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The Waves Inside Me

Summary:

Killian Jones, el mítico Capitán Garfio se había enamorado solo una vez en su vida, esa fue Milah, quien le dio los mejores momentos, sin embargo la perdió por culpa del cocodrilo, buscando la venganza, el pirata descubre que el amor es algo impredecible, que puedes enamorarte de la persona más inesperada, de una persona que te puede hacer sentir enojo, desesperación, compasión y tristeza, pero también hacerte feliz, esa persona era David Nolan, el famoso príncipe encantador, lamentablemente el corazón del príncipe era algo que no podía alcanzar.

Notes:

Hola he querido contribuir a la causa de Captain Charming, hay poco contenido de ellos en español, por lo tanto he empezado esta historia de esta pareja que tenía mucho potencial.

(See the end of the work for more notes.)

Chapter 1: La Venganza toma otro rumbo

Chapter Text

Waves Inside Me 


Capitulo 1: La venganza toma otro rumbo. 






La venganza será mía (Canción de garfio)



Una vez navegué hacia un horizonte

Donde podría encontrar la felicidad esperando

Hasta que ese cocodrilo destruyó mi vida y me llenó de odio implacable

Algunos dicen: Déjalo ir; pero yo digo: ¡Diablos no!

¡Finalmente estoy en el camino correcto!

Pronto el oscuro sentirá (sentirá)

El fuego de la ira de este pirata

Venganza, venganza, la venganza será mía

Venganza, venganza, la venganza será mía


Cuando estaba sobre su barco sintiendo la brisa marina que le desordenaba el cabello podía sentirse vivo, el mar que tanto le había quitado, pero también le había dado mucho. Recordaba los momentos que había pasado con su amaba Milah, se conocieron en uno de sus tantos viajes, aquella noche en el bar, ella le había contado sus más grandes deseos, estaba atrapada en casa en matrimonio que no la hacía feliz, con un hijo a cuestas, al ver en sus ojos supo que esa mujer sería especial en su vida, se enamoraron rápidamente, incluso su esposo intentó alejarlo de ella, pero no lo logró, cuando le ofreció el duelo el tipo se comportó como un cobarde. Sin embargo, aquello fue el principio del fin. Aquel tipo volvió, sediento de venganza, ahora era más poderoso, el duelo había sido bastante complejo, le sorprendió que no quisiera matarlo, pero aquella bestia tenía preparado algo peor para él. Killian había visto morir a Milah frente a sus ojos, eso lo marcó para siempre, además el tipo se había llevado su mano.

Se la pasó meses sintiéndose miserable ¿porque no pudo hacer más por salvarla? era algo ciertamente idiota, por suerte había logrado reunir a su tripulación, ahora buscando los frijoles para poder conseguir la forma de destruir al cocodrilo, se había aliado con Cora, con otros que también buscaban sus propios motivos. Fue como la vida lo llevó a aquel pueblo llamado Storybrook. Conoció a personas que buscaban salvar al pueblo, ahí fue cuando conoció a Emma, Snow, a un niño llamado Henry y a David, a quien le llamaban Encantador, de boca de la novia que era Snow, una mujer muy linda, pasaron una travesía larga hasta ir a Neverland donde tuvieron que ir por el hijo de Emma y Neil quien resultó ser el hijo de Milah a quien tanto quiso. Todo era muy confuso, incluso tener que pasar tiempo con el príncipe en esa isla, debía aceptar que le agrada poco el tipo, era bastante pesado, no lo trataba de una forma cortés, así que hacer las cosas con él no fueron fáciles, pero todo fue cambiando cuando David quedó hechizado así como su hermano Liam, hizo lo imposible para ayudar al príncipe, logrando salvar su vida, con eso el hombre quedó agradecido y comenzó a confiar en él, lo cual creía imposible.


Las emociones que una persona te puede causar son confusas, pero lo peor es el nivel en el cual estas pueden hacerte sentir. Empezó a tener una especie de apego hacia el rubio, algo que no había podido descubrir tan rápido, pero algo en él lo hacía querer estar más cerca del príncipe. Cada misión que tenían juntos era deliberante para él. Las emociones comenzaron a apoderarse de él, cada vez que veía a David encontraba alguna cosa buena de él, ya sea física o moral. Empezó a admirarlo, era un tipo valiente que luchaba por los demás, incluso empezó a sentir que se preocupaba por él también. Snow tenía suerte de tener a un hombre que la amara tanto, eran la pareja perfecta, eso todos lo veían. Killian empezó a envidiar un poco aquel amor que los dos compartían. Cuando estos lograban besarse era como si una gran magia cubriera todo, nunca supo que era pero era algo que le llamaban el amor verdadero. Al mismo tiempo había desarrollado una especie de coqueteo con Emma Swan, cosa que no esperaba, ella era algo diferente a él, pero no menos bonita y él no era de piedra. Sin embargo un día sintió algo demasiado diferente que lo asustó.

Mientras estaban en el apartamento de David, Killian estaba mirando al príncipe, sus ojos estaban demasiado concentrados en ver sus ojos, su nariz, esos cabellos rubios dorados, la forma en cómo le hablaba a su hija y a su esposa, era todo un protector y killian quería sentir eso, la barba recortada perfectamente del más alto le daba un toque más viril, era además de todo un hombre que mostraba seguridad en sus acciones.

—¡Killian! ¿tienes el mapa? Una voz preguntó, era la de Emma que estaba ya a su lado.

—Si, aquí está. Dijo sacándolo de su bolsillo mientras pensaba en lo que estaba haciendo.

Se había quedado segundos, quizás minutos mirando a David, admirando, enumerando sus cualidades físicas y morales más allá de todo, lo cual era raro, eso solo solía hacerlo con mujeres, pero David Nolan era diferente, un hombre lleno de cosas buenas, aunque con errores al mismo tiempo, algo que lo hacía atractivo. Siguieron su misión, pero Killian estaba distraído nuevamente con las acciones de David, tratando de cuidar a todos, incluso logró salvarlo, cosa que solo lo hizo sentir feliz. El príncipe se preocupaba por él y eso le dio una sensación de tanta plenitud que lo asustó. Una vez la misión había resultado un éxito todos fueron a comer algo, David siempre con Snow, el sentado junto a Emma, estaba aburrido de muchas cosas, pero más de lo melosos que solían ser los Charmings…



Unos días después había sido llamado por David para ver el tema de un hechizo que los ayudaría en la siguiente misión. Ayudó como pudo al hombre mientras resolvían lo necesario, el rubio se quitó su chaqueta revelando su cuerpo bajo una camisa color azul que se le veía tan bien, se ajustaba a sus músculos, David era grande, de esos tipos musculosos que tenían todo en su lugar, incluso en su mente pensó ¿no será demasiado hombre para Snow? con lo pequeña que era con un hombre tan grande como el principe. Se quiso deshacer de eso en su mente, pues sus ojos estaban mirando más de lo que debían y el rubio podía darse cuenta.

—Hey, Killian parece que estás en la luna hoy. Dijo el rubio con su típico semblante serio.

—Disculpa, estaba un poco distraído. Se excusó mientras ayudaba a David con lo que hacía falta.

—Está bien, iré a revisar unas cosas, mientras lee el libro para saber si necesitamos más ingredientes. Le pidió el rubio saliendo de la habitación.

La chaqueta de David estaba colgada en la silla, Killian miró a todos lados a ver si nadie estaba cerca y tomando esta la acercó a su rostro para sentir que aroma tenía el famoso príncipe encantador. El aroma entró por sus fosas nasales causándole un suspiro completamente raro y nuevo, ese olor era tan delicioso que nunca pensó que un hombre podría oler tan bien. Cuando escuchó los pasos del rubio dejó la chaqueta y tomó el libro, realmente estaba llegando muy lejos, pero no podía evitar lo que estaba sintiendo. Killian miró a David quien estaba serio y se acercó, la cercanía provocó en el pirata un escalofrío que recorrió todo su cuerpo.

—Entonces tenemos que hacer eso, poner ese ingrediente en el vaso. Dijo David.

—Si, ahora dice que debemos mezclaro con ese jugo que apesta. Agregó Killian.

Los dos lograron resolver el hechizo, tenían que reunirse con Emma y Snow para poder terminarlo, ellas estaban buscando otra información. Al terminar el día, Killian se fue a la cama pensando en lo vivido, todo se estaba volviendo extraño, sus nuevas sensaciones, el estar pensando en el príncipe podía estar nublando su juicio a más no poder. El pirata se quedó profundamente dormido.


Mientras dormía escuchó golpes en la puerta, se levantó para mirar de quien se trataba, sus ojos se abrieron al ver de quien se trataba,

—¿David? ¿qué haces aquí? Preguntó

— Yo em… vine a dejarte algo que se te quedó.

—¿Enserio? Preguntó

—Si, este mapa.

— Pero no era necesario, podías habérmelo entregado luego.

—La verdad yo solo quería verte…

—¿Si?

El rubio se acercó tomando de la camisa al pirata y acercandolo para darle un beso profundo que dejó a Killian completamente ido, aquel beso provocó en él mucho fuego, luego de que David se separara fue Killian quien lo besó con hambre, sus ganas del príncipe eran fuertes, el más alto lo tomó en brazos y lo sentó en una encimera comenzando a besarlo con fuerza, ambos hombres jadeando entre besos, las manos de David se fueron a la camisa del pirata y la desabotonó de un tirón, al mismo tiempo que el acariciaba la espalda fuerte de David.

—David… hazme tuyo. Dijo

—Lo haré.

Killian despertó agitado sudando con una erección tremenda, ese sueño fue nuevo, nunca había tenido un sueño erotico con otro hombre, pero se sintió tan real. Nadie había golpeado la puerta sólo había sido un jodido sueño, bastante extraño por así decirlo, si bien sus fantasías con el príncipe estaban a la orden del día últimamente le parecía extraño estar soñando con él, solo quería estar libre de ese pecaminoso sentimiento ¿porque? se preguntó frustrado culpandose por sentir cosas que no debía por alguien que parecía ser el menos indicado, David estaba con Snow y nada los haría romper, al menos eso no quería él, no era la primera vez que se metía con una persona con pareja, Milah fue el resultado de eso, lo cual causó todo el problema con el cocodrilo. Respiró con fuerza y soltó el aire en un resoplido, intentaría hacer lo necesario para no dejar que ese sentimiento se apoderara de su ser, no sabría cómo lidiar con algo tan pesado ahora mismo.


Pasaron las horas y debía encontrarse con Emma, Snow y David en un café del centro, al llegar fue el primero y pidió una mesa, a los minutos aparecieron Snow y el príncipe, por una extraña razón se le hizo más atractivo el tipo ahora, luego del sueño que tuvo, esto se estaba poniendo complejo, porque estaba fijándose hasta en el mínimo gesto del rubio, sus facciones, como gesticulaba cada vez que se hablaba de un tema, la seriedad que ponía, sus labios, esos rosados labios que Killian tuvo de pronto la idea de probar, imaginando algún escenario donde los dos estaban juntos tocandose y besandose. La conversación parecía interesante porque todos a excepción suya estaban muy metidos en el tema. Sus ojos se entrelazaron con los de David por un momento lo cual lo hizo sentirse avergonzado, haciendo que su rostro se fuera tornando rojo, por suerte nadie notó eso, aunque el príncipe hizo un gesto de extrañeza. Los cuatro salieron del café ya que debían reunirse con Regina para poder trazar un plan mejor. Killian se dirigió solo a su barco tratando de escapar de todo, no quería que el rubio le preguntara nada sobre aquel momento en la cafetería ni quería mirarlo a los ojos luego del sueño que tuvo.

—¿Qué demonios te pasa Killian Jones? eres el maldito Capitán Garfio, te tenían temor, ¿ahora le temes a un príncipe? Se preguntó así mismo mientras caminaba rumbo al muelle a su barco, necesitaba estar solo, era demasiado por lo que estaba pasando en ese momento.

Al llegar al barco simplemente tomó su botella de ron y se sirvió un vaso, miraba a su alrededor notando que su vida estaba vacía, sin que algo lo pudiera sorprender, muchas veces sin algo por lo que luchar ¿era necesario todo esto? se preguntó mientras miraba y escuchaba las olas romper contra la madera vieja. De pronto un sentimiento vino a él acompañado de melancolía, extrañaba a Milah, pero todo eso se opacó de un segundo a otro para ser reemplazado por David, el rubio nuevamente vino a su mente, recordaba como estaba hoy, guapo, si podía decirlo, el príncipe era bastante guapo, aparte de eso sus ojos, sus labios su sonrisa, todo de él le estaba gustando, ni hablar de su aroma, el cual pudo probar de su chaqueta ¿Que iba a hacer con todo esto? no lo sabía solo intentaría esconderlo en lo profundo de su ser. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Chapter 2: A solas

Summary:

La amistad entre Killian y David avanza.

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Los gritos eran fuertes, podía escucharlos incluso a una distancia considerable, como Snow y David estaban discutiendo acaloradamente mientras Emma y Killian pensaban en otro plan pues parecía que todos fallaban. No logró entender que pasaba, pero las cosas no estaban bien por lo visto, Snow se alejó bastante irritada del príncipe mientras que Emma miró a la distancia a sus padres, miró a Garfio y este asintió ya que ella iría por su madre. El rubio se alejó hasta llegar una calle más abajo mirando el horizonte. El pirata se acercó al hombre tratando de ver en qué podía ayudar, verlo a David triste o molestó le hacía sentir incómodo, al acercarse simplemente se quedó a pocos pasos del hombre.


—¿Te sientes bien? Preguntó tratando de sonar comprensivo.

—¿Que quieres Garfio? Cuestionó de manera cortante para luego darse la vuelta.

—¿Problemas en el paraíso, eh? Respondió esbozando una sonrisa que luego se apagó al notar la mirada de ira del principe.

—No seas idiota, no es algo que te importe. Espetó agresivo el rubio fulminando con la mirada.

—Tranquilo, vengo en son de paz. Agregó el pelinegro alzando ambas manos.

—Discutimos… cometí un error y eso es todo, ella exageró las cosas. Explicó suspirando.

- Entiendo, ya se le pasará, lo que yo siento es que debemos tener una tarde de chicos, tu y yo ¿quieres beber algo? Preguntó con su sonrisa característica.

- Si ¿sabes que? vámonos, ya no aguanto estar en este lugar.


Ambos se retiraron del lugar, Emma le hizo un gesto de entendimiento a Killian y este llevó a David a un lugar donde poder relajarse, al parecer las cosas estaban complejas entre la pareja, cosa extraña porque siempre habían sido unos cursis, melosos que te provocaba diabetes solo verlos. Al estar en aquel bar, David pidió un whisky doble, el pirata un ron lo cual lo hizo estar feliz, amaba esa bebida. Ninguno de los dos decía nada, solo estaban reunidos juntos en aquel bar bebiendo, el rubio lucía completamente triste, cosa que hizo algo en el pirata como si no le gustara verlo así, por eso trataba de hacer bromas tratando de que este pudiera relajarse.

—Ella se molestó porque le dije que tenemos que pensar mas las cosas antes de atacar a lo que sea que está haciendo que este pueblo peligre, ella solo quiere luchar, la entiendo, yo igual siempre fui un guerrero, pero al mismo tiempo temo por lo que pueda pasarle, pero ella no entiende eso, solo quiero protegerla. Confesó mientras jugaba con su vaso a medio beber, se llevo este a la boca y tomó otro sorbo.

—Entiendo, solo quieres protegerla, a veces las personas que amamos no entienden esos sacrificios, pero nos toca intentar hacer lo posible, la verdad es que eres muy valiente y protector, me hubiera encantado tener un padre como tu. Lo elogió mientras miraba como David esbozaba una sonrisa por el comentario de Garfio.

— Gracias, agradezco que al menos alguien me entienda. Replicó el príncipe terminando su vaso.

—No agradezcas, es la verdad.

Los dos hombres se bebieron dos tragos más y salieron del bar caminando por la costa, ese sitio era el favorito de Killian, ver el mar, lo encontraba precioso, un paisaje único el cual todos podían admirar. El aire era fresco, era un hermoso atardecer, David caminaba sin mirar aquel hermoso espectáculo.

—Oye David ¿alguna vez te has detenido a mirar el mar? Preguntó con templanza.

—No. Respondió el rubio deteniéndose para observar lo que Killian miraba.

Los dos se quedaron viendo aquel espectáculo natural, como el sol se iba ocultando y llegaba la noche. Solo se escuchaba el sonido del mar, las olas rompiendo, aquel aire fresco, el sonido de las gaviotas que volaban alrededor. Killian sintió un calor en su pecho, se sentía feliz con la compañía del rubio, ver aquello, su imaginación empezó a hacer escenarios donde estaba con el príncipe, a bordo del Jolly Roger mirando aquellos atardeceres juntos, con una botella de Ron, con David abrazandolo por la espalda envolviendo sus brazos grandes alrededor de su pecho, brindándole calor. Todo aquello provocó un suspiro en el capitán lo cual trató de disimular, por suerte David no lo notó. Un sonido los sacó de aquel trance, era el celular del príncipe. Killian maldijo en voz baja, odiaba esos aparatos.

—Es Snow, quiere conversar, será mejor que me vaya, me gustó pasar tiempo contigo, Killian. Comentó el príncipe esbozando una sonrisa y palmeando su hombro en señal de amistad.

—A mi también, espero que cuando necesites algo me busques, sabes dónde está mi barco. Le respondió el pirata sonriéndole de vuelta. 

—Gracias, compañero. Le dijo antes de darse la vuelta y caminar, al mismo tiempo que el pelinegro lo veía alejarse.


La charla con David fue algo que sin duda disfrutó mucho, no solía compartir mucho con el hombre por obvias razones, siempre estaban teniendo algún problema, ya sea por alguien que intentaba aniquilarlos o porque el rubio se la pasaba con su esposa o pseudo esposa a decir verdad ya que ni siquiera estaban casados en Storybrooke. Al llegar a su barco, el pirata tomó un pez y lo frío en la cocina, no presumía ser un experto en cocina, pero sabía preparar peces, le quedaban deliciosos. Comió su cena, era inevitable sentirse solo casi siempre, aunque trataba de ocultarlo, era difícil para él, a veces los recuerdos del abandono de su padre venían como una fuerte ola que lo arrojaba lejos, extrañaba a su hermano mayor Liam, pese a todo, era la única familia que tenía y perderlo lo derrumbó, así mismo el perder a Milah fue la gota que derramó el vaso y que lo hizo volverse loco y lleno de venganza, sin embargo había una persona que lo hacía sentir diferente, él pensó que era Emma, pero no, era el padre de esta, David Nolan quien lo incentivaba a ser un mejor hombre, veía en el príncipe una luz, ahí estaban de nuevo esas emociones raras, lo que le pasaba cuando estaba cerca del hombre.


Desde que vivieron los incidentes en Neverland que las cosas entre los dos habían cambiado, había aprendido a confiar el uno en el otro, reconocía que en un inicio el principe le parecía detestable, siempre odió a los monarcas y sus costumbres chapadas a la antigua, pero reconoció al pasar los días y luego del incidente del veneno que el rubio era mas que un monarca tonto, era un hombre valiente que se preocupaba por los que amaba y que daría su vida por ellos. Terminó su cena dispuesto a irse a la cama, no había nada más por hacer, mañana sería otro día, habían quedado en reunirse mañana con Emma, David y Snow para descubrir que estaba ocurriendo, algunos residentes de Storybrooke habían desaparecido, otros  no recordaban nada de su pasado en el bosque, todo estaba raro en ese sitio.


David se había sentido liberado con aquella conversación con Killian, la verdad es que lo había juzgado mal, el pirata no era un mal hombre pese a sus acciones pasadas, lo apoyó en ese momento donde había discutido con Snow, algo que lo había dejado cabizbajo, no le gustaba discutir con la mujer que amaba, pero las cosas estaban poniéndose muy duras últimamente y más con tantas desapariciones en el pueblo. Logró conversar las cosas con Snow, ella estaba incluso preocupada por su escapada con el pirata al bar, pero todo logró resolverse, al menos por el momento, la reconciliación entre los dos fue terminar en la cama haciendo el amor, disfrutaba estar con su esposa, la amaba y eso lo podía sentir, se sentía feliz de tener a alguien en quien confiar, pero a unos kilómetros en el muelle había un barco solitario y dentro de él estaba un pirata que estaba solo, Killian miraba el techo pensando en su vida, con una botella de ron en mano intentando olvidar todas las desgracias de su pasado que no daban pie a ser más que tortuosas cicatrices que no tenían cura. Se preguntaba si David había logrado arreglar las cosas con su esposa, se estaba preocupando demasiado por el rubio.


Al día siguiente se reunieron en el bosque junto con Regina, ella creía que lo que estaba pasando ahí era producto de una magia más poderosa que la de ella o cualquier otra. Los residentes de Storybrooke que no recordaban quienes eran parecían estar completamente idos de la realidad y por más que la reina intentara sacarlos de ese hechizo parecía imposible. De pronto una voz conocida apareció y se les acercó.

—Chicos necesito su ayuda, es mi abuela, no recuerda quien soy. Dijo alarmada.

—Vamos a verla. Respondió Emma.

Al llegar la abuela miró a todos los que llegaron, parecía confundida, ella estaba con la mirada perdida en un punto fijo como si no pudiera hablar, lo que tenía a Ruby preocupada. La chica se acercó y acarició el rostro de la mujer, pero esta parecía inerte, como si nada pudiera hacerla reaccionar.

—Es inutil, cayó bajo la maldición. Sentenció Regina.

—Quizás solo es demencia senil. Agregó Emma.


Aquello fue perturbador pues la señora parecía estar presa en su propio cuerpo, una lágrima salió de su ojo cayendo por su mejilla. Había que acabar con esto lo antes posible, no podía ser que estuviera pasando aquello en el pueblo, ni siquiera Regina lograba saber qué estaba pasando. Todos suspiraron y le explicaron a Ruby que no era la primera persona con aquella maldición, que se estaba replegando por todo el pueblo y que algo parecía estar provocando todo, enseguida pensaron en Rumpelstiltskin pero eso era imposible, ese malvado siempre hacía las cosas diferentes, ya que le gustaba alardear de su poder. Todos se retiraron dejando a la pobre Ruby angustiada junto a su abuela, prometieron volver para ver el estado de su abuela.

Por su parte Killian estaba lidiando con sus demonios, sus sentimientos hacia David y la depresión que tenía al estar tan solo. Miraba al príncipe cada vez que tenía la oportunidad y este estaba distraído, trataba de memorizar cada gesto, cada detalle de su rostro, sus ademanes, su voz, todo a Garfio le estaba hipnotizando, a veces se preguntaba cómo era posible sucumbir a todo esto, porque él estaba intentando no caer en esos sentimientos fuertes que estaba desarrollando porque no tenía razón de ser. De pronto vio como el rubio envolvió a Snow entre sus brazos y una molestia se desarrollo dentro de él, al mismo tiempo acompañado de tristeza porque le gustaría poder estar entre los brazos del príncipe, sentir su calor, su aroma, sentir aquella protección que solo el rubio daba, se hizo como siempre el fuerte y lidió con todo lo que estaba pasando. Una vez todo lo de la misión terminó simplemente se despidió con mucha melancolía de todos, en especial de David quien pareció notar aquello. Cuando le extendió la mano el príncipe apretó con fuerza su mano no lo suficiente para lastimarlo, la mirada del rubio se hizo intensa como si sintiera que el pirata estaba pasando por un mal momento.


Killian comenzó a caminar en dirección al muelle. Sintió un feo vacío en su pecho y como si tuviera ganas de llorar, un nudo acumulandose en su garganta y no quería sacar eso en frente de todos, odiaba llorar, cuando logró llegar al Jolly Roger simplemente se lanzó a la cama y comenzó a soltar las lágrimas de forma que toda su cara se entumeció por el agua, era patético llorar de esa manera, pero las cosas estaban pasándole la cuenta, era mucho por procesar y necesitaba liberarse de todo lo que lo estaba aquejando. El pirata ya no sabía que hacer con ese vacío dentro de él, que lo estaba consumiendo de a poco.


David salió de su casa diciéndole a Snow que tenía algo que hacer, se dirigió caminó al barco de Garfio, no sabía porque pero algo le decía que necesita su ayuda, vio sus ojos hoy, estaban llenos de tristeza, el pirata podría ser un hombre que trataba siempre de verse rudo, gracioso y ponerse esos escudos, pero de alguna manera el príncipe logró leer que algo malo estaba pasando con Killian. Al llegar simplemente se metió en el barco, caminó por la cubierta y se metió bajo esta mientras escuchaba sollozos.

—¿Garfio? ¿estás aquí? Preguntó caminando por el pasillo y se encontró con una imagen bastante sorprendente.

Killian estaba en el suelo acunado en sus rodillas, parecía estar llorando, una botella de Ron a la mitad, todo se veía terrible corrió hacía el pelinegro y se agachó para ayudarlo, al verlo vio los ojos del pirata completamente rojos, llenos de lágrimas, nunca imaginó que vería al hombre así de devastado.

—Killian ¿qué ocurrió? ¿te sientes mal? Preguntó intentando verlo.

Este sin más se lanzó a los brazos de David comenzando a llorar desconsoladamente. El príncipe quedó sorprendido, pero envolvió al más bajo en sus brazos dejando que llorara, estaba muy triste por lo visto, eso era demasiado, nunca creyó que lo vería así. Las lágrimas mojaron el pecho del rubio, Lo acunó con más fuerza mientras esperaba a que el llanto disminuyera, Killian se sentía protegido por el más alto, era reconfortante estar en sus brazos y cuando recuperó su compostura se separó.

—Lo siento, David… yo. Se excusó limpiando sus lágrimas con sus mangas mientras miraba al rubio a los ojos.

—Tranquilo, necesitas relajarte, ten. Le dijo en un tono más bajo y le dio un pañuelo para que este se limpiara.

—¿Qué haces aquí David? Preguntó mientras terminaba de componerse.

—Te sentí extraño esta tarde, algo me dijo que no estabas bien y el otro día fuiste de mucha ayuda para mi y te debo una. Explicó el más alto extendiendole su mano para ayudarlo a ponerse de pie.

Killian miró a David y le ofreció un trago, los dos se fueron a una especie de comedor que tenía, el pirata le sirvió un trago a él y otro para sí mismo. No dijeron nada más que estar los dos mirándose por unos segundos. La respiración de Killian estaba algo intensa, le pareció muy llenador y cálido que David viniera a verlo, eso le dio más intensidad a sus sentimientos nuevos.

— Lamento que me vieras así, yo no me he sentido bien últimamente, David. Solo quiero desaparecer, estoy harto de todo, me siento solo, soy un caos.

— No digas eso, sabes que todos te apreciamos, Emma, Snow, yo, eres un gran hombre, has cambiado Killian, ya no eres el mismo de antes. Dijo mientras esbozaba una sonrisa brillante.

— Gracias por tus palabras y por no dejarme solo. Sonrió secándose las lágrimas.

— No es nada, compañero. Le dijo extendiendo su mano para que se pusiera de pie.

Los dos hombres comenzaron a tener una charla amena, David no quiso presionar a Killian a que le contara todo, pero era obvio que estaba pasando un mal momento, el pirata por lo visto había pasado por muchas cosas. El ron estaba algo frío, al rubio no le gustaba beber demasiado pero acompañó al contrario porque necesitaba apoyo. El pelinegro seguía pensativo, las cosas estaban complicadas en el pueblo, todo parecía ponerse más difícil a cada momento sin saber qué era lo que ocurría, ni siquiera Regina podía entenderlo.

— Estoy cansado de todo esto ¿sabes? No me gusta hablar de mis problemas, pero siento que necesito desahogarme. Muchas veces me he sentido que no valgo nada, que no sirvo más que para causar daño, creo que mi vida no tiene sentido, solo quería vengarme del cocodrilo por matar a Milah y cortar mi mano, lo quería desesperadamente, sentía que me quemaba por dentro, solo quería encajar mi espalda en él y terminar con todo. Confesó con melancolía.

— Mira Killian, a veces pensamos cosas, yo mismo te juzgué mal, nunca sentía que los piratas fueran confiables, pero cuando salvaste mi vida, supe que eras un hombre diferente, que no solo eres venganza y odio, además, me he dado cuenta que he podido encontrar en ti un muy buen amigo, alguien confiable. Respondió el rubio con una sonrisa.


— Te agradezco esas palabras, de verdad. Dijo dandole una mirada llena de ternura.

Killian se estaba sintiendo mejor después de mucho tiempo, es increíble como solo unas palabras de David lo hicieron sentir mejor, entendía porque Snow se había enamorado perdidamente de él, era un tipo excepcional, alguien que valía la pena, entonces salvarlo en Neverland para él fue sencillamente algo de lo cual jamás se arrepentiría de hacer. La noche estaba algo fría, David se puso de pie y le extendió una mano a Killian.

— La hora se me ha pasado, espero que estes mejor ahora, cuidate Killian. Te veré pronto.

El rubio se fue despidiéndose con una sonrisa, el pelinegro le dio otra en respuesta y salió del lugar, el pirata suspiró un poco ya que aquella visita le hizo muy bien, estaba feliz de haberse ganado el respeto de David, tener su comprensión y aprecio. Su estómago estaba cosquilleando por todo lo que había pasado en este rato, sus sentimientos por el príncipe eran demasiado grandes ahora mismo, lo estaba entiendo y era que aunque quisiera no podía no sentir nada, lo quería y eso era algo obvio, pero de una forma diferente, lo quería como algo más que un simple amigo, tampoco como un hermano sino como una posible pareja, osea luego de conocerlo no tenía dudas de que el príncipe era único, que Snow era la mujer más afortunada del mundo por tenerlo y que él quisiera tenerlo a él. Se recostó en su cama pensando en el rubio, en esa sonrisa que le dio, en esos ojos tan brillantes que le recordaban lo hermoso que era el océano. Sin duda David Nolan era un principe con todas sus letras. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Chapter 3: Nuevas sensaciones.

Summary:

Los sentimientos de Killian por David se vuelven mas intensos.

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Habían pasado algunos días desde que David fue a verlo, desde ese momento sintió que su vida dio una especie de giro, sentía algo nuevo en su pecho, algo que no sentía desde que estaba junto a Milah, pero esto parecía diferente, algo intenso que no podía describir, nunca pensó que un hombre llegaría a interesarle tanto, había oído historias de otros piratas que se enamoraban entre ellos y que eran felices, pero nunca había visto algo así. Esto era nuevo, había estado con muchas mujeres a lo largo de su vida, le encantaban las mujeres, pero no podía negar que El principe Encantador le había cambiado sus gustos, no sabía si era bisexual o no, pero de que el rubio le atría pues si, desde la primera vez sintió algo por él, solo que no lo había entendido simplemente pensó que era desagrado, pero no era eso, era algo más y lo fue notando desde su viaje a Neverland donde pasaron tiempo juntos, notó como el principe cuidaba a su familia, a su esposa e hija. Esto lo hacía pensar en lo que había perdido, pero de pronto todo se fue poniendo más claro y comprendió que el rubio le atraía de una forma distinta, donde quería estar con él como una pareja, irse juntos en el Jolly Roger y vivir aventuras por muchas partes del mundo, acurrucarse en el pecho firme del príncipe y ser acunado hasta dormirse.

Podía estar horas mirando el hermoso océano a la vista, sentir el aire fresco acariciando sus cabellos, el sonido de las olas rompiendo, el crujir de las tablas del barco. Respiró profundo y comenzó a pensar en cómo serían las cosas de ahora en adelante con su nuevo sentimiento hacia el príncipe y como iba a poder controlar sus impulsos porque su deseo por el rubio era demasiado grande y cada día crecía más.


Pasaron algunos días en los que estuvo conviviendo con el grupo, Emma, Snow y David además de Henry. Le gustaba ser parte de algo, de pertenecer a un grupo, siempre había estado rodeado de personas que le temían o que estaban con él por interés, pero esto se sentía diferente. Su relación con David era de amistad, aunque claro él desearía que fuera de algo más que amigos, pero sabía que era imposible que el príncipe tuviera ojos para él, eso le dolía, siempre pudo tener a la mujer que quisiera, pero esto de enamorarse de otro hombre era diferente, ya que David estaba perdidamente enamorado de Snow, ella era todo su mundo y lo podía ver, lo notaba siempre que estaban juntos, era algo que notó desde que estuvieron juntos en Neverland, ahí se dio cuenta de que para David la princesa era todo su mundo y claro estaba Emma, hija de ese amor profundo. Caminaba en ese momento envuelto en todos sus pensamientos a reunirse en el restaurante, le gustaban las patatas fritas, era algo que había descubierto y tenía ganas de comer unas ahora mismo. Al llegar se encontró con Snow en aquella mesa, caminó algo incómodo y se sentó frente a ella. La mujer era amable, pero claro una parte de él empezó a juzgarla, nunca había hecho eso con una mujer en especial porque la princesa le parecía hermosa cuando la conoció inclusive ofreciendole sexo, pero fue puesto en su lugar por el rubio, ella le dio una sonrisa al verlo sentarse.

— Hola Killian ¿cómo estás? Preguntó la mujer con un tono amable como siempre.

— Bien, he estado conociendo más el pueblo, me he dado cuenta que a pesar de llevar tiempo aquí no lo he conocido en su totalidad. Respondió mientras leía la carta de menús.

— ¿Has podido averiguar algo sobre lo que está ocurriendo en el pueblo? Insistió la princesa.

— Nada hasta ahora, parece que todo está calculado de una manera en que no podamos descubrir nada, ni siquiera Regina que es la bruja ha podido sacar algo de todo esto.

— Esto parece complicado, aunque no sé exactamente dónde iremos a parar, he ido a visitar a la abuela de Ruby para ver cómo sigue y no hay novedades, todo está igual. Explicó.

— ¿Y David? pensé que estaría aquí. Se atrevió a preguntar Garfio mientras pedía sus patatas fritas.

— Está ocupado, pero llegará. Ahí viene Emma. Dijo la mujer sonriendo mientras Killian se sentía más aliviado porque de alguna forma le estaba incomodando pasar tiempo a solas con Snow por sus nuevos sentimientos hacia David.

Cuando Killian recibió sus patatas apareció el rubio mientras venía corriendo por el atraso, saludó a todos y luego sus ojos se fueron al pirata, aquello causó en Killian un fuerte escalofrío, ya que sus sentimientos por el príncipe se estaban poniendo más intensos y cada vez que veía al rubio su corazón latía muy rápido, incluso su arma y fachada de seductor se atrofiaba en frente de él, el pirata le ofreció papas al rubio y este le dio una sonrisa tan brillante y hermosa que Killian sintió un escalofrío, sacando papas del mismo plato ambos hombres mientras trazaban un plan entre todos, nadie notó aquello, la fuerza de la química entre el príncipe y el pirata se estaba dando de manera orgánica.

Después de la charla todos decidieron irse a sus propias actividades, David quería preguntarle algo a Killian, pero Snow se lo llevó de la mano lo cual hizo sentir decepción al pirata pues le estaba gustando demasiado pasar tiempo a solas con el rubio y tener esa pequeña intimidad entre ellos, hablar de sus problemas y desahogarse pero tuvo que aceptar que su lugar era admirar al príncipe desde lejos y aceptar que el no era digno de él. Killian caminó por las calles queriendo conocer un poco más la ciudad, se fue a mirar una especie de máquinas de juegos donde algunos estaban echando monedas, observó cómo la gente de relajaba, de pronto vio pasar una pareja de dos hombres juntos de la mano, lucían felices, aquello le hizo pensar e imaginar cómo sería estar así con David, algo interesante por lo visto, tomarlo de la mano, comer algo, disfrutar de una cita, sentir el viento.

Entre caminar tanto logró llegar a la costa y ver el hermoso mar que tanto le gustaba, se puso a caminar por el muelle pensando en su vida y en cómo seguir avanzando dentro de este nuevo mundo. Había cosas que no entendía de la tecnología, como la gente pasaba con ese aparato todo el día al que llamaban teléfono. Respiró profundamente, odiaba estos momentos de soledad aunque a veces los amaba, pero últimamente quería más, no quería estar solo sino acompañado, tener una vida como todos. Luego de ese pensamiento se fue camino a su barco a descansar.


David se encontraba en su trabajo haciendo papeleo. Tomó en cuenta los casos reiterados de personas desaparecidas y al mismo tiempo otras que parecían no recordar nada. De pronto un pensamiento pasó por la mente del príncipe y fue el pirata. Su relación con él estaba mejorando y era genial tener un amigo en él. Claro entendía que a Killian le interesaba su hija Emma, en un inicio no le parecía mucho aquello por alguna razón, típico de padre sobreprotector, pensó. Había quedado de reunirse con Snow para pasar una buena velada, pero entre tanto problema estaba pensando en que estaba ocurriendo con su relación, estaban teniendo peleas muy seguido, no es que nunca hubieran tenido peleas, pero claro esto era complejo. Al mismo tiempo pensaba en que tal vez algo no estaba bien y se podía sentir en el aire. El rubio tomó un sorbo a su café mientras daba vueltas por su oficina tratando de tomar alguna lógica a lo que sucedía cuando Snow llegó para llevarle almuerzo, la saludó con un beso en los labios y ella se tuvo que retirar rápido porque tenía trabajo.


David tuvo un pensamiento interesante en ese momento y eso era en que a veces quería mandar todo al carajo y avanzar en su vida, muchas veces tenía dudas y miedos sobre seguir con la vida que tenía ahora. Amaba a Snow, por supuesto que sí, pero obvio tenía dudas de si su relación con ella iba bien o iba mal, no era la mejor forma estar peleando muy seguido, menos que hubiera frustración entre ellos, cuando la conoció en el bosque encantado fue como ver a una flor crecer, el tenía un matrimonio arreglado con otra mujer, pero cuando conoció a Snow todo fue encajando, tuvieron a Emma hasta que la reina los maldijo y terminaron en este pueblo, pero últimamente estaba teniendo dudas si le gustaba llevar una vida así, se preguntaba si Mary tenía aquellas dudas y si se había preguntado el hecho de cómo sería si sus vidas fueran diferentes.

Un golpe en la puerta lo sacó de su trance y simplemente se limitó a gritar un “Adelante” luego de ello Killian entró con una sonrisa saludando a David — Hola, David ¿como estas? preguntó entrando y sentándose frente al príncipe.

— Bien ¿y tu compañero? Respondió tomando el bol que Snow le trajo el cual contenía un pollo con arroz que se veía muy delicioso.

— Justo te había traído algo para almorzar, unas patatas fritas, vi que te gustaban el otro día cuando nos reunimos en el restaurante.

— Si, me encantan, te lo agradezco Killian no tenías que molestarte compañero. Elogió con una sonrisa.

— No te preocupes, pero veo que ya te trajeron algo. Dijo el pirata a la vez que le daba una sonrisa.

David tomó las papas y las puso sobre el pollo y arroz que Snow le trajo, con eso comenzó a comer disfrutando del sabor de la comida, solo había estado bebiendo café. Killian lo veía comer con tantas ganas que le pareció incluso lindo. Cuando este terminó simplemente descansó porque la comida estuvo cuantiosa.

— ¿Que te trae por mi oficina Pirata? Preguntó alzando una ceja estando curioso por la presencia del hombre.

— Vine a decirte que tengo una pista sobre lo que ocurre, no es la primera vez que he visto esta magia. Confesó.

— ¿Donde la viste antes? Preguntó David.

— Hace décadas, recuerdo que encontré un barco que estaba vacío, encontramos a muchos marineros que no recordaban nada y uno de ellos dijo una palabra “El creador”

— ¿Él creador? Cuestionó con mucha preocupación.

— Si, eso mencionó uno de ellos, la verdad pensamos que estaba loco, pero ahora que algunas cosas coinciden no pude evitar recordarlo. Dijo el pirata.

— Tendremos que averiguarlo, podríamos preguntarle a Regina sobre ello. Agregó el rubio.

— Me reuniré con Emma más tarde para contarle sobre esto, pero quería decírtelo a ti primero. Dijo mientras le daba golpes a la mesa con sus dedos.

— Agradezco la confianza y claro las patatas. Le dijo para luego despedirse del pirata.


Killian le dio una sonrisa amplia observando como las mejillas de David se arrugaban con aquella sonrisa tan brillante, era como ver el sol a primera hora del día. Se retiró del lugar con un calor en su pecho y un cosquilleo en el estómago pues tenía que hablar con Emma, debían discutir sobre algo importante. Caminó hasta el apartamento de esta ella lo recibió con una sonrisa, aprovechó de contarle lo que le había dicho a David sobre su pasado, todo lo relacionado con esos marineros que habían perdido la memoria. La relación con la rubia estaba algo distante, habían tenido una especie de acercamiento antes, besos e incluso creyó quererla casi para olvidar a Milah, pero entonces un príncipe se atravesó, los sentimientos por el rubio fueron creciendo como la espuma y ahora se sentía totalmente perdido en ellos, aunque sabía que era imposible estar con él, porque solo tenía ojos para Snow.

— Te siento diferente, Garfio ¿te ocurre algo? Preguntó un poco sorprendida gracias al cambio de ánimo del hombre.

— ¿Porque lo dices? estoy como siempre, brillante como solo yo. Se burló con una sonrisa extendiendo sus brazos.

— Bueno, si tu lo dices… Sonrió la rubia mientras bebía su trago.


— La verdad es que me siento diferente, encontré amigos y pues eso se siente bien. Comentó el pirata.


— Me alegro que al menos te puedas sentir mejor. Agregó Emma mientras le servía otro vaso de alcohol al pelinegro.

— Es lo que trato de hacer últimamente ¿puedo hacerte una pregunta? Cuestionó con un tono algo divertido.

— Supongo… Espetó alzando sus manos.

— ¿Alguna vez te ha pasado que te ha gustado alguien que pienses que nunca te podría gustar? Preguntó en un tono curioso que hizo sonreír a la rubia.

— ¿En que contexto? Preguntó de vuelta.

— Pues… digo que alguien que no te pareció interesante en un inicio pero que luego empieza a parecerte más que interesante. Confesó.

— ¿Te gusta alguien?

— No, solo era una pregunta.

— Está bien, entonces… pues supongo que enamorarse de alguien con quien no tenías algo en común o inesperado es un reto, no es como que yo me haya enamorado mucho, pero pues cuando uno lo hace solo pasa, solo sucede. Confesó.

— Es posible, bueno Emma creo que el tiempo se ha pasado rápido, debo irme. Le dijo.

— Cuidate, Garfio. Le respondió con una sonrisa.


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David llegó al apartamento de Snow luego de un día de trabajo duro, estaba un poco estresado así que decidió que su noche debía pasarla con la mujer que amaba. Respiró profundo y se estacionó frente al edificio. Se dirigió al edificio y golpeó la puerta esperando unos segundos a que abriera la puerta. Cuando esta se abrió la mujer lo recibió con una sonrisa, el rubio entró y la besó en los labios al mismo tiempo que la abrazaba con sus fuertes brazos. Snow parecía algo distante y aquello le pareció extraño al rubio quien no quiso tocar el tema para evitar alguna discusión. La mujer se veía linda, siempre lo fue, para él no había alguien más. Snow sacó del refrigerador unos bocadillos para el príncipe quien sonrió y los recibió con gusto comiendo uno al mismo tiempo que la miraba con ternura. Al pasar el tiempo ambos se acurrucaron en el sofá a mirar una película.


— ¿Viste a Emma hoy? Preguntó mientras acariciaba el pecho del rubio.

— No, pero Killian vino a hablarme de algo importante. Dijo mientras miraba a la mujer.

— ¿De que cosa? Preguntó curiosa.

— Sobre algo que pasó hace años con unos marineros, dijo que les pasó lo mismo que les está pasando a las personas de aquí, que no recordaban nada sobre quienes eran y que uno de ellos solo repetía el nombre de “Él creador” confesó.

— Pero David ¿porque no me dijiste eso apenas Garfio te lo dijo? Le reclamó con preocupación.

— No quise preocuparte, además tuve mucho trabajo, Killian dijo que iría a decírselo a Emma y pensé que ella hablaría de eso contigo. Explicó mientras notaba a la mujer molesta nuevamente.

— Eso es muy irresponsable, David, enserio era algo importante, dos de mis alumnos no pudieron ir a clases porque sus padres se congelaron ¡era algo importante! Le reclamó más molesta separándose de él.

— ¡Maldición Snow! no quise preocuparte ¿porque siempre tienes que buscar discutir por todo? Gritó el príncipe.

— Cuando es información tan importante como esa, tienes que contarme de inmediato, es increíble que no pienses el peligro que está ocurriendo, ni siquiera Regina sabe a qué nos enfrentamos. Insistió molesta poniéndose de pie.

— ¡Te lo dije! no tuve el tiempo además Killian llegó después que te fuiste, era imposible saber que carajos pasa y que tan importante era la información, iba a contartelo ahora que nos vieramos ¿cual es el problema Snow?

— ¡El problema David es que estamos pasando por algo terrible y tu con tu excusa de ser siempre el salvador y de proteger a todos me ocultas información clave que podría servir para detener esto! ¡Eres un egoísta! Gritó.

— ¿Egoísta? ¿enserio? yo no he hecho más que protegerte, desde que nos casamos y tuvimos Emma no he hecho más que dar mi vida por ustedes, es increíble que seas de esa forma Snow, nunca pensé que pensaras algo tan horrible de mi. Se lamentó el príncipe molesto y ofendido por aquella palabra.

— Mira David, la cosa es fácil, no necesito que siempre me estés cuidando, puedo hacerlo yo sola, puedo contribuir a la causa por mi misma.

— ¡¿Contribuir como con dulzura Snow? ¿con gritos como lo haces últimamente?! ¡Que absurdo! ¡eres una idiota! Le gritó el rubio molesto.


El sonido fuerte hizo eco en la sala seguido de un ardor en su mejilla, la princesa, la mujer que amaba le había dado una bofetada, un silencio cubrió la sala ¿como podrían haber pasado de estar totalmente melosos a esto en unos minutos, David se quedó quieto sin decir una sola palabra, no podía creer esto, nunca pensó que su relación con Snow estuviera tan mal que incluso habían llegado a los golpes. El rubio no dijo nada, tomó su chaqueta y salió del apartamento completamente molesto por aquello, realmente triste y con rabia por aquel suceso. No quería pensar en nada más, quería olvidar todo, necesitaba un maldito trago, caminó por la calle decidido sin mirar atrás. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Chapter 4: Tomando el timón

Summary:

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Killian y David tienen un desliz de borrachos.

Chapter Text

Abrumado David pasó sus manos por su rostro, las peleas con Snow estaban ocurriendo muy seguido, no solían tener ese tipo de pleitos antes y si los tenían los solucionaban fácilmente. Resopló molesto por aquella pelea donde incluso ella le había dado una bofetada, todo porque Snow pensaba que era mejor arriesgarse pese a que podría salir perjudicada ella y Emma en todo esto. El príncipe pensó que lo mejor sería salir y no volver al menos esa noche al departamento de Snow, cuando salió caminó molesto por las calles sin querer mirar atrás y entonces en una de las esquinas chocó con alguien, se encontró por sorpresa con el pirata que estaba ahí por una sorprendente coincidencia ya que se había reunido con Emma hace un rato para buscar más detalles sobre el caso que estaba viviendo el pueblo.

— Lo siento amigo. Se disculpó por chocar con una persona.

—David… vaya sorpresa ¿qué te ocurre? te ves abrumado. Dijo el pirata.

—Killian ¿que haces por aquí? Preguntó de vuelta mientras lo miraba a los ojos.

—Solo… estaba conversando con Emma, pero venía caminando y de pronto te cruzaste en mi camino. Se excusó, pero para nada molesto con la sorpresa de encontrarse al príncipe.

