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Hola amigos, ¿ustedes son pareja?

Summary:

—Vengo premiando la fidelidad. Ustedes me dejan revisar los mensajes de su celular y yo, a cambio, les doy dinero.

—¿Es en serio? —pregunta Reese, sorprendidp.

Malcolm rueda los ojos, visiblemente molesto.

—Esto es una broma, vámonos Reese —Malcolm intenta jalar a Reese pero este no se mueve de su lugar.

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Lo que parecía un paseo romántico entre Reese y Malcolm da un giro inquietante cuando una desconocida se les acerca con una propuesta extraña: revisar los mensajes de sus celulares a cambio de dinero.

La propuesta pone a prueba no solo su confianza, sino también los límites de su relación.

Notes:

En esta historia, los personajes son más grandes. Así que sus edades aproximadas son las siguientes:

Malcolm: 22 años
Reese: 23 años
Dewey: 18 años

(See the end of the work for more notes.)

Chapter Text

Reese está emocionado, tanto, que siente que está a punto de estallar de pura felicidad. Una sensación eléctrica le recorre el cuerpo ante la expectativa del viaje que está por realizar. Ha esperado tanto por este momento, tras largos meses de separación, por fin podrá ver a Malcolm cara a cara. Esta vez no sólo escuchará la suavidad de su voz a través de la bocina del teléfono, sino que podrá deleitarse con el azul de sus ojos, con su cabello castaño brillando por el sol, con sus distintivas expresiones cada que habla o el cómo su rostro se contrae cada que algo le molesta.

 

—Reese, ¿ya estás listo? —pregunta Craig desde su lugar en el sillón de la sala.

 

—Sí, sí —responde con prisa.

 

—¿Llevas todo?

 

—Sí, revisé mi equipaje dos veces.

 

—Vaya, estás muy emocionado.

 

—No digas que dije esto, pero extraño a Malcolm.

 

—Claro, es normal, es tu hermano.

 

Reese sonríe y asiente. Sale de su casa con maleta en mano seguido de Craig, quien asegura la puerta. Reese sube al carro y pronto se le une el mayor quien comienza a conducir. Durante el camino, Reese piensa en Malcolm y en sí mismo, en los dos como pareja, pero sobre todo como hermanos. Atrás quedó la época en la que se atormentaba a sí mismo por amar a Malcolm más allá del amor fraternal, por desearlo.

 

—¿Cómo le va a Malcolm en la universidad?

 

Reese sonríe en grande, puede hablar de Malcolm por horas.

 

—Le va bien, sigue siendo un idiota, sobre todo cuando está estresado, pero tengo muchos años de práctica y sé cómo manejarlo…

 

Y así es como ambos pasan el tiempo durante el viaje: Reese hablando sobre Malcolm y Craig haciendo uno que otro comentario para seguir la plática.

 

 

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

 

 

Cuando Reese llega a la casa de sus padres y toca el timbre, es recibido por Dewey, quien ahora lleva el cabello largo con un flequillo cubriendo su frente. Para desgracia de Reese, su hermano menor ahora es casi tan alto como él, es solo cuestión de tiempo para que Dewey lo rebase en altura.

 

—Ya era hora. ¿Por qué tardaste tanto? —dice su hermano menor y se adentra a la casa para buscar su maleta.

 

—¡Tenía que peinarme! —le grita desde el marco de la puerta.

 

—¡Reese!

 

El aludido brinca del susto al ver la figura de su madre aparecer frente a él.

 

—Guarda silencio, tu hermana está durmiendo y quiero aprovechar este tiempo para tener un poco de paz.

 

—No deberías dejarla dormir ahora, en la noche va a estar llena de energía.

 

—¡Reese!

 

El segundo grito, uno más alegre, le hace sonreír.

 

—¡Mocoso!

 

Reese se agacha para sostener a Jamie en sus brazos. Suelta una pequeña exhalación debido al esfuerzo. Su hermano ya no es tan liviano como antes.

 

—Eres muy pesado Jamie.

 

—¡No es cierto! ¡Utiliza esos músculos! —dice para inmediatamente comenzar a picarle los brazos.

 

—Nononono, espera, espera…

 

Lois rueda los ojos y deja a sus hijos en la puerta. Una vez que se da la vuelta sonríe. Una sensación cálida cubre su pecho al ver a sus hijos convivir armoniosamente. Los ama y está orgullosa de ellos.

De repente aparece Dewey con una cámara para tomarle una foto a sus hermanos.

 

—¿Qué haces? —pregunta Reese—. Déjame ver, enano.

 

—Tomo una foto para el álbum de Jamie.

 

Dewey hablaba en serio cuando le dijo a su familia que no iba a permitir que fueran indiferentes con Jamie como lo habían sido con él. Por lo que Dewey se encarga de llenarlo de afecto todos los días, ha llenado todo un álbum con fotos de Jamie y el segundo que tiene está por llenarse, pronto tendrá que comprarle otro.

De repente aparece una pequeña niña corriendo por la sala.

 

—¡Reese!

 

—¡Mocosa!

 

La niña se aferra a su pierna.

 

—¡Carga, carga, carga, carga!

 

Reese se siente mortificado, pero no podía negarse a su hermanita.

 

—De acuerdo…

 

Se agacha y en el otro brazo toma a su hermana menor.

 

—Ay, estás muy pesada… ah, ay… —dice mientras suelta una exhalación debido al esfuerzo.

