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I've been waiting for you all this time.

Summary:

"Salud cariño, desde aquí para ti y tu amado" dijo Leon, tambaleándose en el living con una copa de vino en mano y un cigarrillo en la otra, mientras lloraba angustiado.

Notes:

(See the end of the work for notes.)

Chapter 1: Cheers

Chapter Text

Leon se encontraba en su casa con 2 botellas de Whisky que se había bajado solo y ahora abría una botella de vino. Llevaba semanas bebiendo, con suerte se ocuparía de su higiene personal. ¿La razón? Ada Wong. Aquella mujer que no se sacaba de la cabeza desde aproximadamente 15 años se casaría, no sabía con quién exactamente. Quién la tomaría como su esposa era un enigma. Estaba destruido y no quería que nadie lo sacara de ese estado, ni sus amigos como Chris o Claire Redfield. Ellos lo habían tratado de sacar de los bares y para evitarlos se dedicó a beber en su casa. El departamento era un caos. Ropa sin lavar, vasos repartidos, desorden, casi nada de limpieza. La relación que ellos tenían era complicada y con la reciente noticia se había dado cuenta que la había perdido, pese a que la había esperado años. ¿Qué era ella para él? Nada. ¿Por qué había sido tan tímido? Si la hubiera detenido en vez de dejarla ir cada vez que ella se marchaba, si tal vez lo hubiera intentado de forma más notoria sería otra historia. En vez de solo defenderla o ayudarla cuando sus caminos se cruzaban. Se la imaginó con un vestido blanco, llamativo como ella y el velo ¿cubriría su cara o solo estaría de adorno en su cabello? ¿Qué flores llevaría en el ramo? ¿Cómo sería su maquillaje? ¿Estaría enamorada de esa persona? Probablemente sí, por algo se casaba. Se sirvió hasta casi el tope en la copa. Moriría si sabía quién era el afortunado y lo oía de sus labios. Debería haberla besado más veces, debería haberle rogado aquella noche, hace cinco años, cuando la cena pasó más allá del romance y lo envolvía la lujuria por ella. Debió rogarle que se quedara y dejarle claro que los sentimientos complicados que tenían en esa relación eran mayores.

¿Qué hacía ella con él? ¿Alguna vez lo vio y no se dio cuenta de que él sobraba? Pensaba que podría estar siempre en esa relación complicada, compartirla, pero en ese instante se dio cuenta que tres eran mucho para el amor. No sabía cómo lucía ni tampoco quién era él, ni por qué ella pensaba que podía estar entre los dos. Él no era su dueño, pero le dolía.

La puerta sonó, tambaleándose se encontró con Chris.

"Dios, Leon. Date un baño por favor". Pidió mientras arrugaba la nariz. Y por primera vez desde 1998 lloró frente a alguien. Se sentía roto completamente. No podía aguantar más ese sentimiento. "Lo siento" dijo Chris mientras lo llevaba al sofá. Él comenzó a retirar los vasos, la copa vacía y las botellas.

"¿Quién es él?" Preguntó Leon con un tono ebrio mientras apoyaba sus codos sobre sus muslos, seguía llorando, pero en silencio. Pensaba para él mismo que parecía ridículo. Llorando por una mujer que quizás nunca lo amó. "¿Por qué él y yo no?" Dijo mientras comenzaba a sollozar.

Chris tampoco sabía quién era él y se sentía un poco en shock al ver a Leon llorar y sollozar por aquella mujer que lo tenía loco desde hace años. Se sentó a su lado y colocó su mano en el hombro de él. No sabía qué decirle para que se sintiera mucho mejor. Buscó en sus bolsillos del pantalón hasta encontrar pañuelos y se los pasó a Leon, quien se limpió los mocos que comenzaban a formarse por el lloriqueo.

"Chris, no la puedo dejar de querer" dijo angustiado. "Si ella tuviera la mitad del amor que le tengo y me viera, aun le rogaría o le diría que fuera feliz, aunque no sea conmigo. No entiendo porqué estoy humillándome".

Chris se sentía frustrado, ¿Cómo ayudar a Leon además de oírlo? Leon se levantó tambaleando nuevamente, sintiendo como la saliva se secretaba en demasía y fue al baño. Vomitó llorando. Chris le consoló, acariciándole la espalda mientras lo oía expulsar el vómito. Le repitió constantemente que todo estaría bien mientras le palpaba la espalda. Lo vio reposando en el inodoro, inconsciente. Lo llevó a la cama, lo acomodó y limpió el departamento, escondió la botella de vino que aún contenía el alcohol. En la mesita de noche le dejó unas aspirinas, sal de fruta, agua y lo arropó sintiendo rabia contra Ada Wong. Ella nunca sabría que tan mal estaba por la noticia.

Cuando Leon despertó con el estómago adolorido y vacío se dio cuenta de que nuevamente estaba solo. Que vergonzoso y miserable se sentía. Por una mujer que nunca fue clara, que lo mantuvo en esa relación tan complicada, estaba así. Pero ¿cómo no lo iba a estar? Era como una bruja o el mismo hechizo. Vio la nota de Chris. Le había dejado además una especie de almuerzo en el refrigerador, le indicó que primero hiciera el esfuerzo de comer un poco y luego se tomara las cosas para la resaca.

Con las piernas debilitadas fue a la cocina y se calentó el almuerzo. Sintiendo que deseaba vomitar nada de lo que quedaba en su estómago. Morirá el día en que Ada concrete ese matrimonio. Comió a penas y se sirvió lo que Chris le había dejado para la resaca. Con un poco de hipo entró a la ducha, con agua helada para despertar. Se arregló y caminó por la ciudad, como errante, buscando a aquella mujer de rojo. ¿Por qué ahora que la necesitaba no la encontraba? ¿Por qué? ¿Qué tan poco valía para ella todos esos años de ir y venir y esa noche donde se entregó? Ahora que la necesitaba y no la dejaría ir no aparecía en los espacios que él frecuentaba.

