Chapter 1: Quidditch
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A Mattheo nunca le gustó el quidditch.
No es que tuviera algo en contra o algo parecido. Simplemente no veía el atractivo de volar tras una pelota mágica poseída cuya misión era acabar con los jugadores. Estaba mejor y a salvo en tierra, gracias.
Y, es por eso no entendía porque debía despertarse a una hora irrespetuosa de la mañana para asistir a un partido del cual ni tenía idea quienes eran los equipos, pero hacía el intento por entenderlo. Después de todo, sus mejores amigos estaban en el equipo de su casa y ellos fueron los que le insistieron y rogaron en ir a dicho partido por todo un maldito mes. Que no digan que nunca hizo nada por ellos.
Cuando su madrina fue a despertarlos a él y a Draco para que pudieran alistarse y poder irse al partido, Mattheo ya estaba arrepintiéndose de haber aceptado ir. Miró hacia la ventana y pudo observar que aún estaba oscuro, en serió, debería ser ilegal ser despertado tan temprano.
No estaba acostumbrado a tener que levantarse tan temprano. Afortunadamente, las clases eran en un horario decente y, cuando solía estar en casa durante las vacaciones, no había nadie para despertarlo, a excepción de los elfos pero incluso ellos habían aprendido que no era una persona madrugadora. Su hermano nunca estaba en casa, pues siempre estaba en su gran trabajo en el Ministerio y, en las raras ocasiones que estaba en casa, ya no perdía el tiempo con nada que involucrara a Mattheo.
Es por eso que no le importó mucho cuando Mattheo le preguntó si podía quedarse durante las vacaciones en casa de sus padrinos.
- “¿Un partido de quidditch? ¿Desde cuándo te gustan?”- Dijo su hermano sin dejar de ver los documentos frente a él.
Se encontraban en la oficina que tenía el mayor en su hogar, Mattheo en un inicio no iba a preguntarle a su hermano si podía ir, pues Tom probablemente ni se daría cuenta de que no estaba. Pero sus amigos dejaron en claro que no querían que el estadio se llenara de aurores buscándolo por órdenes de su hermano cuando este notara su ausencia.
- “No lo hacen. Al parecer, el Ministro invitó a Lucius y Draco nos los dijo.”- Mattheo solo quería irse ya, se movía constantemente desde su lugar frente al escritorio de Tom. Estar en la oficina de su hermano lo ponía ansioso.
- “Creo recordar que Cornelius me comentó algo al respecto, pero le dije que a ti no te interesaba nada relacionado al quidditch. Por eso no te lo dije.”- Tom seguía sin ver a su hermano.
- “Si bueno, los chicos me insistieron para que fuera con ellos y dije que sí. Me quedaré todas las vacaciones en casa de los Malfoy, si no hay problema.”- El menor sabía que no lo habría, Tom estaría agradecido de no tener que estar comprobando si Mattheo seguía vivo cada 3 días. Como hacía cuando el menor se encontraba de vacaciones.
- “Para nada. De hecho, estaré lejos por un tiempo. Tengo que ir a varias conferencias fuera del país, tenía planeado llevarte conmigo porque no tengo el tiempo de vigilarte y no necesito que mis aurores se distraigan contigo cuando tienen mejores cosas que hacer.”-
Al Mattheo de antes, aquel que solía idolatrar a su hermano mayor, se le hubiera hecho añicos el corazón al escuchar cómo se expresaba dicho hermano de él. En cambio, el Mattheo de ahora ya estaba acostumbrado. Aunque eso no lo hacía menos doloroso. Tom era la única familia que tenía, lo único que le quedaba.
- “Bien, ya que ambos estamos de acuerdo en que me vaya. Me iré en un par de horas. Que tengas un buen viaje o lo que sea.”- Mattheo se dio la vuelta y rápidamente se dirigió a la salida de aquella habitación. Cuando estaba por salir, la voz fría de su hermano lo detuvo.
