Chapter Text
Ekko debió saberlo en cuanto sus hombres se pusieron más rudos de lo normal, encontraron algo en la alcantarillas, algo como una rata escurridiza que amenazaba con volverlo loco. Apareció en el refugio encadenada desde los pies hasta el cuello, arrastrada como una bestia mientras que gritaba maldiciones; pudo ver en su rostro los puñetazos que le habrán propinado para atraparla. Todo en ello parecía tan lastimero y miserable como la locura que cargaba. Jinx estaba desquiciada, no era un secreto pero jamás pensó que sería tan tonta como vagar en su territorio.
—Hola, pequeño salvador… — Rió con una sonrisa burlona.
Powder hubiera llorado con solo encontrarse acorralada, si ella solía llorar mucho cuando la lastimaba. Ekko se aproximó mientras que los grandes sujetos hicieron que sus rodillas azotaran el suelo.
— ¡Dime una maldita razón para no matarte aquí y ahora! — Su voz era absoluta, tanto que hasta los niños sintieron miedo del líder de la pandilla.
—No la hay… — Lo dijo tan despacio que parecía como lo más cuerdo que había dicho en años.
— ¡Contesta! — Sujeto la cadena de su cuello, presionando su garganta.
Ekko miraba como Jinx se ponía morada, pero ella no hizo ningún ademan para suplicar por aire, sus ojos fucsia no delataron nada hasta que comenzaran a cerrarse. Entonces la soltó, dejándola toser para recuperándose a medias para de nuevo tomar la cadena de su cuello empujándola a seguirlo.
— ¡Yo mismo me encargare de ella! ¡Qué nadie se acerque a mi cuarto hasta mañana!
Los hombres de Ekko asintieron, nunca esperaron que tomara la justicia por sus propias manos como la tortura pero no dudaban que sería capaz. Pese al pasado que han pasado juntos, no había motivos para dudar de lo contrario a lo que dijo. Sin embargo Ekko tenía planes sumamente distintos, empezando con el hecho que no tenía planes y lo descubrió una vez la dejo colgada de manos en su propio cuarto mientras se sentaba de mala gana en su sillón favorito. Solo observando el desperdicio que tenía forma de mujer.
— ¿No me vas a hablar pequeño Ekko? — Dijo murmurando mientras lo miraba fijamente. — Tal vez te sintieras mejor si empiezo con un “lo siento” o dos. Uno por los atracos al contrabando, una por tus amigos, uno por los intentos de asesinato y uno especial por lo del puente… pero siendo justos tu solo recibiste heridas pequeñas mientras que yo moría…
Fue todo lo que pudo escuchar antes que le propinara un puñetazo al estómago de Jinx que la dejo regurgitar su saliva, Ekko ya había tenido lo suficiente.
— ¡Ni te atrevas a hablar de ti, cuando yo soy la persona a la que jodiste por tantos años! — Ekko tomo su mandíbula con fuerza para acercarla a su rostro.
—Pero quisieras joder a Powder, ¿verdad? — Preguntó seductoramente fuera de lugar en cuanto estuvo tan cerca para recibir la respiración de Ekko.
— ¿Por qué estás aquí, Jinx? — Preguntó empezando a tambalear su rudeza, empujo su cabeza fuera su vista.
—Tengo hambre— Divertidamente lamio sus labios. — Ya no tengo un hogar, sabes. Sevika no me quiere, Vi no me quiere y su noviecita de tul tampoco. Pensé que por los viejos tiempos podrías darme un refugio. Todo el mundo me odia ahora.
Tal vez una de las cosas que más que soñó Ekko en estos años desde que estuvo lejos de Powder, fue su redención, que venga arrepentida a sus brazos. Pero ahora sabía que eso era imposible, por el simple hecho que Powder estaba muerta y esto era tan solo una trampa de Jinx. Una trampa que no sabía cuál era el propósito, eso era lo que se limitaba a creer aunque su corazón crea lo contrario.
