Chapter 1: 1
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— ¿¡Y por qué tengo que hacerlo yo!? Pídeselo a uno de nuestros compañeros de cuarto.
—Vamos Harry, eres mi amigo, mi mejor amigo, mi colega y compañero del alma.
Harry rodó los ojos, era muy rastrero apelar a la amistad. Ron juntó sus manos en ruego e invirtió la boca.
—No sé hacerlo. —primer intento para escaquearse.
—Solo necesito que seas mi pareja para poder hacerme una idea y no aprender solo.
—Tengo cuatro pies izquierdos, seré un problema más que una ayuda. —segundo intento.
—No me importa, si aprendo contigo lo superaré todo.
—Somos dos chicos... Es raro. —tercer intento y además en pánico.
—Somos amigos y prefiero mil veces practicar contigo, aún tengo pesadillas bailando con la profesora McGonagall.
—¿Por qué no se lo pides a tu hermana?
Ron puso cara de asco y molestia y sobre ése tema no hubo réplica.
—¿Y a una compañera de clase?
—Harry, pretendo reconquistar a Hermione antes de que se vaya de Inglaterra con Krum. Si me ve con otra, adiós a mi último cartucho.
Harry se vio entre la espada y la pared hasta que una excusa infalible acudió al rescate.
—Si tú no sabes bailar bachata y yo tampoco... ¿Cómo aprenderás?
Era la excusa definitiva, reprimió y todo una sonrisa hasta que su amigo pareció recordar algo en los bolsillos y lo extrajo.
— ¿Conoces a Catherine, la hija de muggles de cuarto curso? Pues me ha dejado este cacharro donde sólo he de apretar aquí —la pantalla se encendió— y aquí —apretó el icono de internet y la pestaña se expandió— luego aquí —señalizó y tocó en una pestaña superior emergente que ponía "Tutorial bach...."— y finalmente aquí. —apretó el icono de play en un video ya preparado.
—Te ha dejado su ordenador portátil pequeño... —se acercó anonadado por la calidad del ordenador, era el último grito en tecnología y se lo había dejado al cuidado de un mago patoso— ¿Cómo has conseguido que te lo preste? Vale mucho dinero Ron.
El pelirrojo se encogió de hombros.
—La pobre fue víctima de mi mal humor y se lo expliqué, luego ella se apiadó de mí y me enseñó esto.
Harry puso en marcha el vídeo, un hombre y una mujer se presentaron delante de la cámara explicando los pasos y movimientos, tras la explicación en donde ambos jóvenes estuvieron atentos, la música comenzó e hicieron una muestra del baile.
—La canción es hermosa. —comentó Harry en una pausa para hablar de los pasos.
—Es música horrible, prefiero la mágica.
—¿La mágica? —se burló poniendo un tono ridículo e infantil—. Amo la magia como el que más, pero la música es nefasta; O parece el desafinado y lúgubre entierro de Frankenstein, o una canción de pop con algunos chillidos de guitarra. La música muggle es insuperable.
—Me la suda, esto le gusta a Hermione y aprenderé.
Retomaron el tutorial y lo visionaron varías veces hasta que llegaron sus compañeros y escondieron el ordenador.
*
—Hay que buscar un lugar seguro.
—¿Nuestra habitación? —sugirió Harry en un susurro, no fuera que les pillaran hablando. Era su último curso en Hogwarts y tenían sí o sí que graduarse.
—Noooo —chilló afónico— allí puede entrar cualquiera.
—¿En algún rincón de los jardines?
Ron abrió los ojos y negó.
—Ya sé, en la sala de los menesteres.
—La han cerrado este año por la cantidad de alumnos que iban a follar allí, McGonagall descubrió que era un picadero.
— ¡Tks! —no le desbarataba ningún plan sexual a Harry, pero estaba bien saber que se tenía esa opción.
—Ya se me ocurrirá un lugar, no te preocupes.
(...)
—No te entiendo Ron. —farfulló ceñudo mirando a su amigo.
Ron rebufó delante del resto de compañeros y estirando de su brazo lo sacó del cuarto.
—Tengo un lugar, y por cierto, eres pésimo en eso de entenderse por señales. Miedo me da si trabajamos juntos como Aurores.
—Tus caras dejan demasiado a la imaginación, pareces entre estreñido y amputado de un pie.
—Excusas.
—¿Traes el portátil?
—Sí, pero me ha dicho que se lo devuelva hoy que tiene que cargarlo.