- “Y Mattheo, deja de ser tan complaciente y ceder cada que tus amigos te lo digan. Puede que no lo parezcas, pero eres un Riddle. Eres mejor que eso. Demuestra algo de dignidad. ”- Tom dejó de poner atención a los papeles que tenía y puso su mirada sobre el más joven. El mayor observó a Mattheo con una expresión que el menor conocía muy bien.
La odiaba.
Apartando su vista y saliendo lo más rápido que pudo sin tropezar en el intento, Mattheo fue a su habitación. Cerró la puerta, se recargó en ella y lentamente se deslizó hacía el suelo. Puso su cabeza entre sus manos y tiraba de su cabello mientras trataba de calmar su respiración.
- “Deja me mirarme así, deja de mirarme así. Seré mejor, prometo que seré mejor.”-
Repetía aquellas palabras una y otra vez. Las siguió repitiendo hasta que lentamente pudo calmarse, se levantó del suelo, preparó su baúl y bajó rumbo a la sala donde estaba la chimenea para irse por vía flu. Dio un suspiro lleno de alivio cuando pudo ver la sala de estar de los Malfoy.
Salió de sus recuerdos cuando sintió una almohada que le dio de lleno en la cara.
- “Oye, tierra a Mattheo. Apresúrate antes de que mi madre vuelva y vea que no estamos listos.”-Habló el molesto rubio frente a él.
Mattheo se le quedó viendo a la almohada que yacía en su regazo, debatiendo si debía aventarle la almohada de regreso a Draco o asfixiarlo con ella. Después de darse cuenta de que un homicidio bajo el techo de su madrina solo la haría enfurecer, optó por la primera opción, Narcisa daba miedo cuando se enfadaba.
Cuando ambos estuvieron listos, bajaron al comedor donde ya se encontraban sus padrinos. Lucius estaba sentado en la cabecera de la mesa leyendo “El Profeta” y Narcisa estaba en el asiento del lado derecho terminando su taza de té. Esta última solo les dio una mirada para indicarles que se sentaran, en cuanto lo hicieron apareció un elfo que casi le tira encima a Mattheo su desayuno cuando este le dirigió una mirada. Era difícil acostumbrarse a un elfo nuevo, extrañaba a Dobby.
Hubo una pequeña conversación entre los presentes mientras desayunaban. Cuando los tres hombres en la mesa terminaron, se pusieron de pie y los tres fueron hacia la puerta de la Mansión Malfoy para irse al lugar donde sería el partido. Mattheo solo podía esperar que fuera un día tranquilo, divertido y normal con sus amigos.
Debería saberlo mejor.
Chapter 2: "Mal Augurio"
Summary:
Mattheo estaba divirtiéndose con sus amigos. Tristemente, la diversión no dura para siempre.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
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En su camino al lugar donde verían el partido, Mattheo estaba asombrado por la cantidad de fanáticos que había, se podía observar la alegría y emoción que todos parecían sentir y compartir.
Él no sentía ni compartía lo mismo.
Apenas llevaban menos de 10 minutos y ya quería irse, no le gustaban mucho los lugares con demasiadas personas.
Toda esa multitud le hacía difícil de encontrar a Theo y Blaise, sin embargo, tal parece que su padrino y Draco no tenían el mismo problema que él en encontrar rostros familiares.
- “Cielos, papá. Nos tocó hasta arriba.”- Fue la frase que sacó a Mattheo de su tarea de buscar a sus amigos.
El Riddle menor levantó su vista hacia las gradas sobre él y pudo observar que en ella se encontraba el famoso Trío Dorado junto con Weasley padre, cosa 1 y cosa 2, Weasley mujer y había alguien más con ellos. Mattheo lo ha visto por el castillo, es unos años mayor y, por alguna razón, no deja de ver a Mattheo.
- “Riddle.”- Obvio San Potter no podía evitar no ser el centro de atención.
