Actions

Work Header

TEMPUS [LayHo;ChenMin]

Summary:

“Isnuvaty”, el clan más longevo de la historia ha sobrevivido gracias a unas cuantas reglas básicas, las cuales su patriarca las ha sabido hacer respetar.

Alimentarse correctamente es una de esas tantas reglas; su dieta es estricta, sobreviven con la sangre de personas desechables y despreciables. Aquellos que han logrado escapar de la justicia humana.

El 13 de cada mes, lo consideran como “Día de cacería”.

Otra de sus reglas es sumamente importante; deben alejarse de los exorcistas.

Sin embargo, ninguno de los dos bandos puede influir en las decisiones de su gente. Vampiros y Exorcistas se mezclan, caen juntos en las manos de la lujuria.

Rumania no es el único lugar donde estas leyendas residen.

Chapter 1: 00

Chapter Text

Cuando el humano encuentra un motivo, el nacimiento de un nuevo neófito se lleva a cabo.

 

 

 

[Siglo XVI, comienzo de la cacería]

 

 

 

—¡Déjalo ya, JunMyeon!, ¡Debemos huir!

JongDae intenta arrastrar a su amigo lejos del caos. Las personas alrededor corren en busca de refugio y algunos solo se quedan observando la destrucción. Las casas están siendo quemadas poco a poco, los animales corren de un lado a otro y la gente solloza entre gritos de dolor, la noche está siendo iluminada por el ardiente fuego.

No se distinguen de quienes son las figuras que corren para ser salvadas, el fuego las consumen de pies a cabeza, el olor es putrefacto y los desgarradores gritos se sienten hasta la punta de los dedos. Chozas caen en un segundo, el aire se torna de un negro cenizo, por mucho que intenten saber quiénes están haciendo aquellas averías, no pueden visualizarlo entre tanto desastre.

JunMyeon sostiene el cuerpo de su amante entre brazos, la sangre recorre por sus extremidades, mancha toda su ropa y escurre hasta llegar al suelo. Sus mejillas están llenas de tierra y lágrimas. Una de sus manos intenta limpiar el rostro del que alguna vez sonrío para él.

—Déjalo —JongDae insiste tomando a JunMyeon del hombro, quien en un brusco movimiento se deshace del agarre—, debemos irnos o a nosotros también nos matarán.

—¿Es así como te diste por vencido con MinSeok?, lo viste morir frente a tus ojos y lo abandonaste entre las ardientes llamas del fuego.

JongDae tensa su mandíbula, recuerda lo que sucedió momentos atrás, su pareja había decidido proteger el hogar que construyó con su propia vida.

—No me di por vencido con él —JongDae habla entre dientes—, prometimos estar juntos en nuestra próxima vida. No sé cómo o cuánto tiempo nos tome, lo encontraré y haré lo posible para estar juntos de nuevo.

>> Nos presentemos en idiomas diferentes, situaciones o religiones. Ambos prometimos encontrarnos.

JunMyeon observa por última vez el rostro de su amante, entre tanta sangre aún conserva lo guapo que es, a pesar de que sus ojos están cerrados y sus labios se han tornado morados. Con un sollozo más, JunMyeon abraza por última vez el cuerpo de su amante, manchando de nuevo su modesta vestimenta. Susurrando solo para él y el muerto; hace una promesa.

—Vamos.

JongDae insiste y esta vez, su amigo hace caso. Dejando atrás el cuerpo de un gran amor, JunMyeon corre aun mirando atrás, sus ojos no se apartan de la figura que dejó abandonada ahí, la cual rápidamente es alcanzada por el fuego. Su corazón se oprime, ni siquiera puede darle ya una digna sepultura.

—Nos volveremos a encontrar.

El susurro que sale de su boca se lo lleva el frío viento. Ambos corren hasta esconderse en el frondoso bosque.

Lo único que sus oídos escuchan son las hojas romperse bajo sus pies. Caminan sin un lugar fijo al cual llegar. Ambos perdieron más que algo material, la vida misma ya no se siente en su cuerpo, un pedazo de su alma se ha apartado de ellos y su consciencia proclama ir detrás de sus amantes.

El ruido de los gritos poco a poco se aleja, el olor del fuego va abandonando sus fosas nasales, el frío recorre sus extremidades desnudas y sus vestimentas están demasiado sucias. Caminan sin detenerse, no quieren ser alcanzados por lo que sea que generó aquella masacre. La oscuridad es su aliada en ese momento, conocen un poco el bosque y caminan por las veredas en las que sus pies pueden sostenerse.

Morir en el bosque no es una muerte deseada.

Una voz cantarina resuena en sus oídos, el viento lleva consigo una risa. Ambos amigos paran en seco y comienzan a mirar a su alrededor. La piel de ambos cosquillea en caricias que solo pueden sentir y no saben quién las ocasiona.

Vivir un par de años para después morir, no les devolverá lo que perdieron —gruesa y endulzante, la voz continúa atrapando a sus presas—, renacer no les devolverá las memorias, no recordarán a quienes han amado en esta vida.

JunMyeon es el primero en caer al suelo, sus rodillas se estrellan contra la tierra, lleva sus manos con prisa a sus oídos. No quiere escuchar lo que ya sabe, sus largos cabellos caen hacia adelante hasta tapar por completo su rostro. JongDae se acerca a toda prisa, abraza a su amigo y sigue buscando en la nada al dueño de esa extraña voz.

Entre balbuceos, JunMyeon pide que la voz se calle, solloza al recordar que dejó a su pareja ser consumida por el fuego, su garganta se desgarra en un grito doloroso cuando sus recuerdos de una vida feliz lo bombardean en un instante.

Vivir entre humanos y por varios siglos, dejará sus memorias intactas. Lograrán reconocer a sus amantes en próximas vidas.

JongDae aprieta su boca, sostiene más fuerte a JunMyeon, quien sigue lamentando su decisión. Decide enfrentar a aquella anomalía.

—No se puede vivir más de lo que está permitido naturalmente.

Una risa juguetona se oye junto al viento. El resoplar del aire los hace temblar. La espeses del ambiente los consume y por un momento los oprime hasta reclamar un poco de aire. La luz de la luna ilumina un poco el lugar, la neblina poco a poco los rodea y por un instante, JongDae puede ver una figura delgada recargada en uno de esos tantos árboles.  

Se puede vivir eso y mucho más. —confirma aquella voz, la silueta a desaparecido y ahora ambos amigos sienten una presencia detrás de ellos—, es mejor vivir amando a una sola persona a morir pensando en ella.

—Creo en la reencarnación.

JongDae es firme. Suelta a JunMyeon y se coloca de pie. Si postura es firme y aunque no puede ver quién es el causante de ese desagradable momento, planea exponer su punto de vista.

Reencarnar sin recuerdos es absurdo —aquella voz suena insatisfecha, es fuerte y clara—, debes tener mucha suerte para que el famoso destino te deje conservarlos.

—Entonces… —la voz cansada y solloza de JunMyeon se abre paso en la conversación—, vivir más de lo que vive un humano… ¿no es absurdo?

¿Por qué lo sería? —esta vez, la voz es más animada—, vives recordando el rostro de tu amante, buscas en cada nuevo nacimiento a alguien parecido.

—¿Podré verlo otra vez?

Podrás tenerlo de nuevo y para siempre —dulce y atrayente voz, JunMyeon poco a poco cede a pesar de no conocer detalles—, construyan una nueva vida hasta tener a sus amantes de nuevo con ustedes.

—Si lo veré de nuevo, entonces…

—JunMyeon —JongDae sostiene de los hombros a su amigo, quien se ha puesto de pie con dificultad. Frente a frente, ambos amigos tratan de mirarse a los ojos—, no sabes qué es lo que ofrece.

—Me ofrece una vida para espera a Yixing, JongDae.

Dolido y con un corazón desgarrado, JunMyeon mira finalmente a su amigo. La tristeza se cuela por los ojos y rostro de JunMyeon, JongDae traga duro al ver el estado lamentable de su amigo, siente pena por él. Es claro que esa voz los ha enganchado, sin embargo, JongDae no dejará que sea demasiado fácil.

—¿Quién eres y qué nos ofreces?

Ofrezco una vida inmortal —la voz es fría y escalofriante, la figura se hace presente dentro de la oscuridad. Con elegancia va caminando hasta que la luna ilumina su rostro y cuerpo—, necesito nueva gente. Crear un clan nuevo. Soy Oh SeHun.

