulzado era peor allí dentro. Al ver el asiento trasero, la cabeza de uno de los androides que cortó y destruyó cerca del dojo, estaba enchufada a un ordenador portátil, mientras este no paraba de brillar y parpadear.

—Eso de ahí atrás es un proyecto que necesita más energía eléctrica para concretarse— Reveló de inmediato la coyote, haciendo que el conejo suspire, sin entender que intentaba hacer —Son autómatas alienígenas de forma humanoide, estoy robándome su software avanzado para hacer “cosas”—

—De seguro te refieres a cosas ilegales, no preguntaré, no me interesa— Vash no podía molestarse sobre algo que no entendía. La coyote resopló de una forma nasal muy molesta, burlándose de su actitud.

—Oh, pero entrar a la central eléctrica técnicamente es allanamiento— La enorme sonrisa canina, llena de enormes y brillantes colmillos, adorno la cara facinerosa de la coyote —Aunque puede que a nadie le importe, ni siquiera a nuestro gobierno de mierda, toda la gente ha sido abducida por alienígenas—

—¿Alienígenas? ¿Te refieres a seres de otro planeta?— Vash estaba un poco preocupado ahora, nunca había lidiado con una invasión de estas características. Pero tenía sentido, no había una sola persona a kilómetros a la redonda ¿Ace habrá sido raptado también?

—¿Para qué crees que diseñaron a estas latas mal programadas? Las desgraciadas se llevaron a todo mi personal y a mis colegas, escape porque puede hackear uno de estos cacharros, y por suerte mi hijo también lo consiguió, así que ahora solo planeo jugar hasta que todo se solucione por su cuenta— Ella dijo esto con una actitud relajada, pero era bastante obvio que ocultaba algo detrás de este objetivo. Se tomó muchas molestias, fue curiosamente amable e iba arriesgarse a recuperar la energía de la ciudad. Podía decir que no le importaba, pero detrás de esa horrible actitud y sus obvias obsesiones, se encontraba el corazón de una madre preocupada.

—Te ayudaré a devolver la energía a la ciudad, y luego iré a buscar a mi cría ¿Quieres que le dé un mensaje a tu cachorro si llego a encontrarlo?— Vash dijo esto con total calma, guardando la esperanza de que Ace haya sido tan competente como el hijo de esta coyote. El joven conejo no era un genio como de seguro lo era el cachorro de esta mujer, pero era listo, y podría evitar ser capturado.

Debía confiar en él.

Susan le miró por unos instantes, antes de arrancar el auto, de una forma un tanto perturbadora, como si estuviera midiendo sus palabras. Sus ojos color almendra, adornados por enormes ojeras por la falta de sueño, se volvieron ligeramente cálidos finalmente.

—Si lo ves, dile que noté que le falta la cicatriz de su frente, y cuando vuelva a contactar conmigo, más le vale que tenga una buena explicación al respecto— Expresó la mujer con cierta seriedad.

—Y te atreves a decirme que soy un padre controlador— Le recriminó Vash, para luego reírse muy fuerte a costa de la coyote —Eres una hipócrita, Susan—

—Y tú todo un encanto, espero que te ahogues con tu propia lengua— Molesta por haber sido burlada, comenzó a conducir hacia su próximo destino, sin volver a dirigirle la palabra de nuevo.

(…)

TBC

Chapter 6

Summary:

Lexi y Duck se encuentran con el ultimo nerdluck, y comienzan a planear como derrotarlo. Vash y Susan reestablecen la electricidad en Acmetropolis, y el grupo que esta con Zadavia, está más animado con la posibilidad de continuar con la búsqueda del meteorito. Tech y Rev deciden pedirle a Zadavia que revele todo lo que sabe, pero se abruma ante semejante compromiso.

Notes:

Hola, termine el capitulo, pero estoy media tocada todavia por la gripe, espero que haya quedado bien, pero me da la sensación que le falta otra revisión.

Subiré el capitulo, y puede que arregle los errores durante la semana.

Saludos y disfruten.

Chapter Text

Lexi trató de no sentirse culpable de entrar aquella tienda abandonada y buscar algo de ropa para cambiarse, pero sintió que no tuvo más opción, ya que el frío estaba siendo insoportable y su pelaje era demasiado fino para esas temperaturas. Aun así, no pudo evitar sentir que estaba robando, a pesar de que sean los únicos que se encontraban en aquel lugar. Habían podido moverse con un poco más de facilidad, entre las oscuras calles de la ciudad, ya que Daniel había conseguido unas linternas, pero estas apenas le permitían ver algo, por lo que al final no lo pensó demasiado y escogió una sudadera con capucha color fucsia y unas calzas térmicas negras, demasiado llamativo para su gusto, porque marcaba su figura, pero más abrigado que su vestido de gimnasia.

—¿Crees que podamos encontrar algo de comer? No sé porque, pero muero de hambre— Daniel estaba desparramado en una de las butacas que había repartidas en la tienda. Se veía bastante desanimado por el hambre, pero al menos se había cambiado la ropa, usando una sudadera anaranjada y unos pantalones de chándal negro. A pesar de haber estado en un tanque de agua, con solo cambiarse de ropa, pudo recuperar el calor de su cuerpo. Ventajas de sus plumas impermeables, supuso la coneja para sus adentros.

—Hay una tienda a unos cuantos metros de aquí, aunque dudo que convenga comer algo refrigerado— Lexi conocía muy bien ese parte de la ciudad, porque era el camino que tomaba para ir hacia el metro y llegar a casa. No sabía cuánto tiempo había pasado desde que perdieron el conocimiento y se preguntaba como estaban sus hermanos, cruzando sus dedos, esperando que no destruyan el departamento que compartían en su ausencia.

—Que molestia, cuando hay un apagón es como si todo estuviera paralizado ¿Qué haremos hasta que amanezca?— Las quejas de Daniel eran fundadas, pero no había mucho más que pudieran hacer hasta que salga el sol. Lexi levantó sus hombros con cierta resignación, su dolor de cabeza y su estómago vacío no le permitían pensar claramente.

—Por ahora, me gustaría comer algo y tal vez tomar una aspirina, mi dolor de cabeza volvió— Lexi no pudo evitar masajear su sien. Por suerte, la voz de Daniel la mantenía más centrada y el sonido ambiental había dejado de abrumarla.

Su otra habilidad, en cambio, estaba siendo un poco más problemática.

—¿El dolor estará relacionado con tu superoído?— El pato dijo esto demasiado interesado para su gusto. Tal vez debían hablar de esto, porque sus cuerpos han hecho cosas extrañas, pero la coneja estaba cansada y no estaba segura que pueda dormir esa noche.

—Deja de decirle superoído, solo es…— Ella negó levemente, lista para protestar, pero se quedó callada por unos instantes. Un sonido que no había escuchado hasta entonces, hizo que sus orejas se irguieran. Una rara sensación de peligro le invadió, y debía admitir que estaba muy asustada. No podía ver nada en la oscuridad a pesar de las linternas con las que contaban, y no podía calcular que tan lejos estaba la fuente de aquel ruido, pero era consciente que no se escuchaba como los pasos de ellos dos —…Hay alguien más aquí—

—¿Alguien? ¿Crees que podamos pedirle ayuda?— Daniel estaba un poco esperanzado de encontrarse con más personas, a pesar de que Lexi le advirtió que por ahora solo eran ellos dos, ya que no podía escuchar a nadie más.

—Dame un momento, creo que está diciendo algo— Lexi trató de concentrarse y notó que Daniel se tapó el pico para evitar decir algo. Agradecida por el gesto, cerró los ojos y trató de seguir el sonido de aquella voz. Sonaba un poco chillona, como si alguien estuviera rasguñando una pizarra. Entender lo que el extraño que no podían ver estaba diciendo era todo un reto, porque su voz era muy desagradable.

—…Las lecturas indican que los mutantes andan sueltos por este lugar, pero está tan oscuro que no puedo ver nada ¿Es necesario que los capture ya?...—

—¿Qué está pasando?— Daniel ya se estaba impacientando, queriendo salir del local para ver al recién llegado. Sin embargo, Lexi lo detuvo al entender por completo el resto del extraño dialogo.

—Buscar y destruir, entiendo... No te desesperes, soy el mejor de los tres... matar a un par de terrícolas no es nada para mi—

La coneja palideció de un momento a otro, y sujetó el pico de Daniel, moviendo su cabeza lentamente para negar, y hacer una señal con su dedo índice para que guarde silencio. Con cuidado le soltó, y le indicó que apague su linterna al apagar la suya. Un poco confundido y a regañadientes, el pato apagó el aparato, quedando los dos en plena oscuridad.

De inmediato, Lexi sujetó al pato para ocultarlo debajo del recibidor de la tienda, y aguantó la respiración. Daniel la imitó, y justo en ese momento, un enorme sujeto provisto de un casco con pequeñas luces rojas, pasó delante de la tienda, proyectando un haz de luz sobre las paredes a su alrededor. Si tenía visión nocturna, evitar que los vea era muy difícil, la coneja no tenía más opción que confiar en su oído para detectar su posición.

A su lado, Daniel se estremeció. Las aves tenían mejor vista que los mamíferos, así que debió notar que el sujeto no era normal. Casi se le escapa un grito por la impresión, pero lo ahogó en su garganta. Esperaron por unos tortuosos segundos, que parecían horas, hasta que el extraño se marchó de allí. Lexi espero no sentir sus pasos más allá del punto donde se encontraban, y cuando dejo de escucharlo, suspiró al notar que estaba demasiado lejos, volviendo a respirar normal.

—Nos está buscando, y por alguna razón, quieren eliminarnos— Ella murmuró aterrada, por lo que Daniel tragó saliva con cierto nerviosismo.

—Deberíamos decirle que somos inofensivos— El pato parecía estar esperanzado en razonar con la criatura, pero Lexi descartó la idea enseguida. Es más, de seguro el sujeto contaba con que fueran inofensivos.

—Dudo que eso le importe, Danny—

Jugar a las escondidas con aquel extraño, que buscaba eliminarlos, iba a ser todo un reto, más si debían trasladarse en medio de la oscuridad hasta el amanecer. Debía estar muy atenta a cualquier señal de su presencia.

Y para colmo, su migraña regresó.

—Vamos a buscar algo de comer, si llego a escucharlo de nuevo, nos ocultaremos— El hambre que le invadió era bastante anormal. Estaba segura que su nueva habilidad demandaba más energía de la que su cuerpo tenía disponible. Daniel parecía estar en el mismo estado que ella, pero no parecía tener deseos de moverse.

Ella no sabe lo que vio, pero no debió ser agradable.

—Desearía quedarme aquí escondido, pero puede que el alienígena vuelva para revisar— El pato estaba temblando de miedo, y Lexi no lo culpaba, ella también estaba muy asustada —Lo mejor será movernos y evitarlo—

La idea no era mala, pero debían ser cuidadosos, ellos no contaban con visión nocturna. Ambos salieron silenciosamente del local, yendo calle abajo, evitando que sus linternas los delate. Lexi estaba segura de que no podía escuchar a la criatura caminar cerca de ellos, pero por si las dudas, trato de enfocarse en cualquier sonido que pueda delatarla.

Sin embargo, a pocos metros de aquel lugar, la extraña criatura delgada, alta y de piel azul, se elevó hacia los cielos para buscar con mayor facilidad.

—No escaparan de mí, asquerosas alimañas— Escupió aquel horrible ser con frialdad.

(...)

Al llegar a la central eléctrica de Acmetropolis, Susan sintió que su buen humor regresaba. A su lado, Vash parecía estar un poco taciturno al observar la enorme instalación, en medio de la oscuridad. De seguro no tenía idea como se veía la fuente de suministros energético de la ciudad, pero a ella no le pareció extraño. Siempre le resultó curioso como todos damos por sentando las cosas y nunca nos molestamos en saber de dónde provienen, hasta que desaparecen por completo.

Susan suspiró resignada. Debía concentrarse, y dejar de deprimirse. Encender de nuevo la planta eléctrica no era imposible, y puede que con la ayuda de Vash, le lleve menos horas. Aun así, iba ser complicado, así que la tarea merecía toda su atención.

Luego de terminar con esto, sin que nadie la viera, podría revolcarse en su miseria.

La enorme estructura que alimentaba con energía eléctrica a la mayor parte de la ciudad, ocupaba varias hectáreas, donde los transformadores, cables y generadores, se repartían en diferentes secciones. Cada una de estas, alimentaba una parte de la megaciudad, la cual estaba dividida en este, oeste, norte y sur, siendo el lado norte la que más consume energía, donde se encontraba la mayor parte de la gente de alto poder adquisitivo y los grandes centros de financieros. Activar el lugar por completo iba a ser imposible, pero si se centraba en activar la zona de mayor consumo, las demás serían más fáciles de encender por el efecto cascada.

Pensando detenidamente como resolver esto, Susan notó que su compañero improvisto le miraba con cierta preocupación. Era probable que no haya hablado mucho, no al menos lo suficiente como para parecer normal, así que trató de abrir la boca para comenzar una conversación que fuera socialmente aceptada.

El conejo la detiene, mirándola con vehemencia con su ojo bueno.

—Si sientes que no tienes nada que decirme, no te fuerces— El extraño conejo parecía que estaba tranquilo con su silencio. No lo culpaba, ella era una persona insoportable.

—...— Susan subió los hombros restándole importancia, tomó la laptop que llevaba en el asiento trasero del auto, la cual estaba conectada a la cabeza del robot-alienígena que había conseguido adquirir, abrió la puerta del auto, y salió de este para pisar la grava que cubría la entrada de la planta energética. Sus pantuflas desentonaban un poco con el ambiente de aquella misión en la que se había embarcado, pero no planeaba hacer más que jugar videojuegos cuando termine, así que no vio sentido calzar algo más sofisticado.

—Tengo un plan para encender todo esto de nuevo— Ella hace una pantomima hacia la planta que lucía completamente inactiva, agitando su mano libre como si estuviera haciendo unos pases mágicos.

Vash salió del auto, acomodó las mangas de su haori, y revisó los alrededores de aquel lugar con su linterna. Ella dudaba que encuentre a alguien rondando por allí, porque los robots ya habían cumplido con su misión, dejando la zona completamente desierta. El viejo conejo frunció el ceño por unos instantes, después de asegurarse que nadie los seguía, y asintió levemente.

—Te escucho—

Al parecer, ella tenía una audiencia cautiva. Eso era agradable para variar.

—Bien, por los planos que memoricé, el encendido manual está justo en el centro de la planta, así que el objetivo es, romper la banda de seguridad y bajar la palanca que alimenta el lado Norte de la ciudad— Señaló Susan con cierto pragmatismo, mostrándole desde su computadora hasta donde debían llegar.

—Entonces solo hay que llegar al centro de la planta y bajar una palanca…— Vash dijo esto un poco apresurado, pero ella negó levemente para corregirlo.

—No solo es bajar esa palanca, son cuatro en total las que hay que activar, pero tenemos que esperar unos veinte minutos para accionarlas, así evitaremos que los transformadores se sobrecalienten por el arranque— Ella hizo un cálculo bastante rápido y obvio, al menos desde su punto de vista —Tardaremos un poco más de una hora en restaurar toda la energía-

—Está bien...— Vash le miró con desconfianza —¿Algo más?—

—Ah, sí— Susan recordó un detalle que le faltaba, porque no podían ir a oscuras por toda la planta eléctrica. Toco una tecla para enseñarle el otro mapa, y el esquema de un generador —Necesitamos encender los generadores auxiliares para poder alimentar los sistemas y calibrar el reinicio de la planta—

—Y ¿Pensabas hacer todo esto sola?— El conejo le habló con total incredulidad, pero Susan subió los hombros restándole importancia. Se sorprendería de las cosas que era capaz de hacer cuando se aburria, y ahora mismo, estaba muy aburrida.  

—Calculo que me hubiera llevado unas cinco horas en hacer todo, pero con tu ayuda, concretaré esta tarea más rápido— Ella extrajo del bolsillo de su largo abrigo negro su smartphone, el cual estaba encendido, pero sin conexión a internet, sonriéndole finalmente ante la posibilidad de conseguir su objetivo —A tiempo para comprar mis personajes promocionales—

Vash la miró por unos instantes, al parecer sin saber cómo reaccionar, y en vez de regañarla, decidió enfocarse en el tema. El sujeto tenía la concentración de un rayo láser, Susan envidiaba muchísimo aquella capacidad.

—Entonces el primer paso es encender el generador auxiliar para movernos por el establecimiento—  Vash le entendió, haciéndole sonreír con satisfacción. Esto era bueno, porque deseaba empezar cuanto antes. Susan comenzó a caminar hacía la entrada de la planta, lista para comenzar con el allanamiento.

Iba a poner sus garras en el sistema operativo que controlaba toda la energía de Acmetropolis. Esto sería divertido, hasta debería hacerse selfies para enviárselas a su hijo cuando todo vuelva a la normalidad.

—Solo tenemos que allanar el lugar y…— La coyote se detuvo, cuando las luces de la entrada se encendieron, cegándola levemente.

Mierda.

—¿Quién se atreve a perturbar mi base de operaciones?— Un alarido que trataba de entonar sus palabras, como si fuera una canción, los interrumpió por completo. Susan no reaccionó al ataque de luz, pero Vash la quitó del camino tirando de su brazo para mover su cuerpo hacía atrás, esquivando a dura penas un rayo láser que provenía del extraño teclado que llevaba encima el recién llegado.

—¿Quién es ese sujeto?— El viejo conejo protestó por lo bajo, y Susan comprendió porque nadie pudo activar la energía de la ciudad. Los invasores habían tomado aquel lugar apenas llegaron a la Tierra, así que el sujeto que estaba a cargo de ellos no era un completo incompetente.

Sin embargo, sus subordinados dejaban mucho que desear.

—¿Qué quién soy? Tu falta de cultura me ofende, sucia alimaña subdesarrollada—

El extraño sujeto que se dirigió a ellos, descendió desde las alturas, usando una especie de plataforma flotante. Tenía apariencia humana (aburrido), cabellos cenicientos pero peinado con mucho gel para formar picos (mal gusto) y unas gafas delgadas que apenas le cubrían los ojos (cliché). Era alto y desgarbado, y llevaba un traje ajustado color violeta. El teclado que llevaba, hizo unos sonidos desafinados debajo de los delgados y paliduchos dedos, finalmente tomó aire y se presentó:

—Soy el gran Rupes Oberon, el mejor músico de este lado del universo, y tu futuro soberano…—

Las puertas de la planta de energía se abrieron, y un grupo de robots parecido a los que intentaron capturarlos, comenzaron a caminar hacia ellos, apuntando sus cañones láser hacia ellos. Susan odiaba como estaban diseñados, esos cuerpos desproporcionados y sus estúpidas cabezas brillantes, le exasperaban.

—…Entréguense y obedezcan mis ordenes, asquerosos terrícolas— Exclamó el tal Rupes, después de desprender unas horribles tonadas desde su teclado.

Al parecer, solo quería capturarlos. Que necio.

El sujeto no entendía nada acerca del intento asesino, porque Vash apestaba a muerte, e iba a por su cabeza. Susan decidió advertirle antes, y pedirle que retroceda, como señal de cortesía terrícola.

—Apenas soporto a las autoridades de este planeta, y ¿Quieres que te obedezca? Que molesto eres ¿No puedes irte de aquí por las buenas y ahorrarnos los problemas?— Susan fue demasiado irrespetuosa, pero la situación lo ameritaba. Sacó su smartphone, conectándolo a la cabeza del robot que llevaba bajo su brazo derecho y comenzó a iniciar las aplicaciones que había estado programando hace poco. A su lado, Vash desenvainó su katana y le apuntó al recién llegado, listo para lanzarse encima en la menor oportunidad.

—Te recomiendo que te apartes de nuestro camino, si no quieres morir— Vash fue más concreto, pero la amenaza en la frase era demasiado real, y el intento asesino era palpable. Era fácil para un depredador como ella detectarlo, y ese conejo había matado más que suficiente como para que la intención asesina fuera tan fría como el acero.

Vash era un sujeto desagradable, mejor mantenerse en su lado bueno.

—P-pero ¿Qué les pasa par de locos? Está es la parte en la que gritan asustados y ruegan por piedad— El humanoide entró en pánico al ver que ninguno de los dos retrocedió ante su amenaza.

Susan debía admitir que estaba decepcionada con el nivel intelectual de aquel sujeto, y esperó a que la aplicación de su smartphone cargara. Sin embargo, Rupes se inclinó hacia ellos, teatralmente para gritarles y recuperar el control de la situación:

—¡¿Qué no ven que están rodeados por los mejores robots soldado de Freleng?!—

Que molesto. Era curioso cuando un humano no puede detectar a la muerte acecharle. Ella no iba a detener a Vash, es más, planeaba dejarle el camino libre desde el principio. Esta persona no le importaba para nada.

—Es curioso que hables de tus robots con tanto orgullo ¿Sabes que el programa que usaron para controlarlos funciona con chips de mando?— Susan activó su aplicación pirata, usando la cabeza del robot como una antena de transmisión —Siguen las ordenes de su dueño, y es obvio que tú no lo eres, tu nombre no coincide el que encontré en el registro—

—¿Q-qué? No puede ser, él me prometió que seguirían mis ordenes— Rupes al parecer fue engañado. Vaya sorpresa.

—Puede ser, pero solo debo borrar esa orden y crear una diferente— Susan presionó un botón, y los robots se giraron, apuntaron al extraño aparato que ayudaba a Rupes a flotar en el aire, y dispararon sus cañones. El melenudo cayó al suelo desparramado, gritó lleno de frustración y trató de levantarse para usar su extraño teclado en contra de ella.

—Estás muerta, pulgosa— Rupes estaba listo para atacarla, al parecer, se sentía muy estúpido por haber sido burlado por un simple coyote. Pero ella hizo trampa, como siempre, y el alienígena con forma humana había caído redondo en esta.

Por el rabillo del ojo, vio el haori de Vash ondear suavemente, dejando ver la suave tela de su yukata debajo de este. El ojo sano del conejo brilló con el ligero tono rojizo que caracterizaba a los conejos blancos. Su enorme cuerpo se adelantó a una velocidad infernal hacia donde se encontraba Rupes, y de un solo corte de su katana, hizo rodar la cabeza del hombre en la grava, dejando un cadáver decapitado en el medio del camino.

La vida de aquel hombre de otro mundo, terminó en el instante que decidió no retroceder. Curioso, cuanto menos.

—Le ordenaré a los robots que dispongan del cadáver y luego, a desactivarlos— Susan se dio cuenta que habló con facilidad después de todo. No había nada anormal en aquel escenario, solo dos antropomorfos matando a un humano que, a pesar de venir de otro mundo, no generaba ningún sentimiento de culpa en su interior.

—¿No planeabas hacer cosas ilegales con los robots?— Vash comentó esto con cierta calma, mientras sacaba un pañuelo, y limpiaba la sangre de la katana, al mismo tiempo que los robots incineraban el cuerpo sin vida de Rupes.

—Nah, tienen una programación demasiado fácil de vulnerar y no es conveniente tenerlos cerca, lo mejor sería desmantelarlos— Por ahora, Susan no necesitaba un ejército privado. Cuando termine con este trabajo, simplemente iba a jugar videojuegos hasta freír su mente.

—Supongo que deberíamos buscar el encendido manual— Vash lanzó el pañuelo manchado de sangre al fuego que estaban provocando los robots, guardo su katana y comenzó a caminar hacia el interior de la planta de electricidad.

—Seh, espérame un momento— Susan dejó la computadora conectada al casco sobre la grava, y programa a los robots para que se autodestruyan. Al menos esa orden era fácil de programar para ella, debido a su naturaleza —Antes de bajar las palancas, voy a calibrar los transformadores—

Vash tarareo levemente como si estuviera de acuerdo. Estaba muy tranquilo a pesar de haber asesinado a alguien hace unos instantes, confirmando sus sospechas de que había matado mucho antes de conocerse. Susan no vaciló a pesar de esto, y caminó a su lado para entrar al edificio.

La emoción al ver el panel del control de la planta de electricidad, obligó a Susan a corretear entusiasmada, para poner sus manos en aquellos programas pertenecientes a la corporación que controlaba la electricidad de toda la ciudad. Tal vez su sonrisa llena de satisfacción y un poco maniaca, o los movimientos frenéticos de su cola, provocaron que Vash refunfuñara por lo bajo, pero ¿Cómo explicarle a un asesino la sensación de piratear el sistema que controla toda la energía de Acmetropolis? Era como el sueño de cualquier hacker hecho realidad.

Sus dedos se movieron frenéticos por unos largos segundos, en el teclado mecánico que formaba la mayor parte del panel. Las pantallas desplegaron el código fuente que componía las entrañas del control de aquella planta, y finalmente, comenzó a calibrar los transformadores para activar la energía eléctrica nuevamente. La coyote era feliz en ese instante, podía sentir como la serotonina diluía la eterna sensación de vacío en su interior, pero pronto acabaría y solo quedarían sus juegos, su compañía y las esporádicas charlas con su hijo.

Cierto, estuvo callada demasiado tiempo trasteando con los códigos. Susan recordó que debía hablar con Vash, pero este no parecía estar preocupado por su raro comportamiento. Debía acostumbrarse que este conejo no era muy exigente con las palabras como el resto de las personas.

—Ya podemos activar la palanca del lado Norte— La coyote le hace una señal a aprobación con su pulgar hacia arriba, y Vash simplemente asintió.

—Y luego esperar veinte minutos para activar la siguiente ¿Te molesta si fumo hasta entonces?— El conejo le enseño una bonita pipa labrada, y ella subió los hombros hacia arriba. Su olfato era sensible, pero podía soportar el olor a tabaco.

—No me molesta, solo no me lances el humo a la cara— Ella no entendió porque Vash parecía estar molesto por lo que dijo. El conejo protestó por lo bajo diciendo algo sobre no ser “un facineroso”, lo cual la dejo confundida. Susan decidió ignorarlo mientras caminaba hacia donde se encontraba el encendido manual.

Vash rompió la banda de seguridad, que protegía el encendido manual, con un golpe de su katana, y entre los dos, bajaron la primera palanca. Los transformadores comenzaron a trabajar y se podía escuchar como la sección de la parte norte empezó a zumbar, dejando que la electricidad sea transmitida a los cables de alimentación nuevamente.

—Y se hizo la luz— Murmuró Susan con fascinación, mientras Vash se sentaba en la primera silla que encontró y encendió su pipa para fumar con calma.

(…)

Ace se había levantado al baño sin poder evitarlo, ya que los nervios apenas le permitieron dormir un poco. Tratando de guiarse por la luz de la linterna que tenía disponible, intentó regresar a la habitación que estaba ocupando, pasando por la sala principal que daba a un enorme ventanal hacia la calle. Al ver hacia afuera, algo captó su atención, y se acercó para verlo mejor. Notó que una parte de la ciudad se iluminó de repente, desafiando la oscuridad con sus brillantes carteles de publicidad y las señales de tráfico intermitentes.

—La energía regresó— Ace murmuró esto asombrado. Solo la parte norte de la ciudad estaba iluminada y no sabía cómo había pasado, pero rápidamente comenzó a correr por todo el departamento para avisarle a los demás —¡Todos despierten! ¡Ha vuelto la energía a la ciudad!—

Entro a la habitación de Zadavia, y la pobre parecía estar saltando de la cama, lista para pelear. Ace se alegraba de traerle buenas noticias, al menos para variar. Todos se habían ido a descansar pensando que no iban a poder hacer nada más hasta el amanecer, pero parecía que tendrían la oportunidad de seguir activos.

—Zadavia, la ciudad recuperó parte de la energía, podremos continuar buscando el meteorito— El conejo sonrió animado. Realmente prefería seguir moviéndose que estar acostado en una cama, esperando que los alienígenas hagan su siguiente jugada.

Al parecer, Zadavia era de la misma opinión, porque parecía estar lista para salir de allí cuanto antes.

—Eso es una gran noticia, voy decirles a Rev y Tech— Ella se encontraba dispuesta a buscar a la pareja, pero Ace negó levemente y salió de la habitación trotando.

—Ve a despertar a Slam, yo busco a los cerebritos de la operación— El conejo no quería admitirlo, pero estaba seguro de que esos dos tramaban algo. Ahora que tenían acceso a la energía eléctrica, de seguro podrían idear un plan para comenzar a abarcar más terreno en esas horas muertas, y finalmente encontrar el origen de esta catástrofe.

—Jeje, Deja de llamarlos así, se van a molestar— La risa cristalina de Zadavia le levantó un poco más la moral. Ace sentía que finalmente podrían resolver esta terrible situación y regresar a sus vidas. Tenía muchas ganas de ver a su maestro y contarle todo lo que había pasado, de seguro iba a enloquecer cuando le muestre su visión laser.

El conejo se dirigió a toda velocidad hacía la habitación donde estaba Rev, muy entusiasmado por informarle de la buena noticia, tanto que abrió la puerta para despertar al correcaminos de improvisto.

Craso error.

—Rev, no vas a creer esto, la energía volvió... ¡Aah, lo siento!— Ace comenzó hablar apenas entró al cuarto, pero se calló cuando vio a Tech caerse del sofá que estaba compartiendo con Rev, debido a su sorpresiva intromisión. Estaban durmiendo muy juntos, pero el conejo tuvo la suerte de que los dos estuvieran vestidos en ese momento.

—Auch, mi cabeza— El coyote había caído de cabeza al suelo, y le estaba mirando desde una posición muy extraña, con cierta molestia por la intromisión, a pesar de que no se veía nada avergonzado. Rev en cambio, parecía que estaba a punto de hiperventilarse, tratando de taparse con la manta, con sus mejillas rojas como un tomate maduro.

Estaban demasiado juntos. Bajó la misma manta ¿Debería asumir que son novios y simplemente se reconciliaron, o hacer como que nada pasó? ¿Qué haría el maestro Vash en este momento? ¡Esto nunca formó parte de su entrenamiento!

—¡Tech la energía volvió!— Gracias al cielo, Rev se dio cuenta de lo más importante, al menos para todos ellos en ese momento, al ver hacia el ventanal de su habitación las brillantes luces del lado norte de la ciudad. Era genial que cambiara de tema, porque Ace no tenía ni la más remota idea de cómo salir por su cuenta de esta situación.

—Eso venía a decirles, por ahora solo volvió la energía de la parte norte, pero ¿Qué deberíamos hacer si vuelve luz en toda la ciudad?— El conejo estaba seguro que la pareja querrían continuar con la búsqueda, y al parecer no se equivocó.

Por un corto período de tiempo, Rev y Tech compartieron una mirada contemplativa, y finalmente se dirigieron a él, para hablarle.

