Actions

Work Header

Multiverso Carmuel

Summary:

En múltiples universos una historia de amor se repite.

Chapter 1: Compartiendo vivienda

Chapter Text

Guzmán y Marina Nunier siempre fueron bromistas. Esa era su diversión. Molestaban a los demás o entre ellos y se divertían. Las bromas de ellos dos eran una constante que sus familiares y amigos debían tolerar. Ser amigo de los hermanos Nunier podía ser un fastidio y dos de sus amigos más cercanos lo entenderían pronto.

 

Carla Rosón Caleruega estaba dando los primeros pasos hacia la independencia. No era raro dado que tenía veinte años. Estaba en el tercer año de la carrera de abogacía. Sus notas eran sobresalientes y todos le auguraban un futuro prometedor. Trabajaba medio tiempo en un bufete de abogados donde adquiría experiencia para su futuro desenvolvimiento profesional y eso ella lo disfrutaba. El problema es que no pagaban muy bien y si trabajaba jornada completa le dificultaba sus estudios. Necesitaba dinero extra para solventar los gastos del departamento en el que vivía y con sus ingresos no era suficiente. Claro, existía la posibilidad que recurriera a sus padres y ellos la ayudarían pero eso invalidaría el objetivo de Carla de buscar la independencia.

El departamento era en realidad propiedad de su madre y dejó que Carla se fuera a vivir sola allí, lo que fue todo un tema dado que Carla siempre fue la hija única, mimada y sobreprotegida de sus padres. El trato al que llegó con sus padres es que le regalarán el lugar cuando termine sus estudios. El trato no era malo pero el problema es que Carla quiso vivir desde antes la experiencia de dejar el nido e irse a un lugar que aún no le pertenece. Teo y Beatriz aceptaron que su hija se marchara y no aceptara la ayuda de ellos pero solamente si no compartía el lugar con un chico. Eran algo anticuados e ingenuos pero ponerle esa condición a su hija les dio cierta seguridad. Para Carla no era un problema dado que cuando pensó en ir a vivir sola no tenía la idea de compartir domicilio con nadie. Pero cuando se dio cuenta que las cuentas por pagar eran más abultadas que sus cheques tuvo la idea de tener una compañera de piso. Pensó que no le sería difícil conseguir alguna chica universitaria que busque donde quedarse. Si compartía el lugar con una chica no molestaría a sus padres.

Su primera compañera de piso fue su mejor amiga Marina. Pero no duró mucho dado que Marina quedó embarazada de su novio Nano y decidieron irse a vivir juntos.

La siguiente fue otra amiga de Carla, Rebeka. Estudia abogacía como Carla y son grandes amigas pero la convivencia se hizo insoportable dado que Rebeka es desorganizada y desordenada y Carla tiene una obsesión con el orden y la limpieza lo que llevó a bastantes enfrentamientos entre ellas. Decidieron que por el bien de su amistad que mejor no vivieran juntas.

La tercera fue una neurótica chica llamada Cayetana con la que en un principio se llevó bien. El problema se dio cuando esa muchacha comenzó a llevar a su novio Polo al departamento y el muy imbécil demostraba abiertamente que le gustaba Carla, quien se sentía incomoda con esa situación. Pero en vez de enojarse con su novio por coquetear con su compañera de piso, Cayetana se enojaba con Carla a quien acusaba de buscar a su novio. Las discusiones llegaron a un punto en que la única solución posible era que Cayetana se fuera. Eso no impidió que Polo siguiera escribiéndole a Carla hasta que ella lo bloqueó.

Carla estaba desesperada porque no quería recurrir a tener que pedirles ayuda a sus padres porque lo sentía como admitir una derrota. Sin embargo ninguna candidata a compartir el departamento la convencía.

La estaban visitando sus amigos de la infancia los Nunier. Carla los conocía desde que tenía memoria. Estaban tomando un café mientras Carla contaba sus problemas. En eso a Guzmán se le ocurrió una idea.

-Ya sé que puedes hacer. Mi amigo Samuel está buscando donde quedarse. Estudia medicina, es de nuestra edad y tiene que dejar el lugar donde está porque el dueño del lugar pondrá el departamento a la venta. Él es perfecto.

Marina estuvo de acuerdo con la idea. Su embarazo ya de 7 meses le molestaba bastante.

-Si Carla, Samu es genial, es el perfecto compañero-apoyó Marina.

-No lo conozco como para meterlo a mi casa pero aunque lo conociera no lo haría porque es un chico y eso me traería problemas con mis padres-dijo Carla con contundencia. Además Carla consideraba que era mejor vivir con otra mujer. Considera que ellas son más ordenadas y respetuosas.

Guzmán se desanimó ya que quería que su mejor amigo encontrara pronto un lugar al que ir.
En ese momento a Marina se le cruzó una idea por la cabeza.

-Pero con Samu no tendrás problemas-dijo con seguridad-dado que no creo que él moleste a tus padres.

-¿Por qué lo dices?-preguntó la rubia. A Guzmán también le dio curiosidad porque su hermana decía eso.

-Porque Samuel es gay-dijo Marina lo que casi provoca que Guzmán se ahogue con su café-así que tus padres no se preocuparán porque suceda algo con él.

Carla miró a Guzmán como buscando una confirmación de su parte.

-Sí, definitivamente Samu es gay- dijo Guzmán tratando de no reírse.

Eso pareció calmar a Carla y les dijo que le pasaran su teléfono al muchacho así conversaban.

Mientras Marina y Guzmán salían del departamento de Carla, el rubio dijo:

-¿Sabes que en el infierno existe un lugar reservado para nosotros específicamente?

Marina sonrió.

-Mejor-dijo-no me gusta hacer fila.

 

Samuel García Domínguez estaba desesperado por encontrar donde vivir por lo que cuando su mejor amigo Guzmán le dijo que una amiga de Marina buscaba un compañero de cuarto se alegró mucho. Además, convenientemente, el lugar quedaba a medio camino entre la universidad y su trabajo. Estaba feliz de poder vivir en ese lugar.

-Sin embargo-dijo Guzmán-hay un pequeño detalle. Ella es muy quisquillosa con respecto a quien deja vivir con ella y contigo ha hecho una excepción dado que no quiere vivir con chicos.

-¿De qué hablas Guzmán?-preguntó Samuel en estado de alerta.

-Le dijimos que eres gay-dijo el rubio con una enorme sonrisa en el rostro.

-¡¿Qué?!-los ojos de Samuel eran como platos- Estás demente Guzmán. Yo no soy gay.

-Ya lo sabemos Samu-dijo Marina que hasta ahora había estado callada pero aguantando la risa-pero era una condición para que ella acepte vivir contigo. No es la gran cosa.

-¿Qué no es la gran cosa?-se quejó el castaño-debo mentir sobre algo tan básico en mi vida y dices que no es la gran cosa.

Marina quería tranquilizarlo pero encontró más divertido reírse del muchacho.

-Tranquilo Samu-dijo Guzmán-tu vida no cambiará en nada. Lo único que tienes que hacer es decir que eres gay si ella te lo pregunta y no llevar ninguna chica al departamento cuando ella esté allí. No tiene que verte follando con un hombre para que le creas.

-Sí, pero no podré llevar chicas-eso era lo que Samuel más lamentaba. Que la gente creyera que es gay le daba igual.

Eso hizo reír a Guzmán.

-Sabemos de lo loquitas que son tus hormonas Samu-dijo Marina con humor-pero necesitas urgente donde vivir y creo que no tienes muchas opciones. Además el lugar es perfecto para ti.
Las ventajas superan a los inconvenientes.

Samuel inspiró y suspiró con teatralidad.

-Está bien-aceptó-llamaré a esa tal Carla y me mudaré con ella.

Dicho eso se fue hasta su habitación para hablar a solas con ella mientras Guzmán y Marina se quedaron en la cocina del actual departamento de Samuel. Guzmán bebía una cerveza y miraba en la dirección en la que su amigo se había marchado a hablar por teléfono.

-¿Qué crees que hará cuando vea que va a vivir con una rubia hermosa que parece una diosa y que no puede hacer nada con ella?-preguntó Marina con curiosidad.

-Va a querer matarnos-dijo el rubio con mucha diversión-o querrá matarse él.

 

La convivencia entre Carla y Samuel era realmente perfecta. Aprendieron rápido como llevarse bien. Samuel era ordenado y muy limpio lo que encajaba con lo obsesivo de Carla y además sabía cocinar, único aspecto doméstico en el que la rubia flaqueaba (de hecho su comida fue considerada veneno por Guzmán, Marina y Rebeka en una ocasión). Este aspecto era mejor desarrollado por el castaño quien preparaba unos macarrones que hacían flipar a la rubia.

Sabían llevarse bien y eran bastante conversadores entre ellos. Carla le contaba como amaba la abogacía y que en un futuro tenía planes de especializarse en derecho penal. Samuel hablaba sobre cómo le apasionaba la medicina y que ser cirujano pediátrico era su sueño.

En un momento Carla le preguntó a Samuel si de verdad era gay (como queriendo convencerse a sí misma) y él respondió que sí. Cuando se lo contó a Guzmán, este sugirió llamar a Ander, un amigo de ambos, y decirle que se besara con Samuel frente a Carla para convencerla mejor. Samuel no le habló a Guzmán por dos días después de esa broma.

Sin embargo, la convivencia entre ellos era toda paz y armonía.

 

Carla Rosón Caleruega se estaba volviendo loca. Si, loca. La señorita témpano de hielo estaba derritiéndose y el culpable era ese muchacho de cabello castaño y ojos marrones que todas las mañanas la saludaba con una ladina sonrisa y que por las noches conversaba con ella mientras cenaban y la hacía reír con sus bromas tontas.

Al principio solo vio cómo eran compatibles en la convivencia y eso la puso feliz pero con el tiempo comenzó a notar otras cosas que realmente la estaban desequilibrando.

Quiere ser pediatra. Será un doctor que adora a los niños ¿Es una broma? Es básicamente un afrodisiaco andante para mujeres.

Claro, los gays del planeta estarán contentos que a Samuel García Domínguez le gusten los hombres, pero eso no debe poner contentas a las mujeres. Por lo menos Carla no estaba contenta.

No era justo para ella convivir con un hombre que le gustaba tanto y saber que jamás sucederá nada con él. Irónicamente no hubiera querido vivir con él por ser heterosexual y ahora lo que la atormenta es el hecho que sea gay. Es un chico hermoso y sexy al que no puede tener pero que la tienta todo el tiempo.

Cuando va a darse una ducha se pasea desnudo con una toalla atada a la cintura. ¿Es necesario que el cosmos la castigue así? No es exageradamente musculoso pero se nota que hace ejercicio y su cuerpo se encuentra perfectamente tonificado.

Las hormonas de Carla estaban en ebullición. Solía mirarlo cuando practicaba box en el balcón y golpeaba a un contrincante invisible. Lo hace sin camiseta y el sudor hace brillar su torso bronceado. En una ocasión llamó a sus amigas y compañeras de estudio Rebe y Lu solo para que las tres estuvieran viéndolo hipnotizadas.

-¿Cuándo te lo vas a follar?-le preguntó Rebe a Carla.

-Es gay. Follarlo no es una opción-dijo Carla de mal humor.

-A mí eso no me importa-dijo Lu-de hecho, eso lo hace más atractivo.

Carla miró a Lu como si se estuviera volviendo loca.

-¿Qué?-dijo Lu-no me digas que nunca tuviste la fantasía de ser la primera mujer de hombre gay o ser la mujer que lo haga cambiar de bando.

-¿Crees que se pueda?-preguntó Carla. Estaba perdiendo la cabeza para ese punto.

Decidieron irse a tomar algo antes que Samuel se percatara que ellas lo observaban ejercitarse.
La idea de Lu de intentar algo con Samuel había quedado en la mente de Carla. Pero si lo hacía y el la rechazaba sería muy humillante. ¿Qué hacer?

Y no es solo que Samuel fuese atractivo. Era considerado, inteligente y divertido. El compañero ideal. El compañero ideal que jamás la tocaría. Vivía con el hombre perfecto y a él le gustaban los chicos. Carla era la mujer con menos suerte del mundo.

En una ocasión salió de su habitación para, en teoría, ir a la cocina por agua sabiendo que Samuel estaría ahí pero fue en ropa interior, solo para ver si le provocaba algo. Samuel la saludó cuando ella entró pero siguió atento a su teléfono mientras desayunaba y no le puso gran atención.

Eso desilusionó a Carla y aun así seguía sintiendo atracción por ese hombre. ¿Qué debía hacer? Se estaba volviendo loca. Debía hablarlo con alguien. Quizás con Marina.

 

Samuel García Domínguez estaba perdiendo la cabeza. Fingir ser gay ya no le parecía algo malo. Al fin de cuentas eso no dañaba a nadie y le consiguió un buen departamento. Eran solo ventajas ¿No? Claro que no.

El problema radicaba en que vivía junto a la rubia más sensual del planeta y no podía hacer nada al respecto porque ella debía creer que a él le gustan los hombres o sino no tendría donde vivir.

¿Era necesario semejante martirio? Carla era la mujer más hermosa que había conocido. Esos ojos verdes lo hipnotizaron desde que la vio por primera vez. Ese cuerpo se había convertido en una secreta obsesión que solo podía expresarlo en su mente.

Guzmán le había sugerido que llevara chicas al departamento en los horarios en los que Carla no estuviera o que las llevara a otro lado pero hasta eso ya le parecía inútil dado que ahora todas las demás mujeres eran poca cosa en comparación con Carla.

Dios lo había puesto en el paraíso pero lo había atado a un árbol para que solo pudiera mirarlo pero jamás disfrutarlo.

Y no es solo una tensión sexual suprema el problema, sino que realmente disfruta de pasar tiempo con ella. Le gusta prepararle macarrones y ver como ella los saborea. Disfruta charlar con ella y preguntarle como estuvo su día o contarle sobre el suyo. Le gustaba Carla Rosón pero para él es territorio prohibido. Está viviendo la fantasía de cualquier hombre pero de una forma cruel y retorcida. Incluso ella se pasea en ropa interior delante de él. ¿De verdad? No puede una mujer así pasearse delante de un hombre y seguir como si nada. ¿Acaso no sabe lo que provoca en los hombres? “Claro, soy gay. No me provoca nada” pensó Samuel irónicamente y de mal humor.

Quizás deba conversarlo con alguien y que le de otra perspectiva del asunto. Eligió llamar a Guzmán.

 

Guzmán iba a cenar con su hermana Marina y el novio de ella. Mientras Nano fue a comprar la comida los hermanos Nunier charlaban sobre distintos asuntos.

El teléfono de Marina sonó y vio que tenía una llamada de Carla.

-¿Carla? ¿Sucedió algo?-preguntó Marina preocupada.

-No, tranquila. No es nada malo-decía Carla con timidez- es que quería charlar contigo algo sobre Samuel.

-¿Charlar sobre Samuel?-dijo Marina en voz alta lo que captó la atención de Guzmán.

Sin decírselo a Carla, Marina puso el altavoz para que su hermano pudiera escuchar.

-Sí, es que-decía la rubia dubitativamente-no sé. Estoy algo confundida. ¿Realmente Samuel es gay?

Eso sorprendió a los Nunier.

-¿Por qué lo preguntas?-quiso saber Marina.

-Él me dijo que era gay cuando nos conocimos pero…es tan…está tan…-decía Carla con un nerviosismo atípico en ella.

Guzmán estaba rojo por tratar de aguantarse la risa. Marina trata de controlarse un poco más ya que ella era la que charlaba con Carla.

Era el paraíso de Marina y Guzmán. A Carla le gustaba un hombre que ella creía gay.

-Explica mejor que no te estoy entendiendo-dijo Marina que en realidad entendía todo.

-¿No existe la posibilidad que Samuel esté confundido o sea bisexual?-preguntó la rubia con una infantil ilusión.

Para ese punto Guzmán se limpiaba las lágrimas que salían de sus ojos.

-Puede ser-dijo Marina juguetonamente-hoy en día esas etiquetas no significan mucho. ¿Por qué lo preguntas Carla?

-¡Por nada!-dijo Carla alarmada-por nada. Debo irme, en otro momento te llamo. Adiós Marina.

-Adiós amiga-dijo Marina fingiendo inocencia.

En ese momento amos hermanos estallaron en carcajadas. No planearon esto y fue la mejor broma de sus vidas.

En ese momento sonó el teléfono de Guzmán que al ver que la llamada era de Samuel le hizo señas a su hermana que hiciera silencio y puso el altavoz.

-Samu, tío- saludó el rubio- ¿Qué cuentas?

-Oye-parecía incómodo- quería hablarte de Carla.

-¿Carla? ¿Qué sucede con ella?

-Estaba pensando… ¿crees que ella se molestará si le hago saber que no soy gay?-Marina puso los ojos como platos.

-¿Y porque se lo contarías?-quiso saber Guzmán aunque ya presentía por donde iba el asunto.

Samuel tardó unos segundos en responder.

-Es que…tu sabes que no me gusta mentir…y me llevo tan bien con ella que creo que saber la verdad no afectará nuestra convivencia-decía con nerviosismo-creo que quizás no le molestaría saber que soy hetero ¿verdad?-esa última pregunta fue casi un ruego.

Ahora era Marina quien hacía esfuerzos por no soltar una carcajada que delatara su presencia. Guzmán quien volvía a llorar por tanto contener la risa al fin contestó.

-No lo sé Samu, podría enojarse por el engaño. Tú sabes cómo son las mujeres. Mejor que las cosas sigan como están-dijo Guzmán en tono solemne.

-Ah, claro-dijo Samuel con decepción- quizás tengas razón…¿pero no crees que quizás se alegre de que soy hetero?

-¿Por qué se alegraría?-preguntó Guzmán con picardía.

-No, por nada-dijo Samuel de repente-debo irme. Adiós.

Y colgó la llamada de repente.

-A Carla le gusta Samuel-dijo Marina divertida.

-A Samuel le gusta Carla-agregó Guzmán.

-Ella cree que él es gay-dijo la pelirroja.

-Él tiene miedo de decirle que es hetero- dijo el rubio.

En ese momento las carcajadas de los Nunier alcanzaron decibeles inhumanos. Se contorsionaban de la risa y no podían contener las lágrimas que salían de sus ojos.

En ese momento Nano entró con una pizza y se sorprendió de ver a los Nunier tan divertidos.

-¿Qué es tan gracioso?-preguntó.

-Que nos iremos al infierno algún día-respondió Guzmán.

Chapter 2: LAS CHICAS DE ANDER

Chapter Text

Samuel sabía que la idea de Guzmán era solo el producto de la culpa. No tenía sentido dado que él no le hizo nada. Pero Guzmán había tenido siempre la pésima costumbre de cargar con las culpas de Marina. Si Marina rompía el florero de la sala, la culpa era de Guzmán por no haberla controlado que ella no corriera por la sala. Si Marina se emborrachaba en una fiesta la culpa fue de Guzmán por no vigilarla. Y ahora volvía a ser lo mismo. Si Marina le fue infiel a Samuel con su propio hermano, Guzmán se siente culpable por que fue él quien más alentó esa relación en el pasado.

Samuel no culpaba a Guzmán. Él no tiene la culpa que la maldita de Marina decidiera cagarse en cinco años de relación y que como cómplice eligiera al bastardo de Nano. Guzmán no debía cargar con las acciones de Marina pero era algo que el mejor amigo de Samuel había decidido hacer. Quizás esta vez se debía a que sentía vergüenza de lo que su hermana le hizo a su mejor amigo siendo que Samuel fue siempre un novio ideal.

A pesar de eso Samuel no podía más que querer aún más a su mejor amigo. Adoraba que sus intenciones sean tan buenas. El problema eran los métodos. Samuel estaba triste por la traición de Marina pero no estaba seguro si visitar prostitutas sea la solución como Guzmán y sus amigos sugerían.

Era normal que tras tener el corazón roto uno necesitara buscar la atención de alguien más, sentirse deseado, querido o simplemente buscar placer de forma fácil. Samuel entendía esas motivaciones pero de verdad sentía que no conseguiría pasarla bien. Estuvo con Marina 5 años de su vida y 5 años es mucho tiempo cuando se tienen 23 años.

Conoció a Guzmán en la universidad de Yale. Ambos estudiaban leyes y eran extranjeros allí. Las casualidades de la vida hicieron que los únicos españoles que allí estaban se hicieran amigos. Allí también estaba Marina estudiando arquitectura. Fue amor a primera vista y por cinco años estuvieron juntos hasta hace 10 días en que Samuel descubrió la infidelidad. Y así, una relación que cruzó el Atlántico para instalarse en España y que siempre se prometió amor eterno se terminó. Y no solo eso. Finalizaron los vínculos comerciales entre amas familias, Samuel decidió no volver a hablar más con su hermano lo que rompió el corazón de su madre Pilar y angustió tremendamente a su padre. Por su lado Guzmán tuvo una terrible pelea con su hermana. Su situación no era sencilla dado que de un lado tenía a su hermana y del otro a su mejor amigo. Y aunque Guzmán solía ceder a las peticiones de Marina, en esta ocasión decidió ignorarla cuando ella le solicitó que hable con Samuel para que puedan reconciliarse. Claro que Guzmán ama a su hermana pero ¿Qué clase de arpía engaña a su novio con su hermano? Así que esta vez Guzmán apoyó la decisión de Samuel.

Pero aunque Samuel estuviera decidido a quitar de su vida a Marina y a Nano eso no significaba que ya estuviera bien. Estaba triste y Guzmán estaba decidido a ayudarlo. Claramente el castaño no estaba listo para una nueva relación seria, es decir habían pasado solo 10 días. Tampoco funcionaría que fuera a un bar e intentara conquistar a una chica al azar dado que si bien Samuel era apuesto, inteligente y divertido, también era tímido y en este momento su autoestima estaba por el suelo por lo que no funcionaría eso.

Entonces, a Valerio se le ocurrió la idea: una prostituta. La solución era perfecta, o al menos lo parecía. Sexo con una chica linda pero sin compromisos ni con la presión de tener que conquistarla. A Samuel le parecía raro. No estaba ideológicamente en contra de pagar por sexo. Cada quien era dueño de pagar o cobrar por sexo si así lo deseaba. Para Samuel eran decisiones personales carentes de una carga moral. El problema era que nunca lo había hecho. Carecía de experiencia en esas cosas. Con 23 años solo había tenido sexo con dos mujeres en toda su vida. Una fue Ari su novia de la secundaria con quien fue feliz durante 3 años pero ambos decidieron terminar su relación tras ir a universidades en distintos países. Y la segunda fue Marina y así terminó todo.

Sus amigos tenían más experiencia en este tipo de asuntos. Valerio, Cristian y Guzmán eran hombres de la noche, de la fiesta. Polo era tan tímido y tradicional como Samuel pero fácilmente influenciado por los demás por lo que lo arrastraban a cualquier locura que los demás decidieran.
Eran jóvenes, profesionales, todos provenientes de familias acaudaladas ¿por qué no disfrutar? Al menos ese era el argumento de Valerio.

Pero todos sabían que Samuel no haría cosas como subir a su auto una chica que encontrara parada en una esquina.

-No haremos tal cosa Samu-dijo Valerio con una sonrisa-si alguien nos ve en ese tipo de situaciones podría repercutir en nuestras familias y tendríamos problemas. No buscaremos chicas en la calle ni en internet ni nada de eso. Iremos a un sitio muy específico.

-¿De qué hablas?-preguntó Polo preocupado. Era normal que el asunto de las prostitutas ponga nervioso a Polo. Sus madres son dos lesbianas influyentes y conocidas activistas feministas y si su hijo era descubierto solicitando servicios sexuales eso podría traerles más de un dolor de cabeza.

-Tengo el contacto de un tipo llamado Ander que regentea a chicas de primerísima calidad, hermosas, refinadas. Son las mejores según me han dicho y todo se hace en la intimidad. Sin testigos, cámaras ni esas cosas- explicó Val-solo accedes al número de Ander si otro cliente te lo da. Es un servicio muy exclusivo y caro.

Samuel supuso que para Valerio lo más importante era la privacidad dado que era hijo de un diplomático y no quería escándalos.

Samuel conocía a Cristian desde la escuela secundaria. Guzmán era amigo de Polo desde la infancia. Cuando Guzmán y Samuel volvían de los Estados Unidos cada verano por vacaciones, los cuatro muchachos se reunían y así se formó un grupo muy unido. Luego conocieron a Valerio en un club y así quedó conformado el quinteto.

Eran tan amigos que cuando supieron por lo que estaba pasando Samuel sabían que debían hacer algo. Claro, unas horas de sexo no solucionarían la vida de Samuel pero al menos por un momento el castaño se olvidaría de sus problemas y disfrutaría y como amigos era lo que podían hacer por el ahora. Primero le prestaron el hombro para llorar, luego se emborracharon junto a él para desahogarse y ahora le buscarían un poco de diversión.

Iban todos en el automóvil de Valerio para la residencia de Ander. Estaba en las afueras de Madrid por lo que no verían a muchas personas.

-¿Por qué no fuimos a beber algo antes de ir?-preguntó Polo sentado en el asiento trasero del automóvil detrás de Valerio.

-Son las reglas de Ander-explicó Valerio-No quiere que los clientes lleguen ebrios a su casa. Podremos beber allí pero tampoco demasiado. Según él es una forma de evitar posibles problemas. Llegamos-anunció Valerio con alegría.

Samuel miró por la ventanilla. Era una elegante casa de dos pisos en un terreno muy extenso. Cubierto de árboles y si mirabas desde la distancia no podías distinguir la casa. El lugar era elegante y aislado. Hasta ahora concordaba con lo que Valerio había contado.

Samuel creyó en un principio que solo él estaría con una chica pero sus amigos también iban a disfrutar de los servicios de las chicas de Ander. Aunque Valerio nunca había venido antes se había propuesto averiguar bien todos los detalles antes de traer aquí a sus amigos.

Ander había aclarado ciertos puntos además de no beber antes de llegar al lugar. Estarían un total de tres horas. El servicio era exageradamente caro pero prometía que las chicas eran hermosas. De hecho, Ander no contrataba a cualquiera. Todas sus empeladas eran generalmente estudiantes universitarias o muchachas que no aparentaran dedicarse a la prostitución. Según él esto gustaba más a los clientes. Tenía una política de cero tolerancia hacia las faltas de respeto o agresiones hacia sus chicas (esto hacía que muchas quisieran trabajar para Ander). Solo se admitía un máximo de cinco clientes por noche. Un cliente podía estar con más de una chica a la vez si pagaba la tarifa correspondiente pero una chica no podía estar a la vez con más de un cliente a la vez. El uso de métodos anti conceptivos y de prevención de enfermedades era obligatorio. Y solo podías estar con ellas mediante un turno previo, jamás podías ir de imprevisto.

Lo cierto es que Ander era buscado por todo tipo de mujeres para trabajar con él por como cuidaba a sus chicas. Las protegía y respetaba como nadie. Además que con él se ganaba más dinero que con otros. Además, al ser gay no tenía interés en sacar provecho de las chicas que para el trabajaban. Si un cliente era mal educado o agresivo con una chica era expulsado y no se le permitía volver a la casa. Las chicas no trabajaban fuera de la casa nunca. De esta manera Ander podía intervenir si surgía algún problema.

Cuando los cinco muchachos salieron de su automóvil un hombre vino a recibirlos.
-Mucho gusto-dijo el muchacho-mi nombre es Omar. Por favor acompáñenme.

 

Carla estaba terminando de maquillarse frente al espejo. Pronto llegarían los clientes de esta noche y según Ander esta noche las cinco chicas estarían ocupadas.

-Son cinco pijos según me dijo Omar-contó Rebe mientras se rizaba las pestañas.

-Nuestros clientes siempre son pijos-dijo Lu de mal humor-si no lo fueran no podrían pagarnos.

-Aquí están los vestidos-dijo Nadia al entrar a la habitación. Ella ya llevaba puesto el suyo.

Ander solía proporcionarles un vestuario similar a todas. Esta noche, todas vestirían ajustados vestidos de fiesta pero todas con colores diferentes.

Nadia quien ya estaba con su vestido verde les fue dando su traje a cada una. A Carla le tocó el rojo. A Rebeka el violeta. Cayetana el negro. A Lu le tocó el azul.

-Gracias Nadia-dijo Lu-y pareces un pistacho.

Carla se rio de la broma y siguió con lo suyo. Todos sabían que Lu necesitaba hacer bromas para lidiar con la incertidumbre de ver a nuevos clientes. Podrían ser, como ya había sucedido otras veces, que fueran arrogantes, violentos, prepotentes. Claro, si se portaban mal Ander no los admitiría nuevamente, incluso ya se había usado la violencia para sacar a clientes que se portaban mal pero aun así era desagradable cuando sucedía y alguien nuevo era potencialmente todas esas cosas.

Carla quería dejar de dedicarse a la prostitución. Solo lo hacía para terminar de pagar sus gastos universitarios porque su beca era una mierda y no le alcanzaba para nada. Tuvo suerte de conocer a Ander y tener este trabajo donde ganaba bien y la cuidaban pero no pensaba dedicarse a esto mucho más. Estaba en su último año de universidad y una vez que tuviera su título en psicología y consiguiera trabajo, dejaría este mundo.

Además no le solían caer bien sus clientes. A la mayoría los detestaba. Más de una vez le pasó que estuvo con un hombre que días después lo encontraba por la calle con su esposa y sus hijos. Carla encontraba eso detestable. Ella vivió de primera mano lo que las infidelidades le provocan a una familia y detestaba que los hombres aparentaran una cosa de día y fueran otra por la noche. Aun ahora recordaba las peleas de sus padres y como su padre se fue de la casa cuando Carla era una niña porque su madre había descubierto una aventura.

Además, algunos clientes no estaban bien de la cabeza. Una vez uno llamado Yeray se “enamoró” de Carla. La llamaba, la buscaba y le ofrecía regalos. Le ofrecía ir a su casa pero eso estaba contra las reglas de Ander por lo que Carla no aceptaba. Carla llegó a sentirse acosada por ese hombre hasta que descubrió que tenía novia y lo amenazó con contarle todo a su novia si no la dejaba en paz. Cuando se enteró Ander decidió borrar a Yeray de su lista de clientes. Las chicas de Ander eran hermosas y sofisticadas pero estar con ellas llevaba un precio que no era solamente económico. Había reglas y una conducta que seguir. Carla pensaba que no estaba mal trabajar en un lugar así hasta que pudiera valerse como psicóloga dentro de unos meses. Y, aunque detestó a la mayoría de los clientes que le tocó, le gustaba estar con las otras chicas, entre las cinco se cuidaban y Ander y Omar siempre las trataban tan bien.

Tras unos golpes en la puerta Ander ingresó a la habitación que las chicas utilizaban como vestidor.

-Chicas-dijo el jefe-llegaron los clientes y hay uno para cada una.

 

El muchacho llamado Omar le había servido whisky a cada uno mientras esperaban a las muchachas. Samuel pensaba que todo esto no tenía sentido. Creía que no lograría hacer nada por el simple hecho que no tenía ánimos.

Samuel no pagaría. Era un regalo de sus amigos pero el castaño consideraba que estaban perdiendo su dinero. Además empezaba a sentir que no era algo que ellos hacían por él sino algo que él hacía por ellos. Realmente consideraba entrar a la habitación con la chica y por tres horas no hacer nada. A ella le pagarían igual y el no perdería su dinero y cuando saliera le haría creer a sus amigos que se había divertido como nunca. Pero Samuel se sentía como un tonto por no querer follar con otras mujeres dado que ahora Marina debe estar follando con Nano probablemente.

En ese momento llegó un muchacho joven de cabello castaño con un pendiente en una oreja.

-Buenas Noches, soy Ander. Las chicas estarán pronto con ustedes. Ustedes son 5 y ellas también. Pueden elegir a la que deseen e ir a las habitaciones. Si gustan pueden quedarse un poco por aquí bebiendo un poco más. Las reglas de comportamiento no creo que sean necesario de repetir dado que ya se las hice saber cuándo se contactaron conmigo. Si cumplen con su parte les aseguro que pasaran una gran noche.

Samuel se esperaba un tipo que les dijeran que podían hacer cualquier cosa con las chicas mientras pagaran pero Ander se encargó desde un principio de imponer orden.

-Bueno Samu-dijo Guzmán-como tú eres el cliente honorifico de hoy podrás escoger primero a la que más te guste.

-Me da igual-dijo Samuel con aburrimiento-elijan a la que quieran y yo me quedaré con la que quede.

En ese momento se abrió la misma puerta por la que Ander había entrado y entraron las chicas, al menos cuatro de ellas. Al menos Valerio no mintió en que eran hermosas. Parecían refinadas y muy educadas. Todas usaban el mismo diseño de vestido pero se diferenciaban en el color. Pero aunque fueran hermosas Samuel seguía con su plan de en realidad no hacer nada. Decidió entretenerse observando la situación. Polo parecía tímido y desorientado. Valerio tenía la sonrisa de oreja a oreja. Cristian miraba a todas las mujeres y parecía un niño en una tienda de dulces que nos abe que elegir. Por el contrario Guzmán tenía la vista fija en la muchacha de vestido verde.

-Bueno-dijo Ander-les presento a mis chicas. Aunque falta una.

-Ya estoy aquí-dijo una voz desde la puerta-me demoré con el maquillaje.

La muchacha que había entrado al último impactó a Samuel. Vestía de rojo con una cola de caballo dorada que caía por su espalda. Samuel sabía que todas esas chicas eran hermosas pero esta les ganaba a las demás sin problemas pensó. Su porte era más altivo que las otras. Sus ojos eran verdes y penetrantes. Su seguridad se plasmaba no solo en su caminar sino también en su mirada la cual podría hipnotizar e intimidar a cualquier hombre.

Mientras Omar les servía un trago a las chicas Ander se dedicó a presentarlas.

-Caballeros, ellas son mis chicas. Aquí la muchacha de verde es Mina.

Samuel vio como Guzmán continuaba con la vista en esa muchacha y sabía que la elegiría. Quizás era por sus rasgos palestinos. Sabía que a Guzmán le gustaba lo “exótico”. La muchacha saludó con educación pero inexpresiva.

-Esta es Claudia-presentó Ander.

Era la más alta de todas y llevaba un vestido violeta. La muchacha se limitó a solo mover la cabeza. Sus ojos azules eran hermosos.

-Ella es Georgina- dijo Ander y señaló a una rubia de vestido negro.

Era bonita sin duda pero parecía más tímida que las otras. Samuel observó que Polo se había fijado en Georgina y en la de vestido rojo. No era una novedad que Polo prefería a las rubias pero
Samuel tuvo miedo que eligiera a la de rojo.

-Aquí tienen a Dana-continuó Ander y señaló a la muchacha de vestido azul.

-Hola-dijo ella escuetamente. A diferencia de las demás Dana no disimulaba su fastidio. Samuel notó que a Ander no parecía importarle esa actitud de su empleada y vio que a Cristian y Valerio tampoco. ¿Por qué tenía amigos tan raros?

-Y por último-finalizó Ander- ella es Ester-y presentó a la rubia que había captado la atención de Samuel.

“Ester”. El nombre quedó grabado a fuego en el cerebro de Samuel. De repente sintió que ya no tenía deseos de pasar una noche aburrida.

 

Carla observaba a los clientes de esta noche. Tenía que admitir que eran guapos y, hasta ahora, bien portados. Pero ahora se repartirían a las chicas como si estuvieran jugando lotería. Los muchachos hablaban entre ellos como tratando de decidir.

-Quiero a Mina-dijo un joven rubio y alto casi de inmediato.
Nadia sonrió y dejó su copa sobre la mesa.

A sus amigos pareció causarles gracia que el rubio decidiera tan rápido.

-No pierdes el tiempo Guzmán-dijo un muchacho de cabello negro y ojos azules.

Nadia se acercó al joven que llamaron Guzmán y lo tomo de las manos con delicadeza y lo condujo hacia las habitaciones. Antes de salir Guzmán les brindó una sonrisa a sus amigos y desapareció.

Carla se sorprendió que Nadia fuese la primera escogida. Siempre se ve tan seria y respetable que muchas veces intimida a los clientes.

Se preguntaba quien la elegiría a ella. Si tuviera que escoger sería a ese muchacho bajito de cejas pobladas y ojos marrones. Es lindo y parece un tanto más tímido que el resto. El problema de Carla es que ella no elige al cliente sino al revés.

-Y dime Ander-dijo el único de los muchachos que no tenía acento español-¿Cómo te aseguras que los imbéciles no se pasen de listos con las muchachas?

-Cada habitación tiene un botón de pánico. Si una de mis chicas lo presiona Omar y yo intercederemos y sabemos muy bien cómo poner en su lugar a los gilipollas-explicó Ander sin entrar en detalles.

Carla recordaba como en una ocasión un sujeto llamado Phillipe se puso violento con Cayetana en la habitación y cuando Ander y Omar se percataron entraron a rescatarla. Sacaron al sujeto de la habitación y en el jardín le dieron una paliza. Ambos sabían pelear muy bien.

-Además, nuestra amiga Claudia sabe boxear y poner en su sitio a los idiotas-agregó Lu.

-¿Sabes boxear?-le preguntó el chileno a Rebe.

-Digamos que sé defenderme-dijo Rebe mientras levantaba su copa de whisky-y a mis amigas si es necesario.

Eso, lejos de intimidarlo, pareció ser lo que el joven quería escuchar.

-Entonces ya decidí-dijo el chileno-quiero a la guerrera.

Eso le causó gracia a Carla y también a Rebe quien se reía pero fue y abrazó al muchacho y se fue rápidamente con él a su habitación. Generalmente los hombres se intimidan ante mujeres tan imponentes como Rebe pero este chico encontraba eso algo atractivo. Quizás estos chicos no fueran unos tontos pensó Carla.

-Idiotas-dijo Lu en lo que ella creyó que era voz baja pero todos la escucharon.

Ander golpeó su frente con la palma de su mano. De las cinco, Lu era la que siempre ocasionaba más problemas.

-No te equivocas-dijo el muchacho llamado Cristian-soy un idiota. El más grande de todos. Y por eso te elijo a ti.

Los otros dos muchachos estallaron en carcajadas. La cara de Lu mostraba total perplejidad.

-¿Me quieres a mí?

-¿Qué puedo decir?-preguntó Cristian-me fascinan las mujeres malhumoradas.

Sin esperar la reacción de Lu se levantó del sillón, la tomo de la mano y se la llevó por la misma puerta que se habían marchado antes las otras parejas.

Los dos muchachos que quedaban parecían ser los más tímidos del grupo pensó Carla. Estaba el que ella elegiría y uno nervioso de ojos azules.

El castaño no dejaba de mirarla pero no tomaba la iniciativa de reclamarla. Eso confundía a Carla. Hasta que lo escuchó hablar.

-Escoge Polo-dijo-ambas son rubias, como te gustan.

El muchacho llamado Polo deslizada nerviosamente su mirada entre Cayetana y Carla. Mientras Cayetana le sonreía con ternura, Carla lo miraba inexpresivamente como retándolo. Y eso pareció tener el efecto deseado.

-Me gustaría estar con Georgina-dijo Polo. Carla se dio cuenta de lo nervioso que era el muchacho y supuso que si lo intimidaba con su mirada el escogería a la dulce Cayetana, o Georgina como la conoce él.

-Ven cariño-dijo Cayetana-sígueme por aquí.

Lo tomó de la mano y lo condujo a su habitación

Carla miró al muchacho que quedaba. Sin duda es el que ella elegiría si la situación fuese al revés pero él jamás la escogió a ella aunque nunca dejó de mirarla. Ahora sonreía como un niño.

-Supongo que te quedo yo-dijo Carla (quien para ese extraño era Ester).

-En realidad, yo soy el que sobró y te toqué a ti-respondió-Soy Samuel. Un gusto Ester.

-Encantada cariño-le dijo Carla.

No le dio la mano como las otras chicas hicieron sino que simplemente caminó sin voltear ni una vez para ver si él la seguía. Era un juego de poder. Si volteaba perdía y a Carla le gustaba ganar.

Hipnotizado por el andar felino de la rubia y olvidando su corazón roto por un momento, Samuel la siguió.

 

Llegaron a una elegante habitación. La cama tenía sabanas de seda roja que Samuel pensaba que combinaban con el vestido de Ester.

Vino solamente para conformar a sus amigos pero esta chica lo tenía hechizado. Trataba de no perderse en la fantasía, de recordar que solo era un negocio, que ella lo seducía por dinero pero la atracción que Samuel sentía lo hacía olvidarse de todo. No le importaba que fuera una prostituta, que el rompiera con Marina hace muy poco o lo que sea. Solo quería sentir a esa mujer como suya por unas horas. Pero no estaba seguro que unas horas lo conformaran. Quería hacerla suya pero sabía la verdad, que en esta habitación él era de ella.

-Y dime Samuel, ¿Qué hace un chico apuesto y con dinero como tú necesitando pagar por sexo?-dijo Carla-las chicas deberían andar detrás de ti.

Cuando lo dijo se sentó en la cama y cruzó las piernas y ligeramente se inclinó hacia atrás, como si estuviera en una reposera. La pregunta, su postura, su gesto. Todo en ella tenía un aire de control y algo de burla. Dominaba la situación y si bien a muchos hombres no les gusta sentir que una mujer tiene control sobre ellos, a Samuel no le importaba en absoluto. Estaba embriagado por la confianza que esa chica exhalaba. Trató de componerse para responder.

-No estoy aquí porque no pueda conseguir una mujer-dijo con toda la seguridad que pudo fingir-mis amigos creyeron que debía divertirme después que mi novia rompiera mi corazón.

Carla había llegado a la conclusión que los hombres no solo pagaban por sexo sino también la fantasía. Querían sentir que seducían a la mujer, que podían conquistarla. Pero Carla veía en Samuel algo distinto. Era pragmático pero no por eso dejaba de ser pasional. La miraba con deseo pero no parecía ser un deseo animal que una vez satisfecho y descargada las frustraciones no quedaran nada. No, Samuel tenía un deseo autentico, profundo. Sufría sin duda pero eso no era el motor de su libido ahora.

Samuel deseaba a esa mujer. Tenía un fácil acceso a ella si así lo quisiera pero sentía que simplemente tirarse sobre ella en la cama no lo iba a satisfacer para nada. Necesitaba algo más de ella.

-¿Cuál es tu nombre real?-preguntó de repente.

Eso sorprendió a Carla. No muchos adivinaban que Ester no era su auténtico nombre. No era difícil de imaginar que ninguna de ellas tenia de verdad el nombre con el que Ander las presentaba a los clientes pero ningún cliente se molestaba en pensar en esa posibilidad.

-¿Cómo sabes que no me llamo Ester?

Samuel vio en su cara perplejidad y respeto. Al fin las cosas sucedían como él quería.

-Es lógico de suponer-dijo como si nada-dado que es posible que no quieran ser reconocidas en la calle. Un alias soluciona muchas cosas. Todas ustedes usan nombres falsos. Valerio me explicó que Ander no contrata a cualquier chica. Todas son educadas y cultas. Muchas son estudiantes universitarias. Lo que significa que piensan en su futuro y si así es no quieren que sus nombres reales se asocien a la prostitución. Además, al cliente también le es útil dado que así mantienen una distancia con ustedes y no se arriesgan a que estas diversiones interfieran con su vida cotidiana.

Carla sonrió e inclinó su cabeza ligeramente a la derecha.

-Es cierto, Ester no es mi nombre real. Ninguno de los nombres que escuchaste esta noche es real. Pero no te diré mi nombre. Ander nos lo prohíbe. Pero acertaste en todo lo que dijiste.

-¿No me dirás tu nombre real?-preguntó Samuel. No entendía por qué para él era tan importante. Quizás sabía que en esa habitación todo era algo pasajero y su nombre sería algo que siempre llevaría con él. Sentía que necesitaba más de ella que solo su cuerpo porque aunque fuera la mujer más hermosa que había visto en su vida ese hecho flaqueaba ante su inteligencia, su misterio.

-¿Sabes?-dijo Carla-generalmente los clientes no esperan tanto como tú.

-No es falta de deseo si eso es lo que insinúas.

¿Eso insinuaba? La idea molestaba a Carla. Nunca le había pasado con un cliente antes pero quería que Samuel la deseara, necesitaba sentir que ella era la mujer que él quería en la cama.

-Da igual-dijo ella-fingido desinterés-es tu dinero el que se pierde.

Samuel se sentó en la cama junto a ella. Se acercó y miró sus piernas, su escote. Sus ojos verdes que lo miraban con firmeza. La deseaba como nunca deseó a otra mujer. Teniéndola tan cerca Samuel se dio cuenta que aunque le pagaran por esto, la situación se había transformado. No solo deseaba su cuerpo, sino también sus ganas. Se acercó aún más a ella pero muy despacio pero nunca llegando a besarla porque quería que ese paso lo diera ella. Puso sus labios muy cerca de su oído.

-Mis amigos pagan-el cálido aliente de Samuel despertaba todas las terminaciones nerviosas de Carla-yo no pierdo nada.

Carla no lo soportó más.

-Quiero que me folles-le dijo. Samuel sonrió.

-Eso quería escuchar-dijo el castaño.

Y lo hizo. Por tres horas ella fue suya y él de ella. Tenía hambre de esa mujer como no la tuvo de ninguna. Ella gozaba de verdad con él y no fingiendo como solía hacer con los clientes. La tensión previa fue tanta que cuando sus pieles hicieron colisión solo pudo darse una onda expansiva de deseo y lujuria.

Perdieron la cuenta de cuantas veces lo habían hecho pero estaban exhaustos. Abrazados en la cama charlaban de cosas que daba igual si fueran serias o triviales porque lo importante era la cercanía entre ellos. En un momento alguien golpeó la puerta y se escuchó una voz que hablaba desde fuera.

-Samu-era Guzmán-la terminaron las tres horas, debemos irnos. Te esperamos afuera en el automóvil. Solo faltas tú.

Samuel no respondió ni Guzmán se detuvo a esperar una respuesta. Samuel comenzó a vestirse evitando mirarla porque sentía que si la miraba sería capaz de volver a la cama con ella para siempre y matar a quien viniera a buscarlo. Por su parte Carla no quería que él se fuera y perder su cálido contacto le estaba doliendo.

Una vez vestido Samuel se dispuso a marcharse pero el impulso le ganó, se dio la media vuelta y besó a la rubia que en unas horas lo había vuelto loco. Ella se sorprendió pero sabía que ese beso era el regalo final que él podía darle antes de marcharse. Ahora se sentía en deuda. Ella también debía darle un obsequio de despedida.

-Mi nombre real es Carla.

Chapter 3: La cuarta es la vencida

Chapter Text

Guzmán y Lucrecia eran una pareja que en general se divertían mucho. A sus 25 años llevaban 3 años juntos y aunque eso no es mucho en estos tiempos tan veloces se puede decir que son toda una vida. Se querían mucho pero su pareja tenía un único problema. No tenían otros amigos que estén en parejas. Eso los frustraba un poco porque querían tener parejas amigas. Claro, habían tenido citas dobles antes pero siempre se dio que ambos solo eran amigos de uno de los de la pareja invitada y eso les molestaba. Querían simplemente ser amigos de otra pareja.

Lamentablemente para ellos todos sus amigos eran o solteros o estaban junto a alguien que a ellos no les caía bien.

Pero mientras más lo pensaban más se convencían que no podían ser cualquiera. Y por eso cada uno se dispuso a buscar pareja a sus respectivos mejores amigos. Guzmán se había propuesto en buscarle una novia a Samuel, su mejor amigo, y esta chica debía ser amiga tanto de él como de Lu. Por su lado, Lu quería que su mejor amiga Carla dejara de ser soltera. Entonces se propusieron encontrar pareja a cada uno de ellos y buscaron en sus repertorios de amigos.
Por suerte, tenían material con que trabajar. Tanto Carla como Samuel eran buenos partidos para cualquiera. Ella era hermosa, astuta y misteriosa. Trabajaba junto a su padre en su bodega de vinos que en pocos años heredaría. Él era apuesto, tenaz y transparente. Trabajaba como abogado en una prestigiosa firma legal que seguramente en algunos años lo harían socio. Eran básicamente la mujer y el hombre ideal y por eso debían conseguir partidos a su altura pensaban Guzmán y Lu.

Así, pusieron manos a la obra y comenzaron la cacería.

 

El primer pretendiente para Carla fue Polo, un amigo de Guzmán al que conoció en la universidad cuando ambos estudiaban arquitectura. Los presentaron cuando Lu organizó una cena. Al principio todo pareció bien entre ellos. Carla y Polo mostraron una buena química y por un tiempo se siguieron viendo. Sin embargo Carla decidió terminar la relación porque en un punto se dio cuenta que la aburría estar con Polo porque el muchacho ponía a la rubia en un pedestal, siempre sintiendo que debía rendir pleitesía ante ella. A Carla no le gustaba sentirse por encima de nadie, quería un hombre que la viera como una igual y como una compañera. Carla terminó con Polo y al muchacho le costó mucho aceptarlo pero la rubia fue contundente.

 

La primera pretendiente que le presentaron a Samuel fue Marina, la propia hermana de Guzmán quien por muchos años vivió en el exterior y ahora había regresado a Madrid. La joven pareja congenió casi desde el primer momento. El espíritu rebelde de la pelirroja encajaba con la timidez del castaño de una forma extraña. La relación avanzó y Lu y Guzmán pensaron que habían dado en la tecla con esta unión. Sin embargo había dos factores con los que no contaban. En primer lugar con que Marina le sería infiel a Samuel con Nano, el hermano de Samuel. El segundo factor es que Samuel tenía tanta dignidad que tajantemente terminó la relación sin ninguna posibilidad de reconciliación.

 

El segundo pretendiente de Carla fue Christian a quien Lu conocía por un club que solían frecuentar. Al principio el muchacho conquistó a Carla con su sentido del humor pero con el tiempo eso terminó por cansarla ya que eso no disimulaba que él era un interesado y un inculto. Tampoco ayudó que a él solo le interesara el dinero, la ropa y los eventos de la elite. Era tan superficial como otros hombres en su vida solo que sin dinero. A Carla no le costó terminar con él.

 

La segunda pretendiente de Samuel fue Rebeka. Es la dueña del gimnasio al que asiste Guzmán con quien el rubio logró llevarse muy bien. Si bien la chica no era del todo del agrado de Lu, la mexicana pensó que podría hacer buena pareja con Samuel. Y al principio así fue. Eran bastante parecidos en ciertas cosas como en que eran personas sencillas que tenían que moverse en ambientes snob por sus trabajos. En lo que más coincidían era en burlarse de los pijos a los que conocían y casualmente Lu y Guzmán eran blancos frecuentes de esas bromas. Pero a pesar de la química entre ellos lo que tenían no resultó. Samuel sentía que faltaba entre ellos esa chispa especial que sientes con alguien con quien realmente quieres estar. Por suerte, Rebeka sintió lo mismo y terminaron su relación al poco tiempo de mutuo acuerdo. De hecho se volvieron amigos y Rebe le enseñó a boxear en su gimnasio.

 

El tercer pretendiente de Carla fue un muchacho llamado Yeray que era inversionista en unos negocios del padre de Lu. Con este muchacho Carla no pudo ni siquiera sentir una química inicial como con los anteriores. Era un aburrido millonario que pensaba que su dinero le daba acceso a todo, incluyendo a Carla, y que solo la quería para mostrar al mundo entero que tenía a una hermosa rubia junto a él. Carla no tardó y cansarse y dejarlo.

 

La tercera pretendiente de Samuel fue Ari a quien Guzmán conocía porque fue su novia antes que este saliera con Lu. Siguieron siendo amigos y el rubio le propuso conocer a su amigo Samuel. Si bien la muchacha atrajo a Samuel desde lo físico, poco a poco se fue espantando de ella porque le recordaba mucho a Lu. Amas eran pedantes, groseras y clasistas. Samuel tenía claro que esas eran el tipo de mujeres que le gustaban a Guzmán pero no a él y tras una penosa pelea terminó con ella.

 

Entonces Lu y Guzmán tuvieron que rendirse. Ya no sabían que mujer presentarle a Samuel y qué hombre presentarle a Carla. Ambos eran demasiado quisquillosos cada uno a su manera.
Guzmán y Lu decidieron darse por vencidos.

 

Llegó el cumpleaños número 26 de Guzmán y Lu le organizó una gran fiesta con todos sus amigos. Incluso asistieron al evento Polo, Marina, Ari y Rebeka. Aún faltaban algunos invitados más por llegar.

 

Cuando Carla llegó saludo al cumpleañero inmediatamente y luego se puso a charlar con su mejor amiga.

-¿Y Darling?-preguntó Lu-¿ves a alguno que te guste?

Carla puso los ojos en blanco.

-Lo que menos quiero esta noche es conocer a un hombre, especialmente si está relacionado contigo o Guzmán. Con tres desastres es suficiente.

Quizás en otro momento Lu se hubiera ofendido por eso pero la experiencia le enseñó que lo que Carla decía era cierto y que lo mejor para ella era conocer a alguien que no se vinculara ni con ella ni Guzmán para nada. Ya había aprendido que no debía involucrarse en la vida amorosa de su amiga.

 

-Que no Guzmán-dijo Samuel molesto-no quiero que me presentes más chicas.

-Vamos Samu, mira todas las chicas lindas que hay aquí. Y todas son mis amigas o de Lu.

Samuel ya estaba fastidiado. No quería saber más con mujeres relacionadas con Guzmán o Lu.

-Guzmán, no insistas ¿tres fracasos no son suficientes?-dijo el castaño exasperado.

Guzmán no insistió más. Tenía que admitir que las estadísticas no estaban de su lado en estos momentos.

 

Carla estaba fastidiada. No solo tuvo que soportar las tonterías de Lu, sino que además algunos chicos intentaron coquetear con ella y ya estaba cansada, y para rematar tuvo que soportar ver y hablar con Polo con quien se sentía incomoda con él desde la ruptura.

Se acercó a la barra y se sentó y le pidió un shot de tequila al barman. Notó que junto a ella había un muchacho de cabello castaño alborotado y cejas pobladas. Sus ojos eran marrones y sus pestañas eran inhumanamente largas. Era guapo pero parecía estar de mal humor.

-¿También tienes una noche de mierda?-preguntó Carla pero no por coquetear sino porque se identificó con el mal humor que el chico parecía tener.

-Si no fuera porque Guzmán es mi mejor amigo me hubiera marchado hace mucho tiempo-dijo y le dio otro trago a la cerveza que tenía en su mano. Cuando la miró vio que era una hermosa rubia de ojos verdes.

-Estamos en la misma situación-dijo ella con aburrimiento-Lu es mi mejor amiga. Un gusto, soy Carla.

Le tendió la mano y el tardó en responder.

-Samuel-dijo él ligeramente interesado-Y no creo que tu noche sea más de mierda que la mía.

Ella le dio una sonrisa petulante.

-¿De verdad?-dijo ella- dime eso cuando en esta fiesta coqueteen contigo un montón de perdedores y peor si uno de ellos es un molesto ex novio.

Eso le sacó una carcajada.

-¿Solo uno?-dijo él con arrogancia y buen humor- Yo tengo aquí a tres ex novias, incluyendo a la hermana de Guzmán que me fue infiel con mi propio hermano.

-De acuerdo, tu ganas-dijo ella que pensó en sentir pena de él pero al ver que el asunto parecía más fastidiarlo que entristecerlo decidió no sentirse mal-lo siento.

Eso lo hizo reír.

-No lo sientas.-dijo el castaño-esto me enseñó una valiosa lección. Esas tres ex novias me las presentaron Guzmán y Lu. Ya entendí y no vuelvo a dejar que me presenten a nadie.

La rubia abrió los ojos como platos.

-¿eso es cierto?-Samuel asintió. A Carla la hizo feliz ver que no era la única a la que Guzmán y Lu habían jodido- porque ese ex novio mío que también está aquí también me lo presentaron ellos. Y otros dos más que afortunadamente no están aquí.

-Wuau-dijo Samuel- Guzmán y Lu nos fastidiaron tres veces a cada uno-eso la hizo reír-brindo por nuestros mejores amigos.

Ella miró al castaño y sintió que por alguna razón no quería dejar de mirarlo.

-Brindo por nuestros amigos-dijo ella y él notó que estaba paralizado ante esos ojos verdes.

 

Lu y Guzmán habían dejado de bailar y querían ir a la barra a pedir unos tragos. Mientras se dirigían allí vieron algo que los dejó estupefactos. En un rincón del club estaban Carla y Samuel besándose.

-¿Ves lo mismo que yo?-dijo Lu.

-Samu y Carla, eso es extraño-dijo Guzmán.

-¿Por qué nunca se nos ocurrió presentarlos?-dijo Lu indignada-es decir, él es tu mejor amigo y ella mi mejor amiga.

Guzmán lo pensó un poco y llegó a una conclusión.

-Creo que será mejor si nosotros no hacemos nada.

Lu estuvo de acuerdo.

Chapter 4: DIVORCIO

Chapter Text

Para todo el grupo fue como un balde de agua fría en la cara sin previo aviso. Que Guzmán y Nadia se separaran después de tantos años juntos, lo superaron. Las constantes separaciones y reconciliaciones entre Ander y Omar, fueron asimiladas. Incluso si Polo y Cayetana terminaran, todos podrían salir adelante.

Ahora bien, que Carla y Samuel fueran a divorciarse era algo que ninguno podía soportar.
Ellos eran la demostración cabal que los opuestos de atraían. Ellos demostraban que las diferencias de clase social no importaban frente a un amor lo suficientemente fuerte y maduro. Ellos les daban a los demás esperanzas en el amor. Y si Carla y Samuel ya no estaban juntos, ya no había esperanza.

Si ellos no tenían su “y vivieron felices por siempre” entonces ¿Qué les quedaba a los demás?
¿En qué podía creer Valerio que con su inmadurez era incapaz de mantener una relación adulta por más de 2 meses?

¿A qué esperanza podría aferrarse Rebeka que solo conseguía conocer a imbéciles ya sean hombres o mujeres?

¿Qué luz vería Lu en el horizonte ahora que sus modelos a seguir iban a divorciarse?

Sin duda los más afligidos por esto eran Lu y Guzmán que eran respectivamente los mejores amigos de Carla y Samuel y también fueron su dama de honor y padrino en su boda. Querían poder estar para sus amigos en este doloroso momento y también para el pequeño Simón, el hijo mayor de la pareja de tan solo 5 años, que era ahijado de Lu y Guzmán. El pequeño era tan mimado y apegado a la familia que no toleraría tener a sus padres separados. También estaba la pequeña Sofía, de 3 años, que también iba a sufrir muchísimo. Sus padrinos Polo y Rebe seguramente intentarán estar para ella.

A pesar del inmenso amor que se tuvieron, su matrimonio no comenzó con un contexto a favor.
Samuel nunca fue del agrado de los marqueses por su origen humilde. En realidad nunca fue del agrado de Teodoro porque Beatriz siempre pareció apreciar lo feliz que su yerno hacía a su hija. Pero hace unos dos años Beatriz perdió la batalla contra el cáncer y desde entonces Carla estaba a merced de la influencia de su padre quien consideraba que Samuel no era adecuado para alguien de la nobleza como su hija. Es irónico dado el propio Teodoro fue de origen humilde y si logró casarse con Beatriz fue solo porque la entonces futura marquesa se opuso con tal resistencia a las exigencias de sus padres que los entonces marqueses de Caleruega no tuvieron más que aceptar a Teodoro dado que Beatriz era su única hija y no había nadie más que herede el marquesado. Una vez casados, Teo fue instruido a regañadientes por el marques para aprender todo sobre las bodegas y así ayudar a su hija a manejarlas. Cuando Beatriz tomó oficialmente el titulo se hizo cargo de las bodegas y por unos años estuvo al frente de la empresa hasta que delegó dicha responsabilidad en Teo aunque ella fuera la dueña legítima.

Samuel no la tuvo fácil en su familia tampoco porque Nano, su hermano, se opuso a ese matrimonio desde el principio porque consideraba a los Rosón como una familia corruptos, egoístas, fríos y calculadores y que nadie que se relacionara con ellos podría terminar bien.

Aun con todo en contra Carla y Samuel se casaron y con los años pudieron llegar a ser muy felices, tuvieron dos hermosos hijos y sus respectivos negocios prosperaron de la mejor manera. Carla era la segunda al mando en Las Bodegas después de su padre aunque Beatriz deseaba que su hija fuera la legítima jefa del negocio familiar. Samuel la tuvo más difícil y desde abajo logró fundar una firma de abogados con sus amigos Guzmán y Ander: GNM & Asociados. Con el tiempo se convirtieron en respetados y exitosos abogados. Samuel se especializaba en derecho penal, Guzmán en derecho comercial y empresarial y Ander en derecho civil y familiar. Con el tiempo agregaron a la firma a Rebeka quien se especializaba en derecho ambiental y la firma siguió creciendo. ¿Este éxito fue suficiente para Teo Rosón? Claro que no. Ese testarudo hombre no quería reconocer que Samuel supo hacer florecer de la nada un exitoso negocio mientras que él tuvo que apoyarse en el legado de su esposa. Ni siquiera el nacimiento de sus nietos hizo que Teo se replanteara su postura sobre Samuel.

Y no ayudaba que Teodoro no quisiera salirse de su puesto de presidente de la compañía en favor de Carla quien era la legítima dueña de todo. Beatriz murió y no se encargó de poner a Carla como la jefa y Teo seguía teniendo el poder. Pero Teo solo quería que Carla se hiciera cargo de las bodegas sin compartir ese éxito con Samuel, a quien considera indigno. Y si bien Teo siempre le hablo a Carla muy mal de Samuel, esto se intensificó tras la muerte de Beatriz.

-Carla-solía decir el viejo- sé que las bodegas son tuyas y lo serán completamente cuando te divorcies de Samuel.

Carla se horrorizaba de la idea. Jamás dejaría al hombre que amaba y padre de sus hijos por las bodegas, aun cuando dirigir las bodegas era su sueño desde niña.

Con el tiempo la tensión y las peleas entre Carla y Samuel se intensificaron. Las interferencias de Teo en sus vidas fue cada vez más molesta. Carla le decía a Samuel que debían ser tolerantes porque él es su padre, su familia. Samuel le respondía que ella debía ser más firme con su padre porque ahora su familia eran él y sus hijos.

Con el tiempo ya no quedaba nada que los uniera. Ya no había nada de la felicidad de su luna de miel, de los días en que nacieron sus hijos, de sus besos y abrazos frente a sus amigos. Ya no quedaba nada de Carla y Samuel.

Para sus amigos fue todo muy abrupto. Siempre vieron a la relación de la rubia y el castaño como algo blindado, nunca percibieron que las influencias de Teo tuvieran alguna injerencia en la pareja. Y de un día para el otro todos recibieron la noticia de la separación de Carla y Samuel. Samuel dejó la casa y se buscó un apartamento y solo volvía a su antiguo hogar para ver a sus hijos y buscarlos para visitarlos.

Los niños eran un tema aparte. A todos les sorprendía que los niños realmente no parecieran estar afectados por la separación. No demostraban enojo, problemas de conducta ni actitudes violentas. Era como si para esos niños el divorcio de sus padres no fuera real o importante. Lu pensaba que esos niños tenían que ir a terapia porque no puede ser que la separación abrupta de sus padres no les afectara, algo debían estar reprimiendo.

 

-¿Realmente se van a divorciar Carla?- Le preguntó Valerio. Estaban en un bar junto a Lu, Polo, Cayetana y Ander.

-Basta Valerio-decía Carla-realmente no quiero hablar de eso- se levantó y se fue al baño tapándose la boca para impedir que se le escapara un sollozo.

 

-¿No hay solución para lo de ustedes?-preguntó angustiada Marina-son Carla y Samuel, debe haber una solución.

Estaban charlando en el nuevo apartamento de Samuel junto a Guzmán, Omar, Rebe y Nadia.

-No hay nada que hacer-dijo Samu alicaído-no quiero hablar más sobre eso.

 

Lo único bueno de todo esto es que Teo cumpliría con su promesa de darle el control total de las bodegas a Carla una vez Samuel desaparezca de sus vidas.

-Tienes que conseguir un buen abogado Carla. Si a Samuel lo representa Ander entonces estamos en problemas.

-Papá-dijo Carla con desánimo-Samuel no se quedará con nada que no le corresponda. Y no quiero hacer este divorcio más doloroso al pelear por cosas sin sentido. No es bueno que Simón y Sofía vean a sus padres pelear. Tanto Samuel como yo queremos que esto sea de la forma lo más civilizada posible.

Teo tuvo que aceptar lo que decía su hija. Si Samuel se quedaba con una o dos propiedades o cuentas bancarias era un precio barato por librarse de él pensó el hombre. Una vez divorciada podría conseguir otro esposo, alguien de alcurnia con quien sus negocios crecerían como nunca antes.

 

Todos estaban reunidos en casa de Polo y Cayetana. Todos excepto Samuel y Carla.

-Debemos hacer algo-dijo Lu-no pueden acabar así.

-¿Qué podemos hacer?-dijo Rebe-es decisión de ellos. Y están bastante decididos.

Cayetana entró con unos bocadillos. Ya se le notaba el embarazo.

-Lo que no entiendo es porqué están tan resignados a que su matrimonio termine así-dijo la anfitriona-ni siquiera pelearon por su pareja.

-Eso no lo sabemos-dijo Marina-hay cosas de su intimidad que no deben querer contarnos. Uno nunca termina de conocer a las personas.

-Es una pena que una pareja tan bonita termine así-dijo Omar con tristeza. Ander lo abrazó.

-Es que no hay rencor ni reclamos entre ellos-se quejó Lu-¿cómo un amor tan grande puede terminarse y no haber algo de resentimiento? Solo hay resignación. Como si hubiesen aceptado que se terminó y ya.

-Tal vez así es-dijo Nadia. Nadie más supo que decir.

 

Ya habían arreglado la división de bienes. Estaban en una larga mesa en las oficinas de las bodegas. Había un gran ventanal que daba una buena vista de la ciudad de Madrid. De un lado estaban Samuel y Ander. Del otro Carla y su abogado. Ander miraba a sus dos amigos. Como queriendo ver algo en ellos. Quizás rencor, tristeza, reproches, alivio. No vio nada.

Samuel estaba con la mirada cabizbaja sin querer mirar al que fue el amor de su vida. Carla miraba la vista panorámica de Madrid para no tener que ver al hombre al que prometió amar para toda su vida.

-Solo deben firmar ambos-dijo Ander-y todo habrá terminado.

Por primera vez en esa mañana se miraron.

-Supongo que ahora las bodegas serán completamente tuyas-dijo Samuel con amargura-como siempre lo quisiste.

Carla le mantenía la mirada de modo desafiante. Sonrió con odio.

-Supongo que estarás feliz de ya no aguantar a mi padre en tu vida-le lanzó ella.

Ambos firmaron.

Samuel se levantó.

-Llevaré a los niños a tu casa el domingo por la tarde.

Sin decir más salió de ahí seguido por Ander. Vio a Teodoro Rosón conversando con uno de los empleados de la oficina. Teodoro le sonrió con burla como diciendo “te gané”.

Samuel no soportó más y se marchó rápidamente.

 

Carla Rosón fue a un bar. Nadia, Lu, Marina y Rebeka fueron a hacerle compañía. El día no estaba para que bebiera sola. Cayetana no fue por su embarazo. Vieron a la marquesa…liberada. Como si se hubiera sacado un peso de encima. ¿Eso fue Samuel para ella?

Inmediatamente después que Samuel abandonó la empresa Teo y Carla firmaron los papeles para hacer oficial el traspaso de las bodegas a Carla. Ella era ahora la dueña y jefa de todo.

Se despidió de sus amigas y se fue. Tomó un taxi. Miraba por la ventana y pensaba que su padre siempre tuvo razón en una cosa “No puedes ganar algo si no pierdes otra cosa”.

Se bajó del taxi e ingresó en un elegante edificio de apartamentos. Tenía la llave así que no necesitó llamar. Giró las llaves y se encontró de frente con los ojos marrones que la acompañaron casi toda su vida.

-¿Y los niños?-pregunto ella con seriedad.

-Duermen-contesto su ahora ex esposo.

Se miraron por unos segundos sin decir nada. Ella sonrió. Él también.

-No puedo creer que funcionara-dijo Carla e instantáneamente saltó sobre Samuel, rodeó su cuello con sus brazos, envolvió su cintura con sus piernas y lo besó.

-Todos se lo creyeron-dijo el riéndose- no me gustó engañar a nuestros amigos pero fue necesario para que fuera creíble.

-Eso no importa ahora-dijo Carla- cuando les contemos porqué lo hicimos lo entenderán y se alegrarán por nosotros.

Ahora las bodegas eran de Carla y Teo ya no tendría poder para ser una molestia. Teo tenía razón en algo. Para ganar algo, debes perder algo…o aparentar que lo pierdes.

Chapter 5: REINAS

Chapter Text

Las cinco muchachas caminaban juntas por los amplios pasillos de Las Encinas. Todos se hacían a un lado para verlas pasar. Los hombres las miraban con deseo. Las mujeres con envidia (y algunas con deseo también). Ese era su reino y en él mandaban ellas. Y no eran las reinas por algo tan vulgar como el dinero. Por Dios, todos en ese colegio son asquerosamente ricos. Se debían destacar por algo más. Y ellas lo hacían. Eran hermosas, inteligentes, encantadoras, carismáticas, poderosas, y todo lo demás que pueda cautivar.

Eran cinco amigas tan unidas que eso las hacia invulnerables. Nadia era la inteligente del grupo. Rebe la divertida. Lu la sexy. Y Cayetana era la adorable. Pero de entre ellas había una más. La futura marquesa de Caleruega. Carla Rosón era la clara líder del grupo. Era una conjunción de las características que definían a sus amigas pero con un agregado de autoridad y malicia.

Miraba a todos con la frialdad y la astucia de una autentica reina. Ese lugar era suyo y su actitud lo demostraba.

Carla iba en el medio de sus cuatro amigas. Todos los hombres las deseaban, en especial a Carla.
Tenía un historial bastante interesante con los hombres de Las Encinas. La gran mayoría no se atrevía a invitarla a salir por miedo al rechazo y tenían razón. Aún era comentado como el muchacho llamado Yeray la invitó a salir delante de todos en la cafetería y delante de todos lo rechazó. Aun se hablaba de como salió una vez con Cristian Varela Esposito y siempre se negó a tener una segunda cita con él aun cuando él humillantemente se la pidió en muchas ocasiones. Ya era legendaria la anécdota de como Polo Benavent lloró cuando Carla terminó con él.

Todas eran inalcanzables y lo hacían notar. De entre ellas destacaba la frialdad y la astucia de Carla. Era una reina de hielo, fría y sin emociones.

Caminaban por el pasillo central de Las Encinas y doblaron a la derecha para ir a la cafetería con Carla a la vanguardia del grupo cuando de repente alguien chocó de imprevisto con la rubia.
Todos contuvieron el aliento. Se venía la tercera guerra mundial.

-¿Qué no ves por dónde caminas pedazo de…?-se quedó muda de repente- ¿Samuel?

-Oh Carla-dijo apenado el castaño-perdóname, no te había visto- se disculpó con una tímida sonrisa.

Carla tenía los ojos verdes abiertos como platos. Se apresuró a responder:

-No, no, no. Tú tranquilo, fue un accidente. De hecho, fue mi culpa ¿No te lastimé? Por favor perdóname tú a mí. Soy una torpe. Iba distraída y…

-Aquí vamos otra vez…-dijo Lu en voz baja para que solo sus amigas la escucharan.

-No está dejando de hablar-dijo Nadia-se le secará la boca.

-Esto es vergonzoso-dijo Cayetana.

-Pues a mí me parece muy divertido-dijo Rebe.

-…y si te lastimé tienes que decírmelo para que pueda disculparme contigo ¿me perdonas Samuel?

Samuel sonreía ante la simpática escena que Carla representa ante él. La rubia siempre era tan divertida con él que no entendía porque todos le tenían miedo.

-Tranquila Carla-dijo él sin dejar de sonreír-no me lastimaste. De hecho fue mi culpa.

Eso pareció alarmar a la rubia.

-Oh no no no Samuel tú nunca tienes la culpa de nada…-se apresuró a agregar la marquesa.

-Y volvemos a empezar-dijo Lu otra vez en voz baja.

Samuel rio y dijo:

-Bueno, quedemos en que fue un accidente de los dos.

-Si un accidente-dijo ella-un hermoso accidente…porque tú eres hermoso.

-¿Qué?-preguntó Samuel confundido.

-Dice que le parece hermosa la pintura que hiciste para la clase de arte-dijo Nadia para salvar a la rubia del ridículo.

-ah, claro-dijo el muchacho sonriendo-me alegro que te guste mi pintura. Si quieres puedes venir un día a mi casa y te doy unos consejos sobre arte.

En ese momento Carla pareció desconectarse de la realidad. Sus ojos verdes estaban fijos en Samuel pero no parecían estarlo viendo conscientemente. Su boca entreabierta estaba sin ningún sonido que saliera de ella. Todo su cuerpo estaba estático como el de una estatua de yeso.

-Carla ¿te sientes bien?-preguntó Samuel.

Como Carla estaba en alguna especie de dimensión paralela desconocida Lu tuvo que contestar por ella:

-A ella le encantaría ir a tu casa. ¿El viernes por la tarde te parece bien?

-Sí, perfecto-dijo el castaño- te espero el viernes en mi casa Carla, nos vemos.

Le dio una última sonrisa y el muchacho prosiguió su camino. Las cuatro amigas seguían viendo a Carla que seguía en estado de trance.

-Uno diría que se vuelve aburrido después de la octava vez que le sucede pero para mí fue tan divertido como siempre-dijo Rebe.

-¿Deberíamos llevarla a la enfermería o algo para ver si reacciona?-preguntó Cayetana mirando a Carla de muy cerca.

Lu miró a su mejor amiga.

-No-dijo la mexicana-démosle unos minutos y volverá a la realidad. Llevémosla a la cafetería y démosle un café muy fuerte. Quizás así reaccione.

Rebeka tomó el brazo derecho de Carla y Nadia tomó el izquierdo. Lu tomó el frente de la caminata y Cayetana resguardaba la espalda de una Carla aun estupefacta.

Incluso las reinas tienen un punto débil.

Chapter 6: DOLOR

Chapter Text

Samuel estaba solo en su apartamento. Miraba televisión mientras bebía una cerveza. Pensaba que era hora de mudarse, de conseguir otro lugar para vivir. Ese lugar ya no le significaba alegría como fue antes. Hace un año y medio que ese lugar ya no lo hacía feliz. Samuel pensaba que tenía una faceta masoquista porque si fuese más normal se hubiera ido hace tiempo. Es cierto que había recuerdos felices allí pero el motivo por el cual llegaron a su final lo destrozaba.

Ya era hora de cenar. Pensó en hacer macarrones pero este plato le ocasionaba mucho dolor así que decidió pedir una pizza. Fue una costumbre que adquirió desde que conoció a Carla. Samuel desde niño aprendió a cocinar pero desde que se mudó con Carla comenzó a pedir comida con mayor frecuencia dado que él no deseaba cocinar todos los días y Carla era una pésima cocinera.
Y aunque Carla ya no estaba la costumbre de pedir comida se le había aferrado. Después de llamar pidiendo la pizza pasaron 5 minutos y su timbre sonó. Le sorprendió que la comida llegara tan rápido. Cuando abrió la puerta tardo unos instantes en percatarse que quien estaba frente a él no traía una pizza sino que le traía malos recuerdos. Su esposa Carla Rosón Caleruega estaba frente a él.

-¿Qué mierda haces aquí?-preguntó el castaño de mala gana.

 

Se habían conocido hace 8 años en la universidad. Ambos con 18 años eran incipientes estudiantes de abogacía.

Carla era hija de un reconocido abogado. Teodoro Rosón era admirado y temido en el ámbito de los litigios. Su bufete de abogados era uno de los 5 más grandes y exitosos de Madrid. Carla creció viendo a su padre moverse como pez en el agua en el ámbito de las leyes y su admiración por él le dio la vocación por la ley. Cuando finalizó la secundaria le dijo a su padre que quería ser abogada como él y eso llenó de orgullo a Teodoro. Como su situación económica era muy buena le pagó la colegiatura de su hija en la más cara universidad privada de Madrid.

Samuel era un humilde muchacho de barrio que por sus excelentes calificaciones había conseguido una beca en la misma universidad. No tenía una tradición de abogados en su casa. Era el primer universitario de toda su familia. Samuel la tenía más difícil porque al ser un becado no contaba con los contactos como para avanzar rápido en su carrera.

Los nuevos universitarios comenzaron sus clases y de a poco comenzaron a resaltar algunos estudiantes sobre otros. Carla era muy superior a los demás pero eso no sorprendía a nadie dado que por venir una prestigiosa familia de abogados todos esperaban grandes logros de ella. El que si sorprendió fue Samuel ya que ese tímido becado al principio no llamó la atención pero con el correr de los días se volvió evidente que ese muchacho tenía un futuro brillante como abogado. Inevitablemente entre los dos estudiantes estrella comenzó una rivalidad. La realidad es que esa rivalidad era más bien alimentada por el entorno pero entre ellos nunca hubo ningún tipo de animosidad. Cuando les tocó hacer unos trabajos juntos el fuego entre ellos era evidente. Existía una atracción innegable entre ambos. Y si bien por unos meses mantuvieron su relación como algo secreto y sólo de índole sexual, fue inevitable que terminaran oficialmente como novios unos meses antes de finalizar su primer año en la universidad. La verdad detrás de la repentina relación es que Carla era muy orgullosa y deseaba que sea Samuel quien le pidiera a ella que fueran novios. Samuel también quería lo mismo pero sabía que Carla tenía una faceta vanidosa y caprichosa que la hacía obtener fácilmente todo lo que quería así que decidió no ceder tan rápido para no sentar precedente que él estaría a sus pies. La estrategia de Samuel resultó y cuando otra compañera de ellos llamada Marina invitó a salir al castaño Carla no lo toleró y le dijo a Samuel que quería ser su novia de manera oficial y publica. Y así comenzó su relación. Con el correr de los años todos veían a Carla y Samuel como una perfecta pareja con un futuro brillante. Al principio Samuel no cayó bien a los padres de ella porque esperaban que su hija se fijara en alguien de más alcurnia. Pero el carisma de Samuel y el hecho que fuera un estudiante brillante hicieron que con el tiempo se ganara el respeto y cariño de sus suegros. Ella le cayó bien a la familia de él desde un principio.

Los amigos de la pareja los veían como una pareja perfecta. Cualquiera que los viera notaba que se amaban con locura. Como era previsible, cuando finalizaron sus estudios se casaron en una bella ceremonia en la que Guzmán fue el padrino y Lu la dama de honor.

Durante un año y medio fueron felices. La cereza del postre fue el embarazo de Carla. Ambos estaban en las nubes por su felicidad. Las familias de ambos y todos sus amigos estaban muy contentos. Ya había una pelea entre Lu, Rebeka y Cayetana en ser las madrinas del niño. Mientras que por el puesto de padrinos luchaban Guzmán, Polo y Omar.

Pero la felicidad no duraría por siempre. Durante un examen de rutina durante el quinto mes de embarazo, el doctor descubrió que el bebé había muerto de forma espontánea en el útero de Carla.

 

-Tienes muy buenos modales Samuel-dijo Carla con sarcasmo-yo estoy muy bien ¿y tú?

Aun cuando el recibimiento de Samuel no fue muy bueno Carla se arrepintió de responderle con sarcasmo.

-Estaba de maravilla hasta que llegaste-dijo Samuel que no ocultaba su intención de ser hiriente.

Carla quería llorar. No era así como esperaba que se diera su reencuentro con su esposo. Hacia un año y medio que no se veían y esperaba cierto rechazo de parte de Samuel pero no tanta frialdad.

-Samuel, vine porque quiero hablar contigo-dijo Carla con la voz extrañamente temerosa.

-Qué extraño-dijo Samuel con sorna-porque ahora yo no quiero hablar contigo. Irónico dado que por todo un año intenté hablar contigo y tú me quitaste de tu vida. Pero ahora soy yo el que no quiere hablar. Quizás así te enteres que el mundo no gira a tu alrededor.

Carla estaba de piedra. Samuel jamás le habló así. Ese hombre siempre estuvo para ella siendo su soporte y ella era su adoración. Carla solía ser la debilidad de Samuel. Como decía su amiga Rebe: “ese chico besa el suelo por donde tú caminas”. Pero esto ya no era así. Carla no esperaba esto.

Sabía que no sería fácil reconectarse con Samuel pero no creía que estuviera tan enojado. Aunque quizás no era enojo, sino dolor.

 

Cuando se le dijo que el bebé estaba muerto, rápidamente debieron internar a Carla para extraérselo. Carla era un zombi. No lograba reaccionar nada como si estuviera en un estado catatónico. Samuel quería derrumbarse. Su hijo estaba muerto. ¿Qué hacía con todos sus sueños, sus expectativas? Iba a ser un varón y ya se imaginaba jugando al futbol con él, enseñándole a andar en bicicleta y dándole consejos cuando comience a tener interés en las chicas. ¿A dónde se había ido todo eso? Lu y Guzmán estaban con Carla y trataban de consolarla o al menos que mostrara algún tipo de reacción. Ellos dos también estaban muy afectados, hace poco Carla y Samuel les habían avisado que ellos serían los padrinos.

Carla seguía sin siquiera dar una muestra de vida. Si Samuel no notara como ella inhalaba y exhalaba podría pensar que era una estatua en la cama. Samuel la entendía y se estaba tentado en también aislarse en su propio mundo. Nunca había experimentado un dolor tan grande pero quería mantenerse fuerte para Carla. Estaba dispuesto a hacer a un lado lo que él sentía con tal de ser el soporte que ella necesitaba.

Cuando le dieron el alta a su esposa Carla fue llevada a su apartamento por Samuel. En casa Carla no era muy distinta a como fue en el hospital. Simplemente era un ente que comía y metabolizaba oxígeno pero nada más. Como Carla trabajaba en la firma de abogados de su padre tenía permiso para ausentarse todo el tiempo que quisiera.

