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El Encanto Salvador de los Jiang

Summary:

La vela se convirtió en una llama mágica que jamás se apagaría. Y bendijo a la familia Jiang con un refugio donde podíamos vivir, un lugar maravilloso.

La vela les dió el encanto.

El encanto le daba un poder mágico a la familia para bendecirla y ayudarla.

Sin embargo, uno de ellos no obtuvo su regalo mágico.

• Au MDZS.

• MDZS x Encanto.

•Literal es un: ¿Y si estos personajes estuvieran en esa película? Versión joder estabilidad emocional.

• Originalmente inició el 17-01-22; se volvió a publicar el 17-01-25.

Chapter 1: 🕯️| Prólogo

Chapter Text

—Gracias al sacrificio de tu abuelo, nuestra familia fue bendecida por un milagro. Un encanto tan mágico y poderoso que, aún conforme pasan los años, nos sigue bendiciendo hasta el día de hoy. Y la mayor prueba de eso se encuentra en esta vela, que contiene el milagro. 

 

Y fue así como comenzó a contarle esa historia que siempre que la familia sería bendecida una vez más volvía a narrar al pequeño que tenía a su lado. La mujer suspiró antes de continuar:—Hace años, cuando tu tío recién había nacido, tu abuelo y yo tuvimos que escapar de nuestro antiguo hogar. Y aunque muchos se nos unieron con la esperanza de un nuevo hogar, no conseguimos huir por mucho tiempo. Esa noche, perdimos a tu abuelo. Pero, en ese momento, sucedió un milagro. La vela se convirtió en una llama mágica que nunca se apagaría. Y nos otorgó un lugar protegido donde podíamos vivir en paz.

 

—¡Un encanto! —Se atrevió a decir el niño, a quien le contaban tal magnífica historia.

 

—Un encanto —concordó con una pequeña sonrisa—. Y entonces, este milagro creció hasta que nuestra casa, nuestro hogar, cobró vida para protegernos. Cuando mis hijos crecieron, el milagro bendijo a cada uno con un don mágico para ayudarnos; y a sus hijos…

 

—¡También les dió magia! —interrumpió una vez más.

 

— Así es. Y, juntos, los dones de nuestra familia han hecho de nuestro hogar un paraíso.  —Finalmente terminó de narrar la historia que de tantas veces que la contó, ya se sabía de memoria cada palabra. Volteó a ver al pequeño que la acompañaba en su propia habitación, que la observaba con un gran brillo en sus ojos—.  Esta noche, esta vela va a darte tu don, fortalecerás a la comunidad y a nuestro hogar. Traerás orgullo a tu familia. A nuestra familia.

 

Ambos estaban sentados al borde de la cama de la mujer, esta misma sujetaba con delicadeza la estrella de su narración, la mágica vela, mientras el más joven apreciaba el aura que rodeaba a ésta. El infante era el más feliz en la situación, siempre sus familiares le habían contado lo genial que era este momento en sus vidas. 

 

Por estas mismas historias y anécdotas, el niño tenía las expectativas tan altas, creía con todo su inocente corazón que esta noche sería la mejor de todas.

 

— Traeré orgullo a mi familia... —murmuró para sí mismo, repitiendo las palabras de su abuela que más impacto le habían dado.

 

Voltearon hacia la ventana, donde, a través de esta, se podían observar los fuegos artificiales, dando a entender que la gran noche había comenzado.

 

Por sí no les había quedado claro, la misma casa movía sus tablones de madera, haciendo rebotar un reloj para que ambos pudieran ver la hora. 

 

— Si, ya es hora  —respondió rodando los ojos la mujer, la casa respondió llevándose el reloj con el mismo movimiento de la madera.

 

El niño se levantó de un brinco de la cama, viendo como la casa le deslizaba sus zapatitos, que él con un brinco se los puso. Se tomó unos segundos para acomodarlos. Se giró hacia la mujer, agarrando las manos de esta para que ella se levantara de la cama. Una vez parada y con la vela acomodada en una mano, el pequeño agarró con dulzura la mano libre para comenzar a caminar con ella.

 

—¿Y cuál será mi don, abuela? —Los ojos llenos de felicidad y brillo hacían sonreír a la mujer, estaba segura de que su don sería de gran utilidad.

 

—Tú eres asombroso, A-Ling. El don que te esté esperando, va a ser tan especial como tu. —Se agachó un poco para estar más cerca del niño, dándole una sonrisa orgullosa que únicamente daba estas noches tan importantes.

 

Agarrados de la mano, salieron de la habitación, dirigiéndose a la reunión donde sucedería la razón de la gran fiesta.

 

El descubrimiento del don de Jiang Ling.

 

Chapter 2: 🕯️| Capítulo 01

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Jin Ling se terminó de alistar para comenzar su día. Cómo siempre, con su camisa amarilla y sus prendas amarillas y marrones pues son sus colores favoritos. Mientras buscaba su bolso, cada prenda que interrumpía el encuentro la tiraba hacia atrás, sabiendo que Casita se encarga de encestar las ropas con un bote donde Jin Ling tenía ropa que no había doblado. 

 

Finalmente encontrada la bolsa (que por alguna razón que desconoce, nunca la encontraba en el mismo lugar; aunque se imaginaba que era un juego de Casita), la colgó en su hombro, se miró en el espejo para confirmar que se veía presentable y se dirigió a la salida de su habitación.

 

Sostuvo la manilla por unos segundos en los que se tomó el tiempo de respirar profundamente y murmurar para sí mismo:—Traeré orgullo a mi familia. —Es como su ritual. Todos los días se repite lo mismo con la esperanza de que, esta vez, se vuelva una realidad.

 

Abrió la puerta, saliendo de su habitación para oficialmente comenzar su día. Aunque nunca la cerraba, total, casita siempre la cerraba por él. Avanzó a toda velocidad hasta las escaleras, las cuales las bajó deslizándose pues Casita había acomodado los escalones de tal forma que se quedara completamente lisa, como una rampa. Casita ya estaba preparada para sus clásicos brincos que realizaba al bajar.

 

Antes de dar la vuelta para avanzar, se detuvo delante de un cuadro que colgaba en la pared. Era un cuadro pintado a mano por la matriarca, siendo el principal protagonista su abuelo. Nunca lo conoció, y ni estuvo cerca de hacerlo; pero ver esa pintura era como verlo por primera vez por la gran cantidad de detalles. 

 

—Deséame suerte hoy también, laoye¹ —juntó sus manos, como si él lo estuviera viendo—. ¡Ten un buen día! —Y siguió su camino hasta llegar al primer piso, señal para que Casita volviera a arreglar las escaleras una vez más.

 

Cruzó por uno de los muchos pasillos que Casita abría para él, dirigiéndose al gran comedor donde toda la familia se reunía para comer. Mientras caminaba, las ventanas en las paredes se iban abriendo para darle aire y más luz al pasillo, a pesar de que el sol ya estaba arriba y la iluminación naturalmente era buena.

 

Y al llegar, comenzó su verdadera rutina. Él sabía que hacía actividades tan inútiles en comparación a las grandes obras de la familia. Sin embargo, si él podía cooperar en la más pequeña cosa, ¿por qué no lo haría?

 

A pesar de la insistencia del propio muchacho por hacer las cosas solo, a Casita poco le importaba y lo ayudaba, ya sea abriéndole muebles o deslizando platos como este día.

 

Rodó los ojos con el ceño levemente fruncido al ver las acciones de Casita, aunque se lo agradecía. Atrapó los platos que se habían deslizado sobre la mesa hacia él y comenzó a acomodar cada plato delante de él, tratando de acomodarlos lo más centrado posible para que quede perfecto, como le gustaba a Madame Yu; ignorante de tres pequeñas miradas que acaban de llegar a las afueras de su casa. Casita abrió otra ventana, saciando la curiosidad de los niños por observar el interior en silencio.

 

Uno de los niños se atrevió a gritarle y preguntar por lo que habían venido:—¡Hey! —Jin Ling solo dirigió su vista hacia la ventana, al estar de espaldas no podía verlos, por lo que terminó girando su cabeza un poco para descubrir quién era el gritón—. ¿¡Cuándo veremos el don mágico!? 

 

Para la suerte de ese fastidioso niño curioso, la respuesta a su pregunta es el día de hoy. Puesto que su prima Jiang Xiang² cumple seis años de edad; significa que el día de hoy debería recibir su don, como toda la familia que lo recibió. No podía evitar sentirse nervioso, mas no lo demostró y en cambio respondió con serenidad, únicamente manteniendo su ceño fruncido:—La ceremonia de mi prima será hoy. 

 

No le había sorprendido cuando otra niña gritó:—¿¡Cuál es su don!?

 

Jin Ling no se consideraba la persona más paciente del mundo, todo lo contrario, en realidad. Así que optó por simplemente seguir con sus tareas mientras respondía, esperaba que su última pregunta:—Eso lo sabremos esta noche.

 

—¿¡El tuyo cuál es!?

 

Jin Ling frunció más el ceño, sin soportar aquella pregunta, dejó que Casita siguiera saliéndose con la suya al terminar de ordenar todo, pues se acercó al marco de la ventana en la que esos tres niños lo estaban espiando. Cruzó sus brazos y los apoyó en el marco, mirándolos con seriedad:—¿Y quiénes son ustedes para preguntar?

 

—¡Nosotros! —respondieron al unísono, divertidos por la reacción del joven.

 

Jin Ling suspiró pesadamente, dejando caer su cabeza hacia abajo, cansado de sus preguntas. Si, tiene sólo quince años, y aún así era agotadora la energía que emanaban esos niños.

 

—Si van a preguntar, pregunten por algo verdaderamente importante. ¿Qué acaso no saben que están pisando la casa de los sorprendentes Jiang? 

 

—¿¡Cuáles sorprendentes Jiang!?

 

Debe ser una broma.

 

—No me van a dejar en paz, ¿verdad? —Los niños sacudieron su cabeza de un lado a otro. Jin Ling miró de reojo el comedor. y al ver que ya estaba acomodado, y él no tener ninguna responsabilidad importante, puso los ojos en blanco y asintió—. Si quieren saber, vayan a la entrada de la casa —apuntó hacia la dirección del lugar—, y esperen ahí, ya voy.

 

Eran muy pequeños, quizás el más grande tendría seis años, y eso sólo juzgando por sus alturas y caras redondas; entendía que ellos no conocen muy bien la historia del pueblo y cómo funcionaba la familia. Pese a que eran muy queridos, nadie se tomaba la molestia de explicar lo que veían todos los días. En realidad, el que mejor explicaba las cosas y quien se tomaba la molestia de hablarles respecto al tema a los niños, era Jin Ling.

Al salir de la casa, los niños ya lo esperaban en la entrada, brincando como conejos, emocionados por descubrir acerca de estos famosos Jiang que todo el tiempo escuchaban. Jin Ling suspiró, pidiendo que calmaran sus brincos, a lo cual ellos obedecieron.

 

Jin Ling miró la casa y alzó su mano, sacudiéndose como un despido casual:—¡Ya regreso, Casita! 

 

Los niños, al ver que Casita movió una ventana y la movió de un lado a otro, correspondiendo la despedida, se animaron a despedirse de igual forma:

 

—¡Adiós, casa mágica y bonita!

—¡Bye, bye!

—¡Te devolveremos al gege bonito luego!

 

Jin Ling puso sus ojos en blanco, aunque sonrió al verlos interactuar con su amiga. Sin esperar mucho, comenzó a caminar hacia el pueblo—. Para empezar, ahí es donde viven los Jiang.

 

—¿Ahí? ¡Pero es enorme! ¡Ahí podría vivir todo el pueblo! —No exageraba, esa construcción sí que era grande. No al punto de que pudieran vivir todos los que vivían en Yummeng Jiang, pero si era enorme, con muchas habitaciones, cuartos, baños… vaya, que es una casa completa.

 

Jin Ling alzó los hombros indiferente—. Ahí viven tres generaciones, niño. Es normal que sea tan grande, ¿no crees? 

 

El niño asintió después de analizar por unos segundos, estando de acuerdo con sus palabras.

 

Esta noche, al tratarse de una ceremonia del don, la abuela contaría una vez más la historia del encanto. Cómo se originó, por qué y para qué. Todo el pueblo iba a asistir, estaba seguro que sus familias los llevarían, ¿qué caso contar algo que ya van a saber? Así que, se ahorró esa parte de la historia y fue directamente hacia el gran mural que algún artista pintó en honor a la familia. Delante de éste se detuvo, haciendo que los niños miraran con gran curiosidad a las personas pintadas en él.

 

—Esta es la familia Jiang —presentó, alzando sus manos para recalcar la importancia de sus palabras. Los niños asintieron en comprensión—. Ella Yu ZiYuan, Madame Yu. Es la matriarca, ¿saben? Gracias a ella es que tenemos el encanto y vivimos seguros.

 

Señaló específicamente a la mujer que estaba en lo más alto. Pues el dibujo constaba de tres alturas donde en cada una había una generación. Al ser la abuela, es lógico que esté en la cima. Es hermosa la pintura representando a su persona. Ella vestía colores morados y magentas, con sus ojos azules brillantes y una cabellera larga y negra. Aunque ya tenía sesenta años y el negro fue invadido por algunas canas, no dejaba de ser largo y saludable. En la pintura, su expresión era de neutralidad, con un firme ceño fruncido. A pesar de ser sólo un dibujo, fue capaz de intimidar a los niños. Es el efecto Madame Yu.

 

—Es aterradora… —murmuró uno.

 

Jin Ling se encogió de hombros. Él ya ha sido causante y victima de su furia, así que le dió gracia la situación—. Y no la has visto de mal humor —añadió—, es peor que mi jiujiu³.

 

—¿Tu jiujiu?

 

—Jiang WanYin —volvió a apuntar pero esta vez hacia uno de los cinco que estaban debajo de Madame Yu.

 

Este no dejaba de ser intimidante, teniendo el ceño fruncido, a este punto los niños creían que esa expresión era de familia (y no, no porque Jin Ling también tenía esa expresión en ese momento). Vistiendo de morado y negro, igual teniendo la cabellera negra y ojos azules, combinando con todo su aspecto. Lucía como alguien fuerte y enojón, según los niños.

 

—Su humor controla el clima. Si el tiene un mal día, todos lo tendrán, literalmente —explicó su don a simples palabras para que los pequeños comprendan—. Por eso los tiempos a veces son raros, puede estar soleado y con arcoiris y de repente ser una lluvia tormentosa. 

 

—Ah, con razón mi mami siempre se queja de que un WanYin no deja que su ropa se seque cuando la saca para secarse y de repente llueve… —Ante su gran descubrimiento, los ahora otros cuatro niños la vieron con gran admiración y sorpresa.

 

— Wei WuXian... 

 

—¡No se habla de Wei WuXian! —gritaron los que estaban alrededor del grupo, interrumpiendo a Jin Ling que solo apretó sus cejas.

 

—...podía ver el futuro —respondió la duda de los niños—. Él desapareció. 

 

La pintura mostraba a un hombre pelinegro con ojos rojos y aterrador; su expresión podría decir que parecía la de un villano. Hacía un gran contraste con el resto, pues él era el único que portaba prendas negras y rojas. Si bien, no era el único que no usaba el color morado, era el único que no parecía cómodo.

 

Los niños estaban a punto de preguntar sobre él, pero Jin Ling no lo permitió pues siguió hablando:—Ella es mi A-Niang4, Jiang YanLi —apuntó hacia la mujer que estaba a lado del hombre de negro.

 

Tenía un rostro dulce y sereno, con una sonrisa que transmitía tranquilidad. Usaba un vestido morado con rosado; con los ojos marrones y cabello largo negro. En sus manos tenía un cuenco, los niños no sabían qué significaba o que era eso. Pero Jin Ling sí, esa era la gran sopa de loto con costillas que cocinaba su madre.

 

—Su comida cura todo mal; son remedios. Cualquier cosa que ella cocine tiene la magia que hace que sanes. Si estás enfermo y comes algo que ella hizo, dejarás de estar enfermo —explicó.

 

—¿Y si tengo el ojo morado? —Un niño preguntó.

 

—Sanará. —Jin Ling respondió. 

 

—¿Y si me rompo el brazo? 

 

—Dejará de estar roto. 

 

—¿Y si soy ciega? 

 

—Podrás ver. —Su paciencia no duraba mucho, razón por la que terminó su avalancha de preguntas y continuó.— Luego están los tíos Nie… 

 

—¿Nie? 

 

—Nie HuaiSang y Nie MingJue. 

 

—Pero, ¿la familia no era Jiang? ¿Cómo tuvieron su don? 

 

—Siendo sincero... no tengo idea. A-Niang dice que fue el destino, que el encanto lo decidió. Madame Yu dice que fue un accidente beneficioso —divagó en sus ideas, olvidando por unos instantes que seis niños lo estaban escuchando.

 

—¿Y cuál es la verdad? —Una de las recién llegadas preguntó.

 

—No lo sé, yo no estaba ahí para saberlo. 

 

—¿Ese es el señor MingJue? —apuntó hacia el hombre que estaba a lado de WanYin.

 

ES ENORME. Pensaron los niños al ver la pintura.

 

—Sí. Tiene una fuerza irreal, es capaz de levantar una casa él solo. Si ven a un titán cargando burros o piedras gigantes, es él. 

 

—Ooooh... —observaron la pintura con atención.

 

Era el más alto con diferencia, eso y el color de su vestimenta (que era verde olivo) eran las mayores diferencias que se podían apreciar.

 

—Y ese de ahí, es Nie HuaiSang. 

 

Al otro extremo, justamente el que estaba del otro lado del innombrable, se encontraba pintado un hombre con abanico, de los mismos colores y sin embargo es el más elegante y sofisticado. Mismas características, pelo negro, ojos verdes y piel morena clara.

 

—Él oye hasta una aguja, es capaz de escuchar todo —explicó una vez más.

 

—Osea… ¿nos está escuchando?  

 

—Sí. 

 

—Eso es algo… turbio.

 

...De hecho, si es algo turbio el no poder tener privacidad. En fin, dones.

 

—¡Hola señor del abanico! —inició uno de los niños y comenzó una avalancha de saludos al aire.

 

Un niño, después de saludar en voz baja, preguntó con timidez:—¿Y los de abajo? —apuntó hacia los más pequeños que estaban debajo de los adultos.

 

—Son la tercera generación —comenzó a contar, iniciando con los hijos de su jiujiu—. Él es Jiang JingYi, él cambia de forma —rodó los ojos ante su mención, a pesar de que quería a su primo, no podía evitar pensar que era fastidioso. 

 

Estaba justo debajo de Jiang WanYin, vestido de morado y azul, aunque destacaba más el primer color. A diferencia del resto, él tenía el cabello corto recogido en una coleta. No había mucho que destacar de esa pintura, la verdad; no se podía apreciar lo revoltoso que es en una pintura quieta.

 

—Y esta es Jiang Xiang, hoy va a recibir su don. 

 

Su pintura era adorable por su edad; vestía los mismos colores que JingYi. Tenía unas trenzitas en su cabello con adornos rosados, su sonrisa era juguetona y linda, aunque Jin Ling sabía que esa sonrisa era muy traviesa.

 

—Luego está Lan SiZhui —apuntó hacia el joven vestido de blanco que estaba a lado de él, no estaba debajo de nadie en específico, pero se encontraba algo cerca de la pintura de Wei WuXian—. Él es perfección —respondió cruzando de brazos, algo molesto con la mención de su don. Bueno, con la mención del propio chico.

 

Nunca lo llegó a considerar familia, poco antes que él cumpliera los seis años SiZhui se había unido por tener un don. Pero nunca llegaron a compartir un lazo familiar, pues SiZhui fue criado por su padre que no vivía en Casita. Después de que SiZhui viviera en su hogar, no se acercaban mucho, pues Madame Yu lo educaba lejos de Jin Ling. Ni él, ni nadie los mira como familia. Su relación es… mala. Cualquier encuentro entre ellos dos (cuando eran pequeños) terminaba con algún golpe o insulto. Actualmente ni se dirigen palabra a pesar de vivir bajo el mismo techo. Aunque es cierto que los llaman “la familia Jiang”, el propio apodo te deja muy en claro quien es la familia y quien no.

 

—¿Perfección? —preguntó una niña—. ¿Cómo es un don?

 

—Él hace crecer las flores, pero a él lo caracteriza ser perfecto y muy guapo. En sí, su don es la flora, supongo —suspiró pesadamente mientras observaba la pintura del joven.

 

Negó con la cabeza y comenzó a caminar, dando por terminada la explicación.

 

—Señorito. —Lo llamó un niño al darse cuenta que se iba, siguiéndolo como el resto de niños. 

 

—Ya les conté los dones de mi familia, tengo mucho que hacer así que me voy —creyó haber respondido la incógnita del niño, por lo que siguió caminando aumentando su velocidad para tratar de llegar a Casita más rápido. No obstante, uno de los niños se posicionó delante de él, deteniendo sus pasos.

 

—Pero, ¿cuál es tu don? 

 

Jin Ling expresó su molestia con un bufido, trató de disimular su incomodidad manteniendo su expresión tranquila, más no le fue posible porque los demás niños comenzaron a preguntarle exactamente lo mismo.

 

—¿Por qué les debería contar?  —cruzó sus brazos, callándolos por unos segundos.

 

—¡Queremos saber más sobre la familia Jiang! 

 

—¿Más? Ya les conté los dones que hay, ¿qué más quieren? —rodó los ojos, retomando su caminar.

 

—¡Saber más! 

 

—¿Quieren saber más? —Los niños asintieron—. Bien. —Los pequeños se emocionaron, siguiendo los pasos de Jin Ling con la creencia de que sabrían cual es el don del más grande del grupo—. Lan XiChen se casó con Jiang WanYin; Jin ZiXuan se casó con Jiang YanLi; Wen QiongLin se casó con Nie HuaiSang y Meng Yao se casó con Nie MingJue. ¡Listo! Ya saben más sobre la familia, ahora me voy —apresuró su paso pues estaba a nada de llegar a la entrada de su casa.

 

—Pero, ¿y Jin Ling? —preguntó un niño.

 

—¿Qué hay de ti? ¡Quiero saber sobre ti! —Otro niño.

 

—¡Seguro su don es increíble y no nos quiere contar! —Jin Ling tembló ante la expectativa de una niña.

 

—¡Sí! ¡Quiero saber sobre Jin Ling! 

 

Los niños comenzaron a gritar su nombre, como si eso hiciera que les respondiera. Mientras que él trataba miserablemente de callarlos de forma tranquila, con la esperanza de que nadie de la familia Jiang los escuchara.

 

— ¡Jin RuLan! 

 

Valió.

 

Cualquier movimiento que Jin Ling estuviera haciendo lo detuvo al escuchar la voz de la mujer. Al estar de espaldas de Casita tuvo que voltear lentamente su cuerpo para ver a Madame Yu en la entrada, viéndolo con mala cara y una ceja alzada.

 

—¿Qué se supone que haces, mocoso? —preguntó con voz fuerte. Si algo odiaba Jin Ling era que le llamaran mocoso, pero era Madame Yu, no se podía quejar o saldría peor.

 

Jin Ling se mostró indiferente, encogiéndose de hombros—. Querían saber sobre la familia y…

 

—¡Estaba por contarnos su súper increíble don! —gritó emocionado uno de los niños que rodeaban a Jin Ling.

 

En eso, un Nie HuaiSang cruzaba tranquilamente por la entrada cargando unas decoraciones. Se detuvo cerca de la matriarca, mas manteniendo la distancia con aquella mujer. Miró a los niños y los saludó con una pequeña sonrisa, luego, dijo con sutileza:—Niños, no lo molesten tanto… después de todo, Jin Ling no tiene un don.

 

Madame Yu lo miró de reojo, con un "hmph" se fue, adentrándose en la casa.

 

Jin Ling miró a Nie HuaiSang, quien sólo asintió y siguió su camino original. Jin Ling lo agradeció en silencio, pues esa dura intervención fue su salvación pues, pese a estar acostumbrado a esas palabras, que las dijera Madame Yu es algo que nunca soportaría. 

 

Los niños lo voltearon a ver con gran e inocente confusión—. ¿Tú no tienes un don especial? —En su rostro se podía ver la decepción, cosa que puso nervioso a Jin Ling pues le recordaba a él mismo hace unos años...y actualmente. 

 

—Sí bueno... —No pudo seguir pues un ruido llamó su atención. 

 

Bueno, más que ruido, era un llamado.

 

—¡Jin Ling! Una entrega. —dijo un hombre vestimentas blancas y lilas.

 

Mierda, él no por favor. Pensó incómodo Jin Ling. 

 

—Te traje el especial “no especial" por ser el único Jiang que no tiene un don.—Le entregó una cesta llena de objetos y materiales coloridos—. Le llamo: "nuestro especial no especial" ya que... ¡no hubo un don para ti!  

 

—Gracias, Su She —habló con sarcasmo y molestia obvia en su rostro. Su ceño fruncido se profundizó y sus labios se curvaron hacia abajo, mostrando claro disgusto. Si, estaba acostumbrado a que le recalcaran en su cara su inutilidad, ¡pero era molesto! Odiaba cuando lo hacían.

 

Estaba por irse, pero Su She nuevamente volteó para decir:—Ah, y suerte para Jiang Xiang. La última ceremonia del don fue un fracaso...¡y esa fue la tuya y no funcionó! —Después de ese innecesario recordatorio, se fue para seguir con sus entregas.

 

A veces no sabía si lo hacía para burlarse o molestarle, igual ambas cosas conseguía. 

 

—Si yo fuera tú, eso me pondría muy triste... —dijo una niña, tratando de mostrar su comprensión.

 

Se le hizo algo tierno a Jin Ling el fallido intento por hacerle sentir mejor.

 

—Bueno, no a mi. Porque con o sin don, soy igual de especial que el resto de mi familia —dijo con un intento de sonrisa para hacerse sentir bien, y de paso animar a los niños.

 

Odiaba cuando sentían pena por él.

 

Todos voltearon hacia la casa, viendo el caos mágico que era. Arcoíris por ahí, flores por allá, animales jugando por ahí... Jin Ling suspiró con gran pesadez.

 

—Tal vez tu don es vivir en negación —dijo un niño. Haciendo que la sonrisa de Jin Ling desapareciera por completo.

 

Jin Ling desearía tener ese don, o cualquier otro.

 

 

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Definitivamente el haber sido humillado enfrente de seis niños por culpa del estúpido Su She y el señor Nie HuaiSang fue un gran comienzo de su día. Al no ser ninguna sorpresa para él, sólo liberó todo su aire contenido cuando los niños se fueron. No supo las razones por las que se habían ido, y poco le importaba. Sólo era consciente de lo patético que se veía el estar parado en la entrada de la casa con una gran cesta llena de objetos que se le otorgó recién.

 

Si bien, se la dieron con ánimos de ofender, le sacaría provecho a los materiales. Quizás y con alguna de estas cosas le ayudaría a la familia de una forma más notable. Frunció el ceño de sólo pensarlo, sacudió su cabeza tratando de escapar de sus pensamientos y sólo avanzó hacia la casa en busca de paz.

 

Al entrar a la casa, fue recibido con todo menos con un saludo y tranquilidad. Un grupo del pueblo estaba dentro de la casa ayudando con los preparativos para esa noche. Por lo que todos se movían sin parar, decorando aquí, moviendo de un lado a otro, colgando esto… Todo ese caos tenía una extraña organización dirigida por Madame Yu, que no dejaba de gritar órdenes a cualquiera del que requiera su apoyo. Ya sea por simplemente mover la posición de algo o levantar una tela, ella siempre gritaba.

 

Continuó sin prestarle atención al ruido, sólo con gran dificultad de no chocar con alguien que se estuviera moviendo por el lugar. Al ya haber entrado en su totalidad a la Casita, no pudo avanzar más pues un tornado con algunos truenos...¿eso era posible?, apareció enfrente de él. Suspiró pues ya sabía de quién provenía.

 

—¿¡Calmarme!? ¡Nada está saliendo bien! ¡Mira esto, es un desastre! La noche de Jiang Xiang debe ser perfecta... —Jiang Cheng comenzó a divagar en voz alta mientras daba vueltas en círculos, aumentando más la velocidad del tornado que lo único que hacía era desarreglar todo lo que estaba alrededor.

 

—WanYin, todo saldrá bien. No hay de qué preocuparse, respira —trató de calmar Lan XiChen, que estaba a lado de Jiang Cheng tratando de dejar las flores en su sitio, pero sólo salían volando.

 

Solo escuchar la voz y palabras de su esposo, provocó una ligera calma en Jiang Cheng. Su rostro seguía mostrando mal genio, pero el tornado y truenos habían desaparecido, dejando únicamente una nube encima de la cabeza de Jiang Cheng por la ansiedad. 

 

Jin Ling aún no comprendía como Lan XiChen era capaz de calmar a su jiujiu, es más, ni siquiera llegaba a entender cómo es que no le temía cuando estaba verdaderamente de mal humor.

 

Bien, ese tornado hizo que varias cosas terminaran en el suelo. Suspiró resignado al tener que recoger las cosas, nunca le salía nada bien, ni siquiera llevar una bendita cesta.

 

—Mierda, las flores… —exclamó al ver el desastre que nuevamente sus emociones provocaron. Debió de haberlo pensado de esta manera, o algún pensamiento solo hizo que la nube se volviera negra de la frustración.

 

Rápidamente Lan XiChen reaccionó, deshaciéndose de la nube para dejar más tranquilo a su esposo. Sabía que ver la nube lo único que haría era estresarlo más y no quería eso, le gustaba verlo satisfecho.

 

—Baobei, está bien. Aún se pueden arreglar, ¿no...? —bajó su mirada viendo que varias flores estaban aplastadas o rotas—. Oh…

 

— ¿Ves? —cruzó de brazos, nuevamente ganándole la presión.

 

—Respira, aún podemos pedirle ayuda a SiZhui con eso —susurró, acercándose para rodear a Jiang Cheng con sus brazos, trayéndole calma al hombre.

 

—Verdad. ¿¡Dónde está ese mocoso!? —exclamó, girándose, separándose del abrazo en busca del joven.

 

Lan SiZhui estaba en el piso de arriba, decorando el tejado con flores, como Madame Yu le había ordenado hace pocos minutos. Al escuchar la exclamación de Jiang WanYin, prestó atención a la conversación, volteando finalmente cuando Lan XiChen habló.

 

—¡SiZhui! ¿Puedes ayudarnos acá, por favor? Necesitamos más flores —dijo, apuntando a la zona que claramente carecía de decoración.

 

Sin pensarlo dos veces, SiZhui bajó con agilidad gracias a una enredadera, aterrizando suavemente junto a la pareja, haciendo aparecer más flores en el lugar correspondiente.

Justo en ese momento, Jin Ling se dirigía a la cocina, donde dejaría gran parte de los objetos que cargaba. Su camino lo llevó junto a las escaleras, donde se encontraban SiZhui y sus tíos.

 

—Aquí tienen, ¿necesitan algo más? —preguntó Lan SiZhui.

 

—No, es todo. Muchas gracias, SiZhui —agradeció XiChen, volviendo su atención a Jiang Cheng, quien nuevamente se quejaba de la falta de organización.

 

El joven solo asintió en silencio. Volteó su cabeza para ver que más le faltaba por hacer, haciendo que, justamente, su cabello chocara con la cara de Jin Ling. 

 

—Ay… Perdóname, Jin Ling. No te vi. —Se disculpó, agarrando su coleta del cabello para que no se moviera, como si fuera mágico y no se hubiera movido por su movimiento de cabeza—. ¿Estás bien? 

 

—Sí, sí, estoy bien —negó con la cabeza, el repentino golpe lo aturdió, pero estaba acostumbrado. Giró hacia SiZhui, que lo miraba aliviado—. ¿Qué tienes o qué? 

 

—¿Mn? ¿De qué hablas? —Confundido por la expresión de incredulidad de Jin Ling.

 

Iba a responder, pero solo negó—.  Que importa, me voy —acomodó la cesta en sus brazos y comenzó a caminar con dificultad, parecía que había ganado más peso del que traía con sólo haber hablado con el señorito perfección.

 

Lan SiZhui estando a nada de ayudarlo se detuvo abruptamente, sintiendo la mirada fulminante de una mujer a su espalda. Se enderezó, asintió y se alejó de él. Despidiéndose en silencio. Caminando con elegancia hacia la mujer, pues le había llamado.

 

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Entró a la cocina y, como de costumbre, encontró a su madre cocinando. El delicioso aroma de la comida recién preparada llenaba el aire, envolviendo el ambiente con una sensación de hogar. Parecía estar preparando algo sencillo, tal vez una sopa reconfortante, pero la rapidez con la que se movía sugería que alguien se había lastimado y necesitaba asistencia pronto.

 

Jiang YanLi, al verlo, abrió los ojos con sorpresa. La preocupación se dibujó en su rostro al ver la carga que su hijo llevaba consigo. Se apresuró hacia él, dejando momentáneamente de lado sus quehaceres culinarios. Las cacerolas seguían hirviendo en la estufa, y el cuchillo con el que había estado cortando verduras descansaba sobre la tabla de picar, aún húmedo por los jugos de los ingredientes frescos. Ayudó a Jin Ling a dejar la cesta en el mueble, y al soltar la cesta, preguntó confundida:—A-Ling, ¿qué es eso? —Su voz era tan dulce que tranquilizó rápidamente a su hijo.

 

—Meh. Una entrega de Su She para mí, pero hay bastantes cosas que te servirían más a ti que a mí —explicó, comenzando a sacar los platos y, en general, utensilios de cocina. Cada uno siendo lavado y guardado por Casita.

 

—No cargues demasiado. 

 

— No fue pesado... —miró a su madre, que le vió con una ceja alzada y sonrisa tranquila—, no tanto.

 

Jiang YanLi soltó una muy sutil risita tapada por su mano, mirando el esfuerzo que daba su hijo por tratar de ayudar, como siempre lo hacía.

 

—No te esfuerces demasiado —pidió amablemente, observando como Jin Ling sacaba más objetos e incluso ingredientes dándole poca atención.

 

—Lo sé, A-Niang. Solo quiero hacer mi parte igual que el resto. —Su orgullo y necesidad se lo pedían, realmente deseaba hacer algo de utilidad. Colocó una cajita pesada en el mueble, apunto de continuar pero un rostro lo hizo dar un pequeño salto. Su padre de repente había aparecido, estando delante de su cara viéndole fijamente. 

 

—Tu madre tiene razón, A-Ling —habló Jin ZiXuan, agachándose un poco para estar a la altura de Jin Ling—. Es la primera ceremonia después de la tuya, están nerviosos... —dijo golpeando suavemente la mano del joven, tratando de pasarle seguridad.

 

Jin Ling rodó los ojos al ver la cara lastimada de su padre, nuevamente las gallinas le habían atacado, decorando el rostro y manos de Jin ZiXuan con rasguños y piquetes—. Gallinas. —Le murmuró a su madre, retirando la mano que tocaba su padre, palmeó unas cuantas veces la mano que abandonó y siguió sacando materiales.

 

Jiang YanLi volteó a ver a su esposo por el llamado de Jin Ling, suspirando divertida por la poca seguridad que Jin ZiXuan tenía con las gallinas. 

 

—Ay, A-Xuan... —soltó en un susurro, buscando algo de comida preparada por ella misma para darle.

 

—...y lo entiendo  —continuó con su "discurso"—. Cuando Lan XiChen y yo nos unimos a esta familia… dos extraños, sin un don especial, que jamás tendrían uno. —"Mhm", respondía Jin Ling mientras continuaba con lo suyo. Jin ZiXuan agarró una jarra para comenzar a ayudarlo—. Rodeados por gente excepcional, nos sentíamos tan... pooooco excepcionales.

 

—Okay, A-Die. 

 

—Te comprendo, es todo. No tienes de qué preocuparte, eres Jin Ling, no importa nada más —explicó de la manera más correcta que logró conseguir. Si algo no se le daba bien a Jin ZiXuan eran las palabras.

 

—Come —metió una cucharada de sopa en la boca de Jin ZiXuan, callándolo antes de que añadiera algo de más.

 

—A-Ling, si quieres hablar de esto... 

 

Jin Ling había vaciado casi por completo la cesta, Casita se había encargado de guardar todo donde debía estar y llevarle una caja más pequeña para que guardara únicamente lo necesario. 

 

—Tengo mucho que hacer, la casa no se decorará sola. —Se dió cuenta de lo que dijo, volteando hacia las decoraciones que se decayeron, mostrando cierta tristeza del lugar—.  Déjalo así, se ve bien —curvó muy ligeramente los labios, la casa obedeció y se acomodó nuevamente. Jin Ling se estaba yendo de la cocina.

 

—¡No lo olvides, no tienes nada que demostrar! —habló YanLi, sus mismas palabras fueron repetidas al mismo tiempo por ZiXuan. Ambos miraban como Jin Ling desaparecía al cruzar la puerta, no sin antes despedirse con un asentimiento de cabeza.

 

Jin ZiXuan volteó a su esposa, acercándose a esta para rodearla con un brazo y abrazarla—. Estará bien. —Le dió un corto beso en la frente, animando un poco a su amada esposa.



Notes:

1.Laoye: Abuelo materno.
2.Jiang Xiang es Qu Xiang, un personaje de Word Of Honor.
3.Jiujiu: Tío materno, hermano menor de la madre.
4.A-Niang: Madre.
5.A-Die: Padre.

Dato curioso: Los nombres de cortesía son únicamente usados por la familia Jiang( y los esposos, jejes) como muestra de respeto por parte del pueblo.

Unas cosas: Esto claramente tendrá OOC.

No vivieron lo mismo que en el canon de la novela, su situación es muy distinta por lo que actúan diferentes.

Así que no se desconcierten al ver un Jin Ling amable, que el fue criado por Jiang YanLi y no tiene su odio por sus muertes y bla ble bli. O un Lan SiZhui grosero, que su crianza fue afectada por Madame Yu.

También decir, Jiang JingYi efectivamente, es Lan JingYi.

En fin, ¿algo por comentar? ¡Los leo!

Sin nada más que decir, ¡adeuu!

Fecha de publicación: 17-01-25

Chapter 3: 🕯️| Capítulo 02

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Todos ayudaban de alguna forma, sea cual fuera, el saco de arena aportado por cada uno estaba ahí.

 

Jiang JingYi cambiaba de forma de tal manera que ayudara a algún sujeto, ya sea convirtiéndose en un hombre alto para colgar algo o un niño para terminar de acomodar abajo mientras alguien lo hacía desde arriba. Lan SiZhui llevaba flores a donde sea que le llamaran, que si falta decoración ahí, él lo solucionaba rápidamente. Jiang Cheng y Lan XiChen mantenían todo controlado para evitar los gritos de Madame Yu (que eran inevitables) y de más ejemplos que podría dar si observaba cada detalle.

 

Esta noche debía ser perfecta. Aquí no estaba permitida  la opción de los errores.

 

Una ceremonia del don, era más importante de lo que sonaba. Por ello los habitantes del pueblo, o bien, los más cercanos a la familia, ayudaban con los preparativos. Ya sea en invitaciones, decoración, música, limpieza o cualquier cosa. Casita podría hacer por sí sola gran parte de las tareas, pero ellos debían estar seguros de que todo se encontrara de manera perfecta.

 

¿El punto de todo esto? Que toda la familia Jiang (y quienes no tenían ese apellido, pero sí un don) participaban con todo esto. Menos Jin Ling. 

 

Madame Yu impedía a toda costa la intervención del chico, era preferible que se quedara sin hacer nada a correr el riesgo de que se arruinara algo.

 

Y esto al joven le molestaba demasiado. Era alguien con mucho orgullo desde pequeño, pero su falta de magia había hecho únicamente aumentar su inseguridad y complejo consigo mismo. Por ende, se esforzaba de sobremanera con tal de complacer a Madame Yu; quería ganarse la misma mirada orgullosa que le daba al resto de los que viven bajo el techo de la casa.

 

Siempre sus padres le recordaban lo valioso que era, con o sin don. Pero no era suficiente, ¿y cómo serlo? Estar rodeado de tanta gente con magia era agotador cuando eres alguien con carencia de poder. 

 

Sí, no había día en que no le invadieran esos pensamientos a Jin Ling. Suspiró tratando de ignorar esa negatividad que lo atrapaba, acordándose de las palabras de motivación que su madre alguna vez llegó a decirle. 

 

Realmente no estaba seguro de que iba a hacer, pero quería que estuviera relacionado con la familia. 

 

Ni siquiera llegó a pensarlo con claridad cuando en su campo de visión apareció Madame Yu, dándole órdenes a Nie MingJue sobre llevar carga pesada a un lugar distinto de donde se encontraba. 

 

Madame Yu notó la presencia de Jin Ling, soltó un suspiró y caminó hacia él.

 

—Jin RuLan.

 

Solo dos personas lo llamaban por su nombre de cortesía. Esas eran su madre (que únicamente lo utilizaba para regañarlo o cuando estaba enojada o seria) y Madame Yu.

 

Nunca le gustó el tono con el que Yu ZiYuan le llamaba.

 

—Madame Yu —devolvió su "saludo", mirando a cualquier lado menos a sus ojos azules. Podía escuchar su orgullo reprocharle por su cobardía, pero Jin Ling nunca sería capaz de enfrentarse cara a cara con esa mujer.

 

—¿Qué estás haciendo? —apuntó hacia la cesta que Jin Ling aún cargaba. Su expresión nunca cambiaba, siempre demostrando seriedad, arrogancia, mal humor y poder.

 

—Estaba a punto de utilizar estos materiales para decorar un poco para la fiesta —respondió su duda, tratando de no agacharse o mostrar algún indicio de miedo a su persona.

 

—Los demás ya están decorando —recordó lo obvio. El chico ahogó un suspiro antes de seguir.

 

—Estoy consciente, pero quería colaborar para la ceremonia de Jiang Xiang. —No mentía, realmente quería ayudar esta noche a su prima menor. Creyendo que así Madame Yu le dejaría ir acomodó la cesta para irse, pero la mujer le detuvo.

 

—Jin RuLan, no es necesario. —Traducción: "Jin RuLan, no es necesario que decores, lo arruinarás". O al menos, eso escuchó—. Esta noche debe salir a la perfección, no podemos permitirnos ningún error —confirmó inconscientemente los pensamientos del chico—. Si quieres ayudar, hazte a un lado y deja que los demás lo hagan, ellos sabrán hacerlo mejor. —Ni siquiera esperó respuesta cuando llevó su atención al ruido de viento y rayos, sabiendo la raíz del problema, frunció el ceño y gritó:— Jiang Cheng, ¡tienes una nube! 

 

Sí, Jiang Cheng estaba del otro lado de la casa caminando rápido, siendo seguido por una nube gris.

 

—¡Ya sé, A-Niang. Pero no logro encontrar a A-Xiang, ¿¡qué más quieres de mí?! —Un rayo sonó más alto y se fue dando fuertes pisones, buscando preocupado y estresado a su hija.

 

Yu ZiYuan rodó los ojos, retomando su camino original. No sin antes murmurar: "vete a tu habitación, RuLan". Y este obedeció, caminando lento hacia donde le señaló. 

 

Logró escuchar a su madre subiendo por las escaleras, deteniendo a la mayor para hablar:—Madre. Por favor, deja tranquilo a A-Ling. Esta noche será difícil para él... —habló de la manera más tranquila que Jiang YanLi logró dar.

 

—YanLi, si esta noche sale otra vez mal, será una noche difícil para todos.

 

Fue lo último que escuchó Jin Ling antes de cerrar la puerta de su habitación, ya dentro. Ahora si podía suspirar y dar su verdadera expresión, una llena de frustración y rabia. 

 

Jin Ling nunca temió en mostrar sus verdaderas opiniones y expresiones, tal vez algunos en el pueblo ya lo tacharon de niño mimado y mamón, pero poco le importaba eso.

 

Claro, eso era distinto cuando se trataba de Madame Yu. Con ella hasta tenía miedo de respirar mal.

 

Inhaló y exhaló, tratando de calmarse como su mamá le había enseñado. 

 

Se dirigió hacia su cama, sentándose en el borde del colchón listo para que los viejos pensamientos volvieran. Sin embargo, escuchó a su tío XiChen gritar el nombre de su prima, al parecer todavía la buscaban. Esta noche sería su ceremonia; claramente ella sería el centro de la situación y, por lo tanto, la más importante. 

 

Todos los Jiang entendían el sentimiento de emoción por conocer cuál será tu regalo mágico, la sensación de alegría brincando y los nervios por lo desconocido.

 

Jin Ling pudo confirmarlo en su momento.

 

Sin embargo, ahora que la vela falló una vez, ¿quién dice que no lo hará otra? Esos pensamientos negativos únicamente provocan más nervios que emoción. 

 

Respiró profundamente, antes de abrir uno de los muebles donde tenía guardada una caja de regalo morada con detalles rosados, incluyendo el listón del mismo color. 

 

Pensando en buscar a su prima por los gritos que no cesaban, Casita tiró un lápiz al suelo, y lo giró hasta la posición en la que apuntaba debajo de su cama, delatando el escondite de la niña. 

 

—Todo el mundo te espera. —Le habló al "aire", sabiendo ahora que está ahí utilizará el regalo para que saliera de su escondite. Ajustó por última vez el moño del listón antes de sujetarlo de este mismo y bajarlo para que quedara casi en el suelo, perfecto para que la niña debajo de la cama lo viese—. Este regalo desaparecerá en tres... dos... uno... 

 

La niña agarró la caja, sorprendiendo por un segundo a Jin Ling. Al ver que no saldría decidió meterse debajo de la cama, acomodándose en el suelo para entrar más fácilmente. 

 

Jiang Xiang miraba la caja morada, su preocupación y angustia era notoria para su primo mayor.

 

—¿Nerviosa?

 

La respuesta fue un giro de cabeza hacia la pared, como si fuera lo más interesante del mundo. 

 

—No deberías estarlo. Recibirás tu don, abrirás la puerta y será el mejor día de toda tu vida, estoy seguro que todo saldrá bien para ti. —Jin Ling nunca mostraba un lado tierno ni dulce, era más neutral. Pero siempre que se trataba de su primita su corazón y actitud se derretían.

 

Jiang Xiang volteó a mirar a su primo mayor—.  ¿Y si no funciona? —Aún la negatividad de la pequeña estaba presente.

 

Jin Ling sintió culpa. Lo sabe, sabe que si él hubiera obtenido un don todo sería diferente, pero ese error provocó la inseguridad de Jiang Xiang y muchas cosas más. Mordió su mejilla interna, pensando en cómo decirle que estaría bien pero aún sin quitar la posibilidad que Jiang Xiang menciona.

 

—En ese caso, tú te quedarías aquí conmigo. Y no podrás escapar de mis manos. —Le hizo cosquillas en el cuello, sacándole una risa a la niña.

 

Jiang Xiang quedó pensativa, antes de ver con pena al Jin ling—. Desearía que tuvieras una puerta, Ling-gege. 

 

Jin Ling pensó sarcástico, siempre de alguna forma preocupo a los demás . Suspiró y la miró una vez más—. No te preocupes por mí, tonta. Estoy bien, tengo todo lo que necesito. Familia, amigos, a Casita y a ti, no necesito nada más. —Jiang Xiang sonrió un poco por el positivismo muy poco común de ver de su primo—. Y yo estaré encantado de estar contigo cuando recibas tu puerta, A-Xiang. —La sonrisa de la niña se extendió más—. Pero, no negaré que extrañaré a una gran compañera de cuarto.

 

Jin Ling jaló la caja de regalo, poniéndola en frente de la niña para que esta lo abriera. La niña, ya ganándole la impaciencia abrió la caja, sacando un jadeo de sorpresa al ver el peluche de un pequeño tigre de tela hecho a mano. Sin esperar mucho, lo sacó dejando de lado la caja.

 

—Sé que te gustan los animales, sobre todo los grandes y geniales. ¿Verdad? —Obtuvo un subir y bajar como respuesta—. Lo hice para que cuando te cambies a tu cuarto tengas algo que abrazar al dormir. 

 

Un pequeño tono rosado invadió las pálidas mejillas de Jiang Xiang, delatando su felicidad y algo de vergüenza por la atención dada—. Gracias, Ling-gege. 

 

Abrazó con fuerza el peluche, preguntándose en su mente si debería llamarlo peonía en honor a su primo mayor. 

 

No tuvieron mucho tiempo más cuando Casita interrumpió el momento, llevando un reloj a través de los movimientos de tablones de madera, dándoles un "ya es hora". Se llevó de vuelta al reloj cuando notó que ambos observaron el objeto. Jin Ling rodó los ojos ante el deja vu que obtuvo por esa acción. 

 

—Bien, A-Xiang. ¿Estás lista? 

 

—¡Lista! 

 

Aún con el corto espacio, Jin Ling abrazó a la niña por poco tiempo, pues de nuevo la casa interrumpió levantando los tablones para hacerlos rodar hacia la puerta.

 

Se levantaron, Jiang Xiang se limpió sus ropas y al peluche, aunque este no estuviera sucio. Notó que Jin Ling no iba a hacer eso, así que lo detuvo para que ella misma se encargara de sacudir el polvo. Jin Ling agradeció con un asentimiento de cabeza, acomodando los broches rosados del cabello ajeno como agradecimiento. Agarró la mano de la niña y salieron del cuarto, ya listos para la ceremonia del don.

 

 

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Las velas para iluminar las calles se encendieron al mismo tiempo que la energía de todo el pueblo. El morado destacaba en Casita y si bien tenía muchos más colores complementarios a ese, no dejaba de apreciarse esa tonalidad. Pues era una clara representación de la familia Jiang.

 

La gente llegaba a Casita, saludando a los que los recibían y entrando a bailar, comer o platicar con sus conocidos y amigos. Mientras que Nie MingJue acomodaba los burros que llegaban y esperaba a su esposo, paralelamente Jiang YanLi ofrecía platillos preparados por ella para brindar salud y claro, bocadillos. 

 

El ánimo, energías y alegría estaban presentes dentro del hogar. No había lugar con tranquilidad, todo estaba agitado de una buena manera, notándose la emoción del pueblo. Niños gritaban felices mientras jugaban entre ellos o con Casita, jóvenes bailaban y adultos practicaban con tranquilidad y euforia.

 

Tenía que pasar un largo rato para que la casa estuviera en completo silencio. Después de la euforia inicial, la comunidad está en la gran sala donde se celebraría la ceremonia del don, esperando a que la familia de la niña esté lista para esto.

 

En la parte delantera del hogar era una situación distinta; únicamente se escuchaban las exclamaciones que Jiang WanYin le decía a Lan XiChen, Nie HuaiSang solo se abanicaba estando a lado de Wen QiongLin, que miraba todo en silencio… Jiang JingYi está como quinta rueda.

 

—¿Dónde están? Nie HuaiSang, ¿estás seguro que están juntos? —La nube que tenía arriba de su cabeza estaba en una ligera tonalidad azulada, mostrándose su preocupación por la aparición tardía de su hija y sobrino. 

 

Jiang WanYin no solo estaba nervioso por eso, lo estaba por el don de su bebé. ¿Qué pasaría si nuevamente el encanto fallara? Su hija pasaría por exactamente lo mismo que Jin Ling. Tenía miedo de que su madre se desquite con los jóvenes, siendo el incapaz de hacer algo para detenerlo. La ansiedad solo hizo que la nube empezara a gotear.

 

—Si, Jiang-Xiong. Estoy muy seguro que están juntos, ya están por llegar —dijo abanicándose, escuchando los pasos de los dos acercarse con algo de prisa hacia ellos.

 

—Tranquilo baobei, llegarán pronto. Además, Jin Ling siempre cuidó bien de A-Xiang, nada le va a pasar y eso te preocupa. —Abrazaba por la cintura al Jiang, dándole algunas caricias para relajarlo. 

 

Y como las palabras de ambos fueron dichas, Jin Ling iba bajando de las escaleras agarrado de la mano con Jiang Xiang. Al verla los Jiang y Lan XiChen se acercaron rápidamente a la niña, que soltó la mano de Jin Ling y fue a abrazar a su papá Jiang.

 

—Mírate, estás más grande de lo que pensaba —acarició con suavidad la cabellera larga de la niña, evitando despeinarla. Mientras tanto, XiChen aprovechó para quitar la nube de Jiang Cheng y evitar que ambos se mojaran.

 

Jiang JingYi se acercó una vez que su papá y hermana se separaron, se cambió la forma a una de su padre pero más pequeño para estar a la altura de Jiang Xiang. 

 

—Tu padre está muy orgulloso, pequeña loto —imitó de forma burlesca a su padre, con un intento fallido de formalidad. Aplastaba las mejillas de Jiang Xiang y ésta se quejaba con balbuceos y pequeños golpes en las manos de JingYi.

 

—Yo no hablo así, A-Yi. —Contuvo su risita con una sonrisita.

 

— m"Yo no hablo así, A-Yi" —soltó por fin a la menor, colocándose en una pose recta y cabeza alzada.

 

Jiang WanYin bufó ante la actitud ridícula de su hijo, aunque no podía negar que le era gracioso. Lan XiChen negó con la cabeza, los otros solo observaban.

 

Nie HuaiSang se acercó a la familia junto con Wen QiongLin—. Madame Yu dice: "ya es hora" —informó, cerrando su abanico y caminando hacia la casa para entrar.

 

—Mucha suerte, Jiang Xiang —deseó Wen QiongLin, entrando a Casita junto a su esposo.

 

La pequeña asintió a sus palabras, agradeciendo en silencio. 

 

—¿Estás lista, A-Xiang? —preguntó Jiang WanYin, agarrando del brazo a Lan XiChen con cuidado e ir donde el resto estaba esperando a Jiang Xiang. 

 

La niña algo insegura asintió. 

 

—Te esperaremos en tu puerta, A-Xiang —dijo Lan XiChen.

 

—Te esperaremos en tu puerta. —repitió nuevamente JingYi jugando, aunque volvió a su forma "original" ante la mirada seria de su padre y los siguió.— Ya voy, ya voy.

 

Jiang WanYin antes de irse, se acercó a Jin Ling que observaba en silencio y sacudió su cabello, sacándole una pequeña sonrisa. Después de eso, de retiró.

 

Jin Ling caminó hacia la infante y le tocó la cabeza—. Todo saldrá bien, tonta. —Jiang Xiang sonrió, avanzando hacia la entrada hecha por cortinas violetas, donde ella entraría e iniciaría la ceremonia del don. 

 

Jin Ling esperaba de todo corazón que el encanto le diera un don y puerta.




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Yu ZiYuan estaba a lado de la nueva puerta que Casita había formado, rodeada de aura mágica y rayos amarillos la iluminaban.

 

Sostenía la vela con ambas manos, acariciándola como forma de tranquilizarse en silencio. Era extraño verla sin el ceño fruncido ni gritando, el miedo por el posible fallo del encanto era más grande que su usual mal humor.

 

Junto a ella estaban Jiang WanYin y Lan XiChen, estos al ser los padres tenían el privilegio de estar cerca de la puerta y ver a primer plano como el encanto le otorgaba el don a su hija.

 

Tanto los adultos de la familia como los menores estarían en el piso de abajo, serían simples espectadores.

 

—Jiang Cheng, la nube. 

 

Yu ZiYuan pensó con amargura: Más le vale no estar provocando lluvia en este momento; ignorando el bufido y quejas susurradas de Jiang WanYin.Inhaló profundamente y comenzó a bajar la escalera iluminada con otras velas hasta llegar un poco cerca del piso, a solo unos escalones de diferencia.

 

Exhaló, mirando con la expresión relajada (al menos lo intentó) al pueblo que estaba dividido en dos para formar una especie de pasillo, reconociendo varias figuras que llegaron con ella a este lugar, también a su familia que estaba a lado de ella. Extrañamente Jin RuLan no estaba con su hija, pero no le tomó importancia. Alzó un poco la vela y comenzó con la historia que siempre narraba cada que un nuevo don llegará.

 

—Hace 50 años...en el momento más oscuro, esta vela nos bendijo con un milagro.

 

Los mencionados asintieron. Jiang YanLi estaba abrazada de Jin ZiXuan, teniendo una mano en el hombro de Jiang JingYi, este estaba a lado de Lan SiZhui. Nie MingJue estaba junto a Meng GuangYao, que miraba con curiosidad a la mujer narradora. Nie HuaiSang estaba de igual forma junto con Wen QiongLin, justo a la derecha de su hermano mayor.

 

Con la mirada buscaba a Jin Ling, no lo escuchaba por lo que el chico estaba en silencio y quieto. Abrió su abanico para tapar un suspiro que salió de él, Wen QiongLin lo agarró de la mano dándole un apretón. 

 

Jin Ling estaba atrás de las cortinas, algo escondido pues realmente no deseaba que lo vieran esta noche. No es que le importara las opiniones y murmuros hacia su persona, pero...

 

—Y el más grande honor de nuestra familia, ha sido usar nuestros dones para servir a la comunidad. Esta noche, nos hemos reunido de nuevo para que una más reciba esta luz… y nos llene de orgullo.

 

Jin Ling bajó un poco la mirada ante las últimas palabras. Volteó a un lado para observar como las cortinas de abrían y dejaban a la vista a Jiang Xiang.

 

Estaba preciosa, el vestido morado con rosado más las flores y decoraciones de su cabello la hacían lucir más elegante de lo habitual, le quedaba bien según la perspectiva de Jin Ling. 

 

Todos aplaudieron después de que una luz se prendiera encima de la niña y el piso donde no había nadie pisando cambiara a color rojo para simular una alfombra. 

 

Yu ZiYuan volvió a subir, esta vez para quedarse en frente de la puerta y esperar a que la niña suba. 

 

Jiang WanYin y Lan XiChen miraban sonrientes desde la lejanía a su hija, sintiéndose felices y orgullosos aun estando nerviosos. Sea cual sea su don o no obtuviera, estarían con ella y su orgullo fraternal seguiría intacto.

 

Jin Ling giró su cabeza, algo confundido al no ver a la infante caminar, al contrario, ella estaba sumamente quieta sin mover nada más que su mirada. Casita movió la baldosa que estaba debajo de sus pies, incitando a avanzar, mas no hubo respuesta. 

 

Jiang Xiang volteó a ver a Jin Ling. Algo temblorosa, alzó su manita en dirección al castaño, tratando de decirle en silencio: "acompañame, por favor".

 

Jin Ling asomó su cabeza para ver el pasillo, tratando de buscar algo incongruente que evitara que su prima avanzara. Al no ver ningún error la miró directamente a los ojos—. No, A-Xiang.

 

Un puchero se formó en los pequeños labios de la pequeña, extendiendo más su brazo susurró— Te necesito... 

 

A Jin Ling se le cortó la respiración, no creía en esas palabras pero no podía dejar a su prima de esta forma. Sin siquiera haberlo pensado, sus pasos lo traicionaron. Caminó con lentitud hasta llegar al lado izquierdo de la Jiang, agarró su manita y miró al frente.

 

Todos soltaron un "¿ohh?" al verle. Yu ZiYuan retomó su clásica expresión al verle ahí, preocupándose aún más por su presencia. Los únicos que no se sorprendieron de su aparición fueron Nie HuaiSang y Wen QiongLin, pues el Nie le había susurrado lo que había escuchado. Pero aún con la información sabida, miraban expectantes al joven al igual que el resto de la mágica familia.

 

Bajó su cabeza para ver a la niña que aún estaba nerviosa por tantas miradas (y algunas malas por la figura amarilla). Movió la manita de Jiang Xiang para llamar su atención. 

 

—Vamos. Es hora de ir a tu puerta —susurró para que fuera únicamente escuchado por la infante. Ella asintió, pero se aferró con ambas manos al brazo de su primo mayor.

 

Jin Ling alzó la mirada para observar el escenario, suspiró pesadamente e inició a dar pequeños pasos para que la niña caminara junto a el. Todo el lugar estaba en silencio, eso ponía más nervioso al chico de lo que quisiera admitir.

 

Inconsciente(o más bien, su traicionera)mente, empezó a recordar su propia noche. A pesar de que él nunca obtendría un don, este momento le hacía sentir exactamente igual que aquella vez.

 

Solo que en esta ocasión, la decepción era invasora de sus pensamientos. 

 

Subieron las escaleras con lentitud, acercándose aún más a la gran y dichosa puerta. Una vez estando arriba, Jin Ling se colocó a lado de su jiujiu. Tanto padres como primo miraban únicamente a Madame Yu y a Jiang Xiang. 

 

Madame Yu se trató de relajar notoriamente, al ver ya a la niña cerca de ella se agachó un poco, acercando la vela para que la menor la tocara con ambas manos.

 

—Vas a usar tu don para honrar nuestro milagro, vas a servir a la comunidad y fortalecer nuestro hogar. —Finalmente le sonrió, dándole una mirada maternal y orgullosa a Jiang Xiang, ella asintió.

 

Madame Yu se apartó del camino, colocándose justo en frente de Jin Ling pues ahí era el lugar más cercano a la puerta mágica. 

 

Jiang Xiang, estando frente a la puerta comenzó a mover su manita en dirección al cerrojo. Solo faltaban unos centímetros para tocarla, pero ahí se detuvo.  Miró de reojo a su familia, sintiéndose feliz de ver las expresiones de sus padres. Ellos no abandonan esa sonrisa, ambos estaban muy pegados al otro, algo nerviosos pero su amor a su hija era más grande que eso.

 

También vió a la abuela ZiYuan, que no le transmitió seguridad. Al contrario, le generó más miedo al ver los ojos más abiertos de lo normal, demostrando más su preocupación y miedo que cualquier otra cosa.

 

Y por último vió a su primo. Si bien, el no tenía una sonrisa tan grande como la de sus padres, ella era capaz de verla en los ojos avellana del Jin. Ella sabía que estaba preocupado, pero él le demostraba más confianza que inseguridad. 

 

Al notar la mirada, Jin Ling la vió a los ojos. Notando su indecisión el asintió, dándole ánimos de continuar. 

 

Fueron las pequeñas acciones de su primo mayor las que la animaron a tocar el cerrojo.

 

Y con solo ese contacto, el cerrojo se iluminó. Expandiéndose  la luz hacia la madera, intensificando su brillo mágico, preparándose para mostrar el nuevo diseño de la puerta.

 

Un pequeño pájaro se posó en el brazo de la menor, este hizo un ruido mirando hacia la chica, ella soltó un jadeo de sorpresa al darse cuenta de algo.

 

—¿Ajá? —El pajarito dió otro sonido—. ¡Oh-! ¡Si te entiendo! —La ave se movió hacia su hombro para "susurrarle" al oído—.  ¡También pueden venir! 

 

El animal voló hacia el otro brazo, el revolotear cercano a la nuca de la niña la hizo reír. El pajarito volvió a hacer ruido, esta vez con otro propósito. 

 

Jin Ling alzó una ceja, volteando hacia donde su prima y el pajarito observan ansiosos, que era el cielo. Todos pudieron escuchar a otras aves de distintos colores y tamaños ir hacia la menor. 

 

No solo aves, también animales mamíferos como perros, conejos, ardillas y otras especies pasaban para acercarse a la Jiang. 

 

Toda la familia se sorprendió por la gran cantidad de animales que llegaron de repente, pero todo se respondió por un sonido de brillantina detrás de la niña.

 

La puerta mostró una figura de Jiang Xiang más grande, lucía hermosa en ese dibujo. Alrededor de ella habían varios dibujos de animales y su nombre en la parte de arriba, todos los trazos de dibujos y letras brillaban con intensidad, mostrando así el don de la niña. 

 

El don de comunicarse con los animales.

 

Yu ZiYuan suspiró aliviada, relajandose por fin. Giró su cuerpo hacia la comunidad, sosteniendo con una mano la vela y con la otra el hombro de Jiang Xiang y gritó con gran orgullo:—¡Tenemos un nuevo don!

 

Toda el pueblo gritó de alegría.

 

La familia restante estaba debajo de las escaleras aplaudiendo. Jiang JingYi gritaba el nombre de su hermanita mientras brincaba lleno de orgullo.

 

Wen QiongLin ya previendo el gran alboroto tapó las orejas de su marido, Nie HuaiSang le agradeció con una mirada y sonrisa. Volteando a ver a la niña y al gran zoológico (apodo dado por él) con alegría mientras aplaudía con sus dedos.

 

Jiang Xiang abrió la puerta con cuidado, haciendo que los animales entraran corriendo mientras la habitación se iba formando con el encanto. Todo estaba repleto de flora y fauna, parecía un gran bosque mágico y hermoso.

 

Toda la familia y pueblo seguían sus pasos, por lo que también entraron. Varios niños exclamaron frases sorprendidas por el gran tamaño del cuarto.

 

La Jiang menor corrió para ver el gran árbol en medio de todo, ¡era enorme! Se iba a acercar pero un rugido llamó su atención, volteando para ver un gran tigre entrar corriendo hacia ella. El animal con su hocico la hizo volar en el aire para que terminara cayendo en su lomo y así correr a través de toda la habitación. 

 

Todos se emocionaron, algunos (Nie HuaiSang) chillaron de miedo al ver al animal.

 

—¡Eso, pequeña loto! —exclamó Lan XiChen, perdiendo toda su formalidad y elegancia por la emoción que le daba el momento. Su padre interior había ganado a su autocontrol. 

 

Pero tampoco era el único, también Jiang WanYin alagaba a su hija mientras abrazaba a Lan XiChen y a Jiang JingYi.

 

Jiang Xiang literalmente recorría  toda la habitación, viendo los lagos y cascadas de agua que habían en algunas zonas. También reía al verse rodeada de otros animales que le decían cosas muy lindas y chistosas según ella.

 

Al terminar de rodear se acercó nuevamente a la entrada donde estaban todos, bajó del tigre y se acercó a sus padres que rápidamente se tiraron de rodillas para abrazarla fuertemente.

 

Jiang Xiang sabía lo feliz que estaban, sobre todo su papá pues le daba pequeños besos en su cara regordeta y había un arcoíris colorido encima de su cabeza.

 

Jiang YanLi también se acercó junto a Jin ZiXuan a darle un pequeño abrazo de felicitaciones, siendo algo corto pues el tigre casi tiraba al piso al Jin.

 

Jin Ling miraba de lejos con una gran sonrisa, nadie lo estaba viendo, sintiéndose libre de expresarse tranquilamente. Estaba muy feliz y eufórico, él sabía que esto iba a suceder, pero verlo le hacía sentir una gran sensación de orgullo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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—Zhan —llamó la atención del hombre de ropas blancas y azuladas, haciéndolo voltear.

 

—Xiongzhang —correspondió el saludo, retomando su búsqueda disimulada, mirando en todas direcciones en busca de una sonrisa.

 

Lan XiChen suspiró ante eso—. No está aquí, Zhan. —pudo ver como el brillo escaso en los ojos ámbar de su hermano volvía a desaparecer.

 

—Mn. 

 

—¿Cómo has estado? —preguntó tratando de mantener al Lan menor a su lado más tiempo, casi no se miraban por la distancia de casas.

 

—Bien, tranquilo —respondió con simpleza. 

 

—Ya veo. ¿Cómo está tío? —volvió a preguntar.

 

—Bien. Espera tu visita. 

 

—Pronto los visitaré. 

 

El silencio entre ellos era algo tenso. No por un conflicto entre ellos, si no por un conflicto interno de uno.

 

—Zhan, ya han pasado años desde su desaparición... deberías tratar de olvidarlo, solo te da dolor —trató de decir con delicadeza, pero el propio tema hacía que fuera brusco.

 

—Mn —negó—. Lo seguiré buscando.

 

Lan XiChen asintió en silencio, realmente admiraba la dedicación de su hermano por ese amor probablemente no correspondido. Pero también le causaba conmoción la terquedad.



Notes:

1. Baobei: Forma romántica de llamar a tu pareja. Tipo "amor".

Datazo del día: Todos los Jiang se refieren a Yu ZiYuan como "abuela ZiYuan" o "A-Niang". Mientras que el resto de la familia le llaman Madame Yu como el pueblo.

En fin, ¿les está gustando?

Sin nada más que decir, ¡adeuu!

Fecha de publicación: 17-01-25

Chapter 4: ☁️| Extra 01

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

21 de noviembre, 9 años antes.

 

Jiang Ling estaba emocionado, pues hoy cumplía sus seis años de edad. Por lo tanto, al igual que el resto de su familia recibiría su don.

 

¡Estaba ansioso! ¿Qué don sería? Esperaba que fuera genial pero útil, tal vez súper velocidad, así podría llevar cargas de un lado a otro. ¡O quizás volar! Espera… ¿eso sería posible? 

 

Bueno, gracias al encanto tanto hombres como mujeres de la familia que tuvieran don o sangre Jiang podían dar a luz, no como el resto del pueblo que solo las mujeres pueden. Así que suponía que si sería posible el don de volar. 

 

¡Oh, oh! O tal vez un don de crear muchísimas cosas… ¡eso sería increíble! 

 

Mientras más divagaba en sus pensamientos sobre poderes, su amigo Wen Yuan le peinaba su cabello. 

 

Era simple pero muy bonito. Una coleta alta con trenzas en ambos lados junto con una cinta morada atada a su cabellera marrón. 

 

Era un Jiang, lógicamente utilizaría morado. 

 

A inicios del año pasado, cuando Wen Yuan cumplió igualmente seis años, obtuvo el don de la perfección según abuela ZiYuan. Pero estaba más relacionado a la flora que a la perfección.

 

—Oye, Yuan-Ge —llamó la atención del chico de vestimentas blancas y rojas.

 

Pues si, a pesar de tener un don, él y los tíos Nie no portaban el característico color morado o sus variantes. 

 

—¿Qué pasa, A-Ling? —preguntó en respuesta a su llamado, terminando de peinar a su amigo, no sin antes ponerle una peonía amarilla en su cabello para darle un toque llamativo al Jiang.

 

—¿Cuál crees que será mi don? —El brillo en los ojos avellana era evidente, haciendo sonreír al Wen.

 

—No lo sé, pero seguro será muy genial como tú. —Le sonrió al castaño, haciendo que sus mejillas se mancharan de rosado por el halago.

 

—¡Yo quiero que sea tan genial como tu don, Yuan-Ge! 

 

Wen Yuan soltó una risita, contagiando a Jiang Ling.

 

—¿Crees que mi don es genial? 

 

—¡Claro, es muy genial! Incluso puedes hacer crecer vegetales y no solo flores, ¿cómo eso no va a ser genial? 

 

—...¿Crees que puedo hacer crecer comida? —preguntó confundido.

 

—Em...supongo que si, son plantas comestibles ¿no? —dijo, pensando en que su respuesta era muy obvia.

 

—No sabría decirte, no lo he intentado. 

 

—¿No lo has intentado? —exclamó, Wen Yuan negó con la cabeza.— Deberías. 

 

— No puedo, Madame Yu me ha dicho que solo debería crecer flores —respondió apenado por bajar la energía de su amigo.

 

—Abuela ZiYuan está mal. Tú deberías hacer plantas como tú quieras, ¿verdad? —Wen Yuan se encogió de hombros, aún manteniendo su sonrisa tranquilizadora que le caracterizaba—. Pff, ridículo. —cruzó de brazos, rodando los ojos como jiujiu lo hacía.

 

Iba a seguir con la conversación, pero Casita alzó los tablones debajo de Jiang Ling para llamar su atención.

 

—¿Ya me llamó? —preguntó al hogar, Casita respondió moviendo una ventana—.  Supongo que si. 

 

Ambos se encontraban en la habitación donde cada uno de la familia Jiang ha estado durante seis años hasta recibir un don. Jiang Ling agarró la manita de Wen Yuan, este correspondió el agarre para ir juntos a la salida. 

 

Antes de salir, ya con la puerta abierta gracias a Casita, Jiang Ling volteó a ver la habitación que pronto ya no le pertenecería.

 

—¡Adiós, habitación! Fue divertido estar aquí. —Se despidió de su ahora antigua habitación. No negaba que le gustaba, pero prefería mil veces la habitación mágica que le darían. 

 

Wen Yuan y Jiang Ling agarrados de la mano, caminaron hacia la habitación de la mayor, deteniéndose frente a una puerta brillante que mostraba la figura de la mujer sosteniendo la vela.

 

—Mucha suerte, A-Ling. —Wen Yuan abrazó al Jiang, siendo el gesto correspondido por este mismo—. Iré con Xian-gege, nos vemos en tu puerta. 

 

—¡Sip! 

 

Jiang Ling estaba ansioso porque llegara ese momento, en el que girará el cerrojo y mostrará su propósito.




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Jiang Ling estaba nervioso porque ese momento ya había llegado. 

 

Todo el pueblo (o la gran mayoría) estaba dentro de Casita, divididos en dos para formar un pasillo rodeado de gente observando. Casita se encargó de hacer parecer el suelo como si tuviera una alfombra roja.

 

Estaba feliz aun estando nervioso, tenía varios sentimientos en esta situación. Caminaba con tranquilidad y elegancia, manteniéndose derecho y con la mirada en alto mostrando seguridad. 

 

Y es que la tenía, su recién conversación con la abuela ZiYuan, los ánimos de su familia, primo y amigo lo hicieron sentir positivo. 

 

Él es un Jiang, él va a tener un gran don como el resto de la familia. 

 

Subía las escaleras teniendo esos pensamientos. 

 

Soy un Jiang, soy Jiang Ling. Tendré un don maravilloso y daré orgullo a mi familia, estoy seguro. 

 

Llegó hasta el inicio de las escaleras, estando ahí esperándolo su abuela, padres y su puerta. La puerta era extraña. Madera simple y sin brillo, pero siendo rodeada por un aura amarilla perteneciente a la vela.

 

Pronto en esa puerta brillaria la imagen de un Jiang Ling más grande, mostrando su don. La abuela ZiYuan se acercó a Jiang Ling con una curva en sus labios morados por el labial, sosteniendo con seguridad la vela. Se agachó un poco para que el niño tocara la vela con ambas manos antes de decir:

 

—Jiang Ling, esta noche recibes tu don. Vas a utilizar tu don para honrar nuestro milagro, vas a usar tu don para fortalecer nuestro hogar y colaborar con el pueblo. —Siempre decía esas palabras, como una forma de darles permiso para descubrir su don y llamar la atención ya obtenida por la comunidad. 

 

Jiang Ling sonrió, alejándose de su abuela para estar frente a su puerta. Respiró profundo para relajarse y así estar preparado para la sorpresa revelada. 

 

Con algo de lentitud, acercó su mano hacia el cerrojo mágico. Lo tocó con su mano, esperando que esta se pudiera girar para ver su habitación. 

 

Sin embargo, el cerrojo no abrió. 

 

La puerta desde la parte de arriba comenzó a desaparecer, y con ella el brillo en los ojos de Jiang Ling. 

 

Poco a poco la madera reemplazada por simple pared, abandonando esta misma. Su aura mágica se fue apagando de manera sofocante, su color marrón se iba transparentando hasta desaparecer por completo. 

 

Pasaron unos segundos más hasta revelar que, no tenía una puerta. Por ende, no tenía un don.

 

Yu ZiYuan miró preocupada la vela, notando como su flama disminuía.

 

Jiang Ling miró confundido a su abuela. ¿Qué pasó?

 

Eso no había sucedido con sus familiares, ¿acaso el no tenía un don? No, no podía ser. Tal vez Casita esté jugando una mala broma y no les muestra su gran puerta.

 

Una angustia inexplicable crecía en el pequeño, sentía su corazón a mil por hora y sus manos temblar. Realmente estaba en frustración y pánico, ¿por qué no se mostraba?

 

Pasaron los minutos, nada. La familia se preocupó aún más. 

 

Pasaron las horas, nada. Las personas comenzaron a marcharse. 

 

Pasaron los días, nada. 

 

Jin Ling no tenía un don.

Notes:

Dato curioso: Los que no son Jiang de sangre pero tienen don (Nie HuaiSang, Nie MingJue y Lan SiZhui) se quedan con su apellido. Es decir, no pasan a ser Jiang de apellido.

Los capítulos normalmente son "🕯| Capítulo XX", pero los recuerdos o momentos del pasado como este serán "☁️| Extra XX". ¿Por qué? Porque son extras, daaah JJASJAJS, no pero, aparte de lo obvio, son pequeñas escenas del pasado que ayudarán a la mejor comprensión de la historia, supongo. Les parece bien?

Sin nada más que decir, ¡adeuu!

Fecha de publicación: 17-01-25

Chapter 5: 🕯️| Capítulo 03

Summary:

...

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Todos felicitaban a Jiang Xiang por su maravilloso don. Fue una alegría y alivio el que si obtuviera un don.

 

Muchos de los que pensaban que el error de la ceremonia anterior fue la vela, ahora creían que en realidad el error fue de Jin Ling, o no se merecía un don, quién sabe.

 

Madame Yu estaba más que aliviada, al ver la llama de la vela revolotear sin disminuir y la fuerza del brillo de la puerta le hicieron comprender que no había ningún problema con la vela. 

 

Muchos pensamientos cuestionaban acerca del porqué Jin Ling no obtuvo un don, pero no le tomó importancia en este momento. Había aprovechado el show que daba Jiang Xiang para ir a guardar la vela en su sitio, por lo que ahora era libre de moverse como le apetezca. 

 

Se acercó con tranquilidad a la niña, agachándose para poner sus manos en los cachetes de la menor y decir:— Nunca dudé que lo lograrías, estoy muy orgullosa de ti. 

 

Lo que no sabía es que un Jin la estaba mirando algo aturdido por esas palabras que alguna vez le llegó a dirigir.

 

Ahora que lo pensaba, ¿cuándo fue la última vez que Madame Yu le dijo o demostró su orgullo? 

 

Ah, si. Hace nueve años.

 

Su ánimo comenzó a decaer ante los recuerdos tan lastimeros que se daba sobre sí mismo, siendo estos interrumpidos por la misma voz que lo aturdió. 

 

—Hora de la foto, ¡todos vengan! No tengo tiempo para esto. —Lo último lo murmuró, por lo que nadie la había escuchado. 

 

Nie HuaiSang abrió su abanico y se echó aire.

 

Toda la familia Jiang estaba acomodándose, era una especie de tradición tomarse una foto después de la ceremonia del don. Aunque no se habían tomado una la vez pasada.

 

Tanto Meng GuangYao como Wen QiongLin no se consideraban como tal de la familia, pero al ser esposos de dos de ellos tenían que participar en la imagen. Se acomodaron cuando uno de los del pueblo se acercó con una cámara para tomarles una foto, el fotógrafo una vez acomodado alzó su pulgar para dar a entender que todo estaba listo.

 

Sin perder tiempo, posaron y gritaron unísono:— ¡La familia Jiang! 

 

El flash de la foto congeló a Jin Ling, que estaba a unos metros detrás del fotógrafo, algo escondido y empujado pues todos los que estaban a su alrededor se movían y lo alejaban de su familia, irónicamente. 

 

Miró a lo lejos como todos parecían felices y en armonía, llenos de tranquilidad y emoción.. .sin él. Jin Ling se preguntaba qué tan inútil era como para que se olvidaran de él, él era parte de la familia… ¿no?

 

Al ver como todos se reunían en el centro de la habitación para iniciar la verdadera fiesta, él se fue de ahí. Al salir pudo observar como todos los que estaban en la sala se acercaban a la puerta de Jiang Xiang y también entraban a divertirse. Alzó la mirada para ver como los fuegos artificiales iluminaban el cielo azul oscuro con brillantina, era una imagen preciosa.

 

Comenzó a bajar las escaleras hasta terminar en el primer piso, quedándo parado al final de los escalones.Ahora que estaba totalmente solo, se comenzó a reclamar a sí mismo:

 

¿Por qué eres tan inútil? ¿Por qué no puedes ser alguien? ¿Por qué no eres capaz de enorgullecer a tu familia? Todo esto debido a ti, eres alguien que simplemente no debió ser. Si alguna vez llegaste a ser Jiang, ya no lo eres y nunca lo serás. 

¿Jiang RuLan? Ese no vino para quedarse.

Tu eres simplemente Jin Ling, no esperes ser alguien en la vida.

 

Jin Ling recordó como antes de cumplir seis años era conocido como "Jiang RuLan, cortesía de Ling". Solo hasta que se supo su verdadera utilidad, la cual es ninguna, Madame Yu insistió en "otorgarle" el apellido Jin, dejando atrás el Jiang.

 

Desde que no obtuvo su don, nadie más que Madame Yu le llama por su nombre de cortesía. 

 

Nunca supo, o más bien, no recuerda de donde surgió su nombre de cortesía. Tampoco es que le importara, solo le parece un nombre demasiado femenino para su gusto, pero no se quejaba. Después de todo, no lo utilizaba.

 

Los nombres de cortesía eran para los Jiang, o gente que por azares del destino obtuvieron un don. Él no era un Jiang y tampoco tenía un don. ¿Por qué tendría que usar un nombre de cortesía?

 

Miró directo hacia la vela mágica, en el fondo deseaba tener otra oportunidad. No sabía que había hecho mal para no merecer un don, pero quisiera tener esa oportunidad para demostrar lo que valía.

 

Luego observó la puerta de Madame Yu, pensando en más que nada su deseo era demostrarle a ella lo que valía. 

 

Demostrar… o convencerse a sí mismo que era parte de la familia.

 

Volvió a tener el pensamiento, él no era un Jiang y tampoco tenía un don . Siempre lo dejaban de lado y el pueblo no lo respetaba como parte de la familia Jiang.

 

¿Él era parte de la familia?

 

—¿Eh...? —murmuró al escuchar algo caerse. Volteó hacia donde daba espalda, encontrándose un pedazo de tejado en el suelo ya roto—. ¿Qué? 

 

Se acercó, sentándose de rodillas en el suelo para recogerlo con cuidado. Agarró el trozo más grande, viéndolo con confusión al no entender la razón por la que Casita lo dejó caer. Por estarlo moviendo terminó cortándose la palma de su mano, asustándolo por el repentino dolor soltó el pedazo haciéndolo quebrar más. 

 

Eso lo confundió, ¿por qué se quebraba? Nunca había visto algo que se quebrara dentro de Casita. ¿Sucedió algo?

 

No fue una respuesta a su pregunta como tal, pero el movimiento del suelo le hacía entender que si, algo sucedía. 

 

El temblor en esa parte del suelo no era normal.

 

—¿Casita? —acercó con cuidado su mano sana al suelo, dudando si debía tocarlo o no, continuó moviendo su brazo algo inseguro.

 

Estando a pocos centímetros de tocarlo, un crujido sonó. El suelo se quebró. 

 

La repentina ruptura hizo fruncir el ceño a Jin Ling, preocupándose más de lo que ya estaba. No se limitó ahí, pues la grieta anormal solo se expandía de forma extraña, como si marcara un rumbo al que seguir. 

 

Sin quedarse quieto, Jin Ling se levantó y corrió para seguir las líneas irregulares que decoraban las paredes de su hogar, sus nervios le hacían tener la piel de gallina al darse cuenta de la dirección a la que iban.

 

Al principio solo pasó del suelo a la pared, agrietando la pared detrás del cuadro de su abuelo Jiang FengMian; también las paredes de las puertas mágicas, que no paraban de parpadear bajando su brillo con rapidez.

 

Subían más y más hasta acercarse a la zona donde estaba la vela, en este punto Jin Ling ya no podía seguir las grietas, limitándose a ver a lo lejos. Observó como la flama de la vela disminuyó y con ello también el brillo de las puertas, haciéndose cada vez menos luminoso. 

 

Jin Ling abrió los ojos de más al darse cuenta de la situación, el encanto estaba agonizando. 

 

La casa y el milagro corrían peligro.




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La música estaba a todo volumen, las personas en pareja o grupo bailaban al compás de las canciones. Todo estaba bien, no había nada de que preocuparse, la ceremonia fue todo un éxito, no faltaba nada más que divertirse. 

 

Aplaudían, jugaban, comían… ¡todo lo que en una fiesta se hace!

 

Esta noche nada podía salir mal.

 

—¡La casa está en peligro! —Un grito interrumpió todo, absolutamente todo. 

 

La música se detuvo al igual que los bailes y acciones, todos volteaban a ver lo que alteró la felicidad.

 

En ese momento, un escalofrío recorrió toda la espalda de Madame Yu. 

 

Jin Ling pasó entre las personas hasta parar frente a su familia, más específicamente frente a Madame Yu.