—¿Cómo? Aquí no hay enchufes.
—Dijo algo sobre un hechizo de chispa con energía y un transformador conectado a un cargador... No sé.
Harry se encontró cruzando a zancadas las extensiones del colegio y cada vez más lejos. Al final, Ron se detuvo y armó la famosa tienda en la que padecieron tanto el año pasado. Era amplia, cómoda y tenía de todo. El pelirrojo aplicó un hechizo de camuflaje una vez entraron y sonrió orgulloso.
—Admítelo.
—Lo admito, me asombras.
—Lo sé...
Ron encendió el ordenador encima de una mesa casi a su altura para poder ver y bailar siguiendo las directrices.
—¿Refrescamos la memoria un poco? —aconsejó el moreno sentándose delante.
—Mejor, sí. —se sentó a su lado y encorvó la espalda achinando los ojos.
El vídeo mostró a los dos expertos indicando los movimientos y dando directrices. La música sonó de nuevo y a Harry le gustó aún más. Empezó a tararear en un murmullo. Era tan directa y tierna, como un poema sin pretensiones ni rimas rocambolescas. Sencillo y directo al corazón.
—Uff vamos allá. —Ron se levantó incómodo y rojo, ahora venía la peor parte; Bailar.
Harry despertó de su ensueño y se concienció de ser el papel femenino. "Es por Ron, es por tu amigo" la bachata, además de romántica daba pie a la sensualidad con el cuerpo. Básicamente era hacer el amor de la manera más dulce con tu pareja y Harry se calentó de vergüenza.
Se posicionaron delante y siguieron cada uno los pasos por separado, luego se desplazaron para redondear el paso con el contrapunto de caderas. Pero cuando creyeron que ya lo tenían todo aprendido y se atrevieron a realizarlo en pareja se percataron de una cosa; La posición.
Existía un paso más abierto y alejado de la pareja y otro mucho más cercano y sensual.
—Probaremos el alejado. —Dijo Ron encendido al rojo vivo.
Harry suspiró internamente, realmente temía por la posición pegada.
Reprodujeron el vídeo justo cuando explican los pasos y juntaron las manos. Ron puso una mano en su espalda y en la otra sostuvo la de Harry. Se miraron a los ojos y el moreno se revolucionó por dentro. Notaba demasiado la palma extendida en su espalda baja, demasiada cercanía pese al medio metro de distancia y demasiado incómodo que te sostengan la mano así. Harry se exaltó sudoroso y el corazón le tronó en los oídos. La música comenzó y bailaron.
Fue un desastre, dos pares de pies destinados a herir a su acompañante. Respiraban descoordinación a cada inhalación y chocaban entre ellos y los muebles apartados como por arte de magia. La supervivencia para no caerse primó sobre la lección de baile y para cuando llegó la hora de la cena simplemente se rindieron.
—Ha sido un desastre Ron. —se masajeó la pierna por la esquina traicionera de la mesa.
—Ya era algo que esperaba, mejoraremos.
El moreno miró con ruego a su amigo, parte hastío, parte nerviosismo.
—A este ritmo se marcha antes de equilibrar un paso.
—Harry por favor...
*
—Primero miramos bien los pasos, luego por separado y la próxima sesión ya juntos.
Ron se lo cuchicheó tras el dosel de su cama y se fue a dormir. Los demás no advirtieron sus palabras y menos mal, cualquiera pensaría cosas raras.
Harry se sentía extraño e inquieto. Ha luchado al lado de Ron, dormido y sufrido sus ronquidos, compartido baño, clase y duchas. Pero nunca había estado así de cerca... Así de íntimo. Suponía que era su inexistente masculinidad saliendo a relucir para dar la voz de alarma por estar haciendo algo muy gay. Pero Harry no se sentía incómodo con deseos de rechazar, se sentía inquieto por los efectos de dicha cercanía. Se tapó hasta la cabeza y se forzó a dormir desechando esos pensamientos confusos.
*
—Me siento un idiota.
—Y yo.
Realizaban los pasos frente al portátil observando cada detalle e indicación de los instructores del tutorial. Habían pasado hora y media moviendo las caderas y desplazándose a los lados. Le habían pillado el truquito pero faltaba pulir y más soltura, que pareciera natural.
—¿Practicamos de frente y vemos los fallos del otro? —sugirió el pelirrojo.
—Vale. —No, no valía. A Harry cada vez le ponía más nervioso la situación. Tener que lidiar con Ron en su cara observando cada movimiento de su cuerpo disparaba todas las alarmas internas.
