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Archive Warning:
Fandom:
Relationships:
Characters:
Additional Tags:
Language:
Español
Stats:
Published:
2016-04-29
Updated:
2016-05-05
Words:
2,419
Chapters:
2/?
Kudos:
14
Bookmarks:
2
Hits:
532

Pasará

Summary:

—No confundas los juegos con la realidad, Tom—, dijo ella tratando de calmar la indignación que el pequeño le demostraba a Harry. —¡Pero no puedo aceptarlo, ¿cómo puedes estar emparejada con este... con él!?—exclamó furioso, señalándolo con su dedo, sin apartar su mirada. Harry sonrió, y deforma divertida se expresó: —El pequeño Tom parece celoso.

Notes:

Clasificación: NC-17

Personaje o pareja: Harry Potter, Hermione Granger, Tom Riddle Jr.

Fandom: Harry Potter [79-Jr.]

Género: ---

Disclaimer: Mis ojos no mienten, en la portada queda claro que el universo de Harry Potter le pertenece a J.K. R. (Por que le gusta abreviar su nombre de una vez el apellido), yo solo hago uso in-edito de sus personajes y sin fines de lucro para el desarrollo de este fan-fiction. Dudas o sugerencias, en la cajita de comentarios.

Advertencias: ¿Viajes en el tiempo... ¡Enserio!? Aunque muy gastada la idea espero que den una oportunidad a este intento de ¿vanidad? (Definitivamente tengo un mal carácter de las palabras en mi mente). Leerla corre bajo su propio riesgo, al menor síntoma de malestar suspenda la lectura y siga las instrucciones indicadas tras la portada... espere, no es un libro, pero igual si se siente a morir mis más sinceras condolencias.

Chapter 1: PREFACIO

Chapter Text

 

 


"Tell me you want me"

 

La noche caía nuevamente sobre el Orfanato de Wool, un edificio cuadrado y gris, el cual era rodeado por una verja alta. Los cimientos -aunque bien construidos- parecían poco menos que agradables. Más los niños del lugar se veían contentos y bien cuidados. Inocentes sonrisas sobre sus labios, sin lograr dar a conocer a nadie lo que en el lugar pasaba.

Para Tom -sin embargo-, la "residencia" era un símbolo de opresión, ignorancia y abandono. A sus nueve años dudaba que alguien pudiera ser capaz de adoptarlo. No había quien se sintiera -quizá- a gusto con su magnifica presencia. Se mostraba lo suficientemente inteligente ante algún adulto que le intentara cuestionar, y lanzaba significativas respuestas a todo aquel que le osara molestar, razón de sobra para ser ignorado por los mayores.

Aunque bien, ese don no parecía surtir mucho efecto sobre la Sra. Cole, podía atribuirse algunas de sus miradas llenas de dudas y algo de temor, infundadas por el mismísimo Tom, incluso podría aceptar las acusaciones de haber sido la mente maestra tras la desaparición de "Mikah" el gato siamés de Amy Benson, pero no por ello pasarlas por alto.

—¡Pagaras por esto Sorvolo!—, gritó entre lagrimas Amy Benson mientras se echaba a correr.

—Aún no entiendo que tratas de insinuar con eso—dijo el por lo bajo, consiente que tras de él la Sra. Cole le miraba con reproche.

—Jovencito, más vale tener una buena explicación para todo este enredo—habló con fuerza la Sra. Cole mientras posaba su mano sobre el hombro de Tom, quien si miramientos la apartó con rapidez.

—¡No me toques!—advirtió entre dientes—, no crea que tiene algún poder sobre mí.

La Sra. Cole le miró marchar a paso lento. Y pidió a Dios por paciencia y control, la necesitaría para presentarle a Tom a una pareja difícil de definir.


Hermione miró como la noche se apoderaba de una de las calles más transitadas del lugar, la ventana empañada por el crudo invierno que se estaba por pasar.

En el cuarto podía escucharse cómo fondo los pasos apresurados de alguien que podría pecar de impaciente. Ella solo resopló con una sonrisa en sus labios, las manos cruzadas bajo su pecho en busca de un calor que sabía no podía abrigarla.

—Harry—le llamó girándose sobre sí, él no se detuvo en sus movimientos. Parecía la mar de apurado en re acomodar la cama sobre la que descansarían. Almohadas y edredones rellenos de plumas de ganso fueron echadas aún lado sobre el piso.