 

La niña sonríe.

 

—Hey, niños, vean hacia acá…

 

Los tres terminan obedeciendo a la instrucción de Dewey, quien ya les está apuntando con la cámara y toma una foto.

 

—La foto se vería mejor si Reese no apareciera, pero qué se le va a hacer…

 

—¿Qué dices, enano? —dice en un intento de amenaza que se ve interrumpido por la risa burlona de Dewey.

 

—¿Te has visto recientemente? Tenemos casi la misma altura, Reese. 

 

—No es cierto —frunce el ceño.

 

—Melissa —Dewey le habla dulcemente a su hermana, brindándole una cálida sonrisa—. ¿Quién es más alto, Reese o yo?

 

Melissa solo se queda viendo fijamente a Dewey.

 

—¿Él… —señala a Reese— o yo? —se señala a sí mismo. Melissa dirige su mirada a el mayor de todos y de nuevo a Dewey. Su mirada fija se mantiene.

 

—¡Reese es mayor! —grita Jamie.

 

—¡JÁ! ¿Ya ves? —exclama Reese con una sonrisa orgullosa.

 

—Niños, es hora de dejar a sus hermanos mayores irse —aparece Hal con una toalla sujetada a su cintura.

 

—¡Queremos ir también! —chilla Jamie.

 

—¡También yo! —secunda Melissa.

 

La cara de Hal refleja una mueca de angustia al vaticinar un berrinche de ambos niños.

 

—No, no, no lloren —suplica Hal.

 

Dewey rápidamente se aproxima a Reese, toma a Melissa en sus brazos.

 

—Hey, Melissa, ¿qué te parece si prendo la tele para que veas las caricaturas? ¿te gustaría eso?

 

Melissa asiente.

 

—De acuerdo, pequeña —. Dewey le brinda un sonoro beso en la frente y sonríe— Jamie, ¿Qué quieres que te traiga cuando regrese de mi viaje? —pregunta viendo al pequeño mientras deja a Melissa en el sillón para después regresar.

 

—¡Quiero ir con ustedes!

 

—Lo sé, amiguito, lo sé, pero qué tal si te traigo un regalo de Massachussets, ¿qué opinas? Además, si te vas con nosotros, Melissa no tendrá con quien hacer travesuras.

 

—Bueno… —el pequeño acepta a regañadientes la propuesta de su hermano.

 

Dewey sonríe a su hermano.

 

—Haz muchas travesuras por mí. Nos veremos muy pronto.

 

—Cuídate mocoso y cuida a la mocosa —Reese se acerca al oído de su hermano— mamá esconde las galletas en el cajón de su ropa interior —le susurra.

 

Jamie se ríe y asiente. Finalmente, Reese lo baja y lo ve correr con su hermana Melissa.

 

—¿Cómo es que sabes que tu madre esconde ahí las galletas? Yo no lo sabía —dice su padre sorprendido. Reese se ríe burlón y Dewey rueda los ojos.

 

—Vámonos ya, no hagamos esperar más a Craig —menciona Dewey mientras toma su maleta— Hasta luego, papá ¡Hasta luego mamá!

 

Finalmente, Dewey sale de la casa. Reese imita el actuar de su hermano, se despide de Hal tranquilamente mientras que con Lois lo hace con un grito para que ella le escuche. El viaje a la estación es rápido. Craig se estaciona a la orilla de la calle, los chicos se bajan con sus maletas en mano.

 

—Hasta luego chicos, me saludan a Malcolm —dice Craig e inmediatamente se una vez más al flujo de carros.

 

—Vamos —comenta Dewey.

 

Reese asiente y ambos se adentran a la estación de trenes. Revisan sus boletos y tras una pequeña disputa sobre qué camino tomar para encontrar su tren, logran abordar a tiempo.

Chapter 2

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

El viaje en tren transcurrió entre charlas sobre los más pequeños de la familia -Jamie y Melissa- y sobre la admisión de Dewey a la escuela de música de Yale. De vez en cuando, cada uno se sumía en su propio mundo: Reese leía revistas de cocina, mientras Dewey se colocaba sus audífonos y tamborileaba sus dedos sobre sus muslos, como si ejecutara una pieza en el piano.

Tras dos días de viaje finalmente llegan a Massachussets. Dewey es el primero en despertar, se incorpora de su asiento, alza sus brazos hacia arriba y suelta un suspiro. Aún siente el velo del sueño sobre su cuerpo, pero continúa estirándose. Despierta a Reese con una pequeña patada.

 

—Estamos a punto de llegar a la estación —le informa.

 

Reese frunce el ceño y vuelve a cerrar los ojos lentamente.

 

—Reese, ¿no me escuchaste? Ya vamos a llegar.

 

—Sí te escuché, dame un segundo…

 

Dewey decide ignorar a su hermano, se levanta y saca su maleta del compartimiento superior. Minutos después, Reese lo imita. Ambos descienden del tren, pasan al baño para vaciar sus vejigas y, luego, toman un autobús que los lleve al departamento donde vive Malcolm.

El trayecto es rápido y cuando menos se dan cuenta, ambos ya están frente a la puerta de Malcolm.