— ¿Viejos tiempos? — Lanzo una sonrisa sínica a la muchacha. — Yo recuerdo que Powder está muerta, tú la mataste. Tu y yo no tenemos viejos tiempos, solo aquellos amargos tiempos. No sé lo que quieres pero como yo lo veo mi venganza será ser mi saco de boxeo hasta llamar a Vi.
—Entonces hagamos nuevo tiempos.
Pero entonces las delgadas piernas de Jinx lo tomaron por sorpresa al abrazarlo en su regazo, no era fuerte no podría hacer un movimiento con las manos colgadas. Estaba aferrada como un paracito, pero de cierta forma no podía soltarse de su agarre que apegaban sus dos pechos uno contra el otro. Este demonio tenía el rostro de su viejo amor, tal vez Jinx era quien lo estaba torturando. Mirar el despojo semi humano de Powder, ver la degradación en sus ojos, ver que sus sueños eran aplastados sin remordimiento.
— ¡Déjame! — Dijo incapaz de empujarla lejos de él.
— ¿Por qué? Dije que tenía hambre, no serias tan desalmado para dejarme así. Se supone que como el mártir que eres deberías tener esperanza en mí, creer que tu pequeña Powder está contigo en vez de mí. Dale de comer al monstruo que tu amas.
—Era Powder a quien yo amaba. — Dijo con desesperación mientras que la mirada magenta lo hipnotizaba. — No eres Powder.
—Cree que soy ella esta noche.
Fue así como fue su primer beso, sus boca era pequeña pero que expulsaban veneno adictivo como el demonio y lo volvían vulnerable. Como un hechizo de ensueño, recuerdos vinieron a su cabeza como la primera vez que comenzó a ver sus labios como un perro sediento. El cómo trenzaba su cabello para que su hermana no tuviera que hacerlo, el sonido de su jadeo al correr de la autoridad y todo eso con el sabor de su legua en su paladar. Las manos morenas sujetaron sus mejillas, él era un jugador muy hábil pero ahora solo era un principiante dejándose llevar. Era tan delicada y letal que le asfixiaba aquella dualidad, porque tirarla como un ser humano no era posible. Se preguntaba si era justo, podría tratarla como un botín de guerra, como prisionera o como una cualquiera, todo eso era mejor que verla como Powder y que se le rompiera el corazón.
—No lo eres, no lo eres…
Suspiraba mientras volvía besarla con desesperación intentando olvidar como ella quien fue una vez, si no era Powder entonces esto solo era un intento de reemplazarla como lo dijo Jinx. Ya que el cuerpo que estaba tocando no era ella, aquel que empezaba a desear de formas que no quería. Podría a ver tenido esto de diferente manera, no sería así y aun así era la misma cosa lo que hacía que sus pantalones se sintieran cada vez más ajustados.
—Entonces dame lo que merezco. — Gimió Jinx tenerlo jadeando en sus labios.
—Te voy a hacer daño.
—Perfecto.
De pronto Ekko olvida quien es y se vuelve contra Jinx, aquella que lo seduce y no el fantasma que representa. Era cierto odiaba a Jinx pero era la única que le podía dar lo que quería en una forma retorcida de castigarla. Empezando por verla como un objeto con un fin, era mucho más fácil de esa manera. Pasaba sus manos en su pequeño short para acariciar sus piernas, perderse en su cuello que olía a grasa y caramelos, pero sobretodo besarla con los ojos cerrados. Pequeñas caricias que la chica le causaban cosquillas y encendía el ambiente. Jinx ya no tenía que poner todo su peso en sus piernas pues era Ekko quien la tomaba tan cerca su cuerpo. No pedía que la amara, solo quería sentir aquello una vez.
