Chapter Text
- ¿Hola?
Eran las 6 de la mañana, Peppino respondió el teléfono bostezando y acomodando su camisa.
- Soy yo Pino, acabo de tener un… pequeño incidente y tengo una fractura.
- ¿E-estas bien? ¿Cómo pasó?
- Mira, no es muy grave, pero tengo reposo por un tiempo. Odio dejarte tirado, más ahora, pero-
- No no, lo entiendo. Solo, procura mejorar pronto. No hagas ninguna idiotez y guarda reposo.
- Grazie… lo siento.
- No te preocupes, guarisci presto.
Después de colgar, Peppino soltó un suspiro, cubrió su rostro e inhaló profundamente. Ya veía la avalancha de trabajo que le esperaba estos días. El primer paso asumió sería cancelar las entregas a domicilio por obvias razones, lo demás, bueno, solo queda dar el máximo esfuerzo y confiar en sus capacidades.
Eran ya las 10 de la mañana, finalmente el restaurante abría sus puertas. Con los primeros 5 clientes Peppino empezaba a sentir como la ansiedad aparecía, prácticamente corría del punto A al B sin descanso. Las ordenes corrían sin ningún inconveniente, claro tuvo que recibir muchas criticas por los clientes que no recibirían su comida a domicilio. Después de algunas llamadas simplemente decidió poner un mensaje pregrabado y cortar la línea telefónica. Las horas iban pasando, los pedidos aumentaban y claro, la impaciencia de los clientes solo ponía más presión sobre el italiano.
-.-.-.-
Siendo las dos de la tarde, Noisette sintió hambre. Estaba por preparar sus clásicos Spaghettis con mantequilla de maní cuando notó que el frasco estaba vació. El siempre fiel Vigilante tomaba relajadamente su café cuando vio a la conejita acomodar su mascara y acomodar su bolso.
- Iré a la tienda, necesito unas cosas.
- ¿Quieres que te acompañe?
- No es necesario Vigi, volveré pronto. ¿Puedo encargarte el café por unos minutos?
- Por supuesto.
- Dejaré el letrero volteado, je… aunque no hay mucha diferencia.
La pelinegra sonrió débilmente, últimamente a su negocio no le iba muy bien. Claramente se negaba a admitir que en gran parte esto se debía a sus constantes postres extravagantes y su constante forma de experimentar con diferentes ingredientes que no tenían relación alguna con el azúcar. El vaquero inclinó su sombrero con una mirada comprensiva, viéndola marchar muy decaída. Caminando hasta tomar un Taxi, Noisette miraba por la ventana pensando en su situación actual mientras avanzaban velozmente por la ciudad. ¿Por qué abrió el café en primer lugar? Claro, siempre le gustó servir a los demás y tener la satisfacción de llenar y saciar el hambre de los demás. Sus sonrisas y ese sonido tan peculiar que invadía el ambiente… No sabía exactamente en que punto los clientes fueron desapareciendo hasta poco a poco extinguirse. Sospechaba que Theodore tampoco disfrutaba de ninguno de los platillos que preparaba, no obstante, The Noise nunca le dijo nada, simplemente agradecía la comida y se retiraba rápidamente al trabajo. Respecto a esto, su mente siguió divagando y llegó al punto de cómo se encontraban las cosas actualmente. Theo por “Trabajo” nunca estaba en casa y en las noches ni siquiera hablaban o mínimo un abrazo. Su rutina era marcharse al trabajo, volver a tomar un baño y directo a la cama. Comprensiva como siempre, Ette no dijo nada. Se acercaba a darle un beso en la mejilla, una bolsa con un Sandwish de mermelada de fresa y un cálido “Que tengas un buen día~”, para después en las noches despedirse acurrucada a su lado preguntando “¿Tuviste un buen día?”, seguido de un asentamiento murmurado y un ronquido. “Descansa cariño” decía antes de cerrar sus ojos y dejar que los ronquidos de su esposo contagiaran el sueño y finalmente cayera dormida. Por su extrema positividad, nunca había notado lo indiferente… e incluso frío que se había tornado su amado Theodore a lo largo de los años, claro desde lo ocurrido con Pizza Face y aquel simpático Italiano era aún peor. Fuera de sus problemas con Noise, su mente se dejó atrapar por los recuerdos y los amigos que hizo durante y después de esa extraña experiencia. Si ese Hombre Pizza nunca hubiera mezclado dimensiones a lo loco y mezclado a todos en la torre, nunca habría conocido a Vigilante o a Gerome. Grandes amigos que constantemente se reunían en su café y a veces se animaban a probar sus creaciones más recientes. Este último pensamiento puso una sonrisa en su cara, dejándose invadir por ellos y el aura iluminada que irradiaba naturalmente de ella.
Al llegar y pasar por la sección de vegetales llevó maíz, zanahoria y claro un poco de tomates cherry. Estaba vagando alegremente por el pasillo de los Snacks buscando activamente el chocolate para derretir y chispas de colores cuando escuchó a dos chicas que reían fuertemente unos pasos más allá.
- ¿En serio eso dijo el jefe?
- Claro, le encantó mi pastel de chocolate, dijo que era mejor que lo que esa rarita le daba de comer en casa.
- Eso es cruel.
- Puedes verlo como quieras, pero a mí me dio la motivación necesaria para invitarlo a cenar.
- ¿Qué? ¡Pero si es un hombre casado! No deberías hacer eso.
- Hey, yo solo hice la invitación, ya es decisión de él si viene o no. Si tanto amara a su esposa habría rechazado a la primera oportunidad.
- Espera ¡¿Te dijo que SI?!
- Por supuesto
- AMBER NO INVENTES, TIENES UNA CITA CON UN FAMOSO
- Shh, se discreta. Solo vamos a cenar, claro que le dejaré “Otra invitación” pero ya él verá si lo toma o lo deja, después de todo, Theodore Noise sabe lo que hace.
- Pfff oh dios, esto es increíble.
Las dos chicas se marcharon riendo y murmurando para nada discretas, el frasco de chispas cayó al piso y se abrió dispersando el contenido en el pasillo. Noisette estaba estática, debía ser un error. Tal vez… tal vez solo escuchó mal, su cerebro estaba jugándole una mala pasada y solo caía en alucinaciones auditivas. Si, eso debía ser. Ella confiaba ciegamente en su esposo, claramente algo como eso nunca ocurriría. Sacudió su cabeza y con un temblor ligero en su cuerpo se dispuso a tomar otro frasco de chispitas y correr a la caja más cercana. Saliendo del supermercado, estaba a punto de tomar un taxi, pero con su memoria aún negándose a olvidar lo ocurrido y solo
devolviendo la cinta una y otra y otra vez, tomó la opción de caminar y tomar aire para despegar sus pensamientos. Caminando y recapitulando las últimas interacciones con su esposo, se preguntaba que había hecho mal, en que se equivocó. NO, basta de decir eso, Noise no sería capaz. Esas dos chicas la dejaron con sus ideas alteradas, siguió avanzando, intentando ignorar el sentimiento de inseguridad que ahora se alojaba en ella.
Pasando dos calles, se topó con un delicioso aroma fuera de un local. Unos pasos más adelante, notó que se trataba de la pizzería de Peppino. Al pasar por fuera notó la cara los clientes sentados disfrutando de cada bocado y conversando amenamente, el problema vino más allá. Cuando alzó la mirada hacia el mostrador y vio una larga fila de clientes impacientes y mucho más allá un italiano prácticamente haciendo malabares y corriendo frenéticamente de la cocina al horno, luego a la mesa y de la mesa al mostrador. Noisette en un impulso al verlo con un estrés inmenso pasó a saludarle. Pronto se coló entre la fila de clientes quienes la miraban con ojos de furia.
- Hola Señor Peppino, heehee.
- ¡Estoy algo ocupado en este momento Noisette!
- ¿Huh? ¿Dónde está el chefsito con su ratita mascota?
- Huh… No vendrá en un tiempo… un accidente… larga historia. Disculpe la espera, que disfrute su comida.
La chica se giró a su costado, mirando la cola enorme tras ella. Sin decir nada, puso sus bolsas sobre el mostrador, saltó al otro lado y tomó sus cosas de vuelta para ponerlas bajo la caja registradora. Sin ningún tipo de vergüenza y cargada de determinación entró a la cocina. Era un desastre. Los cajones de ingredientes pre-cortados se hallaban totalmente vacíos, por lo que habían unos tomates a medio cortar en la tabla junto claro con un rallador con queso... y por supuesto, salsa blanca recién hecha y salpicada en todas direcciones.
- Oh dios.
- ¿Qué haces aquí Noisette? – Peppino pasó a su lado con un claro gesto de confusión y altos niveles de estrés en sus ojos.
- Te ayudo, si no te importa claro. – La chica ya había ido a lavar y cortar unos tomates.
- P-pero yo… es que…
El italiano no pudo acotar nada más, la rapidez con la que la pelinegra cortaba los tomates en rodajas y los ponía en el cajón lo dejó brevemente impresionado. Ante la alta demanda no le quedó otra opción que dejar de objetar y solo aceptar la ayuda gratamente inesperada.
Como cada cajón tenía su nombre con ingrediente respectivo, no fue muy difícil para Noisette surtir cada uno rápidamente con su ingrediente. Peppino y ella compartían miradas extremadamente fugaces mientras el chef montaba y horneaba cada pizza. Pronto las ordenes fueron saliendo y con un pequeño momento de pausa, el italiano se tomó el tiempo de analizar el trabajo de la chica. Sus cortes además de ser rápidos, eran simplemente prolijos. Era muy eficiente limpiando además de ser sumamente organizada. Una capacidad y habilidad que solo había encontrado en alguien como Gustavo. Pronto llegaron nuevas órdenes, por lo que siguió en lo suyo. Al terminar de llenar las cajas hasta el tope, Noisette empezó a hacer más salsa blanca y pomodoro. Mientras revolvía la sartén miraba detenidamente al hombre cansado y enfocado frente a ella. Su habilidad con la masa, el montaje, era fascinante de observar. Después de unas 2 horas, un enorme suspiro de alivio llegó a sus oídos. Peppino estaba lavando sus manos y limpiando el mesón. La pelinegra se puso junto a él para lavar las ahora vacías sartenes y ollas.
- ¿Día duro eh? Es increíble la demanda que tiene Señor Peppino.
- … Molto grazie Noisette… No tenías porque ayudarme.
- Lo sé, pero me encanta ayudar. – La chica agarró un mantel y secó sus manos. – Por cierto ¿Cuánto tiempo se ausentará el chefsito?
- No estoy seguro, dijo que tiene una fractura. – Peppino la vio limpiando su lugar de trabajo y acomodando los utensilios.
- Oh… que feo. Debe ser un buen tiempo entonces.
- Si…
- ¿Sabes? Estoy pensando que tal vez yo podría ayudarte hasta que él vuelva.
- ¿Q-qué? Digo, en verdad lo agradezco mucho Noisette pero ¿Qué pasará con tu café?
- Oh pff, no te preocupes por eso. Puedo cerrarlo por un tiempo, no habría mucha diferencia de todos modos…
La cara de la pelinegra se mostró decaída, el chef no pudo evitar sentirse mal por ella. Quien más que él podría comprender lo que es no tener clientela y unas deudas que te tienen hasta el cuello.
- Oh… Siempre que tu puedas y quieras, me gustaría contratarte temporalmente.
La conejita no pudo evitar soltar chillidos emocionados y saltar de la emoción en su lugar.
- ¡Si! Te prometo que no te arrepentirás
Una sonrisa se posó en el rostro usualmente cansado de Peppino. Noisette se dirigió al mostrador, su ser enfocándose en la alegría que sentía al escuchar alegremente los sonidos de gusto y gemidos satisfechos de los clientes sentados. Le daría pena acostumbrarse a esto, pero lo disfrutaría cada momento que dure. El chef acercó una pizza Margarita previamente cortada, de tamaño individual.
- El rugido de tus tripas no es muy discreto, je. Espero que te guste.
- Muchas gracias.
Noisette miró fascinada su pizza e inhaló todos los aromas, el delicioso toque de Albahaca abrió su apetito, tomando ansiosamente un trozo y dándole una voraz mordida.
- Mmmm~ Delicioso… - Sus ojos entrecerrándose en cada bocado, saboreando cada textura y el deleite de sabor.
Ella no lo sabía, pero Peppino se detuvo a mirarla con atención, disfrutando de su rostro claramente complacido.
-.-.-.-.-
Finalmente a las diez de la noche Peppino cerró la cocina, los últimos clientes se iban a casa mientras él y la pelinegra ahora dejaban impecable las mesas, mostrador y piso del local. Una vez terminaron de limpiar, el italiano fue por su chaqueta y aseguró con llave la puerta principal. Noisette por su lado lavó su rostro antes de ir por su bolso y su compra. Salió por la puerta trasera con su ahora jefe, quien al parecer iba por el mismo rumbo que ella.
- ¿Señor Peppino, usted vive cerca?
- En realidad, te acompaño a tomar un taxi. Es muy tarde para que estes sola.
- Oh, en verdad no es necesario.
- Lo es.
La conejita sonrió de lado mientras caminaba calmada al lado del hombre de mediana edad. No pasó mucho antes de que las luces del taxi, hiciera que ambos se detuvieran. Peppino detuvo el vehículo con un gesto y abrió la puerta a la pelinegra.
- Muchas gracias por lo de hoy, en serio.
- No fue nada, lo disfruté mucho. ¿Mañana a las 10?
- Si
Los dos se sonrieron para después que arrancara el auto Noisette bajara la ventana y le gritara alegremente…
- Hasta mañana~
Por la repentina despedida, el italiano solo respondió también gritando…
- Ci vediamo domani, signorina.
Noisette regresó a sentarse correctamente mientras le pedía al conductor llevarla al Café. Una gran sonrisa y miles de ideas florecían en ella ahora. La verdad nunca pensó que ayudar en un restaurant y ahora claro, que trabajar en uno fuera tan frenético como fascinante. A diferencia del café que era relajado y hasta rutinario a esta altura. Recordó vagamente sus mejores días con múltiples ordenes. Pero, aun así, se sentía muy diferente. Al llegar, notó a un angustiado Vigilante que la esperaba en la entrada y prácticamente corriendo a su encuentro cuando la vió bajar del taxi.
- Oh no, en verdad lo siento Vigi, estuve tan distraída que olvide siquiera llamarte.
- Gracias a dios estas bien. Cuando no volviste di vueltas por aquí y por allá buscándote pensando que pasó algo en la tienda.
- No, yo-
Cierto, la tienda. Curiosamente la plática que escuchó había sido archivada en su memoria, prácticamente destinada a quedar en el olvido… hasta que su mejor amigo lo sacó a relucir nuevamente.
- ¿Ette?
El vaquero miraba preocupado como Noisette sacaba las llaves de su bolso prácticamente apagada. Un cambio drásticamente radical a como estaba cuando llego.
- Ciertamente pasó algo… ¿Se te antoja un café?
.-.-.-.-.-.
El Vigilante tomaba tragos grandes mientras Noisette le explicaba lo ocurrido, ahora con una mirada triste perdida en su Latte.
- Debe ser un error Ette, sé que no conozco del todo a Noise pero… no lo sé, no creo que sea esa clase de persona.
- ¿Si verdad? Debí confundirme, tal vez solo… estoy algo preocupada por el café y solo… mi cerebro me jugó una broma pesada.
- Aunque, eso no explica donde estuviste hasta esta hora ¿Qué pasó después?
- Ah es cierto, creo que debo decirte que cerraré el café por un tiempo. – Agregó tomando su taza en pequeños sorbos.
- ¿Qué? ¿Por qué?
- Trabajaré en la Pizzería con Peppino por un tiempo.
El vigilante no pudo evitar escupir un poco de su café de la impresión y ahogarse con el resto.
- ¿Cómo dices? Pero… no comprendo, ni siquiera entiendo porque lo harías, ese tipo es un completo desquiciado.
- No lo es Vigi, solo es algo… ¿Ansioso?
- Bastante… ¿Y bien?
- Su asistente se fracturó la pierna y obvio debe hacer reposo y descansar. El señor Peppino se quedó solo así que hoy sin saberlo aún decidí ayudarlo. Y yo… me sentí tan bien.
- ¿En serio?
La chica pronto se perdió nuevamente en su taza, recordado el día de hoy. Por su forma de expresarse y su lenguaje corporal, el vaquero miraba atentamente a su amiga.
- Si, es increíblemente rápido. Y también gentil de un modo extraño. Oh, y su comida es… yo nunca había probado una pizza suya. Estaba deliciosa, simplemente una especie de-
*Ring ring*
El teléfono de la cafetería interrumpió. Ambos sobresaltados veían el aparato rosa junto a la caja. Noisette dudo responder por unos momentos, pero su mano temblando levanto el auricular.
- ¿Hola?... Hola cariño… S-si, estaba por cerrar, creo que perdí la noción del tiempo, je…
Más pronto que tarde, el rostro tembloroso de la pelinegra cambió en uno completamente horrorizado.
- Oh… un compromiso… ¿En verdad debes asistir?... ¿A qué hora volverás a casa?... Oh… si… entiendo…
Unas lagrimas se deslizaban por sus mejillas mirando los números del teléfono sin verlos realmente. Con sus manos tapó el receptor e inhaló profundamente ahogando un sollozo.
- Si… Cuídate mucho… te amo…Adios.
Esta última frase resintió de manera profunda en los dos presentes. Apenas Noisette acortó la llamada se rompió en un ar de llanto, siendo abrazada firmemente por el vaquero. El se limitaba a sostenerla y a dar suaves caricias en su espalda.
No había consuelo para la ahora cansada y devastada conejita, sentía una horrenda opresión en el pecho, además de asquerosas nauseas y un desagradable escalofrío.
No sabía que hacer ahora, solo se preguntaba mentalmente una y otra vez… ¿En qué fallé?
Chapter 2: Capítulo 2
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Al llegar a casa siendo escoltada por Vigi, Noisette entró y fue directamente a su habitación en el segundo piso, sin detenerse siquiera a dejar una luz de pasillo encendida para su esposo. Cabizbaja y con su rosto hecho un desastre, se dirigió a su veladora y encendió la lampara. Fue a su armario buscando un pijama y una toalla para darse un relajante baño, uno completamente necesario. Al abrir el cajón, encontró un delantal blanco, uno que creía había desechado hace años. Con cuidado lo puso sobre su veladora y se dispuso a seguir con lo suyo. Bajo la caliente y agradable agua envolviendo su cuerpo, se echó a llorar nuevamente. Sus lágrimas perdiéndose mientras abrazaba su cuerpo, temblando de la impotencia. Un grito desgarrador expulsado de su cuerpo y haciendo eco en el cuarto de baño. Ella no se consideraba cruel, irresponsable, mucho menos alguien fría o indiferente. Tampoco era alguien que guardara secretos o se ahogara en autocompasión y pesimismo. Todo lo contrario, siempre fue alguien risueña, alegre, solidaria y cariñosa. ¿Por qué? ¿En serio Theo la desechó por una mujer x genérica sólo porque su único defecto era que cocinaba mal? ¿De verdad? Es que… NO, es simplemente risible. Una situación tan sencilla de arreglar con una charla y uno que otro beso. Pero… el nunca dijo nada. Para una ni para otra cosa. Mientras más lo pensaba, la pelinegra no encontraba absolutamente ningún otro motivo para que Theodore Noise fuera capaz de tirar estos años de relación a la basura así como así. Todas sus atenciones y afecto pertenecieron a él siempre. Era él mismo que de un momento a otro se volvió distante. Cosa que antes de hoy Noisette percibía como cansancio y estrés, actualmente podía llamarlo por lo que era, indiferencia.
Cerró la llave de la ducha y finalmente secó su cuerpo con pereza para acabar vistiéndose y cepillando sus dientes.
Su mirada fija en el espejo, tratando de mirar más allá. Acaso, ¿Había ganado peso? ¿Tal vez no estaba cuidando su piel adecuadamente? ¿Se veía vieja? A pesar de sus emociones negativas, algo que Noisette nunca tuvo y esperaba no tener nunca era baja autoestima.
- NO. – Escupió los residuos de pasta y enjuagó el cepillo. Se miró fijamente y recitó con voz imponente. – Eres hermosa, fuerte y cariñosa. Eres buena, eres suficiente. Hazel, eres simplemente maravillosa.
Con una chispa de su usual vibra positiva, sonrió a si misma, un poco más débil de lo que hubiera deseado. Se giró y apagó la luz antes de ir a su cama. Se acostó y curiosamente a pesar de lo que estaba ocurriendo en su relación, un pensamiento intrusivo llenó su mente. Con el cuarto a oscuras y una agotada y decaída Noisette, su último pensamiento cayó en esa deliciosa Pizza y la mirada serena que le dedicó Peppino mientras la observaba comiendo.
A la mañana siguiente se encontró con un agradable calor a su costado. Se volteó por reflejo y su mano terminó acariciando la mejilla de su esposo. Theodore abrió sus ojos con cansancio y suspiró.
- Buenos días cariño.
- Hmmm… buenos días…
Noise se estiró y se posó flojamente sobre ella, besando su mejilla. Noisette se dejó mientras correspondía angustiosamente su abrazo, con sus piernas cerrándose alrededor de sus caderas.
- ¿Crees que… puedas…?
Una suave risa encogió su corazón, pero su esposo claro estaba dispuesto a complacer.
- Eso no se pide nena.
Su rostro bajó lentamente mientras sus manos se dirigían a su camisón, abriendo sus 3 botones. Noisette tembló ante la exposición y sintiendo como su ropa interior era desprendida. Su respiración se agitó al sentir como Noise bajaba sus pantalones bajo las frazadas, acomodando su miembro y alineándolo con su entrada.
- Abre tus piernas.
La pelinegra se enredó en su cuello y obedeció su orden sin dudar. Theodore la besó mientras se abría paso en su interior. Los dedos de Noisette se enredaron en el cabello de Noise, jadeando mientras disfrutaba desesperadamente del encuentro. Sus brazos se aferraron como si fuera la última vez… y una parte de su mente le gritaba que así sería.
- Cariño… abrázame… te necesito…
- ¿…Hazel?
Theo le miraba confundido, sin embargo, las caderas de su esposa estimularon sus movimientos. Sin cuestionar demasiado, envolvió un brazo bajo su espalda mientras el otro fue a parar en su rostro, acariciando con sus dedos sus mejillas levemente acaloradas, sintiendo su respiración tan cerca.
- Hah… estas inusualmente necesitada hoy Ette.
- Te amo… te amo Theodore…
Esto se sentía extraño, dejó un suave beso en su frente y siguió con movimientos constantes.
- Lo se nena, yo también.
La respuesta en vez de hacerla sentir mejor, solo la dejó en peor estado. Tratando de tragarse su creciente angustia, se centró en ese agradable calor que se alojaba en su vientre. Al sentirse tan cerca, el momento se vio interrumpido por el despertador.
- Debo alistarme Ette, lo siento.
Y así nada más, sin poder dedicar siquiera unos minutos más a este momento y a la mujer de su vida, el indiferente hombre acomodó su ropa y se levantó de la cama rápidamente.
La pelinegra lo vio entrar al baño, al cerrar la puerta, amargas lagrimas y un horrible sollozo ahogado a la almohada destruyó a la chica. Se sintió avergonzada de si misma, asqueada por lo desesperada que se mostró. Mil pensamientos se alojaron en ella cuando escucho la ducha abrirse. Noise probablemente estuvo hasta tarde en la noche cogiendo con la mujer de la tienda, ella lo sabía y era consiente y no obstante le suplicó migajas de atención. Un absoluto desastre. Lentamente se levantó de la cama, se despojó de su pijama y buscó su ropa para el día de hoy. Curiosamente, el rosa no se sentía bien un día como este. Movió varias prendas hasta toparse con un vestido simple de color naranja con botones amarillos. Ese color le gustaba mucho, como prácticamente toda la gama de colores, pero…
El teléfono de la cocina sonó inesperadamente. Ante la sorpresa, Noisette se puso el vestido y corrió rápidamente las escaleras para alcanzar a responder la llamada. Agitada, levanto el auricular.
- ¿Hola?
- Buongiorno, lamento la hora. ¿Es Noisette? – Una voz masculina que no podía identificar hablo del otro lado.
- Si, soy yo. ¿Quien es?
- Oh que alegría, encontrar su número en la guía telefónica no fue sencillo signora. Habla Gustavo.
- Oh, chefsito. ¿Estas bien?
- Si si, no es nada grave y espero volver pronto con Peppino. De hecho, por eso la llamaba.
- ¿Si?
- El vino a mi casa anoche y me comentó que usted le ayudara en la pizzería mientras no estoy. Es algo que le agradezco profundamente. Hoy estaré bien por mi cuenta ya que mamma vino a pesar de todo a cuidar de mi, por lo que Brick estará con ustedes para ayudar. ¿No le tiene miedo verdad?
- ¿Qué? Pfff… para nada. Es la criatura más adorable que he visto.
- Me alegra profundamente, una vez más, le agradezco.
- No es nada chefsito, espero que te recuperes muy pronto, saludos a tu madre.
- Grazie mille, nos vemos pronto espero.
- Si, nos vemos~
La pelinegra sonrió suavemente para luego correr de vuelta a su cuarto. Se despojó del vestido una vez más solo para vestirse correctamente, buscar unos zapatos a juego y ver el delantal blanco que dejó en su veladora. Lo tomó y guardó en su bolso, una verdadera lástima que no tuviera una mascara blanca adecuada para combinar, pero sin duda buscaría algo en un futuro próximo. Bajó y se preparó un latte con un croissant y por inercia dejó el café de Theo en la mesa. Al terminar su veloz desayuno, pensó fugazmente en esperarlo para despedirse y contarle del empleo, pero la parte más dura de su ser se negó a mostrarse vulnerable y necesitada otra vez. ESTABA MOLESTA MALDICIÓN. Finalmente tomó su bolso y mentalizándose con que sería un día grandioso, simplemente se marchó.
.-.-.-.-.-.
Siendo las 8 de la mañana, Peppino ya estaba alistado y terminando de ordenar su pequeño espacio al que podía llamar hogar, aunque en estricto rigor fuera el sótano de la pizzería, pero perfectamente ordenado, limpio y escasamente amueblado. Siendo un hombre sencillo y con deudas aún impagas, Peppino Spaghetti se sentía curiosamente bien en ese pequeño lugar. Resulta que los espacios abiertos le ponían extremadamente ansioso. A veces a tal grado que a ratos un ostentoso hogar, con espacio de infinitas posibilidades y posible familia numerosa creaba un nudo en su estomago. No solo por recuerdo amargos y estas crisis que sufría cada cierto tiempo, sino porque a sus ya 43 años sentía que era tarde para tener una conexión real con alguien. Literalmente no tenía nada que ofrecer de si mismo. Su carrera no lo había llegado a ningún lugar más allá de su pizzería, sin nada que realmente pudiera llamar suyo, una ansiedad tremenda que lo destruyó tanto mentalmente (sumado a su pasado en el ejercito) como físicamente. Lo ocurrido en la torre ciertamente sería el mayor ejercicio que había hecho en mucho, muchísimo tiempo. El comer a deshoras, sollozando muchas veces y terminando por verse cara a cara todos los días y odiar su reflejo frente al espejo.
Respirando profundamente y disfrutando el olor del ambientador de Vainilla. Se puso su gorro de chef y se dirigió a la escalera para terminar de cerrar e iniciar su jornada laboral. Cuando abrió la puerta trasera, grata fue su sorpresa al encontrar a Brick a tiempo con una nota entre sus patas.
- Buongiorno ¿Qué es esto?
Peppino tomó la nota leyéndola rápidamente.
“Brick esta disponible para las entregas, aunque es preferible que alguien lo acompañe. Puede ser la signora que mencionaste anoche o tú mismo si quieres cerciorarte.
Sii buono con la ragazza, so come ti metti sotto pressione.”
El italiano rio ante esto último, sintiendo prontos el sonido de tacones, al alzar la mirada se topó con ella, llegando son esa sonrisa típica. Pero, no pudo evitar notar su atuendo de esta ocasión. Nunca la había visto con otro color que no fuera rosa. Sin dudas notable, sonrió levemente.
- Bou – Buongiorno Señor Peppino. Estoy lista para oficialmente mi primer día de trabajo.
El italiano iba a responder cuando vio que Brick se agachaba hacia la pelinegra. Se asustó ante el pequeño brinco que dio Noisette.
- EHI Brick! Stai attento con la ragazza. Resterà con noi per un po'. (Hey Brick, ten cuidado con ella, estará con nosotros un tiempo.)
La rata chilló, pero fue gratamente abrazada y acariciada en su vientre por la pelinegra.
- Hola ratita, estoy ansiosa de trabajar contigo. Eres aún mas esponjoso de cerca.
Después de corresponder el contacto y acariciar su cabeza con sus patas, ambos giraron y entraron bajo la mirada consternada de Peppino. Él no se esperaba que se llegaran bien tan pronto, después de todo sabía lo territorial y difícil que podía ser Brick. Bueno, no debía cantar Victoria antes de tiempo, solo queda esperar.
.-.-.-.-.
El día y tarde fueron sumamente amenos y reconfortantes para Noisette. Su mente y cuerpo estaban conjuntamente dándolo todo en la pizzería sin pensar en nada más. Cada verdura cortada, cada mesa limpia y orden entregada era un enorme suspiro de alivio para ella. Peppino salió a entregar unas ordenes a domicilio con Brick, eran ya las nueve de la noche y estaba tranquilo. El sonido de la campana llamó su atención, se dirigió rápidamente al mostrador y se encontró nada más y nada menos que con una voz familiar.