Samuel era un reconocido abogado y trabajaba para el bufete de Benjamin Blanco quien fue profesor de Carla y Samuel en la universidad y quien vio en Samuel un gran talento y espirito para la abogacía y antes que Samuel obtuviera su diploma ya le había hecho una propuesta para unirse a su firma que era tan exitosa y reconocida como la de Teodoro Rosón. Teodoro sabía que los mejores prospectos de los graduados eran su hija y su futuro yerno y quiso tenerlo a los dos pero Samuel aceptó trabajar para su competencia por dos razones: primero porque la propuesta de Benjamin llegó primero y segundo porque no quería relacionar tanto lo personal con lo laboral. Teodoro aceptó la postura de Samuel y con el tiempo vio como Samuel y su hija iban ganando prestigio en los juzgados. Luego llegó la boda y vio a su hija más feliz que nunca. Cuando supo que sería abuelo se sintió en las nubes.

Como Benjamin quería a Samuel como a un hijo le dijo que después de la muerte de su hijo podía tomarse el tiempo que fuera necesario y que volviera a trabajar cuando lo creyera oportuno. Unas semanas después de la muerte de su hijo Samuel regresó a trabajar. Aún estaba devastado pero creía que lo mejor sería volver a la rutina y tratar de regresar a la normalidad. Carla aun no daba señales de querer volver a trabajar. Samuel estaba atento a Carla y trataba de estar presente para ella pero ella parecía no reaccionar aun.

Cuando Samuel regreso un día del trabajo y no encontró a Carla en el departamento. Se alegró que ella saliera ya que no lo había hecho desde que regresaron del hospital. Pero pasaban las horas y ella no regresaba. Intentó llamarla y mandarle mensajes pero notó con horror que ella lo había bloqueado. Corrió a su habitación y abrió el armario y vio que la mayor parte de la ropa de su esposa ya no estaba y que faltaban unas maletas.

Samuel sentía que sus pies estaban firmemente aferrados al suelo pero ese mismo suelo se movía. ¿Dónde estaba? ¿Lo había abandonado?

Corriendo fue a casa de sus suegros pero ellos no sabían nada y se asustaron por lo que podría hacer su hija. Cuando Samuel llamó a Lu ella le dijo que si sabía dónde estaba Carla pero que aunque no estuviera de acuerdo con lo que estaba haciendo le había prometido a su mejor amiga que no le diría a nadie. Y aunque Samuel gritó, suplicó y amenazó Lu mantuvo su promesa. Tanto Samuel como Teo y Beatriz tenían que conformarse con lo que les dijera Lu.

-Samuel-dijo Lu-sólo dale tiempo, necesita procesar lo que sucedió.

Eso lejos de calmar a Samuel lo irritó porque él también estaba devastado por perder a su hijo pero no por eso abandonó a su esposa y se aisló del mundo preocupando a todos.

Como sabía que no contaba con la ayuda de Lu Samuel decidió buscarla por su cuenta pero jamás pudo encontrarla. Tras un año de buscar a su esposa se rindió y cayó en la cuenta que no sólo había perdido a un hijo, sino también al amor de su vida. Lloraba como nunca lo había hecho aferrándose a su almohada hasta quedarse dormido.

Con el tiempo volvió a juntarse con sus amigos y salía con los que aún eran solteros como Valerio, Rebe y Cayetana. Ya no le preguntaba a Lu por Carla. Se cansó de solo obtener un “ella está bien”. Prefería hacer como que ella no existía y a efectos prácticos así había sido por todo un año. Sus amigos seguían preocupados por él pero ya no quería hablar sobre ella. Ahora, él se consideraba soltero o viudo. Si no inició los trámites de divorcio fue porque al no estar ella presente todo se complicaría aún más. Con los días volvió a hacer algo que no hacía desde los 18 años, coquetear con otras mujeres, hasta acostarse con ellas. Aunque ya no era el sexo pasional que tenía con Carla sino que era algo placentero pero vacío y furioso. Sus amigos no le decían nada. Todos creían que aun debía esperar a Carla también sabía que él tenía derecho a continuar con su vida. En cada nueva mujer buscaba ese cabello rubio y esos ojos verdes que lo volvían loco pero era una búsqueda inútil. Tenía una mezcla de amor y odio por ella y aprendió a vivir con esa bomba de tiempo en su interior.

 

-¡Qué honor!-dijo Samuel sin honor-resulta que si tengo una esposa. Perdóname, después de un año y medio uno tiende a olvidarse de ese tipo de cosas.

Carla tuvo que ser fuerte. Sabía que era solo el sufrimiento de Samuel saliendo a la luz.

-Dime que quieres-apuró Samuel- y luego vete.

-También es mi casa-dijo ella-lo compramos juntos.

-Bien-dijo Samuel yendo a tomar sus llaves-entonces quédate aquí y yo me iré a un hotel.

-Samuel, tenemos que hablar ¿no lo crees?

El castaño le sonríe con burla. ¿De verdad que ella creía que podía aparecer cuando quiera y exigir que hablaran solo porque ella ahora si quería hacerlo.

-¿De qué quieres hablar?-preguntó él.

-De nosotros Samuel, de lo que ocurrió-dijo ella nerviosa-de que quiero regresar.

La mirada de Samuel era dura. Esa mirada nunca había sido para ella.

-De lo único que me interesa hablar contigo es sobre divorcio.

-¿Qué?-dijo ella. Estaba estupefacta. No quería creer que el enojo de Samuel fuera tanto como para querer terminar todo.-No, sé que me equivoqué pero no voy a aceptar que lo nuestro se termine.

-Ya se terminó-dijo Samuel-solo hay que hacerlo oficial.

-No, no, no.-dijo Carla con desesperación-lo nuestro no puede terminar. Pasamos por un mal tiempo pero ya estoy mejor y…

-Que estés mejor o no ya no es mi asunto-dijo él-preocuparme por ti ya me ha costado mucho. Así que solo quiero hablar sobre divorcio. Así que hablamos de eso o te vas, o me voy yo.

Cruzó los brazos y le dio a entender que no iba a ceder.

-Está bien-dijo Carla derrotada-me voy. Pero volveré.

Se marchó llorando. En el apartamento, Samuel también lloraba con desesperación.

 

-Debiste verlo Lu-dijo Carla llorando-el jamás me miró ni me habló así-ahora si lo he perdido.

Lu la miraba con compasión. Ella fue la única que habló con Carla durante su ausencia. Sabia como Carla había sufrido por la pérdida de su hijo. Pero también había hablado mucho con Samuel y él también sufrió mucho y no solo perdió a su hijo sino también a su esposa. Lu no era tonta, sabía perfectamente que Samuel en realidad nunca dejó de amarla y que su actitud actual era su forma de protegerse de todo lo que sentía.

Lu creía que darle falsas esperanzas a Carla sería algo cruel.

-¿Puedo decirte lo que pienso?-dijo Lu-la verdad pura y dura.

Carla cerró los ojos y se preparó para lo peor.

-Dime.

-Yo creo que Samuel aun te ama-dijo Lu y vio como Carla comenzaba a ilusionarse-pero, eso no implica que te perdone. Le hiciste mucha falta. Y el rencor es lo que lo mantiene en pie.

-¿Por qué es tan difícil entender que necesitaba este tiempo para recuperarme?-dijo Carla desesperada.

-Carla, todos lo entendemos-dijo Lu con calma-y eso incluye a Samuel. Pero el también sufrió mucho con todo esto y creo que él esperaba que juntos pudieran sobrellevar todo y superarlo. Pero te fuiste sin siquiera decírselo. No le hablaste ni nada por un año y medio. Él se sintió abandonado. Durante un año te buscó y luego decidió dejar de hacerlo. Él pensó que te había perdido para siempre y siguió con su vida…

Carla se secó unas lágrimas.

-¿Eso significa que estuvo con otras mujeres?-preguntó la rubia.

-Sí. No fue nada serio con ninguna pero si-dijo Lu con tristeza.

Carla sabía que no tenía derecho en reclamarle nada a Samuel por estar con otras mujeres pero no podía evitar sentir celos. Pensaba en esas mujeres sin rostro que ocupaban el lugar que le pertenecía a ella, que ella había dejado. Odió a Samuel y a esas mujeres sin nombre.

 

Samuel estaba en el apartamento de Guzmán con el rubio, Rebe y Omar. A todos les había sorprendido el regreso de Carla. Samuel lo sentía como una película repetida. Con ellos, con otros amigos entre los que estaba Lu, con sus suegros, con su madre y con su hermano; con todos había hablado de Carla pero las conversaciones siempre eran sobre lo mucho que la había extrañado y como se sentía abandonado por ella.

Las posturas de sus amigos eran bastante diversas. Guzmán pensaba que debian divorciarse y terminar de una vez por todas darle un fin todo esto. Omar era partidario de la reconciliacion instantanea. Rebe estaba en un punto intermedio y creía que priemro debian charlar como antes no lo habian hecho y recien tomar una decision definitiva que deje todo atrás.

La postura de Rebe era la misma que tenian Pilar y Lu. Samuel supuso que no perdía nada con intentarlo. Una charla sincera que termine de una vez por todas con todo el asunto, ya sea de una forma o de otra.

 

Samuel dejó pasar a Carla y preparó café para ambos. Estaban en un silencio incómodo.

-Esta charla fue tu idea-dijo Samuel-así que supongo que deberías comenzar tú.

Carla comenzó a llorar lo que despertó el instinto de consolarla en Samuel pero se contuvo. Sabía que ella era su debilidad y que si sucumbía ante ella podía volver a sufrir.

-Lo siento mucho Samuel-dijo la rubia-pero necesitaba irme. No podía estar más aquí.

Necesitaba aislarme y tomar otra perspectiva. No podía con la muerte de mi hijo.

-De nuestro hijo-corrigió Samuel-porque también era mi hijo. Tú lo llevabas dentro de ti pero también era mi hijo. Yo también me había hecho ilusiones sobre él, sobre los tres siendo felices juntos. No eras la única que sufría.

-Sé que también sufriste pero no sabes lo que yo sentí.

-Tienes razón- dijo Samuel-no sé lo que sentías. Porque te fuiste. Porque en vez de pasar por esto juntos apoyándonos decidiste abandonarme y tirar por la borda todo lo que habíamos construido. Yo estaba destrozado, era el peor momento de mi vida pero me consolaba la idea que la mujer que amo iba a estar para ser mi sostén de la misma forma que yo estaría para ella. Cuando supimos que el bebé estaba muerto tú perdiste un hijo pero yo perdí un hijo y una esposa. Yo estaba ahí para ti pero tú no estuviste para mí-Samuel comenzó a llorar-te necesité tanto.

En ese momento Carla comprendió que Samuel aun la amaba pero había perdido la confianza en ella. Tenía miedo de volver a necesitarla y que ella volviera a decepcionarlo. Se concentró tanto en su propio dolor que no se detuvo a pensar en que Samuel sufría tanto como ella y que juntos son más fuertes.

En ese momento por puro impulso ella lo abrazó y si bien en un principio él se puso tenso pasados unos instantes le devolvió el abrazo.

-Lo siento tanto Samuel-decía Carla-yo también te necesité pero pensé que aislándome con mi dolor podría sobrellevarlo mejor. Creí que yo era la culpable de todo, que nuestro hijo murió por mi culpa. Que yo no podía darte la hermosa familia que tú te mereces. Creí que ya no era lo suficientemente buena para ti. No creí que me necesitaras tanto.

Samuel la miraba como si estuviese loca ¿Cómo podía ser que no supiera lo importante que ella era para él?

-Necesito que me perdones-decía ella acariciándole el rostro-porque también te necesito, te amo y lucharé con todo lo que tengo para volver a estar contigo, a que vuelvas a confiar en mí.

-No será fácil-dijo Samuel con la voz débil-ni siquiera puedo prometerte que lograré confiar de nuevo.

Carla sonrió.

-Estoy dispuesta a arriesgarme-dijo ella.

Samuel sonrió.

-Yo también.

 

TRES AÑOS DESPUES

A Samuel le parecía excesiva la cantidad de globos para la fiesta de 1 año de su hijo. Esa fue la idea de Lu, Beatriz y Pilar. Guzmán traía a su pequeño ahijado en brazos haciéndolo volar como un avión. Él y Lu eran los padrinos del pequeño Lucas. Samuel pensaba que su mejor amigo sería un gran padre aunque deberá esperar unos meses porque Nadia recién iba por su sexto mes de embarazo.

Igual Samuel creía excesiva tanta decoración y tantos globos. Aparte de Lucas solo había otro niño más, la pequeña Tamara que era unos meses mayor que Lucas y ya era su mejor amiga. Era la hija de Polo y Cayetana y tenía como padrinos a Ander y Rebe.

Decidieron hacer la fiesta en casa de Teo y Beatriz. Fueron todos sus amigos, Nano, Benjamin y Pilar. Todos estaban a la mesa y en otra mesa tenían todos los regalos del pequeño Lucas que a Samuel también le parecían excesivos por lo grandes que eran. Aunque él y Carla le habían regalado una enorme cajas de bloques para que los niños construyeran cosas así que creía que no podía criticar a nadie.

Desde que Carla volvió la reconciliación no fue inmediata y regresaron a vivir juntos al instante. Carla fue a vivir con sus padres y por unos meses decidieron que ella y Samuel volvieran a salir en citas y aprendieran de a poco como volver a conectarse y relacionarse porque entendieron que con el amor no bastaba. Carla regresó a trabajar en la firma de su padre y decidieron que era sano volver a establecer una rutina.

Quizás lo que más ayudó fue que decidieron ir a terapia juntos. Se amaban, de eso no había duda pero tenían mucho que aprender aun sobre los sentimientos del otro. Aprendieron a comprenderse más y con el tiempo regresaron a vivir juntos.

Durante unas vacaciones románticas que ambos se tomaron descubrieron que Carla estaba nuevamente embarazada y la rubia entró en pánico que volviera pasar lo mismo que con su otro hijo. Fue un proceso arduo, lento e incierto el embarazo llegó a su final de forma sana y correcta y llegó Lucas para agregar aún más felicidad a sus vidas.

Lucas jugaba con Tamara. Valerio hacia como que era un monstruo que los perseguía y se los quería comer lo que hacía que los niños corrieran riéndose y buscaran refugio en otros adultos.
Carla abrazó a Samuel y su esposo le devolvió el abrazo de manera automática.

Miraban a su hijo correr desesperadamente con sus rechonchas y cortas piernecitas de bebé mientras se reía y se ocultaba detrás de su madrina Lu para impedir que el monstruo Valerio no lo atrapara.

Carla levantó la mirada y vio los ojos marrones de su esposo con sus largas pestañas, esos mismos ojos y pestañas que Lucas había heredado. De hecho Lucas era idéntico en todo a Samuel, de Carla solo sacó el cabello rubio.

Estaba segura que no había nada que no pudiera superar ahora. Eran más fuertes cuando estaban los dos juntos, o mejor dicho los tres.

Chapter 7: SALVANDO LAS BODEGAS

Chapter Text

Si algo detestó Carla toda su vida fue el hecho de ser utilizada por sus padres como si ella fuese un objeto a disposición de ellos.

Cuando era niña tenía la función de ser un objeto de decoración que servía para dar la imagen de familia perfecta ante el resto del mundo. Claro, porque los marqueses de Caleruega tenían que mostrar una imagen de fuerza, estabilidad, armonía y otras estupideces. La aburrida y elitista clase alta española debía ver esas cosas reflejadas en una niña que más que una niña debía comportarse como un robot programado para comportarse con lo que sus padres consideraban buena educación. Así, mientras los pequeños Guzmán, Marina y Polo podían correr por las fiestas y divertirse como niños normales, ella debía estar callada, pulcra y bien peinada junto a adultos que charlaban cosas aburridas de las que Carla no entendía nada.

A medida que fue creciendo y ya se veía que Carla era una hermosa joven que en el futuro sería una hermosa mujer era puesta para acompañar a los aburridos hijos de los socios de sus padres. Eso molestaba muchísimo a Carla no solo porque ignoraban sus deseos sino porque la hacían relacionarse con jóvenes aburridos, tontos y prepotentes cuyo único tema de conversación que manejaban era dinero, dinero y más dinero.

Por un tiempo la dejaron en paz porque estaba de novia con Polo y al ser el muchacho parte de una de las familias más ricas de España. Todos eran apariencias y posibles negocios. La relación con Polo no funcionaba pero la amistad si así que su novio era su confidente y esa aparentemente perfecta relación solo era una fachada que ambos mantenían solo para que ella pudiera respirar tranquila. Pero llegó un punto en que Carla consideró injusto mantener esa mentira. Una nueva compañera llamada Cayetana llegó a Las Encinas y se volvió evidente que Polo se había enamorado de ella así que Carla decidió dejarlo libre para que viva su felicidad. Sin embargo para ella significó volver a ser por completo la marioneta de sus padres.

Un día dentro de su mansión su padre la llamó. Carla ya se imaginaba lo peor.

-Carla-dijo Teo-quiero pedirte algo.

-¿Qué sucede?-preguntó la rubia de mala gana.

-Como bien sabes mañana iniciaras el último año de Las Encinas-dijo su padre con calma-y mañana se incorporarán a tu salón tres nuevos estudiantes. Ellos son los hijos de Benjamín Blanco, el hombre más rico de toda España.

Carla ya se imaginaba por donde venía todo esto.

-Necesito que te acerques a los hijos de este hombre, que te hagas su amiga. Incluso que te acerques un poco más al hijo varón de este hombre.

-¿No has pensado que sería todo más rápido si pusieras mi foto en internet y le pusieras la tarifa de mis servicios de prostituta?-preguntó Carla con sarcasmo.

-Carla no seas insolente-dijo Teo con fastidio.

-Me has vendido a todos los hijos de tus socios-dijo Carla impaciente-solo faltaba que me pidas que me acueste con ellos. La verdad es que no eres tan buen empresario como crees. Si lo fueras harías tus negocios sin involucrarme a mí.

Teo estaba furioso por lo que su hija le decía pero debía moverse con cuidado si quería que este negocio funcionara bien.

-Carla, creo que no entiendes la importancia de esto.

-¿A qué te refieres?-preguntó Carla.

-Las bodegas están en una situación delicada-explicó Teo-y necesitamos que Benjamin Blanco invierta una fuerte cantidad de dinero para que el negocio no se pierda.

Carla no daba más de la indignación. Una cosa era que la hicieran pasar el rato con unos estúpidos adolescentes pero cargar en sus hombros la responsabilidad de salvar las bodegas era demasiado.

-Esas bodegas son exitosas hace generaciones-dijo Carla con enojo-¿Cómo puede ser que ahora estén en ese estado?

-A veces los negocios no resultan-dijo Teo con mal humor.

-¿Quieres decir desde que mamá delegó en ti la administración de las bodegas?-dijo Carla y supo que con ese comentario realmente había herido a su padre y una parte de ella sintió satisfacción con eso.

-Si quieres que el legado de tu madre y tu futuro se vayan por la borda entonces no hagas nada-dijo Teo con frialdad y se marchó sabiendo que había logrado convencer a su hija una vez más.

 

Los cambios no eran fáciles para Samuel, aun cuando significaran algo bueno para él. Toda su vida significó un gran sacrificio. Cuando tenía 7 años su padre murió de un repentino ataque cardíaco y eso sumió a su familia en una dura crisis económica. Su madre tuvo desde entonces trabajos mediocres que apenas les permitían sobrevivir. Desde joven Samuel tuvo que buscar trabajos que le permitieran ayudar a su agobiada madre y balancearlos con sus estudios. El último trabajo de Samuel fue de camarero en el Club del Lago. El problema actual es que Samuel en realidad no le hacía falta trabajar. Hace un mes su madre se casó con quien fue su jefe desde hace años. La humilde Pilar Domínguez, contra todo pronóstico, se casó con Benjamin Blanco. Esa unión de dos clases sociales distintas había causado revuelo en la elite de Madrid pero la pareja estaba tan enamorada que nada de eso le importó.

A Samuel le costó adaptarse a su nueva vida. Estaba acostumbrado a trabajar duramente por cualquier cosa que quisiera en la vida y ahora formaba parte de la familia más acaudalada de España. Los hijos de Benjamin recibieron a Samuel como un hermano más y Benjamin lo trató como a un hijo más sin hacer ninguna diferencia. De hecho, el hecho que Pilar y Samuel fueran unidos sirvió para que los Blanco recobraran una unidad que habían perdido desde la muerte de la madre de los niños. La nueva familia logró ensamblarse bien pero aun así a Samuel le costaba acostumbrarse a su nueva situación financiera. Benjamin le creó dos cuentas bancarias para él. Una para sus futuros estudios universitarios y otra para sus gastos de todos los días. Para el castaño era algo raro no tener que preocuparse por el dinero. El problema era el descomunal orgullo de Samuel quien le costaba aceptar ayuda de los demás.

Antes que Pilar se casara con Benjamin ella pasaba por una terrible situación económica y las deudas estaban ahogando a su familia y en su desesperación Samuel recurrió a pedirle dinero a personas peligrosas de su antiguo barrio. Samuel se dispuso a trabajar en cada momento que tuviese libre para juntar el dinero para pagar ese préstamo. Cuando Benjamin se enteró de eso pagó todo pero Samuel insistió en pagarle a su nuevo padre todo ese dinero. Ni Benjamin ni ninguno de sus hijos querían recibir ese dinero de alguien que ya era parte de su familia pero la testarudez de Samuel alimentada por su orgullo hacía que él quisiera devolver cada centavo. Benjamin aceptó la postura de Samuel porque era quien más lo entendía. Benjamin era de origen humilde y tuvo que forjarse solo el brillante futuro que ahora vivía pero entendía el orgullo de Samuel más que nadie así que aceptó que el muchacho siguiera trabajando como camarero para pagar su deuda porque Samuel no tocaría ni un euro de la cuenta que Benjamin creó para él para pagar esa deuda.

Otro cambio importante en la vida de Samuel es que mañana iniciaría el último año de secundaria en Las Encinas, el colegio más caro y prestigioso de España y no le entusiasmaba relacionarse con todos esos niños pijos. Por suerte sus nuevos hermanos también comenzarían junto a él en ese nuevo colegio. Ya conocía a una de sus nuevas compañeras y era la novia de su hermanastra Mencía. La muchacha se llama Rebe y entabló una fuerte química con Samuel y hasta le enseñó a boxear. Por lo demás a Samuel no le entusiasmaba mucho ese nuevo colegio.

 

Todos estaban algo alborotados con los nuevos estudiantes. La clase alta siempre un círculo de personas muy chico y los rumores que los hijos del hombre más rico de España irían a cursar su último año de preparatoria en Las Encinas.

Samuel iba junto a sus hermanastros entrando a su nuevo colegio. Mencía era un año menor así que no estaría junto a ellos. Cuando entraron al salón todos quedaron en silencio. Samuel odiaba eso. El hecho que el nuevo deba ser expuesto ante todos le resultaba molesto y más aún si ese rol le tocaba a él.

La vista de todos estaba puesta en Ari, Patrick y Samuel.

Carla estaba sentada junto a Lu y como todos miraba a los tres nuevos. La chica era bajita y de buen cuerpo. Uno de los muchachos era alto, muy atractivo y de ojos muy azules. El otro era más bajito pero apuesto, con cabello castaño desordenado, cejas pobladas, ojos marrones como la miel y pestañas inusualmente largas. Ese último había llamado la atención de Carla. Por él no le molestaría hacer lo que le pidió su padre.

Se presentaron como Ari y Patrick Blanco Commenford y Samuel García Domínguez. Ari y Patrick se sentaron juntos y Samuel se sentó junto a Rebe con quien conversó desde el principio por lo que Carla dedujo que ya se conocían. En un momento la mirada de Samuel se cruzó con la de
Carla y sin ser incómodo mantuvieron el contacto.

Lo cierto es que a Carla no le interesaba relacionarse con los Blanco pero si con el otro chico nuevo que le resultó muy atractivo. Su padre no estará contento.

El día seguía transcurriendo y Carla no le quitaba la vista a ese compañero nuevo.

-No niegues que te gustó-le decía Polo-admítelo, es guapo.

-Polo-dijo Carla riéndose-eres mi ex. ¿Me estás motivando a acercarme a un chico?

-¿Por qué no?-dijo el ojiazul-somos amigos y quiero lo mejor para ti. Yo estoy muy bien con Caye y a ti no he visto que te interese un chico desde que terminamos.

-Polo tiene razón-dijo Lu metiéndose en la conversación-ya averigüé y el tal Patrick es gay pero ese Samuel parece que no así que si te gusta apúrate o alguna otra será más rápida que tú.

Por su lado Samuel almorzaba con sus hermanos y Rebe quien abrazaba a Mencía.

-¿Y Samu?-dijo Mencía-¿Qué tal tu primer día en un colegio de pijos?

La pregunta hizo reír a Samuel.

-No tan malo como pensé-reconoció el castaño-la gente no es tan mala como había pensado. Esos chicos Omar y Ander son muy simpáticos.

-Y también sexys-susurró Patrick.

-También esa chica Nadia y su novio Guzmán.-continuó Samuel.

-La que no me cayó nada bien es la chica mexicana-dijo Ari aunque nadie le prestó mucha atención.

-Eso es porque es competitiva y arrogante como tú-bromeó Patrick.

-Que te follen Patrick-le respondió su hermana.

-Con gusto hermanita-dijo el muchacho- solo espera a que conozca un poco mejor a Ander y Omar.

Seguían bromeando y charlando hasta que Rebe habló. Ella conocía a todos mucho más.

-Guzmán y Nadia son buena gente, sobre todo ella-luego miró a Patrick- y creo que podrías lograr algo con Ander y Omar. Son de mente abierta.

Eso pareció alegrar al chico.

-Ahora sí Samu-dijo Rebe-¿te gustó alguna chica?

Samuel se lo pensó bien.

-Una chica pelirroja se acercó a hablarme y me pareció que me estaba coqueteando-contó Samuel.

-Esa es Marina-explicó Rebe-la hermana de Guzmán.

-Pero-continuó Samuel-me gustó mucha la muchacha rubia, aunque no pudimos hablar aun.

-Ya veo que apuntas alto Samu-dijo Rebe-esa es Carla Rosón Caleruega, futura marquesa.

-Wow Samu-bromeó Patrick-para ser tan humilde estas buscando meterte en la nobleza.

-Que te follen Patrick-le dijo Samuel a su hermanastro con buen humor.

-Ya lo dije-respondió ojiazul-espera a que conozca un poco más a Omar y Ander.

En clase de química tuvieron que trabajar en parejas en el laboratorio y por azares del destino a Carla y Samuel les tocó trabajar juntos.

La química entre los dos se manifestó de manera inmediata. Samuel no podía negar la atracción que sentía por esa hermosa rubia y Carla sentía una atracción instantánea por el chico nuevo.

-¿Así que eres marquesa?-preguntó Samuel.

-Si-dijo Carla con desanimo-lo soy, o por lo menos lo seré-el marquesado era algo que desanimaba a Carla.

Samuel notó ese cambio en ella y quiso levantarle el ánimo.

-Pues yo creo que tu título es lo menos interesante de ti-dijo él.

Eso la hizo sonreír y la conversación continuó no solo en esa clase sino por el resto del día. Todos sus compañeros comenzaron a notar la cercanía entre ellos pero quienes más lo sentían eran Carla y Samuel.

 

La familia Rosón Caleruega fue a cenar al Club del Lago. Se les otorgó una mesa con una hermosa vista al lago. La familia charlaba y como siempre el padre de Carla llevaba la conversación por el lado de los negocios. Algo de lo que Carla siempre ha estado fastidiada es que los temas de conversación de sus padres siempre tienen que ver con el dinero, el estatus, los negocios, especialmente para su padre. No entendía como personas con tantos recursos y tanta instrucción pueden ser mediocres emocional y culturalmente.

Teo y Beatriz estaban inmersos en su conversación cuando una voz los interrumpió.

-Buenas Noches, vengo a tomar su orden.

Aquella voz trajo de nuevo a la realidad a Carla. Frente a ella estaba de pie Samuel con su uniforme de trabajo. ¿Samuel era camarero? Pero si estudiaba en el colegio más caro de toda España. Quizás era becado pero él jamás mencionó algo así. Hasta donde Carla sabía hacía años que Las Encinas no tenía becados.

-¿Samuel?-preguntó ella e instantáneamente se sintió estúpida. Claro que era Samuel.

-Buenas noches Carla-respondió el joven conteniendo su alegría.

-¿De dónde se conocen?-preguntó Beatriz con curiosidad.

-Samuel es un nuevo compañero en Las Encinas-explica Carla.

La conversación se iba desarrollando y Teo notaba como su hija miraba al camarero. No entendía cómo un camarero podía estudiar en Las Encinas a menos que sea becado. Percibía las sonrisas que su hija le daba al camarero y como este le respondía al coqueteo.

-¿Podemos ordenar de una vez por todas?-preguntó Teo de mala gana. Carla no podía creer lo grosero que era su padre y su madre lo miraba sin entender su reacción.

-Si claro-dijo Samuel apenado.

Una vez que tomó su orden se marchó.

-¿Se puede saber qué te pasa?-preguntó Carla de mala gana.

-En vez de enfocarte en coquetearle al camarero deberías acercarte a los niños Blanco como quedamos.

Beatriz miraba a su esposo y su hija sin entender la tensión que había entre ellos.

-La hija menor va a un curso más bajo que el mío, su hija Ari está en mi curso pero no hablamos, y si debo ser honesta no me cae bien,-dijo Carla de mala gana-y su hijo, que creo que se llama Patrick, es gay así que tu intento de prostituirme no funcionará. Aunque si quieres puedes tratar de venderme a su padre.

-Carla…-la vena en la sien de Teo estaba a punto de estallar.

Cuando Samuel trajo la cena y Teo volvió a ver como entre su hija y el camarero se miraban. Cuando la cena terminaba Carla y Beatriz fueron al tocador y Teo se quedó solo. Estafa furioso con su hija y le molestaba que ella no pudiera serle útil para establecer negocios con Benjamin Blanco. Y en vez de preocuparse de acercase a los hijos del millonario se la pasaba coqueteando con el mugroso camarero.

Cuando Samuel se acercó a traer la cuenta Teo aprovechó para hacer lo que él creía era poner todo en orden.

-Te conviene alejarte de mi hija chaval.

-¿Perdón?-Samuel no quería creer que ese hombre lo estaba amenazando.

-Te lo digo por tu bien-dijo el adulto casi con aburrimiento-crees que le interesas a mi hija peor no es así. Las chicas como ellas coquetean con hombres como tú pero no son el tipo de hombres con los que terminan teniendo algo serio. No son los que presentan a sus padres y a la sociedad por así decirlo.

A Samuel le parecía surrealista que un cliente de su lugar de trabajo le dijera eso pero aun así no podía evitar sufrir por lo que escuchaba. Quizás ese hombre tenía razón y él no estaba a la altura de chicas como Carla. “Quizás yo solo pueda ser para ella un coqueteo o una follada pero nada más” pensó el castaño.

Cuando Carla y su madre regresaron Samuel se apresuró a marcharse y ni siquiera miró a la rubia. A Carla le pareció extraño. Pero algo sospechaba al ver la desagradable sonrisa de su padre.

 

Cuando Samuel llegó a casa solo quería cenar algo rápido e irse a acostar. Allí encontró a sus hermanastros y Rebe cenando pizza y cervezas. Lo invitaron a unírseles. Todos notaban el ánimo decaído de Samu.

-Samu-dijo Ari-¿Por qué no dejas de trabajar allí? No lo necesitas y a mi padre no le importa el dinero que te prestó.

-De hecho-dijo Mencía-ni siquiera él lo ve como préstamo porque él fue simplemente ayudar a su hijo. Acéptalo Samu ahora eres uno de nosotros.

Samuel sonrió pero su orgullo le impedía renunciar hasta que no reunir todo el dinero.

-Ya déjenlo tranquilo-dijo Rebe-si él quiere conseguir por sí mismo todo el dinero que debe entonces que lo haga. El propio Benjamin respeta eso.

Rebe guiñó un ojo a su amigo. Ella también era de origen humilde y entendía porque Samuel no quería deberle nada a nadie.

Pero lo que realmente había mermado el ánimo de Samuel era lo que el padre de Carla le había dicho. No la conocía mucho pero realmente le gustaba y sentía que ella también se sentía atraída por él.

 

Carla llegó a su casa preocupada por la actitud de Samuel. Le preocupaba pensar que pudiera haber molestado a Samuel de alguna manera. También pensaba en lo que su padre le dijo del posible derrumbe financiero de las bodegas pero estaba cansada de ser un títere de su padre y que pusiera sobre ella la carga de salvar un negocio que él había arruinado.

A la mañana siguiente buscó a Samuel en el colegio pero nunca lo encontraba solo. Hasta le parecía que la estuviera evitando. No se separaba de sus hermanastros o de Rebe. O a veces charlaba junto a Omar y Ander en clase de deportes o cuando veía a Carla acercarse de repente iba a charlar con Guzmán, Marina y Nadia.

Carla empezaba a fastidiarse. Siempre fue amable con él y ahora el parecía ignorarla. Cuando volvieron a ser compañeros en el laboratorio ella estaba decidida a preguntarle qué demonios le pasaba.

-¿Vas a seguir ignorándome?-preguntó ella de mala gana.

-No sé de qué me hablas-dijo el castaño sin siquiera mirarla.

-Si lo sabes-dijo Carla-ayer nos llevamos muy bien y de repente cuando te veo en tu trabajo dejas de hablarme de repente.

-Bueno, quizás no sea bueno que una chica como tú se vincule con un tipo como yo.

¿Qué mierda quería decir con eso?

Cuando la clase terminó Samuel salió tan rápido del salón que muchos se sorprendieron y se quedaron mirándolo. Carla estaba furiosa y fue detrás de él a la misma velocidad. Lo alcanzó y lo enfrentó.

-¿Una chica como yo?-dijo enojada-¿un tipo como tú? No sé de qué mierdas hablas.

Samuel no sabía que hacer principalmente porque no se entendía a sí mismo.

-Tu padre me dijo que jamás te fijarías en alguien como yo-dijo Samuel agachando la mirada-y sé que recién nos conocemos pero dolió. Yo trabajo como camarero y debe ser indignante saber que algo entre nosotros es imposible porque me gustaste desde el primer momento.

Ahora la confundida era Carla porque ese chico le revelaba que sentía por ella la misma atracción que ella por él pero por el otro demostraba su estúpida inseguridad y a cargaba a ella con el peso de las cosas que dijo su padre.

-Eres un idiota-le dijo ella con furia-jamás te traté distinto por ser camarero y no es justo que me culpes a mí por una estupidez que dijo el imbécil de mi padre.

Samuel estaba mudo porque ella tenía razón. Fue un prejuicioso que pensó que ella era como su familia cuando jamás dio señales de comportarse así.

Quería disculparse con ella pero no tuvo la oportunidad ya que enojada se marchó a paso firme.

 

-Fuiste un tonto-le dijo Rebe-¿lo sabes verdad?

El castaño suspiró con cansancio.

-Lo sé.

-Pídele disculpas-sugirió Patrick.

-¿Siquiera me va a escuchar?-preguntó Samuel con desesperanza.

-Y vuelves a ser un prejuicioso-dice Mencía-dale la oportunidad de escucharte y perdonarte y si no lo hace está en su derecho porque fuiste un tonto.

Samuel sabía que ellos tenían razón. Él fue el tonto en esta historia y debía luchar por tener una oportunidad con esa rubia que le quitaba el sueño.

Cuando las clases terminaban quería acercarse a ella pero ahora los roles se habían intercambiado. Ella era quien lo evitaba y siempre estaba junto a otras personas para no quedarse a solas con él. Polo, Cayetana, Lu o quien sea. Cualquiera era una buena excusa para no charlar con el castaño que la había decepcionado.

Cuando la vio sacando libros de su casillero en un pasillo desierto supo que era su oportunidad. Se acercó velozmente para que ella no llegara a escaparse.

-Carla, quiero hablar contigo.

-No puedo-dijo ella-llego tarde a un compromiso donde debo discriminar a pobres.

-Carla por favor-dijo Samuel-sé que me merezco esta respuesta pero por favor escúchame.
Ella no le dijo nada pero se quedó ahí esperando que el hablara.

-Perdóname-dijo el muchacho-no debí pensar mal de ti. Tú no tienes la culpa por las cosas que me dijo tu padre. Jamás me trataste mal ni me hiciste sentir menos por ser camarero. No debí pensar mal de ti solo porque soy un maldito inseguro. Realmente me gustas y quiero otra oportunidad para demostrarte que no pienso nada malo de ti.

Carla estaba estupefacta. Era un idiota inseguro y prejuicioso pero sin duda sabía dar discursos. Y no negaría que le seguía gustando. Además se notaba que era humilde y valiente y eso hacía que le gustara más.

-Supongo que podría darte una oportunidad-dijo Carla mirando al suelo. Samuel sonrió como si fuese el niño más feliz del mundo.

 

Con el correr de los días Carla y Samuel fueron acercándose cada vez más. Estaban juntos todo el tiempo y tuvieron varias citas. En su primera cita Samuel estaba muy nervioso pero aun así se animó a besarla y ella gustosa le respondió el beso. En Las Encinas se conocía a la nueva pareja y todos supieron el acercamiento entre Carla y Samuel. Carla decidió no decir nada en su casa, no porque se avergonzara de su relación sino porque quería evitar las molestas intervenciones de su familia.

A la vista de todos eran chicos que salían juntos pero la verdad es que Samuel ya le había preguntado a Carla si quería ser su novia y ella le dijo que sí. Decidieron no revelar ese detalle aun aunque no se escondían para verse.

Una tarde Samuel invitó a Carla a su casa después de clases. Ella pensaba que irían a alguno de los barrios más bajos de la ciudad pero para su sorpresa era el mismo vecindario en el que vivía ella. Llegaron a una enorme y lujosa casa de amplios ventanales y un enorme parque.

-Samuel ¿Qué hacemos aquí?- quiso saber Carla.

-Te invité a venir a mi casa-dijo Samuel como si nada-y aquí estamos.

Carla estaba desorientada.

-¿Cómo puedes vivir aquí siendo becado?-preguntó ella a lo que Samuel respondió con una carcajada.

-¿Quién es la prejuiciosa ahora?-se rió el castaño-nunca dije que fuera becado.

-No lo dijiste pero trabajas como camarero-se quejó ella-¿qué querías que pensara?

-Está bien-reconoció el castaño-es cierto que es fácil pensar eso. Pero deja que te explique. Esta es mi casa. Mi madre y yo nos mudamos aquí cuando ella se casó con mi padrastro hace poco. Antes de eso teníamos una situación financiera muy complicada. Yo ya trabajaba de camarero y le pedí dinero a alguien peligroso porque las deudas nos ahogaban. Y trabajaba para juntar ese dinero y cancelar esa deuda. Mi padrastro se enteró y pagó mi deuda y me dijo que no hacía falta que le pagara nada porque yo ahora era su hijo. Pero como ya sabes tengo un orgullo del tamaño de Madrid y aunque ahora tengo dinero a mi disposición que me da mi padrastro yo aun así quiero devolverle el dinero con mi propio esfuerzo y por ello sigo trabajando como camarero. Bueno, seguía porque ya junté el dinero y renuncié. Creo que ese trabajo debería ser para alguien que lo necesite más que yo.

Carla estaba maravillada. Como era posible que teniendo ese estilo de vida aun así tuviera tanta dignidad como para querer pagar sus deudas por sí mismo sin apoyarse en nadie más trabajando como camarero. Se acercó a su novio y lo besó con una ternura que sorprendió hasta a ella misma. Estaban en la cocina y seguían besándose cuando alguien entró y los interrumpió.

-Estas cosas se hacen en la habitación, no en la cocina-bromeó Patrick.

Carla tardó un momento en darse cuenta lo que implicaba que esta fuera la casa de Samuel y Patrick estuviera aquí.

-¿Eres hijastro de Benjamin Blanco?-preguntó ella.

-Así es-respondió él-¿por qué?

Ahora Carla sonreía con petulancia. Su padre se tragaría sus palabras de una forma muy humillante.

 

Teo Rosón estaba cada vez más inquieto. Necesitaba la inversión de Benjamin Blanco para tapar los baches financieros de las bodegas y salvar el negocio. No tanto porque le importara el legado de su esposa sino porque si tras una quiebra se investigaban las bodegas se descubrirían ciertos movimientos de dinero en favor de cuentas personales de Teodoro. Si Beatriz se enteraba se divorciaría y ese sería su fin. Pero convencer Benjamín era una tarea complicada y por eso pensaba que usar a su hija sería lo indicado. Pero Carla no se estaba esforzando mucho. Teo pensaba que si bien no podían hacer nada por el muchacho Blanco si era gay pero Carla era una chica querida y popular en Las Encinas y podía integrar a los hijos de Benjamin y el padre veía ese acercamiento entre los hijos se vería tentado a apurar sus inversiones en las bodegas.
Fue a Las Encinas para buscar a su hija y apurarla con la tarea que le había encomendado pero lo que lo encontró lo había encolerizado. Su hija s besaba frente a todo el colegio con ese camarero. En vez de salvar a su familia se dedicó a andar revolcándose con el camarero.

No haría una escena, en casa charlaría con ella. Le ordenaría que abandone al camarero y se concentre en sus obligaciones.

 

Benjamin invitó a sus nuevos posibles socios a cenar a su casa. Como era común en este tipo de acontecimientos le pidió a toda su familia que estuvieran allí. Sabía que a sus hijos les molestaría participar de estas cosas y él lo comprendía, eran jóvenes y no deberían preocuparse por este tipo de cosas. Sin embargo Samuel se vio entusiasmado por presentarse en esa cena y aún más misteriosamente sus hermanastros también.

Cuando la empleada avisó que los invitados habían llegado Benjamin y Pilar y se apresuraron a recibirlos. Llegó Teodoro, su esposa la marquesa y su única hija.

-Benjamín-dijo Teodoro-gracias por la invitación. Te presento a mi esposa Beatriz y a mi hija Carla.

-Mucho gusto-dijo el empresario-les presento a mi esposa Pilar. Y nuestros hijos pronto estarán aquí.

Carla fue muy educada, sobre todo con Pilar. Quería caerle bien a su suegra aunque ella aun no lo supiera.

Había tenido una fuerte discusión con su padre en la que él la había amenazado con que debía abandonar al “mugroso camarero becado” y que se preparara para la cena de esta noche. Carla fingió perder la discusión y mantuvo la boca cerrada. Ya vendría su oportunidad.

Los adultos seguían charlando entre ellos mientras Carla pacientemente esperaba.

-Perdón por la tardanza-se escuchó una voz-tardamos un poco preparándonos.

Quien lo dijo fue Mencía y era seguida por Ari y Patrick.

-Ellos son mis hijos-dijo Benjamín-Ari, Patrick y Mencía.

Todos se saludaron y Carla saludó con un poco más de afecto a Patrick ya que él ya sabía de su relación con Samuel y estaba contento con eso.

-¿Dónde está mi hijo?-quiso saber Pilar.

-¿Tienen más hijos?-preguntó Beatriz. Teo se sintió descolocado. Sabía que Benjamín se había casado recientemente peor no sabía que su nueva esposa tenía un hijo. Quizás si pudiera serle útil Carla después de todo.

-Sí, el hijo de Pilar-dijo Benjamin-de hecho Carla debe conocerlo dado el también asiste a Las Encinas.

Teo miró duramente a su hija quien le respondió con una mirada fría. Consideraba que en vez de jugar con el camarero podría haberse acercado al hijastro de Benjamín.

-Ya va a bajar-dijo Ari-no sabía que vestir y estuve recomendándole unos trajes pero no sé qué eligió.

-Ya estoy aquí-dijo una voz que puso feliz a Carla. Todos se dieron vuelta. Carla debía reconocer lo guapo que se veía su novio. Era un elegante traje de color azul Francia sin corbata y con unos botones de su camisa sueltos. Carla miró a sus padres. Beatriz miraba a Samuel como tratando de recordar de donde lo conoce pero Teo realmente estaba desconcertado. No podía ser que el camarero sea el hijastro de Benjamin. Miró a su hija y la sonrisa de Carla expresaba claramente que no le tendría piedad.

-Les presento a mi hijo Samuel-dijo Pilar con orgullo. El castaño saludó con elegancia a la marquesa, con una tensa ironía a Teodoro pero a Carla la sujetó con fuerza de la cintura y la besó delante de todos sellando de esta manera su victoria y la de Carla sobre el imbécil de Teodoro Rosón.

-Pero Samu…-dijo Pilar ligeramente avergonzada. Patrick y sus hermanas sonreían ya que sabían lo que estaba sucediendo porque Samuel se los comentó.

-Mamá, Benjamín…Carla es mi novia-explicó el castaño.

Pilar, Benjamín y Beatriz tardaron un momento en reaccionar pero cuando lo hicieron felicitaron a la joven pareja. Teo era el único en silencio porque estaba a merced de la piedad que sientan su hija y Samuel.

-Pues sí que sabes dar sorpresas Samuel-dijo Benjamin de buen humor-¡Qué revelación que nos tenían preparada nuestras visitas!

-Yo también estoy sorprendida-aclara Beatriz-Carla tampoco nos comentó nada pero me pone muy contenta.

Por unos minutos la charla se centró en Carla y Samuel y Teo no sabía cómo desviar el tema.

-Sin embargo-dijo Samuel cambiando el tono-debemos anunciarles que Carla y yo no seguiremos juntos.

Todos quedaron en shock ¿Por qué anunciar su relación y su ruptura en menos de 15 minutos?

-Sí, verán-dijo Carla- no podemos seguir juntos dado que mi padre está en contra de nuestra relación.

Todos miraron de repente a Teo y el empresario no sabe qué hacer. Trató de reír como si todo fuese una broma que los demás no lograron comprender.

-No, no, no. Me han malinterpretado.-dijo Teo al borde de un colapso nervioso.

-¿Estás seguro?-dijo Carla con falsa inocencia- porque llamaste a Samuel “becado camarero mugroso”.

Teo abrió los ojos desmesuradamente.

-Y cuando nos encontramos en el Club del Lago me dijiste que Carla era una chica que estaba a un nivel muy superior al mío y que jamás se fijaría en alguien de baja categoría como yo-dijo Samuel.

Benjamín y Pilar no daban más de la sorpresa y los niños Blanco miraban a Teodoro con asco.

-¿Quién te crees que eres para hablar de mi hijo de esa manera?-dijo Pilar con calma pero con un enojo evidente.

-No, por favor-decía Teo con desesperación-no es lo que creen.

-Pues lamento que pienses eso de mi hijo-dijo Benjamín con una impactante frialdad-yo fui becado en Las Encinas y también trabajé de camarero en mi juventud y no me avergüenzo de ello.

-Claro que no quise decir eso, yo…-dijo Teo pero Beatriz fue la que terminó silenciándolo.

-Ya cállate Teodoro-dijo la marquesa-ya has hecho suficiente.

Teo tuvo que marcharse con la cabeza gacha. Beatriz estaba totalmente avergonzada por las actitudes de su esposo pero tanto Benjamin como Pilar le aclararon que ella ni Carla tenían nada que ver.

Benjamin seguía interesado en invertir en las Bodegas pero no podía hacerlo por las cosas que Teo dijo sobre Samuel. Beatriz ordenó una auditoria en las bodegas y descubrió el dinero faltante y cómo eso se tradujo en cuentas secretas de Teo. Beatriz solicitó el divorcio porque no toleraba que unas bodegas tan exitosas desde hace generaciones se hayan arruinado por las gestiones de su esposo y lo corrió de la casa.

Benjamin aceptó invertir en las bodegas porque creía que un negocio tan viejo podía ser rentable si se lo administraba de forma correcta. Aceptó hacer la inversión a condición que sea Beatriz quien se haga cargo de las bodegas y no Teo, junto a un representante de Benjamin. La marquesa aceptó esas condiciones. Teo estaba perdido. La influencia de Benjamin en la comunidad empresarial era muy grande y hacer negocios le será cada vez más negocios.

Finalmente Carla y Samuel podían estar juntos sin ningún problema. Era común que él visitara a Carla en su mansión y pasaba tiempo con ella y la marquesa quien le tomó autentico cariño al muchacho. También Carla era habitual en la casa del muchacho donde todos la trataban muy bien, especialmente Pilar quien estaba fascinada con su nuera.

Finalmente estaban solos en la mansión de los Blanco Domínguez y Carla y Samuel aprovecharon para hacer todas las cosas que no podían hacer cuando había otras personas. Estaban exhaustos.

-Estoy muy cansada-dijo ella-necesito agua.

-Tranquila-dijo el joven enamorado-voy a la cocina y te traigo lo que quieras.

Ella sonrió.

-Qué bueno que tengo mi camarero particular.

Chapter 8: JUICIO

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Carla Rosón Caleruega estaba sentada en su oficina. Podría irse ahora de su trabajo pero eso significaría tener que aceptar la invitación de Yeray a almorzar y si algo aburría a Carla eran sus citas con Yeray. Ni siquiera sentía atracción física hacia el muchacho. Las conversaciones con él eran tediosas, solo sabía hablar sobre dinero y negocios y si Carla quisiera que alguien le hable sólo sobre eso se volvería novia de su propio padre quien desde niña la aburrió con sus tontas disertaciones.

Aunque Carla debía reconocer que en realidad ningún hombre le llamaba mucho la atención. Su último novio serio fue Polo con quien terminó hace 5 años. Finalizaron su relación en muy buenos términos y ahora eran muy buenos amigos. De hecho, Carla era la madrina de Álvaro el hijo de 2 años que Polo tiene con Cayetana.

Pero ya estaba cansada que sus padres quieran presentarle hombres que en realidad solo eran para fomentar los vínculos comerciales de su padres. Carla supuso que le gustaba fastidiar a sus padres. Ya de por sí los hizo enojar al no querer dedicarse a la empresa familiar y estudiar leyes. Si ya no le reclamaban nada era porque Carla era una excelente abogada con un gran prestigio pese a sus cortos 27 años.

Carla estaba dispuesta a irse solo por aburrimiento pero en ese momento tocaron a la puerta y apareció su secretaria Lucrecia.

-Carla, tienes alguien te busca-dijo la mexicana-ya sé que no tiene una cita pero insiste en verte.

Carla suspiró. Quería irse pero quizás esta persona le presentara un trabajo interesante.

-Hazlo pasar-dijo la rubia.

La abogada se acomodó en su asiento tras su escritorio. Lucrecia hizo pasar al nuevo cliente. Carla lo miró con detenimiento. Era un hombre joven, bastante guapo, bajito pero se le notaba que era deportista.

-Carla, te presento al doctor Samuel García Domínguez-dijo Lucrecia.

Carla le dio la mano como saludo pero quedó muy atenta a sus ojos. Eran de un profundo marrón con unas larguísimas pestañas. Estaba vestido elegantemente pero de alguna forma parecía informal.

-Mucho gusto licenciada-dijo Samuel.

-Mucho gusto doctor-dijo la rubia y notó que cuando Samuel sonreía se le marcaba unos hoyuelos en sus mejillas lo que lo hacía parecer mucho más joven. Se obligó a sí misma a continuar con la conversación y finalizar esa competencia de miradas-por favor doctor, dígame en que le puedo servir.

Baja la mirada como tomando valor.

-Necesito su ayuda-dijo el castaño-estoy en peligro de perder a mi hijo.

Lo dijo con tal temor que conmovió a Carla. Generalmente sus clientes eran hombres poderosos y arrogantes que creían tener el mundo a sus pies solo por tener dinero.

-Cuénteme por favor-dijo ella comprensivamente.

-Tengo un hijo llamado Simón, de cuatro años-sacó su teléfono y le mostró a Carla una foto donde un hermoso niño pelirrojo de ojos azules abrazaba al doctor García con una enorme sonrisa en los rostros de ambos. Le devolvió e teléfono y el continuo con su relato-y mi hermano quiere demandarme para quedarse con su custodia.

Carla no formulo una pregunta pero su expresión de confusión fue suficiente para que Samuel supiera que debía dar más explicaciones.

-Vera…Simón no es…él no es mi hijo, no biológicamente por lo menos. Yo conocí a Marina, su madre, cuando ambos entramos a la escuela de medicina a los 18 años. Comenzamos una relación y años después ella quedó embarazada. Nunca nos casamos pero si fuimos a vivir juntos. Luego nació Simón y fui el hombre más feliz de la tierra. Estaba creciendo profesionalmente y también crecía mi familia. Luego Marina me confesó que durante mucho tiempo fue amante de mi hermano Fernando García Domínguez y en ese lapso de tiempo fue cuando Simón fue concebido. Mi hijo ya tenía dos años cuando me lo dijo. Sentí que mi vida se derrumbó, ya no la veía a ella del mismo modo pero mis sentimientos mi Simón no cambiaron. Hicimos un examen de ADN y se corroboró que era hijo de mi hermano y no mío.

Parecía que intentaba no llorar.

-Pero para mí Simón seguía siendo mi hijo-dijo Samuel con una fuerza y convicción que impactó en Carla-a pesar de saber que no era mi hijo yo lo seguía viendo así. Yo acompañé a su madre a los exámenes pre natales, yo estuve ahí cuando él nació, yo elegí su nombre, yo lo llevé a su primer día a la guardería, yo lo llevé al doctor cuando se enfermó.

-Entiendo lo que me dice doctor-dijo Carla claramente conmovida por ese hombre-¿qué rol juega la madre del niño en todo esto?

-Ella murió hace un año en un accidente de tránsito-dijo él-ella le dijo a Fernando que Simón es su hijo unos meses antes d morir.

Carla fue educada para ser fría y para esperar siempre lo peor de los demás pero ahora sentía el ferviente deseo de luchar por este hombre.

-Señor García-dijo la rubia-me comprometo aquí a ayudarlo.

Él la miró y le sonrió de una manera tan genuina que simplemente promovió otra sonrisa en ella.

-Por favor déjele sus datos, los de su hijo, los de hermano y los de la madre de su hijo a mi secretaria y espere mi llamado en unos días.

-Muchas Gracias licenciada.

El doctor García se fue.

-Lu-dijo Carla a su secretaria-quiero a Valerio aquí lo as pronto posible.

 

-Tengo todo lo que querías-dijo Valerio.

Valerio Rojas era un detective privado que Carla usualmente contrataba para averiguar cosas sobre sus rivales en la corte. Como abogada a Carla le gustaba saber todo para estar preparada.

-Lo que ese tipo te dijo es básicamente cierto-explicó Valerio-se conoció con esa Marina en la escuela de medicina. Cuando terminaron su residencia ella fue por la especialidad de pediatría y él cardiología. A pesar de ser muy joven el doctor García adquirió mucho prestigio en el ámbito de la medicina, hasta podría decirse que es una especie de eminencia. Nunca se casó con Marina pero él es legalmente el padre del niño.

Bien, saber eso a Carla la tranquilizaba. Eso ya le daba un escudo a Samuel.

-En cuanto a Marina debo decir que proviene de una familia muy acaudalada, los Nunier-prosiguió el detective-el hermano de Marina es un neurólogo llamado Guzmán y es el mejor amigo de Samuel. Esto va a interesarte, toda la familia de Marina sabe que Fernando es el padre de Simón pero todos coinciden que desean que Samuel sea quien lo crie.

Perfecto, unos testigos tan cercanos al niño y a la familia de la difunta madre serán de vital importancia y mejor si están de nuestro lado pensó Carla.

-¿Qué tienes de Fernando García?-quiso saber Carla.

-Fernando García-dijo Valerio-le dicen Nano. No tiene una profesión y nunca tuvo trabajos estables por mucho tiempo. Tiene 30 años. Por lo que me dijeron gente cercana a la familia García siempre estuvo bastante celoso de su hermano lo que no me sorprende dado que se metió con la mujer de su hermano. Hasta me animaría a decirte que si quiere la custodia del niño es por competir con su hermano. Tienen una madre llamada Pilar que no sé qué postura tomará en todo esto. Su posición no debe ser fácil ciertamente. Pero, aquí tengo lo que más va a gustarte.

Le da a la abogada una carpeta que ella inmediatamente se pone a leer.

-Esos son los antecedentes penales de Fernando-dijo Valerio con orgullo-robo, estafas, narcotráfico. El otro hermano es un prestigioso doctor cuyo único antecedente penal es que pasó una noche en una celda junto a Guzmán Nunier porque unos policías que los encontraron ebrios en una noche de fiesta cuando tenían 19 años. En mi opinión no te costará ganar este caso.

-No quiero confiarme-dijo la rubia con firmeza. Valerio rió con ganas.

-Se ve que este cliente si te importa.
Carla decidió con responderle.

 

Mientras Simón veía videos en YouTube, Samuel tomaba una cerveza junto a Guzmán. Le reconfortaba tener a la familia de Marina de su lado pero temía que no fuera suficiente, que el hecho que Nano fuese su padre biológico pesara más.

Samuel sabía que lo que Nano hacía era solamente para luchar con él. Siempre fue celoso y envidioso. En vez de enfocarse en su propia vida se dedicó a ver a su hermano menor como una amenaza. Y lo que más lastimaba a Samuel era pensar que Nano debía ver como una victoria para él que Simón fuese hijo suyo. Ni siquiera quiso a Marina, solo la buscó por ser la novia de Samuel.

Samuel odió a Marina por engañarlo pero él la amó de verdad y ama a su hijo con todo su corazón. La propia Marina le había dicho que no era necesario que la perdonara pero que no dejara de ser el padre de Simón porque para ella el padre de su hijo era Samuel por más que la genética diga lo contrario.

-¿Y qué hará Tu madre?-preguntó Guzmán.

-Dice que no sabe qué hará-dice Samuel con cansancio.

-No me jodas Samu-dijo Guzmán con fastidio-estamos hablando de su nieto y ella sabe que tú le darás una buena vida que Nano jamás podrá. No puede ser que tenga dudas solo para no enojar a Nano.

Samuel sabía que su amigo tenía razón. Pilar se sentía en medio por la culpa que sentía por haber tenido siempre una ligera preferencia por Samuel y pensaba que lo compensaría ayudando a Nano en todo esto. Ella no quería ver que con Nano el pequeño Simón jamás sería feliz ni tendría una buena vida.

-No sé qué decidirá hacer Carla con lo de mi madre-dijo Samuel a lo que Guzmán respondió con una boba sonrisa.

-¿Ya no es la “licenciada Rosón”? ¿Ahora es “Carla”?-preguntó de un modo burlón.

-Eres un idiota-dijo Samuel riendo.

-Lo sé-dijo Guzmán-por eso nuestra amistad funciona tan bien.

 

Samuel invitó a Carla a charlar a su casa y allí preparar cuestiones del juicio que está por venir. Samuel debía reconocer que Carla se veía hermosa y sexy con su traje. Se veía formal pero eso contrastaba con el hecho que estuviera bebiendo una cerveza de la misma botella.

-Bien Samuel-dijo Carla-debemos hacer una lista de testigos que puedan servirnos a nosotros y una lista de posibles testigos que le sirvan a tu hermano.

A Samuel por alguna razón lo puso contento que ahora lo llamara “Samuel” y no “doctor García Domínguez”.

-Guzmán y sus padres sin duda estarán de nuestro lado-dijo el castaño-mi amiga Rebe es la madrina de Simón y ella también está de nuestro lado.

-Bien, todos ellos nos ayudarán mucho-dijo Carla-y deberíamos ver si las maestras de la guardería de Simón pueden declarar. Que digan cómo ven bien a Simón por ser criado por ti.

Siguieron hablando por horas pero Samuel no se sentía cansado sino que disfrutaba de pasar el tiempo con ella. Ya ni siquiera hablaban del juicio sino que se dedicaban a conocerse el uno al otro.

Samuel la invitó a que cenara con él y el pequeño Simón. Había preparado macarrones que hicieron flipar a la rubia. Mientras más conocía a Samuel y su hijo más decidida estaba a no separarlos. Técnicamente Samuel era el tío de Simón pero cualquiera que los viera sabría que son padre e hijo.

Cuando terminaron de cenar y como postre comieron helado Samuel le dijo a su hijo que ya debía irse a dormir.

-Pero no tengo sueño-dijo Simón con un puchero.

-No me importa -dijo Samuel-debes irte a dormir temprano para ir mañana a la guardería.

El niño miró a Carla como buscando un aliado.

-Creo que tu papá tiene razón-dijo la abogada.

Derrotado, el pequeño decidió irse a la cama pero antes dio un fuerte abrazo a Samuel y, lo que sorprendió a todos, también uno a Carla.

-Me voy a dormir para que te quedes a solas con tu novia-dijo el niño y se marchó.

Las mejillas de Carla y Samuel estaban coloradas.

 

El juicio comenzó y se mantuvo por tortuosas dos semanas. Nano era representado por el licenciado Cristian Varela cuyo único argumento a favor de su cliente era que fuera el padre biológico del niño. Pero las agudas intervenciones de Carla hicieron que ese hecho fuera minúsculo frente a los antecedentes laborales y penales de Nano.

El único problema real que Carla enfrentó durante el juicio fue cuando Pilar, la madre de Samuel y Nano, testificó que pensaba que Simón debía estar con su padre biológico porque creía que sería un mejor padre. Para contrarrestar este testimonio Carla tuvo que valerse de la familia de Marina quien a pesar de saber que Samuel era el tío y no el padre del niño lo consideraban mucho más apto para la tarea. También ayudaron los testimonios de Rebeka la madrina de Simón y Nadia quien era maestra del niño en la guardería y veía el trato que Samuel le daba.

La resolución del juez fue definitiva: el padre legal de Simón García Nunier es Samuel García Domínguez y por lo tanto tiene todos los derechos y obligaciones sobre el niño.

Cuando Nano supo el veredicto tuvo un ataque de furia e intentó golpear a la abogada de su hermano pero el alguacil del juzgado intervino y se lo llevó a una celda.

Pilar trató de disculparse con Samuel pero a él no le interesó en lo más mínimo. Solo tendría con ella el trato justo y necesario por ser la abuela de su hijo y nada más. Lo que hizo lo sintió como una traición a él y a Simón pero el pequeño ya estaba encariñado con ella y Samuel no estaba dispuesto a destruir ese vínculo.

 

Salían del juzgado y Samuel sentía que podía volar de lo feliz que se sentía.

-Carla, nos aves cuanto te lo agradezco. Por fin no hay anda que cuestione que soy el padre de Simón.

Carla sentía que había ayudado a la felicidad de ese maravilloso hombre y de su adorable hijo.

-No me lo agradezcas-dijo ella humildemente-se hizo justicia.

Luego se hizo un silencio entre ellos que no fue incómodo sino que era el marco de una mirada que compartían.

-¿Sabes?-dijo Carla-ahora que ya no soy tu abogada voy a extrañar tus macarrones. Adiós Samuel
Samuel la miró se dio cuenta que le dolía la idea de tener que separarse de ella mientras a ella le dolía separarse de él. Se marchaba caminando cuando una mano tomó la suya y la hizo detenerse. Se dio la media vuelta vio a Samuel sonriéndole con esos hoyuelos que la cautivaron cuando los vio por primera vez.

-¿Quieres venir a casa a comer macarrones?-dijo el doctor-esto seguro que a Simón le gustará que vuelvas a cenar con nosotros.

Sus ojos macarrones se conectaron los ojos verdes de ella y supieron que no deseaban separar sus caminos.

-Acepto la invitación-dijo la rubia y fue con él el niño que los esperaba en casa a comer unos macarrones que la harían flipar.

Notes:

Si alguien quiere sugerir ideas para proximos relatos del mltiverso Carmuel se los agradeceré. Me estoy quedando sin ideas.

Chapter 9: EL CUMPLEAÑOS DE LU

Notes:

ACEPTO SUGERENCIAS PARA MAS HISTORIAS

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

-No quiero ir-se quejó Samuel en el asiento trasero del automóvil acercándose para tener su rostro a la altura de su madre-no me puedes obligar a ir.

Pilar rió y mientras conducía.

-De hecho si puedo-dijo Pilar de buen humor-hasta donde sé sigo siendo tu madre.

Samuel frunció el entrecejo cruzó los brazos. Pilar estaba agradecida del hijo que tenía. Samuel era respetuoso, inteligente, amable y muy cariñoso pero tenía el orgullo del tamaño coliseo romano y cuando creía que tenía razón no había fuerza humana o divina que lo hiciera cambiar de opinión.

-Aún no tienes ni 11 años Samuel-dijo Pilar riendo-aun te puedo obligar a hacer cosas por mucho tiempo más.

Samuel estaba muy molesto. Realmente no quería asistir a la fiesta de cumpleaños de Lu. No por ella. Quería mucho a su amiga mexicana. Además ahí estarían sus otros amigos también. Guzmán, Polo, Rebe, Ander, Nadia, Omar, Cayetana y Marina. Y también Valerio, el simpático hermano de Lu. Todos estarían allí y si todos estarán allí eso implica que Carla también estará allí.

-Samuel entiende-dijo Pilar tratando de apelar por última vez a racionalidad de su hijo-yo debo estar todo el día en una reunión de negocios, es algo muy importante y no puedes quedarte solo en la casa.

-Estaré con Nano-dijo de mala gana- Además tampoco es que yo sea un bebé.

-¿No lo eres?-dijo Pilar-porque te estás comportando como uno.

Ciertamente ese comentario no ayudó a mejorar el humor de su hijo así que Pilar trató de cambiar de enfoque.

-Nano irá a una fiesta con Christian-dijo Pilar-además Lu es tu amiga y no sería justo que dejes de ir a su cumpleaños.

Eso pareció calmarlo. Pilar sabía que si apelaba al lado afectuoso de su hijo lograría hacerlo ceder, aunque sea un poco.

-Simplemente aléjate de Carla y ya está-dijo la madre.

Samuel no dijo nada peor Pilar sabía que si su hijo quedaba en silencio es porque reconocía la derrota.

 

-¡¡¡Samu!!!

El grito de Lu llamó la atención de todos en la fiesta. La mexicana corrió y abrazó a su amigo feliz de que viniera a su fiesta. Le dio su obsequio y se dirigió a tomar una bebida. Vio que ya habían llegado todos sus amigos. Todos eran compañeros en el colegio, todos de 11 años. Excepto Valerio y Omar que son un año mayores. Todos habían venido. El cumpleaños de Lu era siempre el evento más importante de toda su temporada.

También estaba ella. Esa odiosa, molesta, desagradable, hermosa, fastidiosa,… ¿hermosa? Claro, Carla estaba hermosa ese día con su hermoso vestido azul pero Samuel no quería reconocerlo. No, al enemigo no hay que concederle nada.

Ella lo miró y establecieron un duelo de miradas que fue interrumpido por Guzmán y Polo que se acercaron a Samuel y se lo llevaran con ellos para charlar cosas de chicos.

 

Todo comenzó cuando ellos tenían 5 años y comenzaron a asistir al jardín de infantes. Todos llegaron con sus padres y luego fueron a jugar entre ellos. Como es común a esa edad se dividieron entre niños y niñas. Guzmán, Polo y Ander reclamaron a Samuel como parte de su pequeño grupo. Un grupo de niñas jugaban entre ellas y de esas destacaba una. Samuel pudo ver a una niña rubia de ojos verdes. Era muy bonita y no dejaba de mirar a Samuel lo que intimidaba al niño.

Los juegos continuaron durante todo el día y en un momento vio como el grupo de niñas miraban a donde estaban ellos. Carla estaba al frente del grupo y Rebe y Lu la empujaban en dirección hacia los niños y ella como que se negaba y ponía fuerza para no ir hasta que la presión del grupo le ganó y se acercó al grupo de los niños pero solo miraba a Samuel.

Cuando se acercó a él los ojos verdes de ella entraron en contacto con los marrones de él.

-Hola, yo soy Carla-dijo ella con una enorme sonrisa. El muchacho era muy tímido y ahora tenía a esa linda niña saludándolo delante de todo el mundo. Samuel podía sentir las risas de Guzmán, Polo y Ander detrás de él.

-Yo soy Samuel-dijo el muchacho muy nervioso.

La niña parecía querer decir algo y no animarse. Pero de pronto tomó valor y en voz alta delante de todos:

-¿Cuándo seamos grandes te quieres casar conmigo?

Samuel se puso rojo como un tomate. Escuchaba las burlas de sus amigos por detrás de él. ¿Por qué esa niña linda le preguntaba algo así delante de todos? Ahora sus nuevos amigos se reían de él y las niñas lo miraban esperando que él hiciera algo pero Samuel no sabía que.

-¡Claro que no!-gritó Samuel y se dio la media vuelta para seguir jugando con sus amigos.

Carla no lloró. Empuñó ambas manos a los costados de su cuerpo y volvió con sus amigas. Desde ese entonces comenzó una guerra que se prolongó por 6 años. Bromas pesadas tras bromas entre uno y otro como venganza de una broma anterior.

Que alguien le puso una zancadilla a Samuel para que tropezara. Que alguien explotó la goma de mascar en el rubio cabello de Carla haciendo que deba cortárselo. Que alguien le puso un sapo en la mochila a Samuel. Que alguien cambió el jugo de Carla por algún líquido asqueroso. Todos sus compañeros se convirtieron en testigos de un enfrentamiento bélico infantil entre dos superpotencias del orgullo y el infantilismo.

 

LA NOCHE ANTERIOR A LA FIESTA DE LU

La noche anterior a la fiesta del cumpleaños número 11 de Lu estaba en su casa y su madre la notaba molesta.

-¿Sucede algo cariño?-preguntó Beatriz.

-Mañana es la fiesta de Lu y ella invitó a todos los del curso-dijo Carla molesta.

Beatriz, que conocía perfectamente a su hija y de los problemas que tuvo con Samuel durante los últimos 6 años, sonrió entendiendo por donde venía el fastidio de su hija.

-¿Y cuál es el problema?

-Que el fastidioso de Samuel va a estar ahí-dijo Carla cruzándose de brazos.

-¿Y de verdad te molesta tanto Samuel?-Beatriz sabía lo que posiblemente su hija sentía realmente pero nunca la presionaba y trataba de guiarla pero sin manipularla, quería que su hija llegue sola a sus propias conclusiones.

-¿De qué hablas?-quiso saber Carla.

-¿Qué sientes realmente cuando ves a Samuel?

-El me molesta mucho-dijo Carla-siempre con sus dibujitos tontos, sus tuppers con macarrones, y practicando boxeo con Rebe. Es muy tonto. Me molestan sus ojos marrones con sus largas pestañas y como se le marcan los hoyuelos cuando sonríe…

Beatriz no insistió. Su hija sola llegaría a la conclusión correcta.

 

Samuel estaba fastidiado y no se podía concentrar en sus videojuegos. Competía contra Nano y su hermano mayor lo estaba destrozando. Cuando Nano notó que Samu no estaba concentrado en el juego decidió intervenir.

-¿Qué te pasa Samu?

-Es que mañana es la fiesta de Lu-dijo Samuel enojado.

-¿Y eso te molesta?-quiso saber Nano.

-Es que va a ir Carla y siempre es un fastidio-dijo Samuel lo que hizo reír a Nano dado que ver a Samuel en papel de berrinchudo era algo poco común y muy gracioso.

-Ya veo que Carla es muy importante para ti.

-Para nada-dijo Samuel fingiendo desinterés sin ser convincente para nada-ella no me interesa en nada.

Nano, que a sus 16 años ya era un mujeriego consumado, sabía muy bien sobre sentimientos como no disimularlos. Entre él y su mejor amigo Christian habían salido con la mitad de las chicas de Las Encinas.

Pero Nano sabía cómo hacer su hermanito hablara.

-Y dime Samu-dijo Nano astutamente-¿Qué es lo que “no te interesa” de Carla?

Samuel miró a su hermano como si hubiera hecho una pregunta estúpida.

-No me interesa nada ella-dijo Samuel a punto de un berrinche-no me interesa que sea tan creída, no me interesa que sea tan manipuladora, no me interesa que me haga bromas tontas, no me interesa que le pida a Polo ayuda con su tarea de matemáticas, no me importa que sus ojos sean muy verdes…

Nano entendió todo e intentó contener la risa.

 

La fiesta ya había llegado hasta un punto donde la mayoría de los invitados se habían ido y solo quedaban los más íntimos los adultos tenían su propia reunión privada entre ellos charlando bebiendo. Lu aprovechó y robó una botella de vino vacía y la llevó a su habitación a donde invitó a los que aún quedaban en su fiesta.

-¿Qué hacemos en tu cuarto Lu?-preguntó Nadia.

-Vamos a jugar a la botella-dijo Lu con picardía-los adultos están ocupados y no nos molestarán.

Todos estaban sorprendidos por la idea. Algunos emocionados como Rebe, Guzmán y Valerio. Otros nerviosos como Polo, Nadia y Cayetana. Samuel y Carla miraban sin expresión.

-¿y cómo haremos?-preguntó Omar-¿cada uno besa a quién le toque cuando haga girar la botella?

La verdad es que todos eran bastante inexpertos en el asunto así que estaban bastante nerviosos.

-Más o menos-dijo la cumpleañera- como somos seis hombres y seis mujeres pensé en hacerlo más interesante, agregarle misterio al juego.

Todos miraban a Lu con un poco de miedo. Las ideas de la mexicana solían ser bastante locas y más de una vez los habían metido en problemas.

-¿Qué tienes en mente?-quiso saber Cayetana que desde que puso a lo que jugarían no podía evitar mirar a Polo y sonrojarse.

-Esto es lo que haremos-dijo Lu-solo las chicas giraremos la botella y besaremos al primer hombre que apunte. Esos dos quedarán fuera del juego hasta que todos hayamos besado y lego volvemos a hacer.

-¿Eso no complica las cosas?-preguntó Marina.

-No-dijo Lu con naturalidad-porque así habrá más expectativas porque todos estaremos especulando con quien nos va a tocar. Y mientras más vayan saliendo del juego más aumenta la tensión hasta que los últimos dos a no dependerán del azar.

Carla puso los ojos en blanco. Solo Lu podía convertir un travieso juego de niños en un mecanismo de tortura.

Sin estar muy seguros todos se pusieron en ronda sentados en el suelo.

-Los únicos casos en que no será válido deberemos girar de nuevo la botella serán si te toca con tu hermano-dijo Lu. Era una aclaración tonta e innecesaria pero los que tenían hermanos allí suspiraron aliviados-como fui la de la idea yo iré primero.

Lu soltó la botella que comenzó a girar y al detenerse apuntó a Ander lo que a todos les causó gracia excepto a Omar quien extrañamente tenía mala cara. El eso entre Lu y Ander fue extraño porque más que nada los dos amigos se dedicaron a reírse como tontos.

Luego le tocó el turno a Rebe quien le toco besarse con Valerio. Esos dos eran los más audaces del grupo así que a nadie sorprendió que su beso fuese más largo que el anterior.

La siguiente fue Marina quien esperaba le tocase con Samuel pero su suerte dictó que sea con Omar lo que resultó algo raro para los dos. Carla notó que esta vez fue Ander quien puso mala cara.

La próxima fue Nadia todos intuían quien puede ser que ella desee que le toque. Hizo girar la botella y el azar permitió lo que todos ya estaban pensando. Le tocó con Guzmán. El beso entre ellos fe más pausado que los anteriores pero Nadia no dejaba de mirar los grandes ojos azules que nunca antes había tenido tan cerca. Cuando terminaron Nadia bajó la mirada avergonzada pero Guzmán tenía en su rostro la sonrisa más grande del mundo.

La próxima fue Cayetana y Carla estuvo atenta porque dependiendo quien le tocara a su amiga, a ella le tocaría quien quede. Podían ser Polo o Samuel. La idea de besar a Samuel le molestaba. Era fastidioso. Entonces quería que a Caye le tocara Samuel. ¿Quería eso? No, por alguna razón esa idea le molestaba aún más. Cuando la botella terminó de girar tras el movimiento que había hecho Cayetana, el cuello apuntó a Polo. Los dos sonrieron como tontos, claramente nerviosos y les costaba mantener la mirada fija el uno en el otro debido a la timidez. Se dieron el beso si bien fue más corto que el de Guzmán y Nadia, al finalizar Cayetana y Polo tenían la misma actitud.
Y así fe como Carla supo que el destino conspiraba para acercarla a ese niño que la sacaba de quicio. Veía a Samuel pero curiosamente su cara no era de desagrado sino más bien de pánico.

Carla miró a Samuel como preguntándole silenciosamente si iban a seguir con esto. Demás estaban en silencio atentos a la situación. Sabían que entre esos dos podía armarse la tercera guerra mundial. Solo bastaba con una mirada despectiva, con un comentario un poco desafortunado. Cualquier mínima chisma encendería una hoguera que podría quemarlos a todos.
Sin embargo ni Carla ni Samuel darían marcha atrás. Ninguno quedaría como un cobarde frente a todos sus amigos. O quizás esa era la excusa que se decían a sí mismos.

Ambos se acercaron quedando juntos a mitad de camino, exactamente en el punto central del círculo que todos formaban. Se encontraron frente a frente y finalmente se miraron. Había nervios en ellos, sin duda pero ya no veían a esa persona que le hacia la vida imposible al otro. Carla veía dos ojos marrones intensos con las pupilas muy dilatadas, acompañados de unas pestañas muy largas. Samuel solo veía esos ojos verdes que él decía que lo molestaban pero a regañadientes debía reconocer que eran hermosos.

Cuando no hubo más que hacer sus labios hicieron colisión al momento que cuatro ojos se cerraron pensando que así lograrían sentir algo más. Ellos no estaban estáticos sino que sus bocas bailaban sutilmente buscando cada una amoldarse a la otra. Tanto Carla como Samuel encontraron suavidad en los labios del otro y por un momento el resto de la existencia dejó de tener valor y el universo dejó de moverse. Habían pasado unos segundos y su beso fue más largo que todos los anteriores pero nadie hacía nada por detenerlos. Tanto a quienes les sorprendía esto como a los que no podían evitar pensar que estaban viendo algo que tarde o temprano sería inevitable.

Cuando terminaron abrieron los ojos viéndose a la distancia más cercana a la que habían estado nunca. Por un segundo Carla creyó ver verdes los ojos siempre marrones de Samuel y él creyó ver marrones los de ella donde deberían ser verdes. Ignoraron eso y se miraron sin saber bien que hacer.

No hubo necesidad de hacer algo. El padre de Lu entró y dijo que todos debían marcharse porque sus padres ya se los llevarían a cada uno a sus respectivos hogares. Y así Carla y Samuel quedaban devastados porque sentían que aunque no entendían lo que sucedía, hoy había continuado lo que hace 6 años comenzó con una fallida propuesta de matrimonio.

Cada uno fue con sus padres. Carla tomó la mano de Beatriz para ir al automóvil y Samuel siguió a Pilar. Carla caminaba y por alguna razón se sintió desolada, como si pudiera llorar en cualquier momento y no entendía por qué.

En un momento una mano la sujetó suavemente de su hombro izquierdo y al voltear a ver quién era vio a Samuel que le sonreía con suma timidez.

-Oye…-decía el castaño muy apenado-¿te gustaría ir a mi casa a ver una película uno d estos días?

Samuel cerró los ojos como esperando que una respuesta negativa fuera igual a un fuerte golpe.

De repente Carla ya no quería llorar. Miró a su madre y Beatriz entendió que su hija le estaba pidiendo permiso silenciosamente. Beatriz asintió con una tierna sonrisa.

-Está bien-dijo Carla. Se dio media vuelta e ingresó al automóvil de su madre sonriendo.

Samuel regresó al coche de Pilar y por el retrovisor la mujer pudo ver como su hijo estuvo sonriendo todo el trayecto de regreso a casa.

Notes:

TENGO PENSADO UNA SEGUNDA PARTE DE ESTE RELATO ASÍ QUE DIGANME QUE LES PARECE.

Chapter 10: 10_SWINGING

Chapter Text

Mantener un matrimonio es una tarea difícil. El interés, la pasión y el afecto son conceptos muy volubles que pueden transformarse rápidamente. El interés se transformaba en una súbita indiferencia. El fuego y la pasión podrían transformarse en un simple acto protocolar entre dos cuerpos desnudos cansados el uno del otro. El afecto comenzaba, con suerte, a volverse una tensa tolerancia. Y si hacías todo lo correcto para mantener el matrimonio a flote decías tomarlo como una apuesta porque no había resultados garantizados. Era una mezcla de decisión y suerte a la que los cónyuges estaban atados.

 

Samuel ya no se consideraba un hombre feliz. Se sentía cómodo con su vida, pero feliz no. Había amado a Rebeka. Y sabía que una parte de él siempre la querría pero ya no sentía por ella la pasión que antes lo quemaba. Su convivencia era buena, excelente podría decirse pero ya no se sentían como marido y mujer sino como amigos que compartían la casa.

A los 30 años ambos estaban en la cúspide de sus respectivas profesiones y el dinero no era un problema para ellos. Llevaban 5 años de casados pero a veces el tedio parecía de 50. A veces Samuel pensaba que el hecho de casarse había matado a su pareja. Peor al menos con Rebe se llevaba muy bien y ella también estaba consiente de esas crisis y se sentía igual que él por lo que Samuel al menos no sentía culpa. Al menos no tenían hijos y eso era una preocupación menos para ellos.

Cuando Rebe le propuso a Samuel la loca idea del intercambio de parejas, él lo vio como el último intento desesperado por salvar algo que silenciosamente ambos sabían que estaba muerto.

Samuel tuvo que buscar en Google para entender un poco mejor el concepto.

“La palabra 'swinging' hace referencia al intercambio de parejas en reuniones que tienen como finalidad la actividad sexual, estos encuentros se contemplan como cualquier otra actividad social para parejas”

No es que Samuel no pueda encontrar deseable a otra mujer que no sea su esposa. De hecho su crisis matrimonial lo había vuelto más receptivo a la belleza de otras mujeres, algo que no hubiese pasado en sus mejores momentos con Rebe. Pero seguía casado y ni siquiera se había separado por lo que la idea de estar con otra mujer aun le parecía rara. Pero Rebe sostenía que podía ser una buena experiencia para ellos. No sería infidelidad porque era algo consensuado entre ambos. Samuel supuso que Rebe lo proponía para sentir que habían intentado todo para recuperar la chispa y que realmente ya no quedaba nada más por intentar. Samuel tampoco quería sentir culpa por no intentarlo todo así que sin mucho entusiasmo aceptó. Se sentía raro por ello dado que cualquier hombre querría que su esposa le diera permiso para estar con otra mujer pero Samuel solo se sentía raro.

 

La crisis matrimonial que Carla y Polo atravesaban no sorprendía a la rubia. De los seis años que llevaba casada con Polo solo podía rescatar que la fiesta de casamiento fue muy bonita. Ya está. Solo eso.

No es que Polo fuese alguien desagradable o un mal esposo. Es que Carla nunca pudo sentir pasión alguna por este hombre. Polo solo era un hombre que era en cierto sentido el partido perfecto para cualquier mujer pero al que Carla solo pudo ver como como una obligación más. Polo es el hijo de viejos socios de su padre y desde el principio se dio por sentado que debía casarse con él aunque a ella jamás le consultaron si ella quería pasar el resto de su vida. Claro, ella podía negarse pero sabía que negarse sería tener encima de ella al abusivo de su padre que la responsabilizaría a ella por arruinar un buen negocio.

