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Español
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Published:
2024-07-20
Words:
3,938
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1/1
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5
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88

Kimi no Kao

Summary:

Los seres humanos son seres sociales por naturaleza. Todos en algun momento de su existencia, anhelan un vinculo, por más insignificante que sea.

O tambien, donde Sigma esta agotado de su vida, pero intercambia mensajes con un agradable extraño al que anhela conocer.

Notes:

(See the end of the work for notes.)

Work Text:

Dedos golpeando incesantemente el teclado, ojos sin ser capaces de despegar la mirada de una pantalla de luz que a primera vista debería ser suficiente para dejar ciega a una persona, que esta encorvada ligeramente hacia adelante, con las cejas fruncidas y los labios abiertos como si anhelara un poco de agua para refrescarse.

Esa pintura de triste cotidianidad amenaza con desvanecerse cuando suena el reloj de al lado. El hombre levanta su vista adolorida de la computadora y nota que su reloj marca ya las 21:30 pm
Estira sus brazos hacia arriba, escuchando el crujir de su adolorida espalda y cuello que ahora se sienten pesados ​​e incomodos por la posición tan quieta en la que se había encontrado desde las últimas 4 horas. El hombre, Sigma, deja escapar un suspiro cansado mientras mira de nueva cuenta hacia el texto en la pantalla.

—Acabe a tiempo. —dijo, antes de dirigir el mouse hacia la opción de guardar— Ya me puedo ir.

Se quiere levantar de su incómoda silla. Empuja su cuerpo hacia atrás usando de impulso sus manos en el escritorio. Sus extremidades se toman su tiempo en responder, pero cuando ya se siente listo para levantarse su mente se queda vagando en todo y nada a la vez. ¿Qué día era hoy? Por supuesto es jueves. ¿De verdad tenia que quedarse tan tarde por ese documento? Era algo urgente según había entendido.

¿Por qué?

Sigma se quedó sin poderse responder. Miro de nuevo hacia su reloj de mesa, y vio de nuevo la hora.

21:35 pm

Finalmente, se levanta y toma el abrigo color caoba que dejo colgado en la entrada de su oficina para caminar rumbo a la salida del edificio. Nota en su rumbo al elevador, que aún quedan algunas luces de oficinas encendidas, entre ellas, una que reconoce de uno de los gerentes más respetados dentro de la compañía y quien cuando lo ve suele invitarle un café.
Sigma se pregunta si debería antes de irse pasar a despedirse, pero inseguro de interrumpirlo y considerando la carga de trabajo que debe tener, decide pasar de largo para simple y llanamente, pararse frente al ascensor, presionar el botón que indica la planta baja, y esperar.

Espera, sin nada en la cabeza en realidad y solo el silencio como único acompañante.
Cuando finalmente llega al ascensor, Sigma suspira y entra, apretando su maletín al escuchar lo lejos todavía el tecleo constante.

 

Están en pleno invierno, y están en Japón, donde las nevadas aunque no son inusuales, tampoco son lo más común del mundo.
Al estar ya en las puertas de la empresa, Sigma rápidamente se dio cuenta que debía haber traído más que su abrigo ya que caían del cielo pequeñas bolitas blancas, que habría confundido con azúcar de no haber conocido que en realidad era nada más que agua congelada. Acomodo sobre su hombro la cinta corrediza de su maletín, y comenzó a caminar hacia la estación del metro que estaba a solo diez minutos de distancia, simplemente mirando hacia adelante y solo deteniéndose de vez en cuando a contemplar la hora en alguno de los relojes que hubiera por el camino. No había mucho que mirar de cualquier manera, ya era tarde y de noche, la mayoría de los locales estaban cerrados y los únicos que seguirían abiertos a estas horas, además de la tienda de conveniencia, serían los clubes o los bares.

— ¿Debería ir a tomar algo? —se pregunta Sigma, deteniéndose unos momentos en la banqueta.

Miro a su alrededor en busca de algún bar cercano, pero lo primero que vio fue que ya estaba delante de la estación del metro. Dio otro suspiro, esta vez de resignación. No iría a beber, hoy no.

