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Las 5 veces que Max intentó declararle su amor a Checo y falló...y 1 vez que no

Summary:

Para Checo el estado de confusión es su residencia permanente, es muy malo para las indirectas y es mucho peor para captar las señales muy directas de cierto rubio holandes.

Y es que desde que un Max adolescente se enamorara de cierto pecoso, Max decidió no dejar de intenarlo porque él no conoce la derrota...aunque ya no sepa como captar la atención de su compañero, estas son las 5 veces que Max intentó declararle su amor a Checo y falló...y una vez que tuvo exito.

Este fanfic ya esta publicado también en Wattpad (autor: puckyblack).

Chapter 1: 14 años: Gasolinera

Chapter Text

Max vio un espacio, era arriesgado, estaba fuera de linea, pero era un espacio ¿no había sido Senna el que dijo que si un piloto veía un espacio y no iba por él entonces no era piloto? Entonces ¿quién era Max para contradecir a Senna? Él era un piloto, esta bien, tal vez no era uno de Formula 1, de hecho estaba todavía en karts, pero aplicaba igual ¿no?

 

Fue por el espacio. Pero ese espacio dejo de ser espacio cuando fue por él.

 

Inevitablemente tocó los limites de pista, esto lo hizo descontrolar, salió hacia la grava y tardó en recuperar la carrera.

 

Ese día no llegó al podio. Tal vez Senna no se refería a todos los espacios.

 

Sin quitarse el casco, y decepcionado, observó a lo lejos cómo Gasly alzaba el premio del primer lugar. Sintió como sus manos se cerraban en puño, respiró hondo y justo cuando se iba a acercar para “felicitar” al ganador sintió una mano enterrándole los dedos en su hombro.

 

Se volteó enojado y listo para pelear con el dueño de ese agarre pero se quedó congelado al quedar cara a cara con su padre.

 

Sintió que les corazón se le cayó hasta los pies, los puños que había formado en sus manos se soltaron y sus dedos empezaron con un ligero temblor.

 

Los ojos furiosos de su padre no eran una novedad, eran más una costumbre pero aún así seguían helandole hasta los huesos del miedo.

 

—¿Qué diablos fue eso?— preguntó su padre entre dientes, el sonido de su voz era casi imperceptible para cualquiera que no estuviera a centímetros de distancia, por desgracia Max lo escuchó fuerte y claro.

 

—Eh-eh…e-el es-espacio, el espacio estaba ahí, y-yo p-pensé…—

 

—“Yo pensé, yo pensé” ¡pensaste una mierda Emilian!— su padre movió su mano de su hombro a su brazo, jalándolo agresivamente y todavía hablándole de cerca, cada una de sus palabras taladrando al chico de 14 años. —¿porqué no puedes seguir indicaciones? ¿Eres retrasado? ¿O simplemente eres un perdedor? ¡Responde!—

 

—Y-yo, lo s-siento pa…— habían llegado al estacionamiento, Max ni siquiera se dio cuenta si la gente los vio o no, su mente bloqueaba todo menos la voz venenosa del mayor y justo cuando estaba disculpándose su padre lo empujó contra la furgoneta, Max tuvo que poner las manos para evitar golpearse de lleno la cara contra la ventana del pasajero

 

—¿Lo sientes? ¿LO SIENTES?— su padre, abrió su puerta del lado del conductor —¡entra a la maldita camioneta y no me hagas perder el tiempo!— Jos gritó mientras él mismo subía a su asiento y arrancaba el motor del vehículo.

 

Max pudo sentir sus ojos picándole con el indicio de la formación de lagrimas, vio fugazmente su reflejo en el vidrio y se encontró con una cara patética: sus mejillas y su nariz visiblemente rojas, sus ojos brillosos, su expresión de total derrota. Suspiró y abrió la puerta, subiendo a la camioneta junto a su padre.