 

—Escucha, yo sé que tiene tiempo que no se ven —dice Dewey mientras toca el timbre—, pero agradecería mucho si…

 

La puerta se abre, revelando la figura de Malcolm: sus bonitos ojos azul brillante, los labios color rosa curvados en una amplia sonrisa y la frente cubierta por mechones dorados. Reese nota inmediatamente que se ha dejado crecer el cabello, por lo que inevitablemente se acerca a su hermano y enreda sus dedos en su flequillo.

 

—Te extrañé —le susurra en los labios y para confirmar lo dicho decide dejarle un beso de medialuna.

 

—Si no hicieran sus cursilerías en frente de mí —completa Dewey rodando los ojos mientras cierra la puerta y se adentra al lugar, dejando a sus hermanos atrás.

 

Malcolm rueda los ojos al escuchar a su hermano menor, pero sonríe. Está tan feliz de estar entre los brazos de Reese que no puede hacer nada más que sonreír y soltar pequeñas risas. Su hermano mayor no se queda atrás, su sonrisa es realmente amplia.

 

—Te extrañé mucho, Mal —dice Reese en un suspiro doloroso.

 

Los meses alejados fueron una tortura para los dos.

Como respuesta, Malcolm inclina ligeramente su rostro y besa la palma de Reese. Cierra los ojos y suspira satisfecho.

 

—Yo también… pero esta no era la bienvenida que esperaba…

 

Reese frunce el ceño.

 

—¿Entonces qué es lo que esperabas?

 

—Bueno, esperaba que lo primero que hicieras al verme es besarme, pero un beso de verdad, no uno de-

 

Malcolm no dijo nada más, pues Reese inmediatamente asaltó los labios de su hermano. Malcolm correspondió al instante.

 

buag… buag

 

Malcolm frunce el ceño y decide romper el beso con Reese.

 

—¿Qué rayos haces? —pregunta Reese.

 

—Me van a hacer vomitar —dice Dewey mientras sostiene su estómago, fingiendo estar mal y a punto de ensuciar el suelo con vómito.

 

Malcolm rueda los ojos.

 

—No sé por qué acepté que vinieras.

 

—Porque me extrañas, aunque te cueste admitirlo, Malcolm.

 

—Ajá… —dice Malcolm sin realmente prestarle atención.

 

Eventualmente Malcolm ayuda a sus hermanos a acomodarse y acuerdan salir a pasear al día siguiente.

 

 

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

 

 

En la mañana los tres visitan una tienda de música por insistencia de Dewey. Reese y Malcolm caminan juntos mientras Dewey ronda por toda la tienda, viendo algunos instrumentos, pero sobre todo los métodos de estudio. Finalmente toma un Hanon y un libro con varias partituras de varias canciones populares de pop.

 

—¿Qué compraste? —Pregunta Reese cuando ve a Dewey acercarse, sin despegar su vista del teclado. Malcolm y él comparten un banquillo mientras tocan al azar teclas de uno de los pianos de la tienda.

 

—Un libro con varias partituras de canciones pop y un método de estudio.

 

—¿No ya tienes varios métodos de estudio? —dice Reese jugueteando con las teclas negras del piano y Malcolm con las teclas más agudas. Dewey frunce el ceño ante lo mal que suena lo que tocan.

 

Dewey voltea a ver al encargado de la tienda y se da cuenta que les está viendo con molestia.

 

—Chicos, dejen de tocar el piano, los están viendo…

 

—Desde cuándo ha importado lo que los demás opinen de nosotros —Reese ahora está tocando las teclas graves del piano, estremeciendo su cuerpo entero, parece que ejecuta con gran pasión una pieza para algún público imaginario. Malcolm y Dewey ruedan los ojos, sólo que Malcolm sonríe después y decide unirse a su hermano. Si antes se escuchaba mal, ahora es terrible la melodía de sus hermanos. Con unos últimos golpes a las teclas, Reese lleva su cabeza hacia atrás y se levanta del banquillo.

 

—Gracias, gracias —dice mientras hace una reverencia.

 

—Eres un tonto, Reese… —Malcolm le sonríe a su hermano. Reese está a punto de responder, pero es interrumpido por Dewey.

 

—Los dos son unos tontos. Ya vámonos.

 

—No eres el único que puede hacer música —dice Reese. Dewey decide ignorar a sus hermanos. No planea debatir con ellos sobre qué es la música o si siquiera todo el ruido que hicieron puede considerarse música.

 

Después los tres se dirigen al Boston Common. El clima es perfecto para pasear por el hermoso parque antiguo y observar sus alrededores: la fuente Brewer, el estanque de las ranas, los diferentes monumentos a los soldados y marinos que participaron en la guerra civil, el cementerio del granero, etc.

 

—Chicos, ustedes caminen por el lugar, yo quiero ir a mi ritmo para leer las placas de los monumentos.

 

Malcolm frunce el ceño mientras Reese lo toma por los hombros.

 

—De acuerdo, Dewey, nos vemos después aquí mismo o te marcamos… sí, sí, mejor te llamamos. Nos vemos —dice Reese mientras arrastra a Malcolm consigo.

 

Por millonésima vez en el día, Dewey rueda los ojos. Sabe que Reese extraña a Malcolm demasiado y no quería ser mal tercio. A kilómetros se nota que las manos de Reese pican por tocar a Malcolm ya sea sujetarle la mano, tomarlo de la cintura o uno que otro toque atrevido. Y Malcolm no se queda atrás, Dewey nota como su hermano se inclina hacia Reese, ansiando su toque. El roce de sus manos no es tan disimulado como ellos creen. Mientras leían la inscripción de una de las placas de un monumento, Dewey observó de casualidad como la mano de Reese descendía hacia el sur por la espalda de Malcolm e inmediatamente apartó los ojos al ver hacia donde se dirigía. Es por esto por lo que decidió darles su tan ansiado momento a solas.