Antes de darse cuenta, ya se encontraba sentado dentro de los vagones del metro. Recargo su espalda en el respaldo del vagón, y saco su celular.
Lo primero que vio fue que tenia mensajes de un grupo. Este se llamaba "DOA" y, alzando una ceja, abrió la información del grupo para ver de quien se trataba de esa broma.

"¡Hay que ser aves que vuelan y disfrutan de su libertad!"

—Oh por dios... ¿Nikolái? —murmuro, mirando el número que difícilmente podría olvidar.

El mismo Nikolái que solía ser conocido en la preparatoria como el más payaso y burlón de todos los tiempos, teniendo la gloriosa habilidad de nunca reprobar ninguna materia sin importar si se la sabia o no, logrando sacar de quicio incluso a los más pacientes con su humor negro y delirios de libertad que manifestaba de formas violentas. Que quien cuando salió de la preparatoria, ya tenía un trabajo asegurado en una empresa de entretenimiento importante. Ese mismo Nikolái del que no tenia ni la más mínima idea de como lo consideraba su amigo y viceversa.

Y no era el único. El grupo tenia a otros cuatro miembros que durante su estancia en preparatoria también fueron muy de esos compañeros que nunca podrías olvidar.

El segundo número que otra vez, muy difícil de olvidar, era de a quien en general le tuvo bastante miedo. El segundo más grande del grupo, alguien con quien tuvo la fortuna (o no) de no hablar mucho debido a su aura abrumadoramente entusiasta, Ouchi Fukuchi quien si no mal recordaba, era el más fuerte y talentoso en deportes, pero hacia increíbles desastres a su paso solo porque "quería pasar un buen rato". Ese mismo había estado hablando con Nikolái, diciéndole que más tarde, porque tenia que cuidar de unos chicos y resolver un caso para la policía, lo cual le pareció a Sigma una extraña sorpresa debido a que era él quien más ocasiones recordaba que se metía en problemas con la policía.

El otro que le respondió, a Fukuchi con un sarcasmo que parecía de viejos, era el estudiante extranjero que daba vibra de haber salido de algún libro gótico medieval, Abraham "Bram" Stoker. Aunque él era quien menos problemas causaba, su forma de tratar a la gente como meros sirvientes o ser poco o nada considerado con las personas, lo llevaron a ser casi un ser aislado dentro de la escuela. Ahora que intentaba pensarlo, ¿Cómo es que habían logrado medirlo en su grupo?

Tras leer los mensajes que se habían estado enviando, principalmente una especie de discusión entre Bram y Fukuchi, Sigma recordó que había sido el hombre mayor quien lo arrastro a su grupo y, sin poder salirse porque luego se unió a anclarlo Nikolái (más que nada solo para molestar), se quedó con ellos el resto del tiempo aunque intentaba evitarlos.
En algún momento, Bram dijo que tenía que desconectarse porque mañana debía de llevar a su hija a un torneo de karate muy importante al otro lado de la ciudad. Nikolái le escribió algo así como de que no sabia que todavía siguiese en Japón, Sigma también hubiera dicho algo porque recordaba perfectamente que la última vez que se vieron (que fue en la fiesta de graduación entre ellos) haber escuchado de la boca de Bram que nunca más quería volver a poner un pie en "esta isla de gente extraña y adicta al trabajo".
Luego, Bram dijo que su intención no era volver, pero pasaron un par de cosas y acabo conociendo a una mujer (en sus palabras muy encantadora) con su hija que estaban de vacaciones en Irlanda. Recibiendo un par burlas de Nikolái con respecto a que no le conocía esa manía de meterse con casadas, Bram revela que en realidad la niña no era su hija, sino más bien su sobrina pero que la quería como una. Y, grande fue su sorpresa, cuando dijo que de hecho ya lleva casi cuatro años casado.

¿O seas que eres padre de familia? Yo te veía más cuidando libros en tu castillito. Le escribió Nikolái.

Siguieron los mensajes sobre un montón de cosas, hasta que poco después (y finalmente) tanto Fukuchi como Bram se fueron, quedando con que después hablarían. Tras unos minutos de chat inactivo, alguien más envió mensaje.

Sigma-kun, ¿Tu hábito de hablar luego de los otros todavía sigue?