 

El camino fue en absoluto silencio, Max intentaba no mover ni un músculo, no voltear a ningún lado y mantener su vista al frente, estaba tenso y nervioso. Esperaba que si no se moviera su padre pudiera olvidarse de él al menos hasta que llegaran a casa.

 

Sin embargo sus plegarias no fueron escuchadas.

 

Un auto enfrente de ellos se detuvo al ponerse el semáforo en amarillo, esto ocasionó que Jos casi chocara con él, frenando abruptamente y quedando solo a centímetros de una colisión.

 

—¡QUÉ LE PASA A ESTE IDIOTA!— gritó golpeando el volante —lento de mierda ¡Alcanzabas a pasar con la luz amarilla!— siguió gritando como si el conductor de ese carro pudiera oírlo

 

—¡Y TÚ! Otro lento de mierda— Max tembló, se sintió patético al temblar con solo una frase de su padre —¿qué pensabas? En serio, ¿qué pasaba por tú estúpida cabeza?

 

Max no respondió, sabía que no importaba lo que dijera, una palabra suya solo empeoraría las cosas.

 

El semáforo se puso en verde, su padre siguió gritando, Max tenía la cabeza gacha, tratando de hacerse lo más pequeño posible…algo que no le funcionaba mucho ya que a sus 14 años ya era muy alto, un poco desproporcionado y él sentía que era medio torpe con sus extremidades, realmente el único lugar donde se sentía a gusto consigo mismo era sobre su kart y el peor lugar para él era justo en ese momento a lado de su padre.

 

—¿No escuchas? ¡¿O acaso aparte de retardado estas también jodidamente sordo?!— Max sintió una lagrima caer sobre su mejilla —¡no te atrevas a empezar tus escenas de lástima! ¿Vas a llorar ahora? ¿Crees que llorar te quitará lo perdedor?

 

Más lagrimas cayeron sin que el chico pudiera detenerlas, su nariz congestionándose rápidamente. Esto solo hizo enojar aún más a su padre.

 

Max sintió como la camioneta frenaba de golpe.

 

—¿Sabes qué? Ya estoy harto— Jos apagó el motor y salió de la camioneta, Max hasta ese momento se dio cuenta de sus alrededores, estaban en una gasolinera.

 

Volteó a ver a dónde había ido su padre y justo en ese momento su puerta se abrió, era su padre agarrando su brazo y sacándolo del auto, el cinturón de seguridad que traía puesto se desabrochó de la fuerza con la que lo jaló.

 

—¿Quieres ser lento? ¿Quieres llegar en último lugar? ¿Eso es lo que quieres?— Max estaba afuera, casi cae al piso de la sorpresa y de la fuerza con la que fue sacado. —¡pues eso tendrás! vuelva a casa caminando— dijo su padre mientras regresaba a su lugar al volante

 

—E-espera ¡¿QUÉ?!— Max gritó confundido, seguramente estaba bromeando ¿verdad? Su padre no lo dejaría aquí. En una gasolinera en medio de la carretera, habían pasado el pueblo en donde fue la carrera, esta gasolinera era básicamente lo único que había alrededor.

 

—¿Qué? ¿Ahora si escuchas perdedor?— Jos arrancó la camioneta, Max se quedó perplejo por unos segundos cuando volvió en sí y empezó a correr detrás, tratándolo de alcanzarlo “se iba a detener ¿verdad? Esto solo era una prueba, se iba a detener ¿no?”

 

No se detuvo.

 

Sudoroso, llorando y agitado con su pecho subiendo y bajando por el ejercicio, Max se quedó parado viendo como la camioneta se hacía más pequeña a lo lejos.

 

¿Y ahora qué?

 

—————

 

Era su primer temporada en la F1, había empezado genial pero terminaron descalificando su auto de Sauber, bueno, al menos eso no fue su culpa. Aún así pudo obtener puntos y quedar por delante de su compañero en carreras posteriores…pero luego tenía que llegar Mónaco.