 

—¡Las tejas se caían y había grietas en todas partes, la vela casi se apaga...! —respiró profundo para tranquilizarse, estaba muy alterado y estar en tanto movimiento lo cansó.

 

Todos se sorprendieron ante sus palabras, comenzando a murmurar sobre el veredicto de lo que decía o sobre los malos finales.

 

Jiang YanLi se acercó a su hijo confundida y preocupada, estando a nada de preguntar su madre intervino.

 

Madame Yu miró a todas direcciones, retomando su compostura de seriedad y hablar fuerte—. Enseñame. 

 

Jin Ling asintió, caminando a la máxima velocidad que podía para que siguiera considerando caminar.

 

Bajó las escaleras alzando la cabeza para ver la vela.

 

Espera… ¿estaba bien? 

 

Giró a todas direcciones buscando las grietas, las paredes estaban limpias.

 

¡Y las puertas...! Estaban brillando como siempre.

 

Bajó por completo para voltear a ver a Madame Yu, que le seguía el paso, buscando con amarguda los trazos que él decía. De igual forma, el pueblo les siguió, limitándose a estar en el piso de arriba observando todo. 

 

—Yo vi las grietas... estaban en todas partes, y la teja… —Se cortó a sí mismo al notar que el trozo de tejado no estaba ahí. Volteó a ver a la mujer que lo miraba claramente molesta—. Madame Yu, en serio las vi-

 

— Cállate —alzó su mano como orden para que dejara de hablar. Suspiró antes de girar a ver a todos y gritar:—¡No hay nada malo con la casa! ¡La magia está fuerte! ¡Continuemos con la fiesta, vamos, música y bailen! —aplaudió dos veces dando otra orden. 

 

La cual fue acatada por Jin ZiXuan, gracias a Nie MingJue que cargaba un piano, el Jin comenzó a tocar para evitar que su hijo fuera el centro de atención. 

 

Todos ignoraron la situación...a medias, volviendo a lo que estaban haciendo, regresando a la habitación de Jiang Xiang. 

 

Madame Yu miró de reojo a Jin Ling, negándo con la cabeza en silencio antes de subir. 

 

En el primer escalón se encontraba Jiang YanLi viendo a su hijo, iba a avanzar pero su madre la detuvo para decirle algo.

 

—Controla a tu hijo, ya es suficiente con que arruine una ceremonia —ordenó con molestia, entrando a la habitación y dejando a su hija con la palabra en la boca.

 

Jiang YanLi iba a reprochar sobre sus palabras, pero ahora su prioridad era su hijo. Bajó las escaleras con velocidad, llegando hasta donde Jin Ling que tenía la mirada pérdida hacia la nueva habitación. 

 

La madre abrazó a su hijo, dándole suaves caricias en la espalda para relajarle, cosa que no consiguió—. A-Ling, vamos a la cocina. Te daré sopa de loto y costillas, ¿bien? —susurró, sabía que esa no sería la solución, pero le haría sentir momentáneamente mejor al menor.

 

Jin Ling no hizo nada más que asentir y seguir a su madre. 

 

 

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—Si todo era mi imaginación, ¿cómo me corté la mano? —acariciaba la herida de la que hablaba mientras se quejaba, su madre lo escuchaba con atención mientras terminaba de preparar la sopa—. Yo jamás le podría arruinar la noche a A-Xiang… ¿en serio crees eso? 

 

Jiang YanLi se limpiaba las manos con un trapo, dejando el trapo en el mueble en el que Jin Ling se recargaba. La mujer se colocó frente a Jin Ling para responderle:—Lo que creo, es que este día fue muy difícil para ti, A-Ling.

 

—Eso no es... —iba a negar, pero no podía tapar el sol con un dedo. No podía mentir sobre eso, era verdad, este día fue agotador—. Solamente trataba de cuidar a la familia. Tal vez no sea súper fuerte como el tío MingJue, o no curo como tú, ni siquiera puedo entender del todo a Hada como lo haría A-Xiang… y no soy divinamente perfecto como el señorito perfecto SiZhui. Pero… —suspiró—, ya no importa.

 

Su madre se recargó a lado de él, agarrando su mano herida para darle pequeñas caricias de consuelo. Casita movió el plato ya listo y lleno de sopa para dejarlo a lado de la mujer, Jin Ling se dió cuenta y, resignado, se sentó en la silla frente a la pequeña mesa para comer.

 

Jiang YanLi sonrió un poco, agarrando con cuidado el plato para dejarlo frente a Jin Ling que empezó a comer decaído. Ella se sentó a lado de él, acomodando los pelos rebeldes del flequillo de su hijo.

 

—Desearía que te apreciaras como yo lo hago.. eres perfecto, A-Ling. Tal cuál eres, eres tan especial como tus tíos y primos, no tienes nada de malo.

 

Jin Ling casi cedía ante sus palabras, pero sintió su mano mejor, la alzó un poco y la observó curar. Suspiró, le mostró su mano a su mamá y dijo sarcástico:—Mhm, tú sanaste mi herida con una sopa de loto con costillas.

 

Jiang YanLi agarró su mano nuevamente—. Sané tu herida con mi amor por ti —entrelazó sus manos teniendo en medio la mano de Jin Ling, este soltó un quejido por las palabras—. Con su inteligencia...

 

—A-Niang.

 

—Amabilidad.

 

—A-Niang.

 

—Gran corazón~

 

—A-Niang.

 

—Lindos ojos, bella marca, cabello largo y brilloso… con una gran personalidad. 

 

—¡A-Niang!

 

—Te amo mucho, pequeña peonía mía —agarró la cara de su hijo para besarla por todos lados, desde su frente hasta sus mejillas.

 

—¡Ya! —Se libró de las muestras de cariño de su madre. Las apreciaba de todo corazón, pero no estaba de humor para aceptar con facilidad palabras dulces—. Yo sé lo que vi, A-Niang. 

 

Jiang YanLi dejó de tener su sonrisa, cambiando su expresión a una seria y con gran toque de nostalgia. 

 

— A-Ling, mi shidi1 A-Xian perdió el camino en la familia… no quiero que eso te pase a ti. Todavía lo extraño mucho, no puedo evitar pensar en las miles de cosas que cambiarían si él estuviera aquí. No quiero que te tengas que ir por estas situaciones —suspiró pesadamente, tallándose ambos ojos con una mano para evitar que siguieran llorosos.

 

Jin Ling estaba con algunos sentimientos encontrados, entre estos la amargura y curiosidad. Su A-Niang siempre evitaba hablar de su tío frente a la familia, las pocas veces que le contaba de él era sobre anécdotas de pequeña que tuvo con él y jiujiu.

 

Que ella estuviera hablando sobre él era algo que sorprendía al hijo. 

 

—Confío en ti, A-Ling. Sé que nunca mentirías y menos para afectar a la pequeña A-Xiang —iba a decir algo, pero miró el plato de sopa, recordando que su hijo debía comer—. Termina la sopa, después ve a dormir. Te sentirás mejor mañana… ¿de acuerdo?

 

Jin Ling asintió en silencio, teniendo un nuevo conflicto mental mientras volvía a cenar.













 

 

 

 

 

 

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Nie HuaiSang y Wen QiongLin habían desaparecido de la ceremonia poco después del espectáculo que montó Jin Ling. Sería mentira si dijeran que no aprovecharon eso para irse.

 

Caminaron agarrados de la mano mientras hablaban de temas triviales por el vacío pueblo, o al menos casi vacío. Los animales de las granjas aún estaban ahí mezclándose con la tranquilidad del ambiente.

 

Ambos se dirigían hacia una casa muy lejana de Casita, literalmente se encontraban de extremo a extremo del pueblo. Y ni eso, de hecho esta casa estaba un poco alejada de la comunidad, pero no tanto para parecer una casa abandonada o aislada, de hecho se encontraba en perfecto estado.

 

En la casa se encontraban dos personas que ambos conocían 

 

"A ver cuando llega ese tonto, siempre jalando a A-Ning para llegar tarde." Pudo escuchar ese murmuro aún estando a unos metros de distancia del lugar. 

 

—¡Ya llegué! —Le respondió fingiendo indignación. Se colocaron delante de la puerta a pesar de tener el permiso de la dueña para abrirla con confianza.

 

El que abrió la puerta fue Wen Ning, utilizando las llaves que siempre portaba para quitar el seguro y entrar. Poniéndose a un lado para dejar entrar a Nie HuaiSang, este pasó abriendo su abanico para tapar su rostro levemente teñido por las acciones (desde su perspectiva) tiernas de su esposo.

 

—Al fin llegas, ya era hora, idiota. —Wen Qing, la dueña del hogar, lo recibió con dulces y muy amables palabras...nótese el sarcasmo. 

 

—Siempre tan amable, Wen Qing.

 

—Lo soy cuando mi familia llega puntual. —Se acercó a Wen Ning para darle un abrazo de bienvenida, siendo correspondido.— ¿Qué pasó para que llegaran a esta hora? Normalmente llegan más temprano —preguntó sentándose en la mesa del comedor, ya en ella habían cuatro platos de comida—. ¡Niño, baja o comerás la sopa fría! 

 

Llamó al tercer Wen, este al escuchar bajo rápidamente las escaleras hasta llegar al comedor donde estaba el resto de su familia. 

 

—Aquí estoy, a-aquí estoy. —Se sentó, dándose cuenta de la presencia del Nie—. B-buenas noches, t-tío Sang, tío Ning.

 

—Buenas noches, A-Yu. —Ambos saludaron de igual forma. Nie HuaiSang se sentó a lado de donde estaría Wen Ning, el Wen había ido a la cocina a por bebidas para los cuatro.

 

—Y bueno, ¿qué pasó allá? —Wen Qing preguntó. 

 

—Es una larga historia —suspiró exageradamente, recordando todo el alboroto que cierto pequeño armó... ah, y ese enorme tigre que le dió terror hasta los pies.

 

—No viniste aquí a decirme eso. —Wen Qing bromeó, aunque su expresión decía que no estaba jugando. Era consciente de lo imponente que podía llegar a ser (y del leve miedo que el Nie le tenía), aunque ella no lo admita, le gusta jugar con ello.

 

—Jiejie... —Wen Ning volvió al comedor, sirviendo las bebidas a cada uno. El menor se tapó la boca con su manga para tapar de pequeña risa que le provocaron las palabras de la mujer.

 

—¿Qué? Es verdad. Ni A-Yu ni yo nos acercamos allá, de alguna forma hay que enterarnos de las cagadas de los Jiang. Y que mejor forma que el mayor chismoso nos lo cuente —tomó un sorbo con serenidad, ignorando el jadeo ofendido de Nie HuaiSang.

 

—Me ofendes, me ofendes muchísimo. 

 

—No eres chismoso, A-Sang —afirmó con una pequeña sonrisa la cual fue contagiada, pero Nie HuaiSang la mostró más grande. 

 

—Mentira. —Wen Qing susurró, pero Nie HuaiSang la escuchó. 

 

—¡Oye-!

 

—No seas tan dramático, ya cuéntanos que pasó allá.

 

Nie HuaiSang suspiró, escuchando en la lejanía las quejas de una mujer sobre la situación que estaba a punto de narrar—. Todo un drama, la ceremonia comenzó...





Notes:

1.Shidi: Se utiliza para referirse al "hermano menor"; aunque no se comparte sangre, siendo más para tu compañero cercano.

 

Por ahora todo esta similar a la película, pero es necesario para introducirnos y bla ble bli. Pronto ya comenzará lo divertido e interesante. 😙

Sin nada más que decir, ¡adeuu!

Fecha de publicación: 3-02-22

Chapter 6: 🕯️| Capítulo 04

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Lan SiZhui esbozó una mueca casi imperceptible de inquietud, la cual se había instalado desde el preciso momento en que Jiang Xiang obtuvo su don.

Sin embargo, ese suceso no fue lo que intensificó su preocupación. La verdadera razón detrás de su angustia era Jin Ling.

Primero, observó la mirada vacía que tenía mientras caminaba junto a la chica Jiang, notando su comportamiento distante. Luego, en la foto familiar que siempre tomaban después de recibir un don, se percató de que Jin Ling no estaba presente, lo que aumentó su inquietud.

Después de escuchar su llamado, anunciando unas grietas y el posible peligro que corría la vela mágica, su ansiedad creció al no volver a verlo.

Gracias a Jiang JingYi, supo que Jin Ling se había quedado en la cocina con la señora YanLi, lo que le brindó un breve respiro.

Sin embargo, aun sabiendo que estaba bien, la angustia no desaparecía. Su amigo, al notar su estado de nerviosismo, lo tomó del brazo y lo llevó a su propia habitación, ignorando por completo la fiesta que ya estaba a punto de terminar.

Lan SiZhui no comprendía del todo la habitación de Jiang JingYi.

Rodeada de espejos, las paredes no eran simplemente paredes, sino vidrios reflejantes. Incluso el techo estaba recubierto de este material, siendo el suelo la única zona libre de reflejos. En medio de todo se encontraba su cama, siempre destendida, con su cobija morada y almohadas azul cielo. Muebles simples decoraban el espacio, destacándose tonalidades azules en la habitación, ya que los espejos reflejaban estos colores, transformando su entorno en un mundo azul.

En uno de los muebles estaban decoradas con marcos de fotos, siendo el más grande y destacable era la de su familia: sus padres, él y su hermana. También había otra de él y Jiang Xiang, otra de la familia completa… bueno, sin el innombrable; otra de Jin Ling, Lan SiZhui, Ouyang Zhen y Jiang JingYi de pequeños, justo antes de la ceremonia del Jin; otra de solo Jiang JingYi y Ouyang Zhen, esa le pareció curiosa ya que ellos tenían su aspecto actual, por lo que fue reciente.

Pero una foto siempre le ha parecido extraña, era de él. Sólo él, cuerpo completo, como típico dibujo del cuerpo humano.

Notó que no era igual al JingYi que tenía al lado, siendo el de la foto más pequeño y con características que él podía reconocer fácilmente. Pero su amigo ya no las portaba.

Sin prestarle la atención que se merecía esa foto, se sentó a lado de JingYi, que se había acostado en su cama viendo con el ceño fruncido el techo.

—¿Por qué me trajiste?

JingYi alzó los hombros—. Te mirabas preocupado e incómodo, te traje para que te distrajeras.

Lan SiZhui le dió una sonrisa agradecida por su acción.

—Sabes, no me esperaba que le dieran ese don a A-Xiang —comentó Lan JingYi, buscando algún rastro de conversación salvable.

—Mn. La verdad yo tampoco, pero le queda bien, ama mucho a los animales, ¿no?

—¡Sip! Ahora sí abuela ZiYuan debe aceptar animales en la casa —soltó una carcajada burlona.

—Cierto. Todavía recuerdo cuando le negó a Jin Ling traer a Hadita... —recordó al husky, trayendo a su mente la imagen de un cachorro, pues la última vez que lo vió fue hace años, no sabía cuál era su aspecto actual.

—Ese día me enojé mucho con la abuela.

—¿Por?

—¿Cómo que "por"? Fue muy cruel con Jin Ling y solo tenía siete años, me enojó ver como le gritaba que no quería a ningún animal en la casa.

—Irónicamente, ahora le tocará soportar a todo un zoológico.

—El propio karma.

Ambos rieron por ello, realmente era cierto, esa mujer no era muy tolerante a los animales más allá de los perros, aunque irónicamente rechazó a la mascota de Jin Ling.

—¿Por qué tantos espejos? —Se atrevió a preguntar, pocas veces entraba a una habitación que no sea la suya, por lo que anteriormente no preguntaba por pena.

—¿Mm? Oh, es para perfeccionar mis cambios.

—¿Perfeccionar?

—Así es. Necesito mejorar las expresiones y detalles, si no, mis copias serían horribles —soltó una carcajada burlona.

—¿Necesitas hacer eso?

—Debo.

Sin tocar más el tema para no incomodar a JingYi, Lan SiZhui cambió el tema de la conversación.

 

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Jin Ling no podía dormir.

A pesar de ya haber intentado cerrar los ojos simplemente no era capaz, apenas los llegaba a entrecerrar y ya se abrían por completo contra su voluntad. Solo miraba la textura de su techo, mientras, las imágenes de la vela, grietas y puertas sin brillo invadían su mente poniéndole la piel de gallina.

Ya estaba harto de este día.

Iniciando con una humillación gracias a Su She. Luego habló con Lan SiZhui, aunque eso no le molestaba del todo, no estaba dispuesto a tener una conversación con el señorito perfecto. Después de la ceremonia miró grietas y la vela apunto de apagarse, terminando como un estúpido mentiroso pues no había nada cuando llegó Madame Yu a checar.

¡No fue su imaginación, es imposible!

Para empezar, su mano estaba cortada gracias a la teja que se había caído.
Y para terminar… realmente no tenía otra prueba.

Aún así, Jin Ling lo que más pensaba era en la vela. A pesar de la lejanía, pudo apreciar como la luz disminuye de manera preocupante. Podría quitarse ese peso si se hubiera arreglado al igual que lo demás. Pero no, la flama no volvió a su tamaño original.

Seguía pequeña.

—¿Seguirá pequeña...? —se preguntó en un murmuro a sí mismo.

Volteó hacia los muebles que Casita había movido, respondiendo con un "no lo sé".

— ¿Debería checar? A esta hora ya todos deberían estar dormidos... nah, debe estar bien.

Sin embargo, justo cuando pronunció las primeras palabras, Casita movió una puerta de la ventana diciendo: "si".

Jin Ling dudó, se sentía cansado de este día tan pesado pero… no podía dormir. Una checada no haría daño.

Se levantó y salió del cuarto aún en pijama, que era amarilla pastel con estampado de perritos. Llevaba el cabello totalmente suelto y despeinado por los movimientos que hacía en la cama.

Subió las escaleras evitando hacer ruido, pidiéndole en un susurro ayuda a la casa para subir al techo y acercarse a la ventana del cuarto de Madame Yu, donde estaba la vela.

Realmente no comprendía la razón de su ubicación, pero Madame Yu había dicho que Casita fue la que decidió que ese sería su lugar, por lo que nadie cuestionaba.

La casa tenía tres pisos, siendo la habitación de Madame Yu en el tercero, aunque su puerta está en el segundo. De hecho solo se podía llegar a ese cuarto por una escalera dentro, pues del tercer piso solo tiene esa habitación.

Para evitar despertar a la mujer, optó por hacerlo por el techo, pidiéndole en silencio a la casa que evitara hacer ruido.

Al estar delante de la ventana miró por pocos segundos, pues se acomodó debajo del marco como reflejo al ver a Madame Yu cerca de la vela.

¿Qué hacía despierta?

No se esperaba que la mujer se acercara al marco, por instinto aguantó la respiración, prestando atención a sus movimientos y escuchando. No sabía lo que la mujer hacía, no podía verla por la posición. No obstante, podía sentir la preocupación en ella.

—Grietas… grietas en la casa… —alcanzó a escuchar—. No puedo permitir que sepan cuán vulnerables somos. Si el milagro agoniza... —pausó, haciendo quien-sabe-que antes de continuar hablando sola—. No dejaré que se pierda esto. ¿Qué es lo que está mal? ¿Qué está haciendo que el milagro agonize?... Necesito proteger a la familia y al encanto.

Jin Ling escuchó… ¿un beso?

Luego sonaron unos pasos que terminaron desapareciendo en un punto, suponiendo que ya se había acostado para dormir.

Esperó unos minutos asegurándose que no hubiera ningún movimiento para irse corriendo en silencio a su cuarto con ayuda de la propia casa. Al llegar a su cuarto se quedó pensando por varios minutos en lo descubierto.

Así que Madame Yu sabe que no mintió, si hay grietas… entonces ¿por qué mintió? El milagro peligra. Y sin el milagro, ¡todo estará pérdido!

¿Cómo se lo tomaría su familia? ¿o el pueblo? ¡Todos ellos dependen de los dones!

¿Cómo Madame Yu salvaría el don?

¿Debería...

—...salvar el milagro? —terminó su pensamiento hablando, sorprendiendose al ver la emoción en Casita, que movía los muebles y ventanas a modo de asentía—. No.

La Casita paró de moverse, como si preguntara: "¿por qué?".

—¿Por qué? ¿Cómo lo haría? Es imposible que alguien como yo lo haga. —Él estando aún en frente de la puerta cerrada, Casita abrió la puerta para golpearle la espalda, regañandolo—. ¡Ay-! ¿qué? Es la verdad. Pero... —comenzó nuevamente a pensar.

Si salvo al milagro, podría salvar a todo el pueblo y la familia… incluso, tal vez, Madame Yu por fin lo tome en serio...

¿Sería egoísta salvar el milagro por esas razones? No lo sabía.

—Bien. Salvaré al milagro, por mi familia y pueblo —decidió, yendo a su closet para cambiarse al darse cuenta que ya estaba saliendo el sol.

Genial, no durmió.

Estando a punto de abrir la puerta, paró.

—Espera... —giró hacia el mueble que siempre Casita movía para responderle—. ¿Cómo se salva un milagro?

"No sé".

—...¡averiguando que le está pasando al milagro!

"¡Sí! ¿cómo lo averiguarás?"

—Ni idea —pensó un poco antes de que, metafóricamente, se le prendió un foco en la cabeza—. Pero hay alguien que sabe todo lo que pasa, el debe de saber algo.

En ese momento, Nie HuaiSang tragó duro.

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Se esperó unas cuantas horas hasta que todos se despertaran para ir a desayunar. Siempre su madre se despertaba antes de las seis de la mañana para cocinar el desayuno para todos, por lo que aprovechó y fue a ayudarla.

—Buenos días. ¿Qué haces despierto a esta hora, A-Ling? —preguntó al verle cruzar la puerta.

—No pude dormir.

—¿En toda la noche?

—En toda la noche. Y como nadie se va a despertar vine a ayudarte.

—¿Necesitas a alguien en específico? —preguntó curiosa por la selección de palabras de su hijo.

—No, no, solo que cuando todos estén despiertos será la hora del desayuno.

—¿Tienes hambre? —Jin Ling asintió—. Deberías comer ya entonces. Ahí está un plato con la comida, puedes tomarlo.

—Gracias, A-Niang. Pero aún así quiero ayudarte, luces cansada.

—No dormí temprano, es todo. No te preocupes, ponte a comer mejor.

Sin protestar a su madre, asintió y agarró el plato para sentarse y comer.

—¿La fiesta duró tanto? —Jiang YanLi negó con la cabeza, aún cocinando.

—Tuve una… pequeña conversación con madre. —Su cara se agrió un poco ante el recuerdo, dándole un escalofrío a su hijo—. No es nada.

—¿Puedo preguntar de qué hablaron?

—No. No es de importancia, tranquilo. —Le dió una linda sonrisa.

A Jin Ling le dió curiosidad saber de qué hablaron anoche, pero dejó de comentar para terminar de comer y finalmente ayudarla.

 

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Ahora que había colocado todos los platos repletos de comida para que la familia recogiera y se sirviera, dejó a su mamá seguir cocinando para ir en búsqueda del señor Nie HuaiSang.

Había recorrido gran parte de los alrededores de la casa mágica, para al final encontrarlo justo en su punto de partida. Suspiró ante esa coincidencia algo molesto, bueno, muy molesto, pero igual se acercó rápidamente.

—¡Señor HuaiSang! ¿Sabía que usted es mi tío favorito? —parpadeó unas cuantas veces, poniendo su mejor cara sonriendo a pesar de lucir cansado.

pensamientos—¿Necesitas algo, A-Ling? —preguntó curioso Nie HuaiSang, mirándole con interés.

—Tal vez... yo puedo confiar en usted con lo que sea al igual que usted me puede contar a mi; como por ejemplo el problema con la magia que a nadie le preocupó anoche. A lo mejor pasó algo y tal vez yo necesite saber… —Mientras más hablaba más disminuía su tono de voz hasta terminar susurrando. Pero al ser Nie HuaiSang sabía que lo escuchó a la perfección.

No esperaba que se quedara quieto con una gran mirada de confusión, ¡él siempre tenía algo que decir, aunque no tuviera sentido!

—A-Yi, no finjas ser HuaiSang solo para repetir —habló una voz tan serena y tranquila que los hizo callar aún sin soltar palabras. Miró como su tío XiChen tenía en manos su respectivo plato con comida. Teniendo detrás a Nie HuaiSang que asomaba su cabeza con el abanico cerrado presionado en sus labios.

—Tocaba intentar. —Jiang JingYi bromeó volviendo a su… ¿forma original? Confirmando sus palabras agarrando una porción más. Yéndose de ahí al ser empujado por las ventanas gracias a Casita, siendo seguido por su padre.

Jin Ling se quedó viendo muy desconcertado. ¿Desde cuándo JingYi era más alto que él? Incluso creyó ver sus ojos azules y su cabello más largo.

Sin embargo, rápido puso los ojos en blanco al entender que el plan de Jiang JingYi era repetir turno para agarrar más comida. Se sorprendió al escuchar la voz suave a sus espaldas proveniente del verdadero Nie HuaiSang, que le dijo:—El único preocupado por la magia eres tú, Jin Ling… y el conejo entre los muros. —Lo último lo susurro casi en un hilo de voz, haciéndolo incapaz de ser escuchado—. Oh… y Da-Ge¹. Oí ese tic en el ojo toda la noche… mh —agarró sus dos porciones de comida y se fue.

¿El señor Nie MingJue? preguntó en sus pensamientos, girando su cabeza buscando al mencionado con los ojos entrecerrados, encontrándolo cargando la mesa para ponerla afuera, dónde desayunarán el día de hoy.

Ambos Nie vivían en sus respectivas casas con sus esposos, sin embargo, era parte de su rutina impuesta el desayunar con la familia.

¿Por qué? Quien sabe. Nadie se animaría o tendría la suficiente valentía para cuestionar a Madam Yu que fue quien decidió.

—Todos a comer a la mesa. Vamos, no pierdan el tiempo —ordenó la matriarca saliendo del hogar con su plato.

Mientras que Casita colocaba las sillas de todos, los demás servían su comida y se sentaban para escuchar lo que tenía que decir la mujer esta mañana.

Siempre era así, a pesar de que supieran o ya se haya dicho, Madam Yu siempre tenía algo de lo que hablar en las mañanas.

Pero en esta ocasión, sabían el tema que tocaría.

El don de Jiang Xiang.

Jin Ling lo más rápido posible se sentó a lado de su tío Nie MingJue justamente cuando su tío Jiang Cheng estaba apunto de sentarse, causándole un rayo por su acción. Lan XiChen se sentó en otra silla, dejando que el Jiang se sentara donde anteriormente estaba, relajándolo en el proceso.

Madam Yu caminaba a un lado de la mesa dirigiéndose a la silla que le pertenecía mientras decía:— Todos nos regocijamos por Jiang Xiang y su maravilloso don… —pausó su inicio de discurso al ver unos mapaches en su silla— ...nuevo —miró molesta y, algo, desconcertada a la niña que estaba sentada a su lado.

—¡Estaban calentando la silla! —dijo sonriente al escuchar las confirmaciones de los animales sentados. Ella tenía alrededor de su silla a distintos animales que la acompañaban desde que obtuvo el don.

—Claro… —dijo entre dientes, ahuyentando a los animales para sentarse—. Y pronto veremos como sacarle utilidad al don que recibiste...

Jin Ling estaba algo nervioso por pensar en la posibilidad de preguntarle sobre la magia a su tío Nie MingJue. Mentiría si dijera que no le intimidaba su cara de mal humor y su aura dominante, ¿podía retractarse de salvar el don para evitar hablarle?

No, no lo hará. Sintió que le ordenó su orgullo.

— Señor MingJue... —comenzó susurrando—, el señor HuaiSang dice que está muy ansioso, ¿será que sabe algo sobre lo ocurrido con la magia anoche? —Nie MingJue lo miró de reojo, confirmando sus sospechas al tener un casi imperceptible tic—.  ¡Sabe algo! —alzó un poco la voz ante su sorpresa.

—Jin RuLan. Si no eres capaz de prestar atención yo te ayudo —miró de reojo algún lugar nada específico y sólo ordenó:— Casita. —Jin Ling ni pudo protestar cuando su silla se movió, llevándolo a él a lado de la mujer. Tuvo su piel de gallina ante la cercanía.— Y como decía... — miró acusadoramente al Jin antes de continuar—, no debemos de dar por hecho el milagro.

Jin Ling se recargó un poco en la silla, con ayuda de la casa esta se inclinó lo suficiente para ver a su tío, que notó su mirada y trató de ignorarlo.

—Es por eso que trabajaremos el doble de duro.

—Mhm, yo ayudo al señor MingJue —empujó su silla para pararse.

— Para. —La silla volvió a colocarse donde estaba, impidiendo que Jin Ling se levantara, logrando que su cabello atado a una coleta alta se despeinara y cayera en su cara—. Primero les daré un aviso. —Se levantó para pararse detrás de Lan SiZhui mientras anunciaba las siguientes palabras:— Hablé con los Ouyang de la propuesta de matrimonio de Ouyang Zhen y Lan SiZhui.

Dicho compromiso ya estaba acordado desde hace un año. Pero por órdenes de los padres del Ouyang y de Madam Yu, fue que decidieron que ya se propusieran y oficialmente estén en una relación.

Uno de la pareja mencionada dejó de comer para prestar atención.

—Nie HuaiSang. ¿Ya tienen fecha? —miró al llamado, este alzó su oreja para prestar atención a lo que decían los Ouyang en su propio desayuno.

—Esta noche… quiere cinco bebés. —Nie HuaiSang casi se atraganta al escuchar esas palabras, pero lo disimuló comiendo más.

Lan SiZhui abrió los ojos, casi se le salían los ojos de sus cuencas, su asombro y vergüenza provocó que algunas flores rosadas y una blanca salieran de su cabeza. Aunque también sintió un escalofrío al presentir la mirada asesina a su espalda proveniente de un primo suyo.

—¡Magnífico! Un buen joven con el perfecto SiZhui —arrancó la única flor blanca que tenía en su cabeza, dejando solamente las rosadas, que todas eran iguales y perfectas—. Dentro de unos años, nos darán una nueva generación de bendiciones mágicas, como debe de ser —enderezó la espalda del Lan, quien sonreía algo incómodo y forzado, pero nadie parecía notarlo—. Y ambas familias se fortalecerán.

Lan SiZhui suspiró, manteniendo su compostura volteó hacia su derecha donde estaba Jiang JingYi viéndolo, luego se transformó en Ouyang Zhen para empezar a lanzarse besos de forma burlona y bromista. El Lan solo le echó un par de flores a la boca, haciendo que Jiang JingYi volviera a su forma anterior mientras escupía flores.

Jin Ling se burlaría de Jiang JingYi si no fuera porque estaba concentrado en las palabras de Madam Yu, que le supieron tan amargas como la primera vez que se enteró de tal compromiso.

—La comunidad depende de nosotros, ¡la familia Jiang!

—¡La familia Jiang! —dijeron todos al unísono, incluso los que no portaban el apellido.

—La familia Jiang... —dijo rápidamente, levantándose para hablar con el señor Nie, pero al verlo a lo lejos ya iniciando su trabajo, se quejó con un ruido.

Y comenzó a caminar sin notar que Lan SiZhui iba a cruzar delante suyo, chocando con él por accidente. El Lan soltó una pequeña bomba de pétalos morados y rosados por el susto.

—¿Y a ti qué te pasa? —preguntó Lan SiZhui con brusquedad, limpiándose la ropa para quitar los pétalos de esta mientras veía con el ceño fruncido a Jin Ling, que rodó los ojos siguiendo su camino.
Jin Ling lo miró molesto, rodando sus ojos ante esa actitud de Lan SiZhui—. No te importa. ¡Señor MingJue, espera!

 

 


















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Jiang YanLi tocó la puerta un par de veces, esperando en silencio el permiso de entrar o que le abrieran la puerta mientras se masajeaba sus manos adoloridas.

La voz madura de una mujer sonó a través de la madera—. Pasa.

A nada de abrir la puerta manualmente, Casita se encargó de abrirla para dejarla pasar. Cosa que agradeció con un asentimiento de cabeza.

—Madre.

—¿YanLi? ¿Qué quieres a estas horas de la noche? —preguntó directamente, parada delante de la ventana y, por lo tanto, la vela.

—Vine a hablar con usted, madre.

—¿Sobre qué exactamente?

Jiang YanLi tomó una postura recta y seria, preparándose mentalmente para los futuros gritos de su madre—. Sobre A-Ling.

—¿Ese mocoso? Hmph, seguramente hizo algo otra vez. ¿Ahora qué hizo?

—No exactamente se trata de él, madre. Pero tiene algo que ver.

—Se directa, YanLi. No soporto los rodeos y lo sabes.

—Estoy consciente. Pero asumí erróneamente que sabría sobre lo que hablaría con exactitud —suspiró con pesadez, mientras repetía en su cabeza las palabras que diría—. Su trato sobre mi hijo está sobrepasando los límites.

—Hmph. Exactamente, YanLi, ¿de qué tratos me hablas? ¡Casi nunca hablo con ese mocoso! ¿De qué rayos hablas?

—Usted misma lo dijo, casi. Las pocas veces que interactúa con A-Ling termina insultando o, en otros casos, lo insultas a sus espaldas. Justo en este momento le estás faltando al respeto llamándole mocoso aún sabiendo su desagrado por ese apodo.

Yu ZiYuan alzó una ceja, preguntándose si su hija hablaba en serio. ¿Quién era ella para reclamarle sobre eso?
—¿Desde cuándo decir un apodo es un insulto? No seas ridícula y vete a tu cuarto, mañana tendrás mucho que cocinar.

Madam Yu, creyendo que se iría, se volteó hacia la entrada, viendo a su hija totalmente quieta y con la cara llena de seriedad y molestia.

—"Controla a tu hijo, ya es suficiente con que arruine una ceremonia" —repitió con exactitud las palabras que su madre le había dicho hace unas pocas horas—. Usted misma las dijo, menosprecias a mi hijo de forma muy cruel, le pido que deje de estar haciéndolo.

—¡Mujer insolente! ¡¿Quién te crees que eres para decirme qué hacer?!

—Una madre que ya está cansada de los tratos injustos hacia su hijo, eso soy —hizo una pausa para respirar profundo y continuar:— Aún sigo molesta por la ocasión de Hada, ¿cómo puede decir tales barbaridades a un niño?

Yu ZiYuan rodó los ojos—.  ¿Qué? ¿Quieres al perro acá? ¡Traelo! ¡Total, ya tenemos un maldito zoológico en esta casa, qué más da un perro! Mientras ese mocoso se encargue del animal, que lo traiga.

—Eso haré. Pero esa no era mi queja y lo sabe.

—YanLi. Ya es suficiente con tus tonterías, vete antes de que me arrepienta.

—¿Arrepentirse? ¿De qué, madre? ¿De permitir que la mascota de mi hijo viva en el mismo techo? —negó con la cabeza, ignorando esa cuestión—. Madre, he pasado bastantes años de mi vida sin quejas, no creo que no sea capaz de cumplir una petición de su hija.

—¡Tú-! ¿¡Y qué quieres, niña!? —Ya se estaba hartando, su tono de voz alto y grosero lo demostraba.

—Respeto para mi hijo —dijo como si fuera lo más obvio del mundo, que de hecho, lo era.

Yu ZiYuan frunció el ceño mientras contemplaba tal posibilidad— Es solo un mocoso que estorba… ¡No hace más que quitar espacio a esta familia! ¡Ni siquiera tiene un don, ¿cómo esperas que lo trate igual al resto?

—Si no empieza a respetar a mi hijo, me iré.

—No te atreverías.

—Por mi hijo, me atrevo a eso y más. Así que exijo que dejes de menospreciar a mi hijo, ¡Jin Ling sigue siendo parte de la familia, su propio nieto! ¡No puede andar tratando de "inferior" por su carencia de magia!

—¡Ni creas que por tus lindas palabras y amenazas algo cambiará, YanLi!

Jiang YanLi sonrió, desconcertado a la molesta mujer mayor—. De acuerdo. Iré preparando las maletas para retirarme de esta casa, ya ustedes podrán averiguar quién les dará salud —giró su cuerpo hacia su puerta, dispuesta a irse.

Yu ZiYuan caminó hacia ella, agarrando su muñeca con fuerza, evitando su ida.

—¡No te irás a ninguna parte, alguien debe darle salud a este pueblo y esa eres tú, de algo deben servir tu comida! —exclamó molesta, casi parecía que iba a explotar de la ira por el rojo invasor en su rostro.

Jiang YanLi se sintió incapaz de moverse ante esa orden. Pero pese a esto y su shock, no desperdició la oportunidad:—¿Respetará a Jin Ling? —chantajeó aún más, estando igual de sonriente y tranquila.

—¡Sí, ya! ¡Ahora vete y déjame en paz! —soltó su muñeca con agresividad, abriendo ella misma la puerta para que se fuera.

—Le agradezco su compresión, linda noche, A-Niang. —Se inclinó un poco, despidiéndose y saliendo de la habitación.



Notes:

1.Da-Ge: Hermano mayor.

Datazo del día: Lan SiZhui a pesar de vivir con Lan Zhan, pasa más tiempo en la casa mágica porque ajá, Madam Yu. Aún así, trata de visitar diariamente a su papá.

Espero y no haya tanto ooc, pero… bueno, al menos si las acciones y diálogos no son muy ellos, estoy justificada con que es otro universo. JQHDJWHSJAJJA

Les juro, me mata la cabeza pensar que hay demasiado ooc, sobre todo en Jin Ling. Pero puesss, ajá. Jin Ling = Mirabel, so. Igual no esperen que sean iguales, tienen muchos diálogos similares porque como dije, hasta el momento es como la película.

Pero ya, a partir de aquí es cuando todo va a ser chingón, y espero que con eso no haya taaanto ooc. En serio, cada vez que pienso en el ooc me da ansiedad. JAJAJAJAJAJ, ay no.

Por cierto, en algunos capítulos habrá hasta el final una escena extra, por si se sacan de onda con que hay otra escena que parece metida nada más porque si (actually); en Wattpad la dinámica es distinta, pero equis que se puede manejar igual como un extra.

Sobre la pequeña Hada, ¡no se preocupen, está bien! Sana y salva, enterita y bien cuidada. Jin Ling aún la sigue cuidando y la ama mucho, pero no viven en el mismo techo. ¡El dúo humano-perro sigue intacto!... a medias.

En fin, ¿qué les ha parecido?

¿Ustedes se imaginan a los personajes con ropa estilo Encanto(colombiana) o la original, o con ropa equis de la actualidad?

No tengo ni idea de cual dibujar, en fin.

AHORA SI SE VIENE LO CHIDO, WOOOOO

Sin nada más que decir, ¡adeuu!

Fecha de publicación: 01-02-25

Chapter 7: ☁️| Extra 02

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Pocas semanas habían transcurrido desde la desastrosa ceremonia de Jiang Ling.

 

O bueno, Jin Ling. 

 

Lan Yuan no comprendía del todo a que se debía ese cambio, seguía siendo parte de esa familia ¿no?

 

También ha pasado poco tiempo desde la desaparición de su papá… bueno, no era su papá, pero lo veía como una figura paterna y creía que el hombre le miraba como un hijo.

 

En fin, que hace poco sucedieron puros desastres en la familia Jiang.

 

Lan Yuan estaba pasando por muchos cambios demasiado bruscos en estos momentos.

 

En primera, su apellido. Pasó de ser Wen a ser Lan gracias a la adopción de Lan Zhan.

 

Sus padres biológicos fallecieron, él no sabía cómo, nunca los llegó a conocer. Él anteriormente vivía con su tía Wen Qing, pero al recibir un don Madame Yu insistió en que viviera en la casa Jiang. Y luego, después de la adopción, pasó a vivir en la casa del Lan.

 

Algunos días vivía en la casa Jiang por su don, pero su verdadero hogar era con los Lan y Wen.

 

Él ya conocía a Lan Zhan, él era un amigo muy cercano a su papá y realmente lo quería mucho, podía decir que desde antes también le miraba como figura paterna. Por lo que no tuvo problemas con el tema de la adopción, al contrario, estaba más que feliz.

 

A pesar de todo su movimiento estaba feliz. Los cambios que su vida estaba recibiendo no eran malos para él.

 

Sin embargo, había algo que lo dejaba inquieto y eso era A-Ling.

 

Quería ir a cuidarlo, o al menos tratar de hacerlo sentir mejor. No comprendía del todo el sentimiento de no tener un don cuando lo merecías, él no debía haber obtenido un don pero lo recibió de igual forma, decirle "te entiendo" sería una cruel mentira.

 

Pero aún así, quería ir a darle mimos e ir a jugar con él. O simplemente hacerle compañía mientras trenzaba su cabello, decorandolo con flores amarillas.

 

Nunca pudo.

 

El mismo movimiento de casa en casa, adaptación y de más cosas evitaban que se encontraran. Y, las veces que estaba en la casa mágica, solo estaba encerrado en su habitación mientras Madame Yu le enseñaba muchas cosas.

 

A veces, Lan Yuan pensaba que la misma mujer lo separaba de A-Ling.

 

Pocas veces se lo encontraba en los pasillos, pero él siempre lo evitaba o Madame Yu aparecía para llevárselo de vuelta a su habitación a estudiar.

 

Habían pasado semanas desde la ceremonia del don, desde la última vez que hablaron. Claro, hasta hoy.

 

Su A-Die le había enseñado que no era bueno mentir, solo si era necesario o urgente podía evitar decir la verdad.

 

El creía que ver a A-Ling era necesario. 



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Estaba en su habitación, llena de flores en el que destacaba el morado y azul, más la primera tonalidad que cualquier otra. Le era bonito ese color, pero prefería otros colores como el blanco, rojo o azul claro.

 

A su lado frontal se encontraba parada Madame Yu, que le estaba enseñando sobre la historia de los Jiang. No entendía la razón por la que debía aprender ello, él no era un Jiang… solo por obra del encanto y que su papá lo llevó a la casa mágica en su cumpleaños obtuvo un don.

 

¿Sólo por el don debía aprenderse todo sobre los Jiang? ¡Ni siquiera sabía todo sobre su propia familia Wen! 

 

A palabras exactas de Madame Yu: "Si vas a quedarte en esta casa, debes aprender sobre nosotros". 

 

Entendible, pero él no pidió vivir ahí. El solo quería ir a vivir con su abuelita, tíos, tía Qing y primo. ¡Incluso aceptaba vivir con tío Chao! …bueno, no llegaba a esos extremos.

 

Y también vivir con su A-Die, sería muy bonito estar con su padre, tías y tíos, primo y mamá.

 

Tampoco es que fuera algo descabellado, el tío de A-Die estaba casado con su tío abuelo desde hace muchos años, ya estaban unidos desde hace tiempo.

 

Conocía muy poco a su abuelo Ren, pero por anécdotas que su abuelita (que en realidad, era abuela de Wen Qing, pero la llamaba así por cariño) le relataba sobre cómo su abuelo Ruo de joven intentaba acercarse a abuelo Ren. Eran chistosas, la verdad.

 

Retomando. Él no tenía relación alguna con los Jiang. Lo único que los podía llegar a acercar es su relación papá-hijo con Wei WuXian y su amistad con A-Yi y A-Ling.

 

Si bien, era interesante saber cómo fue que Madame Yu y el señor Jiang FengMian los comprometieron en su contra pero llegaron a sentir amor por el otro… (mentira, le era incómodo pensar que los obligaron a amarse, en fin), no le importaba. No quería ser grosero diciéndole que parara de hablar, se veía bastante metida y seria en la narración...

 

Y realmente en estos momentos ansiaba buscar a A-Ling.

 

Así que,optó por decir:— Disculpe, Madame Yu...

 

Paró su relato, mirando de mal humor al niño—. ¿Qué? 

 

—¿Puedo ir al baño?, llegaré pronto para seguir escuchando. —Lan Yuan como pocas veces sucedía, mintió. 

 

Madame Yu entrecerró los ojos mirándole con molestia antes de asentir—. Ve.. 

 

Lan Yuan se levantó y fue hacia la salida rápidamente, siendo regañado en voz alta por Madame Yu por su velocidad y desarreglo. Antes de salir, paró para acomodarse sus ropas y cabello y salir. 



 

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Estaba caminando en dirección al cuarto de A-Ling. 

 

Estaba, pues se encontró a Jiang JingYi en el camino.

 

—Yua- digo, ¿SiZhui? ¿Qué haces acá? ¿No deberías estar con abuela ZiYuan? —preguntó interviniendo su camino.

 

—A-Yi, iré a ver a A-Ling —respondió con sinceridad, tratando de volver caminar, pero Jiang JingYi lo agarró del brazo, deteniendo su misión.

 

—¿Jin Ling? Eh… no creo que sea buena idea que vayas a verlo, jeje... —trató de decir con cuidado.

 

—Que yo vaya a verlo… ¿qué tiene de malo? Hace semanas no hablo con él.

 

—Por eso.

 

—¿Eh?

 

Jiang JingYi suspiró—. Oye, te quiero mucho pero no te puedo dejar verlo —inició, mostrando una seriedad anormal en él.

 

Él siempre era risas y buen humor, la seriedad era muy contrastante con su personalidad. 

 

—¿Por qué no? —En vez de convencerlo o ahuyentarlo, solo lo hizo preocuparse por A-Ling.

 

—Es… difícil, ¿sabes? —No le correspondía a él hablar, lo sabe perfectamente, así que trataría de solo evitar que se encontraran.

 

—¿Difícil? No nos pudimos encontrar por mucho tiempo y Madame Yu no me permite verlo, ¡estoy preocupado! Quiero verlo, ¿por qué no puedo verlo? 

 

Lan SiZhui a pesar de su corta edad, mostraba ser una persona tranquila y silenciosa, evitando los problemas y gritos. Sin embargo, en estos momentos parecía no estar pensando en ello, alzando la voz y mostrando una expresión muy intranquila.

 

Parecía como el pequeño niño que alguna vez Wei WuXian cuidó, parecía Wen Yuan.

 

—¡No te lo puedo decir, baja la voz! —pidió, para comenzar a susurrar—. Mira, Jin Ling no quiere que nadie lo visite. Solo guma¹ y guzhang² pueden entrar a su cuarto. Hace poco tuve suerte y pude verlo, pero no se veía muy feliz. 

 

—Con más razón quiero verlo.

 

—No... —suspiró— no lo entiendes, él no quiere ver a nadie con… ya sabes.

 

—No, no sé si no me lo dices. —Se notaba su molestia por la poca claridad de su mejor amigo.

 

—¡Don! ¿bien? No quiere ver a nadie de la familia ni con don y no creo que quiera verte a ti. 

 

Los niños tendían a decir la verdad de forma dura e insensible. Sus palabras sin emoción solo lastimaron a Lan Yuan. 

 

—¿Por qué...? ¿Hice algo malo? 

 

—¡No, no, no! ¡No hiciste nada malo! —movía sus manitas de un lado a otro—. Es solo que... abuela ZiYuan, em... 

 

—¿Madame Yu? 

 

—Jin Ling me dijo que abuela ZiYuan no lo quería por no tener un don —dijo. Él era solo un niño de siete años, no podía aguantar la verdad por mucho tiempo—. Y él te veía de lejos con ella, el piensa que Madame Yu te quiere más a ti que a él.

 

—¡Eso es mentira! 

 

—¡No lo sé, no soy adivino!

 

—¿Sólo por eso no quiere que lo mire? —Jiang JingYi negó con la cabeza—. ¿Entonces?

 

—Pues... —no terminó de hablar, pues vió a su papá Cheng a lo lejos buscándolo.— Me tengo que ir. Pero A-Yuan, por favor no vayas —corrió hacia su papá, siendo recibido por un golpe en la cabeza por haberse desaparecido de la vista de su papá. 

 

Lan Yuan hubiera negado con la cabeza divertido por la escena, pero ahora solo miraba consternado la puerta marrón que estaba a unos metros de distancia. 

Sin pensarlo mucho, caminó hacia la habitación de A-Ling.



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Tocó la madera unas cuantas veces, esperando el permiso para entrar. Al no escuchar nada volvió a tocar, como no recibió respuesta abrió la puerta con cuidado, asomando su cabeza—. ¿A-Ling? 

 

Encontró a un pequeño castaño con crayones amarillos y naranjas, siendo utilizados para crear trazos en la pared creando la forma de un rectángulo poco más alto que él.

 

Este rectángulo simulaba ser una puerta, en específico, una puerta igual a las de los Jiang. Teniendo un deforme Jin Ling en el centro con brillos alrededor.

 

El pequeño miraba únicamente el dibujo con las cejas fruncidas, teniendo más molestia en su mirada que cualquier cosa.

 

Al escuchar la voz de Lan Yuan, sólo aumentó. 

 

—¿Qué haces aquí, SiZhui? —preguntó tallando la pared para desaparecer, o por lo menos deformar el dibujo dejando de ser entendible. 

 

—¿SiZhui? —entró por completo al cuarto, dejando la puerta cerrada detrás suyo. Preguntó consternado ante la formalidad a la que se le dirigía su amigo.

 

—Es tu nombre, ¿no? —cruzó los brazos.

 

—De cortesía...tu me llamabas Yuan-Ge, ¿qué pasó?

 

—No me preguntes, ni siquiera has respondido a mi pregunta y entraste a mi habitación sin permiso. —Lo apuntó acusatoriamente, apretando su mano en un puño mientras agarraba su ropa amarilla, arrugándola en el proceso. 

 

Lan Yuan suspiró. Asintiendo pensando que tenía lógica lo que decía a pesar de no gustarle sus palabras—.  Vine a verte.

 

—¿Por qué?

 

—No he podido verte antes, he estado muy ocupado. 

 

—Lo sé. 

 

Un silencio se formó en los niños, por lo que Lan Yuan trató de formar una conversación. 

 

—¿Cómo estás? 

 

—Bien.

 

—Que bueno.

 

...esto era incómodo para ambos.

 

—¿No tienes que estar con Madame Yu? —indirectamente, le invitó a irse. Siendo ignorado por Lan Yuan sus verdaderas intenciones. 

 

—Sí… pero, quería verte.

 

—¿Hasta ahora? Semanas, semanas esperé para poder hablarte ¡pero tú sólo te fuiste con Madame Yu! ¡Claro, ahora eres el favorito de abuela y a mi me odia! 

 

—¿¡Qué!? ¡No! ¡No soy el favorito y no te odia! ¿Por qué te odiaría? 

 

—¡Si me odia! ¡Por no tener un don! ¡Incluso tú te alejaste porque no tuve un don! ¡Todo el mundo me molesta por no tener un don! —aguantó las lágrimas reprimidas en sus ojos, sacando toda su ira y gritándole al Lan—. ¡Madame Yu antes me quería! ¡Ahora solo se la pasa contigo, no deja de decirme lo perfecto que eres!

 

—¿Perfecto...? —murmuró confundido, si había escuchado esa palabra referente a él por parte de Madame Yu, pero no creía que pensaran eso de él.

 

—¡Perfecto! ¡El mejor nieto que tiene, y ni siquiera lo eres! ¡Pero si eres tan educado y con un don increíble y bonito! ¡Madame Yu ya no me quiere por tu culpa! 

 

—¡No es cierto! —trató de hablar, pero Jin Ling caminó hacia la puerta mientras aún gritaba.

 

—¡Sí, lo es! ¡Sólo por no tener un don y tú sí! ¡Tú no debías tener un don, yo sí! ¿¡Por qué tuviste un don y yo no!? ¡Tú me quitaste el amor de mi abuela solo por no tener un don! ¡Te odio! 

 

¿Me odia? Fue lo único que pensó antes de ser empujado hacia la puerta ya abierta.

 

—¡Vete con mi abuela! No, ¡vete con Madame Yu! ¡Y no vuelvas! —Una vez afuera de la habitación azotó la puerta cerrándola a espaldas de Lan Yuan.

 

Lan Yuan se quedó totalmente quieto, queriendo llorar por las palabras que su amigo… ¿amigo? ¿aún seguían siendo amigos? 

 

Madame Yu caminaba en su dirección muy molesta por su tardanza—. ¿¡Qué haces aquí!? ¡Vuelve a tu habitación...! —agarró de la muñeca al niño, jalandolo de vuelta a su habitación a seguir estudiando. 

 

Lan Yuan no prestó nada de atención, aún pensando en su ahora rota amistad, todo por un don. Nunca lo diría en voz alta, pero desde ese momento odió los dones.

 

Notes:

1, Guma: Hermana mayor del papá.
2, Guzhang: Tío político (esposo de la tía paterna).

Chapter 8: 🕯️| Capítulo 05

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Jin Ling apenas podía pensar en otra cosa que no fuera perseguir a su enérgico tío MingJue. ¿De dónde, en el nombre de todo el encanto, sacaba tanta energía para trabajar a estas horas? Quizá fuera su don especial, o tal vez él mismo estuviera simplemente más agotado por la falta de sueño. Fuera lo que fuese, estos pensamientos lo distrajeron y, antes de darse cuenta, perdió de vista al imponente hombre musculoso.

¿¡Es en serio!?

Genial, ¿ahora dónde se suponía que debía buscarlo? Comenzó a caminar con mayor calma, aunque su rostro seguía mostrando signos de molestia. Miró a su alrededor, buscando con la esperanza de encontrar alguna pista. Lo único que llamó su atención fue un joven cargando pesadas bolsas, que se tambaleaban con cada paso.

—¡Ey, tú! —llamó mientras se acercaba, asustándolo con su tono de voz—. ¿Por qué cargas tanto? Dame. —A pesar de la negativa del joven, él tomó dos de las cuatro bolsas que llevaba, sintiendo el peso de inmediato.

—N-no es necesario, pequeño Jin Ling —tartamudeó un poco, haciendo que Jin resoplara, recordando a uno de sus tíos. El joven, con los hombros tensos por el esfuerzo, intentó mantener el equilibrio.

—¿Pequeño? ¡No soy pequeño! —se quejó antes de continuar—. ¿Por qué no pides ayuda? Estas bolsas sí que son pesadas.

—Mi A-Niang me p-pidió hacer la compra. Tal vez no... no pensé en la cantidad y me excedí —contó nervioso por hablar con alguien de la familia mágica, su voz temblaba ligeramente con cada palabra.

—¿...Plantas? —preguntó, notablemente confundido al ver la cantidad de plantas en las bolsas que sostenía. Los verdes y marrones de las hojas sobresalían de las bolsas de tela, liberando un suave aroma herbal.

—Medicinales —completó sonriendo. Fue entonces cuando Jin Ling le prestó atención al rostro y a la persona en sí.

Era más alto que él, posiblemente midiendo un metro ochenta centímetros. Su cabello castaño, casi negro, estaba recogido en un moño deforme, como si no se hubiera peinado realmente. Sus ojos marrones destacaban gracias al llamativo maquillaje rojo en sus párpados. Le resultó curioso ver a un hombre maquillado como una mujer... meh, qué más da.

Espera... ¿plantas medicinales? ¿un hombre maquillado? Esto le sonaba a...

—¿Wen Yu¹? —intentó adivinar la identidad del joven, ya que sus ropas negras con rojo dificultaban identificar su apellido. La única mujer que necesitaría plantas medicinales sería Wen Qing, y ella no estaba ahí, por lo que tendría que ser algún familiar.

—¿S-sí? —confirmó la teoría de Jin Ling sin saberlo, sintiéndose desorientado por la expresión de (molesta, pero) asombro.

—¿Tu mamá es Wen Qing? —preguntó con cautela pero directamente. Las palabras resonaron en el aire, cargadas de una mezcla de sorpresa y curiosidad.

Eso explicaría por qué no lo reconocía. Wen Qing era conocida por ser la única doctora del lugar y por ser una de las pocas que no recurrían a los dones de los Jiang. Si ella no se acercaba a la casa mágica, probablemente su hijo tampoco lo haría.

—S-sí. Estas plantitas son para mi A-Niang.

—Ya veo —dijo Jin Ling mientras caminaba al lado de Wen Yu, quien dirigía el camino hacia su hogar. Una pregunta se formó en su mente y no tuvo problema en expresarla:—¿Por qué no pediste ayuda?

—¿P-perdón? —parecía que Wen Yu no había entendido bien la pregunta.

—Pudiste pedirle ayuda al señor MingJue para cargar tus bolsas, o a cualquier otro Jiang. ¿Por qué no lo hiciste? —Al aclarar la pregunta, Wen Yu sonrió, confundiendo aún más a Jin Ling—. ¿Qué?

—Pequeño Jin Ling, ¿por qué debería pedirle ayuda a los Jiang? —inesperadamente, el joven no tartamudeó al hacer la pregunta, aunque su voz seguía siendo suave y baja.

—No soy pequeño —corrigió antes de responder, aunque quedó callado, buscando las palabras adecuadas—. Es nuestro trabajo, servimos al pueblo.

—¿Por qué?

—Por sus dones... Eso no responde a mi pregunta, Wen Yu. —La primera oración terminó sonando como una pregunta a pesar de no ser esa la intención.

Wen Yu soltó una pequeña risa que intentó cubrir con sus labios antes de responder tranquilamente:—. Ustedes ayudan a todo un pueblo con más de... ¿mil personas?

—Son muchas personas... ¿y eso qué?

—¿Qué ganan con eso?

—No es que estemos pidiendo que paguen... Aunque varios dan dinero, comida o cualquier cosa útil, ¿eso qué tiene que ver? —Jin Ling estaba ansioso por saber, pero mostró un rostro de aburrimiento.

—No todos, pero aún así ayudan a cada uno...

—Ajá...

—¿Y a ustedes quién los ayuda? —preguntó la verdadera cuestión.

—¿Eh? —Jin Ling quedó perplejo ante las palabras de Wen Yu, analizando en silencio por varios segundos, sin darse cuenta de que había retomado el camino junto a él. Esa... era una interesante pregunta para la cual no tenía respuesta.

—Yo no les pido ayuda por eso mismo. Todo el pueblo depende demasiado de sus dones y, en general, de ustedes, incapaces ya de hacer algo por su cuenta. Yo no seré uno del montón —sonrió, deteniéndose para tomar las bolsas que sostenía Jin Ling, pues ya quedaba poco para llegar a su hogar—. P-pero bueno, gracias de todas formas. Buena suerte con lo-lo que tengas que hacer, pequeño Jin Ling. —Y sin más se fue, desapareciendo de la vista del joven.

—...No soy pequeño —murmuró, perdido en las palabras tan... ¿amables? No sabía cómo tomarlas. Estaba desconcertado por la firmeza y seguridad con la que las había pronunciado. Totalmente contrastante con la personalidad tímida y nerviosa que había mostrado antes.

Jin Ling pensó por un momento que todos los Wen que conocía eran así. Grande señor QiongLin.

Ah, espera... ¿no estaba buscando al señor MingJue?

Sí, es cierto.

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Paralelamente a toda la situación de Jin Ling y sus locuras con el encanto, una mujer de vestimentas rosadas se dirigía a la lejanía del hogar Jiang.

Luo Yang, para muchos, era vista como la loca enamorada del innombrable, una mujer dispuesta a defenderlo a capa y espada, aun cuando la mayoría lo despreciaba. Argumentaba con pasión que temerle a un hombre que simplemente podía ver el futuro era una estupidez. Sin embargo, el odio y el temor hacia el innombrable eran tan cegadores que la consideraban incoherente, incluso embrujada por él. A menudo, sus palabras se perdían en el viento, ignoradas por aquellos que se dejaban dominar por el miedo.

Sí, llegaron a pensar eso algunos.

O, para pocos, Mian Mian. Una persona firme y con agallas que su único pecado fue tratar de ayudar a su amigo el rechazado innombrable.. .y ni eso, ya que sabían que fueron correctas sus palabras.

"Su don era ver el futuro, ¿no? Por lo que sus visiones son eso, hechos que si o si van a cumplirse sea cual sean. Prácticamente él es un mensajero, advirtiéndoles de los sucesos que vayan a ocurrir. ¿Por qué habría que temerle? Es ridículo pensar que solo por ser el transmisor cosas horribles o poco beneficiosas pasarán."

"¡Solo hablo las cosas como son!"

Palabras totalmente ignoradas. Al contrario, fueron burladas por la gran mayoría.

A excepción de pocos, un corto grupo que no llegaba ni a las diez personas, concordaron con su discurso defensor.

En estos momentos, dicha mujer recorría el pueblo hasta llegar a cierta casa blanca con decoraciones tintas y dos pisos, alejada del pueblo. El día era particularmente nublado, por lo que asumía que el Jiang que controlaba el clima no amaneció con el pie derecho.

Al llegar a la puerta de la construcción, tocó un par de veces con un ritmo marcado característico de ella. Una vez abierta la puerta por la dueña de la casa logró verla y pasar.

—¿Por qué tan temprano hoy? —"saludó" con confianza, aún manteniendo su postura firme y seria.

—Buenos días a ti también, QingQing —soltó una ligera risa al ver la ceja alzada de la mujer, Wen Qing.

—Buenos días, Mian. ¿Ahora sí responderás mi pregunta? —volvió a preguntar, esta vez cruzando de brazos con un aura juguetona, sabiendo ya la respuesta. Luo Yang negó la cabeza con un sonidito, apuntando con su dedo índice sus labios, sonriendo inocentemente. Wen Qing bufó, pero aún así sonrió y posó sus labios sobre los de la mujer de rosado—. ¿Contenta? —preguntó aún con sus rostros en cercanía.

Mian Mian sonrió complacida, riéndose un poco para decir:—Mucho.

Wen Qing negó divertida, moviéndose a un lado para dejar a su pareja entrar completamente y no solo quedarse parada en la entrada.

—¿Dónde está A-Yu? —cuestionó la ausencia de su casi hijo, Wen Yu.

—Fue a comprar plantas medicinales. Le dije que yo podía ir, pero él insistió en hacerlo —alzó los hombros mostrando indiferencia ante el acto tierno de su hijo.

—Es un buen chico. —Mian Mian sí demostró su claro sentimiento de ternura por la acción que no llegó a ver.

—Uno muy bueno —concordó asintiendo, yendo hacia la cocina para servir té de manzanilla para ella y té de hierbabuena, el favorito de MianMian. Regresó a la sala y le ofreció una taza rosada con té—. Toma, Mian.

—Gracias, QingQing —agradeció, tomando un pequeño sorbo al té antes de iniciar una charla—. Papá me preguntó por ti.

—¿El señor Binghe?

—Mhm. Aunque también padre Yuan. Esperan nuestra visita pronto —comentó dándole una sonrisa burlona. Wen Qing a pesar de lucir seria, fuerte e imposible de temer… que si era. Los padres de Luo Yang, osea, Shen Yuan y Luo Binghe, llevaban a intimidar a la mujer. A pesar de que eran amables y uno de ellos parecía un cachorro, en fin.

—¿Para cuando? —Aún así, era capaz de disimularlo, pero Mian Mian era capaz de verlo.

—Cuando quieras. Aun que sabes... —tomó una pausa, pensando en sus palabras.

—¿Qué?

—También quisiera llevar a A-Yu, estoy seguro que a mis padres les encantaría verlo.

Wen Qing asintió con una pequeña sonrisa—. Si lo deseas, cuando A-Yu llegue, vamos a su casa.

—¿¡De verdad!? —"Mhm", escuchó—. Obvio que me encantaría. —Sus palabras sonaban maduras y tranquilas, pero sus brazos en la nuca de Wen Qing haciéndose colgar lo contrastaba.

—Así será, entonces.

Siguieron platicando un poco más, compartiendo uno que otro abrazo y beso ya sea en labios o mejillas, mayormente robados cabe decir. Cuando llega un punto en el que alguien abre la puerta, ya sabiendo ambas de quien se trataba.

—Volviste... —había hablado con un volumen normal y perfectamente audible, pero disminuyó al ver la cantidad de bolsas que traía su hijo—. Wen Yu.

—P-perdón A-Niang, me… ¿pasé un po-poco? —dijo algo nervioso el joven, notando la presencia de Luo Yang la saludó apenado por el posible regaño (común) que va a presenciar—. B-buenos días, māma².

—Buenos días, A-Yu. —devolvió el saludo, levantándose para ayudarlo con las bolsas notando la excesiva cantidad y peso—. ¿Un poco?

—Ta-tal vez me pasé m-mucho...tal vez.

—¡Wen Yu! ¡Te dije solo una bolsa de cada una en la lista! ¿¡Por qué trajiste de más!?

—E-estaban en oferta… jeje...

Wen Qing suspiró pesadamente—. Por algo es peligroso dejarte ir de compras solo. Si no fuera porque no hay dinero, te comprarías todo de las tiendas.

—P-perdón...

—No importa. Al menos las próximas… ¿cuatro semanas? No tendré que comprar —dijo al tanteo—. Gracias, A-Yu.

Wen Yu asintió energéticamente—. ¡Denada, A-Niang!

—¿Qué son estás? —preguntó sacando dos pulseras de las bolsas.

— Definitivamente no son plantas —miró acusatoriamente a Wen Yu con una ceja alzada, el tragó duro.

— Estaban bo-bonitas... y se las… las quería regalar. P-pronto es su aniversario, ¿n-no? Jeje... —ambas pulseras, una rosa y una tinta con mismo diseño sencillo pero elegante le había hecho recordar a sus mamás, por lo que decidió comprarlas con los pocos ahorros que llevaba encima.

—¡Tan tierno, A-Yu! —Mian Mian apretó las mejillas del chico, besando cada uno y dándole un abrazo maternal—. Muchas gracias.

El menor negó con la cabeza y manos rápidamente—. ¡N-no no! Gracias a ustedes por cuidarme, solo quería darles un detalle...

Wen Qing, a pesar de estar en silencio, una pequeña curva se formó en sus labios, sonriendo ante la cálida sensación por el detalle de su niño y por la escena mamá-hijo que dieron su pareja e hijo.

—Gracias, A-Yu. —Le agradeció acariciando su cabeza, despeinado su cabello más de lo que ya estaba—. Igual estás castigado.

—¿¡Q-q-qué!?

—Por gastar dinero a lo baboso. —Le dió un zape no tan fuertemente, pero lo suficiente para que se quejara—. La próxima vez iré yo contigo.

—S-sí, A-Niang. —Se sobaba la parte trasera de su cabeza con un ligero puchero.

Luo Yang solo reía viendo a la mujer regañar a su hijo, de una manera cómica desde su punto de vista.

—¿A quién viste? —preguntó repentinamente Wen Qing.

—¿Eh?

—Vamos, tu cara dice que quieres decir algo, ¿a cuál de los Jiang viste? —rodó los ojos y cruzó de brazos creyendo que el deseo de su hijo era obvio, pero Luo Yang solo estaba confundida.

—¿Por qué tendría que ser un Jiang, QingQing?

—Su cara dice: "A-Niang, vi a un Jiang" posiblemente hasta llegó a interactuar. —Luo Yang miró de pies a cabeza a Wen Yu… negó, cosas de madre-hijo suponía.—. Así que, ¿quién fue? —volvió a preguntar.

—N-no fue un Jiang...

—¿Jin?

—...

—Lo tomaré como un sí.

A Wen Yu a veces le llegaba a dar miedo lo fácil que su madre llegaba a leerlo. Pero como mama Mian decía: "el poder de una madre es impresionante y aterrador".

—Era el pe-pequeño Jin Ling —respondió la incógnita.

—Ah, entonces no importa.

¿Qué tiene Jin Ling? —preguntó Luo Yang, pues era el hijo de uno de sus amigos.

—N-no lo sé, pero se miraba apurado...aún así me a-ayudó.

—¿Ayudó? —Wen Qing frunció el ceño, aunque no tan destacable como otras veces.

—S-sí, con las bolsas.

Tanto Wen Yu como Luo Yang sabían la opinión de Wen Qing sobre su ayuda, dones y en general de los Jiang, siendo no tan positiva como la del pueblo. Wen Qing no aceptaba la ayuda de ellos, solo por su hermano menor llegó a aceptar de mala gana una que otra comida de Jiang YanLi. Y la única vez que lo hizo de buena manera fue cuando llegó Wen Yu a su vida.

Tenía una opinión controversial desde el punto de vista del pueblo, pero no era ilógica.

Solo llegó a aceptar la ayuda de su hermano menor y la del esposo de A-Ning. Y ni eso, pues sus dones no eran tan colaborativos como el resto.

Wen Qing suspiró al pensar en la familia, específicamente en el susodicho—. No creo que Jin Ling sea malo, el es un chico amable… aunque sacara algo de carácter de Jiang WanYin —comentó la mujer de baja estatura.

—¿De Jiang WanYin? 

—A-algo malhumorado, pero muy amable. É-él se ofreció a cargar algunas bolsas aunque yo haya rechazado, A-Niang.

Dos contra una, Wen Qing terminó aceptando silenciosamente, aún con desconfianza. Pero si su pareja e hijo decían eso, por algo sería.

Punto para Jin Ling.

—¡A-Niang, mama! ¡Esta vez yo cocino el almuerzo!

Luo Yang y Wen Qing se vieron con un espanto nada disimulado, optando por impedir eso y meterse en la cocina para ayudarlo.



 

Notes:

1. Wen Yu: Mo XuanYu, en realidad. Son pequeños cambios pero creo que es fácil identificar al personaje.
2. Māma: Es la forma más común y directa de decir "mamá" en chino mandarín

Capítulo no tan en la perspectiva de Jin Ling, pero de todos modos es importante. O no¿

En fin, ¿algo por comentar? ¿Les está gustando?

Sin nada más que decir, ¡adeuuu!

Fecha de publicación: 15-02-25

Chapter 9: 🕯️| Capítulo 06

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

El día estaba nublado, tantas nubes con tonalidades grisáceas tapaban la luz del sol, volviendo el día algo frío, pero cómodo. No parecía haber amenazas de lluvia, por lo que Jiang WanYin se estaba controlando se cual sea la emoción que haya provocado tal clima.

Nie MingJue, cortesía de Jue, había iniciado su día con tareas del pueblo que requerían su súper fuerza. Él ya era fuerte por naturaleza, no por nada tenía los músculos de ese tamaño tan abismal. El don lo único que había hecho fue aumentarla hasta volverse antinatural. Convirtiéndose prácticamente en un pilar para el pueblo.

En estos momentos, mientras cargaba una gran cantidad de burros en sus hombros después de haber acomodado más de diez casas y redirigido un río, pensaba en las tres cosas que tenía que hacer el día de hoy:

Primero que todos los encargos en general que ocupasen su don fueran realizados. Lo segundo es llegar a casa y ser mimado por su esposo. Sí, es prioridad. Y tercero, convencer a Meng Yao de participar en la cena de esta noche.

Pues esta noche es cuando oficialmente el niño Ouyang se me propondría al niño Lan. Y toda la familia mágica debía estar ahí. Por lo que Meng GuangYao también podría… no, debería estar ahí.

Sin embargo, a excepción de muy pocas veces que el Meng llegara a acceder, nunca iba a la casa Jiang, ni siquiera a la más pequeña invitación de algún Jiang o Nie. Sabiendo esto, supo que convencerlo en un sólo día sería complicado.

Aunque… a quien nunca le negaba una invitación era al niño Jin...

Perfecto, sobornaría al Jin menor para convencer a su esposo de ir a una cena, sencillo. Sin embargo, eso será después de cargar pesos que debían ser levantados.

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¡Esa montaña de burros era más alta que la iglesia del señor Xie! Y eso, es decir demasiado.

La iglesia de altura era de aproximadamente 15 o 20 metros si calculaba muy al tanteo. Decir que algo era más alto que la iglesia del señor Xie era impactante; hasta que te das cuenta que es solo Nie MingJue cargando burros, ahí todo el asombro se va en un santiamén.

¿Quién estaba buscando a Nie MingJue? Ah, cierto, Jin Ling.

Al darse cuenta, no reaccionó de otra forma más que correr hasta alcanzarlo y quedar a unos metros de él, aún en movimiento por el caminar del Nie.

—Señor Nie —llamó, el musculoso se sorprendió, viéndole solamente de reojo.

—Joven Jin. —A veces Jin Ling no entendía cómo es que Nie MingJue era el único en dirigirse a él de esa manera tan formal.

—¿Le ocurre algo?

—Nada que se tenga que mencionar, ¿por qué la pregunta?

—Por nada en particular... —Pero aún así, dijo:— Solamente que señor HuaiSang mencionó algo sobre un tic en su ojo. Quise preguntar si había una razón.

—No hay nada que comentar, joven Jin. —Tragándose la petición que le iba a pedir al chico, él siguió su camino.

—¡Señor MingJue! —A pesar de su altura y sus piernas largas, debía esforzarse para caminar al mismo margen que el hombre—. ¡Le había preguntado en el desayuno sobre la magia y tuvo un tic, usted sabe algo!

—Cállate, harás que se me caiga un burro. —Nie MingJue ya recordó porque había huido de él en primer lugar. Aunque, contradiciendo sus palabras, él voluntariamente dejó los burros en su corral para recoger los troncos de madera que estaban cerca, debía llevarlos con un constructor para una nueva casa.

—¡Señor MingJue, si sabe que le está sucediendo a la magia dígamelo! —Odiaba suplicar, pero la situación lo ameritaba.

—¡¡NO PASA NADA!! —Solo había agarrado un tronco y este terminó destrozado por ser aplastado por el hombre de un solo apretón de puño.

Jin Ling casi se asustaba por el rostro de enojo y abrumación de su tío de no ser porque le daba más miedo terminar como ese tronco. Nie MingJue al darse cuenta solo tiró los pedazos de madera que se quedaron en su mano para ir a recoger otros, pasando por alto que su mano tenía algunas astillas provenientes del tronco.

Jin Ling al ver que iba a ignorar su seguridad física para recoger más troncos lo detuvo sosteniendo la muñeca del hombre.

¡¿De dónde sacó tanto coraje para detener a su posible asesino?! Futura razón de muerte: "Morir aplastado por el señor Hulk".

—Señor MingJue, tiene varias astillas, debe quitarselas —volteó hacia arriba la palma, confirmando que la cantidad de astillas era alta. Incluso había algunas que no parecían astillas, si no pequeños pedazos del tronco alargados.

—No importa —movió su brazo pero Jin Ling lo sostuvo, pudo haber retirado al chico, pero inconsciente(o conscientemente) se quedó quieto.

—Sí importa, señor MingJue. Puedes sacar alguna infección o algo así —comenzó a sacar a flote las enseñanzas medicinales que tanto su madre como el señor QiongLin le habían enseñado; no era mucho, pero él sabía lo esencial… y no lo admitirá—. Hay que sacar con cuidado, sobre todo las pequeñas, hay algunas que casi ni se aprecian.

—No es necesario, puedo comer algo que cocine tu madre.

—Ajá. Pero las astillas seguirán ahí. Primero debo sacarlas y vendar su mano, son demasiadas como para poder evitar que salga sangre.

En realidad sí que podría comer perfectamente algún platillo de Jiang YanLi y no pasaría nada. La magia de su don era capaz de eliminar toda astilla. Más sin embargo no había ningún alimento a la mano.

—Reitero, puedo…

—A-Niang está muy ocupada desde la mañana, por el momento no podrá ayudarlo. Ya después puede comer algo de mi A-Niang, por ahora hay que atender su mano. —Su expresión y tono de voz expresaba molestia.

Y sí, estaba molesto.

¡¿Por qué todos se descuidan y después dicen: "comeré algo de Jiang YanLi"?! ¡Qué fastidio!

Ni siquiera el que era poco (muy) descuidado, valga la redundancia, descuidaba su seguridad y salud física con la excusa "mi A-Niang podrá curarme, [parpadeo parpadeo y carita de cachorro]".

Sin esperar respuesta del mayor, rezándole a Dianxia conque no lo mate de un golpe, sacó unas pinzas de su bolso/mochila que siempre llevaba consigo (cortesía de su madre). Y sin perder tiempo, comenzó a sacar algunas astillas. Apretando las cejas o sacando la lengua cuando batallaba con retirar alguna, así mismo, sus ojos brillaban al ver que cuando quitaba la madera no salía sangre.

Nie MingJue estaba más que confundido. Tenía la imagen de un niño mimado pero dolido por no ser especial, sobre-esforzándose por destacar en algo… Ahora, era un chico que con el mayor cuidado posible atendía su mano herida, que ni él mismo se había dado cuenta que estaba dañada.

Le recordó a su esposo, en cierta forma.

Tampoco se dió cuenta cuando el chico había sacado en su totalidad (o gran mayoría, Jin Ling esperaba que todas) las astillas de su palma.

—Ocupo agua... —habló entre dientes, jalando a su tío hacia una fuente de agua limpia, sacó un trapo de su bolsa y lo mojó para comenzar a limpiar la mano, retirando los restos de sangre.

Cuando decía "toda mi bolsa está llena de objetos de medicina o para cualquier emergencia, al más puro estilo de madre" lo decía de manera literal. Jiang YanLi cada que tenía oportunidad le echaba tanto un bocadillo como un kit de emergencia.

Jin Ling estaba tan centrado en el cuidado que daba a la mano, que se había olvidado quien era dueño de esta. Por último sacó una venda, enrollando lo mejor que podía la mano con la tela blanca, puesto que, a pesar de haber sido simples astillas, eran muchas y algunas más grandes de lo que se considera una astilla. No sabía muy bien si podía dejarlas al aire, el creía que no ya que estaban en exposición y podría contraer alguna infección.

Tenía entendido, ¡no era doctor, ¿qué esperaba?! No siempre prestaba atención a las momentáneas lecciones de medicina de su madre o tío.

El vendaje no era perfecto, claramente, pero era suficiente para evitar que entrara alguna suciedad, bacteria o virus a las heridas. A pesar de que sabía que era imposible eso.

—Ya. Es lo mejor que puedo hacer —soltó por fin el brazo, volviendo a la realidad que estaba ayudando a su tío MingJue—. Pero, una vez mi A-Niang deje de estar ocupada puede irle a pedir comida. —Sin perder su clásica postura, explicó.

Nie MingJue no respondió, apretó pocas veces su puño sintiendo un ligero toque de dolor, pero nada que no pueda tolerar. Él asintió a modo de agradecimiento.

—Señor MingJue. —Lo miró con una ceja alzada— ¿Podría… responder a mi pregunta? —Nie MingJue suspiró pesadamente.

—No sé qué le ocurrió a la magia —respondió apagado, pensando seriamente si debía decirle. Al final, su instinto optó por decir:— Si preguntas la razón de mi tic —que ni él sabía, otra vez, que tenía—, es por lo que dijiste.

—¿Qué dije?

—Sobre las grietas.

Jin Ling abrió más los ojos, diciéndole con la mirada un "dime".

—Anoche, llegó un punto, justo cuando dijiste que viste grietas… me sentí, extraño.

—¿Extraño?

—No era sobre mí la extrañeza, era sobre mi fuerza. Estaba llevando el piano hacia la habitación de Sang, pero de repente lo sentí… pesado.

¿Qué?— ¿Qué?

—Eso. Conforme pasa el tiempo sigo sintiendo las cargas más pesadas. Pero solo eso.

—¿Cree que tiene algo que ver con la magia?

—Tal vez deberías preguntarle a tu tío WanYin o HuaiSang, alguien debería saber la respuesta. Pero yo no lo sé.

—Entiendo... gracias, señor MingJue. —No fue muy útil su información, pero al mismo tiempo fue un gran avance, a punto de irse, Nie MingJue lo detuvo.

—Oye. ¿Me haces un favor?

—No… sí, ¿depende? —dudoso, permitió que dijera de qué se trataba antes de continuar con lo suyo.

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Después de ayudar a Nie MingJue con su tío Yao, nuevamente se encuentra en búsqueda de un Nie, pero tratándose del menor.

Bien, no sabía la razón por la que le mencionó sobre el tic de su tío MingJue, pero conociéndolo suponía que se le fue el dato. De no ser el caso, tal vez quería averiguar qué le ocurría a su hermano mayor a través de él, haciéndolo confesar en voz alta sus problemas...

Pero es poco probable. El señor HuaiSang no sería alguien que hiciera planes extraños y laboriosos.

Ahora lo encontró junto con Wen QiongLin, caminando tranquilamente mientras se abanicaba con elegancia y miraba más abanicos de un puesto, posiblemente el Wen le compraría alguno.

—Jin Ling —dijo en voz más alta de la que Nie HuaiSang solía usar, asustando al Jin… luego recordó que él escuchaba todo y se le pasó el asombro—. Al fin me encuentras, llevas como media hora caminando de aquí para allá.

Primeramente, saludó al señor QiongLin, notando que él le sonreía tímidamente, pero su mirada decía: "pido disculpas en nombre de mi pareja".

—¿Qué era lo que necesitabas, Jin Ling?

Jin Ling se contuvo a dar un golpe en su frente con la palma de su mano—. Sobre la magia, señor HuaiSang.

—Ah, no se que necesitas de mí entonces.

—¡Oh, vamos! ¡Tú eres el único capaz de saber todo, es lógico que venga contigo para pedirte ayuda! —exclamó exaltado, ¡estuvo toda la mañana buscando al hombre músculo y patas para pedir información y al final no conseguir nada más allá de poca información! ¡Ya estaba harto! Y toda esa búsqueda por culpa del hombre que jugaba con su abanico inocentemente en frente de él, pues él fue quien le dió la poca información.

—No lo sé todo, Jin Ling... —La expresión del joven le decía un claro y directo: mentira—. ¡Realmente no lo sé! —Con rapidez cerró su abanico para mover sus manos frenéticamente a modo de negación.

Su exclamación fue más parecido a un grito susurrado; ya que el Nie era sensible al oído por su don, no se podía dar el lujo de usar su tono de voz normal, siempre manteniéndose en un volumen bajo.

Jin Ling respiró profundamente tratando de relajarse. Sabía perfectamente lo miedoso o fácil de asustar que podía llegar a ser su tío, incluso él siendo treinta años menor lo puede asustar con solo alzar la voz, y no es momento para eso—. Pero si sabes lo que necesito, ¿correcto?

—No sé qué es lo que quieres saber.

—Si es algo serio, deberían hablarlo en otro lado... —El tono de voz de Wen QiongLin era suave y baja, pero muy relajante. El Wen interrumpió lo que él creía (A-Sang le había comentado) una conversación sobre la magia y, en general, de algo privado de esa familia.

—¡Cierto! —giró su cuerpo hacia Wen QiongLin, quedándose quieto cuando vió un abanico que le había gustado siendo regalado—. Aww~, no debiste molestarte; ¡gracias A-Ning! —Nie HuaiSang dejó su abanico cerrado para cómodamente posar sus manos en las mejillas rosadas del Wen y darle un pequeño beso esquimal—. Bueno, vamos.

Jin Ling bufando por la muestra cariñosa y la lentitud de su tío, comenzó a caminar a cualquier zona que no tuviera tanta multitud. De reojo miraba hacia atrás para verificar que su tío HuaiSang seguía allí sin haberse distraído con otra cosa. Afortunadamente su tío QiongLin estaba ahí para mantener a el bajo en el camino.

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—Bien, ¡ahora habla! —Exaltado, Jin Ling soltó una vez llegaron.

—Reitero, no sé de qué me estás hablando. —Con inocencia, Nie HuaiSang tapó su rostro con el nuevo abanico, mientras agarraba de la mano a su pareja.

—Sí, sí lo sabes —Agotado por las tantas vueltas que había hecho, sólo fue directo:—La magia está fallando, y estoy buscando la forma de cómo solucionarlo. Te pregunté, pero solo me dijiste de un tic del señor MingJue así que fui a preguntar, pero solo era un problema personal.

—...Oh, era eso. —asintió después de haber recordado todo eso—. Sí… la cuestión es que mi Da-Ge traía algo raro que nunca me quería decir, ¡pero gracias a ti ahora lo sé! Te lo agradezco.

"Me tienes que estar jodiendo..." pensó Jin Ling.

—En serio, ¿podrías decirme qué es lo qué pasa? ¡O alguna forma de repararlo!

Nie HuaiSang se quedó en silencio. Con una pregunta en su mirada, vió a Wen QiongLin; el cuál sólo asintió. Luego de un suspiro pesado por parte del hombre con abanico, habló:—Escucha, Jin Ling. Tal vez esto no debería decirte… pero lo diré porque sé que te será de utilidad. Lo cierto es que, cuando viste las grietas… yo dejé de escuchar todo.

—¿Qué? ¿A qué te refieres? —Confundido por la declaración de su tío, aunque también aliviado por saber que tenía razón; Jin Ling dejó atrás su ceño fruncido para solo reflejar incógnita.