Se colocaron frente al otro y decidió desviar los ojos como si no fuera con él la cosa, como si se aburriera. Comenzaron desde cero y ampliaron llegando al límite sin tener que bailar juntos. Harry se miró los pies, miró la carpa, la mesa, el baúl y la merienda.
—Harry, si no te fijas no sabremos si lo hacemos bien.
—Perdón. —Enfrentó su mirada y tuvo que poner atención.
Las alarmas se dispararon, Ron le miraba todo el cuerpo y bailaba moviendo las caderas de manera muy sensual. Parecía que el movimiento en solitario lo tenía ya asumido. Los pensamientos de Harry se perdieron demasiado en cómo bailaba, en cómo manejaba el torso y las caderas; Sensual y a la vez varonil.
—¿Qué tal? —le preguntó interesado su amigo.
—Yo creo que muy bien. —trastabilló bajo el efecto de un movimiento especialmente provocador de Ron.
—Pues a ti se te da como el culo colega.
Honesto y sin pelos en la lengua, Ron sonrió burlándose de él pero le aconsejó.
—Sube la cadera más... —golpeó la mano en la zona y Harry casi salta.
Lo intentó, si es que era posible con el maldito de su amigo aún bailando así.
—No... Mira.
Se apartó cuando le vio las intenciones; que no eran otras que acercarse aún más y modular sus caderas con la ayuda de sus manos, como si... Cómo si... Harry se apartó caminando hacia atrás.
—¿Hacemos una pausa y merendamos?
La comida era la piedra angular de su amigo, lo extraño es que no lo hubiese propuesto él antes.
—Vale.
El resto del tiempo volvieron al cómodo seguimiento por separado y frente al vídeo. Harry lo agradeció pero se encontró en una disyuntiva; La próxima lección.
(...)
— ¿Estás bien compañero? ¿Te duele la cabeza?
—Sí. —Se masajeó las sienes fingiendo.
—¿Tú crees que...
— ¡No! Es diferente, lo noto.
Ron suspiró aliviado con un «Buenas noches Harry» y se marchó a su cama corriendo las cortinas. Harry se tapó hasta la nariz y se mortificó. Era su amigo, su mejor amigo intentando volver con su mejor amiga Hermione. Tal vez la guerra, la juventud y el no estar con alguien le hacía delirar.
*
Intentó disimular, pero Ron lo notó y bastante. Se había pasado el día muy raro y distante. Hermione vivía tan enfrascada en Krum que temió por el inminente desastre, pero una vez más, era su amigo y tenía que apoyarle. Trató de reconocer el terreno hablando con ella pero parecía siempre muy abstraída y ocupada. Las horas dieron lugar a la tarde y un sentimiento entre terror y expectación lo embargó.
—Llevas todo el día raro. —preparó el vídeo y lo pausó justo dónde les interesaba.
—He intentado hablar con Hermione para poder extraer algo de información —Ron ni se inmutó aplicando los hechizos de camuflaje— . Pero no he podido adivinar nada.
—Hermione siempre se vuelve entre hermética e histérica en exámenes... A un mes de ellos, es natural que ignore a todos —Ron le miró— sobre todo a mí.
Aquello le dolió en el alma, Harry enloqueciendo por tonterías y Ron sufriendo, sí, era un muy mal amigo.
—Ya verás, lo harás tan bien que se le caerán las bragas. —"Se me caen a mí los putos calzoncillos..."
La rutina empezó, practicaron y tras comprobar que ésta vez el moreno parecía más centrado, se arriesgaron con el segundo nivel.
Se pusieron de frente a medio metro o menos, se tomaron de las manos y bailaron lo mejor que pudieron. Que en éste caso fue Harry con su sobre esfuerzo para no perderse en ese maldito e hipnótico movimiento de Ron. Su amigo destilaba seguridad y aplomo, erotismo y magnetismo en sus gestos. Vamos, Harry se tentó hasta de chocar con él para saber cómo se frotaban sus caderas juntas y como era sentir el vicioso y rítmico movimiento de Ron...
—Un descanso por favor. —Iba a explotar.
Le dio la espalda comprobando su creciente erección y se sentó a comer con un cojín en el regazo. Ron se desplomó a su lado quitándose la camiseta y quejándose del sudor mientras devoraba la merienda. Se mortificó mirando su torso. "Lo has visto millones de veces ¿Qué hay de diferente ahora? ... Que sé como se mueve ese torso y como se sentiría... " se tragó un bocadillo entero y bebió.
