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Rating:
Archive Warning:
Category:
Fandom:
Relationship:
Characters:
Language:
Español
Series:
Part 8 of 10 pairings Usopp
Stats:
Published:
2025-03-30
Updated:
2025-06-04
Words:
4,431
Chapters:
2/?
Comments:
14
Kudos:
12
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1
Hits:
142

Adicto al caos

Summary:

Tras salir de la peor relación que había tenido en toda su vida, Usopp decide ir al gimnasio para deshacerse de todo el sufrimiento y hacer algo para sí mismo, sin embargo, cuando conoce a Law, un hombre atractivo, lleno de tatuajes y con toda la pinta de ser uno de esos que seguramente lo dejarían en terapia, descubre que primero debería solucionar un montón de traumas antes de involucrarse en una nueva relación.

Notes:

Disclaimer: One Piece le pertenece a Oda, hago esto meramente con fines de entretenimiento.

Chapter Text

 

Adicto al caos

Capítulo 1

Sus amigos tenían toda la razón del mundo. Siempre la habían tenido. Usopp debía reconocer que era un adicto al caos. Lo había querido negar durante mucho tiempo, pero llegado a esas instancias, no podía hacer más que aceptar la afirmación de sus amigos como cierta. 

 

Su última relación había resultado ser más tóxica que Chernobyl, pero ¿qué podía decir? las subidas y bajadas, el drama y las reconciliaciones, absolutamente toda la dinámica lo había enganchado como pocas cosas lo hacían, y quizás por eso había terminado hecho mierda. Bueno, quizás no tanto, pero casi. 

 

Se tomó un par de días para llorar todo lo que le había faltado llorar estando en esa relación manipuladora, siendo presa fácil del peor narcisista que hubiera conocido en sus veinte años de vida, pero después de tantos días sintiendo lástima por sí mismo, decidió que era hora de ponerse de pie y seguir, además,  ya estaba enfermo de quedarse pegado a la pantalla de su celular viendo tiktok tras tiktok sobre rupturas y corazones rotos. Estaba harto de ahogarse entre sus propias lágrimas mientras escuchaba las canciones más rompecorazones habidas y por haber sobre la faz de la tierra.

 

Lo primero que hizo después de bañarse, fue llamar a Zoro para casi suplicarle que lo llevara al gimnasio. No sabía a ciencia cierta por qué lo había hecho, pero al momento de marcar le había parecido la mejor idea del mundo.

 

Al llegar al gimnasio y ver la cantidad abrumadora de máquinas, pesas y aparatos que apenas lograba entender, empezó a arrepentirse de sus decisiones impulsivas, esas que tantas veces lo habían metido en problemas. Ni siquiera tuvo oportunidad de dar media vuelta y huir, porque Zoro lo sujetó de los brazos y lo arrastró hacia adentro. Rodeado de hombres musculosos y atractivos, Usopp pensó que, después de todo, quizá la idea no era tan mala. No estaba listo para una nueva relación, ni siquiera tenía ganas, pero no le vendría mal deleitarse un poco la vista. Al menos, eso creyó… hasta que lo vio.

 

Allí estaba. Alto, atractivo, con el cuerpo cubierto de tatuajes y el cabello negro revuelto por el sudor. Su mirada, fría y distante, le heló la sangre en cuanto sus ojos se encontraron. Era, sin duda, su tipo. De esos que, con solo existir, podían mandarte directo a terapia. Y aun así, a pesar de todo, lo único que Usopp quiso en ese instante fue acercarse y conocerlo.

 

No fue necesario hacer ningún movimiento. El joven al parecer era amigo de Zoro, quien al verlo a la distancia le alzó la mano a modo de saludo, y este se acercó a ellos con curiosidad.

 

—¿Trayéndole más clientes a Ace? —preguntó mientras chocaba puños con Zoro.

 

Usopp no pudo poner demasiada atención a las palabras que cruzaban, solo sabía que la voz profunda y gruesa resonaba en sus oídos y le hacía temblar las piernas. 

 

Iba a recriminarse por su falta de juicio. Apenas había salido de una catástrofe y ya parecía dispuesto a correr de cabeza hacia la siguiente. No sabía qué era peor: ser consciente de que estaba a punto de hacer una estupidez y aun así querer lanzarse, o simplemente saltar sin pensar, como si la vida no le hubiera enseñado nada.

 

—Planeta tierra a Usopp. — La burla de Zoro no le cayó demasiado bien, pero sonrió de todos modos. 

 

—Lo siento, estaba pensando en los deberes de la universidad. —Soltó la primera excusa que se le ocurrió —. ¿De qué estamos hablando? 

 

Al parecer su frase le hizo gracia al desconocido quien solamente soltó una carcajada y le extendió la mano.

