Chapter Text
El día 25 de agosto era inminente lo que iba a suceder. La banda británica Oasis que llevaba una década disuelta se reuniría. ¿Un nuevo álbum, concierto, tour? los fans lo averiguarían tras el anuncio.
Jooyeon estaba trabajando en el turno nocturno, a las 3 am de su huso horario sería revelado su destino. Como un fan de la banda ya post ruptura, la posibilidad de vivir un reencuentro de sus ults lo golpeaba con fuerza. No era más que un veinteañero quebrado cuya única motivación para vivir era la música que una vez lo había salvado.
A las 2:50 am escapó de su puesto de trabajo y se refugió en la sala de empleados. Qué importaba si su sector estaba en llamas, que pase media tonelada de productos con desperfecto o que hayan decenas de pallets de producto terminado por liberar. Aquí y ahora solo importaba el anuncio. El resto de su vida se decidiría en base a la noticia.
Advirtió a su compañero de turno que se desaparecería pero cuando llegó a los armarios de servicio lo encontró durmiendo. Se sentó frente a él y sacó su teléfono, cuidadosamente escondido para pasar todos los controles de seguridad y se dirigió al sitio web, había refrescado la página durante los 10 segundos posteriores a la hora del anuncio y solo después del quinto refresh la web mostró en pantalla el anuncio de un tour en el 2025.
Era lo que esperaba, lo que ya sabía que sucedería, pero aun así no estaba preparado para ver que estaba sucediendo.
Jooyeon conocía muy bien su situación económica: estaba quebrado. Su sueldo apenas era lo que la ley obliga a las empresas a pagar, con lo que cubría sus gastos de alquiler, comida, su escaso combustible -que apenas salía del estado de reserva- y su vida como músico independiente. Jooyeon estaba en una banda, en una banda de una única persona.
Cualquiera que intentase unirse a su banda unipersonal desistía a lo mucho, a los dos días. Jooyeon era un demonio, un perfeccionista y un gruñón. Al tercer intento de un compañero se rindió y apeló a autoproducir su propia música él solo, muy a lo Mac DeMarco. Ya tocaba el bajo y la guitarra, además de cantar ¿que tan difícil podría ser aprender la batería?.
Pero su álbum en producción no estaba yendo viento en popa. El trabajo nocturno era el doble de agotador. Dormía más de ocho horas, trataba de dedicarle el resto del tiempo a la música pero estaba perdido. Se quedaba dormido en su trabajo, le echaban bronca, casi se duerme al volante y el dinero no le alcanza. Pero Jooyeon nunca se queja. Se refugia en sus canciones favoritas y se jura que un día alguien como él estará escuchando sus canciones y sacándose la vida adelante con sus letras.
Piensa en todas estas cosas apenas levantado a las 16 hs, se cepilla los dientes a ritmo de let’s ride baby! de Gaon. El idol genio que llevaba una carrera de solista mientras perseguía la educación superior. Jooyeon cayó por él impresionado al primer single. Componía sus canciones, se desquiciaba en el escenario y todavía tenía perfectas notas como publicaba en su bubble. Tenían la misma edad y Jooyeon pudo estrechar su mano una vez en una firma de autógrafos. Jooyeon estaba seguro que se enamoró de él en aquel momento, pero su popularidad creció tan exponencialmente que no pudo ganar otro encuentro cara a cara con el muchacho.
Jooyeon escupió la espuma y trazó los acontecimientos de anoche: Oasis, de concierto, en menos de un año. Y él no tenía un duro.
Se agarró los largos mechones de pelo y se sentó a fumar. No bebía, pero el café y la nicotina se permitía a veces.
Tenía una alternativa, una que no había usado en mucho tiempo, un poco vergonzosa, baja. No estaba orgulloso de ella, quizá tuviera que vender su alma al diablo: Oh Seungmin.
Seungmin lo citó en el antro que administrativa. Tenía la política de no hablar de negocios por teléfono. Jooyeon se presentó, porque estaba decidido y porque significaba que Oh pagaría su cena. Lo dejaron entrar sin hacer preguntas, por suerte, porque el guardia de seguridad intimidaba a Jooyeon. Ahí lo condujeron a una especie de recepcionista, Jooyeon juraba que estaba haciendo un cosplay de Nana.
-Es bueno verte de vuelta Joo.
Jooyeon lo miró extrañado.
-Veo que no me reconoces…- continuo un poco avergonzada.
Jooyeon la miró fijamente a los ojos y entonces notó el lunar en una esquina.
-¡Oh dios mío Hyeongjun!?
-Shhh - le hizo un gesto para que se callara- Llamame Jun Han desde ahora.
Hyeongjun era el perro faldero de Seungmin, parecía muy inútil para el tipo de negocios que llevaba Oh, pero era el protegido. Solo le encargaban trabajos fáciles, muchos pensaban que era injusto y que sin la protección de Seungmin terminaría muerto. Pero Jooyeon sabía que en realidad era un tipo listo, mucho más que Seungmin y que probablemente hubiera sido Seungmin el que terminaría muerto sin las estrategias de Hyeongjun.
Pero Jooyeon no esperaba que Hyeongjun/Jun Han resultara ser una chica.
Una muy linda si le preguntan.
Su reencuentro fue rápidamente interrumpido por Seungmin quien vino directamente a recibir su visita.
-Lee Jooyeon! Ha pasado tiempo. Creí que no te volveríamos a ver por aquí.
-Si, no tenía pensado volver. Han cambiado mucho- se dirigió a Jun Han.
-Resultó ser toda una preciosura- responde Seungmin.
Jun Han le da un codazo.
-¿Es tu chica? - pregunta Jooyeon susurrando.
Seungmin rie.
-¿Por qué? ¿Te interesa?
Jun Han le lanza una mirada amenazante a Seungmin y este capta el mensaje.
-Hablemos en mi oficina…
La oficina de Seungmin es la ostentación del lujo y del buen gusto. Nada como el antro que sirve de fachada. El tapizado es fino, la decoración fue hecha por un profesional, hay vasijas caras muy al estilo de la yakuza y se puede ver la vida nocturna de la ciudad por la ventana.
No era como Joo recordaba desde la última vez que estuvo aquí.
-Y bien…toma asiento y dime en qué puedo ayudarte
-Necesito dinero
-Me imagino
-Y no quiero hacer nada ilegal.
-Aja
-Y no quiero que sea un trabajo permanente
-Ya veo
Ambos se quedaron en silencio.
-¿qué tal vender mi cuerpo?
Seungmin rió.
-Lo siento, no eres mi tipo.
-¡No a ti! Consigueme clientes o algo.
-Cariño - le dijo con desprecio- ya no operamos en las ligas pequeñas. Si tienes algo de valor para mi probablemente solo lo encontremos con una cirugía.
Un pensamiento fugaz cruzó por la mente de Jooyeon.
-No tiene que ver con Jun Han- acotó severamente Seungmin.
-Lo siento no quise…
-Me refería a tus órganos- continuo- un riñón, un pedazo de tu hígado…
Jooyeon se agarró el vientre.
-Si, no creía que estuvieses dispuesto
-Si quizá fue una mala idea…
-Sabes - lo interrumpió- dependiendo de cuanto necesites podría tener trabajos para ti, del tipo de trabajos que nadie quiere hacer…como sacar la basura.