JongDae se sorprende por la juvenil figura de aquel hombre, lo analiza de pies a cabeza. Con una postura elegante, Oh SeHun tiene sus pies cruzados uno delante del otro, sus manos están atrapadas en los bolsillos de su pantalón negro con ligeras rayas doradas. Sus piernas se ven alargadas en esa posición y sus brazos sostienen detrás un saco negro largo. Su camisa es del mismo color y expone con sensualidad parte de su pecho. Piel clara y una ligera sombra oscura debajo de sus ojos.

Ojos hipnotizantes, oscuros y duros.

JunMyeon no tiene tiempo para detallar la belleza de ese hombre, su mente está llena únicamente de los recuerdos que tiene con Zhang Yixing. Sus ojos tristes levantan sus cejas, mostrándose lo suficientemente lamentable para que alguien corra a darle un abrazo.

—¿Vida inmortal?

JunMyeon pregunta con un tono más bajo de lo normal. Oh SeHun sonríe y deja al descubierto su dentadura. Colmillos finos destacan ante la luz. JongDae se estremece, ahora entiende.

—Vivirás hasta que un idiota con sotana te asesine —Ambos amigos se sorprenden, siguen prestando atención—, lo cual no sucederá si les enseño a defenderse.

—¿Cuánto tiempo pasará para ver de nuevo a Yixing? —Oh SeHun niega sin importancia, JunMyeon muerde su labio inferior ante la tristeza—, ¿él nacerá de nuevo?, ¿podemos…?

—No puedes revivir a alguien que ya está muerto —SeHun corta la pregunta de JunMyeon para después reír por lo que ha dicho—, es decir, estará muertos después de todo, pero no podemos revivir a alguien que ha muerto en el fuego.

Ambos amigos analizan las opciones, JongDae no está convencido, pero no dejará a JunMyeon caminar por ese rumbo solo. En tanto, JunMyeon quiere lo que le ofrecen, si eso implica no olvidar todos los buenos momentos a lado de Yixing.

Oh SeHun observa las diferentes muecas de esos dos muchachos, necesita la valentía de JongDae en su clan y la voluntad de JunMyeon. Los ha observado por tanto tiempo que la quema de su aldea solo les dio el empujón para tenerlos acorralados. Es claro que él no tuvo nada que ver, todo fue gracias a los malditos hombres con sotana que siguieron a su último neófito hasta esa aldea y por consecuencia, quemaron todo el lugar.

Necesita nuevos miembros, crear un nuevo clan y sobrevivir los próximos siglos.

JunMyeon levanta el rostro y enfrenta al vampiro frente a él, Oh SeHun sonríe al ver la determinación del muchacho y su sonrisa se ensancha más cuando ve que JongDae no dejará solo a su amigo. Ambos aceptan lo que les ofrece y SeHun no puede estar más contento.

Bienvenidos a su inmortal vida, mis hijos.

Chapter 2: 01

Chapter Text

La vida es más divertida si huele a peligro~

El tarareo de una repetitiva oración tiene a JunMyeon molesto de pies a cabeza. Están en la cima de uno de los tantos edificios en reconstrucción, su visión tienen un claro objetivo, pero la voz cantarina de su compañero hace estragos en su cabeza.

JunMyeon voltea en la dirección donde proviene la repetitiva frase, ve a su compañero mover su rostro en un compás inexistente, sus labios están fruncidos como si quisiera chiflar a los cuatro vientos. El atuendo es una ridiculez, algo brillante para los ojos cansados de JunMyeon, de un color café extravagante. Sintiéndose observado, el dueño de la cantarina oración regresa la mirada a su compañero, sus labios están cerrados y estirados hasta que sus comisuras se levantan, sus ojos semicerrados observan a JunMyeon con una expresión llena de sugerencia, como diciendo que lo ha cachado viéndolo.

—¿Quieres un besito? —la voz sale de esos labios curiosos con un tono dulzón, sus cejas se levantan sugerentes.

JunMyeon chasquea la lengua, sus cejas se han fruncido y sus ojos denotan enojo.

—Deja de hacer ruido, JongDae.

—Oh, vamos. Tenemos tres malditas horas aquí —el quejido es ruidoso, JongDae ladea su rostro cansado por la espera—, el maldito viejo no sale.

—Debemos esperar —JunMyeon sentencia y JongDae pucherea—, deja de cantar y presta atención tanto a la puerta como a las ventanas.

—Tienes envidia de que yo sí aprendí a cantar con el paso de los siglos —sintiendo su orgullo por lo alto, JongDae coloca sus manos detrás y se recarga con total confianza—. Déjame cantarte esta frase que inventé, tiene potencial.

—Cállate, JongDae —la orden entra por un oído y sale por el otro. Se está preparando para acabar con la poca paciencia de JunMyeon—. Deja esa estupidez, nadie quiere escuchar cómo la repites a cada rato.

—Te apuesto toda tu fortuna a que en el futuro alguien hará una canción con esto.

JunMyeon niega frustrado. No apostará algo ridículo, la persona que realice una canción o en su defecto, utilice esa ridícula oración deberá estar demasiado loco. Mueve su rostro en una clara señal para que JongDae se enfoque en lo que están haciendo. Refunfuñando, el otro hace caso a lo que le mandan, mira atentamente el edificio de enfrente, sus ojos juguetean un poco y su rostro sigue moviéndose en círculos, sigue el ritmo que su mente le está dando.

—Tenemos que entregar este informe o SeHun se enojará.

JunMyeon habla bajo, sus ojos se enfocan en las sombras dentro del edificio.

—No se enoja si le entregas tu cuerpecito —JongDae mueve su mano al aire, le resta importancia a lo dicho por su compañero—, se nota que te trae ganas.

—No digas estupideces —JunMyeon vuelve a mirar al otro, quien tiene una sonrisa coqueta en su rostro y espera a que lo regañen—. SeHun es nuestro jefe y él sabe de sobra que tengo a alguien en mi corazón.

—En el corazón, pero no en tu…

Un quejido sale de los labios de JongDae, JunMyeon le ha propinado un buen golpe en su hombro, tocándose la zona, el afectado pucherea y guarda silencio, aunque no por mucho tiempo.

Antes de que alguno de los dos diga algo más, la puerta del edificio que vigilan se abre, el interior es oscuro, tratan de proteger a la persona que está por salir de ahí. Una figura adulta, de cuerpo extremadamente robusto se hace notar. Su rostro está cubierto por un exagerado sombrero negro, JongDae sonríe ampliamente y desaparece; en su lugar, una araña negra de patas peludas se hace presente.

—Ve con cuidado.

La araña levanta una de sus patas delanteras y se dispone a caminar. A diferencia de los arácnidos normales, este animal es más rápido que su especie. Dejándose caer desde las alturas, el insecto extiende sus ocho patas y espera a caer directamente en el suelo. Al sentir el frío en sus peludas patas, emprende camino a toda velocidad, su objetivo está platicando con alguien más a puerta abierta; sin dificultad, se adentra al edificio sin ser visto.

JunMyeon sonríe ante la habilidad de JongDae, se levanta de su lugar y deja que sus pies estén en el borde del edificio. La noche es oscura, la luna no hace acto de presencia y él puede usar su habilidad para atrapar a la persona que ha escapado del lugar.

Desde la calle, mirando hacia arriba no se nota que alguien está a punto de saltar de ese edificio viejo, Con elegancia, JunMyeon se prepara en la orilla del edificio para saltar al vacío, extiende sus manos a los costados y su chaleco oscuro se levanta un poco, el aire frío se estrella contra su rostro y ondula su largo cabello.

Con ojos cerrados se deja caer hasta desaparecer cuando la oscuridad del suelo lo atrapa.

Uno de los hombres que anteriormente estaban frente a la puerta del edificio, camina con calma por las oscuras calles del lugar, sus ojos son cautelosos y están alertas a cualquier persona extraña que lo esté siguiendo. Pasa por diferentes callejones y las cuadras se vuelven a cada paso más largas.

Por los oscuros callejones, JunMyeon camina a la par que el hombre, se pierde en la oscuridad y aparece en el siguiente sitio sin quitar su vista de quien persigue. Un paso fuera de la sombra y otro paso dentro de ella; JunMyeon tiene calculadas las cuadras y callejones que hay frente a él, por lo que puede ir y venir desde la espesa oscuridad.

El hombre gira en la octava cuadra, sus ojos siguen alerta ante cualquier movimiento en falso, su destino está a mitad de la calle y siente que es vigilado por alguien, sin verlo aún, su paso se apresura al sentir que está por llegar. Una casa de dos pisos se abre paso a su vista, suspira confiado de que ha llegado y apresura una vez más sus pasos.