Wen QiongLin ya era conocedor de esta información. Apretó ligeramente la mano de su esposo en señal de apoyo a continuar—. Tengo el don de escuchar absolutamente todo lo que esté dentro de éstas montañas, ¿correcto? —Jin Ling asintió, pues parte del encanto fue envolver los alrededores del pueblo con grandes montañas y profundos lagos—. Era eso. Dejé de escuchar cada sonido y sólo… escuchaba lo cercano a mi. Escuchaba normal.

»Realmente no sé qué está haciendo fallar la magia. Sin embargo, creo recordar hablar a los demás de la familia cuando aún estaba Ya Sabes Quién; decían que le llegó una horrible visión al respecto.

—¿Wei WuXian...? —Entre murmullos, trató de recordar la imagen de su tío. Pero, una duda había interrumpido sus pensamientos—. Espera, ¿qué había en esa visión?

—Nadie sabe. Jamás apareció. —Wen QiongLin por fin habló. Dándole una mirada a Nie HuaiSang, este comprendió que ya debían irse antes de hablar de más.

—Pero si algo le sucede a la magia, busca en su habitación; empieza desde ahí. Busca la visión, tal vez sea de utilidad. —Sin más, sólo se fue de la mano del Wen; dejando a Jin Ling con sus pensamientos.

El joven agradeció en silencio por la, ahora sí necesaria información; ahora sabía lo que debía hacer… espera-

—¡Esperen! ¿¡Cómo busco una visión!? —Y...ya se habían ido—. Mierda...

















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Jiang YanLi únicamente estaba tomando un descanso de cinco minutos, mientras esperaba a que la comida estuviera a una temperatura amigable. Le dolían las manos, las tenía más rojizas de lo que su tono de piel era. Callos en las yemas de sus dedos y ligeras cicatrices junto con recientes rasguños, esas eran sus manos.

No recordaba cuándo fue que tuvo manos delicadas y bien cuidadas. Quizás antes de tener seis años, sus manos tenían un trato decente. Si bien, desde muy pequeña estaba interesada en cuidar y cocinar para sus seres queridos, no esperaba que ese fuera su único propósito en la vida. Despertar, cocinar, dormir y repetir el ciclo.

Cocinar, cocinar... cocinar hasta que no sienta las manos. Todos dependen de su don, ¡debes darles salud!

Jiang YanLi a pesar de dejar de sentir las articulaciones de las manos, no paraba. Sentía calambres, incomodidad y dolor. Y aún así, cocinaba.

Cocinar, cocinar... cocinar hasta que no sientas las manos. Todos dependen de tu don, ¡debes darles salud!

No importaba cuantas veces ella comiera sus platillos, cuán perfectos o laboriosos eran... no funcionan.

Cocinar, cocinar... cocinar hasta que no sientas las manos. Todos dependen de tu don, ¡debes darles salud!

¿Y yo?

No servía de nada intentar probar su propia comida, ella no sanará jamás. Por más grano minúsculo corte que tenga, este no cicatriza. Solo los demás podían disfrutar de una gozada salud y perfecto estado gracias a sus alimentos.

Su único propósito es cocinar.

Pero egoístamente, a palabras de ella misma, se otorgó otra tarea. Una que ella consideraba más importante que solo dar salud. Mantener a su familia con ella, sanos y salvos, estando unida siempre. Apoyándose mutuamente, sin daños ni falta de amor.

Ella era la encargada de hacerlos sentir bien más allá de la salud. Era como una madre para la gran mayoría, escuchando sus problemas y  ofreciendo posibles soluciones. O simplemente, dar un hombro donde llorar.

Jiang YanLi estaba agotada.

Tratando de ver lo positivo, gracias a cocinar durante más de treinta y siete años de vida obtuvo fuerza en sus brazos y aprendizaje en cuanto al arte culinario se tratara. De familia estaba más que contenta; un hermoso esposo atento y tierno, junto a un bello hijo inteligente, muy amable y pequeño a ojos de ella.

Ella estaba bien. Intentaba ignorar la ausencia de su amigo, trataba de evitar pensar en todo el daño que su madre daba al resto de los integrantes de la familia, no escuchaba los miles de insultos que le decían.

Todo estaba bien, ella estaría siempre para darles sopa de loto y costillas junto a un cálido abrazo y dulces palabras. No sabía que otro trato podía dar, no era conocedora de alguna otra cosa que no fuera amar, ser "linda" y cocinar.

Cocinar, cocinar... cocinar hasta que no sientas las manos. Todos dependen de tu don, ¡debes darles salud!

—YanLi. ¿Qué haces ahí parada? ¡Ponte a cocinar!

Cocinar.

—Sí, madre.

Sus manos no estaban descansadas en absoluto, aún seguían ardiendo de tanto movimiento y actividad. Pero, importándole poco su dolor, retomó la actividad y siguió preparando más platillos.

Notes:

Dato curioso del día:
Como ya mencioné en este capítulo; Nie HuaiSang no puede hablar normal o más alto. Pero, esto es lo curioso: ya que él susurrando se escucha perfectamente, creyendo que habla en un tono normal, se acostumbró a hablar en ese tono. Aunque actualmente, ya es consciente que habla más bajo de lo que debería.

¿Luisa = MingJue? No, Luisa es demasiado soft para ser parecida a un demasiado hot.

No miro a Nie MingJue desahogandose, menos con un niño mientras se imagina un burro unicornio. So... aquí no hay EN LO PROFUNDO, TURURURURUURU

Así que, nada.

¿Tienen algún comentario o pregunta?

Si entendieron las referencias por el momento... bueno, 🤫

El encanto otorga más de una bendición a los Jiang. No solamente un poder mágico y casa mágica, también les concede la fertilidad.

Es decir, cualquier ser del pueblo que tenga algún don tiene la capacidad de concebir un hijo, ya sea hombre o mujer.

Si quien te da a luz es hombre, te sacan por el culo. OKNO JAJAJAJAJAJAJAJJA… ¿o sí? 😃

Para entenderme mejor:
Que pueden dar a luz por tener don(o ser mujer, yo que se):
- Jiang Xiang.
- Jiang JingYi.
- Lan SiZhui.
- Jiang Cheng.
- Wei WuXian.
- Nie HuaiSang.
- Jiang YanLi.
- Nie MingJue.
- Yu ZiYuan (dah).

¿Nie MingJue embarazado? Una curiosa imagen… extraña.

En fin, flipas.

¿Por qué aclaro esto? Para que no se confundan con el #"mpreg", únicamente lo coloqué para informar que hay hombres embarazados en la historia. Pero, no todos pueden.

Por ejemplo Jin Ling, que a pesar de ser de la y shalala, al no tener un don no puede concebir. Lan (Qi)Ren, Wen Ruo(Han) o hombres que no estén relacionados con la familia, tampoco.

Casos como Lan XiChen, Meng GuangYao, Wen QiongLin y Ouyang (Zi)Zhen o Lan Zhan; que están relacionados o estarán con la familia, tampoco. No tienen magia, no magic = no feto.

Nada y algo que ver, desde ayer volví a presenciales. Pero así de ir de lunes a viernes, que cagado.

Sin nada más que decir, ¡adeuu!

Fecha de publicación: 22-02-25

Chapter 10: ☁️| Extra 03

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Solo había pasado un año desde que Jiang Cheng recibió su don.

Era muy consciente de que esto iba a ocurrir, sucedió con su mejor amigo y su hermana mayor, era lógico que a él también el encanto le diera un don. Después de todo, eso era algo que su madre le había asegurado desde que tenía consciencia.

Si bien, era genial tener un poder y sentirse especial... no era muy conveniente ese don. La atmokinesis, mejor conocida simplemente por "el poder que hace cambiar el clima con las emociones", ese era su don.

La primera vez que experimentó este poder fue en una tarde lluviosa de verano, cuando su enojo hizo que los relámpagos iluminaran el cielo y los truenos retumbaran con fuerza. Desde ese día, su vida cambió por completo.

Por ello, su tarea es darle un buen clima al pueblo, o cambiarlo dependiendo de la necesidad general. Era útil, podía hacer que no hubiera ni una sola nube en el pueblo en invierno, así nadie pasaba tanto frío gracias al sol. O al contrario, dar un clima frío en verano para no tener calor. Pero el problema estaba en que estos cambios eran gracias a sus emociones, a sus sentimientos.

¿Cómo un niño podía controlar sus emociones? ¡Era muy joven para eso! Debería estar bien y aprender cómo aceptar las sensaciones que un ser humano debería experimentar, ¿no? Pues no.

Madame Yu, una mujer estricta y de carácter fuerte, era la encargada de recordarle que se calmara cuando se asomaba una nube, por más pequeña que sea. Desde pequeño, siempre la mujer había sido exigente y brusca a tal punto de que el niño desarrollara una personalidad… algo agresiva.

No era alguien que diera golpes solo por gusto, pero siempre se mantenía a la defensiva y con mal humor todo el tiempo. Cosa que estaba mal. Madame Yu nunca paró de recordarle cuál era su función y que debía hacer. La cual es muy simple decirla, pero es muy complicada.

Controlar sus emociones.

Y no lo lograba, siempre había algo que le provocara una distinta emoción y por ende, otro clima. Es complicado su don, pero Jiang WanYin estaba dispuesto a aceptar ese papel, todo por su familia y pueblo.

Los seres humanos por naturaleza son sociables, necesitan la compañía de alguien o simplemente cruzar palabras con otra persona. Jiang WanYin lógicamente no era la excepción.

Nunca faltó quien le hiciera compañía, podía contar tanto con sus hermanos mayores, quienes siempre estuvieron ahí para él. Su hermana mayor le ofrecía consuelo y palabras de ánimo, mientras que su mejor amigo desde que tiene razonamiento, le ayudaba a encontrar momentos de diversión a pesar de la presión que enfrentaba.

Pero era un niño, él también quería tener amigos y jugar con ellos como los niños del pueblo.

¿Qué tan difícil sería? Total, era muy conocido en el lugar por su don, familia y apellido. Estaba seguro que lo iban a aceptar. Sin embargo, lo que no sabía era que, a pesar de su fama, los otros niños lo miraban con cierto temor y respeto, lo que dificultaba que se acercaran a él con naturalidad.

Con el tiempo, Jiang WanYin se dio cuenta de que debía esforzarse más para ganarse la confianza de los demás. Empezó a participar en actividades comunitarias, como ayudar en las cosechas y asistir a las festividades locales. Poco a poco, su corazón se abrió y su carácter se suavizó, permitiéndole formar verdaderas amistades y encontrar la paz interior.

Así, Jiang WanYin aprendió que su don no solo era una responsabilidad, sino también una oportunidad para conectar con su comunidad y demostrar que, a pesar de sus emociones volátiles, era un niño con un gran corazón y un deseo genuino de hacer el bien.

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Se adentró al pueblo, como era costumbre el lugar era muy activo. En cualquier esquina podías encontrar a alguien riendo felizmente, trabajando o simplemente existiendo. La energía nunca se va de las personas. Mientras recorría las calles, logró encontrar con la mirada un grupo de niños que jugaban con una pelota, aparentemente pateando y pasándose entre ellos.

Con ánimo en busca de diversión y compañía, se acercó a ellos rápidamente, con la esperanza de poder jugar él también.

Ese día su hermana estaba demasiado ocupada cocinando (como siempre) y su hermano castigado (otra vez) por Madame Yu, así que estaba solo.

—¡Hola! ¿Qué hacen? —saludó como su hermana le había enseñado, con amabilidad y una sonrisa dulce. Totalmente contrastante con su humor habitual, pero en estos momentos se encontraba emocionado.

Y esa emoción fue expuesta por el clima alrededor de ellos, siendo cálido y amigable.

—Estamos jugando a la pelota —respondió un niño. El reducido grupo de infantes había parado de jugar ante la presencia de Jiang Cheng.

—Oh... —Claro, ya lo sabía, era obvio teniendo una pelota a sus pies—. ¿Puedo jugar? —preguntó con brillo en los ojos, con ansias de divertirse y conocer a niños.

—¡NO! —exclamaron todos al mismo tiempo, a excepción de uno que solo se quedó viendo confundido al grupo de niños, y curioso por el recién llegado—. ¡Siempre haces que llueva, y eso arruinará el juego! —Uno de ellos apuntó al niño de morado de manera grosera, los otros asintieron estando de acuerdo con sus palabras.

La expresión de Jiang Cheng se había deformado hasta terminar en blanco, quedándose totalmente quieto tratando de asimilar las crueles palabras de los otros. Al ya por fin comprenderlas, frunció sus cejas y un puchero se formó en sus labios, demostrando su infelicidad con solo ver su cara.

Ah, y la nube lluviosa que se posó encima de su cabeza.

—¡Hmph! ¡Bien! —Se volteó bruscamente, dando fuertes pasos mientras se alejaba. Dejando un pequeño rastro de agua por donde pasaba por la lluvia que su humor había provocado.

—¿Vieron?, yo lo dije. Él siempre hace llover, con la lluvia no podríamos jugar —caminó con pelota en pies, retomando en juego. Los niños gritaban sus opiniones similares mientras lo acompañaban a jugar.

Excepto uno, que se quedó viendo la esquina donde la figura morada había desaparecido.

—¡Ey! ¿No vienes? —dijo uno que se había dado cuenta de la ausencia del niño.

Negó con la cabeza, comenzando a caminar—. Otro día será.

—Como quieras.

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Bien, tenían razón, ¡siempre arruinaba todo con sus tontas emociones! Realmente detestaba los sentimientos, todo sería mucho más fácil si simplemente no tuviera emociones. Desearía que algún día dejara de sentir y quedarse vacío para siempre.

Se alejó bastante de donde estaban los niños, estando en una zona poco concurrida por lo que estaba "tranquilo". Sentándose en el suelo lleno de polvo, teniendo las rodillas como soporte de sus brazos cruzados que ocultaban sus ojitos llorosos, trató de ocultar su estado.

Inútil, pues la nube lo delataba.

¿Por qué tenía este estúpido don? Lo odiaba. No lo dejaba tranquilo nunca.

Vaya sorpresa le dió al sentir que algo chocaba con él. Alzó levemente la mirada, encontrando una pelota azul al lado suyo. Levantó por completo su rostro, buscando el dueño del juguete, teniendo a su vista a un niño que lo miraba con una pequeña sonrisa.

Estaban a pocos metros de distancia, haciendo más fácil identificarlo.

Era notoriamente más alto y grande que él, tal vez incluso sea mayor que él en edad. Vestía de blanco y azul claro, su cabello estaba perfectamente peinado. Ojos avellana que lo miraban con amabilidad.

¿Lo conocía? No.

Era uno del grupo que recientemente le había insultado, siendo el único que no había hablado en esa charla.

—¿Qué quieres? —alzó la voz.

—Pues… quiero jugar con la pelota, ¿quieres jugar? —habló tranquilamente.

La respuesta era sí.

—No —respondió, frunciendo más su ceño—. Arruinaré el juego con mi lluvia.

Se quedó en silencio por unos segundos, antes de acercarse a Jiang Cheng.

—No creo que arruines el juego, estoy seguro que nada malo pasará.

—Pero provocaré lluvia.

—Mmm, si provocas lluvia y no se puede jugar con la pelota… bueno, podemos jugar con los charcos que se vayan formando. ¡Brincar en los charcos! Sería divertido ¿no crees?

Los ojos de Jiang Cheng nuevamente se iluminaron ante las palabras del niño, pero rápidamente agachó su mirada ante un nuevo pensamiento negativo, provocando que la lluvia se intensificara.

—Pero te ensuciarías y tu ropa ya no sería blanca...

—Ropa es ropa, da igual. Siempre puede lavarse.

El silencio de Jiang Cheng solo lo hizo suspirar, mientras trataba de averiguar la razón de la negación.

—¿No te gusta tu lluvia? —preguntó con delicadeza, sentándose a lado del pequeño, manteniendo el espacio personal para no incomodar.

—...No.

—¿Puedo preguntar el porqué?

—Es fea, siempre arruina todo y termino mojado todo el tiempo, es molesto —explicó, deshaciéndose de su posición para sentarse correctamente, moviendo sus manos para explicar mejor.

— Ya veo —suspiró, no quería que Jiang WanYin pensara cosas tan feas.

Tenía entendido que él era Jiang WanYin, el niño al que la vela mágica le dió el don de la atmokinesis. Por lo tanto, esa nube representa sus sentimientos negativos. Pensó un poco en la forma en la que debería subirle el ánimo, si él se negaba a jugar por la lluvia… pues que no haya lluvia, ¿no?

Levantó su mano, pasándola a través de la nube, haciéndola desaparecer.

—¿Ahora si puedes jugar?

Jiang Cheng se sorprendió por la repentina pausa de la lluvia, llevando su vista hacia arriba dándose cuenta que no había una nube.  Miró al niño con una ceja alzada, él mantenía su sonrisa—. ¿Por qué insistes tanto? —preguntó reacio a creer en tal amabilidad.

Llevó su mano a su mentón, fingiendo pensar una respuesta que ya tenía.

— Porque quiero ser tu amigo —respondió con simpleza, pero su intención era verdadera.

—...¿Aún con mi lluvia? —No creía en las palabras del otro, pero parte de él quería creer que tendría un amigo.

—Aún con tu lluvia. No me molesta la lluvia, tiene cosas muy buenas.

—¿Cómo qué?

—Umm… con la lluvia crecen las flores, las flores son lindas.

—¿Sólo por las flores? —preguntó divertido, comenzando a disfrutar la conversación con el contrario.

Soltó una risilla antes de responder:—No, no solo por las flores.

—¿Entonces?

—Pues, siempre después de la lluvia hay un gran arcoíris. Es necesaria la lluvia para que venga el arcoíris.

—Supongo que es verdad —dijo volteando al frente, pensando un poco en lo dicho.

El otro asintió, levantándose para estar a la vista de Jiang WanYin—. Entonces, ¿si puedo ser tu amigo?

Frunció más el ceño, pero esta vez dando una verdadera sonrisa mientras se levantaba.

—Bien, si puedes serlo. —Importando ahora poco que estaba mojado, extendió su manita—. ¿Yo puedo ser tu amigo?

No se esperaba esa respuesta, pero la seriedad con la que hablaba le hizo sonreír más. Asintió, extendiendo su mano para apretarla con la contraria, como si marcaran un trato.

—Sí, si puedes.

—Bien. —Se separó, comenzando a exprimir su ropa para quitarle el agua—. Soy Jiang Cheng, o WanYin. Llámame como quieras, no importa —terminó de exprimir, volteando a ver al otro esperando su presentación.

Muy linda la charla y todo, pero no sé tu nombre.

—De acuerdo. Soy Lan Huan, es un gusto conocerte, Jiang Cheng. —Se inclinó un poco, como si estuviera presentándose ante alguien de la realeza, haciendo sacar un bufido de Jiang WanYin que disfrazaba una risita.

—¿Todavía quieres jugar? —apuntó hacia la pelota, que había quedado en el olvido.

Volteó a verla. Asintió, volviendo a dirigir su mirada a Jiang WanYin—. Pero primero deberías secarte, o te enfermarás.

—Mi Jie¹ puede curarme, no pasa nada. —Acostumbrado, solo recogió la pelota, mirándolo con una ceja alzada al ver el ceño muy levemente fruncido.

—Mejor evitarlo, ¿no crees? —Preocupado por la salud de WanYin, lo agarró de la mano para guiarlo a su casa—. Vamos a mi casa para secarte, por favor. No quisiera que te enfermaras.

Jiang WanYin rodó los ojos, pero aceptó—. Pero mientras, juguemos —ordenó con un pequeño puchero. Pareciéndole tierno a Lan Huan, terminó concediendo el deseo.

Platicaban y jugaban mientras iban camino a la casa del Lan para secar al Jiang, marcando el comienzo de su relación.

 

Notes:

1. Jie/A-Jie/Jiejie: Hermana mayor.

Los nombres de Cortesía (WanYin, WangJi... entienden) son únicamente para la familia Jiang, como muestra de respeto por parte del pueblo. Eso ya lo saben.

Pus, literal son sus salvadores, oseaaa JAJAJAJAJJA

Sin embargo, cuando alguien (por ejemplo, en este caso Lan XiChen) se casa con un Jiang, se le da un nombre de cortesía. ¿Por? No sé, pero quise que fuera así.

En fin, cualquier duda me dicen, veré si puedo contestar.

Sin nada más que decir, ¡adeuu!

Fecha de publicación: 01-03-25

Chapter 11: 🕯️| Capítulo 07

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Se dirigió a toda velocidad a la casa mágica, no queriendo perder ni un segundo más del tiempo que ya había perdido ese día. Era consciente de lo atareado que sería el día, ¡pero nunca se imaginó que sería tanto!

 

En su carrera desenfrenada, conoció a Wen Yu, quien caminaba cargando pesadas bolsas de plantas medicinales. Sin dudarlo, se ofreció a ayudarlo mientras Wen Yu, con su voz serena y profunda, le impartía un discurso filosófico, dejándolo sumido en una crisis existencial que lo acompañaría por el resto del día.

 

Luego, el destino lo llevó a ayudar al señor Nie MingJue no una, sino dos veces. Primero, le ayudó con su mano herida, y después, en una hazaña de diplomacia y paciencia, logró convencer a su tío Meng Yao de asistir a la cena de la nueva parejita. Este logro no fue tan malo, pues gracias a ello pudo reencontrarse con Hada, su fiel amiga canina. Detestaba el término "mascota", pues para él, Hada era mucho más que eso.

 

Su travesía no terminó ahí. Recorrió el pueblo entero más de tres veces, en busca del siempre esquivo señor Nie HuaiSang. Después de casi dos horas de búsqueda incansable, por fin consiguió la información crucial que necesitaba.

 

Con esta nueva certeza, sus pasos lo guiaron firmemente hacia el camino que conocía a la perfección. Sin perder tiempo, entró a la casa, saludando a Casita con un animado "¡Hola, Casita!". Subió las escaleras apresuradamente para llegar al segundo piso, pero se detuvo en seco al ver a Madam Yu conversando con su madre.

 

Sin querer averiguar su conversación, sólo esperó a que se fueran del camino para ir a la habitación del innombrable. 

 

—Lan SiZhui y Ouyang Zhen son una pareja perfecta. Y sé que le harán bien al encanto. —Madam Yu dijo, con su típica expresión malhumorada. Aunque contradictoriamente parecía estar de buen humor… o uno decente, al menos. Nunca estaba así de contenta con él.

 

Su madre no respondió nada al respecto. Jiang YanLi sólo asintió y la dejó guiar su camino.

 

Un escalofrío pasó por la columna del Jin al escuchar la conversación. Pero dejó eso de lado, no era momento para bajones. Jin Ling confirmó que ya no estaban en el camino, de hecho, ni en el piso. Seguramente habrían bajado al primer piso por otra escalera. Esto sólo le servía aún más al chico.

 

Inmediatamente caminó (porque no iba a correr, se vería más obvia su prisa) hasta la esquina de la casa más oscura. La menos atendida y...

 

Mierda. Se le olvidó que esa puerta estaba tapada por tablones de madera clavados. 

 

—¡Me tienes que estar jodiendo! —Involuntariamente, Jin Ling exclamó. 

 

Con pasos apresurados fue a la habitación dónde guardaban todo lo que no sabían dónde poner, pero era útil. Ya saben, como un ático o sótano, pero siendo habitación.

 

Era parecido a su cuarto, había que decir. Con la diferencia de que era menos bonito y estaba repleto de cajas desorganizadas. Al ver esto, Jin Ling soltó una queja y comenzó a buscar un martillo para quitar los clavos, creyendo que esta herramienta era la indicada. 

 

Jin Ling había dejado la puerta casi cerrada, pero eso, casi. Por consiguiente, se había asustado al escuchar la puerta abrirse y cerrarse en sus espaldas. Dando a entender que alguien había entrado. 

 

—¿Buscas esto? 

 

Jin Ling volteó a ver a la persona, siendo su primo Jiang JingYi sosteniendo una caja de herramientas gris, donde debería estar el martillo.

 

Se habría molestado, de no ser porque en un principio se había quedado en blanco al no reconocer a la persona. Solo logró identificarlo por la voz, aún así, quiso verificar.

 

—¿JingYi? 

 

—...¿Quién? —Ah, sí era JingYi.

 

Jin Ling suspiró muy pesadamente. Odiaba demasiado los momentos en los que Jiang JingYi olvidaba su nombre, que no eran pocos. Desconocía la razón por su falta de memoria sobre sí mismo, pero tampoco era muy difícil de entender que estaba olvidándose de quién era.

 

—Tú. Tú eres Jiang JingYi. Idiota. 

 

Un silencio analítico rodeó al Jiang, hasta que soltó un: "ahhh", reconociendo la respuesta. 

 

—Sí. Yo. ¿Qué acaso no me reconoces? —Jiang JingYi soltó una risa burlona, pensando que conseguiría a Jin Ling enojar con sus payasadas.

 

—No, la verdad que no —confesó Jin Ling. 

 

Pues con sólo decir que Jiang JingYi era ahora más alto que Jin Ling, era decir mucho. Sólo ayer era mucho más regordete y tenía los ojos marrones y cabellera corta; ahora era más delgado y musculoso, ojos azules y cabello largo.

 

—¡No seas idiota, joven amante! Tu primo favorito es más que reconocible. 

 

—¿¡A quién llamas joven amante!? ¿¡Y desde cuándo eres mi primo favorito!? —Jin Ling apuntó acusatoriamente a su primo, haciéndolo reír.

 

—¡Soy el único! 

 

—Da igual. Sí, busco eso. Dámelo. —Ahora extendió la palma de su mano para que le entregara la caja.

 

—Nope —alzó la mano con la que agarraba la caja al ver que Jin Ling la iba a agarrar—. Quiero explicaciones. 

 

—¡Hmph! ¿Qué te tengo que explicar a ti? ¡Dame la caja! 

 

Esta vez Jiang JingYi puso su mano libre en la cara de su primo al ver que iba a caminar. Negando con su cabeza, decepcionado por la respuesta, optó por decir directamente lo que quería.

 

—Sobre la magia —retiró su mano al ver y notar que Jin Ling dejó de intentar moverse. 

 

—¿Qué? 

 

—Escucha, Jin Ling. —Definitivamente el nombrado empezó a escuchar atentamente, pues Jiang JingYi nunca le decía su nombre a menos que fuera serio—. Ayer en la noche hiciste todo un escándalo por unas supuestas grietas y la vela se apagaba. Luego en la mañana me… le, preguntaste al señor Nie HuaiSang sobre la magia; luego estuviste insistente con ayudar al señor Nie MingJue. Y ahora estás buscando herramientas… ¿Qué tramas? 

 

Jin Ling se quedó en un completo silencio. Sorprendido por el análisis de su primo, pues tenía la imagen de un niño estúpido y fresa, incapaz de sobrepensar y analizar acciones ajenas para dar una conclusión acertada.

 

—¿Por qué debería de decirte? —cruzó de brazos, esperando una respuesta válida. 

 

—Porque nadie, ni en esta casa, ni en el pueblo, te creen. Y ellos no esperan algún argumento para empezar a hacerlo. —A pesar de sonar serio y frío (complementado con el ceño fruncido), en realidad lo dijo con una sonrisa amigable—. En cambio, yo quiero saber ese argumento.

 

»Y te seré sincero, Jin Ling. No te creo. No creo que hayas visto unas grietas o que la vela se estuviera empezando a apagar. 

 

Jin Ling apretó los dientes al escuchar eso, pero antes de que le reprendiera, Jiang JingYi alzó su palma para pausarlo.

 

—Pero, sé que tú no te inventarías tal drama solo por atención, como dice la abuela ZiYuan. Por eso quiero saber, y tal vez ayudarte. No creo que puedas hacerlo tu sólo, joven amante. —Le entregó la caja. Acto seguido, se recargó en la puerta para que al otro no se le ocurriera salir. 

 

El Jin no podía estar más que confundido. Pero se sintió bien. Se sentía bien que, por lo menos Jiang JingYi, quisiera entender su "misión". Aunque le amargara que no le creyera, debía comprender que lo que decía parecía ser una locura.

 

—Sé que la magia está fallando, el encanto —comenzó. Inseguro de contar todo, se limitó a explicar la razón por la que estaba en esa habitación, buscando herramientas—. El señor HuaiSang me dijo algo sobre una visión, una que estaba relacionada con la magia. Por eso busco esto —alzó un martillo recién sacado de la caja—, para abrir su habitación y buscar esa maldita visión.  

 

Jiang JingYi no esperaba esa respuesta, debía decir. Y tampoco se esperaba que estuviera relacionada con alguna visión del innombrable. Con sólo oír la palabra "visión" le dió un escalofrío. Aún así, con una tranquilidad heredada por Lan XiChen, le quitó la caja y sacó otro martillo de esta.

 

—Entonces te ayudaré. 

 

El, ahora más bajo, Jin; se quedó en blanco. Pero con rapidez reaccionó. No sonrió, pero dejó su escudo de actitud defensiva y asintió. No necesitaba ayuda, lo sabía; pero no iba a negarse el apoyo de alguien en este momento.

 

—Si lo arruinas, te golpeo —advirtió. 

 

—Como si pudieras, joven amante. —Se burló mientras dejaba de recargarse y abría la puerta.

 

—¡¡No soy una joven amante!! —Jin Ling frunció el ceño como de costumbre, con ganas de pegarle con el martillo que se estaba aguantando por decirle de aquella forma.

 

—Exclamó la joven amante. —Se burló nuevamente Jiang JingYi, esta vez corriendo hacia la habitación del innombrable al ver cómo era perseguido.

 

—¡Tú-! ¡Maldito idiota! —Y sí, lo persiguió amenazandole con golpearlo con el martillo.

 

 

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La habitación del innombrable estaba prohibida por una razón. Y esa razón es el dueño. Realmente nadie ha atravesado esa puerta desde que fue sellada, porque sí, fue sellada con tablones de madera como buenos dramáticos que son.

 

Cuando piensas en una puerta de un Jiang, ¿cómo la imaginas? Brillante, muy brillante. 

 

La puerta del innombrable no tenía brillo, no desde casi diez años.

 

Con eso, y lo descuidado que estaba esa equina del pasillo, casi oculta. Pues se encontraba sucio, oscuro y relegado por la falta de contacto humano. Era aterrador. Más las amenazas de Madam Yu, no daban ganas de acercarse a esa esquina que tenía escaleras que guiaban hacia abajo, siendo la única habitación debajo de la tierra. 

 

Ahí es cuando, contradictorio al párrafo anterior; Jin Ling y Jiang JingYi estaban frente a la puerta cubierta de tablones de madera viejas y mal cortadas, acomodadas de manera desaliñada. Estaban tan chuecas que solo tapaban la mitad de la puerta gris.

 

Podía apreciarse a la perfección el nombre del que nunca se habla. Confirmando el dueño de esta y la habitación dentro.

 

Jin Ling miró a Jiang JingYi, quien sólo asintió juguetonamente antes de iniciar a quitar los clavos y retirar la madera. Sólo bastaron unos cuantos tablones abajo para que se lograra ver el dibujo del rostro del hombre innombrable tan nombrado.

 

—Ya no me acordaba de como era realmente —murmuró Jiang JingYi. Siendo correspondido por un "mhm" de Jin Ling. Hace nueve años no observaban alguna imagen de él, en ese entonces eran dos niños de seis años, por lo que sus recuerdos de él eran casi vagos.

 

—Sólo sigamos. —Jin Ling continuó quitando más clavos, siendo seguido por Jiang JingYi. 

 

Jin Ling no quería centrarse mucho en ese hombre, lo único que deseaba era conseguir esa estúpida visión, irse y hacer como que nunca tocó la habitación prohibida.

 

—Y… bien, esta es la última. —JingYi lanzó al aire el martillo haciéndolo girar para después volverlo a agarrar—. Pero no entiendo porqué no le pediste a Casita que las quitara. 

 

Jin Ling se quedó en silencio por un segundo. Mierda, se le había olvidado ese detalle. Jin Ling puso los ojos en blanco—. Quise hacerlo por mi cuenta, no soy tan inútil como para depender de Casita. —El Jiang soltó una carcajada—. ¡Hmph! ¡Cállate!

 

—De acuerdo joven amante, de acuerdo. Bueno, yo te dejo aquí. —Se alejó un poco del Jin, quién volteó a verlo con una ceja alzada.

 

—¿Qué?

 

—¿Creíste que te ayudaría a entrar? ¿Te ayudo llevándote de la manita? —Nuevamente bromeó. 

 

—¡Idiota!

 

Jiang JingYi se rió otra vez.—No quiero entrar ahí, no me da buena espina. Sé que tú no me harías caso si te digo: ¡no entres! Así que sólo te ayudé un poco. 

 

—¿Por? —Jin Ling se estaba molestando por estar confundido la mayor parte del tiempo desde que se encontró con su primo, en serio.

 

Jiang JingYi subió los hombros con una expresión extremadamente relajada.—Eres mi primo a fin de cuentas. Cuídate, joven amante. —Y sin más, se fue dejando a Jin Ling delante de la puerta aún cerrada.

 

Jin Ling se quedó en silencio, únicamente observando el dibujo tallado en la madera sin color. Cuestionándose a si mismo si era buena idea buscar esa dichosa visión, si lo mejor era sólo rendirse y seguir con su vida, esperando a que finalmente la magia fallara en su totalidad.

 

No, no es lo que quería. Su orgullo y corazón no le permitirían siquiera pensar en que fuera una posibilidad.

 

Giró su cabeza hacia las escaleras que guiaban al piso de arriba, dónde estaba había muy poca luz, pero gracias a la entrada algo de luz podía entrar.

 

Con decisión, tomó el cerrojo de la puerta y la giró con dificultad, pero con un poco más de fuerza ejercida, logró abrirla.

 

Notes:

¿Tal vez me olvidé de tocar "publish" hace unas semanas? No le digan a nadie.

 

En fin, ¡HOL

AAAAA! CÓMO ESTÁN? Qué cuentan?

 

¿Cómo se imaginan la habitación del innombrable? Los leo 👀

 

Sin nada más que decir, ¡adeuu!

 

Fecha de publicación: 07-05-25

Chapter 12: 🕯️| Capítulo 08

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

No podía decir que esperaba algo en particular en aquel lugar… porque estaría diciendo la total verdad, si esperaba algo.

 

Por alguna razón, llámalo falta de imaginación o exceso de esta misma, creía que la habitación iba a ser tan aterradora e intrigante como las palabras que persiguen al innombrable tan nombrado, irónicamente.

 

Y sí, tal vez si haya tenido algo de razón. 

 

Era tan... peculiar esta habitación. No era como los otros cuartos llenos de vida y luz, sino que parecía absorber cualquier rastro de alegría. Era complementaria a su puerta, sin brillo ni energía o algún rastro de armonía. Frío, esa es la palabra que mejor describiría el lugar si tuviera que limitarse a una sola palabra.

 

La textura del piso era rocosa y oscura, cubierta de un musgo viscoso que hacía que cada paso resonara con un eco inquietante. Raros picos grandes de roca negra se levantaban a su alrededor, simulando ser montañas o algo por el estilo; tan altas y juntas que parecían reemplazar las paredes. Jin Ling no lograba ver con tanta oscuridad, y el aire frío le erizaba la piel. Aunque todavía estaba al otro extremo de la puerta (con el patético nerviosismo de entrar), logró alcanzar a ver lo que parecían ser lagos rojos. Espera, ¿rojos?

 

Por la simple impresión de eso, ya se estaba retractando cobardemente de la misión, dando un traicionero paso atrás. Si no fuera por el hecho de que la casita alzó un pedazo del piso de manera que lo obligó a tambalear hacia adelante, probablemente hubiera huido. 

 

—Fantástico. ¿Quieres traicionarme de otra manera, Casita? —Jin Ling hizo una mueca, apretando sus cejas en un ceño fruncido característico de él al ver un movimiento de la madera en el suelo tratando de impedir que volviera a salir—. ¿En serio estás tratando de encerrarme aquí? Aguarda, ¿por qué no cierras la puerta simplemente? —Un gesto de los tablones del suelo le hizo dar a entender una respuesta negativa.

 

"No puedo."

 

—...¿No puedes? —Otra respuesta más negativa. Jin Ling hizo un puchero mientras se frotaba el puente de la nariz e inhaló profundamente. 

 

Genial, eso explica porqué no lo había ayudado a quitar las maderas de la puerta. Tal parece ser que Casita no tiene acceso al cuarto del hombre desaparecido. Como si tuviera algo ese lugar que, o Casita no tenía forma de controlar, o alguna otra razón que aún no se le había ocurrido. 

 

Curioso, demasiado curioso, pensó Jin Ling. 

 

—¿No puedes entrar? —Otra negación confirmaba la pregunta, el joven ahogó un suspiro malhumorado. Hubiera reprochado de no ser por los ruidos que escuchó arriba de él, cercanos a la escalera, recordando que debía mantenerse en silencio y, sobre todo,  en secreto—. Agh... muy bien, entraré y buscaré la maldita visión. Casita, asegúrate que nadie sospeche ni se entere. Dudo que alguien pregunte por mi de todos modos. —Su tono de voz era bajo, muy bajo, pero era entendible.

 

"Es peligroso." 

 

—¿Crees que no lo sé? —Jin Ling rodó los ojos—. Pero... tengo que hacerlo. Por ti, el pueblo y la familia. 

 

"¿Y tú?"

 

—Supongo. —Se encogió de hombros—. Ya, has lo que te pedí, por favor. 

 

Una vez que Casita le diera respuesta positiva y pareciera haberse ido; Jin Ling volteó su cuerpo nuevamente y dió unos pasos más, adentrándose al lugar con cautela. Sólo brincó de la impresión al escuchar la puerta detrás de el cerrarse de golpe. 

 

—Se suponía que no tenías acceso aquí —reprochó. Sin embargo, con duda, murmuró en búsqueda de alguna señal de Casita, sin una respuesta que le pudiera confirmar la presencia de esta. Aunque, si le preguntaban al chico, no la sentía cerca.

 

Apenas se había adentrado un poco más allá de la puerta, cuando un escalofrío recorrió su espalda. Con algo de preocupación y un vergonzoso temor, trató de volver a abrirla, sin éxito. Incluso llegó a apoyar sus pies en la puerta mientras jalaba y giraba el cerrojo, claramente, sin lograr abrirla. Y de tanto forcejeo, terminó cayendo al suelo ensuciando sus prendas amarillas, marchándolas de negro y marrón por el piso y polvo. Maldiciendo entre más murmullos, no le quedó de otra más que levantarse. Mientras sacudía sus prendas, le lanzaba miradas enojadas a la puerta como si eso hiciera algo.

 

No se iba a rendir ya, cualquier pensamiento débil lo iba a ignorar por completo. Si ya está encerrado en una habitación con lo que parece ser lagos de sangre sumamente perturbadores, no se iba a tomar la molestia de decir: "¿sabes qué? Me marcho". 

 

El joven, con una mezcla de terror y curiosidad, se adentró en la habitación, sintiendo cómo la penumbra lo envolvía con cada paso.  El ambiente era sofocante y el silencio sepulcral solo era roto por el goteo ocasional de agua que caía en los charcos rojizos. Jin Ling, con cada paso, sentía cómo sus fuerzas flaqueaban, y un sentimiento de desolación se apoderaba de él. No había vuelta atrás. La misión lo requería, y él, a pesar del miedo, debía continuar.

 

—Muy bien Jin Ling, encuentra la visión, vete. O haya la forma de salir, primeramente. Sí, eso debes hacer. —En voz medianamente baja, se dió ánimos y continuó caminando.

 

Había creído en un principio que no había nada más allá de esos, reiterando, perturbadores lagos y charcos y las montañas de piedra. Pero, se dió cuenta de que no era así. 

 

Debió ser la oscuridad que le jugó en contra, antes no alcanzaba a ver con claridad, pero ya acostumbrándose a la carencia de luz, aclaró su vista. Llevando su mirada hacia lo que suponía debía haber un techo o algo que reemplazara este, no había nada. Pura y negra nada. El techo de la habitación parecía interminable, con estalactitas colgando como colmillos que amenazaban con caer en cualquier momento. Las montañas, o, reitero, lo que sean que fueran esas cosas de piedra, eran tan altas que ni siquiera podías ver su punta desde el suelo. Ignorando el toque oscuro que le daba ese detalle, notó que hay a su alrededor piedras y tierra levantada, aparte de pura suciedad en el lugar. 

 

Pero, dejando a un lado su ligero disgusto por recordar que su ropa se ensució; y harto de no ver con claridad, comenzó a buscar en su "mochila" (que siempre llevaba consigo) una linterna, suponiendo que tal vez su madre le haya dejado una o por mera casualidad y conveniencia del guión tuviera una.

 

Sin suerte. No tenía linterna. 

 

¡No lo culpes! ¿Quién llevaría una linterna a todos lados? 

 

Comenzó a caminar lentamente hacia el frente, con la fe de encontrar algo en este lugar. Muy tarde había notado que no era un lugar tan grande como las otras habitaciones (suponiendo que estas eran ridículamente gigantes, no era sorpresa). Pero tampoco era pequeño, perfectamente podrían construir algunas casas pequeñas aquí y estaría bien… ¿por qué pensaba en eso? 

 

Da igual. También descubrió que este lugar no estaba del todo vacío. Muy dejando de lado los lagos, había árboles viejos y plantas secas. Todo lo contrario a la habitación de su prima Jiang GuXiang, que era todo vida y plantas saludables y jóvenes. Había también varias enredaderas hechas de plantas, dando un ambiente aún más seco al lugar.

 

No obstante, eso no fue lo que le importó. Lo que más le importó fue ver un agujero ancho en una de las paredes. Simulando una entrada de cueva. Sus bordes, a diferencia del resto del lugar, no contenían plantas ni decoración. 

 

Sin pensarlo dos veces ni cuestionar que esa pared, donde se encontraba el agujero, estaba rodeado de las aguas carmesí. Corrió hacia allá, pues es la única… ¿se le podría llamar pista? Que tenía.

 

Al estar cerca, notó que había un angosto puente de una sola tabla y estrecho río¹ rojo con flores de loto flotando en el frente de la entrada a lo que ya estaba seguro que era una cueva.

 

Extraño. Inevitablemente pensó. 

 

¿Por qué alguien caminaría sobre un puente de una sola tabla? Sin duda, el dueño de este lugar era raro y muy misterioso. 

 

Espera… ¿cómo puede haber flores de loto en un río que es muy dudoso que sea agua? A este punto, ya ni se tomaría la molestia de cuestionar. Era tan simple como pensar en: o es el milagro del encanto, o es sólo el dueño y su habitación rara. 

 

Si Lan SiZhui estuviera aquí, está seguro que él podría arreglar el lugar y volverlo tan bello como él. Con vida.

 

Con cuidado, posó un pie en el borde de la tabla, dándole un escalofrío en la columna y poniéndole los pelos de punta en la nuca por el rechinar que sonó por la madera misma, marcando cuánta era su vejez. 

 

No lo pienses, hazlo. Tampoco va a ser el fin del mundo que te caigas en ese río. Pensó. Se había cuestionado evitar el puente y solo caminar en la tierra firme hacia la entrada y simplemente entrar. Pero era imposible, grandes rocas, más altas que el propio Jin Ling, bordeaban el camino carmesí.

 

Maldita sea. 

 

—Jin Ling, ¿eres cobarde o qué te pasa? ¡Sólo camina, joder! —pensó en voz alta, regañándose a sí mismo, así que sólo lo hizo. 

 

Con mucho cuidado, sacando todo el equilibrio que ni él sabía que poseía; avanzó con los brazos extendidos a los lados por si se estaba apunto de caer (que no fueron pocas veces, ya te digo) apoyarse de las rocas. De algo tenían que servir esas mierdas. 

 

No había pensado en lo largo que fue el camino, no era tan extenso cómo se esperaría, pero tampoco fue un corto paseo; Jin Ling al tanteo calculó que, aproximadamente, caminó entre tres a cinco metros. No estaba seguro, tampoco es que fuera relevante. 

 

Cada vez que sentía que estaba a punto de resbalar, sentía toda una tensión y adrenalina en su cuerpo, sobre todo en las piernas pues era la zona dónde estaba apoyando más su peso. No era capaz de describir la sensación. Era, más que desconcertante, aterrador el silencio del lugar, sólo siendo invadido por el rechinar de la tabla de madera que pisaba con lentitud. Estaba acostumbrado a la soledad y al silencio, sí. Pero no de esta forma. Era inquietante e incómodo. 

 

Absorto en sus pensamientos, o en la natural concentración por no caer o apoyar mucho peso en la madera, no se dió cuenta que ya había llegado al otro extremo del tablón. Suspirando de alivio, volteó a ver el camino recorrido. Con el ceño fruncido de contemplación, llegó a la conclusión de que no fue tan malo caminar en un puente de una sola tabla cómo creyó. 

 

Pero si le dan la oportunidad de volver a repetir la experiencia, con gusto rechazaría.

 

Ignorando sus profundos pensamientos… ¿eran profundos? También decidió ignorar esa cuestión y se centró en lo importante, la maldita cueva. 

 

Jin Ling rezaba internamente por el milagro de que ahí se encuentra la visión. No bromeaba al decir que todo el lugar parecía poco habitable. No comprende cómo su tío logró vivir ahí. 

 

Con la esperanza del descubrimiento, exhaló profundamente y se adentró a la oscuridad de la cueva. 

 

 

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Al entrar no comprendió. ¿Qué clase de cuarto es este? No hay nada. Nada característico de una habitación para dormir al menos.

 

Había polvo y piedras, como en todo el lugar. Pero las piedras eran utilizadas como muebles, pues en algunas había incluso velas incompletas y viejas, ninguna prendida. Lo más destacable, por no decir alarmante, fue la cama de piedra. 

 

En vez de un suave y cómodo colchón para dormir profundamente en paz, era una piedra grande, con textura lisa, pero claramente incómoda y tortuosa. Lo único que marcaba que era una cama era la almohada y la cobija destendida, ambas marrones por la vejez y suciedad.

 

Fuera de eso, no había nada más que tablas de madera apoyadas en la pared, pero no parecían ocultar algo o ser de utilidad. No lo entendía, en absoluto.

 

—No hay nada... —murmuró para sí mismo, con una ceja alzada y ojos entrecerrados buscando algo de importancia. Sus pasos sólo lo hacían girar en círculos. Sin rumbo alguno. 

 

Si no fuera porque pisó algo que claramente no era una piedra normal o el suelo, se hubiera ido a buscar afuera. 

 

Lo que sea que había pisado era liso, como si fuera un vidrio grueso. Jin Ling bajó la vista manteniendo su ceño fruncido, levantó su pie para ver el objeto que no sabía decir que era. Se agachó tranquilo, apoyándose de cuclillas, recogió ese pedazo con algo de duda. Era irregular, su forma era claramente como un vidrio roto, no daba indicios de ser algo importante.

 

En su seriedad por analizarlo, dió un brinco hacia atrás y terminó cayendo (otra vez), por el brillo rojo que había surgido cuando tocó el pedazo. Sólo había tenido el trozo de lo-que-sea unos segundos y esa cosa había chillado de brillo mágico de tonalidades rojas fuerte. 

 

Paralelamente a esto, la vela parpadeó. 

 

Por instinto, soltó el pedazo alarmado al mismo tiempo que daba empujones al suelo para moverse lejos de la pieza- piezas. Había varios puntos en el suelo que comenzaron a brillar de rojo, siendo la mayoría opacados por piedras, madera o polvo. 

 

¿Qué diablos se supone que debía hacer? 

 

Suponiendo que no brillaron hasta que él tocó un pedazo, supuso que era algo importante, tal vez relacionado a él. Sin dudar, agarró la pieza anteriormente tomada y otra cercana; tratando de encontrar alguna similitud. Y claro que tenían. Por coincidencia, esas piezas parecían ser como pedazos de rompecabezas, metafóricamente hablando. Eran del mismo material, eso no era algo para cuestionar. Empezando a tocar los lados de los pedazos mientras los giraba, trataba de encontrar alguna unión. 

 

Sorprendentemente, se unieron. Jin Ling trató de volver a separarlas, pero se volvieron una sola, como si hubieran sido pegadas con un adhesivo tan fuerte que sólo dejaba una grieta como evidencia de la separación. 

 

Ruidos comenzaron a sonar afuera.

 

No podía estar más que intrigado, era impresionante que estas piezas se unieran de forma tan natural y mágica, como si estuvieran destinadas a estar juntas y nunca ser divididas.

 

El joven movió la pieza buscándole alguna peculiaridad más allá de su brillo y unión milagrosa. Pero se quedó estático al ver que algo comenzaba a verse en la pieza. 

 

Esa pieza era un poco más grande que su mano, por lo que podía ver claramente lo que se estaba mostrando. 

 

Decir que su rostro se volvió pálido y su expresión blanca era un eufemismo.  Estaba asustado. Verdaderamente asustado.

 

Más ruidos de afuera. 

 

No había una figura completa, dando indicios (ya sabidos) de que las demás piezas regadas en el suelo eran parte del objeto. Pero, lo que vió, lo dejó helado. Era él. No podía tener duda. Era su rostro lo que alcanzaba a ver.

 

En realidad veía de su cabeza a su torso, siendo divididos a la mitad irregular por la falta de piezas. Pero era él. Tenía su rostro, su atuendo común, su coleta alta, su marca de nacimiento entre sus cejas...

 

Esta era la maldita visión. Y la visión no trataba de otro más que de Jin Ling. 

 

—¿Qué...? —Se atrevió a murmurar, aún en su estado de shock por el descubrimiento. Debido a su conmoción, no había escuchado los ruidos de afuera, hasta que un pedazo de techo cayó a lado de él—. ¿¡Qué carajo!?

 

Se asomó por el agujero para ver el origen del ruido, poniéndose aún más pálido por la respuesta. La habitación se estaba desmoronando.

 

—¡Mierda!

 

Volvió a entrar a la cueva mientras abría su bolsa para comenzar a meter las piezas que brillaban aún con más intensidad, todo al mismo tiempo que la habitación estaba cayendo en sí mismo. Estaba nervioso y sumamente preocupado. ¡Corría el riesgo de morir aquí! O peor, ¡quedarse aquí para siempre!

 

Lo más rápido que pudo, guardó las piezas en su bolsa y corrió afuera para llegar a la puerta principal.

 

—¡AHH!

 

Se había olvidado del puente y el río. Cayéndose al río mientras trataba de huir de la avalancha. Con suerte sabía nadar. Ignorando que, lo que ya podía decir era simple agua roja, manchara su ropa y mojara las puntas de su largo cabello, comenzó a caminar rápidamente, a la superficie mientras evitaba que alguna roca cayera encima de él. El agua no llegaba más allá de su cintura, por lo que era fácil moverse.

 

No podía contenerse a maldecir en voz alta. 

 

Una vez de pie en la tierra firme, comenzó a correr hacia la puerta. Deteniéndose por la gran piedra que cayó en frente de él. 

 

—¡WEI WUXIAN, TU HABITACIÓN ES LA PEOR! —Se quejó en voz alta, corriendo a toda velocidad hacia la maldita puerta apagada.

 

Su respiración se tornaba entrecortada mientras inhalaba con fuerza. Su miedo se reflejaba en su piel de gallina y adrenalina al correr. 

 

¡Vamos a buscar la visión, será divertido! Decían. NADIE LE HABÍA DICHO QUE PODÍA MORIR APLASTADO POR ROCAS.

 

No era mentira decir que tenía toda la habitación cayendo detrás de él. Sentía como cada pedazo de pared y techo caían en dirección a él mismo. Estando a menos de dos metros de la puerta, extendió su brazo para alcanzar el cerrojo, abrir la puerta, salir y cerrar la puerta detrás de él. 

 

Le dolía la cabeza, estaba agotado por tanta energía gastada en su escapada. Casi se le va el alma al escuchar la habitación desmoronada chocar contra la puerta, a sus espaldas. Pero la puerta no se inmutó. 

 

Debió haberse roto… no, ni se te ocurra pensar en eso, Jin Ling. 

 

Suspiró aliviado, apoyando su peso a su espalda mientras se deslizaba hasta sentarse en el suelo limpio, ya no tan limpio pues la suciedad de Jin Ling lo arruinó.

 

Se tomó su tiempo para volver a regular su respiración. Estaba exhausto, despeinado, sucio y mojado. ¡Toda su ropa estaba mojada! Había creído que por el color del agua se mancharían sus prendas, pero sólo las mojaron como agua normal.

 

Frotó su rostro con fuerza tratando de despertar de su angustia pasada. Quitándose el flequillo de la cara, sólo pudo respirar e instintivamente decir, aliviado y feliz:—Lo encontré. 

 

 

 

Notes:

Clara referencia a la famosa frase dicha por el innombrable en el canon. "¡¿A quién le importa el camino ancho y lleno de gente?!... caminaré por el puente de un solo tablón en la oscuridad. Un camino oscuro, pero... este camino no es nada oscuro.”

 

Jeje, alguien revivió.

 

Realmente AMO los comentarios que dejan. Me encanta saber que algunas personas disfrutan de la idea de esta tipa. Es raro, pero reconfortante.

 

Así que, sólo voy a decir que

gracias, por el apoyo y espera; y lo siento, por falta de actividad.

 

¿Algo que comentar? ¿Teorías? Los leo y contesto. 👁

 

Sin más que decir, ¡adeuu!

 

Fecha de publicación: 08-05-25

Chapter 13: 🕯️| Capítulo 09

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Jin Ling respiraba profundamente mientras trataba de ordenar sus pensamientos. De acuerdo, encontró la visión; la cuál está en forma de quién-sabe-qué, sólo había juntado dos piezas. No es adivino. 

 

Pero en esas dos piezas se logró ver a sí mismo. ¿La visión tiene algo que ver con él? No era algo para cuestionarse, por supuesto que él tiene que ver en esto. Después de todo, no estaría en medio de toda esta historia por nada. 

 

Rápidamente comenzó a correr hacia arriba gracias a las escaleras y llegar al primer piso.

 

Objetivo: llegar a su habitación sin ser descubierto.

 

Se alejó considerablemente de la habitación del innombrable. Al menos si lo miraban, no podían relacionarlo con ello. 

 

—Lo siento Casita, pero te mojaré un poco —avisó antes de exprimir los bordes de su ropa, haciendo que cayera el agua rojiza que se había adherido a sus prendas.

 

Casita en menos de un segundo reaccionó, empujando los tablones (cuándo no) y tirando el agua a un lugar cercano con tierra.

 

Jin Ling suspiró aliviado. Tomándose el pequeño permiso para descansar de tanta agitación. Alzó su vista esperando ver el cielo nublado de esta mañana. 

 

Sin embargo, no fue así. Tal vez Jiang WanYin dejó de estar de mal humor y hay buen clima. Concluyó sin argumento el joven, retomando su caminar. Su habitación estaba en el segundo piso, por lo que a toda velocidad caminó hacia las escaleras y subió al segundo piso.

 

Pero un pensamiento hizo que detuviera sus pasos que se dirigían a su cuarto. Yendo rápidamente al borde dónde podía ver el resto del hogar y aún con acceso a la vista del cielo. 

 

—¿Qué...? —murmuró confundido. 

 

Entrecerró sus ojos esperando ver un sol brillante, o tal vez simples nubes para contemplar. Pero no había nada. No había nubes, rastro de sol o indicios de lluvia; tampoco algo que indicara que nevaría, ¡o en el peor de los casos, un desastre climático! 

 

Nada. 

 

El cielo estaba apagado. 

 

No había clima. 

 

—¡Jin RuLan! 

 

El objetivo de regresar a su habitación sin ser descubierto ha concluido en un estrepitoso fracaso.

 

Obstáculo: Madam Yu a la vista. 

 

—¿Si, Madam Yu? —giró sobre sus talones, pues la mujer caminaba hacia él en esa dirección.

 

—¡Se supone que no debes…! —Se detuvo, notando el estado sucio del joven. Frunció el ceño profundamente e hizo una mueca de claro disgusto y rechazo—. ¡Jin RuLan! ¡¿Por qué estás mojado y sucio?! ¡¿Qué mierda estás haciendo?! 

 

Los hombros de Jin Ling se tensaron por el escalofrío que atravesó toda su espalda. A pesar de su expresión en blanco, estaba demasiado intimidado para aceptarlo. 

 

—N-nada importante, Madam Yu—. Se reprochó internamente por titubear—. Sólo me caí en uno de los lagos de loto y me ensucié. Me dirigía a mi cuarto a bañarme y cambiar mi ropa —mintió victoriosamente. Pues la expresión de la mayor se pintó repleta de burla.

 

—Hmph. Debes secarte rápido. —Aún así, entrecerró los ojos. Sin esperarlo el Jin, la mujer se acercó a él con un aura asesina mientras pronunciaba con suavidad mordaz:—Escúchame bien, mocoso. Esta noche será el día en el que Lan SiZhui sea de utilidad en esta familia, ¡así que más te vale no cagar la cena con los Ouyang! ¿Entendido? —Al parecer, eso era lo que "amablemente" le venía a comentar en un principio.

 

Un mal sabor de boca llenó a Jin Ling, mas decidió ignorarlo. Le causaba gran asco el pensar en ese compromiso—. Sí, Madam Yu. —Fue todo lo que fue, capaz de responderle.

 

—Bien. —Madam Yu miró de reojo el clima, notando lo malo de este, bufó molesta. Ella giró el cuerpo en su totalidad para comenzar un nuevo rumbo, caminando con elegancia y furia mientras gritaba:—¡¡¡JIANG CHENG, EL CLIMA!!! 

 

Jin Ling hizo una mueca ante el grito, tallando un poco su oreja por lo alto que fue. Esperando a la desaparición de la mujer en su vista, caminó rápidamente a su habitación; disponiéndose a primero bañarse y cambiarse antes de continuar con lo importante.

 

Podrá ser un obstinado con la misión, pero la higiene es lo primero. Una vez que llegó, cerró la puerta y se apoyó en esta con su espalda. 

 

Objetivo "llegar a su habitación sin ser descubierto" ¡superado con fallas! 

 

Aventaría su bolsa si no fuera que tuviera las piezas que llevaba consigo, por lo que la dejó en su cama con normalidad; luego, se preparaba para el baño más corto de su vida, no tenía tiempo como para perderlo.

 

 

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Una vez ya aseado y vestido sin algún rastro de suciedad ni agua sospechosamente roja, y peinado con su clásica coleta alta; volvió a tomar la bolsa, se acercó a la mesa más cercana, que estaba en una esquina de la habitación, le daba la espalda a la puerta. 

 

Primero abrió la bolsa sin sacar los pedazos todavía, notando que aún brillaban y las dos piezas (ahora una) todavía le mostraba su figura. 

 

¿Tenía miedo? Claro que sí. 

 

No sabía lo que significaba estar en una visión del innombrable. ¿Era algo malo o bueno? ¡Joder, es una visión de él mismísimo rechazado por la familia! ¡Claro que es malo!

 

Pero... ¿Qué tan malo?

 

—¿Por qué estoy en tu visión, Wei WuXian? —preguntó en voz alta para sí mismo. Hubiera sacado las piezas de no ser por el trueno que escuchó a sus espaldas. 

 

Instintivamente brincó al mismo tiempo que dejaba la bolsa en la mesa y él giraba para ver el origen. Era su tío con su clásica nube gris encima de su cabeza. Lo cual era extraño, pues no debería tener razones para ir a su habitación.

 

—¿Jiujiu? —preguntó, pero el ceño fruncido del hombre al escuchar otro trueno proveniente de la nube fue su respuesta—. Jiujiu, ¿qué estás haciendo aquí? 

 

Jiang WanYin alzó una ceja mientras rodaba los ojos—. ¿Qué? ¿Acaso ya no soy bienvenido aquí? —respondió de muy mal humor mientras avanzaba para entrar por completo a la habitación. 

 

—¡No, no! ¡Claro que no! ¡Siempre es bueno verte, jiujiu! —negó con prisa. Notando que la nube de su tío se hizo más clara, suspiró aliviado silenciosamente.

 

Jiang WanYin puso los ojos en blanco. Decidiendo evitar responder eso y en cambio contestó la primera pregunta—.Sólo vine por… —interrumpió sus palabras, pues se fastidió mucho más al ver la existencia de la nube arriba de su cabeza.

 

Aventó la caja de madera, que Jin Ling no había notado que llevaba consigo, al suelo. Volvió a abrir la puerta enfurecido para empujar la nube hacia afuera. 

 

—¡Ya vete a la mierda, nube de porquería! —exclamó mientras cerraba la puerta empujándola, pues la nube quería volver a la cabeza de su tío.

 

No recordaba que las nubes de Jiang WanYin fueran así de... intensas.

 

Se giró abruptamente hacia su sobrino, sorprendiéndolo por el repentino movimiento. Jin Ling tuvo un ángulo en el que pudo ver con claridad el aspecto del hombre. Su cabello, a pesar de su estar hecho bola como siempre, no impedía ver las pequeñas gotas que aún caían, pues su cabello estaba mojado. También, la ropa que usaba no era la misma que la de esta mañana; lo único inusual de esta era que estaba arrugada del pecho. Pero fuera de ahí, estaba como siempre. Tal vez, lo único que podía destacar era su cansancio notorio, pero podría deberse a lo atareado del día; y además, eso no era ninguna novedad.

 

Jiang WanYin no se paró a disculparse por la ridícula escena y en cambio avanzó hacia la habitación, al lado dónde anteriormente dormía Jiang GuXiang (su nuevo nombre de cortesía). 

 

Aún habían juguetes regados y cosas que le pertenecen a la niña en los muebles de ese lado de la habitación, Jiang WanYin comenzó a recoger juguetes metiéndolos en la caja que llevaba consigo mientras decía:—Sólo vine por las cosas de A-Xiang, todavía faltan muchas cosas por llevar y Casita no parece querer ayudar a llevarlas —comentó distraídamente.

 

Jin Ling miró de reojo hacia la ventana de su cuarto. Casita disimuladamente levantó unos muebles, como si se estuviera liberando de tal responsabilidad.

 

El hombre agarró un muñeco de conejo cuando recordó la razón por la que tronó su nube. Miró el conejo y de manera infantil tapó las orejas de este cuando dijo:—Luego oí el nombre que no se menciona... —empezó a bajar el tono de voz, Jiang WanYin negó con su cabeza con desagrado.

 

Se hubiera quejado con Jin Ling de no ser por la nube que se formó, esta vez con rayos y chipiteo.

 

—¡Carajo! ¡Ahora provoqué rayos! ¡Maldita sea! —soltó el muñeco por descuido, pues alzó sus manos en frustración. Tal vez habría continuado con los gritos, si no hubiese empezado a sobrepensar—. ¡Mierda! Los rayos se vuelven llovizna... ¡la llovizna se vuelve lluvia! —dijo tan rápido que Jin Ling casi no lo hubiera entendido. 

 

Jiang WanYin comenzó a hiperventilar con su expresión cambiada drásticamente a una impregnada en preocupación y miedo. Pero luego, como su cambio de actitud anterior, sonrió forzadamente mientras murmuraba:—Soleado... soleado... que el sol salga... —suspiró al mismo tiempo que la nube naturalmente desapareciera. 

 

Aún con su sonrisa exagerada, se sentó en el suelo mientras colocaba peluches en la caja que movió para que quedara consigo de manera tan calmada que era aterrador. 

 

Jin Ling no sabía si asustarse o llorar.

 

Nunca había visto a su tío de esta forma, y eso le causaba conflicto. Sí, su tío tenía problemas de ira, ¡no bipolaridad...! ¿O sí? ¡No! ¡Definitivamente no tenía! 

 

Jin Ling trató de relajarse. Por instinto miró de reojo su bolso, confirmando que no había algún brillo traicionero que revelara lo que tuviera dentro. Suspiró aliviado, otra vez. 

 

Umm... ¡espera! ¡Claro! ¿Qué otra persona sabría acerca de las visiones, que la persona que más lo odia después de Madam Yu? ¡Jiang WanYin debe saber! 

 

Después de todo, cada que escuchaba su nombre, callaba a la persona que lo mencionó por medio del miedo al convocar truenos y lluvia. Una gran lluvia. 

 

—Jiujiu... ¿te puedo hacer una pregunta? Es una duda que tengo. 

 

—¿De qué? —otorgó el permiso de manera ruda, mientras continuaba guardando juguetes y se quedaba viendo por poco tiempo dibujos de la niña que estaban tirados por ahí.

 

Jin Ling inhaló antes de soltar la cuestión—. Si Wei... —se detuvo al ver una nueva nube llegar. Pero no como las anteriores que había visto. 

 

Esta era mucho más grande en comparación, perfectamente podía decir que era un metro de largo sin exagerar. Y no soltó los rayos, truenos o relámpagos comunes. En cambio, soltó una fuerte lluvia que mojó por completo a su tío. 

 

Desde la perspectiva de Jin Ling, no se podía ver el rostro adolorido y ojos vidriosos del hombre. Que rápidamente cambió a una expresión de enojo puro y completo rechazo. Jin Ling miró hacia una esquina de la habitación, dónde debería tener su propio paraguas, se acercó a agarrarlo y tapar a su tío con él, deteniendo su contacto con el agua, aunque él mojó su brazo.

 

—Si él —corrigió—, hubiera tenido una visión sobre, em… ¿alguien en específico? O algo, no sé —rió nerviosamente, pero manteniendo su voz firme. Aún con el cambio de expresión pasando a "relajada" a preocupada—. ¿Qué significaría? —habló rápidamente, dando a notar su curiosidad y miedo disimulados.

 

Jiang WanYin agarró al muñeco mojado gracias a la lluvia que tenía en sus manos y lo exprimió fuertemente, dejando que su fuerza expresara su enojo—. Aquí no se habla de él —murmuró entre dientes. Llevando el miserable muñeco mojado a la caja, mojando en el proceso a los demás.

 

—¡Lo sé! Es hipotéticamente hablando...

 

—Jin Ling, ¡olvídalo! —miró hacia arriba, notando la razón por la que no se mojaba, sonrió disimuladamente mientras agarraba el paraguas y lo utilizó para deshacerse de la nube. Giró su cuerpo al joven, manteniéndose sentado—. Escucha. No sé qué estés pensando o si sólo es curiosidad, ¡pero detente! Tenemos una maldita cena importante con los Ouyang y no necesitamos problemas. ¿De acuerdo? 

 

Jin Ling se rendiría. Si es que no conociera casi al cien por ciento a su tío. Conocía esa actitud ruda reacia a responder, pero con algo de insistencia respondería. De muy mala gana, pero lo haría. 

 

—Sólo me da curiosidad. Qué tan positivo o tan negativo era para esa persona que hipotéticamente hablando está en la visión…

 

Entonces, la puerta se abrió, asomándose un Lan XiChen que buscaba a su esposo. Al verlo, sonrió ligeramente y entró a la habitación, no sin antes saludar a Jin Ling.

 

—Hola, Jin Ling.

 

—Hola, tío XiChen.

 

El susodicho al notar que estaba sentado su esposo, se acercó a él para ayudarle a terminar de guardar los juguetes de su hija. Jin Ling miró con cuidado, temiendo si debería continuar el tema aún con el esposo de su tío presente. Sin embargo, si lo hizo con su jiujiu, ¿qué tendría que temer?

 

—Es sólo curiosidad, jiujiu —volvió a repetir.

 

Lan XiXhen lo miró de reojo con curiosidad, a lo que Jiang WanYin aclaró, mientras respondía a la pregunta de Jin Ling:—Aquí no sé

habla de esas cosas, Jin Ling.

 

—Pero, ¿sería tan malo estar en una visión de él?

 

—Oh, ¡era una pesadilla! —respondió Lan XiChen. 

 

—¡¡Lan Huan!! 

 

 

 

Notes:

Fecha de publicación: 08-05-25

Chapter 14: ☁️| Extra 04

Summary:

Este capítulo muestra un ataque de pánico, si te incomoda y gustas, no lo leas!

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Nie HuaiSang no podía estar más que aterrado. 

 

Era costumbre para él la tortura auditiva. Escuchar cada paso, murmullo, suspiro, movimiento o cualquier cosa que se cayera; era cosa de todos los días.

 

La verdad, Nie HuaiSang no comprendía la utilidad de este don. No es que le sirviera al pueblo en sí. ¿A lo mejor es un truco para ser el chismoso del pueblo? Posiblemente. Ya tenía ese apodo de todos modos. Si Nie HuaiSang dijera que no saca provecho de su don, sería un vil y descarado mentiroso. Lo admitía, es muy conveniente escuchar cosas que no deberías de saber en algunas ocasiones. 

 

Además, su papel de:—"¡Es demasiado ruido! ¡No puedo escuchar! ¡No lo sé, no lo sé, realmente no lo sé! ¡Es mucho alboroto para procesar!" —Le favorecía más de lo que le gustaría aceptar. 

 

Pero bueno. Esto era lo de menos. 

 

El Nie estaba excesivamente preocupado por dos razones muy válidas: 

 

La primera era simple. Sabía que Jin Ling estaba en la habitación prohibida buscando la visión que, novedosamente, desconocía de qué trataba. ¡La preocupación es inevitable! Lo último que escuchó de él fue un muy bajo "¿qué?" Con altos rasgos de consternación y preocupación. 

 

Y la segunda razón más importante: se estaba quedando sordo. 

 

En estos momentos estaba en la casa de Wen Qing en una de sus visitas comunes en las que acompañaba a su esposo Wen Ning a ver a su hermana mayor.  De hecho, hace pocos minutos la novia de Wen Qing, Luo Yang, se había ido a su propia casa. Y el hijo adoptivo de la Wen estaba en el piso de arriba tomando una siesta, ¡y ese niño si que tiene un sueño pesado! ¡nada lo despertaba a ese niño desgraciado!

 

Nie HuaiSang se encontraba enredado en un abrazo apretado por parte de Wen Ning, mientras lloraba angustiado sobre su pecho sin limitación alguna mientras los hermanos Wen hablaban entre sí. 

 

Lo último que alcanzó a escuchar antes de perder rastro de su audición fue un tierno y preocupado "¿Sang-Ge?" De parte de su pareja. Hasta que sólo escuchaba... nada. 

 

Sí, en más de una ocasión Nie HuaiSang deseó dejar de escuchar al ser atormentado por su don indomable.

 

Pero no lo deseaba realmente,  ¡no tan literal! 

 

Había pequeños lapsos en los que por un segundo escuchaba como una persona normal. Cortos momentos que sólo duraban un parpadeo, tan poco tiempo duraba eso y gran paz le generaba.

 

Y anhelaba eso, ¡no perder su audición por completo!

 

Había agarrado cariño a ciertos sonidos, sonidos que calmaban su corazón y mente; que lo relajaban de toda la presión por la invasión de ruido en su tranquilidad. 

 

El sonido de los pájaros cantando por las mañanas, el pincel trazando en un papel creando una pintura,  la risa de su Da-Ge tan poco común de escuchar, crecimiento, la voz tranquilizante de Wen Ning que marcaba su presencia reconfortante... 

 

Eran pocos, pero los apreciaba con todo su corazón.

 

Y ahora, no podía escuchar ninguno.

 

Eso le destrozaba el corazón.

 

Ver a Wen Ning mover sus labios, sin ningún sonido saliendo de ellos; era más tortuoso que cualquier ruido fuerte que haya escuchado. 

 

No podía escuchar la angelical voz de su A-Ning. Él era de los pocos que, a pesar del pasar de los años, mantenía una voz suave y tonos un poco más bajos al normal para no angustiar a Nie HuaiSang. Algo que él realmente apreciaba. Aunque también era porque así era su voz naturalmente, pero eso es otro detalle.

 

Nie HuaiSang odiaba el silencio que esta repentina sordera causaba. No lo soportaba. Y con temor a no saber qué estaba diciendo él mismo, pues no se escuchaba; se limitaba a llorar en silencio. 

 

Nie HuaiSang amaba la tranquilidad desde joven, pero nunca fue gran fanático del silencio. Estos minutos del sonido de la nada hicieron que surgiera un nuevo odio hacia el silencio. 

 

Trataba de pensar, pero ni siquiera era capaz de escuchar sus propios pensamientos. ¡¿Cuándo acabará esta tortura?! 

 

No había notado cuando Wen Qing se había ido de la habitación; apenas si de reojo se había dado cuenta, pues había regresado con papeles y una pluma para escribir. 

 

Wen Ning, que todavía abrazaba a Nie HuaiSang mientras frotaba la espalda de este último, se acomodó para poder agarrar un papel de la mesa enfrente de ellos y escribir. 

 

Extrañaba el sonido de la pluma pasando encima del papel.

 

Observó a su esposo, notando que no movía los labios. Significa que no está hablando en estos momentos. 

 

Trató de controlar su respiración con los ejercicios que le habían enseñado los hermanos Wen hace años por sus ataques de ansiedad. No va a admitir que pocos minutos antes tuvo una al darse cuenta de su sordera. Pero esa será una historia para recordar después.

 

Repentinamente, Wen Ning deslizó el papel en frente de Nie HuaiSang junto a una pluma, esto para que él pudiera leer y escribir. El papel no estaba abarcado por completo, la letra de Wen Ning era pequeña pero legible y elegante, con un toque tierno característico de él.

 

"Será mucho más lento, pero me desagrada la idea de no comunicarme contigo. Por ahora esta es la primera y única idea que se me ocurre para hablar entre nosotros, discúlpame por no poder pensar en una mejor opción. 

 

Pero no puedo pensar con claridad con todo esto, es demasiado repentino y me duele verte así. Zhiji¹,¿cómo te encuentras? Necesito saber, estoy demasiado angustiado. 

 

Por favor, tómate tu tiempo de escribir, ¡sin prisas! 

 

Te amo, Sang-Ge." 

 

Y así finaliza lo que perfectamente podría pasar como carta. Le calentó el corazón notar la preocupación en los trazos del contrario. Aunque también le entristeció saber(darse cuenta) que él era el origen de esta. A pesar de eso, el fantasma de una sonrisa se formaba en su rostro.

 

Sin perder tiempo, tomó la pluma y empezó a escribir; notando que Wen Ning miraba preocupado a su hermana mientras ella le decía algo. 

 

Maldita sea. Deseaba tanto oír.

 

"A-Ning, no te angusties tanto. Creo que esta es la única mejor opción para comunicarnos. 

 

¡Esto es horrible, no te voy a mentir! Deseo tanto escuchar tu voz diciéndome "Sang-Ge" de forma tan dulce... Traté de imaginarme tu voz mientras leía pero no soy capaz, me duele, te seré franco. 

 

No me siento capaz de hablar, no escucho lo que pienso, ¿se escuchan los pensamientos? Entiendes mi punto, Zhiji. No escucho nada de nada, ni los chismes del señor Pei, ni los pajaritos... ¡ni mi voz! ¡Esto es una puta mierda!

 

Estoy empezando a odiar el silencio.

 

Es muy raro, jaja. Sin embargo, una pequeña parte de mi disfruta este descanso del ruido. No me gusta, pero siento que mis oídos descansan lo que hace 46 años no pudieron hacerlo. HAY QUE TRATAR DE VER EL LADO POSITIVO EN ESTA MIERDA. 

 

A-Ning, por favor, ¡no te angusties! Odio verte triste. Soy consciente de que la situación no es para estar feliz o bien pero... nada, sólo mi capricho de verte sonreír.

 

Joder, esta carta es muy homosexual.

 

También te amo, A-Ning"

 

Deslizó el papel para que quedara frente a Wen Ning, este le regalo una pequeña sonrisa y comenzó a leer el papel.

 

A Nie HuaiSang se le hizo un espantoso nudo en la garganta al ver el brillo en los ojos de Wen Ning, teniendo lágrimas contenidas que se rehusaba a dejar salir. Sabía que algunas de sus palabras plasmadas en el papel eran inevitablemente deprimentes; pero si algo se había jurado a sí mismo era no mentirle al rollo de canela que lo abrazaba de la cintura.

 

Nuevamente tuvo el papel en sus manos. Esta vez la letra estaba más apresurada.

 

"Dices que no me preocupe, pero dices cosas que me preocupan, ¡eso no es justo!

 

Jiejie dice que podría esto algo que ver con el encanto, que algo le estuviera ocurriendo. Como esos momentos en los que escuchas normal, justo como ayer en la noche. 

 

Al menos es reconfortante saber que está descansando tu oído. ¿Y si duermes un poco? Casi nunca puedes dormir sin tener valeriana² de por medio. 

 

Sang-Ge… lenguaje. 

Te amo."  

 

Nie HuaiSang soltó una risa insonora por lo último escrito. Se iba a poner a pensar y analizar lo dicho por Wen Qing, pero no podía. Maldita sea. 

 

Agarró un nuevo papel y la pluma, teniendo la intención de escribir todo lo que quisiera pensar, tratar de ordenar sus ideas y teorías. Pero fue detenido por una mano más grande que la suya, que le había quitado con delicadeza la pluma, y escribo en el papel.

 

"No." 

 

¿No qué? Quería cuestionar, pero el Wen siguió escribiendo: "Te conozco. Trata de relajarte y dueme un poco, estoy seguro que lo necesitarás."

 

Quería negar, pero sólo esperó unos segundos para leer: "No aceptaré un no como respuesta, HuaiSang."  

 

Y eso fue todo lo que escribió antes de ver a los ojos a Nie HuaiSang con el ceño fruncido. Wen Ning podía ser intimidante cuando le convenía, maldito. 

 

Además de su expresión seria con ligera molestia y gran preocupación; sus ojos estaban vidriosos, señal de que quería llorar. Su labio inferior temblaba mientras apretaba sus labios en una línea. También observó que la mano que no sujetaba la cintura del Nie, la que estaba apoyada en la rodilla propia, estaba hecha puño y temblando.

 

Mierda, si está hablando en serio, seriamente serio. 

 

Nie HuaiSang suspiró internamente, asintiendo. Al estar sentados en un sofá doble, se tomó la libertad de acostarse en este y apoyar su cabeza en el regazo de Wen Ning con los ojos cerrados, esperando que con eso le bastara para tranquilizar al Wen. 

 

Traicioneramente, el sueño le estaba llegando. Con lentitud, pero podría considerarse que estaba ya adormilado. Estaba más cansado de lo que creía. 





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Al ver la intención real por dormir, Wen Ning suspiró aliviado mientras observaba el rostro pacífico de su esposo al mismo tiempo que quitaba los cabellos de su cara. Se veía mal, extremadamente mal. 

 

Su mirada, a pesar de los ojos cerrados, estaba cansada. Todavía había rastros de lágrimas en sus mejillas rojizas junto con sus bolsas oscuras debajo de sus ojos. Sus cejas, a pesar de que el hombre estaba cayendo en el sueño, seguían apretadas por la inquietud. 

 

Wen Ning dirigió su mirada a su hermana mayor, que los contemplaba con su mirada fija en la nada; sumida en sus pensamientos. 

 

—Jiejie... —murmuró, haciéndola despertar de su mundo de teorías mentales. 

 

—Algo anda mal con el encanto de los Jiang —volvió a concluir, esta vez con más que decir—. Normalmente estos momentos él escucha como una persona común y duran menos de 3 minutos. Pero esto es mucho más grave...

 

—¿Será que él es el único que le ocurre esto? —Rápidamente negó con la cabeza—. No... Sang-Ge ha dicho muchas veces que ha escuchado a los otros con sus poderes fallando recientemente; tal vez él no sea el único. 

 

—Mhm...¿crees que esto sea permanente? 

 

Wen Ning se quedó en silencio. Apretando nuevamente sus cejas—. Espero de todo corazón que esto sea temporal… pero si esto, si esto es para siempre... —bajó su tono de voz, volviéndose casi que suplicante y esperanzador—, tendré que aprender a comunicarme con él de esta forma, o de alguna otra forma más fácil para Sang-Ge... —Se detuvo abruptamente, volviendo a negar con su cabeza—. Tal vez estoy pensando de más, pero…

 

Volvió a detenerse, sin embargo, esta vez fue por un grito ensordecedor proveniente de su regazo. 

 

Nie HuaiSang comenzó a gritar desesperado mientras se rascaba con brusquedad las orejas tal como si tratara de arrancarse las orejas. El Nie comenzaba a decir palabras de alerta: "¡Cállense!, ¡basta!, ¡detengánse!, ¡alto!, ¡es demasiado!". Temblaba demasiado, no paraba de llorar mientras movía bruscamente la cabeza, no paraba de patalear tratando de parar la abrupta avalancha de sonidos que había llegado a sus tímpanos. 

 

Era como piquetes en el cerebro y oído, demasiado constantes y agudos para ser tolerables. Todos los sonidos del pueblo entre montañas parecían haber sido intensificados a un volumen devastador. 

 

El sonido que más lo atormentaba era el de rocas. Grandes rocas que caían rudamente en el suelo, provocado por el desmoronamiento de algún lugar. Pasos que corrían frenéticamente huyendo de esa avalancha. Todo sonido relacionado a eso lo estaba haciendo agonizar.

 

Inmediatamente Wen Qing se acercó a sujetar las manos de Nie HuaiSang, impidiendo que se hiciera más daño. Revisó sus uñas, notando que había un poco de sangre en los bordes de estas. Entre tanto, Wen Ning sujetó con delicadeza aun firme la cabeza del hombre Nie, impidiendo que la siguiera moviendo más. 

 

—A-Sang. Sang-Ge escúchame, concéntrate en mi voz, ¿si? A-Sang, respira como lo sabes hacer, por favor; repite conmigo zhiji, inhala... —miró directamente a los ojos ya abiertos de el nombrado, estaban tan abiertos que dolía. Tal como él dijo, inhaló profundamente; esperando ser imitado—, exhala...

 

La respiración de Nie HuaiSang era entre cortada, pero aún así, logró controlar su respiración, con dificultad, pero lo consiguió. Entre eso, notando que el hombre ya no tenía intenciones de arrancarse los oídos; Wen Qing fue a su habitación médica en busca de algodón y agua para limpiar las orejas y dedos del Nie, al igual que buscar una botella de agua fría para que el individuo bebiera. Una vez ya teniendo las cosas, procedió a ir rápidamente con él, dándose cuenta que ya estaba más tranquilo. Seguía temblando y respirando irregularmente, al igual que sus orejas estaban siendo tapadas por las manos de su hermano menor que le murmuraba; pero ya estaba sentado en el regazo de Wen Ning, dándole la señal de que ya estaba mejor.

 

—¿Tienes sed? —Wen Qing susurró, sentándose al lado del otro Wen, quedando en frente de Nie HuaiSang. Este no asintió ni negó a su pregunta, pero de todas maneras la mujer abrió la botella y se la entregó. Cuando el hombre tomó varios tragos de agua la mujer continuó hablando:—Eso, recuerda concentrarte sólo en el sonido de tu respiración y nuestras voces, ¿de acuerdo? 

 

Sabía que los oídos del hombre estaban siendo tapados. Sin embargo, conociendo el don de éste, sabía que la escuchaba con claridad. Y eso se confirmaba cuando Nie HuaiSang asintió. 

 

—¿Te sientes mejor? —preguntó Wen Ning, recibiendo otro sube y baja de cabeza. El Wen sólo retiró una mano, apoyando la cabeza de su esposo en su hombro para seguir tapando. Agarró la mano que no estaba siendo atendida, pues su hermana se dispuso a limpiar los dedos del chico con las cosas que trajo. Con dificultad por contar con una sola mano, recogió un algodón y con ayuda de Wen Qing lo mojó para empezar a limpiar las uñas de Nie HuaiSang. 

 

Con este ya van dos ataques de ansiedad el día de hoy. Eso le hacía doler a Wen Ning, a pesar de que él no era el herido. 

 

—A-Ning, deberías llevar a HuaiSang a la casa de los Jiang y pedir la comida de la señora YanLi. —A su pesar, sabía que por más buena médica que fuera, no se permitiría hacer sufrir a su cuñado. Era preferible que se curara rápidamente con magia, que tratarlo y tardara días en dejar de doler. 

 

—Mhm. —Fue todo lo que respondió. Ya habían limpiado las manos, así que con cuidado limpiaba los rasguños en los alrededores de la oreja. Agradece a su hermana por no haber permitido que se lastimara por mucho tiempo; eran heridas superficiales, tal vez sólo lo preocupante fuera la situación y no la gravedad de las heridas. Pero aún así, no le gustaba en absoluto. 