—Lo siento, yo no quise empujarte, solo que no estoy del mejor ánimo. Confesó mientras miraba a su alrededor.

—¿Otra pelea con la princesa? Preguntó en tono irónico sabiendo que era algo relacionado con eso.

—Si, una jodida pelea, estoy harto de todo para ser honesto, harto de lo que ocurre en este pueblo. Respondió llevando sus dos manos a su cara en señal de frustración.

—¿Vamos por un trago a mi apartamento? Yo invito. Propuso David.

—Suena genial, encantado de ir, David. Respondió el pirata con una sonrisa.





Caminaron por las calles conversando de lo que estaba ocurriendo, Killian no quiso tocar el tema de Snow, prefería que David se relajara porque se veía molesto y estresado. Entraron al edificio y subieron las escaleras, no pudo evitar mirar el trasero bien formado del príncipe, si que estaba bien por todos los lados. Al llegar estaba algo desordenado por cual el príncipe se disculpó, buscó el whisky que guardaba para ocasiones especiales en el mueble de la cocina y le sirvió al pirata un vaso grande de este. Se sintió mejor al estar acompañado, al menos ahora con el pelinegro podía desahogarse, cosa que no pasaba antes, ya que no era de tener muchos amigos, siempre fue más solitario pese a que no le molestaba compartir con personas. El más alto comenzó a contarle como había ocurrido la pelea con su esposa, las cosas se estaban saliendo demasiado de control y más allá de lo que antes podría haber recordado. Una vez que sacó todo sintió como si un peso grande se saliera de encima, últimamente pasar tiempo con el pirata era garantía de algo positivo, nunca pensó que se llevaría tan bien con él siendo que al principio lo juzgó bastante al tratarse de un pirata. Killian lo miraba con entendimiento mientras tomaba el vaso y se lo llevaba a la boca para dar un sorbo a su whisky sintiendo como el alcohol quemaba su garganta.

—Por lo que veo estás pasando por una crisis con Snow, es algo realmente común en las parejas, pero no deberías dejar que te golpee, independiente de cual sea la discusión, ella no tiene derecho a golpearte si tu no la golpeas. Dijo en un tono algo molesto pues le dio rabia saber que la Mary Margaret no era capaz de respetar a David, él siempre se comportó como un caballero con ella.

—Es complejo, a veces quiero mandar todo a la mierda ¿sabes? pienso que no deberíamos estar donde estamos ¿No te ha pasado que sientes que estás en un lugar solo porque alguien más quiere? Preguntó con un tono preocupado mientras miraba el techo y luego volvía su vista al pirata.

—Si, a veces siento que estoy condenado a navegar por siglos, digo no soy de los odia el océano, de hecho lo amo, pero es como que algo me obligara a no tener otra elección. Confiesa el pirata mientras está reflexionando por la pregunta que el príncipe hizo, por años estuvo enfocado en la venganza, pero esto estaba cambiando, estaba sintiendo cosas que eran diferentes.

El tiempo se fue volando así como la botella fue bajando y la conversación se fue dando, David no era de beber tanto, lo cual terminó afectando un poco, Killian lo notó, el también se había puesto ebrio, pero tenía más resistencia, el príncipe puso música para que el ambiente estuviera mas relajado, le gustaba escucharla y a veces bailar, se acordaba de cuando bailaba con Snow, en esos largos vestidos y él con su traje, los dos en aquel castillo. Se sentó cerca del capitán mientras se bebía el último trago, el alcohol estaba haciendo efecto en él, Killian parecía burlesco al ver a David ebrio. El rubio le pasó el brazo por el hombro en señal de amistad, aquello fue como quemar a Killian pues la cercanía con el príncipe era algo que lo volvía algo incómodo, pero no en el mal sentido, sino en el más íntimo.

—¿De que te ríes Pirata? Preguntó David con una sonrisa estando muy cerca del pelinegro.

—Que estás muy ebrio, nunca pensé verte a ese nivel. Confesó Killian.

—Al carajo todo ¿no crees? Agregó mientras golpeaba el vaso del pirata con el suyo haciendo un brindis.

—Si, todo a la mierda, mereces algo mejor, David. Le dijo con sinceridad confesando aquello, su mirada perdida en los ojos del rubio.

—¿Tú crees? ¿En serio piensas que valgo tanto la pena? Preguntó mirando al pirata a los ojos y acercándose a él mucho más de lo habitual cosa que lo hizo poner nervioso, la verdad es que David tenía una mirada demasiado fuerte o simplemente eran los tragos, pero no, podía beber más de lo que está bebiendo ahora y estar consciente. La cercanía del cuerpo del rubio con el suyo era peligrosa, sentía tantas ganas de besar esos labios encantadores, pero no, no quería arriesgarse a morir en el intento.

—Si lo creo, eres valiente, siempre te preocupas por los que amas, no le temes a dar todo por lo que crees que es justo, ella tiene suerte de tenerte. Confesó mientras miraba al príncipe a la cara intentando convencerlo de sus palabras.

—Gracias por tus palabras, compañero nunca pensé que alguien pensara eso de mí. Le dijo sonriendo mientras no despegaba sus ojos de los del pirata.

No supo si fue el maldito whisky o que pero fue un jodido arrebato, el príncipe estaba demasiado cerca y Killian simplemente se acercó lentamente acortando la distancia y besando al rubio, fue cosa de un segundo en que su cerebro se apagó y solo sus instintos actuaron en lugar de la razón. Aquí venía el puñetazo y se lo había ganado, pero al carajo valió la pena pensó para sí mismo. Sin embargo no ocurrió eso, el rubio estaba con los ojos completamente abiertos sorprendido de aquello, nunca antes nadie le había robado un beso, hacía estado con mujeres antes si, Snow fue la única a quien deseo para poder compartir algo tan íntimo como un beso, pero esto era nuevo, un hombre lo había besado, nunca pensó que alguna vez lograría vivir eso.

—¿Qué mierda acabas de hacer? Preguntó el príncipe, el rostro de Killian se puso en alerta y cerró los ojos esperando el golpe directo a su rostro, pero David estaba ido en eso, no se sentía capaz de atacar sino de aprovechar el momento, una parte de él simplemente le dijo que lo hiciera, entonces tomó al pirata de su ropa y le devolvió el beso de una manera más tosca, fue con fuerza, algo que hizo que Killian sintiera como si hubiera encontrado el tesoro más grande de su vida y lo hizo temblar de una forma que se retorció, sintió todos sus huesos vibrar por ese beso. El pirata le dió otro beso y luego siguieron besándose unos segundos, las mano del pelinegro se fue al cuello y la cara del príncipe, acariciando su barba perfectamente recortada, mientras apoyaba su brazo en el pecho del rubio. Killian estaba gimiendo, suspirando por aquello que nunca pensó que llegaría a ocurrir, estarse besando con David. De pronto el rubio se detuvo y habló entre jadeos.

—Killian no, paremos esto, no es correcto yo y Snow… Dijo separándose juntando la frente con el pirata, el pelinegro acarició el pecho del más alto recuperando el aliento.

—Por favor, olvídate de ella solo por esta noche. Le dijo jadeando a lo cual el rubio accedió y ambos volvieron a acortar la distancia besándose. Killian comenzó a desabotonar la camisa del príncipe viendo su piel, sus pectorales firmes, cada músculo en su lugar, unos vellos dorados decorando su pecho, luego esta vez el pelinegro abrió la boca besando al príncipe de lengua saboreando el whisky en su boca, la situación estaba subiendo de nivel, aquello parecía una locura, no estaba tan seguro si era real o solo otro de sus sueños húmedos. La mano del pirata bajó hasta agarrar el bulto del príncipe, lo que sintió fue increíble se sentía grande al tacto, el rubio jadeo al sentir aquello, probablemente Snow no atendía muy bien a David, un desperdicio no hacerlo, pensó.

—Oye aquí no, vamos… a mi cuarto mejor. Dijo el más alto poniéndose de pie como pudo riendo porque casi se cae por lo mareado que estaba. Killian se rió con él y lo siguió por el pasillo hasta la cama, el príncipe se dio la vuelta para mirar a los ojos al pelinegro se quitó la camisa quedando a torso desnudo, el pirata pudo apreciar aquel cuerpazo, el príncipe estaba delicioso, Killian comenzó a besar el cuello del rubio bajando y lamiendo hasta el pecho devorando todo a su paso, acarició con su única mano los pectorales fuertes y luego los chupó desesperado, no recordaba alguna vez estar tan caliente como ahora mismo. David estaba jadeando por las atenciones con la boca que Garfio hacía, este bajó lamiendo el abdomen del contrario y se arrodilló hundiendo su rostro en el bulto del príncipe frotando su cara de una forma obscena haciendo que el rubio diera un gemido duro y ronco.

—Ya veo que eres travieso. Le dijo tomando a Killian por la nuca y hundiendo su rostro a su propio bulto lo que causó un gemido en respuesta del pirata, David comenzó a desabrochar su cinturón junto con el botón, luego deslizó sus dedos por el cierre bajando sus pantalones con todo y boxer. Killian lo hizo sentarse en la cama y quedó sorprendido de ver aquella polla gruesa, adorada por vellos rubios, unos huevos pesados y gordos. Killian le dio una sonrisa seductora y pasó su lengua lamiendo el miembro del rubio, tenía un sabor a sudor y a un perfume masculino, pero le pareció delicioso, luego se lo metió en la boca tratando de tragarselo todo no lográndolo por el tamaño, comenzó a mamarsela con desespero y ansias, nunca antes había chupado una polla pero si se lo habían hecho a él y sabia que podía hacerlo bien, los hombres como David suelen reprimirse más y el le iba a enseñar a disfrutar de verdad.

—Carajo, si, ah… Jadeó el rubio disfrutando de la lengua y boca del pirata. Killian siguió dando succiones cortas y hambrientas saboreando el líquido preseminal que se le hizo tan rico, era como saborear un dulce, pero este era el mejor dulce que había probado. Lamió desde el glande bajando por el tronco hasta los huevos y los lamió pasando la lengua por ellos una y otra vez. Los jadeos del príncipe lo estaban volviendo loco. Su boca estaba llena de las bolas del más alto, las succionó dejándolas cubiertas de baba, luego volvió a subir a repetir las succiones al glande.

Lo único que se podía escuchar en aquel apartamento eran los gemidos de David Nolan, disfrutando de tener a Killian de rodillas haciéndole una mamada, la mejor de su vida podría decir, el pelinegro estaba con más de la mitad de su erección metida hasta la garganta, sentía esa sensación deliciosa de succión, la saliva tibia del pirata escurrirse por el tronco de su miembro hasta bajar a sus huevos, era algo único, llevó su mano a la nuca de este haciéndolo ahogarse volviendo la situación un poco más ruda, pero haciendo que Garfio se volviera completamente loco dándole succiones más fuertes, el rostro del pirata era un desastre de baba y secreciones por la follada bucal que le estaba dando el príncipe, quien arremetía con fuerza usando sus manos a cada lado de la cabeza del pirata quien hacía gemidos ahogados.

—¡Aggggggghhhhhh… gluck! ¡Glugluckgluckgluck!

El sonido de las arcadas que Killian hacía eran una completa delicia para el rubio, estaba recibiendo un placer único y de pronto el cosquilleo venía acercándose, su orgasmo sería inminente.

—Killian estoy cerca… Jadeó disfrutando de la boca tan deliciosa del pirata quien en vez de detenerse siguió succionando con más ganas esperando su premio. David jadeó de manera más intensa lo cual calentó a Killian mucho más, un par de embestidas bruscas comenzaron a darse en su boca y los muslos del príncipe se pusieron rígidos. Una sensación cálida inundó la boca y garganta del pirata, sintió el sabor del semen de David y se lo tragó completamente sin desperdiciar nada, no dejó que nada se le fuera, la sensación fue tan deliciosa que se vino dentro de sus pantalones. David estaba jadeando aún por su orgasmo mientras que Killian seguía mamando su polla con hambre saboreando los restos de semen que quedaron alojados en el glande, la luz del cuarto tenue, solo hacía brillar aquel hermoso glande rosado, lo había dejado cubierto de saliva, daba una y otra succión sin parar disfrutando, podría estar chupando aquella polla todo el día sin parar.

—No sabía que eras tan bueno con la boca… Elogió David mientras se recuperaba de su potente orgasmo, la corrida había sido abundante. El pirata la siguió mamando hasta que se puso dura nuevamente. Killian se desnudó frente al rubio quien lo miraba atento, el cuerpo del pirata estaba bien trabajado tenía más vello que David, pero era un poco más delgado, su polla estaba dura también. Esta vez fue Killian quien tomó el control sentándose sobre los muslos duros de David, tomó ambas pollas comenzando a masturbarlos a los dos, al mismo tiempo que besó los labios del rubio. Los dos jadearon por aquello, el pelinegro masturbaba ambas pollas con ansias mientras se mantenía cerca de David quien jadeaba, nunca había hecho algo tan obsceno como lo estaba haciendo con Killian. El pirata acariciaba muy bien con su mano, jadeando entre besos, aprovechaba de lamer la barba del príncipe y luego lo besaba con la lengua, aprovechaba y atesoraba ese momento. Las respiraciones de ambos hombres entrecortadas por lo que estaba pasando, las manos del rubio se fueron a la espalda del pirata acariciando sintiendo la suave piel, bajó hasta sentir las nalgas del pelinegro amasandolas con firmeza, estaban suaves, las movía con apretandolas de vez en cuando causándole gemidos a Killian.

—Que linda polla tienes Encantador. Dijo mirándola, era verdad, la tenía larga y gruesa, la suya era larga, pero delgada y unos centímetros más pequeña. entre jadeos el más bajo comenzó escupir sobre las dos pollas lubricandolas, siguió con sus caricias mientras disfrutaba de las grandes manos de David tocarlo, su espalda y sus nalgas de manera tan deliciosa que creía que estaba soñando, nunca pensó que terminaría en algo así con el más alto. Luego de un rato el orgasmó fue inminente para los dos corriéndose encima de sus cuerpos, jadearon juntando sus frentes recuperando el aliento.




Lo que habían hecho era algo loco, nunca David pensó que podría excitarse a ese nivel y menos con otro hombre, tenía al pirata sobre sus piernas sentada, los dos jadeando, el silencio en la habitación era adornado por los jadeos de los dos hombres. Killian se incorporó para ponerse de pie, el pirata tomó su ropa interior y limpió a David y así mismo, agarró la polla del rubio sacando el semen que tenía en el glande recogiendolo con sus dedos para llevarlos a su boca y comérselo. El príncipe sonrió y luego ambos se recostaron en la cama y se rieron por lo que había  hecho.

— No le digas a nadie, que esto quede entre nosotros, te lo pido Killian. Dijo el príncipe mientras miraba el techo.

— Cuenta con ello, pero no puedes negar que estuvo delicioso. Agregó sonriendo mientras estaba recostado a un lado del príncipe, los dos mirando al techo con una sonrisa de satisfacción.

Ambos se quedaron dormidos relajados luego de aquel acto que ninguno de los dos pudo prever, las acciones de ambos ya estaban hechas, no había marcha atrás en aquello. Las horas pasaron, los primeros rayos de luz empezaron a tocar los cuerpos de ambos hombres. El primero en despertar fue Killian, escuchó los ronquidos de David y miró a su lado para verlo ahí ¿no fue un sueño entonces? David y él tuvieron sexo la noche anterior. Carajo esto iba a ser complicado de explicar pero no se sentía arrepentido para nada todo lo contrario sentía un fuerte calor en su pecho, sentía que podía conseguir cualquier cosa. Se levantó despacio, David iba a tener hambre luego de aquella sesión de sexo y el trago. No era experto cocinando, pero le salían bien los huevos. Buscó en el refrigerador viendo que el rubio tenía tocino, un buen desayuno le prepararía. Se puso a freír los huevos y el tocino mientras tarareaba una canción.

David se fue despertando de a poco con el ruido que escuchaba además del olor a huevos y tocino. Su estómago rugió, se levantó notando que estaba desnudo, mierda pensó para así mismo, se fue directo a poner la ropa que estaba en el suelo, su boxer, sus pantalones y una camiseta, al caminar vio a Killian de espaldas preparando la mesa.

— Miren el dormilón, preparé el desayuno, ven a sentarte. Dijo con una sonrisa.

— Mierda, que dolor de cabeza, siento como si mil duendes saltaran dentro de ella. Se quejó frotando su frente.

— Tranquilo, toma algo de energía para ti, príncipe. Le comentó mientras le daba un plato con dos huevos fritos y dos láminas de tocino.

— Gracias, lo necesitaba. Mmm… Esto está delicioso. Elogió mientras probaba un bocado del plato.

— Me alegro que te haya gustado, no soy un experto en comida, pero esto me sale bien. Comentó mientras comía sentado junto al príncipe.

— Delicioso, eres muy bueno en esto. Siguió elogiando al más bajo mientras terminaba su plato.

Al terminar el desayuno se miraron el uno al otro sin decirse nada, todo estaba algo incómodo debido a lo ocurrido la noche anterior, Killian se preguntó si David se acordaba de algo, pero parecía que no y si lo hacía querría evitarlo, una parte de él quería tocar el tema, pero otra parte no quería presionar. El rubio se fue a dar una ducha mientras el pirata se ponía a leer una revista de decoraciones que terminó aburriendole, a los pocos minutos el príncipe salió del baño con solo una toalla envolviendo su cintura. Killian sintió como una corriente eléctrica lo recorría, ese cuerpo era hermoso, todo en su lugar, sintió ganas de tocarlo nuevamente, pero no podía hacer nada, lo de anoche fue algo único. David se vistió y preparó para ir al trabajo.

— Voy a la estación ¿necesitas que te lleve a alguna parte, Killian? Preguntó el rubio con un tono seco.

— No, gracias David, caminaré, me gusta hacerlo. Respondió con una sonrisa.

— Entonces te veré luego… Le dijo despidiendose con un apretón de manos.

— Si… adiós, compañero. Dijo saliendo del apartamento de David con un sentimiento nuevo, estaba lleno de dudas, nunca pensó que algo entre el príncipe y él podría ser real. Se sintió feliz, pero a la vez triste, no sabía como explicar las cosas, lo único que sabía era que tuvo sexo con él principe la noche anterior y que fue maravilloso, nunca antes había tenido algún acercamiento tan íntimo con otro hombre hasta la noche anterior, aún podía sentir su aroma y su sabor en sus labios, esos besos tan apasionados que se dieron, todo lo que hicieron, fue fantastico, pero quería más y eso ¿era malo? se preguntó, después de aquello cualquier cosa podría pasar.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Chapter 5: Dudas

Summary:

Las dudas en los sentimientos de ambos hombres afloran.

Chapter Text

Al ver al pirata salir de su apartamento sintió su estómago revolverse, corrió al baño y vomitó, fue extraña la sensación, pero había abusado del trago y eso había acabado en algo de lo cual no estaba orgulloso, si bien su pelea con Snow fue fuerte, no era excusa para engañarla y menos con Killian Jones, un pirata al cual solía despreciar, pero que ahora estimaba mucho. Nunca pensó tampoco que el hombre tuviera esos conocimientos ni menos que fuera abierto a temas así siempre pensó que Garfio era un mujeriego, por eso tuvo aprehensión cuando notó que Emma y él se estaban acercando. Jaló la cadena del retrete y se puso de pie, se lavó la boca y los dientes para luego salir de su apartamento completamente metido en sus pensamientos, todo fue muy rápido, su pelea con Snow, el encuentro con Killian y su noche alocada de la cual no se podía olvidar ¿Podría echarle la culpa al alcohol? no, tendría que asumir que lo que hizo fue terrible, Snow pese a todo no se merecía ser engañada, pero por otro lado ¿qué pensaría ella? estaba el hecho de haber sido infiel pero la otra era con quien lo había hecho, sería un escándalo porque estaba seguro que Killian y Emma tenían una especie de relación o algo más, aunque ahora parecían estar más alejados, de todas formas prefirió guardarse esto para él, le pediría a Killian que hiciera lo mismo, no podía saberse esto, lo dejaría como una experiencia después de todo su amor hacia Mary Margaret era más grande y habían vencido muchas cosas, podrían sobrevivir a esto, pero debía guardar este secreto y no hacerle más daño.

Al llegar a la estación se puso a leer sobre los casos, tratando de hacer un mapa de como y cuando habían ocurrido los casos de personas que perdían sus recuerdos, todo parecía tener una especie de rango similar, ocurría siempre en alguna familia diferente, pero nunca había más de uno en cada familia, siempre era uno de ellos, en el caso de Ruby fue su abuela, Snow le había dicho que al menos cinco de sus alumnos tenían padres un padre o madre que no recordaba nada, que estaba ido o ida de la realidad. Siguió pensando en como poder conectar todo, pero respiró profundo cuando recuerdos de la noche anterior vinieron a él, los besos que se dio con Killian, no solo eso, el pirata se la chupó y terminó masturbandolo, no solo se corrió una vez sino que dos, no sabía porque había vuelto a pensar en aquello nuevamente, no era algo que tuviera importancia, tenía que dejar de pensar en eso, porque no fue correcto, además fue una gran puñalada a Mary Margaret a quien decía amar, sin embargo su erección decía otra cosa, pues el recuerdo de su noche de sexo con el pirata le había despertado cosas ahí abajo.

— Maldición David ¿que hiciste? Se preguntó así mismo pasando una de sus manos por la frente.

— ¿David? Una voz familiar interrumpió su vergonzoso momento.

— Snow ¿Qué haces aquí? Preguntó algo cortante.

— Quisiera hablar las cosas, ayer los dos nos excedimos y creo que tenemos que solucionar esto. Replicó con su característico tono sereno, que le recordaba a la chica que conoció en el bosque encantado.

— Tienes razón… Siéntate por favor. Pidió el príncipe con un tono más calmado.

— Mira, sé que me comporté muy mal ayer, David, te pido una disculpa, yo he estado pasando mucho estrés con esto, he visto mucho dolor en mis estudiantes, reconozco que tengo miedo y eso me ha hecho actuar de manera errática. Confesó Snow en un tono suave, tratando de que el rubio se sintiera mejor.

— Mira… yo tampoco reaccioné de la mejor forma, pero no me gusta lo que nos está pasando, Snow. Siento que no podemos seguir así, yo te amo, sabes que si, desde que nos conocimos mi vida contigo ha sido lo mejor que pudo pasarme, tuvimos a Emma, solo quiero que no peleemos más, ya es suficiente con lo que enfrentamos.

— Si, estoy de acuerdo, yo también te amo y mucho mi Encantador. Le dijo con una sonrisa.


Ambos se besaron con pasión reconciliándose al instante, David pensó en lo ocurrido con Killian y que debía dejarlo como una anécdota, un error y esperaba que el Pirata pensara de la misma forma y todo volvería a la normalidad como antes.


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Killian se encontraba en su barco mirando por su telescopio, le gustaba mucho observar el paisaje, el día tenía un aire distinto, por supuesto luego de la noche con David las cosas eran diferentes, al menos para él, que sentía que su vida había dado un giro, sus sentimientos por el príncipe habían aumentado, sobre todo después de probar esos labios, de tocar ese cuerpo fuerte, de sentir como disfrutaba dándole placer. No iba a mentir, se sentía feliz, orgulloso de su hazaña, sabía que no estaba bien ¿pero qué más da? lo hecho hecho estaba, había tenido sexo con David, eso era lo que importaba, se quedaría con ese recuerdo y lo atesoraría siempre, porque estaba claro que luego de esto es probable que nunca vuelva a ocurrir, entonces sintió un vacío terrible dentro. El rubio no era solo eso para él, no era solo sexo, aunque fue delicioso, era algo más, lo quería y deseaba en todas las formas posibles, como amigo, amante y como hombre. David Nolan, Principe Encantador, era todo lo que deseaba aunque fuera imposible.

— Te veo pensativo, Garfío ¿esperas encontrar algo en el vasto océano? Preguntó la rubia haciendo que Killian sonriera de lado.

— Swan, que sorpresa tenerte por aquí ¿ocurrió algo? ¿David está bien? Preguntó preocupado.

— Supongo… ¿porque me preguntas por papá? Cuestionó con una expresión curiosa.

— Por nada como te vi llegar sola pues pensé que algo había pasado. Se excusó.

— Vine a pasar el rato, me aburría, además quisiera saber más sobre ello qué está pasando ¿lograste averiguar algo? Preguntó preocupada.

— Nada, solo tratando de recordar algo más sobre el famoso “Creador” no sabemos quien es pero es posible que esté metido en todo esto.

— Puede ser ¿quieres un trago? traje Ron.


Entre charla y charla Emma y Killian conversaron de algunos casos que estaban pasando, la rubia le comentó al pirata que su madre le había dicho sobre casos en la escuela, por suerte Henry estaba a salvo con Regina, al menos eso por sorprendente que sonara tenía Emma un poco más tranquila. El pirata la miraba, buscaba cada detalle que había sacado de David, tenía el cabello, ese color dorado, aunque el de David era un poco más oscuro, tenía el gesto y la actitud del hombre, esa actitud ruda que era propio de ambos. El pirata recordaba que era lo que vio en Swan porque hasta hace un tiempo le gustaba y mucho, pero todo eso fue cambiando cuando sus ojos se fijaron en el padre de la chica. David era único y no podía creer que ya habían tenido algo aunque fue fugaz. La tarde pasó relajada con los dos, cada detalle entre ellos era increíble aunque, luego de tragos ambos terminaron besándose, entonces Killian se sintió extraño, pese a que disfrutaba de la rubia, sus pensamientos estaban enfocados en otra persona y el beso duró hasta que los dos se fueron a la cama, pasar el rato con Swan fue interesante, pero no superaba lo que fue estar con David.

— Te siento… diferente. Comentó Emma.

— ¿Por qué lo dices? Preguntó con curiosidad.

— No lo sé. solo que parecías con la mente en otro lado, como si no estuvieras enfocado en nada más que en tus pensamientos. Comentó.

— Pues estoy como siempre, sigo siendo el mejor ¿no?

— Ya cierra la boca ¿no quieres decirme qué te ocurre?

— Si Emma, me gusta tu padre y anoche tuvimos sexo. Lo lanzó como broma. La rubia se puso a reír como loca, obviamente tomando aquello como broma pues sería imposible de creer.

— Sé serio, Garfio. Reprimió la rubia.

— Pues, nada solo que ahora las cosas son diferentes, nunca pensé que llegaría lejos conociendo amigos y teniendo a personas que pueda llamar familia. Se excusó mintiendo porque no podría decir la verdad, al menos no por ahora.

— ¿No piensas en sentar cabeza? digo encontrar a una persona, tener una familia. Le preguntó Emma con seriedad.

— Pues alguna vez la quise, con Milah mi antiguo amor, pero como ya sabes las cosas no resultaron bien y… ahora solo quiero vivir mi vida, la venganza no es algo que quiera. Confesó mirando el techo.

— Bueno… yo ya debo irme, quiero ir a visitar a Henry y ver que esté bien antes de ir a dormir. Agregó.

— Entiendo, que descanses entonces, fue… bueno hablar contigo. Elogió.

Swan se vistió y se fue, la verdad es que aquel momento de sexo para el pirata fue extraño, hace meses que Emma y él habían puesto límite a esto, no era que no hubiera cariño, pero claro los dos tuvieron una especie de relación algo complicada, entre tantos conflictos, problemas y diferentes situaciones que tuvieron que atravesar, pese a todo funcionaba bie.  Todo parecía distante, dado a que Killian comenzó a sentir cosas por David, pero no se sentía tan arrepentido por ello ¿porque sentirse mal por algo que no pudo evitar? aún sentía esos escalofríos al recordar que hace unas horas estuvo besando los labios del príncipe, disfrutando de sus caricias con aquellas grandes manos que le daban calor en aquel momento, sintiendo sus jadeos, su respiración entrecortada, su aroma masculino, su miembro duro, tocarlo sentirlo, darle placer con su boca y sus manos, necesita volver a sentirlo, volver a probar esos labios tan adictivos, tan inalcanzables. Se durmió pensando en ello, pensando en David.

Se despertó por la mañana y decidió ir a dar un paseo, era un día lindo, soleado, se puso a caminar y notó cómo las personas parecían estar felices pese a todo lo que estaba ocurriendo en el pueblo, sabía que era su responsabilidad, de ellos salvar Storybrooke. Entre las calles notó una presencia extraña, parecía ser alguien conocido, lo siguió a paso lento, no quería que se diera cuenta, pero el tipo parecía saber todos sus movimientos, usaba una gabardina gris, era de un tamaño medio, cuando le intentó dar alcance ya había desaparecido, dio un suspiró de frustración porque estaba seguro que el sujeto lo miró directamente y dio una sonrisa, como si estuviera burlándose de él. Debía contarle al resto sobre este suceso extraño, caminó a la casa de Swan que era la que estaba más cerca y notó que el auto de David estaba estacionado, corrió y subió para poder golpear la puerta, lo recibió la rubia con una sonrisa y el pirata pasó cuando notó que Snow estaba allí junto al rubio, no pudo evitar sentir incomodidad, por una parte debido a lo ocurrido la noche anterior con el hombre y por otra porque ella había sido una real perra con David, trató de controlar sus impulsos de ser cortante con la princesa. Saludó a esta y al príncipe con un apretón de manos firme además de una sonrisa amplia, Killian le sonrió de vuelta de forma cálida, se mantuvo firme para intentar que nada le hiciera sentir más incómodo aparte de lo que le acaba de ocurrir.

— Necesito contarles algo. Anunció mientras los miraba a todos en el lugar, Henry estaba sentado en el sofá también.

— Dinos, Emma comentó mientras buscaba una jarra de limonada para servirle a Henry y a los presentes.

— ¿Qué pasó Garfio? Preguntó el rubio preocupado al mismo tiempo que mostraba preocupación notando que lo que el pirata tenía que decir era muy serio.

— Salí a dar una vuelta hace un rato, entonces noté entre la multitud un tipo que me estaba mirando fijamente, su mirada era extraña como si supiera quien era, pero jamás antes lo vi, era como si se burlara de mí, como si… supiera de todo lo que ocurre en el pueblo. Confesó mientras miraba a todos con preocupación.

— ¿Y lo seguiste? ¿sabes dónde se oculta? Preguntó Emma con interés en aquello mientras que Snow puso una expresión de confusión y preocupación con todo esto.

— Lo seguí, traté de ser cauteloso, pero parecía adivinar cada uno de mis movimientos, finalmente cuando lo seguí a un callejón ya había desaparecido, no lo sé, pero tengo la sensación que el que sea que esté haciendo esto con los habitantes del pueblo nos observa, nos sigue y sabe cada paso que daremos. Agregó mientras bebía la limonada que le ofreció Swan.

— Podemos seguirle la pista, Killian, puedes decirme por donde se fue, si quieres vamos ahora. Dijo el rubio interesado en resolver esto lo más pronto posible.

— Si quieres vamos ahora mismo, quizás encontremos algo. Respondió el pirata.

— Oigan esperen, no pueden salir a lo loco sin saber cómo enfrentarse a este tipo, recuerden que ha hecho que muchas personas olviden quienes son. Creo que debemos esperar a Regina. Comentó la rubia con preocupación.

— David, Emma tiene razón, no quiero que nada te pase… Dijo Snow preocupada acercando al rubio y tocando sus brazos.

— Tranquila amor, yo puedo cuidarme, además no estaré solo, estaré con el pirata. Además si algo pasara recuerda que siempre te encontraré. Dijo con un tono suave y besó los labios de Mary Margaret, esos labios que había podido besar, lamer y que fueron suyos por un rato ahora besaban los de la princesa nuevamente lo cual causó un fuerte dolor en Killian quien se tragó su dolor como siempre hacía, verlos nuevamente amorosos como siempre solo le hacía sentir tristeza, pero no tenía derecho de reclamar nada, David y él no eran nada después de todo, apenas y estaban volviéndose amigos.

— Vamos ahora ¿David? Preguntó el pirata con un tono desanimado ocultando su tristeza bajo un manto de preocupación ante la situación.

— Vamos, Killian. Si averiguan algo llamen, tengan cuidado y no salgan a no ser que sea necesario. Advirtió el rubio antes de salir por la puerta junto al más bajo.

Al salir del apartamento de Emma se pusieron a caminar por la calle, ninguno de los dos hombres se dijo nada a pesar que hace unas horas pasaron la noche juntos compartiendo un momento íntimo, pero claro el príncipe parecía no importarle nada pues había vuelto a su relación con su esposa, aquella que lo había abofeteado.

— Así que… tú y Snow pudieron arreglar sus diferencias por lo que veo. Comentó mientras seguían el rastro que Killian había tomado cuando persiguió a aquel sujeto.

— Si, fue a verme a la estación y me pidió disculpas, la verdad simplemente fue una discusión absurda. Dijo el rubio mientras miraba las direcciones siguiendo al pirata.

— Pues… me alegro que eso haya pasado, después de todo tu y ella siempre han sido el uno para el otro. Agregó un poco triste, ya que la situación se le hacía dolorosa, pero quería ver a David feliz.

— Gracias compañero, siempre eres un muy buen amigo. Elogió el rubio mientras sonreía al pirata, Killian solo sentía que quería morir, estaba roto por dentro, claro que lo de anoche para el rubio no fue más que un desliz, algo producto de los tragos y eso debía entenderlo aunque le doliera.

Recorrieron el sitio una y otra vez, pero nada, no había ni un solo rastro de aquel sujeto, todo parecía tan extraño que los dos hombres se miraban las caras sin entender qué había pasado, el tipo era muy habilidoso, eso era algo que daban por hecho. Decidieron ir de vuelta al apartamento de Swan sin nada, rendidos pues la investigación resultó ser un fracaso. Al volver las mujeres los recibieron con algo de comer, Killian estaba perdido en sus pensamientos, viendo como David y Mary Margaret estaban más melosos que nunca. Tomó un poco de aire y comió aunque tenía poco apetito, solo quería irse de allí lo antes posible ya que no quería ver aquello. Terminó de comer y llevó el plato a la cocina para ayudar a Emma.

— Yo me iré ahora, tengan una buena noche. Dijo el pirata y salió de la casa lo antes posible. Su tono fue seco, estaba molesto porque la escena con Snow y David fue realmente dura de digerir. Lo único que quería era un trago y olvidarse de todo. Tenía rabia consigo mismo por poner sus ojos en un hombre casado, porque nunca podía ser feliz, siempre que amaba a alguien esa persona le era arrebatada y sabía que no podría competir jamás con una princesa, ella era dulce, hermosa, buena y el no era más que un pirata alcohólico y desaliñado que le faltaba una mano. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Chapter 6: Entre la espada y la pared

Summary:

Los sentimientos de Garfio se hacen mas presentes.

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David notó que Garfio estaba extraño, esa forma de salir no era propia de él, sobre todo porque el hombre era realmente alguien que le gustaba bromear, hacer comentarios irónicos, pero su rostro reflejaba enojo y tristeza. Una parte de él se sintió preocupado, él había sido un buen amigo con él, después de todo lo había apoyado la noche anterior aunque las cosas fueron más allá ¿será posible que por eso esté molesto? no lo creía, después de todo era algo fortuito, un desliz. El rubio sintió que el pirata lo necesitaba, así que luego de acabar de comer, fue a dejar a Snow a su casa, los dos se despidieron con un beso y salió directamente al muelle para ver al hombre. Caminó por el lugar mirando el puerto hasta divisar el Jolly Roger, un barco que tenía historia para Garfio, entró en este y de pronto sintió un empujón y el frío hierro de la espada del pirata en su cuello.

— David ¿qué haces aquí? Preguntó algo preocupado mientras bajaba la guardia.

— Vine a verte. Respondió mientras lo miraba a los ojos, Killian tenía una expresión extraña, era algo que David necesitaba saber.

— ¿Ocurrió algo? ¿descubriste algo importante? Preguntó preocupado.

— Nada, solo quise venir a conversar contigo, no te vi bien en la casa de Emma y saliste muy rápido.

— Tranquilo solo quería descansar, solo eso. Se excusó ocultando obviamente el verdadero motivo, ver a David con Snow.

— ¿Estás seguro? Cuestionó insistiendo ante la afirmación del pirata, ya que no le convencía nada.

Killian simplemente asintió y caminó hasta la cubierta, David lo siguió, el pelinegro se puso a observar el mar, mirar el océano lo calmaba, esas noches frías le recordaban que estaba vivo, que no quería nada más que disfrutar la vista, siempre hermosa, fuera de día o noche, el rubio se acercó poniendose a un lado del pirata respirando y mirando lo que el otro observaba con tanto temple y silencio, solo escuchando las olas del mar, como estas rompían causando vibraciones en la madera del Jolly Roger. El silencio se volvió incómodo unos segundos después y David hizo sonar su garganta en señal de querer decir algo, pero fue interrumpido con una pregunta que no esperaba.

— Lo que pasó anoche entre tu y yo… ¿lo recuerdas o estabas demasiado ebrio? Preguntó con fría honestidad sin mirarlo, con su mirada fija en el oscuro horizonte.

— Pues sí lo recuerdo todo, con detalles ¿porque preguntas eso Killian? Respondió el más alto mirando al pelinegro que seguía perdido con la vista enfocada al frente.

— Porque quiero saber que significó para ti. Espetó con un tono amargo, algo que el rubio no esperaba, nunca pensó que el pirata le diera importancia a lo ocurrido anoche.

— No sé a qué te refieres, para mi fue algo nuevo, nunca antes había hecho algo con otro hombre, no me lo esperaba, pero tu sabes, eso fue un error, no debió suceder. Sentenció en un tono seco que a Kilian le molestó por algún motivo.

— Correcto… correcto, quiero que me dejes solo, porfavor David. Le pidió Killian molestó mientras que con su mano y garfio tomaba el borde de la cubierta.

— ¿Por qué? ¿Qué dije de malo? Preguntó insistiendo, no comprendiendo la actitud del más bajo.

— Prefiero no decirlo, solo quiero estar solo, no quiero compañía hoy, deberías ir a ver a Snow, ella te necesita más que yo. Le dijo en un tono melancólico.

— Pues ahora vas a explicármelo, porque no me iré hasta que me digas que mierda te pasa. Insistió el príncipe.

— Está bien, lo que ocurre es que… yo, para mi significó algo importante, no solo un desliz. Se sinceró el pirata mientras miraba hacia al lado buscando el rostro del príncipe.

— ¿Qué? pero como, no entiendo. Dijo el príncipe evidentemente sorprendido por la confesión de Killian que estaba llena de sinceridad.

— Maldita sea David… yo siento algo por ti, eso es lo que pasa, ya no aguanto más tenía que decírtelo, es una maldita locura lo sé, pero me pasa, cada vez que te veo siento algo y eso no pasaba desde que estaba con Milah, ni con Emma me pasó tanto como me pasa contigo. Lo dijo con mucho valor, aunque estaba temblando por la adrenalina de haber dicho lo que dijo.

— Mierda. Killian, yo…no sé qué decir. Respondió el rubio completamente sorprendido por las palabras.

— No tienes que decir nada, no es tu culpa, yo solo siento lo que siento, no puedo ocultarlo más, y si, anoche para mi fue especial porque lo deseaba, deseaba estar contigo desde hace un tiempo, si para ti no lo fue creeme que entiendo.

— Tu sabes que yo estoy con Snow y espero que lo que pasó se quede entre tu y yo, no quiero perderla. Sentenció algo molesto, no sabía cómo actuar en estos casos, nunca antes un hombre se le había declarado y eso fue raro para el príncipe.

— Tranquilo, respeto lo que tienes con ella, no diré nada, tienes mi palabra. Dijo mirando al suelo viendo los zapatos de David.

Un silencio incómodo se dibujó en el ambiente mientras los dos hombres se mantenían a una distancia respetuosa sobre el Jolly Roger, Killian se sentía herido, pero sabía que había actuado mal al haberse acostado con David, sabía que él estaba con Snow, pero fue egoísta, eso era cierto, había hecho eso antes de meterse con mujeres casadas, personalmente pensaba que era divertido, pero esto no era algo simple, el sentía aprecio y mucho más que eso hacía David, no era un cualquiera para él, por lo mismo se sentía herido porque sabía que el rubio había tenido conflictos con esto y le dolía no ser correspondido, pero debía aceptarlo, solo en sus fantasías el príncipe dejaría a su princesa por él. Respiró profundo y buscó los ojos del más alto, el rostro del hombre adornado por un cielo cubierto de miles de estrellas, era tan lindo… nunca pensó decir eso de otro hombre.

— Gracias por entender, quiero decirte que esto no cambia en nada mi aprecio hacía ti, has sido un buen amigo para mi, me has apoyado mucho. Le dijo esbozando una sonrisa, llevó su mano al garfio de Killan acariciándolo un poco.

— Puedes contar siempre conmigo, siempre estaré para ti yo… te quie… te aprecio mucho. Le respondió intentando sonar comprensivo, aunque por dentro se estaba muriendo, el rubio rechazó sus sentimientos y eso le dolió en el maldito orgullo y su corazón, nunca antes había sentido algo así, fue como si le hubieran dado una patada en los huevos.

— Creo que es hora de irme, te veré pronto, cuídate y… gracias por confiar en mí y contarme lo que sientes, tu secreto estará a salvo conmigo así como tú cuidarás el nuestro. Comentó antes de darse media vuelta e irse.

Killian vio la espalda fuerte del rubio alejándose y viéndolo irse por el muelle hasta subirse a su auto y marcharse. Una opresión en su pecho lo tumbó como una ola grande en altamar, las lágrimas cayeron por sus mejillas sintiendo aquel vacío terrible de soledad. Esto era amar sin ser amado y era algo muy difícil de soportar. Bajó a su dormitorio junto a una botella de ron esa sería una noche para embriagarse. Así lo hizo, bebió y bebió hasta que se durmió, fue algo duro, pero tenía que hacerle frente así como le hizo frente a muchas cosas en su vida. La noche fue dura, ya que al otro día su cabeza dolía como un demonio. Respiró profundo y se levantó como pudo a vomitar, entonces los recuerdos de la noche anterior volvieron haciéndolo sentir un dolor en su pecho, era como si su corazón cosquilleara de un dolor invisible. El día pasó y no quiso levantarse, ni comer, simplemente se quedó recostado en la cama mirando el techo, enumerando las palabras que David le había dicho resonando en su mente, él estaba con Snow y eso no iba a cambiar nunca, era muy poca cosa para alguien como David ¿quien iba a querer a un pirata con delineador y sin una mano? nadie, menos un príncipe como el rubio quien tenía a esa mujer hermosa a su lado, con piel blanca como la porcelana, con un aroma de un perfume natural muy único y agradable, el solo olía a ron y lo que había pasado entre ellos no fue más que un simple hecho fortuito, un desliz de borrachos.

 

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David salió del barco de Garfio muy sorprendido, nunca pensó que el pirata sintiera algo especial por él, ahora entendía esos besos tan insistentes además de su petición de olvidarse de todo y dejarse llevar, no imaginaba lo difícil que era sentir algo por alguien que no siente lo mismo ¿porque él no sentía nada por él verdad? ¡Carajo! ¿por qué esa duda? pensó para sí mismo. No, él amaba a Snow, ella era el amor de su vida, esto era solo distracción, lo que había pasado entre los dos era nada más que un completo accidente, un error, algo de borrachos. Se concentró en conducir hasta su apartamento y se estacionó fuera del edificio. Se quedó unos segundos pensando en Killian y sus sentimientos, tenía que aceptar que pasar la noche con el pirata no fue desagradable, de hecho lo disfrutó por algo tuvo dos erecciones ese mismo rato, pero su corazón estaba con Snow y eso desde hace tiempo, la cosa es que el pirata se aparecía en su mente, pero la cosa no era tan sencilla, reconocía quererlo como un amigo, eso era verdad, le había dado su amistad, lealtad e incluso le debía la vida desde que vivieron lo de Neverland. Se bajó del auto y subió a su apartamento notando lo solo que estaba, recordó la noche anterior con el pirata, se sirvió un whisky y luego se fue a la cama pensando en aquella confesión que le habían hecho.

Al despertar se dio una ducha y se puso a pensar en lo ocurrido la noche anterior mientras le daba vueltas a todas esas palabras que el pirata le lanzó con un arpón, nunca pensó que el hombre sintiera algo más que una amistad por él. El mujeriego Capitán Garfio gusta de él. Se preparó unos huevos para el desayuno, luego de eso cepilló sus dientes y se fue, tenía un mensaje de Snow de que iría a dejarle el almuerzo hoy al trabajo, esbozó una sonrisa y se fue a sus deberes. El trabajo estuvo lleno de cosas, tuvo que arrestar a un par de ladrones, arreglar papeleo, lo mejor del día era cuando tocaba el almuerzo y Snow llegó con este puntual. La besó con intensidad y le agradeció por ello, Mary Margaret sonrió dulcemente como siempre con sus rosadas mejillas.

— Gracias por el almuerzo, amor. Elogió el príncipe dándole una sonrisa amplia.

— No es nada, espero que lo disfrutes, es algo más nutritivo, proteína y verduras. Le dijo.

— Todo lo que preparas es delicioso. Comentó dándole otro beso en sus labios.

 

La mujer se retiró pues debía dar clases durante la tarde y el rubio se quedó comiendo su almuerzo al mismo tiempo que pensaba en qué estaría haciendo el pirata. Realmente había quedado completamente sorprendido con aquella confesión que le había hecho el pelinegro. Le sorprendía y se preguntaba qué tenía de especial para ser objeto de deseo de Killian Jones, era un simple pastor, un esposo y padre, además todo este tiempo creyó que el hombre tenía interés en su hija Emma, nunca que tuviera otros gustos. Respiró profundo porque temía que este tema traería problemas ¿Y si Garfio no respetaba el trato y le decía a alguien sobre sus sentimientos y peor lo de la noche que tuvieron juntos? ¿podría confiar en él, tendría que hacerlo? La tarde pasó algo lenta sin novedades de acuerdo al caso que estaba aquejando al pueblo. Su teléfono vibró, lo tomó para mirar que ocurría, tenía un mensaje.

* David, nos reuniremos con Killian y Bella más tarde en el restaurante *

El príncipe terminó su turno y salió tomando su chaqueta caminó al restaurante que quedaba a un par de cuadras, condujo alrededor de diez minutos y se estacionó, notó que en la mesa ya estaban Emma, Bella y Rumpelstinkin, pero no se veía Killian. Entró al lugar viendo como su hija le hacía una señal, se sentó junto a ella y saludó tanto a Bella como al mago que se encontraba junto a ella acariciando su mano de forma tan romántica como él lo hacía con Snow.

— ¿Qué pudieron averiguar? Preguntó el rubio mientras hacía una señal para pedir un café ya que estaba haciendo frío.

— Rumple dijo que ese tal creador ha estado en muchos otros lugares y mundos. De hecho hablé con Ariel y me dijo que vio su nombre en una roca bajo el agua. Explicó la mujer.

— Tenemos que estar atentos a todo y… Dijo siendo interrumpido al ver al pirata entrar al restaurante.

— Hola Killian. Saludó Emma junto con el resto, este se sentó junto a la rubia.

 

Mientras conversaban la mirada de Killian se cruzaba con la de David pero este desviaba la la suya hacia otro lado, el rubio trataba de poder verlo, le interesaba cómo se sentía de alguna forma, se preocupaba por él pues se sentía culpable por todo, haberse acostado con él debió darle esperanzas que no podían ser. La conversación terminó con el tema de ir a visitar a otras personas para saber si habían tenido contacto con aquel llamado Creador, era necesario. Salieron del restaurante y se quedaron reunidos afuera terminando la conversación, David sintió que el pirata lo miraba directamente, el rubio le sostuvo la mirada y aquella conexión fue fuerte. Todos se despidieron, Killian comenzó a caminar, por alguna razón a David le dio algo de culpa y lo siguió.