Jinx sintió su espalda azotar contra la pared más cercana antes de lo que pudiera gemir por su propio calor en sus pantalones y sentir lo mismo que su pareja por en seguida volvía a tener sus labios prisioneros. Jinx provocaba y Ekko respondía con el control que poseía, sus manos estaban en su cadera con el poder de moverla en el lugar perfecto para follarla encima de su ropa, humedeciendo su regazo. La chica parecía cada vez más asfixiada por lo besos que parecía haber dejado de disfrutar, pero no podía hacer una señal que no sea los escandalosos gemidos que excitaban más al moreno; en este punto cualquier sonido de sofocación parecía uno de placer. Vio una oportunidad de retomar aire al tener sus brazos rodeando su cuello pues sus manos aún se encontraban colgadas entre las cadenas.
Ekko tiró de sus trenzas como si fueran cuerdas para que Jinx mostrará su cuello, antes de que hiciera algo.
—No juegues conmigo, tú no vas echar esto a perder.
Jinx se retorcía contra su entre entrepierna, Ekko ya estaba harto de este juego de tira y afloja por lo que hizo un ademán para soltarla y ponerla sobre sus pies. Tomó sus cadenas y la empujó boca arriba.
—No es divertido si no puedo tocarte, amor. —Dijo melosamente, su sonrisa se esfumó en cuanto sintió el peso del hombre sobre su cuerpo para alcanzar a sujetar sus cadenas a los pilares superiores de la cama.
—No es divertido si recibo una puñalada en la espalda. —Respondió una vez que Jinx estuvo encadenada a su cama de forma que pudiera estar boca arriba o boca abajo dura te toda la noche.
— Entonces eres el único que puede quitarme la ropa, vamos. — Jinx mordió su labio mientras abría sus piernas mostrando la mancha de su excitación.
—Supongo que no hay opción.
Ekko se despojó de sus ropas a la vista de Jinx, ya no era un niño era un hombre, con músculos pronunciados pero de complexión delgada. Sus rastas blancas se movían al compás de sus movimientos al igual que la mujer no pudo evitar encontrar el camino a recuerdos dignos de este encuentro. Como la primera vez que se tocó pensando en él, era un reflejo porque cuando uno es adolescente amas a quién te ama. La razón que este aquí es esa, ella quería sentirse amada una vez, un capricho que terminó en calor sin darse cuenta y la terminación trayendo a sus brazos. Se sentía coqueta y sensual, pero no quería diversión de una noche, lo necesitaba a él.
Ekko tomó la cadera de la terrorista en sus manos, era pequeña. Ella vestía ese traje ridículo de bufón ensuciado por el sumidero y aun así era seductor. Desabrocho y quitó sus zapatos al ritmo que hacía caricias en su vientre entendiendo que además era delgada y muy poco desarrollada, puede ser un problema teniendo en cuenta su tamaño. Una vez que terminé debería llenarla de comida, como un animal de cría.
El infierno se desató en cuanto Ekko la despojó de sus pantalones cortos, Jinx hasta hora solo hacía albures y risitas molestas pero terminó cuando su dedo índice tocó su clítoris realizando círculos. Hasta su coño era pequeño y rosado con labios finos, dependiendo sus fluidos delicadamente.
—Deberías follarme de una vez, me aburres. —Tartamudeo sintiendo sus gruesos dedos acariciar toda su entrada
—Supongo que nunca lo has hecho, deberías saber que no estás lista. — Dijo con gracia. — ¿Eres virgen?
—Por favor Ekko somos adultos, no me des clases de educación sexual porque...
—Porque nunca la has tenido, no imagino a Silco diciéndote sobre las abejas y las flores.
— ¡Claro que si lo sé! … Pero nunca lo entendí.
—Bueno Pow Pow, solo digamos que tú eres la flor y yo la maldita abeja. — Ekko volvió a tocar entre sus delicadas piernas. — Pero no puedo hacer nada con tu flor sin que este... por decirlo de una manera lista.
—Es una maldita broma, sólo hazlo y déjame.
—No puedo hacer eso, hasta para ser una mujerzuela deberías saber lo que te conviene. —Ekko se divertía con la situación.
