Chapter 1: . • 0 0 • .
Summary:
El omega alarmante haciéndose pequeñito en su lugar, un ligero mugido saliendo de sus labios con tristeza mientras se acomodaba el cabello y veía al Alfa irse.
Amaba mucho a ese alfa. Mismo pasado, misma especie, rango compatible, a su olor exquisito a vino pese a olerle solo una vez por descuido suyo. Era todo lo que quería para él. Su alfa destinado.
¿Cómo podía llegar más allá?
¿Cómo podía pedirle que le cortejara sin sonar como un Omega desesperado?
¿Cómo podría pedirle ser solamente suyo a Jeong Yunho?
Chapter Text
Ser un cambiaformas Omega de vaquita en un mundo lleno de depravados Alfas era el mismo infierno cada día. Seonghwa no podía ni siquiera dar un paso fuera de su casa con una blusa un tanto ajustada a su figura sin que miles de hombres se pegasen a él pidiendo ver y tocar más.
Pero, para mala suerte de todos esos asquerosos seres del demonio, Seonghwa no era solo un par de pechos enormes con olor a leche y fresas, era cerebro y músculo puro patea traseros de Alfas con nudos portantes degenerados.
A los predadores que rodearon su paso los derribó sin poner mucho esfuerzo en ello. Así, una vez más se acomodó la camisa y sacando un mechón de cabello rosa en sus ojos retomó su rumbo hasta el instituto.
La vida en el campo cultivando frutas, vegetales y produciendo leche era agradable, tranquila en todos los sentidos, sin embargo no era la vida que Seonghwa quería vivir para siempre. Fue así que cuando cumplió su mayoría de edad y se graduó en dieces del colegio, decidió que quería un título universitario de renombre que pusiera su apellido más allá de un simple granero productor de leche.
Así que aquí estamos, en la universidad más prestigiosa de la capital, con pantalones holgados, una camisa talla más grande de la suya para que no se noten muchos sus pechos y un bolso con sus útiles, dentro de un perfume que neutraliza su olor de omega, supresores y un par de armas de defensa como un gas pimienta y un cuchillo oxidado.
Sólo por si acaso.
Atrajo miradas en el camino como siempre, más allá de su exuberante frente. Las manchas en su rostro de un tono rosado suave como un lienzo uniforme y los cuernos pequeños en su cabeza llamaban la atención, pero cuando puso un pie en la universidad las miradas cesaron, se sintió extraño y aliviado a la vez.
No podría considerar un punto asalvo del acoso, sin embargo, no lo molestaban tanto como fuera de ella. Además, los de la universidad conocían sus antecedentes, así que, si pretendían llegar a más sabían lo que les esperaban.
Llegó a su clase habitual de los jueves con su profesor Husky viniendo detrás suyo. Se sentó en su lugar, sacó sus útiles, puso su lapicero en su oreja como de costumbre y prestó atención a lo que restaba de la tarde.
En un principio fue un dolor de cabeza rogar a sus padres para que lo dejaran vivir en la ciudad. Demostrarles que era un omega fuerte capaz de destruir a todos los Alfas a su paso y que tenía la capacidad mental para acabar una carrera luego de haber sido aceptado fue difícil. Al menos con el tiempo cedieron a su petición, además que a la vaquita le ofrecieron un lindo departamento de soltero a bajo costo cerca de su universidad así que fue más sencillo hacerles cambiar de opinión.
Mudarse y acostumbrarse a los ruidos y el mal olor de las calles transitadas se volvió tedioso, pero nada que Seonghwa no pudiera soportar, y, a pesar de que a veces las clases se pusieran aburridas o tuvieran que lidiar con hombres cachondos en el camino a casa, le gustaba estar ahí y no tenía arrepentimiento alguno.
No era alguien sociable por las advertencias de su familia metidas en su cabeza sobre lo que podía pasarle en la gran ciudad. Solo tenía un amigo de clase y otro de deporte sin tanta importancia. El primero y más importante era un Alfa de rango superior, un toro de nombre Jeong Yunho que suele llegar tarde a clases casi siempre.
Se conocieron el primer día de clases, Seonghwa casi choca con él porque el chico vino corriendo en su dirección. Tuvieron una linda amistad de inmediato ya que ambos tenían las mismas raíces, provenían de los campos, trabajando la tierra y a los animalitos toda su niñez y el común que los dos decidieron probar suerte en la capital, convirtiéndose en amigos de estudios y aveces hasta en compañeros de salidas.
Al tiempo, además de noches de estudio con alcohol entre medio o salidas divertidas fuera del instituto, YunHo se convirtió en el primer interés amoroso de nuestra linda vaquita. Compatibles por naturaleza en cuanto al rango y especie, iguales en historia de vida e ideales para copular sin problemas.
Almas gemelas sin dudar. Lo llamados "destinados" como dirían los románticos.
– ¿Me perdí de algo?
– Llegas tarde de nuevo, señor Jeong. –sus orejas se bajan de manera juguetona a los lados de su cabeza mientras le sonríe al recién llegado y sudoroso alfa que muestra una sonrisa apenada– No te perdiste de nada. El profesor no ha dicho gran cosa, solo un repaso de la clase anterior.
Asintiendo con la cabeza empezó a anotar en sus apuntes lo que estaba en la pizarra, Seonghwa jugueteó con el lapicero de color rosado en su mano, casi del mismo color que su cabello y manchas. Su omega se removió en su interior poniéndose boca arriba mostrando la pancita, anhelando ser acariciada.
Si no fuera porque neutralizó su olor antes de salir de seguro todo el salón olería a fresas dulces en consecuencia de su acción y la presencia del Alfa a su lado.
YunHo era un toro tan seductor.
Así que... ¿Qué vas hacer esta noche? –Su voz suena baja, pero audible para el Alfa, un poco más suave de lo que realmente quiso.
La clase había terminado por fin, así que estaban caminando hacia la parada de autobús. Sus casas estaban ubicadas en distintas direcciones y aunque Seonghwa podría ir caminando decidió tomarse un autobús porque era de noche y no tenía muchos ánimos de caminar, por el contrario, YunHo debía irse y agarrar el tren que lo llevaría a casa. A casi una hora de distancia de la universidad.
– Probablemente estudiar para el examen de la próxima semana ¿Tú? –pero siempre tenían la costumbre de llegar hasta la parada de autobús de Seonghwa, el Alfa de YunHo se sentía tranquilo al acompañar al Omega hasta allí, así que lo hacía siempre sin importarle perder su tren.
– También haré lo mismo. –tiene un leve sonrojo en sus mejillas al responderle. Su omega estuvo inquieto en todo el día, eso solo significaba una cosa.
Y aunque tuvo tantas ganas de invitar al Alfa a su hogar para conversar con, quizás, algunas copas de vino como casi siempre hacían, tendría que esperar hasta la próxima semana a que se calmara para hacerlo.
– Muy bien entonces.
– Entonces... Nos vemos mañana ¿No?
– Sí, nos vemos mañana. Ve con cuidado a casa Seonghwanie. –le revolvió sus cabellos hasta despeinarle dándose vuelta para irse. El omega alarmando haciéndose pequeño en su lugar, un ligero mugido saliendo de sus labios con tristeza mientras se acomodaba el cabello y veía al otro irse.
Amaba mucho a ese alfa. Mismo pasado, misma especie, rango compatible, a su olor exquisito a vino pese a olerle solo una vez por descuido suyo. Era todo lo que quería para él.
Su alfa destinado.
¿Cómo podía llegar más allá?
¿Cómo podía pedirle que le cortejara sin sonar como un Omega desesperado?
¿Cómo podría pedirle ser solamente suyo?
Pensaría en eso luego, ahora su Omega solo quería ser penetrado y mordido por él. Así que debía regresar a casa antes de correr y arañar esa enorme espalda que se le mostraba frente a él alejándose.
Permitió que su aroma a fresas se liberara apenas puso un pie en su departamento. Largó un largo suspiro lanzando sus cosas sobre el sofá, desprendió dos botones de su camisa, se quitó sus zapatos y caminó descalzo hasta la cocina. Se moría de hambre, no había almorzado en todo el día.
Hizo un poco de arroz con huevo y carne de su granja enviado por sus padres, bostezando en el proceso. Tomó asiento en su sofá a comer mientras veía la televisión una película cualquiera que le pareciera interesante. Cuando acabó, terminó sus tareas pendientes y fue a recostarse luego de tomar un supresor de celo. Su vaquita mugía en su interior pidiendo atención de un Alfa, así que dormiría para ignorarla antes de que empeorara.
Quizás en el mundo de los sueños podría hacer realidad sus ansias de que YunHo lo cortejara como su pareja. Podría mostrarle su cuello con la mirada baja en total sumisión. Él se acercaría con aquel exquisito aroma embriagador que dormiría sus sentidos encendiendo su excitación. Su vaquita mugirá desesperada, pero en total confianza entre sus brazos.
Estarían unidos en un solo ser, Seonghwa goteando de sus partes íntimas fingiendo que no se moría por YunHo. El Alfa mostraría sus enormes colmillos afilados dispuestos a formar un lazo que los uniría para siempre, y antes de la marca especial en su nuca...
¿Habría un ruido en la lejanía?
Un ruido de golpeteo lo despertó de su sueño, gruñendo somnoliento volteó a ver a todos lados encontrando una figura negra en su ventana golpeando el vidrio para llamar su atención. Era un gatito negro de ojos brillantes y amarillos, parpadeó varias veces comprobando que no estaba viendo mal la figura en la oscuridad de su cuarto, y no.
Había un gatito en su ventana queriendo entrar.
Con más ánimo se levantó de la cama yendo por él.
– Ohw, pobre pequeñín ¿Qué te pasó? –abrió la ventana agarrando al minino en sus brazos, no era pequeño, pero aún así lo acunó en sus brazos como si lo fuera.
– Miau... –Seonghwa le acarició el mentón sonriendo al ver que el gatito se acercó a su dedo pidiendo más mimos, cerrando su ventana en el proceso.
– La ventana del tercer piso de un edificio no es lugar para que esté un gatito como tú, pero esto... ¿¡Es sangre!? ¡Estás herido! Ahh, tengo que curarte ahora mismo. Menos mal traje muchas gasas, curitas y algodones con limpiadores para las heridas de mi hogar. Viniste a la casa ideal, pequeñito.
Llevó a la criatura hasta el baño. El gatito, mansito, se dejó acunar y ver sin dar quejas alguna. Tenía rayones en su espalda y mordidas en su cola y lomo de la cual goteaba toda esa sangre.
– ¿Quién te dejó así de feo? –chasqueó su lengua siseando de dolor curando las heridas más graves y poniendo curitas en las más pequeñas luego de limpiarlas bien.
En el proceso el gatito le arañó un par de veces a causa del dolor que produjo el agua oxigenada en sus heridas. Seonghwa ahora tenía leves rasguños en sus brazos, pero nada comparado con las heridas del minino.
– Y con esto... ¡Listo! Estarás mejor, lamento lastimarte mientras te curaba. Por suerte ya todo acabó. –acarició la cabeza del gato haciendo a este ronronear bajo sus dedos- ¿Tienes hambre? –el animalito pareció asentir luego de maullar en respuesta– Buscaré que tengo en mí refrigerador para ti. Sígueme.
Guardó su botiquín de primeros auxilios en su lugar y caminó hasta la sala encendiendo la televisión para tener un poco de sonido en el ambiente.
– Quédate ahí en lo que busco comida. –señaló el sofá, el minino hizo caso sentándose en el centro soltando un maullido– Tengo... Lechugas, legumbres, arroz que quedó del almuerzo. –negó con la cabeza– Los gatos son carnívoros ¿No? –volteó a ver al gatito con un dedo en su mentón pensativo.
El minino maulló, casi pareciendo decirle que sí.
– No estás tan de suerte pequeñito, me comí toda la carne ésta tarde. –bufó mirando sus almacenes en la alacena.
Maíz, distintos cereales, sus especias para tés.
– Nada que pueda dar a un minino herido y carnívoro. –bufó de nuevo.
Consideró ir a comprar comida, pero al ver el horario en la televisión descartó la idea.
– Piensa Seonghwa, piensa, eres el más inteligente de tu clase... ¿Qué le puedes dar a un gato hambriento si solo tienes cereales y verduras en tu refrigerador?
Caminó por la sala pensativo hasta que un mugido de su Omega retumbó en su pecho.
Bien, era temporada de apareamiento, por ende, sus pechos tenían mucha leche acumulada que empezaría a salir por su cuenta y dolería si no la ordeñaba adecuadamente.
Sacar un poco ahora no le vendría mal, ayudaría a calmar a su vaquita y ayudaría al gatito con su apetito. Sonaba a un buen plan.
– Tengo una idea. –movió sus orejitas, corriendo por un tazón de su cocina. Le dio la espalda a su nuevo inquilino y sacó uno de sus pechos de su blusa de tirantes exprimiendo su pezón sobre el tazón.
Sus ubres estaban un poco erectas a causa del celo, pero su instinto materno era más grande que sus ganas de aparearse en esos momentos, así que reprimió cualquier sonido obsceno hasta que llenó el tazón por completo.
Al darse vuelta para ver a su invitado sonrió al minino que volvió a maullar ante la vista.
– Ten, ven aquí. –dejó el tazón cerca en el suelo.
Las patitas pequeñas del animalito caminaron rápidamente hasta el tazón.
– Si que tienes suerte, pequeñín, es la leche más rica que probarás en tu vida, marca Park Seonghwa de la mejor granja del sur, espero que te guste.
Su omega emitió un sonidito agudo en su pecho transmitiendo calor en una vibración exquisita que recorrió todo su cuerpo.
Significaba que el supresor de celo dejó de cumplir su misión.
– Dejaré la ventana abierta de mí cuarto, vete cuando termines ¿Sí? No puedo tener mascotas aquí o me correrán del edificio. Así que por mí bien y el tuyo será mejor que regreses por donde viniste. –le señaló con su dedo volviendo a su habitación soltando un bostezo.
Los gatos no eran comunes en su granja, apenas tenía dos, uno atigrado que era de su hermanito y otro gris de su abuelo que ya estaba tan viejito como él, pero en la ciudad acostumbraba verlos saltando por las paredes en total libertad así que no le extrañó que uno apareciera en su departamento de la nada.
Sabía que los gatos de ciudad no eran domesticados del todo. Vivían su vida en libertad y solo buscaban comida en cualquier sitio, así que eso debería pasar con este minino negro, comería y se retiraría, por eso se acostó en su cama luego de dejar abierta su ventana. Se acurrucó entre sus mantas e intentó dormir.
En el mundo de sus sueños el calor abundaba por todo su cuerpo en necesidad.
¿Y cómo no?
Si tenía a su Alfa encima suyo gimoteando su nombre acercando su boca a su cuello para lamerlo, sintió la suavidad de sus cuernos pasar por su rostro, su tibia lengua en su cuello y una mano pasando por su cintura.
– YunHo... –gimió sintiendo el calor pasar como una corriente por toda su espalda, cosquilleando allí donde su destinado tocaba– Más, más... Estoy en celo, Alfa. Dame más... –mugió.
El Alfa le sonrió de costado tocando sus senos con sus enormes manos, algo se sintió extrañamente real.
Se sintió tan abrumado en el calor y su omega necesitado que cuando abrió sus ojos de vuelta en su habitación le costó caer en la realidad que no era YunHo el que estaba encima suyo sobre sus pechos, sino un minino negro que lamía uno de sus pezones.
El gatito negro hundió una de sus ubres en su boca succionando la leche que salía de ellos con necesidad, haciéndole gemir y arquearse un poco en su cama.
– N-No, no... G-Gatito, no puedes lamerme ahora. –gimió de vuelta haciéndose pequeñito con escalofríos corriendo por su cuerpo.
La lengua del animal era áspera ante su piel y sus suaves orejas le hacían cosquillas en su pecho.
Los sonidos que producía su hocico le resultaban obscenos a su mente caliente y su vaquita solo pedía más liberando sus feromonas por todo el cuarto.
– ¡A-Ah! –su otra mano se pasó a su otro pezón apretando la punta dura. Su aroma picoso llamando a un alfa siendo liberado junto al hedor de su leche. Su omega al borde de venirse– M-Más, más... Fuerte, fuerte.
Chilló y mugió contrayéndose en su lugar cuando los colmillos del minino se clavaron un poco más en su sensible piel. La cola del animalito se paseó por su barriga y no faltó mucho hasta que se vino en un gemido alto.
Jadeante observó al techo.
Odiaba los celos cuando tenía que pasarla solo porque se ponía maricón y suplicante a cualquier Alfa. Pero ¿ahora que haría?
¡Acababa de venirse por un inocente animalito chupando su pezón!
– Lo siento, gatito. –se aferró a la almohada a su lado con sus mejillas rojas de vergüenza viendo a los ojitos amarillos del minino en la leve oscuridad– Ah... Quiero más... Tienes que irte gatito, vete. –le hizo un movimiento con su mano corriéndolo, pero el contrario no hizo caso.
Jadeó tocando uno de sus pezones de nuevo. La leche salía sin parar manchando parte de la cama y su blusa mientras deliraba en sollozos, y quizás uno de esos delirios de su celo era lo que ahora tenía al frente.
Un hombre de cabello negro, desnudo con pequeñas vendas en sus heridas estaba arrodillado a su lado meneando su larga cola negra de un lado a otro.
Los ojos amarillos que lo miraban intensos casi con hambre parecían brillar en la oscuridad.
¿Dónde estaba el pequeño gatito?
– ¡¿Eh!? –se movió hacia atrás sintiendo su corazón latir desenfrenado y su vaquita volverse loca. El chico estaba acariciando sus piernas mientras le miraba– ¿Q-Quién eres? ¿Q-Qué haces? ¡¡D-Déjame!! ¡Déjame o... Gritaré!
– Tranquilo, tranquilo Omega, no voy hacerte daño. –ronroneó sujetándole las piernas a Seonghwa para evitar ser golpeado, quien poco a poco perdía las fuerzas y el control en si mismo.
Seonghwa aspiraba un aroma delicioso en el aire que enloquecía a su vaquita, perdía las fuerzas con el tiempo gracias a eso. Se fundió en las feromonas del Alfa y se derritió ante ellas.
– El gatito... Donde ésta el gatito. –deliró en un murmullo agudo.
– Estás en celo, Omega. Solo te calmaré. –su voz ronca cerca de su rostro hizo mugir a la vaquita de Seonghwa con súplica, aunque quisiera huir no tenía las fuerzas suficiente para hacerlo. Y a la vez... Se sentía correcto– No te asustes, soy el gatito de hace rato, y no haré nada malo a quien me dio un plato de comida hoy.
Las manos tibias del chico pasearon por sus esbeltas piernas con cuidado, su tacto tibio le hizo gemir separando sus piernas inconscientemente.
– D-Déjame, gatito. –suplicó por última vez en un murmullo.
El chico sonrió acercando su rostro al de Seonghwa. Dejó un besito en la mejilla de éste y paseó con su boca por su mentón, la parte de enfrente en su cuello, lamió sus clavículas, hombro y terminó en su pecho izquierdo.
– No te la meteré ni tampoco te morderé. Solo te voy a calmar y sacar tu leche, vaquita. No te ves bien, quiero ayudarte. –metió uno de sus pechos a su boca haciendo gemir a Seonghwa en alto sintiendo un escalofrío recorrer todo su cuerpo.
Una de las grandes manos del minino estaba en su pezón derecho mientras su boca de lengua áspera iba al pezón izquierdo sacando toda la leche que podía, haciéndole gemir.
Arqueó su espalda lloriqueando con desesperación. En otras circunstancias podría estar alterado de tener a un cambia formas en su departamento, en otro momento podría alterarse de que un alfa estaba chupando sus pechos, pero ahora, solo podía gemir y disfrutar del toque gentil en sus pezones que activaba su excitación y hacía mugir a su vaquita.
– M-Más, más... G-Gatito, abajo, atiéndeme abajo, por favor. ¡Mhm! –abrió sus piernas dejando ver su intimad.
Una vaquita con manchas rosadas que se extendían por cada rincón de su cuerpo, mojada con un pequeño pene en su frente erguido y soltando líquidos preseminal hasta mancharle el vientre, junto a su agujerito femenino abajo que conectaba a su útero, chorreando de su lubricante natural donde el olor a fresas se intensificaba.
El minino sonrió asintiendo, pasó a chupar el pezón derecho con su larga lengua y su suave cola de gatito enrolló al miembro del Omega, enrollando su erguida polla haciendo lloriquear al bajo.
Los sonidos de gemidos agudos y mugidos, con lo obsceno de las chupadas del minino eran lo único que se escuchaba en la caliente habitación.
Las orejas del omega estaban bajas y su vaquita deliraba de placer llamando más al Alfa con sus ruiditos y su olor. Seonghwa divisó el cambio en los ojos de alfa, oscurecerse hasta casi parecer un depredador y él su pequeña presa, el rojizo en su iris contrastar con el dorado.
Esa mirada que provocó una corriente por todo su cuerpo de la manera hambrienta en que lo veía, mostrando sus colmillos más filosos en el proceso.
Listo para devorarlo en cada sentido.
– ¡G-Gatito! ¡A-Ah! ¡Ah! ¡E-Estoy por...! –chilló sintiendo su semilla liberarse gritando de éxtasis, poniendo su rostro a un lado para mostrar su cuello en total sumisión. Empapó todo bajo sus piernas y parte de su vientre mientras agachaba la cabeza.
Jadeó tratando de recuperar la respiración luego de su orgasmo. El minino frente a él empezó a verso borroso y vio una marca de sangre que se extendió por el brazo herido de éste goteando hasta su pierna.
Quizás alguna herida que se abrió...
Todo se vio borroso de a poco.
– Eso es, buen chico. Descansa. –le estaba acariciando sus cabellos mientras murmuraba con su ronca voz y Seonghwa se desvaneció en su cama por tercera vez en el mundo de sus sueños, esperando no encontrarse con más sorpresas esta vez al despertar.
Lo último que vieron sus ojos antes de dormir fueron aquellas pupilas volver a su color normal y a mirarlo con ternura mientras una pequeña sonrisa surcaba en sus labios.
En su regreso a la cordura deseó no haber sido marcado esa noche por un extraño adicto a su leche.
Chapter 2: .• San •.
Summary:
La habitación era perfecta para un omega que vivía solo, bien amueblada y sin basura. El minino gozó del alivio de sus heridas curadas, otro goce recostándose sobre el suave sofá mientras le buscaban comida y la última viendo la figura del dueño que lo ayudó.
¿Cómo podría existir una tentación tan grande como ese Omega? Era tan...
Chapter Text
Con la salida del sol los gatos disfrutan estar bajo de su luz mostrando sus pancitas así recibir el calor del amanecer y la suave brisa de una mañana tranquila.
El jardín de su casa era el lugar ideal para descansar, recibiendo su vitamina diaria boca arriba. Luego de un desayuno a base de yogur sin sabor y un poco de cereales, San fue a recostarse en su patio. El pasto estaba creciendo de a poco y el sol estaba en su mejor punto como para no disfrutarlo. Estiró sus patas tronando sus huesos y ronroneando con gusto.
El césped le embriagaba los sentidos mientras se amoldaba a su cuerpo como una suave cama de plumas. Le hacía ronronear a su cuerpo adormilado, calmaba todos sus sentidos. Era su rutina favorita en el día.
Solo que, en esta mañana, la puerta que lleva al jardín se azotó con fuerza en un estruendo que lo asustó, y de ella, apareció la imagen de un Alfa con sus cejas unidas y el aroma amargo que se expandió en furia en todo el ambiente, provocando que tapara su nariz inconscientemente.
– ¡¡¡CHOI SAN!!!
Oh, no.
Su pareja estaba frente a él, con las manos en su cintura y un semblante de poco amigos. Su aroma era demasiado asqueroso para soportar, hizo gruñir a su Alfa interno por el reclamo de autoridad que se trataba de imponer.
En una situación así, donde dos Alfas están enfrentados y uno de ellos libera sus feromonas disgustada logra que el hedor ponga a cualquier otro Alfa a la defensiva, provoca que muestren sus garras y dientes además de los deseos de ir al ataque directo al cuello para acabar con la otra figura que reclama autoridad en su territorio o en su manada.
Pero, por supuesto, San es un gatito domesticado que sabe controlar muy bien a su animal interior y por más que su minino gruña alzando su lomo mientras erizaba sus cabellos, tiene el poder suficiente sobre él para recostarlo en el suelo y no atacar. Con una caricia en su cabeza negrita haciéndole refunfuñar bajito para impedirle ir al ataque.
Haciéndole comprender, otra vez, que la pareja con la que están siempre era temperamental, pero sin buscar pelea a muerte como los primitivos lobos normales, solo era alguien que no controlaba su ira.
– ¡Explícame esto! –le mostró la pantalla de su teléfono desde arriba. San soltó un ligero sonido de confusión volviendo a su forma humana para enfocar su vista en el aparato.
Era una imagen de uno de sus amigos más queridos de espalda (lo reconocía por su cabello y orejas), un dedo de su pareja estaba bajando un poco el camisón que éste tenía, dejando al descubierto el principio de su espalda. En otras circunstancias se hubiera enojado con su pareja por estar viendo la nuca de otro que no sea él, pero en esta oportunidad, su vista se enfocó en la marca roja de mordida que tenía el de la foto en esa zona.
Ah, ya podía asimilar por donde iba todo esto, pero aún así volteó a su pareja esperando que dijera algo más.
– ¡Acabas de dejar una puta marca a YeoSang en el cuello!
San trona su cuello emitiendo un sonido de desagrado. Estaba en lo cierto, recuerda haber hecho eso, sin embargo, no esperaba que su pareja se diera cuenta tan pronto y viniera a interrumpir su siesta mañanera.
– No es su cuello, es en su nuca. –aclaró a pesar de que el contrario estaría asesinándolo de mil maneras con la mirada– Puedo explicar eso ¿Y cómo se la viste y pudiste sacar una foto sin que te huyera?
– ¡Eso no importa ahora, te dije que me explicara esto ahora! –volvió a señalar el aparato en sus manos haciendo un sonido con sus uñas largas chocando en el cristal, podía notar que su animal interno estaba alterado, maullando con su lomo alzándose cada vez más, gruñendo con sus pupilas contraídas, y por consecuencia alterando al gato de San también, poniéndose alerta de nuevo.
– Cálmate primero, estás alterado y eso solo empeorará las cosas Woonie. –sacudió la cabeza tratando de no aspirar el aroma putrefacto del contrario, tomando asiento en el césped palmeando a su lado– Ven, sentémonos en la hierba un rato. El sol es agradable hoy como para discutir por cosas sin importancia.
– ¡¡No estoy alterado y no pienso sentarme en el estúpido césped hasta que me expliques que mierda hiciste con ese beta!! –se arrodilló frente a San dándole un empujón con fuerza volteándolo de su postura recta– ¡¡Además una puta marca no es "algo sin importancia"!!
– Me auto invité a una noche de tragos ayer. –mencionó con desagrado, frunciendo su entrecejo– ¡Te recuerdo que me corriste del cuarto esa noche!
– ¿¡Y eso te dio el pensamiento de que podías huir a su casa, justamente!? –acortó la distancia sin dejar de gruñir mostrando sus colmillos.
– ¡¿Dónde más querías que fuera?! –dejó que su gato negro se alzará un poco a la vez que mostrará sus colmillos– Tampoco es que tenga tantos amigos que me presten una cama a esas horas.
– ¡Existen moteles, alquilan cuartos por unas horas en casos como estos!
– ¡¿¡Ah, sí!? ¡¿También debo recordarte que hiciste escándalo una vez que me viste saliendo de uno?!
– ¡Pues discúlpame, señor Alfa fiel! ¿¡Cómo iba yo saber que no te metiste con alguien más ahí adentro esa vez?!
–¡¿Ves?! ¡Sacas conclusiones por tu propia cuenta siempre! ¡Por eso fui con Yeosang, tomamos y nos pusimos borrachos! –Su minino alzó el lomo mostrando sus garras sin quitarse los ojos de encima.
– ¡Y esa fue la excusa perfecta para engañarme y dejar una marca en su nuca!
Ni siquiera era una marca como tal de las que hace un Alfa a un Omega perteneciéndose de por vida, era apenas una mordida que le hizo juguetonamente.
Recuerda la situación; el beta estaba muy mareado que casi cae al suelo. San lo había sostenido en sus brazos mencionando con diversión lo torpe que se regresó cuando estaba ebrio. Yeosang quiso escaparse débilmente de su agarre porque no le gustaba el afecto, y el Alfa dejó una mordidita en la zona de su nuca entre risas diciendo que era tierno.
Luego de eso se fueron a dormir en camas separadas.
Sin embargo, explicarle a su pareja era hablar con la mismísima pared porque negaría lo que pasó e inventaría su propia versión.
Estaba harto de estas demostraciones de posesividad sin razón de su parte, buscando y diciendo cosas que nunca pasaron a pesar de que le mostrara pruebas. Así que, gruñó acercándose a él, unió sus cejas esparciendo su aroma de asco.
– ¡Sí, lo hice! ¿¡Y qué vas a hacer al respecto!?
Fue la gota que derramó el vaso para el contrario.
– ¡¡Te diré que haré al respecto!!
Sin más, el otro Alfa se lanzó encima de San transformándose en su animal original, un gato cálico macho de cabello esponjoso y (ahora) erizado, de garras afiladas y colmillos largos, atacó entre maullidos y arañó la piel del contrario con furia.
San también se transformó de inmediato en un gato negro. Rodaron por el suelo quitándose mechones de pelo y las gotitas de sangre por sus rasguños esparciéndose en el piso, mordieron sus cuerpos y dejaron heridas profundas por sus garras en sus pieles. El gato cálico lastimó más al contrario quien, aún en esa situación, era demasiado blando para hacerle daño y solo esquivaba sus golpes tratando de no salir tan lastimado.
El gato negro se separó en un bufido. No quería pelear más, estaba cansada de eso. Sacudió su cuerpo herido y le maulló molesto al otro.
– ¡¡Me voy de aquí!! –gruñó recogiendo su orgullo del suelo, dejando manchas de su sangre y partes de sus cabellos en su limpio césped.
– ¡¡Pues vete, tú y tus asquerosas mentiras de Alfa afuera!!
– ¡Bien, me iré ahora! ¡Yo voy! –se dio media vuelta saltando las rejas de su casa hasta abandonar ésta.
Se supone que su hogar era un sitio compartido con su pareja desde hace unos años. Un lugar seguro para ambos, escogidos con tiempo y una larga charla hasta llegar a un acuerdo, pero era San el que siempre abandonaba dicha casa en estas circunstancias, cuando ambos se disgustaban.
Porque siempre agachaba la cabeza y huía del orgulloso e infantil (de ves en cuando) cálico.
Wooyoung era muy territorial y celoso, podía entender un poco sus razones del porqué era de ese modo. No era común que un Alfa se enamorara de otro y la relación funcionara, sin embargo, aveces eso no era justificación para que lo tratara de este modo en cada oportunidad que encontró.
Aunque estaba seguro de que volverían pronto porque así era la dinámica de su relación. Wooyoung el cálico haciendo una escena de celos dejándose llevar por su posesividad de Alfa, pelearían a garras y dientes hasta que San abandonara la casa dándole su espacio, y al otro día tendrían sexo de reconciliación actuando como si nada pasara hasta la próxima pelea.
Lo normal para ellos.
Bien, pero ahora debías encontrar un lugar donde pasar la tarde.
Encontró cobijo y tranquilidad en la cima de un tobogán en un parque infantil solitario.
– ¡Mira que celarme con YeoSang cuando él hace lo mismo! –chasquea su lengua todavía con el coraje. Su cuerpo dolía por las heridas, pero nada que unas buenas lamidas no solucionaran.
Echó una pequeña siesta sobre el tobogán hasta que se llenó de niños queriendo tocar su cuerpo diciéndole cosas como "Oh, está herido, hay que llevar a casa y curarlo!" que no significaron nada bueno.
Él no era mascota de nadie, así que no permitió que nadie tocara su cuerpo herido ni lo llevara a ningún lado.
Con la caída del sol su estómago rugió pidiéndole algo de comida y fue ahí que cayó en cuenta que con la ajetreada batalla campal en su jardín se había olvidado su billetera en la mesa donde desayunó. Eso significaba muchas cosas malas. Entre ellas estaba:
1. No podría quedarse en una habitación de hotel o motel como decía Wooyoung.
2. No podría comprar algo para cenar, y regresar a casa agachando la cabeza solo porque estaba hambriento no era una opción.
Y por último
3. La opción de ir a visitar a Yeosang estaba prohibida por esos momentos. No quería meter en más problemas a ese pobre beta.
Así que solo caminó en busca de comida. Vivían en una maldita ciudad llena de personas yendo y viniendo, alguien debió tirar algún pan que podría masticar por esa noche.
Solo que, curiosamente, nadie lo hizo ese día.
Se le hizo tarde mientras vagaba por las calles. Quién sabe cuánto camino recorrió, su pata izquierda y lomo le dolían por los arañazos, impidiéndole seguir en algún momento. Al menos agradece que hayan dejado de sangrar.
Enserio ¿Nadie podría tirar un poco de pan a un pobre gato hambriento herido sin querer adoptarlo, o dejarlo buscar tranquilo en la basura?
Su nariz de pronto se alzó con deleite, en el ambiente no muy lejano a él había un exquisito olor a leche caliente con un toque de fresas. Era como un recipiente de dicho líquido tibio recién exprimido de una vaca bien cuidada, con frutas recién sacadas de la planta, rojizas y maduras llenas de jugo.
Se le hizo agua la boca y no dudó en seguir el olor con sus pocas fuerzas, encontrándose frente a una ventana de un departamento donde dormía un cambia forma de vaquita plácidamente bajo las sábanas, con una tenue luz de lámpara nocturna en su mesita a su lado.
Conocía estos departamentos anti mascotas. Así que si tuvo suerte, la vaquita podría ser un sujeto agradable que le de algo para comer y luego permitirle irse de su hogar.
Debía probar suerte, y tampoco es que tuviera más opciones que esa.
Rascó el cristal con su pata sana ¡Y la vaquita despertó de inmediato! Le abrió la ventana permitiéndole el paso; San le maulló como agradecimiento.
No se esperaba que curara sus heridas en el baño de su departamento, aún así, se lo agradeció siendo un buen huésped tranquilo y mansito.
La habitación era perfecta para un omega solo, bien amueblada y sin basura. El minino gozó del alivio de sus heridas curadas, otro goce recostándose sobre el suave sofá mientras le buscaban comida y la última viendo la figura del dueño que lo ayudó.
¿Cómo podría existir una tentación tan grande como ese Omega?
La vaquita estaba en ropas cortas y holgadas, tenía un short blanco que hacía contraste con su piel nívea y manchas, en su torso tapaban sus pechos una blusa de tirantes fucsia. Cuando se volteó al refrigerador en busca de comida dándole la espalda se había agachado y San no pudo evitar ver ese short blanco metere dentro de esos enormes duraznos que tenía como culo.
Luego estaba esa blusa de tirantes usada sin un brasier. Las manchas rosadas de diferentes tamaños y formas en su piel le parecían tiernas formando un lienzo armonioso ¡Pero lo que no sabía era que los pezones de una vaca macho podían ser tan grandes, hermosos y funcionales!
Le estaba sirviendo un tazón de leche de uno de sus pezones, o, en este caso, de su ubre. Cuando había volteado para verle de frente San bajó la vista al pecho descubierto que llenaba aquel tazón, tenía manchas incluso allí y el colorete del enorme botón era color crema, como un coral que hacía una perfecta y preciosa combinación con todas las tonalidades rosadas de su piel.
Su boca se hizo agua tanto por las tetas que veía como por la leche que le estaban dando. No pensé vivir demasiado para deleitar su ojo con pezones de vaca sirviendo su cena, pero lo gozó como nunca antes. Tomó todo lo que le sirvieron en el recipiente viendo al chico irse a su cuarto de nuevo a dormir.
Bien, había cumplido su misión, curaron sus heridas, comió hasta llenar su panza, se echó una pequeña siesta en el sofá sin permiso y ahora debía irse a su casa porque estaba seguro de que Wooyoung estaría preocupado de no saber a dónde fue.
Regresó al cuarto en donde entró. Iba despedirse dando una lamida en la mejilla del chico como agradecimiento y quizás una visualización más a sus pezones, pero no contó con el olor abrumador de Omega en celo apenas puso un pie en el cuarto; ni tampoco con que la vaquita estuviera removiéndose mientras dormía, manchando su camiseta de tirantes con su leche.
Con su conocimiento tenue sobre vacas Omegas, San sabía que no era normal que la leche le saliera de la nada sin estimulación, a menos que tuviera demasiado de ella y se drenara sin control (lo cual era doloroso para dichos cambiaformas), así que, como siempre, fue un caballero ayudando al más necesitado.
En su forma gatuna se acercó a las ubres del bello durmiente. Le alzó su camisa con su patita y empezó a chupar con cuidado de no clavar sus colmillos en la piel suave del omega. Deleitó su nariz con el aroma en el aire que hizo ronronear a su gato y con la leche de sus ubres que seguía siendo la más deliciosa que probó en su vida.
Cuando el contrario despertó ansioso de liberarse, también fue bueno con él y lo ayudó a correrse, yendo en contra de todos sus instintos Alfas que quisieron morder el cuello del Omega cuando esté se vino.
Porque solo estaba ahí ayudándole para devolverle el favor que hizo por él, no para hacer más. Después de todo los Omegas no eran de su agrado. (Aunque, bueno, masturbarse luego en su forma humana sobre los enormes senos cuando la vaquita cayó dormida después de sus orgasmos fue algo fuera de su control) (Culpó a las hormonas y a lo embriagador que Seonghwa olía)
Su Alfa había enloquecido de deseo que tuvo que liberarse cuando la vaquita tuvo su orgasmo, mordiendo su brazo hasta abrirse la piel y que sangrara. Lamió su herida luego de eso y se sintió extasiado después de eso que terminó durmiendo a un lado del Omega, en una orilla y fascinado por el suave aroma.
San no era alguien amante de los olores dulces de los Omegas normales (razones por la cual su pareja era un Alfa), pero debía admitir que el olor a leche caliente y fresas de la vaquita era perfecto para dormir. Le recordaba su infancia; yendo a dormir luego de tomar la leche de fresa con galletitas de chispas que su madre preparaba. Siendo arrullado en sus brazos y despertando con un beso en su mejilla más una caricia en su rostro.
Tenía el estómago lleno de leche que durmió sus sentidos, el aroma tibio pasando por su nariz en sus sueños calmaba a su gatito, un lugar calentito en los brazos de un lindo desconocido y donde podía liberar sus ronroneos sin pena alguna. Solo había un pequeño detalle que pasó por alto...
No había galletas y no estaba en los brazos de su madre despertando de un sueño con un beso. Todo lo contrario, fue despertado por un empujón que la vaquita le dio apenas despertó, tirándolo de la cama mientras gritaba escandalizado.
– ¡¡Eres tú, el alfa de anoche!! –el Omega se tapó con las sábanas tratando de acomodar su camiseta, tenía un color carmín en sus mejillas con estrellas brillantes rodeando sus finas facciones o quizás veía eso por el efecto somnoliento de despertar repentinamente con un empujón y un dolor en el trasero.
– Ah, buenos días. –bostezó sin darle mucha importancia, estirando su cuerpo, su gatito ronroneó despertando junto a él aún somnoliento.
– ¡Buenos días!? –el primer almohadazo fue a su rostro, desprevenido– ¡¡Chupaste mis ubres anoche!! –el segundo fue más fuerte justo en su estómago que no alcanzó a frenar– ¡ ¡Y tocaste mi... Mi...!! –el tercero lo pudo esquivar por suerte.
La vaquita sí que tenía fuerza y puntería.
– ¡Lo siento! Estabas delirando por tu celo y quise ayudarte.
– ¡¿Abusando de mí!? ¡Un pobre omega indefenso!
– ¡Ni siquiera tuvimos un acto reproductivo, vaquita! ¡Me controlé! No te marqué, solo te ayudé a que liberaras lo que tenías acumulado, mira. –le mostró su antebrazo donde tenía una marca de mordida aún fresca en su piel que se hizo la noche anterior– Para tu suerte, sé controlarme demasiado bien. Tengo dominado mi lado Alfa.–sonrió tratando de aliviar el ambiente, pero parecía que una vaquita no podía entender el lenguaje corporal de su meneo lento de cola larga, su parpadeó suave que significaba calma y sonrisa pequeña.
Todo lo contrario, estaba rojo de furia.
– ¡¡Fuera de mí cuarto!! –gritó levantándose de la cama– ¡¡Fuera!! ¡¡Vete!!
San temió por su vida volviendo a su forma gatuna, corriendo cuando la vaquita tomó su lámpara nocturna como arma. Le costó abrir la ventana, pero cuando lo hizo saltó lejos con el roce de un golpe del bravo omega.
Bien, parece que ser un buen alfa caritativo salió mal, pero su sueño y estómago lleno de leche nadie se lo sacaría.
Cuando regresó a casa, Wooyoung ni siquiera lo miró. Peinó sus cabellos frente al espejo de la sala liberando sus feromonas luciendo muy atractivo para San, llevaba puesto una camisa blanca y pantalones negros ajustados a su figura y el aroma natural a cítrico dulce rodeándolo.
– ¿Adónde vas? –gruñó viéndolo de arriba abajo sin apartar la mirada de lo bien que le quedaban aquellos pantalones y la parte de piel que dejaban esos dos botones sin abotonar en su pecho.
Wooyoung le vio de reojo alzando una ceja y lo ignoró tomando unas lentes de sol.
– No me esperes para el almuerzo. –agarró las llaves de la casa haciéndolas girar en su índice con una sonrisa de lado y se fue.
Probablemente el alfa quería poner celoso a su pareja y por supuesto que lo logró. Por más que luego San recibiría un mensaje de Yeosang confirmando que almorzaría con Wooyoung, no le quitó las ganas de estampar el cuerpo de su pareja contra la pared impidiendo que se fuera.
Pero no lo haría porque él sí sabía controlar el lado territorial de su alfa, así que sólo lo dejó irse dándole su libertad.
Porque antes de todo también estaba su orgullo de alfa y él no debía ser el que tenía que disculparse por la pelea.
Además, tenía muchas cosas que pensar.
Como el hecho de que casi marca un Omega ese día por el olor que lo embriagó.
Y quizás pensar un poco más en ese enorme trasero y tetas con leche de vaca.
Chapter 3: .• 02 •.
Summary:
– Ven conmigo.
– ¿Adónde me llevas? –la vaquita no opuso mucha resistencia a ser llevado, quizás demasiado intrigado por la extraña naturaleza del minino– Yo... Yo también debo ir a clases.
– Solo ven conmigo, no te haré nada. No me gustan los Omegas.
Seonghwa frunció sus labios siguiéndole el paso sin saber desde cuándo era tan obediente con los Alfas, quizás se debía a su falta de ganas de entrar en clases o de enfrentar a su amado que juzgaría con sus ojos lo no-tan casto que era ahora.
En todo caso, siguió el camino que el gatito le indicó.
Chapter Text
El día que la virginidad de un omega se perdiera sería un día sagrado. Los pájaros cantarían más fuertes cerca de las ventanas de la gente anunciando el amanecer. Los cerezos aparecerían por más que no sea primavera y el sol brillaría más que antes. Todo se vería color de rosa y la vida sería bella.
Seonghwa tenía esa creencia desde pequeño.
Es por eso que cuando piensa que casi tuvo sexo (no es cierto) con un Alfa que no era su amado YunHo, el mundo se le vino abajo.
Es probable que el cielo llovió ese fin de semana porque Seonghwa había deshonrado a su amado destinado (o quizás estaba siendo muy dramático). El clima lo acompañó en su sufrimiento todos esos días, y cuando pisó su universidad aquel lunes estaba hecho un desastre.
Las ojeras hasta el piso, sin una buena alimentación, con sus pechos aun goteando leche porque no pudo sacarla sin acordarse de ese gato (tuvo que ponerse una curita en ellos para evitar el roce con la ropa) y con el ánimo bajo el subsuelo sin querer ver a su querido Alfa dueño de su alegría.
¿Cómo lo vería a los ojos ahora que ya no era tan puro y casto? (Todavía lo seguía siendo). Era una vaca más de la granja (ni siquiera estaban en el campo), ya no era especial (lo seguía siendo), su amado buscaría otra vaca en el corral pronto (no había más vacas en su universidad de su misma edad, y YunHo no estaba interesado en ellas) porque él ya no podía ser más suyo (Enserio, a YunHo no le importaba eso, lo seguiría queriendo) con esa mancha en su vida.
Sorbió su nariz arrastrando los pies por el pasillo, con suerte tomó un suéter marrón y pantalones holgados negros. No tenía ánimos de verso bonito ni de patear el culo de quien le diga un piropo o pida cortejar en la calle.
Siempre fue duro de roer, siempre tocando al nudo portante para que no se acercara a su castidad, y entonces...
¿Por qué fue débil con un gato? ¡Un gato!
¡Ni siquiera un alfa de sangre pura de rango dominante que usó su voz de mando para controlarlo! ¡Sino un gato negro Alfa normal!
Una señal de mal augurio, un animal que representa la mala suerte y son mascotas que producen dolor de cabeza a veces por lo demente que son.
Tenía tanta rabia, el único trasero que quería patear era el de ese animal.
Había acumulado tanto enojo, a la mierda el llanto de todo el fin de semana, a la mierda su castidad perdida. Si veía a ese estúpido gato le arrancaría las espinas de su pene con sus uñas y dientes una por una (no horny, sí tortura).
Todo era su puta culpa, todo era su maldita culpa.
Culpa de esa cola larga y negra tan suave como el terciopelo que rozó con su piel haciéndole delirar, de esos ojos atrapantes amarillos pícaros que escaldó su piel que ahora quería arrancar con sus dedos.
Lo odiaba, lo odiaba tanto.
¿Y por qué tenía que verlo justo ahora a solo unos pasos más adelante suyo cerca del jardín principal del instituto como si nada?
¿Es que ese tonto gato no podía dejarlo en paz ni en la universidad o verso miserable para hacerlo sentir un poco mejor?
Un momento.
¿Ese gato era de su misma universidad? ¿¡Estudiaba ahí también!?
Nunca lo había visto. Con una presencia atrapante como la suya le parece extraño nunca haber notado su existencia antes.
Esperan... ¿" Presencia atrapante como la suya "? Al diablo, estaba volviéndose loco.
Sus pisadas se volvieron duras y fuertes yendo hacia él, apretando los dientes y el mentón. El gatito estaba sólo y cuando volteó a verle retrocedió unos pasos instintivamente sintiendo que algo estaba mal.
Pero no pudo huir cuando Seonghwa estaba ya frente suyo agarrándolo de la camisa sin dejar de verle con enojo.
– ¡A-Ah, vaquita! Gusto en verte por aquí ¿C-Cómo estás?
– He tenido un fin de semana espantoso gracias a alguien. –gruñó, su aroma se volvió amargo y usandos su voz de mando le hizo tragar saliva al gato que se asustó por lo que pudiera pasar– Dime, gatito ¿La mordida en tu brazo es lo suficiente grande y las heridas en tu cuerpo siguen abiertas como para que sienta algo compasión por ti justo ahora?
– SSS-Sí, e-eso creo. ¡Digo! S-Sigo muy herido, vaquita ¡Pero ya no tanto! Am ¡Gracias a ti, jaja! Gracias a tus cuidados estoy casi casi nuevo ¡Muchas gracias! –sudó frío, temblando en su agarre.
Cuando un omega estaba enojado no significaba nada bueno y Park Seonghwa ya era reconocido como un Omega difícil de cortejar, eso solo empeoraba las cosas.
Conocía las anécdotas de los Alfas que fueron heridos por sus pezuñas. Así que era obvio su temor y, por si acaso, bajó una de sus manos para tapar su pene porque era el primer sitio donde frecuentaba atacar. Los ojos oscuros del omega se clavaron en él sin darle tregua, San estaba seguro que si veía los iris de la vaquita vería el mismísimo infierno con una habitación especial para él en ellos.
– Y-Yo, debo irme, ya sabes... Tengo clases.... Tengo clases justo ahora.
El rosadito hizo más fuerte el agarre de su mano en su pecho, el contrario pasó saliva incapaz de moverse, casi tragando su propia lengua de los nervios.
– No sabía que estudias aquí. Qué gran casualidad.
– Y-Yo tampoco- –se ahogó con su propia saliva al intentar querer huir de sus penetrantes ojos– yo tampoco pensé que estudiabas aquí, pero debí suponerlo ¡T-Tu departamento está demasiado cerca de aquí, era obvio!
– Jamás vuelvas a pisar mí hogar. ¿Entendido?
– ¡S -Sí señor! Digo-, sí vaquita. No lo volveré a hacer. S-Solo quería algo de comida porque no podía caminar más c-con mis heridas, no esperaba hacer lo demás.
– Sí, por supuesto que no esperabas que me despertara cuando estabas chupando mis ubres. –recalcó las últimas palabras con dureza, sin parpadear, sin dejar de hacer un agujero en su rostro de tanto verle.
– No lo digas de ese modo. –puso sus manos arriba como un prisionero desarmado ante un oficial– Iba irme, pero vi que tus ubres estaban goteando, entonces supe que debía ayudarte, n-no fue con mala intención.
– Pudiste solo dejarme solo ¿Sabes eso, no?
– Pero soy un Alfa caballeroso y servicial con quien me da una mano. No podía dejar a un Omega sufriendo solo. –miró a los ojos de la vaquita tratando de que creyera en sus palabras, pero los orbes contrarios seguían duros y fijos en él.
Si no fuera porque estaban solos en el jardín de seguro hubieran llamado la atención.
– Parece que ayudas omegas seguido...
– Solo a los que me caen bien o hacen cosas por mí, c-como tú por ejemplo... –suavizó su tono, sin importar lo que haya hecho, sus palabras eran de todo corazón– Me alimentaste y curaste mis heridas, aunque no te lo pedí. Te agradezco, es por eso que decidí ayudarte sacando un poco de leche. N-No esperaba que despertaras en celo pidiendo más, además, no abusé de ti, solo te hice sentir bien para que te calmaras.
Seonghwa notó su postura, sus ojos sinceros viendo a los suyos, sus orejas alzadas y su cola meneándose con suavidad.
No le estaba mintiendo.
Es por eso que se conmovió un poco soltando su camiseta. Tenía un poco de razón, él fue el que pidió más luego del primer toque y los Alfas se caracterizaban por su carácter posesivo y autoritario, además de ser sordos ante un Omega en él.
Sobre toda fama tenían de ser unos completos patanes que abusarían de un Omega solo porque estaba en celo y él había bajado la guardia tan fácilmente.
En realidad, si se hubiera tratado de otro Alfa, Seonghwa pudo ser marcado esa noche. Eso hubiera sido un infierno.
El minino solo le hizo correrse, incluso se lastimó a si mismo con tal de no marcar su nuca, hasta cambió las sabanas mojadas y lo arropó al dormir luego de acomodarle las ropas.
Pero eso no significaba que estaba perdonado del todo.
– ¡¡San!! –una voz diferente se acercó a ellos gritando. Quizás una campana que ayudó a San a salir de esa tortura– ¡La clase está por empezar! ¿¡Otra vez estás dando vueltas para no ingresar!?
– ¡No es así, Wooyoung! –respondió el minino negro, Seonghwa ahora descubrió el nombre de ambos y se quedó ahí, viéndolos– Solo vine a comprar un poco de jugo de uva, ya me iba.
El nuevo integrante a la conversación era un gato cálico de orejas se detenía en una clara alerta, y su olor era un poco agrio ahora.
La vaquita se preguntó que le molestaba exactamente, porque si su molestia era el tan "San" no estaría mal pedirle ayuda para patear su trasero juntos.
– ¡El favorito de Yeosang! –ironizó en su tono, riéndose– Qué casualidad.
– ¿No vas a dejar en paz el tema de mi accidental mordida en su nuca?
– ¿Quién habló de una mordida? ¡Hablo de las casualidades de la vida! De lo mucho que tú y ese beta se parecen en cuanto a gustos.
Seonghwa los miró confundidos, quedó en segundo plano ignorado por ambos Alfas a pesar de estar a un lado.
– ¡Literalmente a ustedes les gusta lo mismo! Por ejemplo, las hamburguesas con queso o los fideos.
– ¡Sí, pero porque somos mejores amigos!
– ¡Yo también soy el mejor amigo de él!
– ¿¡Desde cuándo!? ¡Si lo conoces hace poco!
– ¡No es verdad! ¡Nos conocimos en la secundaria!
– ¿Allí también lo besaste o mordiste más de una vez?
¿Una pelea de pareja? La vaquita se confundió más.
¿Eran dos Alfas juntos peleando por una beta?
Era extraño. Generalmente los Alfas peleaban con Omegas como él.
– ¡Nunca he besado a Yeosang!
– ¡Pero lo mordiste!
– ¡¿Como un beso podría ser igual a una mordida!? ¡Una marca no es igual a un beso! –el gato San se acercó al otro, dándole un empujón con su dedo índice sobre su pecho. Su rostro se notaba cabreado, pero aún así su aroma no había cambiado, eso extrañó a la vaquita– ¡Estoy cansado de tus malditos celos! ¡Me encuentras pareja hasta con las piedras!
El otro gato Wooyoung tampoco se resignó, tomó el dedo del minino negro y lo apartó de su cuerpo con brusquedad.
– ¡Pues, estoy cansado de que me hagas sentir inseguro con todos los que te rodean!
– ¿¡Y qué quieres que haga!? ¡Ya te he dicho miles de veces lo que siento por ti!
– ¡No te creo en lo absoluto! ¡Una persona que ama no besa ni muerde a alguien más!
– ¿Te debo recordar las veces que te encontré dando besos a tus amigos en la mejilla o la mordida de uno de tus compañeros de clase en su brazo?
Oh wow, estaba ante un gran embrollo del cual no quería ser parte.
Y aunque le resultaba curioso que hubiera dos Alfas peleando por (lo que parecía ser) el cariño de un Beta, uno luciendo enojado pero sin largar su aroma y el otro un extraño caso de macho cálico con aroma a cítricos, no quería estar ahí entre medio.
– ¡Fue jugando!
– ¡Jugando, claro!
Entonces, creyó que era momento de hacer su gran huida. Ya amenazó a su casi-abusador por quitar su pureza y castidad, podía regresar a su clase tranquilamente como si nada hubiera pasado olvidando lo ocurrido.
– ¡Bah! Cree lo que quieras, si no me estás engañando, entonces... ¡Me llevaré a tu Omega!
O tal vez no saldría de ésta tan fácil.
– ¿Qué? –el gato cálico lo jaló del brazo atrayéndolo con él antes de que se fuera.
– Él no es mi Omega. –el gato San frunció más su ceño.
– Entonces no debería molestarte que me lo lleve conmigo ¿No? –su sonrisa juguetona no le trajo un buen sentimiento a Seonghwa, además que aún seguía mirando de forma retadora al otro alfa– Digo... Ya que no te molestaría.
– Haz lo que quieras con él, no me interesa. Voy tarde a clases, con permiso. –puso sus ojos en blanco, marchándose.
Para Seonghwa ya era tarde para huir también.
– ¡Adiós, cariño, disfruta tus horas de química! No mires a la profesora o te castraré, juro que lo haré. –gritó.
Las personas que estaban pasando por ahí los miraron confundidos, Seonghwa sintió sus mejillas enrojecer un poco de la pena haciéndose pequeño queriendo desaparecer.
Por el contrario, San rodó los ojos asintiendo, obediente quizás.
– Ugh, los alfas son tan estúpidos ¿No lo crees? –el gato cálico volteó hacia él soltando un gruñido, aún aferrado a su brazo para que no pudiera marcharse.
– Eso creo...
Claro que lo creía, si ese loco aferrado a su brazo era un Alfa.
Un estúpido alfa. Todos los Alfas eran estúpidos, menos Yunho, claro.
Era por eso que él sería el único que dejaría entrar en la vida y en su útero para darle cachorros iguales de guapos e inteligentes que él.
El perfecto candidato para ser padre de sus bebés.
– Aún falta para que la clase inicie, de seguro ese tarado fue a pasear antes de entrar. –refunfuñó más para sí mismo el Alfa, jalando apenas a la vaquita– Ven conmigo.
– ¿Adónde me llevas? –no opuso mucha resistencia a ser llevado, quizás demasiado intrigado por la extraña naturaleza del minino– Yo... Yo también debo ir a clases.
– Solo ven conmigo, no te haré nada. No me gustan los Omegas.
Seonghwa frunció sus labios siguiéndole el paso sin saber desde cuándo era tan obediente con los Alfas, quizás se debía a su falta de ganas de entrar en clases o de enfrentar a su amado que juzgaría con sus ojos lo no-tan casto que era ahora.
En todo caso, siguió el camino que el gatito le indicó.
Pasaron por unos salones hasta entrar en uno alejado de todos, cercano al gimnasio, totalmente vacío.
En otras circunstancias con otros Alfas; Seonghwa podría estar enojado y golpear al nudo-portante para irse de ahí indignado porque trataron de verlo como un objeto sexual otra vez, pero extrañamente, estaba tranquilo y con la guardia baja. Quizás porque el cálico no se veía peligroso o tal vez se debía a que la curiosidad respecto a lo que diría era más grande que su instinto asesino.
¿Era un chismoso total o se dejó llevar por un rostro guapo que olía a naranjas dulces?
No quería saber la respuesta a eso.
El gato Wooyoung lo liberó del agarre apoyándose sobre la pared mientras se cruzaba de brazos viéndole.
– ¿Qué piensas de la situación? –rompió el silencio llamando su atención.
Seonghwa estaba confundido.
– ¿Disculpa? –después de darle una ojeada a los ventanales muchos más lindos que su salón (quejándose internamente por eso), volteó a ver al Alfa gruñón.
Su aroma había cambiado, ya no estaba agrio y podrido. Ahora podía sentir el dulzor de las naranjas picar en su nariz.
– No te hagas el desentendido. Escuchaste toda nuestra discusión allá. Pues bien ¿Quién cree que tiene la razón? ¿Yo o él?
Seonghwa parpadeó perplejo atando cabos.
Si se refería a su disputa en donde está metido un pobre beta del cual no conoce el rostro ni nombre tenía mucho por opinar sobre eso.