 

Nie HuaiSang estaba quieto, a excepción de sus manos que no paraban de temblar y moverse entre sí; sólo estaba concentrado en la conversación de los hermanos Wen y sus respiraciones, el sonido del algodón pasando por su piel y...

 

"Lo encontré."

 

¿Lo encontré? ¡Oh, mierda! ¡Jin Ling! 

 

Asustado, se levantó inesperadamente, con la intención de salir de la casa e ir a Casita; pero sus piernas lo traicionaron y cayó. 

 

—¡A-Sang! —Wen Ning se levantó de igual forma y lo ayudó a levantarse, acomodando un brazo debajo de las rodillas del Nie y el otro en la espalda de este, levantándolo.

 

—¡HuaiSang! ¿¡Cómo se te ocurre pararte así!? —A pesar de las exclamaciones, mantenían sus voces en tonos más bajos del normal.

 

—Ya está ocurriendo... —dijo.

 

Los hermanos se miraron de ojos abiertos, ambos estaban pálidos y nerviosos—. ¿Ya? ¿Ya lo encontró? —preguntó Wen Ning. 

 

—Sí, A-Ning… hasta destrozó la habitación... —soltó una risa seca—. Saben que debo estar ahí.

 

—HuaiSang, por más que quisiera o negara dejarte ir; no lo permitiré. Primero descansa un poco y luego vas…

 

—Qing-Jie, cuando vaya, podré comer la sopa de loto de YanLi-Jie y estaré mejor, no te preocupes tanto... —interrumpió el Nie. Sabiendo que tenía razón, esperó el predecible suspiro derrotado de la mujer.

 

—A-Ning, asegúrate de que coma —dijo finalmente. 

 

—Mhm... —Wen Ning giró su mirada a la de Nie HuaiSang.—Sang-Ge...

 

—Perdóname por asustarte, zhiji —alzó su cabeza para poder darle un breve pero necesitado beso—. Sin embargo, sabes la urgencia de estar ahí. ¡Es de vital importancia!

 

Wen Ning frunció el ceño—. Lo sé. 

 

—Bueno, ahora déjame ponerme de pie, por favor A-Ning —reprochó con un infantil puchero. Actuaba como si no hubiera tenido uno de los más fuertes ataques que ha tenido en su vida… no sabía cómo reaccionar.

 

Como si fuera una orden, Wen Ning lo dejó pararse, pero dejando el brazo de Nie HuaiSang alrededor de sus hombros y sujetaba la cintura de este.

 

—No permitas que camine sólo, no hasta que ya haya comido esa sopa… o lo que sea. —Wen Qing resopló, pero aún así mostró gran atención. 

 

—Mhm.

 

—¡Oigan, no soy tan débil como parezco! 

 

—Y no decimos que lo seas. —Wen Qing contestó—. Pero no estas en condiciones. —Nuevamente se dirigió a su hermano—. A-Ning, llévate la botella de agua, por si le da sed en el camino. 

 

Por si no lo recuerdan, literalmente la casa de Wen Qing se encontraba hasta el otro extremo de la villa, totalmente alejado de Casita. Por lo que, sería un camino algo largo.

 

—De acuerdo, gracias jiejie. —Wen Qing asintió.

 

Nie HuaiSang murmuró quejas mientras se limpiaba cualquier rastro de lágrimas con su manga y acomodaba su cabello para que tapara sus orejas.



Notes:

Zhiji: Otra manera romántica de llamar a la pareja.
Valeriana: La valeriana es una planta medicinal que se utiliza como sedante e inductor del sueño. Se ha empleado desde la antigüedad para tratar la ansiedad y los nervios.

 

Escribir el sufrimiento de personajes que odias

Chapter 15: ☁️| Extra 05

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Anteriormente  Jiang WanYin y Lan XiChen estaban en la habitación del primero, esperando a que su hija terminara una conversación que tenía con la matriarca.

 

Había pasado algo de tiempo desde que se habían ido a tener esa conversación; cosa que fue aprovechada por la pareja para hablar sobre su hijo mayor y sus exagerados cambios. 

 

Poco después, la niña había regresado sola, para alivio de los adultos. Jiang WanYin apresuradamente se alejó de Lan XiChen a una distancia aceptable para que la niña se sentara entre ellos. El Jiang palmeaba en el colchón para animar a su hija a sentarse.

 

Jiang Xiang cerró la puerta primero, a paso lento y dudoso caminó hacia ellos y se sentó con tranquilidad mientras jugaba con el peluche que su primo Jin Ling le había regalado.

 

Los adultos se vieron confundidos al ver la actitud de la pequeña. Arriba de Jiang WanYin se formó una nube rodeada de un aura repleta de preocupación. Lan XiChen se hubiera tomado el tiempo para quitar la nube, pero notó que sólo era un reflejo de su misma preocupación; por lo que no era tan grave.

 

—A-Xiang... —comenzó el Lan—. ¿Cómo te fue? 

 

La niña negó con la cabeza, sin alzar la mirada o quitar su vista del peluche. Incluso de tan agachada que estaba su cabellera negra caía en cascadas tapando los lados de su regordete rostro.

 

La nube de Jiang WanYin se volvió más grande y larga, abarcando a los tres. Pero ninguno se dió cuenta. 

 

—¿A-Xiang, qué ocurrió? —preguntó nuevamente, acomodando un mechón de cabello detrás de la oreja de la niña.  

 

Jiang Xiang sólo apretó los ojos, ignorando el berrinche que quería crear. Un niño expresa abiertamente su llanto. No debe contenerse en llorar en silencio. Y eso volvía la situación más preocupante. 

 

—A-Xiang. ¿Qué te dijo Madame Yu? —volvió a preguntar. Esta vez la niña suspiró y por fin habló en una voz anormalmente baja.

 

—La gallina quería volver con sus pollitos. 

 

Se quedaron en silencio. Jiang WanYin, que se había quedado callado por andar mordiendo su mejilla interna; al fin habló:—¿A dónde te llevó? —Con una expresión pacífica y sin expresión de molestia. Cosa más preocupante. 

 

—Con las gallinas. —La niña alzó por fin la mirada sin ver a ninguno, concentrándose en jugar con su peluche como si nada. Ya había dejado de llorar, pero aún se mostraba confundida por su puchero—. Con las gallinas del pueblo, esas que siempre lastiman a gufu¹. Abuela ZiYuan me dijo que íbamos a ir a visitar amigas gallinas y gallos. ¡Incluso había cerditos! No entiendo porqué me pedían que los sacara de ahí, parecen ser bien cuidados... —Se detuvo por un segundo para negar con la cabeza—. Abuela ZiYuan me pidió que le dijera a una gallina "ve con el señor", creo que era el que las cuidaba. La gallina fue y se metió a la casa del hombre con él. Pero comenzó a llorar pidiendo que la dejara ir con sus pollitos. Y la dejé de escuchar. Abuela ZiYuan me dijo que era para ver si los animalitos me hacían caso o sólo hablaba con ellos. 

 

Lan Huan jadeó al escuchar la historia, comprendiendo lo que había escuchado su hija.

 

Jiang Xiang fue a escuchar una gallina morir. 

 

Sería cosa normal, sin embargo, el don de la pequeña era entender a los animales. Claramente escuchó el sufrimiento de los animales del lugar. 

 

No pudo pensar en nada más por ser mojado tan espontáneamente. 

 

La nube de Jiang Cheng se volvió casi negra, y lanzaba gran cantidad de agua a los que estaban debajo de esta. Es decir, a los tres. 

 

Jiang WanYin ni se inmutó, ya estando acostumbrado a ser mojado diariamente. A pesar de ello, él habría reaccionado tapando a su hija. Pero sus manos se encontraban hechas puño, clavando sus uñas en las palmas. Estaba furioso. 

 

¿¡Cómo se le ocurría llevar a una niña a un matadero!? 

 

Lan Huan reaccionó cargando a la niña en sus brazos y alejándose de la cama.

 

Por más que quisiera deshacerse de la nube, si esta estaba en acción, solo saldría contraproducente. 

 

Créanle, ya intentó varias veces quitar esa lluvia intensa de la cabeza de su esposo y terminaba siendo víctima de un rayo. 

 

Gracias, comida sanadora de Jiang YanLi, lo salvaste muchas veces. Bueno, no muchas, sólo lo había intentado dos veces debido a que Jiang Cheng le prohibió tocar su nube si estaba alterada. 

 

Como ahora.

 

La habitación de Jiang WanYin era normal. Como cualquier otro cuarto de una persona normal. Algo grande, eso sí. Con paredes moradas y decoraciones de distinta tonalidad, pero del mismo color. Su habitación era básicamente de tonos variables al morado y magenta. Exceptuando por regalos de distintos colores que le había dado Lan XiChen. 

 

Si bien, era una habitación normal; era una habitación dentro de la casa mágica. No se libraba de la magia. Cuenta con la característica de que controlaba los desastres "climáticos" que el Jiang provocaba.  

 

Controlaba en el sentido de que, lo que ocurriera en el cuarto, se quedaba en el cuarto. 

 

Esa era la peculiaridad de la habitación. 

 

Ah, y el techo que reflejaba el estado del cielo afuera. 

 

—¡A-Die! ¡No pasa nada! ¡No estés triste por favor! ¡Vas a estar todo mojado! —exclamaba sin parar, inocentemente tratando de relajar a su papá. 

 

Pero sólo lo empeoró. 

 

No por la niña, claro que no. Si no por el pensamiento que llegó. Es tan inocente, ¿¡por qué la llevaría a un lugar tan horrible!? Nada en contra de los gallineros, pero esos lugares serían una tortura para su hija. Y no lo toleraba. 

 

Su nube provocó rayos por pocos segundos antes de desaparecer.

 

—¿A-Cheng? —murmuró Lan XiChen, tenía la vista en el techo/cielo, notando que las nubes desaparecían; dejando un azul grisáceo extremadamente apagado. 

 

Era como si...

 

—Baba, ¿no hay clima? —preguntó A-Xiang.

 

Eso era exactamente lo que pensaba Lan Huan. Su preocupación se reflejó en la curvatura de sus cejas y ojos abiertos, bajando rápidamente a ver a su esposo que se encontraba sentado. 

 

Sentado de manera "correcta". Con su espalda recta, postura adecuada y piernas juntas. Dejando sus manos completamente derechas y bien colocadas, con las palmas apoyándose en sus rodillas, revelando los rasguños que se hizo hace unos segundos en sus manos sin que él mismo se diera cuenta. 

 

Lo que era más alarmante, era su rostro. 

 

Estaba en blanco. Tan neutral que era incapaz de ser similar a su Jiang Cheng. Su Jiang Cheng por más que reprime sus emociones por el bien del pueblo, era muy expresivo. Pero su mirada estaba apagada igual que el cielo. No había brillo en su cara. Parecía un maniquí preparado para sólo moverse. 

 

Le recordó a su hermano Lan Zhan que era tan poco expresivo. Sin embargo, la gran diferencia es que el rostro de su hermano brillaba y tenía vida. A pesar del inconveniente, seguía teniendo un intenso brillo en sus ojos dorados. 

 

Jiang WanYin no. No había nada. Lan Huan se consideraba bastante bueno en el aspecto de reconocer cómo se sentían las otras personas. Pero ahora se sentía tan inútil al no encontrar nada en su esposo. 

 

Inmediatamente bajó a su hija, agachándose a su altura para murmurarle que fuera a la habitación de JingYi para que le ayudara a secarse y le diera ropa seca. Pues siempre el hijo mayor contaba con algunas prendas para su hermana en su propia habitación al constantemente tener pijamadas juntos.

 

La niña obedeció, saliendo de la habitación sin cuestionar a su baba, en silencio. 

 

Lan Huan cerró la puerta al ver que su hija caminaba en dirección asignada. Confirmado esto, se acercó a Jiang WanYin con serenidad. 

 

—¿A-Cheng? ¿Ocurre algo? —¡Claro que ocurría algo, no es tan imbécil! Preguntó para que el contrario respondiera a su duda principal: qué pasa. 

 

El hombre sentado alzó su cabeza mecánicamente, haciendo contacto visual que a Lan XiChen le dió escalofríos. 

 

—Nada, Lan XiChen. —Sólo respondió eso. Levantándose pesadamente para dirigirse a su armario a agarrar ropa seca para ambos. Una vez encontrada, caminó sin sentimiento hacia el de blanco y le dejó las prendas en sus manos. Y volvió a dónde estaba para comenzar a cambiarse.

 

No sabía que más le dolía. Si el uso de su nombre de cortesía, que Jiang Cheng jamás utilizó con él. O su mirada sin amor que le regalaba. 

 

Lan Huan estaba congelado. Por lo que no había notado cuándo Jiang Cheng terminó de arreglarse por completo. 

 

El hombre Jiang, sin dirigirle la mirada, caminaba hacia la puerta detrás del Lan. Por lo que no lo permitió seguir.

 

—Déjame pasar. 

 

—No —declaró Lan XiChen, dejando la ropa que luego se pondría en una mesilla cercana a ellos, sin mover mucho su posición. Acunó las mejillas del más bajo y con suma delicadeza susurró:—Baobei, ¿qué está pasando? ¿por qué actúas así? 

 

No sabía que decir. Por primera vez en mucho tiempo, Lan XiChen no sabía como calmar a Jiang WanYin. Y la razón era simple, no había nada que calmar.

 

No había ninguna emoción en el ahora vacío cascarón en forma de su esposo.

 

El hombre no reaccionó. Sólo respondió con claridad:—No lo sé. 

 

—¿Estás bien? —preguntó con gran preocupación.

 

—No —respondió su neutralidad.

 

—¿Estás mal? —intentó angustioso.

 

—No —habló la frialdad.

 

—¿Cómo estás? —Ya no sabía de que manera preguntar, su desesperación no le permitió pensar.

 

—Estoy…

 

Se interrumpió a si mismo, alejándose varios pasos de Lan XiChen sujetando su cabeza con una mano y la otra arrugando la ropa que cubría su corazón. Comenzando a gritar de agonía. 

 

—¡Jiang Cheng! —gritó alarmado el Lan. Acercándose al hombre que repentinamente reaccionó. Estaba sufriendo. El hombre, sin saber que más hacer, abrazó al de morado dejando su rostro en su hombro, tratando de relajarlo.

 

Pero eso era imposible. 

 

Una nube se formó encima de Jiang Cheng, pero al estar abrazados afectaba a ambos. La nube no tenía color fijo, cambiaba sin parar desde el tono más blanco puro hasta el negro más oscuro que puedas imaginar en una nube.

 

La nube estaba colapsando. 

 

Miles de cosas sucedieron en ese minuto. Una explosión de emociones surgió, siendo reflejada en distintos climas gracias al don. 

 

Comenzó a nevar, comenzó a llover, comenzó un tornado de aire. La habitación se lleno de más nubes que desaparecieron siendo opacados por una cegadora luz. Sin orden en específico, todo eso y más que Lan XiChen no era capaz de describir ocurrieron en menos de un minuto. 

 

Jiang WanYin no lo soportaba. 

 

—¡Lan Huan, has que pare, por favor! —Odiaba suplicar, pero no sabía que más hacer. Estaba gimiendo del dolor por las distintas emociones que llegaron a él. 

 

Hace unos minutos, estaba actuando como un robot. No sentía nada. Ahora lo sentía todo. Quería reír, llorar, gritar, sonreír, estar triste, enojado, feliz, asustado, cansado. Pero no se decidía. No voluntariamente. Su corazón no era capaz de elegir una emoción, expresándose con un punzante dolor que sólo lo hacía gritar. 

 

Lan XiChen estaba conmocionado. No era capaz de entender la situación. Sólo centraba su atención en el hombre tembloroso que se aferraba a él y viceversa. Quería llorar al escuchar las súplicas de su baobei que no era capaz de conceder. 

 

Pocos segundos después que se sintieron una eternidad, la explosión paró. Ya no había nube y el clima volvió a estar soleado, mostrando la paz que por fin sentía el hombre que controlaba el clima.

 

Dicho hombre se desplomó en los brazos del Lan. Respirando con dificultad teniendo su barbilla clavada en el hombro de Lan Huan.

 

—¿B-baobei...? —tartamudeó nerviosamente. Sentándose lentamente en el suelo para que Jiang Cheng no estuviera colgando en su abrazo—. ¿Estás bien?

 

Jiang Cheng se sentía vulnerable y frágil. Odiaba eso. Se sentía mucho más sensible de lo normal. Y el comprendía el porqué, esa extraña explosión jamás había ocurrido, ¡ni siquera el perder sus emociones! 

 

Tanta era su sensibilidad y enojo que respondió duramente:—¡NO! ¡NO ESTOY BIEN, LAN HUAN! —suspiró temblorosamente. Creando una nueva nube mucho más densa.—¡Mierda! ¡otra nube!

 

Lan XiChen también comprendía por qué la intensidad de Jiang WanYin. Por lo que no cuestionó sus gritos, en cambio, quedándose en silencio, apretó más el abrazo para reconfortar al Jiang. 

 

—¿Qué mierda me pasó...? —murmuro, escuchándose su voz tapada por estar siendo, lógicamente, tapada por el hombro de Lan Huan.

 

—No lo sé, baobei... —respondió para no dejar en silencio la conversación. Pero pareció haber alterado más al hombre. Pues se había separado del abrazo y levantado con agilidad. 

 

—¡A la mierda! ¡más vale no vuelva a ocurrir esta porquería! ¡estoy harto! —recorrió con la mirada su ahora desastrosa habitación por los desastres climáticos. Encontrando una caja vacía que debía estar repleta de pertenencias de A-Xiang.

 

¡Carajo! ¡había olvidado que debía recoger las cosas! 

 

Encontró algo con lo que distraerse que no tuviera nada que ver con lo que acababa de ocurrir, ganaba si le preguntaban. 

 

Se acercó a la caja y la recogió. Se dirigió a Lan Huan y dijo:—Sinceramente, no quiero hablar de esto más, y menos hoy. Tengo mucho que procesar. —Su mirada recorrió el cuerpo enteramente mojado de Lan XiChen. Suspiró pesadamente frunciendo el ceño, sabiendo que su estado era por su culpa. Un trueno sonó—. Lan Huan, levántate y cambiate por favor. No quiero que te enfermes. 

 

Lan XiChen era consciente de que todo lo que decía era verdad. Él normalmente hubiera reprochado y querido pegarse con él. No obstante, se sentía aliviado de volver a ver a su esposo expresivo, pese a lo ocurrido hace unos minutos. 

 

Lan XiChen también quería descansar. Aunque el no fuera la víctima de esa tortura, fue tortuoso ver a Jiang WanYin sufrir de ese modo. El Lan se levantó en silencio, compartiendo contacto visual con el otro.

 

Vamos a hablar de esto mañana. Decía la mirada de Jiang Cheng. 

 

De acuerdo, me explicas lo que pasó, mañana. Concordó la mirada de Lan Huan. 

 

Sabía que Jiang WanYin no sabía que pasó. Pero él se refería a lo que experimentó. Que se desahogara.

 

—Esto es un extraño cambio de ambiente repentino —trató de bromear Lan XiChen, consiguiendo una risilla seca del otro.

 

—Al menos es un buen cambio. —Jiang WanYin alzó los brazos para acomodar la caja que llevaba en sus manos.—Iré a recoger las cosas de A-Xiang... —dijo en voz baja pero firme, mostrando su gran cansancio. Él se sentía cómodo expresándose abiertamente con su esposo—. ¿Qué horas son?

 

Lan Huan buscó con la mirada el reloj que usualmente estaba pegado a la pared, pero que ahora se encontraba en el suelo—. Son las… tres con cuarenta y cinco. 

 

—Bien… eso dará tiempo para comer antes de esa puta cena.—Otro trueno sonó. 

 

No era secreto para ambos que les desagradaba la idea del matrimonio forzado.

 

Pero sabían una de las razones por las que Madam Yu organizaba dicho compromiso. 

 

Los hombres en la familia Jiang (más Nie, Jin y W-) eran capaces de embarazarse. Sin embargo, si querían un hijo con don y fértil al igual que ellos, el embarazado debían ser ellos. Es decir, los que tienen don.

 

Hipotéticamente hablando, si un hombre de la familia Jiang se casa con una mujer y ella sale embarazada, el hijo saldrá sin don y estéril. Es sólo un hipotético caso, pues no se ha dado el caso para confirmarlo. Fue sólo una idea de la matriarca.

 

Afortunadamente para Madam Yu, todos los que tienen don han sido manga cortadas. Esa era la única razón por la que no se quejaba de que tuvieran relaciones hombre con hombre. 

 

O eso creía Jiang WanYin. La mujer no sería tan descarada como para admitir su opinión en voz alta. Pero, la pareja creía que esa era la razón principal además de "juntar familias". Y eso les desagradaba. 

 

También por eso, odiaban tener que ir a esa estúpida cena.

 

Lan XiChen asintió a lo dicho por Jiang Cheng—. Primero deberíamos ir a comer. 

 

—Supongo. Pero ve tú primero, luego de recoger los juguetes voy. 

 

—Mn. Iré con YanLi a ver si hay comida, te llevaré a la habitación de Jin Ling. 

 

Jiang WanYin negaría, pero se sentía tan cansado emocionalmente por la explosión y falta de sentimientos, que sólo asintió. 

 

—¡Pero primero cambiate, joder! ¡estás todo mojado! —Se quejó, haciendo reír al Lan.

 

—Sí, baobei. —Se acercó para darle un beso al Jiang antes de despedirse temporalmente y dejarlo irse. 

 

Tenía demasiado que procesar en estos momentos.



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Lan XiChen se dirigía prácticamente corriendo a la cocina de Jiang YanLi de no ser por las escaleras.

 

Como sea, en el camino iba pensando, tratando de ignorar la conversación que tendría mañana con su esposo. Este tema lo estaba agobiando demasiado. Pero sentía, y realmente era ridículo sentirse mal como si él fuera quien sufrió. 

 

Sin embargo, le pesaba todavía el corazón al recordar la imagen vacía de Jiang WanYin para luego ser reemplazada por el explosivo, haciendo que le doliera más todavía. 

 

Prefirió concentrarse en la comida. Mejor. Iría a la cocina de su cuñada a pedirle comida y luego iría a la habitación de Jin Ling a encontrar a su esposo y fin de la historia .

 

Eso sonaba bastante grosero. Lan XiChen se reprochó, dándose una regañada por el insensible pensamiento. 

 

A ver, calma. Calma, calma, cálmate. 

 

Ya estaba en el primer piso, dónde se encontraba la cocina. Fue hacia allá rápidamente, esperando encontrar la imagen de la Jiang YanLi cocinando como de costumbre.

 

A veces ayudaba a la mujer con la cocina, pero siempre ella terminaba haciendo todo por.. .no sabría decir. Jiang YanLi aceptaba su ayuda por amable cortesía, suponía. 

 

Pero al estar en la puerta, se encontró con una escena, realmente, poco esperada. 

 

Jiang YanLi se encontraba sentada con grandes señales de estar debilitada. Estaba siendo atendida por Wen Ning, que estaba checándola delante de Nie HuaiSang, que estaba comiendo una galleta probablemente hecha por Jiang YanLi. 

 

Los tres notaron su presencia. Pacíficamente saludó:—Buenas tardes, HuaiSang, Wen Qionglin, YanLi. Disculpen… 

 

Nie HuaiSang se levantó apresurado, provocando que perdiera el equilibrio por unos segundos, pero nada grave. 

 

—¡XiChen-Ge! Lo siento, no es un buen momento, ¿sabes? —hablaba en voz baja cómo siempre. Lan XiChen a veces recordaba la voz chillona y alta del Nie antes de tener el don. Nie HuaiSang se acercó a la mesa agarrando tres panes hechos, como siempre, por la mujer sentada—. ¿Vienes a buscar comida, cierto? ¡toma, toma! Lamento que no sea algo extravagante pero comida es comida. —Se encogió de hombros, sonriendo cansado—. ¡Rápido, rápido! ¡Jiang-Xiong tiene hambre! No puedes quedarte aquí por mucho tiempo, ¡anda, anda! —le entregó los tres panes que había colocado en una bolsa, giró el cuerpo de XiChen y lo empujaba por detrás para sacarlo de la cocina:—¡Anda, ve! Y recuerda contestar cualquier pregunta con sinceridad~ bueno, ¡adiós! —Y, por accidente, azotó la puerta, lo que provocó una fuerte queja por parte del Nie. 

 

Lan XiChen terminó más confundido de lo que antes estaba, pero decidió ignorar todo e ir a la habitación de Jin Ling.  

 

Caminando en dirección a esta, estando algo cerca de la simple puerta, pero algunos truenos lo detuvieron de abrir la puerta. Al parecer su esposo, quien se encontraba ya adentro, estaba siendo alterado. 

 

Sin querer, escuchó una corta parte de la conversación que estaba sucediendo dentro del cuarto.

 

—Si Wei... —Ah, ese era Jin Ling. 

 

Escuchó el sonido de una fuerte lluvia, pues las gotas golpeaban con constancia el suelo de madera...y aparentemente a su esposo. Otra vez.

 

—Si él hubiera tenido una visión sobre, em… ¿alguien en específico? O algo, no sé jeje. ¿Qué significaría? —¿Por qué Jin Ling preguntaba acerca de una visión?

 

—Aquí no se habla de él —escuchó a su esposo murmurar… y no porque pegó la oreja a la puerta para escuchar mejor, claro que no.

 

Eso no sería muy Lan de su parte.

 

—¡Lo sé! Es hipotéticamente hablando... —Hipotético o no, ¿por qué preguntaba?

 

—Jin Ling, ¡olvídalo! Escucha. No sé qué estés pensando o si sólo es curiosidad, ¡pero detente! Tenemos una maldita cena importante con los Ouyang y no necesitamos problemas. ¿De acuerdo? 

 

—Sólo me da curiosidad. Qué tan positivo o tan negativo era para esa persona que hipotéticamente hablando está en la visión…

 

Jin Ling estaba preguntando cuánta era la gravedad si alguien estuviera en una visión de aquel hombre...

 

Y recuerda responder cualquier pregunta con sinceridad~ —recordó lo dicho por Nie HuaiSang. No tenía absolutamente nada que ver, pero...

 

Sin saber que estaba haciendo, abrió la puerta tranquilamente y saludó con la misma calma:—Hola, Jin Ling.

 

—Hola, tío XiChen.

 

Lan XiChen miró que Jiang WanYin estaba sentado en el suelo, por lo que se acercó para ayudarlo a terminar su actividad.

 

—Es sólo curiosidad, jiujiu —volvió a repetir Jin Ling.

 

Lan XiXhen lo miró de reojo con curiosidad, a lo que Jiang WanYin aclaró, mientras respondía a la pregunta de Jin Ling:—Aquí no sé habla de esas cosas, Jin Ling.

 

—Pero, ¿sería tan malo estar en una visión de él ?

 

—Oh, ¡era una pesadilla! —respondió Lan XiChen con sinceridad.

 

—¡¡Lan Huan!! 




Notes:

Gufu: Esposo de la hermana mayor del padre.

 

Esto se salió de control... ayud-

 

¿Más relleno? Quizás, quizás no. ¿Ustedes lo consideran relleno? No lo sé pero es importante para la trama, así que...

 

¡Bien! Quiero hablar de Madam Vieja-Pedorra Yu.

 

Saben, no la miro apoyando a su hijo con ser manga cortada. Aunque para mí es bi. Simple HC culposo.

 

En fin. Yo la miro súper homofobica, así de que: eri gay? Iu queasco, alejate fenómeno raro, iu iu. O algo así, no sé. Así que aproveché para explicar un poco porqué lo acepta. Alto trucazo. 🤪

 

De Jiang Cheng tengo mucho de qué hablar, ¡pero me encantaría hacerlo con ustedes!

 

¿Teorías? ¿opiniones? ¡los leo y contesto.

 

Para tener todo ordenado (y recordatorio para mi misma, pero shhh...)

 

1.- Jin Ling encontró la visión.

2.- Nie HuaiSang y su sordera.

3.- Jiang Cheng y su explosión.

4.- YanLi tiene mucho que cocinar. Jaja.

5.- Se viene la parte "no se habla del Patriarca 😈".

 

En fin, ¡espero que les haya gustado!

 

Antes de irme, ¿qué personaje quieren ver? Curiosidad.

 

Sin nada más que decir, ¡adeuu!

Fecha de publicación: 12-02-25

Chapter 16: 🕯️| Capítulo 10

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

—¡¡Lan Huan!! —saltó la voz alterada de Jiang WanYin por la más simple y pequeña revelación de ese hombre. 

Lan XiChen asintió, entregándole la bolsa de panes que había traído. ¿La verdad? No tenía ni la más retorcida idea de que estaba haciendo. Sólo estaba siguiendo su instinto por las extrañas palabras de Nie HuaiSang. 

Jin Ling estaba extrañado por su intervención. 

Lan XiChen volteó a mirar al Jin mientras le decía a su esposo:—Él debe saberlo, A-Cheng. Es necesario. 

—¡Nadie habla de él! —Quería más bien decir: "¿¡qué carajo estás haciendo!?" Pero por reflejo respondió eso. Mientras tapaba la boca de Lan con su mano libre, pues con la otra sujetaba la bolsa de panes, impidiéndole hablar más.

El otro hombre se quitó la mano contraria y en un rápido movimiento abrió la bolsa que aún se mantenía sujetada por el Jiang, agarró un pan y lo metió en la boca de este mismo. Sin dejarlo hablar y, de paso, que comiera de una vez.

—Siempre tenía visiones terribles —comenzó a narrar, ignorando las quejas ahogadas de su esposo. Aunque en algún momento se detuvo a comer correctamente el pan—. Es inevitable que estas se cumplan. 

A Jin Ling le brillaban los ojos. No se esperaba que, entre todas las personas, el primero en comenzar a hablar voluntariamente (sin insistencia del joven), fuera el correcto tío Lan XiChen. 

Vaya sorpresa. 

Sin embargo, ignorando esa emoción y asombro; frunció el ceño en la misma cantidad de preocupación y confusión. Moviendo las manos nerviosamente, aún con su tono firme preguntó:—¿Y sí sólo no entendían lo que veía? 

Lan XiChen se encogió de hombros—. Aunque, lo mejor sería que lo entendieran lo más pronto posible porque les ocurriría y no habría vuelta atrás. 

—Eso suena como si ya tuviera experiencia con sus premoniciones... —murmuró (fallidamente). Lan XiChen se rió un poco por eso. 

—Sí, todos alguna vez tuvi... —Y ahora el que tenía un pan en la boca era el Lan. Cortesía de Jiang WanYin.

—Cállate, Lan Huan —suspiró el de morado con cariño y agotamiento. La primera por lo fácil que era para su esposo soltarse y hablar de lo que sea sin pensar en cómo le afectaría. Y la segunda por las secuelas de su "explosión", nada grave, pensaba.

La mirada del Jiang se dirigió al pequeño reloj del mueble a lado de la cama de Jin Ling, este marcaba que sólo habían pasado unos minutos de las cuatro. Nuevamente suspiró mientras frotaba las sienes. Ahora miró a su sobrino que lo miraba expectante.

—Sí, Jin Ling. Ambos tuvimos una experiencia desagradable con una visión. —Jin Ling asintió brevemente, esperando la continuación—. En nuestra boda...

Jin Ling:—¿Qué-? 

Lan XiChen:—Justo en la boda. Sólo unos minutos antes de que comenzara la ceremonia.

—¿De verdad? —murmuró Jin Ling más para sí mismo que para ellos, pero aún así la pareja asintió al mismo tiempo—. ¿Por qué les dió una visión en ese momento? ¿No pudo después?

Cuando decimos "no hablamos de él" era literal en todos los sentidos. Las únicas excepciones son para lanzarle mierda y maldiciones verbales; echándole la culpa por sus tragedias. 

La familia Jiang, sin embargo, se apegaba a la idea de ni siquiera mencionar su nombre. Por lo tanto, la tercera generación de esta familia no estaba al tanto de anécdotas del hombre.

O, simplemente Jin Ling era excluido y no se enteraba de nada. También es una opción. 

—A-Ling, mi shidi A-Xian perdió el camino en esta familia... —Le había dicho su madre la noche anterior, momentos después de que él hubiera visto las grietas. 

Y... ya, eso era todo lo que le habían dicho de ese hombre. Aparte de "¡no se habla de ese tipo!", claro.

Jiang WanYin interrumpió sus pensamientos con la respuesta a su pregunta:—No lo sé. Nos estábamos preparando, el clima en ese momento era perfecto.

—Ni una sola nube. —Estuvo de acuerdo Lan XiChen, asintiendo a lo que decía su pareja.

—Cuando de repente nos encontramos con él —frunció su ceño mientras sentía una nube crearse encima de su cabeza—. Luego de eso, sonó un…

—¡Trueno! —alzó la voz de manera juguetona para bromear, o tal vez fastidiar, a su esposo.

—¿Tú estás contando la historia, o yo? —exclamó sin irritación, sabiendo que lo interrumpió para jugar con él y relajar lo tenso de su cuerpo. 

Y eso lo confirmaba pues el Lan lo abrazó de la cintura y le murmuró:—No, baobei. Continúa —sonrió travieso, haciendo que Jiang WanYin pusiera los ojos en blanco pero con una sonrisa.

Jin Ling quería arrancarse los ojos de raíz. 

Pero no desaprovechó su momento romántico dónde quedaron distraídos unos segundos para volver a colgar su bolsa en su hombro sin que se dieran cuenta.

—En fin. Él dijo: "parece que va a llover", probablemente burlándose de mis nervios —dijo la conclusión a la que había llegado ese día. 

Lan XiChen—. La verdad, no sabemos por qué le dijo eso...

—Pero eso no me lo tomé bien. 

—Espera, jiujiu... —interrumpió Jin Ling antes de voltear a el Lan— tío XiChen, ¿dijiste 'le'? 

—Mhm. Yo no estaba a lado de él en ese momento. Yo estaba con mi hermano, que me ayudaba a arreglar mi túnica —declaró. 

—Sí. Él me lo dijo específicamente a mí —cruzó de brazos, mordiendo su mejilla interna antes de decir;—y por eso fue que me lo tomé más mal todavía. Y provoqué un huracán. 

—¿¡Qué!? —gritó alarmado el Jin. Se esperaba, no sé, ¿lluvia? ¿nieve? ¡no un huracán! 

—No fue... —dudó—, tan grave como suena. —Jiang WanYin aclaró. 

—Aún así, fue el día más feliz de mi vida —opinó Lan XiChen—, al final tuvimos una boda muy original con muchos paraguas rojos —finalizó sonriendo abiertamente antes de darle un beso en la mejilla a su pareja, haciéndolo sonrojar y cambiar la nube a un pequeño arcoíris. 

Jin Ling se quedó callado sin saber que comentar. 

Las bodas de sus tíos no era un tema para narrar o recordar a través de anécdotas. Por lo que, no había estado enterado de que la boda de su jiujiu fue en un maldito huracán. 

Joder, vaya boda. 

Lo que más le asombraba a Jin Ling no era ese hecho, eso lo espantaba; el hecho de que Lan XiChen recordara ese día como el mejor de su vida y como si fuera divertido de recordar era lo que lo asombraba. Sabiendo que estar con su jiujiu significaba estar preparado para esas situaciones, no le sorprendía del todo. Más con lo paciente que era el Lan. 

Se llegó a preguntar si alguien se casaría con él en el futuro, aunque él tampoco se casaría con él si pudiera. 

Pensó en una persona, pero automáticamente descartó la ilógica idea. 

—El punto de esto, es que la visión acertó y de la peor manera posible. —Jiang WanYin retomó su seriedad para decir:—Es por eso que no hablamos de él. Él era el proveedor de malas noticias y lo sigue siendo de malas anécdotas —dijo en un tono extraño, muy suave y nostálgico. 

Jin Ling asintió, temiendo más por su vida al recordar que estaba en la visión del innombrable. 

—Realmente no sé qué está haciendo fallar la magia. Sin embargo, creo recordar hablar a los demás de la familia cuando aún estaba Ya Sabes Quién; decían que le llegó una horrible visión al respecto. —Jin Ling recordó las palabras del señor Nie HuaiSang.

Y eso lo estaba empezando a asustar.

—Eso explica mucho... —murmuró Jin Ling, recibiendo dos asentimientos de la pareja—. ¿Fue la única mala visión? 

—Claro que no, Jin Ling —bufó Jiang WanYin poniendo nuevamente los ojos en blanco—. Todas sus visiones eran catastróficas. Incluso podrías preguntarle a cualquiera y te puede decir una anécdota mala gracias a una visión suya. —El Jiang frunció el ceño. Jin Ling soltó un "mhm" pensativo.

Podría buscar más anécdotas para confirmar si lo que decía sobre que todas las visiones eran mala, es cierto. 

Con eso en mente, se dirigió nuevamente a su tío Lan—. Si él tuvo esa visión con mi tío… ¿tú tuviste una? 

Lan XiChen se congeló por unos segundos que por el silencio parecían eternos. Sin embargo, este asintió. Lan XiChen llevó sus ojos hacia los azules de Jiang WanYin, quien asintió derrotado al saber que Jin Ling insistiría en que le contara. 

El de blanco se centró ahora en el menor para comenzar a relatar.—Una. Aunque todavía no se ha vuelto realidad, gracias a Dianxia —suspiró.

Jin Ling:—Pero… puede ocurrir, ¿verdad? 

—Mn. Jin Ling, no te haré largo el cuento. Él, en el séptimo cumpleaños de JingYi; me dijo: "cuando todo se arruine, serás el único con todos los sentidos de tu familia". —La voz del hombre salió temblorosa al final. Pero trató de disimularlo con su sonrisa serena. Jiang WanYin entrelazó sus manos, reconfortándolo.

—¿Y eso qué significa? —dijo confundido Jin Ling. Sin comprender el significado de aquella frase.

—No estoy seguro todavía. —Lan XiChen soltó una risilla amarga—. Será contradictorio con lo que te dije en un principio, pero… sinceramente no quiero saber el significado de esa premonición. No todavía. 

Jin Ling asintió de nuevo. 

El joven se inclinó un poco antes de decir apresuradamente:—Gracias por decírmelo. Pero tengo que ir a buscar a…lgo —asintió a sí mismo burlándose de cómo no había logrado disimular.

Apunto de cruzar su propia puerta, fue interrumpido.

—Jin Ling —llamó el Jiang, llamando la atención del nombrado—. Sea lo que sea que estés haciendo, ten cuidado. 

Jin Ling le sonrió, sólo alzando la comisura de sus labios sin quitar su ceño fruncido, pero asintió y salió del cuarto sin magia.

La pareja que se había quedado en la habitación se miró a los ojos antes de que Lan XiChen dijera:—Está tramando algo, ¿verdad? 

—Oh, definitivamente está tramando algo. —Le respondió Jiang WanYin con cansancio, antes de volver a seguir haciendo lo que en un principio vino a hacer, esta vez con ayuda de Lan XiChen. 

Lan XiChen pensó para si mismo que, era muy evidente su agotamiento. Y eso le daba un mal sabor de boca.

 

Notes:

JL: ¿Y si sólo no entendían lo que veía?

LXC: Entonces más vale que lo entendieras por que te iba a pasar muy prOntO.

JC: Tun tun tun tun, no se habla de Bruno, no, no, no 🎶

Decidí que esta sección "no se habla del Patriarca 😈" será dividida en varias partes. Esto para organizar mejor las situaciones en cada capítulo.

¡Aclaraciones del capítulo!

Jiang Cheng está más sensible y agotado, como ya lo recalcé en el capítulo, por lo ocurrido en el extra.

Lan XiChen está alterado por esto mismo, aún así, por respeto a que Jiang Cheng no quiere hablar del tema ese día, no lo menciona. Pero lo tiene muy presente.

Eso lo aclaro para que no se saquen de onda por lo "despreocupados" que están después de la fuerte situación. La gente afronta sus problemas de distintas maneras. Y pensé que Jiang Cheng evitaría el problema en vez de afrontarlo. Idk. Pero al haber sido inevitable, opta por no hablar de eso. Aunque sabe que tendrá que hacerlo.

En fin. También quiero aclarar otra cosa.

Cuando Lan XiChen explica la visión que obtuvo, dice que se la dió en el séptimo cumpleaños de Jiang JingYi. Bueno, aclaro que fue el mismo año en el que Jin Ling no obtuvo su don.

Me puse a organizar las edades, dándome cuenta que actualmente Lan SiZhui y Jiang(Lan) JingYi tienen 16 mientras que Jin Ling tiene 15, ¿por? Me apeteció.

Pero eso es porque Jin Ling no ha cumplido los dieciséis todavía, so- sólo es menor a ellos por meses.

¿Por qué aclaro esto? Bueno, no me puse a matarme la cabeza organizando fechas y edades como para no decirlo. Dah. Así que, aquí dejo la lista de edades que hice:

Madame Yu - 50 años.
Nie MingJue - 34 años.
Wen Qing - 34 años.
Lan XiChen - 33 años.
Jiang YanLi - 33 años.
Jin ZiXuan - 32 años.
Nie HuaiSang - 32 años.
Wen QiongLin - 31 años.
Meng Yao - 31 años.
Lan WangJi - 31 años.
El innombrable - 31 años.
Jiang Cheng - 30 años.
Wen (Xuan)Yu - 20 años.
Jiang JingYi - 16 años.
Lan SiZhui - 16 años.
Jin Ling - 15 años.
Jiang GuXiang - 6 años.

Fin.

Suspiro

CREO, que no tengo nada más que aclarar. ¡Cualquier duda, teoría u opinión me la pueden decir en los comentarios y con gusto los contesto! Amo sus teorías. ❤

Sin nada más que decir, ¡adeuu!

Fecha de publicación: 15-05-25

Chapter 17: ☁️| Extra 06

Notes:

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Chapter Text

—...hazte más alto también. Tus ojos azules, combinarán con tus atuendos. De paso, quítate esa panza que solo te hace mirar mal, también las ojeras. Haz tu cara más afilada y... añade más músculo.

Jiang JingYi asintió a sus palabras, obedeciendo las indicaciones inmediatamente cambiando su cuerpo en las zonas indicadas y de tal forma—. ¿Así?

Lo miró por varios segundos, girándolo para ver mejor su nuevo aspecto—. No me convencen tus ojos, hazlos más claros. —Lo cambió—. Mejor. Haz tu cabello más largo, a excepción del flequillo. —Lo cambió—. Listo. Ya estás perfecto —colocó sus manos en las mejillas de Jiang JingYi—. Luego vendré si quiero que tengas algún cambio. Pero no creo que sea necesario —Sin más palabras se retiró de la "habitación espejo" dejando a Jiang JingYi solo.

Acostumbrado a esas visitas repentinas, se fue a cambiar para iniciar su día.

Sí, recién había despertado cuando abuela ZiYuan invadió su habitación pidiéndole cambios como de costumbre. Al verse en una de las paredes espejo quedó... confundido. No se reconocía a sí mismo, ese reflejo no era él. Pero, al mismo tiempo, era él. Aunque siendo honestos, él ya no recordaba cuál era su forma original.

Desde los seis años todos los días, todo el día cambiaba de forma. Pues Jiang JingYi solamente es de ayuda cuando él es alguien más. A este punto solo sabía como era antes gracias a la foto de él cuerpo completo que tenía en su mueble.

Pero ese no era él. Él no se reconocía en esa foto, solo teniendo la similitud su flequillo que nunca cambió. Hasta incluso su tono de piel anteriormente era más pálido igual a su padre, actualmente era un poco bronceado igual a su papá. Sus facciones eran suaves y curvas, redondas. Ahora son más afiladas y rectas, algo bruscas. Y su voz, antes era algo aguda, ahora era más grave.

Eso es lo único que reconoce como su imagen antigua.

Está tan acostumbrado a estar en una forma distinta todo el tiempo, que le es imposible solo liberarse y ser él mismo.

Pero, ¿quién era Jiang JingYi?
Jiang JingYi era él... ¿no?

Aún mirándose al espejo, identificó que el color de ojos era demasiado notorio. Solo hace unos minutos eran marrones, heredados de su padre, el cambio que ordenó Madam Yu era que fueran azules, parecidos a los de ella y su papá.

¿Quería que se pareciera más a su papá que a su padre? Pregunta que se formó en su mente, más nunca será respondida.

A veces envidiaba a su primo Jin Ling. Sin tener ese peso de servir a la comunidad ni la presión y exigencia de su abuela por su mágico poder.

Harto. Estaba harto y cansado de tener un don.

En definitiva, podía decir con total sinceridad que odiaba su don.

Él no supo que ese pensamiento creó una grieta.

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Salió de la casa, yendo hacia el pueblo como siempre para ayudar a las personas cambiándose de forma para reemplazarlos o hacerlos sentir mejor. Ya sea distraer a los niños con entretenimiento, reemplazar a trabajadores cansados o simplemente cambiar su forma para ayudar en cualquier actividad en la que se necesite un doble.

Preparado para su día de... ¿trabajo? Pff, su único propósito es hacer reír y ser alguien más, no lo considera un trabajo o tarea importante. Primero fue a recoger su desayuno como siempre hacían, agarrando dos porciones como le era asignado a cada uno.

En particular, el día de hoy tenía más hambre. Miró a los familiares que ya habían recogido, notando que su tío Nie HuaiSang no estaba a su vista. Aprovechando esto, cambió su forma convirtiéndose en una copia exacta del Nie menor para agarrar más comida.

No se esperaba que su primo apareciera sin intención de tomar comida.

—¡Señor HuaiSang! ¿Sabía que usted es mi tío favorito? —parpadeó unas cuantas veces, poniendo su mejor cara a pesar de las ojeras notorias por la posible falta de sueño.

—¿Necesitas algo, A-Ling? —imitó a la perfección la voz de HuaiSang, aprovechando para tal vez enterarse que planeaba.

—Tal vez... yo puedo confiar en usted con lo que sea al igual que usted me puede contar a mi; como por ejemplo el problema con la magia que a nadie le preocupó anoche. A lo mejor pasó algo y tal vez yo necesite saber... —Mientras más hablaba más disminuía su tono de voz hasta terminar susurrando.

Jiang JingYi quedó totalmente quieto sin saber que responderle. Pero aumentó su curiosidad, queriendo preguntar ambos fueron interrumpidos.

—A-Yi, no finjas ser HuaiSang solo para repetir —habló una voz tan serena y tranquila que lo hizo callar. Mirando como su padre, quien fue que lo regañó, estaba con su respectivo plato con comida. Teniendo atrás a Nie HuaiSang que asomaba su cabeza con el abanico cerrado presionado en sus labios.

Mierda, para otra será.

—Tocaba intentar —trató de bromear, volviendo a su forma perfecta, confirmando sus palabras agarrando una porción más. Yéndose de ahí al ser empujado por las ventanas gracias a Casita.

Siguió con su camino, sintiendo la mirada confundida de Jin Ling en su espalda.

¡Él debería ser quien le diera esa mirada! ¿Qué le pasaba con la magia? Primero habiendo visto supuestamente grietas y la vela se apagaba, ¿ahora eso? Eso sería algo que averiguaría.

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—Todos a comer a la mesa. Vamos, no pierdan el tiempo —ordenó la matriarca saliendo del hogar con su plato.

Mientras que Casita colocaba las sillas de todos, los demás servían su comida y se sentaban para escuchar lo que tenía que decir la mujer esta mañana. Siempre era así, a pesar de que supieran o ya se haya dicho, Madam Yu siempre tenía algo de lo que hablar en las mañanas.

Pero en esta ocasión, sabían el tema que tocaría. El don de Jiang Xiang.

Jiang JingYi algo nervioso pero aparentando tranquilidad se sentó junto a Lan SiZhui, empezando a comer ignorando la mirada desconcertada que varios le estaban dando, la más marcada sin duda era la de sus padres y mejor amigo—primo.

Madam Yu caminaba a un lado de la mesa dirigiéndose a la silla que le pertenecía mientras decía:—Todos nos regocijamos por Jiang Xiang y su maravilloso don... —pausó su inicio de discurso al ver unos mapaches en su silla— ...nuevo —miró molesta y, algo, desconcertada a la niña que estaba sentada a su lado.

—¡Estaban calentando la silla! —dijo sonriente al escuchar las confirmaciones de los animales sentados. Ella tenía alrededor de su silla a distintos animales que la acompañaban desde que obtuvo el don.

—Claro —dijo entre dientes, ahuyentando a los animales para sentarse. Jiang JingYi alcanzó a ver como su padre le alzaba el dedo pulgar disimuladamente a su hermanita, mientras que su papá rodaba los ojos con una pequeña sonrisa ladeada—. Y pronto veremos como sacarle utilidad al don que recibiste...

Jiang JingYi sinceramente no estaba prestando atención, centraba su concentración en Jin Ling, que murmuraba quien-sabe-que (ya sabía que Nie HuaiSang si sabría). Sospechaba que algo relacionado con la magia, por algo debió de haberle preguntado a su tío HuaiSang... bueno, a él, jeje.

— Jin RuLan. Si no eres capaz de prestar atención yo te ayudo. Casita. —Jin Ling ni pudo protestar cuando su silla se movió, llevándolo a él a lado de la mujer—. Y como decía... — miró acusadoramente al Jin antes de continuar—. no debemos de dar por hecho el milagro.

Jiang JingYi se burlaría de Jin Ling si no fuera porque estaba comiendo, no quería atragantarse.

—Es por eso que trabajaremos el doble de duro.

—Mhm, yo ayudo al señor MingJue. —Jin Ling empujó su silla para pararse.

¿Por qué tanta insistencia con el señor MingJue? Eso solo aumentaba su interés.

—Para. —La silla volvió a colocarse donde estaba, impidiendo que Jin Ling se levantara—. Primero les daré un aviso.

Se levantó para pararse detrás de Lan SiZhui mientras anunciaba las siguientes palabras:—Hablé con los Ouyang de la propuesta de matrimonio de Ouyang Zhen y Lan SiZhui.

Jiang JingYi se atragantó, pero lo simuló con una pequeña tos tapada por su puño.

Dicho compromiso ya estaba acordado desde hace un año. Pero por órdenes de los padres del Ouyang y de Madam Yu, fue que decidieron que ya se propusieran y oficialmente estén en una relación. Jiang JingYi dejó de comer para prestar atención a ese anuncio que tanto esperaba por no escuchar. Aún recordaba la visión.

—Nie HuaiSang. ¿Ya tienen fecha? —miró al llamado, este alzó su oreja para prestar atención a lo que decían los Ouyang en su propio desayuno.

—Esta noche... quieren cinco bebés. —Nie HuaiSang casi se atraganta al escuchar esas palabras, pero lo disimuló comiendo más.

La mirada de Jiang JingYi se oscureció, dirigiendo su vista hacia su mejor amigo, el comprometido justamente. Lan SiZhui abrió los ojos, casi se le salían los ojos de sus cuencas, su asombro y vergüenza provocó que algunas flores rosadas y una blanca salieran de su cabeza. Aunque también sintió un escalofrío al presentir la mirada asesina a su espalda proveniente de Jiang JingYi.

—¡Magnífico! Un buen joven con el perfecto SiZhui —arrancó la única flor blanca que tenía en su cabeza, dejando solamente las rosadas, que todas eran iguales y perfectas—. Dentro de unos años, nos darán una nueva generación de bendiciones mágicas, como debe de ser —enderezó la espalda del Lan, quien sonreía algo incómodo y forzado, pero nadie parecía notarlo—. Y ambas familias se fortalecerán.

Lan SiZhui suspiró, manteniendo su compostura volteó hacia su derecha donde estaba Jiang JingYi viéndolo fríamente. Sin embargo, a pesar de sus pensamientos sobre esta situación, el Jiang recordó que él solía ser muy bromista, sea cual sea la situación. Por lo que se transformó en Ouyang Zhen para empezar a lanzarse besos de forma burlona y bromista. El Lan solo le echó un par de flores a la boca, haciendo que Jiang JingYi volviera a su forma anterior mientras escupía flores.

—La comunidad depende de nosotros, ¡la familia Jiang! —alzó la voz la abuela ZiYuan.

—¡La familia Jiang! —dijeron todos unísono, incluso los que no portaban el apellido.

Jiang JingYi se levantó, perdiendo totalmente el apetito por el anuncio. Bien, hoy sería ese maldito día, genial. Al parecer no solo él no quiso seguir comiendo, ya que Lan SiZhui se había levantado de igual forma, dejando su comida a medio comer.

Ambos se miraron formando una conversación silenciosa.

"¿Vamos al pueblo juntos?"

"Vamos."

Caminaron juntos alejándose de la mesa, pero Jiang JingYi notó que Jin Ling estaba caminando en medio de su camino, deteniéndose para evitar un choque.

Le iba a avisar a SiZhui que se detuviera, pero fue tarde.

—¿Y a ti qué te pasa? —preguntó Lan SiZhui con gran brusquedad limpiándose la ropa para quitar los pétalos de esta mientras veía con el ceño fruncido a Jin Ling, que rodó los ojos siguiendo su camino. Terminó arrepintiéndose de su elección de palabras tan pronto como las dijo. Debería dejar de estar tan cerca de Madam Yu.— Lo siento...—murmuró, JingYi al estar cerca de él logró escuchar, pero dudaba que Jin Ling lo haya hecho.

—No te importa. ¡Señor MingJue, espera! —Y se fue corriendo, siguiendo el susodicho.

Lan SiZhui solo se quedó viendo con una expresión de disculpa. El Jiang golpeó unas cuántas veces su hombro con su propia palma.

—Tal vez deberías dejar de juntarte con abuela ZiYuan, te está contagiando su agresividad —bromeó, aún sabiendo que no era el momento.

Él era así, ¿no?


 





























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El desayuno había terminado en una charla con solo adultos, curiosamente (o más bien, rara), la tercera generación de los Jiang se había ido. A excepción de Jiang Xiang, que Jiang WanYin no permitió ir sin que terminara de comer. Ahora ya concluida la comida matutina, cada uno se fue a realizar sus pendientes o tareas. O simplemente, irse a hacer actividades del hogar o existir.

Tal como el caso de Jiang WanYin, que se centraba en cuidar a Jiang Xiang. Era solo una niña de seis años en la mira de su madre, claramente él no iba a dejar que ella toque a su hija, encargándose cien por ciento de la pequeña, con apoyo de su esposo.

Pero en estos momentos, estaba preocupado, siendo expresado por una nube grisácea. Agradece estar en su habitación, si no fuera el caso, seguramente se estresaría por estar en una gran posibilidad de mojar algo con lluvia o arruinar algo con un desastre "natural".

—Lan Huan —llamó a su esposo en medio del silencio, pues esperaban a que su hija menor terminara de tener esa charla peligrosa con Madam Yu.

—¿Sí, A-Cheng? —preguntó curioso, acercándose al de morado, sentándose en el colchón para estar a lado suyo.

—¿Lo notaste? —cuestionó mientras giraba su anillo y miraba un punto incierto.

—Si te refieres a A-Yi... sí, lo noté —pasó su mano por la nube al darse cuenta de su tono más oscuro.

—Ya casi no lo reconozco. Y ya es una estupidez la excusa de "estoy practicando la duración" o "estoy practicando la manipulación del cuerpo". ¡Él ya es talentoso, ¿qué más tiene que practicar?! —exclamó molesto y frustrado, provocando la rápida creación de una nube negra que soltaba rayos y lo mojaba de pies a cabeza. Aunque XiChen, al estar cerca de él, terminó mojado también—. Genial, ¡y ahora esta mierda!

—Baobei —agarró una de las manos del Jiang, llamando su atención—. Si te haría sentir mejor, ¿quieres hablar con A-Yi sobre esto? —ofreció, otorgando una sonrisa tranquilizadora. Algo que realmente agradecía Jiang WanYin, es que Lan XiChen fuera capaz de calmarlo sin utilizar la palabra "calma". Como en este momento, que logró relajarlo sin siquiera intentar usar la frase: "Jiang Cheng, cálmate".

—Oh, claro que vamos a hablar con ese niño. ¿Qué se cree cambiándose hasta de nacionalidad?

—...no creo que se haya cambiado.

—Si sigue así, va a terminar de dejar de ser chino.

Lan XiChen tapó su risa con su manga, mirando tierna la actitud dramática de Jiang Cheng.

—A-Cheng, A-Yi seguirá siendo nuestro hijo aún si deja de ser chino.

—Claro, Lan Huan. Para que luego se cambie el ADN y deje de serlo —bufó cruzándose de brazos al sentir el brazo del Lan en su cintura, atrayéndolo hacia un abrazo.

—¿Aún así seguirá siéndolo?

—Sí, obviamente. No por nada lo parí y provoqué un tornado espantoso por su culpa —rodó los ojos recordando ese día tan... catastrófico.

—Entonces está bien. —A pesar de sus palabras, su mirada cambió radicalmente a una de total seriedad, siendo notado por su esposo—. Sin embargo, me desconcierta cuánto ha cambiado en estos años. Pensaba al principio que era por la pubertad, pero esto lleva desde que obtuvo su don... Supuse que se trataba de algún efecto secundario que pronto controlaría. Pero cada vez está más distinto, pareciéndose más a ti.

—...Como a madre le gustaría.

—Exactamente. —Se silenció por unos momentos, retomando su explicación—. Al principio no era del todo el agrado de tu madre. Ahora ella es más... tolerable con él.

—Irónicamente, antes se parecía más a ti y era del agrado de tu tío. —Lan Huan asintió divertido por tal comparación—. La diferencia es que ahora lo sigue tratando de igual forma.

—Así es. —Nuevamente tomó silencio—. ¿Tú crees que...? —dejó al aire el resto de la pregunta, suponiendo que Jiang Cheng la completó en su mente.

—No quisiera, pero es lo más probable. —Una nube de amargura se posó sobre su cabeza, su mal inicio del día provocó que este día fuera nublado.

—¡¡¡Jiang Cheng, el clima!!! —alcanzaron a escuchar el grito de la mujer.

 

Notes:

En fin, como (espero) habrán notado, Yu ZiYuan no es mi personaje favorito.

Por lo que aquí no será buena como abuela Alma, así de simple. Gracias.

En finally, este capítulo es el mismo que uno de los primeros, pero desde la perspectiva de Jiang JingYi, ¿por qué?

No lo diré, por ahora.

¿Algún comentario en especial? ¡Los leo!

Sin nada más que decir, ¡adeuu!

Fecha de publicación: 17-05-25

Chapter 18: 🕯️| Capítulo 11

Notes:

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Chapter Text

Jin Ling bajaba apresuradamente las escaleras, sus pisadas resonando en la madera antigua del segundo piso. No creía que alguien estuviera en el segundo piso, y si había alguien, bueno, ya estaba abajo de todos modos.

 

La ansiedad burbujeaba en su estómago al pensar en el innombrable. Tenía mala reputación, tanto en su persona como en sus profecías. Jin Ling no podía evitar sentirse intrigado y receloso a la vez. Antes de la maldita cena, aprovecharía para preguntar sobre aquel hombre y desentrañar los misterios que lo rodeaban. Después de la cena, o tal vez mañana, abordaría la misión principal: cómo salvar el milagro.

 

Desde el pie de las escaleras, sus ojos se fijaron en dos figuras familiares: Nie HuaiSang y Wen QiongLin. Ambos estaban conversando en voz muy baja, dirigiéndose a una habitación al final del pasillo. Sin perder tiempo, Jin Ling corrió hacia ellos, su corazón latiendo con fuerza en su pecho.

 

La habitación a la que se dirigían era ordinaria en apariencia, con un estilo que recordaba a una sala común. Pero Jin Ling sabía que las apariencias podían engañar. Al abrir la puerta, los recibió una cálida luz y el aroma a incienso quemado. Las paredes estaban cubiertas de estanterías llenas de libros antiguos y pergaminos. En el centro, una mesa de madera maciza con sillas acolchonadas invitaba a sentarse y conversar.

 

Nie HuaiSang levantó la vista al escuchar los pasos apresurados de Jin Ling y le dedicó una sonrisa amistosa. Wen QiongLin, por su parte, se giró ligeramente, asintiendo en señal de reconocimiento.

 

—¡Señor HuaiSang, señor QiongLin! —alzó la voz llamándolos, ya los tres en el cuarto.

 

—Oh, otra vez tú A-Ling —dijo Nie HuaiSang, sentándose tranquilamente en una de las sillas de la sala.

 

—Jin Ling —recalcó, pasando de largo la risa suave y burlesca de su tío Nie.

 

—¿Qué necesitas, Jin Ling? —cuestionó Wen QionLin, sentándose a lado de su pareja en el mismo sillón. 

 

—Venía a preguntarles algo —dijo con franqueza, cruzando de brazos y acomodando su posición parada para estar cómodo. Sin intención de sentarse. 

 

—Vaya. Jin Ling ha estado muy curioso el día de hoy —Nie HuaiSang agitó su abanico suavemente—. Sabes que la curiosidad mató al gato, ¿verdad? 

 

Jin Ling rodó los ojos soltando un resoplido—. Sí, lo sé, pero es sólo una duda.

 

—¿Mh? 

 

—Sobre Wei WuXian —dijo, nuevamente ignorando el bajo grito ahogado de Nie HuaiSang—, quería saber si, bueno, ¿hay algo que se deba saber de él? 

 

Ambos adultos se miraron a los ojos, uno más espantado que el otro. Si bien, su tío QiongLin era tierno, ¡no se sabía expresar! ¡Era como un maldito cadáver! A pesar de las obvias ganas de negarse que mostraba Nie HuaiSang, Wen QiongLin asintió imperceptible, pero notable para el Nie.

 

—Sabes, Jin Ling... hablar de él trae muy mala suerte... no creo que quieras saber mucho de él, realmente... —movió su abanico con más fuerza, haciendo una mueca por el sonido.

 

—¿¡Me estás jodiendo!? —Jin Ling alzó la voz, rápidamente tapándose la boca al escuchar el quejido del Nie.—Lo siento, ¿pero qué mierda? 

 

—C-cuidado Jin Ling, que A-Ning te puede reprochar por tu mal lenguaje —comentó murmurando Nie HuaiSang,  quien tenía una mano en el vientre y la otra en su oreja, tratando de tapar el sonido. Mientras Wen Ning sólo suspiraba al mismo tiempo que tapaba la otra oreja. 

 

—Es que- ¡tú fuiste el que me dijo algo sobre él! ¡Que buscara su visión! ¿Y de repente dices eso? —dijo su frustración, ahogando un resoplido.

 

—Ya, pero... espera, ¿¡fuiste a buscar la visión!? —Nuevamente se quejó, esta vez por él mismo haber alzado la voz, aunque fuera poca la diferencia de su voz habitual. 

 

—...¿No? ¿Sí? ¡Qué más da! Tú fuiste el primero en decirme sobre aquel hombre y luego sólo no respondes. ¡Es totalmente contradictorio e injusto! 

 

Un silencio tan tenso que una aguja podría romper había sido creado en la habitación. Los dos se miraban fijamente mientras que Wen QiongLin fingía ignorancia ante la situación. Odiaba estas conversaciones sobre él. 

 

—Me da miedo. —Rendido, reveló. Causando confusión en el joven Jin.

 

—¿Eh? 

 

—Que él balbuceara frases sin sentido era algo que me daba miedo. Siempre lo recuerdo, todo el tiempo está murmurando y farfullando, ¿sabes? —Nie HuaiSang suspiró, cubriéndose el rostro con su abanico, mostrando terror al hablar. 

 

—¿Ajá...?

 

—Su humilde don conlleva una carga pesada. No importaba que, él siempre dejaba a todos temblando y lidiando con profecías que jamás se podían interpretar ni entender con claridad suficiente. —Negándose a hablar más, giró su rostro hacia la ventana mientras se mordía el labio inferior con remordimiento. Notando que el clima estaba disfrutable por el cielo azul vivo.

 

Jin Ling se quedó en silencio, comprendiendo el temor del hombre por hablar de este tema. Notó cómo temblaba su abanico que apretaba con fuerza y sus cejas apretadas mientras evitaba cualquier contacto visual. Wen QiongLin tampoco estaba mejor, estando cabizbajo y sin hablar.

 

—Te dije lo de la visión, pensando que tal vez, al saber que él estaba relacionado, lo dejarías de lado y estarías tranquilo. P-pero... —Nie HuaiSang negó con la cabeza, llevando su mirada al suelo.

 

—Señor HuaiSang... —Nie HuaiSang alzó su rostro, pero no su vista—. Acaso... ¿a usted le ha dado alguna visión?

 

Él asintió:—No quiero hablar de eso... 

 

El menor se quedó callado. Casi murmurando, preguntó:—¿Es grave? 

 

Nie HuaiSang no negó ni confirmó, sólo soltó un suspiro entrecortado.

 

Jin Ling nuevamente empatiza, dejándolo tranquilo. Cambió la dirección de su vista hacia el Wen, que al notar su mirada lo vió también. 

 

—Señor QiongLin, ¿tú has tenido una? —Él también asintió. Jin Ling dudó, más que nada por el estado paniqueado de su tío Sang, pero preguntó:—¿Me lo dirías? 

 

Al principio Wen QiongLin se mostraba reacio a hablar, sin embargo, se atrevió a hablar. Tan corta y secamente respondió:—No. 

 

Algo decepcionado, pero empático, asintió. 

 

—De acuerdo, pues... gracias por decirme algo. Se los agradezco mucho —generalizó, aún sabiendo que Wen QiongLin no dijo nada. Sin embargo, le quiso agradecer. Sin querer incomodar más la situación, se inclinó y se fue de la habitación, sintiéndose mal por dejar en ese estado a su tío HuaiSang; no obstante, al mismo tiempo, se sentía aliviado de saber más sobre aquel hombre.

 

 

Notes:

Vaya vaya vaya, well well well

Una lástima que no le dijeran nada, aunque le dijeron bastante, no lo creen? 👀

Qué tal? Cómo están? Todo bien?

He estado subiendo mucho extra pero hay una muy buena explicación, creo, y es que esta historia es pov Jin Ling (o un intento de), los extras son otros povs aunque importantes para comprender más de lo que está pasando con el encanto.

Les parecen bien los extras o me dejo de fregaderas? JAHDJHAJSJ

Qué creen que esté pasando?

Sin nada más que decir, ¡adeuu!

Fecha de publicación: 19-05-25

Chapter 19: ☁️| Capítulo 08

Notes:

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Chapter Text

Anteriormente...

 

—¡Magnífico! Un buen joven con el perfecto SiZhui —arrancó la única flor blanca que tenía en su cabeza, dejando solamente las rosadas, que todas eran iguales y perfectas—. Dentro de unos años, nos darán una nueva generación de bendiciones mágicas, como debe de ser —enderezó la espalda del Lan, quien sonreía algo incómodo y forzado, pero nadie parecía notarlo—. Y ambas familias se fortalecerán. 

 

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Después del desayuno y su pequeño roce con Jin Ling; Lan SiZhui se había retirado de la casa con prisa. Más o menos, si no es que literalmente huyendo de ahí. 

 

Hoy era el día que menos deseaba, el día de su compromiso. 

 

Desde los catorce años, edad en la que se decidió organizar el matrimonio entre él y su amigo Ouyang Zhen, futuramente ZiZhen; se había resignado a ese destino. 

 

Y aún así, conforme avanzaban los días más aterrado se encontraba ante la idea. 

 

Él sabía que no pasaría nada más allá del título de esposos y lo que se tenga que hacer. Hasta ahí. Ellos seguirán manteniendo su relación en pura y sincera amistad.

 

Sin embargo, al pasar los minutos que lo acercaban a la hora de la cena; más incómodo se ponía. Sentía un nudo en el estómago y un sabor de traición en su garganta. Era consciente de la traición que estaba apunto de hacer a si mismo. Pero nada estaba bajo su control.

 

Con todas esas emociones, decidió ir a su lugar seguro. Es decir, su hogar. 

 

Caminó aceleradamente sin llegar al punto de correr en dirección a ese lugar que se encontraba algo lejano a Casita. Eso no era molestia para él, al contrario, mientras más alejado, mejor. 

 

En el camino fue lanzando flores de tonalidades moradas y magentas a la gente que lo saludaba. Es algo que aprendió desde pequeño gracias a Madam Yu; cualquier atención debía ser respondida con flores. 

 

Eso le resultaba bastante tonto. 

 

Lan SiZhui no comprendía la utilidad de su poder. Sólo crear flores decorativas bajo el apodo de perfección. Nada más. 

 

No era algo que beneficiara al pueblo, realmente. 

 

Por fin encontró la casa a la que estaba yendo. Una blanca pura con toques azul cielo, sin rastro de suciedad. Sus plantas, que eran muchas, adornaban únicamente la entrada y patio trasero; todas creaciones de Lan SiZhui.

 

Esta era su casa. Su verdadera casa.

 

Tan pronto como tuvo la puerta delante de él, Lan SiZhui tocó un par de veces y esperó a que la puerta se abriera. Tenía las llaves para entrar, pero siempre disfrutaba del momento en el que el hombre que vivía ahí abría la puerta. 

 

Un hombre alto apareció en su visión. Con mismas prendas pulcras que pasarían perfectamente por ropas de luto, con, al igual que la casa, toques azules. Pero eso no era lo relevante. Dirigió sus ojos hacia los de el hombre, haciendo contacto visual antes de decir:

 

—Buenos días, baba. —Lan Yuan curvó sus labios con una sonrisa pequeña pero sincera. 

 

Lan Zhan asintió brevemente. Quitándose de la entrada para permitirlo pasar a su casa y luego cerrar la puerta—. Es temprano. —dijo, sin rodeos ni falta de elegancia. Sentándose en la mesa dónde anteriormente estaba tomando té. Invitando en silencio a que su hijo se sentara con él. 

 

Lan Yuan, tal y como esperó Lan Zhan, se sentó enfrente de él—. Lo sé, baba. Pero... —El menor dudó, no sabiendo cómo organizar sus pensamientos en pocas palabras—. Hoy es el día del... compromiso. 

 

—Mn. Lo recuerdo. —Lan Zhan apretó sus cejas, dejando únicamente una pequeña arruga que para Lan Yuan, expresaba su completo desagrado contrastante con su rostro pacífico y neutral. El hombre sirvió un poco de té para el menor; luego tomó un sorbo de su propia taza—. ¿Cómo estás? 

 

Lan SiZhui suspiró cansado antes de asentir en agradecimiento por el té ofrecido. Sin embargo no tomó—. Nervioso. 

 

—Mn. Entiendo. 

 

Podrán estas conversaciones no ser elocuentes ni constantes; pero los silencios cómodos compensan la falta de palabras. Lan Yuan conocía al hombre desde que tiene memoria, incluso antes de ser adoptado oficialmente. 

 

Gracias a esto, él era capaz de leerlo y comprender lo que quería expresar. Como por ejemplo, si sentía vergüenza; sus orejas se tornan rosadas o rojizas, dependiendo. 

 

Al igual que Lan Zhan podía entender al menor. Notando su baja mirada y ligera mordedura en su labio inferior. 

 

—¿Estás seguro de esto? —Se atrevió a preguntar. 

 

Lan Zhan no había participado en absoluto en la organización del emparejamiento de su hijo con otro chico. Se rehusaba a ser partícipe de su obligada relación. 

 

De hecho, él fue quién impidió que se casaran a los catorce años; argumentando la exagerada corta edad en la que originalmente fue planeado el matrimonio. No obstante, sus esfuerzos por atrasar el compromiso oficial duraron sólo hasta que Lan SiZhui cumplió dieciséis años. El año actual. Pues la matriarca de los Jiang había amenazado y fastidiado con que la boda se realizara ya. 

 

Él negaba aún. Y hubiera seguido retrasándose la unión si no fuera por la intervención del propio comprometido. Lan SiZhui estaba harto de toda la situación. Tomando la palabra y decir que estaría encantado con que la boda se realizara pronto. 

 

Por eso, estamos como estamos. 

 

Lan Zhan no conocía la perspectiva de la otra parte del conflicto, de Ouyang Zhen. Suponía que él estaba en las mismas condiciones que su hijo, pues apoyaba la decisión de comprometerse rápido. 

 

Sin embargo, Lan Zhan tampoco tenía mucho poder para interferir en esto. Era sólo un pueblerino corriente que trabajaba como maestro en una escuela. Sólo padre adoptivo de uno de los integrantes de la familia más poderosa, literalmente hablando, de la villa. 

 

Y sobra decir que con quién discutía sobre el asunto era con la prácticamente gobernante del pueblo. Su palabra no tenía fuerza. 

 

—Mn... 

 

Lan Yuan, impropio de él, cruzó sus brazos encima de la mesa con la cabeza cabizbaja. Dando a entender que ya no hablaría más del tema.

 

—La cena es a las cinco. Pero Madam Yu me ordenó estar en la casa a las cuatro —informó. Recibiendo un asentamiento para continuar—, me quedaré aquí hasta esa hora, si es que no te molesta, baba. 

 

Lan Zhan negó con la cabeza—. No molestas, nunca. —Inconscientemente, suavizó los ojos, teniendo el rastro de una sonrisa en su rostro. Lan Yuan se sintió tranquilo por ello, pero aún así su expresión neutral ni se inmutó—. Los conejos están en el patio, puedes ir, si gustas –ofreció, sabiendo que jugar con los conejos era algo que reconfortaba al joven.

 

—Mn. 

 

Lan Yuan se levantó, inclinándose levemente al estar de pie para luego salir al patio trasero dónde estaban los conejos. 

 

Lan Zhan observó cómo cruzaba la sala antes de salir. Al hombre le pesaba ver a su hijo así. Sabía que, además de pena y remordimiento, sentía decepción. Y no por el hijo. Si no por él mismo. Sentía que no hizo todo para protegerlo. Lo defraudó. 

 

 

 

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Lan SiZhui se encontraba en el patio. Sentado perfectamente en el suelo rodeado de una multitud de conejos blancos, con muy pocos conejos negros, de hecho. Curiosamente, los negros eran los que más cariño le tenían, siendo estos los más encimosos.

 

En estos momentos estaba, justamente, acariciando un conejo negro que estaba acostado pacíficamente en sus brazos. El chico no había sentido el paso del tiempo hasta que su padre le había llevado el almuerzo y lo había acompañado por unas horas en silencio mientras leía un libro y acariciaba un conejo.

 

Ya había pasado tiempo de eso. Eran aproximadamente las tres y media, tal vez más, tal vez menos. 

 

No podía creer que había pasado desde las diez hasta las tres haciendo nada con tal de huir de alguna conversación con la familia Jiang. 

 

Que patético. 

 

Pero se sentía tranquilo y en armonía. Relajado por el silencio de su hogar que lo relajaba sinceramente. Eso sí era perfecto para él.

 

El conejo repentinamente saltó de sus brazos alejándose al igual que el resto; causando confusión al joven Lan. Agachó su vista, finalmente notando la razón por la que se habían espantado los animalitos peludos. Y fue algo que confundió en demasía al chico.

 

Todo el pasto que lo rodeaba a él, anteriormente un verde brilloso y saludable, se empezó a podrir lentamente, dejando un círculo irregular de césped muerto que parecía expandirse con cada segundo. Este cambio repentino le dolió a Lan SiZhui, y no solo en el plano emocional, sino también físicamente. Era como si cada hoja de césped que moría estuviera conectada a su propio ser, causando un dolor agudo y penetrante en su corazón.

 

Cuando Lan SiZhui presenciaba la destrucción de alguna planta, no importaba de qué tipo, esto siempre le afectaba físicamente. Normalmente, este impacto se limitaba a un ligero dolor de cabeza, pero ahora la situación era diferente. Todo su cuerpo se estremecía de dolor, sus músculos se tensaban y un martilleo constante resonaba en su cabeza. Además, había comenzado a toser de manera incontrolable, cada espasmo era una puñalada de dolor que lo dejaba jadeando.

 

Lan SiZhui se obligó a pensar que, al ser él quien había destruido la vegetación, el efecto debía ser más intenso. Sin embargo, no podía dejar de preguntarse por qué y cómo había matado el césped. La planta, ahora grisácea y sin vida, parecía un dibujo sin color, un espectro de lo que solía ser.

 

En medio de su tormento, no supo en qué momento su padre, Lan Zhan, había aparecido a su lado. Con manos firmes pero gentiles, sujetó a Lan SiZhui de los brazos, ayudándolo a adoptar una postura que aliviara sus espasmos de tos. Lan Zhan tallaba con suavidad la espalda temblorosa de su hijo, intentando calmar la violenta reacción que parecía consumirlo.

 

Afortunadamente, el ataque de tos no duró mucho. Lan SiZhui aún estaba temblando de la agitación, su cuerpo exhausto por el esfuerzo, pero pensaba que nada realmente grave había ocurrido. Pero la preocupación en los ojos de su padre decía lo contrario. Lan Zhan tenía su vista fija en la barbilla del joven, una expresión de alarma cruzando su rostro. Confundido, Lan SiZhui pasó su manga por esa zona y, para su sorpresa, descubrió una mancha de sangre rojo carmesí contrastando con la tela blanca de su ropa.

 

Al mirar al suelo, notó con horror que había más sangre esparcida en la dirección en la que había estado tosiendo. Un escalofrío recorrió su espalda al darse cuenta de la gravedad de su condición.

 

—¿A-Yuan...? —murmuró Lan Zhan, la voz cargada de preocupación. Sacó una tela blanca que siempre llevaba consigo y comenzó a limpiar con delicadeza los bordes de los labios de Lan Yuan, ensuciando el trapo con la sangre de su hijo.

 

—Estoy bien, baba —aseguró Lan SiZhui, tratando de calmar a su padre aunque él mismo sentía un leve pánico interior. Había escuchado perfectamente la continuación de la frase no dicha por su padre, y la situación repentina solo añadía más tensión.

 

Justo en ese instante, donde ambos estaban sentados, el césped muerto fue reemplazado súbitamente por una explosión de flores blancas, moradas y rosas, los únicos colores de flor que Lan Yuan tenía permitido crear; había aprendido a controlarlo, pero había excepciones en los que sus emociones al ver a alguien florecían de distintos tipos y colores. Parecía que la naturaleza misma intentaba devolverle la vida a través de su habilidad, un rayo de esperanza en medio de la confusión y el dolor.

 

Fue tan rápido el crecimiento de esas flores que varios pétalos salieron volando. Los dos quedaron en silencio, estupefactos por lo ocurrido. 

 

Lan Yuan inmediatamente se arrepintió de lo sucedido aunque él no supiera qué pasó—. L-lo siento... 

 

Lan Zhan negó—. No hay problema. Los conejos se comerán las flores. —El menor iba a insistir, pero Lan Zhan lo detuvo:—Lan Yuan. 

 

El nombrado suspiró, aceptando ser jalado por su padre hacia dentro de su hogar y limpiarlo, pues, nuevamente, no se había dado cuenta que ensució gran parte de su ropa con su sangre.

 

Para empezar, ni supo que estaba tosiendo sangre. 

 

En fin. Jóvenes mágicos. 

 

 

 

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Su padre le había dado ropa nueva para estar presentable. Al igual que le dió medicamento para el dolor de cabeza que no lo había abandonado. El medicamento seguramente lo consiguió de su tía Qing. Pues hizo efecto casi al instante.

 

Lan Zhan incluso le había ayudado a peinarse nuevamente (pues se había despeinado, vaya a saber cómo), cosa que no hacía desde hace ya años.

 

Había pasado, tal vez, quince minutos. Su padre le había recordado la hora en la que debía estar en Casita, por lo que ya era momento de irse para poder llegar puntual.

 

Estando apunto de irse, Lan Yuan susurró:—Baba...

 

—¿Mn? 

 

Lan Yuan se mordió el labio cuestionándose si debería preguntar, pero la penetrante mirada dorada de su padre no le dió opción más que continuar. 

 

—¿Me darías un consejo? —preguntó tímidamente. 

 

—Mn. Siempre. —La pregunta había confundido al mayor, pero su respuesta fue inmediata, sin rastro de duda. 

 

—...Crees que- ¿debería decirle a alguien de la familia Jiang sobre lo que pasó? —finalizó; pues, mientras Lan Zhan ayudaba a Lan Yuan surgió el tema de que podía ser que el desastre florido sea por el encanto.

 

Lan Zhan hizo el ademán de encogerse de hombros—. Pero si lo hablas, asegúrate que sea en una persona de confianza.

 

Sinceramente eso no le decía mucho.

 

Lan Zhan notó el pensamiento en la mirada derrotada de su hijo, por eso añadió:—Nie HuaiSang ya debe saberlo. Podrías hablar con él.

 

—¿Mn? ¿Por qué el señor...? —Se interrumpió al recordar ese detalle.—Mn. Gracias baba. 

 

—Lan Yuan. —Antes de que se fuera definitivamente, le volvió a llamar—. Todavía puedes retractarte. 

 

Lan Yuan comprendía el mensaje, pero sólo negó derrotado al pensar en otro chico. Aún así, se inclinó para despedirse, luego saltó infantilizado hacia su padre para abrazarlo, pero eso se queda en secreto. 

 

Ahora, volvía a retomar sus pasos en camino hacia la casa de los Jiang. 

 

Otro nudo se ajustó en su estómago. Lan SiZhui sin prestarle atención, comenzó a desbordar pequeños pétalos morado extremadamente oscuro. 

 

Lan SiZhui iba a cavar su propia tumba por medio de un matrimonio arreglado.

 

Esto no es vida.

 

Notes:

Sinceramente, este capítulo fue en su momento y seguirá un capricho mío por querer volver a ver a Lan Zhan.

 

Podría considerarse esto relleno de no ser por la reacción de Lan SiZhui con lo

del encanto, así que JA me la pelas relleno. 🤪

 

¿Algo qué comentar? ¿Teorías? ¿Opiniones? ¿Sugerencias? ¡Los leo!

 

Sin nada más que decir, ¡adeuu!

 

Fecha de publicación: 21-05-25

Chapter 20: 🕯️| Capítulo 12

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Jin Ling no había podido evitar sentir la incomodidad que había surgido en su conversación con el señor Nie HuaiSang. Sin embargo, sabía que era necesario preguntar, aunque las respuestas no fueran las que esperaba. Había una figura de la que pocos se atrevían a hablar, alguien cuyo nombre no se mencionaba, pero que había sido parte de la familia antes de desaparecer misteriosamente hace nueve años.

 

La necesidad de saber más sobre este enigma lo tenía inquieto. ¿Realmente era tan malvado como algunos decían? ¿Era cierto que todas sus visiones terminaban en desgracia? ¿Quién era este hombre en realidad?

 

La información que Jin Ling había logrado recolectar pintaba un cuadro inquietante: era un hombre que anunciaba sus premoniciones en los momentos más desfavorables, como había ocurrido con Jiang WanYin. También sabía que su mera presencia era capaz de perturbar profundamente a las personas, como había sucedido con el señor Nie HuaiSang. Además, él nunca interpretaba sus propias profecías, dejándolas como acertijos enigmáticos que susurraba y murmuraba sin cesar.

 

Jin Ling suspiró, sintiendo el peso de la información que había obtenido. No era exactamente lo que esperaba encontrar, pero tampoco sabía qué esperaba en realidad. Todo este asunto del innombrable estaba devorándole la cabeza, mientras trataba de entender y dar sentido a los fragmentos de datos que había conseguido reunir.

 

Mientras paseaba en busca de claridad, sus pensamientos volvieron al día en que el señor Nie HuaiSang mencionó al enigmático hombre por primera vez. La inquietud en los ojos de Nie era palpable, como si estuviera reviviendo recuerdos oscuros y perturbadores. Jin Ling se preguntaba si había más personas que compartieran estos sentimientos, y si había alguna manera de desentrañar la verdad detrás de las visiones y profecías.

 

Decidido a no dejar que este misterio siguiera consumiéndolo, Jin Ling decidió que sólo le preguntaría a unas personas más, tal vez a una o dos personas; pero ya no más. Necesitaba tiempo para, tanto completar la visión, como tomar un respiro de la situación en la que se había metido. 

 

Sin saber a dónde dirigirse, decidió volver a ir al segundo piso, suponiendo que habría alguien ahí. Casita estaba "vacía" dentro de lo que cabe. Había gente, por supuesto, pero al estar cada uno por su cuenta preparándose para el "importante evento", parecía estar sin gente.

 

De sólo pensar en la cena le daba escalofríos y disgusto.

 

Lan SiZhui esto, Lan SiZhui lo otro, boda de Lan SiZhui... ¡que molesto! 