Por la forma de hablar, reconoció inmediatamente que se trataba del último miembro del grupo. El torpe, temible y con inteligencia de otro mundo, el Napoleón del crimen ruso, Fyodor Dostoievski.
Después de haber sido puesto al descubierto, Sigma se obliga a escribir un mensaje.

Explotaron mi celular con sus mensajes
acabo de ver la conversación cuando esos
dos se marcharon.
 

Escribió, confiando en sí mismo en que Fyodor no debería saber que acababa de leerse toda su conversación.


¿Es así? Nikolái, ofrécele una disculpa a nuestro amigo.  Dijo por mensaje Fyodor.

¿Eh? No quiero, solo estábamos hablando como en los viejos tiempos, Dos-kun.

Los mensajes entre aquellos dos se siguieron intercambiando, con Sigma siendo nada más que un mero espectador. Recordaba que desde el principio, Fyodor siempre estaba acompañado de Nikolái, eran casi como uña y mugre, dos pares de la misma caña que siempre parecían estar en su propio mundo. A lo mejor tendría sentido, después de todo, ambos eran rusos que habían venido a Japón a temprana edad y aunque no se conocieron desde antes de preparatoria, congeniaron muy rápido.
En la escuela, donde Fyodor casi siempre estaba en lo más alto de promedios y era un genio en casi todo con respecto a la académica, se decía que parecía un rey acompañado de su fiel bufón Nikolái, que en términos de inteligencia, tampoco era malo.  

¿No estabas trabajando en una corporación
importante al otro lado del país? 

Pregunto, con curiosidad de que su amigo ruso tuviera tiempo libre de responder.

¿Eso? Me aburrió en tres meses. Dijo Fyodor, añadiendo.
Ahora trabajo en una cafetería cerca de una universidad, es muy
entretenido escuchar a los niños quejarse, de vez
cuando los ayudan con sus tareas.


¡Dos-kun, no sabia que fueras una buena persona!

Dijo impresionado Nikolái, añadiendo una pegatina de carita sorprendida.

Sigma dijo desde su propio mundo que tampoco se lo esperaba. Las pocas veces que vio a Fyodor ayudar a alguien por voluntad propia las podía contar con una sola mano.

Es que ciertos mocosos me hicieron cabrear
y quería demostrarles que puedo ser
una buena persona si yo quiero.

Dijo, y Sigma imagino perfectamente su engreído rostro orgulloso.

Les tenia respeto a esos chicos que habían logrado hacer enojar a Fyodor, vivir para contarlo, y hacer que tomara una decisión tan drástica como aquella.
Sigma se pregunta cómo habrían sido aquellos chicos para lograr aquella hazaña. Iba a preguntarle, pero Fyodor escribió algo que, en otras circunstancias, podría considerar un poco escalofriante.

¿No te bajas en la próxima estación, Sigma-kun?

Levanto la vista de la pantalla, y noto que la próxima parada marcaba su punto de bajada. Debió haber estado tan distraído en el celular que ni siquiera escucho la llamada de atención del metro. Sin tener tiempo de escribirle una respuesta, Sigma metió con avidez en el bolsillo de su abrigo el teléfono, poniéndose de pie con prisa ya que casi inmediatamente después, se abrió la puerta que marcaba el fin de su viaje.

Bajo del metro casi con normalidad, salvo que cuando lo hizo, escucho el ruidito que hizo su teléfono que marcaba una notificación. Al hacer la pantalla, en la bandeja de entrada encontró un mensaje etiquetado de Fyodor, que decía: Me alegra de que bajaras a tiempo.

Con una extraña sonrisa y un sentimiento de sorpresa en el pecho ante ese gesto, abrió el mensaje y respondió: Gracias Fyodor-san, eso de ser una buena persona creo que podría sentarte bien.

No hubo más mensajes para él después de aquello, así que simplemente volvió a guardar su celular para caminar rumbo a su casa. Solo anduvo por unos diez minutos antes de llegar a su edificio departamental, le tomo menos tiempo subir las escaleras y cuando finalmente llegó a la entrada de su casa, puso su dedo en la barra de inspección dactilar y la puerta se abrió para él.
La casa estaba a oscuras, así que lo primero que hizo fue estirar su brazo para alcanzar el switch y por fin, tener luz en la casa.