– Creo que ambos están dementes y deberían hablar bien del tema sin ponerse a discutir en horario escolar. Son unos Alfas bastante problemáticos.
– Ja... No creo que eso sea posible, ahora... Estamos peleados. –se abrazó a si mismo bajando poco a poco con la pared en su espalda hasta quedar sentado en el suelo. Algo había cambiado en el ambiente y entre esas cosas era el rostro del contrario. Estaba sonrojado, algo sudoroso y ciertamente triste. Abatido– No puedo ir y hablarle sobre mis sentimientos cuando es obvio que está conmigo enojado. Lo peor es que no sería la primera vez que lo alejo de mi cuando quiero que haga todo lo contrario. Ja, supongo que el único Alfa problemático soy yo.
El dulzor de cítricos del Alfa cambió, se volvió sofocante, provocando un poco de escalofríos en la vaquita.
– No digas eso. –trató de animarle, porque ciertamente le daba un poco de pena– Es tu novio después de todo ¿No? Si está contigo significa que no eres tan problemático o que te ama de esa manera. Cualquiera ya te hubiera terminado ya. Los Alfa son intolerables.
– Pero es un Alfa del que estamos hablando. Mi alfa. Debe ser raro para ti que otro Alfa diga eso de su mismo rango ¿No? Debes estar juzgándome internamente.
– No digas eso. No soy quien para juzgar a quien decide amar. Y... Oye, ¿Estás bien? –el chico estaba temblando en el suelo, jadeando con su mirada perdida al frente aferrado a sus rodillas. La vaquita se acercó para tocarle su frente con cuidado– Ah, estás ardiendo.
El cálico había alzado su vista para verle, deleitando al omega con esos dos enormes y brillantes orbes verdes que golpearon justo en su corazón.
Eso o estaba por darle una taquicardia al presenciar el ataque ¿Nervioso? de un Alfa.
Nunca había presenciado algo así antes.
– ¿Qué hago? ¿Qué hago? ¿Traigo ayuda? ¿Llamo a tu pareja?
– ¡No lo hagas! –gritó haciendo quedar quieto al contrario que ya había comenzado a caminar en círculos en su lugar, alterándose– Quédate aquí. Conmigo, ven a mí lado. Me duele el estómago.
Dudoso aceptó porque no había más opciones y no olía nada raro en el aire.
Se sentó a su lado y en cuestión de segundo tenía al Alfa apoyando su cabeza sobre la suya, poniendo un poco su nariz en su cuello, aspirando su aroma.
Le extrañó un poco ser olisqueado, pero no le disgustó en lo más mínimo.
– Demonios... –le gruñó causando escalofríos en la vaquita por el cambio de voz grave. Sintió la aspiración de su aroma que estaba despertando a su vaquita ansiosa de más– No quería que mi celo llegara ahora, aquí.
– ¡¿C-Celo!? –otra vez bajó la guardia ante un Alfa, solo que esta vez no se había dado cuenta, debió suponerlo.
El aroma, su rostro, la piel caliente, sus ojos con pupilas dilatadas, los vellos erizados. ¡Vamos, que era más que obvio!
Wooyoung se apoyó contra su cuello ocultando su rostro. La vaquita se estremeció con la cercanía y el aroma que inundó el salón hizo mugir a su vaquita por lo bajo.
Se había vuelto más dulce y embriagador.
– ¿E-Es esto una trampa tuya? D-Dijiste que no te gustaban los Omegas.
– No es una trampa. No sabía que entraría en celo justo ahora, solo quería hablar contigo sobre lo que pasó. No quiero follarte, pero... ¿P-Podrías ayudarme? –se alejó un poco para verle con esos orbes verdosos en súplicas– Me duele mucho.
– ¿¡Cómo haría eso!?
– Tocando aquí. –le sujetó su mano llevándola hasta el bulto sobre sus pantalones erguido con orgullo en su dirección.
Estaba tan caliente sobre su palma, podía sentir el movimiento de su erección contra sus dedos, el grosor rodeando sus dígitos.
– ¡Lla-llama a tu pareja! ¡Él se debe encargar de esto, no yo!
– Ya ves que estás enojado conmigo. Además no creo que pueda soportar más hasta que esté conmigo. –lloriqueó contra su cuello. Seonghwa no apartó la mano de ahí abajo y dejó que el alfa se la moviera para acariciar un poco la zona intentando que eso calmara (o era una excusa para seguir tocando más) el dolor de su intimidad– Por favor, vaquita. Solo haz que me corra, te lo suplico. No te marcaré, no tendré sexo contigo, solo ayúdame ¿Sí?
– Ugh ... –gruñó de nuevo sintiendo su rostro tibio, los colores se le habían subido y el calor empezaba a bajar a su vientre.
Estaba rodeado de un aroma exquisito, con un fuerte Alfa aplastando su cuerpo, su mano en una zona caliente y lo único que podía pensar es que le daba un poco de pena el cálico.
Así, se rindió.
Estaba sin escapatoria, acorralado contra la pared, con un Alfa en celo que tenía ojos lindos y un aroma demasiado delicioso.
Además tampoco se veía tan mal de arriba ni de abajo como para negarse a cumplir su pedido.
Porque solo ayudaría una vez ¿No?
Seguiría siendo ideal para Yunho.
– Está bien, te ayudaré. ¿S-Solo debo hacerlo con mis dedos?
– Con lo que sea, pero apresúrate, por favor.
Estaba volviéndose loco.
Esto no significaba tener sexo y si no era sexo significaba que seguía siendo puro y casto, su amado podría tomarlo en sus brazos aún perdonando todo lo que hizo en el pasado.
O era esa la excusa que necesitaba para seguir con su fechoría.
Chapter 4: .• Woyoung•.
Summary:
El omega bajó primero el pantalón con cuidado y Wooyoung le ayudó también con su ropa interior. Demasiado ansioso por pensar en algo más que no sea la vaquita con sus manchas rosadas y olor a fresa.
Es el segundo pene que Seonghwa ve erguido frente a él, el primero que toca con sus manos, y, para poner peor la situación, no se trataba del pene de su amado YunHo que se suponía sería el primero en todos los aspectos.
Debía estar loco para hacer esto y sentirse bien al respecto.
Chapter Text
La rutina de celo en los Alfas es espantosa. Comienza con emociones negativas para los "nudos portantes" como síntoma inicial. Una irritabilidad los rodea por completo logrando que se pelearan con cualquier Alfa cercano en busca de sentirse el líder del territorio, una manera de obtener el liderazgo y derrocar a todos los demás para quedarse con la mayor parte de omegas.
Por supuesto que todos esos rasgos se dieron en la antigüedad cuando aún eran dominados por sus instintos. No obstante existe todavía en el mundo Alfas que se dejan dominar por ellos causando estragos en la sociedad.
Les siguen los dolores de estómago a su furia (en realidad son cosquilleos en sus vientres y parte baja, anunciando la posibilidad adquirida de aparearse muchas veces) finalizando con la picazón de los colmillos hasta que logran entrar en celo y perder el juicio por completo, volviéndose perros cachondos y salvajes.
Por supuesto, no todos los Alfas pasaban por lo primero del mal humor o se convertían en bestias despiadadas.
Pero Wooyoung sí era del tipo agresivo.
Se ponía furioso sin razón y con cualquier persona en esas fechas (sobre todo con el pobre San que tenía que tolerarlo). Cuando estuvo tan irritable que ni él mismo se aguantaba debía suponer que algo así pasaría más pronto que nunca, pero ya era demasiado tarde para darse cuenta y tomar un inhibidor huyendo de la linda vaquita olor a fresas, linda, sonrojada y dispuesta a ayudar con su dolor.
¿Y quién era él para negarse a ser mimado por una criatura tan linda como esa?
– Aquí voy... –temeroso de cometer algún error o luchando con su propia mente y razón, la vaquita pasó su palma por el caliente bulto apunto de estallar del gato bajo esas ropas ajustadas. Todo ante su mirada verde atenta y oscura.
Al cálico no le gustaba mucho la idea de hacerlo en un salón de clases de su instituto con una persona que acababa de conocer, pero cuando su gato interno maúlla con tanta insistencia dándole dolor de cabeza y punzadas en su panza, levantando el lomo y goteando sus fluidos por sus piernas implorando atención ¿Cómo puede decir que aguantará un poco más? ¿Qué podrá salir de ahí ileso?
Qué logrará ganar cuando lo único que quería era liberarse tan fuertemente, cuando sus altos maullidos no eran escuchados por su novio y su pene de púas ansiaba el alivio que él mismo nunca pudo darse.
Ya ni siquiera importaba si era de la mano de su pareja o alguien más que no conocía ni su nombre, solo quería que el calor se disipara porque su gato lo volvería loco.
Agradece ser un Alfa normal, si hubiera sido uno de Alto rango de seguro ya habría peleado con todo lo que lo rodeara y golpeado su cabeza contra la pared totalmente enloquecido.
Esos sí que tienen el humor de perros en esos días de calor, había más casos en donde los sangre pura se dejan dominar por su animal interior, logrando crear destrozos y abusos.
El omega bajó primero el pantalón con cuidado y Wooyoung le ayudó también con su ropa interior. Demasiado ansioso por pensar en algo más que no sea la vaquita con sus manchas rosadas y olor a fresa.
Es el segundo pene que Seonghwa ve erguido frente a él, el primero que toca con sus manos, y, para poner peor la situación, no se trataba del pene de su amado YunHo que se suponía sería el primero en todos los aspectos.
Debía estar loco para hacer esto y sentirse bien al respecto.
Enrolló su mano sobre la extensión de la tibia piel, bajando y subiendo con cuidado para mermar la dura presión. Wooyoung jadeó de alivio, podía sentir su toque temblar y en su leve cordura pensó que era la primera vez que el omega hacía algo así.
No lo culpaba, él fue mucho peor la primera vez que tocó un pene. Temblaba demasiado por el miedo a los errores e incluso sospecha que provocó dolor en su novio porque lo sostuvo demasiado fuerte (a pesar de que San le decía que lo estaba haciendo bien).
Aun así la idea de ser el primero para el omega hizo ronronear a su gatito de gusto, dejándose entregar más a él meneando la cola.
– A-Ahh... –se acomodó mejor en el suelo abriendo sus piernas, desde su posición podía ver los grandes senos de la vaquita frente a sus ojos, queriendo meter su miembro entre medio de ellas, con la tentación de morder uno por lo apetecible que lucía–Así, acaricia un poco más en la punta, suave, mhm~... Más, más. –gruñó estremeciéndose en su lugar cerrando apenas sus ojitos con sus mejillas tiñéndose de carmín.
Demonios, que para ser un principiante lo hacía demasiado bien.
La mano del gato se acercó para clavar sus dedos en la cadera de la vaquita y con su diestra se aferró al suelo mientras se contraía, arañando un poco la piel nívea del omega y dejando marcas en la madera bajo suyo. Estaba cerrando sus ojos dejando maullar a su gato que se derretía con las caricias tan suaves ajenas.
Seonghwa no era el mejor en su labor, pero también tenía un miembro masculino unido a su otro órgano femenino, así que tocó en las zonas donde a él le hacía sentir bien. Caricias suaves en la punta, con su pulgar en el huequito del glande y subida lentas con bajadas profundas por la piel de su base, hasta que se su mano se llenara de líquido preseminal espeso indicando que iba por buen camino, haciendo maullar más fuerte al Alfa en el proceso.
Su vaquita mugió débil por la imagen que tenía frente suyo. Su Omega se derretía y satisfacía con la idea de ser causante de reacciones tan lindas en un Alfa.
Se estremecía ante su toque cada vez más confiados soltando los más lindos maullidos que alguna vez escuchó, incluso su pecho retumbaba suave como un tambor, se concentró tanto en los sonidos y sensaciones que dio un respingo de susto cuando el cálico se aferró a su cuerpo acortando la distancia entre los dos para gemir en su oído. Estaba aferrándose a su torso mientras gemía desesperado en su oido.
Su respiración, los jadeos bajos y gemidos en súplica a la par de su lóbulo, su piel caliente rozando la suya hasta empaparla. No paró los movimientos, e incluso gimió bajito a su lado sin poder evitarlo.
– ¡A-Ah! ¡Ah! E-Estoy cerca. V-Vaquita, un poco más... ¡Ngh! Más, más... –lloriqueó tiernamente frotándose en busca de más contacto. Seonghwa mordió su labio inferior para no dejarse llevar más allá de los sonidos (por desgracia su imaginación funcionaba demasiado bien) concentrándose en su trabajo.
Estaba ahí para ayudar, nada más (repite hasta que lo creas)
Así, usando su mano como un juguetito sexual, el Alfa dejó salir su líquido caliente sobre ella en un grito, clavando sus garras filosas en su piel en un gruñido ahogado que le siguió en un sollozo y sacó un gritito de dolor a Seonghwa por sus garras filosas.
Agotado, el cálico trató de recuperar el aire perdido con el aroma tan delicioso a su lado, uniendo su nariz con el cuello de la vaquita para aspirar más la fragancia.
Wooyoung dejó caer un poco su peso sobre el hombro del omega mientras jadeaba entre espasmos y por un momento la vaquita esperó que aquella situación se acabara ya y lo dejara irse del aula, no obstante, antes de poder querer hacer o decir algo el cálico lo había tirado al suelo en un golpe seco.
Jadeó de dolor por lo repentino que fue, sus manos sostenidas por las del Alfa encima de su cabeza mientras lo miraba atento con mejillas sonrojadas.
El aroma a cítricos en el ambiente proveniente del Alfa combinado con el dulzor de la leche del Omega, el sudor y el hedor de ambos estaba enloqueciendo a la vaquita, olvidándose en donde estaba y con quién específicamente. Dejó a un lado por un momento que era un Omega excitado sacando un aroma dulce de su cuerpo antes de siquiera poder pensar en otra cosa que no sea satisfacer al Alfa, mostrando su cuello con sumisión y con una erección visible bajo sus ropas holgadas, debajo de un hombre que había entrado en celo y que le miraba con deseo, hambre y necesidad.
(Para nada algo bueno)
– Vaquita... –el Alfa jadeó en un tono ronco mostrando sus colmillos. Eran más grandes y afilados que antes. Todo su cuerpo reaccionó en un escalofrío.
Seonghwa liberó una de sus manos y lo primero que hizo fue cubrir su rostro, sentía algo de pena por los brillantes ojos verdes del Alfa deseándolo con tanta fuerza, luciendo adorable como una súplica más que temible, logrando que su vaquita mugiera bajo queriendo más.
Wooyoung no era amante de los Omegas. Detestaba sus aromas pica-dientes a caramelos y paletas. Odiaba que fueran tan débiles y que con un solo toque se pudieran romper en sus brazos. Siempre tuvo miedo y rechazo por lo pequeño y frágiles que eran que desarrollar deseo hacia ellos fue imposible, pero la vaquita era especial.
Su cuerpo no era débil como el estereotipo de omega común. Tenía masa muscular en cada lugar, incluso creía que más que él. Podría patearlo justo en esos momentos y huir victorioso, sin embargo, lucía tan lindo, indefenso y necesitado bajo suyo justo ahora.
No podía dejarlo ir así.
Demasiado hermoso, con sus pupilas dilatadas que tratan de no verlo mucho como si no quisiera que se diera cuenta de su excitación, con mejillas rojas qué hacía un hermoso contraste con sus manchas y una leve capa de sudor que quiere ocultar entre su mano.
Tan lindo para el autocontrol de un Wooyoung segado por los maullidos en celo de su gato, por más amante de Alfas que fuera.
Quería joderlo tanto justo ahora. Quería ver más colores en su cuerpo, ¿Si mordía su piel se volvería de un rojo rosado igual a sus manchas? ¿Igual que aquel sonrojo coral en sus mejillas, orejas y cuello? ¿El trazo de manchas se expendería uniformemente también por sus pechos? ¿Qué tal le quedaría el morado y verde en su piel nívea?
– ¡¡Ah!! ¡N-No! –en un descuido el suéter de Seonghwa estaba siendo levantado por encima de su torso y una de sus ubres ya mojada de su leche salió dando un brinquito.
Wooyoung se relamió los labios observando unos segundos sus pezones, de un rosa más opaco que combinaba con los demás. Manchas por toda su piel iguales a las de su rostro y sus peones tapados apenas con una curita rosada pálido. En un ronroneo succionó el pezón con necesidad, produciendo sonidos grotescos y húmedo.
La vaquita ahogó un grito, la lengua del cálico era áspera igual a la de San, sin timidez, pero la sensación era la misma. Le sacó la curita que cubría su piel y enrolló su pezón con su tibio miembro bucal sacando una gran cantidad de su leche hasta mancharse los labios y mentón.
Liberó un gemido alto, removiéndose con descargas eléctricas recorriendo todo su cuerpo desde la punta de sus pies hasta la raíz de sus cabellos. Estaba tan sensible en sus pechos que las sensaciones podía sentirla en cada una de sus células.
Era mucho más intenso que con San.
– ¡A-Ah! ¡Gato! ¡N-No! –mugió contrayéndose un poco con su rostro acalorado igual que su cuerpo– ¡N-No...! ¡...No sólo succiones ahí...! –lloriqueó bajito tomando su otro pecho para enseñárselo.
Dicen por ahí, que si no puedes contra el enemigo lo mejor es unirte a él.
Eso funcionaba como una buena excusa para ambos justo ahora.
Wooyoung soltó un gruñidito de gusto asintiendo con obediencia, tomando el otro pezón entre su boca copiando su acción anterior de retirar la curita con su lengua, acariciando el que liberó con sus dedos.
Lo hizo delirar bajo su cuerpo y Seonghwa tampoco quería quedarse al margen como una princesita de almohada.
Recordó a San y el control de su cola, el como le había ayudado en su calor enrollando su extremidad en su zona íntima, así que quiso intentar lo mismo al darse cuenta que sus brazos eran demasiado cortos para tomar el miembro del Alfa. Movió su cola de vaquita por el cuerpo encima suyo, acariciando hasta enrollarla en la polla dura del cálico.
Y tal y como recuerda qué pasó la noche anterior, bombea la piel del miembro de arriba abajo con velocidad. Wooyoung maúlla en un lloriqueo ahogado sobre su pezón, empezando a chupar con más insistencia para evitar gemir.
Hace estremecer a Seonghwa por la vibracion que se están de a su intimidad, hasta que arquea su espalda gimiendo incoherencias.
La mente de Wooyoung se nubla en el calor. Se olvida que está en un salón de clases, que probablemente hay gente afuera escuchándolos, que está satisfaciéndose con un omega que no conoce ni su nombre y que estaba siendo infiel a su pareja.
Aún así, no busca su propio placer, no se detiene a pensar en eso porque su Alfa siempre pensó en los demás pese a estar en épocas de calor. Así que mete sus dedos en la intimidad ya mojada de la vaquita sin quitarle la ropa, haciéndola mugir de sorpresa y gusto.
Su poca experiencia logra encontrar puntos sensibles en él al primer intento, tocando su punto g con sus largos dedos hasta que el aroma a fresas se vuelve más intenso y Seonghwa gime más alto.
El Alfa se corre de nuevo en un maullido ahogado mordiendo su brazo porque no quiere enlazarse al Omega, porque la colita de la vaquita es muy suave y aprieta bien los lugares correctos, porque la leche de sus pezones es riquísima y porque los gemidos del chico estaban volviéndolo loco. Al quitarle los pantalones y ropa interior del Omega para poder penetrar mejor su interior con sus dígitos logra que Seonghwa se viniera en su mano segundos después, arañando parte de su espalda por encima de su camiseta.
Siendo un total desastre juntos.
– Tan lindo… –murmura Wooyoung viendo a la vaquita jadear bajo suyo con una mancha húmeda en sus pantalones por su culpa y una capa de sudor en su rostro.
Cuando saca y lame sus dedos con el esperma de la vaquita en ellos, todo se empieza a ver borroso y oscuro. Sus párpados pesan y pierde la consciencia de a poco hasta que todo se vuelve oscuridad.
Recuerda el increíble orgasmo que tuvo con un Omega y olvida que tiene una herida abierta con sus propios colmillos en su brazo que no podrá ocultar cuando regrese a casa. Aún así, duerme profunda y hermosamente.
No sabe qué fue lo que le hizo despertar exactamente, pero cuando lo hizo el sol ya se estaba ocultando, tenía sus ropas bien acomodadas y estaba solo en el mismo salón.
No había señales del omega en ningún lado y su aroma apenas se percibía en el aire indicando que hace mucho tiempo se marchó. Al ver su teléfono tenía llamadas perdidas de su pareja y un mensaje de su amigo Beta, pero decidió ignorarlo a todas para levantarse del suelo gimiendo de dolor.
Su gato dejó de maullar tan fuerte, se sintió tan bien con el Omega que estaba un poco satisfecho. Iría a tomar un inhibidor para no escuchar a su animal más tarde y una pastilla así el dolor en su cuerpo por dormir en el suelo mermara.
No lo admitirá en voz alta, pero encontrar a San dentro de su casa le hizo muy feliz.
Fuera de las peleas y disputas que tenían casi siempre, estaba agradecido de que San aguantara su carácter irritante y sus celos, siguiendo en la casa y amándolo pese a todo.
Quizás la vaquita tenía razón en eso, pese a que fuera un Alfa enamorado de otro, de no ser perfecto y un buen novio a veces, San lo amaba sin importar qué.
Prometió internamente dejar de ser tan celoso, solo porque no quería que se alejara de su lado. Porque el día que llegara a su casa y él no estuviera en ella esperando, sería como si le hubieran arrancado parte de su alma y no quería eso.
– Buenas tardes. –parado en la puerta de entrada con su pareja al frente en el refrigerador buscando un vaso de agua, su gatito se removió en su interior frotando su espalda en el suelo y mostrándole su pancita a San– Yo... Vengo de la universidad. El profesor me encargó unas cosas.
El minino negro lo analizó de arriba abajo, temió ser descubierto. Se detuvo en la mordida en su brazo y luego suspiró.
Wooyoung sintió su estómago revolverse y a su gatito llorar dentro suyo por lo que pudiera pasar a continuación.
Lo sabía, su novio no era tonto para no saber lo que había pasado. La herida en su brazo estaba fresca y su aroma aún seguía revoloteando alrededor.
Sin embargo, la idea de que San pudiera enojarse e irse era algo que no podría aceptar.
– No tienes que darme explicaciones ni mentirme sobre lo que haces, pero, a la próxima, por favor responde mis llamadas. –se acercó a él, abrazó su cuerpo y palmeó su espalda sorprendiéndole por su acción– Bienvenido a casa, estuve preocupado. Por un momento pensé que... Algo malo te había pasado. Me asusté.
Aspirar su aroma, sentir su calor le calma. Era diferente del Omega, pero no dejaba de sentirse correcto, como si hubiera nacido para permanecer rodeado por sus brazos y apoyar su frente en ese ancho pecho.
– Ya ves que no fue así, siento haberte preocupado, yo…
¿Debía decirle?
Intentó buscar las palabras adecuadas, pero fue interrumpido.
– No importa. –el contrario se alejó de a poco. Su gatito hubiera vuelto a llorar si no fuera porque San tomó sus mejillas y besó sus labios dulcemente callando su llanto– Ven, te curaré ese brazo herido.
Asintiendo y sin más que decir lo siguió con la cabeza en alto, pero con la cola baja al igual que sus orejas. Algo sabía su pareja de lo que hizo, pero ¿Qué tanto?
Fue ahí que se dio cuenta que el aroma de la vaquita seguía pegado en él, incluso hasta en su boca podía olerse su leche.
Pero San no podía conocer el aroma de la vaquita ni de su leche ¿No?
No se cuestionó mucho eso. Se dejó mimar y curar en el baño sin reprochar y la tarde avanzó como de costumbre. Wooyoung tomó un inhibidor después de ser curado, cenaron en una plática amena respecto a sus carreras y luego se dio una ducha larga sintiendo a su gatito maullar otra vez dentro suyo, pero Wooyoung estaba más tranquilo ahora y su pareja pareció olvidar el incidente de la tarde.
¿O decidía hacerse el tonto?
Cuando fue a su cuarto compartido, con una toalla alrededor de su cuello listo para dormir con su novio luego de su baño, lo encontró viendo su teléfono sobre la cama. Al alzar la mirada notó que estaba ahí y dejó a un lado el aparato para sentarse en el centro, curioso.
El cálico agudizó su olfato para saber que escondía su rostro inexpresivo.
No olía a disgusto, ni a molestia, ni mucho menos tristeza, pensó que le reclamaría ahora que tenía la oportunidad, pero fue ahí que cayó en cuenta de algo más.
Algo que había pasado por alto antes.
– ¿Estás mejor de tu herida? –le intentó ver su brazo mordido desde la distancia.
San reconocería la marca de dientes de su pareja entre otras. Sus dientes rectos tenían una separación pequeña y los colmillo delgados y largos le daba su característica (¿Cómo no si los ha lamido siempre?), así que Wooyoung no podría mentirle que se trataba de la mordida de otro Alfa por un reclamo de autoridad.
Y Wooyoung también reconoce la mordida de su pareja, tiene varia de ellas en sus muslos, pantorrillas y parte trasera que tuvo que borrar miles de veces para no saber cómo eran los dientes de su novio, largos y perfectos.
Por eso recordó aquello que pasó por alto.
Sabía que aquel día que San regresó la noche que discutieron con una mordida en su brazo significaba que un omega intentó abusar o tener sexo con él y como los Alfas son más instintos que cerebro de seguro se dejó llevar hasta el punto que su gato negro quisiera marcar el cuello ajeno.
Pero sabía también que San no marcaría a nadie, hasta ahora resultaba un poco chistoso que ambos tuvieran su propia marca en sus brazos al mismo tiempo. Siendo atacados por omegas en la misma ocasión.
Alfas instintivos que ayudaron al mismo Omega sin saberlo (o al menos lo sospechaban ahora, pero sería muy incómodo de preguntar).
– Sí, mejor. Gracias por tu preocupación. –sonrió sentándose a su lado en la cama.
Era en estos momentos donde no podía dudar de él, porque entendía la jerarquía, porque desde un principio sabía que entre Alfas iba ser difícil, pero se alegra tanto que San no se haya rendido con él, que estuviera viéndole con esos ojos brillosos y besando su mejilla sin que se lo pidiera.
– Te amo, Sanie.
– Yo también te amo Woonie, aunque te comportes de esta manera agresiva conmigo. –picó su nariz entre risitas– Alfa rabioso.
Ambos sabían que la marca de dientes en sus cuerpos era propia.
Lo que significaba que ambos estuvieron con un omega, pero confiaban ciegamente en que ninguno intentó cortejar uno porque sino no estarían ahí, juntos.
Amándose a su forma.
– ¿Entraste en celo hoy? –San lo rodeó con su brazo dejando un besito en su cien haciendo ronronear a Wooyoung.
– Sí...
– Eso explicaría porque estabas tan irritable desde ayer. Debí suponerlo.
– …Ayúdame con eso, por favor, San. –un leve maullido ahogado salió de su garganta– Siento que mi gato está maullando otra vez, sabes lo irritable que se pone y me pone. Te necesita justo ahora. El inhibidor dejó de funcionar.
– Está bien, te ayudaré. –una risita de su parte dejando un beso más en la curvatura de su cuello causando un estremecimiento al bajo– Saca el lubricante de la mesita de tu lado.
– Pensé que ya se había acabado ¿Compraste uno nuevo?
– Sabía que mi pareja entraría en celo pronto, tenía que prevenirme. –emitió una risita acercando al minino cálico a su cuerpo sobre su cama.
Wooyoung jadeó sentándose sobre el cuerpo de su pareja sin dejar todo su peso encima, yendo a por los labios ajenos.
Besó, mordió y lamió los belfos gorditos de su novio, meneando su cintura hasta sentir aquel bulto caliente levantarse con orgullo queriendo entrar en su interior.
Gimoteó siendo despojado de las ropas por las rápidas manos ajenas. Tan tibias como su piel, fue lamido por el minino negro en su cuello con su áspera y larga lengua, permitió a su gatito maullar y derretirse en sus brazos, abriendo más las piernas deseoso de seguir.
San dejó mordidas sobre su cuello dándose cuenta que aquel aroma a leche de fresa ya no estaba en él. No sentirlo logró que su gatito interno se sintiera un poco decepcionado, pero el aroma a naranjas de Wooyoung lo distrajo porque era mucho mejor.
Sumergió dos dedos mojados con el lubricante, metiéndolos dentro de su pareja por debajo de su pantalón de dormir haciendo que arqueara su espalda en un lloriqueo.
– N-No me prepares. Te quiero dentro, Sanie.
– Ha pasado un tiempo, no quiero dañarte. Sé un poco paciente mí gatito. –gruñó contra su cuello, su propio gato estaba ronroneando necesitando más.
Wooyoung lo volvía loco, su aroma, su piel, todo él. Es por eso que al tercer dedo no pudo resistir más y tiró suavemente al contrario en la cama boca abajo.
Y sin más, sacando su miembro duro palpitando con ansias, le quitó sus prendas de abajo y se sumergió dentro de su pareja sacándole un gemido agudo.
– ¡S-San! ¡Aah!
Gruñendo empezó a subirle la camiseta de dormir al cálico, viendo unas líneas rojizas de arañazos en esa piel blanca trazar un camino largo por su espalda.
– W-Wooyoung. –gruñó posando su boca en su nuca, deleitando su oído con el tierno maullido sumiso del cálico.
– M-Más. A-Anudame, mi Alfa. Dame a tus cachorros...
San sintió sus colmillos picar creciendo un poco y mordió la nuca del gato cálico, marcando a su Alfa mientras se venía dentro haciendo lloriquear al bajo.
Y mientras se recuperaban del éxtasis se besaron y acicalaron juntos en lo que el nudo de San iba desinchandose.
Podían decir lo que quieran de ellos, que son tóxicos, que no se llevan bien aveces y que su relación es un desastre inmaduro, pero se amaban por completo al fin y al cabo que perdonaban este tipo de cosas.
Además que la gran química en la cama era mayor a todo lo demás.
Sobre todo cuando coordinaban en gustos, como con aquel beta o...
Ahora con la Vaquita de aroma a fresas.
Chapter 5: .• 04 •.
Summary:
En un principio se negó a hablar con el alfa que se sentó a su lado sin preguntar, pero en algún punto se había rendido aceptando su destino (más rápido de lo pensado) y justo ahora estaba insultándolo por sus acciones tan estúpidas de perro (gato) posesivo.
Un tema llegó al otro y terminaron con Seonghwa bufando con las cejas unidas mientras Wooyoung le veía atento.
– Principalmente tú, tonto. Eres un estúpido. Sé que los Alfas son criaturas territoriales, pero ¿Enserio vas a molestarte con él porque dejó una marca en un beta cuando tú haces lo mismo con los demás? – y si, fue metido en ese pleito de nuevo y aprovechó el momento para sacar su lengua sucia.
Chapter Text
Huir del minino fue fácil, porque éste cayó inconsciente luego de su segundo orgasmo, permitiendo a la vaquita acomodar sus prendas y abandonar el lugar hasta su casa mientras todos seguían en sus aulas.
No le importó perderse la clase de ese día ni mucho menos correr a su casa con al pantalón mojado, después de todo era el mejor alumno de su año, una falta no bajaría su rendimiento ni acabaría con todo su conocimiento y la opinión ajena le importaba en lo más mínimo.
El problema real fue encontrarse al minino al otro día en la universidad, porque sacarlo de encima fue lo más complicado que hizo alguna vez en su vida (mentira, ni siquiera lo intentó).
– ¡Buenos días, vaquita! ¿Cómo te encuentras de ayer? Me abandonaste cuando estábamos en la mejor parte, eso no es hace, es grosero.
Hablaba hasta por los codos, radiante como un sol de mediodía a diferencia suya que se encontraba exhausto y depresivo como la misma oscuridad de la noche.
El contraste era muy obvio, pero el gato obvió lo que veía, o quizás sí sabía y se hizo el loco, o era demasiado ingenuo para notar el ambiente a su alrededor. Contento como si no hubieran tenido un momento candente dentro de un aula vacía a menos de 10 minutos de conocerse.
– Buenas tardes, en realidad. –corrigió con rostro de pocos amigos– Estoy bien y no me mires así, no fue personal.
¿No fue personales? Lo abandonó y fue a su casa a llorar porque volvió a ser impuro por un rostro atractivo.
Su macho Alfa no merecía alguien como él para nada, si buscaba otra vaquita en el mundo no se lo negaría, hasta aceptaría la derrota con el dolor más profundo de su corazón (mentira otra vez, probablemente pelearía por el amor de su macho. Seonghwa era competitivo en el fondo).
– Oye, ahora que lo veo, eres muy bonito. Bastante atractivo he de decir. –acortó la distancia pasando un brazo por su cuello. Hwa quiso pensar que el halago iba con sinceridad y no porque San andaba a unos metros de ellos mirándolos fijamente, así que no pudo evitar sonrojarse un poco por sus palabras y su acercamiento– ¿En qué salón estás?
– Ah, ¿Gracias...? Estoy en el 4b.
– ¿De qué carrera?
– Economía y finanzas.
Hablar de su carrera significaba no tocar el tema desastroso de su casi perdida de castidad y eso era bueno para él. Le brillaban los ojos y sus orejas se alzaron un poco al pensar que estaba a dos semestres de por fin recibirse.
Aunque su buen ánimo no se comparaba al de Wooyoung en lo absoluto.
– ¿¡Enserio!? –su expresión se volvió de sorpresa total– ¡Qué casualidad, yo también estoy allí! –ah, o quizás no era tan buena idea haber abierto la boca... Debió mentir que asistía a otra carrera antes de cavar su propia tumba– No sabía que éramos compañeros de clases, ¿Dónde te sientas? Me sentaré contigo hoy.
Seonghwa aún no analizaba como llegó hasta su instituto, no recuerda que desayunó ni almorzó, estaba en modo automático desde que despertó que ni siquiera pudo decir algo coherente al minino hasta que lo arrastró a su salón casi a la fuerza.
Ni siquiera pudo aceptar aun lo que pasó. Tal parece que el gatito si lo había digerido rápidamente.
O decidía ignorar y fingir demencia.
– Ah, oye...
En fin, viendo el lado bueno, el gato cálico era la excusa perfecta que necesitaba para no estar a solas con su amado, porque de otra forma no estaba seguro que pudiera enfrentar a su Alfa solo luego de su engaño.
– Aún tengo cosas que preguntarte.
Además despertaba su duda, le hace preguntarse qué tanto estuvo enfocado en Yunho todos esos años que no recuerda haber visto a Wooyoung en su mismo salón o la pregunta sobre si el cálico estaba igual al no reconocer a Hwa considerando su mala fama.
En todo caso, serían cosas para responder después.
En un principio se negó a hablar con el alfa que se sentó a su lado sin preguntar, pero en algún punto se había rendido aceptando su destino (más rápido de lo pensado) y justo ahora estaba insultándolo por sus acciones tan estúpidas de perro (gato) posesivo.
Un tema llegó al otro y terminaron con Seonghwa bufando con las cejas unidas mientras Wooyoung le veía atento.
La vaquita estaba tan estresada por su culpa.
– Principalmente tú, tonto. Eres un estúpido. Sé que los Alfas son criaturas territoriales, pero ¿Enserio vas a molestarte con él porque dejó una marca en un beta cuando tú haces lo mismo con los demás? –y si, fue metido en ese pleito de nuevo y aprovechó el momento para sacar su lengua sucia.
A Wooyoung le encantaba la opinión de los demás, sobre todo si le daban la razón (aunque este no fuera el caso), así que hablar de las disputas con su pareja era su momento favorito del día.
– Ja, no entiendes la situación, vaquita. Yo siempre lo hago jugando. Lo mío son juegos para ponerlos nerviosos, en cambio San... Siente algo por Yeosang desde hace un tiempo y es confuso, porque yo también siento cosas por él, me pone celoso que compartan cosas sin mí.
– ¿Perdón? –lo vio con una expresión de póker, incrédulo– ¿¡Y por qué no le dices eso a tu pareja en vez de discutir en primer lugar y saltar a lastimarlo!? ¡Con una charla pacífica habrían resuelto esto!
– ¡Porque solo los quiero a ambos para mí, pero que no se crucen con nadie más! La idea de compartir a San con alguien más... Es extraño. Tampoco quiero que Yeosang se acerque a él. ¿Por qué compartirías a tu pareja en primer lugar?
La vaquita pestañeó confundido viendo al Alfa de arriba abajo con ganas de golpear su cabezota multicolor.
En algún punto la clase terminó y comenzó a charlar en el salón casi vacío esperando que la próxima clase empezara. YunHo no se había presentado en la primera hora, pero Seonghwa estaba seguro que aparecería en la próxima en cualquier momento con la excusa de que se durmió.
Pero antes de preocuparse por eso debía regañar al Alfa estúpido frente a suyo.
– Existe el poliamor para estos casos donde se ama a dos y eres incapaz de decidir por uno ¿Sabías? –hace un movimiento de obviedad.
– Esos son solo inventos de gente cachonda que quiere meter los cuernos a su pareja con un tercero en discordia, yo no quiero hacer eso. –chasqueó la lengua y Seonghwa le observó con el ceño aún más fruncido– Creo en los lazos predeterminados y que sería feliz con una sola persona para toda mí vida.
–Eso no es cierto. –alzó un dedo hacia arriba– De hecho, la poligamia existió como un método de vida donde se permitía a una persona estar casada con varios individuos al mismo tiempo y te seguro que no tenían problema con eso a menos que fueran forzados a hacerlo. Sin embargo, el poliamor, diferente de la poligamia, es un acuerdo entre tres o más individuos, nadie puede entrar ni salir de allí si no lo deciden los integrantes acordados. No significa que te vas a coger al primero que se cruza en frente solo porque te aburriste de tu pareja actual. Aquí, si ambos aman a una misma persona, por ejemplo: los dos están enamorados de ese beta que les causa tantos inconvenientes, si el susodicho los ama a ustedes de vuelta entonces pueden hacer un acuerdo de una relación de tres donde nadie más entrará dentro y podrán terminar cuando quieran como una relación normal. Es como la monogamia, una relación normal, pero con la diferencia que incluyen más integrantes.
– Entonces... ¿Si San se metiera con otro que no sea yo o Yeo, sería infidelidad?
–Así es. Y estará en sus manos si lo perdonan o vuelven otra vez con él.
– ¿Y tú crees que podemos ser una relación poliamorosa? ¿Es posible?
– ¡Por supuesto que es posible!
– Oh… No lo sabía. Se supone que las relaciones son solo de dos, si entra un tercero es una infidelidad porque le daremos más atención a él. Se rompería nuestro vínculo, y no quiero que eso pase. –sus orejitas de diferente color se bajaron entristecido, hasta sus ojos brillaban con la tristeza– La idea de perder a ambos, sobre todo a San, me aterra demasiado.
– La poligamia no es algo reciente, pero si una cosa que sanatizaron demasiado. Las infidelidades incluso existen en la poligamia, por eso digo que todo debe ser acordado y charlado con los integrantes. Incluso sin el Beta entre medio puedes perder a San si no mantiene una charla como personas civilizadas.
– Entonces... ¿Si tu amaras a mí pareja... Quisieras entrar en nuestra relación?
– Si los amara a ambos, claro que sí. Conversariamos de los acuerdos y como vernos sin excluir a nadie.
– Entiendo. Hablaré con Sanie al respecto de esto. Es nuevo, pero me das un giro a todas mis creencias.
– La sociedad actual es muy inmadura para hacer durar una relación así, es por eso que decidieron odiarla y apostar siempre a lo "destinado". Patrañas.. estoy seguro que el destino también puede marcar dos omegas, a dos alfas o tres seres distintos. A ti, con paciencia, estoy seguro que todo saldrá bien.
– ¡Seonghwa! –la vaquita dio un salto del susto por el repentino grito lejano.
Su Alfa, su posible destinado, su amado, su pareja perfecta, la luz de sus ojos y la razón de su despertar estaba a unos metros de él en la puerta del salón con una expresión de asombro y cierto alivio. Caminó con rapidez tirando su mochila a un lado sentándose al otro lado en su silla correspondiente sujetando una mano a Seonghwa quien sintió su corazón latiendo contra su pecho y a sus mejillas enrojecer por su imponente presencia.
– Me tenías preocupada, no asististe el viernes ni el lunes tampoco te vi, ¿Esta bi-...? –volteó recién a su lado al minino que agitaba su mano alegremente, saludándole. Siendo consciente de su existencia al lado de la vaquita– ¿Quién es él?
– Ahora que pienso, no me presenté. –el otro Alfa se le adelantó poniéndose de pie– Me llamó Jung Wooyoung, soy de su misma clase. Me encontré a la vaquita en el jardín y vinimos juntos.
YunHo volteó a ver a Seonghwa, preguntando con su expresión si eso era cierto, la vaquita quiso reír un poco.
Era bien sabido que el Omega no conocía a nadie del campus más que Yunho y sobre su desagrado en los alfas.
– Sí, algo así.
– Oh, qué bueno, yo soy YunHo, y, hm –volteó a la vaquita y al minino un par de veces sin saber que decir– ¿Te gusta cómo va la carrera?
– No es lo que esperaba, pero me siento bien aquí. Es linda.
– M-Me alegro de oír eso.
– ¿Qué opinas del profesor Kang de la clase de los jueves? Para ser un husky es un poco callado ¿No crees?
– No deberías guiarte de los animales de la gente. –Seonghwa interrumpió su charla viéndole con una expresión seria, a él le caía bien el profesor Kang.
En realidad, era su profesor favorito.
– ¡Oh, vamos! La mayoría de nuestros profesores son caninos, y todos son revoltosos como el demonio. ¿Por qué él, la raza más gritona de todos, es el más callado? ¡Es extraño!
– Se ve que es cierto que los gatos y perros no se llevan bien. –Yunho dijo por lo bajo, pero audible, riéndose junto a Hwa.
Wooyoung tocó su pecho indignado.
– ¡Yo me llevo muy bien con los perros! De hecho, mi próxima pareja es un lindo cachorro marróncito. ¡Y sobre eso...! Yunho. Apenas te conozco, pero me caes demasiado bien ¿Me darías tu opinión sobre mi pareja? Es una alfa, y resulta que está detrás de una beta.
Por un demonio, la clase de hoy sería demasiado larga para Seonghwa.
– ¿Seguro que estás bien? No es común que faltes dos días a la escuela.
La preocupación de YunHo causaba mariposas en el estómago de Seonghwa. Demasiadas para ser real. La tortura de clase acabó, los Alfas se llevaron mejor de lo que esperaba y en algún punto Wooyoung se borró volviendo con su novio como si nada.
Pareciera que se habían reconciliado.
Así que, él ahí estaba, hablando con su amado en la salida como si nada hubiera pasado. Olvidándose lo impuro y poco casto que fue los últimos días con dos gatos apestosos y que ahora, gracias a eso, su Alfa estaba preocupado. Lo peor es que a la vaquita le fascinaba eso.
– Sí, solo... –jugueteó con sus dedos un poco tímido– Me vino mi celo este fin de semana, por eso no vine el otro día tampoco. Me sentía débil.
Lo siento mucho YunHo, tu inocente y linda vaquita te fue infiel ese mismo fin de semana y la tarde del lunes mientras estuviste preguntándose por su ausencia. Es por eso que no quiere verte ahora fijamente para que no veas a través de sus ojos negros de demonio lujurioso.
Aunque a la vez mueve la cola como un cachorro contento por tu actitud atenta a pesar de que no la merezca.
– Oh... Debió ser duro. Me alegra que ahora regresaras sano y salvo. La verdad estuve aburrido sin tus comentarios de que tenías hambre.
¡Tan lindo!
¿Cómo podía no amarlo?
– Y tú... No viniste en la primera clase.
– Ah, sí. –hubo un matiz de vergüenza en su tono, Seonghwa quiso reír un poco por lo que sabía que diría– Se me hizo tarde así que decidió no entrar porque no entendería nada de lo que estaban hablando, ahora... Nuestro profesor del año pasado me llamó, así que debo ir a verle ¿Estás seguro que no quieres que te acompañe a tomar el autobús primero? Puedo decirle a mí profe que espere un poco.
– Estoy bien, es aquí cerca. Además, estás ocupado ahora. No es bueno hacer esperar a las autoridades.
– Ugh, está bien. Pero mándame un mensaje apenas estés en tu casa ¿Bien?
– Claro que lo haré. Nos vemos.
Así, YunHo corrió dentro del instituto otra vez, Seonghwa afuera soltó un suspiro agotado. La batería social en su organismo casi llegaba a su fin.
Observó su instituto un poco, aún no caía el sol, pero se veía muy brillante, alumnos entrando y saliendo por doquier en diferentes medios de movilidad y...
¿Un pequeño toro de cuernos pequeños acercándose a él?
– Hm... Disculpa. ¿P-Puedo hacerte una pregunta?
Era alguien pequeño dentro de un overol, apenas le daba hasta su nariz, su voz era suavecita y baja, con mejillas rojas como manzanas adornadas por unos lentes redondos y su cabello de dos colores, negro y un blanco tirando a un sutil amarillo.
Encima de su cabeza había dos pequeños cuernos blancos.
– ¿A mí? –Seonghwa se señaló a si mismo volteando a los lados.
Sintiéndose un poco tonto porque era el único parado ahí.
– Sí, hm. ¿Puedo saber tu nombre? Sonará inoportuno y un poco mal, pero oí de un amigo que un híbrido de vaquita era el más aplicado de mí carrera en un año más arriba, supuse que eras tú y quise pedirte un poco de ayuda ¿Podría ser?
Jugueteando con la cinta de su mochila, moviendo uno de sus piecitos de un lado a otro sin quitarle los ojos de encima.
El pequeño era una monada lindísima que quería besar por todo el rostro. Cautivó su vista al instante.
Por supuesto que haría todo lo que le pidiera.
– Lo que tú quieras preguntarme, estoy a tu servicio. Soy Park Seonghwa, es un gusto conocerte ¿Cómo te llamas, en qué año vas y qué necesitas de mí?
Sí, Seonghwa también era débil a las cosas monísimamente lindas. Se volvía servicial ante ello.
– Me llamo Kim Hongjoong, estoy en segundo año de economía y finanzas, en mi 5to semestre, estoy confundido con el proyecto final que el profesor Song nos encargó y sobre eso quería preguntarte.
– ¿Song? ¿Song Mingi? –el pequeño emitió un sonidito de afirmación– Ugh, ese carnívoro revoltoso sigue haciendo la vida imposible a sus alumnos. Está bien, te ayudaré, tengo un par apuntes en mi teléfono y puedo pedirle otros a mi amigo ¿Te gustaría ir a la biblioteca ahora para explicarte lo que necesites?
– ¿No será mucha molestia?
– ¡Para nada! Todavía es temprano para irme a casa. Con gusto te ayudo en esto, será rápido.
– Bien. –se encaminaron dentro de la institución de nuevo. Seonghwa se ponía feliz de ayudar a alguien tan lindo como el pequeño alfa.
YunHo comprendería la situación, se encargaría de mandarle un mensaje para explicar su nueva acción. Después de todo solo ayudaría a una belleza y volvería a casa luego, ¿No?
– Quisiera saber sobre el marco teórico del trabajo y el contenido que debe tener. Es confuso porque el profesor enlaza cinco temas en uno y yo creo que apenas entiendo tres con suerte para armar el esquema.
Sentarse en la biblioteca a conversar mientras Hongjoong le mostraba su cuaderno de apuntes coloridos y borradores bastante claros era entretenido. A esta hora el lugar estaba vacío porque la gente prefería volver a casa que estudiar, así que el silencio y la soledad les venía genial.
Y la vaquita, como el comelibros que siempre saca nueve y dieces, amaba con locura los olores de los estantes y libros nuevos, estantes llenos acomodados de la A a la Z y el lugar vacío como si estuviera hecho solo para él.
Así que compartir su lugar favorito del instituto con alguien más igual de culto que él le parecía agradable.
– Sí, Song suele ser así. Se va por las ramas a veces en vez de explicar lo que debe, pero tengo un haz bajo la manga. –sacó su teléfono de su bolsillo enseñándole su pantalla– ¡Taran!
– ¿Eh? ¿Buscaremos las cosas por internet?
– Nopi. Tengo un amigo que le cae demasiado bien a Song Mingi. Tiene apuntes y el trabajo aprobado con cien de cien gracias a él. Le pediré que me envíe lo que tiene para que te guíes.
– ¿Enserio lo harás? No quisiera ser una molestia
– Para nada, estoy seguro que amará ayudar a un dongsaeng.
Con una sonrisa en su rostro la vaquita empezó a teclear en su teléfono al chat en línea de su amado. Aprovecharía para decirle que se quedó en el instituto con un alumno de segundo.
– Está bien, y, hm, yo... Quería preguntarte otra cosa más.
– ¡Oh, respondió rápido! Ya me envía sus apuntes en un segundo, pásame tu número de teléfono para reenviarte los datos.
– Muy bien.
Un poco tembloroso de su parte terminaron intercambiaron números. Hwa halagó la foto de perfil del contrario haciéndole sonrojar un poco y una vez que los apuntes fueron enviados Seonghwa regresó a mirar al animalillo frente suyo dejando su teléfono bloqueado a un lado.
– Listo y perdón por interrumpirte. ¿Sobre qué querías hablarme recién?
– Hm. –el de menor estatura jugueteó con sus dedos sobre la mesa tragando saliva. Hwa se preguntó en sus adentros qué lo ponía tan nervioso– tu eres una vaquita... ¿No es así?
– Lo soy, desde el día de mi nacimiento ¿Por qué?
– Es que... Pasan cosas... Yo... También lo soy. Soy una vaquita.
– ¿Eres una vaquita? –parpadeó anonadado viéndole de arriba abajo– No lo pareces, con razón no creí que fueras un toro de cuernos pequeños. Tenía mis dudas por tu estatura. ¿Entonces, dónde están tus manchas?
– Las oculto con maquillaje porque se me ven feas.
– ¡¿Por qué dices eso de tus manchas!? –alzó su voz escandalizado casi poniéndose de pie. Las manchas de vaca eran sagradas para él, demasiado– ¡No lo hagas nunca más! Las manchas son zonas delicadas en nuestra piel. El pigmento del maquillaje hará que se infecten y se expandan más o cambien su color a uno podrido ¡No niegues a ser lo que eres, no te niegues a ser un omega vaquita como yo! Las manchas son hermosas como tú y como yo.
– Bueno, tranquilo, ese no es el punto, pero... –movió sus manos tratando de encontrar las palabras adecuadas, además de calmar al otro– ¿Sabes cómo es con... Los pechos?
– ¿Los pechos? ¿Te refieres a nuestras dos ubres?
– Si, lo que pasa es... Últimamente me han estado saliendo un líquido por ellas. Se siente tan extraño ¡Y no dejan de salir por más que las exprimo hasta casi llenar un vaso!
– ¿Hablas de la leche? Oh, eso por lo general se hace mayor en épocas de celo, es tan tedioso. –se acercó hasta él visiblemente preocupado, olvidándose su alteración de hace un momento– ¿Te duelen mucho? Sé que tan feo puede ser.
– Tengo una curita justo ahora en mis pezones, pero aún las siento mojadas. Dentro de poco mojarán mi remera, tan al borde de su límite... ¿P-Podrías ayudarme con eso?
– Sabes lo que eso conlleva ¿No? Tendré que... Tocarte ahí hasta quitarte cada gota de leche.
– Prefiero que me toque mi misma especie a un alfa cualquiera. Por favor Hwa, ayúdame.
Su rostro lindo bañado en un suave carmín como si estuviera avergonzado, sus ojitos brillando inocentemente mientras se levantaba su camiseta mostrando su pezón, en su piel había manchas de vaquita amarillentas sin cubrir y se notaba la vendita en ellos.
El olor repentino a vainilla inundó de pronto su nariz le contagió el suave sonrojo. Un trago de saliva mientras consideraba la idea.
Al diablo, estaba loco si le resultaba tan lindo. Tanto que no podía encontrar las palabras para decirle que no.
– Está bien, pero no te ayudaré aquí. Sígueme.
Chapter 6: .• Hongjoong •.
Summary:
Una risa seca de su parte. Hongjoong había ideado un plan en el que la vaquita se sentiría más cerca de él luego de hacerle saber que era una vaquita también. Le habría ayudado con la leche de sus pechos con consejos o lugares donde podría comprar objetos para ordeñarse correctamente, quien sabe si hasta alguna píldora que él desconozca o un remedio casero que tendrían en su granja y eventualmente se hubieran hecho cercanos hasta que lograra confesar sus sentimientos.
Nunca se esperó este momento tan íntimo en la biblioteca, manchados de sus propios fluidos con sonrisas tímidas mutuas sin saber que más decir y se sintió abrumado de pronto cuando fue consciente de todo.
Chapter Text
Muchas veces se habla de la inteligencia de los Alfas, sobre todo los de rango alto que son una minoría, pero no por eso menos importantes. Seres considerados unos genios desde la cuna hasta su muerte.
La sangre más fuerte de la manada, líderes natos que tienen todo bajo control con solo mover un dedo. Nacidos para estar al mando y con el cerebro hecho para números, física y lenguas, eruditos e increíbles.
Poco se habla de que todo eso es erróneo y que la inteligencia de los Alfas no se compara EN NADA con las de los Omegas, a quienes denominan como seres inútiles sin capacidades natas desde milenios en la humanidad.
Los llevan a la parte baja de la pirámide social, considerados débiles, pequeños y únicamente lindos, apartados de todo problema mayor. Son pasados por encima hasta por los betas y subestimados en cada acción que realizan hasta por solo respirar creyendo que son tan inútiles hasta para liderar un pequeño grupo.
Todo sin saber que ellos son los que en verdad lideran a la manada y mantienen la tranquilidad en ella desde que nacen. Tienen en su sangre la dominancia y logran mantener el control en situaciones complicadas, son metódicos y piensan siempre las cosas antes de actuar (cosa que la mayoría de Alfas y Betas no hacen).
Kim Hongjoong era un claro caso de la inmensa capacidad mental que tenían los Omegas para hacer las cosas si se lo proponían, porque él sí se sentía capaz de hacerlo todo y no tenía miedo de las consecuencias siempre y cuando todo saliera bien. No se limitaba a la opinión ajena sobre que solo debía ser pequeño y lindo sucumbiendo a la demanda ajena de betas y alfas.
Ser una vaquita Omega le trajo demasiados conflictos desde que tiene memoria por las manchas en su cuerpo o su estatura. Nadie lo tomaba en serio porque tenía la desgracia de ser un Omega normal. Existiendo para depravados Alfas que irían por su leche, condenado a parir cachorros y alimentarlos con sus ubres. Siendo rebajado a meramente algo sexual.
Es por eso que un día decidió ocultar sus manchas para dejar de ser juzgado o burlado y ahora que parecía un toro de cuernos pequeños, un Alfa de bajo rango con feromonas disfrazadas, las personas lo miraban un poco más.
Entre ellos, un ser tan lindo como Seonghwa (o al menos ese es su punto de vista).
Una hermosa persona no pondría sus ojos en un omega como él. Hong conocía a la vaquita rosa desde hacía un tiempo, aunque ¿Quién en el instituto no lo hacía en realidad?
Un omega dominante con manchas rosadas, cabello brillante que parece moverse siempre en la brisa, buenos atributos por delante y detrás, maldición, Hongjoong no sabía si quería estar con él o ser él.
Él también era una vaquita, pero se moría de ganas de tener algo con ese ser de su misma especie o ser igual de atractivo que éste.
Así que, cuando se enteró que el profesor Song también había sido su profesor no dudó en hacer su movimiento inteligente luego de pensarlo tanto.
Un martes, con el sol brillante a nada del atardecer, una brisa que hacía más divino su objetivo y él vestido lo más lindo posible para llamar la atención fue a por su presa.
Sin temor, sin que se notara su rango ni su especie.
Después de todo era un Omega, quería decir que tenía el camino libre y posibilidades bajas de ser golpeado.
– Hm... Disculpa. ¿P-Puedo hacerte una pregunta?
El proyecto final de su profesor era pan comido para él. Estaba seguro que en un solo día podría realizarlo, pero ver cómo sus compañeros se les dificulta le dio la oportunidad de estar aquí fingiendo torpeza y confusión frente a la vaquita que le dio su total confianza más rápido de lo que pensó.
Park Seonghwa podría ser el más listo de su clase y quizás hasta de toda su carrera, pero era un poco ingenuo con las personas con apariencia atractiva y lindas. Notó eso en cuanto lo vio esa misma mañana con Wooyoung a su lado, mandoneando al minino y regañándolo por sepa dios qué, pero incapaz de golpearlo porque el gatito le colocaba brillantes ojos.
Hongjoong no podía encontrar otra explicación de porque la vaquita estaría con ese minino tonto más que por su rostro atractivo y su aura coqueta atrapa gente o la lindura en sus ojos verdes, (además él conocía al Alfa y no tenía nada bueno que ofrecer a un Omega como Seonghwa) y confirmaba más su teoría por la enorme ayuda que le quería ofrecer solo por actuar pequeñito, indefenso y tierno.
La biblioteca también era su sitio favorito, en realidad fue aquí que conoció de vista a la vaquita y creció ese interés en él al verlo leer un libro de marketing y tener otro de ciencias bajo el brazo. Desde entonces juró que le hablaría alguna vez y el acoso hacia su persona comenzó planeando su próximo movimiento.
Aunque siempre era discreto para no ser notado por nadie.
– Quisiera saber sobre el marco teórico del trabajo y el contenido que debe tener. Es confuso porque el profesor enlaza cinco temas en uno y creo que apenas entiendo tres con suerte para armar el esquema. –era tan sencillo para él todo eso.
Temió que cuando Seonghwa viera su cuaderno de apuntes le llamara idiota por no entender algo que ya tenía escrito entre sus hojas. Se arriesgó de nuevo por su plan y salió ileso en su mentira.
La vaquita lo consideraba un ser no inteligente (algo que podría ofenderlo si se lo dijera otra persona) y eso significaba que podía avanzar más.
Su vista se desvió hacia abajo cuando Seonghwa estaba tecleando en su teléfono. Fingió que leía su cuaderno cuando en realidad estaba enfocado en una mancha pequeñita parecida a la de un corazón que la vaquita tenía en su pecho izquierdo y como en la piel derecha había... Una marca de, quizás, una mordida apenas visible.