 

Le irritaba saber que se iba a casar, sin razón. 

 

Subiendo las escaleras de dos en dos para ir más rápido, comenzó a recorrer el camino para ver si se encontraba "casualmente" con alguien. 

 

Y, bingo. 

 

Vió a un chico que no conocía cerrando la habitación de su jiujiu, alcanzó a escuchar la vocecita de su prima diciendo "A-Die" y "Baba". Jin Ling supuso que ya se había terminado de recoger lo último que quedaba de A-Xiang.

 

Espera- ¿y ese quién es?

 

Vió que el muchacho se dirigía hacia alguna habitación que él no podía adivinar cuál sería, de tantas que había. Sin saber que tramaba esa persona, Jin Ling procedió a ir tras él hasta quedar frente a frente y llamar:—¡Oye!

 

El chico volteó a verlo con una ceja alzada. No le prestó atención más que al rostro, que se le hacía familiar y al mismo tiempo lejano—. ¿Mm? ¡Ah, joven amante! ¿Qué pasa? ¿Aún no te preparas para la romántica cena de esta noche? —El joven de prendas moradas dijo burlón, con exagerados aires de sarcasmo y al mismo tiempo diversión.

 

Jin Ling se quedó en silencio frunciendo el ceño. Dándose cuenta sólo por el apodo de quién era—. ¿JingYi? 

 

El hombre parpadeó con la expresión en blanco, con rasgos de confusión verdadera, y era lógico, pues preguntó:—¿Quién? 

 

Mierda.

 

—Agh. Tú, idiota. Tú eres Jiang JingYi. 

 

—¿Lo soy? —Se quedó en silencio por unos segundos, hasta que soltó un alargado "ahh" y asintió—. Si si, soy yo. ¡El gran Jiang YinYi! —dijo divertido. Jin Ling rodó los ojos por la frustración.

 

—JingYi. Es JingYi —corrigió molesto. Irritado por la capacidad de su primo de pasar por alto rasgos importantes. Lo analizó por unos segundos antes de darse cuenta que no tenía la apariencia de esta mañana; era similar pero muy diferente a la vez. No sabía si preocuparse o golpearlo. Ambas eran tentadoras.

 

—Sí, JingYi —asintió satisfecho. Jiang JingYi lo escaneó con la mirada antes de decir:—¿Y tú qué haces aquí? Creía que las jóvenes amantes se tardaban en arreglarse el cabello o algo así. —El Jiang sacó la lengua burlón. 

 

—¡No soy una joven amante! —reclamó antes de ponerse serio, a pesar de haberle sacado una carcajada a Jiang JingYi—. Estaba investigando sobre... —Se calló abruptamente, dejando intrigado al otro.

 

—¿Sobreee? —alargó.

 

Jin Ling lo vió con los ojos entrecerrados, más aturdido al temerse que el otro haya olvidado sus acciones y actividades—. JingYi, ¿recuerdas lo que hiciste esta mañana? 

 

El nombrado inclinó su cabeza juguetón, haciendo un puchero con una ceja alzada antes de sonreír brillante—.¡Ah, es verdad! ¡Te ayudé a abrir la puerta de ese tipo! Jajaja. —A veces, Jin Ling olvidaba la mala memoria que tenía Jiang JingYi.

 

Jin Ling suspiró mientras asentía—. Pues de eso, estoy buscando sobre We-

 

—¡No se habla de él! —interrumpió Jiang JingYi antes de estallar en carcajadas—. Ah... siempre me ha parecido tan estúpido eso- digo, si quieren que lo odiemos, al menos digan porqué, ¿no? 

 

Jin Ling estuvo de acuerdo, pero sólo bufó cruzando de brazos—.¿Tú sabes algo sobre él? 

 

Jiang JingYi sintió un escalofrío recorrer su espalda, pero lo ocultó con una risa socarrona y asintió:—¿El pequeño Jin Ling quiere saber sobre Ya-Sabes-Quién? Vaya, que rebelde te has vuelto, joven amante. Primero entrando en su habitación y luego hablando de él —palmeó la cabeza para molestar a Jin Ling intencionalmente. Rápido, lo dejó allí y se fue a su habitación que estaba a pocos metros de ellos, era su destino inicial después de todo. 

 

Jin Ling sin pensarlo, al mismo tiempo que se quejaba en silencio por haberlo llamado pequeño; lo siguió entrando también a la habitación.

 

No podía evitar sentirse mareado por tanto espejo. Aunque, más que eso, se sintió perturbado por el espejo roto que había en una pared... considerando que toda la habitación estaba hecha de espejo, eso podría ser normal, pero parecía haber sido rota por golpes a puño limpio, tanto por la forma de las grietas como por las manchas rojas que decoraban el reflejo quebrado.

 

Jin Ling de inmediato llevó su mirada a las manos de Jiang JingYi, notando que no había cortadas ni señales de que él había golpeado la pared. Suspiró aliviado. 

 

A lo mejor era una coincidencia, aunque lo rojo no lo lograba explicar.

 

Jiang JingYi se acostó desparramado en su cama por unos segundos antes de sentarse correctamente y animarse a preguntar:—¿Y por qué quieres saber sobre él? 

 

Jin Ling, a pesar de que confiaba en Jiang JingYi, no quiso responder con la verdadera razón, por lo que respondió con total indiferencia:—Es demasiado misterio para un hombre. Como no lo recuerdo, no sé nada sobre él.

 

—Um... eso es verdad. Espera, ¿no lo recuerdas? —preguntó en verdad asombrado. 

 

—...¿No? 

 

—¡Era enorme! ¡Casi dos metros de altura! —exclamó Jiang JingYi—. Sus ojos eran tan grandes y rojos que parecían los de un demonio, ¡era aterrador! —relató, moviendo sus manos dramáticamente hacia Jin Ling.

 

—¿Tú si lo recuerdas? —Ahora fue él quien cuestionó, algo asombrado por ello.

 

—¡Pues claro! Es más, ¡si quieres hasta te lo muestro! —Jiang JingYi ofreció sonriente, levantándose listo para transformarse como de costumbre.

 

A Jin Ling le tentaba la idea, la verdad. Por lo que asintió.

 

Jiang JingYi pasó de ser quién-sabe-quién a ser un hombre extremadamente alto, ¡mucho más alto que Nie MingJue! siete pies de altura aproximadamente. Tal cual dijo el Jiang, sus ojos eran tan brillantes que eran aterradores. Vestía de negro con pequeñas decoraciones rojas en sus telas; su cabello estaba casi en su totalidad suelto, a excepción de su media coleta que era amarrada por una cinta roja igual que sus ojos; era delgado, pero con grandes músculos en sus brazos que podían rivalizar los de sus tíos, que eran hombres muy fuertes. 

 

Y la mirada era espeluznante. Vacía y cruel, tan fría que lo hizo temblar. 

 

—Su humilde don conlleva una carga pesada. No importaba que, él siempre dejaba a todos temblando y lidiando con profecías que jamás se podían interpretar ni entender —recordó al señor Nie HuaiSang decir.

 

Realmente hacía temblar, y ni era él verdadero.

 

—¡Él disfrutaba de los gritos y el llanto que los demás hacían cuando él destrozaba los sueños de otros! —exclamó como si estuviera en una obra de teatro. Dramático. Aún era su voz, cosa que agradece pues le recordaba que no era el real. Jiang JingYi volvió a ser el mismo de esta mañana, con uno que otro rasgo diferente.

 

—¿Destrozaba sueños? —reiteró Jin Ling, curioso por el significado de aquello. Jiang JingYi se quedó silenciado de manera abrupta. Cruzando sus brazos en su pecho mientras desviaba su mirada hacia la pared reflejante, viéndose a él y su primo—. ¿JingYi? 

 

—Él ve tus sueños —inició, hablando con una seriedad inexplicablemente vacía.

 

Jin Ling trató de analizar las palabras teatrales, teorizando que, quizás, se refiera a las mismas visiones; pero refiriéndose a "sueños" por tratarse de algo anhelado o esperado. Por la mirada decaída del Jiang, creyó que, al igual que al resto, a él también le dió una mala visión. 

 

—¿Él ha visto un sueño tuyo? —siguió el juego histriónico. Conociendo la personalidad de Jiang JingYi, él se tomaba todo como un juego. Ni siquiera pudo evitar jugar al hablarle del innombrable, mucho menos lo hará con esto. 

 

Jin Ling pensó que, si le seguía el juego, conseguiría algo más claro. 

 

Jiang JingYi al escuchar la pregunta hizo una mueca dolorosa en su rostro, aún sin ver a Jin Ling, asintió mientras volvía a sentarse en el colchón de su cama, mucho más sereno. Jin Ling tomando esto como una invitación para sentarse, se acomodó al lado de él, viendo el rostro cabizbajo del otro. 

 

No sabía si perturbarse por la tranquilidad del chico.

 

—No te vayas a burlar, Jin Ling —amenazó vacíamente antes de suspirar y de una vez revelar:—Él vió en mí un amor imposible. 

 

¿Amor?

 

Jiang JingYi, al notar la pregunta en la expresión de Jin Ling, asintió:—Me dijo que... el hombre de mis sueños estaría fuera de mi alcance. 

 

Jin Ling, otra vez, se quedó en silencio. En gran parte por la visión nuevamente negativa; pero más por saber que a Jiang JingYi le gustan los hombres. 

 

¿¡Qué acaso sólo sus padres y él mismo eran los únicos cien por ciento heterosexuales en esta familia o qué!? 

 

—¿Por qué no podrías estar con él? —preguntó. 

 

El Jiang alzó su rostro, tan pacífico y sonriente como lo era Lan XiChen. Negándose a mostrar más debilidad, al contrario, parecía ya resignado a su destino. ¿Por qué? 

 

—Él está comprometido con otro. 

 

Jin Ling apretó sus cejas mientras abría la boca consternado, un nudo de emociones cruzando su rostro. Pero, siendo sinceros, no le sorprendía en absoluto. Sentía una punzada de lástima y pesar por Jiang JingYi. A pesar de que el pueblo estaba lleno de gente, todos sabían cualquier noticia que se propagara, y eso incluía eventos tan importantes como una boda o un compromiso. La vida en el pueblo era un entramado de rumores y noticias que volaban rápidamente de boca en boca, y no había manera de mantener nada en secreto.

 

Él no recordaba ningún compromiso más que el de Lan SiZhui. 

 

¿Lan SiZhui...?

 

¿¡Lan SiZhui!? 

 

—¿¿Te gusta Lan SiZhui?? —exclamó Jin Ling, su voz elevándose con molestia e irritación, sintiendo un sabor amargo en su garganta.

 

JingYi sólo se resignó a darle una mirada decepcionada, escaneándolo de arriba hacia abajo con una mezcla de lástima y exasperación—. Claro que no, Jin Ling. Es mi mejor amigo. ¿Qué rayos?

 

—¿¡Y qué!? ¡Perfectamente te puede gustar! —insistió Jin Ling, su irritación transformándose en una especie de desafío.

 

—¡No, idiota! —espetó JingYi con un destello de enojo en sus ojos.

 

—¿Entonces...? —La pregunta quedó suspendida en el aire mientras Jin Ling recordaba que la boda no sólo era de Lan SiZhui. También se trataba de Ouyang Zhen—. ¿Te gusta Ouyang Zhen? —preguntó con cuidado, sus palabras apenas un susurro. Lo único que recibió como respuesta fue el ceño fruncido y el rostro enrojecido del otro.

 

Oh, vaya. 

 

OH, VAYA-

 

Él no iba a ser el único que sentiría la cena como una tortura, al parecer. 

 

—No —negó tranquilo, causando confusión en el castaño. 

 

—¿Eh...? 

 

Jiang JingYi lo miró fijamente a los ojos. A Jin Ling le pudieron haber dado escalofríos por la expresión tan similar a una de su tío Jiang WanYin.

 

—Estoy enamorado de él. No es sólo un gusto o simple atracción. Estoy completamente enamorado de él, ¿entiendes? —Se levantó, preparado para salir de la habitación, no sin antes arreglarse el cabello y ajustarse la ropa en un espejo de pared. Cambió una que otra cosa diminuta de su cuerpo, buscando la perfección en su apariencia.

 

¡Ah, no! ¡A Jin Ling no lo dejarán colgado en más conversaciones! No esta vez.

 

—¿Qué esperas? Levántate, joven amante.

 

—¿Para qué? —respondió, arqueando una ceja y levantándose con lentitud, acercándose a su primo.

 

—Voy a salir, y no pienso dejarte en mi habitación, ¿sabes? —dijo con un tono que sugería que la respuesta era obvia. Y para ser francos, lo era. Ambos salieron de la habitación, mirando de reojo al primer piso donde, en la entrada, apareció Lan SiZhui, rodeado de numerosos pétalos oscuros—. Podrías preguntarle a él.

 

—¿Eh? ¿Preguntarle qué exactamente? —frunció el ceño mientras aún miraba a la figura blanca cruzar por Casita. Claro estaba que él había llegado a... ¿qué horas son? Más o menos las cuatro y media, puntual y perfecto como siempre. ¡Qué fastidio lo perfecto que era Lan SiZhui, basta ya!

 

—Sobre Ya-Sabes-Quién, ¿no? —respondió, siendo poco obvio para Jin Ling, quien inclinó su cabeza, confundido—. Digo, todavía queda rato hasta la... cena —dijo la última palabra con disgusto—. Tienes tiempo para seguir con tu "pequeña investigación" —hizo comillas con los dedos de manera burlona.

 

—Ya. ¿Y por qué él precisamente? —preguntó, señalando de manera disimulada a Lan.

 

—Mmm... ¿por qué no? Al menos él debe saber más que tú —dijo divertido, escuchando el gruñido de Jin Ling, mencionó:—¡Oh, vamos! ¿Vas a dejar que tu orgullo te impida hablarle y perder la oportunidad de saber sobre ese hombre? Que bajo has caído, Jin Ling. 

 

—...Te odio. 

 

—Sí, yo también te quiero.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notes:

¡Ya conocemos la desgracia de JingYi! ¡Pobre chiquillo enamorado de alguien equivocado! ¿Qué pasará en el siguiente capítulo de esta telenovela? 🤪

 

Ya hablando en serio... ¿qué creen que ocurrirá? ¿Tienen alguna teoría? Las que han estado comentando me han fascinado, ¡gracias por comentar!

 

Y, aprovechando que ya tengo los capítul

os, los estaré publicando más rápido. Creo que este fic amerita ser completado ya siendo que llevo años con él JHJSAHJAJDAGJA

 

Sin nada más que decir, ¡adeuu!

 

Fecha de publicación: 23-05-25

Chapter 21: ☁️| Extra 08

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Anteriormente:

 

Aunque tan pronto como Jin Ling, después de platicar un corto rato con su tío y jugar con Hada, se retiró de la casa; Meng Yao regañó a Nie MingJue por haberle pedido a Jin Ling insistirle para ir a esa tonta cena. Aún mantenía su serenidad y tranquila sonrisa para ocultar su clara burla hacia el Nie.



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—Nie Jue, ¿en serio le pediste a A-Ling que me invitara a la cena? ¡Has caído muy bajo!

 

—Pero conseguí que aceptaras ir, ¿no es así, enano? —Él no desaprovechó la oportunidad para burlarse del bajo. Después de eso, Nie MingJue se quedó en su casa por insistencia de su pareja. Argumentando que si él iría a la cena de los Jiang, el Nie tendría que ayudar con las tareas de la casa que nunca realizaba, confirmándole que es un maldito enano manipulador que siempre gana.

 

Después de haber terminado los quehaceres de la casa y haber almorzado, ya era mediodía y ambos habían tomado una siesta juntos, por lo que no se dieron cuenta de que ya había pasado el tiempo y eran las tres y algo.

 

Nie MingJue parpadeó levemente, algo aturdido por el peso encima que tenía en su pecho. Estaba sentado en el sillón de la sala, acompañado por Hada que dormía cerca de ellos. Meng Yao estaba aún dormido encima de él. Con su rostro tan pacíficamente apoyado en medio de su pecho.

 

Nie MingJue suspiró. No podía creer que se la pasara todo el día en casa. No se quejaba, adoraba pasar tiempo en su hogar junto con Meng Yao a pesar de que no lo admitiera en voz alta y pública. Pero se había cansado de sólo pensar en todo el trabajo que había acumulado en tan pocas horas.

 

Seguramente recibirá múltiples quejas por su ausencia, así como un agresivo discurso de Madam Yu diciendo que debe estar con y para el pueblo por su valioso don. Maldita sea.

 

Tranquilamente pudo haberlo levantado para poder pararse y dejarlo en el sillón para arreglarse; para luego despertar a Meng Yao diciéndole que ya faltaba poco para las cinco (hora de la cena) y ver cómo el pequeño hombre corría aparentemente tranquilo mientras se arreglaba demasiado rápido; todo mientras Nie MingJue sólo se burlaba de él ya estando listo para irse. Ambos se llevaban así, bromeando y al mismo tiempo preocupándose en demasía por el otro. En fin, amores.

 

Reiterando, hubiera levantado al Meng, si no fuera por un pequeño detalle.

 

Lo sentía muy pesado.

 

¿Este era el momento dónde entraba en pánico? Sin importar la respuesta, él se preocupó demasiado. De por si su súper fuerza le hacía prácticamente ignorar el peso de las cosas que cargaba, Meng Yao era bastante liviano para él. Múltiples veces había cargado al contrario sin esfuerzo.

 

Pero ahora lo sentía demasiado pesado. No fue como anoche que había sentido un poco más pesado el piano de Nie HuaiSang. Pero poco, no a esta exageración. Trató de moverse sin despertar a Meng Yao, pero consiguió todo lo contrario. El bajo bostezó suavemente mientras frotaba su rostro en el pecho de Nie MingJue. Confundido por el movimiento, preguntó:—¿A-Jue? ¿Qué pasa?

 

—Queda menos de una hora para la cena y tú te tardas tres horas en decidir qué ropa usar —justificó rápidamente. Ya lo había regañado (si, otro regaño) por llevar las manos lastimadas por aplastar un tronco; no quería un tercer regaño por despertarlo por accidente, gracias.

 

Meng Yao parecía no creerle, a juzgar por su ligera mueca y ojos entre cerrados, pero asintió. Levantándose voluntariamente dejando que Nie MingJue pudiera levantarse, aunque no lo hizo—. Yo no me tardo tres horas, mentiroso —acusó—, sólo que yo si me arreglo bien —bromeó sacando una pequeña risa grave por parte de su pareja.

 

—Sí claro. —Se levantó, al principio sintiendo que no podía, pero lo ignoró forzándose a levantarse también y arreglarse con ayuda de Meng Yao. Porque de los dos, quién más sabía de estilo y formalidad, no era precisamente él mismo.

 

Él no comprendía porqué hasta cambiarse le resultaba pesado, pero, también decidió ignorarlo. Obligándose a ejercer más fuerza de la normal para actuar con naturalidad. Una vez que ya terminaron de arreglarse había pasado poco de las cuatro de la tarde pero aún así, ambos decidieron ir ya a la Casita para ver si se encontraban con Nie HuaiSang y pasar el rato en familia antes del evento.

 

Pero antes de salir de su casa, ya dejando agua y comida para Hada; Meng Yao lo detuvo sujetándolo del brazo—. Nie Jue, ¿qué te sucede? —habló directamente, expresando en su rostro su inquietud. Cosa que por sí sola, era bastante poco común.

 

Nie MingJue negó con la cabeza—. Nada importante, sólo me siento más cansado de lo habitual. —Decía la verdad, después de haber despertado de su siesta se sintió cómo si nunca hubiera descansado en toda su vida, aunque sí lo haya hecho la primera década de ésta.

 

—Lo noté. Parece que llevas mucho peso en tus hombros —Nie MingJue casi sonreía por su preocupación, pero su esposo añadió:—literalmente.

 

Meng Yao apuntó a los hombros del Nie, que efectivamente estaban encongidos como si estuviera cargando una bolsa sumamente pesada en su espalda. Nie MingJue rápidamente enderezó su espalda y hombros, haciendo una mueca por haber tronado accidentalmente los huesos.

 

Meng Yao negó con la cabeza—. A-Jue, si te estás sintiendo muy cansado, lo mejor sería que descansaras...

 

—No. Estoy bien, no te preocupes.

 

Realmente él no sabía cómo expresar el peso que siente. Literal y metafóricamente hablando. Agradece vivir relativamente cerca de la casa mágica. No sólo por el camino corto, que eso era lo de menos; aunque gracias a eso nadie tuvo tiempo de pedirle ayuda con algo que requiera de su fuerza.

 

Y menos mal, porque incluso sentía sus piernas adoloridas por soportar el peso de su cuerpo. Pero lo disimuló como de costumbre.

 

Normalmente tenía que medir su fuerza, más que nada por miedo propio a lastimar a alguien con un movimiento pesado. Podría aplastar a su esposo con sólo darle un abrazo y eso no era parte de sus planes; eso ni nada relacionado con lastimar. Es por eso que se exige a sí mismo suavizar sus movimientos, aunque la mayoría de veces no tuviera éxito.

 

Sin embargo, ahora se exigía por todo lo contrario, sacar la fuerza que tiene para poder caminar con naturalidad. No podía simplemente utilizar su fuerza, porque tan simple y complicado como que no sentía poseer ni una pizca de fuerta. Sólo lograba sentir sus piernas y brazos pesados, ni siquiera había prestado atención a su tambaleo como para darse cuenta.

 

—A-Jue, ven aquí. —Ya estaban agarrados de la mano, pero Meng Yao se refería a que se acercaran para que el hombre se recargara en él. A pesar de sus palabras, el que se aproximó fue él. Pasando uno de los brazos musculosos a sus hombros y sujetando la cadera de Nie MingJue.

 

Meng Yao expresaba abiertamente su nerviosismo. El bajo se expresaba mucho más con él y el mejor amigo de ambos, Lan XiChen; pero que mostrara a esa magnitud le dió un revolcón en el estómago.

 

—A-Jue, ya casi llegamos. Podemos pedirle a la señora Jiang uno de sus platos para que te sientas mejor y sanes las heridas de tus manos, ¿verdad? —Nie MingJue negó brevemente, ignorando que su cara ardía por mostrar su debilidad y ser él ahora el que necesitaba ayuda—. ¿No?

 

Volvió a negar—. Esto no es mi salud, estoy bien en ese sentido... creo. Es mi don.

 

Meng Yao se mordió el labio frustrado—. A-Jue, ¿qué trabajo hiciste antes de ir a la casa?

 

Nie MingJue suspiró, siguiendo lentamente los cortos pero precisos pasos de su pareja—. Nada importante. Ayudé a redirigir un río, llevé cargamento pesado y también llevé algunos burros, nada más.

—Nada más —repitió escéptico y sarcástico.

 

—Sí, nada más.

 

—Mm. Bueno. Pero... ¿te sentiste así recientemente que no me hayas dicho? —preguntó, sabiendo que desde ayer se estaba debilitando, a juzgar por las pequeñas conversaciones que han tenido y que Nie MingJue le haya comentado.

 

—No. Lo más reciente fue lo de la noche que te dije, pero sólo fue que lo sentí un poco pesado.

 

—De acuerdo —murmuró Meng Yao. Quedándose en silencio para hundirse en un análisis silencioso que Nie MingJue no se atrevió a interrumpir. Puesto que sabía lo que estaba pasando por la mente de su esposo: alguna razón por su repentino agotamiento físico.

 

¿Nie MingJue dijo que el camino era corto? Bueno, se sintió mucho más largo por la inutilidad de sus extremidades. Llegaron a la casa Jiang, ya caminando por sí sólo con pesar, no queriendo usar a Meng Yao como soporte, sabiendo que la fuerza de este no era tanta para soportar el peso del cuerpo de Nie MingJue.

 

Aparentemente nadie notó su presencia... y como no, si Madam Yu milagrosamente no se encontraba ahí. Ella se había ido a recoger a los Ouyang, dejando el resto de la preparación a los demás.

Cosa buena, no quería lidiar con esa mujer.

 

—¡Da-Ge! —saludó susurrando pero entendible su hermano, que iba caminando hacia ellos junto con Wen QiongLin que estaba a lado de él. Nie HuaiSang estaba igual que siempre, con un típico abanico abierto en su mano que estaba en su vientre; sus prendas elegantes de colores verdes, grises y dorados. Y su característico medio moño y cabellera suelta.

 

Sinceramente HuaiSang fue lo único a lo que había prestado atención.

 

—HuaiSang, QiongLin —saludó tanto él como Meng Yao, siendo correspondido el saludo.

 

—No esperaba verte por aquí tan temprano, ¿cuál es la noticia? —alzó la ceja mientras parpadeaba inocentemente.

 

—Ninguna. Sólo nos adelantamos —dijo duramente pero en el volumen más bajo y claro que podía hacer.

 

Nie HuaiSang—. Ya veo.

 

—En realidad... —dijo Meng Yao, traicionando el plan de Nie MingJue;—veníamos a ver a XiChen, hace tiempo no hablamos tranquilamente con él y aprovechamos ahora que ambos teníamos tiempo antes de la cena para hacerlo —sonrió serenamente. Vale, no traicionó a Nie MingJue, de hecho lo salvó de un silencio incómodo e interrogatorios—. ¿Lo han visto?

 

—Umm... nope. No desde el desayuno, al menos —dijo Nie HuaiSang, llevándose su abanico hacia su rostro y echarse aire.

 

—P-probablemente esté ayudando a organizar la cena, si sirve de algo... —continuó Wen QiongLin—. Pero no con la señora YanLi, acabamos de s-salir de la cocina y no estaba cerca.

 

—De acuerdo, pues gracias. —Meng Yao se inclinó al igual que Nie MingJue, agarrando la mano de este agregó:—Entonces nos retiramos a buscarlo, nos vemos en la cena —sonrió despidiéndose de la pareja Wen-Nie. Al escuchar a los otros hacer lo mismo, se retiró con Nie MingJue hacia la sala común para alejarse del resto, suponiendo que nadie estaba allí.

 

Una vez que Nie HuaiSang y Wen Ning se quedaron sólos, este último preguntó confundido:—¿Por qué no les dijiste...?

 

Nie HuaiSang se encogió de hombros, llevando nuevamente su abanico abierto al abdomen—. Mh. Supongo que XiChen-Ge está alterado, lo escucho respirar pesadamente —aclaró. Wen Ning estuvo de acuerdo en silencio algo tenso.

 

No es que le cayera mal su cuñado, sólo lo intimidaba. Mucho.

 

—Ya viene —murmuró Nie HuaiSang hacía el distraído Wen. Que rápidamente dejó atrás su nube de pensamientos y escuchó los pasos apresurados provenientes de las escaleras. Ambos, compartiendo una mirada, comenzaron a caminar a un lugar más alejado de la entrada y la audición de los demás, si es que alguien estaba por ahí.

 

 

Notes:

Shūshu: El tío hermano menor del papá.

 

¿Que habrá pasado en la cocina? No lo sé, no lo sé, realmente no lo sé. 🤪

No tengo mucho me comentar, realmente. Así que-

¿Teorías? ¿opiniones? ¿Hay algo en específico por comentar? ¿dudas? ¡Los leo!

Sin nada más que decir, ¡adeuu!

Fecha de publicación: 26-05-25

Chapter 22: 🕯️| Capítulo 13

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Jin Ling, a regañadientes, siguió a Jiang JingYi a uno o dos metros de distancia; quien caminaba tranquilamente hacia el joven Lan que se iba acercando al comedor, cruzando la sala principal. Jiang JingYi se metió con su orgullo para convencerlo de hablar con el perfecto Lan SiZhui. eso sí es jugar sucio. 

 

Con una queja ahogada en suspiro, cruzaba los brazos mientras cerraba sus párpados pesados. Inconsciente, llevó su mano a la tira de tela de la bolsa, acordándose de la razón por la que hacía esto.

 

Salvar el milagro. 

 

Y necesitaba saber más sobre el creador de las premoniciones. La visión en la que Jin Ling aparecía era la única pista que poseía por desgracia. Por lo que sólo le quedaba aferrarse a ella e investigar.

 

Aunque eso significaba preguntarle al señorito sonrisas bellas y perfectas. 

 

Los pasos de Jiang JingYi eran largos por su altura, que, de hecho, seguía siendo igual o un poco más alto de lo que era esta mañana. Tramposo. Debido a ello, tan rápido como Jin Ling no quería querer, se acercaron al Lan.

 

¿Era muy tarde para dar vuelta y huir? 

 

—¡SiZhui! 

 

Sí, ya era tarde.

 

El nombrado volteó curioso a ver a Jiang JingYi. Estaba como siempre, su brillante cabello negro recogido en una coleta alta atada a una cinta blanca, con dos mechones sueltos dándole aires más juveniles a su pálido rostro; su rostro con mejillas rosadas naturales que contrastaban lo blanco de su piel, ojos grisáceos con toques azules combinan con las nubes de sus prendas blancas pulcras. Pero sin duda, lo más destacable de él era su pequeña y linda sonrisa tan brillante que podría dejarlo ciego.

 

A Jin Ling le causaba conflicto lo perfecto que era.

 

Lan SiZhui, como siempre, ignoró la presencia del joven Jin y sólo saludó a Jiang JingYi. 

 

—Buenas tardes, JingYi —saludó cordialmente. El Lan miró de reojo a Jin Ling, sorprendido por ver al chico, reaccionó haciendo florecer de brinco rosas azules¹ y camelias rosas² en su cabeza. 

 

Aunque Jin Ling no sabía de cuáles se trataban, por lo que sólo las catalogó como "florecitas Lan".

 

Lan SiZhui recorrió disimuladamente los alrededores con su vista. Confirmando la ausencia de alguien, fue libre de agrandar más su sonrisa al verlo, asintiendo a modo de saludo—. Buenas tardes, Jin Ling. 

 

—Hola, Lan SiZhui —saludó neutral, ignorando el calor que le estaba dando en su pecho. Maldito calor de otoño, decidió culpar. 

 

—Hey SiZhui. —También saludó Jiang JingYi—. Mira, necesitamos tu ayuda. —Al fin, consiguió que la atención que Lan SiZhui le dirigía a Jin Ling se la llevara a él.

 

—¿Mn? ¿En qué necesitan ayuda? —cuestionó confundido. Más que nada por ver que Jin Ling asentía al plural 'necesitamos', dejando en claro que él también requería de la ayuda de Lan SiZhui.

 

—Verás... es algo súper secreto, ¡nadie debe saber! —gritó en voz baja, dramatizando su voz. A causa de esto, se ganó el paquete del ceño fruncido y ojos en blanco de Jin Ling y las cejas alzadas en curiosidad de Lan SiZhui.

 

—De acuerdo… ¿es muy importante? —preguntó intrigado. Sin cuestionarse que tan peligrosa o inocente era la petición. 

 

—Muy importante. —Fue Jin Ling quien respondió, mirando intensamente a los ojos de Lan SiZhui. Tulipanes blancos³ decoraron la cabellera del Lan.

 

—Bueno, ayudaré en lo que pueda —sonrió sincero, tapándose sus orejas rosadas con sus mechones de cabello delanteros. Demasiado dulce de ver. Jin Ling frunció el ceño ante ese pensamiento.

 

Jiang JingYi, buscando ocultar aún más la situación, extendió sus brazos sobre los hombros de Jin Ling y Lan SiZhui, formando un círculo estrecho con sus cuerpos. ¡Todo era parte del secretismo que los envolvía!

 

Al final, Jin Ling quedó apretado contra el hombro de Lan SiZhui, con sus rostros peligrosamente cerca debido a la posición que mantenían.

 

Lan SiZhui, nervioso, dejó escapar orquídeas rojas⁴, pero las ignoró al igual que el calor que subía hasta sus orejas, concentrándose únicamente en el misterio que debían resolver.

 

—Es sobre Ya-Sabes-Quién —Lan SiZhui ahora soltó anémonas⁵. ignorándolas ahora por el shock que le creó aquellas palabras—. Oye, andas lanzando muchas flores ¿no? 

 

Ignoró la pregunta, pues la verdad él no tenía respuesta que darle a la razón de estar floreciendo demasiado. En cambio, cuestionó:—JingYi, Jin Ling... ¿por qué preguntan sobre él? —Se separó del círculo con gran nerviosismo y, por lo que el Jin notó cuando aún tenían sus cuerpos pegados, temblando.

 

—Es curiosidad, Lan SiZhui —respondió Jin Ling. 

 

—¡Exacto! No hay nada de qué preocuparse. —JingYi se acercó para quitar las flores sin tallo de la cabeza de su amigo, pues parecía más un ramo que una cabeza humana. 

 

Las flores que Lan SiZhui a veces hacía crecer en su cabeza, no tenían tallo, siendo decoraciones naturales que muestran lo que siente.

 

—Pero… —Lan SiZhui suspiró, dirigiendo sus ojos a Jin Ling, aún teniendo su cuerpo en dirección a JingYi—. ¿Por qué preguntan ahora? Ya casi se realizará la cena... 

 

Jin Ling bufó molesto ante ese recordatorio. 

 

—No hay razones, simplemente escuché a las personas del pueblo hablando otra vez de él —justificó Jiang JingYi, teniendo la atención completa de ambos. 

 

—¿Hablando de él? —alzó la ceja Jin Ling, pensando internamente en lo hipócritas que eran al haberle reclamado el día anterior por haber dicho su nombre; gritando alarmados que no debía hablar de ese hombre.

 

También pensó en: ¿¡por qué no me lo habías dicho si te pregunté sobre él antes!? 

 

Jiang JingYi asintió:—No hoy, pero si hace tiempo. Ya sabes, lo normal.

 

Lan SiZhui, preocupado por toda la conversación, se quedó callado. Mandando una mirada a Jin Ling que éste inmediatamente entendió—.¿De qué hablaban? —preguntó la duda de ambos. 

 

—Meh, lo típico. Quejándose de cómo él arruinó sus vidas con sus visiones.

 

Eh, eso es lo que le interesa a Jin Ling.

 

—¿Visiones? —abrió el camino para que Jiang JingYi dejara salir el chismoso interior que tenía, animándole a contar lo que escuchó.

 

—Pues... escuché a Jin (Zi)Xun quejándose de su panza de borracho que disque le había condenado a tener. —Más que informar, se burló.

 

A Jin Ling le dió vergüenza recordar que es su tío lejano.

 

A Lan SiZhui... bueno. Sentía que estaba haciendo algo incorrecto por escuchar chismes.

 

—Creo que escuché a… ¿Qin Su? Diciendo que él le dijo que su novio la dejaría. Y pues, ya ven a Meng GuangYao con Nie MingJue. —Se encogió de hombros. 

 

A Jin Ling le dió pena la mujer, la verdad.

 

—Y... creo que escuché al tío (Qi)Ren quejarse de no tener barba después de que le dijera que la perdería. —Jiang JingYi a este punto no se contuvo y soltó una carcajada. 

 

—... 

 

—... 

 

—Ah, y ese Wen Chao quejándose de que se le murió su pez porque él dijo que se iba a morir. 

 

—...

 

—...

 

—El punto es que: una vez que la profecía fuera leída, tu destino estaba sellado. A palabras de ellos y otros más que también se quejan. —Lan SiZhui sintió la mirada de Jiang JingYi, quien aclaró la duda principal—. Es por eso que preguntamos, somos unos gatitos curiosos, ¿no es verdad, joven amante? —jaló al Jin pasando su brazo por los hombros de él nuevamente, agachándolo para despeinarlo con el puño.

 

—¡Tú-! ¡Basta, JingYi! —Le dió un codazo en las costillas aprovechando la diferencia de alturas. 

 

Lan SiZhui se quedó en silencio viendo la interacción, sintiendo un sabor amargo en su boca por presenciarla. Jacintos amarillos⁶ aparecieron en su cabello, otra vez. Se las quitó con un movimiento elegante, lamentando la alfombra de flores que estaba creando en el suelo antes limpio.

 

—Entiendo —murmuró suavemente. Llamando su atención—.Sin embargo, no comprendo en qué los podría ayudar.

 

Jin Ling se aclaró la garganta para decirle directamente:—¿Sabes algo sobre Wei WuXian? 

 

—¿Perdón? —dijo aturdido. 

 

Incluso Jiang JingYi miró sorprendido a Jin Ling, mas ignoró la regla rota y explicó:—SiZhui, querido amigo, es muy seguro que tu sepas algo sobre Wei WuXian. O al menos, has de haber tenido una visión que él te haya dado. Cualquiera sirve… ¿verdad? —preguntó en susurro a Jin Ling, que asintió pesado. 

 

Jin Ling suponía que, al ser el niño perfecto y favorito de Madame Yu, se rehusaría a hablar, pues para empezar, fue ella quién creó la ley "no se habla de él".

 

Lan SiZhui no sabía que responder, por supuesto que sabía algo sobre aquel hombre. Era un hombre famoso, muy a pesar de la reputación que había ganado. No recordaba nada de él, si era sincero. Pero su baba no se limitaba en hablar sobre él, por lo que en base a eso, sí. Si sabía algo.

 

Se cuestionó si debía compartir esta información que poseía, no obstante, no lo hizo por el cruel recordatorio que su mente le mandó.

 

No se habla de él. Está estrictamente prohibido hablar de aquel inútil. Más vale que ningún sonido salga de ti respecto a él. Si me llego a enterar de que has dicho algo sobre ese tipo, las consecuencias las tendrá él. 

 

Lan SiZhui apretó las cejas, muy poco notable, pero lo hizo. Miró el estado de Jin Ling, el cual se encontraba bien. Sano, firme y completo. 

 

No debes hablar. Se recordó. Pero... hablar de la visión, no es lo mismo que hablar de él, técnicamente. Pensó Lan SiZhui, sintiéndose satisfecho por encontrar un agujero en su estricta regla. 

 

Todo por ayudarlo, ¿verdad? 

 

—No sé nada sobre él. —Un gran narciso⁷ salió, que rápidamente quitó, molesto, pero con una amable sonrisa—. Pero, si es de utilidad, les podría decir sobre lo que vió para mí. 

 

Jin Ling asintió frenéticamente, tan rápido que Lan SiZhui y Jiang JingYi se sorprendieron, intercambiando miradas de incredulidad. No es que le importara saber el futuro de Lan SiZhui... ¡es con fines educativos y para salvar milagros!

 

—Él vio en mí un buen destino —declaró Jin Ling con determinación.

 

Reprimió un suspiro aliviado, reemplazándolo con un ceño fruncido, tan característico en él. Al menos a Lan SiZhui no le había tocado algo malo, y eso le hacía sentir mucho mejor.

 

—“Una vida de ensueño vendrá. Que algún día será mía” —dijo, esbozando una sonrisa que apenas disfrazaba su incomodidad. Sin embargo, su expresión permanecía perfectamente pacífica.

 

—¿Y... se ha vuelto realidad? —preguntó Jin Ling, sin poder evitar pensar en la posibilidad de que las predicciones no se cumplieran.

 

Para su alivio suprimido, Lan SiZhui asintió con una sonrisa serena.

 

—Por supuesto, Jin Ling. Nunca había estado más feliz y no he tenido inconvenientes. Muy pronto me voy a casar con Ouyang Zhen y todo será más magnífico. Estoy satisfecho con la vida que tengo —respondió Lan SiZhui, con una felicidad mecánica. Más narcisos fueron retirados de su entorno mientras trataba de ignorar las miradas oscuras de los demás cerrando los ojos.

 

—Mm. Vida perfecta, al parecer —comentó Jin Ling con sarcasmo, observando a Lan SiZhui.

 

Era cierto, le estaba preguntando al joven perfecto; ¿cómo no tendría la vida de sus sueños? Siendo amado y respetado por todos, y casándose con el amor de su vida. Claro. Era de esperarse.

 

Lan SiZhui, por el comentario, lanzó más rosas azules que invadieron su coleta, añadiendo un toque de color a su apariencia.

 

¿Y a este qué le pasa con las flores? Jin Ling no pudo evitar cuestionarse, observando con curiosidad.

 

Jin Ling recordó lo que Jiang JingYi le había dicho sobre su propia visión; lo miró con una expresión de pena disfrazada de neutralidad, sintiendo un nudo en el estómago.

 

Jiang JingYi se veía tan vacío, como si llevara un peso invisible sobre sus hombros, o peor, un pesar en su corazón al oír tales palabras.

 

—“El poder de tu don, como uvas, va a madurar” también me dijo eso —continuó Lan SiZhui, rememorando las palabras que había escuchado.

 

Al hermoso joven perfecto le había tocado todo lo bueno, muy bien. Le alegraba.

 

Querría preguntar si realmente su poder había crecido, pero, a juzgar por las tantas flores que lanzaba, sí.

 

—¡Te toca todo lo genial! ¡No es justo! —reprochó JingYi, haciendo un puchero adorable. Lan SiZhui trató de no reírse, esbozando una sonrisa.

 

Mientras Jiang JingYi continuaba haciendo drama por las victorias de Lan SiZhui, Jin Ling se quedó pensando en el innombrable, tratando de encontrar su propia opinión acerca de él.

 

Jin Ling, creyendo que no necesitaba nada más y que en realidad sobraba en la conversación de los otros dos, se fue sin querer despedirse. No notó la acacia amarilla⁸ que Lan SiZhui le había dejado en el cabello, viendo con ojos nostálgicos cómo Jin Ling se alejaba.

 

Jin Ling, de nuevo, subió las escaleras, sintiendo que cada paso era más pesado que el anterior. Esta vez, finalmente, sin intenciones de buscar a alguien más. Pensando que ya había recolectado suficiente información, se dirigió directamente a su habitación.

 

Aunque, a unos pasos de su propia puerta sin magia, escuchó varias otras puertas abrirse de golpe. Las personas (tíos, a decir verdad) salían de sus escondites como si fueran espectros.

 

Miró todas las puertas del segundo piso, abiertas y cerradas. Le habría dado igual de no ser por dos cosas:

 

La primera y la más alarmante, en su opinión: La puerta de Nie MingJue estaba parpadeando, de manera tan vaga que era casi imperceptible, pero él lo notó con suma claridad. Le alarmó aún más ver al señor Nie MingJue siendo apoyado por su tío Meng Yao mientras caminaban al comedor; parecía estar normal, pero no era común ver a ese hombre ser sujetado por alguien más.

 

La segunda, y la que más lo fastidiaba, fue la razón por la que todos salieron de sus escondites:

 

—¡Los Ouyang ya van a llegar! —exclamó Madam Yu con voz autoritaria.

 

 

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Jin Ling entró a su habitación con la enorme necesidad de ver la visión ya completada. Ya había confirmado que, no importaba que, las premoniciones siempre resultaban realidad. Casi siempre de la manera más mala posible, a excepción del perfecto Lan SiZhui que le salió todo bien.

 

Su ansiedad provocó que comenzara a recordar cada una de las tragedias que les había ocurrido a los demás mientras tiraba las piezas a una mesa para empezar a juntarlas como rompecabezas para ver la visión de una vez por todas.

 

La boda de Jiang WanYin.

La visión sobre la familia de Lan XiChen.

La visión que dejó perturbado a Nie HuaiSang.

El amor imposible de Jiang JingYi.

La vida perfecta del hermoso Lan SiZhui.

 

Él se aferraba a la posibilidad de que, hay un muy pequeño porcentaje, de que su visión iba a ser algo bueno. Era muy poca, pero existía y Jin Ling quería creer eso. Que por una vez en su vida le saliera algo bien.

 

Para ser sincero, no le tomó importancia a las quejas que Jiang JingYi escuchó y compartió. Pues eran ridículas desde su punto de vista.

 

Sobre todo el de su tío Jin (Zi)Xun. Que patético quejarse de eso cuando tragas como cerdo.

 

Bueno, el de Wen Chao era aún más patético. ¡Quejándose todavía de un pez que murió hace más de una década! ¡Ridículo! 

 

Mientras se movía frenéticamente, una flor amarilla cayó de su cabello, siendo una de las que Lan SiZhui tiró hace pocos minutos. 

 

Hmph, se me ha de haber pegado. Pensó sin emoción, dejando con cuidado la flor en su almohada antes de seguir con lo importante.

 

"Parece que va a llover" Terminó con una boda en un huracán. 

 

"Cuando todo se arruine, serás el único con todos los sentidos de tu familia", aún sin revelarse; pero sólo esas palabras eran preocupantes.

 

Las visiones, seguramente, negativas de la pareja Wen-Nie. Dejando a ambos, más al Nie, en mal estado.

 

"Él vió en mí un amor imposible, el hombre de mis sueños estaría fuera de mi alcance." Y como fue dicho, ese hombre estará comprometido.

 

"Él vió en mí un buen destino. Una vida de ensueños vendrá, que algún día será mía. El poder de tu don como uvas va a madurar." No era negativo, pero la vida de Lan SiZhui mostraba que se cumplió. 

 

"Una vez que la profecía fuera leída, tu destino estaba sellado."

 

Con todos esos pensamientos uno encima del otro, no entendía lo que pasaba por su cabeza. Estando mucho más concentrado en chocar piezas tratando de unirlas rápidamente. No podía negar que cada vez que una pieza se juntaba, más pánico le daba.

 

La visión estaba tomando forma. Jin Ling decidió ignorarla por su propio bien. Al menos hasta que estuviera terminada y la analizara.

 

No habían pasado tantos minutos como él creyó que pasarían para que todas las piezas se convirtieran en un rectángulo delgado brillante que mostraba colores grises para diferenciarlo del fondo; por completo a Jin Ling con Casita de fondo. 

 

Casita con grietas. Quebrada. Derrumbada. 

 

¿Acaso eso significaba que él sería, o más bien, es el culpable de que el encanto agonice? Él sólo era capaz de ver lo peor en aquella premonición que tenía apoyada en la mesa en frente de él.

 

Las grietas de las paredes y las puertas parpadeantes que vió en la noche; la vela parpadeante, Nie MingJue perdiendo su don... si juzgaba su puerta perdiendo brillo y que lo vió hace unos minutos siendo apoyado por su tío Yao. 

 

Y la visión… ¡todo coincidía! 

 

¿Acaso…?

 

—A-Ling, te he estado buscando toda la tarde, ya va a ser hora de la… —Jin Ling escuchó la voz de su padre entrar a la habitación con tranquilidad, hasta quedarse quieto por ver el brillo rojo que su hijo trató de tapar detrás de él al haber girado sobre sus talones por instinto.

 

Ni siquiera lo cubría todo. Casita movió la mesita donde estaba para que de pérdida estuviera tapada. 

 

Ja, hasta que apareces. Pensó Jin Ling. 

 

Jin Ling trató de sonreír mientras disimulaba lo obvio. 

 

Vió la cara de su padre pasar por muchas emociones que al final terminaron nuevamente en shock. Mirando con el ceño fruncido y sus ojos marrones muy abiertos con la mandíbula desencajada. Jin Ling no sabía si estaba preocupado o molesto. 

 

Jin Ling sin soportar la mirada que le otorgaba su padre; también siendo que confiaba plenamente en este hombre, soltó toda la verdad y lo que él creía que significaba la visión:—Me metí a la cueva de ajá y vi su última visión. La magia se debilita, eso creo; la casa se derrumba, el don del señor MingJue tal vez se esté perdiendo y creo que es por culpa… ¿mía? —habló tan rápido que fue asombroso que se le entendiera cada palabra. Jin Ling sentía sus manos temblar; no sabía si recibiría un regaño, castigo o alguna otra opción que no le llegaba a su mente negativa, y eso lo preocupaba. 

 

Jin ZiXuan con su expresión congelada, recorría con la mirada a su hijo para al final mirar sólo ese rectángulo mágico. Avanzó a paso lento, posando su mano en el hombro para darle señal de que se hiciera a un lado para poder ver la premonición.

 

—¿A-Die...? —murmuró Jin Ling, nervioso por la expresión de su padre. Sin poder descifrar lo que pensaba.

 

Jin ZiXuan agarró la visión con cuidado, moviéndola de un lado a otro como si eso fuera suficiente para hacerla desaparecer, o mejor, para cambiarla. Aún sin despegar la mirada de la figura reflejada se su hijo, preguntó con voz tenue:—¿Dónde dijiste que sacaste esto…?

 

—De la cueva de… ya sabes… —Jin Ling tragó duro cuando Jin ZiXuan frunció más el ceño y miró a la pared, sin algún punto fijo.

 

—¿Cueva?

 

—Si, ya sabes… piedras y tierra,

 

—Yo recordaba que era un muelle… —sacudió su cabeza y miró a su hijo—. ¿Cómo?

 

—Quité los tablones de madera, abrí la puerta, me metí….

 

Jin ZiXuan suspiró pesadamente—. Me refiero, ¿cómo conseguiste esto?

 

¿Cómo le podía explicar que casi fue aplastado por una avalancha de rocas y que en el proceso destruyó la habitación?

 

—La encontré rota, por eso las… —grietas, iba a decir, mas la visión mostraba otras muy específicas representantes de la destrucción, así que mejor dijo:—Por eso está así.

 

—¿No te pasó nada? —despegó una de sus manos para llevarla a la cara de Jin Ling, quitándole el flequillo de los ojos y asegurándose que estuviera bien.

 

Bueno…

 

Jin Ling sujetó la muñeca de su padre, dejando que le aplastara su mejilla con tal de detener sus movimientos—. Yo estoy bien, no te preocupes por mí, A-Die.

 

Eso tal vez fue el detonante para que Jin ZiXuan se quedara estático por unos segundos, antes de escuchar el timbre de la casa, marcando que ya, oficialmente, los Ouyang estaban en la casa. Además de escuchar a Madam Yu gritar a lo lejos quién-sabe-qué. Pero eso hizo recordarle la situación de afuera.

 

Jin ZiXuan, sin saber qué hacer, destruyó el rectángulo en grandes pedazos siendo muy pocos por el tamaño.

 

—¿¿A-Die?? —Ahora Jin Ling no sabía qué sentir. ¡Batalló para unir las piezas para que su padre viniera a romperlo! Literalmente.

 

Jin ZiXuan se quedó en un silencio tortuoso por varios segundos antes de suspirar profundamente y volverse víctima del terror paternal.

 

—No digamos nada —acercó su rostro al de Jin Ling a una distancia que respetara el sagrado espacio personal de ambos. Habló susurrando a pesar de ser los únicos que escuchaban esta conversación. Al final de que ya guardara los pedazos en el bolso que colgaba del hombro de Jin Ling, sujetó suavemente los hombros de su hijo para tener toda la atención que ya tenía—. No deben saberlo. No sé qué estés haciendo pero encontraremos una solución, ¿sí? Por ahora, será nuestro secreto —finalizó aún susurrando, teniendo la cara perpleja de su hijo como respuesta a su casi súplica.

 

¿A-Die me va a ayudar? Jin Ling no sabía si estar aliviado o más nervioso.

 

—¡Mh! 

 

Más nervioso, definitivamente.

 

El crujido de la puerta abriéndose, cortesía de Casita, invadió el silencio que se plasmó entre el padre y el hijo. Ambos giraron sincronizados hacia afuera, abriendo sus ojos de forma exagerada, estaban en un lugar de la habitación dónde podían ver a primer plano una figura que los miraba asustado. 

 

Nie HuaiSang susurró, pero ambos pudieron escuchar muy bien ese:—Yo lo sé... —mientras tapaba su rostro con su abanico mientras corría elegante hacia lo que ambos Jin creían, el comedor.

 

Un silencio penetrante cayó encima del dúo padre-hijo por varios segundos hasta que Jin ZiXuan murmuró presa del miedo:—Les contará a todos... 

 

¿Eh? ¿¡Lo haría!? ¡Eso es traición! 

 

—Tal vez... —Ni siquiera pudo dar una solución, una voz femenina y fuerte gritó a lo lejos, interrumpiendolo.

 

Madam Yu:—¡Hora de la cena! 

 

—Mierda —murmuró Jin ZiXuan.

 

Jin Ling sin dudas asintió estando de acuerdo. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Jin ZiXuan estaba completamente exhausto. 

 

¡Maldita sea! ¡Llevaba todo el medio día de aquí para allá buscando a su hijo y no lo encontró!

 

Es imposible que esté perdido, eso lo tenía muy claro. Las gigantes montañas lejanas impedían que saliera al mundo exterior a las afueras del pueblo. Sin embargo, y aún así, no sabía dónde se encontraba Jin Ling.

 

Antes de su búsqueda, su amada esposa Jiang YanLi le pidió que lo buscara para comer y que se preparara para la cena familiar. Cosa que él innegablemente aceptó. Incapaz de negarle tal pedido, o cualquiera en realidad; sumando lo ocupada y agotada que estaba, debía ayudarla. 

 

¡Y se la pasó toda la tarde buscando a su hijo en el pueblo para terminar encontrándolo en Casita! Que patético.

 

Había llegado minutos antes de que Madam Yu, a lo lejos, diera su grito de que la familia Ouyang ya estaba cerca. Jin ZiXuan había llegado cansado y apenado al mismo tiempo que preocupado a la cocina para encontrarse con su esposa y decirle que no lo encontraba.

 

Todo para ver a Jiang YanLi riéndose de él suavemente, diciéndole que había estado en la casa toda la tarde. 

 

Que humillante.

 

Jiang YanLi ya había terminado los platillos laboriosos para la cena, esto para otorgarles perfecta salud a sus invitados, por más ostentoso que suene. Por lo que le pidió que llevara a Jin Ling al comedor para ya estar preparados sin problemas ni impuntualidad. 

 

Así que, con todo esto dicho, se dirigió a la habitación de su hijo, del cual no le tomó demasiado tiempo llegar, pues apresuró su paso.

 

—A-Ling, te he estado buscando toda la tarde, ya

va a ser hora de la…

 

 

 

 

 

 

 

 

Notes:

Rosas azules: Representan el misterio o el intento de alcanzar lo imposible.
Camelia rosa: Anhelo, grandeza del alma.
Tulipán blanco: Muestra de un amor puro y sincero.
Orquídeas rojas: Transmiten pasión, deseo y amor.
Anémona: Representa el abandono pero también la esperanza y la expectativa.
Jacintos amarillos: Celos.
Narciso: Egoísmo, deseo de satisfacer algún deseo, mentira.
Acacia amarilla: Amor secreto.

Otra cosa que quiero aclarar, y es que puse "Jin (Zi)Xun" "Lan (Qi)Ren" de esta manera para que sean reconocibles, supongo. Es que se me hace muy raro leer Lan Ren- en fin. Creo que seguiré haciéndolo de esa manera para personajes secundarios que conocemos pero no son relevantes en la historia.

Qin Su no es hija de Jin GuangShan, por lo que no hubo incesto con Meng Yao. Creo que eso ya lo había aclarado. Pero en fin. Por si algo, lo vuelvo a decir: Meng Yao y Jin ZiXuan son los únicos que son hijos de Jin GuangShan... aunque Meng Yao no lo sepa. ¡Que no se pierdan las tradiciones!

Ahora, ya comenzará la escena, ¿emocionados?

Sin nada más que decir, ¡adeuu!

Chapter 23: 🕯️| Capítulo 14

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

La cena comenzó justo como Madame Yu lo había planeado, con una precisión impecable, a la perfección. La atmósfera en el salón estaba cargada de una formalidad casi palpable. Madame Yu y la señora Ouyang, la abuela del comprometido, estaban inmersas en una conversación animada, sus risas delicadas rompiendo el silencio que reinaba en el resto de la mesa. Una mesa tan larga que parecía no tener fin, abarcando a dieciséis personas, cada una con su propia historia y rol en esta trama.

La familia Ouyang ocupaba un extremo: la abuela, serena y observadora; el padre, y Ouyang (Zi)Zhen, el joven comprometido, que mantenía una expresión serena pero intrigada. En el otro extremo, la familia mágica y Jin Ling, formando una constelación de personajes únicos.

En la cabecera de la mesa, Madame Yu y Nie MingJue dirigían la escena con la autoridad femenina discreta pero indiscutible. Al lado de la matriarca, Jiang YanLi y la señora Ouyang. A la derecha de Nie MingJue, Wen QiongLin y Meng GuangYao que observaban en silencio.

Los demás, cuidadosamente distribuidos, parecían piezas de un tablero de ajedrez, cada uno en su lugar estratégico: Jiang WanYin junto a su hermana mayor;  Jiang GuXiang, Lan XiChen, Jiang JingYi, y Nie HuaiSang, hasta llegar a Wen QiongLin. En el otro lado, la abuela Ouyang junto a su hijo y Ouyang (Zi)Zhen, seguidos por Lan SiZhui, Jin Ling, Jin ZiXuan y Meng GuangYao.

Su madre, Jiang YanLi, acababa de servir los platos elaborados por ella misma; los platos eran especiales, eran como una reliquia que te confirmaba como parte de la familia seas o no... pero a nadie le importaba ese significado profundo, para todos eran sólo platos con sus nombres de cortesía escritos en un borde. 

Jin Ling odiaba su plato por esa razón. Su nombre de cortesía nunca dejaría de ser una molestia para él. No se lo merecía y mucho menos ese plato tan "especial".  Pero, ¿quién era él para negarse a usarlo? 

 

Jiang YanLi había preparado su famosa sopa de loto, la comida principal. Pues Jin Ling notó que todos tenían el mismo plato y cantidad de sopa. Bueno, a excepción de Nie HuaiSang que era más grande; nada tan destacable para que Madame Yu lo reprochara, pero sí era notable que tenía más comida. Jin Ling no cuestionó aquello. Ni siquiera fue lo que realmente le importó. 

 

En lo poco que había pasado de cena, Jin Ling no apartaba la mirada del nervioso Nie HuaiSang. Quien al no poder tener su abanico en la mesa por educación, se limitaba a jugar con su taza de té, toqueteandola para distraerse por el ruido que provocaba. Nadie había tocado su comida, ya que todos estaban esperando a que Madame Yu terminara su “lindo” discurso sobre el acontecimiento que ocurriría en esta cena. Y ya saben, si la matriarca habla, no se le interrumpe. 

 

Jin Ling sinceramente ignoraba el discurso, sólo lo escuchaba de fondo mientras fijaba su mirada a los ojos de Nie HuaiSang.

 

—Los Ouyang y los Jiang, juntos, le harán un gran bien al encanto —finalizó Madame Yu con una sonrisa pintada en sus labios. 

 

—Sí, espero que esta noche no sea un horrible desastre. —La abuela Ouyang bromeó sacándole una risa a la matriarca. 

 

Yo también lo espero, señora Ouyang. 

 

—Por una noche perfecta. —Madame Yu finalmente vió al resto de la mesa, alzando su copa de vino, alzó su voz diciendo un fuerte y claro:—¡Salud! 

 

—¡Salud! —Todos corearon haciendo el mismo movimiento con sus copas y/o vasos respectivos. Todos excepto Nie HuaiSang, Jiang JingYi y Jin Ling. 

 

La verdad es que toda la mesa tenía un olor exquisito. Cada platillo que su madre había creado, además de los condimentos y salsas que estaban en medio de toda la mesa, eran perfectos para completar la sopa a su gusto. Incluso había costillas de cerdo cocinadas por si alguno gustara complementar. Todo antojaba, parecía y de hecho, ya sabiendo que de verdad lo era aún sin probarlo, era delicioso, por lo que todos empezaron a comer dejando otra vez platicar a las mayores. 

 

Jin Ling aún sin apartar la mirada de Nie HuaiSang, agarró lo que quería para agregar a su sopa y la empezó a echar a su plato, sin pestañear para evitar dejar de ver. 

 

Nie HuaiSang no añadió nada, sólo agarró tembloroso su cuchara con ya una porción de su sopa sin picante para llevarla a la boca. Él tampoco quitaba la mirada del joven Jin Ling, pero no por necesidad de vigilarlo, si no por la presión que sentía al saber información que a Jin Ling le importaba que callara. 

 

Todo transcurrió con tranquilidad. Hasta que alguien pasó un plato en frente de Jin Ling, tapándole la vista. Inmediatamente el joven retiró el plato, ayudándolo a pasarlo a quien lo quería. 

 

Miró aterrado como Nie HuaiSang le susurraba a Jiang JingYi en el oído, tapándolo con su mano para evitar que se escuchara:—...Jin Ling sale en la visión de ya sabes .

 

¡Eso es traición! 

 

Más aterrado se puso al ver toser a su primo, que cambiaba su cuerpo con cada tos; pasando de ser el innombrable que le había mostrado, a Jin Ling, antes de finalizar con el mismo. Sólo para terminar con la cara deformada de manera chistosa, con los ojos pareciendo los de un tonto pez y su cara alargada pero ancha. 

 

Nie HuaiSang puso una cara de inocente como si no hubiera dicho o hecho algo malo y fue a hablarle a Wen QiongLin de lo mismo; pero Jin Ling no se dió cuenta de esto último, sólo observaba aterrorizado a su primo, que lo miraba preocupado y asombrado. 

 

Jiang JingYi sabía que buscaba la visión. ¡Pero él no sabía que lo encontró! ¡Mucho menos que salía en él! Debió haberse mantenido así, maldita sea.

 

El padre de Ouyang (Zi)Zhen fue quién reaccionó a la cara chistosa de Jiang JingYi, disimulando muy mal la risita que le provocó. Gracias a eso, Madame Yu notó la cara, mandando una mirada enojada antes de sonreír hacía la abuela Ouyang confundida y servirle más vino. 

 

—JingYi, ¿podrías cambiar esa cara? Por favor. —Lan XiChen le susurró amablemente, él también fallando en disimular el buen humor y miedo que le dió el repentino cambio de su hijo. 

 

Jiang JingYi cambió a su apariencia anterior, viendo aún preocupado a Jin Ling. Tratando de comunicarse con la mirada. Jin Ling aprovechó esto para amenazar silenciosamente:— Más te vale no… 

 

Una jarra de té tapó su vista. ¡Mierda! ¡¿Por qué justo en ese preciso momento decidieron pasarse cosas entre sí?! Jin Ling sujetó la jarra, dándosela a su padre que se la dió a quien realmente la quería.

 

Volvió a mirar a su primo, esta vez susurrándole a Lan XiChen que estaba tranquilo tomando un vaso de simple agua mientras su hijo le decía mientras apuntaba disimuladamente a Jin Ling. Diciéndole de manera clara lo que NO debía decirle.

 

—Jin Ling miró la visión de ya-sabes-quién ...

 

Lan XiChen de la manera menos elegante y serena que el Jin haya visto a su tío, abrió los ojos tan grandemente que casi se le podrían salir de las cuencas, todo mientras escupía el agua en dirección al medio entre Ouyang (Zi)Zhen y Lan SiZhui, mojando en el proceso la comida que estaba de por medio.

 

Oh vaya. 

 

Lan XiChen de inmediato se disculpó apenado e incómodo por todas las vistas que le llegaban. Mientras que Jiang JingYi trataba de simular una sonrisa tranquila ignorando todo para seguir comiendo. Madame Yu se quedó congelada. Cuando reaccionó, le envió una mirada enojada antes de buscar algo en la mesa, justamente a un cuenco con crema que estaba más cerca de Jin ZiXuan. 

 

—Jin RuLan. 

 

Jin Ling tenso giró su torso hacia la mujer, teniendo una mirada del chico perfecto que tenía a lado. Parecía tanto irritado como preocupado y estresado.

 

Sí, ya sé que la cagué, ¡no te ocupes de reclamarlo en silencio, Lan SiZhui! 

 

Madam Yu tenía una sonrisa anormal, y más por el hecho de que se la daba a Jin Ling—. La crema, por favor. —Supuso que se la pidió a él al estar más cerca. No lo sabe y no le importa. 

 

Jin Ling por primera vez en toda la cena giró hacia su padre que había insistido en sentarse a lado de él. Estaba notoriamente más tenso, pero disimulaba con su expresión neutra. Aunque algo que delataba su angustia, creyó el joven, era su plato intacto.

 

Jin Ling le agradeció en silencio por estar a su lado. 

 

—A-Die, la crema... —dijo entre dientes con una falsa sonrisa. Jin ZiXuan agarró el cuenco, que temblaba mientras se mantenía en su mano. Jin Ling lamentó haber metido a su padre en todo el estrés que conlleva esta situación.

 

Apresuradamente agarró el cuenco pasándoselo a Lan SiZhui que lo miraba con el ceño apenas fruncido. Jin Ling no sabía que una mujer estaba encajando su mirada en el Lan cuando tuvieron esa pequeña interacción.

 

¡Yo no estoy arruinando tu cenita, Lan SiZhui! Si vas a matar a alguien con la mirada, hazlo con Nie HuaiSang.

 

Jin Ling sintió la mirada de Nie MingJue y Meng GuangYao. Genial, ahora ellos también sabían. Giró a verlos, notando la expresión común del Nie enojado, y la de su tío Yao inundado de preocupación oculta en sonrisa. Jin Ling miró a Nie HuaiSang nuevamente, que estaba comiendo aún más comida de la que ya le habían dado.

 

¡Tienes mucha hambre por tu traición! Comenzó a escuchar como algo se formaba encima de todos. Algo pesado para el ambiente pero frío. Oh, mierda.

 

Ahora llevó su vista a Lan XiChen, que le estaba susurrando en el oído a Jiang WanYin, para lograrlo el Lan se inclinaba un poco encima de la niña que ignoraba el chisme de la mesa.

 

Gracias A-Xiang, por eso es mila favorita. 

 

—Jin Ling encontró la visión de él... —repitió de igual forma las palabras y gestos que había hecho JingYi. Por algo son padre e hijo, ¿¡verdad!?

 

El rostro de Jiang WanYin se volvía cada vez más oscuro mientras su expresión se volvía más y más expresiva mostrando clara sorpresa, y no de la buena. Fue esa la razón por la gran nube gris que lanzaba truenos que estaba encima de todos. 

 

Podía escuchar los murmullos confundidos del padre de Ouyang (Zi)Zhen. Que hablando de él, él sólo miraba la nube con confusión, estando muy tenso.

 

—Jiang Cheng, la nube. —Madame Yu apuntó un poco hacia la nube, susurrando la petición mientras veía la expresión preocupada de la abuela Ouyang. 

 

Nunca había visto tan histérico a su tío. Muy pocas veces él iba peinado sin su moño, por lo que para Jin Ling fue una sorpresa notar la coleta alta y larga de su tío apoyada en su hombro. Mientras el la peinaba con los dedos mirando hacia la sopa a medio terminar diciendo: 

 

—Soleado, soleado, soleado...  —Y siguió repitiendo eso, teniendo la mirada de su madre pérdida y preocupada.

 

Jin Ling se había distraído con un trueno que sonó encima de él, por lo que había alzado la mirada; pero cuándo la bajó se quedó en blanco.

 

¡Jiang WanYin le estaba susurrándole a Jiang YanLi! ¡¡A su madre!! 

 

En serio, ¿por qué el lado de la mesa que vigilaba era todo un caos y la que no le prestaba atención estaba tranquila? ¿Era porque ellos no eran Jiang's que podían ser alterados fácilmente o qué? 

 

—Jin Ling encontró la visión de X-... —No alcanzó a escuchar la forma en la que llamaba al innombrable gracias a un trueno. Pero eso no le afectó tanto como la mirada sorprendida de su madre que le dió.

 

Jin Ling agarró su vaso de té y se agachó en él mirando al suelo mientras tomaba, tratando de ignorar las miradas que recibía.

 

Crujido. 

 

Miró debajo de sus pies las grietas de ayer. Grietas pequeñas pero notorias que salieron debajo del asiento del Jin, que se alargaban abarcando una pequeña parte del gran suelo. 

 

Jin Ling llevó su cabeza debajo de la mesa para ver más de cerca al suelo, queriendo creer que era imaginación suya. Pero no tuvo mucho tiempo para confirmarlo pues una voz lo asustó.

 

—¿Jin Ling? 

 

Dió un pequeño brinco que lo hizo golpear la mesa con la parte trasera de su cráneo. Haciendo rebotar la mesa y en el proceso derramar su sopa. Jin Ling inmediatamente sacó su cabeza y se la acarició, quejándose de él dolor. Pero lo ignoró para ver quién le había hablado.

 

—¿Jin Ling? ¿Estás bien? —¡No, no lo estaba! ¡Gracias Ouyang (Zi)Zhen por preguntar! ¡Lan SiZhui, deja de mirarlo con una sonrisita! Espera- ¿por qué le molestó eso? Jin Ling no supo qué responder. No supo si por la pregunta en sí, o porque comprendió muy tarde que la persona que le estaba hablando era su viejo amigo. 

 

—Eh... —En definitiva perdió su respuesta al sentir la expresión neutra que le dio el Lan a lado suyo.

 

—¡Está bien! —Jin ZiXuan le dió un apretón de hombros al mismo tiempo que hablaba con la futura pareja Ouyang-Lan con una sonrisa. ¡Gracias A-Die por salvarme !—Está contento.

 

—¡Sí!

 

Jin ZiXuan pensó por microsegundos para decir:—Por tu propuesta. 

 

—¡Sí! —Jin Ling captó las palabras, retractándose al instante.—Espera, ¡no!

 

Madame Yu prestaba mucha atención a esa conversación, ignorando la nube que dejó de tronar, pero seguía ahí.

 

—Que deberías hacer… ¿justo ahora? —sonó como incógnita. Jin Ling definitivamente no agradeció esa extraña intervención molesta.

 

Pero Jin Ling decidió seguir el juego. Ocultando su extraña molestia en una sonrisa grande:—¡Sí! 

 

Lan SiZhui soltó una flor boca de dragón¹. Aún teniendo su expresión neutra, seguía mirando intensamente al Jin. Jin Ling sentía escalofríos de lo penetrante que era la mirada grisácea azulada del Lan. Ouyang (Zi)Zhen miró a Lan SiZhui en busca de ayuda, pero al no recibirla por estar matando con la mirada a Jin Ling (cree este), murmuró un:—Ah... es que- quería...

 

—¿¡Qué es lo que quieres!? ¡Aquí está! —No notó lo mal humorado y desesperado que sonó. Sólo se centró en girar la silla de Lan SiZhui para que este estuviera frente al Ouyang.

 

Lan SiZhui se había sorprendido por le movimiento, pero luego le dió una corta mirada a Jin Ling mientras más claveles amarillos² decoraban su cabellera. Jin Ling las quitó rápido para volver a sujetar la silla con fuerza, dejando sus nudillos más blancos de lo que era su piel. Con una sonrisa de sabor amargo Jin Ling les asentía tratandolos de animar a hacer esa… propuesta. 

 

Jin Ling no sabía porqué eso le molestaba.

 

Aquí fue cuando la abuela Ouyang decidió intervenir.

 

—Bueno, ya que todo el mundo aquí tiene un talento, mi A-Zhen quiere comenzar con una canción que compuso. ¡Nie MingJue! ¿Podrías traer el piano, por favor? 

 

Todos se giraron hacia el hombre que sólo asintió pesadamente mientras con batalla se levantó y salió del comedor. 

 

Ouyang (Zi)Zhen se puso muy pálido. Yéndose el color de sus mejillas hasta dejarlo demasiado blanco—. ¿Compuse una canción...? —murmuró angustiado, mirando únicamente a un joven de prendas moradas que jugaba con su comida mientras tenía el ceño fruncido y su cara oscurecida.

 

—Sí, lo hiciste. —La mayor le dió una mirada que calló de inmediato al chico.—A-Zhen ha escrito una bella canción, encontré las partituras en su habitación ocultas. ¡Es una ternurita! —Más que hablar, le chismeó a Madam Yu que asintió satisfecha. 

 

Ouyang (Zi)Zhen parecía querer llorar. 

 

Lan SiZhui tuvo ahora flores red chestnut³ en su cabeza. 

 

Jiang JingYi se oscureció por completo.

 

Jin Ling estaba demasiado molesto como para saber.

 

—Oh, qué encantador —expresó Madam Yu. Encantada por lo bien que resultaría la futura pareja. ¡Sería muy beneficioso para el encanto! 

 

Tanto el Ouyang como el Lan intercambiaron miradas que Jin Ling no sabía descifrar el significado. Sólo supo que se levantó, con un asqueroso sabor amargo en la garganta, hacia la silla del Ouyang con la intención de moverla para empujar al chico y este cayera de rodillas frente a Lan SiZhui.

 

—De hecho, es tradición familiar hacer las muestras de amor después de la propuesta —excusó su ataque de celos que no comprendía de dónde surgieron.

 

Jin Ling giró la silla para que terminara con la pareja cara a cara. Ouyang (Zi)Zhen lo miró con gran confusión y traición, Jin Ling sólo asintió mecánicamente con una falsa sonrisa. Incitándolo a continuar. 

 

El Ouyang sin más remedio miró a Lan SiZhui por unos segundos. Sonrió con un sentimiento que Jin Ling no supo reconocer, mientras sacaba una cajita que se suponía tenía el anillo. 

 

—L-Lan SiZhui... el más p-perfecto de todos…

 

Jin Ling desvió la mirada pues decidió ignorar las palabras melosas. En cambio, notó que unos mapaches, que sólo Jiang GuXiang sabría de donde salieron, estaban cerca de su bolsa que había dejado junto a su padre. No supo, ni quiso saber cómo los dos mapaches agarraban las piezas de la visión sin que Jin ZiXuan se diera cuenta, y maldita sea, no podía culparlo. Su padre se veía claramente congelado e incómodo con toda la situación.

 

Mierda, ya no sabía cómo se sentía. La ansiedad y el estrés lo estaban consumiendo.

 

Apartó la mirada de los mapaches que se escondieron debajo de la mesa para girarse hacia la entrada, dónde Nie MingJue jalaba con dificultad el piano que quedó atascado en las pequeñas escaleras que tenía la entrada como decoración.

 

Todos lo miraron con una ceja alzada, menos Meng GuangYao que se levantó y se acercó a él.

 

Ouyang (Zi)Zhen abría la cajita revelando el brillante anillo que tenía. Lan SiZhui sonreía tan grande que a Jin Ling le dolieron las mejillas por él—. ¿Quieres… s-ser mi... 

 

—¡No! —Jin Ling gritó. No por la pregunta, en parte, si no por ver a los mapaches terminar de construir la visión.

 

Jin Ling por sólo instinto se lanzó hacia los animales, estampando con el suelo. Paralelamente a eso, Nie MingJue se cayó por seguir tratando de jalar el piano requerido a pesar de las insistencias de su esposo que le pedían dejar de hacer eso. Jiang WanYin hizo que su nube soltara un rayo, asustando a todos y cada uno. En especial a la mayor Ouyang, que se alteró mucho más que el resto; mientras se aferraba al padre Ouyang, pidió explicaciones de lo que sucedía en estos momentos.

 

Todo era un caos. Nie MingJue no paraba de resbalarse de su posición mientras seguía terco de mover el maldito piano. Jiang WanYin no paraba de murmurar "soleado" sin conseguir calmarse a pesar de que Lan XiChen tratara de hacerlo, él sólo provocaba más y más truenos. Y ni olvidar de los mapaches que se movían ágilmente debajo de la mesa, obligando a Jin Ling a sólo tratar de atraparlos.

 

De pronto, una voz que nunca antes había escuchado gritar, alzó su voz para que sonara por encima de todo el desastre auditivo, que se tapaba las orejas mientras gritaba:—¡¡¡JIN LING ENCONTRÓ LA VISIÓN DE WEI WUXIAN, SALE EN ELLA Y DESTRUIRÁ LA MAGIA!!! ¡ESTAMOS PÉRDIDOS! —lloriqueó tan fuerte que le dolieron los oídos, Wen QiongLin lo único que era capaz de hacer era abrazarlo y darle comida para que le dejara de doler. Aunque eso no haya funcionado. 

 

Como si el universo pidiera confirmación, los mapaches se subieron junto a la visión a la mesa. Jin Ling en un desesperado movimiento para atraparlo, terminó empujándolo para que se deslizara por toda la mesa; tirando y rompiendo los platos de comida hasta terminar frente a la matriarca que ya se encontraba de pie. 

 

Maldita sea, la expresión de su madre al ver eso no tuvo comparación. Era tan puro su asombro que Jin Ling solamente quería llorar. Sin ignorar el espanto de su tío que se alejó de la mesa abrazado de Lan XiChen. 

 

Más y más truenos. 

 

Lan SiZhui de repente soltó una gran cantidad de claveles estriados⁴, claveles rojos⁵, cherry plum⁶ y red chesnut que hasta caían al suelo. Una de estas flores, en concreto, la primera, salió del suelo en frente de los pies del Lan y golpeó la cara de Ouyang (Zi)Zhen, estampado contra su nariz. Lan SiZhui no lo notó por sus ojos cerrados que había puesto por instinto. Pero al abrirlos y notar la sangre que goteaba sobre la barbilla de su amigo, se empezó a disculpar soltando rosas rosadas⁷ histérico, pero tratando de taparlo con serenidad.

 

l mismo tiempo que aquello, grietas siniestras comenzaron a formarse entre las paredes, alterando el estado de todos. Grietas grandes, pequeñas, largas y cortas decoraban el comedor. Su única función parecía ser la de poner nerviosos a la familia Jiang, especialmente a aquellos que poseían dones.

 

Nie HuaiSang fue el primer afectado. Se encogió en sí mismo, tratando de taparse los oídos. Aguantándose las ganas de gritar y quejarse, o incluso de arrancarse las orejas del ruido que piqueteaba sus tímpanos. Jiang JingYi comenzó a cambiar partes de su cuerpo, transformándose en un ser grotesco con la cabeza de un bebé y las manos de un anciano, rematado con un bigote largo. La extraña apariencia era perturbadora. Nie MingJue ya no jalaba el piano, rindiéndose ante la imposibilidad de mover el pesado instrumento. Se apoyó en él, exhausto, mientras Meng GuangYao no sabía qué hacer y optaba por chequearlo.

 

Jiang WanYin estaba muy alterado, desenredando y enredando su suave cabellera con los dedos. Murmuraba para sí mismo en voz baja "soleado", mientras observaba la nube en el techo, que se mantenía gris y con truenos y relámpagos. Lan XiChen intentaba calmarlo, pero era imposible. Se limitó a murmurar palabras de comprensión mientras abrazaba al perturbado Jiang. Jiang YanLi se apoyó contra la mesa, frunciendo el ceño de cansancio tras haber probado su comida y descubrir que no le había ayudado a recuperar su salud perdida. Jin ZiXuan se levantó de inmediato para estar a su lado y ver cómo estaba.

 

Lan SiZhui seguía disculpándose mientras sacaba flores de todo tipo, ayudando a Ouyang (Zi)Zhen con su nariz aplastada. Gran parte de la mesa y el suelo estaban decorados con flores marchitas, lo que causaba un gran dolor de cabeza a Lan SiZhui, pues nadie había lastimado las plantas. Estas nacían debido a las emociones del joven vestido de blanco.

 

Jiang GuXiang parecía ser la única que no se veía afectada por la situación, permaneciendo en un pesado silencio. Solo observaba con curiosidad inocente las grietas que se formaban en las paredes, el suelo y el techo.

 

Jin Ling estaba paralizado, respirando pesadamente, y con los hombros tan tensos que su espalda se mantenía recta de manera incómoda. Estaba de pie en el borde opuesto de la mesa donde se encontraba Madame Yu, quien parecía estar igual de ansiosa y enojada, si no peor. Comprensible, a decir verdad.

 

La ansiedad recorría todo su ser, especialmente cuando, en algún momento, todos los ojos se posaron sobre él. La mayoría de las miradas eran consternadas o asustadas, pero la de Madame Yu era de reproche, aunque también compartía los sentimientos de los demás.

 

En un giro inconveniente, la Casita abrió una ventana que daba una vista directa a un grupo de personas afuera, posiblemente conocidos de la ¿futura pareja?, sosteniendo un cartel con las palabras escritas en rojo: ¡Felicidades!

 

El grupo exclamó al unísono:—¡Felicidades! —Un trueno condenó a que la nube derramara estrepitosamente el agua en forma de lluvia, mojando a casi todos, excepto a Jin Ling, quien al retroceder unos pasos terminó en una zona donde no estaba cerca de la nube.

 

Parecía que todos se habían calmado, pues ya no lucían tan deplorables. Lo que indicó que los dones estaban tranquilos fue que Lan SiZhui dejó de lanzar tantas flores, y Jiang JingYi dejó de cambiar, volviendo a su apariencia anterior, algo alterada, pero nada grave ni relevante si no se miraba demasiado.

 

Aunque no lo sabía con certeza. Veía a los hermanos Nie igual que hace unos minutos. Nie HuaiSang se sujetaba las orejas con una mano mientras que con otra tapaba su viente, o lo acariciaba, Jin Ling no sabía. Y Nie MingJue se sentaba en las escaleras con ayuda de Meng GuangYao. Que al no saber qué había de malo para que perdiera su fuerza otra vez, aunque sospechaba, se limitó a agarrar un plato de comida y darle de comer, notando que ni la comida de YanLi funcionaba contra eso. 

 

Jin Ling no sabía cómo sentirse. Por una parte, demostró que ayer en la noche estaba diciendo la verdad acerca de que había grietas. Pero por otro lado, la mirada acusatoria que le daba Madam Yu lo dejó helado. 

 

Y con esto, la propuesta de Ouyang (Zi)Zhen se arruinó. 







Notes:

Las flores que aparecieron y sus significados:

Boca de dragón: Si alguien te la regala, significa que se ha llevado una gran decepción contigo.
Clavel amarillo: Está asociada con sentimientos de admiración, felicidad y amistad. En algunas culturas, también pueden simbolizar el desdén o el rechazo.
Red Chestnut / Castaño: Miedo excesivo por los demás, preocupación y ansiedad.
Clavel estriado: Simboliza el rechazo de una persona a otra.
Clavel rojo: Simboliza el corazón suspirando por otra persona.
Cherry Plum: Miedo a perder el control de uno mismo y hacer algo terrible que pueda lastimar a los demás.
Rosas rosadas: La bondad, la simpatía, la gratitud y la belleza de una persona.

 

EN FIN, HOLAAAAAAAAAAAAAAAA, qué tal? qué les pareció?

Sin nada más que decir, ¡adeuu!

Chapter 24: 🕯️| Capítulo 15

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Cuando la familia Ouyang notó que la comida sanadora, vaya, no ayudaba a sanar la nariz aplastada de Ouyang (Zi)Zhen, comenzaron su camino para irse de esa caótica casa y dirigirse hasta el otro extremo, dónde vivía la única doctora del pueblo. Madame Yu tratando de detener eso, los siguió mientras decía en voz alta que esperaran y que se quedaran en la casa mágica; Jin Ling no comprendía la razón, no había nada que hacer en el lugar desastroso.

 

El cielo estaba oscuro, con nubes grises llenas de agua que anhelaban ser liberadas en forma de lluvia. El ambiente era pesado y atormentado, y parecía que un cuchillo podría cortarlo fácilmente si alguien lo intentara. Aunque no era de noche, el crepúsculo se acercaba rápidamente, sumiendo todo en una penumbra inquietante. La atmósfera opresiva hacía que cada respiración fuera un esfuerzo, mientras las sombras se alargaban y se fundían con la creciente oscuridad. 

 

El grupo que había llevado un estúpdo cartel… Bueno, ellos estaban en caos, hablando entre ellos como siempre, chismeando sobre lo poco que vieron dentro de las paredes de Casita. 

 

Mientras tanto, la familia mágica estaba también hecha un lío. Retomando lo mencionado en el principio; la familia Ouyang salió del comedor casi que corriendo mientras cruzaban la gran sala dónde se realizaban las ceremonias y todo lo relacionado a ello, cosas así.

 

Madam Yu la siguió, seguida de Jin Ling que trataba de explicar sin completar lo que quería decir, pues no sabía qué era lo que ansiaba transmitir; a lo mucho logró decir:—¡Madame Yu, debe haber una explicación...! —Pero poco más allá de eso.

 

Nie MingJue y Meng GuangYao fueron los siguientes en salir en la fila; Jin Ling se paró a unos metros de la puerta, tropezando más palabras sin completar. De ellos, siguieron más de la familia Jiang, o de otro apellido salían debido a la nube que aún llovía dentro del comedor. 

 

Hasta que Lan SiZhui salió, parándose unos segundos para ver a Jin Ling, quien se congeló por ver la expresión neutra que le dió el Lan. Los ojos del de blanco estaban brillosos y agotados. Lo miró de reojo antes de irse en silencio. Jin Ling sintió que quería llorar realmente. 

 

Esa mirada fue clara, Lan SiZhui odiaba a Jin Ling. 