— ¡Garfio espera! gritó corriendo detrás de él, el pelinegro detuvo su andar y esperó al más alto.

— ¿Qué ocurre Dave? Preguntó mientras intentaba no mirarlo a los ojos.

— ¿Cómo has estado? Cuestionó con interés ante su expresión.

— Estoy bien, gracias por preguntar. Respondió seco y se dio la vuelta.

— Hey… Alcanzó a decir tomándolo del brazo para que este no se fuera.

Los dos se quedaron mirando sin saber que decir, Killian sintió un nudo en su garganta, realmente estaba sufriendo por todo esto, era demasiado por procesar, la noche anterior había confesado sus sentimientos al príncipe y este simplemente lo rechazó, era esperable, pero claro que le dolía aceptar que David nunca sería suyo. Los dos estaban parados como en un trance, algo raro, ninguno decía nada solo se mantenían mirándose. A Killian se le aguaron los ojos un poco y David vio aquello sintiendo mucha tristeza al verlo.

 

— Déjame ir, David. No quiero estar aquí. Le dijo bajando la mirada.

— No… espera, perdóname, lamento no poder ayudarte, lamento que yo sea el causante de tu sufrimiento. No mereces esto, Garfio. Confesó preocupado.

— No tienes que sentir culpa por mí, David. Es lo que es. Sentenció con un tono triste.

 

Killian se fue mientras el rubio lo miraba alejarse, le hacía mal ver a David, era muy duro todo lo que estaba pasando, odiaba sentirse tan vulnerable, nunca lo fue, pero esto estaba pasándole factura, tener sentimientos por otro hombre era algo distinto, eran intensos a más no poder, ni siquiera con Milah logró ser tan fuerte lo que sentía, pensaba que tal vez estaba confundido, quizás era admiración, pero eso no explicaba el deseo sexual y romántico por el rubio, ese deseo de querer tomar su mano, de besarlo, de sentir sus abrazos, tener esa protección que Snow tiene, pero no era digno. Como siempre se refugió en el ron, su barco y su depresión que no le daba tregua.

Chapter 7: El amor que no esperaba

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David fue a reunirse con Mary Margaret para pasar la tarde, se sentía extraño, no se sacaba de la cabeza aquella mirada de Killian, se veía tan triste que lo conmovió, su cena con la princesa estaba en pleno desarrollo, ella había preparado una carne deliciosa, la estaba disfrutando, pero no se sentía bien estar pasándola tan relajado cuando cierto pirata estaba triste, le removía la consciencia, no sabía como actuar con él, no era su culpa pero a la vez él sentía que si, aquella noche en su apartamento era el problema, Garfio tal vez pensó cosas que no eran y eso estaba mal, peor fue que él estuviera tan borracho como para no saber que por calenturiento terminó metiendo la pata. Snow pareció notar que su marido estaba perdido en sus pensamientos por lo cual sonrió y preguntó en medio de su trance.

— David ¿qué te ocurre? Hace rato que te veo cortando la carne pero no te veo comer. Preguntó.

 

— Me siento solo cansado, es todo. Respondió, no quería hablar de esto con Snow, sería demasiado para ella y para Killian haría las cosas incómodas, sin mencionar que probablemente ella lo mandaría a la mierda por haberse acostado con el pirata.

— Bueno, debes comer, te hará bien y luego tu y yo… podemos pasar tiempo a solas… Propuso mirándolo de aquella manera tierna pero seductora.

 

Luego de comer el rubio se desnudó y se metió en la cama con su esposa, el sexo con Snow siempre era bueno, tenían esa conexión emocional increíblemente grande, pese al placer, pero la culpa luego de terminar lo sacudía, había estado con otra persona, a espaldas de ella, solo luego de tener una pelea y eso lo carcomía, porque quería dejar ese suceso atrás, pero por supuesto aparecía cierto pirata diciendole que sentía algo por él. De pronto su vida se volcó en un sin fin de caos que no sabía cómo arreglar, respiró profundo luego de que Snow se durmiera, miraba el techo completamente perdido en sus pensamientos, pensando en cómo iban a hacer las cosas con Garfio, sería incómodo y eso era algo real. De pronto vinieron los recuerdos de aquella noche extraña en la que tuvo sexo con el pirata, los besos necesitados del pelinegro, esa barba picosa restregandose contra su mentón, el aroma a ron, sus caricias y su boca… recordó aquella mamada que le hizo, David no era de tener sexo con cualquiera, en su vida siempre llevó el lema de encontrar a la persona correcta, esa fue Snow y así sucedió todo, pero al salirse de su rutina, probó algo diferente, era como un placer oculto, una lujuria pecaminosa que lo invadió aquella noche, sumando los tragos, la rabia que tenía por la pelea con su esposa, lo llevó a perderse en ese espiral de placer que Killian le mostró, su erección apareció incluso luego de haber tenido dos rondas con Mary Margaret ¿que mierda me está pasando? se preguntó molesto porque no quería sentirse raro ¿porque le costaba tanto ver aquello como un simple error? claro, el problema eran los sentimientos de Garfio. Se levantó de la cama y quiso caminar un poco, sabía que su hija estaba durmiendo en el mismo apartamento, aunque ella no había llegado, se preguntaba si Killian tenía que ver en esto, pero claro, de pronto notó lo ofuscado que estaba y trató de relajarse. Sus pensamientos iban a acabar con él.

 

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Killian estaba en un bar, llevaba su sexto ron, aquella situación con David durante la tarde fue extraña, no entendía porque el rubio intentó detenerlo y peor que le importara lo que sentía, su actitud había sido algo patética pensó, casi se quiebra delante de él. no era precisamente la persona mas llorona del mundo, intentaba siempre ocultar sus penas como lo hizo desde el momento en que perdió a Liam. Siempre tuvo que ser fuerte para salir adelante, ser duro porque de lo contrario la vida te llevaría por delante. Aquel bar de Storybrooke era un ambiente perfecto, lúgubre a más no poder. Un tipo que estaba a dos mesas le hizo una señal de brindis y Killian le respondió con una sonrisa, al cabo de unos minutos aquel hombre se sentó frente a él.

 

— ¿Te molesta si te acompaño guapo? Preguntó el hombre que no estaba nada mal para ser honestos, aunque claro nadie se comparaba con David Nolan.

— Gracias por lo guapo, me lo dicen siempre. Se rió con su característico humor sacando una sonrisa al contrario quien estaba bebiendo al parecer whisky, lo mismo que David bebía siempre.

— No es nada es la verdad y me imagino que si, pero cuentame ¿que hace un hombre como tu tan solo en un bar? no me extraña que estuvieras rodeado de mujeres lindas. Dijo el hombre.

— Me gusta beber solo, la verdad, pero nunca falta la compañía. Agregó el pirata sonriendo.

— Eso es bueno, me siento afortunado siendo tu compañía esta noche ¿Puedo saber tu nombre?

— Killian Jones ¿y el tuyo? Preguntó de vuelta.

— Jason Lewis. Dijo el hombre.

— Entonces brindemos por ti, Jason.

 

Los besos eran desesperados, aquel hombre realmente tenía ganas de tener sexo, Killian lo besó de vuelta, podía sentir el sabor a Whisky, las caricias iban por todos lados, entre más y más la ropa iba saliendo la temperatura aumentaba. De pronto el tipo estaba desndudo del torso, lo vio era más delgado que David, piel blanco, un poco tonificado, Killian besó su cuello, el tipo acarició la espalda del pirata dejándose llevar por el momento y estaban bajo la cubierta del Jolly Roger, la cosa había escalado bastante durante la noche, irse con un desconocido a su barco, una completa locura. Las caricias siguieron hasta que de pronto la imagen de David vino a su cabeza, Killian se bloqueó en ese momento y alejó al tipo.

— Vete, por favor. Dijo mientras lo alejaba de su cuerpo.

— Pero… qué pasa ¿hice algo malo? Preguntó preocupado.

— No, simplemente no quiero tener nada contigo, vete. Sentenció.

— Estás enfermo. Le dijo mientras se vestía y salía del barco molesto.

 

El pirata se agarró la cabeza, estaba ebrio, no quería estar con nadie, lo que hizo no fue más que una locura, un impulso tonto debido a que necesitaba sacarse al rubio de la cabeza pero se le hacía imposible, no era lo mismo, David era único, nadie podría reemplazarlo y menos por un tipo cualquiera, definitivamente estaba jodido. Se recostó en la cama sin camisa respirando y mirando el techo, las tablas del Jolly Roger, las contaba una a una intentando escapar de ese momento de realización donde podía decir abiertamente lo que sentía así mismo, necesitaba respirar relajarse, estaba pasando por demasiado estrés, tal vez debería irse de Storybrooke un tiempo, pero sería huir como un cobarde y él no era eso, menos cuando estaba pasando algo extraño en el pueblo. Le tenía mucho aprecio a Emma, Henry y por supuesto a David aunque le dolía cada vez que lo veía.

 

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Emma convocó una reunión en la cafetería del pueblo para ponerse al tanto de lo ocurrido con los misteriosos casos de desapariciones y personas sin recuerdos. Al parecer habían logrado contactar con Mulan y ella les había dicho que muchos de sus soldados estaban igual, que no podían recordar nada y entraban en un trance del cual no podían salir. David llegó lo más rápido que pudo y notó la presencia del pirata que estaba ahí sentado solo jugando con los condimentos. Caminó hasta la mesa y se sentó frente a él. Su hija Emma se encontraba con él pelinegro además de Mary Margaret quien sonreía como siempre. Respiró por un momento uniéndose a la conversación que Emma estaba teniendo con los demás. Killian pareció mirarlo de reojo buscando algo, David lo buscó con la mirada pero este la desviaba a cada momento hasta que sus ojos lograron sincronizarse. Un rubor tiñó las mejillas del pirata haciendo todo completamente incómodo y sorprendente. Nunca pensó que vería al pirata ruborizarse. La plática fue fluyendo, Snow miró a David y tomó un pedazo de tarta de manzana y se la dio en la boca al rubio, los dos sonrieron y empezaron a sostener una conversación personal. Killian miraba la escena romántica de la princesa y el príncipe, una sensación de rabia lo consumió por completo. Lo único que quería era mandar a la mierda todo, pero debía quedarse, era una reunión importante. Se tragó su rabia y tristeza para no dejar que la situación se le escapara de las manos. Dio un respingo y se concentró en escuchar a Emma y su plan en descubrir más sobre lo que ocurría en el pueblo.

— Killian ¿Podrías averiguar con Belle sobre esos símbolos raros? tal vez ella sepa algo junto con Rumplestiltskin? Preguntó la rubia mientras lo miraba a los ojos.

— Si, dejamelo a mi Swan. Respondió algo seco aún perdido en sus pensamientos.

David y Snow siguieron con su melosidad frente a él, aquello le irritaba y podría darles un golpe a los dos, pero se contenía, quería irse, pero sabía que si se iba todos lo mirarían extraño, no quería hacer alguna escena en ese lugar. Respiró un poco con algo de ofuscación, Emma y Snow se retiraron al baño juntas como era de costumbre. David quedó solo frente a él. Killian observó cada detalle del rostro del príncipe que estaba mirándolo sin decir nada como si esperara alguna respuesta de parte de él.

 

— No tienes que fingir nada, David. sé que te incómoda estar aquí. Le dijo en un tono seco.

— Killian, no es eso, ayer lo que dijiste… (miró a ambos lados ocultándose) ayer me tomaste por sorpresa, no esperaba eso y lo sabes. Confesó.

— Mira, David sé que no me debes nada, pero para mi no es fácil lidiar con esto, nunca me gustaron los hombres hasta que te conocí. Confesó de vuelta.

— Baja la voz, pueden venir Emma y Snow, por favor. Rogó en un tono más tranquilo.

— Lo mejor es que nos olvidemos del tema, no quiero discutir. Agregó.

Las mujeres regresaron a los minutos notando la tensión de la mesa, ninguno de los dos se hablaba, David se la pasó leyendo su teléfono mientras Killian jugaba con el servilletero, los dos hombres estaban extraños y eso se podía notar, ninguna quiso preguntar nada solo se mantuvieron hablando del famoso plan de la rubia. Los cuatro se retiraron del restaurante, el pirata seguía perdido en sus pensamientos mientras conversaban a la salida del lugar. Mary Margaret se tenía que ir y David decidió quedarse un poco más preocupado por Killian, algo le decía que debía quedarse. Los tres conversaron de otros temas concernientes a Henry y a Regina, el mismo discurso de Emma de siempre. Luego de unos minutos, los tres tomaron caminos separados, el pelinegro caminó en dirección al muelle, sus ojos se llenaron de agua, quería llorar pero estaba harto de hacerlo, no quería seguir viéndose débil, menos por alguien que no le correspondía ¿porque le costaba tanto olvidarse de David Nolan? ¿que tenía de especial? se preguntó así mismo, pero luego miles de cosas buenas llegaron a su mente. De pronto sintió una mano en su hombro, se volteó y vio aquellos ojos, ahí estaba David parado con su mirada compresiva.

— ¿Qué pasó? ¿Qué haces aquí? Preguntó el pelinegro mirándolo a los ojos aunque claro estos estaban llorosos y el rubio lo notó.

— Lo siento, por causar todo esto. Dijo con un tono tranquilo.

De pronto el pirata se quebró lo cual hizo que el rubio lo abrazara, Killian intentó alejarse pero David lo agarró con más fuerza y entonces los dos se abrazaron en aquella desolada calle, el aroma del príncipe calmaba al pirata, los dos estaban en un callejón donde no transitaba nadie, era hora de trabajo, ya había acabado el almuerzo. David limpió con sus pulgares las lágrimas del pelinegro preocupado, viendo nuevamente lo vulnerable que estaba aquel hombre que solía esconder su dolor bajo una máscara de sarcasmo y humor. De pronto todo se materializó en un trance y magnetismo demasiado fuerte para los dos, el príncipe sintió la necesidad de acercarse, eso hizo cerrando la distancia depositando sus labios en los del pirata, lo cual selló todo de una forma potente. Killian sintió sus entrañas moverse y un cosquilleo intenso en su estómago. David se separó mirando los ojos de Garfio completamente sorprendido con lo ocurrido.

— Lo siento, Garfio... debo irme. Dijo antes de irse casi corriendo del lugar completamente rápido como si su vida dependiera de ello.

— ¡Espera David! Exclamó pero el príncipe no lo escuchó y siguió su camino a donde fuera que estuviera yendo, llevaba demasiado prisa.

 

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David casi corrió por toda la calle pensando en lo que acababa de hacer. No debió besar a Killian luego de decirle que no había forma de que pudiera corresponder sus sentimientos, pero fue más fuerte que él. Al verlo tan triste no pudo soportarlo y simplemente sintió que el hombre necesitaba aquello, pero esto estaba mal, de todas formas era volver a cometer el error, ya había engañado a Snow con Killian y esto era caer en lo mismo. No podía entenderse así mismo, era un completo caos su mente en ese momento. Garfio tampoco se merecía esto, no merecía que lo ilusionara de esa manera, no era correcto y menos justo para su esposa, amaba a Snow ¿porque ahora tiene que tener estas dudas? nunca las tuvo antes, menos el querer besar otros labios diferentes a los de su esposa, pasaron por tanto y ahora el estropeaba todo con sus impulsos. Se fue al trabajo con la cabeza llena de dudas, simplemente intentando comprender todo lo que estaba pasando ahora mismo en su mente. El trabajo en la estación estuvo como siempre aburrido a más no poder, en su mente solo se veían los recuerdos de sus acciones, el beso que le dio a Killian Jones, las palabras de este ¿era posible que el pirata sintiera lo que siente por él? aún no lo entendía, lanzó los papeles de su oficina al suelo por la frustración de no saber qué estaba haciendo con su vida, se supone que su gran amor siempre fue Snow, ella siempre había sido esa luz de esperanza en su vida, aquello que llegó a darle lo mas preciado que fue Emma. Tenía que resolver esto pronto.

Chapter 8: Navegando en aguas peligrosas

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El pirata se quedó en la cubierta de su barco después de aquello sucedido con el rubio, su beso fue algo tan… mágico, algo que no esperaba, se tocó sus labios con su garfio cerrando los ojos sintiendo el viento despeinaerle su cabello, estaba jodido le gustaba demasiado ese principe tonto y engreido, algo de no creer, el pirata seductor de los siete mares, Killian Jones estaba enamorandose de alguien tan diferente, claro no olvidando el hecho de que es un hombre. Dio un respiro y contempló el mar solo veía el azul de los ojos de David Nolan, se sentía frustrado porque no podía hacer nada, el Killian de siempre no le importaría nada y simplemente iría por ello, pero tenía una fuerte carga, era un hombre distinto, tenía que respetar que David y Mary Margaret eran el uno para él otro aunque eso lo tumbara como una ola gigante en alta mar, aunque le doliera. Sintió una pequeña lágrima cayendo por su mejilla la cual el viento se encargó de secar. Tenía algunas cosas que hacer así que decidió irse unos días de Storybrooke sería lo mejor para despejarse así que partió del pueblo esperando sentirse un poco mejor, Swan le pidió que se encargara de información importante para saber que ocurría en el pueblo, que las cosas parecían no cambiar y así poder saber a que se estaban enfrentando.

 

Buscó a un miembro de su tripulación que estaba esa vez donde encontraron a aquel grupo de marineros perdidos en altamar, los cuales no tenían memoría y que habían nombrado al supuesto creador, necesitaba recordar todos los detalles, cada una de las cosas que vieron ese día para poder conseguir algo que los lleve a la clave de esto. Alejarse de David por ahora era lo mejor, estaba demasiado confundido como para seguir con esto, primero le dice que no, pero luego lo besa. Buscó en el muelle de aquella especie de isla donde sabía que lo encontraría. No tardó mucho en encontrarlo, Bill Jukes, estaba ebrio para variar saliendo de un bar tratando de seducir a las mujeres del lugar, cosa que se le hizo imposible como siempre, las mujeres hacían sus respectivas expresiones de asco. Se acercó tomándolo de las solapas de su abrigo y lo volteó para que lo mirara a la cara finalmente para así hablar con el sujeto frente a frente e ir al grano. El hombre andrajoso puso un rostro molesto antes de cambiar a uno más feliz esbozando una sonrisa con sus visibles dientes podridos y uno que otro de oro en los espacios faltantes.

- ¿Capitán? ¿que hace por aquí? pensé que había abandonado esto. Preguntó el hombre visiblemente borracho mientras se tambaleaba de un lado a otro esforzandose por mantenerse en pie.

- Nada de eso, necesito que me recuerdes algunas cosas del pasado, siempre fuiste el que mejor memoria tenías. ¿Qué recuerdas de Él Creador? Preguntó con algo de irritación, pues necesitaba la información rápido así que mantuvo su agarre en el hombre.

-Oh bueno… Recuerdo que una vez en altamar encontramos a unos marineros sin recuerdo alguno, parecían simplemente zombies, muertos en vida, solo repetían esa palabra “El creador” como un mantra ¿lo recuerda? ahora que recuerdo también uno de ellos dijo que vendría por todos nosotros, pudo ser que hayan sido hechizados por alguna bruja ¿no lo cree? Explicó el hombre aún con su aliento apestoso a aguardiente cerca de Killian.

- Bueno ¿sabes qué pasó con esos hombres? podríamos averiguar algo más si los visito, te lo digo porque está ocurriendo de nuevo, hay muchas personas en Storybrooke que les está pasando lo mismo que a esos hombres y me parece que esto tiene que ver con ese sujeto y está haciéndolo muy seguido. Agregó Killian con una característica seriedad.

-Creo que esos marineros fueron llevados a una casa de locura, ya sabe de esos lugares donde acaban los dementes, Capitán. Si no me equivoco había uno llamado la casa de los susurros o así le dicen. Comentó pensativo tratando de recordar si era el nombre correcto de aquel lugar.

- ¿Sabes dónde queda ese lugar? localización exacta. Preguntó preocupado pues lo que escuchaba no parecía alentador para nada, sino algo con lo cual lidiar y que no iba a gustarle.

-Creo que queda a los pies de la montaña, un tío mío está en ese lugar, decía que podía hablar con alienígenas. Respondió lanzando una risotada para luego toser un poco.

- Bien, ten para que tengas unos tragos más, averiguaré de qué trata esto. Sentenció dandole unas monedas de oro a su antiguo tripulante y caminando lejos del lugar pensativo con todo aquello que había logrado recopilar.

Killian consiguió un caballo y se dirigió a aquel lugar donde estaban los locos o como decía Bill la casa de los susurros, cuanto más se acercaba el bosque se ponía más sombrío y un aire frío le llegaba hasta los huesos. En el camino se puso a meditar su situación con David, una cosa extraña, no quería pensar en ello, pero claro era imposible pues aún sentía el beso que este le dio, no sabía si fue por lastima o que, pero ese beso quemaba de muchas formas, sentía la sensación de estar lleno de algo, de un fuego que no podía controlar, los pájaros hacían sus característicos cantos adornando su mente la cual seguía forzando a entender aquel enamoramiento por el príncipe, necesitaba buscar una forma de olvidarlo, no quería usar a Emma para eso, la oportunidad la tenía pues siempre tuvieron química, pero la realidad era que a él le gustaba su padre y ese sentimiento era inamovible. Luego de un viaje de al menos dos horas logró dar con el dichoso hospital, la fachada estaba rota, muros descascarados y una fea pintura, la reja estaba sucia con polvo. Se acercó entrando dejando al caballo amarrado al pequeño establo que estaba junto a la entrada, caminó hasta el edificio y se encontró con un portón de madera antiguo el cual estaba con la madera vieja, entró y vio a una enfermera anciana detrás del mesón. Se acercó a la mujer y esta le sonrió de una manera casi tétrica mostrando sus dientes anormalmente blancos.

- Hola ¿cómo puedo ayudarle? ¿viene por una visita? Preguntó con una voz aguda similar a la de una bruja.

- Em… no de hecho vengo a averiguar por unos marineros que hace años fueron encontrados sin recordar nada.Mi tripulación y yo los encontramos y quería ver si podía visitarlos. Explicó un poco confuso.

- Ah claro, Jeff, Bill y Tom. Si ellos están lamentablemente igual, no han mejorado en nada a lo largo de los años, solo miran la pared durante horas, pero pase, adelante ellos están en las habitaciones del final del corredor principal, lo llevaré. No reciben visitas nunca ¿sabe? sus familiares los dejaron aquí, olvidados como algo inservible. Comentó la mujer caminando adelante de Killian con un paso extraño como arrastrando sus tobillos.

- Gracias, es muy amable por dejarme pasar, pensé que sería mas complicado poder visitarlos.

Killian notaba como ese hospital estaba totalmente viejo, las paredes llenas de agujeros, lo único que alumbraba era la luz del día, el aroma tampoco era agradable, la anciana le abrió un portón algo ancho que estaba al final y daba a una especie de patio, en ese lugar estaban los hombres, un poco más viejos, estos estaban cubiertos con camisas blancas y miraban completamente a la nada sin siquiera inmutarse o mirar quien había llegado a perturbar su paz. El capitán del Jolly Roger se acercó y miró a uno de ellos quien estaba mirando a un punto fijo, su mirada estaba roja, quizás pasaban horas despiertos mirando así, se acercó mas hasta quedar al lado del hombre de ahora cabello blanco, notó que sus pestañas se movían, parpadea de vez en cuando.

- Hola, soy Kilian Jones, Capitán del Jolly Roger, hace años, mi tripulación y yo los rescatamos de alta mar, ustedes no recordaban nada, pero les pido por favor si pueden hacer el esfuerzo de hacerlo ¿quien es el Creador? ¿qué es lo que busca?

- Será intutil hijo, estos hombres olvidaron hasta sus propios nombres, ya ni sus familiares vienen a visitarlos. Explicó la anciana con un tono muy natural como si eso fuera lo mas normal del mundo.

El pelinegro dio un resoplido al ver que sería inutil hablar con esos hombres en ese estado, se preparó para irse cuando de respete el hombre sentado lo tomó del brazo y lo miró a los ojos, su mirada estaba llena de locura, incluso Killian que era de sorprenderse poco sintió escalofríos al ver esa mirada.

- El creador, él quiere, quiere destruir todo, todo lo que haya sido hecho con el libre albedrío, tu Killian Jones, estas en su lista, eres uno de sus favoritos, tu, la salvadora, el príncipe, la princesa, la reina bruja y el hechicero, además el niño, aquel que posee la magia más grande, así que cuidate, porque el vendrá y no habrá como pararlo. Dijo con una voz profunda y tétrica que le causó un temblor y cosquilleo por toda la espalda.

Killian se soltó del agarre y vio cómo el cuerpo del hombre se convertía en esqueleto para luego convertirse en polvo. Aquello lo dejó muy sorprendido y asustado, se acercó a la anciana quien su cara se llenó de gusanos y se convirtió en una especie de zombie, la mujer se reía horriblemente como una vieja bruja malvada.

- El creador vendrá, el creador vendrá, el creador vendrá…

La mujer repetía aquello con su horripilante voz, el rostro de Killian se puso frío del susto y corrió como nunca antes escapando de aquello, logró llegar a la salida apenas tropezando en el proceso y utilizando su mano y garfio para ponerse de pie, al mirar atrás vio que el lugar estaba completamente en ruinas, peor de cuando llegó, todo pareció una alucinación, algo aterrador como sacado de la peor pesadilla que hubiera soñado alguna vez.

- ¿El creador vendrá? Se preguntó completamente asustado.

 

Garfio volvió a toda velocidad a Storybrooke, necesitaba contarle a todos sobre su experiencia, si bien no consiguió mucho todo indicaba que aquel llamado el creador había jugado con su mente en aquel asilo mental. Apenas volvió buscó desesperadamente a todos, pensó que la mejor persona para decirle esto sería Mr Gold, se acercó a su tienda y lo encontró junta a Bella quienes lo miraban preocupados al ver su expresión de miedo y desesperación. - El… se comunicó conmigo, el creador, fui a buscar una pista y llegué a un asilo mental en medio del bosque, pero no eran reales, todo era una alucinación. Explicó nervioso, Bella y Rumple se miraron extrañados sobre la extraña explicación que hacía el pirata.

- Killian, explicate mejor porque no estamos entendiendo nada. Comentó Bella nerviosa.

- Que la persona que está causando que los habitantes de Storybrooke no recuerden quienes son y se vuelvan como no muertos es el creador, él maneja esto, el está controlando algo y creo que deberíamos decirle a Regina, David, Snow y Emma la situación.

- Reunámonos con ellos, vamos. Respondió Rumpelstiltskin.

 

Todos estaban en el apartamento de Emma y Mary Margaret. Las caras de todos estaban completamente perplejas debido a lo ocurrido, había miedo e incredulidad en los presentes como si de pronto muchas cosas cobran sentido, pero al mismo tiempo se abrían más dudas en su camino, Emma fue la primera en romper el silencio luego de escuchar el relato de Garfio.

- Entonces existe este sujeto o ser que es capaz de crear ilusiones, se autodenominó como el creador y nos quiere a nosotros? Preguntó la rubia completamente sorprendida haciendo una mueca y abriendo los ojos.

- Si, el me dijo que vendrá pronto y si es capaz de hacer lo que hizo conmigo no imagino que otras cosas podrá hacer. Agregó Garfio preocupado.

- No importa quien sea, vamos a detenerlo y les prometo que si puedo romperle la cara lo haré. Comentó David molesto mientras agarraba el respaldo del sofá ya que él estaba de pie detrás del mismo.

- Tranquilo principe azul, si este sujeto dice eso es porque lo ha planeado desde hace mucho, su plan es destruirnos entonces debemos descubrir su plan, prometo usar todo mi arsenal, lo haré con el propósito de poder averiguar alguna pista mas importante, crear ilusiones es difícil, pero hacer un hechizo lo es más y Emma necesitaremos usar nuestras magias. Explicó Regina con ganas de armar alguna especie de plan piloto.

- Creo que tu y Rumple deberían unirse y compartir conocimientos también, si este sujeto es fuerte se necesitará toda la ayuda posible, deberíamos decirle a Ruby, ella quiere de vuelta a su abuela. Bella explicó con preocupación.

- David y yo reuniremos al viejo equipo ¿no es así? como en los viejos tiempos. Snow explicó mirando al rubio de manera decida y tierno por supuesto que esto lo presenció Killian y simplemente hizo una mueca de dolor.

- Bien, entonces cada uno averiguará lo que pueda, Regina y Rumple verán el tema de los hechizos, David y Mary Margaret verán lo del equipo, Garfio y yo podríamos ver si ese sujeto ha estado nuevamente rondando Storybrooke, tal vez podamos seguirle el paso.Bella ¿te unes con nosotros? Propuso Emma.

- Hay una cosa, mencionó a Henry… Dijo Killian.

- Mierda. entonces debemos protegerlo.

- Si se mete con mi hijo se mete conmigo. Dijeron al mismo tiempo Emma y Regina mirándose de una manera cómplice.

- Bien el plan está listo, ya escucharon a Emma, a trabajar, no dejaremos que se salga con la suya. Dijo David, su mirada se cruzó con la de Killian por un momento causando una especie de sensación incómoda.

Todos se organizaron para hacer sus trabajos, Emma, Killian y Bella comenzaron a buscar registros de las personas que fueron vaciadas de recuerdos, hace apenas una semana fueron dos en la calle principal, nadie vio a nadie, todo parecía sospechoso aquel sujeto sabía cómo esconderse y no dejar muchas pistas, aunque todo parecía que fuera un juego, el cual aquel sujeto estaba disfrutando jugar. Killian no podía parar se pensar en aquellas palabras, de que quería apoderarse de todo ¿será aquel sujeto el culpable de sus desgracias?

Chapter 9: Sed de ti

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David estaba trabajando directamente con su esposa para reunir a su antigua guardia, los enanos eran parte fundamental de ella, tenían a Ruby pero habían perdido a la abuela debido a que estaba bajo un trance, ella había caído víctima de aquel que se hace llamar Creador. Snow era muy buena convenciendo a todos, ella era toda una heroína, sabía que la quería, la amaba desde luego desde que la conoció y cómo se fueron dando cada uno de esos momentos, como se salvaron el uno al otro incluso cuando todo parecía imposible,lograron casarse, tener a su hija, Emma y como la protegió luchando casi a muerte por proteger a su familia. De pronto apareció en sus recuerdos el pirata, Killian Jones, Garfio como le llamaban muchos incluso él, no supo porque lo besó aquel día, solo lo hizo, un impulso que lo llenó al verlo tan triste ¿pero era eso realmente? ¿no había nada más aparte de sentir lástima por Garfio? David tenía que admitir que parecía que algo más había en sus actitudes con el pirata, este era tan diferente, extravagante como él solo, su acento al hablar tan peculiar, aquella forma en cómo le hablaba seductoramente, sus besos de aquella noche, como envolvió sus labios alrededor de su herramienta y siempre lograba llevarlo fuera de su zona de confort. Estaba secando los platos mientras pensaba en todo ese revoltijo que tenía en su cabeza cuando una voz lo sacó de sus pensamientos.

- ¿David? ¿me escuchaste? Preguntó Mary Margaret con una expresión preocupada.

- Si, si. Respondió rápido tratando de excusarse mientras ponía el plato en el mueble.

- Ni siquiera escuchaste lo que dije ¿Te pasa algo? Cuestionó la mujer caminando por la sala.

- No, nada solo es que… sigo pensando en lo que nos contó Killian, creo que tenemos algo grande a lo que enfrentar.

- Si, pero lo resolveremos, siempre lo hacemos. Agregó la mujer ordenando los cojines del sofá.

El rubio terminó por irse a la cama, Mary Margaret se quedó dormida enseguida mientras él no podía parar de pensar en todo lo que estaba viviendo ¿porque Killian tenía que sentir cosas por él? ¿no era suficiente? todo esto le parecía absurdo, pero no por ello menos real. Trataba de quedarse dormido, pero le era imposible pareciera que sería otro día de insomnio, respiró tratando de relajarse un poco, Snow estaba plácidamente dormida, el príncipe cerró los ojos y finalmente logró conciliar el sueño.

 

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Conducía por Storybrooke en su camioneta, notó que las calles parecían estar completamente vacías, no podía ver a nadie, quizás era la hora porque estaba completamente oscuro, un frío lo cubrió por todo su cuerpo, condujo por el camino principal para intentar salir de la ciudad, quizás la gente estaba dormida, de pronto un gritó alertó sus oídos, era de Snow, sonaba desgarrador, condujo más cerca viendo como el asfalto se iba iluminando con las luces de su camioneta, de pronto esta se detuvo de la nada, David intentó ponerla en marcha, pero no funcionaba, los gritos volvieron, esta vez eran de otras personas, pudo distinguir los gritos de Emma, incluso los de Killian.

— ¡¿Snow?! ¡¿Emma?! ¡¿Garfio?! Gritó con preocupación.

Al no recibir respuesta alguna abrió la puerta y salió de su camioneta, un terror lo cubrió por completo, caminó sacando su linterna y arma para poder ver de qué se trataba toda esa extraña situación. Al avanzar notó a alguien parado, estaba cubierto por un manto negro, al mirar el asfalto notó horrorizado los cuerpos de Snow, Emma, Garfio, Ruby e incluso Regina.

— ¿Quién eres y qué les hiciste? Preguntó con una mezcla entre rabia e ira.

— No pudiste salvarlos, no pudiste proteger a tu familia, todos ellos han caído y es tu culpa. Sentenció el sujeto.

— ¿Qué carajos eres? ¡Arriba tus manos! ¡Ahora! Gritó David tomando su arma y alzandola.

El sujeto levantó ambas manos para luego voltearse, estaba con una capucha que le cubría el rostro ya que el paisaje oscuro le favorecía, solo podía ver su silueta. Miró el suelo y vio a todos completamente dormidos, no parecían heridos, no se veía sangre, solo parecían dormidos. Mary Margaret, Emma, Garfio y el resto.

— No pudiste salvar a tu esposa, ni a tu hija y tampoco a tu amante. Sentenció mientras se mantenía parado ahí.

— ¿De qué rayos hablas imbécil? ¿Quién eres? ¿que les hiciste? No lo preguntaré dos veces. Repitió ofuscado apretando su arma.

— Sé todos tus secretos, también los de ellos. Conozco tu aventura con el Capitán Garfio y como engañaste a tu esposa, sé tu historia hasta el último detalle, el padre de la salvadora, el pastor del bosque encantado, todo eso, pero ¿sabes? tú no perteneces a este lugar, perteneces a otra historia, una historia donde tu no eres precisamente el protagonista, y yo me encargaré de arreglar todo, todos volverán a su lugar de origen del cual nunca debieron salir.

David disparó y todo se volvió negro haciendo que despertara completamente agitado de aquel sueño, fue una maldita pesadilla pensó, Mary Margaret estaba a su lado completamente dormida y él estaba sudando, se levantó para beber un vaso de agua, nunca había tenido un sueño tan vívido como lo fue ese, era aterrador, podría decir que después de tanto tiempo sintió miedo, aquel sujeto le provocó escalofríos, parecía tener una energía muy densa y lo peor de todo es que estaba dispuesto a hacer lo que dijo ¿sería su conciencia? no lo supo, mientras bebía el agua pensaba en las cosas que estaba pasando, quizás debería decirle la verdad a Mary Margaret porque no estaba hecho para hacerle daño a los demás y menos a los que decía amar.

 

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Killian había tenido un día pesado junto a Emma, ella era alguien persistente y al mismo tiempo eficaz, estuvieron encontrando a diversas personas con casos de familiares que tenían a alguno de sus miembros con algún problema relacionado, siempre alguien de la familia estaba totalmente desconectado de la realidad, el pirata no podía dejar de pensar en aquella escena que vio en la casa de la locura, donde todo fue una ilusión realmente convincente. Destapó su botella de ron esperando olvidar aquello y al mismo tiempo dejar de pensar en David, ahí estaba de nuevo, no quería seguir con eso pero era imposible, parece que el amor le pegó duro esta vez y no era posible escapar de él, miró hacía la botella viendo su reflejo en esta, estaba su hermosa cara, pero se sentía vacío por dentro, todo lo que quería era tenerlo a él, pero sabía que imposible aunque el beso que le dio fue una cosa que no podrá olvidar, fue el mismo David quien lo besó, no fue él, no fueron los tragos, no fue la pelea con Mary Margaret esta vez, fue todo real, el príncipe lo besó aunque luego salió huyendo ¿porque lo hiciste David? ¿por qué? se preguntó así mismo mientras daba otro sorbo a su vaso y escuchaba las tablas crujir. Se recostó pensando en que todo esto sería totalmente difícil de lograr, no lograría deshacerse de todo esto pronto, quería irse, pero en este momento las cosas estaban complicadas. tenían que luchar contra algo más grande y necesitaban ayudar a las personas. Si él estaba hablando de ser un héroe, el mismo que basó todo en una venganza. Se durmió pensando en los ojos de David Nolan y en todas sus cualidades, sin duda este sentimiento le pegó duro.

Al día siguiente se encontraba en Granny’s conversando con Emma, al rato llegaron los demás, pero sus ojos se fijaban en David, en su postura, sus gestos, sus ademanes, de vez en cuando el príncipe lo miraba y sentía como si un calor lo quemara, Emma hablaba de un plan para seguir con respecto a lo que Killian había visto de su nuevo enemigo, aunque no era mucho.

— Yo tuve un sueño con él tipo, estoy seguro que era él. Dijo David de pronto haciendo que todas las miradas se centraran en él.

— ¿Enserio David? ¿Cómo era el sueño? Preguntó Emma preocupada.

— Fue extraño estaba conduciendo por la ciudad y de pronto escuché los gritos de todos ustedes, los vi a todos en el suelo, parecían inconscientes, entonces el tipo apareció y… me dijo que no los logré salvar y mencionó que yo pertenecía a otra historia y que nos iba a llevar a nuestro lugar de origen. Explicó el príncipe mientras todos se miraban las caras incrédulos.

— Probablemente logró entrar en tus sueños, si pudo hacer ilusiones a Killian pudo perfectamente lograr entrar en los sueños de David y si es así podrá entrar a los sueños de todos, hay que estar alerta. Explicó Rumpelstiltskin con un tono de seriedad.

Todos se quedaron murmurando preocupados, Snow se acercó a David preguntando algo que Killian hubiera querido escuchar, pero Emma le estaba mostrando los planos de Storybrooke para poder organizar los lugares donde aquel tipo llamado El Creador atacó primero, notó que Snow estaba discutiendo con el rubio nuevamente y una vez terminó de trazar un plan con Swan salió a mirar que ocurría con David, quien estaba molesto y frustrado por la discusión con su esposa.

— ¿Estás bien Dave? Preguntó curioso mientras salía de Granny’s para poder conversar con el príncipe.

— Si, Mary Margaret se molestó porque no le conté lo de mi sueño ¿sabes? todo este asunto me tiene harto. Explicó el rubio un poco estresado frotando su mano por su cabello en señal de estrés.

— Tranquilo, yo te creo, estuve ahí, sentí lo que hace ese tipo, es capaz de jugar con tu mente a diestra y siniestra. Agregó el pirata sosteniendo la mirada al rubio.

— Quisiera un trago.. Comentó el príncipe pasando una de sus manos por su rostro en señal de frustración, dio un respingo pesado y miró al pelinegro.

— Tengo Ron y Whisky en mi barco, si quieres podemos ir allá y olvidarnos un rato de todo eso, al menos yo ya estoy harto de todo también y necesito un descanso. Propuso Killian con una sonrisa coqueta como siempre.

— Iré más tarde, tengo que ver unas cosas en la estación, pero iré, no te acabes los tragos. Dijo sonriendo, esa sonrisa suya que a Killian lo podía derretir y hacer sentir cosquillas en su estómago.

— Te espero entonces. Le dijo justo antes de ser interrumpidos por Emma quien puso un rostro extraño al ver a los hombres juntos y cooperando tanto.

 

Killian estaba algo nervioso, no era de ponerse así seguido, pero recibir a David en el Jolly Roger era una cosa diferente. Respiró profundo para relajarse un poco, sacó una botella de ron y otra de whisky más dos vasos para los dos en la cocina del barco. Estaba impaciente, quería que David llegara pronto, salió a mirar a cubierta, pero el príncipe no se veía, estuvo mirando por su catalejo a ver si lo podía divisar, pero no se veía nada. Se volvió a meter bajo cubierta dando vueltas por el barco cuando de pronto sintió el ruido de una camioneta acercarse y salió a cubierta para mirar, era él, quien estaba estacionandose cerca y se bajó para luego correr hacia el barco y subir a él.

— Disculpa Garfio, tuve un contratiempo. En fin, vamos por esos tragos. Se excusó David caminando hacia el pirata y palmeando su hombro.

— Tranquilo… a todos nos pasa. Dijo para luego caminar abajo y llevarlo al comedor donde tenía preparado las botellas y vasos.

— Me hacía falta un trago, relajarme, ha sido mucho todo esto, aquel sueño fue muy extraño ¿sabes? se sentía muy real. Confesó el rubio mientras Killian le servía un trago para David.

— Mi encuentro con ese tipo tampoco fue lo mejor, de hecho me asustó mucho. Dijo el pirata ahora sirviendo otro trago para sí mismo.

Los dos hombres se mantuvieron bebiendo y conversando de sus vidas, no mencionaron nada sobre el asunto entre ellos. La tensión de los hombres era mucha, pero trataban de evitar sus miradas, Killian le daba miradas de cachorro y David su mirada de príncipe encantador. Era innegable que una química muy intensa se había formado entre ambos, el aroma del barco del pirata tenía algo peculiar que al rubio lo relajada, al mismo tiempo, el pelinegro solo podía fantasear con el príncipe, miraba sus labios, su fuerte mandíbula con esa barba perfectamente delineada. Ya estando en su tercer trago el tema fue Emma y Snow, claro que para el pirata la rubia se estaba convirtiendo en una amiga más que en otra cosa, sus sentimientos por ella habían cambiado de rumbo y eso no estaba mal, pensó, una cosa no tiene que ver con la otra, pero claro todo su interés estaba en David Nolan.

— ¿Emma y tú están bien? Preguntó el príncipe con un tono seco, después de todo se trataba de su hija.

— Claro, pero… ¿a qué te refieres con que estamos bien? Cuestionó de vuelta alzando una ceja con una expresión divertida.

— La relación que tenían, estabas muy interesado en ella, incluso salvaste mi vida por impresionarla en Nunca Jamás ¿no es así? Agregó el rubio mientras mantenía su vaso en la mano apretandolo un poco mientras miraba al pelinegro.

— Pues… tu ya sabes que mis sentimientos son diferentes, te lo dije hace unos días o acaso mi guapura te distrae tanto? Bromeó con su característica sonrisa seductora.

— Si… es eso supongo, pero pensé que terminarías siendo mi yerno al final de cuentas. Comentó llevando su vaso de whisky a su boca y bebiendo un gran sorbo.

— Bueno, supongo que ya no será así compañero ¿quieres escuchar música? estamos algo silenciosos. Propuso caminando a un toca discos antiguo, puso uno de estos y la música comenzó a sonar.

— Vaya años que no escuchaba esa canción ¿sabes? mis padres solían bailarla. Comentó mientras se terminaba el otro vaso.

— ¿Si? seguro se veían tiernos bailandolo. Dijo sonriendo el pirata mientras disfrutaba de la canción que tanto lo relajaba.

— ¿Me permites? Preguntó David estirando su mano con mucho caballerismo ante el pirata.

— Claro. Sonrió Killian de forma curiosa.

David lo tomó de la mano y lo acercó a su cuerpo, puso una mano en la cintura de Garfio y otra en su hombro mientras comenzaba a moverse - Mi padre tomaba así a mi madre y bailaban de esta forma. Comentó estando más cerca de Killian quien con la cercanía estaba casi desmayándose por lo que estaba ocurriendo ¿estaba soñando? no, estaba bailando con David. — ¿Tu padre se movía así? preguntó sintiendo como las manos del rubio quemaban en su cuerpo, la diferencia de altura entre los dos era perfecta. — Si de esta forma. Respondió moviéndose de lado a lado, el aliento a ron y whisky chocaban entre sí, la canción estaba en plena sincronía con los movimientos de las olas rompientes en el Jolly Roger. De pronto los ojos de ambos se encontraron, la intensidad de los ojos de Killian se hizo presente, era demasiada la cercanía entre los dos, Killian pasó su mano y garfio por detrás del cuello del rubio y se mantuvo de esa forma disfrutando del momento, la música y al parecer los tragos hicieron efecto entre ambos. — Me gusta bailar contigo, David. Comentó acomodando su cabeza en el pecho fuerte del príncipe sintiéndose protegido, Killian siempre fue una persona que tuvo que tomar el mando, pero nunca fue lo suyo, siempre quiso sentirse cuidado y protegido, no sentía esa sensación de protección desde que su hermano estaba, pero esto era diferente, David tenía muchas cosas buenas que le recordaban a Liam, pero también otras únicas de él y una de ellas era la capacidad que tenía de ser protector y estar entre sus brazos era algo que lo hacía sentir seguro como nunca se sintió antes. Killian levantó su rostro para mirar los ojos de David una vez más y fue entonces que todo calzó, el rubio bajó su cabeza para quedar a la altura del pirata, Killian cerró la brecha y finalmente sellaron un beso, fue un beso diferente, uno lleno de algo estruendoso que recorrió el cuerpo de ambos, estuvieron unos segundos con sus labios rozándose de esa forma, los labios del príncipe eran suaves y deliciosos. Se movieron un poco abriendo la boca intensificando el beso de una forma que ninguno de los dos podía parar, se detuvieron para respirar un momento y ahí se quedaron pegando sus frentes.

—- ¿Qué fue eso? Preguntó David recuperando el aliento.

—- Nos besamos otra vez… Respondió Killian con su respiración entrecortada.

David volvió a besar a Killian tomándolo por sorpresa de una forma llena de lujuria y ansiedad, el pirata acarició con su única mano el rostro del rubio sintiendo su barba perfectamente recortada, le quitó la chaqueta a David y entonces todo se encendió. Killian devolvió el beso al rubio con mucha intensidad al mismo tiempo que su camisa estorbaba, con su garfio comenzó a sacar los botones del príncipe para ver finalmente sus abdominales, el hombre era muy sexy. — Vamos a mi camarote, quiero… quiero que me hagas completamente tuyo. Propuso el pelinegro mientras juntaba su frente con la del príncipe y tomó a David de la mano conduciendo a su habitación dentro del Jolly Roger, ninguno de los dos estaba pensando en que esto estaba mal, simplemente cedieron a sus impulsos. Llegaron al camarote de Killian donde el pelinegro se quitó su camisa y luego fue por sus pantalones, David se quitó su camisa abierta y su cinturón para luego ir por sus pantalones, quitándose sus zapatos. Ambos hombres estaban con la adrenalina a tope, era la segunda vez que harían algo, pero esto era diferente, se sentía en el aire. Killian acarició el pecho y abdomen con su garfio, David tembló por el frío de este. Garfio tomó el elástico del boxer del rubio y lo jaló hacia abajo revelando su erección, se veía muy grande e imponente, ya había tenido la posibilidad de probarla con su boca, pero quería algo más esta vez. El pelinegro se quitó sus propios boxers y se sacó su garfio quedando completamente desnudo ante el príncipe se acercó a este y lo besó con fuerza abriendo la boca metiendo su lengua en la boca del rubio, ambos se besaron, las manos grandes de David acariciaron las nalgas de Killian, se sentían duras, suaves, el pirata usó su única mano acariciando el pecho firme del príncipe, lamió la barba del más alto, las dos erecciones de frotaron con intensidad. Los besos entre los dos hombres no paraban, se besaban sin detenerse y cuando paraban lo volvían a hacer.