—Estoy en casa...

Nada más el eco de sus palabras quedo flotando a nadie. Aunque este era su recibimiento cotidiano, por alguna razón, hoy se sentía desolador.
Doblo ligeramente su cuerpo hacia adelante para quitarse los zapatos, y luego de acomodarlos en la entrada para seguir con colocarse sus pantuflas, caminar hacia su cuarto y cambiarse de ropa. En su rumbo, se froto la espalda y pensó que esta noche no tenia ganas de cenar así que simplemente mañana se pararía temprano, se daría un baño y almorzaría algo antes de irse a trabajar.

Al llegar a su solitario y corriente cuarto, Sigma se dio cuenta que no tenia ánimos para prender la luz de su cuarto y que con la del pasillo era suficiente. Avanzo hacia el armario y comenzó a quitarse la ropa, con pereza ya que estar en pie se sintió como un gran esfuerzo. Mientras se desabotonaba la camisa, una canción de notificación especial hizo que dejara lo que estaba haciendo para tomar su celular con rapidez, y con más rapidez aún, abriría el mensaje.

S-san, ¿quieres jugar hoy?

Eso decía el mensaje de un chico al que tenía agendado como "Bya-kun", la foto de perfil mostraba simplemente a un gatito blanco jugando con una bola de estambre verde.
Se formo una sonrisa casi de inmediato al ver el mensaje. Abrió la barra de texto y escribió una respuesta.

Si, creo que me vendría bien para pensar
en algo esta noche.
 

Bya-kun
Genial, quería enseñarte algo que
encontré mientras exploraba.
 

Todavía sin terminar de vestirse, se acerca al apoyadero de su cómoda y saco desde abajo de su mesita de noche su laptop portátil. Rápidamente la encendió, y mientras esperaba a que cargara su pantalla, miro su celular, notando como le había vuelto a enviar mensaje.

Bya-kun
¿De verdad tienes tiempo para verlo ahora?
Puedo esperar al fin de semana, dijiste que
tenias mucho trabajo la ultima vez que hablamos.
 


Si, no te preocupes, me alegra mucho que
hayas decidido mostrarme lo que encontraste.

Añadio una carita que esperaba que pudiera confirmar que realmente no importaba.

Que realmente, todo estaba bien.

En poco tiempo termino de cargar su pantalla, y al siguiente estaba abriendo el juego. No era la gran cosa: era un juego de exploración en un mundo abierto con RPG, exploración, derrota de jefes, y algunas cosas más, quizás lo más importante y destacable de dicho juego es que tenía unas criaturas que podías adoptar y convertirlas en compañeros tuyos para enfrentarte a los monstruos. Había de todos los diseños y colores, en particular a Sigma le gustaba mucho uno que se asemejaba a una campana de viento y emitía un sonido agradable a los oídos de Sigma.
Al entrar, aparece donde termina la última vez; una pequeña casita que había construido junto a Bya-kun, un chico que está usando un avatar de un chico con cabello blanco y ojos morados, quien al verlo aparecer, le envió un mensaje alegre a través de la barra de mensajes del juego.

Bya-kun
¡Que bien que estas aquí! :D

No puede oírlo, pero una sonrisa se ha formado en los labios de Sigma al imaginar su voz.

Dije que lo estaría
¿Dónde está eso que querías enseñarme?
 

Por aquí, ¡Sígueme!

Bya-kun se comenzó a mover dentro del juego, con una de esas criaturas a su lado. Es un lindo lagarto anaranjado que tiene una llamita saliendo de su colita. Después de que eclosionara del huevo que obtuvo al finalizar el desafío de lucha en alguna mazmorra, Bya-kun no se separa de él y lo tiene afuera cada que salen a explorar o hacer alguna misión. Al mirar la barra de nivel, noto con alegre sorpresa que el lindo lagarto había subido mucho de nivel.

¿Estuviste enfrentándote a rivales
para fortalecer a Aoi-kun?

No espero mucho para una respuesta.

Bya-kun
Jeje, ¿Te diste cuenta? Si, ​​Aoi-kun y yo
estuvimos luchando en la torre de pelea, tiene
estadísticas bastante buenas.