- “Potter.”- Apenas iba a decir otra cosa cuando su padrino se le adelantó.
- “Pongámoslo de esta manera, si acaso llueve, serán los primeros en saberlo.”- Soltó con burla Lucius.
-“Nosotros estaremos en el palco del Ministerio. El mismo Cornelius Fudge nos invitó personalmente.”- Draco nunca perdía la oportunidad de presumir.
- “No presumas, Draco. Es gente sin importancia.”- Cuando el grupo estaba por irse, su padrino impidió que Potter se fuera al sujetar su manga. - “Tú disfrútalo, mientras puedas hacerlo.”- Sin más que decir, Lucius soltó al de gafas y este se fue seguido de sus amigos.
El chico desconocido le dedicó una mirada y una sonrisa antes de irse con los demás. Necesitaba un cigarrillo.
Luego de eso, los tres llegaron por fin al dichoso palco donde, además del Ministro y otros funcionarios cuyos nombres no se molestó en recordar, también estaban sus amigos faltantes. Theo fue el primero en correr y lanzarse para abrazarlo.
- “¡Matt!”- Dijo esto apretándolo en un fuerte agarre. – “Ha pasado tiempo, te extrañé.”-
- “Theo, fueron sólo un par de semanas y, por mucho que te ame, amo más respirar, suéltame.”- Mattheo estaba algo adolorido desde hace unos días. Tom había irrumpido en su habitación un día y lo obligó a practicar con él o, mejor dicho, Tom le lanzó hechizos sin parar y Mattheo, quien obviamente no era rival para su hermano, sólo podía desviar algunos y otros le daban de lleno. No fue un buen día para él.
- “Oye, yo también quiero abrazar a Matty petite.”- Blaise lo separó de Theo y procedió a abrazarlo.
- “Deja de decirme así, Zabini. Tu mamá ciertamente no cree que sea petite.”- La sonrisa de Mattheo creció y la de Blaise desapareció, Draco y Theo soltaron una fuerte carcajada al ver su cara.
- “Habíamos acordado que dejarían a mi mamá en paz.”- Dijo serio Blaise mientras se alejaba de Mattheo.
- “No, tú acordaste. Nosotros no quedamos en nada.”- Draco aún estaba riéndose mientras hablaba.
- “Por cierto, ¿dónde está tu pequeña mascota?”- Theo empezó a buscar entre la ropa de Mattheo.
- “Se quedó en casa de Draco, no quería arriesgarme a que algo le pasara o se perdiera tratando de tomar algo. Y no le digas mascota. “- Mientras Theo buscaba en sus bolsillos, Mattheo no pudo evitar recordar al pequeño escarbato que había rescatado hace un año.
La pequeña criatura que tenía por nombre Salazar, los chicos se rieron por horas cuando les dijo el nombre que había escogido, siempre estaba dentro de alguno de los bolsillos de Mattheo y, en raras ocasiones, en los de Theo. Salazar le había cogido maña a Theo y siempre le robaba algo o simplemente lo molestaba, era como si ambos compitieran por la atención de Mattheo, lo cual era ridículo.
Mattheo y Salazar eran inseparables, pero el Riddle menor había optado por dejarlo en casa en esa ocasión, no quería otro incidente como aquella cena con unos compañeros de su hermano. Pues Salazar, quien no se había resistido a unos cubiertos de plata y por descuido de Mattheo, había terminado por perderse entre toda la multitud. Fue Tom quien había encontrado al escarbato tratando de tomar unos gemelos que eran propiedad del Ministro de Francia, sobra decir que Mattheo fue castigado por no poder controlar al escarbato y Salazar encerrado en una jaula que odiaba por el resto de la semana.
-“Ah, Mattheo. Veo que decidiste unirte a nosotros, tu hermano me dijo que no te gustaba el quidditch.”- La voz de Ministro lo sacó de su mente.
-“Tengo amigos muy convincentes, señor.”- Estrechó la mano que el Ministro le ofrecía a modo de saludo.