Él abrió sus piernas lo suficientemente para ver su pequeño coño mojado y pequeño, eso lo estaba quemando como el infierno. Jinx puede que sea una asesina pero jamás pensó que sería virgen. Como ella dijo, eran adultos y le emocionaba ser el que tuviera más experiencia en el tema.
Ekko prefería apegar su mejilla en su pubis, disfrutando de la temblorosa vagina contraerse contra él. Además de tener su primer beso junto, también debía dejar una buena impresión en su preparación. Un beso en sus labios inferiores y Jinx gritaba como si la estuviera matando, inevitablemente se comerías su coño, era demasiado tentador tomar sus fluidos en su boca. Afirmó que sería un problema lo estrecho de su interior, apenas tenía su lengua tratando de abrirse pasó. Jinx se retorcía con solo una lamida y convulsionada en cuando sintió como su clítoris era chupado y un dedo trataba de dilatarla.
—No puedes ni con mi boca, cómo esperabas tomar toda mi polla. —Ekko dejó lamidas efímeras tratando de desesperarla. — Al menos quiero que te vengas antes, al menos no dolerá tanto.
Jinx juraba que si ella está loca, Ekko era un jodido psicópata; quién pasaba de querer violarla a tratarla con delicadeza. Seguro que esa faceta de tipo rudo sólo era una máscara de él, porque su Ekko jamás le haría daño. Sólo lo dejo ser mientras moría con cada suspiro y gemido hasta soltar su nombre a tener su boca recibiendo y sus brazos empujándola contra sus besos húmedos.
— ¡Ekko!— Las cadenas resonaron, sí estuvieron libre seguramente hubiera agarrado su cabeza guiándolo a los lugares correspondientes. Pero solo estaba haciendo do un desastre mojado en su vagina sin orden.
—Ya estas cerca, cariño. Te necesito muy mojada para mí. —.Soltó el moreno con ternura.
Él siguió con su faena hasta volver a tocar su cadera, pellizcando en busca de algo hasta dar con su sujetador de cuero y lo encontró con sus pequeños pechos. Jinx no se dio cuenta hasta que su pecho se encontró desnudo frente a sus manos. Ekko lo apretó con fuerza cuando su vagina se volvía un desastre con sus labios. Sólo bastaba tomar su pechos lentamente para ella se corra por todo lo alto de su boca. Recibía ese fluido para encender su miembro y que esté totalmente duro.
— ¡Oh! — Eso fue lo único que Jinx pudo articular antes que su cuerpo se retorciera y dejara que él la llevara.
No podía hacer mucho más después de eso, a pesar de ser artificialmente bendecida; sus piernas se volvían pesadas y débiles. Pesé a eso, Ekko no la dejaba porque estaba saboreando su victoria. Era sensible en ese momento, por lo que tener a sus dedos trabajando en entrar y salir le resultaba como una tortura.
— ¿Ves? Ahora si puedo follarte. — Sus dedos hicieron una expansión en su entrada, no era ideal para su grueso pero ahora estaba lubricada. — Mira lo mojada que estás, sabes delicioso.
Jinx se aventuró a ver su parte inferior, roja, magullada y húmeda pero también la polla desnuda del moreno que asustaba con solo verla. Eran tres puños de largo y un buen grosor y se estaba frotando completamente duro contra su entrada.
—Oh Cariño, vas a hacer que te sientas muy bien.
El moreno dejó besos en sus costillas hasta llegar a sus pechos erectos por el frío y su propia excitación y su boca encontró otro órgano que chupar y lamer. Su pene se encontraba untando los fluidos de la chica quien apenas si podía responder con llanto por el pasado orgasmo.
Pero Ahora Ekko se estaba ocupando de sus bonitos pezones rosa, que le causaban ternura. Voluntaria o involuntariamente, su polla practicaba sus embestidas sobre el cuerpo de su amante. La golpearía profundamente, solo esperaba que pudiera soportarlo todo adentro. Terminó con sus senos una vez que Jinx apretó las piernas contra su cadera pata sentirlo mucho más cerca. Una lástima amaba morder sus diminutos pedazos de carne poco desarrollados.