Sus pies desgastados lo llevaron a un parque. Se sentó y la vio caminando de la mano. Con él. Simmons. Sería demasiado incómodo el día a día en el trabajo y por él, renunciaría, pero la lealtad que le tenía al presidente era otra cosa. Quería marcharse, pero sus pies no daban. Lo vio marcharse y ella se quedó sola. Absolutamente sola. Mientras su sien le daba martillazos una y otra vez y los pensamientos viajaban a la velocidad de la luz, no se dio cuenta cuando le posó la mano en el hombro. Ella se dio vuelta con tranquilidad.

"¿Por qué Ada?" Preguntó aguantándose las lágrimas. ¿Tan poco valía?

Ella no le dijo nada. Tenía una cara de que no le conocía. Temerosa le sacó la mano de encima, no parecía la misma Ada de siempre. De su bolso sacó una cajetilla de cigarros y le dio 3. "Tengo que irme" dijo ella dejándolo solo en el parque, con el sol escondiéndose. Se quedó pasmado en medio del camino y la vio marcharse. La mujer de rojo no tenía su color característico, usaba azul. Pero no le llamó tanto la atención ¿tal vez tratando de desligarse de su pasado? Si bien, Leon no fumaba lo pensó.

Volvió a su hogar, sintiéndose miserable. ¿Qué es lo que hacía ella con él? Se sintió horrible. No pudo retenerla nuevamente, siempre huyendo.

Los días pasaron y las campanas de boda estaban constantemente sonando en su oído, matándolo por dentro. Se la imaginaba llamando por el nombre a Simmons y diciéndole los votos. Se sentía horrible. Vio los cigarros. Silencio. No tenía cómo encenderlo. Y fue entonces que Leon prendió un cigarro en la cocina. Y comenzó a llorar, lejísimos de ella y sin estorbar. Ella jamás sabría nada. No. Se fumó tres cigarrillos, sintiéndose mareado y con ganas de vomitar, no le hallaba la gracia.

La noche anterior de la boda sonó su puerta. Caminó, medianamente ebrio y con un cigarro en mano. Había empezado a fumar. Y la encontró, con un vestido rojo con detalles negros. Entró como Pedro por su casa. Y se sentó en su sofá.

"¿Por qué bebes tan seguido?" Preguntó cruzando sus piernas y observándose con esa mirada que lo mataba. Lo vio acercándose con agresividad, Ada sintió nervios y miedo en ese momento. Él dejó con fuerza el cigarro en el cenicero y solo la observó. "¿Desde cuándo fumas?". No hubo respuesta hasta que él se arrodilló y lloró en sus piernas. Un poco shockeada colocó su mano en sus cabellos.

"¿Por qué, Ada? ¿Por qué?" Preguntó sin mayor rodeos, sollozando en sus piernas, humillándose ante la mujer que le había dado la vuelta el mundo. Ya no se sentía volando en el aire como cuando la tenía a veces. Solo su corazón adolorido.

"¿Por qué, qué, Leon?" Preguntó extrañada. Ella había pensado en él los últimos meses y se le presentó esperando alegrarle el día, como pasaba cada vez que se cruzaban. Lo recordaba como un cachorro emocionado porque el dueño vuelve a casa.

"Él te espera para mañana, ve. Al fin y al cabo solo somos amigos" dijo entre sollozos acariciando sus piernas mientras se sorbía los mocos. Se sentía patético deseándole lo mejor, pero peor sería rogarle que no se case. "Todos dicen que ando triste sin ti, que me haces mal. Que no eres buena para mí, pero te quiero".

"No entiendo qué está pasando, Leon. Pensé que estarías feliz conmigo presente" dijo mientras seguía acariciando su cabeza esperando que hubiera consuelo. "¿Por qué me dices estas cosas?"

"Porque desde Raccoon City estoy enamorado de ti". Dijo mientras levantaba su cara. Tenía los ojos hinchados y enrojecidos, su nariz rosada al igual que sus labios. Ada le limpió las lágrimas mientras trataba de entender qué estaba sucediendo. "Si te casas te llevarás mi vida" ya no importaba nada, la quería ahora, que jamás se fuera. Se lamió los labios, con el corazón expuesto, dañado. Sintiendo nervios porque tenía cerca a una reina de belleza que estaba con una cara atónita.

"¿Quién se casa? Yo no me voy a casar" dijo mientras le dejaba un pequeño beso en la frente. "No sé por qué dices eso, Leon. Yo estoy soltera y vengo acá esperando pasar tiempo de calidad contigo".

"¿Cómo que no te casas? Si te casas con Simmons mañana, te vi hace unos días en un parque con él, demasiado melosa. Y me estaba muriendo por eso. Me diste tres cigarros y actuaste como si no me conocieras. Usabas un vestido azul"

"No soy ella. Yo siempre usaré rojo o negro. Te falta conocerme más" dijo un poco frustrada. "Ya arreglaré ese asunto ¿si? Por ahora deja de lado la bebida y el tabaco y conversemos" dijo manteniendo su mano.

Chapter 2: I need you

Summary:

"Sé que eres mala para mí, pero aun así te quiero"

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

¿Alguna vez ha sentido que alguien no le hace bien, pero aún así le necesita? Era el caso de Leon Kennedy. Llevaba desde aproximadamente los 23 años babeando por la misma mujer: Ada Wong. ¿Qué era lo que lo mantenía atado, pero a la vez no? No podía establecer una claridad ante los sentimientos de él hacia Ada. Si sabía que no era algo sano, debido a que no tendrían una especie de formalidad ni estabilidad juntos. Pese a que sus trabajos eran parecidos, el fondo era distinto. Básicamente enemigos. Mientras él trabajaba en contra de armas bioterroristas, Ada trabajaba para las empresas que deseaban crear nuevos virus y nuevas BOWs. Y podía ser que cualquier día alguno mataría al otro. Por órdenes de algún superior. Pero cuando a él le pasó que Chris deseaba matarla (siendo que no era ella), intervino, no sólo por ser una testigo clave, sino también por esas olas que invadía su pecho al pensar en ella. Si la besaba nuevamente estaría peor y por ende, entendía que Ada huyera de él en momentos esenciales. Ella no era tonta, ella tenía que saber todo lo que provocaba. Y no solo era visible para ella, sino para Helena, su compañera y amiga. Fue ella quien le hizo ver que era más que una amistad rara. Por eso mismo saltó a salvarla de Simmons, no solo por ser un testigo clave. Y Helena era quien deseaba verlo con ella nuevamente, pese a que se rehusaba. Por algo le dijo "ten. Toma el espejo como excusa". Demasiado inteligente en estas cosas.

