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Language:
Español
Stats:
Published:
2024-07-12
Completed:
2024-07-12
Words:
9,365
Chapters:
2/2
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1
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7
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222

La crisis de un ángel cruel...

Summary:

¿Qué hubiera pasado si Roc por atender la llamada de Lobco y hacerle caso, descuidaba el consejo que le dio Satanick y no iba a por Lec?

Bueno, él se habría encontrado con Zero…

Notes:

Este oneshot, que me salió demasiado largo al final y por eso ahora es two-shot, es una ruta o final alternativo del oneshot de "Para vivir: Solo se necesita de un cerebro y un corazón" si juzgamos que al final Rocco sigue siendo canon aqui, podríamos decir que esta es la "ruta canon" aunque eso siempre puede ser a elección de ustedes. En fin, ¡Espero que lo disfruten!

Chapter 1: Pensar que la crisis de un ángel cruel...

Chapter Text

¡¿Por qué ya no simplemente vivir sin poder sentir algo por él?!

A esa frase debió haberle agregado: “¡¿Ni por nada, ni nadie?!”

Pero eso al final era solo una amarga mentira que él intentaba creer, pero el resultado iba a ser el mismo. El doctor ya se había despertado de su intento tan fallido, como maldito, de intentar hacer una “cirugia casera” para extirpar su corazón, todo por un grandísimo estupido.

Que, al final del día, él se despertaría con su amada esposa, y el resto del día cada uno desde su lugar se preparía para la tan ansiada boda. Ella con su pelo suelto, radiante y luminoso, un impecable decorado en su cabello sin ser opacado por su gran velo, sus labios curvados en una sonrisa pintados de un rojo cereza, renaciendo en su tan claro, como hermoso vestido blanco que sólo realzaba lo joven que esa joven era para sorpresa de nadie. ¿Por algo él la había elegido, no?

Él, con una sonrisa de punta a punta, usando una colonia masculina, para reafirmar lo especial que iba a ser ese momento, bien peinado y sin un solo pelo fuera del lugar, vestido con ese traje negro, luciendo tan elegante y combinando con la novia de la forma mas impactante y especial posible. Ambos iban a llegar al altar, luego de que Satanick les diera su bendición. Ambos irían a contar sus votos matrimoniales luego de la gran charla innecesaria de quien sea que sea el que tenga que hacer de “sacerdote” demoníaco, y quien los oficializara cuando termine su sermón. En frente de todos, Lobco sostendría el ramo de rosas azules en sus manos y cuando el pastor dijera la tan esperada pregunta:

— Roc Hijoushiki, ¿Aceptas a Lobco Sakurada como tu legítima esposa? Para amarla, cuidarla, y respetarla. Tanto en la pobreza como en la enfermedad. ¿Hasta que la muerte los separe?

—Sí, padre, acepto.

— Entonces mi estimado Roc, ya puede besar a su esposa.

Él entonces la atraparía entre sus brazos, en un abrazo sellado, acentuado con un beso correspondido por ella. Mientras tanto, el ramo tan rápidamente lanzado luego de que se diera esa última declaración de amor iría a caer en manos de la próxima joven afortunada, entre el montón de personas que intentarían alcanzarlo, pues quien lo hiciera. ¡Dichoso de él o ella! Sería el próximo en casarse y consumar su amor al fin.

Pero nada iba a importar de ahí en adelante. Sus esperanzas iban a morir ahí sin más, su vida iba acabarse en frente de sus propios ojos, ella legalmente luego de tantas idas y vueltas, iba a tomar su apellido de una vez por todas.

—Mi apellido…

Ese dia, Lobco Sakurada iba a morir, y, con ello, todo y todos los que alguna vez estuvieron en su vida en aquel mar azul, ahora tan distante e inalcanzable; como las olas, ellos iban a ser arrastrados hacia atrás, hasta lo más hondo y lejano de las profundidades del océano. Su familia, sus amigos, quienes ella había olvidado tener, pues ahora solo eran insignificantes sombras de un pasado sin nombre y apellido, hasta que el nuevo hiciera que todo vuelva a cobrar sentido para ella y que nunca volviera a soltar ni una sola lágrima salada de mar, otra vez. Teniendo sus dos mechones grandes sueltos antes, ahora estos iban a formar un corazón al igual que el de su marido.

Pero a su vez, Lec Hijoushiki también moriría esa noche.

Ahora ella iba a portar el apellido que él obtuvo alguna vez junto a Roc en ese primer cumpleaños de entrada en la adolescencia.

Algo que muchos podrían llegar a ver como un dolor insignificante rayando en lo absurdo e infantil, y en el “romanticismo nostálgico”.

Su tragedia personal, simplemente consiste en que fuera de Roc y Satanick, este último por ser su creador, no había logrado crear un lazo duradero e íntimo con nadie. El resto de los subordinados de Satanick si no fuera porque son fieles a él y a su causa, su odio a los ángeles, sumando que Satanick no es miserable a la hora de pagarles un sueldo: La mayoría ni intentaría llevarse bien con más de uno o dos. Envi estaría solo con Yagi, Edabane con Benitoharu, Kyou con Hidou, Dokugai con Hitoki, Roc y él…

Pero el primer subordinado ya le sobraba y le bastaba con Yagi y Jork, y Eimin y Suimin. Lo mismo aplica con el titan del grupo.

Kyou tenía esposa e hijos, y siempre ha sido alguien carismático para la gente desde antes de ser un subordinado del diablo. Hidou era un caso similar, fuera de estar con Linaria y Syura, pese a ser alguien que nunca tuvo problemas para socializar, y tener a Kyou de amigo, sumando lo muy compañero que podía llegar a ser con Roc, aunque no lo pareciera a simple vista: El estaba contento con su familia y sus dos amigos de siempre.

Dokugai y Hitoki, a diferencia del resto…

Él podría jurar que lo único que los ata a Satanick es el buen sueldo y estatus de confianza del pueblo como las únicas dos grandes razones de peso por las que trabajan para él.

Diría que ellos son más cerrados que todos los demás, incluyendo a Envi y a él mismo. Solo se necesitan entre sí, sin hijos, amigos, animales, jefes u otros familiares o un tercero estorbandoles pese a no ser nada.

Pero él, sino fuera porque Satanick no tiene problemas en amar a sus creaciones, y que él tuvo la buena suerte en su momento de haber pegado tanta química con Roc por el objetivo que los había unido como hermanos de armas en un principio: Matar ángeles… Él no tenía a nadie ni a nada.

Su hermano era extrovertido y desde siempre fue alguien popular.

