Chapter 1: 14 años: Gasolinera
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Max vio un espacio, era arriesgado, estaba fuera de linea, pero era un espacio ¿no había sido Senna el que dijo que si un piloto veía un espacio y no iba por él entonces no era piloto? Entonces ¿quién era Max para contradecir a Senna? Él era un piloto, esta bien, tal vez no era uno de Formula 1, de hecho estaba todavía en karts, pero aplicaba igual ¿no?
Fue por el espacio. Pero ese espacio dejo de ser espacio cuando fue por él.
Inevitablemente tocó los limites de pista, esto lo hizo descontrolar, salió hacia la grava y tardó en recuperar la carrera.
Ese día no llegó al podio. Tal vez Senna no se refería a todos los espacios.
Sin quitarse el casco, y decepcionado, observó a lo lejos cómo Gasly alzaba el premio del primer lugar. Sintió como sus manos se cerraban en puño, respiró hondo y justo cuando se iba a acercar para “felicitar” al ganador sintió una mano enterrándole los dedos en su hombro.
Se volteó enojado y listo para pelear con el dueño de ese agarre pero se quedó congelado al quedar cara a cara con su padre.
Sintió que les corazón se le cayó hasta los pies, los puños que había formado en sus manos se soltaron y sus dedos empezaron con un ligero temblor.
Los ojos furiosos de su padre no eran una novedad, eran más una costumbre pero aún así seguían helandole hasta los huesos del miedo.
—¿Qué diablos fue eso?— preguntó su padre entre dientes, el sonido de su voz era casi imperceptible para cualquiera que no estuviera a centímetros de distancia, por desgracia Max lo escuchó fuerte y claro.
—Eh-eh…e-el es-espacio, el espacio estaba ahí, y-yo p-pensé…—
—“Yo pensé, yo pensé” ¡pensaste una mierda Emilian!— su padre movió su mano de su hombro a su brazo, jalándolo agresivamente y todavía hablándole de cerca, cada una de sus palabras taladrando al chico de 14 años. —¿porqué no puedes seguir indicaciones? ¿Eres retrasado? ¿O simplemente eres un perdedor? ¡Responde!—
—Y-yo, lo s-siento pa…— habían llegado al estacionamiento, Max ni siquiera se dio cuenta si la gente los vio o no, su mente bloqueaba todo menos la voz venenosa del mayor y justo cuando estaba disculpándose su padre lo empujó contra la furgoneta, Max tuvo que poner las manos para evitar golpearse de lleno la cara contra la ventana del pasajero
—¿Lo sientes? ¿LO SIENTES?— su padre, abrió su puerta del lado del conductor —¡entra a la maldita camioneta y no me hagas perder el tiempo!— Jos gritó mientras él mismo subía a su asiento y arrancaba el motor del vehículo.
Max pudo sentir sus ojos picándole con el indicio de la formación de lagrimas, vio fugazmente su reflejo en el vidrio y se encontró con una cara patética: sus mejillas y su nariz visiblemente rojas, sus ojos brillosos, su expresión de total derrota. Suspiró y abrió la puerta, subiendo a la camioneta junto a su padre.
El camino fue en absoluto silencio, Max intentaba no mover ni un músculo, no voltear a ningún lado y mantener su vista al frente, estaba tenso y nervioso. Esperaba que si no se moviera su padre pudiera olvidarse de él al menos hasta que llegaran a casa.
Sin embargo sus plegarias no fueron escuchadas.
Un auto enfrente de ellos se detuvo al ponerse el semáforo en amarillo, esto ocasionó que Jos casi chocara con él, frenando abruptamente y quedando solo a centímetros de una colisión.
—¡QUÉ LE PASA A ESTE IDIOTA!— gritó golpeando el volante —lento de mierda ¡Alcanzabas a pasar con la luz amarilla!— siguió gritando como si el conductor de ese carro pudiera oírlo
—¡Y TÚ! Otro lento de mierda— Max tembló, se sintió patético al temblar con solo una frase de su padre —¿qué pensabas? En serio, ¿qué pasaba por tú estúpida cabeza?
Max no respondió, sabía que no importaba lo que dijera, una palabra suya solo empeoraría las cosas.
El semáforo se puso en verde, su padre siguió gritando, Max tenía la cabeza gacha, tratando de hacerse lo más pequeño posible…algo que no le funcionaba mucho ya que a sus 14 años ya era muy alto, un poco desproporcionado y él sentía que era medio torpe con sus extremidades, realmente el único lugar donde se sentía a gusto consigo mismo era sobre su kart y el peor lugar para él era justo en ese momento a lado de su padre.
—¿No escuchas? ¡¿O acaso aparte de retardado estas también jodidamente sordo?!— Max sintió una lagrima caer sobre su mejilla —¡no te atrevas a empezar tus escenas de lástima! ¿Vas a llorar ahora? ¿Crees que llorar te quitará lo perdedor?
Más lagrimas cayeron sin que el chico pudiera detenerlas, su nariz congestionándose rápidamente. Esto solo hizo enojar aún más a su padre.
Max sintió como la camioneta frenaba de golpe.
—¿Sabes qué? Ya estoy harto— Jos apagó el motor y salió de la camioneta, Max hasta ese momento se dio cuenta de sus alrededores, estaban en una gasolinera.
Volteó a ver a dónde había ido su padre y justo en ese momento su puerta se abrió, era su padre agarrando su brazo y sacándolo del auto, el cinturón de seguridad que traía puesto se desabrochó de la fuerza con la que lo jaló.
—¿Quieres ser lento? ¿Quieres llegar en último lugar? ¿Eso es lo que quieres?— Max estaba afuera, casi cae al piso de la sorpresa y de la fuerza con la que fue sacado. —¡pues eso tendrás! vuelva a casa caminando— dijo su padre mientras regresaba a su lugar al volante
—E-espera ¡¿QUÉ?!— Max gritó confundido, seguramente estaba bromeando ¿verdad? Su padre no lo dejaría aquí. En una gasolinera en medio de la carretera, habían pasado el pueblo en donde fue la carrera, esta gasolinera era básicamente lo único que había alrededor.
—¿Qué? ¿Ahora si escuchas perdedor?— Jos arrancó la camioneta, Max se quedó perplejo por unos segundos cuando volvió en sí y empezó a correr detrás, tratándolo de alcanzarlo “se iba a detener ¿verdad? Esto solo era una prueba, se iba a detener ¿no?”
No se detuvo.
Sudoroso, llorando y agitado con su pecho subiendo y bajando por el ejercicio, Max se quedó parado viendo como la camioneta se hacía más pequeña a lo lejos.
¿Y ahora qué?
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Era su primer temporada en la F1, había empezado genial pero terminaron descalificando su auto de Sauber, bueno, al menos eso no fue su culpa. Aún así pudo obtener puntos y quedar por delante de su compañero en carreras posteriores…pero luego tenía que llegar Mónaco.
Mónaco y su necedad por ir más rápido. Estúpido e irresponsable. Eso es lo que fue, si tan solo no hubiera acelerado en esa curva no habría despertado en el hospital después de caer inconsciente por el madrazo que se dio.
Sergio Perez soltó un suspiro, definitivamente aquél no había sido su día y el de hoy tampoco. Después de Mónaco tuvo que ausentarse por la contusión, regreso y mintió al decir que se sentía mejor pero la verdad es que todavía tenía momentos donde se sentía mareado.
¡Pero en Inglaterra todo fue bien! Quedo séptimo, su mejor posición hasta ahora…hasta ahora que tuvo que abandonar en Bélgica por la estúpida suspensión del auto, parecía que por cada de cal le daban 1 de arena…¿o cómo era ese dicho?
Eh, no importaba, estaba decepcionado. Decepcionado consigo mismo todavía por el choque de Mónaco y decepcionado con su monoplaza por lo de hoy. ¿Y qué hacía cuando estaba decepcionado? Manejaba con RBD a todo volumen.
Había rentado un auto para ese fin de semana, no era uno lujoso ni nada por el estilo, lo único que importaba es que tuviera un estéreo para poder escuchar su música.
Un pitido en la consola le avisó que se estaba quedando sin gasolina “¡pendejo! Olvidé llenarlo ayer” se preocupó un poco, no se veía ni una gasolinera al rededor. Subió un poco la velocidad y bajo el volumen del estéreo, como si eso fuera ayudar a que apareciera una gasolinera.
Después de unos 20 min pareció que sus plegarias fueron escuchadas, ¡una gasolinera!
Y claro, como es una de cal por cada de arena, el carro se fue deteniendo haciendo un sonido de apagarse lentamente quedando a unos escasos 100 metros del establecimiento del preciado combustible.
Sergio dio un cabezazo frustrado al volante haciendo sonar el claxon.
Salió del auto (alcanzó a orillarlo con los últimos alientos del motor), fue a la cajuela por el bidón de gasolina y se puso a caminar…no dio ni apenas unos cuantos pasos cuando vio enfrente de él a unos 5 metros otra figura cabizbaja caminando hacia la misma dirección.
——————
Max no le quedó de otra que regresar al establecimiento, después de todo era lo único que había en la periferia. No sabía que iba a hacer, su padre no le dejo su celular ni dinero, no traía nada más que lo que traía puesto y lo que traía puesto era solamente su traje de karting. Se sentía ridículo. Un adolescente vestido como piloto pero sin nada que pilotear, arrastrando los pies por la carretera, “menuda imagen patética”.
Estaba sumido en su autodesprecio hasta que escucho un sonido detrás de él.
—¡Chssst, Chssst! ¡Hey Tú! I mean, ¡you!— una voz masculina cargada de un acento que no podía identificar lo llamaba.
Max rodó los ojos, “genial, un loco” trató de ignorar el llamado, una cosa es que su padre lo hubiera abandonado y otra cosa es que se convirtiera en víctima de trata, no gracias. Ignoraría al desconocido hasta llegar a la gasolinería.
O eso pensaba hasta que escuchó al hombre trotar hasta alcanzarlo, Max apretó sus puños, le enseñaría a ese extraño que no se metiera con él, podría ser un cobarde patético enfrente de su padre pero él sabía que podía lucir intimidante, no era secreto que era de un temperamento volátil con sus compañeros de karting.
—¿Qué quieres imbe-eee…eh?— volteó su cuerpo listo para atacar cuando se encontró frente a frente con el chico con la sonrisa más bella que jamás hubiera visto. No se veía para nada como un loco secuestrador y si lo era entonces era un muy atractivo secuestrador.
Se veía más grande que él, definitivamente no tenía 14 años, pero en estatura Max casi estaba a su altura.
—¡Hey! Hola, sorry, no era mi intención asustarte, de espaldas no pareces un niño— el chico pelinegro soltó una risita, Max sintió el calor en sus mejillas y orejas
—¡No soy un niño!— protestó como, bueno, un niño —¡tengo 14 años!
El mayor abrió más los ojos sorprendido, su sonrisa se apagó un poco
—¿¡14 años!? ¿Que hace un niño…— “que no soy un niño” se quejó bajito Max —…de 14 años caminando por la carretera solo?— Sergio (o el desconocido guapo en la mente de Max) miró preocupado alrededor, tal vez buscando otro carro varado.
—Digo, sé que estamos en Europa pero aún así, en México ya te hubieran robado chamaco— Max se quedo mirando al hombre, no entendía que quería decir chamaco pero estaba sorprendido por su reacción, el pelinegro se veía realmente preocupado
Max tragó, en cualquier otra ocasión hubiera mentido. Hubiera tratado de no verse vulnerable ni siquiera con un desconocido. Después de todo era Max Verstappen, no podía ser débil, no podía verse débil.
Pero hubo algo en ese apuesto desconocido que lo ablandó, no supo ni si quiera porqué, pero de repente soltó un resoplido triste, tratando de aguantar nuevamente las lagrimas
—Y-yo…digo, m-mi papá m-me abandonó— el menor bajo la cabeza mientras se limpiaba los ojos con la manga de su traje.
Sergio se detuvo, Max hizo lo mismo y lo miro con los ojos vidriosos, el pelinegro estaba boquiabierto pero no duro ni un segundo cuando su mirada se suavizo y sus ojos se llenaron de compasión.
Max sintió que su corazón dio un vuelco.
—¿Cómo que te abandonó? ¿Estas solo? ¿Tienes familia? ¿Tienes hambre? Ven acá…— con el listado de preguntas Max empezó a dejar caer las lagrimas, el mayor se enterneció y extendió sus brazos para acercar al rubio en un abrazo
Max siguió sollozando en los brazos de Sergio, el adolescente no devolvió el abrazo, se quedó quieto y tenso, pero sí apoyó su cabeza contra el hombro del mayor, su cuerpo temblando por el llanto mientras Sergio le daba unas palmadas reconfortantes en su espalda.
El pelinegro lo apretó contra sí mismo un momento antes de separarlo lentamente por los hombros, Max sintió un poco de frio ante la separación
—Vamos, lleguemos a la gasolinera, ahí te compraré algo de comer y me platicaras que pasó, tengo un celular con saldo por si necesitas comunicarte con alguien—
Max no se atrevió a hablar por miedo a que su voz saliera demasiada aguda, se limitó a asentir y dejarse guiar por el atractivo hombre que tenía enfrente.
—————
—…y me dejó aquí— Max estaba más tranquilo, el mayor le había comprado un huevo kínder, al principio Max se había sentido ofendido, no era un niño…o al menos no tan niño, pero su indignación se esfumó en cuanto el chocolate tocó sus labios. Ademas el mayor también había comprado uno para él mismo.
Sergio lanzó un chiflido largo —no pues esta cabrón— le agarró el hombro al menor, ambos estaban sentados en el suelo con las piernas estiradas afuera de la tienda de conveniencia de la gasolinera —creo que ambos tuvimos un mal día chico—
Sergio también le había explicado a Max que era piloto, no había especificado que competía en la F1, sentía que el que necesitaba ser escuchado y por lo tanto protagonista de toda la atención era Max, así que solo le dio detalles vagos, diciéndole al menor que él mismo había sido descalificado por una falla en su auto. El resto del tiempo se dedicó a escuchar la historia del adolescente.
Estaba asombrado y muy preocupado, el chico había sufrido violencia a manos de su padre pero lo único que hacía el niño era decir como él era el que había fallado, que todo era su culpa y que se merecía el castigo.
—¿Sabes? A veces shit happens, hay cosas que están fuera de nuestro control y no por eso son nuestra culpa—
—Ya, pero esto sí fue mi culpa, si no hubiera cometido del error de ir por ese espacio tan pequeño…— Max simplemente no dejaba quitarse la actitud de derrota
—Bueno, diría Senna: “si no vas por un espacio que existe, ya no eres un piloto”—
Max lo volteó a ver boquiabierto —¡es justo lo que yo pensé! Antes de que el espacio no existiera y saliera de la pista—
“Vaya, el chico sí que se esfuerza por ser pesimista” pensó Sergio, pero si había algo que a él le sobraba era optimismo
—Bueno, si lo ves de este modo ya vas por la mitad para convertirte en el mejor piloto, al menos la primera parte ya la tienes: ya piensas como el mejor— le dijo mientras le revolvía el cabello al rubio —ya solo te falta lo último: conducir como el mejor.
Max sintió el calor volver a sus mejillas cuando el mayor pasó sus dedos por su cabellera rubia.
—Díselo a mi padre…nunca lo había visto tan enojado—
—Mhm…creo que no tienes control sobre lo que haga o diga o sienta tu padre— Max lo volteó a ver con los ojos muy abiertos cuando escuchó eso, Sergio ya no lo veía a él, el pelinegro tenía su mirada fija en la carretera…pensativo
—Entonces solo deberías de concentrarte en lo que sí tienes control, por ejemplo, cómo te sientes tú sobre ti mismo—
—Me siento como un lento perdedor de mierda—
Sergio lo volteó a ver con una mueca en el rostro —no, no es verdad, esas son las palabras de tu padre, no lo copies, piensa por ti mismo—
Max se quedó pensando un momento —pienso…que fui un idiota al apresurarme a tomar ese espacio…—
—¡Perfecto!— dijo alegremente el latino
—¿Q-que?— ¿acaso el chico atractivo también pensaba que él era un idiota?
—No pongas esa cara— dijo Sergio riendo —digo que esta perfecto porque eso sí que lo puedes cambiar, la próxima vez lo recordarás y no te apresurarás, lo pensarás mejor y estoy seguro que podrás tomar ese espacio—
—¿Y si no? ¿Y si me salgo otra vez?—
—Pues lo intentas de nuevo—
—¿Y si mi padre se vuelve a enojar?—
—¿Eso lo puedes controlar? ¿Puedes controlar que tu padre se enoje o no?—
Max titubeo…—n-no, creo que no— dijo recordando como su padre explotaba a la menor provocación
Sergio le dio la sonrisa más grande hasta ahora
—entonces que te valga madre—
Max pestañeó —¿que me vaga madrew?—
—Don’t give a fuck about it, kid—
Max quedó impresionado por lo que le dijo, aprovechó ese momento en que estaban frente a frente para mirar detalladamente a Sergio, notó las pecas que le adornaban la nariz y las mejillas, el brillo de sus ojos cafés, sus grandes dientes blancos y sus labios delicados, el rulo despeinado que le caía por la frente…Max suspiró, una sonrisa empezando a formarse en sus labios y un calorcito creciendo en su pecho
—E-eres muy bonito—
Esta vez fue Sergio el que parpadeo —¿eh?—
Max tomó aire, iba a demostrarse a sí mismo que no era un cobarde como su padre decía
—Que eres muy bonito— dijo esta vez con seguridad y enderezando su espalda
El mayor entrecerró los ojos —¿me estas insultando?—
—¿Q-que?— la seguridad del rubio se esfumó —¡No! Yo…—
—Porque déjame recordarte que el rubio aquí es otro— Sergio levantó una ceja, estaba a la defensiva
No era la primera vez que le decían “bonito”, pero las veces que se lo habían dicho venían con una indirecta a veces menos indirecta, sus compañeros desde que él mismo era adolescente le habían dicho que “solo era una cara bonita” cuestionando realmente su talento, cuestionando incluso su inteligencia y él no se iba a dejar insultar por un adolescente rubio
—¿Q-qué tiene que sea rubio?—pregunto Max llevándose las manos a su cabello ¿acaso al chico atractivo no le gustaban los rubios? —¡me puedo pintar el pelo! Si te disgusta el rubio
—¿Uh?— el enojo de Sergio se había esfumado, la cara del adolescente estaba decidida, como esperando que Sergio le dijera de qué color debía tener el pelo…a Sergio esto lo desconcertó, que raros eran los adolescentes de ahora
—¿Max? ¡Max!— el chico aludido volteó, era su madre que estaba estacionando su auto a lado de ellos en ese momento.
Max le había hablado a su madre, Sophie, para pedirle que pasara por él. Tardaría un poco en llegar por lo que Sergio se ofreció a esperar con él durante todo ese tiempo.
—¡Mamá!— Sophie se acercó a ellos, por la llamada Max le había resumido todo lo que había pasado, Sophie estaba furiosa con Jos pero no estaba sorprendida, esto solo era una cosa más a la interminable lista de cosas que hacían de su exmarido un pésimo padre.
—Gracias por cuidarlo— le dijo la mujer a Sergio
—No hay problema, soy un excelente niñero— respondió orgulloso
—¡Hey! ¡Que NO soy un niño!—protestó Max
Su madre y el hombre atractivo rieron —vamos, tenemos que irnos Max, sube al auto—
Max entró en pánico
—¡Espera! Dame tu numero de teléfono— Max buscó en sus bolsillos, no traía su celular —diablos, dejé mi teléfono en la camioneta…¡Mamá! Usa el tuyo, anota su numero— Max sonaba desesperado
Sophie y Sergio se miraron, ambos sabían que no era buena idea.
—No creo que el joven tenga tiempo para mensajearse contigo Max— intentó persuadirlo su madre
—P-pero entonces ¿cómo te volveré a ver?— la preocupación de Max era latente en su voz, esto le sorprendió a Sophie, su hijo no era precisamente el chico más sociable pero ahora parecía ansioso de no separarse del otro joven
—Bueno…puedes verme en la tv todos los domingos— Sergio sonrió —soy piloto de la formula 1…bueno un rookie todavía— dijo algo apenado —me llamo Sergio Perez—
Max abrió los ojos como platos —¡eres un piloto de la formula 1!— aunque el sueño de Max era llegar ahí, usualmente no le prestaba mucha atención a los pilotos, solamente a las carreras, su padre le había inculcado a no tener “ídolos”
Max apretó los puños, ahora estaba más decidido que nunca, dio un paso acercándose más a Sergio —¡Llegaré a la formula 1!—
Sergio sonrió —de eso no tengo duda rubio, sé que llegarás algún día—
Max negó con la cabeza —no, llegare rápido, me apresuraré en llegar, seré el más joven…solo…solo espérame— esto último lo dijo un poco más bajito, agachando la cabeza, sus orejas visiblemente rojas
El adolescente suspiró tomando valor —¡llegaré a la formula 1 para estar contigo!—
—Muy bien, te estaré esperando— le dijo divertido Sergio, parecía que el chico era muy competitivo, tan solo le había mencionado que era piloto de la formula 1 y ya parecía ansioso de competir con él, aunque el mexicano no entendía porqué el chico parecía tan emocionado por estar con él en Sauber…no es cómo si fuera Ferrari
Max subió al auto con su mamá, volteó a ver a Sergio por última vez diciendo adiós, el rubio regresó el saludo suspirando
—mamá, creo que hoy fue el mejor día de mi vida—
¿Qué les parece? :)
Esta historia va a abrcar 14 años...desde este Max adolescente hasta el Max del 2025, por eso cada capitulo va a tener su edad con cada de los "intentos" para conquistar a su pecoso de ensueño.
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Max lo logró.
Llegó a la Formula 1 en 2015 a la edad de 17 años con la escudería Toro Rosso, el equipo escalón hacía la más prestigiosa Red Bull.
Su debut no estuvo libre de escándalo, la mayoría de los pilotos veteranos se rehusaban a aceptar a que alguien tan joven ya estuviera en la máxima categoría del automovilismo. Recibía burlas y caras llenas de escepticismo.
Su propio compañero, Carlos Sainz, era uno de sus principales detractores. La enemistad que empezó a formarse entre ellos era más heredada que realmente propia. Sus padres se odiaban. Así que desde el inicio una posible amistad o tan siquiera camaradería que pudiera haber entre ellos quedó descartada.
A Max no le podía importar menos lo que todo el paddock pensara de él.
Y no era porque fuera una persona madura o segura de sí misma. No. A Max no le podía importar menos porque había solo una persona que no pensaba así.
La única que realmente le importaba.
Sergio Pérez.
Un año antes de que llegará a la F1 uno de los comentarios más fuertes vino de Jacques Villenueve que describió su fichada como “lo peor que le ha pasado a la F1”
No va a negar que cuando vio eso tuvo ganas de romperle la cara a Villenueve. Pero luego encontró otro comentario.
Un comentario que encontró gracias a que llevaba días buscándolo. Solía revisar casi todos los días, en secreto, tratando de no dejar rastros en su buscador, buscando ese nombre que había escuchado aquella vez cuando tenía 14 años.
“Esta haciendo historia. El niño debe ser muy especial porque esta rompiendo el récord en grande”
Eso había dicho. De esos hermosos labios que Max recordaba había dicho que él estaba haciendo historia. Max se sonrojó al leer ese pequeño párrafo, y lo leyó de nuevo y de nuevo con una sensación de cosquillas en el estomago.
Pero no acababa ahí, encontró otro:
“He oído muy buenos comentarios sobre él, así que será interesante ver como un niño tan agradable lidia con toda la presión”
Eso hizo que Max se tuviera que levantar de la silla y diera unas vueltas en su habitación tratando de sacar un poco de esa energía, de esa emoción, de esas mariposas que le provocó leer esa frase.
“Un niño tan agradable” había dicho Sergio “El niño debe ser muy especial”
Max se dejó caer en su cama, la mirada en el techo, sus brazos extendidos a sus costados y una gran sonrisa en el rostro.
Esta bien, lo de niño le seguía sin agradar mucho, pero el próximo año tendría 17 y Sergio 25. Esa no era una diferencia de edad tan grande ¿verdad?
Se haría su amigo primero, sí, eso sería sencillo, después de todo hablar con él fue muy fácil aquel día en la gasolinera. Esperaría un año, en un año él lo impresionaría como piloto, tal vez hasta podría ganar el campeonato, eso sería más que suficiente para conquistar al pecoso y cuando Max tuviera ya los 18 años cumplidos, Sergio y él podrían empezar a salir.
Su sonrisa creció.
Era sencillo. Solo tendría que llegar a la F1 y todo saldría como planeado.
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Nada salió cómo planeado.
Nada, nada, nada.
Primero: no logró ser el primer rookie en ganar un campeonato. Cometió muchos errores, Muchos. Y ahora tenía la fama aparte de talentoso de impulsivo, temperamental, agresivo y soberbio. Era vergonzoso. Nada era mentira y cada adjetivo se lo había ganado a pulso y puño. Pero aún así era vergonzoso.