Eran las 12 a.m. y seguía en la oficina. Helena se asomó por la puerta sonriéndole.

"Ya me voy, ¿aún con trabajo?" Leon asintió con la cabeza mientras golpeaba el bolígrafo contra su mentón. "Y... ¿ya le entregaste a Ada su espejito?"

"No, ¿por?" Preguntó mientras dejaba el bolígrafo de lado y miraba a Helena con atención.

"Ay Leon. Te estás perdiendo una gran oportunidad. Es obvio que ella también quiere" dijo relajada mientras arreglaba su chaleca. Leon la miró con los ojos abiertos, impactado. "No me digas que no lo notas... Hombre tenías que ser".

"¿Por qué lo dices, Helena? Ella siempre se marcha".

"No es eso. Ella espera que vayas detrás y nunca lo haces. A ella no le servía de nada poner pruebas a favor tuyo y dártelas. Ah y para remate, cuando estábamos bajo Tall Oaks, ella miraba de una manera que notas que hay algo más que amistad. ¿Alguna vez no ha tratado de hacer notar que puede haber algo más?"

"No creo Helena. Son ideas mías" confesó mientras suspiraba.

"Cuenta"

"Bueno sucede que mucho antes de que tú y yo nos conociéramos salí con Ada un rato, fue una especie de cita a mi parecer. No fue algo donde dijeras que tuvimos algo más. Y luego en Eslovenia le dijo a x que cuando íbamos a terminar la noche pendiente. Supongo que quería salir de nuevo o algo".

"Eres un idiota Leon" llevándose la mano a la cara. "No te lo diré yo, no es mi responsabilidad. Pero piénsalo bien"

Helena se marchó dejando a Leon con dudas. ¿Cómo es que ella notaba que había algo más de parte de Ada supuestamente y él no? No lo entendía muy bien. Se dedicó a seguir haciendo el informe sobre alguna especie de prevención y evacuación por alguna situación similar a lo que pasó en Tatchi. El silencio era abrumador y empezó a pensar mucho en Ada. El reloj sonaba distrayéndose de su trabajo, por eso mismo pasaba el día entero ahí a veces. Se distraía.

Sintió una brisa que no venía ni del aire acondicionado ni de las ventanas. Se alertó y se levantó del escritorio con una pequeña linterna para mantener su mano cerca de su arma. Se asomó por el pasillo, curioso. Revisó una oficina, totalmente oscura, solo las luces del exterior teñían el lugar, pero de forma leve. Y en un parpadear vio una silueta. Hasta que sonó un pequeño clic de la luz del escritorio. Vestido rojo, medias negras casi transparente. Era ella.

"¿Qué estás buscando, guapo?" Dijo ella mientras se apoyaba en el escritorio con sus manos y le daba esa mirada que le ponía los pelos de punta. Él sonrió levemente.

"Como siempre siendo tan ágil y astuta como un gato" resopló. ¿Cómo era posible que ella burlara la seguridad de la Casa Blanca? La miró de arriba abajo, observando el vestido y el rostro de ella. "Tengo algo que dejaste hace unos meses" dijo mientras de su bolsillo sacaba el espejo.

Leon no lo había dicho, nadie sabía, pero el espejo de Ada lo mantenía siempre a mano por si daba la casualidad de topársela y entregarlo.

"Mmm... me gusta más que lo tengas tú" comentó mientras miraba a los ojos azules del agente. "Dime, ¿cómo te ha ido?"

"Bien, supongo"

"Que bueno... dime Leon, ¿algún día te dignarás a que retomemos esa cita?" El tono coqueto mantenía un poco nervioso a Leon. Ella sonrió al verlo tensarse ante sus palabras. Años atrás solo lo había ignorado porque estaba peleando. Pero ahora, con la tranquilidad y el silencio de la noche podría estar más segura de sus respuestas.

"¿Por qué lo preguntas?"

"Bueno, siento que al cierre de esa noche le faltó algo. A menos que estés saliendo con alguien más... como Helena o la hermana Redfield". Leon soltó una pequeña carcajada. Si ella supiera que su suerte en el amor no es buena, en realidad nunca estuvo buena. Cuando era novato había llegado tarde porque su novia de esa época le había puesto los cuernos. Intentó salir con distintas mujeres, pidiéndole alguna cita casual, pero constantemente recibía un no por respuesta. Nunca se detuvo a pensar el porqué.

"Nah, no. No salgo con nadie, Ada"

"Me parece perfecto. Hoy podríamos ir a donde quieras. Ya que mañana es sábado y no trabajas"

"No me molesta. Siempre me sorprendes"

Ada sonrió coqueta. Le tomó del brazo y volvieron a su oficina. La observó detenidamente. No demostraba mucho su identidad en la oficina. A excepción de ciertas cosas que dicen de forma implícita que le pertenecen. Leon agarró sus cosas y salieron del lugar en silencio. Ya en las calles comenzaron a conversar un poco. Estaba fresco, por lo cual Leon le ofreció su chaqueta y ella gustosa aceptó.

"Oh verdad de que a esta hora difícil encontrar algo para que pasemos tiempo juntos" comentó Ada observando el cielo. "¿Por qué no vamos a tu departamento?"

"Está bien, Ada". El tono de nerviosismo estaba pasando desapercibido, a excepción de su lenguaje corporal. Ada sonrió mientras se llevaba una mano a la boca.