No, en realidad ERA una mordida, estaba seguro de eso pese a que las ropas le impidieron ver y el sello fuera leve.
– Está bien, y, hm, yo... Quería preguntarte otra cosa más.
Un poco tembloroso de su parte terminaron intercambiando números. Hwa le halagó la foto de perfil poniéndole tímido porque no acostumbraba a recibir halagos de otros omegas, desviando su mirada un poco más hasta que los apuntes llegaron. Los divisó un poco mirando de reojo tratando de recuperar sus fuerzas.
La vaquita acababa de cruzarse de brazos sobre la mesa haciendo más grande sus pechos, si es que eso podría ser posible.
Era una tentación andante aún para un omega como Hongjoong.
– Listo y perdón por interrumpirte. ¿Sobre qué querías hablarme recién?
– Hm. –carraspeó dejando su teléfono de lado también, jugueteó con sus dedos sobre la mesa tragando saliva tratando de no ver más ahí abajo. Después de todo los ojitos de la vaquita también eran lindos (o quiso concentrase en eso)– tu eres una vaquita... ¿No es así?
Pregunta tonta que quedaba con su personalidad recién creada y fingida de dumbby boy.
– Lo soy, desde el día de mi nacimiento ¿Por qué?
– Es que... Pasan cosas... Yo... También lo soy. Soy una vaquita.
En otras circunstancias podría sentirse tonto por hablar así, tartamudeando con sus mejillas sonrosadas, pero estaba ante su crush, debía verse como un creíble tonto inocente.
– ¿Eres una vaquita? –su mirada le analizó de arriba abajo poniéndole un poco tímido– No lo pareces, con razón, no creí que fueras un toro de cuernos pequeños. Tenía mis dudas ¿Entonces dónde están tus manchas?
Tema sensible para él que no quisiera recordar ni hablar, al menos no ahora.
– Las oculto con maquillaje porque se me ven feas en mi.
– ¡¿Por qué dices eso de tus manchas!? –no esperó que gritara de ese modo, hasta se asustó un poco por lo repentino que fue– ¡No lo hagas! Las manchas son zonas delicadas en nuestra piel, el pigmento del maquillaje hará que se infecten y se expandan más o cambien su color a uno podrido ¡No niegues a ser lo que eres, no te niegues a ser un omega vaquita como yo! Las manchas son hermosas como tú y como yo.
– Bueno, tranquilo. –quiso reír un poco casi saliéndose de su personaje, nadie había dicho antes algo así sobre sus manchas.
En realidad ser una vaquita en ese mundo significaba ser el omega más débil y sexualizado por todos los nudos portantes, cuando alguien con útero se enteraba que era de esa especie solo decían "oh, pobrecito", nada más. Sentían pena por él por haber nacido de esa forma, como si ser ese animalito tan lindo fuera una maldición.
Pero la vaquita rosada era diferente de ellos, no le veía con lastima, en realidad estaba enojado porque escondía lo que era y eso le hizo crecer más su interés hacia él.
... Y también incrementó su deseo.
– Ese no es el punto, pero... –movió sus manos tratando de encontrar las palabras adecuadas por primera vez– ¿Sabes cómo es con... Los pechos?
– ¿Los pechos? ¿Te refieres a nuestras dos ubres?
– Si, lo que pasa es... Últimamente me ha estado saliendo un líquido por ellas. Se siente tan extraño ¡Y no dejan de salir por más que las exprimo hasta casi llenar un vaso!
La leche en los Omegas se realiza cuando el mencionado está por tener un bebé, ayuda a alimentar a la criatura que acaba de ver la luz.
Para los Omegas de vaquita la situación era muy diferente.
Una vez entrado a la segunda pubertad con paso a la vida adulta sus ubres comienzan a generar leche sin necesidad de que tengan un bebé, aumentando el líquido cuando están próximos y en su celo.
Hongjoong es una vaquita apenas entrando a su segunda pubertad. Así que no tuvo que mentir en sus palabras.
Pero sí quería saber hasta dónde podía llegar.
– ¿Hablas de la leche? Oh, eso por lo general se hace mayor en épocas de celo, es tan tedioso. –se acercó hasta él, se notaba preocupado, pero Hong solo podía ver lo enorme que se veían sus pechos frente a su rostro y lo rico que olía– ¿Te duelen mucho?
– Tengo una curita justo ahora, y aún las siento mojadas, tan al borde de su límite... –tragó saliva sintiendo sus mejillas enrojecer un poco, con una vibración emergiendo de su garganta– ¿P-Podrías ayudarme con eso?
– Sabes lo que eso conlleva ¿No? Tendré que... Tocarte ahí hasta quitarte cada gota de leche.
Se sintió ahogado con esa confesión, sabía lo que conllevaba y nunca esperó llegar tan lejos, pero no desaprovecharía la oportunidad.
– Prefiero que me toque mi misma especie a un alfa cualquiera.
Y aunque estuvo con varios alfas antes que aliviaban el dolor de sus pechos, la vaquita no tenía por qué saber eso.
– Por favor Hwa, ayúdame.
Para prender más la situación levantó su remera sin vergüenza (porque nunca la tuvo), dejando vista sus manchas de vaquita sin tapar y su pezón tapado con una bandita ante la mirada atenta de la vaquita en él.
Curioso de su reacción. Después de todo para él solo eran un par de pechos.
– Está bien, pero no te ayudaré aquí. Sígueme.
El mugido de felicidad de su animal interior no pudo disimularlo. Sintiéndose victorioso.
Sentir la lengua enrollando su pequeño pezón se sintió demasiado bien.
El miembro mojado y tibio exprimiendo la leche que salía de esa pequeña ubre llenando las mejillas de Hwa que deleitaba su boca de la leche con un sabor diferente a las suyas. El silencio en el segundo piso de la biblioteca hacía más fuerte el sonidito de las chupadas y si la vaquita rosada alzaba la vista podía ver a Hongjoong cerrar sus ojos mientras ahogaba sus jadeos.
Chupó un poco más fuerte para sacar más. Hong ahogó un gemido viéndole desde arriba con una expresión extasiada de alivio y cierta excitación, cruzaron miradas poniéndose tímidos.
Seonghwa se separó limpiando la comisura de sus labios. No estaba mal, pero nunca esperó llegar a estar en una situación así.
De cuclillas en la biblioteca mientras otro Omega está sentado en el suelo con su camisa levantada mientras jadeaba con su leche corriendo de sus pechos.
Aunque solo estaba ayudando al más necesitado (¿O era la excusa que necesitaba para seguir?)
– ¿Es extraño? Puedo parar si te duele.
– N-No me duele, es solo... –sus mejillas enrojecieron un poco más– Continúa, duele más retener eso ahí dentro. –levantó más su remera mostrando su otro pezón goteando leche hasta manchar un poco su torso.
Seonghwa tragó saliva sintiéndose extraño y abrumado, seguido de un escalofrío que recorrió toda su espalda ante la imagen. Nunca esperó estar haciendo algo así en su lugar feliz.
(Aunque no había muchas quejas al respecto)
Se acercó al pezón izquierdo succionando este con sus labios, extrayendo toda la leche que podía, tratando de no desviar su atención a otro lado. Solo estaba ayudando, nada más.
Lo cual fue imposible cuando tenía una erección en sus prendas y había otra igual apareciendo en las ropas del pequeño de estatura frente suyo que jadeaba por su culpa.
Ah, maldita sea, estaban excitándose los dos al mismo tiempo. ¿Qué deberían hacer?
Sus mentes de niños prodigios se apagaron. Se dejaron llevar por las sensaciones, olvidándose de lo racional e importante aquí: Apenas se conocían, no tenían un vínculo amoroso ni amistoso, estaban en su universidad ¡Peor aún! En la biblioteca que estaba a punto de cerrar.
Y se supone que Seonghwa estaba enamorado de alguien más a quien quería cortejar para entregarse virgen solo a él.
¿Qué era toda esta extraña y caliente situación?
– Hey... –La vaquita rosada habló con un tono más bajo de voz que causó escalofríos en el otro– Muerde esto. –le acercó su propia camiseta a la boca a la que mordió obedientemente– Voy a... Bajar esto de aquí o no saldrá nada más, ayuda con la estimulación de las ubres también.
– ¿Qué vas hacer? –habló con dificultad con la prenda en su boca sin entender del todo y sin más, Hwa bajó su overol y luego metió la mano dentro de la ropa interior de Hong haciendo que mordiera más fuerte su camiseta arqueando su espalda queriendo alejarse por instinto– Hwa... N-No.
El omega solo quería un poco de atención en sus pechos, no que llegará a algo más ¡Nunca esperó que llegara a algo más!
– Quién lo diría –Hwa murmuró en un sonidito similar a un ronroneo– Tienes el mismo aparato reproductor que yo. –un pequeño penecito erguido y palpitando con dos agujeritos contrayéndose, uno de ellos que conectaba con su útero. Uno más húmedo que el otro– No te haré daño, si te estímulo aquí la leche saldrá más rápido, además no mojará tus prendas ¿M-Me dejas hacerlo?
Hongjoong ya había llegado muy lejos como para negarse a esto.
– Está bien... Sé gentil conmigo.
Sus manos blanquecinas tomando la camiseta de la vaquita rosa le impidió a Seonghwa alejarse, Hongjoong estaba mordiendo su camiseta mientras él le bajaba más su overol, tenía las pupilas expandidas, sus mejillas enrojecidas y su cuerpo subiendo y bajando por la respiración agitada.
Era una obra de arte tan hermosa.
Seonghwa podría no ayudar, pero era tan lindo que no podía resistirse y Hongjoong no podía negarse a ser ordeñado porque se trataba de la mismísima vaquita rosa, el delirio de media universidad y él estaba teniendo la suerte de estar en sus manos que no desaprovecharía el momento.
La vaquita más alta lamió sus dedos bajando a tomar el penesito del contrario. Lo sacó de su lugar y lo reposó sobre el vientre del bajo.
– Solo... No gimas muy fuerte. –advirtió con una voz más grave– Será rápido. –hundió su boca en un pezón, succiona la leche que salía sin estímulo mientras su mano derecha subía y bajaba en la erección de Hongjoong haciéndolo ahogar sus gemidos en la prenda que mordía babeando ésta en el proceso.
La piel del miembro en su mano era suave y caliente al tacto, se mojaba con facilidad para su suerte, la leche de sus pezones también era exquisita, salía más que antes y la expresión que tenía en su rostro...
Era jodidamente caliente.
Seonghwa se sentó sobre el muslo grueso derecho del chico colocando sus piernas a los costados de este mientras no paraba sus movimientos ni su boca de succionar. Se frotó con la pierna, intentando también no gemir.
– Hongjoong...
El mencionado abrió sus ojos para verle.
Admiró esa expresión excitada de la vaquita rosa, tenía el rostro manchado con su leche, ahogaba sus gemidos en una de sus ubres mientras su otra mano lo ayudaba con su erección y aún así estaba tan descuidado y excitado por él que frotaba su intimidad contra su pierna.
Podía sentir la maldita humedad traspasar el pantalón de Seonghwa y mojar su pierna hasta dejarla caliente.
Sentía su muslo derecho tibio y húmedo ocasionando que su vaquita mugiera de puro gusto dentro suyo, volviéndose loca.
– Hw-Hwa... M-Me estoy viniendo. A-Ah, s-saca tu mano. Por favor, Hwa... –gimoteó tensando su cuerpo sufriendo de espasmos, dando golpecitos al suelo.
La vaquita asintió bajando su boca hasta el miembro pequeño del contrario, lamió alrededor y chupó su punta.
– ¡AAh! –y un gemido en alto fue liberado por Hongjoong mientras se corría en la boca de la vaquita rosa, viendo las mismísimas estrellas tras de sus párpados.
Estando seguro que siempre fueron de color rosa.
Su grito resonó en eco en la biblioteca, pero no había nadie para escucharlo. Jadeó teniendo escalofríos mirando al otro omega que tragaba su semen de una manera tan obscena a sus ojos.
– Y-Yo, lo siento, pero... Gracias. Ah... Gracias. –emitió un sonido lloroso tratando de recuperar el aire.
Hwa por otro lado tragó el líquido sobrante en su boca quedando quietito con leves espasmos, su orgasmo había sido cortado y se concentró en el sabor dulce del semen en su boca.
¿Siempre fue así de delicioso, adictivo y dulce?
– No te preocupes, yo me ofrecí a ayudarte sabiendo las consecuencias. N-No te sientas culpable...
Los cables se trataron de volver a conectar en sus cabezas, sobre todo en la de Hongjoong.
– Esto es de locos.
Una risa seca de su parte.
Hongjoong había ideado un plan en el que la vaquita se sentiría más cerca de él luego de hacerle saber que era una vaquita también. Le habría ayudado con la leche de sus pechos con consejos o lugares donde podría comprar objetos para ordeñarse correctamente, quien sabe si hasta alguna píldora que él desconozca o un remedio casero que tendrían en su granja y eventualmente se hubieran hecho cercanos hasta que lograra confesar sus sentimientos antes de que Seonghwa se marchar de la universidad.
Nunca se esperó este momento tan íntimo en la biblioteca, manchados de sus propios fluidos con sonrisas tímidas mutuas sin saber que más decir y se sintió abrumado de pronto cuando fue consciente de todo.
– Yo... Ya debería irme.
Porque cuando las acciones de Hongjoong no salían como esperaba (aparte de ponerse mal sin razón) tendía a salir huyendo de la situación.
Como ahora.
– Sí, yo también. Quiero ir al baño. –temblando, acomodándose la ropa sin voltear a verse se despidieron partiendo en direcciones contrarias dejando botados algunos libros y a otros fuera de lugar.
Sin voltear atrás.
Hongjoong fue a su casa tan rápido como un rayo, confundido con lo que ahora sentía y Seonghwa fue al baño más cercano a arreglar su problema de abajo y a lavar su rostro.
No sabía lo tan perverso y sexopata que podía ser ante las personas lindas hasta este momento (que no fue la primera vez. Sino tercera) y no podía sentirse más que culpable.
¿Es qué nunca supo cuando parar cuando le pedían ayuda?
– YunHo... –lloriqueó cuando acabó su problema viendo su teléfono con un mensaje reciente de él de nuevo preguntando si regresó a su hogar sano y salvo con un emoji sonriendo, incluso el rostro del emoji era rosado en su honor– Tu amado está siendote infiel.
Una lágrima de dolor dramático corrió por su mejilla dándose cuenta que otro teléfono sonó dentro de su bolso dándole un sustito, al sacarlo se dio cuenta que era de Hongjoong.
¿Cuándo lo había tomado y guardado allí?
Ah, eso significaba que tendría que volver a ver a la vaquita pronto para devolverle su aparato, pero ese suceso no sería hoy, estaba muy avergonzado como para hacerlo.
Algo dentro suyo le hizo pensar que Hongjoong también se encontraba de ese modo como él.
Después de todo, como decía al inicio, los omegas aparte de inteligentes son muy intuitivos y se entienden mutuamente sin palabras.
Y sí, Hwa estaba en lo cierto. Hongjoong, a pesar de haber perdido su teléfono, no quería verlo. Demasiado avergonzado como para ni siquiera pensar en hacerlo.
Es por eso que Seonghwa debería contratar a un cadete para esa misión tan difícil y lo encontró de inmediato. Un minino negro sudoroso que se estaba yendo a casa, que fue interrumpido por la vaquita y su orden.
Después de todo, el pobre San aún no se había librado del todo de la furia de Hwa.
Chapter 7: .• 06 •.
Summary:
Soltando un suspiro largo se sentó sobre una silla en la cafetería a tomar un poco de café caliente con una rebanada de pan con mermelada mientras ojeaba su teléfono en la soledad.
Las ventajas de ser uno de los estudiantes más aplicados es que al ser el primero en abandonar el salón podía darse este tipo de lujos en la soledad de su instituto en lo que terminan todos.
Solo él, sentado en una mesa de dos en la cafetería.
Acabando su taza de café, devolviéndola al lugar mientras tiraba la corteza dura del pan que le quedó en su plato, limpió las migas de su boca e iba a volver a sentarse un rato más hasta que unos pasos resonaron por el pasillo directo hasta donde estaba él.
El silencio y la tranquilidad volvieron a acabarse.
– ¡Omega! ¡¡Omega!!
Chapter Text
Tomarse un día de descanso hubiera sido lo ideal, incluso con una semana estaría bien, pero no podía hacerlo cuando se trataba de una semana de exámenes importantes.
Y Seonghwa, como el cerebrito y animal de biblioteca aplicado a sus clases que era, debía sacar notas altas o morir. No había punto medio.
Aún no sabe cómo pudo completar todas las preguntas como correspondía del examen que realizó (o quizás hizo tateti en algunas opciones al ser un examen múltiples choice), pero de igual forma, salió disparado afuera del salón sintiéndose victorioso una vez finalizada su labor.
Era jueves por la tarde y podía oler ya el fin de semana cerca, un descanso a toda su ajetreada semana.
YunHo estaba aún dentro del salón, pero no quería esperar a que saliera luego de lo que pasó. No quería ver su rostro. Había esquivado su mirada los últimos días y los problemas se iban acumulando cada vez más respecto a su castidad omega como una bolsa de carga pesada en su espalda imposible de esconder.
Primero San la semana pasada, segundo Wooyoung con su celo en el salón de su instituto y ahora una linda vaquita de nombre Hongjoong ¡En la biblioteca! La situación no podía ponerse peor.
Ahora ni siquiera podía poner un pie en esos lugares sin recordar y sentirse allí de nuevo, con el hueco punzante en su estómago por la pérdida de pureza.
¿Qué más podría salir mal para nuestra vaquita con tan mala suerte?
No quería pensar porque si lo hacía se volvería loco. Ya tenía suficiente de llenar su almohada de lágrimas como para ser consciente que cada día se convertía en un omega impuro, que cada hora que pasaba era menos ideal para su amado.
Soltando un suspiro largo se sentó sobre una silla en la cafetería a tomar un poco de café caliente con una rebanada de pan con mermelada mientras ojeaba su teléfono en la soledad.
Las ventajas de ser uno de los estudiantes más aplicados, es que fue el primero en abandonar el salón al terminar su examen, y como los demás aún seguían en clases podía darse este tipo de lujos en la soledad de su instituto.
Solo él en la tranquilidad de un lugar vacío.
Acabando su taza de café, devolviéndola a la cafetería mientras tiraba la corteza dura del pan que le quedó en su plato, limpió las migas de su boca e iba a volver a sentarse un rato más hasta que unos pasos resonaron por el pasillo directo hasta donde estaba él.
El silencio y la tranquilidad volvieron a acabarse.
– ¡Omega! ¡¡Omega!!
Seonghwa observó confundido a un chico guapo de cabellos castaños con tonos marrones rubios ir hasta él corriendo. Se perdió en el brillo inocente de su mirada, su rostro tallado tan delicadamente como adorable, los tonos en su cabello que combinaban con sus facciones delicadas, las orejas tiernas marrones en su cabeza y su esponjosa cola de perrito.
Y para cuando se dio cuenta, fue jalado por su mano y arrastrado lejos de la cafetería sin más avisos.
¿Era necesario aclarar lo lento que era el omega para reaccionar ante las caras atractivas?
Terminó confundido pestañeando varias veces en uno de los pasillos de los salones de último año. El chico frente a él jadeaba tratando de recuperar el aire mientras lo veía.
Sus dos orejitas pequeñas en su cabello castaño y su cola esponjosa sacudiéndose lentamente.
Era un canino. Bastante lindo he de admitir.
– ¿¡Qué te pasa, loco!? ¡No puedes jalar así a la gente!
– Lo siento, lo siento. Tu debes ser la vaquita de la que hablan esos dos ¡Solo quería conocerte lejos de ellos! –alzó su nariz acercándose a olfatear su aroma, la vaquita se sintió atacada y un tanto nerviosa que dio un paso atrás.
– ¿No te enseñaron a no oler de ese modo a los omegas? ¡Canino grosero!
– Hueles dulce, justo como Sanie dijo, y eres bonito, justo como Woonie mencionó. Así que ahora lo entiendo.
La vaquita le observó confundido tratando de conectar los cables sueltos en su cabeza, dejó de pensar en lo lindo que se veía el perrito frente a él por como movía la cola y sus orejas esponjosa, y algo en su cabeza hizo click de inmediato.
Si el chico conocía a esos dos gatos que le quitaron su castidad (no lo hicieron), por su cabello castaño y su animal canino...
No podía ser otro.
– ¿... Yeosang?
No podía ser otro más que el beta que tanto ha atormentado al gato cálico.
– ¿Me conoces? –su cola esponjosa se movió tras de él delatando su emoción– Sí, me llamo Yeosang ¿Cómo lo sabes?
– Ugh, se podría decir que la pareja de gatitos me ha contado sobre ti. Eres un... –dolor de cabeza para él y un problema en la relación de los Alfas, la tercera rueda, el tercero en discordia– Caso especial para ellos.
– ¿Enserio lo crees? ¿Soy especial? ¿Hablan mucho sobre mí?
Sus ojitos brillaban notándose feliz con la idea mientras trataba de no sacudir más su rabo. Seonghwa no pudo evitar sonreír al verle, incluso quería acariciar sus cabellos, pero se negó con toda su fuerza de voluntad.
– Ese no es el punto ¿Por qué me trajiste aquí? ¡Me jalaste desde la cafetería hasta aquí, canino loco!
– Ya te lo dije, quería conocerte.
– ¡Pudiste solo hablarme ahí! Literalmente no había nadie en la cafetería, las señoras que venden sus cosas debieron pensar que fui secuestrado por ti.
– No exageres, ellas ya me conocen y saben que no soy un animal perverso que secuestra gente. Ya me han regañado varias veces por acercarme a ellas para oler sus lociones, pero me perdonan cuando detecto con mi nariz las cosas que ya caducan en su cocina. –sonrió casi con orgullo.
Seonghwa descubrió que había alguien más raro que la pareja de mininos, eran tal para cual los tres.
– Sí, claro...
– Pero, hey, tampoco pusiste objeción cuando te traje hasta aquí. Te dejaste arrastrar por mi.
– ¿Qué otra opción tenía?
– Pegarme, soltarte de mi agarre, gritarme. Tenías muchas opciones, eres conocido por patear traseros de Alfas. –le señaló con su dedo índice acusadoramente dejando callado a la vaquita por la razón de sus palabras– En fin, te traje aquí porque Woonie dijo que hablaría algo importante contigo en la sala vacía de los cuartos años del sector de economía. Como sé que irías hacia allá te traje primero, quería saber porque le eres tan interesante. Ahora viéndote lo adivino.
– ¿Eh? –confundido parpadeó varias veces. ¿El cálico hablaría algo con él? ¿Qué podría ser?
No sabía nada de él desde hace dos días de aquel incidente con la otra vaquita pequeña, ni siquiera recibió un mensaje suyo, cuando sacó su celular de su bolsillo para checar se dio con que tenía un mensaje reciente para verse justo donde Yeosang decía.
Eso le produjo más dudas. Sobre todo... ¿Seonghwa les resultaba interesante a la pareja?
Estaba un poco desorientado, pero en cierto modo se sintió tímido ante tal revelación.
– ¿Qué... Adivinas sobre mí que puede interesarles? –indaga tragando saliva sintiendo su corazón latir un poco más rápido con sus mejillas acaloradas.
– Tu asombrosa belleza, por supuesto. Destacas demasiado a donde sea que vayas, tu aroma es exquisito, eres muy hermoso, y tu voz también es muy dulce. Me agradas, Omega.
La vaquita se sonrojó. Débil ante los halagos de los demás.
– G-Gracias, beta... Supongo.
– ¡Créeme! Lo digo con toda la sinceridad del mundo, los doberman somos sinceros. –le sonrió con una linda curvatura y su cola meneándose de un lado a otro.
– No recuerdo que l-los doberman tuvieran la cola tan esponjosa. –sonrojado se atrevió a ver al frente al beta.
– Se podría decir que soy un caso especial de doberman con cola esponjosa. Así como tú una vaquita hermosa rosada.
El contrario se quedó totalmente sin palabras sintiéndose bien por los halagos, incluso olvidó que fue traído a la fuerza hasta ahí y que tendría que hablar con la pareja de gatos en un salón vacío.
Ignorando algo importante.
Serían dos Alfas y un Omega solos en un cuarto.
Pero para cuando fue consciente de eso era demasiado tarde para escapar.
El beta ya no estaba, se había retirado cuando escuchó pasos acercarse a ellos. Seonghwa estaba muy tímido y avergonzado como para pedirle que se quedara, fue así que Wooyoung y San aparecieron frente a él diciéndole que fueran a un salón de por ahí que se encontrara vacío.
Ahora estaba sentado sobre un banco, con Wooyoung frente suyo sobre el escritorio del profesor con una expresión seria y San en la puerta cerrando ésta.
Supo que no tendría escapatoria cuando oyó el chasquido en la puerta al ser cerrada por el Alfa. Tragó saliva sintiéndose pequeñito ante dos Alfas que lo vigilaban de arriba abajo con expresiones serias.
– Nos tuviste abandonados todo el día, Hwa. –el cálico empezó hablar haciendo un mohín con sus labios borrando su expresión anterior.
– Sí. –San se acercó hasta estar a un lado de su pareja, cruzándose de brazos. Hwa desvío su vista a los músculos de este por un momento– Todo por estar con esos Alfas, el pequeñín de la otra vez y el de hoy sentado a tu lado ¿Es que te gustan ambos?
– ¿De qué están hablando? –los vio confundido arqueando una ceja– El pequeñín de esa vez ni siquiera es Alfa, es un omega como yo, y están equivocados, no me gusta para nada.
– Eso no es cierto. –Wooyoung frunció un poco el entrecejo– El pequeñín de la otra vez era un Alfa, un extraño caso de toro Alfa de bajo rango ¿Enserio no sentiste el picor dominante en su aroma?
– Se olía a la distancia. –continuó el contrario.
La vaquita quedó confundida atando cabos otra vez. El chico le había dicho que era un Omega, sí sintió algo raro cuando su aroma resultó un poco más fuerte que el suyo, pero no podía ser posible que un alfa fuera de su misma especie ¡Y que encima botara leche de sus pezones!
– No les creo, debe ser un Omega dominante, no puede ser un Alfa ¡Él...! –emitió un mugido bajito de pena– ¡Era una vaquita! ¡Y podía sacar leche de sus pezones!
– Oh, es interesante y raro. Tienes razón, nosotros no producimos leche sin importar de qué especie seamos.
– Juraba que era un Alfa. –refunfuñó el gato negro– Me alegra que no lo sea entonces.
– Y qué dices de ese "amigo" con cuernos tuyo que conocí. –Wooyoung interrumpió al contrario– ¿YunHo era su nombre? Es tu amado ¿O me equivoco?
La vaquita sintió el calor ir a su rostro.
No podía ser obvio que le gustaba YunHo, ¿no? Según él estuvo fingiendo muy bien ser solo buenos amigos ¿Como podían sospechar algo así unos completos extraños?
– ¡¿Qué!?
El cálico dio una risita por su reacción.
– No puedes hacerte el tonto conmigo, es obvio que te gusta, lo vimos y sentimos desde la lejanía –el otro gatito asintió dándole la razón– ¿Desde hace cuando te gusta?
– ¿Tanto se me nota?... –Seonghwa emitió un sonidito triste– No mucho, solo unos meses.
– Que bueno por ti, ojalá yo tenga un alfa que me mire con esos mismos ojos. –suspiró con el mismo pesar Wooyoung haciendo un mohín.
– ¿¡Y yo qué!? –gritó indignado San.
– ¡Tu forma de mirarme no es especial como la de ese alfa a este omega!
– ¿Crees que su forma de verme es especial? –interrumpió Seonghwa con ojitos brillantes por la idea, se sintió feliz.
- ¡Por supuesto que te mira lindo! Tiene un brillo de posesividad y preocupación. Es como cuando miras a un hermano menor.
La felicidad le duró poco y algo dolió en su pecho.
¿Acababa de entrar en la zona de hermano menor?
¿YunHo lo veía de esa forma? ¿Como un ser que debía cuidar en vez de como una potencial pareja?
Ahora el que hacía un mohín con un sonidito de tristeza era él.
– Oye a todo esto ¿Qué tiene él que no tengamos nosotros? –El minino negro se acercó a la vaquita, sentándose sobre el escritorio de enfrente con sus cejas levemente unidas sacándole de su trance.
- Bueno... muchas cosas. Inteligencia, es de mi misma especie, su voz es suave, amable, es un Alfa de sangre pura.
– ¡Palabrería cursi! –Wooyoung también se acercó– Somos mejores que eso ¿Verdad Sanie?
– Por supuesto que lo somos.
– Al grano con esta conversación. –Seonghwa se puso de pie, solo porque empezó a sentirse indefenso ante los dos Alfas mirándole desde arriba– ¿Para qué me trajeron aquí? Dijeron que tenían algo importante que decirme.
– Ah, sí. Era sobre lo que me dijiste el otro día, omega. –el cálico respondió– Me quedó dando vueltas por la cabeza aquello sobre el poliamorosa que no he conciliado el sueño de tanto pensar en ello, y he hablado con Sanie llegando a una conclusión. Nos encantaría empezar un poliamor.
– ¿Solo eso? –bufó, sintiéndose un poco decepcionado y molesto (internamente se cuestionó el porqué se sentía así)– Entonces los felicito a ambos. No hacía falta una reunión de este estilo para decirme eso. Hablen con Yeosang y asunto arreglado.
– Ya lo hicimos y se mostró de acuerdo. Pero en nuestra charla quedó otra incógnita, hay otro asunto pendiente contigo. –San dice, colocando sus delgadas manos sobre el cuello de la remera de la vaquita atrayendo de a poco su rostro hasta el suyo– Estamos interesados en ti también, Wooyoung, Yeosang y yo...
Su voz se volvió grave, y la mirada de Wooyoung a su lado cambió por una de depredador. Seonghwa tragó saliva sintiendo sus piernas temblar.
– ¿I-Interesados en mi? Que halago, pero-
– y tocaste un tema que no nos agrada. –interrumpió el cálico en un tono bajo.
– Dime, omega, el Alfa que te gusta... ¿También te tuvo gimiendo pidiendo por más? –susurró contra su cuello el otro.
La vaquita dio un paso atrás alejándose de la cercanía, confundido.
– ¡¿Ah?!
– ¿O quizás fuiste tan bueno que le ayudaste en su celo como a mí? –Wooyoung hizo un mohín meneando su cola de un lado a otro lentamente igual que su pareja.
Sus atrapantes ojos mirándole, tan provocadoramente como atractivos.
Jugando con su presa como si fuera él un ratoncito.
– ¿¡De qué están hablando!? ¡Por supuesto que no lo ayudé!
– Eso no me habías contado con exactitud, Woonie. –San le observó con su vista en negro, entre pícara y confundida.
– No es tan importante. Lo hicimos en un salón vacío, me ayudó a tranquilizarme, tan bien. Aunque me abandonó apenas me desmayé.
– Te dije que tienes tan poco aguante.
– No importa eso ahora. –refunfuñó inflando sus mejillas, retomando su vista al omega– Entonces, vaquita, eso nos hace privilegiados a ambos por ser los primeros para ti. ¿Y así no deseas ser nuestro?
El vibrato de sus voces se iba haciendo más fuerte iguales a sus ronroneos tibios. Acortaron la distancia poco a poco, le permitían a Seonghwa descubrir sus aromas de a poco sin abrumarlo.
Adentrandose a un bosque con naranjas...
No pudo huir de ellos cuando su cuerpo chocó con un banco a sus espaldas.
Aunque su vaquita tampoco quería escapar exactamente, deseosa de explorar más.
– ¡¡N-Nunca dije que quería ser de ustedes!! ¡Además... N-Nunca tuvimos sexo como tal! Mi virginidad está guardada exclusivamente para mi alfa.
– Por favor sé nuestro, vaquita. –jadeó el cálico colocando sus dos brazos a los costados de su torso acorralandolo contra la mesa– Nosotros queremos ser tus Alfas. Te haremos sentir tan bien. –ronroneó contra su cuello.
San se unió a su lado. Sus ronroneos calientes, acariciando sus rostros con su cuerpo, compartiéndolo como si fuera comida.
– Por favor, vaquita. –San gimoteó en su cuello dejando un mordisquito en su mentón que hizo jadear a la vaquita.
– Prometemos mantener tu castidad para tu Alfa. –Wooyoung hizo a un lado el cuello de su camiseta para morder su hombro, suavecito, jalando apenas su piel entre sus dientes.
– ¡D-Déjenme!
– Correnos de tu lado. –ronroneó el cálico mordiendo su camisa para jalar un poco, tenía sus pupilas dilatados y el motorcito de su voz sonando más fuerte– Tienes la fuerza suficiente para hacerlo y lo sabes, no estamos obligándote aceptarnos.
– pero no me pegues en mis cocos que ahí si duelen, vaquita. –gruñó San contra su cuello pasando su mano por su espalda causando escalofríos.
Las feromonas de ambos inundaron el salón cuando se dio cuenta y su cuerpo se volvió manso y sumiso, los motores en su garganta producían una calidez exquisita en cada ronroneo, sus ojos fijos en él como si estuvieran por comérselo entero. Se perdió. Su vaquita mugió de gusto y su cuerpo aceptó a los dos, sentándose en la mesa a sus espaldas y permitiéndole pasar sus tibias manos por su cuerpo.
Se perdió en ambos pares de ojos dilatados que pasaron a su torso desnudo cuando le lograron quitar la camiseta y siguieron a los pantalones, quedando en ropa interior, pero sin dar quejas al respecto, sintiéndose devorado.
Se sentía bien tener dos Alfas atendiendo su cuerpo con cuidado como si fuera de vidrio, pero a la vez mirándole con hambre y ansias. Cuando se sentía tan bien ¿Por qué debía negarse a ellos?
– Hwannie. –un mordisquito pequeño en su muslo interno izquierdo le causó escalofríos– ¿Te gusta aquí?
– ¿O aquí? –un tibio ronroneo en sus clavículas seguido de una lamida por su manzana de adán.
Ya tenía su interior mojado implorando por un poco de atención ahí. Palpitando junto al calor de su rostro.
– A-Ah...
– ¿Esta zona no es un poco sensible? –Wooyoung lamió su vientre mordiendo el principio de su ropa interior– Se siente mojado aquí cuando la toco.
– O ésta de acá. –unos dedos en sus pezones provenientes de San le hicieron gemir otra vez– También está un poco húmedo.
Estaba loco, pero se sentía tan bien como para negarse.
– A-Ah... Ngh~. –delirando, levantó su brasier y con su otra mano bajó su ropa interior un tanto débil– Tóquenme aquí. Sanie, en mi pezón, y tu... Aquí, Woonnie. Agh~
Los mininos se sintieron salivar con lo que estaba presente ante sus ojos. Un omega mostrándose sumiso, aceptando a ambos e implorando. Se dieron una mirada cómplice y pusieron manos a la obra.
Wooyoung se puso a un costado lamiendo su muslo interno derecho haciendo mugir más alto a su vaquita, incluso su larga lengua rasposa pasó por su intimidad.
San al otro lado con sus dedos largos atrapó uno de sus pezones mientras el otro era devorado por su boca, y su lengua áspera enrollándose en él haciéndole perder la cabeza.
Gemidos aquí y allá, sonidos de chupadas combinada con ronroneos de motorcito que le provocaba calor.
Los dedos de Wooyoung se adentraron en su agujerito sacándole un pequeño sonidito de sorpresa. Tanteando la zona con un dígito, que pasaron a ser dos con cuidado y luego a cuatro.
Sus pezones erectos botando leche hasta empañar su pecho entero, siendo devorado por San.
Su orgasmo vino en un gemido alto que inundó todo el salón. Perdiéndose en las sensaciones cosquilleantes por su cuerpo por un momento. Apoyó toda su espalda en el escritorio teniendo su cabeza colgando de él.
Y cuando San se colocó entre medio de sus piernas dispuesto a ingresar su miembro duro como una piedra ahí, la puerta del salón fue golpeada.
Yeosang estaba allí parado presenciando la escena tras del cristal de la puerta, con sus ojitos abiertos en sorpresa y sus mejillas sonrojadas.
Permitiendo, por fin, reaccionar a Seonghwa.
Chapter 8: .• Yeosang •.
Summary:
Cuando eres un Beta no tienes problema.
Los calores del celo no existen, no sientes dolores de nada en cierto día del mes, no te pones rabioso como un Alfa ni llorón como un Omega en tus rutinas. Eres un humano normal viviendo tu día a día.
Con la diferencia de que Kang YeoSang nunca fue un Beta normal.
Chapter Text
Descubrir que naces como un Beta es shockeante ya la vez te sientes tranquilo cuando te lo dicen por primera vez. Porque, a fin de cuentas, no es tan malo como te lo pinta la sociedad.
No sufrirás de celo, no sentirás miedo igual que un Omega cuando es dominado por la voz de mando un Alfa de rango alto porque sus voces no te causarán gran cosa como a ellos, ni tampoco te sentirás abrumado de emociones negativas como un Alfa normal en su ciclo de calor.
Lo único feo es el no poder secretar ni sentir las feromonas de los demás, así que no sabrás con exactitud que están sintiendo los Alfas u Omegas que te rodean, ¡Pero hay cosas buenas de todo eso! Al menos no te darán ganas de vomitar cuando alguien arruine el ambiente con sus sentimientos amargos de molestia secretos en su hedor.
Comienzas a valorar algunos privilegios que tienes luego de aceptar tu destino; la tranquilidad en tu corazón, el poder amar a quien sea sin temer a los compañeros predestinados, a hacer tus cosas diarias sin sufrir por alguien externo que arruine el ambiente con sus feromonas, y el estar ahí para tus amigos Omegas o Alfas cuando lo necesiten sin que tu aroma los enloquezca como tal.
Aprendes amar quien eres por lo que eres (aunque a veces es un proceso largo y difícil), a vivir en paz y feliz.
Pero todo eso esa tranquilidad se arruina cuando enamorado de Alfas (dos específicamente), porque empiezas a detestar lo que es la incertidumbre de no saber qué estás sintiendo con solo su olor, de no comprender lo que les pasa porque nadie te enseñó nada de eso.
Yeosang es un Beta muy especial porque puede oler a las personas, descubrir sus sentimientos por medio de las feromonas, a pesar de su naturaleza.
Es una bendición y maldición que tiene desde que nació. Nunca presentó cualidades Alfas ni Omegas como el celo o un aroma propio, así que todo el mundo pensaba que era un aburrido Beta, pero solo él y sus padres sabían que era especial por tener el don de oler feromonas .
Sin embargo, al tener padres Betas que no pueden olerlas es difícil que te enseñen que significan, mucho peor cuando la sociedad se ríe en tu cara al creerte un mentiroso por decir eso.
Los betas no huelen a los demás, no detectan las feromonas porque es científicamente imposible.
¿Entonces por qué él sí podía?
Nunca entendió su peculiar don ni a que se debía, pero con el tiempo, comprender los olores y hedores tampoco fue tan difícil.
Después de todo, tuvieron dos grandes Alfas que lo acompañaron en todo ese autodescubrimiento.
Le agradaba mucho el aroma a bosque y bayas de San. Sabía que cuando se convertía en una agradable lluvia en medio del bosque inmenso es porque estaba tranquilo o feliz, y cuando la fruta se pudría combinados al olor del barro y hongos no significaba buenos sentimientos, entre ellos pasaba por la ira o desagrado. Si eso pasaba su nariz le picaba y causaba un poco de náuseas.
Cuando conoció Wooyoung le agradó su aroma a cítricos, siendo un perfume muy raro de encontrar en un Alfa. Las naranjas combinadas con un suave pan recién salido del horno y esponjoso que significaba felicidad, y al igual que San, cuando la fruta se pudría combinándose con el moho de la masa era cuando estaba enojado o disgustado con algo (lo cual, debido al carácter rabioso del cálico, ya se había acostumbrado y no le daba tantas náuseas como el de San).
Los Alfas normales tenían aromas suaves a frutas, tales como la uva, manzanas o peras. Los de alto rango embriagaban más con su hedor, como una copa de whisky o vino bajo el sol de un atardecer, y los de bajo rango tenían un olor dulce y suave casi como el de un Omega, combinado con dulces como caramelos o miel.
Y Yeosang, desde que nació, sólo pudo conocer los sentimientos através de los diferentes aromas gracias a los Alfas de quien estaba enamorado. Dándose cuenta que externalizan todas sus emociones por medio de sus feromonas.
Oh, y ahora en la actualidad también pudo oler a un Omega de cerca y su cambio de hedores que le resultaba llamativo. Había olido Omegas antes, pero nunca el cambio de su olor, así que se sentía ciertamente complacido.
La vaquita olía a leche con fresas, frutillas recién cortadas de la planta bajo la luz del sol de un amanecer que brillaba con calma, y que, ahora, ese mismo, olía a leche materna caliente, con canela, fresas maduras bajo la luz del mediodía que le causaban picor en su nariz y escalofríos por toda su columna vertebral, sin mencionar ese sutil toque a manzanas apenas perceptible.
Quizás podía oler porque era un perrito, se supone que sus narices son más fuertes después de todo.
Siempre se dijo eso, porque no podía haber otra razón y si la hubiera sería ridícula.
Aunque deseaba tanto que fuera cierta esa última teoría.
Encontrarse a sus dos amados Alfas rodeando al Omega que lo cautivó antes le sorprendió. Wooyoung le llamó para reunirse allí en ese salón, y aunque sabía que Seonghwa estaría dentro no se esperaba una escena así.
Quedó atónito parado en la puerta, viendo todo tras del cristal con la palabra en la boca y un torbellino de sentimientos revoloteando en su pecho. La vaquita estaba desnuda debajo de San que estaba apunto de meter su pene dentro de su intimidad, sostenía su masculinidad entre sus venosas manos y su boca tenía un pezón del Omega, con rastros de leche en sus belfos.
El sometido omega pareció enrojecer de los pies a la cabeza cuando sus ojos se posaron en el nuevo anfitrión. Luciendo linda para Yeo, incluso el olor había cambiado en el aire a uno picoso.
Yeosang solo tragó saliva quedándose quiero en su sitio.
– ¡Yeonie! Llegas justo a tiempo. –Wooyoung se alejó de la vaquita desnuda, acercándose a su amigo para abrirle la puerta. Tenía el cabello desalineado, un bulto en sus pantalones y los dedos mojados, todo su cuerpo rodeado por las feromonas del omega.
Olia tanto a fresa que era increíble.
– Ah-... Eso creo.
El Beta se deleitó un poco más con el olor al rededor, suave, dulce...
Perfecto, de cierta forma.
– ¡¡A tiempo para nada!! –El grito del Omega les hizo voltear a ver su presencia.
Le había dado una patada al estómago de San sacándole el aire. Se subió sus ropas de nuevo con velocidad, y convertido en una vaquita, huyó de la sala a pesar de que Wooyoung intentó detenerlo (recibiendo un empujón y un insulto de que era un Nudoportante desubicado).
Yeosang se salvó de los golpes al hacerse un lado dándole el paso en la puerta, y quedó viendo a San retorcerse de dolor en el suelo tocando su estómago y a Wooyoung tocando su pecho con indignación.
Para su suerte el remolino en su propio estómago se calmó cuando el olor se fue disipando en el salón.
– ¿Q-Qué fue todo esto?
El cálico ayudó a su pareja a levantarse del suelo soltando un suspiro. Su aroma no presentaba diferencias.
– Hablaba con San, nosotros... –le hizo sentar sobre una mesa a su pareja sobándole la pancita– Llegamos a un acuerdo. Nos gustaría que la vaquita Hwa y tú sean parte de nuestra relación.
– ¿Enserio? –incrédulo parpadeó varias veces.
Yeosang nunca tuvo una pareja antes. Desde que conoció a San en la secundaria desarrolló un crush por él, y cuando empezó a salir con Wooyoung quizás eso debió significar que se alejaría o dejaría de sentir algo, pero, extrañamente, también había desarrollado sentimientos por el cálico en esos entonces.
Y ahora, por tercera vez, también sentía un interés por la linda vaquita que huyó con su rostro de colores en su forma animal.
Quién diría que los tres intereses amorosos de toda su vida le estarían pidiendo ser novios.
Si lograran meter en la relación a Choi Jongho, su cuarto Crush desde que ingresó en la universidad, ese Alfa que estaba en su mismo salón, sentiría que salvó al mundo en su vida pasada por lo afortunado que sería.
Pero eso sería soñar demasiado.
– ¿S-Ser novios los tres?
– Así es, mi lindo Yeonie. Se que hablamos de esto por encima, pero enserio queremos que estés para siempre con nosotros. –el cálico lo sujetó de las manos acercándolo a ellos. El beta se sentía feliz y cómodo porque el aroma de ellos también era agradable, demostrando sus buenos sentimientos– ¿Qué dices?
No le estaban mintiendo. Sus ojos, su tono y sus movimientos se lo demostraban.
– ¡A-Acepto! –su colita esponjosa se meneó rápidamente a sus espaldas delatando su inmensa emoción– Me gustaría ser pareja de ustedes tres. Conozco muy poco a la vaquita, pero me cae muy bien –además que olía muy bien, demasiado que era irreal y había vuelto loco a su cachorro con solo un poco– y sé que nos enamoraremos más con el tiempo logrando que esta relación funcione. Haremos que funcione.
– ¡Eres una dulzura! –el cálico lo enrolló en sus brazos dejando un besito en su mejilla– Gracias por aceptarnos, y perdona todo los dolores de cabeza que te he traído todo este tiempo con mi celos.
Cuando Yeosang (el amoroso beta tímido) se animó a dejar un besito en los labios de Wooyoung con dulzura pudo sentir el hedor del omega pegado en él.
Era un aroma tan atrapante y delicioso que le costó separarse de la cercanía con el Alfa por la necesidad de seguir oliendo las fresas en su cuerpo.
– Olvida eso, Woonie... –menciona en un suave suspiro alejándose con lentitud con la cabeza dando vueltas– Quedó en el pasado.
– Exacto, ahora piensa en el futuro. –San se acercó a él, más tranquilo que antes y por su puesto menos adolorido. Las orejas caninas de Yeo podían escuchar el motorcito que emitían ambos demostrando lo tranquilo que estaban. El cálico al frente de su cuerpo y el minino negro por detrás apunto de sostenerle su cadera– Y, hey, yo también quiero mi beso.
También pudo olerlo en San, las fresas y leche revoloteaba como polvo en el aire y le trajo escalofríos apenas perceptibles junto al besito en su nuca por el gatito negro. Las cosquillas se expandieron por su estómago y subieron al pecho con un leve ladrido de su cachorro. Se dio la vuelta con ojos adormilados para darle un besito en su boca al gato negro, fue allí que pudo sentir las feromonas mucho más fuerte.
Y eso, removió algo en su interior con más fuerza, deseando fundirse en los labios de Alfa con las ansias de perseguir la sensación.
Estaba en medio de un sándwich con sus dos amados Alfas, y en lo único que podía pensar es en lo bien que olía las feromonas excitadas del omega que estuvo con ellos.
– Ahora debemos hablar con la vaquita. –San suspiró, abrazando a Yeo por la cintura apoyando el mentón sobre su hombro cariñosamente– Se fue toda tímida.
– ¿A dónde crees que se fue? –el cálico alfa sostuvo a Yeo de los hombros, pero no sé apoyó en él como San– Seguro no le gusta el público, deberíamos hacerlo en un ambiente más tranquilo y cómodo.
– Seguro se fue a su casa, es una suerte que conozco donde vive.
Los ronroneos, sus voces graves, sus toques cálidos, los olores que estaban embriagando su ser causando cosquillas en su panza.
No, no era normal para Yeosang sentir todo eso.
Se sentía mareado y confuso.
– No cuestionaré eso ahora, pero te perdonaré si me llevas ahí para hablar con él. –Wooyoung se separó por fin del beta, y el perrito volteó a verlos a ambos con una pregunta que salió antes de pensarla bien.
– ¿Yo también puedo ir a verlo?
– ¡Por supuesto! –San se separó por fin poniéndose en frente sujetando una de sus manos– Puedo mandarte la dirección por mensajes o puedes venir con nosotros desde nuestra casa.
– Okay, acomodaré mis horarios y les informaré. Lo más seguro es que nos encontremos allá.
Cuando eres un Beta no tienes problema.
Los calores del celo no existen, no sientes dolores de nada en cierto día del mes, no te pones rabioso como un Alfa ni llorón como un Omega en tus rutinas. Eres un humano normal viviendo tu día a día.
Con la diferencia que Kang YeoSang nunca fue un Beta normal.
Llegar a la casa de la vaquita fue un calvario. Les mintió a sus (ahora) novios por mensaje que no podría ir y terminó en frente de la puerta más temprano de lo que los mininos habían acordado.
Necesitaba hablar con el omega rosa, hundir su nariz en su cuello, verlo otra vez. Se volvería loco y el cachorro en su interior no había dejado de llorar desde hace horas ansiando sentir a la vaquita otra vez.
Eso era extraño, su perro maltés nunca le ha causado problemas, siempre fue tranquilo y meneaba la cola a quienes le caían bien.
Pero ahora estaba sollozando con fuerza dando vueltas en su lugar, inquieto.
Al tocar el timbre correspondiente al Omega y verlo confundido abrirle la puerta sintió a su perrito menear eufóricamente la cola, llorando con más fuerza aturdiendo sus sentidos.
– Ho-Hola vaquita.
Usaba una blusa suelta y unos pantalones holgados largos, en sus manos había un tazón de cereales con leche que estaba ingiriendo y su rostro se reflejaba la inmensa confusión de verlo allí.
– Yeosang. Yo... Qué sorpresa verte por aquí ¿Pasa algo? ¿Cómo... Cómo sabías donde vivo?
– ¿Puedo pasar a conversar algo contigo?
– C-Claro, entra. –se hizo a un lado dándole el paso.
Todo el lugar olía a él. Yeosang sufrió una descarga eléctrica por toda su columna al aspirar por su nariz las dulces fresas.
Seonghwa fue a dejar el tazón a medio terminar en la mesa e invitó al maltés a sentarse en la sala.
– Lindo hogar. –se animó a decir suavemente, aunque tuviera un torbellino dentro.
– Gracias. La verdad estuve escogiendo mucho tiempo, hasta que me decidí por este departamento. ¿Quieres que te sirva algo, Yeo? Y sobre lo que quieres hablar ¿Es urgente?
– Un vaso de agua estaría bien, y no es tan urgente, pero sí problemático, un poco.
– Oh, okay. Toma. –el Beta recibió el vaso de agua y tomó todo el líquido de un solo trago, jadeando luego al acabar. Su perrito por alguna razón estaba sacando la lengua, sediento e insatisfecho– Ahora sí, cuéntame qué ocurre.
– Hm... Wooyoung y San piensan meterte en su relación junto a mi.
La vaquita es un omega lindo, de esos que te agradan a la vista.
Cualquiera se hubiera reído por la expresión de sorpresa con mejillas de tomate de Seonghwa, pero para Yeosang le parecía lindo hasta con esa cara de desconcierto total.
– ¿Qué?
– Woonie descubrió eso del poliamor hace unos días. Estuvo investigando mucho , me había confesado algo hace poco y hoy me confirmó que luego de una larga charla con San, acordaron que estarían con más personas que ellos amasen. –explicó con simpleza y una pequeña sonrisa tímida en sus labios– Entre esas personas estamos tú y yo, porque nos gustas a los tres, y sospechamos que nosotros también te gustamos un poco.
– ¿¡Qué estás diciendo!? –se levantó de la silla poniéndose enfrente al beta, se le subieron los colores a su rostro y su aroma había cambiado un poco, pero no demostraba desagrado– ¡No me g-gustan ninguno de ustedes para nada! ¡Están locos! ¿¡Qué demonios les hizo llegar a esa conclusión absurda!?
– ¿Entonces por qué no nos has golpeado ni insultado? –mencionó tranquilo, tragando la saliva que se le acumulaba en la boca. Algo no estaba bien– Tienes fama de ser indomable, golpeas a todo aquel que intenta cortejarte o se acerca a ti con segundas intenciones. En cambio, dejaste que San y Wooyoung tuvieran un momento íntimo contigo, incluso yo te arrastré y olfateé sin recibir nada malo de ti.
– ¡E-Eso es porque...! –rojo y con el rostro caliente, escandalizado, sin saber qué más decir, quedó callado.
Yeo dio justo en el clavo del cual Seonghwa no quiso ser consciente.
Él estaba bien si eran ellos.
Y eso era malo para Seonghwa.
– Eres muy hermoso, vaquita. –se sinceró Yeosang interrumpiendo el silencio, mirándole de arriba abajo. La vaquita se tensó en su lugar por su dura mirada– Enserio lo digo, mi corazón está encantado contigo ahora, mi perrito también te adora, menea la cola al verte, y, yo... Enserio quisiera que fueras mío.
– N-No digas ese tipo de cosas, ni siquiera me conoces bien.
– Y-Y quiero hacerlo, quiero conocerte más. –el contrario también se levantó de su silla enfrentándolo, haciendo que el omega tragara saliva– Hwa, eso es otra cosa que quería decirte. No vine solo para informarte esto. Yo... M-Me siento raro desde esta mañana cuando te vi de cerca.
Su tono de voz cambió a una más grave, causó escalofríos en el rosado (aunque su vaquita estaba extrañamente emocionada) que fue incapaz de moverse.
– Tu cuerpo curvilíneo, tu olor a leche con fresas y lo suave que se vuelve cuando te sientes bien. Adoro el contraste que hizo tu leche con fresas con el de Youngie y Sanie en el salón ésta tarde... Y-Yo... –jadeó sintiendo que ahora el calor iba a sus mejillas, bajando en cosquilleos por su torso debilitando sus piernas– M-Me siento hasta raro justo ahora al tenerte aquí en frente. Todo huele a ti, pero a la vez no es suficiente. Quiero hundir mi nariz en tu cuello, volver a sentirte bien, ahora debajo de mi.
La vaquita olvidó la conversación atendiendo primero su instinto maternal de poner su mano sobre la frente del beta al verlo sudar con los ojos perdidos.
Las pupilas del beta comenzaban a dilatarse y sus jadeos aumentaban. Notándose enfermo y febril.
– ¡Estás ardiendo en fiebre! –alejó la mano apenas le tocó su frente, viéndolo de arriba abajo– ¿Qué te pasa? ¿Estás bien? Dime que sientes. ¿Te duele algo?
Yeo lloriqueó sintiendo sus piernas flaquear más, sin poder evitar caer de rodillas al suelo tocando su panza frente al omega recuperando sus ojos lindos.
– Mi estómago duele. Mi perrito está aullando mientras da vueltas, cuando siempre fue tan tranquilo, él quiere... Dice que te quiere. Él te quiere ahora mismo, te necesita. –se contrajo en su lugar con un gemido bajo tocando su panza– Ayúdame, vaquita.
Abajo de su vientre su miembro empezaba a palpitar entre sus pantalones, divisando su punta en su ropa. Sus dientes dolían, su cachorro aullaba y ladraba dentro de su cuerpo queriendo salir.
Todo estaba siendo un calvario para Yeosang.
Y de cierta forma era aterrador.
– ¡A-Ah! ¡Haz que pare, vaquita, por favor! –se irguió tomando de las manos al rosado, con pequeñas lágrimas abandonando sus ojitos– Es doloroso, s-siento tanto calor. Hwa... ayúdame.
– Yeosang si no te conociera d-diría que estás entrando en celo. –murmuró tembloroso viendo el cuerpo bajo suyo.
Su caliente mano tocando la suya, sus pupilas dilatadas mientras le veían y de un tenue rojo como el de un depredador, el camino de pequeñas lágrimas en sus mejillas y...
Un aroma extraño. Tan suave que apenas era percibido por la nariz de Hwa.
Pero que sabía que no era el suyo propio.
– P-Pero eso no puede ser posible tu... E-eres un beta. Los betas no entran en celo. Debe ser otra cosa.
No tenía sentido. El beta estaba experimentando síntomas del calor de un Alfa, sus pupilas estaban dilatadas, su cuerpo caliente, un bulto al borde de reventar en su pantalón, ansioso de aspirar su olor de omega, suplicando por él.
Y cuando bajó a verle su boca abierta, aquella que trataba de regularizar su respiración...
¿Yeosang siempre tuvo sus colmillos así de afilados?
– Ayúdame, vaquita. – gimoteó, tembloroso– Por favor, ha-haz que pare. D-Déjame... ¡Mhm! Sentir más de tu olor, v-ven.
Su rostro tan lindo, sus ojos adorables y sus sollozos de cachorro.
De nuevo fue débil ante una mirada de súplica y un rostro atractivo que pedía por él.
Y cuando Seonghwa se acercó tímido poniéndose de rodillas en frente, Yeosang se adelantó y ocultó su rostro en su cuello olfateando su aroma.
Fue ahí que el Omega lo sintió.
Yeosang estaba liberando feromonas de un Alfa en celo .
¿Cómo podía ser posible siquiera?
Un perro, beta, que siempre fue un Beta. ¿Se estaba presentando como un Alfa?
Un remolino de preguntas apareció en su cabeza de repente quitándole el aire, pero un mordisquito del ¿Beta? En su manzana de adán le sacó un jadeo y todo pensamiento posible.
–Hwannie . –gimoteó provocando que su vaquita mugiera de gusto.
Se cuestionaría después de todo aquello, lo único que sabía es que debía ayudar al beta que necesitaba por él.
Su razón siendo lanzada por la ventana por cuarta vez.
Chapter 9: .• 08 •.
Summary:
La boca del nuevo Alfa era miel y dulces, tocaba con cuidado su piel, lamía con desespero su cuerpo y su cintura no dejaba de moverse embistiendo su interior.
Era torpe, pero se esforzaba en hacerlo sentir bien.
Sin mencionar que sus movimientos eran tan contradictorios con su voz.
Las orejas de Hwa estaban bajas sintiendo lágrimas caer de sus mejillas por lo bien que se sentía. Pese a la inexperiencia de Yeosang, era muy bueno con él.
Y Seonghwa, que amaba los rostros atractivos y los halagos, se sentía en el cielo por sus comentarios sinceros. Su cuerpo vibró bajo el suyo y perdió el aliento en su primera vez.