Segundo: Se llevaba pésimo con los medios, constantemente preguntándole por sus errores. Los pilotos no ayudaban, había tenido ya altercados en pista con casi todos ellos y parecía que esos pilotos se mantenían ofendidos incluso fuera de la pista. Max no sabía cómo mostrarles que él no era “malo” como los medios lo pintaban, sí, se descontrolaba al volante un poco. Pero ¿no deberían dejarlo todo atrás cuando estuvieran fuera del monoplaza? Al parecer no.
Tercero: ¿el plan sobre conquistar a Sergio en un año? Total fracaso.
Sí, había sido fácil hablar con él aquella vez que se conocieron en la gasolinera. Vamos, era muy fácil hablar con él ahora también, siempre lo escuchaba, era gracioso, amable…pero eso era solo en la rara ocasión que podía hablar con él a solas.
¿Porqué el mexicano tenía que ser tan jodidamente popular?
¡No había momento donde no lo dejaran solo! Desde que llegó Max el pecoso le despertó una emoción que llegaba a tener todos los días, todo el tiempo: celos. Especialmente de un piloto, jules Bianchi. Él y Checo (su Checo) parecían vivir pegados. Entendía que habían sido compañeros en la academia Ferrari pero ¡¿porqué tenían que pasar cada maldito minuto juntos?!
Y en la rara ocasión que no estuvieran esos dos juntos, su pecoso se la pasaba hablando con Hamilton o con su compañero Hülkenberg y si no eran ellos era Fernando Alonso. Aunque era más difícil enojarse con este último ya que Alonso había sido también uno de los pocos que no atacaban a Max por todo. El holandés tenía la sospecha que era en parte por la influencia de Checo (cosa que le hacía muy feliz), Checo siempre trataba de interceder por él.
Esos celos lo llevaron a no pocas veces desear que todos desaparecieran. Cosa que lo hizo sentir extremadamente culpable cuando a solo unos meses de haber Max debutado, Jules Bianchi sufrió un accidente fatal. Checo pareció apagarse después de eso y le fue aún más difícil acercarse.
Incluso su compañero el primer año que estuvo en la F1, Carlos Sainz, acaparaba a su Sergio más que él mismo. Extraoficialmente Max mantenía la historia de enemistad del padre de Sainz y el suyo para justificar la desenfrenada competitividad con el español. Y aunque eso era en parte, la verdadera razón por la que le hervía la sangre ver incluso la cara de su compañero era porque él podía hablar en español con su pecoso.
Estaba claro que ese idioma era la ventaja que tenía ese español narizón con su Checo.
Entenderán su frustración, no podía conquistar a Checo si casi nunca podía estar cerca de Checo, y vaya que lo intentó.
Pero era obvio que Checo seguía viéndolo como un niño, ¿que porqué pensaba eso? Por que Checo literalmente cada vez que lo llamaba le decía “Hey kid!” (“Que no soy un niño” le contestaba el pecoso...“sure, kid” le volvía a decir Checo)
¿Y lo peor? El mexicano no parecía recordarlo de aquella vez en la gasolinera.
Max no se lo había mencionado, no se había atrevido. Pero Checo no daba ningún indicio de recordarlo. Max entendía que era porque él nunca le dijo su nombre, nunca le dijo nada realmente sobre él para relacionarlo con su yo de ahora, es más, entendía que no lo reconociera porque, bueno, para empezar había crecido como 15 cm más desde aquella vez.
Y el segundo año fue peor. Bueno fue mejor para su carrera, subió a Red Bull, quedó séptimo en la clasificación de pilotos del 2016. Tenía un nuevo compañero, Daniel Riccardo, que le agradaba (fuera de pista claro).
Pero no hubo ningún avance con Checo, al contrario, sintió que se alejaba más de él. Ahora su pecoso tenía de compañero a Esteban Ocon. ¿Porqué parecía que todos los rookies tenía el privilegio de pasar tanto tiempo junto a su Checo menos él? Ese año se va casi a los golpes con Ocon. Los medios afirmaron que la razón fue que el frnacés lo chocó en la carrera, y aunque sí había sido por eso, la gota que derramó el vaso fue cuando vio al larguiducho de Esteban acercarse de más al mexicano.
Max aún así no desesperó, ya tenía 18 años, al menos Checo ya no lo llamaba niño, tenía tiempo para ganarse la atención del latino, solo tenía que ser paciente.
O eso creía hasta que la peor noticia llegó en su tercer año en la formula 1, el segundo semestre de ese año Sergio Perez anunciaría que esperaba el nacimiento de su primer hijo en diciembre del 2017.
SU Sergio Perez había estado embarazado, bueno no él específicamente, pero su novia esa, una tal Carla, “¡pfff! De seguro esa trepadora buscó atrapar a su inocente y amable Checo” pensaba con lagrimas corriendo por sus mejillas mientras se había ido a encerrar en su cuarto en cuanto supo de la noticia.
Su padre pensó que lloraba por un mal resultado en carrera, así que lo dejó ser.
Pero no importaba, se decía a sí mismo mientras se sonaba la nariz, sus ojos rojos e hinchados por las lagrimas. A Max no le molestaría ser padrastro. De hecho eso estaba bien, era bueno con los niños, podría aceptar a Checo con todo y su hijo, serían felices los 3. Solo tenía que asegurarse de salvarlo de las garras de esa tal Clara.
Sí, el 2018 sería el año en el que su pecoso por fin lo viera a él, por fin Checo podría ver que sus sentimientos eran serios y ese año podrían empezar a salir.
¡GRAN ERROR DE NUEVO!
La vida parecía darle cruelmente un futuro cada vez peor.
Bueno, exceptuando la situación con su carrera, el 2018 pudo quedar en 4to lugar de la clasificación de pilotos. Se consolidó finalmente como el mejor de su equipo y la prioridad en Red Bull. Daniel había quedado en 6to, esto ocasionaría una ruptura en su amistad lo cual había lamentado Max pero no tanto como lamentó el otro suceso que marcó la vida del joven holandés:
Sergio Perez, el Sergio Perez que oficialmente ya no era suyo, se casó el 3 de junio del 2018 con esa tal Cynthia (“sí, sí, ya sé que en realidad se llama Carlota, Daniel, y no, no estoy llorando, se me metió algo en el ojo”)
Era definitivo. Unos meses antes de la boda había llegado su invitación a la boda (la cual había cortado en cachitos en cuánto la recibió).
Pero mientras hacía añicos la invitación con sus propias manos, se le ocurrió que aún tenía tiempo, Checo iba a tener su despedida de soltero pronto y había invitado a todos los pilotos de la F1.
Max respiraba agitado mientras veía los pequeñísimos pedazos del papel en sus manos, cerró el puño sobre estos. ¡sí! ¡Todavía podía lograrlo!
Se le declararía a Checo en su despedida de soltero, solo tendría que encontrar un momento a solas con el mexicano, le diría que él era el chico de la gasolinera, que siempre lo había admirado y que su destino era estar juntos. Que él podía hacerlo más feliz que esa tal Carolina que ni piloto era, “¿Cuántos Grand Prix haz ganado Carolina? ¿Eh?”
Después de todo Max era la joven promesa, el más joven en debutar en la F1, el que ahora ya era el principal piloto de su equipo.
Checo entraría en razón, cancelaría la boda, se quedaría con la custodia de Chequito y él y Max empezarían a salir para luego mudarse juntos a un departamento en Mónaco.
Era el plan perfecto.
Max sonreía triunfante (y algo descolocado) en medio de su sala con lo que quedó de la invitación todavía en su mano.
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La fiesta era de disfraces, porque claro era de disfraces, Checo siendo Checo. Max no tenía ningún interés en eso así que se fue con el kit de Red Bull y a quién le preguntara respondía diciendo que iba disfrazado de su todavía compañero Daniel Ricciardo. Eso le pareció graciosísimo a Daniel, quién iba disfrazado con un extraño atuendo de granjero (de seguro algo que uso un Halloween anterior).
Ya había la mitad de la parrilla cuando llegó al lugar, era un club en Mónaco que habían reservado para el evento, no solo eran los pilotos de la F1, también estaban ingenieros, amigos de Sergio, socialités e influencers de Mónaco y hasta algunos patrocinadores.
Al primero que encontró fue a Daniel, trato de pasar por desapercibida su búsqueda por el pecoso, pero si alguien sabía lo que sentía Max por el mexicano ese era Daniel. Nunca se lo había dicho y nunca lo admitiría a su cara, no al menos hasta que se le declarara al latino, pero el convivir tanto como su compañero hacía que para Daniel fuera más que obvio lo que el güero holandés sentía por el codiciado pecoso
“¿Sabes? Checo es muy abrazable, debe ser por su estatura, es del perfecto tamaño para tener en los brazos” le había dicho alguna vez Daniel al rubio, con el claro objetivo de molestarlo, la respuesta de Max fue ponerse rojo del coraje y al otro día en la carrera chocó el monoplaza de Ricciardo directamente por atrás. Desde ese entonces Daniel se contuvo de hacer bromas sobre cierto mexicano.
—Tu mexicano anda por aquel lado, con su perrito faldero Stroll— esta bien, esta bien, Daniel no siempre cumplía su regla de usar a Checo para hacer enojar a Max. Pero era verdad, desde que había debutado el hijo de Lawrence Stroll ese año como compañero del latino en la nueva adquirida Force India, el chico billonario no se le despegaba a Checo.
Lance Stroll era…tímido, solitario y algo raro en la opinión de Daniel. Pero con Checo parecía otra persona, sonreía y bromeaba con él y no dejaba de seguirlo a todos lados. Al australiano le recordaba a cierto holandés temperamental con tendencia a enrojecerse que tenía enfrente haciendo justo eso: tornarse carmín del coraje.
—¿Qué? ¿Otra vez el estúpido de Stroll molestando a Checo?— dijo indignado Max —¿que no se da cuenta que se ve patético siguiéndolo a todos lados?—
—¡Uy sí! Patético— dijo sarcásticamente Daniel, “definitivamente, lo que te choca te checa” pensó mientras veía al chico seguir maldiciendo a Stroll y toda su estirpe.
—Aunque, ahora que lo pienso tal vez no este con Lance— dijo Daniel fingiendo estar pensativo —ahora que recuerdo hace un momento Charles llegó preguntando por él— miro de reojo a Max mientras decía esto, esperando por otra divertida reacción.
No se decepcionó.
—¡¿Qué?! ¡¿El francés también?!—
—Charles es de Mónaco, de hecho—
—Es un franchute barato, eso es lo que es ¡¿dónde están?!— Max volteó a ver por todos lados encolerizado —¿en serio que esos niños no tienen nada mejor que hacer que molestar a Sergio?—
—¿Niños? Según yo tienen tu edad— Max ignoró ese comentario del australiano, caminó hacia el otro lado del club, dispuesto a salvar a su Checo de esos pubertos (20 años tenían las criaturas, Max incluido).
——————
No tardó en encontrarlos, Charles vestía un disfraz barato de banana y Lance…Lance iba con ropa casual “¡pfff! Ni si quiera se molestó en disfrazarse, que falta de respeto” pensó el rubio que portaba una playera de RedBull
—Leclerc— saludo fríamente Max, volteó a ver a Lance y solo hizo un movimiento con su cabeza en su dirección como saludo
—ah…Max, veo que hoy te vestiste de gala— le contestó el Monegasco burlándose, desde Karting él y Max habían tenido una relación algo…complicada, entre amistosa y competitiva, pero desde que Charles llegó a la F1 por alguna razón Max lo había orillado a que cada interacción fuera una pelea.
Max entrecerró los ojos —¿Dónde esta Checo?—
—¿Te refieres a mi pecoso?— Leclerc tenía un brillo maquiavélico en los ojos
Max se quedó boquiabierto soltando un quejido de indignación, a su lado de igual manera Lance se llevó una mano al pecho.
“¡¿Cómo se atreve este inchidente francés a decir que Checo es suyo?!”
Antes de que Max se recuperara de esa ofensa y empezara a reclamarle a Charles, el monegasco se apresuró a decir:
—Hace un momento estaba con nosotros, pero luego vio a Sainz y se fue corriendo a saludarlo— Charles no era estúpido ni ciego, cualquiera con dos dedos de frente podía ver que Max tenía una…cierta fascinación con el mexicano. Y verlo enfurecer (fuera de pista claro, nadie quería encontrarse con Mad Max en carrera) era uno de las actividades favoritas de los rookies (y de Daniel…y de Sainz)
—Me lleva la…— dijo Max mientras se alejaba de los rookies ahora en busca del “españolete narizón” según alcanzó a escuchar Charles
———————
Max encontró a Sainz hablando animadamente con Alonso, Max tuvo la cortesía de saludar con un apretón de manos a Fernando y se dio a la tarea de darle un codazo al español más joven
—¡Auch! ¿Mad Max se levantó hoy del lado incorrecto de la cama?— dijo Carlos mientras se sobaba el costado
—No estoy para perder el tiempo Sainz, ¿haz visto a Checo?—
—ah…¿a mi Chequito?—
—Que hijo de p…— antes de que Max pudiera lanzársele a golpes a un muy risueño Carlos, Fernando decidió interponerse entre los dos.
—De hecho sí Max, Checo te estaba buscando, al parecer Daniel le comentó que ya habías llegado—
Max sintió que su corazón dio un vuelo, ¿Checo lo estaba buscando? ¿Su Checo preguntó por él? Eso hizo olvidar al rubio que siquiera Carlos seguía ahí.
—¡¿En serio?! Debo apresurarme a encontrarlo entonces, ¿hacia dónde se fue?—
—allá— señalo Fernando —si te fijas esta a lado de Daniel, Checo es el que va disfrazado de Superman—
Max volteó hacía a donde señalaba Fernando, a lo lejos pudo ver lo que supuso era Checo de espaldas, traía una capa roja que lo cubría. Volteo un poco hacía la izquierda y festivamente, ahí estaba Daniel hablando con Checo, sintió la mirada del Holandés y le lanzó un saludo con la mano.
El maldito Daniel lo hizo buscar a Checo por todo el club cuando el pecoso ya estaba en camino a donde él había llegado.
Le dijo gracias a Fernando y se dirigió hacia donde estaban Daniel y Checo no sin antes volver a enterrarle el codo a Carlos cuando pasó a su lado —¡Auch! ¡Vas a hacer reventar mi apéndice!—
——————
—¡Hey mira quién nos acompa…—
—¡Checo!— dijo Max acercándose a Checo para saludarlo con un abrazo ignorando totalmente a Daniel
—¡Hey Max! Viniste— Checo se volteó a saludarlo, tenía un traje completo de Superman con algo de padding en el abdomen para simular un six pack, su cabello estaba peinado con gel y lucia brilloso y ordenado a excepción de un solitario rulo que caía sobre su frente. Max no podía imaginarse un mejor Superman que el que estaba viendo con Checo.
—¡Claro que vine! Nunca podría quedarte mal— cuando Max se separó del abrazo no lo hizo lo suficiente, se había mantenido a unos cuantos centímetros del pecoso, invadiendo el espacio personal de este Superman latino.
—¡Me alegro! Sé que todos tienen muchas ocupaciones con el inicio de temporada por eso agradezco que hayan venido— Checo lo miró de arriba a abajo —¿y tú de qué vienes disfrazado? ¿De Daniel?— le preguntó riéndose
Daniel quedó boquiabierto —¿Qué? ¿Cómo supiste?—
—Porque trae un pin de un tejón aquí, mira— Checo agarro la solapa de la playera de Max, efectivamente, había un pequeño pin de un “honey badger” el animal insignia de Daniel al ser australiano
Max sonrió muy satisfecho consigo mismo, no solo porque Checo había notado el detalle que nadie más había visto, si no porque al agarrar la solapa de Max, Checo se había acercado un poco más a él.
Con el acercamiento el rubio pudo notar que Checo estaba ya un poco alcoholizado, no tanto como para que fuera demasiado obvio pero lo suficiente para estar un poco deshinibido
—¡Me lleva la…es verdad!— dijo riéndose Daniel al ver el pin
—Ya solo me falta emborracharme hasta perder los zapatos y mi disfraz estará completo— dijo Max burlándose del australiano
—¡Oye!—
—Por cierto, creo que Fernando te estaba buscando por allá— le dijo Max lanzándole una mirada muy puntual.
—¡Meh! De seguro es para reclamarme porque me le cerré en la última carrera— dijo guiñándole un ojo a Checo, este último rio.
—Creo que también Hülkenberg te buscaba, sería mejor que te apresures a ver que necesita— dijo Max con los dientes apretados viendo aún más intensamente a Daniel
—¿Hülkenberg? Pero a él no le he hecho nada ¿para qué me estará buscando?— Daniel se llevó una mano a la barbilla pensativo
—Eso te lo puede responder él, creo que esta por la barra—
—Ugh, se ve muy amontonada la barra—
—Daniel— Max pronunció el nombre del australiano como alguien que pronuncia al siguiente hombre destinado a la horca
En ese momento fue cuando Daniel captó la indirecta
—¡Ah claro! Mi amigo Hülkenberg, Hülkenberg mi amigo, ese amigo— le dio unas palmaditas a Checo en el hombro —te veo luego Checo tengo unas ganas inmensas de ver a mi amigo Hülkenberg en estos momentos…antes de que mi vida corra peligro—
Con eso se fue Daniel, Checo tenía una sonrisa confundida, a veces no podía entender las bromas de Daniel.
Max casi salta de la emoción, por fin estaba solo con Checo. El pecoso todavía estaba mirando hacia donde se fue Daniel tratando de descifrar esas últimas palabras del australiano, Max se limpió sus sudorosas manos en su pantalón, tomo aire y enderezó su espalda
—Oye Checo, yo…—
—¡Checo!—
Max quería prenderle fuego al club entero en ese momento
—¡Lewis!— Checo saludó al actual campeón, Lewis saludo con menos entusiasmo a Max estrechándole la mano
—Hamilton— Max pronuncio su nombre de la forma más cortante y seria mientras lo saludaba con un pequeño movimiento de la cabeza
—Max, ¿Qué haces con la playera de Red Bull?— Lewis hizo una mueca, era bien sabido por todos que el único con sentido de la moda era el actual campeón. Lewis de hecho no parecía que fuera disfrazado tampoco, llevaba un elegante traje negro con una gabardina excelentemente hecha a medida.
Checo le dio unas palmaditas a Hamilton en el pecho para llamar su atención —¡viene disfrazado de Daniel!—le dijo el mexicano riendo como si fuera el mejor chiste del mundo
Hamilton levantó una ceja sonriendo de lado, tenía una mirada victoriosa y altanera sobre Max.
Eso hizo enojar al holandés —¿y tu? ¿No te alcanzó para el disfraz?—
Ahora Checo le dio unas palmaditas a Max en el pecho justo como había hecho con Hamilton, el mexicano estaba entre los dos europeos ignorante de la tensión entre ellos
—¡Lewis viene de Bruce Wayne!— dijo sonriendo —yo le había dicho que se viniera de Batman porque conseguí también ese disfraz cuando compré este— el pecoso señaló su propio atuendo —pero no quiso—
Max apretó los puños ¿porqué su pecoso no le había pedido a él que viniera disfrazado de Batman? Ok, tal vez tenía que ver un poco con el hecho de que apenas compartían unas cuantas palabras cada semana pero aún así, Max se hubiera disfrazado hasta de Krypto, el perro de Superman si Checo se lo hubiera pedido.
—El disfraz era horrible— dijo Lewis mirando a Checo, su mirada totalmente opuesta a la que le lanzaba a Max, cuando hablaba con el mexicano no solo los ojos si no también la voz se le suavizaba al británico —no había forma que me dejara ver en público en eso—
Checo se echo a reír —¡ese era el punto! ¿Crees que no me veo ridículo yo en este disfraz?—
—¡No te ves ridículo!— se apresuraron a decir los europeos al unísono.
Ambos se lanzaron miradas asesinas al darse cuenta que dijeron lo mismo.
—Eso se escuchó como una vil mentira, en sonido surround, pero mentira— Checo cada vez se veía más risueño, no había parado de tomarle a su bebida y le parecía graciosa cualquier cosa.
—¡Ah! ¡Ahí esta Mikey!— Checo empezó a dar pequeños saltos mientras saludaba en dirección del mecánico —disculpen, los dejo solo un momento, tengo que saludar a Mikey—
—P-pero—
—Espera…—
Checo fue demasiado rápido y ya se había alejado de los dos hombres, dejándolos solos. Ninguno iba a pretender de más.
—Te veo luego Verstappen— dijo Lewis mientras se alejaba
—Hamilton— dijo Max sin ganas mientras se volteaba a mirar hacía a donde se había ido el mexicano
No volvió a encontrarlo entre el mar de gente.
———————————
Max se la pasó casi toda la noche tomando, parecía que su pecoso tenía patines en los pies. Por más que lo intentaba encontrar o alcanzar no podía, Checo andaba de aquí a allá entre los diferentes grupos de amigos.
Inalcanzable para Max. ¡Ja!. Sonrió tristemente ante la metáfora.
El holandés se balanceaba de un lado a otro, su vista ya estaba algo borrosa y justo cuando iba a rendirse pudo ver una capa roja sobre el respaldo de un sillón, el dueño de la capa agachado recogiendo algo del piso.
Max no perdió tiempo.
—¡Por fin te encuentro!—
El dueño de la capa se quedo congelado en el piso, dudando si le hablaban.
—¡No! No te levantes, déjame decirte esto primero, será más fácil para mi—dijo Max, sus palabras sonando algo atropelladas por el alcohol, sería más fácil para él declararle así su amor a Checo para evitar cometer errores por su nerviosismo o torpeza
—Desde hace ya mucho tiempo quería decirte que me gustas, me gustas mucho, yo sé que tal vez no tengamos una relación muy cercana pero es verdad, no puedo aguantar más mis sentimientos, sé que estas en una relación sería pero solo quería pedirte una oportunidad, una solo oportunidad para demostrarte que puedo hacerte feliz— Max tenía lagrimas en los ojos, ¡por fin! Lo había logrado, le había dicho a su pecoso lo que sentía.
Se sentía nervioso mientras esperaba respuesta de la persona todavía agachada, su pecho agitado, se sentía mareado. Vio de reojo una mancha roja a su lado izquierdo, eso lo hizo voltear.
Y ahí estaba su pecoso, era el mismísimo Checo con un termo en la mano sorbiendo del popote mientras se acercaba a ponerse a lado de Max.
¡¿Qué?! ¿Entonces quién era…?
Checo miró a Max de reojo con una sonrisa traviesa, luego a la persona agachada que ya se estaba enderezando.
—¡Hola Kelly!— saludó Checo —¿Haz visto a Daniil?—le preguntó mientras la chica se giraba a verlos, recargando un brazo sobre el sofá. La mujer iba vestida de Supergirl, con todo y la capa roja.
Antes de que cualquiera pudiera responder Max empezó a hiperventilarse, la cabeza le daba vueltas, sentía el corazón en la garganta, otra vez había fallado, esperen…no, ese no era el corazón en su garganta, era otra cosa…
—¡Puaghhhh!— Max soltó una arcada, se dobló sobre si mismo mientras vomitaba sobre el piso…después de eso todo se volvió negro.
——————————————
Un par de meses después Sergio Perez y Carola Martinez se casaban en una hermosa y privada ceremonia en Guadalajara, Mexico.
Max se encontraba en Canadá, ese fin de semana era el Grand Prix de Montreal. A la boda había asistido Daniel, Sainz, Hülkenberg y Lance. Tenía su celular en una mano, un Gin&Tonic en la otra, sus ojos rojos y secos de tanto llorar. Se veía miserable. En la pantalla del celular se veía un video de Sergio y su esposa bailando, felices.
Su corazón roto, su alma destruida, le había fallado a su yo de 14 años enamorado de ese lindo chico que conoció en una gasolinera. Max soltó un hipido, ya no sabía si era por el alcohol o por llorar. ¿Porqué? ¿Porqué no lo había visto a él? ¿Porqué no había sido suficiente para él?
Max se sentía como un perdedor. Ese fin de semana quedaría en el podio, y el que sigue y el que sigue. Pero esa sensación de haber perdido no se iría en mucho tiempo.
Antes de apagar su celular Max recibió una notificación.
“Hola Max”
Era de Kelly Piquet.
Notes:
¡Entra Kelly al escenario! *recibe tomatasos*
Lo sé, lo sé...pero recuerden el titulo, son 5 veces fallidas...y con esta apenas van 2 *rié en malvada*
(¡pero prometo final feliz!)
Chapter 3: 22 años: La compra más costosa
Chapter Text
Max había empezado a tener varias citas algo públicas desde el 2018 con un sin fin de mujeres: presentadoras, modelos, una jugadora de Hockey…con Dilara.
Dilara era más su amiga que su novia, pero era la perfecta compañía. Lo dejaban en paz los medios, alejaba a las otras chicas que no paraban de buscarlo porque se estaba haciendo más prominente en la F1 y Dilara no era tan…pegajosa
Estaba también en comunicación con Kelly Piquet.
