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El viento soplaba suavemente a su alrededor rodeándolos con el característico aroma a sal del mar, los labios del señor de las moscas dibujaron una sonrisa ante la escena que tenían frente a ellos, la luna llena se reflejaba en la oscuridad del agua y las estrellas brillaban intensamente dándole a la arena un ligero tono plateado de ensueño. Aún podía sentir el calor que emanaba de la arena donde se encontraban sentados.
Un pequeño cambio en el ambiente le informo que la persona que estaba esperando había llegado, escuchó el sutil crujir de la tela de su traje mientras se acercaba y luego el golpe sordo de su cuerpo al sentarse a su lado.
– Lamento llegar tarde – Se excusó el arcángel con esa característica voz profunda.
– ¿Problemas en el paraíso? – Intentó bromear Belcebú sin embargo en vez de una risa obtuvo silencio– ¿Ocurre algo?
– Los de arriba ya están empezando a hablar del siguiente movimiento – Dijo Gabriel mientras fruncía el ceño ante el peso de esas palabras.
Belcebu abrió los ojos con sorpresa, sabía que este momento llegaría tarde o temprano, sin embargo había querido creer que tendrían un poco más de tiempo de calma antes de la tormenta. Sabía que el infierno no estaba preparado para una guerra, ni siquiera tenían suficiente personal para los cosas más básicas y sin embargo no era eso lo que le preocupaba realmente, se giró para ver el rostro del ángel a su lado detallando cada rasgo como si quisiera marcarlo en lo profundo de su memoria, desde su cabello perfectamente cortado hasta su varonil mentón.
Justo en el momento que regresó sobre sus pasos para fijarse en sus ojos Gabriel giró su rostro y los hermosos orbes violeta se fijaron en su mirada castaña, el aire a su alrededor parecio vibrar y un escalofrío los recorrió de pies a cabeza ante la profundidad celestial de su vista, ¿Como viviría de ahora en adelante sin esos ojos?
– Intentaré retrasarlo todo lo que pueda, pero no creo que les guste mi negativa – Dijo en un susurro.
– Eso podría ser peligroso para ti – Respondió Belcebú con la preocupación marcada en su voz.
– Lo que hacemos ya es bastante peligroso, ¿No te parece? – Contestó mientras le daba una brillante sonrisa con sus perfectos dientes.
– Podrían hacerte caer – Exclamó mientras abría los ojos atónito ante la tranquilidad con la que el arcángel se estaba tomando el asunto.
– ¿Eso sería tan malo? – Interrogó Gabriel mientras tomaba una de sus manos y acariciaba suavemente los nudillos con el pulgar.
Belcebú fijó su mirada en las manos de ambos unidas, era la primera vez que tenían un contacto tan íntimo y un agradable calor se esparció por su pecho subiendo hasta su rostro, coloreando sus mejillas, volvió a centrar su mirada en el rostro del arcángel donde una tranquila sonrisa adornaba los labios del hombre, la luz de la luna sobre él le daba un brillo casi celestial y antes de poder pensar en la gravedad de su gesto se acercó hasta posar tímidamente sus labios contra los del ángel, el tiempo pareció detenerse por un instante al igual que los latidos de su corazón.
Sin embargo todo dentro de ellos se rompió cuando luego de unos segundos Gabriel se separó violentamente, sus ojos abierto de sorpresa mientras su mano libre se tocaba los labios, por unos instantes solo se miraron uno al otro y Belcebu sintió la culpa creciendo dentro de ellos ante su ingenuidad, era obvio que el arcángel nunca podría amarlos de la manera en que ellos lo amaban a el, cerro los ojos con fuerza para intentar retener las lágrimas que rápidamente se formaban en sus ojos, intentó voltear su rostro para no permitir que el hombre viera en su cara la magnitud de su dolor, pero unas suaves manos los sujetaron firmemente y antes de poder registrarlo sus labios habían sido aprisionados nuevamente por los del príncipe celestial.
El Lord de las moscas no había presenciado la creación de las estrellas, pero estaba seguro que no podía comprarse a la divinidad que era sentir el calor de Gabriel rodeandolos, sus manos ahora libres se aferraron a los hombros del hombro para intentar estabilizarse en el cúmulo de emociones que los embargaba, el beso pareció dilatar el tiempo volviendo horas los minutos, finalmente se separaron un poco, sus frentes apoyadas una en la otra y Belcebu abrió tímidamente los ojos sintiéndose aún húmedos y una lágrima traicionera empezó a recorrer su mejilla, siendo interceptada por el pulgar del arcángel que aún mantenía sus manos en el rostro del demonio.
– No importa lo que llegue a pasar, este tiempo a tu lado me ha abierto los ojos y he podido darme cuenta de lo estúpida que es la disputa entre el cielo y el infierno – Dijo Gabriel con voz profunda y tranquilizadora antes de soltar una risita nerviosa – Lo único que me importa en este momento eres tú, es esto que tenemos y en caso de no pueda detener lo que viene, yo solo quiero estar a tu lado, porque tu eres mi nuevo paraíso.
Nuevas lágrimas brotaron de los ojos del príncipe infernal, pero eran lágrimas de alegría, su corazón ahora lleno de un agradable calor al sentirse correspondido pesaba en su pecho y antes de que pudiera detenerlo un “Te amo” salió de sus labios. La mirada violeta del arcángel brilló cálidamente antes de corresponder su palabras y volver a sellar su amor con un tierno beso.

Umbreon Wed 24 Apr 2024 07:33AM UTC
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Ainnita Wed 24 Apr 2024 10:45PM UTC
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ShaiAlfonz Wed 24 Apr 2024 11:54PM UTC
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