 

—Soy Law. Si algo se te complica, puedes pedirme ayuda, en especial cuando empieces a hacer barras, estoy seguro de que vas a necesitarla. 

 

Usopp no tuvo tiempo de avergonzarse ante la mirada burlona qué le dedicó Law al ver sus brazos escuálidos, pues este ya se estaba retirando hacia la sección de máquinas caminadoras en el otro extremo. 

 

—Ni lo pienses —advirtió Zoro al notar la sonrisa boba que a Usopp se le había quedado impresa en el rostro.

 

—¿De qué hablas? —Quiso hacerse el tonto agarrando una de las mancuernas más pesadas. No logró levantarla. 

 

—A otro perro con ese hueso —dijo negando con la cabeza —, solo te voy a decir que Law no se involucra con nadie. Nunca nos ha hablado de algún novio o novia, así que déjate de tonterías y…

 

—Sí hubiera querido que alguien me regañe, le hubiera pedido ayuda a Nami —bufó mientras intentaba agarrar un disco de menor tamaño. Pesaba menos que la mancuerna, pero aún así se le dificultó levantarla —. Al menos ella da consejos más divertidos que los tuyos.

 

—Deja eso que te vas a lastimar —reprendió Zoro mientras le quitaba el peso de las manos —, y si bien Nami tiene un punto al decir que cualquier corazón roto se arregla cogiéndose a un buen culo, no creo que este caso aplica para alguien como tú. —Zoro tuvo que morderse la lengua enseguida al ver la culpa en el rostro de su amigo —. Tienes razón. No soy nadie para decirte que hacer y qué no, pero no podemos evitar preocuparnos. —Suspiró al tiempo que ponía los ojos en blanco —. Prometo no meterme en tus asuntos si prometes que te vas a enfocar en el gimnasio.

 

Usopp asintió lentamente sintiéndose un poco culpable. Zoro tenía razón, quizás debiera ocuparse en otras cosas antes de volver al ruedo, pero ¿Cómo evitar tener sentimientos cuando él mismo se consideraba alguien enamorado del amor? simplemente no podía ignorar la petición desesperada que le estaba haciendo su corazón.

 

Desde muy niño había idealizado el amor romántico, ese que veía en películas y telenovelas en compañía de su madre. Se había formado una idea muy irreal y dañina del amor que solamente fue reforzada por sus vivencias y su muy baja autoestima. Al final anhelaba ese amor bonito, las mariposas en el estómago, los romances apasionados y bellos llenos de drama para desembocar en el “vivieron felices para siempre”, pero a pesar de desearlo con todas sus fuerzas, el tiempo le había enseñado que no merecía un romance de película. 

 

Soltó la pesa de pronto al sentir que ya no podía hacer una repetición más y se secó el sudor de la frente. Quizás el gimnasio no era para él. No llevaba allí ni media hora y ya sentía que estaba muriendo. Quizás era hora de reconocer que solamente estaba desesperado por olvidar a su ex que tomaría cualquier salida que se le presentara. Lo mejor era renunciar a esa tontería. A tientas buscó su termo bajo la banca, pero al no encontrarlo, decidió agacharse para poder agarrarlo. Una muy mala idea. Su cuerpo, aún no acostumbrado a ese nivel de esfuerzo, cedió ante el mareo y se precipitó hacia el frente. En una fracción de segundo, Usopp vio toda su vida pasar frente a sus ojos. Moriría allí, ridículamente en el gimnasio después de haberse forzado un poco. ¿Saldría en las noticias quizás? Aceptó su destino respirando hondo, pero mágicamente no tocó el piso, en vez de eso se encontró entre los brazos fornidos y repletos de tatuajes de Law. 

 

Si bien Usopp no murió en ese instante, deseó con todas sus fuerzas haberlo hecho. Sus mejillas se tornaron de un carmín opacado por el color natural de su piel y un par de lágrimas de vergüenza quisieron escapar de sus ojos.

 

—¿Estás bien? —preguntó el joven al tiempo que lo ayudaba a reincorporarse.

 

—Si —gritó para luego retractarse —, es decir, no. —Tragó saliva. ¿Cómo carajos podría hacer que sus neuronas conecten una con otra cuando estaba prácticamente refugiado en los pectorales duros y firmes de Law? —. En realidad no lo sé. Creo que estoy un poco mareado. —Optó por decir la verdad. Más avergonzado no podía estar. ¿O si?

 

—Esto es más común de lo que crees —dijo mientras acomodaba al moreno sobre la banca —, me sorprende que el cabeza dura de Zoro no se hubiera quedado cuidándote. 

 

—En realidad, si me estaba cuidando, solo que se fue a comprar unas barritas de energía y me dijo que descanse, pero supongo que no le hice caso. —Se vio obligado a admitir su poca falta de sentido común.