JunMyeon lo ve entrar a la casa, está a unos faroles detrás e inspecciona el lugar con su vista, agudiza el oído y puede entender lo que dicen dentro. Algunas voces son confusas, sin embargo, entiende de lo que va.

El hombre habla con una mujer, quien reclama por la hora en que ha llegado. El otro se apresura a decir que debe tener listos los paquetes para ser llevados. Algunas monedas de oro están en juego, deben irse al día siguiente.

JunMyeon sonríe cuando el hombre habla sobre el edificio que han estado vigilando por algunas semanas, es ahí donde llevaran los paquetes. Hecho su trabajo, saca de su bolsillo derecho del pantalón un par de pergaminos arrugados, busca con la mirada algo que le sirva de tinta y puede ver cerca de él algunas cenizas de basura quemada. Su dedo índice se endereza y de él, la uña crece hasta tornarse afilada.

Con calma toma asiento en el suelo cerca de las cenizas, con su uña toma un poco del polvo quemado y comienza a escribir en un pergamino, anota con detalle todo lo que ha visto y escuchado, No se le olvida ni siquiera las comas que separan cada oración. Sonriendo con satisfacción, deja que la ceniza se impregne en el papel, lo guarda con calma y echa un último vistazo a la casa de dos pisos.

Es hora de volver.

Al otro lado, JongDae sigue en su forma arácnida, busca un lugar donde pueda transformarse de nuevo, mira con cuidado cada detalle de ese edificio. Las escaleras son extrañas, pero dan directo hacia arriba, aproximadamente cuatro pisos. La alfombra es roja y absurda, escucha con atención murmullos por todo el lugar, hasta que la conversación de unos negocios se hace presente.

Caminando a prisa, sus ocho patas lo encaminan a una especie de oficina, con calma y dificultad, entra a la habitación. Varios hombres de absurda riqueza están sentados alrededor de una mesa circular. Muchos de ellos tienen papelillos con mariguana, que inhalan con gusto, otros beben algún tipo de alcohol.

Buscando dónde colocarse, la forma arácnida de JongDae sube el tapiz del lugar hasta llegar a la esquina. Sus ojos buscan alguna señal clara de lo que están hablando y sus oídos están totalmente atentos a los ruidos.

—La mercancía llega mañana —la risa absurda de quien habla asquea a la pobre araña—, preparen ese oro, que llega deliciosa, jugosa y lo mejor de todo, única.

Un escalofrío recorre el pequeño cuerpo arácnido de JongDae, le asquea tanto entender esas referencias. Los demás en el lugar, sonríen con ridículas facciones, están contentos por lo que les están diciendo y quien habló hace un momento ofrece algún servicio de la mercancía que tiene en ese edificio.

JongDae debe salir de ahí antes de que sus ojos vean atrocidades. Con velocidad baja del tapiz, cantando victoria antes de tiempo, el arácnido no llega al suelo cuando uno de los adultos atroces grita por su presencia. Todos se ponen de pie y miran la figura arácnida con asco y repulsión.

Esa debería ser la cara de JongDae al ver a todas esas basuras reunidas en un solo lugar.

Intentan atraparla, matarla, sacarla. Ninguno ha logrado lastimar la figura arácnida de JongDae, feliz de haber hecho lloriquear a algunos de esos asquerosos, sale victorioso del edificio, aun corriendo dado que los sirvientes le siguen el paso.

JongDae brinca a la calle cuando una escoba quiere aplastar su pequeño cuerpo, corre un poco más hasta dar con la oscuridad del callejón cercano, donde JunMyeon estira una de sus manos y lo toma en ella para después desaparecer.

Los hombres y los empleados, nunca han visto una araña tan espeluznante, peluda y horrible.

 

 


 

 

—¿Qué han investigado?

SeHun tiene su vista en algunos papeles que ha recabado al pasar los siglos, muchos de ellos cuentan con propiedades que han adquirido; otros, son las cartas de defunción de algunas personas que ha visto morir.

JunMyeon camina saliendo de la oscura esquina de la habitación, JongDae aún sigue en su mano y deja al arácnido en el suelo. Pronto, JongDae está mostrando su característica sonrisa.

—Hey, ¿No vas a darnos una cálida bienvenida?

JongDae se divierte ante la mirada indiferente que le dedica SeHun, a su lado, escucha un suspiro y su postura se ensancha aún más.

—Vamos, llevamos cuatro siglos juntos —el reproche suena más a una broma—, ya somos mejores amigos.

—¿Y bien?

JongDae mira acusadoramente a SeHun, su sonrisa no se desvanece y deja que JunMyeon sea quien hable primero. El reporte está dado y ambos relatan sin omitir detalles todo lo que han visto, escuchado y analizado. Así mismo, JunMyeon entrega a su jefe el pergamino que ha escrito. SeHun es rápido y anota en un pergamino todo lo que le está diciendo JongDae, dado que es el único idiota que no se toma el tiempo de anotar sus investigaciones, asiente ante la información importante y regaña a JongDae cuando dice alguna tontería.

—Puedes retirarte, JongDae —SeHun se levanta de su lugar, su figura es delgada e imponente—, avisa a los demás que mañana es día de cacería.

JongDae baila en su lugar y sonríe aún más, obedece porque le apetece hacerlo, además, ha estado esperando con ansias a que el mañana llegue. Tiene demasiada sed que está listo para encajar los dientes en cualquiera que se le cruce en el camino.

JunMyeon se queda quieto en su lugar hasta que JongDae se retira. Puede descansar por ahora de la tortura que es soportar a su compañero todo el día.

—¿Volvió a decirte que te tengo ganas?

JunMyeon ríe quedo, su jefe parece conocerlos a la perfección. Una sonrisa irónica aparece en sus labios y su postura ha cambiado. Se recarga en uno de sus pies, dejando así que su cadera sobresalga a un costado. Sus brazos se cruzan a la altura de su pecho.

—Como todos los días —respondiendo a la pregunta, intenta no molestarse—, me he cansado de decirle que no es así.

—Hablaré con él.

—Dile de una vez que tú y yo no estaremos de esa forma jamás —JunMyeon es claro y SeHun se ríe ante lo seguro que se ve—, ya tengo a alguien a quien le pertenece todo de mí, este anillo lo confirma.

SeHun observa el anillo con una piedra azul zafiro. JunMyeon lo presume con la mano en alto y su rostro es serio.

—Le dejaré en claro que, aunque me gustaras —SeHun es burlón—, tu alma ya está conectada a alguien más y la mía también.

—¿Por qué no le dices que ya tienes a alguien a quien buscar?

—JongDae no lo entendería —SeHun se recarga en el borde de la mesa que ha usado como escritorio—, es difícil explicar los siglos que he pasado buscándolo y esperándolo. Mi pareja no ha renacido.

—Nuestras parejas tampoco.

JunMyeon se escucha triste, su semblante ha cambiado y parece decaído ante los ojos de SeHun.

—Ve a descansar, debemos tener fuerza para mañana —JunMyeon asiente y se prepara para salir—, dile a JongDae que deje de ser tan duro con los demás.

JunMyeon sonríe ante lo dicho. —No lo soportarían siendo como una piedra en el zapato.

 

 

 


 

 

Describir el lugar donde SeHun y su gente están viviendo es complicado. Las viviendas son pequeñas, su aldea se encuentra en lo profundo del bosque, solo se puede acceder a pie, las carretas y los animales no pueden llegar hasta ellos. Las casas están perfectamente construidas y poseen pequeñas calles que han sido adaptadas gracias a la tierra del lugar.

En medio de la aldea, la casona de SeHun destaca, es de un solo piso, sin embargo, el largo se puede medir con cuatro casas normales. Dentro, la gente se aglomera impaciente, sus ojos se dilatan cuando piensan en lo que significa ese día.

El salón principal es por mucho, espacioso. Todos pueden entrar en ese espacio y ninguno se molesta por que sea estrecho, sus atuendos son simples, solo llevan consigo un pantalón oscuro y una camisa de manga larga para cubrir su parte superior. Cada uno tiene una característica: anillos, collares o bien, cadenas.