Jooyeon hizo una mueca.
-Solo… estaba pensando en un trabajo normal como prostituirme como en los viejos tiempos no quiero hacer nada muy ilegal.
De hecho la prostitución no era legal, pero Seungmin no iba a discutir.
-Ya te dije, ya no es mi negocio. Ahora solo trafican con órganos. Solo conservo el local porque funciona para encubrir y porque Junnie se divierte aquí. De hecho, ella reubicó a la gente de ahí podrías preguntarle a ver si te consigue empleo.
Jooyeon suspiró.
-Bueno creo que venir aquí fue una perdida de tiempo. Lo siento si te hice perder dinero.
-No te preocupes, fue bueno verte.
Jooyeon salió sin acompañamiento hasta la entrada, ahí Jun Han todavía estaba contando el dinero de las entradas y bebiendo una margarita como si no estuviese fuera de lugar de manera alguna.
-¿Ya te vas?
-Sí, no tuve mucho éxito ahí arriba…
-Han cambiado muchas cosas desde la última vez que te pasaste por aquí
-Lo he notado, te ves bien.
Jun Han se sonrojó.
-Apropósito, Seungmin me dijo que te pregunte a ti. ¿Qué pasó con el personal?
-Les conseguí a todos un lugar comunitario para vivir y empleos de verdad. Durante el día administro una agencia de empleos si necesitas dinero te puedo encontrar algo.
-¿En serio? Esta mierda nunca tuvo mucho que ver contigo pero me sorprende un poco.
-Pude ayudar a esa gente, pero aún no he podido ayudar a Seungmin.
-Deberías mandarlo al infierno, no tiene salvación.
Jun Han encogió su figura.
-Nadie más que yo puede entenderlo.
-Más bien se aprovecha de ti.
-Entiendo que es lo que los de afuera puedan pensar al respecto.
Jooyeon entendió que la conversación la estaba deprimiendo entonces decidió cambiar el contenido.
-Necesito algo de dinero rápido, que no sea tan ilegal, y que no involucre sacarme un órgano para los negocios de Seungmin. ¿Seguro que no tendrás algo?
-¿Tienes deudas? Ofrecemos también servicios de usura, claro sobre 100 % del monto y con garantía.
-Tienen usureros pero no servicios de citas, ok entiendo.
-¿Quieres prostituirte?
-Como en los viejos tiempos.
Jun Han rió.
-Supongo te imaginarás por qué lo dejamos.
Lo que imaginaba Jooyeon era simple. Celos, Seungmin se acostaba con todas sus chicas pero en algún punto él y Hyeongjun se hicieron exclusivos. Él empezó a tener privilegios y a los demás no les gustaba. Además Seungmin no era muy bueno para el negocio.
Había empezado en la secundaria, consiguiendo clientes a una compañera de la escuela, luego consiguió a otras dos chicas bajo su tutela y una cartera de cerdos ricos dispuestos a pagar por acostarse con menores. Con el tiempo su catálogo se hizo más grande de lo que podía administrar, dependía demasiado de otros y no tenía confianza en ellos.
Jooyeon se unió a ellos cuando cayó en deudas por comprar drogas. Seungmin lo hizo pagarle con su cuerpo, lo grabó y lo usó como chantaje. Pero para su suerte el demonio se terminó viciando con el aura de Hyeongjun y lo dejó ir. No sabía mucho de lo que pasó mientras estuvo fuera, pero al parecer le iba viento en popa.
-Seungmin fue a la cárcel.
Jooyeon se quedó congelado.
-No fue un gran escándalo porque se pagó por el silencio, había gente muy importante involucrada y si salía a la luz todo se complicaría. Pagaron su fianza, nos pagaron por el silencio y nos obligaron a dejar el negocio.
Jooyeon no tenía idea.
-No podemos volver a operar con prostitutas. Me sentí mal por el personal y traté de reinsertarlos a la sociedad, la mayoría de ellos tuvieron un final feliz…sin embargo.
Jun Han se calló.
-Perdona, no suelo encontrarme con viejos amigos para desahogarme, y me voy de la lengua.
-Descuida, todo lo que me dices es impresionante. En cambio para lo que busco el dinero parece un capricho insignificante.
-¿Quieres comprarte una nueva play o que?- rió Jun Han.
-Entradas para un concierto.
Jun Han rió muy alto.
-Pasarías por todas esas dificultades solo por un boleto?
Jooyeon se sintió avergonzado.
-No te juzgo-añadió- si es importante para ti.
-Creo que volveré a casa y me pagaré ese boleto con mi salario honesto. Aunque tenga que comer pan rancio y arroz por unas cuantas semanas.
-No importa cuanto llores no te prestaré dinero sin pasar por nuestro contador.
-No tienes por qué, esto son negocios, amigos a parte.
Amigos, se preguntaba si podrían considerarse amigos después de tanto.
Jun han sacó el móvil y se lo pasó a Jooyeon.
-Ten, dame tu número. Si tengo algo para ti quizá te llame, o incluso si solo es para pasar el rato…
Jooyeon lo tomó e introdujo los dígitos.
-Tu dueño no se pondrá celoso?
-Él no muerde. - le guiño un ojo.
Jooyeon se despidió informalmente no sin antes robar la cajetilla de cigarrillos que tenía Jun en su mesa. Se recostó por la pared afuera y encendió uno de ellos, luego avanzó por el callejón y subió las escaleras, por un segundo creyó ver el destello de unos ojos marrones y las puntas de un cabello castaño que reconocería en cualquier lugar, pero la figura estaba rodeada de dos fornidos guardaespaldas mucho más altos.
Jooyeon desechó esa idea de su mente.
Alguien así no podría pertenecer al mundo de Jun Han y Oh Seungmin.
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Jiseok sabía que estaba mal. Era joven, ansioso pero no tonto. Había madurado de golpe a raíz de la imperiosa necesidad de sobrevivir en un mundo cruel.
Le habían arrebatado la infancia, de niño ya sabía lo que le esperaba más temprano o tarde y ya comenzó a preocuparse por esas cosas.
Fue criado por su abuela, ya de muy avanzada edad. Nunca supo de sus padres. Uniendo los cabos entendió que fue producto de un embarazo no deseado con un sujeto sin una relación formal con su madre, la cual poco después de dar a luz, se escapó con un destino incierto.
Jiseok temía que su abuela muriera mucho antes de ser lo suficientemente fuerte para levantar una pala, pero de alguna forma sobrevivió hasta que cumplió los deiciséis. Los adultos se encargaron del funeral y el papeleo, pero nadie quería hacerse caso de Jiseok.
Él nunca entendió por qué lo odiaban tanto.
A una semana del funeral se quedó sin hogar, fue expulsado por una pareja, ¿primos lejanos? ¿Sobrinos? No tenía idea y no importaba, todo lo que tenía era prestado y siempre lo supo.
Partió cuando todavía no se había instalado la pareja, apenas cargando un bolso con objetos personales y la única pertenencia que podía llamar suya, una guitarra.
Él y su abuela eran pobres, sobrevivían con la caridad de la gente, pero su abuela solía jugar a la quiniela y un día, inspirada por un sueño jugó y ganó el premio mayor, como el cumpleaños de Jiseok estaba cerca decidió regalarle una guitarra, era solo una guitarra raída de segunda mano que le vendió alguien del barrio pero Jiseok la atesoró con su vida.