- Buenas tardes, ¿Me da dos pizzas familiares de pepperoni por favor?
Atónita, respondió con una sonrisa reflejo y articuló con dificultad.
- Por supuesto, tome asiento.
Se podría decir que básicamente huyó a la cocina, manteniéndose estática mirando a la nada. Después de lo que se sintieron como una tortuosa eternidad (3 minutos) cargados de enfoques positivos y ánimos para sí misma, Noisette hizo el pedido a una velocidad impresionante. Mientras ponía las pizzas en el horno y acomodaba las cajas de la orden, observó a esa mujer relajada esperando sentada en una de las mesas. Pensó en si debía o no charlar con ella mientras esperaba, tal vez y si jugaba bien sus cartas, obtendría algo de información ¿no?
- Falta poco señorita, vaya ¿Dia cansado en el trabajo?
- Oh, sí. De hecho, por eso vine, no tengo ganas de llegar a casa cocinando después de un día como hoy.
- Oh, entiendo. Puede ser agotador a veces ¿No tienes una pareja que ayude con eso?
Noisette movía inquieta sus guantes, preparándose para sacar la orden en unos minutos.
- No, por el momento solo estoy enfocada en crecer en el ámbito profesional. Estoy en periodo de prueba de hecho.
- ¿Ah si? Disculpa mi indiscreción, pero ¿Qué clase de trabajo tienes?
- Soy asistente en un canal de televisión muy famoso. Mi mejor amiga me ayudó a conseguir el empleo de hecho, pero claro, una recomendación de la secretaria personal del dueño no siempre es suficiente.
- C-claro… imagino que… quieres destacar por ti misma y lo que vales.
El temporizador sonó, una especie de campana de alivio para evitar el contacto visual. Sin embargo, también significaba que pronto la charla acabaría con una o dos preguntas.
- Si… exactamente.
Noisette abría las cajas de pizza y trataba de sacarlas con delicadeza.
- Disculpa si lo que diré te molesta, pero dos pizzas me parecen demasiado para alguien tan guapa y delgada como tú. Si no tienes pareja…
- Aaaaw que linda eres. En realidad, mi amiga Amber vendrá a mi casa en una hora más. Es ella la amiga que te mencioné me ayudó con el empleo.
Noisette sintió como la primera pizza casi se le cae de las manos, respiró profundamente por el susto y soltó una risita nerviosa.
- Ooops, jeje casi. Entonces espero que disfruten su reunión.
- La verdad lo espero con ansias. Hoy no pudimos hablar mucho en la oficina y tiene que contarme un notición.
La pelinegra sentía como su estomago empezaba a sentirse pesado y una horrible sensación de nauseas sacudía su cuerpo.
- Ah… ¿En serio? S-suena interesante.
Noisette ya terminó de empacar la segunda pizza y las estaba apilando cuando sintió sus manos temblar.
- Mas que interesante, si todo salió bien anoche, probablemente signifique escándalo. Debo admitir que suena extrañamente sexy, una relación jefe/empleada. ¡Hmp- oh!, olvida que dije eso, me dejé llevar por la emoción.
La chica cubrió su boca de la impresión y Noisette de milagro logró poner las pizzas sobre el mostrador antes de que sus manos cedieran. La mujer se acercó a la caja.
- Bien…. Emm. Serían $23,50.
- Por supuesto, aquí esta.
La chica entregó el dinero a Noisette y avergonzada sostuvo su muñeca con suavidad.
- Respecto a lo que dije, por favor no lo menciones a nadie. Sería un desastre si la esposa del nuestro jefe se enterara.
Fue entonces que Noisette dejó salir una sonrisa falsa y susurro.
- Tu secreto está a salvo conmigo.
- Haaa, gracias.
Al terminar de guardar el dinero en la caja, la mujer tomo su orden saliendo con su mano alzada en señal de despedida.
Sin perder tiempo, destrozada y asustada Noisette tomó el teléfono y marcó al teléfono de la oficina de Noise TV. No sabía lo que estaba haciendo, actuaba en un impulso, su corazón acelerándose y su respiración incrementando su creciente inseguridad. ¿Qué esperaba realmente?
*Bip*
¿Qué pasaría si él contesta el teléfono?
*Bip*
¿Qué iba a decirle?
*Bip*
¿Para qué siquiera estaba llamando?
*Bip*
¿Algo iba a cambiar con esta insignificante llam-?
- Oficina de Noise Tv ¿Qué se le ofrece?
- Soy la esposa de The Noise, necesito hablar con él urgentemente.
Los dedos de Noisette se enredaron en el cable, nerviosa. Su mente aun sin saber realmente que esperaba.
- Un momento, lo conectaré con su línea directa.
Un tono alegre se escuchó por unos breves 10 segundos antes de recibir una respuesta.
- Habla la secretaria de Theodore Noise, dígame que necesita.
- Necesito hablar con mi esposo, es urgente.
Un breve silenció se escuchó antes de ser cortado por una ligera risa masculina que Noisette reconoció dolorosamente.
- El jefe se encuentra algo ocupado en este momento en una reunión privada, pero puedo darle su mensaje para que se contacte en breve.
Pronto se escucharon sonidos que la pelinegra reconoció como besos, la mujer rio suavemente mientras susurraba algo que Noisette no pudo entender. Pero… las palabras de su esposo se escucharon fuerte y claro del otro lado.
~Vamos Amber, cuelga ya que no tengo toda la noche~
- No es necesario, gracias.
La llamada se cortó del otro lado, mientras la mano de Noisette se negaba a soltar el auricular, escuchando el constante Bip del otro lado. Sus ojos llorosos, sus sollozos volviéndose ruidosos, muy ruidosos. Cerró sus ojos fuerte mientras sentía el aire abandonando sus pulmones empeorando su llanto y provocándole hipo. El reloj de la pizzería emitió un breve clock que logró sacarla momentáneamente de su estado. Colgó el teléfono y se dirigió al baño. Cerró la puerta tras ella mientras se veía al espejo. Las lágrimas no cesaban, su reflejo solo la hundía más en la desesperación. ¿Qué hiciste Noisette? ¿Dónde fallaste? ¿En qué fallaste?
Tomó papel higiénico y limpió su nariz. Quitó su mascara y lavó su rostro, respiró profundamente. Necesitó refrescarse con agua más de 6 veces para por fin sentir que sus sollozos finalmente cesaban. Con un gesto dolorosos en su rostro, se miró al espejo y sonrió forzadamente.
- Estarás bien… vas a estar bien. Tú puedes con esto. Tú puedes… tú…
Gracias a dios, en la puerta se escucharon unos arañazos. Peppino y Brick deben estar de vuelta ya. La pelinegra acomodó su mascara lo mejor que pudo, abrió la puerta y se topó con la rata esperando por ella.
- Hey ratita…
Brick emitió un chillido que Noisette no pudo interpretar, pero como Brick se agachó hasta quedar a su nivel fue suficiente para que quisiera abrazarlo. Pronto Peppino se acercó a ellos, había ido a voltear el letrero de la entrada cuando notó que su ayudante temporal estaba… extraña.
- ¿Noisette? ¿Está todo bien?
- Ah. Si, si por supuesto.
- ¿Te parece… si limpiamos todo y cerramos por hoy?
- Claro, en seguida.
Juntando agua en el balde para trapear, Peppino sacó la basura mientras Brick de forma bastante cómica limpiaba las mesas. Antes de entrar, el italiano se puso a analizar a la distancia el comportamiento de la pelinegra cuando regresaron. Sintieron la llave del agua corriendo, y esas palabras tan claras saliendo de su boca. “Estarás bien… vas a estar bien” Claramente se estaba mentalizando, pero ¿Por qué? ¿El trabajo la estaba agobiando? ¿Tal vez un cliente difícil mientras él estaba ausente? Mirandola a la distancia no pudo evitar desear hacer más por ella, tal como ella lo hace todo el tiempo. Algo… extrañamente enérgico y algo descontrolado como es su estilo claro. Pero, sin duda Peppino no quería verla… como ahora.
Después de terminar, Peppino apagó las luces y cerró la puerta con llave. Los tres estaban caminando cuando Noisette sintió de pronto que Brick ponía su cabeza entre sus piernas empujándola rápidamente a su espalda en un brinco.
- UAH… ¿Qué haces ratita?
- Te acompañaremos a casa.
- Oh no Señor Peppino, no es necesario.
- Ya te dije que me llames Peppino bella Noisette. Además, nos queda de paso ¿No Brick?
La soltó un chillido cómplice. La verdad es que no les quedaba ni cerca de donde vivía Gustavo, pero tanto el Chef como la rata mutada estaban preocupados por el bienestar de la pelinegra.
La pelinegra no pudo evitar acomodarse en Brick, abrazándole mientras él y Peppino caminaban a un ritmo tranquilo.
- Imagino que… no quieres hablar de lo que pasó hoy.
Noisette se abrazó más fuerte de Brick mientras volteaba el rostro hacía Peppino con dificultad.
- La verdad prefiero no hacerlo.
- Esta bien, pero no olvides que puedes hablar conmigo si quieres. Es decir… sé que no convivimos mucho, pero, oficialmente te ofrezco un hombro en el que apoyarte… o algo así.
- … En verdad lo aprecio, gracias Se-…gracias Peppino.
Dicho esto, ambos sonrieron de lado mientras avanzaban poco a poco hasta la casa de Noise. Cuando Peppino iba a despedirse de la pelinegra notó que esta acabó dormida sobre Brick. Una ligera sonrisa se alojó en su rostro mientras nerviosamente movía su hombro, pero lejos de despertarla, su bolso cayó y ella acomodó su brazo inconscientemente para seguir durmiendo. El italiano entonces tomo sus llaves y abrió la puerta. Brick entró tímidamente al lugar. Peppino encendió la luz del pasillo para que se iluminara suavemente mientras la rata esperaba cerca del sofá. Entonces con mucho cuidado el italiano tomó a Noisette en brazos y la recostó en el sofá con delicadeza. Cuando sacó su mano detrás de su cabeza, la mascara se desacomodó a nada de caerse.
Por un segundo, Peppino pensó en quitársela, pero terminó por acomodarla de vuelta mientras dejaba su bolso a sus pies. Brick ya le esperaba afuera, Pep dio un pequeño último vistazo y acarició su cabeza.
- Buonanotte Noisette
Noisette suspiró antes de acomodarse en el sofá, entonces la puerta se cerró y tanto Brick como Peppino corrieron enérgicante a la casa de Gustavo.
De pronto, a Peppino se le ocurrió una idea de como podría hacer sentir un poco mejor a su nueva empleada.
- ¿Sabes Brick? Tendrás que ir solo, debo ir por algo antes de que cierren.
.-.-.-.-.-.-.
Ya con las 11 marcando el reloj, Theo entró, curioso de encontrar a Noisette dormida en el sillón y no en la habitación esperándolo como suele ser.
- ¿Haze?... Hazel…
- Hmmm…
La pelinegra abrió sus ojos adoloridos, sintiendo las manos de su esposo en sus hombros.
- ¿Qué haces aquí abajo? Sube a la alcoba cariño, ya es tarde.
- Ah… si…
Noisette se levantó alejando las manos de Theo subiendo a un ritmo tortuoso. Noise la siguió hasta el cuarto, la vio quitándose su máscara y vestido prácticamente por inercia. Antes de que fuera por su brasier, se acercó por detrás y paseó su mano por su torso.
- ¿Sabes Ette? Podríamos concluir lo que dejamos a medias en la mañana-
Una bofetada se acomodó en el rostro ahora confundido de Theo, la pelinegra fue por una toalla y su camisón.
- No vuelvas a tocarme, estoy cansada Theodore.
Sin decir nada, se encerró en el baño, dispuesta a tomar una ducha. Del otro lado, Noise estaba molesto. Fue por una botella de Whisky y salió al balcón a beber pensando en la errática conducta de su esposa, sin duda algo extraño estaba ocurriendo con ella, era momento de contratar a alguien capaz de ser sus ojos y oídos mientras el está “ocupado.”
Chapter Text
Luego de una noche terrible para la pelinegra, plagada de pesadillas y constante despertar, terminó por levantarse a las 6 de la mañana. Inquieta y claramente incómoda con la presencia de Theo en la cama, bajó a lo que podría llamar su lugar seguro, la cocina.
Aún con su camisón, se aseó y tomó su cabello con una liga antes de empezar a preparar algo sencillo. Mientras batía los huevos con el azúcar y esencia de vainilla, estaba considerando tomar esta importante decisión…
¿Debería pedir el divorcio?
Una parte de ella, la más reacia y rebelde, se negaba de cierto modo a dejarlo. ¿Por qué? La llamada de ayer implicó claramente que no era algo ficticio, no estaba loca y mucho menos alucinando o sacando de contexto la situación. ¿Es que acaso quería una confirmación cara a cara? ¿Atraparlos in fragantti?
Jeje, esta última palabra en su monologo interno la hizo reír suavemente. Expresión italiana… haa. Sin duda lo que agradecía profundamente era trabajar con Peppino, podía mantener su mente ocupada. Claramente en la cafetería con el poco (o nulo) nivel de clientela, se la habría pasado enfrascada en sus pensamientos y probablemente habría actuado por impulso. Ni siquiera notó cuando puso bananas en la mezcla. Soltó un suspiro cansado y agregó los ingredientes secos como la harina y el polvo de hornear.
Si, tal vez y pensándolo bien debería pasar al café para al menos mantenerlo aseado antes de ir al trabajo hoy. Una vez la mezcla estaba preparada, las puso en sus confiables moldes ya con aceite en aerosol y papel para meterlos al horno. Mientras limpiaba y esperaba al agua caliente para su latte, pensó en que haría a continuación.
Si de verdad tomaría esta situación ¿No debería estar ya buscando un lugar donde ir e ir vaciando su armario? ¿Dónde iría? No tenía un solo familiar cercano, además de que el dinero del que personalmente disponía no era demasiado. Siendo honestos, lo único que ella podría considerar como un patrimonio propio, sería la cafetería. Si, sería una opción vivir allí si las cosas se ponían serias ¿no?
Ya con su latte en mano, pensó con detenimiento las cosas. Debía encararlo en algún punto, eso estaba claro. Pero no quería hacerlo hoy. Sentía que iba a ceder emocionalmente y se quebraría. Necesitaba mentalizarse antes, asumir que esto ya no tiene vuelta atrás. Obviamente eran muchos años juntos, años que para él no significaron nada, que arrojó a la basura ¿y por qué? Esa era la pregunta a la que aún no le encontraba respuesta. ¿Era acaso más joven esa tal Amber? A decir verdad, solo la vio de espaldas en la tienda aquel día. Lo que si podía afirmar es que era alta y delgada. Theodore Noise ¿Por qué me hiciste esto? En todos estos años tampoco iniciaron algú proyecto juntos o algo parecido. Siempre por separado… Ni siquiera quiso tener una familia con la excusa de que eran muy jóvenes aún y no querían limitarse con el “Brillante Futuro” que tenían por delante. Claro que a Theo le fue muy bien, pero lamentablemente, la dejó atrás, estancada.
El timbre la sacó de sus vagas ideas y la guió al horno para sacar los Muffins y ponerlos a enfriar sobre el horno cubiertos con un mantel.
Terminó su café ya frio y subió silenciosamente para tomar un vestido para hoy. Uno verde azulado le pareció bien. Entró y tomó una ducha rápida, debía administrar bien su tiempo para llegar a la pizzería. Cuando salió del baño se topó con Noise esperándola recargado en la pared.
- Hey ¿Qué haces despierta tan temprano nena?
- Debo pasar a la cafetería hoy.
- Eh… claro. ¿Pero no trabajas a las 9?
Cierto, Theo no sabía lo de la pizzería. Se detuvo un segundo y pensó en decirle. Pero rápidamente se retractó. Ella también tenía derecho a tener secretos. Además, en comparación al de Theo ella no estaba haciendo nada malo.
- Solo se dio así y ya. Con permiso, tomaré mi delantal.
Theo la miró con curiosidad. No usaba su vestido rosa habitual, casi como su uniforme.
- Estas… diferente. ¿Pasa algo Ette?
- NO… nada. Es solo que no sé que nueva receta hacer, tal vez me falta inspiración.
Fue cuando Theo la abrazó por detrás, besando su cuello. Noisette sintió un agradable calor en el sector además de una tonta necesidad de abrazarlo. No otra vez, se sentía presa de la deseperación de acercarlo a ella y rogarle que jamás la soltara. NO, NO DE NUEVO.
- Puedo ayudarte con eso bebé, vamos a acariciarnos un ratito…
- Yo… Theo… no pue-
Noisette soltó un obvió suspiro de alivio cuando el teléfono de la cocina sonó. Literalmente salvada por la campana, se alejó y al llegar a las escaleras corrió al teléfono.
- ¿Alo? ¿Noisette eres tú?
- Vigi hola, ¿Pasa algo?
- Solo llamaba para saber de ti, ayer pasé por la cafetería y estaba cerrada.
- Iré para allá en un minuto, si quieres hablamos con más calma.
- Si, esta bien.
- Ok, bye~
Después de colgar el teléfono, Noisette guardó los Muffins en su bolsa y se dirigió a la salida. En la entrada vio sus olvidados patines. Claro ¿Por qué no? Dejó la bolsa sobre la mesita y se cambió los zapatos.
- ¿Ya te vas?
- Si… nos vemos.
- ¡Hazel espera!
Noise bajo los escalones y tomó las manos de la pelinegra antes de besarla.
- Que tengas un buen día mi amor.
- … Claro, también tú.
Algo atontada por la inesperada despedida, tomó la bolsa y con sus zapatos en mano, abrió la puerta y se fue.
Theodore por su parte se sintió extraño ante la frialdad de Noisette, sin entender el porque de su repentino comportamiento.
La pelinegra empezó a patinar, aún consternada y repitiéndose una y otra vez las palabras de su esposo. ¿Tenía el descaro de decirle mi amor? ¿En serio? ¿Ni siquiera un sentimiento de culpa o algo?
Maldición. Pero no, no podía dejar que su pensamiento el día de hoy fuera ese. Aceleró el paso, el viento en su cara y la hora la ayudaron a enfocarse.
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
El vaquero esperaba ya fuera de la cafetería con su simpático caballo – salchica en un rincón. Sus ojos se iluminaron al ver a una agitada Noisette patinando directamente hacia él.
- ¡Vigi!
- Noisette, es bueno verte.
- Aww, ¿Ya me extrañabas tanto?
Se abrazaron antes que Noisette buscara las llaves en su bolsa.
- Sabes que sí, el día se vuelve aburrido cuando no te veo.
- Awww, tan dulce Vigi. Pasa, aunque no me quedaré mucho tiempo. ¿Quieres un café?
- Claro ¿Debes ir con Peppino?
- Sip, entró a las 10. Por suerte aun queda tiempo.
Nada más entrar, el slime de queso miró a su alrededor. Con solo un día, este lugar lucía lleno de polvo y sombrío. Noisette le daba luz a este lugar, y sin saberlo a él también.
- Estará listo en un minuto, mientras tanto voy por la escoba.
- Te ayudo.
Ambos limpiaban las mesas cuando entonces el vaquero se atrevió a preguntar con cierto tinte de remordimiento en su voz.
- Y… ¿Sabes algo más respecto a… eso?
- … Ayer lo llamé y estaba con ella. Resulta que es su “Secretaria personal”
Esto último lo dijo con burla mientras barría bajo la mesa. Entonces el Vigilante pensó un segundo, haciendo una pregunta inocente.
- ¿Y si todo esto es solo un enorme malentendido? Esa mujer pudo solo estar presumiendo ante su amiga para llamar la atención.
- Lo dudo, de todas maneras. Estoy considerando que el divorcio es lo mejor.
- ¿En serio? ¿Tan pronto? ¿Pero siquiera lo han hablado?
- Aún no, tampoco espero hacerlo pronto. No me siento lista Vigi.
El vaquero se acercó y puso una mano en su hombro.
- Escucha, yo no soy el indicado en esto de consejos de pareja, pero mi consejo como amigo es que veas esto con la cabeza fría. Y dale la oportunidad de explicarse. Es decir, llevan años, al menos te debe eso.
Noisette le miró antes de sonreír débilmente, tomando su mano y apretándola con cariño.
Siguieron limpiando hasta que pronto eran las 9. Noisette terminó de vaciar la cafetera y lavar la segunda taza de café del vaquero.
- ¿Sabes? Podrías ir a verme a la pizzería el tiempo que esté allí. Extraño tener a mi amigo cerca.
- ¿Por qué? ¿No te gusta estar allí?
- ¿Qué? Pff, todo lo contrario. Estoy muy feliz de poder trabajar allá. Es una locura, siempre hay mucha gente y las ordenes vuelan. Estoy tan activa que no tengo tiempo para pensar.
- ¿Y… como es Peppino contigo? ¿Ha perdido el control o se ha desquitado contigo?
- Para nada, de hecho es… muy muy amable. Ayer fueron a dejarme a casa con la ratita.
- ¿Ah si?
- Oh… - Un sonrojo se alojó en las mejillas de Noisette, obviamente Vigilante lo notó.
- ¿Qué?
- … Anoche me quedé dormida. Entonces… fue él quien me dejó en el sillón.
Noisette recargó sus brazos en el mesón recuerda vagamente su sombra imponente.
- Además…
“Buonanotte Noisette”
- ¿Qué? Dime.
- Oh no es nada Vigi, solo me dejó en casa y se fue.
El Vigilante no se notó muy convencido, pero optó por acompañarla afuera. Fue cuando notó los Muffins en su bolso.
- ¿Esos también son para Peppino?
- Nonono, por lo que Noise mencionó alguna vez, a él no le gustan los dulces. Solo los hice como un refrigerio ¿Quieres uno? No es como lo que preparo comúnmente.
La pelinegra extendió uno al vaquero, quien lo tomó con dudas, su mente se remontó a los fideos de mantequilla de maní y el maíz cubierto de chocolate.
- Mmm, huele bien.
Lo probó, para su grata sorpresa estaba exquisito. Esponjoso y gracias a la banana se sentía húmedo, no demasiado dulce, sino que era simplemente…
Noisette sonrió gratamente mientras ambos se dirigían a la pizzería.
.-.-.-.-.-.-.-.-.
Peppino no quería levantarse, era uno de esos días. Brick estaba afuera, esperando a que el chef se dignara a dejarlo entrar. Llevaba cerca de 30 minutos arañando la puerta estimaba el chef. Pero no podía levantarse, además los toques lo ponían más ansioso. Habrá pasado poco mas de dos minutos antes que los arañazos fueran intercambiados por golpes suaves y una voz femenina. Noisette había llegado.
Con gran dificultad, se cubrió con las mantas y subió a la puerta trasera de la pizzería. Noisette se sorprendió de verlo en un estado tan deplorable. Unas enormes ojeras bajo sus ojos, mientras se cubría pobremente con la frazada, agotado.
- ¿Peppino, estás bien?
Ante la visión preocupada de Noisette, el chef se tapó más y habló con su voz débil y grave.
- Hoy no abriré, lo siento. Debí llamar por teléfono…
La pelinegra se acercó más a la puerta, como reflejo Peppino se alejó mirando el piso. Definitivamente no se iría de allí, con una idea alegre dio otro paso más. Prácticamente estaba dentro.
- ¿… crees que pueda hacerte el desayuno?
- ¿Qué…?
- Ven ratita, te necesito.
Como pedro por su casa, esta mujer con la percepción de la realidad alterada entró alegremente a la cocina y con esa velocidad tan característica suya pronto ya tenía la tetera puesta, arreglaba unos bollos con masa de pizza, y puso a Brick a limpiar el mesón.
- Mira Noisette, hoy de verdad no es un buen día.
- Lo sé… y por eso no pienso dejarte solo.
Pronto los bollos entraron al horno y Noisette cortó unas laminas de queso parmesano. Peppino sin querer ser grosero ni tener la energía para hacerlo, solo observó a la distancia y tomaba asiento en un banquito. Observaba alegremente como Noisette rodaba por la cocina. No, LITERALMENTE rodaba. La pelinegra estaba en patines moviéndose de un lado a otro sin preocuparse. Brick pronto estaba en espera a que la chica le diera otra indicación. Pronto preparó un rico café americano y las láminas de queso en un platillo. Pero cuando se dirigió a sacar los bollos no alcanzó a siquiera alcanzar la puerta del horno, se resbaló con agua y cayó hacia atrás.
Afortunadamente Brick cayó a dos patas y amortiguó su caída. A su lado Peppino había dejado atrás la frazada y estaba agitado tomando su mano.
- ¿ESTÁS BIEN? ¿TE HICISTE DAÑO?
- Ah… no, estoy bien. Gracias…
Una vez de pie Noisette se volteó para acariciar la cabecita adolorida de Brick mientras Peppino miraba su mano, ciertamente perdido.
- Emm… Puedes sentarse si quieres, todo esta listo. Oh, pero primero me quitare esto.
Fue entonces que la pelinegra se alejó y cambió sus patines por sus usuales tacos bajos a tono con su vestido. El chef salió de su trance y lentamente fue a sentarse al mesón. La alegre mujer llevó los bollos recién horneados con una hoja de albahaca encima. Peppino le miró aún con desgana, sin embargo volteó hacia ella forzando una mueca alegre.
- Agradezco la intención, pero… haa.
Las manos enguantadas de Noisette se posaron en sus hombros, la chica se acercó a su rostro, rompiendo eso conocido como espacio personal. Peppino nunca lo diría en voz alta, pero podía sentir su dulce aroma y su calor, sintiéndose extrañamente reconfortado.
- Solo… come un poco por favor. ¿Por mí?
Entonces tomó un bollo en sus manos, le dio una mordida y entonces…
- Mmm~
Ese sonido y ese gesto de gusto en su rostro hizo que Noisette le abrazara con autentica alegría. El chef sorprendido se dejó hacer sin ninguna objeción, se sentía un poco mejor. Como si una especie de aura luminosa se adueñara de su triste y decaído ser.
La pelinegra lo dejó libre unos segundos, le dio un bollo a Brick y acercó el otro banquito para sentarse a su lado. Le miraba fascinada, como si verlo comer fuera lo más interesante del mundo. Con una risa nerviosa, el chef aclaró su garganta.
- ¿Por qué siempre eres tan… alegre?
- No siempre lo soy Peppino, pero lo intento. No me gusta ver triste a nadie.
- Y… ¿Qué haces cuando tú estás triste?
- Mmm, básicamente horneo cosas, muchas cosas. Trato de no pensar demasiado, es un sentimiento muy poderoso y, bueno...
- Hmm, interesante. Eres muy fuerte…
La pelinegra sacó un Muffin de su bolso, el aroma llamó la atención del italiano. Ella solo le quito el papel y notó la mirada atenta del chef.
- Emmm ¿Quieres uno? Digo, es dulce.
- Claro, es que huele bien.
Con una sonrisa amable, Noisette extendió el muffin que tenía en su mano, siendo recompensada por la mirada acuosa de Peppino y un muy grato gemido de gusto.
- Mmm~ Oh dios… Que delicia.
- En realidad, no tienes idea del gusto que me da el que digas eso.
- ¿Por? Theo debe decírtelo todo el tiempo ¿No?
El rostro de Noisette cayó, Peppino paró de comer unos segundos.
- La verdad no. De hecho, no se como no pude darme cuenta antes… ¿Sabes? Resulta que mis preparaciones no son del gusto suyo… ni de nadie.
- ¿Y que hay de esto?
- Pues… es algo rápido que hice por inercia. Con motivación probablemente le habría puesto algún relleno con remolacha y chispas. Haaa… no lo se Peppi… han sido días malos.
Sus ojos se sentían acuosos, los limpió rápidamente con el dorso de su mano. El chef no quería decir nada más que pudiera empeorar la situación. Se levantó de su asiento y acarició el hombro de la pelinegra.
- Gracias por el desayuno Noisette, de verdad estuvo delicioso. Espera un momento, iré a… bueno, asearme y ponerme algo decente.
- Oh, si. Te espero aquí.
Al terminar de comer su Muffin, Noisette limpió la mesa mientras Brick barría la pizzería. Pronto Peppino se presentó con su ropa casual. Pantalones y sudadera acompañadas de un jockey. Brick prácticamente corrió a la puerta trasera.
- Vamos, un paseo puede servirnos un poco.
- ¡Claro!
Peppino caminaba tranquilamente a su lado, Brick no tardó en cargar a Noisette sobre él mientras avanzaban tranquilamente.
- ¿Puedo preguntar algo sin sonar entrometido?
- Por supuesto, pregunta lo que sea Pep.
- Je… emm ¿Por qué el repentino cambio de vestuario? – Algo inquieto por el apodo, Peppino notó como Noisette miraba su ropa.
- Oh ¿Qué? ¿Es que este color no me queda bien?
- Nononono, nada de eso. Es solo que, llama mi atención verte con algo que no sea rosa. Independiente del color tu siempre te ves radiante.
- Oh… ¿De verdad?
Una inmensa sonrisa y un suave calor se alojaron en sus mejillas. Se sentía increíble.
- Gracias Peppino.
El agachó la cabeza asintiendo. De golpe se sintió idiota. Al menos se sentía aliviado por no llamarla linda o algo parecido. Que inadecuado para una mujer casada.
- Oh, mira. Una feria de artesanías. ¿Quieres pasar por allí?
- Hmmm, las multitudes me hacen sentir un poco incomodo, pero está bien.