—Entonces, debemos ir de inmediato a buscar el fragmento del meteorito que cayó— Declaró Rev con urgencia.

—Tenemos una explicación de porque creemos que debemos apresurarnos, pero es mejor discutirlo todos juntos— Tech habló a continuación, como si los dos estuvieran compartiendo el mismo pensamiento. Ace estaba familiarizado con esto y no le resultaba nada extraño. Su maestro le explicó que, en el campo de batalla, había hombres capaces de poder leerse entre sí, sin necesidad de intercambiar palabras.

—¿Es por las personas desaparecidas?— Ace recordó la conversación que tuvo con Tech antes. Supuso que consiguió hablar con Rev para ordenar sus ideas y tomar una decisión.

—Si, y otros asuntos— El coyote dijo esto mientras trataba de levantarse del suelo, acomodando las arrugas de su chándal. El correcaminos ya estaba acomodando con cuidado la manta que ocuparon, acomodando su ropa y descubriendo para su diversión, una mancha de baba de Tech sobre su hombro izquierdo.

Ace quería burlarse de esto, pero el coyote los interrumpe, con una expresión un tanto amargada.

—Debemos hablar con Zadavia de algo importante, y necesito que nos apoyes— Tech hizo una mueca de aprensión, la cual Ace interpretó como algo que el coyote no quería hacer. Antes de que pudiera preguntarle acerca de ese asunto, Zadavia y Slam estaban en la puerta de la habitación.

—¿De qué quieren hablar?— Zadavia parecía estar un poco preocupada por cómo se expresó el coyote, pero este no parecía estar apenado al respecto. La joven alienígena lucía como una adolescente que estaba lista para terminar el instituto, era muy alta, pero sus facciones eran demasiado juveniles. Una expresión de desasosiego apareció en su rostro, pero se mantuvo firme cuando Tech finalmente habló.

—Creo que es hora de que nos hables de lo que pasó en tu planeta, antes de que intentaran matarte— El coyote estaba muy serio al respecto, pero se notaba que trataba de aparentar firmeza. Ace era consciente de lo sobreprotector que era con Zadavia, y de seguro, verla tan triste y abrumada lo estaba matando.

—Es difícil— El labio de la joven tembló levemente, como si algo horrible estuviera atormentándola, se abrazó a sí misma y retrocedió un par de pasos, como si deseara escapar de allí —N-no sé por dónde empezar—

Rev se acercó a Zadavia, y le abrazó cuando comenzó a estremecerse, tratando de consolarla. Ella se aferró al correcaminos, cerrando sus ojos con fuerza por el miedo.

—Estás segura con nosotros, somos tus amigos y este es un espacio seguro— Rev acarició con suavidad la cabeza de la joven, que parecía a punto de sollozar por la pena. Ella se quedó un par de segundos callada, pero después de unos instantes tomó una decisión.

—Necesito un poco de tiempo para pensar a solas, quiero ordenar mis ideas— La joven salió de la habitación y se encerró en el cuarto que estaba ocupando.

—(Demasiada tristeza)— Slam estaba un tanto preocupado por la reacción de Zadavia, y Ace no le culpaba. A pesar de haber salvado al planeta entero, evitando que se convierta en polvo espacial, junto con ellos, la pobre muchacha debía estar abrumada por toda la carga que llevaba encima.  

—Ella lo superará y nos contará cuando esté lista— Tech dijo esto con total seguridad —Es la única manera que entendamos como solucionar esta situación, debemos confiar en Zadavia—

(…)

El regreso de la energía a la parte de la ciudad donde se encontraban, sorprendió a Daniel y Lexi saliendo de la tienda con provisiones. Tenían intenciones de escapar de la ciudad cuanto antes, por lo que se habían provisto de agua y comida que no necesite refrigeración. El pato no estaba cómodo caminando por la calle, sabiendo que había una criatura horrible que los acechaba, pero debía confiar en el buen oído de su compañera, y avanzar.

Las luces de los carteles de publicidad, de los edificios y tiendas, junto con los carteles brillantes de neón, cambiaba por completo su situación. Estaban expuestos, ahora podían ver por dónde iban, pero la criatura podría localizarlos mientras escapaban con más facilidad. Lexi estaba sufriendo por la interferencia acústica, con los nuevos sonidos de las máquinas y aparatos alimentados por la electricidad, así que su oído estaba teniendo problemas para detectar a la criatura.

Daniel se sentía abrumado por la extraña sensación de sentirse perseguido y cazado. No era agradable. Preferiría enfrentar al sujeto por su cuenta y pedirle a Lexi que se marche, pero ella no quería dejarlo solo. Era un desperdicio que se arriesgara tanto, además, era su oportunidad de ser un héroe...

—Danny, a tus manos están brillando— Lexi le miró a su lado un poco confundida. El pato se detuvo, levantó sus manos y vio que estaban en llamas. Entró en pánico.

—¡Qué demonios!— Grito desesperado, agitando sus brazos y notando que no se apagaban.

—¡Danny! ¡Te estas quemando! ¡Agua, necesitamos agua!— La pobre coneja estaba tan asustada como él, mirando en todas direcciones, buscando una fuente de agua para extinguir el fuego, para luego buscar en su mochila la botella de agua que llevaba consigo. Sin embargo, las llamas de sus manos no le estaban quemando.

—Espera, creo que no me está haciendo daño— Daniel se extendió su mano delante de ella, la luz de las llamas hacía que las facciones de Lexi lucieran más preocupada y asustada de lo que estaba. Ella acercó la mano, y la retiró de inmediato, colocando su dedo índice en su boca, para chupar la quemadura.

—Auch, creo que a solo a ti no te hace daño— Lexi miró con curiosidad la palma de su mano, y señaló algo en particular —Parece que se formó una esfera—

—Si, y tiene algo adentro, pesa un poco— Daniel estaba moviendo su esfera, y sin dudarlo, lo lanza hacia la pared de un edificio. La esfera estalló en la pared, y un montón en alquitrán se escurrió en está —¿Es alquitrán?—

—Yuk, huele horrible— Lexi se tapa la nariz, pero parecía estar divertida al respecto, y comienza a burlarse —¿Son huevos sorpresa flameante? ¿Ahora pones huevos, patito?—

—No lo llames así— Daniel se sonrojó ante la burla, y algo molesto, empujó a la coneja, sonriendo un poco al contagiarse por la suave risa que salía de sus labios. Aclaró su garganta, antes de pararse derecho, sacando pecho como un valiente caballero —Voy a ponerle un nombre a mi superpoder, porque los grandes héroes siempre nombran sus ataques—

Lexi no aguantó más, y comenzó a reírse con ganas. Parecía que quería decir algo más, pero de repente sus orejas se levantaron, lo cual era un poco extraño porque siempre estaban bajas, para evitar que los ruidos la molesten.

—Ahí viene— Ella dijo esto, y sin dudarlo, se lanzó para quitarlo del camino mientras un enorme sujeto de color azul, se estrellaba justo donde él se encontraba. Por el impacto que produjo, no solo hizo un cráter en el suelo, sino que los empujó a los dos hacia al otro lado.

Daniel levantó la mirada hacia el sujeto que los estaba persiguiendo. Sin el casco para ver en la oscuridad, y gracias a las luces de los alrededores, notó que llevaba una armadura negra que cubría su delgado, pero larguirucho cuerpo. Su cabeza era enorme, particularmente se frente, su mirada estaba cargada de una cierta locura, junto con su orejas puntiagudas y piel azul, lucía como un horrible alienígena venido del espacio.

—Al fin los encontré, asquerosas bestias— Escupió con cierto veneno el alienígena. Daniel estaba muy asustado, tal así que su cuerpo se había paralizado, pero sintió algo extraño pasaba alrededor aquel extraño ser. Los objetos, desde trozos de escombro, basura y papel comenzaron a levitar a su alrededor, como si estuviera siendo afectados por una habilidad telequinética —Voy a matarlos sin que se den cuenta, así que no se resistan—

—Danny, cuando te diga ya, corre— Lexi dijo esto al darse cuenta que estaba siendo levitada por la misma fuerza que los objetos a su alrededor. Daniel sintió aquella sensación, como si una enorme mano invisible sujetara su cuerpo. La sensación era desagradable, y al ver a la coneja presionada en su pecho por aquel extraño poder, una extraña rabia lo invadió.

—¡Hey! ¡Suéltala ya, maldito asqueroso!— El pato gritó lleno de indignación. Eso provocó que la criatura se concentre en él, dándole espacio a Lexi para hacer lo que sea que pensara hacer.

Una brillante luz rosa captó la atención de Daniel, y notó que provenía desde la frente de Lexi. Una especie de rayo salió disparado hacia la criatura, y esta fue empujada lejos de ellos, liberándolos de su agarre, haciéndoles caer al suelo.

—¡Ya! ¡Corre!— La coneja se levantó, seguida por el pato, y ambos comenzaron a correr en dirección contraria al horrible sujeto.

—¿Disparas un rayo psíquico?— Preguntó Daniel histérico, al ver que Lexi le seguía el paso, para escapar de allí.

—No lo llames así— Ella dijo esto sin pensarlo —Tenemos que escondernos, rápido—

Daniel notó que estaban llegando a la parte de la ciudad que se encontraba a oscuras, porque la energía no había sido reestablecida en aquel sitio. Tal vez puedan esconderse allí, pero no sabía cuánto tiempo iban a poder escaparse de aquel extraño sujeto.

Llegaron a una tienda de electrónica, y se ocultaron detrás de los aparadores. Daniel no tenía un superoído como Lexi, pero escuchó su respiración estaba muy agitada, no solo por el cansancio de la carrera, sino por el miedo que le generó ese sujeto. Al pato no le gustó para nada como había sujetado a la coneja, estaba seguro de que hizo algo extraño con su poder.

—No vamos a poder escapar para siempre— Dijo Lexi de repente.

—Lo sé, parece que tu habilidad le afecta mucho, pero no me gusta la idea de que intente usar su habilidad contigo de nuevo— Daniel pensó por un momento, y terminó tomando una decisión —Le vamos a tender una trampa, pero evitaremos que te vuelva a ver—

—¿Y no tienes miedo que te haga daño? No sabemos qué tan fuerte son sus habilidades—

Daniel lo sopeso por unos segundos, y miró su mano pensando cómo solucionar aquella situación. Debía practicar su habilidad de teletransportación, y de alguna forma, combinarla con su nuevo poder de usar su ataque de llamas sorpresa.

—Puede que sí, pero tengo una idea— Dijo el pato, y comenzó a explicarle a Lexi como atacarían a la criatura.

Pasado un par de minutos, mientras Daniel revelaba su plan, las luces de esa parte de la ciudad se encendieron, y la energía estaba alimentando nuevamente las máquinas y los aparatos de aquel sitio.

Daniel tan solo esperaba que su plan funcione, aprovechando el regreso de la electricidad en aquella parte de la ciudad.

(…)

Susan estaba llena de emoción al ver como la siguiente palanca de la parte oeste de la ciudad era activada, y no era para menos. Si todo salía bien, Vash estaba seguro de que, dentro de cuarenta minutos, Acmetropolis en su totalidad, contaría con su suministro eléctrico.

Jamás se hubiera imaginado que podría solucionar este problema por su propia cuenta. Se había quejado de lo oscuro que estaba todo, pero nunca se planteó que solo debía activar la energía de nuevo y asunto resuelto. Le costaba trabajo admitir que la solución fuera tan obvia y que, sin Susan, no habría imaginado hacer algo semejante.

La mente de la hembra funcionaba de manera muy distinta a los demás, lo cual era impresionante.

Mientras fumaba, meditando sobre la naturaleza de la coyote, quien volvió a caer en esos largos periodos de silencio donde simplemente parecía vagar dentro su mente, analizó con cuidado la situación de su compañera. Le costaba mucho trabajo creer que no quiera ver a su hijo en persona, más en un momento tan terrible como este. No era un iluso, no estaba dando por sentado que por ser madre debía amar a su hijo incondicionalmente. Él mismo lidió con la madre biológica de Ace, la cual era una mujer despreciable y violenta, por lo que estaba al tanto de matriarcas sin una pizca de instinto materno.

Pero Susan era distinta, cuando hablaba de su hijo se llenaba de orgullo y de alegría, estaba seguro que lo extrañaba y que todo esto lo hizo solo para poder comunicarse con él, cuando quiera y donde quiera. La fachada de que solo quiere jugar todo el tiempo y olvidarse de todo, era para tapar algo más que le dolía, y probablemente sea la ausencia de su marido.

No parecía ser una mujer que disimule su duelo, al menos no usando aquel abrigo negro que siquiera le pertenecía (Era demasiado grande y demasiado masculino). Era muy obvio que su esposo había muerto, y ella no lo había superado. Era un poco extraña su actitud, los coyotes son criaturas curiosamente monogámicas, pero no tienen problemas en buscarse otra pareja en determinadas circunstancias.

Así que Susan debía ser la excepción a la regla, estando atrapada en el bucle infinito de la depresión por duelo.

Vash caló su pipa con cierta calma, dibujando con cierto cuidado unos suaves aros de humo en el aire. Podría dejarla en paz y que siga con su duelo, pero algo le decía que ella iba arrepentirse de no ver a su hijo y su depresión solo empeoraría. Supuso que debía arrastrarla con él para buscar a Ace y a su cachorro, pero iba a ser difícil, no podía engañarla ni mucho menos tratar de ser más listo.

Simplemente tendría que ser sincero.

—Susan ¿Qué piensas hacer cuando termines de activar la energía de Acmetropolis?— Vash decidió romper el silencio, sabiendo que la respuesta que le esperaba iba a ser desconcertante. Susan vivía en un mundo aparte a los demás, y seguro que no iba a entender lo que sea que tuviera planeado hacer.

—Supongo que volver a casa y jugar videojuegos, tengo mis personajes promocionales y quiero probarlos, hacer mis excels y maximizar sus estadísticas, subir rankeds…— Ella estaba en su mundo, tratando de evadirse nuevamente. Vash tuvo que pensar sus palabras, porque no quería que la mujer se encerrara en sí misma.

—¿Quieres saber cómo conocí a Ace?— Vash comenzó hablar de sí mismo, para poder llamar la atención de la Susan. La coyote parecía estar concentrada en él, pero vaya saber que cosas pasaban en su cabeza —En ese entonces, estuve huyendo de la Yakuza porque no deseaba seguir trabajando como un sicario, y en mi huida, llegue al vecindario donde vivía esa pequeña cría con su madre—

—Y te enamoraste de su madre y ahora te sientes responsable de su hijo, es muy típico…— Susan dejó de hablar cuando la miró con cierta dureza ante la interrupción. Vash no tenía ningún aprecio por la madre de Ace, y no iba a dudar en expresar su desagrado.

—No, lo único que merece esa maldita bruja es que su cabeza ruede por el suelo—

—Oh— La coyote se calló por unos momentos, pero al final, negó levemente —No te interrumpo más, continua—

—Ace era un conejito muy pequeño para su edad, estaba en los huesos cuando lo conocí, usaba ropa sucia y vieja, provocándole muchos problemas con acosadores en la escuela— Vash suspiró recordando esos días, el pobre niño olía fatal debido al abandono total de su madre, ya que no había tenido una higiene decente en años, sumada a la clara desnutrición que sufría —Me ofrecí a enseñarle a pelear, y el niño siguió visitándome día tras día para aprender, así que aproveché alimentarlo y enseñarle a higienizarse…—

Susan se veía muy molesta al respecto de la situación de Ace, porque su cara impasible mostró una expresión llena de rabia. Vash debía admitir que la madre del chico era una persona horrible, pero se le erizó el pelaje de la nuca al darse cuenta que la coyote estaba sedienta de sangre. Las hembras eran todo un misterio para él.

—Dame el nombre de la desgraciada, y su vida está acabada— Susan dijo esto rechinando sus afilados dientes, pero Vash negó levemente. Eso ya no era necesario.

—Ella está en prisión Susan, de por vida—

—¿Cómo? ¿Fue gracias a ti?— Ella asumió demasiado rápido que tuvo que ver con esto, pero supuso que era inevitable que lo hiciera, ya que estaba contando esta historia desde su punto de vista.

—En efecto, fui yo el que la entrego a la justicia— Vash trató de ser lo más reservado posible, pero de seguro la coyote terminaría uniendo los puntos por su cuenta —Por suerte, Ace solo sabe que ella mató a su padre, nunca supo cómo, ni donde había escondido su cuerpo…—

—Santa mierda— Susan tembló de la impresión, concibiendo lo terrorífico del relato, pero una vez más, leyó entre líneas —El niño convivio con el cadáver de su padre sin darse cuenta—

Vash gruño por lo bajo. Encontrar el cadáver del padre de Ace en la misma casa donde vivía, fue horrible. La coneja lo había dejado al otro lado del armario que usaba para encerrar y castigar al niño. Tuvo que respirar con suavidad para serenarse y continuar.

—Un asesino reconoce a otro, pero esa mujer era un monstruo— Vash había lidiado con muchos asesinos en su vida, pero la crueldad de aquella coneja lo dejó atónito. Ace era un luchador, y había sobrevivido a su maltrato mucho más tiempo de lo que un niño normal soportaría, pero sus ojos pagaron el precio.

—Desde que Ace quedó a mi cargo, decidí que iba a enseñarle y cuidarlo hasta que pueda valerse por sí mismo— El conejo miró a Susan con intensidad cuando dijo esto, porque noto que ella se sentía incomoda con aquella declaración —Yo confío en él, realmente creo que puede estar bien por su cuenta, pero esta situación es muy compleja, y puede que no lo pueda superar solo—

—Al igual que pasa con Tech, me preocupa mucho, pero confió que saldrá adelante— Susan suspiró derrotada, y finalmente decidió hablar de sí misma —Fui un desastre como madre y no me voy a escusar, el chico era muy curioso e inquieto, sufría cada accidente que te puedas imaginar y estuvo al borde de la muerte tantas veces, que me sorprende hasta el día de hoy que servicios infantiles no me lo haya quitado—

—Las autoridades humanas son muy laxas con el cuidado de las crías de antropomorfos, lo comprobé cuando pedí la custodia de Ace— Vash parecía un tanto abrumado, pero elevó sus hombros con calma, al recordar como terminó siendo tutor legal de Ace —Casi me tiran los documentos a la cara para que me encargue de él, a pesar de mis antecedentes—

Susan asintió, y decidió seguir hablando para su sorpresa.

—Realmente deseaba ser la mejor madre posible, así que apele a darle autonomía a Tech, enseñarle a que se valiera por sí mismo y que aprenda a levantarse solo— Ella se quedó muda por unos instantes, jugando con sus dedos, como si dudara de continuar hablando —Sin embargo, a veces paso por su departamento a ver como se encuentra, si comió adecuadamente, si está tomando sus medicinas ¿Por qué no puedo dejarlo en paz?—

—Eres su madre, es normal que te preocupes y quieras cuidarlo— Vash no entendía porque Susan veía como algo malo cuidar de su propio hijo, pero se alegraba que, a pesar de sus creencias, lo haya hecho.

—Tal vez, pero si sigo interfiriendo en su vida, él no podrá avanzar, debo confiar en que Tech puede solucionar las cosas por su cuenta— Susan tenía una concepción extraña de la maternidad, cosa que Vash no entendía del todo, pero no quería discutir sobre eso.

—Y puedes seguir apelando a esa confianza, pero ahora mismo, estamos en una situación que amerita que lo apoyes— El conejo trató de hablar del tema que estaba interesado, la coyote necesitaba ver a su hijo en persona, por si llegara a suceder lo peor.

—Él parecía estar bien, no creo que me necesite— Murmuró con cierta parsimonia Susan, cruzando sus brazos en señal de negarse a cambiar de opinión.

—Susan, lo único que aprendí cuando tomé la decisión de cuidar de Ace, es que uno debe hacer lo posible por llevar una vida sin arrepentimientos— Vash no sabía si esto podría hacerle cambiar de opinión, pero se percató que la coyote reaccionó a sus palabras.

—Yo… sinceramente, no quisiera arrepentirme de nada— Susan bajó sus orejas, aplastándolas sobre su cráneo como si estuviera abrumada. La alarma de su smartphone indicó que era hora de bajar la siguiente palanca, para activar el lado sur de la ciudad, pero ninguno de los dos se movió del lugar donde estaban —¿Puedo acompañarte cuando terminemos con esto? Quiero ver a mi hijo, al menos para cerciorarme de que sus cicatrices desaparecieron por completo—

—Claro, apenas acabemos aquí, iremos a buscarlos— Vash estaba seguro de que Susan estaría insoportable cuando se aburra durante la búsqueda, pero al menos, no habría ningún arrepentimiento en su corazón si encuentra a su hijo.

Quien sabe, tal vez hasta pueda ayudarlo si está en problemas.

(…)

TBC

Chapter 7

Summary:

Zadavia revela lo que sabe, y aún quedan agujeros que llenar respecto a su historia. Duck y Lexi consiguen su primera victoria, a cambió de gastar toda sus energías. Finalmente, y para desgracia de todos, la teoría de Tech se confirma...

Notes:

Nuevo capi, y la Party ya está completa. Bienvenidos, Lexi y Duck.

Se viene el comienzo de la última Raid, y la más dificil. Esperemos que el equipo consiga la victoria o las consecuencias serán terribles.

Nos vemos la próxima semana, con un nuevo capitulo y cada vez más cerca del final.

Chapter Text

Zadavia dudó por un momento antes de tomar el picaporte de la puerta de la habitación, apoyando su frente sobre la fría abertura, cerrando los ojos para darse unos minutos más de reflexión. La energía llegó a esa parte de la ciudad, alimentando con electricidad el departamento donde se encontraban, por lo que Tech y Rev estaban trasteando con un par de computadoras que lograron hacer funcionar. Ambos estaban ocupados intentando entrar a los servidores disponibles, principalmente para poder acceder las cámaras de la ciudad y rastrear a las posibles amenazas.

Un poco confiada de que no iban a prestarle mucha atención mientras trabajaban, ella sale de la habitación. Sin embargo, los dos dejaron lo que estaban haciendo cuando la vieron llegar, enfocando toda su atención en su persona.

Zadavia sintió que su nuca quemaba por la vergüenza al notar lo atentos que eran con ella. No pudo evitar recordar cuando sus padres le llamaban la atención, más cuando hacía travesuras con sus poderes, a pesar de que Rev y Tech no la trataban de la misma manera. Esta sensación le hacía sentir hasta culpable, porque los dos eran muy amables. Sin embargo, no sabía cómo explicar su situación sin develar que ya no tenía un lugar a donde ir.

Su hermano se había encargado de eso...

—Zadavia ¿Por qué no te sientas? Te ves muy cansada— Ace comentó esto apenas llego a la sala, y Slam le acercó un mullido sofá para que se acomode en este. Ella aceptó sentarse, alisando las arrugas de su vestido magenta, el último vestigio de sus días como princesa. Ya no le quedaba tan grande, su cuerpo lo llenaba con facilidad, a pesar de que su masa muscular y sus curvas no eran tan pronunciadas como en su versión adulta. Miró a su audiencia, y suspiró resignada al darse cuenta del compromiso que habían asumido todos los presentes.

Tan solo esperaba no involucrar a más personas en este problema. Necesitaba recuperar sus poderes cuanto antes, para que todos ellos tengan una vida normal…

…Tan normal como sus genes mutados puedan permitírselo.

Slam se acomodó cerca de ella, sentándose en la suave alfombra que cubría el suelo. Llevaba una remera sin mangas color violeta, que dejaba ver sus musculosos brazos, y unos pantalones de mezclilla con las costuras rotas en la bocamanga. Había aceptado la ropa, casi a regañadientes, solo porque Tech se comprometió a pagar por todo. Mencionó algo sobre pedirle un préstamo a su madre, y que podría costeárselo sin problemas, lo cual hizo que Rev sufra un poco de ansiedad al respecto. Era curioso como la mención de dinero le incomodaba tanto, pero el correcaminos se calmó al ver que Tech le cedió espacio para sentarse a su lado, ocupando el mismo sofá a la derecha de ella.

Ace había escogido el otro sillón, quedando justo delante de Zadavia. El joven conejo era diferente a Tech y a Rev, a pesar de tener casi la misma edad. Sus ojos azules parecían estar mirando directamente a su alma, pero daba la sensación de que no se le daba bien hablar con personas. Había congeniado muy bien con Tech y Slam, lo cual era algo curioso, considerando la clara diferencia entre sus especies.

Estaban todos listos para oírla, y el tiempo apremiaba. Ella no sabía cómo explicar la situación en la que se encontraban a pesar de haber estado reflexionando durante una hora entera, pero supuso que debía empezar desde el principio.

—Antes de que yo naciera, Freleng había estado en guerra durante años con otros mundos, gastando todos sus recursos en busca de mantener soberano al planeta— Zadavia dijo esto con algo de tristeza, sintiéndose un poco abrumada por lo que iba a revelar —Los días de paz que el guardián de Freleng había conseguido habían quedado atrás, y los oráculos de nuestro mundo profetizaron mi nacimiento como el principio del final de nuestro mundo—

—¿Se hizo pública la profecía?— Tech preguntó esto con sumo cuidado, tal vez temiendo lo peor. Sin embargo, su preocupación fue infundada, el resto de su pueblo nunca supo sobre estas revelaciones.

—La corona no deseaba develar nada al respecto, mi hermano Optimatus iba a heredar el trono de todos modos, y decidieron guardar el secreto...— Zadavia se quedó un poco callada, y movió sus manos con cierto nerviosismo, al recordar como todo se fue torciendo desde que ella nació —…Cuando comencé a crecer y manifesté todos mis poderes, se dieron cuenta de que sería un activo poderoso, no solo en la guerra sino como heredera de la corona, y mis padres decidieron que yo me quedaría con el trono—

—A Optimatus no debió gustarle— Rev comentó esto de repente, como si estuviera familiarizado con la situación. Zadavia se preguntaba si podría preguntarle en algún momento como están las cosas con su familia, pero el correcaminos parecía ser demasiado hermético al respecto —¿Por eso crees que él intentó matarte?—

—Optimatus hizo un golpe de estado apenas se llevó a cabo mi coronación, creo que es el principal sospechoso— Ella estaba segura que su hermano estaba detrás de todo, literalmente la echó de su planeta, y no supo nada más de él desde entonces —No puedo pensar en quien más pudo haber estado detrás de esto, esos nerdlucks debieron ser contratados por él—

Tech la miró con cierta intensidad, como si dudara en preguntarle al respecto. Era curioso como la trataba con tanto cuidado, sus padres al ver lo fuerte que era, supusieron que no necesitaban ser tan indulgentes con ella. Supuso que el coyote tenía una percepción diferente de crianza infantil.

—¿Alguien ayudó a tu hermano a realizar ese golpe de estado?— Tech finalmente preguntó, haciendo que Zadavia muerda su labio, con cierta preocupación.

—Consiguió bastantes seguidores, muchos más cuando les enseñó pruebas de mis poderes y mi verdadera forma— Ella sabía que tanto Rev como Tech eran conscientes de como se veía realmente, posiblemente no les parezca tan aterrador, después de todas las cosas extrañas que vivieron, pero su pueblo no reaccionó muy bien cuando lo descubrieron —Mis padres habían ocultado mis habilidades a la gente, y muchos de ellos se aterraron al notar que no era del todo humanoide—

—(Tus padres no debieron ocultarle tus dones a su gente)— Slam dijo esto con suma calma, señalando el craso error que habían cometido sus progenitores. Y no era para menos. El pueblo entero se levantó en su contra, y escogieron a Optimatus, porque no podían permitir que un monstruo los gobierne.

Porque la veían como un monstruo, de eso no había duda.

—Me cuesta trabajo creer que tu hermano intente matarte después de eso— Ace interrumpió la conversación, llamando la atención de todos —Él ya tiene la corona y la aprobación del pueblo, logró sacarte del planeta, así que no tiene sentido que trate de dañarte en el proceso—

Zadavia se quedó sin palabras de un momento a otro, al darse cuenta de que no había considerado aquel punto crucial. Su corazón comenzó a latir con fuerza, y se percató de que estaba cada vez más asustada, como si inconscientemente se hubiera percatado de algo relevante. Tech la trajo de nuevo a la realidad, porque decidió preguntar finalmente la duda que había asaltado en su cabeza.

—¿Sabes en qué estado está Freleng actualmente?—

—Yo…— Zadavia estaba un poco aturdida, sin saber que decir. Ella era el ser más poderoso de su mundo, y su hermano consiguió echarla del planeta, quedando a cargo de este. Ella vagó por un largo tiempo en el espacio, perdiendo todo contacto con su mundo, hasta que comenzaron a cazarla.

No tenía idea en qué situación estaba su planeta natal, y estaba horrorizada de su falta de consideración.

—…No lo sé— Ella sintió una leve presión en su pecho. Un mal presentimiento comenzó a carcomerla por dentro, temiendo que algo horrible haya pasado en su mundo, solo porque no estaba presente para protegerlo.

Su hermano, su pueblo ¿Acaso había fallado a la promesa que les hizo a sus padres de proteger a los más débiles?

—Es posible que la persona que está intentando matarte solo quiere acabar con el trabajo— Rev habló con cierta calma, al darse cuenta que no podían indagar más al respecto de su pasado, cambiando el tema a uno más actual —Imagino que has notado a la ciudad completamente vacía desde que volvimos del desierto—

Zadavia simplemente asintió, estando completamente de acuerdo con esta observación. Por su parte, Slam miró a Tech con cierta duda antes de preguntar. Se lo veía muy preocupado, y compartía ese sentimiento, la falta de personas de la ciudad era alarmante y no estaba segura de cuánta gente faltaba realmente.

—(¿Tienen alguna idea de que les pasó a toda esa gente?)—

—Tenemos una teoría— Tech aclaró su garganta un poco antes de hablar, parecía que había pensado demasiado en todo este asunto, y miró a Zadavia con una expresión vehemente —Creemos que los habitantes de Acmetropolis son rehenes de las personas que intentan matarte—

—¡¿Rehenes?!— Ace exclamó aterrado, a pesar de que había notado la anomalía, no se había imaginado las implicaciones de esta situación, al igual que ella —¿Para qué quieren rehenes?—

Tech iba a explicar porque llegó a esa conclusión, cuando de repente, la computadora que conectaron a la cámara de la ciudad, activó una especie de alarma, que sonaba demasiado aguda como para soportarla.

Zadavia vio como el coyote buscaba la computadora que habían activado con la electricidad, colocándola sobre la mesa de café de vidrio delante de ellos, y comenzó a mostrarles las cámaras que estaban monitoreando.