Le ponía nervioso su cercanía, le despertaban sentimientos extraños la letra de la canción, le inquietaba el contacto permanente de las manos, manos que Ron nunca tenía quietas y jugaba con las suyas mientras bailaban. Le aterrorizaba su efervescente imaginación, en donde las caderas y el torso de su amigo tenían un papel muy importante encima de él. Y ése último pensamiento fue el que le hizo entrar más en pánico. Porque después de la aclaratoria posición deseada estaba el deseo subyacente de su boca. Si Ron gritaba y hablaba con tanta pasión, si era capaz de bailar con tanta entrega... Ser besado por él tenía que merecer la pena.
Chapter 2: 2
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No lo pudo postergar más y la crueldad de su cercanía se le impuso en dos lecciones más.
"— ¿Estás cansado Harry? Respiras agotado.
—No, todo bien. "
"— ¿Te encuentras bien? Pareces tener fiebre.
—No creo..."
"—Un deslizamiento suave y luego...—Ron le sonrió con las manos en sus caderas— ¡Pim! hacia arriba. Ladeas como una ola y vuelta a empezar.
Harry se ahogó en emoción y tensión sexual. Sus dedos ardían en el hueso de la cadera, sus respiraciones chocaban y casi que sus cuerpos también. Era un martirio y cada vez se sentía peor. "
"—Pon tus manos en mis hombros.
—Esa no es la posición.
—Vamos a la posición final.
—Hum... "
Se negó, dijo estar cansado y prácticamente huyó hacia los dormitorios. Demasiado en dos semanas. Demasiado de su baile sensual, del calor de su cuerpo, de la cercanía de su boca, de su mirada azul cielo, de sus sonrisas honestas y de su delicadeza al manejarle con las manos. Harry exhaló un suspiro dentro de las sábanas y corrió las cortinas. Aplicó un Mufliatto e hizo lo que jamás creyó; Masturbarse pensando en Ron. Fue peor de lo que imaginó, la nítida visión del pelirrojo devorando su cuerpo y engullendo su miembro lo alzó a la cúspide. La visión de un Ron desnudo moviéndose encima de él... Justo como sabe moverse de esa maldita forma tan pecaminosa y predominante, tan pasional y tan... Con ojos que te consumen en cada bocado y embestida y...
Harry se corrió y luego miró espantado al techo.
Era sábado y tocaba la lección definitiva. Harry sudó frio y se sintió culpable observando a Hermione desayunar y estudiar centrada con el ceño fruncido. Ella salía con Krum pero sus amigos habían sido novios, se quisieron y tal vez podía salvarse la relación. Él siempre creyó que estaban hechos el uno para el otro. Por eso cuando Ron se sentó a su lado engullendo salchichas con la boca abierta se hizo el distraído. Cuando tragó la comida y bebió miró a otro lado, cuando Ron le bisbeó al oído se estremeció encogiendo el hombro.
—Te espero en la tienda de campaña a las diez.
Ron siguió comiendo como si nada y a Harry se le cerró el estómago por la culpabilidad. Desear a un hombre era trascendental, pero no se deseaba a un mejor amigo enamorado de tu mejor amiga. Eso era suicida, traicionero y rastrero. Se marchó a su habitación comunitaria para entrar en pánico a gusto. Salió al campo de Quidditch y voló un rato sobre la escoba, bajó agotado pero con los músculos relajados, se dio una ducha reconfortante y al llegar la fatídica hora volvió a sentirse igual. Nada había funcionado.
—Has tardado ¿Te encuentras bien? Haces mala cara. —Ron le estudió el rostro con preocupación y se acercó.
Estaba todo preparado.
—Estoy bien, he jugado en el campo un rato.
— ¿Y no me has llamado? —dijo compungido— Ya te vale tío.
—Se me pasó, perdón.
No coló, su amigo le dirigió una mirada ceñuda y encuadró los hombros. "No por favor los hombros no" Era muy temprano para mostrarse tan sensual y varonil. Se inquietó cerca del portátil y colocándose frente a Ron.
Se miraron, Harry con los nervios picando hondo hasta el tuétano y Ron con sus ojos azules muy serio e intenso. Mano en su espalda baja casi rozando su culo, la otra mano envolviendo la suya, mitad del pecho y caderas juntas, Ron metió su pierna entre las suyas y Harry boqueó por aire con disimulo. Más cerca imposible. Si se empalmaba lo notaría, si se agitaba también. Iba a ser un martirio entre el cielo y el infierno.