Dándose la vuelta por la cuadra, encontraron un estacionamiento donde Leon se acercó a su motocicleta y le ofreció subirse a Ada. Ella rodeó sus brazos en la cintura de Leon y apoyó su mejilla en la espalda de él. Él le ofreció su casco, preferiría que ella no recibiera daños. El viento azotó los cuerpos de ambos mientras el silencio entre los dos reinaba. No había mucho que comentar en ese instante. Ada tenía el pulso acelerado y Leon esperaba no hacer notar sus nervios por culpa del sudor. Ella se apegó más a su espalda.

Llegaron al departamento de Leon donde él le ofreció asiento y sacó un whisky de un mueble.

"No gracias, prefiero el vino"

"También tengo"

El botellón que Leon sacó era un vino rosado, era de exportación y era dulce. Tenía un poco de cítrico. Le sirvió a Ada en una copa mientras él se servía whisky.

En el sofá se sentaron a beber mientras sonreían mutuamente. Leon pensaba lo mucho que le gustaría saber qué tenía dentro de su mente Ada. ¿Por qué le gustaba aparecer de la nada y marcharse como si nunca hubiera estado? Era una mujer difícil, pero eso no era un obstáculo para él. Ada entera le llamaba la atención. Hace mucho tiempo que Ada tenía espacio en su día a día, pero ¿cómo decírselo?

"Siento demorarme mucho para tratar de devolverte tu espejo" dijo ya sintiendo la cara chistosa. "Helena me insistía en que te lo devolviera, pero no entendía porqué"

"No tenía idea de que Helena fuera tan suspicaz" comentó mientras se cruzaba de piernas y le sonreía. "Aunque a ti te cuesta todavía entender".

"¿Entender qué?" Dijo él mirándole un momento que pareció eterno, las piernas de Ada. Debía confesar que no era la primera vez que miraba detenidamente su cuerpo. Esa vez que ella lo llevó a la isla en España, no pudo evitar mirar su pierna, sus muslos, en la abertura del vestido cuando ella se iba.

"Tu tono de voz y tus ojos no me mienten, Leon. Solo que no notas lo que los míos dicen. Yo sé que quieres lo mismo que yo, se te nota. La pregunta es ¿por qué te demoras?". Un poco impactado por las palabras de Ada tragó saliva. Su mano se posó en el muslo y estuvo a escasos centímetros del rostro de ella, pero no hizo nada. "¿Por qué te detienes, Leon? Yo igual quiero". Tal vez Leon era demasiado cobarde para lanzarse ante esa mujer que estaba a centímetros de él. Era única, exótica.

Ella rodó los ojos. Tenía una cara de 《a veces uno tiene que hacer todo el trabajo ,y en un movimiento rápido se colocó sobre sus piernas y lo besó suavemente. El beso que obtuvo, lo dejó más profundamente en los sentimientos que tenía por ella, más que en Raccoon City. En parte, ya no era un joven en sus 20s. Ahora iba a los 40 años. Le siguió el beso, nervioso, con ganas de atacar más, pero se contuvo. Las manos de Ada acariciaron su quijada y su cuello. El beso subió de tono cuando la lengua de aquella mujer se coló en su boca buscando la suya. Sintió un escalofrío recorriendo su cuerpo. Cuando el beso se deshizo por falta de aire, Leon estaba jadeante rogándole a Dios que no lo hiciera despertar. Estaba maravillado por el beso. Pero significaba que no podía besarla sin sentir como todo el caos que era los sentimientos por Ada se sacudieran. Tal vez era un error dejarse llevar por esto, pero como se decía él mismo, era mejor hacerse el tonto.

"Leon, disfruta esto conmigo, por favor" rogó Ada mientras lo miraba, con sus mejillas sonrosadas y su pecho subiendo y bajando. Leon le asintió con la cabeza y tragó saliva.

Ella se apegó a su pecho mientras volvía a besarlo con pasión. En ese momento Leon sentía que estaba bajo un hechizo, no podía entender porqué no podía mover sus manos y apretarla. Tampoco era como si fuera virgen. Pero estaba tan en shock. La lengua de ella acarició la piel de su cuello mientras sus manos delicadas y traviesas iban desabrochando su camisa celeste. Él sintió el escalofrío recorriendo su cuerpo con fuerza mientras su ingle comenzaba a tensarse sintiendo su piel y su peso en su pelvis. Sus manos se posicionaron en los muslos de Ada mientras jadeaba suavemente esperando que no sintiera su desesperación, pero ella sabía. Ella sabía el caos que desataba en él y se estaba aprovechando. Y él también sabía que ella se estaba aprovechando.

Él la despojó de su vestido rojo y lo lanzó lejos. Observó su cuerpo con una lencería negra y preciosa. Sus orejas ardieron al verla, sentía que todo era irreal. ¿Era acaso una especie de sueño húmedo? Tímido, sus manos se detuvieron en la cintura de ella. Ella se rió suavemente, una mezcla de ternura y seducción por el rostro de él. Se notaba que quería disimular.

“Hace mucho tiempo que me gustas, Leon” confesó mordiendo su oreja suavemente mientras sus manos bajaban por el pecho, deteniéndose cercano a su ombligo. “Olvídate de lo que todos tus amigos piensan”.

Era verdad que constantemente Chris Redfield lo regañaba por estar mareado con ella. Por estar pensando solo en ella y por desear un contacto más cercano y la única amistad que quería que lo intentara era Helena. Suspiró con el tacto y observó su rostro, se quedó pensando. Ella siempre se ponía linda, su maquillaje siempre la hacía ver tan bella y él siempre quedaría embobado con su presencia. Y pensó, siempre ella se hacía la difícil, pero ahora… ahora era como si estuviera servida en bandeja de plata y no podía desaprovechar esta oportunidad. Se dejó llevar completamente al sentir ese beso lento y seductor que venía acompañado de un agarrón que lo hizo estremecerse bajo ella. La ropa fue siendo cada vez menos hasta que solo había piel. Hipnotizado por sus senos, impulsivo, en la locura, los acarició y se llevó el pezón derecho a su boca mientras la apegaba a su cuerpo. Sí, lo tenía mal. Sentía que iba a estallar y a decepcionarla, pero no podía dejar de pensar en ella y en lo afortunado que era.