Aún de luto se dirigió a Seúl con sus pocos ahorros, planeaba encontrar un trabajo físico y juntar suficiente para tener por lo menos un techo y una comida al día, pero debido a su corta edad y su condición de enclenque fue rechazado una y otra vez, incluso cuando mintió sobre su edad.
Una mujer que lo entrevistó para un trabajo mal pagado se apiadó de él y le dio refugio en su bar donde podía dormir en el cobertizo exterior y quedarse con las sobras del día, además de ganarse una cantidad insignificante diariamente con lo que pudo hacerse con elementos de higiene y algo de ropa de segunda mano.
Pero lo que ponía más feliz a Jiseok era que le dejaba subir a tocar la guitarra.
Al bar no le iba muy bien, y Jiseok era consciente que la mujer hacía un esfuerzo por preservar el lugar de Jiseok y se sentía muy mal por ello. Incluso la escuchó discutir con su novio porque éste pensaba que le era infiel con el chamaco.
Jiseok no era tonto, era bien parecido y sabía que varias clientas habían preguntado por él, que estaban coqueteando con él, que ansiaban devorarlo y corromperlo. La dueña no era así, no esperaba nada a cambio, nunca se interesó de esa manera.
Por lo que escuchó tenía un hermano menor al que no pudo ayudar cuando eran jóvenes y acabó perdiéndose en malas compañías. Era fácil suponer que cuidar de Jiseok era alguna forma de expiarse.
Él pudo continuar así, desgastando la poca conexión que tenían (principalmente por la diferencia de edad) pero le llegó una oferta.
Una mujer mayor lo llevó a su casa después de que tocara "Stand by me"de Ben E. King. Le preparó un baño, le dio obsequios caros y una fabulosa cena a domicilio. Antes que dijera algo Jiseok ya se lo ofreció todo. Por su orgullo fingió que fue el único en seducirla, pero su inexperiencia se percibió enseguida.
Intentó los mismos movimientos con su benefactora tras salir de la ducha, incluso cuando ella estaba un poco borracha pudo alejarlo y cubrirlo y luego lloró inconsolablemente mientras lo abrazaba.
Por los siguientes días intentaron seguir como si nada, pero el aire era incómodo entre él y la dueña y no soportó la mirada de decepción de aquella que lo había acogido.
Finalmente pelearon cuando tras varias salidas con esta mujer Jiseok ofreció pagar algunas facturas para alivianar la carga de la dueña. Ella le echó en cara que no quería dinero sucio y esto hirió los sentimientos, así como el poco orgullo que le quedaba a Jiseok y en un arrebato se fue de la casa.
Y nunca pudo volver.
Consiguió acostarse con varias personas por un sitio donde dormir y suficiente comida para llenar su estómago. Llegó hasta un barrio rojo donde estaba dispuesto a ofrecerse.
Pero en cambio lo confundian con un cliente y se le ofrecian. Lo cual lo salvó de las palizas de los yakuzas que defendían sus territorios.
Casi saliendo del laberíntico infierno se refugió en unos baños públicos para pasar la noche, aferrandose a su guitarra y una mochila con escasas pertenencias que con el tiempo fueron menguando cada vez más.
-Oye despierta. No es seguro aquí. Te robarán.
Una figura que a primera vista no distinguió si era hombre o mujer lo abordó.
-Descuida, no tengo nada de todos modos.
-Tu guitarra, no es importante?
No dijo valiosa, si no importante. Jiseok lo apreció.
Se incorporó y abrazó el estuche.
-Podría ser fácilmente un estuche vacío, o con algo ni remotamente parecido a una guitarra.
La figura lo observó.
-Definitivamente es una guitarra. Si hubiera ropa o dinero dentro tendría un molde irregular y estarías apoyando tu cabeza en ella en lugar de abrazarla, pero no puedes acostarte sobre ella porque es rígida y corres el riesgo de dañarla, además de desafinarla.
Jiseok lo miró confundido y luego abrió el estuche para enseñarla.
La otra persona silbó.
-Gibson, vintage y dices que no es valiosa.
Jiseok estaba confundido.
-Mi abuela lo compró por casi nada. No creo que sea valiosa, como mucho una imitación.
La persona sostuvo la guitarra y la examinó.
-O quizá esa persona le tenía cariño a tu abuela y se la vendió barato solo para no regalarla y que se sintiera mal por ello.
Jiseok reflexionó. Tenia sentido. Gunil, el muchacho que le vendió la guitarra era muy buen chico, iba a la iglesia, solía visitarla y era muy bueno con Jiseok. Cuando se iba a mudar a los Estados Unidos empezó a regalar y vender muchas cosas, entre ellas la guitarra. Jiseok también obtuvo comics y ropa de segunda mano de Gunil.
Jiseok sintió ganas de volver a ver a Gunil y agradecerle. Y pensó que si siguiera por Corea tal vez hubiera tenido un lugar a donde ir.
Y sin más empezó a llorar.
El extraño se incomodó y se asustó sin saber muy bien qué hacer.
-Umh, si no tienes donde pasar la noche puedes venir a casa con nosotros, si no te importa compartir piso con la paria de la sociedad.
Jiseok sollozó y asintió. Cualquier cosa era mejor que ese baño sucio y peligroso.
-Soy Hyeongjun, pero puedes llamarme Jun.
-Soy Jiseok, Kwak Jiseok.
Y así siguió al extraño llamado Jun hasta un club de mala muerte. Pero no dudó en entrar.
Jun lo guió hasta un cuarto de servicio y luego a una puerta “secreta” que daba a un montón de habitaciones que Jiseok dedujo era donde vivía el personal.
Jun abrió una puerta numerada con un 6, todo lo que había era una cama tipo matrimonial, un escritorio, una guitarra y un amplificador.
Jiseok lo miró sorprendido.
-Yo también toco -murmuró con timidez.
Jiseok se acercó a la guitarra y la examinó, era eléctrica a diferencia de su acústica, pero sin amplificador sonaban similares.
-Ahí tienes el baño, puedes usarlo, te puedo conseguir algo de ropa pero creo que te quedará grande. Ah voy a la cocina por algo de comer ponte cómodo.
Jiseok aprovechó la hospitalidad de su anfitrión y se lavó el cuerpo. Pese a que la habitación era modesta tenían una bañera y aprovechó para relajarse un poco. Cuando salió encontró una toalla floral que le dejó Jun y se envolvió en ella, examinó la ropa y se la puso. Jun volvió con bocadillos y comieron juntos, le entregó además un cepillo de dientes y se marchó a la cocina con los cubiertos sucios.
Jun durmió en la misma habitación pero Jiseok apenas lo notó, cuando su cabeza tocó la almohada cayó en coma.
Al día siguiente lo despertó el olor a tabaco y lo primero que vio fueron unos ojos afilados escrutandolo.
Jiseok agrandó toda la distancia que pudo con el extraño, asustado. Solo después se dio cuenta que a su lado dormía Jun desnudo.
Jiseok no se acordaba de nada, no se sorprendería de haber seducido al extraño que conoció en unos baños y lo llevó a casa, no sería una situación nueva, pero a diferencia de su anfitrión estaba completamente vestido.