Mientras tanto, Malcolm y Reese pasean por el parque tomados de la mano. Malcolm apoya su cabeza en el hombro de su hermano y Reese le regresa el gesto apoyando su mejilla sobre la cabeza del menor.

 

—Del 1-10, ¿Cuánto me extrañaste? —pregunta Reese.

 

—Lo suficiente como para dejar que me devores los labios aquí, en frente de todos…

 

Reese se detiene y se separa de Malcolm. Mira sus ojos azules, los cuales resplandecen con picardía. Reese sonríe como quien se ha ganado la lotería.

 

—¿Es en serio?

 

—Nadie nos conoce aquí… Así que no me importa

 

Algo dentro de Reese se agita, su pulso se acelera.

 

—Carajo, Malcolm, te voy a comer a besos…

 

Malcolm toma a Reese de la cadera y de un jalón lo acerca a su cuerpo. Las manos de Reese se adhieren naturalmente a su cintura. Malcolm sabe muy bien lo mucho que a Reese le gusta cuando él toma la iniciativa. Ambos acercan sus rostros, pueden sentir el aliento del otro acariciando los labios de cada uno, una invitación a un viaje sin retorno.

 

—¿Me vas a besar ya o tengo que hacer todo el trabajo? —dice Reese.

 

—No suena-

 

—Hola amigos, ¿cómo están? Mi nombre es Lizbeth Rodríguez y vengo a premiar la fidelidad ¿Ustedes son pareja?

 

—¿Disculpa? —dice Malcolm evidentemente molesto—. Estábamos en medio de algo.

 

—Es obvio que ustedes son pareja, una muy bonita y apasionada… —dice Lizbeth mientras sonríe con complicidad. Malcolm no hace más que fruncir el ceño. ¿Por qué de repente la chica actúa como si fueran amigos?

 

—¿Nos estás grabando? —pregunta Reese apuntando a la cámara.

 

—Ah, ¡sí! Como les decía hace un momento…

 

—Antes de que nos interrumpieras —masculla Malcolm.

 

Lizbeth observa a Malcolm con el ceño fruncido y decide enfocar su atención en Reese.

 

—Vengo premiando la fidelidad. Ustedes me dejan revisar los mensajes de su celular y yo a cambio les doy dinero.

Notes:

ACTUALIZACIOOOOOOOÓN!

Ya me imagino su reacción al leer el nombre de Lizbeth Rodríguez, tipo: qué haces aquí, Fred? .jpg JAJAJA

Espero les guste la actualización y disculpen las faltas de ortografía. No olviden dejar comentarios!

Chapter 3

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

—Vengo premiando la fidelidad. Ustedes me dejan revisar los mensajes de su celular y yo a cambio les doy dinero.

 

—¿Es en serio? —dice Reese. Malcolm rueda los ojos visiblemente molesto.

 

—Esto es una broma, vámonos Reese —Malcolm intenta jalar a Reese pero este no se mueve de su lugar.

 

—¿De cuánto dinero hablamos? —pregunta el mayor.

 

—Aproximadamente cien dólares.

 

Malcolm abre los ojos en sorpresa, esa cantidad es buena compensación por haberlos interrumpido en un momento tan importante.

 

—Muéstranos el dinero —dice Malcolm firmemente—, prueba que esto no es una estafa.

 

Lizbeth voltea y le habla a uno de los chicos que la acompaña para que le entregue dicha cantidad.

 

—De acuerdo —dice Reese.

 

Malcolm voltea a verlo sorprendido.

 

—Reese, no podemos, ¿qué pasa si alguien más lo ve?

 

—Vamos, tú mismo lo dijiste, nadie nos conoce.

 

—Sí, pero esto es diferente.

 

—¿Cuál es el problema, chicos? —pregunta Lizbeth.

 

—Nuestros padres no saben que somos pareja…

 

—¡Reese!

 

Malcolm se pone nervioso, ¿cómo se le ocurre a Reese decir que sus padres no saben que son pareja? ¿Qué tal si la chica descubre que son hermanos?

 

—Ahhh, ya veo, aún no salen del closet. Bueno, no tienen que hacerlo si no se sienten cómodos.

 

Malcolm suspira aliviado. Es verdad, nadie nos conoce, se dice Malcolm.

 

—Lo haremos —dice Reese.

 

—¡¿Qué?! —Malcolm mira a Reese entre aterrado y sorprendido.

 

—Vamos, Mal, es dinero fácil.

 

Malcolm frunce el ceño y observa a Lizbeth.

 

—Bueno, entonces revisa su celular primero —señala a Reese.

 

—¿Qué? —es el turno de Reese de lucir sorprendido.

 

Lizbeth sonríe y extiende su delgada mano con bonitas uñas postizas al frente. Derrotado, Reese le entrega su celular.

 

—¡Vaya, no tiene contraseña! —exclama Lizbeth mientras maneja con habilidad el aparato—. Muy bien, primero los sms…

 

Malcolm inevitablemente se acerca para ver el dispositivo de su hermano. Reese también se acerca, Malcolm lo mira frunciendo el ceño.