Al final del salón, una tarima sobresale, de donde SeHun sale caminando con elegancia y presencia. Algunos sienten envidia por los siglos que ha vivido y otros, desearían poseer la belleza de su líder. La playera holgada de un negro brillante, estiliza la figura superior de SeHun, resalta su cuello con los botones desabrochados, sus piernas son largas gracias al pantalón azul oscuro que se colocó ese día. Detrás del jefe, JunMyeon camina con parsimonia, no cambia su atuendo ni porque tenga varias prendas escondidas en su habitación, su piel blanca hace temblar a algunos presentes y sus ojos dominantes, así como duros, mantiene rígidos a los presentes. JongDae tiene un semblante diferente a como es con sus superiores. Sus ojos son pesados y su mirada calculadora, su rostro es serio; lleva sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón.

Los tres se colocan sobre la tarima, observan a su gente y los demás guardan silencio. SeHun suelta una ligera risa, levanta su rostro y su mandíbula afilada es prepotente.

—Esta noche tenemos la cena perfecta —la gente sonríe con diversión, sus ojos se dilatan una vez más y un acto conjunto de lenguas paseando por sus dientes afilados es lo que pueden observar—, en un par de minutos será media noche del 13 de Octubre. Asegúrense de comer muy bien.

La emoción es palpable en el aire, todos están ansiosos por llevar a cabo la cacería. Algunos están moviendo sus extremidades para tener mejor control al atrapar sus presas, JunMyeon observa a su gente y una tenue sonrisa se coloca en su rostro. JongDae sigue con su semblante frío, ante los demás es alguien inalcanzable y SeHun, él intenta recordar todos los rostros presentes, si pierde a alguno en esta cacería, será lamentable para su clan.

—¡Cinco minutos para la media noche! —la voz potente de JongDae resuena por el lugar, todos están preparados para seguir a sus líderes—, ¡asegúrense de mantenerse alejados de ellos!

>> Están demasiado pendientes de nuestros movimientos.

Un cumulo de afirmaciones se oye, SeHun extiende sus manos y los demás observan extasiados, al final, sus dedos índice y gordo se tocan, su rostro está levantado y una perfecta sonrisa se instala en sus labios. Cierra los ojos y ríe ante lo que están a punto de hacer. Siguiendo el ejemplo, todos en el lugar cierran sus ojos, sienten por todo su cuerpo la energía que su líder les está transmitiendo.

—Es hora de comer.

Los ojos son la ventana del alma y también, delatan la naturaleza del hombre… o vampiro.

Una mirada asesina en cada uno de ellos y un rojo carmesí en sus ojos.

 

 


 

 

El edificio viejo está lleno de todos ellos, sus ojos calculadores esperan la hora para atacar. SeHun es cauteloso y agudiza su oído para saber si han llegado temprano, dentro del edificio que observan, las voces están apresuradas, pronto llegará la mercancía y aún no tienen listos los cuartos para sus clientes.

A las afueras, carretas llegan sin hacer mucho ruido, de ella varias cabezas pequeñas bajan a prisa, los adultos vigilan que nadie esté pendiente de lo que hacen y la puerta de ese edificio se abre. Un hombre robusto con sonrisa fantasiosa, da la bienvenida a los paquetes, se relame los labios al ver a un par pasar por su costado y SeHun escucha un chasquido molesto a un costado de él. Volteando su mirada, puede ver perfectamente el desdén de JongDae, la molestia en lo tenso que está su cuerpo y las ansias de acabar con esos malditos asquerosos.

Habiendo entrado hasta el último paquete, SeHun se levanta hasta colocarse al borde del edificio. Los demás lo imitan y sonríen con la espera en todo su cuerpo, necesitan la orden de su líder para comenzar su cacería. Las voces dentro del edificio poco a poco van cesando, ya han colocado a todos en sus respectivas habitaciones. SeHun sonríe.

Que mis hijos tengan una deliciosa cena.

Su cuerpo se deja caer al vacío, los demás lo siguen y sus rostros están extasiados. La oscuridad envuelve cada uno de los cuerpos que han caído y con sorpresa, así como con elegancia, las figuras aparecen dentro del edificio, caminan paso a paso y se distribuyen como si conocieran el lugar. SeHun se lleva consigo a JunMyeon y a JongDae, los tres caminan a compás hasta llegar a una de las habitaciones más grandes.

No abren la puerta, SeHun puede sentir la oscuridad en la habitación y desaparecen antes de tocar con su piel la entrada, los tres aparecen dentro. SeHun en medio, JunMyeon en el costado derecho y JongDae en el izquierdo. La escena es por mucho, asquerosa. Tres viejos robustos están en una cama enorme, las sábanas están en el suelo y varios paquetes están siendo lamidos por todo su cuerpo.

—Es asqueroso ver esto —la voz de JongDae resuena por el lugar, sus dientes amortiguan las palabras y aun así se entiende—, les gusta la inocencia.

Sorprendidos por lo que escuchan, los tres viejos se enderezan en su lugar, los paquetes tienen miedo de los hombres que están viendo frente a ellos, pero no más del miedo que tienen por ser tocados en partes que no deberían ser tocadas. JunMyeon sonríe y tranquiliza a los paquetes de la habitación, una de sus manos se estira y, como si estuvieran hipnotizados, los paquetes bajan de la cama y se dirigen a él.

Los robustos denotan furia, se levantan al mismo tiempo y quieren detener a sus presas, sin embargo, JongDae se coloca frente a ellos con una sonrisa perturbadora y ojos acusadores. Los paquetes llegan hasta JunMyeon, este susurra un par de palabras y caminando con seguridad, las presas de esos robustos abandonan la habitación.

Cuando la puerta es abierta, varios gritos resuenan por el lugar, los viejos reaccionan y se cuestionan lo que pasa afuera.

—Cuando un humano evade la ley o bien, la manipula. Somos nosotros quienes hacemos justicia —SeHun es elocuente al hablar y mientras las frases salen de su boca, los tres seleccionan a su presa—, en el infierno se quedarán por lo que han hecho en vida.

Toda la grasa de los robustos tiembla, su miedo se instala en sus ojos y más aún, cuando filosos colmillos se hacen presente en los otros. SeHun se apresura a su presa, la sostiene de los cabellos e inmoviliza con su fuerza al otro, sus colmillos se agrandan aún más, su rostro se deforma y los filosos se entierran en la garganta de uno de ellos. El grito espanta a los dos restantes y observan cómo su socio está siendo consumido en vida.

JunMyeon no pierde el tiempo, se aproxima a su presa y lo tiene sujeto con la mano derecha por el cuello, aprieta con demasiada fuerza y sus uñas filosas salen poco a poco hasta perforar la piel del otro. Sonríe ante las súplicas y le importa poco lo que el viejo tenga, lo único que necesita es clavar sus colmillos como lo está haciendo ahora y succionar toda la delicia que escurre por su garganta. La sangre de los arrepentidos antes de morir es más deliciosa.

JongDae se divierte con su presa, mientras sus superiores están disfrutando de la cena, él juguetea. El viejo que queda intenta correr de un lado a otro, JongDae aparece solo para frustrar su huida, el agitado corazón tiene extasiado a JongDae, le gusta que la sangre sea más ligera al pasar, por ello, solo deja de juguetear cuando el hombre caer de rodillas al suelo. Sus delgados dedos toman con la mano izquierda los cabellos del maldito viejo, estrella el rostro contra el suelo y se deleita con el olor exquisito de la sangre. Bruscamente hace a un lado la cabeza y deja expuesto el gordo cuello de su presa, sus colmillos se extienden y sus ojos se dilatan. El pasar la sangre por su garganta lo tiene gimiendo de gusto.

Drenados y sin una pisca de vida en ellos, han terminado su cacería de esa noche. Salen de la habitación, no sin antes limpiar el rastro de la sangre en sus labios. Ven en el vestíbulo a todos los paquetes salvados. Su gente que terminó antes la cena, los han interrogado y la mayoría había sido secuestrado.

—He llamado a la autoridad, cuando lleguen aquí deberán llevarse a los infantes y encontrar a sus familias —SeHun asiente ante el reporte—, todos han sido consumidos, incluso las viejas que cuidaban de ellos.

—Señor… —SeHun se sorprende cuando uno de los infantes lo llama jalándolo de su playera—, gracias por salvarnos.

El corazón inmortal de todos se comprime, aquel niño ha sido demasiado tierno. SeHun sonríe con ternura y despeina los cabellos del infante.

Las sirenas llegan a sus oídos, la policía está lejos y a la vez cerca, además, los pasos apresurados de ellos están por llegar. SeHun ordena a su gente a aglomerarse, todos observan por última vez a los infantes salvados, sonríen cuando los pequeños lo hacen y desaparecen en la oscuridad.