Para fortuna de Carla logró llevarse bien con Polo y la convivencia fue armoniosa pero falta de alegría y pasión.

Cuando el padre de Carla murió ella sintió una libertad que nunca había sentido antes y ahora podía abandonar a Polo sin represalias pero para ese punto Carla sentía una enorme gratitud con Polo por ser su refugio solo por eso no se divorció de él y tampoco nunca le fue infiel.

Carla sentía que su juventud se iba poco a poco. Era una hermosa mujer de 30 años que quería vivir otras experiencias mientras descubría a donde quería encaminar su vida. Por eso cuando Polo sugirió unirse a ese club de intercambio de parejas ella no dudó en aceptar. Cualquier cosa con tal de experimentar alguna emoción que le recordara que estaba viva.

 

Todos los invitados habían llegado. Era una lujosa mansión muy elegante. Cuando Carla y Polo llegaron vieron unos cuantos automóviles aparcados allí. Fueron recibidos por los propios dueños del lugar. El matrimonio estaba conformado por Guzmán y Lucrecia Nunier Montesinos.

-Por favor adelante-dio la anfitriona-los esperábamos con ansias. Solo faltaban ustedes.

Carla le sonrió a la mexicana y su esposo. No pudo evitar notar que era una pareja mu atractiva. Y vio como Guzmán la miraba con poco disimulado deseo, cosa que su esposa no parecía reprobar. También notó que Polo, aunque estaba nervioso, miraba a Lucrecia sugestivamente.

Cuando llegaron al salón donde todos estaban reunidos notó que en total eran cinco parejas.
Carla no tardó en deducir que todos eran personas de dinero allí, lo nota por sus vestimentas. Además, todos eran muy atractivos. Supuso que Lucrecia y Guzmán lo organizaron así para entusiasmar más a los participantes.

Saludaron y les fueron presentados el resto de los comensales tomaron asiento en los enormes y cómodos sillones blancos que dominaban el lugar. Tomaron unas copas notó como en el ambiente dominaba el nerviosismo y la excitación.

Carla se dedicó a examinar a las otras parejas.

Estaban Cristian y Nadia. Él era extrovertido, musculoso y muy simpático. Carla pensó que no le molestaría si estuviera con él esta noche. Nadia tenía un aspecto más serio pero no por eso no era atractiva. Era sumamente sexy con sus rulos negros y sus labios pintados de un rojo furioso. Parecía que Nadia ya había puesto un ojo sobre el dueño de la casa.

Luego estaban Phillipe y Cayetana. Él era agradable y su evidente acento francés lo hacía un poco interesante pero Carla no se sentía atraída hacia él en lo más mínimo. Por otro lado, Polo conversaba animadamente con Cayetana quien parecía encantada que él le prestara atención.

La ultima pareja fue la que más llamó la atención de Carla. Eran bastante atractivos (como todos en realidad). Ella era muy divertida con sus chistes. Sus ojos azules combinaban muy bien con su hermoso cabello negro e impactaba con su altura. Él era más bajo pero de buen cuerpo, cejas firmes y gruesas, ojos marrones y unos hoyuelos en sus mejillas al sonreír que hacían que Carla se sintiera extrañamente perdida. Él la miró por primera vez en la noche y pareció repentinamente conectarse a la situación.

Todos charlaban animadamente dejando atrás la timidez inicial. Si la idea era conocer gente nueva Carla se propuso conocer a ese Samuel pero en ese momento Lucrecia y Guzmán se pusieron de pie y propusieron un brindis por una hermosa velada que prometía volverse aún mejor. Todos brindaron con alegría.

-Bueno-dio Lucrecia-como ya nos hemos conocido y todo parece marchar bien, creo que es momento de pasar al motivo principal por el cual estamos aquí.

El silencio era total. Parecía como si todos hubiesen olvidado a que venían y de repente lo recordaran con mucho miedo.

-Antes de comenzar con la selección de parejas en sí-dijo Guzmán-sería bueno que hicieran cualquier pregunta que tuvieran. No tengan miedo de preguntar nada por más que crean que es algo tonto. A veces tu duda tonta también es la duda de otra persona más y ya no es tan tonta.

Todos parecían confundidos por ese planteo hasta que Nadia se animó a hacer una pregunta.

-¿Qué los llevó a orientarse a estas prácticas?

Lu Guzmán se miraron sonriendo.

-Digamos que hemos tenido problemas antes-dijo Guzmán- superarlos nos hizo madurar en cuestiones como los celos y el placer.

-Antes teníamos muchas discusiones por cuestiones de celos-dijo Lucrecia-a mí me molestaba que Guzmán miraba a otras mujeres y a él que yo mirara otros hombres. Los celos se volvieron enfermizos. Después de trabajar mucho en ello llegamos a la conclusión que el deseo sexual es algo normal. Es natural sentirte atraído por más de una persona, que eso no tenía por qué significar que eso era una amenaza para nuestra pareja.

Todos escuchaban atentamente el relato. Quizás algunos podían identificarse.

-Nuestro amor seguía siendo el mismo-contó Guzmán-pero que nos atraían también otras personas era evidente. Entonces probamos liberando un poco la pareja y, con ciertas reglas, aceptamos que podíamos estar con otras personas de vez en cuando. Y eso nos resultó. Nuestra convivencia mejoró, incluso mejoró el sexo entre nosotros. Después pasamos a hacer tríos o estar con otras parejas. Lo que al principio era una válvula de salida para cada uno de nosotros por separado luego comenzamos a compartirlo y eso de alguna manera nos unió aún más.

-¿Dicen que esto salva matrimonios?-preguntó Rebe.

-No-dijo Lucrecia contundentemente-estas prácticas no arreglan ni destruyen parejas. Son simplemente espacios para disfrutar pero depende de cada uno el animarse. Estas prácticas no salvaron nuestro matrimonio, pero si ayudó a que Guzmán y yo nos comuniquemos de una manera más honesta sobre lo que sentimos y deseamos.

-Pero cuando involucran a una tercera persona u otra pareja no es infidelidad porque es una actividad en la que la pareja en conjunto participa-dijo Cayetana-pero cuando cada uno está con alguien por su cuenta, como es este caso, ¿en ese caso no sería efectivamente una infidelidad?

El planteo de Cayetana captó la atención de todos.

-Eso depende-dijo Guzmán-en el caso de estar con alguien más simplemente podría ser pero en el caso de Lu y o eso es algo consensuado de lo que siempre hablamos sin ocultarnos nada. Y si lo piensas bien, lo que estamos por hacer aquí ahora, si bien cada quien estará con alguien por separado, todo sucederá con la aprobación de los dos miembros de la pareja. Con Lu creemos que el amor no debe ser egoísta que el placer del otro no tiene que significar una amenaza para ti.

Todos parecían un poco más calmados con esa explicación. Carla miró a Samuel quien también la miraba a ella.

-Aclaradas las dudas creo que podemos comenzar-dijo Lu. Todos pusieron atención-Primero que nada aclararemos ciertas reglas. Nadie elije a quien la tocará, eso se decidirá aleatoriamente. En la planta alta de la casa hay cinco habitaciones. En cada una está puesto el nombre de alguna de las mujeres aquí presentes.

Tomó una pequeña urna y se las enseñó a todos.

-Aquí están los nombres de los hombres-explicó Lu- cada una de nosotras va a sacar un nombre. El que les toque no podrá cambiarse a menos que les toque el nombre de su propio esposo por supuesto.

Todos estaban bastante nerviosos pero Carla solo pensaba en que deseaba a alguien en específico.

 

Samuel estaba sorprendentemente entusiasmado con seguir con esta extraña experiencia. Sobre todo porque esa mujer llamada Carla lo tenía hipnotizado. Aunque no había ninguna garantía que le tocara con ella. Si bien todas las mujeres allí eran hermosas el solo pensaba en una en específico.

-Bien-dijo Lucrecia-¿Quién será la primera valiente? Dado que soy la anfitriona yo seré la última y por lo tanto me quedaré con quien quede al final.

A Samuel no le sorprendió en lo más mínimo que fuese su propia esposa quien se ofreciera a elegir primero, siempre fue muy audaz. Mostró el nombre frente a todos: PHILLIPE. El joven francés sonrió y miró a su esposa que le respondió con una confiada sonrisa para indicarle que todo estaba bien. Rebe miró a Samuel quien solamente le dio un pequeño beso en la mejilla para mostrar que no sentía conflicto alguno con lo que iba a suceder. Rebe fue y se sentó junto a Phillipe y se dieron un beso en los labios.

Por eso Cayetana decidió ser la siguiente. Cuando sacó un nombre le tocó Polo. Cayetana sonrió. Como desde el principio ellos se llevaron bastante bien Samuel supuso que estaba encantada con lo que sucedería y a él se lo veía tan entusiasmado como a ella. Samuel buscó en Carla una reacción lo que acababa de suceder pero ella solo lo miraba a él. Cayetana fue más descarada que Rebe y directamente se sentó en las piernas de Polo a lo que Carla solo sonrió y no mostró ni el más mínimo malestar.

La siguiente fue Nadia a quien le toco Guzmán el anfitrión. Nadia se sonrojó y por eso Samuel supuso que le tocó con quien ella deseaba. Guzmán no se veía menos entusiasmado. Miraba a su próxima amante con un para nada disimulado deseo.

Samuel vio como el otro hombre que aún no tenía una amante definida, Cristian, miraba a Carla y Lucrecia como las posibilidades que aún quedaban. Se lo veía complacido con cualquiera de la dos a diferencia de Samuel que tenía un objetivo específico.

Ahora solo quedaba Carla por definir con quien estaría esa noche. Sacó el nombre de la urna y sonrió al leerlo. En vez de mostrárselo a todos como habían hecho las chicas anteriores solo lo enseñó en dirección al castaño al que había mirado toda la noche: SAMUEL.

 

Samuel cerró la puerta detrás de ellos y Carla caminó por la habitación observándola aunque en realidad solo le daba tiempo a Samuel de que la observara. Él hizo justamente eso. Notaba como su vestido rojo se pegaba a su cuerpo resaltando las descaradas curvas de esa rubia que Samuel pensaba que partía el piso cuando caminaba con tacones.

Era un andar felino, arrogante y posesivo de esas mujeres que sabían que tenían que tenían el control de la situación y que disfrutaban de eso. Y Samuel lo sabía, él le pertenecía a ella por esta noche.

-Y dime Samuel ¿para qué estás aquí?-dijo ella con una coqueta sonrisa.

-Haces la pregunta incorrecta-dio él haciéndose el duro-porque todos estamos aquí para lo mismo, incluso tú. Lo correcto es preguntar por qué.

Carla estaba impresionada por él. No venia solo por el sexo.

-Entonces dime-dio ella sentándose en la cama y cruzando las piernas lo que hizo que Samuel tragara saliva-¿Por qué estás aquí?

Él se sentó en la cama junto a ella mirándola de frente. Sus ojos marrones rompieron el hechizo de los ojos verdes de ella y miraron su cuello y fueron bajando por su escote (donde se detuvieron unos segundos de más) hasta volver a ver sus piernas que las manos de Samuel se morían por recorrer.

-Estoy aquí en un intento desesperado de salvar un matrimonio que tanto mi esposa como yo sabemos está muerto-dijo él en un firme susurro-¿y tú?

Carla se puso de costado apoyada en un codo mientras estaba acostada en la cama. Apoyó su rostro en una mano mientras miraba el espejo frente a ella que la reflejaba junto a un Samuel que estaba perdido en el cuerpo de Carla ahora que podía apreciarlo mejor.

-Mi matrimonio es un zombi-dijo ella-camina, pero está muerto.

Samuel se pegó un poco más a Carla y comenzó a respirar en la oreja de ella haciendo que se le erizara la piel.

-Y ¿Estar aquí conmigo revivirá tu matrimonio?-preguntó Samuel mientras comenzaba a besar el cuello de la rubia cuyo cuerpo reaccionaba con una placentera debilidad.

-No-dijo ella en un jadeo inconcluso-ciertamente no.

Carla dio media vuelta rápidamente y sus labios y los de Samuel colisionaron.

Las manos de Samuel recorrían el cuerpo de Carla con firmeza pero suavidad. Todas las terminaciones nerviosas de la rubia estaban disparadas ante esas caricias. La unión de los labios de los dos producía un calor muy intenso al que solo le faltaba una combustión explicita. Carla se sienta sobre Samuel y su escote queda a la altura de la boca de Samuel que hambrientamente se lanza sobre su presa. Los dedos de Carla dibujan figuras abstractas sobre el cabello de Samuel para poder sobrellevar la excitación que sentía en ese momento.

Sin dejar de besar a ese hombre que apenas conocía, Carla comienza a desabotonar su camisa mientras la hábil mano de Samuel llega a la espalda de Carla y de un suave movimiento baja el cierre de su vestido dejándolo a la altura sus caderas.

Cuando ambos quedaron en ropa interior se miraron como traviesos niños que jugaban con un juguete prohibido.

La excitación asustaba a ambos que nunca habían sentido algo así, pero ya estaban jugados y debían seguir hasta el final, así lo harían…

 

Rebeka y Samuel regresaban a casa y en ese automóvil reinaba el silencio. Ambos parecían satisfechos por esa noche de lujuria que disfrutaron por separado. No era un silencio tenso sino más bien uno resignado. Cuando Samuel entró su automóvil a su casa estacionó y el silencio absoluto dominó el ambiente.

-¿Este es el fin verdad?-dijo Rebe.

-Supongo que sí-contestó Samuel con tristeza pero también con decisión.

Los ojos de Rebe se cristalizaron. Se abrazaron.

-Siempre te voy a querer-dijo Samuel.

-Lo sé-respondió ella-pero lo mejor es que esto se termine.

-No me arrepiento de nada-dijo él tratando de no llorar pero sin dejar de sonreírle a la mujer que por tanto tiempo lo hizo feliz-es tarde, charlamos mañana.

 

Al llegar a su casa Polo seguía contando emocionado como había disfrutado su experiencia con Cayetana.

Carla supo que era momento de afrontar la realidad. Un zombi camina pero no vive.

Carla se sentó en la cama y miró a Polo con tristeza. Siempre estaría agradecida por ese hombre que de alguna manera la había salvado de su familia. Pero ella ya no necesitaba un héroe y él ya no necesitaba a una damisela en peligro. Ella necesita un hombre que no era él y él necesitaba a una mujer que no era ella.

-Polo-dijo Carla-necesitamos hablar.
Polo la miró y no preguntó nada. Tenían que ponerle voz a una realidad que era innegable.

 

Samuel entró a su nuevo departamento. Era lujoso aunque no muy grande. Él no necesitaba más que eso. Dejó su maletín en el suelo y fue a su habitación para cambiarse de ropa. Lo que más deseaba era quitarse la corbata y los zapatos.

Cuando entró a su habitación se dio cuenta que lo que menos haría ahora era descansar. Ella estaba en su cama con una atractiva lencería de color azul. Él no dice nada, solo sonríe de forma ladina.

-Por fin llegas-dice Carla desde la cama.

Chapter 11: UNA MUJER MAYOR

Chapter Text

Cuatro temerosos niños de 12 años ingresaban a Las Encinas por primera vez. Este día comenzaban ese emocionante y tortuoso periodo denominado “escuela secundaria”. Quizás no sea correcto denominarlos como niños precisamente. Era una etapa intermedia entre la niñez y la hombría, con el temor y la energía de la niñez pero comenzando a tener intereses de adultos.

-Nos miran como su fuésemos su presa-dijo Polo temeroso.

-Polo no hay nada que temer-dijo Samuel.

-Tú tienes a Nano, Guzmán a Marina y Ander es el hijo de la directora-se quejó Polo- ¿y a mí quien me protege?

-Polo no exageres-dijo Ander-nadie nos hará nada.

El que estaba callado era Guzmán quien se entretuvo mirando a un grupo de chicas del último año. Los demás no pudieron evitarlo y ellos también las miraron como ese preciado tesoro que sabían que nunca alcanzarían.

-Oh, las mujeres mayores-dijo Guzmán-¿Por qué son tan lindas?

-¿Mayores?-preguntó Samuel.

-Son MILF-dijo Guzmán.

-Tienen 17 años Guzmán-dijo Samuel exasperado-no califican de MILF.

-Lo son para nosotros-dijo el rubio.

Samuel siguió caminando solo para no escuchar las tonterías de Guzmán pero cuando la vio quedó impactado, al igual que cuando la vio por primera vez. Siempre le pasaba, solo ella podía hacerlo.

Eran cinco adolescentes de 17 años, del último año. Los más populares de las Encinas. Nano, el hermano mayor de Samuel, iba de la mano de Marina, la hermana mayor de Guzmán, tan enamorados como siempre. Junto a ellos caminaba Lucrecia Montesinos, la mexicana más hermosa y atemorizante que existía quien con solo una mirada era capaz de intimidar a cualquiera.

Estaba también Christian Varela, el mejor amigo de Nano quien de la mano llevaba a su novia. Ella, la que le quitaba la respiración a Samuel. Su dorado cabello llegaba hasta la mitad de su espalda cayendo como una cascada dorada. Sus ojos verdes eran lo más hermoso que Samuel había visto en toda su vida. Carla Rosón Caleruega.

Cada vez que la veía Samuel enmudecía como un estúpido y pasaba vergüenza, aspecto que sus amigos y Nano siempre le remarcaban.

Las otras cuatro personas dejaron de existir para Samuel porque solo estaba ella, la mujer perfecta, la diosa que había bajado del Olimpo y había regalado un poco de su presencia a los simples mortales que jamás serían dignos de ese monumento de mujer.

¿Cómo la conquistó el imbécil de Christian? Ese es un misterio que Samuel jamás entenderá.

-¡Ahí están Samu y sus amiguitos!-gritó Lu de tal modo que todos los presentes los miraron a ellos.

Carla, Marina y Lu corrieron a abrazar a Samuel.

-Samu, tan mono como siempre-dijo apretándole los cachetes a Samuel de un modo casi tan doloroso como lo suele hacer su abuela.

-Tu primer día en Las Encinas Samu-le dijo Marina conmovida y llenó a Samuel de besos de modo que tenía el rostro lleno de lápiz labial rojo.

-Mi Samu -dijo Carla con alegría como suele saludarlo siempre y de la misma forma tan efusiva.
Le tomó el rostro de la misma forma que Marina y también le dio muchos besos-te extrañe mucho este verano mi Samu.

Lo abrazó fuertemente atrayéndolo hacia ella y el pequeño Samuel quedó aprisionado entre los brazos de Carla y sus tetas (las que Samuel consideraba bastante cómodas).

Nano y Christian reían por esa escena. Carla soltó a Samuel y siguió camino junto a sus amigos al salón de clases. Samuel quedó a la vista de todos con el cabello desordenado y cara llena de lápiz labial debido al round de cariño que tuvo con las amigas de su hermano.

-Samu suertudo-dijo Guzmán.

-Si-dijo Ander-muchos chicos sueñan apenas con un beso de Carla Rosón.

-Y tú ya usaste un pezón de ella como hisopo-agregó Polo lo que hizo reír a Ander y Guzmán.

Samuel sentía una molestia en sus pantalones.

-Ya vengo-dijo el castaño.

-¿A dónde vas?-preguntó Guzmán.

-Al baño-dijo Samuel apurando el paso.

 

La conoció hace años. Era el cumpleaños número 14 de Nano y la casa de los García Domínguez estaba llena de adolescentes alocados festejando. Samuel no creía que todos ellos fueran realmente amigos de Nano pero ¿quién entiende a los adolescentes?

Para escapar de todo ese escándalo se encerró en la biblioteca de la mansión para poder leer algún libro. Comenzó a leer una vez más El Principito y se perdió nuevamente en esa lectura como lo hacía cuando de más joven su madre se lo leía.

La puerta de la biblioteca se abre y deja entrar toda esa fuerte música pero vuelve a cerrarse rápidamente.

-Perdón-dijo la voz de una chica-creí que no habría nadie aquí. Es que quería escapar de tanto alboroto.

Samuel la miró por primera vez. Era una muchacha rubia que parecía un ángel. El libro dejó de importarle porque su atención solo podía estar fija en esa criatura hermosa e incomprensible que se hallaba frente a él.

-Perdóname si interrumpí tu lectura-dijo la chica-soy Carla, una amiga de Nano de la escuela. ¿Tú quién eres pequeño?

Por alguna razón a Samuel no le gustó que esa chica tan hermosa lo considerara pequeño.

-Soy Samuel-dijo tímidamente-el hermano de Nano.

-Mucho gusto Samu-dijo ella sonriendo. Esa sonrisa quedaría grabada en la memoria de Samuel por el resto de su vida-Veo que estás leyendo El Principito. ¿Sabes? Es mi libro preferido. Lo he leído tantas veces. Mi madre solía leérmelo pero ahora yo lo leo sola.

-¿Por qué ella ya no te lo lee?-preguntó Samuel.

La mirada de Carla se perdió por unos segundos.

-Ella murió hace unos meses-dijo ella y Samuel quiso patearse a sí mismo por hacer esa pregunta.

-Lo siento mucho-dijo el bajando la mirada tímidamente.

-No lo sientas-dijo ella sonriendo-cuando leo El Principito la vuelvo a sentir cerca de mí. Bueno, Lu y Marina me deben estar buscando y ya interrumpí demasiado tu lectura. Gusto en conocerte Samu.

Ella se puso de pie y le dio un tierno beso en la mejilla a Samuel. La mano de Samuel quedó quieta en su mejilla como tratando de capturar para siempre ese beso.

 

Los cuatro muchachos estaban jugando videojuegos en la mansión de los García Domínguez.
Había pasado su primer mes como estudiantes del primer año en Las Encinas. Aun se sentían como pequeños conejitos rodeados de peligrosas serpientes.

-Polo siempre pierdes-se burló Guzmán.

-Que te follen Guzmán-dijo Polo molesto.

-Nadie me va a follar-dijo el rubio con altanería-yo voy a follar a Lucrecia Montesinos.

-Con la única con quien tendrás sexo es con tu mano derecha-bromeó Ander-a menos que seas zurdo.

-Soy ambidiestro-corrigió Guzmán.

-Suertudo-dijo Samuel-tendrás un trío.

Polo y Ander rieron con fuerza y Guzmán se puso rojo de la vergüenza.

-¿Por qué es tan loco pensar que Lu quiera follar conmigo?-preguntó Guzmán molesto.

-Porque ella es básicamente una diosa azteca-dijo Ander-y tú eres un niñato de 12 años que solo ha visto tetas en su teléfono a escondidas de sus padres.

-Claro, porque ustedes vieron muchas tetas ¿verdad?-se quejó Guzmán.

Samuel se divertía con esta conversación. La realidad es que ninguno de los cuatro sabía nada de sexo ni de chicas pero como buenos machos de 12 años jamás reconocerían eso frente a sus amigos.

-Al menos yo besé a Rebeka-se jactó Ander.

-Estábamos jugando a girar la botella-le recordó Polo-del mismo modo que yo besé a Caye, Guzmán besó a Nadia y Samu besó a Ari. En un juego no cuenta.

-Por algo se empieza-dijo Ander encogiendo los hombros.

Sin que lo pudieran escuchar o ver Nano bebía una cerveza y se reía de la conversación de su hermanito y sus amigos.

 

A punto de terminar su primer año en Las Encinas Samuel ya era un apuesto jovencito de 13 años cuyos únicos intereses eran las chicas, las chicas y las chicas. Con el pasar de los meses se había animado a invitar a Ari Blanco a una cita y el beso que se dieron al final de la velada no fue por un juego de girar la botella sino porque ambos así lo decidieron espontáneamente. Así Samuel se convirtió en el primero de sus amigos en dar de verdad su primer beso.

Sin embargo en su corazón seguía estando esa chica rubia que para él era mucho más que cualquier otra mujer, esa que hacía que todas las otras le parezcan tan poca cosa que a veces ni siquiera valía la pena mirarlas. Porque sí, había disfrutado de besar a Ari pero ¿que era ella o cualquier otra chica a la par de Carla Rosón Caleruega?

Faltaban dos semanas para que Nano y sus amigos terminarán con su educación secundaria y cada uno se iría a la universidad y Nano había contado en casa que Carla había sido aceptada en Oxford y Samuel quería decirle lo que sentía por ella antes que se fuera. No tendría otra oportunidad.

Salió de su casa sin decir a donde iba y fue con un obsequio a la casa de los Rosón. Los Rosón vivían muy cerca de ahí así que no tardó tanto en llegar. A pocas casas de su destino vio a Christian salir de la mansión de los Rosón. Dio un portazo y salió hecho una furia de la casa de su novia. ¿Habrían peleado?

Samuel tocó el timbre y lo atendió en intimidante señor Rosón quien lo reconoció como el hijo menor de los García y cuando el muchacho preguntó por Carla el hombre le dijo que la encontraría cerca de la piscina.

Con nervios Samuel fue hasta allí. La encontró sentada junto a la piscina limpiando sus lágrimas. ¿Ese hijo de puta de Christian la había hecho llorar?

-¿Samu?-dijo ella al no entender qué hacía él ahí mientras secaba sus lágrimas.

(Es ahora o nunca Samu)

-Es que sé que pronto te irás para Inglaterra-dijo Samu nervioso-y quería decirte que…

Y Samuel la vio. Y se vio a él mismo. Ella era tan inalcanzable, tan perfecta. Y él solo era un niño tonto que buscaba algo que jamás obtendría.

-Samu ¿qué sucede?-preguntó ella.

-Vine a…entregarte esto-dijo Samuel dándole el obsequio-es para ti.

Carla lo tomó y vio que era una edición de lujo de El Principito de Antoine De Saint-Exupéry. Ella miró a Samuel.

-Para que recuerdes a tu mamá estando allí en Inglaterra-dijo Samuel sonrojado-y para que me recuerdes a mí.

Carla se aferró al libro con fuerza y sin pensarlo abrazó con fuerza a Samuel.

Quedaron allí charlando por horas con los pies dentro del agua de la piscina. Carla le contó como Christian se fue enojado al no haberla convencido de quedarse en España y aunque Samuel también odiaba la idea que ella se fuera, no quería retenerla porque sabía que ella era como un ángel y los ángeles necesitaban de sus alas para ser hermosos.

Cuando Samuel se disponía a marcharse Carla le dio un tierno beso en la mejilla como tantas veces había hecho antes.

-Si fueses unos cuantos años mayor-le dijo la rubia-saldría contigo sin dudarlo.

 

Y pasó el tiempo. Y con él Samuel fue creciendo y Carla era un nombre que a veces se mencionaba en ocasionales conversaciones. El recuerdo seguía haciéndola tan presente como el primer día. Ella no regresaba de Londres ni siquiera para Navidad. Su padre viajaba hasta allí para verla. Nano había contado que ella ahora era novia de un inglés que conoció allá y a pesar del tiempo y la distancia a Samuel le dolía.

Pero la vida seguía. Seguían las charlas con sus amigos sobre sexo y mujeres en que en realidad ellos no entendían nada. Seguían las citas con chicas que contaban como medallas para jactarse ante sus amigos. Seguían los años en Las Encinas. Seguían las mujeres que cada vez le causaban más interés. Llegó su primera novia: Ariadna Blanco. Llegó su primera vez la cual fue satisfactoria. Solo satisfactoria.

 

Pasaron los cuatro años de educación universitaria y Carla finalmente regresó a España a trabajar junto a su padre en Las bodegas que Carla había heredado de su difunta madre.

Un Samuel de 16 años besaba a su novia con todo el ímpetu de sus hormonales deseos olvidándose que estaban fuera de su casa y los vecinos los estaban viendo. A la mierda los vecinos, es su novia y él quería besarla…y mucho más.

-Supongo que dejaste de ser el pequeño Samu-dijo una voz femenina y Samuel levantó la mirada para ver quién era.

Frente a él estaba ella. Carla Rosón aún más hermosa que antes. Miraba divertida a Samuel y su demostración pública de pasión.

-Carla-dijo Samuel sorprendido-regresaste.

Carla sin dejar de sonreírle lo abrazó con fuerza. Esta vez el rostro de Samuel no quedó a la altura de los pechos de la rubia sino que ahora era un poco más alto que ella. Ella depositó su mentón en el hombro de Samuel y e castaño pudo sentir como encajaban tan bien como antes. Su vida continuó pero su mente siempre se las arreglaba para regresar a esa rubia.

-Hola, soy Ari la novia de Samuel-dijo una molesta voz femenina que los sacó de ese hermoso momento.

Carla la miró y Samuel percibió cierto malestar de parte de la rubia.

-Mucho gusto, soy Carla, una amiga de Nano. Si me disculpan tengo que charlar con mi viejo amigo.

Antes de entrar a la mansión de los García, Carla le susurró a Samuel en el oído:

-Aún tengo el libro y leo seguido.

Cuando Samuel retomó la sesión de besos con su novia solo podía pensar en la rubia.

 

Samuel odiaba vestirse con esmoquin. Pero había que hacerlo. Esa noche había un gran baile que reunía a toda la clase alta de Madrid y sus padres le pidieron que fuera sí o sí. Generalmente respetaban el deseo de su hijo de no asistir a este tipo de eventos pero esa noche los García buscaban acercarse a otra familia de millonarios para establecer vínculos comerciales y por cuestiones de imagen la familia completa debía asistir. Nano asistiría unto a Marina quien nunca dejó de ser su novia a pesar que se por cuatro años vivieron lejos el uno del otro.

El matrimonio García había adelantado que asistiría con sus dos hijos y cada uno de ellos lo haría con su respectiva novia. ¿Sería así? Claro que no porque el día de hoy se le había ocurrido a Ari no contestarle el teléfono a Samuel. El día anterior habían discutido porque a Ari le había llegado el rumor que Samuel coqueteaba con otra chica. Era una mentira pero a Ari le fue suficiente eso como para pelear con Samuel. Samuel no podía entender como en su pareja pesara más un rumor que la confianza. Y ahora en venganza por una hipotética infidelidad aparentemente estaba dejando a Samuel plantado. Y ahora Samuel quedaría como un tonto frente a todos por algo que ni siquiera hizo.

Ahora veía a sus amigos con sus respectivas novias listas para presentarse ante todos. Guzmán con Nadia, Ander con Rebe y Polo con Caye. ¿Con quién bailaría Samuel? con el aire.

-Nano, me voy a casa-dijo Samuel-voy a pasar vergüenza ante todos.

Samuel supuso que ese era el objetivo de Ari en definitiva.

-Samu tranquilo-dijo Nano-mamá y papá te necesitan aquí.

Marina quien miraba la escena sacó su teléfono y se alejó de los García.

Samuel pensaba en cómo podía salir con una chica tan egoísta que no solo le creía más un rumor random que él sino que además pretendía humillarlo frente a todos sus amigos. Hasta hace un mes estaban en su mejor momento. Habían tenido sexo por primera vez y todo y ahora Samuel realmente deseaba terminar con ella.

-Samu no te preocupes-dijo Nadia del brazo de Guzmán-seguramente Ari llegará pronto.

Guzmán la miró dándole a entender que se callara. Él sabía que a su mejor amigo no había que darle vanas esperanzas.

-Maldita Ari de los cojones-dijo Rebe y Samuel no pudo estar más de acuerdo.

Llegó el momento que las parejas entraran al salón y una por una lo fueron haciendo. Entraron Rebe y Ander. Samuel maldijo a Ari. Entraron Polo y Caye. Samuel quería llorar. Entraron Nadia y Guzmán. Samuel se dio media vuelta para marcharse…cuando alguien lo tomó del brazo para entrar al salón.

-¿Listo mi amor?-le dijo Carla sonriendo con picardía.

-¿Carla?-dijo Samuel confundido-¿Qué haces aquí?

-Marina me avisó de tu problema y aquí estoy-dijo ella-por esta noche seré tu novia.

Entraron al salón pero los aplausos de la multitud le eran indiferentes a Samuel dado que solo podía pensar en cómo tenía estaba bailando con la mujer de sus sueños. Frente a todos.

Carla lo miraba sonriendo y él solo podía pensar a la vez un millón de frases que no lo hicieran parecen un tonto frente a ella.

-Estás hermosa-dijo él.

(Bien Samuel, buen comienzo)

-Gracias-dijo ella coqueta-tú no estás nada mal, guapo.

(Bien Samuel, contrólate, eres joven para un infarto)

-Gracias por hacer esto por mí-dijo él-realmente significa mucho.

La mirada de ella se volvió firme.

-Siempre estaré para ti Samuel.

 

Llegó el último año de Samuel y sus amigos en Las Encinas. Ahora debía preocuparse de entrar a una buena universidad. Samuel tenía las metas claras: Cambridge.

Hacía meses que había terminado con Ari y no podía estar más satisfecho con su decisión. Aun cuando ella le pidiera constantes disculpas por desconfiar de él y dejarlo plantado Samuel se sentía mejor sin ella. ¿Eso significa que se olvidó de las mujeres por eso? Dios no, tiene 17 años y las mujeres son lo primero en su lista de prioridades. Sin embargo no deseaba nada serio con ninguna, bueno, quizás si con cierta rubia de ojos verdes pero eso ya lo tenía asumido como un imposible. Sin embargo ahora tenía una follamiga con quien podía disfrutar sin ningún compromiso. Había conocido a Isadora al iniciar el último año. Ella venía de Argentina y era tan sexy que todos los chicos del colegio querían algo con ella. Sin embargo, al igual que Samuel ella no deseaba nada serio dado que pensaba que era tonto iniciar algo serio en el último año de la escuela cuando pronto todos se irían a universidades por el mundo. ¿Pero por eso se privarían del sexo? Ni ella ni Samuel estaban dispuestos a eso y descubrieron que en la cama tenían una fantástica química.

Sin embargo, para Samuel cualquier chica por más hermosa que sea, más inteligente, más agradable siempre quedaría por debajo de Carla.

De vez en cuando la veía y conversaban y los sentimientos de Samuel no disminuían nada. Allí estaba la niña que conoció en la biblioteca de su casa, la que lo abrazaba en los pasillos de las Encinas delante de todos por considerarlo un niño adorable, la que aceptaba un regalo de despedida de él, la que regresaba después de cuatro años y seguía tan hermosa siempre, la que bailaba con él y le daba el recuerdo más hermoso de su vida. Ella siempre seguiría ahí.

 

Habían terminado la secundaria y ahora todos irían por caminos distintos, al menos por un tiempo. Samuel logró su cometido e iría a Cambridge, lo que llenó de orgullo a toda la familia. Afortunadamente no iría solo porque Polo también iría ahí y compartirían un departamento. Hace un mes se despidió de todos sus compañeros aunque por supuesto con Ander, Guzmán y Polo seguía viéndose casi todos los días. Cada tanto se veía con Isadora. De verdad la extrañaría. Se negaba a ver a Ari y “despedirse” de ella. A ella no la extrañaría.

A los que si extrañaría es a Guzmán y Ander. Ellos lograron entrar a Columbia en Nueva York. Guzmán podría continuar su relación Nadia. Es el único de los cuatro que continuaría con su relación de la secundaria en la universidad. Polo seguiría con Caye peor sería a distancia ya que ella estudiaría en Barcelona. Samuel no creía en las relaciones a distancia pero eso no se lo diría a Polo. Rebe y Ander decidieron terminar porque no estaban dispuestos a afrontar una relación a distancia. Samuel estaba de acuerdo con ellos.

Sin embargo, “los cuatro fantásticos” (apodo puesto por Nano a Samuel y sus amigos desde niños) juró que se verían tanto como pudieran ya sea en España o cualquier otro lugar.

¿Y ella? Ya no la vería a ella. A menos que visitara a su familia en navidad o los veranos. A esta altura no hace falta aclarar quien es ella ¿no? Y el corazón de Samuel, ante esa idea, volvía a entristecerse como cuando ella se marchó a Oxford una vez.

 

Samuel y Polo marcharían a Inglaterra en dos días y hoy era el cumpleaños número 18 de Samuel. Su familia hizo una gran fiesta que hasta cierto punto también era una despedida para los muchachos. Invitaron a algunos compañeros de Las Encinas (a Ari no), la familia de Samuel, Lu, Marina, Guzmán, Ander, Polo y Carla.

Pero Samuel odiaba la idea de despedirse de ella. Pensar en que no la vería todos los días hacía que se le fueran las ganas de irse. ¿Pero podía sentirse así? ¿Qué tuvieron durante todos estos días? Nada, absolutamente nada.

La fiesta seguía su curso. Carla lo miró y se le acercó sonriendo. ¿Cómo podía ser que seguía teniendo ese efecto en él después de tantos años?

-El pequeño Samu ahora es un hombre-dijo Carla.

-El pequeño Samu está muerto de miedo-bromeó Samuel.

-Los hombres también se asustan-dijo ella.

Carla lo tomó de las mejillas y lo miró fijamente, como si quisiera ver el rostro de ese hombre y encontrar rastros del niño que alguna vez fue.

-Tú ahora eres un guapo universitario-dijo ella-y yo estoy más vieja.

-23 años no te hacen calificar de vieja-dijo Samuel.

-Para algunas cosas soy una mujer mayor-dijo ella enigmáticamente.

Samuel le quiso preguntar a qué se refería pero ella habló antes.

-Recuerdo que antes de irme a la universidad fuiste a verme y me regalaste ese hermoso ejemplar de El principito-dijo ella-aun lo tengo, es mi libro preferido. También tengo un regalo para ti, para que no me olvides.

-No tienes que darme nada-dijo él humildemente.

-Pero quiero hacerlo-respondió ella-pero lo tengo en apartamento. Tendrás que acompañarme allí a buscarlo.

Samuel miró su fiesta.

-Esto se está apagando-dijo Samuel-creo que en una hora todos se irán y podemos ir a buscar mi regalo.

Lo que restó de la fiesta Samuel se preguntó qué le habría comprado Carla. Quizás un libro, ella sabe que él es un gran lector.

Llegó el momento y Carla llevó en su automóvil. Mientras charlaban Samuel trataba de aferrase a cada segundo con ella antes de marcharse.

Cuando entraron al hogar de Carla ella le dijo que lo esperara y que ya le traería su obsequio.
Samuel se entretuvo mirando la biblioteca de Carla. Vio el ejemplar de El Principito que él le había regalado y sonrió.

-¡Samuel!-la voz de Carla lo sacó de sus abultados pensamientos y miró en su dirección-ya preparé tu obsequio. Ven aquí.

Samuel arrugó el señor pero no lo cuestionó. Siguió la voz de Carla hasta que ingresó a lo que él creyó que era el dormitorio de Carla.

-¿Carla?-preguntó Samuel viendo que todo el dormitorio estaba a oscuras.

Las luces se encendieron de pronto y Samuel pudo ver a Carla acostada sobre su enorme cama y sus sábanas de seda. Carla vestía lencería de color rojo y miraba a Samuel de un modo que él jamás pensó que ella lo miraría.

-¿Te gusta tu obsequio?-preguntó ella juguetonamente.

Samuel sonrió.

-No mentías-dijo él-es un obsequio que jamás olvidaré.

Se acercó a la cama. Las palabras estaban de más.

Chapter 12: Padres solteros

Chapter Text

Carla estaba atrasada para llegar hasta su trabajo. No tenía tiempo de nada. Debía llegar pronto a su trabajo. Tenía que preparar junto a su equipo la defensa de un cliente muy importante. Era una de las mejores y más prestigiosas abogadas de Madrid pero aun así le costaba delegar en los subordinados. Era la jefa pero si ella no era la que hacía las cosas entonces las cosas no se hacían bien.

Miraba su teléfono para ver si tenía algún mensaje de la oficina cuando chocó con alguien por culpa de la distracción.

-¿Qué haces aun aquí?-le preguntó Carla confundida a Santiago, su hijo de 15 años-Tendrías que estar de camino a Las Encinas.

Su hijo ni se molestó en ocultar su fastidio.

-Adivina-dijo Santiago malhumorado.

(Mierda Polo)

-Tu padre se olvidó de venir por ti una vez más-dijo Carla agotada.

-Ya sabes cómo es-dijo Santiago de mal humor-la culpa es tuya por seguir esperando algo de él.

A Carla no le gustaba ver a su hijo tan amargado respecto a su padre pero no podía culparlo. Como padre Polo siempre dejó bastante que desear y después del divorcio ese aspecto se intensificó.

-Súbete al auto-dijo Carla-te llevaré yo.

Cuando ambos estaban ya de camino al colegio Carla notó una vez más cuanto había crecido su hijo. Con 15 años ya era más alto que ella y aun le quedaba un poco más por crecer. Era guapo. Una amalgama interesante entre Carla y Polo. Las facciones de su padre y su negro cabello con los ojos verdes de Carla. Ya no era ese niño que se refugiaba en su madre por todo. Estaba en camino de convertirse en un hombre y el hecho que ahora estaba de novio con una bonita muchacha de su mismo salón de clases hacía que Carla ya no supiera tan bien como vincularse con él.

-¿Y cómo va todo con Priscilla?-preguntó la abogada.

Notó como Santiago se sonrojaba y Carla se recordó a sí misma cuando a esa edad sus padres le preguntaban cosas y ella ocultaba información íntima. Pero su hijo no ocultaría las mismas cosas que ella, es decir es un niño. El aun no estaría pensando en…

Carla negó con fuerza para sacar esa idea de su cabeza. Aun se aferraba a esa imagen de su tierno bebe.

(Tu tierno bebé tiene 15 años)

-Estamos bien-dijo el muchacho-estamos planeando que hacer el fin de semana.

Carla aceptó la respuesta pero no se quedó tranquila.

-Sabes que puedes hablar conmigo de lo que sea ¿verdad?-dijo ella. Notó el ligero rubor en el rostro de su hijo-cosas sobre las relaciones, sobre estar con alguien…

Justo llegaron a la puerta de del colegio donde Paula, la mejor amiga de Santiago lo estaba esperando, dándole al oven la excusa perfecta para no responder.

-Llegamos, debo irme-dijo el joven-gracias por traerme mamá.

-También puedes hablar de eso con tu padre si conmigo te incomoda-dijo Carla pero se arrepintió al ver la expresión de su hijo que claramente le decía “¿Estás bromeando?

Vio a su hijo juntarse a su amiga y entrar en Las Encinas. Amaba a su hijo con todo el corazón pero había cosas en que no sabía cómo hablar con él, cosas de las que un padre debía ocuparse o algún tipo de figura masculina de referencia que lamentablemente Santiago no tenía. El muchacho vivía rodeado de mujeres. Vivía junto a su madre y a Polo lo veía muy poco y cuando sucedía no era precisamente tiempo de calidad padre-hijo. Su mejor amiga era una mujer por lo que había cosas de hombres que le incomodaría charlar con ella. Un poco ese rol de figura paterna lo ocupó su padre Teodoro pero hacía años que había muerto. Las otras personas que formaban parte de la vida de Santiago eran su madrina Lucrecia y su abuela Beatriz.

Claro, tenía amigos hombres pero Carla pensaba que su hijo necesitaba una figura masculina adulta que pudiera guiarlo correctamente en cuestiones como el sexo, las mujeres, los cuidados y demás. Ella lo intentaba, deseaba ocupar esos lugares pero sabía que su hijo sentía vergüenza de adentrarse mucho en esos temas con Carla y Polo nunca estaba como para ser de utilidad así que el pobre Santiago estaba algo a la deriva en estas cuestiones. Por suerte su novia Priscilla lo quiere mucho peor una charla de hombre a hombre con un adulto no le vendría mal a su hijo.
Carla pisó el acelerador. Estaba llegando tarde al trabajo.

 

Samuel regresó de su trabajo temprano ese día y encontró a su hija Paula comiendo helado en la cocina.

-Si te ven los de Servicios Sociales dirán que soy un mal padre y que no te alimento como se debe-dijo Samuel.

-No te preocupes-dijo Paula-son gustos frutales así que es sano.

Abrazó a su hija y ella le devolvió el gesto. Realmente eran muy unidos, su relación era casi envidiable podría decirse. Siempre lo fueron pero hace tres años por la fuerza debieron buscar uno en el otro el consuelo necesario. Marina, madre de Paula y esposa de Samuel, los había abandonado a ambos y huyó junto al que era su amante, Nano el hermano mayor de Samuel.
El golpe para la familia fue devastador. Guzmán, los Nunier, Pilar, ninguno podía creer lo que había ocurrido. Nunca más supieron nada de los dos prófugos. Y Paula lloró por días esperando que su madre regresara y eso jamás ocurrió. Samuel también sufría pero decidió ignorar sus sentimientos y priorizar el proteger a su princesa. Con el tiempo logró superar el abandono de Marina y la traición de Nano pero lo que jamás les pudo perdonar el dolor que le causaron a su pequeña.

Por suerte Samuel no estuvo solo tuvo junto a él a su madre Pilar, a su mejor amigo Guzmán que también era tío de Paula, a Laura y Ventura quienes más que nada amaban a su nieta. También estaban los amigos de Samuel que lo apoyaron en todo. Ander, Omar, Nadia, Rebe, Valerio, todos ellos siempre estuvieron para él.

Por suerte para Samuel el dinero no era un inconveniente. Era un reconocido médico socio de la clínica privada más exclusiva de Madrid. Su fama como neurocirujano le daba un alto estatus en la sociedad madrileña.

Había tenido a Paula con 20 años cuando había conocido a Marina en la Escuela de Medicina. La familia de ambos los había ayudado económicamente para que ninguno de los dos tuviera que abandonar sus estudios y así Samuel se convirtió en uno de los doctores más famosos de toda España.

Al principio le costó acostumbrarse a que Marina ya no estaba allí a su lado pero con el tiempo regresó a disfrutar de su soltería, tanto como su trabajo y el ocuparse de su hija se lo permitieran. Ahora, siendo un guapo doctor de 35 años conquistas no le faltaban. Con quien más seguido se ha visto es su socia Isadora, una hermosa rubia que era la jefa de cardiología de la clínica. De vez en cuando se veían y tenían ardientes sesiones de intenso sexo. Sin embargo ninguno de los dos veían esa química sexual como la antesala de una relación, eso no estaba en los planes de ninguno. Isadora era un espíritu libre y no deseaba atarse a una pareja fija y Samuel aún no había encontrado la mujer que lo volviera a hacer sentir lo que alguna vez sintió por Marina.

Tenía con su hija una relación envidiable pero para nada perfecta. Había ocasiones en que realmente no sabía comprenderla. Guzmán le había dicho que él no sabía cómo educar a una niña. Era un padre celoso que no le gustaba que los muchachos se acercaran a su pequeña. Además ella necesitaba la influencia positiva de una mujer en su vida, pero de manera permanente. Veía a sus abuelas pocas veces al igual que a las amigas de su padre. Marina necesitaba una figura materna con la que pudiera hablar de chicos, maquillaje y esas cosas de las que Samuel realmente no sabía nada y le incomodaba hablar. Supuso que debía sentar cabeza con una de las tantas mujeres con las que estuvo pero realmente no amó a ninguna y no deseaba darle una madre a su hija y después divorciarse de ella.

En realidad Samuel ya había renunciado a la idea del amor. Con su hija le bastaba.

 

En el comedor de Las Encinas Santiago Paula almorzaban juntos como todos los días. Si no fuera porque era sabido por todos que él era novio de Priscilla dirían que es el novio de Paula pero simplemente son amigos, los mejores amigos. A veces la propia Priscilla los acompañaba pero por lo general almorzaba con sus propios amigos.

Paula se quedó mirando a un muchacho que a lo lejos conversaba con sus amigos. Diego.

-Si lo sigues mirando podría morir por combustión espontánea-Bromeó Santiago.

-Oh cállate-dijo ella fastidiada.

-¿Por qué no simplemente vas y le hablas?-dijo él impaciente.

-¿Y qué esperas que le diga?-dijo ella exasperada-“hola me llamo Paula, soy esa chica rara que siempre te mira pero nunca te habla y a la querrás ponerle una orden de restricción probablemente”.

-Con el “hola me llamo Paula” es suficiente para iniciar una buena conversación-dijo Santiago-¿Cuál es tu miedo?

-Que yo le dé a entender que me gusta y el me dé a entender que no-dijo como si fuera lo más evidente del mundo.

-Actualmente seguro no le gustas porque no te conoce y eso cambiará cuando vayas y te presentes como cualquier persona decente haría-dijo Santiago.

-¿Y cuándo me conozca le gustare?-preguntó ella sarcástica.

-¿Por qué no?-razonó su amigo-eres inteligente, divertida y atractiva.

-Él no me verá así-dijo ella en voz baja-yo no soy como otras chicas de aquí.

Santiago a veces perdía la paciencia con su amiga y su baja autoestima.

-No es competencia con otras chicas-dijo él poniendo los ojos en Blanco-y lo único que tienes distinto a otro chicos es que de produces menos a la hora de venir al colegio.

-¿Sugieres que si cambio mi look se enamorará de mi como en una tonta película de adolescentes?-razonó ella molesta.

-La apariencia no hace que se enamoren de ti-dijo Santiago con toda la paciencia de la que era capaz-solo hace que posiblemente se fijen en ti. El resto depende de tu personalidad. Ya pasó de moda que una mujer espere a que un hombre le hable. Ahora una mujer puede acercarse a un hombre que le gusta. Deberías saber al respecto. Es un concepto un poco raro llamado feminismo. Hazme a mí, que salgo con una de las chicas más hermosas de Las Encinas.

Paula sonrió ante eso. Nunca dejaba pasar la oportunidad de recordarle que él había conquistado a la hermosa Priscilla.

-¿Cómo lo hiciste?-bromeó Paula-¿Tienes una herencia de la que yo no sepa nada? ¿Alguna enfermedad terminal? ¿Le hiciste un maleficio?

Santiago rió. La verdad es que no sabía cómo había conquistado a Priscilla. Ella decía en broma que el nerviosismo infantil del muchacho a la hora de hablarle había sido cautivador. Pero incluso ahora que eran novios oficialmente le costaba hablar de ciertas cosas con ella. Como de sexo por ejemplo. Su única amiga era Paula, por lo menos una amistad tan cercana. No tenía amigos hombres a los cuales consultarles cómo abordar ciertos temas con su novia. Tampoco tenía hermanos mayores. Su abuelo ya no estaba y su padre…bueno, su padre era un caso perdido.
Incluso con Paula no deseaba hablarlo dado que al ser una mujer creía que no la entendería en muchas cosas. A vece pensaba que el mundo sería un lugar más sencillo si todo el mundo fuera homosexual. Nadie entiende mejor a un hombre que otro hombre del mismo modo que nadie entiende mejor a una mujer que otra mujer.

 

¿Quién carajo era Samuel? Es la pregunta que zigzagueaba por la mente de Carla. Su hijo estaba en casa de Samuel. La explicación de su hijo es que ese hombre es el padre de Paula y que fue con ellos a su casa después de la escuela porque Polo otra vez había olvidado ir a buscar a Santiago. Carla conocía a Paula hace 3 años y sabía que era la mejor amiga de su hijo, quizás su única amiga pero jamás conoció a los padres de la chica. Quizás era tonto pero le incomodaba que alguien más realice las funciones de un padre con Santiago más que ella, como por ejemplo retirarlo de la escuela. Con Polo no podía contar nunca por lo que Carla había aprendido a solo confiar en sí misma en lo que respecta a su hijo. A veces con Lu o con su madre pero por lo general Carla creía que solo ella podía ocuparse de los asuntos de su hijo.

Por otro lado Carla se sentía tonta, es decir, era un hombre que llevó a su casa al mejor amigo de su hija para que no tuviera que esperar mucho tiempo. Debía agradecerle pero Carla ya había aceptado que su rol de madre tenía a veces una faceta maniática.

 

-Papá-se quejó Paula-te estas comiendo todo el helado de chocolate tu solo.

-Lo hago porque soy un buen padre-dijo Samuel-y me sacrifico comiendo estas cosas poco sanas más que ustedes así ustedes comen menos de él y tengan más apetito para cosas sanas.

-Siempre tan abnegado-dijo Paula volteando los ojos.

Santiago reía a carcajadas de esa discusión mientras llenaba de jarabe su helado. Samuel disfrutaba de ver al muchacho pasándola bien. Cada vez que lo veía lo notaba con un cierto aire taciturno y apagado. Según su hija el muchacho era así por la poca relación con su padre.

Samuel notó que no sabía nada de los padres del mejor amigo de su hija, lo que lo sorprendió. Siempre fue sobreprotector con su hija, especialmente desde que Marina se fue. Era lógico pensar que buscara saber todo sobre una familia que se vinculaba tanto con su pequeña.

 

Cuando el timbre sonó Samuel fue a abrir la puerta. Al hacerlo quedó en silencio admirando a una rubia hermosa pero que tenía la mirada más seria que él había visto en una mujer. Con poco recato la miró de arriba abajo notando como su falda se ajustaba a una caderas que estaban despertando la imaginación de Samuel.

 

Cuando por fin alguien abrió la puerta Carla pudo ver a un atractivo hombre que ella creyó que debía ser de su misma edad aproximadamente. Tenía puesta una camiseta sin mangas con pantalones deportivos e iba descalzo. Los músculos de sus brazos eran notorios y su sonrisa ladina la ponía un tanto nerviosa, aunque no como para dejar de mirarlo.

Estuvieron unos segundos mirándose mutuamente hasta que Carla regresó a la realidad.

-Perdón, buenas noches-dijo ella poniéndose rígida-soy Carla Rosón y soy la madre de Santiago.

Cuando Samuel pudo salir del encanto contestó.

-Pase por favor-dijo el castaño-estamos en la cocina comiendo un poco de helado. ¿Quiere acompañarnos?

Ese comentario hizo que Carla dejara de mirar a Samuel con pensamientos poco confesables y se enfocó en que estaba enojada.

-¿Helado?-preguntó enojada-pronto será la hora de la cena, mi hijo no debería estar comiendo helado. Eso arruinará su apetito.

Generalmente Samuel era alguien muy amable y correcto, especialmente si se trataba de una mujer tan hermosa peor el tono de la rubia no le gustó para nada.

-Pues con 15 años es casi un hombre y creo que si quiere comer un poco de helado podría hacerlo sin que su mami se enoje-dijo Samuel

Carla detuvo s caminar y lo miró fijamente.

-Discúlpeme por preocuparme por la correcta alimentación de mi hijo-dijo ella con petulancia-si más padres se preocuparan por esas cosas tal vez nuestros hijos serían más sanos.

-Soy médico y créame que un poco de helado no arruina la alimentación de nadie-dijo Samuel imitando el tono de Carla-pero una madre sobreprotectora y asfixiante si es dañina para la salud.

Carla apuró el paso y llegó a la cocina.

-Santiago, nos vamos-dijo Carla apretando los dientes.

-Pero estamos…-comenzó Santiago peor no pudo terminar.

-Nos vamos-dijo la rubia cortante.

-Paula, despídete de Santiago-dijo Samuel mirando fijamente a Carla.

Ambos adolescentes no entendían las actitudes de sus padres por los que se despidieron.

 

-Sobreprotectora y asfixiante-dijo Carla molesta-dijo que yo era sobreprotectora ya asfixiante. Quien se cree que ese…

Durante todo el trayecto a casa Santiago trató de no reírse de su madre y como Samuel la había puesto así con tan poco.

 

-Yo no soy un padre negligente-se quejaba Samuel-es necesario darle espacio y libertad a los hijos. Pero doña arrogante se cree que en mi propia casa puede…

Paula levantó la mirada del libro que leía porque las murmuraciones de su padre la desconcentraban.

 

Carla había regresado temprano del trabajo ese día. No podía concentrarse. Ella no asfixiaba a su hijo. Ella era una madre tan moderna como cualquiera. No era una loca inflexible que no podía entender la espontaneidad de la vida de un adolescente. Ese García era un tonto que no la conocía para nada.

(Pero que bueno que estaba)

Lo curioso del asunto era que tanto su hijo, como Lu, como su madre y sus compañeros de trabajo le preguntaron porque la molestaba tanto lo que ese hombre que recién había conocido le había dicho y Carla no sabía exactamente como contestar por lo que cambiaba de tema rápidamente hasta que se olvidaba y volvía a quejarse de las palabras de Samuel. Cuando entró a casa escuchó a su hijo hablando con Priscilla y por puro instinto Carla se quedó en silencio sin que pudieran verla.

-Si no estás segura no haremos nada-dijo Santiago preocupado.

-Si quiero que lo hagamos-dijo la muchacha-ese no es el problema.

(Pero son solo niños)

-¿Entonces cuál es?-preguntó el muchacho preocupado.

-Yo ya he hablado de este tema con mi madre y ella me enseñó todas las precauciones que debemos tomar y demás-explicó ella-y hablamos abiertamente de todos los temas. Y más o menos sé que esperar pero te veo demasiado desorientado, incluso teniendo en cuenta que también será tu primera vez. Te veo más confundido que yo. Y si tu dudas yo también dudaré.

Carla notó el silencio de su hijo y supo que si se quedaba callado era porque ella había dado en el clavo.

-Quiero que te sientas con confianza a mi lado-dijo él al final de una forma triste.

-Lo sé amor-dijo Priscilla-y confió en ti. Creo que el problema es que tú no confías en ti mismo. ¿Y si charlas con alguien que tenga experiencia? Como yo lo hice con mi madre.

-¿Quieres que hable con mi madre sobre mi primera vez?-dijo Santiago horrorizado-Eso sería muy incómodo.

-Yo hablo con mi madre sin problema de estas cosas-dijo Priscilla con naturalidad.

-`Porque las dos son mujeres-dijo Santiago perdiendo la paciencia-yo no quiero hablar con mi madre sobre como colocarme el condón u otras cosas de las que debemos preocuparnos los hombres.

Carla se sintió un poco herida por eso pero comprendió a su hijo. Hablar de sexo le fue más fácil con su madre que con su padre así que entendía la incomodidad de Santiago.

-Habla con tu padre entonces-dijo la novia de su hijo también perdiendo la paciencia.

-A mi padre no lo veo nunca incluso viviendo en la misma ciudad-dijo Santiago-casi nunca charlamos y cuando lo hacemos te aseguro que no tocamos esos temas.

Carla sabía que en eso su hijo tenía razón. Si hablara con Polo de este tema lo haría como un amigo cotilla que quiere saber de las conquistas del otro y no como un padre que debe enseñarle eficaz y responsablemente de estas cosas a su hijo. Pero ella tampoco podía ayudar a su hijo en este tipo de cosas. Se sentía muy mal por no poder socorrerlo en esto como siempre lo había hecho. En algo García tenía razón, ella no era una súper madre y no podía con todo por más que a veces se auto engañara para pensarlo.

 

Ese día en el trabajo (después de una sesión bastante ardiente con Isadora) Samuel estaba bastante aburrido. Fueron excelentes 25 minutos. Pero terminaron y la mente de Samuel volvió a ocuparse con lo que se había ocupado (obsesionado) durante todo el fin de semana. Él no era un padre irresponsable o negligente como decía esa estirada rubia.

(No es estirada, es hermosa)

El solo había criado a su hija desde que Marina se fue y había hecho un buen trabajo. No la necesitaban. Él podía hacer todo lo que debe hacer un padre y una madre. Tenía una relación excelente con su hija y eso demostraba lo buen padre que era ¿Verdad?

Y aun cuando Samuel pensaba que tenía con Paula una relación de padre e hija excelente, la realidad debía presentarse dándole una cachetada. Esta vez la realidad se materializó en Rebe cuando ese día Samuel recibió un llamado suyo.

-¿Qué tal te trata Barcelona amiga?-preguntó Samuel.

-Sabes que odio Barcelona-dijo Rebe de mal humor-pero el trabajo es el trabajo.

Rebe era la mejor amiga de Samuel desde que ambos tienen 18 años junto con Guzmán. Los tres ingresaron juntos a la escuela de medicina y con el tiempo se especializaron en ramas distintas de la medicina. Samuel se convirtió en neurocirujano, Guzmán en un reconocido pediatra también socio de Samuel e Isadora, Marina se hizo traumatóloga y Rebe una gran oncóloga.

Cuando nació Paula decidieron que Rebe fuera su madrina y desde siempre esas dos compartieron un vínculo especial. Pero hace un año Rebe había recibido la propuesta de dirigir una clínica de atención y estudio del cáncer en Barcelona y no se pudo negar a semejante oferta por lo que con s ahijada se veía cada vez menos, lo que era una pena porque Rebe en cierta forma había suplido la figura materna en la vida de Paula y con la distancia ya no era lo mismo.

-Paula me llamó el otro día-dijo Rebe-y hablamos de ciertas cosas.

-¿Cosas?-preguntó Samuel confundido.

-Cosas de mujeres-dijo Rebe-y te cuento esto para veas como lo vas a manejar peor no le digas que te conté.

Samuel estaba nervioso de lo que Rebe pudiera contarle. Peor también quería saber que podría contarle a Rebe que no pudiera decirle a él.

-Le gusta un muchacho, mucho-dijo Rebe-y quería consejos para poder acercarse a él o hacer que él se acerque a ella.

(Ok ya entiendo porque no habla conmigo)

-Y supongo que como eres mi mejor amiga le dijiste que espere hasta los 30 para fijarse en los hombres-sugirió Samuel.

-Le aconsejé hacer lo que yo hice con los hombres-dijo Rebe sonriendo de forma picara.

-Eso me temía-dijo Samuel.

-Tu hija tiene 15 y descubrió interés por el sexo opuesto. El genio salió de la botella Samuel y eso era inevitable. Tendrá que aprender a relacionarse con los chicos y lidiar con ellos. También como maquillarse, vestirse y esas cosas de chicas que tu no le puedes enseñar.

Samuel sabía que su mejor amiga tenía razón pero aun así no le gustaba saber que su bebita ya no era una bebita.

-¿Y qué puedo hacer?-dijo el castaño-ella no querrá hablar de esas cosas conmigo y si soy sincero yo tampoco sabría que decirle.

-Yo quisiera ayudarla un poco más-dijo Rebe-pero la comunicación por medio de una pantalla deja bastante que desear. Quizás ella pueda hablar con Pilar o Laura, o quizás Nadia. Necesita una guía más femenina de la que tú puedas darle Samuel. te digo esto para que sepas que hasta tú necesitas ayuda para criar a tu hija. No puedes hacer todo Samuel y por más que lo intentes y lo desees, hay lugares que no puedes ocupar.

Así era Rebe con Samuel, directa y brutal pero honesta. Y tenía toda la razón.

 

-Carla, tranquila-dijo Lu-tiene 15 años. Sabías que esto pasaría en algún momento.

-15 años es muy joven para estas cosas-se quejó la rubia.

-Tu perdiste tu virginidad a los 14-dijo Lu.

-No estás ayudando-dijo Carla cansada.

Lu, quien no veía el problema, trataba de tranquilizar a Carla.

-Va a suceder-dijo la mexicana-tarde o temprana iba a suceder y sucederá ahora. Todos los adolescentes sucumben a sus hormonas y nosotras no fuimos la excepción. Lo único que puedes hacer es confiar en él que hará lo más responsable posible. Habla con Polo y que él tenga con Santiago una charla de padre a hijo, de hombre a hombre.
Carla frunció el ceño.

-Sabes cómo es Polo-dijo Carla-lo confundirá más que nada. Y eso solo si tiene tiempo de charlar con su hijo.

Lu quedó pensando detenidamente en eso. Era cierto que Polo no sería una gran ayuda para su ahijado. Y Carla tenía razón en que esa charla debía tenerla con otro hombre para que no fuera incómodo y para que el muchacho pudiera identificarse con su interlocutor.

-¿Y porque no ese tal Samuel?-sugirió Lu.

-¿Qué tiene que ver Samuel?-pregunto Carla aunque en realidad sabía muy bien de que hablaba Lu pero solo estaba haciendo tiempo para poder encontrar un argumento en contra.

-¿No dices que Santiago es bastante unido a este tipo?-dijo la mexicana-entonces pídele que charle con él.

-No le pediré a un extraño que hable de sexo con mi hijo-dijo la rubia cruzando los brazos.

-Un extraño que es el padre de su mejor amiga y en el que él confía-dijo Lu y agregó en voz más baja-y un extraño del que te la pasaste hablando todo el fin de semana…

-¿Qué?-preguntó Carla.

-Nada-respondió Lu inocentemente.

 

-Paula es una adolescente Samuel-dio Guzmán exasperado-claramente en algún momento n muchacho llamaría su atención.

-Si lo sé-reconoció Samuel-pero igual es difícil aceptarlo. Es la niña a la que le cambié los pañales.

-Tranquilo Samuel-bromeó Guzmán-ahora tu bebé tendrá novio, al que llevará a casa, al que va a besar y con el que eventualmente…

Guzmán dejó de bromear al ver la cara de Samuel.

-No exageres Samu-dijo Guzmán-deberías comprenderla. Tú sabes lo que es ser adolescente y estar nervioso al comenzar a interesarte por las citas y esas cosas.

Samuel sabía que su amigo tenía razón. Debía ser más empático con su hija. Y deseaba ayudarla pero sabía que él no podía.

Samuel había odiado a Marina por irse y en algún punto quiso convencerse a sí mismo de que Marina no era realmente necesaria en sus vidas. Pero lo cierto es que su hija necesitaba una figura femenina de referencia en su vida.

-Mejor cambiemos de tema-sugirió Samuel.

-Ok-dijo Guzmán-hablemos de esa mujer de la que no dejaste de hablar en todo el fin de semana.

-¿Carla?-preguntó el castaño rápidamente.

-Ah-dijo Guzmán sonriendo-ahora es Carla. Antes era la “rubia estirada y prejuiciosa”.

Samuel prefirió no contestar. Principalmente porque no sabía que contestar.

 

Tragarse su orgullo era algo que Carla no hacía muy seguido pero por su hijo era capaz de eso y más. Ese día jugaba el Real Madrid y Samuel y unos amigos decidieron untarse en casa del castaño para verlo. Típica reunión de hombres que a Carla no le interesa pero Santiago había sido invitado por Samuel a ver el partido y ahora Carla lo llevaba en para allí.

Carla no podía negarse a eso. Es decir, su hijo se la pasaba rodeado de mujeres y no socializaba mucho con otros hombres. Ella misma, su madrina Lu, su abuela Beatriz, su mejor amiga.

Cuando Carla detuvo el automóvil en la casa de Samuel su hijo le dio un beso en la mejilla.

-Adiós mamá-dijo-gracias por traerme.

-Espera-llama a Samuel-quiero hablar con él.

A su hijo le pareció raro ese pedido pero no se opuso. Desapareció dentro de la casa mientras Carla esperaba que Samuel saliera a hablar con ella.

Se pintó los labios. Por alguna razón inexplicable deseaba verse bien en este momento.

Cuando Samuel apareció Carla se puso erguida y lo saludó dándole la mano. El castaño respondió de la misma manera y trató de disimular que se había quedado mirando el escote de Carla.

-Me dijo Santiago que querías hablar conmigo-dijo él confundido.

-Sí, veras-dijo la rubia nerviosa-esto no es fácil para mí. Sé que no nos dimos la mejor primera impresión pero necesito tu ayuda.

Samuel la miró extrañado.

-Por casualidad escuché a mi hijo hablando con su novia y parece que están considerando…tener su primera vez-dijo Carla bajando la mirada-y creo que le haría bien poder charlar con un hombre antes de hacer eso, para tener una mejor perspectiva de lo que sucederá. Si otra fuera la situación no te pediría esto pero me preocupa que no esté bien informado de todo lo que debe saber y su padre…bueno, digamos que su padre no es muy confiable que digamos.
Samuel vio la vergüenza y la súplica en la cara de esa mujer. Si esto fuera cuando la conoció se hubiera reído pero ahora veía que tenían bastante cosas en común. Él sabía lo que era sentir la falta de alguien en la familia y el temor que eso ocasionaba respecto a un hijo.

-Está bien-dijo Samuel-hablaré con él. No está bueno dejar a un adolescente a la deriva en cuanto al sexo. Es mejor que aprender de los adultos y no de sus amigos o, peor aún, que no lo aprendan.

Por primera vez Carla le sonrió a Samuel y él pudo notar lo hermosa que era su sonrisa.

-Pero te ayudaré con una condición-dijo Samuel y la expresión de Carla cambió.

-¿Qué condición?-dijo Carla

-El próximo viernes habrá un baile en Las Encinas-explicó Samuel-y mi hija necesitará alguien que la ayude a escoger un vestido, el maquillaje y esas cosas y…

Carla notó el nerviosismo de Samuel y eso la hizo bajar la guardia.

-A ella le gusta un muchacho que estará en el baile-dijo Samuel-y también creo que debería poder hablar con alguien sobre ello pero yo no soy la persona adecuada para eso.

Carla miró los ojos marrones de Samuel y se sintió identificada con él.

-Sí, la ayudaré-dijo Carla-antes del baile que vaya a mi casa.

Quedaron en silencio por un momento pero no era un silencio incómodo.

-Bueno, me voy y los dejo en su reunión de hombres y sea o lo que sea que hacen aquí y que ahora involucran a mi hijo-dijo Carla.

Samuel sonrió divertido.

-¿y qué crees que se hace en una reunión de hombres?-preguntó Samuel tratando de provocarla porque por alguna razón le gustaba molestarla.

-Hablar de futbol, beber cerveza, eructar-dijo Carla con una sonrisa de suficiencia.

-Y llamaremos prostitutas-dijo Samuel-no olvides las prostitutas.

Creyó que ella se enojaría pero en cambio sonrió y luego se marchó.

 

Llegó la noche del baile en las encinas y Samuel llevó a Paula a casa de Carla. Ella y su amiga Lucrecia la habían llevado de compras hasta encontrar el vestido “perfecto”. Eso parecía ser importante para Paula pero Samuel solo podía respetar eso no entenderlo. Los hombres no entendían la importancia de un “vestido perfecto”. Ahora Carla la ayudaría a maquillarse y con el peinado. Cuando Samuel vio a su hija llegar a casa con el vestido y feliz después de su jornada con Carla supo que había tomado la decisión correcta.

Samuel había charlado con Santiago como le prometió. Al principio Santiago estaba algo incómodo pero en poco tiempo logró conectar con Samuel. Samuel le habló de todos los temores comunes a todos los hombres. Le explicó cómo protegerse y proteger su novia. Eso Santiago ya lo sabía pero Samuel no le habló como un profesor sino como un hombre que le hablaba a otro y esa familiaridad sirvió para que Santiago lo escuchara con mucha atención. También le habló sobre cómo no debía tener expectativas irreales sobre el sexo. Le aconsejó algo que a Santiago le sorprendió mucho y es que no pensara que el sexo era como en una película pornográfica. Como hombre adulto Samuel sabía que a veces el consumo de ese tipo de películas deformaba la percepción sobre el sexo y quería que el muchacho fuese más realista. Lo mejor fue que en algún punto Samuel dejó de hablar solo para comenzar a responder preguntas del muchacho que al final se sentía mucho más confiado.

Santiago estaba aburrido esperando a que Paula bajara por fin para que puedan ir al baile. Deseaba llegar al baile y reunirse con su novia.

-Otra cosa que debes aprender de las mujeres-dijo Samuel-es que tardan mucho.

En ese momento Carla apareció.

-Paula ya está lista-dijo la rubia.

Samuel contuvo la respiración cuando vio a su hija. Carla había planchado su rojo cabello haciendo desaparecer sus característicos rizos que la hacían parecer tanto a su madre. Esa ya no era su niñita, ahora era una hermosa mujer. El vestido, el maquillaje, el peinado. Samuel pensaba que si ese muchacho no se enamoraba de ella entonces era un tonto.

Pero había más. La seguridad de su hija era distinta. Notaba que Carla no solamente la había ayudado con su aspecto, sino que también habían charlado y ahora su hija se sentía más confiada.

Sus hijos salieron de la casa para tomar el Uber que los trasladaría hasta Las encinas.

-Diviértanse-dijo Samuel.

-Pero no mucho-agregó Carla.

Samuel sonrió. Miró a Carla y conectó con sus ojos verdes. Al conocerla la sintió tan distinta a él sin embargo ahora veía que eran más parecidos de lo que pensaba.

-Bueno-dijo Samuel-supongo que ya debo irme.

Carla se mordió el labio. Había disfrutado el tiempo que pasó con Paula y con Samuel.

-¿Te gustaría quedarte?-dijo Carla apoyando su cabeza en la puerta. Deseaba que él no se fuera.

Samuel la miraba intensamente. Santiago y Paula estaban en otro lugar, en otro mundo. Ahora solo era él, un hombre frente a una mujer que a regañadientes admitía que era hermosa. No deseaba marcharse.

-Me encantaría-dijo Samuel. Carla no perdió el tiempo y cerró la puerta.

Chapter 13: Cena con desconocidos

Summary:

Samuel irá a una cena en la que no conoce a casi nadie pero cierta rubia de ojos verdes le llamará mucho la atención.

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Samuel no tenia idea de si habia hecho algún mérito para ganar una beca que le permita vivir y estudiar abogacía en Inglaterra. De hecho, ni siquiera recordaba que la abogacia fuese su deseo. Siempre quiso ser arquitecto, ya que tenia un talento natural para el arte. Pero eso no importaba porque desde Las Encinas le habian contado que esa beca por 4 años era suya y él no dejaría pasar esa oportunidad. Un muchacho de su barrio jamás podria permitirse esas oportunidades.

Lo que descolocaba a Samuel era el motivo por el cual se la otorgaban ya que no eran sus méritos académicos (que de hecho si los tiene) sino que el propio colegio le otorgaba la beca para (según Nano) limpiar su imagen. Porque sucede que Samue fue víctima de un intento de homicidio de parte del director de la institucion y necesitaban urgentemente desligar su imagen de ese hecho. La idea de otorgar una beca para tapar corrupción era algo que a Samuel no le resultaba extraño pero no podía precisar porqué.

Pero la situacion era aun mas extraña porque Samuel no recordaba siquiera haber estudiado en Las Encinas. ¿Cómo podria pagarlo un chico como él? ¿Como podria Omar pagarlo?

Cuando Samuel despertó se encontró en una habitación de hospital. A su lado estaba Omar durmiendo en un sillón junto a una muchacha alta de ojos muy azules que él no conocía. Se llama Rebeka, Rebe para los amigos se presentó ella ante Samuel quien pensó que la chica lloraria en cualquier momento.

Llego el médico que atendía a Samuel y revisó a su paciente. Le preguntó si los conocia señalando a esos jóvenes que no se habian separado de él en ningún momento y dijo que claro que conocía a Omar, que era su mejor amigo desde niños. Pero no conocía a la muchacha.

De hecho Samuel no tenia idea en ese momento que tres años de su vida habian sido arrebatados de su memoria. Pacientemente Omar le contó que él fue becado en el mejor colegio de España y que estaba en el hospital por algo grave que habia ocurrido con el director de allí. Le dijo, además, que se habia golpeado la cabeza y que necesitó de una cirugía que le practicaron hace cuatro dias y recien ahora despertaba.

Lo mas gracioso es que no recordaba haber estudiado en el mejor colegio de España pero ahora estudiaría en una gran Universidad inglesa.

Esa chica Rebeka dejó de entrar a la habitación de Samuel pero cuando habrian la puerta podia escucharla en el pasillo. Omar le habia dicho (sin entrar en demasiados detalles) que ella es una amiga que hicieron en Las Encinas y el joven castaño se dio cuenta que se sentía cómodo junto a ella aunque no recordara nada de ella.

Mientras su madre, Nano y Omar entraban seguido a su cuarto, Samuel escuchaba varias voces afuera que no podia reconocer pero que lo mencionaban constantemente.

-¡A los tres se los digo, fuera de aquí de una puta vez y no regresen!

-Ya bastante daño han hecho ustedes y su papito.

Aunque no los veia Samuel reconoció a la primera persona como a esa chica Rebeka. Sin embargo la otra voz era la de un hombre que Samuel desconocía.

Un dia le dijeron que saldría del hospital y que podría volver al colegio para su graduación. La idea le causó gracia porque se graduaria en un lugar que no recordaba. Le avisaron que no iria a examenes ya que el colegio decidió directamente graduarlo y otorgarle esa beca lo que Samuel encontraba sumamente extraño. También había recibido una gran suma de dinero (de siete cifras) como una especie de resarcimiento según le dijeron. Aunque el dinero no venía de la escuela sino del grupo empresarial que era propiedad del ex director.

Nano estaba preocupado porque podrian estar comprando a Samuel para liberar a ese hijo de puta pero le aseguraron que el dinero que recibió Samuel no mejoraría en nada la situación judicial de Benjamín Blanco (asi se llamaba ese hombre y por alguna razon en el cerebro de Samuel se provocaba la contradictoria sensacion de afecto y odio al mismo tiempo).

Pilar y Nano debieron regresar a Marruecos ya que sus trabajos allí les exigian volver aunque hubieran preferido quedarse. Y aunque Samuel aún no entendía porqué vivian allí (la explicación que le dieron era bastante difusa) les dijo que estaría bien ya que Omar estaría con él.

La que vino un dia a visitarlo fue Nadia quien ahora vivía en Nueva York. Los hermanos Shanna hablaban con el joven y juntos recordaban viejas anecdotas pero Samuel percibía que deliberadamente esquivaban hablar de Las Encinas.

Llegó la graduación y Samuel entró a ese colegio sin conocer a prácticamente nadie aunque todos lo saludaban con mucho afecto. Ese dia se graduaria junto a Omar y Rebeka. Pero fueron a acompañarlo para la ceremonia Pilar, Nano y Nadia.

Particularmente afectuosos fueron los saludos que le dieron un muchacho de acento francés, otro con acento portugués y una hermosa muchacha rubia de ojos azules que decía "bebé" todo el tiempo.

A lo lejos se acercaban a él otros tres jóvenes. Samuel lo supo por sus miradas. Pero Nano , Omar, Nadia y Rebeka formaron una muralla frente a Samuel. El lenguaje corporal era claro y por eso los tres jovenes desistieron.

Llegó el momento de entregar diplomas y Samuel, Omar y Rebe recibieron el suyo. Los aplausos a Samuel fueron ensordecedores. En un momento llamaron a los tres jovenes que Samuel habia visto antes y supo que su apellido era Blanco y ahí entendió porque sus amigos no les permitieron acercarse. Samuel sintió algo de pena por ellos ya que cuando les entregaron sus diplomas los aplausos fueron bastante fríos y poco entusiastas.

Unos dias despues de la graduación Omar y Nadia le dijeron que Rebe los habia invitado a una cena en su casa con algunos amigos lo que a Samuel no entuasiasmaba mucho ya que nunca fue alguien muy dado a los extraños pero Omar le insistió tanto que aceptó.

Cuando fue a la tienda de los Shanna a buscar a sus amigos encontró a Nadia ya esperándolo en la puerta y Omar unos metros alejado de ellos hablando por teléfono. Puede que Samuel no recordara de los últimos tres años pero conocía muy bien a su mejor amigo y sabía cuando estaba enfadado y por su rígida postura y su ceño visiblemente fruncido supo que su amigo no disfrutaba de esa charla.

-¿Qué le sucede?-le preguntó a Nadia.

-Creo que es una discusión por algo de trabajo-dijo Nadia. Tambien conocía a Nadia y sabía cuándo mentía para evitar algo incómodo.

-¿Pedimos un taxi?-preguntó Samuel.

-No hace falta-dijo ella-un amigo nos llevará. Llegará pronto.

Nadia dijo que se estaba olvidando de algo así que regresó a su casa y Samuel aprovechó para agudizar el oído y tratar de saber que tenía tan mal a Omar quien desde hace rato le decía furiosos susurros a su móvil.

-Sé que no fueron ustedes los que casi lo matan pero tú y tus hermanas bastante nos han jodido la vida a todos...¿necesito recordarte que casi lo dejas desangrarse esa noche?...Rebe no quiere verla y como es la dueña de casa tiene todo el derecho del mundo a prohibirle la entrada, tu hermana ya la hizo sufrir lo suficiente con si indecisión y su toxicidad... pues ella es la peor de los tres ¿que clase de persona le es infiel a su novio cuando éste está en la carcel por un delito que no cometió y que encima le estaba salvando el culo a tu padre? Sin mencionar que le fue infiel con el chico del que ella sabía que tú, su propio hermano,te habías enamorado. ¿Qué dice eso de ella cómo persona?....me importa una mierda, no aparezcan por allí. Es lo mejor para él y para todos. Si van no serán bien recibidos.

Samuel quedó impactado. Que Omar se enojara tanto era algo muy raro.

Un automóvil de color rojo y evidentemente muy caro se estaciono frente a Samuel y de él salió un alto muchacho rubio de grandes ojos azules. El joven miraba fijamente a Samuel ¿porqué lo miraba tanto?

-Hola,me llamo Guzmán-dijo el chico-soy amigo de Nadia y Omar y los llevaré a lo de Rebe.

-Ah, hola-respondió el castaño algo confundido-soy Samuel, Nadia volverá pronto.

Cuando Samuel le ofreció la mano Guzmán lo ignoró y directamente lo abrazó con fuerza, lo que le dio a samuel una sensación de incomodidad pero con cierta pizca de tranquilidad.

Cuando Guzmán se soltó (mucho despues de un anonadado Samuel) Omar y Nadia aparecieron. Pudo notar cierta mirada severa de los hermanos al rubio pero ninguno dijo nada más que correspondientes presentaciones.

Guzmán se subió a su automóvil y Nadia ocupó el lugar del copiloto mientras que Omar y Samuel fueron al asiento trasero y así emprendieron viaje a casa de Rebe.

Durante el viaje Samuel no podía dejar de pensar que reconocía la voz de Guzmán pero ¿de donde?

"Ya bastante daño han hecho ustedes y su papito"

Eso escuchó a un hombre decir en el hospital.

¿Sería Guzmán?

Mientras Omar escribía constantemente en su móvil Samuel observó como en los asientos delanteros del automovil Nadia y Guzmán entrelazaban sus dedos. ¿Están juntos? Conocía a Nadia de toda la vida y no podía imaginarla con un chico así. Aunque habia tres años que tenía perdidos así que cualquier cosa podria haber pasado.

-Dime Samu-dijo Guzmán desde el asiento del conductor-me dijeron que pronto irás a Inglaterra a estudiar. Eso suena de puta madre.

"Habrías sido un cuñado de puta madre"

Samuel no sabía porqué pero esa frase apareció de repente en su cabeza aunque no entendía de donde habia salido. ¿cuñado? ¿el tuvo una novia?

-Samu...-le dijo Omar trayendolo de nuevo a la realidad.