La figura con ojos de zorro exhaló una bocanada de su cigarro.
-Quien diablos eres!?
-Yo…yo Jiseok
-Junnie despierta y explicame esto! -gritó demasiado fuerte al que yacía aún durmiendo.
Este se retorció un poco y se posicionó boca arriba, dejando al descubierto su torso, bastante huesudo.
-Seumi…es temprano…por qué fumas?
Jiseok no esperaba que esa frase pronunciada mientras estaba medio dormido sería suficiente para que el tipo que parecía mucho más amenazante que el saco de huesos apagara inmediatamente el cigarro.
Jun se tomó como un minuto para despertar bien y explicar la situación.
-Él es Jiseok, lo encontré en los baños públicos y lo traje. Jiseok, él es Seungmin, mi novio.
Lo último que esperaba ver Jiseok era al matón sonrojándose.
-Junnie deja de traer mendigos a casa! Y no te acuestes con ellos desnudo!
-Pero no hicimos nada.
-De hecho también preferiría que no te acostaras desnudo conmigo -agregó Jiseok.
Seungmin le pasó su gabardina a Jun para que se cubriera.
-Y por qué lleva mi ropa?
-No creo quiera usar mi ropa. Y la suya apesta.
Jiseok lo miró confundido, se olfateó pero se había bañado bien anoche así que no olía.
-Bueno, si se va a quedar que trabaje.
-Seumi!
-Pueden darme trabajo?- se esperanzó Jiseok.
-Podemos, pero no creo que te guste -pronunció Seungmin ya en el marco de la puerta.
Jun suspiró.
Puedes ayudarme con los quehaceres mientras tanto.
Jiseok asintió se levantó, y fue al baño. Al volver Jun ya estaba vestido. Llevaba una falda de jeans demasiado larga con una remera oversized gastada.
-Vamos a empezar lavando la ropa. Puedes traer las tuyas.
Jiseok tomó su bolso completo y lo siguió.
La cocina estaba al final del pasillo, y servía también como área de servicios. Tenía un lavarropas y líneas para colgar. Además de un baño con ducha.
-Este baño usan nuestros húespedes, pero puedes usar el de nuestra habitación.
Jiseok se quedó pensando en a qué se refería por "nuestra". Lo estaba incluyendo o se refería a Seungmin?
Mientras Jiseok se peleaba con la configuración de la lavadora para parecer útil, Jun cocinaba el desayuno para un batallón, en cuestión de minutos ya tenía toda una mesa servida y de a poco iban apareciendo personajes.
Un total de 7 personas bajaron a desayunar. Jun presentó a Jise uno a uno.
Comieron sus huevos revueltos y luego desaparecieron. Algunos bajaban con más ropa sucia que se le entregaban a Jiseok.
Oyó que mencionaban a Seungmin y que todos trataban con cariño a Jun.
-Qué habrá para el almuerzo?- preguntó una niña pequeña en el regazo de su madre.
-Atún -respondió Jun.
-Y para la cena?
-Podemos comer sushi para honrar a nuestro Invitado.
-Solo estás pensando en lo que a ti te gustaría comer!!
-El que cocina tiene la razón.
Jiseok podía contemplar la escena con calidez, tanta que tuvo ganas de llorar.
Y por una vez en mucho tiempo se sintió consolado con los extraños.
Al terminar el desayuno, y cuando se encontraban a solas Jun se explicó.
-Nosotros no teníamos hogar. La mayoría nos criamos juntos y sobrevivimos. Pero somos débiles, por eso vivimos en comunidad. Esto…creo que deberías saber que vendemos nuestro cuerpo. No espero que hagas lo mismo para quedarte aquí no te preocupes! Tenemos lugar para uno más, si ayudas con quehaceres podemos ofrecer techo y comida. Puedes quedarte cuanto quieras, hablaré con Seungmin…
-Yo también vendía mi cuerpo -lo interrumpió-
Jun se sorprendió pero no vocalizó nada.
Jiseok le contó como perdió su familia, su casa y terminó en la casa de varios extraños hasta que lo encontró en el baño.
Jun Han le contó cómo huyó de un orfatano con la mitad de las personas que conoció ese día, como conoció a Seungmin y como lo tomó bajo su protección a él y sus compañeros.
-Seungmin es solo un poco mayor que yo, su familia es del bajo mundo. Su padre y hermano controlan casi todo pero se hizo con un pequeño negocio para servir de prostíbulo para una compañera de colegio, pero el negocio prosperó y ya ves lo que somos ahora.
-No soy la primera persona que traes verdad?- preguntó Jiseok.
-Tampoco serás la última, lo sabemos todos -rió- al principio Seungmin solo me protegía a mí, pero de a poco fui trayendo al resto de mis compañeros, cuando supe a qué se dedicaba Seungmin fue más fácil, después de todo somos como parte de sus activos. Pero en realidad es un chico muy dulce y se preocupa por las personas. Solo le tocó nacer una familia de mierda que vive en un mundo de mierda. Pero incluso doy gracias que haya sido así, pues de otra manera no hubieramos podido conocernos.
Jiseok estaba un poco sorprendido de lo abierto que era Jun para hablar de sí mismo y de todas sus cicatrices.
-Aunque eres su novio… todavía vendes tu cuerpo?
Jun se quedó en silencio. Luego asintió, pero no agregó más.
Jiseok no podía entender como Seungmin pudo hacer una escena esa misma mañana mientras permitía que otros abusaran del cuerpo de su pareja.
Ayudó todo el día con los quehaceres, al parecer era casi la total responsabilidad de Jun administrar el lugar. Hacía la compra, las comidas, la limpieza. Se imaginaba al tal Seungmin como un fetichista sobre trad wifes o algo, y al resto del personal como gorrones. Definitivamente solo Jun le caía bien en esa casa.
Pero entonces se dió cuenta. Algunas de las personas que conoció esa mañana iban a estudiar. Algunos todavía estaban en la escuela mientras uno de ellos era universitario.
Incluso Seungmin iba a la escuela.
-Oye, Jun…qué edad tienes tú?
-Oh…tengo…dieciséis.
Jiseok abrió sus ojos como platos.
-Y Seungmin!?
-Diecisiete…
Jiseok se sentó de la impresión.
-Cuantos años tienes tú?
-Um…la misma edad que ustedes…
-Oh vaya, eso hace las cosas más sencillas.
-Qué?
-No queria tener que llamarte hyung…por eso no estaba revelando mi edad.
Jiseok rió.
-Tú no vas a la escuela?
Jun negó. La dejé, no necesito estudiar para ser guitarrista, y en la escuela no puedo ser yo mismo.
Jiseok sintió que había algo más pero no insistió.
A la noche quedó solo en la habitación, Jun bajó al club, a trabajar dedujo, aprovechó para tocar un poco. No se percató que Seungmin escuchaba desde el pasillo.
Chapter 3
Summary:
Como se conoció el odehan y el odehan teniendo sexo.
Chapter Text
La primera vez que Seungmin vió a Jun Han fue a través de un cristal.
Seungmin estaba mirando una revista en la recepción del motel que usaba de fachada cuando vio como los clientes abordaban a Jun.
Solo descubrió que era una prostituta cuando volvió por tercera vez en el mismo puesto después de irse con 2 diferentes personas.