Desde aquella vez dónde erróneamente le confesó su enamoramiento ella le había mensajeado, él no lo había negado (no podía hacerlo sin revelar a quién iba realmente ese mensaje), así que simplemente dejó que el tema cayera en el olvido pero mantuvieron cierta cercanía.
Después de todo era la novia de Daniil, no podía evitar sentirse algo culpable cuando anunciaron su rompimiento, especialmente porque Kelly esperaba un hijo de su ex-compañero. También porque los medios no paraban de decir que había sido él el que le quitó el asiento de Red Bull, aunque eso realmente le importaba poco.
Desde su embarazo Kelly estuvo buscándolo con un poco más de insistencia de lo normal. No había nada entre ellos, ni siquiera era como que coquetearan demasiado. Simplemente hablaban.
Max debía admitir que objetivamente ella no era la mejor compañía con la que debía relacionarse, pero si somos honestos tampoco él lo era. Ambos eran controladores, temperamentales, con opiniones algo cerradas y apáticas ante los problemas del mundo. Ambos podían hablar mal, juzgar y demeritar a quién quisieran sin sentir culpa
Ambos eran personas privilegiadas e inmaduras después de todo.
Esos 2 años no fueron libres de excesos tampoco, mientras que a la luz estaba saliendo con Dilara, Max no se limitó para conocer todo tipo de personas: mujeres y hombres, con estos últimos era más cuidadoso, después de todo lo último que quería era un escándalo de PR.
Algunos en el paddock sabían la verdad de sus situaciones sentimentales, Daniel por ejemplo, e incluso Charles, que se fue volviendo menos molesto para Max con el tiempo, seguían con una rivalidad latente pero podían ser amigos fuera de la pista.
También Horner, que aunque no estaba al tanto del detalle de su vida amorosa, sabía que Max era bisexual y ayudaba a cubrir cualquier desliz que pudiera salir a la luz.
Solo un par de personas del circulo cercano de Max podrían decirse que eran “buena influencia”…Victoria, su hermana y Martin Garrix…aunque también podíamos poner en duda a Martin ya que su negocio era literalmente la fiesta, pero al menos no era tan horrible persona como todos los demás en la vida de Max (sí, incluidos sus padres, que aunque los amaba no podía describirlos como personas ejemplares).
La realidad era que Max estaba rodeado de personas igual de banales, impulsivas y apáticas que cómo él mismo se sentía.
Todo en su vida era la Formula 1, pero por más que lo intentara, por más que se obsesionara y peleara, no podía todavía tener el campeonato. Eso lo orillaba cada vez más a los excesospara olvidar una vida tan vacía y sin victorias (al menos desde su perspectiva).
Las fiestas y black outs por el alcohol también le ayudaban a olvidarlo a él.
Él y su estúpida perfecta vida de revista, con su estúpida esposa y sus estúpidos hijos…el estúpido ya tenía 2 para el 2020, un niño y una niña.
Estúpido, estúpido y estúpido.
Y ese hombre era aún más estúpido con toda sus estúpidos valores sobre lo que es correcto o no, sobre la rectitud en la pista, sobre la lealtad a su equipo.
Tan estúpido que después de salvar una completa escudería de la bancarrota, de sacar de su propio bolsillo para pagar sueldos, de darles el mayor número de podios y de estar siempre para ese…ese malagradecido equipo…ahora lo dejaban fuera de la F1…el estúpido se había quedado sin asiento.
Max estaba en su departamento, con una botella de ginebra destapada y varias latas de Red Bull vacías. Su departamento estaba a oscuras, en algún momento cayó la noche y él no se molestó en prender las luces, lo único que servía de iluminación era un gran ventanal con la maravillosa vista de Monaco y su puerto, vista que ya tenía aburrido a Max.
El estúpido hombre que no podía sacar de su cabeza por más que intentara ahogarse en el alcohol tenía nombre, era el mismo nombre que conocía desde los 14 años:
Sergio “Checo” Perez.
Max soltó una carcajada, su vista cada vez más borrosa por el alcohol…o el Red Bull, no estaba seguro, esa cosa tampoco debía ser muy sana.
Trató de olvidarlo, de verdad que trató. Trató incluso de ignorarlo, de pretender que no existía y ahora, ahora por fin que ya no lo iba a ver…se sentía miserable. No había razón para seguir viéndolo después de su salida de la f1, no eran cercanos, no eran amigos, ya ni siquiera iban a ser colegas pilotos.
Reía con amargura porque no había forma de que pasara absolutamente nada con ese estúpido hombre aunque se quedara. Después de todo ese hombre ya estaba casado, ya tenía su familia perfecta, ya ni siquiera compartía tantas celebraciones o eventos con los demás pilotos de la parrilla. Y aún así sentía que se le acababa el mundo…
—Aburrido…—
Se decía Max, ese estúpido era un aburrido, sí, no era más que un niño bueno que se escandalizaba cada vez más con la manera en que Max llegaba al paddock: a veces sin dormir por haber estado de fiesta o por haberse pasado toda la noche en un stream, gritándole a los mecánicos e ingenieros, siendo lo más apático posible con los demás pilotos que no fueran Daniel y Charles.
—Aburrido, estúpido…amable, apuesto, sonriente, generoso…perfecto—
Al inicio su corazón se agitaba y sentía las mariposas en el estómago cada vez que veía al mexicano, pero ahora…ahora era otra cosa.
Ahora Max se enfurecía cada vez que lo veía.
Porque él sabia, ese estúpido sabía que Max no la estaba pasando del todo bien, Sergio Perez quién en un inicio veía un niño en él, ahora veía un hombre de 22 años que le daba lástima.
Lo podía sentir, esa mirada suave que le lanzaba a Max, la forma en la que se cuidaba un poco de él porque los otros pilotos ya le habían dicho de los berrinches a los que el holandés era propenso.
La forma en la que el mexicano le hacia sentir que estaban en mundos totalmente diferentes que nunca colisionarían.
Sergio seguía siendo extremadamente amigable con él…y eso le irritaba, así que Max solía evitarlo.
Se limitaba a ver a Sergio a lo lejos, de reojo, inconscientemente siempre sabía dónde estaba o con quién estaba hablando. Ahora ya era muy cercano a Lance…estúpido, estúpido Sergio, porque aún cuando Lawrence Stroll era el que lo había corrido de su equipo, aún así el estúpido de Sergio seguía siendo muy amigo del hijo.
¿Había algo que no perdonara el estúpido?
—Estúpido todo estúpido—
Max sacó su celular, muy apenas podía ver las letras en la pantalla, tocó uno de los contactos y esperó escuchando el tono de llamada
—¿Max?— preguntó una voz masculina del otro lado, algo desconcertada…ya era pasado de media noche
—Christiannnn— sus palabras sonaban arrastradas ¿había bebido tanto? —Necesito que compres algo por miii..hiiiic—
—Max, ¿estas bien?—
—Ssssí, sí…concéntrate Christian, necesito comprar esto urgente…hic…mente—
—Max, ¿no puede esperar a mañana?— el hombre del otro lado de la línea soltó un suspiro tratando de ser paciente.
—Que nnnnno, no…nope— dijo Max haciendo énfasis en la “p” —Ya solo quedan 2 carreras Christiannn, saca la…hiiic…cartera—
—Esta bien— dijo derrotado Horner —¿Qué es tan importante para ti que lo quieres ya?
—————————————
En Turquía el estúpido había compartido podio con Hamilton, Sergio había quedado segundo y Hamilton primero. Max sabía que Hamilton era el role model ideal de Sergio: campeón de F1, altruista, modelo, se sabía vestir bien (Max solo usaba su kit de Red Bull después de todo) y todo mundo lo veía como un hombre maduro y calmado. Totalmente opuesto a Max. Brazil había sido cancelado y la carrera anterior Max había quedado en segundo lugar.
Aún así su posición actual era un tercer lugar en el campeonato de pilotos, estaba lejos de competir con Hamilton por el primer lugar, más aún faltando solo 2 carreras. Estaba harto de esta situación, de estar tan cerca y nunca llegar, y peor aún, ver año con año a Hamilton llevarse el campeonato y cierto mexicano aplaudirle con esa estúpida sonrisa…esa estúpida sonrisa que debería ser para él.
Max estaba actualmente en el paddock junto a los otros, debido a las restricciones por COVID no había el drivers parade, en su lugar tenían que ser entrevistados uno a uno antes de la carrera, así que todos estaban en un amplio salón, esperando su turno. No estaba de buen humor, nunca estaba de buen humor desde iniciada la temporada que se dieron cuenta en Red Bull que no podían ganarle a Mercedes.
Retrocedió sin mirar atrás para darle espacio de pasar a las cámaras, escuchó un ligero “¡ay!” Y sintió que había chocado con alguien, volteó a ver quién era pero realmente ya sabía.
Había solo un piloto que decía “¡ay!”
—Lo siento Sergio— desde hace 2 años Checo había dejado de ser Checo para ser simplemente Sergio en los labios de Max.
—No hay problema Max, el que debe tener cuidado soy yo, cada vez están más altos…entre tú, George y Esteban pueden aplastarme sin darse cuenta— dijo sonriendo el mexicano
Max sintió sus orejas enrojecer…¿porqué? ¿Porqué cada interacción de este hombre hacía reaccionar a su cuerpo en contra de su voluntad?
—¿Max? ¿Estas bien?— el holandés no había contestado todavía debido a su guerra interna con sus sentimientos lo que provocó que Sergio lo mirara preocupado.
Deja de verme así, cómo si yo te importara
—Bien, sí, algo decepcionado por el campeonato— respondió Max tratando de sonar indiferente y evitando ver al latino —pero bueno, no debería quejarme, podría estar peor, al menos tengo mi asiento asegurado—
Max gritó internamente, ¿Porqué tenía que ser así? Miró de reojo a Sergio.
La sonrisa del pelinegro había disminuido, se veía sorprendido y triste por el comentario de Max. Eso hizo sentir peor al rubio.
—Sí…bueno, no creo que se atrevan a dejarte fuera de la F1 Max— le dijo mientras le tocaba el hombro —sé que tendrás muy pronto ese campeonato ¡y no solo uno! yo confió en ti—
Estúpido, perfecto, atractivo hombre que sabe decir siempre exactamente lo que Max quiere escuchar.
—Gracias…Checo—respondió con una voz que muy apenas alcanzó a escuchar el mexicano
—¡Max! Tu turno—gritó el coordinador de medios
—————————————
Checo ganó.
Fue su primer victoria en la Formula 1, algo irónico si tomamos en cuenta que ese sería su último año.
Max había abandonado, Charles había chocado con él y Checo, pero el monoplaza de Checo era el único que todavía podía continuar de los 3. La coalición había dejado al mexicano en último lugar. Max había ido hacía su cuarto en el Home Station de Red Bull furioso por haber sido sacado tan pronto, y mientras estaba lamentándose a sí mismo un montón de notificaciones empezaron a llegar a su teléfono.
Al principio no hizo mucho caso, salió del Home Station con dirección hacia su garaje y ahí fue cuando lo escucho, gritos animados del garaje de Racing Point…y no solo de ahí, en general la gente a su alrededor estaba emocionada por algo que estaba pasando en la carrera.
Se apresuró hacía una de las pantallas y entonces lo vio: desde el último lugar Checo había remontado hasta estar liderando la carrera. Miró su celular, eran notificaciones de la hazaña de Checo.
Él mismo sintió esa adrenalina, la emoción de ver a Checo ganar.
Se apresuró a llegar al garaje de Red Bull. Alex seguía en la carrera en el 6to lugar y aunque eran buenos puntos para el equipo, parecía que todos estaban más enfrascados en seguir la carrera del mexicano.
Eran las última vueltas, Horner se puso a su lado lanzándole una mirada que no pudo descifrar. Decidió ignorarlo y regresar su atención a las pantallas.
Checo cruzo la meta, había ganado.
Hubs un ligero aplauso en el garage, escucho a lo lejos los gritos emocionados de Racing Point, los ingenieros y mecánicos se apresuraron a correr por el pit lane para recibir a Checo. Algunos tenían lagrimas en los ojos.
—Bien hecho Max— le dijo Horner mientras le daba una palmada en la espalda
¿Bien hecho? Antes de que Max pudiera preguntar el mayor ya se había retirado, dejó al chico muy confundido ¿porqué lo felicitaba?
Él no había hecho nada…
————————————
Era la última carrera, el campeonato estaba perdido pero Max iba a hacer todo lo que estuviera en sus manos para ganar.
Y porque después de la última carrera, dónde Sergio había ganado y él había podido presenciar la emoción del latino. Max decidió algo:
Se lo diría.
No esperaba nada, de hecho justo por eso se había animado a hacerlo. Tenía que hacerlo, tenía que olvidarlo, pasar la página y la única forma de hacerlo sería si el mexicano lo rechazaba.
Sí, dolería. Pero era lo mejor, como quitarse un curita, además no volvería a ver a Sergio Perez por el paddock, no volvería a verlo semana tras semana mientras iba por ahí sonriendo con Hamilton, Sebastian, Lance y Carlos.
Se lo diría, Sergio lo rechazaría y nunca más se volverían a ver.
Quedaría como un recuerdo de su adolescencia, como ese eterno enamoramiento que nunca fue.
Pero para eso tenía que ganar, si iba a ser rechazado al menos tenía que ganar esa noche. Aunque no tuviera ningún animo tenía que intentarlo.
Se lo diría en cuanto acabara la carrera. Max buscó a Sergio, estaban nuevamente en la sala previa a las entrevistas. Se dirigió decidido hacía él, le diría que tenía algo que decirle después de la carrera.
Sergio lo vio cuando se acercó y se emocionó mucho, su enorme sonrisa formando en la cara y Max pudo ver como dio un pequeño salto antes de caminar en su dirección.
¿Qué…?
Se sentía de repente nervioso por la reacción del mexicano, ¿porqué le sonreía así?
—¡Max! ¡Que bueno que te encuentro!—le dijo Sergio mientras se acercaba a saludarlo no solo con un apretón de manos si no también jalando al rubio para darle un fugaz abrazo
¡¿Qué…?!
—¿Checo?— se quedó atónito —digo, yo también te buscaba—
—¿En serio?— Checo lo vio sorprendido, dándose cuenta de algo…
Max trago saliva
—¡Espera! No tienes que decirme, ya se porqué— la mirada de Checo se volvió más suave, enternecida
—T-Tú…¿Sabes lo que te quería decir?— el corazón de Max latía muy fuerte ¿porqué latía tan fuerte? ¿Porqué el cuarto estaba tan caliente de repente?
—Sí, lo sé— Checo tocó el brazo de Max, el rubio sintió como su piel ardía donde Checo lo había tocado
¿Estaba pasando esto? ¿Acaso estaba soñando?
—A-ah…y…-ejem— Max se aclaro la garganta, acercándose un poco más a Checo —…¿y qué piensas?—
—¡¿Qué pienso?!— Checo desbordaba alegría —¡Max llego esperando esto desde hace mucho tiempo! ¿Y me preguntas que pienso? ¡Estoy feliz!—
Max podía desmayarse en ese momento, tomó la mano que el mexicano tenía sobre su brazo, la sentía pequeña entre sus propias manos, y suave…miró embelesado por unos segundos esa delicada mano, sus mejillas ardiendo. De seguro toda su cara se vería abochornada ahora, evitaba el contacto visual con Checo ahora.
—¿En serio? P-pero ¿cómo te enteraste? ¿Cómo supiste que yo…que tú…?—
Checo puso su otra mano sobre las de Max, dándole un apretón.
—Halemos luego de la carrera ¿sí?— Max asintió fuertemente sin decir nada —solo quería saber qué pensabas tú…¿tú estas contento?—
¡Que si estaba contento preguntaba!
—Checo, ¡no te imaginas cuanto!—
Checo se separó de él todavía con esa sonrisa, le guiño el ojo y le dijo —¡entonces vayamos por esa última victoria! Te veo después de la carrera— el moreno se dirigió con esas últimas palabras hacia donde se estaban realizando las entrevistas.
Max se quedó ahí viéndolo partir con una gran sonrisa en su cara.
¡¿En serio acababa de pasar lo que había pasado?!
——————————————
Max ganó la carrera.
Y no, no había pasado lo que él creía que había pasado.
Después de la carrera se apresuró a buscar a Checo, el mexicano había tenido un DNF, pero no importaba, debía estar en su garaje esperándolo.
Max se sentía nuevamente como ese adolescente de 14 años. Ni siquiera sentía que tocaba el piso, se quitó rápidamente el casco y la baclava, se apresuró a que lo pesaran. Se sentía vibrar de la emoción.
No sabía cómo ni porqué pero Checo sentía lo mismo…el plan iba a tener que modificarse un poco ahora, pero podría adaptarse, se imaginaba que Checo tendría que divorciarse primero, tal vez pediría la custodia de ambos niños…y estaba bien, a Max le seguían encantando los niños. Vivirían en Monaco o incluso no le molestaría vivir una parte del año en México.
¡Tenían tanto de que hablar!
En retrospectiva Max agradece a las deidades, el universo, la suerte o simplemente a Christian Horner de haberlo detenido antes de ir corriendo a los brazos de Checo.
—¡Max!— Christian lo alcanzó tomándolo del brazo —¡felicidades Max! ¿Tienes un minuto para hablar?—
—¡Ah! Christian de hecho ahora no…— pero antes de que lo dejará terminar el mayor ya lo estaba jalando del brazo dirigiéndolo dentro del garaje de Red Bull
—No tomaré mucho tiempo, tengo que decírtelo antes de que se filtre a los medios—
Ambos entraron en un pequeña sala sin ventanas donde había un sillón, una mesa y sillas. Horner le indicó a Max que se sentara en el sillón.
Este obedeció aunque estaba impaciente.
—¿y bien?—
Horner sonrió de oreja a oreja
—La compra esta hecha muchacho— le dijo mientras apretaba su hombro
—¿Compra? ¿Qué compra?— ¿porqué Horner le hacia perder el tiempo hablándole de compras?
—La que me pediste que hiciera hace dos semanas—
Max parpadeó confundido.
Horner se llevó una mano a la frente —¡La compra que me rogaste que hiciera hace dos semana a mitad de la noche!—
Max no recordaba haberle rogado nada a Horner —Ooook…voy a necesitar más información Christian—
Horner lo miro con una expresión de incredulidad.
—De verdad que necesitas controlar el alcohol— Horner se acomodo mejor en el sillón —esa noche me rogaste porque ficharemos a Sergio Perez—
¿Qué Max hizo qué cosa?
—Admito que al principio no pensé que fuera buena idea— Horner sacaba su celular de su bolsillo buscando algo que enseñarle a Max —pero estuve observándolo estas semanas, y observándote a ti también…—
Horner esta cuidando muy bien sus palabras —con él…interactúas diferente, tal vez sea la diferencia de edad o simplemente que Sergio transmite esa calma, pero te ves menos…reactivo—
El mayor le paso su celular a Max para que viera una imagen
—Y después de esa victoria en Sakhir, de último a primero, supe que teníamos que ficharlo, definitivamente tienes buen ojo Max…él será un excelente compañero para obtener tu campeonato—
En la imagen estaba la típica imagen de la F1 que anunciaba a Sergio Perez como su nuevo compañero en Red Bull.
—Él ya esta enterado obviamente, lo anunciaremos oficialmente el 18 de diciembre—
Max sintió que su ojo derecho le saltaba con un tic nervioso
—Aceptó gustoso, y no faltaba menos, no solo seguirá en la F1…por primera vez el muchacho estará en un equipo top—
Horner rió mientras apretaba el hombro de Max —¡Me hubiera gustado que hubieras estado ahí para ver su cara de felicidad cuando le dijimos!—
Max bajo la mirada nuevamente a la imagen
—No te preocupes…sí tuve la oportunidad de verlo— Max sentía que los ojos le picaban con lagrimas no derramadas —se veía muy contento…—
————————————
Años después en una entrevista le preguntarían a Max cuál había sido la más costosa compra de su vida.
Él respondería en broma que su novia.
Pero mientras veía al entrevistador y a su compañero reír por la respuesta, Max no podría dejar de pensar que la mejor compra de su vida y la que le había costado más, estaba sentado a su lado riendo mientras vestía el kit de playera de Red Bull que él mismo portaba.
Chapter 4: 24 años: El Campeón
Chapter Text
Unos meses después de que Checo fue anunciado como su nuevo compañero Max y Kelly hicieron pública su relación.
A sus 24 años Max se dio cuenta que realmente nunca había estado enamorado hasta ese momento. Lo que le había parecido amor antes del 2021 para él no era nada comparado con los sentimientos que tenía ahora.
Por eso tuvo que pedirle a Kelly que fuera su pareja.
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.
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Y es que lo que sentía por su ahora compañero Sergio Perez ya no era un simple enamoramiento. Ya no era él sintiéndose nervioso en su presencia, ya no era Max robándole miradas porque lo consideraba atractivo, ya no era él imaginándose una vida entera juntos con sus fantasías más delirantes.
No, lo que ahora sentía por Checo ahora era mucho más intenso.
Max ahora ya sabía con seguridad y sin ninguna pizca de duda lo que era esperar ver a esa persona desde que abría lo ojos, esperar ansioso por su voz, platicar con él, verlo, olerlo, simplemente estar junto a él. Max ahora ya sabía, y diablos si ya sabía, lo que era ser amigo de Sergio Perez.
Max ahora ya podía saber porqué tanta gente le era leal a él, porqué la gente lo seguía como las polillas a la luz. Max ahora ya sabía lo que era esa calidez que le proporcionaba el consuelo de Checo, esa alegría que le proporcionaba el optimismo de Checo, sus bromas, sus travesuras, esas ganas de nunca rendirse, de darlo todo, de seguir luchando gracias a los ánimos y la filosofía de Checo.
Ahora ya sabía el león holandés lo que era ser alguien importante para Checo, porque cuando eras importante para el mexicano, él te hacía sentir como la persona más especial de la tierra, como alguien que lo podía todo ya que él confiaba en ti.
Max ahora ya sabía lo que era quemarse persiguiendo esa luz.
Por fin, después de estar tantos años observándolo a lo lejos, admirándolo, deseándolo…ahora sabía que esos sentimientos eran apenas unas pequeñas migajas de lo que podía llegar a sentir, porque ahora, cuando se tenían el uno al otro cada semana, compartiendo su tiempo más de lo que el mexicano lo compartía incluso con su propia familia, ahora y solo hasta ahora realmente sabía lo que era estar profunda y verdaderamente enamorado…
Y eso…
….era una agonía.
——————————————
Así que por fin oficializó su relación con Kelly Piquet en el 2021, después de todo no podía negar que la quería, ella había estado ahí todos esos años ¿cómo no iba a tenerle cariño?
Pensó, que justo por ese cariño, tal vez si conviviera más con ella, si centraba todos sus sentidos a ella y se lo proponía, tal vez y solo tal vez, él podría sentir por ella aunque sea la mitad de lo que sentía por su compañero. Además, Kelly lo sabía.
Ok tal vez no lo sabía por completo.
Pero sabía que él no la amaba. Kelly sospechaba que Max había estado enamorado de alguien más, no sabía de quién, pero la brasileña asumía que si Max por fin había decidido darle una oportunidad a su relación era porque esa otra persona ya no estaba en la jugada.
Ambos empezaron esa relación desde el mismo lugar, sabiendo que aunque los sentimientos no estaban ahí, tal vez, con el tiempo, esos sentimientos se manifestarían solos.
Pero eso nunca pasó.
————————————
La primera vez que Max se encontró con Checo como compañeros oficiales fue en febrero del 2021 en Milton Keynes, la ciudad de Inglaterra donde esta la sede de Red Bull. Ese día tuvo una mañana nublosa y fría, como lo suelen ser en ese país.
Horner los había citado para tener una reunión con él, su compañero y los demás directivos. Después habría una pequeña celebración de bienvenida para el mexicano y unas cuantas actividades de marketing.
Max siempre llega temprano y algunas veces llega muy temprano, ese fue uno de esos días. Él es una de esas personas que no puede aguantar la impuntualidad y no entiende como puede existir gente que no tenga respeto por el tiempo de los demás llegando tarde.
Llegó 45 minutos antes de que empezara la junta. Tenía su café en la mano tratando de verse como un adulto más adulto (hubiera preferido un Red Bull pero ese día quería causar una buena impresión), su usual camisa de Red Bull y una chamarra con el mismo logo y sus siempre confiables skinny jeans.
Entró saludando cordialmente sin detenerse a hacer “small talk”, no era su estilo, no sabía de qué platicar con la gente sin aburrirla o sin hablar de más, por eso evitaba la “small talk”, porque nunca era “small” para él.
Se sentó en la salida de espera afuera de la oficina de Horner, quién todavía no llegaba y sacó su celular para pasar el rato. Unos 15 minutos después escuchó una voz apurada y energética saludando a todos a lo lejos y unos pasos apresurados que acompañaban esa voz.