Noisette se bajó de la ratita y tomó el brazo de Peppino, quien se sintió avergonzado, no estaba acostumbrado al contacto físico.
- Prometo que será rápido, tengo curiosidad. Vamos ratita.
Se vio caminando al lado de la pelinegra. A pesar de que habían muchas personas paseando cerca de ellos, las manos de Noisette le hacían sentir seguro. Se relajó mientras pasaban por diferentes puestos, unos con joyas artesanales, otros con ropa tejida, de peluches o juguetes y claro, los clásicos puestos de comida rápida. Se detuvieron en uno para comprar batidos de fruta. Brick disfrutó de uno con piñas mientras Peppino y Noisette bebieron uno de mango y fresa respectivamente. Cerca de la salida, se toparon nada más y nada menos que con una cara familiar.
- Oh, esto es inusual. ¿Se puede saber qué hace una adorable conejita como tú con un gordo idiota cómo este?
- ¿Qué haces aquí Pepperman? – Acostumbrado a sus comentarios, Peppino le miro cansado mientras bebía.
- Pues, buscaba inspiración y resulta que a la gente le gusta que un gran y maravilloso artista como yo los retrate.
- Ajá… bien nos vamos.
- ¡Espera! ¿Crees que puedas hacer un retrato de nosotros?
- ¡¿Qué?!
Sin esperar respuesta, el chef se vio arrastrado por la pelinegra bajo un árbol seguidos de Brick. El pimiento gigante miraba con interés la escena mientras sentía como la musa de la inspiración tocaba su cabeza.
- Oh si, justo ahí. La luz es perfecta, buen ángulo, maravilloso.
- Emm Noisette, no me siento cómodo con esto.
- ¿No te gustaría tener un pequeño recuerdo de nuestra salida? Ahora que lo pienso es la primera interacción social que tenemos.
El chef se quedo pensando, pero al ver que el pimiento ya estaba con su lápiz boceteando no le quedo otra opción que aguardar. Además, la mirada de la pelinegra, esa chispa de alegría era casi contagiosa. Su mirada se perdía en ella mientras Noisette miraba con una tierna sonrisa hacia el artista. Brick estaba detrás de ellos así que Peppino no sabía lo que estaba haciendo, solo que probablemente saldría en el cuadro. Para su sorpresa no alcanzaron a pasar 20 minutos cuando Pepperman soltó un enorme.
- Ja, PER – FEC – TO
- Uuuy que emoción, ya quiero verlo.
La pelinegra corrió hacia allá, mientras observaba el lienzo posó ambas manos en sus mejillas apretándolas mientras sus ojos brillaban de emoción.
- Aaaw ~ Es precioso señor artista.
- Je, lo sé. Uno de mis mejores trabajos, no es por presumir.
Peppino y Brick se acercaron al cuadro, lo miraban fascinados. Peppino entonces notó que Brick posó son una flor en su boca recargado en el árbol.
- Definitivamente te gusta posar ¿No es así?
Brick le dio una mirada engreída, lo que hizo reír a Peppino. Noisette sonrió y volvió su atención al cuadro. Peppino estaba mirándola, una expresión curiosa para ella. Nunca lo había visto tan, cálido… se atrevería a decir que incluso con una mirada afectuosa. Con un sonrojo, extendió 20 dólares a Pepperman, quien le dijo que al estar fresca la pintura debían manipularlo con cuidado. La pelinegra lo puso sobre el lomo de Brick mientras caminaba al lado de Peppino. Una vez lejos, caminaron hasta una tienda de VHS, fue cuando el chef quiso revisar.
- ¿Te gusta ver peliculas?
- Obvio, aunque no he visto muchas últimamente. – La televisión solo le haría recortar a Noise, lo que menos quería en estos momentos.
- ¿En serio? Podemos echar un vistazo, tengo un reproductor en mi cuarto… Digo, si quieres, podemos ver una hoy.
- Me encantaría.
Brick esperó afuera mientras los dos paseaban por los pequeños pasillos, claro pasaron por las de acción, viejo oeste, invasión extraterrestre, terror y suspenso. Pronto se encontraron a mitad de camino en las de romance. Peppino y Noisette soltaron una sonrisa boba y siguieron paseando su mirada. Pronto una de ellas captó su atención. “Casablanca”
Dijo el italiano tomándola al mismo tiempo que la pelinegra. Sus miradas se cruzaron, entonces ella terminó de tomar la cinta y la extendió hacia él.
- Estoy ansiosa por verla.
- Si… t-tambien yo.
Sin decir más fueron al mostrador, mientras Peppino rentaba la película, las cortinas hacia la sección de adultos llamaba la atención de la chica, sin embargo no se atrevió a ir. Era algo que haría tal vez mas tarde.
- Grazie
- Goditi il tuo acquisto (Que disfrutes tu compra)
Noisette siguió a Peppino hasta la salida, el camino a la pizzería fue silencioso. Brick bostezó, estaba cansado. Al llegar, la ratita bajó las escaleras directamente mientras Noisette y Peppino lavaban sus manos. La pelinegra se acercó emocionada al cajón de frutas y sacó una piña.
- ¿Jugo de piña está bien para tí?
- Si, ¿te gusta más la pizza margarita o napolitana?
- La que tu prefieras para hoy, puedo comer lo que sea.
Con unos tomates, aceitunas, jamón y queso pronto el chef armó una deliciosa pizza grande. Noisette por su lado cortaba la piña, la licuaba y agregaba azúcar. Pronto ella tenía listos los jugos y Peppino la comida para la tarde de películas.
- Bien, vamos. Disculpa el desorden.
- No es nada. Wow…
Cuando bajaron las escaleras, Noisette se quedó anonadada. Era pequeño, un tragaluz de la esquina permitía la entrada de luz y se sentía un aire acogedor. El olor de vainilla la guio al pequeño sofá frente a la televisión. Peppino dejó la pizza en la mesita de café frente a ella mientras sacaba el VHS y lo ponía sin demora. Ajustó el volumen y una vez que la cinta estaba completamente rebobinada, puso play y se sentó a su lado. En el costado había una frazada que pensó usarían más adelante. Ambos reaccionaron y reían con los avances de películas que obviamente ya se habían estrenado y pronto empezó. Cada uno estaba en su espacio, comiendo y bebiendo tranquilamente, cuando pronto la cabeza se ladeo hacia la frazada.
- Emm Peppino ¿Puedo…?
Lo que el chef no esperaba era que la pelinegra extendiera la frazada para taparlos a los dos. Siguió centrando su atención en la película restándole importancia a su rostro acalorado. Pasada casi una hora estabas en el momento clave del conflicto, Rick despidiéndose de su amada Ilsa.
“Si ese avión despega y no estas con él, lo lamentaras. Tal vez no ahora, tal vez ni hoy ni mañana, pero pronto y para toda la vida”
“… ¿Nuestro amor no importa?”
“Siempre tendremos Paris… no lo teníamos, lo habíamos perdido, hasta que viniste a Casablanca. Pero lo recuperamos anoche.”
“Dije que nunca te dejaría”
“Y nunca me dejarás, yo también tengo mi labor que hacer. Y no puedes seguirme a donde voy, en lo que he de hacer, no puedes tomar parte. Yo no valgo mucho, pero es fácil comprender que los problemas de tres pequeños seres no cuentan nada en este loco mundo. Algún día lo comprenderás…”
“Vamos, vamos… Ve con él Ilsa”
Noisette sollozaba silenciosamente mientras limpiaba sus lágrimas con sus guantes, Peppino extendió un pañuelo que ella aceptó, limpiando su nariz y cargando su cabeza al costado del italiano. Su mano cayó a su lado, calmando a la pelinegra, quien terminó de ver la película “prácticamente” abrazados.
- ¿Te gustó?
- Me gustó mucho… triste, pero…
- ¿Fue lo mejor?
- Si…
Noisette se levantó con pereza, Peppino limpió los residuos de sus lágrimas y retiró la frazada.
- Te acompañaré a casa.
Brick se despertó al escuchar al chef levantarse, se posó junto al sofá mientras la pelinegra fue por su bolso, algo atontada por lo que acababa de pasar. El chef por su parte tomó una bolsita que tenía olvidada en la veladora de su cama.
El camino a casa fue tranquilo, era relativamente temprano y se encontraron con un hermoso atardecer. Noisette iba bastante callada, fue Peppino quien la sacó de sus pensamientos.
- Quiero agradecerte… por el día de hoy.
- También yo.
- ¿Uh?
- Yo también he tenido días duros, ayudarte en la pizzería y… el día de hoy, me siento mucho mejor ahora.
El italiano le observaba mientras avanzan poco a poco, se preguntaba que habría pasado, pero sabía que no estaba la confianza para preguntar aún. Además, le avergonzaba ser tan intimo con una mujer casada. Claramente sospechaba que tenía relación con Theo, no sabía de que modo el enano le había fallado como para que ella se sintiera tan mal. Solo sabía que estaba tomándole cariño y, tal como ella le menciono, no quiere verla triste.
- Bien, llegamos. Gracias por traerme, también tú ratita.
La rata le extendió el cuadro a la pelinegra quien lo abrazó con emoción. Estaba sacando las llaves cuando Peppino le extendió la bolsita.
- ¿Es para mí?
- Si, lo vi anoche y... pensé que sería... adecuado... o algo así. Digo, ni siquiera tengo un uniforme para ti, yo solo-
- Me encanta, muchas gracias Peppi.
La pelinegra le besó la mejilla y se despidió animadamente con la mano antes de entrar a casa. El chef miró a un atento Brick, este posó la mano donde la chica le beso y caminó lentamente.
- Vamos con Gus… necesito un trago.
La ratita lo montó en su lomo y prácticamente corrió hacia su casa, escuchándose el grito alarmado del italiano.
.-.-.-.-.-.
Noisette se encerró en su habitación y con cierta ilusión revisó el interior de la bolsa. Era una cofia y un delantal blanco de cocina. Sonrió anímicamente y rio al notar que el delantal era ridículamente largo para ella, necesitaría un retoque con su máquina de coser. Vio el reloj de la cómoda, eran las 7:30. Sin nada más que hacer comenzó a trabajar. En solo unos minutos, lo tenía listo. Se lo probó frente al espejo, el delantal estaba perfecto pero la cofia no tenía espacio para ponérsela sobre la máscara. Sintiéndose mal de romper el regalo de Peppino, se sacó la máscara, su cabello desordenado que arreglo con sus manos, su cara al descubierto. Antes de ponérsela, notó las bolsas en sus ojos, pronto se vio en un estado lamentable frente al reflejo, no reconocía a esa mujer. Alterada dejó la cofia en el armario junto al delantal. Dio vueltas en la habitación, respirando profundo. De pronto, se sintió golpeada por el paso de los años. ¿En serio ha pasado tanto tiempo? Estaba en la mejor etapa de la adultez, tenía 35. ¿Entonces por qué se sentía tan cansada? No, cansada no. Agobiada, tal vez derrotada… Noise. Detuvo sus movimientos y respiro profundamente.
Si, hoy se sentía mejor, era momento de hablar con él.
Volvió a ponerse su mascara y antes de bajar, se topó con la pintura. Nuevamente se perdió en el cuadro, específicamente en la mirada de Peppino. No pudo evitar su enorme suspiro de alegría, se sentía extrañamente llena, como si toda la energía que perdió estos días se hubiera llenado solo con los momentos pasados junto al chef de mediana edad. Es agradable y comprensivo, a pesar de ser ella quien debía animarlo, ambos terminaron por sentirse mejor mutuamente sin darse cuenta.
Bajó a la cocina y puso agua a hervir, para la pasta y claro, su latte.
Mientras buscaba la salsa de caramelo y la crema de maní, su mente vagó por los recuerdos de hoy repasándolos en bucle. De pronto cuando fue por leche al refrigerador, sintió un frío calando en su columna. Se abrazó a si misma, fue cuando sintió el tacto fantasma de Peppino en su costado, como en su sillón.
Dios, ella cerró sus ojos y respiró suavemente, pronto la sensación se hacía más tangible, casi como si al voltear pudieran verse una vez más…
- BASTA NOISETTE
Se gritó en voz alta, deteniendo su tren del pensamiento y obligándose a seguir con su tarea. Preparo la masa desde cero con sus curiosos ingredientes para después amasarlo y estirarlo para pasarlos por la cortadora de pasta.
Cuando los spaghettis se estaban cociendo, sintió abrirse la puerta.
- Buenas noches Ette.
- … Llegaste temprano.
- Si, Amber arreglo mi agenda y logré terminar antes.
Al escuchar el nombre de la amante de su marido, Noisette apretó la taza con demasiada fuerza. Gracias al poco agarre de los guantes, esta cayó al suelo rompiéndose en pedazos y dejando un desastre.
- CARAJO
- ¿Estas bien cariño? Déjame verte…
Theodore prácticamente corrió y tomó las manos de la pelinegra, sin embargo, fue alejado bruscamente por un fuerte manotazo.
- NI – SE TE OCURRA – TOCARME
- ¿Ette?
- Yo… no puedo seguir con esto.
Agitada y con el corazón galopeando a mil por hora, Noisette empujó a Noise y se alejó a su cuarto. Sumamente confundido y asustado, Theodore apagó la cocina y se agachó a recoger los trozos de loza. Un horrible grito seguido de llantos le sobresaltaron, cortando su mano por accidente. Botó los desechos, incluyendo los spaghettis de Noisette y lavo su herida bajo el grifo.
- ¿Qué ocurre con ella?
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
Gustavo se encontraba con movimiento limitado, un enorme yeso en su pierna y ahora, otro problema. Un borracho chef italiano invadiendo su sillón. Ya llevaba dos botellas vacías y recién abrió la tercera de vino Chianti.
- ¿Qué cosa tan horrible ocurrió hoy para que acabes así Pino?
- Terribile? Niente di tutto ciò Gus, anzi, è stata una giornata meravigliosa con quella ragazza... (¿Horrible? Nada de esto Gus, de hecho, fue un día maravilloso con esa chica...)
- ¿Entonces?
- Haaa Gustavo, creo que estoy perdiendo la cabeza…
Brick en lugar de ayudar a Gustavo para calmar al italiano, simplemente llenaba su copa con vino. A pesar de la mirada amenazante que el ayudante de cocina le dedicó a la rata, esta hizo caso omiso.
- Háblame de eso, porque no estoy entendiendo.
- Sai che non avevo mai notato quanto fossero belli i suoi occhi? Sì, come un paio di bellissime stelle abbaglianti... e quel sorriso... mio Dio... ¿Cosa c’è che non va in me? (¿Sabes que nunca me había dado cuenta de lo hermosos que eran sus ojos? Sí, como un par de hermosas estrellas deslumbrantes... y esa sonrisa... Dios mío... ¿Qué me pasa?)
- ¿... Qué? – Gustavo intentó erguirse en su cama, atónito por lo que estaba escuchando.
- .. penso di sentirmi attratto da quella bella donna... (Pienso que... que me siento atraído por esa hermosa mujer…)
- M-MA LEI È UNA DONNA SPOSATA (P-Pero, ¡Es una mujer casada!)
- Lo so Gustavo, lo so benissimo... E mi sta uccidendo, mi fa male la testa. Non dovresti pensare così riguardo ad una donna impegnata. Lei e Theo si amano così tanto, ed eccomi qui... sono solo un pezzo di merda ficcanaso. (Lo sé Gustavo, lo sé muy bien... Y me está matando, me duele la cabeza. No debería pensar así de una mujer ocupada. Ella y Theo se aman mucho, y aquí estoy... sólo soy un pedazo de mierda entrometida).
El pequeño solo hizo un gesto a Brick para que le sirviera una copa, esto era malo, muy malo. Con honestidad y sin pizca de maldad, esperaba que Peppino terminara inconsciente en un par de copas más y que él mismo pueda olvidar esta conversación.
Dios… que noche de porquería, encima el yeso le daba comezón.
Notes:
Creo que se me pasó la mano con este capítulo. (Y eso que me faltaon cositas que decidí se dessarrollarían mejor al día siguente)
Espero les haya gustado.
Adjunto un boceto que hice (tengo unas ganas bien potentes de digitalizarlo, pero no tengo memoria en mi celular para seguir dibujado en el Ibis)
https://64.media.tumblr.com/f6a2637a495c5967cbdee610a3d64a09/4ebac0ee5ceb3684-7b/s640x960/6ec43a1fff33d2e9a51128ba632f8a5a729ef335.jpg
Chapter Text
Siendo las 11 de la noche, Theo golpeó suavemente la puerta de la habitación y entró. Noisette estaba con sus mantas cubierta hasta arriba, su ropa en la silla y la luz del baño encendida.
Apagó todo y se acercó a la bolita en la cama, removiendo poco a poco las mantas. Cuando encontró su cabello, acarició suavemente mientras aún escuchaba sollozos, mucho más débiles.
- Amor… ¿Qué esta pasando? Estoy muy preocupado por ti.
- … Quiero el divorcio.
- … ¿Qué?
La pelinegra se levantó, miró son sus ojos enrojecidos y húmedos, la cara ahora impactada de su esposo.
- Ya me oíste, quiero el divorcio Theodore.
- Pero… ¿Pero por qué?
- ¿De verdad tienes el descaro de preguntármelo?
- Si, no lo estoy entendiendo.
Noisette apretaba sus sábanas, estaba a nada de empezar su reclamo cuando Theo tomó sus manos.
- Cariño mira, sé que estaba algo ocupado estos días y te descuidé. Pero puedo mejorar, arreglaré mi tiempo, podemos salir, puedo incluso ir al café a ayudarte. Por favor, dame una oportunidad y te prometo mejorar, te haré la mujer más feliz.
- No quiero palabras vacías Theo, quiero que te largues de aquí y me dejes en paz.
- Hazel…
- Vete, necesito estar sola. Podrías irte con Amber, seguro estará encantada de recibirte.
- ¿Qué?
- Déjame - en - paz.
Noise se agachó e intentó tomar sus manos nuevamente sin éxito, con un nudo en la garganta, la miró a los ojos sintiendo como se humedecían.
- Hazel… amor. Te juro por dios que es un error.
- No quiero escucharte, solo vete.
Ante la fría indiferencia que mostraba la pelinegra, no tuvo otra opción. Se levantó y fue por una chaqueta para luego irse sin decir nada. .-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
Su refugio era el bar Bloody Sauce, se sentó en un rincón, pidiendo whisky y fumando con ira. Maldición, no se explicaba que pasó, como cambiaron las cosas así de la nada. Pronto unos rostros le sonaron familiares. Mr. Stick jugaba animadamente Póker con unos pobre incautos, entre ellos un hastiado Vigilante y el mismísimo Pizza Head. Se acercó curioso con su segundo vaso, tomando asiento como si nada.
- Ah, miren quién es. El chico estrella de televisión ¿Cómo te va con tu pequeño canal muchacho?
- Al perecer yéndose al carajo desde que nos sumaste a tu dichosa torre.
- ¿Juegas? Apenas empezamos. – Mr. Stick agitaba las cartas mientras la mirada descontenta de Noise seguía centrada en la pizza parlante.
- Bien, pero no creas que perderé tan fácil.
Pasados unos minutos, el ambiente se había vuelto más animado. Todos ya habían perdido entre $35 y $180 dolares con el hombre trajeado. Ya por la octava ronda y con unos tragos encima, Noise vio que el único que se hallaba considerablemente molesto e incómodo era el vaquero. Al acabar la ronda y terminar en que Pizza Head ganó el premio, arreglándose en privado con Stick, todos tomaron un breve descanso.
- Oye amigo… ¿Puedo invitarte un trago? – El slime de queso pensó en rechazar su oferta, pero acabó cediendo y ambos se sentaron frente a la barra. El vaquero pidió una botella de zarzaparrilla mientras Noise encendía un cigarro y pedía otro vaso de Whisky.
- ¿Sabes que Noisette me pidió el divorcio?
Claro, el vaquero sabía cosas. Su nula expresión de sorpresa lo confirmaba.
- Era de esperarse… ¿Se lo darás?
- Yo hago las preguntas vaquero. ¿Sabes siquiera por qué? Ha estado actuando extraño estos días.
- Sip, sé perfectamente porque y también sé que hace últimamente a diferencia de ti.
- ¿De qué hablas?
- No tengo porque darte explicaciones, menos después de lo que tu secretaria provocó. Lo único que te diré es que Noisette escuchó un rumor por parte de esa chica que presumió cenar y acostarse contigo esa noche. Es todo, lo demás tendrás que descubrirlo por tu cuenta. Es mi amiga, la aprecio lo suficiente para no traicionar su confianza.
El vaquero se levantó de su mesa y volteó una última vez.
- Oh y… en verdad espero que todo se resuelva, por ella. Gracias por el trago.
Noise quedó solo frente al cantinero, quien le miró y tras asentir llenó su vaso nuevamente. Ya tenía la primera pieza para arreglar las cosas, pero aún quedaba la otra parte. ¿Qué estaba haciendo Noisette últimamente? Theo tenía sus escapadas que usaba mayormente para ir a fastidiar a Peppino, pero con los ratings cayendo y perdiendo cada vez más y mas televidentes su tiempo se veía constantemente ocupado. Contrató a una secretaria personal justamente para eso, gran error. Así que resultó ser una víbora. Ella claro se le insinuó en un par de ocasiones. Eso sumado a su escote pronunciado y el como atendía sus llamadas en la oficina. Pero para él resultaba sumamente incómodo y agobiante. Lo único auténticamente apreciable de ella y que probablemente extrañaría era la cantidad de comida deliciosa que le entregaba. No eran la octava maravilla del mundo, pero, con el dolor de su corazón, eran mejor que la comida preparada por su esposa. Ella con su afán de experimentar, constantemente terminaba por preparar platillos vomitivos, lo que a su vez terminaba alejando a los clientes. No era ajeno a esa situación, pero no tenía la fuerza suficiente para decírselo. Cada día fingía gusto para luego escupirlos y pasar hambre, ahogándola a su vez con alcohol y cigarros.
Muy a su pesar, con una especie de plan en mente para recuperar la confianza de Noisette, necesitaría saber la otra parte. En su mente alcoholizada solo pudo pensar en alguien lo suficientemente desesperado como para hacerlo.
- Haaa… carajo. Supongo que tendré que recurrir a “ese tipo”.
.-.-.-.-.-.-.-.
Al día siguiente, la pelinegra estaba trabajando con un vestido Lila. Pero no pasó desapercibido para nadie, ni siquiera para Brick, que la chica no traía su clásica máscara de conejita. Hasta el toque de la cola había desaparecido, en su lugar, tenía una coleta y estaba usando la cofia y delantal que Peppino le regaló. Su aura era… diferente. Estaba usando sus patines, poniendo de nervios al italiano y aumentando su dolor de cabeza. Agradecía profundamente que no hubieran suficientes clientes hoy, solo unos pocos habituales que comían a gusto.
- Ten Peppino.
Noisette se acercó con un vaso de jugo de tomate especiado.
- ¿Y esto?
- Para la resaca
Entonces el chef le miró con pánico, agachándose y cubriéndose con los brazos.
- ¿Es tan obvio?
- Bueno, tienes una pequeña mancha de aroma muy específico.
- ¿Eh?
- Si, justo… aquí.
El dedo de Noisette se deslizó por el pecho del italiano, su acercamiento evidente con una mirada fija en la suya. El hombre ansioso por naturaleza sentía el color subir a su rostro, su corazón acelerándose y un sudor frío atrapado a su gorro.
- Dio mio… lo siento, m-me pasé de copas anoche con Gustavo.
- Descuida, solo procura invítame la próxima vez.
La chica siguió trabajando, rodando con sus patines y sacando orden tras orden. El italiano miraba perdido a la fascinante y alegre mujer. Desgraciadamente, a pesar de saber que estaba mal, observaba atento cada movimiento, perdiéndose en su rostro que podía admirar libremente. Espera ¿la próxima vez?
Un montón de escenarios pasaron frente a Peppino, futuras salidas juntos… podría llevarla a cenar, al cine, tal vez…
NO
BASTA YA
Por dios, es una mujer casada. Baja de tu nube Spaghetti, recuerda el porque esta mujer te era indiferente y hasta extraña en primer lugar.
Recuerda su risa, sus comentarios ocurrentes, su… mirada, sus gestos, la forma en que se acerca y calma todos sus temblores, la forma en que su corazón se acelera cuando ella rompe su espacio personal y… esos labios-
- ¿Peppino?
La mano de Noisette se recargó en su hombro, a través de sus guantes podía sentir su calor, el sonido de su voz resonando en el aire.
- Peppino… los clientes esperan para pagar su orden.
- ¡Oh! Sì, mi dispiace tanto.
La pelinegra siguió con su trabajo, guardando una pizza hawaiana mediana a una pareja que estaba sentada en la mesa. Al volver del otro lado del mostrador, se recargó sobre sus palmas mientras sus pensamientos viajaban a mil por hora. Curiosamente al llegar al trabajo, toda la tristeza que acarreaba se tornó en pura emoción. Prácticamente sentía que bailaba sobre sus patines. La pizzería se sentía como un lugar tan cálido, acogedor. Brick le miraba limpiando el mesón, Peppino nervioso recibiendo el dinero de los clientes con una postura tímida. Claro le causó gracia el olor a vino que el chef inútilmente trataba de ocultar, tal vez por el apuro no se dio cuenta, pero estaba usando exactamente la misma polera que el día anterior. Era adorable, una persona bastante callada por como lo percibía Noisette, pero le resultaba intrigante. Quería conocerlo más.
El día que pasaron juntos fue maravilloso, claro que deseaba se multiplicaran. Pero, asumía que probablemente tendría que ser ella quien tome la iniciativa, lo que no le molestaba para nada.
La campana de la pizzería la aterrizó en seco a la realidad, de hecho, la golpeó en la cara, en el sentido figurado.
The Noise hizo su entrada.
- ¡Hey Gordinflón! ¡Tú y yo tenemos que hablar!
La cara de pánico del chef fue comparable a la de Noisette, quien se agachó y se arrastró hasta llegar junto a él. Brick miraba curioso hasta que notó al hombre de traje amarillo, con nervios tomó la escoba y se paseó por la cocina.
- Wooo tranquilo, cambia esa cara Peppingas. No quiero matarte de un ataque cardiaco o algo así.
- No, es… es solo que no te habías aparecido por aquí desde hace tiempo.
- Si, Hoy cambiaré eso. Resulta que necesito un favor.
El chef miró de reojo hacia abajo, Noisette con sus manos en las rodillas, como bolita sentada a su lado.
- ¿Q-qué clase de favor?
- Es sobre Noisette.
La susodicha abrió los ojos, respirando rápidamente. El italiano por su parte sentí como sudaba frío.
- Mira, ya pasé por su cafetería. No está abierta, quiero saber qué está haciendo últimamente y con quien. Tranquilo, sé que necesitas dinero así que la paga será buena.
- ¿P-por qué no solo hablas con ella?
- No es asunto tuyo gordo. 300 dólares ¿Es suficiente para tí?
- ¿Qué diablos? No entiendes enano, no quiero hacerlo.
- Bien, 500 entonces.
- ¡No es por el dinero idiota! ¡No lo haré! Resuelve esta situación con ella, actúa como un hombre por una vez.
- Je… jejejej…. ¿Sabes algo? Estas actuando raro panzón, deberías alejarte del alcohol.
El ceño fruncido de Peppino mantuvo al enano con aires de grandeza quieto, finalmente resopló con molestia y volteó.
- Bien… tengo mejores cosas en que invertir mi tiempo. Igual, llama si reconsideras tu posición.
Al retirarse, el ambiente se calmó, pero Noisette temblaba bajo el mostrador. El chef se agachó y abrazó a la pelinegra, quien le correspondió casi de inmediato. Con su rostro oculto en el hombro de Peppino, el chef sintió como se humedecía, apartándola suavemente para limpiar su rostro.
- Lamento causar tanto problema Peppi.
- Nada de eso, no vuelvas a pensar así bella ragazza…
Inhalando profundamente, Noisette sentía como se calmaba en los fuertes brazos de su jefe.
- Yo… quiero saber que está pasando. Pero sólo cuando estes lista para contarme…
- Theo y yo vamos a divorciarnos.
- … Yo… uh… ¿qué?
- Él está teniendo un amorío con su secretaria
- Tu… ¿estás segura de eso?
- Si… y aunque no lo esté, si estoy segura de terminar con esto. Aunque me duela, no volveré a confiar en él y… pensándolo fríamente, él ya no es feliz conmigo desde hace tiempo. No quiero seguir con esto…
El sonido de la puerta cortó la atención de los dos y ambos se levantaron del piso. La mano de la pelinegra siendo sostenida aún por el italiano, ambos atontados por el tacto.
El vaquero apareció con sus ojos abiertos de par en par por el susto de toparse con la estrella de televisión saliendo del lugar. Su sorpresa no disminuyó cuando vio a Noisette siendo sostenida por el hombre italiano.
- ¿Umm… Noisette?
- Oh Vigi, si viniste. – La pelinegra finalmente cortó el contacto con el chef para limpiar su rostro al sentir su vista borrosa.
- Lo vi afuera, quería asegurarme de que estabas bien.
- Si, descuida. Ni siquiera supo que estaba aquí, solo vino para hablar con Peppi.
Entonces el Vigilante cortó el contacto visual con su amiga para analizar al hombre calvo de mediana edad. Tomó su sombrero y se inclinó en señal de agradecimiento, Peppino le saludó torpemente con su mano antes de ir con Brick para que dejara de barrer compulsivamente por el susto.