Ada se alejó de él y se colocó en el suelo, rozando su lengua en el miembro de Leon con seducción y lentitud. Sintió como las piernas de él comenzaban a temblar, su respiración agitada y lo vio cubriéndose el rostro con ambas manos, dejando escapar un gemido. Sus labios temblaban mientras no podía creerlo. Nervioso hasta el alma decidió pensar en otras cosas porque sino no resistiría. Después de un rato resistiendo, su mano se puso en la frente de ella con delicadeza para alejarla de su ingle. Si no descansaba su cuerpo no daría abasto. Ada se sentó en el sofá y con lentitud abrió sus piernas exponiendo su intimidad, situación que dejó atónito a Leon. Comenzó besando sus muslos con tranquilidad, emocionado por el permiso implícito. Su lengua viajó por la parte interior hasta que llegó. Besó con timidez mientras sus dedos presionaban aquel botón que desataba el placer. Las caderas de ella se sacudieron por la electricidad viajando en su cuerpo. Él no despegaba sus ojos del bello rostro, lleno de placer de aquella mujer chino-americana. Dientes, lengua, besos, todo lo hacía de forma tranquila y suave para no alterarla ni pasarla a llevar. Sentía como si estuviera en un manantial con el favor concedido por Dios. Tal vez el domingo iría a la Iglesia como acción de gracias por tal acontecimiento.

En un pestañeo, estaba encima de Ada, en el suelo. Casi como descendiente de Afrodita estaba ante él, sacerdotisa del placer, mostrándole que era imposible besarla sin sentir esa masas en el estómago y ahora con el corazón en la boca, era imposible no caer ante tal brujería. Sintió la tibieza de su interior, teniendo que pausar un momento. Pero ella no quería, pese a que sus caderas estaban atadas al piso. Su cabello liso y negro comenzaba a desordenarse. El vaivén comenzó suave y al inicio fueron suspiros. Si esto era un sueño deseaba nunca despertar.

Las caderas de Leon se movieron más salvajemente mientras la besaba nuevamente y su lengua se abría paso para encontrarse con la de ella. Dos manos no eran suficientes para lo que deseaba tocar y apretar. Las pieles blancas comenzaban a brillar con el sudor, algunos sectores comenzaban a enrojecerse y empezó a notar los gemidos de Ada repitiendo su nombre, como si fuera una canción desesperada entre las luces nocturnas y el frío de la madrugada. Sabía que bajo las condiciones de ella esto era sin compromiso, un jugueteo, pero decidió ignorarlo. Quererla de esa manera lo hacía feliz.

Mordidas, uñas incrustadas y rasguños. Saliva, golpeteo constante. Gruñó al sentir el clímax y ella con lo agitada, chilló suavemente su nombre. Se sintió con un mareo único. Las manos de Ada acariciaron sus mejillas mientras él trataba de recuperar el alma, que se le había despegado en el punto máximo de la lujuria. Si bien, el amor a primera vista no existía, él la quería desde esa primera noche compartida. El corazón seguía en la garganta, pero tan agitado que parecía correr una maratón. Fueron a la habitación, agotados por ese baile que los había mantenido unidos por un buen rato. Los ojos pesados de Leon le ganaron, pese a que no quería dormir.

Y cuando la alarma sonó, cuando el sol apareció e iluminó la habitación de Leon, ella se había marchado como siempre. Sin ningún indicio de si de verdad estuvo ahí. Dudó si fue verdad, si fue un sueño o solo lo imaginó bajo los efectos del alcohol. Estaba perdiendo la cordura, porque aquel ritual lo había dejado con la mente en blanco y solo podía pensar en ella.

Notes:

HACE AÑOS TAMPOCO ESCRIBÍA SMUT/LEMON COMO LE DIGAN AHORA. NO ME JUZGUEN.

Chapter 3: Ada Wong

Summary:

"There's no mercy for the weak of heart".

Notes:

TW: Abuso Sexual a NNA en el pasado.

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

¿Quién es realmente Ada Wong? ¿Realmente se llama así? Nacían incontables interrogantes de aquella mujer. Cualquiera que la conociera, tarde o temprano sería traicionado por ella, eran seducidos por su personalidad y serían devorados, pidiendo misericordia ante las heridas que ella provocaba. Nadie conocía su pasado además de lo vivido en Raccoon City y solo se conocía un poco de ella por el vínculo que terminó arrastrando hacia lo más profundo a Leon Scott Kennedy.

Era un sábado, las 8.30 de la mañana y Ada salía de la ducha para comenzar con su rutina de skincare. Si bien, se mantenía joven, pese a su edad. En sus 40 años y era demasiado atenta con su apariencia, desde el incidente de Raccoon City estaba muy sumergida en no envejecer (cosa imposible si se es realista). Las pequeñas bolsas debajo de sus ojos, la piel que comenzaba a soltarse era un martirio para ella. Ya no era la misma, mejor dicho, nunca lo fue.

Sus dedos golpeaban suavemente su piel frente al espejo, nadie la conocía realmente. Dar a conocer todo lo que era ella no salía a cuenta, era un arma de doble filo y muy peligrosa. Si alguien conociera más allá de lo que realmente era, de lo que realmente aparentaba sería un problema gigante. Detrás de la "zorra vestida de rojo", de la mujer chino-americana que siempre huía sin dejar rastro a menos que quisiera, de la mujer que veía como peones a las personas, se escondía una chica sensible.

Si la vida permitiese que todo lo que ocultaba, explotara como una olla de presión mal utilizada, preferiría morir. Un pasado lleno de cicatrices viejas y pocas recientes, conforme pasaban los años cada vez sentía menos y no era su culpa o quizás un poco. Pero, ¿cuánto tiempo perdería y cuánto dinero gastaría si ahora en sus 40 decidía ir al psicólogo o al psiquiatra? ya era demasiado tarde para ella, con tal de esconder las cosas bajo la alfombra era más que suficiente. Nadie debía conocer su sensibilidad, no podía confiar en absolutamente nadie.