— Seguro quisieras que sean más grandes. —Dijo Jinx completamente indefensa al estar encadenada.
Ekko apretó ambos pechos en sus manos produciendo un gemido femenino y agudo.
—No, me gusta tu cuerpo tal y como es.
Aquellas palabras calentaban su corazón tenuemente.
—Respira profundo... — Advirtió
Jinx lo hizo pero fallo al obtener la cabeza de su polla dentro de sus pliegues, era demasiado grande de lo que había imaginado. Al diablo era como un puño entero dentro de su vagina, solo que tenía una forma mucho más formada a su interior. Sólo era un cuarto de su polla pero era muy grande.
— ¡Maldita sea, relájate! —Gritó Ekko al acomodar sus caderas correctamente. — ¡Aprietas demasiado!
La chica empezaba a llorar, su vagina estaba mojada y lubricada pero aun así entraba con dificultad. Ekko extendía sus piernas para obtener mejor resultados pero solo podía sentir su polla ser estrangulada por el pequeña coño.
—Soy estrecha, tú eres demasiado grande. —Gimió llorando, incapaz de tocarme a sí misma.
—Solo respira, no pienso parar hasta follarte y terminar en ti.
Jinx de pronto sintió el shock de dolor suficientemente poderoso para hacer locuras, su teoría era cierta las voces se callaban cuando follaba. Pero ahora ella misma se decía que debía continuar, Ekko se tomaba su tiempo porque era ella, pero Jinx ya quería tenerlo todo y no era paciente. Con ese show de adrenalina logró que sus piernas empujaran las caderas del hombre provocando que la penetrara sin consideración, dolía y la desgarraba pero ahora engullía su polla codiciosamente.
—Flores y abejas... —Suspiro antes de ponerse a gritar y llorar frenéticamente.
— ¿Estas bien? — Preguntó al ver un hilo rojo saliendo de su vagina, pero pronto se recuperó al menear su cadera contra su polla. — Mierda.
—Supongo que ahora puede terminar tan profundo como quieras
—Debes estar desesperada por ser follada, ¿no? —Dijo moviendo su polla dentro de su vagina.
— Follame.
Pero Ekko se contuvo para sentir cada milímetro del interior se Jinx, era caliente, suave y apretado tanto que dolía. Adoraba desesperarla al mover su vientre hasta que ella imploraba que pare porque estaba expandiendo su interior. Sus paredes palpitaba en contra el vigoroso miembro que aplastaba todo a su paso.
Durante el tortuoso coito Ekko se detuvo solo un segundo en observar lo que sucedía alrededor. Empezando con Jinx y sus ojos cabizbajos disfrutando de su tacto, pero solo era como un deja vu de su encuentro en aquel puente. Ella aún tenía la sangre de las heridas en su cara, solo que ahora tenía satisfacción y las mejillas rosadas. Ekko todavía tenía la sangre de sus heridas en el labio que dejó al besarle.
Estaba follando con su enemigo y lo disfrutaba, siempre y cuando la esperanza de que sea Powder todavía esté en su cabeza. Porque sus besos lo encadenaban a él. Oh, no puede olvidar a esa niña mocosa que era la sombra de Vi; de la adolescente siniestra que se volvió o lo frágil que era. Ekko era esclavo de su propia esperanza.
Jinx lo vio en sus ojos cuando dejó de hacerla gritar, Ekko siempre sería suyo no importa quién fuera. Ella dejo de hacerse la tonta y en un movimiento sus dos manos se liberaron de los grilletes y acarició el rostro melancólico de su amante.
— ¿Powder? —Preguntó sin importarle que aún ella era un enemigo. Sólo veía el tenue azul que luchaba por salir del magenta.
—Pretendamos que sí.
—Extraño a la vieja tú.