— Quiero que me hagas tuyo, David, lo deseo como nunca. Dijo entre jadeos y besos.

— Lo haré… Anunció el rubio para luego tomar al pirata y lanzarlo a la cama.

Los besos no pararon, y Killian abrió las piernas para dejar que David se metiera entre ellas, comenzaron a frotar sus erecciones al mismo tiempo que no paraban de besarse, el sabor a whisky y ron estaba mezcladose en sus bocas. El pirata abrió las piernas lo más que pudo alzando su culo, David entendió la señal y tomó su miembro comenzando a frotarlo entre sus nalgas rozando su entrada rosada con fuerza, el empuje del glande era demasiado doloroso para el pirata, entonces simplemente se trató de relajar, iba a cumplir su sueño, su fantasía de estar con David en toda forma posible. El rubio escupió en su mano y comenzó a frotar un dedo en el agujero del pelinegro haciendo que este se fuera dilatando de a poco, lo empujó hasta que entró despacio, los jadeos de Killian eran deliciosos, el empuje se hizo más intenso logrando que entrara por completo, luego hizo lo mismo con otro dedo, abriendo al pirata, este jadeaba y sonreía disfrutando todo. Respiró profundo, cuando ya iba por un tercer dedo, el rubio comenzó a moverlos con fuerza, Killian gimió y besaba a David en los labios con intensidad.

— ¿Te gusta? Preguntó el príncipe igualmente excitado al sentir como provocaba placer en el pirata.

— Me encanta, quiero tenerte dentro de mí, estoy listo para ti. Dijo jadeando y lamiéndose los labios.

David se acomodó entre las piernas de Killian tomando nuevamente su pene en sus manos y empujó su glande en la hendidura del pelinegro, le costó entrar pero al cabo de unos segundo logró hacerlo, el jadeo de Garfio le dio la señal de que estaba logrando entrar, empujó con su pelvis hasta que su miembro se fue metiendo centimetro a centimetro hasta que la mitad de estaba dentro. Los músculos anales empujaban el miembro grueso del rubio, pero este presionaba más, empujó un poco más hasta que sintió su pubis y huevos tocar la suave piel de las nalgas del pirata. Una vez dentro el rubio comenzó a moverse lento para que el agujero de Garfio se adecuara a su verga gruesa. — Mierda que apretado estas… comentó el rubio. — ¿Te gusta mi culo? es todo tuyo, hazme trizas. Propuso de una manera morbosa con una sonrisa seductora como siempre dando pie a David para que empezara a moverse, el príncipe se movía cada vez más rápido, Killian sentía como se abría por dentro para el más alto, la sensación era algo dolorosa, pero él podía aguantarlo todo. La sensación estaba demasiado deliciosa, los minutos pasaban mientras el rubio se movía entre las piernas del más bajo, la dilatación estaba mucho mejor, podía sentir el suave roce, la cavidad anal del pirata estaba mas estirada, la pelvis de David se movía con avidez dentro de Killian, la sensación apretada era realmente adictiva para el rubio, las paredes anales suaves. — Que rico, mas fuerte, mas fuerte Dave. Suplicó Killian acariciando con su mano la espalda ancha del príncipe, este aumentó las embestidas sin parar empujando su miembro golpeando sus huevos contra las nalgas del pirata, los sonidos obscenos hacían eco en el camarote del capitán quien jadeaba con intensidad acariciando la nuca, espalda y nalgas del más alto. — Que apretado estás, que bien se siente follarte. Comentó el rubio sin parar de embestirlo.

Los dos hombres se dejaron llevar por la pasión mientras se tocaban y se fundían en puro placer, el ritmo aumentó tanto que solo se escuchaba el choque de sus cuerpos y caricias. Killian se sentía como estaba abierto por David, las sensaciones eran demasiadas, nunca pensó que sentiría ese nivel de morbo y placer, de pronto el príncipe empujó el punto mágico del pirata, lo cual hizo que el pelinegro gritara de una forma muy aguda al sentir aquella sensación tan deliciosa — ¡David! ¡Ahí justo ahí! Gritó con fuerza sintiendo un placer nuevo y exquisito, apretó la espalda del rubio con fuerza y se dejó follar con fuerza. El principe estaba en un exatisis sintiendo como era apretado por aquel culo, era una sensació nueva, nunca había hecho eso, con Snow tenía sexo tradicional que si bien era delicioso, esto estaba a otro nivel, sentía como las paredes anales del pirata le apretaban la verga, era suave, caliente y muy apretado, todas las sensaciones juntas. Agarró al pirata del cuello y lo besó intensamente interrumpiendo los gemidos de este, se movió con fuerza haciendo un vaivén delicioso con su pelvis entrando y saliendo una y otra vez del agujero del pelinegro, Killian siguió el beso metiendo su lengua en la boca de David, el pirata agarró las nalgas del hombre con su mano y su brazo haciendo que lo follara más rápido y profundo, nunca pensó estar así de entregado como ahora. — Que bien se siente tu interior… Comentó el príncipe. Se precipitó a empujar su miembro con fuerza hasta el fondo hasta que de pronto sintió un cosquilleo en sus huevos, sus muslos se entumecieron y sintió el sudor bajar por su rostro gimió con fuerza dando embestidas duras y descontroladas, la cama de Killian se movía intensamente, el olor a sexo se mezclaba con el olor a mar. — ¡Ahh… Garfio voy a …. mierda! Gimió dando una embestida fuerte siendo invadido por su orgasmo corriéndose con fuerza en el interior del pirata. Killian sintió la invasión de calor y como era llenado por dentro del semen del rubio. La sensación lo llenó de morbo y excitación, se corrió manchando su abdomen y el de David. Ambos hombres respiraban agitados luego de aquel orgasmo, se mantuvieron juntos, el rubio entre las piernas del pelinegro aún dentro de él.

— Que delicioso fue… aún estoy temblando. Dijo el pirata con una sonrisa, las piernas le temblaban.

— Estuvo muy bien, para ser la primera vez que hago algo así. Dijo David saliendo de entre las piernas del más bajo y recostadose a su lado.

No hablaron nada dejando todo en silencio, se escuchaba el ruido de las respiraciones y de las olas rompiendo, el aroma a sexo estaba por toda la habitación. Killian buscó a David con la mirada hasta que la captó y vio aquel hermoso azul que tenía el príncipe, sintió mariposas en su estómago y plenamente feliz luego de aquel acostón que tuvieron. Se acercó para recostar su cabeza en el pecho del más alto, este comenzó a acariciar el cabello del pirata simplemente quedándose relajado ahí — Te quiero, Dave. Dijo el pelinegro sin darse cuenta.

Chapter 10: Sábanas en el mar

Chapter Text

Las olas rompían directamente contra el Jolly Roger, el movimiento se fue acrecentando en el puerto, pescadores y otros trabajadores cada uno en su oficio, los rayos del sol entraron por la pequeña ventana en el camarote de Killian Jones. Los dos hombres yacían acostados solo cubiertos por aquellas sábanas las cuales tenían la evidencia más explícita de la noche que tuvieron, el rubio tenía al pelinegro abrazado por la espalda, solo se escuchaban las respiraciones de los dos completamente relajadas. Un movimiento logró despertar al más alto quien miró a todos lados completamente confuso sobre su ubicación, el más bajo se despertó por el movimiento de su compañero y esbozó una sonrisa. Killian sentía las piernas adoloridas, era un dolor que él describiría para sí mismo como delicioso. David se frotó el rostro con ambas manos y el pirata simplemente se sentó despacio sintiendo una punzada dolorosa en su culo, era la primera vez que hacía algo así y pese al dolor no se arrepentía de nada, de hecho aquel dolor lo disfrutó más de lo normal y si le preguntaran si lo volvería a repetir diría que sin ninguna duda.

— Auch… creo que cuando te pedí más fuerte te excediste, Dave. Dijo sonriendo y bromeando como siempre solía hacer y dando un bostezo para luego sonreír de manera seductora guiñandole un ojo al rubio.

— ¿Qué hora es? mierda llegaré tarde a la oficina. Dijo el rubio completamente preocupado. Salió de la cama y comenzó a buscar su ropa que estaba tirada en suelo, el pirata observó su fuerte espalda junto con sus nalgas bien formadas por el ejercicio, todo ese se comió, David era un gran espécimen de hombre, guapo, alto, rubio, muy varonil.

— Tranquilo, llegarás a tiempo. Comentó al ver la hora en el reloj mientras se ponía de pie de la misma forma sintiendo el dolor del cuerpo que tenía por la noche de sexo que tuvo, us muslos le ardían y los tenía pegajosos por el semen que se había escurrido desde su entrada.

El rubio ya estaba vestido y simplemente le dio una mirada silenciosa al pirata girando en el proceso — Te veré luego, cuidate. Dijo en un tono algo serio esbozando una media sonrisa, el príncipe salió casi corriendo del Jolly Roger, tomó su celular notando que tenía muchas llamadas perdidas tanto de Snow como de Emma, obviamente se había desaparecido, mientras caminaba sintió una extraña sensación de culpa recorriendolo, nuevamente la había cagado y peor que la primera vez, acostarse con el hombre que supuestamente iba a ser su yerno era horrible y eso sumando el daño a su esposa, pero una parte de él no se sentía arrepentido sino que todo lo contrario, esos sentimientos lo estaban volviendo loco. Condujo a su trabajo completamente perdido en sus pensamientos, salió de su auto para luego llegar a la puerta unas horribles ganas de vomitar le vinieron, corrió al baño y lo hizo vomitando el alcohol ingerido la noche anterior, recordaba sus besos y su intimidad con su “yerno” la cual estuvo llena de lujuria y fogosidad, nunca había tenido un sexo tan diferente y con tanto morbo además de deseo, se sentía deseado mientras lo hacía con el pelinegro, pero claro que todo eso lo ponía confuso porque nunca antes sintió alguna atracción por otro hombre, pero algo nuevo estaba creciendo dentro de él y era raro, dio unos cuantos puñetazos a la pared intentando respirar para recuperar el aire, tomó su cepillo de dientes y se cepilló los dientes para luego comenzar su trabajo, iba a intentar olvidar esto, era lo mejor pues parecía no tener control de si mismo, de su cuerpo, parecía que este actuara de forma totalmente a su voluntad.

 

Killian notó que David estaba nervioso, claramente lo de anoche había sido una locura, él mismo se dejó llevar, sus sentimientos por el rubio se habían vuelto demasiado fuertes sumando el deseo que sentía por aquel hombre que era el sheriff de la ciudad actualmente. Se levantó caminando para ducharse y así continuar su día, sintió una angustia terrible cuando sintió el agua caer encima y de pronto empezó a romper en llanto, pues todo esto era frustrante, sacar el llanto en soledad era algo que él solía hacer a menudo, aprendió a ser rudo porque su infancia era un fiasco, claro que siempre tuvo a Liam, pero eran esos momentos que le recordaban que siempre sería el niño asustado en el barco por aquella tormenta, logró limpiarse bien, se sacó los restos de semen del cuerpo tanto los suyos como los de David que estaban pegoteados en las caras internas de sus muslos y se escurrieron durante la noche desde su entrada. Terminó su ducha y las lágrimas se disiparon, estaba listo para continuar, había mucho trabajo que hacer con respecto a lo que ocurría en la ciudad, Emma pasaría a buscarlo dentro de un rato y así lo hizo. Durante el trayecto con la rubia el pirata observaba cada movimiento y gesto de ella, tenía la seriedad de su padre, la ternura y calidez de su madre, pero todo lo que le recordaba al príncipe era lo que más amaba de ella y se dio cuenta que siempre quiso a alguien como él, en un principio lo odió, sentía cierta apatía por el rubio, pero pronto se dio cuenta que eso era solo un método de defensa porque David le gustó desde que lo conoció, cuando sintió su fuerte mano en su cuello, su mirada llena de enojo cuando se le insinuó a su esposa para provocarlo, cada detalle o expresión del más alto era atractiva para el mismo. Luego de su ducha fue a reunirse con Emma rápidamente, pero seguía pensando en todo lo ocurrido y sus sentimientos por el sheriff.

— ¿Ocurre algo que tienes esa mirada? preguntó Emma entrecerrando los ojos al notar lo distante que parecía Killian.

— ¿Qué mirada? estoy como siempre nada más preocupado por lo que está ocurriendo. Respondió el pirata intentando ponerse serio aunque estaba por una razón muy feliz, debido a que pasó la noche con David y fue suyo por primera vez, era demasiado por procesar.

— No me engañas, tienes el rostro de cuando haces algo malo y te acuerdas de ello, además no paras de mirarme ¿acaso intentas seducirme nuevamente? porque si es así no estoy de humor para tus juegos. Cuestionó mientras manejaba hasta que llegó a la tienda donde se encontraba Belle y Rumpelstiltskin para averiguar un poco más de información.

— No es nada de eso solo… Estoy relajado como siempre ¿Crees que los demás habrán encontrado algo? Se excusó cambiando el tema para así no ponerse más nervioso con la interrogación de Swan.

— No lo sé, los únicos que han tenido contacto directo con aquel sujeto son David y tu, eso nos pone un poco en desventaja ¿recuerdas algo en especial aparte de todo lo que te hizo ver?

— Solo recuerdo que sus ilusiones eran muy reales, se sentían como una magia poderosa, de hecho tuve miedo como nunca antes lo tuve.

— Umm… entonces Rumpelstilskin podrá ver que tipo de magia junto con Regina, ellos son expertos en magia.

— Tu también sabes de eso Swan, así que podrán discutirlo juntos.

— Si, llamaré a David y Snow para que el pueda contarnos algún otro detalle de su sueño con el tal creador.

 

Emma y Killian entraron a la tienda de antigüedades donde estaban Rumpelstiltskin y Belle conversando sobre algo con mucha seriedad, tenían una especie de libro antiguo en su mano, se acercaron a mirar aquel libro y vieron una especie de texto escrito, las hojas estaban casi destruidas por la antigüedad. Killian miró una especie de letra rara

— ¿Eso es? Preguntó preocupado.

— Es un cuento escrito, es muy antiguo y viene firmado con iniciales, W.D.

— ¿W, D? Puede ser cualquiera, eso no nos dice nada. Agregó Emma.

— El cuento está escrito con una tinta extraña, además de ello data de mucho tiempo, incluso puedo sentir que esto tiene magia, una magia muy potente, por eso es una pista clave para encontrar a quien sea que esté detrás de esto. Explicó Rumpelstiltskin con un semblante bastante preocupado.

— ¿Crees que se podría encontrar el paradero del tipo? Lo que sabemos es que hace ilusiones e incluso puede entrar a nuestros sueños, David se comunicó con él, podría entrar a los sueños de cualquiera.

— Es muy factible, pero tenemos que encontrar una forma de pararlo, este tipo busca algo, nadie hace las cosas por nada, eso te lo aseguro. Belle agregó un tanto seria y preocupada igual que los otros.

— ¿David y Mary Margaret han venido? Preguntó la rubia curiosa por no verlos ahí.

— Creo que ambos están trabajando pero podríamos mandarles un mensaje, ah justo ahí vienen.

David y Snow venían tomados de la mano, aquello fue incómodo para Killian puesto que hace unas horas el rubio y él habían compartido la cama, había sido la primera vez para el pirata en acostarse de manera directa con otro hombre, puesto que nadie le había hecho lo que David le hizo, ambos se miraron por un segundo notando la incomodidad en los ojos del príncipe quien rápidamente desvió la mirada del pirata. — Justo llegan a tiempo, creo que Rumpel ya encontró algo importante. Notificó Emma mirando a sus padres quienes al parecer habían arreglado sus diferencias.

— ¿Qué encontraron? Preguntó el rubio acercándose a los demás soltando la mano de Snow.

— Un libro antiguo, demasiado a decir verdad, contiene una magia muy potente, creo que necesito de Regina para que podamos evaluar esto mejor. Explicó a detalle el hechicero.

— Bien entonces tenemos que llevar ese libro con ella, creo que iré ahora mismo. Dijo el rubio.

— Yo iré contigo, Killian intervino mientras David asintió con la mirada de una forma incómoda.

Ambos hombres salieron de la tienda y caminaron por la calle para llegar al despacho de Regina, Killian estaba algo extrañado por la actitud confusa del rubio, claro que todo tenía que ver con lo que había ocurrido hace unas horas entre ambos, pero desde luego la tensión se respiraba y se podía cortar con un cuchillo, Storybrooke estaba especialmente silencioso en ese momento a no ser por un par de personas que estaban caminando por la calle haciendo sus compras. David no decía nada, así que Killian se atrevió a romper el hielo en ese momento y hacer una pregunta de cual se arrepentiría de hacer.

— Entonces… Snow y tú arreglaron sus diferencias? Preguntó un poco asustado, por una parte sabía que esto le afectaba profundamente a David, pero al mismo tiempo su egoísmo interior y miedo estaban latentes, aunque se negara a aceptarlo, quería al príncipe solo para él.
— Prefiero que no hablemos de esto ahora Garfio, no estoy de humor. Respondió el rubio mientras caminaban por la calle casi llegando a la esquina.

— Pero… ¿por qué no? respondió de forma involuntaria debido a su nerviosismo.

— ¡¿Por qué?! ¿quieres saber por qué? porque engañé a mi esposa contigo otra vez, porque no fui capaz de controlarme y le estoy haciendo daño a la única persona a la que tanto quiero, por eso no quiero hablar, nunca le había mentido a Snow de esa forma, pero por ti, tengo que hacerlo. Expuso el príncipe completamente alterado mientras lo miraba fijamente a los ojos deteniéndose en aquella esquina.

— ¿Osea yo te obligué? no seas hipócrita David, todo lo que hicimos fue porque tu y yo lo quisimos, la culpa no la tengo yo, no te seduje con un baile, ni te puse una espada en el cuello para que nos acostaramos, todo fue producto de nosotros y lo disfrutaste completamente así como yo lo hice. Admítelo, quedaste hechizado por mi hermoso rostro. Se defendió Garfio.

— ¡Hijo de puta! Gritó David y lanzó un golpe directo a la cara de Garfio lo cual lo desconcertó un poco porque el más alto golpeaba jodidamente fuerte y terminó acariciandose su labio y mentón.

— Ah ¿quieres jugar otra vez? respondió y le lanzó un golpe en respuesta a David directo en su mejilla.

Ambos comenzaron a forcejear de una manera estrepitosa chocando contra la pared de una tienda, todos en la calle se les quedaron viendo hasta que escucharon una voz conocida gritar. — ¡Oigan, detenganse! Gritó Emma tratando de separarlos junto con Rumpel y Snow. – ¡Ya basta! ¡David! ¡Garfio! lograron separarlos finalmente, el labio de Killian estaba partido y sangrando, David tenía una de sus mejillas hinchadas por la pelea, todo el ambiente se había vuelto tenso. Los dos hombres se miraban desafiantes sin decir una palabra mientras el resto estaba completamente sorprendido, todos sabían que los dos hombres siempre tuvieron sus diferencias, pero últimamente se estaban llevando muy bien hasta podrían decir que eran muy amigos.

— ¿Qué les pasa? ¿por qué se pelean ahora? ¿Acaso no se llevaban mejor ustedes? Preguntó Emma sorprendida por la actitud de su padre y el pirata molesta por todo lo ocurrido.

— Que te lo diga tu padre, ya que se las da de valiente. Dijo Garfio sonriendo tocandose su labio limpiándose la sangre.

— ¡Cierra la maldita boca! Gritó David molesto queriendo irse encima del pelinegro otra vez pero siendo detenido por su esposa y Rumpel.

— ¡Ya basta David! ¡controlate! ¿porque agredes a Killian? Preguntó Snow completamente desconcertada al ver a su esposo al verlo tan molesto, parecía que desconocía al hombre, aunque el siempre fue de enfrentar las cosas no entendía el porque del enojo de su esposo con el pelinegro.

Emma tomó a Killian y lo alejó del grupo, estaba nerviosa y molesta, nunca pensó que su padre y el que casi fue su novio volvieran a llevarse completamente mal otra vez al punto de pelearse en plena calle — ¿Qué les pasa a David y a ti? ¿por qué se pelearon? Preguntó la rubia con molestia y desconcierto al mismo tiempo. — Nada, solo… estamos estresados por lo que está ocurriendo, presioné a David y él me lanzó un golpe, luego le respondí y todo escaló a esto, no pasa nada, ya pasó. Se excusó el pirata aunque el rostro de Emma solo parecía estar más confundido con toda la explicación dada, sin duda la tensión fue demasiada entre los dos, David estaba conversando con su esposa, Killian los veía a lo lejos, este simplemente decidió marcharse frente a los ojos de todos, no iba a seguir con eso, podía reconocer que se le había pasado la mano presionandolo, pero que David lo golpeara de esa forma no era correcto, no era nadie para hacer eso, todo era una confusión en ese momento y decidió irse a su barco para relajarse y mirar el mar, quizás beber ron para relajarse como siempre hacía.

___________________________________ I ____________________________________

 

David estaba ya más relajado luego de la pelea, ni él mismo supo porque se comportó de esa forma, pero tenía mucha rabia consigo mismo y Garfio solo provocó que se desatara aún más debido a la culpa que sentía por haberse follado al pirata a espaldas de su esposa, el enojo y frustración eran solo una tapadera porque de verdad había disfrutado todo, el baile, los besos y el sexo, el maldito Pirata era un buen besador y sabía como seducir, pero claro el no se quedaba atrás después de todo el también instigó la situación. Le debía una gran disculpa a Garfio y quería dársela ahora mismo, no era el momento de pelearse cuando se necesitaba detener a ese nuevo enemigo tan poderoso que estaba al acecho. Snow estaba algo desconcertada con todo, le estuvo insistiendo que había sido lo que detonó el conflicto con el pirata, pero el simplemente se limitó a decir que era Killian siendo Killian. Snow estaba cansada y decidió irse a dormir, David no tenía ánimo de dormirse y se sentía culpable por la pelea, creo que era momento de visitar el Jolly Roger, Garfio merecía una disculpa después de todo no tenía toda la culpa eso era cierto, todo esto fue porque los dos no se supieron comportar. Se puso de pie simplemente tomó su chaqueta y llaves saliendo de la casa y subiendo a su camioneta, sabiendo que encontraría al pelinegro en el Jolly Roger, era el lugar propicio para encontrarse con él. Al llegar al muelle se tomó unos minutos para relajarse, estaba nervioso por toda la situación, se estacionó y tomó un poco de aire. Simplemente se acercó a la embarcación a paso lento viendo al pirata mirando por la cubierta, se veía pensativo de espaldas, podía ver como el viento le revolvía su cabello negro.

— ¿Puedo subir? Preguntó de forma suave para que entendiera que venía en son de paz.

— ¿Vienes a golpearme otra vez? Preguntó con duda y con un tono de tristeza en su voz.

— No, la verdad vengo a disculparme contigo, escucha Garfio… lo que hice no estuvo bien, tienes razón con lo que dijiste, yo… estaba molesto, no debí golpearte pero todo esto me tiene confundido, no sabes como. Esto es nuevo para mi, tu sabes que todo lo que se relaciona con Mary Margaret es tema delicado y me presionaste con esa pregunta.

El rubio subió al barco caminando hasta donde estaba Killian quien miraba el horizonte sin darle una mirada directa al príncipe, unos segundos después se dio la vuelta y lo enfrentó cara a cara, la tensión entre los dos hombres era mucha y todo esto estaba llevando las cosas demasiado lejos, ya nada sería lo mismo luego de lo ocurrido la noche anterior y eso lo tenían completamente claro ambos, los dos fueron la primera vez del otra con respecto al estar con otro hombre y eso era especial.

— Mira, Garfio perdoname por el golpe, no lo merecías, si de algo sirve igual me dejaste un moretón en la mejilla. Sonrió con su amplia sonrisa, aquella que tanto le gustaba a Killian, esa maldita sonrisa que lo hizo perderse desde que la vio por primera vez, con su aire lleno de terquedad, realmente obstinado que le recordaba a Liam pero a un grado más amplio.

— Me dolió el golpe, así que me debes algo ahora mismo. Sentenció con una sonrisa coqueta en su rostro como siempre levantando una de sus cejas, el delineador de sus ojos resaltaba mucho con la luz tenue que tenía en el barco.

— ¿Y eso es? Preguntó el príncipe levantando una ceja curioso con la petición del pirata quien parecía tener planes elaborados ahora mismo.

— Esto…

El pirata lo tomó de la solapa de su chaqueta de cuero café oscuro atrayéndolo hacía él besándolo con fuerza en los labios, un beso muy necesitado, David se sorprendió de la osadía del pirata pero se dejó llevar un momento para luego separarse de él — Bien ¿ese el precio por darte un golpe entonces? Preguntó el rubio con su rostro pegado al del pirata. — Si… aunque eso es más un premio ¿no? respondió Killian con una sonrisa pícara. David lo tomó con fuerza de las solapas de su chaqueta y lo estampó contra la pared para luego darle un beso profundo tomando a Garfio de las caderas alzandolo un poco del suelo, la fuerza del príncipe le sacó un gemido de sorpresa al pirata quien cruzó sus brazos alrededor del cuello de David. Estaba temblando nunca pensó llegar a sentir de esa forma tan intensa, pero el rubio le hacía sentir eso y más. — Estamos… locos, primero nos golpeamos y luego nos besamos. Comentó el pirata contra sus labios esbozando una sonrisa burlona para luego volver a besarle de forma intensa, esta vez Killian metió su lengua en la boca de David, este siguió el beso sin detenerse, el pelinegro acarició el rostro del rubio en su barba recortada la cual le encantaba como le quedaba. — No sé qué me pasa contigo, pero… me gusta esto. Confesó el rubio pegando su frente con la del más bajo respirando agitados ambos, recuperándose de aquellos intensos besos que se estaban dando.

— Te dije que te estaba cayendo bien. Dijo sonriendo de manera cínica.

— Ya callate. Sentenció el rubio.

— Callame. Lo retó el pirata.

David lo besó con fuerza dejándolo sin aliento, Killian reprimió un gemido, enredó sus piernas alrededor de la cintura del príncipe aferrándose a él con fuerza. Si le hubieran dicho que estaría así con el rubio alguna vez no lo hubiera creído jamás. Estaba muy caliente el ambiente otra vez. El rubio se movió un poco manteniendo al pelinegro apoyado en sus fuertes muslos con las piernas del mas bajo enredada en su cintura, Killian enganchó su garfio en uno de los maderos de la cubierta para no perder el equilibrio con aquella posición aunque David tenía la fuerza para estar así por mucho tiempo. Los besos siguieron, ninguno de los dos parecía querer separarse, el único testigo de aquella escena era el mar enfrente de los dos sobre aquel navío. De pronto un sonido estrepitoso interrumpió todo, ese maldito sonido que Killian odiaba, esos teléfonos habladores, era el de David. — Lo siento yo… debo contestar. Dijo sacándolo de su bolsillo para luego mirar la pantalla, era Snow, apretó contestar y lo llevó a su oído.

— Hola, Snow. Si… solo salí a dar una vuelta, no te preocupes, estaré allí dentro de un rato, tranquila, adiós. Dijo cortando la llamada.

— Disculpa, Garfio yo… Se excusó un poco apenado por la situación.

— No te disculpes, si necesitas irte, entiendo. Comentó haciendo una mueca de entendimiento.

— Bueno espero que sepas que lo siento por lo de la tarde. Dijo con una expresión apenada.

— Si lo entiendo, al menos obtuve tus ricos besos, Dave. Agregó el pirata sonriendo y levantando una ceja.

— No cambias ¿eh? Le dijo dejándolo cuidadosamente en el suelo para luego arreglarse su chaqueta y marcharse.

— ¡Dave! Le gritó Killian antes de que este se fuera.

— ¿Si?

— Se me olvidó decirte algo. Agregó caminando.

— ¿Qué cosa es? Preguntó curioso.

El pirata se acercó y le robó otro beso en los labios para luego sonreír y dejar que David se fuera con una sonrisa brillante en los labios. Se quedó mirándolo desde la cubierta, el rubio se iba alejando y Killian no paraba de observarlo mientras esbozaba una sonrisa amplia llena de felicidad, sin que nadie lo viera llevó sus dedos a sus labios recordando los besos que le había dado, definitivamente estaba enamorándose más de David.

Chapter 11: Besos necesitados

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Había pasado más de una semana desde aquel suceso en el Jolly Roger, donde David y Killian se besaron con solo un testigo, el mismo océano. Ninguna novedad de aquel llamado Creador se había manifestado hasta entonces. Se encontraban en Granny’s almorzando un domingo, David estaba sentado junto a Mary Margaret, frente a ellos estaban Emma y Killian. Conversaban distintas cosas relacionadas con Henry, era un ambiente bastante familiar, la comida había estado deliciosa y ahora solo estaban haciendo la sobremesa mientras bebían algunos tragos. La mano de Snow estaba en la pierna derecha del rubio, las miradas del príncipe y el pirata se cruzaban de vez en cuando, el pelinegro le daba una mirada coqueta y con algo de morbo, cosa que al rubio se le hacía aún extraña. De pronto David sintió algo cálido, la caricia de otra mano, era la de Killian la cual se movía indiscretamente palpando la dureza del musculoso muslo. Nunca se había sentido tan abrumado como ahora, la mano de su esposa descansando en su muslo derecho y la del pirata en el izquierdo, era mucho por procesar, no podía mover la mano violentamente porque se darían cuenta, tuvo que aguantar esa caricia descarada, aunque una parte de él estaba disfrutandolo, el pirata era un morboso, se preguntó si era así con Emma, lo cual lo hizo ponerse un poco más tenso, era demasiado protector con su hija.

— Iré al baño dijo el rubio. Se puso de pie caminando hasta el fondo completamente nervioso y con una maldita erección por culpa del pirata.

— También yo. Le siguió Killian sonriendo sabiendo lo que había hecho y felicitándose mentalmente.

El pelinegro entró al baño y fue tomado con fuerza por el más alto y empujado dentro de uno de los cubículos, el rubio lo pegó contra la puerta quedando a centimetros del rostro del pirata, podía ver la morbosidad en los ojos del mas bajo, esos ojos color mar que estaban remarcados por el delineador negro. — ¿Qué planeas Garfio? Preguntó el rubio con una mezcla de excitación y enojo. — Nada, solo… estaba siendo traveiso. Comentó en un tono completamente sarcástico y excitado. — ¿Enserio? ¿Eres tan descarado que planeabas tocarme la verga con mi esposa e hija en la misma mesa? Preguntó. — Si… respondió el pirata con un tono lleno de lujuria. David simplemente acortó la distancia con fuerza empujando su rostro contra el del pirata, los dos se besaron con intensidad, la mano y garfio del pelinegro se fueron a la espalda del rubio, ninguno de los dos quería despegarse y comenzaron a frotar sus erecciones por encima de la ropa, el rubio tomaba con ambas manos el rostro del capitán Garfio acariciándolo de forma que sus dedos se apretaban en las mejillas de este. El aliento estaba entrecortado en los dos hombres apenas sobreviviendo del poco aire en aquel baño.

Los labios del rubio eran deliciosos para el pirata, podrían estar todo el día besándose, pero debían parar pues su esposa e hija estaban en la mesa, no era correcto, pero el maldito pirata lo provocó todo con su mano larga, había despertado algo en él, un morbo muy fuerte que vivía dentro de él.

— Sabía que no podrías resistirte a este guapo pirata ¿no? Le preguntó sonriendo de manera descarada mientras levantaba una ceja.

— Parece que tú tampoco te puedes resistir al sheriff Nolan ¿verdad? respondió el príncipe sonriendo ampliamente

— No… no puedo, me gusta mucho el Sheriff ¿es eso un problema? Cuestionó sin dejar de sonreír contra los labios de David.

— Depende, el sheriff tiene esposa. Afirmó el rubio mientras se dejaba besar por el más bajo.

— No es problema para mi, cuando algo me gusta voy por ello. Le respondió sin dejar de darle algunos besos en la barba y mentón.

Se fundieron nuevamente en otro beso profundo mientras David comenzó a acariciar la cintura del pirata bajando con sus manos al culo del pelinegro tocando las firmes nalgas, era demasiado vulgar y morboso lo que estaba haciendo, nunca pensó que terminaría besándose con un pirata en un baño público, pero toda la situación era una locura, después de todo Killian tenía una especie de relación con su hija y él estaba casado. Killian pasó su mano por el cuello, sintió cada músculo en el hombro del rubio, David siempre estaba en gran forma, su cuerpo era realmente sexy, cada músculo en su lugar, sus bíceps fuertes, todo lo del príncipe le provocaba besar y morder.

— Ya basta, debemos volver o… se verá raro que tardemos tanto. Te veo en la mesa. Dijo David soltando al pirata del agarre y salió directo a orinar, Killian se puso a su lado y claro que desvió la mirada para ver su verga, estaba tan grande, con venas que adornaban cada lado de ella, el chorro de la orina caía en el urinal, Killian estaba mirando descaradamente.

— Deberías ser más discreto, Garfio. Sentenció el rubio terminando de orinar y sacudiendo su pene antes de guardarlo en sus pantalones para luego ir a lavar sus manos. Killian terminó segundos después y siguió al príncipe para lavar sus manos también.

Ambos hombres regresaron, Snow y Emma estaban demasiado ocupadas en su conversación para notar algo extraño, pero David estaba sin dudas nervioso, aunque Killian no mostraba ni un solo atisbo de ello y seguía dándole miradas coquetas de forma descarada cuando las dos mujeres estaban distraídas, por suerte solo estuvieron quince minutos más y salieron del lugar. Se quedaron unos minutos más conversando hasta que los temas se acabaron, David y Snow se despidieron de Emma y Killian tomando otro camino en dirección al apartamento del príncipe, las peleas habían cesado, pero ahora había algo más importante y eso era su historia nueva con Garfio, la cual ni él mismo podía entender. Caminó de la mano con su esposa mientras seguía pensando en el pirata, de alguna forma en su interior estaba sintiendo algo extraño, se podría haber imagino a miles de personas con la cual tener una aventura fuera de su matrimonio, pero nunca imaginó que sería “el sucio pirata” como le decían algunos, pensó mientras recorría una de las vías principales de Storybrooke junto a la princesa. Snow se veía tan feliz, pero al mismo tiempo David sabía que no merecía lo que hacía a sus espaldas.

— Te amo, Encantador. Dijo la mujer mirando a su esposo de manera tierna con esos ojos llenos de brillo y esperanza.

— Y yo a ti, Snow. Respondió el más alto acariciando el rostro de Mary Margaret inclinándose para darle un beso en la frente y luego la envolvió en sus fuertes brazos.

Mary Margaret sintió algo extraño en ese abrazo, como si David estuviera desconectado totalmente y no esa chispa que solía sentir siempre, esto lo atribuía a que probablemente los sucesos ocurridos durante el último tiempo en el pueblo tenían al rubio nervioso y distraído. Ambos llegaron al departamento del príncipe y se relajaron mirando una película mientras la mujer dejaba sus pensamientos aparte, tratando de olvidar la sensación diferente y nueva que sintió.

 

Killian y Emma caminaron por las calles, el pirata le sonreía de vez en cuando a la rubia, esta notaba cierto comportamiento en el hombre, no se atrevió a preguntar pues sabía que el hombre iba a hacerse el tonto y no respondería. Se detuvieron en una esquina en la calle que iba camino al puerto donde el pelinegro tenía a su Jolly Roger.

— ¿Tienes planes para hoy? Preguntó la rubia levantando una ceja.

— No, creo que iré a beber algo de ron y luego daré un recorrido por el mar ¿y tú?

— Iré a visitar a Henry a casa de Regina ¿estás bien, Garfio? Cuestionó.

— Estoy guapo como siempre, Swan, te veré luego entonces.

— Si, cuídate, recuerda que no podemos bajar la guardia con aquel sujeto.

 

Tanto Garfio como Emma se separaron, el pirata no paraba de pensar en los besos que se había dado con David, aún no podía creer como aquel rubio que en un inicio se le hacía tan pesado y creyéndose superior moralmente, con su perfecto rostro, su espalda ancha, su encantadora sonrisa y sus fuertes brazos, carajo sin duda el hombre lo tenía y lo tuvo desde el comienzo. El pelinegro simplemente se fue a su barco y entró a este buscando su petaca de ron, se la llevó a la boca y le dio un buen sorbo, nada como un buen ron para poder dormir mejor esta noche, lo único que lamentaba era no poder traerse a aquel príncipe consigo, las ganas que tenía de tenerlo en su cama nuevamente, sentir sus enormes manos acariciándolo con fuerza, todo lo de él le gustaba a más no poder, pero claro que tener que compartirlo con la “perfecta” Snow le molestaba, nunca había sido especialmente celoso, pero claro esto era un caso especial, su atracción por David era algo nuevo, de gustarle un hombre nunca antes, siempre había sido un casanova de primera, claro que nunca tuvo ningún problema para conquistar a alguien, se la pasaba robando esposas, conquistando cualquier mujer atractiva que conociera, claro que cuando conoció al rubio se flechó y gustarle un hombre fue sorpresivo para él, pero ahí estaba, enamorado del padre de su ex, que tan bizarro puede ser eso. Killian simplemente se recostó en su cama completamente relajado con una sonrisa en su rostro. — Eres mío y yo tuyo, Dave. Se dijo así mismo.

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Emma se encontraba en su auto camino a su casa, habían cosas que le frustraban, en este caso era atrapar a aquel sujeto llamado el “El creador” las calles se pusieron cada vez más sombrías y de pronto sin poder verlo su auto se detuvo de improviso, parecía que todo a su alrededor se había congelado, notó que las luces de algunas casas estaban encendidas, a juzgar por la hora parecía ser que las personas estaban en algún festejo. Emma se bajó de su auto y caminó, vio a personas en la calle, estas estaban estáticas, no se movían, parecían muñecos o maniquis. La rubia pasó la mano por una de las caras de las personas, pero aquel hombre ni siquiera pestañeaba, un escalofrío la recorrió completamente, en aquel momento vio que alguien se movía además de ella.

—-¡Señor! espere. Gritó caminando hasta él, el hombre estaba de espaldas.

—-Emma Swan, la salvadora, si querías verme solo debiste llamarme, puedo escucharlo todo y verlo todo. Dijo una voz oscura y sucia que le enfrió los huesos.

— ¿Tu? eres él ¿verdad? Preguntó completamente aterrorizada.

— Él mismo, pequeña Swan, pero no nos hemos presentando correctamente. Soy Él Creador, es un gusto conocerla señorita salvadora.

— ¿Por qué estás haciendo esto? ¿Qué es lo que quieres? Preguntó ella insistente.

—Igual de curiosa que tu querido padre, pues es simple, tengo un propósito que es simple y llanamente, encontrar la verdad, la originalidad es lo que ha destacado siempre, estas historias que he venido oyendo han sido todas perturbadas, tu misma en si eres una de ellas, la salvadora, la hija de Blancanieves y el príncipe Azul ¿quien inventó eso? eso jamás lo escribí en mis historias. Explicó mientras se daba la vuelta, su rostro estaba quemado, era como si tuviera muchas cicatrices en su piel, llenas de cortes, sus dientes parecían colmillos de tiburón, filosos como nadie y sus ojos cubiertos de un rojo intenso.

—¿Escribiste? espera ¿de qué trata todo esto?

—Querida niña, esto trata de la verdad ¿eso querías? ¿no querías respuestas? pues ahí la tienes, mi mismo nombre lo dice, soy yo quien creó todo esto, las historias principales fueron mis autorías, pero cuando cuando perdí lo más preciado las destruyeron, inventaron cosas que nunca pensé, me arrebataron mis ideas y las hicieron completamente trizas, tu eres producto de ello, una anomalía que nunca planeé, jamás escribiría que una niña salvaría todo, eso solo es producto de gente que se apropió de mis historias y que las destrozó a su gusto y he venido a corregirlo.

—¿Cómo vas a corregirlo? Hasta ahora solo veo que has hecho daño a personas reales, no a personajes que inventaste.

—Pues… en realidad yo solo inventé los originales, a tus padres por supuesto, a las otras princesas y principes, todo era perfecto, hasta el vivieron felices para siempre, pero entonces vino el caos e inventaron cosas que yo jamás haría, la maldición de la reina, la reina moría aplastada por rocas y devorada por cuervos…

—¡No te metas con nadie y menos con Regina, ella es la madre de Henry y yo también lo soy!

—Iugh ¿que le han hecho a mis preciados cuentos? es claro que tengo que corregir todo esto a como de lugar, pero para ello necesito algo muy importante, en verdad son dos cosas importantes, necesito la oscuridad y la luz, la oscuridad puedo conseguirla fácil, pero necesito la luz del mas creyente, de la imaginación mas pura y ese ser… no eres tu por supuesto, te contaminaste con el mundo real, pero es tu pequeño hijo, el tiene lo que necesito.

—¡Alejate de mi hijo! maldito hijo de perra. Dijo Emma lanzándole un golpe directo al rostro.

—Auch, tienes la mano pesada, pero aunque lo escondas, hagas lo que hagas no podrás protegerlo y conseguiré su corazón y conseguiré la magia máxima para borrarte a ti y a todos esos que nunca debieron existir en mis historias. Así que grita fuerte, Emma Swan, el final de Storybrooke, está muy cerca. Dijo el hombre poniendo un dedo en el pecho de la rubia devolviendola al momento exacto donde estaba dentro de la calle, las personas volvieron a caminar como si nada hubiera pasado y una lágrima cayó desde su ojo, por primera vez, Emma sintió un peligro peor del que nunca sintió.

Necesitaba contarles a todos lo ocurrido, esto era malo, muy malo, aquel sujeto era tremendamente poderoso, poseía una magia completamente devastadora, lo pudo sentir, era densa y llena de oscuridad, quería a Henry, su hijo, necesitaba protegerlo a como de lugar, la primera parada sería la casa de sus padres desde luego, era importante actuar pronto, de cualquier forma, daría su vida por proteger a Henry.

Chapter 12: El Plan

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—Entonces, te dijo que su plan era eliminar a todos los que no fueron creados por él y para eso necesita a mi hijo. Dijo Regina completamente molesta y asustada por lo que Swan reveló.

—Si, exactamente, estaba lleno de rencor, odio, dijo que necesitaba la oscuridad y la luz, no me explicó bien lo de la oscuridad, pero que la luz la tenía Henry y que necesitaba extraerla de su corazón.

—Pelearemos, hay que demostrarle que no le tememos, es la mejor forma, no dejaré que ese tipo amenace a mi hija y a mi nieto, si es necesario daré la vida por ellos. Dijo David completamente seguro de sus palabras.

—Bien soy todo oídos, ayudaré en lo que sea para proteger al chico. Expresó Garfio.

—Rumpel ¿cual es el plan? Preguntó Emma preocupada.

—Bueno es algo que debemos trabajar, este sujeto posee magia antigua, que es la más poderosa, es la primera magia oscura, el poder de esa magia es capaz de crear ilusiones, la magia zafiro.

—¿La magia zafiro? creí que era un mito. Dijo Regina.

— Y yo, pero ahora sabemos que existe, según mis conocimientos es una magia que viene desde el primer hechicero, incluso Merlín le temía porque era una magia con la cual no debes jugar, es capaz de crear ilusiones, alterar la realidad misma, incluso puede corregir y alterar el orden natural de las cosas a niveles catastróficos, si este sujeto la está usando tenemos que tener mucho cuidado.

—¿Cuánto tiempo tenemos para aprender cómo frenarla? porque parece que el sujeto está preparado. Agregó Emma mientras se llevaba las manos a la cintura.

—Bueno es algo que no sabemos, tengo que leer más sobre el tema, todo está en un libro antiguo, pero ese libro solo dice direcciones, probablemente esa magia esté oculta en algún lugar específico y necesitamos todo el tiempo posible, este sujeto no parece perder el tiempo. Explicó Mr Gold mientras miraba a todos preocupado.

—De acuerdo, entonces tu y Regina vean eso de la magia, el resto nos acoplaremos al plan de proteger a Henry, es importante que no quede solo así que tenemos que vigilarlo, haremos turnos para ello. Propongo que Regina y yo tomemos el primer turno ¿quien hará el segundo turno?

— Yo haré el segundo turno. Se ofreció David mientras se acercaba a su hija.

— Yo podría ayudar también, no tengo problemas en acompañar a Dave. Killian intervino dándole una sonrisa a David.

—Quizás Mary Margaret pueda tomar el tercero con Belle si es preciso.

—Lo haré, ahora lo más importante es Henry.

 

Regina y Emma se quedaron cuidando a Henry en la casa de la ex reina malvada vigilando el sueño del niño, David se fue a trabajar y Mary Margaret hizo lo propio. Killian se fue a su barco para descansar ya que se quedaría acompañando al príncipe todo el turno, sabía que aquel sujeto era muy peligroso luego de aquel encuentro que tuvo con él en el bosque y no quería dejarlo solo. Las horas pasaron y al parecer no había ninguna novedad de algo relacionado al renombrado Creador. Killian se quedó dormido luego de haberse bebido media botella de ron, sintió el sonido de las gaviotas revoloteando cerca de su barco, vio su reloj y notó la hora, era tarde y de seguro David ya había partido a casa de Regina para vigilar a Henry. El pirata llegó luego de unos minutos a casa de Regina, tocó el timbre y lo recibió David con una media sonrisa, Killian sintió un escalofrío recorrerle por la espalda, ver al príncipe sonreírle así era tan reconfortante, nunca pensó estar tan enamorado de aquel hombre.

—¿Qué tal garfio? pasa. Dijo el rubio moviéndose para que el más bajo entrara a la casa. — Espero vengas con hambre, preparé algo para cenar, Emma y Regina están durmiendo en el apartamento y Mary Margaret está ayudando a algunas personas en el pueblo.

— Me parece bien ¿que hiciste de comer? Preguntó el pelinegro.

—Unos macarrones con queso. Lávate las manos y siéntate, le diré a Henry que baje a comer. Demandó el rubio tomando los platos y la olla con la comida para servirla.

Killian sonrió ampliamente, le gustaba que David fuera de esos hombres que no tienen problemas con entrar a la cocina, verlo preparando comida para su nieto era muy tierno, se imaginaba lo que sería ser Mary Margaret, tener a ese hombre tan devoto, valiente y protector a tu lado, cuidándote, haciéndote sentir tan seguro. David subió para llamar a Henry desde las escaleras, el niño bajó corriendo por las escaleras para comer con su abuelo y el pirata. Todos se miraron y el rubio sirvió la comida en los platos para luego sentarse, estaba delicioso, Henry contaba cosas de la escuela, de su madre y de Emma, para Killian tener un almuerzo así fue como un abrazo al alma, no recordaba cuando se sintió tan cómodo en una mesa como ahora, David era alguien especial sin dudas, un hombre como pocos en el mundo, había conocido muchos reyes, piratas, cazarrecompensas de distintas formas y personalidades, muchos de ellos malvados, David era alguien único del cual muchas y muchos incluido él podrían enamorarse. La comida terminó con Henry yendo a su cuarto, estando en casa de Regina era algo incómodo, Killian caminó por aquella mansión despacio notando los detalles, vio que David venía desde el segundo piso y lo observó bajando las escaleras, aquella camisa leñadora de color rojo se le veía tan bien, cada musculoso en su lugar, su hermoso rostro, sus ojos, Killian simplemente se acercó y le robó un beso el cual tomó por sorpresa al mas alto.