Pero él estaba en el otro extremo, siendo alguien que nunca fue de disfrutar los grandes eventos sociales, con sus enormes grupos de personas con tan distintas personalidades entre sí, y antes de empezar a estudiar para ser doctor, era, todavía mucho más tímido y perdido para socializar que ahora. Muchas veces no sabía empezar una conversación, fuera de su trabajo, las típicas preguntas generales que le podes hacer a cualquiera como:

“¿Viste el pronóstico del tiempo? Parece que hoy podría llover e inundarse, y ahora está el cielo nublado, Satanick no dejará trabajar a nadie así…”

Pero fuera de ello, sentía que si él no traía el tema de conversación a la mesa, y sabía guiar la charla de alguna forma u otra, menos si el tema no era del interés del otro, o era insignificante para todos, estaba perdido en el mapa. Fuera de tener que dar discursos frente a grupos grandes de personas, ya sean conferencias, o comunicar algo importante por razones mayores a él, o estar hablando con gente que estudia medicina o ya es doctor/a o enfermero/a: Al final siempre terminaba aburriendo a los demás, y en el peor de los casos, hasta les llegaba a caer mal por considerarlo un bicho raro.

Quitando las aportaciones que había otorgado a la sociedad fruto de sus extensos años de estudios, prácticas, y curiosidades por saber un poco de todo, sobre cualquier tema fuera de las ramas de la medicina. Gracias a que su mente es inquieta y nunca se detiene, a menos, que esté profundamente dormido, o sus labores como subordinado del diablo, y por ende, guerrero que lucha contra los ángeles: Todo lo que quedaba de él, era una persona aburrida y borde.

Porque fuera de toda habilidad y conocimiento que estuviese en sus manos, él nunca destacó por lo que era, por su personalidad, sus virtudes, sus defectos, sus valentías, sus miedos, sus logros y fracasos personales.

Luego, todos iban a seguir con sus vidas, moviéndose de aquí para allá, riendo y llorando, lamentando y celebrando, de aquí en adelante, sin detenerse por nadie que se haya quedado atrás.

Pero él iba a quedarse estancado en todo lo demás.

Hijoushiki era más que su apellido: Era su vida, su honor, sus vivencias, sus logros, sus miedos, lo que es y no es. Pero la introducción de Lobco a la vida de su hermano, y por ende, a la suya vino a revolucionarlo todo, pero en su contra.

Pero ahora… ¿Cómo se iba a apellidar?

Nunca habia sido alguien tan seductor como atractivo, como para siquiera tener un pretendiente, daba igual del sexo o genero que fuera, que aceptara transpasarle su apellido y compartirlo con él.

Nunca había tenido uno, uno solo, siquiera.

El policía en cambio, ni los dedos de sus manos o de sus pies, servirán para contar cuantas mujeres le han pretendido, sin importar si Roc les hizo caso o las rechazó cortésmente. Pero por más que profundice en esos temas, él no encontraría una respuesta mágica que viniese a solucionar su vida de golpe, que de nada servía si su mano derecha, mañana contraería matrimonio.

Portando en su dedo anular un hermoso anillo de diamante rojo, Lobco contrastará luciendo la misma piedra preciosa, en azul.

Pero para la otra cara de la aparente moneda, Lec nunca sería digno para portar un apellido con honor, menos un anillo dado por un amor, de parte de alguien que lo amara tal y como es, y que no tuviera vergüenza para hacerlo, y reconocerlo, jamás.

Esta afirmación no era nada trascendental. Porque hacer cierta pregunta era imposible antes, pero ahora su respuesta estaba tan clara, como el mar azul en aquellos instantes:

¿Quién estaría lo suficientemente loco cómo para amarlo?

Solo una persona lo suficientemente loca y testaruda, tal vez.

Pero aun así, él sabía la respuesta correcta: Nadie. Nunca hubo alguien, no lo hay y nunca lo habrá.

Algo tan simple, y doloroso, como eso, era tan difícil de digerir.

Pero mientras su mente lo torturaba, de lo que él no se había percatado en todo ese tiempo, es que había empezado a vagar sin rumbo, porque al parecer había tropezado con una piedra. Cayendo en el suelo y estampando su cara contra el césped, lo único que podía agradecer es que fuera eso, y no la dura cerámica de las calles de la ciudad capital que rodeaba al castillo de su Diablo.

Porque fuera de eso, solo le quedaba maldecir a gritos ahogados que ya todo el cuerpo le dolía y le pesaba como nunca.

Primero su pecho y sus manos, por haberse querido arrancar el corazón sin éxito, al punto de que hasta sus uñas se habían despedazado debido a ello. Segundo, su cabeza explotada por la migraña de haber bebido alcohol como si el mundo fuera acabar mañana, aunque en definitiva, si Hijoushiki era su vida, Roc era su mundo… El cual mañana finalmente sentará cabeza en su propia vida en un altar con su esposa. Sí, su mundo se iba a acabar mañana y él no iba a poder hacer algo para poder impedirlo.

En su lugar, lo único que parecía que no se iba a acabar jamás a este paso, era el dolor en su rostro, y que su vista dejará de estar nublada, menos.

No obstante, el universo en su afán de contradecirlo cuando menos se lo esperaba; los colores y las formas se estaban volviendo más concretos ante sus ojos. No lo suficiente como para darse una idea de donde estaba o a dónde se dirigía, pero si para empezar a notar que había una cosa rara en el camino… No. Eso era una persona con un objeto estorbando más bien, ¿Cómo se dio cuenta? Recién ahora se detuvo a escuchar su entorno, y no a sus pensamientos.

Pero esa voz, esos quejidos, ahora le sonaban tan… ¿Familiares?

“¿Ahora de quién se trata esta vez?” Fue su primera pregunta, en tanto sus ojos se pusieron en blanco, estaba tan cansado.

Aun así, cuando, al fin, su vista logró retornar a la normalidad, lo primero en lo que su vista se enfocó fue en la trampa para osos.

Así pudo distinguir que al final solo se trataba de Zero, el serafín que innumerables veces había intentado matar a Roc sin mucho éxito que digamos viendo las cirscuntancias.

Solo se estaba quejando mientras maldecía entre dientes el que su pie haya quedado atrapado en ese objeto metálico.

Viéndolo ahora, un poco mejor al ya haberse sentado en el pasto, en parte aprovechaba para estirar las piernas, por otro, podía ver toda la sangre que se estaba derrochando hacia abajo en cierta dirección que conducía a cierto ángel. Pero Lec cuando pudo elevo la vista, ya que con solo ver esa escena, ya hasta le dolía el pie a él.

Quedando así cara a cara con Zero, que lo miraba con una cara de pocos amigos, pero sin soltar más que quejas y maldiciones, mientras, ahora más que nunca, intentaba mover su pie y con sus manos intentaba liberarse de su torturador metálico.

En otra ocasión, de no haberlo ignorado, se hubiera burlado o dejado escapar una risita al verlo así por una trampa y ya.

Porque fuera de las batallas oficiales con los ejércitos de ambos bandos, él evitaba luchar contra los ángeles.

A menos que notara que estos le planeaban una emboscada personal, o estuvieran a punto de capturar o matar a otro demonio.

Pese a que le gustaba matarlos cuando podía, desde que ejercía su trabajo como doctor, este consumía bastante de sus ganas y su energía. Que entre los demonios que perdían, o habían tenido la mala suerte de toparse con los seguidores de Dios más fuertes o más inteligentes que ellos, esos pares suyos los cuales, sus estados mentales o emocionales, les proporcionaba que las enfermedades les afectaran mucho más fácil que a otros demonios similares a ellos y mas al propio señor Satanick luego de una tortura de su hermano, ya con eso tenía su agenda bastante ocupada.