-“Ya veo, me da gusto verte, hijo. Disfruta del juego y envíale mis saludos a tu hermano.”- Fudge le dio un apretón en su hombro a modo de despedida. Presionó justo sobre un hematoma, hizo todo lo posible por ocultar una mueca de dolor.
-“Lo haré, señor. Me dio gusto saludarlo.”- Mattheo vio como el Ministro se alejó hacia donde estaban Lucius y los demás funcionarios.
Luego de eso, los cuatro chicos se acomodaron en sus lugares y se dispusieron a observar el partido que ya estaba por comenzar. Mattheo debía admitir que la cosa no iba tan mal, es verdad que no entendía nada y gritaba cuando sus amigos lo hacían emocionados de que su equipo anotara, pero se estaba divirtiendo bastante. Aunque seguía anhelando un cigarrillo.
Al final del partido, los cuatro decidieron, con permiso de Lucius, pasear por el campo donde las personas estaban celebrando. Había carpas, fuegos artificiales, música y fanáticos por doquier. Mattheo estaba siendo arrastrado por el mar de gente cuando sintió como lo rodeaban con un brazo alrededor de su cintura, miró hacia arriba y se encontró con un Theo sonriente.
-“No te preocupes, Matty. Ya te tengo.”- Sintió algo extraño al ver como su cintura era sostenida firmemente por Nott y la manera en que este le sonreía y miraba. Seguramente era la hierba que le había comprado a ese extraño en su camino al baño en el partido, eso explicaría porque se sentía raro. Sabía que no debía confiar en ese sujeto con pinta de hippie, pero era eso o quedarse el resto del partido sin fumar algo. Claramente conocía la opción correcta.
Siguieron caminando entre la multitud con Nott guiándolo, estaba tan absorto en aquella sensación que no notó cuando los gritos de celebración se convirtieron en gritos de terror.
-“Chicos, algo no está bien. Debemos irnos.”- Blaise, quien estaba al frente del grupo, se volvió hacia sus amigos y habló de forma rápida y desesperada.
Los otros tres chicos asintieron y rápidamente comenzaron a empujar a las personas que corrían aterrorizadas de ahí, Theo soltó la cintura de Mattheo y, en su lugar, tomó su mano y la entrelazó fuertemente con la suya. Pero había tanta gente corriendo al rededor que, a pesar del fuerte agarre de Nott, no pudieron evitar ser separados.
-“¡Matt!”- Pudo sentir cómo la mano de su amigo era apartada de la suya.
-“¡Theo!”- Mattheo trataba de alcanzar a su amigo pero le era imposible, estaba siendo arrastrado por los demás hacia algún lugar.
Mattheo ya no podía ver a ninguno de sus amigos, finalmente pudo hacerse a un lado de la multitud y volteaba hacia todos lados tratando de encontrarlos, pero era inútil. Estaba solo. Todavía podía escuchar los gritos de la gente y, por precaución, sacó su varita y siguió caminando para buscar a sus amigos.
Estaba comenzando a desesperarse, pero debía mantener la calma. Nada bueno iba a pasar si no se tranquilizaba. Merlín, debió quedarse en casa y sufrir en las reuniones de Tom, al menos con su hermano estaría a salvo.
En su frenesí, no sintió a la persona que se acercó a él y lo tomó del brazo, estaba a punto de lanzarle un hechizo cuando lo vio, era el chico que estaba con Potter en las gradas.
-“Mattheo, escúchame, tenemos que salir de aquí.”- No estaba seguro de cómo este desconocido sabía su nombre, más tarde se daría cuenta que todo mundo en Hogwarts lo sabía, era hijo de un Señor Oscuro al fin y al cabo.