Cuando las personas con sotana llegan, tumban la puerta y se sorprenden al ver a todos los niños amontonados en el vestíbulo, quieren interrogarlos, pero el olor putrefacto de los cuerpos descomponiéndose, les ha dado la idea de lo que pasó ahí. La policía llega al lugar un rato después, inspeccionan el lugar en busca de algún rastro y lo único que encuentran son las putrefacciones de gente importante en el suelo, desnudos y con juguetes sexuales a su alrededor. Los infantes comienzan a ser interrogados y varios de ellos tienen los traumas de lo que pasó ahí, otros cuentan con emoción cómo unos hombres delgados y de negro los salvaron.

—Quiero ir con mi mamá —uno de los niños lloriquea—, quiero abrazarla.

El bullicio de los demás resuena por el lugar, tanto los hombres con sotana como los policías aseguran a cada uno llevarlos con sus familias.

—Señor policía —el mismo niño que agradeció a SeHun aprieta su pequeña mano alrededor de la ropa—, si encuentra al señor que nos salvó, dígale gracias de nuevo.

En el edificio viejo, SeHun sonríe, le han agradecido dos veces en una sola noche y eso tiene a su inmortal ego por lo alto. JunMyeon se burla de su jefe y JongDae se divierte al ver las expresiones de confusión de todos abajo. Uno de los hombres con sotana sale del edificio, sus ojos inmediatamente observan directo a la estructura vieja del edificio del frente, los tres hombres parados en la orilla le sonríen con satisfacción, apretando los dientes, el hombre con sotana no puede maldecir al llegar tarde y no atrapar a esos demonios.

SeHun sigue con su sonrisa en su perfecto rostro, JongDae juguetonamente saca su lengua para burlarse de ese hombre y JunMyeon se despide con una señal de sus dedos en la frente.

Ellos salvaron la noche y nadie salió herido. Muerto sí, pero herido jamás.

 

Chapter 3: 02

Chapter Text

Los periódicos anuncian la desgracia del edificio principal, donde varios políticos y adultos de alta alcurnia, han fallecido. La causa es aún desconocida, parece que les han quitado hasta la mínima gota de sangre de su sistema. Las expresiones de horror son lo que llama más la atención.

JongDae camina por las calles de la aldea, lee las noticias y se ríe por las ocurrencias de los humanos. Quiere llegar a la parte más importante, pero también, quiere saber qué tanto dicen de esos asquerosos hombres. Su vestimenta del día es un poco más casual, solo lleva un conjunto negro con una playera hueso debajo, sus estiladas piernas danzan a cada paso que da, es saludado por su gente y este los ignora olímpicamente. Sus ojos siguen las líneas de la historia que cuentan en el periódico.

Al fin llega a la parte interesante, los infantes han sido reubicados con sus familias, algunos quedaron huérfanos y fueron entregados a varios orfanatos. Muchos de esos infantes eran buscados desesperadamente por sus padres. Gracias a ellos, ninguno fue tocado.

Terminando de leer la nota, JongDae enrolla el papel, juega con el rollo mientras sus pies lo llevan hasta la casona donde SeHun, JunMyeon y él residen. Los demás siguen mostrando su respeto y JongDae no responde, su paso es firme hasta abrir la puerta principal.

Dentro, la decoración exagerada le da la bienvenida, no detiene su paso, esta vez su objetivo es llegar hasta la sala de estar. En los sillones rústicos e individuales, SeHun está sentado y cruzado de piernas, sostiene con elegancia un periódico similar al que lleva JongDae. Parece que su líder no conoce otros colores, siempre viste de negro. En otro de los sillones, JunMyeon descansa desparramado con los ojos cerrados, tiene las manos cruzadas a la altura de su estómago y parece que está durmiendo.

Sin molestar a ninguno de los dos, JongDae se deja caer en el tercer sillón individual, desenrolla el periódico y se dedica a ver otras noticias.

—¿Qué han dicho acerca de los infantes?

A pesar de tener el mismo periódico, parece que SeHun no ha leído esa parte. JongDae se prepara para responder.

—Algunos han sido devueltos a sus padre y otros, fueron enviados a los orfanatos.

—¿Menciona qué orfanatos? —JongDae pucherea y niega al mismo tiempo. Abre el periódico en la nota, repasa rápidamente y le da una respuesta negativa a su líder—, estoy seguro que son orfanatos normales.

—¿En qué mundo existen de esos? —JunMyeon se une a la plática sin moverse ni un milímetro—, donde sea que manden a esos niños, ellos buscarán a aquellos que se adapten a sus reglas.

SeHun le da la razón, JongDae levanta sus hombros con desinterés. La sala se vuelve silenciosa, parece que disfrutan estar así, sin ningún externo que interrumpa su preciada paz. Es de día y a diferencia de los miles de mitos dichos a lo largo de los años, su raza no tiene problemas con la luz, aunque claro, existe sus excepciones. A JunMyeon le molesta la luz. Sus ojos arden cada que sale de la casona y la intensidad del sol da directo a sus orbes.

—¿No puedes mandar a colocar unas cortinas más gruesas? —el reproche llega con un quejido, JunMyeon ha movido una de sus manos hasta cubrir sus ojos con el dorso—, éstas dejan entrar demasiada luz.

—Por personas como tú, es que los humanos creen que nos desintegramos con el sol.

—No puedo mandar a poner otras cortinas —SeHun habla tranquilo, JunMyeon se queja una vez más—, JongDae, deja de molestar a JunMyeon. Te recuerdo que él es sensible a la luz.

—Sensible, mis huevos —JongDae suena molesto, SeHun deja de ver el periódico para dirigir su mirada al otro—, él hace todo el estereotipo que nos han puesto los humanos.

—Eres alguien que se transforma en un arácnido, ¿no es eso también un estereotipo? —JongDae quiere refutar—, JunMyeon pasó de ser un neófito débil a lo que es ahora. Por el contrario, tú lograste la transformación con éxito.

>> Incluso te dedicaste a espantar a los humanos una semana después de haber pasado tu primer cena.

JongDae se cruza de brazos mientras se desparrama en su sillón, no encuentra palabras para contradecir a su líder. Tendrá que soportarlo. Es cierto que JunMyeon la tuvo un poco más difícil, debido a su roto corazón y la tristeza albergando en él, la transformación le resultó peligrosa. Pasó el primer siglo siendo demasiado débil y con el tiempo, los años y los meses, aprendió a sobrellevar su debilidad, haciéndose más fuerte mental y físicamente.

JunMyeon sonríe de lado, le gusta tener el apoyo de su líder. Además, disfruta de los refunfuños de JongDae. A pesar de mostrarse duro ante los demás, es completamente un infantil dentro de esas cuatro paredes. Solo él y SeHun conocen la verdadera personalidad de JongDae, lo difícil que ha sido para él sobrellevar tantos siglos sin la pista de la otra mitad de su muerto corazón. De cierta manera, JongDae lleva su duelo mostrándose serio ante el clan y deshaciéndose en niñerías cuando solo están los tres.

JunMyeon por su parte, no deja de mostrar la tristeza que alberga aún su muerto corazón. Desea todos los días y todas las noches, encontrar un indicio sobre la reencarnación de su gran amor. Pide con todas las fuerzas encontrarlo en cada siglo.

—¿Cuál será el siguiente lugar para la cena? —JongDae interrumpe el silencio, su voz es juguetona—, tenemos un mes para investigar.

—He estado revisando y parece que abrirán nuevos lugares —SeHun dobla tranquilamente el periódico. JunMyeon se endereza y abre sus oscuros ojos—, está cerca del Orfanato Sperantei.

Los dos restantes se sorprende, JongDae tiene diversos chistes que decir y JunMyeon se muestra un poco preocupado. Aquel lugar no es el adecuado para ellos.

—¿No podemos elegir otro lugar?

La voz titubeante de JunMyeon preocupa a SeHun, este último niega.

—El nuevo lugar tiene el objetivo de entretener a sus clientes con varias señoritas de compañía. Los tres sabemos que ellas no están ahí precisamente por la buena paga.

JongDae niega y JunMyeon cierra los ojos con la preocupación inundando su cuerpo. SeHun les da tiempo de procesar la información.

—¿Quiénes nos acompañarán a realizar la investigación? —JongDae pregunta curioso, sus ojos están fijamente en su líder.

—Lo haré yo.