—Hay actividad en la parte oeste de la ciudad— Rev parecía estar frenético, tecleando la otra computadora que tenía disponible, revisando a una velocidad espantosa cientos de ventanas, hasta que finalmente, dio con la cámara que buscaban —¡Hay otro nerdluck! ¿Pero qué está haciendo?—

Les enseñó el video que consiguió al resto del grupo, y efectivamente, un nerdluck estaba asolando las calles del lado oeste de la ciudad. Tech revisó la dirección para comenzar a rastrear que cámaras de transito había disponibles para hackear.

—(Es parecido al sujeto de fuego que nos atacó)— Slam estaba un poco ansioso al respecto. No le culpaba, apenas pudieron derrotar al Vortex, y este nerdluck parecía tener unas habilidades muy extrañas, porque los edificios a su paso parecían desarmarse —(¡Está destrozando toda la ciudad!)—

—Pero que… ¡Está atacando a alguien!— Tech estaba molesto mientras trataba de entrar a la cámara que filmaba el transito de la calle principal —Es un… ¿Pato?—

(…)

Daniel estaba evaluando las decisiones de su vida mientras veía como la extraña criatura de piel azul, estaba deformando los edificios a su alrededor, destrozando por completo cada pared, abertura y mampostería, haciendo que una pila de escombros comenzara a llover sobre él, en un claro intento de acribillarlo hasta matarlo.

Pero no podía arrepentirse, de todas formas, a él se le había ocurrido una idea, y había convencido a Lexi de hacerle caso. A pesar de lo difícil que estaba siendo esquivar todos esos ataques, supuso que era la mejor opción que tenían. Necesitaba entretener al sujeto horripilante y posiblemente pervertido, para que la coneja pueda derribarlo, y si era posible, dejarlo fuera de combate. No deseaba admitirlo, pero el poder que ella había manifestado iba a ser más eficiente que el suyo. Los huevos que creaba, a pesar de estar cubiertos por fuego, dependía de su habilidad para lanzarlos, y no serviría de mucho para luchar contra alguien que puede usar poderes telequinéticos para hacer flotar cosas a su alrededor.

Lo único que quedaba era engañarlo, para que se enfoque solo en él y le permita a Lexi dar un buen golpe cuando baje la guardia. Después de eso, esperaba que pudiera crear algo más que alquitrán con sus huevos para dejarlo atrapado y escapar de allí.

Mientras pensaba en eso, Daniel aprovechó a teletransportarse antes de que una viga de concreto lo aplaste. Apareció al otro lado de la calle, exactamente donde deseaba moverse. Al parecer, podía teletransportarse justo hacía el lugar que pudiera alcanzar su vista.

Era extraño, porque no tenía sentido como se teletransportó la primera vez.

¿Cómo salió del tanque la primera vez que uso su habilidad si no podía ver hacía afuera? ¿Ya había visto ese lugar antes y se teletransportó por su cuenta a un sitio que recordaba? Eso significaba que se había ocultado, pero no recordaba porque lo estaba haciendo...

—¡Maldito enano insufrible! ¡Quédate quieto para que te aplaste!—

Daniel resopló molesto por haber sido llamado enano, realmente le gustaría tirarle un huevo a ese sujeto, pero no podía asegurarse de que le devuelva el ataque y no sirva de nada. La ciudad estaba vacía, quitando un par de cadáveres que quedaron esparcidos por la calle, así que podía teletransportarse a donde sea y esquivar los ataques hasta que pueda acercarse lo suficiente para atacarlo.

—¡Estoy harto, alimaña asquerosa!— El sujeto se elevó por los aires, y de repente toda la calle comenzó a temblar —Voy aplastarte como si fueras un simple insecto—

Daniel abrió los ojos desmesuradamente ante la incredulidad de lo que estaba sucediendo. El suelo simplemente se plegó, como si fuera una especie de papel que se doblaba por la mitad, haciéndole caer y casi romperse la cabeza contra una cañería al descubierto. El pato no podía moverse hacia ningún sitio, y veía como la calle de concreto se convertía en una prensa gigante, lista para aplastarlo. Miró hacia uno de los carteles de publicidad hacía el otro lado y se concentró, activando su teletransportación y aparecer sobre este.

Casi pierde el equilibrio, pero logró sujetarse a dura penas al filo de la fina cartelera, lo suficiente para ver como el sujeto elevó un auto por los aires para aplastarlo. Se teletransporta al primer lugar que alcanzó a ver, cerca de una farmacia y cae dentro del local, golpeando su cuerpo contra la mesa de recepción. Resintiendo el dolor del golpe, se percató que había un cubo de agua con limpiador cerca de él.

Su sentido del olfato era muy malo, pero terminó reconociendo el olor a cloro, ya que aprendió por las malas lo peligroso que era inhalarlo demasiado cuando comenzó a limpiar piscinas. En ese entonces, Le provocó una especie de llanto que no lo dejo ver claramente por una hora entera…

¿Podría crear cloro con sus huevos? ¿Era posible hacer alguna otra sustancia que no sea alquitrán?

Daniel fue un desastre en la escuela, en casi todas las materias que demandara conocimiento teórico. En los últimos hogares de acogida que estuvo, no escatimaron en profesores particulares para que mejorara su rendimiento, pero las clases de ciencias se le hacían demasiado aburridas. Así que pensar en cómo se estructuraba el cloro no iba ayudarlo, debía centrarse en sus recuerdos, de cómo huele, siente y se ve la sustancia.

Con cuidado comenzó a crear varios huevos, tratando de generar algo parecido al cloro. En la tarea, la criatura irrumpió en el local, destrozando por completo la entrada, arrancándola de cuajo para dejar al descubierto el interior de la farmacia. El pato reaccionó tan rápido como pudo y no dudo en teletransportarse justo por encima del alienígena. Sin dudarlo, dejo caer los huevos sobre el sujeto, y volvió a teletransportarse lejos de allí.

—Eso no me hará nada— El ser larguirucho, extendió sus manos haciendo flotar sus huevos encima de su cabeza —Voy a devolverte tu…—

De repente, los huevos en llamas explotaron encima de la cabeza del alienígena, y el líquido que contenía junto con un extraño gas, bañaron su rostro. Daniel no tenía idea porque había pasado esto, al parecer sus huevos estallaban automáticamente cuando perdía contacto con sus manos. Aún así, fue espantoso ver como el líquido quemaba la cara y los ojos de extraño ser de color azul. Se suponía que solo era cloro, pero de seguro se había equivocado y creo una especie de ácido.

—¡Asquerosa bestia inmunda! ¡Mira lo que le has hecho a mi cara!— La cara del alienígena estaba siendo quemada por el ácido, su piel se despellejó por completo, dejando sus ojos apenas sujeto a las cuencas, mirándolo con intensidad, mientras podía ver los músculos de su quijada tensarse por la rabia.

Daniel no pudo responder, porque sintió que algo lo empujaba con violencia hacia atrás. Cuando la criatura, herida y dolorida por el ácido, se lanzó sobre él para atacarlo a una velocidad espantosa, estaba tan aturdido, que no pudo teletransportarse. Su garganta se cerró del todo, sin permitir que el aire entre a sus pulmones, como si una mano invisible estuviera aplastándola. Posiblemente, los poderes psíquicos del horrible ser que parecía estar a punto de perder su cara, estaban a punto de estrangularlo.

Sin embargo, antes de que pudiera aplastar su tráquea por completo, un rayo rosa golpeo el cuerpo de la criatura, cancelando sus poderes y destrozando aún más su deformado rostro. El alienígena cayo de espaldas, completamente abatido, perdiendo la conciencia en ese momento. Daniel comenzó a toser al ser liberado de la presión, tratando de recuperar la respiración. Las manos suaves de Lexi tomaron su brazo derecho, y tiraron de él para que se levante.

—Esa fue una locura, es la última vez que estoy de acuerdo con una de tus ideas— La coneja estaba regañándolo, se la notaba muy molesta por como resultó la situación, pero no tenía sentido.

Habían pateado el trasero de ese pervertido.

—¿De qué hablas? Estuve increíble— Daniel se quejó, y notó que la chica no le estaba escuchando, levantando sus orejas para detectar la posición del alienígena. Realmente se molestaría ante ese desplante, pero al ver la cara de alivio en el rostro de Lexi, supo con seguridad de que el horrible ser que los perseguía había sido derrotado.

—Te pusiste en peligro innecesario— Ella volvió a regañarlo. Parecía que estaba acostumbrada a regañar a las personas, porque su cara adoptó una expresión de desaprobación bastante molesta.

—Por supuesto, yo no le temo a nada, mi primer nombre es “peligro” y mi apellido es “héroe”— Declaró Daniel con cierta molestia, haciendo que la coneja finalmente le sonría. Esa sonrisa le quedaba muy bien ¿Debería decírselo? Mejor no, sería demasiado invasivo.

—¿De verdad? ¿Tendré que llamarte Danger Duck a partir de ahora?— Lexi bromeo, riendo animada mientras le guiaba para salir de aquel lugar. Daniel se dio cuenta que le había tomado la mano, y le resultó muy agradable, por lo suave de su pelaje.

—No está mal, hasta podría ser mi nombre de héroe…— Daniel se quedó callado por unos instantes, al notar como las orejas de la coneja se tensaron nuevamente y brillaron ligeramente, despidiendo unas chispas rosas. Esto no era una buena señal. Giró su cabeza hacia atrás y notó que la criatura ya no estaba inconsciente en el suelo.

Instintivamente, levanto la cabeza hacía el cielo, y pudo encontrar a su acosador.

—¡Voy a matarlos malditos pedazos de mierda!— El horrible alienígena estaba encima de ellos, completamente fuera de control, porque estaba cargando con sus poderes psíquicos un edificio de varios pisos, cuya sombra cubrió varios metros a su alrededor. Sin perder el tiempo, lo dejó caer encima de los dos con intensión de aplastarlos. Era imposible que Lexi escape de esto, y no planeaba dejarla sola, a pesar de que ella le gritaba que se teletransporte. Trataron de correr para escapar de la pila de escombros que se les venía encima, pero de seguro no iban a conseguir escapar a tiempo.

No podía terminar así, Lexi no merecía morir en este lugar…

—¡No se preocupen! ¡Voy a sacarlos de aquí!— El rostro de un correcaminos apareció en un parpadeo delante de él y habló tan rápido que apenas pudo entenderlo. De inmediato, sintió que era arrastrado a una velocidad espantosa. Daniel no pudo evitar gritar, porque ya no sentía la mano de Lexi cuando apareció en la otra punta de la ciudad. Parpadeo por segunda vez, y vio que la coneja estaba a su lado, tan confundida como él.

—¡¿Estás bien?!— Exclamaron los dos al mismo tiempo.

Daniel notó que Lexi estaba intacta, pero su cabello rubio se había despeinado de una forma muy extraña, posiblemente por la carrera a alta velocidad a la que habían sido sometidos. Atrás de ellos, escucharon como se desplomaba el edificio que le habían lanzado. Los dos suspiraron aliviados por haberse salvado, pero se percataron que habían sido arrastrados por el mismo correcaminos. En ese preciso instante, el ave en cuestión estaba protestando porque sus garras estaban demasiado calientes, posiblemente por la fricción en el asfalto.

—¡Auch! No es como correr en la tierra, el asfalto se calienta demasiado— El correcaminos que vestía una camiseta de basherball color rojo y pantalones de correr ajustados, detuvo su queja, y los miró un poco alarmado, tratando de hablar para calmarlos. No sirvió de mucho, porque lo estaba haciendo tan rápido que apenas le entendía —Lo siento, no me presente, mucho gusto mi nombre es Rev ¿Cómo se llaman? Aunque no hay mucho tiempo para las presentaciones, debemos tener cuidado con el nerdluck—

—Espera un momento ¿Sabes lo que es esa cosa?— Lexi estaba abrumada porque el espático correcaminos comenzó a moverse a su alrededor, al borde de un ataque de ansiedad. Era como ellos dos, tenía una habilidad especial que le hacía ir muy rápido, tanto que podía estar en cualquier lugar en cuestión de segundos.

—Lo siento, pero no tenemos tiempo para esto, me adelanté del resto grupo porque temía que estuvieran en peligro, los pondré a salvo hasta que…— El correcaminos dejó de hablar, y se giró para ver al alienígena con el rostro deformado, el cuerpo maltrecho por el ataque de Lexi, que apenas podía mantenerse a pie, pero a duras penas intentaba alcanzarlos.

Sin embargo, ya no estaba en condiciones de seguir peleando, al parecer gasto lo que le quedaba de energía en ese ataque, porque se desplomó entre los escombros, explotando como un fuego artificial, revelando que solo era un pequeño gusano de color azul.

—…Llegue la ayuda, pero creo que ya no la necesitan— Completó el ave, con un tono apagado.

—¡Le ganamos!— Gritó eufórico Daniel sin poder evitarlo, levantando los brazos al cielo en señal de victoria, mientras que Lexi le rodeo el cuello con un enorme abrazo, saltando llena de alegría.

—¡Ganamos, ganamos!— La coneja se detuvo al darse cuenta que estaba haciendo, y un poco sonrojada lo soltó para apartarse. Daniel se percató que el correcaminos estaba todavía allí, y le miró un poco apenado, tratando de recordar los pocos modales que le enseñaron, para usar en estos casos.

—Este… Muchas gracias por salvarnos, mh… ¿Rev?— Al parecer recordó su nombre perfectamente, porque el chico se animó y le dedicó una enorme sonrisa. A simple vista, parecía ser una persona amable, a pesar de lo ansioso que se veía.

—No fue nada…— El correcaminos se detuvo, sin saber si debía preguntarles sus nombres o no.

—Oh, claro— Lexi miró a Daniel, y sonrió levemente mientras decidió presentarlo antes que él lo hiciera —Este es mi amigo Danger Duck, yo soy Lexi Bunny, mucho gusto—

—¿Danger?— Rev parecía estar un poco confundido, tanto como él, pero Daniel tomo la decisión de seguirle el juego a Lexi. Se preguntaba hasta donde llegarían con esta broma, pero no le molestaba hacerla.

—Claro, todos los superhéroes tienen nombres heroicos— Danger le sonrió a Lexi, la cual parecía estar un poco divertida al respecto. Unas luces llamaron su atención, y vieron llegar una camioneta a toda velocidad hasta ellos.

La caballería finalmente llegó. Tarde como siempre.

(…)

Lexi debía admitir que estaba un poco más aliviada de encontrarse con más personas, y mucho más le tranquilizó que fueran como Danny y ella. Era emocionante, y también, un poco extraño que justo ellos posean poderes, y que sean en su mayoría antropomorfos, aunque la joven adolescente que los acompañaba, parecía ser humana.

Y con parecía, se refería solo a su apariencia exterior. Porque sus órganos, particularmente su corazón, no se escuchaba como el de todos ellos. Sin embargo, había tanta información para absorber y entender, que apenas tuvo tiempo de reflexionar al respecto.

Cuando la camioneta llegó y se detuvo a pocos metros de ellos, el primero que salió de esta fue un coyote, que se dirigió directamente al correcaminos a una velocidad alarmante. Por un momento, ella tuvo miedo por la integridad física de Rev, pero al ver que el ave recibió de buena gana aquel desesperado abrazo de parte del canino, supuso que eran amigos.

—No vuelvas hacerme esto, pensé que nunca llegaríamos y que algo horrible te había pasado— Ella escuchó claramente las palabras desesperadas del coyote mientras abrazaba al correcaminos, y se sintió mal por invadir la privacidad de la pareja, pero apenas podía controlar su fino sentido del oído.

—Estoy bien, no me hicieron daño y lo importante es que pude ayudar cuando me necesitaban— Rev estaba burbujeando de felicidad al recibir ese abrazo, tanto que se pegó al cuerpo del coyote de una manera demasiado íntima, pero a este no parecía molestarle, ya que su cola se agitaba de la emoción.

Así que… debía suponer que eran más que amigos.

Era un poco curiosa aquella muestra publica de afecto ¿iban a besarse en cualquier momento? Parecía que sí, los dos estaban en su propio mundo, ignorando a todos alrededor. Observó que el conejo de pelaje gris que los acompañaba, se veía claramente resignado ante semejante espectáculo, mientras que el demonio de Tasmania parecía divertido por la expresión llena de confusión de Danny.

—¿Pasa algo malo, Danger?— Lexi preguntó esto con una suave sonrisa. A veces Danny era tan transparente que gritaba sus pensamientos a los cuatro vientos, aunque no abriera el pico.

—Es extraño, es decir, se supone que ellos son enemigos naturales— El pato no parecía estar molesto por la sexualidad de la pareja, pero le desconcertaba que fueran de diferentes especies. Lexi supuso que siempre había una excepción a la regla —Pero prefiero que se lleven bien a que estén peleando, sería problemático dada la situación-

—Claro— Lexi estaba de acuerdo, y vio al conejo macho que los acompañaba, que parecía ser el tipo de candidato a novio que sus hermanos aprobarían sin dudar, suspirando con cierta resignación —Me pregunto si es tan fácil tener ese tipo de relación como ellos dos, ya sabes, entre dos especies diferentes—

—Yo también me lo pregunto— Dijo en voz baja Danny, consciente que podría escucharlo. Lexi iba a preguntarle si se refería a lo que ella pensaba, cuando son interrumpidos.

—Hola, déjenme presentarme, soy Zadavia, me alegra mucho que Rev llegara a tiempo ayudarlos, espero que estén bien— La que se acercó finalmente hablar con ellos era la joven humana que los acompañaba. Era alta, de largo cabello rubio y ojos verdes, su vestido color magenta le quedaba ligeramente grande, y no debía tener más de dieciséis años, como las porristas Junior del instituto —Les agradezco que hayan derrotado de Vitrha, y lamento si les ha causado problemas—

—Este…— Lexi sintió que sus orejas se calentaban de la vergüenza, no sabía como reaccionar ante un agradecimiento tan directo. Por suerte, Danny la salvó.

—No fue nada para nosotros, podría decirse que somos héroes calificados y desayunamos el peligro…— El pato por suerte llamó la atención de Zadavia, la cual lo miró con cierta molestia ante su perorata. La coneja estaba más tranquila de que no le prestara atención, y buscó a Rev con la mirada para pedirle que los presente.

No esperaba encontrarlo en problemas.

El coyote de chándal verde que estaba abrazando al correcaminos, se había apartado de este, luciendo un poco ofuscado. Lexi notó que el canino estaba curiosamente rígido, intentando esconder su entrepierna con el bolso que llevaba encima, y por algún motivo recordó a sus hermanos. Tal vez su cuerpo reaccionó de una forma que no estaba del todo acostumbrado, y sinceramente no le sorprendía, ya que Rev se había restregado sobre él de una forma demasiado sugerente.

Rev por su parte, parecía estar muy avergonzado, tapando su rostro con sus manos para que no noten lo sonrojado que estaba. A juzgar por cómo se disparó la tensión arterial de los dos y como el corazón de ambos sonaba como si fueran a estallar, ella supuso que se estimularon demasiado. Su hermano mayor comentaría una tontería sobre lo saludable que eran ambos, pero Lexi dudaba que el resto de los allí presentes aprecien ese tipo de observación.

—Rev— Lexi trató de llamar la atención del correcaminos, para ayudarlo a calmarlo, haciendo que piense en otra cosa. Se preguntaba si tendría que darle “la charla”, como lo hicieron sus hermanos cuando llego a la adolescencia. Esperaba que no —¿Nos presentas a tus amigos?—

—Claro, presentaciones, yo puedo hacer eso— Por suerte, Rev se concentró en realizar las presentaciones, permitiendo que el coyote recuperara la compostura. Lexi no iba a burlarse de su situación, pero esperaba que ambos aprendan la lección.

Ace era el conejo macho que los acompañaba, y afortunadamente, compartían apellido. Era muy probable que sean primos, y no muy lejanos porque el chico no tenía segundo nombre, así que cuando comiencen a indagar sus árboles genealógicos, de seguro encontrarían parientes relacionados. Ese era el problema con los Bunny, al ser los conejos más prolíficos y en su mayoría hombres, si ella se encontraba con uno, era muy probable que termine siendo un primo o un tío.

El demonio de Tasmania se llamaba Slam, y parecía ser una persona muy tranquila y amable. Ella estaba impresionada por la enorme musculatura que tenía. Se le hacía familiar, y estaba segura de que había visto a este chico la televisión, cuando veía lucha libre con su hermano del medio. Lucía exactamente como su enmascarado favorito.

El novio de Rev, que parecía haberse recuperado y la estaba mirando con la cara sonrojada, era un coyote llamado Tech. Parecía que quería disculparse por algo, pero nadie notó el predicamento en el que estaba, excepto ella. Era una suerte, porque iba adoptar su mejor cara de póker, y no iba a mencionar nada del asunto de ser posible.

Terminadas las presentaciones, y continuando con la broma de que el nombre de Danny, era Danger Duck, Rev salió corriendo hacia el edificio que se estrelló, buscando algo cerca del nerdluck que se encontraba completamente inconsciente. Tardó solo unos segundos en encontrarlo, y cuando regresó, traía en sus manos una piedra iridiscente y brillante, que hacía un extraño sonido como de estática ¿Ella era la única que lo escuchaba? Por supuesto, nadie más que ella podía escuchar semejante ruido.

—Zadavia, había otra parte de tus poderes con el nerdluck ¿Crees que sea todo?— Dijo de repente el correcaminos, dirigiéndose a la adolescente con vehemencia, y dejando muy confusa a Lexi.

—Espero que sí— Zadavia tomó la piedra de las manos de Rev, y sin dudarlo, la coloco en su boca y la tragó. Su pálida piel brilló de repente, haciendo que sea difícil mirarla, y su cuerpo cambio de una forma notaria delante de ellos. La joven humana creció unos centímetros más, llenando por completo el vestido que llevaba, luciendo finalmente como una mujer adulta.

Lexi abrió la boca para hablar, pero no pudo hacerlo.

El sonido que despedía el cristal desapareció, y en ese instante, la coneja sintió como sus orejas se erguían. Danny la miró alarmado, acostumbrado a prestar atención cada vez que detectaba algo con su oído. Quería decirle que estaba todo bien, pero esta vez era diferente. Sin darse cuenta, Lexi se puso de rodillas en el suelo, y sujetó su cabeza con sus manos al sentir el infernal ruido que comenzó a captar. De un momento a otro, una serie de gritos y llantos retumbaron en sus orejas y casi pierde la conciencia por la cacofonía incoherente que no paraba de invadir sus sentidos.

Podía escuchar a Danny a duras penas, preguntándole aterrado que le estaba pasando, pero fue inútil tratar de enfocarse en su voz. El dolor se hizo tan insoportable, que finalmente, todo se volvió oscuro a su alrededor y el mundo se desvaneció delante de ella.

(…)

Tech tomó la presión arterial de la coneja con cuidado, usando su prototipo de brazalete biométrico, y notó que estaba muy baja. Rápidamente, trató de escuchar su corazón, y este latía a un ritmo lento, pero constante. De seguro tuvo un shock hipoglucémico, y no le sorprendía. Tanto Duck como Lexi estuvieron peleando por su cuenta, con un sujeto que les superaba en fuerza, y dudaba mucho que hayan podido comer y descansar lo suficiente para dejar que sus cuerpos se acostumbren a sus mutaciones.

Todos ellos estaban tratando de adaptarse a cambios en sus propios cuerpos a una velocidad imposible, en una situación de emergencia, que solo escalaba de mal a peor a medida que pasaban las horas ¿Hasta dónde iban aguantar sus cuerpos antes de colapsar?

A su lado, el pato que acompañaba a la jovencita, parecía estar al borde de un ataque de histeria. Tal vez podría obtener algo de información de su parte, siempre y cuando pueda hacer las preguntas correctas. El chico se veía tan pálido y cansado, que de seguro necesitaba descanso y comida cuanto antes, o tendría otra persona inconsciente en sus manos.

—Duck, necesito que pienses y me digas cuando fue la última vez que comieron— Tech debía calcular la cantidad de calorías que tanto él como Rev habían consumido para mantenerse estables para trazar un patrón. Estaba seguro que a medida que pasaron las horas, su cuerpo pedía cada vez más alimentos para adaptarse a sus nuevos poderes, y el gasto energético aumentaba con cada enfrentamiento.

El pato no parecía reaccionar ante sus preguntas, pero de un momento a otro, movió la cabeza de un lado a otro, y golpeo sus mejillas para entrar en razón, y concentrarse. El coyote estaba seguro de que estaba al borde del shock hipoglucémico también, pero esperaba que aguantara hasta que le consigan algo de comer.

—Si, fue hace un par de horas, solo pudimos comer unas barras de proteínas y unas galletas secas, la mayor parte del tiempo estuvimos corriendo—

—¿Hay alguna habilidad especial que ella no pueda controlar y use casi de manera permanente?— Tech supuso que Lexi estuvo usando demasiado sus poderes, y si no tenía control sobre estos, hizo que su cuerpo realicé un sobreesfuerzo, sin contar con los nutrientes necesarios para soportarlo.

—Su sentido del oído es muy bueno, demasiado, estuvo usándolo todo el tiempo debido a lo oscuro que estaba— Declaró con mucha preocupación Duck.

—Bien, cancelaré el ruido en sus oídos para que no use sus poderes de forma constante, hasta que se recupere— Tech miró al pato con vehemencia, notando como el cansancio le estaba pasando factura —y los dos deben comer algo pronto, ella comenzará a consumir glucosa disuelta en agua, y tu necesitas carbohidratos en grandes cantidades—

—¿Qué necesitas?— Rev que se veía muy preocupado y había escuchado en parte lo que habían hablado. Parecía estar listo para salir corriendo y asistirlo, por lo que Tech pensó con cuidado, recordando los tipos de auriculares de cancelación de ruido que usaba su madre.

—Necesito gel de glucosa y agua mineral, también auriculares especiales, de este tipo y marca— El coyote sacó su libreta de su bolso, rasgó con su bolígrafo rápidamente el número de serie que necesitaba, y le pasó un trozó de papel con las instrucciones al correcaminos.

—Estaré de vuelta en segundos— Rev salió corriendo a una velocidad increíble, y Tech suspiró tranquilo al notar que el correcaminos ya no temía usar su habilidad para correr. Aun así, debían comenzar a calcular el gasto energético que demanda sus poderes, porque si salían de esta, en un futuro cercano todos ellos deberían modificar su dieta de forma permanente.

—Vamos llevarla a una cama, y tratemos preparar comida para los dos— Sugirió Ace de inmediato, mientras levantaba con cuidado a la joven coneja del suelo. Tech lo detiene al ver que le costaba un poco de trabajo, porque debían ser los más cuidadosos posible.

—Hay que moverla con cuidado, Slam eres mucho más fuerte que nosotros ¿Puedes levantarla?—

—(Enseguida)— Slam levantó a la jovencita con cuidado, pero con bastante facilidad. Se veía tan pequeña entre sus brazos, que Tech se sintió un peso de responsabilidad enorme sobre su espalda. Miró a Duck que seguía firme a su lado, un buen amigo, muy preocupado y al borde del ataque de nervios. No pudo evitar sentirse identificado con él, si viera a Rev en esas condiciones, se volvería loco.

—Ella estará bien, te lo aseguro— Tech sabía que no era la persona indicada para consolar a la gente, pero debía calmar al pato para que no se estrese y acelere la baja de azúcar en sangre.

—Si, ella es muy fuerte, pero ¿Eres médico? No te ves como uno— Duck le dedicó una mirada de desconfianza, y no era para menos. Debía confiar en un completo desconocido, justo después de pasar por una situación terriblemente estresante, que podría haber terminado con su vida. Pero no había nadie más allí.

—Tengo varios doctorados, pero no en medicina, mi padre fue médico militar y estudie algunos procedimientos cuando estaba en la universidad, pero nunca me especialice como él— Tech fue lo más sincero posible, no iba a permitir que se lastimen y haría lo posible por ayudarlos, eso era lo que realmente importaba —Haré todo lo que pueda para ayudarlos—

—Encontré un lugar lo suficientemente grande para que ella pueda descansar, y nos reagrupemos— Zadavia llegó por el otro lado de la calle, y les señaló un enorme edificio de departamentos, que estaba brillando en medio de la ciudad con todas las luces encendidas —Pude forzar la entrada, apagar las cámaras de seguridad y las alarmas, dejaremos la búsqueda del meteorito para más tarde, lo importante es que ambos se recuperen—

Tech asintió levemente de acuerdo con la mujer, la salud de Lexi y Duck eran prioridad. En pocos segundos, Rev los alcanzó con las cosas que le había pedido, y se trasladaron de inmediato. Todos entraron al edificio en medio de la ciudad, buscando uno de los departamentos más grandes para poder utilizarlo.

Mientras Zadavia ayudaba a Lexi a beber la gelatina de glucosa que había conseguido Rev; Slam cocinaba los vegetales deshidratados que tenían disponibles, junto con la pasta seca que habían logrado rescatar de los estantes de aquel departamento, preparando espagueti con salsa, un alimento alto en carbohidratos para aumentar el azúcar en sangre de sus nuevos compañeros.

Duck se negó a probar bocado hasta que la joven coneja se despierte, pero aceptó consumir uno de los geles de glucosa y beber agua para evitar el dolor de cabeza. Era una pena que Ace no pudiera convencerlo, pero el pato era demasiado tozudo como para hacerle cambiar de opinión.

Mientras tanto, Tech trabajó a contrarreloj para modificar los auriculares que Rev había conseguido. Eran de color rosa y tenía unas estúpidas orejas de gato, pero la tecnología de cancelación de ruido era la mejor del mercado. Cambió los parlantes para que generen un espació aislamiento completo, para evitar que cualquier onda sonora atraviese las múltiples fundas aislantes, y ajustó la fuente de alimentación para que no necesite ser conectada.

No paso mucho para que Lexi se recupera de su desmayo, pero parecía que seguía sufriendo dolor de cabeza. Tech de inmediato, le colocó los auriculares en la base de sus largas orejas, y por suerte funcionaron porque la expresión de dolor en el rostro de la coneja desapareció, y se veía un bastante aliviada.

—Mucho mejor— Dijo Lexi con una suave sonrisa, tratando de levantarse de la cama en la que la habían acomodado. Tech la ayudó apoyarse contra una mullida almohada, para que no se maree. La idea era que comiera, y las náuseas no le ayudarían.

—Supongo que no puedes oírme— Tech vio que la coneja elevó sus hombros, y antes de intentar comunicarse con ella mediante lengua de señas, Duck entró en la habitación con dos platos de pasta.