-Ah,perdón. Me distraje-dijo el castaño-Me agrada la idea pero me asusta un poco. Es otro pais donde estaré completamente solo.

-Eso no puedes asegurarlo-dijo Guzmán con buen humor pero Samuel no respondió nada. Su cabeza estaba trabajando a 1000 km por hora pero sentía que no llegaba a ningún lado.

Cuando llegaron al destino Samuel se sorprendió de lujosa que era la casa de Rebe pero luego recordó que ella estudió en Las Encinas y que eso no debía sorprenderlo.

Salió Rebe a recibirlos y saludó a cada uno.

-Mi madre se fue todo el fin de semana así que tenemos toda la casa solo para nosotros-dijo Rebe-ven Samu, asi conoces a nuestros amigos.

"Porqué tú eres mi mejor amigo"

Ahora esa frase golpeaba a Samuel. Ya sabía que habia conocido a Rebe en Las Encinas pero ¿Tan cercanos habian sido?

-Guzmán-dijo Nadia susurrando pero Samuel pudo escucharla-debes avisarle que ya llegamos.

¿De quién hablaban?

Cuando entraron a la habitacion el murmullo se detuvo por unos segundos pero rapidamente todos se acercaron a saludar a los recien llegados.

-Samu,te presento a mis amigos- dijo Rebe.

-Hola Samuel,mucho gusto-dijo un atractivo joven que llevaba un pendiente en una oreja.

-Samu, él es Ander-dijo Omar-te hablé de él ¿recuerdas?

-Oh,si claro-dijo el castaño. Le sorprendió descubrir que su mejor amigo Omar era gay aunque en realidad no le importaba. Le tendió la mano a Ander y en ese momento vino a su mente una imagen de él mismo mientras abrazaba a un Ander que lloraba desconsoladamente.

Decidió no decir nada. No quería espantar a esta gente con esas imágenes y frases aisladas que venían a su cabeza y que no tenían ningun sentido.

-Ella es Caye-dijo Rebe y le presentó a una linda joven rubia con una hermosa sonrisa.

-Un gusto-dijo ella.

-Él es Valerio-dijo Rebe.

-Gusto en conocerte Samu-dijo el muchacho con su evidente acento chileno.

-Hola ¿Qué tal?-dijo Samuel que sentía que no era la primera vez que charlaba con alguien de Chile.

-Samu-dijo Valerio-ella es mi hermana Lucrecia.

Se acercó a Samuel una atractiva morena que por alguna razón le provocó algo de miedo.

-Por favor-dijo ella-llámame Lu.

-Está bien,Lu-dijo Samuel sonriendo.

Esta chica lo miraba de una forma extraña que Samuel no podía precisar.

"Estas muy guapo pero serio. Deberías sonreír más"

Para este punto Samuel decidió ignorar esas frases que aparecían en su mente. Lo frustraba mucho no conocer su origen si es que tenían alguno.

-Aún falta que llegue alguien-dijo Rebe-mientras tanto podemos ir bebiendo algo. Dejé las bebidas en el sótano. Samu ¿Me ayudas a traerlas?

-Si claro-dijo el joven agradeciendo la oportunidadde escapar de la mirada de todos.

Cuando bajaron al sótano Samuel pudo apreciar que más bien era un gimnasio muy bien equipado. De pronto sintió como su sangre hervia.

Se acercó al saco de boxear que colgaba del medio de la habitación. De un un color azul oscuro. Era algo tan tonto pero Samuel no podía dejar de mirarlo. Nunca en su vida le interesó ese deporte pero algo lo hacía quedarse alli observandolo.

En un momento se percató que se habia abstraido demasiado y quiso disculparse con Rebe por dejarla sola con las bebidas pero cuando se dio la vuelta vio que ella lo mirada con una mezcla de tristeza y nostalgia.

-¿Que necesitas que lleve?-dijo Samuel.

-Las...botellas que aún están ahi-dijo ella con la voz entrecortada. Y se fue por la escalera.

Mas.confundido que nunca Samuel fue tras ella.

Cuando llegó a donde estaban los demas sonó el timbre.

De repente todos guardaron silencio y del mismo modo repentino retomaron forzadamente sus conversaciones. Samuel se sentía extraño, tan ajeno a esa reunión aunque todos eran muy amables con él.

Cuando Rebe regresó la acompañaba alguien más. Junto a ella venia la mujer mas hermosa que Samuel había visto en el mundo, por lo menos que él recordara. Era rubia y llevaba el cabello recogido en una larga cola de caballo. Su vestido rojo ajustado y corto dejaba al descubierto un hombro. La vista de ese vestido le provocó una ligera corriente eléctrica por su cuerpo.

Pero lo que mas impactó a Samuel eran sus ojos. Unos hermosos ojos verdes que desde el principio se posaron en él. Samuel habia deseado toda su vida que una mujer lo mirara así y ahora esta desconocida lo hacía. Saludó a todos los presentes a quienes evidentemente ya conocía.

-Carla-dijo la muchacha mexicana-te presentamos a Samuel,el amigo de Nadia y Omar.

Cuando estuvo frente a él Samuel notó que la mirada de la chica hermosa ahora era altiva pero coqueta, distinta a la mirada que le pareció ver antes. Cuando ya no tienes memoria llenas los espacios en blanco con fantasías. Y esta rubia era una fantasía sin duda.

-Mucho gusto Samuel-dijo ella y le ofreció la mano.

¿Era impresion suya o ella le apretaba demasiado la mano?

Cuando comenzó la cena pusieron a Samuel entre Nadia y Omar y justo en frente de Carla. Ciertamente estaba agradecido de tener un primer plano de ese monumento de mujer pero se ponía nervioso de que ella lo mirara tanto. Era una mirada hermosa pero misteriosa, que contenía secretos y esperanzas. Una mirada que hacia pensar a Samuel que esperaba algo de él.

Y si bien no conocia al setenta por ciento de los comensales, Samuel ya habia sacado varias conclusiones de sus intereacciones. La primera era que no estaban muy interesados en él. Solo hablaban de cosas de ellos. De experiencias pasadas como una fiesta roja, una fiesta de toallas, una gala de beneficencia en que la chica mexicana decía cosas de muchas personas, etc.

Pero como no le hacian muchas preguntas a Samuel eso le daba tiempo de analizarlos a ellos. La chica mexicana era muy graciosa de una forma maliciosa y tenia la irritante costumbre de utilizar palabras en ingles a cada rato. El joven chileno de rizos era muy divertido pero por alguna razón Samuel quería golpearlo. El novio de Omar era bastante callado. Ese Guzmán era bastante agresivo.

Era un grupo extraño pero Nadia y Omar parecian entenderse muy bien con ellos.

La que mas intrigaba a Samuel era Carla que era la unica que hasta ahora no le habia dirigido la palabra mas que para saludarlo cuando llegó pero sus miradas a él eran constantes.

********

Los amigos de Nadia y Omar eran simpáticos pero el camarero no podia evitar sentirse fuera de lugar ya que hablaban de experiencias de ellos en las que él no tenia nada que ver como una fiesta de Halloween en la que un sujeto golpeó a su propio hermano o una competencia de debate en Las Encinas en las que la odiosa hija del director hizo algo aparentemente muy desagradable.

Y mas perturbador era que mencionaban a personas que tendrian la edad de Samuel si es que no hubieran muerto como la hermana de Guzmán o un amigo de ellos llamado Polo. Samuel pensó que este grupo de personas debe cargar con mucha oscuridad si a los 18 años ya hay muertos en el grupo.

Cada tanto tambien mencionaban a un Christian lo que hacía que Samuel se pregunte por su propio amigo Christian del que no sabía nada.

Samuel tomó su copa y probó el vino que Valerio le había servido. Le gustaba pero prefería la cerveza. "Marquesado de Caleruega". Le causaba gracia que hasta el día de hoy existan marqueses o cosas por el estilo.

La cena avanzó y luego Rebe puso algo de música y se pusieron a bailar. Eso pudo disfrutarlo un poco más y después de un par de canciones y mas copas de vino ya estaba saltando junto a Guzman y Rebe y riendo. Eso le servía para dejar de lado momentáneamente esas frases o imágenes inconexas que vagabudeaban por su mente. Su mente había sido vaciada de los últimos 3 años pero eso no lo hacia sentirse mas ligero sino que lo inquietaba.

Mientras bailaba no podia evitar la sensación de sentirse objeto de la mirada de los demás pero pensó que estaba paranoico.

Esa hermosa chica llamada Carla en un momento dejó al grupo bailando y salió de la casa. Samuel la vio caminando lentamente junto a la piscina. Inmediatamente fue a donde ella estaba. No sabía bien porqué mas allá de lo evidente (esa chica era hermosa). Aunque Samuel nunca fue muy decidido ni exitoso con las mujeres, al menos que él recordara. Pero habia muchas cosas que sabia en su cerebro pero no comprendía e igual bailaban en su mente así que pensó que seguir a la enigmática rubia no carecía tanto de lógica.

********

Cuando Samuel fue tras Carla los demás quedaron estáticos viendo eso.

-¿Creen que algo de todo esto resultó?-preguntó Cayetana.

Todos se preguntaban lo mismo.

-Fue tras Carla-dijo Lu- eso ya es algo.

-Me da miedo que no sea suficiente-dijo Guzmán-hemos dichos cosas toda la noche y aún no ha reaccionado.

-Si la marquesita no puede, nadie podrá-dijo Rebe.

********

Samuel siempre fue tímido. El temor al rechazo fue una constante en su vida, por lo menos hasta el punto que puede recordar. Pero cuando ya no no recuerdas tu pasado inmediato sientes un extraño valor que quizas provenga de la sensación de que no tienes nada que perder.

-mmmm...hola-le dijo suavemente al verla iluminada por la luna. Eso le daba un toque etéreo a su evidente belleza. El artista y el hombre que aun habia en Samuel estaba mas que conciente de la belleza de esta chica. Ella lo miró con seguridad.

-Hola Samuel-dijo ella con una mueca juguetona y un tanto burlista.

-Asi que eres marquesa...-dijo él en una clara muestra que las conversaciones con hermosas chicas desconocidas no era lo suyo.

-Si, lo seré algun día-respondió la rubia con aburrimiento y un toque de desilucion-ya sabes, nobleza y dinero y esas cosas.

-Creo que tu dinero es lo menos impresionante de ti- respondió el castaño. No sabia porque había respondido eso. Fue como una respuesta no pensada que buscó salir de su boca pero al ver como los ojos de ella tenian un ligero brillo supo que había dicho lo correcto.

-¿Y qué crees tú que es lo más impreisionante de mí?-dijo ella.

-Estoy seguro que tengo razón en lo que dije-dijo Samuel-pero si te conociera un poco más podría darte una respuesta mas apropiada.

La sonrisa juguetona de ella le aceleró el corazón.

-Entonces pregunta lo que quieras, guapo-dijo Carla-no evitare ninguna pregunta.

Que lo llamara "guapo" lo hizo sonrojarse y sentir que dentro de su cerebro algunas cosas estaban moviéndose.

Desde el interior de la casa los demás estaban atentos a lo que veían que sucedía afuera. Carla y Samuel se sentaron junto a la piscina y charlaban con total comodidad.

-¿Cual es tu color preferido?

-Dorado.

-¿Comida preferida?

-Tortitas con sirope-dijo ella y lo miró con una sonrisa ladina-pero no me negaría a unos macarrones recalentados...siempre y cuando sean con la compañia adecuada.

Ante esa respuesta Samuel quedó de piedra por un momento. Que una chica así comiera macarrones recalentados era algo muy chistoso pero ella lo dijo con conviccion. ¿Quién será el afortunado que sería esa compañía adecuada?

-¿Has estado enamorada?-preguntó él con temor de ser demasiado metiche.

-Estoy enamorada-dijo ella con seriedad. Samuel no pudo evitar sentirse triste ante esa revelación. Aunque por otro lado era algo tonto dado que recién la conocía.

-Ah, tienes un novio-dijo Samuel cabizbajo.

-No, no lo tengo-dijo ella.

-Pues si ese hombre te dejó ir es un tonto-dijo Samuel.

-Ninguno de los dos supo como manejar bien las cosas-dijo ella con tristeza-creo que perdimos los dos.

Samuel rió.

-Él es un tonto-dijo-¿Qué has perdido tú?

Eso pareció golpearla.

-A él-respondió la rubia.

Samuel no entendía como ésta mujer que parecía estar por encima del mundo entero podia sentirse así. Si fuera él haria de todo por verla felíz.

-¿Y es algo que das por terminado?-preguntó el castaño.

-Antes pensaba que si-dijo ella con una extraña melancolía-pensaba que nuestras diferencias eran muy poderosas. Pero el pasó por algo muy malo que casi le cuesta la vida y el hecho de casi perderlo me hizo ver que nuestros problemas realmente no son tan imponentes como yo creía. Claro, si él también quiere estar conmigo.

Samuel se acercó más a ella.

-Debe ser un tonto para no querer intentarlo-dijo.

-Él es muy listo para algunas cosas-dijo ella-y tan despistado en otras.

Estaban tan cerca el uno del otro. En ese momento la mente de Samuel hizo cortocircuito. Se sentía en un remolino de imágenes y frases que lo inundaban. Su respiracion se agitaba y su mirada se perdía en el reflejo de la luna sobre la piscina de Rebe. Alarmada Carla se arrodilló junto a él.

-¡Samuel!-decía con desesperación-¿Que te sucede?

Sentía que Carla lo movía violentamente y gritaba en su oído. Como en cámara lenta escuchaba los fuertes pasos de los demás que corrían hacia donde ellos se encontraban.

Se fijó en los verdes ojos de Carla que estaban llenos de amor y preocupación. Todos le hablaban pero él sólo la miraba a ella.

Y entonces esos fragmentos perdidos comenzaban a caer sobre él agobiandolo con su peso.

-NUNCA TE HABÍA VISTO ASI
-NO ME CONOCES DE NADA

NO LO SOPORTARÍAS, NO LO SOPORTO NI YO

TÚ ANTES SÓLO QUERÍAS SABER SI ELLA ERA CULPABLE, AHORA SOLO TE INTERESA SABER SI ES INOCENTE.

TÚ Y YO VESTIDOS NO VAMOS A NINGUNA PARTE

PODEMOS ESTAR SOLOS JUNTOS

-¿PORQUÉ ESTÁS ENFADADA?
-PORQUE ME HAS ENGAÑADO
-TÚ ME LLEVAS ENGAÑANDO DESDE EL PRINCIPIO
-¿Y NO ME ODIAS POR ELLO?
-NO

-LA PRÓXIMA LA VAS A FLIPAR

-HAS JUGADO CONMIGO Y HAS GANADO
-TE HE PERDIDO A TI
-A MI NUNCA ME HAS TENIDO

TE CONOCÍA HACE 5 MINUTOS, EN 5 MESES TE PERDERÉ DE VISTA Y EN 5 AÑOS NI ME ACORDARÉ DE TU NOMBRE

SAMUEL,TE VEO DORMIR Y SÉ QUE ERES LO MÁS ESPECIAL Y VERDADERO QUE ME HA PASADO NUNCA Y TAMBIÉN SÉ QUE NO VA A FUNCIONAR...

Cuando Samuel pudo tranquilizar su respiracion sintió a sus amigos alterados a su alrededor. Todos le preguntaban si estaba bien o si quería ir al hospital.

-Estoy bien,estoy bien-dijo él en voz baja.

Carla se puso de pié con firmeza y sacó su móvil.

-Nada de eso-dijo la rubia-debo llamar a una ambulancia para que vayas al hospital y alguien te vea.

Él se puso de pié de repente y se puso frente a ella enfrentandola. Todos guardaron silencio ante eso y esperaron con expectación.

-Irás a un hospital-dijo Carla con dureza.

-¿No ves que no me quiero ir?-dijo él y le sonrió- eres tan estúpida que no lo ves.

Carla era una estatua frente a ese hombre que desde hace tanto hacia latir su corazón con locura. Comenzaron a salir salir lágrimas por sus ojos verdes y ante la vista de todos lo abrazó con tanta fuerza que casi lo hace caer a la piscina.

-Volviste,volviste- le decía Carla al oido y eso hacía que él la abrazara aún mas fuerte.

-Si, volví-le dijo él al oido-y no pienso dejarte ir de nuevo.

********

Todos hicieron un alboroto y estaban deseosos de abrazar a Samuel. Omar, Rebe y Guzman eran los más eufóricos de todos. Caye, Nadia y Ander no podian contener las lágrimas. Valerio estaba mas entuasiamado que nunca por celebrar.

El doctor les habia dicho que no podian forzarlo a recordar pero que podian orientarlo sutilmente y que la propia mente de Samuel tomaría las pistas y encontraría el camino tarde o temprano. Y aun cuando estaban en distintos lados del mundo supieron que debian regresar una vez más, por Samuel.

Claro que Samuel no recordaba todos los detalles de la historia que los unía a estas 9 personas pero al menos los recordaba a cada uno de ellos y lo que significaban para él, las experiencias que los habian unido a la fuerza y los conviertieron en una familia como había dicho Lu.

Y entre todos estaba Carla que no decía nada.pero no hacia falta. Abrazaba a Samuel con la intención de no soltarlo más. Él era suyo y ella era de él. Y fueron tan estupidos de recién entenderlo despues de pasar por todo esto. Pero ya no más.

-Yo no se realmente-dijo Lu-¿Qué tanto recuerdas camarero?

Él la miró y luego miró a Carla.

-Yo...recuero que...Carla se está follando a Samuel-dijo el castaño y todos estallaron en carcajadas.

Carla lo su cabeza en el hombro de Samuel.

-Está bien-dijo Lu- con eso me conformo.

********

Habian llamado a Pilar y Nano para darles la noticia. Después de pasar unos dias con sus amigos Carla y Samuel decidieron visitar Marruecos para pasar unos dias allí. Nano no estaba aún comodo junto a Carla pero fue ella la que regresó la memoria a su hermano menor y eso es algo que él se lo agradecería eternamente. Veia a Samu mas feliz que nunca y eso bastaba para tolerar a la marquesa.

Luego regresarian a España a pasar unos ultimos días con sus amigos. Antes de partir para Londres para que Samuel se instalara un tiempo antes de comenzar la universidad. Samuel alquilaria un buen piso cerca de su universidad. Con el dinero que recibió de los Blanco eso ya no era un problema. Carla le propuso vivir juntos pero él se negó y dijo que aún no estaban listos para eso y que debían tener un ritmo mas normal como pareja. Ella no lo cuestionó ya que tenía razón. Esta era una oportunidad única y debian hacer las cosas bien esta vez.

Tuvieron otras reuniones con todos, una cita doble con Guzmán y Nadia que estaban dispuestos a volver a intentarlo y hasta una reunión con los hermanos Blanco. Para esto último Samuel tuvo la desaprobación de todo el grupo pero él fue terminante en su idea de verlos. Lo acompañaron Rebe, Guzmán y Carla a casa de ellos. El encuentro fue tenso pero Samuel les dijo que no los culpaba por lo que hizo su padre. Sin embargo estaba claro que despues de esto una amistad entre ellos sería imposible.

Cuando Samuel habló a solas con Ari le dijo que no le guardaba rencor pero que prefería tenerla lejos ya que fue una novia terrible pero que aún asi le deseaba lo mejor.

Y aunque fue un encuentro para que Samuel sanara la tensión era palpable en el ambiente. Carla y Ari se veían con desconfianza,al igual que Rebe y Mencia pero nadie dijo nada de más ya que todos decidieron priorizar a Samuel.

Samuel se despidió de ellos y se marchó jubto a su novia y sus amigos. Habia visto a los Blanco como una familia para él en algun momento. Pero eso solo era el producto de estar tan sólo con su familia en Marruecos, sus amigos repartidos por el mundo y Carla en Inglaterra. Pero Rebe tenía razón y su familia era su madre y su hermano. Pero también lo eran Omar y Nadia que lo conocían de niño, lo eran Guzmán, Rebe, Ander, Cayetana, Valerio y Lu a quienes aprendió a apreciar por todo lo que fueron obligados a vivir. Y mas que nadie su familia era Carla,a quien no pensaba volver a soltar nunca más.

Y se proponía por el resto de su vida siempre tener presentes sus rostros y nombres y jamás darlos por sentado. El sabía lo peligroso que podía ser olvidar.

Notes:

Sé que se enfocó mas en Samuel que en Carla pero debia ser así.

Chapter 14: Sé quien eres

Chapter Text

A penas levaban media hora de vuelo cuando Cayetana pidió a cualquiera de sus amigos que cambiaran de lugar con ella.

-¿Puede alguno cambiar de Lugar conmigo?-dijo la chica casi suplicante-rápido, antes que Polo regrese del baño.

-Es tu esposo-dijo Lu con malicia-es obligación tuya soportarlo. Lo prometiste ante Dios. Y a Dios hay que temerle.

Al lado de la mexicana Ander la miró y le sonrió con complicidad.

-Ander-suplicó Caye-él es tu amigo desde la universidad. ¿No quieres sentarte junto a él?

-¿Para soportar que él esté todo el viaje moviéndose, preguntando si ya llegamos o roncando si se queda dormido?-preguntó Ander con sarcasmo-prefiero quedarme con la mexicana de mal carácter.

-Tengo mal carácter pero al menos no ronco-dijo Lu.

-Y por eso acepté sentarme junto a ti-bromeó Ander.

En la primera fila estaban Lu y Ander. En la del medio estaban Carla y Samuel. En la tercera se sentaron Caye y Polo. La estratégica posición les daba a Carla a Samuel un puesto privilegiado para escuchar las conversaciones de sus amigos.

-¿Por qué Polo roncaría?-preguntó Carla-el viaje de Barcelona a Madrid dura una hora y media. No es necesario que duerma en ese tiempo.

-Lo prefiero durmiendo-dijo Cayetana exasperada.

-Durmiendo y roncando-dijo Samuel.

-Hola-dijo Polo regresando del baño de repente-¿de qué hablan?

-De lo emocionados que estamos todos de conocer a la familia de Samu-dijo Cayetana con una brillante e hipócrita sonrisa que solía utilizar para evitar matar a su esposo.

-Yo no estoy emocionada-dijo Lu-porque voy sola. Carla va con Samuel y el matrimonio psicópata va junto también-dijo Lu señalando a Caye y Polo-pero ¿y yo? Estoy con Ander que es gay, sin ofender.

-Ander-dijo Samuel-recuérdame que te presente a mi amigo Omar.

-¿Solo porque es gay tienes que presentármelo sí o sí?-preguntó Ander.

-Bueno-se encogió de hombros Samuel-entonces no te lo presento.

-Está bien, lo conoceré-aceptó Ander-tampoco hay que exagerar.

En el periódico les habían dado a los 6 una semana completa de vacaciones. Carla y Samuel irían a Madrid para que él pudiera presentarle a su familia y amigos a la famosa Carla con la que estaban de novios hace mucho tiempo pero nunca la había presentado oficialmente. Aunque nadie dijera nada los otros cuatro se habían unido al viaje como apoyo para la rubia ya que sabían lo nerviosa que esta situación la ponía.

Teo Rosón al principio se opuso a dejar que los seis se fueran juntos por toda una semana. Carla era la editora jefa del periódico más importante de Barcelona llamado “La bodega”. Cuando Teo delegó a su hija Carla el rol de editora jefe él solo se dedicó a las cuestiones comerciales del negocio dejando en manos de la rubia todo lo periodístico.
Cada sección de noticias tenía un jefe que supervisaba las noticias de su sección y organizaba las investigaciones. Básicamente Carla era la segunda autoridad del periódico. Lu era la jefa de noticias internacionales, Ander de la sección deportiva, Cayetana de espectáculos, Polo de policiales y Samuel de política. Teodoro no quería dejar con reemplazos de la editora jefe y los jefes de cinco secciones. Pero sabía lo nerviosa que todo esto ponía a su hija así que aceptó que sus amigos también se tomaran vacaciones juntos. Además, antes de marcharse, cada uno dejó a sus reemplazos bien asesorados para que no cometieran errores.

Teo era el fundador y dueño y se encargaba tanto de los asuntos periodísticos como los comerciales de su negocio. Cuando un pre infarto le dio un susto de muerte su esposa Beatriz se puso firme y le ordenó que delegara algunas funciones en su hija y desde entonces Carla era la editora jefa y todas las noticias y editoriales pasaban por su supervisión.
Antes Carla era la jefa de la sección de política, pero cuando ascendió ese puesto se lo dieron a Samuel quien ya había llamado mucho la atención anteriormente por sus sagaces y ácidas columnas. Sobre todo desde que se publicara su noticia sobre un escándalo político que involucraba el uso de fondos públicos para gastos personales por parte de funcionarios del gobierno español. Esa nota le había traído a Teo más de un dolor de cabeza pero las pruebas eran tan contundentes que los funcionarios públicos debieron renunciar y se les inició un proceso penal. Distintos organismos internacionales habían premiado la valentía de “La bodega” por enfrentarse al gobierno y los elogios y el prestigio le llovieron al periódico, a Teo y a Samuel quien desde entonces se convirtió en la nueva estrella de ese lugar. Fue entonces que Teo supo que contratar a ese niño sarcástico y arrogante había sido la mejor decisión que pudo tomar.

Luego le preocupó que su hija comenzara a salir con este periodista que si bien era muy talentoso tenía un instinto kamikaze en lo que respecta al periodismo. En cierta forma Teo se sentía reflejado en Samuel cuando era un joven periodista que recién iniciaba.

-¿Estás nerviosa?-le preguntó Samuel a su novia.

Ella lo miró.

-¿Me preguntas a mí?-dijo ella.

-No-dijo Samuel-le pregunto a Cayetana. Cayetana, ¿estás nerviosa de conocer a mi familia?

-¿Tu familia es tan sarcástica como tú?-preguntó Carla un tanto molesta.

-Mi hermano no entiende mis sarcasmos-dijo Samuel-mi hermana se ríe con ellos y mi madre me ama a pesar de ellos.

-Supongo que ya tengo algo en común con tu madre-bromeó Carla.

-Puedes acercarte a ella y decirle: “Señora Pilar, amo a su hijo a pesar de que es insoportable”-bromeó Samuel.

-Siempre sabes que decirme guapo-dijo Carla bromeando.

-Tú tranquila-dijo el castaño-lo más probable es que todos se pregunten cómo conseguí una novia tan linda-Carla lo miró con expresión enamorada-y yo les responderé que te enamoré con mis proezas sexuales.

Carla no pudo contener la risa y lo golpeó en el hombro.

-Eres un idiota-dijo sonriendo.

********

Se conocieron hace tres años. Antes de entrar a su trabajo Carla siempre iba a su cafetería preferida y ese día justamente la fila para pagar era bastante larga pero Carla no se quejaba, necesitaba de una buena taza de café antes de iniciar su día. Por suerte Carla era de las que salía temprano de su casa para que el tiempo le alcanzase.

La fila parecía no avanzar y Carla estaba perdiendo la paciencia. Notó que por delante de ella había un muchacho de aproximadamente su edad aparentemente. No era muy alto pero se evidenciaba que era deportista y Carla tenía una vista privilegiada de su trabajada espalda que una camisa holgada trataba de ocultar sin mucho éxito.

De repente, dos agentes de policías ingresaron a la cafetería y se llevaron esposada una mujer que estaba más adelante en la fila.

-¿La habrán estado siguiendo?-se preguntó Carla a sí misma en voz alta.

-Tiene derecho a permanecer en ayunas-dijo el muchacho que estaba antes de Carla.

Carla lo miró para saber si hablaba en serio pero él estaba con la cara roja intentando aguantar su propia risa por su propia broma estúpida.

En un momento el joven no pudo más y rio a carcajadas de su propio chiste y Carla se sorprendió a sí misma riendo también.

-Por fin alguien reconoce mi genial sentido del humor-dijo el joven.

-Digamos que el sentido del humor es necesario para soportar esta larga espera-dijo Carla-mucho gusto, me llamo Carla.

Cuando él le sonrió ella pudo ver que era muy guapo y él la miró con poco disimulo la belleza de la rubia.

Continuaron hablando durante el resto de la espera para pagar y, sorpresivamente o no, se sentaron juntos y continuaron hablando un buen rato. Carla estaba fascinada con ese joven al que notaba muy inteligente y divertido. Su sarcasmo era constante y si bien a muchos eso podía molestarles ella lo encontraba cautivante.

Cuando Carla se dio cuenta pensó que se le hacía tarde para ir al trabajo y se despidió del joven. Pero se sintió estúpida al no haberle dejado su número o pedido el de él.
Grande fue su sorpresa cuando a los quince minutos de haber llegado a las oficinas del periódico vio entrar al mismo muchacho.

-Samuel-dijo Carla sorprendida- ¿qué haces aquí?

-Aquí trabajo. Es mi primer día-dijo él confundido- ¿me estás siguiendo? No sería la primera vez que me sucede.

¡Sí que tenía la autoestima muy alta!

-Aquí trabajo también-dijo Carla con altanería-mi padre es el dueño y editor.

-Hija-dijo Teo apareciendo de repente-veo que conociste al nuevo muchacho que contraté.

Carla no sabía que sucedía. Generalmente su padre era muy cauteloso a la hora de contratar gente nueva. Incluso lo consultaba con la propia Carla. Pero este chico había hechizado a Teo y Carla estaba dispuesta a descubrir cómo

********

Llegaron a casa de los García en dos taxis. Carla sabía que la familia de Samuel tenía una buena posición económica pero no se imaginaba que su casa era tan grande. Todos habían pensado ir a un hotel pero Samuel les aseguró que su casa tenía habitaciones de sobra para todos.

- ¡Samu! -Pilar abrió la puerta y abrazó a su hijo con fuerza.

Carla no conocía personalmente a Pilar, solo a través de video llamadas que hacía Samuel con su madre. Después de más de 3 años de relación aún no había conocía a su familia y amigos. Samuel rara vez volvía a Madrid y cuando lo hacía iba solo. Esta vez era especial. Sería el cumpleaños de Pilar en el que finalmente conocería a la chica por la que Samuel no deseaba regresar a Madrid.

-Mamá-dijo Samuel-te presento a Carla.

-Oh cariño-dijo Pilar abrazándola-que emoción de conocerte finalmente. Pero entren por favor así puedan instalarse definitivamente.

La familia de Samuel había hecho su dinero con un negocio que el difunto padre de Samuel había formado con su mejor amigo de la infancia Benjamín Blanco. Ambos, cuando eran jóvenes, comenzaron con un pequeño club nocturno que con los años creció cada vez más hasta que hoy su negocio era propietario de muchos clubes nocturnos por toda España.

Trabajando en la barra de uno de esos clubes es que el padre de Samuel conoció a Pilar y luego comenzaron una relación. Pocos años después tuvieron a su primer hijo, Nano y luego de eso finalmente se casaron. Luego llegó su segunda hija, Rebe. Y un par de años después vino el pequeño Samuel, la adoración de su padre.

A diferencia de sus hermanos mayores Samuel no tenía ningún interés en el negocio de los clubes nocturnos y el muchacho así lo hizo saber, lo que rompió el corazón de su padre y de todos, incluido Benjamín, quienes veían en Samuel como la futura cabeza del negocio, especialmente cuando comenzó una relación con su amiga de la infancia Ari Blanco. Todos estaban emocionados por esa relación que terminaba de unir a ambas familias. Samuel fue contundente: quería ser periodista. Y así lo fue.

Cuando el padre de Samuel murió de un repentino ataque cardíaco su esposa tomó el control del negocio junto a Benjamín con la ayuda de los hijos de cada uno en distintas áreas del negocio. Claro, excepto Samuel.

Cuando su relación con Ari llevaba varios años, ellos terminaron y Samuel se mudó a Barcelona y jamás regresó, hasta ahora.

********

La trayectoria de Samuel en el periódico de los Rosón comenzó de forma decepcionante para Samuel. Él tenía claro sus objetivos. Él quería escribir sobre política pero era el nuevo y aun no se lo permitían. En realidad, lo hacían pasear por todas las secciones del periódico excepto la de política que en ese momento estaba a cargo de Carla.

Ese era el plan de Teo. Veía en Samuel la semilla de un gran periodista peor creía que si le daba de inmediato lo que deseaba lo volvería flojo y arrogante. Así lo hizo ganar experiencia y saltar por todas las secciones. Internacionales con Lu, Deportes con Ander, Espectáculos con Cayetana y Policiales con Polo. Pero jamás a Política.

Pero Samuel nunca claudicaba y todos tenían solo cosas buenas para decir de él. Cuando Lu enfermó y no pudo hacer la nota sobre los nuevos acuerdos comerciales entre la Unión Europea y Sudamérica, Samuel estuvo ahí e hizo una nota tan buena que incluso la exigente Lu debió reconocerlo. Cuando a Polo le faltaba una gran noticia en su sección Samuel entrevistó a los padres de una joven encontrada muerta algunos días atrás. Cuando Ander necesitaba ayuda para cubrir el partido entre Real Madrid y Barcelona, Samuel estuvo allí.

Y así, todos tenían cosas positivas que decir de ese extraño pero eficiente muchacho.

La que resentía que a Samuel no lo dejaran trabajar en Política era Carla, quien consideraba a ese muchacho muy sexy e interesante. Un día le preguntó a su padre la razón de no darle a Samuel un espacio en la sección de Política que era la que claramente le interesaba y la respuesta de Teo la dejó pasmada:

-Veo a ese muchacho y me veo a mi mismo hace 25 años cuando comencé con todo esto-dijo el padre de Carla-ese muchacho no solo tiene talento para escribir, sino que es un hábil investigador y tiene hambre por conseguir cada vez más noticias. Si consigue lo que quiere rápido se aburrirá rápido. Y un talento así no debe desperdiciarse, debe fomentarse.

Carla jamás había escuchado a su padre hablar así de otro joven periodista, más que de ella misma. Y Teo había entrenado a varias generaciones de periodistas. Y aunque Carla sabia que su padre podía ser un poco cruel también sabia el respeto que tenía por esta profesión y por el talento. Si su padre quería hacer esperar a Samuel, entonces esa era la decisión correcta.

Pero todo cambió cuando Samuel hizo uso de su habitual audacia. Ese día Teo estaba haciéndose unos chequeos médicos obligado por su esposa Beatriz quien cada vez más estaba preocupada por el nivel de estrés en la salud de su marido. Ese día Teo delegó sus funciones en Carla quien no solo manejaría la sección de Política sino que también sería supervisora de todas las demás.

Como era habitual se hizo una llamada “Reunión editorial”, solo que esta vez dirigida por Carla en donde se hablaban de las noticias para toda la semana (dejando de lado las noticias de último momento).

-El asesinato en el colegio secundario será una noticia que se extenderá con los días-dijo Polo-siempre sale algo nuevo y son muchos testigos para entrevistar por lo que podremos hacer avances constantemente.

-Está bien-dijo Carla-pero si los avances no son muy importantes no les dediques tanto espacio y expláyate más con otros casos.

-Entendido-dijo Polo.

-Lu-dijo Carla mirando a la mexicana- ¿cómo va el asunto de la embajada israelí?

-La secretaria del embajador israelí en Madrid me confirmó hace una hora la entrevista con el embajador-dijo Lu con arrogancia-solo que aún no decidí a quien enviar.

-Encárgate personalmente-ordenó Carla-es un asunto muy importante como para dejarlo en manos de periodistas que no son expertos en el tema.

-De acuerdo-dijo Lu.

Y así siguieron charlando por más tiempo en que Samuel fue asignado a cubrir un partido de tenis en la sección de Ander.

-¿Cómo que no se podrá?-le dijo Carla enojada a Cayetana.

-Hice todo lo que pude pero ella no quiere-dijo Cayetana visiblemente desanimada-yo le advertí a Teo que Isadora no querría.

Eso llamó la atención de Samuel. Isadora Artiñán era una famosísima y hermosa cantante argentina que pronto vendría a España como parte de su gira internacional. Daría cinco conciertos en Madrid y tres en Barcelona. Todos los periodistas de los medios tradicionales querían entrevistarla, pero ella nunca daba notas, ni siquiera para promocionar sus espectáculos. Por lo menos no lo hacía con programas de tv o con periódicos. Solo se mostraba con medios más alternativos como youtubers y esas cosas.

-Le dije que su entrevista se anunciaría en la tapa-dijo Cayetana-pero no le interesó. Aun así, debo ir a su concierto para hacer la reseña.

-Sí, pero tener una entrevista con ella previa al concierto nos posicionaría por encima de la competencia-dijo Carla, quien había heredado el espíritu competitivo de su padre.

-Yo conseguiré la entrevista-dijo Samuel de repente y todos lo miraron.

Esa afirmación del castaño detonó distintas reacciones: risas, estupefacción, desconfianza. Nada bueno básicamente.

-Esta semana trabajas en Deportes Samuel-dijo Carla-además, si no la consiguió Caye que es la jefa de la sección no creo que puedas tú que no estás fijo en ninguna.

Lejos de enojarse Samuel la miró con una desafiante sonrisa.

-Hagamos un trato-dijo él-no me metas en le partido de tenis, déjame intentar conseguir la entrevista. Solo necesitaré que un fotógrafo venga conmigo. Si la consigo, te comprometes delante de todos a hacer que tu padre me coloque de forma definitiva en Política. Y si no lo consigo…escribiré el horóscopo.

-¿Cómo lo harás?-preguntó Ander.

-Es fácil-dijo Samuel-dices que Mercurio se folla a Venus mientras Júpiter los espía y se hace una paja y eso implica que Géminis encontrará al amor de su vida.

-Me refiero a la nota con Isadora-dijo Ander impaciente.

-Tengo mis tácticas-dijo Samuel misterioso y miró a Carla- ¿tenemos un trato?

Carla sabía que era poco probable que lo consiguiera así que aceptó. Si lo lograba conseguían una nota con la cantante más famosa del momento y si fallaba no pasaba nada.

Dos días después el fotógrafo asignado a Samuel, Phillipe, llegó al periódico y les dio a Cayetana y Carla unas fotografías. Ellas se miraron extrañadas. Cuando abrieron el sobre se sorprendieron de ver fotografías de Isadora Artiñán posando, otra de ella sentada durante la entrevista, otra de ella sentada igual pero también estaba Samuel en la fotografía frente a ella.

-La última fotografía es un regalo de Samuel para ti-le dijo Phillipe a Carla.

En ella se veía a Isadora dando un gran beso en la mejilla de Samuel, quien miraba a la cámara de forma petulante.

-¿Cómo lo hizo?-dijo Cayetana claramente impresionada.

Eso mismo se preguntaba Carla que no entendía como esa chica que no daba notas a nadie lo había hecho con Samuel (y además, inexplicablemente, la perturbaba la última fotografía).

-Dice Samuel que podemos utilizar cualquier de las tres primeras fotografías para poner en la portada porque quiere mantener el ofrecimiento que Caye le había hecho-dijo Phillipe a Carla y luego miró a Cayetana-y también dice que te enviará la entrevista terminada en aproximadamente una hora y media. Solo debe corregir detalles.

Teo entró en la oficina en ese momento.

-¿Todo está bien?-dijo.

Carla le había contado del trato que había hecho con Samuel y Teo había admirado las agallas y el descaro de ese chico.

Carla le mostró las fotografías y Teo abrió mucho los ojos al tenerlas frente suyo.

-Samuel lo consiguió –dijo Carla-oficialmente somos el único medio en entrevistar a Isadora Artiñán.

Teo comenzó a reírse con fuerza.

-Prepárate hija-le dijo a la rubia-ahora Samuel será tu subordinado permanente en la sección de Política.

Y así Samuel lo consiguió. Todos en el periódico no pudieron más que felicitarlo. El chico nuevo les dio la entrevista que todos ansiaban tener.

Carla debía reconocer que Samuel no solo era bueno escribiendo noticias sino que también sabia entrevistar muy bien. Logró que Isadora hablara no solo de su espectáculo, sino también de su carrera en general e incluso de su vida personal cuando Samuel le preguntó si eran ciertos los rumores que afirmaban que ella estaba de novia con el famoso futbolista Didac.

El día de la publicación de entrevista Samuel regresó a la edición y todos lo felicitaban.

-Tengo una pregunta Samu-dijo Cayetana- ¿por qué el día de la entrevista Phillipe regresó antes que tú?

Carla creyó ver un poco de rubor en las mejillas de Samuel.

-Preferí transcribirla en la tranquilidad de m hogar-dijo Samuel y rápidamente fue con Polo y Ander a charlar con ellos.

Ahora Carla entendía como Samuel había conseguido la entrevista y no le gustó nada.

********

Para Carla fue un poco más sencillo. Heredó de su padre la pasión por el periodismo y tuvo el camino allanado para dedicarse a eso. Sin embargo, Carla se vio sometida aún más que Samuel al proceso de pagar derecho de piso. Comenzó como pasante en el periódico y de a poco fue subiendo hasta que finalmente Teo la dejó escribir su primera nota que finalmente fue publicada. Así como Samuel pasó por varias secciones hasta que quedó firme en Política.

Y si bien conseguir el puesto no le fue difícil por ser la hija del dueño, si le fue difícil ganarse el respeto de sus colegas. Cada palabra escrita por ella fue analizada del derecho y del revés por todos sus colegas que buscaban el más mínimo error para exponerla. Y Teo no la protegió. Él sabía que si Carla deseaba ganarse un lugar en ese mundo debía aprender a aceptar las críticas y lograr revertirlas con su esfuerzo y su trabajo, y eso tomaría tiempo. Y así lo hizo Carla, quien a todos les mostró su mejor cara de póker y siguió trabajando. Y si bien aún cargaba con ciertos prejuicios respecto de su trabajo, en general Carla era una respetada periodista.

Beatriz no estaba de acuerdo que Carla se dedicara al periodismo. Por años había visto como ese empleo estresaba a su esposo y ahora su hija se exponía a lo mismo. Pero decidió no luchar contra la pasión de su hija que se perfilaba tan acalorada y dedicada como su padre. Lo bueno es que Carla era mucho más calmada y reflexiva que su padre y por eso esperaba que se lo tomara con más calma que Teo. Por eso Carla entendía el extraño afecto que su padre sentía por Samuel. Su madre se lo había dicho así:

-Carla-dijo Beatriz riendo-te enamoraste de un loco del periodismo. Igual que yo.

Carla entendió que Teo veía en Samuel la fuerza y la pasión que la salud ahora no le permitía ejercer a él. A veces, cansada de los halagos a Samuel de parte de Teo, Carla reaccionaba con celos:

-Si él es tan genial ¿por qué no lo nombras a él editor jefe? -dijo Carla resentida.

Teo la miró con ternura.

-Porque esa locura que tiene Samuel necesita la contención correcta-dijo su padre-y tú eres la persona adecuada para eso.

Le tomó tiempo que ella no debía compararse con Samuel. Eran un equipo y se necesitaban mutuamente.

********

Carla y sus amigos la estaban pasando realmente bien en casa de la familia de Samuel. Allí también vivían Nano con su esposa Marina y su hijo de cinco años Diego. Rebe estaba solo de visita ya que ella vivía con su novia Mencía Blanco pero no quería perder el poco tiempo que tenía con su hermano menor ahora que estaba de visita.

Carla había caído muy bien en la familia de Samuel, incluso con Rebe que era la más celosa y protectora con él.

Se preparaba un gran almuerzo para festejar el cumpleaños de Pilar y estaban invitados los más cercanos amigos de la familia. Llegaron Guzmán, el mejor amigo de Samuel desde la infancia, y su esposa Nadia cargando su pequeña hija de 2 años. También llegó con ellos Omar, el hermano de Nadia. Samuel lo presentó con Ander y ambos estuvieron juntos todo el tiempo.

-Sucedió lo que yo sabía que sucedería-se quejó Lu-me quedé sola. Hasta Ander conoció un juguete nuevo.

Carla y Samuel rieron.

-No es para tanto Lu-dijo Carla.

-Las únicas personas solteras además de mi aquí son la madre y el sobrino de Samu-se quejó Lu- y por el momento no me interesan las mujeres ni los niños.

Samuel rio con fuerza y Carla volteó los ojos. Estaba acostumbrada al dramatismo de Lu.

-Además-comenzó a decir Lu-no quiero…Samu ¿Quién es ese?

Samuel vio que Lu señalaba a alguien que recién llegaba.

-Ah, él es Valerio Rojas-dijo el castaño-se encarga de todos los asuntos de relaciones públicas de todos los clubes de mi familia. Hace muchos años que trabaja con nosotros.

-¡Samu!-dijo Valerio y vino a abrazarlo-por fin apareces por Madrid.

A Samuel le pareció exagerado dado que Valerio iba seguido a Barcelona a trabajar allá también y con Samuel se veían cada tanto.

-Que exagerado Valerio-dijo Samuel- te presento a mi novia Carla.

-No puedo creer que esta belleza sea tu novia-bromeó Valerio-no puedo entender cómo lo conseguiste.

-Me rogó tanto que por lástima acepté-dijo Carla y Valerio se carcajeó.

-Voy a desquitarme por eso más tarde-susurró Samuel.

-Valió la pena-dijo Carla riendo con picardía.

Cuando Valerio miró a Lucrecia se encontró con una ladina y coqueta sonrisa.

-¿No me presentas a tu amiga Samu?-dijo el chileno.

-Val, ella es Lucrecia Montesinos-dijo Samuel-una amiga y compañera de trabajo.

-Mucho gusto, preciosa-dijo el chileno.

-El gusto es mío-dijo ella y ambos se fueron a charlar solos ignorando a Carla y Samuel.

-Creo que no la escucharemos quejarse por un buen rato-dijo Carla.

-Es por eso que creo que mi familia hizo una gran inversión al contratar a Valerio-respondió Samuel.

Si bien era el cumpleaños de Pilar, todos parecían prestarle más atención a Samuel. A Carla le pareció lógico dado que se había marchado de Madrid y rara vez lo veían.

El timbre sonó una vez más y unos segundos después Carla vio entrar a un grupo de cinco personas. Miró a su novio esperando que él le dijera quienes eran pero vio que Samuel tenía una extraña expresión en su rostro. Como de disgusto o tristeza.

Carla notó que todos los presentes habían guardado silencio por un segundo y miraron a Samuel pero no se lo preguntaría en ese preciso momento.

El grupo recién llegado estaba conformado por un hombre mayor y cuatro jóvenes, dos hombres y dos mujeres. Carla vio como rápidamente Rebe fue y besó a una de las chicas así que supuso que esa era Mencía, la novia de Rebe de la que Samuel ya le había hablado.

Carla vio como los recién llegados saludaban a Pilar y le daban algunos obsequios. Mencía fue la primera del grupo en ver a Samuel y rápidamente fue a saludarlo. El resto de su familia vio finalmente a Samuel y Carla percibió la tensión entre su novio y esa gente.

Una muchacha de cabello corto fue la primera en acercarse.

-Samu-dijo ella-me da tanto gusto de volver a verte.

Se abrazaron pero Carla notó la tensión de Samuel.

-me alegro de verte Ari-dijo Samuel sin mucho convencimiento-te presento a Carla Rosón, mi novia.

Carla creyó ver un dejo de tristeza en los ojos de la chica. Más tarde le preguntaría a Samuel que estaba sucediendo.

-Me alegro de conocer finalmente a la famosa Carla-dijo Ari-eres más hermosa de lo que me habían descripto.

-Muchas gracias-dijo la rubia.

Los demás se acercaron y Carla pudo conocerlos. Estaba Patrick, un joven hermoso que era el gemelo de Ari y su novio Iván, quien saludó afectuosamente a Samuel pero él no fue tan efusivo para devolver el gesto. ¿Qué le sucedía?

El último en saludar a Samuel fue Benjamín Blanco. Carla sabía que ese hombre fue el mejor amigo del difunto padre de Samuel y que además era el padrino de Samuel.

-Samuel-dijo el hombre fríamente a modo de saludo.

-Padrino-dijo el castaño del mismo modo.

Carla pensaba que todos estarían muy contentos de volver a ver a Samuel pero tenía claro que Samuel tenía algún tipo de problema por lo menos con Benjamín, Ari e Iván. Y como toda periodista a Carla la dominó la curiosidad.

********

Después de follar intensamente, Carla y Samuel quedaron exhaustos en la cama uno junto al otro. La respiración profunda de ambos se acompasaba al ritmo del tamborileo de sus corazones en sus pechos.

-Has mejorado, guapo-dijo Carla bromeando.

-Si-siguió la broma Samuel-vi unas cuantas películas sobre este tema.

Carla rio con fuerza y apoyó su cabeza sobre el pecho de su novio. Llevaban más de tres años juntos y Carla ya había pensado en que deberían casarse. Deseaba hacerlo pero el lado más orgulloso de ella quería que sea él quien hiciera la pregunta. Pero con Samuel nunca se sabía. Las personas suelen usar el sarcasmo para velar críticas y burlas pero Samuel solía utilizarlo para evadirse de la realidad. Carla había aprendido que Samuel tapaba su vulnerabilidad con el humor para impedir que algunas personas se acercaran demasiado.

Lo que más inquietaba a Carla era porqué Samuel era tan frio con la familia de su padrino. En todo el día a penas les dirigió la palabra y ellos a él más que para interacciones banales y protocolares. Era como si hubiera un acuerdo tácito de mantener la fiesta en paz por lo que durara el cumpleaños de Pilar. Pero Carla era observadora y notó como los hermanos y amigos de Samuel no eran muy afectuosos con la familia Blanco y con Iván.

-¿Samu?

-¿si?

-¿Por qué te llevas mal con tu padrino?-preguntó Carla.

Al estar apoyada encima de él ella pudo sentir la tensión en su cuerpo y por un instante se arrepintió de haber hecho la pregunta.

-Así que lo notaste-dijo él.

-Es que no fuiste muy amable con él ni él contigo-dijo la rubia-y también te noté así con su hija y con el novio de su hijo.

Samuel tomó aire y finalmente habló.

-Como ya sabes los García y los Blanco estamos unidos desde hace mucho por mi padre y Benjamín. Cuando yo nací mis padres eligieron a Benjamín como mi padrino. Él me trató como a un hijo más. Me mimaba más que mis propios padres inclusive. A veces Patrick se ponía celoso de lo unidos que éramos su padre y yo. Cuando nos hicimos mayores comencé a salir con Ari y estuvimos juntos por varios años. Benjamín adoraba que yo saliese con su hijo y hasta creía que acabaríamos casándonos y teniendo una familia.

-Pero eso no sucedió-continuó Carla.

-Eso no sucedió-dijo Samuel-di por terminada la relación y me mudé a Barcelona. Lo cual fue mejor para mí porque pude conocerte a ti.

Esa respuesta no dejaba tranquila a Carla. ¿Una ruptura motivaría mudarse a la otra punta del país?

-¿Por qué terminaron?-preguntó Carla.

El silencio de Samuel le indicaba a Carla que él no deseaba responder la pregunta.

-Samuel…

-Le fui infiel-dijo Samuel con una voz muy fría-le fui infiel y decidí marcharme después de eso. Y por eso me odia mi padrino y toda su familia.

********

La confesión de Samuel había dejado estupefacta a Carla. Sabía que Samuel no era perfecto y lo amaba así pero nunca se imaginó que el hombre del que se había enamorado fuera un infiel. No quería pensar en él de esa forma. Si bien no le fue a ella infiel en particular pero el hecho que lo hiciera ya lo cambiaba a ojos de ella. ¿Si se lo hizo a la novia de adolescencia porque no se lo haría a cualquier otra? A ella por ejemplo…

Recordaba todas esas veces que ellos eran los últimos en quedarse en la redacción y de a poco fueron acercándose. Ella comenzaba a ver un Samuel que estaba más allá del periodista incansable o del chico sarcástico.

-A veces Lu me critica por que no acepto salir con ninguno de los hombres que me invitan-le dijo Carla en ese tiempo-pero ¿por qué molestarme con algo que no es bueno solo porque es algo?

Samuel le sonrió como si entendiera perfectamente lo que ella quería decirle.

-Sabes bien que es lo que quieres-dijo el castaño-y es eso o nada. No tienes porqué conformarte con menos.

Carla sintió como si él pudiera leer su alma. Estaba desnuda ante él pero no estaba incómoda. Se acercó a él y lo besó con ternura y él le respondió de la misma manera. Esa noche juntos y solos en la redacción del periódico fue el primer beso entre ellos.

********

Unos meses después de su primer beso se dio la primera cena de Samuel en casa de los Rosón. Teo conocía a Samuel y le caía muy bien peor Beatriz estaba ansiosa por ver al muchacho del que se había enamorado su hija.

Estando frente a la puerta de los Rosón, Samuel se dispuso a tocar el timbre pero Carla lo detuvo.

-¿Qué sucede?-dijo él.

-¿No te pone nervioso conocer a mis padres?

-Solo conoceré a tu madre-aclaró Samuel-a tu padre ya lo conozco y me adora.

-Mi padre te adora como periodista y mentor-dijo la rubia-pero en su rol de padre es tan celoso y sobreprotector como cualquier otro padre con su única hija.

-¿Entonces no podré comentar sobre la noche en que lo hicimos cuatro veces?-dijo Samuel.

Generalmente las bromas de Samuel hacían reír a Carla pero esta noche no.

-Escúchame bien-advirtió Carla-sin bromas, sin indirectas, sin comentarios sarcásticos. No aludas al hecho que me has visto desnuda o que tocaste partes de mi cuerpo que no sea una que tiene dedos. ¿de acuerdo?

Samuel le dio la sonrisa más adorable del mundo.

-De acuerdo.

Los miedos de Carla fueron innecesarios. Esa noche Samuel fue tan adorable e inteligente que logró meterse en el bolsillo a Beatriz con su encanto y solo reafirmó el afecto que Teo le tenía.

********

Todos habían salido esa noche a pasar un buen momento en uno de los clubes que eran propiedad de las familias Blanco y García. Los amigos de Samuel de Madrid habían congeniado bien con los de Barcelona. Alejados de todos bailaban muy juntos Valerio y Lu, quien ya no se quejaba de estar sola durante este viaje. También Ander había encontrado una buena compañía en Omar.

Samuel bailaba con una Carla claramente desconectada de la situación.

-No soy tonto Carla-dijo Samuel-estás rara conmigo desde anoche.

-No sé de qué hablas-dijo ella mirando hacia un costado.

Cuando por fin ella lo miró pudo el dolor en los ojos de él. Y ella odiaba verlo así, odiaba desconfiar de él, o mejor de lo eventualmente podría hacer. Tal vez el problema sea que ella lo idealizó y ahora no podía aceptar la historia que él arrastraba.

-Samuel-dijo ella-me duele saber que eres capaz de ser infiel. Sé que es algo del pasado y que no fue a mí, pero me asusta que seas ese tipo de hombre.

-No soy diferente del hombre que conoces hace cuatro años-dijo Samuel.

Y ahora veía a ese Samuel sin bromas, sin sarcasmos, sin ironías. Ese Samuel que casi nadie conocía, quizás solo ella.

-Lo siento-dijo ella-sé quién eres. Un error del pasado no te define.

Se dieron un beso que a ninguno dejó tranquilo. Carla le dijo que iba hasta el baño y que pronto volvería. Cuando entró Carla se miró en el espejo. Notaba la intranquilidad en su rostro. Al menos agradecía que estaba sola en el baño y que ahí dentro la música se escuchaba menos fuerte. De repente la música se escuchó más fuerte pero rápidamente bajó de volumen. Alguien había ingresado al baño. Mirando al espejo Carla pudo ver que Ari estaba a su lado pero Carla prefirió no decir nada.

-Escuché lo que hablaste con Samu-dijo la morocha-no fue mi intención, lo siento.

Carla la miró sin saber bien que decir.

-No lo lamentes-dijo Carla-supongo que para ti no debe ser fácil ver al ex novio que te engañó con su nueva novia.

-Eso es cierto en parte-dijo Ari-es difícil verlo con alguien más. Estuvimos juntos mucho tiempo. Pero el jamás me fue infiel.

Carla trataba de descubrir si estaba intentando engañarla pero encontraba señales de eso.

-¿De qué…?-comenzó a decir Carla pero rápidamente Ari la interrumpió.

-Él nunca me engañó-explicó Ari-más bien yo lo engañé a él.

Carla no sabía si sentirse aliviada o aún más confundida.

-Verás…-comenzó a explicar Ari-cuando llevábamos tantos años de novios yo fui la que lo engañó con su amigo Iván.

-¿Samuel e Iván eran amigos?-preguntó Carla sorprendida.

-Si-dijo Ari-desde muy jóvenes junto a Guzmán. Cuando yo comencé a verme en secreto con Iván, él ya salía con mi hermano Patrick. Cuando Samuel lo descubrió se le rompió el corazón. Yo le pedí por favor que me perdonara y que intentáramos arreglar todo y que por favor no le dijera a nadie lo que sucedió. Él solo estuvo de acuerdo en lo segundo. Terminamos inmediatamente pero sabíamos que nadie aceptaría una falta de explicación al final de una relación de tantos años, especialmente mi padre, así que Samuel inventó que me fue infiel. Además, con eso buscaba salvar mi relación con mi hermano y que no se destruyera la imagen que mi padre tiene de mí. Con esto él logró que mi hermano no me odiara y que mi padre no se decepcionara de mi pero a cambio él tuvo que soportar el odio de mi familia.

Carla sentía un cosquilleo en el corazón. No podía asimilar tanta felicidad y alivio.

-¿Alguien más sabe de esto?-preguntó Carla.

-Nano, Rebe y sus amigos-dijo Ari-pero Samuel les pidió que nunca dijeran la verdad. Aunque sé que a ellos les encantaría.

-Un momento-dijo Carla-¿por qué no me lo contó a mí? Que yo lo supiera no afectaba en nada el pacto que ustedes tenían.

Ari esbozó una triste sonrisa y limpió las lágrimas que querían salir de sus ojos.

-Porque así es Samu-dijo la morena-es fiel hasta las últimas consecuencias. Aun cuando ya no estamos juntos y cuando ya no siente lo mismo por mí, él sigue cumpliendo la promesa que me hizo. Mantener en secreto lo que sucedió fue el último regalo de amor que me hizo aun cuando yo no me lo merecía.

Por unos segundos Ari no dijo nada.

-Muy pocos hombres se arriesgarían así a soportar un odio que no merecen solo por mantener su palabra-dijo Ari-y Samu es de esos hombres. Espero que sepas lo afortunada que eres, yo no supe valorarlo.

Sin decir nada más Ari salió del baño dejando sola a Carla.

********

Samuel miraba a todos bailar y divertirse pero no podía sentirse como ellos. No lograba que la alegría de ellos se le contagiara. Detestaba que Carla pensara mal de él. Estaba acostumbrado a despertar emociones negativas en algunas personas pero no le importaba. Pero que ella pensara algo malo de él era desgarrador. El reconocimiento que le daba su trabajo era tan poca cosa comparado con la mirada de orgullo que esos ojos verdes le daban todos los días. Pero ahora eso parecía haberse terminado.

Vio a Ari unirse al gran grupo de amigos pero sus ojos se concentraron en las luces movedizas y de múltiples colores que animaban el ambiente en el club.

De repente una largas y bien formadas piernas estaban frente a él y reconoció que le pertenecían a esa mujer que lo volvía loco.

Cuando levantó la vista Carla estaba ahí sonriéndole.

-¿Carla?

Ella se sentó en sus piernas y lo besó tiernamente en los labios.

-Por un momento me olvidé quien eres realmente-dijo Carla-pero ya recobré la cordura. Sé quién eres. Y no quiero volver a olvidarme de eso.

La sonrisa de alivio de Samuel fue lo más tierno que Carla había visto en su vista.

-¿Me perdonas?-preguntó la rubia.

-No tengo nada que perdonar-dijo el castaño.

-Aún así quisiera compensártelo de alguna manera-dijo ella-dime lo que quieras y yo te lo daré.

Después de pensarlo por un tiempo Samuel supo que responder.

-Podrías mandarme a hacerle otra entrevista a Isadora Artiñán…-dijo él fingiendo sorpresa.

-Eres un idiota- dijo Carla riendo y volvió a besarlo.

-Pero soy tu idiota-dijo él.

Carla no lo negó.

Chapter 15: Expecto Patronum

Notes:

Sé que ya hay historias que ponen a Carla y Samuel en Hogwarts pero yo tambien deseaba hacerlo.

Chapter Text

Todos esperaban que llegara el profesor de Defensa contra las Artes Oscuras imbuidos en ruidosas conversaciones. Las cosas ya no eran como antes. Ya no solo cada uno se hablaba con los compañeros de su casa. Ahora era común que un Gryffindor conversara con un Slytheryn, que un Ravenclaw saliera con un Hufflepuff o lo que sea. Hubo un tiempo que las rivalidades eran muy marcadas, y aun existían un poco, pero eso era mayoritariamente parte del pasado. También era cosa del pasado discriminar a los mestizos o hijos de muggles. Pero claro, a veces, esas cosas persistían, por ejemplo, en casa de Carla. Los padres de Carla aun no aceptaban que creer en la supremacía de los magos de sangre pura era algo que, gracias a Dios, estaba desapareciendo.

Afortunadamente para ella en Hogwarts no debía tolerar a sus padres. El problema es que este era el sexto año de Carla y eso la entristecía porque eso significaba que no faltaba mucho para que finalmente deba abandonar el colegio.

El profesor Benjamín Blanco ingresó y todos guardaron silencio.

-Buenos días-dijo el profesor-espero que hoy tengan muchas ganas de aprender porque esto es lo que les enseñaré.

Inmediatamente blandió su varita y dijo:

-¡Expecto Patronum!-dijo de su varita salió una gran pantera de color plateado que cuando se movía dejaba una estela de humo blanquecino.

Todos miraban al animal totalmente obnubilados.

-¿Aprenderemos a hacer un Patronus?-preguntó Lu.

-Exactamente Montesinos-dijo Benjamín-aprenderán a realizar este encantamiento. El encantamiento Patronus es uno de los encantamientos defensivos más famosos y poderosos conocidos en el mundo mágico. Es un hechizo sumamente complicado y extremadamente difícil de realizar, que genera una fuerza de energía positiva parcialmente tangible conocida como Patronus o espíritu guardián. Es la protección principal contra dementores, ante los cuales no existe otra defensa. Este encantamiento es tan complicado que pocos magos y brujas pueden conjurar un verdadero Patronus, y varios magos y brujas calificados tienen problemas con él. Es la representación de todo lo bueno que hay dentro de un mago o bruja. Debido a que el éxito del encantamiento está directamente relacionado con el estado mental en particular que tenga el lanzador, el encantamiento es más difícil de realizar bajo circunstancias realmente emocionales. Un Patronus correctamente conjurado puede tomar dos formas: incorpóreo o corpóreo, y ambos tipos varían en su apariencia y fuerza.

Todos miraban ansiosos al profesor. Realmente esto les interesaba a todos. Carla miró a Samuel quien era el que más atención ponía a la explicación del profesor. Todos sabían que era el mejor de todos en Defensa contra las Artes Oscuras y el estudiante preferido de Benjamín.

-Un Patronus incorpóreo es aquél que no se asemeja a ninguna criatura viva y tiene pocos rasgos distinguibles. Un Patronus incorpóreo se asemeja a una explosión de vapor o humo que sale disparado de la punta de la varita sin una forma definida clara-explicó el profesor- Un Patronus corpóreo es aquél que está completamente formado, tomando el aspecto de un animal translúcido de brillo blanquecino. Las formas animales específicas que toman los Patronus corpóreos varían de persona a persona y reflejan la personalidad de cada individuo. La fuerza para este encantamiento son los recuerdos felices. Al momento de realizarlo deben concentrarse en un recuerdo muy feliz. es una fuerza positiva que repele las fuerzas negativas.

-Como los dementores-dijo Nadia.

-Precisamente-dijo el profesor-la idea es que aprendan a realizar este encantamiento, por lo menos en su forma incorpórea. ¿Preparados?

********

-Profesor-dijo Cayetana-¿es verdad que dos personas enamoradas tendrán un Patronus igual?

La pregunta captó la atención de todos.

-Bueno, señorita Grajera-dijo Benjamín-eso no es necesariamente así. Dos personas que se amen entre sí no necesariamente comparten el mismo animal en su Patronus. El animal de cada uno es una manifestación simbólica de lo bueno de una persona, pero también de sus sentimientos y deseos. Y dos personas enamoradas pueden ser muy diferentes. Sin embargo, se cree que cuando dos amantes comparten el mismo animal es porque no solamente están enamorados sino porque su conexión emocional es algo que supera al mismo amor.

Cayetana quedó emocionada con esa respuesta y miró a Polo quien se sonrojó. Otros como Lu pensaban que eso era una cursilería.

Carla estaba ajena a todo eso.

Si bien las mejores de la clase en casi todo eran Lu y Nadia, Carla podía estar orgullosa de ser buena en todas las clases. Era la mejor de todos en transformaciones, incluso mejor que Nadia y Lu en eso. Hacer pociones le era muy fácil, los encantamientos sencillos, las pociones y la botánica eran pan comido. En Defensa contra las Artes oscuras era la mejor, solo por debajo de Samuel. Entonces, ¿por qué no podía conjurar un Patronus?

No debería ser difícil. Pensar en algo que te haga muy feliz y concentrarte. Ella sabía concentrarse.

Quizás había que buscar un recuerdo lo suficientemente feliz. Uno en que sus padres la felicitan quizás, alguno riendo con Lu tal vez. Quizás algo de cuando salía con Polo, podría ser. Pero nada. Nada. Nada. Nada.

No es que sea excesivamente exigente consigo misma. Sabía que no saldría perfecto al primer intento pero al menos algo debía suceder. Carla lo seguía intentando cuando se distrajo porque todos comenzaron a gritar y a aplaudir. Carla estaba al fondo del salón por lo que tuvo que acercarse a ver el porqué del alboroto. Cuando pudo verlo un enojo le recorrió toda la columna vertebral.

En medio de todos estaba Samuel con su varita en alto y de ella salía un gran humo plateado y brillante. Samuel era el primero en conseguir un Patronus incorpóreo.

-¡Veinte puntos para Gryffindor!-dijo el profesor.

Inmediatamente Guzmán, Marina, Rebe y Ander aplaudieron con fuerza ya que ellos eran los compañeros de Gryffindor de Samuel.

Incluso Lu estaba impresionada y solía ser la más renuente a reconocer logros que no fueran los suyos propios.

Carla casi podía escuchar la voz de sus padres en su cabeza: “No te dejes superar por un niño mestizo de Gryffindor”

A Carla no le importaba lo de Gryffindor o lo de que sea mestizo. Pero si le molestaba la parte de ser superada. Superada por Samuel especialmente.

Todos felicitaban a Samuel pero Carla se mantenía al margen. Él la miró, pero ella le retiró la mirada y fue a seguir practicando.

********

No ayudó que pronto todos comenzaran a poder materializar un Patronus incorpóreo. Las primeras fueron, lógicamente, Nadia y Lu. Ambas competían mucho pero ahora no tenía sentido dado que Samuel las había superado a ambas y ya no podrían darles puntos a Ravenclaw o Slytheryn porque ninguna de ellas fue la primera en lograrlo.

El siguiente en conseguirlo fue Omar y eso lo convirtió en el primer Hufflepuff en lograrlo. Guzmán y Polo lo logran después e inmediatamente le sigue Cayetana.

Carla comenzaba a frustrarse. Básicamente movía su varita no como para hacer un encantamiento, sino que parecía que estaba apuñalando a alguien. En ese momento escuchó a Rebe festejar porque finalmente lo conseguía. Carla consideraba de verdad apuñalar a alguien.

Y así fueron lográndolo todos. Marina, Ander, Valerio, Christian. Todos, excepto Carla.

Ahora todos lo que hacían es continuar practicando para perfeccionarse mientras que ella no lo conseguía ni una sola vez.

-No es ese el movimiento correcto con la varita-dijo una voz detrás de ella.

Al voltearse vio a Samuel.

-No te lo pregunté-dijo ella con frialdad.

-Ya lo sé-dijo él sin inmutarse-pero el profesor Blanco quiere que te ayude. Parece que tienes problemas con esto.

-No necesito ayuda de nadie-dijo ella.

Samuel rascó la parte trasera de su cabeza, visiblemente incómodo.

-Lo sé, Carla-dijo molesto-no necesitas ayuda, nunca necesitas la ayuda de nadie. Pero me lo ordenó el profesor y no quiero que me regañe por no hacerle caso. Así que yo fingiré que te ayudo y tu fingirás que te ayudo.

Ella lo miró sorprendida. Ella solía ser arisca, pero él jamás reaccionaba con mal humor. Era raro ver a Samuel perder la paciencia.

-De acuerdo-accedió ella-pero solo para que Benjamín no nos regañe.

Samuel la mira por unos segundos. Eso la inquietaba, aunque no sabía precisar porqué.

-Veamos primero el movimiento-dijo él y en un rápido movimiento se colocó detrás de ella.

Con su brazo derecho tomó el de ella. La tomó delicadamente de la muñeca. Y la hizo hacer el movimiento correcto para el encantamiento.

-¿Ves?-dijo él en su oreja-el movimiento de la varita debe ser más delicado y circular.

El aliento de él en su oído la sobresaltó. Si Samuel se dio cuenta no dijo nada al respecto, lo que ella silenciosamente agradeció.

Sentía el pecho de él apoyado en su espalda mientras no soltaba su mano.

-Ahora relaja tu mente-dijo Samuel-piensa en el recuerdo más feliz que puedas.

Y ella le hizo caso. No estaba su padre, ni su madre, ni era una Slytheryn, ni era una sangre pura. En ese recuerdo ella era una simple chica que tiempo atrás besaba a un chico. Y ese simple recuerdo bastó.

-Expecto Patronum-dijo Carla y el humo plateado salió de su varita finalmente.

********

FLASHBACK 5 AÑOS ATRÁS

Carla miraba a todos los todos tratando de ubicar a Lu. Sabía que ella debía estar ahí. Había visto a Guzmán y Marina por ahí con sus padres. Supuestamente subirían juntas al tren que las llevaría a su primer día en Hogwarts. Lo único de lo que hablaban desde hace días era a cuál de las cuatro casas las enviarían. A Carla le interesaba cualquiera de las cuatro excepto Hufflepuff. Lu estaba decidida a quedar en Slytheryn. Decía que no le importaba la mala fama que tenía esa casa, que las cosas ya no eran como antes.

Teo y Beatriz insistían que Carla debía estar en Slytheryn como ellos. Carla les diría que eso no era importante, que esa decisión no era de ella pero sabía que sería en vano, ellos no la escucharían.

En la estación de tren Carla veía a muchos jóvenes que corrían por todos lados. Veía a padres emocionados porque sus bebés debían irse nuevamente a Hogwarts, especialmente si eran de primer año. En eso veía a padres y madres abrazar a sus hijos como si no fueran a verlos nunca más. Carla no pasaba por eso ya que ese día sus padres tenían otra cosa que hacer y quien la acompañó fue su elfina doméstica Mireya. Pero Carla no mostraría debilidad solo por eso. Ella simplemente se pararía ahí con su seriedad característica y no dejaría que nadie la vea triste.

-Ya mamá-dijo un muchacho cerca de Carla-deja de abrazarlo y besarlo. Todos pensarán que es un debilucho y los otros Gryffindor se reirán de mí.

-Basta Nano-dijo una mujer junto a él-es la primera vez que Samu irá a Hogwarts y no lo veré en mucho tiempo. Además, no sabes si él será un Gryffindor como tú.

-Él lo será-dijo el joven mayor con orgullo.

Carla miró con detenimiento y vio que esa mujer estaba abrazando a un niño. Quien reía de todo pero respondía al abrazo de su madre. El niño era bajito y de cabello castaño oscuro.

-Tranquila mamá-dijo el muchacho-estaré bien.

-Mi bebé-dijo ella casi llorando.

-Además-dijo él-yo también creo que entraré en Gryffindor como Nano.

Carla miraba a ese niño y la imagen que daba con su familia y le producía malestar. ¿Por qué su madre no estaba allí abrazándola y diciéndole cuanto la extrañaría? ¿Por qué su padre no estaba allí diciendo que ella sería una Slytheryn con orgullo y no por un tonto mandato?

********

Carla pensaba que el sombrero seleccionador era asqueroso y debían lavarlo, o por lo menos remendarlo. Pero al menos era útil. Decidía quien iba a cada casa y esa decisión era inapelable. El sombrero los llamó uno por uno. El primero fue Ander.

-¡Gryffindor!-el grito del sombrero le precedió a muchos aplausos.

Y así pasaron todos. Guzmán, Marina y Rebe fueron a Gryffindor. Nadia y Polo a Ravenclaw. Omar, Valerio y Cristian a Hufflepuff. Lu y Cayetana a Slytheryn.

Cuando le tocó a Samuel Carla vio que a lo lejos su hermano se ponía nervioso, al igual que todos en la mesa de Gryffindor. Esas cosas suelen ser algo de familia. Era comprensible que esperaran que Samuel sea un Gryffindor. Y así fue. El sombrero lo mandó ahí. Lo recibieron con aplausos y su hermano lo abrazó con fuerza y orgullo.

Cuando fue el turno de Carla, el sombrero tardó mucho. Ella pensaba que iría directamente a Slytheryn, pero, al parecer, Gryffindor también era una opción según el sombrero.

-¡Slytheryn!-decidió finalmente.

Bien, al menos sus padres no la fastidiarían por eso.

FIN DEL FLASHBACK

********

En la siguiente clase de Defensa contra las Artes Oscuras continuaban con el encantamiento Patronus y el profesor Benjamín animaba a sus estudiantes a llevar todo el asunto más allá. Ahora les pedía que hicieran un Patronus corpóreo.

Todos parecían felices de aceptar el reto excepto Carla, a la que la idea no entusiasmaba nada. Le costó demasiado que le saliera un incorpóreo (que conllevó un acercamiento un poco abrumante de parte de Samuel García) para que ahora le pidiera algo más. Quizás el problema sea que Benjamín no es un buen profesor y no sabe enseñarle (le pudo enseñar a todos los demás). O puede que Carla no tenía recuerdos demasiado felices (aunque el que utilizó la última clase fue efectivo aunque ella no quiera pensar en eso). Tal vez sea que ella no es tan buena bruja como lo son Nadia, Lu o…Samuel.

Ahora todos revoleaban sus varitas por todos lados y el humo plateado del encantamiento dominaba casi todo el salón. Sin embargo, nadie lograba un encantamiento Patronus corpóreo. Incluso Lu y Nadia se complicaban en este punto.

Carla decidió no complicarse la vida. Estaba aprobada con lograr solo uno incorpóreo así que ¿para qué molestarse?

“¡Así piensan los mediocres, Carla!”. Casi podía escuchar la voz de su padre en su cabeza. Claro que sus padres podían aceptar que su hija fuera superada por alguien como Lu, una sangre pura y Slytheryn. Pero si se enteraban que eran mejores que ella una hija de muggles y Ravenclaw como Nadia o un mestizo Gryffindor como Samuel, eso es otra historia.

Pero para ser más específicos ya no la superaban porque hasta ahora nadie había podido conjurar un Patronus corpóreo…

-¡Expecto Patronus!-dijo la voz de Samuel destacándose sobre las otras y en ese momento un gran león plateado salía de su varita y corría por todo el salón. Rugía con fuerza y se posicionaba orgulloso y poderoso frente a todos.

-¡Treinta puntos para Gryffindor!-gritó el profesor.

La cara de Samuel expresaba que estaba tan sorprendido como todos. Su estupefacción hacia que no escuchara las felicitaciones de todos, especialmente de los otros Gryffindor.

Otra vez sucedía lo mismo. ¿Por qué para él era fácil algo que para ella era tan difícil? ¿era mejor mago que ella? (o quizás sus recuerdos felices son más potentes que los suyos).

-Samuel-dijo Lu de pronto-¿podrías ayudarme? Es evidente que tienes talento para esto.

¡Merlín, hasta Lu!

Para Carla el mundo estaba dado vuelta. Cuando la clase terminó Carla le dijo a Lu una broma que no era para nada bien intencionada.

-Así que le pides ayuda a Samuel…

-Sé que es raro-dijo Lu-pero Samuel es un buen mago.

-Mis padres dirían que no porque es un mestizo-dijo Carla triste.

-Tengo la teoría que los mejores magos son los mestizos-dijo Lu-aunque no puedo probar porqué. Además, el padre de Samuel era un muggle pero su madre es una bruja muy famosa y talentosa.

Eso era cierto, pensó Carla, a sus padres no le gustaría que Samuel tenga un padre muggle pero Pilar era una bruja muy conocida por ser una de las pocas adivinas verdaderas de la comunidad mágica. Esa era la rama de la magia más inexacta y voluble pero la madre de Samuel era reconocida por ser una verdadera adivina. Además, Nano, el hermano de Samuel que se graduó el año pasado, era conocido por ser un gran duelista, aunque no destacaba mucho en otras áreas mágicas. Así que por ese lado sus padres aprobarían a Samuel.

Ella se detuvo en seco.

¿Por qué estaba pensando en lo que opinarían sus padres de Samuel?

********

Pasaban los días y todos seguían obsesionados con conjurar un Patronus corpóreo, aun cuando Benjamín decía que debían pasar a otro tema. Ver el león de Samuel había motivado a todos a querer descubrir cuál es su animal. Carla no deseaba saberlo pero tampoco quería ser la única que no lo lograra.

Uno de esos días otro rugido cruzó el salón de clases pero esta vez no era el león de Samuel sino que era un tigre y le pertenecía a Guzmán. El muchacho admitió que el recuerdo que utilizó fue del día en que Nadia aceptó ser su novia. Nadia no se contuvo y lo besó frente a todos.

Pero ella no se quedó atrás y ese mismo día pudo conjurar una mangosta. Inmediatamente Lu conjuró una cobra, lo que todos pensaron que combinaba con su personalidad, sobre todo por lo de arrojar veneno según Rebe.

-Me ganaste solo por unos minutos miss Palestina-dijo Lu negándose a aceptar cualquier triunfo de Nadia.

-Las mangostas destrozan a las cobras-dijo Nadia con picardía.

Y a Carla le molestaba porque una vez más era la que quedaba detrás de todos en la clase. Era frustrante ver el delfín de Marina, el caballo de Rebe o el cuervo de Ander. Era molesto ver a Cayetana feliz con su conejo, a Polo con su gato o a Omar con su ardilla. Dios, hasta Valerio y Christian lo lograron antes que ella mostrando un perro y una jirafa respectivamente.

-¿Quieres que te ayude de nuevo?-preguntó Samuel sonriéndole.

Carla lo pensó. La última vez su ayuda le había servido, más de lo que el propio Samuel sabe y de lo que Carla estaba dispuesta a admitir.

-Gracias, pero no-dijo ella y le dio la espalda.

********

FLASHBACK

Para Carla el principal problema de sus padres es que estaban atrasados en el tiempo. Era un buen eufemismo.

Ya a nadie le importaban esas tonterías de la pureza de la sangre y demás, excepto a los Rosón. Carla había crecido escuchando como los hijos de muggles y los mestizos eran inferiores a los sangre pura y por eso no debían dejarlos que los superaran nunca.

Años de escuchar estas cosas habían echado raíz en Carla parcialmente. Ella no se sentía superior a los demás, pero si estaba decidida a no dejarse ganar por nadie. Quizás de esa forma podía complacer parcialmente a sus padres y así la dejarían paz. Porque sofocar a su hija era el pasatiempo preferido de Teodoro y Beatriz. Que sus amigos debían ser sangre pura (Lu, Guzmán y Marina calificaban entonces), que su novio debe ser un sangre pura de buena familia (por unos años Polo ayudó en ese punto pero ya ni siquiera les caería bien a sus padres porque ahora es novio de una sangre sucia como Cayetana), que nunca debías ser superada por un sangre sucia o un mestizo porque debes mantener el nombre de nuestra familia en alto (ese punto era el complicado).

Por suerte para Carla se la pasaba la mayor parte del año en Hogwarts y no en su aburrida mansión (el mismo mausoleo de siempre como decía Marina). Pero en menos de dos años Hogwarts sería el pasado para ella. Seguramente sus padres le arreglarían un matrimonio con el hijo de otra rica familia de sangre pura (Polo y Guzmán ya no eran opciones para sus padres porque Cayetana y Nadia son hijas de muggles y los Nunier y los Benavent no tenían problemas con eso y eso los convertía en traidores a la sangre). Quizás quisieran casarla con algún tonto perteneciente a una aburrida familia como la suya.

Lo que Carla deseaba era seguir avanzando como bruja. Era talentosa y tenía el potencial para ser lo que quisiera. Quizás trabajar en el Ministerio de Magia. Ella sería una gran auror, era buena en los duelos y en casi todas las ramas de la magia.

La única que a Carla le daba felicidad en su hogar era su elfina domestica Mireya. Era su compañera en todas las cosas y a pesar de lo sometidos que solían ser, Mireya era diferente. Era completamente leal y servil, pero no a la familia, sino a Carla. Si Carla abandonaba la mansión Mireya se iría con ella. Carla sabía que cuando su educación en
Hogwarts finalizara ella se iría de su casa y Mireya se iría con ella.

Pero mientras tanto debía mantener contentos a sus padres, y ser la mejor de la clase era una buena forma.

********

La vida de Samuel transcurrió sin muchos contratiempos. Nació dos años después de su hermano Nano del matrimonio de su madre Pilar Domínguez y Rubén García. Lo llamativo era que ella era una reconocida adivina y él un simple Muggle, un dentista. Cuando lo conoció a Pilar no le importó nada y no se rindió por estar junto al hombre del que se había enamorado. A Rubén no le costó mucho aceptar que ella era una bruja y cuando nacieron sus hijos supo que lo más probable es que sus hijos sean magos también. Pilar amó vivir con su familia separada del mundo mágico, aunque jamás se les ocultó a Nano y a Samuel lo que eran.

Llegó el día en que Nano debía ir a Hogwarts y al igual que su madre muchos años atrás fue seleccionado para Gryffindor.

Un Samuel de 9 años vio como en Navidad su hermano regresó a casa por unos cuantos días y hablaba emocionado de hechizos, encantamientos, quidditch, un sombrero parlante y escaleras que cambiaban de lugar constantemente y la mente de Samuel explotó. Deseaba ir a Hogwarts como su hermano, pero tuvo miedo de no tener magia como su padre.
No es que fuera algo malo ser un muggle, pero Samuel deseaba ser un mago.

Cuando tenía 10 años Rubén murió en un accidente de tránsito y Pilar se aferró más que nunca a su hijo más pequeño.

El tiempo pasó y los temores de Samuel resultaron ser infundados porque le llegó su tan ansiada carta que le decía que tenía un lugar en el colegio Hogwarts de magia y hechicería.