 

¿Y cómo no? Le arruinó la noche de su vida, en la que oficialmente comenzaría su unión con su… ya no sabía si iban o no ser novios. Bueno, son la parejita perfecta, claro que tarde o temprano formalizarían su noviazgo, pero igual...

 

También salió un ya alterado, si no es que aún más abrumado Jiang WanYin con una nube con rayos encima de él.  Jiang WanYin no sabía que estaba haciendo, sólo salía para dirigirse a las cosechas y que su lluvia sea de utilidad, como ya lo tenía programado mentalmente. Tampoco sabía lo que decía, su mente estaba nublada de emociones fuertes y negativas que le hicieron preguntarle a Jin Ling:—¿¡Pero qué pasó!? —Mientras era seguido por Lan XiChen que lo llamaba. 

 

Jin Ling se congeló por segundos, siendo la razón que Jiang WanYin le hubiera gritado. Era común en él, sí. Pero con él a lo máximo alzaba la voz. Y si hubiera una excepción y gritara, no era para reclamarle algo; siempre era por preocupación familiar.

 

—¡Yo no hice nada! Es la visión, es... —trató de explicar, pero lo calló un brillo rojo cruzando por el suelo, siendo ignorado por todos al parecer.

 

Bajó su vista, viendo un grupo de ratas arrastrando… ¿¡la visión!? 

 

Jin Ling frunció el ceño, debatiéndose en silencio si debía o no seguirlas. No es común ver a un grupo de ratas casualmente están llevando la maldita premonición a Dianxia sabrá qué lugar.  Pensando en esa lógica, corrió en dirección a las ratas que seguían caminando como si nada.

 

A lo lejos, escuchó a Madam Yu hablándole, o más bien, gritándole al grupo de personas que estaban afuera.

 

—¡La magia sigue fuerte! ¡Todo está bien! ¡Somos los Jiang! —Y con eso cerró las puertas principales de la casa de un portazo, antes de gritar enfurecida:—¡¡¡JIN RULAN!!!

 

Y un rayo del cielo complementó su furioso grito.





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Las ratas lo guiaron al segundo piso... otra vez. ¡Subir y bajar las escaleras se había convertido en una tortura sin fin! Con el corazón latiendole en la garganta, subió las escaleras apresuradamente, con la adrenalina disparada a mil por hora. Corrió tras las ratas, girando en las esquinas con destreza, siguiendo su rastro como un cazador. Pero de repente, en el momento más crucial... las perdió. ¡Maldición!

 

Estaba delante de la habitación mágica de Nie HuaiSang. Al lado de su puerta, había un cuadro que, recordaba, el Nie mismo había pintado e insistido en colgarla ahí hace ya algún tiempo. Madam Yu se negó, pero fue Casita quien la colocó ahí. 

 

Y, ¿quién era ella para negarse a una decisión de su valioso encanto?

 

Madam Yu 0, Casita 1. 

 

No hubiera sido relevante en absoluto, si no fuera por la pequeña rata que trataba de entrar debajo del cuadro. La rata finalmente desapareció detrás de la sofisticada pintura de un conejo blanco y uno negro, envueltos en dos cintas, una blanca con toques azules y la otra roja. Jin Ling se acercó al cuadro, al principio dudoso. Pero agarró todo el coraje que le quedaba para jalar el cuadro y descubrir que era una especie de puerta, explicando como las ratas se metieron ahí. 

 

Jin Ling escuchó a Madam Yu otra vez llamándolo, pero el joven ya estaba metiéndose en lo que fuera que estuviera detrás del cuadro-puerta. Al entrar, la pintura volvió a colocarle como originalmente estaba, asustando al niño. 

 

Lo ignoró, centrándose más en preguntarse: ¿qué es esto? 

 

Era un pasillo muy angosto y sucio; sus paredes, del mismo material que las de su casa (obvio, idiota), se veían apagadas y grises. En lugar de tener un color brillante, estaban cubiertas de tablas de madera, la mayoría mal colocadas. Incluso el techo tenía tablas separadas, pareciendo más una construcción abandonada que en progreso. Todo esto le daba un aire de misterio.

 

Jin Ling apenas le prestó atención al pasillo, pues su mirada seguía un punto rojo brillante que se deslizaba por el suelo. Estaba a punto de dar el paso, cuando el cuadro rojo se levantó en el aire. En la oscuridad, Jin Ling no pudo ver con claridad qué causó que el cuadro se elevara.

 

Un rayo de luz, proveniente del exterior y seguramente a través de un agujero en el techo incompleto, iluminó el extremo del pasillo.

 

Allí, una figura negra se reveló momentáneamente.

 

Un hombre alto y esbelto, con una coleta alta y desordenada atada con una larga cinta roja. La luz no duró mucho, dejando a Jin Ling con una imagen borrosa de aquel misterioso hombre.

 

¡Gracias Jiujiu por el nuevo rayo más duradero que creaste! 

 

Logró ver el rostro que estaba girado hacia él. Su expresión era fría y espeluznante, con las cejas hacia abajo complementarias a los labios curvados hacia abajo. Los ojos, pudo ver grisáceos plata lo miraron por unos segundos. Jin Ling logró contemplar por completo a la figura.

 

Tal figura que su primo le había mostrado, pero diferente. No era gigante de dos metros ni musculoso, ni siquiera tenían el mismo peinado ni prendas.

 

Pero tenían el mismo rostro. Las mismas facciones y la misma esencia.

 

Era Wei WuXian. ¡El mismísimo Wei WuXian!

 

Nuevamente se volvió oscura aquella esquina. Casi de inmediato, otro rayo reveló que la figura ya no estaba ahí. Jin Ling no dudó ni un segundo en seguir el único camino que había, dónde él había salido corriendo, para perseguirlo.

 

Su corazón latía a mil por segundo. Estaba ansioso por correr a una velocidad que Jin Ling jamás imaginó que utilizaría, por tratar de alcanzar al hombre que se deslizaba ágilmente entre los pequeños pasillos y, claro, por haber encontrado al innombrable, quien saltaba de aquí para allá y de regreso, evitando chocarse con las maderas entrecruzadas que Jin Ling no podía evitar por su falta de experiencia en aquel lugar.

 

En una de esas, Jin Ling choca contra una pared. Pero rápidamente retoma su caminar y sigue al hombre.





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Jin Ling todavía no comprendía qué eran esos pasillos, o cuál era su función. Eran tan extraños y para nada habitables. No había forma de que fueran de utilidad. Aún seguían corriendo, el adulto llegó a balancearse con una tabla de madera para terminar arriba de Jin Ling y escapar. Pero el joven no lo permitiría.

 

Necesitaba respuestas. 

 

—¡Hey, detente! 

 

En medio de la persecución, internamente Jin Ling se lamentó de haberse metido en este problema. Una vez su madre le dijo que "no busques peleas ajenas sin necesidad, si tú buscas problemas, ellos llegarán". Maldita sea, ¿por qué no le hizo caso?  Pese a esto Jin Ling no se arrepentía. Había conocido y descubierto mucho más de lo que alguna vez en su vida lo hubiera hecho si no hubiera tomado la iniciativa.

 

—¡Deja de huir!

 

En algún momento él se bajó de donde estaba pues ya no había más camino arriba para poder huir, cayendo de pie en frente de Jin Ling pero sin detenerse en su escapada.

 

Jin Ling se aterrorizó.

 

Un gran agujero se encontraba en el camino, con una gran oscuridad en su fondo. Mostrando que el final de aquel agujero era lejano, muy lejano. Si caía ahí...

 

Quien escapaba es experimentado pues brincó entre algunas tablas de madera que se encontraban a los bordes, siendo capaz de cruzar el agujero. Y luego de eso, siguió el único camino que creaban los pasillos. Jin Ling dió unos pasos atrás, animándose a seguir los pasos para no dar marcha atrás. Se impulsó y brincó muy bien, terminando sano y sano en el otro extremo del agujero que, ahora que miraba bien y sin alteración, no era tan grande.

 

Lo ágil era de familia, después de todo. 

 

Crujido.

 

—¿Eh-? —dijo antes de darse cuenta que el crujido de la madera provenía de la madera que estaba bajo sus pies. No tuvo tiempo de cambiar de lugar cuando el suelo cayó, casi llevándolo consigo si no fuera por el rápido movimiento de sujetarse en un tablón delgado de madera.

 

Jin Ling estaba colgando, con una gran amenaza por caer en ese espeluznante fondo desconocido. Ahora podría decir que estaba apunto de morir sin exageración.

 

Jin Ling comenzó a hiperventilar, muy angustiado por la posición en la que se encontraba. Su peso era soportado únicamente por su mano que se aferraba a la madera que comenzaba a doblarse.

 

—¡Ayúdame! ¡Ah! ¡Casita, ayúdame! —Él odiaba suplicar, pero rogaba por el milagro de que Casita apareciera mágicamente y le ayudara.

 

No fue así.

 

Jin Ling vió como la tabla de tan doblada que estaba se estaba rompiendo.

 

—¡No, espera! —Trataba de sujetarse de la madera con ambas manos e intentaba subirse, pero no resultaba. Sólo conseguía que su ansiedad aumentara al igual que los crujidos.

 

Hasta que se rompió por completo.

 

Jin Ling ya se estaba condenando a una muerte prematura. Una en la que nadie sabría dónde estaba su cadáver y una que sería dolorosa al estamparse contra el suelo que no estaría cerca de dónde estaba colgando, eso era seguro. 

 

Pero no cayó, afortunadamente.

 

Una mano más grande y firme que la de él lo sujetó, agarrando su mano con fuerza para impedir que resbalara. Jin Ling asustado volteó hacia arriba, viendo en primer plano el rostro de Wei WuXian.

 

Vaya, era guapo. 

 

Su rostro expresaba alivio y preocupación, para gran confusión del joven. Pues como lo había visto recién, pensó que iba a ser una persona fría e inexpresiva. Casi como Lan Zhan se lo imaginó. Pero no, era todo lo contrario. 

 

Se quedaron en silencio por segundos eternos en los que se miraban a los ojos. Wei WuXian estaba acostado boca abajo en el piso de madera y Jin Ling aún seguía colgando.

 

Pero el silencio fue interrumpido.

 

Por primera vez en nueve años, escuchó la voz del innombrable. La voz del hombre a quién todos debían temer, que nunca debían siquiera pensar, aquel que traía desgracia. Lo escuchó hablar con una voz energética pero cansada, si es que eso tenía sentido. Una voz que podría alegrar a cualquiera si no sabías quién era. Una voz cálida y divertida dijo lo que Jin Ling jamás imaginó que fueran las primeras palabras que escucharía de Wei WuXian en casi una década.

 

—Pesas mucho, Jin Ling. 

 

 

 

 

 

 

 

 






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Paralelamente a la carrera de Jin Ling, Jiang JingYi estaba en la habitación de Jiang WanYin tratando de calmarlo, pues Lan XiChen estaba arrullando a Jiang GuXiang hasta que se durmiera. La habitación estaba tenue, iluminada solo por la luz suave que se filtraba a través de las cortinas. Jiang JingYi ayudó a su papá a sentarse en una de las sillas que estaban recargadas contra la pared, mientras sostenía en una mano una taza de té caliente recién hecho por él, cuyo aroma a hierbas frescas llenaba el aire.

 

—Tranquilo, A-Die, por favor, inhala y exhala... —susurró, intentando transmitir serenidad a través de su voz.

 

La nube oscura y cargada de energía que flotaba sobre Jiang WanYin todavía estaba sensible, y Jiang JingYi sabía que en cualquier momento podría desatarse un rayo sobre él. Justamente, un ruido sordo en la pared hizo que Jiang WanYin diera un grito asustado, desencadenando el rayo que salió disparado en dirección a su hijo. Jiang JingYi soltó la taza en su sorpresa, el líquido derramándose y la porcelana rompiéndose en pedazos en el suelo.

 

El rayo serpenteó por la habitación antes de desaparecer, dejando un olor acre a ozono. Mientras tanto, Jiang JingYi trataba de recuperar el aliento por sus repentinos cambios físicos que provocó tal rayo, su corazón latiendo desbocado. Maldita sea, pensó, mientras observaba los fragmentos de la taza esparcidos por el suelo.

 

Notes:

¿Quién es ese pokemon? ¡Es Wei WuXian!

 

Diooooos, ¡al fin aparece el hombre más esperado de todos en este fanfic!...creo, ¿lo esperaban tanto cómo yo?

 

En fin. Si ya había comenzado lo chido, ahora comienza lo intenso.

 

Realmente lo público MUY temprano porque hoy salgo en la tarde, y no quería dejarlos sin capítulo, so...

 

¡¡¡ESTOY EMOCIONADA!!! No puedo esperar a ver que sucederá, que nueva información será revelada o cómo es que Wei WuXian está ahí.

 

Tal vez no es como piensen.

Sin nada más que decir, ¡adeuu!

Fecha de publicación: 02-26-25

Chapter 25: 🕯️| Capítulo 16

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Jin Ling se levantó con ayuda de Wei WuXian, que lo había impulsado para estar en el mismo suelo que él. Un suelo firme y sin probabilidad de romperse... tal vez.

 

Wei WuXian agarró cualquier pequeña piedra que estuviera ahí para luego tirarla al agujero y mostrarle al joven que había fondo. Siendo demostrado por lo rápido que sonó el choque de la piedra contra el suelo.

 

—¿Lo ves? No te ibas a morir —bromeó un poco—, pero de nada. —Luego se puso serio, mirando a los ojos acaramelados del para decir:—Y adiós. —Wei WuXian siguió su camino ahora a paso tranquilo, pues ya no tenía sentido huir. Pero, trataba de hacerlo. Mientras jugaba con alguna tabla golpeándola haciéndola el ritmo de una canción mientras la tarareaba.

 

Jin Ling se quedó en shock por unos segundos antes de fruncir el ceño muy profundamente—. Oye, ¡no te atrevas a irte! 

 

—¡Ya me estoy yendo! 

 

Jin Ling corrió para perseguir al hombre vestido de negro, que trataba todo lo posible para tratar de huir a su escondite. El menor al ver que no salía corriendo, disminuyó su paso para sólo caminar detrás de él mientras no paraba de preguntar.

 

—¿Por qué tomaste la visión? ¿Qué significa? ¿Es por eso que volviste o...? —Se detuvo por ver al hombre agarrar una rata de las que, Jin Ling supuso, le habían llevado la visión. Sintió algo de asco al ver que tranquilamente se la colocaba en el hombro—. ¿Wei WuXian?

 

El nombrado suspiró exasperado y moviendo sus manos dramáticamente—. Se suponía que no debías ver esa visión, ¡nadie debía! —exclamó el hombre. Aún caminando sin ver al Jin.

 

—Pero... 

 

—Tin, tan, tun... —decía mientras brincaba para no tocar las grietas selladas del suelo. Jugando de manera infantil.

 

Jin Ling notó la gran pared de piedra en la que habían demasiadas grietas, cada una sellada a mano. Decoraban la pared de manera muy extraña y escalofriante. El joven sabía que eso no era simple decoración.

 

—¿Has estado tapando las grietas...? —murmuró con una ceja alzada, viendo de reojo que Wei WuXian detenía su caminar para ver las grietas. Al final, el hombre se encogió de hombros. 

 

—Yo no, el patriarca. —Por su sonrisa, era obvio que el hombre estaba jugando, pero aún así Jin Ling tuvo la curiosidad por saber quién era ese tal "patriarca".

 

—¿Quién es el patriarca...? 

 

Wei WuXian otra vez encogió de hombros—. Mmm… ¡yo! Te lo mostraría, pero me da demasiada pereza ponerme a cambiar mi peinado sólo para enseñarlo. Aiyah, lo dejo a tú imaginación; tal vez ya lo has visto —finalizó, continuando con su camino para llegar a dónde quería.

 

Jin Ling no sabía que decir, en verdad. No se esperaba esa actitud tan juguetona y bromista, pero le daba una sensación de familiaridad en su pecho. Aún así, su curiosidad era más grande que su cursilería. Retomó su caminar siguiendo a Wei WuXian, animándose a preguntarle:—Wei WuXian, ¿desde cuándo estás aquí? 

 

—Meh, tengo mi tiempo aquí. —Le tomó poca importancia. En cambio, bajó la velocidad de sus pasos pues ya a la vista estaba una puerta muy vieja pero con decoraciones pintadas elegantes aun estando sucia. Sólo la abrió y se metió en el cuarto que estaba detrás de esta puerta, sin intenciones de cerrarla. Dejando que el joven Jin pase a ver.

 

Jin Ling no sabía cómo sentirse al respecto. La habitación era muy desordenada y pequeña. Muchos papeles con garabatos estaban tirados por el suelo. Y claro, ni hablar de las ratas que jugaban por ahí con las cosas de Wei WuXian, que de hecho, parecía importarle poco o nada. Había un sillón viejo pero bonito de color rojo, y pegada a la pared una mesa y tres sillas que Jin Ling supuso usaba para comer.

 

—Así que... nunca te fuiste. —Jin Ling supuso, analizando el lugar extrañamente cálido y acogedor. De hecho, era curioso cómo es que a pesar del desastre seguía teniendo un aura artística y elegante. Que raro.

 

—Pues... nope. Me fui de mi cueva que, ya sabes, tiene muuuuuchas rocas ¡jaja! —soltó una risilla.

 

Jin Ling quería gritar y reclamar. Y como buen hijo del linaje Jiang, no se contuvo las ganas.

 

—¿¡Aquí te estuviste escondiendo todo este tiempo!? —exclamó exasperado, sin saber cómo sentirse al respecto optando por mostrarlo con gritos.

 

Clásico de los Jiang. Jiang WanYin, eres una mala influencia.

 

—Jeje, emm… bueno, sí, pero... —Wei WuXian trató de explicar sin sacar información, pero fue interrumpido.

 

—Es… ¿¡en serio!? 

 

—Creo que deberías dejar de gritar... 

 

—¡No estoy gritando! 

 

Wei WuXian en un intento por distraerlo y evitar que siguiera gritando, actuó como si nada, presentando el lugar dónde vivía—¡Oh! Mira, tengo esto —mostró un pan que estaba antes comiéndose una rata, pero eso no era importante—. Estoy junto a la cocina, ¿no es genial? 

 

Jin Ling sólo lo miraba como si estuviera enloquecido. De hecho, comenzaba a pensar que lo estaba.

 

—Oh, ¡y buen entretenimiento! Ven que te muestro. —Con cuidado agarró una rata, dejándole a otra el pan que tenía a la mano para poder recoger otra rata—. Estos son Chengqing y Suibian. Son los actores que siempre interpretan a los protagonistas —presentó sonriente, Jin Ling sólo por el sentimiento de rara ternura las saludó, haciendo más feliz al hombre—. ¿Qué te gustaría ver? 

 

En la mesa había algunos cartones pintados con dos agujeros. La mayoría parecían ser pinturas profesionales, algunas parecían ser hechas por un niño de tres años. Si hablaba con sinceridad.

 

—Tenemos deportes —puso un cartón con un dibujo de dos personas jugando con una pelota; enfrente de las dos ratas que, apenas Jin Ling se dió cuenta; dejó en una pantalla de teatro elegante y colorida. Curiosamente, las ratas estaban quietas en el lugar dónde las dejó, se movían naturalmente, pero no dejaban el lugar.

 

—También tenemos noticias —cambió otra vez el cartón.—¡Uh, y tenemos telenovelas! —Puso un nuevo cartón, decidiéndose en dejar ese, Wei WuXian se sentó en su sillón que estaba en dirección al "teatro". Mientras explicaba:—Su amor es complicado, difícil de que surja —suspiró dramático.

 

Jin Ling, para sorpresa de nadie, se quedó callado tratando de asimilar lo que veía y la situación en sí—. No lo entiendo.

 

—Aiyah. Es que él está comprometido y el otro no puede estar con él porque ni sabe cómo se siente, además, los dos creen que el otro lo odia volviendo todo en una absurda confusión que ha durado años —explicó la historia de la novela que se había inventado—. ¡Se pudieron haber ahorrado muchas molestias si hubieran hablado antes!

 

Jin Ling rodó los ojos, sintiéndose identificado sin motivo. El menor se movió para quedar parado al lado del sillón de Wei WuXian dónde este estaba sentado—. Digo, que no entiendo... ¿por qué estás aquí si te "fuiste"? —trató de explicar, viendo como la expresión del hombre cambiaba radicalmente a una de agotamiento y rendición.

 

—Las montañas son muy altas, ¿sabes? Es imposible salir de ellas, jeje. —Wei WuXian miró hacia otro lado mientras jugueteaba con las puntas de su cabello—. A no ser que tuviera los gigantes músculos que carga Nie MingJue, así nada más le daría un puñetazo y me voy —rió.

 

Algo le estaba ocultando. 

 

—¿Sólo por eso? —preguntó, a lo que Wei WuXian asintió—. Y… ¿por qué no te fuiste a otro lado? ¿Por qué vivir, bueno, aquí? 

 

Wei WuXian se quedó callado y quieto, pero inmediatamente sonrió. 

 

—Bueno, ya te dije, estoy junto a la cocina. Y eso significa: comida deliciosa de shijie gratis. 

 

Jin Ling entrecerró los ojos, sintiendo que sí, era verdad lo que decía y no, no era toda la verdad—. ¿Sólo por la comida de mi A-Niang, decides quedarte? —soltó toscamente sin evitarlo, tratando de hacer que Wei WuXian dijera la verdad. 

 

El hombre se quedó congelado. 

 

—...No. 

 

—¿Entonces? 

 

Wei WuXian suspiró, acomodándose bien en su sillón y preparándose mentalmente para la información que soltaría—. Jin Ling, realmente, no es algo que decidiera completamente. —Fue lo único que dijo, levantándose para llegar a la mesa que estaba pegada a la pared y agarrar otro pan para darle de comer a su pequeña rata de nombre Suibian. 

 

Jin Ling notó la pequeña rotura de la pared, dónde provenía una luz que pasaba por el agujero, pero la ignoró—. ¿Completamente? —dijo al ver al adulto sentarse nuevamente. Esta vez, Jin Ling se agachó sentándose de cuclillas para ver la cara del hombre.

 

Wei WuXian lo miró directamente a los ojos, antes de reírse en alto y decir:—Perdón. —Jin Ling supuso que por el volumen de su risa— .¿Por qué tan curioso, Jin Ling? 

 

Jin Ling frunció el ceño, viéndolo enojado. ¿¡Cómo no estaría curioso del hombre que su nombre estaba prohibido decir, pues significaba condenarse a la desgracia según el pueblo!? A pesar de saber poco sobre el hombre, tenía en claro una cosa de él.

 

—Porque eres mi shishu¹—dijo sincero.

 

Su madre siempre se refirió a él como hermano, ya sea como "shidi" o "didi", casi siempre la primera. Por lo que Jin Ling suponía, era una especie de tío después de todo. Incluso la pintura familiar que Nie HuaiSang había pintado en el pueblo, aquel con el que presentó a su familia a esos niños, confirmaba eso. Pues el retrato de Wei WuXian se encontraba entre sus demás tíos. 

 

Wei WuXian lo miró con ojos muy abiertos, abrumados por lo que Jin Ling le había dicho a la cara. Aún así, el hombre le dió la sonrisa más bonita, brillante y sincera que Jin Ling había visto. Después de la sonrisa de Lan SiZhui, claro. De hecho, la sonrisa de Wei WuXian le recordó a la del Lan. En fin.

 

—Con que en esas estamos; ¿entonces tu eres mi A-Ling? —bromeó pensando que el muchacho diría un rotundo no. Tal vez con eso lo distraiga y se librara de hablar.

 

—Sí. —Fue lo que escuchó. Jin Ling estaba sonrojado de la pena, pero aún se mantenía firme. ¿Qué creías, Wei WuXian? ¿Que no conocía el truco de hacer sentir vergüenza para evitar el tema? Lo siento, pero no es así—. P-pero, prefiero que me digas Jin Ling. Estoy más familiarizado con eso —aclaró.

 

En ese momento, Wei WuXian supo que ya no tenía escapatoria.

 

—Mn. De acuerdo, Jin Ling. 

 

Se quedaron en silencio unos segundos, hasta que Wei WuXian desvió la mirada para ver a sus ratas comiéndose el pan en su regazo. 

 

—Casita no me deja irme —confesó sombríamente mientras jugaba con sus mascotas.

 

—¿Eh...? 

 

Jin Ling estaba en extremo lleno de confusión. ¿Cómo y por qué la casa mágica y consciente no permitió a Wei WuXian irse?

 

—No sé la razón. Al principio me escondí aquí por... —Wei WuXian se detuvo, pero casi al instante retomó—, otra cosa. Pero luego, estando ya decidido a irme, Casita no me dejó. Cada vez que intentaba salir por medio del cuadro, que es la única salida; Casita la estancaba impidiendo que saliera. Sólo algunas veces salgo, realmente. Pero cuando salgo de este escondite, que es cuando me deja, Casita vigila cada paso que doy. Y no me deja salir de la casa.

 

Jin Ling no se esperaba esto, en absoluto.

 

—Pero… ¿ahora puedes? 

 

—No lo sé. No lo he intentado y ni pienso hacerlo.

 

—¿Eh? ¿Por qué no? —Hasta cierto punto. Jin Ling se sintió ofendido. ¿Acaso no quiere volver a vivir una vida normal? 

 

Bueno. Tiene una reputación de mierda, eso explicaría mucho y poco.

 

—No quiero. —Wei WuXian expresó con simpleza—. Estoy muy bien aquí, no hay necesidad de salir afuera a que me tiren toda la basura del mundo sólo por ver visiones o ser… yo. —Se encogió de hombros.

 

Jin Ling sabía que tenía razón. Lamentablemente, si se mostrara, sólo recibiría el odio de la gente. Pero él lo apoyaría, sólo lo ha conocido por poco tiempo, pero fue inevitable el agarrarle cariño al hombre de higiene dudosa. ¡Vamos! ¡Vive en un lugar donde, por lo que ve, no hay baño! ¿¡Cómo se baña!?

 

Jin Ling recorrió la mirada a la habitación con ese extraño pensamiento, recordando que había visto una grieta en la pared que estaba pegada a la mesa y silla. Se levantó con cuidado para acercarse a ver la grieta. Notando que era lo suficientemente ancha para poder ver del otro lado. Entrecerró los ojos mientras acercaba su rostro para ver el otro lado. Viendo la larga mesa en la que estaba hace unas horas, pensaba que gracias al cielo nocturno que podía ver en una ventana lejana, había estado comiendo y provocó un horrible desastre.

 

Ese era... el comedor familiar, desde la perspectiva de un cuadro que decoraba el comedor, una del árbol "genealógico" que había pintado Nie HuaiSang. 

 

Sí, Nie HuaiSang había pintado la gran mayoría de los cuadros que decoraban las paredes de la casa. Vaya artista. 

 

No creía que el agujero estuviera en la pintura, sería demasiado obvio a la vista. Jin Ling lo hubiera notado casi que de inmediato. 

 

Y, de hecho, si pensaba en que se estaba agachando para ver a través de la grieta; esta línea en la pared estaba debajo de la pintura. 

 

Jin Ling no se había dado cuenta que se estaba apoyando en la mesa para poder ver. Cuando apartó la mirada y la guió hacia la mesa, notó que había un plato con algunas migajas del pan que recién agarró el hombre. El plato era uno simple, decorado a mano; pero lo que más alarmó a Jin Ling era el nombre que con una hermosa caligrafía estaba escrito en uno de los bordes. Wei WuXian. 

 

Los platos eran especiales, eran como una reliquia que te confirmaba como parte de la familia seas o no... pero a nadie le importaba ese significado profundo, para todos eran sólo platos con sus nombres de cortesía escritos en un borde. Ese plato era notoriamente distinto a los suyos, pero le recordó a sus platos. 

 

Observó que en la madera de la mesa había un garabato muy mal borrado, pues todavía se le miraba la forma aún siendo tapado por el plato. Jin Ling levantó el plato para ponerlo en otro lado de la mesa para poder ver por completo el dibujo. 

 

Era un círculo, un círculo con detalles que eran muy parecidos, casi que idénticos, a los de los platos familiares. En un borde del círculo notó ahora una caligrafía revoltosa y alocada, pero aún así tan clara que le hizo temblar por volver a leer aquel nombre. Wei WuXian. 

 

Era un dibujo de su plato familiar. 

 

El plato era un reemplazo del suyo. 

 

—Eres tan curioso como me lo había dicho. —Wei WuXian suspiró detrás de él, sorprendiendo al joven por estar de pie ahora en frente de él, pues Jin Ling giró a verlo—. Mi don no le servía a la familia… pero, aún así los quiero a todos. A pesar de todo lo que dicen o hacen. —Jin Ling notó que el hombre, por una fracción de segundo, se desahogó en aquella frase. 

 

Jin Ling pensó en lo difícil que era estar obligado a quedarse entre las paredes de la casa, observando y escuchando todo sin ser incluido en el convivio. Él estaba presente, estaba ahí con ellos y aún así se sentía igual o tal vez peor por no saber cómo manejarlo. Pero no era lo mismo, Jin Ling estaba ahí, Wei WuXian no. 

 

Wei WuXian se fue a sentar al sillón otra vez para seguir jugando y alimentando a sus dos ratas, las demás estaban por ahí en la habitación. Fue seguido por Jin Ling que agarró una caja de madera vacía y sin usar que estaba regada en el suelo para sentarse a lado de él. 

 

—...¿Es por esa razón, que te quedaste al principio? —El mismo Wei WuXian lo había dicho hace minutos.

 

"Al principio me escondí por..."

 

Wei WuXian no le dirigió la mirada. En toda esta conversación la sonrisa brillante del adulto no se había desvanecido en absoluto. Jin Ling no sabía como sentirse al respecto—. Sólo quería ver a mi rabanito antes de irme para siempre. 

 

La voz con la que lo dijo fue tan… ¿paternal? Y cálida, con un fuerte sentimiento de nostalgia y anhelo.

 

¿Quién era este "rabanito"? Jin Ling decidió no preguntar, no queriendo interrumpir la explicación que por fin le estaba dando.

 

—Y quiero mucho a mi shijie y shidi. Fue difícil haber escapado sin avisarle a nadie, creo que fue simple negación de abandonar todo lo que hizo no querer irme por completo. —La sonrisa de Wei WuXian disminuyó, pero aún estaba presente—. Pero sé que están mejor sin mí. Eso me reconforta. 

 

Jin Ling no estaba de acuerdo. 

 

—Wei WuXian... 

 

—¿Ya dejaste el juego del shishu? —bromeó. Jin Ling rodó los ojos por su babosada.

 

—Shishu... —Aún así se corrigió—. ¿Por qué agarraste la visión? 

 

—Ya te dije, no debías haberlo visto. De hecho... ¿¡qué fue todo ese escándalo!? —Wei WuXian claramente se refería a la cena. 

 

Vaya, si lo vió. 

 

¡Pero claro que lo vió, vive literalmente en la pared del comedor!

 

—Larga historia. Creo que lo viste todo como para saberlo —reprochó Jin Ling con el ceño fruncido y los ojos en blanco. Wei WuXian se rió enternecido por esa expresión, dejando al niño confundido—. ¿Qué?

 

—Nada, sólo me recuerdas mucho a Jiang Cheng. Es todo —dijo con gran calma—. Parece que heredaste su mal genio, que desgracia. 

 

—¡Tú-! —Quiso reprochar, pero gran parte de él se sintió feliz de saber lo que Wei WuXian le había dicho. 

 

—¡Jajaja! ¡Hasta hablas igual que él! —Se rió fuerte, nuevamente disculpándose por su volumen, luego dijo:—Aiyah, estás lleno de sorpresas Jin Ling. ¿Eres también un pavo real como tu padre o...?

 

—¡Yo no soy ningún pavo real! —Se cruzó de brazos alzando el mentón ofendido, causándole más risas al de negro.—¡Oye!

 

Wei WuXian:—¡Eres un mini pavo real! 

 

Jin Ling:—¡No lo soy!

 

Wei WuXian:—¡Sí, lo eres!

 

Jin Ling:—¡No-! 

 

Se distrajo y casi olvidaba el tema importante. Buena jugada, Wei WuXian. Buena jugada. 

 

—Shishu. —Jin Ling volvió a ponerse serio, ignorando las bajas risas que aún salían de la boca del hombre mayor. Apoyó sus manos en el reposabrazos del sillón, llamando la atención de Wei WuXian—. ¿Por qué aparezco en tu visión? 

 

El hombre desvió la mirada, por fin haciendo desaparecer su sonrisa para volver a tomar su rostro frío y sombrío. 

 

—Shishu... —bajó el tono de su voz, convirtiéndolo en uno suave y sincero— quería… quería traer orgullo a la familia. Ser alguien por fin y, tal vez, ser reconocido —confesó—. Pero, si hacer eso significa dañarlos, por favor, dímelo. Necesito saber si puedo hacerlo o si sólo debería rendirme...

 

Wei WuXian lo miró comprensible y triste. 

 

—No puedo decirte. —Jin Ling suspiró rendido, pero él continuó—. Porque no lo sé. 

 

Wei WuXian sacó la visión de… quien sabe cómo o dónde la metió en su ropa, pero la sacó. Posándose en la pequeña mesa que estaba enfrente de ellos.

 

—Tuve esta visión el día en el que tu don no se manifestó. —Jin Ling se sorprendió mientras el hombre explicaba—. Madame Yu me ordenó que viera hacia el futuro, temiendo que algo le ocurriera a la magia. Y vi a la magia, la magia en peligro. La casa se derrumbaba. Había tantas cosas por ver que no lo recuerdo con claridad. Y después te vi a ti. La visión era diferente, cambiaba. No había respuestas ni un destino fijo. Tu futuro no estaba escrito. 

 

»Pero sabía lo que dirían. ¡Wei WuXian lo hizo! Es la visión de Wei WuXian, porque soy Wei WuXian y todos piensan mal de mí. Al ver eso, sólo destruí la visión y...

 

—...te fuiste. —Jin Ling completó por él al notar que no lo haría. El joven sujetaba con ambas manos la visión, viéndola mientras Wei WuXian estaba explicando. 

 

La verdad, Jin Ling no sabía qué pensar. ¡No tenía respuestas! Lo único que consiguió fue más preguntas sin responder.

 

Y una de ellas era:

 

—Tú te fuiste... ¿para protegerme? 

 

Wei WuXian se encogió de hombros—. Por supuesto que lo haría. Eres mi A-Ling después de todo, ¿verdad? —bromeó—. Claro que, esa fue la última gota que derramó el vaso para que me fuera pero… supongo que sí. Tampoco es la gran cosa, cualquiera lo haría. 

 

No, definitivamente no. Jin Ling no pensaba en nadie que estuviera dispuesto en olvidar su vida para proteger a otro. Familia o no. 

 

—...¿Por qué dices eso? —Jin Ling se refería a lo penúltimo que el otro había dicho.

 

Wei WuXian llevó su dedo a su boca para, de manera juguetona, decir "shh"—. Es un secreto, ya te he dicho demasiado. —Jin Ling puso los ojos en blanco, pero aún así devolvió su vista a la visión que tenía en sus manos. Wei WuXian volvió a tener su voz baja cuando dijo:—No sé lo que vaya a pasar después. Pero la familia, la magia… el encanto en si. Al final, todo dependerá de ti. 

 

Jin Ling contempló las palabras dichas en silencio, sumergiéndose en su mar de pensamientos por un rato, siendo asustado por Wei WuXian que le arrebató la visión y la aventó a la pared de piedra que provocó su tercera ruptura. 

 

—¡O ME EQUIVOQUÉ! —exclamó muy fuerte—. Ups, perdón por eso. —Otra vez se disculpó con el aire. Jin Ling aún pensaba que le faltaban algunos tornillos en la cabeza—. ¡Todo es incierto! ¡Todo lo es! Por eso esta visión es una mierda —formó un puño y sacó el pulgar que apuntaba hacia abajo, sacando también su lengua para formar un puchero de disgusto mientras formaba un sonido gracioso.

 

Todo al mismo tiempo que se levantaba y guiaba a Jin Ling a la puerta, Wei WuXian empujaba suavemente su espalda.

 

—Créeme, Jin Ling. Si pudiera ayudarte en algo más, lo haría con gusto, pero... —Wei WuXian se quedó dentro de su "casa" cuando abrió la puerta para que Jin Ling saliera,—es todo lo que sé —declaró al final—, Suerte. Me hubiera gustado ver más.

 

Y con eso, el hombre cerró la puerta a las espaldas del ahora decaído Jin Ling. Que sólo cruzaba sus brazos deprimido. 

 

—Si... —Jin Ling murmuró abatido, llevando sus vista a la punta de sus pies para tratar de pensar, quedándose de pie en frente de la puerta.

 

Todo lo que le había informado Wei WuXian era valioso y muy importante. Eran explicaciones que formaban más preguntas y respondían otras, iluminando así la visión de Jin Ling.

 

Visión del panorama, no la visión del futuro, esa ya alumbraba por sí sola.

 

Jin Ling tenía claro que el destino de todo el encanto dependía de él. Que al final, él sería el que, si tomaba en cuenta la premonición en forma de rectángulo, destruiría. ¿Habría una forma de evitarlo? 

 

Realmente el joven estuvo de acuerdo con Wei WuXian, él desearía que el adulto hubiera visto más sobre la visión.

 

...¿Por qué no lo haría?

 

A Jin Ling se le devolvió drásticamente el optimismo, reflejado en un "¡si!" Alargado y ahogado, pero mostraba su energía retomada. 

 

Jin Ling se giró para patear la puerta y abrirla, pensando que tal vez el hombre le había puesto seguro o la había estancado con algo. Logrando que la puerta azotara contra la pared asustando al de negro que trataba de volver a la tranquilidad con sus ratas, todo para ser interrumpido por el Jin que decía alegremente:

 

—¡Te hubiera gustado ver más, entonces mira más! —Jin Ling avanzó por la sala, ahuyentando a Wei WuXian que retrocedía hacia atrás tratando de huir del pequeño—. ¡Tengo que verlo, debes tener otra visión! —Wei WuXian trataba de ocultarse detrás del sillón.

 

—¡No! ¡Las visiones las dejé hace años! ¡No puedo! —Ahora Wei WuXian se defendía con una escoba al ser invadido por Jin Ling, pero este mismo se la arrebató y la dejó por ahí.

 

—¡Podrías intentarlo! —Wei WuXian agarraba sus cartones para tapar el rostro del joven, tratando de hacerlo retroceder, sin éxito—. No tienes porqué seguir cargando con la culpa… ¡Se acabó! —Le quitó los cartones dejándolos en la esquina del cuarto, Wei WuXian casi se resbalaba mientras giraba su cuerpo alrededor del de Jin Ling para huir, teniendo que sujetarse de su sillón para no caer—. Todo lo de la magia dependerá de mí, por eso quiero que tengas una visión. 

 

Wei WuXian al final se cayó por los papeles regados en el suelo, habiendo pisado uno y deslizado su pie erróneamente. Jin Ling se agachó para decir:—Será más fácil esta vez.

 

Wei WuXian rápido se levantó, limpiando sus prendas del polvo que se adhirió cuando cayó—. Jin Ling, aunque quisiera hacerlo ¡y no quiero! ¡No puedo hacerlo! —explicó ansioso. Moviendo sus manos para enfatizar los "no". 

 

—Ajá, que lo dejaste hace años, ¡pero podrías intentarlo otra vez! 

 

—¡¡Jin Ling!! —Ahora gritó cansado, siendo la primera vez en toda la conversación que había gritado, pues sólo exclamaba algo fuerte, pero así era su voz—. Lo siento, lo siento. —Se disculpó—. Pero Jin Ling, ¡no puedo hacerlo! ¡Literalmente hablando! 

 

—...¿Por qué no? —preguntó impaciente el joven.

 

—Jin Ling, no tengo don. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌﹌

 

 

 

La noche había caído por completo. Medianoche. Un velo de oscuridad cubría el pueblo, dejando apenas visibles la luna y las estrellas como diminutos faros en el cielo. Todo parecía en calma. El murmullo del viento, el sueño profundo de la mayoría, la ocasional vigilia de algún rebelde que se negaba a cerrar los ojos.

 

Pero no era la tranquilidad lo que mantenía a Wen Qing despierta.

 

Horas atrás, la familia Ouyang había venido a ella en busca de ayuda. Un joven con la nariz aplastada. Algo que, sinceramente, no requería su atención. Podrían haber acudido a la señora Jiang sin problemas. Y sin embargo, habían llegado a ella. 

 

No tardó en entender el verdadero motivo de su visita.

 

La anciana Ouyang no había venido solo por la herida. Había venido a hablar. A informarle. Tal vez por desahogo, por necesidad de chisme, o simplemente porque deseaba compartir el desastre.

 

Un desastre que, si Wen Qing lo pensaba bien, habría disfrutado presenciar.

 

Siendo sincera, aquella unión le desagradaba profundamente. Pero no tenía el poder de evitarla. Así que guardó su opinión, como tantas otras veces lo había hecho. 

 

Aun así, no pudo evitar imaginar la expresión de Madam Yu en aquel desastre. Qué maravilloso habría sido verla perder la compostura. Qué satisfactorio sería reírse en su cara, sin importar lo poco que la respetaba.

 

Pero eso… eso no era lo que realmente ocupaba sus pensamientos.

 

Su mente estaba en otra parte.

 

En la visión. 

 

Después de tantos años, después de tanta espera, por fin había aparecido la señal. La que había estado aguardando, buscando en cada sombra, en cada susurro del tiempo.

 

Después de casi una década… el conejo saldría de su madriguera.

 

Y saltaría.

 

Wen Qing tomó aire, cerrando los ojos por un instante.

 

Solo esperaba que todo saliera bien.

 

 

Notes:

Shishu: Similar a shidi y shijie, shishu es usado para referir a tu "discípulo tío", o sea, el shidi de tu madre.

Jujujuy.

No sé que decir, hola.

¿Teorías? ¿Opiniones? ¿Dudas? ¡Pregunten o digan sin pena!

Joder, que no se note que no tengo nada que decir JAJAJAJAJJA.

Sin nada más que decir, ¡adeuu! ^^♡

Fecha de publicación: 03-06-25

Chapter 26: ☁️| Extra 08

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Un trueno rasgó el cielo y sacudió la inmensa nube oscura que se agazapaba sobre el techo de la casa Jiang. La madrugada avanzaba, pero la penumbra se aferraba con una obstinación inquietante, negándose a ceder ante la luz.

 

Madam Yu había reunido a los adultos y expulsado a los jóvenes, convencida de que solo entorpecerían. La tensión vibraba en el aire, latiendo en cada respiración contenida y en las miradas que evitaban encontrarse.

 

Wen QiongLin rodeó la cintura de su esposo, Nie HuaiSang, quien, inquieto, agitó su abanico con más frecuencia, como si el movimiento pudiera disipar el peso de la atmósfera. 

 

Nie MingJue se dejó caer en una silla, su pecho alzándose y descendiendo con esfuerzo, mientras Meng GuangYao le masajeaba los hombros con insistencia, tratando de devolverle un poco de fuerza. 

 

Jiang WanYin se removió en las escaleras, distraído, la punta de sus dedos tamborileando sobre el escalón. Lan XiChen, junto a él, deslizó una mano sobre su espalda en un intento silencioso de confortarlo.

 

Jin ZiXuan permaneció rígido junto a Jiang YanLi, su mandíbula tensándose al enfrentar la mirada incisiva de Madam Yu. Ella, como siempre, había tomado el control de la reunión, su voz disparándose como un látigo en la sala.

 

—¡Debiste decirme tan pronto viste la visión! —escupió con furia. Su pecho subió y bajó en una exhalación temblorosa. Había descubierto que Jin ZiXuan supo de la visión de Jin Ling sobre el innombrable y no dijo nada—. ¡Piensa en la familia! 

 

Jin ZiXuan exhaló con irritación, sus manos se crisparon antes de elevarse en un gesto de exasperación. 

 

—¡Él es mi familia! ¡Estaba pensando en mi hijo! ¿Acaso él no es también parte de la familia? —arremetió, su voz afilada como un cuchillo.

 

Un silencio plomizo cayó sobre la habitación. Madam Yu permaneció inmóvil, su expresión congelada por un instante. Nadie antes había logrado callarla. Y eso, lejos de aliviarlo, dejó a Jin ZiXuan con una inquietante sensación en el estómago.

 

Pero la matriarca no tardó en reaccionar. Giró el rostro con precisión hacia otro problema. Su mirada se clavó en Jiang WanYin, aún sentado en las escaleras. Sobre él, una nube blanca flotaba que dejaba caer copos de nieve que se derretían sobre su ropa. A pesar de llevar la cálida vestimenta de su esposo, su cuerpo tembló. Lan XiChen frunció el ceño y agitó una mano para disipar la nube con cuidado, su expresión cargada de preocupación.

 

—¡Jiang Cheng! ¡¡Cálmate!!

 

Pero Jiang WanYin ya estaba demasiado alterado. Sus emociones desbordaban, y cualquier intento de apaciguarlo solo avivaría el caos.

 

—¿¡No ves que estoy tratando de parar!? ¡Agradece que no es un maldito huracán! —exclamó, la frustración vibrando en su voz.

 

Lan XiChen, sin discutir, asintió de inmediato, reconociendo la verdad en sus palabras. Sin perder tiempo, golpeó la nube con un sombrero, como si con ello pudiera disiparla.

 

Pero la tormenta no iba a dejarse vencer tan fácilmente. Un viento súbito emergió de la nube con la furia de una criatura despierta, arrebatándole el sombrero de las manos en un acto de desafío. Lan XiChen parpadeó, sobresaltado, y retrocedió instintivamente mientras el sombrero giraba en el aire antes de ser tragado por la neblina.

 

—A-Niang. —Jiang YanLi finalmente habló, su voz contenida, como si apenas lograra domar el impulso de gritar—. Siempre has sido muy dura con A-Ling. Demasiado dura. 

 

Su tono no cayó en reproches, pero la acusación se deslizó con suavidad entre las palabras, innegable. Madam Yu desvió la mirada. Sus ojos siguieron las grietas que avanzaban por las paredes, como si el peso de la conversación hubiera comenzado a fracturar la propia casa. 

 

—¡Miren a su alrededor! —espetó, su voz cargada de urgencia—. Debemos proteger el encanto, proteger a la familia. ¡Sin eso, no habrá milagro! No podemos permitirnos perderlo. 

 

Las grietas se expandieron. 

 

Meng GuangYao cerró los ojos por un instante, reprimiendo el deseo de retroceder. Desde el momento en que cruzó el umbral de la casa Jiang, su incomodidad había crecido, aferrándose como un murmullo persistente en su mente. Ahora, deseaba marcharse cuanto antes. Este lugar no le pertenecía. 

 

Él estaba allí solo porque era el esposo de Nie MingJue. Nada más. En realidad, ni siquiera sentía que su nombre tuviera un sitio en esta casa. Pero, en el fondo, sabía por qué Nie MingJue había insistido en que asistiera. Meng GuangYao nunca aceptaba los alimentos ni los servicios de la familia Jiang. Su salud jamás se lo había agradecido. 

 

Un golpe seco resonó en la puerta, abrupto en medio de la tensión. 

 

Todas las miradas giraron hacia el hombre que la abrió. Un rostro conocido, un amigo cercano de la familia—aunque, claro, eso no incluía a Madam Yu. 

 

—Madam Yu, en el pueblo están inquietos por la magia... Quieren hablar con usted —informó con suavidad, eligiendo sus palabras con cuidado, procurando evitar cualquier chispa que pudiera incendiar el aire.

 

Madam Yu exhaló, molesta.

 

—Ya voy, Xiao (Xing)Chen.

 

El aludido asintió antes de salir, dejando la puerta abierta como un intento discreto de calmar la inquietud que crecía en el pueblo. Ella, sin embargo, no se marchó de inmediato. Se mantuvo de pie, como si sopesara algo en su mente.

 

—Jin RuLan estaba en la visión por alguna razón. —Las palabras flotaron en el aire, densas, pesadas. Luego, giró apenas el rostro, su expresión afilada, y con un tono seco y resuelto, ordenó:—Encuéntrenlo.

 

Dicho esto, se fue.

 

Casita cerró la puerta tras ella, como si comprendiera el peso de lo que acababa de decir.

 

El silencio se extendió entre los adultos, implacable.

 

—Lamento involucrarlos en esto, pero... —Jiang YanLi exhaló con pesar antes de continuar—. Con toda la pena, necesito pedirles su ayuda para encontrar a mi A-Ling, por favor. 

 

El silencio se rompió con su voz, sorprendiendo a todos. Sus palabras no iban dirigidas a su hermano menor ni a su esposo, pues sabía que ambos ayudarían en la búsqueda sin necesidad de que se los pidiera. Miró principalmente a los Nie y sus parejas, buscando apoyo en ellos. 

 

—No se preocupe, señora Jiang. —Meng Yao habló con suavidad—. Estaré encantado de ayudar en la búsqueda de mi sobrino. 

 

Sonrió, intentando aliviar la angustia de la mujer. 

 

—Gracias, A-Yao —dijo Jin ZiXuan, por parte de ambos. 

 

Wen QiongLin se apresuró a intervenir. 

 

—T-trataremos de encontrarlo, cuenta c-con nuestra ayuda. 

 

Jiang YanLi asintió, eternamente agradecida. 

 

Sin más demora, los ocho adultos improvisaron un plan. Se repartirían entre distintos puntos de la casa mágica y el pueblo, asegurándose de abarcar la mayor área posible. Con todo organizado, dieron inicio a la búsqueda, comenzando por la gran casa. 

 

Jiang WanYin y Lan XiChen, por su parte, tenían otra idea en mente. Más tarde, cuando fuera una hora razonable, pedirían ayuda a los jóvenes SiZhui y JingYi, pues eran quienes más cerca estaban de la situación. Por ahora, respetarían su descanso.

 

Todos se apresuraban a salir, pero Wen Ning se detuvo al notar que Nie HuaiSang no corría con ellos. Su paso era más lento, firme pero sin la urgencia del resto. 

 

—Sang-Ge, ¿estás bien? —preguntó, su mirada cargada de inquietud ante el comportamiento de su esposo. 

 

Nie HuaiSang suspiró, conmovido por la repentina preocupación. 

 

—Estoy bien, A-Ning. Solo... siento náuseas. —Su voz bajó al decirlo, incómodo con la confesión. Instintivamente, sujetó su vientre, como si el gesto pudiera hacer más llevadera la sensación. 

 

Wen Ning frunció el ceño al escucharlo, analizando cada parte del cuerpo de su pareja como si le fuera a dar alguna explicación—. ¿Por qué tienes náuseas? 

 

Nie HuaiSang se encogió de hombros con fingida despreocupación—. Son los nervios. Todo esto me da miedo. —Hizo una pausa, y luego, incapaz de contenerse, dramatizó con un suspiro exagerado: —¡Esto es demasiado para mi ser! ¡Solo quiero dormir! No he pegado ojo en toda la noche. 

 

No mentía. Las ojeras en su rostro, y en los de todos los presentes, eran prueba suficiente. 

 

Wen Ning lo observó en silencio, sin terminar de creerle del todo, pero terminó asintiendo con un dejo de resignación—. Todo saldrá bien —murmuró, acercándose a su lado para tomar su mano con suavidad. 

 

Nie HuaiSang se abanicó con su mano libre y dejó escapar otro suspiro. 

 

—Sí, A-Ning... Espero que sí. 

 

Wen Ning sacudió su cabeza, sonriendo ligeramente—. Lo estará. 

 

Nie HuaiSang asintió. Los dos lo sabían. Su familia iba a estar bien. Tenía que estarlo. 

Notes:

Me da pena Meng Yao JAGDSHSJAH, típico vato que jalan en las peleas cuando él sólo existía viste.

 

Ah, cierto. APARECIÓ MI BEBÉ XIAO XINGCHEN!!! 🧑‍🦯 (es un emoji de ciego, jaja)

 

Saben, he estado esperando el momento en el que pueda meter a mis bebés, o a uno de ellos, de la Ciudad Yi. Vi este momento y dije jiji, ya chingué.

 

¿Ustedes prefieren el XueXiao o el SongXiao? Yo digo que trío aq-

 

El ship para este fanfic ya lo tengo elegid

o, pero igual quiero saber de que bando son. 🤪

 

En fin.

 

Sin nada más que decir, ¡adeuu!

 

Fecha de publicación: 05-06-25

Chapter 27: 🕯️| Capítulo 17

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

—Jin Ling, no tengo don. —Wei WuXian lo soltó con frialdad y determinación, su voz teñida de una frustración apenas contenida. La crudeza de sus palabras hizo que un escalofrío recorriera la espalda de Jin Ling.

 

¿Era posible perder los dones? No sólo eso… alguien ya había perdido el suyo. Y no cualquier persona, sino el mismísimo Wei WuXian.

 

—¿Cómo...? —Fue lo que logró preguntar.

 

—He estado teorizando, pero sinceramente no tengo una respuesta clara. Y no la tendré. —El hombre parecía reacio a siquiera intentar algo que tuviera que ver con su viejo don. 

 

—Pero shishu... en serio necesito ver esa visión... —Jin Ling no le hablaba directamente a Wei WuXian; se murmuraba a sí mismo, aferrándose a la esperanza de encontrar una solución—. ¿No podrías intentarlo? Tal vez la última vez simplemente no funcionó…

 

Wei WuXian negó con firmeza—. Jin Ling, pasé casi diez años entre estas paredes. Si aún tuviera el don, en algún momento habría tenido una de mis visiones involuntarias. Pero jamás ocurrió. No desde que me fui.

 

¿Visiones involuntarias? Jin Ling repitió en silencio… o quizá en voz alta, porque Wei WuXian asintió.

 

—Tenía visiones que yo no decidía tener, sólo aparecían aleatoriamente. Pero eran comunes. —Wei WuXian soltó una risa seca—. De hecho, son estas visiones con las que arruiné la vida de muchos. En fin, nada relevante porque NO ha ocurrido en diez años, es imposible que suceda ahora —declaró al final, cruzándose de brazos y con un puchero infantil—. ¡Incluso hubo un tiempo en el que no podía…! —Wei WuXian antes de revelar se golpeó la boca de una palmada accidental. Tratando de evitar hablar más. 

 

Jin Ling frunció el ceño ante eso—. ¿No podías qué? —preguntó directamente. Sin rodeos pues ya suponía que Wei WuXian no lo revelaría a la primera.

 

—Nada, Jin Ling. Nada. 

 

Jin Ling suspiró, conteniendo su impaciencia—. ¡Wei WuXian! —exclamó, su voz resonando en el espacio y provocando un leve sobresalto en el aludido—. Si realmente quiero ayudarte a salir de aquí y salvar el milagro, necesito saber toda la verdad —añadió, su frustración palpable ante el muro de misterio que Wei WuXian parecía construir a su alrededor.

 

El hombre abrió los ojos, contemplándolo por un instante… pero sólo bufó en respuesta.

 

—No es algo necesario de saber. 

 

—Yo creo que sí. 

 

—Jin Ling. Concéntrate en salvar el milagro, no tienes porqué pensar en sacarme de aquí. No puedo de todas formas. Y hablando de no poder, ¡tampoco puedo mostrarte una visión! ¡no tengo don para hacerlo!

 

El joven decidió dejar el tema a regañadientes, volviendo a redirigir sus pensamientos en la misión principal. Recordando que Wei WuXian no tenía don se desanimó nuevamente bajando sus hombros. Aún así, quiso pedir:—Pero...

 

Wei WuXian suspiró escuchando las palabras que Jin Ling había dicho en silencio. "¿Podrías intentarlo?" 

 

—¿Realmente quieres ver la visión por ti mismo? —Wei WuXian preguntó con calma. Jin Ling asintió de inmediato, expectante—. Bueno… —el alivio de Jin Ling fue prematuro, interrumpido por la siguiente frase—. ¡Lo intentaría, si tuviera una cueva de visiones! —Wei WuXian exclamó con evidente reproche, lanzándole una mirada significativa al causante de la destrucción de su vieja habitación.

 

—¿Tu cueva de qué...? —repitió Jin Ling, confundido, captando apenas el significado de sus palabras. Comprendía y no al mismo tiempo, y el peso de la culpa cayó sobre él al recordar aquel lugar.

 

Aunque, pensándolo bien… realmente era un sitio espantoso.

 

—Visiones, Jin Ling. Y ese es un gran problema porque si tú también quieres ver la visión, necesitamos un espacio abierto. —El mayor explicó, sabiendo que el niño sería tan terco como el resto de la familia Jiang y Jin. 

 

—Buscaremos uno —ofreció Jin Ling, efectivamente, terco por querer y necesitar ver la dichosa nueva visión. 

 

—Por supuesto Jin Ling. ¿Dónde? —recalcó la pregunta, obviando que esta misma no contaba con respuesta. 

 

Ambos poco se esperaron que una manada de ratas les llamara la atención en la puerta ahora abierta. Abierta por una pequeña niña que sólo uno de los hombres reconoció fácilmente. Tratándose de Jiang GuXiang, quién feliz por ayudar dijo en el volumen más alto que pudo, que fue su voz baja y aguda:—Usen mi cuarto. 

 

Unas ratas que GuXiang sujetaba saludaron con ruidos pequeños a Wei WuXian, que no sabía si mirar confundido a la niña o a que llevaba un loro encima de la cabeza y algunas de sus amigas ratas en hombros y manitas. 

 

—Las ratas ya me contaron todo —explicó. Mirando curiosa al hombre que nunca vió en su vida más que en una que otra pintura.

 

El caso era casi idéntico al de Wei WuXian. Solo la conocía por lo que había visto en una pintura, por lo que le habían contado sobre ella y por aquella grieta a través de la cual la alcanzó a mirar desde que nació, hace seis años.

 

Wei WuXian se sorprendió al verla. ¿Tenía derecho a llamarla sobrina?

 

Pero lo cierto era que la niña no era cualquiera: era la hija menor de Jiang Cheng.

 

—¡Hola, shibo! —La pequeña lo saludó con entusiasmo, soltando las ratas que traía consigo para avanzar hacia él y hacer un pequeño gesto de respeto. Wei WuXian sintió que algo en su pecho se apretaba.

 

El término "shibo" se usaba para referirse al hermano mayor marcial del padre. Eso significaba que la niña lo reconocía como su tío… Wei WuXian no sabía si reír o llorar.

 

—Hola, Jiang GuXiang —la saludó con un tono amable, pero tan pronto como terminó de pronunciar el nombre, la pequeña le frunció el ceño. En ese gesto vio un reflejo de su viejo amigo.

 

—¡Xiang! ¡Jiang Xiang! O A-Xiang. —La niña enumeró con los dedos las opciones, ofreciéndole alternativas para llamarla. Wei WuXian soltó una carcajada, encantado.

 

—¡Jaja! ¡De acuerdo, Jiang Xiang! —La pequeña sonrió satisfecha, aún más cuando el hombre le palmeó la cabeza y le entregó una de las ratas para que jugara con ella.

 

Jiang Xiang se llevó la rata a otro rincón y comenzó a hablarle con naturalidad—. Hola, ¿te llamas Suibian?

 

Jin Ling observó la escena con atención, con una expresión serena. Por fin podía ver con claridad la verdadera personalidad de Wei WuXian con los niños: cálida y alegre, energética y carismática.

 

No parecía una mala persona. En toda la noche que lo había estado conociendo, jamás había mostrado señales de serlo.

 

Esa escena fue lo que lo impulsó a decir:—La familia nos necesita, Wei WuXian. Y, sobre todo, tú tienes que salir de aquí.

 

Wei WuXian estuvo a punto de negarse, pero de reojo vio cómo Jiang Xiang ayudaba a sus dos ratas a limpiarse antes de marcharse. Tomando eso como una señal, simplemente se encogió de hombros, accediendo a intentarlo… solo para fallar de manera espectacular y soltarle a Jin Ling un categórico "te lo dije".

 

—Meh. —Fue lo único que necesitó decir para que Jin Ling abandonara su seriedad y esbozara una sonrisa.

 

Esto tiene que salir bien.






Notes:

Saben, realmente quiero escribir lo que pasó en la cocina con Jiang YanLi. 🧍

 

¿Se acuerdan? El momento en el que Lan XiChen fue a la cocina y ahí estaban Wen Ning, Nie HuaiSang y Jiang YanLi.

 

Pero no sé, ¿es relevante? Maybe. ¿Interesante? Maybe. ¿Relleno? Maybe. PERO QUÉ MÁS DA, tengo ganas. Tal vez en algún momento lo haga como extra.

 

Por ahora, ¿qué tal? A que no se esperaban esa de Wei WuXian. 😈

 

O tal vez sí, meh.

 

Procederé a decir: ¿teorías? ¿Dudas? ¿Análisis? ¡Los leo!

 

Ya, mejor me callo y me despido.

 

Sin nada más que decir, ¡adeuu!

 

Fecha de publicación: 06.06.25

Chapter 28: 🕯️| Capítulo 18

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Casita permitió que salieran del cuadro, lo cual sorprendió a Wei WuXian puesto que, aunque sabía que otros podían meterse (igual, con su permiso), a él sólo le dejaba salir para bañarse o a algo muy específico. Como hacer que casualmente desaparezca la comida, tal vez.

 

Caminaron lo más disimulados que pudieron, aunque no fue necesario ser tan precavidos para que no los vieran, porque no había nadie quien lo pudiera hacer.

 

La habitación de Jiang GuXiang era grande y espaciosa, adecuada para poder realizar la visión y que tanto Wei WuXian como Jin Ling la pudieran ver. Y si, Wei WuXian se estaba comenzando a arrepentir de haber aceptado. 

 

Perfectamente pudo haber intentado tener una visión normal para probar que no poseía de su habilidad mágica; y sin embargo, no quería lidiar con una visión si es que lo conseguía, o una decepción del joven Jin.

 

¿Visión normal? ¿Visión involuntaria? ¿Qué diferencia tienen estas?

 

Simple. Wei WuXian tiene tres tipos de visiones. 

 

La primera, la normal. Es aquella en la que él sólo ve la situación. Nada más. Sólo necesita la base para comenzar a ver por sus propios ojos el destino que le deparaba. Como ejemplo: Jin Ling, Wei WuXian solamente debía pensar en Jin Ling para poder ver algún futuro que le fuera destinado al chico. En su momento, muy pocas veces la llegó a usar. 

 

La segunda, la involuntaria. Es esa de la que no tiene control. No decide a quién o cuándo. Sólo lo comienza a ver. Es por dicho tipo que ha revelado destinos sin querer. Pues cuando lo ve, dice en voz alta alguna frase referente a la visión; esto sin consentimiento propio. 

 

Por último la tercera, la demostrativa. La cual, como su nombre lo indica, es con la que puede mostrar lo que ve. Esto a través de un ritual que él creó. Porque si no hubiera tenido la curiosidad y el ingenio para inventar un ritual con el que podría revelar a la visión de otros el futuro, no existiría. Esta, al final del ritual, se termina creando un rectángulo de rubí con una imagen que refleja todo lo visto. 

 

Esa fue la última que realizó. 

 

Y esa es la que intentarían. 

 

Wei WuXian de la manera más estúpida se condenó a tener que intentar su ritual después de una década. Pero, realmente, el hombre sólo dió la opción de mostrarle a Jin Ling lo que quería ver, pensando que al no tener cueva no se podría realizar y se salvaría. ¡Fin del cuento! 

 

Pero no, Jiang GuXiang de la manera más atenta y amable posible ofreció su gigantesca habitación que era más un zoológico que otra cosa. Vaya. 

 

Ahora estaban en una zona lo suficientemente libre de árboles cómo para realizar la premonición. 

 

Wei WuXian se estaba arrepintiendo mucho más. 

 

Jin Ling estaba atrapado entre la emoción y la ansiedad. La posibilidad de que esto funcionara era mínima. No... en realidad, no existía. Pero aun así, la fe era lo único que lo mantenía firme en el pensamiento de "tal vez funcione". Porque si la visión se hacía realidad, traería consigo dos cosas que podrían cambiarlo todo: Wei WuXian recuperaría su don. Y Jin Ling finalmente sabría qué hacer para salvar el milagro.

 

Si no... pues, al menos habrían intentado lo imposible. 

 

—Shishu, tal vez quieras apresurarte un poco. 

 

Wei WuXian lo dejó sentarse en el suelo mientras él marcaba un círculo alrededor de ellos con tierra negra. Sinceramente, Jin Ling no cuestionaría lo que estaba haciendo. Y tampoco preguntaría de dónde demonios salió esa tierra que el hombre trajo consigo. Aunque el color le hizo recordar a la habitación de Wei WuXian... la vieja. 

 

¿Guardó tierra de ahí? Que asco.

 

—No puedes apresurar el futuro, Jin Ling. —O, quizás estuviera haciéndolo lento a propósito. Tenía miedo de lo que fuera a suceder. 

 

Wei WuXian, tras invertir más de quince minutos en la preparación—algo que, para su desgracia, consideraba demasiado tiempo—, finalmente se acomodó frente a Jin Ling. Dejó un espacio entre ambos y, con movimientos meticulosos, comenzó a delinear dos círculos con la tierra negra. En el centro, dispuso un pequeño conjunto de ramas y hojas secas, organizándolas con precisión, como si cada elemento tuviera un papel crucial en el ritual que estaba a punto de realizar.

 

—Jin Ling, ¿eres consciente de lo que podría salir si esto funciona? Quizás no salga lo que quieres. Si ves algo peor vas a pensar: "Uy no, Wei WuXian hizo esto; uy que miedo. Y su visión mató a mi pez y me hizo gordo." —Wei WuXian exclamó sarcásticamente. Exagerando sus movimientos para intentar dar miedo de forma ridícula y fallida a propósito. 

 

Jin Ling negó con firmeza:—No creo que provoques cosas malas.

 

Realmente, en toda esta investigación ha visto que sí, Wei WuXian muestra cosas malas del futuro, pero era sólo eso. Mostrar. No creía que el hombre tuviera la capacidad de controlar el futuro, eso sería simplemente exagerado y estúpido. Consideraba que si mostraba las cosas malas, era para advertir, no maldecir.

 

—Sabes, a las ovejas negras de la familia nos tienen mala fama. —Jin Ling puso los ojos en blanco al igual que su ceño fruncido. Pero sonrió como un intento de hacer sentir mejor al adulto.

 

Wei WuXian se quedó callado—. ¿Familia? 

 

Confundido, Jin Ling asintió—. Pues... ¿sí? Si eres mi shishu, eres mi familia, al menos alguien importante. ¡Y por eso te condeno a ser la primera oveja de la familia! Porque yo soy la segunda por ser más joven —bromeó tratando de aligerar la tensión notoria en los hombros de Wei WuXian. 

 

De hecho, se relajó considerablemente. Sonriendo un poco por el reconocimiento. Se sintió parte de la familia. Jin Ling consiguió que, aunque dure poco esta emoción, se sintiera de aquella forma. Inclusive si no era con todos, se sintió parte de la familia por Jin Ling. Jin Ling, aunque no a todos los podía considerar familia, ya sea por distancia u otras cuestiones, los quería y respetaba.

 

Repentinamente Wei WuXian parpadeó varias veces, intentando asegurarse de que su visión no lo estaba traicionando. ¿Un tigre? ¿¡Qué carajo!?

 

Por un instante, su mente entró en caos. Pero al bajar la mirada, descubrió que, junto a aquella inesperada bestia, Jiang Xiang también sostenía un peluche de tigre. Sin pensarlo, su mano se extendió inconscientemente, recibiendo el suave muñeco sin apartar la vista del animal real.

 

—Para los nervios, shibo. —La niña de manera arrogante le presumió que ella no estaba nada preocupada. Confirmando eso con estar sentada sobre un maldito tigre de verdad.

 

Su sonrisa presumida le recordó a Jiang Cheng. 

 

Al escuchar el apodo "shibo" se hizo más fuerte el sentimiento de pertenencia.

 

Wei WuXian exhaló lentamente, cerrando los ojos por un instante. Intentaba encontrar paz en su propia mente, sosteniéndose en una calma que solo él parecía entender. Cuando finalmente los abrió, se estiró, relajando su postura, y murmuró:—De acuerdo...

 

Sacó una pequeña bolsa con movimientos precisos, como si cada acción estuviera cuidadosamente calculada. Dentro, solo lo esencial. Pocos materiales, pero suficientes. 

 

Con una fluidez casi mecánica, extrajo una pequeña caja de cerillos. Tomó uno. Lo encendió. Luego guardó la cajita con cuidado, como si cerrar aquella flama fuera igual de importante que encenderla.

 

La llama parpadeó en la penumbra, pequeña pero firme.

 

Con el mismo silencio metódico, acercó el cerillo a un montón de hojas y ramas secas. El fuego creció rápido, tomando lo que le ofrecían, convirtiendo la pequeña fogata en una luz tenue pero estable. 

 

Prometía durar.

 

Jin Ling observó, la inquietud creciendo en su pecho. 

 

—Em... ¿qué haces con eso? —preguntó, su mirada cayendo en la pequeña navaja que ahora descansaba en la mano de Wei WuXian. 

 

El adulto levantó la cuchilla, casi con despreocupación.

 

—¿Esto? Oh, es para esto. 

 

Y se cortó la palma de la mano derecha. 

 

El líquido carmesí emergió de inmediato, la herida abriéndose sin resistencia. 

 

—¡Wei WuXian! ¿¡Qué haces!? —El grito de Jin Ling rompió la quietud como un latigazo. Casi brincó hacia él, la urgencia en su cuerpo buscando detener la herida. 

 

Pero Wei WuXian levantó la otra mano antes de que se acercara, deteniéndolo.

 

—Observa. 

 

Con lentitud, guiando cada movimiento con precisión, llevó su mano herida hacia la fogata. 

 

Las gotas de sangre cayeron, tocando las llamas.

 

Y el fuego cambió. 

 

De rojo y naranja, a un verde vibrante.

 

Ambos quedaron inmóviles. 

 

—...¿Eso qué significa? —susurró Jin Ling, con la respiración contenida. 

 

Wei WuXian no quería responder. Pero su boca, como siempre, actuó antes de que lo pensara:—Eso significa que está funcionando. 

 

El aire pareció cambiar. A la distancia, en una esquina de la gran casa, una puerta que antes había estado apagada comenzó a brillar. 

 

Jin Ling dejó escapar un jadeo involuntario. El fuego verde crepitaba, proyectando sombras danzantes sobre las paredes, y Wei WuXian permanecía inmóvil, las manos extendidas hacia los círculos de tierra, como si estuviera esperando que algo respondiera.

 

El tiempo pareció arrastrarse. El silencio no era realmente silencio. Era la respiración del viento, el eco de las brasas consumiendo las hojas, el susurro de algo desconocido despertando bajo la superficie. Jin Ling sintió el hormigueo en sus piernas. Había estado demasiado tiempo en la misma posición, con el peso de su cuerpo sobre ellas. Pero no se movió. Se obligó a quedarse quieto, a no interrumpir la concentración de Wei WuXian.

 

Entonces, la tierra tembló.

 

Las pequeñas piedras saltaron con el movimiento, rodando sobre la superficie como si algo bajo ellas estuviera intentando salir. Los últimos animales que quedaban en la habitación huyeron, alertados por la perturbación. Jiang Xiang ya se había ido, junto con sus criaturas, todas enviadas de vuelta a sus hogares por petición de Wei WuXian.

 

Jin Ling levantó la vista.

 

Y su espalda se tensó.

 

Wei WuXian no era el mismo.

 

Su expresión se había ensombrecido, sus rasgos tomados por una intensidad que rozaba lo espectral. Sus ojos plateados ya no brillaban. Eran rojo carmesí, dos orbes ardientes que parecían contener algo insondable. De repente, la visión de Jiang JingYi adquirió un significado aterrador.

 

De los círculos comenzó a surgir una neblina negra.

 

No era humo. No era vapor.

 

Era algo más denso, más vivo, algo que se deslizaba lentamente hasta las manos de Wei WuXian, envolviéndolas con su presencia.

 

Su ceño se frunció, la concentración reflejada en cada línea de su rostro.

 

Dentro de aquella oscuridad, destellos de rojo y verde pulsaban como venas latiendo en la penumbra. Pero el rojo era lo que dominaba, vibrante, furioso.

 

Ardiendo en sus manos.

 

...¿Qué clase de brujería era esa?

 

Jin Ling no quería saberlo.

 

No iba a cuestionarse cómo Wei WuXian había creado este ritual. No. Definitivamente no.

 

Wei WuXian guió sus manos hacia los extremos, llevándose consigo la energía negra que ahora apuntaba hacia el círculo negro de tierra. De ahí, comenzó a tener rastros de brillos verdes mientras la tierra se elevaba mientras giraba, causando estragos en las cosas cercanas a ellos. De tanto movimiento y crecimiento, se formó una barrera semicircular que los rodeó.

 

Jin Ling tambaleó un poco por el fuerte viento. Wei WuXian ahora extendió sus manos sólo con energía roja hacia el Jin.

 

—Si no quieres caerte y romperte las piernas, es mejor que te sujetes muy bien. —En realidad, debía sujetarse si quería ver la visión. Pero Wei WuXian no se iba a tomar el tiempo de explicarlo en este momento.

 

Jin Ling asintió agarrando fuertemente las manos grandes del hombre. Sintiéndolas pesadas a pesar de estar debajo de las suyas. Y no sólo eso, también sintió como la "magia roja" rodeaba sus manos hasta las muñecas.

 

¿Debería tener miedo?

 

No lo supo, y menos cuando desaparecieron de ellos dos.

 

La puerta brilló con intensidad. 

 

Wei WuXian sólo veía la barrera negra, en la que al lado de ellos comenzaba a brillar de verde, formando una figura en movimiento. Al parecer, todas las figuras iban a ser verdes.

 

Por un instante, Jin Ling se preguntó por qué el rectángulo resplandecía en rojo cuando todo lo demás era verde. Pero al cruzar miradas con Wei WuXian, la curiosidad se desvaneció.

 

La imagen cambió. La vela cayó pesadamente al suelo, su marco se rompió en el instante en que tocó la superficie. Tanto él como Wei WuXian observaron la escena, pero antes de que pudieran reaccionar, la visión se disolvió y dio paso a otra.

 

Ahora, el pueblo se desplegaba ante ellos. Una carretera se partía en dos, una grieta se expandía implacable hasta alcanzar la montaña en el fondo. La roca cedía, desmoronándose ante su mirada impotente.

 

Jin Ling no podía distinguir si el estruendo provenía de la barrera que envolvía la visión o de los gritos desgarradores que resonaban al revelarse aquel fragmento. Pero en ese momento, todo era demasiado ruidoso.

 

La imagen cambió de nuevo.

 

Lan XiChen corría desesperado hacia Jiang Xiang, la levantaba en brazos justo antes de que un mueble cayera con estrépito en el lugar donde la niña había estado un instante antes.

 

Y finalmente, el rectángulo de rubí reflejó la escena definitiva: Jin Ling, parado frente a Casita. Su estructura cambiaba sin cesar, mostrando grietas por momentos y luego desapareciéndolas.

 

Jin Ling, inmóvil, observaba cada fragmento con una creciente preocupación e impaciencia, buscando en alguna imagen la clave que le diera una respuesta.

 

—¡Jin Ling, es inútil! ¡Es la misma visión! ¡Hay que detener esto! —Wei WuXian soltó una de sus manos, con la intención de soltar ambas pero Jin Ling se aferró a una.

 

—¡No! ¡Tengo que ver qué sucederá! ¡Tiene que haber una respuesta! No estamos viendo nada...

 

—¡Estás viendo lo mismo que yo! —En realidad no, Wei WuXian miraba al suelo tratando de ignorar las imágenes disueltas sin explicar—. Si hubiera algo... —Fue interrumpido por el grito del joven.

 

—¡Mira! —Jin Ling apuntó a una mariposa plateada que se formó de la nada. Volando lejos de donde estaban, obligándolos a moverse al otro extremo y ver.

 

A Wei WuXian le ganó la curiosidad. No había visto aquella mariposa en la última visión. No sabía si fue por mantenerse aquí o algo cambió—. ¡Sigue la mariposa, Jin Ling! ¡Rápido! 

 

Estando ya en frente de la mariposa que se había posado en una planta, esperaron por unos segundos a ver algún movimiento antes de que se disolviera.

 

—¿Dónde está eso...? 

 

—Ni idea, no están en orden cronológico. 

 

Los restos de lo que antes fue una mariposa se volvieron una flama de la vela que se formó de color verde.

 

Apareció la figura clara de Jin Ling, que hizo que la flama amarilla brillara mucho más.

 

—¡La vela alumbra más! ¡Creo que vas a salvar la vela! —exclamó Wei WuXian, su emoción finalmente rompiendo el tono serio.

 

—¿¿Cómo??

 

—¡Miro el futuro, Jin Ling! ¡No soy adivino!

 

De repente, otra figura desconocida comenzó a aparecer junto a la primera.

 

—¡Mira, hay alguien ahí contigo!

 

La forma, aún difusa, sugería una postura de... ¿discusión?

 

—Ustedes están... ¡están peleando! —Wei WuXian movió los brazos, como si se estuviera preparando para un combate a golpes.

 

Jin Ling frunció el ceño. 

 

—¿Qué-? 

 

Pero justo en ese momento, las figuras cambiaron de postura. Extendieron los brazos.

 

Wei WuXian se inclinó hacia adelante, con el ceño fruncido.

 

—¡Oh, no no! ¡Es...! ¿Es un beso?

 

Jin Ling casi se atragantó.

 

—¿¿Qué??

 

Wei WuXian entrecerró los ojos, analizando mejor la escena, y luego negó con la cabeza.

 

—No, mentiras. Es un abrazo.

 

Jin Ling parpadeó, tratando de procesarlo.

 

—¿¿Estoy peleando o abrazando?? —preguntó con frustración, intentando descifrar lo que veía.

 

La respuesta se aclaró en ese mismo instante.

 

Las figuras en la visión se fundieron en un abrazo, firme, definitivo. 

 

Wei WuXian sonrió con satisfacción.

 

—¡¡Es un abrazo!! ¡Para que la vela brille, tienes que darle un abrazo! —exclamó, por primera vez en toda la conversación, realmente emocionado.

 

Jin Ling sintió que su estómago se hundía.

 

—¿Abrazar a quién? —preguntó, su voz temblando.

 

—Espera, ya casi...

 

La segunda figura se definió con más detalle.

 

Y entonces, lo vio.

 

El atractivo rostro perfectamente claro de Lan SiZhui.

 

El mundo pareció detenerse por un segundo.

 

—¡¡¿LAN SIZHUI?!! —Jin Ling gritó de furia y consternación, sintiendo su rostro arder por la vergonzosa acción que se veía obligado a hacer.

 

Pero su exclamación fue el último sonido antes de que la barrera se desvaneciera.

 

Con un estallido de brillo rojo, toda la tierra negra utilizada cayó desde el aire, cubriéndolos por completo.

 

Excepto a Wei WuXian, quien, como siempre, ya había anticipado la reacción del entorno y había creado un rectángulo rubí para cubrirse el rostro, aprovechando el momento para ocultar su sonrisa socarrona.

 

El rectángulo rojo mostraba a Lan SiZhui y a Jin Ling abrazados.

 

Jin Ling estaba seguro de que su cara ardía de rabia.

 

¿¡Por qué él!?

 

Wei WuXian permaneció en silencio, observando el rectángulo con atención. Sus ojos se entrecerraron, como si intentara captar algún detalle esquivo, su expresión difícil de descifrar. Una ligera curva apareció en sus labios, una sonrisa tenue que no revelaba demasiado, pero que, para quien mirara con atención, tenía un matiz inconfundible.

 

—¡Oh! Es Lan SiZhui. ¿No es genial? —Le mostró la imagen a Jin Ling, que su gruñido fue la respuesta que dió. Wei WuXian suspiró—. Típico de un Lan —bromeó y al mismo tiempo sugirió mientras aventaba la visión hacia algún lado.

 

Quedaron en claro dos cosas. Las cuales eran que Wei WuXian volvió a tener su don y que Jin Ling debía abrazar a Lan SiZhui.

 

Vaya.

 

 

 

 

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—¡Jiang-Xiong! —saludó en voz baja al hombre que se dirigía a la habitación de Lan SiZhui, acompañado de Lan XiChen—. ¡XiChen-Ge!

 

El sol ya estaba alto en el cielo. Eran las diez de la mañana, y la mayoría había ido al pueblo a continuar la búsqueda. En la Casita solo quedaban Jiang WanYin, Lan XiChen y Nie HuaiSang.

 

La pareja Lan-Jiang sería la encargada de revisar el interior de la casa con la ayuda de Jiang JingYi, quien, gracias a los llamados de Jin Ling que Nie HuaiSang escuchó, ya estaba despierto y enterado de la situación.

 

Ambos asintieron en saludo, pero fue Jiang WanYin quien preguntó directamente.

 

—¿Qué pasa?

 

—¿Mh? Oh, nada. Solo quería decirte que ya le avisé a Lan SiZhui sobre buscar a Jin Ling. —Nie HuaiSang abrió su abanico con un gesto elegante, ocultando parte de su sonrisa tras él.

 

—Oh, ¿en serio? —Jiang WanYin preguntó con un matiz de sorpresa, aunque no lo suficiente como para dejarlo notar demasiado.

 

—Sí. Él prometió que ayudaría a encontrarlo, pero estaba agotado porque no pudo dormir en toda la noche. Pobre niño, tenía unas ojeras horribles, así que lo dejé descansar. Seguramente esté durmiendo ahora. —Nie HuaiSang negó con la cabeza, como si solo recordar el cansancio ajeno lo hiciera sentirse más fatigado—. Y la verdad es que yo también. He estado caminando de aquí para allá, no soporto tanto movimiento. ¡Mi espalda es cruel conmigo! —lloriqueó, apoyándose en el hombro de Lan XiChen, quien solo le palmeó la cabeza con paciencia, ya acostumbrado a su dramatismo.

 

Que la pareja estuviera acostumbrada a los berrinches de Nie HuaiSang era un eufemismo.

 

Lan XiChen habló con tranquilidad.

 

—Entonces deberías descansar, HuaiSang.

 

—¡Sí!

 

Después de intercambiar unas palabras más, la pareja se retiró, dejando a Nie HuaiSang solo. Se aseguró de que se habían ido antes de dirigirse a su habitación.

 

Qué agotador.

 

 

Notes:

Realmente esto del ritual y toda esa pendejada me la inventé(¿¿??). Así que...tiene lógica y a la vez no. Que cada quién lo interprete como quiera.

 

Pero yo dejaré mis referencias:

 

Todo lo de la visión tiene como inspiración el cultivo demoníaco de Wei WuXian.

 

-El fuego verde es una referencia al donghua. Pues en este Wei WuXian al utilizar el cultivo demoníaco lo combinan con el verde y el rojo brillantes.

 

-La densidad negro, lógicamente, es una referencia a como controla su cutivo.

 

-Los ojos rojos...ps es que no pueden faltar verdad.

 

BTW.

 

Literal Jin Ling no ha dormido, y al no tener reloj o algo que marque el tiempo, no se dió cuenta que pasó toda la noche y madrugada, hasta en la mañana cuando acabaron el ritual con Wei WuXian JSHDJ. El tiempo es relativo, es mi excusa.

 

La verdad, soy sincera... no sé cómo sentirme.

 

Pareciera que esto está a casi nada de acabar.

 

Pero mi mente masoquista dice: JA, ¿¿¿¿acabar???? Esto apenas comienza, idiota. Y yo ª

 

En fin.

 

¿Teorías? ¿Dudas? ¿Algo? JAHDJSHSJ no pregunten del ritual porfa, comenten si quieren, pero no me pregunten nada que no sé nada. Me transformé en Nie HuaiSang. (Mentiras claro que pueden preguntar JAHSJJA).

 

Umm... no sé nada más que comentar.

 

Que pecado.

 

Sin nada más que decir, ¡adeuu!

 

Fecha de publicación: 13-06-25

Chapter 29: 🕯️| Capítulo 19

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Las manos de Jin Ling se aferraban a las vallas como si fueran su única ancla a la realidad. Wei WuXian, a su lado, permanecía en silencio, observando la escena con una mezcla de diversión y curiosidad. Las plantas que adornaban la estructura, cuidadosamente cultivadas por Lan SiZhui, se mecían con la brisa, indiferentes al caos interno que lo consumía.