—Al fin despertaste ¡Hora de comer!... ¿Ahora tienes orejas adicionales?— El pato parecía divertido al respecto, pero Lexi solo le sonrió y señaló los auriculares, indicando que no podía oírlo, por lo que se limitó a no responderle —Vaya, esa chuchería de nerd si funciona, buen trabajo Doc—

—Claro que funciona, soy un genio— Tech no pudo evitar pavonearse, y notó que Duck puso sus ojos en blanco, mientras que Lexi se reía a sus expensas, demostrando que si le entendía y antes estaba fingiendo. Era posible que ella sepa leer los labios, una habilidad que adquirían las personas hipoacúsicas. Curioso —Ahora coman los dos, lo que menos necesitamos es que vuelvan a desmayarse…—

—Eran gritos de auxilio— Lexi le interrumpió, clavando sus ojos color verde en el coyote, con cierta intensidad. A pesar de que no podía oír nada, decidió explicarle en ese momento lo que sus poderes auditivos habían detectado. Duck, que estaba acomodando su plato de espaguetis en una charola para que ella pueda comer con comodidad, se quedó quieto al oírla, antes de pasarle su tenedor —De miles y miles de personas, mujeres, hombres y niños, todos gritando, angustiados, asustados…—

Tech sintió un horrible escalofrío recorrer su espalda al percatarse de que su teoría se estaba confirmando en ese instante. Mientras tanto, Lexi parecía estar cada vez más abrumada, vio como sus ojos se llenaban de lágrimas de angustia, y su voz se quebraba cuando trataba de darle toda la información que adquirió antes de perder la conciencia.

—…Todos ellos, bajo tierra—

(…)

TBC

 

Chapter 8

Summary:

Un momento de realización, Tech, Rev y el resto del equipo reciben la ultima pista que necesitaban para rescatar a los ciudadanos de Acmetropolis, y es gracias a Susan y Vash.

Notes:

¡Hola! Siento la tardanza.

Creo que este es el capitulo más flojo de todo el fanfic, puedo prometer que el siguiente será mejor, pero necesitaba hacer unos ajustes antes de la Raid.

Ahora si, semana entrante, arranca la Raid en la ciudad subterranea, y espero que salga mucho mejor que este capitulo.

Nos leemos la semana que viene.

Chapter Text

Rev se encontraba en la sala hablando con Zadavia, intentando indagar sobre sus poderes recuperados recientemente. De repente, vio salir corriendo a Tech de la habitación que estaba ocupando Lexi para descansar. Al parecer, iba directo al baño.

Preocupado por el coyote, se disculpó con Zadavia y lo siguió, para asistirlo en caso de que necesite ayuda. Cuando lo alcanzó, noto que el baño de aquel departamento de lujo era demasiado amplio. Antes de poder preguntarle que le pasaba, vio que cerró la puerta tras de él. Rev dudó por un momento en entrar sin tocar ¿Estaría siendo demasiado invasivo? De repente, escuchó arcadas desde el otro lado, y sin pensarlo demasiado, entró para encontrar a Tech inclinado en el váter, vomitando todo el contenido de su estómago en este.

De inmediato, salió corriendo a la cocina y buscó un vaso de agua. Entró al baño, justo cuando Tech terminó de vomitar. Dejó el vaso sobre el mueble de toallas, y masajeo la espalda del pobre canino, que estaba temblando por la debilidad provocada por el malestar.

—¿Te sientes mejor?— Debajo de sus dedos, sintió como el coyote se estremeció, pero no se apartó de su contacto.

—Tuve razón... y creo que no soporté la idea de tenerla— Se lamentó con la voz ronca Tech, mientras se sentaba en el suelo, ocultando sus ojos llorosos detrás de sus manos —Hay demasiados factores, demasiadas vidas en juego, un solo paso en falso y puede matarnos a todos—

Rev no dijo nada al respecto, la desesperación en la voz de Tech era palpable, y el estrés que estaba sufriendo seguro era por la presión que generaba esta terrible situación. Aun así, ya habían pensado de antemano este escenario, y solo restaba mantener la calma, tomar decisiones y hacer algo al respecto.

—Aquí, enjuaga un poco tu boca, pero no tragues el agua— Rev le pasó el vaso lleno de líquido, y Tech lo tomó con cuidado, obedeciendo sus instrucciones. Escupió el agua en el váter y tiro la cadena, mientras se incorporaba con cierta dificultad. Rev dejó que el coyote se recargue en él, y de inmediato, este le abrazó en busca de consuelo.

Escuchó como Tech inhalaba sobre su cuello, era obvio que estaba tratando de aliviar su estrés tratando de captar su aroma, pero el cuerpo de Rev estaba cada vez más sensible al contacto con el coyote. Hace unos minutos atrás, tuvo una erección accidental, y solo por abrazarlo. El canino de seguro no lo notó por las claras diferencias entre aves y mamíferos, por lo que no tenía idea de cómo le afectaba a su cuerpo cada toque que le daba. Las nervaduras de sus plumas parecían ser recorridas por ligeras cargas eléctricas, y su cola se movía de un lado a otro, sin poder evitarlo.

Por suerte, decidió soltarlo, porque su cuerpo iba a perder de nuevo el control. Estaba un poco azorado, y parecía querer decirle algo.

—Disculpa por olerte así, pero me calma— El coyote fue sincero, aunque parecía querer disculparse por algo más.  

—Está bien, debo admitir que no tengo idea cómo funciona, mi olfato es pésimo— Rev se rascó la nuca, un poco incómodo, sintiéndose culpable de ocultarle a Tech cuanto le deseaba. Pero no era el momento. Sentía que debía hacer las cosas de manera correcta, tener citas normales, o al menos, una confesión en un ambiente romántico, antes de lanzarse sobre el coyote para tener sexo con él. Estar tan presionados por esta invasión alienígena y el estrés de pelear constantemente, parecía aumentar su agresividad en todos los aspectos.

Sin embargo, comentar sobre las cosas que le gustaban que le hicieran le pareció correcto, y sabía que alguien tan curioso como Tech apreciaría la información.

—Tocar mis plumas tienen ese efecto, si se hace en el sentido adecuado— Se supone que los padres hacían eso con sus hijos para bajar su ansiedad, pero su familia nunca fue afectuosa, así que no recordaba cuando fue la última vez que lo acicalaron. Rev no se había percatado de lo hambriento que estaba de contacto, no desde que Tech comenzó abrazarlo y tocarlo.

—¿No te molesta que te olisquee? Eso es raro, pero supongo que no te parece invasivo porque no estoy intentando acicalarte— Tech se acercó al grifo y se lavó la cara, para lavar las lágrimas de su rostro. Parecía estar aliviado por algo y Rev no pudo evitar reírse para sus adentros.

Si el coyote supiera que no le molestaría para nada que intente ordenar sus plumas… No. Debía ser fuerte, su mente sucia necesitaba entretenerse con otra cosa.

—¿Lexi descubrió algo?— Rev preguntó, tratando de ocultar su ansiedad para no estresar más a Tech. Supuso que la joven coneja usó su habilidad auditiva para conseguir la pieza que falta de información, la cual dejo histérico al coyote.

—Si, su oído es muy bueno, tanto que la interferencia que oculta al meteorito de tu GPS no le afecta— Tech finalmente pone en palabras lo que le dio pánico al principio —Hay millones de personas atrapadas bajo tierra—

Por supuesto que el peor escenario se hizo realidad. Nunca era sencillo para ellos. Pareciera que no importa cuánto peleen, la situación no hacía más que empeorar. Ahora ¿Dónde tendrán cautiva a tanta gente? Bajo tierra había solo un sitio probable…

—Tal vez están usando la vieja ciudad para mantenerlos confinados, Acmetropolis fue construida encima de esta en el año 2500, cuando subió el nivel del mar al desaparecer los polos— Rev había estudiado esto en sus periodos de aburrimiento inducido por la soledad y la poca atención que le daban sus familiares. Tech no parecía estar familiarizado con la historia de hace tres siglos atrás, pero su rostro dejó de estar pálido, animándose ante la revelación.

—Claro, la vieja ciudad está justo debajo de nosotros, pero pensé que era inaccesible...— Tech abrió los ojos desmesuradamente, tomó los hombros de Rev para sacudirlo por la emoción —¡El fragmento meteorito abrió las capas subterráneas al estrellarse! ¡Usaron todo el subterráneo para crear campos de concentración!—

—Si es así, tienen mucha mano de obra, porque fueron demasiado rápidos, algo me dice que estos invasores están muy acostumbrados a capturar y encerrar cualquier forma de vida— Rev estaba un poco aturdido, a parte de los nerdlucks ¿Había ejércitos alienígenas bajo tierra? Ellos tenían poderes, pero solo eran un puñado de personas, no tenían forma de ganar si los números no les favorecían.

—Si, es extraño, yo pensaba que estaban atrapados en masivas naves especiales, para llevárselos de aquí— Tech gruñe suavemente, llegando a la única conclusión posible —Al menos que no estén interesados en dejar sobrevivientes…—

Alguien golpeo suavemente la puerta del baño, y los dos se miraron por unos segundos, antes de decidir si abrir o no la puerta. Tech parecía estar más recompuesto y le dedicó una suave sonrisa a Rev, que le hizo perder el aliento. Un poco mareado, el correcaminos abrió la puerta, esperando no estar demasiado sonrojado. Al otro lado, estaba Zadavia, la cual parecía estar abrumada por algo.

—Supongo que hay más problemas— Comentó Rev con cierta desazón. Eso hizo que Zadavia dudara de hablar, como si no le gustara ser portadora de problemas al correcaminos. Al darse cuenta de esto, el ave le sonríe de manera tranquilizadora —Lamento el comentario desafortunado ¿Qué sucede?—

—No lo sé— La mujer no parecía poder explicar lo que estaba sucediendo, jugó de manera nerviosa sus dedos, pero finalmente decidió hablar —Algo raro les ha pasado a las computadoras de la casa, hay una caricatura que no deja de reproducirse en sus pantallas, una y otra vez, los demás dicen que es muy antigua—

—Una caricatura antigua… ¿Es de un coyote persiguiendo a un correcaminos?— Preguntó Tech, al parecer, familiarizado con el desperfecto.

—¿Cómo sabes…?— Zadavia estaba impresionada, pero Rev recordó que tipo de virus era, y sabía exactamente a lo que se refería el coyote. Alguien violó el cortafuego de sus laptops, y sus datos estaban siendo vulnerados por un programa imposible de contrarrestar.

—Alguien infectó nuestras computadoras con el virus Wile— El correcaminos estaba sintiéndose realmente frustrado, no podía creer la mala suerte que tenían. Aquel virus era el más complejo y difícil de encriptar, una pesadilla programada hace veinte años atrás, virtualmente imposible de erradicar —De ser así, todas las computadoras y redes de la casa han quedado inservibles—

—Debe ser mi madre— Dijo con calma Tech, provocando que Rev lo mire con cierta exasperación —Pero es extraño, ella solía usarlo solo para rastrear direcciones IP—

No era posible ¿La madre de Tech invento la mayor amenaza informática existente en la actualidad? ¿Cómo era posible que no esté en prisión y este programando videojuegos? Rev tuvo que reírse para sus adentros ante semejante coincidencia, hacía meses que trataba de descifrar como encriptar ese virus.

—Por supuesto que tu madre inventó ese infernal virus ¿Sabes qué hay una recompensa al que logre encriptarlo y crear un antivirus que lo elimine?— Rev no pudo evitar recordar lo frustrante que fue intentar siquiera encriptarlo para obtener el dinero. Tech por su parte, no parecía sorprendido.

—Es probable que ella misma haya ofrecido la recompensa por erradicar su propio virus, se aburre de que nadie la supere— El coyote masajeo su frente, sintiendo una migraña de solo imaginárselo.

—Me lo figuro— Comentó Zadavia aliviada, tal vez porque no era el enemigo el que estaba hackeándolos, y que conocían a la persona que lo hizo —Aun así ¿Por qué infectaría nuestras computadoras?—

—Tal vez piensa venir hasta aquí a verme, no es propio de ella, pero a veces se preocupa demasiado— Tech subió sus hombros, resignado ante su destino. Parecía tan cansado que ni podía exasperarse.

—Así que perdimos las cámaras de la ciudad hasta ella llegue— Rev supuso que solo la madre de Tech podría erradicar el virus de sus computadoras, por lo que solo podían esperarla —¿Qué tal si descansamos un poco? Te haré un poco de sopa y charlaremos con los demás para saber su opinión sobre lo qué haremos a continuación—

—De todos modos, el resto del grupo está más interesados en lo que ustedes harán a partir de ahora, al parecer, confían que pueden trazar un plan exitoso— Zadavia lucía un poco divertida al ver la expresión nerviosa de los dos, pero también, se veía curiosamente orgullosa. A Rev no le molestaba tratar con las personas, pero no sabía si le gustaba la idea de que dependieran de sus ideas. Tech por su parte, ya había vomitado por la presión, y volvía estar pálido por los nervios.

—Está bien, primero explicaremos la situación, y que sepan que pueden quedarse atrás si lo desean, luego idearemos un plan de acción— Tech tomó una decisión, y debía admitir que estaba de acuerdo a pesar de asumir el liderazgo de tantas personas. Rev estaba seguro que los demás preferirían retirarse cuando se percaten del panorama completo, una pena, pero era correcto darles la opción.

(…)

Ace sentía que sus nervios no le permitían quedarse quieto. Entrenaba la mayor parte del tiempo con su maestro cuando se sentía estresado, y ahora estaba realmente preocupado, a tal punto que apenas podía quedarse sentado. Lo malo es la falta de espacio, solo podía hacer flexiones de brazos hasta quitarse la sensación de angustia. Apenas podía parar de pensar en los múltiples habitantes de Acmetropolis, que habían sido capturados para usarlos de rehén y que, entre toda esa gente, la persona que cuidó de él estuviera cautiva.

Deseaba salir de inmediato de allí, he intentar por su cuenta resolver esto, pero no creía que llegaría muy lejos sin Tech ni Rev. No tenía idea a lo que se enfrentaba, y estaba seguro que no sobreviviría por su cuenta, siquiera para rescatar a su maestro.

Continúo haciendo flexiones con su mano derecha, sintiendo nostalgia por su katana, deseando haberla traído consigo. No sabía cómo usar correctamente su visión láser, se sentía más cómodo con algo afilado en sus manos…

—No puedo creer que hagas flexiones con una mano, pareces el típico héroe de acción ¿Acaso eres de fuerzas especiales o algo así?— La voz de Duck llamó la atención de Ace, deteniendo su flexión a la mitad. Paró de ejercitarse, para levantarse del suelo, impulsándose con ambos brazos.

—Soy doble de riesgo— Comentó el conejo con una ligera sonrisa.

—Oh, vaya...— Duck parecía un tanto nervioso, no entendía por qué. Por lo que respecta a Ace, no tenía que sentirse tan intimidado por él, ya que el pato era el mejor de todos ellos controlando sus poderes. Sin embargo, parecía estar dudando de algo, porque desvío su mirada al hablar —...Suena como una profesión peligrosa—

—He tenido mis palizas y caídas, pero soy cuidadoso— Ace sonrió levemente mientras bebía un poco de agua de una botella que había dejado cerca, y al secarse la boca con el dorso de la mano, continuó hablando —No debería ser un trabajo impresionante para alguien llamado Danger Duck—

El pato parecía que iba a sonreírse o al menos, refunfuñar molesto, pero estaba un tanto serio. Abrió su pico para hablar, y lo cerró, dando vueltas por la sala antes de girarse y decidirse finalmente.

—¿Puedes convencer a Lexi que no venga con nosotros?— Preguntó de repente, dejando al conejo descolocado.

—¿A donde…?—

—Es obvio que todos vamos a intentar salvar a las personas atrapadas debajo de la ciudad, hasta el saco de pulgas que casi se caga en sus pantalones de solo imaginarlo— Duck hizo referencia a la huida de Tech al baño, y el conejo suspiró resignado. Ace tuvo también deseos de vomitar por los nervios desde que todo comenzó, sinceramente no lo culpaba.

—De seguro Tech está demasiado presionado ante las consecuencias de fallar en el rescate, hasta puede que pidan la vida de Zadavia a cambio— El conejo no parecía sorprendido de que el coyote termine siendo abrumado por la situación. Cualquier escenario con rehenes involucrados, significaba que el enemigo tenía la ventaja. Además, debían ser más numerosos que ellos, para poder mantener vigilada y cautiva a tanta gente —No querrá hacer un movimiento que ponga en peligro la vida de esas personas, y mucho menos la nuestra—

—¿Por qué? Apenas nos conoce, y nadie se preocupa tanto por un montón de extraños— Duck estaba realmente molesto, pero tenía un punto ¿Cuánto compromiso puede aceptar uno?

—Supongo que por el mismo motivo que no quieres que Lexi vaya— Ace se le quedó mirando por unos instantes, y Duck finalmente se desinfló —Es una decisión personal la que estamos por tomar, es probable que Tech nos diga que nuestras posibilidades son mínimas, y que lo más seguro es quedarnos atrás—

—¿Entonces...?— Duck no completó la oración, y lo miró expectante esperando una explicación.

—Si tu amiga Lexi decide quedarse atrás, será porque sopesó las consecuencias de una posible derrota, pero si quiere continuar, ella asumirá la responsabilidad como todos nosotros— Ace supuso que todos estaban en la misma situación, incluyendo al pato.

—Tú quieres continuar— Duck dio por sentado su decisión, pero Ace asintió dándole la razón.

—Debo asegurarme de que un ser querido está a salvo, y no sería honorable abandonar a tantas personas a su suerte—

—Supongo que es lo que un héroe haría— Dijo de repente el pato, tomándolo por sorpresa.

—Como te habrás dado cuenta, la ciudad está vacía y solo quedamos nosotros— Ace lo había sopesado mucho, y no podían siquiera dudar al respecto. No había nadie más —No me considero un héroe, pero creo que no podemos darnos el lujo de no hacer nada al respecto—

—Si no eres un héroe ¿Qué te consideras?—

—…— Ace no sabía si explicarle a Duck que era más un asesino que otra cosa, pero de seguro el chico no le creería. Un espadachín no era nada sin su espada, ahora mismo solo era un conejo con visión laser —Solo soy un doble de riesgo, lo que no entiendo es ¿Por qué me pides que sea yo el que intente convencer a Lexi?—

Duck le miró ofendido de repente, y se sonrojó por la vergüenza. Posiblemente sabía que lo que hacía no era correcto.

—Ella salvó mi vida, y es posible que, de la misma forma, quiera salvar a las personas atrapadas— El pato parecía avergonzado al intentar engañarlo para no tener que ser del todo sincero con la coneja —Y yo no puedo decirle que no puede hacerlo, porque le estaría mintiendo—

—No le mientas y dile que te preocupas, arruinarás tu amistad si le mientes, aunque sea solo para protegerla— Ace no iba a regañarlo por intentar engañar a Lexi, pero era demasiado consciente que ninguna relación puede prosperar a base de mentiras.

—Lo dices como si fuera tan sencillo, yo le debo mi vida a ella ¿Qué harías para pagar esa deuda?— Duck estaba haciendo una pregunta muy complicada de responder, porque hasta el día de hoy, Ace no había encontrado la forma adecuada de honrar a su maestro.

—Yo… Aún no lo sé, espero algún día pagar mi deuda también—

Los dos se quedaron callados por un momento sintiendo que la conversación llegó a un punto muerto. De repente, escucharon el timbre del departamento ser presionado varias veces y con cierta insistencia. Sin poder evitarlo, se tensaron, y se prepararon para pelear. Se suponía que eran los únicos en la ciudad ¿Los nerdlucks los encontraron y venían atacarlos?

Vio llegar a Tech y Rev del baño. El coyote se veía más recompuesto, por lo menos, pero tenía una extraña expresión de molestia en su rostro. Ace estaba a punto de preguntarle al recién llegado si tenía idea de lo que estaba pasando, y notó que este se limitó a suspirar derrotado.

—Ya llegó— Tech parecía un poco alicaído, dando a entender que sabía quién estaba en la puerta.

—¿Sabes quién está tocando el timbre?— Duck parecía incrédulo, mientras la persona que tocaba el timbre, había comenzado a pulsar una y otra vez este, con una insistencia que rayaba al escándalo —¿Por qué parece un niño pequeño buscando problemas?—

—Es posible que sea mi madre— Tech se lo veía cada vez más avergonzado, mientras que Rev parecía estar divertido ante la situación, intentando con todas sus fuerzas reírse a sus expensas.

Ace hizo lo posible para no gritar frustrado ¿Por qué todo lo que pasaba alrededor de este coyote era tan ridículo y poco común?

(…)

Susan no tenía intenciones de parar de presionar el botón del timbre de aquel caro y lujoso edificio. Sin embargo, tuvo que detenerse porque Vash sujetó su muñeca y la miró exasperado con su ojo bueno. Realmente no le importaba mucho si estaba molesto, ella se estaba aburriendo porque estaban tardando demasiado en abrir las enormes puertas de cristal que los separaba del interior de aquel sitio. Se quedó con ganas de pasar su mano por los timbres de cada departamento, antes de que el conejo se exaspere, aunque no tendría sentido. No iba a molestar a nadie, porque de seguro aquellas viviendas estaban deshabitadas, pero le daría algo para hacer mientras se dignaban a darle la bienvenida.

Finalmente, la puerta cristal se abrió, revelando una mujer muy alta, de cabello rubio y ojos verdes. Susan notó un aire familiar en ella, estaba segura de que había visto sus ojos en otro lugar…

—Eres la niña que mi hijo y su amigo estaban cuidando— La coyote hembra estaba un poco confundida, cuando se había comunicado con Tech hace horas atrás, la mujer parada delante de ella con aquel elegante vestido magenta, no era más que una pequeñaja que no debería tener más de cinco años —¿Por qué te ves tan diferente?—

—Ah, creo que sufrí un estirón mientras no estabas— Su anfitriona bromeo a sus expensas, haciendo que Susan resople molesta. No le gustaba no tener toda la información pertinente ni una explicación lógica para todo —¿Buscas a Tech? Estoy segura de que se alegrará verte—

—Lo dudo, pero no tiene opción— Susan dijo esto con cierta acidez, haciendo que Vash aclare su garganta. Claro, de seguro la mujer no tenía idea quien era el conejo que la acompañaba —Creo que ya me conoces, soy Susan, y este es mi conocido circunstancial, Vash—

—¿Conocido circunstancial?— Repitió con cierta duda la dama, dedicándole una sonrisa cristalina a Vash.

—Ella cree que utilizar la palabra “compañero” o “amigo” es demasiado fuerte para definir nuestra sociedad— El conejo comentó esto con una sonrisa socarrona, haciendo que Susan se cruce de brazos y trate de ignorarlo ¿Por qué todos querían irritarla así? —¿A quién tengo el placer de saludar?—

—Soy Zadavia, dejen que los haga pasar, mis compañeros de seguro se pondrán ansiosos de saber quiénes son—

Cuando entraron al vestíbulo de la planta baja del edificio, Susan tuvo la oportunidad de captar el aroma de Zadavia. Definitivamente no olía como un ser humano, su blanca piel desprendía un hedor similar al ozono y algo metálico que no podía distinguir. Vash a su lado, estaba en guardia a pesar de haberse mostrado cordial al principio.

Tal vez también se haya dado cuenta de que Zadavia no es humana. A ella casi no le sorprendía, ningún ser humano se desarrolla tan rápido, y mucho menos, en cuestión de horas.

Sin embargo, cuando llegaron a la sala de estar, y Susan apenas divisó las orejas peludas de su hijo, un joven conejo de pelaje gris y ojos azules, se lanzó sobre Vash, y le abrazó de manera tan ferviente, que sorprendió a la coyote hembra para bien. Pudo ver como el alivio finalmente invadió al viejo conejo blanco, y bajó la guardia para abrazar al hijo que tanto estuvo buscando.

—Estás bien, pequeño granuja, por supuesto que ibas a estar bien— Vash se separó del joven conejo, para presionar su hombro derecho con fuerza, al parecer sin poder decir mucho más por la emoción. El jovencito por su parte, parecía que iba a llorar, pero mantuvo la compostura.

—Pensé que te habían atrapado, siento haberte preocupado Pa-Maestro— Dijo el conejo gris, como si dudará llamar padre a la persona que cuidó tantos años de él.  

Susan trató de no emocionarse por aquel agradable encuentro, y notó que su hijo se había acercado hasta ella, de seguro para regañarla. Cuando la abrazó, se sorprendió de que lo haya hecho, pero debía suponer que había pasado por demasiado estrés, y el pobre debía necesitar algo de consuelo.

Ella trató de darle unas palmaditas a Tech en la espalda. Consolar a las personas no era lo suyo, pero solo por eso no iba a dejar de intentarlo.

—Hey, mírate nada más, en una sola pieza— Ella le sonrió con cierto afecto cuando se separó de su cachorro. Pudo comprobar que efectivamente, todas las cicatrices de su complicada infancia habían desaparecido. El pelaje de Tech volvió a crecer en la mayor parte de su cara, y su postura había mejorado. Posiblemente su destrozada columna vertebral estaba mucho mejor.

Había cambiado tanto en tan poco tiempo que debía admitir que estaba un poco asustada. Sin embargo, dejó de preocuparse porque de inmediato su hijo demostró su claro deseo de regañarla.

—Este es uno de los momentos en los que hubiera preferido que te quedes tranquila en un solo sitio, jugando videojuegos— Tech estaba cruzándose de brazos, mirándola con su típica carita de regaño, que había adoptado desde los diez años ¿Por qué su hijo no la deja ser? —¿Por qué estás rondando por la ciudad con lo peligroso que es?—

—¡Ese era el plan! ¡Hacer como que nada está pasando hasta que se arregle solo! El problema es que quería mis personajes promocionales, y para obtenerlos necesitaba activar la electricidad y los servidores de Acmetropolis, así que salí de mi escondite y aquí estoy…— Susan quería explicar cómo planeaba volver a su mansión, encerrarse y jugar por horas, hasta que el mundo vuelva por sí mismo a la normalidad, solo que Vash la convenció de acompañarlo, pero la interrumpieron.

—¡¿USTED ACTIVÓ LA ELECTRICIDAD DE LA CIUDAD?!— El correcaminos y el pato se abalanzaron sobre ella, al parecer con deseos de agradecerle. Sinceramente no había porque darlas, lo hizo por puro capricho y solo porque podía.

—Este, si— Ella señaló al conejo blanco, que estaba ocupado hablando con su hijo —Vash me ayudó, pueden agradecerle a él también—

Era horroroso llamar la atención y generar tanto escándalo. Ella no era una heroína, solo una pobre diabla que quería alimentar su vicio, nada más.

—Has sido de mucha ayuda, muchas gracias— Tech parecía estar genuinamente agradecido, aunque menos impresionado. Ella no lo culpaba, la conocía desde que nació, estaba más que acostumbrado a que hiciera este tipo de cosas. Sin embargo, a pesar de su sonrisa, podía ver como su tic nervioso apareció, haciendo que su ojo derecho tiemble levemente —Ahora mi querida madre, dime ¿Por qué infectaste las computadoras de la casa con un virus imposible de erradicar?—

Ah, eso. Susan debía admitir que estaba decepcionada de su hijo por esto, pensaba que él ya habría descifrado el virus. Debía seguir esperando que apareciera alguien que lo consiga.

—Era la forma más sencilla de encontrarte y que supieras que era yo— Ella elevó sus hombros como si fuera lo más obvio del mundo, y vio como Tech estaba a punto de gritar de frustración.

De seguir teniendo estos disgustos, su hijo terminaría envejeciendo más rápido y nadie va a querer casarse con él, debería empezar a relajarse un poco. Por otro lado, vio que Rev estaba muy entusiasmado con hablar con ella, y debía admitir que también tenía muchas ganas de platicar en persona con el primer amigo de su hijo.

—Es cierto, ya conozco a Rev ¿Me presentas al resto de tus amigos?— Susan sonrió sin poder evitarlo, al fin su hijo había conocido a otras personas y le entusiasmaba mucho la idea de saber todo sobre ellos.

(…)

Tech solo pudo relajarse con la llegada de su madre, cuando se percató que Rev parecía estar encantado con ella. Estaba un poco más tranquilo por esto, más al verlos charla sobre programación de un momento a otro. Siendo consciente que su progenitora era una mujer difícil de entender, que se aburría demasiado rápido y que maltrataba a las personas que consideraba malvadas, el correcaminos había congeniado de inmediato con la coyote.

Susan adoró al correcaminos, y Tech estaba seguro que terminaría ofreciéndole trabajo, hasta pagarle el resto de sus estudios, si Rev aceptara su programa de entrenamiento (Debía recordar advertirle sobre las excentricidades de su madre, antes de que diga que sí). Por suerte, al presentar a todos los allí reunidos, su progenitora cambió su foco de atención y no era para menos. Les había pasado cosas muy extrañas en una ínfima cantidad de horas. Después de escuchar casi todo lo que les había sucedido, la coyote hembra parecía estar un tanto reflexiva con respecto a los hechos ocurridos.

—Entonces, en todo este tiempo ¿Solo han peleado con alienígenas? ¿Ningún robot intentó capturarlos?— Preguntó de repente Susan, deteniendo el dramático relato de Duck en medio de la sala, la cual estaba siendo animado por Lexi para que mostrara su habilidad de teletransportación.

—¿Robots? ¿Cómo que también hay robots?— Duck se quedó a media interpretación, parado sobre la mesa de café, mientras que el resto de las personas miraron a Susan con cierta duda

—(No he visto un solo robot desde que despertamos)— Slam miró a Ace buscando su opinión al respecto, y el conejo asiente de inmediato.

—Es cierto, estuvimos horas inconscientes, y cuando despertamos, no había nadie más…— Ace se detuvo por unos instantes, posiblemente buscando en su memoria, y luego miró a Tech un poco preocupado —…Excepto cadáveres—

—Lo mismo me sucedió cuando me desperté— Lexi dijo esto con una mirada un poco acuosa, pero trató de continuar hablando —Había varias estudiantes fallecidas—

—Lamento las malas experiencias que han tenido, pero debemos enfocarnos en los hechos— Susan dijo esto con cierta calma, y después de unos momentos de reflexión, decidió hablar —Vash y yo no perdimos el conocimiento en ningún momento, y esos robots intentaron atacarnos, solo tengo la cabeza de uno para enseñarles...—

Tech vio a su madre salir de la sala por unos momentos, para volver con una caja de cartón en sus manos. De su interior, extrajo una laptop y la cabeza de un robot con un diseño bastante arcaico, que había arrancado para poder trastear con su procesador. Ninguno de ellos reconoció la pieza de maquinaria, excepto Zadavia.

—Es tecnología de Freleng, pero estos robots fueron discontinuados con mi llegada al trono— A pesar de reconocerlo, ella parecía estar tan confundida como ellos, por lo que Susan asintió con cierta calma.