********

Cuando el sombrero seleccionador la puso en Slytheryn Carla se sintió conforme, mas no feliz. Esto ponía contentos a sus padres, no exactamente a ella. Desde la mesa de Slytheryn ella miraba a ese niño tímido de cabello castaño. Guzmán y Marina lo abrazaban y Nano presumía ante sus amigos a su hermano pequeño, el nuevo Gryffindor.

Con el pasar de los años el día a día del colegio los hacia vincularse, lo buscaran ellos o no. Carla no entendía porque, pero ese muchachito bajito y callado le llamaba mucho la atención. No había nada de extraordinario en Samuel. Era un buen estudiante, aunque no como ella, Lu o Nadia. En lo único que Samuel realmente resaltaba era en Defensa contra las Artes Oscuras. A él no le importaba compararse con otros niños, no competía ni era de los que son excesivamente orgulloso de su casa y denigraba a las otras.

Si Samuel se unió al equipo de quidditch en su segundo año fue más que nada por presión de Guzmán y Ander, quienes sabían que Samuel era un buen volador. Nano, quien ya formaba parte del equipo, apoyaba que su hermanito se inmiscuyera más en las cosas de Gryffindor, orgulloso de ver brillar a su hermano pequeño. Pero Carla notaba como el orgullo de Nano era diferente al que Teo y Beatriz solían tener sobre ella ante los demás. Nano estaba feliz de que su hermanito destacara y ante todos se refería a sí mismo como el hermano de Samuel. Por el contrario, Teo y Beatriz mostraban en sus estúpidas reuniones sociales a Carla como la hija perfecta (de sangre pura por supuesto) pero el foco estaba puesto siempre no en lo bueno que había en Carla sino en cómo esas cosas eran el producto de la crianza que ellos le dieron. En definitiva, los logros de Carla eran, en realidad, de sus padres.

Con los años las divisiones de casas ya no importaban tanto más que para algunas bromas y burlas inofensivas. Especialmente entre Lu y Rebe quienes más peleaban aunque Carla sospechaba que era más porque las divertía y menos por verdadero enfrentamiento. Para entonces Carla y Polo eran novios. No eran niños, pero Carla sentía su relación muy infantil, carente de pasión. Es como si solamente fuesen amigos que caminaban de la mano por el colegio. Sus padres adoraban a Polo. O mejor dicho lo aprobaban. Carla entendía perfectamente la diferencia.

Carla caminaba por el castillo. Debía encontrarse con Polo en el lago, según su novio debían hablar de algo importante.

Se cruzó con un grupo de Gryffindor con el que ella se cruzó, pero los ignoró.

-Vamos Samu-decía Guzmán según escuchó Carla-ella está en el lago. Ya es hora que hables con ella de una vez por todas.

-Hazlo colegui-dijo Rebe-todo irá bien.

Ander asentía a lo que sus amigos decían, pero sin decir nada.

-Está bien, está bien-aceptó Samuel-hablaré con ella.

Carla siguió su camino hasta al algo y encontró a su novio allí. No era una cita, Polo terminó con ella. Decía que sentía la falta de química y conexión entre ellos. Dijo que la veía más como una amiga y que lo mejor era separarse. Carla lo aceptó. Entendía que todo lo que Polo le dijo era cierto. Pero aun así lloró, no porque su corazón estuviese roto sino tuvo que reconocer lo vacía que había sido su relación y su vida en general. Incluso Polo se había dado cuenta.

Carla permaneció en el lago mucho tiempo después que Polo se fuera. No quería que la vieran llorando, sobre todo porque Lu y Cayetana harían preguntas.

Cuando al fin se puso de pie para marcharse vio a Samuel allí dándole la espalda a ella. Cuando Carla se acercó pudo ver qué era lo que Samuel estaba mirando. Varios metros más allá Nano y Marina se besaban apasionadamente.

Samuel se dio la vuelta para marcharse y en ese instante notó que Carla lo estaba mirando. Ella pensó que él se molestaría por estarlo espiando. Sin embargo, no le dijo nada, solo la miró. Carla notaba el dolor en el rostro de Samuel, pero él también la miraba con curiosidad, como si notara que ella tampoco estaba bien.

Las lágrimas caían en el rostro de Samuel y seguro tenía otras cosas en qué pensar, pero la veía a ella que, aunque parecía tan estoica como siempre, él notaba sus ojos hinchados.

Ella se marchó de allí rápidamente.

********

Nano y Marina se convirtieron en “la pareja” de Gryffindor. Se los podía ver bien acaramelados por los pasillos de Hogwarts. Carla veía como sus amigos consolaban a Samuel, quien claramente tenía el corazón roto.

Carla no entendía que le veía Marina a Nano teniendo a Samuel tan cerca. Samuel era más talentoso, inteligente y amable que Nano y… ¿por qué Carla estaba pensando en las virtudes de Samuel?

Sin embargo, Carla pensaba en Samuel como algo débil. Ella tenía el corazón roto y no por eso los otros miembros de Slytheryn debían estar consolándola. Bueno, claro, su corazón no estaba roto sino su ego. Peor aún esa ella se manejaba con toda la dignidad de la que era capaz. Que nadie sepa cuan herida estaba.

Pero con el tiempo Carla comenzó a notar lo equivocada que estaba. Los amigos de Samuel lo consolaban pero cuando Nano y Marina estaban cerca de él Samuel se comportaba como si nada, sonreía y no dejaba que ellos notaran su dolor. Y Carla lo entendió. Samuel priorizaba la felicidad de su hermano quien, sin saberlo, junto a Marina, lo lastimaba.

Samuel podía fingir que todo estaba bien igual que ella. Como ella, él ocultaba lo que de verdad está sintiendo. Su sufrimiento era interno. Ella con un rostro inexpresivo y él con una sonrisa, ambos eran capaces de construir un escudo entre ellos y el mundo.

********

Si había algo que en Hogwarts nunca faltaba era la comida. Los banquetes en el colegio eran lo mejor. Todos parecían tener buen humor a la hora de comer. Incluso Lu que suele ser fastidiosa parece disfrutar de la comida. Pero Carla no podía estar de buen humor ese día. Durante el desayuno una lechuza entró al gran comedor y dejó una carta para Carla.
Carla leyó la carta de sus padres y cuando terminó la hizo un bollo y la tiró con fuerza. Básicamente sus padres se habían enterado que hace meses ella ya no estaba con Polo y le ordenaban que para Navidad no se quedara en el colegio y regresara a casa a una cena a la que asistirían una familia de la que Carla no sabía nada pero según sus padres tenían altos cargos en el Ministerio y querían presentarle a su hijo, un tal Yeray…

Para Carla fue la gota que derramó el vaso. Salió del gran salón a toda prisa y caminó y caminó por el colegio. No sabía a donde iba pero solo buscaba un lugar en el que pudiera estar sola para llorar.

Claro, podía negarse a lo que sus padres le pedían, pero ese no era el punto. Jamás le preguntaron qué quería ella, si siquiera deseaba conocer a ese muchacho. Y Carla comenzaba a pensar que a ellos jamás les importaría.

Sin darse cuenta llegó hasta la torre de Astronomía, la más alta del todo el colegio. La vista de todos los terrenos de Hogwarts era magnífica. El lago, el Bosque Prohibido, el campo de Quidditch. Se podía ver todo. Algo en esa vista la calmaba inexplicablemente. Odiaba el momento en que finalmente deba abandonar ese lugar.

-¿Un mal día?-preguntó una voz tras ella.

Al darse la vuelta vio que Samuel sentado allí mirando el paisaje también.

-“Buen día” es mejor cuando quieres saludar-dijo ella.

-Yo ya estaba aquí-dijo Samuel-como eres tú la que llegaste deberías saludar tú.

Carla no le contestó, principalmente porque él tenía razón.

-No me respondiste-dijo él.

-Si-dijo ella-un mal día. Una mala vida podría decirse.

Se arrepintió de haberlo dicho. No deseaba que nadie supiera lo afectada que estaba, y menos Samuel García.

-Entonces viniste al lugar correcto-dijo él sonriendo.

-¿Porque?-quiso saber ella.

Samuel miró el paisaje y sonrió.

-Esta vista es maravillosa-dijo él-este lugar es tan majestuoso que es difícil no sentir que tus problemas son pequeños aquí en comparación.

Carla se quedó mirándolo por unos instantes. Samuel no lo sabía pero él la entendía perfectamente, como nadie lo había hecho antes.

-Tus problemas no desaparecerán solo por estar aquí-dijo él-pero al menos por un momento parecen no importar. Te calmas un poco y luego ves como lidias con ellos.

Estuvieron hablando por mucho tiempo. Ella se sorprendió que el fuera tan buen conversador, cuando siempre se lo veía tan tímido.

Él no le preguntó qué es lo que le sucedía pero se preocupaba por hacerla reír y distraerla.

-¿Vienes aquí por Marina y tu hermano?-preguntó con nervios de que se enojara.

Él pareció sorprenderse de su dolor hubiera sido algo tan evidente para alguien que no fuera uno de sus amigos.

-Empecé a venir aquí por eso-dijo él -aunque ya ha pasado casi un año. Ahora simplemente vengo porque me hace feliz.

Él le sonrió y ella notó lo adorable que se veían los hoyuelos que se le marcaban en el rostro al hacerlo. Sin pensarlo siquiera por una milésima de segundo ella lo besó en los labios. Él no pareció molesto pero si sorprendido.

Carla sentía el rubor agolparse en su rostro y se dio la media vuelta para marcharse rápidamente de allí.

Una presión en su brazo derecho la detuvo y de un movimiento la girar 180°. Sin darle tiempo a pensar Samuel la besó en los labios con mucha más presión de la que había aplicado ella antes, haciéndole saber que no debía avergonzarse por nada, que él deseaba eso tanto como ella.

El mismo efecto que había tenido la vista desde la torre de Astronomía y la conversación con él ahora lo tenían sus labios. Por un momento Carla pensaba que sus problemas se alejaban pero rápidamente se dio cuenta que no era eso lo que estaba sintiendo realmente. Lo que de vedad sentía era que podía enfrentar sus problemas.

FIN DEL FLASHBACK

********

Todos se habían marchado. Hablaban de hacer un picnic junto al lago. Pero Carla solo pensaba en porque aún era la única que no lograba hacer un Patronus corpóreo. Se quedaría ahí encerrada hasta que lo lograra.

Quizás Samuel tenía razón y no estaba utilizando un recuerdo lo suficientemente feliz. Pero ¿qué la hacía feliz? la mayoría del tiempo solo pensaba en todo lo que la asfixiaba. Nada era lo suficientemente bueno como para hacer un Patronus corpóreo.

Pero hubo una vez en que sí se sintió feliz, se sintió fuerte para enfrentar lo que sea. Fue en la torre de Astronomía, con una hermosa vista de fondo, con alguien que la besaba con pasión y la abrazaba posesivamente. Sintió calor en su corazón, extrañada de que solo un recuerdo la hiciera sentir así.

-Expecto Patronus-dijo Carla y el animal plateado salió de su varita y al verlo ella entendió todo.

********

Junto al lago todos estaban sentados comiendo muchas cosas que los elfos domésticos les habían preparado. Todos reían de una ridícula anécdota que Valerio contaba sobre que había escapado de unos centauros que lo perseguían por el Bosque Prohibido y que todos sabían que era mentira. Por supuesto que nadie le creía nada y hasta comenzaron a arrojarle comida.

Nadia estaba sentada en el suelo apoyando su espalda en un árbol mientras que Guzmán usaba sus piernas como almohada. Más allá Cayetana besaba a Polo mientras que Omar y Ander se habían quedado dormidos.

Valerio seguía con su anécdota mientras Rebe y Lu eran las que más reían de eso. Marina le explicaba a Christian un nuevo encantamiento que él aun no dominaba.
Samuel estaba alejado de todos ellos. Solo miraba el lago pensando en alguien en específico y esa persona de pronto se presentó frente a él. Ella lo miraba fijamente y llevaba su varita en la mano.

-¿Qué sucede Carla?-preguntó él.

Ella no dijo nada, no hacía falta. Solo sonrió.

-Expecto Patronum-dijo la rubia y una leona plateada salió por su varita y comenzó a correr por los jardines del castillo. Algunos de sus amigos la habían visto y estaban sorprendidos.

Samuel sonrió y también sacó su varita.

-Expecto Patronum-dijo y el león que todos ya conocían voló por el aire buscando a la leona que recién había aparecido.

Carla caminó a donde estaba Samuel mientras que los leones se alejaban perdiéndose de la vista de todos.

Chapter 16: Una segunda oportunidad

Chapter Text

Polo Benavent caminaba con seguridad por los pasillos de la elegante empresa que era propiedad de Benjamín Blanco. El trayecto en el elevador había sido largo. Conocía la vanidad del mundo empresarial. Mientras más alto era el piso donde estaba tu oficina, mas importante eres. Pero esto no le importó, porque eso significaba que la persona que venía a ver era alguien muy exitoso y eso lo alegraba.

Llego a un elegante vestíbulo en cuyo centro estaba el escritorio de la secretaria y recepcionista de su amigo. Nadie se hubiera imaginado que el humilde Samuel García Domínguez llegaría a ser lo que era en tan corto tiempo. El éxito para Polo era algo asegurado por su apellido. Eso se esperaba de él. Sin embargo, Samuel provenía de una familia humilde. No tenía un apellido o una cuenta bancaria que le habrá puertas. Solo tenía su talento, su esfuerzo y algo de suerte.

Samuel y Polo se conocían desde niños y desde entonces fueron inseparables. Polo estuvo junto a Samuel cuando su padre murió, Samuel acompañó a Polo cuando Begoña tuvo que luchar contra el cáncer. Ambos se acompañaron en todo: borracheras, juergas, momentos dolorosos, etc. No eran amigos sino hermanos. Por eso, Polo más que nadie se alegraba por el éxito que Samuel había alcanzado a sus cortos 25 años. Hacía cuatro años que habían terminado la universidad y Samuel se había alejado bastante del grupo de amigos, salvo por Polo. Aunque esto último era más que nada por la insistencia de Polo de prohibirle a Samuel que también lo alejara a él.

-Buenos días señor-dijo la secretaria-¿En qué puedo ayudarle?

Polo no sabía si Samuel contrató a una secretaria o a una modelo. Era una hermosa rubia de ojos azules y aunque estaba sentada se dio cuenta de las curvas privilegiadas de la mujer. Polo hizo un esfuerzo por centrarse en sus ojos y no en su escote.

-Eh…si, buenos días-busco a Samuel García Domínguez.

-¿Tiene una cita?-preguntó ella en tono coqueto.

Polo se preguntó cómo Samuel podía ser tan bueno en su trabajo teniendo una distracción así frente a él permanentemente.

-No-dijo Polo-pero dígale que lo busca su mejor amigo.

La secretaria tomó su teléfono.

-Señor García-dijo ella en el mismo tono coqueto-lo busca un hombre que dice ser su mejor amigo.

Polo esperaba mientras la secretaria escuchaba lo que sea que Samuel le dijera.

-Está bien, señor García-dijo ella y se dirigió a Polo-el señor García pregunta si usted es Guzmán, Valerio o Ander.

-Qué hijo de puta-dijo Polo indignándose.

En ese momento una puerta se abrió y salió Samuel riendo a carcajadas.

-Debiste ver tu cara Polo-dijo el castaño.

Algo que no había cambiado desde que eran niños era la facilidad con la que Samuel siempre lo engañaba.

-Eres un hijo de puta –dijo Polo sonriendo y abrazó a su amigo.

-Por eso congeniamos tan bien-dijo Samuel.

Samuel miró a su secretaria quien lo miraba como si fuese el último hombre de la tierra.

-Isadora, este es Polo Benavent-dijo Samuel señalando a su amigo-y quiero que cada vez que venga…llames a la policía.

Polo golpeó suavemente a Samuel en el estómago.

-Imbécil-dijo el muchacho de ojos azules.

-Está bien-dijo Samuel riendo-él puede venir cuando quiera sin una cita.

-Está bien señor García-dijo ella sonriéndole y luego hizo lo mismo con Polo-gusto en conocerlo señor Benavent.

-El gusto es mío-dijo en un tono que Samuel le recordaba cuando eran adolescentes tontos que perdían la cabeza por una mujer.

Juntos ingresaron a la oficina de Samuel.

-¿Así que no soy tu mejor amigo?-preguntó Polo fingiendo dolor.

-Eso depende-dijo Samuel-tengo mejores amigos según la actividad que realizo. Si quiero salir de fiesta mi mejor amigo es Valerio. Si quiero emborracharme es Guzmán. Si quiero comprar ropa fea, es Omar.

-¿Y cuándo soy yo tu mejor amigo?-preguntó Polo confundido.

-Cuando quiero subir mi autoestima ganando en los videojuegos-dijo Samuel.

Pasaron un buen rato entre bromas. Sin mencionar que en los últimos años Samuel había estado bastante aislado del propio Polo y el resto del grupo.

-Qué suerte tienes-dijo Polo-Caye jamás me dejaría contratar a una secretaria así.

-¿Eres el jefe de tu propia empresa y tu novia decide a quien contratas y a quien no?-dijo Samuel exasperado-de verdad que estás enamorado.

-Y es por eso que he venido hoy hasta aquí-dijo Polo.

-¿También estás enamorado de mí?-preguntó Samuel en broma.

-No idiota-dijo Polo-pero te necesito más que nunca.

Samuel levantó una ceja expresando su curiosidad.

-Le voy a pedir casamiento-dijo Polo.

Samuel quedó de piedra hasta que reaccionó y abrazó a su amigo.

-No puedo creer que se vaya a casar el tipo más mujeriego, ebrio e irresponsable del mundo-dijo Samuel.

-Por favor, no me tengas en tanta estima-dijo Polo sarcástico-además, desde que conocí a Caye me he reformado.

-Eso no lo negaré-dijo el castaño.

Samuel estaba feliz por Polo. Es cierto que Cayetana era un poco estricta, pero era una buena chica y amaba de verdad a Polo y logró sacar las mejores cualidades de él.

-Y quiero que tú seas el padrino-dijo Polo.

Aunque eso no sorprendía a Samuel si lo conmovía. Hasta lloraría de la felicidad pero si lo hacía Polo se burlaría de el para siempre y eso o podía permitirlo.

-Entonces debo estar ahí, apoyándote, dándote aliento y organizaré tu despedida de soltero-dijo Samuel-tranquilo, será algo decente.

-Esa será la versión que le diremos a Caye-dijo Polo sonriendo.

-¿y Cuando se lo propondrás?-dijo Samuel.

-Este fin de semana-dijo Polo-en Ibiza. En un yate. Y quiero que tú y todos nuestros amigos estén ahí.

La mirada de Samuel cambió. El plan ya no le parecía tan bueno.

-Polo…-comenzó a decir.

-Samu, por favor-dijo Polo con un poco de mal humor-ya es hora que hables con ella ¿no te parece?

-No, no lo creo-dijo Samuel de forma tajante-además, no es solo ella. Todos me juzgan por lo pasó, o por lo que creen que sucedió. Sobre todo, las mujeres. Y no tengo ganas de someterme a ese escrutinio.

-Ya pasó mucho tiempo-dijo Polo-ya todo se calmó. Además, con los chicos te has seguido viendo. Y Caye también sabe la verdad. Perdón, pero se lo conté. No me gustaba que estuviera juzgándote injustamente.

Hacía tiempo que le había pedido a Polo que no hablara de eso con nadie. Pero aun así no estaba molesto.

-Es que verla de nuevo…-dijo Samuel.

-Sé que sufriste mucho-dijo Polo comprensivo-pero la bloqueaste de tu vida como a muchos del grupo solo por huir de lo que mal que te sentías. No digo que debas reconciliarte con Carla, pero al menos deben hablar. Además, esto es algo que tengo planeado para Caye. Caye te extraña mucho…y Carla también.

Sería un hijo de puta si no acompañara a su mejor amigo en su compromiso solo porque no quería ver a Carla.

-Está bien-dijo Samuel finalmente-iré. Pero lo hago por ti y por Cayetana.

-¡Sabía que podía contar contigo!-dijo Polo emocionado- Será el reencuentro de todo el grupo, me comprometeré con Caye y tú finalmente dejarás de esconderte de Carla.

Samuel ya estaba arrepintiéndose.

********

Samuel caminaba buscando cual era el yate de Polo. Claro, debía ser el más grande y lujoso. Polo era especialista en gastos superfluos y estúpidos. Aunque si esto era para proponerle matrimonio a Cayetana debía entender el entusiasmo de su amigo.

El ruido de las ruedas de su pequeña maleta lo ayudaban a no pensar tanto las cosas. Ahora subiría ahí solo para hacerle un favor a Polo pero mientras tanto deberá soportar como todas las chicas lo juzgaran. Y claro, verla a ella. Lo que uno hace por amistad.

Cuando llegó Samuel pudo observar el carísimo yate de Polo. Debe tener camarotes para todos y para la tripulación. Seguramente habrá cocineros y camareros contratados para que los amigos de Polo no deban preocuparse de nada.

Al decirle su nombre a una amable señorita en la entrada lo dejó subir. Inmediatamente lo guio hasta su camarote, incluso antes de llevarlo con Polo. Una vez instalado Samuel se dirigió a enfrentar a sus amigos pero en el pasillo se encontró con Polo.

-Por fin estás aquí-dijo su amigo contento-eres el único que faltaba.

-Este sacrificio solo se compensará si a tu primer hijo le ponen mi nombre-dijo Samuel.

-Trato hecho-dijo Polo aunque realmente no pensaba cumplir con esa promesa-Samu, quiero pedirte algo.

-¿Qué?-preguntó Samuel.

-¿Podrías tomarte el tiempo de charlar con Carla?-dijo Polo.

-Eso no era parte del trato-dijo Samuel de mala manera-además, hace casi cuatro años que no la veo.

-Samu-dijo Polo con tu tono “estoy tratando de ser paciente”-por favor, ella realmente te extraña. Me lo dijo.

Algo dentro de Samuel se movió al escuchar eso, pero su cabeza le pedía que sea fuerte.

-Polo…-comenzó a decir el castaño peor su amigo lo interrumpió.

-Solo escúchala ¿sí? -suplicó Polo-no te pido que se reconcilien si no quieres. Solo escúchala. Sé que sufriste con lo que sucedió. Pero ella también. Además, las cosas han cambiado mucho en estos cuatro años.

Samuel quiso preguntar qué significaba eso pero Polo ya lo estaba empujando hacia afuera donde estaban todos.

-Miren quien está aquí-dijo Polo-llegó el camarero.

Todas las miradas se posicionaron en Samuel. Guzmán y Valerio corrieron a abrazar a su amigo al que hace tanto no veían. Los demás no ocultaban su sorpresa. Hacia tanto que los 12 no estaban juntos.

Cayetana también se acercó a saludar a Samuel mientras que los demás estaban como en un trance. La mayoría observaba a Carla quien también estaba en shock. Ahora Samuel se daba cuenta que Polo cometió la estupidez de no decirle a nadie que él iría.

-¡Samu!-gritó Rebe y eso rompió el incómodo momento y todos se acercaron al castaño.

Todos lo saludaron hasta que solo quedó Carla. Seguía tan hermosa como siempre, como él la recordaba. Quizás la única diferencia es que ahora tenía el cabello un poco más largo.

-Hola Carla-dijo Samuel tratando de sonreír.

-Hola Samuel-dijo ella aunque sonriendo de verdad-me alegro de verte nuevamente. Ha pasado mucho tiempo.

-Si-dijo Samuel perdido en esos ojos verdes que hasta el día de hoy eran el objeto de su imaginación.

Tuvo que hacer uso de todo su poder de concentración para no caer en ese encanto.

-Cuatro años para ser precisos-dijo Samuel.

-Me alegro de verte-repitió ella-espero que podamos charlar a solas.

Samuel se preguntaba si eso era lo que él mismo deseaba. Quizás lo mejor sea ignorarla y dejar que este simplemente fuese el fin de semana de Polo y Cayetana. Ya demasiado estaba la atención puesta en Carla y él. Pero Polo se lo había pedido. Había pasado mucho tiempo ignorando a sus amigos. Cuatro años para ser precisos.

-Sí, creo que podría ser-dijo Samuel finalmente.

********

Desde la ruptura Carla hizo lo posible por reconstruir su vida de un modo automático. Terminó la universidad y comenzó a trabajar en la empresa de su familia. Por supuesto que sus padres estaban felices que ella y Samuel hubieran terminado. No perdieron el tiempo y le presentaron a muchos muchachos, aunque a ella realmente no le importó. Había dejado ir al único hombre al que había podido amar. No solamente lo dejó ir, sino que lo lastimó de una manera que ella misma no se perdonaría. ¿Y todo para qué? ¿Valió la pena? ¿Fue un sacrificio que sirviera para algo? Además, no solo había perdido a Samuel en ese momento…

********
Samuel sentía que su vida no iba a ninguna parte. Todos sus sueños involucraban a Carla. No imaginaba cómo seguir de ahora en adelante. Cuando se graduó consiguió trabajo con el poderoso empresario Benjamín Blanco. Su capacidad lo hizo ascender rápidamente y convertirse en uno de los empleados de confianza del poderoso empresario. Pudo tener encuentros con diferentes mujeres pero eso solo era una forma de dar rienda suelta a sus hormonas por un rato pero todas parecían ser poca cosa comparadas con Carla. Pero al menos ninguna de ellas tenía el poder de lastimarlo.

********

Se conocieron en una fiesta de la universidad. Era el primer año de ellos y sus amigos allí. Una noche asistieron a una multitudinaria fiesta.

Samuel estaba con su mejor amigo de la infancia Polo y sus nuevos colegas Guzmán y Valerio. Bebían unas cervezas y miraban a las hermosas chicas que asistían al evento. Había muchas y no sabían a cuál elegir.

Pero había otras formas de divertirse y Polo decidió divertirse a costa de su mejor amigo esa noche.

-Oye, Samu-dijo Polo-¿Ves a esas tres chicas que están allá?

Samuel miró en la dirección que le indicaba Polo. Eran tres chicas. Una de cabello negro, alta y ojos azules. La otra era de cabello castaño y un tono de piel un tanto moreno. La tercera era una hermosa rubia de ojos verdes.

-Sí, las veo-dijo Samuel.

-La rubia no dejó de mirarte desde que llegamos-dijo Polo.

Guzmán y Valerio entendieron rápidamente lo que el muchacho de ojos azules intentaba hacer.

-Si Samu-dijo Val.

-Le gustas-agregó Guzmán.

Samuel la había estado mirando y no le pareció que ella lo mirara.

-Ve a hablarle-dijo Polo.

El castaño comenzó a sospechar. Si había una chica linda Polo iría directamente él mismo.

-¿No te animas?-preguntó Guzmán con burla.

-Eres un cobarde-dijo Valerio.

-No soy un cobarde-dijo Samuel.

-¿Apuestas?-dijo Polo.

A Samuel se le ocurrió una idea en ese momento.

-Si consigo su número de teléfono-dijo Samuel-pagas la próxima ronda de tragos.

-Trato hecho-dijo Polo.

Samuel se fue en dirección de esas chicas.

-Prepárense para el espectáculo-dijo Polo.

Claro que Samuel sabía que era una mentira de sus amigos. Querían que él hablara con la rubia y ella lo rechazara y así se reirían a sus expensas. Pero Samuel tenía sus trucos.

-Buenas noches señoritas-dijo Samuel parándose junto a ellas-lamento interrumpirlas. Mi nombre es Samuel.

-Buenas noches Samuel-dijo la rubia-yo soy Carla y ellas son Rebe y Lu.

-Encantado de conocerlas-dijo él cociente que sus amigos lo observaban-necesito un favor tuyo Carla.

Ella pareció intrigada, pero sin dejar de sonreír.

-Dime-dijo ella.

-Por favor ninguna mire hacia allí, pero allá están mis amigos-explicó Samuel-y me mintieron que tú no habías dejado de mirarme desde que llegué. Claro que es una mentira pero apostamos que si yo conseguía tu número de teléfono ellos pagarían los tragos de esta noche. Pero principalmente hago esto porque quiero ganarles en su propio juego. ¿Podrías fingir que me lo das?

-¿Fingir?-dijo ella.

-Claro-dijo él-no es necesario que en verdad me lo des, es solo para ponerlos en su lugar.

Ella miró a Samuel de arriba abajo sonriendo. Era la primera vez que le pedían que fingiera pasar su teléfono.

-Lu, Rebe-dijo Carla-muévanse un poco a la derecha para que los amigos de Samuel puedan ver todo.

Ellas lo hicieron. Carla estiró su mano hasta Samuel y él entendió que le pedía su teléfono. Él se lo dio y la rubia fingió agendarlo. Le devolvió el móvil al castaño y se despidieron.
Polo, Valerio y Guzmán observaban todo a la distancia atónitos. Samuel apareció jugando con su teléfono en sus manos.

-La rubia me dio su número-dijo Samuel-Polo ¿No tienes tragos que pagar?

Protestando en voz baja Polo pagó la siguiente ronda de tragos.

Cuando Samuel regresó a casa esa noche se acostó cansado en su cama y antes de dormir se puso a perder el tiempo con su móvil. Pero algo le llamó la atención. En su lista de contactos estaba el nombre de Carla pero estaba junto a una foto de esa rubia hermosa. Samuel sonrió. Ella de verdad le había dado su número.

********

Comenzaron a verse cada vez más seguido. Ya en su primera cita se dio su primer beso y desde entonces se volvieron inseparables. Lentamente, los amigos de él y los de ella comenzaron a formar un solo y gran grupo con Carla y Samuel como su epicentro. Sin embargo, otras parejas comenzaron también a formarse dentro de él: Nadia y Guzmán, Ander y Omar y, finalmente, Polo y Caye.

La pareja de Samuel y Carla parecía destinada a la grandeza. Quienes la veían decían nunca haber visto a dos personas más enamoradas que ellos. La disparidad de orígenes solo alimentaba el romanticismo que ellos despedían. La hija de poderosos empresarios y el humilde becado. La universidad era un conjunto de chismes sobre ellos, pero no podía importarles menos. Que ella solo lo utilizaba para pasar el rato. Que él la veía como una forma para escalar. No importaba lo que dijeran, ellos sabían lo que tenían. Cada uno encontró en el otro lo que nunca imaginó que necesitaba. Él encontró su inspiración para avanzar en la vida y triunfar y ella esa fuente inagotable de cariño que siempre se le dio con cuenta gotas.

Fueron casi cuatro años de casi un idilio. Pero nada es perfecto. Los problemas siempre surgen, es inevitable. Y Carla y Samuel no eran perfectos. El amor no lo puede todo. El amor es el combustible necesario, mas no suficiente, para que una relación sana funcione. Había problemas que ninguno de ellos supo manejar correctamente.

Quizás el problema más grande que debieron enfrentar eran los padres de Carla. Nunca aceptaron al nuevo novio de su hija, a quien no consideraban digno de la hija de grandes empresarios de la clase alta española. Que su hija, de entre todos los muchachos, eligiera a Samuel para ellos era inadmisible.

Veían a una Carla diferente a la que ellos habían criado. Siempre había sido la niña perfecta, que buscaba complacer a sus padres y hacerlos sentir orgullosos. Carla no se caracterizaba por su rebeldía, por lo menos frente a sus padres. Sin embargo, mantenerse junto a Samuel era algo que a Beatriz y Teo desesperaba.

Samuel no mantenía ante esto una actitud sumisa o conciliadora, sino que jamás agachaba la cabeza ante los ataques de los padres de su novia. Las peleas entre ambas partes eran constantes y Carla estaba en medio. Samuel amaba a su novia pero a veces no toleraba la sumisión de Carla ante sus padres. La veía priorizar siempre los deseos de ellos por sobre los suyos y en ocasiones no podía tolerarlo. No entendía como Carla no podía ver que ellos la manipulaban, como solo la aceptaban si hacía lo que ellos deseaban. Samuel amaba a esa chica decidida que le dio su verdadero número la noche en que la conoció y no a la que agachaba la cabeza ante un mal gesto de sus padres.

Por casi cuatro años pudieron aislarse de todo eso y ser felices con sus amigos y en la universidad. Pero eso no podía sostenerse para siempre.

********

Positivo. Estaba embarazada.

La invadieron dos emociones tan contradictorias que le era muy difícil entender a sí misma. Por un lado, sentía la mayor alegría que había sentido en su vida. Tendría un hijo, un hijo de Samuel. Pero tambien sentía miedo. Miedo si podría ser una buena madre, si ella podría guiar a este nuevo ser humano en el camino de la vida. Sabía que Samuel estaría tan feliz como ella, eso no la asustaba para nada. Les faltaba muy poco para terminar la universidad y con sus calificaciones Samuel no tardaría en encontrar un buen puesto en alguna empresa y ella tenía un lugar asegurado en la empresa de su familia.

Y tal como ella esperaba, Samuel recibió la noticia con la mayor de las alegrías. Juntos hicieron planes para ir a vivir juntos, los posibles nombres para el bebé, quien sería el padrino y la madrina (aunque discutir ese punto era inútil dado que daban por hecho que serían Polo y Lu porque así no fuera correría sangre).

Todos sus amigos recibieron con alegría la noticia, también la familia de Samuel. No fue así con la familia de Carla. Samuel temía por Teo y Beatriz, no por lo que ellos pudieran pensar de este embarazo sino por la nociva influencia que pudieran tener en Carla. Tuvo razón.

Después de pasar el fin de semana en casa de sus padres Carla volvió a ver a Samuel y le planteó que aún no era el momento de tener un hijo. Que aún eran jóvenes, que no estaban casados, que no tenían nada. Samuel escuchaba con tristeza como la opinión de Carla había cambiado en solo un fin de semana. Hacían planes de una vida juntos y ahora, solo por una charla con Teodoro y Beatriz, no quedaba nada de eso.

Y Samuel supo la verdadera razón sin que nadie lo dijera. Lo que los padres de Carla querían era que ella se separara de Samuel y este hijo hubiese sido el lazo definitivo que los hubiera unido.

-Samu, aun no estamos listos para ser padres-dijo ella pero a él solo le pareció una excusa patética.

-¿Y te diste cuenta eso charlando con tus padres?-dijo él con tristeza-todo el futuro que teníamos en mente no es nada comparado con lo que tus padres piensen de ti ¿verdad?

-No se trata de eso-dijo ella vacilante.

-¿Decidiste interrumpir el embarazo?-preguntó él con tristeza.

-Creo que aún no es el momento-dijo Carla y él nunca había sentido tanto odio como en ese momento. Pero no les daría el gusto a Teo y Beatriz de perder el control frente a Carla.

-No, tú no piensas eso-dijo él llorando-eso lo piensan tus padres.

La besó en la frente y luego dio media vuelta para marcharse.

-Adios Carla-dijo él-para siempre.

La desesperación invadió a Carla.

-¿Me abandonas porque no quiero ser madre aun?-preguntó ella casi a los gritos.

-No-respondió él-termino con esto porque si lo quieres, pero eres demasiado cobarde como para luchar por eso. Tú sabes que jamás te presionaría para tener un hijo que no deseas, pero ese no es el problema aquí.

Samuel se marchó y no miró hacia atrás. Después de todo, ¿qué futuro podía tener junto a Carla si ella iba a permitir que sus padres intervinieran todo el tiempo? Él podía soportar que vivir con sus propios aciertos y errores, pero jamás viviría con las decisiones de Teo y Beatriz.

Ese bebé nunca llegó a nacer y sus amigos, aunque tristes, aceptaron la decisión de Carla. Porque al fin de cuentas, era decisión de ella.

Samuel fue apartándose de sus amigos y la gran mayoría de ellos no le perdonó que abandonara a Carla en este momento, que no la apoyara. Porque, realmente, todos pensaban que Samuel dejó a Carla por su decisión de abortar, pero desconocían lo que había detrás de esa decisión. Carla no corrigió a sus amigos en su error y Samuel jamás expuso la verdad. Quizás, dejar que pensaran que él era el villano era el último regalo de amor que podía hacerle.

Polo fue el único que en ese momento supo la verdad solo porque presionó tanto a Samuel que al final terminó contándolo pero Samuel le hizo prometer que no diría nada.

Así Samuel se alejó de sus amigos, especialmente las mujeres quienes veían en Samuel alguien que vulneraba el derecho de Carla a decidir sobre si tener hijos o no. Los hombres fueron más piadosos con Samuel pero él igualmente fue alejándose de todos. No deseaba nada que le recordara a Carla.

********

Mientras los chicos bebían cervezas en el barco las mujeres aprovecharon para ir de compras y charlar entre ellas. Aunque todas sabían cuál era el verdadero tema de conversación que esperaban desarrollar. Pero por el momento solo conversaban de la propuesta de Polo, la cual Cayetana había aceptado.

-Ya Carla-la increpó Lu-dinos cómo te sientes de volver a ver a Samuel.

Nadia miró a la mexicana como recriminándole su falta de tacto.

-¿Qué?-se defendió Lu-eso es lo que nos preguntamos todas aquí.

-Estoy contenta de volver a verlo-dijo la rubia-son casi cuatro años de no vernos.

-¿Vas a hablar con él?-preguntó Nadia.

-Lo haré-dijo Carla-al menos aun no me ha rechazado. Creo que Polo me preparó el camino.

Mientras que Nadia trataba de ver todo de un modo más racional, Lu y Rebe no estaban contentas con la actitud de Samuel.

-¿Por qué actúas como si él fuese la víctima?-le dijo Lu a Carla.

-En esto Lu tiene razón-dijo Rebe-yo lo quiero mucho pero dejarte por que no deseabas un hijo en ese momento fue algo horrible. Un hombre de verdad te habría acompañado, aunque no estuviera de acuerdo.

Carla bajó la mirada y todas lo notaron.

-Carla-dijo Lu-¿hay algo que nos hayas dicho?

Carla miró a sus amigas y se percató que hasta el momento Cayetana no había dicho nada y creyó saber por qué.

-¿Tú lo sabes, verdad?-le preguntó a Caye.

-Si-admitió-Polo me lo contó hace poco.

-¿A qué se refieren?-dijo Lu exasperada-¡Hablen!

Carla suspiró. Debía comenzar a enmendar sus errores.

-Samuel no me dejó porque yo no quisiera tener al bebé-dijo Carla-lo hizo porque yo tomé esa decisión solo porque era lo que mis padres querían.

Todas quedaron en silencio, no sabiendo exactamente cómo reaccionar.

-Entonces…-dijo Lu-tu sí querías a ese bebé…

-Si –aceptó la rubia-tomé la peor decisión de mi vida solo por complacer a mis padres. Y eso es lo que Samuel no toleró. El jamás me habría forzado a tener un bebé que yo no quisiera.

No juzgaron a Carla por recién contar esto pero si sintieron culpa por haber juzgado a Samuel apresuradamente.

********

Samuel bebía una cerveza mientras miraba el mar. Había disfrutado reencontrarse con sus amigos y esperaba no volver a separarse de ellos pero aún se sentía algo incómodo con ellos, especialmente con Carla.

Samuel no negaba la realidad. Había aprendido a aceptar las cosas. Cambiar lo que podía cambiar y aceptar lo que no. Cuando Carla dijo que no tendría al bebé él supo cuál era el motivo real y pudo verlo como la señal de que lo de ellos no funcionaría. La debilidad de Carla respecto a sus padres siempre iba a estar como un fantasma entre ellos. Su pareja nunca sería de ellos dos solos. Por eso la abandonó. Y ahora, del mismo modo debía aceptar la realidad: seguía enamorado de ella.

Volver a verla había hecho que tuviera que enfrentarse a ese hecho. Había salido con otras mujeres en este tiempo sin ella. Con la hija de su jefe fue con la que estuvo más tiempo. Pero todas eran poca cosa junto al recuerdo de Carla.

Entonces se resignó a que la soledad era su destino. Si siempre amaría a una mujer con la que no podía funcionar lo que tenían, entonces abrazaría la soledad.

-Parece que piensas en muchas cosas-dijo la voz de Carla detrás de él.

Se asustó al escucharla. Le había dicho que hablarían en algún momento pero temía hacerlo.

-Uno pensaría que después de tanto tiempo ya no habría muchas cosas sobre las que pensar, pero no es así-dijo Samuel.

Ella estaba nerviosa, él lo notaba.

-¿Crees que finalmente podamos charlar a solas?-preguntó la rubia.

Él no dijo nada y ella lo interpretó como una señal para comenzar.

-Antes que nada-dijo ella-debes saber que realmente lamento lo que sucedió, lo que hice. Tomé la decisión incorrecta por los motivos incorrectos.

-Quizás era lo correcto-dijo Samuel-si no era eso habría surgido otro problema. Al final no habría funcionado. Hubieras vivido en una guerra perpetua entre complacer a tus padres o a mí. Si solo tienes que complacerlos a ellos, es más sencillo para ti.

-Yo no iba a tener ese hijo para complacerte-dijo ella un tanto enojada-yo lo deseaba.

-Eso es lo más doloroso de todo-dijo Samuel.

Carla sabia eso. Samuel no había dejado de amarla pero se había desilusionado de ella.

-Samuel…-dijo ella-te extraño. Nunca deje de amarte y sé que tu sientes lo mismo.

-Así es-dijo él-pero ya no creo que con eso baste. Respóndeme esto: ¿Por qué querría formar una vida con alguien que valora más la opinión de sus padres que la mía?

-Porque ya no soy esa persona-dijo ella de forma contundente.

Él la miró repentinamente. Realmente quería creer en ella, pero temía hacerlo.

-Mi madre…-comenzó a decir ella, pero él la interrumpió.

-Si, me enteré-dijo él.

Beatriz Caleruega había sufrido un accidente cerebrovascular y esa noticia corrió por todos los circuitos empresariales de Madrid. Samuel, como mano derecha de Benjamín Blanco, había tenido un lugar privilegiado para enterarse de eso. Si bien Beatriz había sobrevivido, y aunque aún hacia terapia, había quedado con ciertas consecuencias con las que aun lidiaba: pérdida del equilibrio y la coordinación, problemas al caminar, debilidad muscular en su rostro. Cuando se enteró quiso llamar a Carla y apoyarla, pero eligió no hacerlo.

-Lo lamento-dijo Samuel. Aunque lo lamentaba por lo que eso pudo significar para Carla, no porque realmente le importara lo que suceda con Beatriz.

-Antes que eso sucediera…le quité a mis padres el control de la empresa-dijo ella.

Eso lo sorprendió. Nunca habría imaginado que ella haría algo así.

-Ahora soy la dueña de todo-dijo Carla-creo que fue el primer paso necesario para mi libertad.

-No puedo imaginar a tus padres aceptando eso-dijo Samuel sonriendo.

-No lo hicieron-dijo ella-pero no podían hacer nada. Algún día podría contarte como lo logré. Valerio fue de mucha ayuda en eso.

Una parte de Samuel sentía orgullo. Quizás tomar la empresa por completo fuera algo extremo pero era por fin Carla yendo por lo que ella deseaba y no simplemente acatando lo que sus padres dijeran. Ciertamente eso no debió caerles bien a Teo y Beatriz.

-Mis padres intentaron utilizar la lástima para volver a manipularme después del accidente de mi madre-explicó la rubia-pero me mantuve firme. Ellos no volverían a controlarme.

Samuel pudo ver en sus ojos verdes una fuerza que no estaba antes. Algo que pensó que no existía cuando terminó con ella años atrás.

-No solo quiero pedirte perdón, Samuel-dijo la rubia-también quiero recuperarte. Quiero que veas que aprendí de mis errores. Y por eso quiero que nos demos otra oportunidad.

Samuel no sabía qué hacer. Esta Carla frente a él era la que él siempre quiso ver. La que era fuerte y decidida, la que era ella misma y no una marioneta de las expectativas de otros. Pero era demasiado tarde ¿o no?

Con miedo a ser rechazada, se acercó a él. Puso sus manos en su pecho y lo besó. Sorpresivamente no la rechazó.

-Solo piénsalo-dijo la rubia y lo dejó solo.

********

-¿Le dijiste que lo pensara?-dijo Lu incrédula-en ese momento debiste llevarlo a un cuarto y recordarle porqué deben estar juntos.

-Sutil como siempre, Lu-dijo Nadia con sarcasmo.

No es que Carla no entendiera la ansiedad de Lu. Pero había cosas que su amiga dejaba de lado.

-Lu, hace mucho que no nos vemos-explicó Carla-antes de correr debemos caminar.

-Yo lo veo muy temeroso-dijo Rebe.

Samuel hablaba con sus amigos mientras las chicas lo hacían entre ellas del otro lado del yate. Carla sabía que, si Samuel la perdonaba, no volverían a ser lo que fueron, no inmediatamente al menos.

-No quiero ser pesimista-dijo Rebe-pero no creo que el Samu ceda.

A veces continuar era difícil, Carla lo sabía.

-Quizás su historia debería volver a empezar-dijo Cayetana.

Volver a empezar. La idea de Cayetana daba vueltas en la cabeza de Carla. ¿Cómo podrían volver a empezar? Entonces Carla lo entendió. Había una forma de volver a empezar.

A paso decidido se alejó de sus amigas y se dirigió a donde estaban los hombres. Todos se sorprendieron de ver a Carla acercarse a donde estaba Samuel con sus amigos. Los chicos quedaron en silencio hasta que Samuel notó la presencia de Carla.

-Disculpa-dijo Carla a Samuel-mis amigas allá me dijeron que no has dejado de mirarme desde que llegué. Sé que es mentira pero aposté con ellas que conseguiría tu número.

Samuel la miraba entre atónito y divertido.

-¿De verdad vas a hacer esto?-dijo él tratando de no reir.

-Por favor, no me has quedar mal frente a ellas-dijo la rubia-quiero ganarles en su propio juego.

Polo y los otros chicos miraban la escena atentos sin decir nada. Todos esperaban la reacción de Samuel. Carla sacó su teléfono y se lo dio.

-¿Podrías fingir que me das tu número?-dijo ella sonriendo mientras inclinaba la cabeza a un costado.

La miró por unos instantes. Esos ojos verdes que seguían en su cabeza y que, aceptémoslo, no se irían nunca más. Sin decir nada Samuel tomó el aparato y escribió algo en él.

-Gracias, guapo-dijo ella tomando de nuevo el teléfono y volvió con sus amigas.

Chapter 17: Cuando ves algo que los demás no pueden

Chapter Text

Había terminado otro día en Las Encinas y Rebeka solo deseaba ir con sus amigos a tomar algo en el Club Barceló. Cuando se lo propuso a sus amigos estos no dudaron en ir, aunque Samuel aclaró que no se quedaría por mucho tiempo ya que tenía que encontrarse con su novia más tarde.

Rebe rodó los ojos con aburrimiento, pero no dijo nada. La obsesión de Samuel con esa rubia era algo que ella no lograba comprender.

Ya en el Club Barceló, Rebe, Omar, Cayetana y Samuel se sentaron alrededor de una mesa y pidieron cuatro cervezas. Por fin podían relajarse después de una extenuante semana de exámenes en que no tuvieron descanso ni uno de los días. Pero una buena birra con amigos era una buena recompensa.

Rebe se consideraba a sí misma una persona muy sociable. No le costaba hacer amigos, pero pocas personas se ganaban verdaderamente su confianza. Por eso mismo estos tres eran sus mejores amigos, más que nadie.

Entre ellos se destacaba Samuel a quien ella consideraba su principal aliado en lo que sea. Para ella Samuel era su mejor amigo y lo consideraba la persona más leal y agradable que había conocido. Samuel era alguien en quien podías depositar tu confianza. De hecho, no hacía falta ser amigo de Samuel para considerarlo alguien amable y bueno. Algunos que no eran sus amigos igualmente lo respetaban y lo apreciaban como Lu, Guzmán y Polo. Todos querían a Samuel, era como el hermano menor simpático al que todos querían proteger.

En algún momento Rebe creyó estar enamorada de él, pero finalmente entendió que simplemente idealizaba a su amigo por ciertas características de su personalidad. Se sentía mejor siendo su amiga y lo protegería de lo que sea. Por eso todas sus alertas se activaron cuando Samuel tiró la bomba de que estaba de novio con Carla Rosón Caleruega.

Carla Rosón Caleruega era la chica más atemorizante de todo el colegio. No es que hiciera cosas que perjudicaran a los demás o algo así. Pero su frialdad e inexpresividad hacia que todos le temieran. Incluso sus amigos más cercanos como Lu, Polo o Guzmán sentían un poco de ese temor. Carla intimidaba a hombres y mujeres por igual. Ningún muchacho se atrevía a invitarla a salir por temor a encontrarse con un cruel y sucinto rechazo que destrozara sus autoestimas. Las chicas no podían evitar sentirse menos ante una mujer que parecía superarlas a todas en belleza e inteligencia. Y no era solo eso. Carla era una persona tan calculadora que daba la impresión que solo caminando por el pasillo ya estaba creando algún plan macabro de algún tipo. No señor, nadie quería ser enemigo de Carla Rosón Caleruega, y muy pocos sabían cómo ser sus amigos.

Es por eso que fue como una cubeta de agua fría para el universo completo cuando el tierno y sencillo Samuel García Domínguez la había conquistado. Fue la mayor sorpresa para todos y se convirtieron en la pareja más comentada de Las Encinas. Claro que esos comentarios eran a sus espaldas porque nadie se atrevería nunca a decirle nada de frente a la aterradora rubia.

Pero lo que más perturbaba a Rebe eran las intenciones de la chica porque ella no se creía que la perra de la marquesita estuviera enamorada de Samuel. No, ella debía tener algún plan o algo. Rebe sospechaba que el pobre Samu sería víctima de algún plan malvado de la rubia demoníaca.

Varias veces lo había comentado con Caye y Omar. Ninguno de los tres entendía como Samuel podía estar tan enamorado de Carla. Porque esa chica debía ser realmente un témpano de hielo, emocionalmente hablando. ¿Qué había visto Samuel en ella más allá de su belleza? Era un misterio. Quizás Samuel creía ver cosas en ella que no existían. Una cara bonita podía ser un arma muy poderosa.

Después de estar conversando por un rato Samuel terminó su cerveza y se levantó.

-Bien-dijo el castaño-debo irme, Carla me espera.

Rebe no aguantó más e hizo la pregunta que estaba en la mente de ella, Omar y Cayetana, o quizás la pregunta estaba en la cabeza de toda Las Encinas.

-Samu, por favor ilumínanos-dijo Rebe-¿Qué es lo que ves en la marquesita? Digo, sabemos que es hermosa, pero es que tú eres tan bueno, tan demostrativo y ella es tan…tan fría e indiferente.

Cayetana golpeó su propia frente molesta por la indiscreción de Rebe, pero ya que se abrió esa puerta ahora realmente esperaba la respuesta de Samuel.

Samuel, lejos de parecer molesto, mantenía su sonrisa.

-Sé que todos la ven como fría y aterradora-dijo Samuel-pero en realidad es muy dulce y protectora y me ama.

Los tres amigos estaban mudos y no sabían que responder. Claramente no creían lo que decía Samuel y consideraban sus dichos como los desvaríos de un tonto enamorado.
Samuel nota que sus amigos no le creen, pero su sonrisa sigue igual.

Samuel saca su teléfono y se lo da a Omar.

-Sácanos una fotografía-le dice Samuel a su amigo musulmán.

Samuel camina y se pone entre Rebe y Cayetana.

-Cada una deme un beso-les dijo.

Ellas no entienden nada, pero le siguen la corriente. Omar se prepara para tomar la fotografía y Samuel le sonríe a la cámara. Rebe le da un beso en la mejilla izquierda de Samuel y Cayetana en la derecha.

Samuel toma su teléfono y sube la fotografía a su cuenta de Instagram y vuelve a sentarse.

-Samu…-dijo Omar-¿Por qué…?

-Sólo esperen-dijo Samuel aun sonriendo.

Unos segundos después el teléfono de Samuel comenzó a vibrar y sonar y la fotografía de Carla se dejaba ver en la pantalla. Omar, Rebe y Caye se miraron entre sí sin entenderse.
Samuel puso la llamada en altavoz para que todos pudieran escuchar. Samuel les hizo una seña para que mantuvieran silencio.

-Hola mi amor-dijo el castaño-¿cómo estás?

-Estoy muy bien Samuel-dijo Carla-pero tú deberías estar pronto en mi casa para una cena con mis padres y tú estás recibiendo besos de unas chicas en un bar.

Rebe frunció el ceño ¿acaso Carla Rosón Caleruega estaba celosa?

-No son chicas cualquiera-dijo Samuel-son Caye y Rebe, mis amigas. Tú las conoces.

-Sí pero ¿Tienen que estar besándote? -dijo la rubia molesta.

Caye y Omar se miraban como si hubieran descubierto que Carla era un ser humano.

-Es algo inocente amor-dijo Samuel-no tienes que estar celosa.

-No estoy celosa-dijo Carla con un ligero temblor en su voz lo que evidenciaba que mentía.

Rebe abrió desmesuradamente sus ojos azules. Era como ver (o escuchar) a una persona totalmente diferente.

-Si lo estás-dijo Samuel juguetón-pero no deberías porque yo solo te amo a ti.

Samuel miró a sus amigos, claramente indicándoles que prestaran mucha atención.

-Yo también te amo Samu-dijo Carla con tanta dulzura que casi hizo que Omar se ahogara con un trago de cerveza que estaba bebiendo.

Samuel les hizo una seña para que no hicieran ruido.

-Sabes que esta cena con mis padres y sus socios es solo una formalidad necesaria-se lamentó Carla-pero yo preferiría que estemos solos en tu casa comiendo macarrones y viéndote dibujar.

¿Esa era la Carla que ellos conocían? ¿Carla era capaz de ser tierna, sencilla y amorosa?

-Lo sé amor-dijo Samuel-pero quiero cenar con tus padres así se quedan tranquilos y luego nos dejan en paz.

-Te amo-dijo ella.

-Yo te amo más-le respondió él.

-No creo que eso sea posible-le dijo ella.

Samuel miró a sus amigos con petulancia. ¿Qué podían pensar ahora de ella?

-¿Samu?-dijo Carla.

-¿Si?-preguntó el confundido.

-Te amo, pero eso se puede terminar si llegas tarde a la cena-dijo Carla con un tono más serio que antes.

-Voy en camino marquesa exigente-dijo Samuel y Carla rio.

Carla cortó la llamada y Samuel se puso de pie y tomó sus cosas para marcharse.

-¿De verdad te irás?-preguntó Cayetana.

-Si creen que Carla es aterradora-dijo Samuel-deberían conocer a sus padres cuando se enojan por la impuntualidad.

Samuel se marchó y dejó a sus tres amigos atónitos.

Rebe no podía decir que ahora Carla le cayera bien, pero la miraba con otros ojos. Ninguno volvería a dudar que Carla Rosón Caleruega estaba perdida y estúpidamente enamorada de Samuel García Domínguez.

Chapter 18: La Familia

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

El restorán de Yeray era el sitio para comer más exclusivo de Madrid. Conseguir una reservación era algo casi imposible. No importaba quien eras, no era fácil llegar allí. Yeray estaba orgulloso del prestigio de su negocio. Políticos, celebridades, deportistas de elite, empresarios. Todos buscaban un lugar allí, aunque sea una sola vez. Pero pocos lo lograban, muy pocos.

Pero Samuel García Domínguez, Carla Rosón Caleruega y sus amigos no eran limitados por estas cosas. Cuando Samuel y su grupo llegaron al restorán de Yeray, sin reservación previa, pidiendo una mesa para once personas, Yeray ordenó que quitaran a las personas que estaban en las mesas mejor ubicadas para que este grupo pudiera sentarse. Ellos no eran cualesquiera y Yeray lo sabía. Le convenía saberlo.

-Señor García, señorita Rosón-dijo el empresario gastronómico-me alegro tanto de verlos. Las puertas de mi negocio siempre están abiertas para ustedes y sus amigos.

-Gracias Yeray-dijo Carla sin prestarle mucha atención.

Los once comensales se sentaron con Samuel a la cabeza y Carla a su derecha. La charla comenzó trivial, incluso amena. No era para menos, la mayoría de ellos se conocía desde niños. Pero, aunque fueran amigos, tenían un negocio que sostener.

-Bien, comencemos-dijo Samuel y todos guardaron silencio-antes de comenzar a solucionar asuntos específicos de cada negocio, Carla nos tiene una información para nosotros.

Todos prestaron atención a la segunda al mando.

-Los Blanco han vuelto a España-dijo la rubia y el malestar se extendió por toda la mesa.

-Imagino que no vienen en son de paz-dijo Lu.

-Es lo que Samuel y yo creemos-dijo Carla-pero aún no han hecho ningún movimiento que demuestre hostilidad hacia nosotros.

-¿Crees que se meterán en nuestros negocios?-preguntó Guzmán con su esposa Nadia a su lado.

-Es posible-dijo Samuel-por eso cada uno deberá estar más atento que nunca.

-No pueden iniciar una guerra como si nada-dijo Polo-saben que en España somos demasiado poderosos.

-Quizás sus deseos de venganza sean más fuertes que su raciocinio-dijo Carla.

-Cuando se fueron de España a Inglaterra debieron comenzar de cero-dijo Ander-no pudieron armar una estructura para confrontar con nosotros.

-Pueden intentar destruir lo que tenemos para reconstruirlo como suyo-dijo Valerio.

-Es lo más probable-dijo Samuel un tanto taciturno.

-Necesitarán soldados-dijo Guzmán-saben que nosotros tenemos nuestro propio ejército.

-Por eso cumplirás un rol fundamental en esto, Rebe-le dijo Carla a la ojiazul-debes monitorear si hay reclutamiento de hombres y mujeres por Madrid. Ellos no tienen nada en España, por lo que no les queda más que pelear por quedarse con lo nuestro y necesitarán gente. Tu dominio de las calles será fundamental para nosotros.

-¿Podemos planear una guerra y a la vez comer?-dijo Cayetana-me muero de hambre.

Todos rieron y Polo le dio un tierno beso a su esposa.

********

La Familia había comenzado a formarse muchísimos años atrás. Tres amigos provenientes de los barrios bajos de Madrid querían comerse el mundo. Ellos eran Ignacio García, Teodoro Rosón y Benjamín Blanco. Todos ellos de origen humilde sabían que jamás progresarían en este mundo según las reglas que otros les imponían, ellos debían hacer sus propias reglas. Poco a poco, los tres amigos fueron forjando su imperio delictivo que comenzó con simples atracos hasta ir ascendiendo.

Fueron forjándose un nombre cada vez más fuerte dentro del mundo criminal de España, pero fueron lo suficientemente listos como para fundar negocios legales que les sirvieran como pantalla. Con el tiempo fueron forjando contactos que les permitían avanzar con impunidad en el mundo del crimen organizado. Políticos, periodistas, policías, jueces.
Todos se convertían en cómplices de los tres amigos o se transformaban en sus enemigos, y nadie quería ser su enemigo.

Pero eran ambiciosos y no les bastaba con forjarse un bienestar financiero para ellos y sus familias, no debían expandirse mucho más. Así fue como se aliaron con otros clanes criminales que manejaban rubros específicos. Los Montesinos eran una insipiente familia de narcotraficantes, los Nunier comerciaban ilegalmente con armas, los Muñoz habían formado una pequeña pero sólida red de apuestas clandestinas y los Grajera regenteaban una serie de prostíbulos. Todos eran prometedores socios que habían demostrado su manejo de su respectivo rubro pero que necesitaban el espaldarazo y la protección de alguien más poderoso que les permitiera crecer. Ahí fue cuando entraron los Blanco, los Rosón y los García. Estos tres clanes tomaron bajo su protección a los demás, anexando esos negocios para ellos y ayudándolos a crecer, pero siempre dejando que su respectiva familia los administrara como venían haciéndolo. Unos aportaban los conocimientos y los otros el capital y las influencias. Era un pacto que convenía a todos.

Así, se formó la Familia. La estructura era simple. Todos los negocios se subordinaban a Ignacio, Teodoro y Benjamín quienes mandaban sobre todos y a cambio les brindaban protección. Los otros aceptaron la autoridad de estos tres ya que les convenía para hacer crecer exponencialmente sus ganancias gracias a la libertad de acción que les proporcionaba su red de contactos.

Pero esta red criminal necesitaba de la pantalla de decencia adecuada que les sirviera de camuflaje. De eso se encargaban los Shanaa, quienes administraban todas empresas legales de la Familia. Su habilidad para los negocios y su fama de honestos los hacía idóneos para esta función.

Pero las eventualidades eran inevitables. Se necesitaba un soporte legal en caso de que se lo necesitara. Nunca se sabía cuándo podía caer alguno de la Familia en manos de la policía. Abogados hábiles y astutos eran necesarios para protegerse. Esa era la función de los Benavent, quienes eran los encargados de blindar jurídicamente a las demás familias.

Pero cuando se trata del mundo criminal, no todo puede hacerse con negociaciones, claro que no. Se necesitaba de la fuerza como factor de persuasión. Toda organización mafiosa necesitaba de soldados que se encargaran de luchar cuando fuera necesario. Se necesitaba de personas fuertes y valientes, que conocieran las calles y sus peligrosas reglas y que pudieran sobrevivir en ellas. Los Bormujo eran los indicados.

Toda esta estructura no hizo más que crecer con el pasar de los años. El liderazgo de Benjamín, Teodoro e Ignacio supo guiar a las otras familias por el éxito casi sin consecuencias negativas. Los hijos de todos estos hombres y mujeres crecieron formando un vínculo aún más fuerte que el de sus padres y se preparaban para, en el futuro, tomar el lugar de ellos. Pero la ambición era más fuerte en algunos casos y a veces ni las más fuertes amistades sobreviven a ella.

Benjamín Blanco comenzó a pensar que él era el más adecuado para tomar las riendas de toda La Familia y convenció a su socio y amigo Ignacio García de traicionar a Teodoro Rosón para deshacerse de él y compartir juntos un liderazgo que ahora era de tres. Ignacio aceptó y junto a Benjamín planearon sacar a Teo del camino. Lo que Benjamín no esperaba es que Ignacio jamás estuvo de acuerdo con esa idea y, en secreto, buscó junto a Teo sacar al traidor de Benjamín de la ecuación.

El plan funcionó y la unión de todas las otras familias forzó a los Blanco a huir a Londres. Por respeto a su vieja amistad, Teo e Ignacio decidieron perdonar la vida Benjamín y su familia. Grave error.

Los años fueron pasando y algunos decidieron retirarse para dejar el lugar a sus hijos. Se mantuvo la misma estructura y los Rosón y los García dirigían la organización. Ahora eran Carla y Samuel, mejores amigos desde que nacieron, quienes estaban a cargo, junto a todos sus amigos.

********

Carla y Samuel crecieron juntos como mejores amigos. Ari Blanco también pero pronto la relación con ella se terminó cuando Benjamín tuvo que exiliarse en Londres. Pero la amistad entre Carla y Samuel siguió fortaleciéndose cada año. La lealtad entre Teo e Ignacio se vio reflejada en Carla y Samuel, quienes desde pequeños dieron señales de querer tomar el mando de la Familia. Veían en Samuel la valentía para tomar decisiones difíciles, el talento para despertad lealtad en otros y la presencia intimidante, capacidades que querían para el absoluto líder. En Carla encontraban el temple y la estrategia, habilidades perfectas para el segundo al mando y perfecto consejero del líder.

Carla y Samuel eran mejores amigos prácticamente desde que nacieron, sus padres incluso planearon que terminaran casándose, pero ambos jóvenes se negaron a que sus padres tuvieran injerencia en ese aspecto de sus vidas. Aun así, quien los viera podía pensar que eran novios o algo así. Eran celosamente protectores el uno con el otro. Cualquier chico tenía miedo de herir a Carla, no por ella, sino por temor a la venganza de Samuel. No hace falta aclarar que las chicas sabían que jamás debían lastimar a Samuel, Carla se los dejó bastante claro. Carla y Samuel eran la pareja perfecta que jamás fue pareja. Nadie entendía eso, pero de alguna manera funcionaba. Por eso nadie insistió en buscar entre ellos una historia de amor que no existía. Lo que los unía era superior a cualquier romance.

Y así como sus padres anexaron a otras familias a su organización, Carla y Samuel supieron liderar a los hijos de los socios de sus padres. Lu, Guzmán, Valerio…todos en realidad confiaban ciegamente en el juicio de esos dos, quienes a su vez confiaban en sus amigos para ejecutar sus órdenes.

Los adultos no podían quejarse, veían en sus hijos no solo a dignos sucesores, sino también a quienes, inevitablemente, los superarían y eso los llenaba de orgullo. La estructura era clara y todos la respetaban. Cuando Ignacio García murió de un ataque al corazón su mejor amigo Teo Rosón no tuvo más interés en liderar el solo a la Familia y a pesar de ser joven dio un paso al costado para que Samuel y Carla fueran los que tomaran la antorcha. Los otros socios decidieron seguir sus pasos. Habían tenido éxito peor era momento que otra generación tomara las riendas del negocio y cada uno legó en sus hijos el control de su parte de la estructura de la familia. Todos esos muchachos se conocían desde niños y no necesitaban ponerse de acuerdo en nada, sabían cómo trabajar juntos.

Teo propuso que Samuel fuera el líder absoluto con Carla como su segunda al mando y consejera. Parecía la sucesión más lógica y los resultados lo demostraron. En pocos años comenzaron a obtener mayores ganancias que sus padres demostrando que la nueva generación venía a destronar a la anterior, y sus padres no podían estar más orgullosos.

Como la mayoría de sus socios tenían solo un hijo cada uno, la sucesión no fue un tema complicado. Cayetana heredaba el control de todos los grandes y costosos prostíbulos de España que antes dirigía su padre. Su esposo Polo era al igual que lo fue su madre el brazo legal de La Familia, su principal abogado y el encargado de resguardar judicialmente la espalda de todos. Guzmán dominaba el tráfico de Armas como le había enseñado su padre Ventura. No solo vendía armas, sino que abastecía a la propia Familia y sus soldados.
Ander Muñoz era el encargado de todos los negocios de apuestas, ya sean legales o no y el principal ejecutor del lavado de dinero. La seguridad de la Familia y el liderazgo de su ejército era el trabajo de los Bormujo y así como Sandra cumplió esa función con fuerza y determinación, ahora era Rebe la encargada de liderar el ejercito de Samuel.

Con los Shanaa y los Montesinos fue un poco más complejo porque ambas familias tenían cada una dos hijos. En el caso de los Shanaa era útil porque ellos eran los encargados de administrar todas las empresas legales de la Familia, de modo que sirvieran de pantalla para las verdaderas actividades. Pero con los Montesinos fue un poco más conflictivo. Ellos eran los encargados de administrar el narcotráfico dentro de España, pero esa familia tenía dos herederos. Samuel fue tajante en su decisión: Valerio se haría cargo de eso.

-No es justo-les reclamó Lu a Carla y Samuel-soy tan capaz de manejar esa área del negocio como Valerio y soy la persona más leal a ustedes.

Carla y Samuel no se impresionaron por el enojo de Lu, lo esperaban incluso.

-Tu no estarás en ese negocio Lu-dijo Samuel con calma-porque te necesitamos en otros asuntos de vital importancia.

-¿De qué estás hablando Samuel?-preguntó la mexicana.

Sin embargo, fue Carla la que dio las explicaciones:

-El negocio de la mafia ya no es como antes cuando dependías de la fuerza para cualquier cosa-dijo la rubia-si bien aún es necesario contar con soldados bien preparados (y de eso ya se encarga Rebe) ahora es necesario tener ciertos vínculos que te ayuden a sostener el negocio. Se necesita cierta “diplomacia” para ocuparte de otras áreas. La mafia ya no es algo aislado, sino que necesita vincularse con otras áreas como los jueces, los periodistas o los políticos. Y para eso se necesita de cierta sutileza y astucia. Y esa será tu misión Lu: mantener buenas relaciones con personas importantes que son importantes para nosotros. Mantener buenas relaciones y recordarles porque no deben trajinarnos por supuesto.

-¿Así que seré una embajadora de la mafia?-dijo Lu en broma.

-Por decirlo de una manera-dijo Samuel sonriendo.

La sonrisa de Lu lo decía todo, ella había aceptado esa función.

Todos sabían que función cumplir y como hacer su trabajo.

********

Ante sus amigos y todos los miembros de la Familia Carla y Samuel eran como un matrimonio que dirigía a toda la organización, aunque ellos siempre desmentían que entre ellos hubiera algo más que una amistad. Sin embargo, nadie entendí que esto fuera así. No tenía ningún sentido que dos personas que tenían semejante química y que prácticamente eran almas gemelas no fueran realmente amantes. Es como si todos esperaran que todos sus novias, novios y amantes fueran interpretadas como simples pasatiempos hasta que por fin se dieran cuenta que eran el uno para el otro.

Carla y Samuel solo respondían que entre ellos no había nada romántico y que nunca lo habría y solamente reían ante las ocurrencias de todos sus amigos.

********

En su despacho Samuel bebía un vaso de whisky tranquilamente. El regreso de los Blanco a Madrid era un problema, pero aun no podía hacer nada. No sabía contra qué se estaba enfrentando específicamente. No sabía cuál era la fuerza con la que ellos contaban. Samuel era demasiado poderoso en España, por lo que conseguir aliados era fundamental para la estrategia de los Blanco, sea cual sea. Rebe ya había comenzado a moverse por orden de Carla, pero si o si debían esperar a que los Blanco hicieran el primer movimiento.

Y no tardó en pasar.

Samuel y Carla charlaban en su despacho cuando intempestivamente entró Polo. Se lo notaba no solo furioso, sino también asustado.

-¿Qué sucede Polo?-preguntó Carla asustada.

-¡Atacaron a Caye!-gritó Polo-¡los Blanco la atacaron!

-¿Cómo está ella?-preguntó Samuel preocupado.

-Por suerte está ilesa-dijo Polo tratando de respirar. Pero atacaron con disparos al prostíbulo de la calle de La Alameda. Ella estaba ahí en ese momento.

-¿Hubo algún muerto?-preguntó Carla.

-Uno de los soldados de Rebe que estaba haciendo guardia ahí-explicó Polo-y uno de los empleados resultó herido, pero está fuera de peligro.

Samuel lo meditó por unos segundos y miró a Carla. Parecía que ella le hubiera leído el pensamiento.

-No puede ser casualidad que justo atacaran cuando fue Cayetana-dijo Carla-deben haberlo planeado.

-¿Quieres decir que su objetivo era ella?-preguntó Polo furioso, casi matan a su esposa.

-Ella o cualquier miembro importante de La Familia-dijo Carla-hubiera tenido el mismo efecto si te atacaban a ti, a Guzmán o a Lu. Lo importante era el mensaje que dejaba para Samuel.

Carla abrazó a Polo para consolarlo mientras Samuel meditaba sobre todo esto. Un ataque tan directo era una declaración de guerra directa. ¿Realmente se sentían con la fuerza suficiente como para iniciar un conflicto abierto?

Rebe ingresó al despacho.

-Dejé a Caye en su casa y le puse custodia-dijo Rebe.

-Gracias Rebe-dijo Polo.

-¿Hiciste eso de lo que hablamos?-le preguntó Samuel a Rebe.

-Desde el primer día-dijo Rebe sonriendo.

Polo los miró a todos sin entender de qué hablaban, pero no preguntó nada. Si Carla y Samuel no rebelaban sus planes era por algo.

-De ahora en adelante no quiero que ninguno de los jefes de la Familia salga a la calle sin guardaespaldas-dijo Samuel-y eso te incluye Polo.

-Rebe-dijo Carla-que se duplique la vigilancia en todos los prostíbulos, casinos, almacenes y cualquiera de nuestras dependencias.

-Entendido-dijo Rebe –y tendré a todos mis hombres alerta. Cualquier rastro que encuentren de los Blanco y los atacaremos con todo lo que tenemos.

********

Carla Rosón iba en su lujoso automóvil por las calles de Madrid. Le gustaba conducir, era una actividad que encontraba relajante. Lamentablemente para ella, este no era el caso.
Samuel había ordenado que todos los altos cargos de la Familia debían hacer todo con escoltas, y eso la incluía a ella. Ella no discutiría porque Samuel tenía razón después de todo y porque no estaba dispuesta a tolerar su mal humor si llegaba a desobedecerlo.

Rebe había asignado a tres de sus mejores hombres a cuidarla, entre ellos Iván quien era uno de los soldados más apreciados en la organización, uno de los que más perspectiva de crecer tenía. Él conducía el automóvil mientras otro de los guardaespaldas estaba a su lado como copiloto y el otro iba en el asiento trasero junto con Carla.

-Creo que Samuel está un poco paranoico-dijo Carla.

-El señor García solo se preocupa por su seguridad, señorita Rosón-dijo Iván sonriendo-además, usted es una pieza fundamental en nuestra organización.

Eso era cierto. Carla no solo era la principal consejera de Samuel, sino que también era la segunda al mando. Si Samuel muriera ella tomaría el mando, eso era sencillo. El problema es que, si Carla muriera y luego Samuel también, la Familia quedaría acéfala, y eso sería un caos. Quizás Lu o Guzmán puedan tomar el mando, pero todos sabían que eran Carla y Samuel la garantía de orden y estabilidad, tanto dentro como fuera de la organización.

Era de noche, muy tarde, por lo que casi no había nadie por las calles, por lo que no vieron cuando un automóvil los embistió por el costado derecho haciéndolos desviarse de su camino y chocar contra una pared.

Los soldados tardaron un poco en reaccionar, pero fue demasiado tarde. Del automóvil agresor salieron tres personas con armas y les dispararon a quienes acompañaban a Iván y Carla. Cuando Iván quiso sacar su arma ya tenía a uno de ellos con una pistola en su cabeza y otro hacía lo mismo con Carla.

Carla reconocía a quien le apuntaba a ella.

-Debí suponer que te unirías a los Blanco-dijo la rubia sonriendo con malicia-siempre fuiste resentido.

Christian había formado parte de la Familia como soldado de alto rango por debajo de Rebe, pero sus métodos eran excesivamente violentos y poco sutiles cuando se necesitaba y Carla, Samuel y Rebe decidieron apartarlo de la organización. Desde que salió formó su propia pandilla y ahora, con los Blanco había encontrado acogida nuevamente.

-Solo son negocios preciosa-dijo Christian y miró a Iván-si te mueves o haces algo le disparo a la rubia. Danos tu arma.

Iván no tenía opción. Si por su imprudencia mataban a Carla sería su fin y el propio Samuel podría matarlo.

-Tú, te vienes con nosotros-le dijo Christian a uno de sus hombres-y Raúl, trátala bien. Ella es muy valiosa por ahora.

-Sí señor-respondió Raúl y escoltó a Carla al otro vehículo.

-Supongo que también me matarás-dijo Iván con odio.

-No-dijo Christian sonriendo-tú quedarás con vida para entregar el mensaje. Dile a Samuel que Ari Blanco quiere reunirse con él para arreglar ciertos asuntos. Ya le llegarán los detalles. La rubia es nuestro seguro para saber que no harán nada contra nosotros.

********

La noticia fue recibida con tristeza y enojo en los demás integrantes de la organización, especialmente Samuel quien del enojo rompió una ventana.

-Hay que reconocer que su estrategia fue magistral-dijo Nadia-sabían que teniendo a Carla de rehén nos imposibilitaban cualquier movimiento por miedo a que la lastimen.

-¿Qué haremos?-preguntó Omar.

-Ari quiere reunirse conmigo-dijo Samuel –y voy a ir.

-Puede ser una trampa-dijo Ander-para deshacerse de ti también.

-No lo creo-dijo Samuel-Ari quiere algo. Carla de rehén era una forma de asegurarse que yo la escuchara.

La única que estaba ajena a la conversación era Lu quien miraba nerviosamente por la ventana.

-Estableció ciertas reglas-dijo Samuel-tanto ella como yo llevaremos tres guardaespaldas y será en un restorán del centro de la ciudad.

-Es un lugar lleno de gente-dijo Polo-quiere evitar que haya una batalla.

-Rebe-dijo Guzmán-pon a tus mejores hombres para que acompañen a Samuel.

-Iré yo misma-dijo Rebe-quizás eso los intimide de hacer algo estúpido.

Samuel movió la cabeza afirmativamente. Sabía que ahora tenía sus movimientos restringidos y mostrar poder era necesario y Rebe era una garantía de demostración de fuerza.

-En ese caso yo también iré-dijo Guzmán y miró a Samuel esperando su confirmación, la cual recibió.

-Normalmente le encargaría esto a Iván-dijo Rebe-pero está en el hospital recuperándose del impacto.

-Omar-dijo Samuel-¿te apuntas?

-Por supuesto-dijo el musulmán.

Samuel pudo escuchar como Ander le decía “ten cuidado” a su novio en voz baja.

-Hasta que regresemos-dijo Samuel-Lu quedará a cargo.

Todos se pusieron de pie listos para marcharse cuando Lu tomó a Samuel del brazo.

-Esto es grave, Samu-dijo Lu con la mirada desencajada.

-No permitiré que le hagan nada-dijo Samuel con decisión-y si eso sucede, Ari Blanco tendrá el peor de los finales.

-No es solo Carla-dijo Lu en voz baja y mirando que ninguno de los otros la escuchara.

-¿De qué hablas, Lu?-preguntó el castaño.

Lu parecía que había algo que no quería decir.

-Carla está embarazada-dijo en un susurro.

La mirada de Samuel se paralizó como si fuese un video puesto en pausa.

-Ella me dijo que estaba viendo a alguien-dijo Lu-no me dijo a quién. Pero hace unos días se enteró que está embarazada.

El semblante de Samuel se oscureció.

-Ella y su bebé estarán aquí muy pronto-prometió el castaño

********

Se sentó frente a ella tratando de reprimir sus deseos de estrangularla. Aunque no la veía hace mucho tiempo, Samuel tuvo que reconocer que Ari no había cambiado mucho.

-Tanto tiempo Samu-dijo ella sonriendo.

-¿Esto es idea de tu padre?-preguntó Samuel.

-Mi padre murió-dijo Ari-hace algunos años. Y mis hermanos y yo decidimos recuperar lo que se nos quitó hace tantos años.

-Es lo mismo que tu padre quiso quitarle a Teo Rosón-dijo Samuel sonriendo y Ari ignoró esa respuesta.

Unos metros atrás de Samuel estaban Omar, Guzmán y Rebe, atentos a todo. Detrás de Ari estaban Christian y otros dos guardaespaldas a quien ella había llamado Phillipe e Isadora. Samuel los miró detenidamente. Al igual que sus guardaespaldas estaban armados. Conocía a Christian y ahora sabia que había sido demasiado blando con él al solamente expulsarlo tiempo atrás. Miró al tal Phillipe sin mucho interés y luego su mirada se detuvo en Isadora un poco más.

-Siempre creí que el destierro fue una medida justa contra tu padre hace años-dijo Samuel a Ari-ahora veo que fue algo tonto.

-Tal vez-dijo Ari-pero es tarde para lamentarse.

-¿Qué es lo que quieres con todo esto?-preguntó Samuel perdiendo la paciencia.

-Todo lo que los Rosón y García consiguieron-dijo la muchacha-fue gracias a mi padre y quiero recuperarlo para mis hermanos y para mí.

Samuel solo la escuchó.

-Quiero el negocio de la prostitución que maneja Cayetana, el de las armas de Guzmán, el de las apuestas de Ander y el de las drogas de Valerio.

Guzmán escuchó eso y quiso reaccionar pero Omar lo detuvo.

-Aún no –le dijo Rebe-hasta que no sepamos que la rubia estará bien.

Samuel sopesó sus opciones.

-¿Qué garantías tengo que Carla estará bien?-preguntó el castaño-¿Cómo sé que no le ha hecho nada?

-Ella es custodiada por Didac-explicó Ari-uno de mis mejores soldados.

Samuel bebió de su whisky para disimular una sonrisa.

-Está bien-dijo Samuel-te daré lo que pides, solo con la condición de que Carla esté intacta.

-No sé porque todos hablan tan bien de ti como líder-se burló Ari-te rendiste muy fácil.

Samuel la ignoró.

-Mañana por la noche te entregaré todo-dijo él-y me darás a Carla sana y salva.

Ari sonrió. El tiempo de los Rosón y los García había terminado.

********

-¿De verdad le daremos todo?-cuestionó Polo a Samuel y todos estaban de acuerdo.

Samuel jamás se rendía sin pelear. Samuel jamás se rendía.

-Por supuesto que no les daré nada-dijo Samuel. A su lado Rebe sonreía con suficiencia.

-Pero ¿y Carla? -preguntó Lu.

-Ya averigüé dónde tienen a la rubia-dijo Rebe y los Blanco están con ella.

-Atacaremos por sorpresa-dijo Samuel-esta noche.

********

Carla estaba sentada en una larga mesa y con ella estaban los hermanos Blanco. Quiso reír de la idea que hicieran a Ari la líder de su Familia, pero debía reconocer que parecía un poco más estable que Mencía y Patrick.

-Al final Samuel resultó ser un debilucho-dijo Mencía-se rindió solo porque su amiguita estaba en peligro.

-Supongo que esto demuestra que papá tuvo razón hace años cuando quiso tomar el control de todo-dijo Patrick-los García y los Rosón son unos inútiles.

Carla sabía que decían esas cosas solo para provocarla. Querían disfrutar de su victoria y ella se los permitiría. Sus ganas de pelear debían ser controladas hasta saber que ella y su bebé estarían a salvo.

-Esa fue siempre su debilidad-dijo Ari bebiendo una copa de champagne-se hicieron demasiado dependientes entre sí. Eso los hace débiles.

Junto a la ventana estaba Christian de pie. Tenía un rol similar al de Rebe y era el jefe de todos los soldados de los Blanco. Junto a él había otra de ellos, llamada Sara. Ambos estaban armados.

Carla sabía lo que ocurriría pronto y estaba atenta a cualquier señal. Y ocurrió.

La cabeza de Sara se cubrió de rojo y cayó al suelo por el impacto de la bala que había entrado rompiendo la ventana. Christian quiso reaccionar intentando sacar su pistola, pero un disparo le dio justo en el corazón y se desplomó en el suelo junto al cuerpo de Sara.

Entendiendo todo, Carla se tiró al suelo y se puso debajo de la gran mesa para ponerse a salvo.

Los hermanos Blanco miraban en todas direcciones sin entender lo que pasaba. Ellos no iban armados.

-¿Qué mierda está sucediendo?-gritó Patrick y los estruendosos ruidos de los disparos se escucharon provenientes de afuera.

-Descubrieron nuestra guarida-dijo Ari.

La puerta de la habitación se abrió violentamente e ingresaron Rebe y varios soldados con sus armas en alto.