 

Mónaco y su necedad por ir más rápido. Estúpido e irresponsable. Eso es lo que fue, si tan solo no hubiera acelerado en esa curva no habría despertado en el hospital después de caer inconsciente por el madrazo que se dio.

 

Sergio Perez soltó un suspiro, definitivamente aquél no había sido su día y el de hoy tampoco. Después de Mónaco tuvo que ausentarse por la contusión, regreso y mintió al decir que se sentía mejor pero la verdad es que todavía tenía momentos donde se sentía mareado.

 

¡Pero en Inglaterra todo fue bien! Quedo séptimo, su mejor posición hasta ahora…hasta ahora que tuvo que abandonar en Bélgica por la estúpida suspensión del auto, parecía que por cada de cal le daban 1 de arena…¿o cómo era ese dicho?

 

Eh, no importaba, estaba decepcionado. Decepcionado consigo mismo todavía por el choque de Mónaco y decepcionado con su monoplaza por lo de hoy. ¿Y qué hacía cuando estaba decepcionado? Manejaba con RBD a todo volumen.

 

Había rentado un auto para ese fin de semana, no era uno lujoso ni nada por el estilo, lo único que importaba es que tuviera un estéreo para poder escuchar su música.

 

Un pitido en la consola le avisó que se estaba quedando sin gasolina “¡pendejo! Olvidé llenarlo ayer” se preocupó un poco, no se veía ni una gasolinera al rededor. Subió un poco la velocidad y bajo el volumen del estéreo, como si eso fuera ayudar a que apareciera una gasolinera.

 

Después de unos 20 min pareció que sus plegarias fueron escuchadas, ¡una gasolinera!

 

Y claro, como es una de cal por cada de arena, el carro se fue deteniendo haciendo un sonido de apagarse lentamente quedando a unos escasos 100 metros del establecimiento del preciado combustible.

 

Sergio dio un cabezazo frustrado al volante haciendo sonar el claxon.

 

Salió del auto (alcanzó a orillarlo con los últimos alientos del motor), fue a la cajuela por el bidón de gasolina y se puso a caminar…no dio ni apenas unos cuantos pasos cuando vio enfrente de él a unos 5 metros otra figura cabizbaja caminando hacia la misma dirección.

 

——————

 

Max no le quedó de otra que regresar al establecimiento, después de todo era lo único que había en la periferia. No sabía que iba a hacer, su padre no le dejo su celular ni dinero, no traía nada más que lo que traía puesto y lo que traía puesto era solamente su traje de karting. Se sentía ridículo. Un adolescente vestido como piloto pero sin nada que pilotear, arrastrando los pies por la carretera, “menuda imagen patética”.

Estaba sumido en su autodesprecio hasta que escucho un sonido detrás de él.

 

—¡Chssst, Chssst! ¡Hey Tú! I mean, ¡you!— una voz masculina cargada de un acento que no podía identificar lo llamaba.

 

Max rodó los ojos, “genial, un loco” trató de ignorar el llamado, una cosa es que su padre lo hubiera abandonado y otra cosa es que se convirtiera en víctima de trata, no gracias. Ignoraría al desconocido hasta llegar a la gasolinería.

 

O eso pensaba hasta que escuchó al hombre trotar hasta alcanzarlo, Max apretó sus puños, le enseñaría a ese extraño que no se metiera con él, podría ser un cobarde patético enfrente de su padre pero él sabía que podía lucir intimidante, no era secreto que era de un temperamento volátil con sus compañeros de karting.

 

—¿Qué quieres imbe-eee…eh?— volteó su cuerpo listo para atacar cuando se encontró frente a frente con el chico con la sonrisa más bella que jamás hubiera visto. No se veía para nada como un loco secuestrador y si lo era entonces era un muy atractivo secuestrador.

 

Se veía más grande que él, definitivamente no tenía 14 años, pero en estatura Max casi estaba a su altura.

 

—¡Hey! Hola, sorry, no era mi intención asustarte, de espaldas no pareces un niño— el chico pelinegro soltó una risita, Max sintió el calor en sus mejillas y orejas

 

—¡No soy un niño!— protestó como, bueno, un niño —¡tengo 14 años!