Ekko lloro un par de lágrimas, besando las manos de Powder o la que fue. Trataba de no despertar de esa visión cuando comenzó a penetrarla lentamente la vez que ella se aferraba a su cuerpo como si se aferraba a la vida.
—Shh — Ella lo calmó con besos en sus mejillas mientras respondía a sus movimientos. — Se supone que tú debes hacerme llorar y no al revés.
—Powder, te amo tanto.
En ese momento Jinx deseo con todo su corazón ser Powder, ser amada como una triste niña débil y llorona.
—Y ella a ti, Ekko. — Finalmente Ekko despertó de su sueño y miró a Jinx como Powder de nuevo. Ignoró sus hematomas y parecía como la versión adulta de su dulce niña.
—Powder…
Ekko la besaba con la misma dulzura que soñó, Ekko no era ese ser de violencia era solo un chico de fuertes convicciones pero Jinx y Powder era algo que superaba todo en su cabeza. Tanto para engañarse, tanto para permitirse tener sexo con un enemigo en piel de oveja. Nada malo pasaba en su mente, ninguna razón para no follarla con dulzura mientras la escuchaba maullar su nombre alegremente con cada estocada. Hasta para Jinx el sexo parecía que encontró la respuesta para que las voces se callaran y sus pensamientos fueran más plenos. Ella lo estaba disfrutando, era lo mejor que le había pasado en el último mes después de explotar aquel zepelín. Jinx juraba que su cuerpo se sentía más vivo, podía sentir a Ekko entre sus piernas dándole las descarga de serotonina que necesitaba para mantenerse cuerda; pero se daba cuenta que no era suficiente para volverse loca.
—Más fuerte, hazlo más fuerte. — Lamio el oído de Ekko, endulzando su orden.
Recibió estocadas que golpeaban su vientre con más vigor, cada vez más fuerte como lo había pedido. Ella comenzó a gritar de gozo como si tuviera un ataque de nervios porque así fue, se estremecía y se volvía a retorcer entre sus piernas. Ekko apenas se dio cuenta cuando sus uñas desagarraban su espalda. Tampoco se dio cuenta cuando Jinx se corrió y pedía más y más.
— ¡Más duro, dame lo que merezco; salvador! — Dijo cuando en medio de sus besos con sus labios entre sus dientes. — Hazme daño como lo prometiste, ven aquí y destrózame.
Fue entonces que despertó de su sueño, aquel que planeaba después de esto reconsiderar sus sentimientos y despertar junto a Powder. Ekko de verdad pensaba que con esto estaba matando a Jinx del sistema de su chica, pero su locura envenena todo. Se dio cuenta en cuanto vio la cara de Satisfacción de Jinx ante sus duras penetraciones, de verdad disfrutaba que le hagan daño porque lo merecía. El muchacho recordó todo lo que Jinx le había hecho, cada bala y cada muerte y no podía perdonarla. El rencor se apodero de su cuerpo en furia. De pronto las manos de Jinx ya no lo estaba reconfortando, solo lo apretaban. Ella se dio cuenta de ese quiebre en cuanto el moreno la tomo de las muñecas para sujetarlas a los lados de sus cabeza contra la cama.
— ¡Tú, maldita rata! — Dijo dejando de penetrarla en un instante pero con su miembro aun adentro. Tenía una mirada de furia.
— Te dije que iba a fingir, soy la única que puede aceptar que me folles con el nombre de una chica en tu boca. — Dijo sensualmente jadeando. — Te dije que podías castigarme como tú quieras.
De pronto Jinx se movió por cuenta propia alrededor de su polla, alertando al moreno quien estaba a punto de terminar.
—Soy tuya esta noche y me estabas haciendo tuya hace un momento.
—Y te yo te dije que no juegues conmigo. — De pronto el agarre en sus muñecas se volvía más fuerte pero tenía razón.