-¡Quietos o vacío mi cargador en ustedes!-gritó Rebe.

Detrás de entró Samuel a paso decidido, seguido por Guzmán, Omar, Ander y Valerio.

-¡Carla!-gritó Samuel y la rubia salió de debajo de la mesa. Ella rápidamente fue a abrazar a su mejor amigo-¿Estás bien?

-Sí, estoy bien-dijo la rubia.

-¿Cómo nos encontraste?-preguntó Ari enfadada y asustada.

Por fin Samuel miró a su enemiga y se acercó a ella.

-¿Realmente creíste que podías meterte en nuestro territorio y robarnos lo que es nuestro?-preguntó-desde que supimos que habían vuelto a España y que estaban reclutando gente Rebe infiltró a dos de sus soldados en tus filas por orden de Carla.

Ari abrió los ojos como platos por la sorpresa.

En la habitación ingresaron dos personas más. Eran Isadora y Didac.

-He aquí mis dos mejores actores-dijo Rebe.

-Cuando te presentaste a nuestra reunión con Isadora como guardaespaldas y mencionaste que era Didac el que cuidaba a Carla-explicó Samuel-supe que yo iba a ganar. Ella estaba a salvo y sabíamos su ubicación. Didac le dijo a Carla el plan para rescatarla.

Fue Didac quien le dijo a Carla que en cuando viera a alguien caer debía reaccionar rápido y ponerse a resguardo.

-¿Qué sucedió con todos sus hombres?-le preguntó Rebe a Isadora.

-La mayoría huyó, pero no tiene importancia-dijo Isadora restándole interés-pero los de rango más alto y más leales a Ari están muertos: Phillipe, Raúl, Sara, Christian, Malik, Nico y Rocío.

-Los demás son inofensivos-dijo Didac.

-Habrá una recompensa para ustedes-les dijo Samuel a Isadora y Didac y luego miró a los hermanos Blanco-en cuanto a ustedes, vamos a terminar con este problema de raíz, no como lo hicieron Teo y mi padre.

El cuerpo de Patrick cayó al suelo por el impacto del disparo de Guzmán en su cabeza. Rebe levantó su arma e hizo lo mismo con Mencía.

La mirada de Ari reflejaba el auténtico terror.

-No, por favor…-dijo la mujer.

Carla extendió su mano a Samuel y él comprendió. Sacó su arma y se la dio a su amiga.

-No, Carla, no…-dijo Ari llorando, pero el disparo de Carla no la dejó decir nada más.

La familia Blanco había sido totalmente aniquilada.

********

Esa noche Carla decidió dormir en casa de Samuel. No deseaba estar sola. Todos la abrazaron cuando regresó a salvo y Lu la atropelló con preguntas, aunque la mayoría eran variaciones de “¿estás bien?”. En casa de su mejor amigo podría finalmente descansar. Creía que el embarazo la hacía cansarse más de las cosas.

Se recostó en la enorme cama y cerró los ojos, pero escuchó claramente cuando la puerta se abrió. A su lado pudo sentir como el colchón se hundía sutilmente.

-¿Sabes?-dijo la voz de Samuel-enterarme que voy a ser padre de esta manera no fue el momento más hermoso de mi vida.

Carla sonrió y abrió los ojos.

-Tuve que decirle a Lu primero-dijo Carla-encontró la prueba d embarazo en mi casa. Y pensé en decírtelo ayer, pero…ya sabes, estuve muy ocupada con todo eso de mi secuestro.

-Excusas, excusas…-bromeó Samuel y la besó.

Hacía meses que habían dejado de ser solo amigos, pero no deseaban hacerlo público aún.

-Este inoportuno bebé nos obliga a contarle todo a los demás-dijo Samuel bromeando.

-Podríamos no decir nada-dijo Carla bromeando-no creo que noten mi prominente embarazo.

Samuel sonrió y volvió a besarla.

Era momento que iniciaran otro tipo de Familia.

Notes:

Sé que esta historia no se enfocó mucho en la relación entre Carla y Samuel. En realidad solo escribí esto como una forma de mostrar qué personajes me caen bien y cuales no.

Chapter 19: Desahogo

Chapter Text

La cita había sido un éxito. Polo no podía definirla de otra manera. Sobre todo, para él que siempre fue tan tímido. Pero, sorprendentemente, Cayetana había aceptado salir con él.
Y la cita fue un éxito porque al final de ella Polo y Cayetana se besaron. Fue un beso sencillo, tímido y tierno, pero solamente tienen 12 años y era la primera cita de ambos, así que Polo podía considerarse satisfecho. Siendo el más tímido de su grupo de amigos, había llegado más lejos que Christian o que Ander.

Había invitado a Cayetana a una segunda cita y ella había aceptado. Sería algo sencillo, un paseo por el parque, quizás tomar un helado y, aunque Polo no lo diría en voz alta, intentar repetir el beso. Lo mejor es que parecía que a ella también le gustaba porque le respondió el beso y aceptó una nueva cita.

Polo había llegado un poco temprano así que decidió esperar a que su cita llegara. Se sentó en una banca que le daba vista a un hermoso lago. A su lado había un hombre, pero Polo no le prestaba mucha atención.

Escuchó un gruñido de ese hombre y lo miró. Era joven, de unos 25 años aproximadamente. Estaba sentado con las piernas extendidas y los brazos cruzados fuertemente sobre su pecho. Su expresión era dura pero chistosa. Le recordaba a Polo cuando él era más pequeño y hacía un berrinche.

-¿Estás bien?-preguntó Polo tímidamente.

El joven miró al niño y se puso a hablar.

-Hola-dijo el hombre-me llamo Samuel.

-Hola, yo soy Polo.

-Eres joven, Polo-dijo Samuel-te daré un consejo útil para el resto de tu vida: nunca te cases.

********

-Eres joven Cayetana-dijo Carla molesta-pero aprende esto para el resto de tu vida: nunca te cases.

La niña de 12 años miraba a esa mujer que acababa de conocer y se sintió un tanto extraña, hasta incomoda.

Había llegado muy temprano a su cita con Polo así que para distraerse mientras esperaba decidió caminar por el parque hasta la hora acordada. Encontró a una mujer muy bonita que parecía estar muy enojada sentada en una de las bancas.

-¿Se encuentra bien, señora?-dijo la muchacha con la mejor intención del mundo. Gran error.

Ahora estaba escuchando desde hace un rato a Carla a quien hace minutos conocía quejarse de su esposo y de lo imposible que era la convivencia con él. Ahora ambas caminaban juntas mientras Carla despotricaba contra su esposo del que Cayetana nada sabía. Ella solo iba a una segunda cita con el chico de su clase y ahora era la terapista de una rubia desconocida.

-…por eso, Samuel es irracional y está equivocado-finalizó Carla.

-En realidad no conozco a Samuel…-dijo Cayetana en voz baja.

-Decirme a mí que soy fría y desconsiderada-dijo Carla riendo con rencor- ¡a mí! ¿Sabes cuantas películas de acción tontas y aburridas tuve que ver?

-Yo creo que…-comenzó a decir Carla.

- ¿Has visto “Rápido y furioso”?-dijo Carla con desprecio-es la película más estúpida que he visto. Y la vi solo porque él quería verla. Y créeme que, si alguien ve “Rápido y furioso”
por ti, tiene que estar enamorada.

-No vi esa película…-dijo Cayetana nerviosa.

- ¿Y el futbol? -dijo Carla sin prestarle atención a cualquier cosa que Cayetana intentara decir-son personas corriendo detrás de una pelota. No están declarando la paz entre Israel y Palestina. No es tan importante.

-Bueno, quizás…-dijo Cayetana.

-Y aun así yo soy la fría y desconsiderada-dijo Carla indignada.

Siguieron caminando mientras Cayetana rezaba para que Polo no tardara mucho en llegar.

********

-…y me dice que no me preocupo por sus necesidades-se quejó Samuel-la acompañé a comprar zapatos. Cuando un hombre acompaña a una mujer a comprar zapatos es porque está de verdad enamorado.

-Yo pienso que…-comenzó a decir Polo.

-Fui con ella a esos aburridos eventos de las bodegas-siguió Samuel-y ya debes saber lo asqueroso que es el vino.

-Tengo 12 años, aun no bebo…-dijo Polo algo nervioso.

-Y créeme que, si Teodoro Rosón y Beatriz Caleruega son aburridos de por sí, el alcohol no ayuda a volverlos un poco más divertidos-se quejó Samuel.

-No conozco a Teodoro y Beatriz-dijo Polo en voz baja-tampoco a ti y a Carla.

-Y no puedo simplemente a tomar una cerveza con Guzmán y Rebe porque eso seguramente será un argumento suyo en una discusión futura-dijo Samuel.

-¿Por qué no hablas de esto con Guzmán y Rebe?-preguntó Polo incómodo.

Samuel continuó quejándose de esa tal Carla y consideraba el consejo de Samuel de no casarse jamás si es que eso significaba acabar contándole sus problemas a un niño desconocido en el futuro.

********

-Y se queja de mi familia-dice Carla-pero la suya no es un idilio. ¿Has tratado con Nano García Domínguez? No es muy agradable.

-Sí, eso me han dicho-dijo Cayetana sarcásticamente.

-Y tienen razón-dijo Carla sin captar nada-si mis padres son molestos, Nano es insoportable.

-Si tú lo dices…-dijo Cayetana de mal humor.

********

-Ante el sacerdote yo prometí amar y respetar a Carla Rosón, no a Lucrecia Montesinos-dijo Samuel-por lo cual no fue nada malo decirle a Lu que es insoportable.

-¿Por qué enojarse?-dijo Polo-siempre es agradable escuchar que te digan eso.

-Hay gente que no tolera la crítica constructiva-se quejó Samuel.

-Y hay gente que no entiende que otras personas no quieren hablar con ellos…-dijo Polo en voz baja.

********

Mientras Cayetana caminaba junto a Carla que seguía en su monologo de diatribas contra su esposo llegaron al lugar en el que se debía encontrar con Polo. Y ahí estaba él. Pero Cayetana vio que Polo estaba junto a un hombre que hablaba sin parar mientras miraba al frente con la mirada perdida.

Cuando Polo la vio sonrió con alivio a corrió hasta donde estaba ella. La abrazó con fuerza y le susurró al oído:

-Vámonos de aquí, ya.

Cayetana estaba de acuerdo.

-Ya veo Samuel que hiciste otro amigo-dijo Carla con veneno y miró a Polo-¿También te hizo ver “Rápido y furioso”? no lo creo, pareces un niño inteligente.

-¿y quién es esa niña, Carla?-dijo Samuel señalando a Cayetana-¿Es de tu familia? No creo, no parece ser la persona más aburrida del planeta.

Cayetana y Polo miraban a esa loca pareja que seguía discutiendo.

-Por favor, sácame de aquí-suplicó Cayetana.

Polo la tomó de una mano.

-Bueno-dijo el niño-nosotros nos vamos. Gusto en conocerlos.

Polo y Cayetana se marcharon casi corriendo mientras Samuel y Carla seguían discutiendo.

Ambos niños fueron hasta un puesto de venta de helados y Polo compró para los dos.

Ninguno sabía mucho que decir. Se dirigieron a su cita con todo el entusiasmo del mundo y ahora solo podían pensar en esa loca pareja.

Con el pasar del tiempo fueron normalizándose y comenzaron a conversar de sus cosas y a, realmente, disfrutar de su cita. Cuando ambos se detuvieron de repente por algo que Polo vio.

-Debe ser una puta broma-dijo el muchacho.

Cayetana siguió la dirección de su mirada. A lo lejos veía a Carla y Samuel besándose apasionadamente contra un árbol. Ella subía su pierna la cual Samuel sujetaba con pasión y besaba a su esposa como si quisiera comérsela.

-¿A dónde fue todo lo que dijeron el uno del otro?-dijo Polo molesto.

-Creo que solo querían hablar con alguien para desahogarse-dijo Cayetana con fastidio.

La pareja de niños dio media vuelta, y por su salud mental, se fueron en la dirección contraria.

Chapter 20: Una diferencia entre hombres y mujeres

Chapter Text

Ya sea por cuestiones bilógicas, genéticas, psicológicas, culturales o de la índole que sea, los hombres y las mujeres pueden llegar a tener notorias diferencias en sus formas de ser. He aquí una muestra de ello.

********

La profesora no había podido asistir y los estudiantes del último año de las Encinas tenían un poco de tiempo libre.

Samuel se encontraba sentado en una escalera charlando con sus amigos. Había perdido el hilo de la conversación. Valerio contaba una extraña anécdota en la que había tendió que escapar por el balcón de Lu cuando su padre los había encontrado en su habitación con poca ropa. Polo y Guzmán reían a carcajadas, y Samuel también lo hizo hasta que Valerio dijo después que había salido corriendo por la puerta de la cocina. Samuel prefirió no hacer notar esa inconsistencia dado que escuchar las historias de Valerio era siempre toda una experiencia, sean verdad o no.

Pero mientras Guzmán y Polo seguían atentos a la dudosa anécdota de Valerio, la atención de Samuel fue captada por algo más. Más bien, por alguien más.

Una rubia que él conocía muy bien caminaba por el pasillo hacia donde estaban ellos. La vio conversando con Lu, Rebe y Caye por ahí. Su andar era hipnótico. Lo peor es que la descarada lo sabía. Conocía perfectamente el efecto que tenía en cualquier hombre y se regodeaba en eso. Pero si bien ella disfrutaba de la atención de los hombres, ella le brindaba la suya solo a uno. Por eso lo miraba a los ojos, fijamente, como si tuviera una ridícula motivación hipnótica (que curiosamente parecía funcionar).

Carla caminaba hacia ellos mirando fijamente a Samuel, como si de esa forma mantuviera su control sobre él, lo que bien podría ser cierto. Era un anda felino, arrogante, que destilaba confianza en sí misma. Pero ella rompió con sus expectativas a pasó al lado de ellos y siguió de largo por el pasillo, no sin antes sonreírle pícaramente a Samuel.

En ese momento la concentración de Samuel se hizo añicos y ya no escuchaba la historia de Valerio quien contaba cómo había escapado del padre de Lu (esta vez decía que era en el baúl de un automóvil).

Sin decir nada Samuel se puso de pie y siguió a la rubia. Tampoco es que sus amigos se hubieran dado cuenta que él ya no estaba allí.

Samuel caminaba por varios metros detrás de Carla. Era malvada y ni siquiera se daba la vuelta a mirarlo, pero tenía plena confianza en que él la seguía. El balanceo de sus caderas tenia hechizado a Samuel quien ya había asumido lo débil que era en lo que se trataba de ella.

Vio a Carla detenerse en el armario de la limpieza. Lo miró de reojo y sonrió. Se metió en allí.

Samuel pensó en no ir. En dejarla allí sola, esperando. Que no sintiera que tenía ese poder sobre él. Que pensara dos veces antes de creer que Samuel García Domínguez era hombre débil, esclavo de sus sentimientos y sus hormonas.

Él era fuerte, decidido, templado, un alfa en toda regla…a la mierda todo, él la siguió a ese armario.

********

Los pies de Carla ya no tocaban el suelo porque Samuel la sujetaba contra la puerta cerrada del armario del conserje. Las manos de Samuel sujetaban con firmeza el culo de Carla mientras las piernas de la rubia atrapaban posesivamente al castaño. Las fuertes estocadas de Samuel hacían subir y bajar a Carla, cuya espalda friccionaba con la puerta.

-Joder, Samuel-decía Carla quien intentaba no subir la voz para no ser descubiertos.

Las exhalaciones de Carla en el oído de Samuel solo lo motivaban más y provocaba que esa sucia coreografía se volviera más frenética.

Samuel escondía su rostro en el cuello de Carla para impedir que cualquier sonido saliese de él, aunque para ese momento poco le importaba.

-Me vuelves loco-dijo Samuel en voz baja.

A modo de respuesta, Carla enredó todos sus dedos en éntrelos cabellos de Samuel, lo que motivaba aún más al muchacho.

Cualquier rastro de cordura los iba abandonando cada vez más hasta que el inevitable final llegó con un orgasmo sincronizado para ambos amantes.

********

Carla peinaba minuciosamente su cabello y acomodaba cada centímetro de su atuendo mientras Samuel aun trataba de calmar su respiración con una sonrisa aun dibujada en su rostro.

-Eso fue…-comenzó a decir el chico.

Carla sonrió con suficiencia.

-Sabía que vendrías detrás de mí-dijo Carla.

-Ajá…

Carla abrió disimuladamente la puerta y al ver que no había nadie por ahí se dispuso a salir.

-Espera unos minutos y recién después sal de aquí-dijo la rubia.

Le dio un beso rápido en los labios y salió.

-Aja…

********

Con la elegancia que la caracterizaba, Carla caminó a paso decidido hasta donde estaban sus amigas. Lu, Rebe y Cayetana estaban enfrascadas en una conversación.

-Y para que mi padre no lo descubriera Valerio tuvo que meterse en el armario y pasó ahí toda la noche…-decía Lu.

Las caras de Rebe y Cayetana daban a entender que no se creían del todo la anécdota de Lu. Rebe fue la primera en notar a Carla.

-¿Dónde estabas?-preguntó Rebe.

-Fui a la biblioteca-dijo Carla en tono neutral.

-¿Sola?-preguntó Cayetana.

-Si, sola-dijo Carla con frialdad.

-¿Qué libro estabas leyendo?-preguntó Lu.

-El gran Gatsby-dijo Carla con indiferencia.

Sus tres amigas se miraron mutuamente y sonrieron con complicidad.

-¿Con quién fue?-preguntó Rebe con picardía.

-¿De qué hablas?-preguntó Carla a la defensiva.

-Me refiero a con quien estabas follando-aclaró Rebe.

-Yo no estaba…-comenzó Carla a replicar, pero sus amigas no se lo permitieron.

-Se nota tu cara de satisfacción-dijo Cayetana.

-Y de felicidad-dijo Rebe.

-Y tu piel está espectacular-agregó Lu-estás casi tan linda como yo.

-¡Está bien!-dijo Carla exasperada-fue con Samuel. ¿Cómo se dieron cuenta?

Ciertamente, lo que más inquietaba a Carla era saber cómo la habían descubierto. Ella siempre había sido tan fría y minuciosa. Carla siempre estaba en todos los detalles y estaba acostumbrada a controlar todo a su alrededor.

-Hiciste un buen trabajo tratando de ocultar tu crimen-dijo Lu haciéndose la detective-pero hay ciertas evidencias sutiles que no supiste ocultar.

Carla las miró como si fueran unas locas.

-Tienes el labial ligeramente corrido en la comisura derecha de tus labios-dijo Cayetana.

-Un botón de tu camisa está desprendido-dijo Rebe.

-Y, para finalizar-dijo Lu-un pequeño mechón de cabello se te ha pegado al cuello por el sudor.

Carla puso los ojos en blanco y por varios minutos tuvo que soportar las molestas preguntas de sus amigas.

********

-¿Y el padre de Lu no se dio cuenta de nada?-preguntó Guzmán algo suspicaz.

-No, porque yo estaba bien escondido-dijo Valerio.

Samuel llegó y volvió a juntarse con sus amigos. Sus tres amigos lo miraron y se asombraron. Samuel estaba despeinado, unos botones de su camisa estaban desprendidos, su corbata estaba al revés y una boba sonrisa dominaba su rostro.

-Samu-dijo Polo algo preocupado-¿Dónde estabas? ¿Qué te pasó?

Aun con su sonrisa de tonto, Samuel respondió:

-Estaba en la biblioteca, leyendo El Gran Gatsby-dijo en un susurro.

Los tres lo miraron por unos instantes.

-Bueno, como les iba diciendo-dijo Valerio-yo estaba escondido debajo de la cama de Lu y entró su papá…

Los tres siguieron en la difusa anécdota de Valerio mientras Samuel seguía en su nube de felicidad e idiotez.

********

Sin duda alguna, las mujeres son más observadoras que los hombres.

Chapter 21: No deseo estar aquí

Summary:

Una fiesta puede ser muy aburrida hasta que encuentras a la persona adecuada.

Chapter Text

Observaba como los invitados seguían llegando a la mansión de sus padres para la fiesta. Bueno, también era su mansión técnicamente, pero ella prefería pensar que era de sus padres. Y de Cayetana y Polo claro.

Porque Beatriz, Teo, Caye y Polo no tuvieron que trasladarse para venir a esta fiesta, pero Carla sí. Ella vivía sola y estaba bien así. Soportar a su familia era posible en dosis pequeñas, como esta fiesta. Pero, ¿Estar aquí todos los días? No gracias. Llámenla egoísta, pero a Carla le gustaba conservar su salud mental.

Ni siquiera entendía qué tenía que hacer ahí. Es decir, su apellido es Rosón Caleruega y debía estar en la fiesta de su empresa (aparentemente hay que festejar que la empresa sigue siendo tan exitosa como siempre lo fue). Pero Carla no sentía que las bodegas Marquesado de Caleruega sean su empresa. Es la empresa de su familia, pero no de ella. Se había encargado de eso hace unos años.

Sin embargo, seguía asistiendo a estos eventos por una cuestión de imagen familiar que debían dar. Pero nadie podía ignorar a la hija traidora que dejó a su familia y su legado por, egoístamente, hacer su propio camino en el mundo empresarial. Porque todos conocían la historia de la hija mayor de Teo y Beatriz que cuando regresó de estudiar en el extranjero en una prestigiosa universidad, solo había trabajado en la empresa de su familia un año y luego aceptó la tentadora oferta de un grupo empresarial de medios audiovisuales para ser una de sus cargos más altos. Era realmente joven y le daban ese lugar. Cualquier padre se sentiría orgulloso de eso. Excepto Teo y Beatriz.

Nunca pudieron entender que Carla deseara hacerse un nombre propio. O quizás, no entendieron que se cansó de su familia. Venía a estos eventos solo para evitarse los reclamos de sus padres. Aunque siempre se colaba algún comentario mordaz hacia Carla.

Porque no importaba qué hiciera Carla, nunca sería suficiente para sus padres. Carla era una excelente estudiante en Las Encinas, Cayetana apenas aprobaba. Carla estudió y se graduó con honores en una prestigiosa universidad de Inglaterra. Carla regresó y trabajó en las bodegas. Pero Teo y Beatriz nunca vieron nada de eso porque, como siempre, toda su atención estaba puesta en Cayetana, quien podía hacer todo mal en la vida y aún así sería la preferida. Que ahora Carla sea, sin aun tener siquiera 28 años, la CEO de una importante empresa no importaba porque ya había sido tachada como el enemigo por renunciar a las bodegas y por no casarse y quedar embarazada como su hermana menor Cayetana. Incluso Cayetana había declinado trabajar en las bodegas y fue Polo quien tomo ese lugar sin ser un Caleruega y a sus padres no le parecía mal. Claro, lo que hiciera Cayetana estaba bien siempre.

Carla sabia la razón. Cayetana era la hija alegre y simpática, la que siempre sonreía, la que jamás desafiaba y la que estaba orgullosa de su apellido mientras que Carla quería ser reconocida por ser Carla y no sus apellidos. No se avergonzaba de ellos, pero deseaba que sus méritos fueran suyos y no de sus apellidos. Y todo el mundo reconocía eso.
Excepto Teo y Beatriz. Vamos, que hasta Cayetana estaba orgullosa de su hermana mayor. Y Carla no odiaba a su hermana, la amaba, pero no podía evitar sentir celos y envidia de cómo sin ningún esfuerzo su hermana era la preferida y ella la paria de su familia. Pero tenía bien dirigido su malestar hacia sus padres. Cayetana no tenía la culpa, y menos su sobrino que nacería dentro de un mes aproximadamente para el que Carla ya pensaba convertirse en la tía consentidora.

Aunque esto último tenía su lado malo también. El padre de su sobrino era Polo. Quien había sido el mejor amigo de Carla desde la infancia. Habían ido juntos a Inglaterra a estudiar. Fueron inseparables, hasta que Polo comenzó a salir con Cayetana y cada vez más Carla vio como algo que amaba prefería a Cayetana antes que a ella. No estaba enamorada de Polo como hombre, pero extrañaba a su mejor amigo. En los últimos años casi no pasaban tiempo juntos porque a Polo le absorbía todo su tiempo Cayetana, sus suegros y su futuro hijo. Carla se sentía abandonada y traicionada por Polo porque si alguien sabia como se sentía ella respecto a su familia era él, que había sido su confidente toda su vida. Y ahora le hacía lo mismo que ellos.

Con el tiempo ella y Polo se fueron distanciándose cada vez más y ahora eran amigos solo de nombre porque allí no había ya ningún contenido. Claro, en un punto Polo se dio cuenta de lo que había hecho y quiso reconectar con la rubia, pero Carla se reusó. Ella no quería las migajas de su tiempo y atención.

Además, no solo eran sus padres quienes la fastidiaban, porque debía soportar preguntas molestas de otras personas también. Gente que creía que no hacían nada malo, pero en realidad eran fastidiosos y odiosos.

¿Cuándo te casaras como tu hermana?

¿Ya tienes novio?

¿Para cuándo serás madre?

Se dio cuenta que apretaba demasiado la copa de vino que estaba bebiendo. ¿Por qué nadie quería preguntarle de lo bien que le iba en el trabajo? ¿Por qué no se interesaban en todos los lugares interesantes a los que ella viajaba? ¿Por qué todo tenía que ver con novios, esposos, hijos y porque no trabajaba en las bodegas?

Por suerte tenía muy practicadas respuestas protocolares y diplomáticas que siempre la dejaban bien parada acompañadas de sonrisas falsas que a esta gente le encantaban.

En teoría esta era una fiesta para celebrar lo bien que les iba a las bodegas, pero solo con los mas íntimos. Amigos de la familia y uno que otro socio. Y, sin embargo, había periodistas aquí. Más molesto aún.

Pero Carla sonreía. En ese momento respondía a las mismas preguntas de siempre de parte de Laura Nunier y no quería que la fotografiaran poniendo mala cara.

-y dime Carla ¿piensas darle un primo a tu próximo sobrino? -pregunto Laura.

Carla se tentó en arrojarle su copa de vino a la cara, pero eso haría que a su amdre le diera un infarto así que se contuvo.

Al lado de su madre, Guzmán miraba a Carla como pidiéndole disculpas silenciosamente. Él entendía lo molesto que podía ser dado que ahora que su hermana Marina había formado una familia, a él también lo molestaban con ese tema, aunque por ser hombre solían tener más piedad con él.

-Mamá-dijo Guzmán para tratar de cambiar el foco de la conversación- Marina me escribió y ella ya está llegando con Nano y traen a Nico.

-Maravilloso-dijo Laura-hace días que no veo a mi nieto.

Eso pareció distraer a la mujer que se alejó de ellos.

-Gracias-dijo Carla-no quería ser grosera con tu madre.

-Sé que te la hacen difícil, rubia-dijo él sonriendo-pero debemos soportar.

-O no venir más a estos eventos-dijo Carla con humor.

-¿No vio Nadia contigo?-dijo Carla.

Sabía que su amigo Guzmán salía con esa agradable chica desde hace unos meses.

-Está enferma-dijo frustrado-me ofrecí a quedarme a cuidarla, pero ella sabía que lo hacía solo por no venir hoy y como castigo me hizo venir.

-Maldita traidora-dijo Carla con humor.

-¿Se aburren tanto como yo?-preguntó una voz detrás de ellos.

Ambos se giraron y vieron a su vieja amiga Rebeka frente a ellos, también con una copa de vino en la mano.

-¿Para qué son los amigos si no para compartir el aburrimiento?-dijo Guzmán.

Carla, Polo, Rebeka y Guzmán habían sido grandes amigos en la escuela y la amistad se había mantenido una vez que terminaron. Rebe y Guzmán también habían sido víctimas del pseudo abandono de Polo.

-No se preocupen-dijo Rebe-ya le pagué a un camarero para que nuestras copas estén llenas toda la noche.

-¿Te dije que te amo?-le dijo Guzmán a su familia.

-Te correspondería, pero Nadia me cae muy bien-dijo Rebe sonriendo.

-Bueno, no será tan aburrido-dijo Guzmán-pronto llegará Marina y traerá a Nico.

-Al fin alguien que me cae bien-dijo Rebe.

-Y vendrá Samu-dijo Guzmán.

-¿Vendrá?-dijo Rebe sorprendida-a él nunca le gusta asistir a estos eventos. Sobre todo, si vienen Marina y Nano.

-Pilar le insistió-aclaró Guzmán.

-¿Quién es Samu?-dijo Carla.

-Es un amigo nuestro-dijo Rebe.

Al menos ese desconocido no le preguntará cuando se casará. Eso hizo sonreír a Carla.

********

No tardó mucho para que los García llegaran a la fiesta. Carla no los conocía a excepción de Nano. Vio a la feliz pareja llegar con su pequeño hijo en los brazos de Marina. Atrás de ellos venia una atractiva mujer que Carla dedujo que tenía aproximadamente la edad de sus padres.

Detrás de ella también entró alguien más. Un muchacho de cabello castaño desordenado. Era guapo pero lo que captó la atención de Carla fue la expresión de aburrimiento y fastidio que tenía.

Todos los García se presentaron ante Teo y Beatriz, pero ese muchacho seguía pareciendo desinteresado.

-Llegó Samu-dijo Rebe.

Carla miró con interés a Samuel. Ese joven parecía tener el mismo grado de aburrimiento que ella pero él no tenía miedo de expresarlo aparentemente.

-No recuerdo haberlo visto en algún otro evento-dijo Carla sabiendo que si lo hubiera visto antes sin dudas lo recordaría.

-Él no disfruta mucho los eventos sociales-explicó Guzmán-los considera aburridos e hipócritas.

-Si vino es porque Pilar se lo pidió seguramente-dijo Rebe.

Carla volvió a mirar a Samuel. Estaba junto a su madre y ambos saludaban a Polo y Cayetana y por supuesto el embarazo de Cayetana era el tema protagonista.

Vio como Pilar hablaba emocionada con Caye y le tocaba la abultada barriga. Pero Samuel los miraba como si fuese estúpido emocionarse por un embarazo ya que era lo más natural del mundo.

-Creo que Samu preferiría estar leyendo o algo así-dijo Rebe.

-¿Leyendo?-preguntó Carla confundida.

-Su familia es la dueña de la empresa editorial más grande del país-dijo Guzmán-y él se encarga de los libros de ficción. Él básicamente decide que se publica y qué no. Y debo reconocer que tiene olfato para encontrar éxitos.

Carla vio como Nano decía algo a Samuel en su oído, pero él solo miró a su hermano mayor con fastidio. Carla se preguntó si era tan huraño siempre o si solo lo era con su familia.

Ya podía imaginar que Samuel soportaría comentarios como “¿Por qué la cara larga? Un chico tan guapo no debería tener esa expresión de enojo”. Carla conocía esos comentarios. La gente atractiva no tiene derecho a enojarse aparentemente.

Carla iba a acercarse a él y presentarse, pero esa imbécil de Ariadna Blanco se le adelantó y captó la atención de Samuel. Carla pidió que le llenaran nuevamente la copa de vino.

********

El evento continuó con su flujo natural. Copas de vino, uno que otro aperitivo, fotografías, preguntas sobre cuando Carla se casará o será madre. Lo usual.

Afortunadamente, el mesero al que Rebe había sobornado le había provisto de alcohol a Carla toda noche. Aislarte de la realidad un poco la ayudaba a pasar la noche.

Carla se sentó en un amplio sillón y cruzó sus piernas. Miró seriamente a todos y contaba los segundos para que llegara una hora coherente para marcharse.

Sintió que el cojín del sillón se hundía un poco al lado suyo, pero ni siquiera miró a quien se sentó al lado suyo.

-¿Estas cosas siempre son tan aburridas?-dijo una voz masculina a su lado.

Carla se fijó quien le hablaba. Se sorprendió de ver a ese muchacho Samuel quien parecía tan aburrido como ella o incluso más. Le alegró que ya no estuviera conversando con Ari, aunque eso no tuviera sentido.

-Siempre-dijo ella.

-Y yo que pensaba que habían reservado todo su aburrimiento para cuando yo decido venir a este evento-bromeó Samuel.

-No te creas tan importante-dijo ella sonriendo.

Por primera vez él la miró y sonrió.

-¿Y por qué te sentaste conmigo?-preguntó ella.

-Porque pareces tan aburrida como yo-dijo él-y porque tienes buenas piernas.

Ella lo miró nuevamente y notó como él estaba aguantando la risa, lo que la hizo reír a ella también.

-¿Entonces debo pensar que no te gustan mis piernas?-dijo ella bromeando.

-Oh, me gustan-dijo Samuel-pero ahora que lo pienso es ridículo decirte eso cuando ni siquiera me presenté. Por cierto, soy Samuel.

-Yo soy Carla-dijo ella sonriendo.

-Mucho gusto en conocerte Carla-dijo él-por cierto, tienes lindas piernas.

********

Llevaban 20 minutos charlando y las carcajadas de Carla y Samuel estaban captando la atención de todos. Samuel no parecía haberse dado cuenta y a Carla no podía interesarle menos la mirada de los demás. Por fin se estaba divirtiendo en uno de estos aburridos eventos de las bodegas y no pensaba bajar el volumen o ser más discreta para complacer a otros.

-Entonces ¿me estás diciendo que Ari Blanco se puso implantes de pechos? -dijo Samuel riendo.

-Ella dice que no, pero fui a la escuela con ella y estuvimos juntas en los vestidores-dijo Carla- a mí no me puede engañar.

Eso hizo reír más a Samuel.

-¿Por qué ocultarlo? No es nada malo-dijo Samuel.

-Lo sé-dijo ella es patético-y dime Samuel, ¿Cómo conoces a Rebe y Guzmán?

-Conozco a Rebe por Guzmán-dijo él-y a él porque yo…por Marina. A ella la conocí primero.

Carla notó algo raro en el tono con el que lo dijo. No sabía precisar si era incomodidad o molestia.

-Gracias, Samuel-dijo ella-hiciste más amena mi noche.

-Me da la impresión que estas cosas suelen ser molestas para ti-dijo Samuel sin dejar de sonreír.

Carla no pudo evitar notar que Samuel era más perceptivo con ella que toda su familia junta.

-Sería más agradable si no tuviera a mis padres cuestionándome porque dejé las bodegas o porque no tengo novio ni me casé o porque no les di un nieto aún-dijo ella molesta.

-No necesitas casarte o ser madre para ser feliz-dijo él.

-No me desagradan la idea del matrimonio o de la maternidad-explicó ella-pero es algo que debería hacerlo porque lo deseo y porque encontré a la persona adecuada y no porque es lo que se espera de mí.

-Las cosas que uno tiene que hacer para complacer a la familia…-dijo Samuel-y lo peor es que ni siquiera lo valoran.

Ese comentario captó aún más la atención de Carla.

-Y dime-dijo él repentinamente-¿Qué es lo que más te molesta de estos eventos?

Ella lo pensó por unos instantes.

-Lo que más me molesta es cuando te preguntan “¿y tú para cuándo?”-dijo ella, pero decidió explicarse mejor al ver que Samuel no le entendía-me refiero a que cuando alguien que conoces tiene un novio nuevo, o se casa o va a tener un bebé, todos siempre me preguntan “¿y tú para cuándo?”. Como si la vida fuese una lista del supermercado en la que debes ir tachando cosas.

-¿Sabes?-dijo el castaño-si te le preguntaras a esas personas “¿y tú para cuando” en los velorios, dejarían de hacerte esas molestas preguntas inmediatamente.

Carla no pudo aguantarlo más y sus carcajadas se escucharon en todo el lugar. No le importaba, hace mucho tiempo que no se divertía tanto.

Samuel miró a la rubia y se sintió complacido. Generalmente su sarcasmo y humor negro no era tan bien recibido.

-Tú parece que no disfrutas mucho estos eventos tampoco-dijo Carla.

Samuel pareció entristecerse de repente.

-No es por los eventos en sí-dijo él-sino por venir por mi familia…

Parecía que iba a hablar de más, pero se calló al recordar que tenía a Carla junto a él.

-No tienes que decírmelo si no quieres-dijo ella algo apenada.

-¿Sabes? Te lo diré-dijo él-tú compartiste conmigo cosas bastante personales.

Carla se acomodó en sillón para escuchar lo que Samuel iba a contarle.

-Yo solía salir con Marina-dijo Samuel-fuimos felices por aproximadamente 2 años. Pero un día descubrí que ella estaba en secreto también con mi hermano.

Carla abrió mucho los ojos. Conocía a Marina y a Nano, pero no se imaginaba que su relación comenzara de esa manera, como algo clandestino.

-Era la chica que en ese momento amaba y mi hermano-dijo Samuel-y me rompieron el corazón. Y me alejé de ellos y un poco de mi familia. A nadie parecía importarle lo que me habían hecho y menos aun cuando tiempo después se enteraron que iban a ser padres. Y no me malinterpretes, amo a mi sobrino, pero odio que sea el producto de algo que me causó tanto dolor y que a nadie le importara. Vine aquí solo por insistencia de mi madre que, como toda madre, logró convencerme utilizando la culpa.

Carla percibió como se parecía más de lo que había imaginado a Samuel. Ambos hacían esfuerzos que nadie más valoraba y se sentían abandonados por quienes amaban.

Las miradas de ambos hicieron contacto y se quedaron en silencio por un buen rato, con el barullo de la fiesta como telón de fondo.

-¿Quieres hacer que esta fiesta sea menos aburrida?-dijo Carla con una sonrisa pícara.

-¿Qué tienes en mente?-dijo él.

-Yo ahora subiré por las escaleras al piso de arriba-dijo ella-tú has lo mismo dentro de 15 minutos. Tercera puerta a la izquierda.

Sin esperar, Carla se puso de pie y se alejó con un sensual caminar que había hipnotizado a Samuel. Quien no veía la hora que pasaran esos 15 minutos.

********

40 minutos después, Samuel se vestía para salir de la habitación y volver a la fiesta. Carla saldría 10 minutos después para no levantar sospechas.

-Si todos los eventos estos serán así-dijo Samuel-de ahora en adelante no voy a faltar a ninguno.

Ella rio de costado.

-No necesitamos estos eventos para poder vernos-dijo ella.

-No, pero es divertido hacerlo aquí-dijo él y ella no pudo contradecirlo.

Samuel caminó hacia la puerta para irse antes que ella como habían planeado pero se detuvo al llegar a la puerta.

-¿Te gustaría que nos volviéramos a ver?-dijo Samuel algo nervioso-pero no estos eventos, sino nosotros por nuestra cuenta.
Carla lo miró detenidamente. Seria estúpida si rechazara lo único interesante que le había sucedido en esta aburrida fiesta de sus padres.

-Puedes pedirle mi número a Rebe o Guzmán-dijo ella fingiendo desinterés mientras se peinaba frente a un espejo.

Samuel quiso decirle que era hermosa, que le encantaba como era, que le latía fuerte el corazón. Pero pensó que eso arruinaría el momento. Ellos no eran cursis. Con saber que volverían a verse le bastaba. Cerró la puerta detrás de él y regresó a la fiesta.

Chapter 22: Un escudo en el corazón

Chapter Text

Carla nació un 8 de septiembre de 2004 en la ciudad de Barcelona. El día más feliz de las vidas de Teodoro Rosón y Beatriz Caleruega fue cuando nació su primera y única hija, la pequeña Carla. La niña solo era la coronación de la vida de ensueño que ese matrimonio ya tenía. Fue la niña más amada y mimada que todos sus conocidos hayan visto.

Carla creció viendo como sus padres la amaban incondicionalmente y vio en el matrimonio de ellos el ejemplo de cómo debía ser una relación amorosa. Carla creció aspirando a, algún día, tener un amor tan grande y sincero como el que veía en ellos. Anhelaba tener ese vínculo en el que te puedes apoyar totalmente sobre la persona que amas y serás lo mismo para el otro.

Creció y se convirtió en una joven hermosa, feliz y despreocupada. Su vida había sido idílica en muchos aspectos. Sus padres no dejaban que nada le faltara ya que eran dueños de una importante empresa productora de vinos, era hermosa, simpática, con muchos amigos. Carla era la representación de la felicidad.

Principalmente nació en un hogar donde jamás se la juzgaba. Ella podía vivir libremente y cometer errores porque sabía que el amor y la aceptación hacia ella eran incondicionales.

Cuando Carla tenía 15 años experimentó el primer y único dolor de su vida: la muerte de su madre. Beatriz perdió una corta intensa lucha contra un cáncer de pulmón. Carla sintió como si el piso bajo sus pies se moviera y resquebrajara. Le faltaba uno de los pilares sobre los que había asentado su vida.

Pero, a pesar del dolor, su vida no cambió mucho porque su padre se encargó de darle a su hija el doble de amor. Carla veía como Teo le era fiel al recuerdo de su difunta esposa y se preguntó si ella sería capaz alguna vez de experimentar un amor tan fuerte.

Sin embargo, veía también a su padre sufrir por la ausencia de Beatriz y dudaba de sus propios deseos. Si tanto era uno capaz de amar a alguien, tanto así era capaz de sufrir cuando todo se terminaba.

-Mi amor por tu madre no se ha terminado-le dijo Teo en una ocasión-algo así no puede terminar, aunque las circunstancias se hayan transformado.

Después de la muerte de Beatriz Carla pasó por una faceta rebelde de adolescente. Drogas, alcohol, sexo. Nada extraño. Pero Teo fue paciente con ella y cuando se dio cuenta que eso no la llevaba a nada, la recibió con los brazos abiertos.

********

Samuel nació un 5 de agosto de 2004 en un lujoso hospital de la ciudad de Madrid. Su madre Pilar Domínguez estaba feliz de tener a su segundo hijo. Estaba recostada sobre la cama y le había dicho a Nano, su hijo mayor, que se subiera para que pudiera ver más de cerca a su recién nacido hermano.

Nano así lo hizo y miró con curiosidad al pequeño niño en brazos de su madre. El pequeño Nano de 5 años había escuchado por meses hablar a todos sobre el hermano que tendría pronto. Todo lo que veía ahora era que su madre solo se preocupaba por ese bebé y ya no le ponía tanta atención a él. Y su padre…bueno, no es que su padre generalmente le pusiera mucha atención.

Samuel había nacido como uno de los herederos de una gran dinastía política de Madrid. Su abuelo había sido presidente y su padre Miguel era, a pesar de su corta edad, un reconocido Senador del parlamento español y todos le auguraban un futuro brillante en la política como lo había tenido el difunto abuelo de Samuel. Miguel García incluso se había casado con la hija de otro miembro sobresaliente de la política madrileña. Pilar había amado perdidamente a Miguel y Miguel amaba lo bien que se veían juntos en las fotografías y como eso le ayudaba a captar el voto más familiar del electorado.

Mientras Pilar le mostraba a Nano a su pequeño hermano, Miguel entró a la habitación y le dijo a su esposa que se preparara. Nano no entendió. Vio que su padre tomó en sus brazos al pequeño Samu, fue hasta la puerta y dejó entrar a mucha gente. Todos estaban con cámaras. Miguel fue hasta la cama y se sentó en ella junto a su esposa (él aun tenia a Samuel en sus brazos). Pilar sonrió a las cámaras, pero Nano pudo sentir la tensión con la que su madre lo abrazaba.

-Sonrían-dijo Miguel.

Les tomaron muchas fotografías cuyos flashes habían mareado un poco al pequeño Nano y el alboroto hizo llorar a Samuel. Pilar pareció reaccionar y se abocó a ver que le pasaba a su bebé. Los periodistas se marcharon y su padre sacó su teléfono para llamar a su asesor de campaña.

Los años pasaban y todos esperaban un brillante futuro político para Nano y Samuel, especialmente su padre. Nano esperaba un brillante futuro político para sí mismo. Pilar esperaba que sus hijos fueran felices. Samuel esperaba que lo dejaran en paz.

Samuel fue creciendo y vio como era el mundo en el que su padre esperaba que él de desenvolviera en el futuro. Era un mundo en el que una fotografía tenía mucho más valor que lo que sucedía puertas adentro.

Samuel creció viendo como todo era válido para poder escalar políticamente. Se podía mentir, se podía engañar, se podía traicionar. “Tu mejor arma siempre será una máscara, Samu-le decía su padre-que ellos escuchen lo que tú quieres que escuchen pero que nunca sepan lo que estás pensando”

Esos eran los consejos de su padre. Samuel sabía que su padre lo amaba, tanto como podía hacerlo un hombre egoísta y egocéntrico. Sabía que su madre era terriblemente infeliz.
Sabía que nunca tendría una relación sana con su hermano porque Nano odiaba que toda la atención de su padre y sus sueños estuviesen solo depositados en Samuel.

Samuel odiaba la política. Lo veía como un mundo corrupto, desleal y enfermo. Y su padre no le había enseñado a luchar contra esas cosas, sino a nadar entre ellas. Y Samuel aprendía, pero lo odiaba.

-Samuel tiene futuro en esto-dijo Miguel eufórico- es guapo, inteligente y con cara de buen tipo. Es el sueño de todo director de campaña.

-¿Alguna vez te ha dicho que eso quiere él para su vida?-preguntó Pilar algo fastidiada.

Un día llegó, cuando Samuel tenía 15 años, el inevitable final del matrimonio de sus padres. Miguel trató de evitar el divorcio (Dios, los políticos no se divorcian) pero Pilar fue más firme que nunca.

Samuel tuvo que ver como su padre consideraba a su esposa como algo secundario en su vida. El divorcio ni siquiera era por una infidelidad. Pilar había sido engañada con el poder, no con otra mujer.

Cuando Samuel terminó la escuela, Pilar le propuso ir a vivir con ella a Barcelona y estudiar allí. Nano se sintió aliviado y Miguel se opuso ya que así no podría formar correctamente a Samuel. Terminó cediendo ya solo era la universidad. Samuel debía estudiar y luego comenzaría su carrera política. A Samuel no le interesaba. Quería escapar de
Madrid, de su hermano y de su padre, que para entonces ya era alcalde de Madrid y se rumoreaba que podría llegar a presidente en los próximos años.

Samuel miraba a su madre sufrir por su matrimonio fallido y se preguntaba si realmente valía la pena entregar tu corazón a alguien para terminar así.

********

Se conocieron en la universidad.

Un apático Samuel de 18 años había tenido una aburrida clase esa mañana de su primer día y ya le habían asignado libros por leer y ensayos por realizar. Lo único bueno es que había conocido a una graciosa muchacha sentado junto a él. Rebe había hecho reír a Samuel y, como no reía muy seguido, lo apreció. Rebe era el tipo de amistades que su padre le habría recomendado no tener. A la hora de almorzar fueron juntos a la cafetería de la universidad y Rebe lo condujo hasta una mesa en la que estaban sus amigos.

Allí conoció a los que fueron sus mejores amigos para el resto de su vida. Omar, su hermana Nadia y el novio de ésta, Guzmán. Y Samuel los amó. Amó que no hablaran de política, elecciones, partidos políticos y esas cosas. Solo eran 5 adolescentes de 18 años que hablaban de lo agotadora de la vida universitaria y de la fiesta a la que irían el próximo fin de semana.

Samuel no les dijo quién era su padre, pero Nadia no tardó en descubrirlo. Él pensó que eso los espantaría. Nunca pudo hacer amigos reales en Madrid y pensó que en Barcelona comenzaría de cero pero ahora temía que sus primeros y únicos amigos lo abandonaran porque los intimidaría quien es su padre. Pero eso no sucedió. Ese tema solo les llamó la atención unos 10 minutos y luego pasaron a otra cosa. Samuel suspiró aliviado.

-Bueno, debemos irnos a nuestra próxima clase-dijo Rebe a Omar y Nadia.

Los hermanos Shanaá se levantaron para ir con ella, dejando a Samuel y Guzmán solos.

-Hay un lugar en el campus donde las chicas toman sol-dijo Guzmán-es cerca de la gran fuente. ¿Quieres ir?

Antes de que Samuel pudiera responder sonrió al ver a Nadia detrás de Guzmán. Ella había venido a buscar un libro que se había olvidado.

-¿A dónde irás y a hacer qué?-preguntó Nadia.

Guzmán abrió como platos sus ojos azules y se puso colorado. Samuel quiso reír y desvió la mirada.

-Iré a acompañarte a tu salón de clases y levaré tus libros por ti mi amor-dijo Guzmán nervioso.

Nadia le pasó sus cosas a su novio, que miraba avergonzado a Samuel.

-Ya me parecía-dijo Nadia mirando severamente a Guzmán, pero guiñándole un ojo a Samuel para demostrarle que estaba bromeando.

Samuel reía, pero pensaba que la idea de Guzmán no era mala. Fue hasta allí y en efecto había muchas chicas tomando sol sobre el verde césped del campus.

-Bloqueas mi sol-dijo una voz con un dejo molestia.

Samuel miró al suelo y vio que acostada junto a él había una chica rubia que había estado tomando sol y Samuel se lo tapaba al pararse junto a ella.

Samuel notó lo hermosa que era, pero el encanto no duró mucho porque el instinto de pelear era más fuerte.

-Bloqueas mi sol-dijo la rubia con más molestia.

-¿Es tuyo?-dijo Samuel con sarcasmo señalando al sol-perdón, no lo sabía.

Samuel esperaba comenzar a pelear con esa muchacha, pero ella lo sorprendió riendo de la broma.

-Ahora ya lo sabes-dijo ella sonriendo.

-Dios, hoy privatizan todo-respondió Samuel y la chica volvió a reír.

Una de las razones por las que no había hecho amigos ni había durado demasiado tiempo con una chica era por su sarcasmo permanente. Pero esta rubia parecía disfrutar de ese detalle.

-Es el precio por venir a mirarnos de forma pervertida-dijo ella.

Samuel se sentó junto a ella.

-Es muy caro ser pervertido estos días-dijo él y le tendió la mano-por cierto, soy Samuel.

-Carla-respondió ella sonriéndole.

********

Fue instantáneo. Fue intenso. Es permanente.

No pasó mucho tiempo para que ya fueran novios. Y todos los que los veían notaban que eran tal para cual, a pesar de ser tan diferentes. Lu, Valerio, Cayetana y Ander lo notaron perfectamente. Carla estaba perdidamente enamorada de Samuel y no temía expresarlo. El miedo de ellos era Samuel. Dudaban de los sentimientos del muchacho.

Samuel era tan reservado, poco comunicativo. Se reservaba sus problemas solo para él y apartaba a Carla constantemente. Pero Pilar pudo ver la verdad detrás de eso. Ella notaba como su hijo amaba a esa chica. Ella iluminaba su mirada. Pero no dejaba de ser Samuel y el pasado que cargaba. El Samuel que había aprendido que los demás eran una herramienta para tus propósitos. Que mostrar tus sentimientos era una forma de debilidad que otros podían utilizar en tu contra. El escudo que Samuel había puesto alrededor de su corazón para que nadie lo volviera a lastimar como lo hicieron su padre y su hermano. Un escudo que solo se levantaba frente a su madre.

Samuel la amaba, pero no evitar tener tanto miedo que ella lo lastimara. Si le abría su corazón, ella podría destruirlo. ¿Cómo mantener una relación cuando le era imposible abrirse a la persona que más amaba?

Y no importaba cuanto intentara Carla llegar a Samuel. No podía. Ese maldito escudo siempre estaba ahí. Samuel jamás sufría. Jamás era vulnerable. Era perfecto y esa perfección lo estaba destruyendo. Los estaba destruyendo.

-Sabes quién soy, como hago las cosas, como manejo mis problemas-le reclamó Samuel-nunca te oculté nada. Si no aceptas como soy entonces esto no va a funcionar.

-Llevamos juntos un año y creí que para este tiempo ya nos habríamos acercado un poco más-dijo Carla llorando-pero siempre me lo impides. Nunca quieres hablar de tu familia ni de nada que remotamente te ponga en un lugar de vulnerabilidad. Si no puedes ser vulnerable con la mujer que dices amas, ¿entonces con quién?

Pilar vio a Carla salir llorando del departamento y a Samuel cerrar la puerta de su habitación de un fuerte portazo.

********

Pasaron unos días sin hablar. Samuel esperaba que las cosas se calmaran y Carla necesitaba meditar. La esperó a la salida de una de sus clases. La vio reír junto a Lu y se dio
cuenta que había extrañado su risa.

Ella lo vio y su expresión se puso seria. Lu lo notó y se aleo, entendiendo que ellos debían hablar.

Caminaron hasta encontrarse a mitad de camino. Era un día soleado y los ruidos de los otros estudiantes eran el escenario que se había construido para ellos.

-Hola, extraña-dijo Samuel sonriendo-te extrañé.

-Hola-dijo ella bajando la mirada y él lo notó. Había llegado a conocer cada mínimo gesto de ella.

-¿Sucede algo?-preguntó Samuel.

Carla puso sus manos en los bolsillos de sus jeans, solo para tener las manos quietas.

-No puedo seguir con esto-dijo ella y sus ojos verdes se pusieron acuosos-estuve pensando mucho y no funciona. Hemos llegado a un punto en el que el amor no basta. Cada vez que no logro llegar a ti me siento como una desilusión y ya no soporto sentirme así.

-Yo no…-comenzó a decir Samuel lo más tranquilo que pudo, pero ella lo interrumpió.

-Déjame decirte lo que siento-pidió ella-dijiste que no estabas hecho para dejar que te ayudaran.

-Eso no fue lo que dije-respondió Samuel esforzándose por no llorar.

-Entonces algo parecido-dijo Carla llorando-no quiero seguir sintiendo que me dejas fuera de tu vida. Tenemos dos opciones. Podemos optar por un dolor fuerte pero tolerable ahora o seguir juntos y atravesar un dolor intolerable después. Yo voto por la primera opción.

Samuel era una estatua frente a ella. Carla lo acarició en su mejilla izquierda.

-Pero siempre estaré aquí si necesitas algo-dijo ella-pero tú nunca necesitas a nadie.

Ella se marchó sin mirar atrás y Samuel agradeció eso.

********

-¿Cómo está ella?-preguntó Ander.

-Igual-dijo Teo-hace cuatro días que está así. Ni siquiera fue a clases. Hablen con ella. Quizás puedan levantarle el ánimo.

Lu tomó la delantera y Ander, Cayetana y Valerio la siguieron por las escaleras. Los cuatro se pararon frente a la puerta del dormitorio de Carla. Cayetana golpeó tres veces las
puertas.

-¿Carla?¿Cómo estás? Vinimos a verte-dijo Cayetana dulcemente.

-A un lado-dijo Lu empujando a Cayetana y abriendo la puerta.

-Lu…-la amonestó Valerio.

-“Lu” nada, Valerio-dijo Lu fastidiada-ya es hora que vuelva a vivir su vida. Terminó con su novio. Eso sucede todo el tiempo.

-Si, pero no terminó con él porque no lo amara-dijo Ander-habían otras cosas de por medio.

-Da igual-dijo Lu-tiene que volver a su vida. No puede seguir deprimida por Samuel.

-¿Por qué no?-dijo Carla sentada en la cama-soy muy buena deprimiéndome.

Cayetana, Valerio y Ander miraban con lástima a Carla, pero Lu no daría su brazo a torcer.

-Tú terminaste con Samuel así que hazte cargo de esa decisión-dijo Lu-báñate, péinate, maquíllate y vuelve a ser una persona. Te dimos varios días para que te deprimas a tu gusto, pero ya es hora de que regreses al mundo real.

-En el mundo real tuve que dejar al amor de mi vida porque somos incompatibles-dijo Carla y volvió a acostarse.

-Vamos Carla-dijo Valerio-habrá otros chicos. Polo sigue preguntando por ti.

-Polo es aburrido –dijo Carla-no le causa gracia el sarcasmo y es demasiado complaciente.

-Todas las mujeres queremos un hombre complaciente-dijo Lu.

-Solo las ególatras-dijo Valerio en un susurro.

-¿Qué?-preguntó Lu bruscamente.

-Nada-dijo Valerio.

Ander pensó que quizás un enfoque más racional ayudaría.

-Carla, sé que estás mal-dijo Ander-y sé que te dolió tomar esa decisión, aunque fuera lo correcto, al menos por ahora. Pero debes seguir con tu vida, con tu rutina. No puedes descuidar la universidad.

-Si voy tendré que verlo-dijo la rubia-y si lo hago me arrepentiré de mi decisión. De hecho, ya lo hice.

-¿Sabes? Omar me ha dicho que Samuel también está muy mal con lo que ha sucedido-dijo Ander.

-¿De verdad?-preguntó Carla.

Era extraño, pero Carla sentía muchas emociones juntas al respecto. Principalmente se alegraba que Samuel también sufriera por ella porque significaba que la extrañaba, pero al mismo tiempo odiaba que el sufriera.

-Él lo disimula un poco mejor que tú-dijo Ander-pero sé que está mal.

Carla lo pensó un poco.

-Está bien-dijo la rubia-mañana volveré a la universidad.

Quizás lo volviera a ver a él.

********

En la cafetería de la universidad Samuel trataba de comer su almuerzo, pero era vigilado atentamente por cuatro pares de ojos.

-¿Me salió un cuerno en la frente?-preguntó Samuel.

-No-dijo Omar.

-Entonces no tienen motivos para estar mirándome de esa forma-dijo el castaño y siguió comiendo.

Los cuatro amigos se miraron entre sí.

-Estamos preocupados por ti-dijo Nadia.

-Lo sé y se los agradezco-dijo Samuel-pero yo estoy perfecto. Las parejas terminan todo el tiempo.

-Podemos hablar de eso si quieres-dijo Guzmán.

-Guzmán, estoy bien-dijo Samuel sonriendo-no me voy a desmoronar por una relación fallida. Sigo amando a Carla, pero acepté que no funcionará.

-¿Crees que es tan sencillo, Samu?-preguntó Rebe con un poco de lástima.

-Miren-les dijo-son mis mejores amigos y les conté lo que sucedió con Carla porque creí que debían saberlo. Pero no necesito terapia de grupo. Si me disculpan debo ir a clases y luego a casa.

Los cuatro lo miraron marcharse y quien lo viera no diría que algo estaba mal, pero Samuel era un experto en mantener apariencias.

Cuando Samuel regresó a casa vio que su madre estaba saliendo para ir al gimnasio.

-Hola, Samu-dijo Pilar con ternura-¿te sientes mejor?

Samuel rio.

-Ya te lo dije, estoy bien. Solo quiero darme una ducha e ir a la cama-dijo el castaño y se fue mientras Pilar lo miraba preocupada.

Se quitó la ropa y se colocó debajo de la lluvia del baño. El agua cayendo sobre su rostro era relajante.

Cuando el agua caía sobre su rostro se permitió por fin llorar. Así sus lágrimas no se verían ni se sentirían.

********

Miguel y Nano visitaron Barcelona y se dio una cena incomoda en familia.

-Dime, Samu ¿Estás pensando en regresar a Barcelona? -preguntó Miguel.

Samuel miró confundido a su padre.

-¿Por qué haría eso?-dijo el muchacho confundido.

-Bueno, teniendo en cuenta que ya no sales con esa chica…-dijo Nano.

Pilar miró preocupada a su hijo menor.

-Nano, por favor-dijo ella-Samuel tiene que terminar sus estudios.

-Puede continuarlos en Madrid-dijo Miguel-además, tengo novedades. El partido me ha solicitado que yo sea el próximo candidato a la presidencia.

Samuel miró con enojo a su padre y su hermano. Hacía meses que no los veía y solo aparecían por estas cosas.

-Supongo que quieres que Samu esté en las fotos de la campaña-dijo Pilar con fastidio.

-No-dijo Samuel y los tres lo miraron sorprendidos.

-¿Qué?-preguntó Miguel algo conmocionado.

-No iré a Madrid-dijo el hijo menor con determinación-y no formaré parte de tu campaña.

Padre e hijo se miraron, como retándose mutuamente.

-Nunca fui una prioridad en tu vida-dijo Samuel-no lo fui cuando era niño y no espero serlo ahora que soy un adulto. Pero ya puedo elegir y elijo no formar parte de esto. Tienes que dejar de creer que yo quiero esta vida para mí porque no es así. Tienes a Nano, qué el si lo quiere. No nos vemos por meses, acabo de terminar con mi novia ¿y tú esperas que regrese a Madrid para tu campaña? ¿Preguntarme como me siento fue siquiera una opción? -luego miró a su hermano-¿a ti te importa lo que estoy pasando o simplemente estás interesado en competir conmigo?

Samuel se puso de pio y miró a todos.

-Hagan lo que quieran de sus vidas-les dijo a todos-pero me quedo en Barcelona.

Se marchó dejando un incómodo silencio en la mesa.

********

Estaba recostado sobre su cama, pero no podía dormir. Escuchó el sonido de los tacos de su madre sobre el suelo y luego unos golpes a la puerta. Mierda, ahora querría consolarlo.

-Samu ¿puedo pasar? -dijo ella.

-Adelante-dijo él con desanimo.

Ella se sentó en la cama y le acarició el cabello. Era como cuando era niño y esperaba que su padre llegara a cenar, pero eso no sucedía. Samuel se entristecía tanto que se encerraba en su habitación y Pilar Iba a consolarlo de la misma forma.

-¿No te pidió que vuelvas con él para sacarse fotos para la campaña?-dijo Samuel con cruel humor.

Sintió un espasmo de Pilar que interpretó como una carcajada.

-Esas cosas que hoy le dijiste a tu padre yo le dije otras parecidas hace unos años-dijo Pilar-así que sabe que me tiene que dejar tranquila. Pero tu padre te quiere ¿lo sabes?

-Supongo que si-dijo Samuel-pero es demasiado egoísta como para pensar en alguien más que en sí mismo.

A Pilar le dolía que su hijo tuviera esa imagen de su padre, pero tampoco podía decirle que estaba equivocado.

-No te preocupes por él y Nano-dijo Pilar-no volverán a molestarte con la política.

-¿Qué les dijiste?-preguntó Samuel.

-Algunas cosas que debí decirles hace mucho tiempo-dijo Pilar sin entrar en detalles.

Samuel no dijo nada, pero abrazó a su madre. Una de las pocas ocasiones en que se permitía que alguien lo viera vulnerable.

-Creo que lo que le dijiste a tu padre lo golpeó un poco-dijo Pilar-pero él necesitaba escucharlo. Te va a dejar tranquilo.

Permanecieron abrazados por un tiempo hasta que Pilar se dispuso a marcharse a su habitación.

-Creo que deberías darle la oportunidad a tu padre de cambiar su camino contigo-dijo Pilar-y también deberías darte esa oportunidad a ti mismo.

Pilar se fue y dejó a su hijo reflexionando.

********

Era una mañana soleada cuando Carla bajó a desayunar. Tenía algunas clases ese día, pero aun no tenía muchos deseos de salir de su casa, pero le había prometido a Lu y los otros que volvería a su vida normal.

-¿Te sientes mejor?-le preguntó Teo a su hija.

-Si-dijo ella-además, Lu me fastidiará si no vuelvo al mundo real.

Teo sonrió. Carla miraba a su padre y lo notaba algo triste.

-¿Está todo bien?-preguntó Carla.

-Si-dijo él-es que, a veces pienso que tu madre y yo nos equivocamos algunas veces.

-¿Estás loco?-dijo Carla alarmada-fueron los mejores padres del mundo. Siempre me hicieron feliz.

Teo miró a su hija como si fuese el tesoro más grande del mundo.

-Y creo que eso a veces te dio una perspectiva equivocada de las cosas-dijo Teo.

Carla no entendía a lo que su padre se refería y su rostro claramente lo expresaba.

-A veces las cosas pueden ser difíciles-dijo Teo-pero eso no significa que no valga la pena luchar por ellas.

Carla bajó la mirada.

-Te criamos en un mundo color de rosa y cuando ocurre algo que no sabes manejar, lo abandonas-dijo Teo-pero créeme, algunas cosas valen la pena.

Carla secó una lágrima que caía por su rostro.

********

La esperaba a la salida de la última clase que tenía ese día. Ya conocía sus horarios al derecho y al revés.

Comenzaron a salir algunos estudiantes y comenzaba a sentirse temeroso. Él no hacía cosas así. Pero como dijo su madre, tenía que darse esta oportunidad a sí mismo.

Finalmente la vio salir. Cargaba unos libros y su laptop. Caminó unos pasos distraída hasta que lo vio y se detuvo de repente como si estuviera mirando a un fantasma.

Se habían evitado todo lo posible desde que habían terminado, pensando que eso lo haría menos doloroso. Se habían equivocado.

Como siempre, ella fue la primera en hablar.

-Hace mucho que no te veía.

-Te extrañé-dijo él lo que la sorprendió.

-Yo también-dijo ella bajando la mirada.

Se quedaron un instante en silencio. Ella sin saber que decir, él sin animarse a decirlo.

-No vine a decirte que te extraño-dijo él y se dio cuenta de lo mal que sonaba por la cara de ella.

¿Desde cuándo le costaba hablar con ella?

-Quiero decir…si te extrañé, pero es otra cosa lo que quería decirte-dijo él nervioso-sé que hice todo mal…

Carla elevó una ceja. Samuel reconociendo un error era algo que no se veía todos los días.

Lo observó detenidamente y llegó a la evidente conclusión de que lo había extrañado.

-Lo siento, Carla-dijo Samuel y ella pudo notar las lágrimas en sus ojos-pasé toda mi infancia y adolescencia mirando a la gente mentir, engañarse, estafarse, traicionarse. Todo esto de la confianza no me sale de manera natural

Y ella sabía todo eso, pero era muy importante para ella que él lo dijera.

-Pero estoy intentando no actuar naturalmente, lo juro-dijo él y miró a un costado como si le diera vergüenza lo que acababa de decir.

Lo tomó de las mejillas y lo forzó a mirarla.

-Te amo-dijo ella sonriendo.

-Lo sé-respondió el-yo también te amo.

-Pero…-dijo ella, pero él ya sabía lo que le iba a decir.

-No podemos regresar-dijo él con una triste sonrisa-al menos no ahora. Yo aún tengo cosas que aprender a manejar.

No necesitaban decirse nada. Quizás más tarde habría tiempo para eso. Caminaron es direcciones opuestas, pero ambos con una sonrisa muy similar en su rostro.

********

-Esto es tan extraño-dijo Lu.

Todos asintieron. Los amigos de Carla y Samuel los veían de lejos charlar.

-Parecen…amigos-dijo Rebe.

-Carla y Samuel no pueden ser amigos-dijo Guzmán-siempre habrá algo más allí.

Los dos reían, como solía suceder cuando estaban juntos, pero sabiendo que no había nada más entre ellos, por ahora.

Llevaría tiempo, pero eventualmente lo lograrían. Había escudos que estaban hechos para destruirse.

Chapter 23: Convivencia

Chapter Text

Carla acariciaba a su gato Santino. Pasaba suavemente sus dedos por el blanco pelaje del félido que ronroneaba gustoso de las caricias de la única persona a la que permitía que lo tocara. Santino era muy selectivo y nunca permitió que ni Teo ni Beatriz se le acercaran por mucho tiempo. Carla era la única con la que Santino estaba a gusto todo el tiempo.
Ahora era algo de mutuo beneficio. Él disfrutaba de las caricias y ella pensaba en otra cosa que no fuera Samuel.

Sinceramente, Carla no entendía que sus padres estuvieran tan emocionados. Es decir, no era nada del otro mundo. De hecho, Carla consideraba todo esto bastante molesto. Es decir ¿tanto escándalo solo por un muchacho de 16 años?

-Ya debe estar por llegar-dijo Beatriz emocionada y ansiosa.

-Ya estará aquí, pronto. El chofer ya debe haberlo buscado en el aeropuerto-dijo Teo tratando de tranquilizar a su esposa, aunque Carla notaba que su padre también estaba emocionado.

Carla puso los ojos en blanco, pero no dijo nada. No serviría de nada. Cuando Samuel llegara sería el nuevo rey de la casa.

Samuel García Domínguez era el hijo mejor de Pilar, la mejor amiga de su madre desde que ambas eran adolescentes. Incluso Beatriz era la madrina de Samuel. Cuando Samuel tenía 10 años Pilar tomo la decisión que la familia se mudaría a Barcelona para poder ocuparse mejor de los negocios de su difunto esposo. Desde entonces Carla no veía a Samuel. Sus padres habían visitado Barcelona para reunirse con los García, pero Carla jamás había ido. De hecho, poco recordaba de Samuel. A su memoria venia una muchachito delgado y extremadamente tímido. Ahora Samuel regresaba a Madrid, pero sin su madre ni su hermano. Carla les había preguntado a sus padres porque Samuel regresaba solo pero no le dieron una respuesta.

Pilar podría comprarle una mansión o un departamento lujoso para que su hijo se quedara, pero Beatriz ofreció su propia casa. No quería que su ahijado de solo 16 años viviera solo, por más dinero y comodidades que pudiera tener.

Era solo un muchacho ¿Por qué emocionaba eso a sus padres? Podía entender que su madre adorara a Samuel por ser su ahijado y quizás Teo veía en Samuel al hijo varón que no pudo tener. Que la disculpen por tener cromosomas XX.

La puerta de casa se abrió y después de 6 años Carla volvió a ver a Samuel. Al principio no pudo distinguirlo ya que el chofer entrando las maletas y sus padres yendo a abrazar al muchacho le tapaban la vista.

-Madrina, te extrañé tanto-dijo Samuel y abrazó a Beatriz.

-Chaval-saludó Teo alegremente.

-Teo, me alegro tanto de verte-dijo Samuel.

Carla permanecía con los brazos cruzados mirando algo aburrida la escena.

-Carla, ven a saludar a Samuel-dijo Beatriz.

Carla puso los ojos en blanco, pero hizo caso. Sin embargo, no pudo evitar sentirse impactada cuando vio a Samuel. Este muchacho apuesto y de cuerpo trabajado no coincidía con el niño flacucho de hace 6 años.

Si bien Carla estaba en cierta forma impactada, Samuel también estaba mudo mirando a Carla de la cabeza a los pies.

La mirada libidinosa de Samuel cambio rápidamente por una dulce sonrisa.

-Carla, te extrañé tanto-dijo Samuel y la abrazó.

Carla sintió los fuertes brazos de Samuel rodeándola y se dejó perder en el momento por un instante. Si Rebe y Lu supieran que va a vivir junto a un chico así, no dejarán de
hacerle bromas e insinuaciones.

-Hola-fue todo lo que Carla pudo decir de momento.

Carla estaba algo impactada pero no quería demostrarlo.

Lo cierto es que Samuel parecía un muchacho simpático y educado. Beatriz y Teo llevaron a Samuel al living para conversar mientras los sirvientes llevaban sus maletas a su nueva habitación.

Mientras Beatriz llevaba a Samuel de la mano, Carla pudo notar que Samuel miró en su dirección y el rostro del muchacho simpático había desaparecido porque ahora Samuel la miraba con una sonrisa petulante y arrogante.

Carla quedó estática. Supo en ese momento que su casa se había convertido en un campo de batalla.

********

Y allí estaba ella, viviendo en una casa que ya no sentía como suya. Él estaba en todos lados. En la cocina, en el baño, en la piscina, en la biblioteca. Solo faltaba que estuviera en su habitación…¿de dónde había salido esa idea?

El maldito manipulador tenía bajo su encanto a todos en la mansión. A todos excepto a Carla. O eso quería creer ella.

Teo lo veía como ese hijo varón que nunca llegó a tener e iban juntos a ver partidos de futbol y cosas así. Hasta permitió que Samuel condujera uno de sus autos de lujo y Teo jamás dejaba que nadie tocara sus autos.

Tenía encantada a Beatriz con su facilidad para la conversación y su elocuencia. Carla estaba casi segura que nunca había escuchado a su madre reír tan fuerte como con las anécdotas de Samuel.

Hasta Mireya había caído en los trucos de Samuel. Una simple sonrisa del castaño y ella hasta le preparaba un enorme pastel de chocolate con nueces solo para él. ¿Cuándo fue la última vez que le había preparado un pastel de chocolate con nueces para ella? Claro, era alérgica a las nueces, pero ese no era el punto.

Dios, hasta en las Encinas se seguía multiplicando el culto de adoración a Samuel García Domínguez. Ya tenía en la palma de su mano a los profesores y amigos de Carla. Guzmán, Rebe, Omar, Polo…todos ahora lo seguían como ovejas.

Pero no Carla. Ella no caería en el encanto de ese usurpador que había aparecido para ocupar todos los lugares en su vida.

Al menos ella aún era la mejor de su clase, por lo menos académicamente. Nadie la superaba en eso. Bueno, eso fue hasta el último examen de Historia que habían tenido. La profesora pasó repartiendo los exámenes ya calificados y Carla quedó petrificada cuando vio la calificación: 97/100.

-Disculpe, profesora-dijo Carla tratando de mantener los buenos modales-mi examen dice 97/100.

-Felicidades, Carla-dijo la mujer mayor-fue una excelente calificación.

-Pero no es 100/100-dijo Rebe desde el asiento trasero solo para picar a Carla.

La mirada de Carla intimidó a Rebe.

-No fue una calificación perfecta porque solo una persona lo hizo mejor-dijo la profesora.

Al lado de Carla se sentaba Samuel quien con una arrogante sonrisa movió su examen sobre su mesa y lo dejó a la vista de Carla. La calificación era 100/100.

-Si quieres puedo darte clases particulares-dijo Samuel fingiendo ser bueno-te espero en casa a las 4. Por favor sé puntual.

Carla hizo un esfuerzo sobrehumano para no golpearlo ahí.

********

Dios, hasta sus padres habían colocado un saco de boxeo en el gimnasio de la mansión solo para él. Ninguno de los Rosón practicaba ese deporte, pero Samuel recién llegaba y amoldaban la casa para él.

Carla estaba molesta porque no podía concentrarse en su rutina por los ruidosos golpes de Samuel al saco de boxeo. Estaba sobre la máquina de correr, pero solo podía pensar en esos ruidos molestos y una gota de sudor que caía por el mentón de Samuel y aterrizaba en pecho desnudo del muchacho, bajando lentamente por sus abdominales…

¿Qué diablos le pasaba? No debía olvidar él es su enemigo.

Se marchó rápidamente a tomar una ducha. Una ducha muy fría.

********

Regresaron a la mansión después de un agotador día en Las Encinas. Arla se sentía extraña junto a Samuel. Tenía una capacidad extraña. Es evidente que no tenía problemas para hacer amigos ni para agradarle a la gente, pero a ella le molestaba.

Aunque no negaría que entendía la atracción que este chico ejercía sobre otros. No en ella, pero si en otros. Pero en ella no…

Samuel abrió la puerta principal de la mansión, pero dejó que ella entrara primero. ¿Por qué tiene que ser un caballero? Es como si el maldito se esforzara en ser perfecto solo para quitarle a Carla argumentos con los cuales criticarlo.

Mientras ella entraba (sin agradecerle) notó la sonrisa que él le daba. No era la misma sonrisa petulante de cuando llegó a la mansión o cuando la superó en ese estúpido examen.
No, era una sonrisa…linda. Se había quedado con la atención fija en los hoyuelos de sus mejillas al sonreír. Parecía una sonrisa autentica.

Se dio cuenta que ya lo había mirado por mucho tiempo y quiso desviar la atención a otra cosa. Por suerte llegaba Santino a recibirla como todos los días. El pequeño gato serpenteaba entre los pies de Carla deseoso de su atención. Carla lo tomó en sus brazos y lo acarició, escuchando su ronroneo.

Santino si era leal. Él jamás preferiría a nadie antes que a ella.

-Hola, pequeño-dijo Samuel amistosamente al gato.

Santino comenzó a revolverse en los brazos de Carla y en un momento saltó hacia Samuel, quien lo tomó suavemente en sus brazos y lo acarició.

-Eres un gatito precioso-dijo Samuel.

Carla caminó hacia las escaleras rápidamente.

-Estúpido gato traidor-dijo en voz baja.

********

Carla caminaba junto a Lu por los abarrotados pasillos de Las Encinas. Lu parloteaba de algo que Carla ya había olvidado porque los parloteos de Lu suelen ser siempre sobre lo mismo: competencia, Nadia, Guzmán, Valerio y otras tonterías. Carla trataba de seguirle el ritmo a las preocupaciones sin sentido de Lu, pero a veces era demasiado difícil.

-¿Me estás prestando atención?-dijo Lu molesta.

-Claro-mintió Carla.

-Entonces dime de qué estaba hablando-la desafió la mexicana.

-De Guzmán y Nadia-dijo Carla arriesgándose.

-Tuviste suerte-dijo Lu a regañadientes.

Llegaron hasta donde estaban Rebe y Caye mirando algo muy atentas.

-¿Qué están viendo?-preguntó Lu.

Las dos chicas se voltearon y vieron a sus amigas junto a ellas.

-Vemos como la hija del director le coquetea descaradamente a Samuel-dijo Cayetana.

-Prácticamente se está tirando en sus brazos-dijo Rebe casi riendo.

Carla miró y lo comprobó. Samuel estaba apoyado en una pared y Ari Blanco lo tenía prácticamente arrinconado. Le sonreía de una forma que Carla encontraba repulsiva y batía sus pestañas como si quisiera telegrafiarle a Samuel su deseo de que se la follara ahí mismo.

Carla puso empuñó sus manos sin darse cuenta y miraba seriamente la escena.

-Que ella haga lo que quiera-se burló Lu-Samuel no parece nada interesado. De hecho, se ve incómodo.

Carla volvió a mirarlo y era cierto. Samuel se pegaba a la pared como si quisiera asimilarse a ella. Los avances de Ari no le dejaban mucho margen de movimiento.

-Samuel se merece a alguien mejor que Ari Blanco-dijo Carla en voz alta sin darse cuenta.

Sus amigas la miraron.

-¿Alguien como quién?-preguntó Cayetana.

Carla se sintió invadida por esas tres miradas frente a ella.

-Lu ¿Qué me decías de Nadia y Guzmán? -le preguntó a la mexicana.

********

Se sentía ligera. Bailaba como una loca, pero no le importaba. No era para tanto, solo unos tragos de más, nada del otro mundo. De hecho, era divertido.

Lu y sus otras amigas ya se habían marchado de la fiesta, pero Carla seguía allí, bailando. Muchos chicos se acercaban a bailar con ella. Escuchaba los comentarios desagradables que Christian le hacía intentando seducirla. Para su gusto se estaba pegando mucho a ella. Ya no sentía tantos deseos de bailar con Christian.

De sintió que unas manos firmes la tomaban suavemente y la alejaban de Christian.

-¿Qué haces?-preguntó Christian molesto.

-Lo siento, pero es la hora que le prometí a sus padres que regresaríamos a casa-dijo el otro muchacho que se lo notaba bastante tenso.

Carla miró y se sorprendió que Samuel la abrazaba para conducirla afuera de la fiesta.

En la calle hacia frio comparado con el interior del club por lo que Carla tembló un poco.

-¿Te pusiste celoso?-le preguntó Carla con burla.

Estando sobria jamás se hubiera atrevido a preguntarle eso.

-Estaba preocupado-la corrigió Samuel-soy responsable ante tus padres de llevarte a tu casa a salvo.

Se sentaron en una banca sobre la calle a esperar el Uber que Samuel ya había pedido.

-Es Christian-dijo Carla-no me iba a hacer nada.

-Bebiste tanto que si así fuera no te enterarías-dijo Samuel con el rostro inexpresivo y mirando al frente.

Carla lo miró detenidamente. Se esforzaba por verse inexpresivo e indiferente, pero notaba su entrecejo rígido y su mandíbula tensionada.

-Estabas celoso-dijo Carla sonriendo-no eres tan perfecto.

Samuel le iba a responder algo cortante para desviar el tema de la conversación, pero ella simplemente apoyó su cabeza en el hombro de Samuel mientras esperaban que los recogieran.

Samuel se sintió nervioso…y feliz.

********

Beatriz y Teo habían salido esa noche para una cena de negocios y Mireya tenía su noche libre, por lo que Carla y Samuel estarían solos esa noche.

Carla dijo que podían pedir una pizza, pero Samuel se ofreció a cocinar. Ella lo miró con sospecha.

-¿Tú sabes cocinar?-preguntó ella dudosa.

-¿Por qué no lo sabría?-lo desafía él.

-Bueno, tu familia tiene dinero…-comenzó ella a explicar.

-Aunque tenga una cocinera en mi casa de Barcelona-dijo Samuel-se cocinar, al menos algunas cosas simples.

Ella no esperaba eso. Era algo sencillo, hasta superficial, pero le mostraba algo de Samuel que no conocía.

-¿Te gustan los macarrones?-dijo él sonriendo.

Observaba a Samuel cocinar y sentía como si espiara un momento íntimo, lo cual es estúpido ya que él la había invitado.

Nunca ningún chico había cocinado para ella. Pero esa idea la perturbaba porque Samuel no era un muchacho interesado en ella sino simplemente alguien que vivía en su casa.

Días atrás le hubiera molestado que Samuel sumara a sus múltiples virtudes la gastronomía, pero estaba disfrutando de pasar el tiempo con él. Quizás había llegado a acostumbrarse a él. O algo más.

Lo veía tranquilo, hasta feliz, pero había algo en él que le llamaba la atención y le decía que su vida no era tan ideal como él hacia aparentar. Que detrás de ese chico tranquilo, inteligente y arrogante había alguien que era como cualquier otra persona.

-No me gusta admitirlo-dijo ella-pero me gustaron tus macarrones.

-Entonces no solo puedo darte clases de historia sino también de cocina-dijo él riendo.

-Justo cuando creo que no eres tan arrogante y molesto…-comenzó a decir ella.

No pudo terminar de decirlo porque él la interrumpió con un beso.

La agarró por sorpresa, pero no le molestó. De hecho, lo disfrutó. Los labios de Samuel eran suaves pero su beso era firme.

Cuando se separaron él la miró con timidez, como si se disculpara por lo que hizo.

-Lo siento…yo…-dijo él, pero esta vez la iniciativa la tomó ella y volvieron a besarse.

********

A la mañana siguiente, Carla se despertó de buen humor. Había pasado toda la noche entre risas y besos con Samuel. No habían hablado de lo que posiblemente sucedía entre ellos, solo disfrutaron del momento.

Salió de su habitación y vio a Samuel también salir de la suya. Iba a saludarlo, pero notó el enojo en su mirada. ¿Estaba enojado con ella? ¿Después de lo que vivieron anoche?

Samuel pasó de largo, ignorándola y se alejó.

Carla llegó al comedor donde Mireya ya servía el desayuno, pero solo estaba sentada su madre.

-¿Y papá?-preguntó la rubia.

-Tuvo que irse temprano-dijo Beatriz-una urgencia del trabajo.

-Seremos solo nosotras-dijo Beatriz-Samuel no quiso desayunar. No se sentía muy bien.