- ¿Puedo saber para qué?
- Le ofreció dinero a cambio de informarle lo que estoy haciendo y con quien.
- Imbécil… anoche lo vi en el Bar.
- ¿Ah si? ¿Intentó hablar contigo?
- Lo hizo, sólo le conté lo de esa mujer, nunca pensé que recurriría a este tipo para… espiarte.
- Pfff… descuida, no me intimida. Ya no, tomé mi decisión Vigi y nada me hará cambiar.
- En mi opinión creo que estás siendo muy impulsiva. Es muy rápido ¿Siquiera hablaste con él?
- No quiero escuchar sus excusas, mi confianza en él se ha ido.
- ¿En serio? ¿Después de tantos años de matrimonio?
- Precisamente…
La pelinegra sintió su mano enguantada apretando gentilmente su hombro.
- Escúchame, dale una oportunidad… Ambos se lo merecen, te repito que puede haber sido un simple malentendido.
- Yo… tengo miedo Vigi.
- Tranquila, todo va a estar bien… sabes que pase lo que pase yo estaré allí para protegerte.
Noisette sonrió para su amigo antes de erguirse y alejarse. Una pareja entró a la pizzería.
- Gracias… lo siento, pero debo seguir trabajando.
- Descuida, no te entretendré más. Iré a dar una vuelta, nos vemos.
- Bye Vigi~ vuelve pronto.
Después de arreglar su cofia y respirar profundamente, la chica siguió tomando órdenes y centrándose en su trabajo al 100%. Pronto las horas volaron y la noche hizo su entrada triunfal, Peppino como siempre se puso su chaqueta, dispuesto a llevar a Noisette a casa, pero al sacar la basura y juntarse con ella y Brick en la parte trasera, la pelinegra se negaba a mirarle o avanzar.
- ¿Qué pasa Noisette?
- Yo… la verdad no quiero ir a casa aún. ¿Crees que… podamos ir por algo de beber?
- Ah… no creo que sea una buena idea…
- Je… si, tal vez tengas razón… perdón por sugerirlo.
Noisette rodó en sus patines junto a Brick siguiendo su ritmo. Peppino les seguía desde atrás, preocupado por la mujer frente a él. Sus temblores que el chef pensaba se debían al frío le hizo quitarse su chaqueta para cubrirla. Antes de decir algo, la morena se abrazó a Peppino quien correspondió algo confundido y ansioso.
- No sé qué hacer Peppino.
- Vas a estar bien bella… tu puedes con lo que sea. Sé que pueden resolverlo…
- No es por eso…
Los ojos de Ette se encontraron con los suyos bajo el poste de luz, lucía tan hermosa, tan delicada. Ella deslizó sus manos en sus brazos descubiertos. El italiano y hasta Brick podían oler el peligro.
- Bella Ette… esto no está bien.
- Entonces ¿no lo quieres?
- No es eso, en absoluto…
La respiración de los dos se aceleraba cuanto el espacio se hacía más pequeño.
- No lo pienses por favor… solo cierra tus ojos y bésame.
- … Y- yo…
Las mejillas de Noisette se iban tornando rojizas, sus ojos cerrándose lentamente mientras sus manos se deslizaban tras la nuca de Peppino.
Ahora, este hombre italiano no sabría explicar si fue su percepción alterada de la realidad, el verla prácticamente necesitando el contacto con él o sus ya confusos sentimientos que estaban despertando y definiéndose, o tal vez solo fuera la ausencia de contacto cercano con otra persona en mucho, mucho tiempo.
Lo único que podría explicarse a sí mismo, era que, en este momento, este breve momento, su mundo dejó de girar, el aire olía a dulces y sus labios carnosos sabían a gloria.
Por supuesto que correspondió a su beso, uno que se sintió especial. Íntimo, cariñoso y gentil. A pesar de la necesidad de Noisette y la confusión en su cabeza, su anhelo por este hombre era cauteloso, tierno, deseaba entregar cariño y para su satisfacción, era reciproco. Peppino pronto posó una mano en su cintura y su nuca, no con el afán de poseer, sino de sostener. La liga de su cabello se soltó, el sonido de vehículos circulando y la luz tintineante, nada importaba. En este momento los dos se encontraban en una burbuja casi imposible de romper, solo uno de ellos podría hacerlo.
Y en este caso, fue ella.
Se separaron suavemente cuando ella cargó sus manos en los hombros de Peppino, mirándolo con ternura.
- Te veré mañana Peppi.
Anonadado, el chef y la rata vieron a la chica tomando velocidad con sus patines y perderse a la distancia. Brick giró hacia su jefe, quien a duras penas y totalmente embobado respondió…
- Lo esperaré ansioso…
Después de casi un minuto, ambos retomaron su camino con Gustavo.
- Lo que pasó… no debe saberlo nadie… ¿capisci?
La enorme ratita asintió mientras caminaban. Lo que ninguno de los tres sabía, era que un desfigurado y escurridizo Bruno vio y escuchó todo.
Por su parte, se podría decir que Noisette voló a casa. Para su satisfacción, estaba todo oscuro, por lo que Theo no llegaba a casa aún. Al cerrar la puerta tras ella, soltó un gigantesco suspiro, con su corazón alocado se deshizo de sus patines y subió tambaleándose a su habitación y cuando entró cayó de espaldas en su cama con un gran gemido. Sus dedos acariciaron sus labios, cerrando los ojos y recordando nítidamente su primer beso con Peppino. Sonrió llena de gozo… su primer beso prohibido.
Y esperaba que no fuera el último.
Notes:
Bueno, finalmente llegó el momento de editar algunas etiquetas. Poco a poco esto se esta calentando a fuego lento, aunque ya habrán notado que estamos cerca del punto de no retorno.
Chapter Text
- Buenas noches amor, eh… p-preparé la cena.
La pelinegra abrió los ojos. No sabía exactamente en que momento se había quedado dormida, pero Theo estaba a los pies de la cama, moviendo suavemente su brazo.
- Oh… ¿Qué hora es?
- Son las 11, se que no es una hora muy apta para comer, pero debo hablar contigo.
- No estoy segura Theo.
- Por favor, solo dame una oportunidad. Al menos déjame explicarme adecuadamente.
Con pereza la pelinegra se sentó en la cama y aceptó con recelos la mano extendida de su esposo. Al bajar las escaleras, notó la baja iluminación y al mirar al comedor pudo observar una mesa preciosa, con velas, platos de pasta y vino.
- Toma asiento cariño.
Noise movió la silla para que Noisette se sentara y luego sirvió las copas. Se sentó frente a ella y tomó su mano izquierda.
- Escucha cariño. Te juro, por nosotros y por todo lo que tengo… que yo nunca, jamás… te he engañado.
- Theo…
- Despedí a esa mujer en cuanto me enteré de lo que te ocurrió. Estoy arreglando mis horarios para poder dedicar más tiempo a nuestro matrimonio. Sé que no he sido un buen esposo últimamente, no deberías sentirte insegura conmigo. Estoy dispuesto a dar el 100% por esto, por ti. Te amo más que a nada en el mundo, eres mi chica. Solo te pido, no… te suplico que me des otra oportunidad. No dejaré que se presten malos entendidos como este nunca más, a partir de ahora, te haré sentir como la mujer más feliz sobre la tierra. ¿Qué dices preciosa?
Con sus manos sosteniéndola con tanta entrega, sus ojos suplicantes y su sonrisa, esa hermosa sonrisa carismática que la enamoró tantos años atrás…
- Si, si quiero Theodore.
El hombre se levanto de su asiento y besó la frente de Noisette, quien sintió una horrible punzada en su pecho. Tragó con dificultad y sonrió en consecuencia. Los dos empezaron a comer, aunque estaba delicioso, la pelinegra no podía probar ni un bocado, sentía una especie de nudo en el estómago. Claro que lo que sentía tenia nombre, culpa, además de que no la dejaría en paz por un buen tiempo.
- Tu cabello se ve lindo así.
La pelinegra cayó en cuenta de que ni siquiera se había cambiado de ropa al llegar. Asustada, sonrió y simplemente recibió el cumplido, esperando que no ahondara más en el tema, sin éxito.
- ¿Sabes cariño? Hoy pasé por la cafetería para disculparme, pero estaba cerrada.
- Si, no he abierto desde hace un par de días.
- Hmm ¿Puedo saber por qué?
La morena pensó en qué debía responder exactamente. No podía decirle que estaba ayudando a Peppino, sabía perfectamente como se llevaban y probablemente supondría que le prohibiría ir a la pizzería nuevamente. Además… lo de hoy, definitivamente no podía decírselo.
- Estoy ayudando a un amigo en su negocio…
Carajo, su pensamiento rápido definitivamente no estaba funcionando. Vamos Ette, puedes hacerlo mejor que esto, piensa algo ya.
- ¿A qué amigo?
- Vigi… me ayuda bastante… a tomar aire fresco. La cafetería a estado desierta desde hace ya un tiempo, por lo que no supuso una gran diferencia.
- Cariño, si quieres puedo ayudarte con eso. No inmediatamente, pero la próxima semana puedo hacer tiempo.
- No, gracias. Es solo que aún no estoy lista para volver allá…
- De acuerdo nena, de todos modos, avísame si hay algún cambio.
- Si…
Noisette bebía copa tras copa, aún decaída. Cada palabra gentil de su esposo solo la hacía sentir peor. Al analizarlo, solo le quedaba mantener la mentira ¿No? Lo que le apenaba de esta situación, era involucrar a su amigo en esto. El vaquero obvio le diría que si, pero no le gustaba usar a la gente de esa manera.
Al terminar a duras penas la mitad del plato, la pelinegra se levantó de la mesa, cuando fue sujeta por su esposo.
- ¿Te gustó la cena cariño?
- Ah… si, me encantó.
- ¿En serio?
Las mejillas de la chica fueron cubiertas de besos que pronto fueron a parar a sus labios. Consternada y con la sensación del beso con Peppino bajo aquel poste de luz, se alejó suavemente. El ceño fruncido de Noise no se hizo esperar.
- ¿Pasa algo?
- Me duele la cabeza… perdón, pero quiero ir a dormir ahora, si estás bien con eso…
- Uh, claro. Descansa querida…
Viéndola subir las escaleras, un nudo se alojaba en su garganta. Theo no quería dejarla ir, ni siquiera se sentía del todo cómodo con esta situación. Estaba feliz por haber sido perdonado y tener otra oportunidad, pero como hombre saludable de 36 años, tenía sus necesidades. Y ahora por ese estúpido malentendido, tendría que esperar y consentir de formas absurdas cada capricho de su esposa solo para llevarla a la cama. Era ridículo, pero no podía precipitarse o solo acabaría con todo otra vez.
Molesto, lavó los platos y apagó las velas antes de ir arriba. Para ese entonces Noisette ya estaba plácidamente dormida después de lo que parecía una ducha. Su cabello húmedo y suelto cubriendo parte de la almohada, manta tras manta arropándola y claro, evitando el contacto directo con él. Respiró hondo, se deshizo de su ropa y se acostó dándole la espalda a la morena.
Ella por su parte mantenía los ojos cerrados, pero aún no podía dormir. No sabía exactamente que hacer ahora. ¿Por qué terminó cediendo tan fácil ante la labia de este hombre? Conforme más trataba de crear una idea coherente o analizar lo que sigue, su mente seguía volviendo a ese beso. Dios, ser sostenida y protegida por esos brazos, sentir su cálida piel ardiente, probar sus labios… esos labios. Sintió como sus mejillas se calentaban mientras recordaba cada segundo. Su bigote le dio cosquillas y su aroma le causaba nostalgia. Pudo oler restos de lo que asociaba al romero, un aroma familiar. Es increíble lo cómoda y acogida que se sentía con el italiano tan rápido. Solo han pasado unos días, pero no podía esperar a repetirlo otra vez. Su emoción crecía, solo unas horas más y podría volver a sus brazos…
Se sentía extrañamente excitante el saber que estaba mal, completamente mal. No quería verle el lado moral esta vez, solo quería sentirse bien. Peppino lograba eso, así que no lo perdería así como así, a menos que fuera el mismo quien quisiera frenar eso.
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
Mientras tanto, Peppino fue a dormir, agotado después de llegar a casa y ordenar su habitación. A pesar del rico baño caliente y las abrigadas cobijas, conciliar el sueño fue complicado. No podía dejar de pensar en ella.
Noisette estaba invadiendo y haciendo suyo cada pensamiento y emoción del hombre ya ansioso. Su rostro tierno con esa maldita actitud que Peppino siempre asoció con su rival Noise, resulta que Noisette puede llegar a ser aún mas infantil y emocionalmente explosiva que él. Su voz tan distintiva y la manera que tiene de alegrarte y hacerte sentir mejor solo con un gesto o una palabra, las manías que posee. Recuerda cómicamente como en la pizzería le hace caras a Brick y tararea canciones irreconocibles mientras se mueve con soltura en la cocina. La sonrisa capaz de emitir luz, una tan poderosa que es capaz de contagiar a los demás. Ella, en sí…
- Ella es luz…
Lo que ocurrió hoy, aún podía recordar sus brazos alrededor de su cuello y lo tersos que eran sus labios, su sutil aroma, su cabello tomado que la hacía lucir aún mas joven de lo que era. Cierto… su edad.
Pronto la ansiedad de Peppino se vio en aumento. Ella estaba en sus treintas, mientras que él ya iba a mediados de sus cuarenta. Estaba viejo.
No solo viejo, arruinado y sin chiste. Descuidado física y emocionalmente, con sus problemas de ira que salían a relucir cada tanto (por no decir siempre) y su apatía social involuntaria causada por su ya arraigada ansiedad.
Él no tenía nada para dar, a nadie. Mucho menos a una mujer tan hermosa, cariñosa y hábil. Su inseguridad lo abrazó con fuerza para no soltarlo hasta caer dormido. Ella era demasiado para un pedazo de mierda como él, merecía estar solo.
No obstante, una pequeña chispa de esperanza e ilusión se aferró a él. En su sueño, los dos disfrutaban un picnic en un parque de lo que Peppino pensaba era Viena. La mano de Noisette sosteniendo la suya, su cabello suelto elevado por el viento mientras lo miraba y le preguntaba con sus ojos vidriosos.
- Ti amo amore mio… Jijijiji, mi Italiano sigue sonando terrible.
- Sei felice caro?
- Por supuesto mi amor, jamás me había sentido tan feliz como ahora. ¿Alguna vez has contado la cantidad de estrellas que hay en el universo y todas las que nacen?
- Jejeje, no ma bella ragazza...
- Cuando tengas dudas, cuéntalas. Cada una de ellas te susurrará al oído cuanto te amo y lo feliz que soy contigo.
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La mañana arribó, Brick ya estaba fuera esperando por el chef mientras Noisette hacía su aparición, esta vez con un vestido rojo. Bastante llamativo por no decir extravagante. Brick le hizo un gesto de aprobación con su pata mientras la pelinegra se acomodaba y ponía su delantal. Justo cuando terminó de acomodar su cofia, Peppino abrió la puerta. Sus ojos perdidos en la chica por un instante, ella sonriendo ampliamente. Inconsciente acabó por sonreírte también.
- Buenos días Peppi.
- Buenos días Ette.
La pelinegra se arrojó a sus brazos siendo recibida por un nervioso chef, ella rio suavemente cuando notó el temblor de sus manos en su espalda.
- Tranquilo Peppi, no muerdo…
- Ah… lo siento.
- No te disculpes, eres tan tierno cuando lo haces, pero tengo una idea mejor para esos temblores…
Brick volteó suavemente cuando Noisette tomó el rostro del italiano y le planto un beso. Ahora con su cara completamente roja y con sus manos quietas, la pelinegra sonrió de oreja a oreja y entró a la cocina.
- Bien, empezaré con los vegetales. Ratita tu me ayudarás con las mesas. ¡Hoy será un día maravilloso!
Aturdido y con un gesto bobo, Peppino volvió en sí poco a poco y empezó a preparar las salsas.
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Siendo ya la tarde, el vaquero apareció en la pizzeria. Noisette pidió un pequeño descanso y se sentó a su lado en una mesita alejada. Peppino siguió sacando orden tras orden hasta que un golpe en la puerta trasera lo sacó de su zona. Brick siguió entregando las ordenes mientras el chef se encontraba con un viejo enemigo jurado.
- Bueno bueno bueno, había oído muchas pestes de ti Spaghetti, pero nunca algo como esto.
- ¿Qué haces aqui? No entiendo nada de lo que sea que estés diciendo…
Un escalofrió recorrió su columna cuando Bruno, su clon falso salió por la ventilación del techo. Traía consigo un papel que no tardo en entregarle a Pizza Head y luego detenerse peligrosamente cerca de Peppino, incomodándolo aún más.
- Así que… tienes novia. Y no cualquier novia… una mujer casada.
Atontado y con un frío en su cuerpo, el italiano se paralizo. Pizza Head volteó el papel, era el beso que Noisette le dio esta mañana.
- Que salvaje Pep, me pregunto que hará Noise contigo cuando se entere de esto.
- … que es lo que quieres… por no decírselo…
Una enorme sonrisa se alojó en el rostro del trozo pizza parlante. Justo detrás, apareció Mr Stick. Claro… dinero. ¿Por qué no pensó en algo tan obvio?
- Hey Peppino, tiempo sin verte.
- Si… pensé que no tendría que lidiar contigo después de saldar mi deuda.
- Pues Spaghetti, debiste pensarlo antes de lanzarte hacia Noisette. Sin dudas reviviste mis ganas de vivir gordinflón. Como asumo ya notaste, Stick se encargará de esta… emmm….
- ¿Extorsión? – El hombre naranjo recibió una severa mirada de su “Socio de negocios”.
- Ay dios no. Suena terrible, digámosle… el silencio por tus travesuras. Como sabes, una foto dice más que mil palabras. No querrás que el pequeñin le haga algo a ella ¿Verdad?
- ¿Qué…?
- Pepperoni, tú no eres el único con serios problemas de ira. No lo has notado, pero el Gremlin a quien le estas robando la esposa es alguien extremadamente inestable. Además, no deberías olvidar la facilidad con la que utiliza un buen arsenal. Los crímenes pasionales existen… por desgracia.
- …
- Bueno, creo que el mensaje quedó claro chicos. Bruno, como siempre, será mis ojos y oídos Pep. Te dejaremos en paz por ahora, solo para que lo pienses ¿Ok? Mañana en la noche te veremos de nuevo.
Mr Stick y Pizza Head empezaron a caminar antes de detenerse abruptamente.
- Oh, y… no es amenaza, pero mejor no pienses en huir. Tengo muchos hombres en todas partes, creo que sobra decir que, si lo haces, el trato se cancela de inmediato.
Siguiendo su camino, Bruno hizo lo propio entrando en el sistema de ventilación una vez más. Peppino estaba asustado, respirando agitadamente y un montón de escenarios se aglomeraron, uno tras otro, una y otra vez.
Golpes, gritos, peleas con caída de las escaleras, cuchillos…
Podía ver a Noisette en el piso, desangrándose por una feroz puñalada en el vientre. Sus ojos llenos de lágrimas, mientras suplicaba ayuda en los brazos de Peppino, quien no podía hacer nada. Su luz desvaneciéndose, su mundo tornándose oscuro, sin notar al loco de Theo con una jodida ametralladora justo a sus espaldas.
Con sus manos en la cabeza, cayó de rodillas al piso. Esto era un error, un jodido y maldito error. ¿Por qué siempre tienes que arruinarlo todo?
.-.-.-.-.-.-.-.-.
El Vigilante casi cae de espaldas ante la noticia de Ette. ¿Entonces no terminaron su relación pero quería empezar una nueva con “este sujeto”? Y ahora para empeorar todo, le pedía su ayuda en una especie de coartada.
- No lo entiendo.
- Lo sé, y lamento mucho pedirte esto. Será solo por un tiempo, no quiero decírselo, pero tampoco espero que me descubra ¿entiendes?
- Esto es peligroso Noisette. ¿Por qué no solo le exiges el divorcio?
- Lo haré… eventualmente.
- No, no lo harás. Y… lo de este tipo. ¿Por qué?
- Haaa, no lo se Vigi. Me siento bien cuando estoy con él, no solo en el trabajo obviamente, es él. No hay forma de explicarlo, solo sé que lo quiero y lo necesito ahora.
- Hmmm, esto esta mal. Es una maldita locura Noisette. – Su gesto de total desaprobación desanimó a la pelinegra.
- Si…
Con las manos entrelazadas y su vista baja, Ette recibió la respuesta que tanto deseaba oír.
- Vamos, no hagas esas caras, sabes que te apoyaré incondicionalmente. - Los dos se tomaron de las manos.
- Ha… Gracias Vigi.
- Pero, no olvides que por mucho que te de mi apoyo, esto está mal y te lo digo directamente. Esto es terreno peligroso. Están pasando a llevar gente con su “amorío”, “aventura” o como quieras llamarlo. Debes tomar una decisión… y entre más pronto mejor.
- Lo se…
Después de un abrazo, el vaquero se marchó y Noisette volvió a la cocina. Se extraño de no ver al chef, pero Brick le indicó que estaba atrás. No le tomó mucha importancia y siguió trabajando en las nuevas órdenes.
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Unas horas después y ya con la pizzería aseada y cerrada, la pelinegra se deshizo de su cofia mientras se acercaba a Peppino, quien tomaba su chaqueta para salir. Un momento…
- Noisette… ¿Tú tienes mi chaqueta… verdad?
- Ah si, ten. La guardé en mi bolso al llegar a casa, no te preocupes.
Casi desesperado, Peppino tomó la prenda y se la puso cubriendo su rostro con la capucha. La chica le miró y avanzó hacia él tomando su brazo. El hombre se apartó con más fuerza de la que hubiera deseado, dejando estática y algo nerviosa a Noisette.
- Lo siento Ette, pero esto fue un error.
- ¿Qué…?
- Eso, lo que pasó ayer… hoy en la mañana, no puede volver a pasar ¿entiendes?
- ¿Tú… no quieres esto?
Sus manos arrugaban el delantal mientras sus ojos se humedecían. El chef la abrazó dejando sin palabras a la chica, Brick salió, esperando a los dos y dándoles privacidad.
- Lo quiero, más que nada… pero no quiero que te pase nada malo. Esto es… está mal bella…
- Lo sé… y aun así quiero hacerlo.
- No sabes lo que estás diciendo…
- Soy consciente Peppino, sé que esto esta mal… pero es un error que quiero cometer contigo.
Los dos se miraron, el chef limpiando los ojos de la chica suavemente mientras las manos enguantadas de ella tomaban sus manos.
- Por favor Peppino, hace tanto tiempo que no me sentía tan cómoda y feliz. Deja que esto dure lo que tenga que durar. Prometo parar cuando te hayas hartado de mi… por favor…
- No me lo pidas Ette, está mal.
- Por favor…
Los dedos de la chica se enlazaron con los suyos, el italiano no pudo mantenerse firme.
- Mio Dio…
Acabaron besándose, dependiendo desesperadamente del contacto, gemidos y suspiros llenando la cocina mientras ella se abrazaba a su cuello otra vez y Peppino la sostenía con firmeza en sus brazos. Sin tapujos, Peppino la levantó en sus brazos y terminó sentándola en el mesón, su beso se volvió más pasional. Los sonidos de Noisette le empujaban a más mientras la pelinegra se dejaba querer aferrándose a la polera negra del italiano. Cuando notaron que su pasión estaba llegando muy lejos, los dos se separaron, mirándose agitados.
- ¿Estás segura… de querer seguir con esto?
- Por supuesto que si…
Los labios de Peppino fueron tomados nuevamente, esta vez de forma más tierna y gentil. Se abrazaron mientras disfrutaban del momento, abrazando y saboreando cada segundo. Después de unos minutos de besos y caricias, el chef notablemente avergonzado ayudó a bajar a Noisette e ir juntos a la salida.
Peppino ciertamente se hacía a la idea de haberle dado más material al hijo de perra de Pizza Head con lo que acababa de pasar, pero por ahora no le importaba. Ella lo era todo, su mundo y pensamientos eran invadidos por Noisette.
Ya dejaría que la preocupación fuera su fiel amiga en cuanto ella entrara a su casa y el volviera a su solitaria habitación.
Notes:
Estoy actualizando más seguido de lo que esperaba, mi musa inspiradora me tomo en sus brazos y me meció con dulzura supongo (Esperemos se mantenga así)
Adjunto una imagen que hice mucho antes de acabar el capítulo 4 pero que era una especie de diseño que ya tenía en mente.https://64.media.tumblr.com/5515875ce133df99d25ddf73a28013a4/4b43fdfe3dbbc8a0-3a/s540x810/93e9e870edf0bfd7a405e47d1f17ed97e9844c54.jpg
Anyway, espero les haya gustado. Mil besos, mil beso, mil besitos, fue un placer. <3
Chapter Text
Con la angustia a flor de piel, Peppino dio vueltas en su cuarto, limpiando compulsivamente cada rincón. Se arrojó en su cama, pensando mil y un desastres en su cabeza. Maldición, como lo haría esta vez. Obvio tendría apartada la paga de Noisette y lo necesario para que el negocio siguiera a flote. Dolorosamente no le alcanzaría, a pesar de tener un buen público y clientes frecuentes. Pensó en tal vez incluir otros platillos además de pizzas. Tal vez unos palitos de ajo y bebestibles fuera del jugo de piña. Si, sería un buen impulso. Obvio tendría que arriesgarse desde ya con un gasto que si esto no funcionaba acabaría por terminar de hundirlo… de hundirlos.
Cierto, lo hacía por él, pero también por ella.
Ambos querían esto, solo quedaba asumir el riesgo. Y podía decir que valía la pena… sin duda.
Finalmente decidió dormir, repitiendo sus mentalizaciones.
- Estarás bien… todo saldrá bien.
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Theo llegó a casa, trayendo un ramo de flores rosadas y aromáticas. Noisette agradeció el gesto aún distante y terminaron con la propuesta de Theo de darse “algo de amor”.
No estaba funcionando. La mente de Ette estaba en otro lado y el sentirla distante solo hizo que las ganas de Noise se fueran tan rápido como llegaron.
- Estoy pensando… mañana no trabajo y espero que tu tampoco. Podemos ir a cenar fuera, creo que lo merecemos. Escuché que sirven paella, no sé qué es eso, pero suena delicioso.
- Claro… suena bien.
- ¿Estas bien?
- Si, solo estoy cansada.
La pelinegra volteó con indiferencia mientras Noise cargaba su espalda contra las almohadas.
- Si no te molesta, iré a fumar un cigarro cariño.
- Claro…
Molesto, Theo tomó su cajetilla y encendedor. Se puso su ropa interior y pantuflas, para luego ir a su pequeño bar personal que tenía en la cómoda, sirviéndose un vaso de whisky.
- ¿Es todo? ¿No me dirás que no lo haga?
- ¿Para qué? No me escuchaste en años, creo que ya me acostumbré…
Con un furioso bufido, Noise salió al balcón encendiendo su habitual vicio. La quietud de fuera lo mantenía inquieto, Peppino aún no se pronunciaba, por lo que asumía tendría que ir a hacerle una visita uno de estos días. Sus esperanzas se alojaban en el día de mañana, esperando que Noisette de una vez por todas dejara esta especie de berrinche ridículo.
La pelinegra por su parte volvió a subir y acomodar su pijama para luego girar en dirección a la ventana sin ver a Noise realmente, sino que sus pensamientos vagaron a la cafetería. Echaba mucho de menos preparar postres y café. No sabía cuanto tiempo duraría su trabajo con Peppino, pero repentinamente tuvo deseos de retomar su viejo negocio a la brevedad.
Ahora, su especie de cita mañana con Theodore… no estaba para nada emocionada, preferiría gastar su tiempo junto al chef o con Vigi en la cafetería.
Pero bueno, tenía que demostrar que esto no estaba bien, así también podría obtener el divorcio y… cierto. Su relación con el italiano recién se veía como una especie de pincelada, no como algo serio o a largo plazo. Ella podía percibir que Peppino no era el tipo de persona que busca algo temporal, pero se preguntaba si ella misma quería algo así.
Considerándolo bien, no estaba segura. Pero era consiente que no podía mantenerse en una relación que solo la hacia sentir mal e insegura. Estaría con Peppino el tiempo que les deparara el destino, más no tenía problema en estar sola. Podría tomar su tiempo para saber que espera del futuro exactamente, tal vez viajar o solo existir con su ser, plena y tranquila.
.-.-.-.-.-.-.
Al día siguiente, todo transcurrió tranquilamente. Un desayuno y almuerzo común. Muy a pesar de lo que Noisette esperaba, se estaba sintiendo bien. La rutina pausada y afectuosa le traía recuerdos, el como cayó rendida en los brazos de este hombre, su matrimonio feliz y meloso con Theodore Noise.
Cuando ya eran las ocho y media, Noise salió con Noisette a un reconocido y vistoso restaurant. A pedido del mismo, la pelinegra terminó poniéndose un vestido dorado de pierna abierta con una máscara que iba a juego. Viendo su reflejo en el espejo no se notaba del todo convencida, pero solo le quedaba resignarse y tratar de lucir resplandeciente con el. Delineó sus ojos y un suave brillo labial, se arreglo con su clásico cabello en puntas arriba y buscó unos tacones que fueran a juego. Noise por su parte usó su clásico traje tan característico, solo que con acabado brillante y un corbatín que lo hacía lucir distinguido.
- Te ves bien querida, como siempre.