El territorio era de dos proxenetas, no se metían con Seungmin porque sus chicas no se apostaban en la calle, porque frecuentaban el motel donde trabajaba y porque nadie quería tener problemas con el clan Oh.
Pero alguien como el escúalido sujeto probablemente sea un blanco para cualquiera de los territorios. Seungmin asumió que no estaba afiliado a ninguno ya que ambos solo trabajaban con chicas. En la zona no se apostaban trabajadores masculinos, quizá por eso estaba teniendo suerte con la clientela.
Esto hizo reflexionar a Seungmin acerca de inmiscuirse en el nuevo mercado emergente.
Decidió ir a molestarlo un poco y presentarse.
Como lo vio fumando hace rato le llevó una caja de cigarrillos del mostrador para ofrecerle, una táctica para romper el hielo.
-Hola -saludó Seungmin recostándose en la pared mal grafiteada.
Jun le sonrió.
-Hola
Su "hola" fue mucho más tierno de lo que se esperaba de alguien cuyo trabajo es seducir personas.
-Estás…buscando clientes?
-Sí ¿estás interesado?
Su tono pasó a ser coqueto.
Le sonrió y le ofrecio los cigarrillos.
Jun dudó, pero los aceptó.
-Trabajo ahí - apuntó hacia el motel. Soy Seungmin, Oh Seungmin.
Jun miró en dirección al motel y frunció el ceño.
-Si necesitas algo ven a verme. Este es territorio de Kenjaku y Kyo; que tarde o temprano te harán una visita y no creo sean muy amables…
Esto pareció asustarlo.
-No puedo estar aquí?
-No deberías. Al menos sin permiso.
-¿Permiso?
Seungmin hizo un gesto de "billetes".
Jun abrió la boca en un gran circulo.
-Solo quería advertirte. Nos vemos.
Y volvió a su puesto metiendose las manos en los bolsillos y encogiendose de hombros.
Jun no tardó en presentarse en la recepción del motel.
Un par de horas más tarde, cuando empezó a nevar y las calles se volvieron menos concurridas, las luces comenzaban a encenderse después de los últimos rayos del sol. Un hombre de mediana edad abordó a Hyeongjun.
Seungmin los vio discutir y forcejear un poco. Por la escena parecía que el sujeto estaba regateando el precio. Jun no se había ido con nadie después de la conversación con Seungmin, pero desapareció un breve momento, Seungmin creyó que ya se había ido a casa, pero luego volvió con este hombre siguiéndolo hasta que finalmente lo abordó.
Lo siguiente fue que Hyeongjun cruzó la calle.
E ingresó al establecimiento de Seungmin.
-Hola, me gustaría otra de esa caja de cigarros.- puso sobre el mostrador un billete.
El hombre esperaba afuera.
-Necesitas ayuda?
Jun Han asintió.
-Es solo un perdedor. Si no puedes con él esta vida te hará pedazos.
Jun Han parecía suplicar con la mirada. Y estaba temblando.
Seungmin tomó su dinero y le dio la cajetilla.
-Te está esperando.
-Por favor…
Seungmin accedió con un suspiro.
Salió afuera y le gritó al hombre.
-Oye, piérdete quieres estás espantando a las parejas.
-Quién diablos eres para tratar asi a tus mayores!
-Oh Seungmin, ve y pregúntale a cualquiera.
-Oh Seungmin? Ja! Quisieras.
Ya sea que le creyese o no el sujeto se fue.
-Solución. Pero espera para irte si tienes miedo te siga.
-Gracias. -Jun seguía asustado.
-Qué diablos te asusta tanto?
Jun no dijo nada.
Seungmin le ofreció un vaso con agua, por la forma en que bebió ya estaba sediento.
-Mañana buscaré otro lugar -dijo por fin después de un largo silencio.
-Es inútil. Si no son proxenetas serán las mismas prostitutas las que te echen.
-Sae y Kita se apuestan aqui a unas 5 cuadras…hasta ahora nadie las ha molestado.
-En serio? Bueno la que controla esa zona es la vieja bruja. Pero no creo reciban a otro chico con los brazos abiertos.
La zona de la bruja admitía la prostitución masculina, pero por lo mismo había un exceso de oferta y poca demanda, los chicos debían conformarse con ganar menos que las mujeres si querían tener clientes. Oh supuso que por eso había migrado hacia esta zona, también por eso no sabía acerca de a quien pertenecía el oligopolio ni quien era Seungmin.
-Si estás interesado puedes trabajar para mí -continuó Seungmin- puedo conseguirte clientes y solo me quedaré con un % de tus ganancias. Nadie te molestará si trabajas para los Oh.
-Te llamas Seungmin no? Quien eres?
-Solo un tipo con un apellido respetable.
-No eres peligroso?
Seugmin rió.
-Solo para las personas incorrectas.
Jun Han se mantuvo callado.
-Mira, tengo algunas chicas a las que les consigo clientes, discretamente. No tienen que apostarse en una esquina. Ganan decentemente y solo me quedo con un % razonable. Es un buen trato. Además puedes usar este motel, ya les cobro el costo de la habitación.
-Parece una buena oferta
-Necesitas algo más?
-Necesito un lugar…
-No tienes casa? Oh vaya. Bueno puedes quedarte con una habitación, pero usarás la misma cuando traigas clientes.
-Está bien. Trato.
Y extendió la mano para cerrar el acuerdo.
-Por cierto cómo te llamas?
-Hyeongjun, Han Hyeongjun. Pero puedes decirme Jun Han.
La habitación que le cedió a Jun era de lo más normalcita. Una cama, una mesita de noche. Un enorme espejo y un baño. Jun se quedó a pasar la noche, y al día siguiente fue a buscar sus cosas.
Parecía muy consciente de Seungmin durante el tiempo que pasaron juntos hasta que el mismo fue a casa. Compartieron una cena modesta de fideos instantáneos y 7up. Luego Seungmin apagó todo y le dijo a Jun que volvería mañana por la tarde. Era libre de ir y venir pero debería estar disponible desde las 3 de la tarde para los clientes.
Cuando Seungmin se fue Jun se quedó confundido. Había pensado que Seungmin se acostaría con él. Había supuesto que estaba interesado en él.
Entonces sería solo una relación comercial?
Dandole vueltas se fue a dormir y despertó a las 10 am del día siguiente.
Seungmin apareció cerca de las 18 hrs. Jun esperaba que apareciera con clientes, pero resultó que no trajo nada mas que un juego de cartas.
Luego apareció una rubia del brazo de un hombre de mediana edad, ella era claramente menor. Entraron juntos a una habitación y salieron muy tarde.
-Ella es Minerva, luce como extranjera por lo que es muy solicitada por viejos verdes con ese fetiche. Tiene varios clientes.
-Parece bastante joven.
-Dieciséis años.
-Eso no es ilegal?
-Prostituirse en sí es ilegal.-Seugmin arrojó un naipe.
-Cuantos años tienes?-preguntó Jun.
-Dieciséis. Y tú?
-Dieciséis también. Y diriges un prostíbulo?
-Mi familia tiene peores negocios.
Jun no preguntó más.
Dos días pssaron y Jun no tuvo ningun cliente, o más bien Seungmin no buscó ninguno. Al tercer día Jun, con miedo de que lo echen por no aportar al negocio le preguntó al respecto.