 

La maldita puerta estaba justo ahí. Al otro extremo de la casa, pero claramente visible desde su posición. No había escapatoria.

 

Qué ganas de pegarse un tiro.

 

Jin Ling estaba frustrado. Y no, no solo por la absurda tarea de abrazar a Lan SiZhui, aunque aquello ya era suficiente para alterarlo. Su verdadero conflicto era más profundo, más enredado en años de distancia, orgullo herido y un resentimiento que nunca había logrado descifrar del todo.

 

Desde los seis años, Lan SiZhui parecía haber hecho todo lo posible por evitarlo. Al principio, Jin Ling lo tomó como un simple desinterés. Luego, se convirtió en una certeza dolorosa. Algo en él no era suficiente. Algo en él lo hacía merecedor de la indiferencia del Lan.

 

Cada vez que cruzaban miradas, la tensión se hacía insoportable. Jin Ling sentía su propia sangre hervir al encontrarse con esos ojos perfectos, serenos, inalcanzables. ¿Cómo podía alguien ser tan condenado a la perfección y aun así actuar tan fríamente con él?

 

No entendía qué había hecho mal.

 

Tal vez era su falta de don. Ese siempre había sido su mayor inseguridad, el motivo de su fracaso en la ceremonia. Lan SiZhui lo había visitado en aquellos días oscuros, cuando la vergüenza lo consumía. Pero no para consolarlo. Solo para dejarle claro, con cada mirada, con cada gesto distante, que no estaban en la misma categoría.

 

Aun así, hubo gestos contradictorios. Como las flores. Durante los primeros meses después de la ceremonia, Jin Ling las encontraba en su habitación, delicadas y silenciosas, como si fueran una tregua secreta. Como si Lan SiZhui quisiera decirle algo sin realmente decirlo.

 

Hasta que las flores dejaron de llegar.

 

Desde entonces, Jin Ling solo pudo asumir lo peor: lo menospreciaba.

 

Y ahora, después de haber arruinado su compromiso con su novio no oficial, la indiferencia de Lan SiZhui se había transformado en una mirada cargada de intensidad contenida. Solo recordarla hacía que un escalofrío le recorriera la nuca.

 

Con eso claro… ¿cómo demonios iba a explicarle que necesitaba un abrazo suyo? 

 

¿Qué clase de castigo divino era ese?

 

Jin Ling apretó los dientes. Se suponía que debía ser una misión simple. Un abrazo. Un maldito abrazo. Pero nada era simple cuando se trataba de Lan SiZhui.

 

—¿Por qué abrazarlo ayudaría en algo? —soltó de golpe, buscando desesperadamente en la expresión de Wei WuXian algún tipo de respuesta iluminadora. Tal vez un juicio definitivo, algo como: "umm, tal vez no deberías abrazarlo, es una mala idea; vas a terminar ahorcado con flores si lo molestas después de tu estupidez."

 

Sí, quería esa respuesta. La necesitaba.

 

Pero Wei WuXian, como siempre, tenía otros planes.

 

—¿Es tan malo que abraces al niño Lan? —preguntó con una calma exasperante, como si Jin Ling estuviera dramatizando demasiado el asunto. Para él, esto no era más que un juego ridículo.

 

Jin Ling chasqueó la lengua, sintiendo la presión crecer en su pecho. Abrazar a Lan SiZhui… ¿qué tenía de malo?

 

—¡Muy malo! —respondió con frustración, dejando escapar toda su tensión al apretar la madera frente a él hasta volver sus nudillos blancos.

 

Wei WuXian solo se encogió de hombros con una sonrisa burlona.

 

—Pues te jodiste. —Su despreocupación era insultante, pero Jin Ling ya estaba acostumbrado. Recibió su mirada irritada con la misma facilidad con la que se deshacía del peso del mundo—. Aiyah, no me mires así. La única forma de salvar el milagro es abrazar a Lan SiZhui. ¡No juzgues el destino! ¿Qué problema hay?

 

—¡Sí, hay muchos problemas! —Jin Ling casi gritó, pero el sonido de pasos en el primer piso lo hizo reaccionar de inmediato. Se agachó de golpe, jalando a Wei WuXian con él para esconderse detrás de las vallas.

 

Los pasos eran de Jiang JingYi, que lo buscaba como el resto.

 

—¡Jin Ling! —llamó con impaciencia, su tono cargado de molestia—. Agh... ¡Jin Li-...!

 

Por alguna razón, su cabeza cambió a la de un bebé. Un bebé.

 

Jiang JingYi soltó un quejido, echando la cabeza hacia atrás como si pudiera escapar de su propia desgracia. Respiró hondo, ni siquiera se tomó la molestia de cambiar su aspecto cuando volvió a llamar, esta vez con una voz tan aguda que rozaba lo trágico:—¡Jin Ling!

 

Jiang JingYi desapareció de la vista, y Jin Ling sintió cómo el aire se volvía más ligero por un instante.

 

Pero luego volvió a la realidad.

 

Wei WuXian estaba temblando. No de frío, sino de risa contenida. Jin Ling reaccionó rápido, tapándole la boca con una mano antes de que pudiera soltar las carcajadas que ya estaban amenazando con explotar.

 

Su tío intentó resistir, pero la vibración de su cuerpo lo delató. Jin Ling sintió el impulso de golpearlo, pero solo logró poner los ojos en blanco.

 

—¡Wei WuXian! ¡Deja de reírte! —gruñó en un susurro feroz, soltando finalmente su cara y dedicándole una mirada de advertencia.

 

—Ya, ya. Me dejo de reír —cedió Wei WuXian, contradiciéndose de inmediato al seguir riéndose entre dientes en voz baja.

 

Jin Ling rodó los ojos.

 

Su tío dejó de reír eventualmente, pero solo después de una larga y profunda respiración. Entonces, su sonrisa se volvió más relajada, casi desafiante.

 

—Algo me dice que se te acaba el tiempo —murmuró, refiriéndose al encanto y a la demostración de la falla de don.

 

Jin Ling sintió una punzada en el pecho. Se volteó, dejando la vista de la puerta de Lan SiZhui a sus espaldas. Se recargó en un pilar de la esquina del pasillo, sintiendo el frío de la piedra contra su piel.

 

¿Por qué demonios tenía que abrazarlo?

 

—Esto no funcionará. ¡Él nunca me abraza! ¡Lan SiZhui me odia! Y claro, sabes que yo arruiné su propuesta con su amorcito y me odia más todavía. —Las palabras salieron a borbotones, llenas de frustración, pero no por ello menos sentidas.

 

Wei WuXian exhaló con paciencia.

 

—Jin Ling…

 

—¡Y por si fuera poco es tan fastidioso! A cada rato recalcando lo perfecto que es. ¡Claro, no voy a negar que es perfecto y hermoso como él presume y todos dicen, pero es irritante!

 

—Jin Ling…

 

—No sé por qué me odia tanto, ¡a él es al que se le salen flores del cabello! ¡A cada paso va formando una florería!

 

Wei WuXian frunció el ceño, claramente perdiendo la paciencia.

 

—Además, él es el favorito de Madam Yu. ¿Qué tiene para quejarse?

 

—¡¡JIN LING!!

 

El grito cortó su monólogo como una espada. Jin Ling sintió el calor subirle al rostro. La vergüenza lo golpeó con fuerza cuando se dio cuenta de todo lo que había dicho en voz alta. Sin pensar, se cubrió la cara con ambas manos, negándose a mostrarse así.

 

Wei WuXian solo suspiró, como si estuviera lidiando con un niño que se había quejado demasiado por un dulce que no podía tener.

 

—Jin Ling. No creo que estés entendiendo la situación. —Su tono se volvió más serio, más firme—. El destino de la vela no depende de él, depende de ti. No de él, ni de mí, ni de otro tío de tantos que tienes; solo de ti. —Le apuntó con un dedo, como marcando una verdad absoluta.

 

Jin Ling parpadeó, sintiendo algo moverse en su pecho.

 

—Eres lo que esta gente necesita. —El hombre tomó con suavidad sus muñecas, retirando sus manos de su rostro para que lo viera a los ojos. Una calidez inesperada lo envolvió, una certeza que no había considerado antes—. Solo no quieres darte cuenta. Debes de darte cuenta… —La sonrisa de Wei WuXian fue serena, casi como si ya supiera el desenlace de todo esto—, por ti mismo, cuando me vaya.

 

Jin Ling abrió los labios, pero no encontró palabras.

 

—¿Eh?

 

Wei WuXian ya se estaba alejando, moviéndose con la ligereza de un espectro que siempre supo cuándo desaparecer. Agarró una maceta para deslizarse entre las sombras hasta el cuadro donde estaba su vivienda.

 

—¿No vas a venir? —Jin Ling preguntó, su voz sonando más decepcionada de lo que quería admitir.

 

Wei WuXian se escondió completamente fuera de su visión, pero sacó la mano y la movió dramáticamente en el aire como si estuviera en una obra teatral.

 

—Esa era tu visión, Jin Ling. No la mía.

 

Jin Ling entrecerró los ojos, una sonrisa de suficiencia asomándose en su rostro. **Ya entendía lo que estaba pasando.** 

 

—Temes que te vean, ¿verdad?

 

Wei WuXian se apoyó contra la pared con calma, pero su mirada reflejaba el peso de los años oculto tras su sonrisa fácil.

 

—Si me vieran, que me escondiera por diez años no hubiera servido de nada.

 

Con un movimiento hábil, estiró la mano y deslizó la pintura para abrir la entrada a su escondite. Estaba a nada de desaparecer en la oscuridad cuando, de pronto, se detuvo. Se giró hacia Jin Ling con una sonrisa juguetona, como si le estuviera dando un último regalo antes de marcharse.

 

—Después de que salves el milagro, podrías visitarme. —Hubo un pequeño silencio antes de que añadiera, con una voz más ligera:—Si quieres, claro. 

 

Jin Ling lo miró sin expresión por un momento, procesando lo implícito en sus palabras. Wei WuXian tenía la certeza de no volver a salir. De que esa sería la última vez que lo vería. Y, de alguna manera, Jin Ling no podía aceptar eso. 

 

Frunció el ceño, con un tono determinado:—Después de salvar el milagro, volverás a salir. 

 

Wei WuXian sostuvo su mirada por unos segundos antes de soltar el aire contenido, una sonrisa casi melancólica curvándose en sus labios. Jin Ling aún tenía esperanza. Esa fe inquebrantable, esa testarudez, le resultaba… bonita.

 

Sin decir nada más, entró a la pared, y Casita movió el cuadro para sellar la entrada tras él.

 

Jin Ling sintió que algo se hundía en su pecho al ver la escena. Ahora que sabía que aquella era la forma en que Casita lo encerraba por una década, no podía evitar el mal sabor que le dejaba. 

 

Suspiró, sacudiendo la cabeza. No podía detenerse ahora.

 

Se levantó del suelo y volvió a enfrentar la puerta de Lan SiZhui. Su corazón latía demasiado rápido, tanto que casi podía sentirlo golpear contra su propia piel.

 

Tienes que hacerlo, pensó, cerrando los ojos con fuerza, intentando encontrar un segundo de calma.

 

Cuando los abrió, su mirada vagó un instante hacia la vela en la habitación de Madam Yu. Tranquila. En paz. No parecía haber ningún cambio. Ninguna señal de peligro. Todavía había tiempo.

 

Respiró profundo y avanzó, cada paso acercándolo más a la puerta. La imagen de Lan SiZhui, tallada en la madera mágica y brillante, parecía observarlo desde el otro lado.

 

Jin Ling tragó saliva, susurrando para sí mismo:

 

—Puedes hacerlo… solo debes salvar el milagro.

 

Su mirada volvió a la figura en la puerta.

 

Con un abrazo… de él.

 

Soltó un pequeño resoplido, una risa sin fuerza escapando de sus labios. Su propia desgracia era digna de burla.




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Jin Ling reunió todo el coraje que tenía por dentro para sostener la perilla de la puerta mágica de Lan SiZhui. Podía sentir cómo su piel picaba por los pelos de punta que tenía en la nuca, además de el ligero temblor de sus manos. 

 

Estaba entre querer abrir la puerta o querer huir y mandar a tomar por culo a todo y todos. Pero no, eso si que no sería capaz de permitírselo.

 

No supo si su orgullo lo dejó o lo aumentó cuando abrió la puerta. Quedándose ciego con tanto morado que le invadió la vista. 

 

No podía mentir. La habitación estaba cubierta de las malditas flores y plantas bonitas exuberantes. El color dominante era el morado, aunque el azul también aparecía, menos frecuente pero igual de notable.

 

Era una habitación morada.

 

Al entrar, lo primero que encontró fue un pequeño pasillo. Angosto, de menos de tres metros de ancho. Dos paredes a los extremos de la puerta lo encerraban, ambas decoradas con cuadros.

 

En la pared de la derecha sólo estaba colgada la clásica foto familiar con los Jiang. En la izquierda, en cambio, había cinco cuadros; una foto con el señor Lan Zhan y él, otra de él con su familia Wen, otra de unos Jin Ling y Lan SiZhui de pequeños y por último una con su grupo de amigos de la infancia: Lan SiZhui, Jin Ling, Ouyang (Zi)Zhen y Jiang JingYi de pequeños. 

 

Sólo que el cuadro de Jin Ling y Lan SiZhui estaba más rodeado de flores, casi preparándose para ser ocultado. ¿Para qué tenía esa foto si la iba a querer tapar? 

 

Jin Ling respiró profundamente al tiempo que cerraba la puerta detrás de él y queriendo llamar al Lan. La habitación era tan grande y llena de plantas que a primera vista no podía ver algo que dijera que era un cuarto para dormir. 

 

—¿Lan SiZhui? —dijo al aire sin recibir respuesta. 

 

Jin Ling resopló por el silencio de la habitación, caminando a paso aparentemente tranquilo, acercándose al centro de la habitación, dónde había un círculo unos niveles más alto del suelo junto a unas escaleras, rodeado de unas cortinas entreabiertas que podía alcanzar a ver que en esa parte de la habitación no había nada. 

 

Jin Ling por un momento pensó que tal vez no estaba ahí, que se había ido de la casa como todos los demás. Pero algo en él decía que tiene que insistir para que salga de su escondiste. Sexto sentido, intuición, o lo que sea; pero él está seguro que Lan SiZhui está ahí. 

 

—¿Hola? ¿Lan SiZhui? —El joven frunció el ceño, comenzando a impacientarse. No era la persona más paciente del mundo a decir verdad—. Escucha, quiero hablar contigo. —Iba a gritar, pero el silencio era tan profundo que su voz se escuchaba con claridad.

 

¿Debería sólo soltar lo que quiere? Eso sería muy descarado. Llegar a la habitación de otro a reclamarle un abrazo forzado... que incómodo.

 

Vamos a ver, es eso o quedarse tres horas como imbécil esperando a que Lan SiZhui tenga ganas de salir. Que ni él quiere estar ahí, no está cómodo. 

 

—Sé que hemos tenido nuestras diferencias —sintió cómo las palabras salían de su boca sin demasiada convicción, y la falta de seguridad en su tono hizo que el aire en la habitación se volviera incómodamente pesado. Aclaró su garganta, intentando recuperar algo de firmeza, y continuó, esforzándose por sonar más seguro.  

 

—Pero estoy listo para cambiar y mejorar mi relación contigo.  

 

Mientras hablaba, se movía en círculos, girando sobre sus talones, tratando de darle cierta soltura al momento. Pero incluso con su intento de naturalidad, cada paso que daba lo acercaba más al centro de la habitación, y con ello, a la inevitable conclusión de su discurso.  

 

Se detuvo. Respiró.  

 

—¡Así que deberíamos darnos un abrazo! ¿No crees? Yo creo que sí. Para dar inicio a un... nuevo comienzo...  

 

Las palabras quedaron suspendidas en el aire, y por un momento, el silencio fue tan absoluto que Jin Ling pudo escuchar el latido apresurado en su pecho.  

 

De pronto, una cama morada sostenida por lianas comenzó a descender lentamente desde el techo. Jin Ling no lo había notado antes, o más bien, no había recordado que la cama de Lan SiZhui tenía esa peculiaridad, oculta sobre todos gracias a las cortinas.

 

Hace una década que no entraba en esta habitación, y ni siquiera era como la recordaba. Estaba convencido de que era blanca y azulada, no morada. Pero ahí estaba. 

 

Dirigió su mirada al colchón que bajaba hasta quedar frente a él. Sobre la cama, Lan SiZhui estaba sentado de espaldas, concentrado en crear más flores con la misma calma con la que otros jugarían con arena o agua. 

 

—¿Un abrazo? —repitió el joven Lan sin siquiera volverse. Jin Ling sintió que la indiferencia en su tono le golpeaba más fuerte de lo esperado. 

 

Observó el cuarto en sí. Era una habitación, técnicamente, pero más que un lugar para dormir, parecía un jardín cerrado. No había nada más que plantas y la cama, todas diseñadas desde el momento de su creación. Bueno, aparte de los cuadros de la entrada. 

 

El silencio creció hasta que finalmente Lan SiZhui lo miró. La cama giró suavemente, permitiendo que quedara frente a Jin Ling sin necesidad de moverse. Sus ojos eran intensos, brillantes, pero su voz seguía siendo neutra y cargada de una molestia apenas contenida. 

 

—Jin Ling, ¿te das cuenta de la situación? —Su tono era calmo, pero cada palabra golpeaba con peso—. El señor Nie no es capaz ni de levantar una hoja, JingYi no controla sus cambios, el clima está como loco por el humor del señor Jiang, y quién sabe cómo estará el resto. ¿Y tú solo vienes a pedir un abrazo?

 

La manera en que lo dijo, con una mezcla de cansancio y genuina irritación, hizo que Jin Ling se quedara en blanco por un segundo. Pero en lugar de reaccionar con preocupación, simplemente continuó con su juego inicial, como si pudiera desviar la conversación con suficiente paciencia.

 

—Creo que estás un poco molesto… 

 

Lan SiZhui no dejó que dijera más. 

 

Una flor se extendió desde el suelo hasta la boca de Jin Ling, tapándola en un gesto silencioso pero tajante.

 

—No estoy un poco molesto —sentenció.

 

Jin Ling arrancó la flor con rapidez, escupiendo los pétalos que habían quedado atrapados en su boca. Lan SiZhui entrecerró sus ojos al verlo hacer eso.

 

—¿No? 

 

—No. —Lan SiZhui se levantó con la misma elegancia de siempre, cada movimiento calculado—. Estoy muy molesto.

 

Mierda.

 

Jin Ling apenas tuvo tiempo de procesarlo antes de que el otro siguiera hablando, descendiendo lentamente por las pequeñas escaleras que lo mantenían elevado, cerrando la distancia entre ellos.

 

—Jin Ling, todo era perfecto. Madam Yu estaba feliz, tu familia estaba feliz… hasta que salió esa visión que trajiste y todo se arruinó. ¿Es por eso que preguntabas por él? ¿Porque encontraste su visión y casualmente estabas en ella?

 

Su tono seguía siendo controlado, pero cada palabra estaba afilada con una acusación implícita.

 

Lan SiZhui aún permanecía sobre las escaleras, la diferencia de altura entre ambos marcando su ventaja en la conversación. 

 

Jin Ling alzó una ceja, empezando a molestarse por razones que ni siquiera tenía claras.

 

—Ajá. 

 

—Jin Ling, un abrazo no va a arreglar absolutamente nada —declaró, su tono seco y definitivo. —Jin Ling intentó explicarse, avanzando un paso, pero dos plantas tensas se alzaron rápidamente, formando una equis delante de él, cortándole el movimiento. Lan SiZhui lo miró sin una pizca de vacilación—. Con toda la sinceridad te lo digo. No estoy de humor para visitas. Te pido que te salgas, por favor.  

 

Su sonrisa era tan tranquila que Jin Ling sintió un escalofrío bajarle por la espalda.  

 

¡Si un abrazo no sirviera de nada, no se lo estaría pidiendo!  

 

Ignorando a medias sus propias dudas, se cruzó de brazos, cuestionándolo con firmeza:—¿Por qué estás molesto? ¡Tú no tienes nada de qué estar molesto!  

 

Lan SiZhui mantuvo la mirada fría.  

 

—Tengo muchas razones para estarlo. Sal de aquí.  

 

—No. Fíjate que no.  

 

Jin Ling rodeó las plantas, colocándose frente a él, desafiando la barrera entre ambos—. ¡Yo solo vengo a tratar de arreglar nuestra relación y darte un abrazo, y tú sólo vienes a regañarme! ¡Como si tuvieras el derecho de hacerlo!  

 

La tensión creció. Lan SiZhui alzó la voz con un brillo peligroso en los ojos.  

 

—Jin Ling…  

 

—¡Jin Ling nada! ¡Tú eres el que menos tiene que reprocharme a mí! ¡Solo estoy tratando de ayudar!  

 

Aún con su furia, no se acercó más. Permaneció en su lugar, dejando solo unos escalones de distancia entre ellos.  

 

—¿Ayudar en qué? ¿arreglar nuestra relación? ¡No hay nada que arreglar! —Lan SiZhui estaba en un gran conflicto interno, comenzando a formar flores y plantas que rodean los tobillos del adolescente—. ¡Si tanto quieres arreglar las cosas, sólo pide perdón! ¡No tienes que hacer todo un drama y querer repararlo todo con un abrazo! —Lan SiZhui respiró profundamente, esperando una respuesta del silenciado Jin Ling. Al no tenerla, sólo se molestó más, pero trató de relajarse manteniendo una sonrisa que en toda la conversación ha tenido—. Sólo pide perdón, ¿es tan difícil para tu orgullo decir "lo siento"?

 

Jin Ling frunció el ceño con sus puños apretados temblando del enojo que le provocaba las palabras que le decía el contrario. 

 

¿Quién se creía que era para exigirle un perdón? ¿Perdón por arruinarlo todo? ¡No tiene que pedirle perdón a él!

 

Jin Ling, recuerda el propósito de esto. Concéntrate. 

 

Jin Ling resopló antes de decir en voz baja:—Lo siento. ¿Feliz? 

 

Lan SiZhui no hizo ni dijo nada, sólo lo miraba intensamente con expresión neutra mientras más flores se extendían sujetando sus piernas que ninguno de los dos notó o siquiera prestó atención.

 

Jin Ling tratando de sonar sincero y claro volvió a repetir:—Lo siento mucho... —El silencio y la expresión de Lan SiZhui intactas lo hicieron enfadar más. Y él era muy débil ante el enojo, sólo consiguiendo salir de su papel y exclamar irritado:—¡Lamento que tu vida sea perfecta! 

 

Lan SiZhui cerró los ojos tratando de aguantarse las ganas de explotar.

 

Jin Ling—¿¡Qué!? ¿Por qué tengo que pedirte perdón? ¡Explícame! 

 

—¡Por ponerme difícil las cosas, ¿de acuerdo?! —Lan SiZhui ya dejó de contenerse y gritó desesperado:—¡Estás dificultándome todo! 

 

—¿Dificultándote todo? ¿¡A TI!? ¿Qué hice para ponerte así? ¡Algunos tenemos problemas peores, presumido egoísta! 

 

Lan SiZhui se congeló, haciendo florecer aún más flores en el suelo alrededor de ellos.

 

La tensión entre Jin Ling y Lan SiZhui se estaba volviendo insoportable, cada palabra lanzada como una flecha que no buscaba entendimiento, sino impacto.

 

Lan SiZhui respiró entrecortado, sus labios presionados en una línea tensa. Las flores que rodeaban sus tobillos seguían creciendo, más densas, como si respondieran a su emoción desbordada.

 

—¿Presumido egoísta? —repitió con incredulidad, sus ojos brillando con furia contenida—. ¿Tú crees que esto es fácil para mí? ¿Crees que disfruto estar aquí, haciendo todo lo posible para mantener el equilibrio mientras tú sigues irrumpiendo sin pensar en nada más que tu propio enojo?

 

—¡Ah, claro! Todo se trata de ti, ¿no? ¡Siempre todo gira en torno a ti! ¡Y cuando las cosas no salen como quieres, entonces el problema es mío!

 

Lo único que había entre ellos era el peso de la discusión y el orgullo de cada uno negándose a ceder.

 

Y no parecía que fuera a mejorar.

 

—¡No entiendes nada, Jin Ling!

 

Jin Ling apretó los dientes, sintiendo cómo su pecho ardía por la mezcla de rabia y algo más que no lograba identificar.

 

—¡Pues entonces explícame, porque me parece que el único que no quiere entender aquí eres tú!

 

El aire dentro de la habitación se volvió más denso. Las flores seguían creciendo. Ninguno de los dos retrocedía.

 

—¡Literalmente lo que estás haciendo en este momento es empeorarlo todo! 

 

La voz de Lan SiZhui era tan grave y alta que se notaba que le estaba irritando la garganta al no tenerla acostumbrada a los gritos. 

 

Igual la de Jin Ling, con la diferencia que él sí sabía gritar y mucho más fuerte sin lastimarse.

 

—¡Yo nunca empeoré nada para ti! —Al instante recordó que sí, si lo había hecho. El compromiso. Sin pensarlo, Jin Ling gritó un intento de solución:—¡Todavía puedes casarte con tu noviecito ese! 

 

—¡¡YO JAMÁS QUISE CASARME CON ÉL; SÓLO LO HICE PORQUE MADAM YU ME OBLIGÓ, POR TI Y POR MI FAMILIA!! —Lan SiZhui gritó tan fuerte que se agotó al terminar de confesar. 

 

Jin Ling casi se hubiera quedado en shock de no ser por los cactus que comenzaron a brotar alrededor de Lan SiZhui, sus espinas perforando la piel con precisión implacable. Pequeños cortes aparecieron en sus piernas, líneas delgadas de sangre escapando de la piel herida.



Notes:

Debo decir, gracias personita por recordarme que debo publicar, juraba que lo subí y simplemente nadie comentaba y me aguité, pendeja yo pendeja yo

En fin, HOLA, CÓMO ESTÁN?

Qué cuentan?

No sé qué decir, finalmente llegamos a, creo, uno de los momentos más esperados por ustedes. Así que debo preguntar, ¿qué tal? ¿les gustó? ¿algo que comentar?

Francamente, recuerdo que la primera vez que escribí esto lo hice simple aunque en su momento me gustó el resultado, pero ahora creo que lo mejoré un poco, pero si le extendí... algunas cosas, tal vez. Nada drástico, pero no sé si alguien se percate, yo cuando estaba reescribiendo ni me acordaba y tuve que volver a leerlo JAHSGDSHJ.

En fin, ¿opiniones?, ¿teorías? ¿dejo de joder?

Sin nada más que decir, ¡adeuu!

Fecha de publicación: 19-06-25

Chapter 30: ☁️| Extra 10

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Antes de ese maldito año en el que todos cumplieron seis, todo estaba bien.

 

Tan bien que Lan SiZhui apenas podía aferrarse a algún recuerdo.

 

Sin embargo, había momentos que seguían vibrando en su memoria con claridad. Otros flotaban en la bruma, donde apenas distinguía una sonrisa juguetona que solía envolverlo en calidez. La mayoría pertenecía a su familia, la real; unos cuantos, a los amigos de su infancia.

 

Aquellos con quienes alguna vez compartió un mundo, antes de quedarse atrapado en el pasado.

 

—¡Yuan-ge! ¡Quiero ir a ver a Hada! —Jiang Ling lo sacudió del brazo con una insistencia chispeante. Wen Yuan exhaló, resignado.

 

Ouyang (Zi)Zhen golpeó las manos, exultante—. ¡Sí! ¡Que nos lleve en sus lianas como los changos!

 

Jiang (Jing)Yi arrugó el entrecejo con diversión—. ¿Changos?

 

—No lo sé. —Ouyang (Zi)Zhen alzó los hombros con desinterés—. El señor me dijo que son animales que saltan. SiZhui hace eso, ¿no?

 

Ese nombre. Lan SiZhui no podía traerlo de vuelta.

 

Jiang (Jing)Yi y Jiang Ling abrieron los ojos con deslumbrante fascinación, creyendo fervorosamente en tan brillante teoría. Ouyang (Zi)Zhen se cruzó de brazos con satisfacción: si no tenía razón, al menos les había regalado un momento de asombro.

 

Wen Yuan chasqueó la lengua—. Yo no brinco.

 

—¿No? —Jiang JingYi ladeó la cabeza, incapaz de contener una sonrisa pícara—. ¿Y qué haces cuando saltas de un piso a otro?

 

Wen Yuan se quedó quieto. Suspiró, clavó la mirada en el suelo y murmuró—. Es que me dan flojera las escaleras…

 

Las carcajadas resonaron al instante. Wen Yuan, sintiendo la vergüenza treparle por la piel, se cubrió el rostro con un mechón de cabello enredado en diminutas flores que lo invadieron sin permiso.

 

Jiang Ling le retiró las flores con cuidado, acomodándolas entre la coleta alta—. ¡Y ya! Yuan-ge, ¿nos puedes llevar? ¡La casa del tío Yao está muuuuy lejos!

 

A Wen Yuan también le agobiaba el viaje hasta allá. Pero al ver los ojos redondos y expectantes de Jiang Ling, soltó un suspiro y asintió, preparándose para que el pequeño se colgara a su espalda.

 

—Está bien… pero hay una forma más divertida y segura de ir.

 

Los tres se inclinaron hacia él, expectantes. Wen Yuan hizo un gesto y, apenas se acercaron, el suelo se agitó y una planta brotó de golpe bajo sus pies. Era sólida, viva. Ouyang (Zi)Zhen y Jiang (Jing)Yi se tambalearon antes de caer sobre ella, soltando un jadeo de sorpresa. Wen Yuan y Jiang Ling, en cambio, permanecieron perfectamente acomodados.

 

Jiang Ling gateó hasta quedar frente a Wen Yuan, encajando entre él y Jiang (Jing)Yi. Ouyang (Zi)Zhen ocupaba la parte delantera de la planta, que comenzó a expandirse y extenderse, elevándolos velozmente a través del pueblo en una travesía vibrante y desenfrenada.

 

Los cuatro estallaban en risas, sorteando esquinas, puertas y ventanas como ráfagas traviesas que desafiaban cada obstáculo.

 

Cuando la casa del señor Meng Yao apareció delante de ellos, Wen Yuan detuvo el crecimiento justo cuando el hombre cruzaba el umbral con Hada.

 

—¡Tío Yao! ¡Hada!

 

Saltaron de la planta con entusiasmo, corriendo a saludar y perderse en el torbellino de juegos con la cachorra.

 

Wen Yuan contempló su creación, perplejo ante la osadía con la que había germinado aquella maraña vegetal. Chasqueó la lengua y deshizo la planta con un leve ardor en los brazos, una quemazón tenue que ya le era cotidiana.

 

Lo último que Lan SiZhui recuerda de aquel día es la voz de Madam Yu retumbando como una tormenta al discutir su castigo con un hombre de rostro severo. Ella clamaba que aquella travesura era motivo suficiente para encerrarlo en su mágico cuarto, mientras el hombre respondía con una calma inflexible que solo eran niños, que no habían hecho daño a nadie.

 

Desde entonces, Lan SiZhui no ha vuelto a hacer una planta así.







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Cuando Jiang JingYi obtuvo su don, fue hilarante verlo jugar con su apariencia, mezclando rasgos aquí y allá, imitando descaradamente a sus amigos hasta que se hartaba y volvía a su estado original.

 

Pero Lan SiZhui recordaba con dolorosa claridad un momento preciso: el instante en que todo empezó a cambiar.

 

De repente, Jiang JingYi dejó de ser él mismo. Comenzó a modificar detalles sutiles de su apariencia, manteniéndolos todo el día con la excusa de que estaba practicando. Lo cual, en esencia, era cierto.

 

Al final, siempre se cansaba y recuperaba su forma real.

 

Pero hubo un día en el que eso no pasó.

 

Duró todo el día con otra apariencia. Al anochecer, se aplaudió a sí mismo, orgulloso de su resistencia. 

 

Así siguió por el resto de la semana. Y luego semanas. Por supuesto, había momentos en los que se hartaba y era él mismo una vez más. Pero era más notorio cuando estaba siendo otra persona.

 

Una día Jiang WanYin lo había llamado para hacer quién sabe qué, algo suficientemente bueno como para que el sol iluminara sin interrupciones.

 

Por otro lado, Jiang Ling se había ido con sus padres a visitar a su abuela paterna.

 

Eso dejó a Wen Yuan solo con Ouyang (Zi)Zhen.

 

No recuerda el instante exacto en que Ouyang (Zi)Zhen empezó a llorar, pero lo hizo con el desgarro de un niño de seis años al que le han arrebatado su juguete más preciado.

 

Y esa no era la verdadera razón de su angustia.

 

Wen Yuan lo tomó de la mano y lo alejó de la Casita, buscando privacidad. Sin saber qué hacer, lo llevó cerca de la iglesia, lo bastante cerca de la casa de los Ouyang por si las cosas se desbordaban.

 

Entonces, Ouyang (Zi)Zhen explotó—. ¡No me gusta!

 

Wen Yuan frunció el ceño—. ¿El lugar…? Podemos ir a otro sitio…

 

—¡No! —interrumpió con desesperación—. ¡La iglesia del señor Xie es hermosa! ¡La más hermosa de todas!

 

—Ya no sé de lo que hablas.

 

—¡Jiang Yi! ¡JingYi! ¡No me gusta! —Ouyang (Zi)Zhen se restregó el rostro con violencia, dejando manchas rojizas sobre su piel morena.

 

Wen Yuan reaccionó al instante, sujetándole las muñecas para impedir que se lastimara más. Con su manga, limpió sus lágrimas con cuidado.

 

—¿Qué pasa con JingYi…?

 

Ouyang (Zi)Zhen tragó aire como si fuera a ahogarse, aferrándose al poco oxígeno que tenía antes de gritar—. ¡No es mi amigo! ¡Ese no lo es!

 

El sol tembló sobre su piel húmeda, fundiéndose con el ardor de sus mejillas hinchadas.

 

—¡Quiero a mi amigo de vuelta!

Wen Yuan no dijo nada. Solo lo envolvió en sus brazos, dejándolo hundir el llanto en su hombro. Deslizó la mano sobre su cabeza, con movimientos pausados, queriendo ofrecer consuelo aunque no supiera cómo.

 

—Es JingYi —intentó afirmar, porque, en esencia, seguía siendo él.

 

Pero cuando buscaba al niño chimuelo y cachetón, en su lugar aparecía una anciana de ochenta años. O el hombre que no podía recordar. O a cualquier otro sujeto.

 

Porque Jiang JingYi solo se disfrazaba.

 

Y Ouyang (Zi)Zhen no podía ver eso.

 

—¿Entonces dónde están sus pecas? —murmuró, con la voz rota.

 

Wen Yuan sintió el aire espeso en su garganta. Entendía perfectamente lo que quería decir. A su mejor amigo nunca le habían gustado sus pecas, y apenas supo cómo borrar detalles, aprovechó para limpiar su rostro de ellas.

 

Y Wen Yuan, para el dolor de su corazón, no sabía qué responder.

 

Lan SiZhui no recuerda qué dijo aquel día. Cree que, en realidad, solo se quedó callado, con los ojos empañados por el peso de una verdad: su amigo ya no se veía igual.

 

Después ocurrió la ceremonia de Jin Ling, antes Jiang Ling. La revelación de que aquel niño del que se tenía tanta expectativa había fracasado al no obtener ni un don, ni una puerta.

 

Ese fue el momento de quiebre. A partir de ese día, nada mejoró entre los cuatro.

 

Quizá siguieron siendo amigos. Pero no juntos. Ya no.

 

Y eso a Lan SiZhui le rompía el corazón.




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La señora Ouyang sonrió con satisfacción antes de hablar:—Será encantador formar parte de su espléndida familia, Madam Yu.  

 

Madam Yu asintió con seriedad, su postura rígida, su mirada calculadora—. Por supuesto. Este matrimonio solo unirá aún más al pueblo y a nosotros como familia.  

 

Lan Zhan inhaló profundamente, como si tratara de contener algo dentro de él. Su expresión era impenetrable, pero había un peso en sus ojos que delataba su incomodidad. Miró a los jóvenes y, con un tono neutro pero firme, dijo:—(Zi)Zhen, SiZhui. ¿Pueden retirarse?  

 

El padre de Ouyang (Zi)Zhen comprendió de inmediato y asintió sin dudar, casi que aliviado por la intervención. 

 

—Así podrán conocerse mejor. No hay nada mejor para el matrimonio que ser conocidos —agregó la abuela, su tono despreocupado, como si todo fuera un proceso natural e incuestionable.  

 

Madam Yu no comentó nada al respecto.  

 

Los dos jóvenes intercambiaron una mirada antes de asentir y despedirse de los mayores. Lan SiZhui guió a Ouyang Zhen hasta su habitación, dejándolos atrás para que discutieran lo que fuera que tuvieran que discutir. 

 

Sobre su matrimonio.  

 

Madam Yu había organizado su matrimonio con Ouyang Zhen. En unos años, pasaría a ser Ouyang ZiZhen. Lan Zhan, su A-Die, le preguntó si realmente quería esto. Le dio la oportunidad de hablar, de decir la verdad. Pero él respondió que sí.  

 

El hombre lo observó con paciencia, como si esperara que se contradijera, como si quisiera convencerlo solo con la fuerza de su mirada. Pero al final, solo asintió, sin presionarlo más.  

 

Lan SiZhui odiaba estarse acostumbrando a mentir. 

 

Mientras caminaba, Lan SiZhui sintió que la realidad lo aplastaba poco a poco. Le resultó extraño que Madam Yu hubiera invitado a su padre a la reunión. Después de la ceremonia de Jin Ling, ni siquiera recordaba con claridad en qué momento Lan Zhan lo había adoptado, mas le agradecía con todo su corazón. Era una de las pocas cosas que le daban paz.  

 

Pero ahora, esa paz estaba a punto de derrumbarse. Su padre estaba tratando de evitarlo, podía sentirlo. Desde el momento en que lo vio llegar con esa mirada pesada, supo que aquella charla no terminaría bien. Ahora entendía la razón de su invitación: discutir sobre cuándo consumarían matrimonio.

 

Ninguno de los comprometidos entendía realmente la razón de esta situación. Pero la aceptaron por simple presión. Ouyang (Zi)Zhen por su abuela, Lan SiZhui por Madam Yu. Ambos estaban en desacuerdo, pero no podían hacer nada.  

 

El silencio se extendió entre ellos, hasta que Ouyang (Zi)Zhen lo rompió con una pregunta cautelosa:—¿Cómo estás?  

 

Lan SiZhui lo miró con confusión, sin comprender por qué preguntaba algo así.  

 

Ouyang Zhen suspiró y se pasó una mano por el cabello antes de aclarar su pregunta:—Con todo esto... En general, esto es difícil, ¿no?  

 

Había sinceridad en su voz, un intento genuino de entender.  

 

Por un momento, Lan SiZhui casi creyó que podía responderle con honestidad.  

 

Al final, Lan SiZhui solo pudo responder en voz baja, casi un susurro. —Mn, no lo sé. ¿Y tú?

 

Ouyang Zhen permaneció callado por unos segundos. Su mirada divagó por la habitación, como si las paredes pudieran darle una respuesta que él aún no encontraba. Sus dedos jugaban entre sí, inquietos, atrapados en un reflejo nervioso.

 

—Bueno… no esperaba que mi abuela quisiera que me casara con catorce años… ahorita. —Su risa fue corta, una burla débil que no tenía alegría en ella. Vacía. Ácida. Un sonido que le erizó la piel a Lan SiZhui—. Osea, ya sabía que ella quería que me casara contigo desde que te conoció.

 

Lan SiZhui parpadeó, sintiendo una extraña sensación en el estómago. Nunca supo si debía sentirse halagado o perturbado por la declaración de la abuela. Incluso actualmente le parece… curioso.

 

Pero antes, cuando lo supo por primera vez, pensó que era turbio.

 

—No quiero ofender —continuó Ouyang (Zi)Zhen, sin mirarlo directamente—, pero en mis planes no estaba el casarme. Todo esto es… ha pasado demasiado rápido como para entenderlo todavía.

 

Lan SiZhui asintió con lentitud. Su cuerpo permanecía inmóvil, pero su mente iba demasiado rápido.

 

—No ofendes —murmuró—. Yo tampoco lo tenía previsto.

 

El silencio volvió a instalarse, pesado, como un espacio que ninguno quería llenar.

 

Pero Lan SiZhui necesitaba preguntar:—¿Por qué aceptaste?

 

Ouyang (Zi)Zhen inhaló, soltó el aire en una pausa lenta—. Abuela.

 

Nada más. Ni una explicación. Ni un matiz. Solo esa única palabra. La simplicidad de la respuesta lo desconcertó. No porque no la esperara, sino por el tono vacío con el que la dijo.

 

Era todo lo contrario a lo que Ouyang (Zi)Zhen solía ser.

 

Lan SiZhui sintió su mirada fija en él. Casi desafiante, esperando su propia respuesta.

 

Entonces le dijo:—Madam Yu.

 

Ouyang (Zi)Zhen exhaló una pequeña risa, sin humor, sin sorpresa.

 

—Ya veo.

 

Y los dos entendieron que realmente no tenían opción.

 

Ouyang (Zi)Zhen no sabía qué decir, y Lan SiZhui tampoco. Ambos se sumieron en un silencio extraño, atrapados en pensamientos que no querían compartir en voz alta. Mientras el aire se llenaba de una incomodidad tranquila, Ouyang (Zi)Zhen comenzó a recorrer la habitación con la mirada, examinando cada rincón con un interés discreto. Nunca había estado ahí antes, y aunque el espacio no tenía nada fuera de lo común, algo le resultaba inesperado.

 

—¿Morada?

 

Lan SiZhui frunció el ceño, confundido por el comentario hasta que Ouyang (Zi)Zhen completó su pensamiento.

 

—Tu habitación. Me imaginaba que sería blanca o azul, no esperaba que fuera morada.

 

—Oh, antes lo era.

 

Ouyang (Zi)Zhen ladeó la cabeza, evaluando la respuesta con curiosidad. —¿Y por qué la cambiaste?

 

Lan SiZhui se encogió de hombros, sin darle importancia.

 

—¿No has pensado en cambiarla de nuevo?

 

—No puedo.

 

—¿Por?

 

—Madam Yu. Me ordenó no cambiar nada de la habitación, dijo que le gustaba este lugar.

 

Ouyang (Zi)Zhen frunció el ceño con ligera incredulidad, fijando su atención en él.

 

—Pero es tuya. Tú podrías cambiarla si quisieras, ¿no?

 

Lan SiZhui soltó una pequeña risa, pero sin alegría. —Con suerte pude decidir qué fotos tener… y no son todas. Veo muy difícil eso.

 

Ouyang (Zi)Zhen desvió la mirada a los cuadros que mencionaba, recorriéndolos con una sensación extraña. Allí estaban la clásica foto familiar con los Jiang, otra donde Lan SiZhui posaba con Lan Zhan, una con su familia Wen, otra con Jin Ling cuando eran niños y finalmente una con su grupo de amigos de la infancia: Lan SiZhui, Jin Ling, Ouyang (Zi)Zhen y Jiang JingYi de pequeños.

 

—¿Cuáles faltan?

 

Lan SiZhui alzó los hombros en un gesto indiferente, su vista clavada en la foto con su familia Wen.

 

—No lo sé. Aparentemente las perdí. No recuerdo las imágenes con claridad. De hecho, no recuerdo mucho antes de los seis años.

 

—Entiendo…

 

Ouyang (Zi)Zhen dejó que sus ojos se quedaran fijos en la foto de los cuatro, la misma que había estado observando sin darse cuenta. Algo en ella le provocaba una sensación difícil de describir.

 

—Oye —llamó Lan SiZhui, desviando su atención—, no tenemos que interesarnos amorosamente, ¿podemos dejarlo en una simple amistad?

 

Ouyang (Zi)Zhen dejó escapar el aire en un respiro largo, como si soltara una carga invisible.

 

—Por favor. Me sería muy difícil gustarme otra persona…

 

Lan SiZhui parpadeó, notando la elección de palabras.

 

—¿Otra?

 

Ouyang (Zi)Zhen se sonrojó de inmediato, apartando la mirada del cuadro y girando el rostro en dirección opuesta para evitar que SiZhui pudiera verlo.

 

El otro dejó escapar una pequeña risa, encontrando entretenida su reacción.

 

—Entiendo.





Ouyang (Zi)Zhen respiró profundamente antes de voltearse hacia Lan SiZhui. Sus ojos buscaron algo en los del otro, pero no había suficiente emoción para encontrarlo. Al final, solo extendió su mano con firmeza, aunque su postura reflejaba una duda silenciosa, como si todavía hubiera algo dentro de él que no quería aceptar.

 

—Entonces, ninguno va a intentar algo con el otro. Solo será un extraño matrimonio sin ningún sentimiento en medio, más que la amistad.

 

Las palabras eran prácticas, secas, pero dentro de ellas había un dejo de resignación.

 

Lan SiZhui no dudó en asentir, su expresión inmutable, su decisión ya tomada desde hacía tiempo. Extendió su mano y la estrechó con la de Ouyang (Zi)Zhen, marcando el trato sin titubeos.

 

Para la tristeza de ambos, cumplieron su palabra.

 

Lo fácil hubiera sido enamorarse, encontrarle sentido a todo esto, dejarse arrastrar por la idea de que quizás, con el tiempo, podrían aprender a quererse como se suponía que debían hacerlo. Pero no era así. Nunca sería así.

 

Lan SiZhui lo supo desde el primer momento.

 

Y ahora más que nunca.




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Dos años.

 

Dos años de evasivas, de fechas postergadas, de una paciencia que Lan Zhan y el padre de Ouyang (Zi)Zhen habían logrado extender más allá de lo esperado. Pero no importó. No fue suficiente.

 

Porque Madam Yu se hartó.

 

Se hartó tanto que fue directamente con Lan SiZhui, y la sola idea de recordar aquella conversación pacífica—llena de dulces amenazas disfrazadas de palabras cuidadosas y lógicas—le revolvía el estómago. Fue horrible, como siempre.

 

Ouyang (Zi)Zhen, por otro lado, no había tenido que soportar algo tan directo. Su abuela tenía otros métodos, más suaves, más persistentes. Señalaba cualquier florecita en el camino y, con una sonrisa indulgente, le recordaba que seguramente en su futura casa tendría unas más hermosas, más vivas, porque claro, su perfecto esposo se aseguraría de ello.

 

Una y otra vez.

 

Cada desayuno, cada paseo, cada mínima oportunidad era suficiente para que el tema surgiera, para que la presión volviera a instalarse. Y ya estaban hartos.

 

Así que, sin una estrategia clara, decidieron reunirse solos por primera vez en mucho tiempo. Un alivio para las mujeres mayores, que veían con satisfacción que ellos seguían conversando sin distancias incómodas, que Ouyang (Zi)Zhen fuera a la casa mágica, que Lan SiZhui lo guiara hasta su habitación.

 

Buenas señales, según ellas.

 

Pero qué desgracia haberles dado el gusto.

 

Nada más cerrar la puerta de la habitación, Ouyang (Zi)Zhen dejó escapar un suspiro pesado y se dejó caer sobre la cama que Lan SiZhui había dejado colgando apenas unos centímetros del suelo. Sus brazos quedaron abiertos, su rostro enterrado en las cobijas, como si quisiera desaparecer dentro de ellas. No tenía energía para hablar en ese instante, solo quería que el cansancio se disipara aunque fuera un poco, pero no había forma de hacerlo. Su abuela seguía allí, en su mente, repitiéndole las mismas cosas una y otra vez.

 

—Estoy harto de mi abuela.

 

Lan SiZhui no respondió de inmediato. Se apoyó contra una de las lianas que decoraban la habitación y se sentó en el colchón, cruzando los brazos con la misma expresión apagada que había llevado todo el día. Para él, el cansancio venía de otro lugar, de otra presencia. No tenía una abuela insistente, tenía a Madam Yu. 

 

No era su familia, pero había impuesto su presencia como su mentora sin darle elección. Y aunque había aprendido a vivir con ello, el peso seguía ahí, acumulándose, desgastándolo con el tiempo. No dijo nada al principio, solo observó a su amigo soltar otro bufido, girar la cabeza y mirarlo, esperando que también dijera algo.

 

—Cada desayuno es lo mismo —murmuró Ouyang (Zi)Zhen, su voz cargada de exasperación—. "Mira estas flores, seguro en tu futura casa tendrás unas más bonitas, porque tu perfecto esposo se asegurará de ello" —levantó una mano en señal de frustración, moviéndola con impaciencia—. Solo falta que me diga "Oh, futuro prometido", y ya está.

 

Lan SiZhui quiso reírse, pero el intento murió antes de siquiera formarse. El sentimiento era demasiado pesado para eso. Hubiera preferido escuchar lo mismo que Ouyang (Zi)Zhen, las mismas palabras disfrazadas de dulzura, porque al menos no eran una orden directa, al menos no venían con amenazas escondidas. Pero él tenía que escuchar a Madam Yu.

 

—Quiero a mi abuela, te lo juro —continuó Ouyang (Zi)Zhen, girando sobre la cama, enterrando una mano en su cabello—. Es solo que… desde que supieron que ambas querían lo mismo, no ha parado de insistir. Me estoy cansando, perdón.

 

Lan SiZhui finalmente se movió y negó con la cabeza, su expresión sin cambios, pero su mirada un poco más pesada que antes.

 

—No te disculpes. Yo también estoy cansado.

 

Ouyang (Zi)Zhen rodó sobre la cama, exhalando con cansancio, su cuerpo relajado, pero su mente aún atrapada en la incomodidad de su situación.

 

El silencio volvió a instalarse entre ellos, pesado pero sin tensión. No era entre ellos donde existía la incomodidad, sino en lo que les esperaba afuera, en lo que tendrían que enfrentar cuando volvieran a salir de esa habitación, cuando volvieran a estar bajo las miradas expectantes de sus familias.

 

Ouyang (Zi)Zhen fijó la vista en el techo, su expresión perdida, su mente intentando encontrar una salida que no existía.

 

—Entonces, ¿qué hacemos?

 

Lan SiZhui no quiso responder. Porque sabía cuál era la única solución a todo esto. Ouyang (Zi)Zhen entonces lo dijo en voz alta, aquella idea que tenía en mente:—Si nos casamos ya, ¿nos dejarán en paz?

 

Su voz salió fría cuando finalmente respondió:—Hasta que Madam Yu no vea dones con hijos, no creo.

 

Ouyang (Zi)Zhen entendió lo que eso implicaba antes de que Lan SiZhui tuviera que explicarlo. No sería solo el matrimonio. Sería todo el tiempo que les tomaría tener un hijo. Nueve meses más. Y cuando naciera la pobre víctima, otros seis años hasta que se supiera qué don tendría.

 

Con suerte, o Lan SiZhui sería infértil o no habría niños.

 

Pero ninguna de las opciones era posible.

 

Al darse cuenta de esto, Ouyang (Zi)Zhen dejó caer las palmas de sus manos sobre su rostro, resonando en la silenciosa habitación.

 

—Nunca vamos a salir de esto.

 

—No.

 

Ouyang (Zi)Zhen se sentó lentamente, apoyando los codos en las rodillas, mirando sin fijarse en nada en específico.

 

—Yo… 

 

Lan SiZhui apenas pudo reconocer el sonido de su propia voz cuando pronunció esas palabras. Era un hilo de aire, un susurro ahogado en la culpa, en la impotencia. No había forma de que Ouyang (Zi)Zhen no notara el peso en su tono, la desesperanza oculta detrás de su postura rígida.

 

No era justo. Nada de esto lo era.

 

Las heridas en sus manos ardían, pero el dolor era insignificante comparado con la presión en su pecho. No tenía sentido que estuviera atrapado en esto. No tenía sentido que él hubiera sido elegido.

 

Él no era un Jiang.

 

Por más que Jiang WanYin y Jiang YanLi lo recibieron con brazos abiertos, por más que lo protegieron en Casita, por más que le dieron un lugar donde sentirse seguro, seguía sin pertenecer realmente a esa familia. La relación era de cariño, de afecto genuino, sí, pero no de sangre. No son familia.

 

Madam Yu se encargó de que aprendiera eso.

 

Y los Nie tampoco se consideraban parte de ellos. Siempre le habían recalcado que eran amigos, aliados, compañeros de los Jiang, pero no un lazo real, no algo que le diera sentido a su existencia dentro de todo esto.

 

Entonces, ¿por qué?

 

¿Por qué la vela lo escogió a él?

 

¿Por qué casualmente en su cumpleaños apareció una puerta mágica?

 

¿Por qué, de todas las personas que podrían haber estado en esa visión, fue él quien terminó siendo arrastrado a esto?

 

Y lo peor…

 

¿Por qué Ouyang (Zi)Zhen tenía que venir consigo?

 

No era su culpa. Nunca lo había sido. Él ni siquiera tenía un don que aportar a la magia, ni una razón clara para estar involucrado, salvo por el hecho de que su familia tenía influencia en el pueblo gracias a sus cultivos. Ese era el único motivo por el que Madam Yu lo había considerado.

 

Alianza. Poder. Seguridad.

 

Nada más.

 

No porque le importara Ouyang (Zi)Zhen. Menos Lan SiZhui.

 

Solo porque podía usar esa unión para beneficio propio.

 

Lan SiZhui bajó la mirada, observando sus propias manos. Pálidas, más de lo usual, la piel tensada, los músculos rígidos. Abrió los dedos con lentitud, viendo las marcas rojas que sus uñas habían dejado, pequeñas heridas abiertas que apenas sangraban.

 

No le dolía. No lo suficiente para distraerlo de la única emoción que pesaba más que cualquier otro pensamiento.

 

La culpa.

 

La culpa de haber arrastrado a Ouyang (Zi)Zhen consigo, de saber que su amigo ya estaba enamorado de alguien más, de verlo condenarse a la miseria junto a él.

 

Levantó los ojos de nuevo, y sin poder evitarlo, susurró con la voz rota:—Lo lamento…

 

Lan SiZhui sintió el peso de su propia disculpa colgando en el aire. Ouyang (Zi)Zhen no reaccionó de inmediato, solo lo miró con una expresión que no tenía enojo, ni tristeza, ni resignación. Solo algo firme.

 

—No, SiZhui.

 

Lan SiZhui parpadeó, confundido.

 

—¿Qué?

 

Ouyang (Zi)Zhen se incorporó un poco, apoyando los brazos sobre sus rodillas mientras lo miraba fijamente.

 

—Que ni se te ocurra cargar con la culpa de esto, porque nunca fue tuya. Jamás. —Lan SiZhui abrió la boca, queriendo responder, pero Ouyang (Zi)Zhen levantó una mano para callarlo antes de que pudiera decir algo—. Nos metieron en esto a los dos. Me metieron en esto, sí, pero tú no fuiste el que decidió esto por mí. No fue tu decisión, ni tu don, ni tu culpa. Y tampoco es como que puedas cambiarlo con una disculpa.

 

Nada más escuchar las palabras de Ouyang (Zi)Zhen, Lan SiZhui sintió el peso de la culpa asentarse un poco más en su pecho. Sabía que su amigo tenía razón, que nada de esto era realmente su decisión, que la vela simplemente lo había arrastrado sin aviso. Pero aún así, la sensación no desaparecía.

 

Desvió la mirada, sin saber qué más decir.

 

Ouyang (Zi)Zhen suspiró, acomodándose mejor sobre la cama antes de soltar un comentario ligero, tratando de cambiar el aire de la conversación.

 

—Además, no puede ser tan malo. Quizás tu desgracia vaya a ser que se me olvida comer y me tienen que estar recordando. —Lan SiZhui lo miró, arqueando una ceja con incredulidad—. ¡No me regañes, que ya estoy arreglando eso! —añadió Ouyang (Zi)Zhen rápidamente.

 

Lan SiZhui solo entrecerró los ojos antes de asentir. En otras circunstancias, podría haberle seguido el juego, podría haber encontrado algo de gracia en la manera en la que ZiZhen trataba de darle humor a la situación. Pero ahora mismo, ni siquiera eso le funcionaba.

 

Suspiró, cerró los ojos por un segundo y luego lo dijo:—Muy bien. Nos casaremos… —Las palabras salieron con dificultad, como si algo dentro de él se negara a aceptarlas completamente. Tragó duro antes de completar la idea—. Haremos lo que tengamos que hacer, y se terminará. Mantendremos nuestra palabra.

 

“Ninguno va a intentar algo con el otro. Será un extraño matrimonio sin ningún sentimiento en medio, más que la amistad”

 

Ouyang (Zi)Zhen dejó que el silencio se extendiera un poco antes de soltar una risa irónica.

 

—Es extraño.

 

Lan SiZhui lo miró con curiosidad.

 

—¿La situación?

 

—Aparte. Es que… no me da miedo casarme contigo, o la idea de formar una familia contigo; tampoco me da asco ni estoy enojado. Sé que no nos amamos de esa manera, y vaya, yo sé que nunca podría amarte así —pausó un momento, acomodándose mejor sobre la cama antes de continuar con más suavidad—. Es sólo que... si voy a pasar "el resto de mi vida" con alguien, me alegra que sea con mi amigo que me acompañó en los buenos momentos, en los malos, y está aquí, en los incómodos. ¿Me explico? 

 

Lan SiZhui lo observó por unos segundos antes de soltar un suspiro, aliviado por escuchar esas palabras.

 

—El matrimonio es una cosa extraña. Se supone que es sólo para unir familias y agrandar la herencia. Pero en muchos hay amor. Obviamente no es nuestro caso, pero... podemos considerar esto como una unión entre amigos. 

 

Ouyang (Zi)Zhen lo miró por un segundo más antes de ladear la cabeza, como si estuviera considerando algo más profundo de lo que sus palabras reflejaban.

 

—¿La podemos hacer de mejores amigos?

 

Lan SiZhui dejó escapar una pequeña sonrisa, la primera genuina en todo el día, en mucho tiempo, en realidad.

 

—Podemos, sí. Suena más romántico.

 

Ouyang (Zi)Zhen soltó una carcajada antes de darle un manotazo sin pensarlo, riéndose de su tontería.

 

—Eres un tonto a veces.

 

Lan SiZhui asintió, sin discutirlo siquiera.

 

—Siempre.

 

Era la mejor forma de lidiar con todo esto.

 

Aunque no quería lidiarlo en primer lugar.

 

Notes:

Los que me conocen sabrán que OZZ y yo así🤞

Francamente, se habla poco o nada de OZZ, y este fanfic no va a caer en eso muehehehe

Aunque es bien cierto que no es protagonista para ser taaan profundizado, vaya, es importante. ¡Merecía que le dieran contexto! Aunque sea pov LSZ.

Próximamente un extra pov OZZ, yo sé, es necesario (no en realidad).

Sin nada más que decir, ¡adeuu!

Fecha de publicación: 22-06-25

Chapter 31: 🕯️| Capítulo 20

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Jin Ling ignoró todo a su alrededor y se abalanzó sobre Lan SiZhui, tirándolo hacia atrás para alejarlo de los cactus. Solo entonces se dio cuenta de las plantas y flores que lo sujetaban al suelo, impidiéndole escapar de la maraña de flora que lo retenía.  

 

Sin pensarlo dos veces, comenzó a arrancarlas de sus piernas, algunas rompiéndose por accidente bajo sus dedos apresurados.  

 

Lan SiZhui comenzó a toser sangre.  

 

El sonido ahogado y seco hizo que Jin Ling se congelara por un instante. El Lan temblaba, su cuerpo retorciéndose en el suelo mientras la tos le impedía siquiera intentar hablar. Quería decirle algo, explicarle las consecuencias de lo que estaba haciendo, pero el aire le fallaba, su garganta se cerraba antes de poder formar palabras.  

 

—¡SiZhui, ¿por qué toses sangre?! —exclamó Jin Ling, la alarma y el agobio golpeándolo con fuerza—. ¡SiZhui, trata de quitar las plantas! ¿Puedes hacerlo? Intenta, por favor...  

 

No entendía lo que pasaba. Solo quería alejarlo de los cactus.  

 

Pero Lan SiZhui no hizo nada. Jin Ling lo observó con frustración y miedo, pero sin otra opción, continuó removiendo las plantas.  

 

Entonces, algo cambió.  

 

Las flores no dejaban de aparecer, pero ahora no eran delicadas. Ahora eran ramas gruesas, con intención, con una fuerza que buscaba retener al Lan, envolviéndolo con la misma desesperación con la que Jin Ling intentaba liberarlo.  

 

La presión aumentó.  

 

De pronto, Lan SiZhui ya no tosía sólo sangre. Extrañamente, pétalos marchitos se mezclaban con el charco rojo que lo manchaba de forma desgarradora. Al verlo, Jin Ling se estremeció de horror y gritó su nombre una vez más.

 

Jin Ling actuó sin pensar, colocando un brazo debajo de las rodillas de Lan SiZhui y otro en su espalda, levantándolo con dificultad.  

 

Lo sostuvo con toda la fuerza que tenía, aunque la resistencia de las plantas seguía aferrándose a su ropa, como si el jardín mismo se negara a soltarlo.  

 

Pero ya no lo agarraban.  

 

Jin Ling corrió hacia la cama, dejándolo acostado con cuidado. Su mirada recorrió el espacio, buscando desesperadamente algo que pudiera ayudar. Pero dentro de las cortinas, no había nada.

 

Lan SiZhui finalmente dejó de toser, dejando el rastro de sangre y pétalos sobre su propio pecho y en el brazo de Jin Ling que soltó un suspiro de alivio.

 

—¡Carajo, SiZhui! ¡¿Qué mierda fue eso?! —reclamó, con el pulso todavía acelerado. Se sentó en el colchón, colocando las piernas del otro sobre su regazo, dispuesto a continuar quitando las flores que aún quedaban adheridas a su piel.

 

Lan SiZhui bajó la mirada hacia sus piernas, ocultando su rostro ardiendo, manchado de sangre.

 

Jin Ling notó el estado en el que estaba, y sin pensarlo dos veces, cortó su manga con las manos, arrancando un pedazo de tela lo suficientemente grande para limpiarlo.

 

Con movimientos firmes pero cuidadosos, deslizó el paño sobre sus mejillas y labios manchados hasta que la sangre desapareció.

 

Lan SiZhui no dijo nada. Solo se sentó al lado de Jin Ling, en silencio.

 

—¿Estás bien? —Jin Ling no fue capaz de ocultar su angustia en su voz y expresión.

 

—Mn. Estoy mejor, gracias. —El Jin asintió a la falsa respuesta, pero con intenciones de reprocharle por esta. Antes de eso, Lan SiZhui dijo:—Lamento haberte gritado. No fue mi intención... 

 

Jin Ling se congeló. 

 

Recordó las palabras dichas por el Lan. Las últimas. Las detonantes para que el problema del cactus surgiera.

 

"Yo jamás quise casarme con él; sólo lo hice porque Madam Yu me obligó, por ti y por mi familia."

 

—SiZhui... ¿es cierto? —Lan SiZhui inclinó la cabeza confundido—. Lo de Madam Yu. Tu matrimonio. Que no querías porque ella… te obligó. 

 

Lan SiZhui no sabía si quería llorar o morir. 

 

Asintió:—Mn. No te mentiría. 

 

Jin Ling frunció el ceño, con muy claras intenciones de enterarse de la situación—. ¿Por qué dijiste que por Madam Yu, por tu familia y por… mí? 

 

—No sé qué tan bueno sería decirlo... 

 

—SiZhui. —Jin Ling, después de años, se animó a agarrar la mano del chico—. Dímelo, por favor. —La mirada de Jin Ling fue tan clara, verdadera y pura que las orejas de Lan SiZhui se pusieron rojas. Tenía tanta preocupación e interés que el Lan no pudo esconderse más y rompió en llanto silencioso—. ¡He-hey! ¿Por qué lloras? No llores, no llores por favor... —Jin Ling estaba apunto de consolarlo, pero Lan SiZhui se apartó de él con la cabeza agachada.

 

—No, no... lo siento, es sólo que... —trató de regular su respiración, suspirando cuando los latidos de su corazón ya se calmaron. Volteó a ver a Jin Ling entre confusión y alivio.

 

—¿Qué? ¿qué pasa? —preguntó perdido por su expresión. 

 

—Creía que me odiabas... —Se sinceró, aunque también fue un intento en vano por la distracción de Jin Ling. 

 

—¡No vas a cambiar el tema de conversación, SiZhui! —Lan SiZhui suspiró rendido. 

 

—No sé por dónde comenzar a explicarte...

 

Ambos se quedaron callados olvidándose de la unión de sus manos. Jin Ling analizaba todo el problema que debía ser aclarado entre ellos, no podían seguir así. 

 

O, Jin Ling no quería seguir así. 

 

Con su típica expresión neutra más ceño fruncido, le dijo al contrario:—Desde el comienzo. 

 

—¿Perdón? —Lan SiZhui estaba confundido, aunque creía que entendía el punto de la pregunta. 

 

El principio de toda la desgracia que le ocurrió con Madam Yu. 

 

Fue confirmado por el mismo Jin Ling cuando pronunció:—Desde que nuestra amistad se rompió, creo. A no ser que haya algo antes de eso.

 

—Mn —asintió, quedándose en silencio por un rato. Comenzando a organizarse mentalmente. 

 

Le ardían las piernas por los cortes ocasionados por los cactus, que parecía ser que Jin Ling no se dió cuenta. Ya que, conociéndolo, habría insistido hasta llegar al fastidio con tal de atender las heridas, usando el mal humor como máscara para su instintiva preocupación. Y era algo que no iba a comentar. 

 

Tampoco iba a comentar su dolor de cabeza o terrible incomodidad de sus brazos. 

 

Hace años que anhelaba este momento. Uno en el que Jin Ling no lo mirara como un extraño o alguien a quién odiar. Sólo lo miraba a él, a Lan Yuan. No al chico perfecto que él mismo había creado para mantenerse firme en este infierno. 

 

—Madam Yu… cuando obtuve mi don, ella me empezó prácticamente a manejar como un muñeco. Aunque eso es con todos —aclaró su garganta, desviando la mirada—. Comenzó con mi habitación, haciendo que la cambiara de blanco a morado. Creo que eso es muy notorio. Sinceramente no uso esta habitación, no es mía. La mía está en mi casa con baba. 

 

»Después de que no obtuviste don... Madam Yu me prohibió acercarme a ti. Diciendo que si estaba contigo, me influenciarías y dejaría de ser perfecto. 

 

Jin Ling quería llorar de enojo. 

 

—A cambio, me ordenó que te tratara mal. Para que aprendas cuál es tu lugar, según ella. Es por eso que cada vez que está Madam Yu cerca, trato de no hablarte. Odio tener que tratarte mal.

 

Sí, eso explica por qué de su trato todos estos años.

 

—¿Por qué la obedeciste? No tenías porqué... —Jin Ling comentó. Aunque al instante se calló pensándolo mejor—. A no ser que hubiera una razón. 

 

—Mn. La hay. Madam Yu es muy poderosa, si hablamos de política. Es la matriarca después de todo… no me puedo dar el lujo de llevarle la contraria. —Jin Ling comprendió—. Y además... no sé. Es muy persuasiva, supongo. Aunque usara amenazas cuando no cedía a la primera. 

 

—¿Qué? ¿Te amenazaba? ¿Con qué? —preguntó con demasiada indignación reflejada en su rostro.

 

—Contigo y mi familia. Los Wen y Lan —guardó silencio por unos segundos, tallandose los brazos con sutileza para que Jin Ling no se lo cuestionara—. Siempre decía lo mismo, pero era muy efectivo para hacerme obedecer aunque no quisiera. "Ellos tendrán las consecuencias".

 

»Y sé que las amenazas son reales. La primera vez me amenazó con mi conejo que tenía de mascota, no lo volví a encontrar. Pocos días después de tu ceremonia, Madam Yu me prohibió hablar de… de él. No sé porqué, la regla de "no hablar de él" todavía no existía… pero aún así, fue directamente conmigo a amenazarme. 

 

Jin Ling ya que estaba uniendo cabos a medida que avanzaba la conversación, notó que esa podría ser la razón por la que no les habló de Wei WuXian. Y no se iba a quedar con la duda, por lo que preguntó:—¿Fue por eso que no hablaste de él? 

 

Lan SiZhui volvió a asentir—. Aunque, tampoco conozco mucho sobre él. No recuerdo mi infancia más allá de momentos contigo, JingYi y (Zi)Zhen, menos recuerdo sobre él... Sólo sé de él por anécdotas que me cuentan mi baba y mis tíos Wen. Pero son muy pocas las veces, casi siempre porque terminan sintiéndose mal. Todavía no lo comprendo. 

 

Jin Ling estuvo satisfecho con la respuesta. Con algo de brusquedad se talló los ojos para disipar el ardor que le provocaba contener las lágrimas de furia. Asintiendo para darle el pase de seguir hablando. 

 

—Después de que sucediera esa... conversación que tuvimos... —Lan SiZhui se refería al día en el que Jin Ling lo echó de su cuarto marcando el comienzo de la ruptura de su amistad. 

 

Jin Ling nuevamente interrumpió:—Lo lamento. 

 

—¿Mn? —El sonido de confusión que lanzó Lan SiZhui fue adorable desde la perspectiva de Jin Ling, pero no le tomó importancia. 

 

—Por haberte tratado mal ese día. No debí hacerlo... —explicó. Manteniéndose en silencio para no soltar un discurso de perdón e interrumpir más al Lan.

 

—No... no deberías disculparte. La estabas pasando mal, mi presencia no era la más favorable en ese momento. No te preocupes. 

 

Jin Ling asintió, mordiéndose la lengua para no soltar más palabras. 

 

—Aún así —retomó su narración—, había tratado de seguir ahí para ti. Sinceramente no sé de qué forma podría funcionar estarte dejando flores, pero lo hacía. Supongo que quise compensar mi ausencia con eso. 

 

—Lo hizo. —Jin Ling suavizó sus cejas, casi que teniendo una expresión neutra de no ser por el brillo de sus ojos—. Todavía tengo algunas en un florero… aunque ya se marchitaron, ahí tengo varias —confesó evitando el contacto visual con Lan SiZhui, que por esas palabras su expresión cambió por completo, dejando de estar oscura y decaída a estar esperanzada.

 

—¿De verdad? 

 

—Mhm. Si me hacían sentir mejor. Era un bonito detalle —comentó. Quedándose en silencio antes de preguntar:—¿Por qué dejaste de hacerlo? 

 

—Madam Yu. 

 

Jin Ling cerró sus ojos, frunciendo más el ceño y apretando sus puños sobre las piernas que aún tenía encima. 

 

Después de un rato de silencio, Lan SiZhui agregó:—Ella... descubrió que te dejaba flores por las noches. Fui descuidado y me atrapó llevándote unas. Me regañó y en esos tres días no salí de mi habitación como castigo. 

 

Jin Ling no supo en qué momento comenzó a rascarse la mano, estresado por las palabras de Lan SiZhui. Abrió los ojos para ver el atractivo rostro para preguntarle a la cara:—¿Y el señor Lan Zhan? ¿No hizo nada? 

 

—No es que pueda hacer mucho... mi baba es mi baba, un maestro del pueblo. Y Madam Yu es la matriarca, una figura llena de poder. Hizo todo lo que pudo.

 

Ambos se quedaron en silencio por unos minutos, hasta que Jin Ling recordó un pequeño detalle que le dió un asqueroso sabor. 

 

—¿Y el compromiso con Ouyang (Zi)Zhen? Dijiste que Madam Yu te... obligó. 

 

—Mn. Tenía catorce años cuando Madam Yu junto con la señora Ouyang empezaron a organizar un matrimonio con (Zi)Zhen.

 

»Fue muy conveniente para Madam Yu. No tuvo que organizar ningún matrimonio para lograr tener alguna "alianza" con las otras cuatro familias más influyentes. Los Nie, Lan, Wen y Jin. Creo yo esa es la razón por el matrimonio con (Zi)Zhen; su familia también es grande e influyente para el pueblo. 

 

»Mi baba impidió que me casara a los catorce. A esa edad originalmente es en la que me iba a casar y... tener hijos.—Lan SiZhui resopló—. Pero el padre de (Zi)Zhen y el mío lograron convencerla de que era demasiado. Lo mejor sería esperar a ser mayores para tener hijos.

 

»En un principio esto fue privado. Por eso nadie de la familia supo hasta este año que... bueno, Madam Yu perdió la paciencia y empezó a hacer amenazas y esas cosas… Por eso aceptamos (Zi)Zhen y yo; ya hartos de eso.

 

¿Era muy grosero de su parte querer pelear con su abuela biológica? 

 

—Entiendo —murmuró. Dejó que el silencio que Lan SiZhui creó se plantara entre ellos, permitiendo pensar un poco más en la situación; entonces, otra inquietud asquerosa surgió y dijo antes de poder racionalizarlo:—Pero... ¿te gusta Ouyang (Zi)Zhen? 

 

—...

 

¿Qué? Era una pregunta válida. No quiere casarse con él, pero ¿quién dice que no le gusta al menos? 

 

Un momento después de que no le quitara la mirada, Lan SiZhui respondió con una voz fría—. No, no estoy interesado en Ouyang Zhen. Por favor, no digas sinsentidos. 

 

—Oh. —Jin Ling asintió muy satisfecho por la respuesta. 

 

Sin razón clara para él. Pero se sintió bien.

 

Jin Ling observó con atención el bello rostro de Lan SiZhui, notando los rastros de lágrimas que dejó en sus mejillas rojizas. Sabía que el joven lloraba mientras hablaba, pero no sabía que le dolería tanto verlo destrozado y roto. Tembló de impotencia, apretando su mandíbula como lo había estado haciendo desde que Lan SiZhui empezó a confesar.

 

—Al final... así permaneció. Siendo el joven perfecto, evitando problemas de esa mujer. —Lan SiZhui declaró para finalizar, sonriendo un poco a la nada.—No te lo voy a negar, estoy preocupado por lo que vaya a pasar después de que te haya contado esto. Pero... —Se giró para estar cara a cara, el Lan a pesar de sus rastros de tristeza y conmoción seguidos de cansancio, sonrió dulcemente—. confío en que sabrás como manejar esta información. Confío en ti, Jin Ling. 

 

Jin Ling se sonrojó y no se molestó en ocultarlo. 

 

—¡J-Jin Ling, no llores por favor! 

 

Jin Ling llevó su mano desocupada a su mejilla. Oh, está mojada. Está llorando.

 

¿Por qué llora? ¿Por haberse aclarado con Lan SiZhui? ¡No seas idiota, todavía no te has quejado tú! ¡Esto fue un arreglo unilateral! 

 

Lan SiZhui estaba apunto de extender sus brazos hacia Jin Ling, pero fue interrumpido por unas palabras de este mismo—. Me duele.

 

—¿Te lastimaste? ¿Con qué? ¿Fue con las plantas...? —Sin pensarla dos veces saltó, preocupándose demasiado al escuchar esas dos palabras. 

 

Jin Ling sujetó ambas manos de Lan SiZhui, impidiendo que hiciera algún movimiento. Resopló mientras aclaraba:—¡No, idiota! ¡Me duele todo lo que has tenido que pasar! —Jin Ling trató de formar una expresión enojada pese a las lágrimas que ya no podía reprimirse—. ¡Estoy muy molesto y adolorido! ¿Por qué tuviste que ser tú el que enfrentara todo esto? No mereces esto, no es justo en absoluto... ¡Me fastidia mucho, mierda! Y yo estaba molesto en un principio por haberte llevado todo el cariño de mi abuela, ¡pero que porquería! ¡No sé cómo sentirme al respecto, lo odio muchísimo!

 

Jin Ling respiró hondo, tratando de relajar su ataque y gritos que dejaron atónitos a Lan SiZhui. 

 

—Joder. Vaya basura. —Jin Ling juntó las manos de Lan SiZhui, sosteniéndolas con fuerza, sus dedos recorriendo inconscientemente las pequeñas cicatrices que las cubrían. La rigidez en su propio cuerpo todavía le incomodaba—.¿Cómo soportas esto? No lo entiendo. Yo no podría...

 

—Jin Ling...

 

Pero él ya no podía detenerse.

 

—¡Carajo, SiZhui! Yo creía que me odiabas, ni siquiera entendía por qué. Estaba tan confundido que acabé odiándote a ti, cuando tú eras el menos culpable. —Su voz era inestable, cada palabra una pelea entre el orgullo y la necesidad de hablar—.Todavía no sé qué pensar. Pero esto... esto es demasiado para que continúe así, no lo permitiré.

 

Jin Ling comenzó a balbucear, intentando encontrar la forma adecuada de expresarse.

 

—Es que... lo siento. Lo siento de verdad, SiZhui. Por todo lo que alguna vez hice y te lastimó.

 

El temblor en su cuerpo era evidente. Agachó la cabeza, hundiéndola tanto que ni su orgullo ni su cuello deberían habérselo permitido. Pero lo hizo. Porque no quería ver la expresión de Lan SiZhui. No quería saber cómo estaba tomando su confesión improvisada.

 

Su voz apenas salió como un susurro cuando dijo:—Nunca te odié, SiZhui. Solo estaba molesto y no sabía cómo decirlo o mostrarlo. Pero a ti jamás te odié.

 

Jin Ling exhaló con fuerza, la sensación de ardor en su mano lo obligó a detenerse. Se había estado rascando sin darse cuenta, el estrés manifestándose en cada pequeño reflejo de su cuerpo.

 

—Siempre que recibía algún ramo tuyo me ponía feliz. Pero cuando dejé de recibirlos, pensé que tú ya no querías nada que ver conmigo.

 

No pudo seguir hablando.

 

Su orgullo, su ego, su máscara de seguridad inquebrantable... todo estaba hecho pedazos frente a Lan SiZhui.

 

Pero él también lo había hecho, estaban a mano.

 

Qué irónico pensar que, hace apenas unas horas, creían odiarse a muerte.

 

No pudo hacer nada más cuando dos fuertes brazos lo jalaron hacia el pecho de Lan SiZhui, formalizando un abrazo que ambos habían necesitado por demasiado tiempo.

 

Jin Ling abrió los ojos, sorprendido por la calidez que lo envolvía, dejándose caer en ella antes de romper en lágrimas sobre el hombro del otro joven. Sus manos temblorosas buscaron la espalda de Lan SiZhui, aferrándose con toda la fuerza que podía reunir, apretando el abrazo más de lo que debería.

 

—Jin Ling... tranquilo, respira profundo. Todo estará bien, no te angusties. —Las palabras suaves de Lan SiZhui, acompañadas por caricias en su cabello, fueron suficiente para calmarlos, para dejar que el peso en su pecho disminuyera aunque fuera un poco—. No importa lo que hagas, yo estaré ahí para apoyarte. Lo lograré de una vez por todas. 

 

Las lágrimas seguían cayendo, pero esta vez no eran solo de dolor.

 

Tanto Lan SiZhui como Jin Ling se habían desmoronado en aquel abrazo, envueltos en nostalgia, en un anhelo que ni siquiera comprendían del todo. Y, sobre todo, en el alivio de finalmente haber roto los malentendidos, de haber encontrado un punto en común después de tanto tiempo separados.

 

Había muchas cosas por reparar, conflictos que no se resolverían con un simple gesto. Como Lan SiZhui había dicho, un abrazo no arreglaría todo.

 

Pero sí podía ser el inicio.

 

Un indicador de que había una nueva oportunidad. De que podían ayudarse mutuamente, sin barreras, sin orgullo mal dirigido, sin miedo a perderse otra vez.

 

No había malentendido lo suficientemente grande como para separarlos de nuevo.

 

Después de diez años, por fin pudieron hablar sin discutir. Por fin pudieron ser ellos mismos y abrirse el uno al otro, buscando la paz que ambos anhelaban.

 

Jin Ling, finalmente, consiguió algo que su niño interno había deseado con ansias.

 

Volver a estar con Lan SiZhui. 

 

 

Notes:

¿Jin Ling se explicó bien? No, y ese era el punto. Creo que sí dejó en claro varias cosas, pero al mismo tiempo otras no y eso es lo que quería conseguir.

 

Jin Ling pasó toda su vida queriendo algo para que abruptamente le salgan que eso que quería y envidiaba tanto no era lo que esperaba. Claro que tendrá sentimientos encontrados.

 

Y sin embargo, Jin Ling tiene muy en claro sus principios. Así que... espero haber reflejado bien su conflicto y determinación.

 

Soooo... mh. Hay muchas cosas por comentar en este capítulo. Pero dejaré que ustedes las digan y respondan.

 

Déjenme decir una cosa eh. Que Lan SiZhui ha sido influenciado por todos los apellidos JAJAJAJAJAJAJ. Lan SiZhui es el Wen-Wei-Lan-Jiang-Jin-Nie, joder.

 

Wen por toda su familia Wen de sangre.

Wei por Wei WuXian, dah.

Lan por su familia Lan adoptiva.

Jiang por Jiang Cheng, JingYi y YanLi.

Jin por Jin ZiXuan.

Nie por Nie HuaiSang.

 

Supongo que esas personas son las que más marcaron a Lan SiZhui; ya sea por ser de la familia principal de él o estar unida a esta. A lo mejor me explico mejor en otro momento.

 

Vaya rollo JAJAJAJAJAJ.

 

¿Teorías? ¿Algo por comentar? ¿Dudas? ¡Los leo!

 

Sin nada más que decir, ¡adeuu! ^^♡

Fecha de publicación: 23-06-25

Chapter 32: 🕯️| Capítulo 21

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Para salvar el milagro, debía abrazar a Lan SiZhui.  

 

Jin Ling se había olvidado de eso por un momento. Solo sentía el calor que irradiaba el cuerpo del otro, el peso reconfortante del abrazo, la firmeza con la que Lan SiZhui se aferraba a él. Su respiración era pausada, tranquila, como si finalmente pudiera dejar de luchar contra algo que llevaba demasiado tiempo dentro de él.  

 

Lan SiZhui también permanecía inmóvil, su cuerpo cediendo en la calidez de Jin Ling, como si el dolor de su don hubiera desaparecido de repente. Su pecho subía y bajaba con lentitud, su cabeza apenas apoyada contra la clavícula del otro, su agarre en la tela de su ropa relajándose poco a poco.  

 

No supieron cuánto tiempo había pasado. Quizás minutos, quizás más. Pero finalmente, Lan SiZhui entrecerró los ojos y desvió la mirada. Algo en los cactus captó su atención, los mismos que habían causado las heridas en sus piernas.  

 

—Nunca había creado un cactus... —murmuró para sí mismo, aunque su voz era lo bastante suave como para que Jin Ling lo escuchara.  

 

El Jin, sintiendo el movimiento en su postura, separó un poco el torso del abrazo sin soltarlo del todo. Sus manos permanecieron en los hombros del otro, pero su cabeza giró en la misma dirección que la mirada de Lan SiZhui.  

 

Sí, era extraño. Las flores siempre habían sido su esencia. La suavidad. La perfección. Pero aquí estaba, frente a una planta dura, con espinas, casi como si su propia mente hubiera creado una defensa inconsciente.  

 

Jin Ling se apartó del abrazo por completo, lo suficiente para permitirle levantarse. Lan SiZhui soltó su cintura lentamente y avanzó hacia los cactus con pasos lentos; Jin Ling lo siguió a pocos metros de distancia, sintiendo el mismo recordatorio incómodo de que esas plantas fueron las que lo lastimaron.  

 

Lan SiZhui se agachó, quedando en cuclillas, sus dedos rozando el cactus más llamativo con delicadeza, con una atención casi hipnótica.  

 

—Te lo dije.  

 

Jin Ling cruzó los brazos y se posicionó a su lado, sus ojos fijos en la vegetación, pero sin mirar directamente a Lan SiZhui.  

 

—¿Mn? —Lan SiZhui inclinó la cabeza ligeramente, tocándose la nariz en un gesto casi distraído antes de preguntar—. ¿Decirme qué?  

 

—Que podías hacer más que flores.  

 

El joven Lan parpadeó, como si nunca hubiera considerado realmente aquella posibilidad. Su mano se extendió hacia el cactus de nuevo, pero tan pronto como lo tocó, su cuerpo se tensó al ver cómo más plantas surgían de la tierra abruptamente.  

 

Ambos se miraron.  