—Estos robots son bastante arcaicos, funcionan con un chip de mando, que sigue cierta jerarquía- Susan miró hacia Vash por unos segundos, pero volvió su vista a la pantalla de la computadora —Tengo el nombre de la persona que está al mando, no se si podrás reconocerlo Zadavia...—

La pantalla de la computadora mostraba la foto de un hombre de cabello pelirrojo y ojos color verde, encima de este, rezaba el nombre de "General Deuce". Al verlo, Zadavia palideció y se levantó de su asiento para alejarse ante la sorpresa.

—No puede ser, ese hombre debería haber muerto hace años— Zadavia parecía haber visto un fantasma, porque comenzó a temblar aterrada —Se reportó muerto en la última guerra que tuvo nuestro pueblo, antes de mi nacimiento, y desapareció con todo su ejército de robots—

—Su nombre no coincide con el habitante Freleng que nos atacó en la planta eléctrica, así que podemos suponer que hay más habitantes de tu planeta involucrados— Agregó Vash, mientras miraba a Zadavia con recelo. Sin embargo, decidió continuar compartiendo la información que tenían —Susan pudo cambiar el comando para que la obedezcan porque el verdadero dueño no se encontraba cerca—

—Suponemos que usaron estos robots para capturar a las personas y mantenerlas cautivas— Su madre los miró a todos con cierta seriedad, antes de agregar con voz plana —Si despertaron y solo había cuerpos sin vida a su alrededor, eso significa que los robots solo se llevaron a los sobrevivientes, dejando atrás a los cadáveres provocados por la onda expansiva del impacto del meteorito—

Tech iba a decir algo para contradecir la hipótesis de su madre, pero se percató que no podía encontrar un contraargumento. No podía recordar cómo llegó a su casa, y al calcular las horas entre las que estimaba, había caído el meteorito y despertó, el margen era peligrosamente amplio como para una abducción masiva en toda la ciudad.

Pero eso no era del todo el problema ¿Realmente habían muerto?

El silencio se alzó en la habitación, y era posible que todos los presentes se hayan dado cuenta de lo que implicaba. Vash volvió a sujetar el hombro derecho de Ace, temiendo que desaparezca de su lado de un momento a otro. Tech pudo sentir como los dedos nerviosos de Rev, se entrelazaban con los suyos, y su corazón se contrajo por un instante cuando notó como temblaba. Slam estaba tratando de mantener la compostura, pero se le notaba enfermo, mientras Lexi no pudo evitar sollozar ante la noticia.

—¡Eso es ridículo!— Duck gritó furioso, saltando sobre la mesa de café, casi lanzando a la cabeza de robot al suelo —¡Todos nosotros estamos vivos! ¡No somos zombis o cadáveres andantes!—

—Puede que ahora no lo sean, pero estuvieron muertos el tiempo suficiente para que estos robots no puedan registrar sus signos vitales— Replicó Susan, mostrando cómo funcionaba la interfase del robot, enseñando la pantalla de su computadora. Al parecer solo podía registrar lo más básico para distinguir una forma de vida, desde calor corporal y el ritmo cardiaco —Como dije, estos robots son muy arcaicos, puede que las mutaciones que han sufrido engañaron a estas máquinas y no los registraron como sobrevivientes—

—Y ahora somos los únicos que pueden hacer algo al respecto— Dijo de repente Ace.

—En realidad, Tech y yo queríamos dejarles en claro que no están obligados a continuar y arriesgar sus vidas, es demasiado compromiso y no es justo que lo asuman solo porque les hemos ayudamos— Rev intervino, antes de que el resto piense que debe seguir con ellos, sin pensar en las consecuencias. Tech vio a su madre erguirse y mirarlo con cierta preocupación. Sabía que esto sería difícil para ella, pero habían prometido ayudar a Zadavia. Se lo debían.

Los demás los miraron con cierta molestia, como si lo que dijo Rev realmente los ofendiera. Tech no dudó en explicar la situación, no quería que se enfadaran con el correcaminos, porque también le preocupaba el bienestar de todos ellos y compartía la misma opinión.

—No nos malentiendan, la situación ha escalado demasiado, y queremos que entiendan lo arriesgado que es, no solo para ustedes sino para los rehenes— La expresión de los demás no había cambiado, pero al menos no miraban a Rev con molestia, más bien parecían tener deseos de replicarles.

—(No se ofendan, pero no me gusta que tomen decisiones por mí, ni que piensen que es lo mejor para mi)— Slam miró al resto de las personas presentes, antes de continuar —(Y creo que todos somos de la misma opinión)—

—Sabemos que tienen la mejor intención y se preocupan por nuestra seguridad— Dijo con seriedad Ace, mirándolos con intensidad. Al parecer esperaba que ellos les ofrecieran la opción de quedarse, pero eso no significaba que no le molestara —Pero están muy equivocados con respecto a nosotros—

—Cuando desperté, estaba tan asustada, en medio de la oscuridad, que mis piernas apenas se podían moverse— Lexi comenzó hablar, tratando de compartir como se sentía respecto a su situación, ganándose la atención de todo el grupo —Si no hubiera escuchado a Duck, estoy segura que seguiría atrapada en mi desesperación, sin poder moverme… Así que no puedo quedarme quieta ahora que escuché a tantos pidiendo auxilio—

Tech se percató en ese momento que Lexi fue la primera en escuchar a todas esas personas, y que estaba siendo injusto con ella al asumir que no querría arriesgarse a salvarlas. Pero el coyote no iba arrepentirse, si todos ellos no estaban seguros de lo que iban hacer, no valía la pena tomar aquel riesgo.

—Ya escuchaste a Lexi, no dejaremos que se lleven todo el crédito del rescate superheroico a la ciudad de Acmetropolis— Duck parecía estar siendo el más dramático de todos, la coneja le miró con una sonrisa nerviosa, indicándole que no había dicho eso, pero el ambiente parecía aligerarse por su comentario.

Era increíble que todos ellos estuvieran dispuestos a continuar hasta el final. Faltaban pocas horas para el amanecer, por lo que debían planificar como encontrar a los rehenes y detener a los seres que intentaron matar a Zadavia y a todos ellos. Planificar esto no podía llevar más que unas cuantas horas, y si no se apresuraban, Deuce podría dar el siguiente pasó y comenzar a extorsionarlos con los habitantes capturados.

—Ahora no estamos solos, así que deberías confiar en ellos— Rev le miró de repente, dedicándole una suave sonrisa. Tenía razón, debía hablar y compartir sus ideas con todos, podía confiar en estas personas, a pesar del poco tiempo que llevaban juntos.

—Tienes razón— Tech miró a todos los reunidos allí, le dedicó una rápida mirada a su madre, la cual suspiró resignada. No era una buena señal que hiciera eso, se la veía preocupada, pero estaba seguro que lo apoyaría. Aclaró su garganta y de inmediato empezó a trazar el plan de acción:

—Con todas las piezas que tenemos, podemos comenzar a planear el rescate…—

(…)

Ace estaba un poco mareado después de repasar un par de veces el plan, y necesitaba estirar un poco las piernas. Por suerte, su maestro se ofreció a darle algo de formación, por lo que estaban practicando sus katas, para poner en orden sus energías y pensamientos.

Hablando con Duck, y repasando sus motivos para ayudar a la gente, se dio cuenta que no estaba siendo del todo honesto. Se consideraba un asesino, pero aún así quería demostrar que era algo más que eso. Ace siempre tuvo la duda si era como su madre, si llegado al caso podría lastimar a un ser querido y si estaba mentalmente estable para ser padre algún día.

Le había preguntado muchas veces a su maestro si él era una mala persona, a pesar de que le repetía que no lo era. Recordaba como pasaba noches en vela, preguntándose cuando se volvería como su madre, y destruiría la vida de las personas que se le acerquen. Y ahora, estas personas no parecían asustarle sus habilidades, hablaban y confiaban en sus ideas ¿Había estado alejando a la gente sin motivo todo el tiempo?

—Hay una batalla en tu mente que no te permite concentrar— Vash detuvo el ejercicio y le miró con cierta preocupación —¿Qué es lo que te molesta?—

Ace dejó de lado la posición de ataque que había adoptado, y miró a su maestro, sintiendo una gran culpa en su interior.

—Creo que quiero ser un héroe para mis compañeros por motivos equivocados—

—¿Y cuáles son esos motivos?— Vash no parecía estar molesto con él, su pregunta fue directa, para que no pueda ocultarse en excusas.

—Quiero ser mejor persona— Pero lo que Ace quería decir era “No quiero ser como mi madre”.

—No es el mejor motivo, pero es un comienzo— Vash se giró para ir hasta el otro lado de la habitación, tomo su espada y se acercó para dársela —Si sigues el camino de la espada, mantienes el corazón sereno y templas tu espíritu, encontraras el verdadero motivo por lo que estás haciendo esto—

—Si— Ace tomó la espada con decisión, y Vash de inmediato lo abrazó con fuerza, rodeándolo con sus enormes brazos. Se alegraba mucho de que le permita hacer esto, pero notaba que le estaba doliendo mucho más de lo que podía llegar admitir.

—Voy a regresar, papá— Aseguró Ace, decidido a tener éxito y regresar con sus compañeros al final.

—Por favor, sobrevive y regresa a salvo— Ponderó Vash.

(…)

Estaba a punto de amanecer, y Rev no podía parar de correr en todas direcciones del departamento, repasando en su cabeza una y otra vez el plan que habían trazado en tan poco tiempo. La madre de Tech le había confiado el código para hackear a los robots, y temía que, si se equivocaba, provoque que esas maquinas hagan más daño del que ya hicieron.

Había tanto que podía salir mal, que temía arruinar la oportunidad que tenían de salvar a las personas. Lo peor de todo, es que a pesar que sus habilidades habían mejorado, su GPS aún no podía detectar del todo la ubicación del meteorito, pero lo que si consiguió fue delimitar con exactitud la zona donde se encontraría.

Esperaba que todo saliera bien, que sus habilidades sean suficientes y que puedan regresar todo a la normalidad. Realmente deseaba que cuando esto termine, todos puedan seguir en contacto y ser amigos. Deseaba pedirle salir a Tech y tener un millón de citas, hasta quería reconciliarse con sus padres, más allá de lo mucho que lo resentían y que tal vez lo ignoren, quería al menos hacerles saber que no les guardaba rencor y abrazar a su hermano pequeño.

De tanto correr, no se percató que Tech estaba pasando hacia el otro lado del departamento, con una caja en su mano, y chocó con él. Rápidamente trató de evitar que caiga, sujetándolo con su brazo derecho y atrapó la caja con su mano libre, al mismo tiempo.

—Lo siento, Tech, estoy muy pero muy nervioso, y te digo la verdad, ahora entiendo que te diera ganas de vomitar, si dejo de moverme tendré que pensar y si pienso, estoy seguro de que entraré en pánico— Habló tan rápido, que el coyote parecía divertido por su forma de divagar.

—Por suerte el contenido de la caja está bien, no te preocupes— Tech no parecía molesto, pero tal vez era porque estaba sujetando su cadera para que no pierda el equilibrio, rodeándolo con su brazo derecho.

Rev lo soltó al asegurarse que no se haría daño, y le pasó la caja con la cara sonrojada, dándose cuenta que estaba un poco pesada.

—¿Qué es lo que tienes ahí?—

Tech le enseñó que llevaba comunicadores como el que tenía en su muñeca. Rev notó que no eran tan bonitos como los que le había dado a él y a Zadavia en su casa, era obvio que los había hecho tan rápido como pudo.

—Hice comunicadores para el resto del equipo, el mío se quemó cuando estábamos peleando con Voxter, así que construí un reemplazo— Comentó con aire casual Tech, sorprendiendo a Rev por su rápida capacidad de construir aparatos tecnológicos a mano.

—Lo hiciste muy rápido— Declaró el correcaminos, genuinamente impresionado.

—Tenía las piezas desde que salimos de mi casa, pensé que podía mejorar nuestros comunicadores en algún momento, pero no esperaba que necesitaríamos más— Tech dejó la caja de lado, y trató de mirar al correcaminos a los ojos, pero se azoró un poco y se rascó el cuello con nerviosismo, desviando la vista hacia el otro lado de la habitación —Rev, quiero decirte algo, no es necesario que me respondas de inmediato, pero necesito preguntártelo antes de toda la operación—

—Claro, puedes decirme lo que quieras— El correcaminos sintió que el corazón le dio un salto y se molestó como se fue de lengua. Su cara se azoró ante la anticipación, pero Tech estaba casi tan nervioso como él.

—Me gustaría, si no tienes nada que hacer después de esto, si te gustaría…— Tech estaba tratando de decirle algo, y la anticipación le estaba matando, pero mordió su lengua con su pico, para evitar interrumpirlo. El coyote estaba muy tenso, sus orejas erguidas y su cola tiesa, demostrando lo nervioso que estaba —…Salir en una cita conmigo—

—¿Una cita?— Rev estaba sonriendo emocionado. Era exactamente lo que deseaba, poder comenzar una relación con Tech, poder salir con él y confesarse en el momento más romántico posible. Tal vez estaba pensando demasiado, porque no conseguía encontrar las palabras para responderle.

—Perdona, tal vez fue muy precipitado, no debí haberte preguntado en un momento como este— Tech se estaba disculpando tan rápido, bajando sus orejas y escondiendo la cola entre las piernas, que parecía estar desesperado por salir huyendo —Lo siento…—

—Espera— Rev le detuvo y trató de recuperar la compostura —La cita, me encantaría tenerla—

—¿Estas seguro?— Tech parecía estar incrédulo, pero su cola comenzó agitarse por la emoción, haciendo que Rev sienta como el calor se extendía por su pecho.

—Si, y muchas más después de esa— El correcaminos se percató que estaba acercándose a Tech, y este parecía estar tan entusiasmado que no retrocedió ni se movió del lugar.

—Todas las citas que quieras, sería brillante— El coyote extendió su mano y sujetó su brazo derecho con suavidad, haciendo que entre las nervaduras de sus plumas, corra pequeñas descargas eléctricas —Sé que ha pasado poco tiempo desde que nos conocimos, pero te has convertido en alguien muy importante para mí—

Rev sentía que su corazón se iba salir de pecho. Era la primera vez que alguien lo consideraba importante y que desee pasar tiempo con él. No le importaba si estaba siendo demasiado ansioso, deseaba que Tech le besara en ese mismo instante. Miró con intensidad los ojos del coyote, y se percató que no iba apartarse de él, por lo que comenzó acercar su cara, con la anticipación calentando su vientre como si estuviera quemándose por dentro. Estaba listo para besarlo, pero el sonido del obturador de una cámara le detuvo.

—Rayos, olvide desactivar el sonido— Susan estaba luchando por silenciar su smartphone, y les dedicó a los dos una sonrisa afectuosa al notar que se habían dado cuenta de su presencia —Continúen, no se preocupen por mí, son supertiernos y solo quería tomarles una foto—

—¡Má! ¡Sabes que no me gusta que me tomes fotos!— Tech estaba muy avergonzado, mientras Rev se recuperaba del susto y maldecía a Susan por lo bajo por interrumpirlo. Aunque debía admitir que le gustaría tener una foto de los dos besándose, o tomados de la mano, o abrazados… Y ya que tendrían citas, podrán hacer todo eso y más.

Rev estaba cada vez más sonrojado y emocionado, mientras no paraba de alucinar con todas las cosas que podía hacer con Tech, y que siempre había querido hacer en pareja. Se percató que los dos coyotes trataban de llamar su atención, y trató de concentrarse en el presente.

—Lamento la interrupción, pero los demás estaban preguntando por ustedes, tengo entendido que se irán dentro de poco— Susan parecía realmente apenada por dejarlos partir, pero Rev estaba seguro que no iba a intentar detenerlos —Espero poder despedirme antes de que se vayan—

—Rev, podrías llevarles los comunicadores a los demás, de seguro puedes explicarles como funciona— Tech parecía que quería hablar con su madre a solas, por lo que Rev tomó la caja, se despidió temporalmente de los dos y salió de la habitación.

Apenas dio un par de pasos por el pasillo, escuchó como la mujer rompía en llanto, y al girarse, vio como abrazaba a Tech, sollozando completamente desconsolada. Rev decidió continuar su camino, sintiendo como se le rompía el corazón por la escena.

Pase lo que pase, iba asegurarse de que Tech regrese a salvo. Todos ellos debían regresar sanos y salvos de esta misión.

(…)

TBC

 

 

Chapter 9

Summary:

Todo el equipo llega al cráter que dejó el meteorito y finalmente, comienza una carrera contrareloj para salvar a los sobrevivientes cautivos, y con esto, vencer finalmente a los seres que tratan de borrarlos de la galaxia...

...Sin embargo, nunca es tan fácil.

Notes:

Comenzó la Raid y con el equipo formado, comienza el enfretamientos contra los villanos finales. El capitulo final junto con su epilogo serán publicados la semana que viene. Estoy superfeliz de terminar este fanfic, tengo nuevas ideas para escribir, y no se si continuaré planteando historias sobre este mundo alterno, y hacer una serie al respecto, pero lo dejaré pendiente para más adelante.

Por ahora ¡Disfruten!

Chapter Text

Tomó solo unos cuantos minutos para que Rev terminara de explicar al resto de sus compañeros, como funcionaban los comunicadores que Tech había improvisado para cada uno de ellos. Con diligencia y paciencia, ayudó a cada uno de los antropomorfos allí reunidos a controlarlo, ajustando el aparato en la muñeca izquierda, para que puedan usarlo como si fueran relojes.

La pequeña pantalla de los comunicadores, desprendían una luz de un ligero color verde, indicando que los signos vitales de todos ellos eran óptimos. Después de la noticia de sus prematuras muertes, se veían un poco más aliviados al confirmar que sus cuerpos funcionaban normalmente, tanto como podría funcionar ahora con sus poderes adquiridos. Recomendó encarecidamente, prestar atención si la luz pasaba a rojo, y mantener siempre los canales de comunicación abiertos. Era lo mejor, si llegado el momento, terminen separándose.

—(¿Dónde está Tech?)— Preguntó de repente Slam, al notar la ausencia del coyote —(Pensé que estaba listo para partir)—

—Se está despidiendo de su madre, él…— Rev dejó de hablar por un momento, los demás no pudieron evitar sentir pesar al respecto, más aquellos que no pudieron comunicarse con sus familias para despedirse —…estará listo en cuestión de minutos—

El equipo comenzó a subir a la camioneta, con moderado orden. Slam trataba de acomodarse en el asiento trasero, mientras Lexi, Ace y Duck decidían quien iría como copiloto, con un apasionante duelo de piedra, papel y tijeras. El conejo gris terminó triunfando ante los más jóvenes, y estos se terminaron sentando de mala gana junto con el demonio de Tasmania, alegando de que les habían hecho trampas en aquel juego.

Sonriendo ante semejante espectáculo, el correcaminos vio llegar a Tech, que estaba limpiándose la cara con su antebrazo, debido al llanto provocado tras despedirse de su madre.

—Deberías ver si está bien— Ace dijo esto mientras subía al asiento del acompañante, con un tono plano pero compresivo —Tómense el tiempo que necesiten—

Rev asintió levemente, y se acercó a Tech que parecía estar emocional. El coyote aún estaba tratando de parar de sollozar, por lo que se acercó con cuidado y le habló suavemente.

—Tech ¿Te encuentras bien?— Con cuidado, el correcaminos acarició la espalda del coyote, mientras este intentó tomar aire para recuperarse del llanto.

—No muy bien… Solo malos recuerdos…— Tech tenía los ojos rojos por el llanto, su voz estaba ronca y ligeramente rasposa, una expresión de tristeza y cansancio había invadido su rostro, haciendo que Rev sintiera la imperiosa necesidad de abrazarlo para reconfortarlo —…Estaré bien—

Rev se percató que Tech no dijo nada sobre estar mejor en ese momento, pero decidió no presionarlo. Posiblemente, los recuerdos que rememoró eran sobre su padre, y debía sentirse culpable por hacerle esto a su madre de nuevo. Con cuidado, el correcaminos tomó su antebrazo izquierdo y le colocó el comunicador que había creado, acariciando con cariño la suave palma de su mano. La luz verde de pantalla, brilló delante de sus ojos, trayendo un poco de calma a su corazón. Su coyote estaba saludable, a pesar de que su corazón parecía haberse roto.

—¿Estás listo? Porque yo creo que no— Tech le sonrió con amargura, y Rev acarició su mejilla con su mano derecha, sin poder evitarlo. El coyote le tomó la mano, y beso con suavidad sus dedos, haciendo que el interior del correcaminos se encienda, como si un calor abrazador estuviera lamiendo sus entrañas. Su garganta se cerró al darse cuenta que ese era su primer beso y fue tan impresionante como esperaba. Aquellos labios eran tan suaves y calientes, que el correcaminos se preguntó cómo se sentiría besarlos.

—Creo que no me gusta la idea de estar separados— Tech dijo esto con la voz entrecortada. Se notaba que estaba asustado y muy preocupado, pero ya habían discutido el plan. Rev recuperó la compostura, y trató de hablar para poner en orden sus pensamientos, a pesar que sentía que se quemaba por dentro.

—Iré adelante y buscaré el camino más directo al objetivo, ya lo discutimos, soy el más rápido de todos y el que está en condiciones de escapar si es demasiado peligroso— El fantasma de los labios de Tech entre sus dedos parecía estar quemándolo. Ignorarlo sería imposible, pero al menos, le dio ánimos para continuar con su parte del plan —Apenas descubra la ubicación del campo de concentración, se los comunicaré—

—De acuerdo— Tech cedió, y trató de tomárselo con calma, pero se lo notaba agobiado. Realmente no quería separarse del correcaminos —Mantén abierto el canal de comunicación todo el tiempo, y no dejes que te atrapen—

Rev no lo dudó, y abrazó a Tech tratando de calmarlo. El coyote lo rodeo con sus brazos, escondiendo su hocico en su clavícula. Solo podían estar juntos un par de minutos más, antes de comenzar con la operación de rescate, y no sería suficiente.

Nunca será suficiente.

Al separarse, el correcaminos retrocedió un poco, tratando se quitar sus manos de encima del coyote. Como dirían sus ancestros, era hora del show.

—No me extrañes— Le saludó con un ademán, salió corriendo hacia la parte este de la ciudad, antes de que Tech intentara detenerlo.

Correr estaba ayudando a calmar su agitado corazón y despejar su mente. También notó como su GPS interno trazaba la ruta más eficiente para llegar más rápido a destino. Pronto alcanzaría el punto donde no puede seguir extendiendo sus poderes, y estaba seguro que encontraría lo que buscaban allí.

El fragmento del meteorito, y la herida que le hicieron a la ciudad con aquel impacto.

(...)

Zadavia estaba lista para partir por su cuenta. Ella le explicó a Tech que era mucho más rápida en su forma de bestia, y prefería adelantarse por si Rev necesitaba ayuda. El coyote tuvo que acceder a esto, a pesar de lo preocupado que estaba por dejar sola a la freleng.

Le repitió que tuviera cuidado, que mantenga el canal de comunicación abierto y que tenga cuidado al enfrentarse al último nerdluck. Ella parecía acceder a sus advertencias, pero algo en el fondo de la mente de Tech, con una voz pequeñita y cruel, le susurraba que Zadavia iba a hacer una estupidez. Sabía que se sentía responsable por todos ellos y ahora con sus poderes, de seguro intentaría sacrificarse de nuevo.

El coyote se desprendió de aquellos pensamientos, mientras Zadavia adoptaba su forma real en medio de la calle. El brillo no le permitió ver del todo su transformación, y la imagen que habían visto en la computadora de su casa, captada por el satélite del gobierno, solo mostraba una criatura brillante como el sol. Cuando finalmente pudo enfocar con sus ojos, solo vio plumas incandescentes batiéndose en el aire y nada más.

Zadavia se había ido, así como Rev. Tech se sintió tan solo en ese instante, que su sangre se heló y su pecho se sintió extrañamente vacío. Cerró sus ojos, inhaló y exhaló, contando hacia atrás, tratando de apaciguar la abrumadora desesperación de desprenderse de las personas que había jurado cuidar.

Pronto se reunirían de nuevo, no debía tener miedo.

“No tengo miedo. Este soy yo, sin miedo” Pensó para sus adentros.

Tech abrió la camioneta y se introdujo en la cabina, tomando el asiento del conductor. Los demás parecían estar tan inquietos como él, al notar la velocidad en la que Rev partió, alejándose de ellos, y preguntándose si era buena idea dejar a Zadavia actuar por su cuenta. Los dos ya se había perdido de vista entre los edificios de la ciudad, mientras el coyote encendía la camioneta, para comenzar a traquetear por las calles, dirigiéndose directamente a la parte este.

El silencio entre ellos es incómodo y pesado. Todos estaban esperando que la voz de Rev o la de Zadavia, brote de sus comunicadores en cualquier momento. Se escuchaba el suave rugido del motor y el aire chocando por las ventanas. La ciudad fantasma era más macabra bajo las luces de neón. Las pantallas gigantes de comerciales, mostrando rostros sonrientes y ojos vacíos, parecían estar parpadeando de vez en cuando, culpa de algún fallo en sus conexiones, dando la sensación de estar atrapados en un mundo distorsionado. Las luminarias de los edificios dejaban ver los cadáveres esparcidos a su paso, adornando su silenciosa procesión.

El amanecer venció finalmente la oscuridad de la larga noche, y el neón de la ciudad quedó opacado, ante el cielo diáfano. Era posible que la atmosfera se haya despejado del smog por la caída del meteorito. Sin embargo, la falta de sonidos y gente a su alrededor, lo hacía desolador.

—(¿Tech? ¿Estás bien?)— Slam preguntó finalmente, al ver como sus manos temblaban levemente mientras conducía. No tenía tiempo para tener miedo, pero el estado de la ciudad no le estaba dando consuelo.

Había muchos más cadáveres en esta dirección. El fragmento de meteorito debía estar cerca.

—Estaré bien— Apenas pudo terminar de decir esto, sin atragantarse con su propia lengua, cuando el canal de comunicación se abrió, y Rev finalmente dio su reporte.

“Lo encontré, el cráter es enorme, pronto enviaré la ubicación precisa por donde podremos entrar” La voz de Rev resonó en el altavoz de su comunicador, haciendo que su corazón se caliente un poco.

Todos suspiraron al escuchar al correcaminos, al parecer sano y salvo. Nadie se había percatado que estuvieron conteniendo el aliento hasta ese momento. Finalmente, Duck comenzó hablar, para señalar lo obvio.

—Imagino que aquí comienza la parte del plan en la que nos separamos— El pato no estaba de acuerdo con esto, pero tuvo que aceptarlo, debido a la falta de información que tenían, y el enorme terreno que debían abarcar.

—(¿Mantenemos los grupos como lo planeamos?)— Slam trató de continuar con la conversación, todos estaban nerviosos y las palabras estaban cristalizando lo que harían dentro de unos pocos minutos.

—Si, ve con Ace para buscar a Deuce, Lexi y Duck distraerán a los guardias, y yo asistiré a Rev en hackear a los robots— Tech recuperó la compostura, su cerebro comenzó a trabajar, a medida que Rev le enviaba la ubicación que podrían entrar y trazaba un plano donde se ubicarían para comenzar la infiltración —Debemos neutralizar cualquier amenaza para evitar que dañen a los civiles—

—¿Habrá más nerdlucks?— Preguntó de repente Lexi.

—Según Zadavia, queda uno más, y ella se encargará de él— Tech comentó esto con cierta incertidumbre. Esperaba que las condiciones de esa pelea sean mejores a cuando estuvo intentando protegerlos del meteorito, pero dada la cantidad de rehenes cautivos, lo dudaba mucho —Nosotros nos enfocaremos en neutralizar a Deuce y sacar a las víctimas del subterráneo, lo más rápido posible—

—Yo me encargaré de Deuce— Ace se apresuró a decir esto. Al parecer lo había pensado detenidamente, y tanto Slam como Tech comprendieron a lo que se refería.

—Más te vale que no se te escape— Duck le habló con prepotencia a Ace desde el asiento trasero, haciendo que Lexi ponga los ojos en blanco —No importa que tan bueno sea Rev con una computadora, tengo entendido que ese sujeto puede cambiar las ordenes de sus robots cuando quiera—

—No se escapará— Sentenció Ace, haciendo que el ambiente vuelva a ser pesado y un poco lúgubre. El pato cerró el pico, se cruzó de brazos y miró hacia la ventana molesto. Al parecer no entendió a lo que se refería el conejo, pero el coyote pensaba que era mejor así.

Tech agradeció que Ace se haya ofrecido a deshacerse del misterioso general, pero de no conseguirlo, tenía un par de ideas de como eliminarlo. Supuso que Slam también se había mentalizado en algo parecido.

“Eso es todo, Tech” La voz de Rev indicó que había terminado de explorar el enorme cráter que dejo el meteorito “Voy a entrar a trazar los posibles caminos que tenemos para infiltrarnos, los veré apenas termine”

—Pronto nos veremos— Ponderó Tech antes de que Rev corte la comunicación.

(…)

Zadavia recuperó su forma humanoide al llegar a la azotea de un edificio destrozado, probablemente por la onda expansiva provocada por el impacto del meteorito sobre la superficie. Su vestido, ondeó ligeramente por el viento que soplaba a esas alturas, y miró hacia abajo, con cierta indignación en su corazón. El masivo cráter que había dejado aquel fragmento al caer, estaba adornado por huesos humanos, cráneos completamente calcinados, sin rastros de carne cubriéndolos, al haber sido incinerados por la explosión.

Una tumba expuesta, una fosa común que cristalizaba su fracaso como protectora y sus errores pasados. Miles de vidas perdidas, y otros millones atrapados, esperando por una muerte segura. Zadavia apretó sus puños con fuerza, la rabia la consumió por completo y finalmente, comenzó a gritar al enorme agujero para llamar la atención del enemigo.

—¡SALGAN Y ENFRENTEMEN SI SE ATREVEN, MALDITOS COBARDES!—

El plan de Tech y Rev quedó relegado en el fondo de su mente. Ella estalló finalmente, cansada de esta ridícula cacería para alguien que ya no pertenecía a Freleng, en la cual gente inocente fue arrastrada y destruida.