- … Gracias amor.
- Nuestro taxi llegó, estoy seguro de que te gustará este lugar. Tienen una variedad de comida increíble.
Con su marido de la mano, recorrieron la ciudad. Ya oscurecía y pronto dejaron atrás las casas y departamentos viejos para pasar a locales comerciales y el centro de la ciudad. Al entrar ya había personas que se asombraban de ver a Noise entrar con su esposa con el porte de toda una celebridad. Ella sonreía tímidamente algo incómoda mientras que él levantaba su mano con soltura y una amplia sonrisa traviesa. Al sentarse finalmente pudieron gozar de algo de paz y Noisette acabó ocultándose discretamente con el menú.
- ¿Todo bien?
- Oh si, solo que… wow, son muchos platillos.
- Lo sé nena, pediré la entrada mientras tanto.
Unos cuantos minutos después de una plática ambigua, llegaron los pedidos de ambos. Theo comía con gusto su risotto mientras que Noisette miraba con calma su ensalada caprese con pollo a las finas hierbas. La cena se volvió considerablemente incómoda cuando unos colegas de trabajo pasaron a saludarlos, interrumpiendo la velada e invitando a Noise por unas copas en su mesa.
- Estoy algo ocupado chicos, tal vez en otra ocasión.
- Oh vamos, serán solo unos tragos. Tu esposa es comprensiva con eso ¿No es asi?
- Eh… claro.
Sin esperar más, Theo se levantó de la mesa sin importarle para nada el gesto de decepción que Ette le dedicó por última vez.
Aburrida y cansada de las miradas vacías a su alrededor, la conejita pagó la cuenta para tomar su bolso e ir a la mesa de Noise.
- Me voy ¿Vienes o te quedas con tus amigos?
- Tranquila señora, nosotros lo mandaremos a casa en un rato más.
- Bien, nos vemos.
Noisette se marchó del restaurante con el ceño fruncido, espero un taxi, pero pronto su impaciencia floreció y decidió caminar calle abajo iluminada por los postes de luz y autos transitando. En algún punto llegó a correr cuando se sintió perseguida por un maleante, pero solo fue su percepción. En realidad el tipo iba por el rumbo y entró a un apartamento que estaba por el camino. Miró a su alrededor notando que estaba cerca de la pizzería. Sin pensarlo corrió lo más rápido que pudo y golpeó frenéticamente la puerta trasera del local. Para su desesperación, no obtuvo respuesta. Golpeó incansablemente hasta que después de unos minutos antes de que diera vuelta para marchar a casa, un agitado y molesto Peppino abriera la puerta.
- Merda! Hai detto che saresti venutoil mese prossimo-
Avergonzado y con su enojo desvaneciéndose, Peppino gritó torpemente mirando a la dama frente a él. Noisette estaba estupefacta, pero se rio torpe y genuinamente ante la cara del chef.
- Oh dios… scusa bella Noisette, te confundí con alguien más. Pero… ¿Qué haces aquí a estas horas y…?
Se dio el lujo de mirarla de pies a cabeza, si, estaba algo agitada por la carrera, pero eso no quitaba que lucía impecable y obvio, muy llamativa, más de lo normal.
- Estás bellísima…
- ¿Lo dices en serio?
La pelinegra no pudo evitar sonrojarse ante el simple cumplido del italiano, luciendo aún más cautivadora de lo que ya estaba.
- Si, digo… en verdad, es… luces preciosa Noisette.
- Gracias, me avergüenza un poco admitir que me escapé de una cena incómoda. Pero al estar tan cerca, no pude evitarlo… quería verte.
Caminó y recargó sus manos en el pecho del hombre, su cuerpo estaba tan cálido haciendo un contraste importante con lo fría que ella estaba. Tímido y con sus manos tomando las suyas Peppino la empujó un poco mas cerca antes de desviar la mirada.
- Mio dio, estás congelada. Entra.
La pelinegra cerró la puerta tras ella, Peppino fue corriendo a buscar una taza y café para ponerlo sobre el mesón mientras ponía la tetera a hervir. Se escuchaban murmullos y música, Noisette miró hacia abajo, estaba pobremente iluminado por la televisión, por lo que asumía el ruido venía de allí.
- ¿Estás viendo una película nueva?
- Si, fui a alquilarla hoy por la tarde. También le llevé una a Gustavo.
- ¿Cómo se encuentra el chefsito?
- Oh, mejor. Aunque claro, no puede moverse demasiado aún. – Las manos de Peppino rodearon sus hombros, guiándola suavemente abajo. – Puedes ir a verla si quieres, en seguida llevaré algo para calentarte.
- Ok…
La chica bajó lento pero seguro hasta mirar detenidamente la habitación otra vez. La cama captaba su atención esta vez, tal vez si se cubrían con esas frazadas…
Caminó hacia allá, sus manos desnudas acariciando y sintiendo la textura. Al mirar frente a ella, pudo ver su reflejo brillante bajo los rayos de luz de la tv. Rodeó la cama para terminar frente al objeto, sus manos se dirigieron a su mascara, quitándola para suspirar y acomodar su cabello con una sacudida rápida. Se sonrió alegremente, se gustaba más con el rostro descubierto, igual que a Peppino. Este estaba a los pies de la escalera, mirándola con dedicación y dos tazas en sus manos.
- Es increíble, luces igual que las actrices de las películas.
Sonrojada, dejó la máscara en una pequeña veladora junto a la cama y se puso junto a él, tomando una taza extendida.
- Ah… jeje. Eres muy gracioso…
Sus ojos vagaron hasta la escena en televisión, una cita romántica en parque, ambos tomados de la mano hasta llegar a un quiosco blanco lleno de flores.
- Wow… eso es muy romántico.
- Je, si. Tengo una debilidad por esos títulos.
Los dos se sentaron en el sofá, el italiano bebía despacio su café mientras que la pelinegra se abrazaba a su costado. Esta cercanía aún parecía tan incorrecta para él, pero disfrutaba mucho de su presencia repentina. Ella puso su café en la mesita frente a ellos después de unos sorbos, él imitó su acción.
- Aun tengo algo de frío Peppi…
- Ah, l-la manta está a tu lado Noisette.
- Si, pero sabes… yo estaba pensando en algo más.
Antes de decir nada los labios y brazos de la pelinegra lo rodearon y se vio apresado por ella en el sofá. Unos segundos después sintió un peso sobre él, Noisette estaba sentada en su regazo con las piernas a sus costados mientras acariciaba su cabeza y le besaba dulcemente.
Con su pecho agitado, Peppino gimió en sorpresa para finalmente corresponder torpemente al contacto. Sus manos cargadas en la cintura de la chica mientras por fin sus labios se sincronizaban y creaban sonidos morbosos e intensos. Sentía poco a poco la necesidad de acariciarla más, subiendo sus dedos hasta que se exaltó al encontrar la cremallera de su vestido. Cuando la pelinegra se hizo consciente de que las manos del chef se quedaron inmóviles, cortó el beso y le acarició su rostro.
- Peppino… no lo pienses demasiado, hazlo.
- Pero… Noisette-
- Yo lo quiero, lo deseo tanto Peppi…
- Yo también…
- Entonces no te contengas más.
La morena retomó el beso mientras deslizaba sus dedos bajo la polera, acariciando su pecho mientras sentía como finalmente el hombre bajaba lentamente el Zipper. Una corriente recorrió su cuerpo cuando sintió su espalda desnuda, entonces el chef la tomó en sus brazos inesperadamente y caminó con ella hasta la cama. La recostó y terminó de quitar su vestido. Sintiéndose expuesta, Noisette cubrió su rostro con sus manos antes de reír suavemente e ir por la polera de Peppino. Con algo de recelo, el hombre se deshizo de la prenda y desabrochó sus pantalones mientras la chica le empujaba sobre ella besándose una vez más. La película terminó, la estática se apoderó del aparato mientras los amantes se frotaban y besaban desenfrenados. Sin saber cuando exactamente, Noisette excitada y sin aire estaba jadeando en la boca de Peppino, con su corazón acelerado mientras se abría paso suavemente al interior de ella. Sus piernas enredándose entre las suyas mientras sus manos se sostenían a su cuello, siguiendo sus embestidas con gemidos y besos descuidados. El italiano se sentía en la cima cuando la chica agitaba su pecho reaccionando a cada caricia, cada chupón alojado en su cuello y busto. Sin duda no era un novato, pero la pelinegra estaba sorprendida, estaba haciéndola suya, marcándola desde adentro con mucha pasión y gentileza. A pesar de que su velocidad aumentó y su voz ronca emitía leves gruñidos, su toque seguía siendo delicado y cariñoso, como si ella fuera a romperse. No pudo evitar conmoverse ante esto, sus labios se encontraron una vez mas antes de que el italiano susurrara en su oído.
- Noisette… no creo aguantar más.
La chica se sostuvo de las frazadas y respondió con un gemido necesitado y morboso.
- No te contengas… dame toda tu carga Peppi…
No supo si fue ante el calor del momento o la urgencia de seguir embistiendo a esta mujer con todo su ser, pero el italiano no hizo mas preguntas, solo se recargó en sus palmas y movió sus caderas a un ritmo frenético mientras se deleitaba con la imagen de Ette sosteniendo las frazadas, con sus piernas abiertas y su voz saliendo descontrolada acercándose a su propio climax.
Se agachó a su altura, besándola apasionadamente mientras con las últimas estocadas dejaba su semilla en el interior de la conejita. Se separó suavemente y cubrió su cuerpo desnudo con la frazada del sofá, acomodando sus pantalones y buscando su polera en el piso.
Ette se recuperaba aún, agitada, su corazón desbocado y mirando tristemente a Peppino alejarse hacia las escaleras. Cerro los ojos, sintiéndose vacía cuando sintió que todo se tornó oscuro y el calor del hombre a su lado la arropaba y se acomodaba en ella. Un pequeño suspiro de alivio se escapó antes de caer dormida por el repentino cansancio.
- Duerme tranquila bella Ette… te cuidaré.
Peppino estaba con su semblante serio, subió para asegurarse de haber dejado todo cerrado y claro, percatándose si Bruno fue capaz de verlos. Algo aliviado y lleno de gozo por el encuentro fortuito con la hermosa mujer que tenía dormida en sus brazos, se dio la libertad de sonreír ampliamente y cerrar sus ojos, abrazando cariñosamente a Noisette antes de caer rendido.
Notes:
Este capítulo fue algo corto, aún nos falta ver que pasó con el abandonado Noise y como se llevará esto. El próximo será más extenso, por ahora hacía falta llegar al punto definitivo.-
espero les esté gustando, les agradecería mucho sus comentarios.
Chapter 7: Capítulo 7
Notes:
Hola a todxs, agregué un poco del punto de vista de Noise y Vigi en esta ocasión además de un ligero avance respecto al tiempo que llevan juntos. Por lo general no hago fanfics tan largos, por lo que asumo este acabará pronto (Planeo que acabe cerca del episodio 11 o 12)
Eso, siga bajando xD
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
La mañana se hizo presente, colándose por el pequeño tragaluz de la bodega/habitación de Peppino. El italiano abrió los ojos con dificultad, no se sentía tan abrigado y cómodo desde hace mucho. Miró hacia abajo, feliz de saber que no fue una alucinación o un sueño. Noisette estaba en sus brazos, radiante, tan cálida y expuesta. Su cuerpo desnudo abrazado al hombre embobado y risueño. Después de unos minutos la pelinegra se estiró y abrió los ojos, sonriéndole ampliamente al chef.
- Buenos días Peppi
- Buenos días bella Noisette…
Se besaron entre caricias para pronto detenerse ante la mirada exaltada de Noisette.
- ¿Qué hora es?
- Ya son las 10.
Con sus ojos abiertos de par en par la chica corrió por su vestido y tacones.
- Lo siento, debo irme.
- ¿No quieres comer algo antes de irte?
- Me encantaría, en serio. Pero debo ir a casa ¿Me prestas tu baño?
- Oh… claro. Buscaré una toalla, es la puerta de ahí.
- Gracias Pep.
Con la ropa en sus manos, entró y la puso sobre el lavabo. La ducha era sencilla, peleó un poco para encontrar el punto justo del agua, pero ya dentro usó un poco de shampoo de avena y se aseó rápidamente. Al cerrar la llave, escuchó un suave golpe en la puerta, riendo un poco apretó su cabello y miró en esa dirección.
- Emm… t-te traje una toalla…
La pelinegra no pudo evitar reír, Peppino estaba completamente sonrojado, su mirada hacia abajo y sus manos apretando la toalla con fuerza. Caminando con cuidado, Noisette tomó la toalla lentamente.
- ¿Acaso… no te gusta lo que ves?
Entonces el italiano levantó la mirada desde sus pies hasta su rostro. Un cuerpo atractivo sin duda. Un sexy lunar en su cadera, sus pechos nada exagerados, sus muslos y trasero firmes y curvos. Para cuando sus ojos se centraron en los de ella, Noisette secaba su cuerpo lentamente mordiendo su labio inferior. Sonriendo movió su cabello ahora más largo fuera del fijador y se dio la vuelta mirando hacia atrás.
- ¿Qué tal ahora?
Pronto las manos de Peppino acabaron en sus caderas, sintiendo la fricción de su entrepierna y su panza en su espalda baja. Lejos de alejarse, Noisette meció sus caderas, riendo suavemente mientras se recargaba en el lavabo.
- ¿En serio me harás llegar tarde a casa? Noise se enfadará… mmm…
Los labios de Peppino pronto estaban repartiendo besos por su espalda.
- ¿Me vas a decir que no lo planeaste desde que entré?
Las manos del italiano abrieron su zipper, sacando la erección gruesa de sus pantalones. La pelinegra jadeo de impaciencia, ya su coño estaba húmedo y esperando con ansias la intrusión de su amante. No tardó demasiado, el hombre abrió sus piernas con una de sus rodillas y entró con lentitud.
- Mio dio… estás mojada.
- Hmm… eres muy… ocurrente Peppi…
Se sostuvo con fuerza al sentir como las embestidas del italiano se volvían más rápidas, una de sus piernas fue levantada, sintiéndose más expuesta y con su interior más caliente.
- Ngh… eres muy bueno Pep…
- T-tú también… ma bella Noisette….
En unos cuantos besos y embestidas, los dos eran un desastre sudoroso y cansado. Peppino pronto estaba sentado mientras Noisette montada sobre él le quitaba la ropa.
- Creo que ambos debemos ir allá jeje, ven conmigo.
Sin decir nada, el italiano siguió a la chica a la angosta ducha, mientras ambos se fregaban mutuamente, besos fugaces y caricias llenaban cada rincón. Se sentía casi como si fuera magnético, Peppino dejaba atrás su pudor y ansiedad con esta mujer enérgica y dulce. Antes de que los minutos se volvieran horas, ambos se secaron y vistieron.
Al tomar un taxi, Peppino le dio un beso en la mejilla y susurró en su oído.
- Ya ansío verte mañana en el trabajo.
La chica sonrió ampliamente para despedirse con un piquito rápido, dejando sonrojado al italiano que cerró la puerta suavemente. Todo el camino, la mente de Noisette la guiaba a Peppino, este por su parte se acostó nuevamente abrazando la máscara que la chica dejó olvidada en su casa. Al llegar, Noisette se encontró con las luces de la entrada abiertas a pesar de la hora. Ingresó suavemente, encontrándose con un Noise inconsciente botado en el piso con su ropa hecha un desastre, corbata suelta, camisa abierta y su cremallera también. Con un ceño fruncido, Noisette apagó las luces y corrió a la cocina por un vaso de agua.
- DESPIERTA DE UNA VEZ THEO
El gremlin despertó asustado y algo adolorido cuando el líquido frío mojó su cabeza y parte de su pecho.
- Ette, pero que-
- Esto no va a funcionar Noise. Solo quiero que sepas qué si no inicias los trámites legales por tu cuenta, lo haré yo misma.
- P-perdón chiquita, solo fueron unos tragos.
- No es eso, es todo lo demás Theodore… solo quiero que esto termine.
- No puedes estar hablando en serio…
Con dificultad, Noise se puso de pie y encaró a su esposa, ella no estaba dispuesta a dar su brazo a torcer, no esta vez. De brazos cruzados y mirada distante, la pelinegra estaba rígida frente a él, a pesar de su vago intento por acariciar sus manos.
- Nena… puedo cambiar.
- No me interesa.
- ¿En serio? Han sido muchos años juntos como para que digas eso.
- PRECISAMENTE POR ESO LO DIGO THEO, años… casi 10 jodidos años juntos y nunca me dijiste nada, ni siquiera que la comida que preparo es un asco, ni que tenías una jodida secretaria. ¿Tienes idea de lo que significó para mi tu indiferencia y tus mentiras? ¿Ahora te interesa, cuando ya no quiero nada contigo? Quiero ser feliz Noise, desgraciadamente contigo ya no lo soy. Te soy sincera, creo que después de tantos años estancados quiero que esto termine.
- Es que… pero Ette.
- Ya dije mi última palabra, iré a ni cuarto.
.-.-.-.-.-.
Theo POV
Anoche dejó sola a su esposa, quien lógicamente no iba a esperar demasiado para irse. Pero, lejos de seguirla, Theo se dejó hundir más por el alcohol y claro, por el after que hicieron en la casa de uno de sus colegas de trabajo. Las horas fueron avanzando, las bebidas seguían corriendo como la cantidad de manos y flirteos. Cu voluntad de ir rechazándolos se vio considerablemente débil con el paso del tiempo, acabando en una situación no consensuada pero que le ocurrió de todas formas. Ahora, sería lindo si el pudiera recordar exactamente cual de todos esos imbéciles fue, pero es una tarea que actualmente se torna imposible para Noise. Abandonado en su casa a dios sabe que hora, solo recuerda dar un par de pasos y caer cansado e inconsciente.
Diablos, la había cagado y para empeorar, al parecer Ette quería hacer definitivo el divorcio. Con dificultad se sentó en el sillón, su cabeza lo estaba matando y una inesperada punzada en su trasero lo hizo gemir de dolor. Decidió ignorarlo y encender un cigarro. Importándole un comino lo que diría Ette, las cenizas cayendo al suelo y sus pulmones contaminándose poco a poco.
Aún le parecía inaudito que tantos años juntos se fueran así como así, perderla así, por una estupidez y un rumor absurdo. Pero… ¿Realmente era solo eso o había algo más? Se sentía raro al dudar, pero no sabía nada de ella en los últimos días, más allá de que dejó la cafetería de lado para pasar tiempo con el vaquero ese. Le molestaba que Peppino no aceptara la buena paga a cambio de algo de información. Pensándolo un poco, no sabía que ofrecerle a Ette para dejar el tema de lado de una vez. Le dolía su pérdida de interés, tal vez como a ella le dolió la suya. Pero él quería cambiar, sin embargo, al parecer se le acabaron las oportunidades. No es justo, pero tampoco tenía nada como para retenerla. Él mismo no quiso iniciar una familia con ella, le asustaba decirle que un hijo era algo que le asustaba de sobre manera, por lo que usó la escusa del ámbito laboral para mantenerla tranquila y con el tema fuera de discusión, lo que en su momento funcionó perfectamente. Pero ahora… los dos se acercaban lentamente a los 40, la posibilidad prácticamente se había ido. El dolor de cabeza se hizo mas fuerte, no quería pensar en eso, pero el sentimiento de culpa lo estaba consumiendo. Al acabar su cigarrillo, subió al segundo piso para darse un baño. Se encontró con Ette sentada en la terraza, mirando el paisaje con un semblante tranquilo. Su vestido de anoche arrojado al tocador mientras ella vestía un vestido celeste y una polera manga larga y cuello tortuga. Perdido en la imagen y sintiendo amargas lágrimas caer de su rostro, Theo reaccionó lentamente, tomó su toalla y un cambio de ropa para ir al baño.
El agua ayudó a calmar su cuerpo, pero mentalmente se sentía destruido. Con desgana terminó de asearse, casi una hora después de que el agua cayera en su ser inerte. Cansado, bajó nuevamente y cayó rendido en el sofá. No tenía hambre, solo un frio terrible que se alojaba en la boca del estómago de ser posible algo así. Después de un rato, cayó dormido.
Al despertar, Ette le esperaba en la mesa con dos tazas de café y unas galletas con chispas de chocolate. Esta le miraba con cierto nivel de preocupación, aunque se sintiera diferente a lo usual. Sin querer arruinar nada, se levantó y se sentó frente a ella y tomó su taza.
- Respecto a lo que me dijiste en la mañana ¿En verdad quieres hacerlo?
- … Si.
- Bien… hablaré con mi abogado, probablemente en unos días esté redactado el acuerdo. ¿Además de la casa, hay algo más que desees conservar?
- Solo quiero la cafetería Theo, tu puedes quedarte la casa.
- Nada de eso, este lugar es tuyo. Yo puedo arreglármelas para conseguir un departamento o algo así…
- … está bien.
Por primera vez en su relación, un silencio incómodo llenó el lugar. La incomodidad era tan densa que podía cortarse con un cuchillo.
- ¿Me responderías algo?
- ¿Qué quieres?
- Si sabes que fue un error y un malentendido… ¿Por qué quieres dejarme?
- … Si soy parcialmente honesta, es porque me di cuenta de que no puedo ser feliz contigo, al menos ya no.
- Ni siquiera me diste una oportunidad de demostrártelo.
- Tuviste años, Theodore Noise… muchos, pero no supiste aprovecharlos. Incluso ahora, no has probado una sola de las galletas que preparé…
La pelinegra se levantó de la silla, mirándole con un gesto que solo podía definir como decepción.
- Tranquilo, se que no son de tu agrado. Hay carne asada del almuerzo en el refrigerador si quieres, no lo preparé yo, lo pedí por teléfono.
Con desgano, las escaleras crujieron a su espalda junto con la puerta cerrándose.
Miró las galletas por un momento, con los ojos llorosos tomó una en sus manos y comió, para su doloroso deleite, estaban deliciosas, trayéndole recuerdos de años mejores.
Con el bocado en su boca, Noise escondió su cabeza entre sus brazos sobre la mesa, sollozando amargamente.
.-.-.-.-.-.
Después de limpiar y literal acabarse toda la bandeja, Noise subió a su habitación. Una dolorosa y significativa muralla de almohadas se alojaban en el medio de la cama. Se deshizo de su ropa y se acostó dolorosamente junto a su esposa, separados pero juntos. La pelinegra habló suavemente, una despedida agria para los dos.
- Buenas noches Theo…
- … Buenas noches Ette.
Un mes después
Los trámites tardaron más de lo ambos pensaron, pero resulta que ambos debían llevar cierta cantidad de tiempo separados antes de hacerlo oficial y pues, claro, los papeles tardaban innecesariamente demasiado en estar listos para su firma. Theo básicamente se quedaba en un pequeño departamento avejentado en la ciudad, a veces redoblando su trabajo. Le ayudaba a distraerse y a su vez a mejorar los Ratings. Poco a poco la situación del canal se estabilizaba, volviendo a sus viejos televidentes y atrayendo a nuevos.
Se sentía triste, vacío al volver a un lugar tan ajeno al suyo. A pesar de sus múltiples llamadas, Peppino nunca aceptó la propuesta que le ofreció Noise, por lo que se quedó con la inquietud y curiosidad de saber de Noisette.
Pero pronto eso iba a cambiar, o eso esperaba. La pasante terminó convirtiéndose en su secretaria de confianza, siendo ella quien recibía e interactuaba con su esposa por teléfono. Pero para hoy, su trabajo tendría que ir un poco más allá.
- ¿Crees poder hacerlo?
- P-por supuesto señor, prometo no fallarle.
- Perfecto, puedes irte.
.-.-.-.-.-.-.-.
Vigilante POV
Durante este tiempo, el vaquero no se acercó a la pizzería para interactuar con Noisette, se mantenía al margen, cuidándola a la distancia. Todo cambió un día, la clientela estaba aplaudiendo enérgicamente y al ritmo de música. Cuando se acercó a observar a través de puerta de vidrio, pudo observar a Noisette preparando una pizza mientras bailaba con Peppino, quien también tenía una pizza girando en su mano derecha. El semblante de ella había cambiado completamente. Lucía absolutamente radiante, sus mejillas sonrojadas, su risa contagiosa llenando el lugar mientras su brazo entrelazado con el de Peppino la ayudaba a girar y moverse con soltura y seguridad. Podía decir con seguridad, que su amiga y amor platónico era plenamente feliz ahora.
Él hace unas 2 semanas atrás sin embargo, le pedía una y otra vez que no tomara esta decisión tan apresurada, que esto probablemente no duraría mucho. Para su sorpresa, Noisette no estaba interesada en continuar con Noise a pesar de todo. Desconcertado, dejo de insistir, pero ahora podía entender el porqué. No sabía cómo, no encontraba explicación. Pero al parecer ese gordo italiano con serios problemas de ira era suficiente para ella. Ahora que se detenía a mirar el escenario, incluso Peppino lucía genuinamente feliz, más relajado. Una clara falta de temblores y sudor delataban el bien que se hacían el uno al otro, el vaquero no pudo hacer más que sonreír.
Tal vez no hoy, pero mañana vendría a comer algo y visitar a Noisette.
.-.-.-.-.-.
De vuelta a la pizzería, Brick puso música e instó a que Peppino y Noisette practicaran una especie de performance mientras preparaban órdenes. Tomó muchas noches sucias, risas, caídas y salsa de tomate salpicadas por doquier. Pero después de mucho tiempo, finalmente podían hacerlo fantástico y frente a la clientela. El frasco de propinas de Peppino se llenó en mas de una ocasión, Brick guardaba todo en una cajita que tenía el chef en su cuarto. Ette brillaba con luz propia, después de un tiempo Peppino la instó a retomar sus viejos dulces de la cafetería, lo cual después de unas pequeñas correcciones terminaron vendiéndose como pan caliente. Rollos de canela, Conejitos rellenos de crema de avellana, galletas con chispas, muffins de banana.
Se podía decir que Noisette estaba en el séptimo cielo, Peppino por su parte se sentía de la misma manera. Las citas no se hicieron esperar, mayormente los fines de semana. Han sido cenas, paseos al parque, idas al cine y caminatas románticas maravillosas. Los días del trabajo, al acabar sus turnos y cuando Brick se marchaba, la pizzería era solo para ellos.
El delantal de la pelinegra era desabrochado desde atrás mientras besaba desesperadamente al chef, quien respondía con succiones y mordiscos pasionales.
- Hmm… estás algo impaciente hoy bella Ette.
- Tu también lo querías, noté como mirabas mi trasero desde allá.
- Mio dio, ¿Quién más mueve sus caderas de esa forma mientras toma una orden?
Las manos de Peppino levantaron su falda, deleitándose con unas medias ligas grises bajo su ajustado vestido negro. Noisette tomó sus manos, deteniendo su toque curioso, mirándole con desafío.
- Je… Peppi, no te imaginaba tan poco profesional.
- No me provoques o tendré que reprenderte.
- ¿He sido una empleada traviesa?
El italiano la subió al mesón y se acomodó entre sus piernas, ella le abrazó mientras se dejaba besar el cuello.
- Muy… muy traviesa.
El zipper abriéndose, los gemidos agitados, el sonido metálico del mesón con cada movimiento. En cada encuentro, los dos se perdían en el tiempo y espacio, a veces volviéndose más intensos y con ambos terminando con una segunda o tercera ronda en la cama de Peppino antes de caer víctimas del sueño.
No obstante, esa noche sería diferente.
- Ah… Peppi… estoy tan cerca-
*Knock Knock Knock*
La puerta trasera siendo golpeada con fuerza hizo que ambos se exaltaran. Peppino ayudó a Noisette a bajar y acomodó su miembro de vuelta, cerró su zipper le indicó a la morena que fuera a la habitación. Después de acomodarse pobremente, el chef salió, Mr. Stick y Pizza Head estaban afuera. Con un nudo en la garganta, un sudor frío recorrió su cuerpo cuando Bruno salió del alcantarillado, para su horror tenía más fotografías en su poder.
- Bien, bien Peppino, sabes muy bien porque estamos aquí. ¿Tienes lo solicitado?
- Si…
El chef estaba por extender un cheque que sacó de sus pantalones y su clon defectuoso tenía las fotos extendidas hacía él, sin embargo antes de concluir el intercambio, la puerta se abrió de golpe tras ellos.
- ALTO
- Bella Ette, vuelve adentro por favor.
La pelinegra le arrebató el papel a Peppino, rompiéndolo en trocitos. La mirada furiosa de Mr. Stick y el gesto de sorpresa por parte de su jefe, nada de eso se comparaba con la mirada asesina de Noisette. Literalmente con sus ojos de Gremlin tornándose rojos, ni una pizca de piedad quedó cuando se avalanzó contra Bruno quitándole las fotos y arañando sus brazos y rostro.
- Hey hey, detente señorita.
- CIERRA LA BOCA, TU SIGUES.
Antes de que Ette se lanzara furiosa contra Mr. Stick, fue detenida por el mismo Peppino.
- Bella, calma.
- Esto es inaudito jeje, me pregunto que pasará con el pequeño Noise cuando se entere de esto.
Furiosa, sin cofia ni delantal, Noisette soltó un gruñido que bien podía confundirse con el de un animal, respirando un poco, le respondió con furia.
- No te servirán de nada, él y estamos oficialmente divorciados.
La mirada furiosa que Pizza Head le dedicó a su jefe de negocios solo pudo compararse a la de Peppino.
- Te… juro por dios, que no lo estaban hace unos días.