 

—¿Acaso estás nervioso, Reese? —dice Malcolm aún con su penetrante mirada hacia su hermano mayor, con el nombre de Reese saliendo de sus labios a modo de advertencia.

 

—Si le eres fiel a tu pareja, no hay por qué temer —dice Lizbeth mientras continúa observando el celular—. Eres fiel a tu pareja, ¿no es así, Reese? —Dice mientras alza su mirada para posarla en el mayor.

 

Todas las miradas se enfocan en el aludido.

 

—Por supuesto que sí, no hay nadie más para mí que Mal —. Es su turno de vengarse. Jala a Malcolm de la cadera y le besa sin despegar la vista de los ojos de su hermano. Antes de separarse jala con sus dientes el labio inferior de Malcolm y lo suelta, haciéndolo rebotar. Malcolm inmediatamente se aleja, suelta un puñetazo al brazo de su hermano. Puñetazo que no desestabiliza a Reese en lo más mínimo.

 

Lizbeth suelta un pequeño grito emocionado, celebrando la valentía de Reese.

 

—Reese, ¡qué galán! —suelta unas risitas más en lo que tranquiliza su respiración. Malcolm está azorado, se voltea para que la cámara no lo enfoque— alguien es tímido, eh. Bueno, bueno, revisemos los sms.

 

Lizbeth sigue moviendo sus dedos por la pantalla. 

 

—El primero es de noticias… aburrido. El siguiente es de tu mamá amenazándote con que tú y tu hermano no se vayan de fiesta a emborracharse y dejen solo a Dewey. ¿Quién es Dewey?

 

Malcolm se puso alerta.

 

—Es mi hermano menor —responde Reese.

 

—Ah, ya veo. No quiero ser entrometida, pero ¿tus hermanos ya saben que tienes novio?

 

Malcolm aprieta el brazo de Reese.

 

—No, para nada eres entrometida. Mis hermanos ya saben que tengo novio, de hecho, los cuatro vivíamos en el mismo vecindario cuando éramos niños.

 

—O sea que tú y tu novio… Mal, ¿verdad? —dice Lizbeth dirigiéndose a Malcolm— se conocen desde niños.

 

—Sí —dice Reese sonriendo ampliamente— nos conocemos desde niños, siempre hemos hecho todo juntos: jugábamos juntos, peleábamos juntos, hacíamos travesuras juntos y seguimos haciendo todo juntos. También mis hermanos conocen a Mal desde niños. Y aunque todos jugábamos juntos, con Malcolm siempre fue especial —. Reese no puede evitar ver a su hermano con ojos enamorados y una amplia sonrisa. Malcolm solo agacha la cabeza, entre molesto por que Reese los delatara, pero enternecido y conmovido por lo meloso que su hermano puede ser. Carajo, lo ama tanto.

 

—¡Qué romántico! —chilla Lizbeth de emoción, totalmente enternecida— bueno, sigamos viendo los mensajes, chicos. El siguiente mensaje es de una chica llamada Aby… parece que se tienen mucha confianza.

 

—Claro, fue mi amiga en el ejército —dice Reese con confianza.

 

—¡Wow! Vaya novio que tienes, Malcolm, eres todo un suertudo. —Lizbeth le sonríe amigablemente a Malcolm.

 

—Ah, sí, soy muy suertudo —dice como si nada.

 

Reese abraza con fuerza a su hermano. Es un abrazo muy cariñoso. Malcolm suelta un quejido por la repentina fuerza y está dispuesto a soltarle un codazo a Reese, pero el mayor lo libera al descubrir las intenciones de Malcolm. Lizbeth ríe alegre por la peculiar pareja que hacen ellos dos. Se ve que los dos están enamorados, pero sabe muy bien que las apariencias engañan, sería doloroso descubrir que uno de ellos le sea infiel al otro.

 

—Hey, los llevo buscando durante un buen de tiempo, tengo hambre y creo que Reese tiene mi cartera —dice Dewey apareciendo detrás de Reese. Lo primero que nota son las cámaras, después a la chica con micrófono en mano que sostiene el celular de Reese—. ¿Qué está pasando? ¿Es esto una entrevista?

 

—Algo así —responde Mal, quién no puede mantenerse tranquilo debido a la preocupación de que Reese por error revele el hecho de que son hermanos.

 

—¡Hola! —saluda alegremente Lizbeth—. Soy Lizbeth Rodríguez y hoy vengo premiando la fidelidad.

 

—¿La fidelidad? ¿Y cómo haces eso? —pregunta Dewey con un gesto entre divertido y escéptico, con sus cejas ligeramente fruncidas.

 

—Revisamos los celulares de la pareja en cuestión, les doy dinero dependiendo de cuánto me dejen revisar sus aplicaciones de mensajería y galería.

 

—¡Oh! —la chica ha logrado captar la atención de Dewey. Ninguno de ellos jamás desaprovecharía la oportunidad de conseguir un poco de dinero—. Bueno, Reese muéstrale tu celular, ¿ya revisaste sus mensajes? —Lizbeth asiente con la cabeza y Dewey no tarda en agregar—: Ahora revisa su galería.

 

Dewey se hace paso entre sus hermanos, quedando a un lado de Lizbeth, quien aún tiene en mano el celular de Reese. Dewey mueve su dedo sobre la pantalla y abre la galería.