—¡Han estado cazando a personas inocentes! ¡Usando mis poderes para sus asquerosos planes!— Los ojos de Zadavia desprendían una brillante luz blanca, todo su cuerpo se llenó de escamas brillantes y doradas, mientras su dorado cabello comenzó a flotar hacía arriba. Estaba perdiendo su forma humana, pero ella no iba a retroceder en su empresa —¡Soy Zadavia, hija de Freleng, la profetizada por el Guardian! ¡Salgan asquerosas criaturas rastreras y enfrenten su destino!—

Por un momento, pensó que solo el silencio de aquel enorme agujero le respondería, pero de repente una brillante luz color magenta, broto de su interior. El haz de luz se hizo tan grande, que casi la cegó y tuvo que extender un campo de fuerza con sus propias habilidades, para detener el ataque. Aquella energía se le hacía familiar, era ligeramente parecida a los poderes de su hermano Optimatus.

¿Acaso él estaba detrás de todo esto?

—Maldito esclavo, mueve el culo y llévame hasta afuera— Una voz desagradable surgió del interior de aquel oscuro recinto, Zadavia se acercó sin dudarlo, saltando del edificio para caer con suavidad sobre la calle. Con celeridad, flotó sobre los restos humanos, esparcidos alrededor en aquel enorme cráter.

Finalmente, divisó a un nerdluck de color verde oscuro, de ojos amarillentos y crueles. Su enorme masa corporal estaba encima de la espalda de un delgado hombre, que lo llevaba cargando, caminando en cuatro patas, arrastrando sus rodillas por el suelo, y sus manos desnudas temblando cada vez que se apoyaba sobre la tierra.

El hombre estaba desnutrido, vestido de harapos, su cabello color morado estaba sucio, presentando partes que habían sido arrancadas desde su cuero cabelludo. Su rostro envejecido y resecó se le hizo familiar, particularmente sus ojos que la miraban pidiendo auxilio.

—No puede ser… Optimatus— Musitó Zadavia horrorizada, escuchando como la risa macabra del nerdluck emergía desde la oscuridad. Reconoció de inmediato al hombre que estaba siendo sometido, siendo usado como un animal de carga.

—Qué bonita reunión familiar— El horrible nerdluck comenzó a reírse sonoramente, ante la mirada incrédula de Zadavia y los gemidos de Optimatus —Monstruo ¿Qué crees que pasó cuando la criatura más poderosa de tu mundo se marchó?—

El nerdluck comenzó a golpear la cabeza de Optimatus, una y otra vez, con su puño. El pobre no podía soportar su peso, su cuerpo estaba consumido y apenas podía moverse. El alienígena sujetó el cabello de su hermano para obligarlo a verla a los ojos. El freleng tenía la cara hinchada por los golpes, lágrimas en sus ojos y los dientes destrozados. Estaba irreconocible, vaya saber cuántos años de abuso había pasado por su cuerpo.

—He aquí tu rey, monstruo indeseable— El nerdluck se relamió los labios, de manera grotesca, mientras sus ojos amarillos brillaban de crueldad, bajando de la espalda de su hermano sin dejar de sujetar su cabello, arrastrándolo detrás de él —Supongo que deseas recuperarlo y esta es será última oportunidad, ustedes son unos bastardos longevos, pero no creo que viva mucho más—

—Quita tus asquerosas manos de mi hermano— Zadavia sentía que la sangre le hervía, mientras su forma humana le estaba siendo difícil de mantener.

—Ah, pero no sabes cuanto se han divertido mis clientes con tu hermano, podría hacerlo trabajar un poco más, hasta que deje de respirar…— La insinuación hizo que Zadavia rugiera de rabia. No entendía como las cosas llegaron hasta este punto, como su hermano perdió su corona y estaba tan lejos de casa, siendo esclavizado por un nerdluck.

La rabia era incontenible. Su cuerpo se estaba deformando, las escamas cubrieron todo su cuerpo, su rostro se volvió reptiliano mientras unos cuernos blancos y resplandecientes crecían en su cabeza. Colmillos y garras, su dracónico ser, comenzó a rodear al nerdluck, mientras las plumas de sus alas, caían a su alrededor, quemando la graba que los rodeaba.

—Maravillosa bestia, brillante como las estrellas, matarte sería un desperdicio— El nerdluck sonrió divertido, mientras sus ojos codiciosos brillaban de ambición —¡Entrégate, sé mi esclava y liberare a los terrícolas que he capturado!—

Zadavia se quedó quieta por unos instantes, indecisa si atacar o no, repasando las palabras de la criatura. Optimatus comenzó a gritar, tratando de decirle algo, a pesar de que sus palabras apenas podían salir. Ella leyó los labios de su hermano y vio con horror como las palabras “Miente”, se formaban una y otra vez.

Entonces se percató con horror como su hermano terminó siendo un esclavo, y como todo Freleng, había sido diezmado a pesar de eso.

(…)

Forzando al máximo su GPS interno, Rev trató de mapear en su cabeza el masivo cráter que se encontraba frente a él. Era enorme, y ocupaba varias manzanas de extensión, hasta llegar al puente que interconectaba la parte este de Acmetropolis con el resto de la ciudad. El meteorito había creado una boca de lobo entre la bahía de la ciudad y la zona más poblada de la zona. Trató de no pensar en todas de las personas que murieron por aquel impacto, pero era imposible mantenerse indiferente. Podía ver los cadáveres que rodeaban la zona con facilidad, miles de personas habían sido calcinadas por el impacto de manera inminente.

Había un par de entradas que podrían usar para la infiltración, en una de ellas era donde se encontraba Zadavia. La vio llegar a lo lejos en su forma de bestia. Verla de cerca fue fascinante, tal como las imágenes del satélite que la madre de Tech les había compartido, era mucho más grande y parecía ser una especie de dragón, de brillantes escamas blancas, cuernos dorados y larga crin dorada. Sin embargo, tuvo que dejarla por su cuenta, ella se ofreció de enfrentar al nerdluck faltante, para que ellos puedan salvar a las personas sin que interfiera, y evitar que los usen de manera extorsiva.

Debería preocuparse por Deuce, pero no había captado ni un solo movimiento en aquella zona ¿Estaba más al fondo? Lexi había captado los gritos a kilómetros de este punto, vaya saber cuánto se extendía el subterráneo, pero podía abarcar gran parte de la ciudad. Llegar hasta allí iba a ser complicado, más si no podía trazar una ruta segura desde la parte más profunda del cráter.

Faltaban minutos para que lleguen los demás y aún no había encontrado rastros de los rehenes, mucho menos de los extraños robots que los habían capturado. Armándose de valor, Rev comenzó a correr hacia el interior del. cráter dejando que la oscuridad se lo trague.

El cielo azul encima de su cabeza a medida que se adentraba a esa enorme fosa, le dio la sensación de que estaba ingresando a otro mundo, era perturbador como aquel lugar parecía ser mucho más amplio de lo que habría especulado. Los restos del meteorito estaba en el centro de aquel agujero, por un momento tuvo la tentación de tocarlo, pero decidió no hacerlo, a pesar de que se había enfriado. Era un objeto maldito del espacio, traído exclusivamente para matarlos a todos ellos, tocarlo no era una buena idea ni ahora ni nunca.

De seguro su radiación estaba causando interferencia en su habilidad para mapear la zona, pero era posible que, si se alejaba lo suficiente y se concentraba, podría detectar los caminos por recorrer. Se adentró en el primer túnel que encontró, confiando que su GPS interno le ayudaría avanzar sin chocar contra algo que lo lastime.

Al menos esa era la idea. Corrió por todo el túnel, pero terminó en un callejón sin salida. Debería probar con otro, pero memorizo la distancia y descartó el camino.

Probó con otros dos, hasta que el tercero notó como se bifurcaba. Según el mapa que memorizó, coincidía con la dirección desde donde Lexi escuchó los gritos. Abrió el canal de comunicación para informar al resto.

"Encontré la entrada, voy a esperarlos para comenzar la infiltración"

No podía escuchar los gritos, pero posiblemente su habilidad pueda detectar al menos a las personas atrapadas en todos los túneles. Rev cerró los ojos, tratando de concentrarse y relajó su cuerpo, para poder extender su rango de detección. Su mente pudo acostumbrarse a la interferencia del meteorito, y los túneles finalmente se ampliaron delante de él. El camino se hizo claro en su mente, trazando la ruta mental que necesitaba.

Inhala. Exhala. Pudo detectar a los primeros robots, apostados en las entradas de las cámaras subterráneas, eran muchos y parecían estar allí para evitar que escapen los rehenes.

Inhala. Exhala. La siguiente cámara era amplia, había mucha gente, grande, pequeña, agolpados en grupos que parecían describir perfectos perímetros rectangulares ¿Serán jaulas acaso? Muy posiblemente, aunque de su estructura no era sólida

Inhala. Exhala. Eran cientos de jaulas. Todas protegidas por un par de robots ¿Dónde estaba Deuce?

Rev abrió los ojos, encendió el comunicador y habló al resto del equipo.

"Ya los encontré, me reuniré con ustedes en la entrada al cráter"

No había señales de Deuce. Esto era una mala señal ¿Acaso sabía que venían por él?

(...)

Tech no se había dado cuenta de lo tenso que estaba, hasta que Rev llegó corriendo desde el centro del cráter directo a sus brazos, apenas lo vio. Se sintió más tranquilo al abrazarlo, y comprobar que estaba intacto. Los demás no comentaron nada, pero temía que los dos estuvieran empezando a tener problemas de apego. El coyote descartó que sea algo serio. Había una alta probabilidad que esto se deba a que estaban todos bajo mucha tensión y riesgo, posiblemente cuando las cosas mejoren, ellos podrían ser menos dependientes…

…De no ser así, iba a tener que pedirle a Rev que se mude con él, porque no soportaría mucho que los dos estén separados.

—¿Qué hay de nuevo, Doc?— Saludó de repente Ace, llamando la atención del correcaminos. Este soltó a Tech, un poco apenado y sonrojado, pero de inmediato recuperó la compostura. Tal vez estaba más seguro de sus sentimientos, ya que habían planeado comenzar su relación, pero el coyote nunca iba aburrirse de hacer sonrojar a Rev.

—Encontré donde tienen cautivos a los rehenes y como han dispuesto los guardias, pero no hay señales de Deuce— Informó el correcaminos mientras trazaba con rapidez en el árido suelo un esquema de la disposición, y las posibles rutas que tenían disponibles para entrar, con demasiada precisión.

—Esto es malo, eso significa que no podemos seguir con el plan actual— Ace miró al equipo y luego miró a Tech. Esto ya lo habían hablado, así que el coyote simplemente asintió dando su aprobación —Cambiaremos los equipos, Lexi vendrá conmigo, Slam y Duck irán a entretener los robots que están en guardia—

—¿Qué? ¡No!— Duck estaba molesto, se acercó peligrosamente a Ace para empujarlo, lo cual le pareció un poco inoportuno a Tech, pero esperó a ver como se desarrollaba la interacción —Es demasiado arriesgado, además ¿Quién murió y te hizo el líder?—

—Duck, está bien— Lexi detiene al pato antes de que le siga gritando a Ace, sujetando su brazo derecho para tirar de él —Necesita mi oído para rastrear a Deuce, si no lo encontramos, no podremos cambiar las ordenes de los robots—

—Ese Deuce es un maldito cobarde… Pero sé que podrás manejarlo, Lex— A pesar de estar molesto por la decisión, Duck cedió para sorpresa de todos. Sin embargo, miró a Ace con cierta resignación —No dejes que nada malo le pase—

—Confía en mi— Por suerte, el conejo no parecía molesto por las exigencias de Duck. Tech se alegró de no tener que interferir en esto, pero si volvía haber otra discusión, iba a intentar ser un poco más asertivo. A su lado, Rev parecía estar un poco más aliviado, posiblemente por no tener que discutir con sus compañeros.

—(¿Dónde podrá estar ese sujeto?)— Preguntó de repente Slam, haciendo que Tech vuelva a repasar la información que le había proporcionado Rev.

—Posiblemente en el área que haya más personas capturadas— El coyote trataba de pensar como lo haría un general enemigo acorralado. Era obvio que sabía de ellos, es posible que todo esté preparado para su llegada —Así podría usar a los rehenes para protegerse, evitando que lo ataquemos con todas nuestras fuerzas—

Tech se percató que el único calificado de ellos para matar a Deuce era Ace. Esperaba que el conejo no se desmorone ante la presión, pero no tenían más opciones.

—Si es así, hay un par de lugares donde podría encontrarse— Rev les pide sus comunicadores a Lexi y Ace para darle las indicaciones de los puntos donde su GPS detectó a la mayor concentración de personas —Parecen estar atrapadas, pero sus jaulas no son sólidas ¿Cómo los tendrán encerrados?—

—Jaulas con barras de láser continuas— Tech cerró sus ojos, recordando con cierto horror la única visita que le hizo a Mallory en prisión. Era la única forma de apresarla, ya que ella podía manipular todo metal para convertirlo en máquinas —Si cortamos la fuente de alimentación, podremos sacarlos más fácilmente—

—(¿Qué está pasando por allá?)— Slam señaló al cielo, donde se encontraba Zadavia peleando con el nerdluck. Esperaba que ella pueda manejar a esa oponente sola, mientras terminaban de concretar la operación.

—Esa es Zadavia, su canal de comunicación está abierto todo el tiempo— Rev miró a los demás con seriedad, a pesar de la sorpresa de todos al ver que ella era más una bestia que un humano —Apenas las personas estén a salvo, cualquiera de los disponibles debería avisarle—

Todos asintieron ante la indicación, y de inmediato comenzaron a correr hacia el centro del cráter. La operación iba a comenzar y Tech sentía que aún les faltaba información. Su cabeza estaba ocupada calculando las posibilidades que tenían, disponiendo la nueva estrategia para poder vencer, pero temía que por más que planee veinte pasos delante de ellos, pueden que todo salga muy mal.

—Tech— Rev llamó su atención para que no se pierda en el interior de su mente, tomando su mano para que se ancle en el mundo real —Estaremos bien, debes confiar en ellos como ellos confían en ti—

El coyote asintió levemente, y los dos comenzaron a adentrarse al enorme cráter para seguir a los demás.

(…)

Slam se sintió un poco abrumado ante la oscuridad del túnel en el que se estaba metiendo. Todo lo relacionado con aquel enorme meteorito del tamaño de un edificio era desesperante, los cadáveres calcinados bajo sus pies, la sensación de calor constante en su pelaje y la clara evidencia de una ciudad destruida por completo, hacían que su estómago se revolviera y sintiera finalmente la presión del momento.

Su compañero, Danger Duck, no parecía estar tan nervioso como él. Se veía más acostumbrado a estar en la oscuridad y parecía que había hecho esto antes, porque trataba de mantenerse callado y seguir las indicaciones de Rev al pie de la letra. Era curioso que fuera tan eficiente, pero se lo veía concentrado y confiado. Tal vez su burbujeante personalidad no encajaba con esta faceta suya, tal vez porque no confiaba mucho en él.

Era entendible, había formado un lazo muy fuerte con Lexi, y de seguro la dinámica con ella hubiera sido diferente. Slam tendría que aceptar que no tenía nada en su contra, y debía esforzarse para que sienta que podía contar con él.

—(Este túnel es enorme, no puedo creer que este todo bajo la ciudad)— El demonio de Tasmania miró hacia las paredes, y notó que había restos de un tanque con agua incrustado en la tierra, con unas enormes letras que rezaban WB, lleno de oxido que apenas podía distinguirse claramente. Había mucha basura incrustada en la tierra, que se le hacía poco familiar. Finalmente, divisó el final del túnel, un suave resplandor anaranjado, y no pudo evitar señalarlo —(Hay algo por allí)—

—Creo que llegamos a la cámara subterránea— Duck le hizo una señal para que guarde silencio, y que se oculte antes de llegar. Slam comprendió que su masa corporal era demasiado grande, ocultarse fue complicado, pero encontró una formación rocosa que cubría casi todo cuerpo —Voy a crear una distracción, y tu destrozas a esas hojalatas cuando se enfoquen en mi—

—(De acuerdo)— Slam no pudo evitar sorprenderse muchísimo al ver desaparecer a Duck delante de sus ojos, y aparecer del otro lado de la sala, cargando sus huevos sorpresas en sus manos. Sus poderes eran confusos, no solo para él sino también para sus oponentes.

Para su suerte, a pesar de que estos robots eran numerosos y estaban fuertemente armados, su tiempo de reacción era muy bajo y eran fáciles de engañar. Todos se dieron la vuelta, dándole la espalda al demonio de Tasmania, para dispararle al pato que estaba lanzado sus huevos de sorpresas encendidos con fuego. A un par de estos, les dio de lleno en sus cabezas donde Susan había indicado que estaba su punto débil, destrozándola por completo al incinerarse. Sin embargo, el resto de los robots comenzaron a dispararle, haciendo que el ave acuática utilice su teletransportación para esquivar con facilidad los proyectiles.

Viendo su oportunidad, Slam comenzó a generar su tornado para aumentar su velocidad, notando un mejor control que la primera vez. Rápidamente destrozo el resto de los robots, arrancando sus piernas y brazos con facilidad, dejándolos inservibles en el suelo. Eran manejables, en pocos segundos los dos había acabado con todos los guardias, dejando completamente libre aquel lugar.

Divisaron una terminal, con una computadora funcional en aquel sitio. Al parecer, Rev podría trabajar desde aquí sin ningún problema.

—Informaré a Rev y Tech que esta zona está libre, y hay una computadora que pueden usar— Duck abrió el canal de comunicación para dar el aviso, y Slam no pudo evitar sonreír animado, cuando finalmente el pato se relajó —Estuviste impresionante, pero me quedaré con todo el crédito cuando nos encontremos con Lexi—

Slam lo pensó detenidamente, y asintió decidido a tomarle el pelo a la coneja, bromeando al respecto.

—(¿Cuántos robots derrotamos? ¿cientos? ¿miles?)— Debía admitir que estaba interesado en bromear un poco, y al parecer Duck estaba completamente decidido al hacerlo.

—Hay que hacerlo creíble, cuando estemos con ella, preguntaremos a cuantos derrotó, y apenas diga su número, lo duplicaremos— El pato extendió sus manos indicando que iban a exagerar mucho aquella pelea —No, mejor aún lo triplicaremos…—

Finalmente, Rev contestó a la comunicación, y cuando Duck le indicó que habían limpiado aquel lugar, apareció entre ellos con su supervelocidad. Realmente era muy rápido, y parecía estar listo para trabajar apenas llego, pero los miró un tanto preocupado, al verlos reírse por lo bajo.

(…)

Lexi estaba un poco abrumada al seguir a Ace. De todos los sonidos que podía captar, escuchar como su corazón latía tan lento, le ponía los pelos de punta ¿Cómo podía estar tan tranquilo?

Debía admitir que su compañero no era como ningún conejo que haya conocido antes. No parecía interesarle coquetear con ella (posiblemente, sospechaba que eran primos), no se desconcentraba y hablaba solo cuando lo veía necesario. Había algo raro en él, no sabía exactamente lo que era, pero la mantenía en alerta todo el tiempo.

El túnel que escogieron revisar, tal como comentó Rev, era sin duda el más ruidoso de todos. Lexi, que llevaba colgado en su cuello sus auriculares de cancelación de sonido, tenía la enorme tentación de proteger sus oídos con estos, porque los gritos y llantos eran insoportables. Sin embargo, debía concentrarse para hallar a Deuce y estaba siendo muy difícil lograrlo.

—Estás muy aturdida— Dijo de repente Ace, con mucha suavidad y calma, haciendo que el pelaje de Lexi se erice de la impresión ¿Por qué daba tanto miedo? Estaba segura que estaría mucho más segura con Tech o Slam, y eso que ellos eran depredadores —Vamos a parar un poco para que te acostumbres—

Ella se detuvo, y le miró algo preocupada. Apenas podía concentrarse y dudaba que controle sus poderes tan rápido, con tanta presión encima.

—No sé si vaya a funcionar, lo he intentado todo, y no tengo idea como controlar mi habilidad frente a tanto ruido—

—Buscamos a un Freleng entre terrícolas, sabes cómo se escucha el corazón de Zadavia y sus órganos— Ace se sentó de repente en el suelo, cruzando sus piernas, y cerró los ojos haciendo que ella suspire un poco aliviada. Era más seguro ver al conejo, armado con su katana en esa posición —Debes encontrar al ser que se esconde entre los rehenes, y para ello necesitas control—

—Suena muy fácil cuando lo dices así— Protestó Lexi, bastante frustrada. Ve que el conejo le señala que se siente delante de ella, en medio del túnel, rodeados por la oscuridad y la brillante luz de la cámara continua.

Se sentía ridícula, pero le siguió el juego. No tenían muchas más opciones.

—Cierra los ojos, y trata de centrarte en tu cuerpo— Ace comienza a respirar con suavidad, bajando aún más su ritmo cardíaco. Lexi se preguntaba si esperaba que ella hiciera los mismo, pero era imposible, en comparación, su corazón estaba al borde de salirse de su pecho —Respira lentamente, y deja que tu mente tome el control de tus sentidos—

—¿Funcionará?— Ella no era mucho de meditar, era más una persona de acción. Sin embargo, Ace no perdió la paciencia y continuo.

—Estás abrumada, quieres salvar a esas personas y tu ansiedad no te permite pensar claramente— Ace señaló esto como si hubiera leído su mente en ese instante. Era verdad, ella no podía parar de escuchar a los rehenes, porque si no lo hacía, temía que nadie más pueda hacerlo —Ya sabemos dónde están y vamos ayudarlos, ahora necesito que encuentres a Deuce entre todos ellos—

Lexi tragó saliva y trató de calmar sus nervios, copiando la respiración de Ace. El ambiente estaba demasiado seco, las piedras debajo suyo eran demasiado duras y la cacofonía de los gritos seguían allí, pero notó algo diferente. En la cámara había alguien que no gritaba, sino que refunfuñaba maldiciones. Estaba rodeado de gritos y ruido, pero no parecía necesitar ayuda. Su corazón no sonaba como el resto, sus órganos mucho menos.

Lexi relajó más su cuerpo, bajó su ritmo cardiaco y aisló todos los sonidos que la invadían. No tenía miedo de no escuchar más a los rehenes. Rev les había dicho donde estaban y no iban a perderse gracias a sus indicaciones, como dijo Ace hace un momento. Ellos iban a rescatarlos muy pronto. Ahora debía encontrar a Deuce, el único Freleng entre todos los terrícolas…

—Lo encontré— Afirmó Lexi, abriendo sus ojos verdes para ver que Ace se estaba levantando del suelo. El conejo le ofreció la mano para ayudarla, y ella la tomó.

—En ese caso, vamos a por él— Ace escuchó su comunicador sonar por unos instantes. Era un mensaje de Rev, que ella también recibió. El mensaje rezaba que en unos pocos minutos podría tirar abajo las rejas láser que apresaban a los rehenes —Tenemos poco tiempo, vamos a entrar—

—Es probable que intente matar a los rehenes cuando bajen las rejas, así que te cubriré para que lo ataques apenas tengas oportunidad— Ace dijo esto con celeridad.

—¿Y cómo haré eso?— Ella vio que el conejo revisó los bolsillos de su chándal.

—Aquí— Ace sacó una mascada de su bolsillo, la cual era muy vieja y parecía pertenecer a una persona mucho mayor al conejo —Tápate los ojos y sigue el sonido, atácalo apenas lo sientas—

—Duck te contó demasiado— Dijo Lexi con molestia, mientras tomaba el trozo de tela y cubría sus ojos. Habían estado por horas usando su oído para guiarse en la oscuridad, de seguro Daniel le reveló demasiado sobre su habilidad.

—Yo no indagué sobre esto, él te admira mucho y no dudó en contármelo en su momento— Ace sonaba un poco avergonzado, pero ella no podía ver su cara, porque se había cubierto los ojos por completo —De seguro me mataría por presionarte demasiado, pero confió que lo lograras—

Ella podía entender esto, pero iba a enfadarse mucho si algo salía mal, y no dudó en hacérselo saber.

—Ace, más te vale que Deuce no se te escape, porque si una sola persona sale lastimada por un descuido, te juro que voy a golpearte con mi rayo cerebral—

—No se escapará, no te preocupes— Ponderó el conejo.

(…)

Tech alcanzó finalmente a Rev, corriendo de manera lamentable y maldiciendo su completa falta de condición física. Recuperó el aliento de la carrera ante la mirada divertida de Slam y Duck, y de inmediato, comenzó a buscar las cabezas de los robots que habían dejado intactas, para comenzar a desarmarlas y quitarles su procesador. El correcaminos había desarmado parte de la terminal para poder conectarlo a su computadora, tecleando a una velocidad poco recomendable para el input de la máquina, de seguro tratando de desactivar las jaulas láser que encerraban a las personas.

—Tendré las jaulas en tres ¿Conectas las cabezas a la terminal?— Rev no dijo si minutos o segundos, y recordando como se ponía su madre cuando entraba en "la zona", Tech decidió que lo mejor era no preguntar.

—De inmediato ¡Como desearía tener supervelocidad! Mis manos son muy lentas— Tech manipuló los tornillos, tuercas y cables con su magnetismo para ganar tiempo, cuidando de no dañar el procesador. Su control fino todavía no era tan bueno, pero a falta de velocidad necesitaba manos extras, y era lo más cercano —Voy a tardar unos minutos más para comenzar el hackeo de los robots—

—Acabo de comunicarme con Ace- Informó Rev sin levantar la vista de la pantalla, mientras sus ojos corrían a través de los códigos y sus dedos volaban encima del teclado —Lexi encontró a Deuce—

—¡Sabía que ella lo lograría!— Duck saltó de la emoción, pero se contuvo y aclaró su garganta, al ver que Tech le miró confundido —Aun así, cuando vuelva voy a restregarle lo fabuloso que estuve contra los robots—

Tech iba a replicar algo al respecto, y de repente, un rayo láser pasa rozando entre sus orejas, quemando un poco su pelaje. Al levantar la vista, noto que los refuerzos habían, llegado, y estaban intentando acribillarlos en el acto.

Slam se abalanzó sobre ellos, activo su tornado y comenzó a destrozarlos de. nuevo. Duck se paró delante de ellos para cubrirlos, creando sus huevos flameantes para lanzarlo sobre las máquinas que trataban de asediarlo.

—Sigan trabajando, nosotros los cubrimos— Exclamó el pato, mientras ayudaba a Slam a detener a las máquinas que estaban llegando hasta ellos.

—DE ACUERDO— dijeron al unísono Tech y Rev mientras seguían con su labor.

(...)

Zadavia tenía a su hermano entre sus brazos, tratando de escapar de los ataques del nerdluck, que se hacían cada vez más poderosos. A pesar de su apariencia de sapo y su contextura obesa, era rápido en su ofensiva, utilizando un rayo de energía que disparaba por su boca, muy parecido a los poderes que ella poseía. A juzgar por el estado deplorable de Optimatus, era posible que le hayan extraído sus habilidades como lo hicieron con ella, solo que los efectos en el fueron muy diferentes.

—¡No escaparas, monstruo asqueroso!— Gritó el nerdluck fuera de sí, mientras disparaba el siguiente rayo láser, casi a punto de darles.

Ella volvió a transformarse en su forma de dragón, escapando a duras penas de ese ataque, sujetando a su hermano con su cola y volando por encima de la criatura, que estaba lista para dispararle de nuevo.

De repente, esta se rio de manera cruel, mientras ella intentaba escapar de su ataque —¿Cuánto tiempo soportaras? Si me atacas, voy a ordenar que maten a todos los rehenes y si te entregas, voy a dejarlos libres ¿Ese no es un buen trato?—

—No hay una sola verdad en tus palabras, asqueroso ser— Zadavia dijo esto con frialdad, su voz salía como un rugido de esa forma, pero el nerdluck no parecía estar para nada asustado.

—¿Qué tal una amenaza más realista? Si me matas, este sitio, este pedazo de tierra decadente llamado Acmetropolis, se volverá enemigo de nuestro sindicato— El horrible sujeto, parecía estar mucho más seguro con estas palabras, que la mentira de dejar a los terrícolas en paz a cambio de su vida.

Zadavia se quedó quieta por unos segundos, mirándolo con cierta intensidad desde el cielo. Optimatus no paraba de gemir y lamentarse al escuchar aquellas palabras. No era una buena señal.

—No importa que puedas aguantar hasta que tus amiguitos peludos terminen de rescatar a esos terrícolas, si no salgo de este planeta con vida y con tu cabeza bajo mi brazo, este sitio se volverá un campo de batalla…—

Zadavia escuchó sollozar a su hermano cada vez más fuerte, aterrado a medida que las palabras de aquel sapo salían de su boca, deleitándose por el horror que le provocaba.

—…Y como le pasó a Freleng, este lugar se convertirá en un páramo desolado—

(…)

TBC

Chapter 10

Summary:

Se termina un problema y comienzan otros más.

 

Pero ¿Qué es la vida sin tener algún que otro problema?

Notes:

Dentro de unas horas, se subirá el Epílogo.

Nos leemos pronto :)

Chapter Text

Ace divisó con facilidad a los robots que estaban en guardia, y a su lado, Lexi los escuchó sin problemas, porque sus orejas se irguieron de inmediato a medida que avanzaban hacia la cámara central. El conejo mantuvo el paso, lento y silencioso, mientras ayudaba a la más joven a esconderse, para poder comenzar con el ataque desde el mejor ángulo posible.

A pesar de tener los ojos vendados, Lexi podía moverse sin ningún problema a su alrededor, manteniendo su distancia. Ace supuso que se le hacía más fácil esto, debido a que la cámara estaba cerrada y el sonido de seguro llegaba más rápido a sus oídos, al retumbar en las paredes.

El conejo sujetó su katana envainada con su mano izquierda, y sin dudarlo un solo instante, comenzó a correr hacía los primeros robots. Con mucha facilidad, al disparar su visión láser, destrozó un par de estos, reventando sus cabezas y los cañones de sus brazos. Saltó en medio de la cámara, mirando entre las múltiples jaulas, pero no podía distinguir a Deuce entre todos los rehenes.

Rev iba a desactivar aquellos barrotes láser dentro de poco, no había tiempo que perder.

—Lexi, rápido, encuentra a Deuce, yo te cubro— Por suerte no necesitaba gritar, porque la coneja estaba detrás de él, lista para lanzarse hacia el centro del recinto. Con mucha facilidad y gracia, Lexi saltó e hizo un par de piruetas para escapar de los robots que llegaban desde el otro pasillo. A pesar de ser tantas máquinas, ella consiguió evadirlos con facilidad. Ahora mismo, solo necesitaba centrarse en encontrar al freleng, de esa forma, Tech podría controlar las máquinas restantes y detener aquella locura.

Las jaulas brillaban de un intenso rojo por los rayos láser, iluminando el rostro de los cautivos asustados y llorosos, que se encontraban atrapados. La mayoría de ellos seguían pidiendo ayuda a gritos, mientras ellos lidiaban con los robots que no paraban de dispararles.