- Infórmate mejor antes de intentar extorsionar a mi Peppi la próxima vez…
Ella se dirigía adentro con las fotos algo maltratadas cuando giró hacia el clon.
- Y Bruno… estoy muy decepcionada de ti.
El clon básicamente se derritió en su lugar mientras Peppino la seguía dentro.
- Esto no es lo último que sabrás de mi Spaghetti, tenlo por seguro.
Al cerrar la puerta, Peppino vio a Noisette paseándose por las diferentes fotografías, la primera de ellas siendo el beso que inició todo. Las siguientes van desde algunas en la puerta trasera con besos y abrazos inocentes hasta otras en la pizzería con ambos teniendo relaciones en el mesón, el mostrador e incluso el baño del personal.
- Dios… esto me da escalofríos.
- Yo… lo siento mucho Noisette.
Volteándose a Peppino, lejos de estar molesta, su semblante era triste.
- ¿Por qué no me dijiste nada sobre esto?
El chef se sentó en el banquito de la cocina, un sudor nervioso recorriendo su espalda.
- No quería preocuparte con algo así, es un monto que con arreglos podría pagar y… en parte porque cuando estoy contigo creo que me dejo llevar por el momento. Sospechaba que Bruno podía tomar más fotos y aún así…
La pelinegra le abrazó, el italiano siendo reconfortado por su dulce aroma.
- ¿Sabes? Estamos en esto juntos, además odio los secretos. Por favor, dime si algo así vuelve a pasar.
- Lo siento mucho bella Noisette
Peppino temblaba en sus brazos, sintiéndose pequeño y una basura. Ette asustada lo abrazó más fuerte, intentando calmarle.
- No no… shhh, tranquilo Peppi. Todo está bien, estaremos bien.
- Perdón perdón perdón….
- Shhhh… está bien, está bien…
Unos minutos y caricias después, Peppino se sentía un poco mejor. La chica siguió repartiendo abrazos y besitos por todo su rostro, siendo gratamente sorprendida por el chef, quien le robó un beso gentil mientras acariciaba sus muñecas.
- ¿Estas bien Peppi?
- Si…
Sin querer separarse, Ette se afirmó de su cuello y besaba sus mejillas.
- ¿Qué opinas de ver lo que el viento se llevó una vez más? Iré a devolverla contigo mañana.
- No se diga más ma bella ragazza.
Con Noisette en sus brazos, el italiano la llevó abajo, dejando las fotos olvidadas en el mesón.
.-.-.-.-.-.
La mañana siguiente, los dos se vieron abrazados por los rayos del sol en el tragaluz. Besitos y cosquillas se oían desde la cocina de la pizzería mientras un consternado Gustavo observaba las fotografías, esparciéndolas horrorizado.
- Mio Dio…
Notes:
Bien, oficialmente el primer mes pasó. Era hora de que nuestro buen amigo Gustavo fuera reintegrado a la fuerza laboral, aunque no se imaginaba que sería así.
Espero con muchas ansias sus comentarios. (Por favor no sean tímidos, en el idioma que sea lo traduciré de ser necesario xD)
Los quiero, bye~
P.D: La ropa de Noisette en este capítulo en adelante luce mas o menos así.
https://64.media.tumblr.com/d99a445f8125fd5e90d4de42b5cc62dc/1222f6b8c52db9ea-6b/s640x960/738358d105b6067c5b78b703537b2ee73c434dd8.jpg
Chapter Text
Luego de unos minutos de arrumacos y risas bobas, los dos amantes fueron sorprendidos por Brick, quien bajó las escaleras ruidosamente.
- ¡Brick! Sabes que no abrimos hoy ¿Por qué estás aquí?
La ratita apuntó hacia arriba, el italiano palideció mientras Noisette buscaba su ropa cubriéndose con las frazadas.
- … Subiré en un momento.
Brick finalmente volvió a la cocina para darles privacidad, la pelinegra prácticamente podía ver a Peppino corriendo desesperadamente en búsqueda de sus zapatos usuales y su camisa negra.
- ¿No hablaste con él?
- No… Gus no está de acuerdo con esto. Sabe que eres la esposa de Noise, él fue quien me dijo que esto que hay entre nosotros era un error desde el principio. Haaa Dio… no me siento capaz de decir nada.
El temblor en sus brazos le obligó a abrazarse a sí mismo, para su alivio, fue reconfortado por la mujer maravillosa que tenía a su lado.
- Hey… shhhh. Sabes que pronto nada de eso importará, firmaré los papeles y oficialmente no habrá nada ni nadie que nos impida estar juntos. Tienes que estar tranquilo, no fuiste tú solamente, yo también tomé esta decisión.
- ¿Tú… te arrepientes de esto?
- Jamás. Me has hecho tan feliz en tan poco tiempo mi Peppi, más allá de lo que pude imaginar.
Peppino tomó la cintura de Noisette y se inclinó para besarla, ella se sostenía de su cuello mientras se entregaba delicadamente a los labios del chef.
- No lo hagamos esperar más, además, quiero saludarlo.
- Si…
Al distanciarse, la pelinegra subió las escaleras primero, saludando alegremente al pequeño ayudante conforme Peppino subía lentamente, sintiendo como se le formaba un nudo en el estómago.
- Hola Gustavo…
- Hola…
La tensión fue cortada por Noisette, quien empujó a Peppino hacia el banquito.
- Mejor siéntense a charlar, prepararé algo de café.
Ella y Brick se movían por la cocina, mientras Gustavo estaba de pie recargado en la pared por el yeso en su pierna.
- Gus-
- No digas nada Pino, sabes perfectamente que no estaba de acuerdo con nada de esto.
- Si, pero quería disculparme de todos modos.
- ¿Por?
- No decirte nada antes…
- Sé como eres Pep, era obvio que no dirías nada sin unas cuantas copas encima. Eres reservado, por eso estoy tan impactado. Pensé que iba a quedar en una fantasía unilateral solamente.
El chef apuntó al mesón frente a Peppino, las fotos estaban allí.
- Las ví… es escandaloso. Y al parecer ya llevan mucho tiempo juntos, no sirve de nada ningún regaño o paliza que desee darte. Lo hecho, hecho está.
- Dio… mira, dentro de poco ella será una mujer libre. Los dos somos conscientes de lo que estamos haciendo, pero pronto no molestaremos a nadie más con lo nuestro.
- ¿Theo sabe algo de esto?
- No…
- ¿Ni siquiera de que trabajan juntos? ¿Alguien lo sabe?
- Vigi si.
La pelinegra sirvió dos cafés con crema y se posó junto al chef.
- Escucha chefsito, pasé por una especie de crisis cuando pensé que Noise estaba engañándome con alguien más. Conforme más tiempo pasaba aquí me sentía feliz… como no lo había estado en mucho tiempo. Sin darme cuenta mis sentimientos cambiaron, Peppi es quien me hace feliz ahora.
- ¿Qué pasará con Theo?
- Firmaremos los papeles del divorcio en unos días, si no se retrasa más.
- ¿Estás segura de lo que estás haciendo?
- Por supuesto que sí.
El castaño le miraba escéptico, Peppino miraba hacia abajo mientras sentía como sus manos picaban de inquietud. La pelinegra por su parte, abrazó al italiano sin apartar su mirada del ayudante. Gustavo soltó un profundo suspiro antes de beber su café.
- Solo te advierto, este hombre tiene un carácter terrible cuando se enoja, pero con unos cuantos correctivos a la antigua se le pasa.
Sorprendidos los dos, se tomaron de las manos, Gustavo sin poderlo evitar dejó salir su usual sonrisa.
- ¿Esto es acaso… que apruebas nuestra relación chefsito?
- Pfff, ni de cerca. Pero si debo admitir que me pone feliz que mi amigo tenga a alguien después de tanto tiempo.
El pequeñín caminó lentamente hacia la salida, donde Brick guardaba su distancia.
- Lo que me preocupa es el daño que le están ocasionando a los demás, en especial a Theo.
- Estará bien…
No sintiéndose convencido, Gustavo abrió la puerta y se dirigió a Peppino una última vez antes de ir a casa.
- Nos vemos el Lunes Pino.
- Nos vemos….
La ratita partió tras él, mientras Peppino dejaba salir una enorme bocanada de aire. Noisette le dio un beso en la mejilla antes de sentarse frente a él en otro banquito.
- No estuvo tan mal ¿Verdad?
- Si… eso creo.
La pelinegra tomó su mano y la apretó firme, la atención de Peppino estaba solo en ella en estos momentos.
- Peppi… si el chefsito regresa... eso significa que ya es hora de irme.
- ¿Q-qué? No quiero que te vayas bella Ette.
- Lo sé, pero prefiero volver a la cafetería y dejar todo listo para, ya sabes, venderla pronto.
Peppino le abrazó firmemente, la pelinegra se acomodó en sus brazos, suspirando con pesar.
- ¿Estás segura?
- Si, ya no quiero regresar a ese espacio vacío.
Una lagrima se deslizó por su mejilla, el chef la limpio y depositó un suave beso en su rostro. Noisette tomó sus mejillas y terminó por besarle profundamente.
- Podríamos… aprovechar este día a tope ¿no crees? Hay una nueva película en estreno, podemos ir.
- Suena perfecto Peppi… y hay una quermés en la plaza. Será un día lleno pero divertido.
- P-pero primero, creo que debemos desayunar.
- Voy por los bollos.
La mañana pasó volando, los dos perdidos entre sí, esas charlas llenas de anécdotas y risas, el rostro de Noisette manchado con mermelada de fresa, Peppino acariciando su rostro después de limpiarla. Pasional como ella era, terminaron en la cama nuevamente después de recargar energías. Cayeron rendidos tras un rato mientras seguían sus arrumacos llenos de caricias y abrazos. Pep se rendía por completo ante la visión de esa gremlin desnuda y atractiva que actualmente podía decir era todo suyo. El italiano tomó un tiempo en dejar inhibirse de su propio cuerpo, después de unos días, Ette le subió su escaso autoestima y seguridad, llenándolo de una especie de sentimiento grato. No se sentía merecedor, sino que se sentía “Suficientemente Bueno” para alguien como ella. Su torso desnudo y velludo era acariciado por sus delicadas manos mientras sus pechos chocaban con su costado, su pierna sobre él, como si se aferrara o buscara más contacto. Sus ojos coquetos riendo ante la mirada perdida en ella que tenía el chef, sus labios siendo lamidos y besándole dulcemente.
- Esto es como un sueño…
- ¿Ah si? Me alegra que seas feliz conmigo Peppi.
- Por supuesto que si bella Ette.
- ¿Sabes? Puedes llamarme por mi nombre real, dudo que los demás sigan llamándome por mi alias después del divorcio.
- Huh… siento que… es un poco personal. Solo él te llamaba de ese modo.
- Eso cambiará eventualmente, además… quiero oírlo de ti.
La morena se sentó suavemente sobre él mientras las manos de Peppino sostenían cuidadosamente sus caderas.
- ¿Q-quieres seguir… bella Hazel?
Sonrojada y coqueta, la pelinegra se meció sobre Peppino, poniéndolo ansioso.
- Si mio Caro~
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
Una ducha y cambio de vestuario después, los dos estaban almorzando en un parque, pronto se toparon con una simpática pareja de Gremlins. La chica que de hecho lucía como Noisette caminaba despacio, una enorme panza acariciada por la chica a su lado indicaba el evidente embarazo. Peppino las siguió con la mirada hasta que desaparecieron tras una extraña puerta. Algo le parecía familiar, pero se desvió al escuchar un suspiro de su… emm. Cierto, ha pasado un mes pero, como tal, su relación no fue definida aún por ninguno de los dos.
- ¿Pasa algo?
- No, solo un pensamiento fugaz que tuve… una especie de recuerdo.
- ¿Tiene algo que ver con la pareja que acaba de pasar?
- Hmmm…
Sabiendo que posiblemente terminaría arrepentido, optó por beber un trago de su limonada y mirar a los niños y familias presentes y pasando tiempo de calidad.
- ¿Alguna vez Theo y tú hablaron de tener hijos?
- … Se lo propuse alguna vez. Pero, él sentía que todo estaba bien como estaba, además la carrera de él estaba despegando para ese entonces.
- Lo que no entiendo es… pasaron años…
- Si… Bueno, supongo que no quería desde el inicio, solo que nunca se atrevió a decirlo directamente, como con todo lo demás.
Peppino suspiró y sostuvo la mano de Noisette, quien le miró sonriendo como siempre.
- Tal vez era lo mejor, no lo se. Por ahora soy feliz contigo, eres lo mejor que pudo haberme pasado.
- Jajaja, esa es mi línea bella.
La parejita se besó dulcemente antes de abrazarse para disfrutar de la calma y calor del ambiente un rato más. Cuando terminaron su comida, pasearon y miraron artesanías varias repartidas en la calle. El cine tenía una película en estreno, por lo que Peppino no dudo en tomar a su chica e ir emocionados por las entradas. Vieron perfectamente los primeros 40 minutos, sin embargo, pronto se besaban y acariciaban en los asientos de atrás. Parecían dos adolescentes hormonales, en especial Noisette que siempre hacía el primer movimiento. Pero a Peppino no le molestaba, seguía su ritmo apasionado y dedicado, sin duda un amante excepcional.
Amante… esa palabra hacía eco en la cabeza a la chica. Repentinamente terminó el beso y volvió a tornar su atención en la película. El italiano se extrañó ante el distanciamiento repentino, pero se calmó cuando Noisette sostuvo su mano, por lo que respiró aliviado y continuó mirando con ella.
Al encenderse las luces, Peppino sostuvo la mano de Noisette y fueron a la salida. Antes de salir se encontraron con la gente corriendo y otros tomando taxis desesperados. Al salir al exterior se dieron cuenta porque, una fuerte lluvia cubría la ciudad en ese momento. Peppino reaccionó al frío colándose por su chaqueta, pero la pelinegra en cambio subía sus brazos y sonreía ante las gotas que caían en su rostro. La imagen enternecía su ser, esa mujer tenía una capacidad increíble para derretir su corazón. Sin pensarlo abrazó a Noisette y la besó bajo la lluvia. Embelesada, correspondió rápidamente gimiendo bajo la protección cálida de este hombre, un gesto tan cursi, pero que se sentía mágico. Al separarse podía sentir su corazón alocado, posó una mano en el pecho del chef, alegre de que estuviera en la misma sintonía.
- ¿Qué te parece una frenética carrera hasta tu habitación caro?
- Dalo por hecho preciosa.
Los dos corrieron sin tregua hasta la pizzería, el halo de energía que dejaban detrás era simplemente impactante, pero nada les importaba. Los dos llegaron a la vez, abriendo la puerta y cerrándola de un golpe, Peppino esta vez tomó la iniciativa. Pero en lugar de llevarla a la cama por la emoción del momento, abrió la llave de la ducha y la despojó de su ropa empapada, optando por hacerle el amor bajo el calor del agua caliente.
.-.-.-.-.-.-.-.-.
La alarma sonó, Theo la arrojó lejos con todas las fuerzas que su cuerpo recién despierto podía ofrecer. Se quejó con mucha pesadez, no quería que este día llegara, pero era hora de afrontarlo. Hoy firmaría el divorcio.
Se dirigió con pereza a la ducha, se dio un baño mas largo de lo que hubiera deseado, se vistió con lentitud y se fue a la cocina para prepararse un café. Cuando fue a la nevera en el intento de buscar algo de comer se quejó notoriamente, había olvidado comprar víveres esta semana de nuevo. Tomó el café con un gesto notable de asco, era el peor que había probado en mucho tiempo. No tardó en tomar su botella de whisky para “arreglar su sabor”
Estaba mucho mejor en su opinión, mejoraría cuando fuera por algo dulce para su estomago. Al acabar el trago amargo, se puso su saco y salió en dirección al canal Ntv.
Con un bollo de vainilla relleno de crema, entró al edificio, siendo seguido por su asistente personal. Esta cargaba una enorme carpeta.
- Buenos días señor
- Solo días ¿Cómo te fue? ¿Lograste saber algo?
- Muchas cosas señor, p-pero tengo que mostrárselas en privado.
- No hay problema, espérame en tu escritorio, debo encargarme de esto primero.
- Si señor…
Al dirigirse al elevador, una crecida cabellera negra captó su atención. Atontado, respiró profundamente y se acercó a saludarla.
- Hola Hazel…
La pelinegra volteó dando un pequeño respingo.
- Hola Theodore.
- No seas tan formal, me estás matando.
- No veo el porqué, es tu nombre después de todo, no veo necesidad de abreviarlo.
El ascensor llegó, los tres subieron al elevador, sin embargo, la chica no se percató de esa cara conocida. Noise marcó el último piso y esperó pacientemente mientras los números se deslizaban.
- Esto tardó bastante.
- … Pues, no es fácil un divorcio así como así, más cuando rechazabas cada propuesta que te ofrecía.
- Te lo dije mas de una vez, sólo quiero mi cafetería, la mitad de la compañía y la casa no me interesan.
- Es lo justo.
- No, no lo es. Espero que esta vez esté bien redactado.
- … si.
Las puertas finalmente se abrieron en el séptimo piso, los dos caminaron recto hasta estar frente a las vistosas puertas de la oficina de Noise. Por su parte, la asistente personal de Theo se coló discretamente en su escritorio para no ser vista por la, pronto, Ex de su jefe.
Una vez dentro, un cómico cerdito con lentes saludó cordialmente y se sentó frente a la mesa de café de Noise, los Gremlins se sentaron frente a él conforme Theo encendía un cigarro.
- Bien, primero que todo disculpen mi tardanza, tuve que hacer muchas correcciones. Pero me alegra expresar que asumo haber redactado un acuerdo que dejará a las dos partes satisfechas.
El abogado extendió dos acuerdos de divorcio, Noisette leyó rápidamente, yendo de lleno a la última página. Por su parte, Noise miraba con desagrado cada párrafo escrito, quejándose por detalles sin importancia. La pelinegra se cruzó de brazos mientras esperaba.
- Oh dios, solo acaba con esto. Esta perfecto, tu te quedas con la mitad de la propiedad una vez que sea vendida y tus negocios aquí no serás tocados por mí. Me quedo con el café como te lo mencioné. Es suficiente.
- Para mí no ¿Qué clase de abogado es usted? ¿En serio era tan difícil poner la casa a su nombre? No entiendo el para qué venderla y repartir las ganancias.
Frenando su diatriba, Noisette firmó ambos acuerdos. Un frío desagradable se alojó en el estómago de Noise, al mirar el papeleo, un golpe de realidad le hacía sentir vacío. ¿Esto de verdad estaba pasando? ¿De verdad era todo? ¿No hay segunda oportunidad? ¿Esperanza? ¿Solo dejaría ir al amor de su vida, así como si nada?
- Yo estoy lista para terminar con esto, solo hazlo.
Theodore tomó la pluma frente a él, le tomó casi un minuto animarse a por fin acabar firmando. Soltó los puños, derrotado. El abogado guardó los papeles en su portafolio, dijo unas palabras que Noise no pudo retener, era solo ruido blanco, lo único que pudo captar fue la voz de Noisette despidiéndose formalmente del sujeto con un amigable apretón de manos. Con desgana, se levantó y fue a parar al bar cerca de su escritorio, la mirada molesta de Noisette no pasó desapercibido para él, pero no le importó.
- Entonces… es todo.
- Si…
Noise extendió el vaso a su ahora ex-esposa y le dio un gran trago a su clásico whisky.
- … Necesito las llaves de repuesto de la cafetería.
- Claro… dame un segundo.
Noise dejó su vaso y se dirigió al mueble de frente a su escritorio. Abrió una cajonera y agitaba los implementos de oficina. Noisette suspiró pesadamente y sus ojos vagaron por el escritorio, un marco llamó su atención. Al tomarlo en sus manos, notó que se trataba de la foto de su boda, exactamente el momento después de salir del altar. Una sonrisa nostálgica se asentó en su rostro, lucían tan felices. Si, fueron unos años alocados y cargados de altibajos, pero los disfrutó muchísimo. El tintineo de las llaves la devolvió a la realidad, Theo las extendió y Noisette las tomó rápidamente.
- Gracias…
Antes de que la pelinegra se retirara, Noise habló captando su atención.
- Yo… mi ropa. Dejé unas prendas en casa ¿puedo ir por ellas mañana?
- Claro, estaré en la cafetería así que ve con confianza.
Sin permitirle decir más, la chica se marchó. Theo suspiró y cayó en su silla, mirando la foto que Noisette tomó. Unas amargas lágrimas cayeron siendo secadas rápidamente con sus mangas. Se sirvió otro trago, la puerta se abrió, era su asistente.
- Señor ¿Esta bien?
- Si si, no es nada. Dime que fue lo que averiguaste.
- Emmm… es mejor que lo vea usted mismo señor.
Con algo de temor, la chica abrió la carpeta. Theo no pudo evitar sorprenderse, era la pizzería de Peppino. Las primeras 5 fotos eran interacciones normales, Noisette atendiendo en la caja, en la cocina, en otra estaban bailando juntos. Tomando un trago, respiró hondo y trató de restarle importancia.
- Entonces trabaja con él…
- Es… más que eso señor…
Noise la miró con el ceño fruncido, es cuando la chica removió las fotos para mostrar otras 3 que todo cambió. Noise no pudo evitar ahogarse con alcohol, su garganta irritada era lo de menos cuando vio a Peppino besando a Noisette sobre el mostrador, en el parque y fuera del cine mojados por la lluvia. La rabia afloraba por cada poro de su ser, sus ojos rojos y su mano apretando el vaso con tanta fuerza que este acabó por romperse y cortar su mano.
- ¡S-señor! ¡Espere, voy por el botiquín!
Con su mano apretando su cabello, maldijo por ultima vez antes de arrojar la foto de matrimonio contra la pared, rompiendo el cristal.
- Maldito gordo hijo de perra.
Notes:
Ya era hora de actualizar, tardé mas de lo esperado porque la musa inspiradora me abrazó de otra forma (Dibujos y un Two Shot de Sugary Spire)
Pero con esto espero actualizar más pronto, no falta mucho para el desenlace, después de todo, Noise ya lo sabe.
Adjunto imagen, nos vemos
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Chapter Text
Con su mano siendo cuidadosamente vendada por su asistente, Theo no paraba de beber mientras le daba vueltas una y otra vez a todo esto. Aún le parecía ridículo e imposible que Noisette esté en una especie de relación con él, su archi némesis, Peppino Spaghetti.
No dejaba de analizar las fotos en su escritorio, Odiaba ver como la sostenía, como besaba sus labios con tanta soltura, como tenía para él… LO QUE POR DERECHO LE PERTENECE.
- ¿Señor, está mejor?
Noise desvió la mirada y sostuvo la mano de la chica frente a él. Esta no supo que decir ni como reaccionar, simplemente atinó a mirarle esperando por algo más. Y claro que hubo algo más.
- Estoy frustrado, pero tú hiciste un estupendo trabajo. Sin embargo, creo que necesitaré pedirte algo más.
- L-lo que sea señor.
- Cancela cada cita pendiente que tenga por los próximos días, necesito que llames a Kenny, podrá hacerse cargo mientras no estoy.
- ¿Puedo preguntar… qué hará señor?
- Lo que sea necesario para traerla de vuelta.
-.-.-.-.-.-.-.-
2 semanas después
Noisette limpiaba animadamente la cafetería mientras Vigilante la miraba con una sonrisa satisfecha tomando una taza de café. El semblante de su amiga era simplemente radiante, cantaba sin parar, sus caderas se mecían al ritmo de la música y el trapeador básicamente era un buen compañero de baile.
- Me alegra que todo haya terminado.
- Oh, nada de eso Vigi. Recién estamos comenzando, un capítulo… no, un libro nuevo.
- Je… ¿Peppino ya lo sabe?
- No, se lo diré esta noche. Al parecer también quiere hablar conmigo de algo importante, así que me citó en un maravilloso lugar llamado “La Toscana” o algo así.
- Les deseo lo mejor Noisette, en verdad mereces ser feliz.
- Oh por cierto, Vigi… puedes llamarme solo Hazel.
- Claro, lo siento. Es la fuerza de la costumbre.
- Lo sé, pero me gustaría dejar el nombre detrás justo como mi máscara. El personaje ha muerto desde que firmé ese documento.
La pelinegra siguió bailando mientras Vigert bebía el amargo líquido y razonando como las cosas cambiaron en un tiempo tan corto. Era obvio que a pesar de lo erroneo que se sentía, Peppino era la mejor opción que pudo cruzarse en el camino de la pelinegra. Con el paso de los días solo vio a The Noise cayendo cada vez más bajo, hundido en el alcohol y en ocasiones saliendo de bares con sujetos al azar. No veía necesario contarle de esto a su amiga, después de todo, ella tenía una vida y planes lejos de su ahora exmarido.
- ¿En verdad vas a vender este lugar?
- Si, lo estuve pensando mucho. Extrañaré este lugar, pero mi corazón prefiere aprovechar la oportunidad que vender el café pueda darme. Además, pronto espero preparar más cosas nuevas, pero con Peppi esta vez.
- Jejeje, aún me suena raro oírte llamarlo así.
- Bueno, amorcito o cariño me suenan un poco... inadecuados supongo.
- ¿Y cómo él se refiere a tí?
La chica dejó descansar el trapeador en el balde, caminó hacia Vigilante con una boba sonrisa de oreja a oreja mientras un tono rojizo adornaba sus mejillas.
- Bella… casi todo el tiempo. Me mira con dulzura y dice bella de una forma… haaa, hace que mi corazón se sienta bien.
Vigilante no entendía a la pelinegra, sin embargo, su expresión corporal lo decía todo. El vaquero ayudó con los últimos detalles e items a sacar de la cocina antes de, oficialmente colgar el letrero de “SE VENDE” fuera de la tienda, ahora vacía. Luego de llevarse unas cajas de café americano y arábico, Vigilante vio marchar a Hazel en un cargado Taxi rumbo a casa.
La chica dejó las cafeteras y molinillos en sus cajas después de desempacar todas las especias y salsas.
Subió las escaleras lo más rápido que pudo, escogió un atuendo apropiado y entró deprisa a la ducha.
No escatimó en el jabón de jazmín y el shampoo de cerezo, esta noche sería especial. Sus manos pararon en su vientre antes de sonreír y soltar un suspiro. Sabía que era apresurado, pero sin dudas Peppino estaría muy feliz con la noticia. En su mente vagaba la intriga de qué le hablaría, hoy la llamó un tanto vacilante, más de lo que usualmente es. No podía esperar a ver la expresión de su rostro con todas las buenas noticias que tenía. Pronto estaba frente al espejo, acomodándose una tierna lencería de algodón blanco con pantys a juego y un vestido simple color crema con tacones bajos del mismo tono. Aplicó una suave capa de labial sabor cereza y perfume de avellana, recogió la esquina de su cabello con una trabilla y arregló su ahora largo cabello suelto y semi ondulado. Una vez lista no pudo evitar mirar su reflejo y hablar consigo misma llena de energía.
- Te ves preciosa, pero eso ya lo sabes. Esta noche va a salir perfecta, como todas las demás. Tu puedes Hazel, eres fuerte, eres linda, eres todo.
Satisfecha, inhaló profundamente y tomó su cartera antes de ir a las escaleras.
No sintió la respiración ajena cuando apagó la luz, solo un fuerte golpe en la cabeza al cruzar el umbral.
.-.-.-.-.-.-.-.
Un ya ansioso Peppino esperaba impaciente que su amada apareciera pronto entre esas puertas, ya había pedido un buen vino Chianti mientras su cita llegaba. Al mirar el asiento vacío, se preguntó como se vería, como respondería. ¿Debería hacerlo en el restaurant? Tal vez sería mejor hacerlo en el parque, el enorme árbol con la luna iluminando el paisaje le daba un aire más… romántico. ¿Debía ponerse de rodillas? No, maldición Pino, no es una propuesta de matrimonio… aún. Mejor tomaba sus manos gentilmente como siempre, deseando que sus palabras no se traben torpemente y que su respuesta no sea entrar en pánico y mandar toda su relación por un tubo. No estaba demás poner una etiqueta a su relación ¿Verdad? El chef movía su pierna, cargado de inquietud, mirando las agujas del reloj avanzando tortuosamente lento.
Los minutos pasaron, así lo hicieron las horas…
Peppino jamás esperó que lo dejaran plantado, que su bella Hazel nunca apareciera.
.-.-.-.-.-.-.
Una confundida y asustada pelinegra despertó inmovilizada en una habitación blanca y con un asqueroso olor a humedad. Trató de mover sus piernas o brazos, pero fue inútil. Asustada, notó que incluso su torso estaba firmemente amarrado. Un foco se encendió sobre ella, dejándola ciega temporalmente. Al recuperar parcialmente la vista, notó la silueta borrosa pero reconocible de Theo con una botella en su mano, bebiendo de ella como si fuera agua.
- Por fin despiertas chiquita, p-perrrrdona si fui… un poco rrrudo contigo…
- ¿Qué…?
Un desagradable escalofrío recorrió su cuerpo cuando el rostro de Theo cayó sobre ella besándola bruscamente, a pesar de querer resistirse, no podía hacer nada más allá de unas sacudidas patéticas. Después de unos segundos, Noise se alejó un poco y apretó con fuerza sus mejillas con una mano.
- En verdad cielo… de toooodos lo cabrrrones, de tooooda la jodida ciudad. Tú… Con ese gordo italiano ¿En serio…?
- … Eso es algo que no te concierne Noise.