 

Jin Ling inclinó la cabeza apenas, un gesto silencioso de aprobación. Lan SiZhui, comprendiendo la señal, volvió a tocar la planta con más seguridad. Al instante, más vegetación brotó alrededor de ellos, envolviendo la escena con nuevas hojas y ramas.  

 

Lan SiZhui retiró la mano.  

 

Una flor, más grande que las demás, vibró por un momento antes de soltar una ráfaga de pigmento rojo que impactó directamente en su rostro y ropa, aunque ésta ya lo estaba por la sangre seca.

 

Se quedó quieto.  

 

La mancha contrastó con su piel clara, y por un segundo, su mente se quedó en blanco.  

 

Jin Ling frunció el ceño, notando el cambio repentino en su postura.  

 

—¿SiZhui?  

 

La habitación parecía contener la respiración con ellos.  

 

Pero entonces, Lan SiZhui soltó una risa.  

 

Primero baja, luego más sincera, iluminando el ambiente con su sonido limpio y despreocupado.  

 

Jin Ling sintió algo cálido en su pecho. Como si aquella risa hubiera desbloqueado algo dentro de él. Sonrió sin darse cuenta. Estaba a punto de preguntarle por su estado. Le parecía extraño, casi desconcertante, que Lan SiZhui cambiara de actitud tan repentinamente. Pero antes de poder hablar, se dio cuenta de lo que estaba haciendo.  

 

El joven tocaba las plantas con una curiosidad renovada, sin preocuparse por la pintura viva que estallaba a su alrededor y manchaba aún más sus prendas. Con cada movimiento, el aire se llenaba de una niebla colorida que flotaba y giraba en la habitación, transformándola en algo casi irreal.  

 

Lan SiZhui había comprendido.  

 

Sin que Jin Ling lo supiera, lo había ayudado a abrir los ojos, a ver más allá de lo que siempre le habían dicho que debía ser. Había descubierto un nuevo camino dentro de su propia esencia, dentro de su don.  

 

Tal vez no sería libre bajo la guía de Madam Yu. Pero al menos ahora, en este instante, lo disfrutaría tanto como pudiera.  

 

Jin Ling agitó la mano frente a su rostro, tratando de disipar el humo colorido. Tosió un poco al sentir el aroma extraño del pigmento que emanaba de las flores.  

 

Cuando finalmente vio a Lan SiZhui, se quedó sin palabras.  

 

El joven estaba cubierto de manchas irregulares, como si el color hubiera explotado contra su piel y ropa sin control. Su cabello estaba algo despeinado, y el blanco de sus prendas había desaparecido, reemplazado por un azul tan oscuro que casi podía confundirse con negro.  

 

Más colores se sumaban a la escena: tonos vibrantes, pinceladas aleatorias de rojo, verde y amarillo sobre su piel y su cabellera.  

 

Realmente era un desastre.  

 

Un desastre hermoso.  

 

Caótico y perfecto.  

 

Los latidos de su corazón estuvieron de acuerdo con su pensamiento.  

 

—¡Jin Ling! —Lan SiZhui llamó, con una emoción que brillaba en su voz, como si la alegría le desbordara por completo. Quería compartir su descubrimiento, no solo por presumir, sino porque quería que Jin Ling lo viera, quería que se sintiera orgulloso—. ¡Mira! ¡Puedo crear más que solo flores! ¡Puedo hacerlo!  

 

Jin Ling sintió algo cálido brotar dentro de él al verlo. La sorpresa inicial se desvaneció, reemplazada por una ternura inesperada que lo dejó sin palabras por un instante. Observó los pequeños brincos de Lan SiZhui, su risa despreocupada y sincera, el brillo entusiasta en sus ojos.  

 

Y, como había sucedido en toda la conversación, sonrió sin esfuerzo. Sin pensar.  

 

Lan SiZhui seguía expandiendo su creación, su felicidad desbordándose en cada nueva planta que emergía a su alrededor, hasta que la habitación se convirtió en algo completamente diferente. Algo que latía con vida propia, lleno de colores y formas nuevas.  

 

El morado había quedado atrás. Ahora era un santuario vegetal, un jardín caótico y hermoso, una obra de arte sin restricciones.  

 

Jin Ling no dudó en acercarse, rozando las flores con sus dedos. Un pequeño toque, y una nube de polvo colorido se desprendió, tiñendo el aire con destellos vibrantes.  

 

Lan SiZhui lo vio y no tardó en devolverle el gesto, manchándolo con más color, riendo mientras lo hacía.  

 

Jin Ling entrecerró los ojos, fingiendo una expresión de desafío. Si él quería jugar, entonces jugarían.  

 

Así que tomó un puñado de pétalos y los lanzó directamente a Lan SiZhui, cubriéndolo aún más.  

 

El joven Lan soltó una carcajada, esquivando algunos de los pétalos con un movimiento rápido antes de contraatacar. Las manchas en sus prendas, en su piel, en su cabello… todo era un desastre multicolor.  

 

Pero por primera vez en mucho tiempo, ninguno estaba molesto por ello.  

 

Lan SiZhui no pudo contenerse. Su cuerpo reaccionó antes que su mente y sin pensarlo, corrió hacia Jin Ling y lo envolvió en un abrazo fuerte, desesperado, como si el contacto fuera lo único capaz de sostenerlo en ese instante.  

 

Jin Ling lo sostuvo de inmediato, sin dudar. El calor del otro se filtró a través de su ropa, su respiración contra su cuello, el latido acelerado que podía sentir en cada punto donde sus cuerpos se tocaban.  

 

Cerró los ojos por un breve segundo. Solo para absorber el momento. Solo para dejarse llevar.  

 

No importaba que ambos estuvieran manchados de color, no importaba el desastre que los rodeaba. Solo importaba el peso del abrazo, la fuerza con la que Lan SiZhui se aferraba a su cuello, a él; la certeza de que ninguno quería soltar primero.  

 

Lan SiZhui hundió su rostro contra su piel, buscando refugio, su agarre firme en la tela de Jin Ling como si temiera que desapareciera. El mínimo espacio entre ellos dejó de existir.  

 

El mundo afuera podía seguir girando, pero ahí, en ese instante, solo estaban ellos.  

 

Fue entonces cuando la puerta se abrió.  

 

Las plantas escaparon al exterior, expandiéndose más allá de los límites de la habitación. Como si el mundo mismo estuviera dándoles permiso para salir, como si Casita los estuviera invitando a algo más grande.  

 

Ambos intercambiaron una mirada aún sin separarse, sus ojos atrapados en el instante, en la energía contenida de lo que acababa de suceder.  

 

Jin Ling tragó saliva. Lan SiZhui respiró hondo.  

 

Después de unos segundos, simplemente asintieron, sin necesidad de palabras, y cruzaron la puerta juntos.  

 

Casita los había llamado.  

 

 

 

 

 

 

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Lo que encontraron... fue un completo desastre.  

 

La sala principal estaba completamente invadida por plantas. Exuberantes, vibrantes, imposibles de ignorar. Cada una más grande o colorida que la otra, dándole al espacio un aire caótico y desbordante de energía.  

 

Desde el segundo piso, podían ver la extensión de la vegetación con claridad...  

 

Si es que ver las plantas contaba como ver la sala.  

 

Ambos compartieron una mirada fugaz, el mismo brillo travieso reflejado en sus ojos antes de decidir bajar para observar mejor el alboroto que habían provocado. Porque si bien el don era de Lan SiZhui, Jin Ling había colaborado con la locura.  

 

Era el desastre de ambos.  

 

Jin Ling iba a bajar las escaleras como lo hacía siempre, pero Lan SiZhui actuó antes de que pudiera reaccionar.  

 

Lo sujetó de la cintura con firmeza, acercándolo de golpe. La distancia entre ambos desapareció de inmediato, y antes de que Jin Ling pudiera quejarse o preguntar qué estaba haciendo, Lan SiZhui solo sonrió, con una seguridad que no daba lugar a dudas.  

 

Luego, sin previo aviso, creó una liana de plantas y saltó al primer piso, llevándolo con él.  

 

Jin Ling sintió el vacío en su estómago al caer. El miedo instintivo de tocar el suelo sin control hizo que se aferrara a los hombros de Lan SiZhui, cerrando los ojos un instante.  

 

Pero antes de que pudiera procesar lo que acababa de suceder, aterrizaron sobre una alfombra de flores suaves, sanos y salvos.  

 

Jin Ling se incorporó rápidamente, apoyando una mano en el pecho de Lan SiZhui para impulsarse mientras verificaba su estado con el ceño fruncido. Pero el otro no parecía preocupado en absoluto.  

 

Lan SiZhui echó la cabeza hacia atrás y se rió otra vez, envolviendo su cintura con los brazos para que no pudiera alejarse.  

 

Jin Ling sintió cómo su cara ardía. Maldita sea.  

 

Frunció el ceño, tratando de recomponerse, aunque su tono seguía siendo más vacío que real cuando exclamó con irritación:  

 

—¡SiZhui! ¿De qué te ríes, idiota?  

 

Lan SiZhui se rió más fuerte.  

 

Era tan irónico.  

 

¿Cómo pasaron de pelear a estar abrazados en el suelo de la sala principal, rodeados de rosas y otras flores hermosas?  

 

Era gracioso. Ridículamente gracioso.  

 

Sobre todo, lo más chistoso para Lan SiZhui fue pensar en que Jin Ling había sido quien lo motivó a revelarse, quien lo impulsó a sentirse libre aunque fuera por una hora.  

 

Sabía que cuando Madam Yu se enterara del caos que habían provocado, los castigos serían inevitables. Pero en ese momento, no le importaba. Lo único que realmente quería era disfrutar la perfección de ese instante, la felicidad auténtica que estaba viviendo.  

 

Jin Ling se sentó, jalando a Lan SiZhui consigo, asegurándose de que quedaran juntos. No hizo más preguntas, no intentó racionalizar nada. Solo escuchó su risa.  

 

Se permitió deleitar sus oídos con el sonido melodioso del otro joven.  

 

Y entonces recordó.  

 

Oh, cierto.  

 

Tenía que abrazar a Lan SiZhui para que la vela brillara.  

 

Oh.  

 

La vela. ¿Qué hay de la vela!?  

 

Jin Ling giró rápidamente la cabeza, buscando el objeto en su lugar habitual. Lo encontró, pero esta vez brillaba con más intensidad de la que jamás había visto. Y no solo eso. Las grandes grietas que antes marcaban el entorno estaban cerrándose, como si nunca hubieran existido.  

 

¿Significaba eso que el milagro se había salvado?  

 

—Jin Ling. —Lan SiZhui lo llamó con voz relajada, todavía con el eco de su risa en la respiración—.¿Qué le ocurre a la vela?  

 

Jin Ling lo miró, encontrándolo observando el objeto con un brillo curioso en los ojos.  

 

—No lo sé —respondió con sinceridad.  

 

El silencio volvió a instalarse, pero ya no era incómodo. Era contemplativo.  

 

Lan SiZhui recorrió con la mirada el bello desastre floral que habían creado, apreciando cada detalle con una satisfacción tranquila antes de desviar los ojos hacia Jin Ling. Y nuevamente pensó en lo tierno y apapachable que se veía con ese ceño fruncido.

 

—Jin Ling...

 

El sonido brutal de un grito destrozó la calma.

 

—¡¿Qué está pasando aquí?!

 

La voz de Madam Yu golpeó el aire con una fuerza implacable, su tono cortante resonando en cada rincón de la casa. Sus pasos eran rápidos, firmes, resonaban con cada movimiento en el suelo de piedra mientras avanzaba sin ninguna intención de contenerse. Su mirada estaba afilada, furiosa, su presencia llenando la sala como una tormenta a punto de explotar.

 

Lan SiZhui sintió el pánico endurecer sus músculos, paralizándolo por completo. Jin Ling, en cambio, casi se tambaleó por la abrupta transición de tranquilidad a caos. Su respiración se volvió errática, su pecho subía y bajaba con velocidad mientras su mente corría más rápido de lo que podía procesar. 

 

Por fin, después de años de súplicas, este era su momento. Finalmente demostraría que había logrado salvar el milagro, que podía hacer que Madam Yu se sintiera orgullosa de él.

 

—Madam Yu, descuide, todo estará bien. El milagro está a salvo, la magia...

 

—¡Jin RuLan! ¿De qué mierda estás hablando?!

 

El rugido de Madam Yu lo atravesó como un cuchillo. La expresión de Jin Ling se tensó en respuesta, pero no se movió. Su cuerpo permaneció firme, aún sosteniéndose en la esperanza de que sus palabras fueran suficientes.

 

—¡Mira la casa, está hecha un desastre!

 

Su mirada se movió bruscamente hasta Lan SiZhui, y algo cambió en la intensidad de su enojo. Sus ojos se oscurecieron con un aire de mayor furia, su ceño más fruncido que antes, su respiración pesada.

 

—¡Mira lo que le hiciste a Lan SiZhui!

 

Lan SiZhui, temblando, bajó la vista a sus propias prendas, manchadas de pintura y pigmentos coloridos. Sus dedos se apresuraron a intentar limpiar la tela, su movimiento desesperado, torpe, sin control. Pero nada desaparecía. Las marcas seguían ahí, su caos impreso en él.

 

—¡Está bien, SiZhui no se sentía feliz! —exclamó Jin Ling, su voz temblando entre la ansiedad y el esfuerzo por mantenerse firme.

 

—¡Por supuesto que no lo está! ¡Arruinaste su propuesta!

 

Las plantas comenzaron a encogerse, desapareciendo lentamente en el suelo, en las paredes, en el aire. Afuera, la misma reacción. Los colores comenzaron a perder su brillo, las manchas en la piel de Lan SiZhui se volvieron más opacas. 

 

Pero él no reaccionaba.

 

No podía moverse. 

 

El pánico había tomado control de su cuerpo, había congelado cada músculo. En su cabeza, su propio enojo se manifestaba en forma de un torbellino de pensamientos crueles, reprendiéndose, insultándose por haber permitido que esto sucediera. Sabía que Madam Yu reaccionaría así. Lo sabía. 

 

Se lamentó por haber metido a Jin Ling en esto. 

 

Él podía soportar las palabras de Madam Yu, ya había aprendido a soportarlas. Pero Jin Ling… no estaba seguro. Y la idea lo hizo apretar los labios con fuerza, conteniendo el temblor en su mandíbula.

 

Esperaba, con todo su corazón, que pudiera soportarlo.

 

—¡Debía arruinarla! —gritó Jin Ling, su voz estallando con una intensidad inesperada.

 

El ambiente quedó suspendido en el aire cuando llegaron más personas. Jiang JingYi, Nie MingJue y Meng GuangYao, quien aún apoyaba al hombre para mantenerlo en pie. 

 

Nie HuaiSang bajó de su habitación sin dudar, sus pasos rápidos pero discretos mientras se acercaba a Lan SiZhui. Lo tomó por el brazo con suavidad, lo jaló con firmeza pero sin violencia, alejándolo de los gritos que llenaban la habitación. No dijo nada, solo lo llevó consigo en silencio, guiándolo hasta donde estaban aquellos en quienes confiaba.

 

—¡Ya cállate! —rugió Madam Yu.

 

El impacto de sus palabras hizo que todos se quedaran inmóviles.

 

Nadie hablaba.

 

Nadie intervenía.

 

No porque no quisieran, sino porque no podían. 

 

Porque la tensión en el aire era sofocante, pesada, demasiado presente. 

 

Querían detener la discusión. Pero la sensación de peligro era más fuerte que su deseo de actuar.

 

Meng GuangYao pensó, por un instante, que podía desobedecer la orden. No había sido dirigida a él ni a los demás, no los involucraba directamente. Pero entonces lo sintió. El aire dentro de la casa se hizo pesado, opresivo, cargado con una energía que parecía envolverlos como una red invisible.

 

No pudo sacar ninguna palabra.

 

Otra razón por la que odiaba estar en esa casa: Casita no dejaba que las cosas se salieran de control de un modo que Madam Yu no aceptara.

 

—¡Debía arruinar su propuesta y luego hicimos todo eso! ¡La vela brilló y las grietas...! ¡Debo salvar el milagro! —Las palabras de Jin Ling salieron atropelladas, cada una empujando a la siguiente, como si el miedo de que Madam Yu lo interrumpiera lo obligara a hablar más rápido, sin respirar, sin pensar.

 

—¡¡YA CÁLLATE, JIN RULAN!! 

 

El grito partió el aire como una explosión, cayendo sobre todos con el peso de algo incontestable. Si alguien había estado a punto de decir algo, ya no podía hacerlo. Las palabras murieron en sus bocas antes de existir.

 

Madam Yu avanzó un paso, su mirada encendida de rabia.

 

—¡Todo esto es tu culpa! ¡¿Acaso no lo ves?! Las grietas iniciaron por contigo, Wei WuXian se fue gracias a ti, Nie MingJue se está quedando sin poderes, Jiang JingYi no controla sus poderes y Lan SiZhui está fuera de control por culpa tuya! 

 

Su voz se volvió más cruel con cada palabra, su tono más filoso, más implacable.

 

—¡No sé porqué no obtuviste un puto don, pero no es nuestro problema! ¡No es mi problema que tú hayas sido el único idiota que no pudo tener una puerta o un poder! 

 

Jin Ling sintió su pulso retumbar en sus oídos. El calor en su cuerpo cambió. No era vergüenza, ni era miedo. Era algo que ardía. Sus dedos se cerraron en puños, sus uñas clavándose en la piel.

 

—¿¡Te crees tan capaz de venir a hacer un berrinche por tu incompetencia!? ¡¡Que seas un inútil no es excusa para seguir arruinando todo!! 

 

El silencio no fue inmediato.

 

Fue lento.

 

Como si el eco de sus palabras aún resonara en las paredes, en el aire, en los cuerpos de cada persona que había estado presente.

 

Nadie habló.

 

Y nadie se movió.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Madam Yu estaba sumamente estresada.  

 

Había ido directamente a la casa de los Ouyang con un solo propósito: convencerlos de continuar con el matrimonio. La cena había sido solo un percance menor, algo que podían dejar atrás, algo que no debía convertirse en un obstáculo.  

 

Ahora se encontraba afuera de la casa, negociando con la señora Ouyang, aunque el padre de Ouyang (Zi)Zhen y el propio joven estaban allí, observando en silencio.  

 

De reojo, Madam Yu podía ver cómo algún miembro de la familia Jiang rondaba por las calles, llamando a Jin RuLan, buscándolo sin éxito.  

 

Cuando Jiang WanYin pasó cerca, también en busca del niño, Madam Yu aprovechó la oportunidad.  

 

—Diles a todos que vayan a la casa mágica —ordenó con firmeza—. Que me esperen ahí. Cuando regrese, decidiremos qué hacer.  

 

No soportaba verlos dando vueltas en círculos sin propósito alguno.  

 

Por un instante, la idea de que el niño se hubiera ido, al igual que el bastardo de aquel hombre innombrable, cruzó por su mente. Pero la descartó de inmediato. Jin RuLan no sería capaz de separarse de su familia, por mucho que quisieran. Así era la vida.  

 

Regresó su atención a la conversación con la señora Ouyang. Negociaciones tensas, palabras afiladas, resistencia por parte de la otra mujer.  

 

Mientras tanto, Ouyang (Zi)Zhen se movía incómodo, su postura revelando el creciente malestar que le causaba el intercambio. Su padre le acariciaba la espalda en un intento por tranquilizarlo.  

 

—Señora, comprenda que esto es lo mejor para ambas familias —insistió Madam Yu—. ¡Piense en la fortaleza que ganaríamos!  

 

—Madam Yu, con todo el respeto que se merece… no creo que sea conveniente rodearnos de peligro. ¡Mi niño todavía tiene la nariz lastimada!  

 

—¡YanLi puede darle algo de comer!  

 

—Hasta que no vea que la magia vuelva a funcionar correctamente, mi respuesta es negativa.  

 

Claro, todo el pueblo estaba al tanto del escándalo. La falla del milagro había sido demasiado ruidosa. Algo que Madam Yu no podía permitir bajo ningún motivo.  

 

—¡La magia está fuerte! ¡No puede rechazar mis servicios de esta manera! ¿¡Cómo cree que les vaya a afectar!? ¡Piensa en tu nieto, mujer!  

 

Ese último argumento hizo callar a la mayor.  

 

Madam Yu sonrió con satisfacción. Sabía que había ganado.  

 

La familia Ouyang se intercambió miradas, buscando una solución silenciosa. Bueno, todos excepto Ouyang (Zi)Zhen, que seguía mirando sus pies, distraído, moviendo la tierra con ellos.  

 

La señora Ouyang suspiró. Derrotada.  

 

Madam Yu saboreó la victoria.  

 

Pero entonces, todo cambió.  

 

Una explosión de vegetación irrumpió en el pueblo, una invasión extravagante de plantas que crecían de macetas, del suelo, de cada rincón imaginable. La gente comenzó a quejarse, apartando las hojas que obstruían su camino.  

 

Ouyang (Zi)Zhen no tuvo tanta suerte. Una flor lo golpeó directamente en la nariz, haciendo que volviera a sangrar. Soltó un quejido mientras su padre y su abuela se apresuraban a atenderlo.  

 

En cambio, Madam Yu no se preocupó por el joven.  

 

Estaba furiosa.  

 

Su mirada se posó en la casa mágica. Todo el desorden provenía de ahí.  

 

Lo supo al instante. Jin RuLan tenía que ser el culpable.  

 

Ese niño estaba en la visión.  

 

Ese niño solo traía problemas.  

 

Ese niño había provocado las grietas.  

 

¿Cómo no lo iba a culpar?  

 

Sin tomarse la molestia de despedirse, Madam Yu salió prácticamente corriendo hacia la casa mágica. Su paso furioso retumbaba contra las calles, asustando a los pueblerinos que la veían pasar.  

 

Más le valía a Jiang WanYin, YanLi y al resto estar ya en la casa.  

 

 

 

 

Notes:

Lan SiZhui al inicio: 🤪🤣🥀🌴🌺🌱🌿🥹😊

Lan SiZhui al final: 🙁😔😟😨😶😭😢🕴💦

¿Qué tal? ¿Cómo están? (⁠≧⁠▽⁠≦⁠)

No les voy a mentir, es muy satisfactorio para mí ser escribir un Zhuiling sin problemas ni conflictos JADJAHSJJAJS

Así que bueno, qué les pareció?

¿Teorías? ¿Algo que comentar? ¡Los leo!

Sin nada más que decir, ¡adeuu!

Fecha de publicación:  25-06-25

Chapter 33: ☁️| Extra 11

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Jiang WanYin no tuvo que esforzarse demasiado en buscar a los demás miembros de la familia Jiang. En cuanto las plantas exóticas comenzaron a aparecer de forma inesperada, todos, sin necesidad de instrucciones, decidieron dirigirse a la casa mágica.

 

Caminaba junto a Jiang YanLi y Jin ZiXuan, Wen QiongLin y Lan XiChen, además de Jiang GuXiang, a quien se negaba a separarse. En su cabeza, la cantidad de gente parecía mayor de lo que realmente era, pero la tensión del momento hacía que todo se sintiera más grande, más abrumador.

 

Su esposo había querido pedir ayuda a su hermano, Lan Zhan, pero cuando fueron a su casa en medio de la búsqueda, no estaba.

 

Wen QiongLin había informado que la pareja Nie-Meng y su hijo mayor, Jiang JingYi, ya estaban de camino, así que lo más probable era que ya estuvieran en la casa mágica.

 

Con la incertidumbre aún en el aire, caminaron con prisa.

 

Jiang WanYin, sin poder evitarlo, era seguido por una nube pesada, reflejo de su estado mental. El estrés se manifestaba en el clima, inestable, cambiante. Su intento de relajarse consistía en acariciarse la cabellera suelta de su coleta con un movimiento repetitivo, su lengua atrapada entre los dientes para evitar murmurar "soleado" una y otra vez.

 

A su lado, Lan XiChen rodeaba su cintura con un brazo, un gesto silencioso de apoyo. No sabía cómo tranquilizarlo, pero al menos podía estar ahí, sosteniéndolo. En su otro brazo, cargaba con cuidado a su hija dormida.

 

Más adelante, Wen QiongLin mantenía los brazos cruzados, su expresión neutral, pero su postura rígida. No prestaba atención a nadie, solo quería llegar. Solo quería que esto acabara.

 

Jin ZiXuan estaba perdido. Confundido, preocupado, aterrorizado. No entendía qué estaba ocurriendo, solo sabía que su hijo no estaba con él, y el miedo de que estuviera en la casa mágica, donde Madam Yu seguramente estaría de muy mal humor, lo paralizaba. Preferiría incluso que estuviera con alguno de sus padres.

 

Y aún no lograba recuperarse del impacto de la noche anterior.

 

La visión de Wei WuXian.

 

Jin Ling dentro de ella.

 

No tenía nada en contra de las premoniciones ni del hombre. Tuvo suficientes problemas con él en el pasado como para siquiera considerar la idea de odiarlo.

 

Pero no podía negar un hecho: sus predicciones siempre terminaban mal.

 

Y no quería saber si era culpa de Wei WuXian o simplemente mala suerte.

 

Porque, después de todo, la visión que tuvo en el pasado terminó cumpliéndose: "Tu familia tarde o temprano se destruirá, y serás incapaz de unirla de nuevo."

 

Y sucedió. Sus padres se separaron cuando él tenía quince años. Ahora tenía que visitarlos por separado, porque ni siquiera terminaron en buenos términos.

 

En su juventud, sí había culpado a Wei WuXian. Lo odió. Y no ayudaba que de niños nunca tuvieran una buena relación. Pero con el tiempo, comprendió que fue el mejor final para su anterior familia nuclear.

 

Y ahora, irónicamente, no le guardaba rencor. No como los demás.

 

Pero... ¿importaba todo eso ahora?

 

Lo único que quería era encontrar a Jin Ling e irse a dormir con su esposa.

 

Que hablando de ella...

 

Jiang YanLi caminaba con dificultad. Su cuerpo aún dolía, aún estaba agotada por lo ocurrido en la cocina. Solo quería ver a Jin Ling y dormir.

 

No sabía qué sentir.

 

—A-Li... —Jin ZiXuan la llamó en voz baja. *La abrazó de lado, su mano acariciando su brazo como una manera sutil de tranquilizarla—. ¿Cómo estás?

 

Ella no le había contado lo ocurrido la noche anterior. Jin ZiXuan ya tenía suficiente con su propia preocupación como para sumarle otra carga.

 

Después de todo, ella curaba, no era curada.

 

—Descuida, A-Xuan —dijo con una sonrisa suave, típica de ella; mientras agarraba la cintura de su esposo y acariciaba la mano que estaba en su hombro—. Solo estoy preocupada por A-Ling. Estos días han sido muy duros para él.

 

A pesar de caminar juntos hacia la casa, cada uno parecía atrapado en su propia nube de pensamientos, distanciados, aislados en sus preocupaciones.

 

—Mhm. Realmente Madam Yu ha jodido mucho. —Jin ZiXuan se detuvo. Su mente tardó un segundo en procesar a quién le estaba diciendo eso. Su esposa. La hija de Madam Yu. Sus ojos se abrieron con alarma—. ¡Sin ofender!

 

Jiang YanLi soltó una risita tranquila.

 

—Tienes razón —concordó con facilidad, aliviándolo—. Ella es estricta con todos, es parte de su esencia ser tan expresiva y clara. No puedo culparla por eso. Pero últimamente ha estado más explosiva

de lo habitual. Sobre todo con A-Ling. Y eso es algo que no puedo tolerar —admitió, su tono perdiendo parte de su suavidad—. Ya le advertí que me iría si no lo respetaba. Y definitivamente no lo está haciendo.

 

Jin ZiXuan tragó saliva.

 

—¿Eso significa que...?

 

Jiang YanLi lo miró con una seriedad que no le daba lugar a dudas.

 

—Si una amenaza no es capaz de remover el corazón de mi madre, me veré en la obligación de cumplir la advertencia —miró a Jin ZiXuan con tanta seriedad que el hombre agradecía que la conversación no se tratara de él—. Es mi madre y la quiero pese a su actitud y errores. Pero yo también soy una madre. Tal vez no pueda hacer mucho más aparte de la comida, pero haré lo posible para que mi hijo esté seguro.

 

Jin ZiXuan dejó escapar un suspiro.

 

—A-Li, eres capaz de hacer mucho más que platillos. Solo es tu mayor talento, pero no el único ni el más importante —corrigió su comentario antes de mirarla con determinación—. Encontraremos una forma de salir de este problema juntos. Lo prometo.

 

Selló la promesa con un beso en su frente.

 

Esperaba que hubiera una solución.

 

Pero el aire pareció cambiar de golpe.

 

—¡¡Que seas un inútil no es excusa para seguir arruinándolo todo!!

 

El grito de Madam Yu los atravesó con fuerza inesperada.

 

Ninguno de los adultos había notado cuán cerca estaban de la entrada de Casita.

 

Tan solo unos metros de la puerta principal.

 

Jin ZiXuan sintió un escalofrío subir por su espalda.

 

Y entonces el miedo se instaló en su pecho.

 

Él no era creyente, pero de todo corazón esperaba que, si algún Dios existía, que su hijo no estuviera en casa.

 

Notes:

Osea, yo sé que no es la gran cosa de cap, pero realmente quería mostrarles esto jeje, juro que el sig capítulo es el verdadero desmadre
Sin nada más que decir, ¡adeuu!

Fecha de publicación: 26-02-25

Chapter 34: 🕯| Capítulo 22

Notes:

Comenten un chingo, por favor wey. AQ AJJAJAJAJAJA. Broma.

 

Sólo aviso de que este va a ser un capítulo largo, el más largo que he escrito y me he esforzado so...

 

¡Disfruten!

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

 

 

La escena no admitía dudas. Jin Ling permanecía de pie, inmóvil, frente a Madam Yu, atrapado en un instante que se estiraba interminablemente. Su mirada, fija en la mujer, no reflejaba miedo ni enojo, solo el peso de la realidad cayendo sobre él con una fuerza imposible de ignorar.

 

A unos pasos de distancia, Nie HuaiSang permanecía junto a Nie MingJue y Meng Yao, su cuerpo rígido, conteniendo cada pequeño impulso de moverse. Sus brazos rodeaban a Lan SiZhui en un abrazo ladeado, tratando de otorgarle algún tipo de protección, pero el niño no dejaba de temblar. Su respiración era errática, y aunque cubría su boca con la mano para ocultar su expresión, era evidente que no lograba contenerse del todo. A su lado, Jiang JingYi le apretaba el hombro con fuerza, un gesto de apoyo que transmitía su propia desesperación por la escena que se desarrollaba ante ellos.

 

No era fácil reconocer a Jiang JingYi al primer vistazo. Sus rasgos habían cambiado lo suficiente como para que, por un momento, pareciera alguien completamente distinto. Pero la manera en la que su presencia se mantenía firme, como una sombra protectora para SiZhui, seguía siendo inconfundible.

 

—¡Ni se les ocurra meterse en esto!

 

Madam Yu no tuvo que elevar la voz demasiado para que su orden se sintiera como una sentencia. No miró directamente a su familia, solo giró ligeramente el rostro sobre su hombro, pero el efecto fue inmediato. Todos, incluso aquellos que ya habían comenzado a moverse, se detuvieron al instante.

 

Jiang YanLi y Jin ZiXuan fueron los únicos que intentaron desafiar la barrera invisible que Madam Yu había impuesto con su mera presencia. Dieron un paso adelante, con intención firme, con el deseo de intervenir antes de que fuera demasiado tarde. Pero apenas avanzaron unos centímetros, algo los detuvo.

 

No podían explicarlo.

 

Solo lo sintieron.

 

Una opresión en el aire.

 

Una barrera de energía imponente.

 

Un muro invisible que bloqueó su avance, que les cerró la garganta antes de que pudieran pronunciar palabra.

No era solo autoridad lo que emanaba de Madam Yu. Era control.

 

Era poder absoluto sobre el espacio.

 

Lan SiZhui, con pasos vacilantes, se apartó de Nie HuaiSang y cedió su lugar para que su tío Wen Ning pudiera estar cerca. Se movió en automático, sin mirar a nadie, sin procesar realmente lo que estaba haciendo. Jiang YanLi lo vio entonces, y por primera vez prestó atención a lo desastrosa que era su apariencia.

 

Pero no fueron sus ropas arruinadas ni su cabello enmarañado lo que la sobresaltó.

 

Fueron sus ojos.

 

Rojos. Brillantes. Humedecidos.

 

El rastro de lágrimas secas sobre sus mejillas, que ni siquiera se había molestado en limpiar.

 

Instintivamente, lo jaló hacia ella, asegurándose de que estuviera entre ella y su esposo. Jin ZiXuan también reaccionó, apoyando una mano en el hombro de Lan SiZhui con suavidad, como si pudiera transmitirle algo de estabilidad.

 

Pero nada podía cambiar el peso del momento.

 

La presencia de Madam Yu dominaba la sala, su orden de silencio era un mandato que se infiltraba en el aire mismo.

 

Todos lo sintieron.

 

Incluso aquellos sin don, incluso los que no entendían cómo funcionaban las energías dentro de Casita. Sus gargantas se cerraron involuntariamente, sus labios se sellaron sin necesidad de una palabra.

 

Madam Yu había ordenado silencio.

 

Y todos obedecieron.

 

Todos, excepto Jin Ling.

 

No porque fuera inmune al poder de Madam Yu, sino porque lo que lo paralizaba era otra cosa. Porque lo que lo había congelado en su lugar no era la barrera invisible que mantenía a los demás inmóviles, era algo más profundo.

 

Las palabras de su abuela.

 

Crueles. Directas. Implacables. Reales.

 

Tan precisas que no había forma de esquivarlas, tan afiladas que se clavaron sin piedad.

 

No lo habían herido. Lo habían destrozado.

 

Su pecho subía y bajaba con una respiración irregular, su cuerpo permanecía rígido, sus manos permanecían inmóviles a los lados. No podía reaccionar.

 

No podía responder.

 

Solo podía escuchar el eco de sus propias dudas, repitiéndose dentro de su cabeza con una insistencia insoportable.

 

¿Era realmente tan malo como para ser considerado un imán de problemas para la familia?

 

Sí. Sí lo era. Lo es.

 

Jin Ling no se permitió llorar frente a Madam Yu.

 

Pero las ganas de hacerlo eran una presencia sofocante dentro de él.

 

El esfuerzo por contenerlas hacía que le doliera la garganta, que le ardiera el pecho, que su cuerpo se sintiera más pesado de lo que realmente era.

 

No podía ser tan patético como para permitir derrumbarse por segunda vez en el día. Y mucho menos frente a todos.

 

En cambio, fruncía tanto el ceño que le dolía. La tensión en el aire se volvió insoportable. Jin Ling respiraba pesadamente, sus exhalaciones profundas y descontroladas, audibles incluso sin necesidad de un don auditivo. Sus hombros temblaban por lo rígido que estaba, cada músculo de su cuerpo tenso con la rabia contenida, con el dolor que no sabía cómo liberar sin que se convirtiera en un ataque.

 

Pero claro, es Jin Ling. El único raro sin don.

 

¿Es acaso posible ser alguien digno de orgullo y respeto cuando nació incompleto? Porque así lo sentía. Como si le faltara una extremidad.

 

Nunca creyó que llegaría a este nivel de mediocridad.

 

Nunca creyó que, en algún punto, realmente se despreciaría a sí mismo.

 

Pero ahí estaba.

 

Madam Yu lo había dicho.

 

Es un inútil. Un inútil que trata de ser alguien que simplemente no puede ser.

 

Trataba de ser alguien importante.

 

Que patético. Que patético. Que patético. Lo repitió en su cabeza como un mantra, como si esas palabras pudieran moldearse en una verdad absoluta, como si mereciera hundirse en ellas.

 

Trata de ser alguien importante. Pero no es más que basura en medio de la riqueza.

 

Nunca será suficiente para su gente, nunca será suficiente para sí mismo. 

 

Y la idea lo ahogaba, pero no le quedaba otra opción más que soportarlo.

 

Jin Ling no sabía cómo expresar su tristeza. No tenía el hábito de verbalizar lo que sentía.

 

Sólo sabía cómo explotar.

 

—¿Acaso… —su voz salió más baja de lo esperado, apagada, rota— nunca voy a ser lo suficiente para satisfacerla?

 

Sus palabras lograron lo que ninguno de sus gritos había conseguido.

 

El impacto fue silencioso, pero destructivo.

 

Los corazones de los demás se rompieron al escucharlo.

 

Era un pensamiento demasiado cruel, demasiado autodestructivo para dejarlo pasar como si solo fuera una rabieta de un adolescente desesperado.

 

Pero Jin Ling no lo veía así.

 

Él solo veía la realidad.

 

—¡¿O cuál es su razón para tenerme tanto odio?! ¡¡Ya sé lo inútil que soy, no hay necesidad del recordatorio!!

 

No quería gritar pero no sabía otra forma de desquitarse.

 

Crecer rodeado de voces fuertes, de discusiones ásperas, de estallidos de furia hizo que el único lenguaje que aprendiera fuera el de la confrontación.

 

Y ahora estaba pareciéndose a ella.

 

El pensamiento le causó un escalofrío.

 

Madam Yu no dudó en alzar la voz de nuevo, implacable, convencida de que podría acallarlo como había hecho tantas veces antes:—¡¡Cállate, Jin RuLan!!

 

Siempre había funcionado.

 

Siempre todos obedecían.

 

Pero Jin Ling no se calló.

 

—¿¡O qué!? ¿Qué me va a hacer? ¿Echarme de la casa? ¿Insultarme? ¿¡Amenazarme!?

 

Madam Yu se tensó. Por primera vez, no hubo control en sus palabras.

 

No hubo control en su mirada.

 

Jin Ling avanzó un paso, manteniendo el contacto visual con ella, sintiendo por primera vez que no le tenía miedo.

 

—¡¡No tiene nada nuevo que decir!! ¡¡Ya me ha dicho de todo, no tiene nada para sorprenderme a este punto!!

 

Las paredes parecieron encogerse. La casa los escuchaba, y el eco de la discusión se sentía más fuerte de lo habitual, como si Casita quisiera retener cada palabra.

 

Jin Ling no bajó la voz.

 

Ni siquiera bajó el tono de furia en sus palabras cuando se atrevió a señalarla directamente, con todo el dolor que llevaba acumulado en el pecho desde hacía años.

 

—¡No entiendo cuál es el afán conmigo! ¡O con la magia en sí!

 

Silencio.

 

Los ojos de Madam Yu brillaron con un aire peligroso. Pero Jin Ling no retrocedió:—¡¡Se obsesionó tanto que acabó lastimando a todos!! ¿¡No lo ve!? ¡¡Para usted nadie será suficiente!!

 

El impacto no solo llegó a ella.

 

Lo sintieron todos.

 

Porque, por primera vez, Jin Ling había hablado con absoluta claridad.

 

Y ahora no podían ignorarlo.

 

—Nie MingJue nunca será tan fuerte como desea. Jiang WanYin nunca podrá mantener el clima como le plazca a usted. Mi madre jamás cocinará tanto como desea. Nie HuaiSang nunca escuchará todo como quisiera. Jiang JingYi jamás podrá cambiar tan bien como usted quiere. ¿¡No es así!? 

 

El aire en la casa mágica parecía haberse vuelto más pesado, más denso, como si la propia estructura del lugar contuviera la respiración ante la furia de Jin Ling. Sus palabras caían con una precisión cruel, como golpes secos que nadie estaba preparado para recibir.

 

Cada uno de los mencionados se removió en su sitio. Nie MingJue apretó los puños, Jiang WanYin evitó mirar a nadie, Nie HuaiSang frunció el ceño con un gesto poco común en él, y Jiang JingYi bajó la cabeza, exhalando con pesadez. Ninguno lo contradecía. Porque, en el fondo, sabían que Jin Ling no estaba exagerando. No era un arrebato impulsivo. Era la verdad.

 

Sus padres lo miraban con tristeza, deseando de corazón que fueran ellos quienes pudieran defenderlo, que Jin Ling no tuviera que sostener solo el peso de enfrentarse a Madam Yu. Pero no podían.

 

Madam Yu los mantenía silenciados. No por palabras. Por presencia.

 

Y, sin embargo, ella ya no tenía el control absoluto.

 

Jin Ling la había callado.

 

Por primera vez en años, su abuela no tenía una respuesta inmediata. No desvió el tema, ni siquiera había forma de desviar su propia atención porque Jin Ling se la estaba llevando toda.

 

Madam Yu iba a gritar de nuevo, a lanzar una nueva orden, a imponerse como siempre. Pero Jin Ling no lo permitió.

 

—¡Y cómo no! ¡Tu “nieto” favorito! ¡Que ni siquiera lo tratas como uno! —Lan SiZhui lo miró, aterrado. El tono de Jin Ling, la forma en la que su voz temblaba con rabia, con algo más profundo que el enojo, con una herida abierta, lo dejó sin palabras. Pero Jin Ling no se detuvo—. Lan SiZhui no será tan perfecto como le gustaría. ¡No va a ser tan obediente y sumiso para seguir obedeciendo! ¡Usted sólo vive en su mundo de fantasía, tan perfecto y a su gusto que ignora por completo su realidad!

 

La sala se sintió demasiado pequeña.

 

El silencio de Madam Yu fue la única confirmación que Jin Ling necesitaba.

 

Respiró hondo, su pecho subía y bajaba descontrolado. Paró solo unos segundos, tratando de regular su respiración, tratando de volver a sentir el suelo bajo sus pies.

 

Y entonces lo recordó.

 

Wei WuXian.

 

La prueba definitiva de que todo lo que decía era cierto.

 

La mirada de Jin Ling se encendió.

 

—¡¡Wei WuXian se fue de esta familia porque usted vio lo peor en él!!

 

El impacto fue inmediato.

 

Los jadeos de quienes lo rodeaban llenaron el aire, intentando ser disimulados, intentando no revelar la magnitud del golpe que acababan de recibir.

 

Jin Ling se enfureció más. ¿¡Por qué no se defienden ellos mismos!?

 

—¡Por eso todos lo odian! ¡Por usted y su estúpida regla de no hablar de él!

 

Madam Yu se tensó.

 

Pero Jin Ling no se detuvo.

 

Porque la verdad ya estaba dicha.

 

Porque, en ese momento, Casita misma parecía estar escuchando.

 

Y esta vez, Madam Yu no tenía el poder de hacer que el tema desapareciera.

 

Madam Yu no se contuvo más. Ignorando toda la reprimenda para sólo contestar a lo que verdaderamente la sacó de las casillas:—¡¡A ESE BASTARDO NUNCA DE IMPORTÓ ESTA FAMILIA!! 

 

La lluvia empezó a formarse. Al no tener techo en esta zona de la Casita, todos se mojaron por las gotas de agua intensas y dolorosas que salieron de las nubes grises.

 

A nadie le importó más que a Jiang WanYin que se mordisqueaba sus dedos en un intento por apaciguar la ansiedad. Lan XiChen trataba de evitarlo al mismo tiempo que intentaba tapar a su hija dormida. 

 

Jin Ling no se la pensó dos veces antes de encarar.

 

Jin Ling no dudó. No había espacio para pensar, para medir sus palabras, para contener la furia que le quemaba desde dentro.

 

—¿¡ACASO ESTO DE VERDAD ES UNA FAMILIA O ES SÓLO UN GRUPO DE GENTE CON MAGIA!? ¡¡A USTED NUNCA LE HA IMPORTADO NADA MÁS QUE EL ENCANTO!!

 

Las palabras se estrellaron contra la sala, afiladas, irrefutables, imposibles de ignorar. Todo se congeló. El aire perdió su calidez, las paredes se volvieron más pesadas, el suelo tembló bajo sus pies. Grietas comenzaron a extenderse desde los cimientos de Casita, recorriendo techos y esquinas, como si el mismo lugar estuviera respondiendo a la verdad que acababa de ser pronunciada.

 

Las puertas parpadearon. Un destello intermitente, un aviso silencioso.

 

Madam Yu no lo permitió. No dejó que sus palabras resonaran más tiempo del necesario.

 

—¡CÓMO TE ATREVES, MOCOSO INSOLENTE!

 

La mano se alzó con fuerza, con la intención de marcar su autoridad, con la rabia estampada en su rostro. Jin Ling no retrocedió. Pero los demás sí.

 

—¡¡A-Niang, no!!

 

El grito de Jiang YanLi cortó el aire como un cuchillo, desesperado, ahogado en llanto. Desde que había comenzado esta conversación, no había dejado de llorar, no había dejado de sentir el peso del momento destrozándola lentamente. No podía moverse. No era la influencia de Madam Yu, era algo más, algo que la mantenía atrapada en los brazos de Jin ZiXuan, incapaz de reaccionar.

 

Jin ZiXuan también gritó. Quiso moverse. Quiso hacer algo. Pero su cuerpo no respondía. El instinto de proteger a su hijo estaba ahí, pero la impotencia lo consumía, lo paralizaba con una brutalidad que no podía controlar.

 

El resto de la familia también alzó la voz, una tormenta de llamados, súplicas, exclamaciones que no lograban alcanzar a Madam Yu antes de que fuera demasiado tarde. Incluso Nie HuaiSang, quien sufría el tormento auditivo de tanto escándalo, dejó de lado su dolor y alzó la voz con desesperación.

 

Pero nada detuvo el avance de Madam Yu.

 

Nada detuvo el momento.

 

Excepto Lan SiZhui.

 

Él no gritó.

 

Él corrió.

 

Corrió con cada fibra de su cuerpo temblando, con el sabor metálico de la sangre en su lengua, con el dolor latiendo en su cabeza como un golpe sordo. Su mente ya no procesaba, ya no pensaba, ya no dudaba.

 

Solo corrió.

 

A pesar del miedo.

 

A pesar de que sabía que había desobedecido.

 

A pesar de que cada paso le dolía más que el anterior.

 

Pero no importaba.

 

Porque, por primera vez en mucho tiempo, no estaba obedeciendo a Madam Yu.

 

Lan SiZhui solo corrió. No lo pensó, no midió las consecuencias, no intentó detenerse. Su cuerpo reaccionó antes que su mente, antes que la lógica, antes que el miedo. Un impulso crudo, un instinto imposible de contener.

 

Corrió en dirección a Jin Ling, interponiéndose entre él y la matriarca sin dudarlo, sin vacilar. Sus brazos se extendieron con fuerza, bloqueando cualquier posibilidad de que Madam Yu pudiera alcanzarlo.

 

—¡¡BASTA!!

 

El grito salió desgarrado, cargado con todo el peso de la desobediencia. Su voz, normalmente tranquila, se quebró en el aire con una potencia que nadie había escuchado antes. Un grito que no solo exigía que la situación se detuviera, sino que declaraba, sin espacio para dudas, que no iba a moverse.

 

El dolor lo golpeó al instante.

 

Desobedecer una orden de Madam Yu dentro de Casita siempre era doloroso. No solo en el cuerpo, sino en cada fibra de su ser.

 

Pero esto era diferente. Nunca había sentido este nivel de angustia, esta sensación sofocante en los huesos, este fuego quemando cada nervio con un castigo invisible.

 

La mano de Madam Yu quedó suspendida en el aire, estática, congelada en el movimiento que estuvo a punto de completar.

 

Lo miró con asombro. Todos lo hicieron.

 

Lan SiZhui fue capaz de moverse, mientras los demás aún luchaban contra la parálisis, contra la influencia que los retenía en su sitio.

 

Era desesperante y asombroso.

 

¿Por qué? ¿Por qué sus cuerpos no tenían la fortaleza para cumplir sus propios deseos?

 

Jin Ling seguía inmóvil. Su respiración pesada, sus ojos clavados en la espalda de Lan SiZhui, en la coleta alta que se movía con cada temblor de su cuerpo. Le dolía verlo así. Le preocupaba que él recibiera el golpe en su lugar.

 

¿Por qué lo salvó?

 

No tenía respuestas.

 

Solo podía sentir el calor en sus mejillas y el nudo en su garganta.

 

—¡Tú–! —Madam Yu murmuró, pero su voz se transformó al instante en un grito—. ¿¡Cómo pudiste desobedecerme!? ¡EXIJO QUE TE QUITES DE MI CAMINO!

 

Las rodillas de Lan SiZhui temblaron.

 

Pero no se movió.

 

Madam Yu frunció el ceño con enojo y su voz se alzó con más autoridad, con más presión, con más ira contenida.

 

—¡¡ENCANTO, QUÍTALO DE MI VISTA!!

 

La puerta de Madam Yu brilló con una intensidad cegadora.

 

Todos miraron hacia ella al instante.

 

Excepto los dos jóvenes que aún estaban frente a la autoridad.

 

Excepto Jin Ling y Lan SiZhui, que permanecían en el centro de la tormenta sin reaccionar.

 

El resplandor aumentó.

 

Y entonces, el sonido del quiebre. Un grito. El choque de dos cuerpos.

 

—¡Lan Yuan! —La voz de Jin Ling sonaba tan agobiada que daban ganas de llorar.

 

Casita rompió un pedazo del suelo debajo de los pies de Lan SiZhui, haciéndolo levantar para provocar el desequilibrio del chico y hacerlo caer en otro lado. Fue tan fuerte su "empujón" que terminó resbalando y cayendo sobre Jiang JingYi que era el más cercano en esa dirección. 

 

Casita era muchas cosas, pero no obedecía a nadie. Ella ayudaba voluntariamente a la gente que vivía ahí. 

 

¿Entonces por qué...? 

 

Jin Ling vió la pieza moverse histéricamente hacia el castaño, tratando de decirle algo que sólo Jin Ling y Madam Yu entendieron.

 

"Su don es muy fuerte, no puedo desobedecer. Lo siento, pequeño, no era mi intención. Su don nos controla..."

 

¿Nos? ¿En plural?

 

—¡CÁLLATE! —Inmediatamente la pieza dejó de moverse.

 

Jin Ling estaba estupefacto. No teniendo otra forma de expresar su sorpresa más que repetir las palabras:—¿Su don nos controla...? —vió a Madam Yu que lo miraba entre enojada y traicionada. No por él, si no por Casita.

 

El aire dentro de Casita parecía volverse más denso, más pesado con cada palabra que Madam Yu pronunciaba. Su confesión no había sido una súplica ni una revelación vacilante, sino una declaración de triunfo, una muestra de su poder absoluto dentro del hogar mágico. Las miradas de todos fluctuaban entre la incredulidad y el terror, asimilando poco a poco la magnitud de lo que acababan de descubrir. Nie HuaiSang, con las orejas rojas de tanto habérselas rascado por la ansiedad, fue el primero en atreverse a hablar, su voz apenas un hilo tembloroso que, sin embargo, resonó con claridad en la silenciosa habitación.

 

—¿De qué hablas, Jin Ling?

 

La pregunta, aunque simple, cargaba el peso de la confusión colectiva. Porque todos, de alguna manera, lo habían sentido. El momento en que sus cuerpos se paralizaron contra su voluntad, la incapacidad de hablar cuando más lo necesitaban, la fuerza invisible que los oprimía sin que pudieran entender el origen. Lo habían experimentado, pero nunca lo habían cuestionado, nunca se habían permitido dudar de su propia obediencia. Jin Ling, aún con los ojos encendidos por la rabia, dirigió su mirada a Madam Yu, notando el leve temblor en su expresión, la contenida furia que se acumulaba en sus facciones. Por primera vez, la mujer no tenía una respuesta inmediata.

 

—Madam Yu… ¿tiene un don?

 

La pregunta quedó suspendida en el aire como una amenaza latente, como algo que nadie quería confirmar, pero que, al mismo tiempo, ya sabían. Madam Yu dejó escapar una risa seca, carente de humor, teñida de desprecio.

 

—¡Por supuesto que tengo un don, no soy tan miserable como tú!

 

Su intento de burla cayó sin efecto. Jin Ling ni siquiera se inmutó. No era relevante. No importaba lo que ella dijera para distraerlos, porque lo que realmente tenía peso era lo que Casita había confesado antes.

 

“Su don es muy fuerte, no puedo desobedecer. Su don nos controla…”

 

Nos controla.

 

Las palabras se repitieron en su cabeza como un eco implacable, encajando perfectamente con todo lo que había sucedido. No era solo el respeto que Madam Yu imponía con su presencia, no era solo la tradición de seguir sus órdenes sin cuestionarlas. Era su don.

 

Nie MingJue, aún sintiendo el peso de la opresión en su cuerpo, logró alzar la voz con la autoridad que aún quedaba en él.

 

—¡Madam Yu! ¿¡Qué significa eso!?

 

Todas las miradas se clavaron en ella. Expectantes. Temerosas. No porque la pregunta necesitara una respuesta, sino porque ya la tenían, pero no sabían si podían aceptarla. Madam Yu sonrió, y esa sonrisa era lo suficientemente satisfecha como para confirmar lo que todos temían.

 

—Muy bien, mocoso. Sí que sabes jugar.

 

Su tono era calmado, pero su mirada contenía una chispa triunfante, como si hubiera estado esperando este momento. Se giró apenas, observando a cada persona en la sala con una expresión que no dejaba lugar para el engaño.

 

—¿Por qué creen que esto funciona?

 

El silencio fue absoluto.

 

—¿Por qué creen que son tan fuertes como lo son ahora?

 

La tensión se incrementó.

 

—Es gracias a mí.

 

Las palabras eran certeras, crueles en su claridad. Su don era el de ordenar a los que estuvieran dentro de la casa mágica.

 

Teniendo este don, era lógico que nadie pudiera desobedecerla. Los que más lo habían sentido eran quienes tenían habilidades mágicas, pero con el tiempo, con la acumulación de poder e influencia, Madam Yu había conseguido que incluso aquellos sin magia fueran afectados por su voluntad.

 

Madam Yu podía controlar Casita.

 

Y lo peor de todo, nadie había sido consciente de ello.

El ambiente dentro de Casita se desmoronaba poco a poco, reflejando la grieta que acababa de abrirse en la percepción de todos los presentes. Lo que antes era un hogar, un refugio, una extensión viva de su familia, ahora temblaba bajo el peso de la verdad. Las fracturas en las paredes y el suelo ya no eran pequeñas marcas de desgaste, sino heridas profundas que se extendían sin piedad, como si la casa misma se estuviera rompiendo junto con ellos.

 

Nie HuaiSang no intentó contener sus lágrimas. Se abrazó a sí mismo, los brazos presionados contra su vientre en un intento inútil de contener el dolor que lo invadía, mientras Wen QiongLin rodeaba su cuerpo con fuerza. Pero el abrazo no era cálido. Era un cadáver congelado aferrándose a otro, buscando un calor que no estaba allí. Wen QiongLin quería que todo esto terminara lo más rápido posible. No soportaba la tensión, no soportaba el aire sofocante ni la sensación de estar atrapado en una pesadilla sin salida.

 

Nie MingJue estaba paralizado. No por la fuerza de Madam Yu, sino por el propio peso de su furia. Fue tan abrumador que su cuerpo cedió, sus piernas simplemente dejaron de sostenerlo y cayó al suelo, incapaz de mantenerse de pie. Meng GuangYao fue quien lo sostuvo antes de que pudiera golpearse, aunque él mismo no entendía qué estaba haciendo ahí. No debería estar en medio de este desastre. No era parte de esto. Y sin embargo, allí estaba.

 

Apretó los brazos alrededor de su esposo, sujetándolo con una fuerza que no sabía de dónde sacaba, sintiendo el peso de su respiración entrecortada. Miró a su alrededor por un instante, y entonces notó lo que nadie más había visto.

 

Las grietas.

 

Estaban avanzando lentamente, pero sin detenerse.

 

Las puertas parpadeaban apenas perceptibles, pero suficiente para alarmarlo.

 

Y entonces vio la puerta de Jiang WanYin casi apagada.

 

Ese detalle lo llenó de un temor que no supo cómo manejar. Si las puertas estaban reaccionando, si estaban debilitándose, ¿qué significaba eso para Casita?

 

Jin ZiXuan, Lan SiZhui y Lan XiChen no podían decidirse entre el enojo y la tristeza, porque cada uno de ellos estaba en conflicto entre contener su furia o apoyar a quienes más lo necesitaban. La lucha interna de cada uno se reflejaba en sus expresiones tensas, en sus puños cerrados, en sus respiraciones entrecortadas.

 

Casita había sido controlada por Madam Yu todo este tiempo.

 

Ellos habían sido controlados por Madam Yu todo este tiempo.

 

El impacto era demasiado grande para reaccionar de inmediato.

 

Y el problema era que esto todavía no terminaba.

 

Jin ZiXuan sostenía a su esposa con firmeza, su cuerpo rígido por el instinto de protección que no podía ejercer del todo. Sus ojos no se apartaban de Madam Yu, cada movimiento de la mujer lo mantenía alerta, cada gesto era un potencial peligro. Si intentaba atacar a Jin Ling de nuevo, no dudaría en reaccionar. Pero el problema era que no sabía cómo.

 

Compartió contacto visual con su hijo, tratando de enviarle una señal, una promesa silenciosa de que iría con él. Pero Jin Ling negó con la cabeza, sin pronunciar palabra, sin moverse un solo centímetro de su lugar. Se mantenía firme, tercamente anclado al suelo, pidiéndole en silencio que mejor atendiera a su madre inestable.

 

Jin ZiXuan lo entendió al instante.

 

No estaba de acuerdo.

 

Pero no lo podía discutir en ese momento.

 

Quería hacer algo, cualquier cosa. Quería reaccionar, proteger, impedir que Madam Yu siguiera imponiendo su dominio sobre la casa y sobre ellos. Pero no podía.

 

El miedo a que cualquier acción suya detonara otro ataque por parte de la mujer lo consumía. Lo limitaba. Lo reducía a la impotencia absoluta.

 

Su propia existencia se sentía sofocada bajo el control de Madam Yu, como si su capacidad de decisión nunca hubiera sido realmente suya mientras estuviera dentro de Casita. Como si su instinto de proteger a su familia jamás hubiera sido suficiente.

 

Jiang YanLi, por otro lado, no encontraba forma de procesar lo que estaba sucediendo. Decepción. Dolor. Confusión.

 

¿Desde cuándo había llegado Madam Yu a ese punto de avaricia?

 

¿Acaso nunca había importado realmente la familia?

 

Ella sabía que su madre era una mujer difícil. Siempre lo supo. Había crecido con ello, con esa firmeza implacable, con esa capacidad de imponer su voluntad sobre todos. Pero nunca imaginó que sería hasta este extremo.

 

Tal vez estaba siendo demasiado sentimental, pero esa era su naturaleza.

 

Jiang YanLi empatizaba demasiado para contener el odio.

 

Quería sentir lo mismo que los demás, quería compartir esa furia, esa necesidad de confrontación, de exigir respuestas y exigir justicia. Pero no podía.

 

Solo sentía devastación.

 

Devastación al saber que la persona que los había manipulado, la mujer que los había usado como piezas en su propio juego, era su madre.

 

Los únicos hombres Jiang estaban congelados.

 

Jiang WanYin y Jiang JingYi no reaccionaban.

 

Sus cuerpos eran sombras rígidas, figuras atrapadas entre el impacto y la negación, intentando forzar a sus mentes a encontrar una salida que no existía.

 

Nada en esa habitación los podía salvar del hecho de que nunca fueron libres.

 

Jiang JingYi permanecía inmóvil, sus ojos clavados en Madam Yu con una intensidad que no necesitaba palabras. Su expresión, neutral y dura, contrastaba con el fuego que ardía en su mirada. No sabía cómo reaccionar. No entendía qué debía sentir. Solo reconocía el enojo profundo que la mujer le provocaba, una rabia que se acumulaba sin dirección, sin forma de canalizarse.

 

Lan SiZhui observó el estado de Jiang JingYi por un instante y dudó. No estaba seguro de si debía jalarlo al abrazo, si debía intentar romper ese bloqueo que lo mantenía atrapado en el impacto de la revelación. Pero al final lo hizo, moviéndose con rapidez, envolviéndolo en un gesto que buscaba despertarlo de su shock. Un intento desesperado por anclarlo a la realidad antes de que fuera demasiado tarde.

 

Jiang JingYi no reaccionó de inmediato. Su cuerpo se tensó, rígido bajo el abrazo de SiZhui, como si no supiera si aceptarlo o rechazarlo. Lan SiZhui no lo soltó. Su mirada viajaba continuamente hacia Jin Ling, la preocupación reflejada sin necesidad de disimularla. Realmente temía por su seguridad.

 

Él ya sabía que Madam Yu lo manejaba como marioneta, él mismo se lo había revelado a Jin Ling hace minutos. Pero saberlo no hacía que aceptarlo fuera más fácil. No cuando lo veía reflejado en el miedo y la furia de quienes lo rodeaban.

 

Y ahora, toda esa conmoción, todo ese desorden interno, salía a la luz por la seguridad de estas personas.

 

No podían llamarse familia en un sentido literal.

 

Pero no podía negar el fuerte cariño que les tenía a todos y cada uno.

 

Y eso lo hacía aún peor.

 

Se sentía decepcionado. No solo por Madam Yu.

 

También por sí mismo.

 

Por no haberlo enfrentado antes.

 

Por no haber intentado detenerlo cuando aún podía haber hecho algo.

 

Por haber permitido que Madam Yu llegara tan bajo.

 

Jiang GuXiang había despertado entre tanto grito. No había llorado ni pataleado, sólo se había bajado para abrazar correctamente a su papá. Ahora este mismo se había caído sobre sus rodillas, sentándose sobre sus piernas sin algún movimiento más allá. La pequeña trataba de despertarlo de su shock mientras que Lan XiChen lo llamaba y abrazaba. 

 

Lan XiChen quería gritar de lo impotente que se sentía al no saber que hacer. Su frente estaba apoyada en el hombro de Jiang WanYin evitando que alguien viera las lágrimas en su pestañas.

 

No quería volver a ver a su baobei así, otra vez no... 

 

También pensaba en el estado de su hijo, que era casi igual. Con la excepción que estaba neutro con gran odio en su mirada. Por un momento le recordó a su hermano cada vez que miraba a Madam Yu.

 

Que curioso que sea esa misma persona a la que se le dirigía la mirada. 

 

Jiang WanYin no sentía nada. 

 

Ya dejó de llover, afortunadamente. Y por desgracia, por perder toda emoción otra vez. Estaba tan abrumado que sus sentimientos solo... explotaron hasta dejar migajas de alma.

 

Jiang WanYin tuvo muchos problemas con su madre. Tantos que le faltarían dedos para enumerarlos. Pero aún así la amaba. 

 

Y ahora... resulta que sólo fue uno de los muchos juguetes de su madre. 

 

No sabía cómo sentirlo. Sólo sentía una vaga pena y tristeza por el estado de su esposo, sus hijos y su hermana. 

 

Esto... era demasiado para soportarlo. 

 

Sus sobrinos, quería proteger a sus sobrinos. ¡Pero ni era capaz de protegerse a sí mismo! ¿Cómo protegería a su familia?

 

Estaba cansado. Muy cansado.

 

Jin Ling no estaba como los demás. Él sabía claramente que su pecho se llenó de una ira desmesurada y decepción agonizante. El joven chico estaba abrumado. Con las ganas todavía presentes de gritarle a la mujer. Y no se contuvo. 

 

—¿¡Gracias a usted!? ¡Gracias a usted por todo este desastre! ¡Si no fuera por usted nada esto estuviera ocurriendo!

 

—¡Esto es tu culpa, mocoso! ¡Tuya y de Wei WuXian por traer esa visión! 

 

—¿¡Qué tiene que ver Wei WuXian en todo esto!? ¡¡Esto es algo entre nosotros a quiénes considera familia!! —Jin Ling hizo una cruda pausa, tomándose el tiempo de ver el estado de todos.

 

Estaban destrozados. Llenos de dolor comprensible para él. Tan entendible que a Jin Ling le dolió tanto como a ellos.

 

Un sentimiento de odio se formalizó en su ser. 

 

—¿Acaso los consideró familia? ¡Parecen ser sus sirvientes o juguetes! ¿¡Qué derecho tiene en todo esto!? ¿¡Por mantener un milagro que usted misma provoca su destrucción!? ¡Deje de culpar a los demás de sjs acciones y acepte la realidad! ¡¡EL MILAGRO AGONIZA POR CULPA SUYA!!

 

Todos en el pueblo pudieron ver una gigantesca grieta cruzando por las calles que dirigían a la gran casa. Asustándose no sólo por eso, si no por las montañas que parecían romperse junto a las roturas.

 

Madam Yu se quedó sin expresión. Viendo a Jin Ling que la miraba expectante. 

 

No sabía de dónde había sacado esas palabras. Tal vez y quizás, son palabras que se estuvo guardando toda su vida y simplemente aprovechó para sacar todo su desprecio contenido.

 

Ahora las grietas se extendieron por el suelo que estaba debajo de todos, pues no se habían dado cuenta que las terribles líneas negras que pintaban su casa. Todo comenzaba a temblar, mientras más se destruyen el suelo y las paredes. 

 

Para Madam Yu lo más alarmante fue ver su puerta apagada. Claro, también estaba apagada la puerta de Nie MingJue y su hijo Jiang WanYin, pero ¿qué importa, verdad?

 

Todo el caos era acompañado por los gritos de Nie HuaiSang, que lloraba por todo el ruido que atormentaba sus tímpanos a pesar de estar tapados por las manos de Wen QiongLin; pues las suyas propias estaban todavía abrazándose a sí mismo. 

 

No sabían por dónde alarmarse, si por la destrucción de la casa en si o si la destrucción del marco donde era apoyada la vela. 

 

Claramente por ninguna. Ahora que podían moverse a gusto propio, sólo pensaban en salir de ahí y asegurarse que todos estuvieran bien. 

 

Bueno, Jiang WanYin no se preocupó. Estaba en blanco y vacío como para sentir eso.

 

Oh. Vaya.

 

Jin Ling no se quedó quieto. Corrió en dirección a dónde estaba la vela. 

 

Él sabía lo dependientes que su familia es con la magia. Sólo era consciente de que su familia ha vivido con sus poderes toda su vida. No podía permitir que sufrieran el mismo destino que él. 

 

Su misión era salvar el milagro y cuidar a su familia. Y eso iba a hacer.

 

—¡Casita! ¡Ayúdame a subir! —La Casita colaboró separando unas vallas del segundo piso para tirarlas y así formar una escalera larga que podría ayudar a Jin Ling a subir. 

 

No podía subir hasta el lugar deseado, pero al menos estaría cerca. 

 

Jin Ling brincó hacia la nueva escalera, comenzando a subir ignorando los gritos de sus padres queriendo detenerlo. 

 

Lan SiZhui y Jiang JingYi compartieron una mirada antes de asentir y empezar a correr hacia Jin Ling. 

 

—¡A-Ling, A-Zhui, A-Yi; no vayan! —Jiang YanLi gritó, demostrando su terquedad poniéndose de pie por sí sola. Aunque no podía correr por lo agotado que estaba su cuerpo.

 

Sentía la falta de salud muy cerca de ella.

 

La puerta de Jiang YanLi se apagó. 

 

Lan SiZhui creó dos lianas, una para él y otra para Jiang JingYi. 

 

Jiang JingYi la utilizó para subir rápidamente al segundo piso, empezando a correr en dirección a Jin Ling con el techo y cayendo detrás de él. Cambiando de forma para volverse más pequeño o delgado a medida de los obstáculos que estaban delante suyo.  

 

—¡A-Yi, detente por favor! —Lan XiChen gritó, mordiéndose la lengua ante su egoísta petición. Pero no quería que su hijo se adentrara en el derrumbamiento.

 

Se sentía tan inútil ser capaz de sólo agarrar la mano de su hija y sostener a su hueco esposo que ardía en sus ojos y pecho. 

 

Lan SiZhui en cambio utilizó su propia liana para balancearse hacia las escaleras de Jin Ling y tratar de detenerlo.  

 

—¡Jin Ling! —llamó tratando de atraer su atención y que se detuviera. Pero no lo consiguió. 

 

Estaba tan cerca y lejos que Lan SiZhui optó por lanzarse y crear otra liana para poder jalar a Jin Ling consigo sin algún problema de los muchos que ya hay.

 

La puerta de Lan SiZhui se apagó. 

 

No tuvo algún apoyo en el aire, por lo que terminó cayendo. Casita movió un pedazo de madera de piso para que Lan SiZhui cayera en esa superficie primero antes de rebotar y caer en la piedra. 

 

No fue tan dolorosa la caída gracias a eso. Pero todo su cuerpo le dolía. Y no paraba de toser sangre mientras sujetaba su pecho tratando de respirar con regularidad.

 

Las plantas alrededor de él comenzaron a marchitarse. En su mayoría fueron creaciones de él. 

 

Estaba bien. Pero adolorido. 

 

—¡A-Yuan! —Escuchó la voz de sus tíos Ning y Huan llamarlo preocupado. Aunque él lo ignoró, miró hacia arriba con la esperanza de que Jiang JingYi pudiera detenerlo.

 

Jiang JingYi cambió de forma a un hombre alto para brincar y estar seguro de sujetarse al techo del segundo piso. 

 

La puerta de Jiang JingYi se apagó.  

 

Jiang JingYi cambió a su imagen original. Y al no ser tan alto, no alcanzó a agarrarse y también terminó cayendo. Por instinto se sujetó a una valla, pero ésta cedió a su peso haciéndolo chocar contra el suelo. 

 

Jiang JingYi inexpresivamente miraba sus manos, alarmado por no reconocerlas. Lan SiZhui con todo el dolor encima de él se acercó a su amigo, asegurándose que estuviera bien. 

 

Todo eso había pasado en menos de unos minutos.  

 

La puerta de Nie HuaiSang se apagó. 

 

Jin Ling por fin había llegado a la superficie casi intacta del techo para poder alcanzar la vela con prisa. 

 

La puerta de Jiang GuXiang se apagó. 

 

Se abrió abruptamente haciendo salir a todos los animales que estaban ahí, que volvían a sus hogares originales. 

 

La niña preocupada por esto, abría la boca tratando de sacar alguna palabra; pero no tenía voz. Tan inocente había soltado la mano de su padre y caminando a velocidad lenta, sin ser consciente del mueble que estaba a punto de caer encima de ella.

 

Lan XiChen soltó a Jiang WanYin para correr hacia la pequeña y cargarla pocos segundos antes de que el mueble se estampara en el suelo dónde anteriormente estaba. 

 

—¡Tenemos que salir de aquí! —Lan XiChen dejó a su hija en brazos de su esposo antes de correr hacia su hijo y sobrino y llevarlos consigo hacia la puerta, sin notar el cambio de la apariencia de Jiang JingYi. 

 

Su vista estaba borrosa por las lágrimas, tratándose de centrar en la figura de Jiang WanYin cargando a su hija que lloraba en silencio, apoyándose en su frío padre. 

 

—¡No me iré de aquí sin mi hijo! ¡Ustedes váyanse! —Jin ZiXuan gritó, guiando a su esposa hacia Wen QiongLin que parecía ser el único estable y capaz de proteger a su esposa. 

 

Wen QiongLin sujetaba con cuidado a Nie HuaiSang, que temblaba mientras miraba a todos lados en busca de algún sonido. Pero estaba bien, ya no lloraba histéricamente como hace unos segundos. 

 

Pero su esposa no se dejó, tercamente alejándose de él y llamando a su hijo con una voz grave y cansada.—¡A-Ling, d-detente por favor...! —dió un paso más antes de ceder ante el cansancio y caer sobre sus rodillas, doliéndole pero otorgándole poca importancia. 

 

No tuvieron que moverse mucho pues Casita movió el piso a manera de ondas para sacarlos de ahí a la fuerza. Sin importarle las quejas que salieron. 

 

—¡A-Ling! ¡¡No!! —Jin ZiXuan gritó, por fin soltando las lágrimas que no sabía dónde se habían estado escondiendo. 

 

Todos con la excepción de Jin Ling fueron empujados hacia la puerta, cayendo afuera de la casa tendidos en el suelo. 

 

La puerta de Wei WuXian se apagó.  

 

Esta vez, Wei WuXian tocaba las inestables paredes angostas en busca de algún agujero; pues su visión estaba apagada. Sólo encontró a sus dos ratitas y una cubeta. Abrazó a los animales mientras se ponía la cubeta en la cabeza simulando ser un casco. Casita movió un pedazo de madera recargada, tratando de hacerle entender que saliera destruyendo la pared. 

 

Y Wei WuXian lo entendió, preparándose para el golpe duro que recibiría al chocar su cuerpo en la ahora delgada pared. Era tan delgada que sólo ocupó su fuerza para romperla y salir rodando hacia el exterior. 

 

Wei WuXian no sabía lo que estaba pasando. Desde dónde estaba no había escuchado con claridad los gritos. Sólo sabía que había una fuerte discusión. 

 

Wei WuXian desearía poder ver el exterior. Se quitó el casco creyendo que podría ver, guiando su cabeza hacia la casa. En cambio, no vió nada. 

 

Jin Ling al estar en la cima y haber escuchado el escape de Wei WuXian, se giró a verlo. Aliviado de que su tío estuviera sano y salvo. Cuando vió que el hombre se volteó y corrió adentrándose en el bosque, Jin Ling suspiró y volvió a seguir tratando de recuperar la vela.

 

Dicha vela que cada vez estaba derritiéndose más y más. Jin Ling tenía que ponerse de puntillas y estirar su brazo lo más que podía para intentar tocar la vela. Ignorando los gritos que escuchaba a lo lejos.

 

Jiang YanLi:—¡A-Ling sal de ahí!

 

Jin ZiXuan:—¡Ven acá, por favor! ¡No vale la pena! 

 

Oh, cuánto valía la pena.

 

Hasta escuchó a su silencioso tío Wen QiongLin gritar. 

 

Wen QiongLin:—¡Es inútil! ¡Sal de ahí! 

 

Meng GuangYao:—¡A-Ling, la casa se va a derrumbar! ¡Detente!

 

Nie MingJue:—¡Niño! ¡Para con esta estupidez y sal de ahí! 

 

Wow, hasta el debilitado Nie MingJue gritó por él. 

 

Si Nie HuaiSang no gritaba, era porque murmuraba creyendo que estaba gritando. No se escuchaba, no era capaz de poder regular su volumen. 

 

Si Jiang WanYin no estaba gritando, era por su falta de sentimientos. Sólo abrazaba a Jiang GuXiang que extendía sus brazos queriendo llamar a su primo. Pero no tenía voz para hacerlo. 

 

Jiang JingYi:—¡Jin Ling, deja eso!

 

Pero sin duda el más lamentable fue Lan SiZhui, tirando gritos ansiosos y destruidos sin parar mientras pateaba pues era detenido por Jiang JingYi que abrazaba su espalda.

 

Lan SiZhui—¡Jin Ling, basta! ¡Por favor, vuelve acá! ¡Es peligroso! ¡¡¡Por favor, Jin Ling; vuelve conmigo!!! 

 

A Jin Ling le llegaron todos los gritos como flechazos a su corazón. Sintiéndose bien en saber que su familia y amigos se preocupaban de verdad por él. 

 

La ausencia de los gritos de Madam Yu fue algo que no le sorprendió. 

 

Jin Ling por fin sujetó lo que quedaba de vela. Giró su cabeza hacia la pared que estaba a nada de caer encima. 

 

Casita se hizo cargo de tirar a Jin Ling para evitar que fuera aplastado. El piso se fue moviendo para crear un tobogán en el que Jin Ling se deslizó, cayendo a salvo al suelo agrietado.

 

Fue cuando Casita deslizó tantos muebles como pudo para crear una barrera que protegiera a Jin Ling del derrumbamiento que estaba sucediendo. 

 

La casa mágica se había destruido. Haciendo caer sus paredes a pedazos creando polvo y humo que ahogaba a Jin Ling. 

 

Ya no quedaba nada de lo que alguna vez fue su hogar. 

 

El derrumbamiento había finalizado. 

 

Jin Ling aún estaba ahí. Los únicos muebles que quedaron alrededor de él fueron dos puertas que formaban un triángulo con el adentro. 

 

El joven respiraba pesadamente, con toda su ansiedad a flor de piel mientras miraba esperanzado la pequeña vela que se mantenía en sus manos.

 

Pero desapareció hasta no dejar nada en sus sucias y lastimadas manos. No quedó nada del milagro. 

 

Jin Ling había destruido el milagro. 

 

La puerta a lado de él se movió débilmente, llamando su atención.  Era Casita, que en sus últimos momentos logró comunicarse con él. 

 

"Yo quería esto. No es tu culpa."

 

Las dos puertas cayeron, marcando la muerte de Casita.

 

Jin Ling estaba sucio de polvo blanco y tierra, junto con las manchas opacadas del pigmento de Lan SiZhui le había pegado en los abrazos que se dieron. Estaba despeinado, no supo en qué momento su coleta se deshizo hasta dejar sólo una cinta mal sujeta en su cabellera enredada. 

 

Estaba hecho un desastre. 

 

Se sentía un desastre.

 

Es un desastre.

 

Arruinó todo. Realmente arruinó todo. No salvó el encanto, él lo destruyó. Falló de manera miserable en su objetivo. 

 

Quería hacer sentir orgullosa a su familia. ¿Y qué consiguió? Lastimarla.

 

No los veía. Estaban lejos de él, pero en frente. Los podría ver si quisiera, pero no se permitía hacerlo. Sólo viendo sus vacías manos con la ridícula esperanza de que todo esto no fuera verdad. 

 

La visión se había cumplido. La casa fue destruida al igual que la magia y todo por culpa de Jin Ling.

 

¿Por qué tenía que ser así? 

 

Estaba cansado de seguir esforzándose para nada.



 
























 

 

 

 

 

 

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Lan Zhan estaba en la casa de Wen Qing. 

 

El hombre no confiaba en nadie más que en la familia Wen y la suya propia. Bueno, ambas son su familia gracias al matrimonio de su tío Lan (Qi)Ren con su tío Wen Ruo(Han). 

 

Su hijo no había vuelto de la cena, por lo que fue a buscarlo a la casa de Wen Qing. Pues a palabras de Lan Yuan, era su segundo hogar. El primero siendo dónde ambos vivían. 

 

Lan Zhan no fue a buscarlo a la casa de los Jiang por dos razones:

 

La primera. Odiaba esa casa, egoísta, trataba de no estar en contacto tanto con los Jiang como con la magia en sí.  

 

Y la segunda. No creía que Lan Yuan fuera a quedarse ahí si quisiera. La anterior noche fue el de la cena que no sabía cómo había salido, pero su hijo estaría tan incómodo que no permanecería ahí por mucho tiempo. 

 

Así que, su única opción fue la casa de la mujer Wen.

 

Tocó su puerta pocas veces, esperando con su clásica posición  con su brazo en la espalda a que se abriera y le permitieran pasar.

 

Wen Yu abrió la puerta, sorprendido al ver al Lan—. ¡S-señor Lan! ¡Buenos días! 

 

Lan Zhan correspondió el saludo—. Mn. Buenos días. 

 

Wen Yu permitió pasar al hombre, incitando a que se sentara mientras buscaba a su madre que estaba en su sala médica creando más medicamentos con plantas medicinales.

 

La mujer llegó a la sala junto a su hijo, saludando al hombre mientras se sentaba en frente de él y a lado de su hijo.

 

—¿A qué se debe tu visita? No es común que salgas de tu casa. 

 

—¿Lan Yuan no está aquí? —preguntó directamente. Aceptando el té que Wen Yu les estaba sirviendo a los adultos. Tomando un pequeño sorbo del líquido tibio y cálido. 

 

Wen Qing frunció el ceño—. No, me temo que no —dijo, escuchando el suspiro derrotado y silencioso de Lan Zhan—. ¿No está en la casa Jiang? 

 

—No lo sé. 

 

—Me lo suponía —comentó la mujer—. Lo más probable es que esté ahí. Después de la desastrosa cena, dudo que Yu ZiYuan permita que algo más salga mal.

 

Lan Zhan alzó un poco las cejas. Curioso por las palabras de Wen Qing. 

 

No, no sabía qué pasó en la cena.  Él estaba meditando cuando pasó todo eso antes de que a las siete se fuera a dormir. Normalmente dormía a las nueve, pero no estaba mal un día insultar la rutina de esa manera. 

 

Wen Qing suspiró.

 

Wen Yu fue quién tomó la palabra—. D-dicen que fue un d-desastre... q-que estaba fuera de co-control. A-algunos fueron a la ca-casa a felicitar a A-Yuan y el n-niño Ouyang. Pero s-sólo hubo una discusión...

 

Lan Zhan:—¿Discusión?

 

Wen Qing:—Están muy alarmados. Si no fuera por Xiao Xing(Chen) y Song Lan no se estarían comportando. 

 

¿Qué pasó exactamente? La mirada de Lan Zhan decía. No necesitabas ser un genio para descifrarlo.

 

—Jin Ling encontró la visión de Wei WuXian. 

 

Lan Zhan abrió los ojos casi que notoriamente. Siempre su rostro estaba estoico y frío. Pero ante esa mención se volvió a iluminar.

 

El nombre flotó entre ellos con una presencia invisible, una carga que no necesitaba explicación. Wen Qing asintió antes de continuar, midiendo cada palabra.

 

—A causa de que todos vieron la visión, la cena fracasó. Toda esa "familia" hizo un drama que terminó con la nariz rota de Ouyang Zhen.

 

Lan Zhan mantuvo su expresión neutral, pero su voz salió con un ligero matiz de curiosidad.

 

—¿Nariz rota?

 

Wen Qing tomó un sorbo de té antes de explicar.

 

—Sí. Por alguna razón, la comida de la señora Jiang no funcionó. Así que vinieron aquí a que tratara la nariz, fue en ese momento que la señora Ouyang me comentó todo. Si no fuera por ella, no sabría que ocurrió.

 

Lan Zhan permaneció en silencio, absorbiendo la información con la misma calma estoica de siempre. Pero Wen Qing sabía leerlo.

 

Sabía que su mente ahora estaba trabajando en el significado de esa visión.

 

Así que decidió adelantarse a la pregunta que inevitablemente llegaría.

 

—La casa destruida. Fue lo que la señora Ouyang alcanzó a ver y me dijo. —Wen Qing tomó un sorbo de su té antes de continuar—. Es por esa razón que Yu ZiYuan no dejaría salir a nadie con don de esa maldita casa. No permitiría que su reputación se dañara más. 

 

El hombre no respondió. Pero su expresión lo dijo todo.

 

Preocupación.

 

Esperanza.

 

Por primera vez en mucho tiempo, había una señal de Wei WuXian.

 

Al igual que hay peligro para su hijo.

 

Wen Qing reconoció el cambio en su postura, la manera en que su mirada se ensombrecía por la preocupación y al mismo tiempo se iluminaba con la posibilidad de algo más.

 

Sabía que estaba a punto de perderlo en sus pensamientos.

 

Así que antes de que se hundiera demasiado en ellos, habló:—¿Quieres que te cuente qué ocurrió en la cena?

 

Lan Zhan no era una persona chismosa.

 

Sin embargo respondió con un rápido:—Mn.

 

Notes:

Les juro que mi corazón se hizo chiquito a medida que escribía esto. En serio.

 

Joder, vaya capítulo. ¿Algo que comentar? ¿teorías?

 

Sólo diré que este capítulo fue el momento para explicar porqué no hacían nada para defenderse. 🤷🏽‍♀️

 

El don de Madam yu es...por ejemplo, tu mamá te ordena algo que tu no quieres hacer, ella te amenaza con quitarte algo y al sentirte tan presionado obedeces.

 

Bueno, es eso pero mucho peor.

 

El don es la jefatura. No es una líder, es una jefa.

 

Básicamente, es tipo la típica morra popular que trata a todos mal y aún así es popular y querida.

 

¡Hoy se revelaron varias cosas! ¡Demasiadas diría yo!

 

Y realmente, son cosas que pudieron explicarse más a profundidad en otros capítulos. Pero la verdad, sería innecesario.

 

Como la relación de Jin ZiXuan con Wei WuXian y su visión y sha la la. Osea, es algo que quise explicar pero si lo hiciera en un capítulo sería un descarado relleno. Tal vez lo suba en algún extra. Mh.

 

Y pues, realmente quería toda la pelea y destrucción de la casa y el milagro en un sólo capítulo.

 

¿Qué tal?

 

Sin nada más que decir, ¡adeuu!

 

Fecha de publicación: 28-06-25