—¿Qué haces Garfio? Preguntó mientras estaba a escasos centímetros del más bajo.

—Besándote, no aguanto las ganas de estar contigo otra vez. Confesó mientras acariciaba su pecho con su mano y garfio al mismo tiempo sintiendo la dureza de sus pectorales por encima de la tela, la respiración del pirata era intensa, sentía su corazón latiendo a mil, su cuerpo temblaba. Al mismo tiempo el más alto acarició el rostro del más bajo pasando su pulgar por el labio inferior de este.

—Estamos cuidando a Henry, no es el momento. Dijo David acercándose al rostro del pirata para luego irse a la cocina y beber algo de agua. Killian lo siguió, sentía sus piernas temblar, lo único que quería era estar nuevamente con él, pero el rubio tenía razón, estaban cuidando al niño y no era el momento.

—¿Qué harás luego de cuidar a Henry? Preguntó Killian mientras se recargaba en el umbral de la puerta de la cocina mirando al hombre de espaldas quien estaba ordenando algunas cosas.

—Pues… supongo que a descansar un poco, las cosas están algo complicadas con todo lo que está pasando ¿no crees? Respondió mientras se daba la vuelta.

—Si, se puede sentir en el ambiente, pero sé que podremos vencerlo, estamos todos unidos, en esto. Agregó.

Los dos hombres se sentaron en la sala a beber un trago mientras cuidaban a Henry, el silencio era complicado entre los dos y más con todo lo que estaba pasando entre ellos, claramente los sentimientos se estaban haciendo más intensos. David estaba confundido, amaba a su esposa, por supuesto que Snow era la mujer de su vida, el problema estaba frente a él, pirata, cabello negro y delineador. De alguna manera había perdido ante algo más fuerte, una especie de atracción con aquel hombre, quien había sido novio de su propia hija, cuan bizarro sonaba eso, luchaba contra los sentimientos que tenía en ese momento, de tomar a aquel sucio pirata y follarlo ahí mismo, besarlo, hacerlo suyo, pero no, no era correcto y lo sabía, sin embargo había caído en aquella tentación muchas veces, no sabía si podría aguantar por mucho tiempo toda la situación.

—¿Por qué me mira tanto el príncipe? ¿Tengo algo en la cara aparte de mi hermosura? preguntó Killian levantando una de sus cejas.

—Nada solo… olvidado. Dijo el rubio tomando aquel libro que tenía en las manos y tapando su rostro.

Killian se puso de pie y caminó hacia el más alto, sus pasos se escuchaban lentamente, este puso su garfio en el muslo del más alto y lo acarició despacio, su mano se fue al otro muslo para luego sentarse directamente en las piernas de David. El rubio quedó completamente petrificado por la acción del pirata. Sintió el culo del más bajo justo en su bulto, el cual se empezó a poner duro como roca, Killian sintió esto y sonrió de forma burlona como alguien que había ganado el premio mayor.

—Parece que nuestro príncipe…quiere atención. Dijo para luego llevar su mano y garfio a los bíceps y pectorales del rubio que se marcaban por encima de la camisa de franela.

—¿Quieres provocarme verdad? Pirata sucio. Sentenció David esbozando una sonrisa morbosa.

—Creo que ya logré mi cometido. Respondió moviéndose un poco en el regazo del rubio.

Killian besó a David en el mentón, luego subió para devorar la boca de este mientras comenzaba a moverse en las piernas del otro, el rubio bajó sus manos al culo del pelinegro amasandolo con sus grandes y firmes manos, aquello le sacó un gemido al más bajo, la temperatura aumentó, el príncipe siguió el beso sin más, él juego de lenguas empezó, Killian no pensaba en nada más que estar con David en estos momentos, se les estaba olvidando todo, incluso que estaban en la casa de Regina. La puerta principal se abrió y el rubio empujó a Killian de su regazo, había llegado Emma de improviso, el sheriff sintió un frío recorrer su espalda, eso había estado muy cerca, si no escuchaban la puerta alguien los hubiera visto, eso habría hecho una catástrofe. Emma caminó hasta los dos hombres y frunció el ceño.

—¿Qué hacen ustedes dos? ¿y Henry? Preguntó la rubia mientras veía a los dos hombres sentados el uno al lado del otro, cosa rara porque la rubia jamás los vio tan juntos como ahora.

—Está arriba, leyendo un libro, creo que tenía tarea. Explicó David.

—De acuerdo…iré a verlo. Dijo entrecerrando los ojos, sospechando algo extraño.

Swan subió las escaleras, David respiró profundo completamente abrumado, Killian se reía como un loco, no entendía el rubio como el pirata podía tomarse todo a broma incluso con una situación tan compleja como la que estuvo a punto de pasar. —¿Por qué demonios te ríes? casi nos descubre. Se quejó el príncipe molesto mientras negaba con su cabeza —Si, justo tenía que arruinarnos la diversión. Respondió el más bajo, Emma bajó con Henry y dijo que se quedaría con ellos el resto del turno, que faltaban algunas cuatro horas para que llegara el relevo. David se fue a conversar con su hija y nieto mientras Killian se quedaba mirando por la ventana, sin dudas estuvo muy cerca aquello, la verdad es que hubiera sido raro para todos que los descubrieran, incluso podía decir que tuvo miedo, pero por una extraña razón no se sentía avergonzado por lo ocurrido, el príncipe le gustaba, le gustaba demasiado y estar con él era algo que no podía esconder.

—Bueno las rondas y los turnos se irán distribuyendo, no sabemos cuando pueda aparecer ese sujeto, no podemos descuidarnos. Explicó la rubia.

—Sabes que estaré disponible para ti, hija. Tenemos que pelear fuerte. Agregó el príncipe.

—Ustedes saben que puedo aportar en lo que sea, quise ayudar a David, pero me puedo quedar para ayudar a cualquier otro.

—Gracias, Garfio. Has sido de gran ayuda. Regina llegará en unas horas ¿a quien le toca el otro turno?

—Mary Margaret vendrá ahora, yo iré a casa a dormir un poco y a pensar como ayudar en otra cosa.

—Está bien papá, ve a descansar.

—¿Tu Garfio te quedas?

—No, yo… aprovecharé de ir a descansar también y vendré mañana.

David se despidió de su hija y salió por la puerta, Garfio lo siguió a paso apresurado, los dos caminaban por la calle, entonces el rubio miró hacia el más bajo un poco intrigado de que quería pues era obvio debido a como lo seguía y sus miradas, el príncipe se sentía nervioso pues Emma pudo haberlos visto y eso habría sido el fin. El príncipe se dio la vuelta y se quedó mirando al pirata con un semblante algo serio mientras este se quedaba parado mirándolo como si nada incluso esbozando una sonrisa juguetona.

—Eso estuvo cerca, creo que te aprovechaste un poco. Dijo el rubio.

—No me pude resistir, te ves demasiado guapo cuando te concentras. Comentó el pelinegro con su característica sonrisa pícara.

—Bueno ¿Necesitas que te lleve a algún lado? Yo me iré a descansar un poco, tengo turno dentro de unas horas en la estación.

—Pues tu esposa vendrá ahora a cuidar a Henry, eso significa que tenemos tiempo para terminar lo que dejamos pendiente ¿no crees? Propuso el más bajo meciéndose un poco con su mirada seductora. David entrecerró los ojos y luego asintió.

—Está bien, muévete rápido que debemos ser cautelosos. Dijo convencido pues el pirata lo había provocado en casa de Regina.

Garfio sonrió e hizo un ademán de emoción al ver que David había accedido a llevarlo a su apartamento. El pelinegro se metió a la camioneta del rubio y ambos se fueron camino al placer. Killian estaba ansioso por probar nuevamente los labios de David y todo su cuerpo, cada día se hacía más adicto al príncipe, en todos los sentidos, el rubio conducía algo nervioso pues el pirata no paraba de mirarlo. Se estacionó y ambos hombres salieron de la camioneta, caminaron hasta el edificio y entraron a este, la tensión entre los dos se podía sentir, al subir el más alto tomó sus llaves abriendo la puerta entrando, Killian cerró la puerta y se quitó su chaqueta de cuero. David hizo lo propio sacandose la camisa de franela y quedándose en una camiseta gris oscuro que traía debajo, el pirata se acercó tocando con su mano y Garfio el pecho duro del rubio.

—No aguantaba las ganas de comerte esa boca. Dijo el más bajo.

—Ya veo, me tenías las manos encima en casa de Regina, eres un descarado.

—Contigo siempre, Dave.

Comenzaron a besarse, los besos eran realmente intensos y llenos de lujuria, el garfio casi rompe la camiseta del rubio, con su única mano Killian bajó hasta el bulto de David y comenzó a tocarlo de forma obscena y necesitada sintiendo la forma dura de este. Aquella íntima caricia hizo que el rubio se calentara más y lo besara con más fuerza. La respiración de los dos estaba entrecortada, el pirata estaba temblando por todo lo que estaba pasando ahora mismo. El príncipe comenzó a quitarle la camisa al más bajo dejando a la vista su pecho velludo, hizo lo mismo con su propia camisa quedando a torso desnudo, David tenía un muy buen cuerpo, el pirata lo sabía y se puso a besar el pecho del mas alto con mucha hambre, lamía sus pectorales ansioso y lamía sus tetillas dandole succiones, los gemidos y gruñidos de David solo lo alentaban a querer seguir su camino, se arrodilló frente al sheriff y con su mano y garfio desató el cinturón bajando el pantalón de mezclilla negro, el boxer de David color blanco marcaba su gruesa herramienta, Killian comenzó a besar y lamer el bulto por encima de la tela humedeciendo todo a su paso e impregnandose del aroma a hombre del mas alto que lo embriagaba y llenaba sus sentidos.

—Mierda…si, te encanta mi verga ¿no es así pirata sucio? Preguntó el rubio esbozando una sonrisa.

—Mmm no se imagina cuánto me encanta su verga, majestad. Bromeó como siempre y tomó el elástico del boxer con su garfio para luego bajarlo hasta sus muslos, vio aquella verga semi erecta moviéndose de lado a lado, y sus huevos gordos, todo adornado por el vello rubio que brillaba a contraluz. Killian dio una lamida desde las pelotas del príncipe hasta su miembro sintiendo el sabor salado del sudor, no contento con ello frotó todo su rostro en ella, el aroma le encantaba. David solo miraba desde arriba disfrutando de las atenciones que el pirata le daba dando un gemido de vez en cuando por recibir tan buen servicio. Con su boca succionó el miembro de su compañero comenzando a darle succiones profundas con mucho esmero y dedicación, el sabor de aquella verga solo le daba más hambre al pelinegro que estaba disfrutando como si fuera la paleta más deliciosa del mundo. Sintió como se ponía más dura dentro de su boca, el rubio llevó su mano al cabello del más bajo comenzando a acariciarlo y también a marcar el ritmo pues este movía su cadera de adelante hacia atrás con un vaivén delicioso que ponía a Garfio más duro, David llevó su gran mano a la nuca de Killian y dio una fuerte embestida metiendo su longitud hasta el fondo causando una arcada en el pelinegro que hizo eco en toda la sala.

—Eso cometela toda, sé una buena perra. Dijo aquello en un tono que hizo a Killian temblar de la excitación, David diciendo malas palabras era la cosa más excitante del mundo, dio un gemido en respuesta y continuó chupando con hambre dejándola cubierta de su saliva.

—Agggg..gluck… Los gemidos del pirata estaban ahogados por la intrusión del miembro duro del príncipe.

La mano de Killian se fue al muslo duro de David para sentir la musculatura al mismo tiempo que enganchó su garfio a suelo, el príncipe tomó al pirata por ambos lados del rostro comenzando a follarle la boca con mucha fuerza, sabiendo que Killian tenía mucha capacidad para ser usado de aquella forma, la baba comenzaba a escurrirse por las comisuras de su boca, sentía como aquella verga le golpeaba el fondo de su garganta, sus ojos comenzaron a lagrimear haciendo que el delineador se fuera escurriendo por su rostro un poco, esto era como el paraíso para Killian, ser usado de esa forma por David ¿que mejor? llevó su mano a una de las nalgas del rubio para sentir más de él, se estaba quedando sin aire, probablemente moriría ahogado, pero al diablo, valió cada segundo estar así, sentía como las arcadas le hacían expulsar baba a montones dejando toda la herramienta de David mojada, el príncipe se detuvo y se la sacó dejando que el pirata respirara un poco de aire, este agradeció el gesto dando bocanas ansiosas mientras escupía una cantidad excesiva de saliva y presemen.

—Chupame los huevos también. Ordenó David llevando nuevamente su mano a la nuca de garfio hundiendo su rostro en sus bolas, el pirata simplemente comenzó a lamer dando lamidas largas con su lengua ansiosa en el saco gordo del más alto, sentía el delicioso sabor salado y luego dio una succión en una de sus bolas, sentía la fibrosidad de los vellos, aquello hizo que David diera un gruñido muy sexy que lo motivó a hacer lo mismo con el otro, continuó hasta hasta que el príncipe nuevamente lo guio hasta su miembro y Killian volvió a chuparselo con mucha hambre y dedicación. Las embestidas del rubio eran erráticas por lo cual daba a entender que estaba cerca de correrse. El pirata siguió en lo suyo dejando que David tomara nuevamente el control follando su garganta, nuevamente las arcadas regresaron y la saliva comenzó a brotar dejando un desastre en la boca y mentón de Killian.

—Garfio estoy…cerca, lo haces jodidamente bien. Dijo con la voz entrecortada por el placer, la boca de Killian se sentía tan bien, húmeda, suave y apretada, una sensación tan adictiva que el rubio podría estar todo el día follando aquella boca hambrienta. Sus piernas se pusieron tensas y así mismo su miembro. El pelinegro entendió lo que venía y simplemente siguió dando succiones dejando que el más alto abusara de su garganta. Killian le guiñó un ojo para hacerle saber que no parara hasta terminar.

Las embestidas de David eran rudas, se movía sin nada de cuidado empujando toda su herramienta en el interior de la boca y garganta del pirata, su glande chocaba contra el fondo causando continuas arcadas al pelinegro, la baba se iba escurriendo y el delineador del pirata estaba cayendo por sus mejillas al mismo tiempo que se agarraba de los muslos del rubio. El príncipe dio un gruñido potente junto con una embestida profunda, Killian sintió esa deliciosa sensación de masticar un dulce y recibir el relleno, sintió como su boca se llenaba de semen, la tibia sustancia entró hasta el fondo por la garganta y comenzó a tragarlo todo, era una jodida delicia, todo lo que David le diera, succionó la verga sin dejar de tragarse el semen que seguía llenando toda su boca. Una vez no sintió más el sabor se separó y estrujó con su mano las últimas gotas lamiendolas para que así no se desperdiciara nada. David tomó a Garfio del brazo y lo subió para darle un beso necesitado de agradecimiento, Killian siguió este sin detenerse disfrutando ahora de la boca del príncipe de la cual era adicto.

—Eres jodidamente increíble, Garfio. Dijo el príncipe sonriendo contra los labios del pelinegro.

—Lo sé, pero tú también lo eres. Respondió a su halago acariciando sus pectorales.

—Voy a romperte el culo ahora mismo. Demandó el rubio con un tono seductor.

 

Ambos hombres se fueron al cuarto de David el cual estaba iluminado por la luz del día nublado en Storybrooke. Killian se quitó su pantalón mientras David se preparó esperándolo masturbandose frente al mas bajo, Garfio se quitó todo mostrando sus atributos, David le dio una fuerte nalgada dejando su culo rojo, lo empujó a la cama boca abajo y sin más se puso encima del pirata, separó ambas piernas del mismo y comenzó a presionar su nueva erección contra su agujero, se acercó al oído del más bajo para morderlo y susurrarle algo.

—Mira como estas de abierto solo por mi. Dijo en un tono oscuro que hizo temblar a Killian.

—Si…me encantas, me encanta que me folles y me hagas tu perra. Respondió totalmente sumiso ante el príncipe completamente duro por todo lo que estaban haciendo.

David frotó su miembro entre las nalgas de Killian rozando su agujero una y otra vez haciendo que el pirata se desesperara, el rubio sonrió con algo de malicia pues sentía como el más bajo se retorcía del placer esperando a ser follado. El pelinegro tenía la cara contra la cama gimiendo de manera obscena y muy aguda, movió su culo un poco hacia arriba esperando a que el más grande entendiera que lo necesitaba como nunca, David empujó su glande contra el agujero rosado y suave de su compañero abriendolo despacio, Killian comenzó a estremecerse y con su mano comenzó a agarrar la almohada para resistir el dolor, el príncipe empujó un poco más y logró meter su longitud despacio hasta que sintió sus huevos tocar las nalgas del pelinegro.

—¡Ahhh…Dave, follame, soy todo tuyo, soy tu jodida puta. Dijo completamente sumiso y excitado.

—Te lo has ganado con esa mamada tan rica que me diste, puta. David dijo siguiendo el juego del más bajo comenzando a mover su culo hacia atrás y adelante follando al pirata con precisión y rudeza.

Las embestidas eran erráticas y con mucha fuerza, David estaba encima de Killian teniendolo completamente a su merced, el pirata estaba completamente ido en el placer, el rubio se movía tan bien entrando y saliendo de su agujero además de tenerlo aplastado contra aquella cama, aquella cama donde se follaba a Snow, aquello solo aumentó el morbo del pervertido pirata que de solo saber que su amante se lo follaba en la misma cama con la que follaba con su esposa le llenaba el ego pero también le daban algo de celos. El sheriff se movía sin parar empujando todo su peso junto con su miembro enterrandolo hasta el fondo de su culo, David rozó su próstata haciendo que Killian gritara con mucha fuerza lo cual llenó el ego del príncipe que podía sentir y ver como su compañero disfrutaba de ser cogido por él. Se concentró en moverse con fuerza y destreza haciendo que los cuerpos chocaran de esa forma tan deliciosa, su pecho contra la espalda de Killian quien se mantenía con la cara pegada a la almohada disfrutando de ser no más que un objeto de placer para el más alto. David empujó su pelvis para volver a tocar la próstata causando gritos agudos en el pirata, repitió la acción una y otra vez, los gritos no paraban.

—¿Te gusta ahí putita? ¿lo disfrutas no? Preguntó el rubio susurrando en su oído mientras se movía con fuerza follandolo.

—Si…ahh…mierda, dame más, quiero más, metemela toda, quiero que me hagas trizas, hazme tu objeto, tu depósito de semen. Gritó el pirata sumamente excitado.

—Te voy a dejar sin caminar por varios días. Sentenció el príncipe comenzando a moverse con más fuerza que antes.

Los azotes de su pelvis y huevos contra las nalgas de Killian aumentaron haciendo que la cama se moviera junto con ellos, los gritos de Garfio hacían eco en todo el apartamento, pegó su frente a la almohada sintiendo el aroma del príncipe en la tela
—Ah...ah…ay…ah, si, si así ahh, rompeme, rompeme todo. Gemía sin parar, David con su mano le tapó la boca para que sus gritos no llamaran la atención de sus vecinos, movió su pelvis con más fuerza haciendo un movimiento puntual en la zona, empezó a empujar golpeando la próstata del pirata haciendo que este gritara con tanta fuerza que pudo sentir las vibraciones en su mano con la cual le estaba cubriendo su boca, el movimiento no paró y siguió golpeando la zona, sentía como Killian se retorcía del placer cuando le tocaba ahí, se sentía muy poderoso al dominarlo así y saber que todo el placer del hombre estaba en sus embestidas.

—¡MMMMmmmm…mmm….! Los gemidos de Killian eran inentendibles debido a que el rubio lo mantenía callado con su mano.

El sonido obsceno que se hacía del golpe de sus huevos y muslos contra sus nalgas era una fricción deliciosa y adictiva, el más bajo temblando debajo de él en la cama en la cual solía cogerse a su esposa. Empujó con fuerza embistiendo con mucha furia haciendo que el agujero del pirata quedara más y más resentido por el dolor, el príncipe sabía que estaba cerca de correrse otra vez, comenzó a embestir sin parar la próstata del más bajo, el sonido del choque entre ambos cuerpos junto con los gemidos ahogados del pirata eran una deliciosa música para David quien estaba perdido en la lujuria, nunca pensó que disfrutaría tanto en folllarse a otro hombre, no era muy diferente de follarse a una mujer, claro que con otro hombre podía ser más rudo, Garfio le daba esa garantía. Killian por su parte estaba completamente perdido en placer, tener a David encima de él metiéndosela hasta el fondo lo estaba volviendo loco, su pene estaba aplastado por su propio cuerpo con una almohada que lo mantenía ahí, el príncipe no dejaba de golpear su punto de placer, era jodidamente delicioso, ni siquiera tenía que tocarse para sentir tanto placer, no iba a aguantar mucho, sentía las corrientes eléctricas, como David entraba de lleno a su cuerpo y sentirlo dentro era un placer tan único, no pudo aguantar más y su orgasmo vino como una ola, se corrió encima de la cama del rubio retorciéndose de una forma tan patética incluso para él, pero no le importaba nada pues estaba con el hombre que quería. David notó que su compañero se corrió y sintió su miembro ser apretado por las paredes anales de Killian, aquel apretón lo hizo venirse muy rápido y comenzó a llenar el interior de su culo con todo su semen caliente. Garfio sintió su culo ser llenado y dio un fuerte gemido finalmente descansando con su rostro pegado a la almohada.

—Uff…que rico todo esto, mierda, Dave. Fue lo único que pudo decir quedando completamente estirado en peso muerto sobre la cama del rubio, con su culo pegado a la pelvis del más alto, el rubio se dejó caer encima del pelinegro manteniéndose dentro de él. Ambos hombres descansando completamente luego de aquel acostón que tuvieron, sudorosos y exhaustos. El rubio se removió saliéndose del pirata y recostando a su lado, Killian se quedó ahí con el culo al aire, su agujero se contraía completamente abierto y dilatado con el semen de David comenzando a escurrirse despacio de su agujero.

 

La evidencia de aquel acto pecaminoso estaba en aquella cama, ninguno de los dos dijo una palabra, estaban completamente relajados, como si se hubieran sacado un peso de encima, David recordaba cuando conoció a Garfio, un pirata completamente deslenguado, que fue un sucio con su hija y su esposa tratando de seducirlas en su presencia, ahora el que había caído era el, acaba de follarlo con todas sus fuerzas y lo había disfrutado como nunca, no sabía que tenía ese maldito pirata para haber caído en sus redes, pero al menos pudo vengarse de él follándoselo con mucha fuerza, Garfio se removió apenas pudiendo moverse, sentía su cuerpo adolorido, sus piernas dormidas totalmente, primero por estar arrodillado unos veinte minutos chupandosela a David y luego por ser aplastado por el mismo y siendo follado contra la cama, sentía su culo latir por el ardor y como el semen se escurría de su orificio mojando la raja y nalgas en el proceso así mismo sus huevos. Se logró recostar de lado mirando al rubio quien parecía perdido en sus pensamientos,

—Oye Dave, tierra llamando al príncipe. Dijo sonriendo.

—¿Qué pasa Garfio? Preguntó ahora mirando al más bajo viendo como estaba destrozado, pero tenía el rostro completamente feliz, esa sonrisa de satisfacción y relajo.

—Nada, creo que fue realmente delicioso lo que acabamos de hacer, creo que me costará caminar un poco. Comentó haciendo una queja.

—Te lo buscaste por pervertido. Respondió el rubio.

—Pues ¿me culpas? si estas buenisimo por donde te miren, grandote. Le dijo acariciando el abdomen hasta que su mano tomó nuevamente la herramienta de David, la sintió en su mano notando que estaba manchada con semen. Killian bajó hasta esta y comenzó a lamer nuevamente el miembro del príncipe limpiando los rastros de semen que habían quedado en ella.

—Eres insaciable, pirata. Limpia bien, no desperdicies nada.

Killian siguió chupando hasta que la herramienta de David quedó completamente limpia, ambos hombres se quedaron ahí recostados, la mano de garfio se fue a la del rubio y la acarició sentía cada pliege de la piel del príncipe, era muy guapo, David era uno de esos hombres que no podías ignorar, aunque quisieras, entendía porque Snow cayó rendida a los pies de aquel hombre, las caricias de Killian se fueron al brazo, biceps y pecho del más alto, David levantó una ceja curioso por aquello, pero no le molestó del todo, Killian parecía tener un lado distinto, tierno incluso si se podía decir, se notaba en sus ojos, que el hombre escondía cierta vulnerabilidad que le costaba mostrar al mundo, era de esos que se tragaba el llanto y prefería mostrar una careta de excesiva seguridad.

—Deberíamos… ducharnos, tengo turno más tarde en la estación. Dijo el más alto sentándose en la cama para luego levantarse y tomar una toalla del armario y darle otra al pelinegro.

—Si, tienes razón, iré a averiguar unas cosas más sobre el tal creador y te auch…avisaré. Dijo quejándose al moverse y sentarse en la cama pues el dolor en su culo era innegable.

El más alto se rió al ver cómo había dejado a su compañero y se fue al baño para tomar una ducha. Mientras el rubio se estaba duchando, Killian comenzó a buscar sus cosas, la ropa estaba tirada por todas partes, la logró ordenar, todo esto parecía una locura de aquellas bien grandes, pero nunca había sido alguien que pudiera negarse a lo que le gustaba, David era aquello, tenía sentimientos por el hombre, lo deseaba, pero se estaba dando cuenta que no solo era eso, también sentía algo más por él, desde un inicio lo sintió, habían sentimientos de por medio. El rubio salió del baño y le hizo una señal al más bajo, Garfio entró al baño a darse una ducha, el agua fue reparadora, realmente se sentía deliciosa, se limpio bien, se sacó el semen de su culo y lavó su cabello, una vez listo salió y se vistió mientras David estaba ordenando la cama, había sacado la manta que habían ensuciado y la puso en el cesto de la ropa sucia. David estaba vestido ya, tenía su placa, su camisa color blanco y aquellos pantalones que le quedaban demasiado bien.

—Bueno Dave, me voy, cualquier cosa que sepas, me llamas ¿de acuerdo?

—Claro… te veo luego. Dijo.

Garfio se acercó y le dio un gran beso en los labios, lo cual dejó a David sorprendido, puesto que no esperaba aquello para nada. El rubio se mostró algo incómodo, Killian entendió aquello y simplemente salió de la casa del príncipe, mientras bajaba las escaleras sintió un nudo en la garganta ¿acaso el rubio solo lo usaba para su propio placer? no le hubiera molestado nunca aquello, pues siempre tuvo mujeres con las cuales la pasaba bien, pero claro ahora era diferente, David era alguien especial para él y sentía que sus sentimientos se estaban poniendo mucho más intensos, incluso más intensos de los que sintió alguna vez por Milah y Emma. Bajó las escaleras pensando en todo aquello cuando de pronto algo interrumpió sus pensamientos.

—¿Killian qué haces aquí? Preguntó una voz conocida, era ella.

—Nada, solo… vine a preguntarle a Dave si había encontrado algo sobre el tipo ese que quiere atacar a Henry ¿Tú no debías estar cuidándolo ahora? Preguntó a la mujer.

—Pues me vine del trabajo directo para acá para ver si David necesita algo. ¿Te dijo si averiguó algo? Cuestionó Mary Margaret dudosa por la presencia de Garfio en el edificio donde vivía su esposo.

—No, sabe lo mismo que nosotros, debo irme, quizás Emma sepa algo. Se excusó no tenía ganas de cruzar palabras con ella para ser honesto.

Salió de ahí rápido, encontrarse con ella fue realmente extraño, si hubiera llegado una media hora antes los hubiera encontrado en la cama a los dos, pero claro por suerte no ocurrió, maldición, pensó, ahora ella iba a estar con él, ella iba a tener sus besos, todo lo que él quería para sí mismo ¿era mucho pedir tener la atención del principe luego de tener sexo? quizás si, por ahora solo podía conformarse con esas migajas que el rubio le daba, pero no, lucharía por él si era necesario. nunca antes lo hizo, cuando una mujer le gustaba usualmente era suya, pero ahora era un hombre el que realmente le gustaba y eso complicaba las cosas. Iba a jugar su juego, ese príncipe iba a ser suyo.

Chapter 13: El Viaje

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Después de acostarse con David, Garfio supo que lo mejor era olvidarse de ello, puesto que las cosas no estaban bien, sus sentimientos se estaban haciendo más y más intensos y a veces le era imposible estar en la misma habitación mientras veía a Mary Margaret besando a David, sabía que no tenía ningún derecho a reclamarle, pero no por eso le dolía menos. Logró averiguar con el señor Smee sobre una pista del tal Creador aquel, el hombre le explicó que unas personas de una isla en el mediterraneo habían tenido contacto con aquel tipo, que habían pasado cosas similares a lo que ocurría actualmente en Storybrooke. Garfio respiró profundo sin más y siguió escuchando al mas bajo, debía averiguar sobre ello, pero no se iría solo, este viaje lo haría con David, debía pasar tiempo a solas con él pues necesitaba averiguar cosas, acaso era posible tener algo más allá con él que no fuera solo sexo, aquella noche donde bailaron fue mágica para el pirata, nunca había vivido algo así, se sintió realmente cómodo con ello, después tuvo su primera vez con él, fue especial, lo disfrutó como nunca y su cuerpo y corazón querían más de él, era una adicción para él así como el ron.

El pelinegro se fue camino a la estación, sabía que el rubio estaría ahí en turno, luego de caminar vio la camioneta del príncipe estacionada afuera, lo cual significaba que estaba ahí y no en alguna misión. Entró notando que el lugar estaba casi solitario, David estaba sentado en el escritorio totalmente concentrado en sus papeles. Garfio esbozó una sonrisa completamente pícara, el rubio se veía demasiado guapo, se acercó parándose en el umbral de la puerta.

—Hola Dave. Dijo mientras lo miraba con unos ojos traviesos.

—Garfio ¿qué haces aquí? Preguntó el más alto completamente sorprendido de verlo ahí.

—Pues vengo a decirte que tengo una pista del tal creador, el Señor Smee me dijo que en una isla del mar mediterraneo sucedió lo mismo que aquí, lo averiguó por otros piratas, algo raro está pasando y… pensaba que podrías venir conmigo. Dijo el más bajo esperando que el rubio accediera.

—Bien, entonces iremos allá pronto, hay que decirle a Emma, Snow y al resto aquello, quizás quieran venir, sea lo mejor para todos. Agregó el príncipe llevándose las manos a la cintura como solía hacer siempre.

—Prefiero que vayamos solo los dos, creo que es mejor que ellos se queden, sin duda podríamos exponer más a Henry y a todos si es que aquel tipo se encuentra allí haciendo de las suyas ¿no crees?

—Puede que tengas razón, pero se van a preocupar y la idea es que no sea así, veremos como los convencemos de que se queden.

 

Garfio se acercó despacio mirando a todos lados, con su garfio tomó la manga de la camisa del príncipe tirandola un poco, el rubio llevó su vista hacia arriba notando la expresión del pirata que era puro fuego en sus ojos. David se puso de pie y tomó al mas bajo de la solapa de su chaqueta de cuero, el mas bajo se acercó a centimetros del mas alto queriendo devorar esos labios.

—David, te traje el…almuerzo. Dijo Snow entrando y casi viendo lo que pasaba entre los dos hombres.

—¿Pasa algo? ¿Están peleando de nuevo? Preguntó la princesa.

El rojo se apoderó del rostro del rubio, Killian por su parte quedó estático, estuvo a poco de besar al príncipe, ya era la segunda vez que casi son descubiertos. Ninguno dijo nada, el pirata se giró para mirar a Mary Margaret con una sonrisa cínica, ella dio una expresión extraña sin entender nada de lo que pasaba, el ángulo fue perfecto pues si hubieran estado de perfil probablemente ella habría visto todo, tampoco era como si a Killian le importara mucho, después de todo quería al rubio para él, pero claro las consecuencias serían grandes y más en este momento cuando tenían una amenaza latente en el pueblo.

—Nada amor, Killian solo me vino a decir que encontró una pista y pues, es todo. Se excusó el rubio aún nervioso.

—Perfecto ¿que encontraste Killian? Preguntó la mujer curiosa y notando algo raro en su marido.

—Pues cariño, hay una pista grande de que el sujeto aquel dejó una huella en una isla del mar mediterraneo y pues le pedí a David que venga conmigo a averiguar sobre ello, me lo llevaré por unos días. Expresó el pirata.

—Claro pero yo quiero ir también. Dijo la mujer insistiendo mientras Garfio giraba los ojos en señal de aburrimiento.

—No amor, puede ser peligroso además… quiero que te quedes con Emma para apoyarla, lo que sea Garfio y yo lo resolveremos, lo prometo. Explicó el rubio acercándose a ella para calmarla.

—Pero David yo no quiero que nada te pase ¿quieres que me quede preocupada por ti aquí? ¿recuerdas lo de Neverland? Explicó.

—Cariño en Neverland salvé a nuestro príncipe y te aseguro que lo cuidaré bien, es mejor que se queden aquí por si algo pasa. Interrumpió el pirata.

—Por Favor ten cuidado, Emma cuenta contigo y necesita a su padre ahora más que nunca. Expresó la mujer.

—Tranquila, yo sé cuidarme y pues Killian conoce todo lo que es el mar, tiene experiencia, nada me pasara, lo juro. Agregó el príncipe.

Snow besó a su esposo frente a Killian, el pirata sintió como las orejas le ardían y sentía una fuerte tensión en la mandíbula y como su puño se ponía completamente tenso por la rabia que estaba sintiendo. Miró a todos lados intentando evitar el momento pero era inevitable, luego de aquel beso vino un abrazo de parte de ellos, Garfio intentó resistir eso, pero era desagradable y molesto, por supuesto no tenía ni el más mínimo derecho de enojarse cuando era él quien estaba metiendose entre el príncipe y la princesa, pero no podía evitarlo.

—Empacaré tu maleta más tarde, David, solo prometeme que te cuidarás y tu Garfio, te pido que lo cuides, por favor. Le dijo Mary Margaret.

—Claro cariño, nuestro Sheriff estará en buenas manos y lo cuidaré con mi vida. Respondió tratando de ahogar sus celos.

Mary Margaret se fue luego de dejar la comida a su esposo. Los dos hombres se miraron a los ojos, David estaba incómodo y asustado, Killian estaba celoso y molesto por aquella escena, pero iba a desquitarse en este viaje, David iba a ser todo suyo al menos por un par de días y no de Snow White. El más bajo fue directamente a preparar todo para salir de Storybrooke, arregló provisiones, un mapa, todo lo necesario para salir. Esperaba que David lograra convencer a todos de poder irse solo con él. Garfio esperó en su barco pensando en que se iría un par de días y quizás un poco más con el más alto y sería solo para él, al menos por este corto tiempo. Las horas pasaron y entonces vio la camioneta del rubio acercarse lo cual lo hizo sonreír ampliamente, sintió su pecho llenarse de pura felicidad. Cuando David bajó notó que no venía solo entonces esa sonrisa se apagó, venía con su adorada esposa, Killian se paró en la cubierta, el rubio besó a su mujer y tomó sus maletas, luego de ello se subió al Jolly Roger.

—¡Te amo David! Gritó la maestra desde abajo.

—¡Y yo a ti mi amor! Gritó el más alto de vuelta.

Killian sintió como si una espada se le clavara en su corazón, ver a esos dos juntos, envidiaba a Snow por tener el amor de David, a quien deseaba mucho, pensaba si alguna vez podría tener eso que ellos tenían, ese amor que parecía una ola que llega sin aviso en altamar, una vez arriba ambos Garfio sintió dolor y simplemente tomó el timón y con la ayuda del polvo de hadas hizo que el barco se elevara del mar y partieron camino a la isla donde encontrarán aquella famosa pista. El pelinegro siguió concentrado en su viaje, David fue a su cuarto a ordenar todo, una vez lo hizo subió a cubierta para encontrarse con el pirata quien estaba perdido en sus pensamientos. El rubio observaba el cielo, las nubes, había un sol completamente vivo aquel día, Killian como nunca estaba callado, aquello confundió un poco al príncipe quien se acercó para ver si algo malo pasaba.

—Estás muy callado, Garfio ¿te ocurrió algo? Preguntó mientras caminaba paso a paso acercándose a él.

—No es nada, solo estoy concentrado en llegar pronto. Dijo sin más en un tono seco.

—Vamos, dime que es lo que tanto te molestó. Insistió el príncipe completamente molesto.

—Nada, como te dije estoy concentrado en el viaje. Replicó sin ánimo de hablar nada por el momento.

 

Pasaron las horas, David estaba bajo cubierta ejercitándose, era importante mantenerse en forma para él y más si se podía encontrar con aquel sujeto que había aparecido amenazandolo en sus sueños. El más alto, llevaba su tercera serie de flexiones en el piso, se preguntaba qué era lo que le pasaba a Garfio, tal vez estaba preocupado igual que todos aunque a veces pareciera que no, pero estaba equivocado. Killian dejó un rato lo que hacía y bajó para buscar algo en su habitación cuando escuchó los ruidos, vio a David ejercitándose y recordó cuando vio a Emma haciendo lo mismo, se parecían bastante, tal vez por eso se interesó en la chica en un principio, todo lo que ella tenía venía de sus padres, pero David era mucho más intenso en personalidad y más rudo. El rubio se puso de pie y miró a Garfio a los ojos.

—¿Necesitas algo Garfio? Preguntó el más alto.

—Nada yo… solo vine a buscar algo, dentro de unas horas vamos a bajar al mar. Explicó.

—De acuerdo, si necesitas algo me dices. Dijo el más alto en un tono calmado.

—Si yo…

—Algo te ocurre, dímelo, puedes confiar en mí.

Killian no dijo nada y se acercó para tomar al príncipe de su camiseta sudada y lo besó con tanta fuerza que casi pareció un golpe por el choque de las dos bocas. David se sorprendió y puso sus manos en las caderas del pirata recibiendo el beso, el pirata estaba completamente lleno de rabia y calentura. El príncipe lo separó un poco notando la actitud del más bajo y lo separó un momento —¿Qué te pasa? preguntó el rubio. Garfio respiró profundo y luego acarició el rostro del más alto —No me gusta verte con ella, eso pasa. Confesó el pirata —Pero Mary Margaret es mi esposa, Garfio. Comentó explicando con un tono algo más calmado —No me importa, me molesta, quiero que tu seas solo mío. Dijo tomándolo del cuello para darle otro beso —Bueno… estaré contigo estos días y seré solo tuyo. David expresó, aquello calmó el ego de Garfio por un momento. —Debo ir a buscar el mapa, pero no creas que te escaparás de mí, Encantador. El rubio esbozó una sonrisa y el pirata salió de la habitación.

 

Garfio se encontraba sobre la cubierta nuevamente, el más alto subió y se acercó a él, David no entendía qué era lo que ese pirata tenía que lo hacía pecar de esa forma, siempre amó a Mary Margaret, pasaron por muchas cosas juntos, pero había algo que Killian Jones tenía que lo hacía sentir un magnetismo con él, algo que aún no lograba explicar, caminó hasta el pirata y puso una de sus manos en el hombro, Killian puso su mano sobre la de él y lo acarició para luego dejar descansar su cabeza en el pecho de David, el rubio sentía una especie de conexión, algo que lo hacía sentir distinto con Garfio, protegerlo, un sentimiento de cuidar del hombre, el rubio abrazó al pirata envolviendolo con sus brazos fuertes, Killian simplemente se dejó llevar, se sentía muy bien aquello, se sentía seguro, cuando estaba con David siempre era así.

—¿Me dijiste que vamos a aterrizar sobre el mar dentro de un rato? Preguntó el más alto contra su oído manteniendo el agarre.

—Si… aquella isla está en pleno mar mediterraneo y debemos ser cautelosos, no queremos encontrarnos con aquel sujeto. Replicó cerrando los ojos, se relajaba con el más alto.

—De acuerdo, iré a ver qué podemos comer. Le dijo el rubio.

—No… no te vayas, quédate un poco más. Dijo casi en un tono de súplica queriendo quedarse más tiempo en aquel abrazo.

—Está bien, mira las nubes, cuando era niño solía buscarles formas, mi madre me decía que uno podía tener toda una granja de animales ahí. Susurró el más alto sintiendo nostalgia de ello, recordaba a su hermosa madre.

Ambos hombres se quedaron así por varios minutos, el hambre pudo más y rompieron aquel abrazo tan íntimo, Killian vio a su príncipe irse camino a la cocina, sabía que solo iría a preparar algo de comer, pero por supuesto estos momentos donde estaban solos los tenía que atesorar mucho, el más alto estaba casado y eso era un hecho, sabía que David quería a su esposa, el solo era una simple distracción, un pecado, un juego, pero el príncipe había llegado tan profundo en él que no le importaba serlo, solo le importaba ser suyo, aunque fuera por unas horas, por unos días o por el tiempo que el más alto quisiera. El rubio preparó un arroz con unas salchichas que Garfio había comprado, estaba deliciosa la comida, almorzar con el rubio fue muy lindo, compartir los dos solos, esa intimidad que tanto deseaba Killian. Se imaginaba cómo sería vivir juntos, viajar por muchos lugares, experimentar tantas cosas como fuera posible al lado del rubio. Una vez terminaron ambos limpiaron la cocina y fueron a trabajar en algunas cosas del barco, David era bueno reparando cosas, Killian le daba indicaciones y el más alto lograba encontrar los problemas más rápido. Lograron bajar al Jolly Roger aún quedaban unas horas de viaje a la isla, no había más ruido que el de el de las gaviotas.

—No creo que este viaje sea algo fácil ¿crees que lograremos encontrar algo que nos sirva, garfio? Preguntó el rubio mirando con el catalejo mientras Killian leía el mapa.

—Espero que sí, ese tipo es peligroso, incluso parece más poderoso que el oscuro. Sentenció el pirata mirando el mapa.

—Lo sé, me preocupa Emma y Henry, tenemos que hacer que la abuela vuelva a la normalidad. Agregó

—Vaya vaya parece que nuestro amigo Garfio consiguió un tripulante mucho mas civilizado y guapo. Dijo una voz oscura.

—¿Barba Negra? que rayos haces aquí. Preguntó Killian.

—Nada, siendo un pirata como tu, aunque ahora más pareces un como se llama ¿héroe? Se burló el pirata y caminó por la cubierta.

David tomó su espada y la sacó para amenazar al otro, Barba negra sonrió completamente complacido al ver al rubio reaccionar de aquella forma.
—Aléjate de aquí, no dudaré en clavarte mi espada. Amenazó él príncipe.

—Oye niño bonito, veo que tienes pelotas ¿eh? pero no creo que Garfio te haya enseñado, pareces un forastero no un pirata. Respondió el hombre de cabello largo

—Forastero o no, igual puedo matarte. Dijo el rubio acercando su espada al cuello de Barba Negra.

—Dave, no, no vale la pena ensuciarse las manos, dejamelo a mi y lo sacaré del barco enseguida. Dijo Killian sacando su espada también.

El pirata dio un silbido y muchos hombres subieron al barco, Killian comenzó a pelear con algunos de los hombres del otro pirata, David hizo lo mismo, el rubio peleaba con puños y a espada, no poseía un escudo pero eso no importaba, Garfio le dio una paliza a muchos sin embargo lograron reducir al príncipe y tomarlo de ambos brazos, Garfio se desesperó al ver al príncipe ser tomado por varios de los hombres de Barba Negra.
—¡Suéltalo! ¡no lo toquen! Gritó el pirata, Barba Negra lanzó una carcajada acercándose a Killian
—Vaya, suplicando por la vida de otro hombre, veo que ustedes encontraron la forma de pasarlo bien juntos, admito que siempre has tenido buen gusto, ¿Milah? creo que se llamaba y ahora tienes a este rubio que parece alguien de la realeza, veo que sabes escogerlos muy bien. ¡Átalos a ambos! Gritó el más grande.

David fue atado a uno de los postes y Killian a un lado del hombre, estaba muy nervioso, no quería que le hicieran algo a David, no lo soportaría, el rubio por su parte se mantuvo firme y con un semblante algo molesto. Barba Negra se acercó al príncipe y lo miró de pies a cabeza.

—Eres un hombre guapo, no me equivoco, tienes un porte de monarca. ¿De donde lo sacaste Garfio? ¿lo secuestraste? Preguntó el pirata.

—¡No te atrevas a tocarlo! Gritó molesto mirando a Barba Negra.

—Vaya, vaya te importa bastante este guapo ¿no? ¿qué pasaría si clavo mi espada en él? Preguntó el pirata.

—Hazlo si tan valiente eres. Dijo David.

—¡No lo toques maldito hijo de puta! Gritó Killian al ver como Barbanegra acercaba su espada al pecho del más alto.

—Creo que deberíamos matarlos a los dos Capitán y lanzarlos al océano.

—Llevenlos abajo, llegaremos a la isla Calavera muy pronto ahh y yo me quedaré con este Garfio. Ordenó el pirata tomando el Garfio de Killian y guardandolo en una especie de caja.

David y Killian fueron llevados bajo cubierta, Garfio estaba completamente molesto, no quería que Barbanegra le hiciera daño a David, no lo soportaría, trató de mantenerse sereno, los metieron dentro de la bodega, los dos se quedaron ahí completamente molestos —-Vaya suerte… ¿Quién es ese otro pirata? preguntó el rubio.

—-Es Barbanegra, un pirata de los más despiadados, siempre ha querido mi barco. Dijo Killian.

—-Es un imbécil, le hubiera partido la cara, pero me tomaron sus hombres desprevenido. Explicó David.

—-Temí que te pudiera hacer algo. Confesó Killian.

—No me hizo nada, tranquilo. Dijo el más alto.

Pasaron las horas, David y Killian se miraban las caras completamente decepcionados por haber sido emboscados por Barbangra y sus hombres, por suerte no les pusieron una mordaza, al menos podían hablar un poco más. El pirata miraba los cabellos dorados del príncipe, se fijaba en cada detalle de su rostro, aquel hombre era realmente guapo, sus ojos, facciones, cada pliegue, la comisura de su boca cuando sonreía, esos labios, ni hablar su cuerpo; aquella espalda, hombros, pectorales y esos brazos tan fuertes. Nunca pensó que tendría oportunidad con el más alto, parecía tan unido a su querida esposa que todo pronóstico parecía imposible, Killian se estaba volviendo adicto al principe, tener su compañía, sus besos, tenerlo en su cama, cada vez más se volvía ambicioso de quererlo para él solo, no tener que compartirlo con aquella princesa aburrida.

—-¿Como rayos saldremos de este lugar? Preguntó el rubio.

—--Tendremos que idear algún plan. Respondió el pirata mientras se removía buscando algo. Escucharon como la puerta se abría y luego la luz iluminó a ambos hombres. —-Capitán ¿se encuentra bien? Preguntó preocupado.
—-Señor Smee ¿que hace aquí? Preguntó Killian curioso por la presencia de su fiel lacayo —-Noté que se iba y no quise que fuera solo y más si vamos a la Isla Calavera. Explicó el hombre
—-Desatanos, tenemos que darle una paliza a estos malditos.
—-Apoyo la moción, déjame a Barbanegra. Explicó David. El señor Smee los desató a ambos.