- POR SUPUESTO QUE SI
Una dolorosa cachetada se alojó en su rostro, el quejido de dolor solo hizo que Noise sostenga nuevamente su cara con fuerza.
- ¿Por qué…? YO NUNCA ESTUVE CON AMBER… Y AÚN ASI TU TE ACOSTABAS CON ESE GORDO HIJO DE PERRA
- Cálmate… me lastimas
- Tú me lastimas en más de un sentido Ette, no puedo creerlo.
- ¿Es en serio?... Escucha, lo nuestro estaba mal, es solo que pude notarlo muy tarde. Quise darte una oportunidad pero no tenía sentido, era inútil. Lo que ocurrió con tu secretaria solo me hizo replantear las cosas. Es decir, mírate. Apenas puedes mantenerte en pie, no eres ese chico carismático y amoroso con el que me casé.
- ¿Y acaso el imbécil de Peppino es tan carismático y amoroso? Me desechaste por la peor escoria del mundo.
Unas lágrimas de frustración e ira contenida bajaron por sus mejillas, Theo las limpió rápidamente y arrojó la botella contra la pared que reventó estrepitosamente.
- Pero no me rendiré sin dar pelea, no renunciaré a lo nuestro así nada más.
La pelinegra lo miraba confundida, la puerta del cuarto se abrió, dejando entrar a uno de los extraños trabajadores de Noise TV y un extraño mago con una capa y gorra con patrones de pizza.
- ¿Está seguro de esto señor? Una vez que inicie, no podré detener el hechizo.
- Hazlo
El pequeño hombresillo puso una especie de mordaza en la boca de Noisette antes de dar un paso atrás. Fue cuando Dougie Jones cerró los ojos y lanzó un potente rayo sobre la pelinegra, haciendo que su cuerpo convulsionara sin control y apretara su mandíbula. Los alaridos ahogados y la imagen frente a él, provocó que Noise abandonara la habitación, dándoles privacidad para que el proceso terminara. No tardó en salir del cómico callejón de una línea de edificios convenientemente ocultos a plena vista del centro de la ciudad. Caminó hasta toparse con una tienda 24/7, la cajera le vendió un paquete de cigarros y un bourbon. Al salir y sentarse en la acera, no tardó en abrir la botella y tomar un largo trago. Esto estaba jodido, sin embargo, se recordaba a si mismo que valdría la pena al final. Miraba la acera y los autos pasando sin descanso, tal vez después de esto podría tomarse unas merecidas vacaciones con su preciada esposa. Lo merecía por todo lo que pasó.
Al ponerse de pie y caminar de vuelta al edificio, una sonrisa satisfecha y sádica brilló finalmente. Sería una larga noche, pero valdría la pena.
.-.-.-.-.-.-.-.
Noisette ya estaba adormilada, sus extremidades temblando y sus ojos cansados y llorosos se perdían en un punto neutro del asqueroso techo. Cuando comprendió que pretendía Theo con ella, era muy tarde para su fatigado cuerpo, cayendo inconsciente mientras terminaba de sellarse el hechizo.
Su mente dormida se remontó a una bella fantasía. Una que sería olvidada al despertar…
“Buon giorno bella Hazel~”
“Mmmh… cariño, buenos días”
“Abre tus ojitos amore mio, es una mañana gloriosa”
“Todas las mañanas lo son contigo Pep”
“Mamma… Pappa”
“Wowoo mi principessa, no saltes en la cama“
“Perdón, pero Vito me está apurando, así que vine por ustedes”
“Oh no…”
“Si, hoy inician sus clases bella. El desayuno está listo y nuestros pequeños te esperan”
“Nghhhh… ya voy, solo dame 5 minutos”
“Mamma… vamos Mamma”
“Eliette ya, deja que me encargue. ¿Por qué no aprovechan de ver televisión con tu hermano antes de irnos?”
“Siiiiiiiiiiii~”
Unos aullidos de felicidad se escucharon a la distancia con risas, el tacto gentil del italiano sobre su rostro la forzó a abrir sus ojos.
“¿Es una buena motivación para ti ir por un batido después de dejarlos en la escuela?”
“Mmm, tal vez. Pero aún le falta algo…”
La risa de Peppino era suave, el chef acercó sus labios a la mejilla de Noisette, pero pronto la besó dulcemente en sus labios.
“Ti amo bella~”
Eso dijo, ella quería responder. Pero la oportunidad no se dio, pronto todo alrededor oscureció. Solo se perdió en Peppino, viendo su cara por última vez.
.-.-.-.-.-.
Tres días habían pasado, las horas más tortuosas para Peppino, quien estaba cargado en el mesón sin decidirse a cortar los ingredientes. Gustavo terminó una orden grande y registró el pago antes de ir a su lado mientras Brick removía la salsa.
- Tal vez… tal vez se arrepintió de firmar Pino.
- Algo le pasó, estoy seguro. Fui a su casa y no está allí. Vigilante me dijo que la última vez que la vio fue esa noche y la dejó en el taxi. ¿Debería dejar una denuncia?
- La policía no te quiere mucho, lo mejor es que esperes.
Peppino pasó por alto el comentario y ante un disgustado ayudante de cocina salió por la puerta trasera del local. Fue a su casa otra vez, pero fue en vano. Esperó unos angustiantes 10 minutos antes de ir a la cafetería, caminando lentamente en búsqueda de cualquier señal o mensaje del destino que le diera el paradero de la pelinegra. Con un suspiro miró fuera de una tienda de ropa, su vista bajo al suelo y volvió a subir rápidamente. Era ella, no cabía duda. Como un rayo entró a la tienda y tomó de los hombros a la joven, sin embargo, fue solo una triste coincidencia, no era Noisette.
- ¿Puedo ayudarle?
- Oh… scussi… io- lo siento, la confundí con alguien más.
Las manos de Peppino bajaron lentamente, evitando la mirada preocupada de esa tierna pelinegra embarazada. Sin previo aviso, otra chica abrazó a la joven protectoramente por detrás.
- ¿Qué pasa Rossie? ¿E-este sujeto te está molestando?
A pesar de los temblores ansiosos de la simpática y pecosa chica, su aura y gestos faciales eran hostiles e hicieron que Peppino retrocediera unos pasos antes de darse la vuelta y salir corriendo.
- No no, nada de eso cariño.
Fue lo último que Peppino escuchó antes de salir a la calle, corriendo esta vez directamente a la cafetería. En su cabeza seguía desquitándose por lo que estaba pasando. Demonios, debió ir por ella aquel día. Su frustración crecía segundo a segundo, fue cuando un olor familiar atrajo su atención. El café estaba a la vuelta de la esquina y para su sorpresa el letrero de “Se vende” ya no estaba. Una silueta estática llamó su atención, parecía estar de espaldas a la entrada, en una especie de trance o algo así. Al abrir la puerta, la campanilla trajo de vuelta a una enmascarada y rosa Noisette, volteando alegremente hacia el chef. Este corrió hacia ella y se agachó un poco para abrazarla.
- Oh bella, me tenías preocupado. Me alegra tanto ver que estas bien.
La cara de Noisette prácticamente estaba congelada, ni siquiera reaccionaba.
- Uh… gracias Señor… pero ¿Quién es usted?
Peppino no tenía palabras, sintió algo así como… si se derramara sobre él una enorme cubeta de agua fría. Sus manos posadas en los hombros de la pelinegra se negaban a soltarla, Noisette volteó su cabeza y miró al italiano de forma inerte.
- ¿Podría… soltarme por favor?
- Bella Ette ¿Acaso es una especie de broma de mal gusto? Me estás asustando.
- ¿Por qué me llama así señor? Solo Noisy me dice de esa forma~
- ¿N-Noisy?
- Siii, mi amado esposo. Es famoso, de seguro lo vio en la tele.
De un salto alegre, Noisette revotó y fue al mostrador buscando el control remoto para encender una televisión amarilla ubicada al fondo de las mesas. El clásico programa de entrevistas grabado desde hace meses se veía, un perdido y confundido Peppino miraba a Noisette. ¿Entonces… Gustavo tenía razón? ¿Todo este tiempo solo fue un juego para este par? No tiene sentido, no encuentra más explicaciones.
Tomó la mano de la chica embobada en el programa, esta le miro sin inmutarse con una sonrisa de oreja a oreja.
- ¿Esto va a quedar así? No entiendo… que hay de lo nuestro…
- Jajaja, señor, usted y yo no somos nada. No sé de donde saca ideas así, mmm… tal vez esta algo fatigado ¿No quiere un café?
- Hazel por favor. Se clara conmigo, esto duele.
Al escuchar su nombre de pila dicho por el italiano el gesto de la pelinegra finalmente mutó a uno asustado, alejó su mano de Peppino y tomó su vestido apretándolo con nervios.
- Señor, le pido que se vaya por favor.
Con un suspiro, Peppino se alejó y dio la vuelta, desecho, vacío y sin respuestas solo se largó de vuelta a la pizzería.
Los pensamientos negativos le abrazaron durante el largo trayecto. Obvio que todo fue una broma, seguramente Noise estaba muerto de risa en su pretenciosa oficina, No debió permitirse soñar, no debió dejarla entrar en su vida. Había estado bien sin ella, sin nadie… ahora un horrible dolor en su cabeza y pecho le recordaban una y otra vez los momentos juntos, sus risas y caricias se repetían sin descanso…
Era demasiado, se sentía perdido. La cajita en su pantalón pesaba ahora, deseaba arrojarla lejos justo como ella lo hizo con su relación… si es que podía llamarla así. Haciendo una última parada, dejó la cajita en el buzón de su casa y siguió su camino.
.-.-.-.-.-.-.-.
El teléfono sonó, una confundida Noisette caminó lentamente tras el mostrador para responder.
- ¿Hola? Ah, hola cariño.
La puerta se abrió nuevamente, esta vez, era Vigilante. Este se quedó estático un momento antes de avanzar lentamente hacia el mostrador. La chica le saludó con la mano alegremente mientras continuaba en su llamada.
- Claro, te espero con ansias. Apenas cierre iré allá… si, te amo cariño. Adioooos~
Al colgar se recargó animadamente frente a su amigo, quien finalmente suspiró de alivio.
- Me alegro de verte, pasaron días sin saber nada de ti.
- Jajaja, oh Vigi exageras. Apenas ayer estuviste aquí, dame un segundo iré por tu café.
El vaquero frunció el ceño, la pelinegra estaba extraña. Incluso si se detenía en su forma de moverse, era casi robótico. Decidió dejarlo de lado, después de todo su principal angustia había desaparecido. Con una enorme sonrisa la chica puso su ya clásico café americano frente a él.
- Entonces ¿Verás a Peppino más tarde?
- ¿Quién?
- Tu… novio, pareja o… ¿amigo con beneficios? Nunca me dijiste si ya lo habían definido.
- No entiendo de que estas hablando Vigi.
- Entonces si no era él ¿con quién hablabas antes de que llegara?
- Oh, con Noisy. Al parecer quiere reunirse conmigo en su oficina cuando cierre.
- Diablos ¿Quieres que vaya contigo?
- ¿Por qué Vigi? Estoy bien, es solo uno de los muchos momentos privados de mi amor. Sería incomodo si fueras conmigo jijiji.
- … No entiendo… pensé que ya habías firmado el divorcio.
- ¿Estás bien? Lo siento pero, estas diciendo cosas muy extrañas Vigi.
El vaquero quería seguir la discusión, pero al pensarlo mejor, bebió un sorbo de su café y decidió seguirle el juego.
- Si, lo siento. Solo ignora lo que dije… cuéntame de ti ¿Cómo estuvo tu dia?
- Oh, fue rarísimo. Un hombre vino hace un rato, se veía feliz de verme, pero ni siquiera lo conocía. Llegó diciendo muchas incoherencias, incluso dijo mi nombre. Me sentí incomoda, así que le pedí que se fuera.
La pelinegra se sentó en un banquito al lado de Vigert, este miro como se derrumbó cómicamente en el mostrador sosteniendo sus orejas rosas.
- No quise ser cruel, se veía confundido y algo triste, pero me sentí extraña… estar cerca de él… no lo sé, fue raro.
- Hmmm, si…
- Como sea, no dejaré que eso me afecte. Debo limpiar, así tal vez pueda cerrar un poco antes.
- Pero… faltan como 4 horas para que cierres ¿No?
- Ah, pues si… pero no hace daño ir adelantando ¿verdad?
La pelinegra se levantó de un salto, corriendo a buscar una escoba. Ya lejos de su campo visual, el vaquero bebió su café sintiendo como la rabia iba creciendo. No tenía dudas, el cobarde adinerado de Noise le hizo algo a su querida Noisette. Se levantó y dejó el dinero junto a la taza para cuando la pelinegra apareció, mirándolo con curiosidad.
- Oh ¿Te vas tan pronto?
- Lo siento linda, tengo unos asuntos que resolver. Nos vemos después.
- Hmmm, te espero mañana Vigi~
El Vigilante bajó levemente su rostro para despedirse, al salir ajustó su sombrero y cargó su arma. Era momento de obtener respuestas, la cacería oficialmente había iniciado para este vaquero.
Notes:
Bueno, después de unos cuantos baches finalmente está aquí el capítulo. Lo que puedo hacer con más facilidad en mis tiempos libres es dibujar. Resulta que escribir es un autentico desafio sin una maquina de escribir o un PC, en el celular solo ocurren desastres.
En fin, dejo la imagen, nos vemos n.n
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Chapter 10: Capítulo 10
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Noisette terminó por cerrar y fue a pedir un taxi. Su caminar era automático, la sonrisa genérica no salía de su cara, un gesto vacío que mostraba una total ausencia de emociones. Era un ser inerte, esa chispa, esa luz que tanto la caracterizaba, se había ido.
Al llegar al edificio, fue escoltada por un simpático guardia. Al ingresar a la oficina, ejecutivos y guionistas salieron del lugar, dejando al gran The Noise frente a ella. Ella corrió a sus brazos, él la recibió con gusto, besando sus labios agresivamente.
- Te extrañé Noisy~
- Perfecto nena, porque una parte de mí también te extraño mucho y pide tu atención.
Una sonrisa llenó su rostro cuando Noisette se agachó de inmediato y sacó su miembro semi- erecto de sus pantalones. Las manos de la pelinegra lo tomaron y agitaron suavemente, su rostro inerte, simplemente mirando mientras su esposo soltaba jadeos de alivio. Cuando él bajó la mirada, se molestó al ver que su chica aún no estaba “dando su mejor esfuerzo”.
- Chúpalo
De forma casi automática, Noisette abrió la boca y succionó la longitud, sin embargo, más que aliviarlo, Noise soltó un grito de dolor, pues Noisette le mordió y literalmente succionó con tanta fuerza, como si fuera a comérselo, pero no en el buen sentido.
La reacción fue inmediata, ni siquiera notó cuando pasó, su mano aterrizó ferozmente en su mejilla, alejándola y haciendo que cayera al costado del escritorio.
- Lo siento tanto Ette, no fue mi intención.
Sin embargo, el gesto de ella no cambió, su sonrisa gigante adornando su ahora enrojecido rostro. Theo no supo que decir en esos momentos, hasta que su asistente personal ingresó por la puerta.
- Señor, escuché un grito ¿Se encuentra bien?
El sonido de su voz despertó algo en Noisette, quien se puso de pie y miró a la chica con un gesto distinto. Sus ojos confundidos, mirándola con detenimiento.
- Tu voz... ¿Te conozco?
Theo acomodó sus pantalones mientras observaba la situación. Su asistente quedó paralizada por un momento, ocultó parte de su rostro con sus rizos y desvió la mirada.
- Uh, no lo creo señora.
- Mmm… yo creo que si, eras la chica que pidió 2 pi… uhh… yo…
Confundida, la pelinegra miró a Noise y luego a la chica cuando una especie de recuerdo borroso se formó en su memoria, ella extendiéndole dos cajas de Pizzas tamaño familiar con un logo rojo, uno extrañamente similar al hombre que vio hoy en la cafetería.
- Ahh… espera yo… ¿Trabajé en una pizzería?
Noisette sostuvo su cabeza, un terrible dolor seguido con un horrible timbre zumbando en sus oídos. Se quedó estática, ignorando los ahora gritos de Noise llamándola para hacerla entrar en razón.
- Tengo que ir a casa.
- Espera Ette.
La pelinegra se marchó ignorando por completo a los presentes, cruzó el edificio básicamente inconsciente. Ni siquiera tomo un taxi, solo caminó a ciegas mientras recuerdos de esa extraña mujer se acomodaban en su mente.
…Debo admitir que suena extrañamente sexy, una relación jefe/empleada. ¡Hmp- oh!, olvida que dije eso…
Apretando los puños, la pelinegra dejaba entrar esos momentos desagradables a su memoria una vez más, un escalofrío desagradable acomodándose en su espalda.
Respecto a lo que dije, por favor no lo menciones a nadie. Sería un desastre si la esposa del nuestro jefe se enterara.
Un sollozo se forma en su garganta, sus ojos se sienten aguados y el viento del exterior finalmente lo siente en su piel expuesta, sus brazos congelándose y sus piernas flaqueando.
El jefe se encuentra algo ocupado en este momento en una reunión privada, pero puedo darle su mensaje para que se contacte en breve.
Un frío profundo recorre su interior, su cabeza duele, toma las orejas de su máscara, jalándolas y apretándolas con impotencia.
~Vamos Amber, cuelga que no tengo toda la noche~
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH
Un grito desgarrador la deja de rodillas y llorando sin control, golpeando el asfalto con furia mientras sus ojos se tornan rojos de furia. La gente alrededor se aleja rápidamente, evitando todo contacto posible con la chica pelinegra que sigue con sus alaridos con esas voces en su cabeza.
Deseaba ser abrazada, ser consolada de alguna forma, sentirse segura y protegida.
- No es verdad… noesverdadnoesverdadNOESVERDADNOESVERDAD NO NO NO
Un chillido captó su atención, al levantar la mirada, una enorme rata la hizo caer sentada en el piso, alejándose unos pasos, sin embargo, la enorme criatura se quedó estática mirándola con lástima. Un simpático y familiar rostro bajo del lomo del animal y se inclinó para ayudarla.
- ¿Noisette?
La pelinegra intentó secar sus ojos, los brazos del pequeño ayudante la analizaron a profundidad. No le dijo nada, simplemente extendió su mano para ayudarla a ponerse de pie.
- Hola Gus…
- ¿Estas bien? Pensé que Noise estaba contigo…
- … él está ocupado…
La pelinegra desvió la mirada, las lagrimas seguían cayendo sin control. Gustavo extendió su mano y la guio a la espalda de Brick. La chica se mostró dudosa.
- Descuida, Brick no te hará nada. Sube, te llevaremos a casa.
Noisette subió y prácticamente se recostó sobre la enorme rata, una sensación acogedora y vagamente familiar recorría su cabeza. Sin embargo, era borroso.
- Gracias…
El hombre volteó confundido, Brick continuó mientras Noisette cesaba su llanto poco a poco, dando lugar a un extraño letargo que invadió su ser.
- ¿Por qué me agradeces?
- Por cuidar de mí estos días, has sido tan dulce conmigo.
- Por favor no lo hagas, es en verdad lo mínimo que podía hacer.
Un enorme bostezo salió de la pelinegra, esta no tardo en acomodarse, dispuesta a dormir cómodamente sobre Brick.
- ¿Puedo preguntarte algo?
- Claro…
Otro bostezo salió de Noisette, prácticamente su voz se sintió con un murmullo.
- ¿Alguna vez trabajé en una pizzería?
Gustavo quedó estático, asustado y nervioso. Brick continuó su camino como si nada, el pequeño tuvo que correr cuando salió de su mente. Al estar fuera de la casa, Noise los esperaba en la puerta. Su cara amargada y una maldita botella de whisky a la mitad reflejaban el estado lamentable que iba cayendo día con día.
- Maldición…
- ¿Por qué la traes tú? Pensé que tomaría un jodido taxi después de esa escenita en el edificio.
- Tuvo un colapso Theo, además está empezando a hacer preguntas.
Noise arrojó la botella antes de agarrar del cuello de su polera marrón a Gustavo y lanzarlo al piso.
- ¿Qué clase de preguntas?
Noisette se removió incómodamente sobre Brick, el italiano lo notó, ignorando el dolor punzante en su pierna aún sensible.
- Brick, lleva a la signora a su cuarto, yo me encargo de esto.
La rata caminó lentamente hasta el cuarto superior mientras Noise seguía recargando su peso sobre el ayudante de cocina.
- Habla de una vez.
- Preguntó por la pizzería, al parecer también se olvidó de Brick.
- ¿Lo mencionó…?
- No, hablé con él esta tarde, volvió completamente ido. Piensa que lo ocurrido fue un tipo de broma retorcida que ella y tú le hicieron.
- Je… bien.
- ¿Bien? ¿Es todo lo que dirás? ¿Eres consciente de lo que hiciste? Revolviste su cerebro Noise.
- Ese no es problema tuyo hombresito.
Gustavo intercambió lugares, con Theodore en el suelo retorciéndose mientras el castaño apretaba sus hombros para mantenerlo bajo control.
- Trátala bien, no accedí a esto solo para que termines tratándola como un objeto. Ví su rostro, tendrás suerte si no se inflama mañana.
- Eso fue… fue un accidente, jamás le haría daño.
- Ya lo hiciste Theo, tienes una segunda oportunidad… más te vale no volver a desperdiciarla.
Gustavo sintió los pasos de Brick a su lado, se levantó con dificultad y se subió a su lomo antes de que el enorme roedor iniciara una carrera sin frenos de vuelta a casa. Noise quedó tumbado en el suelo unos momentos antes de sacudirse pobremente y entrar a casa. Al subir vio a su esposa con el rostro claramente marcado y sus ojos hinchados con residuos del llanto del que le habló Gustavo. Con cuidado quitó su máscara, acarició su rostro y besó su frente. Decidió acostarse en el sofá, la culpa estaba consumiéndolo lentamente. Con una almohada y una botella en mano, bebió unos buenos tragos y se dejó caer en el sofá.
No dejaba de pensar en la actitud autómata e insensible de su esposa, es casi como si fuera una muñeca sin vida. El único momento en el que vio su rostro iluminado fue cuando Andrea entró a la oficina.
Mencionó algo sobre verla antes. Solo le quedaba preguntarle mañana, lo resolvería, lo arreglaría todo.
No se percató exactamente en que momento fue que se quedó dormido, mucho menos notó cuando Noisette bajó las escaleras y se subió sobre él. Con sueño y atontado, sostuvo las manos de la pelinegra, estas se sacudían mientras un sollozo ahogado le impedía hablar correctamente.
- ¿Por qué…? Qué… que hice mal…
- ¿Hazel…?
Ella lloraba, le suplicaba mientras jalaba su camisa y corbata.
- Te amaba Theodore… te amaba tanto…
- ¿Qué dices?
- ¿Qué tiene esa tal Amber que no tenga yo?
De confusión a molestia, el rostro de Noise cambió y apartó las manos de su esposa y trató de sentarse derecho en el sofá.
- Haaa… escucha cariño, ya habíamos aclarado el malentendido, despedí a la chica y te juro que jamás paso nada entre nosotros.
- ¿M-me lo prometes?
- Por supuesto que sí, no hay ni habrá nunca una mujer tan maravillosa como tú.
La pelinegra le besó desesperada, siendo atrapada por los brazos de Noise, quien no tardó en desabrochar su vestido rosa y arrojarlo al suelo, aún con sus guantes, la chica desarmó y quitó la corbata de la estrella de televisión antes de que sus manos se congelaran en los botones de la camisa. Tratando de ignorar la situación actual de la chica, Noise la acostó en el sillón para iniciar con un camino de besos.
- Yo me encargo desde ahora nena.
Noisette soltaba suspiros entre cortados conforme Noise bajaba, tembló cuando sintió su boca estimulando y lubricando su intimidad, sosteniéndose del cabello. Un pitido en sus oídos se hizo presente, su mente se negaba a estar tranquila, algo en su interior le gritaba que esto estaba mal, pero la parte más simple de su mente le gritaba que lo necesitaba, deseaba sentir su atención, su amor.
- Por fin, esta listo para el show.
Sintió como Theo se acomodaba entre sus piernas y se deslizaba en su interior, suspiros de alivio se escuchaban en el living, las manos enguantadas de la pelinegra se sostenían de su espalda como si fuera a caerse en cualquier momento, Theo por su parte estaba perdido en su cálido interior con un vaivén que iba aumentando peligrosamente.
- Dios nena, como extrañaba esto.
- ¿S-soy buena?
- Muy buena… aah… estoy cerca Ette.
La chica le abrazó mientras sentía como tras unas embestidas más, su esposo se venía en su interior. Un satisfecho Noise caía en su pecho, escuchando los latidos de su corazón, que poco a poco bajaba su ritmo. Se sentía tan relajado, todo lo contrario a la pobre Noisette. Sus ojos cansados, su respiración que aún soltaba ligeros sollozos. Después de unos minutos, ambos subieron las escaleras y se acostaron en su cama, un tierno beso en su frente dejó de lado los pensamientos confusos de Noisette por lo que restaba de esa noche.
- Buenas noches Ette.
- … Buenas noches Noise.
.-.-.-.-.-.
Peppino daba vueltas en su cama, el aroma de Noisette en su almohada lo torturaba, a pesar de lo que ocurrió hoy la extrañaba, la necesitaba a su lado. Deseaba con todas sus fuerzas que al abrir sus ojos apareciera frente a él y le dijera que todo fue solo una horrible pesadilla. Odiaba esta situación, estaba agotado mentalmente, solo quería descansar y mandar todo a la mierda. Gustavo le dijo que tal vez era mejor así… ¿Cómo podía ser mejor?
- Ma bella Hazel…
Su pecho le dolía horriblemente, cerró sus ojos con fervor, equivalente al de un cura rezando por su salvación, pedía por ella, rogaba por ella, solo la quería a ella. Su pequeño lugar fue inundado con su presencia, donde miraba, la veía bailando, riendo, jugando y coqueteando con él. Básicamente ella le dio luz y una razón a su existencia monótona y vacía, ahora tenía que regresar a ese lugar aburrido y sin colores, como era antes de su llegada.
Al cerrar sus ojos, cayó en un profundo sueño. Unas manos juguetonas en su pecho le hicieron abrir sus ojos, lucía tan sexy con ese babydoll rojo y su labial a tono.
- La noche es joven Peppi ¿Te quedarás ahí o vas a tomarme?
El italiano sintió a la morena besándole mientras se mecía sobre él, sus manos aferradas a su pecho y sus piernas a los costados del ahora necesitado hombre. Las manos de Peppino se acomodaron en sus muslos, la pelinegra gimió en respuesta.
- Mmm, amo ser sostenida por tus enormes manos Peppi~
El chef apretó los dientes, sentía su erección incomoda en sus pantalones. La lujuriosa conejita reía suavemente mientras daba pequeños brinquitos sobre él.
- Bella… te necesito…
- ¿Quieres que una dama haga todo el trabajo?
La ropa interior de Noisette fue arrancada y lanzada al costado de la cama, rápidamente Peppino bajo sus pantalones y liberó su erección, siendo frotada por la tierna conejita.
- Haaa… tan grande… mi Peppi~
El chef no tardó en acomodarse, una sensación extraña recorriendo su ser, podía sentir sus paredes húmedas y apretadas, y a la vez no sentía nada en realidad. La chica gemía a cada movimiento, pero pronto el sueño cambió de ritmo, con ella sentada sobre su erección, pero lejos de estar agitada, su mirada era nostálgica, triste.
- Voy a extrañarte tanto Peppi…
Las manos del chef acariciaron su rostro, sus tersas mejillas, su rostro angelical despidiéndose por esa noche.
- No me dejes… por favor no me dejes…
- Lo siento Peppi…
En un momento, todo se volvió oscuro, un golpe enérgico en la puerta lo despertó. Aparte de que se retrasó, su cama era un desastre, frazadas y sábanas regadas además de una incómoda erección nocturna. Enojado, lanzó la almohada contra la pared y se levantó a darse una ducha, la vida debe continuar.
.-.-.-.-.-.-.-.
Con la luz del alba cubriendo su tembloroso cuerpo, Dougie fue acorralado por un furioso Vigilante que no tardó en poner su revolver de vuelta en su sien.
- Si no hablas ahora, no volverás a hacerlo nunca más. Confiesa de una vez y evitamos todo esto.
- N-no puedo.
- Bien – El sonido del gatillo cargado hizo gritar al mago, cerrando los ojos y confesando todo.
- Fue mi jefe, fue mi jefe… quería que borrara sus recuerdos con el pizzero, le advertí que eso podría provocarle problemas o daño cerebral pero no quiso escucharme, solo accedí porque tenía amenazada a mi familia, te lo suplico no me mates.
Un sollozo miserable hizo que Vigilante apuntara a un muro cercano, paralizando al mago y las pocas personas ahí presentes.
- Se que no tienes familia malnacido, solo lo hiciste por el sucio dinero, me quedan balas así que más te vale responder si hay forma de arreglar lo que hiciste.
- N-no, al menos yo no puedo hacerlo. P-pero ella puede, solo es cosa de “refrescar su memoria”.
- ¿Así de fácil?
- L-lo sabrás cada vez que una jaqueca intensa la ataque, es un hechizo simple, pero no tan fácil de quebrantar. El propio pizzero no podrá hacerlo.
El slime de queso apretó sus dientes y pateó molesto al mago por ultima vez antes de guardar su arma y tomarlo por el cuello.