También entre tener que parar a Roc cuando este enloquecía y estaba fuera de control, o ayudarlo a esconder y eliminar las pruebas de que él había torturado a algún demonio, siempre de menor rango en su comisaría para evitar algún tipo de castigo o sanción de Satanick, a quien no le gustaba que sus creaciones se dañen entre sí, el tener que ocultar sus propias huellas de su canibalismo pese a que sus víctimas, en su mayoría demonios, no solían recordar nada de nada después.

En parte, debido a que los mecanismos de sus cerebros hicieran que se olvidaran de haber sido atacados y comidos, o porque él se encargaba de que ya una vez bien, pero bien inconscientes, estas se tragaran una poción que no les iban a permitir recordar lo sucedido y ya, fin del problema.

Era la razón por la que muchas veces ni se había inmutado o molestado en parar a Zero, aunque el serafín no sea alguien débil, fuera de lo que Roc y muchos otros, incluso angeles, creían.

Más allá de su situación frustrante de siempre perder contra su hermano, el ángel de doble aureola y cabello verde azulado tenía un mejor rendimiento en las batallas con los ejércitos de ambos bandos, siendo alguien que acertaba bastante cuando asestaba un daño a la mayoría de demonios a los que se había enfrentado y el que se solía dar cuenta de cuando ellos intentaban rodear a uno de sus compañeros y se los advertía muchas veces evitando otra baja para los guerreros de Fumus.

Cuando luchaba al lado de Lei, su hermano mayor, se hacía mucho más difícil dañarlos a ambos ya que se sincronizaban rápido, muchos demonios que estuvieron en su hospital se lo hicieron saber mientras los curaba, desde regulares hasta archidemonios como Benitoharu, Yagi o incluso Hidou con lo fuerte que era.

El travesti fuera de regulares o querubines, si le costaba luchar contra serafines y más cuando se estresaba. Yagi pese a que solía de jactarse de su gran altura con Edabane, la misma muchas veces le resultaba una gran desventaja porque era un blanco más fácil de notar y si logras dañarlo y hacerlo caer, más de una vez terminó aplastando a Envi o a otros. Hidou era el único caso que cuando llegó casi en sus últimas, y le contó lo que pasó a manos de quien, le costó mucho creerle al principio y le bromeaba entre risas y risas sobre que las drogas eran malas, y Hidou con una cara de perros inamovible, lo estaba fulminando con la mirada, solo hasta que él paró de reírse. Pero lo que le hizo creerle al final, fue ir de a poco, observando más y más, el cómo estaban hechos ciertos cortes que aún le quedaban por ser cicatrizados en el cuerpo del narcotraficante y productor de videos de crímenes casi legales.

A su vez, eso también le permitió darse cuenta de que Zero era fuerte, ágil, y atento. Dependiendo su rendimiento en las batallas de qué tan ansioso o en qué situación específica se encontraba.

Concluyendo: Lo que le costaba tanto su victoria contra Roc ,era el mismo odio que le tenía, por el cual intentaba matarlo.

Ese sentimiento lo entorpecia y cuando veía a Roc, su misma ansiedad por matarlo no le dejaba ser estratégico, y saber cuando esquivar o atajar, incluso darse cuenta de cuando el policía estaría en un buen lugar aislado para atacar, o si él estaba distraído, o muy enfocado en algo, lo cual le pasada de tanto en tanto y lo volvía una presa más fácil de alguien con la suficiente fuerza y estrategia puesta en dañarlo de verdad, no era broma, a veces los niveles de concentración de Roc podían o ser o de risa o para preocuparse, más si se trataba de algo que realmente no merecía tanta importancia o era algo sin mucho sentido de darle las vueltas.

Sin mencionar que si era capaz de sostener sus dos espadas como si nada durante horas, inclusive, en las confrontaciones militares con tumultos de gente matándose a lo loco, tan débil no es. Creanlo.

Otra cosa que también podría jugarle en su contra: Es la indefensión aprendida, de haber perdido tantas veces, contra su “enemigo mortal” pese a que su mano derecha más allá de ganarle, solo lo encontraba como un “insecto muy persistente” en derrotarlo.

Pero volviendo a la realidad y bajando de la nube de sus pensamientos, Zero ya había dejado de luchar contra la trampa de los osos. Quedando todo en un incómodo silencio, pues aunque él todavía se encontraba sangrando, no había dejado de mirarlo con esa inusual cara de poker. Pese a que no le gustaba ser mirado así, no le iba a culpar porque él habría hecho lo mismo si alguien se quedara mirándolo así como así, mientras él se estaba desangrando y la otra persona era del bando de Fumus.

Estuvieron en esa situación unos cuantos minutos, sólo oyendo el sonido de la brisa del viento y algún cuervo de por ahí.

Para matar el aburrimiento. Lec decidió, motivado por su misma flojera y nulas ganas de atacar, porque lo único que tenía lastimado el serafín era su pie, y él… Era el idiota que había intentado arrancarse el corazón, lastimandose bastante las extremidades, y demases organos internos de su cuerpo en el fallido intento, y que luego habia sufrido la resaca mas infernal de su vida, de esas de las cuales Dios solia reirse al nivel de hasta casi escupir un pulmon.

—¿Cuál es la peor pregunta para “romper el hielo” que te han hecho?

Soltó sin pensarlo mucho el castaño. A lo que el de pelo verde acuoso, parpadeo algo pasmado, pero volviendo a la tierra, solo le quedo fruncir el ceño con desconcierto, y responderle:

— … La tuya.

Dijo con su tan simple y llana sinceridad.

< Oh por favor, la noche sí que será larga. > Fue el primer pensamiento que le surgió al serafín.

Pero al cabo de un rato, Lec de tanto hacerle preguntas que rayaban entre lo absurdo y el existencialismo, Zero se quedó atrapado conversando y divagando con un demonio que aún apestaba a alcohol, y que con tal de romper el silencio incómodo empezó a sacarle, de forma tan improvisada que hasta el que es algo lento se dio cuenta: Charla. Aunque cualquier persona si los estuviera viendo de lejos, pensaría a simple vista que el doctor fue atacado por un oso, y el, bueno, aún sin uno se lastimó por una trampa para estos animales.

< Pero lo bueno es que ahora ya no siento dolor. >

Pero ese mismo hecho, le hizo caer en cuenta que su pie ya no estaba en aquel artefacto tortuoso de metal, y que ya estaba vendado, aunque ahora se estuviese refregándose los ojos a más no poder porque hasta hace, ¿una hora casi?, no se libraba más del dolor.

< ¿En qué momento logré liberarme… ? >

Fue ahí cuando su mente empezó a ignorar, lo que sea que estuviera contándole Lec, hasta que su vista captó que quien tenía un rollo con vendas agarrado en su mano, sólo podía ser el doctor.

Cayendo en cuenta que este mismo hombre que tenía enfrente, era el hermano mayor de su enemigo mortal, y que de paso le había estado dando charla, él siendo un demonio y él un ángel, de forma amena, como si fuera lo más normal en este mundo.