Tenía suerte de que la habilidad especial de Lexi fuera tan fuerte. Siendo la primera vez que la veía actuar de cerca, el rayo psíquico explosivo que podía disparar desde su cabeza, tenía un buen alcance y dañaba con facilidad a los robots. Eso evitaría que los guardias automatizados la atrapen o dañen a los ciudadanos, mientras intentan encontrar a Deuce.

Ace esperaba que, a pesar de los gritos y lamentos, Lexi pueda concentrarse. Hasta ahora, ella había detectado fácilmente a los robots que guardaban la zona, porque sin necesidad de verlos pudo atacarlos. Ambos lograron despejar su camino en poco tiempo, pero estaba seguro de que los refuerzos llegarían en cualquier momento...

…Y de repente, los barrotes láser de las jaulas comenzaron apagarse, una por una.

—Lexi, es el momento— Ponderó Ace de inmediato.

La coneja asintió al oírlo, y se detuvo para concentrarse por completo, respirando profundamente, mientras sus orejas desprendían una especie de chispas. Deba la sensación que las ondas sonoras que les rodeaban, estaban siendo manipuladas por ella. Era increíble, Duck no había exagerado para nada con aquella habilidad.

Las jaulas habían desaparecido, desactivándose por completo y de inmediato, los robots ignoraron a Ace, para apuntar hacia los cautivos, y evitar de esa forma que se muevan de sus posiciones. Una sola orden de Deuce, y todas aquellas personas iban a ser acribilladas por sus autómatas. Finalmente, Lexi dispara su rayo psíquico sobre un pequeño grupo de rehenes, y un sujeto es empujado lejos de ellos por el impacto, siendo lanzado hacia el otro lado de la recamara.

—¡Lo encontré!— Exclamó Lexi, después de apartar al freleng del resto de las personas.

—Ya lo vi— Ace comenzó a correr hacía Deuce, para evitar que les dé más órdenes a los robots —Quítate la venda y protege a los rehenes—

Lexi se arrancó las vendas de sus ojos, y de inmediato, hizo un salto mortal hacia atrás, preparando su ataque psíquico para contener a los robots por su cuenta. El conejo la perdió de vista al lanzarse al encuentro de Deuce. Mientras corría desesperado para atacarlo, preparó su katana, lista para desenvainarla ante la mínima oportunidad.

El hombre se había dado cuenta de su clara intención de matarlo, porque desenvainó una extraña espada, que parecía ser retráctil. Ace se obligó a atacar más rápido, quedó a pocas pulgadas de Deuce, y su espada, apuntó directamente a su cuello para intentar cortarlo.

El choque entre ambas armas le indicó que había fallado su primer ataque. Ace saltó hacía atrás para ponerse en guardia nuevamente, adoptando una posición defensiva. Deuce era un hombre de apariencia curiosa, lucía igual de joven que Zadavia, pero sus ojos eran viejos, estaban hundidos y llenos de locura. Su cabello pelirrojo estaba complemente despeinado y sus ropas habían visto mejores días. Parecía estar rechinando sus dientes delante de él, como un perro rabioso, y no le sorprendería que estuviera al borde de un brote psicótico.

Las personas a su alrededor se habían quedado completamente quietas y calladas, solo podía escucharse el llanto de los niños pequeños, que eran arrullados por los adultos. Los robots que estaban apuntándoles, cargando sus armas láser. Ace esperaba que Tech este terminando de hackearlos, o Deuce iba a convertir aquel sitio en un matadero. De repente, el freleng le dedicó una sonrisa llena de locura, y para su horror, comenzó hablar.

—La espada me dijo que vendrías— El hombre no parecía estar muy bien de la cabeza, hablaba de su arma como si tuviera mente propia. De un momento a otro, arremetió con un ataque descendente, demasiado rápido para esquivarlo. Ace lo desvió con la parte sin filo de su arma, y evitó que lo corte, pero volvió a retroceder.

Debía admitir que era mucho mejor que él en combate, posiblemente, con más años de experiencia. Iba a tener que buscar cualquier punto flaco para atacarlo, o todo el plan se iría al desagüe.

El conejo colocó la katana de manera horizontal, saltó hacía arriba, y realizó un ataque directo a la cabeza de Deuce, con el fin de cortar su cráneo desde el parietal, y matarlo de inmediato. Sin embargo, este reacciona y vuelve a desviar su ataque, haciendo que su extraña espada choque con la suya.

Con horror, Ace notó que su katana se melló levemente en el medio del su filo.

—Y aquí estás, ella quiere tu intento asesino— Dijo de repente el freleng.

Sinceramente, Ace no tenía tiempo para los desvaríos de un loco. No podía encontrar un solo punto débil en Deuce, así que debía entretenerlo mientras pensaba como conseguir un ataque certero.

—¿Qué más te dijo tu espada? ¿Qué te laves los dientes y comas tus verduras?— Se burló el conejo, y le disparó con su visión láser. A pesar de la corta distancia, el freleng se pudo defender usando su extraña espada. Esta se abrió como si fuera una especie de antena y absorbió su ataque con facilidad.

Eso tampoco iba a funcionar.

—Me dijo que traicionara a freleng, que nadie en esa bola de fango merecía mi sacrificio, que jamás me aceptarían como su canciller supremo…— Deuce parecía ser solo una cascara vacía, que no paraba de decir sandeces, pero al menos estaba perdido en su locura. De reojo, Ace vio que los robots seguían apuntando a los rehenes, y Lexi estaba teniendo problemas de lidiar con todas las máquinas por su cuenta.

—-¡Doc, emergencia! ¡Los robots atacaran a los rehenes en cualquier momento!— Ace tuvo que comunicarse con Tech, desesperado por no conseguir concretar con su plan. Realmente sentía que había fracasado por completo, había decepcionado a todos y se estaba hundiendo en la desesperación, temiendo lo peor.

Su corazón comenzó a latir cada vez más rápido, el estómago se le lleno de hielo y sentía que no podía mover un solo músculo.

“Lo tenemos” La voz de Tech al otro lado, a pesar de sonar tan lejana, hizo que se centrara, haciendo que el terror del fracaso no lo abrume del todo. Deuce le miraba con una sonrisa cruel y maliciosa, estaba muy confiado en sus habilidades a pesar de estar completamente loco “No estás solo, resiste Ace”

Tech y Rev iban a respaldarlo. Ace debía ser valiente, no tenía nada que temer.

—¿Crees que podrás escapar de esto? Nadie saldrá vivo de está recamara, y vas a caer aquí, bola de pelos— Deuce parecía estar a punto de gritar su orden a los robots, pero Ace le atacó de inmediato, moviendo su katana de manera oblicua, listo para realizar un corte perfecto en el pecho del Freleng.

Este reaccionó, retrocediendo hacía atrás, sin poder defenderse correctamente. No había logrado leer su movimiento del todo, pero esquivó lo suficiente para que el corte se vuelva solo un simple rasguño, que desgarró su ropa y dejo ver una fina herida sangrante, adornando el centro de su pecho.

—Aún no— Ace tomó su espada y volvió a adoptar una postura de ataque, activando a la vez su visión láser —No dejaré que respires en un solo momento—

(...)

Al escapar del último ataque del nerdluck y dejar a su hermano resguardado, detrás de un contenedor volcado, Zadavia recuperó su forma humanoide, sintiéndose agotada por el degaste de estar a la defensiva. Era frustrante no poder atacar a la criatura, pero no podía darse el lujo de matarla, debido a la amenaza flagrante de una invasión mucho peor a futuro.

El nerdluck había intentado matarla en varias ocasiones con su rayo láser, por lo que sabía que su oferta de esclavizarla, solo dependía de su rendición total. Ella estaba sopesándola dentro de su mente, considerando la idea, pero había muchos factores en juego, y era la extraña habilidad de estas criaturas de extraer las habilidades de otros seres vivos, consumirla y poder usarla a su favor.

—Detengamos esto— Zadavia exclamó esto, alzando sus manos en señal de rendición —Creo que podemos llegar a un acuerdo—

El nerdluck la miró con cierta duda, como si esperara que ella intentara dañarlo si bajaba la guardia. Movió su enorme barriga para acercarse hasta donde se encontraba, escudriñándola con sus codiciosos ojos amarillentos. Una desagradable lengua de anfibia salió de su boca, para lamerse los labios, tal vez deleitándose con la sensación de tener a su presa entre la espada y la pared.

—Tienes razón Zadavia, podríamos llegar a un acuerdo, nuestro planeta de juegos y placer se beneficiaría mucho al tener una criatura tan magnifica como exhibición— El horrible ser se paseaba de un lado a otro, estudiándola. En ese momento, ella notó un collar brillante en su cuello, que parecía despedir una luz verde similar a los brazaletes que Tech había creado. Si llegaba a dañarse o la criatura moría, era posible que ese dispositivo dé la señal al sindicato para atacar Acmetropolis.

Era un problema imposible de resolver.

—Sin embargo, dadas las circunstancias, tu sola no pareces tan atractiva— La criatura sonrió de manera cruel —Quiero a los seis superdotados también, van a ser mis esclavos y pagaran por haber matado a mis subordinados—

Zadavia se arrepintió de haber abierto la boca y tratar de negociar con este monstruo. Ahora estaba decidido a quedarse con sus amigos, y no podía permitir que eso suceda. Ella miró a su hermano hecho una bola, temblando y tratando de que nadie le preste atención, intentando ocultar su rostro por el miedo.

No podía dejar que eso le pase a Tech o a Rev.

—Si te marchas de aquí con mi cabeza ¿Será suficiente?— Preguntó de repente Zadavia, tratando de ignorar la mirada llena de horror y angustia de Optimatus.

—Puede que tu vida a cambio de la de mis subordinados me dejará satisfecho— Ofreció con malicia la criatura.

—…— Zadavia no veía otra solución más que sacrificarse por los demás, y por el resto de los habitantes de Acmetropolis. No había podido protegerlos, cientos de vidas se perdieron por el fragmento del meteorito que cayó y miles habían sido capturados solo para extorsionarla.

No iba a permitir que otro mundo caiga por su culpa.

—Me rindo, puedes eliminarme si lo deseas, pero no pienso entregar a mis amigos ni a mi hermano— Ponderó Zadavia.

—Me has costado muchos recursos y desde el punto de vista financiero, tu muerte no es más que una perdida— El horrible ser le miró con crueldad mientras una macabra sonrisa adornaba su hinchada cara de sapo, como si estuviera completamente satisfecho de conseguir lo que deseaba —Pero las reglas de ojo por ojo, diente por diente, se aplica en estos casos y voy a quedarme con tu vida—

Zadavia estaba bien con esto. Ella fue odiada desde que nació, su hermano y su pueblo le dio la espalda, y casi destruyen un planeta entero al intentar matarla. No iba correr, ni esconderse, ni mucho menos permitir que intenten esclavizar a sus amigos. Después de ver como terminó Optimatus en manos de esta criatura, ella iba a quemarse hasta las cenizas para evitar que Tech y Rev padecieran ese mismo destino.

—Me parece bien— Ella cerró los ojos, sintiendo como el corazón se rompía en pedazos, al darse cuenta de lo que estaba a punto de hacer. Esperaba que algún día sus amigos pudieran perdonarla. Lamentaba mucho no poder compartir un momento más con ellos, una comida más, una conversación más. Había tantas cosas que no les dijo, ni siquiera les había dado las gracias por todo lo que habían hecho por ella. El arrepentimiento por el tiempo perdido, estaba aplastando su razón, hasta el punto de hacerle temblar de impotencia.

—¿Lista para morir?— Preguntó con ciertas satisfacción el nerdluck, relamiéndose ante su oscuro logro.

Ella tomó aire. No iba darle la satisfacción de verla débil, la muerte dudaba ante su presencia, y ella no debería dudar delante de ella.

—Si, supongo que este es mi final— Estaba segura de que el arrepentimiento maldeciría su alma por la eternidad, pero sonrió de todos modos. Se alegraba mucho de haberse sentido cuidada por primera vez. El calor del láser que estaba cargando la criatura para dispararle, estaba quemando la piel de su rostro, abrió los ojos por última vez para ver a su verdugo…

…Y se encontró con la espalda de su hermano delante suyo.

El ataque del nerdluck le dio de lleno, mientras la protegía con su propio cuerpo, calcinándose por completo.

—¡Optimatus!— Zadavia gritó desesperada al ver como su hermano caía al suelo, después de que el rayo láser le dio de lleno. Sin dudarlo, tomó su cuerpo completamente quemado entre sus brazos, tratando curar las múltiples quemaduras, pero el daño era masivo y estaba entrando en shock —¡No! ¡No, no me dejes!—

Él solo le miró con el ojo que se salvó de ser quemado, por unos instantes, y trató de hablarle antes de que el último aliento se escapara de su cuerpo.

—…T-tienes que vivir— La voz rasposa de Optimatus, la sentenció, porque la vida se estaba escapando de su cuerpo, su corazón se estaba deteniendo y su cuerpo estaba quedándose completamente rígido.  

Su hermano le había dejado su voluntad en aquellas últimas palabras, y al ver que el nerdluck iba a tratar de atacarla de nuevo, se propuso a cumplirla.

(…)

Vulnerar el sistema de control de los robots no estaba funcionando, y Tech temía que no iba a conseguir hackear a estas máquinas por más que lo intentara. A diferencia de su madre, el coyote siempre tuvo limitaciones respecto la informática y la programación. Las cosas que a ella les parecía sumamente sencillas, como un paseo por el parque, para él era el equivalente a escalar una montaña con las manos desnudas.

Rev tampoco podía seguirle el paso a pesar de ser su campo de estudio, y el tiempo se les acababa. Ace necesitaba que los rehenes estén a salvo, para poder concentrarse en derrotar a Deuce lo antes posible. Duck y Slam estaban siendo asediados por los robots que protegían la sala de control, y Zadavia estaba sufriendo demasiado daño como para continuar por su cuenta.

Estaba viva aún, sus signos vitales no habían bajado tanto a pesar del daño que había sufrido, pero le estaba volviendo loco que no haya contactado ni una sola vez con ellos. Rodeado de cables y procesadores desarmados, sentía que no podía concentrarse del todo sin saber en qué estado se encontraba Zadavia.

—Tech, no podremos hackear a los robots, no tenemos el tiempo suficiente— Rev le dijo esto, finalmente quitando la vista de la pantalla de la pantalla. Sin embargo, su mirada parecía estar determinada, y del bolsillo de su pantalón, sacó una pequeña unidad usb, la cual parecía ser demasiado inofensiva a simple vista. Está tenía un rotulo que rezaba Wile, y Tech de inmediato supo de qué se trataba.

—Por supuesto que trajiste esa cosa infernal aquí—

—No se aún como encriptarlo, no le pude sacar nada de ese tipo de información a tu madre, pero me dio algunas pistas para saber cómo usarlo— Replicó Rev de inmediato.

—Ella es una mala influencia, terrible influencia— Tech estaba protestando mientras su compañero estaba ingresando el virus a la red neural de los robots. El correcaminos le dedicó una dulce sonrisa, tratando de lucir completamente inocente, pero el coyote estaba seguro de que esto iba a ser su perdición. Se preguntaba si le pasó lo mismo a su padre cuando conoció a su madre.

—Nos vendría bien un poco de ayuda aquí— Exclamó Duck de repente, llamando su atención.

Vio que el pato no lograba dañar a los robots con sus ataques, porque estos habían optado por dispararle a sus huevos flameantes antes de ser alcanzados por estos. Slam por su parte, estaba atrapado de sus brazos y piernas por múltiples cables de acero, intentando contenerlo, y evitando de esa forma que use su tornado. El número de autómatas era tan grande, que ellos estaban siendo abrumados a pesar de haber tenido la ventaja desde el principio.

—De inmediato— Rev le respondió a Duck, tocó una sola tecla de su computadora, y de repente, todas las pantallas fueron invadidas por el virus Wile. La escena del correcaminos exclamando ¡Beep, beep!, asustando hasta la muerte al coyote, se reprodujo en todas sus computadoras, dejándolas inservibles.

Todas las máquinas de aquel recinto habían perdido su utilidad, siendo completamente inhabilitadas por el virus. Era una pena por la tecnología alienígena perdida, pero esto era una emergencia.

—Pero que…— Duck que estaba listo para arremeter con sus ataques, ante la desesperación de estar rodeado, notó que los robots se detuvieron y quedaron estáticos en su lugar. No se habían apagado, simplemente no podían moverse. El pato empujó un par de estos con la punta de sus dedos, y cayeron como si fueran piezas de dominó —Al fin esta pesadilla terminó—

—(Necesito un poco de ayuda aquí)— El pobre de Slam estaba envuelto en cables de acero, los cuales se veían demasiado afilados para que los retire a la fuerza. Tech se acercó corriendo listo para asistirlo, manipulando con cuidado el metal para no lastimar a su amigo.

—¿Los robots ya no serán un problema? No sabemos si Lexi y Ace consiguieron derrotar a Deuce— Duck estaba tratando de hacer funcionar su comunicador, pero durante la pelea lo había destrozado por completo.

—Me temo que los robots ya no son de utilidad para nadie, el virus ha deshabilitado todas sus funciones, lo único que pueden hacer sus procesadores a partir de ahora, es reproducir esa caricatura una y otra vez— Señaló Rev a las pantallas detrás de ellos, donde el continuaba la eterna persecución de Wile, siendo golpeado por un enorme yunque salido de la nada.

—Debemos ir por Zadavia, ella no se ha contactado con nosotros y me preocupa que le haya pasado algo— Tech tenía un muy mal presentimiento en ese momento, que le había acompañado desde que la freleng se separó de ellos. Mientras tanto, Rev estaba hablando con Lexi desde su comunicador, para darle la ultimas instrucciones.

—Le dije a Lexi que Duck iba asistirla para sacar a las personas de allí, y cuidar a Ace si termina mal herido— Rev vio que el pato se animó ante esto, y luego miró a Slam —Nosotros ayudaremos a Zadavia—

—Apenas la encontremos le enviaremos la ubicación— Tech esperaba que no queden del todo incomunicados. Sus brazaletes comunicadores eran solo prototipos, pero le hubiese gustado haber construido algo mucho mejor para ese momento.

Se separaron de Duck al salir de aquella recamara, viéndolo correr en dirección hacia donde se encontraba Ace y Lexi. Mientras tanto, Rev sin esperar un solo segundo más, salió corriendo a una velocidad infernal, haciendo que ellos dos intenten perseguirlo con mucha dificultad. Slam para ir más rápido, tomó a Tech entre sus brazos y utilizó el tornado que producía su cuerpo, para aumentar su velocidad. Iban más rápido, pero no se comparaban con la rapidez del correcaminos.

Tech debía plantearse construir algo para poder seguirle el paso a Rev, un jetpack, una motocicleta con propulsores, lo que sea. Sería ridículo no poder alcanzarlo cuando realmente lo necesitara.  

Por ahora, solo quería llegar a tiempo para ayudar a Zadavia, y evitar que algo horrible le suceda.

(…)

La pelea contra Deuce había drenado casi toda la energía de Ace, convirtiéndose más en una batalla de desgaste, que un asesinato a sangre fría. El freleng parecía hacerse más fuerte a medida que pasaban los segundos, dando la sensación de mejorar cada vez más. Sin embargo, la razón de esta remarcada diferencia, era porque el conejo se estaba quedando sin fuerzas para continuar luchando.

Deuce se percató de esto también, ya que los ataques de Ace estaban perdiendo fuerzas.

—Es increíble, a pesar de que estás llegando a tu límite, tu intento asesino continua— El freleng no parecía cansarse y mucho menos, perder la concentración. Sin embargo, Ace debía mantenerlo entretenido.

—Intentaste destruir el planeta en el que vivo, raptaste a miles de personas y amenazaste sus vidas, créeme que tengo muchos motivos para matarte— Ya había hecho las paces con ese aspecto suyo, aunque debía admitir que desearía ser más sincero con las personas que les rodeaban.

—Tu planeta solo tuvo la mala suerte de cruzarse en mi camino, eliminar a Zadavia siempre fue mi objetivo, porque desde que ella fue profetizada, arruinó mi vida— El hombre miró su arma, como si fuera el tesoro más importante de su vida. Ace debía admitir que era una espada muy buena, había chocado varias veces con su katana y no había una sola muesca que evidenciara su encuentro. Deuce parecía estar perdido en sus pensamientos, demasiado seguro de sus habilidades para darse ese lujo, porque siguió divagando.

—Iba a ser condecorado como Guardián de Freleng, iban a darme la espada del Guardián, el arma más poderosa de nuestro planeta, e iba a llevar a los nuestros a una era de conquista en otros mundos— Deuce golpeó con fuerza el suelo con sus pies, pataleando cómo un chiquillo malcriado —Pero ella era la elegida, era la que llevaría la espada del Guardián y me quitaría mi puesto ¡Yo debí tener ese honor! ¡Soy el mejor de todos los freleng!—

—Supongo que no soportaste la frustración— Ace comentó esto con aire casual, y de reojo se percató que los robots ya no atacaban a Lexi. Las personas a su alrededor eran cada vez menos, eso significaba que estaban aprovechando a escapar —¿Hiciste algo al respecto?—

—Por supuesto, fue tan fácil deshacerme de ella una vez que fingí mi muerte. Apoyando a su hermano para que la exilie, debelando su verdadera forma para que pierda el apoyo del pueblo… Pero cuando estaba a punto de obtener mi condecoración, fuimos invadidos por los nerdlucks— El freleng seguía divagando, mientras las personas liberadas, abandonaban la recamara donde se encontraban. Dentro de poco, serían solo Deuce y él.

—Sin Zadavia debió ser imposible resistirse— Ace midió la distancia para realizar un último ataque. Sus músculos ardían y su corazón latía demasiado rápido. Calmó su respiración para centrarse, sabiendo que lo único que importaba, era vencer a Deuce. Las personas estaban a salvo, pero si el sujeto se percataba que había perdido, podría dañar a los cautivos que habían quedado rezagados.

—Freleng cayó en pocos días a manos de los nerdlucks, pero pude hacerme un lugar entre ellos, ofreciendo mi ejército de robots y mis habilidades para conquistar mundos— Deuce terminó su historia, sonriéndole con cierta locura —A cambio, matarían a Zadavia—

—Parece que no salió tan bien cómo esperabas— Ace estaba listo para atacar, había puesto su espada de manera oblicua, una vez más, para intentar cortar la cabeza del freleng.

—Todos ustedes, en especial ese pulgoso insufrible y su amigo emplumado, han desbaratado cada uno de mis planes— Deuce parecía estar listo para atacarlo, porque terminó su discurso. Ace había telegrafiado la mayor parte de su ofensiva a lo largo de aquel encuentro, por lo que tenía una sola oportunidad para matarlo.

La espada de Deuce brilló con una energía extraña, y estaba seguro que si no tenía cuidado, iba a dispararle con una especie de rayo láser. Si iba a intentar atacarlo, debía hacer lo posible por no fallar. Sin pensarlo demasiado, disparó su visión láser para desviar su atención, cortó toda la distancia posible, estando tan cerca del freleng, que no podría esquivar si llegaban a darle un espadazo.

Ace movió su arma, y dio el ultimo sablazo justo en el cuello de Deuce. El corte fue perfecto, la cabeza del hombre fue removida de su cuerpo, cayendo sin mucha ceremonia en el suelo.

Luego su cuerpo inerte se desplomó delante de él, bañándolo en sangre.

Sus últimas palabras no valían la pena para ser recordadas.

Ace notó que de repente, el mundo a su alrededor estaba tiñéndose de un extraño color anaranjado, y no entendía por qué. Duck y Lexi se acercaron a él, tratando de hablarle y llamar su atención. Se veían muy alarmados, no tenía idea como estaba su cuerpo, pero de seguro se veía bastante mal a juzgar por sus expresiones de angustia.

—¡Ace! ¡¿Por qué sale tanta sangre de tu frente?!— Duck estaba histérico, sin saber si tocar sus heridas o no. Eran todas superficiales, Ace estaba seguro de que sus órganos vitales estaban bien. Sin embargo, era probable que por la cercanía de su ultimo ataque, Deuce haya logrado cortar su ceja

—Tranquilos, herida superficial en la cara, siempre sangra demasiado…— Ace se sintió un poco mareado para su sorpresa. Estaba muy cansado, no se había dado cuenta de todos los moretones, golpes y desgarros en su cuerpo. Ahora que la adrenalina estaba dejando su sistema, sintió que no servía para nada.

—Lexi, sujétalo del lado izquierdo, yo le ayudare con el otro— Dijo Duck, mientras le rodeaba con su brazo del lado derecho, y la coneja lo sujetaba de su lado izquierda. Ace noto que su katana se había partido, pero recordó algo importante.

—Duck, la espada, es de Zadavia— Apenas pudo arrastrar las palabras, pero parece que el pato le entendió.

—Mierda ¿Debo sacársela? Esta al lado de un cadáver sangrante— Duck estaba asqueado, pero no tenía sentido, Deuce estaba muerto no podía hacer nada en ese estado. De repente, lanzó un grito de indignación —¡No tiene cabeza! ¡¿Por qué demonios no tiene cabeza?!—

—Lo siento— Se disculpó con sinceridad Ace.

—Asco, asco, asco— Duck repitió la palabra una y otra vez. Lo soltó por unos instantes, se acercó al cadáver de Deuce y tomó la espada que se encontraba a su lado, la cual estaba cubierta con la sangre del Freleng y la de Ace —Creo que voy a vomitar—

—Aguanta un poco más hasta que salgamos— Dijo Lexi, con algo de preocupación. Estaba siendo una carga, Ace no podía permitir que esto siguiera pasando.

—Yo puedo caminar solo— Aseguró con cierta terquedad el conejo, aunque no sabía hasta donde llegaría si todo le daba tantas vueltas.

—No te das cuenta que tus piernas tiemblan como gelatina, deja que te ayudemos— Duck estaba cada vez más alterado, barajando la espada de Deuce, y sujetando su lado derecho.

Ace se sentía un inútil en esos momentos. A pesar de haber vencido, tardó demasiado y su cuerpo no soportó aquella pelea. Esperaba al menos poder ayudar un poco más, a pesar de sus heridas.

(…)

Al tener toda aquella zona mapeada en su mente, Rev contaba con una consciencia detallada de cada uno de los espacios, recovecos y caminos disponibles. La sensación que le daba esta percepción del mundo, en donde su mente trataba de abarcar de manera metacognitiva el espacio que lo rodeaba, hacía que las personas y los objetos, adquieran formas más sencillas. Así, la flor del desierto que salió a buscar hace un par de días atrás, parecía estarse marchitando. En su mente, la luz que Zadavia representaba en su cabeza, estaba desvaneciéndose, perdiendo fuerza y siendo consumida lentamente.

Encontrarla, fue un golpe bajo para el correcaminos. La pequeña niña que había hallado en el medio del desierto, se encontraba malherida, sollozando llena de miedo y culpa, rodeando con sus brazos el cadáver de hombre, que parecía haber sido calcinado hasta dejarlo irreconocible.

La dejaron sola solo unos pocos minutos, y ella tuvo que ver morir a alguien de una forma tan cruel.

—Vaya, ya era el momento que se presentaran—

Rev no quiso dejar de mirar a Zadavia, deseaba acercarse a ella y tocarla, para consolarla y decirle que todo estaría bien. Pero en su interior, algo horrible y asqueroso comenzó apretujar su corazón.

Él siempre había sido amable. Demasiado lento para enojarse, mucho más rápido para perdonar. Pero estaba comenzando a experimentar lo que era estar realmente furioso.

El nerdluck con forma de sapo, no estaba dispuesto ayudar calmar aquella horrible emoción.

—Fue muy fácil vencer al ser más poderoso de Freleng, solo tuve que amenazarla con convertirlos a todos ustedes en mis esclavos y ella ya estaba lista para entregar su vida cambio— Declaró el asqueroso sapo, de ojos codiciosos y enorme barriga.

Rev sintió como todas las plumas de su cuerpo se erizaron instintivamente, tratando de parecer más grande y amenazador de lo que era. Su cerebro solo podía registrar la escena de una única forma. Zadavia estaba a punto de entregar su vida por ellos, y si no hubiera llegado, de seguro hubiese muerto completamente sola.

—Rev, no lo ataques, si le llega a pasar algo, todo su sindicato atacará a Acmetropolis— Zadavia comenzó a exclamar desesperada, revelando la razón por la que no había atacado a la criatura hasta entonces. El nerdluck le dedicó una mirada oblicua, llena de maliciosa codicia y confianza.

—Deberías escucharla, pajarraco— La criatura se relamió, como si fuera un gato que se ha zampado un nido entero de pichones. Rev se dio cuenta que la rabia no le permitía siquiera hablar, es más, su pico estaba tan apretado que estaba a punto de partirse —A menos que quieras ser invadido por las razas más avanzadas y rastreras, más te vale que hagas exactamente lo que yo quiero—

—¿Se puede saber…?— Rev sintió que su garganta iba a quemarse con la bilis que había acumulado, sus puños estaban cerrados y temblando, mientras trataba de articular algunas palabras, para evitar que la ira termine de cegarlo por completo —¿…que es lo que quieres?—

—A los siete, los quiero a todos ustedes como mis atracciones, seguirán con vida por supuesto, y si llegan a perder alguna extremidad u órgano, me aseguraré de reemplazarla para que vivan por mucho tiempo—  El horrible monstruo parecía estar regodeándose mientras hablaba, teniendo la sensación de que aceptarían sus demandas —Todos ustedes mostraran sus poderes día y noche, actuando para las masas, sus cuerpos serán de los clientes que paguen más, y harán todo lo que les digan por el resto de sus miserables vidas—

—…— Rev se quedó en silencio, pero la criatura sintió la necesidad de seguir hablando. Era increíble lo seguro que estaba, tanto que el correcaminos sintió la tentación de dudar.

—Solo con decirle eso, Zadavia estuvo a punto de dejarse matar, como si yo no los esclavizara a ustedes de todas formas, es una maldita estúpida como su estúpido herman…— La criatura se quedó callada en ese instante, al ver que había desaparecido de su vista. Pero Rev solo comenzó a dar vueltas alrededor del nerdluck a toda velocidad, para aumentar su energía cinética de manera exponencial.

Cerró su puño en la última vuelta, seguro del peso y la fuerza que iba a proporcionarle. Le importaba muy poco que los huesos de sus manos se pulverizaran, y cuando llegó delante de la horrible criatura, le dio un puñetazo tan fuerte en la cara, que destrozó por completo su cuerpo, el cual estalló como si fuera una especie de fuego artificial, al igual que lo hacían sus subordinados.