—-Bien, entonces nos esconderemos, cuando vengan por nosotros los vamos a reducir y meter donde estábamos Garfio y yo. Luego de eso iremos arriba y reduciremos a los otros junto con Barbanegra y recuperaremos el barco. Dijo el mas alto completamente decidido a recuperar el Jolly Roger de su amigo. Se quedaron expectantes y listos para atacar, una vez los dos hombres que Barbanegra envió entraron, David noqueó a uno con un golpe en la cara y Garfio pateó al otro y luego le dio una patada en la cara. El señor Smee los miró sonriendo, los dos hombres se adelantaron y se quedaron bajo cubierta mientras el hombre de gorra roja los seguía rápidamente, el rubio y el peliengro se asomaron por la escotillad mirando que hacían los demás. Los hombres estaban cargando sus cosas, al parecer habían llegado en botes para hacer la emboscada, no era algo que Garfio esperara realmente.

Ambos hombres se miraron el uno al otro y fue entonces cuando David espero a que uno de los hombres de Barbanegra se acercara a la escotilla y entonces la empujó haciendo que este cayera al suelo, salió y comenzó a pelear con el hombre, tomó la espada que era de su propiedad en manos de este, Killian salió golpeando a otro, logró hacer que el tipo cayera al mar de una patada, el señor Smee fue atacado y este se defendió tomando un palo, golpeó las piernas del hombre y luego con la ayuda de su capitán lo lanzó al mar. David hizo lo propio, Barbanegra tomó la espada y se acercó.
—-Resolvamos esto con un duelo, Garfio. Si yo gano me quedo con tu barco y tripulantes ya que me dejaste sin ninguno. Propuso el pirata de cabellos largos.
—-Hagámoslo, veamos de qué estás hecho. Dijo Killian tomando su espada y apuntándole.
—-Garfio no lo hagas. Dijo preocupado el príncipe —-No perderé a Jolly Roger sin una pelea, Dave. Explicó.

—-No quiero que nada te pase. Dijo el más alto preocupado. Se sentía impotente por no poder ayudar al más bajo, pero era su pelea debía entenderlo aunque si lograba hacerle daño a Killian él sería quien mataría a Barbanegra con sus propias manos.

—-Majestad, el Capitán es el mejor de todos, lo va a lograr. Dijo el señor Smee.

—-¿Listo o ya aún necesitas besar a tu príncipe? Preguntó el pirata.

—-Completamente. Sentenció.

Ambos comenzaron a rodearse, Garfio lanzó el primer golpe con la espada y chocó enseguida con la de Barbanegra, David estaba nervioso, los dos hombres siguieron su duelo, movían sus espadas en el aire, de pronto ambas espadas chocaron, Barbanegra empujó a Killian contra uno de los postes, aquello hizo que el rubio intentara ir, pero el Smee lo detuvo del hombro. —-Majestad tranquilo, es el duelo del Capitán. Dijo el más bajo. Garfio logró empujarlo y darle una patada, el pirata más alto se fue hacía atrás —-Veo que te has vuelto blando ¿que pasó con el Capitán Garfio el terror de los mares eh? Preguntó en tono de burla. —-Hablas demasiado Barbanegra. Killian lanzó otra estocada haciendo que el otro cayera hacia atrás, pero el más alto se tomó de la proa. Killian sonrió y luego volvió a usar su espada para luego chocar contra la del contrario. Killian se tomó de la vela saltando por los aires hasta llegar al otro lado, ambos piratas luchaban con sus espadas, David observaba todo completamente nervioso, pero admirando la audacia de Killian en esos momentos. El más alto empujó la espada y Garfio soltó una de las tablas haciendo que el pie de Barbanegra quedara atrapado. Killian sonrió y puso su espada en el cuello del más alto
—-Parece que te tengo… ¿de verdad esperabas quedarte con mi barco?
—-Mátame entonces. Dijo el pirata más grande.
—-No… no quiero ensuciar mis manos con basura. Dijo el más bajo.
—-No es eso, es que ya ni siquiera eres un pirata. Le dijo con burla haciendo que la rabia se apoderara de Garfio, pero logró disiparla
—-Te dejaré a los tiburones, deben tener hambre. David se acercó a Barbanegra y le sacó el pie atrapado.
—-Perdiste idiota y esto es por los atarme y robarte el barco de mi amigo. David le dio un golpe en el rostro muy fuerte haciendo que el otro cayera al suelo inconsciente. Smee y Killian quedaron sorprendidos por aquel tremendo derechazo que tenía el rubio. Sin duda era muy fuerte.
—-Deberíamos llevarlo con los otros de abajo.

Con la ayuda del Señor Smee llevaron a Barbanegra junto con los otros dos hombres noqueados, fueron amarrados y cuando llegaron a una especie de rocas los dejaron ahí, el Jolly Roger siguió su camino con los tres hombres a bordo, la isla quedaba cerca, el señor Smee estuvo ayudando en todo, Killian estaba feliz de estar con David y pasar estos días como pirata junto con él. Se preguntaba si el Señor Smee los habría visto besándose o haciendo algo más, pero la verdad es que eso ya no le preocupaba.

—Gracias por el apoyo, tenerte en este viaje es sin duda lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo. Confesó Killian.

—Pues no es nada, pirata. Creo que es divertido ser uno al menos por esta vez, aunque soy más un pastor. Le dijo sonriéndole al más bajo.

—¿Qué dices? eres un príncipe a todas luces. Hubieras sido un gran pirata, incluso un gran Capitán. Elogió completamente feliz.

Los dos hombres se quedaron mirando el uno al otro, sus ojos se conectaron a un nivel magnético. La sonrisa de Garfio era dulce y su rostro reflejaba pura ternura, David le dio su sonrisa amplia llena de brillo, aquella que podría hacerte olvidar cualquier cosa, la gran mano del rubio se fue al brazo de Garfio acariciandolo, Killian llevó su mano al pecho del más alto dándole una pequeña caricia, la tensión pudo más, los dos hombres se acercaron para besarse ahí mismo sin tapujos ni miedo.
—-Capitán encontré… Interrumpió el señor Smee mirando a los dos hombres completamente sorprendido.

—Señor Smee ¿qué pasa? Preguntó Killian molesto apretando su mandíbula pues había arruinado el momento entre los dos.

—-Encontré… un libro raro.

Chapter 14: La Isla Calavera

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El señor Smee les mostró un libro muy extraño el cual parecía muy antiguo, tenía una tapa que casi se estaba descascarando por lo vieja que era, las hojas del mismo estaban secas como pergamino y manchadas, Killian abrió este pero no había nada ahí, parecía más una especie de diario o agenda en la cual nunca se hubiera escrito una sola palabra, la intriga pudo más, el pirata le dio el libro a David quien lo observó mirándolo en muchas partes, tampoco pudo ver nada, los dos hombres se quedaron viendo el uno al otro intrigados por ello, el aspecto era muy parecido al cual Rumpelstiltskin les había mostrado anteriormente.

—-Esto es muy raro ¿Donde lo encontró señor Smee? Preguntó Garfio un tanto preocupado.

—-En la bodega, habían otros libros, creo que los conocía todos salvo este, nunca lo vi antes en todos estos años. Explicó.

—-Tal vez alguien lo puso ahí a propósito, sabes que todo lo relacionado a aquel sujeto es extraño. Agregó el príncipe.

—-Es verdad, hay que estar atentos, debemos guardarlo, tal vez Rumpelstiltskin sepa qué es y pueda averiguar qué es lo que ocurre. Insistió el pirata.

A los treinta minutos llegaron a la isla, la cual estaba cubierta por árboles, era parecida en muchos aspectos a Neverland. Había un sol bastante fuerte, el barco quedó anclado cerca de la costa, Garfio le pidió a Smee que se quedara y vigilara en caso de que algo ocurra les avise y así puedan llegar al Jolly Roger a tiempo. David y Killian se fueron en un pequeño bote a la orilla. El lugar parecía tranquilo, los dos hombres miraron a su alrededor en aquella playa de arena blanca, se internaron en el bosque buscando algún rastro de personas en la isla, el pirata la conocía muy bien, había estado ahí un par de veces con su tripulación ya que había una leyenda de tesoros en el lugar, pero nunca encontraron nada. El rubio estaba algo extrañado, no se veía nadie cerca, de pronto vieron una especie de carreta cerro arriba, parecía que se había volteado o algo peor, David se apresuró corriendo junto con Killian para ver qué había pasado, no encontraron a nadie ahí, se fueron camino a la colina a ver si había algún rastro de alguien, todo parecía completamente desierto, el pirata recordaba que la isla calavera era zona de piratas, en su mayoría algunos paraban para beber algo e insistir en que había un tesoro oculto.

—-Parece que este sitio está desierto, Garfio. No veo ningún rastro de alguien ¿estás seguro que este sitio es habitado por alguien? Preguntó David poniéndose las manos en la cintura, una pose muy común en él.

—-Cuando mi tripulación y yo vinimos había un par de aldeanos más arriba, nadie se metía con ellos, eran unos ancianos. Agregó el más bajo.

El príncipe y el pirata siguieron el sendero hacía arriba, solo había bosque, árboles, un aire fresco marino que le desordenaba el cabello al más bajo, encontraron la cabaña de los ancianos y se acercaron a ella, todo estaba en silencio, era tenue y pesado. Los ancianos no se metían con nadie, vivían ahí hace años sin problemas, los piratas no se metían con ellos ni ellos con los piratas. Killian entró a la casa y estaba todo vacío, parecía que alguien hubiera entrado y sacado a los ancianos del lugar, David miró a Killian y notó su nerviosismo. Ambos se fueron del lugar siguiendo la guía del pirata. La isla parecía completamente desierta, ambos caminaron por el sendero que estaba completamente silencioso, de ese silencio incómodo y frío, aquel que hace temer. Una vez salieron de aquel lugar el pirata tomó su catalejo para observar los lugares más lejanos de la isla, el pelinegro notó humo así que le hizo una señal a David para que lo siguiera al lugar, era más o menos lejos del lugar y tuvieron que correr. Pasaron unos minutos y lograron llegar, había una especie de fogata ahí, pertenencias de hombres.

—Habían piratas aquí, Dave, no creo que estén solos, deberías sacar tu espada. Dijo el más bajo.

—Si, deberíamos estar atentos. Respondió sacando su espada para estar listo para luchar.

Se escucharon pasos y de pronto aparecieron hombres armados con espadas, David y Killian tomaron posiciones defensivas de duelo. Los hombres estaban coordinados y comenzaron a atacarlos, David comenzó a pelear con dos a la vez, lanzó una patada a uno y al otro logró atravesarlo con su espada, así mismo Killian peleó con los otros dos, eran en total seis, los otros dos se lanzaron, el rubio lanzó un golpe y noqueó a uno, luego tomó al otro lanzandolo lejos con una patada, el pirata con su espada y garfio logró derribar a los otros dos fácilmente, los dos que quedaban fueron contra ellos, David con su fuerza logró evadir la estocada y lo logró atravesar con la suya, Killian con su garfio tomó al otro y luego lo golpeó. Los dos hombres se miraron extrañados, las heridas de los hombres eran mortales, pero de pronto uno de ellos se volvió a poner de pie, los dos se pusieron nerviosos, aquel hombre estaba completamente muerto, era imposible que pudiera estar nuevamente de pie. Los ojos se este se abrieron mostrando sus ojos de un color blanco.

—Vaya los enamorados juntos ¿creen que van a poder vencerme así de fácil? Preguntó aquel hombre.

—¿Eres tu verdad? ¿nos trajiste aquí a propósito? Preguntó el rubio.

—Habla maldito no tengo miedo de atravesarte ahora mismo. Advirtió Killian.

—Solo vine divertirme con ustedes, yo no los traje aquí, pero… es divertido verlos juntos, cuando ustedes no deberían estarlo ¿que crees que pensará Mary Margaret cuando sepa que te estas cogiendo a tu ex yerno eh? un pirata de esos que tanto decías odiar. Y tu Jones, el casanova pirata metiéndote en los pantalones de un príncipe y peor quien podría ser tu suegro. Comentó aquel tipo metido en el moribundo cuerpo de aquel pirata.

—Pues asumiré mis errores con ella, no dejaré que nos intimides. Dijo el rubio.

—Tampoco te tengo miedo, sea lo que seas voy a destruirte. Agregó el pirata.

—Me encanta verlos tan valientes, juntos se complementan bastante bien, pero su idílico romance no me interesa, me interesa conseguir mi propósito. Voy a tomar lo que me pertenece, no habrá pirata, ni príncipe, ni princesa y ni mucho menos una salvadora que me detenga, estén atentos porque atacaré cuando menos lo esperen, cuando crean que todo esté bien y no podrán proteger al pequeño Henry de mi. Sentenció.

—Si estás en esta isla es porque hay algo que te interesa de ella, no creo que seas un tipo que crea en las coincidencias. Comentó el rubio.

—Querido Príncipe, no todo lo que brilla es el oro, a veces el verdadero tesoro está justo delante de nosotros, solo que no tiene el brillo tan evidente. Se los dejaré de tarea, me harán esto mucho más divertido. Respondió el sujeto en aquel cuerpo.

El cuerpo del hombre cayó al suelo, los dos quedaron completamente asustados por la amenaza e intrigados por aquello último aunque no lo demostraran. Ambos caminaron más allá al interior de la isla, atentos a cualquier amenaza. Sin duda el sujeto llamado creador era poderoso, poseer un cadáver y hablar con ellos significaba que sus poderes estaban muy avanzados. David respiró profundo cuando llegaron a una especie de montañas donde había una cueva escondida. Los dos hombres se miraron y entraron, Killian conocía esa cueva muy bien había estado muchas veces ahí buscando el famoso tesoro, pero nunca había hallado nada solo había perdido hombres. La lúgubre caverna tenía una especie de brillo extraño en sus paredes. Una vez dentro los hombres observaron todo el lugar, había esqueletos, mapas, espadas y escudos en el suelo. David se preguntaba si aquellas osamentas eran de parte de la tripulación de Garfio. El más alto caminó más adentro, los pasillos de la cueva se hacían más estrechos, llegaron al centro donde encontrar una especie de mapa en el suelo. Killian lo tomó y abrió.

—Esto es nuevo. Dijo leyendo el contenido.

—¿Qué es? parece un mapa. Agregó el más alto.

—Pues… en efecto lo es, pero es algo extraño, habla de un artefacto, pero esto es imposible, es solo una leyenda. Espetó sorprendido.

—¿Qué leyenda? ¿De qué trata todo esto Garfio? Preguntó el príncipe.

—Bueno, la isla calavera no se llama así por ser hogar de piratas o por dejar muerte sino por una leyenda, la leyenda del cráneo de plata, se dice que este amuleto tiene el poder para revivir a los muertos, con eso podrías tener un ejercito a tu favor, pues puedes controlarlos, pero siempre ha sido una leyenda, aquí sale la localización exacta de ella. Explicó el pelinegro mientras miraba a David preocupado.

—Sin duda El Creador quiere apoderarse de ello, no es casualidad que esté en esta isla, tenemos que evitar que la obtenga o se hará más poderoso y no queremos eso, Garfio ¿Que dice el mapa? Preguntó acercándose al hombre más bajo mirando el mapa con cuidado, la cercanía de los dos fue como un magnetismo puro, Garfio sintió su cuerpo temblar al sentir la respiración del rubio en su cuello.

—Em… dice que está en el fondo de la cueva, pero eso es imposible, nadie ha llegado tan abajo. Dijo el pirata.

—Tenemos que intentarlo, si podemos obtener algo que nos de la ventaja con aquel tipo debemos intentarlo. Dijo el más alto.

—Bien… tenemos que seguir entonces.

David encendió una antorcha para seguir el camino hasta el fondo de la cueva, el rubio bajó por una especie de túnel, le dio su mano a Garfio para ayudarlo a bajar sin que este cayera, la caballerosidad del rubio le sorprendía al más bajo y lo hacía sonreír y sentir un fuego dentro de su pecho, al llegar a una especie de lugar donde habían muchos túneles se quedaron mirando el uno al otro tratando de saber cuál sería el correcto, miraron el mapa y decía que era el que estaba a su izquierda, se metieron allí dentro pasando por el estrecho pasadizo, siguieron hasta el fondo y se encontraron con una especie de laguna la cual cruzaba todo.

—¿Cómo vamos a cruzar? Preguntó el más alto.

—Este lugar es mágico, Dave. Debemos cruzarlo caminando. Dijo.

—¿Cómo es posible eso? es agua. Le dijo.

—Tenemos que confesar algo al otro, aquello nos permitirá movernos y llegar al otro lado.

—Empezaré yo… quiero confesarte que, cuando te conocí me irritabas, me recordabas a lo terco que era mi hermano, pero al mismo tiempo sentí una especial atracción hacía ti, aunque al inicio pensaba que Emma era esa persona con el tiempo me di cuenta que eras tu quien me robaba el maldito aliento. Confesó mientras miraba con los ojos cristalinos a David quien se conmovió al escucharlo.

—-Debo decir que cuando te conocí… te me hacías el típico Pirata oportunista, pero cuando te fui conociendo con el tiempo, encontré a un buen hombre, con un buen corazón y que me ha hecho sentir cosas distintas. Confesó el rubio.

La laguna se congeló completamente concretando el camino para dejarlos cruzar. Killian miró a David con unos ojos llenos de amor, puso un pie sobre el lago congelado y se movió caminando con el rubio siguiendolo. Lograron llegar a la otra orilla y encontraron una especie de símbolos. Killian tomó el mapa para ver donde estaba localizado. Estaban en un lugar donde nadie había logrado llegar o eso creían.

—Tenemos que cavar donde está esa roca. Indicó el pirata.

—Bien yo lo haré. Sentenció el rubio tomando una pica.

El más alto comenzó a cavar con fuerza hasta formar un gran agujero, sintió algo duro bajo la tierra y con la ayuda de sus manos sacó un pequeño cofre el cual estaba forrado en plata, brillaba mucho, los dos hombres se miraban sorprendidos, David intentó abrirlo, pero le fue imposible.

—No creo que pueda abrirse de la manera convencional. Dijo Killian tomando el cofre.

—Debe haber alguna forma de lograrlo ¿Menciona algo en el mapa? Preguntó tomándolo para mirar el pergamino sin encontrar nada que dijera cómo abrirlo.

—Tal vez Rumpelstiltskin sepa como hacerlo.

—Tienes razón, vámonos de aquí entonces y llevémoslo a Storybrooke.

Los dos hombres cruzaron nuevamente el lago congelado y subieron por el túnel por las cámaras hasta llegar arriba, salir de esa cueva sería lo mejor en esos momentos, lograron llegar a la salida y sonrieron pues habían logrado encontrar aquel tesoro escondido en la isla por siglos. El señor Smee estaba esperándolos así que debían volver ahora mismo a Storybrooke. David y Killian volvieron por el mismo lugar, los cuerpos de los hombres con quienes lucharon estaban ahí tirados. El más alto ayudó a Killian a subir al bote y ambos remaron al Jolly Roger.

—Capitán ¿Encontraron algo? Preguntó Smee.

—Si encontramos algo muy valioso, lo dejaré en la bóveda. Dijo Garfio.

—¿Tuvieron muchos problemas? Preguntó el hombre robusto.

—Unas peleas pero logramos enfrentarlas bien. Respondió el rubio con una sonrisa.

—Hacen un buen equipo, El Capitán y usted majestad. Elogió el hombre de gorra roja.

Garfio salió de bajo cubierta y el barco comenzó a moverse por sí solo con la magia. El pelinegro le dio una mirada al señor Smee para que se fuera y así poder quedarse solo con el rubio en la cubierta.
—Fue interesante la misión de piratas que tuvimos. Dijo el rubio.
—Pues tienes talento como pirata. Elogió el pelinegro.
—Entonces nos vamos a casa…
—Si, aunque…antes quisiera mostrarte un lugar.
—¿Qué lugar es?
—Ya lo verás.
—Señor Smee, a estribor.

 

Se detuvieron en un lugar que parecía una pequeña isla, los dos se fueron hasta ella con el bote. David no entendía qué lugar era ese, pero la expresión de Killian era de mucha alegría y serenidad. Al llegar el rubio vio un sendero completamente verde, había un pequeño bosque ahí.

—Sígueme, Dave. Dijo el más bajo entrando al bosque. El rubio lo siguió, el aroma era fresco, Garfio se detuvo y el príncipe se puso a su lado, había una laguna cristalina, el agua era calipso, ideal para tomar un baño.

—¿Y este lugar? Preguntó el rubio.

—Lo descubrí hace tiempo ¿sabes? Vengo aquí solo cuando quiero relajarme. Explicó el pelinegro.

—Es sin dudas un buen lugar. Dijo mirando la deliciosa agua.

—El que llega último prepara el almuerzo. propuso Killian corriendo a la laguna.

El pirata llegó a la orilla y comenzó a quitarse la ropa, se desnudó completamente e incluso se quitó su Garfio. El pelinegro se metió al agua la cual estaba tibia, se sumergió y luego emergió sonriendo —Vamos, Dave.

El rubio sonrió para luego desnudarse completamente mostrando su cuerpo al pirata, Killian observó el hermoso cuerpo del más alto, cada musculoso en su lugar y aquel miembro tan grande que adornaba su virilidad. El príncipe entró al agua sintiendo lo deliciosa que estaba, el pirata se acercó mirándolo de aquella forma extraña. Los ojos de David se encontraron con los de Killian. El pelinegro se acercó nadando tocando el pecho del más alto, pasó sus dedos despacio acariciándolo. Ambos hombres sonrieron, la mano de Garfio se movió despacio hasta el cuello, ambos se acercaron para besarse, los besos eran tranquilos, dulces, cada beso a su preciso tiempo, el único sonido era el del agua y el choque de sus labios, la mano de Garfio se fue al rostro del rubio y David acarició el cabello y luego la barba del pirata. Los besos no terminaban, había una especie de magnetismo entre los dos, siguieron con sus caricias y besos solo para que luego el pirata lo tomara de la lamo y lo guiara hasta una roca cercana. No hubieron más palabras y comenzaron a besarse con intensidad y se dejaron llevar por el placer.

David se metió entre las piernas de Garfio y este simplemente las envolvió en las caderas del más alto. El rubio comenzó a frotar su erección entre las nalgas del pelinegro, presionó un poco más en su agujero y logró meterse dentro de él. Garfio gimió y se aferró al cuello del rubio disfrutando de cómo se sentían las embestidas de David, se había adaptado a su tamaño, follar así era delicioso. El rubio se movía demasiado bien entre sus piernas, Garfio acarició la espalda del más alto la cual era fuerte, el rubio besó los labios de Killian causándole un gemido a este, empujó con fuerza su pelvis golpeando sus huevos contra las nalgas del pirata.

—Me encantas, Dave. Dijo gimiendo.

—¿Si? Y tú a mí, eres tan suave por dentro… Elogió sin más.

Killian estaba en su lugar favorito, con la persona que quería, tomó al príncipe de las mejillas y lo besó con hambre al punto de robarle el aliento. David se movió con más fuerza dentro del más bajo, Garfio descansó su espalda y cabeza en la roca. La mano del pirata acarició el culo bien formado del príncipe, sintió como se contraría con cada embestida, el deslizamiento de su miembro le causaba un placer tan única, gran mano del rubio se fue a su pene cosa que lo volvió loco, el príncipe comenzó a masturbarlo al mismo tiempo que lo follaba contra la roca, el agua se movía, el cantar de los pájaros, el aire fresco, el agua.

—Si, eso es Dave soy tuyo… Gimió contra los labios del príncipe.

—Eres todo mío pirata ¿te gusta que te toque así? Tal vez aquí.

—¡Aaaay! Sí ahí mismo, más… más por favor. Rogó sintiendo el golpe de su próstata con aquella embestida ruda.

—Pirata sucio. Dijo con una voz llena de lujuria.

David comenzó a moverse con fuerza golpeando sin parar la próstata del mas bajo, Killian gritaba de placer, el rubio sentía como el pene en su mano se contraía, los golpes fueron demasiado rudos y placenteros, Gafio comenzó a tensarse y los gritos fueron intensos y agudos, David dio un último golpe y Killian se corrió ensuciando su mano y abdomen.

—¡Ahhhhhhh! Ahh…maldición…gimió Killian.

El rubio dio embestidas más y se corrió en el interior del pirata bombeando toda su corrida dentro mientras Garfio apretaba su verga con sus nalgas, besó al pelinegro y sentía como este temblaba por aquel orgasmo tan delicioso. Se salió del interior del más bajo y se recostó a un lado en aquella roca.

—Es un lugar muy lindo. Gracias por traerme aquí, Garfio. Comentó el rubio.

—Es increíble, pero fue más contigo a mi lado.

El rubio llevó su mano al muñón de Garfio y acarició este, ambos se miraron el uno al otro con un calor en sus estómagos, una sensación de felicidad, pero aún tenían que resolver cosas, estaba todo lo relacionado con aquel nuevo villano y estaba su situación, por supuesto, algo complicado, pero tenían ese momento, ese pequeño momento de felicidad en aquel oasis donde los dos estaban relajados, desnudos sin que nadie los molestara, no estaba Snow, no había Emma, ni nadie. Luego de aquella demostración de deseo entre los dos hombres David se puso de pie y le dio la mano a Garfio para ayudarlo a incorporarse. Garfio se limpió del semen que tenía encima y entre sus nalgas. Se vistieron sabiendo que les esperaba una guerra en Storybrooke de la cual debían estar preparados. Volvieron al Jolly Roger, Killian estaba feliz como nunca en mucho tiempo, eso lo podía ver el señor Smee quien lo había conocido cuando perdió a su amada Milah, a un Garfio frío y sediento de venganza, pero el hombre notaba que su Capitán estaba feliz y la razón era aquel príncipe, no se necesitaba ser un genio para darse cuenta de la atracción que tenían ambos, pero según sabía el príncipe tenía una esposa en Storybrooke, esto iba a ser complicado para su capitán.

—Estamos a unos dos días de Storybrooke, Capitán.

—Bien señor Smee, Dave preparará el almuerzo para todos, porque perdió una apuesta. Dijo Garfio.

—En fin, un trato es un trato.

David preparó un arroz con pescado para todos, estaba delicioso según el señor Smee y Killian, pasaron la tarde hablando historias, el señor Smee le contaba de las muchas historias vividas con Killian, el príncipe sonreía y bebía del licor que le brindaban pasando un momento divertido con los piratas, cosa que nunca antes pensó que pudiera hacer. El camino a Storybrooke sería algo largo, pero trataría de hacerlo ameno. La noche llegó y tocaba hacer guardia al señor Smee. El rubio tomó sus cosas y se fue directo a su cuarto, pero un Garfio lo detuvo.
—-¿A dónde crees que vas? preguntó Killian con una expresión seria.

—-Pues voy a descansar un rato, ha sido un día largo. Dijo el rubio.

—-Te vienes a mi cuarto conmigo a descansar. Advirtió el pirata jalandolo con su garfio hasta el camarote del pirata.

Chapter 15: El viento y las olas

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Terminaron nuevamente en la cama, los dos estaban completamente cansados de tanto hacer el amor, quizás eran las 05:00am, Garfio estaba abrazado al Principe descansando luego de una sesión de sexo prologanda en su cama, las sabanas completamente desordenadas, el aroma a sexo y perfume de los dos hombres mezclado, David estaba mirando el techo completamente perdido en la nada, sentía la brisa entre las tablas del barco, esperaban que el señor Smee no hubiera escuchado nada de lo que habían hecho, después de todo habían dado rinda suelta a sus pasiones nuevamente, Killian dibujaba con su dedo las caricias en el pecho del principe, notaba la piel blanca de su amante, suave y dura por lo fuerte que era aquel hombre, los rasgos de David se le hacían perfectos, unos labios tan atrayentes, sus ojos, aquel perfil tan guapo que tenía, aquella barba recortada que se estaba dejando y su nuevo corte, besó el pecho del hombre y se aferró aún más a él, sin duda era increíble estar con él Principe, si alguna vez pensó que estaría feliz en la cama de otro hombre hubiera pensando que era una maldita broma, pero era real, estaba pasando, sentía la respiración del principe quien estaba en un trance por el relajo luego del sexo.

—-¿Pasa algo Pirata? Preguntó el rubio sintiendo las caricias.

—-Nada, solo me pregunto qué estás pensando. Dijo el pelinegro.

—-Pues en todo lo que viene, logramos tener ventaja sobre el creador, pero aún nos queda la pelea y creo que va a hacer algo grande. Confesó.

—-Si es cierto, pero tenemos que hacerlo, lucharemos, salvaremos a Henry y al pueblo, ya lo verás, lo lograremos, tengo fe.

—-¿La tienes en mi? Preguntó el príncipe acariciando el rostro del pirata.

—-Sin ninguna duda, majestad. Le dijo el más bajo.

Se besaron nuevamente de una forma necesitada, David cada vez más veía lo atractivo que podía llegar a ser Garfio, como seducía de aquella manera tan carismática, entendía porque su hija cayó en sus redes o cualquier otra mujer o persona podía caer en aquella labia, sus ojos eran lindos, como el mar, su cabello desordenado, sus cejas bastante grandes y expresivas, su barba, aquel arete que le daba personalidad, una sonrisa pícara y llena de astucia. Nunca antes le interesó un hombre, de hecho jamás le gustaron hasta que empezó a darse esta locura con el pirata, disfrutaba tener sexo con él, besarlo, sentir su perfume, la suavidad de su piel e incluso aquel curioso vello en su pecho, el rubio se acomodó abrazandolo más a su cuerpo llevando su mano a la espalda del pelinegro, tenía la piel muy suave, no sintiera que hubiera alguna diferencia con Snow, aunque ella no tenía vello, su mano se fue al culo del pirata acariciando sus nalgas, eran firmes y suaves, el Pirata acarició su pecho y abdomen de manera más intensa hasta llegar a la entrepierna y tomar su miembro despacio, aún tenía rastros de semen al igual que el culo de Killian. Los dos hombres se quedaron dormidos.

Killian fue el primero en despertar pues le tocaba su turno de vigilar, además el señor Smee debía descansar, se levantó con pocas ganas pues la cama con David era demasiado adictiva, sentía el aroma del principe en su cuerpo y eso lo llenaba, de alguna manera, sus piernas flaquearon un poco debido a que habían tenido demasiado sexo, en aquella pequeña isla y luego pasaron la noche juntos, David dormía placidamente, el pirata sonrió al verlo dormir, era tan guapo, tan varonil y tan jodidamente lindo, lo admitía, la maldita princesa Snow tenía suerte de tener aquel hermoso ejemplar masculino, lo que ella no sabía es que lo estaba compartiendo con él, aunque claro, Killian lo quería para sí mismo y eso no lo negaba, se fue directo a la ducha para quitarse el semen y el aroma a sexo, luego de tomar el baño escuchó la puerta del camarote.

—-Capitán ¿está todo bien? Preguntó el señor Smee una vez que Garfio abrió la escotilla.

—-Si, está todo bien ¿todo bien durante la noche? Preguntó un tanto nervioso, el señor Smee lo miraba extraño.

—-Todo perfecto, iré a descansar ahora. Le notificó con una voz cansada.

—-Permitido, descanse, gracias por toda su ayuda. Elogió con una sonrisa.

El hombre robusto buscó con la mirada en el camarote, vio la ropa en el suelo y solo sonrió, sabía lo que estaba pasando, no juzgaba a su Capitán, pero admitía que era extraño verlo con aquel príncipe. Killian se puso su Garfio en su mano izquierda y salió del camarote dejando al rubio dormir. Salió a cubierta respirando el aire fresco, las nubes del cielo adornaban el hermoso cielo azul, sentía felicidad en su cuerpo, en su pecho, era como si todo encajara, sentía el cansancio en sus muslos, estaba cansado solo de haber tenido sexo, era una sensación agradable. Sonrió al mismo tiempo que se dejaba llevar por el hermoso paisaje.

David despertó notando que estaba solo en la cama, Garfio no estaba, se levantó y fue camino al baño a orinar, se metió a la ducha suponiendo que el pelinegro había tomado el turno de la mañana. se puso su camiseta de color gris y una chaqueta azul de tela además de sus jeans negros y su cinturón, salió del camarote y buscó al pirata, pero no lo encontró en la cocina ni en ninguna parte del nivel bajo cubierta, subió y lo vio de espaldas.

—-¿Por qué no me despertaste? Preguntó caminando hacia el pirata.

—-No quise hacerlo, te veías muy tierno durmiendo. Dijo el más bajo.

—-Vaya andas romántico hoy ¿no?

—-¿Contigo? si, pero lo mereces, cariño.

Garfio no se había dado cuenta pero le había dicho a un hombre cariño, usaba esas palabras con mujeres casi siempre, pero decírselo a David era algo raro, pero no lo pensó solo le salió de su boca de forma natural. El rubio pasó una mano por su hombre en señal de cariño, Killian se dejó envolver por ese brazo fuerte, su cabeza se fue hacia un lado recostandose en el hombro del príncipe, era muy cómodo hacerlo, ambos disfrutaron de la vista, la última vez David estaba enfermo con el veneno del tormento y estaba preocupado por ello que no disfrutó la vista, era hermosa. El perfume del rubio atraía demasiado al pirata, quien se acomodaba aún más al cuerpo más grande.

—-¿Cuánto falta para llegar a Storybrooke? Preguntó el más alto.

—-Unas seis horas ¿Tienes ganas de volver? Cuestionó.

—-Quiero entregarle ese cráneo a Mr. Gold.

—-También yo, curiosamente, quiero entregarle algo al cocodrilo que no sea mi espada.

—-Parece que ya has desistido de tu venganza.

—-Tengo algo más valioso por lo que pelear ahora mismo.

—-¿Tu vida no? es bueno saber que te valoras más, eres un buen hombre.

—-Gracias, Dave.

—-Iré a buscar algo de comer ¿quieres algo?

—-Me gustaría un sandwich, iré a comerme una hamburguesa apenas lleguemos.

David sonrió y bajó a preparar los sandwiches para los dos, Killian se quedó con una sonrisa. Ambos comieron en la cubierta conversando de muchos temas, en un inicio el pelinegro se guardaba mucho las cosas, era algo simplemente fácil para él, pero con el rubio las palabras iban fluyendo, hablar con él más alto le daba confianza, era increíble el lazo que habían forjado los dos, de querer matarse a ser amigos e incluso llegar al punto de sentir cosas más allá, más profundas por el príncipe, pero era imposible no hacerlo, el rubio tenía muchas cualidades, entendía porque Snow cayó rendida porque el mismo ya estaba rendido a sus pies lo cual era realmente increíble.

—-¿Extrañas mucho a tu hermano? Preguntó el rubio.

—-A veces mucho, el… era la única familia que tenía.

—-¿Y tus padres?

—-Pues mi madre murió cuando los dos éramos niños, mi padre nos vendió de esclavos.

—-Era un tipo miserable ¿cómo le hace eso a sus hijos?

—-Realmente lo fue, entonces los dos nos protegíamos, nos cuidamos hasta que él.... murió en Neverland por el tormento, lo intenté salvar con el agua pero al salir de la isla Liam falleció.

—-Lamento que hayas tenido que pasar por eso, debiste sentirte muy solo.

—-Lo estuve, por años me sentí impotente por no haber salvado a mi hermano y por eso… no quise que te pasara lo mismo cuando te envenenaste.

—-Agradezco que me hayas salvado.

—-Lo hubiera hecho mil veces.

 

Las horas pasaron, estaban muy cerca de llegar al pueblo, lo cual puso a Garfio algo más triste, sabía que David iba a volver a los brazos de su mujer, no podía hacer nada al respecto, el era de ella, pero el lo quería si mismo. Ambos bajaron bajo cubierta buscando unas cuerdas para cuando el Jolly Roger atraque en el puerto de Storybrooke. En el pasillo Killian tomó a David del brazo, el rubio se volteó a verlo, la mirada del pirata era algo nerviosa e insegura, el príncipe se quedó mirando al más bajo

—¿Qué sucede Garfio? Preguntó.

—Nada… Yo quería decirte que lo pasé muy bien contigo en este viaje y sé que ahora será diferente cuando volvamos. Dijo con nerviosismo.

—Tranquilo, no olvido que me has dado muy buenos momentos y me he divertido mucho.

—¿Si?

—Si…

Se quedaron en el estrecho pasillo de la bodega mirándose, David fue quien tomó el primer paso besando al más bajo, Killian siguió el beso completamente necesitado, acarició el rostro del más alto, estaban a poco tiempo de llegar al pueblo, los labios de los dos hombres estaban unidos, los besos eran demasiado deliciosos, adictivos, ninguno de los dos quería separarse, pero tenían que hacerlo, de pronto Snow pasó por la mente de ambos, David sentía culpa de estar teniendo sentimientos por otra persona y Killian quería robarse al príncipe para él, era egoísta pero lo quería.

—-Quedate conmigo… vámonos juntos lejos de aquí. Propuso Killian suspirando.

—-No puedo… tenemos una batalla que dar, no puedo dejar a Snow. Dijo con la respiración entrecortada poniendo su frente contra la del pirata.

—-¿Por qué no? eres libre de hacerlo, yo te quiero, te quiero conmigo y solo para mi. Confesó.

—Me tienes, he sido tuyo todos estos días. Le dijo.

—Pero quiero más, quiero tus besos, tus caricias, que seas mío sin ocultarlo.

—Sabes que eso es… complicado.

—¡Capitán! Hemos llegado. Interrumpió el señor Smee con un gran grito.

—Hablaremos de esto luego. Dijo David.

—Espera, dame la última probada de esos labios. Dijo besando al más alto con fuerza casi robándole el aliento.

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El Jolly Roger finalmente atracó, los dos hombres salieron de bajo cubierta y miraron nuevamente el pueblo de Storybrooke frente a ellos, Killian sintió escalofríos, lo había pasado muy bien esos días, hubiera querido que nunca hubiera terminado aquel viaje, pero tenía que ser realista, quizás David jamás sería suyo y debería conformarse con tenerlo un par de veces en su cama y a escondidas. Los dos hombres bajaron del barco, tomaron el cráneo que hallaron en la isla y se fueron camino a dejarlo donde Rumpelstiltskin. Una vez allá estaba Snow quien sonrió felizmente y se lanzó a los brazos de David donde se besaron frente a todos, Emma y Regina hicieron un gesto incómodo, Belle sonrió con ternura al igual que Mr Gold. Killian sintió que ardía por dentro por los celos de ver a esos dos besarse, hace unos minutos estuvo besando esos labios y verlos ahora en los labios de aquella princesa le dolía mucho, pero tenía que aguantarlo, desvió su mirada de aquella escena cursi entre esos dos, respiró profundo y simplemente se concentró en la batalla que tenían por delante.

—Encontramos un objeto en la Isla Calavera, el cráneo de plata. Dijo Killian.

—¿Es enserio? pero como… pensé que era una leyenda. Dijo Belle.

—No lo era, Garfio y yo lo encontramos y pensamos que El Creador quería obtenerlo también. Agregó David.

—Tiene sentido, con ese cráneo puedes revivir cadáveres para formar un ejército, es algo que sin duda debemos guardar muy bien. Comentó Mr Gold.

—No nos confiemos, el tipo pudo obtenerlo antes ¿porque dejó que ustedes lo tomaran? Dijo Emma dudosa.

—La rubia tiene razón, creo que algo trama ese sujeto, es algo que yo haría, hacer que otros hagan el trabajo sucio por mi. Agregó Regina.

—Guardemos esto en un lugar seguro, no queremos que el sujeto lo obtenga. Dijo Rumpel tomando una especie de caja donde guardó el objeto para luego esconderlo con magia.

—-¿Alguna novedad? Preguntó David.

—-Las cosas han estado bien amor, dentro de lo que cabe, cuidando de Henry.

—Ya que Garfio y David están de vuelta podemos trazar un nuevo plan, hasta ahora sabemos que el tipo quiere a mi hijo, probablemente esté buscando objetos raros para su plan. Dijo Swan.

—También sabemos que es portador de la Magia Zafiro, es una magia antigua y muy potente, si tiene el poder para hacer tantas cosas porque rayos pierde el tiempo buscando cosas raras ¿es un coleccionista o que? Dijo Regina con sarcasmo.

—Bueno sea lo que sea debemos estar unidos y proteger a Henry y yo haré lo que sea para hacerlo de eso no hay dudas. Dijo Charming con convicción.

El grupo luego de ponerse de acuerdo se separó para hacer cada uno lo suyo. Rumpel y Belle se quedaron juntos, Emma y Regina se fueron juntas para irse con Henry, David y Snow se tomaron de la mano y salieron de la tienda, Garfio vio la escena, el rubio le dio una mirada de despedida, el pelinegro sintió un fuerte dolor en su pecho, sabía que no tenía derecho de reclamarle nada, pero maldición le dolía como nunca, era como una jodida patada en las pelotas, describió así el dolor, salió de la tienda para ver el pueblo, el sheriff y la maestra salieron de la tienda y caminaron por la acera, David le dio la última mirada a Garfio notando la tristeza del pirata en sus ojos, aquello lo hizo sentir miserable porque sabía que no era justo lo que estaba haciendo, estaba teniendo sentimientos nuevos por él pelinegro, pero también por su esposa. El rubio se fue con su esposa al apartamento, la mujer estaba deseosa de tener intimidad, se llevó al sheriff casi arrastrandolo, al llegar la maestra lo besaba con deseo, pasaba sus manos por su cuerpo, pecho y entrepierna. David gimió pues Snow parecía deseosa de estar con él.

—Vaya vaya…amo ese entusiasmo. Dijo el rubio.

—Te extrañé mucho, necesitaba estar contigo. Confesó la mujer.

La ropa quedó en el suelo y los dos terminaron en la cama, David dentro de Snow mientras ella gemía su nombre, el placer era sin duda increíble, pero por su mente pasó Garfio, quien se debería estar sintiendo muy mal por todo esto, sabía que el pirata sentía algo por él, no era solo sexo, había más y eso lo sabía porque el también lo estaba sintiendo, el rubio siguió el coito con su esposa hasta que terminó viniendose dentro de ella, la mujer seguía juguetona, pero David estaba completamente perdido en sus pensamientos, tanto así que la mujer lo notó y se bajó de sus piernas quedandose a su lado.

—¿Te ocurre algo David? Estás demasiado desconcentrado.

—Lo siento amor, yo… todo lo que está ocurriendo me tiene preocupado. Mintió descaradamente.

—Lo lograremos, siempre hemos podido con todo, pudimos con la maldición de La Reina, haremos lo que sea, y lo haremos como siempre, juntos. Dijo Snow con una sonrisa.

—Me encanta esa fe en nosotros. Dijo el rubio acariciando el cabello de su esposa, pero sin duda estaba preocupado por Garfio.

 

En el Jolly Roger estaba el pirata, con su petaca de ron se encontraba Killian Jones, pensaba en muchas cosas, pero más en David Nolan y en como lo deseaba y quería tanto, lo quería tanto que le dolía, le dolía no haber podido conocerlo antes, le dolía el hecho de sentirse miserable y solo, mientras Snow White lo tenía todo, tenía al hombre que quería para él, David era ese hombre que muchas y muchos quisieran tener, atento, protector, valiente, nunca antes sintió tanto, ese amor tan intenso, quería tomar al príncipe y llevárselo consigo para siempre, pero no era posible, la verdad era dura, era jodida y un dolor en el culo y no ese que le dejaba el rubio luego de una rica follada, era la jodida maldición de no poder estar con quien tanto quieres. La brisa le despeinaba el cabello, se sentía mal, beber era como una medicina, apagaba al menos un poco el dolor ¿que había de mal con él? ¿porque no podía ser feliz? escuchó unos pasos detrás de él.

—¿Capitán? ¿Se siente bien? Preguntó el señor Smee.

—¿Qué quiere señor Smee?

—¿Es el Príncipe no?

—No le incumbe.

—Capitán, yo lo estimo, no debería sentirse así.

—Me siento como puedo y quiero.

—Lamento que sus sentimientos no sean correspondidos, usted es genial y merece lo mejor.

Smee salió del Jolly Roger y Killian se quedó pensando en su propia miseria, bebió otro sorbo de su petaca y unas cuantas lágrimas salieron de sus ojos, estaba malditamente enamorado de ese estupido y testarudo príncipe, miraba el mar y la soledad lo invadía a cada segundo, el miedo a sentirse solo era cada vez peor, el estaba con ella, no iba a cambiar, Snow tenía el corazón de David.

Chapter 16: Dividido

Chapter Text

David estaba en la comisaría trabajando, tenía un par de casos que resolver, la vida en Storybrooke seguía a pesar de todo lo que ocurría con el creador. Mientras bebía su café el rubio comenzó a pensar en su vida, actualmente era un caos, desde que conoció a Mary Margaret pensó que ella sería el amor de su vida, lo tenía más que claro, les costó mucho, pasaron por muchas cosas, gente que los quiso separar, las maldiciones, todo, pero aún así su relación seguía en pie, pero por otra parte sus sentimientos estaban diferentes, ya que el amor por su esposa seguía ahí, pero había otra persona que se estaba metiendo mucho en su mente y ese era Garfio, el pirata había sacudido su vida de muchas formas, primero llegando como un enemigo, luego como una especie de yerno, lo cual no aprobaba pues pensaba que su hija podía tener algo mejor, juzgaba al hombre por su vida como pirata, su madre y padre además de las personas de su pueblo le decían que los piratas eran ladrones, malvados e incluso sodomitas. Creció con aquel prejuicio, conocer a Garfio hizo que estos se acentuaran sumados al comportamiento del pirata que no era el mejor. Sin embargo las cosas habían cambiado, de un momento a otro el pelinegro se metió a su vida y cama, no podía negar que disfrutaba tener sexo con él, ambos tenían una conexión en la cama como nunca la tuvo, ni siquiera con su esposa a quien amaba logró tener el mejor sexo que alguna vez tuvo, pero aparte de aquello estaba tomando cariño por el pelinegro, ya no era solo el sexo era la conexión que estaban teniendo a nivel de intimidad, donde se contaban cosas, se apoyaban y ayudaban.

El pelinegro tenía esa chispa, era carismático, aparte de guapo, parecía una persona demasiado rara cuando lo conocías, pero que escondía a un hombre que solo quería aceptación, comprensión y ser cuidado, David tenía ese instinto protector, esa necesidad de cuidar a los demás y Killian era una persona que necesita aquello, no supo cómo pero el pirata estaba dentro de su mente haciéndose un espacio, ese lugar se hacía más grande ¿acaso estaba sintiendo algo mas que cariño por él? no lo sabía, pero sabía que sentía algo especial por él, lo sentía y eso lo estaba confundiendo a más no poder en ese momento, pues estaba convencido de amar a Snow con todo su ser.

El trabajo se estaba haciendo algo aburrido, logró terminar la mayoría de sus tareas antes de la hora del almuerzo, caminó hasta Granny’s que estaba cerca, y ahí los vio, estaban Garfio y su hija, el pelinegro desvió la mirada hacia él sonriéndole y su hija hizo lo mismo.

—David ¿qué haces aquí? preguntó Emma sonriendo.

—Vine a almorzar, tengo bastante hambre ¿y ustedes qué hacen? Preguntó algo serio.

—Estamos hablando de algunas cosas importantes, Dave. Dijo el pirata con una sonrisa y guiñandole un ojo al rubio.

—Bueno entonces no les quito más el tiempo y voy por mi comida. Se disculpó el rubio.

El sheriff sintió algo raro al ver a Emma y Killian juntos, era un sentimiento de molestia pero no como antes donde no le gustaba para ella sino que era algo diferente, se preguntaba si acaso habrían regresado, le pidió la orden a Ruby quien ahora estaba a cargo del negocio mientras su abuela estaba en aquel estado.

—¿David? Preguntó la chica.

—Si ah disculpa Ruby estaba pensando en otras cosas. Se disculpó.

—Seguramente debes tener mucho trabajo ¿que quieres pedir?

—Una hamburguesa y papas, por favor y para llevar. Ordenó.

—En un minuto.