Ambos olvidaron que habrían dos invitados más en el departamento de la vaquita pronto, pero se sentían tan bien en su nube de placer que se olvidaron de ese detalle.
Y cuando se dieran cuenta sería tarde.
Chapter Text
Los Omegas normales son criaturas pequeñas, poseen aromas dulces a chicles y caramelos, extremidades debiluchas y son llorones por naturaleza.
Seonghwa era diferente a todos ellos, con más centímetros igualándose a un Alfa de bajo rango, de brazos fuertes y un carácter de "mírame, pero no te atrevas a tocarme, o te destruiré" del cual todos conocían y temían.
Así que, cargar a una débil persona más alta que él no fue para nada un problema.
El omega llevó al beta hasta su cuarto luego de tomarse un inhibidor para no enloquecer con el posible hedor del nuevo alfa presentándose, dejó al pequeñín en su cama y se subió encima suyo nervioso.
Conocimiento básico de la jerarquía es; si un Alfa está en celo tienes dos opciones:
a) Huir.
b) Ayudar sabiendo las consecuencias de que tú virginidad y cuello están en juego.
(Solo aplicado para Omegas)
Seonghwa era de los que huían siempre sin mirar atrás, pero cuando un cachorro de Alfa le mira tan desahuciado, con brillantes iris, parpados húmedos por las crecientes lágrimas y el rostro pintado de un tenue carmín, no es capaz de alejarse de su lado ni negarse a sus peticiones.
– V-Voy a tener que desnudarte y... Sacar lo que tienes dentro.
Porque siempre es débiles ante las cosas tiernas.
– Está b-bien, estoy a tu c-cuidado. –Yeosang era un muñequito sudoroso sin fuerzas, cerraba sus ojos de vez en cuando con jadeos tratando de recuperar el ritmo normal de su respiración tratando de entender lo que le estaba pasando y Seonghwa un omega maternal dispuesto a alejarle el dolor.
Le desaprobó el cinturón al cachorro despojándole de sus pantalones y ropa interior con rapidez. El celo es duro y doloroso, mucho más cuando se trataba del primero, por eso sabía que debía ser rápido, preciso y cuidadoso.
El segundo pene de un Alfa que vio en su vida se irguió frente a sus ojos, su punta llorosa con las venas marcadas por toda su base, palpitando en busca de consuelo.
La vaquita tragó saliva con dureza acercándose hasta él.
– Dime si te duele algo, o si lo hago mal. –Yeosang lo observó confundido y cohíbido, ahogándose en su propia voz cuando el contrario metió su intimidad en la boca.
– ¡A-AH! ¡Hwa! –su miembro estaba en la tibia cavidad bucal de la vaquita, quien ahuecaba sus mejillas moviéndose de arriba abajo, sufriendo de arcadas en el proceso.
Lágrimas amenazaban salir, pero dio todo de sí para seguir succionando la erección de Yeosang hasta el final, emitiendo sonidos obscenos y húmedos con su boca. La vaquita dentro suyo mugió extasiada cuando los gemidos del cachorro empezaron a ser más altos junto a parloteos sin sentido que llevaban su nombre en ellos.
Un Alfa estaba delirando por su culpa, liberando su nuevo aroma hasta envolver el suyo en la habitación, funcionando como un afrodisíaco que llamaba a un omega.
Las a rosas de un jardín con tierra mojada, picaba en su nariz desesperando a su vaquita por querer explorar más de ese campo de flores rojas.
Unas feromonas suave, atrapantes y deliciosas que nadie jamás olió. A la que él tenía el privilegio de aspirar por primera vez.
– ¡Mhm! M-Más, ¡Hwaa! –Yeosang le jaló sus rosadas hebras arqueando su propia espalda. Seonghwa ahogó un gemido dando una profunda succión emitiendo un sonidito de regurgitación.
El Alfa sollozó haciéndose pequeñito mientras se corría en su garganta.
Toda su boca quedó repleta del esperma del beta, incluso cuando sacó la extensión el líquido sobrante que no alcanzó a tragar se deslizó por su mentón.
El primer semen que probó. Era tibio, espeso y tan raro a la vez.
Y tragó todo porque no sabía tan mal como pensaba.
– Yeosang, ¿e-estas mejor? –gateó hasta él. El canino estaba temblando dando bocanadas de aire a lo loco, sus ojitos estaban llenos de lágrimas, su rostro lo cubría una capa de sudor, en sus mejillas y orejas adornaba el color rojo.
Sus orejas caninas caídas a los lados de su cabeza, luciendo tan lindo e indefenso.
– Ah, vaquita... Hm, G-Gracias. Y-Yo... Ngh, quiero más. Quiero tener relaciones contigo, quiero morderte, déjame hacerte mío. Mis dientes están picando. –gruñó tomando asiento en la cama tirando a la vaquita boca arriba subiéndose encima, tembloroso.
Su mirada seguía oscurecida y su miembro se había vuelto a endurecer, goteando en su punta sobre el torso del omega.
– Y-Yeosang, ¡N-no puedes tener relaciones conmigo!
– ¿Por qué no? –hizo un mohín acercándose a su cuello, dejando besitos en él permitiendo hundir más su nariz en el aroma a fresas– ¿Te desagrado? Voy hacerte sentir bien vaquita, lo haré. Déjame tener relaciones contigo.
Los brazos del castaño jalaron sus piernas hasta hacer chocar su intimidad con su miembro duro, rozando y embistiendo por encima de la ropa, humedeciendo al omega que sentía su animal interno mugir en busca de más contacto.
Era una trampa.
Una trampa repleta de feromonas suaves y un Alfa en celo tan lindo que con su inexperiencia le hacía excitar, perdería el juicio de nuevo y se dejaría dominar.
Y no podría hacer nada para negarse.
– V-Voy a ponerlo aquí. –tomó la punta de su pene, corriendo los pantalones de Seonghwa, apuntando en el agujerito de la vaquita.
Jugueteando con su virgen hueco tan jugoso como ansioso. Se apretaba al aire en busca de algo que lo llenara.
Seonghwa gimió y antes de perder el juicio... No podía permitir eso.
– ¡N-No! ¡Espera! –se alejó de él de un brinco.
Tomó el cinturón del Alfa rápidamente y se lo puso alrededor de su propio cuello, teniendo su propio miembro buscando atención y a su intimidad palpitando. Incluso su vaquita lo estaba enloqueciendo porque mugía con disgusto al negarse a ese Alfa.
Se colocó boca abajo dándole la espalda al cachorro quitándose su ropa interior, enseñando sus partes íntimas que ya estaban mojadas y listas. El Alfa emitió un gruñido al verle, un sonido ronco que hizo mugir a su vaquita.
Chupó sus propios dedos pasando a meter dos dentro, excitándose más con la mirada que le daba el Yeosang, atento a sus movimientos mientras meneaba su cola y tenia sus orejas alzadas. La saliva estaba saliendose de su boca hasta manchar su mentón y la punta de su miembro estaba de un agresivo rojo.
¿Cómo podía ser posible que estuviera ayudando a otro Alfa que no fuera YunHo sin quejarse? ¿Disfrutando de todo eso?
¿Siendo capaz de hacerlo en realidad?
Es más, era tan raro todo ¿Yeosang acaso mintió respecto a su rango todo esté tiempo?
Si ese era el caso, ¿San y Wooyoung también fueron engañados desde hace muchos años?
¿O fue un engaño de los tres para que esto pasara?
– Yeonnie, te ayudaré... Espera... –gimoteó cuando el tercer dedo entró entre las dudas de su cabeza– Te voy a hacer sentir bien, Alfa... –mordió su labio inferior metiendo el último dígito con dificultad delirando en su propio placer ante la mirada hambrienta del contrario– Aguanta...
El chico era atractivo, nunca esperó que fuera demasiado inocente hasta el punto de solo observar, temblando en su lugar en su propio delirio incapaz de mantener la saliva en su boca, comiendo todo su cuerpo con la mirada como una fiera hambrienta.
No podía ser el plan de esos tres idiotas, si ese fuera el caso Yeosang debía haber abusado de él hace mucho ¿No?
Una vez se sintió listo, se acomodó bien en su lugar alzando su retaguardia. Mostró sus agujeritos igual de rosados que toda su piel, totalmente húmedos apretándose al rededor de nada.
– E-Entra aquí, Yeosang... Entra, por favor. –mugió señalando su agujerito ensalivado.
Ahogando un gritito cuando el miembro del Alfa se metió donde indicó.
Yeosang hizo su rostro hacia atrás en un gemido, empezando a jadear, sintiendo que las paredes anales de la vaquita estaban demasiado calientes y apretadas para él. Con sus nervios a flote movió sus manos a los lados sin saber donde tocar o que debía hacer.
La vista de su miembro entrando en la entrada de un omega tan lindo como Seonghwa, succionandolo sin dejarlo salir, con la espalda mojada por el sudor y el lindo contraste de colores en su piel con las manchas rosadas que se extendía en cada rincón de manera uniforme. Una vista que todo el mundo desearía presenciar y él estaba siendo tan afortunado al verla.
La vaquita notó el nerviosismo del nuevo Alfa, había quedado quieto dentro suyo temeroso de moverse o realizar algún brusco movimiento, así que decidió ayudarlo un poco más.
– Puedes tocarme, Sanggie. –su vaquita mugió de gusto cuando las manitos del otro fueron a su parte baja, acariciando con una su cintura mientras la otra estaba en sus glúteos apretando su piel– P-Puedes apretar ahí.
– E-Es tan suave... –acercó su rostro hasta la espalda del Omega dejando un beso en ella, tímido– N-No puedo Hwa, d-duele mucho. –lloriqueó en su nuca empezando a menear sus caderas de adelante a atrás con cierta torpeza, sacando un gemido al rosado.
– E-Eso es, así... ¡A-Ah, Yeosang!
– Tienes un cuerpo lindo. –halagó con dulzura entre jadeos sobre su piel. Seonghwa se sonrojó soltando un chillido por la calidez que estaba pasando su interior– T-Tu interior e-es mejor que tu boca. –volvió a mencionar pasando su lengua por su espalda haciendo que la vaquita se arqueara ahogando un gemido– Eres perfecto para mis cachorros.
La boca del nuevo Alfa era miel y dulces, tocaba con cuidado su piel, lamía con desespero su cuerpo y su cintura no dejaba de moverse embistiendo su interior.
Era torpe, pero se esforzaba en hacerlo sentir bien.
Sin mencionar que sus movimientos eran tan contradictorios con su voz.
Las orejas de Hwa estaban bajas sintiendo lágrimas caer de sus mejillas por lo bien que se sentía. Pese a la inexperiencia de Yeosang, era muy bueno con él.
Y Seonghwa, que amaba los rostros atractivos y los halagos, se sentía en el cielo. Su cuerpo vibró bajo el suyo y perdió el aliento en su primera vez.
Ambos olvidaron que habrían dos invitados más en el departamento de la vaquita pronto, pero se sentían tan bien en su nube de placer que se olvidaron de ese detalle.
Y cuando se dieran cuenta sería tarde.
– ¡S-Seonghwa! –gimió el Alfa. Los golpeteos de sus pieles volviéndose más constantes y sucios.
– ¡A-Ah! ¡Yeo! ¡Yeo! –se permitió gemir en alto su nombre porque sus labios dolieron de tanto morderse por reprimir su voz. Sus gemidos hicieron que el miembro del Alfa creciera un poco más dentro suyo haciéndole chillar.
Su primer orgasmo fue bueno, Yeosang todavía controlaba sus instintos de Alfa sin ir a por su cuello.
Le permitió respirar un poco cuando se corrió dentro sin aviso porque no hubo represalias ni peligro tras su orgasmo.
– L-Lo siento, me vine dentro... –Yeosang recargó su rostro contra su nuca aspirando su olor. La vaquita sentía sus fluidos combinarse con los del Alfa, cayendo lentamente por sus muslos hasta ensuciar la cama.
En otras circunstancias pudo haberse enojado
¿Pero, cómo podía enojarse con una criatura tan linda como el canino que le hizo venirse con solo un par de embestidas e incluso aún así lo trataba como porcelana?
Besando su espalda que temblaba por su orgasmo. Sonriendo en su delirio y dejando que su vaquita sumergirse en el jardín de rosas y explorar los diferentes matices dentro.
– Lindo... –murmuró tratando de recuperar su respiración. Su cuerpo fue dado vuelta con cuidado, quedando boca arriba con el Alfa que aún tenía sus ojos oscurecidos en él.
El celo aún no había acabado.
– ¿Quién es lindo? –dice con voz grave, más profunda que antes causando escalofríos en todo su cuerpo– Tú eres el lindo.
– Yeosang... –su vaquita mugió de gusto por el ronroneo de su voz, pero su parte humana tapó su intimidad vaginal por si acaso– ¿Aún no estás satisfecho, pequeñito?
Ronroneó igual a un gato y con cierto toque juguetón.
– No lo estoy... –acercó su rostro al suyo, clavando sus colmillos en el cinturón del cuello de la vaquita buscando romper el cuero con sus dientes y clavarse más allá– Omega... Omega.
– Yeosang... ¡A-AH! –otra vez sintió el grosor contrario adentrarse en él, todo su cuerpo vibró aferrándose al del Alfa, clavando sus cortas uñas en su delgada espalda.
– Omega, hueles tan bien, y eres mío, mío. –gruñó empezando a mover sus caderas de nuevo a un ritmo rápido y profundo perdiendo la timidez, haciendo lloriquear a Seonghwa, convirtiéndole en un desastre de gemidos.
Los Alfas en celo son peligrosos, territoriales y enloquecen con el aroma de un omega. Marcan lo que más pueden con sus dientes y...
Si el Omega siente atracción por el Alfa, entonces su animal interior disfrutará también, emitiendo sus sonidos lascivos.
Seonghwa era débil a sentirse bien, sin embargo reprimía bien su voz.
Aunque eso se fue por el caño cuando su mirada se clavó en la ventana de su cuarto encontrando dos pares de ojos viendo fijo, enloqueciendo más a su vaquita al darse cuenta de quienes eran.
San y Wooyoung estaban tras el cristal.
La vaquita de Hwa mugió con mucho más gusto, vibrando ante ellos, sintiéndose demasiado bien.
Su aroma se liberó con más fuerza, llamándolos, apretando el miembro del canino que gruñó contra su oído mordiendo con más fuerza el cinturón alrededor de su cuello, queriendo quitárselo y enlazarse.
– ¡A-AH! ¡Alfa! ¡Ngh! ¡A-ahí, más, más, más! –lloriquea sin poder evitar gemir en alto, babeando, sudado, volteando de vez en cuando a la ventana a la vista de los otros dos Alfas.
Las embestidas daban en puntos sensibles que ni siquiera sabía que tenía, su miembro rosaba con el estómago de Yeosang frotándose, sus pechos estaban siendo manoseados por las manos del Alfa y su cuello recibiendo la calidez de la voz del contrario que decía delirios en su celo.
Sin mencionar que ser visto de esa forma hambrienta por dos más también estaba poniéndole tan mal.
– Hw-Hwa.. T-Ten a mis cachorros, ¡S-Sé mi omega y ten a mis cachorros!
– ¡S-Sí! Dame a todos tus cachorros, alfa. ¡Q-Quiero todo de ustedes...! ¡A-AHH!
Los ojos del Alfa cambiaron ligeramente de color mirándose atemorizante, causó un escalofrío en el omega, y sus colmillos filosos se clavaron sobre el cinturón en su cuello traspasando el mismo ahogando un gruñido mientras se corría.
Seonghwa chilló liberando su semilla sobre su propio vientre emitiendo un gritito luego, porque cuando creyó poder respirar el miembro del Alfa había comenzado hacerse más grande dentro suyo.
Estaba siendo anudado, y su vaquita estaba satisfecha con eso. Mugía de gusto, mostrándose eufórica.
– Tan lindo, tan lindo. –Yeosang lamió su pecho con soniditos agradables, sacando fácilmente la leche de su ubre. Seonghwa dejó caer su cuerpo en la cama mirando a la ventana otra vez.
Donde dos gatitos estaban observándolo atrás del cristal meneando sus colas lentamente de un lado a otro en sincronía, con sonrisas ladinas.
"Quisiera que también estuvieran aquí dentro" había lloriqueado su vaquita estirando su mano.
Al menos hasta que recobró sus sentidos y sintió pánico por lo que hizo. Dándose cuenta de que mostró frente a esos dos ¡Y lo que hizo con un completo extraño!
Estaba loco. Completamente loco.
YeoSang se recostó en su cama somnoliento luego de que el nudo se deshizo.
Hwa, por el contrario, ya estaba vestido con ropas holgadas cojeando un poco mientras limpiaba la cama, cargando al Alfa cuando era necesario como si este fuera una delgada pluma y dejándolo en distintos sitios en su habitación.
El ¿Beta? Era un lindo muñequito sin fuerza que se dejaba llevar y hacer lo que quisiera, menos amenazante que antes.
– Puedes dormir aquí por hoy ¿Te sientes mejor? –comprobó su temperatura. El Alfa aún tenía sus colmillos visibles, pero su rostro regresó a su temperatura normal al igual que sus ojos.
– Sí, estoy mejor gracias a ti. Gracias, Omega. –meneó débilmente su colita esponjosa bajo las sábanas haciendo lo posible para mantener los ojos abiertos.
– No es nada. –La vaquita le acarició sus cabellos y párpados para que durmiera.
Una vez que comprobó que estaba dormido se volteó a la ventana donde los mininos seguían observando todo, sin intenciones de marcharse de allí ni hacer nada más.
Y no tuvo más opción que abrirla viéndoles con su ceño fruncido y las manos en su cintura listo para regañarles.
– Antes de que digan una sola palabra me acompañarán a la sala. –ordenó, les hizo pasar al cuarto en sus formas gatunas, una vez dentro se convirtieron en humanos y siguieron su petición– Van a dejar dormir a Yeosang.
Los Alfas aspiraron el aroma en la habitación gruñendo por lo bajo de gusto. Seonghwa dejó la ventana abierta para que las feromonas se fueran y los gatitos se sacaron sus abrigos dejándolos en el ropero de una esquina sin decir nada, solo mirándose de vez en cuando con complicidad.
Así, los tres fueron a la sala, donde la parejita de mininos tenía miradas juguetonas, caso contrario de la vaquita que no tenía un rostro de buenos amigos mientras se hacía café y les daba té a los otros sin preguntarle.
– Hola de nuevo, vaquita. –San rompió el silencio, sentado en la mesa aceptando su té comiendo un pancito que estaba en la mesa– Te ves increíble. Aunque siempre lo estás. Hoy fuiste muy duro conmigo en el salón donde la estábamos pasando tan bien. Tu patada si que me dolió.
– Y a mi me dolió tu empujón, que malo eres. –Wooyoung hizo un mohín sin tomar de su taza– Pensé que estábamos haciendo un buen trabajo contigo.
– ¿Ustedes sabían que Yeosang era un Alfa? –preguntó la vaquita ignorando lo demás, su dura mirada clavándose en los dos mientras tomaba asiento frente a ellos.
– No, él siempre fue un Beta. –San respondió con simpleza– Al menos, desde que lo conozco, lo era.
Los Alfas y Omegas saben reconocer los rangos de los demás, así que no era necesario decirle a esos dos cabezas huecas que su amigo presentó el celo de un Alfa de bajo rango.
Sus colmillos y feromonas suaves en el cuarto de la vaquita lo dejaban muy en claro.
Estaban sorprendidos por su cambio, Wooyoung más, que hasta por un momento se sintió engañado sintiendo que Yeo le había mentido su rango tantos años, pero luego llegó a la rápida conclusión que los rangos no podían ocultarse por tantos tiempo como él hizo.
Sería imposible.
– Me sorprende mucho que se haya presentado como un Alfa recién a esta edad. –terminó de decir San.
– Su aroma era muy suave. Era un Alfa de bajo rango... –mencionó Wooyoung tomando de su té por fin un poco– Aunque al principio pensé que era un oportunista que te llevaría a la cama, vaquita, pero cuando agudicé la nariz no fue difícil entender la situación.
– Yeo debe sufrir de feromonas tardías. Les pasa más frecuentemente a los Alfas de bajo rango, pero generalmente se notan síntomas hasta los 20 años, Yeo pasó ya esa edad y nunca me di cuenta de sus síntomas. –el minino negro abultó sus labios pensativo– O quizás su condición debió ser un indicio de eso, me siento mal ahora por no sospecharlo.
– No importa eso ahora. –interrumpió Seonghwa dejando su taza de café vacía, levantándose de su asiento– El asunto es que Yeo está bien y ustedes pueden largarse de mi casa ahora. Solo quería saber si sabían respecto a su rango o están sorprendidos como yo. –se dio la vuelta a lavar su taza con los Alfas yendo por detrás suyo.
– ¿Nos vas a sacar ahora, en medio de la noche, con el frío y los monstruos?
– Son las diez de la noche, Wooyoung, aún los transporten funcionan y no hay monstruos en la ciudad, no seas infantil.
– ¡Dejanos dormir contigo! –el calico propuso mientras su pareja se puso al lado de la vaquita para lavar su taza y la de su novio también.
– ¡Ni loco! Ustedes van a hacer de mi lo que quieran mientras estoy durmiendo.
– Que paranoico eres, no te haríamos nada, Hwa. –San refunfuñó haciendo un mohín– Lo prometemos, es promesa de un Alfa.
– ¡Sí! Lo hoy solo fue la emoción del momento, ahora que eres nuestra pareja respetaremos tu decisión y esperaremos a que estés listo para entregarte a nosotros, vaquita. Así como con Yeonnie.
– Nunca estaré listo para entregarme a ustedes. –Dejó su taza en su lugar junto a la de los Alfas– Y, bien, duerman en el sofá. Les traeré unas sábanas y almohadas que tengo de más.
– ¿Y también nos darás leche caliente? Eso nos permitirá dormir como bebés. –San mencionó con emoción dando un paso al frente.
Recibiendo una mirada molesta del Omega que le hizo retroceder de inmediato.
– O mejor no. No queremos molestarte.
Los gatos salieron con la suya esa vez. Quizás porque Seonghwa estaba cansado para discutir, o tal vez porque su vaquita los quería cerca de ella inconscientemente.
Daba igual. Estaba al borde de la locura.
Al menos cuando llegó a su cuarto cansado dispuesto a dormir luego de confirmar que los mininos dormirían en la sala vio algo muy adorable que le quitó su migraña.
El Alfa Yeosang estaba envuelto en su cama con su ropa y la de los otros dos Alfas alrededor.
En un lindo nido.
Se le enterneció el corazón al verlo sonreír entre sueños envuelto en tres aromas. Sintió latir más rápido su pecho, y no pudo evitar acudir a sus instintos maternos de meterse dentro de ese nido para mimar al Alfa dormido alrededor de toda la ropa.
Los Alfas son lindos e idiotas a la vez, pero cautivan su pobre corazón con tan poca cosa.
Aunque son muy mentirosos.
Porque esa mañana, cuando Seonghwa despertó de su sueño, dormía en el nido de Yeosang con éste abrazando su cintura pegando su rostro a su espalda y dos gatitos encima de su cuerpo, uno ocupando su pecho y el otro sus muslos como almohada.
Esa mañana decidió cometer un crimen de odio a todos los Alfas, para extinguirlos por completo.
YunHo, tu vaquita acabará con todos los Alfas a su alrededor pronto.
Es palabra de Omega.
Chapter 10: .• Jongho •.
Summary:
Hongjoong, una vaquita de colores amarillentos, estaba en medio de una crisis de amor adolescente (aunque ya no lo fuera) en otro lugar apartado.
No podía dejar de pensar en la vaquita rosada luego de lo que pasó, ya tenía días de aquel incidente en la biblioteca en el que Hong solo quería molestar a Hwa sin saber que llegarían a frotarse juntos hasta tener su orgasmo.
Incluso el día siguiente que lo vio por los pasillos sintió que podría convertirse en avestruz para enterrar su cabeza en la tierra por la pena. Aunque no negaría que también sintió esa chispa de deseo en su interior revolotear metiéndole ansias de correr encima del otro.
Los Omegas enloquecen por los Alfas, es una ley y un hecho universal.
¡Y se supone que Seonghwa era un Omega como él! No debía ponerle caliente, no debía sentir todo aquello que sentía ni entrar en celo por su culpa.
Chapter Text
Los animales que forman parte de la fauna salvaje no son más que seres agresivos y peligrosos que usan sus dientes y garras para cazar a sus presas.
Si en algún momento te cruzas con un Alfa que su animal sea un carnívoro ¡Huye! ¡No mires atrás y corre!
O al menos eso es algo que le han repetido a modo de burla a nuestro Alfita oso pardo desde que es un niño.
No eran más que cuentos provenientes de las historias antiguas donde todos eran primitivos y la mitad de la población Alfa era peligrosa. En la actualidad la gran mayoría de carnívoros ya no comían carne ni eran feroces.
– Los Alfas osos son salvajes, con dientes afilados y garras filosas. –refunfuña pateando una lata de refresco que tomó, la cual venía torturando hace unos veinte minutos· Ni siquiera encontrarán el amor con esa pinta.
¡Puras patrañas!
Él tenía dientes filosos usados solo para comer sus verduras, y sus uñas eran cortas porque siempre se las cortaba ya que no le gustaba que estuvieran largas y afiladas porque sino él mismo terminaba lastimándose.
¿Por qué ese tipo de gente no podía decir lo mismo del profesor Song Mingi? Él era un jodido león. ¿Cómo le permitirían ser profesor siquiera?
¿Solo porque tiene una extraña rareza en sus colmillos que los hace más pequeños ya era aceptable socialmente? ¡El tipo seguía siendo un jodido león, depredador, rey de la selva!
Ni hablar del alumno Jeong YunHo, un toro de enormes cuernos que te aplastaría solo porque usa una prenda roja.
Pero, claro, es un alumno estrella de dieces. Merece omegas babeando por su intelecto, y que al pobre oso de filosos dientes y uñas cortas le parte un rayo.
Gruñendo lanza por fin la lata al basurero. La vida de los Alfas es difícil y Jongho no tiene nada porque quejarse porque tenía muchas habilidades y talentos, pero a veces tenía tanta envidia de que la sociedad lo señalara más a él por ser un Alfa de Oso Pardo que a los verdaderos enemigos alrededor.
Jugador de baloncesto, uno de los mejores, sus piernas corren bastante bien más que el promedio. La vida no lo premió con un intelecto alto, pero lo remedió con sus poderosas habilidades físicas para el deporte.
Jongho era el mejor de su clase.
Pero claro, nunca faltaba algún comentario malicioso diciendo que todo eso se debía a que era un depredador.
La clase de deportes de su club era su favorita. Podía correr por toda la cancha sintiéndola suya, hecha para él. Encestaba las pelotas que estaban en sus manos, brincaba cual canguro hasta el aro riendo escandaloso cuando ganaba otro punto a su equipo.
Sin embargo, el equipo al que le ganaba no eran muy buenos perdedores, atacando con comentarios por lo bajo de que Jongho ganaba solo por ser un Alfa depredador.
Si bien su club de básquetbol incluía también omegas en el equipo, nunca se sintió superior a ellos, nunca los vio por encima solo por tener garras y colmillos afilados como decían.
Si les ganaba era porque se esforzó para llegar hasta ahí, porque sus piernas se volvieron fuertes al estar toda su adolescencia corriendo y escalando árboles, sus saltos eran altos porque los practicaba siempre también y su puntería se debía a la constancia en que lanzaba objetos a un canasto improvisado.
¿Creen que todo eso era talento natural de Alfa? Lo único que tenía de su rango eran los dientes y las garras. Todo lo demás se lo había ganado limpiamente.
Y en un principio hubiera gritado y contradecido todo lo que le decían, pero no pudo hacerlo cuando su amado apareció en su visión, sonriente como si estuviera de acuerdo con lo que le dijeron a pesar de ni siquiera estar tan cerca para escucharlos.
Entonces se alejó fingiendo demencia. Porque un Alfa no podría mostrarse tímido, sonrojado y berrinchudo ante un Omega solo porque era más grande y fuerte que él.
No era socialmente correcto mostrarse menos. Él era el Alfa, debía ser duro de roer.
Su destinado, una vaquita de colores amarillos, apareció en su radar hace unos meses. Se volvió casi su obsesión y razón de vivir. Pensaba que eran destinados, parecían serlo aunque el Omega ni siquiera le hacía caso.
En cambio, hablaba bien apegado con el profesor Mingi, el alumno YunHo (razón por la cual los odiaba tanto) y otro omega vaca de rosadas manchas.
¿Por qué él no?
Él no estaba mal, tenía piernas gruesas, fuerza para protegerlo, su pene tampoco estaba mal tampoco.
Pero ¿Por qué no podía fijarse en él?
Aunque si se detenía a pensar, los otros dos Alfas tampoco eran tan mal partido para su Omega por más mal que tratara de hacerlos quedar. Llegó a un punto de considerar compartir a su destinado si ellos querían, pero los Alfas internos son posesivos con lo que no conocen bien.
Así que dio esa idea como descartada.
El omega debía ser suyo a como dé lugar.
Y Jongho jamás perdió en algo antes.
Soltando un último suspiro pasó un paño por su rostro limpiando su sudor. Hoy su equipo entrenaría para competir dentro de unos meses, y él como el jugador estrella debía estar primero en la cancha del instituto luego de aquella partida amistosa que lo dejó con los nervios de punta.
Aunque dentro suyo le hubiera gustado ver a su omega para tener un poco más de fuerza y tranquilidad luego de comentarios nefastos hacia su persona, pero este ya se había marchado dejándole con pequeño un vacío en su pecho.
Los Alfas no debían sentirse tristes se dijo alzando el mentón dispuesto a jugar como nunca.
Hongjoong, una vaquita de colores amarillentos, estaba en medio de una crisis de amor adolescente (aunque ya no lo fuera) en otro lugar apartado.
No podía dejar de pensar en la vaquita rosada luego de lo que pasó, ya tenía días de aquel incidente en la biblioteca en el que Hong solo quería molestar a Hwa, sin saber que llegarían a frotarse juntos hasta tener su orgasmo.
Incluso el día siguiente que se vieron por los pasillos sintió que podría convertirse en avestruz para enterrar su cabeza en la tierra por la pena. Aunque no negaría que también sintió esa chispa de deseo en su interior revoloteando metiéndole ansias de correr encima del otro.
Los Omegas enloquecen por los Alfas, es una ley y un hecho universal.
¡Y se supone que Seonghwa era un Omega como él! No debía ponerle caliente, no debía sentir todo aquello que sentía.
¿Por qué podía verle en sus pensamientos nocturnos y diarios luciendo tan erótico, haciéndole desear más hasta babear?
Si cerraba sus ojos podía ver aquellas manchitas rosadas cerca de su rostro, frotándose contra su pierna hasta humedecer su piel, tratando de no gemir mordiendo sus lindos labios hasta hincharlos, luego metería uno de sus pezones a su boca y gozaría de succionar su botón vacuno.
Recordaba incluso vívidamente la boca hinchada de Seonghwa lucir ligeramente blanca por su leche, su voz grave volverse más aguda al compás de su piel volviéndose rojiza combinando tan bien en sus rosas.
¡Aah! ¡Estaba volviéndose loco, por un OMEGA! ¡UN OMEGA!
Quería volver a verlo, sentir su lindos labios ahí de nuevo, sus dedos largos en su intimidad, su respiración en otro lado que no sean sus pechos, quería más, más.
Se arrodilló chillando a medio pasillo sintiendo calor de repente. Lo bueno de la clase de deporte es que dejaba de pensar en Seonghwa.
Lo malo, era que aquella clase había acabado hace media hora y se supone que ahora debía ir las duchas que le correspondían.
¿Pero iría así? ¿Entrando en celo cuando tiene compañeros Alfas dentro? No, no. Por supuesto que no.
Eso sería problemático y lo que menos quería era tener problemas con otro ser que apenas conocía.
Avanzó entre quejas altas por el pasillo hasta los baños del equipo de baloncesto porque sabía que estarían vacíos a esa hora y porque era el más cercano que le quedaba.
Recordaba tener un supresor en su bolso (aquel que quedó cerca de los baños de su clase), así que optó por un baño de agua fría para calmar a su vaquita y luego iría por su suplemento.
Se desvistió luego de verificar que no hubiera nadie allí y dejó que su piel hirviendo quemara contra el agua helada cayendo en su espalda.
Ahogó un jadeo viendo su pene ponerse recto en su vientre, tocando su punta en la pared de la bañera.
Su calor no parecía disminuir, eso sería demasiado problemático si alguien estuviera ahí.
(Y ya saben por dónde va la cosa).
Ser el chico bueno en tu club de deporte tiene sus ventajas, puedes ausentarte los últimos 10 minutos fingiendo que tienes que ir al baño, hacer menos que tus compañeros solo por ser el mejor ¡Y otra cosa más que increíble era...!
Qué el baño está a tu disposición cuando lo requieras, al momento que sea.
Y Jongho, acostumbrado a su soledad y amante de su voz resonando en la ducha en su concierto privado, se fue hasta los baños del equipo de básquet tarareando una canción con su toalla sobre su hombro.
Percatándose de pronto que se escuchaba el ruido del agua caer, y que había un aroma en el aire que él conocía bien.
– ¿Hongjoong? –su oso se removió en su interior con emoción.
¿Qué demonios hacía su Omega destinado en las duchas del equipo de básquetbol?
Lo primero que se le ocurriría a la gente normal es "dejar solo a un omega hacer sus cosas", irse sin decir nada o esperar que terminara para darle privacidad.
Pero Jongho no era como los demás Alfas, y él amaba molestar a Hongjoong como muestra de su inmenso amor.
Porque un Alfa jamás debe mostrarse débil ante un Omega.
Solía darle golpes en los pasillos sin tanta fuerza, cruzarse a media esquina para que chocarán hombros, incluso a veces ponerle el pie (sin permitir que caiga, obviamente) solo para ver las reacciones de su amado.
Era así porque le gustaba que le mirara con esas cejas unidas y su boca en una fina línea lejos de la indiferencia, así que ¿Se perdería la oportunidad de verlo rojizo como un tomate de la vergüenza por encontrarlo desnudo? ¡Para nada!
Entró en puntitas sonriendo con malicia buscando su ducha, sintiendo que a cada paso que daba su Alfa se enloquecía más dentro suyo, fue ahí que se dio cuenta que el aroma en el aire era diferente del que conocía.
La leche de vainilla con flores blancas le ocasiona un picor en su nariz indicando una sola cosa.
– ¡A-Ahn!
Su Omega estaba en celo.
– ¿J-Jongho?
Y que era muy tarde para retroceder.
Su cuerpo quedó petrificado ante la imagen frente suyo. El omega estaba desnudo bajo la ducha, sus ojos cegados de placer lo veían con hambre, su pene hinchado con un charco de su semilla, el cuerpo temblando mientras le veía desde abajo con pequeñas lágrimas asomando en sus lindas pestañas.
El Alfa pasó saliva con dureza sintiendo a su oso gruñir haciéndole salivar.
– Alfa... –gimotea estirando su brazo hacia él.
Su dulce voz causó un escalofrío por toda su columna. Lucía tan diferente a como acostumbraba que era peligroso siquiera permanecer allí parado y tan irrespetuoso oler más.
El omega no tenía su ceño fruncido, su boca no estaba en una línea, y sus ojos... No mostraban enojo, sino deseo. Un deseo intenso.
Un deseo que se dirigía hacia él. A Jongho. El oso pardo.
– N-No me digas así. –quiere retroceder, pero en lugar de hacerlo da un paso al frente. Su oso tendiendo a ser más fuerte que él.
– A-Ayudame, alfa Jonggie... –y la mano del omega logra sostener la suya hasta arrastrarlo a él.
El agua fría moja su cuerpo empapado de sudor, sus ropas holgadas se pegan a su piel, y el omega desnudo frente a él se acerca más oliendo el aroma de su cuello.
– Ho-Hong, aléjate, estás en celo. Esto es...
– Jonggie, hueles demasiado bien... –hundió su naricita en la curvatura de su cuello, el contrario estaba tenso en su lugar temblando contra sus instintos– Ayúdame, Alfa. –Hong le sujetó una mano haciendo que la llevara hasta su retaguardia– E-Es tan duro y difícil si lo hago yo solo.
– Ho-Hong. –murmuró en un jadeo, pero el aroma, su omega, y el hecho de que uno de sus dedos entró tan bien en aquel cálido interior le hace perder el control– V-Vuelve en si, tu n-no querrías que llegara a más. Me odias.
– ¿No? No lo hago, eres Jongho... Un Alfa tan fuerte, sexy, musculoso, grande... –mordisqueó sus propios labios jadeante cerca de su boca tomando su bulto, el osito tenía su miembro apunto de explotar bajo la mano de su chico. Hong gimoteó al tenerlo en sus dígitos tan grande como imaginó– ¿Cómo no querría estar contigo? Estás tan mal por mi culpa ahora, solo quiero ayudarte y que lo hagas conmigo.
– ¡Hongjoong! –le dio un empujón débil tratando de resistir.
El Omega reprocha en un sonido agudo, dándose vuelta en su lugar enseñando su retaguardia, meneando las caderas mientras con sus manos abría su interior empapado de sus fluidos y el agua que no dejaba de correr por sus piernas.
– Ven aquí, Jonggie. Esto está listo solo para ti. –su pequeña colita de vaquita se sacude de un lado a otro, su punta peludita alcanza a tocar el bulto del Alfa por encima de la ropa mojada.
Jongho no quiere ceder, por años soñó por una oportunidad como ésta ¡Pero no quería que pasara de este modo!
Su chico no estaba en sus cincos sentidos, y él no quería ser un abusador de Omegas en celo.
Pero cuando lo ve de espaldas apoyado a la pared de la ducha, contemplando sus manchitas que están en todo su cuerpo sin tapar, e incluso ve una en forma de corazón por su cadera baja, sus pezones rozando contra la cerámica, el color de su agujerito y la manera en la que palpita buscando ser llenado.
¡Y el mugido necesitado que emite!
¿Cómo demonios pegaría la vuelta huyendo de eso?
– Jonggie... ¡Por favor...! –solloza en un mugido agachándose para abrir más su interior.
Logrando que el alfa no pudiera más.
Se acerca peligrosamente hasta él en un gruñido grave. Lo sujeta de las caderas que hace emitir un sonidito al contrario por la fuerza que ejerció en su piel, atrayendo su cuerpo a él.
– Ven aquí, pequeño Omega en celo. ¿Qué tanto lo quieres? –gruñó contra su cuello causando escalofríos en el bajito que lo hacen retorcerse como gusanito– Di mi nombre, gime y pide por mi.
– Métela, Jongho. Lléname con tu pene, por favor. –sus ojitos brillosos lo ven por sobre su propio hombro, no hay dudas en sus palabras ni miedo en su actuar.
Así que Jongho no duda en tomar su extensión adolorida y metérsela de una embestida causando que diera un gritito de sorpresa.
Sus cortas uñas se clavan en la piel de Hong buscando tranquilizar su instinto. No debía enloquecer ante un Omega en celo, su ciclo de calor fue hace unos pocos días, caer en la tentación de liberar a su oso era peligroso.
Pero si su omega quería que lo follara No podía negarse a su tierno pedido.
– Estás... Derritiendome ahí dentro, es tan caliente. –gruñó Jong dejando una mordida juguetona en el hombro tratando de ver la expresión del contrario en busca de arrepentimiento o asco– T-Tan apretado. No quieres dejarme salir, Hong.
Encontrándose con todo lo contrario.
– T-Tan grande... –la saliva salió de su boca, su cuerpo temblaba y su vaquita estaba un poco satisfecha mugiendo por lo bajo– Ngh, más... M-Muévete. –meneó sus caderas de adelante a atrás haciendo gruñir al oso.
– Lo que mi Omega deseé. Solo dime cuándo duela. –emitió un sonido similar a un ronroneo empezando a mover sus caderas con más fuerza aferrándose a su cintura en busca de estabilidad.
– ¡A-Ah! ¡Jongho! ¡Jong!
Hong sentía los testículos del Alfa golpear contra su piel demostrando la profundidad que aquel miembro podía alcanzar dentro suyo, se crea a un sonido erótico y húmedo que se mezclaba con maldiciones de parte del Alfa y gemidos en alto del otro, bajo las gotas de lluvia de la ducha, y el eco del baño que intensificaba todos los sonidos juntos.
Formando así una hermosa melodía.
La mano del Alfa pasó acariciar el miembro erguido del Omega, bombeando su extensión y tocando su punta con su dedo índice, haciendo círculos lentos mientras lo embestía más rápido sin dejar de ver su rostro.
Y vaya que Hongjoong estaba recibiéndolo bastante bien para ser alguien que lo odiaba en la normalidad de sus días, sin mostrar asco a su tacto.
Su cejas estaban unidas, pero no demostraban molestia, su boca abierta con la saliva saliendo de la comisura de sus labios solo con sus embestidas y sus ojos que de vez en cuando se volteaban quedando en blanco.
Jongho se deleitaba con la vista de esta nueva expresión en su amado también.
– ¿Te gusta, mi Omega?
– M-Me gusta...–chilló el bajito haciendo gemir bajo al Alfa al apresar más su miembro entre sus paredes, sollozando en alto cuando su miembro expulsó su semilla hasta manchar el cerámico de la ducha.
Apoyó sus manos sobre la cerámica y Jongho mermó el ritmo de las embestidas dejándole respirar, le sujetó una pierna alzando a esta para ver mejor su expresión.
Hongjoong estaba con la mitad de su cuerpo apoyado en la pared incapaz de levantarse, lágrimas cayendo por sus mejillas, un rubor en su rostro y el cabello mojado pegándose a su rostro.
– N-no te detengas. –mugió volteando débil a ver al contrario, sus ojos oscurecidos con pupilas dilatadas dieron con los suyos mientras alzaba más sus piernas apretando el glande del Alfa en su interior– Dame más... Alfa.
Jongho gruñó dando una estocada más profunda, expandiendo sus paredes que apresaban su pene sin querer dejarlo ir ocasionando un sonido húmedo y sucio.
– ¡A-AAah...! –gime en alto seguido de un sollozo– ¡S-Sí, sí, más más! ¡T-Tan profundo, Aah! ¡Esparto! –arquea su espalda incapaz de dejar de gemir.
Ráfagas de calor azotan su cuerpo pese a la lluvia fría que aún corría por sus cuerpos, el hinchado miembro de Hong es apresado de nuevo en las grandes manos de Jongho mientras hace un desastre de él en su interior.
Gimen, gruñen, el sonido de golpeteo de sus pieles húmedas. Los mugidos de Hong que se intensifican y son necesarios para que ambos se vengan al mismo tiempo, el omega por tercera vez y Jongho por primera en su interior.
Hongjoong le jala por los cabellos al oso atrayéndolo más a su cuerpo, aferrándose a éste sintiendo que caería por la falta de fuerza en sus piernas, con su interior inflado de la semilla del Alfa, caliente y espesa.
– A-ah... –jadea a escasos centímetros de su boca queriendo besarlo, pero sintiéndose tímido para hacerlo, pero de a poco va perdiendo la fuerza junto a él.
Hongjoong cae de rodillas al suelo jadeando, de sus pezones empezaron a salir leche sin él tener que tocarlos y su vaquita dentro de suyo gime otra vez pidiendo más.
Desea cachorros en su útero y algo más grande en su otro agujerito.
Anhela el nudo del Alfa frente suyo con tantas ansias.
Jongho lo ve desde arriba sintiéndose el Alfa más feliz de la tierra justo ahora, acaba de tener sexo con su amor imposible ¡Y probablemente podrían tener más rondas porque el omega aún no muestra signos de calmarse!
Pero cuando se agachó a la altura del otro para disfrutar más del contacto de su chico todo empezó a desvanecerse volviéndose oscuro tras sentir un dolor en su nuca.
El Omega mugió en un sollozo frustrado, alguien había noqueado a Jongho dejando que su cuerpo pesado cayera a un costado al suelo frío.
Un aroma embriagador, como el licor, acompañado de un cuerpo grande y una sonrisa agradable.
El nuevo individuo frente suyo había tomado en sus brazos a la vaquita llevándoselo de ahí sin que esté prestará mucha resistencia.
Quizás la aventura de Omega de Hongjoong en celo aún no había terminado.
Pero eso sería narrado para otra ocasión.
Chapter 11: .• 10 •.
Summary:
Seonghwa divisó en la lejanía, su vista fue a parar a los baños del equipo de básquetbol (los cuales se supone que debían estar vacíos en esta hora) y de allí salían dos personas sospechosas para él.
El profesor favorito de su amado YunHo salía de los baños del equipo de básquetbol con Hongjoong sobre sus brazos. Cargando a este como un bebé mientras intentaba taparlo con su saco.
Confundido trató de verlos más ¿Hong estuvo en problemas? ¿Por eso estaba siendo cargado?
¡Más que nada...! ¿Qué hacían saliendo ambos de un sector que no les correspondía? ¡Y juntos...!
No podía quedarse con la duda.
Chapter Text
La clase de deporte en el instituto es una tortura para las personas con senos grandes (principalmente Omegas). Ya se imaginarán el porqué.
Seonghwa es alguien muy atlético desde que tiene memoria. Siempre estuvo correteando por los grandes campos de su granja, compitiendo con las ovejas y jugando a las atrapadas con su perrito collie llamado Mandarina. Nadaba en la laguna con los cisnes, huyendo de los patos y gansos que lo atacaban, hasta que llegaba el atardecer y regresaba lleno de tierra a casa.
Sin embargo, desde que ingresó en su instituto los deportes se convirtieron en un completo martirio. No le molestaba la actividad física porque era su parte favorita de la semana, sino que odiaba el uniforme que le obligaban a usar porque la camiseta blanca cuando se humedecía por el sudor dejaba al descubierto las manchas en su piel.
Eso significaba que más de una vez halagaron la mancha rosada casi en forma de corazón que tenía en su espalda baja, y la vaquita, obviamente, les daba la paliza de sus vidas para que cerraran el hocico y no lo volvieran a ver más o hacer menciones de eso.
Hoy era uno de esos días donde sentía esa mirada en su cuerpo luego de entrenar, y comenzaba a molestarle demasiado, más de lo normal.
Su rutina de ejercicios fue pesada y aunque tratara de despegar la camiseta de su cuerpo las miradas no cesaban y aunque estuviera hablando con su compañero Omega oveja en lo que debían estirarse para regresar a casa, los ojos salidos de los Alfas tratando de ver más allá terminaron con su paciencia.
– ¡¡El próximo que me volteé a ver voy a arrancarle las cuencas de sus ojos con mis dedos!! –grita interrumpiendo su conversación, importándole poco la opinión de su profesor de deporte que ya lo conocía, volteando a los mencionados depravados que habían apartado su vista fingiendo demencia– Son una bola de atrevidos sin escrúpulos ni vergüenza. Los mataré a todos. Acabaré con todos los Alfas del planeta.
– Cálmate Hwa, no van hacerte nada. –su amigo dio palmaditas en su espalda mientras lo llevaba al lavabo, ya la clase había acabado, así que solo esperaban calmarse un poco para irse– Eres muy fuerte, sé que si un Alfa viniera a querer cortejarte y no te gusta le arrancarías el pito con tu mano. Ellos solo desean lo que nunca tendrán.
– ¡Por supuesto que arrancaría cada pene con mis uñas! No puedo tolerar su mirada llena de morbo solo porque tengo tetas grandes y manchas. –gruñe lavando su rostro con furia, sacudiéndose luego– Ni siquiera a las cebras las ven así como a mí. Ellas también tienen manchas y cuerpos lindos, pero jamás he oído que le digan algo o se les salga la cuenca de los ojos por ver más.
La ovejita ríe asintiendo con la cabeza. La vaquita, por el contrario, suelta un largo suspiro irritado.
Él detestaba las miradas de los Alfas, los de su clase, las del club de fútbol y los de básquet cuando tenía que pasar por ese pasillo para irse a casa.
Más de una vez atinó patadas a aquellos Alfas morbosos que silbaban su anatomía, o atacaba al cuello hasta que cayeran desmayados un rato por el miedo, sin importar qué suplicaran por piedad.
Siempre fue alguien independiente y fuerte por su cuenta. Podía cuidarse solo, todo el mundo lo sabía. Nunca se dejaba doblegar ante nadie ni dejaría que un extraño fuera tras sus pechos con leche o morboseara su cuerpo.
Al menos, así era antes de conocer a esos dolores de cabeza llamados San, Wooyoung y YeoSang.
Hongjoong no entraba entre esos dolores ya que la vaquita era un Omega como él, pero si se enlazaba con su imagen intocable.
– Como quisiera ser como tú. –suspira la ovejita lavando sus manos y aprovechando de tomar un poco de agua fresca– Fuerte, indomable y hermoso. Los Alfas te temen, algunos te tienen respeto y tú cómo Omega, solo, eres tan fuerte. Tienes una fuerza de voluntad con tu vaquita que es envidiable. Mi oveja solo se la pasa llorando buscando ser acariciada.
– No digas eso, Hanie. –Hwa suspiró. Si tan solo su amigo supiera que su fuerza de voluntad le falló en cuatro ocasiones ya– Yo sé que eres fuerte, es solo que te dejas dominar por el miedo. Los Alfas son aterradores a veces, pero solo debes de saber a dónde pegar. Podría enseñarte la próxima vez cuáles son sus puntos sensibles para que dé un solo golpe caigan al suelo.
– Eso estaría bien, te lo agradecería. –sonríe mojando sus mejillas y un poco su cabello esponjoso– ¡Ohw, mira eso allá, Hwa! Es un cachorrito. ¿Viene hacia acá?
Seonghwa se dio vuelta viendo a donde señalaba su amigo. Efectivamente, un perrito pequeño corría a toda prisa hasta ellos, emitiendo soniditos lastimeros como si acabara de ser golpeado. Escapándose de los brazos que querían sostenerlo en el camino.
Una vez estuvo frente a la vaquita dio vueltas al rededor de sus piernas mientras emitía gimoteos bajos y desesperados. Su dulce olor delató de quien se trataba.
– ¡Hey! ¿Qué haces aquí? –la vaquita alzó en sus brazos al pequeño animalito, su amigo ovejita se acercó curioso.
– ¿Lo conoces?
– Eh... Sí. Es un cachorro de un amigo. Lo trae al instituto porque le da miedo dejarlo solo en su departamento. –la oveja pasó tímidamente su mano por la cabeza del perrito, este se había dejado acariciar en un sonidito agradable– No te preocupes por él, yo lo llevaré a su dueño, tú puedes regresar a casa.
– ¿Seguro? –la ovejita acarició las orejas del perrito que movió su rostro en busca de más mimos– Debo ir a casa, pero si necesitas ayuda o simple compañía me quedo. No tengo problema.
– No, no. Estoy bien, enserio, puedes irte. Nos veremos mañana en clases.
La oveja asintió con la cabeza sin decir más. Dejó de acariciar al animalito y se despidió de ellos.
Hwa le gritó "con cuidado" cuando se marchaba y lanzando un suspiro volteó al pequeño en sus brazos, jalándolo para ver su rostro de frente
El perrito de inmediato le lamió la cara meneando su cola.
– ¿Te escapaste de Wooyoung y San otra vez? –el cachorro pareció asentir con la cabeza.
– ¡Ya no puedo controlar mi forma animal como antes! y Sanie sigue diciéndome que soy tan tierno que lo único quiere hacer es mimarme mucho, no entiendo porque hacen eso cada vez que me transformo. ¡Necesito sus ayudas, no sus cariñitos! –lloriquea con sus orejas gachas– Me siento sofocado en sus brazos, y... Hasta que pueda regresar a la normalidad prefiero estar contigo.
Sí, el gran y enorme doberman Beta era una farsa.
Yeosang nació como un maltés marrón. Su afán de ser un Doberman era debido a la necesidad de que las burlas por su aspecto tierno y pequeño pararan. Debido a que nació con orejas pequeñas y bajas logró que casi todo el mundo creyeran que era un feroz doberman de cola esponjosa, y él consideró que sería una buena idea engañar a todo el mundo con eso.
Los doberman le parecían intimidantes, geniales y malvados, así, con el tiempo (según sus testimonios) las burlas cesaron y nadie más le llamó tierno o lo miraba desde arriba, y, por supuesto, recibió un regaño de Seonghwa cuando se enteró del doble engaño (aunque solo contaba como uno), pero el maltés era tan tierno que no podía mantenerse enojado mucho tiempo por sus ojos brillantes pidiendo perdón.
Era un asqueroso Alfa tramposo que sabía usar sus trucos.
– Eres muy tierno, por supuesto que San y Wooyoung van a querer mimarte. –se llevó al canino en sus brazos lejos de ahí, sentándose en una banca en el jardín del instituto– ¿Cómo has estado en tu semana de Alfa?
– ¡¡Es tan horrible!! –grita en un lloriqueo agudo– ¡Los dientes me duelen, mi aroma no deja de salir llamando la atención a pesar de que trato de controlarlo, mi pene a veces duele y...! Siento esta necesidad de estar oculto en tu pecho mientras me dices que soy un buen chico. –sorbió su nariz sentándose a un lado de la vaquita con su cola metida entre sus patas soltando un sollozo– ¿Puedes mimarme y decirme que soy un buen chico?
– ¿Y así dices que no entiendes porque los gatitos te miman? Tan solo mira como eres, pequeño y esponjoso, con voz aguda suplicando por mimos. Por supuesto que todo el mundo caería ante ti.
– Sí me gusta que ellos lo hagan, pero prefiero más tus mimos. Lo haces suave y se siente bien. Por favor, Hwa. Mimame.
– ¿Quién es un buen chico? –habló con voz aguda rasgando el lomo del canino que movió su pata trasera, pasando sus dedos por su suave pelaje haciéndole menear la cola más rápido– Yeonie lo es, Yeonie es un buen chico, el mejor perrito del mundo entero.
El falso Beta meneó su cola liberando su aroma natural sin morbo. Presentarse como un Alfa fue difícil al principio, tuvo cosas que explicar a sus conocidos y síntomas nuevos que experimentar sin mucho conocimiento. Entre ellos; que su perro maltés tomaba el control de su cuerpo más de lo normal. Por ejemplo, en esos momentos que no le permitía ser un humano otra vez, pero también hubo momentos buenos...
Descubrió que amaba los mimos en su lomo, que podía pedirlos solo con una tierna mirada y que el aroma de Seonghwa le devolvía su forma humana cuando estuviera satisfecho.
– Hwannie es mucho más lindo. –El canino estaba de nuevo en su forma humana dejando lametazos en la mejilla de la vaquita haciéndola reír por las cosquillas.
– No, no. Yeo lo es. –acarició la espalda del perrito y su cabello castaño mientras era recostado en la banca con el can encima suyo– Regresaste a la normalidad, qué bien ¿Cómo te sientes?
– Mejor. –soltó un suspiro con sus brazos a los costados de Seonghwa sin aplastarle– Es agotador correr por la universidad con esas patitas tan cortas. –dejó un besito en la mejilla como agradecimiento, que se convirtieron en dos y en tres.
Bien, quizás la vaquita era alguien que no se dejaba dominar por nadie, pero por dentro suyo se preguntaba...
¿Quién podría negarse a los besitos de un cachorro como Yeosang?
Eran agradables, tímidos y suaves. Como una caricia con su boca que no todos tenían el privilegio de sentir.
Soltó un suspiro agradable, incluso también dejó un besito en la mejilla del cariñoso maltés que meneaba su cola esponjosa mientras le daba besitos en su mejilla y cuello.
De pronto su atención se desvió de los mimos hacia otro lado, como un llamado o un instinto que algo estaba pasando.
En la lejanía su vista fue a parar a los baños del equipo de básquetbol (los cuales se supone que debían estar vacíos en esta hora) y de allí salían dos personas sospechosas para él.
El profesor favorito de su amado YunHo salía de los baños del equipo de básquetbol con Hongjoong sobre sus brazos. Cargando a este como un bebé mientras intentaba taparlo con su saco.
Confundido trató de verlos más entrecerrando los ojos ¿Hong estuvo en problemas? ¿Por eso estaba siendo cargado?
¡Más que nada...! ¿Qué hacían saliendo ambos de un sector que no les correspondía? ¡Y juntos...!
No podía quedarse con la duda.
– Yeonie, tengo que irme. –lo empujó suavecito escuchando el sollozo que emitió el canino– Ha-hay algo que recordé que debo hacer. –se sentó sin dejar de ver al dúo que se alejaba de los baños para no perderle el rastro– Regresa a casa con cuidado, o ve con tus novios. Yo debo irme. –dejó una caricia sobre su cabello y corrió en dirección a ellos.
YeoSang parpadeó confundido por la desaparición del omega, pero decidió que era mejor irse a casa ahora que volvió a ser una persona humana. Al menos así no recibiría un ataque de mimos de San y Wooyoung.
¿O sí?
Song MinGi era un profesor amable con una mirada coqueta, pero comprensible. A su amigo oveja no le agradaba porque le transmitía vibras de ninfómano manipulador, pero a Seonghwa siempre le cayó bien a pesar de ser un León de rango alto (eso o que le caía bien porque a su amado YunHo le agradaba).
Y Hongjoong... Se supone que era un estudiante de su misma carrera, un año más bajo que él. Alumno del profesor Song, pero ¿Tenían ese tipo de confianza? ¿Que uno podría llevar cargando al otro? No podía sacarse de la cabeza que algo raro estaba pasando.
El mayor de los tres fue por los lugares menos concurridos del instituto. Caminó mucho para evitar ser visto, pero aún así se llevó a un estudiante en sus brazos con Seonghwa siguiéndole el paso y dándose cuenta que la vaquita sobre él estaba desnuda.
Eso despertó más dudas en él.
Se ocultó muchas veces, los esquivó con su audaz destreza y terminaron dentro de un salón vacío de química al que Seonghwa no pudo ingresar por obvias razones, pero que no le daba buena espina. El lugar estaba en lo más alto y, además, alejado de todos los posibles estudiantes.
No significaba nada bueno.
Pegó su oreja a la puerta sintiendo su corazón latir con fuerza, quizás se debía a que corrió hasta ahí, o el hecho de que estuviera presenciando algo que no debía.
Le costó escuchar al principio, oyó sobre un supresor y un Alfa en las duchas. Lo dejó con más dudas que respuestas, pero su desesperación por saber qué pasaba ahí dentro permitió que la puerta se abriera un poco sin hacer ruido, logrando divisar a los dos adultos en el medio del salón.