 

Law solamente se limitó a negar con la cabeza mientras un esbozo de sonrisa empezaba a dibujarse en los labios.

 

—No hagas ese tipo de cosas, te puedes lastimar. 

 

Usopp se llevó una mano a la frente y cerró los ojos con fuerza, tratando de ignorar el ardor en sus mejillas. ¿Cómo carajos había terminado en esta situación?

 

—Lo sé, lo sé… —murmuró, sintiendo la mirada de Law sobre él.

 

—No parece que lo sepas —respondió el otro con tono neutral.

 

Usopp dejó escapar una risa nerviosa.

 

—Bueno, sí… pero a veces mi cuerpo y mi sentido común no están en la misma sintonía.

 

Law chasqueó la lengua, pero no dijo nada. Se quedó observándolo unos segundos más antes de hablar.

 

—Descansa un rato. Cinco minutos, bebe agua y come algo.

 

Usopp asintió de inmediato, más porque quería salir de la conversación que porque realmente pensara seguir el consejo. Law pareció darse cuenta, porque entrecerró los ojos.

 

—Lo digo en serio.

 

—Sí, sí, entendido, doctor —dijo de forma irónica pero también con un poco de picardía. 

 

Law negó con la cabeza, pero no insistió.

 

—Si te vuelves a marear, dime.

 

Y con eso, se alejó hacia la zona de pesas. Usopp lo siguió con la mirada por un momento antes de dejarse caer sobre la banca con un suspiro.

 

El mareo ya había pasado, pero su corazón seguía latiendo demasiado rápido.

 

Mierda.

 

En realidad, estaba mal de la cabeza. Tal vez lo más sensato sería no volver al gimnasio y evitarse cualquier riesgo, pero esa noche, al llegar a casa, se dio cuenta de un par de cosas. Primero, que le dolían músculos que ni siquiera sabía que tenía. Y segundo, y más importante, que había estado tan ocupado que no le había sobrado tiempo para pensar en el innombrable.

 

Quizás no era tan mala idea seguir asistiendo, siempre y cuando pudiera mantener su concentración en hacer ejercicio tal y como le había aconsejado Zoro. 

 

Regresó al siguiente día a pesar del dolor en los brazos y la pereza que le daba. Que ir a hacer ejercicio después de las clases era todo, menos placentero. Pero se obligó a ir, después de todo, gracias al cansancio de los ejercicios había logrado dormir de un solo tirón, y eso era precisamente lo que le hacía falta. Pensando en eso decidió esforzarse un poco más. Pensó, en su inocencia, que mientras más repeticiones hiciera, se cansaría más, así que subió el ritmo, poniendo todo de sí mismo para hacer sentadillas -había querido hacer brazos para avanzar más rápido, pero Zoro le había dicho que no era conveniente, así que le puso a hacer piernas-, subía y bajaba encorvando la espalda para mantener el equilibrio. A comparación del día anterior, sentía que le estaba resultando más sencillo, o al menos eso pensó hasta que la voz profunda de Law resonó a su lado.

 

—Lo estás haciendo mal —dijo posando su mano sobre el hombro de Usopp —. Debes mantener la espalda recta. — Con la palma abierta, le agarró por detrás de la cabeza y posando todo el antebrazo en la espalda, le obligó a adoptar la postura correcta —. Si quieres, puedo ayudarte hasta que te acostumbres. 

 

—¿Vas a estarme sosteniendo la cabeza todo el tiempo? —Una carcajada, la primera en muchas semanas, se le escapó de golpe —. No debes hacer eso, en serio, no quiero hacerte perder el tiempo. —A pesar de la negativa, Usopp deseaba todo lo contrario. La mano firme y caliente de Law rozando sus cabellos le provocaban sensaciones tan variadas que ni él mismo podía explicar. 

 

—Puedo spotearte cuando esté descansando, así no habría problema. 

 

Usopp sonrió para luego asentir con la cabeza. No sabía hacia dónde se dirigiría todo aquello, pero con el pasar de los días empezó a descubrir que disfrutaba de la compañía del joven de cabellos negros. No solamente le parecía atractivo en el aspecto físico, sino que también empezaba a descubrir una personalidad magnética que solamente alimentaba más sus fantasías.

 

Era definitivo, le gustaba Law, sin embargo, se había prometido a sí mismo -y a Zoro- que no se permitiría siquiera pensar en él, pero los roces involuntarios de Law mientras lo dirigía en hacer sus debidas repeticiones, no ayudaba demasiado.

 

Estaba jodido.

 

Y las cosas solamente empeoraban después de terminar de entrenar, cuando Law le ofrecía amistosamente algún tipo de bebida hidratante junto a una charla banal o profunda en el balcón del gimnasio mientras veían el atardecer. 

 

Continuará