No tuvo tiempo de decir algo pues el desconocido lo empezó a llevar con él a algún lugar seguro o eso esperaba. No sabía cómo le explicaría a Tom que había sido secuestrado, otra vez. Afortunadamente, el extraño lo llevó a dónde parecían haber más personas, aurores, notó. El extraño lo soltó y entonces se dio cuenta que, en todo el trayecto, no había soltado su brazo, estaba a punto de hablar cuando un auror con sombrero y bigote casi se le abalanza encima.
-“¿Fuiste tú?”- El auror se acercó bastante a él y Mattheo sintió su respiración muy cerca de su cara.
-”Yo no, ¿qué?”- Estaba confundido, ¿a qué se refería el hombre?
-“¡Fuiste tú! ¿No es así? ¡Tú fuiste el que la conjuró!”- Ahora sí que estaba más confundido, su cara parecía comunicar su confusión porque esta vez fue Potter quien habló, ni siquiera había notado que estaba ahí. Casi le da algo cuando lo escuchó hablar.
-“No fue él, yo estuve ahí y vi a otro hombre, se veía mucho mayor.”- Ok, esa hierba sí que tenía algo, Potter acababa de defenderlo.
-“Es sólo un niño, Barty. No hay forma de que fuera él.”- Ese había sido Weasley padre. Este debía ser el fin del mundo.
Con una última mirada hacia él, el auror mayor le ordenó a los demás seguirlo y desaparecieron entre los escombros y el polvo. Mattheo se volteó hacia Potter sin entender nada.
-“Ok, ¿qué fue todo eso? Mi único crimen de hoy es fumar hierba barata de dudosa procedencia. ¿Alguien podría explicarme qué pasa?”- Estaba empezando a sentirse muy ansioso con toda esta situación.
-“¿Enserio no la ves?”- Fue Ronald quien habló esta vez, y no le gustaba la forma en que lo estaba mirando, como si fuera idiota.
-“No, Weasley. No la veo, estaba ocupado siendo traído hasta aquí en contra de mi voluntad. ¿Qué se supone que debo ver?”- Le iba a dar un puñetazo a alguien si no le respondían pronto.
-“Mattheo, es su marca. La marca del Señor Tenebroso.”- Granger fue tan amable de explicar. Y Mattheo, no podía creerle. No quería creerle.
Muy lentamente, volteó hacia arriba y ahí la vio. Una marca que conocía tan bien, una con la que creció sabiendo su significado, una marca que estaba grabada profundamente en el brazo izquierdo de su hermano y una que le recordaba constantemente porque la gente lo señalaba al caminar por los pasillos de Hogwarts.
En definitiva, este era el fin del mundo.
Todo el color desapareció de su rostro, sus ojos se abrieron con asombro y temor al ver la marca tenebrosa en el cielo, la marca de Voldemort, su padre.
Merlín, debió irse con Tom.
Notes:
Volví. ¿Qué les pareció la segunda parte? Dejen sus comentarios al respecto XD.
Decidí darle a Salazar a Mattheo porque se merece todo lo bueno en este mundo T-T. Y, por alguna razón, lo veo como del tipo que le gustan mucho los animales y criaturas mágicas. El tipo de persona que quiere llevarse a todo perro que ve en la calle y no se resiste en acariciar a uno cuando lo ve.
También, quise dejarle su pequeña adicción a sustancias nocivas porque, de cierta forma, son una forma de escape para él. Así que, no se sorprendan si ven que constantemente tiene una a la mano o está bajo los efectos de alguna.
Muchas gracias por leer. :D
Chapter 3: Alfombra
Notes:
Me tomó bastante, pero no dejaré esta historia. :D
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Para cuando sus amigos lo encontraron, Mattheo aún seguía tratando de entender lo que acababa de ver. Era consciente de que Theo lo revisaba por todos lados en busca de heridas, Blaise preguntaba dónde había estado y Draco decía algo parecido a “mi padre se enterará de esto”. Pero su mente estaba en otro lugar.
- “Oigan, sé que están preocupados por él, pero denle algo de espacio “-.