– Ese chiquillo te lastimó aquí. –escuchó la voz del profesor salir baja y grave. Como un el ronroneo en un tono calmado mientras chasqueaba la lengua– Mi saliva es curativa, está comprobado por la ciencia que es así, pero queda en tu disposición dejarme ayudarte con eso o ir a la enfermería por algo.
¿Hongjoong fue lastimado en las duchas? Cada vez entendía un poco más y a la vez menos. Hong ni siquiera formaba parte del club de básquetbol.
Probablemente un Alfa lo llevó a los baños del equipo y trató de abusar de él. El profesor Mingi, que (extrañamente) casualmente pasó por ahí interrumpió, noqueó al estudiante y se llevó al herido e indefenso omega a un lugar seguro.
Claro, tenía que ser eso.
Song Mingi no era un Alfa malo. Salvó a un Omega.
Ahora podía marcharse. La duda estaba resuelta.
– Ah... Profesor...
O tal vez no del todo.
Un gimoteó dejó su cuerpo helado en su lugar antes de que pudiera marcharse.
Un sonido que provenía de la otra vaquita. Y no, no eran de esos gimoteos de dolor que uno hace cuando le tocan una herida. Seonghwa conocía muy bien los gemidos de dolor y gusto como para reconocer de cuál fue ese.
Además, recordando lo que pasó en la biblioteca, reconocía la voz de la vaquita cuando se sentía bien. A menos que su oído le estuviera jugando una mala pasada ahora.
Esperaba que fuera lo segundo. Probablemente significaría que su celo estaba cerca y ocasiona que todo lo que veía y oía se volviera sexual.
– Mi lengua también es larga. –un sonidito vino de adentro que le hizo tener escalofríos. No llegaba a verlos bien, pero por lo que oía no significaba nada normal.
¿Lengua larga, heridas, gemidos?
¿Debía siquiera seguir viendo?
Aún había un poco de probabilidad que solo estaba confundiendo las cosas, debía ser eso.
En todo caso, si pasara algo ahí dentro, no tenía que importarle la vida del -profesor favorito de su Alfa- Song ni del -alumno que le hizo chuparle los pezones en la biblioteca- Kim.
– Métame su lengua, por favor.
¡Solo que sí le interesaba porque se trataba del Omega que le hizo confundir en la biblioteca y el profesor favorito de su amado!
Se levantó del suelo haciendo puntitas para llegar a la ventanilla de la puerta, divisando dos figuras en el centro del salón. La vaquita amarilla apoyaba su pecho sobre una mesa mostrando su retaguardia, y por el otro lado divisaba al profesor Song entre medio de sus glúteos lamiendo su interior.
Tapó su boca para evitar emitir algún sonido de sorpresa, quedó petrificado en su lugar y sintió cosas en su estómago ante la imagen.
La vaquita estaba removiéndose como gusanito sobre la mesa estirando su enorme glúteo blanquecino mientras la larga lengua del profesor se metía en su interior ocasionándole que gimoteara por lo bajo.
Las manchas amarillas de la vaquita podían divisarse en todo su cuerpo ahora, incluso en su rostro. El camino que hacían en su cara como salpicadura de pintura que se volvían más grande en su espalda y culo.
Seonghwa en esos instantes empezó a preguntarse demasiadas cosas y a la vez confundir más con lo que su mente creaba. Escenarios que no debía tener, imaginación que no debía funcionar así.
Fue consciente que su propia lengua también era larga como la del león, ¿Pero llegaría hasta ese punto también?, ¿o quizás podría ir más allá haciendo gritar al Omega?
Su lengua tenía una punta delgada como flecha, no se comparaba con la de un alfa, tampoco podría compararse con un sangre pura como lo era Song cuya saliva tenía enzimas curativas.
Pero aún así...
– Pequeña vaquita, estás tan apretada, me encanta ver cómo te retuerces. –gruñó contra su interior el Alfa, causándole escalofríos a la rosada vaquita y un gemido en el otro omega.
Quizás Seonghwa podría ser mejor que él. La voz de Hongjoong fue más alta aquella vez en la biblioteca, eso significaba que sabía usar mejor su miembro bucal.
– Ah, Mingi... Más, más... –mugió el bajito en un lindo gemido.
O debería comprobar que MinGi fuera mejor que él y que podía encontrar los puntos más sensibles en Omegas como él con poco tiempo.
– Eso es... –pensar en la lengua del profesor dentro suyo hizo pasar un cosquilleo por su vientre bajo.
Seonghwa no podía creer lo que estaba viendo (y pensando), pero tampoco podía moverse de allí porque su cuerpo quedó estático contra la puerta. Cautivado y de piedra.
Su cuerpo poco a poco se fue venciendo por los leves espasmos gracias a la imaginación y la visión clara de lo que había al frente y cuando sus rodillas quedaron en el frío suelo fue que se dio cuenta de la erección que ocultaba entre sus ropas. Su punta húmeda divisándose en su pantalón de deporte casi con orgullo.
No significaba nada bueno, debía retirarse de ahí lo más pronto antes de que fuera descubierto...
Pero no podía hacerlo.
Hongjoong gemía tan delicioso, y MinGi tocaba con su larga lengua los lugares correctos en la vaquita que incluso hacían estremecer a Seonghwa al imaginarse en esa situación.
Era tan indebido y a la vez... tan excitante.
Solo... Podía observar un poco más.
Su juicio y razón podían irse al carajo una vez más. Después de todo, solo vería un poco más.
Solo un poco más...
Chapter 12: .• MinGi•.
Summary:
Los leones y vaquitas son animales que nunca se han cruzado como especie (hablando en el ámbito reproductivo), quizás por mantener la sangre de uno y el otro por separado, tal vez por los prejuicios de la sociedad o incluso por la diferencia obvia de tamaño existente.
Pero eso no evitaba que desde tiempos antiguos sintieran una flama ardiente cuando se veían. Porque a pesar de que diferentes especies no quisieran formar un lazo e incluso una familia, aún podía existir una llama de deseo dentro de ellos que no reconocerán en voz alta.
Es una suerte que Hongjoong no era de ese tipo anticuado que quisiera mantener las cosas calladas.
Chapter Text
Cuando eres un Alfa, de la raza más peligrosa de animales, es complicado que puedas caer bien a los demás. Sobre todo a omegas débiles como hámster o ratoncitos. Ni hablar de los venados, ni siquiera hace falta intentarlo.
Mingi tuvo una infancia difícil al principio, pero aprendió a tener confianza en sí mismo y enseñar sus pequeños colmillos a los demás. Agachando la cabeza hasta lograr ser aceptado.
Las puertas se le abrían al ser un Alfa, pero era su deber caerle bien a los demás para que siguieran de ese modo. La paciencia no es una virtud que posean todos los Alfas o razas peligrosas, pero Mingi, nacido en una familia amorosa de leones, aprendió a controlar a su león volviéndolo un mimoso y sociable felino.
Y es así que con los años terminó su carrera, consiguió contactos y acabó trabajando de profesor en una universidad. Estando feliz y satisfecho con su vida.
Le agradaban sus alumnos, aunque... Como todo Alfa macho, su vista a veces se desviaba un poco a los atributos de sus estudiantes, (razón por la cual usaba lentes de sol casi siempre para evitar problemas) principalmente a los cuerpos de Omegas macho con pechos grandes.
Tenía un gusto particular por ellos.
¿Quizás sea eso por lo que su alumno Park Seonghwa era siempre recibido de brazos abiertos por él?
Por supuesto.
Pero, como dije anteriormente, MinGi era un gatito manso, nunca haría daño a nadie por más que su león gritara con ganas de comerse a esa vaquita en especial. No le pondría un dedo encima nunca ni a él ni a nadie.
Otra virtud suya era su increíble autocontrol. En su adolescencia estuvo rodeado de Omegas que entraban en celo tratando de formar un vinculo por su rango, sin embargo siempre domó a su León impidiendo que esa unión se concrete. A su animal interno no le interesaban los omegas en celo y siempre soñó con tener una conexión especial con su predestinado.
Sin embargo, aún no había llegado el indicado, así que solo era un mirón, pero no podían culparlo por eso.
Y, uf, otra cosa parte de su gusto por los Omegas chichones... Al profesor Song le encantaban los machos Alfas.
No por nada Jeong YunHo era su alumno estrella y su favorito.
Bien, me desvié un poco de la trama principal.
Recapitulando.
Con las clases acabadas y la hora de salir, el Alfa guardó sus cosas en su automóvil dispuesto a ir a casa, sin embargo, su león se removió inquieto queriendo ver un poco más a sus presas (que digo, a sus estudiantes favoritos). Averiguar dónde estaban, qué hacían y quizás saludarlos.
Conocía bien la clase de deportes, (obligatoria de este instituto para que sus estudiantes estuvieran sanos, o quizás un taller de ayuda para que omegas puedan escapar de los depredadores y Alfas liberen su enojo reprimido para no lastimar a nadie, da igual para que sirviera o el trasfondo detrás) y sus ansias fueron más fuerte que él, además quien sabe que pudiera estar pasando por esos lares.
Nunca esperó pasar por los baños del equipo de básquetbol y escuchar alumnos teniendo sexo, así que se acercó a inspeccionar.
Como alumnos adultos en la institución, podían explorar su sexualidad con libertad (siempre y cuando no fueran descubiertos) sin ganar más que un regaño si eran vistos por los autoridades, pero en un mundo donde las violaciones y abusos a Omegas son frecuentes nunca estaba de más averiguar cómo era la situación.
Y Mingi no se esperó encontrar con el mejor alumno de básquetbol, el Alfa oso Jongho, sometiendo –a los ojos del león– a un Omega vaquita en celo, curiosamente, alumno suyo de ese año.
Así que por supuesto que intervino de inmediato.
Noqueó al estudiante de un golpe en su nuca y tapando su nariz se agachó para ayudar al inocente de rodillas en el suelo.
– ¿Estás bien? –tocó su rostro sonrojado y sudoroso, acercándose para cerrar el agua de la llave y estirar su mano al omega para que se levantara.
– ¿P-profesor Song?... –murmuró el otro, con sus mejillas sonrojadas y pequeñas lágrimas aún en sus ojos, poniéndose de pie con dificultad– S-Sí, estoy bien.
– Toma esto. –sus brazos ayudaron al Omega a ponerse de pie, ofreciéndole un medicamento– Es un supresor de Alfa, es mío, pero estoy seguro que te ayudará en esta situación. ¿Tuviste miedo?
– G–Gracias, profesor. –hizo pasar el medicamento sin agua con facilidad– Y-yo estoy bien, en realidad... –volteó al cuerpo noqueado del Alfa a su lado, dormido como un bebé con su ropa mojada y desacomodada– F-Fue casi consensuado.
– Un casi consensuado no es recíproco. –soltó un suspiro el alto un tanto molesto, sacándose su saco para tapar la espalda del omega– No puedes caminar, ya veo. ¿Puedo cargarte en mis brazos? Para sacarte de aquí. Iremos a un salón que conozco, tengo ropa escondida ahí para ti hasta que te calmes y puedas regresar a casa.
– E-Esta bien. ¿Qué pasará con él? –señaló al oso.
– Es un Alfa fuerte, mi golpe no lo fue tanto. Estoy seguro que despertará dentro de un rato o, sino, los de la limpieza vendrán dentro de media hora. No sería la primera vez que encuentran Alfas desmayados en los baños e incluso desnudos. –sonrió sin mostrar sus dientes.
– Entiendo. Okay. Cargueme, profesor. –estiró sus brazos, y el mayor lo alzó encima suyo sin problema como si fuera una pluma.
– Dime MinGi, no estamos en horario escolar después de todo. –corrió un mechón de cabello húmedo del rostro del omega que molestaba en sus ojos y se encaminó fuera de ahí.
Los leones y vaquitas son animales que nunca se han cruzado como especie (hablando en el ámbito reproductivo), quizás por mantener la sangre de uno y el otro por separado, tal vez por los prejuicios de la sociedad que señalaría la combinación tan extraña de genes o incluso por la diferencia obvia de tamaño existente.
Pero eso no evitaba que esde tiempos antiguos sintieran una llama ardiente cuando se veían. Porque a pesar de que diferentes especies no quisieran formar un lazo e incluso una familia, aún podía existir una llama de deseo dentro de ellos que no reconocerán en voz alta.
Es una suerte que Hongjoong no era de ese tipo anticuado que quisiera mantener las cosas calladas.
– ¿Estás mejor? –sentó al más bajo sobre el escritorio del centro de un aula vacía y alejada, tocando una de sus piernas con cariño, como una palmadita inocente que le transmitía confort.
MinGi no esperaba terminar con un alumno suyo en un salón vacío, solos a metros de alguna persona, pero a su león le agradaba ayudar al más necesitado y ser acompañado por alguien con un aroma tan delicioso.
– Estoy mejor, yo... –tragó saliva viendo sus pies menearse debido a que no tocaban el suelo, evitando un poco la mirada del más alto, sintiéndose tímido.
Para él quien su vaquita le hablaba dentro suyo, sentía que era ahora o nunca. Una oportunidad de oro que no podía desperdiciar.
– Profesor... –llamó su atención con un susurro audible– Aquí. –la mano de la vaquita dirigió la enorme mano del contrario por su pierna, haciendo que acariciara desde su rodilla hasta su muslo interno derecho– Puedes seguirme tocando más.
Si Hong tuviera que hacer una lista de los Alfas que le han gustado en toda su vida, su profesor MinGi sin duda estaría en el puesto número dos.
Como omega macho que siempre sería señalado en la sociedad por la más mínima cosa que haga, eso no impidió su interés hacia los Alfas grandes, porque aunque no le interesará tanto esos aspectos aún así no podía evitar sentir atracción hacia esos rasgos. Es por eso que tenía una lista de las personas que quisiera que lo anudaran, quitándole la voz por un fuerte orgasmo.
Tenía gustos detallados, apariencias un poco parecidas entre todos. Difería en la personalidad, pero todos eran hermosos de rostros y bien dotados en físico, porque Hong no andaría con porquerías mal hechas como ratas o caballos de bajo rango con micropenes anudantes.
¿Sienten interés por los otros siete de su lista?
Se sorprenderán de saber que uno de ellos es un Ex beta y un Omega dominante rosado.
Por eso, cuando se quedaron solos en el salón, frente a frente con el león sentado sobre un asiento bajo suyo, no quiso perder la oportunidad de que el mayor le hiciera algo más que acariciar su pierna con cariño.
La chispa de deseo estaba desde que pisó su primera clase y estaba casi seguro que el Alfa sentía lo mismo por él, y sin el celo presente gracias al inhibidor que tomó, se encargaría de pedir por su contacto fingiendo que aún seguía débil, pero lo suficientemente consciente para recordar todo.
Su vaquita mugía dentro suyo queriendo más, que lo siguiera viendo así de arriba abajo, que lo tocará por allá y acá, que lamiera su anatomía y apretara su piel entre sus grandes y tibios dedos.
Que le hiciera sentirse pequeño debajo de su torso.
– No puedo hacer esto con un estudiante en celo. –murmuró el león en un suspiro. Sintiéndose un poco decepcionado de la situación.
A él también le interesaba su estudiante desde que lo vio, aplicado y callado en su clase sin quitarle la mirada de encima. Por supuesto que notó la chispa de deseo desde el principio, pero pensó que todo era producto de su imaginación. Ahora, la posibilidad de hacerlo lo ponía en duda un poco.
No se llevaban tantos años de diferencia, pero ¿Sería ético?
Tenían sus frentes pegadas gracias a que el menor le obligó a levantarse. El Alfa estaba acorralando al bajito en el escritorio mientras éste le suplicaba que tocara más arriba de su muslo, rodeando su enorme cuerpo entre sus muslos de miel y jadeando en su boca apropósito.
– No estoy en celo. –se sinceró con sus mejillas rojizas pasando una brisa caliente en sus pomposos labios– Estoy cuerdo desde hace rato. Quiero que me mimes, Song. Sé que me deseas. Te descubrí en más de una ocasión viendo mis pechos y culo en clases cuando paso a la pizarra, y quiero que sepas que yo también a ti te deseo tanto que... Me encanta pasar siempre al frente para que me veas. –sujetó las manos del más alto llevándolas a que sujetará su cintura– No por nada uso ropas bonitas cuando sé que tendré tu clase. Por favor mima a esta vaquita que quiere más de ti, profesor... –emitió un bajo mugido de súplica.
MinGi gruñó mostrando sus pequeños colmillos junto a sus ojos oscurecidos de deseo.
Hongjoong acaba de ganar la partida de nuevo, y el Alfa sintió que perdió, a la ve que ganó. Era confuso–
– ... ¿Dónde quieres que te toque?
El deseo es normal hasta en el mundo de cambiaformas. No importa la especie ni el lugar. Los rut a veces son excusas para mantener relaciones sin sentir arrepentimiento y la sociedad sirve para hacerte dar cuenta de lo que estaba "mal". Aquello desviado que incumplía con las órdenes del viejo mundo siempre sería señalado.
¿Pero, serían capaces de escucharlos ahora, cuando arden de necesidad en un deseo que estaba presente hace mucho?
Hongjoong tiró esas opiniones ajenas por la borda. No le interesaban en lo absoluto, solo quería sentirse bien.
– ¿Te sientes bien?
El Omega estaba boca arriba sobre el escritorio del profesor, sacando su lengua, babeando su mentón con sus ojos poniéndose en blanco de vez en cuando. Estaba recibiendo una fuerte ola de calor en su parte baja que lo hacía delirar olvidándose de su nombre.
Song MinGi era tan bueno usando su lengua y sus dedos.
Encontraba su punto sensible con su miembro bucal, su pomposa boca marcaba sus muslos en zonas que mandaban un cosquilleo a su entrepierna, y le entregaban tanto calor que sentía absorto en los cosquilleos.
Sus propios labios estaban igual de grandes por lo hinchados que estaban de tanto morderse para evitar gritar por lo bien que se sentía.
Song emitió una risita grave al verlo así.
– Mejor no hables vaquita, tu hilo de saliva responde todas mis preguntas por ti...
Cínico y de voz ronca, Mingi gruñe contra su erguido pene, dejando una lenta lamida desde su base hasta la punta que le hace ver estrellas.
El desgraciado tomaba su tiempo. Le impedía correrse, lo tocaba como si ya supiera donde hacerlo, era suave y fuerte, con palabras roncas que causaban escalofríos por toda su columna.
No estaba en celo, pero se sentía como si así lo fuera.
– M-Mingi... H–Hazme venir.
– Como ordene el príncipito. –el bajito siente a su vaca mugir de gusto por la voz ronca del otro, manosea sus propios senos a la espera del próximo movimiento que lo deja sin aire.
El Alfa metió de nuevo su larga lengua en su agujerito junto a dos dedos, lo más profundo que podía. Una corriente eléctrica eriza sus vellos seguido de diversas olas de placer que calla con lloriqueos agudos y movimientos sobre el escritorio.
El maldito era tan bueno.
Su experta y larga lengua hace círculos alrededor, lamiendo su lubricante natural y sus dedos encuentran su punto g sacándole un lloriqueo ahogado logrando que mordisqueara su dedo para evitar gemir más alto.
– Silencio, corazón. –su voz sale como un ronroneo, sus profundos ojos estaban fijos en él desde allá abajo. Lo estaba comiendo con la mirada y masticando de a poco parte por parte– Por el jardín aparecerán pronto los del equipo de fútbol, no queremos que te escuchen delirando de placer ¿Verdad?
Un fuerte azote va a su glúteo derecho que le es imposible que no gimiera en alto haciendo la cabeza hacia atrás colgándola del escritorio.
Y en esa acción, lo vió.
Pareció una ilusión por el calor del momento, quizás el inhibidor de Alfa tenía el poder de que los Omegas alucinaran cuando lo tomaban, de otra manera no podría explicar cómo Seonghwa, la vaquita rosada que lo había excitado en la biblioteca y quién se adueñó de sus pensamientos la última semana, estuviera allí en la puerta, mirando atentamente todo.
Mostraba su cabeza por la puerta, con sus mejillas enrojecidas y su respiración agitada. Cuando sus ojos se clavaron en él pareció quedar hecho de piedra, pero no sé había movido en ningún momento.
Hongjoong recibió otro azote en su culo haciéndole gemir ahogado, haciéndose pequeñito por un estremecimiento junto a lágrimas de placer recorrer por su rostro, y estiró la mano hacia él como si pudiera alcanzarlo.
Cerró un segundo sus ojos sintiendo que su orgasmo estaba próximo. Pequeñas palabras obscenas e inentendibles salen de su boca como balbuceos sin apartar su mirada de él.
– ¡A-Ah! ¡Más, más, más! Q-Quiero más...! –lloriquea, su vaquita muge alto necesitada, de más atención, de que aquellos ojos oscuros del observador en la puerta mirarán más lo que hacía, de que se acercara ayudar y mimar todo su cuerpo.
Una mordidita por parte del profesor en su seno izquierdo lo enloquece más al borde de llorar, comienza a sufrir espasmos incapaz de ver a otro lado que no sea la puerta.
Y fue ahí que notó bien claro como la vaquita rosada tenía su mano entre su propia entrepierna y otra en uno de sus pezones.
Estaba masturbándose mientras lo veía. Mientras se veían a los ojos, incapaz de apartar el contacto visual.
– ¡M-Me estoy por...! ¡Y-yo...! –lloriqueó en un sonido agudo mordiendo sus labios hasta rasgar un poco su piel.
– Vente, vaquita. No temas.
Su miembro siendo masacrado, su agujerito con dos enormes dedos dentro, la boca del león en uno de sus pezones, los ojos lujuriosos de la vaquita rosada viéndole, el aroma en el aire embriagador y tan dulce a la vez. Todo permitió que se viniera sobre los dedos del profesor en un gemido alto que no pudo evitar gritar.
Lloriqueando bajo sin importarle que el sonido de su voz fuera a otros rincones.
– ¡...Seonghwa!
Chilló sintiendo su rostro enrojecer por haber gritado ese nombre. Mingi dio una risita sobre su cuerpo dejando un besito sobre su hombro desnudo esperando que se calmara un poco.
– ¿Cómo puedes pensar en otro mientras me tienes aquí abajo haciendo todo el labor? –ronroneo contra su cuello con diversión.
– N-No, Y-Yo... –sintió el cuerpo del mayor encima suyo quedarse quieto por unos momentos.
– Oh, ahora entiendo. –su risita juguetona le causó escalofríos– Tenemos un fizgon en la puerta. –el Omega regresó su mirada a ella– ¿Disfrutaste el espectáculo, lindura?
Seonghwa fue ahí que reaccionó dándose cuenta lo que estaba haciendo.
Se estaba masturbando viendo a su profesor del año pasado y a un estudiante un año menor que él ¡Dentro de la institución!
E hizo lo primero que pudo coordinar bien luego de asustarse por ser visto: correr.
Huir.
– ¡N-No, Seonghwa! ¡Regresa! –Hong trató de levantarse del escritorio, cayendo de nuevo boca abajo. Estaba débil y sus piernas no le respondían como de costumbre.
– No hagas eso, vaquita, acabas de venirte. –el mayor soltó un suave suspiro, dejando una caricia por la espalda llena de lindas manchas amarillas de la vaquita. Perdiéndose un poco en sus formas– Si te paras luego de sentirte bien es obvio que caerás.
– ¡Ha-Hay que seguirlo, MinGi! No podemos dejar que se retire así luego de vio todo lo que hicimos.
– ¿Temes que le diga a las autoridades? No podrán hacernos nada a los dos. Estuvimos fuera de horario escolar, no molestamos a nadie mientras lo hacíamos, fue consensuado en todo momento y, además, se delatará él solo al admitir que nos vio de principio a fin en vez de regresar a casa cuando su clase acabó hace media hora.
Odiaba admitir que el gigante y manso león tenía un punto. Aunque Hongjoong no estaba pensando realmente en que alguien podría mandarlo al frente con las autoridades. No le interesaba, y si alguien lo acusaba con una autoridad estaba seguro que le daría igual.
Él solo no quería que la vaquita rosada se fuera.
– N-No era por eso. –refunfuñó en un sonido semi agudo.
– ¿Entonces...?
– ¡Solo...! ¡No podemos dejar que se marche de esa forma! ¡D-Debemos seguirlo, Mingi!
– Me temo que ya es tarde para eso, ya debió salir de la institución perdiéndose por el gentío. –el león dejó un besito en su espalda desnuda tratando de transmitirle un buen sentimiento– Si te hace sentir bien, no creo que diga algo, no te preocupes.
– N-No es eso lo que me preocupa.
Soltando un suspiro agacha la mirada, deprimido. Siente que acaba de matar el pequeño interés que la vaquita rosada desarrolló por él. Como si hubiera sido descubierto siendo infiel a su pareja.
Solo que Seonghwa no era nada suyo, pero lo hacía sentir tan mal.
Por otro lado, Mingi sonreía meneando su cola de un lado a otro con una sonrisa de lado como quien acaba de ver algo que disfrutó.
No lo admitiría en voz alta, no se lo diría a Hong ahora, pero había sentido el aroma de su estudiante estrella del año pasado desde el principio, no por nada tenía un buen olfato.
Sin embargo, había pensado que solo era una coincidencia que la vaquita rosa hubiera pasado por ahí.
No pensó que los estaba viendo, pero ahora, con este nuevo descubrimiento hizo rugir bajito a su león de gusto.
– Hwa se veía lindo mientras se tocaba... Me siento tan mal ahora. –lloriqueó bajito el Omega, su vaquita agachando la cabeza en un mugido triste.
– Le encantó lo que vio. No te sientas mal por eso.
El león de Mingi rugió por lo bajo, anhelando que el próximo que tuviera abajo suyo fuera la vaquita rosada también, tocándose como esta vez.
Por mientras, estaba satisfecho por lo que logró esa tarde con su estudiante.
Chapter 13: .• 12 •.
Summary:
El profesor favorito de YunHo, aquel al que admiraba desde hace tres años, se acostó con un alumno en la universidad.
Con un alumno que él conocía.
El segundo tono se hizo presente haciendo que pasara saliva.
¿Debía ser directo? No sabía cómo su Alfa reaccionaría.
¿Y si se enojaba y quería pelear con Song por hacer eso? Dos Alfas de sangre pura batallando, de solo pensarlo sabía que terminaría con uno herido con el humor de perros y el otro golpeando a su alumno favorito solo por defenderse.
Al tercer tono sintió el latido de su corazón desenfrenado volverlo loco.
¿Y cómo le explicaría que conocía a Hongjoong? ¿Qué se quedó viendo de principio a fin? ¿Qué la vaquita tuvo su orgasmo viéndole a él y que no había dejado de pensar en eso? ¿Cómo explica que siguió ahí a pesar de que debía volver a casa?
– ¿Hola, Hwa? –la voz del Alfa resuena en su oreja. Notándose preocupado. Sacándolo de sus pensamientos.
– ¡YunHo! ¡Acabo de... Acabo de ver al profesor Song con un alumno teniendo sexo en un aula!
Bueno. Ahora que analizaba mejor la situación, pudo ser más sutil con sus palabras.
Chapter Text
El modo automático en las personas a veces es contraproducente, y en ocasiones suelen salvarlas cuando logran perderse en su mundo, previniendo un mal rato.
Seonghwa era del segundo tipo.
Habiendo pasado por un gran evento traumático el día de hoy (que va, no era gran cosa en realidad) viendo a dos conocidos para él (como si no se hubiera quedado viendo de principio a fin), en un lugar público como lo es la universidad (algo común, en realidad) gimiendo y disfrutando de su momento (incluso él mismo disfrutó viendo) se regresó a casa (huyó) con la mente revuelta (y el pene parado) y el corazón sin latir...
¿¡Cómo podría hacer eso!? Se preguntaba.
¿Con qué descaro eran capaces de hacerlo en la universidad? (No lo sé, vaquita, dímelo tú. ¿O lo olvidaste?)
¡Era indignante, asqueroso, repugnante!
Tanto eran sus malos sentimientos que ni siquiera notó que ya estaba frente a su departamento. ¿Cuándo había llegado? ¿Qué habrá pasado en el transcurso del camino?
Eventualmente tuve gritos de Alfas del otro lado de la calle halagando su cuerpo pegado al uniforme de deporte en estos días ¿Hubo de esos ahora?
No lo sabía, y si los hubo ni siquiera lo notó.
Se dio unos golpecitos en el rostro soltando un suspiro. Puso la contraseña de su puerta y se adentró quitándose los zapatos.
¿Qué haría? No puede ser que el profesor Song aún conserve su título luego de hacerle eso a un estudiante en horarios académicos. (Aunque ya no estaban en la secundaria y Hongjoong no era ilegal) ¿Podrían quitarle su título, entonces? Lo dudaba mucho. Además las clases habían terminado hace mucho, y la vaquita Omega ¿Qué estaba haciendo con su profesor? Incluso cuando lo encontré espiando en la puerta. Cualquier persona normal se habría asustado de ser descubierto, pero él ¡Había estirado su mano!
¿Seonghwa debió entrar en esos momentos? La vaquita amarilla estaba pidiendo por él, rogando por él, incluso su orgasmo fue dirigido a su nombre.
Eso le generaba mariposas en el estómago al acordarse.
Carajo, no podía negarlo, había sido tan sexy. A diferencia de cuando chupó sus pezones en la biblioteca, esto escalaba a un nivel más erótico que eso.
Al entrar en su departamento pasó en automático al baño luego de sacar sus zapatos en la entrada.
Ignorando a la melosa pareja de gatitos recostados en su sofá.
Entro al baño. Bajo la ducha siguió en sus millas de dudas. El agua tibia pasaba por su cuerpo como una caricia a su tensa piel, no buscó ropa para vestirse, pero no hacía falta porque estaba en casa.
Se supone que sólo (jaja).
Cuando salió con una toalla tapando su torso, con el cabello húmedo a tal punto que gotitas caían por sus mechones, no fue capaz de gritar al ver el trío de ojos atentos al frente, porque quedó recalculando un largo rato.
Uno de esos seres que ya bien conoció la cola feliz.
– No puedes solo pasar a casa sin cerrar la puerta. –Wooyoung tenía sus manos sobre su cintura, indignado. San a su lado lo estaba examinando de arriba abajo mordiendo su labio inferior– Eres un omega después de todo, cualquiera podría entrar y hacerte daño.
– ¿¡C-Cuándo entraron todos ustedes!? –por fin gritó aferrándose a lo único que lo mantenía vestido.
– San y yo entramos por la ventana.
– Sí, la dejaste abierta. –respondió el otro minino con una sonrisa sin mostrar sus dientes– Eso también es peligroso, Hwa. Un omega no debe dejar las cosas abiertas.
– Y YeoSang acaba de golpear la puerta, pero estabas bastante absorto en ti como para darte cuenta. –Wooyoung señaló al canino sentado sobre su cama, meneando la cola con su rostro ladeado viéndole.
– ¿Qué ocurrió, Hwannie? –preguntó Yeo con voz suave– Nunca sueles estar tan distraído.
– Cierto. –El cálico retomó la palabra– Siempre estás listo para atacar al, cómo dirías tú, "nudo portante" que se cruce en tu camino.
– Cállense. Solo no ha sido mi día. –suspiró yendo hasta su armario aún sin soltar la toalla que cubría su torso a pesar de que ésta tuviera un nudito sosteniéndola– No quiero gritar ahora o armar un escándalo, y si no van abandonar mi casa, dense la vuelta, quiero vestirme.
Sorprendemente, los tres alfas hicieron caso poniéndose contra la pared dándole espacio a la vaquita, sin verlo, solo viendo a la pared o a ellos mismos (o, al menos, Wooyoung y YeoSang hicieron eso).
– Hoy no te vi en la universidad. –Dice San volteando discretamente, perdiéndose en las manchas rosadas de la pierna derecha de la vaquita, sobre todo en un lunar de su muslo interno.
– Hm. –asintió Yeosang con un sonidito afirmativo– y cuando estabas conmigo, Hwa, saliste huyendo. Estaba preocupado, por eso vine.
– ¿Qué te pasó? –Wooyoung dice esta vez. Volteándose al ver que el Omega ya estaba vestido y secaba su cabello con un secador de pelo– Enserio te ves fuera de sí hoy.
– ¿No quieres un masaje? –San se acercó mostrando sus manos– Soy bueno haciéndolos.
– Sí que lo es. –dijo el minino cálico en un ronroneo– Demasiado bueno con sus manos.
– Solo... –Hwa soltó un largo suspiro dejando el secador a un lado cuando ya tenía el pelo medio esponjoso y seco– Quiero un momento de paz. En realidad... N-Necesito hacer una llamada ahora.
– ¿A quién? –el perrito preguntó curioso.
– ¿Importa, acaso? No necesitan saberlo.
– ¡Sí que importa! –alza la voz Wooyoung– Estamos cortejandote. Somos tus parejas. Necesitamos saber todo de ti.
– Nunca recuerdo aceptar algo como eso. –la vaquita guarda su secador de pelo sin mirarlos mucho. Toma su teléfono y es ahí que los ve seriamente a los tres– En fin. Lárguense de mi cuarto.
– No quisiera abandonar a un Omega que está mal. –el canino parece bajar más sus orejas y sus ojos brillan en tristeza– Sería descortés y malo.
– No estoy mal. –y mentiría si Hwa no se ablandó por esa dulce expresión– Maldición... –se puso de pie gruñendo, sin el valor para echarlos a patadas– ¡Largo! Vayan a tomar un café o leche a la cocina ¡No lo sé, pero váyanse de mi cuarto!
– ¿Nos darás leche marca Seonghwa? –San dice en un tono juguetón– Esa sí que es una bebida deliciosa.
– Si no abandonan la habitación ahora los echaré a patadas sin nada de leche.
– Lo que ordene el capitán.
El trío de tontos abandonó el cuarto hasta la sala, aunque YeoSang agudizó su oreja (y para que mentir, Wooyoung también) para oír la razón tan importante en la llamada de la vaquita, y Hwa, ignorándolos, fue a su cama marcando el número que ya se sabía de memoria. Aquel que sorpresivamente no marcó mal a pesar de sus temblorosos dedos.
Un tono sonó retumbando dentro suyo. Lució eterno. ¿Cómo debería empezar a decirle lo que vio?
El profesor favorito de YunHo, aquel al que admiraba desde hace tres años, se acostó con un alumno en la universidad.
Con un alumno que él conocía.
El segundo tono se hizo presente haciendo que pasara saliva.
¿Debía ser directo? No sabía cómo su Alfa reaccionaría.
¿Y si se enojaba y quería pelear con Song por hacer eso? Dos Alfas de sangre pura batallando, de solo pensarlo sabía que terminaría con uno herido con el humor de perros y el otro golpeando a su alumno favorito solo por defenderse.
Al tercer tono sintió el latido de su corazón desenfrenado volverlo loco.
¿Y cómo le explicaría que conocía a Hongjoong? ¿Qué se quedó viendo de principio a fin? ¿Qué la vaquita tuvo su orgasmo viéndole a él y que no había dejado de pensar en eso? ¿Cómo explica que siguió ahí a pesar de que debía volver a casa?
Si Yunho iba con la vaquita a pedir explicaciones ¿Le contaría todo lo que pasaron entre los dos con tal de no ser el único perjudicado en ese problema? Si eso pasara entonces su amado sabría lo pecador que era.
– ¿Hola, Hwa? –la voz del Alfa resuena en su oreja. Notándose preocupado. Sacándolo de sus pensamientos.
– ¡YunHo! ¡Acabo de... Acabo de ver al profesor Song con un alumno teniendo sexo en un aula!
Bueno. Ahora que analizaba mejor la situación, pudo ser más sutil con sus palabras.
Aunque nunca fue bueno bajo presión en primer lugar.
La oración flotó en el aire por un par de momentos que lucieron largos y tediosos, Seonghwa solo escuchaba el latido de su corazón y la respiración semi agitada que tenía.
– ¿Eh? ¿Qué estás diciendo?
– Y-Yo... Fue luego de la clase de actividad física. –tragó saliva, nervioso mientras continuaba– Vi al profesor Song llevarse a un Omega. Tuvo sexo con él en un aula vacía.
– Hwa... No esperaba que tu llamada fuera para decirme esto. –un suspiro resonó de la letra línea.
Igual a un molesto resoplido.
– Lo que me dices no puede ser posible. –su voz grave fue más fuerte que el latir de su corazón– Estás mintiéndome. Song no sería capaz de hacer algo así, muchísimo menos en la universidad. Por favor, Hwa, él trabaja ahí y ya por muchos años he de aclarar. No es un adolescente que no puede aguantar sus ganas.
– ¡Pero es la verdad! –dio un brinquito sentado en su cama volteando a ver la puerta cerrada de su cuarto como si detrás de ella estuviera su Alfa– ¡Es lo que te estoy diciendo, yo los vi!
– Cálmate, estás alterado. –se permitió respirar tratando de calmarse.
Tenían razón, estaba alterado. Lo peor de la situación es que no sabía por qué.
¿Le molestaba que Song no fuera la imagen de león amigable que siempre creyó? Si se ponía a pensar la respuesta era un no. Porque sabía que era un Alfa, así que sabe que tendría sexo con cualquier omega porque era algo natural en la jerarquía.
¿Entonces se enojaba porque lo hizo con Hongjoong? Pero la vaquita amarilla era un Omega como él, no podía existir algo más que una amistad entre ellos. Además, no lo miraba de esa forma... ¿o sí?
¿Qué le molestaba, entonces?
¿Era envidia? ¿Celos?
Claro. Celos de que la vaquita amarilla ya consiguió un alfa en su vida y él todavía no.
No. Entre más lo pensaba.... No podía ser eso. Era una tontería. Sonaba hasta ridículo.
¿Entonces qué era ese sentimiento en su pecho? Burbujeante, ardiente como una flama, que lo llena de impotencia.
Quería gritar, pero no sabe por qué o a quién.
– Eso que dices no puede ser posible. El profesor Song no es de los que mantiene relaciones con alumnos. –la voz de YunHo también se oía diferente, molesta.
No era el toro amigable de voz suave, pero ¿Qué le molestaba? Repitiéndose otra vez algo que Seonghwa vio con sus propios ojos. Como si tratara de convencerse de sus propias palabras.
– ¡Mucho menos Song tendría sexo en el instituto! Todo lo que dices no puede ser real.
La vaquita sintió que lloraría. El alfa no estaba usando su voz de mando, pero las miles de emociones y dudas que tenía lo hacían sentir acorralado hasta el punto de querer llorar.
Sobre todo porque su Alfa le estaba alzando un poco la voz y él ya estaba lo suficientemente alterado para dejarse llevar por sus emociones.
– ¿No me crees, Yun?
– Solo digo que es imposible. –su voz fue más suave esta vez, pero no dejó de doler– ¿No confundiste su aroma? Eso a veces pasa.
– Reconozco el aroma de Song, fuimos sus alumnos dos años enteros, casi tres, Yun. Sé que fue él.
El silencio de menos de un minuto se sintió eterno.
El corazón de Seonghwa estaba doliendo.
- Solo digo que pudiste confundirlo, puede pasar. Hay más leones en la universidad, de seguro viste a uno de ellos y tu olfato de Omega falló
– ¿Mi... Mi olfato de Omega?
YunHo nunca le había hablado de ese modo. Como si ser un Omega fuera diferente a él, un alfa. Siempre lo hizo sentir su igual.
Por eso su comentario dolió.
– Sí. Se vuelve más sensible en las épocas de calor. Los Omegas son...
No lo digas, YunHo.
– Tu sabes...
No actúes como el estereotipo de Alfa. Se supone que tú eres especial, el mejor de todos.
- Se vuelven débiles cuando tienen su celo.
¿O quizás nunca fuiste especial y solo fue una idealización de una pobre vaca enamorada?
– Por eso pienso que no pudo ser Song. Sino tu olfato de Omega fallando.
Por alguna razón, dolía.
Dejó de oír sus razones de porque siendo Omega era diferente, pero eso no le quitó el peso en sus hombros y el ardor en su garganta.
– Oh.
Se perdió viendo algún punto en la puerta, viendo cómo esta era abierta dando paso a un rostro preocupado de tres Alfas. Le hace preguntarse qué tanto oyeron exactamente o desde cuándo están ahí.
Traga saliva tratando de hacer pasar el nudo que se formó en su garganta junto a las lágrimas. No lloraría en frente de otras personas, no era de ese tipo.
– ¿Hwa?
– Oh, hm. Sí. –sorbe su nariz rápidamente relamiéndose los labios concentrándose otra vez en la conversación– Tienes razón, Yun. De seguro me habré confundido.
YeoSang toma asiento a su lado sobre la cama, colocando su mano suavemente sobre su pierna, con cariño y cuidado.
– Seguro fue mi olfato de omegam
– Es lo que digo. Lo hiciste.
Wooyoung fue a su otro lado, dejando un besito en su cuello que resonó por la otra línea.
– Tengo que dejarte. –le interrumpió cuando un ronroneo sonó al lado de su mejilla. San había dejado un besito en su nariz también igual de ruidoso– Lamento las molestias y haberte llamado así. Nos vemos en clases mañana.
El Alfa Yunho había quedado en silencio un largo rato.
Escuchando cosas.
– Sí. Nos vemos, Hwa.
Y finalmente, cortó.
– ¿Es ese Alfa toro tuyo? –no sabía cómo, pero San estaba detrás suyo pasando sus tibias manos por su hombros causándole escalofríos. La vaquita dejó su teléfono lentamente en la cama.
– Sí. Lo era.
– Que bueno que la llamada ya terminó. –el canino se ocultó en la curvatura de su cuello por la izquierda, dejando besitos en la zona y aspirando un poco su olor, causándole cosquillas.
– Pareció eterna. –Wooyoung por otro lado pasó sus manos por el estómago del omega apoyando su rostro sobre su pecho permitiéndose aspirar el aroma a fresas.
– Estábamos extrañándote.
– Hmh. –San asintió. La vaquita emitió un sonidito de gusto cuando una de las manos del cálico pasó a su seno derecho.
– No exageren. –echó la cabeza hacia atrás apoyándose en el ancho torso del gatito azabache– Ni siquiera hablé por más de diez minutos. Creo que incluso fueron cinco.
– Igual tus Alfas estaban extrañándote, Hwa. –Yeosang lamió su cuello con lentitud sacándole un gemido bajo– Sin ti nos sentimos tan tristes.
Estaba entrando en ambiente peligroso y sintiéndose tan vulnerable entre sus brazos. ¿Quizás porque eran tres Alfas rodeándolo? ¿Por su humor bajo debido a las palabras de YunHo? ¿O el Alfa tenía razón y estaba sensible por su próximo celo?
No se detuvo a pensar mucho en eso cuando las manos largas de Wooyoung bajaron a su intimidad y las tibias manos de San pararon ahora a sus dos pechos.
– A-Ah, mhm. –se dejó mimar por San que besaba su nuca de vez en cuando con suavidad, y también dejó que Yeosang besara sus labios con mucha lentitud, sin dar quejas a las caricias del cálico en su intimidad.
Se sentía tan bien ahí, en medio de un bosque repleto de naranjas y rosas.
Le sacaron su pantalón holgado dejándole con sus panties blancas, su camisa subida hasta mostrar sus pechos y sus ojos nublados por el creciente deseo.
– Hwannie. –Yeo se subió encima suyo a horcajadas, sosteniéndose del cuerpo de la vaquita– ¿Podemos lamerte más?
Seonghwa no dijo nada, solo un pequeño jadeo salió de sus labios seguido de un gemido cuando la tibia lengua del canino se enrolló en su pezón derecho.
Los dedos de San acariciaban su espalda ahora y su otro botón libre. La lengua larga del cachorro chupaba y lamía con ansias la leche que salía, por otro lado el Alfa cálico no quedó sin hacer nada, sostuvo sus piernas atrayéndolo más hacia él, y sin previo aviso su lengua rasposa pasó a su intimidad. Dejó una lamida por encima de su ropa interior haciéndole mugir a su vaquita.
– ¡A-Ah! –arqueó su espalda recostándose en su cama, entre medio de los gruesos muslos del gato azabache.
Presenciando en primera persona el dormido bulto a escasos centímetros de su rostro.
– ¿No te enojaría si meto mi pene en tu boca? –San preguntó con una sonrisa ladina acariciando las mejillas de la vaquita, quitando el rastro de sus pequeñas lágrimas de su rostro o la saliva de su mentón.
La lengua del cálico se adentró en su huequito, junto a uno de sus dedos. Su leche salió disparada a la boca de Yeo junto a un grito, y su otro pezón liberó de su líquido también hasta manchar su pecho.
Inconscientemente (o quizás, apropósito) abrió su boca, sacando su miembro bucal hasta pasarla por el bulto del gatito negro ocasionando una reacción; un movimiento de la polla de San sobre sus labios y una risita ronca de su dueño.
Tenía unos testículos en su cara, alguien dando placer en sus pezones y otro en su vagina.
YunHo pasó a ser una imagen borrosa en su mente.
– E-Entraré en Hwannie otra vez. –un murmuro de Yeosang sonó distante, sus ubres ya no estaban siendo estimuladas y sintió el aire frío darles a sus erectos pezones.
– Está bien. –el cálico dejó de lamer su interior ya húmedo, privándole de su orgasmo. Dio un respingo tratando de recuperar su respiración con un mugido quejoso de su vaquita por haber cortado en la mejor parte.
San se movió en su lugar colocándose a un lado de su rostro en una posición más cómoda, bajó el cierre de su pantalón junto a su bóxer mostrando su miembro erguido al Omega.
– Abre grande, y di "aah", vaquita.
Su vaquita mugió de gusto.
– Hwannie. –volteó a ver a Yeosang, estaba entre medio de sus piernas tomando su propia extensión erguida. Incluso toda su ropa ya había sido retirada y la vaquita ni cuenta se había dado.
– N-No entres en mi. No ahí. –dijo bajito, casi en un murmuro débil.
El olor del gato azabache lo estaba enloqueciendo (el de todos en realidad, pero el de San lo sentía más fuerte), inconscientemente bajó sus manos hasta tapar su intimidad. Aquel interior que conectaba con su útero omega.
– Tranquilo. –una caricia de San fue a su pecho con cariño, restregando apropósito sus testículos por la cara de la vaquita– Ese lugar aún no será nuestro. Yeonie, hazlo igual que la otra vez.
Un sonidito de afirmación del contrario, Seonghwa dio una bocanada de aire sintiendo el glande mojado del canino adentrarse en su agujerito sacándole un mugido.
– Eso es, buena vaquita. –la voz grave del gatito negro le causó escalofríos, le permitió soportar el dolor en su trasero por la nueva intromisión– Pudiste con Yeonnie. Ahora, mira aquí.
El aroma de San, bosques con frutas silvestres picaba en su nariz despertaba su apetito, y su voz, tan grave como juguetona, despertaba ese deseo burbujeante en su pecho que lograba adiestrar su bestia indomable.
– Abre tu boquita. – hizo caso soltando un gemido cuando el canino dio una embestida en su interior.
El glande de San entró en su boca, Seonghwa ahuecó sus mejillas con lágrimas cayendo de sus ojos evitando tener arcadas, el sonrojo en sus mejillas y su vaquita mugiendo y vibrando en su pecho.
– ¡Mmm! – el golpeteo de su piel húmeda al chocar con el canino, los gruñidos de Yeosang sonando de fondo y los jadeos del gato negro indicándole que estaba haciendo bien su trabajo de chupar.
– Hazlo, gatito.
– ¡A-Ah, Woonnie! – el canino gimió en alto de golpe llamándole la atención.
La vaquita abrió uno de sus ojos para ver qué pasaba, sacando el miembro de San de su boca por un momento para respirar.
Mientras Yeosang estaba follandolo, Wooyoung se había adentrado en el canino gruñendo en su nuca, aferrándose a la cintura del ex beta que tenía sus orejas bajas y ojos cerrados.
Yeo lloriqueó perdiendo fuerza en sus caderas acercándose al Omega hasta casi desplomarse sobre su torso, y la vaquita de Hwa se volvió a gemir por la vista tomando la extensión de San para metérsela por completo en su boca.
Los gemidos, los aromas y la sensación era un deleite. San follándo su boca sin poder permitirle pensar en algo más que no fuera su polla, su mano en uno de sus pezones mojados de leche y saliva, Yeo atacando su agujerito mientras manoseaba su miembro, y Wooyoung gimiendo al fondo mientras embestía al canino quitándole el aire.
Yeosang a los segundos tuvo su orgasmo dentro suyo en un gemido alto que lo hizo mugir, pudo sentir el esperma del can caliente inflar su interior mientras se tiraba sobre su pecho usando una de sus ubres como almohada. San le siguió a los segundos, saliendo de su boca hasta echar su esperma en su rostro y pecho libre también.
Y estaba seguro que el cálico se había venido dentro del perrito, pero por la posición no podía saberlo.
Sus ojos se cerraron sintiendo el semen del azabache sobre él combinarse con la leche de sus ubres que salieron sin aviso junto al cuerpo tibio de un tembloro Yeosang.
– Yo traeré algo para limpiarlos. –el cálico dijo al fondo en un jadeo, pero no pudo verlo.
Sintió que sus párpados pesaban producto del sueño, así que quizás se durmió antes de que Wooyoung regresara con la toalla.
Al menos así, inconsciente, no tendría que obligarse a hablar con los tres Alfas luego de dicho momento. (Que, lo más probable, terminaría regañandolos por algo que él accedió).
(De nuevo)
Pero pensé algo más antes de perder la conciencia.
¿Quizás deberías sacarse la idea de que YunHo era su Alfa ideal?
Chapter 14: .• YunHo •.
Summary:
A Yunho no le molestaba que su profesor follara en el instituto con alguien aleatorio porque el mayor estaba en su derecho y tenía sus necesidades.
Le molestaba que lo hiciera con un Omega.
Porque, dentro de la jerarquía, un Alfa siempre quedará solo con el Omega.
Y, para su mala suerte, él no era un Omega.
Iría a su casa, hablarían bien del tema, se disculparía, quizás la vaquita lo golpearía por idiota, él le explicaría su gusto por el Alfa Song, él entendería porque Seonghwa siempre fue alguien comprensible y el asunto se arreglaría.
Solo que pasó un pequeño detalle por alto. En realidad, no fue el único que tuvo la idea de visitar a la vaquita esa noche.
Un par de chicos (más específicamente, una vaquita con sus manchitas amarillas sin tapar y un león) también tenían en sus planes charlar con la vaquita.
Chapter Text
Cuando nace un Alfa dominante en una familia no es algo emocionante como parece.
Dicho rango sale si padres y abuelos poseen sangre de alto rango, así que cuando los bebés se presentan como Alfas dominantes no son de gran sorpresa en la familia porque ya estaba previsto ser así.
Poseen un aroma que embriaga, como el más fuerte vodka. Son personas hermosas, completamente hegemónicas y grandes, muy bien dotadas de sabiduría y fuerza.
Es como la aguja en un pajar, con la diferencia que ésta aguja es de tejer, grande y visible. No es tan difícil identificar a los Alfas de alto rango dentro de la sociedad, pero sí lo es salir con ellos.
Los úteros portantes dentro de una manada se pelean por el Alfa dominante queriendo adquirir su adn en sus cachorros, pero muy pocos ganan la batalla o llegan al final, porque para tener un hijo con ellos es necesario ser fuerte (más allá de que la sangre dominante los elija).
Un Omega de bajo rango no podría tener un cachorro sin presentar dificultades mortales en el parto, incluso hasta en su vida diaria. Exponerse al fuerte aroma de los rangos altos produciría dolores de cabeza, mareos e incluso sangrado interno.
Es por eso que los sangre superior solo se enlazan con omegas de alto rango, siendo monógamos desde la antigüedad sin importarle mucho la compatibilidad entre especies.
Lamentablemente no es el caso de Jeong Yunho, Alfa toro de sangre dominante.
Está enamorado hace mucho tiempo de un Omega vaquita, también tiene un crush por su profesor León de alto rango igual a él.
... y una extraña atracción por un gato negro Alfa que solo veía por los pasillos en el instituto.
¿Un Alfa, de alto rango, enamorado de dos Alfas y un Omega?
Qué curioso es el destino. ¿No creen?
Siempre se lo crío con el concepto de buscar al más fuerte y hermoso de los Omegas, con el cuerpo necesario para soportar a sus cachorros. Por eso, Seonghwa desde el principio fue el candidato perfecto.
Fue una obra del destino terminar siendo su compañero apenas ingresaron en la universidad. Misma carrera, compartían la misma edad, los mismos gustos y ambos venían del campo, por ende, tenían el mismo pasado y cosas de las cuales hablar. Eran la pareja ideal.
Un Alfa y un Omega de la misma especie, ambos de sangre dominante y con aromas compatibles. Casi se atrevería a decir que eran predestinados.
Sin embargo, algo no le terminaba de cerrar cuando se trataba de la vaquita y no entendía realmente que era.
Siempre fue un toro posesivo con sus cosas, nunca se enamoró antes porque siempre estuvo en busca del Omega perfecto, pero ahora que lo tenía, no se sentía satisfecho del todo.
Desde siempre tenía fetiches por ser dominado, atado y sometido por alguien mucho más fuerte que él, a la vez que quería ser mimado y besado con la más dulzura posible, como si fuera un delgado vidrio frágil.
Quizás por eso tenía un extraño gusto por su profesor Song Mingi.
Y, tal vez, solo tal vez, esa era la razón por la que se molestó con Seonghwa cuando le dijo que encontró al docente follándose a un alumno en el instituto.
¿Qué podía ser más que envidia y celos? Se sentía patético y asqueroso.
Quería disculparse con el omega. No fue su intención dudar de su palabra, pero su declaración lo había tomado por sorpresa.
YunHo creyó conocer a su profesor, lo respetaba y admiraba (secretamente quería follar con él), entonces que alguien le confirmara que tuvo sexo con un omega (que estaba destinado hacerlo) algo burbujeó en su pecho incapaz de creerlo.
No. Él sencillamente no quería creerlo.
No le molestaba que follara en el instituto con alguien aleatorio porque el mayor estaba en su derecho y tenía sus necesidades.
Le molestaba que lo hiciera con un Omega.
Porque, dentro de la jerarquía, un Alfa siempre quedará solo con el Omega.
Y, para mala suerte de YunHo, él no era un Omega.
Refunfuñó sintiéndose un idiota. Su omega estaba enojado con él, era obvio, se sentó más adelante que en su lugar habitual, de brazos cruzados, cejas unidas un poco sin voltear a verle en todo el día.
Su toro refunfuñó dentro suyo en un gruñido. La llamada que tuvieron la noche anterior aún estaba presente en su cabeza y entre todas las cosas que le molestaba había una que enfureció más a su Alfa.
Porque él escuchó claramente el sonido de besos por detrás de la línea.
La vaca estaba con alguien más y eso no lo dejaba con buenos sentimientos tampoco.
Aunque lo menos que quería era atacar al omega pidiendo explicaciones sobre eso ¿Con que cara lo haría si también estuvo sintiéndose furioso por su profesor?
Siempre siendo un Alfa estúpido posesivo con lo que ni siquiera es suyo.
Es por eso que se aguantó las ganas de ir hablar con el omega en clases, además porque éste estaba bien acompañado con el cálico (aunque Seonghwa ni siquiera le prestaba atención a lo que Wooyoung le parloteaba a su lado) y se esperó hasta el anochecer.
Iría a su casa, hablarían bien del tema, se disculparía por lo que dijo. Nunca pensó que Seonghwa fuera como los demás Omegas o se dejara influenciar por su celo, solo fue la mala emoción del momento.
Quizás la vaquita lo golpearía por idiota, él le explicaría su gusto por el Alfa Song, él entendería porque Seonghwa siempre fue alguien comprensible y el asunto se arreglaría.
Solo que pasó un pequeño detalle por alto. En realidad, no fue el único que tuvo la idea de visitar a la vaquita esa noche.
Un par de chicos (más específicamente, una vaquita con sus manchitas amarillas sin tapar y un león) también tenían en sus planes charlar con la vaquita.
Afuera del edificio donde el rosadito animal vivía, YunHo suspiró por milésima vez armándose de valor para golpear la puerta. No podía estar más tiempo parado afuera porque llamarían a la policía confundiéndolo con un ladrón, así que dio un paso dispuesto a soportar todo.
Los departamentos constaban de un edificio alto de casi diez pisos, el omega vivía con la mejor vista del cielo y la ciudad. Conocía ya el número de su puerta y que piso era, así que llegar no fue complicado (aunque tal vez tocó el número equivocado en el ascensor apropósito para ganar tiempo).
Nervioso, parado frente a la puerta jugueteó con sus dedos. ¿Qué debía hacer? Ni siquiera le había mandado un mensaje al omega desde su charla de ayer y en todo el día no habían hablado.
No sabía como comenzar ni tampoco sabía que le diría. ¿Qué excusa pondría? ¿Con qué cara lo vería?
Pero no quería dejar las cosas así, Seonghwa era importante en su vida para perderlo por su tonta molestia sin sentido.
– Tu puedes, YunHo. No eres un Alfa de sangre pura por nada. –dio palmaditas en su mejilla estirando su mano.
– ¿YunHo? –y una voz grave que bien conocía lo detuvo.
– Profesor Song. –volteó a ver al león que le dio una sonrisa sin dientes, cortés como agradable, típico en él– ¿Qué hace por aquí? Y... Acompañado, por lo que veo.
– Quería hablar con Seonghwa sobre algo, mí acompañante tenía cosas que aclararle. –dio una palmadita en la espalda a la vaquita amarilla que estaba a su lado sin decir nada, tímido y con una expresión nerviosa– Y dime Mingi, Yun, no estamos en la universidad después de todo.
– Oh, entiendo. –tragó saliva sintiéndose peor de nervioso con su presencia. Después de todo podría decirse que es culpa del león que él y la vaquita rosa estuvieran enojados– Yo también venía hablar con él.
– ¿Se pelearon?
– Algo como eso.
– Entonces... –remarcó la última letra en un siseo volteando a ver al más bajo a su lado que le observó preocupado negando con la cabeza– Quizás podríamos venir otro día.