La joya que le daba su poder, cayó al suelo, apagándose por completo. La criatura volvió a ser un pequeño e insignificante gusano verde, que se arrastraba por el suelo, lanzando maldiciones y jurando una terrible venganza.

—¡Rev!— Tech lo llamó desde el otro lado del cráter, corriendo directamente a su encuentro. El correcaminos notó que los dedos de su mano se habían destrozado por completo. Cada falange quebrada, cada tendón cortado, hacía ver su mano derecha como una especie de garra deformada. El dolor no se comparaba con la rabia que sentía, pero al ver al coyote tratando de calmarlo, recordó que había besado aquella mano hace unos minutos atrás.

—¿Estás bien?— Preguntó el coyote.

Rev respiró. Ver los ojos verdes de Tech, reconocer su rostro, le calmó. Su mente comenzó a despejarse. Finalmente, asintió, moviendo su cabeza levemente.

—Lo siento, Tech— El correcaminos miró al amor de su vida, a la única persona que le pediría disculpas por sus acciones, con cierto pesar. Ellos solo querían una vida tranquila, pero no podían tenerla a cambio de la vida o la libertad de otros —Por golpear a este tipo, vendrán cientos de alienígenas a atacarnos—

—Se lo debía haber merecido, déjame ver tu mano— Tech parecía estar más preocupado por sus heridas, que por las consecuencias de sus acciones. Rev trató de sentirse culpable, pero no podía, y no le importaría volver hacerlo, de tener otra oportunidad.

Era extraño que no sintiera arrepentimiento.

—Malditos monstruos asquerosos, van a pagar por esto— El gusano seguía con vida, lanzando maldiciones. Zadavia se había incorporado para acercarse a ellos, tan triste y apenada que Rev sentía que le había provocado aún más dolor —Lo han sacrificado todo por esta freleng, morirán en esta bola de fango como las malditas escoria que son…—

Tech extendió su mano hacía la criatura, y todo el metal que había alrededor, la basura y chatarra dejada por los restos del impacto, la rodeo por completo. El coyote había atrapado con varias placas de metal al gusano, dejando el suficiente espacio para que lo vea a los ojos.

—Cuando vengan, le daremos tu mensaje— El coyote dijo esto con frialdad, cerró su puño y el metal simplemente sé comprimió por completo, aplastando por completo al nerdluck y dejando escurrir su sangre de color amarillenta entre el pulido acero.

—Pero ¿No ven lo que han hecho?— Zadavia estaba histérica, sollozando por lo herida que se encontraba tanto física como emocionalmente. Ella no paraba de lamentarse, mientras Rev trataba de acercársele —No tendrán descanso, jamás tendrán una vida normal, y nos perseguirán por siempre…—

Rev abrazó a la niña triste que había encontrado en el desierto, acariciando su cabello enmarañado, dejando que se recargue en él. Zadavia estalló en llanto, ante la impotencia de la situación, pero él dejó que se desahogara por completo. Tenía derecho a llorar todo lo que quisiera, porque no había otra forma de aliviar todo ese dolor.

Aun así, a pesar del dolor, estaba aliviado. Aún seguían con vida.

(…)

Al ver llegar a Duck, Lexi y Ace entre la multitud de personas que habían sido liberadas, Slam se percató de que necesitaban ayuda para cargar al conejo. Cuando se acercó a ellos y lo alzó entre sus brazos, notó que el pobre estaba más maltratado de lo que aparentaba su rostro. Supuso que ese tal Deuce fue un hueso duro de roer.

—Deberías ver como quedó el otro tipo— Bromeó Ace de repente, al ver su cara de preocupación.

—Nadie quiere ver como quedó Deuce ¡Porque no tiene cabeza!— Duck gritó con histérico, haciendo que Lexi le diera unas palmaditas en su hombro para calmarlo. Estaban demasiado cansados para continuar exaltándose así, pero el pato parecía tener energía para quejarse.

—¿Cómo terminó todo?— Preguntó de repente Lexi, haciendo que Slam se plantee como explicar el problema en que estaban metidos todos.

—(No parece que esto vaya a terminar pronto)— El demonio de Tasmania comentó esto con tono casual, pero generando varias dudas entre sus compañeros. Ace por su parte suspiró en sus brazos, se veía muy cansado y dolorido por los golpes. Debería limpiar la herida sangrante encima de su ceja, antes de que le deje una horrible cicatriz.

—Dímelo después de mi siesta— Y dicho esto, el conejo se durmió. Slam se sentía un poco extrañado por esto, pero dudaba que pudieran hacer algo al respecto.

—Pero yo quiero saber— Lexi protestó de repente, luciendo más joven de lo que realmente era.

—Podemos esperar hasta que Ace despierte, pero es seguro que nos metimos en más problemas por golpear a estos tipos— Duck parecía estar resignado y sorprendentemente, tenía una clara idea de la situación en la que se encontraba —Conozco muy bien mi suerte, y no es muy buena en estos casos—

—(Podría decirse)— Slam dijo esto elevando sus hombros con resignación, y comenzó a caminar hacia donde se encontraban Tech, Rev y Zadavia. Esperaba que no se sientan culpables de la decisión que habían tomado, pero conociéndolos volverían a disculparse y pedirles ayuda ante la situación en la que se encontraban.

Esperaba al menos que dejen su discurso para después de la cena. Se estaba muriendo de hambre.

(…)

Habían pasado ya dos días, y todos ellos seguían cansados y doloridos por la interminable confrontación que habían soportado. Llegado el momento, Tech no tuvo más opción que pedirle a su madre que los deje quedarse en unas de sus casas de fin de semana, para poder esconderse. Ella no dudó en dejarles la más grande y más apartada, para que los medios y sus inevitables fans no los atosiguen.

La ciudad estaba tratando de recuperarse, los sobrevivientes intentaban encontrar a sus familiares desaparecidos y enterrar aquellos que seres queridos que lograban identificar entre los fallecidos. El luto en el ambiente era palpable, pero poco a poco, sus heridas sanarían y volverían a retomar la normalidad que se espera del día a día. A pesar de eso, los ciudadanos deseaban darles las gracias, y sabían exactamente quienes eran, por culpa de las cámaras de seguridad esparcidas por toda Acmetropolis.

Tech había visto a su madre borrar todo registro de sus actividades en la ciudad, pero era ridícula la cantidad de personas que habían publicado videos de ellos, en casi todas las redes sociales conocidas. Esto hacía que fuera imposible dar de baja tantos datos, sin afectar a la integridad de los servidores.

Y él no dudó en pedirle a su progenitora que no destruya los servidores más importantes de la ciudad, para evitar más caos entre las masas.

Rev estaba ansioso por volver a usar su mano derecha para teclear y ayudar a Susan, pero Zadavia y Tech le advirtieron que debía dejar soldar sus huesos y no realizar movimientos bruscos. Las habilidades curativas de la freleng ayudaron a recuperar los tendones y huesos de su mano, pero debía dejar descansar sus músculos, que estaban demasiado tensos y le provocaban terribles dolores.

Ace había dormido por un día entero, y apenas despertó, atacó la cocina sin dudarlo. Era una suerte que Slam le gustara cocinar tanto como comer, porque tanto el conejo como Duck y Lexi estaban famélicos. Entre su madre y el señor Vash, trajeron los suministros para ellos, manteniendo vigilado sus pasos para evitar que los encuentren.

Sin embargo, Tech estaba seguro que no podían darse el lujo de esconderse para siempre. Necesitarían regresar a la ciudad, y actuar en público cuando comience la invasión del sindicato de los nerdlucks.

Esa misma noche, después de cenar, se había quedado en la terraza de aquella casa, mirando como las primeras estrellas del firmamento comenzaba a pintar el cielo nocturno. El café que se había hecho, estaba demasiado frío, pero se encontraba demasiado ocupado escribiendo cualquier idea que se le viniera a la cabeza que pueda ayudarlos en un futuro cercano.

—Tech ¿No vienes a dormir?— Rev llegó de repente a la terraza, de seguro preocupado de que no esté listo para ir a la cama. Se azoró al darse cuenta que llevaban ya dos días durmiendo juntos, y era muy posible que no puedan soportar la idea de hacerlo por separado nunca más.

—Creo que hoy me toca insomnio— Tech no pudo evitar sonreírle, y de inmediato el correcaminos desapareció de su vista, para volver con una manta y una almohada. Los dos se acomodaron en el enorme diván de la terraza y se cubrieron con la manta, abrazándose como si fuera lo más natural del mundo.

—Te acompaño, de seguro si me dices lo que pasa por tu cabeza, me de insomnio también— Rev no bromeaba al respecto, por lo que hizo sentir culpable al coyote.

—¿Y si no quiero? Necesitas el descanso y me gustaba verte dormir—

—Haré como que no escuché eso último— Rev se sonrojo profusamente, pero se le quedó mirando por unos momentos, haciendo que Tech quiera abrazarlo con más fuerza —Creo que nada en nuestra relación es como imaginaba que sería—

—Oh ¿Lo siento?— Tech se disculpó sin poder evitarlo. No tenía idea de las expectativas de Rev, y no planeaba especular al respecto.

—No me malentiendas, dudo mucho que pudiera plantearme volver a dormir solo alguna vez o vivir lejos de ti, siquiera puedo pensar en la idea de no compartir una sola comida contigo— Rev parecía estar muy avergonzado por esto, al parecer se habían saltado el noviazgo y estaban actuando como si se hubieran casado hace años. Tech supuso que era inevitable, considerando como eran sus especies respectos a sus parejas —Siquiera hemos tenido una sola cita, ni hemos tenido una confesión romántica, ni nuestro primer beso…—

—Entiendo ¿Quieres que tengamos una cita mañana?— Tech ofreció esto, tratando de ayudar a la situación. Rev le dedicó una media sonrisa ante su idea.

—¿Tiene sentido a estas alturas?—

—Supongo que no— Replicó el coyote con cierta calma —Es muy anticlimático si lo piensas bien, aunque nuestro noviazgo siempre me pareció algo inevitable—

—¿Por qué lo dices?— Rev parecía estar divertido ante su ocurrencia, pero Tech creía que tenía un buen argumento al respecto.

—La primera vez que me sonreíste, quería hacerte feliz por el resto de mi vida— Tech subió los hombros como si fuera lo más natural del mundo, pero pudo escuchar como el corazón de Rev se disparó de repente—No me plantee nada más desde entonces—

—Pensé que una cita sería lo ideal, me sentí muy feliz cuando me pediste salir juntos— Rev tomó su mano derecha, y entrelazó sus dedos con los suyos —Tan solo quería decirte lo mucho que te amo, pero creo que, si vamos a vivir juntos, podría decírtelo todos los días…—

—Yo también te amo— Tech no pudo evitar responder rápido. Tenía tantas ganas de decirle a Rev cuanto le amaba, pensando que nunca tendría la oportunidad. Sintiéndose un poco más valiente, estando tan cerca, quería probar suerte —¿Puedo besarte?—

La sonrisa de Rev fue tan dulce como la primera vez que se vieron, asintiendo sin agregar nada más al respecto. El coyote sintió como su corazón estaba a punto de estallar cuando finalmente pudo besar su boca. A pesar de que el pico del correcaminos era diferente a sus labios, pudo experimentar la calidez de su caverna y sentir como su fina lengua se entrelazaba con la suya. Le costó trabajo respirar por la emoción, por lo que tuvieron que separarse por unos instantes.

—Tech, te quiero tanto— Chirrió con suavidad Rev, dándole pequeños besos en su mejilla, para volver a besarlo con entusiasmo. El coyote estaba seguro que esta noche no iba a poder dormir al lado del correcaminos de manera tranquila, mucho menos como este tenía la extraña manía de restregarse en él.

—Rev, adoro dormir juntos y estar contigo abrazado, pero de seguir así, mi cuerpo va a reaccionar y no creo…—

—El mío ya lo hizo, aunque no lo has notado, por nuestras… diferencias— Rev estaba azorado, pero no estaba dispuesto a separarse de él. Tech finalmente se dio cuenta de lo que estaba pasando. Se le hacía muy extraño que se restregara en él de esa forma, pero en ese instante, podía oler el claro deseo que emanaba su cuerpo.

Tech también deseaba mucho a Rev, y de una manera muy insana.

—Tech ¿Estas bien?— Rev parecía estar expectante ante su decisión, acariciando sus mejillas con ternura. Su creciente erección estaba volviéndose dolorosa, y era muy probable que el correcaminos la este sintiendo sobre su muslo.

—Si… este… ¿Vamos a la cama?— Ofreció nervioso el coyote.

—Si, si, por favor— Rev parecía casi tan entusiasmado como él ¿Por cuánto más iban aguantar si no se sinceraban al respecto?

La desesperación le invadió de repente. Se levantó y tomó la mano derecha de Rev, para conducirlo a la habitación que compartían. Por el bien de Lexi, esperaba que pueda usar sus audífonos de cancelación de ruido esa noche. No sabía si debía disculparse por sus intenciones más carnales, pero no planeaba dejar dormir a su pareja en toda la noche.

Al ver lo receptivo que estaba Rev, supuso que no tendría problemas al respecto.

Tan solo esperaba que, a pesar de las dificultades, ellos dos puedan estar siempre juntos, en todo el tiempo que les quede.

(…)

TBC

Chapter 11: Epílogo

Summary:

Pasaron dos meses desde que el equipo se formó, protegiendo a la ciudad de las invasiones alienigenas del sindicato que formaban parte los nerdlucks. El mundo siguió avanzando y cambiando, pero hay personas que se niegan aceptar el cambio y desean que las cosas sigan como siempre, y entre estas se encontraban los padres de Rev.

P/D: Susan es el diablo.

Notes:

Hola a todos. Han sido unos meses muy bonitos escribiendo este fanfic y espero que lo hayan disfrutado. Tengo algunas ideas de cómo desarrollar este universo, incluyendo más la repercusión de los medios, y deseaba crear un nuevo OC, pero lo dejé en el tintero e hice una referencia a este en el epilogo.

Si llego a crear una serie a partir de ese universo, se desarrollarán otras tramas. Por ahora, este es el final y espero que les haya gustado. Muchas gracias por los comentarios y kudos, espero que hayan pasado un buen momento leyendo, y donde quieran que estén, espero que tengan un maravilloso día.

Saludos cordiales.

Chapter Text

Rip bajó de la camioneta de su padre, tratando de esconder sus manos en su chaqueta, y elevando el volumen del reproductor de música de su smartphone, para que sus auriculares inalámbricos lo aíslen de todo lo que pasaba a su alrededor. Solo deseaba poder distraerse de la plana y aburrida conversación que estaban teniendo.

La situación que se estaba gestando era demasiado desagradable como para sentirse cómplice, por lo que trató de hablar lo justo y necesario, hasta que ese fatídico día termine.  El joven correcaminos vio el enorme y lujoso edificio alzarse delante de ellos, y una amarga sonrisa adorno su rostro. En este sitio es donde funciona la cede del equipo de superdotados conocido actualmente como “Loonatics”, elevándose orgulloso en medio de la ciudad que habían salvado hace menos de dos meses atrás.

En otras circunstancias, este lugar levantaría sus ánimos en un día difícil en la universidad o en casa. Ya había visitado a su hermano mayor en la enorme torre donde trabajaba, había conocido a su novio y a todos sus amigos hace semanas atrás. Sus padres no estaban preparados para nada de eso, porque cuando Rev quiso contactar con ellos para contarles lo que estaba haciendo, se negaron a atender sus llamadas y mensajes.

Desde el punto de vista de Rip, por más que su hermano tenía la mejor intención de extender una rama de olivo y perdonar a sus padres, que lo ignoren por completo era lo más sano para él y su nueva vida. Sus padres habían decidido hace muchos años que solo tenían un hijo, y que Rev jamás había existido.

Así que decidió no decir nada, mantenerse al margen y observar como la colisión de trenes se llevaba a cabo.

—¿Cómo se le ocurre vivir en este lugar tan ostentoso?— Protestó su padre de repente, señalando el edificio con indignación —¿Acaso piensa que voy ayudarlo a salir de esta deuda en la que se está metiendo?—

—Esto es excelente, podrías usar su deuda para obligarlo a volver a casa y representar a la familia— Harriet parecía estar tramando como manipular a Rev para que haga lo que ellos quieran, usando el dinero de la empresa familiar para hacerlo —Sabemos que está en quiebra, congelamos todas sus cuentas hace años y ningún banco le dará un préstamo—

—Excelente idea Harriet, la familia Runner tendrá como representante al correcaminos más rápido del mundo, mejor dicho, del universo— Ralph estaba saboreando el éxito antes de siquiera hablar con su hijo, basándose en información que poseía de hace un par de años atrás. Esto era muy malo para ellos, tanto para sus ambiciones actuales como para sus negocios.

—Finalmente ese niño melindroso servirá para algo— Su madre dijo esto exasperada, y se quedó mirándolo con cierta molestia —Rip, párate derecho, parece que te está creciendo una joroba—

—Ojalá— Rip se enderezó por pura inercia, y comenzó a seguir a sus padres hasta la entrada del edificio.

¿Por qué sus padres estaban aquí? Rip era consciente que el único culpable era el mismo Rev y sus amigos, salvando la ciudad cada semana de villanos desagradables y alienígenas belicosos, saliendo en todos los medios de comunicación 24/7. Pero también era culpa de su asesora de imagen, la que se encargaba de sus relaciones públicas, una influencer muy conocida y querida en internet. Gracias a ella, las personas adoraban el suelo que los Loonatics pisaban.

Es por eso que sus padres se enteraron de que Rev era el correcaminos más rápido del mundo, mediante un video de TikiToki™ de solo unos veinte segundos, que encontraron al azar en sus smartphones. Era ridículo que hayan obtenido semejante información de esta forma, siendo que hace dos meses atrás pudieron enterarse de todo, y no lo hicieron simplemente porque no deseaban hablar con su hermano.

Era dolorosamente estúpido, la vergüenza ajena que sentía Rip era apabullante.

Las puertas de cristal delante ellos se abrieron ante su llegada, y pasaron sin ninguna ceremonia al corredor. El asistente virtual los recibió, indicando con su voz mecánica que serían atendidos en el acto, y ofreciéndoles asientos cómodos para su uso, los cuales surgían de las paredes y piso, formando un diván muy mullido y lujoso.

—No pienso pagar por todo esto, desde ya te digo— Dijo su padre, ignorando el mullido mueble.

—Tardará años en pagarnos esta deuda, hasta podríamos escoger con quien casarlo— Harriet seguía especulando como manipular a su hermano financieramente. Era un tanto turbio, pero se habían acostumbrado a manejar este grado de violencia dentro de su familia, porque no había forma de comprobar ese tipo de abuso.

—Eso suena demasiado arcaico— Rip comentó con desdén, se sentó en el diván, mirando la pantalla de su smartphone, revisando sus redes sociales e ignorando a sus padres.

—No te sientes Rip, si lo haces, pensaran que eres un flojo— Protestó Ralph, tratando de acomodar su barriga para lucir más presentable.

—Como si me importara— Contestó Rip con voz plana.

—Bien como quieras, Rev nos hará caso en todo lo que le digamos a partir de ahora, puedes quedarte ahí y morir de flojera— Dijo su madre molesta con su actitud. El joven correcaminos no veía la hora de terminar con esta tortura y regresar al campus de la universidad.

—Como digas— Respondió Rip sin pensarlo. Esto era estúpido, tenía diecinueve años y lo trataban como un niño.

—No le respondas a tu madre…— La puerta se abrió de repente, y dejó la frase de Ralph a la mitad.

Rip vio llegar a Ace Bunny, el conejo más estoico que había conocido en su vida, y su modelo a seguir. Si él formara parte de la base de fanáticos que tenían los Loonatics, no tendría miedo de decir que era su favorito. Enfundado en su traje especial color negro, con protecciones en su pecho, brazos y piernas, para maximizar el combate cuerpo a cuerpo, y su mirada fría como el hielo, haría que cualquier persona se lo piense dos veces ante su presencia,

Pero ahora estaba con sus padres y de seguro iban avergonzarlo delante de su ídolo ¿Por qué Slam o Lexi no atendieron la puerta?

—¿Y quién eres tú?— Ralph miró a Ace como si fuera un bicho insignificante que aplastar, posiblemente porque era un conejo, y consideraba que los herbívoros y carnívoros no tenían personalidad más allá de las dietas que llevaban.

—Me llamo Ace, mucho gusto ¿A quién tengo el gusto de conocer?— La sonrisa afable del conejo hizo que Ralph dude un poco en su actitud altanera, y terminó presentándolos a él y a su madre, con cierta celeridad, indicando que deseaban ver a Rev.

Rip estaba a punto de tener un ictus. Ace no debería ser tan encantador ¿Por qué tuvo la suerte de verlo en persona justo con sus horribles padres, molestando y siendo desagradables? Para colmo, el conejo lo reconoció luego de escuchar con atención la petición de Ralph, porque le saludó con una enorme sonrisa, haciendo que las plumas de Rip se erizaran y su cara se encendiera de un intenso color rojo.

¿Sería correcto comenzar a golpear muy fuerte su cabeza contra la pared hasta perder la conciencia? Por supuesto que sí.

Entrar a la sala, tratando de parecer relajado y no decir nada estúpido, hizo que Rip no prestara atención a los planes de sus padres, ni a su entorno. Ace no parecía estar molesto con enseñarles el lugar, pero Ralph y Harriet declinaron su oferta. En cambio, el joven correcaminos estaba más que dispuesto a pasar tiempo con el conejo.

—Rev estará aquí en cuestión de minutos…— El conejo aclaró su garganta antes de continuar hablando. Rip supuso que su hermano estaba pasando tiempo de calidad con su novio, pero era divertido ver a alguien tan serio, intentar cubrir la intimidad de sus compañeros —…Está ocupado con nuestro científico en jefe, podrían esperarlo aquí si quieren—

Rip saludó a sus padres para acompañar a Ace al otro lado del enorme edificio, de seguro para ver la sala de entrenamiento y al resto del grupo. De reojo, vio que había alguien entrando a la sala, muy parecido al novio de su hermano, pero no pudo distinguir nada más allá de un largo abrigo negro.

Lo último que escuchó de esta persona fue una frase muy curiosa, carga de un tono demasiado irónico, y una risa un tanto extraña.

—…Y yo que pensaba que los pájaros dodos se habían extinguido—

(…)

Rev logró ducharse tan rápido como le fue posible, después de que Tech salió del baño, tratando de secar su pelaje húmedo. Los dos estuvieron teniendo relaciones hasta hace unos minutos atrás, aprovechando su día libre, pero no esperaban que sus padres vinieran a visitarlos. Tuvieron de armarse de paciencia hasta conseguir separarse, y arreglarse lo más rápido posible para encontrarse con los visitantes.

El correcaminos no tenía miedo de admitir que estaba muy emocionado por esto. Finalmente, iba a presentarles a Tech, comentarles de sus habilidades especiales, y su nuevo trabajo. Realmente quería hacer esto desde hace mucho, para finalmente hacerles saber que no les guardaba rencor. No iba a perdonarlos y aceptar el maltrato que sufrió, pero quería cerrar ese capitulo de su vida.

De seguro iban a quejarse de Tech, se lo advirtió muchas veces, pero el coyote no parecía tener problemas al respecto. Literalmente lidiaban con horrores cósmicos cada semana, y de vez en cuando con Susan y sus insultos al jugar videojuegos juntos. Su novio estaba demasiado seguro de que podrían lidiar con sus desagradables padres sin mayor problema.

—¿Me veo decente?— Dijo Rev luciendo su uniforme, el cual era completamente negro, exceptuando sus botas especiales color rojo, diseñadas por Tech para soportar la fricción al correr.

—Te veías mejor hace un momento atrás, pidiendo muy entusiasmado que te metiera mi…— No dejo continuar hablando a Tech, besando su sucia boca. Estaba seguro que esto era culpa de Susan de alguna forma, ella era una mala influencia en todo sentido.

—Compórtate, por favor— Rev pellizcó la mejilla del coyote, haciendo que este sonría dolorido.

—Lo siento, estaba bromeando— Tech tomó la mano que usó para pellizcarlo, y la beso con cariño —Vamos a ver a tus padres, y esperemos que no quieran visitarnos de nuevo—

—Ni que lo digas ¿Por qué crees que hayan venido? No parecían interesados en hablar conmigo cuando intenté contactarme con ellos—

—Tal vez fueron poseídos por un parasito alienígena que controla sus mentes, obligándoles hacer cosas en contra de su voluntad— Tech dijo esto con demasiada seriedad, y considerando la naturaleza de su trabajo, no le sorprendería que fuera el caso. Rev esperaba que simplemente estén de paso para verlo, y ya, pero iba a mentalizarse si fuera el caso.

—Esperemos que se vayan pronto, no quiero que se crucen con tu madre— Rev iba a trabajar con Susan esa tarde en el sistema de seguridad de la base, y esperaba aprender un poco más de ella, mejorando las defensas del edificio.

—Madre no les haría daño…— Tech lo pensó detenidamente, y cambio de opinión de inmediato —Pensándolo bien, hay que evitar que entren en contacto y reducir posibles traumas—

Rev estaba tranquilo al respecto. Faltaban horas para que Susan llegara, por lo que sus padres estaban a salvo, en la medida de que esta visita sea rápida.

Al bajar a la sala, notó que Zadavia y Slam estaban agolpados en una de las entradas, compartiendo un tazón de palomitas de maíz, observando atentamente los acontecimientos de la sala.

—Chicos ¿Qué está pasando?—

Zadavia se vio un poco culpable, sus mejillas se azoraron al ver a Rev como si quisiera ocultarle algo. Ella seguía viéndolo como una figura paterna, y no le gustaba decepcionarlo, pero intentó recomponerse para explicar lo sucedido.

—Susan y tus padres están interactuando…— Ella miró a Slam de reojo —…Creo que de manera civilizada—

—(Hasta ahora nadie ha perdido ninguna extremidad)— Comentó Slam con tono casual.

Rev un poco asustado se acercó a la sala, seguido de cerca por Tech. Susan notó que estaban llegando, y les saludó con una enorme sonrisa, aparentando inocencia mientras ocultaba su smartphone en los bolsillos de su abrigo negro.

—Chicos, es genial que estén aquí, Ralph y Harriet están tan felices por ustedes, que no veían la hora de felicitarlos— Ella habló de una forma tan dulce y amable, que Rev presentía que había pasado algo muy malo. Se giró para hablar directamente con sus padres —¿No es así?—

—Si, si, claro— Harriet estaba muy pálida, parecía que estaba a punto de desmayarse.

—E-estamos muy felices por ti, hijo— Ralph sonaba aterrado, como si hubiera visto su peor miedo manifestarse.

Rev suspiró resignado, estaba seguro de que Susan no le dirá que les hizo, pero necesitaba cerrar este capítulo de su vida con sus padres, y comenzó a explicarles que había pasado hasta ese entonces, expresando sus deseos de dejar el pasado atrás, y evitar verse de ser posible, para que él pueda sanar.

Por alguna razón estaban, de acuerdo con todo, pero no se quejó al respecto. Al menos Tech no tuvo que pasar un mal momento culpa de sus horribles familiares.

(…)

—¿Qué les hicistes?— Tech miró a su madre aterrado, cruzando los dedos para que no haya hecho nada ilegal que pudiera meterla en problemas. Ella le sonrió de forma extraña, como cuando ganaba una partida online de battle royale.

—Acabo de comprar todas las acciones de su empresa— Su madre le enseñó los datos de su smartphone, enseñándole como se convirtió en la mayor accionista de la empresa de los padres de Rev.

Tech entendió las implicaciones de aquella compra masiva de acciones, sintiendo que sería incapaz de explicarle a Rev como Susan estaba extorsionando a sus padres, para que se comporten de manera civilizada con él. Será una conversación desagradable, estaba seguro de eso, pero no iba a ocultárselo.

El coyote sabía que se arrepentiría de esto, pero debía preguntar.

—¿Qué estás haciendo para que se comporten?—

—Venderlas a menos de la mitad de su precio— Ella no parecía molestarle perder dinero, pero vender esas acciones tan baratas, era malísimo para cualquier empresa —Y si intentan cualquier cosa contra mí, haré que caigan en bancarrota—

—Eso es ilegal— Tech sabía lo turbio que era, pero Susan no parecía importarle.

—Es el mercado, oferta y demanda— Ella elevó sus hombros, como si no le importara lo que llegue a sucederle a los padres de Rev —Perdedores y ganadores, así se divide este mundo…—

Tech vio como los familiares de Rev estaban ansiosos por marcharse, casi escapando de la sala, con sus rostros pálidos por el miedo. Estaba preguntándose si debería sentirse culpable al respecto y detener a su madre, pero sabía muy bien como habían tratado a su novio en el pasado, toda la violencia que sufrió en su hogar y como ellos solo aparecieron para obtener un redito de su parte, ahora que era mucho más rápido.

—…Y los perdedores no escogen como morir— Respondió Tech con pesar.

—En efecto— Su madre le dio la espalda y se fue de la sala, para hablar con Zadavia y Slam, dejándolos solos a los dos.

—Esa visita fue rápida, Rip se ira más tarde después de pasear por la torre— Dijo de repente Rev.

—Seh, lo llevaré al campus cuando termine— Tech se ofreció ayudar al hermano de su novio, sabiendo que sus padres no le habían dejado un solo centavo para un miserable taxi.

—Gracias— La sonrisa de Rev iluminó su rostro, pero luego le miró con algo de preocupación —Dime la verdad, Susan está extorsionando a mis padres—

—Puede que si— Tech no iba a mentirle a su novio, aunque eso le trajera problemas.

Rev lo pensó un poco, y suspiró con una cierta expresión de alivio. Al saber la razón del extraño comportamiento de sus padres, le hizo sentir una cierta paz.

—Eso es bueno, pensé que me arrepentiría de no perdonarlos— Era triste que Rev haya creído por unos instantes, que sus padres estaban sinceramente apenados de sus acciones, pero por suerte no parecía sentirse abrumado por esto. Por ahora, debían conformarse de que hayan probado una cucharada de su propia medicina y escarmienten de una buena vez.

—¿Quieres comer algo antes de trabajar? De seguro estarás horas detrás de una máquina cuando comiences a programar— Tech decidió cambiar el tema, a uno más seguro, levantando la moral de su novio al respecto. La vida sigue y ellos tenían muchas responsabilidades.

—Si, amaré cualquier cosa que me prepares— Rev rodeó su cuello con un abrazo sin dudarlo, dándole un suave beso en la boca, que no tardo en volverse demasiado demandante. Al separar sus labios, Tech se quedó embelesado con la hermosa sonrisa del correcaminos, decidido a esforzarse cada día para que no la pierda.

Tan solo esperaba poder ver aquella sonrisa por el resto de su vida.

(…)

FIN