- “Hazte a un lado, Diggory. No tienes nada que hacer aquí. En realidad, ¿qué estás haciendo aquí con él? Ni siquiera son amigos”-.
- “Ayudé a Mattheo a escapar de la multitud. ¿Dónde estabas tú, su amigo, durante todo el incidente?”-
- “No tengo porque darle explicaciones a un hufflepuff. Vamos, Matt. Vamos a sacarte de aquí”-.
Theo no le dio tiempo al hufflepuff de responder. Tomó su brazo y, una vez más, Mattheo estaba siendo llevado hacia algún lugar. Mientras era arrastrado por un Theo furioso, miró hacia donde se encontraba él ya no desconocido Cedric Diggory, este último le dedicó otra sonrisa y se despidió de él con un gesto de su mano, Mattheo devolvió el gesto a duras penas pues todavía estaba terminando de procesar todo lo ocurrido en ese día.
Cuando volvió en sí, estaba sentado en el lujoso sofá de los Malfoy. Sus amigos estaban dispersos alrededor de la sala, con una taza de té en sus manos, que un elfo le había traído, y Salazar en su regazo. El escarbato no era una criatura que acostumbrara a estar quieta, pero de alguna forma parecía saber cuándo su dueño lo necesitaba, se quedaba quieto y dejaba que Mattheo lo acariciara hasta que el niño se calmara lo suficiente, como estaba ocurriendo en ese momento.
-“Un cigarrillo”-.
-“¿Qué dijiste?”-.
-“Necesito un cigarrillo”-.
-“No haz hablado en 2 horas y ¿eso es lo primero qué pides?”-.
-“Tienes razón. No necesito un cigarrillo. Necesito hierba.”-. El menor empezó a buscar en sus bolsillos.
-“Amigo, en cualquier otro momento yo mismo encendería la mecha, pero no creo que sea lo mejor considerando la situación”-.
-“Cierto, necesito algo más fuerte. Draco, ¿dónde guarda tu padre el whisky de fuego?”-.
Colocando la taza en la mesa y a Salazar sobre un cojín, Mattheo se levantó y comenzó a buscar entre las gavetas la reserva de licor de Lucius. Sus amigos sólo lo veían preocupados, todos habían visto la marca en el cielo y sabían cómo aquello afectaría al Riddle más joven. Salieron de sus pensamientos cuando escucharon la exclamación de logro que soltó Mattheo al encontrar con éxito aquello que estaba buscando, el menor sostenía entre sus manos, como si se tratara de un trofeo, una botella de whisky.
Rápida y expertamente, Mattheo abrió la botella y le dio un gran trago. El líquido le quemaba la garganta con cada trago que daba, pero podía soportar eso si el costo era sentirse bien al final y olvidarse por un momento de todo. Repentinamente, la fuente de su felicidad fue arrancada de sus manos cruelmente. Buscó al culpable de ello y se topó con los ojos grises de Draco, quien ahora sostenía la botella en sus pálidas manos.
- “Escúchame bien, idiota. Normalmente permitiría que te ahogaras en alcohol si así lo quieres, pero ahora necesitamos hablar. No puedes escapar de esto con whisky y fingir que no te importa”-.
- “Obsérvame”-.
En un instante, la botella que estaba en manos del albino desapareció de ellas y apareció en las de Mattheo, quien no perdió tiempo y le dio otro trago ante la mirada atónita de Draco.
-“Matty petite, tú sabes que nunca estoy de acuerdo con la rubia, pero tiene razón. Hablemos”-.
-“¿¡Y de qué vamos a hablar, Blaise?! ¿Qué todo se acaba de ir a la mierda? ¿Cómo es que esa jodida marca apareció? Mejor aún, hablemos de cómo todo el mundo va a culparme por ello sólo porque soy su hijo. No tardó ni cinco minutos en estar esa cosa en el cielo y ya tenía a un jodido auror apuntando su varita hacia mí como si yo la hubiera conjurado frente a él. Sólo quería un maldito año normal. Una maldita vida normal. ¿¡Es mucho pedir!?”-.