– No, no. –interrumpió Yunho– Lo mío no es algo urgente, en realidad estaba dudando sobre que le podría decir. Así que me ahorran cualquier tontería que salga de mí boca. Lo resolveremos en otra ocasión. Enserio. –se apresuró a alejarse de la puerta con su sonrisa torcida– Puedo... Llamarlo, sí, eso. Sería mejor para mí.
– Oh-
– ¿Hongjoong? –una voz más los hizo voltear. Una puerta a metros de ellos se abrió dejando ver un cambiaformas de oso que se acercó con rapidez– Lo sabía, mí olfato no podía fallarme. –sonrió mostrando sus dientes.
– Uh, es el oso. –Yunho volteó sorprendido al tono tan tosco y grave que MinGi empleó para referirse al nuevo.
– ¿Qué haces tú aquí? –el más bajito por fin habló, frunciendo su ceño mientras soltaba un gruñido.
Para Yunho la vaquita no le lucía intimidante, en realidad se atrevería a decir que era adorable con su entrecejo arrugado. Incluso un comentario mental fugaz pasó por su mente, algo sobre "Hwa se ve mucho más intimidante cuando está molesto".
– ¿Perdón? –el osito tocó su pecho con indignación– Quería verte, Hongjoong. Has estado evitándome desde hace días. Ya ni siquiera puedo hablarte en clases porque huyes de mí ¡Incluso intenté hablar con Yeosang, pero ni él sabe de ti! ¿Y éste que hace aquí contigo? –señaló al león.
¿Una pelea de amigos? ¿Compañeros de clases preocupados? Yunho estaba más que confundido sintiéndose perdido al querer atar cabos sueltos en su cabeza sobre los estudiantes que conocía en su carrera.
¿Y por qué MinGi se notaba tan molesto con el otro Alfa? Quizás... ¿Estaba ante una pelea de parejas?
¿Eso significaba que la vaquita amarilla era "ese estudiante" que Seonghwa se refería?
– Pasaron un par de cosas. ¿Tú qué haces aquí?
Si ese era el caso, no lo culpaba.
– Vivo aquí. No sabía que vendrías, me alegra que estés aquí. Quiero hablar de lo que pasó.
¿Hongjoong? Para ser la primera vez que lo veía, le resultaba atractivo.
– Parece que noquearte en los baños no fue suficiente para hacerte dar cuenta de las cosas. –gruñó el más alto mostrando un poco sus dientes cual fiera– Debí arrancarte la boca para que dejara de escucharte.
YunHo no sabía si irse o quedarse a presenciar la escena. Era la primera vez que veía a su profesor así de enojado. Intrigaba de cierta forma.
O quizás era su interior mostrándose masoquista.
– ¡Yo no hostigué a nadie, falso rey de la jungla! –le gruñó de vuelta el oso acercándose.
– Eso no parecía así cuando los vi.
– ¡No te metas en lo que no sabes! Además, ninguno respondió mi pregunta ¿¡Qué demonios haces con mi Omega aquí!?
Mingi quedó con la respuesta en su boca cuando la puerta del frente fue abierta.
La vaquita rosa salió soltando un gruñido hastiado, sonido que quedó atorado en su garganta por los cuatro hombres parados al otro lado, mirándolo.
– ¿Eh? –parpadeó confundido, el ceño fruncido que tenía se convirtió en una mueca de sorpresa– ¿Q-Qué hacen todos ustedes aquí afuera?
– ¡No puedes irte y abandonarnos así, vaquita! –el lloriqueó de un minino cálico resonó por dentro junto a un par de pasos de más personas.
San y Wooyoung estaban detrás de la vaquita, observando fuera de la puerta a los demás hombres parados con rostros confundidos.
– ¿Tenemos visitas? –y uno más al fondo, un lindo canino que meneó la cola a la multitud.
– Nuestro omega, no nos dijiste que tendrías visita. –Wooyoung ronroneo rodeando la cintura del rosado–Un gusto a todos.
Su acto al dueño de casa ocasionó que dos Alfas y un Omega gruñeran por la muestra de afecto.
– ¿"Nuestro omega"? –gruñeron al mismo tiempo.
– ¡Suéltame! –la vaquita apartó los brazos del cálico en un gruñidito– No sabía que tantas personas vendrían hoy. –su voz sonó baja volviendo a los del frente, sus ojos estaban poniéndose adormilados– Pasen. Yo... Prepararé algo para todos.
Los mencionados hicieron caso, incluso Jongho, aquel vecino que no tenía mucho de lo cual compartir más que panes y vistas a los lejos en el instituto.
La vaquita, anteriormente, cuando sus tres comunes Alfa fueron a su casa quiso huir al hostigamiento común que tenía. Se sentía débil, su pancita dolía, su vaquita mugía pidiendo atención revoloteando su cabeza, incluso podía sentir su vientre inflamado junto a sus pechos más grandes molestar.
A pesar de que tomó un supresor para su celo, estar con tres Alfas era peligroso. Así que pensó, que, si ellos no querían irse de su casa por más que los corriera con su propia fuerza, él lo haría.
Pero, claro, nunca se esperó encontrarse tres Alfas más y a aquel Omega afuera de su puerta impidiéndole salir. Ahora dentro, su vaca se volteó boca arriba enseñando la panza.
Seonghwa no podía correr a tantas personas, nunca fue un anfitrión grosero con quienes le agradaban.
– Seonghwa, ¿Estás bien? –Yunho se acercó con cuidado sin tocarlo, pero estando cerca de él.
A tiempo para sujetar su cuerpo antes de que se desplomara de rodillas al piso.
– ¡Seonghwa! –se arrodilló a su lado agarrando al omega por sus brazos– ¿Qué ocurre?
– N-No es nada. –murmuró sonriendo, su rostro tenía un suave carmín en sus mejillas y sus ojos se veían un poco más dilatados de lo normal.
– ¿¡Qué mierda le hicieron ustedes tres!? –gruñó YunHo mostrando sus colmillos filosos, levantándose del suelo para enfrentar a los gatitos y al perro.
San mostró sus colmillos poniéndose a la defensiva con su cejas unidas, colocando velozmente a Wooyoung y Yeosang detrás suyo, el canino haciéndose chiquito en su lugar mientras el otro gruñía también.
– ¡No le hicimos nada! –el cálico respondió con expresión de molestia– Solo veníamos a pasar un tiempo con él como siempre.
– ¿¡Como siempre!? ¡Ja! De seguro que tres Alfas vinieron a solo visitar a un pobre omega que vive sólo.
– ¿Qué estás suponiendo, cuernudo? –San gruñó erizando los bellos de su nuca. Su gato alzando el lomo dispuesto atacar a quien era una cabeza más grande que él.
– ¡Cálmense todos! –Mingi se acercó a separarlos en un suspiro– Peleando no van a solucionar nada, Alfas estúpidos, sus aromas solo pondrá peor a Seonghwa.
– ¿Hwa? –la vaquita amarilla se arrodilló al frente suyo tocando su rostro con dulzura– ¿Estás bien? Tienes fiebre Hwa, te ves agotado es... Es eso ¿No?
– Hm... Lo es. –murmuró en un débil gemido- Ya tomé mi supresor para mi celo, pero parece que mi vaquita es una insaciable insoportable.
Los aromas, las feromonas molestas de los Alfas. Todo, el calor de su cuerpo, su vaquita mugiendo dentro de su cuerpo.
No podía soportarlo más, estaba perdiendo la razón dejándose dominar por su animal interno.
– ¡Aun están a tiempo de irse, la puerta está allá! –gruñó Yunho a los otros– Yo me encargaré de mi omega, podré atenderlo mejor que ustedes
– ¿¡"Tú" omega!? –refunfuñó Wooyoung– ¿Cómo un Alfa de sangre pura podría contra el celo de un omega? ¡Abusarás de él!
– ¡N-No nos iremos de aquí hasta que Hwannie esté bien! –Yeosang dijo temblando un poco en su lugar con temor– A-además, podremos contra su celo, n-no somos unos abusivos.
– ¿¡Y yo sí lo soy?! –río sin gracia el alto– ¡No me creeré ninguna tontería que me dicen! –se acercó de manera amenazante, su voz sonando más ronca que de costumbre.
– ¡D-Deténganse, dejen pelear! –La vaquita se puso de pie con ayuda del otro Omega ante el bullicio. Los Alfas voltearon a verlo– Estoy... Solo siento calor.
– ¿Vaquita?
– Quise huir antes de que la cosa se pusiera peor antes, pero... –dio un empujón débil a Hongjoong acercándose hasta la puerta en un suspiro.
– ¿Hwannie? –La vaquita cerró su puerta entre temblores, poniendo el seguro a esta y volteándose a los siete pares de ojos que lo miraban confundido.
– Si no me dejaron huir, ahora, ninguno de ustedes saldrá de aquí. –estiró sus brazos tapando la puerta, jadeando con sus mejillas sonrojadas entre jadeos por el calor– No se irán hasta que me hagan sentir bien. Es su castigo.
Liberó sus feromonas en un débil gemido.
El olor a leche tibia de fresas inundó más su sala, hizo erizar los cabellos de los otros y más de uno tragó saliva sintiendo una ráfaga de calor abrazarlos por completo.
Era una trampa.
Una jaula repleta de fresas y leche.
– Por favor, Alfas, y Honggie. –dice otra vez, en un sollozo ahogado. Dulce y tierno– Atiendan a éste Omega.
– Hw-Hwa, no puedes hacer esto. –Yunho fue el primero en hablar, dando un paso al frente tapando su nariz.
Era peligroso. Un omega dominante en celo, implorando por un Alfa rodeado de tantos, era demasiado arriesgado.
Una locura. Estaba loco.
– Pero los deseo tanto dentro de mí. –la vaquita murmuró en un mohín sin apartarse de la puerta– Pueden tocarme, follarme, no estaría mal que lo hagan todos a la vez.
– No hagas esto m-más difícil. –vio a los demás, todos estaban sintiéndose afectados por el fuerte aroma del rosado.
Para ser la primera vez que YunHo lo olía debía admitir que era muy fuerte, causaba mariposas en su estómago y un palpitar en su zona baja.
No por nada es un Omega dominante.
– Déjanos salir.
– No, no. –dice en una risita ida, casi cínica, acercándose hasta el Alfa más alto de todos– No se irán hasta tener a todos tus cachorros dentro de mí.
Los dedos de la vaquita quisieron tocar el pecho de YunHo en una caricia débil, pero sin llegar hacerlo.
Un minino se interpuso, atacando a la vaquita.
Sus suaves ojos verdes cambiaron a un tono oscuro, sus pupilas estaban dilatadas por completo, sus colmillos visibles, jadeando en busca de regularizar su respiración y con la necesidad de hacer suyo a Seonghwa.
– ¡¡Wooyoung!! –los dedos del mencionado estaban manoseando la espalda, cintura y parte baja del omega entre sus brazos, llevando su nariz al cuello del rosado. Quizás buscando el lugar ideal donde clavar sus colmillos tratando de ahogarse en su olor.
Sus movimientos ocasionaron gemidos bajos en la vaquita.
El Alfa había entrado en celo por su aroma.
– ¡¡No!! –San se acercó tomando a su pareja de la cintura para alejarlo del cuerpo de Seonghwa antes de que hiciera un desastre, haciendo que éste gruñera pateando el aire para ser liberado y la vaquita se acercara a él en un mugido necesitado.
– ¡Ven, conmigo! –el canino se puso atrás de la vaquita jalándolo para alejarlo de sus parejas– ¡Hwannie!
– Vamos al cuarto, Hwa. –la voz de mando de Mingi le hizo quedarse quieto en su lugar entre temblores y escalofríos.
Wooyoung gruñó de forma desafiante al de alto rango aún en los brazos de San, arañando su piel para que lo soltara, enloqueciendo más cuando el león sostuvo a su omega en sus brazos.
– ¡N-No! –la vaquita trato de salir. Estar arriba del hombro del Alfa le producía cierto vértigo, o quizás era su vaquita que mugía entre lloriqueos queriendo regresar con el cálico– ¡Bájame, suéltame! ¡YunHo! –gimió estirando sus brazos a su amado.
– Hwa, estás en celo. –la voz suave del más grande no impidió que dejara de lloriquear, pero sí que prestara atención a su entorno en vez de a su necesidad.
Todos estaban siendo afectados por su celo. Yeosang tenía un pequeño arañazo en su brazo por su culpa, San se notaba herido por Wooyoung, en otro rincón estaba Jongho dándole la espalda con la nariz tapada.
Hongjoong era el único que se veía mejor al resto, y Yunho... Ni siquiera lo veía, pero también estaba mal. Como si peleara contra sus instintos.
El león lo llevó a su cuarto con el canino Yeosang a un lado indicándole el camino correcto, en algún punto dejó de pelear al no ver resultado de su lucha.
– No puedes. –murmuró el perrito en un sonidito extraño entre molestia y excitación que trataba de reprimir– No puedes pedir algo así a siete Alfas, Hwa.
– Son seis Alfas, y por supuesto que puedo hacerlo. –bufó siendo sentado en su cama en contra de su voluntad.
Yeosang le indicó al Alfa de alto rango que se fuera a controlar a los demás (después de todo conocía lo cascarrabias que se volvía Wooyoung cuando no tenía lo que quería, sobre todo cuando estaba en celo). Una vez sólos trató de calmar al Omega.
Se sentó encima de la vaca empujando su cuerpo por sus hombros para que se recostara en su cama a pesar de que el olor lo estaba embriagando apagando ciertas zonas de su cerebro y haciendo aparecer sus colmillos.
Pero nunca le haría nada al de abajo.
– ¡Detente, Hwa! –forcejeó contra él– E-Esto no es como lo que pasó anoche. Es mucho más horrible.
– ¿Qué pasó anoche? –la voz de YunHo entrando al cuarto hizo jadear de sorpresa a la vaquita.
– ¡Yun! Viniste por mí. –sonrió en amplio aún sin dejar de luchar contra el canino– Quítame a Yeo de encima, quiero volver con todos. Deben estar sufriendo por mí. Puedo soportarlos a todos. Puedo calmarlos.
– No digas tonterías. –el Alfa tenía sus cejas unidas. Molesto por alguna razón, luchando contra el instinto de su toro de marcar a Hwa ahí mismo para que se quedara quieto– Eres un solo Omega con siete Alfas, Seonghwa, estás loco si crees poder con eso.
– ¡Son seis Alfas y un Omega! –gritó dando un empujón al perrito.
Aprovechó que lo soltó para huir, pero fue retenido otra vez por Yeosang de atrás por su cintura.
– ¡Por supuesto que puedo aguantar a todos! Además... –jadeó volteando su rostro al Alfa que lo sostenía de la cintura impidiendo que escapara– Yeonnie amaría estar dentro de mí otra vez, ¿verdad, cachorrito? –ronroneó contra su rostro ocasionando un sonrojo en el contrario– Quisieras estar con Wonnie detrás de ti otra vez. Quiero a Sanie en mí pezón izquierdo chupando la leche que le gusta tanto, Honggie en el derecho como aquella vez. Ah... Quisiera la polla de Mingi en mí boca mientras me dice que fui tan malo, y tú, Yun...
– ¡Hwa! –Yeosang gritó con sus mejillas rojas de pena, más una pequeña erección que no podía esconder– N-No digas eso. No podría hacerle eso a un Omega en celo. N-Ninguno de nosotros podría.
– Pero yo te ayudé en tu celo... –lloriqueó bajito refregando su mejilla contra la del can con cariño– Yeonnie... Por favor. Suéltame. A-Anúdame otra vez.
El perrito cerró los ojos haciendo sus caderas hacia atrás cuando un golpe en seco de la puerta de Seonghwa les llamó la atención, mirando al nuevo individuo que se adentró al cuarto con velocidad.
– ¡Wooyoung! ¡Vuelve!
– Omega. –el Alfa de ojos verdes estaba parado frente a él, logró salirse de las garras de los demás en la sala, correr escalera arriba y empujar a un distraído YunHo.
– Woonie –Hwa dice en un tono alegre con una sonrisa amplia, gateando en la cama a pesar de que Yeosang tratará de jalarlo para que se recostara– Tengo mucho calor, gatito, ayúdame. –lloriqueó con sus ojitos brillosos por las lágrimas que osaban aparecer.
– Lo haré, mi omega. –el cálico se acercó a la cama llevando su mano a la entrepierna de la vaquita causando que gimiera en su tacto– Te mimaré mucho.
– Estoy listo para ti. –murmuró en una voz entrecortada.
YunHo estaba shockeado para hacer algo, y Yeosang estaba tan excitado que la fuerza se fue de sus brazos (o quizás nunca tuvo demasiada para contratacar a Seonghwa), dejó de forcejear con la vaquita colocando su frente en su hombro en un lloriqueo.
No podía contra el olor de un omega dominante en celo.
– ¡A-Ah, Woonnie! –su remera fue alzada mostrando sus pechos que ya goteaban con su leche en un rastro húmedo por su torso.
El cálico atrapó una de sus ubres en su boca, y Hwa llevó la mano temblorosa del Alfa detrás suyo en su palpitante intimidad.
– Ven tú también aquí, Yun. –su mano libre se estiró hasta el toro que quedó hipnotizado cerca de la puerta– Mi Alfa, ven.
Otro golpeteo en la puerta los interrumpió.
Mingi se había adentrado al cuarto con los gruñidos de Jongho por detrás cual fiera apunto de atacar. Encima del hombro del león traía una carga de otro Omega quejoso pataleando para ser liberado.
– ¡Jongho entró en celo también! Ha-Hay que... –se detuvo en la puerta junto a YunHo, encontrándose con la escena de la vaquita sobre su cama. Cuál banquete en una mesa alargada– ...Encerrar a los Omegas...
Mingi era fuerte, podía con el aroma de los Omegas en celo.
Pero cuando se trataba de la vaquita... Era algo completamente diferente.
Su aroma embriagaba, causó que tres Alfas entrarán en celo, hizo sentir calor a alguien que nunca se afectaba tanto por los celos de Omegas.
Y, lo sorprendente de todo esto, es que Seonghwa no quería solo Un alfa.
Los quería a todos ellos. Su vaquita reconocía todas las opciones.
¿Podría decirse que es signo de ser un buen Omega dominante?
– Sanie... –ronroneo apartando a Wooyoung un poco para ver al minino negro que fue el último en entrar al cuarto. Jadeante con una capa de sudor en su rostro– Cierra la puerta y vengan todos conmigo.
Nada bueno podía salir de una habitación con seis Alfas y dos omegas.
Pero era demasiado tarde para dar marcha atrás.
Chapter 15: .• 14 •.
Notes:
Prepárense para la más guarra y hormonal orgía posible (◕ᴗ◕✿)
Chapter Text
La voz del omega lo dejó helado en su lugar.
El minino negro quedó estático ante la voz del mando empleada, con la boca abierta sin poder apartar la mirada de su pareja que estaba aferrado a un pecho del omega, clavando su mirada de depredador en él mostrando sus colmillos diciéndole con eso que se alejara.
No está de más decir que los Alfas cuando están en celo son aterradores y bravos con cualquiera ¿No?
Bueno... No es el caso de Wooyoung para él. A pesar de que podría dar miedo a cualquiera (como por ejemplo a YunHo), San ve a su gatito mientras tiembla en gruñidos, jadeando en busca de regularizar su respiración y para él, sus ojos suplican ser ayudados para liberarse.
Dando un revoloteo a su corazón.
Podría poner sus manos al fuego por Wooyoung, les demostraría que no le haría daño a nadie, que solo era un gatito lloroso.
Tragó saliva volteando al Omega de ojos nubosos, cegado por su celo, de mejillas sonrojadas y boca abierta luciendo adorable, igual de jadeante que los otros dos Alfas y el canino atrás de él viéndole con ojitos llorosos y orejas bajas, estaba avergonzado por no poder detener todo lo que sentía.
– D-Detente ahí. –Mingi estiró su mano hasta tocar el pecho al gato negro que había dado un paso al frente inconscientemente. Tenía su boca abierta con un hilo de baba saliendo de ellos sin darse cuenta, así que limpió su mentón tragando su saliva haciendo caso.
– Tú distente ahí. –Jongho interrumpió con voz grave, cerrando la puerta a sus espaldas poniendo el seguro antes de que YunHo pudiera huir. Sus ojos oscuros viendo con molestia al león– Devuélveme a mí omega.
– No es tu omega, Alfa estúpido. –rugió bajo aferrándose más a la carga sobre su hombro, Hongjoong ya estaba resignado aceptado su destino sin moverse de ahí sintiéndose mareado, clavando de repente sus ojos en la vaquita que volteó a verlo por fin.
Sus mejillas carmines, sus ubres afuera con una pequeña mancha blanca por su torso, esa pequeña curvatura coqueta de su boca y sus profundos ojos redondos que sacudió algo dentro suyo.
–Honggie . –llamó la vaquita rosada de repente en un bajo gemido, intentó moverse de su lugar en su búsqueda recibiendo un gruñido de negación por parte de Wooyoung que se aferró más a su cuerpo– Ven aquí, conmigo, Honggie .
La voz de mando en los Alfas es un ruido poderoso.
Al oírla pone sumiso a los Omegas de inmediato y paraliza a los betas, es mucho más fuerte y efectiva si lo da un Alfa de alto rango, razón por la que sus portadores no la usan mucho.
Pero la voz de mando de los Omegas hace que todos agachen la cabeza. Es un sonido que trae paz ya la vez los adiestra como un perrito manso sin importar el rango al que sea dirigido.
Cuando un Omega dominante lo hace, su voz suena rasposa, casi en un ronroneo que te hace obedecer y pasar un escalofrío por la espalda acudiendo a su orden.
Es por eso que cuando la voz de mando de Seonghwa resuena en la habitación, los dos Alfas aferrado a su cuerpo gruñen y Mingi se agacha un poco con obediencia, permitiendo a Hongjoong salir de su hombro hasta los brazos de la vaquita rosa acercando su boca al cuello del contrario en un bajo gemido necesitado.
Hongjoong está embriagado por el aroma a fresas del otro Omega, aturde sus sentidos más de lo que ya están y la erección entre sus piernas se vuelve más dolorosa de soportar.
–Hwannie . –murmura en un jadeo contra su hombro, abriendo sus piernas entre el muslo del rosado, frotando su hinchado pene contra su piel.
Mingi tiembla en su lugar apretando los puños con fuerza, su león dentro de su pecho se remueve inquieto queriendo ayudar a los dos Omegas que piden a su liberación por medio de su aroma, pero se obliga a soportarlo. Voltea a ver al chico a su lado para comprobar su estado y quizás pidiendo un poco de ayuda también.
YunHo está estático en su lugar tragando saliva temblando casi mirando con pavor lo que sucedía.
No saben cómo ni cuándo, pero San también se había escapado del brazo del león yendo hasta los demás, atrapando los labios del minino cálico con los suyos en un beso hambriento mientras una de sus manos manoseaba el pecho de la vaquita que emitía soniditos bajos por su toque.
Los Alfas de alto rango voltearon un verso un momento, eso antes de que el león abriera sus brazos impidiendo que el oso se acercara a ellos provocando que gruñera en su espalda con más fuerza.
– Tan lindo, Woonie. –dice la voz suave del gato negro más el ronroneo proveniente de su garganta que sale más fuerte. Su pareja jadea estando cerca de su boca en un gruñido bajo deseoso de unir sus labios otra vez con él– Tan bonito, mi lindo gatito en celo. ¿Quieres al Omega? ¿Quieres compartir a la vaquita conmigo? ¿Oh?
El mencionado asiente en un suspiro, sus ojos dejan de ser amenazantes y se suavizan con un brillo inocente sorprendiendo a los de alto rango, sus ojos esmeralda no se apartan de los de San, como si se hubiera hipnotizado por él y olvidado que hay un Omega en celo a su lado.
– ¿Q-Qué deberíamos hacer? –Yunho se acerca al león, tímido y haciéndose pequeñito. Su toro está como loco dentro de suyo, bufando y dando patas al aire buscando ir a por ellos.
La escena frente a sus ojos es muy alborotadora como para quedarse quieto ahí. Anhela acercarse y unirse a todos ellos, pero su lado racional busca que todos los Alfas se alejan de su Omega o escapar antes de ocasionar un desastre mayor.
– ¡A-Ahn! –voltea a la vaquita rosa que gimió de repente, acababa de ser mordida en su cuello por el maltés, una marca pequeña sin importancia. El tema de sorpresa para él llegó al darse cuenta que el miembro del canino se había adentrado en el omega por detrás– ¡Y-Yeonie!
– M-Mingi. –volvió a llamarle YunHo en voz alta, casi en necesidad por encontrar una solución– ¿S-Se supone que debemos ayudar?
– Hay dos Alfas en celo ahí, te atacarían, Yun.
– P-Podría soportarlo. –el león voltea a verlo, analiza su cuerpo de arriba abajo y niega con la cabeza acercando su mano para evitar que se acercara.
– Estás rojo tú también. No me digas que... YunHo.
– M-Me están afectando los aromas, no puedo evitarlo. –jadea tocando sus mejillas, sintiendo que estaban ardiendo. Se sentía mareado por todo y quizás, solo quizás... Su celo estaría adelantándose a su fecha, por algo podía oír tan claramente a su toro contra sus oídos– Yo... ¿C-Como es siquiera posible que Seonghwa les permita hacer eso a desconocidos?
– Su vaquita los reconoce, está gimiendo sus nombres. No son "simples desconocidos".
– ¡A-Alfa...! –la vaquita amarilla había llamado su atención, estirando su mano hacia él mientras jadeaba con ojos llorosos. Podía jurar ver dos corazones en sus pupilas mientras aún se frotaba en el muslo desnudo de la vaquita rosada en busca de su liberación sin ser suficiente.
– ¿Podría arrepentirse de hacer todo esto? –el león había tragado saliva, YunHo se sintió desfallecer más al sentir el aroma, leve pero tan atrapante, del Alfa a su lado liberándose de a poco.
Un fuerte licor de chocolate que quemaba su garganta, pero a la vez contenía el dulzor de una golosina. Único y especial.
– Seonghwa siempre rechazó a todos los Alfas que se le cruzaban en frente. –su voz sonó más grave, raspando las palabras en su garganta– Esto es... Diferente.
– ¡P-Por supuesto que es diferente! –el toro empezó alterarse moviendo sus manos frenéticamente sin saber qué hacer con ellas, su nuca estando roja ya– ¿U-Un omega podría anhelar a tantos Alfas a la vez? ¿¡Incluso dejar que un Omega se haga cargo de su celo!?
– ¿Tal vez? Es raro. No lo sé. –suspiró frustrado luchando con su animal interno– Es la primera vez que veo algo así.
– ¡Jongho! –Yunho trató de impedir que el oso saliera detrás del otro Alfa, pero en un descuido ya tenían al contrario detrás de la vaquita amarilla, atacando a su nuca con lamidas y mordidas, manoseando su cuerpo hasta hacerlo gemir contra el cuello de Seonghwa mientras se corría.
La vaquita rosa gritó de repente arqueando su espalda, su esperma saliendo de su pene mientras el canino se expandía dentro suyo.
– Mira, solo... –Mingi se apresuró a decir en voz alta– Debemos evitar que los muerdan en su cuello. L-Las otras heridas superficiales podrán ser borradas.
– S-Si, u-un collar. –el toro volteó a todos los lugares en la habitación de la vaquita tratando de concentrarse en eso.
Nunca había conocido este lugar antes.
Solía venir seguido al departamento de Seonghwa por invitación de él, comían y bebían juntos o a veces adelantaban cosas de la universidad, pero jamás había entrado a su habitación. Era un espacio desconocido. Olía tan a él y eso estaba falleciendo sus sentidos razonables.
– S-Seonghwa debería tener un collar de Omega por aquí. ¡L-Lo debo encontrar! –se dio vuelta buscando en el armario, empujando las prendas del perchero, abriendo los cajones con sus manos sin dejar de temblar.
Incluso el león lo ayudó, fue a los cajones a los lados de la cama de la vaquita, esquivando las manos de Hongjoong que trataba de tomarlo para que se acercara a ellos.
Para él aún su juicio no estaba del todo acabado a pesar de tener sus mejillas sonrojadas.
– ¡Y-Yun!
Un lloriqueo proveniente de la vaquita rosada llamó la atención de YunHo que había tirado al suelo algunas prendas de Hwa, incapaz de mirar a otro lado cuando fue llamado.
El mencionado estaba siendo penetrado por San, manchas de semen fresco corrían por sus muslos, probablemente de Yeosang o Hong. Uno de sus pechos estaba siendo chupado por la boca del cálico y el otro por Jongho.
Aun así, su mirada llorosa en placer se fue a él.
– ¡Yun! ¡V-Ven! –lloriqueó moviéndose un poco a pesar de que los tres Alfas gruñeron contra su cuerpo tratando de evitarlo– Hwannie ha... –gimió agotado– Hwannie ha guardado un lugar para ti t-todo este tiempo.
– N-No hables Hwa. –gruñó YunHo volteando de nuevo (con demasiada dificultad) a buscar un collar en el cuarto. Removiendo las prendas de los cajones con más torpeza que antes– N-No lo hagas.
– P-pero... –su linda vocecita, otra vez– Mira... Aquí ya está listo para ti. –no pudo evitar voltear sintiendo que se desmayaría.
La vaquita estaba abriendo sus piernas a la orilla de su cama. San estaba sentado bajo suyo aún dentro de su agujerito embistiendo permitiendo ver el camino de semen caer por las piernas del gatito negro también. Pero la cereza del pastel fue ver el agujerito vaginal de la vaquita, aquel que conectaba con su útero.
Aquel que se veía tan apretado, apetitoso y del cual los fluidos producto del lubricante natural se producían junto al aroma.
– Solo debes venir. Yunho, por favor... Ven aquí dentro. –sus largos y lindos dedos pasaron de su propio miembro hasta su huequito, abriendo este con dos de sus dedos y metiendo los dígitos en su cavidad.
La boca se le llenó por completo de saliva ante lo que veía.
El aroma a fresas venía de ahí, se hizo más fuerte de repente. Algo se removió dentro suyo cortando cualquier pensamiento anterior.
¿Que había estado buscando? ¿Algo sobre... Follar?
– Q-Quiero tener a tus cachorros en mí, mi Alfa. –usó su voz de mando. Brindó un escalofrío desde la punta de su cabello hasta sus pies.
Bombeando en su ingle con más fuerza.
Al carajo.
Esto era más de lo que podía soportar.
– YunHo, no lo hagas. –la voz de Mingi resonó en la habitación captando su atención.
El león estaba recostado en la cama tratando de zafarse de los brazos de la vaquita amarilla. Hongjoong se había sentado en su entrepierna sujetando sus manos a los costados de su cabeza con su sonrisa ladina.
– Te tienen.
– Te sorprendería saber lo fuerte que son los Omegas en celo. –rio nervioso con una mueca intentando moverse, pero estaba bien agarrado de las manos del otro Omega que se había acercado peligrosamente a su cuello.
Sacando su lengua, la vaquita amarilla dejó una lenta lamida por el cuello del león saboreando su piel sudada, se paseó por su manzana de Adán y mordisqueó su mentón logrando que el león jadeara roncamente al contacto.
– Alfa... –resonó el ronroneo del gatito cálico que se acercó a ellos, estaba del otro lado, sentado detrás del rostro del león– Hwannie una vez dijo que eres bueno con tu lengua. ¿Me harías ese favor?
El minino liberó su miembro hinchado y húmedo de sus prendas. Paseó su punta rojiza y mojada por el rostro del león que gruñó ante el olor delicioso de las naranjas.
Más estaba decir que Hongjoong había liberado el erecto y venoso pene del león de su apretada prisión, montándose sobre este haciendo que su firme culo rebotara en el proceso y el cálico había callado sus reproches con su miembro metiendo la mitad de su base en su boca.
Aunque, Mingi tampoco se quejó al respecto. Le encantaba ser sometido por dos chicos. El ver como el agujero de la vaquita amarilla engullía su grueso miembro era un deleite y el sabor del pene del cálico era único.
– Yun... –la voz de Hwa volvió a atraer la atención del toro que limpió la saliva de su mentón– Ven conmigo.
– Hwa... –su cuerpo obedeció por la voz del otro. Parándose en frente suyo soltando un lloriqueo bajo– No me hagas esto.
– Está bien. –la vaquita rodeó con sus brazos su cuello acortando la distancia entre los dos cuerpos– Hwannie siempre te perteneció por completo.
– T-Te arrepentirás de todo esto mañana, Hwa. Déjame ir.
– ¿Arrepentirme de tener tantos Alfas lindos para mí? ¿De tenerte a ti quitándome mi virginidad? –le acarició los vellos de su nuca, dejando un besito en la punta de su nariz con suavidad– Para nada, Yun. Nunca me arrepentiría de nada que tenga que ver contigo.
– Hwannie... –jadeó de sorpresa cuando la mano de la vaquita rosa pasó a su entrepierna, acariciando la extensión dura de su pene por encima de sus prendas.
Su tibio tacto se metió bajo la ropa, tomó su dura extensión sacándola de su prisión sin dejar de ver a sus ojos ocasionando que un sonido de satisfacción saliera de su boca.
– Tan grande... –lamió alrededor de la boca del toro con suavidad sintiendo el miembro del Alfa latir en su mano, acariciando con una risita ida las venas en su extensión– Sé bueno conmigo, Yun. –con sus largos dedos tibios dirigió la mojada punta del toro a su agujerito vacío. Moviendo lentamente su glande de arriba abajo en su huequito– Lléname, dame todos tus cachorros, mi Alfa.
– Hwa. –sus caderas se movieron incapaz de poder soportar más.
Dio una estocada en la entrada de la vaquita haciendo que mugiera alto en un gritito de dolor y sorpresa.
– ¡Ngh, Yun! –su apretado interior ardió ante la enorme intromisión dentro suyo. Sintió desgarrarse por dentro, pero a la vez se sintió tan bien al tener a su Alfa dentro por fin que pequeñas lágrimas abandonaron sus ojos empapando sus mejillas.
El toro dio un par de embestidas con cuidado para acomodarse bien, gruñendo contra el cuello de la vaquita sintiendo como su pene estaba siendo aprisionado por las paredes del Omega, tan fuerte que no lo dejaban escapar, tan caliente que quemaba y tan mojado que empapaba su piel.
Al separarse un poco para ver su unión, sus caderas aún no podían cesar los movimientos.
Había deseado este momento hace mucho tiempo y que por fin se le cumpliera era como un sueño del cual no tenía ganas de despertar jamás. Se sentía mejor que en sus fantasías, muchísimo mejor que en sus sueños.
Aunque había algo que llamó su atención en su delirio que le permitió regresar en sí.
– E-es... Es sangre. –su voz baja, en un delirio preocupado sintiendo que estaba perdiendo la cordura contra su toro– Hwannie, estás sangrando.
El Omega dio una risita tocando su estómago donde la punta del pene del Alfa se notaba bajo su piel cada que YunHo se adentraba en él por completo.
– Eres mi primera vez, mi Alfa. –sonrió en su delirio limpiando las lágrimas de sus mejillas– Mira aquí. –le sostuvo una de sus manos para que tocará su estómago– Eres tú dentro de mí, es tu pene. Tan grande y bueno haciendo de mí un desastre.
– Hwa... –gimoteó en un gruñido posando sus manos por su pequeña cintura. Sorprendiéndose de sentir la cabeza de su miembro en el estómago de la vaquita sobresalir– ¿T-Te duele?
– M-Muévete Yun... M-Más, más~ –mugió haciendo su cabeza hacia atrás recostando su espalda sobre el pecho del minino negro que seguía detrás suyo que había desviado su mirada en la imagen de atrás de su pareja. En como tenía al león chupando su miembro mientras juntaba su boca con la vaquita amarilla al frente en un beso húmedo evitando gemir.
Jongho también estaba ahí, detrás de Hongjoong sujetando sus caderas para que el más bajo se moviera mejor sobre el enorme miembro del león, San desvío la mirada para posar sus manos en los grandes pechos de la vaquita rosa al notar que cayó sobre su pecho, apretando sus pezones hasta hacer que su leche se escurriera por su torso, dándole un besito en su nuca.
– Ahg, San? –la vaquita volteó al rostro del Alfa que estaba en su hombro, el minino negro había volteado al frente mirando al toro.
– YunHo ¿No? –menciona con una suave voz, en un tono tan meloso que causó escalofríos por la espalda baja de Hwa– No te ves muy bien, pobre grandote. –ronronea acercando su mano al rostro tibio del toro– ¿Tú también entraste en celo, Alfa? Come bien a la vaquita por mí, te la dejo.
Seonghwa gimió ante la embestida que YunHo dio de repente cuando se acercó en un gruñido al otro Alfa. Por un momento palideció un poco pensando que YunHo atacaría al minino negro, pero pasó algo inesperado.
Había unido sus labios con los de San en un sucio y húmedo beso.
La vaquita se hizo a un lado un poco, clavando sus uñas en la espalda ancha del Alfa de toro por lo fuerte y veloces que se volvieron las embestidas ocasionando sonidos sucios y chapoteos obscenos por sus pieles al chocar, haciéndole gritar, poner los ojos en blanco y lloriquear de gusto por lo lleno que se sentía a pesar de que el minino negro había abandonado su interior hace mucho.
– S-Siento su útero. El lugar de los cachorros. –Yunho gimió en su oído, sobre la boca de San, haciéndole lloriquear al Omega por su ronca voz– Y-yo... Q-Quiero venirme, marcarlo, es mío. Quiero que tenga mis cachorros.
– Es todo tuyo, Yun. –San sonrió limpiando con su lengua el rastro de saliva que salió de su boca por el indecente beso de antes– Hazlo. Sé un buen chico.
– ¡Hw-Hwa! –un gritito ahogado de la vaquita permitió que su orgasmo llegará extasiándolo de placer.
La vaquita sintió su interior ser abierto por demás por el miembro del Alfa que se iba hinchando cada vez más.
– ¡Y-Yunho! –clavó sus cortas uñas en su espalda rasgando su piel. Se acercó a su cuerpo ocultando su rostro sobre el hombro del alto, mordiendo sus labios para evitar sollozar más ante la enorme intromisión en su interior que crecía expandiendo todas sus entrañas.
Un nudo de un Alfa, cuando la base de su pene se hincha dentro de su pareja impide que se mueva y que además el esperma que soltara se salga de ahí. Aumentando la probabilidad de un embarazo.
– Tendrás a mis cachorros dentro de ti, mí Omega. –gruñe YunHo contra su cuello lamiendo la curvatura de su manzana, haciéndole delirar al bajo por la sensación.
Su vaquita muge internamente de gusto, loca, delirante y babeando por ser llenado de esa manera.
– Y-Yun... –aparta su cuello con sumisión, perdiéndose en las sensaciones, en los olores que se acercaban, en el calor sofocante de su cuerpo entero.
– ¿Acaban de anudar a nuestra vaquita? –Wooyoung se acercó gateando en la cama, quedando a un costado de Seonghwa emitiendo un sonido de reproche– No es justo, yo quería ser el primero.
– YunHo se nos adelantó, cariño. –el gato negro dijo meneando su cola, acariciando una de las piernas desnuda de la vaquita. Su pareja copió su acción con el otro muslo– Es una pena...
– ¿Puedo ser el segundo en tomar a Hwa, Yun? –Mingi se acercó quedando detrás del cuerpo del rosado, Hongjoong estaba sufriendo de espasmos en la cama luego de llegar al clímax, tenía a YeoSang sobre su cuerpo besando las mejillas húmedas del más pequeño siendo penetrado por Jongho que mordisqueaba la espalda blanquecina del canino.
El toro miró al frente con sus ojos oscurecidos cual depredador, su aroma siendo liberado, aquella copa de vino añejo con un toque picoso de un profundo bosque.
Los Alfas en celo son posesivos con sus parejas, dispuestos a pelear a muerte si tratan de entrometerse con su Omega y él en sus épocas de apareamiento. Si el Alfa en cuestión es uno de alto rango las probabilidades de que lastime a los de su especie son de un 95%.
– Q-Quiero compartir a mi Omega contigo, Min. –emitió en un jadeo bajo, sus ojos cambiando un poco a unos llorosos de presa.
Poco se sabe de aquellos Alfas que comparten a sus amados durante su celo.
Es poco común ver a un rango alto actuando mansito como un perrito, dispuesto a compartir lo que es suyo con otro depredador.
Pero, después de todo, YunHo nunca fue un Alfa normal.
– ¡A-Ah! –la vaquita rosa chilló y apretó los dientes a la segunda expansión en su ano, de un miembro igual de enorme que el de YunHo que sacudió todo a su paso.
Los licores añejos picando en su lengua, vibrando su cuerpo y mareando toda su mente haciéndole perder la cordura y llorar como un bebé viniéndose por tercera vez en la noche con solo la intromisión.
Su fue espalda hacia atrás, agotado. Mingi había tomado asiento en su cama sin salir dentro de suyo. Tenía a su Alfa Yunho encima sin deshinchar su nudo del todo ya la pareja de gatitos mimando sus piernas desnudas.
Ser atendido por tantos Alfas a su alrededor era como un sueño, un delirio para cualquiera. Sintió perder la razón volviendo su mente en blanco, la visión estaba borrosa y solo gemía alto perdiendo la voz a medio camino. Mostrándose como un desastre sumiso que dejaba hacerse lo que sea, con una capa de sudor envolviendo su cuerpo, semen en sus piernas de diferentes personas y echando la cabeza hacia atrás mostrando su cuello.
Perdiendo todo juicio cuando los enormes colmillos de YunHo se clavaron en la curvatura de su cuello, marcando su piel con sus dientes, formando un lazo que quemó todos sus sentidos.
Los gruñidos celosos de los mininos también resonaron en esos momentos por su acción, clavando sus colmillos sobre los muslos de la vaquita cada uno formando tres lazos, Mingi haciendo lo mismo en su espalda sin formar un lazo realmente, solo una mordida superficial en su piel que lo hizo lloriquear.
– Es mi turno de dar cachorros a Hwannie. –Wooyoung dio un empujoncito a YunHo cuando el nudo se deshizo, teniendo a San limpiando su boca ensangrentada lamiendo la sangre que quedó entre sus colmillos.
En algún momento de la noche, luego de ser reclamado por todos y mordido hasta por el Omega sobre uno de sus pechos, Seonghwa perdió el conocimiento por completo de lo que pasó cuando el tercer nudo se anudó en su cavidad uterina.
Pero, sin duda, acabó satisfecho con su fechoría de vaquita en celo porque lo último que recuerda fue un beso tan dulce de Yunho en sus labios antes de dormir.
El mañana se vio lejano, pero pasar por eso se encargaría el Seonghwa del futuro.
Chapter 16: .• Seonghwa •.
Summary:
Al tomar asiento en la cama Seonghwa acaricia su cien sintiéndose ido, y ciertamente, adolorido. Acariciando un poco al gato gordo dormido en sus muslos sin intenciones de levantarse, rodeado por todos los demás que descansaban a su alrededor.
Era demasiado tarde para gritar fingiendo demencia ¿No?
Chapter Text
Cuando naces como un Omega la vida se vuelve complicada en todos los sentidos posibles.
Eres usado, descartado hasta solo por tu olor, odiado por el hecho de tener un celo diferente al de los Alfas, considerado débil por tu estatura y de poca fuerza, incluso te hacen saber muchas veces que tú único propósito es tener un bebé del primer Alfa que quiera cortejarte.
Pero la vida en el campo es diferente. No hay una enorme sociedad que te señale por lo que eres, no debes preocuparte por Alfas abusivos porque dicha especie está contada con los dedos de la mano o incluso viven lejos de ti.
Tienes un inmenso prado verde para correr, lagos que visitar y flores de muchos colores que visitar si tienes una hectárea grande a tu nombre.
La familia Park es bastante conocida en la gran ciudad, son el mejor campo de naranjas y fresas, sin mencionar que su leche es exquisita, conocida como el mismo manjar de dioses.
Y a pesar de que todo eso suene espectacular, a veces la vida en el campo es solitaria.
Seonghwa se crió con su hermano becerro menor, sus padres (aunque su padre se la pasaba más en la ciudad), su abuelo materno, su perro de nombre Mandarina, el gato llamado Manzana de su hermano y Naranja, el viejo gato gordo de su abuelo.
Desde pequeño, Hwa sentía una gran conexión con la naturaleza y sus animales, amaba las rosas de su extenso jardín, el almacén de licores de su abuelo, a su perrito que siempre lo seguía a todos lados como su sombra, a los gatos que descansaban boca arriba bajo el sol y las tardes junto al lago a un lado de las flores.
Aún podría recordar todos esos aromas y acordarse de los sitios que sentía como hogar, el hogar que hacía sentir feliz a su vaca y a él.
Quizás es por eso que cuando abrió los ojos, esperó encontrarse en la cama de su habitación en el campo, luego de un largo día de explorar todos sus lugares favoritos acompañado de su perrijo.
Solo que, al ver el techo de su departamento en la ciudad, se dio cuenta que no era así.
No estaba en su hogar, sino en una casucha en el centro con olor a contaminación y gasolina, asistiendo a una universidad donde los Alfas siempre quieren abusar de él y de los cuales se ha encargado de darles la paliza de su vida a todos.
La espantosa vida de una vaca rosa en la ciudad.
Solo que, al aspirar el olor, por extraño que suene, huele a casa. Al prado verde, a los rosales de su jardín, a las flores del lago y al almacén de licores de su abuelo, pero también huele a panes recién ornados con miel.
Extrañado parpadea moviéndose apenas para salir de la cama y es ahí donde se da cuenta que no está solo en su cuarto como siempre.
Sino que... Seis Alfas y un Omega duermen en su cama, acucurrados, uno encima de otros.
Todos dentro de la estrecha cama que ya no huele solo a él, sino a una combinación de aromas que, extrañamente, olía familiar.
El almacén de licores de su abuelo que combinaba whiskys y vinos viejos con bebidas de chocolate (YunHo estaba a su derecha abrazando su cintura y Mingi detrás del Alfa en cucharita ocultando su rostro en la nuca del más alto), las naranjas maduras combinándose con el bosque donde corría con su perro Mandarina (Wooyoung se había recostado sobre su panza en su forma gatuna y San a sus pies tocaba al otro gatito con su mano como si temiera que se alejara), las flores de la laguna a la que visitaba antes de ocultarse el sol, ese arbusto de rosas y flores blancas que olían demasiado bien (YeoSang estaba aferrado en un abrazo a Hongjoong, ambos encontrándose a su izquierda con la otra vaquita tocando su mano tímidamente).
Incluso aquel vecino de oso que le cayó bien y le dio panes calentitos varias veces cuando se sentía abrumado de la gran ciudad, cuyo aroma parecía a la ciudad combinado con levadura y miel, estaba ahí, dormido en una esquina de su cama con labios abultados y mejillas gorditas.
Al tomar asiento en la cama acaricia su cien sintiéndose ido, y ciertamente, adolorido. Acariciando un poco al gato gordo dormido en sus muslos sin intenciones de levantarse.
Era demasiado tarde para gritar fingiendo demencia ¿No?
– Seonghwa. Buenos días.
La voz del león llamó su atención levantando la vista de su taza de té de frutilla a la que ha estado contemplando hace veinte minutos sin darse cuenta.
Luego de salir de los brazos de los Alfas se encaminó a la cocina descalzo y con su pijama. Tomó un medicamento contra su celo, regañó a su vaquita por abandonarlo en esos momentos (la cual estaba bastante bien dormida dentro suyo) y se sentó en la sala con su taza de té para calmarse.
No quería verse en el espejo, decidió que afrontaría la realidad después.
Y justo ahora algo de su realidad estaba allí, en el león de pantalones holgados sin camisa que bostezó mirándole con ojos adormilados.
– ¿Todo bien? –se sentó frente a él con cuidado. De seguro los demás seguían durmiendo– Anoche fue... Bastante intenso. Traté de detenerlos a todos.
– Lo sé. –soltó un suspiro mirando de nuevo su taza– Yo... Sé todo lo que pasó.
– Es demasiado tarde para pedirte perdón.
– No esperaba que lo hicieras. –lo interrumpió aún sin mirarlo– Tampoco lo quería.
– ¿Ah? –lo observó confundido. Esperaba ser regañado, que gritara como una manera de borrar lo que pasó, pero la vaquita estaba bastante calmada para alguien que vivió todo eso.
Tan calmada como si no sintiera los lazos corriendo por todo su cuerpo.
– Tan tonto no soy como para... Dejarme dominar por Alfas que no me interesan. –por fin le dio un sorbo a su taza ante la mirada sorpresiva del Alfa.
– Eso significa...
– Dejé que todos ustedes se encargaran de mí. –acabó el líquido de su taza de un solo trago– Eso porque... Los quería. A todos.
– ¿Es enserio? Oye, no trates de mentirte solo por aceptarnos a todos anoche. –su expresión preocupada no le dejó un buen sentimiento a Hwa– No tenías que soportar todo eso, eras un Omega en celo después de todo, nosotros tuvimos que soportar más, ayudarte.
– No asumas que dejé que me abusaran porque fui débil en mi celo, Mingi. –arrugó su entrecejo cruzándose de brazos con un agrio sabor en su garganta– Sabes muy bien que no soy un Omega sumiso. Te han llegado reportes sobre mí muchas veces cuando Alfas estúpidos querían cortejarme.
– P-Pero sigues siendo un Omega que entró en celo.
– Sí, y también uno que le han gustado tantas personas a la vez, y la vida me las juntó a todas en una noche que exploté sin más. –rio sin gracia– Ja ¿Quién lo diría? ¿Qué tan afortunado o atrevido puedo ser?
– Seonghwa...
– Cuando vine a la ciudad me enamoré de YunHo. –le interrumpió dejando su taza vacía a un lado– Me enamoré de su amabilidad, su voz, su olor y todo lo que él era. Con el tiempo te conocí a ti, y sentí que mandaste una vibración por todo mi cuerpo, mi vaquita te anhelaba, te quería mucho. También conviví de lejos con Jongho desde que vine a vivir aquí, solía regalarme cosas ricas y hacia que el olor a la ciudad se vuelva delicioso. A los dos años que estuve aquí en la universidad conocí a un lindo gatito que entró por mi ventana herido, encogió mi corazón y... Con los días me cautivó también.
No miró a los ojos al león, recordando cada cosa con nostalgia sin notarse asqueado al decirlo.
Su vaquita siempre ha sido algo insaciable después de todo.
– Resulta que el minino negro no vino solo, sino que venía en un paquete completo. Otro gato y un adorable perrito, amo a ese trío de tontos mucho, aunque nunca se los diría en voz alta. Por último... Conocí a Hongjoong porque él se acercó a mí una tarde hace unas semanas, nunca esperé que me gustara un Omega, pero él... Realmente cautiva demasiado, tiene más carácter y presencia que yo.
El león asintió con la cabeza a eso– Es muy inteligente, casi como tú.
– Parecería que él es el Omega de alto rango y no yo. –ríe contagiando un poco al león que dejó su expresión de preocupación– El punto es... No me digas que permití que todos ellos me hicieran eso porque estuve indefenso y necesitado. No soy ese tipo de Omega. La verdad es que yo hace mucho tiempo quería hacer eso con todos ustedes. –acercó su mano a la del león, tocando con sus dedos su brazo cerca de una mordida de la vaquita amarilla allí– Quizás... No lo hubiera querido de esta manera, me refiero a todos juntos, en la misma cama, el mismo día, mi vaquita sí lo quería así, pero yo hubiera preferido uno a la vez antes de despertar al otro día sin sentir las piernas. –volvió a sonreír con cierto agotamiento en su risa.
– Entonces no tengo nada de qué preocuparme ¿No?
– Para nada. Lo único malo es que tu mordida no es visible para mí, puedo sentirlo quemar en mi espalda, pero estoy seguro que no podré verlo, aunque lo intente. –abultó su labio inferior en un puchero, el león carcajeó un poco sintiéndose más liviano.
– Es una marca que hizo mi león solo para que él pudiera verla, no es un lazo como tal así que no te preocupes porque desaparecerá. La única marca que podrán ver todos, hasta ti, es la de tu cuello de YunHo.
– Me encantaría mostrar todas las marcas cuando salga, aunque... –siseó de dolor acariciando su cuello, rozando con sus dedos la herida abierta de ahí– Las de mis muslos empiezan arder mucho ahora que soy consciente de ellas, esos tontos gatos sí que se pusieron de acuerdo en escoger una zona dolorosa.
– No decías eso anoche. –el ronroneo de San lo saco de su trance. El minino negro estaba en la entrada de la sala con sus ojitos sonrientes y meneando su cola.
– ¿Es enserio lo que dijiste, vaquita? –Wooyoung apareció por detrás con su cabello despeinado sonriendo en grande– ¿Nos amas desde el primer momento?
– ¿Desde cuándo están ahí parados? –se levantó del asiento sintiendo su rostro enrojecer un poco.
– ¡Desde que dijiste que San venía en paquete completo! –gritó el cálico también acercándose a la vaquita para rodearla con sus brazos, ocasionando que diera un quejito por el repentino movimiento.
– ¡Vaquita, nos amas! –se acercó también San uniéndose al abrazo aplastando al rosado apropósito– Y nosotros a ti te amamos el doble ¡No, el triple!
– E-Están dormidos, oyeron muy mal las cosas. –la vaquita cerró los ojos en un suspiro siendo apretado por los brazos de los mininos que estaban besando todo su rostro.
Y quizás, solo un poco, sonrió también ante el contacto tan suave que estaba teniendo.
– ¿Qué hacen? ¿Puedo unirme también? –la voz tímida y baja del perrito maltés llamó su atención. Yeosang estaba cerca con sus orejas bajas y ojos brillosos– ¿Es cierto lo que dijo San, Hwannie? ¿Nos amas? ¿N-No hicimos mal en marcarte? –sorbió su nariz teniendo sus manos juntas, temblando un poco en su lugar– Es-estaba por venir a suplicar tu perdón de rodillas, Hwannie. P-pensé que estarías enojado con todos nosotros, conmigo, por hacer eso y marcarte.
– No estoy enojado con ninguno de ustedes, Yeonnie. –la vaquita de acercó al maltés apretando sus mejillas sin poder evitarlo. Su rostro se veía muy adorable como para no hacer algo al respecto– No llores, recuerdo cuando clavaste tus dientitos en mi hombro anoche, te dejé hacerlo. Tú marca es muy linda, como tú. No miento cuando digo que... Ugh, los amo, a los tres. Aprendí hacerlo en este tiempo. Incluso mi casa se siente vacía si no están.
– Sabía que alguien día caerías por mí, rosadito. –Wooyoung peinó sus cabellos con fanfarronería.
– E-Estoy feliz por eso. –en cambio, el maltés sorbió su nariz cerrando sus ojitos para evitar que las lágrimas salieran de ellos.
– ¡Pero no llores, Yeonnie! –San se acercó para auxiliar al canino lloroso– Deberías estar feliz.
– Y-Y lo estoy, por eso no puedo dejar de llorar...
Mingi observó todo a la distancia con una tranquila sonrisa, volteando de repente a un somnoliento cuerpo apareciendo por los pasillos.
– ¿Qué es todo este bullicio?
– Una charla de lazos. –respondió el león rodeando su brazo por el torso a un Hongjoong de ojos hinchados y una linda marca de dientes en su nuca– ¿Cómo estás, lindura?
– Me duele mucho mis agujeros... –se quejó por lo bajo bostezando– Me siento sucio y mis lazos duelen un poco.
– ¿Quisieras un baño?
– Sí, por favor... –dijo por lo bajo haciendo reír al león un poco por su expresión.
– ¿Hwa?
– ¡Yun! –la vaquita se alejó del trio de tontos acercándose a su primer Alfa– B-Buenos días ¿Cómo estás?
– Bueno, bien, podría decirse. –rascó su nuca sin poder ver a los ojos a la vaquita. Toda la información de la noche anterior le había caído como un balde de agua helada cuando despertó junto a un Alfa de oso y un Omega de bajos ronquidos aferrados a su cuerpo.
Le costó mucho levantarse de la cama, dando vueltas en sí mismo sin saber cómo comenzaría a decirle a la vaquita rosa lo que pensaba, incluso su crisis mental había despertado a Hong logrando que se fuera del cuarto con él por detrás.
– Hwa. –sostuvo al rosado por sus manos viéndole al rostro con arrepentimiento– Lo que te hice anoche...
– No empieces con eso tú también. –refunfuñó la vaquita arrugando su ceño– Ya se disculpó conmigo lo suficiente Mingi, lo acepté. Me gusta tener tu lazo en mi nuca, nunca pensé que me marcarías en realidad. –sonrió tímido mirando al suelo– Veía tan imposible y lejano ser tu Omega ¡Enserio me gustas mucho hace tanto tiempo, Yun! Estoy feliz de ser tu Omega por fin ¿Tu... También lo estás? Quizás no te haga mucho bien compartir a tu Omega con otros desconocidos, debes estar arrepentido de haberte enlazado con un libertino como yo...
– ¿¡Bromeas?! ¡Por supuesto que estoy feliz de ser tu Alfa, Seonghwa! En realidad, estaba preocupado por haber cagado las cosas contigo.
– Pero no lo arruinaste. En realidad, fui yo el que arruinó todo.
– ¿Qué dices? –arrugó su entrecejo sin verse molesto realmente– ¡Jamás debí decirte con ese tono que eras un Omega cualquiera en la llamada de anteayer! Nunca fue mi intención hacerlo. Eres muy especial para mí, no eres como los demás. Me moriría si te pasara algo, estaba celoso por lo que me dijiste sobre Mingi, no debí descargar mi ira así en ti. Además... La mitad de los de aquí no son Alfas desconocidos para mí, también he sentido un gusto en particular por tres de ellos y no te considero un libertino por eso, sería demasiado hipócrita de mi parte.
– ¿Es enserio? ¿Todo? –lloriqueó un poco sin evitar sonreír en amplio– ¿Podrías decirme quienes te gustan?
– Preferiría no decirlo.
– Hm –emitió un sonidito de reproche– Bueno, no importa... Me alegra mucho escuchar todo eso de ti, Yun. Por un momento había pensado que te enojarías porque tu omega no es solo tuyo.
– No será fácil aprender a convivir amorosamente con tantos Alfas merodeando a mi Omega, pero por ti podría hacerlo. Porque sé que no escogerías malas personas para enlazarte. –la vaquita sonrió envolviendo sus brazos en el alto sintiéndose más tranquilo, como si todo el peso que estaba cargando hubiera caído de su espalda.