 

El mayor abrió más los ojos sorprendido, su sonrisa se apagó un poco

 

—¿¡14 años!? ¿Que hace un niño…— “que no soy un niño” se quejó bajito Max —…de 14 años caminando por la carretera solo?— Sergio (o el desconocido guapo en la mente de Max) miró preocupado alrededor, tal vez buscando otro carro varado.

 

—Digo, sé que estamos en Europa pero aún así, en México ya te hubieran robado chamaco— Max se quedo mirando al hombre, no entendía que quería decir chamaco pero estaba sorprendido por su reacción, el pelinegro se veía realmente preocupado

 

Max tragó, en cualquier otra ocasión hubiera mentido. Hubiera tratado de no verse vulnerable ni siquiera con un desconocido. Después de todo era Max Verstappen, no podía ser débil, no podía verse débil.

 

Pero hubo algo en ese apuesto desconocido que lo ablandó, no supo ni si quiera porqué, pero de repente soltó un resoplido triste, tratando de aguantar nuevamente las lagrimas

 

—Y-yo…digo, m-mi papá m-me abandonó— el menor bajo la cabeza mientras se limpiaba los ojos con la manga de su traje.

 

Sergio se detuvo, Max hizo lo mismo y lo miro con los ojos vidriosos, el pelinegro estaba boquiabierto pero no duro ni un segundo cuando su mirada se suavizo y sus ojos se llenaron de compasión.

 

Max sintió que su corazón dio un vuelco.

 

—¿Cómo que te abandonó? ¿Estas solo? ¿Tienes familia? ¿Tienes hambre? Ven acá…— con el listado de preguntas Max empezó a dejar caer las lagrimas, el mayor se enterneció y extendió sus brazos para acercar al rubio en un abrazo

 

Max siguió sollozando en los brazos de Sergio, el adolescente no devolvió el abrazo, se quedó quieto y tenso, pero sí apoyó su cabeza contra el hombro del mayor, su cuerpo temblando por el llanto mientras Sergio le daba unas palmadas reconfortantes en su espalda.

 

El pelinegro lo apretó contra sí mismo un momento antes de separarlo lentamente por los hombros, Max sintió un poco de frio ante la separación

 

—Vamos, lleguemos a la gasolinera, ahí te compraré algo de comer y me platicaras que pasó, tengo un celular con saldo por si necesitas comunicarte con alguien—

 

Max no se atrevió a hablar por miedo a que su voz saliera demasiada aguda, se limitó a asentir y dejarse guiar por el atractivo hombre que tenía enfrente.

 

—————

 

—…y me dejó aquí— Max estaba más tranquilo, el mayor le había comprado un huevo kínder, al principio Max se había sentido ofendido, no era un niño…o al menos no tan niño, pero su indignación se esfumó en cuanto el chocolate tocó sus labios. Ademas el mayor también había comprado uno para él mismo.

 

Sergio lanzó un chiflido largo —no pues esta cabrón— le agarró el hombro al menor, ambos estaban sentados en el suelo con las piernas estiradas afuera de la tienda de conveniencia de la gasolinera —creo que ambos tuvimos un mal día chico—

 

Sergio también le había explicado a Max que era piloto, no había especificado que competía en la F1, sentía que el que necesitaba ser escuchado y por lo tanto protagonista de toda la atención era Max, así que solo le dio detalles vagos, diciéndole al menor que él mismo había sido descalificado por una falla en su auto. El resto del tiempo se dedicó a escuchar la historia del adolescente.

 

Estaba asombrado y muy preocupado, el chico había sufrido violencia a manos de su padre pero lo único que hacía el niño era decir como él era el que había fallado, que todo era su culpa y que se merecía el castigo.