- Ni una palabra de esto a nadie, o termino con tu miserable existencia antes de que lo notes.
- Si si si señor, no diré nada lo juro.
Con pasos torpes, Dougie corrió a ciegas. Vigert volteó, caminando lentamente hacia una puerta dimensional. Tendría que hablar con Peppino primero, pero sentía que aún faltaba una pieza. No podía tomar decisiones al azar, después de todo el estado de Noisette es delicado. Odiaba hacerlo, pero tendría que recurrir a la estrella de televisión primero.
Cruzando a la ciudad, no tardó en llegar al poco imponente edificio amarillo, fue recibido por la secretaria personal de Noise, le miró curioso y siendo lo más caballeroso posible. Ella rio ante su forma tan dulce de expresarse y no tardó en escoltarlo a la oficina de su jefe.
- Señor, tiene un visitante.
- ¿Quién?
El slime de queso ingresó con su mirada neutra, Noise le miró con curiosidad, finalmente Andy los dejó solos cerrando la puerta tras ella.
- ¿Puedo saber que se te ofrece vaquero?
- Necesito hablar contigo, es respecto a Noisette.
- No me sorprende ¿Qué es?
- Primero, decir que me alegra hayan arreglado su relación, luce extrañamente feliz de nuevo.
- Oh, gracias. Todo finalmente encaja en su lugar.
El slime jugueteó con unas balas en sus guantes, Noise le miró nervioso mientras se servía un vaso de whiskey. Con pasos seguros, el vaquero se acercó peligrosamente a su escritorio, el gremlin bebió un trago antes de sentir como en solo un parpadeo Vigilante estaba sobre el escritorio apuntándole con su arma directo en la cabeza.
- Segundo, me cansé de este acto y de lo que estás haciendo. En serio eres el ser más despreciable que he tenido la desdicha de conocer, ni siquiera mereces llamarte hombre.
- Cuida tu tono vaquero.
- No me asustas Noise, nunca lo hiciste. Menos después de tus borracheras en el bar y tus escandalosos mini escapes con el primer hombre que se te cruce. Estás enfermo, ni siquiera la amas.
- Tú no sabes nada de nosotros, solo eres un viejo triste y reprimido que siempre quiso cogerse a mi esposa.
Un golpe en su cabeza le hizo caer de su silla, Vigilante le siguió, su arma cargada seguía apuntándole.
- Si en verdad la amaras no la verías solo como un agujero que tod el mundo quiere cogerse.
- Ja, no te hagas el santo conmigo. Incluso Peppino la veía de esa forma, quiso arrebatármela-
- TÚ LA ALEJASTE, TU Y TUS JODIDAS ACCIONES ENFERMAS
Vigert pisó su mano derecha, un aullido de dolor seguido de una mirada roja amenazante hacía que el vaquero rugiera de furia.
- Si ella hubiera sabido al menos la mitad de quien eres realmente te habría dejado hace tiempo.
- Me alegra que no todos comparta tu errónea opinión. El error fue que me dejara por ese italiano gordo hijo de puta.
- Ese italiano la hizo mucho mas feliz en un mes que tú en estos tortuosos años de matrimonio.
Theo estallo y se avalanzó sobre el vaquero. Vigert trataba de inmovilizarlo, pero era inútil, solo agradecía que sus arañazos no eran tan fuertes como los golpes que propinaba Peppino.
- ESO ES MENTIRA Si de verdad la hubiera hecho tan feliz no lo habría borrado de su mente tan rápido.
- Es tu culpa Noise, no tienes ni idea de las consecuencias.
- ¿Consecuencias? Yo no veo ninguna, solo lo feliz que será conmigo ahora que todo está olvidado.
- Estás enfermo, nunca serás feliz con ella.
- ¿Qué? ¿Vas a matarme acaso?
Ahora que estaba un poco más tranquilo, el Slime guardó el arma. La risa de Noise estridente y exagerada le hizo fruncir el ceño.
- No le haré más daño a Noisette, ha pasado por demasiado.
- Hmm, bien. Olvida que esto pasó. Si el ayudante de ese gordo pudo, no veo porque tu no. Eres su mejor amigo o algo así, tampoco deseo acabar con tu existencia, pero si sigues con esto, no me dejarás otra opción.
- Lo mismo te digo Noise, si vuelves a dañarla no dudaré en dispararte.
La mala costumbre de Noise hablando de más era justo lo que esperaba, ahí estaba. Sin dudas hablar con el ayudante de cocina sería más fácil. La asistente no tardó en abrir la puerta con muchos papeles en mano.
- Señor, los miembros para la reunión lo espe-
El vaquero acomodó su sombrero, Theo se levantó y sacudió su ropa, bebiendo el resto de su vaso.
- Si, voy en un momento.
- En fin, no te quito más tiempo. Disculpe damita, gracias por la hospitalidad.
- N-no hay problema señor, hasta pronto.
Algo sacada de onda, Andy se acercó a Noise y acomodó las plumas y papeles que cayeron del escritorio.
- Señor ¿Quiere que le prohíba la entrada?
- No te preocupes por eso, dudo que vuelva.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
En la pizzería, Brick miraba con suma tristeza al chef deprimido y absorto en revolver la salsa pomodoro. Gustavo seguía atendiendo a los clientes mientras intentaba en vano ignorar la situación y seguir con su día como si nada.
- Pino, estarás bien, sabes que todo estará bien.
Un silencio abrazador estaba calando su alma, la culpa lo estaba consumiendo, pero no era tan fácil solo confesar que en parte fuiste responsable por la amargura e infelicidad en la vida de tu mejor amigo. O eso esperaba, pues pronto una desorientada y confundida Noisette apareció por la puerta. Gustavo giró rápidamente, aliviado al ver que Peppino no estaba consiente de su presencia. Salió del mostrador y tomó la mano enguantada de la pelinegra para guiarla afuera.
- Noisette ¿Qué haces aquí?
- Ah, no lo sé. Tuve una noche difícil, una serie de sueños extraños daban vueltas una y otra vez. Cuando Noise se fue al trabajo yo me dirigía a la cafetería, pero… mis pies me guiaron aquí. ¿Estuve aquí antes?
- Mira, estas algo confundida. Si quieres te pido un taxi, más tarde podremos hablar con calma.
- No espera, en verdad necesito respuestas…
- No puedo dártelas, solo tu esposo puede hacerlo.
Una resignada Noisette lloraba una vez más frente a Gustavo, este solo limpió sus lagrimas y le dio un abrazo.
- ¿Es normal ver mi reflejo y no reconocerme? ¿Por qué siento que mi corazón duele tanto Gus?
- Bella Ette, no es tu culp-
La conejita se alejó del abrazo y cayó al suelo con un dolor de cabeza que la hizo chillar de dolor.
- ¿Noisette? ¡Noisette, reacciona!
Sostenía su cabeza con fuerza, una voz, le repetía muchas veces “bella”, pero no podía distinguir su voz ni su rostro.
La morena ni siquiera notó cuando fue subida a un taxi. Gustavo le dio las indicaciones y el pago, cerró la puerta y volvió a la pizzería. Noisette estaba muy confundida, llegando a la cafetería entró en automático y se sentó tras el mostrador. Su mejilla hinchada dolía horrores, pero no tanto como su cabeza. Cada que se centraba en recordar, los dolores y pitidos aumentaban más y más. A duras penas se sirvió un latte, bebía sorbos poco a poco sin importarle que el letrero de “Cerrado” seguía puesto en la entrada.
En esta situación, Vigi estaría a su lado consolándola y acompañándola para hacerla sentir mejor, pero el vaquero estaba ocupado después de la escena que presenció en la pizzería.
.-.-.-.-.-.-.-.
No tuvo que esperar mucho, cuando Peppino giró el letrero y cerró el local, se encontraron frente a frente. El Vigilante le miró amenazante, el chef solo abrió la puerta sin saber que esperar, pero para su sorpresa, quien recibió un empujón agresivo fue Gustavo.
- ¿P-pero qué?
- Llegó tu hora, vas a hablar si no quieres una bala en la cabeza.
- ¿Qué demonios está pasando? Largo de mi pizzería ¡Ahora!
- Es mejor que cierres Peppino, esto te concierne también.
Un aterrado Gustavo trato de esconderse tras Brick, pero la rata huyo al rincón, dejando al ayudante de cocina completamente expuesto.
- N-no sé que tema quiere tratar conmigo, pero de seguro es-
El slime gruñó fuerte antes de tomar su arma y disparar a la pared, la bala rozando su sombrero.
- ODIO A LOS DE TU TIPO, HACIÉNDOSE LOS INOCENTES E INCAPACES DE LASTIMAR.
- V-Vigert… calma por favor.
La rata en un santiamén estaba junto a Peppino mientras el vaquero se acercaba peligrosamente al ayudante.
- L-le suplico señor, esto debe ser una equivocación.
- La única equivocación que veo aquí, es que te hayas convertido en el cómplice de Noise.
El rostro de Gustavo palideció, un sudor frío recorriendo su espina, sus ojos centrados en un ahora confundido Peppino.
- ¿Qué…-
- Haré esto rápido, lo que le hicieron a Noisette es imperdonable, no solo por el daño cerebral que dejaron en ella.
- Y-yo… no era mi intención… no lo-
Peppino se acercaba peligrosamente al slime de queso, Brick estaba paralizado por el miedo. El arma hizo click nuevamente, una bala cargada puso a Gustavo de rodillas, llorando como un niño.
- LO SIENTO, EN VERDAD LO SIENTO. Es que, no estaba bien, SU RELACIÓN ERA UNA MALDITA LOCURA, ERA UNA MUJER CASADA SANTO CIELO.
- Era una mujer destrozada que por fin era feliz, pero gracias a ti y el alcohólico esposo maníaco… perdió todos sus recuerdos… incluyendo a su hijo.
Esta fue la gota que rebalsó el vaso, el cual solo unos segundos después cayó al piso, dejando vidrios rotos y desastre en todas partes. El Vigilante dio un paso atrás, la ira ciega del chef italiano se encargaría de él.
Gustavo fue golpeado en el piso por Peppino múltiples veces, gritos de angustia y chillidos de Brick cubrían el ambiente.
- ¿ COME HAI POTUTO FARMI QUESTO? SEI IL MIO MIGLIORE AMICO?
- La loro relazione... è stata un errore Pino.
- Stava per firmare il divorzio. Lo avrebbe lasciato e sarebbe stata con me, avremmo potuto essere felici.
Un cansado Peppino cayó al suelo cubriendo su rostro, la impotencia se apoderaba de él. Es verdad cuando dicen que una traición siempre es dolorosa, pues nunca viene de un enemigo.
- Ella era mi todo Gustavo… ella se convirtió en la persona que yo asumí jamás necesitaría en lo que me quedaba de vida.
Un llanto lamentable de Gustavo solo hizo que el italiano se sentara y cubriera su rostro entre sus rodillas.
- Ma bella Hazel… espera-
La mirada esperanzada de Peppino se centró en Vigilante. Este acomodó su sombrero antes de extenderle la mano para ayudarle a pararse.
- Sé lo que vas a preguntar, pero desconozco si perdió al bebé. Lo que si sé, es que todo recuerdo de estar embarazada y los que tienen relación contigo, fueron borrados de su mente.
- ¿Crees que sea posible… que vuelva a recuperar la memoria?
- Dougie mencionó que tú bloqueas cada uno de esos momentos, si va a recordar, Noisette debe hacerlo por su cuenta. Hasta que eso pase, te pido que, por favor, no te acerques a ella.
- P- pero…
- Escucha Peppino, yo más que nadie desea que Noisette vuelva a ser feliz, parece una coraza vacía y rota de quien era. Te prometo, por ella, que haré todo a mi alcance para que recupere sus memorias… y trataré de persuadirla para ver el estado del bebé.
El slime de queso no esperaba ser abrazado por el italiano. Correspondió firmemente antes de dar la vuelta y, con un objetivo claro en mente, ir a descansar.
- Te mantendré al tanto de lo que ocurra, en cuanto a ti, creo que ya hiciste suficiente daño. Como hables con Noise sobre esto, iré por ustedes dos.
- S-si…
El vaquero salió de la pizzería, Peppino vio a Brick saliendo por la puerta de atrás. El italiano abrió la puerta una vez más, esperando a que un adolorido y golpeado Gustavo terminara de levantarse y saliera de ahí.
- … sé que no sirve de nada que me disculpe. De verdad pensé que estaba haciendo lo correc-
- No voy a despedirte, sé lo horrible que es quedarse sin empleo. Pero, puedes olvidar que alguna vez fuimos amigos.
- Pino…
- Mañana no abriré, necesito estar solo. Nos vemos el jueves.
- …
Con una dolorosa mueca de molestia, Peppino cerró la puerta. Gustavo sintió a Brick, acariciándole con su nariz, el ayudante de cocina subió con dificultad al lomo de la rata, quien lo llevó cuidadosamente de vuelta a casa.
El chef italiano se aseguró de cerrar cada puerta con llave antes de ir a su cuarto, caer en su cama y repetir una y otra vez el día que vio a su amada Noisette por última vez. Reía al recordar su estridente entrada a la pizzería, corriendo a toda velocidad y saltando el mostrador de la emoción.
- Peppi~
- Bella Hazel
Ella se arrojó en sus brazos, Peppino le sostenía en sus brazos firme y seguro para terminar por dejarla tocar el suelo una vez más.
- Esta noche, cenemos. Tengo buenas noticias y estoy segura de que la comida tradicional italiana solo te hará más feliz cuando lo sepas.
- Perfecto preciosa, paso por ti después de cerrar. Hay un restaurant increíble llamado La Toscana.
- No no, nada de eso. Con Vigi terminaremos con la cafetería hoy, déjame arreglarme para la ocasión y nos vemos allá, ¿a las 10 te parece bien?
- Perfecto, yo también quiero decirte algo importante.
- Uhhh, así que será una cita llena cosas importantes. Estoy ansiosa por escucharte cariño-
- Eeeh, Pino. Las pizzas se van a pasar en el horno. - Gustavo interrumpió con la mirada desviada.
- Oh, lo siento. No les quito más tiempo.
Un beso fugaz de Noisette dejó pasmado al chef, la morena se acercó a su oído de un brinco.
- No te olvides de dejar espacio para el postre.
Dejando a un Peppino sonrojado e inmóvil, la pelinegra se marchó con un andar coqueto, consciente de que la mirada del italiano estaba sobre ella y sus caderas.
- Hasta la noche Peppi.
Obviamente esa noche jamás llegó, ahora sabía por qué. Respiro hondo, este no era el fin. El vaquero además de respuestas, le dio esperanza. Podía recuperar a su amada, solo debía tener fe.
Como buen hombre religioso, rezó con vehemencia, suplicando por una segunda oportunidad en la vida de su amada, es todo lo que necesitaba para hacer las cosas bien y asegurarse de que nadie volviera a dañarla de nuevo.
Notes:
Solo dos capítulos más antes del final de esta historia (Me tardé en publicarla por diferentes motivos: trabajo, dibujos locos que se me ocurrieron por ahí, y claro, otros fics que salieron de mi cabeza)
https://64.media.tumblr.com/659f387ed1f6c787df82e23fe8da408f/e26f516d7d249df8-95/s540x810/72884bb32fe533c97da09afcc12eccd32885fff6.jpg
Dejo el dibujo que era correspondiente a este cap, subiré el adelanto del siguente cap ya (lo tengo listo hace un mes xD)
Chapter 11: Capítulo 11
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Hoy se cumplía un doloroso mes de la separación involuntaria de nuestros enamorados. La situación no pintaba bien para el italiano. Incluso tuvo la visita descarada de Noise. Por supuesto que hubo una pelea.
.-.-.-.-.-.-.
- Eres el mayor hijo de perra que he conocido. – Peppino lo había llevado al callejón de la entrada trasera, no quería un jodido escándalo en su local.
- Ja ¿yo? Tú intentaste quitarme a mi esposa.
- Ella te dejó por tus actitudes de mierda Noise.
- Y ahora estamos juntos y más felices que nunca.
- No es verdad y lo sabes. Arruinaste a la mujer más dulce y cariñosa por no aceptar que iba a dejarte.
- CIERRA LA BOCA. Estoy aquí para darte tu merecido después de todo.
Una de sus estúpidas bombas explotó bajo Peppino, quien distraído no alcanzó a esquivar los arañazos y golpes que la estrella de televisión bastante alcoholizada le propinaba en su cara.
- Espero que hayas disfrutado tu tiempo cogiéndote a mi esposa, POR QUE FUE LA ÚLTIMA VEZ.
En la cien de Pep, un revolver cargado estaba listo para acabar todo. Al inicio, pensó en seguir la discusión, empujarlo lejos y terminar el tema con sus propias manos, pero… solo lo miró, cansado de todo.
- Hazlo de una vez.
Theodore disparó, pero lejos de herir al italiano, el arma terminó por ser arrojada lejos y su cuello era fuertemente apretado por Gustavo.
- Basta Theo, vete a casa... ya conseguiste lo que querías.
Cuando ya se sentía débil, fue soltado por el ayudante de cocina, observándole con profundo rechazo. Noise tosía y recuperaba el aire como le era posible. Peppino por su parte solo se puso de pies una vez más, dirigiéndose a la pizzería, completamente cabizbajo y dejando a Gustavo con él.
- NO CREAS QUE ESTO ACABÓ ITALIANO DE MIERDA
- En serio… si sigues haciendo esta clase de estupideces te juro que seré yo quien ponga la orden de alejamiento.
Gustavo le ayudó a ponerse de pie, pero su mano fue golpeada por Theo.
- ¿Por qué sigues interfiriendo en esto chef de cuarta?
- Sabes perfectamente por qué…
Sacudiendo su ropa y quitándose la suciedad, terminó por reír incontrolablemente, asustando al castaño.
- Por dios, ya deja de estar obsesionado conmigo. Fue algo de una noche, no es para tanto.
- En cada borrachera eres tú quien me busca. Dijiste que dejarías el alcohol, estás desperdiciando tu segunda oportunidad otra vez. ¿No te cansas del desastre que eres ahora? Solo mírate, ni siquiera puedes mantenerte en pie.
- Ese… no es tu problema mini italiano. Espero no volver a verte otra vez.
Sin esperar respuesta, Theo se marchó tambaleándose y recargado en las paredes. Inevitablemente envió a Brick para llevarlo a casa. Sin poder hacer más, regresó a la cocina donde un cabizbajo Peppino guardaba unas órdenes. Sin decir nada, se acercó y las tomó para entregarlas. El semblante del italiano solo se oscurecía cada vez más. ¿De verdad era feliz al lado de ese imbécil saco de mierda? Era consciente de que se debía a su memoria, pero… ¿tan fácil fue para Noise? Con solo el encuentro de hoy notaba que ese desgraciado seguía siendo el mismo desastre alcohólico que ella le mencionó en algún momento de su relación. La extrañaba… tanto que la espera era dolorosa. Una espera que evidenciaba una lucha inútil… porque no podía siquiera pelear por ella en primer lugar. Era una mierda saber que no podía acercarse o empeoraría su estado mental. Sus puños golpearon el mesón del coraje, asustado. Gustavo estaba por preguntar, pero sería inútil.
.-.-.-.-.-.-.-.-.
El slime de queso intentó una y otra vez refrescar la memoria de Ette en base a los momentos que Peppino le mencionó compartieron juntos. La llevó a los diferentes restaurantes que frecuentaron, el parque, el puesto de batidos e incluso el cine. Nada parecía activar algo en ella más allá de jaquecas casuales, lo que sí ayudó fue a despejar su mente del estrés constante que implicaba no ver a su esposo algunas noches. El Vigilante sabía exactamente qué ocurría. Pero jamás se lo diría, no deseaba aumentar el sufrimiento de su mejor amiga.
- Estuvo delicioso Vigi.
- Un placer linda, te llevaré a casa ahora.
- En realidad, esperaba tener un momento a solas. Hemos hecho muchas cosas juntos, pero estoy algo… estresada. Caminaré un poco.
- Puedo acompañarte-
- No Vigi. Prefiero… solo caminar ¿sabes? Gracias por todo.
Sin esperar una respuesta, la pelinegra solo caminó hacia el centro de la ciudad, vagando sin rumbo. Obviamente Vigilante estuvo observándola y protegiéndola a la distancia, siendo imperceptible para una confusa y cansada Noisette. Su mente divagaba por momentos, no podía evitar sentir que, hay cosas que ya había vivido… pero no entendía cómo, solo que escasos episodios se creaban en su cabeza con cada una de las salidas que tuvo con Vigi. En su lugar, una sombra imponente, voz inaudible y risas nerviosas era lo único que rescataba. Su caminar errático se extendió hasta la noche.
Vigilante estaba por intervenir y llevarla a casa, pero, los pasos involuntarios de Noisette la llevaron a la Pizzería. Intrigado, se ocultó en un callejón cercano frente al local.
Gustavo se iba a casa, Brick no había regresado y estaba preocupado. Peppino le respondió de forma monótona, cuando su ayudante se marchó, solo le quedaba cerrar e ir a su vacía habitación. Una silueta captó su atención, abrió la puerta, explicando al potencial cliente que el restaurante estaba cerrado, pero…
- Ah… Hola señor… yo… ummm… ¿está Gustavo?
Peppino se molestó ante la mención, sin embargo, su sorpresa era mayor a su enfado.
- No… señora. Acaba de irse…
- Oh… entiendo…
El momento de silencio fue interrumpido por las gotas de lluvia, la chica fue empujada suavemente hacia dentro del local por impulso del italiano, quien de inmediato se lamentó por sus acciones.
- D-Disculpe, no quería que se mojara.
La chica agradeció el gesto, sonriendo amablemente. En un momento, sus ojos se perdieron en el lugar, recorriendo a paso tímido, tocando algunas mesas y sillas.
- Esto… es tan familiar. Que extraño…
Sus manos enguantadas tocaron ahora el mostrador, su mirada hacia la cocina mientras Peppino le seguía desde lejos.
- ¿De verdad…?
- Si… yo he estado aquí antes… yo trabajé aquí ¿verdad?
El italiano estaba ilusionado, caminando hacia ella para recargar la mano en su hombro.
- Hace unos meses de hecho…
La chica tenía más preguntas, pero un terrible dolor de cabeza la interrumpió. Sus manos intentaban en vano calmar imágenes rápidas y el dolor creciente y punzante. Peppino alejó su mano rápidamente.
- ¿S-se encuentra bien? Lo siento, no fue mi intención.
- No… No es nada señor. Cuénteme más. Es que… mi cabeza está algo confusa.
- Por favor siéntese, le traeré algo de beber.
Mientras la peli negra se sienta en una banca del mostrador, observaba al chef preparando un latte de forma muy peculiar, justo las medidas y forma en que a ella le gusta. No tarda en meter un bollo al horno y mientras tanto, acerca la bebida caliente a la confundida gremlin.
- … muchas gracias.
Al dar el primer sorbo, una sensación cálida y extraña se aloja en su cuerpo. Es agradable… siente que no es la primera vez que se siente así, más al ver el rostro del italiano nervioso frente a ella.
- Señor… ¿Puede decirme porque razón me fui de aquí?
Peppino se vio abrumado por la pregunta, no deseaba mentir.
- La verdad, no lo se. Esperé a que volvieras, pero… no lo hiciste.
- Lo lamento mucho señor.
- Solo llámame Peppino, es raro tener tanta formalidad a estas alturas.
- Pero no puedo. Señor Peppino, si le soy sincera ni siquiera lo recuerdo bien. Solo sé que lo vi hace algún tiempo en mi cafetería.
- ... ¿Quieres saber algo más?
Noisette lo pensó un momento, dio otro sorbo a su café antes de mirar a detalle al chef.
- ¿Qué edad tiene señor?
- Q-qué…
- Es una pregunta normal, ¿Acaso no le hice esta pregunta cuando trabajaba aquí?
- Uhh, la verdad no.
La risa nerviosa de Peppino le evoca un sentimiento agradable, no puede evitar sonreír genuinamente, haciendo que el italiano se vuelva a un más torpe e inseguro.
- Tengo 43
- Ay wow…
- ¿así de mal me veo?
- No no, disculpe. Pensé que nuestra diferencia de edad sería mayor.
- Je, cierto. Yo también lo pensaba así en un inicio.
Un silencio incierto se asentó entre los dos, la pelinegra empezó a preguntarse cuanto la conocía realmente esta persona, cuanta confianza tuvo con él y si…
- ¿Nosotros tuvimos una relación más allá de lo laboral señor?
De la impresión y el sonar de la campana, Peppino dio un brinco. Dejó caer el plato donde recibiría el bollo y empezó a maldecir en voz baja.
- ¡Oh lo lamento! Déjeme ayudarle…
La pelinegra apartó su taza de latte y, sin pensar, cruzó del otro lado del mostrador a una velocidad impresionante. Peppino reaccionó muy tarde, estaba tan ensimismado que, después de desahogarse se inclinó a recoger las piezas grandes del plato roto… y entonces sus manos se tocaron con las manos enguantadas de Noisette. Los dos subieron su mirada lentamente, pronto estaban viéndose fijamente a los ojos, perdidos el uno en el otro. La morena estaba sintiendo punzadas en su cabeza otra vez, pero no quería que esto parara. Lo que la chica no esperaba ni por asomo es que el chef italiano soltara las piezas del plato de sus manos y la tomara en brazos para subirla al mostrador. El hombre era un desastre nervioso, ella podía sentir sus manos temblorosas aún cargados en sus muslos. Peppino no podía seguir sosteniéndole la mirada, entonces se alejó.
- C-Con cuidado… podría cortarse…
Noisette quedó inmóvil, observándolo cuidadosamente mientras el hombre respirando agitado iba por una escoba y una pala para recoger los restos del plato y llevarlos a una caja que estaba al lado del basurero. Un calor creciente se alojaba en su cuerpo, intensificándose con el tacto que ese hombre le dio al sostenerla brevemente. Respiró profundamente y soltó un suspiro. Cuando el chef volvió y la miró aún sobre el mostrador avanzó a paso lento.
- Señor…
- … Dígame.
- ¿Sería tan amable de apagar las luces?
Peppino se vio envuelto en pánico, la miraba asustado y un sudor frio recorrió su columna.
- … ¿Para qué-?
- Si es posible, me gustaría probar algo…
La mirada del italiano bajó lentamente de sus ojos oscuros a sus labios ahora siendo levemente humedecidos y mordidos por ella. No era la primera vez que esto pasaba, Peppino sabía de sobra que este era un juego peligroso, sin embargo, al tenerla frente a él, después de tanto tiempo… No recordaba nada, era consciente de eso, pero… la deseaba tanto…
No dudo un instante en dar tres pasos hacia atrás y apagar la luz de todo el local. Ahora, iluminados solo con la luz de la calle que se filtraba débilmente a través del frente, avanzó hacia ella, lento pero seguro. La vio separar sus manos para sostenerse del borde del mostrador y descruzar sus piernas lentamente, casi invitándolo a llegar rápido con ella.
Con estar a solo unos centímetros de distancia, la cabeza de Noisette sentía un dolor punzante, sosteniéndose bruscamente del borde y quejarse suavemente.
- ¿Está bien…?
Peppino preguntó suavemente, su voz suave hizo temblar su espalda, las manos enguantadas se sujetaron ahora de sus hombros.
- Solo…
El italiano tomó aire, su corazón acelerado, hace tanto que no sentía la cercanía de su amada. Tragó saliva, cerró sus ojos con premura, y entonces sucedió…
Noisette abrió su boca y por un deseo tan profundo que no sabía poseía, doblegó la escasa fuerza de voluntad que este hombre poseía y terminaron devorando sus bocas y con las manos de él recorriendo desde su espalda, hasta sus caderas.
En ese beso, la morena se sentía tan plena, tan cómoda. Sentía que algo dentro de ella por fin estaba balanceado, en paz. Pero entonces, el dolor se hizo más inmenso, casi insoportable, sintió como si literalmente una bala atravesara su cabeza.
No pudo evitar alejarse, entonces un grito profundo escapó de ella. Peppino trató de sostenerla, sin embargo, ella se alejó con algo de temor.
- NO… e-esto… esto fue un error lo siento.
Peppino no pudo decir más, la chica saltó del mostrador y corrió fuera de la pizzería. El italiano corrió hacia la puerta y siguió sus pasos por 2 calles, pero, nunca pudo alcanzarla. La pelinegra corría, mojándose bajo la lluvia ahora fuerte.
Ese fue el punto de quiebre para Peppino, sabía que debía guardar su distancia, no podía interactuar con ella y mucho menos besarla. Él no podía hacer nada ya, con lo que pasó quedó más que claro que ya no quedaba nada para él aquí. Perdió a quien consideraba era su mejor amigo, a la mujer que se
Notes:
Me tardé un chingo, mil disculpas gente preciosa. Finalmente salí de mi bloqueo, estoy poniéndome al día con mis fics después de mucho muuuuuuucho tiempo. En fin, espero les guste, ya casi acaba esta historia producto de un sueño. (Uno o dos capítulos más y esto llegó a su fin.
cheesy_nostalgia on Chapter 1 Sat 20 Apr 2024 06:20AM UTC
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RukiaSchiffer on Chapter 1 Fri 26 Apr 2024 09:39PM UTC
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KKAKEUUAIDK0R on Chapter 10 Thu 06 Mar 2025 02:55PM UTC
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RukiaSchiffer on Chapter 10 Fri 07 Mar 2025 04:43PM UTC
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KKAKEUUAIDK0R on Chapter 10 Fri 07 Mar 2025 06:12PM UTC
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