 

—¡Qué rayos, Dewey! —dice Reese.

 

—No me empujes, maldita sea —Mal se queja.

 

—¡Oh! ¿Él es tu hermano menor? —pregunta viendo al mayor de los tres.

 

—Así es, él es mi molesto hermano menor.

 

Dewey frunce el ceño.

 

—Tú eres más molesto que yo —responde sin dejar de ver el celular.

 

—¡Oh! ¿Y tú otro hermano? —pregunta Liz, curiosa

 

—¿Cuál otro hermano? Solo somos nosotros —Dewey dice confundido mientras se señala a sí mismo y de paso a Reese y Malcolm.

 

Malcolm sintió su pulso acelerarse. Comienza a ponerse nervioso. A este paso sus estúpidos hermanos le revelarían a la tal Lizbeth y a todos los sujetos que venían con ella que Reese y Malcolm son hermanos.

 

—Bueno, es que tu hermano tenía un mensaje de tu mamá que decía que Reese y su otro hermano no podían irse de fiesta y dejarte a ti solo —explica como si fuera muy obvio.

 

—El hermano mayor de Reese no vino con nosotros a pasear. Se sentía mal y por eso no vino —dijo rápidamente Malcolm intentando salvar la situación.

 

Reese pone su mano en el hombro de Mal y le da un apretón. El menor le devuelve la mirada. Aunque Reese le sonríe amablemente para intentar calmarlo, Malcolm mantiene su ceño fruncido. Esta entrevista no le está gustando para nada. ¡La mujer tuvo el descaro de interrumpirlos justo cuando iba a besar a Reese! Unos míseros dólares no valen la humillación de revelar que Reese y Malcolm son unos enfermos que practican el incesto.

 

—¡Ah! Ya veo, está bien —comentó Lizbeth como si nada.

 

Reese se agacha y se acerca a la oreja de su hermano.

 

—Tranquilo, Mal —dice suavemente, su aliento cálido generando un delicioso cosquilleo en Malcolm. Cosquilleo que no permite que lo distraiga porque está nervioso y enojado de haber aceptado hacer esta estúpida entrevista.

 

—Ok… —dice Lizbeth mientras desliza su dedo por la pantalla— tienes muchas fotos de una pequeña niña… ¿es tu hija o…?

 

Reese se comienza a reír.

 

—Oh Dios, no, no, no, es mi hermana menor.

 

—Es muy linda —dice Lizbeth mientras desliza su dedo aún más— ok… tenemos algunas fotos super tiernas de Malcolm y Reese.

 

—Ay noo… —dice Malcolm cubriendo su cara con sus manos—, ¿qué estás viendo?

 

—Fotos de una cita que tuvieron en un parque y… ¡oh!

 

—NONONONONO, QUÉ ASCO —dice Dewey mientras aleja su vista y hace unas arcadas falsas.

 

—¡NO PUEDE SER! ¿QUÉ ES LO QUE VIERON? —Malcolm empuja a Dewey para hacerlo a un lado— ¡REESE, QUÉ DEMONIOS! ¿CUÁNDO TOMASTE ESAS FOTOS?

 

—No sé de qué fotos hablas Mal…

 

Reese decide que la mejor estrategia por ahora es hacerse el tonto. Mientras tanto, Lizbeth comienza a reír escandalosamente, una mezcla de pena y diversión.

 

—Malcolm, que no te de pena —dice Lizbeth, mirándolo—. No es lo peor que he visto en una galería, déjenme decirles —agrega, y luego voltea hacia la cámara—. Los seguidores saben que nos hemos encontrado cosas muy… perturbadoras en algunos celulares.

 

—DIOS MÍO —dice Malcolm cubriendo su cara. Justo ahora siente mucha vergüenza y unas tremendas ganas de asesinar a su estúpido novio que no hace más que reír divertido por la situación.

 

—¡Oh, oh! ¿Qué tenemos aquí? —interrumpe Lizbeth divertida al ver otra foto en la galería.

 

—¡¿Ahora qué?! —grita Malcolm molesto y voltea su vista al celular— ¿por qué tienes la foto de una chica, Reese?

 

Reese brinca del susto y abre los ojos, sorprendido ante la declaración.

 

—¿De qué hablas?

 

Reese estira su rostro para ver de lo que hablan. La foto es de una mujer de piel blanca con un bikini negro. Bikini que se le ve fabuloso gracias a su sensual figura de pechos voluminosos, abdomen definido, cintura estrecha y muslos carnosos. 

 

El rostro de Malcolm se distorsiona en un gesto de confusión y molestia. 

 

—¿Quién es esa chica?

 

—Suerte para librarte de la ira de Malcolm, Reese —dice burlonamente Dewey.

 

Malcolm inmediatamente clava su mirada en el rostro de su hermano mayor. Reese alza las manos en señal de inocencia ante la fulminante mirada de Malcolm.

 

—Malcolm, espera, no es lo que parece… ¡Esa es una foto de Aby! mírale el rostro. 

 

Malcolm no dice nada, pero examina una vez más la foto.

 

—Tienes razón, es Aby…

 

Reese inhala profundo, aliviado de que al parecer Malcolm no está enojado por la foto.

 

—Aunque… ¿por qué te manda ese tipo de fotos? Ella no debe mandarte ese tipo de fotos. 

 

Al parecer Reese cantó victoria demasiado pronto.