– Gracias por ser tan comprensible y confiar en mí. No esperé tener tantos lazos en una noche y... Debo disculparme por hacerte entrar en celo anoche. –se separó del abrazo para verle a su rostro– Por mi culpa terminaste acudiendo a tus instintos, eso pudo salir en un gran desastre, pero... Hay algo que no deja de darme vueltas aún.
– ¿Qué es?
– Estabas compartiéndome en tu celo.
– Eso... ¿Te molesta? –ladeó su rostro con los ojos brillantes y tímidos.
– No lo hace, pero... Los Alfas son posesivos con los que aman ¿No? Wooyoung si se presentó posesivo al principio, Yeosang también un poco, hasta Honggie le gruñó a MinGi cuando me anudó, pero tu... No hiciste nada de eso.
– Ah, bueno... –Yunho tragó saliva con un leve sonrojo yendo hasta su cuello evitando la mirada del omega.
– YunHo se ha portado como un lindo Alfa anoche en su celo. –San se acercó con su sonrisa gatuna, interrumpiendo. Pasó su larga cola por el mentón del torito hasta elevarle la mirada– Yo te explicaré, vaquita. Los Alfas en celo son como cachorritos llorosos, nada que un habla suave con la cabeza gacha para que obedezcan.
El rostro de YunHo pareció enrojecer más, Seonghwa lo vio menos confundido que antes al atar cabos de a poco.
– San es uno de ellos... –murmuró por lo bajo negando con la cabeza– Bueno, no importa. Me alegra que no terminara todo en desastre.
– ¡Y ahora eres por fin nuestro Omega! –Wooyoung también se puso cerca, con una amplia sonrisa de emoción hasta dando saltos.
– A-Ah. Entonces... –Hwa sonrió tímido, el gato cálico estaba enrollando su cintura con sus brazos dejándole quieto en su lugar tímido– ¿Eso significa que deberé aceptar seis Alfas en mi casa?
– Y un Omega. –aclaró Yeosang.
– Esto se volverá un zoológico ruidoso. –suspiró por lo bajo negando con la cabeza.
Volteó a ver a Hongjoong que estaba viéndole junto a Mingi y un dormilón Jongho que apenas venía a enterarse de lo sucedido.
No le molestaba la idea de tenerlos a todos ahí, siempre estuvo junto a su soledad, pero la compañía le comenzaba agradar a su corazón que ya no sabría que hacer sin ella.
La combinación de los aromas, los rostros conocidos y ameno ambiente se sentía como en casa, un hogar que tenía las mejores cosas ahí, su lugar soñado.
– ¡No mires así con ojos de corazones a mi Alfa, torito! –el cálico se separó del abrazo con la vaquita, señalando con su dedo índice al mencionado.
Bueno... Quizás era un poco más ruidoso que en su hogar soñado.
– ¡Wooyoung! –la vaquita gritó volviendo a fijar su atención en el cálico, agarrando con su cola el dedo índice de este– Ahora Yun es mi alfa también deberás llevarte bien con él de ahora en adelante ¡Con todos!
– Perdón, Hwa. Es la costumbre de alejar a todos de San.
– ¿Sigues de temperamental y posesivo por tu celo, cariño? –el minino negro se acercó a su pareja con cariño.
– Yo nunca me pongo temperamental y posesivo por mi celo.
Seonghwa rodó los ojos volteando a ver a YunHo que ya no tenía su sonrojo fuerte, pero sus ojos brillaban con extraña ilusión, incluso una pequeña sonrisa había en su boca.
– Lo único que lamento es que te tendrás que acostumbrar a ellos. –mencionó la vaquita rosa al alfa más alto acercándose a él entre risitas.
Se acercó haciendo puntitas dejando un besito en los labios de Yun.
– Nada que no pueda hacer por ti. –YunHo le regaló una sonrisa de idiota, rodeó su cintura y volvió a besarlo también con dulzura.
La vaquita mugió a su tacto sintiendo su corazón latir. En los brazos del alto era como estar en el paraíso.
– ¡Ohww! –la voz chillona del cálico sonó en su cabeza, aunque los labios de YunHo estaban primero en su mente– ¡Yo también quiero un beso de Hwa!
– ¿Puedo pedir segundo? –dice tímido el canino acercándose con cortos pasos.
– Quisiera ser el tercero. –dijo Hong uniéndose a la conversación.
– Entonces nos tomaremos turnos con Hwa si es así. –el león bromeó– Habrá que sacar turno y hacer una fila.
Es extraño que un Omega escoja tantas personas para hacer su nido de amor, incluso permitir que tantos Alfas anuden y marquen su cuerpo, pero no le molestaba el rumbo que tomaron las cosas.
Solo sería cuestión de acostumbrarse a la multitud.
Y eso sería lo más difícil para él.
Pero se acostumbraría con el tiempo, porque no había nada que Seonghwa no pudiera hacer.
Chapter 17: . • Final • .
Chapter Text
El amanecer llega con calma, el sol atraviesa su ventana y el sábado se hace presente.
La noche anterior fue un caos y aunque su vaquita estuvo mugiendo triste toda la hora por los nuevos lazos quemando su piel en soledad, Seonghwa decidió que la pasaría solo en esa ocasión con su propio silencio y presencia.
Aún tenía muchas cosas por pensar y digerir, cosa que no podría si tenía a tantos a su lado, así que luego de una tarde junto a sus nuevos Alfas y Omega cuidando de él y de los lazos que tenía, la vaquita los echó de su casa más tarde (siendo lo más amable posible).
Al principio se negaron a separarse por la unión que establecieron y los instintos que les impedían alejarse. Wooyoung fue el más disgustado con la idea y Yeosang le seguía, al menos luego de un rato hablando en calma y prometiendo enviar fotos de lo que la vaquita rosa estuviera haciendo todos obedecieron e hicieron caso. Así Mingi se ofreció a llevar a todos, a excepción de Jongho, a casa.
Fue divertido ver desde su ventana a los demás acucurrarse dentro del vehículo para que cupieran todos. Finalmente Seonghwa consiguió paz en su departamento después de todo.
Podía perseguir el aroma de sus Alfas en la sala, en la cocina y en su habitación junto a sus sábanas, combinados con la suave esencia a vainilla y flores blancas que le transmitían seguridad y disminuía el dolor en sus lazos. Estaban también cuando enterraba el rostro en la almohada.
Entendía que ya no era uno sino que serían un montón ahora, sin embargo, siempre fue un Omega solitario e independiente, así que necesitaba un momentito para pensar y acomodar sus ideas.
Sobre todo quería un tiempo en silencio para ir a la farmacia urgentemente antes de que pasaran dos días de su celo.
Necesitaba conseguir una píldora abortiva.
Se levantó con desgano lavándose el rostro con agua fría, se vistió con algo bonito sin tapar la marca de su cuello y con unos pantalones anchos para que no rozara con la herida de su pierna, desayunó café con algunas rebanadas de pan y salió de su departamento.
Dio unos pasos fuera y golpeó la puerta de su vecino un tanto dudoso respecto a lo que hacía.
Era temprano por la mañana y el sol apenas había salido, ni siquiera sabía si encontraría a Jongho despierto, pero era el más cercano y que le brindaría compañía sin que tuviera que molestar a los demás. Acarició con el índice al rededor de los dientes en su nuca mientras esperaba, quiso irse cuando no tuvo respuesta al minuto cuando la puerta de repente se abrió.
El Alfa oso pardo estaba vestido en pijamas y con un par de ojeras bajo sus ojos. No lucía mejor de lo que estaba Seonghwa, aún así se veía adorable con sus mejillas rechonchas y un poco de hinchazon bajo los ojos.
Tal parecía que ambos pasaron una larga noche en vela.
– Oh, Seonghwa. –su expresión fue de sorpresa al dimensionar quién era, pasando su mueca a una sonrisa tímida mientras abría más su puerta– Buenos días ¿Qué te trae aquí tan temprano?
– Quisiera que me acompañes a la farmacia. –expresó rápido más serio de lo que quiso, relamiendo sus labios ante el desconcierto del Alfa.
Pero, aún así, el contrario asintió pasando un dedo por su ojo derecho para quitarse la somnolencia.
– Claro. ¿Te sientes mal, los lazos duelen?
Seonghwa no supo como decirle lo que pasaba, así que solo bastó una caricia en su estómago para que Jongho supiera lo que quería decir exactamente.
– Será mejor darnos prisa.
La vaquita no fue tan cruel con el oso así que permitió que se cambiara por algo mejor y se lavara el rostro mientras esperaba sobre el sofá abrazando sus antebrazos.
No esperaba tener que hacer eso, pero pensar en dos nudos dentro suyo durante su celo (o al menos los que es consciente) es un problema que no ha dejado de martillar en su cabeza desde entonces.
Se supone que cuando una pareja pasan sus primer celo y marcamiento juntos hay un proceso de una semana en donde ambos pasan cuidando del otro, sobre todo el Alfa al omega, lamiendo su cuello para que la marca sea menos dolorosa y permaneciendo atento a cualquier descontento en su pareja o problemática en la manada que podría molestar a su amada.
Así, sin lugar a duda, existiría la posibilidad de concebir cachorros mientras ambos estén sumergidos en su nido. Cosa que a Seonghwa le parecía sencillamente una idea negativa e imposible de seguir si fuese así.
Él no podía tener un bebé, ni siquiera estaba cerca de graduarse, aún le quedaban dos semestres y medio ¿Y lo pasaría con una panzota en una relación que apenas comienza? La respuesta era clara, no lo haría. Interrumpiría a cualquier costo.
– ¿Te sientes bien? –la voz del Alfa interrumpe la línea de sus pensamientos repletos de pañales, baberos y sonajeros de tonos rosados y celeste pastel. Jongho tiene los ojos brillantes y redondos ahora, casi pareciera que quisiera huir por el susto de haber hecho algo terrible.
– Respecto a mis lazos me siento bien, duelen un poco, pero está bien. –admite con una sonrisa picando una de las mejillas del oso– Es un poco triste que no me marcaste.
– No bromees así. –suelta un suspiro mientras salen de la casa caminando juntos hombro a hombro, demasiados tímidos para sujetarse las manos que chocan entre sí– Ni menciones eso, no es algo de lo cual estar triste.
– ¿Por qué no? –refunfuña sobando sin darse cuenta su estómago– Me mordiste un pecho cuando Mingi quiso sostenerme a la segunda vuelta. Me sentí halagado de que me consideres tu presa teniendo a Hongjoongie allí.
– No me recuerdes eso, ni siquiera era consciente de lo que hacía. Fue puro instinto y feromonas. –bufa tapando sus cachetes con los dedos en un falso intento de esconder su rubor.
– Podría sentirme herido y reclamar porque, teniendo en celo un semental de raza como yo, escogiste una vaquita pequeña. –abulta su labio en un mohín fingiendo enojo– Así que mi vaquita estuvo contenta de sentir tus dientes, aunque sea en un pecho. Se siente especial.
El oso no hace ni dice nada más que soltar una risa baja, apretando un poco sus mejillas coloradas a las que Seonghwa se tienta demasiado de morder o besar una fuertemente.
– ¿Enserio estás bien con todo eso? –suelta de repente.
La vaquita lo ve con extrañeza deteniendo su andar a medio metro de su destino.
– Creí que quedó claro ayer. –no esperó que su tono sonase medio tosco, pero lo hizo.
Le molestaba un poco que siguieran dudando de este tema.
– Hablaste esto y aquello, pero, no lo sé, quizás ahora que ha pasado un día te arrepientes de lo que pasó. –el osito esquiva sus ojos mientras explica, están frente a frente, pero el alfa no hace más que mirar el suelo mientras mueve más manos– Quizás nos hechaste ayer para crear una nueva personalidad que pueda tolerarnos a todos mañana.
– ¿Tú sí lo hiciste así?
El Alfa alza su visión al mayor, tiene una expresión afligida y traga saliva.
– No sé cómo veré a Hongjoong a la cara luego de esa noche. Será tan jodidamente incómodo. Estoy arrepentido de acudir a mis instintos, estoy arerepentido de casi atacar a Yunho, Mingi y a San, de tener sexo con Hong estando así, es... –casi pareciera que quisiera llorar al decirlo, pero termina por soltar una exhalación irritada hablando para si mismo– Es tan propio de mi género todo esto, soy todo un carnívoro.
– ¿Y eso qué se supone que significa? –gruñe en su dirección casi soltándole un manotazo– ¿Crees que los carnívoros son un ente sobrenatural a todos las demás jerarquías?
– Las personas suelen admitir que los carnívoros son cabeza hueca. Puro dientes e instinto, nada de cerebro. –explica esquivando su mirada nuevamente, pero no necesita ni oler las feromonas agrias revoloteando a la par de Seonghwa para saber que está enojado– Hay hasta páginas con porcentajes que comprueban que incluso los alfas de bajo rango son mucho más inteligentes que los carnívoros normales.
– ¿Y crees que eso es real? ¿Eres un estúpido descerebrado?
– Ahora, sí, un poco. –admite abrazando sus antebrazos con una mueca triste– De no ser así, tú y Hongjoong...
– ¿De otra manera no hubiéramos sido atacados por ti? –su voz salió más alta a lo que pensó, en reclamo.
– Sí, básicamente. No habrían sido...
– ¿Estas diciendo que solo soy un simple trozo de carne para ti, Choi Jongho? –interrumpe nuevamente tratando de calmarse así no empezar un escándalo en medio de un lugar transitado– ¿Estas diciendo qué estabas muerto de hambre y me mordiste porque era lo único que había en el menú disponible? ¿A Hong también lo vez como un hueso con el cual jugar? ¿Con lo cual divertirte y saciar tu hambruna que vas a notar una vez lleno? ¿Somos nada para ti? ¿Menos que una cosa?
– ¡No, no! –chilla con voz aguda– ¡No quise decir eso!
– Mira, pedazo de cabeza hueca con dientes filosos. –gruñó dándole un tincazo en la frente con fuerza que hizo gemir de dolor al Alfa– Por si no lo has notado soy un maldito omega dominante. No soy un pedazo de carne o panal de abeja en medio del bosque al cual puedas acceder. Mi aroma puede matarte si me lo propongo y mi voz de mando te va poner de rodillas en un instante. ¿Y aún así crees que yo fui el sometido? ¿El pobre Omega indefenso? ¿¡Aún cuando hay reportes de Alfas dominantes que terminan llorando luego de que les pateé el trasero!?
– Seonghwa...
La vaquita está molesta, demasiado molesta, pero evita que se le note en demasía, así que se da unos momentitos para respirar y regresar hacia Jongho con su aroma fresco y dulce como siempre.
Además que no querría que sus sentimientos se somatozarsn por los lazos, no quería a los demás idiotas merodeando por su casa exigiendo explicaciones.
– Te quiero mucho. –admite en un tono medio seco, pero más calmado. El osito está viendo en su dirección con rostro afligido– Fuiste y eres una de las personas más bonitas que tuve en la ciudad Jongho, y no me refiero a bonito de atractivo porque sin duda también lo eres, me refiero a bonito por amable y bueno. Me hiciste sentir seguro aquí, no como un campesino o un Omega de pechos grandes.
– Eh de admitir que tu acento campestre fue chistoso. –dice entre risitas negando con la cabeza al recordar– Siento haberme reído una que otra vez, no pude evitarlo.
– ¡El punto es...! Pude decirte cosas que con Yunho o cualquier otro no podría. Me acompañaste en mis primeras noches lloriqueando porque extrañaba mi hogar y a mi hijo Mandarina, acompañaste mí adaptación con tus panecitos con miel que fue la mejor calma a mi ansiedad porque eran y son muy deliciosos.
El Alfa no dice nada, pero su expresión cambia y se nota que se pone tímido por su postura y el leve rubor en sus orejas y mejillas.
Quién diría que el fabuloso atleta y temido capitán del equipo de básquet se pondría así de cohibido por un par de halagos hacia su persona.
Aún así Seonghwa seguía un poco enojado.
– No pienses que me hiciste daño, ni a mí ni a Honggie, porque no fue así. –vuelve a darle un tincazo en el mismo lugar con más fuerza, el Alfa se queja alto sobándose la marca del golpe en su frente– Dadas las circunstancias de cómo se dieron las cosas entonces hechame la culpa a mí.
– Pero tu eras un-
– Un Omega indefenso que te sedujo a ti, un pobre Alfa indefenso. –rueda los ojos en un gruñido– Bueno, sigo siendo el culpable y está bien, lo acepto. No te arrepientas de estar conmigo ¿Sí? Sino sentiré que todas las tardes pasándome a tu departamento y llorando sobre tus panecitos habrán sido falsas o no significaron nada para ti porque eres un Alfa idiota sin cerebro. No quiero tener esa imagen de ti.
El oso relame sus labios dejando que la vaquita entre a la fsrma y pague por sus píldoras contra el celo, algún par de anticonceptivas y un par de pastillas para el dolor de cabeza que se le habían acabado, suspirando hacia el oso sin importarle si hizo un escándalo afuera o no.
Total, a quien le importa la mirada ajena cuando Jongho es un cabeza hueca.
– Fui sincero en todo. No dudes de eso, Hwa. –admite el alfa por fin, acompañándolo a pagar y sosteniendo una que otra cajita, bajito y tímido– No te guardaría rencor por lo que pasó cuando tengo un poco de culpa al respecto. No debí dejarme llevar por mis instintos, ya no tengo doce años.
– ¿Aún podremos merendar junto y criticar la universidad? –interrumpe con un deje de diversión– No me dejes sin tus postres, no se que sería de mí sin ellos. Son mi curita.
– Pasate por mí departamento cuando quieras, siempre estoy disponible y listo para ti Hwa. Te ornearé todo lo que quieras. –le da un leve empujoncito con su hombro– Creo que ahora estaré mucho más disponible para ti.
– ¿Entonces, aceptas ser mí pareja? Sé que los otros imbéciles dijeron que sí muy rápido, pero tu apenas los conoces. No tienes que obligarte a eso si no quieres.
– Creo que ya es muy tarde para arrepentirme, además... –relame sus labios con una mueca avergonzada mirando a otro lado con grandes ojos, como si hiciera memoria– Quizás tu olor me afectó y quise aparearme con Hongjoong, pero tengo flashback de tener un beso de tres con Wooyoung y San , también haberle hecho un oral a Yeosang. Así que... Tan monógamo que digamos monógamo, como que no...
– ¿¡Y aún así te atreves a despreciarte y alejarnos, maldito carnívoro!? –chilla agarrándole una oreja peludita que lo hace gemir de dolor, con la mirada de la vendedora en su dirección– ¡Voy a... Voy atarte en la cama y comerte entero como castigo!
– No suena como una amenaza.
– No podría amenazar a mí futuro Alfa. –apesar del tono meloso en su voz aún así le dan un jalón más fuerte al oso mientras paga lo correspondiente por sus píldoras– No dejes de hablar conmigo por esto, no dejes que se haga incómodo porque no considero que fuese un error lo que pasó. Ni tuyo, ni mío, ni de los demás. De hecho no fue error de nadie. Fue todo mutuo y consensuado en cada momento. Estoy seguro que Hongjoong piensa igual que yo, así que no lo evites o luego será incómodo y raro.
– ¿Crees que debería hablar con él? –pregunta con una mano en su oreja adolorida.
– Claro, somos pareja ahora, todos nosotros. La clave de nuestra relación será la comunicación y me encargaré que todos la lleven a cabo.
– ¿Esa es una amenaza?
– Es una amenaza. –asiente con la cabeza– No permitiré que alguien esté mal o hayan malos entendidos, ya somos un solo paquete y debemos permanecer dentro de la bolsa todos juntos, si alguno altera el orden le cortaré la lengua.
– Pensé que no amenazabas a tus alfas.
– Si son tan idiotas creo que se merecen un par de estatequietos.
Jongho emite una risa mientras caminan de regreso a casa una vez finalizada su labor. El ambiente se vuelve más agradable y el oso siente que el peso que estaba cargando en sus hombros se fue por completo.
Seonghwa siempre fue el Omega más agradable que conoció y no se puede explicar cómo alguien así tuvo una pizca de interés en él, un insípido mortal.
Al principio fue extraño que un campesino de acento divertido fuera a dejarle un poco de miel como "bienvenida" a la ciudad, pero sin duda fue el gesto más noble que aún lo recuerda con mucho cariño porque de ese momento vinieron más después.
Incluso en estas instancias también seguía obteniendo demasiado de Hwa que era irreal. Comenzaba a indagar como devolverle un poco de todo el afecto dado.
– Oh, es Yunho.
Al menos hasta la presencia del toro cerca del departamento de ambos lo hace tensarse un poco, de más estaba decir que aún tiene cierta rivalidad unilateral con el Alfa dominante que su presencia lo mantiene alerta.
Pero eso no tenía porqué saberlo Seonghwa, además no quería otro jalón de orejas, ser amenazado a las afueras de su hogar tampoco era una opción.
– ¿YunHo? –murmuró la vaquita, con su animal interior contenta de tener otro Alfa suyo cerca. El mencionado volteó a verlos con expresión confundida y las orejas de toro bajas, casi parecía avergonzado de algo– ¿Qué haces aquí?
El Alfa se acercó rápidamente, ignorando por un momento la presencia de Jongho y pasando de inmediato a Seonghwa. Sus ojos grandes y expresivos se clavaron en él, recorriéndolo de arriba abajo como si buscara alguna señal de malestar.
– Lo siento, yo-... No pude dormir. Cuando menos me lo esperé estaba en el primer tren hacia aquí, caminando por el vecindario. No sabía que más hacer. –su rostro hasta las orejas estaban rojas y sus ojos redondos y brillantes casi parecen los de un pequeño cachorro. Su expresión no pasa desapercibida por el osito que está confundido al respecto– Y-yo... También sentí algo en la marca, no lo sé. Es la primera vez que me pican los dientes y el cuello. Mí toro también estaba inquieto.
– Solo fue el audaz Omega atacando al nudo-portante. –agrega el osito con diversión simulando dar un gancho con su puño y es allí que la mirada del Alfa mayor pasa a su dirección, tornándose tímido.
Hasta parece hacerse más pequeño, si es que eso fuera posible.
– Eso fue porque alguien me llamó un simple pedazo de carne. –Seonghwa menciona con desagradado rodando los ojos y acercándose al toro para tomar su mano medio sudorosa y temblorosa– Está bien, no eres el único que no pudo dormir. Esto sí que fue extraño para todo, pero estoy bien, de verdad. Jongho me acompañó a la farmacia por unas píldoras para el dolor de cabeza, entre otras cosas. No quería molestarlos tan temprano con algo así.
– Fui el sacrificio en esta ocasión. –bromea Jongho recibiendo un jalón suave de cabello por parte de la vaquita.
– Mejor deja de hablar tonterías y sacrificate enserio. Hazme café o té de frutilla en tu casa. No quiero ir a mi hogar y que mi vaquita me obligue a hacerme burrito en mi cama apenas sienta los aromas de los demás.
– Yo, uhm, tengo pastel de crema con fresas. –menciona Yun señalando la bolsa que cargaba en su mano, aquella que ninguno sabía que tenía– Pensé... Sería descortés ¿No lo sé? Aparecer con la-las manos vacías.
A la vaquita de inmediato se le ilumina la mirada casi dando brinquitos en su lugar por la alegría.
– ¡Te adoro tanto, Yun! –chilla acercándose a besar la mejilla del alto, haciendo puntitas así llegar hasta su rostro donde repartió dos besitos ruidosos en su cachete y uno cerca de su boca– Es mi favorito, ¡No perdamos tiempo! Vayamos a comer. Yo me encargaré de preparar café.
El oso solo río negando con la cabeza divertido, menos tenso que antes y en camino a su departamento.
Seonghwa siempre estuvo allí en su casa cuando tenía cosas que compartir o le sobraba comida del almuerzo/cena, sin embargo; entrar ahora con él como su futuro omega enlazado se sentía extraño. No era desagradable ni perturbador, solo raro.
– ¿Yunho? –sin embargo el sangre pura se sintió peor que un pez fuera del agua.
No es como si sus instintos dijeran que debía erradicar todas las feromonas en el aire que buscarían llevarse a su omega, para nada, pero se sentía invasor de terreno ajeno.
Quizás aún no reconocía a Jongho como parte de la manada y, además, no lo conocía del todo, así que entrar a su hogar y tomar asiento en un sofá pequeño en la sala de estar se sintió muy extraño, reacción que no pasó desapercibida para el osito que intentó llamar su atención.
– ¿Hm? –alzó la mirada al Alfa sentado en otro sofá pequeño frente suyo, con una distancia prudente y a la espera de Hwa que fue a preparar café en la cocina tarareando una canción que le llegaba hasta donde ellos estaban.
– Te ves muy tenso. –dice por lo bajo, pero lo suficiente audible para el toro– ¿Estás sintiéndote... Como un Alfa? Ya sabes... Territorial y todo eso.
– No... –agacha la mirada como respuesta negando con ésta– Es solo que me siento fuera de lugar.
– Me sentí así cuando Hwa me hizo entrar en su casa esa noche. Estaba hablando con Hongjoong y de repente ¡Pum! Celo, luego ¡Peom! Mi oso enloquecido y tomando el control ¡Y crash! Desperté en la habitación de mi vecino al otro día con la noticia que casi me enlacé con él y con Honggie Hyung.
– Fue un evento bastante sorprendente. –Yunho evita soltar una risita por la manera ruidosa de narrar del oso– Yo fui para hablar con Seonggie, fui un idiota antes y quise disculparme y de repente... Boom, lo marqué. Aún me siento fatal por eso.
– ¿Sabes? –su postura cambia, tratando de acortar la distancia aunque sea un centímetro, después de todos ya estaban condenados a convivir ¿Y sería siempre incómodo? Para nada. Jongho quería dejar de ser inmaduro y cabeza hueca– Hwa habla mucho de ti, te conozco mucho por sus anécdotas.
– Espero haya dicho cosas buenas.
– Lo fueron. En un principio me costó creer que un Alfa dominante, un sangre pura, un enorme toro de enormes cuernos fuera igual a un cachorro como él describía ¡Pero, tu! ¡Fua! Si no fuera por tu estatura y tus cuernos dudaría que eres alfa.
Yunho sonrió tímidamente con sus mejillas tiñéndose de un rosa suave mientras se rascaba la nuca con la mano libre.
– Todos dicen lo mismo al conocerme, se convirtió en una inseguridad...
– ¿No ser suficiente alfa?
– Sí... –relame sus labios– Así que aveces fingo ser fuerte, robusto, grande, un alfa sangre pura, pero supongo que soy defectuoso desde que nací. No soy más que un fiasco.
– Hey, yo soy un carnívoro Alfa normal, ¿Sabes cuántos prejuicios y comentarios despectivos hay de mí? Poco cerebro y mucho músculo. Un falso intento de un sangre pura.
– Yo no creo que seas de ese tipo. No te conozco mucho, pero no te ves descerebrado.
El oso dio una risita con las mejillas medio enrojecidas de la pena y Seonghwa mugió bajito viéndolos de reojo oculto tras el pilar en la cocina luego de tomar su pastilla y hacer de beber, divertido por lo natural que fluía la interacción entre sus Alfas, como si Yunho y Jongho hubieran sido amigos antes.
Le hacía pensar que quizás no se equivocó en escogerlos a todos. Así el peso que cargaba en sus hombros se alivió un poco-mucho.
– Chicos. –sonrió entrando con dos tazas de café y otra sostenida en su cola yendo al sofá más largo así dejarlas en la mesita al frente, sosteniendo una del mango que era la suya– Vengan a tomar algo. –señaló a sus dos lados vacíos juguetonamente.
Los Alfas hicieron caso a su pedido y Seonghwa evitó mugir otra vez de gusto cuando su vaquita podía sentir el aroma a la miel con panecitos y vino suave en cada extremo.
Ahora que podía sumergirse en ellos no tenía suficiente.
– ¿Sabes, Jongho? –dijo Yunho de repente luego de tomar un sorbo a su café, con voz baja y sincera que parecía un ronroneo torpe, sosteniendo la taza con ambas manos– Me dejo guiar de estereotipos muy seguido, así que no soy el mejor diciendo esto, pero... Creo que somos más que Alfas defectuosos. Está bien ser un sangre pura dulce y un Alfa carnívoro normal que le gusta entrenar su cuerpo para lucir genial o ser más atlético para su equipo sin necesidad de buscar impresionar o lucir como un dominante. No tenemos que entrar en esos estereotipos que ni fundamentos tienen.
Jongho bufó una risa tierna, picando la mejilla de Seonghwa cuando éste le dirigió una mirada de lado atrevida.
– Hecho. Evitemos lo estereotipos y mejor amemos. Ya estamos condenados con este omega de igual forma.
Seonghwa se acurrucó entre ambos chasqueando la lengua, arrastrando a sus Alfas por el cuello en su dirección, sintiendo el calor de sus cuerpos y aromas que lo volvieron loco.
Poco le importó que casi le tiraran la bebida encima, los necesitaba urgentemente.
– ¿“Éste omega”? ¿Ahora estás insultándome a mi? ¿A un pobre Omega indefenso que tiene tantas ganas de besarlos a los dos? –emite un sonido similar al ronroneo tomándose el tiempo de verlos a ambos– ¿Tengo el permiso de hacerlo? Porque esto... Esto se siente bien y creo que es lo único que importa. Me siento como si mi vaquita por fin estuviera satisfecha.
Yunho se inclinó primero, tímido aún, pero dulce y con una risita, rozando sus labios contra la sien de Seonghwa en un suave besito.
– Tienes el permiso de besarme siempre, Hwa. –volvió a dejar un pequeño eso en su cabeza– Y Jongho... Bienvenido a este desastre, con Alfas cero estereotípicos y omegas vaquitas.
Jongho asintió en una risa, robando un beso rápido en la mejilla del omega del otro lado.
– Lo mismo digo, torito. Juntos haremos que esto funcione. Como sea. Nos encargaremos que nuestra vaquita este satisfecha.
Quizás la relación aún estaba un poco floja entre los alfas, pero sin duda funcionaría.
Harían que funcionarían.
Y Seonghwa se sentía tan dichado.
– ¿Yo tengo el permiso de besarte donde quiera? –la vaquita se dirigió al oso picando su mejilla con el índice.
– Supongo que eso hacen los novios.
– ¡Me moría de ganas por hacer esto desde que te conozco! –chilló acercándose más hasta sostenerle el rostro y besar, morder y chupar sus mejillas hasta hacerlo quejarse y que la piel se tornara roja– Todos nuestros Alfas nada estereotípicos te amarán tanto cuando te conozcan Honnie. ¿Un carnívoro descerebrado y falso intento de alfa dominante? ¡Por favor! Si no eres más que un lindo osito de goma.
Jongho no dice nada, quejándose por el ataque de chupones mientras evita sonrojarse más de lo que ya está.
– También eres alguien agradable, por lo que vi y siento. –opina Yunho enrollando la cintura del omega con dulzura, recostándose contra su espalda mientras este seguía mordiendo la mejilla del menor.
– También eres bueno, Yunho, y eso es mejor que ser un tonto Alfa dominante normal.
Seonghwa sonrió sumergiéndose más entre ellos mientras besaba a Jongho, rodando la cabeza de vez en cuando para hacer lo mismo con Yunho en un ataque de besos, pero permitiéndose ser solo un animal contento con sus chicos lo que restó la tarde.
Casi arrepintiéndose de inmediato de haber alejado a los demás ¿Desde cuándo se había vuelto tan independiente de ellos?
Quizás los alfas no se comportaron melosos uno con el otro, pero no hubo rivalidad, ganas de tomar el territorio o atacar y eso era un indicio a una bella historia, mirándose cariñosamente mientras se encargaban de mimar a su omega por turnos.
Tal vez la relación aún estaba un poco floja entre los alfas, pero sin duda funcionaría.
Todos harían que funcionara.
Seonghwa se encargaría de eso sin lugar a duda y el que alterara el orden sería pateado y torturado.
Es palabra de omega.
Chapter 18: .• Epílogo •.
Summary:
Los lunes en la mañana eran aburridos antes de tener personas esperándolo en el instituto, pero desde que los tiene el día de hoy llegó a considerar ir mucho más temprano e irse más tarde de lo normal, ya que quería pasar tiempo con todos los que podía en el día.
El primer paso, con nervios como si fuera su primer día, a su universidad, fichó en la lejanía a la vaquita amarilla sentada en el suelo verde en soledad, jugueteando con el cordón de su mochila mientras veía la puerta con nerviosismo.
Seonghwa se acercó con un poco de timidez, arrodillándose a su lado llamando su atención.
– Hola. –le regaló una sonrisa mirando al más bajo con sus ropas holgadas, pero bien combinadas en color, los tonos blancos y celestes claro combinaban demasiado bien con las visibles marcas amarillas en toda su piel– Hey... Estás luciendo tus manchas hoy.
Y se veían demasiado bonitas para su rostro asustado.
Notes:
Este fic fue hecho con ganas de tentar, y porque no existían muchos fics de cambiaformas en donde terminaran todos juntos, mucho menos existen Seonghwa Harem, así que con toda mi indignación quise empezar este desafío.
Al principio iba ser un fic corto. No pensaba hacerlo más de 8 a 9 capítulos, pero a medida que la trama avanzaba tenía la necesidad de agregar más cosas, un pasado a los personajes, explicaciones de sus personalidades y por qué hacían las cosas. Incluso me encariñé de todos ellos y sus alocadas personalidades que no quería acabar todo esto.
Por eso también sus proximos dos libros más.
Nunca he escrito un harem que terminara en un poliamor, pero espero les haya gustado, yo estoy satisfecha con lo que hice ^ ^!
Una vaga idea me hizo querer que Seonghwa terminara con YunHo en un principio, pero mientras escribía la orgia quería que todos fueran parte de la misma relación extraña. No deseaba que nadie quedara afuera.
Así, Seonghwa y Hongjoong, comparten siete marcas, en diferentes lados de su cuerpo, pero siete en total que presumen a veces con orgullo y aprenden a lidiar con todos sus Alfas tontos:)!
Más no son lazos aún. Hwa solo se enlazó con el Woosansang y Yunho, y Hongjoong de Yeosang y Wooyoung, al borde de hacerlo con Jongho. Pero, quizás más adelante se dejen morder por los alfas restantes.
Sin mas preámbulos ¡Sigamos con el epílogo!
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Llegar a la universidad con un lazo hecho en el cuello llama la atención, aunque no lo quisiera así.
Si las miradas antes eran por su escote o las manchas rosadas en su cuerpo, ahora sin duda era por la marca de mordida visible y enorme en su cuello. Por el color casi morado y los dientes marcados en su blanca piel en contraste con lo rosado de sus manchas.
Las demás mordidas seguían ocultas bajo sus ropas, nadie tenía porque saber que tenía más de un lazo latiendo en su cuerpo, pero los dientes de YunHo eran tan grandes y mordieron tan perfectamente contra su nuca que era inevitable no mostrársela a todo el instituto.
Sobre todo porque estaba en una zona difícil de ocultar y considerando que eran épocas de calor donde usar una camisa de cuello largo no era una opción rentable decidió simplemente que existiera libremente.
Al menos así los Alfas empezarían alejarse al darse cuenta que tenía un compañero con colmillos y dientes grandes que los aniquilaría si intentaban hacer algo con él.
Los lunes en la mañana eran aburridos antes de tener personas esperándolo en el instituto, pero desde que los tiene el día de hoy llegó a considerar ir mucho más temprano e irse más tarde de lo normal, ya que quería pasar tiempo con todos los que podía en el día.
Los extrañaba tanto que era doloroso.
El primer paso, con nervios como si fuera su primer día, a su universidad, fichó en la lejanía a la vaquita amarilla sentada en el suelo verde en soledad, jugueteando con el cordón de su mochila mientras veía la puerta con nerviosismo.
Seonghwa se acercó con un poco de timidez, arrodillándose a su lado llamando su atención.
– Hola. –le regaló una sonrisa mirando al más bajo con sus ropas holgadas, pero bien combinadas en color. Los tonos blancos y celestes claro combinaban demasiado bien con las visibles marcas amarillas en toda su piel– Hey... Estás luciendo tus manchas hoy.
– ¡Oh, Hwa! –se exaltó en su lugar sonriendo en grande, aún sin sacar su expresión tímida– Que bueno verte tan temprano, y sí, lo hago. Pensé que sería bueno airearlas un poco de ahora en adelante, ya sabes, aprender a vivir con ellas ya que son parte de mi después de todo.
– La vez que viniste a casa también las habías tapado un poco, tienes muchas más de lo que imaginé. –Hong dio una risita con sus mejillas sonrosándose un poco jugando de nuevo con el cordón de su mochila.
– Fueron mi inseguridad muchos años, debes saberlo... Ser una vaca en este mundo es demasiado peligroso. Existen muchos Alfas que creen que podrán tomar leche de tus pechos o follarte solo porque eres una vaca.
– Sí, lo sé. Pero siempre hay que tener confianza en un mismo y golpear al nudo portante. –mostró su bíceps dejando notar el bulto de su músculo haciendo reír al contrario.
– Aprendí a querer mis manchas gracias a ti. Te veía tan capaz de todo, hermoso y fuerte que me dije "joder... Yo también quisiera verme así".
– ¡Y eres todo eso! Yo también quisiera verme igual de intimidante y hermoso que tú.
– Me halagas, pero no necesitas mentirme. Sé que soy pequeño y de apariencia indefensa.
– Es enserio lo que digo, Hong. No pareces un Omega dominante, pero te ves tan saludable y tan poco Omega. –se acercó un poco más sin dejar de sonreír sin mostrar sus dientes– cuando te vi incluso pensé que eras un Alfa. San y Wooyoung también pensaron como yo.
– Ese dúo de tontos... Estoy seguro que pensaría que todo el mundo es un Alfa de bajo rango si así se lo dijeran. –el comentario hizo carcajear a Seonghwa.
– De eso estoy seguro... Pero mis palabras son enserio, Hong. Eres muy valiente y fuerte, solo te falta más confianza en ti mismo para que veas todas esas cualidades en ti.
– Es algo que estoy aprendiendo a notar gracias a ti. –sonrió achicando sus ojitos en medialunas, dejando un golpecito juguetón en el brazo de Hwa– Prometo que me verás como el más fuerte de todos los Omegas pronto. Alguien digno de ti.
– Ya eres digno de mi cariño, me gusta cómo eres, pero si quieres cambiar para mejor estaré ahí para ti. –le devolvió el golpecito juguetón. Ambos rieron divertidos– Por cierto ¿Cómo estás ahora? Te vi un poco nervioso cuando entré.
– Ah, no te mentiría en eso, estoy un poco... No sé si estoy listo para enfrentar a Jongho y Yeosang hoy. Cuando me di cuenta, ya estaba aquí más temprano de lo normal.
– ¿Es por lo de nuestros lazos?
– Sí... –dice por lo bajo– Se supone que, hasta hace solo unos días, tenía odio hacia el oso ese porque se pasaba molestándome siempre que me veía. Chocando conmigo, poniéndome su pie. Una vez hasta casi rompe mis lentes porque se me cayeron cuando me empujó ¿Y ahora... Tengo sus dientes en mi espalda indicándome que le pertenezco de cierta forma? Es tan... Raro.
– Yo no he visto a los Alfas desde ese momento, sé que les dije que me dejaran un día solo para acostumbrarme a las mordidas y que mi celo bajara, pero aun así... Si te hace sentir un poco mejor, me siento tímido también. No estoy tan listo para verlos a todos. –dio una risita tocando la mano del otro Omega cambiando su expresión a una más triste– Y, Hong, lamento que hayas tenido que pasar todo esto por mi culpa. Si no fuera porque entré en celo, yo...
– No, no. –le interrumpió– No te disculpes Hwa. En realidad, Jongho es demasiado atractivo pese a su mala actitud conmigo, y desde un principio le tiré mi caña esperando que cayera, pero cuando empezó a comportarse así de malvado dejé de hacerlo porque pensé que me odiaba. Tú no tienes la culpa, solo fuiste la ayuda que necesitábamos para acelerar todo lo que nos ocurría. –le sujetó por sus manos sonriendo con un pequeño sonrojo en sus mejillas.
Hwa sintió que su corazón dejó de doler. Aún tenía miedo de lo que había pasado, y algo dentro suyo a veces le hacía creer que los Alfas solo se habían resignado a lo que pasó.
Era tan difícil de creer que de cierta forma extraña el universo había logrado que todos tuvieran química de una u otra forma.
– Además, hablamos ayer en su casa. –siguió Hong acariciando sus manos que estaban temblando un poco sin que se diera cuenta– Jongho me dijo todo lo que sentía por mí y que solo me molestaba porque pensaba que yo nunca le daría atención.
– Ese oso y su mal carácter... –rio estando más ligero que antes– Solía ir por las noches a comer pan calentito que horneaba de más, y siempre se mostró amable conmigo. Me invitaba hasta miel, hablábamos de mi vida en el campo y su estancia en la ciudad. Nunca esperé que te tratara de esa forma o sería capaz de hacer algo así. ¿Y cómo estás con... Los demás? Ya sabes, Yeosang, los gatitos, Mingi.
– Yeosang es muy suave conmigo, es mi mejor amigo. –sonrió– No sé si lo sabes, pero asiste a clases conmigo y me protegía cuando Jongho me molestaba. Sus dientes pequeños lucen muy adorables en mi brazo. –arremangó su camisa con suavidad, mostrando la mordida enlazada que tenía en su brazo, cerca de su hombro. Los dientes del maltés eran pequeños incluso hasta más que la mordida de Hwa– No estoy arrepentido de ser su Omega. De ninguno en realidad, solo... Es un poco incómodo verlos después de todo, por primera vez. Se siente como si los viera después de tanto tiempo.
– Sí, estoy de acuerdo. ¿Cómo se supone que deberíamos presentarnos a todos ahora?
– "Hola a todos, soy su nuevo Omega ahora, por favor trátame suavecito de aquí en adelante" –Seonghwa carcajeó
– El único que me trata suavecito es YunHo y Yeosang, si los demás lo hicieran sería demasiado extraño.
– ¿Cómo es YunHo? –preguntó Hong en un tono suave de voz– Lo he visto poco y no he convivido con él más que aquella vez que lo mencionaste cuando nos conocimos, y ahora en nuestro encuentro. Folla demasiado bien y su nudo es muy desgarrador, por cierto ¿Pero, es agradable?
– Lo es. Es el primer hombre del que me enamoré cuando llegué a la gran ciudad. Es amable, inteligente, un poco gracioso, caballeroso. Estoy seguro que te enamorarás tanto de él cuando lo conozcas bien. Es como un cachorrito.
– Ya conocí su parte sexual y estoy impresionado. Es curioso que no conozco al Alfa que mordió mi espalda con sus dientes y casi me hace sangrar el ano por su enorme nudo. –dio una risita haciendo reír a Seonghwa por su comentario.
– Mientras no te haya hecho pasar una mala noche o sientas que ha abusado de ti, velo como una buena oportunidad de conocer alguien extraordinario.
– No pude pedir mejores parejas que ustedes, Seonghwa. –se acercó para tomar al mayor por sus dos manos, jugueteando con los nudillos de este entre sus dedos– Sé que será difícil convivir con tantos Alfas en una sola relación, pero te puedo jurar con todo mi corazón que no me he arrepentido de nada. Las mordidas aún pican y duelen, no niego que cuando me echaste apenas pude dormir. Apenas tengo dos lazos y fue jodidamente doloroso, pero estoy seguro cuando digo que no pude pedir una mejor relación poliamorosa que ésta. Y estoy seguro que todos piensan igual que yo.
– Gracias por decirme eso, he sentido mucho miedo de que todo lo que me dicen sea solo una mentira. Que en realidad se sientan obligados a estar conmigo porque no les he dado otra opción.
– Para nada, por mi parte no miento en lo que digo. Te quiero mucho, Hwa, y aprenderé amarte como te mereces. Estoy seguro que los demás también lo harán a su manera.
– Bueno... Soy demasiado atractivo, no me sorprendería que todos amaran estar conmigo. –sacudió su cabello con fanfarronería haciendo reír a Hongjoong.
– No digas eso, ya parece que pasar tiempo con Wooyoung te atrofió un poco.
– Hey ¿Debo tomar eso como ofensa o como un halago?
– Como una ofensa, ¿cómo vas a querer parecerte a ese tonto gato? –dio una risita mirando a su rostro– Pero tienes tu punto. Sí que eres muy atractivo que no es sorpresa que te amemos con solo verte una vez. Y, sobre eso ¿Puedo... Darte un beso?
– Que lo preguntes me hace avergonzar. –rio agachando la cabeza, incluso sus orejas se bajaron un poco, tímidas– Claro que puedes hacerlo. Eres ya mi Omega.
El bajito llevó sus manos hasta su rostro, sosteniendo este por sus mejillas y se acercó hasta unir sus labios en un beso dulce. Un toque suave sin segundas intenciones que hizo revolotear sus corazones al mismo tiempo.
– Me gustan tus labios. –murmuró Hong separándose un poquito– y también me gusta mucho todo tú. Nunca pensé que le pertenecería a un Omega, pero no pude pedir mejor Omega que tú.
– Ah... –emitió un pequeño mugido– A mí también me gustas, Honggie. –acercó su boca hasta su cuello, moviendo su nariz contra la piel manchada de tonos amarillos naturales de su cuello– Adoro tu aroma a flores y me alegra poder ser tu Omega también.
– Ahora puedes oler las flores cuanto quieras.
Era cierto, y saberlo le hacía feliz. Así que enrolló sus brazos por la cintura del Omega dando una risita.
Si las personas lo miraban curiosos desde lejos no le importaba. En esos momentos envolver a Hwa entre sus brazos era más importante que la crítica ajena.
Por primera vez, Hongjoong ignoraría lo que pensaran los demás sobre él o lo que hacía.
La hora del almuerzo siempre era su favorita. Eran momentos donde podía estar junto a su amado YunHo en una charla amena en vez de susurros durante las clases, a veces incluso la ovejita Han se acercaba para platicar con ellos.
En esos tiempos Seonghwa solía enojarse con él por interrumpirlos. Pero ahora deseaba que la ovejita apareciera para no tener que soportar a dos tontos que tiraban comentarios cachondos sobre su cuerpo sin poder darles un golpe porque eran sus Alfas.
San halagaba sus muslos a pesar de estar usando un pantalón de pijama largo con patrón de cuadros, y Wooyoung no dejaba de ver su cuello con recelo.
– ¿Por qué solo muestras el lazo que tienes con Yuyu? –se cruzó de brazos, Hwa rodó los ojos mordiendo la manzana que trajo para su almuerzo.
– ¡Sí, no es justo vaquita! –San le siguió a los reproches con un mohín bastante exagerado en sus labios– Nosotros te tuvimos primero, sería mejor que mostrarás nuestra marca también, no solo la del torito.
– ¿Es por qué mis colmillos son más pequeños que los del torito ese? –le siguió el cálico. Yeosang había aparecido hace poco, pero estaba bastante entretenido en su pasta con albóndigas como para quejarse como los gatos– ¿O es porque aún no soy perdonado por morderte un pecho antes de irme esa vez?
– No digan estupideces. –Hwa les cortó con sus cejas unidas– No puedo salir y mostrar siete mordidas con cuatro lazos en mi cuerpo.
– Em, técnicamente son seis mordidas. –respondió el cálico con una expresión de obviedad.
– ¿Te estás burlando de los dientes de Hongjoong? –atacó la vaquita– Él también me mordió, su marca reposa lindamente en mi brazo. Es una marca que podría mostrársela al mundo fácilmente.
– Solo digo que al no ser un Alfa como nosotros no puede darte un lazo como tal.
– Pero yo considero que sí tengo un lazo suyo, así que es lo único que importa. –volvió a morder su manzana con más fuerza– La mordida de Jongho y Mingi desaparecerá con los días. Además la marca de ustedes está en mis muslos. Tendría que venir en shorts cortos para que se notara.
– No nos molestaría en lo absoluto que hicieras eso.
La vaquita rodó los ojos ante el comentario del gatito negro salido en un ronroneo de gusto con solo la imaginación.
– ¡Hwa! –y la voz de a quien tanto esperaba se hizo presente.
– ¡YunHo! ¡Hannie! –sonrió haciendo lugar en la mesa junto a él– ¿Cómo han estado?
No me malentienda. A Hwa le gusta mucho la pareja de gatitos y Yeosang, es solo que a veces lo abruman demasiado con sus comentarios indecentes o sus reproches sin sentido.
Si le faltarán los extrañaría, pero ama más cuando están en silencio sin molestarlo como siempre.
– Bien, todo bien. –cuando la ovejita tomó asiento y miró el rostro de su amigo rosado ahogó un grito de escándalo– ¿¡Qué es eso rojo en tu cuello!? ¿¡Una mordida!?
– Sí... –murmuró dejando su manzana terminada a un lado tomando ahora su jugo en cajita, con la risita de Wooyoung a su izquierda– Algo así.
– Es la mordida de ese tonto Alfa de cuernos grandes que ves ahí. –refunfuñó el cálico haciendo reír bajito a San a su lado por su tono de recelo.
– ¿¡YunHo!? –gritó escandalizado poniéndose de pie con suma exageración, recibiendo un leve regaño de Hwa por el escándalo que llamó la atención de todos en la cafetería. Así que Han se volvió a sentar con las orejas bajas y un sonrojo leve en sus mejillas– L-Lo siento ¿C-Cuando lo hicieron?
– Apenas hace unos tres días. Solo... Pasó.
– Sí. –respondió esta vez YunHo envolviendo su brazo en la vaquita– El destino por fin nos ha juntado.
Seonghwa quiso reír ante las malas mirada que lanzó Wooyoung ante el gesto, San lo miraba divertido y Yeosang solo estaba calladito comiendo las albóndigas de su plato que había dejado para el final.
– ¡Waa! ¡Me alegro mucho por ustedes, chicos! Enserio lo hago. –sonrió la ovejita dando palmaditas en la espalda del toro– Me alegra que por fin sean pareja después de tantos meses. Serán los más tops de toda la universidad, estaban destinados a estar juntos.
Seonghwa hizo un sonido divertido que indicaba silencio al trio el cual dos reían bajito y uno estaba con el ceño fruncido y de brazos cruzados.
– ¿Interrumpo?
Una nueva voz resonó en la mesa haciendo que todos voltearan hacia ella.
– ¿Pr-profesor Song?
– Que sorpresa verlo por aquí. –Yunho respondió moviéndose de su lugar así darle espacio al león.
– Hola vaquita, YunHo, gatitos, perrito y Han ¿Todo bien? –tomó asiento dejando su taza de café sobre la mesa con una sonrisa sin dientes en sus labios.
Seh. Los Alfas son demasiado celosos con su Omega, pero Mingi no sería tan inmaduro para pelear con YunHo por la atención de la vaquita después de verlo rodeando su brazo en el omega.
San y Yeosang tampoco pelearían, quizás le harían drama a la vaquita luego para que los recompensara, pero no sé mostrarían molestos como Wooyoung.
– Todo bien, almorzábamos juntos. –Hwa dijo evitando sentirse extraño– Puedes unirte a nosotros con normalidad.
– Claro, gracias. ¿Te encuentras bien, Hwa? –la vaquita lo vio confundida por la pregunta– Oí de mi estudiante estrella que no has lograron caminar bien después de todo el ajetreo del fin de semana.
– A-Ah –enrojeció ante la mirada pícara de los demás y la confundida de Han– Ya estoy mejor. Gracias por su preocupación.
– Me alegra saberlo. Sería una pena que el mejor alumno de economía y finanzas se ausente a clases por dolores musculares. Aunque estoy seguro que tu lazo también debe doler mucho.
Seonghwa desvío la mirada con su ceño fruncido y mejillas rojas. El león a veces era tan atrevido con sus palabras...
– ¡Oh, Seonghwa! –retomó la atención la ovejita en el momento que MinGi volteó para hablar con YunHo sobre algo que no le consternaba– Quisiera presentarte al chico nuevo que compartirá algunas clases conmigo. Lo vi hoy, y se hizo amigo del chico que me trae loco.
– ¿Chico nuevo a esta altura del año?
– Uhum. –asintió sonriente– dicen que es de intercambio de Australia. ¡Y no es uno, son dos!
Se vio curioso ante los nuevos estudiantes. No era común tener extranjeros en la universidad, pero estaba seguro que destacarían de sobre manera.
– ¿Cómo dices que se llaman?
– ¡Mira, allá están! –señaló con su dedo captando la atención hasta de los gatitos y el maltés– Son Christopher Bang y Lee Félix, la liebre negra a su lado es de quien me refería antes, Minho. Ya sabes a quién me refiero. Parece que se volvió amigo de Félix.
Seonghwa perdió la mirada en los ojos claros del rubio lobo al lado de la liebre negra. Sus profundos ojos cautivaron sus sentidos y se perdió en la belleza de su rostro.
Sus ojos brillaron en emoción al verle. Tan alto e imponente, estaba seguro de que era un Alfa que su vaquita se movió con emoción en su pecho por querer descubrir a que olía, si era más grande de lo que aparentaba o si sus colmillos eran de buen tamaño.
El otro a su lado se veía menos simpático, lo conocía por anécdotas que Han le contaba, pero verlo en persona a los lejos le daba una vibra diferente. Más misteriosa y atrapante de lo que la ovejita le había mencionado.
– Hay que ir a saludarlos. –la ovejita dijo en una risita poniéndose de pie– Iré yo primero. Ya le he hablado en clases, estoy seguro que me saludará , aprovecharé la oportunidad.
Demasiado atractivos para su propio bien.
Cuando quiso ponerse de pie como su amigo una mano lo detuvo regresándolo a su asiento.
– Ni siquiera lo pienses. –era la voz de Mingi que sostuvo su remera, y la mano de YunHo por encima de sus muslos fueron lo que le impidieron levantarse.
– Pero ¡Yo no estaba pensando en nada! –bufó por lo bajo viendo a su amigo ovejita acercarse al conejo Minho y al otro individuo– Iba ser cortés y saludar.
Sonrieron mientras charlaban de quien-sabe-que, hasta que la atención del lobo gris Chris pasó al otro ser. Un pequeño chico con cuernos de venado, con pecas en sus mejillas y una adorable sonrisa, igual de atractivo y distintivo que el lobo.
Dejando tan en claro que eran extranjeros.
– Ow, están bien cómodos y se ven muy lindos. –refunfuñó la vaquita por lo bajo– Al cabo que no eran tan interesantes por conocer.
Los Alfas se miraron entre sí, negando con la cabeza mutuamente entre risas.
– Mejor vamos al salón. –San mencionó, tomando lo que quedó de su manzana para lanzarla al cesto de basura– Los otros nos están esperando ansioso por ti en un salón, Hwa.
– ¿Cuándo acordamos en reunirnos?
– Armamos un grupo hace poco. –dijo YunHo con simpleza– Queríamos verte todos hoy, así que dijimos que lo haríamos después del almuerzo en un salón cercano de los últimos años.
Seonghwa volteó a la pareja de gatos, algo le decía que estaba seguro que verse ahí era un plan de ellos.
– Está bien. –pero se resignó aceptando su destino– Vámonos entonces, muero de ganas por tenerlos encima otra vez. Quiero airear todos mis lazos mientras me miman, y yo a ustedes. Después los regañaré por no agregarme al grupo donde están.
Los Alfas asintieron con obediencia dirigiéndose al lugar acordado.
Quizás en el camino tuvieron miradas extrañas de los demás, todos pendientes y preguntándose ¿A dónde se dirigía un omega con cinco Alfas siguiéndolo por detrás?
Solo Seonghwa sabría la respuesta.
Y su vaquita emitió un mugido de gusto al saber que no sólo eran esos cinco Alfas que se veían, sino seis y un Omega.
Todos esperando ansiosos verse de nuevo y unidos por el destino.
Notes:
¡Gracias por acompañarme en ¡Moo! De principio a fin!
; ¡Cosas que ni el autor sabía sobre Moo⁰!
¡Hola! ¡Inauguro ésta sección con datos curiosos que no pude agregar bien en Moo o que pasaron desapercibidos! "૮₍ •⤙•˶
* ¿De dónde vino el nombre Moo?: No creo que sea necesario decirlo, pero se podría decir que soy malísimo con los títulos JAJA.
Ya luego cobró cierto sentido y me encanta que alguien desarrolló una teoría respecto a Moo² solo por el número 2 al final akdjks. Quizás va por buen camino en su teoría.
* ¿Como se creó la historia?: La historia se creó porque una vez estuve leyendo un au Yoonmin con Yoongi gatito y JiMin vaquita que le daba leche. Fue tan hot que pensé en Hwa con pelo rosa y dije uffas, necesito un fic así.
- ¿Se imaginan si este fic hubiera seguido la idea original en la que me basé y en vez de ser un harem ot8 hubiese sido solo un Sanhwa? El enemie to lovers que se hubiera creado solo porque San tuvo la osadía de extraer leche por lo hambriento que es 😋.
¡Incluso solo Yunhwa! Hubiera sido tan diferente, pero como una vez me molesté en un fic harem de San porque se agarró a todo ateez y solo se quedó con uno, no quise hacer lo mismo 👺.
* Yo no creo que la virginidad se demuestre con un sangrado.
En realidad, el sangrado de Hwa más bien se dio porque YunHo fue un bruto, más que por virgen 😭. Mi pobre wawa fue desgarrado por dentro por la nula preparación y lo torpe que es mi bebé cuernudo.- Además de agregar que también fue porque Yunyun la tiene demasiado grande para su pequeño huequito.
* La frase de Yunho en el capítulo de Seonghwa: "S-Siento su útero. El lugar de los cachorros" fue porque estaba obsesionado con Marea baja en el crepúsculo.
- Escuchar a Taejoo decir eso me enloqueció que quedó dando vueltas en mi, así que terminó aquí.* Ya lo he dicho antes, pero no estoy muy a favor de Mingi activo y YunHo pasivo. En realidad me gusta más el roll de Min como un bottom dominante y a Yun como un top sumiso, pero aquí Mingi león es tan akdkskdksls que no puedo verlo como pasivo, al menos no aún.
Quién sabe que pueda pasar en el futuro. ¿Quizás algún día pruebe ser el de abajo y le terminé fascinando? ¿Con quién creen que sería el muerde almohadas? 🫦
* Quise salirme de la personalidad que tienen los chicos como Idol, convirtiendolos en personajes únicos y originales para mi.