-¿Nadie interesado en mí?
Había visto ir y venir a las chicas de Seungmin, por lo menos media docena de hombres se pasaron por ahí esos días.
Seungmin parecía muy divertido por su pregunta.
-¿Ansioso?
-Yo solo…
-Descuida, no te echaré.
Jun pareció un poco aliviado.
-Necesito el dinero
-Lo imagino.
Seungmin no preguntó para qué. Aunque Jun Han parecía querer hablar al respecto.
Días más tarde llegó Seungmin muy borracho pese a ser recién las 11 de la mañana. Golpeó su puerta y practicamente se cayó en su habitación apenas abrió.
-Te conseguí un cliente.
Jun frunció el ceño.
-Vamos! Es el mejor cliente que podrías tener!
-Eso es bueno.
Seungmin sacó un fajo de billetes y lo empujo hacia el pecho de Jun.
-Eres mio por todo el resto del día.
Jun no pareció sorprendido, como si ese fuera el desenlace natural que esperaba.
-Dame unos minutos.
-Te espero en la cama.- le susurró por último Seungmin.
Exactamente trece minutos después Jun subió a la cama y empezó a desnudarse, no llevaba mucha ropa de todos modos. Seungmin prestó especial atención a su ropa interior: lencería femenina.
Era solo una pantie de algodón con detalles en encaje rosa. Parecia hasta infantil, una verdadera prostituta hubiera elegido algo más sexy, pero a Jun le quedaba como su ropa usual.
-Dejatelo. - le indicó.
Jun asintió y subió a la cama, se posicionó boca arriba y abrió las piernas.
Seungmin entendía. Probablemente siempre era lo mismo, solo usaban su agujero como un consuelo y luego le tiraban semen y billetes a la cara.
Para los que acuden a las prostitutas, sujetos como Jun, tienen menos valor que la basura y son tratados como tal.
Seungmin también se desnudó, montó sobre él, lo abrazó y empezó a dejar chupones en su clavícula. Jun parecía extrañado pero lo dejó, mordisqueó sus pezones y araño con los dientes sus costillas.
Jun estaba tieso, sin saber qué hacer.
Seungmin presionó sus caderas juntas y ambos gimieron. Tanteó su agujero con los dedos y notó que estaba bien preparado. Pero en lugar de eso prefirió masturbarlo.
Jun aun estaba flaccido cuando Seungmin lo tomó en su mano, y soltó un gemido de protesta.
-Te disgusta?
-Es…incómodo -pronunció despues de una pausa, presumiblemente buscando las palabras apropiadas.
-Paro?
Jun negó.
-Me acostumbraré.
Y de hecho con las suaves sacudidas de la mano de Seungmin se fue poniendo duro.
-Me gusta cuando se excitan…por mi. ¿Me deseas?
Jun observó sus músculos tonificados, su diminuta cintura y su rostro.
-Si…
Seungmin se pavoneó un poco, se acarició la polla delicadamente con el dorso de los dedos y su miembro hizo una reverencia.
Educadamente, el miembro de Jun Han también respondió a la reverencia.
Seungmin se enfundó en un condón y se acarició con abundante lubricante.
Quitó el pedacito de tela a medio bajar por sus muslos con sus dientes y se alineó. Cuando se aseguró que la punta estuvo dentro se enfundó por completo.
Comenzó a embestir y masturbar a Jun. Este se retorcía en su agarre y terminó sobreestimulado luego de correrse.
Seungmin en cambio estaba lejos de satisfacerse.
Continuó sin parar, sin darle tiempo a Jun de ablandarse y provocando otra eyaculación.
Jun apenas vocalizaba su placer.
Cuando se sintió cerca del borde le ordenó:
-Ponte de cuatro.
Seungmin retrocedió y Jun medio atontado por la sobreestimulación obedeció.
Se frotó un poco entre sus nalgas para entrar de vuelta, dejando un rastro de presemen.
Su agujero lo tragó sin resistencia.
Seungmin embistió, a veces muy fuerte, se salió un par de veces pero el mismo Jun lo buscaba a tientas y lo volvía a meter. Tocó su abdomen y se sintió dentro. Su ritmo cambió a errático. Jun se volvió mucho más vocal, Seungmin lo volvió a masturbar, los brazos de Jun cedieron ocasionando que arque la esplada para mantenerse conectados, el ángulo mejoró, Jun se corrió por tercera vez y las réplicas hicieron a Seungmin venirse también.
Seungmin se desplomó sobre Jun, con su órgano aún dentro. Su orgasmo fue intenso y tardó en bajar.
Por la mente pervertida de Jun pasó que Seungmin lo había anudado. Como en los omegaverse. Pero se abstuvo de comentarle un chiste al respecto.
Antes de salir Seungmin volvió a embestirlo casi como un reflejo.
"Eres mio por el resto del día" había dicho, el día aún no terminaría pronto, por lo que Jun asumió le esperaba más rondas.
Seungmin prácticamente se quedó dormido asi que Jun aprovechó para ir a lavarse y prepararse. Bebió una bebida azucarada, se puso una bata sin nada debajo y se acostó con él. Seungmin seguía desnudo, pero ya limpio gracias a Jun. El condón también había sido descartado por Jun Han, después de observar cuidadosamente el semen dentro, por mera curiosidad.
Seungmin no despertó para otra ronda y Jun se sintió algo decepcionado.
Pero a la mañana siguiente se despertó con la erección de Seungmin clavandole el muslo. No parecía totalmente despierto. Jun se frotó contra ella y Seungmin suspiró. Lo hizo despacio, Seungmin reaccionaba cada vez y luego sintió como le humedecia el muslo y los huevos. Seungmin se despertó de a poco y cuando entendió la situación se frotó activamente con Jun.
Pero no estuvo satisfecho. Tanteó el agujero con los dedos, uno cabía bien, pero necesitó algo de preparación para tijerear con dos.
-Montame. -ordenó Seungmin con voz ronca.
Jun obedeció tomó un condón, se lo puso a su amante y se empaló en su polla.
Estaba excitado, lo estaba disfrutando.
Rebotando en una polla. Que puta.
Jun se corrió primero y lo siguió inmediatamente Seungmin, al recogerlo en sus brazos cuando se desplomó.
Ambos exhaustos se quedaron dormidos.
Después de eso Seungmin le consiguió clientes. Señores ricos, importantes. Con familias perfectas que se follaban a Jun de las maneras más guarras, le decían las peores blasfemias y dejaban generosas propinas. Solo uno o dos por semana. Pero Jun no se sentía bien por días.
Seungmin cumplió su parte del trato. Solo tomó una pequeña cantidad de sus ganancias y la mayor parte del dinero quedaba con Jun Han.
Así que pronto pudo comprarse su primera guitarra. Cheolya.
Chapter Text
Hyeongjun fue trayendo de a poco a las personas con las que consiguió huir del orfanato. Kita fue la primera, después de una riña donde otra prostituta la abofeteó y le arañó la cara con esas ridículas uñas esculpidas, Jun la trajo a Seungmin, se arrodilló y le imploró que la tome como una de sus chicas, bajo su protección.
Kita ya estaba por cumplir la mayoría de edad asi que no sabía si sería del agrado de sus viejos verdes. Además que podría sacarle clientes a sus otras chicas.