 

—Concuerdo con Malcolm, Reese. Ninguna amiguita debe mandarte este tipo de fotos —comenta Lizbeth viendo al mayor.

 

—Voy a eliminarla —. Rápidamente Malcolm comienza a mover sus dedos sobre la pantalla, es más, incluso Lizbeth le acerca más el teléfono para que pueda eliminar la foto sin problemas. Detrás de ellos Dewey se está riendo de la actitud celosa de Malcolm.

 

—Al parecer Malcolm sigue siendo igual de inseguro, como siempre —dice burlonamente Dewey.

 

—No soy inseguro, Dewey.

 

—Ajá…  claro —responde Dewey con sarcasmo, mientras empuja a Malcolm para colocarse junto a Lizbeth.

 

Malcolm lo mira con desagrado al ser empujado. Dewey le lanza una sonrisa burlona, y Malcolm solo alcanza a fruncir el ceño.

 

—Sí eres inseguro —de repente Dewey voltea a ver a la chica a su lado— Lizbeth, no miento cuando te digo que Malcolm es la persona más celosa que conozco. Una vez…

 

—Ohhh no te atrevas, Dewey, te recuerdo que estoy justo aquí, ¡así que no puedes hablar de mi vida como si no estuviera! —dice Malcolm cada vez más molesto.

 

—¿Por qué no le preguntamos a Reese? —dice Lizbeth mientras observa a la cámara, después camina hacia el chico y acerca el micrófono a su rostro— Reese, ¿Malcolm es un novio celoso?

 

De repente todas las miradas se centran en Reese. El camarógrafo se mueve para acercar la cámara a su rostro, mientras él mantiene la vista perdida, sin fijarla en ningún punto en particular. En segundos Reese analiza sus opciones:

a) Cantar la canción de las mentas una y otra y otra vez en su mente hasta olvidar la situación en la que se encuentra.

b) Decir la verdad: Malcolm es celoso.

Sus pensamientos se ven interrumpidos por su hermano. La mirada de Malcolm es tan penetrante que, inevitablemente, Reese acaba fijando los ojos en el azul intenso de los suyos. Ojos que parecen leerle la mente, pues Malcolm frunce el ceño y articula con los labios un silencioso: "Ni se te ocurra".

 

—Malcolm sí es celoso —responde Reese.

 

Malcolm abre la boca claramente ofendido. Dewey suelta una carcajada, inclinando su cabeza hacia atrás mientras que Lizbeth ríe doblando su cuerpo ligeramente.

 

—Bueno, es normal ponerse celoso de vez en cuando —, dice Lizbeth intentado salvar el poco orgullo que le queda a Malcolm.

 

Gracias, Dewey —dice sarcásticamente Malcolm—. Dios, eres el hermano menor más molesto del mundo. 

 

Dewey frunce el ceño.

 

—Bueno, tú tampoco eres el mejor hermano mayor.

 

—¿De qué hablas? Yo soy el mejor hermano del mundo.

 

—Ahhhh… —dice Dewey llevándose un dedo a la barbilla mientras finge pensar su respuesta—. No, no lo eres —dice al fin-. Eras, y sigues siendo, el hermano mayor más molesto del mundo.

 

—Claro que no —Malcolm insiste, aunque es inútil.

 

—Claro que sí, Reese no me dejará mentir, ¿o sí, Reese?

 

—Bueno, ¿qué es lo que opinas, Reese? —dice Malcolm.

 

Lizbeth hace una seña a su equipo para que enfoquen ahora a Reese y a Malcolm.

 

—Chicos, ¿por qué no intentamos calmarnos? —dice Lizbeth alzando sus manos en lo que espera sea un gesto tranquilizante— ¿Por qué no respiramos? Cuenten conmi-…

 

—No, no, quiero saber lo que dirá Reese —Interrumpe Malcolm a la pobre Lizbeth que mira con un gesto incomodo hacia la cámara.

 

—Mal, a veces puedes ser un poco molesto… —Mal frunce inmediatamente el ceño— Pero, pero, pero te amo— se apresura a decir Reese mientras estira sus brazos para intentar abrazar a Malcolm.

 

Y como Malcolm está un poco molesto de que Reese dijera que es un celoso, no piensa con cuidado sus siguientes palabras.

 

—Bueno, no es como si tú hubieras sido un ángel, Reese. Siempre me molestabas y te burlabas de mí, qué gran hermano mayor eras para mí, eh…

 

Ahora es el turno de Reese de abrir la boca en un gesto ofendido.

 

—¿Disculpa? Yo siempre te defendí de todos los bravucones de la escuela, jamás dejé que hablaran mal de ti. ¿Acaso creías que no se metían contigo gracias a tus comentarios astutos, Mal? Dios, en todo caso, ellos tenían más ganas de golpearte debido a que nunca sabes quedarte callado…

 

—Ok… ¿qué es lo que está pasando? —menciona Lizbeth, aunque parece que todos la ignoran.

 

El camarógrafo enfoca el rostro de Lizbeth y luego el de Malcolm y Reese, quienes siguen teniendo una acalorada discusión.

 

—¡Yo nunca pedí que me defendieras! —grita Malcolm.

 

Dewey observa alrededor y se da cuenta que la gente poco a poco comienzan a observarlos.

 

—Bueno, lo hice porque soy tu hermano mayor y alguien debía defenderte… ¡Y a Dewey también!