-No me importa-dijo Carla molesta y recordando como la había ignorado antes.

-No seas así con él-dijo Beatriz-es un buen chico.

-Contigo y con papá-se quejó Carla-y con todo el mundo básicamente excepto conmigo.

Beatriz miró a su hija por unos segundos hasta que volvió a hablar.

-Nunca te dijimos porqué Samuel vino a vivir nosotros-dijo ella-quizás si lo supieras, lo entenderías un poco más.

Carla estaba molesta con Samuel, pero la curiosidad podía más con ella. Sus padres jamás le habían querido decir porqué había venido Samuel por más que Carla preguntara
reiteradamente.

-Sabes que él vivía en Barcelona con su madre y su hermano mayor-dijo Beatriz.

Carla asintió.

-Bueno, allí también tenía una novia-contó Beatriz-la muchacha se llama Marina. Estaban juntos desde hace dos años antes que Samuel viniera aquí.

Él jamás había mencionado a una novia. De su vida en Barcelona solo nombraba a Pilar, su madre. Tampoco mencionaba a Nano, aunque Carla sabia de él.

-Samu descubrió que entre Marina y Nano había algo secreto hace un tiempo…-dijo Beatriz.

Carla olvidó su enojo con Samuel por un momento. ¿Qué clase de persona se mete con la novia de su hermano? ¿Qué clase de persona engaña a su novio con su propio hermano?

-Eso destrozó al pobre Samu-dijo Beatriz con pena-él realmente quería a esa chica y su hermano era su gran compañero en todo, su héroe por así decirlo. La convivencia entre ellos se volvió una pesadilla. Samuel no toleraba estar cerca de ellos. Y me pidió vivir aquí conmigo. Yo acepté gustosa de tener a mi ahijado aquí. Pilar estaba triste, pero pensó que Samuel necesitaba tomar esa distancia.

Carla seguía meditando en eso.

-Y acaba de llamar Pilar –dijo Beatriz-y le contó que Nano y Marina van a tener un bebé.

Ahora Carla entendió el enojo de Samuel. No era con ella. Eso la alivió.

********

Carla fue hasta el gimnasio y observó a Samuel. Golpeaba el saco de boxeo con furia y descontrol.

Cuando notó que ella estaba ahí su expresión dura se minimizó.

-Perdón por ignorarte recién-dijo él sin mirarla.

-Está bien-dijo ella- entiendo que estés mal por lo de tu hermano.

-¿Cómo sabes eso?-preguntó él molesto y mirándola por primera vez.

Veía el enojo en él.

-Mi madre me dijo…

-Si quisiera que alguien lo sepa yo mismo lo contaría-dijo él.

-Mi madre no lo hizo con mala intención-dijo Carla enfrentándolo.

Él trataba de hacerse el duro, pero luego bajó la mirada.

-Lo sé-admitió Samuel.

Quería abrazarlo, pero algo se lo impedía. Era el origen del odio en Samuel. ¿Tanto había querido a esa chica? ¿Aun la quería?

-Debe ser muy doloroso que la persona que amas vaya a formar una vida con alguien más-dijo ella.

-No amo a Marina-dijo él con tranquilidad-al menos ya no. Pero ese niño sigue siendo el producto del engaño de ella y mi hermano.

Notó como las lágrimas luchaban por salir de sus ojos. Y Carla entendió algo sobre él. No era perfecto, sino que buscaba mostrarse así, como una forma de tapar que era alguien a quien habían roto.

No lo pensó y acortó la distancia entre ellos y lo abrazó. El dudo al principio, pero le devolvió el abrazo.

********

Carla miraba por el balcón de su habitación. Era una hermosa noche y la fresca brisa la hacía aún más agradable. Bajó la mirada y vio a Samuel sentado con los pies dentro de la piscina con Santino a su lado. No lo pensó mucho y bajó para hacerle compañía. Era increíble cómo había pasado de sentirlo como una amenaza a querer protegerlo, a cuidarlo.

Se sentó junto a él y vio que tenía su teléfono en sus manos.

-¿Hablabas con alguien?-preguntó ella.

-Con mi madre-dijo Samuel-quiere que responda alguna de sus llamadas a Nano.

-¿Y tú quieres hacerlo?-preguntó Carla.

-No lo sé-dijo él-pero creo que en algún momento debo hacerlo. Además, a pesar de las circunstancias en las que fue concebido, ese niño no deja de ser mi sobrino y no quiero tenerlo fuera de mi vida.

-Creo que esa es una muy buena decisión-dijo ella sonriendo-Puedo dejarte solo para tengas intimidad.

Algo parecido al miedo apareció en los ojos de Samuel.

-De hecho-dijo él y la tomó de una mano-¿podrías quedarte conmigo?

Ella era feliz de que la quisiera a su lado, que sintiera que ella le daba fuerzas.

-Me encantaría-respondió ella.

Ella estaba feliz por él. Le alegraba que hubiera comenzado a arreglar las cosas con su hermano. Pero pensaba en que podría significar eso para ella. Él había venido a Madrid para escapar de su hermano y su novia. Pero si se reconciliaba con ellos ¿volvería a Barcelona?

-¿Esto significa que volverás a Barcelona?-preguntó ella tímidamente y evitando mirarlo.

-Tengo motivos para volver-dijo él y ella sentía que se le partía el corazón-pero tengo mejores razones para quedarme.

Esta vez ella lo miró.

-Tengo que quedarme por Santino, por tus padres-dijo él-para ganarte en todo. Pero, principalmente, quiero quedarme por esto.

Inmediatamente la besó y ella rápidamente respondió, intensificando el beso.

Ella quedó recostada en el suelo, con Samuel encima de ella sin dejar de mirarla.

-Ni creas que voy a dejar que me ganes en algo-dijo ella.

-Acepto el reto-dijo él y la volvió a besar.

Chapter 24: Un anillo y el alfabeto

Summary:

Samuel no cree mucho en supersticiones y Carla está dispuesta a burlarse de él.

Chapter Text

Otro aburrido día en Las Encinas para Samuel. Caminaba por los pasillos del afamado instituto sin saber bien que hacer. Podría ir a charlar con su mejor amigo Guzmán, pero estaba con Nadia en este momento y no quería ser la tercera rueda en todo esto y no veía a Polo por ningún lado. Quizás estuviera escondiéndose de Cayetana y su nada sutil coqueteo. Cayetana era linda y agradable, pero era demasiado efusiva para el impresionable y asustadizo Polo.

En la puerta de su salón de clases estaba parada Carla Rosón Caleruega. Observaba descuidadamente su teléfono celular (probablemente sus redes sociales) pero su postura era rígida, en la característica pose constante de Carla.

Samuel la miró de arriba abajo y mentalmente reconoció lo que era de conocimiento público: Carla era más ardiente que el mismo infierno. Entendía porque tantos hombres (y algunas mujeres entre las que se encontraba Rebe) la consideraban un regalo de Dios para cualquiera con hormonas funcionales.

Pero no Samuel. Samuel no era estúpido y jamás se dejaría llevar por el atractivo físico de una mujer. Si, podía contemplar ese atractivo y disfrutarlo en una cama, pero él no era de los que eran manipulados por una cara bonita. Él era mucho más inteligente que eso. Él no era de los eran atrapados por una mujer, y menos una manipuladora, arrogante y fría como Carla Rosón.

Pasó junto a Carla y ella le dio una de sus características sonrisas arrogantes coquetas que ella solía lanzarle. Samuel se sintió nervioso, pero la ignoró y entró al salón de clases. Solo había cuatro personas allí. Polo estaba sentado hasta el fondo y leía un libro. En los asientos de más adelante estaban juntos Cayetana, Rebeka y Omar. Estaban sentados como en círculo y miraban algo en la mesa.

-¡Sí!-gritó Omar emocionado.

Samuel se acercó a ellos un tanto expectante.

-¿Qué están haciendo?-preguntó Samuel.

Los tres amigos miraron a Samuel.

-Es un juego que me enseñó una gitana-dijo Cayetana emocionada-te revela con quien vas a casarte en un futuro.

Samuel se tentó de poner los ojos en blanco. Cayetana y sus locuras. Solo ella podía creer en idioteces así. Para colmo, Rebe y Omar le seguían la corriente.

Samuel fingió su mejor sonrisa y decidió seguirle el juego.

-¿Ah sí?-dijo el castaño-que interesante.

-Mira, es así-dijo Cayetana sin notar el sarcasmo en la voz de Samuel-tomas un anillo, lo colocas sobre una mesa y lo haces girar. Mientras va girando comienzas a decir en orden las letras del alfabeto. Cuando el anillo finalmente deja de girar y cae dejas de recitar el alfabeto. La letra en la que quedaste te indica la inicial del primer nombre o del primer apellido de la persona con la que te casarás en el futuro.

-Yo lo hice dos veces y me salió “A” y “M”-dijo Omar emocionado.

Samuel pensaba que si Ander estuviera aquí tendría muchas ganas de reír.

-Quizás fue una coincidencia-sugirió Samuel para tratar de agregar algo de cordura entre sus compañeros.

-Funciona de verdad Samu-dijo Cayetana feliz- a mí me salió siempre “L” y “B”.

Cayetana miró a Polo sentado más atrás y Samuel pudo ver el pánico en la mirada de su amigo que parecía estar buscando alguna salida de emergencias.

-No seas escéptico, Samu-dijo Rebe-además, es divertido. Deberías probar.

Caye y Omar se sumaron a la sugerencia de Rebe y ahora los tres le decían que debía intentarlo.

Samuel aceptó, pero no porque creyera en ese juego estúpido sino para que lo dejaran en paz y no lo trataran de aguafiestas.

-Está bien, ¿qué debo hacer? -dijo Samuel con aburrimiento.

Cayetana le indicó que se sentara frente a ella y le prestó el mismo anillo. Samuel lo tomó el anilló con sus dedos pulgar y medio y puso el anillo en posición vertical y lo hizo girar. Pero el giro no duró mucho.

“A”, “B”,”C”

Y el anillo cayó.

-Quedaste en “C”-dijo Cayetana-te casarás con alguien con esa inicial.

-Entonces aun no conozco a la mujer con la que me casaré porque no conozco a ninguna con esa inicial salvo tú-le dijo Samuel a Cayetana en un tono burlón que ella no captó-y sabemos que te casarás con Polo.

Todos miraron hacia la parte trasera del salón y Polo había desaparecido. La ventana estaba abierta. Samuel pensaba que quizás Polo saltó por ahí para escapar.

-Quizás es la “C” de “Carla”-dijo una voz profunda detrás de ellos.

Vieron a Carla apoyada en el marco de la puerta mirando toda la escena con diversión y burla en su rostro.

-Quizás te cases con la marquesa, Samu-se burló Rebe.

Omar asentía y Caye estaba emocionada con esa idea.

-Por favor-dijo Samuel con fastidio-hay millones de mujeres cuyo nombre comienza con esa letra.

Carla le sonrió de forma burlista, lo que irritó aún más a Samuel. Él no iba a dejar que ella se burlara de él de esa forma. Volvió a tomar el anillo y una vez más lo hizo girar.

“A”, “B”, “C” ... “O”, “P”, “Q”, “R”.

Y el anillo volvió a caer.

-¿Ves?-dijo Samuel sonriendo- es “R”.

-¿Cómo la “R” de “Rosón”?-preguntó Carla divertida.

El rostro de Samuel estaba rojo de la furia y en cinco ocasiones más hizo girar el bendito anillo y en todas salía “C” o “R” frustrando cada vez más a Samuel que se había olvidado que no creía en esas supersticiones.

-Una vez más-dijo el castaño.

-Olvídalo-dijo Rebe con exasperación-ahora me toca a mí.

Carla se marchó de ahí riendo, no sin antes darle una última mirada de burla a Samuel.

********

Carla decidió ir hasta la cafetería y beber una taza de café. Había sido divertido burlarse de Samuel, una vez más. Molestar a ese arrogante con complejo de semidiós era una de sus grandes diversiones en las Encinas.

Bebió su café y miró su reloj. Pronto debería regresar al salón de clases para francés.

Levantó la taza para un sorbo más cuando vio el anillo de oro en su dedo anular. Había sido un regalo de sus padres. Se quedó un momento observándolo, sintiéndose estúpida por siquiera considerar la idea.

Miró quienes estaban en la cafetería y por suerte no era ninguno de sus compañeros.

Se quitó el anillo del dedo y lo paró sobre la mesa y lo hizo girar.

“A”, “B”, “C” … “P”, “Q”, “R”, “S”.

El anillo cayó.

“S”

Carla miraba el aro dorado con molestia y desconfianza.

-Debe ser una puta coincidencia-dijo en voz alta como así se convenciera a sí misma.

Terminó su café y emprendió camino al salón de clases.

Es solo una casualidad. Debe serlo ¿No?

Chapter 25: El secreto de la discordia

Summary:

Carla y Samuel le guardan un secreto a los demás.

Chapter Text

Fue el final de una de las mejores folladas, de las muchas, que habían tenido hasta ahora. Carla había estado encima de él, pero ahora se recostaba a la derecha de Samuel y ambos respiraban pesadamente, tratando de recuperar el aliento.

-Eso fue fantástico-dijo Samuel con una satisfecha sonrisa en el rostro.

Carla apoyó su cabeza en el pecho desnudo de Samuel.

-Debo reconocer que cada vez nos va mejor en la cama-dijo Carla.

-Sí, soy muy bueno en esto-dijo Samuel con falsa arrogancia.

-Y también muy modesto-dijo ella riendo-no te olvides de eso.

Ya eran 6 meses desde que habían follado por primera vez y 4 desde que asumieron que entre ellos había más que sexo y se pusieron de novios. Sin embargo, no le habían dicho a nadie. El clima de Las Encinas era bastante tenso con el conflicto entre los dos bandos como para que Samuel y Carla decidieran ser Romeo y Julieta.

Así que lo de ellos era un secreto. En las Encinas eran a penas conocidos que se ignoraban, pero cuando se juntaban en la casa de algunos de ellos eran todo pasión y afecto.

Y, entre ellos, ninguno lo negó. Estaban enamorados el uno del otro.

Pero esta paz no duraría mucho, porque el secretismo que se habían impuesto a ellos mismos comenzaba a molestar a Samuel. Él deseaba gritarles a los cuatro vientos que amaba a Carla Rosón Caleruega. Estaba dispuesto a enfrentar a los amigos de ella o a sus propios amigos con tal de que al mundo le quedara claro que Carla era su novia. Quizás fuera por un exceso de pasión, por inseguridad, o por enojo, daba igual, Samuel deseaba hacer público lo que había entre ellos.

-¿Sabes?-le dijo él entrelazando sus dedos con los de ella-podríamos ir a tomar algo al Club del Lago.

-Samuel, sabes que todos van a estar ahí-dijo Carla en ese tono solía utilizar para decirle a Samuel que estaban otra vez hablando de lo mismo.

-¿Y eso qué?-dijo Samuel con impaciencia.

-¿De verdad quieres que Lu, Polo, Guzmán y los demás estén hablando sobre nosotros?-dijo ella-sabes que no tendrán piedad.

-No me interesa lo que piensen tus amigos-dijo Samuel cruzando los brazos.

-No solo mis amigos-dijo ella-¿Tú crees que Rebe, Omar o Valerio verán con buenos ojos lo que tenemos? Es más fácil si es un secreto.

-Estoy cansado de tener que esconderme como si estuviésemos haciendo algo malo-dijo el joven-solo quiero poder tener una relación normal con mi novia sin que importen los demás.

-Tú sabes que nuestros amigos tienen una pelea irreconciliable por ahora-dijo ella-es mejor si nos mantenemos alejados de eso.

-Sí, pero podemos mantenernos alejados pero juntos frente a todos-dijo él.

Ella podría molestarse, pero su argumentación le resultaba infantil y graciosa. Lo besó pensando que así podría calmarlo.

********

Después de todo el fin de semana Carla y Samuel no habían vuelto a hablar. No es que Carla no lo quisiera o no lo intentara. Le había mandado algunos mensajes a Samuel, pero todos obtuvieron como respuesta unas tildes azules que indicaban que los vio. No es que Carla se considerara a sí misma el ser más importante sobre sobre la faz de la tierra, pero odiaba que no le respondieran, especialmente si ese alguien era su novio.

Llegó el lunes por la mañana y vio como Samuel entró al salón de clases sin siquiera mirarla y fue a sentarse con sus amigos. No era algo distinto a lo que hacían todos os días en que fingían frente a todos que entre ellos no había nada. En esas ocasiones siempre se colaban algunas miradas cómplices y sonrisas de enamorados. No, ahora él ni siquiera miró en su dirección, como si ella no existiera y su espacio físico en ese lugar fuese llenado por aire.

********

Era la hora de la salida y en todo el día no se había concentrado e nada porque solo pensaba en la ley del hielo que le estaba aplicando Samuel. Bien, ahora lo entendía, él estaba molesto porque ella otra vez rechazaba hacer público lo de ellos. ¿por qué era tan inseguro? ¿Realmente necesitaba que todos supieran lo que tenían para sentirse tranquilo? No importaba que todos creyeran que ella estaba soltera porque no le interesaba nadie más que Samuel. ¿Por qué le era tan importante hacerlo público?

Caminó unos pasos decidida a encontrarlo y hablar con él. No estaba dispuesta a tolerarlo más con sus actitudes pasivo-agresivas. No le costó mucho encontrarlo.

Samuel estaba apoyado contra su casillero mientras charlaba con Ari Blanco Conmenford, la odiosa hija del director. Ella le sonreía como si quisiera comérselo y se inclinaba encima de él como si fuese a follárselo ahí, en frente de todos. Carla podía ver que ella hablaba mucho y él apenas decía nada. Se mantenía más que nada serio y solo decía algo de vez en cuando, lo que hacía reaccionar a Ari con risas exageradas. Samuel parecía querer irse, pero sin encontrar la excusa para hacerlo.

Carla apretaba los libros en sus brazos hasta que comenzaron a dolerle los dedos.

Finalmente, Samuel logró librarse de Ari y caminó en dirección hasta su casillero, pero debía pasar cerca de Carla para ello.

-¿Puedes explicarme que fue eso?-dijo ella molesta.

-¿Dé que hablas?-preguntó él aunque si sabía de qué hablaba ella.

-Lo que acaba de pasar, Samuel-dijo Carla apretando los dientes-Ari te estaba coqueteando frente a todos.

-Si lo viste te habrás dado cuenta que ella coqueteaba conmigo, no yo con ella-dijo él con seriedad.

Carla pensaba en abofetearlo, pero había mucha gente por ahí.

-¿Y por qué se lo permites?-preguntó Carla molesta-ella no debería coquetearle a mi novio.

Samuel sacó unos libros y la miró con seriedad.

-Ari no hizo nada malo-le dijo-ella no sabe que tengo novia. Nadie lo sabe.

Se marchó dejándola sola allí, sin saber bien qué contestarle.

********

Carla no podía entender. ¿Por qué Samuel simplemente no lo dejaba pasar?

En su interior sabía que el enojo de Samuel era justificado. Todos pensaban que ella era soltera y muchos chicos intentaban ligar con ella. Ella jamás reaccionaba o los alentaba. Pero Samuel debió ver que eso sucedía muchas veces y aun así debió molestarle. Y hoy ella lo comprendía más que nunca.

Es que todo era tan difícil. Su salón de clases era un campo de batalla con dos grupos bien diferenciados y ella y Samuel estaban en bandos opuestos. Todos los días había discusiones y agresiones veladas de unos a otros. No podían llevarse bien. No con los comentarios despectivos de Lu a Rebe y viceversa. O cualquier otra forma en que se manifestara la enemistad entre ambos grupos.

Era todo demasiado complicado. Ya se imaginaba como sería todo si se enteraban de lo de ella con Samuel. Tendría a Guzmán, Lu y Polo diciéndole que él era poca cosa para ella y que se merecía algo mejor. Samuel escucharía como Rebe, Caye y Omar le dirían que Carla era malvada y que a él no le convenía estar con ella.

Su relación no les pertenecería solo a ellos, sería de todos.

********

Carla sabía, subconscientemente, que Samuel tenía razón. Quizás no en sus métodos, pero si en sus argumentos. Ella odiaba pensar que otras chicas como Ari creyeran que Samuel estaba disponible.

Sabía lo que Samuel sentía por ella, pero podría terminar cansándose de ella. Podría aparecer una chica que estuviera dispuesta a mostrarlo a todos, orgullosamente, como su novio.

Escribió una vez más a Samuel, pero él seguía sin dar el brazo a torcer. Quiso distraerse con un libro o con la televisión, pero nada resultaba.

Sabía lo que debía hacer y que traería consecuencias. Volvió a tomar su teléfono.

********

-¿Alguien sabe por qué la marquesa quería que todos nos reuniéramos aquí después de clases?-dijo Rebe con mal humor.

Todos se preguntaban lo mismo. Carla le había enviado un mensaje a cada uno diciéndole que necesitaba decirles a todos algo importante en el Club del Lago después de la escuela.

-Yo me pregunto lo mismo-dijo Lu-tengo mejores cosas que hacer que estar aquí.

-Sabes que eso no es cierto-dijo Valerio, lo que hizo reír a Rebe y Cayetana.

-Tengo mejores cosas que hacer que estar aquí con ustedes-dijo Lu de mala manera.

-Porque nosotros disfrutamos tanto de tu compañía…-dijo Caye.

Samuel escuchaba a sus amigos discutir, pero no les prestaba mucha atención. Ellos siempre estaban discutiendo. Si le daba curiosidad lo que Carla quería decirles a todos. Él podría habérselo preguntado por privado y, a diferencia de con los otros, si se lo hubiera dicho. Pero no quería hacerlo porque eso sería volver a hablar con ella y aún seguía muy molesto.

Todos estaban en misma gran mesa, pero había claramente una división entre ellos. Por un lado, estaban Samuel, Rebe, Caye, Valerio, Nadia y Omar y por el otro Guzmán, Marina, Lu, Polo y Ander.

Solo faltaba Carla, quien no tardó mucho en llegar.

Caminó con la espalda recta hacia la mesa en la que estaban los dos grupos antagónicos.

-Marquesa ¿Para qué nos hiciste venir? -dijo Rebe.

-Sí, Carla, ¿Qué tenías que decirnos? -dijo Polo.

Todos estaban sentados, pero Carla estaba de pie y apoyaba sus manos en la mesa. A Samuel le recordaba a esas películas en las que el jefe de una empresa le decía cosas a su junta directiva o algo así.

Carla miró a todos fijamente. A uno por uno y su mirada pasó por Samuel en quien no se detuvo. A Samuel le sorprendió dado que los últimos días ella había tratado todo el tiempo de llamar su atención.

-Se están preguntando por qué los hice venir aquí-dijo Carla seriamente-porqué los hice venir a todos.

Algunos asentían y otros, como Samuel, estaban inexpresivos.

-Los hice venir a todos porque…-dijo la rubia-porque Samuel no responde mis mensajes y esta es la única manera de obligarlo a hablar conmigo.

Parecía que todos hubieran sido congelados en el tiempo por el estupor. Todos tenían el cerebro trabajando a mil por hora tratando de entender lo que Carla había dicho. Todos excepto uno.

Samuel no sabía si reír o gritar en ese momento.

-¿De verdad vas a hacerlo de esta forma?-dijo él con una pequeña sonrisa en su rostro.

-Querías hacerlo público-dijo Carla sonriendo con picardía-ahora todos lo saben.

Eso sacó a todos de su estúpido letargo.

-Un momento-dijo Lu-¿Ustedes dos están juntos?

-Samu, dime que esto es una broma-dijo Rebe.

-No puede ser…-susurró Guzmán.

-¿Esta es la forma en que querías hacerlo?-preguntó Samuel.

-Pensé en un espectáculo con luces y bailarinas, pero se escapaba de mi presupuesto-dijo ella con sarcasmo.

Samuel rio.

-Me hubiera gustado ver las bailarinas-dijo él.

-Tonto…-dijo Carla aguantando la risa.

-¿Entonces es verdad?-dijo Marina confundida-creí que era una broma.

Samuel no esperó más y se levantó de su asiento. Fue hasta donde estaba su novia y, delante de todos, la besó.

Todos fueron testigos de cómo Carla pasaba sus brazos por los hombros de Samuel y él la tomaba posesivamente de la cintura y los labios de ambos danzaban una melosa y cursi coreografía.

-Ya no entiendo que pasa en este puto colegio-susurró Lu.

El beso seguía con pareja ignorando a los demás, hasta el punto que todos se sentían incómodos.

-Supongo que deberemos acostumbrarnos a esto-dijo Cayetana.

-Creo que sí-dijo Polo.

Carla y Samuel seguían besándose, indiferentes a todos los comentarios.

-¿Podríamos pedir algo para beber?-dijo Lu-creo que todos lo necesitamos.

-¿Todos juntos?-preguntó Rebe extrañada.

Lu miró a Carla y Samuel.

-¿Por qué no?-preguntó la mexicana- al parecer, ahora somos una gran y disfuncional familia feliz.

Chapter 26: Refugio

Summary:

Una gran decepción lleva a Samuel a dejar Madrid, pero escapando del dolor puede que encuentre algo más.

Notes:

Regresé con estas historias que tenía olvidadas.

Chapter Text

Samuel dejó su maleta en el suelo y miró la casa frente a él. Era de dos pisos pero aún asi pequeña. Pero se la veía bien conservada pese a la evidente edad del inmueble. Aunque eso no era extraño dado que todas las casas de Caleruega parecían detenidas en el tiempo de alguna manera.

Utilizó las llaves que le dio Rebe y entró a la casa. Ni de cerca era tan lujoso como la mansión de su familia en Madrid pero sin duda sería útil para lo que quiere en este momento: aislamiento absoluto. Bueno, no sería absoluto dado que en el pueblo vivían otras personas pero Samuel no los conocía y esperaba que ellos no lo reconocieran a él.

Lo primero que hizo fue ir al dormitorio principal y desempacar su ropa. Dejó su teléfono (aún apagado) en la cama y acomodó meticulosamente cada prenda en su cajón correspondiente.

Bajó a la cocina esperando que hubiera algo de comer, pero no encontró nada. Era lógico, ni Rebe ni su familia venían por aquí hace meses. Aunque el lugar estaba limpio así que pensó que Rebe o Sandra pagaban a alguien para que limpiara el lugar periódicamente.

Las alacenas estaban vacías así que supo que tendría que ir por comida ya que dudaba que le trajeran todo lo que pida por delivery en este pueblo tan pequeño. Y necesitaría mucha comida porque Samuel tenia un enorme apetito y planeaba quedarse por bastante tiempo.

Su familia lo buscaría por alguna playa u hotel costoso seguramente. Llamaría a su padre y le diría que estaba bien pero que no deseaba que lo busquen ni lo molesten. Prefería hablar con su padre ya que si hablaba con su madre ella lo bombardearía con preguntas y le diría que la empresa y la familia lo necesitaban y que debía volver.

Pensó en mantenerse comunicado solo con Rebe para que ella mantuviera tranquilos a sus padres pero descartó la idea ya que si hacía eso pondría en evidencia que Rebe sabe de su paradero. No, era mejor llamar a su padre (el miembro mas sensato de su familia) y decirle que estaba bien pero que quería estar solo.

Pensó en revisar su teléfono para investigar que comercios de alimentos que había por aqui pero eso sólo sería abrirle la puerta a todas las llamadas y mensajes de su familia y amigos. Y seguramente también de Nano y Marina.

Entonces decidió simplemente salir y caminar por ahí hasta encontrar un lugar donde comprar comida.

Samuel salió de la casa y se aventuró a las calles del pueblo de Caleruega.

********

Muchos pensarían que Samuel no tenía motivos para huir de su vida. Un atractivo joven de 28 años, con un puesto gerencial en la empresa de su familia, prometido con su novia Marina y próximos a ser padres en 6 meses.

Y todo era así salvo por el detalle que ese hijo no era suyo sino de su propio hermano. Nano y Marina no solo habían ocultado su infidelidad sino que también pensaban hacer que Samuel asumiera la responsabilidad de un hijo que no era suyo.

No fue mas agradable enterarse de todo por escuchar de casualidad una conversación entre Nano y Marina (mientras ellos estaban en la cama una mañana que Samuel regresó temprano de la empresa).

Samuel era empresario y sabia sacarle utilidad a todo, especialmente al tiempo. No perdió tiempo en discutir con su hermano o su ex prometida. Mandó mensajes y correos electronicos a todos los invitados avisando que la boda se cancelaba y dejando muy claro el motivo, así el juicio público caía sobre ellos.

Si no podía confiar en su propio hermano y en la mujer que amaba ¿en quién podía confiar entonces?

Sumado a esto, no encontró mucho apoyo en su madre o en Guzmán. En el transcurso de una semana, demasiadas personas habían decepcionado a Samuel.

Sintió que necesitaba alejarse todos y pensar en cómo seguiria a partir de ahí. Debía irse y estar alejado de todos, estar solo. Llorar y autocompadecerse un poco antes de llegar a una conclusión.

Podía empreder un viaje por distintos lugares pero no se sentía con fuerza para ello. Su familia tenía propiedades por toda España y podía instalarse en alguna de ellas pero no quería que lo encontraran. Afortunadamente Rebe apareció con una solución. Ella y Guzmán eran sus mejores amigos. Al menos Rebe continuaba siéndolo. Ella nació en el pueblo de Caleruega pero en su adolescencia su familia se mudó a Madrid para manejar mejor su cadena de gimnasios, pero nunca se decisieron de su casa alli. Rebe le dio las llaves y le dijo que se fuera todo el tiempo que quisiera, que su familia ya no iba por ahi.

La unica persona (aparte de Rebe) de la que se despidió fue de su propio padre a quien le dijo que debía retirarse y estar solo y que podía trabajar desde cualquier lugar. Su padre lo entendió aunque no supo el destino de su hijo. Ciertamente, Alejandro García no podía oponerse porque sabía que su hijo menor era capaz de renunciar a la empresa si no lo dejaban trabajar desde el hogar y Samuel era muy valioso como para perderlo solo por no darle su espacio. Nano y Pilar también trabajaban en la empresa familiar pero ni de cerca eran tan útiles o confiables para Alejandro.

Asi, Samuel se marchó buscando un refugio de tanto dolor.

 

********

Cuando Samuel regresó del mercado con toda la comida que había comprado, finalmente encendió su teléfono. Las llamadas perdidas y los mensajes cayeron como un aluvión.

Lo primero que hizo fue ver las llamadas perdidas. Como había previsto, no tenía ninguna de su padre o Rebe. Rebe era la única que sabía en donde estaba y de su padre se había despedido. Tenía muchas llamadas de Marina, Nano, su madre y Guzman. Justo las personas que menos le interesaba ver. Del resto de sus amigos tenía solo una o dos. Polo, Caye, Nadia, Omar, Ander, Valerio y Lu. Supuso que Rebe les dijo que él estaba bien y que lo dejaran en paz.

Mas tortuoso fue leer los mensajes. A sus amigos (excepto Guzmán) les envió un mensaje diciendoles que les agradecía su preocupación pero que por ahora quería estar solo un tiempo y que no torturaran a Rebe con preguntas. Lu sugirió una lista creativa de cosas malas que le haría a Marina si no estuviera embarazada lo que hizo reir a Samuel. Los amigos eran diferentes y por lo tanto eran buenos en diferentes cosas. Con Lu siempre se podía contar para una buena venganza.

Los mensajes de Nano eran discursos aburridos sobre cómo estaba preocupado por él y decía que lamentaba haberlo lastimado pero que el amor que él y Marina sentían era mas fuerte. ¿Era tan fuerte su amor que pensaban hacer pasar a ese bebé como si fuera hijo de Samuel? Sin duda, el hermano mayor de Samuel no era el ser mas inteligente del mundo.

Los mensajes de Marina hablaban sobre cómo lamentaba haberlo lastimado y quería que regresara para arreglar las cosas, que él no debía tirar por la borda lo que tenían. Típico del buen psicópata culpar al otro.

Era curioso como Nano hablaba del amor que se tenían él y Marina pero ella le decía a Samuel de no romper su compromiso. Estaba claro que Nano y Marina solo tenían sexo porque ahí no había nada de comunicación.

Luego estaba la infame cantidad de mensajes que le envió su madre. La buena Pilar decía que Samuel no debía marcharse asi y que debía pensar en Marina y en el hijo que tendrían y en sus responsabilidades con la empresa y en el bien de la familia. Pilar Domínguez, la madre del año damas y caballeros. Curiosamente Pilar no hablaba del bien de la familia respecto a que su propio hermano se follaba a su prometida. En cuanto a la empresa, Samuel le habia dedicado todo a esa empresa y merecía un descanso. Ademas, podía trabajar desde casa.

Bueno, que se jodan. Caleruega era su nuevo hogar, al menos por ahora.

********

Caleruega es un pueblo pequeño rodeado por grandes hectáreas de viñedos. Un vida rural muy activa y la actividad social se concentraba en pocos puntos específicos como la plaza central o lugares asi.

Samuel notaba que todos lo miraban mientras recorría las calles de Caleruega. Seguramente eso sucedía cuando eras el nuevo en un pueblo tan pequeño.

Ciertamente era un lugar hermoso. Con construcciones viejas pero bien conservadas que tenían ese encanto particular de los vestigios del pasado. El aire era fresco, con una mezcla de los viñedos y las plantaciones de lavanda que también había cerca. Tan diferente al aire viciado de Madrid. Pero Samuel era un chico de ciudad y sabía que tarde o temprano regresaría a Madrid. Quizás si lo deseara lo suficiente, Nano y Marina se avaporarían en el aire o algo así.

Preguntando por ahi, le indicaron dónde estaba el bar del pueblo. Cuando llegó sintió inmediatamente la diferencia con los exclusivos bares a los que suele ir con sus amigos.

Sus amigos. Pensó en decirles donde estaba pero si eso sucedía corría el riesgo que Nano o Marina averiguaran donde estaba y él solo deseaba paz.

Ingresó al bar y el olor a tabaco y alcohol lo invadió inmediatamente. Sin duda, su madre no aprobaría este lugar.

Cuando llegó a la barra pidió una cerveza. Pasó el rato y se dio cuenta que el alcohol no lo ayudaba a sentirse más alegre. Su mente siempre regresaba a Nano, Marina y su hijo que no era su hijo. Era increíble como en un segundo puede perder a su prometida, su hijo y su hermano. Y posiblemente también a su madre y a su mejor amigo porque si Pilar y Guzmán seguían con su diatriba sobre el perdón y la familia Samuel los expulsaría de su su vida. La gente siempre habla del perdón pero quienes lo pregonan son los que lastiman a los demás o los que son testigos de ello. Los ofendidos no lo hacen.

Tan ensimismado en sus problemas que casi ni le prestó atención a la hermosa rubia que quiso coquetear con él. La tal Isadora se acercó a él a charlar pero Samuel solo pensaba en Marina, Nano y ese hijo que estaban dispuestos a hacer pasar como de él. ¿hace cuanto tiempo estaban juntos antes de que él los descubriera? ¿realmente estaban enamorados?

Samuel prefirió no pensar en eso. Cuando uno sufre tiende a divagar por zonas oscuras que le den respuestas a sus interrogantes. Samuel se recordaba a si mismo que nada justificaba lo que le hicieron o que apoyaran a Nano y Marina en lugar de a él.

Samuel se despidió de Isadora y se dispuso a marcharse. Era pronto para pensar en ligar con chicas. El fantasma de Marina aún estaba presente.

********

Samuel esperaba sentado en esa sala que era completamente blanca con una cegadora luz que pendía del techo.

Se tentó de tocar su ceja izquierda porque le picaba pero temía que al hacerlo volviera a abrir la herida y volviera a sangrar.

Cuando decidió dejar de autocompadecerse esa mañana y salir a recorrer el pintoresco pueblo de Caleruega, tuvo la mala suerte de tropezar en la calle y caer al suelo con fuerza golpeando su ceja izquierda y abriendo la herida. Afortunadamente, un amable vecino que pasaba en su motocicleta lo llevó hasta el hospital que no estaba muy lejos.

Una enfermera ya le había limpiado la herida y le dijo que el doctor pronto llegaría a coserle la herida.

Huyendo de Madrid, con un hermano traidor, una madre superficial, una ex infiel, un hijo en camino que no era suyo y ahora una ceja lastimada. Sin duda este no era el año de Samuel.

Ahora tendría una fea cicatriz porque seguramente lo atenderá un viejo doctor de pueblo sin muchos recursos. Esa perspectiva no era tan mala comparada con la idea de regresar a Madrid..

La puerta del consultorio se abrió y el doctor entró. No era nada de lo que esperaba Samuel. La doctora era una hermosa rubia de ojos verdes que debía tener aproximadamente su misma edad.

La sonrisa de la doctora tenía un extraño efecto tranquilizante. Ella miró en sus planillas y luego a Samuel.

-Bien, señor García-dijo ella-soy la doctora Rosón. Voy a colocarle la anestesia local y luego a coser la herida. No va a dolerle.

-¿Como sabe mi.nombre?-preguntó Samuel.

-Lo dice la planilla que usted mismo llenó al ingresar-dijo ella tratando de no reir.

Samuel quiso darse una patada a si mismo. Una hermosa doctora lo atendía y él hacía la pregunta más estúpida posible.

-Ah, si claro-dijo él sonrojandose-perdón por mi pregunta estúpida.

-Podemos culpar a su confusión por su caída si quiere-dijo ella juguetonamente.

-Mi ego y yo se lo agredecemos-respondió él sonriendo.

La doctora Rosón inyectó la anestecia para adormecer la zona de la herida y procedió a coser la herida.

-No necesitará muchos puntos-dijo ella-ni quedará una cicatriz permanente.

-Supongo que tengo suerte de la doctora que me tocó-dijo Samuel y esta vez fue ella la que se sonrojó.

-¿Es nuevo por aquí, señor García?-dijo ella-creía conocer a todos por aquí.

-Hace unos pocos dias me instalé-dijo Samuel-soy nuevo por aquí. Por favor,llámame Samuel. No me gusta que me digan señor y menos alquien de una edad parecida.

En la empresa de su familia a Samuel no le gustaba marcar tanta distancia con los empleados pero ellos insistían en hacerlo. Una de las desventajas de ser el hijo de los dueños.

--Me parece justo, Samuel-dijo ella-entonces tú puedes llamarme Carla.

¿Le estaba coqueteando? Lo cierto es que Samuel había estado con Marina tanto tiempo que la idea de una mujer coqueteando con él era un tanto extraña. Aunque si pensaba en la rubia Isadora de la otra noche o la doctora Carla ahora, debia ponerse al día pronto. Al menos, cuando Rebe le pregunte cómo está en Caleruega, le podrá contar algo mas que interesante que simplemente beber cerveza y llorar.

-Listo -dijo Carla cortando el hilo con unas pequeñas tijeras -ya está. Solo debes tratar de no tocar tu herida para que los puntos se asienten.

-Gracias -dijo él y se puso de pie para marcharse.

Samuel se dirigió a la puertapara marcharse cuando la voz de la doctora lo detuvo.

-Samuel.

-¿Si?-dijo él curioso.

-Si quieres que alguien te guíe para conocer el pueblo, con gusto podría hacerlo-dijo ella.

Samuel podía hundirse en la depresion, pero ya tendría tiempo para eso.

-Eso me gustaría mucho-dijo él.

********

FLASHBACK

-No puedes irte-dijo Pilar-la empresa te necesita.

-Si puedo-dijo Samuel sin mirarla mientras seguía poniendo la ropa en su maleta-de hecho, lo estoy haciendo. Puedo trabajar desde cualquier lugar. No necesito estar en la empresa para hacerlo. Ser hijo del dueño tiene sus ventajas.

Pilar sentía cómo la impotencia comenzaba a ganarle.

-No creo que debas huir de tus problemas-dijo ella buscando alguna reacción en su hijo menor.

-Nano y Marina no son mi problema-dijo Samuel-ya no. Y si no quieres que te saque de mi vida como lo hice con ellos, sera mejor que dejes de cuestionarme.

-Al menos podrias decirnos a dónde irás-suplicó la madre.

-No porque si lo hago no van a dejarme en paz-explicó Samuel-los tendré a Nano, Marina, Guzmán y tú ahi molestandome y yo necesito paz.

-Que sepas eso de ellos muestra que estas consiente de su deseo de arreglar las cosas-suplicó Pilar-no puedes dejar de lado a tu familia. Lo que Nano hizo fue terrible pero es tu familia.

Samuel miró con irritación a su madre. Siempre habia sido el hijo mejor portado,pero había llegado a su límite.

-Mi hermano folla con mi prometida y la deja embarazada- dijo Samuel apretando los dientes-y mi madre quiere hacer de cuenta que no pasa nada. En este momento, la palabra familia no tiene mucho significado. Ellos estaban dispuestos a dejar que yo me casara creyendo que ese hijo es mio. Siempre has tenido favoritismo por Nano pero esto es cruzar un límite.

Pilar miró herida a su hijo pero no supo qué responder.

Samuel tomó su maleta y salió de su dormitorio con Pilar detrás de él rogándole que reconsiderara la situación.

Bajó las escaleras de la mansión y encontró a su padre allí mirándolo. A diferencia de Pilar, su padre no le había pedido que perdonara a Nano y Marina o que se quedara por la empresa. Él entendía el sufrimiento de su hijo y si necesitaba irse por mucho tiempo, le daría eso.

Alejandro García abrazó a su hijo y le dijo al oído:

-Espero que esta distancia te ayude a sanar tu dolor.

-Gracias, papá-dijo Samuel sonriendo.

Salió de la casa y sintió paz al no escuchar ya los sollozos de su madre. Él no deseaba hacerla sufrir pero no podía entender cómo ella no podía empatizar con su sufrimiento.

El chofer esperaba a Samuel con el baúl abierto para meter la maleta. Una vez lo hizo Samuel estaba dispuesto a subirse al coche pero una voz lo detuvo.

-Samu, espera-dijo Nano-por favor, no te vayas. Trata de entender que ni Marina ni yo tratamos de hacerte sufrir. Simplemente sucedió. Estamos enamorados.

El puño de Samuel fue directamente al ojo derecho de Nano y luego se marchó.

En el trayecto a la estacion de trenes le llegó un mensaje de Marina.

"POR FAVOR SAMU, NO ME DEJES. NO TIRES POR LA BORDA TODO LO QUE HEMOS CONSTRUIDO. FUE UN ERROR. ESTE HIJO ES TUYO SIN IMPORTAR NADA. PODEMOS FORMAR LA FAMILIA DE LA QUE TANTO HABLAMOS"

Samuel casi se hechó a reir. Marina decía que volvieran a estar juntos mientras Nano hablaba del gran amor que se tenían. Bloqueó a ambos en ese momento.

FIN DEL FLASHBACK

********

Una vez más Samuel esperaba que la doctora Carla llegara. Le parecía muy pronto para que le revisara la herida pero él no lo cuestionaria. Ver a la doctora Carla sería un placer en cualquier momento.

Mientras Carla revisaba la herida en la ceja de Samuel, él tenía un primer plano del escote de Carla, el cual sospechaba que estaba curiosamente más expuesto que la vez anterior. De hecho, Carla se había producido mucho más que la vez anterior con una falda ajustada y maquillaje.

Se preguntó si lo hizo porque sabía que él vendría hoy a su revisión o ella se ponía así con todos sus pacientes.

-Parece que la herida cerró bien y la hinchazón bajó bastante-dijo ella y tomó su cuaderno para anotar algo.

Carla llevó la pluma a su boca de una forma tan sensual que Samuel se sintió como esos adolescentes que miran a la chica que les gusta en cámara lenta.

-¿Alguna recomendación?-preguntó Samuel tratando de distraer a sus hormonas.

-Solo continúa con tus cuidados como hasta ahora y en algunos días te quitaré esos puntos-dijo ella sonriendo.

Samuel no sabía si era que se había alejado de Marina por mucho tiempo o qué, pero ahora se sentía hipnotizado por la bella doctora frente a él. Pensaba que las mujeres serían algo que rechazaría por un bien tiempo. Lo hizo con esa tal Isadora en el bar. Pero la doctora Carla estaba despertando su golpeada libido.

-¿Sigue en pie tu oferta de mostrarme el pueblo?-dijo Samuel de repente-es un pueblo pequeño, pero debe haber algo que aún no conozca.

Carla lo pensó detenidamente.

-Puedo darte un paseo por los viñedos-dijo ella-tengo ciertos...contactos.

Samuel sabia que ahí se fabricaba el vino Marquesado de Caleruega que era el preferido de su padre. ¿Qué contactos tendría Carla con esa gente?

-Está bien-dijo Samuel- me encantaría.

-Luego escríbeme y pasa tu dirección-dijo ella-pasaré por ti a las 9.

Carla era una mujer de iniciativa y a Samuel le encantaba eso.

********

Sorprendentemente, Samuel estaba emocionado de recorrer los viñedos junto a Carla al día siguiente. Para sentirse libre para esa tarea decidió hacer este misno dia las cosas desagradables que estaba posponiendo desde que llegó a Caleruega: videollamadas.

No quería llamar a nadie, pero tarde o temprano debía hacerlo. Decidió comenzar con la mas desagradable de todas, su ex prometida.

-Por favor,Samu-suplicó Marina-tienes que regresar. Podemos hacer terapia de pareja y arreglar esto.

-No veo porqué yo deba poner esfuerzo de mi parte en arreglar algo que rompiste tú sola-dijo Samuel cruzando los brazos.

-Por favor, lo siento-dijo Marina casi llorando- íbamos a formar una familia.

-Antes de saber que follabas con mi hermano-dijo Samuel perdiendo la paciencia- ibas a hacer que me hiciera cargo de un hijo que no es mío, Marina. Eso no tiene justificación.

-Yo te amo,Samu-dijo Marina-fue un error. Sé que puedes amar a este bebé aunque no seas el padre biológico.

-Ese niño tendrá un padre-dijo Samuel-y ese será Nano. El hombre que elegiste para follar a mis espaldas.

-Vamos, Samu-rogó Marina-sabes que Nano no podrá ser un buen padre para mi bebé ni un buen esposo.

-Me alegro que me consideres un puerto seguro para tí y tu hijo mientras disfrutas de la polla de mi hermano-dijo Samuel y terminó la llamada sin despedirse.

¿Cómo Marina podría creer que es halagador para un hombre que le digan algo así?

La siguiente llamada fue la de su madre.

-Tienes que regresar,tesoro-dijo Pilar-Nano se siente muy mal por lo que hizo. Además, la empresa te necesita. Eres la mano derecha de tu padre.

Samuel dudaba que Nano se sintiera mal. Seguramente Nano veía todo esto como una batalla en la que había vencido al hermano menor que siempre lo opacaba. En cuanto a que su padre lo necesitaba en la empresa era probable que fuera cierto pero su padre le había dado su bendición para marcharse todo el tiempo que necesitara.

-Ya que Nano folla a mi prometida y es el padre de mi hijo-dijo Samuel con sarcasmo- él puede ocuparse de la empresa con papá y contigo.

Samuel sabía que sus padres esperaban que él tomara el mando algún dia. Él estaba dispuesto a hacerlo y desde que terminó la universidad trabajó junto a ellos para prepararse. Fue otra cosa mas en la que Nano sintió que debía competir. Samuel esperaba que alguna vez Nano no fuera su rival sino simplemente su hermano pero eso se había arruinado para siempre.

-No puedes estar enojado con Nano por siempre-dijo su madre.

-¿Porqué defiendes tanto a Nano y Marina?-dijo Samuel exasperado-es como si pensaras que la infidelidad y la deslealtad no fueran importantes.

-Claro que no pienso asi-se apresuró a decir Pilar.

Al final Samuel se despidió de su madre ya que no quería seguir con ese asunto. Su madre tendía a ser muy benevolente con las idioteces de Nano.

La siguiente llamada fue con Rebe, pero esta vez fue agradable.

-Muchas gracias, Rebe, me gusta mucho Caleruega-dijo Samuel.

-De nada tronqui-dijo ella-será un buen lugar en el cual dejar de pensar en los imbéciles de Nano y Marina. Todos nuestros amigos les han dado la espalda, excepto Guzmán, lo que es entendible porque ella es su hermana. Pero Lu, Omar, Caye, Polo, Valerio, Nadia, Ander y yo no queremos saber nada con ellos. Solo Cristian se puso del lado de ellos.

-No tenían que tomar un partido. No hacía falta que elijan- dijo Samuel aunque internamente estaba muy feliz que sus amigos lo eligieran a él.

-No podemos permitir que sean parte del grupo si le hacen esto a uno de los nuestros-dijo Rebe.

-Gracias, Rebe-dijo Samuel-se que fui algo egoista en marcharme y no decirle a los demás, pero quiero que les digas que los quiero a todos.

La última llamada que le quedaba no era muy agradable para él en este momento. Guzmán era su mejor amigo. Eran amigos desde que eran niños, y fue Guzmán quién más apoyó su relación con Marina. También es quien le insiste que perdone a Marina y esas idioteces.

-No defiendo lo que ella hizo- se justificó Guzmán-pero no creo que la solución sea tirar todo lo que tienen y marcharte.

-Lo que teníamos lo tiró ella cuando decidió follarse a mi hermano- dijo Samuel.

Sabia que él quería lo mejor para su hermana pero acaso ¿no podía entender que como mejor amigo de Samuel debía estar de su lado? Quizás lo que hicieron Nano y Marina tambien arrasaría con su amistad con Guzmán.

-Quizás yo deba follar con Nadia y ver si nos perdonas- dijo Samuel.

Vio en el rostro de Guzmán que de verdad lo había herido y se sintió mal por eso.

-Lo siento, no debí decir eso-dijo Samuel en voz baja-mira, Guzmán. No quiero perder a mi mejor amigo pero si insistes en que perdone a tu hermana eso es lo que va a suceder. No puedes justificar todo lo que hace Marina solo porque es tu hermana.

Ambos amigos se miraron por unos segundos. Veía vidriosos los ojos de Guzmán. Quizás la complicidad con su mejor amigo se había roto para siempre.

********

La belleza de los viñedos era hipnótica, pero lo que mas impactaba a Samuel era la propia Carla. Ciertamente ella lo sorprendía y ya no solo por su belleza.

En un paseo por todo el terreno, Samuel aprendió mucho sobre ella. Ella no es una humilde doctora de un pequeño pueblo sino que es la heredera de la fortuna y de los vinos Marquesado de Caleruega (lo que explicaba como ella podía pasear por ahí como quisiera). Sin embargo, Carla no habia demostrado interés por la empresa sino que su pasión fue la medicina. Un poco a regañadientes pero sus padres la respetaron. Era diferente a Samuel que amaba la empresa de su familia y aspiraba a controlarla algún día (deseo que sus padres apoyaban ya que nadie confiaba en Nano para eso). Ella habia venido a Caleruega a trabajar un tiempo antes de tomar un cargo en una prestigiosa clínica en Madrid. Si bien los contactos de su familia podían conseguirle todo más rápido, Carla quiso venir a Caleruega y servir como médica en el pequeño hospital local solo para contribuir con algo antes de instalarse en Madrid nuevamente. Pero el encanto del pueblo la habia hecho quedarse más de lo esperado. En esto último Samuel se sentía como un cobarde. Mientras ella eligió Caleruega para ayudar a las personas, él lo hizo para escapar.

Ella habia sido tan honesta que Smauel sintió que tambien debería serlo. Le dijo quien era su familia y qué lugar ocupaba él en la empresa. Y le contó todo lo relacionado con Marina y Nano. Pensó que ella se burlaría por ser engañado por su prometida con su propio hermano y escapar. Pero ella pensaba algo distinto:

-No les debes nada y ellos te deben mucho a tí. Si quieres tomarte todo el tiempo del mundo antes de volver entonces hazlo.

Ni su madre ni su mejor amigo entendían lo que él sentía ahora pero esta casi desconocida sí.

Cuando terminaron de recorrer la hacienda, Samuel dijo que tenía hambre.

-Puedo pedirle a la cocinera que nos prepare algo-dijo ella.

-No hace falta-dijo Samuel-puedo cocinar yo.

Ella lo miró con escepticismo.

-¿Sabes cocinar?-preguntó ella dudosa.

Supuso que era dificil de creer que un niño de una familia rica supiera cocinar.

-Te prepararé unos macarrones que te harán flipar-dijo él con arrogancia y ella sólo pudo sonreír.

********

Al día siguiente, Carla llevó a Samuel por distintos lugares de Caleruega como si fuera una guía turística. Samuel no se perdía una sola palabra de lo que la rubia decía y, en determinado momento, se dio cuenta que hacía horas que no pensaba en Nano y Marina. Su padre solía decirle que una pequeña victoria podía ser el primer paso para ganar una gran guerra.

Regresaron a la hacienda Caleruega para almorzar pero una sorpresa se manifestó ante ellos al entrar.

-¿Mamá? ¿Papá?-preguntó Carla sorprendida.

Los empresarios abrazaron a su hija y de repente Samuel se sintió como un intruso en una escena intima.

-No los esperaba-dijo Carla algo contrariada.

-Fue algo que decidimos espintaneamente-dijo Teo- pero sólo nos quedaremos hasta mañana por la mañana. Nos surgió un viaje de emergencia a Andorra mañana por un asunto de la empresa.

Beatriz fue la primera en notar a Samuel ahí parado.

-Carla, ¿nos presentas a tu...amigo?-dijo la mujer con una pícara sonrisa.

Por la manera en que dijo la palabra ""amigo" Samuel comenzó a ponerse nervioso.

-Él es Samuel García Domínguez-dijo Carla- se ha mudado hace unos dias a Caleruega. Le di un recorrido por el pueblo.

-Mucho gusto, Samuel-dijo Beatriz emocionada estrechando la mano del joven que no salía de su conmoción.

-Gusto en conocerte, chaval-dijo Teo ofreciéndole la mano a Samuel- ¿García Domínguez? ¿Tienes relación con Alejandro García y Pilar Dominguez?

Samuel hubiera preferido que un OVNI lo raptara ahí mismo.

-Son mis padres- dijo él finalmente.

Supuso que no debia sorprenderle que su familia fuera tan conocida.

-¿Y qué haces viviendo en este pueblo?- preguntó Beatriz con curiosidad.

Samuel se puso algo nervioso pero Carla se apresuró a intervenir.

-¿Qué les parece si le decimos a la cocinera que nos prepare algo?-dijo Carla.

-Samuel, por favor acompañamos-rogó Beatriz.

Samuel miro a Carla que le sonreía. Supuso que podía confiar en ella para interceptar las preguntas indiscretas de sus padres.

-Está bien-dijo Samuel.

El almuerzo resultó muy agradable y ,sin proponérselo, Samuel tenía en un bolsillo a Teo y Beatriz.

********

Una vez que Samuel se marchó (lo invitaron a pasar la noche en la hacienda pero el muchacho no quería parecer un aprovechado) la familia Rosón Caleruega por fin podía hablar con mas soltura. Al menos los padres pensaban así.

-Samuel es muy guapo-le dijo Beatriz a Carla sugerentemente.

Carla sintió subir el rubor por su rostro y trató que sus padres no lo notaran.

-Si -dijo Carla en voz baja.

-Y es muy inteligente para los negocios por lo que se ve-dijo Teo -una pena que esté desperdiciando sus habilidades en este pueblo y no esté con su familia en Madrid.

-¿Como lo hago yo?-preguntó Carla molesta.

-No-dijo Teo sin inmutarse-tú eres doctora y puedes curar gente en Caleruega, en Madrid o en donde sea. Pero ese chico tiene un puesto primordial en una gran empresa y debería estar allí.

-Él trabaja desde casa -dijo Carla que sentía que estaban atacando a Samuel.

-Si, pero en cuestión de negocios es importante como te perciben- dijo Teo-y no ayuda a su imagen que parezca que se está escondiendo de todo ese asunto con su hermano y su ex novia.

Carla se congeló al escuchar eso.

-¿Ustedes lo saben?-preguntó Carla afligida.

-Todo Madrid y probablemente toda España sabe lo que sucedió-dijo Beatriz-cuando él dijo su nombre lo reconocimos. Pobre muchacho, traicionado por su propio hermano. Y Samuel es tan agradable que no se merece lo que le sucedió.

-Precisamente por eso no debe esconderse-dijo Teo - Debería volver y hacerse cargo de sus obligaciones con la frente en alto ya que no hizo nada malo.

Carla pensó en Samuel y en la carga de vergüenza y resentimiento que estaba cargando ahora por culpa de su hermano y su ex prometida. En parte entendía el deseo de Samuel de aislarse pero por otro lado estaba de acuerdo con su padre en que debía regresar y enfrentarlos.

-Aún asi-dijo Beatriz-noté la forma en que te miraba.

Carla sonrió.

-Jamás ha sucedido nada entre nosotros- dijo Carla sonriendo-solo es un vecino nuevo al que lo ayudo a conocer el pueblo.

-Y también lo llevaste a conocer específicamente tu casa-dijo Teo con una sonrisa.

La carcajada de Beatriz y el rubor de Carla fueron la respuesta.

********

Un mes en Caleruega y Samuel aún no contemplaba regresar a Madrid. Sabía que eventualmente lo haría, pero aún no deseaba hacerlo. Le gustaba Caleruega y su ritmo tranquilo, al menos en su situación actual.

Habia tenido algunas llamadas con sus amigos y con sus padres pero por suerte habían dejado de insistir con que regresara o que les dijera donde estaba.

La noticia del compromiso entre Marina y Nano lo enfadó mas que entristecerlo. Era la culminación de la humillacion y el engaño al que lo habían sometido. Lo bueno era ya que ya no sentía que Nano estaba ocupando su lugar. Eso le hizo preguntarse si ya no amaba a Marina. Incluso lo llevaba a preguntarse si alguna vez la había amado realmente. Si la amó. Al menos a la persona que él creía que ella era. Con sus acciones, ella había demostrado ser una persona que él realmente no podía amar. Eso lo aliviaba.

Seguía sin hablar con Guzmán aunque si hablaba con Nadia quien le contó que su novio no estaba feliz con el compromiso de su hermana aunque en público apoyaba sus decisiones. Samuel recibió la noticia con un saber agridulce. Por un lado le gustaba que Guzmán comenzara a pensar que no podía tolerar todo lo que hiciese Marina solo por ser su hermana pero por el otro sabía que un enojo en voz baja no era suficiente. Además, Samuel daba por perdida su amistad con Guzmán.

Su última llamada fue con Polo y escuchó a su amigo emocionado de hablar como iba su relacion Cayetana. Samuel sospechaba que Polo no tardaría en pedirle matrimonio a Caye.

Ese día Carla iría a almorzar con él. Ya era una costumbre entre ellos aunque aun no habia anda físico entre ellos, ni un beso. Tampoco habian tenido citas que ambos reconocieran como citas románticas. Samuel no podía negar que se sentía tremendamente atraído a la rubia doctora pero tenía miedo de espantarla con su dramática vida. También consideraba la posibilidad que Carla no se acercara más a él porque tuviera miedo que Samuel siguiera enamorado de Marina. Si Samuel tenía algo claro es que no deseaba regresar con Marina. La vida junto a ella era como el guión de una película que nunca se filmará.

Lo cierto es que Samuel no sabía porqué no regresaba a Madrid. Claro que Nano y Marina eran factores importantes, pero había algo que lo retenía en Caleruega.

El timbre de la casa de Rebe sonó y Samuel se sorprendió ya que esperaba a Carla para dentro de dos horas. Al abrir la puerta vio a su padre ahí de pie sonriendo.

-Supongo que no debo sorprenderme de que me encontraras-dijo Samuel sonriendo y abrazó a su padre.

Alejandro García entro a la casa y la inspeccionó.

-Por favor dime que nadie más sabe dónde estoy -rogó Samuel.

-Tranquilo-dijo Alejandro-no le dije a nadie que venía aqui.

-¿Mamá no sospechará?-preguntó Samuel.

-No, en realidad tenía un viaje programado a Salamanca por estas fechas y aproveché para venir a verte-dijo Alejandro-ella no se enterará si yo no se lo digo y no planeo hacerlo.

-¿Cómo supiste que estaba aquí?-preguntó el hijo.

-Todos tus amigos me preguntaban por tí, excepto Rebe-explicó el empresario- así deduje que ella sabia donde estabas y que ella te proporcionó un lugar. Solo investigué que propiedades tenía su familia. Un investigador privado recorrió todas hasta que te vio aqui y me lo informó.

Samuel podría enojarse de que su padre lo investigara pero por todo un mes desapareció de la faz de la tierra salvo algunas llamadas así que pensó que no tenía muchos argumentos a su favor.

Por mas de una hora, padre e hijo estuvieron poniéndose al dia, especialmente con cosas de la empresa.

-Muchos socios e inversionistas han preguntado por tí-dijo Alejandro.

-Nano puede ocuparse de ellos- dijo Samuel con fastidio.

-Lo intenta, pero te prefieren a ti-dijo Alejandro.

Samuel sonrió. Sabía que sus principales inversionistas y socios lo preferían a él ya que daba mas confianza que Nano y sabían de su eficacia y se alegraba que al menos eso Nano no le hubiera quitado aún.

-Otro motivo mas para que mi hermano me odie-dijo Samuel.

-Él no te odia-dijo su padre-pero siempre se sintió opacado y amenazado por tí.

-Supongo que meterse con mi novia es su forma de vencerme-dijo Samuel con amargura.

-Amo a tu hermano,igual que a tí-dijo Alejandro-pero no hay justificación para lo que hizo. Ahora van a casarse sólo por la llegada de su hijo. Al menos creo que es así para Marina. Nano quizás crea que es romántico lo que están haciendo.

-Tú no lo justificas pero al parecer mamá sí-dijo Samuel y por primera vez no pensó en lo enojado que estaba sino en lo triste que se sentía.

Alejandro puso una expresión dura en su rostro.

-Tu madre no está pensando bien las cosas-dijo Alejandro.

Samuel percibió la amargura en la voz de su padre.

-A ella solo le importa que perdone a Nano para que demos una imagen de familia perfecta-se quejó Samuel-no le importa mi sufrimiento.

Alejandro puso su mano en el hombro de su hijo menor para mostrar su apoyo.

-Eso es cierto en parte -dijo Alejandro- pero ella también siente que deberías perdonar a Nano porque quiere pensar que hasta la traición familiar merece un auténtico perdón.

A Samuel le pareció muy estúpido lo que su padre acababa de decir y estaba a a punto de expresarlo, pero vio a su padre a los ojos y notó algo extraño.

Su madre siempre hablaba de cómo la familia es lo mas importante. Si era así ¿porque lo que Nano hizo sería perdonable?

No tenía sentido. A menos...que esto fuera mas profundo y fuera mas allá de Nano. Ella deseaba creer eso quizás no por Nano sino...por ella.

Samuel lo entendió. Había visto el matrimonio de sus padres con los años y vio como repentinamente pasó de algo apasionado a algo mucho mas frío y cordial. Sucedió de repente.

-¿Ella te engañó?-preguntó Samuel temeroso.

Su padre no se enfadó. Sonrío con tristeza.

-La perdoné-dijo Alejandro-y desde entonces ella ha hecho todo para compensarme. Y sé que no volvió a hacerlo. Le creo eso. Decidí que siguieramos juntos. Porque la amaba y por tí y tu hermano. Intenté volver a verla del mismo modo pero no pude.

Samuel odió a su madre por infiel y a su padre por débil. Veía como hace algunos años el matrimonio de sus padres era frío de parte de su padre y culpable de parte de su madre. Sintió pena por su padre que aún amaba a su madre pero ya no la veía del mismo modo. Seguían juntos pero era como si su matrimonio estuviera en piloto automático.

En ese momento Samuel entendió algunas cosas. Su madre insistía en que perdonara a Nano porque si Nano merecía perdón por su traición entonces ella también por la suya. Y también entendió que su padre le dio todo el tiempo que necesitara porque había experimentado ese mismo dolor, y por eso, Samuel amó a su padre más que nunca.

********

Samuel había perdido la noción del tiempo charlando con su padre y se olvidó que ese día había invitado a almorzar a Carla.

El timbre sonó y Samuel se apresuró a abrir. Alejandro pudo notar la urgencia en su hijo y lo siguió para ver que lo tenía tan nervioso. Al llegar vio a una atractiva joven rubia frente a él y lo entendió todo.

Carla notó al hombre ahí y lo reconoció de inmediato (le daba pena admitir que buscó en Internet a la familia de Samuel después de hablar con sus padres).

-Carla, él es mi padre-presentó Samuel- papá, ella es Carla. La primera amiga que hice aquí en Caleruega. Lo siento, Carla. Me olvidé de cocinar por la visita de papá.

Alejandro salió en defensa de su hijo.

-Te pido disculpas-dijo el hombre sonriendo a la doctora- no le avisé a mi hijo que vendría. Es solo por unas horas y temo que monopolizé su tiempo.

-Se que no se han visto mucho ultimamente-dijo Carla - podemos posponer nuestro almuerzo, Samuel.

Samuel se sentía atrapado. Se sentía un tonto por olvidar a Carla y quería almorzar con ella pero también deseaba pasat tiempo con su padre.

-Por favor, Carla ,no te enojes con mi hijo-dijo Alejandro- y por favor, acompañanos a almorzar. Me gustaría conocer a la mujer que ha estado cuidando al tonto de mi hijo.

-Ella no me cuida-dijo Samuel con el rostro colorado.

Carla no pudo disimular su risa. Supuso que como Samuel conoció a sus padres el otro dia, ella podía conocer al padre de él ahora.

********

Samuel estaba bastante nervioso. Quería invitar a salir a Carla. No es que eso no hubiera sucedido antes. Habian salido muchas veces en un mes. Pero mas allá de saber que le gustaba su doctora, él nunca habia tenido una intención romántica concreta. Quien era mas expresiva en ese sentido era Carla, quien Samuel sospechaba que ella era bastante sutil por miedo a abrumar a Samuel por su situación respecto a Marina y Nano.

Antes existía la máscara de ser el nuevo vecino del pueblo al que ella quería integrar. Pero ahora él deseaba que quedara claro qué ella le interesaba como mujer.

Tambien estaba el problema de invitar a una mujer a hacer algo en un pueblo pequeño al que ella conoce mejor que él.

Esta bien, si fuera una chica tradicional de clase alta madrileña simplemente la invitaría a cenar a un lugar caro y luego a un hotel. Pero, ¿ Valía la pena eso con alguien con quien ya había cenado macarrones recalentados?

Carla era una chica rica pero era evidente que no era como las demás. Ella ejercía la medicina en un pueblo pequeño solo por vocación sin esperar nada a cambio. Era evidente que Carla no se impresionaba con lo impresionante.

Además, ¿Quien le aseguraba que ella diría que si?

********

Ella dijo que si.

Samuel no recordaba haberse sentido tan nervioso al invitar a salir a una mujer desde que a los 13 años invitó al cine Ari Blanco.

Decidió invitar a Carla a ver una obra de teatro en una ciudad cercana a Caleruega. Ella era culta y pensó que podia disfrutar de eso.

La obra fue buena, pero lo que más impactó a Samuel fue que al salir del teatro ella tomó la iniciativa de besarlo. Samuel era medio lento en cosas del amor, pero no tan lento. Inmediatamente la abrazó de forma posesiva y sus hornonas se alteraron no solo por los dos parea de labios ajustándose, sino porque el calor del cuerpo de ella pegado al de él era delicioso.

Regresaron a Caleruega y cenaron en un lugar pequeño cercano a la plaza principal del pueblo pero ninguno de los dos pensaba realmente en la comida.

No acordaron nada de manera explícita pero cuando entraron a la casa de la familia de Rebe ambos sabían lo que sucedería esa noche. Ambos lo deseaban.

Samuel cerró la puerta detrás de él. Ella se sentó en un sillón y cruzó las piernas. La mirada de Samuel habia perdido la batalla con las piernas de Carla.

Luego miró el escote de Carla al que había tratado de no mirar toda la noche.

Luego miró su rostro. Se olvidó de Nano, de Marina, de ese niño que no era su hijo, de su madre. En lo único que Samuel pudo pensar es en que frente a él tenía a la mujer mas hermosa del mundo y que él se sentía mas hombre que nunca.

********

13 MESES DESPUÉS

Todos los invitados vestían elegantemente para celebrar a la pareja agasajada. Cayetana y Polo celebraban su reciente compromiso con una fastuosa fiesta en la que invitaron a todos sus familiares, amigos y conocidos. Finalmente, Polo había tomado el paso siguiente y le propuso matrimonio a Cayetana.

Habia varias mesas repartidas por todo el elegante lugar en las que los invitados se iban sentando antes que llegaran los camareros con la comida.

En una de las mesas, el grupo de amigos mas cercanos a la pareja estaban allí bebiendo unas copas. Rebe charlaba con Lu sobre la decoración del lugar mientras Ander reía de algo que Omar le mostraba en su teléfono. Nadia estaba junto a Guzmán tomándolo de la mano. El rubio tenía esa seriedad tan suya desde que había peleado con Samuel, sin ninguna reconciliación.

Lo cierto es que se sabía muy poco de Samuel, salvo que seguía trabajando para la empresa de forma remota. Pilar habia insistido en que Samuel regresara de manera presencial pero Alejandro (quien si visitaba secretamente a su hijo) decía que esperaría pacientemente a su hijo, negándose a darle el puesto de Samuel a Nano.

Nano y Marina estaban en la mesa destinada a las familias García y Nunier (salvo por Guzmán que estaba en la mesa de sus amigos). Desde que se supo lo que Nano y Marina habían hecho el resto de los amigos los habian exiliado en cierta forma. La unica de ellos que fue a la boda de Nano y Marina 3 meses después de la partida de Samuel fue Nadia y lo hizo simplemente por acompañar a Guzmán y no por gusto.

Nadia miró hacia la mesa de los García y los Nunier y vio que su pequeño hijo lloraba mientras era ignorado por Nano y Marina lo reprendía por eso. Notó que Guzmán tambien miraba la escena con fastidio. No era una novedad para nadie que Nano y Marina no eran muy felices en su matrimonio y que tampoco eran grandes padres. Nadia sospechaba que Guzmán era la verdadera figura paterna de su sobrino. Lamentablemente, ese niño solo conocía a Guzmán pero no a su otro tío. El niño no tenía la culpa de lo que había sucedido pero Nadia entendía a Samuel por alejarse de su familia.

Nadia se encontraba entre los amigos que habian visitado a Samuel en Caleruega. Con el tiempo, Samuel les dijo a sus amigos mas cercanos en donde estaba y autorizó que lo visitaran con la unica condición que jamas rebelaran en donde se encontraba. Ella fue junto a Lu y Valerio un fin de semana. Guzmán fue el único del grupo en no ser invitado. Ella sabía que su novio estaba herido por eso pero tambien pensaba que Guzmán se equivocó al elegir bando cuando surgió todo el problema. Guzmán también lo sabía.

Curiosamente, nadie conoció a la novia de Samuel en ninguna de esas visitas. Solo sabían que ella se llamaba Carla. Incluso, Samuel regresó una vez a Madrid para el cumpleaños de Alejandro y claro que todos lo bombardearon con preguntas pero él no permitió que lo convirtieran en el centro de la atención y se centró en su padre aunque lea dijo a sus amigos que les diría cuando y donde podían visitarlo.

Ahora Polo y Cayetana estaban comprometidos y la vida del grupo de amigos y de las familias continuaba pero Samuel parecía ser aún esa reliquia del pasado que se negaban a dejar atrás.

********

Polo y Cayetana estaban algo atareados recibiendo a los invitados a su fiesta. Cuando encontraron un minuto de descanso se abrazaron y se dieron un tierno beso.

-¿Te gusta la fiesta?-preguntó Polo.

-Me encanta-dijo ella-pero estoy enojada que Samuel nos mintiera que vendría. Hubiera sido lindo darle esa sorpresa a todos.

-Si, lo sé-dijo él abrazándola mas fuerte-realmente creí que vendría. Quizás aún no quiere encontrarse con Nano y Marina.

-Aún así debió estar aquí para nosotros- se quejó Cayetana.

-Quizás si no invitamos a Nano y Marina nos aseguramos que viniera-dijo Polo con humor-ciertamente los invité por compromiso. Prefiero que Samu esté aquí.

-Yo también -dijo ella.

De pronto, alguien mas llamó la atención de los dos. Una hermosa mujer rubia con un elegante vestido verde. Se notaba que la misteriosa mujer tenía algunos meses de embarazo.

-¿Es invitada tuya?-preguntó Polo confundido.

-Pensé que tú la invitaste-dijo Cayetana-no la conozco.

La pareja se acercó a la rubia con curiosidad.

-Buenas noches-dijo Cayetana para ella los notara.

La rubia de ojos verdes miro a la feliz pareja y sonrió.

-Ustedes son Polo y Cayetana-dijo la rubia-los reconocí por las fotografías que vi de ustedes.

-Asi es ¿tú quien eres?- preguntó Polo sin entender- ¿eres una invitada?

-Mi nombre es Carla-dijo la rubia ofreciendo su mano para saludar a ambos-y no, no estoy invitada. Pero acompaño a mi novio que si sí está invitado.

-¿Tu novio?-preguntó Cayetana aún mas confundida.

-Ese sería yo-dijo una voz conocida detrás de ellos.

Al darse la vuelta los tres Samuel pudo ver la sonrisa de Carla y el asombro de Cayetana y Polo.

-Los felicito por su compromiso-dijo Samuel sonriendo.

Inmediatamente Polo y Cayetana abrazaron a Samuel mientras Carla observaba la escena enternecida.

De repente Polo conectó todos los puntos.

-Si ella es tu novia significa que...-dijo Polo.

-Así es-dijo Samuel abrazando a Carla-vamos a ser padres.

Parecía que a Polo y Cayetana no les importaba no ser el centro de atención en su propia fiesta de compromiso por que gritaron de alegría haciendo que todos notaran a Samuel y Carla allí.

De repente, todos los amigos de Samuel corrieron a recibirlo, incluso Guzmán se acercó. Pilar corrió a encontrarse con el hijo que no veía en persona hace mas de un año y se llevó la sorpresa que volvería a ser abuela. Alejandro fue mas tranquilo ya que él era el único que sabía de Carla y su embarazo.

Los únicos que permanecieron en sus asientos fueron Nano y Marina.

p>********

Todos rodearon a Samuel y uno por uno los fue abrazando. Con Pilar y Guzmán fue bastante tenso e incómodo. Aunque no había mucho interés en preguntar a Samuel por él en particular ya que el interés de todos estaba en la rubia que lo acompañaba y su delatora barriga.

-¿Vas a ser padre junto a una super modelo y no nos avisas? -dijo Lu molesta.

Carla solo pudo reir ante ese comentario de la amiga de Samuel.

-Gracias Lu-dijo Samuel con condescendencia-pero quería darles a todos la sorpresa cuando conocieran a Carla Rosón Caleruega, mi novia. Y, aunque podría ser una super modelo en realidad es doctora.

Todos miraron impresionados a la nueva novia de su amigo.

-Espera-dijo Ander- ¿Rosón Caleruega? ¿de los vinos?

-Así es-dijo Carla sin darle mucha importancia -mi familia es la dueña de los vinos Marquesado de Caleruega.

Aunque nadie lo decía en voz alta, todos pensaban que Samuel había cambiado a Marina por alguien muy superior.

Carla saludó delante de todos a Alejandro y Pilar se dio cuenta que ya se conocían. Podria reclamarle a su esposo por no decirle del contacto que había mantenido con Samuel a sus espaldas pero sabía que sus reclamos encontrarían oídos sordos en Alejandro y Samuel. Carla y Samuel no se sentaron con la familia García sino con los amigos de Samuel.

Alejandro y Pilar regresaron a su mesa en donde Nano y Marina seguían sentados sin quitarle los ojos a Carla y Samuel. Alejandro pudo notar que Nano no estaba para nada contento y Marina miraba con tristeza a Samuel y Carla.

-¿Porqué no me dijiste que visitabas a Samuel?- reclamó Pilar a su esposo.

-Porque mi hijo me pidió que no te lo dijera -dijo Alejandro despues de beber una copa - y no iba a traicionar su confianza. Ya bastante traición a recibido Samuel de su propia familia.

Alejandro dijo este último comentario mirando a su hijo mayor quien evitó responder. Luego regresó su atención a su esposa.

-Pero se dará lo que tú querías-dijo Alejandro- él regresará de modo presencial a la empresa para tu tranquilidad, la de los clientes y de los inversores.

Pilar miró a su esposo con uan expresión herida.

-Quiero a Samuel aquí más que por eso -dijo Pilar- extraño a mi hijo, por supuesto.

-Asegúrate de decírselo bien- dijo Alejandro con dureza - porque hasta ahora no lo has demostrado bien.

Pilar bajó la mirada avergonzada.

********

Carla no se molestó por ser el centro de atención. Ella sabía mucho de los amigos Samuel porque él se lo habia contado todo sobre ellos pero ellos no sabían nada sobre ella. Era lógico que se preocuparan por él siendo tan protectores con su amigo.

Pero a Carla no le costó nada ganarse a los amigos de novio. Todos parecian aceptarla de buen grado. Más incómodo fue hablar con Pilar. Carla notó que Pillar estaba dolida porque Samuel no le haya dicho nada pero no reclamaba nada.

Quien no le agradó mucho fue el hermano de Samuel. Su pequeño hijo lloraba a su lado y este ni siquiera le prestaba atención. Además, Carla estaba predispuesta a que Nano le cayera mal ya que sabía que nunca podría querer a alguien que era capaz de hacerle algo asi a su propio hermano.

Cuando Carla anunció que ella y Samuel tendrían gemelos creyó ver lágrimas de felicidad en los ojos de su suegra aunque Samuel tenía una actitud distante con ella.

Ya había competencias entre los amigos de Samuel por quienes serían los padrinos y madrinas de sus hijos. Samuel no lo dijo en voz alta pero Rebe ya tenía asegurado un puesto. Samuel consideraba que era su forma de agradecerle a su amiga por prestarle su casa en Caleruega ya que sin ese acto, jamás habría conocido a Carla. Ahora,todos los amigos de Samuel buscaban caerle bien a Carla para ser elegidos.

En determinado momento Carla se dirigió hasta el baño. Antes de salir se miró en el espejo para retocar su maquillaje. Tan distraída estaba en su labor que no notó a Marina a su lado, ambas mirandose al espejo.

-Samu, no nos ha presentado-dijo la pelirroja- pero soy Marina Nunier.

Carla sonrió con falsa cortesía. No le gustó la forma en que dijo "Samu ". Como si ese nombre le perteneciera.

-Sé quien eres-dijo la rubia- él te mencionó algunas veces al principio.

La elección de palabras de Carla no fue al azar. Decir que Samuel sólo la mencionó al principio dejaba implícito que él ya la había olvidado. Carla no detestaba a Marina por celos sino porque lo había lastimado. Ella no permitiría que lo volvieran a lastimar.

-Los felicito por el embarazo -dijo Marina con falsedad.

Marina consideraba que Carla estaba ocupando el lugar que le correspondía a ella y que su actual hijo debió ser en realidad el hijo verdadero de Samuel.

-Si,estamos muy felices-dijo la rubia sonriendo-creo que Samuel está feliz de tener hijos que sí sean de él.

Marina estaba muy enfadada pero no supo qué responder realmente. Carla simplemente sonrió.

-Gusto en conocerte-dijo la rubia con sarcasmo y se marchó.

********

Un camarero le ofreció una copa y Samuel la aceptó con gusto. Vio desde lejos como Carla charlaba animadamente con Rebe, Lu y Nadia y Samuel no podía estar más feliz. Le ponía nervioso que sus amigos no aceptaran a Carla pero su hermosa novia habia neutralizado eae miedo sin ningún problema. Supuso que debió tener mas fe en ella. Si ella pudo sacarlo de ese lugar tan oscuro, podía con sus amigos.

Se sorprendió cómo le fue indiferente ver a Nano,Marina y su hijo. Claro que no le era agradable estar cerca de ellos o mirarlos pero ya no sentía au corazon roto como antes sino que solamente podía experimentar una digna indiferencia.

Sin embargo sabía que con Marina no deseaba nada. Simplemente era la madre de su sobrino. Aún no sabía si quería una relación con el niño. Claro que ese bebé no tenía ninguna culpa y le gustaría que aua propios hijos tuvieran a su primo en sua vidas pero no a costa de tolerar las estupideces de Nano y Marina.

Sabia también que jamás recompondría su relación con Nano. Un hermano de verdad no te hace lo que hizo Nano. Solo debía tolerarlo en la empresa (en la que Samuel tenía un puesto mas alto y el apoyo de su padre) y en contadas reuniones familiares en las que se sentía libre de irse cuando quisiera.

Con su madre era un asunto mas confuso.

Hablando de asuntos confusos, Samuel se percató que Guzmán se acercaba a él. No deseaba pelear pero lo haría de ser necesario. -Me alegro que regresaras para fiesta de Polo y Caye -dijo Guzmán. Samuel no lo miró. Su vista seguía fija en Carla y sus amigas. -Carla y yo decidimos instalarnos en Madrid- dijo Samuel- Yo debo regresar a la empresa y ella quiere tener a los bebés cerca de sus padres. -¿De verdad?-dijo Guzmán ilusionado. Samuel simplemente asintió. Extrañaba a su mejor amigo pero un año junto a Carla le había enseñado que merecía ser valorado y si Guzmán no lo hacía entonces lo sacaría de su vida. -Samu...lo siento, de verdad-dijo Guzmán finalmente- no debí tratar de que perdonaras a Marina. Lo que te hizo es imperdonable. Me preocupé tanto en ser lo que creía que era ser un bien hermano que me olvidé como ser un buen amigo. Samuel miró a Guzmán y pudo ver el dolor y la pena en sus ojos azules. Odiaba que Guzmán tardara tanto tiempo en reconocer sus errores. -¿Porqué ahora?-preguntó Samuel. -Vi el ostracismo al que fueron sometidos tu hermano y mi hermana-explicó Guzmán-y al principio me enojé por eso. Pero pasó el tiempo y comencé a ver todo lo malo en Marina que me negaba a ver. Su egoismo, su inmadurez. No solo como persona sino también como madre. Trataba tanto de defenderla y justificarla pero nadie me acompañaba en eso. Incluso Nadia se negaba a eso. Me sentí tan solo. Y comprendí que me estaba aislando de todos. Los demás no eran el problema sino yo. Fui un amigo de mierda. Te abandoné cuando más me necesitabas. Samuel miró la copa en su mano. Era lo unico que podía mirar para no mirar a Guzmán a la cara. -Sé que no puedo exigirte que me perdones de inmediato o siquiera que me perdones -dijo Guzmán-pero estoy dispuesto a esperar por tí. Guzmán puso una mano en el hombro de Samuel y se dispuso a marcharse cuando la voz de Samuel lo detuvo. -Sé que necesitaré tiempo para perdonarte -dijo Samuel-pero quizás no sea tanto. Al fin y al cabo, uno de mis hijos necesitará a su padrino en sus vidas. Guzmán no podía creer lo que escuchaba. Su sonrisa cubría todo su rostro y sus ojos estaban húmedos. -Te prometo que seré el padrino mas consentidor del mundo-dijo Guzmán-y tambien el mejor amigo. Samuel asintió, pero no dijo más. A veces, el tiempo necesitaba tiempo. ********

Cuando llegó el momento de que se retiraran, Samuel y Carla se despidieron de sus amigos y de sus familias. Actualmente estaban viviendo en casa de Teo y Beatriz pero estaban buscando su propio lugar. Teo y Beatriz estarían felices de que sus nietos vivieran en su casa. Seguramente Alejandro y Pilar y también les ofrecerán eso, pero Samuel rechazará la idea tajantemente ya que Nano y Marina también viven en la mansión García. Pero Carla y Samuel prefieren tener un lugar propio.