Sus dedos recorrieron sus cicatrices físicas, recordó muy bien sus noches sin dormir post Raccoon City, sintiéndose enajenada de su cuerpo, de quien era en ese momento y había sido una sensación similar a la que vivió el 2012 cuando Simmons decidió clonar su persona. El robo de su identidad de manera perfecta fue un problema que tuvo que afrontar sola, ser odiada por cosas que ella no sabía, ser perseguida constantemente por culpa de Carla había sido una sensación terrible. Era casi similar a esa enajenación que vivió después de 1998, pero peor. ¿Quién le daba el derecho a un hombre que no sabía aceptar un "No" por respuesta, clonarla y corromper a más de una persona? Porque Carla había sido el experimento bien hecho...

Un suspiro y comenzó a vestirse después de esa rutina. Con un vestido rojo sencillo para el estilo pomposo que solía ser Ada de joven y sus tacones de aguja salió a la ciudad. Bien había escuchado que la vida te podía arrebatar todo, que podías sentir tanta soledad que lo único que quedaba era refugiarse en el catolicismo... Y desde el año 2015 estaba haciéndolo. Ir a la catedral principal de la ciudad y arrodillarse entre el suelo frío, las estatuas de vírgenes, santos, de Cristo, entre velas y el sonido con eco, mientras lloraba, se sentía un poco mejor. Peligrosamente acercándose a los 50 años y sintiéndose sola y vacía, la misma sensación que tuvo en su adolescencia cuando huyó y a sus 27. Y volvía a repetirse y ya no le quedaban fuerzas para avanzar sola como siempre.

Sabía que era una pecadora porque desde sus 20 todo lo que sabía era involucrarse en experimentos bioterroristas que de vez en cuando saboteaba y en asesinatos. No era digna de arrodillarse ante el altar y derramar sus lágrimas pidiéndole a la virgen y a Jesús que por favor le quitara esa sensación abrumadora. Todo lo que había vivido y lo que había aprendido a hacer en su adultez era malo, para saciar sus aflicciones y suplir necesidades terminaba porque todo lo que sabía era matar directa o indirectamente, sabía que su alma estaba más que condenada, ¿por qué Dios querría a una mujer tan malvada y horrible?

Había días donde ella discutía con Dios y se sentía descarada a veces. Y hoy era uno de esos días, llorando en silencio, sintiendo el frío del suelo de mármol y de la catedral, discutiendo con Dios. Otra vez sentirse vacía, otra vez sentir la injusticia de parte de él y que si él se hubiera preocupado por ella como con otros huérfanos, Ada no sería esta mercenaria que se veía involucrada en crímenes y era catalogada como enemigo de Estado.

¿Por qué Dios la había abandonado desde tan pequeña? Su infancia repercutía en cómo se relacionaba actualmente, porque no confiaba en nadie y tampoco era capaz de abrirse con alguien. Lo más cercano había sido León, pero siempre huía de él. Quiera o no, no podía quedarse con él. Por más que anhelara que cada noche que había compartido con él con el corazón en la boca, fueran más frecuentes o establecerse con él para el resto de sus días, era imposible. Tenía que permanecer en ese juego. Era riesgoso pasar más de 6 horas en una habitación con León, por lo cual, cuando él caía ante los brazos de Morfeo terminaba huyendo a altas horas de la madrugada. No podría quedarse mucho, porque él era agente del Estado.

Ojalá Dios pudiera quitarle esas cicatrices, desde las más antiguas hasta las más actuales y pudiera limpiar la sangre que ella había estado derramando hace tanto tiempo, pero era imposible. La negligencia de aquel Dios la había guiado a este camino. ¿Qué podría haber hecho además de eso? ¿Seguir siendo explotada?

Porque una niña jamás debió haber pasado por tantas manos de hombres ancianos con su madre permitiéndolo y ganando dinero a costa de su sufrimiento. No. Y cuando tuvo que acabar con ella y sus abusos se volvió en una errante. Si no es porque Wesker la sacaba de ahí y la entrenaba, quizás hubiera muerto. Sobrevivió luchando y recordaba constantemente lo que él le decía en cada entrenamiento "No hay piedad para los débiles de corazón, ellos son pisoteados y destrozados. Los animales salvajes no se preocupan por los débiles, los devoran. Si no quieres morir, sabes cómo tienes que ser."

Dentro de las políticas que regían a Wesker era no involucrar sentimientos con nadie. No entregar el corazón, porque quien lo tuviera podría destruirte. Y bueno, para Ada no era necesario recordar eso, porque desde pequeña tuvo una distancia con el amor. ¿Qué había hecho el amor por ella? Nada, solo permitió que miles de hombres corrompieran su infancia y que la hubiera perdido para siempre. Con amor no se llegaba a ninguna parte ¿verdad? Y acá estaba en una catedral, discutiendo con Dios, quien se dice a sí mismo ser amor. Irónico: ¿cierto?

Y las vueltas de la vida eran peores, porque desde 1998 había sentido algo más por León. Siempre había puesto excusas de que solo era una fijación por él, porque pese a todo lo que había pasado seguía teniendo ese espíritu de héroe, siempre trataba de salvar más gente en el proceso de sus misiones, pero terminaba fallando. Sabía que era alcohólico y era su manera de somatizar sus emociones y traumas, pese a todo lo que era él actualmente, también en sus 40, seguía encantada con él.

Ella había sido tan mentirosa con él, eso estaba mal, lo sabía, pero nadie le había dicho que al conocerlo quedaría encantada por como era él. Y ahora habían quedado en una dinámica de ir y venir, sin asentarse porque no se podía ni se debía. Trabajaban en bandos que eran enemigos y no podría aprender a tener una relación sana, estable y normal con él. Pero su forma de decirle que lo consideraba y que no solo era un peón utilizado a su conveniencia era haciéndole notar que ahí estaba, ayudarlo y evitar que muriera.