Unas cuantas puertas se cerraron y abrieron y por último, por la puerta que daba a la sala de espera, entró un muy agitado, algo despeinado y sonriente Sergio Perez.
Se estaba quitando la chamarra rompe vientos, que también era parte de la merch de Redbull, mientras que también batallaba para quitarse una bufanda y un gorro tejido.
Max se quedó perplejo viendo la escena con su café a la altura de su boca.
—¡Por fin llegué!— dijo el mexicano recobrando el aliento —¿dónde están todos?—
Max pestañeó…Checo se veía algo confundido (después aprendería que ese es el estado natural de su compañero…y eso le gustaría mucho a Max)
—Me imagino que en sus casas o en camino—
—¡¿Qué?! ¿Aquí también acostumbran a llegar tarde?— ahora Checo se estaba quitando todas las capas de ropa extra que llevaba, Max pudo contar 3: la chamarra rompe vientos de Red Bull, una hoodie negra, un sweater de color crema además de la bufanda y el gorro.
Su compañero quedó con una simple camisa azul marino de mangas largas, lo pensó un poco y se volvió a poner la bufanda.
—¿N-no?— Max dudó un poco ¿porqué Checo pensaría que llegó tarde? —la junta empieza en media hora Sergio, a las 8:30am—
—¿Uh?— Checo pareció procesar esa información por un minuto entero después entrecerró los ojos y en un enojado susurró dijo:
—Xavi—
—¿Xavi?—
—¡ah!…mi entrenador, me dijo ayer que mi junta era a las 7:30am— dijo Checo respirando aliviado sentándose a lado de Max.
—¿A las 7:30am?— Max se volteó en su asiento para ver a Checo, una sonrisa formándose en la cara de Max —Sergio son las 8:00 am—
—…entonces creo que ya podrás adivinar porqué Xavi me dijo que la junta era a las 7:30am— dijo su compañero alzando los hombros como si lo hubieran cachado en una travesura
Max se echó a reír.
—¿Y porqué los kilos de ropa?—
Checo abrió los ojos sorprendido —¡¿No haz visto el clima allá afuera?! ¡Esta helado!—
Max se abrió su chamarra para enseñarle al pelinegro que solo tenía la playera de Red Bull debajo
—¡Ay si!— dijo Checo bufando con falsa indignación —vikingo presumido—
Max volvió a reír.
—De hecho, soy holandés, los vikingos son de Escandinavia, sí hubo presencia vikinga en algunas partes de Holanda, en Frisia por ejemplo, pero son más conocidos por ser de Escandinavia— Max se reprimió a si mismo cuando dijo esto, ahora Checo pensaría que era raro por andar tirando datos que no venían mucho al caso
Checo se le quedó mirando por unos segundos
—¿Eh?—
Max se sintió empequeñecer un poco en su sitio de la vergüenza tratando de evitar la mirada de su compañero
—¿Entonces no todos los europeos eran vikingos?— Max volteó a ver rápidamente a Checo buscando una mueca de burla pero solo se encontró con el mexicano viéndolo muy atento y curioso.
Max se volvió a enderezar —N-no, bueno, los vikingos era marineros muy experimentados y llegaron a muchos lados, de hecho no es en sí una nacionalidad o etnia, era más como un oficio…como decir que eras carnicero, los escandinavos tenían esta profesión de ser “vikingos”—
Checo abrió la boca ligeramente, se veía genuinamente sorprendido, Max no sabía como reaccionar ante la mirada intensa de su compañero, era como si el holandés tuviera la completa atención del mexicano.
—¿Pero qué los hacía vikingos? ¿Había escuelas o algo así?— Checo se acomodó en el descansa brazos de su silla, acercándose más hacía Max para escuchar mejor.
—No necesariamente, verás…— Max también se acercó más a Checo, empezó a hablar y mover las manos energéticamente, habló y habló, nunca se había sentido así. Tan escuchado. Le recordó un poco a aquella vez en la gasolinera, donde Checo lo escuchó atentamente mientras le contaba sus problemas.
Pero esta vez era distinto. Esta vez Checo lo escuchaba no para consolarlo, no porque estuvieran en el paddock y tuvieran las cámaras sobre ellos. Max lo había notado con algunos de los otros pilotos: donde la cámara había captado a Max hablando y hablando sin darse cuenta que la otra persona parecía ansiosa de huir de esa conversación.
Max se daba cuenta, Max sabía que hablaba demasiado, que hablaba de cosas que a otros no les importaban, se daba cuenta mientas hablaba y veía la mirada perdida de sus interlocutores, se daba cuenta pero su nerviosismo le impedía parar, haciendo que hablara todavía de más. Era vergonzoso para Max.
Pero ahora, en ese momento Checo lo escuchaba porque Max estaba diciendo algo que el mexicano consideraba interesante. Checo no tenía la vista perdida, no trataba de cortar la conversación para alejarse, no se veía incomodo por la explicación de Max.
Checo lo estaba escuchando de verdad.
Desde ese día en adelante no había interacción con Checo que no lo dejara con una sonrisa en la cara. Y desde ese día en adelante Max no volvería a sentir vergüenza o ansiedad de hablar de lo que se le viniera a la cabeza con Checo.
También desde ese día en adelante Max aprendería que a él le tocaría esperar la mayoría de las veces a su compañero que siempre llegaba tarde. Extrañamente, Max el que no podía soportar la impuntualidad, cuando se trataba de esperar a Checo nunca le molestaba.
———————————
Ese primer año como compañeros Checo fue llamado el Ministro de Defensa.
Checo, el gran amigo de Lewis Hamilton, el que parecía ver al británico con adulación en sus ojos. Ese Checo estaba ahora peleando con Hamilton, retrasándolo, bloqueando, defendiendo y todo por Max.
Todo para ayudar a Max a ganar el campeonato que tanto deseaba.
Por primera vez en la F1 Max sentía que era posible, que era de verdad algo que casi podía tocar, y aunque él decía que era gracias al auto, gracias al equipo, gracias a él mismo…él sabía, sabía que era por Checo, porque estaba ahí, porque estaba defendiendo, porque simplemente con tenerlo a su lado Max sentía que lo podía todo.
Max nunca había trabajado tanto como ese año, y todo por Checo, llegaban a la fabrica incluso cuando no era necesario que fueran, se quedaban hasta tarde y se veían inmediatamente después de las carreras, hablaban de estrategias, del carro, del desarrollo.
Checo realmente tenía la experiencia para desarrollar un monoplaza, para mejorarlo y para optimizarlo. Max solo veía sorprendido, admiraba profundamente a Checo ahora, no que no lo hiciera antes pero ahora realmente podía verlo trabajando, ver su experiencia en acción
Checo era una leyenda
Ese año Max fue dejando las fiestas, el alcohol (bueno, el alcohol no del todo pero sí considerablemente) y sus encuentros casuales, fue perdiendo a los “amigos” que perdieron el interés en el Max que ahora se rehusaba a beber hasta no recordar lo que había pasado al día siguiente o al Max de pagar fiestas excesivas. Algunos se quedaron, pudo conocer entonces a esos algunos, de verdad conocerlos.
Llegaron nuevas amistades, conoció a la gente con la que llevaba trabajando años pero con la que no había hablado hasta entonces, y es que su compañero llegó y le presentó gente que en teoría él ya debería de conocer.
—¿De dónde lo conoces?— preguntó una vez Max que al entrar a la fabrica en Milton Keynes, en la recepción un repetidor saludo entusiastamente a Checo, este le devolvió el saludo (“Heeey mate!”) y le preguntó como seguía su perro.
—Él es el que siempre trae los paquetes con la nueva merch de Red Bull— dijo Checo mientras seguían su camino por el pasillo —su perrito se rompió una patita, lo llevó al veterinario y la semana pasada me dijo que estaba mejor, solo quería confirmar que él estuviera bien—
Max quedó boquiabierto —¿cómo le haces para hablar con tanta gente y recordar todo eso?—
Checo sonrió de lado, Max ya conocía esa sonrisa, usualmente aparecía en la cara de su compañero cuando hacía una travesura o se le ocurría una broma —bueno, soy malísimo para los nombres, los confundo…pero sí recuerdo a la persona, así que lo que hago es decirle a todos: heeeey mate!—
Max se echó a reír y después se puso muy serio —¡Oye! A mi también me solías decir “Hey mate!”—
—No, a ti te decía “Hey kid”—
Las risas de ambos pilotos se podían escuchar por todo el pasillo.
Max ese año empezó a tener amistades de todas las edades, de todos las profesiones y oficios.
Max empezó también a escuchar.
———————————————————
Azerbaiyan fue su primer DNF de ese año.
Estaba furioso. La rueda se bloqueó, chocó en la recta principal, se bajo del auto y pateó esa llanta como si pudiera hacerle daño.
Checó ganó esa carrera.
Max fue a ver el podio desde abajo, seguía furioso. Él debía estar en ese podio. Debía ser su primer 1-2, con Max en el primer lugar claro.
Felicitó a Checo con la mejor cara que pudo poner, sentía el coraje en sus venas, arruinaron su carrera, el inservible auto arruinó su carrera. Quería las cabezas responsables.
Checo lo notó.
Ese día tuvieron una junta, la usual después de una carrera, la diferencia era que tenía a su padre a su lado. Eso pasaba siempre que Max quería ver sangre correr.
Ambos estallaron contra el equipo.
Su padre más explosivamente que él.
—¿Cómo es posible que a estas alturas volvamos a tener esta mierda de errores?— gritaba Jos mientras golpeaba la mesa—¡su ineptitud dejó a Max en ridículo alla afuera!
Max no podía decir que eso estaba bien, lo sabía. Pero tampoco podía evitar sentir cierta satisfacción, mientras él no fuera el que recibiera esos gritos a Max no le molestaba que su padre tratara a los ingenieros como escoria.
Una pequeña sonrisa estaba en los labios de Max, el sabía que estaba sonriendo. Sintió una mirada que lo desconcentró de disfrutar el espectáculo que estaba armando su padre.
Era Checo.
El mexicano no veía a Jos. Su mirada estaba en Max, su cara no reflejaba expresión alguna.
Sus miradas se cruzaron, Checo entonces alzó una ceja, sin apartar los ojos.
Max dejó de sonreír.
Sintió vergüenza…pero no sabía exactamente porqué, ¡él no era el que les estaba gritando a los ingenieros! ¿Porqué Checo lo veía a él?
Desvío la mirada, ignorando a su compañero…fue imposible, podía sentir los ojos del mexicano taladrarle la nuca.
—Creo que es suficiente— dijo Max parándose para agarrar a su padre del hombro, Jos lo miró como si le hubieran salido dos cabezas
—Quiero decir— Max se aclaró la garganta —espero que no haya más errores como este, no es el nivel que se espera de Red Bull—
Max volteó a ver rápidamente de reojo a Checo, este sonrió levemente.
—Revisemos lo que salió mal y trabajemos para que no vuelva a pasar— Max se volvió a sentar, jalando discretamente a su padre para que tomara asiento también.
La sala entera pareció respirar, el ambiente dejó de estar tan tenso.
Max le lanzó otra mirada rápida a Checo, este sonreía más ampliamente.
Max sintió un calorcito en el pecho al ver eso. Desde ese día trataría de mantener un mejor ambiente con sus ingenieros.
Lo que no vio el holandés fue la cara de descontento de su padre, viendo la muy sutil interacción entre él y su compañero.
—————————————————
Kelly asistió a la carrera en Rusia.
La realidad era que Max a veces olvidaba que estaba en una relación con la brasileña. Pero cuando ella asistía no había forma de ignorarlo, siempre se sentía como si el paddock fuera una sesión de fotografía cuando Kelly estaba cerca.
Gery, la esposa de Horner, también fue. Horner sugirió, una vez que terminó la carrera, que fueran todos a cenar, invitaron también a Checo aunque Carola no pudo asistir a Rusia, ella seguía en Guadalajara con sus hijos.
Llegaron a un lujoso restaurante, parecían ser de los pocos clientes en el lugar cuando llegaron. Todos pidieron sus respectivas ordenes, hablaron un poco. Checo que había estado mirando distraído a todos lados en el restaurante, se negó a tomar diciendo que quería dormir temprano. Max hizo lo mismo, un poco por quedar bien con su compañero.
Cuando trajeron su comida Kelly alzó la voz al mesero:
—Esto no es lo que te pedí, te dije que quitaras las papas—la brasileña que hasta ese momento había mantenido un tono dulce con todos en la mesa, cambio drásticamente cuando habló con el mesero, ni siquiera volteó a verlo al declarar su queja.
Max la miró en ese momento, él recordaba que Kelly no había pedido una orden especial, mucho menos había pedido que retiraran las papas. Pero Max no iba a decir nada, realmente le importaba poco, incluso se sorprendió que él recordara ese dato.
El mesero se quedó balbuceando en su lugar.
—P-pero señorita no recuerdo que pidiera que se quitaran las papas— el acento del mesero era marcado y tenía dificultad hablando en inglés
—¿Me estas diciendo mentirosa?— Kelly habló bajito, pero sus palabras cortaban como el cristal —no es mi problema que no sepas comunicarte en inglés—
El chico estaba nervioso, Max miró la escena divertido, se veía un poco patético el mesero en su opinión…¿porqué no simplemente cambiaba la orden y ya?
—¡Ah! ¡Este platillo yo lo conozco!— Max volteó a ver inmediatamente a Checo, el mexicano se estaba levantando ligeramente de su asiento para ver el plato que tenía el mesero todavía en sus manos (siendo que Kelly no había dejado que lo pusiera en la mesa frente a ella)
—¿Te molestaría si yo me lo como Kelly?— preguntó Checo mientras se volvía a sentar, con una gran sonrisa hacia la chica —la verdad tengo un hambre enorme—
Kelly lo miró por un momento para luego asentir desinteresada
Max pudo ver entonces la cara del mesero, su expresión de sorpresa
—¿Me lo pasa por favor?— le dijo Checo alzando su mano hacia el plato
El mesero se le quedó viendo a Checo y luego a Kelly, pareció salir de un trance en ese momento y se apresuró a poner el plato enfrente de Checo, se inclinó un poco, y si Max no hubiera estado atento a sus movimientos no hubiera cachado que los labios del chico se movían para susurrar un:
—Gracias—
Checo agarró su tenedor y empezó a seleccionar la comida del plato —Por favor ¿podrías traerle a la señorita el plato que pidió? no olviden que lo pidió sin papas—
Max pudo ver como Checo le lanzaba un discreto guiño al mesero.
—¡Enseguida!—
Max quedó boquiabierto, volteó a la mesa y se sorprendió que nadie parecía haber visto lo que él. Todos estaban concentrados en su propia comida y en la conversación, la misma Kelly había perdido el interés y hablaba con Gery.
Terminaron de comer. El restaurante estaba vacío. Pidieron el valet, se despidieron de Horner y Gery y mientras esperaban los otros autos. Checo se despidió de Max y de Kelly y volvió al restaurante.
Max no aguantó la curiosidad.
—Ahora vuelvo— le dijo a Kelly mientras seguía al mexicano de regreso al establecimiento
Se encontró a Checo tomándose fotos con los meseros y cocineros del lugar. Cuando se acercó lo voltearon a ver y algunos de los trabajadores se vieron cohibidos.
Checo lo saludó para que se acercara más
—¡Ah! Miren ahora no tendrán que conformarse solo conmigo ¿Max quisieras tomarte fotos con la amable gente que nos atendió hoy?—
Max no le quedó de otra que aceptar, se tomaron una foto grupal y agradecieron al staff. Ambos pilotos regresaron a la entrada y antes de salir por la puerta Max detuvo a su compañero
—¿Porqué regresaste a tomarte foto con ellos?—
—¡ah!— Checo sacó una nota de su bolsillo y se la entregó a Max
“Sr Checo ¿podríamos molestarlo con una foto con nosotros?” decía la nota en un inglés algo cortado
Checo miró con una cara tranquila a Max —¿no te diste cuenta que cuando llegamos ya estaba cerrado el restaurante?—
—No…— dijo Max tratando de pensar, por eso no había casi gente cuando llegaron, y por eso a los pocos minutos solo quedaban ellos.
—Era lo menos que podíamos hacer después de hacerlos quedarse tan tarde ¿no crees?— dijo Checo alzando los hombros y abriendo la puerta hacia la salida
—Creo que sí— dijo Max sosteniendo todavía la pequeña nota.
El valet acercó sus autos, Max entró al suyo junto con Kelly y se dirigieron a su hotel, Checo en otro auto hacia la misma dirección.
Desde ese día Max aprendió que la gente a su alrededor también importa.
—————————————
Esas fueron solo algunas de las muchas interacciones con su compañero que lo llevaron a amarlo de verdad.
No ese amor infantil que lo hacía pensar en convertirse en padrastro. No era ese amor inmaduro que lo hacía sentirse dueño de esa persona y celoso de quién se acercara. No era ese amor que amaba a la distancia sin conocer.
Este era amor como Max nunca antes lo había sentido. Este amor admiraba, respetaba, enseñaba.
Este amor hacia a Max una mejor persona.
Y por eso Max quería intentarlo de nuevo.
Porque había algo…algo en la forma que Checo hablaba con él, algo en la forma que Checo lo veía, lo abrazaba, lo defendía…algo que le decía que tal vez tenía una oportunidad.
————————————
Había ganado el campeonato.
En la última carrera, en la última vuelta, el último minuto…Max había ganado el campeonato.
¡Era campeón!
Había vencido a Lewis Hamilton, habían vencido a Mercedes.
¡Era campeón!
Estaba eufórico, saltó de su monoplaza gritando, vitoreando, vibrando de la emoción.
Al primero que abrazó fue a su padre, ¡lo había logrado! Ya no era un perdedor, ya no era ese lento de mierda…¡era un campeón! Y su padre lo abrazaba.
Sentía las lagrimas de alegría, de descanso, de satisfacción.
¡Era campeón!
Llegó Horner, ya lo había abrazado en el podio donde lo empapó de champaña, lo volvió a felicitar, habían cumplido, Red Bull estaba en la cima.
¡Era campeón!
Todo el equipo venía hacía él, era un mar de gente que trataba de felicitarlo, de abrazarlo, de simplemente tocarlo,
y es que ¿quién no quería estar cerca del campeón?
Max buscaba entre ese mar de gente por la cara que estaba ansioso de ver después de haber abrazado a su padre. Su corazón latía agitado. ¿Donde estaba? ¿Donde estas?
¡Soy campeón!
Se empezaba a sentir sobre estimulado y algo ansioso ¿dónde…?
Y de repente ahí estaba él, parecía incluso que el equipo lo había llevado hasta sus brazos, los mecánicos e ingenieros alrededor del pelinegro haciendo espacio para que alcanzara a Max
¡Al campeón!
Ambos se miraron, estaban cerca, muy cerca.
Max podía jurar que en esos ojos cafés se reflejaban destellos verdes, no sabía si era su delirio o las luces alrededor de ellos. Pero pondría sus manos al fuego en ese instante jurando que si había algo de verde ahí.
Max fue el primero en abalanzarse, abrazó a Checo como nunca antes lo había abrazado
¡Era campeón!
Y lo tenía en sus brazos, en ese momento, en ese instante. Max tenía todo lo que quería. Su campeonato, la aprobación de su padre y a Checo Perez en su abrazo.
Se separaron sin dejar de mirarse a los ojos.
-¡Felicidades! ¡Te lo mereces!— le había dicho el mexicano —¡es el primero de muchos Max
Max sonreía. Sí, sí se imaginaba repitiendo este momento con Checo año tras año…
¡Era campeón!
Después de los vítores y la celebración en el paddock, de las felicitaciones de los pilotos y de Kelly que también estaba ahí. Kelly cuya felicitación no lo emocionó más que la de Checo.
Decidió buscarlo, decidió que era ahora o ahora. Se sentía eufórico, sentía que nada le podía salir mal.
Era después de todo, el campeón.
——————————————
Buscó a Checo en el garaje, habían celebrado ya bastante juntos en el pit lane, se habían tomado fotos, habían hablado con la prensa. ¿Dónde estaba su compañero?
Se acercó al garaje de Checo y ahí lo vio.
Cargaba a Chequito, su hijo, con alegría. Max que se había estado acercado corriendo empezó a alentar su paso.
Checo dejó a su hijo en el piso nuevamente, este empezó a corretear por el garaje, no mucho después entró ella.
Carola.
Checo y ella se abrazaron, Max sintió una punzada en el pecho. Se veían…perfectos.
Ni siquiera se dio cuenta que no había dejado de caminar y ya estaba a unos cuantos pasos de la pareja.
Checo lo vio primero
—¡Max!— le dio unas palmadas en el hombro sin soltar la cintura de su esposa.
—¡Max! ¡Muchas felicidades!— dijo ella con una sonrisa igual de grande que la de su esposo.
—Gracias— Max respondió bajito —No sabía que estabas aquí—
Checo contestó antes de que su esposa pudiera abrir la boca
—¡Llegó hace apenas una hora!— dijo mientras miraba a Carola con ese brillo en sus ojos —yo también pensé que no iba a poder venir porque tenía unos pendientes con la fundación ¿te he contado que Carola esta muy involucrada en la fundación que tenemos?—
Checo hablaba con orgullo de su esposa, sus manos no dejaban de tocarla y su sonrisa era increíblemente grande cuando pronunciaba su nombre.
—¡Oh vamos!— dijo apenada Carola —eso no es tan importante como ganar un campeonato, ¡muchas felicidades Max! No sabes lo mucho que trabajó Checo para ayudarte a lograr esto—
Checo se sonrojó —En realidad es todo el mérito de Max—
Antes de que Max pudiera agregar que sin Checo no tendría el campeonato, el mismo mexicano lo interrumpió:
—¡Pero debo admitir que siento casi como lo hubiera ganado yo también!— Checo abrazó brevemente a Max emocionado, se apartaron y entonces el mexicano continuo diciendo con una sonrisa
—¡Estoy feliz por tu felicidad Max!—
Max se quedó boquiabierto, sin nada que decir, y ahí, mientras veía a la pareja de mexicanos sonreírle, aprendió una vez más algo nuevo gracias a Checo.
Ese amor que sentía. Ese amor que ya no era infantil, ahora tampoco era inmaduro. Porque ese día, con esa sonrisa y con esa frase entendió que el amor no es posesión.
Su amor por su compañero se sentía diferente a cualquier cosa que Max hubiera sentido.
Por primera vez en su vida no pensaba en él primero, por primera vez en su vida lo que le importaba no era su felicidad.
Ese día se calló lo que tan decidido había ido a decirle al mexicano
Porque en ese momento quería ver a Checo feliz, quería ver a Sergio Perez feliz…aunque no fuera con él.
Era campeón pero una vez más volvía a perder.
Chapter 5: 25 años: Monaco 2022 (parte 1)
Summary:
El capitulo correspondiente a los 25 años de Max esta dividido en 2, y es que no hay Brazil 2022 sin Mónaco 2022...
Chapter Text
Enero 2022
El cumpleaños de Checo es el 26 de enero.
Sorpresivamente ese año lo celebró en la fabrica de Red Bull.
Christian le avisó a Max solo un par de días antes por lo que tuvo que apresurarse a traer el regalo del mexicano.
Aunque ahora ya no estaba tan seguro si era buena idea dárselo.
El diciembre pasado, es decir hace apenas un mes, después de la euforia de haber ganado su primer campeonato y después de resignarse a sufrir su amor por su coequipero en silencio a favor del propio Checo, Red Bull hizo un pequeño intercambio navideño entre ambos.
Checo le regaló un set de bromas, una foto del GP de Mexico y unos lentes falsos con una nariz y bigotes a juego. Ambos rieron con esos regalos, Max le dio un gran cilindro para el agua (o para tequila como luego bromeó Checo) y finalmente una carta donde le decía que en agradecimiento por ayudarle con el campeonato le regalaba un Honda NSX (un auto deportivo valuado en 150,000 euros)
Checo se quedó sorprendido y nerviosamente agradeció el regalo.
Max inmediatamente sacó el Honda NSX…pero era de juguete, Checo respiró aliviado y ambos volvieron a reír.
Al terminar la grabación Checo se acercó a Max
—¡Por un momento pensé que sí me ibas a regalar un auto deportivo!—
Max se sentía emocionado, como alguien que tiene un secreto que no puede esperar para contar
—Lo siento “mate”, no me alcanzó después de todo lo que gasté celebrando el campeonato— eso hizo reír fuertemente a Checo —pero de hecho…—
Lo último no lo alcanzó a escuchar su compañero debido a sus risas, agarró a Max del brazo y acercándose un poco más le dijo:
—La verdad fue un alivio, ¿te imaginas que me hubieras regalado un auto y yo solo un set barato de bromas?—
Max rió con menos autenticidad —je, bueno no necesitaría que me dieras algo a cambio, por tu ayuda con el campeonato yo de hecho…—
Checo estaba un poco distraído, todavía encantado con la broma, el pequeño carro de juguete en sus manos
—Ademas, hubiera sido raro ¿no? Tú regalándome algo tan costoso— dijo el mexicano volviendo a interrumpir a Max
Eso borró la sonrisa del holandés, aunque Checo no se dió cuenta, todavía concentrado en examinar el pequeño juguete
—S-sí…hubiera sido muy raro—
.