 

—¿Sabes? A veces shit happens, hay cosas que están fuera de nuestro control y no por eso son nuestra culpa—

 

—Ya, pero esto sí fue mi culpa, si no hubiera cometido del error de ir por ese espacio tan pequeño…— Max simplemente no dejaba quitarse la actitud de derrota

 

—Bueno, diría Senna: “si no vas por un espacio que existe, ya no eres un piloto”—

 

Max lo volteó a ver boquiabierto —¡es justo lo que yo pensé! Antes de que el espacio no existiera y saliera de la pista—

 

“Vaya, el chico sí que se esfuerza por ser pesimista” pensó Sergio, pero si había algo que a él le sobraba era optimismo

 

—Bueno, si lo ves de este modo ya vas por la mitad para convertirte en el mejor piloto, al menos la primera parte ya la tienes: ya piensas como el mejor— le dijo mientras le revolvía el cabello al rubio —ya solo te falta lo último: conducir como el mejor.

 

Max sintió el calor volver a sus mejillas cuando el mayor pasó sus dedos por su cabellera rubia.

 

—Díselo a mi padre…nunca lo había visto tan enojado—

 

—Mhm…creo que no tienes control sobre lo que haga o diga o sienta tu padre— Max lo volteó a ver con los ojos muy abiertos cuando escuchó eso, Sergio ya no lo veía a él, el pelinegro tenía su mirada fija en la carretera…pensativo

 

—Entonces solo deberías de concentrarte en lo que sí tienes control, por ejemplo, cómo te sientes tú sobre ti mismo—

 

—Me siento como un lento perdedor de mierda—

 

Sergio lo volteó a ver con una mueca en el rostro —no, no es verdad, esas son las palabras de tu padre, no lo copies, piensa por ti mismo—

 

Max se quedó pensando un momento —pienso…que fui un idiota al apresurarme a tomar ese espacio…—

 

—¡Perfecto!— dijo alegremente el latino

 

—¿Q-que?— ¿acaso el chico atractivo también pensaba que él era un idiota?

 

—No pongas esa cara— dijo Sergio riendo —digo que esta perfecto porque eso sí que lo puedes cambiar, la próxima vez lo recordarás y no te apresurarás, lo pensarás mejor y estoy seguro que podrás tomar ese espacio—

 

—¿Y si no? ¿Y si me salgo otra vez?—

 

—Pues lo intentas de nuevo—

 

—¿Y si mi padre se vuelve a enojar?—

 

—¿Eso lo puedes controlar? ¿Puedes controlar que tu padre se enoje o no?—

 

Max titubeo…—n-no, creo que no— dijo recordando como su padre explotaba a la menor provocación

 

Sergio le dio la sonrisa más grande hasta ahora

 

—entonces que te valga madre

 

Max pestañeó —¿que me vaga madrew?—

 

Don’t give a fuck about it, kid

 

Max quedó impresionado por lo que le dijo, aprovechó ese momento en que estaban frente a frente para mirar detalladamente a Sergio, notó las pecas que le adornaban la nariz y las mejillas, el brillo de sus ojos cafés, sus grandes dientes blancos y sus labios delicados, el rulo despeinado que le caía por la frente…Max suspiró, una sonrisa empezando a formarse en sus labios y un calorcito creciendo en su pecho

 

—E-eres muy bonito—

 

Esta vez fue Sergio el que parpadeo —¿eh?—

 

Max tomó aire, iba a demostrarse a sí mismo que no era un cobarde como su padre decía

 

—Que eres muy bonito— dijo esta vez con seguridad y enderezando su espalda

 

El mayor entrecerró los ojos —¿me estas insultando?—

 

—¿Q-que?— la seguridad del rubio se esfumó —¡No! Yo…—

 

—Porque déjame recordarte que el rubio aquí es otro— Sergio levantó una ceja, estaba a la defensiva

 

No era la primera vez que le decían “bonito”, pero las veces que se lo habían dicho venían con una indirecta a veces menos indirecta, sus compañeros desde que él mismo era adolescente le habían dicho que “solo era una cara bonita” cuestionando realmente su talento, cuestionando incluso su inteligencia y él no se iba a dejar insultar por un adolescente rubio