 

Dewey brinca ante la mención de su nombre. La cámara intenta enfocarlo, pero intenta cubrirse poniéndose detrás de Lizbeth.

 

—Ugh, no intentes hacerte la víctima conmigo, Reese —dice Malcolm rodando los ojos.

 

—No soy como tú, Malcolm, tú siempre te haces la víctima —la voz de Reese sale cargada de enojo y exasperación— actúas como si yo fuera el malo ¿acaso se te olvidó cuando le revelaste a todos los chicos de la escuela mis secretos?

 

Todo alrededor cae en un silencio absoluto. A partir de ese momento, todos intentan moverse con cautela, temen que si rompen la quietud del momento una bomba se desate.

 

Ante lo dicho por Reese, Malcolm agacha la mirada. Aunque no lo parezca, con el paso de los años ambos han madurado: Malcolm ha aprendido a aceptar sus errores y a pedir perdón; Reese, a ser más paciente y amable. Sin embargo, las peleas van y vienen de vez en cuando.

 

—Tienes razón… yo… bueno, ya sabes… —murmura Malcolm, con la mirada aún gacha mientras intenta hablar. 

 

—Eres un idiota —dice Reese por él.

 

—Sí —acepta Malcolm. Tras unos segundos, finalmente alza su mirada—, pero soy tu idiota.

Camina hacia Reese y lo abraza con fuerza. Apoya la mejilla en su pecho, donde puede escuchar los latidos de su hermano, y suelta un suspiro. Se acurruca contra él, y al sentir los brazos de Reese envolverlo, cierra los ojos, complacido por ese momento tan íntimo. Dios... lo había extrañado tanto.

 

Desafortunadamente, parece que algún ser supremo está empeñado en arruinarle la tarde a Malcolm.

 

—¡No puede ser! —Malcolm se sobresalta al escuchar la voz de Lizbeth.

 

Carajo, piensa Malcolm, se había olvidado totalmente de la chica. Puede sentir que Reese aprieta su brazo para llamar su atención, así que observa los bonitos ojos verdes de su hermano. Reese le está brindando aquella sonrisa que significa problemas. Dios, Malcolm adora esa sonrisa, le hace estremecer.

 

—Yo me encargo, Mal —dice Reese tan seguro que Malcolm sabe que todo estará bien.

 

 

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—¿Qué es lo que acaba de pasar? —dice Lizbeth totalmente anonadada— ¿están bien, chicos?

 

Varios “sí” se pueden escuchar.

 

—Ese idiota casi me hace tirar la cámara —dice el camarógrafo mientras la revisa.

 

—Bueno, lo importante es que estamos bien —dice Lizbeth.

 

—No puedo creer que hayamos encontrado una pareja incestuosa… ¡Carajo! —dice Lizbeth dando un pisotón al suelo— eso hubiera sido buen material para el programa.

 

—Busquemos a alguien más y ya, no pasa nada —dice el novio de Lizbeth, acercándose a su novia para darle un abrazo.

 

—Oigan chicos, el hermano menor se está acercando… el tal Dewey.

 

—Ay no, no puede ser —dice Lizbeth.

 

—Hola… —dice Dewey cuando finalmente se acerca— Espero se encuentren bien ¿están todos bien? —dice Dewey por mera cortesía porque realmente no le importa.

 

—Tus hermanos dan asco —dice un miembro del equipo.

 

—Sí, bueno, ¿qué te puedo decir? —Dewey dirige su atención a Lizbeth y le sonríe ampliamente— oye, dijiste que nos ibas a dar dinero por revisar el celular a mi hermano y tú revisaste sus mensajes y galería, así que, ¿cuánto dinero es eso?

 

—Dios, no puede ser —dice Lizbeth llevando su mano a su frente—. Toma, toma, ahora déjanos en paz—. Lizbeth estampa su mano en el pecho de Dewey y la aleja rápidamente. Dewey intenta atrapar el billete antes de que se caiga.

 

—¡Vaya, cien dólares! —dice Dewey totalmente feliz por la ganancia— Bueno, fue un placer hacer negocios, espero les vaya bien.

 

Dewey les da la espalda y se aleja tranquilamente caminando.

 

—¿Qué carajo? —dice uno de los chicos del equipo y Lizbeth solo niega con su cabeza.

Notes:

OKAY, ESTE ES EL ÚLTIMO CAPÍTULO! Espero les haya gustado esta historia <3

No olviden dejar sus votos y comentarios, por favor, pues me son de mucha ayuda y me alegran como no tienen idea!

Hoshi fuera!

Postdata: Para los que no conozcan a Lizbeth Rodríguez, dejen les explico: Es una influencer perteneciente a un canal de youtube llamado Badabun, el cual tiene una sección que se llama "exponiendo infieles". Lizbeth salía a las calles para entrevistar a las parejas a las que se encontraba y les pedía revisar su galerías, mensajes, whatssapp, messenger, etc. a cambio de dinero. Y pues ajá, el programa nos dejó varios momentos memorables! JAJAJA

Notes:

Hola de nuevo! Aquí estoy de regreso con una historia más del Wilkercest! Intenté un toque más de comedia y fluff con este trabajo, así que espero que les guste mucho esta historia y que para mis lectores hispanohablantes, no les cause cringe los futuros capítulos jaja. No diré por qué, pero ajá, espero les resulte gracioso.