.
.
.
.
Y ahora estaba Max ahí, en la fabrica de Red Bull, con Horner y Hugh esperando a Checo en una cocineta con un patético intento de pastel, eran unos muffins “saludables” con velitas cada uno.
Max recibió la llamada que estaba esperando.
—¿Sí?—
—Listo, ya llegó, estoy abajo en el estacionamiento— era la voz de su asistente al otro lado del teléfono
—Bien…eh, ¿lo trajiste tú?—
—¿Qué? ¡No!— se apresuró a decir la chica —le pedí a los de la agencia que lo trajeran, ¡yo ni loca me subo a esa cosa tan cara! ¿Te imaginas si lo ensucio siquiera? ¡Me matarías! Especialmente porque se lo compraste a…—
—Ok ¡OK!, solo pregunté si lo habías traído, no necesito toda la explicación— le respondió Max algo apenado, todavía no estaba seguro de esto…
—¿Cuál moño le dejo entonces?—
Max pestañeó confundido —¿moño?—
—Sí, obviamente— Max casi pudo ver a su asistente rodar los ojos exasperada —pedí un moño gigante naranja y uno azul, esto es un regalo, ¡OBVIAMENTE debe traer moño! ¿Cuál le dejamos?—
—Ah…— esto era una mala idea, Red Bull muy apenas le preparó un intento de pastel que ni se veía apetitoso y él…esto era una mala idea —creo…que ya no estoy seguro—
—Le puedo poner los dos moños…—
—¡No! Me refiero a que…tal vez debas regresarlo, ¿sabes? Sí, creo que esto no…—
—¡Ahhhh NOOOO! No me vas a hacer regresar este carro después de que me pidieras a las 2 am a solo unos días antes de navidad para que consiguiera esta cosa en tiempo récord ¿sabes lo difícil que es conseguir un auto deportivo super carísimo personalizado con nombre en los interiores en menos de una semana EN MALDITO DICIEMBRE?—
La chica estaba casi gritando, Max tuvo que apartarse un poco el teléfono, en ese momento vió las cámaras entrar y justo detrás entró él…Max se apartó un poco para evitar que lo enfocaran demasiado hablando por teléfono.
—Casi te mato con mis propias manos cuando decidiste no dárselo en el intercambio, así que más vale que se lo des hoy ¡Y LE VOY A DEJAR LOS 2 MOÑOS!—
¡Click!
Max se quedó un segundo escuchando la linea muerta en el teléfono y luego volvió su atención a Checo, el mexicano lo veía de reojo como implorando que lo salvara de esta incomoda situación.
Max se acercó y los demás miembros del equipo empezaron a cantarle ¡Happy Birthday!…lo cuál decepcionó un poco al holandés, él había memorizado la versión mexicana del feliz cumpleaños “las mañanitas” para esta ocasión pero ahora ya había perdido la oportunidad de cantársela a Checo.
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—Por cierto, tu asistente me mandó un mensaje— Checo le dió apenas una mordida al muffin de cumpleaños y lo dejó discretamente en la mesa
—Dijo que tenías algo que enseñarme en el estacionamiento— dijo sonriendo el pecoso
Max no sabía si despedir a su asistente o darle un aumento
—Ah…sí, tu regalo de cumpleaños— el rubio trató de sonar relajado y confiado aunque se moría de nervios por dentro
—¿Un regalo que necesita que vayamos al estacionamiento?— Checo alzó una ceja curioso, lo pensó un instante y luego empezó a abrir los ojos en sorpresa —¡¿me pediste unos chilaquiles del lugar que me gusta en Milton Keynes?!—
Tal vez ese hubiera sido un adecuado y mejor regalo para un compañero…no un maldito auto deportivo, pensó Max.
—Eh…¿tal vez?—
—¡Pues vamos!— Checo jaló a Max del brazo emocionado para dirigirse hacia afuera.
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—¿Y mis chilaquiles?— preguntó Checo una vez hubieran llegado al estacionamiento,
Estaban cerca de la bodega y no había ningún carro o motocicleta de comida (ni de ningún otro tipo) solo estaba un auto cubierto por una manta gris y a un lado la asistente de Max sonriendo de oreja a oreja
Max se aclaró la garganta
—Pues no conseguí chilaquiles— Checo soltó un pequeño quejido —pero te conseguí el juguete que te di en diciembre…a escala—
—¿El juguete?….— Checo miró a Max con los ojos entrecerrados, tratando de descifrar a qué se refería Max
Eso lo tomó la asistente como la señal para empezar a destapar el auto con 2 enormes moños en el interior.
Checo se quedó viendo con la boca abierta y lentamente volvió su mirada a Max.
El holandés se llevó una mano a la nuca.
—Uhm…¿felicidades?— dijo con una sonrisa apenada
Checo cerró la boca y se quedó viendo a Max todavía sin expresión alguna
—Ok, antes de que te enojes— Max levantó sus manos tratando de “defenderse” —realmente, REALMENTE esto es poco comparado por lo que tú hiciste por mí el año pasado…ya sé que aunque nunca lo he dicho públicamente en verdad Checo, en verdad, una de las razones por las que gané fue gracias a ti—
Checo abrió la boca ligeramente para hablar…
—¡Además! No es cómo si fuera taaaaan costoso— Max se acercó al auto posicionándose a lado de su asistente
—Casi me lo dieron regalado cuando supieron que era yo, ¿no es verdad?— Max miró amenazadoramente a su asistente,
La chica asintió energéticamente
—Uy sí ¡Toda una ganga!— dijo con una pésima actuación
Checo se acercó silenciosamente al carro, observando los dos moños, mirando como su logo estaba bordado en los asientos elegantemente.
El mexicano se paró enfrente de Max, muy cerca, tan cerca que el holandés podía casi oler su shampú…Max tragó nervioso
Y en ese momento y sin previo aviso Checo se lanzó a darle un abrazo a Max, rodeando sus brazos alrededor de sus hombros, alzándose ligeramente de puntas para alcanzar al holandés.
Max se quedó congelado y lentamente regresó el abrazó también.
Escuchó a Checo aspirar entrecortadamente ¿estaba sollozando?, Max no soltó a su compañero de su agarre, al contrario lo sujetó más fuerte al momento de escuchar en su oído un muy ligero y suave:
—Gracias Max—
Ahora Max sabía que el auto había sido una estupenda idea.
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Los primeros meses del año junto a Checo fueron…interesantes…
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¿A quién engañaba? Fueron absolutamente satisfactorios para Max. Su compañero parecía estar más enfocado incluso que el año pasado, toda su atención en el equipo, en el auto…y en Max.
Prácticamente Checo no volvió a su casa en México desde enero, se veían cada semana incluso antes de que empezara la temporada. Max tenía que admitir que había estado evitando volver a su propia casa en Monaco, no quería perderse ningún momento a lado de su compañero.
Incluso empezaron a hacer Yoga juntos.
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Max odiaba el Yoga.
—No estas arqueando la espalda correctamente— decía Checo mientras observaba su postura desde su propio tapete
Checo tenía experiencia con el Yoga, algo que sorprendió a Max cuando lo invitó a hacer los ejercicios con él. El pecoso era sumamente flexible y sus movimientos delicados y ágiles, lo hacía ver tan sencillo.
Pero Max…digamos que él sabía que su mejor cualidad era sobre un monoplaza de la F1 y nada más.
—Creo que yo sabría como arquear mi espalda— dijo con dificultad el holandés, sus manos temblaban por el esfuerzo
Checo rió bajito —pues así solo te vas a lastimar, a ver, deja te ayudo— Checo se levantó y se acercó a Max, tocó la espalda baja del rubio haciendo que un choque de electricidad le recorriera la columna
—¿Tienes cosquillas?— preguntó aún más divertido el mexicano
—N-no— Max no se animó a decir demasiado en caso que su voz lo traicionara
—Mira, debes curvarla más, sentir el estirón aquí abajo— Checo presionó su espalda baja haciendo que se curvara y Max al sentir la mano de Checo peligrosamente en el limite de lo que ya no se consideraba espalda no pudo resistir y dejó que sus brazos se doblaran, cayendo de frente al suelo
Eso hizo que el mexicano, quién se estaba apoyando en Max, cayera sobre él.
Checo empezó a reír con más ganas.
—Para ser “el león holandés” tu flexibilidad no es precisamente la de un gato ¡eh!— dijo el más bajo mientras daba vueltas en el suelo muerto de la risa.
—¡Oh cállate!— le dijo Max sarcásticamente mientras lo observaba con un brazo deteniendo su cabeza, todavía acostado en el piso, una sonrisa en sus labios al ver al pecoso carcajearse.
Sí, Max odiaba el Yoga…pero amaba ver a Checo reír.
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Las cosas le parecían perfectas a Max aún cuando de las 3 primeras carreras solo hubiera ganado una. Max pensaba que el sentimiento era el mismo para su compañero. Hasta que empezó a notar algunas cosas…inusuales en abril, para la 4ta carrera en Emilia Romagna.
Ese día ganaron su primer 1-2.
Todos estaban eufóricos. No solo los Red Bulls habían arrasado con la carrera y terminado en el primer 1-2 desde hace varios años para el equipo, si no que también lo habían hecho ganándole a sus rivales: los Ferraris, y en su propia casa.
Max abrazó a Checo, ese tipo de abrazos eran cada vez más comunes y cada vez más extensos entre ellos, Max no tenía ya ningún reparo en tocar al mexicano.
Subieron al backstage del podio, Max seguía tan emocionado que se le ocurrió una idea justo cuando Checo iba a salir en el momento que anunciaron su segundo lugar
Max lo sostuvo del brazo, Checo volteó a verlo con extrañeza.
—¡Hay que salir juntos!— Max se giró hacia los organizadores —¿podemos salir juntos?—
—¿Salir juntos?— repitió el organizador
—Sí, sí, queremos salir juntos al podio— dijo Max, le lanzó una mirada a Checo como confirmación y este se apresuró a asentir
—Para demostrar la fuerza de Red Bull—añadió rápidamente Max, ¿sonaba raro que quisiera compartir el podio con su compañero?…Max empezó a dudar
El organizador habló rápido por la radio, después de intercambiar unas palabras en susurros se volvió hacia los Red Bulls
—Esta bien, pueden salir juntos—
Max no esperó más, agarró a Checo de la cintura y lo llevó a las escaleras para subir al podio, Checo tuvo que apresurarse para seguirle el paso a Max, una vez subieron Max cambió la posición de su mano de la cintura de su compañero a la espalda, ambos saludando alegremente al público.
————————
Ese noche fue cuando Max empezó a ver lo…inusual con su compañero.
Ambos se quedaron hospedados esa noche en el hotel, al día siguiente volvían a Milton Keynes y de ahí tenían 2 semanas hasta la próxima carrera.
Habían cenado juntos para celebrar su 1-2 y cuando regresaban al hotel vieron a Daniel en el lobby, lo raro no fue verlo ahí, lo raro fue lo que pasó después
—¡Heeeeeey! ¡Los Red Bulls mata caballos!— dijo Daniel con su sonrisa característica, saludó a ambos pero dejó su mano en el hombro de Checo
Max no pudo evitar mirar ese contacto con una ceja levantada
—¿Listo para irnos mi Speedy González?—
Checo rió —sí, vamos ¿quieres venir Max?—
—Vamos a ir a este club que le digo a Checo es el lugar ideal para una fiesta digna de un podio— Daniel parecía vibrar en su lugar demostrando su hiperactividad
Max se quedó en silencio por un momento, era normal ver a Daniel salir de fiesta en cada una de las ciudades dónde había carrera…pero ¿Checo? Él no solía enfiestarse a menos que tuviera una victoria y aún así era solo por unas pocas horas
—Ah…claro, vamos— Max aceptó algo inseguro, no era que quisiera salir de fiesta realmente, pero, tal como había sido desde que empezó el año dónde estaba Checo iba Max.
————————
Al día siguiente Checo no llegó a Milton Keynes.
Max había tenido que tomar mucho menos de lo que acostumbraba una noche anterior, ya que Checo parecía no tener llenadera…Max estuvo preocupado por su compañero toda lo noche, viendo como se iba deshinibiendo y perdiendo en el alcohol poco a poco, tuvo casi que sacarlo a rastras, lo llevó al hotel y lo dejó en su cuarto (dejaron a Daniel, él sabía cuidarse solo había pensado Max)
Pero al día siguiente Checo no llegó a Milton Keynes, había perdido el avión y tuvieron que cancelar las actividades del día.
Alice tuvo que disculparse con todos, declarando que Checo se había sentido mal y estaba indispuesto.
Max no dijo nada, él sabía la verdadera razón.
No contestó sus mensajes hasta más tarde que el mexicano le devolvió la llamada, pidiéndole perdón a Max por su falta de profesionalismo, diciéndole que no volvería a pasar y que prometía llegar puntual por el resto de sus días…
Max podía escuchar que Checo seguía alcoholizado.
————————
La siguiente carrera fue Miami.
Fue una locura, especialmente porque todos parecían querer tener su tiempo con Checo.
El mexicano tuvo una presentación especial, había gente por montones esperando a Checo hacer “donuts”, el mexicano cumplió y fue furor en redes.
Tuvo incluso una campaña con Bad Bunny.
En el pasado Max hubiera estado irracionalmente celoso de cualquier persona que se acercara su mexicano.
Esta vez era diferente.
Esta vez estaba seguro que sus celos no eran irracionales, ese Bad Bunny tenía sus intenciones escritas en toda su cara. Tocaba demasiado a Checo y ambos sonreían más de lo que era necesario.
Lo peor es que Checo parecía disfrutar la atención.
Max tuvo que estar un poco más…agresivo, con las personas que se acercaban demasiado. Especialmente ese Bad Bunny…no le importa si era demasiado obvio para los demás.
————————
En España nuevamente terminaron 1-2,
Una vez más fueron más efusivos de costumbre, abrazándose y celebrando
Una vez más salieron de fiesta (por iniciativa de Checo)
Una vez más Max lo estuvo vigilando toda la noche
Y una vez más Max llevó a Checo hasta su habitación casi cargándolo
Y es que una vez más Checo tomó hasta perderse en el alcohol….
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Para Mónaco Max ya estaba preocupado por Checo, aunque a simple vista todo parecía perfecto.
En el equipo todo iba de maravilla, llevaban ya un par de 1-2 y 5 victorias de Max. Eran el equipo perfecto, estaban dominando aún con la rivalidad que tenían con los Ferraris, además a los ojos de todo mundo Checo era el primer compañero con el que se llevaba como uña y mugre.
Ya no había más Mad Max…era solo Max, el campeón.
Pero la realidad era que ya no había más Mad Max en la pista porque el holandés estaba muy ocupado tratando de cuidar a este “nuevo” Checo que no parecía querer dejar el alcohol y la fiesta.
Max estaba realmente preocupado…y se sentía extremadamente culpable porque este Checo parecía buscar su compañía tanto como él buscaba la de Checo, este Checo parecía disfrutar estar a su lado todo el día, este Checo parecía buscar el toque de Max tanto como Max buscaba tocar a Checo.
Así que sí, Max estaba preocupado y se sentía culpable al mismo tiempo porque no quería que este Checo parara.
Al menos eso era así hasta Mónaco.
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En Mónaco Max no tenía que quedarse en un hotel. Por primera vez en el año Max tuvo que estar en su casa la semana entera.
Ese fin de semana su padre había ido para ver la carrera así que tampoco pudo evitar hablar con él.
—¿Qué fue esa ridiculez en Italia?— le preguntó Jos ese viernes, mientras desayunaban juntos.
—¿Cuál ridiculez? Esa carrera la gané— dijo Max sin ganas de pelear pero a sabiendas que Jos tenía ya preparada esta conversación
Su padre bufó incrédulo —Ganaste, y luego saliste de la mano con tu perro ese en el podio—
Max apretó con mucha fuerza el tenedor que tenía en la mano
—¿Cómo se te ocurrió semejante estupidez?— Jos seguía escupiendo con rabia —¿acaso ese imbécil te convenció?—
Max sentía que temblaba de coraje
—¿Porqué te tiene tan enloquecido? ¿Acaso esta dejando que te lo cojas?—
Esa fue la gota que derramó el vaso para Max, se levantó abruptamente haciendo que la silla detrás de él cayera con un golpe seco, la mesa se movió lo suficiente para hacer tintinear los platos y vasos sobre ella
—Estoy ganando— dijo Max entre dientes —Soy el campeón y estoy ganando, y no es gracias a ti ¡no es por tu ayuda! ¡ES GRACIAS A ÉL!—
Gritó max golpeando la mesa al decir lo último
—Así que mejor cállate de una vez, guarda tus opiniones si es que llego a perder el campeonato— Max se inclinó en la mesa para ver a su padre a los ojos —pero te puedo asegurar que eso no pasará—
Con eso se dio la vuelta para dejar a su padre atrás pero en ese momento el otro hombre habló:
—Todavía eres un niño estúpido y manipulable Max— dijo el mayor riendo —y el idiota se esta aprovechando de eso—
Max cerró los ojos y decidió no decir nada, simplemente salió del lugar.
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El sábado la quali no salió como esperaba.
Checo se estrelló en la Quali, sacando bandera roja y eliminando la oportunidad de Max de sacar una vuelta más rápida para obtener la pole.
Checo quedo en 3ero y Max en 4to.
Cuando le dijeron del choque el primer pensamiento de Max fue de preocupación, ayer una vez más había visto a Checo salir a “cenar” con Daniel y otros amigos del australiano, no se había visto tan enfiestado como otras veces pero Max estaba seguro que había tomado.
Así que cuando le avisaron que su compañero chocó Max no podía dejar de implorar por que estuviera bien.
Checo estaba bien.
Fue entonces cuando Max se frustró por su vuelta, no culpaba al mexicano, de hecho el pobre estaba muy contrariado por el error, disculpándose una y otra vez con Max.
Max en una entrevista lanzó una broma y abrazó a su compañero, solo trataba de aligerar la culpa de Checo.
Pero lo que temía pasó: el mexicano seguía lamentándose su error, tanto que una vez más salió, pero esta vez sin Daniel. Después de todo al día siguiente era la carrera, ni si quiera el australiano iba a arriesgar su carrera enfiestándose una noche antes.
Max siguió a Checo, parecía que ya había tomado en el hotel porque cuando lo encontró en uno de los tantos clubs de Mónaco el mexicano ya estaba más que “alegre”
—Checo, vámonos, mañana hay carrera— le dijo Max al oído, tenía que acercarse a él debido a la música.
—¡Max!— Checo sonrió al verlo y de repente su sonrisa cayó —¡Oh Max! Lo siento tanto, perdón, perdón, perdóname—
Dijo el mexicano con lo ojos brillosos
—Checo, esta bien, solo vámonos— Max trató de jalar suavemente a su compañero
Checo se agarró de su camisa, muy cerca del cuello de Max, otra vez poniéndose en puntas para tratar de hablar con Max cara a cara…lo cual era demasiado cerca, sus narices casi se tocaban
—No, no, no, perdóname—
—Te perdono, ahora vámonos—
—¡No me perdonas!— lloriqueó Checo —¿cómo vas a perdonarme si arruiné tu carrera? Soy el peor compañero, ¡el peor!—
—No eres el peor—
—¡Sí lo soy!—
—Vamos Checo, salgamos de aqui—
—¡Te cedo mi puesto!— dijo el pecoso aún sin moverse ni un centímetro, ya ni siquiera parecía escuchar a Max —¡Sí! Tu tienes que salir en 3ero y yo en 4to—
Max se desesperó un poco, tenía que sacar a Checo de ahí antes de que se hiciera más tarde, su compañero necesitaba quitarse el alcohol de su sistema y descansar…y él también necesitaba descansar para la carrera.
El rubio agarró la cara de su compañero con ambas manos, haciendo que Checo se enfocara en él.
—Escúchame Checo, no vamos a cambiar lugares, te perdono, eres un excelente compañero y nos vamos a ir a dormir AHORA— el tono de Max fue serio y su voz firme
Checo se le quedó viendo con los ojos bien abiertos.
Después se lanzó a abrazar a Max, restregando su cara contra su pecho…Max no pudo evitar sentir mariposas en el estomago con esa acción.
—¡Gracias Max! ¡Gracias por perdonarme! Te prometo que te ayudaré de nuevo a ganar el campeonato— Checo seguía abrazando y restregándose contra Max
—Ok, es todo, vámonos— Max tuvo que alzar a su compañero y cargarlo sobre su hombro, tenía que sacar a Checo de ahí o si no nunca saldrían.
Enseguida que salieron del lugar volvió a dejar a Checo con los pies en la tierra, el mexicano se movió un poco en su lugar, estaba riendo
—¡Max!— Checo le dio un golpecito en el brazo (o al menos lo intentó porque por lo mareado que estaba muy apenas fue un roce) —¡que fuerte!—
Checo se quedó riendo tontamente en su lugar.
Max lo agarró del hombro, dirigiéndolos al valet parking, no podía dejar a Checo por su cuenta
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Una vez que ambos hombres estuvieran en el auto de Max, Checo muy apenas consciente en el asiento del copiloto, Max tuvo que pensar rápido.
No podía dejar a Checo en el hotel, ¿qué tal si salía de nuevo? ¿qué tal si alguien de la prensa los veía entrar con Checo así?
No, tendría que llevar a su compañero a su propia casa.
Kelly estaba ahí pero Penelope estaba con Daniil, así que no debería haber problema si llegaba con Checo y lo dejaba quedarse en la habitación para invitados.
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—¡Kelly!— Checo dijo alegremente abrazando a la brasileña en el momento que esta abrió la puerta, Max justo detrás de Checo
—¿Qué?— Kelly le devolvió el abrazo a Checo con evidente incomodidad en su cara —¿Max? ¿Qué esta pasando?—
—¡Sally!— Checo fue ahora a abrazar a la gata de Max, levantándola con alegría y acercándola a sus mejillas
Si no fuera porque Kelly en esos momentos lo estaba mirando con ganas de matar a ambos, al holandés le hubiera parecido tierna la escena
—Eh…necesita quedarse con nosotros solo por hoy—
—¡¿Qué?!—
—¡Jimmy!— Checo encontró al otro gato y lo saludo como había hecho con Sally, aunque tuvo que corretear un poco a Jimmy para alcanzarlo
—Solo será por hoy Kelly, mañana ambos iremos a la carrera y ya— Max pasó de largo a su novia y se dirigió con Checo, le quitó al gato claramente malhumorado por la súbita demostración de cariño del mexicano y encaminó a Checo al pasillo, dirigiéndolo la habitación de huéspedes
Kelly estaba que echaba humo, pero Checo no parecía darse cuenta de esto
—¡Kelly!— Checo se paró en seco para voltear a ver a la chica, Max casi choca con él —¿sabías que Max es muy fuerte?—
Kelly levantó una ceja mientras se cruzaba de brazos, lanzándole otra mirada asesina a Max
—Vamos Checo…—
—No, no, esta bien, ambos hablamos portugués— dijo Checo acercándose a la brasileña —¿o era español?—
—No importa—Checo hizo un ademán con la mano, se balanceo un poco en su lugar y Max se apresuró a sostenerlo —lo que te iba decir es que si me puede cargar a mi, ¡me imagino que a ti te carga como si fueras una pluma! Mmh…¿Cómo se dice pluma en portugués?—
—Parece ser que vas a necesitar cargar a tu compañero nuevamente a la habitación, Max— Kelly habló entre dientes con ese tono suyo de voz que era bajo pero punzante
Max le lanzó una mirada igual de fría, no le estaba gustando la actitud de Kelly, ¿no veía que Checo estaba mal?
Checo los miró a ambos con una sonrisa tonta en la cara —no, no hace falta, yo puedo caminar en linea recta per-fec-ta-men-te ¡hiiic!—
—Vámonos— le dijo Max mientras lo jalaba del brazo
—¡Cuide a este hombre Catalina que usted y yo no somos amigos!— Checo se echó a reír como si fuera le mejor chiste del mundo —¿O cómo era? ¡Hiiic!—
Checo dijo algo en español que Max no pudo entender pero por la expresión de Kelly con los ojos entrecerrados de ira y la cara roja…al parecer ella lo entendió perfectamente.
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—Creo que lo mejor es que te vayas a dormir y ya— Max sentó a Checo en la cama mientras le quitaba los zapatos —mañana podrás ducharte e iremos a la carrera, gracias a Dios no es tan temprano—
Checo parecía que por fin lo había alcanzado el sueño ya que tenía una expresión de somnolencia con los ojos cerrándosele aunque él se resistía
—Mañana hay carrera— Checo repitió en un susurró —y yo te tengo aquí sin poder descansar—
Sus ojos se volvieron vidriosos con la señal de lagrimas, el mexicano empezó a tener hipo
—¡No! No te preocupes— dijo Max levantando los pies de su compañero para acostarlo en la cama —yo también ya voy a descansar—
Los ojos de Checo se cerraron, el pecoso había agarrado a Max del brazo y lo había jalado con él, haciendo que el rubio quedara acostado a su lado —ah bueno— dijo simplemente
Max suspiró, tal vez…es decir, necesitaba asegurarse que Checo estuviera bien dormido, se quedaría un rato ahí para cerciorarse.