Ella prefirió no insistir en llamarlo, y dirigiéndose al baúl donde estarían todas sus pertenencias lanzó un leve conjuro, la cerradura de esta cayó pesadamente sobre el suelo de madera, y el sonido del click-clack-trown le hizo saber que podía acceder al equipaje. Harry se le acercó por la espalda, admirando momentáneamente el trasfondo del baúl.

—Eso es infinito—aseguró Harry logrando una sonrisa en su amiga. Si necesidad de preguntar estiró su mano al interior logrando alcanzar un par de almohadas. Hermione se encargó de los edredones.

—Harry—llamó ella de nueva cuenta mientras arreglaba la cama con las sabanas, él suspiró en respuesta—, sabes qué en algún momento tenemos que hablar de esto—, ella le miró asentir— ¿Qué haremos? Solo se que no deberíamos hacer esto. Qué tal vez deberíamos terminar con todo desde antes que iniciara...

—No podemos hacer eso Hermione—la interrumpió soltando las almohadas sobre el lecho, se sentó sobre este y escondió su rostro entre sus manos—. Todos merecemos una segunda oportunidad, tu mejor que nadie lo sabe—y entonces la miró, sus ojos verdes demostrando la determinación con la cual la había convencido de acompañarlo en esa nueva "aventura". —¿Estás conmigo en esto, Hermione?

Ella le sonrío, le tomó por las manos mientras se acomodaba a su lado y le hizo tirarse sobre el lecho, Harry no apartó su mirada de ella—, siempre Harry.

Él sonrió, y juntando su frente con la de ella susurró: —¿Aunque todo arda en el camino?

—Aunque el mundo entero arda en el camino.— le respondió.

Y lentamente, como si de una pelea contra el sueño se tratase, ambos cayeron rendidos ante el cansancio.

En algún momento de la noche habían terminado por cubrirse con los edredones que habían sacado del baúl, y así amanecieron: enredados y sin ánimos de pisar el frió suelo.

Harry cubría con una almohada su rostro, molesto por que los rayos del sol comenzaran por colarse entre los doseles de la cama. Bien podría ser de tarde y él aún prefería que anocheciera antes de levantarse. El problema era su traicionera vejiga, ese bendito órgano de su cuerpo que le recordaba la necesidad creciente de desalojar todo liquido en el váter. Abrió sus ojos, y haciendo aun lado la enorme almohada se restregó con las manos su mirada. Bien podría ir comenzando por bajar de la cama, la vejiga le demandaba, pero ¡vaya! Que caos de enredo de sabanas y edredones, ¿Donde estaba la pierna de Hermione? ¡¿Donde estaban las piernas de él?!

Se sentó intentando sentir sus pierna, y quizá de paso hayar a Hermione, si es qué seguía en la cama. El movimiento de los edredones le hizo mirar hacia el montículo sobre sus piernas, acomodada en forma horizontal se hallaba -quizá- ella. Un enredo de algo, entre cosas. La miró intentar descubrirse. Hasta la escuchó llamarlo por su nombre.

Resignándose a desplazarla de sus piernas entumidas, se arrastro a como pudo, hasta caer sin chiste ni gracias sobre la fría madera que figuraba ser el suelo.

—¡Merlín!—exclamó calado hasta los huesos—, y levantándose con dolor se dirigió con toda la prisa que pudo hacia el baño.

Antes de encerrarse logró escuchar el ruido sordo que hizo Hermione al caer redonda al suelo.


Observó -con cierta molestia- cómo la nieve comenzaba por caer lentamente sobre la cancha del edificio. La Sra. Cole seguro lo obligaría a usar esos terribles suéter que ella misma reciclaba de los desconocidos. Odiaba eso. La desafortunada de vivir como un cualquiera, rodeado de tontos incapaces de comprender la grandeza que representaba.

El destino jugaba con regularidad en su contra. Todos los días figuraban un desastre total en su agenda mental. No podía mencionar nada destacable, más que los niños heridos y golpeados que salían del sótano del orfanato.

No podía comprobar si incluso la vida estaba en su contra, pero si podía asegurar que al menos su ingenio e inteligencia destacable podía proporcionarle satisfacciones agradables en su futuro.

Su nombre figuraría en el mundo entero, con un significado atrayente, obscuro. Agradable. Tom Sorvolo Riddle, un ser dominante.

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