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Aún conocía bien el camino hacia el campamento, pese a que había sido su hogar por menos tiempo que para la mayoría de los semidioses. Y conocía aún mejor el camino hacia la cabaña de su novio, donde se habían conocido cuando el estuvo en su forma mortal luego del castigo de Zeus, su tío y suegro (cosas de semidioses, claro).
Lo que también conocía eran los gustos de su hijastro favorito (aunque, si le preguntaban, negaría tener un favorito).Le había llevado un tiempo decidir que pastel preparar, pero bueno, las mejores fresas de Estados Unidos estaban allí mismo, por que el y sus medio hermanos las cultivaban, así que había hecho un delicioso pastel de fresas con crema para el semidios coreano de cabellos amarillos. No sabía cuantas velas ponerle: ¿las de su edad biológica, o los años que cumplía?
Mejor solo le puso unas velas de bengala, chispeaban por todas partes pero no dejarían cera en el pastel que le había llevado bastante trabajo hornear. Debía agradecerle a Nico por haberlo ayudado con los demás ingredientes, el pobre hijo de Hades había estado preocupado de no poder conseguir un buen pastel para su novio en su cumpleaños, así que había decidido darle una ayudita.
Su novio no podía ir, Zeus había estado más estricto respecto a sus visitas al campamento , por lo que también llevaba el regalo que Apolo enviaba a su hijo, un lindo par de aretes con forma de sol hechos de oro sólido. Después de cruzar la barrera, saludar a viejos conocidos y caminar hacia la cabaña, dio con el chico rubio al que buscaba.
"¡Feliz cumpleaños, Jae!" exclamó Theo, mientras sostenía el pastel con ambas manos "¡Ven, los demás te esperan para cantar cumpleaños!"