Sí…solo sería un rato y luego se levantaría para irse a su habitación…pensó Max mientras cerraba los ojos él también.
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Kelly estaba en la habitación que compartía con Max, era ya de día. Había escuchado a ambos pilotos salir del departamento temprano, iban a la carrera.
Max no pasó la noche con ella en su habitación.
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Checo estaba sumamente agradecido con Max esa mañana. Ambos se recuperaron rápido.
La carrera terminó con Checo ganando por primera vez en Mónaco.
El mexicano no cabía de la felicidad.
Max…no estaba del todo contento con el resultado.
No era como si esperaba mucho después de la quali pero aún así estaba…¿Resignado? No podía decir que estaba contento por su compañero, aunque lo deseara, deseaba poder sentir la misma alegría que parecía sentir Checo cuando el holandés ganaba…él solo sentía…que estaba bien a secas.
Al menos Checo estaba feliz.
Max regresó a las oficinas de Red Bull, el equipo tenía un edificio entero en Mónaco, de hecho en esos momentos la mayoría estaba en la azotea, en la famosa piscina dónde todos celebraban a Checo.
Max evitó ir, felicitó a su amigo y se disculpó con él alegando que tenía algunas cosas que revisar, la realidad era que no quería arruinarle el día a Checo.
No quería que él viera que Max estaba algo resentido, no con el mexicano, simplemente con el hecho de no ganar.
—Veo que ya no estas tan contento con esa “camaradería” de apenas antier— era Jos que lo esperaba al final del pasillo, a solo unos cuantos pasos de Max…tenía una sonrisa sarcástica en la cara que solo hizo empeorar el día de Max
—No estoy de humor ahora, padre— dijo Max tratando de pasarlo
—¿Y si te dijera que tu querido Checo…— Jos pronunció el nombre con burla
—..hizo trampa?—
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Al día siguiente salieron esos videos.
Max no solo lo supo por las notas amarillistas de los periodistas…él mismo los vio llegar al hotel cuando había tratado de buscar a su compañero para felicitarlo.
Checo y esa…esa mujer rubia.
Max estaba en la habitación de huéspedes de su departamento, tenía el celular en la mano con las fotografías de esos dos bailando escandalosamente.
Había leído también el mensaje de Daniel presumiendo la hazaña de Checo como si fuera propia.
Lanzó el celular contra la pared en un arrebato de enojo.
Checo había engañado a su esposa…pero Max sentía como si lo hubiera engañado a él
Chapter 6: 25 años: Brazil 2022 (parte 2)
Summary:
El capitulo correspondiente a los 25 años de Max esta dividido en 2, y es que no hay Brazil 2022 sin Mónaco 2022...
Chapter Text
Max se sentía muy confundido. Lo había hablado incluso con su madre…no tal cual, no completamente, pero sí se había quejado. Había soltado venenosos comentarios sobre el mexicano, contándole a su madre como Checo no solo había engañado a su esposa, si no que su compañero no era más que una mosca muerta, dando una imagen hacía la prensa y el público y siendo otro realmente. Todo eso lo había dicho con el mayor rencor que había podido acumular durante esos días siguientes.
¿Cómo Checo había podido hacer eso? ¿Cómo se había atrevido a hacerlo después de que Max hubiera tomado la resolución de dejar de buscarlo para que viviera feliz con su esposa?
¿Por qué con ella? ¿Con cuantas más cómo ella?
¿Por qué no con él?
Max estaba furioso con el mexicano, o al menos eso sentía cuando no estaba con él, pero cuando lo volvía a ver, cuando estaban grabando las estúpidas campañas de marketing, cuando trabajaban juntos en las estrategias y el coche, cuando tenían sus sesiones de Yoga…
Max simplemente no podía ignorarlo, no podía odiarlo, no podía dejar de mendigar por las migajas de cariño que le daba el mexicano.
Se sentía patético.
Pero esa era la respuesta definitiva ¿no era así?
Checo Perez, a quién él consideraba perfecto, la persona más recta y que no merecía el horrible, agresivo e inmaduro Mad Max…esa persona que no podía equivocarse, no podía traicionar, no podía fallar…
Había engañado a su esposa y…no había sido con él.
Esa era la respuesta definitiva: Max simplemente no tenía ni una pizca de oportunidad.
Y Max todavía no sabía si lo que le molestaba era darse cuenta que la persona de la que llevaba enamorado todos estos años resultó ser menos perfecta de lo que creía o si lo que le molestaba es que esa persona ni siquiera se le ocurrió voltear a verlo a él.
Pero lo que definitivamente le molestaba era que aún con esto, aún a sabiendas de lo que había hecho su Checo, él simplemente no había dejado de amarlo ni un poquito.
————————
Siguió la temporada.
Max liderando la tabla de posiciones y Checo muy cerca, para Singapore era ya casi un hecho que Max sería campeón nuevamente.
Singapore lo ganó Checo.
El mexicano había tratado de dejar la fiesta, al menos no tan públicamente, desde que el escándalo de Mónaco salió a la luz.
Pero Max sabía que todavía no regresaba el Checo de años anteriores, este Checo todavía parecía querer ahogarse en alcohol cuando había la oportunidad. La mayoría de las veces la oportunidad venía en forma de Daniel Ricciardo, pero últimamente Alonso y Carlos también vigilaban de cerca a su compañero.
Parecía que ellos también se habían dado cuenta.
Ahora Max no era el único preocupado.
Max no alentaba a Checo pero tampoco lo detenía, simplemente se quedaba cerca, cerca para cerciorarse que estuviera a salvo y cerca para cerciorarse que no hubiera más rubias rondando a su Checo.
————————
Para Japón era oficial: Max Verstappen era nuevamente campeón de la formula 1.
Estaba feliz. Había demostrado que podía ganar sin polémica, sin lo que sus detractores decían en burla: “sin un safety car” “sin la intervención de FIA”…Max había ganado sin lugar a dudas ni debates.
Checo lo felicitó, con esa misma alegría y calidez que el año pasado.
Max no pudo resistirse, agarró el rencor que todavía sentía y lo puso muy oculto, muy debajo de su piel. No iba a dejar de disfrutar de las atenciones de su Checo por esos sentimientos que prefería guardarse solo para él mismo.
Esta vez sí alentó a Checo a acompañarlo a celebrar.
Era Japón después de todo, las borracheras ahí eran épicas.
No fueron solos, varios del equipo de Red Bull, Daniel como siempre, Lando incluso Carlos los acompañó.
Max no podía recordar mucho, habían empezado en un bar, luego fueron a un club, luego llegaron a un karaoke, la gente poco a poco se fue quedando en alguno de los lugares y al final de la noche, ya con unas cuantas horas para amanecer los únicos que quedaban era Max y Checo en la habitación del holandés.
Estaban compartiendo una botella de ginebra, ambos sentados en el piso, recargados contra la cama. Usaban las tazas para café para tomar la ginebra.
Checo estaba especialmente…coqueto esa noche
A Max le estaba encantando la atención.
—Pero no vayas a dejar que se te suba ¡eh!— dijo el pecoso recargando en el hombro de Max
Max se carcajeó
—¿Qué se me suba qué?—
—Esto— Checo lo señaló a todo él —Campeón, millonario, atractivo…güero—
Checo tomo un sorbo a su taza —no dejes que se te suba a la cabeza, tú debes seguir siendo el mismo Max niño cabeza dura que conozco—
—¿Cabeza dura?—
—Sí, y berrinchudo—
—¿Ahora soy berrinchudo?—
—Sin olvidar que eres un consentido—
—¿Consentido? ¿Yo? ¿Haz olvidado a mi padre acaso?— dijo Max soltando un bufido de indignación
—Ahhh…claro que recuerdo a tu padre…eso me recuerda, Nepobaby también—
Max casi se atraganta con la ginebra —¡¿nepobaby?!—
—Es cuando tus relaciones familiares te ayudan a tener éxito—
—¡Ya se lo que es un nepobaby!—
—ah…¿entonces para que preguntas?—
Max volvió a reír y después soltó un suspiro
—Ni he hablado con él ¿sabes?— dijo Max cambiando el estado de ánimo de la conversación rápidamente.
Desde Mónaco había tenido discusiones con su padre que acababan con Max retirándose enojado.
—Él no es el que otorga el titulo de Campeón en la F1 ¿sabes?— Checo tenía recargada su cabeza en su hombro, mirándolo hacía arriba
Max volteó su cabeza, con eso ambos estaban muy cerca, casi podía sentir el respirar de Checo.
—Lo sé…pero no puedo evitar querer saber lo que piensa— dijo Max hablando casi en un susurro —no quiero…no quiero que piense mal de mi—
Checo hizo una mueca
—No puedes controlar lo que tu padre piense, diga o haga—
Max sonrió, eso le hacía recordar la conversación que tuvo con el mismo pecoso en aquella gasolinera 10 años atrás.
—Pensé que eso ya te había quedado claro desde aquella primera vez que hablamos— Checo volteó a ver hacía el frente, tomando otro sorbo de alcohol —“que te valga madre” ¿recuerdas?—
Max sintió que se le detuvo el corazón, quedo boquiabierto con eso…entonces…entonces ¿Él recordaba?
¡¿Checo lo recordaba?!
Checo lo volteo a ver, sonriendo
—Espero que siempre continúes siendo ese dulce niño que encontré abandonado en una gasolinera—
Max casi se desmaya
—¡TÚ! ¿ME RECUERDAS?—
Checo se llevo una mano al oído —tranquilo campeón, no hay necesidad de gritar—
—P-pero tú nunca me dijiste nada…¡nunca me diste ninguna señal de que me recordaras!— ahora Max se había dado la vuelta para quedar cara a cara con Checo
—Pues tú nunca me preguntaste— Checo se llevó su mano al mentón, como recordando —eras como muy tímido cuando llegaste a la F1…aunque Carlos decía que eras el mismísimo demonio—
Max seguía boquiabierto, tenía muchos pensamientos en su mente pero no podía concentrarse en ninguno
—Incluso pensé que el que ya no se acordaba eras tú—
—¡CLARO QUE ME ACORDABA!— dijo Max al escuchar eso —¡SIEMPRE LO RECUERDO!—
—Shhh— Checo se llevo una mano a la cabeza —que no grites Max— dijo riendo
—Lo siento— Max bajó la voz considerablemente —yo solo…tengo mucho que agradecerte, por esa vez y todas las demás veces que me ayudaste—
—Ya me regalaste un auto deportivo…creo que con eso quedamos a mano— Checo le guiñó un ojo al decir esto
Max no respondió, siguió mirando a Checo intensamente, primero a sus ojos, después sus labios…¿ambos estaban cada vez más cerca o era la imaginación de Max?
—Max— Checo dijo en un suspiro
—¿Mhm?— Max trató de no romper el silencio entre ambos
—¿Tienes algo que decirme?— preguntó Checo suavemente, podía sentir la respiración del pecoso chocar contra sus mejillas, sí, definitivamente los ojos de Checo tenían algo de verde…ahora lo podía confirmar.
—Yo…—
¡Toc, Toc!
Alguien tocaba la puerta, afuera ya estaba el sol filtrándose por los edificios, la vista panorámica e la ventana había dejado entrar la luz del amanecer
Checo le sonrió y se fue apartando hasta levantarse del suelo y sentarse en la cama.
Max se quedó un momento más congelado en su lugar. Quien sea que haya tocado sentía Max que lo iba a matar por interrumpir.
¡Toc, Toc!
—¡Voy!— dijo Max molesto, se acercó a la puerta e la habitación y la abrió solo un poco
—Me mandaron para llevarte a los segmentos de marketing programados para mostrarte como el campeoooo…ohhh—
Era la asistente de Max, la joven había empezado a hablar energéticamente hasta que vio más allá de la habitación dándose cuenta que su jefe no estaba solo
Checo levantó la mano hacía la chica como saludo
La asistente tragó saliva, tenía miedo de ver a Max a la cara.
—Estaré ahí en 10 minutos— dijo Max entre dientes, muy apenas se entendió lo que había dicho
—ejem— la chica se aclaro la garganta —b-bien—
Y con eso se dio la vuelta. Esperaba que Max no decidiera despedirla en ese momento, aunque si era sincera, era más culpa de Max que de ella. La chica a veces no podía evitar pensar que su jefe era muy lento con sus técnicas de conquista.
————————
México fue el detonante de todo.
Max ganó.
Checo quedó en 3er lugar, la primera vez que un mexicano quedaba en podio en México.
Hamilton quedó 2ndo, Max lo odio un poco por eso, le hubiera encantado tener un 1-2 en las tierras de su pecoso.
Pero después del podio todo se fue abajo.
Checo lo ignoró por completo.
Max ya no estaba acostumbrado a no tener la total atención de su compañero, después de todo el año entero había sido así. Solo ellos dos. Ni siquiera Kelly había logrado distraerlo de Checo y Carola no había asistido a ningún GP…al menos no hasta ahora.
Ahí estaban los 2, hablándose como si fueran la pareja perfecta. Como si Mónaco no hubiera existido, pensaba Max.
Quería decirle a Carola, decirle que no era la única, que de hecho y si se podía confiar en las anécdotas de Daniel, ya habían sido varias.
Que dejara a Checo, que tuviera dignidad, que él no podía quererla tanto si la engañaba constantemente.
Que lo dejara en paz
Pero no podía, no iba a hacerlo, porque el enojo que sentía en esos momentos de ver a Carola toda sonriente y toqueteando a Checo (a su Checo)
Era un poco el reflejo de lo que sentía él.
No te quiere, quería decirle
No nos quiere, era lo que se le venia a la mente
Prefirió a otra.
No me escogió a mi.
Te mintió.
Me mintió.
Ya no te ama
A mi nunca me amó.
Déjalo, Déjalo, Déjalo…
Porque yo no puedo.
.
.
.
Había acabado todo, estaba listo ya para retirarse al hotel cuando escuchó voces en el cuarto de su compañero.
Se acercó cuidadosamente para no ser escuchado.
De segura era Checo con ella.
La puerta estaba algo entreabierta, alcanzó a ver una siluetas,
Lo que nunca esperaba ver era lo que presenció.
Checo estaba sentado en la cama de la pequeña habitación, alguien de repente apareció, parándose enfrente del mexicano.
Max no pudo ver realmente pero por los movimientos estaba seguro que ese hombre agarró la barbilla o cabeza de Sergio y se acercó a él.
El corazón de Max estaba por salirse de su cuerpo, sentía que las piernas le iban a fallar en cualquier momento.
Ese hombre que a los ojos de Max indudablemente había besado a Checo era Lewis Hamilton.
————————
Brazil 2022
Lo había evitado todo el fin de semana. Había ignorado sus mensajes. Había tratado de sacárselo de la cabeza pero esa imagen estaba sellada en su memoria como ninguna otra.
Kelly estaba ahí, porque claro que estaba ahí, en Brazil, con Max.
Las atenciones que Max le daba a Kelly eran sofocantes, vengativas.
Quería que él los viera, quería que él sintiera lo mismo que él sintió.
Pero sabía que era inútil, a Checo no le importaba Max en lo más mínimo.
No era la rubia, no era Carola…era aquél…el británico. Lewis Hamilton.
Sentía su sangre hervir cuando lo veía, cuando escuchaba si quiera su nombre. Él. Él le había robado a Checo.
Todos, todos le habían robado a Checo.
Y el propio Max era insignificante para su compañero. Claro que lo era. Él lo había dicho ¿no? Todavía lo recordaba como aquel niño patético que encontró en una gasolinera.
Max apretó los puños.
Odiaba a todos. A ella por habérselo arrebatado primero. A la rubia por habérsele metido cuando él estaba vulnerable. A él por haber ganado.
Odiaba a Checo…por nunca haber volteado a verlo, por nunca haberle dado una oportunidad.
Él era Max Verstappen. El bicampeón. ¿Y Checo se rehusaba a mirarlo?
Bien, Max se aseguraría que Checo no pudiera voltear a otro lado.
.
.
.
Hasta el día de hoy, Max no sabe que pasaba realmente por su cabeza cuando hizo lo que hizo. Aunque en ese momento pareciera tan claro…
—¡No me vuelvan a pedir eso!— había gritado por la radio,
No le iba a devolver el lugar, no después de que Checo nunca le había dado su lugar a él
—¡Tengo mis razones!—
¿Porqué nunca me viste? ¿Qué me faltó? ¿Qué necesito para que me escojas?
.
.
.
—Lo siento Checo—
—Sí…esto demuestra quién es él realmente—
.
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—Él tiene dos campeonatos gracias a mi—
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Las cosas se volvieron un desastre entonces. Las redes se volcaron en contra de él.
Max entró en pánico. ¿Qué había intentado logras? ¿Se arrepentía?
Le había quitado a su compañero, el hombre que le había ayudado a ganar, la oportunidad de quedar al menos en un segundo lugar…detrás de él. Y él se había rehusado.
Racionalmente sabía que estaba mal, que había llevado algo personal demasiado lejos.
Pero al mismo tiempo…esperaba que él sufriera, que estuviera sintiendo la misma sensación de perdida que Max había sentido.
Y aún así…
Aún así Max se lamentaba, se lamentaba porque no importaba que tan roto estuviera su corazón desearía que no hubiera sido él el que hiriera a Checo.
¿Qué había hecho?
Max no podía dejar de pensar que él simplemente era“Mad Max”…Mad Max nunca estaría a la altura de Checo porque Mad Max solo era…
Un maldito mal perdedor.
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No le dió mucho tiempo para sumirse en su propio auto desprecio. Hubo algo que llamó su atención en redes, una nueva historia de Kelly…mostraba las telemetrías de Checo en Mónaco.
Max casi deja caer el celular de la impresión.
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—¿En qué estabas pensando Kelly?— Max estaba furioso
—Un Gracias es suficiente— dijo la chica al otro lado del teléfono —tu padre me contó todo, él hizo trampa Max…en Mónaco—
Max apretó fuertemente el celular
—¿mi padre te contó?— Max perdió la paciencia —¡Mi padre sabe mierda! ¡Checo no chocó a propósito!—
—¡¿Entonces porqué no lo dejaste pasar?!— La voz e Kelly subió de tono, Max nunca la había escuchado así.
—Eso no te incumbe Kelly— dijo fríamente Max —No debiste meterte, ¡ESTO NO ES DE TU INCUMBENCIA!—
—¿No lo es?— Kelly soltó una risa —Sé cómo lo miras Max—
Max se quedó frio ante eso, no respondió, solo se limitó a escuchar la respiración agitada de la brasileña
—¡Ah!…¿ahora no tienes nada que decir? bien— Kelly parecía estar caminando por el departamento, se escuchaban sus pasos —bien, entonces ¿qué tal si lo digo yo? ¡Para dejarnos de pretensiones!—
—¿Crees que yo soy tan manipulable como tú? ¿Que tu padre va a poder tratar de usarme a mi? No, no, no…sé que el idiota ese no chocó a propósito, ¡YO SÍ SÉ LEER BIEN LAS TELEMETRÍAS!— Kelly volvió a alzar la voz —no como el perdedor de tu padre—
—¿Entonces porqué las publicaste?— la voz e Max era casi audible, sus manos temblaban de coraje.
—¿Por qué?— Kelly volvió a reír —porque no soy una idiota, ¡no voy a dejar que me humilles en mi propia casa Max! No soy ajena a ser utilizada en relaciones, sé que este acuerdo nos conviene a ambos, lo sé y tú también pero…¡no voy a soportar que me eches en cara al hombre que amas EN MI PROPIA CASA!—
Max escuchó como las respiraciones de Kelly se transformaban en sollozos.
Max no supo que decir.
.
.
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La situación empeoró.
La redes lo estaban crucificando.
No importaba que fuera el campeón, al contrario, el hecho de ya haber ganado el campeonato en Japón había hecho que la gente lo odiara más.
A Max no le importaba mucho, en serio.
¿Ser odiado por miles de personas que no conocía? Díganle algo nuevo.
Desde que entró a la F1 él siempre era el malo, el horrible y agresivo piloto, el que pisoteaba todos por ganar.
Y ahora eso no le parecía muy alejado de la realidad a Max.
Podía soportarlo, podía ignorarlo, una pequeña pantalla no iba a controlar su vida.
Podía soportar que lo odiaran…
Pero lo que Max no podía soportar era que odiaran a Checo,
Max tenía sus razones, pero eran suyas.
Nadie los conocía, nadie sabía realmente lo que había pasado. Ni siquiera el propio Checo sabía lo que había pasado.
Y sin embargo estaban esos mensajes de odio dirigidos a su compañero.
Eran injustos.
Eran racistas.
Eran hirientes.
Él no se los merecía, no importaba cuánto había deseado que él sufriera…ahora que lo veía, ahora que veía el daño causado quería pararlo.
Déjenlo en paz
Él importaba, él era importante para Max…¡Déjenlo en paz!
Y luego llegó el comentario de su madre:
“Él engañó a su esposa en Mónaco”
Sabía que eso era solo un eco de lo que Max había dicho semanas atrás. De ese veneno que había dejado que se esparciera por no poder controlar sus emociones.
Max era el responsable de todo esto, Max y nadie más.
————————
Estaban en Abu Dhabi, la última carrera del calendario.
Max quedó primero, Charles segundo y Checo tercero. Ese podio era el reflejo de la tabla final de posiciones.
Checo había perdido el subcampeonato.
.
.
.
El equipo los había citado a una junta, solo Horner y ambos pilotos.
—No falta decir que esto no puede continuar el próximo año— dijo el director del equipo —dejaremos que se enfríe, no habrá ningún tipo de clips ni promos con Marketing al menos hasta el próximo año, ambos asistirán a la entrega de premios y darán su mejor cara…y aquí queda todo ¿entendieron?—
—¿Eso es todo?— preguntó Checo, el mexicano no había volteado a ver a Max ni una sola vez pesque que llegó.
—Es todo si me confirmas que entendiste lo que dije Sergio— dijo Horner, adiós a su actitud carismática y “paternal”
Checo suspiró, Max no podía ver hacia ningún lado que no fueran sus manos entrelazadas sobre la mesa.
—Entiendo…entiendo muy bien que solo soy el segundo piloto— Max sintió un tic en su ojo derecho
—Entiendo que no tengo permitido siquiera pensar en pasar a Max— Checo soltó una pequeña risa sarcástica
—Entiendo que nunca mereceré tener un trato especial— Checo se levantó de su silla
—Entiendo que solo estoy aquí para ayudar al campeón— esto lo dijo mientras miraba fijamente a Max, el holandés no se atrevió a devolver la mirada
—Sergio…— empezó Horner con tono de advertencia
—Entiendo bien mi rol Christian, eso es todo— dijo el mexicano mientras salía de la oficina
Horner suspiró
—Bueno, eso no salió exactamente como esperaba— Horner se levantó también —pero ya se le pasará después de todo…—
Horner agarró el hombro de Max
—No es como si tuviera una mejor oferta— dijo el hombre mayor mientras también salía de la oficina.
Dejando a Max solo.
————————
Más noche y de vuelta en el hotel Max dejó que sus pies lo guiaran.
Y estaba ahí, enfrente de una puerta cerrada, sin siquiera saber porqué estaba ahí o que iba a decir.
Tocó la puerta.
No tardó demasiado para que se abriera y esos ojos cafés con un toque de verde lo vieran con el ceño fruncido
—¿Qué quieres?—
Al menos no se ve que haya tomado, pensó Max
—Necesitamos hablar—
—Ya hablamos, ¿no escuchaste a Horner? Me hizo entender perfectamente— dijo Checo cruzando los brazos.
Max se quedó ahí, sin decir nada, solo viéndolo.
Checo suspiro y abrió más la puerta para que pasara el rubio. Cerró la puerta detrás de este.
—¿Y bien?— preguntó el mexicano
Ninguno de los dos se sentó
—¿Estas saliendo con Lewis?—
Checo dejo caer sus brazos a los costados, se veía realmente sorprendido
—¿Qué…? ¿Qué diablos dices?—
—Que si estas saliendo con Lewis— dijo Max, extrañamente calmado —los vi en México—
—¿Nos viste…?— Checo soltó una risa —¡Claro que nos viste! ¡Compartimos el podio contigo idiota!—
—¿Qué hay de la rubia?— Max seguía con una expresión “tranquila” —¿engañaste a tu esposa en Mónaco?—
Checo vio rojo en ese momento, le soltó un puñetazo a Max.
Max retrocedió un poco, su cabeza volteada, un dolor punzante en su mejilla. Su boca sabía algo ferrosa.
Max rio.
—Para ser tan pequeño sí que sabes golpear—
Checo temblaba de furia
—¿Qué diablos crees que haces Verstappen?— el uso de su apellido viniendo de Checo le dolió más a Max que el mismo golpe.