Los dos restantes lo observan con sorpresa, en todos los siglos que llevan cazando, en ninguna de sus investigaciones SeHun se había mostrado cooperativo. La incógnita puede reflejarse en el rostro de cada uno, el mayor suspira y tuerce sus labios en una extraña mueca.

—Me aseguraré de cuidar a mis pequeños retoños.

 

 


 

 

Las calles poco a poco están volviendo a la normalidad, los pequeños puestos comerciantes inundan el lugar. SeHun camina con JunMyeon y JongDae detrás de él. Sus ojos analizan todo a su alrededor, han intentado parecer lo más humanos posible, aunque con la piel clara de JunMyeon no pueden pasar totalmente desapercibidos. Los residentes los toman como extranjeros a pesar de ser del mismo país. Algunos comerciantes les han ofrecido mercancía a altos precios, JongDae explota y les deja claro que no están ahí para comprar.

Las prendas son las mismas que han usado durante siglos. El negro los caracteriza a los tres y la estilizada figura que poseen tienen a varias señoritas suspirando. SeHun aprovecha el encanto para sacar un poco de información.

Han descubierto que, quien abrirá el lugar es el hombre medianamente más rico del pueblo. Lo que deduce, es quien está detrás de ese negocio. El lugar es promocionado como un lugar de descanso, donde existirá música nocturna y los viajeros podrán descansar y pasar el rato con una atención de dioses.

—¿Por qué promocionarían con la palabra dioses?, ellos ni existen.

JongDae refunfuña en voz baja. Han retomado la caminata después de que SeHun encantara a algunas señoras y sacara información. SeHun no responde y JunMyeon sonríe, tiene una respuesta excelente en la punta de su lengua.

—Tendrán una atención que no conocen, por eso es de dioses.

Con una gran sonrisa, JunMyeon mueve sus cejas, esperando alguna reacción por parte de sus dos amigos. Los cuales no saben qué decir y continúan caminando.

Sus pasos los llevan a diversas personas que, con la belleza de los tres, logran recopilar información importante. En tiempo donde nadie lo observa, JunMyeon anota en sus pergaminos todo lo que escucha. Adentrándose más a la multitud, cada uno descubre cosas nuevas de ese año. Sus ojos pasean por todas las chucherías y se emocionan.

Caminan hasta toparse con un espacio vacío, donde la gente pasa con prisa sin mirar las puertas o el letrero del lugar. SeHun se detiene y los otros dos imitan la acción. Los tres pares de ojos detallan con calma la arquitectura del lugar, poco a poco las tres miradas van levantándose hasta toparse con el letrero mal hecho de la entrada. El edificio es por mucho, una pocilga, no tiene el cuidado correcto y parece que pronto estará destruido.

Sperantei… ¿Por qué carajos siguen usando nombres extranjeros? —JongDae escupe con rabia, cruzando sus brazos espera a que los otros dos estén de acuerdo con él—, de esperanza no tienen nada esos lugares.

—Para algunos sí —SeHun habla con calma—, recuerda que los humanos creen en lo que ven y escuchan.

—Estamos buscando pistas de un edificio que está del otro lado del pueblo, ¿Por qué rayos estamos aquí?

JunMyeon refunfuña, una especie de repelente se posiciona entre él y unos cuantos metros del edificio. Sus ojos titubean al detallar las puertas viejas. No le hace nada de gracia estar parados frente a ese lugar.

—Vámonos, por favor.

La súplica sale de los labios secos de JunMyeon, el tono de voz es bajo y asustadizo, quiere salir de ahí y SeHun lo complace. Los tres giran para emprender el viaje de regreso a la multitud.

El nerviosismo de JunMyeon lo hacen voltear, las puertas están entre abiertas y el vampiro siente un pequeño piquete en su pecho. Ojos de tonalidad café se cuelan por la rendija, miran directamente a los fríos orbes de JunMyeon, quien relame sus labios con prisa y voltea la mirada.

Hay una extraña sensación en su cuerpo, no sabe si es miedo o preocupación, pero aquellos ojos los tiene bien metidos en su memoria. No sabe si advertir lo que acaba de suceder o dejarlo pasar.

 

 


 

 

—¿Los has visto?

Dentro de las paredes del orfanato, una voz cuestiona al hombre que va entrando al salón. Asintiendo como respuesta, se sienta en una de las sillas justo al lado de quien realizó la pregunta.

—¿Cuántos eran?

—Tres —responde con calma—, Uno más alto que los otros dos, sin embargo, se veían extremadamente fuertes. Las miradas…

—Se han estado escondiendo durante mucho tiempo, ¿sabes que es importante informar este hallazgo, verdad, Yixing?

El mencionado no responde, sabe cuál es su tarea dada por Dios, sin embargo, en toda su formación nunca sintió que era correcto hacer aquello. Servir como feligrese a la iglesia, no le daba el poder de quitarle la vida a los demás, incluso a aquellos a quienes consideran muertos vivientes.

—Podemos observar un poco más, MinSeok —pide con un tono serio y suplica en sus caídos ojos—, no hemos oído algún ataque fuera de lo normal.

—¿El ataque del edificio central no es fuera de lugar?

—El ataque fue directamente a los hombres que han violado la ley de Dios —Yixing levanta un poco la voz, su porte es autoritario y sus palabras salen firmes de su boca—, ningún humano en sano juicio debe atentar sexualmente ante infantes que no pueden defenderse.

—La iglesia tiene muchos de esos —MinSeok recrimina mientras se cruza de brazos—, ¿Debemos esperar a que atenten ante nuestros sacerdotes?

—Si han ido contra la ley, —asegura Yixing—, deben pagar por todos sus pecados.

MinSeok no dice más. Observa cómo los ojos de su compañero se tornan fríos ante la conversación terminada. Conoce las leyes de Dios, las practicó durante mucho tiempo y logró convertirse en un excelente exorcista. A pesar de que la gente solo lo considera como un sacerdote, sabe cuál es su misión en el mundo.

Cree firmemente en los castigos que el señor da a aquellos que lo han desafiado. Como el ángel Lucifer, de antes nombre Luzbel, fue castigado por Dios, por ir en contra de sus leyes, por querer algo más de lo que cualquier ángel u hombre puede desear. Desterrado del cielo, Dios le dio el castigo de vivir más que los humanos, vagar por los siglos deseando y perdiendo gente.

La descendencia de Luzbel corrió el mismo destino. Sin embargo, en lugar de apreciar cada momento con la persona amada, lograron convertirla en uno de ellos. Una leyenda que más adelante MinSeok está dispuesto a contar como un simple cuento para dormir.

—Los vigilaremos un par de semanas más —Yixing extiende por todo su rostro una gran sonrisa—, después de eso, lo haremos saber al vaticano. ¿Entendiste?

Yixing asiente eufóricamente, sin soltar la sonrisa de su rostro, se estira hasta estrellar a su compañero entre sus brazos. Ambos ríen ante la acción.

—Te toca ir a cuidar a los niños —MinSeok ordena mientras aleja el cuerpo de su compañero—, toma esto como un pago por mi generosidad.

Yixing carcajea con emoción, su risa es ruidosa y contagiosa. MinSeok no puede evitar sonreír mostrando por completo su dentadura. Yixing asiente y se despide con un ademán gracioso.

MinSeok lo ve partir y en sus recuerdos una escena similar se hace presente, sin embargo, la espalda de la persona es diferente. Puede detallarla un poco ancha, con los brazos ligeramente musculosos. El pelo es corto y deduce que es suave al tacto. MinSeok se levanta de su lugar, aún alucina con los recuerdos y distorsiona su realidad. Quiere seguir a la persona que acaba de ver, lo persigue hasta que se pierde en el pasillo.

MinSeok corre un poco para lograr alcanzar a esa persona, sin embargo, se ha perdido. El escenario se borra lentamente y no sabe lo que está ocurriendo. Todo se desvanece y MinSeok vuelve a la realidad cuando el balón de piel lo golpea en su pierna izquierda.

La risa de los niños lo traen de vuelta y se sorprende cuando el escenario es diferente.

No sabe qué es lo que está pasando.

 

 

 


 

 

La noche cae y con ella el frío se cuela por las rendijas del edificio. Los niños tienen sus mantas cubriendo hasta el pequeño pelo de su cabeza. MinSeok ha terminado de contarles un cuento para dormir. Deseando buenas noches, se encamina hasta su habitación.

Se desvía un poco al observar la intensidad de la luna que poco a poco va perdiendo su luz. Desde que tiene memoria, ver la luna en sus diversas facetas lo hace sentir melancólico, algo dentro de sí le está diciendo que ha perdido a alguien en esta vida o en otra, en la oscuridad de la noche.