Seungmin observó la petición con las piernas y brazos cruzados y después de soltar un suspiro accedió.
-Habitación 3.- le tendió unas llaves.
Desde entonces Jun Han ha llevado a todo aquel a quien pudiera salvar junto a Seungmin.
Los clientes de Jun Han eran de un tipo particular. A los que les gustaba ver a hombres travestirse y actuar como chicas. Para otros pudiera ser más duro. Pero a Jun le gustaba usar ropa de mujer y tener maneras de mujer.
Seungmin le compraba ropa bonita. Tenía muy buen gusto, Jun Han le agradecía del fondo del alma, no se animaba a ir de compras solo y las veces que lo hacía siempre terminaba comprando ropa muy grande por temor a que no le entre ya que le daba vergüenza probar.
Seungmin se seguía acostando con él. Siempre lo trataba como una chica, pese a que sus clientes tambien la trataban así, con Seungmin se sentía especial.
Jun Han no quería admitir se había enamorado de él asi que elegía pensar que era síndrome de estocolmo.
Cuando el abuelo de Seungmin murió todo el edificio quedó a nombre de él. Del otro lado del hotel quedaba una antigua casa de empeños donde discretamente trabajaban con usureros, fue el negocio inicial de los Oh que con los años derivó en otros más turbios gracias al talento de su padre, su tío y su hermano mayor.
Como último deseo del abuelo lo habían dejado seguir con su negocio. Este se yactaba de permitirle a la gente pobre alcanzar sus sueños por medio de dinero rápido, era bastante idealista. Pero Seungmin sabía que probablemente con cada préstamo se arruinaba un poco más cada familia.
Nadie tenía la intención de mantener el negocio de la usura. El hermano de Seungmin tomó la libreta del abuelo y se encargó de mandar requeridores a todos los morosos, pero no aceptó solicitudes nuevas.
La casa cerró y los inquilinos de Seungmin, que para el momento eran varios se repartieron los bienes.
Jun Han tuvo el privilegio de escoger primero.
-Toma lo que quieras y llevatelo. Vendelo o lo que sea, si no se lo llevan terminará en la basura.
Jun Han rescató todos los muebles que pudo. Incluso algunos instrumentos musicales, ropa vintage y accesorios. El resto se lo llevaron los inquilinos. Mas con intención de vender que quedarselo.
-Qué harás con este lugar?
-Mi hermano planea hacer un bar.
Durante los siguientes días todo el edificio estuvo en refacción, disminuyeron el flujo de clientes y ayudaron como podían.
Jun Han estaba barriendo escombros mientras Seungmin la observaba tomandose un trago.
-Hoy es mi cumpleaños.
Jun Han se detuvo y lo miró.
-Debiste habermelo dicho! Tenemos que conseguir pastel.
-Festejan los cumpleaños?
-En el orfanato… festejabamos los cumples del mes juntos. Habia un pastel de diferentes colores. No habían regalos, no de parte de los directivos. Algunos cuando iban a hacer su obra de caridad nos llevaban pastel y celebrabamos de vuelta los cumpleaños más cercanos. Ellos si traían regalos. La última vez nos regalaros cds. Me tocó uno de Linkin Park y Kita me dio el suyo de Red Hot Chili Peppers.
Seungmin no quería admitir pero le encantaba cuando Jun se ponía a hablar sin descanso de cosas tan triviales.
-Cuando es tu cumpleaños?
-En Agosto. El 18 de agosto. No se si nací ese día pero me dijeron que ese era.
-Como terminaste en el orfanato?
Jun Han dudó. Parecía incómodo.
-Olvidalo. No importa. Conseguiré un pastel para que coman.
-Eh? Y tú?
-No festejo mis cumpleaños.
Dicho esto se retiró.
A la noche volvió con varias copas encima, sushi y un pastel.
-JUNNIE~
Jun Han fue a recibirlo antes que haga más escandalo y salgan los inquilinos.
-Seumgmin que carajos.
-Traje el pastel.
Jun Han le quitó las bolsas que cargaba, lo sentó en el sofá (que acababa de mudar de la tienda de empeño y lo puso en el pasillo) y le quitó los zapatos. Lo dejó ahí mientras llevaba el pastel a la cocina y llamaba a todos para que comieran. No pudo invitarlo con el sushi porque Seungmin insistió era solo para los dos.
Seungmin solo se calmó cuando Jun empezó a comer el sushi.
-Está rico?
Jun Han podía llorar por lo maravilloso del sabor.
-Quédate conmigo esta noche.-suplicó.
Jun Han asintió.
Seungmin no se quedaba a dormir, no usualmente.
Jun Han se lavó, lavó a Seungmin y esperaba que lo que Seungmin le estaba pidieron fuera sexo. Para poder poner de lado sus sentimientos. Pero Seungmin solo quería abrazarla esa noche.
Y llorar.
El único regalo que Jun Han pudo hacerle esa noche fue una canción y una púa.
Seungmin le abriría un pequeño agujero a la púa y lo usaría alrededor de su cuello.
-Sé mia- fue lo último que dijo como deseo de cumpleaños.
-Lo he sido desde hace mucho tiempo.
Sellaron su promesa con un beso.
Jun Han no esperaba que lo recordara a la mañana.
El bar abrió días más tarde. Hicieron arreglos para que se conectara con el motel y acordaron que las chicas irían a entretener a sus clientes ahí.
La relación de Jun Han y Seungmin no cambió mucho. Y todavía tenía que prostituirse.
Por otro lado Seungmin tenía el triple del trabajo. Su hermano simplemente se desatendía de sus responsabilidades y le dejaba la administración a su hermano sin edad legal.
Jun Han lo ayudaba cuando estaba agobiado, y en algún momento pasó ser más un apoyo logístico que un activo. Además de cuidar del hotel y sus inquilinos.
Ya llevaron varios meses operando. La cantidad de desamparados de Jun Han seguía en aumento. Algunos fueron solo huéspedes transitorios, pero otros encontraron una forma de sobrevivir entre las mohosas paredes del motel.
Justo después de que un arrimado que había rescatado hubiera escapado robandose algunos objetos de poco valor, algo del dinero para la compra y una guitarra de Jun Han , que este decidió no llevar a nadie más. Pese a que Seungmin no le hubiese reclamado nada, y que incluso le haya dado un presupuesto mayor para que coman durante la semana y le prometió comprarle una nueva guitarra.
Era como si el destino le jugase una mala broma.
Siguiendo el rastro de pistas que dejó el fugitivo se encontró en un callejón sucio que terminaba en un baño. Cuando pensó que la cacería era inutil vio un cuerpo acurrucado con una funda, por un momento tuvo esperanzas pero no reconoció la funda.
La persona a quien pago por la información lo habría visto vagar con la funda y aprovechó para dirigirlo a él mientras se ganaba unos billetes.
Jun Han suspiró y se dirigió al extraño.
-Oye despierta. No es seguro aquí. Te robarán.
Chapter Text
Seungmin chupó la falange de Jun Han, la que llevaba puesto el anillo de armadura de Viviene Westwood rescatado de la tienda de antiguedades del abuelo. A Seungmin le gustaba el sabor metálico que desprendía y la sensación de arañarlo con los dientes. Podía sentir cada articulación de la joya bajo el tacto de su lengua, a la vez que la uña roma con el esmalte descascado empujaba contra su paladar.