Durante su estallido, no se había dado cuenta que arrojó la botella contra la pared a su lado, lo que ocasionó que esta se rompiera en pedazos. Joder, tendrá que buscar otra y limpiar ese desastre antes de que su madrina lo vea.
-“Pude escucharlos. Pude escuchar los pensamientos de todos los que estaban ahí. Que yo fui quién la conjuró. Que sólo era cuestión de tiempo. Si también los involucré a ustedes. Van a decir cosas horribles y los señalaran al igual que a mí”-.
Era una de las cosas que Mattheo odiaba ser un legeremante. Sí, era útil cuando quería saber los secretos de los demás para usarlos en su contra o para saber algún chisme. Suele tener un control muy bueno sobre ello, pero hay veces, como hoy, dónde su control se vuelve débil y todos los pensamientos de quienes estuvieran a su alrededor se metían en su cabeza.
Cerró los ojos y podía sentir las lágrimas de frustración acumulándose, desesperadas por salir. Cuando la primera lágrima salió, unos brazos lo rodearon e instintivamente se tensó bajo aquel toque. Se alejó un poco de los brazos del otro, abrió sus ojos y pudo ver a Theo frente a él, observándolo de una manera que lo hacía sentir seguro cada vez.
-“No importa lo que piense el mundo de ti o de alguno de nosotros”-.
-“Theo, ahora también pensarán lo peor de ustedes”-.
-“Siempre lo han hecho. Además, ¿qué podrían decir que no sea verdad? ¿Qué todos queremos ser padrastros de Blaise? Absolutamente cierto”-.
-“¡Oye!”-.
-“¿Qué el cabello de Draco no es natural? Sujeto a debate”-.
-“¡Mi cabello es natural!”-.
-“¿Qué soy la persona más atractiva en todo Hogwarts? Por supuesto que sí”-.
-“Olvidaste narcisista y egocéntrica”-.
-“No, Draco es el egocéntrico aquí”-.
-“El punto es, al final, siempre nos tendrás a nosotros. Pase lo que pase. Siempre me tendrás a mí”-
Theo volvió a abrazarlo más fuerte. No mucho después, Blaise y Draco se unieron al abrazo y los cuatro permanecieron de esa forma un tiempo más. Si Mattheo terminó derramando algunas lágrimas sobre la camisa de Theo, ese era asunto entre él y la camisa.
-“Oigan, sé que es un momento emotivo y todo eso pero, ¿qué les parece un beso de cuatro? Para reforzar la amistad”-.
-“No tienes que inventar excusas para besarme, Zabini. Estoy justo aquí”-.
-“Ya quisieras, Riddle. Aunque, ahora que lo mencionas, él que parecía querer besarte era Diggory”-.
-“¿Qué?”-.
-“Debiste ver su cara cuando los encontramos. La forma en que te veía era la misma que cuando Draco se ve a sí mismo al espejo. Y no pareció gustarle mucho cuando Nott te apartó de él”-.
Los chicos lentamente empezaron a desenredarse unos de otros y volvieron a sus respectivos lugares. Nadie dijo nada cuando Theo se sentó más cerca de Mattheo, quien fue sorprendido por el escarbato que saltó a su regazo. Reanudó las caricias en el pelaje de la criatura de forma más tranquila mientras hablaba con sus amigos.
-“De hecho, tú parecías estar muy cómodo entre sus brazos y mirándolo como si fuera un salvavidas. Apuesto que, si no hubiéramos llegado, se habrían besado justo ahí”-. La manera en que las cejas de Blaise se estaban moviendo sugestivamente comenzaba a ser molesta.
-“No es verdad”-. Se defendió Mattheo.
-“Oh, lo es. Pero nadie te juzga, Matty. Yo también me dejaría besar por el fuerte, apuesto y valiente Cedric Diggory”-. Decidido, iba a golpear a Blaise.