- A Yeosang encajando con las cualidades de un maltés cachorro meloso que muere si no le dan atención, a San y Wooyoung un poco ariscos, Mingi siendo tranquilo y Yunho demasiado ansioso, etc, etc.¡Sigamos con datos específicos de los personajes!
* Hong en un principio iba ser un Alfa de bajo rango, igual a Yeosang, pero después me tentó demasiado que 6 Alfas compartieran dos Omegas que terminé haciéndolo uno normal.
Además se me hacía extraño que hubiese una vaquita que fuese Alfa, y no quería otro toro en la relación porque sería problemático 😔. Me gusta el drama, pero no tanto.
* MinGi en un principio iba ser un perro, y en realidad iba ser el profesor Husky Kang, pero después me encantó la idea de hacerlo un león. Mucho más sexy y menos problemático para unirlo con Wooyoung.
¿Se imaginan el tremendo enemie yo lovers que hubiera sido? Wooyoung odiando con su alma al profesor canino Mingi, pero super enamorado de Yeosang maltés. No, se me hacía muy hipócrita skdkdk
- Siguiendo con el tema el profesor Kang aún no tiene un rostro definido el señor. Es solo un random más, aunque aveces me lo imagino como Kang Daniel, mi bebé.
* Wooyoung, naturalmente, tiene un mechón rubio naranjoso en su cabello. Representando las manchas de su gatito cálico<3. San adora ese mechón, estoy seguro que a Hwa también le gusta.
* Yeosang es el único alfa que anida de todos. Los demás son más "serios" a diferencia suya que es una ternurita que desde que se convirtió en Alfa tus instintos y cachorro lo tienen loco.
Al principio es alguien "frío", menea la cola, pero no le gustaba el contacto físico. Ahora que es un alfa, se muere si no le dan atención 1 minuto.
* A San le gusta lavar las tazas y los platos. Lo hace instintivamente sin que le pregunten.
- ¿Saben cuántas veces lavó las cosas o tiró la basura de los demás en este libro? Espero sus respuestas ^ ^ !
Manténganse saludables, coman bien, salgan a que les de el sol y sean inmensamente felices ^^!
Y sigan mi religión de Hwa vaquita rosa.
Pdta: A que no sabían, pero Seonghwa tiene un acento paisano, un tono de campo no tan marcado, empezó a perder su acento cuando se mudó a la gran ciudad.
Así que, sí retoman su lectura, probablemente podrían leer sus diálogos con el tono de applejack de my little pony. Les aseguro que tiene otra vibra
Chapter 19: Extra (Recuerdo 1: Yunho)
Chapter Text
Esto tiene lugar en el mismo tiempo que el capítulo 4.
Los Alfas no son los más inteligentes en cuanto a darse cuenta de las cosas, en realidad, le daban respuestas lógicas a algunas que son sentimentales, sin embargo, hay uno que otro que le cuesta demasiado encontrar una solución sin importa la lógica y lo sentimental, y empiezan a tejer un sin fin de posibilidades que rozan a las catástrofes.
Quizás por eso Yunho se encontró dando vueltas en el mismo tema mientras giraban en su lugar tratando de encontrar respuestas de que significaba todo lo que pasó.
Primero la desaparición de Seonghwa dos días estudiantiles, lo cual era demasiado extraño porque el Omega jamás faltaba a clases ¿Y de la nada cuando regresaba aparecía con un Alfa a su lado? Tal vez la respuesta del gato cálico sobre que encontró a la vaquita en los pasillos era verdad; eso significaría que su compañero no se encontraba del todo bien.
¿Estaría enfermo? Se preguntaba mientras el profesor dictaba su clase. Un resfriado, náuseas, gripe o algo mucho peor, aunque Seonghwa no se veía como alguien que acababa de enfermarse todo el fin de semana.
En segundo lugar estaba el mensaje de su profesor Song indicando que se vieran luego de clases para conversar. Yunho estaba seguro que solo sería algo sin importancia o algún documento que perdió que necesitaba corroborar con él, pero aún así se encontró sintiéndose nervioso mientras miraba la mesa.
Por último ¿Qué demonios era esa conversación del gato alfa sobre su relación con otro alfa y un beta?
Era extraño, antinatural y demasiado avanzado para su mente creada para lazos predestinados y la unión monógama de Alfa y Omega.
– ¿Yun? –un golpecito en su brazo le hizo dar un brinquito en su lugar para reaccionar. La vaquita rosa estaba llamando su nombre mientras se reía tímidamente por su susto– Lo siento ¿Estás tan concentrado en la clase?
El alfa parpadeó asintiendo con la cabeza, sin importar que su mente estuviera en cualquier lugar menos allí. Es más ¿En qué clase se supone que estaba? Se regañó por no prestar atención y regresó su foco al frente, mirando de lado a Hwa para saber que quería.
A pesar de saber que sería una tontería solo para hablarle.
– Esto es aburrido. –había mencionado Yunho con una risita. Miró de reojo al nuevo amigo de su Omega, el cálico que estaba recargando su cabeza en el banco con el máximo interés en la clase igual a la suya.
– Lo es. –Seonghwa abultó su labio sin verle a los ojos, eso se le hizo un poco raro, pero aún así escuchó su comentario– Me muero de hambre. Ansío tanto un postre.
– ¿Quizás una tarta de chocolate relleno de fresas con canela encima? –murmuró riéndose bajo por el rostro hastiado de la vaquita al imaginarse una de sus tartas favoritas.
– No despiertes mí apetito, alfa malévolo. –le dio un empujón con sorna relamiendo sus labios mientras sobaba su estómago.
Así la conversación se acabó y logró enfocar su atención en lo que quedaba de la clase.
Siempre, podría pensar en lo demás luego, ahora solo debía demostrar que estaba en el mismo nivel de conocimiento que su inteligente Omega.
A la hora de la salida el profesor aún no se había retirado del salón cuando Wooyoung fue el primero en guardar sus cosas e irse, mostrando sus ansías de adquirir conocimientos en su carrera.
Yunho había notado que el Alfa recibió un mensaje en su teléfono, pero no quiso detenerse a pensar quien podría haber sido, solo culminó en decir que era tan urgente como su velocidad de salir del salón.
Su Omega había mirado la dirección en la que se fue y tras mirarle solo subió y bajó sus hombros dejando en claro que tampoco sabía la razón de su apurada huída. Rieron por la complicidad y terminaron saliendo en calma lado a lado, caminando por los pasillos.
– Seonghwanie. –el Alfa se puso a su lado, hombro a hombro buscando la mirada de esos preciosos ojos redondos– Déjame acompañarte a la parada de tu autobús.
El Omega había tragado saliva de manera dura por su comentario, esquivando su mirada para ver a otro lado.
– No es necesario, puedo ir solo ésta vez.
– Insisto. –trató de ver su rostro y se encontró con que tenía los cachetes enrojecidos.
¿Quizás tenía fiebre? ¿Y por qué no se atrevía a verle a la cara?
– No será necesario. Enserio.
Yunho refunfuñó arrugando un poco su entrecejo. Odiaba de la misma forma que amaba ese lado terco que tenía.
– ¿Todo en orden? ¿Seguro que estás bien?
La mirada del Omega por fin se dirigió a sus ojos en todo el día y pareció volverse rosada en sus mejillas.
¿Sí era fiebre? Se preguntó, aumentando su preocupación, sus cejas habían dejado de unirse para verle.
– No es común que faltes dos días a la escuela. –agregó.
– Sí, solo... –estaba jugueteando con sus dedos mostrándose tímido, algo raro en él– Me vino el celo este fin de semana, por eso no vine el otro día tampoco. Me sentía débil.
Descartó cualquier anomalía y final desastroso. Seonghwa se veía sincero en lo que decía y eso permitió a su toro tranquilizarse un poco, aunque no del todo.
Porque dentro suyo bufaba sabiendo que sus quejas significaban un «por qué no ayudaste a tu Omega?» que le hacía dar un paso atrás.
– Oh... Debió ser duro. –no podía imaginárselo y si lo hacía su toro enloquecía dentro– Me alegra que ahora regresaras sano y salvo.
Retomaron la caminata por el pasillo, saliendo al jardín del instituto mientras Yunho apartaba los pensamientos obscenos de su mente.
Seonghwa era su amigo y compañero. Maldita sea. No podía estar pensando de esa manera.
¿Qué lo hacía diferente de todos esos alfas que la vaquita rosa pateaba? Nada, era igual de baboso y pervertido que todos ellos.
– La verdad estuve aburrido sin tus comentarios de que tenías hambre. –agregó entre risitas, incluso el contrario se rió también aliviando el ambiente que creyó un tanto pesado.
– Y tú... No viniste en la primera clase.
– Ah, sí. –hubo un matiz de vergüenza en su tono, recordar cuántas veces habrá apagado las miles de alarmas que se puso, a pesar de que sonaban fuerte a propósito.
Pero quien podía culparlo cuando tenía el sueño pesado por naturaleza y, lo chistoso de todo eso, es que Seonghwa sabía de ese defecto suyo y aún así asumía diferentes cosas (¿O quizás buscaba no avergonzarlo?).
– Se me hizo tarde así que decidió no entrar porque no entendería nada de lo que estaban hablando. –sonrió sacando su teléfono para ver la hora, encontrando un mensaje del profesor Song indicando que podían verse ya en x salón.
Maldijo internamente con la idea. Esperaba que demorara un poco más para acompañar a su Omega hasta la parada de autobús, pero parecía que no sería así.
– Ahora... Nuestro profesor del año pasado me llamó, así que debo ir a verle ¿Estás seguro que no quieres que te acompañe a tomar el autobús primero? Puedo decirle a mí profe que espere un poco.
– Estoy bien, es aquí cerca. –negó la vaquita con la cabeza en un tono dulce– Además, estás ocupado ahora. No es bueno hacer esperar a las autoridades.
A Yunho tampoco le sentaba bien hacer esperar a alguien como Song Mingi, y odiaba que su omega siempre tuviera la razón.
– Ugh, está bien. Pero mándame un mensaje apenas estés en tu casa ¿Bien?
– Claro que lo haré. Nos vemos.
Así, YunHo le dió una última mirada comprobando que todo estuviera en orden antes de correr al instituto de nuevo. Entre pasillos vacíos hasta el aula acordada.
Se detuvo unos momentos fuera de la puerta para regularizar su respiración, entrando con calma junto a su profesor favorito.
Mingi era uno de los alfas que más admiraba en su vida, quizás porque se trataba de un sangre dominante y depredador. Podía hablar con él aveces de cosas "Alfas" y ser entendido, a la vez que admiraba lo bueno que era con los números y palabras, tan elocuente y correcto que siempre sabía que decir en el momento ideal. Cada cosa que salía de su boca al dar clases te invitaba a prestar atención e indagar más porque te hacía amar su materia, y como un amigo, Yunho estaba seguro que era el mejor de todos.
Un ejemplo a seguir sin duda alguna. El mejor alfa del mundo que merecía un buen Omega que estuviera a su altura. Algo asi como una omega leona de sangre dominante.
El simple pensamiento le hizo tragar saliva y agachar un poco la cabeza, negando luego porque estaba llendose por las ramas.
– Estoy aquí. –al abrir la puerta el aroma a limpio de las aulas le da la bienvenida junto a su profesor.
– Te olí. –el mayor estaba apoyando su cuerpo contra el escritorio mientras veía el reloj en su muñeca. Tenía las mangas de su camisa arremangada dejando visible las venas marcadas de sus brazos, unos anteojos de pasta negra sobre el puente pronunciado de su nariz y vaqueros oscuros ajustados en sus muslos– Ven, siéntate. No tomará mucho tiempo.
Con un gesto de su mano Yunho acudió a su pedido obedientemente hasta un asiento en frente, y a pesar de haber hablado miles de veces con Mingi, no significaba que los nervios se irían de su cuerpo cuando estaban cerca y solos.
– ¿Para qué me citó?
– Tengo una propuesta que hacerte, algo que podría agradarte. –menea sutilmente sus dedos mientras no le quita sus pequeños y dulces ojos de encima. Yunho da todo de si para no interrumpir el contacto visual aunque se sienta pequeño ante sus iris oscuros.
– ¿Sí?
– Me gustaría que apliques para la ayudantía de tercer año.
– ¿Ayudantías? –un signo de pregunta se instala encima de su cabeza mientras una sonrisa sutil surca en la boca del león.
– Como sabrás, en cada año se realizan tutorías con alumnos avanzados de la institución. –explica con calma sin abandonar su posición– Estos semestres también me encargaron a los chicos de tercer año y he de decir que estoy decepcionado de sus rendimientos académicos. –arruga el entrecejo mientras cierra los ojos con un meneo a los lados de su cabeza. El toro evita reír tapandose la boca con sus dedos– Son incapaces de seguir mis demandas al pie de la letra.
– Usted siempre es un profesor bastante exigente.
– Exijo lo que sé que pueden dar como estudiantes universitarios. No están en la secundaria para seguir bromeando y hablando solo sobre sexo pensando que su procrastinación igualmente será apremiada. –rueda los ojos liberando un suspiro volviendo a enfocarse en Yunho– En fin, no era a lo que venía a decir.
– En su semestre con Seonghwanie tuvimos complicaciones. Yo más que nada. –interrumpió al otro– ¿Y ahora pretende meterme como tutor?
– Recuerdo tu desempeño, Yun. Tus exámenes eran increíbles, encontrabas las respuestas a las actividades que daba y utilizabas las fórmulas justo como eran necesarias, aunque uno que otro resultado variaba que fue lo que te quitó puntos, pero son detalles mínimos. Además, eres responsable, si quitamos tus tardanzas eres excelente.
– Sí… –murmuró esquivando la mirada mientras rascaba su nuca nerviosamente. Para su orgullo de alfa dominante no ser el primero de la clase aveces le avergonzaba– Como dije... No era el mejor de la clase, ese era y es Seonghwa.
– Aún así logras comprender las consignas de forma tan eficiente que los alumnos actuales no lograron, tienes una buena disciplina y cerebro. Además, tienes la habilidad nata que nos caracteriza hipotéticamente a nosotros los alfas, el habla.
Yunho volvió a ver a su profesor con clara confusión en su expresión.
– ¿En serio?
– Sí. –un sutil meneo de su cabeza en asentimiento le devuelve la atención completa– Y es precisamente por eso que pensé en recomendarte para el programa de tutorías.
– No lo sé. Esto es algo nuevo para mí. ¿Se lo dijo a Seonghwa?
– Me hiere admitir que lo hice, el año pasado. –admitió poniéndose de pie colocando su peso en un pie– Entiendo tu rostro ¿Un alumno de tercero ayudando a sus propios compañeros? He de decir que si yo fuera el director de esta facultad, yo mismo le entrego el título en mano a Park ahora mismo, porque aprende rápido y es sumamente inteligente que no necesita más años aquí. Sin embargo, en cuanto a las tutorías, rechazó mi propuesta. –Yunho no pudo evitar sonreír. Otra de las personas que también admiraba mucho era Seonghwa.
El omega era tan perfecto que encajaba perfectamente en su rasgo dominante. Podía admitir en voz alta qué Seonghwa era mucho mejor que él, un Alfa sangre pura.
El sentimiento de sentirse menos llegaba peor, pero no podía desprestigiar el trabajo de Seonghwa solo apuntando a su jerarquía. Yunho siempre fue un falso dominante y la vaquita era genial desde antaño, por eso hablar sobre sus sentimientos hacia el Omega era... Vergonzoso, por no decir humillante.
¿Un don nadie con semejante semental? Sonaba cómico.
– ¿Le rechazó?
– Ya lo conoces. –Mingi se cruzó de brazos con esa sonrisa orgullosa en su rostro al hablar de su alumno estrella– Park solo quiere trabajar en el negocio familiar una vez que termine con todo esto. No le interesa la experiencia ni ayudar a otros de bajo rendimiento.
– Seonghwannie tiene su meta clara y fija. –brinda una risita– Debí saber que no aceptaría algo como eso aun cuando incluyera dinero.
– Admiro eso de él, no alejarse de la meta que se colocó él mismo, sin importar las dificultades en el camino. Me recuerda a mis tiempos de juventud.
– Tampoco es que estuviera tan viejo, profe. Apenas tiene 4 años más que yo. –soltó una leve carcajada ante las cejas unidas del otro alfa mirando en su dirección– Y… a todo esto ¿Eso sería como un voluntariado? Las tutorías, me refiero.
— No del todo. –negó con la cabeza con suavidad– Obviamente entras por voluntad propia, pero debes tener una instancia de evaluación para corroborar que eres apto. La universidad paga a los tutores por hora de cátedra dadas. No será una fortuna, pero te ayudará a cubrir algunos gastos, quizás ahorrando inteligentemente puedas adquirir un vehículo para venir hasta acá, o costear un departamento más cerca de la facultad, incluso un hotel, así no tienes que dormir en la estación de tren.
– ¡Eso solo pasó una vez! –Yunho bufó altamente sintiendo las mejillas rojas por la pena, mintiendo con descaro ante la risa de su profesor.
Por supuesto que no fue la primera vez que dormía en la estación de tren cuando se le pasaba el último que lo llevaba a casa. Acompañar a Seonghwa hasta la parada de autobús significaba que aveces llegar a la estación a tiempo era imposible, pero no reprocharía su propia decisión de acompañar a la vaquita por nada del mundo.
Amaba la rutina de caminar juntos un par de cuadras mientras conversaban de diferentes cosas.
Así también, recostarse en los asientos acolchados a la espera del amanecer se volvió algo común, durmiendo en la estación porque era demasiado orgulloso para pedirle ayuda a Seonghwa, y gastar más dinero del que tenía en una habitación no era una opción.
Fue así que en una ocasión Mingi estuvo pasando por allí y lo vio dormitando en un asiento.
Por supuesto se ofreció llevarlo a casa y Yunho aceptó por cortesía (además que el león había insistido demasiado y casi lo llevaba a las rastras ), pero desde entonces prefiere no abusar del buen gesto de Mingi, ni perderse el tren para evitar esos problemas.
– El punto es, te ayudaría demasiado. –retoma el mayor sonriéndole con sus dientes de colmillos pequeños– Además, suma puntos de experiencia. El renombre de tutor se ve muy bien en el currículum. Especialmente si te interesa algún día liderar equipos o trabajar en gestión financiera.
– ¿Y si los estudiantes terminan sabiendo más que yo?
– Entonces significará que hiciste un excelente trabajo sin esfuerzo alguno e igual se te pagarán las horas. –las manos del león se apoyan sobre la mesa de Yunho, apoyando sus antebrazos en una distancia corta con su rostro. Yunho alejó el rostro instintivamente– No estarás solo. Me tendrás a mí para alguna mano extra que necesites.
Desde esa distancia podía sentir el sutil olor de Mingi, el chocolate se instaló en su nariz junto al whisky qué mareo un tanto sus sentidos y tuvo que dar todo de si para no saltarle al cuello a aspirar más o hacer el suyo a un lado como un omega en celo.
Era muy muy pocas veces en las que podía percibir ese olor embriagador y tan exquisito que se sentía bendecido de tener un buen olfato.
Sin embargo, hacer algo era indebido y desubicado, así que solo tragó saliva calmando al toro que bufó de gusto en su pecho sin quitar el contacto visual.
– Está bien. Lo intentaré.
— Bien. –su sonrisa se ensanchó alejándose, fue allí que Yunho sacó el aire que ni él mismo sabía que estaba reteniendo– Pasaré tu nombre a la oficina para que te informen que fecha se harán los evaluativos. Ah, y por cierto… –se devolvió a mirar al toro– Escuché de metiche por ahí que su profesor de economías planea hacerles un examen sorpresa en dos semanas. Yo que tú me preparo bien.
– ¿Así que traicionas a tu gente por un alumno? –dice entre risitas sacando el teléfono de su bolsillo al sentir que había vibrado.
– ¿Entonces me molesto en advertir y me tratas así? –coloca su diestra sobre su pecho ofendido– No volveré a tomarme la molestia.
Yunho río un poco más fuerte.
– No dramatice, agradezco la advertencia. La verdad es que estaba un poco flojo en eso, ahora veo que tendré que enfocarme más. –alzó una de sus cejas con una mirada pícara al mayor– ¿No me ayudaría usted con eso?
– ¿Después de ser ofendido así? –arrugó los labios cruzandose de brazos con sus labios pomposos apretados en un mohín– Tendría que pensarlo.
– Amaría que fuera mi profesor, extraño tenerlo. Este semestre fue aburrido sin usted. –le sonrió mirando por fin la pantalla de su teléfono notando de quien se trataba el mensaje– Oh, Seonghwa me envió un mensaje. Espere un momento
– Tu chico, claro. –cuando Yunho terminó de enviar un mensaje cruzó su mirada al mayor quien le guiñó un ojo haciéndole avergonzar mucho más.
– Seonghwa no es mí... chico.
Y también dudaba que lo fuera. Le llegó otro mensaje y le contestó rápidamente.
La vaquita estaba indicando que aun no había regresado a casa, sino que se encontró con un alumno al que se dedicó ayudar.
Eso le extrañó, pero le agradaba saber que Seonghwa estaba a salvo en un lugar seguro.
– ¿Planeas declarartele pronto? –la voz de Mingi interrumpió su mensaje, girando el cuello rápidamente hacia su dirección con las mejillas ardiendo con la idea– Llevas dando vueltas en ese asunto hace tres años.
– ¿Bromeas? –un tono tosco abandonó su boca– Seonghwa es un maldito Omega sangre pura, viene de una familia de granjeros conocida en la ciudad, sin contar que es muy inteligente y además es el más hermoso de este instituto ¿Por qué saldría con alguien como yo?
Mingi había arrugado su ceño bastante, disgustado con su respuesta. Yunho le esquivó la mirada volviendo a su teléfono como si así Seonghwa pudiera salvarlo de esa situación.
– Solo somos buenos amigos. –prosiguió actualizando su bandeja a la espera de que la vaquita le indicara qué debía pasarle– Nos entendemos bien. Ya sabes... Compartimos el amor al campo, me gusta ir a su departamento a estudiar y aveces salimos a beber juntos. Nada más.
– Si tu lo dices. –el león evitó el contacto visual, cruzandose de brazos.
El toro de Yun se enfurecio cuando el leve olor en el aire desapareció, pero ignoró su malestar.
– Es enserio.
– ¿Qué dice Seonghwa de todo esto?
– Oh. –volvió su vista hasta su profesor– Dice que necesita mis notas para ayudar a un alumno de segundo año.
– ¿Segundo año? –Mingi evitó negar con la cabeza por la pregunta obvia que hizo la cual Yunho no entendió, evitando insistir más.
– Dice ser un lindo toro de cuernos pequeños, un alfa sin duda. –no le agrada la idea de que Seonghwa éste con otro alfa, pero confía en la vaquita así que calma cualquier malestar– Tiene inconvenientes con el trabajo final que usted les encargó.
– ¿Toro de cuernos pequeños?
Mingi intenta hacer memoria de sus alumnos y hay alguien que entra en la descripción perfectamente, aunque no se trataba de un toro de cuernos pequeños, sino una vaquita qué fingía ser un Alfa de bajo rango.
"Quizás es ese" piensa, aunque la idea le da más dudas que respuestas pues su estudiante es una persona inteligente. Se atreve admitir que es el único que entendió la tarea encargada, entonces ¿Por qué le pediría ayuda a Hwa?
¿Qué traía entre manos?
– Listo. –Yunho bloquea el teléfono guardando el aparato en su bolsillo y volviendo su foco en el león– ¿De qué estabas hablando?
Cualquier preguntar en la mente del otro alfa se disipó, prestando atención al toro.
– Mira, cariño. –se acercó más hasta él. Yunho tuvo que alzar su mirada para verle desde su asiento– Te lo diré una sola vez y espero te quede claro.
– ¿Sí?
– Eres un sangre pura como yo. Eso te pone encima de un pedestal ante los ojos de los demás. Nos coloca encima de la pirámide en la jerarquía, pero eres tú el que debe demostrarle al mundo que mereces estar allí arriba.
– ¿A qué viene eso?
Los brazos del Alfa mayor se cruzaron en su pecho mientras se agachaba un poco más, sus ojos estaban fijos en los suyos y se volvieron amenazantes.
Song Mingi lucía como un jodido depredador enojado.
– Que no voy a tolerar que te tires abajo de la pirámide por cualquier espécimen en ésta tierra.
Yunho se sintió cohibido, hasta casi se hace más pequeño en su lugar sin saber que contestar. Al menos la mirada de Mingi se suaviza luego.
– Eres fuerte, inteligente, valiente y audaz. Tienes habilidades impresionantes y no estás mal en cuanto a tu personalidad y físico. Saca provecho de todo eso y comete al mundo entero.
Asintió tímido con la cabeza y recibió caricias sobre su pelo del león. Le hace suspirar y cerrar los ojos al contacto, casi ronroneando al mimo.
Al aspirar otra vez, esta vez con su nariz casi en el pecho de su profesor sintió otro aroma en él.
– Hueles a rosas. –dice por lo bajo apenas entrecerrando los ojos por las caricias en su cabello.
– Un Alfa entregó un ramo de rosas blancas a un estudiante omega mío luego de que rindiera su primer examen.
– Oh.
– Daniel no estaba muy feliz con que interrumpieran su clase así que me pidió confiscar las flores o él las hubiese arrojado por la ventana. –dio una risita sin dejar de rascar la cabeza del toro cerca de sus cuernos casi haciéndole gemir de gusto.
– ¿Te las hiciste quedar?
– Por supuesto que no. –Yunho ladeó el rostro cuando rascó una zona correcta en su cabeza que le producía cosquillas– Se las entregué a la Omega cuando la clase acabó.
– Aún no entiendo cómo es el profesor favorito de algunos. –recordó a Seonghwa con eso e hizo reír a Mingi.
– Kang solo quería hacerse pasar por un policía malo, pero es una dulzura cuando lo tienes como compañero. Ni decir lo ruidoso que se vuelve cuando entra en confianza. No sabes lo escandaloso que es en la sala de profesores, hablando hasta por los codos de su esposa e hijos también husky. Aveces imagino lo caótica qué será su casa y me da dolor de cabeza.
El toro rio más con eso. Si tan solo Wooyoung supiera que tenia razón en su teoría...
Pensar en ese alfa le trajo un sentimiento revoltoso en su estómago, ¿Cómo siquiera era posible que Seonghwa pudiera ser su amigo cuando siempre fueron ellos dos?
– Usted...
Las palabras se atoraron en su garganta y Mingi se encontró agachandose más para verle el rostro y oír.
– ¿Qué pasa, pequeñito?
El contrario esquivó su mirada sin responder, sintiéndose apenado de repente.
Hablar de sus inseguridades no era algo que hacías con un profesor.
Mucho menos con el que te gusta.
Mingi le sonrió de lado con dulzura.
– ¿Te siguen gustando las flores, lindo alfa?
El toro se había sonrojado con fuerza mientras negaba con fuerza.
– Los Alfas no reciben flores.
– Eso es cierto. –Yunho quiso cerrar los ojos otra vez cuando las caricias sobre su cabeza retomaron su ritmo– Aún así, no significa que no puedan gustarte. El día que te recibas tendré un enorme ramo de flores para ti junto a tu diploma.
– No haga eso, sería vergonzoso.
– Lástima que no soy un omega. –la confesión le hizo abrir los ojos para verle confundido. El león estaba mirando su cabello y acariciando sus cuernos– Si lo fuese me hubiera encantado poner flores en ti. Te verías hermoso con margaritas y girasoles enredados en tus cuernos.
– Song...
– Una imagen digna de una obra de arte. La llamaría “la inocencia del alfa”. Te regalaría flores todos los días con tal de que me permitieras ponerlas en tu pelo y cuernos.
Yunho sonrió negando con la cabeza con la idea sin decir nada más, bastante apenado para responder o contratacar, solo dejándose llevar con las caricias.
Pensando en lo increíble que sonaba la idea de Mingi como su pareja.
– Yun.
Un suave llamado le hizo abrir los ojos medio adormilado para ver a Mingi con su mirada en calma.
– Mereces todas las flores del mundo, pequeñín. No olvides eso. No solo los omegas reciben ramos.
– Trataré de tenerlo en claro.
Aunque era difícil de aceptar el destino y una parte suya anhelaba tanto ser un Omega. Quizás así las cosas hubieran sido más sencillas para él.
Tal vez así recibiría ramos de flores solo por existir. Así no condenaría su falta de inteligencia o capacidad de entendimiento.
Y quizás, siendo un omega, tener sentimientos por un Alfa no sería una condena y puerta abierta al destierro y el sufrimiento.
Pero era un Alfa, el más fuerte y hermoso de todos, ese sería su destino para siempre y no tenía como cambiarlo.
– Lástima que no es un Omega.
«ni usted, ni yo»
– Aunque, no se lo digas a Seonghwa, pero me gusta mucho ser Alfa. Si tuviera un celo como ellos creo que me volvería más loco de lo que estoy.
Yunho río.
– No se lo diré. Su secreto queda guardado conmigo.
Al menos Yunho era feliz con pequeñas cosas como esas, con caricias en su cabello de su mayor, deseando entre cada una que duraran para siempre.
O que todo cambiara.
Chapter 20: Extra II (Recuerdo: San)
Chapter Text
Dulce y torpe minino. Esto se da al final del capítulo 5.
En el hermoso día, con el sol ocultandose en el ocaso, tratar de tener ánimos para volver a casa es algo difícil de conseguir.
Los Alfas son criaturas fuertes y atlética, o eso es lo que suele decirse de ellos porque San, un normal Alfa, no le gustaba para nada el deporte.
Le gustaba verse bien y tener músculos, claro, pero el proceso para conseguirlo era demasiado tedioso.
Su minino era demasiado flojo para establecer una rutina de ejercicio, entonces acostumbrarlo a la serie que estaba obligado hacer en la universidad era todo un reto.
Al menos puede alzar el pecho orgulloso al saber que completó todo el circuito y admirar el atardecer mientras toma aire en una banca.
Sus pensamientos, automáticos, se dirigen hacia Wooyoung y en lo cómodo que estará en la cama compartida que tienen justo ahora porque su clase acabó hace horas. Probablemente estaría viendo ese reality show de famosos que le fascina, criticando en voz alta mientras come papas fritas.
La idea le hizo reír corriendo un mechón húmedo de su cabello lejos de sus ojos.
– ¡Tu!
Un par de pasos fuertes le llamaron la atención junto a una voz molesta. Al voltear se encontró a Seonghwa qué pareciera salir de una persecución. Tenía las mejillas rojas y una capa de sudor en su rostro, sin decir que parte de su ropa estaba mal acomodada lo cual intentó disimular arreglando lo mejor que pudo.
Parecía alguien que acababa de tener una travesura entre pasillos y aulas.
Su gatito despertó curioso alzando la nariz y la cola, pero al aspirar el aire no encontró hedor ninguno a Alfa o algo raro en su organismo, en realidad no olía nada más que una sutil manta de vainilla.
Eso, de cierta forma, le hace calmar.
– ¿Qué ocurre, vaquita?
– Te exijo que me hagas un favor. –sacó del bolsillo de su pantalón con torpeza un teléfono y casi se lo tiró en las manos para entregárselo– Lleváselo al dueño, se lo olvidó en la biblioteca.
– ¿A quién? –observó el aparato, pequeño y con una carcasa blanca con detalles sobresalientes de uvas en un patrón uniforme.
– Kim Hongjoong. –limpió una de sus mejillas alejándose del Alfa sin más que decir.
– ¿Quién?
El nombre no le sonó en primeras instancias y se escandalizó cuando Seonghwa se había dado media vuelta retirándose de la escena.
– ¡Espera, vaquita! –estiró su mano para sostenerlo, pero el omega huyó rápidamente apresurado el paso, casi corriendo lejos de la institución mientras se tocaba el pecho– ¡Ni siquiera lo conozco! ¿¡Cómo sabré quién es!?
La vaquita giró el rostro en su huida para responderle.
– ¡Ese no es mi problema! ¡Solo encárgate de eso, eres un alfa!
Soltando una exhalación alta San quedó anonadado en la entrada de la universidad viendo a Seonghwa correr lejos dejándolo con una misión que ni él sabía cómo cumplir.
Miró el aparato en sus manos y soltó el suspiro más largo que pudo junto a un gruñido hastiado ¿Cómo entregaría algo que no sabía de quien era? ¿Qué demonios hacia Seonghwa dentro de la universidad si su clase terminó hace horas? ¿Por qué tenía el teléfono de otro estudiante?
Al desbloquear la pantalla el cielo se iluminó frente a sus ojos (casi literalmente porque tenía demasiado brillo) porque el dueño del celular tenía una foto suya en su fondo bloqueo.
Un lindo joven de cuernos pequeños y el cabello partido en dos colores de manera casi perfecta sacó una selfie desde arriba usando lentes cuadrados de tonos dorados. Había un sutil carmín en sus mejillas y su ropa era blanca.
Lo conocía de vista, sabía que se trataba del compañero y amigo de su lindo maltés, solo que jamás habían interactuado y Yeosang no solía hablar mucho de él.
Aunque, de hecho, Yeosang no hablaba con frecuencia a menos que se lo preguntaran, así que no le sorprendía.
– ¿Qué mosca les picó a estos dos? –había murmurando secando el sudor seco de su rostro tratando de idear un plan que no le llevara mucho tiempo porque ansiaba estar con Wooyoung pronto, hasta que algo se le ocurrió y puso sus pies en marcha a la misión que llamó:
Arreglar problemas de manchas rosas.
Su lindo novio tendría que esperar por él un poco más.
Encontrar la ubicación del chico cabello oreo y pequeños cuernos sin filo fue tarea sencilla (todo gracias a su pequeño cachorro Yeosang que estuvo activo en esos horarios y le envío la información que necesitaba). Así, San se encontró frente a una puerta blanca en un departamento ostentoso.
No estaba lejos de la universidad, pero tampoco cerca como Seonghwa, no lucía como un lugar caro, pero las decoraciones en la entrada y entre los pasillos eran bastante agradables a la vista.
Al menos agradecía que hubiera un pequeño estacionamiento en la parte trasera del edificio donde logró estacionar su motocicleta sin problemas.
Antes de tocar la puerta vio una vez más que fuera la ubicación correcta junto al nombre completo del chico.
Kim Hongjoong, amigo y compañero de clases de Yeosang, alumno de segundo año en economía y finanzas y, según el maltés, era de los mejores de su clase.
¿Qué demonios tenía que ver él con Seonghwa?
Tocó la puerta alejándose unos pasos, pateando una piedra invisible a la espera de ser atendido. No sabía si lucía decente, intentó peinar sus cabellos en el camino, pero dudaba que se vieran correctos, además seguro olía a sudor, pero quería desocuparse rápido sin que Wooyoung preguntara porque demoraba tanto.
Tuvo que tocar la puerta otra vez con un poco más de fuerza al no tener respuesta, frustrado con la idea que no hubiera nadie allí y regresar otro día.
Sin embargo, le recibió un golpe de feromonas sabor a vainilla y rosas blancas de un jardín cuidado apenas la puerta fue abierta. Como si alguien le diera un empujón que puso a su Alfa alerta.
Aguantó un poco la respiración para que su gato no alzara el lomo y agrandara las pupilas en un instinto natural, encontrando al dueño de la casa vestido de un camisón grande y desacomodado que dejaba a la vista su hombro derecho. Tenía el cabello revuelto por todos lados y unos shores enormes hasta sus rodillas.
Sobre su cabeza los pequeños cuernos sin filo junto al carmín que adornaba sus mejillas y por debajo de sus pequeños ojos.
Un Alfa débil sin duda alguna.
– ¿Un Alfa? –el pequeñín le ladea el rostro con duda, tiene las mejillas sonrosadas y rojo suave bajo sus ojos como quien ha estado sin dormir varios días.
– Uhm, buenas tardes. –inclina su cuerpo en una reverencia– No nos conocemos, pero-.
– Claramente no te conozco. –interrumpe Hongjoong con un tono acusador cruzando los brazos contra su pecho, optando por una postura que lo hiciera ver más grande de lo que era– ¿Qué trae un Alfa a mi casa? No estoy interesado en comprar nada y si te has enterado de algo no estoy disponible.
– ¿Perdón?
El joven sujetó el dorso de su puerta mientras arrugaba el entrecejo, amenazando por cerrarla.
– Si vienes por algo más te aseguro que no me interesan los machos Alfas. No estoy para cumplir favores a los demás, mucho menos el día de hoy.
– Creo que estás confundiendo las cosas. –intentó agachar la cabeza en señal de sumisión, un gesto que se empleaban entre alfas para no atacar al otro ni hacerle sentir que está inrrumpiendo en su territorio.
Sin embargo el contrario no estaba acudiendo a su sutil gesto cortés.
– Entonces si eso es todo, largo. –alzó más la voz apretando la puerta en sus manos– Tengo muchas cosas que hacer.
– ¡Espera!
La puerta quiso ser cerrada de un solo golpe, pero San fue más rápido y logró colocar su brazo sobre la madera para luego empujarla con toda su fuerza. La entrada se abrió por completo en un sonido estruendoso y el pequeñín fue empujado hacías atrás ante el impacto.
Justo a tiempo el gato negro lo sostuvo por debajo de sus axilas antes que cayera al suelo por el tropezón de sus piernas. La piel del contrario quemó entre sus dedos y desde allí podía aspirar la vainilla junto a las flores blancas.
Olía a puro, inocente y suave igual a un postre de esos que puedes comer sin empalagarte.
La boca de San se le hizo agua instintivamente reconociendo el llamado al apareamiento que rodeaba su pequeño cuerpo.
– ¿Un omega?
Hongjoong parpadeó para verle, había estado fingiendo que no entró en su primera etapa de celo todo este tiempo, pero cuando un lindo y robusto Alfa lo sostiene como si fuera una muñequita y lo embriaga con su olor a sudor y feromonas agotadas, su vaquita se vuelve loca poseyendo su cuerpo por completo en un débil gemido.
– Alfa... –emite un murmullo que es similar al ronroneo de un gatito, acercando su rostro al del San para aspirar por su naricita– Hueles a bayas, es dulce. Me gusta mucho.
Una vaquita estaba en celo y olía su cuello.
En un principio San se lo dejó pasar, creyendo que su propio aroma podía calmar a Hongjoong un poco, aprovechó de cerrar la puerta mientras le acariciaba el pelo dejando que el pequeñín olisqueara más sus feromonas, pero el omega empezó inhalar muy fuerte mientras emitía gemidos bajos contra su oído, estremeciéndose entre sus dedos como gusanito.
Le trajo recuerdos nada agradables que incluía una vaquita omega dominante color rosado enojada que casi lo asesina con sus puños por ser un buen samaritano, así que usó su fuerza de voluntad para empujar a Hong sobre su sofá.
No podía hacer eso con un desconocido... No otra vez.
– Estas en celo, Hongjoong. –le sostuvo por sus mejillas y el omega se sujetó a sus brazos mientras le veía, tenía el rostro caliente y las pupilas expandida, sus feromonas tampoco dejaban de salir– ¿Donde están tus supresores? No puedes seguir así.
– No los necesito cuando tengo un Alfa conmigo. –lo enrolló con los brazos acortando la distancia entre sus cuerpos y rostros aún más, jadeando contra su boca mientras sus ojos no dejaban de verlo con deseo– Puedo ronronear para ti si gustas de un gatito que te obedezca. Soy bueno obedeciendo, Alfa.
– ¡Hey, no!
San se alejó de un manotazo logrando que el omega cayera sentado sobre el sofá. Hongjoong quiso llorar por la brusquedad empleada y el Alfa aprovechó de correr en búsqueda de algún sitio donde un omega podría guardar sus supresores, así que indagó por encima algo que luciera similar.
Seonghwa dejaba sus supresores a la vista sobre un almacén de la cocina, pero este omega no parecía pensar igual.
Se encontró revolviendo cosas en la cocina con la nariz tapada por sus dedos cuando escuchó un alto sollozo en donde había dejado al bajito, se apresuró en encontrar las píldoras para regresar a la sala encontrando a Hongjoong lloriqueando mientras tapaba su rostro ya mojado con las manos.
– Hey, omega. –se acercó agachándose a su altura con suavidad agachando la cabeza. Las lágrimas empapaban sus mejillas y trataba de limpiarlas con el dorso de su manita inútilmente– ¿Te lastimé? Lo siento mucho si fui duro. No quería hacerte daño.
– ¿No soy bueno para ti? –ahogó un hipo alzando la vista, dejando libre uno de sus ojos húmedos y parte de su rostro rojo por el llanto.
– ¿De que hablas?
– ¿No soy bueno? ¿No soy un buen Omega? –moqueó sin parar de derramar lágrimas tapando de nuevo su rostro– ¿Es por mi estatura baja, mis cuernos pequeños o manchas en todo mi cuerpo? ¿No son agradables? ¿Mi aroma no es dulce?
Las gotas que corrían por sus cachetes y trataban de ser limpiadas logró que el maquillaje se retirara una vez que quitó las manos de su cara, luciendo el sin fin de marcas uniformes amarillitas en sus mofletes.
Las manchas de vaquita se hicieron notar cada vez con más nitidez y el alfa sintió a su corazón galopar en su pecho al verlas.
Se sintió cautivado por una hermosa vaquita que pataleaba en el sofá como un niño que acababa de ser regañado, aquel que liberaba su esencia para que cayera en la trampa y lo había atrapado en su red de manchas amarillas y lágrimas de cocodrilo.
Ni siquiera hizo falta que oliera sus feromonas para querer mimarlo.
– Cálmate. –le acarició el antebrazo con suavidad sin dejar de tapar su nariz– No eres feo para nada. Tu aroma es delicioso y eres hermoso, vaquita.
– Entonces ¿por qué no me tomas? –lloriqueó más fuerte moviendo sus piecitos con el Alfa entre medio de sus piernas– ¿Por qué mi olor no puede llamarlo? ¿Por qué es tan débil?
El gatito lo fue empujando de a poco en el sofá para que se recostara, estaba seguro que al omega le dolía ésta faceta y estaba cegado por su celo. El calor una seguir subiendo si seguía sufriendo así que no pudo evitar ayudarlo.
– ¿A quien deseas tener justo ahora?
Hongjoong tapó su rostro de nuevo sin dejar de llorar, aún estaba rojo cual manzana por el esfuerzo empleado y sus pies se sacudían levemente de arriba abajo ahora en el sofá.
– Quiero estar con vaquita otra vez.
– ¿Vaquita?
El omega asintió con el rostro mientras seguía sollozando como un bebé.
– ¡Mis feromonas no pueden alcanzarlo! ¡No pueden! ¡No soy agradable para él! ¡No somos compatibles! ¡No alcanzan! Ni siquiera puedo lograr que Alfa me tome.
– Omega. –dejó de respirar para mostrarle un supresor frente a sus ojos, una pequeña pastilla color rosa que hizo llorar más fuerte a Hongjoong con solo verla– Tómate esto y yo te haré sentir bien. Llamaré a vaquita también una vez que lo hagas ¿Sí? Sé un buen chico y haz caso a lo que alfa te pide porque serás recompensado como un buen omega, te lo prometo.
El omega hizo caso mientras sorbía su nariz mientras las gotas aún caían silenciosamente por sus ojos, abriendo la boca para tomar el supresor que sabía a menta. San se apresuró en buscar su bolso dónde sacó una botella pequeña de jugo.
– Ten, pásalo con eso.
Hongjoong ya no tenía la pastilla en su boca, era hábil tragando sus píldoras, pero aún así dejó que San lo mimara tomando del jugo de uvas en un popote naranja, sorbiendo entre ligeros temblores producto del llanto.
El Alfa quedó a su lado en el suelo, acariciándole la cabeza y checando que la temperatura de su cuerpo volviera a la normalidad en todo momento. Amortiguó sus piernas por estar en la misma posición por largos minutos, pero se alegró de que los ojos de la vaquita volviera a la normalidad una vez pasado cierto tiempo.
Las feromonas a vainilla aún seguían revoloteando en el aire, pero ya no eran tan intensas como antes. San sintió que podía volver a tener el control de su gato y suspiró de alivio cuando logró respirar con normalidad otra vez.
El omega sobre el sofá sorbió su nariz sintiéndose avergonzado cuando recuperó el juicio. A San se le hizo adorable ver cómo su cordura iba apareciendo junto a un rubor en sus cachetes manchados.
– Lo siento por mostrarme así. –jugueteó con la botellita de jugo, dejando que el frío recipiente enfriara sus dedos, sin animarse a mirar a los ojos al contrario– El celo es... Espantoso. Me pone demasiado llorón con cualquier cosa que pasa. Juro que no soy así, no me gusta llorar.
San dio una risita pequeña con ternura. De cierto modo, el omega ahora lucía como un lindo tomate rojo y, aunque quiso molestarlo un poco, dejó el asunto para otra ocasión.
– Está bien. Está en sus genes de Omega. Las hormonas logran que se pongan en estado maternal o de bebés, igual que a nosotros nos pone de mal humor.
El bajito asintió con la cabeza sin más que decir, colocando la botella contra su rostro como si pudiera ocultarse o desaparecer completamente con eso, a medida que iba repitiendo lo que pasó en su mente como un bucle sentía que quería hundir la cabeza sobre la tierra con más intensidad.
– Olvida que viste todo eso.
San río asintiendo con la cabeza con una mano en alto igual a un juramento.
– Olvidado.
– Haz como si nunca hubiera dicho nada. –Hongjoong le dio una mirada de advertencia, sentándose en el sofá con las piernas cruzadas y ojos entrecerrados, tomando de nuevo su postura dominante– No estuviste aquí, no me viste así.
– Hecho.
– Incluso... –sus uñas golpearon la botella de plástico mientras tragaba saliva, invitando a San a sentarse en el sofá, quien gimió de dolor por sus piernas– Por favor no me veas como un Omega.
La petición le tomó por sorpresa, pero no le extrañó del todo.
– ¿Debo seguir pensando que eres un Alfa de bajo rango? Suena sencillo.
Después de todo tenía la pinta, si no hubiera olido sus feromonas San seguiría pensando que estaba en presencia de un alfa de toro con cuernos pequeños.
– Por favor. –suplicó mirándolo a los ojos esta vez– No quiero que nadie sepa que soy una vaca. Esto debe quedarse aquí. Nadie de la universidad o fuera de ella debe saber que soy una vaca.
– Lo prometo, no te preocupes. –alzó su mano de nuevo en un juramento, sonriendo sin enseñar los dientes hasta mostrar sus hoyuelos a cada lado de su boca– Nadie se enterará, al menos no por mi boca, que estuve aquí o que te vi de este modo. Solo vine al hogar de un Alfa de cuernos pequeños, me invitó a pasar y luego me regresé a casa.
Hongjoong tragó ese mal sabor en su boca con un sorbo más del jugo. No negaría que estaba un poco nervioso que San soltara la sopa a todo el mundo y al otro día todos lo vieran desde arriba como si fuera un bicho raro.
Sin embargo, su omega estaba confiando y se había recostado boca arriba mientras dormitaba al rededor del bosque de frutas silvestres. Eso le trajo confianza y decidió que haría lo mismo.
Confiaría en su vaquita por primera vez en su vida.
– ¿Y, por cierto, a que viniste?
– Oh. –sobó sus piernas entumecidas con ligeras muecas de dolor. Los puntazos se extendieron en toda su extremidad– Seonghwa me dio la orden de entregarte tu teléfono. Vine aquí para eso, considera que fue una misión. Misión arreglar problemas de manchas rosas.
– ¿... Mi teléfono?
San sacó el aparato de su bolsillo y Hongjoong se sorprendió demasiado al tenerlo en sus manos, mirando desde todos los ángulos para comprobar que fuera cierto.
– Gracias... Ni siquiera sabía...
Sonrió al recuperar lo que no sabía que había perdido, pero luego se instaló un sentimiento feo en su pecho a medida que su sonrisa decaía con los recuerdos que maquinana su cabeza de esa desastrosas tarde en la biblioteca.
– ¿Él no quiere verme?
– Así parece. –asintió el alfa abrazando una de sus rodillas para sostener su rostro en ella– ¿Algo pasó entre ustedes dos?
– Tenía un plan. –indicó dejando el teléfono a un lado, relamiendo sus labios con los recuerdos que empeoraron el malestar que tenía justo ahora en su estómago nervioso– Todo lo que tenía que salir mal en ese plan salió mal, entonces huí. Ni siquiera sabía que no tenía mi teléfono una vez que abandoné la escena y hasta ahora seguía sin saberlo. Así que gracias por eso, por devolverme mi aparato comunicativo.
– Es un placer, no agradezcas.
El silencio se instaló en el salón, Hongjoong se encontró dando un sorbo más a la bebida sin saber que decir y San estuvo mirando al omega cautivado de lo lindo que combinaba su cabello bicolor con las manchas en sus mejillas y cuello.
– Seonghwa es hermoso.
La voz del alfa volteó el rostro a Hongjoong para verle, estaba perdido en algún punto de una mancha en forma de luna sobre el cuello del omega, pero cuando su mirada se dirigió a los ojos de Hongjoong éste le sonrió.
– Lo es. –afirmó la vaquita con timidez.
– ¿Tú también...?
– ¿Qué?
¿Habrán tenido algo? ¿Pasaron cosas entre ellos? Quiso preguntar, aunque eso sería ¿Raro?
Los omegas no se gustan ni buscan entre ellos.
– Olvidalo. –niega con la cabeza con solo la idea. La pregunta sicea en su lengua, pero no tiene la suficiente confianza para hacerla.
¿También le gustaba Seonghwa? ¿También tuvo la oportunidad de verlo así de perdido en el deseo? Le hace preguntarse qué tanto hizo Hongjoong para tener a Seonghwa sudoroso, rojo y agitado una tarde en la universidad.
Aunque dudaba mucho con la idea.
¿Dos omegas satisfaciendose juntos? No es que fuera un tema tabú para él, pero veía a Seonghwa como un muerde almohadas ¿Y Hongjoong? Uno mucho peor.
¿Cómo siquiera podía funcionar eso? Le hace negar con la cabeza por la fantasía que se instala en su mente de tijeras y caricias con leche desparramada en la escena del crimen que le hace agua la boca.
Si la leche de Seonghwa sabe a fresa hay una curiosidad que pica en su mente cuando mira hacia Hongjoong.
– Pensaba en lo genial que sería ser un Alfa sangre pura para salir con alguien como él. –San río con la idea moviendo su mano como si así esfumara cualquier otro pensamiento que surcó por su mente.
El gato negro nunca se sintió acomplejado con respecto a su rango, en realidad siempre agradeció ser un Alfa «normal» a sumiso o dominante, pero desde que conoció a Seonghwa le hace preguntarse qué pasaría si fuera de sangre pura.
Si pudiera ser el pilar de la pirámide social para estar a la altura de alguien como Seonghwa ¿Cómo sería? ¿Que sentiría?
¿Se sentiría satisfecho de pararse frente a toda la sociedad? Y así decir «salgo con alguien como él. Estoy a la altura y soy merecedor de esta belleza» sin sentirse un pequeño escarabajo ansiado de tetas como lo es ahora.
– Yo también lo creo.
Y Hongjoong por supuesto también había tenido los mismos pensamientos hace mucho tiempo. Siempre anheló ser un Alfa desde que reconoció lo horrible que era la vida siendo una vaca, pero desde que conoce a la vaquita rosa ese deseo solo implementó.
Deseaba tanto poder satisfacer las necesidades de Seonghwa por completo, anudar su interior hasta darle los bebés más hermosos de todo el mundo y no sufrir de celos adelantados solo por oler sus feromonas dominantes. Calmaría los dolores de su calor y le haría el más feliz del universo.
Serviría por y para satisfacer y hacerlo feliz solo a él.
– El alfa que está a su lado es perfecto para él. –divaga la vaquita en un suspiro abultado su labio inferior– Qué afortunado.
– ¿Hablas de ese toro enorme? –el omega le alza una ceja haciendo reír a San por su expresión y logra que menee la cola interesado en la conversación.
– Sí. –asiente Hong– Es algo sexy.
– ¿Es sexy o es grandote para ti y eso te agrada?
– Ambas.
– Niego eso. Los omegas siempre buscan alfas grandes para sentirse protegidos, entonces creen que eso es caliente. –le saca la lengua juguetón– y el toro es lindo, no sexy. No tiene ese matiz hot y dominante a pesar de que es un sangre pura.
– Puede ser ambas a la vez, un sangre dominante siempre es sexy, pero este luce tierno como un cachorro, no niego eso.
– Coincido en eso último. Ese torito parece ser tan sumiso como un cachorro bebé. No puede ser sexy.
El bichito de la duda pica a Hongjoong y le da una mirada pícara al gato afilando su sonrisa.
– ¿Te crees con la confianza de dominar a un Alfa de sangre pura como él? Por como lo llamas «dulce». Un Alfa normal le tendría miedo o envidia, pero hablas con cariño.
San le regresa la sonrisa con mucha confianza en sí mismo.
– Te sorprendería saber de mis habilidades natas para calmar las aguas, adorarias ver como amanso a las grandes bestias.
– Sería genial ver eso. Serías el ratoncito con el elefante.
– Mejor que eso. –le vuelve la mirada, feliz de explicar– Los Alfas venimos de nuestros ancestros lobos y, por ende, somos aún como perros cachondos que merecen ser mimados en el lugar correcto para agachar la cabeza y menear la cola contentos.
– ¿Hablas desde la experiencia o desde tus fetiches?
– Hablo desde hechos. –se ríe junto al omega– He amansado una bestia la mitad de mi vida, además, de joven detuve la pelea de dos alfas dominantes solo con mi voz normal. Sé el lugar correcto donde tocar y el tono indicado para que agachen la cabeza a mi merced.
– Pagaría por ver eso. –la vaquita le da un leve empujón con su cola de punta peludita entre risitas– Cuando haya una pelea de alfas no dudaré en llamarte para que calmes a los tontos diablos. Serás un oficial de policía.
– Estaré atento a tu número de ser así.
Rieron y San creyó indicado empezar a ponerse de pie camino hasta la puerta. El omega le siguió con más calma acomodándose la ropa con timidez una vez que cruzaron el umbral de la entrada.
– Gracias por devolver mi teléfono, otra vez. –juguetea con la madera entre sus dedos sin dejar de ver al alfa con un sutil sonroso en sus mofletes– y por el jugo, es mi favorito.
– Tenemos dos cosas en común. –San le brinda una sonrisa que achica sus ojos y deja a la vista los hoyuelos a los lados de su boca.
– ¿Dos?
– A mi también me gusta mucho Seonghwa.
Hongjoong se desestabilizó con la confesión, casi ahogándose con su saliva como si hubiera sido descubierto con las manos en la masa, aunque no estuvo tratando de negarlo.
– Oh.
Atinó a decir con nerviosismo hasta que sus neuronas se conectaron.
– Pero tienes pareja. –la sonrisa del alfa se agudiza más y Hongjoong creé que se equivocó en lo dicho– ¿No es así? Sales con un gato calicó.
– Así que me conoces bien.
– Yeonnie habla mucho de ustedes y lo mucho que los ama... Platonicamente. Raro sería no reconocerte.
– También lo amamos demasiado. –libera una exalacion suave– Aveces... Quisiera poder dividir mi cuerpo así poder amar a ambos al mismo tiempo.
– La sociedad no lo aceptaría. –la vaquita apoya la mejilla contra la puerta sin dejar de ver al alfa que agachó la cabeza.
– Lo sé.
– Pero, nosotros también somos parte de la sociedad.
– ¿Si? –su mirada volvió a sus ojos junto a su cuerpo erguido.
Hongjoong sonrió más meneando el rabo.
– Sí. Así que... Yo digo que se joda todo lo que está moralmente correcto y empecemos a vivir y hacer lo que nosotros queramos.
San ríe.
– Suena genial eso.
– Tengo el pensamiento que los demás pueden hacer lo que quieran si no molestan a otros. Eso implica amar a tantos si tienes las habilidades mentales adecuadas para soportar la responsabilidad que eso conlleva.
– Si el cerebrito Alfa torito de cuernos pequeños de finanzas me lo dice, entonces tendré que tenerlo en cuenta como un hecho irrefutable.
Hongjoong es ahora el que ríe por el comentario. Se siente más ligero y de cierta forma sus encantos se vuelven más fuertes e irresistibles.
Permanece en silencio luego, comparten un momento donde solo se miran incapaces de despedirse, pero una idea surge en la mente de Hong y hace que sus ojos brillen de forma mezquina y juguetona.
– Te lo ganaré.
San asiente con la cabeza divertido entiendo el mensaje.
– Te lo dejo en bandeja de plata. –le guiña un ojo– Mi lindo alfa se enojaría si se entera que intento ser tu rival. No estoy para jugar en el tablero cuando tengo una reina que cuidar.
– Hm, hubiera sido divertido competir. Me comería todas tus fichas frente a tus ojos.
– Aunque... –su mano se dirige al mentón fingiendo pensar, dirigiendo luego sus ojos coquetos al omega– Si hubiera cambios en la partida espero esto sea una competencia justa.
– Lo será. Idearé un plan genial. Uno que haga que coma de mi mano.
– Esperaré tu movimiento. –estiró la mano para darse un apretón con las pequeñas y venosas de Hongjoong, sonriéndose luego al separarse– No folles con Alfas desconocidos hasta eso y cuídate ¿sí?
– Sí, gracias otra vez. Ve con cuidado a casa.
– No agradezcas. –al dar un paso para irse, San se regresó de nuevo– Hey.
– ¿Qué?
– Tus manchas son lindas. –le dice con una sonrisa sin dientes– Deja de ocultarlas. Son realmente encantadoras.
Hongjoong siente el conocido ardor tibio correr por su rostro.
– Trataré.
Así, San se retiró camino a su hogar con la manchas rosas misión cumplida.
Dulces y amorosos conocidos, no había mejor forma de describirlo.
Hongjoong dentro de su hogar con la puerta a sus espaldas se tocó el pecho sintiendo el latir suave de su corazón que enrojecía sus mejillas con ternura. Jamás pensó sentir tanto en tan poco tiempo por un conocido.
Y San se sintió más ligero que los dolores de los ejercicios se disiparon con la vainilla y las flores blancas de un hermoso jardín que esperaba cruzar en su vida alguna otra vez.
Pero esa sería una incógnita para el futuro.

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