Si fuera por Seungmin le pondría ese maldito anillo al pene de Jun y lo chuparía hasta exprimirle la última gota.
Pero ahora mismo no estaba en posición, su propio pene se abría paso entre los intestinos de Jun y sus manos ultrajaban esos pequeños pechos con implantes, qué dejenme decirles por parte de Seungmin estaba muy conforme con su tamaño.
El dedo de Jun profundizó en su garganta y Seungmin tuvo una arcada. Jun Han gimió, el reflejo debió afectar las embestidas.
Sacó su dedo de la boca goteante de Seungmin y lo reemplazó con su lengua. Cuando se separaron por aire Seungmin supo que su pareja había alcanzado el orgasmo, salió de dentro se deshizo del condón y se corrió en la barriga y pecho de Jun bombeandose hasta la sobreestimulación.
Se enredaron en un desastre de extremidades y se durmieron casi enseguida.
A la mañana siguiente, como ya era costumbre Jun Han se levantó primero. Hace mucho que ya no tenía que cuidar del montón de inquilinos rescatados. Seungmim por su parte podía ir a la hora que quisiera, pero se esforzaba por mantener una rutina ya que eso ayudaba a Jun.
Vivían en un apartamento que Jun Han nunca pudo siquiera soñar. Tenía electrodomesticos de última generación, seguridad, calefacción y un armario con piezas de lujo.
Pero no era feliz.
No me malinterpreten, Seungmin era casi el hombre perfecto; incluso si Jun Han no podía exigir demasiado en su posición.
En el pasado, cuando Jun Han le explicó entre lágrimas cómo se sentía con su cuerpo Seungmin se esforzó por comprender y apoyarlo. No era como si no tuviera una idea desde el principio. La ropa, sus maneras… Seungmin tampoco nunca se consideró homoseaxual pero Jun lo atraía. Las señales estaban ahí todo el tiempo.
Cuando empezó su transición Seungmin se encargó de financiar todo, de ser un novio atento y de sacarla de la prostitución.
Jun Han lo convenció para cerrar definitivamente el negocio, y coincidió con la mayoría de edad de Seungmin y el levantamiento de cargos en su nombre.
Jun Han para suerte de los Oh tenía muchos trapos sucios que podía sacar a luz de peces gordos, incluidos miembros de la corte. Señores con familias ejemplares que pagaban por acostarse con las chicas de Seungmin en el antro renovado del hermano mayor de los Oh. Además, con el dinero e influencia que poseían en su haber consiguieron tapar prácticamente todo, incluyendo que operaba desde la preparatoria siendo un menor de edad.
Pero hubo una pieza clave.
Kwak Jiseok.
La empresa que lo reclutó no iba a perder a su gallina de huevos de oro. Resultaba fácil apoyar al encubrimiento, solo debían financiar una cantidad módica y mover algunos hilos para la defensa y así nadie nunca sepa que su artista principal tuvo un pasado oscuro ligado a ese estrato de la sociedad. Además, un favor para el clan Oh lo podría beneficiar más adelante en cuanto a protección y seguridad para que sus artistas hagan de las suyas sin caer en las garras de los medios.
Pero Seungmin terminó debiendo tantos favores a tantos deudores que se condenó a si mismo a manejar negocios inclusive más turbios que el resto de su familia.
Pero aún así Jun Han estuvo de su lado. Lo amó y lo cuidó, y Seungmin continuó por ella.
El desayuno que preparó Jun era huevos revueltos para él y café para Seungmin. La escena mañanera era plácida, parecían una pareja normal. Seungmin veía las noticias y su agenda en su tablet bebiendo de su taza mientras en silencio Jun disfrutaba sus huevos y a veces le soltaba algún comentario sobre sus planes del día. Luego se levantaba y la despedía con un beso.
Jun Han solía volver a acostarse después que se haya ido. Hoy trabajaba desde su cama distribuyendo empleos que le solicitan a su agencia.
Que también eran una fachada.
Entre los favores que se quedaron debiendo los Oh tambien edtaba Jun sujeta a obediencia. Varios peces gordos solo accedieron a apoyar el encubrimiento si podían seguir pecando bajo el resguardo del clan.
Pero el apellido de los Oh no podía volver a relacionarse con la prostitución. Una segunda vez no sería tan fácil de tapar.
Y ahora tenían mucho más que perder.
Jun Han fue proclamada como un chivo expiatorio.
Ni siquiera le preguntaron. Nadie tuvo que preguntar.
Jun Han accedió porque eso protegería a Seungmin.
Y también lo ataría a ella.
Las solicitudes indecorosas no eran muchas y Jun podía tenerlas bajo control, encontrar un match para el cliente y cumplir su rol.
Normalmente, pero la solicitud que estaba ignorando hace ya unos días era un caso excepcional.
Jiseok era un viejo conocido, uno de los que un día rescató. Era prácticamente su mejor amigo, el primero que tuvo. Tocaban juntos la guitarra, se ayudaban con los quehaceres, iban a correr alrededor del rio.
Audicionaron juntos, pero solo Jiseok quedó.
Jun lucía muy “raro” para los productores y desafinaba al cantar, aunque fuera incluso mejor con la guitarra.
Su periodo de convivencia fue corto pero muy especial, luego vinieron tiempos en los que casi no sabía nada de él. Pero cuando necesito ayuda Jiseok fue el primero en presentarse.
Jun Han pudo abandonar a Seungmin y empezar de cero si hubiera tomado la mano de Jiseok. Pero para cuando eso Jun ya estaba muy enamorada y tenía complejo de salvadora y un buen plan que conversó con Jiseok.
El plan resultó y Jun salió ganador. El amor de Seungmin, la amistad de Jiseok, un lugar al que pertenecer, se lo llevó todo.
Y ahora Jiseok estaba solicitando algo pequeñisimo que Jun no quería ofrecerle.
“He visto hay un chico nuevo en la agencia es mi tipo ¿me lo presentas?”
El chico era Jooyeon.
Jun cumplio su palabra e inscribió a Jooyeon en la agencia, ni se molestó en los trabajos normales, lo puso directamente en su catálogo de servicios sexuales, despues de todo Jooyeon era el que quería prostituirse, y ya era bastante solicitado.
Pero que una estrella pop y su mejor amigo haya puesto sus ojos en él… tampoco podía juzgarlo. Su agencia usaba su catálogo para sus propios artistas, solo que hasta el momento Jiseok nunca lo había usado, Jun Han pensaba que era por ética ya que por un corto periodo perteneció a ese mundo, pero al parecer fue simplemente porque nunca encontró alguien que le hubiera interesado.
Estaba algo molesto con Jiseok.
Pero aun así los negocios son negocios.
Jun Han acomodó una cita para ambos en el antro de Seungmin y no le dijo a Jooyeon que el que lo eligió era una estrella pop de su edad.
K3yt4rss on Chapter 2 Fri 07 Mar 2025 02:59AM UTC
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KkitoOwner on Chapter 2 Fri 14 Mar 2025 11:58PM UTC
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eskzoofrenico on Chapter 4 Sat 28 Jun 2025 12:43AM UTC
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KkitoOwner on Chapter 4 Fri 11 Jul 2025 11:39PM UTC
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