¿Cuántas veces Wesker le había dicho que se deshiciera de él en España? Muchas, pero ella siempre le decía que "no lo había visto" o que "no interfería en la misión". Fue estirando el chicle hasta que él le notificó que Krauser lo mataría por ella. Y corrió, para evitar el deceso de él. No era solo porque no le convenía a su misión, en realidad, la muerte de León podría haber sido un evento irrelevante. Ella solo tenía que preocuparse por la muestra. De hecho, si ella hubiera decidido mantener sus caminos separados, no habría afectado mucho su misión. No tenía la obligación de salvarle el pellejo cada vez que pudiera o ayudarle de vez en cuando en el camino... pero lo necesitaba con vida. Su corazón había sentido una punzada con solo imaginar como Krauser acababa con él.

En realidad, estaba entregando su corazón sin hacerle notar a él ni que ella misma lo notara. Lo necesitaba con vida, más de lo que se creía. Le encantaba cuando sus caminos se cruzaban y verlo. Verlo a la distancia satisfacía esa necesidad que nacía desde su interior, pero el decirle "estoy aquí" era mucho mejor. Y actualmente estaba en un pozo sin fondo desde que había decidido ir más allá con él, más allá de esas misiones entrelazadas, había decidido involucrarse más de lo que era permitido para ambos. La primera vez que salió con él, cenando en un restaurante elegante y viendo ese nerviosismo de León, además de que él había sido bastante atento con arreglarse y se veía bastante guapo con ropa formal.

La noche había sido interrumpida porque se habían quedado mucho tiempo conversando, comiendo y bebiendo. Y también porque ella temía pasar más allá, en ese momento lo que fuera intimidad la mantenía nerviosa y asustada. Muy a lo contrario de lo que se podría pensar por la personalidad de Ada que era seductora. Y en la república eslava, entre el caos se lo había recordado a León con ese tono coqueto que tanto la caracterizaba.

Los meses habían pasado cuando se le apareció en la noche y había decidido atreverse solo porque había bebido hasta ese punto que no temía nada de nada. Y esa noche León se había resistido un poco, no porque realmente no quisiera, sino que a veces pensaba que ella era irreal. Los últimos años él se había dedicado a pensar en ella, en como era. Sí, era todo un misterio. Ada entraba a través de los sueños de Leon de una forma que él se sentía un poco avergonzado. Sabía que Ada podría serlo (dentro de lo que pensaba) porque cualquier hombre que ella se propusiera caería ante sus pies, como si fuera hija de Lilith, un demonio del deseo, podría llevar a cualquier hombre a su perdición...

Pero esa noche se mostró como una simple humana o así fue percibida. La reacción ante el alcohol, lo chistosa que andaba, su aroma y su coquetería torpe en ese instante lo hizo resistirse ante el miedo de que ella no quisiera lo mismo, porque para él no estaba en sus cinco sentidos y temía hacerle daño. Aunque cuando ella lo besó y le susurró lo mucho que lo deseaba, entre el alcohol y lo impulsiva que fue, terminaron en un motel que no era ni tan caro ni tan barato, pero estaba bien por lo que ofrecía. Entre las luces led azules y la oscuridad que domaba la habitación, los dientes de ambos resaltaban y él sonreía sintiéndola temblar.

¿Quién diría que sería alguna especie de rutina de ahora en adelante? De vez en cuando Ada marcaba territorio en el escritorio de León. Alguna mariposa disecada, pintalabios rojo, una marca de su labial en alguna carpeta. O a veces eran acertijos que él respondía rápidamente. Pero, ¿hasta cuándo podría seguir con esta dinámica? Lo quería y sabía que no podría decírselo, por miedo a espantarlo. Pero si al menos pudiera quedarse en la mente y corazón de él.

"Al menos déjame amarlo", pensó mientras se levantaba del suelo y caminaba camino a casa. Y es cierto de que la gente condena lo que no comprende, porque ella era condenada por los más cercanos del rubio.

Pasaron los meses, era una de esas noches donde se entregaba ante León. Los juegos, los cambios y miedos que nacían de vez en cuando la tenían mareada además del alcohol de esa noche. El destino los tenía junto de vez en cuando, por un par de horas. Y Ada estaba consciente de que estaban casi todas las condiciones para que ambos estuvieran juntos, pero... no lo estaban. Ada podría parecer una mujer libre, con las reglas que en silencio se habían puesto, pero no era así. Era prisionera del amor que tenía por Kennedy.

Dentro de la locura de su mente que no expresaba, la calma la mantenía cuerda en ese momento, concentrada en satisfacerlo a él. Ella quedaba en otro plano, en un plano de cero relevancia para sí misma. Había sido llamada egoísta por gente cercana a él, lo sabía, pero nadie comprendería que cada vez que se tenía que marchar o abandonarlo, era difícil. Despedirse de él era como ahogarse y cada vez que se alejaba de él, sentía que tropezaba. El mundo se le derrumbaba cuando no estaba junto a él y la situación a día de hoy era crónica.

Daría lo que fuera por mostrarle el verdadero yo y todo lo que sentía. Concélele quién era realmente, cuánto lo amaba. No importaba ser un objeto y ser poseída por él, porque había sido el primer hombre que no la había dañado y la quería, pese a lo evitativa, las idas y vueltas, las traiciones, todo. Leon permanecía ahí y siempre gritaba su nombre cuando ella le daba la espalda, dejándolo con preguntas en la punta de la lengua. Con los toques de él, había pensado que serían suficientes, pero no. Con todas sus fuerzas necesitaba algo bueno por primera vez después de mucho tiempo. Amor, besos, todo sin condiciones.

¿Leon la amaría si ella desnudara su fachada y mostrara cada cicatriz psicológica? ¿Leon aceptaría su pasado vergonzoso donde fue violentada por la persona que debería haberla protegida? ¿Perdonaría sus manos llenas de sangre? No lo sabía, permanecían dudas en su cabeza. Porque ella no era buena.