Además, de que esté todavía seguía en un monólogo filosofando sobre “si un ciego mira a Medusa, ¿Se convierte o no en piedra?” inmerso en intentar hallar una respuesta.

— Tú me ayudaste… ¿Por qué? — dijo, con un tono de curiosidad. Zero lo soltó sin pensarlo dos veces.

Aun con lo impasible y cauteloso que era con los demonios, este estaba en peores condiciones que él, lo mirase por donde se mirase. Mientras que, fuera de su herido pie, su cuerpo estaba en óptimas condiciones, y aun tenía sus alas en funcionamiento. El contraste de ambas figuras podía definirse con una sola palabra: Auch. A falta de una mejor descripción, Lec parecía que, si fuese golpeado y lastimado un poco más, fallecería ahí mismo. Su torso, y sus extremidades, tanto humanoides como las tan distintivamente demoníacas, estaban en su peor momento. No podía ganar nada en ese estado, y menos habiendo vendado y parado con el dolor de pie que estaba padeciendo, hasta hace poco Zero.

— Pues porque… ¿Por qué no?

Esa si respuesta si que no se la esperaba. Por más irónica que fuese para un médico, pero para Zero había algo más.

< ¿Estará tomándome el pelo? Yo soy un ángel, y él es un demonio. Algo anda mal aquí, pero, ¿Que gana el contestandome eso? ¿Tal vez está planeando una emboscada y Roc ya viene aquí? Un demonio nunca sería capaz de ayudar desinteresadamente a un ángel y menos de esa forma. Algo se me debe estar escapando. >

Y ese algo era tan “obvio” como el hecho de que al Lec tener dos colas demoniacas, colmillos y ser un subordinado, al igual que el, pero del enemigo de su jefe y dios, aun si este último por sus verdaderas acciones e intenciones distaba mucho de serlo y pareciese ser más él un diablo que el propio diablo, y aun así el serafín de doble aureola seguía sirviendo a él: Esas razones tan arbitrarias ya eran suficientes para el, para discriminarlo y sospecharlo sin matiz alguno.

Al cual estaba mirando fijamente con el entrecejo algo fruncido mirándole directamente a su rostro. Buscaba una señal, alguna reacción del otro que le indicara que algo se tenía entre manos y que debía ser rápido para reaccionar a alguna trampa. ¿Y si fue él quien dejó la trampa para los osos? ¿Y si Roc ya está en camino de ir a tomarlo por sorpresa y la charla fue una mera distracción para él mientras él otro demonio llega? ¿Y si en realidad no está lastimado realmente y sus heridas son algún tipo de maquillaje para que caiga más rápido en algún tipo de emboscada secreta y él no está listo?

El serafin ya se estaba poniendo todavía más tenso e incómodo mientras intentaba decifrar la hipotética situación de trampa, buscando ver a través de Lec alguna señal antes de que sea tarde.
Quien estaba mirándolo a su vez sin decirle nada.

Hubieran seguido mucho más tiempo así, de no ser porque Lec con una mano se apartó el flequillo de sus ojos, encontrándose ambas miradas al fin. Pero lo que Zero nunca se esperó encontrar…

Era como el doctor todo este tiempo le había estado escondiendo a todos unos semejantes ojos azules como esos, que si los tuviera que comparar con la tonalidad de una gema, diría que esa sería la aguamarina: Por lo tan sorprendentemente y pulcros y claros que eran, e increíbles de hallar en un demonio, más en uno de un rango tan alto, y por ende impuramente demoníaco como el suyo. A diferencia de sus propios ojos escarlata tan disonantes de él, para la pureza que debía reflejar ya un ángel a primera vista de por sí.

— Bueno, ¿Eso no es lo que todos los médicos hacen? — dijo, intentando excusarse por si habria dicho algo ofensivo accidentalmente, no era la primera vez que algo que él decía se prestaba a muchas malinterpretaciones por su falta de claridad al hablar, y luego de tantos sentimientos abrumadores experimentados por hoy, no le quedaban nada de nada de ganas de pelear o de meterse en un nuevo problema ahora mismo.

Ok. Esto si que era raro, no del todo por la respuesta que recién el hombre del bando contrario le había ofrecido, sino porque lo sabía, si, Zero por fin estaba seguro de saber algo, oh dios mio, ¿Fumus, con lo idiota y lento que suele ser este serafin, el que ya este convencido de algo, y peor aun, que tenga razon en eso, es alguna señal tuya de que finalmente se va a acabar el mundo hoy o mañana? pero de todas formas, si se tenía que escribir algo a favor de él, es el hecho de que a veces, cuando la situación sí que se ha tornado desesperante e incierta, el ángel con doble aureola si ha sabido ver lo esencial en la situación a resolver.

En este caso, lo esencial es invisible a los ojos…

Pero lo esencial era comprobar si decía la verdad o no, y lo que suele ser invisible a los ojos, suele reflejarse en estos mismos, y el doctor sin haberlo previsto, se sinceró con él abriéndolos.

— Supongo que tienes razón, tu eres el médico después de todo.

Ahí fue cuando Lec no pudo ocultar su asombro en su rostro, con lo ya extraña y con todo a la mano para terminar de forma desafortunada para el, estadisticamente hablando, y aun así, el hombre que tenía enfrente suyo, que bien que lo conocía por el ser el hermano de su mayor enemigo, y por ser alguien con un gran temperamento y ser uno de los que peor opinaba de a gratis de los demonios del escuadrón de subordinados de dios al cual pertenecía, ¡No estaba enojado con el! ¡y no era broma!

Ahora sí que el castaño pudo suspirar en paz, solo para volver a ponerse tenso al haberse dado cuenta de que por un minuto estuvo sin su flequillo ocultando sus ojos, y enseguida se volvió a acomodarlo a como estaba antes en su lugar, donde debía estar.

Mientras, a Zero, quien ya no estaba tan en alerta, y por el contrario, al fin, estaba más relajado, no pudo evitar mirar esa última acción con extrañeza mientras arqueo su ceja por unos segundos, para que luego volviera a darle igual. Y antes de volver a entrar en otro silencio incómodo en esa noche, Lec volvió a hablar:

—Oye, emm… Ha pasado más de una hora, ¿No?

Zero estaba apunto de abrir la boca para contestarle, pero fue interrumpido esta vez por el doctor:

—Bueno, viendo que probablemente si ha pasado una hora o más, ya deberías sacarte las vendas porque tu regeneración, más la ventisca helada que te puse en el centro de la lesión ya debería de haber surtido efecto en tu pie. Debería estar como nuevo o en óptimas condiciones como mínimo, si ya quieres ver, claro.

Zero no hizo nada más que hacerle caso sacándose las vendas, y efectivamente lo que el archidemonio le informo era cierto. Su pie no tenía rastro alguno de haber estado en una trampa para osos por andar a saber cuanto tiempo antes, mientras lloraba y forcejeaba con el dolor, cosa que ya no quería recordar por lo que fue por lo menos la primer media hora de eso, así que aprovecho para tomar su zapato negra que estaba a su izquierda y junto a su media colocarlo otra vez, y ya estaba devuelta en su lugar.