—¿Preparado? —preguntó muy próximo a su boca.
—Sí. —No.
La música comenzó, ésta vez sin tutorial para interrumpir.
Ron balanceó las caderas presionando su mano abierta, lo que hizo que el contacto fuera extremo. Lo condujo de lado a lado con su perfecto y provocador movimiento de torso y se vio inducido por el baile. Ron iba a reconquistar a Hermione, era imposible que no lo hiciera. Estarían juntos, se amarían con pasión y eso estaba... Estaba...
—¿Harry?
Cerró los ojos disfrutando de la fricción de sus caderas. Se empapó del calor emanando de sus músculos por el ejercicio, se embebió del ondulante oleaje de su torso y se dejó llevar por su mano. Las palabras atravesaron con dulzura sus sentidos y transportaron sentimientos que creía inexistentes y ajenos. Su cabello pelirrojo rozó en incontables ocasiones con su mejilla y su aliento rozó sus labios. Ron iba a ser de Hermione. Su amigo bajó la mano hasta rozar su culo y pegó sus sienes juntas, el baile se convirtió en más íntimo. Apoyó las manos en su pecho y desesperó por besarle. Ron envolvió su cintura sin perder ritmo y cadencia.
—¿Crees que caerá por mí?
La burbuja se rompió y Harry le miró anhelante.
—Imposible que no. —susurró.
—Lo dices como si-
—Bailas de infarto Ron, cualquiera caería por ti.
El pelirrojo le observó con atención y Harry correspondió a su escrutinio. Tan cerca y tan lejos. Se empalmó y ya puestos ni le importó, el balanceo y la fricción hicieron de las suyas junto con su aliento, su boca a dos centímetros y su movilidad hipnótica.
—¿Incluso tú?
Harry parpadeó no entendiendo.
—¿Cómo? —preguntó confuso.
Ron no detuvo sus pecaminosos movimientos deslizándose de lado a lado por la tienda de campaña.
—¿Tú caerías? —inquirió sin apartar sus ojos en un tono bajo.
—Esto es para... Para reconquistar a Hermione. —se había excitado, pero también algo más. Más como la especial conexión entre ambos, más como ése momento íntimo, más de algo que siempre estuvo ahí latente.
—No me has respondido. —Ron le giró con gracia y se pegó a su espalda, posó la palma abierta en su vientre bajo y la otra quedó en el comienzo de su cuello.
Harry se estaba muriendo, sentía el alma huir del cuerpo—. Respóndeme —Y volver de improviso.
—Ron... ¿Qué importa? Tú deseas volver con ella y-
—En estas dos semanas —pegó los labios con obscena intención en su oreja— he deseado practicar las lecciones más por bailar contigo que por recuperarla. Dicho esto; Responde.
Harry inspiró estremecido, las caderas de Ron vivían adosadas a su culo y ya no... Un momento, notó un bulto apretado justo en la hendidura de su pantalón. El baile seguía, se desplazaba de lado a lado por los caprichosos pasos del pelirrojo y la mano en su vientre apretó su agarre. Un temblor lo quebró por entero y ya no pudo más.
—Caería... Ya he caído.
Ron lo giró ágilmente y otra vez se encontró entre sus brazos, en esa prisión viciosa que lo mantenía en un tormento delicioso.
No le habló, tan sólo le sonrió muy leve y se inclinó chocando su boca con él. Aquello no era besar, aquello era comerle por entero. Harry gimió entrelazando sus manos por detrás de su cuello y se inclinó hacia atrás por el peso demandante. Ron se mostró exigente y necesitado, dejaron de bailar pero no de besar. Le comía literalmente la boca y ni el cielo era más glorioso. Notó las manos agarrando sus glúteos y apretarlos, sintió la excitación de Ron fraccionando con la suya y fue maravilloso. No le daba tregua ni para respirar, atacó su interior con la lengua y su espalda chocó con uno de los postes que hacían de pilar estructural.
—Pero-
Ron volvió a besarle y empotró sus caderas manteniendo el ritmo de la bachata. Siguió un camino de besos por su cuello y pasó al otro lado.
— ¿Y Hermione? —logró decir.
—Hermione está con Krum.
Respuesta dada y a lo suyo, le devoró los labios hasta extirparle el alma y sus dedos se clavaron en su culo. Harry se sostuvo de sus hombros ante la avalancha de acciones y correspondió. Era tan fácil estar haciendo eso con Ron, tan natural.