-“Es un hufflepuff”-. Exclamó Draco.
-“Eso no le quita lo guapo”-.
Mientras Draco y Blaise debatían si era importante o no la casa de Hogwarts en personas atractivas, los otros dos sólo podían preguntarse cómo es que una situación, que casi le causa un colapso emocional al Riddle, pasó a un tema completamente diferente.
Mattheo comenzaba a creer que sus amigos también habían consumido esa hierba barata.
-“Aquí la verdadera pregunta es si Matty lo permitiría”-.
-“¿Si yo permitiría qué?”-.
Miró a su amigo quien, Mattheo debía admitirlo, tenía una expresión demasiado seria para ser de Blaise. Hizo que se pusiera ligeramente nervioso ante lo que iba a preguntar su amigo.
-“¿Permitirías que Diggory te besara?”-.
Idiota. Su amigo es un idiota.
-“Yo no…”-.
Mattheo no lo notó, pero Nott estaba observándolo intrigado. Zabini lo hizo.
-“Vamos, es una pregunta simple. Sí o no”-.
-“Respóndele, Merlín sabe que no va a dejar el tema hasta que lo hagas”-. No iba a admitirlo, pero Draco también quería saber.
Bajo la mirada de sus tres mejores amigos y la de Salazar desde su regazo, no sabía cómo responder aquello.
Es verdad que el hufflepuff era atractivo; Mattheo no era ciego. Pero nunca se había dado el tiempo de observar detenidamente a Diggory cuando lo veía por los pasillos de Hogwarts. Sabía que era de los mejores de su año y un buen jugador de quidditch, lo cual le hacía tener una constitución atlética muy buena, añade su altura para nada pequeña y que era bastante educado, era el sueño de todo adolescente hormonal.
Ahora que lo pensaba, cuando sintió el fuerte agarre de Cedric en su mano, algo en Mattheo no podía evitar pensar en ese sentimiento de seguridad que le brindaba el ser sostenido así. La confianza del hufflepuff al llevarlo decididamente a un lugar seguro, cómo escaneaba cada esquina en busca de algún peligro y su porte imponente al abrirse paso por aquellos que se atravesaban en su camino.
Una vez más; Mattheo no era ciego y era un adolescente hormonal.
Quizás podría atribuirle la culpa al whisky que había consumido, el cual todavía estaba hecho pedazos sobre la alfombra (que desperdicio, pensó para sí mismo), a su respuesta.
-“No me opondría si se presentara la oportunidad”-.
-“¡LO SABÍA, QUIERES BESAR A DIGGORY!”
-“¡MATTHEO QUIERE BESAR AL TEJÓN, MI PADRE SE ENTERARÁ DE ESTO!”-.
-“…”-.
-“Nadie va a besar a nadie hasta que me expliquen por qué hay restos de cristal sobre mi alfombra nueva”-.
Sin que ninguno de ellos lo notará, Narcissa había entrado a la sala. A Mattheo no podía importarle menos si escuchó su conversación sobre Diggory. La mirada que su madrina les estaba dirigiendo, mientras se encontraba parada junto al desastre en su ahora arruinada alfombra, podría espantar al auror más valiente.
Los cuatro amigos se miraron entre sí y Mattheo no necesitó usar su legeremancia para saber lo que pasaba por sus mentes, pues el mismo pensamiento rondaba por todos ellos.
-“Ah, estamos jodidos”-.
Tsukiniro on Chapter 1 Thu 25 Jan 2024 06:15PM UTC
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Shipper_All_2411 on Chapter 1 Mon 12 Feb 2024 01:14AM UTC
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Carla_linda1914 on Chapter 1 Fri 26 Jan 2024 12:09PM UTC
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Shipper_All_2411 on Chapter 1 Mon 12 Feb 2024 01:08AM UTC
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Need a continuation (Guest) on Chapter 3 Fri 28 Jun 2024 11:39PM UTC
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