—La luna hoy se ve hermosa.

La mente le juega mal, la voz que escucha al inicio es perfectamente la de Yixing, sin embargo, se descompone en un tono demasiado dulce y encantador para sus oídos. Gira bruscamente la cabeza y puede ver a alguien cuyo rostro es borroso. Sus labios sonríen en una tierna mueca y pronto se mueven como si pronunciaran su nombre.

—¡MinSeok!

Nuevamente, la realidad lo golpea fuertemente. Lo que ha visto hace unos momentos desaparece y en su lugar, Yixing lo observa con preocupación.

—¿Estás bien?, ¿De nuevo las alucinaciones?

MinSeok no responde con palabras, únicamente asiente. Se abraza a sí mismo y su mirada cae al suelo, no tiene las energías para mirar a su compañero. Silenciosamente, Yixing se acerca al cuerpo tembloroso del otro, despacio estira sus brazos y envuelve a su amigo en ellos. MinSeok corresponde al recargar todo su peso, suspira cansado y deja que Yixing acaricie tanto su espalda como uno de sus hombros.

—Sigo sin ver su rostro —con un tono ligero de voz, una nueva conversación inicia—, ¿es acaso una vida pasada?, ¿por qué solo sale esa persona?, ¿por qué es un hombre?

Yixing no responde, dedica totalmente sus oídos y caricas a MinSeok.

—Escucho su voz como si estuviera a mi lado —la desesperación toma lugar en la voz del afectado—, es… encantadora. Me hace querer correr a sus brazos. La risa que escucho en ocasiones me parece… hermosa.

>> ¿Qué es lo que pasa, Yixing?

—No tengo una respuesta, MinSeok… no la tengo.

Suspirando una vez más, MinSeok esconde su rostro en el pecho de su amigo, quiere olvidar por un momento todas esas alucinaciones que no hacen nada más que confundirlo.

¿Quién es esa persona que le habla tan cariñosamente?

Chapter 4: 03

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

MinSeok es consciente de su falta de sueño. Intenta conciliarlo mientras su mente vaga por recuerdos que no conoce. De sobra sabe que sus alucinaciones no son normales, que algo lo ata a la persona que aparece en ellas. No debería pensar en una vida pasada, porque para el hombre religioso, no existe la reencarnación.

Sin embargo, desde que tiene memoria se ha cuestionado innumerables veces, si todo lo que predica como un hombre de Dios, es correcto. Intenta cada día plantearse que lo mejor que le ha pasado es estar bajo el yugo del vaticano. Quienes le han enseñado lo que está bien y lo que está mal. Ha aprendido el arte de la palabra, predica con entusiasmo y siempre con el respeto que merece la palabra del Señor.

Pero, a lo largo de su vida y en esas ocasiones que ha escapado de las reglas estrictas del vaticano, ha podido leer sobre el mundo y cómo los libros lo describen. Tiene el conocimiento suficiente para cuestionar con pruebas que todo lo que dicen los diáconos no es del todo la verdad.

Aun dando vueltas en su mullida cama, siente una gran pesadez en su cuerpo, se levanta acalorado a pesar de no hacer bochorno esa noche. Su camisón de algodón cubre todo su cuerpo y, aunque la noche es fresca, el sudor adorna cada rincón de su piel.

Sentado en la cama y perdido en sus pensamientos, MinSeok observa cómo su alrededor empieza a cambiar poco a poco, el escenario que conoce desaparece y en su lugar, aparece en el interior de una choza de madera, el calor que siente es familiar y parece que está en casa. Alguien tararea una canción sin letra, curioso por el sonido, MinSeok se levanta de la cama, sus desnudos pies tocan la suavidad de la tierra.

Sumergido en la sensación, comienza a moldear la tierra debajo de los dedos de sus pies, se siente tan bien que no puede evitar sonreír. Una vez más, la voz cantante entra en sus débiles oídos, dispuesto a descubrir de quien se trata, deja atrás la agradable sensación y se encamina al lugar de donde proviene la extraña melodía.

Se tropieza de vez en cuando y siente que el camino es largo a pesar de saber que esa choza es pequeña. Abrir la puerta parece lejano y cuando lo hace, el frío se cuela entre sus delgadas prendas. Es extraño porque él puede ver que está dentro de la pequeña choza, sin embargo, el frío se siente demasiado real.

Sigue caminando, está hipnotizado por el cantar de aquella persona, se siente atraído por lo grave que suena la voz.

Quiere saber quién es la persona que se atreve a aparecer en sus alucinaciones.

 

 


 

 

—¡No quiero ir!, ¡No puedes obligarme a ir!

Quejumbrosa y chillona voz, JongDae hace lo posible para sonar molesto ante su superior y amigo. Han decidido tomar guardias en el pueblo, principalmente para averiguar más sobre el nuevo lugar que limpiarán y segundo, para saber los movimientos de quienes se han instalado en el Orfanato Sperantei.

Infantilmente han decidido los turnos por un juego de monedas. Solo tenía que salir cara en esa maldita moneda y JongDae se libraría de ser el primero en hacer guardia. Sin embargo, posee una mala suerte y no ha ganado ni una sola vez en los siglos que ha vivido como vampiro.

—Reglas del juego, amigo —JunMyeon habla burlonamente, JongDae lo voltea a ver con mala cara y SeHun no puede evitar soltar una tenue risa—, en el primer día no sucede gran cosa, así que no sé por qué te preocupa tanto.

—¡Por eso mismo! —JongDae extiende sus manos dando a entender el punto—, el primer día siempre es aburrido. En el tercer día hay más movimiento. Siento que dormiré y no prestaré atención.

—Aunque sea aburrido, debes mantener los ojos abiertos, no sabemos si su forma de actuar está en ser sigilosos y silenciosos.

—¿Cómo nosotros? —JongDae pregunta curioso ante las palabras de su superior, quien asiente seguro.

Con recelo, JongDae termina por aceptar ser el primero en vigilar el lugar, además, SeHun le ha metido el gusanito de la curiosidad al decir que, la gente puede moverse sigilosamente y sin hacer mucho ruido, tal cual ellos hacen en sus días de cacería.

Dejando a sus amigos solos en la oficina, JongDae no pierde el tiempo y se encamina a su habitación, a pesar de no cambiar nada de su vestimenta para ir a vigilar, quiere llevarse algunos bocadillos que tiene escondidos bajo la cama. Además, tiene que limpiar antes de salir los anillos que adornan los dedos de su mano izquierda. Cada que los ve, recuerda el día que los compró, deseando llegar a casa y pedirle a su novio vivir toda una vida juntos.

Lástima que el destino decidiera quitárselo antes de entregarle aquel accesorio.

Quitándose con calma los anillos, JongDae se prepara para limpiarlos en la pequeña mesa de trabajo que resguarda en su habitación. Todos los días, antes de salir a un lugar fuera de su aldea, se toma la libertad de limpiar cuidadosamente cada rincón de sus accesorios, observa cada detalle y el grabado que le costó realizar en los anillos. En algún futuro, quisiera que un humano aprendiera a grabar nombres en tan pequeños accesorios, así, él grabaría con entusiasmo el nombre de él, del hombre que ha amado y sigue amando a pesar de los siglos.

El pequeño lienzo de algodón le ayuda a sacar brillo a sus piezas, las termina de limpiar e inspeccionar, para después colocarlas de nuevo en sus dedos. Dejando la mano en alto, JongDae observa los anillos brillar en sus dedos.

Un toque en su puerta lo saca de la ensoñación.

—¿Ya te has preparado para salir?

La voz gruesa de SeHun se cuela entre el espacio que va haciendo la puerta mientras se abre, JongDae hace un ruido muy parecido a una afirmación. Ya dentro de la habitación, SeHun camina un par de pasos largos antes de tomar asiento en la cama. Sus piernas se cruzan elegantemente y sus brazos se recargan en la suavidad del colchón.

—¿Hay algo que quieras decirme antes de irte?

La pregunta sorprende un poco a JongDae, sin embargo, dentro de sí esperaba que su superior la hiciera. Es consciente de la preocupación de SeHun.

—¿Estamos hablando sobre la investigación o de otra cosa?

—Lo sabes, JongDae.

Con un suspiro, el dueño de la habitación voltea hasta estar frente a frente con su superior, sus ojos se conectan y SeHun puede entender un poco el malestar de JongDae. No solo es por ser el primero en vigilar, tiene dentro de sí preocupaciones que no ha podido sacar por andar pensando en algo más.