—En este caso, viendo que todo está en orden, lo último que me queda por indicar como médico es que por unos 3 días o una semana como máximo no hagas actividades más allá de caminar que requieran algo más de esfuerzo físico con tu pie, tales como…

Pero la mente del serafín dejó de enfocarse en la información que le estaba dando el doctor y se enfocó en sí misma para adentro, analizando así la situación en la que estaba involucrado desde esta última semana tan larga como interesante.

Chapter 2: Inicio en un futuro diferente.

Summary:

La parte final de este oneshot partido en dos... Espero puedan disfrutarla tanto como yo cuando la estuve escribiendo, asi que les dejo una playlist que escuche mientras escribia el final:

1) https://youtu.be/5RI_z9o1aMw?si=Hk0Ba_7su4F11UTM
2) https://youtu.be/P1SFrN9uarQ?si=EDXtrtT_YUHWmmT3
3) https://youtu.be/P1SFrN9uarQ?si=EDXtrtT_YUHWmmT3
4) https://youtu.be/n-yToqFy_iY?si=M8dVHopzoebYjCEp
5) https://youtu.be/1VedbNuQE8Y?si=6AnOx7yFgymB-GdK
6) https://youtu.be/UeQJxgr2sQM?si=AntceYnKhpG4nwVQ
7) https://youtu.be/lOi4KbGuNJU?si=iQ96ELFqZC8tpv9y
8) https://youtu.be/hL12IHK3-fk?si=N0zF1XUdnpse8ppZ
9) https://youtu.be/VJ1P_AgyNig?si=KUN1ifI4YRMw357Y
10) https://youtu.be/5H8UrTRWuvI?si=9GSKrgA8L5KGRaTR
11) https://youtu.be/JqY2zh5FMh0?si=5zDuu7QWF8osi0eZ
12) https://youtu.be/wMDM9nxjnVw?si=3uxoUoG-KfkCBPFb

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

No sabía por dónde empezar, desde el plan que tenían los angeles con ayuda de una traidora de la Tierra de las Raíces que trajo Elwine, una sirena llamada Reley Lo, que pese a trabajar desde hace unos años como subordinada de Envi a la par de Medouco y algún otro, a cambio de que rescataran a su amiga del mar azul, esta les estaba ofreciendo de una forma u otra información sobre los archidemonios en la ciudad y el castillo que rodeaban a Satanick.

Encima esta sirena de color verde que desarrollo piernas por a anda a saber que fetiche de ese diablo de seguro, habia ganado la confianza de Envi, y a cambio de algo como rescatar a una chica animal humanoide del hogar de esta chica, que fuera del supuesto valor emocional o capricho personal de Roc esta realmente no tenia algun tipo de importancia para estar en esas tierras siquiera, era una oferta valiosa y jugosa que Lei, el y los demas angeles no se podian perder.

Más si hablamos de arrebatarle algo por fin a Roc Hijoushiki, algo que, aun si es por razones ilógicas e injustas de todas formas, le importaba, y no quería perderlo.

El poder arrebatarselo y conseguirlo con éxito sería toda una delicia, y el sabor de lo que sería esa dulce victoria era algo que él, si llegaba a darse, iba a aprovechar la oportunidad.

Ya sea mañana en esa burda “capilla” demoniaca que no es más que una excusa que para lavar dinero de seguro, además de “casar” a los demonios de forma que quede registrado legalmente y los datos vayan a parar en alguna plataforma donde los comerciantes se aprovechan del amor para su mercadotecnia de enamorados.

O podría ocurrir en la luna de miel, o en el aniversario, o cuando fuera siempre y mientras no sea demasiado tarde para Reley Lo y ella desista de seguir siendo una espía y corte con todo rastro de información de la vida diaria en el castillo.

Sumando, que según por lo que Lei investigó por detrás de ella y Elwine, que al parecer se volvieron amigas, la única amenaza mágica real era la bruja del mar, que era nieta de Satanick, que por la información que se pudo recopilar, era pacifista pero con un gran poder dentro suyo, relacionado a su elemento era obvio.

Aun si bien los ángeles y los demonios eran superiores a todas las demás especies en general, de las pocas excepciones que no están por debajo de ellos, y que pueden llegar ser competidores peligrosos, en esos apartados estarán:

Los híbridos angel-demonio, las deidades, los yokais, seres como Yofunochimori o los 5 Grandes Caídos de las Estrellas, y últimos pero no menos importantes estaban las brujas.

¿Pero qué tiene que ver eso con la actualidad? Pues, ¿Adivinen quien estaba entrenando en esta zona porque quería adelantarse por si acaso y se había ido a entrenar, cosa que hizo pero ignorando que este lugar estaba teniendo problemas con avistamientos de osos, por ende cayó en la trampa que de no ser por ella no hubiera estado conversando así como si no pasara nada con Lec?

En serio, ya para este punto no pestañeaba mañana en la emboscada sin que su hermano mayor le dé la orden, parece que hoy el mayor detractor del subordinado policía demoníaco había tenido suerte a manos de su hermano médico, solo porque este, recién cuando lo tuvo enfrente, había salido de una gran resaca por lo mucho que apestaba a cerveza y otros licores, y tal vez, tuvo alguna pelea callejera con un oso o algún archidemonio y la perdió.

De lo contrario, no podría estar tranquilo de tenerlo cerca porque este todavía está mucho más lastimado y vulnerable que el, eh…

Aunque, estaría mintiendo si le tocase ser sincero con que fuera del plan de rescatar a Lobco Sakurada y dejarla en el mar azul, donde sea que sea que Elwine junto a Rosemary y la sirena verde le indiquen que los espera Wadanohara, y el séquito de una tal Uomi.

Más los pasos generales para traer a esa joven sana y salva devuelta: Ya sea en su hogar, o en la frontera extrema opuesta de la Tierra de las Nubes…

Aquella en la que no solo estaba la base de control de información de Fumus (privilegios de saberes de lo que es la parte de ser un serafín) sino que era un lugar casi inaccesible para los demonios.

De lo lejos que se encuentra y por como las tormentas y tsunamis están acechando apenas haya algo de actividad demoníaca, por más baja que sea, ya que ellos por debajo de las nubes es donde suelen infiltrarse, aun si los ángeles y querubines no tienen ni idea de eso, estos datos vuelven a toda esa extensión casi imposible de espiar o de salir con vida para esos enemigos, la única excepción por obviedad a esto era Satanick y por diablo, y por poco más y ya.

De hecho, con la única excepción de Linaria lastimosamente por cierto accidente provocado por un apagón, los ángeles están más alejados del extremo derecho y más lejos de llegar desde sus tierras, como por ejemplo:

Nemofi, su dulce amiga que había estado secuestrada durante 3 años en ese infierno de infelices, y aunque comparada a otros casos peores de lo habitual como Linaria, ella estuvo poco tiempo, pero eso no le impidió a cierto demonio embarazarla de una hija híbrida, por desgracia en su más pura expresión.