El rubio volteó otra vez a mirar a Emma y Killian quienes estaban a gusto conversando, sabía que tenían algo especial entre ellos, sus manos se tensaron, pero trató de relajarse ¿que te pasa amigo? se preguntó así mismo, era su hija, era solo eso, pero porque le molestaba verlos juntos, ya sabía que Garfio era un buen hombre, sabía que sería bueno con Emma, además no tenía derecho de pedirle ni exigirle nada pues él estaba casado, sintió su cuello tensarse, el solo hecho de ver al pirata con su hija, imaginarselos besandose, teniendo sexo, acariciarse todo aquello le estaba carcomiendo la cabeza. De pronto una voz lo interrumpió sus pensamientos.

—-¡David! Gritó la chica.

— ¿Si?

—Ya está listo, son $8.50.

—Gracias, Ruby conserva el cambio. Dijo saliendo del lugar.

—¡David! ¿te vas tan pronto? no te unes a la mesa con nosotros.

—No… tengo papeleo que hacer ya sabes. Se disculpó.

—Está bien, te veremos pronto.

El rubio se fue a su trabajo muy tenso, estaba molesto y no tendría porqué estarlo, después de todo Emma y Garfio habían tenido algo antes que él se metiera con él, estaba casado y no tenía ningún derecho, pero algo dentro de él quería tomar a aquel pirata y hacerlo trizas, follarlo con tanta fuerza para que recordara que era suyo. Las horas pasaron y salió del trabajo, el rubio se fue camino a casa de Mary Margaret pues ella le tenía una cena preparada, cuando llegó vio la sorpresa de que estaba su esposa, pero no sola, estaban todos, Henry, Emma y Garfio ayudando. Colgó su chaqueta y sonrió.

—¿Tenemos una reunión familiar? Preguntó.

—¡David! quise hacer esta cena para darte la bienvenida, Garfio me dijo que le ayudaste mucho así que, Emma y él me ayudaron con la cena.

—Pues muchas gracias. Dijo sin poder evitar el beso que su esposa le dio frente a todos, Killian puso su cara de enojo disimulado.

Cenaron todos felices, por supuesto el rubio insistió en lavar los platos y lo hizo, Henry y Emma se pusieron a ver una película, todo parecía tranquilo, ni siquiera parecía que hubiera miedo de lo que estaba ocurriendo en el pueblo y con aquel enemigo al acecho que tenían en ese momento, luego de secar los platos y guardarlos, vio que cada uno estaba en su asunto, Emma y Henry mirando la película, Mary Margaret junto a ellos, Killian parecía estar en lo suyo, el más alto caminó hacia él y puso su mano en el hombro de este.

—¿Qué haces Garfio? Preguntó.

—Nada disfrutando de la cena ¿y tú?

—Pues aquí, algo cansado con el trabajo.

—Parece que le falta sacar esa tensión Sheriff…

—¿Si y tu sabes como no es así?

—Por supuesto que lo sé. Dijo lamiendo su labio inferior de manera provocativa.

—¿Ustedes dos qué secreto tienen ahí? vengan a ver la película. Dijo Emma.

Todos se reunieron a ver la cinta como si fueran la familia perfecta, Snow estaba sentada a un lado de su esposo, del otro lado estaba Killian, el pirata de manera intencional rozaba su garfio por la pierna derecha del príncipe, nadie se daba cuenta, David tuvo que aguantar debido a que si llamaba la atención se darían cuenta, pero la insinuación era clara, su esposa por su parte le acariciaba su mano, estaba completamente dividido porque disfrutaba pasar tiempo con ambos, su esposa era tan devota, se preocupaba de él, lo trataba bien, pero Garfio le proveía esa libertad, esa aventura que te daba lo de probar cosas nuevas. Luego de la película, Emma y Henry se recostaron en la cama de Mary Margaret y se quedaron dormidos, la maestra había sucumbido con ellos, David los tapó y luego salió para ver a Killian quien estaba en la cocina bebiendo una cerveza.

—Se durmieron, parece que la cena estuvo demasiado pesada para ellos. Creo que tendré que dormir arriba, si gustas puedes quedarte en el sofá. Propuso el rubio.

—Suena bien, dijo el más bajo. Sonrió y se recostó, el rubio subió las escaleras para irse a la cama de Emma.

David se acostó y miró el techo, el cansancio lo venció y sus ojos se cerraron quedandose completamente dormido. Los rayos de luz de la mañana iluminaron el apartamento de Snow y Emma. El rubio sintió una sensación extraña en sus piernas y luego algo húmedo, se sentía algo muy placentero, húmedo y apretado abrió los ojos para mirar que pasaba, se encontró con un primer plano de Garfio envolviendo sus labios alrededor de su herramienta, bajaba y subía succionando y mojando todo.

—Garfio ¿que mierda haces? Preguntó con la voz entrecortada.

—Te estoy dando los buenos días, todos se fueron temprano, me dijeron que te dejara dormir un poco pero que te despertara luego, intenté hacerlo pero como no pude decidí probar otro métogagh… apenas pudo decir aquella última frase pues el rubio lo aplastó contra su verga para que volviera a chupársela.

Killian se movía subiendo y bajando, la baba se escurría por sus labios mojando el miembro del príncipe, David hacía presión con sus manos para que el pirata lograra metersela toda, la sensación era demasiado rica, nunca lo habían despertado con una mamada, la boca del pirata era demasiado deliciosa, sentía cada succión, cada respiración contra su pubis, además del hambre que el pelinegro tenía. El rubio soltó la nuca de Killian dejándolo respirar, el pirata siguió a su ritmo, el príncipe miró al más bajo deslizando sus labios alrededor de su pene, veía la baba del pirata mojando toda su longitud. El rubio se relajó con las atenciones, si el pelinegro seguía así el orgasmo iba a ser inminente. El único ruido era el de Killian chupandosela de aquella forma tan deliciosa y obscena, el pelinegro movía la cabeza de arriba a abajo dando succiones hambrientas, David gemía en voz baja, el cosquilleo en sus piernas y pelvis, además de sus huevos lo estaba invadiendo, de pronto el mas alto sintió que estaba llegando al climax.

—Mierda… Garfio estoy cerca…cuidado.

El pirata sonrió de manera golosa y morbosa continuando con su trabajo dando succiones aún más fuertes logrando tocar su nariz en la pelvis del rubio impregnandose del aroma a varonil de este, acarició con su mano de carne y la de prótesis cubierta por su guante de cuero, en ese momento sintió como David se puso tenso, los muslos del rubio quedaron como roca y el cuerpo de este se retorció liberando un gemido ahogado y varonil seguido de la dureza completa de su pene dentro de su boca para luego sentir la deliciosa sensación cálida en su garganta y boca del semen llenandolo por dentro, el pelinegro lo saboreó un poco y luego tragó todo rápidamente mientras David seguía eyaculando dentro de su boca.

—Si…mierda que rico la chupas. Elogió relajándose luego de expulsar los últimos chorros de su semen en la garganta del pirata.

Killian chupó un poco más y luego la sacó de su boca apretando la herramienta de David para sacar las últimas gotas, al ver como una de ellas blanca como la leche salió del glande se apresuró a lamerla y saborearla todo esto a los ojos del más alto quien estaba realmente relajado y feliz con esa mamada. David tomó a Killian jalandolo hacía él para darle un beso con hambre en agradecimiento por aquella deliciosa mamada. Garfio gimió con aquel beso y llevó sus manos al pecho del príncipe sintiendo su fuerte pecho y sentándose a horcajadas en la entrepierna del más alto. El rubio acarició al pirata acariciando su espalda despacio además de sus nalgas.

—Parece que nuestro Sheriff amaneció con ganas ¿eh? Dijo Garfio volviendo a besar al rubio debajo de él moviendo su culo encima de su entrepierna desnuda.

—Eso te pasa por tomarme con la guardia baja, pirata sucio. Respondió David.

—Pero te encanta que sea sucio ¿no es así?

Los besos y caricias siguieron hasta su teléfono comenzó a sonar lo cual distrajo al rubio, Killian por el contrario quería seguir con esto, pero David tomó el teléfono y lo contestó —¿Si? Emma, si, ahora mismo saldré a la estación, me quedé dormido. Se excusó mientras se quitaba al pirata de encima, logró vestirse rápido, Killian dio un bufido de decepción sabiendo que David debía irse, pero lo entendió, arregló su chaqueta y todo para salir con el príncipe. Los dos salieron cada uno a sus ocupaciones, el pirata se fue directo a su barco y David a la estación.

En el trabajo el rubio estaba sentado viendo uno que otro reporte, no había señales de aquel Creador, de pronto su mente se desvió a lo ocurrido esa mañana, aún recordaba lo delicioso que se sentía la boca del pirata alrededor de su miembro, maldito Garfio la chupaba tan bien, no podía creer que disfrutara las atenciones de otro hombre, pero lo disfrutaba incluso más de lo que disfrutaba con Snow. Respiró profundo, su pene se puso duro al recordar aquella rica mamada, pero claro aparte de eso Garfio parecía tener otros planes, por supuesto que le hubiera follado el culo, pero no tenía tiempo, debía trabajar, quizás hacerle una visita podría ser propio esa noche.

 

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Killian luego de haber pasado aquel momento caliente con el príncipe se fue a su barco, el señor Smee estuvo haciéndose cargo de cuidar al Jolly Roger, tenerlo de vuelta era siempre algo positivo, caminó por la cubierta viendo que todo estuviera en orden, la vista desde el muelle a Storybrooke era sencillamente perfecta, se preguntaba qué estaría haciendo David en ese momento, seguramente muy ocupado con el trabajo, pensaba en que podría acabar todo aquello, con su experiencia sabía que esto no iba a acabar bien ni para el rubio ni para él, pero al diablo, iba a disfrutar cada momento, nunca antes se guardó algo, entendía que el rubio era su ex suegro, pero que le iba a ser si le gustaba, cuando se enamoró de Milah nunca pensó en las consecuencias, siguió su corazón, estaba vez era lo mismo, le gustaba ese príncipe más de lo que quería admitir, lo cual era un tormento a diario verlo sin poder besarlo, tocarlo, tomarlo de la mano, pero claro mientras estuviera Snow… de solo pensar en ese nombre su sangre subia a la cabeza, ni siquiera sabía porque David se enamoró de ella, claro era linda por supuesto, pero no como la hija del Rey Midas que podía convertir todo en oro, pero claro, tenía que caer con la princesa desvalida, su mandibula estaba tensa, no era lo mismo compararse con otro hombre, como en su momento lo hizo con el cocodrilo, que era un cobarde, la princesa era diferente, era valiente, hermosa y se preocupaba por el resto, Killian no era mas que un pirata, un desalmado, ladrón y todo, pero eran distintos en muchas formas sin mencionar el gran detalle de que era un hombre y eso era el gran detalle, Snow siempre iba superarlo solo por tener una jodida vagina pensó.

 

—¿Capitán? Preguntó el señor Smee.

—¿Qué pasó?

—Encontré esta camisa abajo, creo que le pertenece al Príncipe.

—A ver, demela.

Era sin dudas la camisa del rubio, aquella roja de franela, seguramente se le había quedado en la prisa de empacar. La tomó y observó, se fue bajo cubierta y sonrió para guardarla en su camarote, antes de meterla en el baúl la olfateó sintiendo el aroma tan único del rubio, David olía delicioso, sentía que su cuerpo vibraba con aquel aroma, apenas habían pasado unas horas desde que tuvieron un último encuentro y ya quería tenerlo nuevamente con él. Guardó la prenda y salió del camarote dispuesto a comer algo, pero de pronto apareció la rubia, Emma.

—¿Swan? ¿Qué haces aquí? Preguntó.

—Vine a verte, quería saber si estás disponible para almorzar. propuso la rubia.

—Claro, muero por una hamburguesa.

Los dos se fueron al restaurante, la rubia estaba algo extraña, Killian pensó que algo le pasaba, quizás era algo con respecto al creador aquel, pero al parecer la rubia tenía otros planes. Una vez estuvieron en el restaurante, el pirata fue el primero en romper el silencio entre ambos.
—Y dime Swan ¿qué ocurre? ¿pasó algo con Henry? Preguntó.

—Nada de eso, solo quise pasar tiempo contigo, después de lo que pasó entre los dos las cosas parecen incómodas a veces y pues no quiero que sea así.

—Tranquila Swan, no hay rencores, lo pasamos bien, lo disfrutamos. Dijo el pirata.

—Eso es curioso, antes no parabas de perseguirme e insistir, ahora parece que nada te importa.

—Pues, tú querías espacio, eso es lo que te di, además no le pusimos nombre a esto.

—Lo sé, ¿te interesa alguien más?

—¿Porque preguntas?

—Pues te veo diferente, no sé si estoy equivocada, pero parece que ya tuvieras tu cabeza en otra parte.

—Pues eso es asunto mío, Emma no creo que te interese mi vida amorosa.

—Pues si te digo que me interesa ¿habría problema?

El pirata quedó sorprendido, la mirada de la rubia le daba esa vibra, cuando se conocieron Swan era bastante cortante con él. claro aunque reconocía que fue coqueto con ella al punto de ser algo sucio, pero la cosa escaló y ambos terminaron involucrados en una relación sexual y amorosa que terminó mal luego de que ambos estuvieron bajo el yugo de la maldición de la oscuridad, pero las cosas habían cambiado, el pirata ya no sentía lo mismo por la rubia, le tenía un especial cariño desde luego, pero sus sentimientos cambiaron y ahora tenía otros intereses, en específico en el padre de Swan por el cual sentía algo fuerte.

—Pues eso es extraño teniendo en cuenta que fuiste tú la que terminó todo.

—Lo sé, pero me he dado cuenta que eres un hombre único, ya no veo rastro de venganza en ti, me gusta este nuevo Killian. Dijo la rubia.

—Agradezco que al fin reconozcas mi grandeza, cariño. Dijo bromeando.

—Tu y tu modestia.

Los dos siguieron hablando de otras cosas como lo que estaba pasando en el pueblo y el nuevo enemigo a vencer, muchas cosas de las cuales preocuparse, cuidar de Henry era lo más importante, Emma estaba asustada y eso podía verlo el pirata, por supuesto que el hecho de que tu hijo corriera peligro pondría nervioso a cualquiera, Garfio hacía sus respectivos chistes de siempre con su personalidad divertida, parecía que las cosas no hubieran cambiado, por supuesto que Killian no era ciego y había visto a la rubia desde el inicio, le había llamado la atención, era hermosa, además de tener un carácter fuerte, pero luego cuando conoció a su padre todo se puso patas arriba, confusiones y sentimientos empezaron en él, claro ahora entendía de que sentía algo especial y diferente por el padre de la rubia. Fue entonces que de la nada llegó el tema de David a la mesa lo cual puso las cosas algo incómodas.

—David y tú han logrado llevarse muy bien por lo que he visto este último tiempo. Mencionó Swan.

—Bueno… suelo tener ese efecto de agradarle a todo el mundo y tu padre supongo que no fue la excepción. Dijo sintiéndose un poco nervioso por la pregunta y al mismo tiempo riéndose por dentro debido a su relación íntima con el rubio.

—Me alegro que hayan logrado desarrollar esa amistad, después de todo peleamos contra un enemigo poderoso y estar unidos es importante. Agregó.

—David es un hombre especial ¿no? reconozco que al inicio se me hacía un idiota testarudo, pero ahora siento que es uno de esos hombres únicos en el mundo, hace todo por ustedes, es un valiente. Es lo que vale. Dijo Killian.

—Vaya si que se llevan bien ahora, hasta sonaste enamorado. Bromeó la rubia.

Garfio casi se ahoga con la comida, porque en cierta forma lo está, quiere a ese hombre aunque lo esté ocultando, pero lo quiere y mucho. La comida terminó y ambos se pararon y caminaron a entrada del lugar, Emma tenía una mirada extraña en sus ojos, una que el pirata podía reconocer, en otros tiempos hubiera seguido a su instinto, pero ahora no quería, reconocía lo atractiva que podía ser Emma, pero su cabeza estaba en otro sitio.

—Bueno, me gustaría que pudiéramos seguir la conversación en otro lado. Dijo Swan sin inmutarse.

—Claro, podemos ir al Jolly Roger.

Ambos se fueron al barco, fue ahí donde todo se volvió una locura, Emma lo tomó de la chaqueta y besó de manera desesperada, aquello sorprendió al pirata en un inicio de una forma extraña, no entendía esto, pero recordar los besos de Swan era interesante, a comparación con los de su padre eran diferentes, David era tosco para besar al igual que Emma pero al mismo tiempo la rubia lo hacía con un afán más suave, no tenía comparación con su padre, la ropa se fue yendo y terminaron ambos en la cama, para Killian fue extraño incluso casi imposible pensar en estar nuevamente con Emma en la cama, la rubia estaba insistente y él no era de piedra. El sexo fue complicado pues hubo momentos en los que el pirata solo podía pensar en David, sus manos grandes y firmes, la forma en como lo hacían, con Emma el tenía el control, pero a él le gustaba sentirse controlado, sentírse el centro del placer, así sin más terminaron aquella sesión de sexo, la rubia tomó su ropa y fue por algo de comer, Killian la siguió.

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David le dijo a Snow que saldría a entrenar pues no había tenido tiempo antes, sin embargo su plan era ir a ver a Killian de sorpresa al Jolly Roger pues aunque lo negara quería verlo y pasar tiempo con él. Salió de su casa y caminó hasta la tienda donde compró una botella de ron, el favorito de Garfio y fue camino al muelle para reencontrarse con él. La cosa era claro iba a follárselo, aunque le costara admitirlo se había hecho adicto a ese culo, además de la compañía. Una vez llegó notó lo solitario que estaba el muelle, la noche era algo fría caminó y subió al navío buscando al pirata, pensó que estaría bajo cubierta así que bajó encontrandose su hija además de Garfio ambos con poca ropa y sonriendo, el rubio sintió que la sangre se le subía, era demasiado lo que sintió en aquel momento pero disimuló lo mas que pudo, sabía que no debería después de todo el y él pirata eran solo amigos que a veces tenían sexo o como se llamase. El rostro de Killian se puso pálido, vio que el príncipe traía la botella de su ron favorito en la mano y sintió un maldito dolor en el pecho, como si algo no estuviera bien en todo esto, ver a David así de abrumado no le gustó nada, quería lanzarse al mar ahora mismo.

—¿David qué haces aquí? Preguntó la rubia con curiosidad de ver a su padre en el barco de Killian.

—Yo vine a ver a Garfio, pero no sabía que estaban… ocupados, creo que debo irme. Dijo.

—¡No! Dave no es necesario, Emma ya se iba de hecho. Explicó Garfio en un tono de súplica .

—Si, tranquilos pueden tener su noche de chicos, yo voy de salida. Dijo la rubia vistiendose.

Emma se puso su chaqueta y pantalones además de sus botas muy rápido. El ambiente estaba extraño, la rubia se despidió de su padre con un beso en la mejilla, el rubio fingió una sonrisa, Killian se sentía incómodo con todo esto, sentía que nada de aquello estaba bien. Una vez Emma se fue, un silencio se apoderó del Jolly Roger. Ninguno de los dos hombres dijo nada en largos minutos, el pirata se puso su chaqueta y se recargó en el umbral de la puerta, dibujó con sus dedos en la pared en señal de nerviosismo sin saber que decir, no había excusas y al mismo tiempo no debía dar explicaciones de su comportamiento a nadie pues estaba soltero y con David tenía una relación sin nombre.

—Vine a conversar, pero no quise interrumpirles la noche a Emma y a ti. Te dejo la botella, sé que es tu favorito. Dijo David dándose media vuelta para marcharse, el pelinegro sintió que el corazón se le partía de algún modo y tomó al rubio de la mano para impedir que diera otro paso.

—¡No! no te vayas Dave, perdón por todo esto, no sabía que vendrías y Emma y yo… trató de explicar pero no podía dar excusas mientras se le arrugaba el corazón al ver decepción en los ojos del rubio.

—No necesitas explicarme nada, me alegra que ustedes se estén volviendo a encontrar, ella es mi hija y la amo, quiero lo mejor para ella, así que es mejor que me vaya. Sentenció.

—No, porfavor no te vayas, no es lo que crees, quiero decir que pasó algo, pero como te dije eres tú quien me interesa y eso no ha cambiado. Explicó el pirata.

—Déjalo así, me alegro que los dos estén recuperando su relación, que pases una buena noche. Dijo antes de marcharse dejando a Killian completamente devastado y sintiéndose fatal por todo aquello.

Todo era extraño, después de todo lo que sea que tenía con David no tenía nombre, el estaba casado con Mary Margaret y seguía acostándose con ella, la besaba frente a él, no era justo que se molestara cuando él hacía lo mismo, pero por otro lado Garfio sentía que se estaba traicionando así mismo, que no estaba bien lo que hizo con Emma porque en el fondo sus sentimientos estaban en otra persona y esa persona era David, pasó su mano por su rostro completamente abrumado, sentado y acariciando la botella de ron que el rubio le había traído como obsequio, pensando en todo lo que pasaba por su mente y como todo este idilio era demasiado grande para él.

El rubio sintió algo extraño con todo esto, sintió celos, dolor al ver que Garfio estaba con su propia hija, sabía que ellos habían sido algo, pero claro ahora las cosas habían cambiado, no supo cómo ni cuando el maldito pirata se había metido en su mente, pero sentía como si le hubieran roto algo dentro de él, pero al mismo tiempo no tenía derecho a quejarse por ello cuando él también tenía una relación con otra persona a quien decía amar porque estaba seguro que aún amaba a Mary Margaret, pero al mismo tiempo sentía cosas nuevas por Garfio que no podía explicar, había una conexión entre los dos que era fuerte, no la podía explicar, pero estaba ahí mismo en ese momento. Caminó un par de minutos por el pueblo un poco abrumado hasta que se sentó en una de las bancas del parque, pensaba en la escena que vio, su hija con su amante, era algo extraño de procesar, pero tenía que frenar esto porque no quería hacer sufrir a nadie, no a Snow, no a su hija por supuesto a quien amaba mucho y luchó por ella. Volvió a su casa y se fue a la cama a dormir con su esposa.

 

_______________________________________________

 

Pasaron unos días donde ninguno de los dos se vieron, Killian pasaba los días sobre su barco pensando en muchas cosas, desde luego en qué haría con todo esto, no quería darle falsas esperanzas a Swan porque ya no sentía nada más que un aprecio por ella, pero luego estaba David, definitivamente lo quería e incluso más que eso, pero las cosas estaban complicadas, tenía que hablarle de alguna manera, necesitaba que lo escuchara y como siempre fue a la estación donde no lo encontró lamentablemente, le dijeron que estaba resolviendo un caso a unas calles de ahí, fue entonces que el pirata fue en su búsqueda. Al verlo conversando con un hombre al final de la calle pensó en lo guapo que se veía, se quedó mirándolo esperando a que terminara de hablar con aquel hombre, se acercó caminando despacio algo nervioso, no sabía cómo iba a reaccionar el príncipe, cuando el rubio lo vio evitó su mirada y comenzó a caminar lejos de él. Killian lo siguió rápidamente.

 

—-Dave ¿podemos hablar? Preguntó en un tono suave.

—Ahora no, estoy ocupado trabajando. Respondió cortando caminando hacia el parque que estaba vacío o eso creían.

—Por Favor, solo dame unos minutos, necesito que hablemos. Rogó el pirata.

—¿De que? volviste con mi hija, me alegro, que sean felices y cuidala bien ¿eso querías? Dijo.

—¿Puedes dejar de ser el mismo testarudo de siempre y escucharme?

—¿Qué quieres, Garfio? Preguntó el sheriff.

—Que me escuches, lo de Emma y yo no es nada, yo y ella solo pasó algo loco, es todo pero no hemos regresado, solo fue sexo y ya. Explicó el pirata.

—Bien, es problema de ustedes, no me metas en ello.

—¡Idiota! al que quiero es a ti, no me interesa tu hija, ni ninguna otra mujer, me interesas tú ¿eso querías oír? es a ti a quien quiero maldita sea.

El pirata tomó a David de ambas mejillas y lo besó en pleno a parque, el cual estaba desolado o al menos era lo que pensaban a esa hora de la mañana, el beso hizo que el rubio sintiera un cosquilleo en su pecho y luego se soltó del agarre del más bajo mirando de forma desaprobatoria, pero al mismo tiempo con calma.

—No hagas eso aquí, estamos en un lugar público ¿qué te pasa? Preguntó el rubio.

—No me interesa, quiero que lo sepas, porque eres un testarudo de lo peor y no escuchas razones. Sentenció el pelinegro.

—Bien, entiendo solo tuviste un acostón con mi hija, no quiero que la ilusiones.

—Fue ella quien empezó, solo me dejé llevar, pero no se va a volver a repetir.

—Lo que hagas o no es tu asunto yo no tengo porque reclamarte nada.

—Lo sé, pero te lo digo de todas formas, eres tú quien me interesa.

—Tengo que seguir trabajando ahora, te veré luego.

—Te estaré esperando en el Jolly Roger esta noche.

 

Ambos hombres siguieron sus propias actividades por separado sin saber que alguien los había visto, alguien que los conocía muy bien y que no iba a dejar esto en las sombras tan fácilmente, las cosas estaban por cambiar en Storybrooke.

Chapter 17: Un Sucio Secreto

Chapter Text

Regina se encontraba caminando por las calles de Storybrooke luego de dejar a Henry en la escuela, pasó por la avenida dispuesta a ir por un café, al tenerlo dirigió sus pasos al parque donde escuchó unas voces conocidas, se acercó y vio al pirata caminando detrás de David Nolan, el príncipe y uno de sus enemigos en el pasado, el esposo de Snow White, fue entonces cuando los vio discutir, curiosa se quedó mirando escondida entre los árboles y de pronto escuchó aquellas palabras. “—¡Idiota! al que quiero es a ti, no me interesa tu hija, ni ninguna otra mujer, me interesas tú ¿eso querías oír? es a ti a quien quiero maldita sea” seguido de eso vio como la mano del pelinegro tomó el rostro del rubio y lo atrajo para besarlo, los ojos de Regina se abrieron completamente al ver aquello, nunca lo hubiera imaginado ni en un sin fin de posibilidades que Garfio y Charming tuvieran ese tipo de relación tan cercana al punto de besarse en la boca. Pensó que el rubio golpearía al pirata pero no fue así, esto era consensuado, David estaba engañando a Snow, una parte de ella sintió felicidad y alivio por ver aquello, saber que Snow White estaba siendo engañada, que su guapo y perfecto esposo estaba teniendo un amorío con un pirata haciéndola una cornuda.

—Veremos a dónde llega esto, no eres tan digno, príncipe, pero tranquilo, tu sucio secreto por ahora lo guardaré. Dijo para sí misma.

La mujer fue a su casa, recordó que tenía camaras escondidas en ella, fue entonces que buscó las cintas del día cuando David y Killian estuvieron juntos cuidando a Henry, al principio no encontró nada, pero cuando avanzó vio dos grandes sorpresas, un beso cerca de las escaleras y una escena subida de tono en el sofá donde Garfio estaba sentado en las piernas del príncipe hasta que La Salvadora llegó e interrumpió todo, guardó aquella cinta en su caja fuerte, pues la usaría cuando tuviera oportunidad.

 

__________________________________

 

David terminó su trabajo en la estación, por suerte había terminado temprano, Emma se quedó con el turno de tarde, condujo hasta el muelle, se estacionó y caminó hasta el Jolly Roger, Garfio estaba esperándolo con una sonrisa, una vez subió tomó a Garfio del brazo y se lo llevó bajo cubierta, el pirata sonrió con picardía completamente sorprendido y excitado, el rubio lo llevó hasta el cuarto de máquinas y lo empujó contra las bancas.

—¡Dave! ¿Qué haces?

—-Vas recibir lo que mereces por ser un pirata sucio y promiscuo.

—-¿Ah sí? pues soy culpable. Dijo sonriendo completamente deseoso de todo este juego.

David tomó al más bajo y comenzó a quitarle la ropa de una manera ruda, cada prenda salía rápido y de manera forzosa. El sheriff sacó unas esposas de su bolsillo y lo esposó a una de las esquinas dejando al pelinegro amarrado. Una sonrisa pervertida se dibujó en los labios del más alto, el pirata estaba solo con ropa interior esposado y listo para el placer. David se acercó al pelinegro y le dijo en voz baja.

—-¿Así que te follaste a mi hija eh? creo que tienes que pagarlo, tú eres mío. Dijo con un tono masculino y demandante causando escalofríos y temblores en el cuerpo del pirata.

—-Si, lo hice, he sido un pirata malo, necesito que el sheriff me dé un escarmiento rudo. Dijo en un tono desafiante y vulgar, David tomó el mentón del pirata y lo apretó un poco haciendo que este abriera la boca, el rubio se acercó y lamió los labios del pelinegro y luego bajó con sus manos a sus tetillas donde las apretó un poco haciendo que Garfio gritara de placer y dolor

—Ahhh… va a tener que ser un poco más rudo que eso, Sheriff Nolan. David notó la creciente erección en el boxer de Killian y sonrió con orgullo ante esto.

El rubio se quitó su chaqueta y camisa, hacía calor en aquel barco, Killian admiró cada centímetro de ese torso perfectamente trabajado, duro en todas partes, abdominales marcados, una espalda ancha, todo en David era delicioso. El rubio se acercó otra vez al mas bajo y tomó el elástico de su ropa interior liberando su erección, Killian tenía un pene por arriba del promedio, pero claro no superaba el tamaño de David que era aún más grande, el príncipe volteó al pirata con fuerza dejando a la vista su culo, era un trasero bien definido aunque no grande como el suyo, un poco de vello, pero no exagerado. El rubio se arrodilló en el suelo y metió su rostro entre sus nalgas comenzando a comerse su culo de una forma hambrienta, la lengua del príncipe quemaba, era tan jodidamente delicioso para el más bajo que comenzó a gemir fuerte.

—Dave, no, no me puedes tomar de esa ¡ahh! forma. Dijo gritando y gimiendo por la sensación tan íntima. Era insoportable el placer, Killian no sabía si era por aquella situación de ser dominado que vaya que le gustaba y más si era David o porque el príncipe le comía el culo demasiado bien. Creo que podría indicar que eran ambas, su pene estaba duro como roca, sus gemidos no paraban de sonar diciendo el nombre del rubio, escuchó el cinturón del más alto sonar, sabía lo que venía, lo necesitaba, el rubio se quitó su pantalón, botas y ropa interior hasta quedar desnudo, frenó la lamida de culo y comenzó a masturbarse, se acercó al pirata y lo tomó por el cabello casi sentándose en la espalda de este, comenzó a darle golpes con su miembro en su pómulo, Killian trataba desesperadamente de lamer, aquello le sacó una carcajada al príncipe

—-¿Has sido muy malo y quieres chuparmela? eso sería un premio para ti, putita infiel. Dijo.

—-Lo necesito, lo necesito, Dave no me lo niegues, por favor. Seré bueno, lo prometo. David sonrió y metió el glande entre los labios del pelinegro, Killian sintió el sabor e inmediatamente comenzó a succionar desesperadamente causando una corriente realmente placentera en el más alto.
—-Mierda que goloso estás, pirata. Dejó que Killian la succionara un rato y luego la sacó de su boca para acomodarlo nuevamente a la posición del cuatro, vio su culo abierto para él, empujó su miembro logrando que este entrara sin dificultad pues el pirata ya estaba adecuado a su gran tamaño, el gemido del pirata fue agudo y casi femenino por la necesidad de ser follado, David comenzó a moverse con fuerza azotando sus huevos contra las nalgas de Killian, era una follada con furia, no podía negarlo, le dieron celos saber que Killian se había acostado con su hija, pero no por su hija sino por el maldito pirata, se deslizaba fuera y dentro de él.

—¡Ah…Dave ... .ah! así, si ohhh más, más, así usa a tu puta desobediente. Dijo sonriendo, pues le gustaba jugar y provocar más al rubio.

El sonido en aquella habitación era solo una mezcla de todo lo pecaminoso que pudiera haber, Killian esposado, gimiendo, con el rubio detrás de él embistiendolo con fuerza, el sonido obsceno de sus bolas golpeando las nalgas del pelinegro además de las nalgadas que el mas grande le daba de vez en cuando hacían eco en aquella habitación.

—-Espero te quede claro que eres mío, tu culo es enteramente mío ¿entendido puta? Advirtió el sheriff.

—S…si…si soy solo suyo majestad, tome lo que es suyo, úselo ¡ahhh! a su gusto. Agregó el pirata.

La lujuria entre ambos había escalado a un nivel muy grande, en la cama se complementaban como nunca, Killian jamás pensó que alguien lo pudiera llenar de esa forma, las mujeres eran deliciosas claro, pero tener a un hombre fuerte que te diera ese placer, de hacerte sentir dominado, que no eres más que su juguete era algo tan puramente morboso, era el Capitán y un líder, pero reconocía que ser dominado lo ponía mucho más que cualquier cosa, sintió como David lo golpeaba de aquella forma, se sentía lleno por dentro, como aquella polla gruesa lo abría de esa forma, ni siquiera tenía que tocarse para sentir placer, miró hacía arriba viendo el techo, sentía el sonido de aplauso con el choque de las embestidas, de pronto el rubio tocó ese punto tan delicioso que lo hizo gritar con fuerza y temblar
—¡Ah! si, ahí, ahí por favor… Suplicó con desespero en la voz, el rubio escuchó y volvió a darle en la misma zona no una sino tres veces, cosa que lo volvió loco y hasta le hizo poner los ojos en blanco por el placer.

David por su parte estaba perdido en el placer y la lujuria, nunca pensó que cogerse a otro hombre le gustaría de tal forma, siempre fue un hombre correcto, pero tenía este nuevo lado que estaba descubriendo, disfrutaba de dominar, de tener el control, Killian era ese complemento de sus más oscuras fantasías, miró hacia abajo viendo como su pene se hundía en aquel agujero rosado y goloso, entraba y sentía la suavidad y la presión, nunca pensó que disfrutaría tanto esto, el culo de Garfio era adictivo, podría estar follandolo todo un día, lo tomó de las caderas y empujó con fuerza una y otra vez azotando sus huevos y muslos contra el culo del pirata, sus nalgas bailaban con el choque, acarició la espalda del pelinegro notando algunas cicatrices que este tenía seguramente por los duelos que tuvo alguna vez.

—-Jodida puta que eres, Garfio. Dijo el más alto embistiéndolo con toda su fuerza.

—-Toda suya ahhh… majestad, ah… si así.

—¿Quieres que te preñe eh?

—Si, quiero que te vengas en mi, adentro, me encanta ser llenado por ti.

 

No había ni una sola gota de vergüenza entre ellos ya, todo atisbo de pudor se había fugado, ahora solo había placer y lujuria. David continuó sus movimientos sin dejar de arremeter contra el pirata, su pene ya había dejado adaptado el agujer de Jones con tanto follarlo, la suavidad, el calor y lo apretado que estaba lo volvían loco, el más bajo se retorcía moviendo su propio culo hacía atrás buscando empalarse el mismo en aquella polla, Killian se había vuelto adicto a esa herramienta, la sensación de ser llenado por dentro, las esposas lo hacían aún más delicioso y morboso, se mordió el labio inferior, no tenía que tocarse para sentir placer, fue cuando David le volvió a golpear su próstata una y otra vez causando que el orgasmo se apoderara de él completamente, se retorció de tal forma que su cuerpo comenzó a temblar, su pene comenzó a bombear el semen ensuciando el suelo mientras gemía, el rubio no paraba de follarlo buscando su propio placer, este sonrió con suficiencia al ver que pudo hacer que el más bajo se corriera sin tocarse. El sheriff le dio un par de embestidas más hasta que sintió su orgasmo venir, empujó su polla lo más profundo que pudo corriendose dentro del pirata causando que Killian gimiera aún luego de haberse corrido hace unos segundos.

—Mierda… que rico aprietas. Dijo David tomando las caderas del pelinegro con firmeza mientras terminaba dentro. La sacó despacio notando como el agujero del pelinegro se contraía de forma obscena con toda su corrida escurriendose.

—-Qué maldita delicia… Agregó Killian suspirando.

El rubio le quitó las esposas dejando al más bajo finalmente libre, David le ofreció la mano para ayudarlo a levantarse, el pirata sintió sus piernas temblar apenas poniéndose de pie, sentía el semen entre sus nalgas bajando por sus muslos. Ambos desnudos frente al otro, el más bajo tomó al príncipe de su hombro izquierda y lo besó con fuerza, el más alto siguió aquel beso con ansias acariciando la espalda y las caderas de Killian, ambos siguieron los besos necesitados, sin duda su conexión era grande.

—Debo ir a casa… Confesó el rubio.

—Entiendo, espero que uno de estos días te puedas quedar aquí conmigo. Dijo Killian.

—Cuenta con ello. Respondió el príncipe.

Los dos hombres se vistieron mientras ninguno decía palabra alguna por lo vivido, ya era costumbre aquello, era algo bizarro, ambos tenían aquella relación extraña donde se daban placer el uno al otro, pero no parecía tener algún nombre, aunque los dos sentían algo nuevo, el más alto se acomodó su chaqueta y arregló el cuello de esta, Killian terminó de ponerse su característica ropa de pirata mientras miraba al príncipe de espaldas a él. David se volteó para mirarlo, las miradas hicieron conexión de aquella manera tan pura que parecía que nada las podría quebrar.

—Debo irme, cuídate. Dijo el rubio poniendo su mano en el hombro del pirata.

—Igual tu. Respondió para luego verlo salir y quedarse perdido en sus pensamientos escuchando los pasos del más alto alejarse.

 

David estaba confundido con todo lo que pasaba entre los dos, era evidente que algo nada normal estaba pasando, de partida el jamás pensó que terminaría engañando a su esposa, claro ya no estaba en el bosque encantado, pero sin duda siempre sintió que su amor por Mary Margaret era algo inquebrantable, pero entonces llegó Killian Jones a desordenar por completo su vida, aunque lo negara sentía algo especial por él, era algo que ni él mismo podía explicar, pero estaba ahí, se subió a su camioneta pensando en ello, miró la embarcación y se retiró del muelle camino donde su esposa para seguir con su vida.

La vida con Mary Margaret era feliz, pero al mismo tiempo se sentía vacía y sin sentido, como si todo fuera porque debe ser, entre más lo pensaba su vida estaba llena de monotonía y aburrimiento ¿se sentía insatisfecho? tal vez, por algo su relación extramarital con el pirata.

 

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Killian sabía que las cosas eran difíciles, pero su mente divagaba a mil por hora, pensaba en como hubieran sido las cosas si hubiera conocido al principe antes, tal vez hubieran llegado a algo más que no fuera solo tener sexo a escondidas de vez en cuando, no era que no le gustara la emoción del morbo, pero sentía que quería más desde hace un tiempo y especificamente con el principe, no le importaba si estaba casado, podían huir y dejar todo atrás aunque sabía que el hombre le diría que no por varios motivos. Sus piernas temblaban pues aquella sesión de sexo lo dejó completamenete relajado, aún sentía los vestigios de su orgasmo delicioso, estar en su barco era algo que le relajaba mucho, era su zona de confort. Meterse con Emma había sido un error, claro que no podía negar que la rubia le atraía, siempre tuvieron una relación buena, pero por supuesto la cosa había cambiado pues todo su deseo y sentimientos se fueron al Sheriff de Storybrooke.

Tomó uno de los mapas para pensar sobre cómo encontrar al tal creador, el tipo era impredecible y no sabían cuándo y cómo podría atacar, Killian notó que ciertas islas tenían un patrón, estas solían contener ciertas historias y mitología pirata. El pelinegro recordó sobre una historia, la historia de los tres sellos, su padre se la había contado, trataba de los objetos más poderosos, el cráneo de plata, el corazón puro y la espada de la justicia, con estos tres objetos podían convocar la magia más poderosa, claro todo era una leyenda, pero al mismo tiempo el cráneo que había encontrado con David en la cueva de la isla calavera tenía algo de sentido ¿sería posible que el creador estuviera reuniendo los tres sellos para la gran magia? no le cabía duda.

Regina estaba en la alcaldía, aún intentaba procesar lo que estaba ocurriendo, aparte de la preocupación por su hijo, el romance del príncipe y el pirata era algo que no salía de su mente, de pronto se escuchó el timbre, la mujer se puso de pie y fue a abrir la puerta encontrándose con el pirata. La reina sonrió al verlo ahí, las ganas de confrontarlo por lo que vio durante la mañana y sacarle más información, pero no era el momento.

—Regina, he averiguado algo, creo que es importante que lo sepas. Dijo.

—¿Qué cosa averiguaste? Preguntó la mujer con curiosidad.

—Cuando estuve con David en la Isla Calavera encontramos el cráneo de plata, recordé una leyenda, la de los tres sellos ¿la conoces? Cuestionó el pelinegro.

—Claro que la conozco, los tres sellos que liberan la magia más pura, pero es solo una leyenda. Agregó.

—Al parecer es real, el cráneo de plata, el corazón puro y la espada de la justicia.

—Eso significa que el plan del tipo es reunir los tres sellos y si lo hace estamos perdidos.

—¿Dónde se encuentra la espada de la justicia? Preguntó el pirata.

—Posiblemente tu David lo sepa. Soltó la alcaldesa de Storybrooke sin más.

—Si, iré a averiguar si sabe algo de la espada, el siempre ha sido bueno conociendo ese tipo de cosas, posiblemente Emma convoque una reunión para esto.

—Ve y averigua lo que puedas, estaré atenta a lo que decidan.

 

Killian se fue de aquella casa y de pronto recordó la frase “tu David” la cual sonó raro en la boca de Regina con un tono casi burlesco, probablemente era alguna broma de la mujer o estaba siendo sarcástica, otras veces lo llamó la mascota de los Charmings. El pelinegro caminó hasta llegar al departamento del rubio completamente ansioso de contarle lo que había deducido. Una vez llegó a la puerta se tomó un momento para respirar y golpeo. Luego de unos segundos la puerta se abrió encontrandose a un David en ropa interior, no podía sino estar completamente interesado en aquella vista, levantó una ceja y le guiñó un ojo al mas alto.

—-Garfio ¿que haces aquí? Preguntó el rubio algo nervioso por la presencia del mas bajo.

—Averigüé algo sobre el creador, tengo este mapa. Dijo mientras entraba al apartamento.

—Bien, dime que sabes. Dijo.

—David ¿qué pasa? Preguntó Snow algo preocupada.

—Garfio encontró algo importante. Explicó el rubio.

—Nosotros encontramos el cráneo de plata en la cueva de La Isla Calavera, hay una leyenda que me solía contar mi padre, de los tres sellos capaces de despertar la magia más pura, aquella que en las manos equivocadas provocaría el caos.

—Eso quiere decir que el hijo de puta nos hizo hacer su trabajo.

—¡David! esa boca. Se quejó Snow mientras Killian ponía los ojos en blanco.

—¿A qué te refieres? Preguntó el pirata.

—Que ese día que lo encontramos en la Isla simplemente estaba asegurándose de que encontraramos el cráneo, si hubiera querido matarnos podría haberlo hecho, creo que simplemente nos usó.

—Tienes razón, el maldito nos usó y eso quiere decir que en algún momento vendrá por él, tenemos que decirle a Rumpelstiltskin que lo resguarde aún más.

—Tenemos que reunir las cosas antes que él.

—Si por eso vine ¿Sabes de la espada de la justicia?

—Por supuesto, es la Excalibur.

—¿Dónde está su ubicación?

—En Camelot.

—Tenemos que obtenerla antes que El Creador.

—Le pediremos a Rumpelstiltskin que nos ayude a llegar allá.

—De acuerdo, por ahora mantente atento, tenemos que tener cuidado con el tipo ese.

—Si, mañana hablaremos con los demás sobre esto.

Killian asintió no sin antes mirar al príncipe una última vez aquellas piernas bien tonificadas y su bulto, Snow estaba en la sala esperandolo, la sonrisa pícara de Garfio hizo que David le diera una mirada algo coqueta, ambos hombres se despidieron y el pirata salió del edificio dispuesto a averiguar más sobre los tres sellos.

Chapter 18: Camelot

Summary:

David, Killian, Snow y Emma reciben la ayuda de un viejo amigo, aunque las cosas se ponen extrañas y terminan algo que no esperaban.

Chapter Text

Emma escuchó a Garfio y su padre completamente atenta, nunca había oído algo relacionado con los tres sellos, la preocupación se apoderó de ella por su hijo, aquel tipo le había advertido que Henry era su persona de interés, no se sabía lo que planeaba, los demás hablaban de algún plan, pero ella no podía tener paz con aquello, Regina tampoco se veía cómoda, entendía la preocupación de ella, al parecer la situación era más grave de lo que podían entender. Mary Margaret como siempre tratando de ser la madre comprensiva, David el padre protector cuidando a todos, Regina ayudando con sus ideas sobre la magia, Bella y Rumpel aportando sus conocimientos, todo estaba en pleno apogeo.

Garfio estaba pendiente de las acciones del más alto, claro que no se olvidaba de su relación oculta, reconocía que le molestaba ver al príncipe con Snow, por supuesto que era algo que tenía que aguantar y era algo bizarro verlos juntos luego de que ayer el rubio se lo había follado en el Jolly Roger y ahora estaba de la mano con la maestra. Observaba cada detalle de su rostro, aquella barba a ras que le quedaba perfecta haciéndolo lucir más varonil, sus hombros, su cuerpo, todo en su lugar, había probado a ese hombre hace unas horas, pero se estaba volviendo adicto a los besos, caricias y sobre todo al rico sexo tan sucio que tenían, la atracción que sentía por el sheriff era mucha y tenía que guardarla para sí mismo o podría cometer más locuras de las que ya hacía.

—¿Entonces quieres que le ponga un hechizo de protección? Preguntó Mr Gold un poco sorprendido luego de ya haber puesto el cráneo en un lugar seguro cuando los hombres se lo trajeron.

—Es necesario, el sujeto busca los tres sellos y uno de ellos lo tenemos en nuestro poder, el cráneo de plata debe ser protegido y solo tú puedes hacerlo. Dijo el más alto.

—Espera David, hablaste de tres sellos ¿los otros son cuales? esto se está poniendo complejo.

—La espada de la justicia y el corazón puro. Agregó Garfio.

—La Excalibur es la espada de la justicia, es aquella que puede ser tomada por el verdadero gobernante ¿como lo haremos para obtenerla? Preguntó Emma.

—Debe haber algún método, tenemos que encontrarlo, sabemos que la espada está en Camelot. Explicó el rubio.

—David y yo iremos, dijo Garfio.

—No, nada de eso, El Creador necesita la espada, es mejor que vayamos en grupo, me ofrezco para ir con ustedes, alguien debe quedarse cuidando a Henry ¿Regina? Preguntó la rubia.

—Está bien, pero creo que necesitarán más ayuda.

—Yo iré con David, dijo Mary Margaret.

—Bien, el plan es ir a Camelot y obtener la espada antes que El Creador ¿cuando iremos?

—Ahora mismo, necesitamos llegar a tiempo. Rumpel ¿puedes llevarnos allá?

—Lo haré, me quedaré con Regina a proteger a mi nieto, esto depende de ustedes.

 

David, Snow, Emma y Garfio se prepararon para viajar a Camelot, aquel reino donde se encontraba la espada. Mr Gold creó un portal con una magia, los cuatro lograron pasar y llegaron al bosque, el aire fresco inundó las fosas nasales de todos, Mary Margaret se abrazó a su esposo como solía hacerlo, Killian los miró por un segundo, pero luego desvió la mirada para intentar no pensar en ello pues le era incómodo. Tomó el mapa para buscar alguna localización del famoso reino de Camelot. El rubio tomó la delantera pues recordaba haber visitado el reino, conocía a Arthur, quien era un príncipe en su momento y lo ayudó a poder reencontrarse con Snow en el pasado cuando la reina malvada los separó con un hechizo donde había encerrado a la princesa en un espejo, gracias a la ayuda de Merlín quien estaba al lado de Arthur.