—¿Es tu objetivo tratar de destruirme en todos los aspectos?— Checo se llevó las manos a su cabello —¿porqué estas haciendo esto? ¿Porque hiciste eso? ¡¿Qué te hice yo?!—
—Haz estado tomando demasiado…las fiestas, los excesos, esas mujeres…¿qué te pasa a ti?—
Max se acercó a Checo, ambos quedando de frente a unos centímetros de distancia.
El pecho de Checo subía y bajaba, por un momento Max pensó que le soltaría otro golpe pero en su lugar solo dio un paso hacia adelante, cerrando aún más el espacio entre ambos
—¿Qué me pasa?— Checo miraba desafiante a Max —Me pasa que me divorcié en enero pendejo—
Max sintió que su mente quedó en blanco por un momento
¿Qué había dicho?
Checo…Checo ya no…Checo todo este tiempo…
—¿QUÉ?—
—¡NO ME GRITES IDIOTA!— dijo gritando Checo, se alejó de Max para sentarse en la cama, los hombros cabizbajos
—¿Ahora sí me vas a decir porque fuiste un idiota conmigo en Brazil?— preguntó mientras lo veía con ojos rojos…¿había estado llorando?
—Yo…pensé…pero tú— Max no podía hilar las palabras, se arrodillo enfrente de Checo.
—¿Pero y Lewis?—
—“pero y Lewis”— lo arremedó Checo haciendo la voz más aguda a propósito —Lewsi es mi amigo…el sí sabe ser un amigo…me estaba consolando porque ¿que crees que se siente tener que fingir que sigues casado con alguien que ya ni te quiere ver?—
—¿Entonces él no te besó?— Max seguía de rodillas sobre la alfombra, su mirada fija en la cara de Checo
—¿Te estas escuchando? ¿Te estoy contando lo peor que me pasó en este año y tu me preguntas si Lewis me besó?— Checo se inclinó hacia adelante, acercándose a Max
—Sí, me besó—
Max tragó saliva
—¡En el cachete como cualquier amigo lo haría!— Checo le lanzó un sape a la cabeza del holandés
—Auch— Max se sobó la cabeza —¿Y la rubia?—
Checo lo vio con los ojos entrecerrados —¿Qué? ¿Quieres detalles?—
Max negó con la cabeza
—Pensé que habías engañado a…pensé que seguías casado—
Otro sape.
—¿En serio crees que yo sería capaz de algo así?— preguntó Checo ofendido —Sí, se me salió de control, no paso nada con la rubia por cierto, pero aún si hubiera pasado yo ¡ya estaba divorciado! Yo NUNCA le haría dañó a Carola, yo nunca caería tan bajo como para ser un infiel—
Max soltó un largo suspiro —¿Porqué se divorciaron?—
Las cejas enojadas de Checo se suavizaron con esa pregunta.
—Ella…encontró a alguien más— dijo con una voz casi audible
—¡No me engañó!— se apresuró a decir —simplemente llegó alguien y ella fue honesta conmigo—
Max seguía de rodillas, Checo bajó la mirada.
—Nosotros…— Checo tomó aire —no nos casamos enamorados ¿sabes? Simplemente pasó que quedamos embarazados—
Max acercó una mano con cuidado al brazo de Checo, no sabía si el pelinegro iba a aceptar su toque, pero Checo no retiró su mano.
—Ni siquiera puedo decir que se acabó el amor porque tal vez nunca hubo— dijo Checo en un susurro —digo, obviamente sí hay cariño, pero es otro tipo de amor ¿sabes?—
Max acarició suavemente el brazo del mexicano
—Decidimos no hacer público el divorcio…y me alegro no haberlo hecho, si todo esto pasó con una simple carrera no sabrá que había pasado si anunciaba que estoy divorciado— Checo volteó a ver la mano del holandés sobre su brazo
—¿Por qué Max?— preguntó simplemente
—Perdóname— respondió Max, acercándose todavía más al pecoso —perdóname, perdóname, perdóname…fui un idiota, yo no sabía…yo pensé…pensé muchas cosas que eran ridículas—
—Perdóname Checo…soy el peor compañero de toda la formula 1— dijo Max con una voz entrecortada
Checo soltó una risa —Sí, sí lo eres—
Max tomó las manos de Checo en las suyas y pegó su frente a las rodillas del pecoso
—Fui un idiota, por favor Checo no…no me odies, por favor—
Checo abrió los ojos sorprendido
—Yo pensé…bueno, tu padre de hecho dijo— ahora fue el turno de Checo de tomar aire —que realmente pensabas que yo había chocado a propósito en Mónaco…—
Max levantó la mirada
—No— dijo con seguridad —soy idiota pero no tanto—
Checo sonrió ante eso
—Si hay algo que conozco de ti es como manejas— continuo Max —mi padre intentó convencerme de esa tontería…pero como alguien recientemente me dijo, mi padre solo es un mal perdedor—
Max apretó las manos de Checo sin despegar su mirada del pecoso
—Nunca se me pasó por la mente que tu choque hubiera sido a propósito—
—¿Entonces?— Checo pasó su mano por el cabello de Max…su caricia fue suave al principio y luego jaló su cabello violentamente —¡¿Entonces porqué no me devolviste la posición que era mía pendejo?!—
—¡Auch!— Max se quejó, Checó soltó el agarre en su cabello.
—Ya te dije…¡porque soy un idiota que confundió las cosas!— Max volvió a tomar las manos de Checo…en parte para evitar que le jalara el cabello de nuevo.
—Perdóname, no me odies y por favor no dejes de ser mi compañero—
—¿Por qué?— preguntó Checo
—¿Eh? ¿Por que qué?—
—¿Por qué me quieres como compañero?—
Max se ruborizó en ese momento —por que eres el mejor compañero que he tenido— respondió sin mirar al mexicano a la cara
—Y es que tú…— comenzó Max sin poder articular bien las palabras —Checo tú eres…— “todo para mi”
Checo agarró su barbilla para fijar su mirada en él.
La expresión de Checo era…diferente…más suave.
—Max…¿tienes algo que decirme?—
Max abrió los ojos como platos…en el fondo sabía por qué Checo le hacía esa pregunta…pero ¿cómo podría decirle?
¿Con qué cara podría decirle?
La realidad era que Max no merecía esa oportunidad después de todo lo que había pasado, se sentía…como un total basura a comparación del hombre que tenía enfrente.
Esa mirada de Checo…esa mirada no la merecía. Este toque en su barbilla, esa suavidad de su mano. Max no la merecía.
Su corazón se había expandido, se había roto, se había alegrado y entristecido por esta persona enfrente de él tantas veces…y aún así sentía que no lo merecía, que esta pequeña muestra de afecto que le estaba demostrando su compañero era solamente de lástima.
No, Max aún no estaba listo, y no sabía si alguna vez lo estuviera. Él no merecía a este hombre enfrente de él.
Este hombre que ahora era libre para amar y que, según Max, era imposible que lo amara a él.
Así que la respuesta de Max a la pregunta de Checo sobre si el bicampeón tenía algo que decirle a su compañero, ese día de noviembre del 2022, a la edad de 25 años fue un simple:
—No—
No al menos hasta que fuera un hombre digno de Checo.
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Chapter 7: Las 5 veces veces que Max intentó declararle su amor a Checo y falló…
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Las cosas no se resolvieron inmediatamente entre ellos después de esa noche en la habitación de hotel en Abu Dhabi.
Ese fin de año para Max fue una serie de conversación difícil tras conversación difícil.
Empezando con Kelly.
Estaban sentados en el sofá de su departamento en Mónaco. P estaba pasando las fiestas navideñas con Daniil. Así que ambos estaban solos.
—No eres una buena persona Max— dijo Kelly, su voz tranquila como siempre.
—Eso es algo que tenemos en común Kelly— respondió él con una media sonrisa en la cara.
Kelly también sonrió.
—Supongo que eso es lo que nos ha mantenido cerca tanto tiempo— Kelly volteó a ver a Max, su cara inexpresiva. A veces Max se sorprendía de lo bien que Kelly podía enmascarar cualquier emoción.
—Somos capaces de hacer cualquier cosa por obtener lo que queremos—
Max se inclinó hacía adelante, descansando sus brazos en sus rodillas, por uno segundos miró al suelo.
—Somos una pareja de ganadores después de todo, no una pareja de buenas personas— dijo suavemente Max mientras le regresaba la mirada a la mujer —Aunque nunca quise lastimarte Kelly—
—Lo sé…yo tampoco quise lastimarte, al menos no realmente, pero creo que se nos salió de las manos—
Max bufó, se llevó las manos a la cara.
—Y aún así de nada sirvió—
Kelly puso una mano sobre el hombro de Max
—¿Haz hablado con él?—
Eso sorprendió al holandés.
—¿Realmente quieres hablar de él?—
Kelly se encogió de hombros.
—No es como que no sepa lo que es preferir estar con otra persona aún teniendo pareja Max— le dijo con un tono sarcástico —¿Recuerdas ese día que me confesaste tu “amor”?— Kelly hizo un tono dramático al pronunciar la palabra amor.
—Ya te había dicho lo que pasó esa vez— dijo Max tratando de defenderse —ha sido uno de mis momentos más vergonzosos—
Ambos rieron.
—Era él incluso en ese entonces, ¿verdad?—
Max suspiró, él le había contado a Kelly, una vez que se hicieron pareja, que en realidad la confesión de amor no era para ella, que había sido una broma para alguien más…que estaba muy borracho, que fue un error.
—Sí…de hecho ese fue mi segundo intento—
Kelly se empezó a reír
—¡¿Qué?!—
Max la miró seriamente por unos segundos pero igual que ella, se soltó a reír.
—He intentado confesármele 5 veces en estos 10 años— Max dijo entre risas —aunque técnicamente esa fue la única vez que logré decir algo…eso…¿es patético no?—
Ambos se carcajearon
—Sí lo es, pero al menos ahora tienes una oportunidad…tu “amado” por fin esta libre, con lo del divorcio…—Kelly se dejó caer en el respaldo del sofá, cruzando sus brazos y lanzándole una mirada muy obvia a Max.
El chico se quedó con la boca abierta, descifrando inmediatamente lo que le quería decir la mujer.
—Tú…¡¿Tú sabias?!— Max no se podía ver más sorprendido.
—¡Claro que lo sabía! Me lo dijo Carola— la sonrisa de Kelly era maliciosa —Lo sé desde que estaban tramitando el divorcio en diciembre pasado—
—P-pero ¿por qué no me dijiste?— Kelly alzó una ceja ante esa pregunta
Max se sintió algo estúpido
—Ah…claro…—el chico se llevó una mano a la nuca —¿desde entonces ya sabías?—
El semblante de Kelly se relajó, su mirada era casi enternecida
—¿Sabías que Daniil y Sergio eran buenos amigos?—
Max se sorprendió un poco por eso
—Sí, claro, me ponía extremadamente celoso cada vez que platicaban juntos— ¿para que ocultarlo? Si había alguien que entendería su extraña posesividad sería Kelly.
La brasileña sonrió.
—A mi me gustaba que fuera su amigo— la chica volteó a ver hacía la sala, la mirada perdida en sus recuerdos
—Sergio era una buena influencia para Daniil…por un tiempo fue más atento conmigo y suena patético también pero por ese tiempo Daniil “intentó” no ponerme el cuerno, pensé que había cambiado…y creo que eso fue gracias a la influencia de Sergio—
Max conocía la historia de Kelly, contrario a la opinión popular no fue Kelly la que engañó a Daniil. Daniil durante toda su relación con la brasileña había sabido de las aventuras de su entonces novio, la gota que derramó el vaso fue cuando estando embarazada Kelly se enteró de otro de sus engaños. Fue entonces cuando Kelly decidió buscar a Max.
—Después llegaste tú, chico prodigio, y Daniil perdió la cabeza por que le quitaste el asiento…Sergio dejó de hablar con Daniil cuando se enteró que me engañó estando embarazada ¿sabías eso?— Kelly dijo todo esto casi en un susurró, como si temiera alzar la voz.
Max negó en respuesta. ¿A dónde iba Kelly con todo esto?
—Vi el mismo cambio en ti cuando Sergio entró al equipo Max— la brasileña lo miró a los ojos —no somos las mejores personas y eso lo sabemos muy bien…pero tú…haz crecido, me da rabia admitir esto pero…creo que estoy orgullosa de ti y al mismo tiempo siento un poco de envidia—
Max se sorprendió con eso último, iba a preguntar pero la mujer se le adelantó…
—Creo que yo nunca he amado así a nadie Max—
Max sonrió tristemente
—Considérate afortunada— dijo con un tono de pesimismo
—No Max, tú considérate afortunado—
——————————————
Después de eso Max y Kelly decidieron continuar siendo pareja ante los ojos de los demás al menos hasta el siguiente año, así no tendrían que lidiar con los medios y escándalo de la separación. Kelly podría asistir con él a la premiación de la FIA y también sería una transición más fácil para P. Max le había prometido a Kelly que nunca alejaría a P si la niña quería continuar viéndolo.
Después de todo, y a pesar de todo lo que se habían hecho uno al otro, Max y Kelly seguían siendo amigos…tal vez eso era todo lo que siempre habían sido.
——————————————
La siguiente conversación difícil fue con su familia: con su mamá y Victoria. Habló primero con su hermana.
—Kelly y yo ya no estamos juntos— Le dijo un día mientras estaba en la casa de su hermana viendo como la chica preparaba galletas navideñas.
Victoria se le quedó viendo un momento y después regresó su atención a las galletas.
—No voy a fingir tristeza por eso— dijo con una sonrisa ladina
Max bufó divertido. No era que Victoria se llevara mal con Kelly, más bien su hermana tenía la equivocada idea de que él era mejor persona que la brasileña. Max agradecía que su hermana lo tuviera en tan alta estima pero si eran honestos, Kelly y él eran como dos gotas de agua, era más parecido en todos los aspectos a la brasileña que con su propia hermana.
Pero no le iba a decir eso, a Max le gustaba que su hermana tuviera esa imagen de él.
—¿No quieres saber porqué?— preguntó Max después de que su hermana se quedara callada.
—¿Quieres decirme porqué?—
—Creo que estoy enamorado de alguien más…—
Victoria agarró una manga con betún para empezar a decorar las galletas que ya habían salido del horno.
—¿Enamorado? ¿Tú?—
—…estoy enamorado de Sergio Perez—
Eso hizo que su hermana apachurrara excesivamente la manga que tenía en la mano, llenando de betún todas las galletas.
—OHHH— una GRAN sonrisa se formó en la cara de Victoria —¡Mamá y Papá van a estar taaaaan molestos!—
Dijo su hermana con un tono de felicidad como si le hubieran dicho que se adelantaba la navidad.
———————————————
Su hermana no tuvo ninguna queja por el protagonista de sus sentimientos amorosos, aunque tampoco le dio ningún tipo de esperanza. Victoria estaba más contenta por su separación con Kelly que cualquier otra cosa. Max tampoco le dijo a su hermana que Checo estaba divorciado.
No que importara de todas formas.
Y aunque no se atrevió a decirle a su madre que estaba enamorado de su compañero, sí trató de limpiar la imagen de su mexicano con ella. Después de todo él mismo fue el que esparció todo ese veneno, y aunque su madre no quedó al 100% convencida de la inocencia de Checo, pareció aceptar que realmente fue dura al juzgarlo.
La situación con su padre fue otra cosa.
———————————————
—Él no chocó a propósito en Mónaco— le volvió a repetir a su Jos, esta discusión ya llevaba casi una hora. Se encontraban en el departamento de Max, su padre había ido a comer y fue Max el que trajo el tema a la mesa.
—¿¡CÓMO PUEDES ESTAR TAN CIEGO!?— Max se mostraba estoico ante su padre pero en el fondo se sentía como ese niño de 14 años abandonado en la gasolinera.
—Él podrá ser tu compañero Max pero es tu principal rival, ¡Tú único rival!— Jos estaba de pie, enrojecido y gritando con una voz que a Max le parecía que retumbaba en las paredes —pensé que habías entrado en razón en Brasil 2022, esa jugada tuya lo hizo ponerlo en su lugar, lo hizo entender que él no tiene ni porqué pensar más allá de su posición…¡Christian me dijo que habló con ustedes y que lo dejó en claro!—
—Sí, pero no quiero que sea así— Max trataba de no perder su compostura —él…¡yo no pienso así de él! ¿Cómo puedo decir que soy el mejor si el único que puede pelear conmigo esta siendo detenido por todos? ¡NO QUIERO GANAR ASÍ!—
—¡ESTO ES LA FORMULA 1! No un maldito festival escolar, aquí se gana así— la respiración de su padre era irregular, agitada. —¿Crees que no conozco a los de su tipo?—
Jos empezó a dar vueltas por la sala —poniendo su cara amistosa, siendo vitoreado por todos, como si fuera mejor persona que los demás, como si hubiera un premio a la popularidad ¿crees que no esta sediento de ganar también? ¡¿Crees que él no te apuñalaría por la espalda si tuviera la oportunidad?!—
—¡NO! No lo haría, porque él tuvo la oportunidad el primer año, incluso el año pasado, y lo único que hizo fue ayudarme, ¡SIEMPRE! A ganar mi primer campeonato, a defender el segundo, ¡a mantenerme centrado!—
—¡Ay por favor! Lo hizo porque sabía su lugar, porque sabía que era ayudarte o salir del juego y así puede permanecer ¡ESE…MEXICANO NO DEBE OLVIDAR SU LUGAR!—
Eso hizo que Max se pusiera de pie también, enfurecido quedó cara a cara con su padre, Max se sorprendió por una fracción de segundo al ver que él era mucho más alto…Max apretó los puños, su padre ya no daba tanto miedo.
—Ese Mexicano…— Max empezó alzando la voz pero dudó antes de terminar, miró a su padre por unos segundos, este hombre enfrente de él, para bien o para mal, hizo a Max ser quién es…este hombre lo conocía mejor que nadie, sabía sus temores, sabía sus deseos, era duro con Max, estricto y violento, pero era SU padre…
—Papá…— la voz de Max se quebró
—Yo amo a ese mexicano…—
La cara de su padre pasó por un sin fin de sentimientos, desde asombro hasta enojo, hasta detenerse en una expresión que Max no había visto nunca…compasión.
—Oh, Max…— su padre suspiró mientras le agarraba el hombro a su hijo.
Por alguna razón, Max no pudo evitar echarse a llorar.
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El día de la ceremonia llegó, la FIA organizó la entrega de premios en Italia. Ahí fue cuando se vieron por primera vez desde su conversación en Abu Dhabi.
El maldito se veía extremadamente apuesto, ¿a quién diablos le queda bien un moño en lugar de corbata? A él, solo a él.
Venía con Carola.
—Básicamente están pretendiendo que siguen juntos, por los medios, para evitarse el escándalo…igual que nosotros— le dijo Kelly tratando de calmarlo cuando lo vio tensarse al ver a la pareja de mexicanos llegar muy abrazados.
—Pues pretenden muy bien— respondió Max con los dientes apretados
—Así es como se ve una pareja de buenas personas— le susurró Kelly un momento después con un tono burlón.
Max bufó, sí, Kelly tenía razón.
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Terminó la ceremonia y se tomaron fotos todos juntos, Christian, Checo y él…también convivieron un poco con Charles, pero al final, por alguna extraña razón, quedaron Max y Checo solos en el lobby.
Checo no había hablado directamente con él en toda la noche, habían cruzado palabra sí, pero como parte de una conversación en grupo, no porque le hablará a él. Max asumió que su compañero seguía enojado. ¿Así sería entre ellos de ahora en adelante?
Max no sabía si podría soportar ser odiado por Checo.
Max estaba nervioso con su premio en una mano. ¿Dónde se había metido Kelly? Es más, en esos momentos hasta deseaba que estuviera Carola ahí para evitar este silencio incomodo.
Estaba pensando apenas en una excusa para retirarse cuando Checo habló.
—Básicamente lo que obtuvimos son 2 floreros—
Max lo volteo a ver tan rápido que sintió que se le tensó el cuello un poco, Checo estaba viendo su trofeo pensativo.
—Ahh…¿cómo?—
—Sí, floreros, el tuyo es más grande…pero al fin y al cabo es un florero— Checo señaló su trofeo de primer lugar
Max pestañeó…¿qué se suponía que tenía que responder a eso?
—Todo el año…trabajando tan duro…compitiendo, con los medios enfrentándonos, con nuestros talleres defendiéndonos uno del otro…— Checo empezó a rotar su propio trofeo, observándolo con cuidado
—Uno de nosotros no regresándole el lugar al otro de nosotros aunque el uno de nosotros más estúpido ya había ganado el campeonato y estaba peleando por un maldito séptimo lugar…— Checo lo volteó a ver con los ojos entrecerrados al decir esto, Max tragó saliva esperando el golpe.
—…¿Todo por un florerote?— Checo le dió unos golpecitos al trofeo de Max al decir esto último, ambos se miraron.
Un segundo después los 2 Red Bulls empezaron a reír al mismo tiempo,
—¿Y sabes que es lo peor?— dijo Checo entre risas
—¡Yo soy alérgico a las flores!—
Eso hizo que ambos soltaran ruidosas carcajadas, riendo con ganas y con lagrimas en los ojos. Max doblándose de la risa, literalmente.
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Después de eso todo mejoró entre ellos.
2023 fue el año que Checo ganó el subcampeonato. Y aunque parecía una buena noticia, Max sabía que ese año fue el inicio de los problemas para Checo. El 2022 debió haber sido el año en que el mexicano ganara su subcampeonato y el 2023 debió ser el año en el que ambos se enfrentaran en igualdad de condiciones.
Pero no pasó.
Y Max estaba frustrado por eso.
Ganó casi todo, ganó casi todas las semanas. Pero Max sabía, sabía que la razón por la que todo era tan fácil era porque lo que temía estaba pasando, la única persona que podría seguirle el ritmo estaba siendo detenida por su propio equipo.
Incluso lo había hablado con su padre.
Su padre había estado, sorpresivamente, de acuerdo.
Desde su confesión, Jos se había vuelto más…flexible con Max. No era que cambiara algo con su relación con Checo, después de todo el amor que Max sentía seguía sin ser correspondido. Pero no podía evitar pensar, que gracias a esos sentimientos hacia el mexicano…la vida de Max se había vuelto…mejor.
Ahora Max sabía que el que realmente estaba deteniendo a Checo no era Jos, quién lo había dejado en paz a petición de Max, no…
Eran Christian y Helmut.
Ambos peleaban por el control de Red Bull y parecía que la única forma de hacerlo era manteniendo a Max arriba y manteniendo a Checo a raya, manteniéndolo inseguro siempre de su permanencia, Checo a ojos de esos dos hombres se había peligrosamente convertido en el favorito del público.
Max no era estúpido, y sobre todo Max no era tan caritativo como para rechazar las ventajas que tenía, pero sí le molestaba que la situación con Checo no fuera justa…quería ganarle, Max sabía que podía ganarle, pero no así.
Estos pensamientos le hacían reafirmar a Max que él no merecía a Checo, no solo como una persona que pudiera reciprocar sus sentimientos, Max sentía que él no era suficiente ni siquiera para seguir llamándose su amigo.
Porque ¿qué clase de amigo no alza la voz en tu favor?
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—Pero ¿porqué tu nombre va primero?—
—Porque Veréz suena ridículo—
—Podría ser Maxche…Maxser…— Max frunció el ceño, esos sonaban peor —¿Verstache?—
—Todos esos suena igual de ridículos…—
—Verstache no tanto, suena a Versace…es elegante—
—Tú solo quieres que tu nombre vaya primero—
—¡Bueno es lo lógico!—
—¿Ah sí güero engreído?—
—¡Yo soy el más alto!—
—¡Pues yo soy el más grande!—
—Yo soy el campeón— dijo Max alzando la barbilla en un gesto de superioridad, sintiendo que con eso ganaba la conversación
Checo entrecerró los ojos
—Brasil 2022—
Max suspiró
—Ok, Chestappen suena mejor…—
—Así esta mejor gato domesticado— Checo le dio una palmadas en la cabeza mientras sonreía, tuvo que pararse de puntas para alcanzarlo pero la humillación hacia el holandés fue igual de efectiva
—No puedes usar eso cada vez…—
—Sí puedo—
—Ayer lo usaste para quitarme el último chocolate Kínder que quedaba en la cafetería, ¡a ti ni te gusta! Prefieres los Kit-Kat— le dijo Max con un tono emberrinchado
—Y aún así me supo deli-cio-so—
—No es justo— dijo Max esperando que el mexicano no lo escuchara
—¿No es justo?— Checo se cruzó de brazos —¿sabes realmente que no es justo?—
Max suspiró fingiendo hartazgo —Aghh…no de nuevo—
—DILO—
—No es justo que tu imbécil compañero no te regrese tu posición por pelear un estúpido séptimo lugar—
—Exacto— Checo agarró la mejilla de Max y apretó —Buen chico—
Ambos siguieron caminando por los pasillos de la fabrica de Red Bull, hablando sobre el nuevo nombre con el que los fans habían bautizado su dupla…
Max nunca lo admitiría, pero le encantaba este juego con el pecoso porque si se podían reír de eso significaba que Checo verdaderamente ya lo había perdonado.