-Samuel-dijo una voz femenina detrás de ellos.

Samuel y Carla voltearon y vieron allí a Pilar. Se la veía nerviosa y dubitativa.

-¿Si?-preguntó Samuel con frialdad.

-Yo...quisiera invitarlos a cenar a casa--dijo la mujer- con tu padre y conmigo. Alguno de estos días.

Samuel pensó que al menos su madre fue lo suficientemente inteligente como para no incluir a Nano y Marina en el combo.

Samuel miró a su madre en silencio y eso ponía cada vez mas nerviosa a Pilar.

-Estaremos algo ocupados-dijo Samuel-buscando una casa y preparando la llegada de los bebés.

-Samu, por favor-dijo Pilar casi rogando- de verdad te extraño. Y quiero ser cercana a mis nietos.

Samuel se preguntó si la actitud de Pilar frente a la infidelidad de Nano y Marina pudo deberse en parte a que Nano la amenzara con no dejarla ver a su nieto. Nano era lo suficientemente listo como para saber que una amenaza así funcionaría con Pilar pero no con Alejandro. Samuel decidió que aunque eso fuera posible, aún así no sirve como justificación.

Samuel iba a contestar con algo cortante pero la presión de la mano de Carla junto a la suya. Miró a la rubia. Ella le habia quitado a sus demonios y lo habia hecho mas feliz que nunca. No significaba que perdonaría a su madre solo porque Carla quería eso, pero por ella podía intentarlo.

-Nos encantaría ir a cenar contigo y papá algún dia-dijo Samuel.

Pilar asintió con una sonrisa y Samuel y Carla se marcharon.

********

ALGUNOS MESES DESPUES

Todos esperaban afuera de la habitación para conocer a los bebés. Habia sido un parto extenuante pero todo había salido bien. Carla y los niños estaban bien y Samuel se sentía como el hombre mas feliz del mundo. No necesitaba mas que a su hijo, su hija y a su esposa. Bueno, técnicamente aún no se habían casado pero solo era cuestión de tiempo.

Los padres de ambos y todos sus amigos esperaban finalmente conocer a los bebés. Los más emocionados eran Guzmán, Rebe, Lu y Polo quienes habían sido escogidos como padrinos y madrinas.

Pronto los harían pasar pero por ahora Samuel quería ser el único testigo de su familia. De su príncipe, su princesa y su reina.

Carla le habia traído luz a su vida llena de oscuridad. Ella y esos niños eran el único refugio que necesitaba.

Chapter 27: Despedida y viaje

Summary:

Algo muy corto pero espero que les guste.

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Samuel había muerto. Era algo sin sentido para ella. Samuel era el amor de su vida, su recuerdo mas feliz, su dolor mas grande al haberlo dejado...pero estaba vivo la última vez que lo vio.

¿Cómo se deja de sufrir por algo cuando no le encuentras un sentido?

Fue Rebe la que le había avisado todo. Al principio le dio una morbosa gracia que justamente fuera ella dado que ambas habian rivalizado por él antes. Pero ahora Carla le encontraba una especie de sentido poético y cruel. Los presentes estaban ahí porque habían amado a Samuel como hijo, hermano o amigo. Pero Rebe y ella también lo habían amado como hombre. Tenía sentido que fuera justo Rebe la que tomó su teléfono esa noche lluviosa y la llamara.

"Carla..."

Eso dijo Rebe bien Carla atendió y la rubia supo de inmediato que algo andaba mal. Rebe le hubiera dicho "rubia" o "marquesa". Jamás la llamaría por su nombre.

"...el Samu ha muerto"

La parte final de la oración fue la confirmación de algo que Carla se esperaba instantes antes.

Todos en el cementerio miraban la tumba en la que recien habían colocado a Samuel. Nadie debería morir a los 18 años.

Carla tenía un lugar central en aquella fotografía. No es que ella lo buscara pero es como si todos los presentes supieran que así lo querría Samuel.

Todos habian regresado. Nadie quiso perderse la despedida. Guzmán y Ander regresaron de su viaje sin perder un segundo. Ver a Guzmán tan destrozado fue duro para Carla. Ella y él tenían en común que en un inicio vieron a Samuel como un enemigo pero que aprendieron a amarlo.

Lu y Nadia también habian regresado para despedirse. Carla lo entendía de Nadia ya que era amiga de Samuel desde que eran niños pero lo que la sorprendió fue ver tan lastimada a Lu con todo esto.

Omar estaba junto a su familia que lo consolaba lo mejor que podían. Pero Carla sabía que no había consuelo posible para Omar. Su mejor amigo ya no estaba.

Cayetana lloraba abrazada a un muchacho que ella lo presentó como su novio Felipe.

Habian otras personas de Las Encinas que Carla no sabía el nombre de la mayoría. Reconocía al príncipe Phillipe. Junto a él había una muchacha rubia de ojos azules y un muchacho guapo que le dijeron que era hijo de un famoso jugador de fútbol.

Pilar lloraba desconsoladamente y se aferraba a Nano,el único hijo que aún le quedaba. Nano jamás insultó a Carla o la increpó por algo. Es como si comprendiera que el dolor por la pérdida de Samuel los uniría para siempre. Pilar había abrazado a Carla como una forma silenciosa de reconocer que ella siempre sería el gran amor de su hijo.

Carla notó como nadie parecía estar ahí por compromiso. Todos tenían tatuado en el rostro un genuino dolor.

Sentía a su derecha el abrazo de Lu y a su izquierda a Ander. Carla se alegraba que fuera así. Cuando volvió a Madrid y fue hasta su mansión sus padres la esperaban ahi. Era evidente que la notícia había corrido por todos lados y ahora se sabía que el director de Las encinas estaba involucrado en la muerte de uno de sus estudiantes. Teo y Beatriz se ofrecieron a acompañar a Carla al velorio pero ella se negó rotundamente. No permitiría que la despedida de Samuel se empañara con la hipocresía de sus padres. ¿Cómo podrian estar ahí el hombre que amenazó con hacerle daño y la mujer que promovió que ella se separara de él? No. Carla ahora tenía poder y lo haría notar. No creyó en las supuestas buenas intenciones de sus padres. Fue Valerio quien fue a buscarla para ir al entierro de Samuel.

Los hijos del director no estaban allí. Una parte de Carla quisiera que lo estuvieran así podria descargar toda su furia y desesperación en ellos. Sobre todo esa chica que fue su novia. Pero hubiera sido un error manchar la despedida de Samuel con algo así. Carla no había tratado personalmente con los hijos de Benjamín pero sabía que Rebe, Guzmán y Omar les dejaron en claro que no eran bienvenidos alli.

Que tonta se sentía ahora por haberlo dejado un año atrás. Sus diferencias por el dinero o el orgullo parecían tan superficiales o fáciles de solucionar ahora que no podía evitar sentirse una tonta por haber dejado que se separaran por algo asi. Quizás si hubieran estado juntos como pareja pero a la distancia esto no habría sucedido. Samuel no se habría acercado a ese Benjamín y su hija. Pensar así no era sano pero resultaba enteramente satiafactorio en ese momento.

En ese último audio que le habia mandado al despedirse ella le dijo que lo iba a querer siempre. No mintió. Ella lo había amado con locura. Aún lo hacía. Estaba segura que no dejaría de hacerlo.

Carla lloró. Nunca se hubiera permitido que los demás la vieran llorar. Pero fue Samuel quien le enseñó que la vulnerabilidad no era debilidad y era justo que sus lágrimas fueran para él. Que los demás vieran como ella lo amaba. Que supieran que la reina de hielo había sucumbido ante un tierno y becado camarero. El mejor regalo que podía hacerle a Samuel ahora era que todos supieran cuanto sufría por él.

Lu y Ander apretaron más a Carla. Guzmán se acercó abrazando a Nadia. Omar y Rebe también estaban allí. Cayetana y Valerio se acercaron.

Carla miró a sus amigos y se sintió un poco menos sola. Aunque ahí había una ausencia que nadie podría llenar jamás.

-Adios, Samuel- susurró la rubia.

********

Miraba a lo lejos como todos estaban presentes. Samuel no había esperado ser tan querido. Incluso personas como Azucena o la inspectora habían aparecido para su funeral.

Quizás nunca sabías el verdadero impacto que tenías en la vida de los demás.

Quería acercarse a todos y decirles que no sufrieran. Que ahora él estaría mejor, pero no podía.

Miró a Nano y a su madre llorar desconsoladamente. Había tanto que no sucedería entre ellos de ahora en más. Un vínculo marcado por la ausencia, por el vacío. Ya no vería el rostro orgulloso de su madre al verlo convertido en un abogado. Eso hubiera sido hermoso. Ya no arreglaría de forma definitiva las cosas con su hermano como le hubiera gustado.

Miró a todos los amigos que estaba dejando atrás. Los extrañaría a todos. Particularmente conmovedor fue ver que Lu, Nadia, Ander y Guzmán habían venido para despedirlo. Fue duro ver a Lu y Guzmán tan destrozados. Quizás Lu había tenido razón y si eran una familia después de todo. Incluso era duro tener que despedirse de Caye y Valerio. Pero a quienes más extrañaría era a Rebe y Omar. Él era su mejor amigo de la infancia y ella era la mejor amiga que cualquiera podría tener. ¿Quien es mas leal y protector que la buena Rebe?

Ya no discutirá más con Guzmán. Ya no hará boxeo con Rebe. Ya no trabajará con Omar. No quedaba nada.

Y estaba ella. Ya la había extrañado como un loco estando vivo. Había cosas que ni la muerte puede cambiar.

Daría todo por poder acercarse y besarla. Pero no había nada que se pudiera dar.

Siempre había guardado la esperanza de algún día volver a encontrarla y reconciliarse con ella. Tenía la impresión que esa despedida no fue un adiós sino un hasta luego. Ese futuro juntos nunca desapareció por completo de su mente aunque tratara de eclipsarlo con Ari u otras distracciones.

Y le costaba dejarla atrás no solo por el amor sino porque aún estando muerto, Carla lo hacía sentirse vivo.

Quizás, ya no tendrían un futuro, pero esperaba atesorar su pasado como la reliquia mas valiosa a donde fuera que él se dirigiera ahora.

-Ya es hora, Samu-dijo una voz detrás de él.

Volteó y vio a Marina sonriendo. Ella le extendía la mano como haciendo una invitación. Junto a ella estaba Polo. Ya no parecía ese chico torturado que él supo conocer sino que parecía en paz al igual que Marina.

Quizás ahora le tocara a Samuel sentir esa paz.

Antes de irse con ellos, Samuel susurró:

-Adiós, Carla.

Notes:

Ahora me enfocaré en actualizar Cazadores de Sombras ya que hace mucho no trabajo en eso.

Chapter 28: El idiota

Summary:

Carla cree que Samuel es un idiota.

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Las Encinas era un instituto que daba lugar a los hijos de elite madrileña. Los hijos de las familias más poderosas e influyentes estudiaban allí. Hijos de empresarios, deportistas, políticos, celebridades. Por ejemplo, Guzmán y Marina Nunier cuyo padre dirigía una importante empresa constructora. También estaba Polo Benavent cuyas madres eran dueñas de un conglomerado de medios de comunicación. Los Montesinos como hijos de un diplomático. Iván Carvalho el hijo de un famoso jugador de futbol también estudiaba allí. O Carla que era hija de miembros de la nobleza.

Entre todos esos estudiantes, resaltaba uno en particular. Samuel García Domínguez. Todos conocían a Samuel. Mejor dicho, conocían a la madre de Samuel. Todos en España sabían quién era Pilar Domínguez. La actriz mas famosa y cotizada del país. Pilar comenzó de muy joven una carrera como modelo, amparada en su innegable belleza y carisma. Luego dio el salto a la actuación y todo fue cuesta arriba. En pocos años había cosechado muchísimo dinero, premios y el amor del público. También la indeseable atención de los medios de comunicación. Y esa atención no se limitaba solo a Pilar. Por efecto contagio, sus hijos también estaban bajo el escrutinio del público. Todos se enteraron cuando Pilar peleó con su compañero durante la filmación de una película. Todos los fotógrafos estaban ahí para ver a Nano salir ebrio de un club o cuando lo arrestaron por conducir ebrio. Todos hablaron del divorcio de Pilar con el padre de sus hijos cuando Samuel tenía 12 años. Los García tenían prohibido tener una vida privada.

Nada de eso provocaba que Carla sintiera algún tipo de lástima o compasión por Samuel porque simple y sencillamente, Samuel García Domínguez era un idiota.

Carla jamás había conocido a alguien arrogante, perfeccionista y odioso que Samuel. Carla odiaba cuando los profesores les asignaban una tarea juntos porque Samuel era incapaz de ceder o consensuar. Todo se hacía a su modo. Y jamás estaba conforme con nada. Su grado de detallismo y obsesión era casi patológicos y exasperantes. Quizás era algo que heredó de su madre. Todos sabían que Pilar Domínguez era una perfeccionista obsesiva con su trabajo. Nunca paraba hasta que una escena salía perfecta como ella deseaba. Jamás accedía a tomarse fotografías hasta que todo estaba en su lugar. Aparentemente, Samuel heredó eso de su madre, pero traspolado a un ambiente de escuela secundaria. Por eso la mayoría evitaba a Samuel si podía. Incluso el carácter fuerte e impaciente de Samuel era temido y detestado por todos sus compañeros. Muy pocos lo querían. Solo Guzmán, Rebe y Cayetana eran sus amigos. Y si bien ellos solían defenderlo o tenerle paciencia aduciendo que nadie conocía como era de verdad la vida de Samuel, tampoco negaban lo insoportable que el muchacho podía llegar a ser.

Era conocido por todos cierta pelea en los pasillos de Las Encinas entre Samuel y Lucrecia Montesinos. El tono de la discusión subió mas y más hasta que Lu se burló del reciente escándalo del hermano de Samuel arrestado por conducir ebrio. Samuel no se contuvo y gritó:

-Al menos Nano no folla con su propio hermano.

Lu se puso roja mientras las risas de todos alrededor crecían mas y más. Samuel aprovechó el malicioso rumor de que Lu y Valerio eran mas que hermanos para humillarla.

Como ese, había otros acontecimientos en los que todos entendieron que Samuel no era alguien con quien quisieran meterse. Polo, Ari y Cristian lo aprendieron también de mala manera.

Así, la fama de Samuel como un idiota fue creciendo sin importar los contextos exactos de esos hechos concretos. Y Samuel no se molestó en buscar revertir esa imagen. Para él, era mejor ser odiado y temido que ser pisoteado.

Carla estaba convencida que Samuel era el imbécil que todos decían que era. No importaba que con ella fuera un poco más amable que con los demás de forma inexplicable.

********

Una obra de teatro. ¿Están bromeando?

La profesora de literatura les había asignado hacer una obra de teatro. Los hijos de empresarios y políticos no estaban hechos para algo así y el entusiasmo de la mayoría de los estudiantes lo demostraba.

Sin embargo, la profesora, en un evidente intento de chantaje, les dijo que quienes participaran serían beneficiados con su nota final. Por supuesto que eso era preferible a exámenes, ensayos y estudio así que los estudiantes se pusieron manos a la obra.

La maestra sería quien asignaría cada rol, pero los estudiantes harían todo el trabajo.

Si bien la mayoría no estaban muy entusiasmados, Carla estaba algo emocionada. Le gustaba la idea de ser parte de un proceso creativo que iba tomando forma poco a poco hasta llegar al resultado final esperado y sin pensarlo mucho audicionó para formar parte del elenco.

Finalmente, Carla y Polo fueron seleccionados para ser los protagonistas y Omar, Lucrecia y Marina completaban el elenco. Cayetana era la encargada del vestuario y Guzmán de la escenografía. Ander se ofreció a manejar la música y el sonido mientras que Rebe se ocuparía de maquillar y peinar a los actores.

El verdadero problema surgió cuando se eligió al director: Samuel García Domínguez.

-¿De verdad pusieron al idiota a dirigirnos?- se quejó Lucrecia.

-Si hay alguien que puede hacerlo, es Samuel-defendió Rebe a su mejor amigo mientras Caye y Guzmán la apoyaban.

La gran mayoría no parecía muy entusiasmada.

Carla odiaba como había sucedido todo. Ella estaría bajo las ordenes directas del idiota y eso no era tolerable bajo ningún punto de vista y se lo hizo saber a la profesora.

-Samuel es hijo de una famosa y experimentada actriz-explicó la profesora- creció en set de filmación y escenarios. Si alguno de ustedes puede dirigir esto es él.

Está bien, eso tenía sentido. Pero no le alegraba a Carla que el idiota, por mas guapo que sea, (si, Carla notaba que es guapo, aunque no lo dijera en voz alta) tuviera algo de poder sobre ella.

********

Los ensayos eran, casi literalmente, una tortura.

El detallismo, la minuciosidad y la obsesión de Samuel pesaba sobre todos los participantes. Especialmente Carla y Polo quienes eran los protagonistas. Polo se ponía muy nervioso (sumado a su timidez habitual) y Carla tenía poca paciencia con el aún más impaciente director.

Cayetana le probó 10 vestidos diferentes a Carla hasta que Samuel estuvo conforme (conforme, no satisfecho). Guzmán, Valerio y Cristian se la pasaron moviendo los muebles que conformaban la escenografía por todo el escenario hasta que Samuel dictaminó que estaban en el lugar correcto. Lucrecia casi lloró cuando Samuel la obligó a utilizar una fea peluca roja que según él era mas acorde con su personaje.

Los actores no la pasaban mejor que Samuel les controlaba cada dialogo, cada entonación, cada movimiento sobre el escenario.

El escenario era una celda y Samuel el carcelero.

********

Llegó el día de ensayar la escena final de la obra. Y era la mas tortuosa. En esta escena, la pareja protagonista por fin se daba un beso que ponía fin a toda la obra. Las exigencias de Samuel, el nerviosismo de Polo y la falta de paciencia de Carla no era un combo agradable.

Era la novena vez que intentaban hacer la escena.

Polo abrazaba débilmente a Carla y ella notaba un sutil temblor. Polo cerró los ojos y Carla podía ver su nerviosismo, casi enfermizo.

-¡Basta!- gritó Samuel.

Todos suspiraron de cansancio. Lu, Marina y Omar estaban en escena, pero más atrás por lo que solo estaban ahí parados viendo los intentos de beso entre Carla y Polo.

-Esto es horrible- dijo Samuel exasperado-vi más pasión entre un perro y un árbol que entre ustedes dos.

Carla se sintió ofendida. Estaban dando lo mejor de sí. No eran como la madre de Samuel actores profesionales ¿Qué esperaba ese lunático?

-¿Quién te enseñó a besar, Polo? ¿Tu madre? -dijo Samuel de forma despectiva.

Todos los presentes rieron excepto Polo y Carla. Polo estaba mas rojo que nunca y no sabía dónde esconderse.

Exasperado, Samuel subió al escenario y se posicionó frente a Polo y carla. Hizo a Polo a un lado y se puso frente a Carla.

-Presta atención, Polo-dijo Samuel.

Miró intensamente a Carla y dio un paso para quedar cara a cara frente a ella. Carla dio un respingo de sorpresa.

-Ella es la mujer más increíble que has conocido-dijo Samuel sin dejar de mirar a Carla- ella es el amor de tu vida.

De pronto Samuel tomó a Carla por la cintura. Carla puso sus manos sobre el pecho de él sin aplicar mucha fuerza.

-Ella es la mujer que has esperado por toda tu vida-dijo Samuel con la vista fija en los ojos verdes de la rubia-ella es el sueño que siempre has tenido y que ahora estaba materializado frente a ti…

Carla seguía mirando a Samuel y notó que él miró sus labios por una fracción de segundo.

Todos los presentes miraban atónitos.

-No solo la amas-dijo Samuel- la deseas. Deseas a esta mujer que para ti es la más hermosa del mundo. Ella alborota tus hormonas. Te hace sentir como el hombre que deseas ser…

La respiración de Carla comenzó a agitarse.

-Besarla es lograr por fin lo que hace tanto tiempo deseas…-dijo Samuel.

Y sucedió. Samuel besó a Carla frente a todos. La pasión del momento dejó a Carla indefensa e inconscientemente puso sus brazos sobre los hombros de Samuel quien la sujetaba posesivamente por la cintura pegándole cada vez más a él.

Cuando Carla y Samuel se separaron, se encontraron con la mirada estupefacta de Polo junto a ellos. Lu, Marina y Omar a unos metros los observaban del mismo modo que Polo. Debajo del escenario, Rebe, Cayetana, Guzmán, Valerio, Ander y Cristian seguían el asunto sin querer perderse ningún detalle.

Carla y Samuel miraron a todos y parecieron volver a la realidad.

-Eh ... ¿Entendiste cómo debes hacer la escena? -le dijo Samuel a Polo sin querer mirarlo a los ojos.

Polo quiso responder, pero no salía ninguna palabra de sus labios.

-Diez minutos de descanso y luego seguimos -dijo Samuel y se apresuró a salir del lugar- ¡Mejor quince minutos!

Samuel desapareció rápidamente y todos miraron fijamente la puerta por la que se había ido. De pronto, todas las miradas se posaron en Carla.

-Carla… ¿qué carajo…? -preguntó Lu confundida acercándose a su mejor amiga.

La rubia sintió el peso de la mirada de todos sobre ella, pero una parte de ella seguía aún en ese beso que ya había terminado.

-Eh…teníamos que mostrarle a Polo como hacer la escena…-dijo Carla titubeando-y…tenemos 15 minutos para descansar, deberíamos aprovecharlos.

Carla fue rápidamente a la salida y cerró la puerta detrás de ella. Cuando lo hizo, se apoyó en la pared suspirando profundamente.

Samuel. Hijo de una actriz famosa. Director. El idiota. Samuel era el idiota. Se lo repetía constantemente para no olvidarlo.

Idiota. Idiota. Idiota.

El beso vino a su cabeza una vez más.

Mierda, estaba perdida.

Notes:

Ahora se vienen 2 capítulos seguidos de Cazadores.

Chapter 29: El objetivo final

Summary:

¿Y si las cosas pudieran ocurrir otra vez pero de un modo diferente?

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

“SAMUEL GARCÍA DOMÍNGUEZ Q.E.P.D.”

Eran las últimas palabras que deberían estar en una lápida. Carla estaba segura de eso.

Cuando se fue a Inglaterra lo hizo con el corazón roto, pero había una pequeña parte de ella que guardaba la esperanza de reencontrarse con Samuel en un futuro. Cuando ella regresara con un corazón un poco reparado de todo lo que había vivido. Cuando él pudiera superar sus un poco sus inseguridades. Quizás, entonces, podrían haber vivido su amor de una forma sana y plena. Porqué se amaron. Nadie ocuparía el lugar en su corazón que ocupa Samuel.

Todos los amigos y familia de Samuel estaban ahí. Pilar y Nano habían vuelto de Marruecos. Guzmán y Ander regresaron de su viaje. Inclusa Nadia y Lu habían cruzado el Atlántico para despedirse de Samuel.

El amor, la amistad, la culpa, la admiración. Tantas cosas sentían los presentes respecto a Samuel que no podían faltar.

Los hijos de Benjamín Blanco quisieron participar del velorio, pero la intimidante presencia de Rebe y Guzmán fue suficiente para disuadirlos de seguir insistiendo.

Incluso Nano parecía haber olvidado lo que sentía por Carla al entender que ella era la que más sufría en todo esto.

Nunca más volvería a ver a Samuel. Carla no concebía un mundo en el que Samuel ya no estuviera.

********

No quiso regresar a la mansión de sus padres. La llamaron y le escribieron cuando supieron que había regresado por la muerte de Samuel. Los ignoró. No quería que su dolor por Samuel se mezclara con la hipocresía de sus padres.

Valerio la invitó a ella y a Lu a su departamento. Carla les agradeció a sus amigos, pero rápidamente fue a dormir. Al menos eso les dijo. Solo deseaba llorar a Samuel en soledad. Porque nadie realmente sabía lo que Samuel era para ella. Todos estaban convencidos del amor de él por la marquesita, pero nadie pensaba realmente en lo que Carla sentía y en cómo había muerto también una parte de ella misma.

Lloró hasta que su cuerpo le dijo que no podía llorar más y cayó rendida ante Morfeo.

********

Abrió los ojos con pereza y desinterés. La luz del sol se colaba por la ventana de forma cruel, obligándola a despertarse. Que extraño. Creía haber cerrado la ventana antes de ir a dormir. Se sentó desperezándose aparatosamente y corriendo los mechones de cabello pegados a su rostro.

Miró a la habitación y cuando se dio cuenta dio un pequeño brinco sobre la cama. ¿Dónde mierda se encontraba? No era la habitación que Valerio le había prestado.

Miró confundida a todos lados hasta que parte de ella comenzó a calmarse. Conocía muy bien dónde estaba, pero no había ninguna razón para estar allí. Ella no quería estar allí. No debía estar allí. Se había negado a ir ahí. Era su habitación en la mansión.

¿Cómo había llegado ahí? Claramente recordaba haber ido al departamento de Valerio junto a él y Lu y haberse quedado dormida. ¿Cómo diablos había llegado a la casa de sus padres? ¿Valerio y Lu lo sabían? Ellos sabían bien lo que ella pensaba de sus padres.

Un ruido a su lado llamó su atención. Era su teléfono. Carla lo tomó, pero se dio cuenta que no era su teléfono, aunque le resultaba vagamente familiar.

Era un mensaje de Lu.

“Hey, bitch, debemos vernos hoy antes de que llegue el día de mañana. Nos vemos en unas horas en el Club del Lago. No tienes permitido faltar”

¿Lu quería verla en el Club del Lago? ¿La misma Lu que anoche la consolaba por la pérdida de Samuel? ¿Cómo tenía Lu dinero para ir a ese lugar ahora?

Iba a responderle a Lu de qué hablaba y porqué ella estaba con sus padres cuando notó algo que la dejó helada. La fecha del mensaje. 4 de septiembre de 2018.

¿Qué? No podía ser cierto. Inmediatamente fue al calendario en su teléfono confirmando que era la fecha de hoy.

No podía ser. Ella tenía que estar más de tres años adelantada. Rápidamente tomó el teléfono nuevamente y buscó diferentes noticias de actualidad para confirmar lo que temía y sabía: había retrocedido en el tiempo.

Carla siempre fue alguien racional. La lógica podía explicarlo todo. Su mente funcionaba en ese sentido y buscaba explicaciones para lo que estaba sucediendo.

No se animaba a salir de su habitación ya que no quería dar un paso en falso y que la tomaran por loca.

Hasta que otro detalle que ya había notado dominó toda su atención por lo que significaba. Si hoy era 4 de septiembre de 2018, eso significaba que al día siguiente sería el primer día de clases de su penúltimo curso en Las Encinas. Carla no deseaba pisar nunca más ese lugar, pero algo más era evidente: mañana sería el día en que ella y sus amigos conocerían a los becados. Mañana conocería a Samuel.

Samuel estaba vivo.

No había racionalidad que importara. Samuel estaba vivo.

********

Ir corriendo a su departamento no serviría de nada. Samuel solo lo interpretaría como una rubia loca y anónima que llegaba a su casa queriendo verlo. Decidió tranquilizarse. Mañana tendría tiempo suficiente para verlo y tal vez hablar con él.

Algo hizo click dentro de Carla. No vería solo a Samuel. Polo y Marina también estarían ahí. Algo más llegó a su mente: ella era novia de Polo actualmente. Debía hacer algo respecto a eso.

Pasó el día con sus padres, pero se dio cuenta qué, aunque retrocediera en el tiempo, lo que sentía por sus padres no sufría un retroceso. Con el tiempo debió aceptar que la forma en la que la trataron sus padres no fue algo producto de las crisis de sus últimos tiempos, sino que siempre fueron así, solo que la estabilidad los controlaba. Decidió mantener una fría cordialidad con ellos.

Pero pensar en sus padres le hizo reflexionar que aún no había estallado la crisis de las bodegas, aunque por estos tiempos comenzaría a gestarse. ¿Podía hacer algo al respecto? No le interesaba salvar a sus padres de nada, pero ese también era su legado y su herencia y Carla no renunciaría a su estilo de vida solo por sus imbéciles padres.

Entonces cayó de cuentas que el hecho que Samuel estuviera vivo no era el único asunto que debía ocupar su mente. En una vida llena de errores, a Carla se le había dado una segunda oportunidad. No sabía por qué ni le importaba realmente, pero lo no desperdiciaría.

********

Como la persona metódica y estratega que era, Carla consideró que era buena idea tener presente todas las cosas que deseaba y podía conseguir en esta situación.

Llegó a la conclusión que tenía varios objetivos, pero que no eran ítems aislados dentro del macrocosmos de lo que ocurrió, sino que todo se vinculaba con todo en mayor o menor medida.

Concluyó que tenía siete objetivos a conseguir:

1_Que Samuel viviera.

Este era el más importante de todos. Y de alguna manera los demás se subordinaban a él. Nada era más importante que Samuel siguiera con vida. ¿Cómo conseguir eso? Bien, si murió al enfrentarse a Benjamín Blanco, lo mejor era impedir que Samuel llegara a conocerlo siquiera. La mejor opción era que Samuel no tuviera que repetir su último año. Para esto, debía prestar atención a los siguientes objetivos en su lista:

2_Que Marina no muera.

3_Que Polo no muera.

Samuel y los demás repitieron el último año por su pelea con Polo. La pelea con Polo no existiría si Marina estuviera bien. Salvando la vida de Marina se salva la de Polo e indirectamente la de Samuel. Era un efecto dominó frágil y fácilmente falible, pero Carla estaba convencida que deteniendo la caída de una pieza impediría la caída de las demás.

Los objetivos 2 y 3 estaban indudablemente ligados al objetivo número 4:

4_Que ni Lu ni Polo se convirtieran en asesinos.

Al no haber asesinatos, no había asesinos. No solo se salvaban vidas en un sentido físico, sino que las vidas de Polo y Lu no se arruinarían.

El quinto objetivo parecía estar aislado del resto, pero en el complejo engranaje de las cosas, Carla sabía que no:

5_Que Teo y Ventura paguen por sus crímenes

Todo comenzó por la corrupción de esos dos y con la debida justicia podía terminar. En este asunto debía tener en cuenta también a Marina y Nano y a cierto reloj. Llegado el momento se ocuparía.

Pero Teo no solo había colaborado con la debacle de la constructora de los Nunier, sino también con la de las bodegas y sus manejos dudosos del dinero. Si Carla quería salvar su futuro (y evitar que Yeray también fuera utilizado por su padre) debía actuar rápido y sigilosamente:

6_Salvar a las bodegas antes que surja el problema.

El último objetivo era el más egoísta. En cierta forma no era necesario para lograr los demás. Una parte de ella incluso creía que debía dejarlo de lado por el bien de Samuel. Pero no lo haría:

7_Hacer que Samuel se enamore de ella.

********

Su padre la llevó a Las Encinas al día siguiente. Ya no le interesaba siquiera fingir cordialidad con sus padres, especialmente con su padre. Por ahora solo se limitaba a actitudes pasivo-agresivas que mediaran entre ellos y ella. Sin embargo, una pequeña voz en su conciencia le decía que debía abordar la relación con sus padres de un modo más diplomático y estratégico. Necesitaba tenerlos con la guardia baja para darles el golpe necesario llegado el momento preciso.

Se bajó del coche apenas despidiéndose de su padre y miró nuevamente a Las Encinas. Como odiaba ese lugar. Se había jurado no volver a pisar este sitio. Pero sabía que aquí encontraría algo mucho más valioso a largo plazo.

Entró con la seguridad que la caracterizaba, pero con una mirada que escrudiñaba todo y a todos. No quería desviarse de su objetivo. Sin embargo, sabía que habría obstáculos esperándola. Las inseguridades ridículas de Lu o la estupidez de Guzmán serían un obstáculo para acercarse a Samuel. Aunque, el obstáculo principal sería que es novia de Polo aún. Debía terminar con Polo lo antes posible. A veces pensaba que el origen de todo el drama fue haber extendido demasiado su relación con Polo con idioteces como incluir a Cristian. Si ella y Polo hubieran aceptado la verdad a tiempo en lugar de aferrarse a al concepto absurdo de su “pareja perfecta” quizás todo hubiera estado mejor. Polo se hubiera recuperado con el tiempo y no habría tratado de recuperar el reloj durante esa fiesta.

Pero por ahora todo era un hipotético efecto dominó que debía materializarse.

Lu hablaba cosas ridículas sobre los becados y eso, pero Carla solo estaba con la mirada fija en la puerta a que llegaran los becados. La clase comenzó y unos minutos después entró Azucena presentando a quienes serían la comidilla de toda Las Encinas por unos meses.

Cristian con su sonrisa amistosa. Con dos piernas funcionales. Nota mental: salvar a Cristian del hijo de puta de Teo Rosón, pero sin involucrarse demasiado con él.

Nadia con una tranquilidad envidiable. Vio de reojo a Lu mirando a la chica como una amenaza ya identificada y a Guzmán mirarla sin mucho interés. A Carla no se le escapaba la ironía de lo importante que sería la amistad de Nadia en unos años para Lu y lo enamorado que Guzmán estaría de ella.

Pero fue el tercero de ellos quien capturó toda su atención.

Estaba tan guapo como siempre. ¿Por qué no lo notó cuando lo conoció la primera vez? Quizás una señal de lo superficial que fue esos tiempos.

Samuel miraba todo y a todos con una mezcla de inocencia e intimidación. Como si esperara que ese mundo pudiera devorarlo en cualquier momento. Ciertamente así fue. Pero esta vez ella no dejaría que eso sucediera.

Los becados se dirigieron a tomar asiento, pero Carla no podía conectar con la mirada de Samuel. Él miraba a Marina y sonreía.

Mierda.

********

Carla no recordaba que el amor de su vida fuese tan despistado. Es decir ¿Qué necesitaba Samuel para acercarse además de sonrisas coquetas y evidentes?

Luego recordó ciertos detalles pequeños, pero bastante significativos. Aun cuando fuera el primer día de clases, Samuel seguramente notó la cercanía de Polo con ella. Y era capaz que Cristian le dijera del interés por ella. Sumémosle que Guzmán y Lu no le mostraron su mejor cara a los becados y la desconfianza o “inocencia” de Samuel tenían sentido.
Marina no perdió tiempo y ya estaba cerca de él. Y Carla sabía que Marina nunca sería buena para Samuel.

Pero Carla era una estratega nata y sabía cómo cambiar a una estrategia más favorable. Samuel no era como otros hombres. No debía apelar a sus hormonas sino a su ética, porque su integridad siempre prevalecía al final. Eso significaba que antes de darle a entender que estaba interesada en él, debía si o si terminar con Polo. Lo haría ese mismo día. ¿Cuántas cosas malas se pudieron evitar si dejaba a Polo a tiempo?

Cristian se sentó a su lado y le sonrió coquetamente. Claro, él era diferente a Samuel y carecía de la timidez del camarero.

-Buen día-dijo el chico- quiero presentarme. Me llamo Cristian.

-Un gusto -dijo ella cortésmente -soy Carla.

-Me dijeron que eres una autentica marquesa -dijo él pensando que eso la halagaría.

Carla contuvo las ganas de poner los ojos en blanco. Claro que alguien tan materialista e interesado como Cristian comenzaría así su acercamiento.

-De hecho, mi madre es marquesa -aclaró Carlo-yo no. Y espero no llegar a eso nunca.

Eso descolocó un poco a Cristian. Lo que dijo Carla daba pie a una conversación más seria a la que Cristian le tendría pavor.

-¿Crees que podrías mostrarme la escuela o presentarme a todos? -dijo Cristian- ya que soy nuevo…

Era una buena oportunidad.

-Claro -dijo ella y a él le brillaron los ojos-aquel que ves allí, el muchacho del pendiente es Ander y es el hijo de la directora. Esa chica de allí, la que tiene el ceño fruncido es Lucrecia y es mi mejor amiga (ten cuidado con ella).

Vio que Cristian miró con un poco de diversión a Lu.

-Ese muchacho rubio es Guzmán y es hijo del hombre que financió sus becas y su hermana es Marina y es…-dijo Carla y trató de disimular su malestar-es esa chica que está por allá hablando con tu amigo Samuel.

Cristian la miró algo extrañado. Seguramente se sorprendía que Carla recordara el nombre de Samuel.
-Y ese chico que está junto a Guzmán es Polo, MI NOVIO -dijo ella poniendo el énfasis suficiente en ese concepto para Cristian entendiera el mensaje.

Cristian lo entendió. Lu se equivocaba el chico no era ningún tonto. Unos minutos después la dejó en paz.

********

-Debes estar bromeando-dijo Polo claramente afligido.

Carla suspiró tratando de armarse de paciencia. Sabía que hacer esto de la mejor forma posible era vital para sus objetivos.

-No, Polo. Estoy hablando muy en serio- dijo Carla mirándolo fijamente a los ojos.

Carla no podía evitar sentirse mal. Veía la desesperación en Polo. Sus ojos azules miraban a todos lados como buscando algo o a alguien que lo rescatara.

-No sé qué fue lo que hice mal…

-Nada -dijo Carla rotundamente -no hiciste nada mal. Si alguien hizo algo mal fuimos los dos tratando de mantener esta pareja a flote o, quizás, cumplimos un ciclo. No se trata de requisitos que no cumpliste Polo. lo nuestro está en las últimas. Solo que soy la primera en admitirlo.

Polo abrió la boca para decir algo, pero de sus labios no salió sonido alguno.

-Pero somos Carla y Polo…

Carla rio amargamente.

-Esa es solo una idea, Polo -dijo ella poniendo su mano en su hombro -un concepto en el que nos perdimos. Todo el mundo diciéndonos que éramos una especie de Barbie y Ken a los que todos debían mirar y admirar. Tenemos 16 años y ya se habla de nuestro casamiento, joder. Tenemos un departamento compartido, pero ni siquiera sentimos emoción alguna de estar juntos.

Polo seguía en silencio, pero Carla veía un atisbo de reconocimiento en sus ojos azules.

-Piensa esto -insistió ella -hablamos de incluir a alguien más en nuestra pareja ¿qué pareja de adolescentes piensa en algo así? Y no lo hicimos para experimentar o divertirnos, sino para ver si un tercero ayudaría a mediar entre nosotros.

-Solo…solo era una idea…-dijo Polo triste.

Carla lo tomó del rostro con suavidad.

-Lo sé -dijo ella- pero es un síntoma de lo mal que estamos. Realmente creo que no funcionamos más como pareja.

Polo secó sus lágrimas y suspiró.

-¿En qué momento se fue todo a la mierda?-dijo Polo mirando al techo.

-No lo sé -dijo ella -pero estamos a tiempo de evitar que se destruya aún más.

A lo lejos miraban a sus compañeros charlando entre ellos. Las miradas vigilantes de Lu y Guzmán eran bastante pesadas, pero Carla estaba dispuesta a soportarlo. Polo no lo estaba tomando tan mal como ella creía.

-¿Podemos al menos ser amigos?-dijo Polo y Carla sintió algo cálido en su pecho.

-Creo que sería una buena forma de darle un mejor significado a lo que es ser “Carla y Polo”-respondió ella.

Un abrazo entre ellos selló una tarea más que Carla había finalizado. Quizás así Polo podría evitar su triste final. Quizás.

********

Fingir que le importaba remotamente lo que había en su teléfono era una buena pantalla para que no se dieran cuenta que estaba espiando a Samuel. A Samuel y Marina.

Los veía charlar con total naturalidad y reír como si nada. Carla recordaba haberlos visto interactuar la primera vez y solo lo tomó como un intento de rebeldía de Marina y un acto de perrito faldero de Samuel. Ahora le molestaba. Polo ya no era un problema en la ecuación, pero con Marina no sería tan sencillo. No es que Marina fuera la villana en todo esto, pero claramente era un obstáculo. Sin mencionar que Marina solo terminaría lastimando al pobre Samuel quien no tenía una autoestima muy fortificada por esos tiempos.

En determinado momento, Marina se puso de pie y se fue, dejando solo a Samuel. Samuel miraba su teléfono en solitario y Carla vio su oportunidad. Se acercó a él con el golpeteo en su pecho cada vez más fuerte.

-Hola -dijo ella tratando de disimular sus nervios.

Samuel levantó su mirada sonriendo y el golpe fue invisible pero contundente. Este muchacho guapo e inocente era el mismo que había enterrado hace unos días. Este chico frente a ella era lo más importante en el mundo para ella, aunque él no lo supiera todavía.

La sonrisa d Samuel fue reemplazada por una expresión de desconcierto y algo de miedo.

-…Hola…-dijo Samuel.

-Sé que no hemos hablado aún y quería presentarme -dijo ella y le dio la mano-soy Carla Rosón Caleruega.

Samuel dudó un poco, pero respondió al gesto con una cauta cortesía.

-Lo sé-dijo él- me han hablado de ti.

Carla sonrió al notar que él no mencionó que ella fuese una futura marquesa. Típico de Samuel.

-Espero que te hablaran bien-dijo ella y el silencio de él le indicó que fue precisamente lo contrario.

Marina de los cojones.

-O al menos espero que tú saques tus propias conclusiones -dijo ella.

-Si, por supuesto -dijo él tratando de sonar seguro.

Notó cierto rubor en Samuel lo que la puso aún más feliz.

-Me dijeron que tus padres y los de Marina son los responsables de mi beca-dijo él buscando algo que decir.

Hablar de eso podría no ser algo bueno a simple vista, pero Carla creía que si jugaba bien sus cartas podrías servirle para acercarse a él.

-En realidad Ventura Nunier las financió en su totalidad -dijo ella- pero entre nos, fue mi padre el de la idea.

-Entonces debo agradecerle a tu padre también- dijo Samuel algo incómodo.

Ella dejó de mirarlo a los ojos.

-En realidad no-dijo ella como si nada- les dieron esas becas para tapar un asqueroso acto de corrupción y para hacer relaciones públicas.

Samuel abrió los ojos como platos. No se esperaba que ella dijera algo así de su propia gente.

-Pero eso no significa que no debas aprovechar la oportunidad de estudiar aquí -dijo ella- puedes sacar algo bueno de algo malo. No me mires así. Sabes que lo de las becas fue para tapar algo más.

-No esperaba que se hablara de eso tan abiertamente-dijo Samuel algo más relajado.

En eso Samuel tenía razón. Desde la perspectiva de los estudiantes de las Encinas, las becas eran vistas de diferentes maneras. Guzmán lo veía como un acto de benevolencia que debía agradecerse. Lu lo pensaba como una estupidez y una amenaza. Marina lo veía como una hipocresía. Todos equivocados y a la vez con algo de razón.

-No lo esperabas porque no me conoces lo suficiente -dijo ella con tanta sutileza que dudaba que él entendiera el subtexto.

Samuel agachó la mirada como si quisiera ocultar su mirada, lo que le indicaba que si entendió.

-¿Sabes? tus amigos no fueron muy amistosos con nosotros al llegar -dijo Samuel- salvo Ander y Marina.

Carla esperaba que ella misma estuviera también en esas excepciones, pero desechó rápido esa idea. De hecho, ahora entendía un poco más qué vio Samuel en Marina. Él no la había amado, sino que se aferró a ella porque fue la única que le mostró amabilidad dentro de un entorno tan hostil como Las Encinas. Con lo imbéciles que se portaron Guzmán, Lu y Polo, la toxicidad de Marina parecía una bienvenida calurosa.

-Parecemos unos idiotas -dijo ella- y a veces nos esforzamos por reforzar esa imagen, pero no somos tan malos.

La idea parecía dar vueltas alrededor de la cabeza de Samuel hasta que Marina lo llamó desde lejos.

-Lo siento, debo irme -dijo él como si recién se despertara de un sueño-fue un gusto hablar contigo. Espero seguir pronto.

Carla se decepcionó un poco, pero aceptó que, aunque pequeña, era una victoria.

-Yo también lo espero, Samuel-dijo ella.

Samuel fue junto a Marina, pero antes de llegar con ella volteó y vio a Carla una vez más antes de marcharse.

********

Carla amaba a Lu. Y estaba consciente de que anteriormente no supo valorarla como amiga. Estaba dispuesta a ayudar a su amiga en esta vida como no puedo hacerlo en la otra. Pero toda predisposición flaqueaba ante lo perra que Lu solía ser. Y si bien Carla valoraba mucho el cambio que Lu tuvo, quería evitarle las situaciones traumáticas que lo propiciaron.

Mientras Lu parloteaba sobre cómo la llegada de los becados era el fin del mundo (principalmente Nadia), Carla trataba de ignorar cada insulto de su amiga a los nuevos. Particularmente fuertes eran sus intentos de no golpear a Lu cuando hablaba mal de Samuel.

-Lu, relájate -dijo Carla sin levantar la vista de su teléfono donde miraba obsesivamente todas las fotos de Samuel en Instagram- son solo chicos sin recursos a los que se les dio una oportunidad. Y si son inteligentes, tómalos como dignos rivales y no como pedazos de carne que quieres devorar.

La mexicana miró a su amiga como si le hubiera salido una segunda cabeza.

-¿Algún consejo más de autosuperación y ayuda que quieras darme?-dijo Lu con sarcasmo.

Carla se puso de pie y le sonrió genuinamente a su mejor amiga.

-Si, deja de perseguir a Guzmán-dijo Carla- acepta que no está interesado en ti. Eres una chica muy valiosa, pero él no es el hombre para ti. No te obsesiones y sigue con tu vida.

Lu no lo sintió como un consejo sino como un ataque.

-¿Tú me das consejos de seguir con mi vida cuando estás aferrada a tu relación con Polo? -dijo Lu a la defensiva- porque lo tuyo con Polo es como un zombi, camina pero no podemos decir que esté vivo.

Eso no obtuvo el efecto esperado ya que Carla solo sonrió.

-Polo y yo ya no estamos juntos -dijo la rubia como si nada – así que busca un mejor ejemplo. Es cierto, lo mío con Polo dejó de funcionar hace mucho y esta mañana le puse un alto. Y ahora seguiré con mi vida. Te recomiendo que hagas lo mismo.

Carla se fue dejando sola a su mejor amiga. Lu era dramática, pero reflexiva si le dabas la oportunidad.

********

La estúpida fiesta de Marina era algo que Carla deseaba evitar, pero era una oportunidad de interactuar con Samuel fuera de Las Encinas y debía aprovecharla. Pensó en ir como cliente a ese lugar en el cual él trabajaba, pero prefirió evitarlo. Con lo orgulloso que era Samuel ir a su lugar de trabajo ya le había traído problemas en el pasado.

Afortunadamente, en esta ocasión. Marina logró evitar que sus padres le organizaran una fiesta elegante y con periodistas como la otra vez. Mejor. Carla prefería no volver a ver la imagen de Ventura Nunier sacándose fotos con los becados para luego todos dijeran lo caritativo y bueno que era.

Una fiesta normal con adolescentes bailando y bebiendo. Sencillo y práctico. Era evidente que Marina invitaría a los becados.

Carla se preparaba frente al espejo retocando su maquillaje.

-¿Irás a la fiesta de Marina?

Carla volteó y encontró a su madre en la puerta de su alcoba. Carla se recordó a si misma que su técnicamente su madre aún no había hecho nada malo, aunque le era difícil olvidarse de lo que sufrió por culpa de ella.

Sin embargo, su madre también era una de las cosas en las que ella se había propuesto trabajar.

-Si- dijo Carla-no cenaré contigo y papá esta noche.

-Tampoco está tu padre -dijo Beatriz -tenía que arreglar unos asuntos de las bodegas.

Las bodegas. Era algo en lo que si no intervenía pronto estallaría por los aires.

-¿Sabes? A veces creo que deberías involucrarte más con las bodegas y no delegar todo en papá-dijo Carla tratando de sonar casual.

Beatriz miró a su hija algo extrañada.

-¿Tú crees?-dijo la marquesa.

-Si -dijo Carla- papá es familia, pero no es un Caleruega. Y el abuelo siempre decía que las bodegas eran Caleruega, por más que alguien más esté al mando.

Empezar con eso debía ser suficiente, pero Carla se le ocurrió rematar la idea.

-Cuando yo esté a cargo de las bodegas, estaré al tanto de cada euro de nuestra empresa -dijo Carla- supongo que soy más desconfiada que tú.

Carla besó a su madre en la mejilla y se marchó dejando a Beatriz con cosas que pensar.

********

La fiesta era bastante concurrida, pero Carla dudaba que Marina realmente considerara amigo a alguno de los presentes. Lo primero que Carla notó al entrar fue que Cristian hablaba con Lu y ella lo miraba como si fuera un extra terrestre aunque curiosamente no se marchaba.

Encontró a Marina charlando junto a Samuel, Nadia y Guzmán y decidió ir ahí. Después de todo, era el cumpleaños de Marina.

-Feliz cumpleaños dijo Carla tratando de sonar convincente, pero al parecer nadie la percibió sincera.

-Ah, gracias -dijo Marina algo descolocada.

Nadia saludó cortésmente, pero fue Samuel quien sonrió de verdad a Carla.

-¿Y de qué charlaban?-dijo Carla.

-Les hablaba sobre el próximo evento de las bodegas al que asistiremos-dijo Guzmán- ya sabes, el que organiza tu madre.

-Oh, claro-dijo Carla con aburrimiento, aunque una idea surgió en su mente- ¿Quieren asistir?

- ¿Qué? -preguntaron Guzmán y Marina al unísono.

-Podría ser divertido -dijo Carla-esos eventos son siempre tan aburridos…

- ¿Son cosas elegantes? -preguntó Samuel algo nervioso y Carla notó que Nadia estaba igual.

-Si -dijo Carla-puedo poner sus nombres si quieren en la lista de invitados. Es algo aburrido, pero ahí pueden hablar con representantes de universidades que saben sobre becas universitarias…

Eso bastó para captar la atención de Samuel y Nadia.

Luego que Guzmán y Marina pusieran sus mandíbulas de nuevo donde correspondían, Guzmán siguió hablando con Nadia mientras que Marina fue a buscar algo de beber. Carla y Samuel por fin estaban solos, pero ella sabía que no debía abrumarlo, aunque sus ansias eran difíciles de controlar.

-¿Quieres bailar?-preguntó ella sonriendo

Samuel levantó las cejas con sorpresa, pero rápidamente una sonrisa se dibujó en su rostro.

-Claro-dijo él y la tomó de la mano.

********

Los becados habían llamado mucho la atención en el evento benéfico de las bodegas, pero si algo sabía muy la élite de Madrid era fingir que todo estaba bien. Carla quiso reír de lo incómoda que se veía su madre ante los chistes de alguien como Cristian, aunque eso no ayudara a que los becados fueran bien vistos por gente como Lu o Guzmán. Por suerte, Nadia y Samuel eran muy educados y tendían a caerle bien a los demás.

La propia Carla había ayudado a Nadia con un vestido (para sorpresa de Marina) y el propio Polo ayudó a Cristian y Samuel con esmóquines para ellos (para sorpresa de todos los demás).

Samuel había venido como la pareja de Marina al evento y eso había molestado a Carla quien creía haber hecho varios avances con el amor de su vida. Pero no todo parecía ir mal ya que notaba cierta tensión entre ellos, no veía esa comodidad de Samuel junto a Marina que supo ver originalmente.

********

Encontró a Samuel solo y apartado del resto bebiendo una copa con la mirada fija en un punto que realmente parecía no estar mirando.

-¿Tanto te aburres?-preguntó Carla bromeando.

Samuel la miró extrañado, pero sin esa incomodidad sutil que solía mediar entre ellos antes.

-No me aburrí -dijo él -solo quería alejarme un poco.

-¿Problemas con Marina? -preguntó Carla temiendo que fuera cruzar una línea, pero, sorprendentemente, eso hizo reír a Samuel.

-Me dijo que ustedes eran mejores amigas cuando eran niñas -dijo Samuel-pero no logro ver porqué.

Carla se sentó junto a él sintiéndose repentinamente relajada.

-Si lo fuimos -dijo ella- aunque siempre fuimos tan diferentes. Quizás eso nos separó. O no supimos mantener la amistad.

-¿Y una amistad con Lucrecia Montesinos es mas sencilla? -dijo Samuel casi riendo.

Una luz brilló dentro de Carla. El Samuel que ella conoció jamás habría hecho una burla de Lu cuando recién ingresó a Las Encinas. Era como si Samuel ganara su confianza antes de tiempo y sin todas las cosas que lo habían obligado a madurar antes.

-Curiosamente, si -admitió Carla- Lu tiene muchos defectos, pero ser mala amiga no es uno de ellos.

-Tú la conoces más así que decido creerte-dijo Samuel sonriendo.

Permanecieron en silencio un poco más hasta que el propio Samuel dijo algo que sorprendió a Carla.

-Cuando llegué a Las Encinas creí que Marina era una chica fantástica. Creí que me gustaba -dijo él.

-Marina suele buscar emociones fuertes y provocarlas -dijo Carla -pero no sé si la estabilidad es algo que ella pueda alcanzar ahora. Tú pareces alguien con los pies sobre la tierra.

Samuel la miró algo extrañado, pero con un brillo particular en los ojos, como si acabara de descubrir en Carla a alguien inesperado.

-Es que sí podía tener algo con una chica como ella pensé que Marina era la adecuada -dijo él.

“Una chica como ella” significaba una chica de clase alta. Carla ya sabía descifrar el vocabulario de baja autoestima que a veces manejaba Samuel. En parte eso los había separado.

-Da igual lo social -dijo ella- eres un chico grandioso. Solo que Marina podría no ser la indicada para ti. Marina parece ser lo más fácil en este momento.

La idea hizo reír a Samuel.

-Entonces quizás deba fijarme en la chica menos probable -dijo él mirándola fijo.

Carla se quedó estática y cuando Samuel se dio cuenta de lo que insinuaba se sonrojó.

-Quizás debamos volver a la fiesta -dijo ella sonriendo con timidez.

-Si, puede ser -aceptó él.

********

El tasador observó detenidamente cada joya que Carla le presentaba. Al principio parecía muy sospechoso que una adolescente de 16 años fuera a vender joyas. Quizás hasta pensó que podría ser joyería falsa, pero cuando el hombre constató que todo era autentico y valioso miró a Carla con sospecha de porqué querría deshacerse de tantas joyas. Carla solo lo ignoró. Quería el dinero y nada más. Si el hombre le pedía algún tipo de explicaciones podía irse a otro lugar. Esta era la quinta joyería a la que iba y en las otras cuatro había sacado buen dinero. Trataba de no vender toda su mercancía en un solo lugar, pero volvería a todos los lugares si con eso llegaba a juntar todo el dinero necesario. Aunque de poder, evitaría vender mucho en un solo lugar para no llamar tanto la atención.

No sabía si llegaría a juntar todo el dinero que Nano necesitaría para pagarle a esos peligrosos sujetos con los que convivió en prisión, pero al menos juntaría buen dinero para parte del monto total y que el resto se encargue el propio Nano. Un sobre anónimo a casa de Samuel con el dinero en su interior (y con una nota aclarando para qué es el dinero) y ya está.

No podía gastar tanto dinero junto de su propia cuenta sin que sus padres lo noten así que vender joyas viejas pero valiosas que acumuló con los años era la mejor opción. Eso nadie lo notaría.

Sin la necesidad de Nano por tanto dinero eso borraría una de las razones de que todo malo ocurriera. Pero había algo más que Carla debía hacer al llegar a casa.

********

 

Compró por internet una laptop vieja y usada y un par de pendrives. Todo en efectivo para no dejar un rastro que la condujera hasta ella.

Esperó a un fin de semana en el que sus padres no estarían en casa por algún viaje de negocios. Se metió en el despacho de su padre y abrió la caja fuerte cuyo código ya conocía. Tomó el bendito reloj-pendrive de su padre y lo copió en la laptop vieja. Carla volvió a dejar el reloj dentro de la caja fuerte y la cerró.

Regresó a su habitación y con el contenido del pendrive que estaba en su laptop lo copió en cuatro pendrives diferentes. Por si las dudas

Tres pendrives irían a distintas cajas fuertes que Carla controlaba en diferentes lugares. El cuarto pendrive iría a la policía con una nota (hecha por computadora) explicando su contenido. Guardó las copias porque nunca se sabía si un policía corrupto podía ayudar a su querido padre.

Cuando creyó estar sola en la casa sin los sirvientes, fue a la cocina y con un mazo para ablandar carne golpeó la laptop hasta dejarla hecha trizas.

Al día siguiente fue a Las Encinas y al salir fue a La Cabaña del Lago con sus amigos. Tiró la laptop al lago. En una charla “casual” consiguió que Guzmán revelara que su padre ya había pagado las tres becas por dos años. Ese dinero ya no regresaría. Que Samuel y Nadia estuvieran en Las Encinas estaba asegurado.

Nadie la vincularía con la información que en los próximos días se filtraría.

********

Fue un escándalo. Uno grande y duradero. Teodoro Rosón y Ventura Nunier presos. La policía fue cauta con la información que tenía, pero una copia de todo llegó a los medios de comunicación y todo se supo.

Beatriz se escondía en la mansión mientras hablaba con los abogados tratando de concebir una estrategia que mejor se adecuara a sus necesidades. No todos los días era arrestado el esposo de una marquesa.

Carla no tenía la suerte de poder quedarse en su casa ya que debía ir a la escuela. Y así lo hizo. En los pasillos todos la miraban con coctel de emociones. Algunos con lástima.
Otros con burla. Los mas moralistas lo hacían con indignación. Claro que nadie le decía nada de frente. La marquesita intimidaba demasiado como para que alguien se atreviera.

Sus amigos trataban de consolarla a ella y Guzmán, pero Carla solo agradecía y decía que no quería hablar del asunto. En realidad, solo Guzmán necesitaba consuelo. Carla no estaba triste. Claro que no era agradable ser señalada como la hija del hombre corrupto, pero Carla sentía la justicia en todo el asunto. Como todo estaba sucediendo como de verdad tendría que haber sucedido.

Hizo bien en asegurarse antes que Ventura ya había depositado el dinero de las becas y no podría retirarlo. Nadia, Cristian y Samuel no pagarían por los errores de Ventura.

Carla miraba a lo lejos como Guzmán charlaba con Nadia y parecía algo mas calmado. Lu no estaba encima de él como había sucedido originalmente. Había cosas malas que no se podían evitar, pero eso no significaba que no pudieran salir cosas buenas de todo eso.

En su casa, Carla podía ver como su madre comenzaba a derrumbarse. Los negocios sucios de Teo habían tocado de cerca a las bodegas y sus finanzas y Beatriz comenzaba a sentir la presión.

-Creo que debes poner a tus abogados a trabajar en demostrar que ni tú ni las bodegas tienen nada que ver con lo que hizo papá. Papá ya no puede ser salvado, pero todo nuestro futuro quizás si-dijo Carla a su madre.

Beatriz miró a su hija como si se preguntara si esa frialdad no era excesiva. Algo en la seguridad de su hija le dijo que ese era el mejor camino. Alejar sus caminos del de Teo era la mejor manera que clientes e inversores tengan confianza en las bodegas.

Beatriz lo veía como un acto de supervivencia. Carla lo veía como justicia.

Su teléfono vibró y vio un mensaje:

“No te hablé en Las Encinas porque todo el mundo estaba sobre ti y pensé que estarías agobiada, pero lamento lo que ocurrió con tu padre. Si necesitas charlar aquí estoy”

Carla sonrió. Samuel siendo Samuel.

********

Samuel se sorprendió cuando Carla le dijo que le encantaría hablar con él. Le dijo que podría ir a su casa, pero ella le dijo que prefería no estar allí. Decidieron que la casa de Samuel era lo mejor ya que ni Nano ni Pilar estarían esa noche.

Para sorpresa de Samuel, Carla no parecía interesada en hablar de la situación de su padre. Ella encontraba más fascinante que él le hablara de su trabajo o de arte. Él lo interpretó como una forma de refugiarse en asuntos ajenos y lo respetó.

Sorprendentemente, un gesto de amabilidad de Samuel resultó en una charla por horas donde no faltaron las risas y las bromas. A Samuel le fascinaba como una chica que parecía ser una reina de hielo pudiera ser tan cálida y divertida si solo le dabas la oportunidad.

-El tiempo pasó muy rápido -dijo Samuel.

-Tienes razón- respondió ella -tengo hambre.

-Podemos pedir algo -dijo él -sushi o pizza.

Carla tuvo una idea mejor.

-Quizás podríamos preparar algo sencillo -dijo ella -¿Te gustan los macarrones?

Samuel no lo entendió en ese momento. Quiso reír. Quizás porque la idea de una futura marquesa comiendo macarrones era divertida o porque eso hacía que Carla fuera diez veces más hermosa.

********

La fiesta era divertida. Todos parecían pasarla bien. Carla observaba. Había cosas interesantes a tener en cuenta.

Marina le hablaba a Samuel, pero él parecía poco interesado. Solo lo suficiente como para no ser grosero.

Cristian charlaba con Lu y ella lo miraba fijamente como si tratara de descubrir porqué ese chico le hablaba. Al menos no le estaba gritando e insultando.

Polo charlaba con un muchacho que ella no conocía y Carla notó a su ex novio mas relajado que nunca. Quizás si seguía así no terminara arruinando su vida.

Omar y Ander bailaban juntos sin importarle la mirada de los otros al menos el amor funcionaba para alguien.

-No sé cómo puedes verte tan relajada -dijo Guzmán apareciendo a su lado con una cerveza en su mano.

Carla sabía a qué se refería así que no necesitaba preguntar.

-No dejaré que mi padre arruine mi vida -dijo Carla con tranquilidad- tú no deberías permitir que el tuyo haga lo mismo contigo.

-¿No te importa lo que les suceda?

-El hombre que me enseñó moral y me educó resultó ser un farsante y un corrupto -dijo ella- no puedo amarlo porque no es quien yo creía que era.

Guzmán parecía querer decir algo, pero sin encontrar las palabras.

-Nadia te está esperando -dijo Carla señalando a la musulmana.

********

Carla había notado que esta vez, las cosas se habían dado de un modo diferente, pero no podía asegurar que siempre fuera porque ella misma hizo las cosas de manera distinta. Y si bien podía estar segura que muchas cosas sucedieron por su intervención directa, no estaba tan segura que tanto ella estaba involucrada en todos los aspectos que variaron en esta nueva realidad.

Lo que mas reflejaba esto era el hecho que Samuel ya no era tan cercano a Marina como antes. La primera vez él se alejó de ella recién al final, cuando era evidente el engaño de ella con Nano. Ahora parecía que el muchacho se alejaba de la chica mucho antes.

Ya no era común ver que él buscaba la atención de la pelirroja. De hecho, parecía lo opuesto. Como sí, aunque no hubiera sucedido nada malo entre ellos, Samuel notara que Marina no era una persona que le hiciera bien. Como si el enamoramiento del chico se hubiera esfumado aún más rápido que antes y solo Marina siguiera en el juego.

Mas interesante resultó que un día Samuel le preguntara si ella de verdad ya no salía con Polo.

Las cosas mejoraban.

********

-¿Sabes?-dijo Polo un día sentado junto a ella mientras esperaban que la clase comenzara-no te lo había dicho, pero creo que terminar fue lo mejor.

Carla miró a su ex novio detenidamente tratando de extraer de él mas información que las que decían sus palabras, aun cuando estas ya eran bastante para analizar.

Había cosas diferentes en él. Como si hubiera dejado un poco de lado esa faceta de debilidad y necesidad constante de aprobación que antes lo caracterizaba. Eras cosas sutiles, pero ella lo conocía tanto que podía notarlo. Cosas simples como que cuando se le preguntaba algo a Polo su primer instinto ya no era mirar a Guzmán o Carla o que lo había visto coquetear con chicos y chicas en fiestas viéndose relajado y divertido.

-Me alegro que seas feliz, Polo -dijo ella.

Por un momento hubo un silencio prolongado entre ellos, pero no fue incómodo. Quizás la comodidad en el silencio era una señal de cosas buenas.

-Me enteré que el camarero te invitó a salir -dijo Polo de repente.

Carla lo miró con dureza.

-No sé de qué hablas -dijo ella con frialdad.

Polo suspiro, pero una sonrisa se dibujó en sus labios.

-Me enteré que Samuel te invitó a salir -se retractó Polo.

En el semblante de Carla apareció una autentica sonrisa.

********

Cuando el curso finalizó, hubo una gran fiesta como había ocurrido en la vida pasada. Solo que esta vez a Carla no la acompañaba Cristian.

Carla aplaudía a Nadia quien había sido premiada como la mejor estudiante. Al fin ese trofeo había sido utilizado para algo bueno y no para arruinar múltiples vidas.

El que aplaudía con más orgullo era Guzmán. Se rumoreaba que Nadia y Guzmán eran novios, pero hasta ahora no había una confirmación oficial.

-Mira la cara de Lu -dijo Samuel con burla en el oído de Carla.

Lu quiso reír, pero se contuvo para defender a su mejor amiga.

-No te burles -dijo la rubia- Lu está tratando de ser una buena perdedora.

-Debo admitir que se lo toma de forma bastante magnánima para ser ella-dijo Samuel y Carla creyó reconocer un dejo admiración en su…

Bailaron todas las noches y jamás se separaron. Carla notaba cierta ansiedad en Samuel. Habían tenido citas y besos apasionados y todo el mundo parecía dar por hecho que ya eran una pareja oficial.

“No se qué espera para pedirte que seas su novia” dijo Polo refiriéndose a Samuel.

“Pídeselo tú” aconsejó Lu.

Carla lo hubiera hecho, pero pensó que este era un paso que Samuel necesitaba dar por él mismo. Sabía de lo que era capaz cuando superaba su baja autoestima y se enfocaba en lo que quería.

Cuando se la llevó junto al lago artificial de Las Encinas él lo dijo.

-¿Quieres ser mi novia?

-Si -dijo ella.

Por semanas salieron en citas, fiestas y cenas (Carla conocía a Pilar) y aún así Samuel tenía el tupé de parecer sorprendido porque Carla aceptara ser su novia.

Carla no sabía si golpearlo, reírse o besarlo. Quizás besarlo sea lo indicado, ahora era su novia.

********

Cuando llegó el verano, Samuel recibió una sorpresa inesperada. Beatriz lo invitaba a pasar unas vacaciones con ella y Carla en Andorra.

Carla recordaba como antes habían sido unas horribles vacaciones ya que solo las habían utilizado para mantener en silencio a Cristian. Carla sabía que su madre solo quería alejarse de España por unas semanas por todo lo de su padre y Carla debía venir con ella e invitó a Samuel como forma de también persuadir a Carla. Carla no se negaría.

La sorpresa fue que Samuel, siendo tan orgulloso, aceptara la invitación.

-Si me quiero ganar a mi suegra no puedo negarme a su invitación-dijo el camarero con una seriedad que hizo reír a Carla.

********

Antes de iniciar (nuevamente) su último año en Las Encinas, Carla meditó de las cosas malas que no habían sucedido. Marina no murió. Polo no era un asesino. Nano no tenía deudas con gente. peligrosa. Samuel no estaba con Marina.

Genial. Carla podía concluir que repetir ese año dio sus frutos. Y si bien había logrado modificar el origen de todo el horror que ella y sus amigos habían vivido (y que por uno u otro motivo llevó al final de Samuel), aún había un año mas en Las Encinas que enfrentar.

En este año Polo moriría y Samuel y los otros repetirían ese último año. Si bien esas cosas fueron consecuencias indirectas de lo que ocurrió el año anterior y teóricamente ya habían sido neutralizadas, Carla no se permitía bajar la guaria.

Entró a Instagram y vio la cuenta de Cayetana en la que presumía una vida de viajes y lujos que ahora sabía realmente que era falsa. Si quería salvar también a Cayetana, debía romper esa burbuja imaginaria que la chica había inventado, pero de una manera menos traumática que lo hizo Lu en la otra vida.

Por Ander, Carla sabía que este nuevo año Cristian no volvería a Las Encinas, ya que a diferencia de Nadia y Samuel él no dio la talla con las calificaciones. El dinero de las tres becas fue depositado por Ventura hace mucho tiempo, lo que significa que el monto de la beca que ocupó Cristian está ahí, solo que sin nadie que lo ocupe. Si bien Carla no lo supo a ciencia cierta en su vida anterior, ella suponía que Cayetana entró en Las Encinas por la beca de Cristian, aunque ella fingiera que era millonaria.

Bien, que Cayetana entrara a Las Encinas estaba bien. El problema era que no podía dejarla entrar con una mentira que luego les explotara a todos en la cara.

La solución era sencilla. Carla inventó una cuenta falsa en Instagram y le envió un mensaje a Cayetana:

“Si mientes en Las Encinas, diré toda la verdad sobre ti”

Cayetana podía reaccionar de dos maneras: o no iba a Las Encinas o lo hacía reconociendo que era hija de la mujer que limpiaba. Esa decisión estaba en ella.

********

Comenzó el nuevo año y Carla lo hizo entrando a su instituto con su novio tomados de las manos. Se reunieron con sus amigos y hablaron por un tiempo antes que iniciaran las clases.

-Las Encinas ya parece un circo-dijo Lu, aunque más como chiste que con malicia auténtica.

Todos miraron en la dirección de la mexicana y vieron lo que ella estaba mirando. Rebe entraba al instituto con su particular estilo de vestir.

Carla sabía que ya no tenía ningún rencor contra Rebe por Samuel. Él estaba con ella y no sentía ninguna inseguridad al respecto.

Ya se acercaría a Rebe mas tarde. Detrás de ella vio a Cayetana que charlaba abiertamente con su madre. Carla sonrió.

********

Como Carla predijo, Rebe no tardó en hacerse amiga de varios del curso, especialmente los hombres. siempre fue el tipo de chica que se siente tranquila entre hombres sin la necesidad de ser coqueta.

Lo único que quería asegurar es que la muchacha no desarrollara sentimientos por su novio, para evitar complicaciones futuras.

Vio como la chica charlaba vivazmente con Samuel y Guzmán y decidió acercarse.

-Hola- dijo simplemente.

Decidió que hacer que Rebe la conociera mientras abrazaba o besaba a Samuel no era bueno. La haría ver como una loca celosa que marca su territorio.

-Hola, mi amor-dijo Samuel- ella es Rebe.

El “mi amor” que dijo Samuel pareció llamar la atención de Rebe ya que Carla notó un sutil levantamiento de su ceja derecha.

-Hola, Rebe, bienvenida a las Encinas-dijo la rubia-soy Carla.

-Un gusto, rubia -dijo Rebe ofreciéndole la mano- así que eres la novia del Samu.

-Así es-dijo Carla orgullosa y tomando a Samuel de la mano.

Samuel miró a su novia como si fuera el mayor tesoro del mundo.

-Nosotros tampoco nos lo explicamos -dijo Guzmán a Rebe lo que hizo reír a Carla.

-Que te follen, Guzmán-dijo Samuel-tampoco sabemos qué te vio Nadia a ti.

Rebe parecía que solo le faltara palomitas para disfrutar de la función frente a ella.

-Oye rubia, quizás debe enseñarte a ti y a la faraona a boxear -dijo Rebe como broma- para que sepan controlar a estos dos tontos.

-¡Hey, dijiste que nos enseñarías a nosotros!-protestó Guzmán.

-¿Te portarás bien si aprendo a boxear?-dijo Carla a Samuel juguetona.

-Depende si eres mejor que yo en eso-respondió Samuel.

-No se si necesitas pelear, rubia, ya lo tienes bastante domado-dijo Rebe y guiñó un ojo a Carla.

Se llevaba bien con Rebe y aparentemente no sería un problema entre ella y Samuel. Genial.

********

-¡Aprobé! -festejó Valerio a viva voz.

Los resultados del examen de química fueron repartidos y Valerio festejaba como si hubiera ganado la copa mundial de fútbol.

Lu le quitó el examen de las manos y miró la hoja de papel como si estuviera escrita en jeroglíficos.

-Lo hizo-dijo Lu a todos- realmente lo hizo.

-Esto es un milagro-bromeó Ander.

-¿Viene el apocalipsis?-siguió Guzmán.

-No quiero morir tan joven-remató Polo.

Todos rieron, pero a Valerio no parecía importarle. Su examen aprobado le daba suficiente alegría como para estar en una burbuja de satisfacción e inmunidad.

-No sean malos -dijo Nadia-se esforzó y lo logró.

-Y las tutorías de Carla resultaron muy útiles -aceptó Valerio.

Nunca es temprano para enderezar el rumbo de un futuro socio consideró Carla.

********

Carla tomaba a Lu de la mano y la dirigía por los amplios jardines de Las Encinas. La mexicana no parecía reticente sino más bien asustada, aunque lo disimulara con una máscara de fastidio.

-¿Quieres el vestido o no?-dijo Carla ya cansada.

-Puedes hablar tú con ella -dijo la mexicana.

-Tienes que ser tú-dijo la rubia como si eso zanjara el tema.

Juntas llegaron hasta el merendero en el que se encontraban charlando (muy de cerca) Polo y Cayetana.

-Hola-dijo Carla captando la atención de esos dos.

Ambos levantaron la mirada. Polo con confusión y Caye con algo parecido al temor.

-Hola-dijo la chica.

Cuando el silencio se prolongó por unos pesados segundos, Carla le dio un sutil codazo a Lu en las costillas para que hablara.

-Ah…si-dijo Lu finalmente-Carla me mostró fotografías de tus diseños de vestidos…y uno me gustó mucho…¿estás dispuesta a adaptarlo para mí?...no te lo pido como favor sino
que sería un trabajo. Yo pondré los materiales y te pagaré.

Cayetana lucía sorprendida, aunque no tanto como Polo.

-¿tú quieres que confeccione un vestido para ti con un deseño mío?-preguntó Cayetana como si aún tratara de asimilar la idea.

-No me hagas repetirlo-dijo Lu apretando los dientes.

A su lado Carla apretaba los labios para no reír y vio que Polo estaba igual.

-Claro, me encantaría-dijo Caye- pero solo si dices que yo fui quien lo diseñó.

-Si, no hay problema -dijo Lu un poco más suave y al parecer se percató de ello- pero es para dentro de tres semanas así que más te vale que trabajes rápido y de forma eficiente.

Rápidamente Lu se marchó sin mirar atrás.

********

Carla había cenado con Pilar en otras ocasiones, pero casualmente, nunca habían incluido a Nano en el asunto.

Claro, Carla sabia que en esta ocasión Nano no tenía verdaderos motivos para adiarla. Sin embargo, que Marina fuera su novia no ayudaba a la imagen de Carla que tenía el chico supuso Carla.

Pilar charlaba con las novias de sus hijos sin notar la sutil tensión entre Carla y Marina. Los hermanos García tampoco lo hacían ya que ellos tenían su propia charla.

-Tu novia no es nada como me imaginé que sería -confesó Nano a Samuel.

-¿Y cómo te la imaginabas? -preguntó el menor con confusión.

-No sé -reconoció Nano -más perra y pija y menos normal.

-Quizás Marina no sea una fuente de información muy confiable en este asunto en particular-sugirió Samuel.

-Puede ser-aceptó el mayor de los García Domínguez.

********

Los distintos paneles mostraban folletos de múltiples universidades que los estudiantes de último año de Las Encinas leían atentamente.

Carla y Samuel observaban detenidamente, aunque ninguno decía nada. Sabían que la universidad era algo que podía poner distancia entre ellos.

Aunque eso era secundario para Carla. Si Samuel estaba vivo y progresando, era suficiente para ella.

-Mira esta universidad- dijo Carla mostrándole un folleto-tiene un buen programa de arquitectura. ¿Es lo que quieres verdad?

Samuel tomó el folleto y lo leyó.

-Está en Inglaterra -dijo él algo asustado-no puedo pagarlo.

Carla pensó en ofrecerle dinero, pero sabía a donde iría todo eso. Este Samuel era mas relajado en cuanto a la diferencia de dinero entre ellos, pero aun tenía un orgullo bastante grande.

-Pero mira-dijo ella señalando-tiene becas con distintos grados de apoyo económico. Algunas cubren casi el monto total de vida por allá. Con un empelo de medio tiempo te será suficiente.

Samuel no parecía dudar, sino temer. Ella le apretó el brazo y le sonrió. Era esa sonrisa la que solía conseguir que Samuel pusiera el mundo a sus pies si ella se lo pedía.

-Aplicaré a esta beca -dijo Samuel- pero también a varias más. Para no cerrarme en una sola opción.

Carla lo besó en la mejilla para indicarle lo orgullosa que estaba.

********

Y ganó la beca. Samuel realmente la ganó. No estarían en la misma universidad, pero si muy cerca el uno del otro así que eso no sería un problema.

Él aprendiendo arquitectura y ella a manejar las bodegas. Carla no podía terminar de creerlo, pero realmente se encaminaban a ese futuro juntos del que él le habló en otra vida.

Por ser el ganador de esa beca, Samuel subió al escenario a dar un discurso en la graduación. Carla lo obligó a ponerse un traje prácticamente, pero valió la pena ya que estaba muy guapo.

En su asiento entre el público, Carla mira con orgullo a ese hombre que siempre sería el amor de su vida pero que una vez perdió.

Sus amigos estaban junto a ella aplaudiendo y vitoreando a Samuel. Incluso Lu parecía feliz con lo que veía.

Su mente bloqueó casi todo el discurso de Samuel solo porque ella solo podía concentrarse en cuanto lo amaba. Pero si pudo captar el último fragmento de lo que su novio decía.

-Pero, quien mas me inspiró fue la persona que siempre me impulsa a llegar mas lejos, la que tiene fe en mí, no porque me quiere, sino porque ve en mí cosas que a veces ni yo veo. Por eso, dedico esta beca al mayor motivo que tengo para nunca rendirme: mi novia Carla.

Todos los asistentes se giraron a verla y aplaudieron aún más fuerte.

Lágrimas de felicidad corrían por las mejillas de Carla mientras desde el escenario Samuel le sonreía como el tesoro que creía que ella era. Sus amigos comenzaron con burlas y chistes. Guzmán, Polo, Lu, Rebe. Pero a Carla le daba igual, porque ella solo podía pensar en cómo el muchacho que ella miraba en este momento no se correspondía con nada con el que estaba en esa tumba hace tiempo.

********

8 años después

El evento de beneficencia era aburrido como Samuel había predicho, pero igual había asistido acompañando a su novia. Ayudó que todos sus amigos también asistieran para hacerlo más ameno.

Carla caminaba entre la multitud tratando de no hacer contacto visual con nadie para no tener que quedarse en charlas aburridas y sin sentido. Prefería buscar a Samuel.

Vio a Valerio contando una anécdota que hacía reír mucho a Rebe, Ander y Omar. Se reían tan fuerte que unas personas de una mesa contigua los miraban con desagrado, aunque a ellos no parecía importarles.

En una mesa más lejana Carla vio a Nadia junto a Guzmán y Marina mientras charlaban con Laura. Quizás preparaban el terreno para decirle a Laura lo del embarazo de Marina y Nano.

Junto a la barra de bebidas estaba Lu, quien coquetamente cruzaba sus tonificadas piernas para que el atractivo muchacho que charlaba con ella la mirara algo hipnotizado. Lu captó la mirada de Carla y le guiñó el ojo.

En su afán de buscar a Samuel casi choca con Cayetana y Polo quienes bailaban abrazados y algo abstraídos del resto de la fiesta.

Cuando finalmente lo vio, notó que su novio hablaba con cuatro personas. A Carla no le sorprendía ya que el nombre de su novio comenzaba a crecer como un prometedor arquitecto. El problema eran las personas con las que Samuel charlaba. Benjamín Blanco y sus hijos hablaban cordialmente con Samuel.

Carla sintió el odio subir por su columna vertebral, pero se obligó a recordar que estas no eran las mismas personas que llevaron a Samuel a su muerte.

-Me gustó mucho el edificio que inauguraste el mes pasado -dijo Benjamín a Samuel-pensaba en un diseño similar para la nueva empresa que instalaré en Madrid el próximo año.

-Si, se ve que eres muy talentoso -dijo Ari blanco a Samuel con un tono coqueto poco sutil.

Carla no lo soportó más y se acercó a su novio.

-Aquí estabas -dijo la rubia abrazándolo.

Benjamín y sus hijos se sorprendieron, especialmente Ari.

-Les presento a Carla Rosón Caleruega, mi novia -dijo Samuel.

Los Blanco Comenford saludaron a la rubia con elegancia, aunque Ari no parecía muy contenta.

-Vamos, cariño -dijo Carla- deberías presentarme como más que tu novia.

Carla estiró el brazo para que todos vieran el anillo de compromiso en su dedo anular.

-Felicidades -dijeron Benjamín, Mencía y Patrick al unísono mientras Ari no lo dijo con tanta alegría.

-Gracias, por favor disculpen-dijo Carla- peor necesito a mi futuro esposo un momento.

Se despidieron de la familia y Carla llevó a Samuel hasta la pista de baile. Sabía que esta vez no se había repetido lo mismo que antes había ocurrido entre Samuel y esa familia, pero lo mantendría totalmente alejado de ellos.

-¿Qué era tan urgente?-preguntó Samuel algo confundido.

Carla puso sus brazos en los hombros de Samuel lo que hizo que él instintivamente la tomara de la cintura.

-Nada, solo quería bailar -dijo ella y apoyó su cabeza en su hombro.

Samuel no protestó. A paso lento, bailaron un largo rato.

Notes:

Es algo sencillo, sin mucha preparación, pero que sirve para curar un poco esa herida.
Ahora se viene Detective Samuel.