Dios, si hay algo que lo calma, más allá de que ahora ella está a salvo y vive en la frontera segura con atención psicológica y estando mucho mejor a como la encontraron y llegó, era que estaba indudablemente orgullo de el poder decir con orgullo que fue el culpable de poner en coma a ese bastardo, el cual dentro de unos meses sería el aniversario de la segunda década en la que desde que el lo indujo al coma, este todavía está atrapado en él, y que probablemente algun dia lo van a desconectar.

Nemofi… Se veía tan linda siendo feliz, teniendo amigas, yendo de compras, haciendo vida social yendo a trabajar y haciendo cursos de lo que le gusta como antes, se sentía orgulloso de ver su proceso en sanar, y él como ella ahora estaba más que alegre y jovial en ánimos… Desde que se volvió pareja de su hermano.

Siendo que este sabia y sabe que la ama, aunque ahora esté intentando volver a verla como una amiga, y no sabe si le duele más que ella no haya correspondido sus sentimientos porque nunca lo verá como más que un buen amigo, o que al final ella si obtendra su apellido, pero claro, ¡De parte de Lei Hitotose!

No de el, ahora que no estaba en el cielo, si que podia ser honesto con que hubiera preferido enterarse de que Nemofi o era lesbiana, arromantica, que simplemente no queria ser pareja de nadie por ahora, o que se hubiese comprometido con algun amigo o buen conocido suyo, o con un angel del mundo de Elux o de cualquiera que no sea Fumus y se haya largado lejos de estas tierras que detras del arcoiris, hay una gran cortina de humo de parte del Dios.

En serio, él quería a su hermano, era su único familiar de sangre que tenía, su otra mitad, y por parte de ella nunca le hubiera obligado a corresponderle a él, aun si el puso en un coma próximo a muerte al bastardo que la tocó y le dio una hija sin quererlo a él.

Él hizo todo eso de corazón, Nemofi ni siquiera le debía las gracias por ello porque simple y llano era lo correcto, era lo que un ángel, un serafín, no. Era lo que un hombre de verdad tenía que hacer.

Siempre luchó para proteger y ayudar a los desfavorecidos, más si estos eran de su comunidad, nunca se arrepentiría de haber hecho eso, era uno de sus más grandes logros personales hasta ahora.

Pero, al ser un hombre, también era egoísta, y no iba a negar que hubiera querido que ella se enamorase de él…

O que su hermano sabiendo todo lo que sentía aun así haya decidido ser su su pareja, si tenía que ser más racional, le echaba mas la culpa a él y en parte al libre albedrío que Dios les daba a ellos, claro, siempre y cuando eso no estorbara en sus asuntos o intereses personales secretos que solo unos pocos conocían.

Oh, por favor, ya todo le estaba dando vueltas en su cabeza, ya deseaba que llegara mañana para así poder rescatar a Lobco y poder restregarle esa victoria al archidemonio policía el que esta vez él no se salió con la suya…

Pero ahora estábamos en tiempo presente, y tendrá que seguirse preparando para salirse con la suya, más bien.

De esa manera Zero volvió a la realidad,y al parecer Lec le estuvo dando algunas que otras indicaciones de más de la cuenta, hecho que lo hizo suspirar de alivio, el que el castaño se haya sumergido en su explicación médica y no se haya dado cuenta de su reciente despitestez. Sino, anda a saber cómo hubiera reaccionado.

Ahora que Lec le terminó de dar las indicaciones restantes, y sin pensarlo mucho realmente, solo por esta vez, le salió el decir:

— Gracias.

Un agradecimiento que el médico nunca se hubiera esperado de un ángel, menos de un serafín, y de Zero Hitotose.

— Oh. —No sabía qué decir, tuvo que parpadear varias veces para darse cuenta de que no estaba soñando borracho, y que en su lugar estaba despierto y sobrio en la realidad con su enemigo, el cual le había acabado de dar las gracias, por primera vez en su vida.—La verdad, fue una forma interesante de matar el tiempo.

Y luego de eso, al doctor le agarró una fuerte tos, no le duró mucho tiempo, estuvo así por unos minutos, pero lo particular es que había empezado a toser derramando sangre de su boca.

Cosa que no paso cómo inadvertida al ángel de dos aureolas,
que rememorando la situación, y volviendo a mirar hacia abajo topándose con su pie en perfecto estado, decidió que:

Solo por esta vez, y teniendo en cuenta que por el simple hecho de que sus mundos estaban en guerra, esa no sería la última vez que iban a verse, ya sea por pena, porque esa fue la única estrategia que su mente pudo formular en ese momento,
o por ambos motivos en realidad, decidió hacer lo siguiente:

— Oye ¿Te dejo en los límites de la ciudad, lo más “cerca” que yo pueda, para que vayas a tu casa?

Si no fuera porque ya estaba efectivamente seguro de que estaba sobrio, y porque de alguna manera, aún si no estaba muy seguro bien del porque, parecía que el serafín por cortesía o código de, ¿Tregua? Si es que a este intercambio de tiempo no violento se le podía decir así, se ofreció, por única vez, a dejarle lo más cerca que él pueda por su condición social, de su casa. Bien sabía que en el estado que estaba se le iba a dificultar mucho más el llegar, sumando que tenía que curarse, descansar, y prepararse para la boda de su mano derecha mañana, bajo los hombros y aceptó la propuesta del hombre con un cabello de tonalidad verde-azulada.

Después de eso, todo volvería a ser como antes… ¿Verdad?

… No fue largo por suerte, fue un viaje en silencio ya que se les habían acabado las ganas y los temas para charlar, aunque eso no quitaba que no haya sido algo extraño para Lec el que lo hayan cargado.

No fue al estilo princesa tradicional por obvias razones, pero de todas formas le fue extraño el que su torso haya sido colocado alrededor del cuello de Zero, con una mano sujeto sus piernas y con la otra su brazo derecho para no dejarlo caer, lo único que podía agradecer de aquella situación es que ya no había gente despierta en las calles, y los que aún seguían despiertos se resguardaban en sus casas ya que estamos hablando de a estas alturas de la noche.

Su domicilio era bastante grande en comparación al de los demás, por ser un archidemonio subordinado a un diablo rico, por lo que se pudo permitir tener una terraza con una escalera que conducía a la parte más alta de su hogar y donde se encontraba su habitación.

Así que cuando vio que los zapatos de Zero ya estaban en el suelo, el mismo se soltó y se bajo solo del cuerpo del serafín, ya reincorporado de una vez, Zero se despidió así sin más, y él hizo lo mismo, para finalmente empezar a bajar las escaleras y así prepararse para acelerar su proceso de regeneración con sus medicinas y aparatos médicos de la sala médica de residencia.

Y aún si el sol nunca llegó, llega, ni llegara a aparecer en la tierra de las raíces nunca, eso no detuvo al paso del tiempo para que pasasen de un día al otro, y que la boda entre el archidemonio azul y la joven roja en estocolmo al fin pudiera darse de una vez por todas, y tal y como lo están pensando ahora, sí: Reley Lo, junto a Elwine, Zero y demás aliados alados celestiales no lograron evitar este fatídico suceso.