Dijo y casi le pareció escucharlo orgulloso.

Quería felicitarlo por haber vencido a
nuestros siete rivales, pero me acorde que no
podía tocarlo en realidad...
¡Así que le di muchas palmaditas en el
peluchito que tengo de él!

Realmente te gusta mucho Aoi-kun.


Es mi primer huevo
¡Por supuesto que me gusta mucho!

Sigma se pregunta que, si tan solo estuvieran en un juego mucho más mejorado, de mucha mejor resolución y que permitiera tocar, sentir, a las criaturas como si fuera la realidad, podría ver en persona la sonrisa de este chico.

Se pierde un momento esa fantasía, donde ese mundo de juegos se puede hacer una realidad y Sigma puede hablar, hablar de verdad de con este chico que llama Bya-kun.

No pasa mucho tiempo, porque el sonido de notificación de mensajes lo devuelve al ahora y ve como ahora están cerca de una playa, una vieja playa que fue de las primeras que exploro junto a Bya-kun cuando acababan de conocerse y estaban probando el juego.
La pantalla de Sigma no muestra nada que no haya visto antes: agua de mar que bordea la esquina derecha de la pantalla, arena blanca que sigue el mismo camino y un espacio de tierra verde para completar el paisaje. Aunque quiere decir que este paisaje ya lo han visto antes, se detiene porque al estar siguiendo al personaje de Bya-kun, cuando lo ve detenerse, es que lo nota.

Hay un corazón de piedra formado en el suelo, que justo cuando Sigma se para junto a Bya-kun, es que ve la figura del corazón con flores dentro y se desbloquea un logro en la pantalla.

" Tú y yo, juntos aquí "

Es solo un logro. Es solo algo que le mostro para que...

¿Para qué?

Bya-kun
Quería que lo viéramos juntos


Lee el mensaje y siente un algo especial, no sabe que es, pero sabe que es especial.

 

¿Por qué somos compañeros?

Pregunta, más inseguro en la realidad de lo que aparente.


No solo por eso
Quería que lo vieras, porque eres
importante para mí.
Empezamos juntos en este juego casi al mismo
al tiempo, y nos conocimos por casualidad
cerca de aquí.

Sigma lo recordaba. Recordó sus primeros pasos cuando empezó aquí, hace aproximadamente un año y medio. En una de esas exploraciones en las que se propuso subir a su criatura debido a que perdieron en una batalla, accidentalmente aceptó la propuesta de meterse al mundo de alguien.

De esa manera, se encontró con este chico que pasaba una situación similar.

Fue algo demasiado casual. Comenzaron a hablar con cuidado entre sí al principio, pero lento y seguro, conforme avanzaba la conversación, y los meses, se encontraron en la suficiente confianza de hablar por mensaje. "¿Que tal tu dia?", "¿Cómo estás?", "¿Te sientes bien?", "¿Quieres hablar de lo que te preocupa?".  Pequeñas preguntas como esas, pequeños mensajes, stickers que transmitían más expresividad de la que tenían quizás realmente, eran todo lo que necesitaban. Lo que Sigma necesitaba. Una parte de él, siguió regresando a ese juego solamente para tener la esperanza de seguir hablando con este agradable y sincero desconocido.

Fue como ver a dos niños hablando entre ellos.

Y en algún momento, Sigma, empezó a anhelar.

Gracias, Bya-kun


De nada S-san
Se que ya es tarde pero, ¿Cómo fue tu día?


Cansado, estoy revisando nuevos proyectos
para que la empresa desarrolle alguno.

Las propuestas que enviaron no
terminaron de convencer a los jefes y
me preocupa no tener pronto una lista

 

Debe ser agotador, no te rindas S-san,
seguro que encuentras una
propuesta interesante cuando menos te lo esperes!

Calido. Siente muy cálido el pecho cuando piensa que Bya-kun realmente lo está animando al otro lado de la pantalla.


Gracias Bya-kun
¿Tú cómo estás? La última vez que hablamos
me dijiste que tenias exámenes.

¿Cómo te fue?