 

—¿Q-qué tiene que sea rubio?—pregunto Max llevándose las manos a su cabello ¿acaso al chico atractivo no le gustaban los rubios? —¡me puedo pintar el pelo! Si te disgusta el rubio

 

—¿Uh?— el enojo de Sergio se había esfumado, la cara del adolescente estaba decidida, como esperando que Sergio le dijera de qué color debía tener el pelo…a Sergio esto lo desconcertó, que raros eran los adolescentes de ahora

 

¿Max? ¡Max!— el chico aludido volteó, era su madre que estaba estacionando su auto a lado de ellos en ese momento.

 

Max le había hablado a su madre, Sophie, para pedirle que pasara por él. Tardaría un poco en llegar por lo que Sergio se ofreció a esperar con él durante todo ese tiempo.

 

—¡Mamá!— Sophie se acercó a ellos, por la llamada Max le había resumido todo lo que había pasado, Sophie estaba furiosa con Jos pero no estaba sorprendida, esto solo era una cosa más a la interminable lista de cosas que hacían de su exmarido un pésimo padre.

 

—Gracias por cuidarlo— le dijo la mujer a Sergio

 

—No hay problema, soy un excelente niñero— respondió orgulloso

 

—¡Hey! ¡Que NO soy un niño!—protestó Max

 

Su madre y el hombre atractivo rieron —vamos, tenemos que irnos Max, sube al auto—

 

Max entró en pánico

 

—¡Espera! Dame tu numero de teléfono— Max buscó en sus bolsillos, no traía su celular —diablos, dejé mi teléfono en la camioneta…¡Mamá! Usa el tuyo, anota su numero— Max sonaba desesperado

 

Sophie y Sergio se miraron, ambos sabían que no era buena idea.

 

—No creo que el joven tenga tiempo para mensajearse contigo Max— intentó persuadirlo su madre

 

—P-pero entonces ¿cómo te volveré a ver?— la preocupación de Max era latente en su voz, esto le sorprendió a Sophie, su hijo no era precisamente el chico más sociable pero ahora parecía ansioso de no separarse del otro joven

 

—Bueno…puedes verme en la tv todos los domingos— Sergio sonrió —soy piloto de la formula 1…bueno un rookie todavía— dijo algo apenado —me llamo Sergio Perez—

 

Max abrió los ojos como platos —¡eres un piloto de la formula 1!— aunque el sueño de Max era llegar ahí, usualmente no le prestaba mucha atención a los pilotos, solamente a las carreras, su padre le había inculcado a no tener “ídolos”

 

Max apretó los puños, ahora estaba más decidido que nunca, dio un paso acercándose más a Sergio —¡Llegaré a la formula 1!—

 

Sergio sonrió —de eso no tengo duda rubio, sé que llegarás algún día—

 

Max negó con la cabeza —no, llegare rápido, me apresuraré en llegar, seré el más joven…solo…solo espérame— esto último lo dijo un poco más bajito, agachando la cabeza, sus orejas visiblemente rojas

 

El adolescente suspiró tomando valor —¡llegaré a la formula 1 para estar contigo!

 

—Muy bien, te estaré esperando— le dijo divertido Sergio, parecía que el chico era muy competitivo, tan solo le había mencionado que era piloto de la formula 1 y ya parecía ansioso de competir con él, aunque el mexicano no entendía porqué el chico parecía tan emocionado por estar con él en Sauber…no es cómo si fuera Ferrari

 

Max subió al auto con su mamá, volteó a ver a Sergio por última vez diciendo adiós, el rubio regresó el saludo suspirando

 

—mamá, creo que hoy fue el mejor día de mi vida—

 


 

¿Qué les parece? :)

Esta historia va a abrcar 14 años...desde este Max adolescente hasta el Max del 2025, por eso cada capitulo va a tener su edad con cada de los "intentos" para conquistar a su pecoso de ensueño.