Aun sí nadie había vuelto a la Tierra de las Nubes muerto o malherido próximo a morir, eso solo se dio porque al ser el día que era hoy, los demonios no tenían ni las ganas ni el tiempo para pelear contra ellos y que terminase para el mal o el bien de ellos en sangre y tripas desparramadas por todos lados, el acontecimiento que todos esos seres demoníacos estaban esperando al fin se realizaría: Así que los ángeles fueron enviados con fuerza bruta a su mundo, porque no querían arruinar sus trajes o llegar tarde.

De tal forma, al final los rumores acerca de quién haría de sacerdote en esta boda y la bendecirá, por más irónico que suene si lo decías en voz alta, era nada más ni nada menos, que el Diablo Satanick.

El titular a este lugar como una “capilla” no podía quedar más ahora que como un título deshonesto, no porque no tuviera la apariencia de una por dentro, sino porque era inmensamente gigante cuando solo entras y ves que cada salón está sostenido desde el pavimento hasta su gran techo, incluidos los pasillos, baños y salones de compartimento de limpieza, por sus columnas griegas de órdenes jónicas que dejaban a más de un demonio con la boca abierta, se notaba que este fue un antiguo castillo de Nick desde kilómetros.

En esa noche, curiosamente sin luna hasta ahora, todos los demonios estaban sentados en sus respectivos lugares, no faltaba ni sobraba ninguno en aquel palacio sacramentado. Todo y todos estaban en donde debían y tenían que estar, todos sonrientes y con grandes expectativas de un futuro próspero para los novios y para ellos mismos, especialmente las personas que tenían en mente el poder alcanzar el bendito ramo de las exóticas rosas azules que llevaba Lobco Hijoushiki ahora.

— Entonces, Roc Hijoushiki ¿Aceptas a Lobco como tu amada esposa: Para amarla, honrarla, respetarla y cuidarla, en las buenas y en las malas, en la abundancia y en la pobreza, en el goce de la salud y la vida y en el acecho de la muerte y la enfermedad?, ¿y con todo lo que conlleva aquello, aceptas, por ende, otorgarle tu apellido: Hijoushiki, a tu amada?

Nombró todo aquello el diablo de cuernos morados que terminaban en raíces espiraladas, en un tono impostado, y aunque muchos no lo notaron en aquel momento, monótono, mirando a Roc con resignación y pesadumbre, aunque este estuviera cegado en su propia felicidad y en la de su amada, ahora esposa.

— Lo acepto, con toda mi alma.

En ese preciso momento, fue cuando finalmente tomó a su esposa en sus brazos y le otorgó un profundo y largo beso, mientras la joven que ahora pasaría a ser de las tierras de las raíces y ya no más de su reino en un desaparecido mar azul en su corazón, le correspondía sin problema alguno a esa muestra de afecto, no sin antes haber lanzado el dichoso y aclamado ramo a la multitud.

Ahora, más que nunca, Lec, sólo Lec: No podía sentirse más que destrozado por dentro.

Aun si sentía que ya no podía más, conforme lo largo que se fue tornando y dando la ceremonia de matrimonio oficial, no tenía ni la menor ni la más remota y pálida idea acerca de en qué parte, de los ahora fragmentos de su corazón, que estaba más que seguro que de hoy en adelante, ya no volverían a ser una cosa uniforme y unida dentro suyo jamás, había sacado las fuerzas para no romperse y caerse al suelo a llorar, evitándose así armar un alboroto.

Pero en lo más profundo de lo que no estaba ahora en blanco en su mente, sabía perfectamente que la razón por la que su cuerpo aún estaba derecho y firme todavía, y lo estaría hasta irse de esa titánica y desesperante ciudadela blanca de mármol, por más incoherente que pudiese pasar a ser en estos momentos: Era por el gran y profundo, como tan cálido y loco, y a su vez, doloroso y desesperante, aún si en los inicios de su ser era y fue un hermoso milagro dentro suyo e innexplicable, así es:

Su inamovible y sacro amor por él, lo mantenía fuerte, por él.

Porque si fuera por el pobre diablo del que Lec se había convertido en su interior en aquellos momentos, todo se hubiera ido por el desagüe. Tornando sus ojos en una catarata de lágrimas…

Lo único que le quedaba por hacer en estos momentos, desde su lugar como padrino y el mejor amigo del novio, ahora esposo, de este casamiento era solo aplaudir, en silencio y desde su lugar.

Era. Hasta que el ramo de rosas azules cayó en sus manos.

El que fuese él, entre todos los numerosos invitados de esta boda, quien justo le haya tocado sin siquiera pedirlo o esperarlo, ser quien ahora le tocaba ser felicitado y aplaudido por haber obtenido el ramo de tan preciosas y curiosas rosas azules, sabiendo de la tradición de que quien lo atrapase sería en un futuro cercano o lejano, el próximo en casarse, solo podia y tenia que ser una cruel broma del traidor destino al cual miraba entre sus manos.

No pudo, por más que en la realidad haya sido solo un instante, que para él había durado una eternidad, de dejar de mirar aquellas rosas tan azuladas como traicioneras en ese minuto.

< Dios… Si que amas hacerme sufrir a mi tambien…>

En su mente luego de pasar por ese pensamiento, pudo imaginar una escena ficticia de Fumus en su sillón, contemplando a través del periodico que sostenía en sus manos pero que del lado de adentro, funcionaba como una bola de cristal reproduciendo el momento exacto donde se le rompió el corazón, estando casi a punto de morir de las grandes carcajadas de loco maniatico digno que se mandaba en la película de su cerebro impactado.

Este, sin lugar a dudas, fue el peor día de toda su vida.

En un santiamén, empleó su mejor sonrisa falsa para fingir una convincente risa y así acompañar el ambiente de sus compañeros subordinados mientras estos le aplaudían y le felicitaban por ser quien supuestamente se iba a casar en algún momento.

De alguna manera, ni siquiera teniendo noción de cuándo ocurrió y cuanto tiempo medianamente transcurrió, ya se encontraba él solo en el último y más grande balcón de toda esa fortificación que era ese edificio en sí, completamente solo, porque todos ya estaban bailando, comiendo, charlando o borrachos en el piso de abajo, no tenía idea de en que hora de la oscura mañana estaba, lo único que sabía de alguna forma, aunque sin saber la hora exacta, era que ya había pasado el suficiente tiempo creíble y comprensible como para que él pudiera cansarse a la vista del público, y avisarle a alguno de los otros 10 trabajadores principales de que ya le dolían los pies y le faltaba el aire.

Por lo que dio la lógica excusa de que necesitaba estar a solas para recargar sus fuerzas y seguir durando en la fiesta, mentira que todos le aceptaron sin rechistar y revisar, estando por fin a solas.

Permitiéndose por primera vez en todas la ceremonia, y consciente de que Yagi era tan buena persona como para estar terminando de alcoholizar con su amabalidad a todos los sobrios que quedaban y que no estuvieran bailando en esos instantes, para su suerte: Llorar. En silencio y mordiéndose los labios, que por más que estuviesen sangrando ahora por sus colmillos, el dolor que tenía en sus labios no se comparaba en nada al de su pobre, arrancado, destrozado y pisoteado corazón.