Bya-kun se tomó su tiempo para responder, pero le platica que gracias a sus consejos para estudiar pudo hacer grandes avances y que también gracias a que busco asesoría para resolver sus dudas, es que logro pasar con éxito sus exámenes con una buena nota.

Hoy de hecho, me dieron mi última nota
¡Saque un 9 en química orgánica! :D
Me ayudo mucho que me dijeras que
practicara ejercicios mientras luego me detenía
unos momentos y viera si todavía me acordaba.


Me alegra mucho que te sirvieran mis consejos
un amigo mío fue quien me recomendó hacer eso.


¿En serio? El señor de la cafetería me dio
un consejo parecido, de hecho fue el quien
me dio algunas lecciones para la escuela.


Por alguna razón, pensó inmediatamente en Fyodor, pero sacudió la cabeza como si fuera una tontería solo pensarlo. Por favor, ¿Qué tan alta era la probabilidad de que Fyodor, su amigo genio de preparatoria, estuviera sirviendo café al chico con el que esta hablando?
Hubiera seguido indagando, cuando noto un mensaje especial de parte del chico.

Si no te importa, ¿Crees que podríamos vernos para celebrarlo?

Y en cuanto lo miro, al parpadeo siguiente ya no estaba. Si no hubiera bajado la mirada casualmente para responder, podría no haberlo visto nunca.
Bya-kun no escribió nada, y Sigma se pregunta qué era lo que debería hacer.

Sus dedos se movieron solos, y ya tenia la respuesta escrita en la barra para escribir mensajes.

¿Nos podemos ver para celebrarlo?


Era una tontería. No importaba cuanto tiempo llevaran hablando, ¿No era una tontería querer mirar a alguien que nunca habías conocido? ¿No era una estupidez creer que realmente había alguien al otro lado de la pantalla? ¿No era ridículo, anhelar por una vez en la vida, conocer a la persona tras estos mensajes que se han enviado casi lo que se siente una epifanía entera?

Era absurdo.

Pero...

—Yo... quiero conocerte.

El dedo se deslizo involuntariamente por la pantalla. En menos de un momento, el mensaje de texto fue enviado y por un momento, Sigma tuvo la necesidad de querer hacer lo mismo que Bya-kun, borrarlo y pretender que no había visto lo que vio.

Pero aún así, apretó los puños y respiro profundamente. Porque Sigma, aunque tuvo la oportunidad de simplemente pretender que no vio nada, esta vez, por una vez, quería tener valor. Valor de simplemente atreverse a hacer algo que en el fondo sabia muy bien que quería de verdad. Valor de no resignarse a simplemente seguir la corriente y por una vez, ser un rompeolas.

El mensaje fue visto, pero no hubo respuesta por unos segundos que Sigma sintió los más largos de su vida mientras sentía la vergüenza comer todo el valor que adquirió en cuestión de segundos y la gran tentación de simplemente cerrar el portátil para tumbarse en la cama, mientras movía nerviosamente sus dedos en su palma cerrada y se esforzaba por no comenzar a temblar.

Todo ese nerviosismo y miedo al rechazo, fue roto con un solo mensaje.

¡Sí, me encantaría!

Dejo escapar del aliento que había estado conteniendo y, sentió que casi podría volver a respirar normalmente.

Entonces si nos vamos a ver, presentamos como lo haríamos normalmente.

Poco después, escribió.

Mi nombre es Atsushi, Nakajima Atsushi.

Atsushi. A Sigma le gustaba como sonaba ese nombre.

Sigma, Fujisaki Sigma


Atsushi le envió un bonito sticker de gato, y a Sigma le calentó el corazón solo mirarlo.


Mucho gusto, Atsushi-kun
.


De verdad, ahora se moría de ganas de poder conocer el rostro de Atsushi. No importaba quien estuviera al otro lado de la pantalla, mientras fuera Atsushi, a Sigma le daba igual lo demás.

¡Mucho gusto, Sigma-san! 

 

Notes:

Kimi no Kao, creo que significa en japones "Tu rostro" (Your face). ¿Que si me ocurrio por la pelicula? Nop, bueno, tal vez. Y si, esto es pokémon fucionado con algo de mundo abierto.
En fin, espero lo hayas disfrutado! Se aceptan criticas constructivas!