Iba a correrse, tanto golpe y frotamiento le harían llegar dentro de los pantalones.
—Ron... —el pelirrojo le hizo un chupetón en el cuello—. Me voy a correr.
—Vale, espera.
Se apartó el cabello ante la mirada excitada de Harry y bajó las cremalleras de ambos, introdujo sus dos manos en cada uno y sin ceremonia previa juntó sus sexos.
—Madre mía. —gimió entrando en pánico y placer.
Ron no le permitió decir más, atacó su boca de nuevo y los masturbó ondeando las calderas. Harry se atrevió a meter la mano y encargarse de su amigo. Se miraron dándose mutuo placer, se besaron oyendo los suspiros del otro y gimiendo a golpes se derramaron en mano ajena. Sentir el movimiento de Ron en todo su esplendor era lo que había anhelado, el vaivén y el oleaje de todos sus músculos pegado a él. Harry se corrió soportando el asalto del pelirrojo y se desinfló satisfecho.
Ambos respiraron entrecortados abrazándose. Ron le besó el cuello y subió hasta sus labios para propinarle muchos más.
— ¿Y... Y Hermione? —recibió otro beso.
—Hermione está con-
—Ya lo sé, hablo de ti y de que pretendías volver con ella. —Ron le besó corto.
—Ya no. Me hizo falta dos semanas contigo para saberlo.
Harry se sintió tremendamente culpable.
—Pero igual ella aún siente por ti... —recibió otro beso mientras era limpiado con un hechizo— y lo vuestro iba a ser —otro beso más intenso lo calló— una historia de amor grande.
— ¿Y nosotros qué? —Ron por fin le miró directo a los ojos — ¿No nos merecemos algo así? A no ser que...
Harry comprobó de primera mano como los rasgos de su amigo se alargaron y sus ojos azules se desviaron plagados de incertidumbre.
Harry le besó.
—¿Entonces... Nada con Hermione?
—No.
Ron le devolvió el beso aún más apasionado.
—Nosotros... —no supo cómo seguir la frase.
—Somos nosotros —el pelirrojo le dio un pico suave— y seremos nosotros siempre. —Terminó con un brillo especial en la mirada.
Harry le sonrió y le besó, se había vuelto adicto no solo a su pecaminoso baile sino al sabor de sus labios.
—Estoy de acuerdo con eso.
Al día siguiente.
—Hermione.
Ron la encontró cerca de la biblioteca y la abordó antes de perderla bajo esa pila de papiros.
—¿Qué tal? —se acercó a él interesada.
Ron apretó los labios escondiendo una sonrisa de triunfo y Hermione lo descubrió.
— ¡Ohhhh! no me lo puedo creer —se abalanzó y lo abrazó alegre—. Ha funcionado.
—Muchas gracias —el pelirrojo correspondió a su abrazo y la alzó en el aire.
—Te dije que funcionaría.
—Pues no las tenía todas conmigo.
Finalmente se deshicieron del abrazo con sendas sonrisas abiertas.
—Te lo advertí, nunca falla. La bachata es ideal para despertar el interés en alguien.
—Gracias por las clases y por el ordenador.
—De nada —miró al rededor por si se lo encontraban—, no se puede conquistar a un cegato como Harry si no es a golpe de cadera sensual... Aunque me costó un montón que aprendieras.
Ambos se encaminaron hacia la puerta de la biblioteca.
—Te voy a echar de menos cuando te vayas.
—Y yo a ti. Cuida de Harry, os escribiré ¿Vale?
—Sí.
Se miraron cómplices y la castaña entró, Ron se colocó las manos en los bolsillos y silbó haciendo tiempo para verse con Harry en la tienda de campaña, hoy probarían con tango.
Fin.
Muncheisa on Chapter 2 Fri 10 Feb 2023 11:59PM UTC
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saramedina39 on Chapter 2 Sat 11 Feb 2023 09:29AM UTC
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Sidney_Sunnah on Chapter 2 Wed 05 Apr 2023 05:47PM UTC
Last Edited Wed 05 Apr 2023 05:48PM UTC
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saramedina39 on Chapter 2 Wed 05 Apr 2023 06:41PM UTC
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Paulina04Uzumaki on Chapter 2 Tue 22 Aug 2023 05:08PM UTC
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saramedina39 on Chapter 2 Tue 22 Aug 2023 08:45PM UTC
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