"Sabes que no soy buena" pensó mientras él la poseía y le dejaba por cada centímetro besos que demostraban la devoción que sentía por ella. Y Ada sentía que no lo merecía. Porque pese a que era su tipo, su hombre, se engañaba a sí misma. Era un problema que no merecía ser resuelta. Su paso por la vida no merecía amor y él le trataba de demostrar lo contrario.

Si era sincera, sabía que nunca por más que deseara tener algo tradicional con él. era imposible. Nunca le podría haber dado un hijo, menos ahora acercándose a los peligrosos 50. Eran demasiado viejos para una relación tradicional, para casarse y establecerse. Eso se lo hubiera permitido en otras condiciones.

Hoy, mañana y posterior se dedicaría a sus noches con León, ocultando que quería llorar porque no podía tenerlo además de este rato. Era lo más sano dentro de la que estaban rodeados. Quizás más adelante, alguien lo podría amar bien y entregarle todo lo que ella no puede.

Solo fue una chica que se enamoró y a día de hoy, errante, se entregaba censurándose a sí misma. Era lo mejor para ambos, no mostrarle la profundidad de ella y solo darle su cuerpo mientras por dentro moriría amándolo en secreto.

Ya era demasiado tarde.

Notes:

Estoy llena de evaluaciones, rogando por unas vacaciones eternas. Esto se me ocurrió viajando en el bus y aproveché de anotar ideas generales. Espero les guste.

Chapter 4: Blanca

Summary:

La relación entre Jake Müller y Sherry Birkin se ha deteriorado tanto y han comenzado a utilizar alcohol y drogas. Pareciera que Jake estuviera endemoniado. Y Sherry se niega a dejarlo.

"Yes, yes my man is fighting some unholy war
And I will stand beside you
But who you're dying for?".

Notes:

TW: Drogas, depresión, agresión.

Chapter Text

¿Hasta que punto habían llegado ambos? La relación estaba rota, sí. Y habían intentado poder arreglarla, pero ya se les había salido de control. Lo que antes era el departamento de Sherry, limpio y organizado, ahora parecía que una pareja de okupas vivieran ahí. La noche anterior había sido horrible: Venían de vuelta de una disco, Sherry solo borracha, Jake había consumido cocaína para “estar sobrio”. Y camino a casa, esperando el autobús, comenzaron a discutir fuertemente. Él quería ir a un after de esa amiga que nunca Sherry había pasado, porque no respetaba límites y la odiaba. Y mientras seguían esperando la micro, gritando, siendo sarcásticos, la discusión se calentó y él la empujó. Y ella le pegó un palmazo en la cabeza que sonó. Un forcejeo entre otra discusión de quien debía pedir perdón. Al final las cosas “se solucionaron” bajo reglas silenciosas. Terminaron teniendo una relación sexual que no tuvo un clímax, porque de tanto que había consumido cocaína no podía mantener la erección y por una burla que Sherry hizo recibió una cachetada.

-Si mi hombre estuviera peleando alguna guerra impía, yo estaría a su lado. Me niego a dejarlo ir. Estoy a su lado borracha de orgullo.
Ahora, eran las 4 de la tarde del sábado. Estaban en la cocina esperando la cocaína de Jake. No conversaban las cosas, se dejaban pasar. Una cerveza barata en la encimera cerca del refrigerador. Llegó el dealer, Jake probó la cocaína y pagó con billetes al joven. Este se fue y siguió consumiendo. Sherry solo bebía cerveza. Ella sabía que algo pasaba por la mente de Jake, algo que él no podía expresar. ¿Era el vacío que había dejado Wesker? ¿La muerte de su madre? ¿Qué había ahí que ella no podía llegar al fondo de su corazón? Como si el luchara contra algo demoníaco, quizás pensamientos suicidas que había dicho muchas veces y que de esas tantas, ella lo había acompañado.

El pacto de suicidio que tenían en conjunto, si él moría, ella también. Jake comienza a organizar una línea de la blanca. La ordena con la tarjeta de débito. Y su nariz suena como si se sorbió los mocos, pero más potente. Le queda un poco de blanco arriba del labio. ¿Qué le empuja a consumir? ¿Qué está empujando a que todo se deteriore? No lo sabe, ojalá ella fuera un poco bruja para saber el porqué.

La crudeza invadía la cocina mientras Jake le rogaba que también consumiera. Fue su primer acercamiento a drogas duras. Su nariz ardía y se sentía rara, por dentro su espíritu eufórico, pero su alma y mente rogando ser auxiliada. Con el estómago revuelto, tendida en el suelo de la cocina y él de pie, sentía como si este leyera que sería de ella. Sherry haría todo por él. No lo iba a dejar, claro que no. Porque le prometió en todos sus estados de ánimo que estaría junto a él en las buenas y en las malas y si esta era una guerra la iban a ganar juntos.

Si algo tenía Sherry en comparación a Jake es que era totalmente leal. Se quedaría con él hasta que muriese, porque lo amaba de una forma incondicional. No importaban los golpes, las peleas, las drogas, el desorden. Importaba que él estuviera ahí y la amara. Porque había nacido para amarlo y necesitaba un poco de reciprocidad de parte de él.

Entregar su cuerpo como demostración de que lo amaba más que a todo lo posible, que no había ningún otro rondando en su cabeza, que lo adoraba. Pero él no lo percibía. No percibía el esfuerzo de Sherry donde ella trataba de superar las experiencias anteriores para dejarlo marcado para siempre. Él solo la percibía como un saco de carne.

¿Por quién moría él? ¿Por qué no era por ella?

“Me niego a dejarte” dijo después de un sexo vacío donde ella no era más que un desahogo. Donde ni siquiera era capaz de tocarla para hacerla sentir bien.

Notes:

Es mi primer fanfic en ao3 y después de AÑOS sin escribir fanfics (desde 2017). Hace poco volví al vicio de Resident Evil gracias a unas amigas y me acordé de cuanto amo el AEON. Es un conjunto de one-shots esta obra y en parte me inspiro en canciones que encuentro por ahí y cosas que sueño. Perdí la gracia por estar años sin escribir y desde 2020 solo escribo cosas académicas.