No daba, ni aguantaba más. Si había un único favor que Dios pudiera hacerle en ese mismísimo momento era el de poder morir ahí mismo a solas partido en dos por un rayo, y que su cuerpo se desvaneciera en cenizas que se llevaría el viento consigo para no volver a ser visto y recordado por nada ni nadie, nunca jamás.

Ya no sabía qué más decir, pensar o sentir. Pero de lo único que estaba seguro, de ahora en más, es que no sería nada positivo.

¿Para que mentirse a sí mismo ahí, completamente a solas, si ya no había necesidad, si a Roc Hijoushiki ya no podía importarle menos y nadie podía ver desmoronarse su máscara de cara desmoronarse?

En serio, él había llegado a estar bien, cuando en un pasado distante, llegó a darse cuenta de que las mujeres de su amado llegaban y salían de su vida una y otra vez, en una repetición constante que parecía, como si de un tocadiscos rayado ininterrumpido e imperturbable por siempre se tratase.

Ese fue su gran error, conformarse con ser su mejor amigo, y no haber tomado las armas a tiempo, cuando cierta maldita muchacha pelirroja sin quererlo ni merecerlo se volvió víctima de su amor.

Si antes tenía sus dudas, ahora estaba completamente seguro:

El ODIA y ODIARA a LOBCO HIJOUSHIKI para SIEMPRE.

Esa animal hedionda, horrorosa y asquerosa había llegado a la vida de su mano derecha cuando menos lo necesitaba para arruinarlo todo. Ella cayó en sus brazos, pero él cayó a sus pies…

¿COMO NO ODIARLA? ¡TODO ESTO ERA CULPA SUYA!

Antes no sabía cuán feliz era a su lado con Roc, anteriormente como Lec Hijoushiki, su único e infaltable par para él.

Con quien vivió tantas derrotas como victorias, aprendió, tropezó, experimentó, se perdió, se encontró, peleó, reconcilió, y amó…

Sí, tal y como lo están leyendo: En tiempo pasado, ya no era su amado, ahora él pasaría a ser su odiado Roc Hijoushiki.

O eso era de lo que se trataba de convencer, o tal vez si era lo que realmente estaba sintiendo pero se le estaba dando por negarlo.

De todas formas, ¿Aquello importaba ya? Lo amase o lo odiase, él seguiría felizmente casado y al lado de su amada y adorada esposa toda su vida, de hoy en adelante, por siempre, y hasta la muerte.

Y él se había quedado triste y solo, abandonado como a un perro.

Su única compañía y testigo de su desgarrador dolor y soledad, no podía ser nada más ni nada menos que la bella y blanca luna, que de un momento a otro sin que nadie se diera cuenta se le había dado por aparecer nuevamente, sin que nadie la solicite, para alumbrar su máximo momento de miseria y desdicha en esa tan oscura como solitaria noche sin estrellas. Tan desconcertado, tan desamparado, tan… Suplicante, volvió a sacarse el flequillo y a abrir sus ojos azules: Que no tardaría en volverse rojos nuevamente, como las lágrimas de sangre que su alma dejaba esparcir y caer.

— Luna… ¡¿Algún día habrá alguien capaz de amarme?!

Fue lo último que la desgarrada voz y garganta del demonio pudo soltar desde el fondo de sus últimas esperanzas dentro de él.

Entretanto, en otra tierra distante custodiada y guardada con recelo por las nubes, un ángel alumbrado por el mismo astro, no podía dejar de pensar en todos aquellos sucesos de estas dos últimas noches. En especial una memoria, que sin una razón logica y aparente alguna, se estaba volviendo a repetir en su mente:

Esa mirada inesperadamente celeste y cristalina, de tal color, que si no fuera por su lado racional, podría jurar que ese demonio traía consigo unas gemas aquamarinas en aquellos ojos tan inusuales y de mentira para un demonio. Más si se trataba de un sangriento Archidemonio. Para el serafín, que ese fuera su verdadero color de ojos, más todas las vivencias que había tenido con ese hombre ayer, no podían ser más que una mentira surrealista…

Pero si solo se trataba de una mentira, ¿Porque seguía pensando y recordando aquel momento?

Zero Hitotose estaba lejos de comprenderse a sí mismo, literalmente y no por ello menos, sino más, hacia él y su grupo, junto a una desconcertada y enojada sirena verde habían perdido toda oportunidad de hoy de ganarle a los demonios arrebatandoles a Lobco Sakurada de las cadenas de obsesión de Roc Hijoushiki.

Hijoushiki. Ese apellido no dejaba de resonar como un eco en su mente, pero a diferencia de las tantas veces anteriores que lo recordó con odio acompañado de rabia, ira y furia:

En vez de aparecer el mismo hombre de cabellera azul y un mechón resaltante en corazón retorcido, lo único que su mente le mostraba en aquellos momentos era por el contrario: El doctor de cabello revoltoso castaño al que nunca se le veían los ojos. Mientras parecía que la luna y las estrellas lo iluminaban ahora más que nunca, porque por alguna razón estaba sintiendo que estaban más brillantes que nunca.

No entendía bien el porqué, y su cuerpo estaba empezando a sudar de tan solo pensar en que esa posibilidad, de la cual él, todos los ángeles y Dios estaban seguros, no fuera nada más que otra ingrata mentira luego de todos los sucesos de la noche anterior.

Qué dirían de él, de Zero, el hermano menor de Lei Hitotose, un subordinado principal de Dios, y odiador serial de un policía…

¿Si llegase a empezar a dudar de que los demonios fueran siempre tan malos?

Notes:

Gracias por leer hasta aca, este oneshot tarde mucho en escribirlo, lo inicie poco despues del oneshot "original" donde resulto todo esto. Pero la flojera, mas que esto se estaba haciendo mas largo de lo que yo creia realmente que iba a durar, hizo que tardara mas en publicas este. De hecho, Rosas Blancas, un oneshot satalil que pueden encontrar en mi perfil fue escrito despues de este pero fue terminado y publicado antes xD Siempre he querido escribir un enemies-to-lovers pero ganas de hacer un fanfic no tengo por ahora, y he vuelto de un hiatus de un año y medio sin escribir de mi ultimo año de la secundaria, en fin, espero les haya gustado esta curiosa pareja tanto como a mi, a decir verdad, me gustan esas parejas donde se nota cierto aprecio o ganas de entender al otro, aunque eso no signfica que no hayan peleas y errores, y si hay toxicidad, que sea de ambas partes sin un claro victimario y victima, aunque me gusta mas la dirección de este ship yendo por algo mas sano con problemas de pareja normal y no algo a lo... Satanivlis, y ships con dinamicas similares en este fandom. Solo me queda desearles lo mejor a quien sea que este leyendo esto UwU y agradecer, a quienes ya saben quienes son, por haberme dado sus sugerencias y correciones mientras escribia esto, mil infinitas gracias a ustedes ❤