SeHun puede entender los sentimientos de todos sus hijos, ha comprendido el corazón roto de JunMyeon, y es capaz de comprender la soledad que alberga JongDae en su interior.

—No puedo consolarte como deseas —SeHun habla con calma, su tono de voz intenta acariciar el solitario corazón de JongDae—, tampoco puedo asegurar cuándo podrás tenerlo nuevamente en tus brazos.

>>Sin embargo, puedo decirte que, aquello que tanto atesoras te conecta con esa persona.

JongDae siente cómo es abrazado por las palabras de SeHun, el dedo donde posee los anillos de pareja arden ante las últimas palabras. La sensación solo obliga a JongDae a moverlos un poco, SeHun sonríe, sabe que su hijo ha entendido el mensaje, le desea una buena noche y antes de salir, le advierte que no puede dormir mientras vigila el lugar.

 

 

 


 

La noche es fresca y oscura, nadie transita por el lugar y JongDae toma asiento en el borde el edificio que queda justo entre el orfanato y la estructura que debe vigilar. Ni siquiera ha visto a los malditos exorcistas que duermen en aquellas mullidas camas, ¿Cómo se supone que los reconozca?

Aquel orfanato tiene innumerables monaguillos que se encargan de vigilar a los pequeños, darles de comer, vestirlos e incluso juegan con ellos. Entonces, ¿por qué aceptarían a esos individuos?

¿Será por las cacerías de ese año?, si bien, por lo regular cabían de pueblos para sus cacerías, causalmente los más infectados de porquerías han sido los últimos dos pueblos que han visitado. Oh, JongDae debe dejar de divagar y prestar mejor atención a su alrededor. Tiene más curiosidad por saber qué hacen los asquerosos hombres en la noche que nadie los vigila.

La primera hora fue pasable, JongDae se terminó todos los bocadillos por lo que la espera no fue tan caótica. Sin embargo, al pasar las horas se estaba desesperando por no ver nada fuera de lugar. El tatarear de melodías que no se han escuchado salen desde lo más profundo de su garganta, sabe dentro de sí que en un futuro alguien lo contratará para armonizar junto a varios artistas.

A lo lejos, cerca del orfanato, JongDae puede ver una figura desconocida caminar sin un rumbo fijo, entrecierra los ojos para visualizar mejor, es bueno con la vista, pero no tanto cuando tiene la flojera instalada en todo su ser. Suspira al no reconocer la figura que camina en línea recta.

Le parece curioso que sus ojos no puedan distinguir bien el rostro de aquella alma solitaria, pero sí puede delinear perfectamente las curvas del ser caminante, el color blanco resalta aún más la belleza de su piel, el andar lento y pausado le instala la curiosidad que había perdido por esperar tanto. Por lo que, decidido a saber qué idiota camina a altas horas de la noche, en solo un traje de dormir y con toda la brisa fresca de la noche; baja de donde está y se acerca con cautela gracias a la oscuridad de los rincones más escondidos entre los edificios.

El alma perdida de vestimentas blancas, camina con la vista perdida, sus cabellos cortos pero largos de la parte frontal, cubren un poco sus ojos. JongDae camina a la par mientras ambos pasan los diversos callejones vacíos. Tiene tanta curiosidad que decide espantar un par de animales callejeros para ver algún tipo de reacción, sin embargo, nada de lo que hace tiene efecto en la persona que camina en una sola dirección.

Apresurando el paso, JongDae se adelanta varios callejones más, se queda en la esquina de un edificio en construcción, su cuerpo es cubierto por la estructura y solo las manos puestas en el borde y su rostro sobresalen del lugar.

Mueve poco a poco la cabeza, sus ojos intentan enfocar el rostro perdido, aprieta sus dedos en la pared cuando no logra ver bien el rostro ajeno.

La persona solitaria sigue caminando, sus ojos han dado al suelo y poco a poco se detiene muy cerca de JongDae. Parado en medio de la calle, la alma perdida levanta poco a poco su rostro, sus ojos vuelven a tener el brillo que perdió cuando se sumergió en el sueño.

El aire escapa de los pulmones de JongDae, es una sensación inexplicable, su corazón muerto se comprime ante la sensación de un latido que no puede ser, la humedad se cuela en sus ojos y no quiere que las lágrimas florezcan porque entonces, no podría seguir viendo el rostro de quien tanto ha extrañado.

El suspiro contenido que sale de su boca, intenta calmar lo agitado que está todo su cuerpo por el maravilloso descubrimiento.

MinSeok sigue siendo el hombre más hermoso que sus ojos han visto, incluso después de tantos siglos conociendo a personas alrededor. Sus ojos perdidos son bonitos, a pesar del miedo que se transmite en ese momento a través de ellos. Su piel sigue siendo igual de suave y perlada a la vista, tal y como lo recuerda.

Su bonito cuello a la vista, perlado y libre de cualquier prenda, hace que sus colmillos perfectamente guardados quieran salir. Su instinto le grita dentro de sí que ese hombre es suyo, debe poseerlo para que ambos disfruten de su eternidad juntos.

Sin embargo, la nostalgia envuelve a JongDae, recuerda el último día que tuvo a MinSeok en sus brazos. El cómo suplicó para que ambos huyeran juntos, y el por qué su pareja decidió quedarse para proteger lo que ambos construyeron con tanto esfuerzo.

JongDae observa aún cómo MinSeok intenta encontrar una explicación al por qué está en medio de la calle y en la oscura noche. Sus ojos tristes recorren por última vez el cuerpo de su amado, debe salir de ahí antes de que algo se complique. En un susurro y con ayuda del viento, susurra suaves palabras que llegan a MinSeok con rapidez.

Volteando bruscamente, MinSeok logra ver por un instante al hombre que se esconde detrás de la esquina del edificio, quien al ser descubierto apresura su huida. El exorcista corre a prisa, desea alcanzar a aquel hombre, sin embargo, no logra hacerlo. Al llegar a la esquina, las calles están en completa soledad.

MinSeok lleva ambas manos a su pecho, su corazón late con demasiada prisa y un sentimiento de añoranza se instala en todo su ser. El deseo de ver nuevamente a ese hombre lo carcome hasta los huesos. Cierra los ojos, recuerda el tono de voz que el viento le entregó y, sobre todo, graba en su memoria las hermosas palabras que escuchó.

Te encontré al fin, mi precioso amor.

Ahora sus alucinaciones tienen a un hombre con hermosos ojos oscuros.

 

 

 


 

 

El ruido de la puerta de su habitación siendo abierta de golpe, no sorprende a SeHun. JongDae entra con prisa, sus ojos están húmedos por las lágrimas que quiere soltar, su cuerpo tiembla ante la emoción de volver a ver a MinSeok.

—Yo…

—¿Te reencontraste con él? —SeHun sonríe.

Antes del arrebato de JongDae, SeHun leía documentos que le fueron enviados. En ellos, los vigilantes de cada aldea, le notifican nuevas noticias. Dentro de sí, sabía que sus dos primeros hijos encontrarían a sus parejas en ese lugar. No sabía con exactitud quien de los dos sería el primero en descubrir lo cerca que están.

—Él… yo lo vi… él…

JongDae no puede contener su voz, las palabras no salen como las piensa, corta las oraciones y no sabe cómo expresarse. SeHun observa a su amigo, de ser un neófito sediento por nuevas experiencias, ahora es un vampiro que no puede creer que el destino lo volvió a juntar con su único amor.

—¿Cómo es posible?, ¿Por qué después de tantos siglos?

—No puedes apresurar el tiempo, quizá debías aprender y sufrir antes de tener la felicidad nuevamente en tus manos —SeHun se acomoda e invita a JongDae a sentarse cerca de él—, el destino ha sido bueno contigo y con JunMyeon.

—¿Crees que Yixing esté con MinSeok?

—Es posible, ambos fallecieron el mismo día y año, ¿no es así? —JongDae asiente—, hasta que JunMyeon no vea a su pareja, no le menciones nada.

JongDae entiende el rumbo de la conversación. Es consciente de que, si JunMyeon sabe de la existencia de MinSeok, querrá a toda costa descubrir si Yixing también reencarnó en esta vida. Buscaría la manera de verlo, causando un desastre en el pueblo. El corazón roto de un vampiro puede ocasionar situaciones desastrosas.

JongDae asiente ante la petición de su superior.

Notes:

Este fic se actualiza lento, espero su comprensión. Ojalá les esté gustando <3