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Hércules II: el legado de los dioses

Summary:

Después del fallido plan para tomar el Monte Olimpo, la paz reina en la Grecia clásica; Hércules y Meg se han casado y viven muy felices, pero un giro inesperado hace que a nuestro héroe se le encomiende una difícil misión que le hará dejar su familia atrás. ¿Será entonces la ocasión perfecta de Hades para vengarse?

Notes:

¡Hola!
Este año he decidido publicar mis fics en esta página aparte de FFnet. Hacía tiempo que no actualizaba y la verdad, es que hay varias historias que les quiero dar un final.

Espero que esta historia os guste tanto como a mí y la disfrutéis. Aquí os dejo el prólogo :) No dudéis en dejar algún review tanto en español, como en inglés (le leeré encantada y me animan a darle "caña" a la historia).

Yuriswan

Chapter 1: Prólogo

Chapter Text

Hace mucho tiempo, en la lejana tierra de la antigua Grecia, se vivía una edad dorada de poderosos dioses y extraordinarios héroes y el más grande y fuerte de todos esos héroes era el poderoso Hércules, quien acabó casándose con la hermosa Megara después de salvarla de su fatídico destino, pero no todo fue “y vivieron felices y comieron perdices”.

Dos años después de que Hércules y Megara decidiesen unir sus vidas, mediante una fantástica boda que tuvo lugar en plena naturaleza; Megara dio a luz a una hermosa niña a la que llamaron Erianthe, vivaz y muy imaginativa, no tenía ningún poder, pero poseía un gran talento artístico.

Tres años más tarde vino al mundo Zenos, un calco idéntico a su padre Hércules, pero a diferencia de este no poseía una fuerza descomunal.
Todo era paz, los cuatro vivían muy felices junto a los padres adoptivos de Hércules, su amigo y entrenador, Phil y Pegaso. Todos juntos formaban una familia atípica, aun así, muy bien avenida. En aquellos tiempos, sin el señor tenebroso del inframundo, ni monstruos acechando, ni desastres naturales, Hércules decidió trabajar en una cantera para traer dinero a casa. En cambio, Megara se dedicaba a cuidar de su jardín y a cultivar vegetales, además, una vez a la semana iba al mercado y vendía algunos ramos de flores que ella preparaba.

Pero, la felicidad no perduró mucho tiempo, Grecia mantenía una fuerte enemistad con los persas, hasta que un día se proclamó la guerra entre las dos naciones.
Los pueblos de Grecia llamaron a sus filas a todos los hombres sanos y mayores de edad para luchar en batalla, ya que esta vez, los griegos iban a ir a territorio persa a luchar para defender algunos territorios que tenían pasado el Egeo, por lo que Hércules fue reclutado para luchar en el ejército:

— ¡Papá, no te vayas! Me portaré bien, ¡lo prometo! Pero, no te vayas…— lloraba Erianthe desconsoladamente, mientras esta estaba abrazada a las piernas de su progenitor.

— Tesoro, estaré bien, ya verás cómo antes de que te des cuenta estaré de vuelta con Pegaso y Phil. — Le dijo Hércules que acariciaba dulcemente la cabecita de su hija de 6 años. — Prométeme que cuidarás de todos mientras esté fuera, ¿me lo prometes?

— ¡Te lo prometo Papá!

— Así me gusta Eri, toma esto, ahora es tuyo, — y le entregó a la pequeña el medallón dorado con el símbolo de los dioses grabado que le obsequiaron siendo un bebé — devuélvemelo cuando regrese — Erianthe sostuvo el medallón entre sus pequeñas manos y miró a su padre. — Sí, papá, lo guardaré muy bien.

— Cuídate mi héroe — le dijo Megara, quien sostenía a Zenos en brazos, esta miraba a Hércules con ojos vidriosos, pues el amor de su vida iba a la misión más peligrosa de toda su vida: la guerra.

— Oh Meg, no llores, volveré, ya lo sabes – Hércules se acercó a su esposa y le acarició una de sus mejillas. — Siempre volveré a vosotros, mi amor — y la besó de la forma más dulce, intentando memorizar el calor y la suavidad de sus labios.

— Hércules, te amo, no lo olvides — Megara ya no podía ocultar más su tristeza y abrazó a su esposo, pero enseguida el benjamín de la casa protestó de que no podía respirar. Hércules lo cogió en brazos:

— Mi pequeño Zenos, pórtate bien. — Abrazó a Zenos y le dio un beso en la frente, este enseguida se quedó dormido, a lo que Meg lo agarró de los brazos de su padre.

Por último, se despidió de sus padres, quienes ya estaban muy mayores, y miraban a su hijo con congoja, pues no sabían si lo volverían a ver. Mientras Hércules se despedía, Phil preparó el equipaje que iba a llevar Pegaso, después se despidió de toda la familia, en especial de Eri, para él era su ojito derecho y gran debilidad.
Ya era momento de decir adiós, ese mismo día iban a partir desde el puerto de Tebas, todos miraban cómo los barcos se alejaban de la costa, hasta ser unos puntos negros.

La villa de Hércules daba al mar y Erianthe se quedó mirando a la lejanía mientras los barcos se perdían en el horizonte, deseaba con todas sus fuerzas que su padre volviese, incluso le suplicó a su abuelo que parase la guerra, pero no obtuvo respuesta…

Los años pasaron y Grecia se sumía en la miseria, desde temprana edad los niños tenían que trabajar para poder llevar dinero a casa, los sueños quedaron en el olvido de muchos y sobrevivir era la máxima prioridad. El tirano rey de Tebas saqueó toda fortuna “por el bien común de todos”, aunque la situación fuese trágica, Erianthe nunca perdió la esperanza y seguía mirando al horizonte, esperando que su padre, Phil y Pegaso volvieran a casa.