—Conozco Camelot, hace años, yo tuve ayuda de un buen amigo de aquí, espero encontrarmelo, quizás el pueda llevarnos a donde está La Excalibur, el siempre hablaba de esa espada. Explicó el rubio.

—¿Hablas de tu amigo Arthur? El te ayudó a rescatarme cuando Regina me encerró en aquella prisión de espejo. Preguntó Mary Margaret.

—Si, estamos cerca del reino quedense juntos, cualquier señal enemiga ataquen con lo que puedan. Advirtió el rubio.

—No se confíen, El Creador es demasiado manipulador, aparece cuando quiere y trae consigo ilusiones. Agregó el pirata.

 

Luego de un rato caminando por el bosque llegaron al castillo, los guardias sacaron sus espadas al verlos, David alzó las manos en señal de paz y se acercó despacio a hablarles de manera protocolar, Emma, Garfio y Snow se quedaron atrás observando todo y atentos por si ocurría algo y tenían que intervenir. El rubio se quedó parado por un momento junto a los guardias, una trompeta sonó y minutos después las puertas del castillo se abrieron mostrando a un sujeto de barba, este sonrió ampliamente mostrando sus blancos dientes y se acercó a David dándole un abrazo apretado y con mucha emoción. Snow sonrió, Emma quedó algo sorprendida y Garfio puso los ojos en blanco. La sonrisa amplia que mostraba el rubio era la señal perfecta de confianza entre los dos hombres.

—David ¿que te trae por aquí a Camelot? Preguntó el rey.

—Necesito pedirte un favor, la verdad es que te explicaré todo con detalles luego, pero antes te quiero presentar a mi familia. Dijo.

—Claro, ella debe ser Snow, la recuerdo con el cabello largo.

—Hola Arthur, es un gusto verte de nuevo. Saludó la princesa.

—Sí y ella es mi hija Emma, además de mi amigo Killian Jones, pero le decimos Garfio. Explicó el príncipe.

Arthur estaba feliz de volver a ver a David aunque se sorprendió de lo mayor que lucía su hija, parecía que tuviera la misma edad de su padre, pero se limitó a no preguntar por el momento. Con el pelinegro hubo una chispa extraña de animadversión, a Garfio no le parecía este tal Arthur, lo mismo al Rey de Camelot, no le agradó de presencia el más bajo, pero debía aguantarlo al ser amigo de David. El de barba los hizo seguir dentro del castillo, por supuesto que David estaba feliz, además de que Arthur lo trataba como si se conocieran de toda la vida, Snow estaba feliz de ver a su esposo reunido con su amigo, Emma solo estaba algo incómoda en cómo su padre se comportaba tan ridículamente protocolar con este amigo. El interior del castillo estaba perfectamente equipado, los sirvientes se ofrecieron a ayudar a los invitados de su rey en lo que pidieran, Arthur los invitó a la mesa para almorzar, todos aceptaron y se sentaron como los invitados de honor, el rubio estaba deslumbrado al ver el castillo y a todos, Lancelot estaba ahí, quien era amigo de Arthur, se preguntaba qué pasó con Merlín.

—Bueno David, cuéntame ¿En qué puedo ayudarte? Preguntó el rey.

—Mira, estamos pasando por un momento difícil, la reina lanzó un hechizo y nos mandó a un nuevo mundo, es un pueblo, se llama Storybroole, allí estamos siendo atormentados por un ser, que se hace llamar El Creador, este tipo posee una magia muy poderosa, se encuentra reuniendo tres sellos, el cráneo de plata, el corazón puro y… la espada de la justicia. Explicó el rubio con serenidad.

—¿Crees que tengo en mi poder algunas de esas cosas? Preguntó el rey.

—Creemos que la espada de la justicia es Excalibur. Agregó David.

—Entiendo, mira es un poco complicado, pero te ayudaré en lo que pueda.

—Necesitamos saber la ubicación de esta y obtenerla antes de que este tipo la tome, si logra reunir todo estamos perdidos, es alguien muy poderoso.

—Bueno, la ubicación de la espada está en este reino y por supuesto conoces la leyenda.

—Lo sé. Tendremos que intentar sacarla de la roca, como sea pero debemos evitar que aquel sujeto se apodere de ella.

—David, he tratado por años de sacarla y no lo he logrado, es algo complicado, tendrás que probar suerte, si la consigues puedes llevatela.

—Tendremos que intentarlo, no hay otra forma, mi familia cuenta con ella, mi nieto está en peligro.

—Bueno, espero puedan lograrlo. Los llevaré al islote.

 

Arthur los llevó por un sendero que quedaba a las afueras del bosque, Emma Snow y Killian estaban preocupados, David sentía que tenía el deber de cuidarlos a todos, no era fácil, la preocupación estaba a la orden del día. Su nieto estaba en peligro, su hija, su esposa y Garfio que pese a todo estaba desarrollando un cariño especial por él debido a su relación clandestina. Arthur se detuvo junto a sus hombres indicando a David que la espada estaba cruzando un pequeño río, cerca del centro de aquel pequeño islote. El rubio observó el lugar y bajó por el pequeño cerro junto a su hija, esposa y amigo llegando a la orilla del lago.

—Bueno esta es la ubicación de la espada, tienes que lograrla sacarla de la roca y será tuya, estaré en el castillo esperandolos. Dijo Arthur.

—Tenemos que obtenerla antes que él. Dijo el más alto, no me iré sin esa espada.

—David ten cuidado. Dijo Snow, no sabemos que puede haber ahí y si dices que aquel sujeto es peligroso, puede que haya dejado alguna trampa.

—David, Mary Margaret tiene razón, puede ser una trampa.

—Dave, tienen razón, no sabemos si ese sujeto estuvo aquí antes y logró manipular a tu amigo, personalmente creo que es capaz de todo.

—Correré el riesgo. Arthur es un buen amigo, confío en él, confíen en mí, no me iré sin esa espada, espérenme aquí.

 

David tomó aquel pequeño bote que estaba ahí, se sentó y comenzó a remar en dirección al islote. Mary Margaret lo observó preocupada esperando a que su esposo lograra conseguir la espada. Garfio estaba igual, el nuevo enemigo era muy engañoso, realmente un maldito de lo peor, temía que David quedara expuesto, debió acompañarño, pensó, no quería dejarlo solo, el rubio le dio una mirada a los dos para calmar tanto a su esposa como amante y amigo, Emma confiaba en su padre, el bote se estaba alejando, luego de unos minutos el príncipe llegó a la orilla y caminó internándose en el bosque, los árboles altos como nunca, se escuchaba el ruido de los insectos, el aroma a humedad y el aire fresco le revolvía el cabello. Caminó un par de minutos y vio aquella roca, tenía la espada incrustada, el rubio sonrió, se acercó, se frotó las manos y tomó el mango jalando hacía arriba, la espada no salió, era imposible moverla, volvió a jalar, probó de distintos modos, con una pierna sobre la roca, con ambas manos, David gritó de frustración y se sentó completamente molesto y decepciado por no lograrlo. Se culpaba por su familia contaba con esto, necesitaban de su apoyo, se frotó la cara con ambas manos en señal de frustración.

—Maldición ¿cómo puedo lograrlo? Se preguntó molesto mientras analizaba la situación, no podía volver sin esa espada a Storybrooke, no podía fallarle a su familia, no a su hija, no a su nieto.

 

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—Debí acompañarlo, está tardando demasiado, tal vez le pasó algo, iré a buscarlo. Dijo Killian moviéndose de lado a lado buscando como cruzar el lago.

—¡No Garfio! espera, démosle a David tiempo, tal vez le tomará algo más, no creo que sea fácil conseguir esa espada, si es uno de los tres sellos no creo que sea algo sencillo y menos si se trata de la Excalibur. Dijo Emma.

—A mi también me está preocupando Emma, deberíamos ir a buscarlo, tal vez está en problemas, David suele ponerse terco cuando cree que estamos en peligro, debería ir con él y apoyarlo, se calma cuando logro darle contención. Agregó Snow

—Mary Margaret, tranquila, él estará bien, esto es importante, Henry está en peligro y tenemos que confiar en David, si él dice que puede yo le creo.

—Al carajo, iré a ayudarlo. Si ustedes quieren quedarse aquí esperando, quédense. Dijo Garfio buscando con qué objetos cruzar el lago.

—¡Garfio! Gritaron Snow y Emma al unísono.

El pirata tomó un tronco que estaba cerca arrastrándolo con dificultad por lo pesado que era a la orilla tomando unas ramas que le servirían como remos y se subió en él, comenzando a remar, Snow y Emma se subieron con él, tomaron unas ramas también y se fueron directo al islote para ayudar a David, la preocupación de Garfio era grande, temía por el rubio, quizás estaba exagerando, pero lejos de eso, tenía miedo, aquel creador era de temer, si los usó de esa forma para conseguir el cráneo de plata podría hacer lo mismo aquí y jugarles alguna trampa. Emma notaba a Garfio más agitado de lo normal, de pronto esa gran preocupación por David le pareció extraña, pero lo dejó pasar pues su mente estaba centrada en Henry. Una vez llegaron a la orilla corrieron por el bosque buscando al rubio, al verlo de espaldas parado frente una roca como en un trance se preocuparon, Garfio corrió al verlo al igual que Snow mientras Emma caminaba detrás de ellos.

—¿Qué hacen aquí? Preguntó el rubio volteandose para verlos.

—Nos preocupamos ¿pudiste conseguir la espada compañero? Preguntó Garfio.

—No, intenté sacarla de la roca, pero es imposible, está como pegada a ella.

—Probaré yo. Dijo Emma acercándose a la roca.

La rubia tomó el mango e intentó sacarla, pero no lo logró, era imposible sacarla de ahí, Emma se frustró, Killian probó, tampoco pudo y Snow hizo lo mismo. Los cuatro se sentaron alrededor de la roca, ninguno de ellos logró sacarla, la rabia de David era grande, estaba tenso, no entendía cómo conseguirla ¿sería posible que El Creador lograra sacarla? si es así estarían perdidos, Mary Margaret se acercó a David lo abrazó por la espalda para darle apoyo, Killian miró la escena con enojo y apretó su mandíbula para reprimir su descontento y dolor, le gustaría poder consolar al rubio él, pero no podía porque estaba su maldita esposa aquí y claro Emma presente. La rubia respiraba intentando relajarse, las cosas no iban bien en ese momento, se sentían impotentes por no poder sacar la espada y conseguir los sellos para tener la ventaja con El Creador.

—Tenemos que hacer algo, necesitamos obtener esa maldita espada. Dijo David.

—¿Tu amigo Arthur sabrá cómo lograrlo? Preguntó Emma.

—Si, David, podemos preguntarle a tu amigo quizás él sepa cómo sacarla, confíamos en ti, todos, Emma, Garfio y yo. Dijo Snow con una dulce sonrisa.

—Está bien, iremos al castillo y pediré la ayuda de Arthur.

 

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Arthur estaba nervioso, se movía por el castillo de lado a lado, por una parte sabía que David era su amigo, pero primero estaba su esposa ¿como iba a ayudarla? no tenía opción, el rey golpeó la pared molesto y tiró todo lo de la mesa al suelo por la frustración. Tenía que hacerlo por ella, por Ginebra, ella era su amada, el rubio iba a entenderlo, él tenía una familia. Tomó su espada y se preparó para lo que tenía que hacer, Lancelot apareció en su puerta con una mirada algo opaca y llena de decepción, el rey miró a la nada recordando lo que había pasado hace unos días, el dolor en sus ojos era evidente porque lo que haría no era nada honorable.

—Majestad, sus invitados volverán dentro de poco ¿qué haremos? Preguntó el moreno.

—Tienes que hacer lo que te dije, pone aquello en sus bebidas excepto en la de David.

 

HACE CINCO DÍAS.

 

Arthur y Ginebra estaban cenando como todas las noches, felices, el reino de Camelot estaba mejor que nunca, luego de la cena hicieron una caminata por los alrededores del castillo como solían hacer siempre, los ojos de Ginebra estaban llenos de esperanza y felicidad al estar al lado de su amado Arthur, ya no estaba esa sombra de decepción, aquella que sentía cuando él estaba obsesionado con la espada y el poder, cuando quería ser el rey y solo se preocupaba por su reputación, de escalar dentro de la sociedad. Su esposa le tomó la mano y se acercó para darle un beso en los labios y acariciar su pecho con cariño. El aire fresco, el atardecer todo era perfecto, su esposa lo abrazaba y le daba calor, aquel calor que solo te daba alguien a quien amabas mucho, le daba esa seguridad de sentirse amado, Arthur siempre tuvo una ambición de ser amado y respetado por todos, pero había olvidado lo importante que era tener amor, el amor de su esposa y de sus amigos, aquel amor ideal, pero lo había entendido.

—¿Sabes Arthur? podríamos agrandar la familia ¿te gustaría tener un príncipe o una princesa corriendo por los alrededores? Preguntó la mujer con una sonrisa.

—Me encantaría, me encantaría tener muchos. Dijo Arthur besando a su esposa con una cálida sonrisa y alzandola del suelo en un abrazo.

—Amor joven, que ternura. Dijo una voz desde las sombras interrumpiendo el romantico momento entre los reyes.

—¿Quién es usted? identifíquese dijo Arthur desfondando su espada y con una expresión de molestia, su esposa estaba sorprendida sin saber de quién se trataba.

—Digamos que soy un amigo… alguien que le interesa el bienestar de este reino como a usted, majestad.

—No lo conozco ¿que hace en mi reino? Insistió el rey acercándose con su espada y poniendo a su amada detrás de él.

—Vengo a proponer un negocio, digo no, más bien a hacer un trato, ah tampoco es eso es más que nada una obligación, porque es algo que no podrá rechazar majestad. Explicó el sujeto que estaba cubierto por una capucha negra.

—¿A que se refiere? Preguntó el hombre de barba.

—Bueno, vendrá un amigo suyo en unos días, a pedir la espada, Excalibur, quiero que hagas exactamente lo que te diré a continuación. Dijo el sombrío hombre.

—No le debo nada a usted, retírese y terminará muerto, no es bienvenido en Camelot.

—Majestad, conversemos, esto es simple, tiene que decirle a su amigo que tiene la espada, más le dará una falsa que yo fabriqué, es importante que el crea que es la verdadera.

—Jamás traicionaría a un amigo por un desconocido.

—Veamos si luego de esto no lo hará. Advirtió el sujeto de la voz ronca.

Aquel sujeto tétrico tomó a Ginebra y la elevó unos centímetros del aire, la mujer gritó aterrada clamando por el nombre de su amado “Arthur, ayúdame” decía, el tipo lanzó una energía azul brillante que cubrió el vientre de la mujer, esta cayó al suelo llorando asustada y retorciéndose mientras se tocaba el vientre con desesperación y miedo.

— ¡Ginebra! ¿estás bien? ¿qué le hiciste maldito? Preguntó Arthur con molestia.

—No siento, no… no tengo nada, Arthur.

—Jamás tendrá hijos majestad, salvo… si hace lo que le pedí, dele una espada falsa a su amigo, esconda la verdadera, yo vendré a buscarla cuando sea el momento y me la entregará a mi sin ninguna pelea, haga eso y le devolveré a la reina su semilla, haga lo contrario y jamás será padre, ni tendrá heredero. Además de ello le pediré algo más, algo importante.

—¿Qué necesitas? Preguntó el rey con ira en sus ojos, el llanto de Ginebra era desolador, no tenía otra alternativa que acceder a lo que aquel sujeto le estaba pidiendo.

 

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David, Snow, Emma y Garfio llegaron al castillo con un rostro demacrado y el ánimo por los suelos, sintiéndose derrotados, Arthur sonrió de forma cínica actuando como tenía que hacerlo aunque por dentro se sentía miserable, debía hacer caso al sujeto, aquel mago que los maldijo, a su esposa que estaba deseosa de tener hijos. David entendería, él era padre ahora, tenía esposa, sabía que un hombre hacía todo por su familia. Los recibió como héroes, aunque claro la mirada del pirata era de desconfianza. Killian sentía que algo andaba mal dentro de aquel sitio, algo no dejaba que confiara en Arthur como si lo hacían Snow y Emma. Arthur les dio un recorrido por el castillo con más detalle, le contaba a todos la historia de Camelot, como logró convertirse en rey y todas las batallas que peleó para ello.

—Les ofreceré una cena, espero tengan apetito, vayan al comedor, los acompañaré dentro de unos minutos. Dijo con una sonrisa, una vez se fueron, el rey se fue a la habitación de esposa.

—¿Ginebra? Preguntó a la mujer que estaba en la cama mirando al techo con su mirada perdida en la nada.

—¿Están aquí Arthur? Preguntó saliendo de su trance y sentándose en la cama tomando las manos de su esposo.

— Si, ya están aquí.

—Debes hacer lo que aquel tipo te dijo, necesitamos hacerlo.

—Lo haré, lo haré, te dije que lo haría.

—Quiero ser madre, no es justo que me lo quiten.

—Seremos padres amor, lo prometo. Haré lo que sea por nosotros, dijo Arthur abrazando a su esposa mientras ella lloraba.

 

En la mesa estaban todos, reunidos, había un pavo, carne, pollo, ensaladas, vino, era una mesa contundente, Snow y Emma sonrían sin más, David era el más feliz de todos, sin duda confiaba en aquel rey como en nadie, algo peligroso, Killian por su parte desconfiaba de todo, no bebió nada de su bebida, fingió todo el tiempo, tampoco quiso comer nada, se mantuvo sereno observando la situación. Aquel amigo del rey, llamado Lancelot, lo había visto antes, también tenía mucha confianza con Snow, conversaban como dos viejos amigos. Arthur y David estaban en sus charlas de batalla, hablando de sus reinos, el rey le daba consejos al rubio, el pirata estaba incómodo.

—Necesito que me ayudes, Arthur, intentamos sacar la espada, pero fue imposible ¿sabes cómo lograrlo? Preguntó David con desesperación.

—Me temo que no amigo, como te dije llevo años intentando, nadie ha podido sacarla, creo que quizás no sea la espada que buscas. Explicó el rey.

—Iré al baño, Dijo Killian.

El pelinegro caminó por el pasillo, una vez pasó a los guardias se desvió del camino, buscó en las habitaciones, pero no encontraba nada interesante, sabía que aquel rey ocultaba algo, subió al segundo piso del castillo, nada, había guardias más arriba vigilando el pasillo donde seguramente estaba la esposa del tipo, Killian se mantuvo en la planta de abajo, había una escalera que daba al sótano, bajó con cuidado y había un oscuro pasillo, caminó hasta una gran puerta de madera que estaba cerrada, el pelinegro buscó algo filoso con que destrabarla logrando encontrar un pedazo de alambre, el cual usó, la puerta no se abría con nada, lo volvió a intentar hasta que sintió que algo se movió y empujó, al entrar notó que estaba llena de objetos y de pronto vio un pedazo de roca con una espada en él la miró por unos segundos y sonrió —-Así que esto ocultabas, rey. Se dijo así mismo cuando alguien lo golpeó quedando inconsciente.

Chapter 19: La Espada De La Justicia

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Killian tosió abriendo los ojos, estaba oscuro donde estaba, “Maldición” se dijo así mismo quejándose por el golpe en la cabeza, alguien lo había descubierto espiando eso es seguro, recordó la espada enterrada en aquella roca, el rey estaba mintiendo eso significaba que David estaba en peligro, Emma y Snow también. Se intentó mover, pero estaba atado con cadenas, se quejó por la posición incómoda, necesitaba avisarle al resto sobre aquello, estaban en peligro. Se removió, por suerte siempre estaba preparado, movió su brazo sin mano, ejerció la fuerza que pudo hasta que logró liberarla ya que esta era su mano protesis, bajo su muñón ocultaba una pequeña herramienta filosa para casos como estos, la tomó con los labios y luego la logró pasar a su mano derecha, la agarró buscando el candado hasta que dio con la cerradura, lo giró varias veces hasta que este logró abrirse y el grillete cayó al suelo. Corrió a la puerta intentando abrirla pero le fue imposible, observó el lugar, todo indicaba que estaba en una mazmorra bajo el castillo, la humedad estaba presente, salir de ese lugar iba a ser difícil, pero no imposible, se asomó por la rendija viendo si alguien aparecía o estaba haciendo guardia a su celda. Garfio tomó la misma herramienta filosa y comenzó a usarla para abrir la cerradura, intentó e intentó hasta que lo logró, al salir, miró a ambos lados, nadie estaba cerca o eso creía, avanzó por aquellos túneles oscuros hasta que notó que habían dos guardias cuidando la entrada, tenía que deshacerse de ellos, buscó algo para noquearlos, tomó una piedra que estaba tirada cerca de los ladrillo de la pared y golpeó a uno haciendo que este cayera al suelo y luego al otro antes de que lo atacara, tomó el traje de uno de ellos y se lo puso para así infiltrarse en el castillo más fácil.

Caminó por las afueras del castillo entrando hasta el lugar siguiendo a la escolta de Arthur hasta llegar a donde estaba el comedor, el casco cubría su rostro así que fue perfecto disfraz.

—¡Hey tu! ¿Qué haces aquí? Preguntó uno de los soldados.

—Solo me enviaron aquí por si el rey necesita ayuda. Dijo cambiando la voz.

—Que raro, nadie notificó aquello, si es así quédate por la otra entrada que solo tiene un guardia. Mandó aquel hombre.

Killian se fue por el pasillo hasta la otra puerta, aquella tenía un guardia afuera y él se puso a su lado, el hombre le movió la cabeza en señal de saludo, se podía escuchar un poco la conversación. Luego de un rato la puerta se abrió y uno de los guardias que estaba en el comedor les hizo una señal para que entraran, Garfio entró viendo a David y Arthur hablando.

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David estaba conversando con Arthur la charla era sobre como era importante mantener el honor, de como era manejar el reino, claro que ambos hombres orgullosos de lo que alguna vez habrían creado, un golpe se escuchó y el rubio vio justo cuando Snow se desmayó cayendo sobre la mesa, salió corriendo hacia a su esposa para ver qué le pasaba, Emma cayó al mismo tiempo al lado de su madre, el príncipe estaba asustado y abrumado completamente confundido y sin entender nada de lo que ocurría, no entendía porque estaban en ese estado, el miedo se apoderó de él haciendo que se sintiera perdido, casi en una crisis de pánico a un nivel superior. Se acercó a Mary Margaret tratando de que esta respondiera, la recostó en el suelo, hizo lo mismo con su hija.

—¡Arthur, ayúdame! ¡Snow! ¡Emma! ¿qué les pasa? Preguntó el más alto en un tono alarmado, Arthur estaba completamente en un trance acercándose a David con una mirada triste y dolorosa sin dejar de ver la escena del rubio con su familia.
—Lo siento David, pero no puedo ayudarte. Dijo el rey en un tono seco.
—¿Como? son mi esposa y mi hija, necesito que me ayudes ¿qué les pasó?
—Lamento esto, David, pero no tengo otra alternativa, era mi familia o la tuya.
—¡¿Qué mierda? ¿porque no me ayudas, Arthur?! ¿A qué te refieres con todo esto?

David vio la espada venir, se movió y recibió un corte en el brazo que lo hizo sorprenderse, Arthur, su amigo, aquel que algún momento le había tendido la mano, lo había ayudado cuando más lo necesitaba lo estaba atacando con una espada a traición, el rubio no estaba armado así que logró lanzarle un golpe haciendo que el rey retrocediera un poco, el príncipe estaba sorprendido, pero al mismo tiempo con decepción y molestía por aquella traición, su esposa e hija en el suelo aparentemente víctimas de alguna maldición o algo, el más alto lanzó otro golpe esta vez dándole a Arthur en la cara haciendo que el de barba retrocediera unos metros más, el rey se acarició el golpe y luego atacó otra vez está vez hiriendo a David en la pierna, los cortes no se sentían, la adrenalina y la decepción lo abrumaron en ese mismo momento, el rubio se plantó frente al rey de Camelot completamente listo para una lucha. Killian estaba viendo esto, atacó al tipo que estaba a su lado y le quitó la espada para ayudar a su amante.

—¡Dave! ¡tomala! Gritó una voz conocida para el príncipe, era Killian quien estaba vestido de guardia, el rubio tomó la espada en el aire y comenzó a luchar contra Arthur bloqueando sus ataques. La mirada del rey era de desesperación y tristeza, aunque peleaba con resiliencia, se notaba que algo no estaba bien dentro de toda esta situación. El rubio puso su espada contra la de Arthur y luego le dio una estocada en el costado izquierdo, siguieron el duelo ante la mirada de los guardias que fueron advertidos de no intervenir a no ser que fuera necesario. El sonido del choque de las espadas hacía eco en aquel salón comedor. El rey le lanzó otra estocada que logró cortar la tela del traje de David. El rubio lo acorraló contra la pared un momento, ambos eran buenos en duelo y esto iba a ser difícil para ambos.

—¿Que les pasó a mi esposa e hija? Preguntó molesto.

—No puedo decirtelo, esto es complicado. Se defendió.

—¡Maldito traidor! Gritó el rubio lanzando una estocada que el rey evitó forcejeando con David nuevamente.

Garfio fue enfrentado por uno de los guardias, era Lancelot, lo había visto antes cuando conoció a Emma y Snow trabajando con Cora, empezó a luchar contra lancelot sin dudar, los dos mirándose al mismo tiempo que los demás guardias querían intervenir, pero Arthur se los prohibía, tanto Killian como Lancelot eran buenos en duelo, ambos hacían movimientos parecidos, aunque el moreno era mas protocolar para la pelea, Garfio tenía las técnicas piratas. —Sabes luchar bien, pero me temo que no podrás conmigo. Dijo el moreno. —He ganado muchos duelos, uno más para mi lista. Respondió Killian moviendose de lado golpeando su espada contra la del soldado.

El rey volvió a lanzar otra estocada, pero David fue capaz de repelerla, el choque de las espadas resonó en la sala midiendo sus fuerzas, Killian seguía el duelo con Lancelot, tenía experiencias en estos, le pudo ganar a Barbanegra hace poco, pero aquel caballero era bueno usando la espada, ambos hacían los mismos movimientos, aunque su mente estaba en David, le preocupaba que Arthur le hiciera daño, debía concentrarse en su duelo.

—¿Enserio eres un traidor, Arthur? no sabía que tuvieras tan poco honor. Dijo David con rabia en su voz al mismo tiempo que frenaba su estocada.

—Hubieras hecho lo mismo, por tu familia, no seas hipócrita. Respondió el rey volviendo a lanzarle otra estocada, pero fallando.

La pelea siguió, ambos lograban chocar las espadas para defenderse, David era más fuerte, pero Arthur era ágil, la desesperación en el rostro del rey era evidente, recordaba las palabras que aquel tétrico sujeto le dijo para amenazarlo, que tenía que matar a David, esa era la condición, la única forma de que pudiera ser padre, el príncipe atacaba con furia al sentirse traicionado, de pronto Arthur sintió un ardor en su rostro, el rubio logró herirlo en la mejilla dejándole un corte marcado, una patada llegó en el vientre de Arthur haciéndolo caer al suelo, este de inmediato lanzó una estocada que hizo que el rubio saltara antes de ser alcanzado, por su parte Killian y Lancelot continuaban en su duelo, el moreno logró darle al pirata en su brazo, pero este al estar en su traje, se le hizo difícil herirlo
—Peleas con honor para ser un pirata. Dijo el moreno. Ambos siguieron la pelea, Garfio se daba vueltas al mismo tiempo luchando con sus movimientos y experiencias en duelo.
—Nunca he sido un cobarde. Respondió Killian dandole en su brazo.

El príncipe logró darle un golpe a Arthur y con su espada empujó la del otro haciendo que esta se rompiera en dos y la soltara, el rey cayó de espaldas al suelo y David lo tenía listo para ser ejecutarlo, pero paró dejando su espada cerca del cuello del castaño mientras recuperaba su aliento.
—¿Porque hiciste esto Arthur? habla. Exigió David en un tono molesto.
—Fue aquel sujeto, que tiene una especie de capucha negra, atacó a Ginebra, nos maldijo con no poder tener hijos, David, dijo que sólo sacaría el hechizo si te mataba. Explicó Arthur abrumado por la situación.
—¿Por qué no me lo dijiste? ¿porque tenías que hacerle caso a ese tipo? me conoces Arthur.
—No tenía opción, le quitó a mi esposa la capacidad de tener hijos ¿cómo quieres que actúe eh? ¿Qué hubieras hecho tú?

Las palabras de Arthur calaron profundo en David, él haría cualquier cosa por su familia y todos a los que quiere, eso era cierto, aunque claro, el rubio hubiera buscado la forma de arreglar todo sin tener que traicionar como lo hizo el rey de Camelot, entendía que el se pudo haber desesperado, pero siempre había una forma distinta de lograr hacer lo correcto. David se quedó unos segundos observando al rey para luego darle la mano al hombre y ayudarlo a levantarse al mismo tiempo que se le quedó mirando a la cara, lanzó la espada al suelo en señal de paz. Killian y Lancelot pararon su duelo también al ver que los dos hombres habían detenido la pelea no entendiendo que estaba pasando en ese momento. Arthur se quedó mirando a David por unos segundos.

—David, me siento avergonzado. Dijo el rey.

—¿Qué le hiciste a mi esposa e hija? Preguntó David aún preocupado.

—Ellas están bien solo les dimos una poción del sueño, despertarán dentro de un rato.

—Escuchame Arthur, este tipo, El Creador, es muy peligroso, necesito tu ayuda, prometo ayudarte con Ginebra, conozco a alguien capaz de deshacer magia, incluso la más poderosa, pero necesito tu ayuda, si no confías en mí, esta pelea la vamos a perder todos ¿hay algo más que no me hayas dicho? Preguntó el más alto.

—La Excalibur, la del islote, era una espada falsa, él la creó y la puso ahí, era parte del plan para distraerte. Dijo.

—¿Dónde está la verdadera? Preguntó el rubio.

—Yo sé, Dave. Abajo en el sótano, la vi cuando dije que iba al baño, no confiaba en tu amigo. Confesó el pirata mirando desafiante al rey y este puso sus ojos en blanco.

—Bien, iremos por ella apenas despierten mi esposa e hija a buscarla.

 

Killian tomó a David del brazo y lo arrastró lejos del rey llevándolo a un rincón alejándolo de los demás con algo de preocupación.
—¿Estás bien Dave? preguntó el pirata mirando que el rubio estaba herido en su brazo, sacó un pedazo de tela de su bolsillo y lo envolvió alrededor de su brazo
—Había algo que no me gustaba de este lugar, tu amigo era un traidor, lo sabía. Dijo el pirata.
—Tranquilo, logré frenarlo a tiempo, El Creador lo amenazó y se vio desesperado, por eso su traición.
—Bien, lo importante es que estés bien, me preocupé, descubrí que la espada la guardan en el sótano, alguien me noqueo y no logré avisarte a tiempo, pero tenemos que andar con cuidado con esta gente, puede ser impredecible.
—Ya me dijo porque lo hizo, Garfio, ahora es cuando necesitamos toda la ayuda posible.
—De todas formas estaré al pendiente de tu amigo, en ese estado puede ser algo más nuevamente.
—Como quieras, pero ayúdame con Snow y Emma.

Ambos hombres recostaron a las mujeres en un sofá grande que estaba en otra sala, les trajeron agua para darles, Killian miraba a David preocupado por su esposa e hija, entendía que eran importantes para él, llevó su mano al hombro del más alto en señal de apoyo, sentía escalofríos cada vez que lo tocaba, sin duda el príncipe le hacía sentir cosas que nunca sintió con nadie, el rubio sintió la mano y llevó su mano a la del pirata cubriendola, el calor que ambos se dieron con ese toque los hizo buscarse con la mirada, Snow estaba dormida y Emma también, el pirata se tomó la libertad de acariciar el rostro del príncipe sentía lo áspero de su barba recortada

—Estarán bien, te dijo que era solo una poción de sueño, naturalmente duran una hora. Espetó el pirata.

—Gracias por apoyarme y estar siempre ahí, cuando lo necesito. Dijo David poniendose de pie y poniendo una mano en el hombro de Garfio, el pelinegro lo miró a los ojos, los dos estaban tan conectados que las ganas de un beso vinieron, el rubio llevó su mano a la mejilla del pirata cuando una tos los interrumpió.

—¿David? ¿qué pasó? Preguntó Snow con los ojos entrecerrados despertando.

—Tranquila, Emma y tú bebieron una poción de sueño, pero ya pasó el efecto.

—¿Qué? ¿dónde está Emma? Preguntó la princesa.

—Está aquí a tu lado.

—¿Garfio? ¿David? Preguntó la rubia despertando igualmente.

—Tranquila, Emma, bebiste poción del sueño, pero ya el efecto pasó.

—¿Poción del sueño?

Las dos mujeres se recuperaron luego de beber agua, David les contó lo que había pasado, Snow y Emma estaban molestas por la traición del rey, pero nada podían hacer, el príncipe las convenció de no hacer ni decir nada, ahora debían ir por la espada. Los cuatro se prepararon con la ayuda de Arthur y bajaron al subterráneo, había desconfianza de parte de las mujeres y más de Garfio hacia el rey, quien estaba aún avergonzado por lo que pasó con David, pero ahora estaba reparando su error. Abrió la puerta y todos vieron el pedazo de roca, además de la espada enterrada en ella.

—Ahí la tienes, David. La Excalibur, la verdadera. Dijo.

—Así que esa es.

—Yo lo haré. Dijo el rubio. David se acercó a la roca y esperó unos segundos para luego tomar el mango de la espada, jaló esta y se desprendió de la roca, Arthur quedó sorprendido al igual que todos de que el rubio hubiera sido capaz de sacar La Excalibur.

—Es tuya. La ganaste por derecho. Dijo el rey.

—Apenas termine esta pesadilla te ayudaré con lo de tu esposa.

—No me merezco tu piedad.

 

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Todos volvieron de Camelot como triunfadores, habían conseguido la espada de la justicia y además tenían el cráneo de plata. Se reunieron en Grannys para celebrar unos tragos y comida. Emma y Regina, además de Henry estaban ahí, David se sentía un completo triunfador, Snow y Garfio lo miraban con un brillo en los ojos, ese brillo de amor, Regina lo notó y simplemente sonreía al ver que el príncipe había conseguido no solo la espada sino el amor de una princesa y un pirata.

—Bueno. Creo que le debemos a David este brindis, logró conseguir la espada y además es ahora un Héroe verdadero ¡Por David! Dijo Leroy.

 

—Por David. Dijeron todos al unisono.

Snow se acercó a su esposo y le dio un beso muy apasionado, Killian sintió como si le clavaran una espada, se bebió otro trago, el rubio hizo contacto visual con él dándole una mirada con melancolía, Garfio sentía celos y si envidia de Snow por tener a David, ya no lo aguantaba, le frustraba sentir estas cosas, nunca tuvo que rogar por la atención de alguien, siempre conseguía lo que quería y más tratándose de conquistas, pero aquí era diferente, el rubio parecía alguien inalcanzable y eso lo hacía más adictivo.

La conversación entre todos siguió, el pirata sentía que sobraba en este lugar. Se paró y salió del restaurante. David notó esto y aprovechando que Snow y Emma estaban hablando salió detrás de Garfio.

—¿A dónde vas? Preguntó el rubio.

—Tengo algunas cosas que hacer, Dave. Respondió.

—Este triunfo no es solo mío, me ayudaste mucho en Camelot. Agregó.

—No me siento muy bien, me duele la cabeza. Adiós David. Se excusó caminando hasta que sintió la mano grande del principe jalandolo.

—No te vayas, Garfio. Eres importante para nosotros y más para mi.

Killian se volteó mirando a David a los ojos viendo aquel brillo en ellos. El rubio lo tomó de la mano y lo arrastró al callejón detrás de Grannys para que nadie los viera —¿Qué haces, Dave? Preguntó el pirata, el rubio acarició el rostro del pelinegro con ambas manos, el más bajo se estremeció por las caricias —Hago lo que debo hacer. Dijo para luego besar los labios del pirata quien comenzó a temblar por aquello y luego lo besó de vuelta con intensidad devorando la boca del príncipe con desesperación, Killian sentía temblor en su cuerpo debido a estar en los brazos del rubio.

—Quédate con nosotros. Dijo el más alto.

—Solo por ti, lo haré.

—Vamos adentro entonces.

—Espera. Dijo el pirata y luego le dio un beso intenso al más alto casi succionando sus labios, abrazó al príncipe sintiendo su aroma a perfume masculino y el calor tan adictivo que sentía. David envolvió a Killian en sus brazos fuertes dándole protección al pirata.

—Vamos a celebrar, Garfio. Te espero adentro.

Killian se quedó completamente embobado ante la acción de David de salir a buscarlo, de darle consuelo y decirle que era importante para él. El pelinegro entró segundos después de David, las miradas de todos estaban concentradas en David y Snow. Emma se acercó a él.

—¿Todo bien? Te veías abrumado hace un rato. Preguntó la rubia.

—Si, todo está bien nada más quise ir a tomar aire fresco.

—¿Y David te acompañó?

—Si, él quería hablar sobre lo que pasó en Camelot.

—Ah, entiendo, bueno bebamos algo, nos lo ganamos.

La celebración continuó por un rato, las personas comenzaron a irse quedándose finalmente David, Snow, Garfio y Emma. La rubia dijo que tenía que pasar tiempo con su hijo pues no lo había visto en unos días así que se fue con Regina camino a la casa de esta.
—Creo que iré a descansar. Dijo David.
—¿Quieres que me una a ti? Preguntó la maestra frente a Garfio quien se veía incómodo. —No, creo que esta noche iré a dormir, pero mañana podemos vernos.
—Bien… entonces iré a dormir mañana tengo trabajo en la escuela.
—¿Quieres que te lleve?
—No, queda cerca y prefiero caminar. Dijo en un tono seco, obviamente estaba molesta.

Salieron los tres del restaurante camino a la calle, David le dio un beso a Snow en los labios, la mujer estaba algo frustrada y se fue por la calle contraria al rubio, Garfio caminó a un lado del príncipe. Snow estaba molesta, la verdad es que sintió que su esposo la había rechazado, naturalmente era siempre él quien insistía en pasar tiempo a solas, en hacer el amor, en tener intimidad, era francamente raro ver a David tan esquivo, quizás había pasado algo, tal vez deberían saber que pasaba entre ellos, hablar las cosas, era algo que necesitaba decirle.

David y Killian caminaban por las calles desoladas de Storybrooke, el pirata pensaba que el rubio se iría a dormir, ya que estaban cerca del apartamento del más alto.

—-¿Te vas a descansar? Preguntó el pirata.

—Pensaba en secuestrar a un pirata y llevarlo a mi departamento.

—¿Es eso una indirecta? Preguntó Garfio alzando su ceja en señal de coqueteo.

—Sígueme. Dijo el rubio caminando hacia el edificio.

Los dos hombres entraron al edificio, Killian estaba con nervios por alguna razón, estar con David era siempre un placer, miró su hermoso trasero mientras subía las escaleras, era tan firme y bien formado. El rubio llegó hasta el tercer piso y abrió la puerta manteniéndola así para que Killian pudiera pasar, una vez dentro el más alto se quitó la chaqueta y se sentó en el sofá, tocó el sillón haciéndola una señal al pelinegro para que se sentara a su lado. Garfio lo hizo sintiendo una extraña vibra en David, el rubio buscó con la mirada al más bajo y lo tomó de su chaqueta sentándose sobre sus piernas, Killian dio un gemido y se fue a devorar la boca del príncipe acariciando su pecho

—¿Así que quiso secuestrar a un pirata majestad? Preguntó Killian besando el mentón del rubio mientras metía su mano bajo la camiseta del más grande.

—Claro, un pirata que necesita un poco de cariño ¿no lo crees?

—Solo si se lo da un príncipe guapo.

Los besos siguieron entre los dos hombres, David se deshizo de la chaqueta de cuero de Garfio, le quitó la camisa también dejando al desnudo su pecho velludo, el pelinegro le quitó la camiseta gris al príncipe dejando ver su fuerte torso desnudo con pequeños vellos rubios que brillaban a contraluz. El más grande acarició las cosquillas del pelinegro, las caricias de David hicieron a temblar a Killian.

—Quiero hacerte el amor. Dijo el rubio.
—Hazme lo que quieras, Dave.

El rubio lo tomó con su fuerza dejándolo recostado en el sofá, llevó sus manos al cinturón de Garfio desatando, fue hasta sus zapatos mientras acariciaba sus piernas hasta llegar a los zapatos, se los sacó tirandolos al piso, el pirata temblaba recostado en aquel sofá, la mira de David era cálida, algo diferente que nunca había visto, le causó un escalofrío a Killian, pero no desagradable sino todo lo contrario, las manos del mas grande se fueron al botón del pantalón del pirata y lo desató para luego jalarlo por las piernas hasta sus pies, la ropa interior de Garfio estaba abultada por su erección. Una sonrisa se dibujó en el rubio y comenzó a acariciar el cuerpo del pirata, las manos grandes del príncipe se sentían realmente bien. El pirata llevó su mano al cinturón del rubio para tocarlo también, David ayudó al más bajo desabrochando su cinturón poniéndose de pie para quitarse el pantalón y los zapatos, Killian tomó el elástico de su propio boxer bajandolo liberando su erección, David hizo lo mismo con su boxer sacando su gruesa verga.

—Hazme lo que quieras, Dave. Repitió el pelinegro.

El rubio separó las piernas de Garfio y se metió entre ellas, el pirata tomó al príncipe del rostro y lo atrajó para besarlo con intensidad, los besos del pirata eran deliciosos, besaba mejor que Snow, de eso no había dudas, ambos se fundieron en caricias y besos, David acarició el agujero de Killian metiendo un dedo despacio para luego empujar su glande contra el agujero del más bajo, una vez entró comenzó a moverse, la sensación de presión, la suavidad y calentura del interior del pelinegro era adictiva. Los gemidos del pirata comenzaron a sonar en la sala.

—Ah…ah…ah…Gemía Garfio aferrándose al cuerpo del más grande. David comenzó a moverse despacio en el interior de su amante embistiendo con cuidado, sentía sus bolas chocar contra las nalgas del pelinegro, las manos del más alto se fueron al rostro del más bajo quien lo besaba de manera intensa, la lengua de ambos empezó una batalla en sus bocas. Garfio sentía cosquillas en su estómago, la forma en como el más alto entraba y salía de él, la sensación era la más rica que hubiera sentido, no se comparaba con nada, pese a que siempre le gustó pasarlo bien con mujeres, esto era diferente, era único y delicioso. Killian acariciaba la espalda fuerte del rubio, el príncipe era perfecto, alto, grande, guapo, valiente y todo un hombre. La mano del pirata se deslizaba por la espalda baja hasta las nalgas firmes de David, sentía como el rubio empujaba su pelvis contra él follandolo de esa forma tan rica, era dotado lo cual le dolía a veces, pero ahora solo sentía placer, tanto corporal como emocional, se sentía acompañado con la persona que tanto quería.

—Eres tan apretado y suave. Dijo el rubio entre besos y jadeos.
—Eres tan grande, tan semental, ahh…si, así me gusta, hazlo más rápido, Dave.

Las embestidas del príncipe aumentaron causando un sonido delicioso del choque de sus bolas contra sus nalgas, la fuerza ejercida empezó a causar dolor en el pirata, pero era un dolor que le gustaba, era más placer incluso, los gemidos de Garfio se incrementaron mezcladandose con los de David. —-Ah..ah,ah, ah…más, más. Decía el pelinegro enredando sus piernas alrededor de la cintura del rubio para darle acceso total a su agujero. Sentía como se abría por dentro, cada embestida, cada movimiento, el aroma de David, buscó sus labios para besarlo, los gemidos se ahogaban y las ganas de no dejar ir al rubio aumentaban en él, sentía un ardor delicioso en su culo, la adrenalina era peor ahora. La fuerza del mas alto era descomunal y le causaba más morbo y excitación, el rubio aumentó las embestidas con más entusiasmo haciendo que el sofá se moviera con ellos juntos.

—Garfio…estoy cerca. Dijo entre jadeos.
—Yo también, sigue así, me encanta.

El rubio movía sus caderas con fuerza deslizando su herramienta en el apretado agujero rosado del pirata el cual estaba completamente dilatado por el tamaño del pene del más grande. David empezó a sentir el orgasmo inminente, las cosquillas en sus piernas además de sus huevos, sus muslos se tensaron —Oh sí, hazlo, damelo, dame todo. Dijo Killian completamente necesitado. El príncipe embistió con fuerza dejando su miembro lo más profundo que pudo dejándose invadir de su orgasmo corriéndose en el interior del pirata de manera abundante. Garfio sintió como la herramienta de David se ponía completamente dura dentro y la deliciosa sensación cálida del semen inundando sus extrañas, aquella sensación lo hizo correrse de igual manera manchando su abdomen. La respiración de ambos estaba completamente exaltada, ninguno dijo nada y mantuvieron el contacto visual para luego sonreirse el uno al otro. David besó a Killian de una forma intensa luego de aquel orgasmo tan delicioso y el pirata simplemente lo besó de vuelta. El más alto se recostó encima del más bajo y se quedaron un rato recostados en aquel sofá, Killian llevó su mano al cabello rubio del príncipe y lo acarició despacio disfrutando del momento íntimo con el contrario.

–-Debería irme ya, no quiero molestar. Dijo Garfio.

–-No, quiero que te quedes esta noche. Respondió David.

—¿Enserio?

—Si.

El ego de Killian se llenó con eso además de llenarlo de felicidad, ambos se separaron, el rubio tomó al más bajo de la mano y llevó a su cama, el pirata estaba sorprendido con la actitud del rubio, se metió en la cama completamente desnudo con el otro, el más alto se acercó besando los labios del mas bajo, los besos de David eran deliciosos, curadores y mágicos podría decir, lo acarició, acariciaba sus hombros fuertes y pecho, los besos se fueron al cuello, nuevamente los dos se perdieron en el placer nuevamente teniendo sexo, Killian estaba montandose en David deslizando su culo en aquella gruesa polla, usando la corrida del rubio como lubricante, los besos hacían eco en la habitación, Garfio iba a aprovechar cada momento de esta deliciosa noche, esta noche donde David era completamente suyo y no de Snow. La sesión acabó con David corriendose nuevamente dentro de Killian mientras el contrario lo hacía encima de los dos, el rubio tomó una toalla de papel para limpiar a ambos, se recostaron completamente relajados, David mantenía su rostro feliz, al mismo tiempo Killian estaba aún más feliz y se sentía capaz de todo, se abrazó al príncipe descansando su cabeza en su pecho disfrutando del calor del más grande y su perfume tan delicioso que lo instigaba a oler el pecho fuerte del príncipe.

—Me gustas, Garfio y creo que me has hecho perder la cabeza. Confesó el rubio.
—Tu también me gustas y demasiado, lo sabés muy bien, David. Agregó el más bajo.

Ambos se quedaron acariciándose el uno al otro hasta quedarse dormidos, algo se había desarrollado entre ellos, algo que no podía volver atrás, no solo era sexo, sino que los dos tenían una conexión, algo que nadie podía romper, David y Killian estaban atados a algo que no planearon.

Notes:

Espero les guste y dejen sus comentarios.