Tenía a Jinx desnuda en su cama, por un segundo pensó en estrangularla; pero no pudo evitar besarla y volver a introducirse en sus suave y caliente interior. No se puede jugar, si no se sabe el nombre del juego y Ekko estaba ganando hasta ahora. Porque ninguna otra mujer le estaba dando todo este masoquista juego, jamás se había permitido volverse así de salvaje pero ahora Jinx rogaba que lo hiciera.
—De acuerdo tendrás lo que mereces, vuélvete una puta por mí. — Su voz era grave mientras dejaba una mordida en su cuello que hizo que lo apretara fuerte.
Luego de un dulce sueño de hacer el amor con su primer romance, llega la pesadilla retorcida que es follar sin ningún control. Los gritos de Jinx se oían hasta el otro lado de la puerta, re retorcía cual cuerpo electrificado, a veces había sonidos para que Ekko pare pero no hubo respuesta. Este solo obedecía a su subconsciente que era el deseo de placer y utilizar el cuerpo de Jinx para este motivo. Ya no se dejaba engañar por su mente, Powder y Jinx empezaron a difuminarse en la bestia que gritaba y lo excitaba de sobremanera. Pero sobre todo porque sentía que esta cosa los estaban matando cada vez más a él en una muerte placentera, sentía la misma culpa que Vi. Y hasta ahora que podía imponerse sobre ella lo entendía. Era culpable también de creación de Jinx y eso no se lo podía perdonar. Solo pensaba que esto podía recompensarlo un poco.
Solo sabía que la estaba matando cada vez un poco más y él como ella, que estaba duro y toda esa mierda se la estaba llevando alguien que lo pedía a gritos hasta llenarla. Porque Ekko acertaba en cada embestida hasta el límite, la tomaba de las caderas mientras ella apenas podía apretar las sabanas.
Jinx recibió la esencia de Ekko en su interior, aquella sensación viscosa y caliente lo hacían que pierda la cabeza en cuanto este se corrió. Otra cosa que le dijo Silco no le dijo sobre las flores y las abejas era la parte en la que eso se relacionaba con bebes. Ekko tuvo otra toda antes de caer rendido sobre el cuerpo de Jinx. Su polla estaba tan blanda y cansada que se quedó adentro mientras Ekko aprovechaba para degustar sus últimos deseos sexuales en sus pechos pequeños.
—Me aplastas. — Fue lo único audible luego de que dejara de gemir, ella tenía la voz ronca—
—Así no escaparas. — Ekko solo cerraba los ojos esperando dormir.
—Fue bonito, pero no pienso quedarme.
Ekko bufo frustrado y amargado, arrastro su cuerpo dándole a Jinx un susto antes de volver a poner grilletes en sus muñecas.
—Tú no irás a ningún lado. — Recalco molesto en su cara. — Eres menos peligrosa mientras yo pueda verte.
—No puedes encerrarme para siempre.
—Bueno, lo que hicimos tampoco era tan seguro.
—No lo sé de qué hablas.
—Estaba muy concentrado en cogerte, pero me arriesgare a decir que me corrí adentro. — Entonces Jinx aprendió como se hacían los bebes y sintió pavor. — Si quedas embarazada entonces te quedarías encadenada a mi cama por el resto de tu vida.
— ¿Y si no?
—Entonces te quedaras hasta que lo estés. — Declaró mirándola completamente.
—Que injusto, Ekko. — Dijo con rabia, olvidando que él era más pesado. — No puedes recuperar a tu familia conmigo. ¡No puedes obligarme a cumplir tus fantasías patéticas! ¡No soy Powder!
—Lo sé pero para mí es justo y eso es lo único que importa.
Jinx trato de liberarse sin saber que Ekko la mantenía en un bucle temporal cada vez que lo intentaba, noche tras noche hasta que se rindió y trato de ser buena para su nuevo jefe en busca de algo de dinamita. Ninguno de los dos quiso esto, pero simplemente sucedió.
Jinx no estuvo activa por al menos un par de semestres. Piltover y Zaun descansaron de la terrorista por un tiempo.