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En el 2023 lo del Chestappen estaba llegando…demasiado cerca a la realidad para Max.
Entró en pánico, ¿era tan obvio? ¿O solo era una broma de los fans? ¿Era por que eran la dupla ganadora? ¿O acaso habían visto algo en la forma que Max se comportaba con Checo?
¿Estaba siendo muy encimoso?
Max estaba preocupado, ¿qué pensaría Checo? Al menos no se había quejado, ni había intentado alejarlo, era por seguir el juego…¿o era por algo más?
¡¿ERA POR ALGO MÁS?!
Max no estaba seguro, todo era muy confuso, a veces pensaba que Checo podría…que tal vez él…
Pero ¡NO!
Tenía que quitarse esa idea de la mente, después de Brasil debía ser cuidadoso, otro error más no se lo perdonaría Checo…y entonces ahí sí lo perdería para siempre.
No podía arriesgarse a eso…después de todo, la culpa que sentía Max por como Red Bull trataba a su compañero le seguía confirmando que él no era el hombre que Checo merecía.
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—No, Roscoe no viaja tan lejos…—
Max sintió el tic de su ojo ante eso, afortunadamente estaba usando las gafas de sol de Checo para ocultarlo.
—¿Fue cuándo le diste una salchicha?— preguntó una de las chicas de marketing
—Nooo…Roscoe es vegetariano— respondió Checo alegremente.
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—Como que sabes mucho de Roscoe ¿no?— le dijo Max una vez que terminaron con la dinámica, seguía con los lentes de Checo puestos —¿Qué? ¿También tienes fotos de él en tu celular?—
—¡Claro!— Max sintió que su mandíbula se tensó
—¡¿Qué?—
—Sí, lo sigo en insta— Checo sacó su celular para enseñarle a Max la cuenta de…ese perro gordo
—¡¿Lo sigues en Instagram?!— Max se quitó las gafas “¿al perro sí lo sigue en Instagram y a mi no?”
—¡Claro!— Checo sonrió de oreja a oreja —mira, Lewis escribe como si fuera Roscoe, con faltas de ortografía y así—
Checo estaba muy emocionado enseñándole las publicaciones de “Roscoe”, el perro vegetariano, a Max
—Estúpido perro— dijo el holandés
—¡Oye!—
—¡Es estúpido! Ni siquiera sabe escribir bien—
Checo se empezó a reír de eso, Max sintió su pecho expandirse con el sonido de la risa del mexicano. Él lo había hecho reír.
—Yo tenía un perro como Roscoe, bueno mis hermanos y yo— Checo miró las fotos del perro en Instagram con nostalgia —tal vez por eso estoy tan al pendiente de él…aunque Charles tiene un nuevo perrito y también me parece adorable ¿lo haz visto? Se llama Leo Leclerc…—
—No puede ser— Max miró al techo —estúpido Leclerc…y me refiero a los 2 Leclerc, perro y perro—
Checo volvió a reír.
—Bueno Zhou tiene también un gato, a ti te gustan más los gatos ¿no? Mira esta es su cuenta…—
—¡¿También sigues al gato de Zhou?!— “Solo gente idiota le hace cuentas a sus mascotas” pensó Max
Después del suceso en Brasil y la guerra en redes sociales que se ocasionó, ambos decidieron dejar de seguirse, fue una decisión impulsiva sugerida por el equipo de marketing de Red Bull de la cuál Max se arrepentía ahora.
—Además, ellos también siguen mi cuenta de Enzo— dijo Checo orgulloso, abriendo la cuenta de su perro labrador
Max se le quedó viendo sin expresión.
—Mira, ¿no es lindo? Aunque yo no escribo como si fuera un perro…—
Checo se inclinó hacía Max como si le fuera a contar un secreto —y esta cuenta es la que a veces uso para dar likes a los comentarios que me defienden de Sky Sports—
—Ok dame eso— Max le arrebató el celular a Checo y se dio seguir a su propia cuenta desde la cuenta de “Enzo”, después Max sacó su celular y siguió a “Enzo” —¿Crear una cuenta de tu mascota? Es una magnífica idea Checo…—
Ese día Max hizo una cuenta para sus gatos, solo subió una sola foto y no volvió a publicar nada más, pero eso le permitió seguir a la cuenta de Checo…y la estúpida cuenta del gato de Zhou por sugerencia del mexicano.
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El 2024 llegó más rápido de lo que esperaban, una vez más Max fue campeón en 2023.
Una vez más fueron a la ceremonia a recibir sus “floreros” y una vez más Max fue con Kelly, ya todas las personas de su circulo cercano sabían que solo eran amigos, incluido Checo, si la prensa se enteraba le daba igual a Max pero no se lo iba a andar diciendo a los medios. Y Checo fue con Carola, misma situación.
Su “relación” con Checo, porque Max no sabía ya ni como llamarle a lo que tenían, él nunca se había sentido más cercano a nadie en su vida, pasaban casi todas las semanas juntos, se contaban todo, reían de todo…era impresionante como Max ni siquiera recordaba ya cómo era su vida antes de que Checo fuera su compañero…pero en fin, su relación nunca había sido mejor, el problema era que a Checo no le estaba yendo bien.
Nada bien.
Empezó a tomar y salir de fiesta nuevamente, Max no se despegó de él en ningún momento.
Checo no quería hablar de los problemas con el equipo con él, a pesar de que podían hablar de cualquier cosa…Checo se rehusaba a tocar el tema con él…Max sentía que Checo lo resentía un poco, y no lo culpaba, para estas altura la diferencia en recursos y en el taller era obvia para todos.
Y los medios no ayudaban, atacando a Checo cada que podían por su rendimiento, culpándolo a él cuando era obvio que el problema era el auto. Incluso ya se veía en las carreras de Max la baja de rendimiento del monoplaza.
Checo seguía sin hablar con él del tema, fingiendo como si todo estuviera bien
Con quién sí hablaba Checo, y mucho, era con Hamilton.
Max pensaba, una vez más, que ya había madurado un poco, que podía controlar mejor sus celos. Después de todo entre Checo y Max solo había amistad…
Pero esto era ridículamente obvio para todos menos para Checo, Lewis siempre lo rondaba, siempre lo buscaba y Max podría jurar que incluso lo buscaba aún más cuando Checo y Max estaban juntos. Siempre interrumpiendo.
Fue en Silverstone donde Max perdió la paciencia.
Ganó Lewis, Max quedó en segundo.
Checo quedó en P17.
Lewis invitó a Checo a su celebración de podio en un club de Londres. Checo fue junto con Max, ni siquiera tuvo que invitarlo, ya era costumbre que a donde iba Checo estaba Max y donde estaba Max estaba Checo. Era un 2x1 automático.
Checo se bebió todo lo que le pusieron enfrente.
Ya entrada la noche el mexicano empezó a sentirse cansado pero no quiso regresar al hotel, le dijo a Max que solo necesitaba cerrar los ojos 5 minutos…Max se quedó a su lado.
Checo terminó recargado en su hombro profundamente dormido mientras Max miraba a la nada, aburrido, no quería despertar a Checo todavía.
En ese momento se acercó Lewis.
Ambos se vieron sin decir nada, Max regresó su mirada al frente.
—Ni se te ocurra despertarlo— dijo el holandés seriamente
Lewis levantó las manos en defensa —no pensaba hacerlo, de hecho con quién quiero hablar es contigo—
Max enarcó una ceja.
—Él no la esta pasando bien— dijo Lewis tomando el gesto de Max como una aceptación a la conversación
—Dime algo que no sepa— dijo Max volteando a ver al mexicano en su hombro
—Podría decirte un sinfín de cosas que no sabes—
Max lo volteó a ver con una cara molesta.
—Solo…quería saber si él ha hablado contigo— dio Lewis ignorando la mirada de Max
—Hablamos todos los días…tienes que ser más especifico—
Lewis se le quedó viendo a Max detenidamente, después de un momento donde el holandés se sentía bajo el microscopio, Lewis soltó una leve carcajada
—Entonces no ha hablado contigo— Lewis le dio un sorbo a su bebida —todavía no puedo creer que tu…es decir…tú…eres un idiota—
Max se estaba impacientando con esta conversación
—¿Viniste a hablar conmigo solo para insultarme?—
—No, solo vine a aceptar mi derrota—
Fue el turno de Max de reír
—Tú ni siquiera estas cerca del subcampeonato Hamilton—
Lewis se le quedó viendo a Max con ceño fruncido, volvió a tomar de su bebida.
—No estoy hablando de Formula 1, Verstappen—
Con eso Lewis se puso de pie
—No me importa de lo que estes hablando, solo mantente alejado, no sé como Checo te soporta— Max empezaba a enfurecerse, esos sentimientos de celos irracionales que quería suprimir estaban ahora ya muy encima de él —y deja de buscar tanto a Checo, lo distraes—
Lewis rió.
—De verdad eres un idiota Verstappen— Lewis dejó su vaso vacío en la mesita enfrente de Max —Ni siquiera te haz dado cuenta qué es lo que haz ganado…—
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Max tuvo casi que llevar cargado a Checo de regreso al hotel. Era casi como un deja vu de aquella vez en Mónaco.
—Vamos, entra— le dijo Max suavemente a Checo mientras lo metía a su habitación.
—¿Qué?— Checo volteó a ver su habitación desorientado —¿Y la fiesta?—
—Ya no hay más fiesta, es hora de dormir— dijo Max mientras lo sentaba en la cama, el holandés empezó a quitarle los zapatos a Checo…sí definitivamente como un deja vú.
—¡Hey, hey! Si no compra -hiic- no mayugueee—Max rió ante esto, Checo había hablado en español pero a estas alturas Max ya podía entender la mayoría de las expresiones del mexicano.
Todavía con una sonrisa en la cara y con los pies de Checo en sus manos, el holandés se atrevió a hacerle leves cosquillas en la base de los pies del mexicano
—jajajaja-hiic-jajaja— Checo se hecho para atrás riendo, cayendo acostado en la cama.
—Vamos, acomodate más arriba en la cama— le dijo Max agarrando a Checo de la cintura para jalarlo hacia arriba y así quedara cerca de la cabecera
—¡Mate, mate! Cómprame un café primero— dijo Checo riendo, usualmente cuando tomaba el pecoso se volvía extremadamente cariñoso, con Max especialmente se volvía particularmente coqueto…eso hacía sufrir un poco a Max.
—¡Oh! Un tequila, sí mejor un tequila primero— le dijo Checo aún sonriente
—Nada de tequila, ya mejor duérmete— Max se empezó a levantar de la cama para retirarse cuando Checo lo agarró del brazo…justo como aquella vez en Mónaco
—Max, Max…Max— Checo empezó a divagar —Max…Emilian, Versssstappen— Checo rió el solo
—Vamos Checo, ya debes descansar, mañana vas a tener una resaca de muerte—
—Espera, essspera— Checo lo jaló hacia él, Max tuvo que poner la mano al lado de la cabeza su compañero para no caer de bruces hacia Checo
—Oye Max…— la voz de Checo era suave, sorpresivamente para el holandés en ese momento Checo se veía sobrio —Max…—
—¿Mhm?— Max tenía unas cuantas copas encima, lo que hizo que se perdiera por un momento en los ojos de Checo
—Max…¿tienes algo que decirme?— susurró Checo.
Max, lo miró confundido, su mente no estaba tan ágil por el alcohol y el cansancio.
—Sí, ya duérmete— le dijo riendo Max.
Por alguna razón eso no le hizo nada de gracia a Checo que lo miró con el ceño fruncido
—Güero idiota— le dijo mientras le daba un sape.
—¡Auch! ¿Y eso porqué fue?—
Checo no le respondió, se dio vuelta en la cama y cerró los ojos para quedarse dormido.
———————————-
—¿Un gato rosa?—
—Síp—
—Pero…¿es algo que normalmente incluye equipos de la formula 1?—
—Nop—
—Entonces…¿porqué lo ganamos nosotros?—
Max y Checo iban en la parte trasera de la camioneta que los llevaba de regreso al hotel después de la quali del GP de Hungría.
Checo aprovechó para enseñarle la publicación de los MTV miau miau awards, dónde ellos habían ganado el premio a pareja del año.
—Porque aparentemente la gente piensa que son una pareja de ensueño— dijo Alice mientras revisaba mensajes en su celular, la mujer iba en el asiento del copiloto
—Somos LA pareja de ensueño Max— le dio Checo guiñándole un ojo
Eso hizo que Max se sonrojara, no pudo mantenerle la mirada a Checo así que se volteó a mirar hacia la ventana.
—¿Y qué ganamos?—
—Un gato rosa— dijeron al unisono Checo y Alice.
—A ti te gustan los gatos ¿no Max?— Alice lo miró a través del retrovisor —debes estar encantado por el premio…un sueño cumplido—
—Ehmm…— Max decidió no contestar, ¿porqué parecía que todos sabían algo?
Miró de reojo a Checo.
El mexicano tenía la cabeza volteada hacía la ventana de su lado, no dijo nada, pero Max pudo ver que a Checo se le formó una pequeña sonrisa después del comentario de Alice.
———————————————————
Esos últimos 6 meses del año fueron…difíciles.
Max pudo ver como el espíritu de Checo se iba ensombreciendo cada vez más, estaba más delgado, estaba un poco más serio…y aún así Max se aferraba a él.
Hubo propuestas de otros equipos, le contó Checo, pero Max no lo dejó ni siquiera sopesarlas, lo convenció de que las cosas mejorarían, de que mejorarían los 2 monoplazas, de que ellos podían juntos.
Básicamente le suplicó que no lo dejara.
Y no lo hizo.
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Mexico en los últimos 4 años siempre fue una carrera especial para Red Bull.
La energía, los fans, la sensación de gloria que se sentía tan solo por tener a Checo Perez ahí es algo que Max nunca había visto, y aunque sabía que la mayoría de los vítores no eran para él, el solo hecho de estar a lado de su compañero le transmitía toda esa adrenalina.
Mexico ni siquiera le exigía a Checo una victoria, simplemente la gente lo quería ahí, lo quería ver, lo quería saludar, lo amaban por el simple hecho de ser Checo.
Y eso fue poniendo cada vez más y más presión sobre el mexicano.
Era una locura. Todos querían un pedazo de él, la agenda de Checo en Mexico estaba saturada desde muy temprano y hasta my noche.
Max hasta quería hacerse pasar por un patrocinador y “comprar” tiempo del mexicano ese fin de semana tan solo para que dejaran a Checo respirar.
—¿Ya comiste?— le preguntó Max mientras encaminaba a Checo por el pasillo del hotel, era un caos afuera, cientos de fans esperando que el mexicano se asomara aunque sea unos segundos, asquee la mayoría de los promocionales sencillos se hacían dentro el mismo hotel.
—Ehhh…¿sí?— Checo estaba ojeroso, Max sabía que no dormía bien y le preocupaba que tampoco se estuviera alimentando, esa semana de Mexico era la única en el calendario dónde Max casi no veía a su compañero durante todo el fin de semana.
—¿Eso fue una pregunta?—
—Mira, allá esta Alice, lo siento Max tengo que correr—
Max lo vio apresurarse con el ceño fruncido.
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Max terminó sus propias actividades y decidió buscar a Checo, llevaba un Kit Kay en su bolsillo, sabía que estaba lejos de que el día del pecoso terminara pero al menos Max podría mantenerse cerca.
Estaban grabando una entrevista en uno de los salones, las puertas estaban cerradas, cosa que nunca había detenido a Max, pero decidió quedarse afuera al ver a Xavi, el entrenado de Checo cerca de la entrada.
Había dos sillones pequeños, Xavi estaba sentado en uno de ellos con una maleta grande a su lado.
Max lo saludó y se acomodo en el otro sillón.
—¿Día pesado?— le preguntó Max
—No más que el que esta teniendo Checo— dijo el catalán cansado
—Esta de la chingada— dijo Max en español con un fuerte acento
Eso le sacó una sonrisa a Xavi
—¡Haz mejorado mucho tu español! Ya hablas como el majadero de Checo—
Max rio, conociendo muy bien qué significaba “majadero”
—Imposible no aprender algo con sus canciones pop reventándome los oídos— dijo Max fingiendo hartazgo.
—Y eso que no lo tuviste de compañero cuando era más joven…sacaba de quicio a Hülkenberg— Xavi volteó a ver hacia el techo, recordando felizmente
—Sí he escuchado eso…ya de por sí Hulk es un hueso duro de roer, todavía me sorprende que siga tan amistoso con Checo— Max no mentía, había visto entrevistas pasadas de cuando Hülkenberg y Checo eran compañero y aunque al principio parecía que el alemán detestaba al mexicano, pareciera que no había mejor amigo en el paddock para Hülkenberg que Checo.
Claro que ese conocimiento lo tenía Max porque cuando sus celos lo controlaban más de lo que quisiera admitir, se ponía a buscar información por horas sobre quién había sido compañero de Checo y que tipo de relación habían tenido.
Desafortunadamente para Max la mayoría tenía todavía una relación de amistad con el pecoso, incluso si sus ex-compañeros no estaban en grid actualmente.
—Es un pequeño mocoso que se te mete debajo de la piel ese Checo— dijo Xavi con fingida burla —es imposible no agarrarle cariño—
—Llevas ya mucho tiempo con él ¿cierto?—
—Sí, ahí como lo ves ese mexicano me “robo”— Xavi se echó a reír, recordando —yo era fisio de otro piloto, y de repente llegaba este muchachito con acento raro pidiéndome que le hiciera masaje…—
—Suena muy provocador— dijo Max con una media sonrisa
Si había un hombre que no le provocaba celos con Checo ese era Xavi, sabía que para Checo Xavi era esa persona que esta siempre ahí, a Max no le sorprendía saber que muy en el fondo Checo veía más a Xavi como su figura paterna que a su propio padre…eso fue algo que una vez le confesó Checo cuando ya tenía varias copas de más.
Jo Canales por otro lado…digamos que Max no se llevaba muy bien con el otro entrenador de Checo
“-…es que no entiendo cuál es la necesidad de toquetearte tanto— le había dicho alguna vez a Checo
—¡Es mi entrenador Max! ¿Cómo se supone que me va ayudar? ¿Con telepatía?— le respondió Checo,
El pecoso había regañado a Max unos momentos antes por ser un poco grosero con Jo.”
—¿Provocador? ¡Una patada en el culo era lo que era!— Xavi se alzó de hombros —pero me imagino que como le pasó a Hülkenberg, un día de repente uno ya siente que le tiene cariño a esa patada en el culo—
Max se echó a reír
—A ti te tocó una versión más pulida de Checo—
—Yo siempre lo vi como el hombre que tenía todas las respuestas—dijo Max seriamente —…hasta que fuimos compañeros y me di cuenta que se la vive en un estado de confusión permanente—
Ambos rieron con eso último.
Xavi entonces se le quedó viendo a Max, cambiando su mirada hacía el holandés, se veía…más intensa.
—Tiene un GRAN corazón…sé cuidadoso con él Max—
Max se quedó congelado en su lugar, de repente nervioso…¿qué le estaba diciendo Xavi?
—Si lo dices por lo de Brasil…prometo no volverlo a hacer nunca más—
—Sí…no me refiero a Brasil…—
Max sintió de repente que hacia mucho calor
—La última vez que…bueno…— Xavi pareció detenerse un poco —…¿conociste a Jules Bianchi?—
Max se le quedó viendo a Xavi, tratando de descifrar qué tenía que ver Jules con…pues con lo que sea que le estaba diciendo
—Lo conocí,— dijo Max aún sin saber a donde iba la conversación —pero casi no conviví con él, justo el año de mi debut fue cuando…bueno pasó el accidente—
Xavi asintió con tristeza
—Sí…fue algo muy duro para todos, mucho más para Checo…para él Jules era…— Xavi soltó un suspiro, después meneo la cabeza, como tratando de negar los tristes recuerdos
—Pero ahora estas tú…y tú eres muy, MUY diferente a Jules— por alguna razón Xavi encontraba esto muy divertido
Max enarcó una ceja —No sé si eso es un cumplido o un insulto—
Xavi rió.
—No, no, es…bueno, pues es lo que es, Jules era un excelente chico, era de hecho parecido a Checo en su forma de ser, es una pena que su vida quedara interrumpida así…— Xavi se llevo una mano a la cabeza
—Pero tú…— Xavi se acercó a Max para agarrarlo del hombro y moverlo un poco —…tú y Checo son agua y aceite y creo que eso le ha sentado de maravilla a mi muchacho—
Max sonrió al escuchar eso
—Él necesitaba esa energía tuya ¿sabes? No tener miedo a enojarse, a sentir, a ser egoísta— Xavi empezó a enlistar esas cualidades emocionado
—Eh…si lo pones así casi pareciera que yo soy una mala influencia para Checo— dijo Max riendo.
—…Tal vez…pero creo que era justo lo que él necesitaba— Xavi se levantó de repente —no tarda en terminar su entrevista, aunque no creo que vayas a tener mucho tiempo con él, lo siguiente en la agenda es un spot que tiene programado…—
Xavi revisó su reloj
Max buscó en su bolsillo el Kit Kat y se lo extendió al mayor
—¿Sabes qué? Se me ocurrió otra idea, ¿le puedes dar esto a Checo? Creo que no ha comido nada en todo el día—
Max también se levantó de su asiento, Xavi agarró el chocolate que le tendió el holandés
—¿Me puedes avisar donde va a estar Checo después de grabar el spot?—
Xavi asintió, tenía curiosidad sobre lo que planeaba Max, el rubio descifró su mirada y despejó sus dudas:
—Es que todavía le debo unos chilaquiles a tu muchacho— dijo simplemente.
Max no sabía porqué pero la conversación con Xavi lo había llenado de un tipo de esperanza que hacía que su corazón latiera muy rápido.
————————————————————
Max pudo por fin llevarle a Checo sus chilaquiles.
Y mientras miraba al pecoso comer y hablar sobre lo aburrido que es tener que actuar o dar entrevistas,
Max no pudo evitar pensar sobre lo que la gente alrededor de Checo le había estado diciendo estos últimos meses…Hamilton, Alice y ahora Xavi…
Tal vez…y la sola idea lo mataba de miedo pero al ismo tiempo lo llenaba de adrenalina…tal vez era hora de contestar aquella pregunta de Checo… “¿Tienes algo que decirme?”
—¿Maph?— Checo preguntó con la boca llena
—¿Uh?—
—Te estaba contando sobre mi maravillosa actuación para Kit Kat— le dijo Checo llevándose una cucharada llena de chilaquiles a la boca—pero te perdí, lo que es raro porque el que se disocia soy yo—
Max sonrió, agarró una servilleta y limpio la mejilla de su compañero mientras este simplemente masticaba mirándolo atento
—Es que me acordé…que te quiero contar algo al final del año—
Notes:
¿Listos para el final? :)
Chapter Text
La temporada terminó en Abu Dhabi, fue el peor final que hubieran tenido ambos en los últimos 4 años.
Max quedó en P6 y Checo no terminó
Trató de acercarse a él para consolarlo, para animarlo. Para bromear con él de que el horrible año ya había acabado y que empezarían de cero nuevamente en el 2025, juntos, como siempre.
Checo lo evitó. Le dijo que se sentía mal, luego que estaba ocupado, que tenía unos compromisos…
Max pudo notar que no lo quería cerca ese día, se imaginó que era por el ruido de los medios, las criticas…Max quería golpear a cada periodista que le preguntaba por los rumores sobre la salida de Checo. Incluso su padre había dado declaraciones positivas del mexicano ante los medios. Y Max cada vez contestaba más firmemente, Checo se queda.
Checo se queda.
Checo se queda…¿verdad?
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El 18 de diciembre Max sintió que le arrancaban el corazón. Ni siquiera se había enterado por él.
Le había avisado Horner unas semanas antes, le pidieron hacer un mensaje de despedida, le pidieron grabar un video de Max viendo la foto de su primer campeonato, abrazando a Checo…
Malditos.
Maldito Red Bull.
Ni siquiera lo consultaron con él. Christian había orquestado todo a espaldas de Max. Y él no se entero hasta que fue demasiado tarde.
Checo sabía desde Qatar, y si tal vez le hubiera dicho Max hubiera podido hacer…algo…no sabía qué, pero hubiera amenazado a Horner con irse, como lo había hecho en Mayo cuando insistió por la renovación de Checo…o hubieran podido buscar otro equipo, hubiera podido convencer a Toto de que los fichara a ambos (y así de paso dejaba a George sin asiento que en opinión de Max era todo un ganar-ganar)…o hubiera podido…no sabía…algo hubiera podido hacer.
Al menos no estaría sintiéndose frustrado, impotente, desesperado como se sentía ahora.
Checo había ido a principios de diciembre a Milton Keynes, él también había estado ahí, era la foto del equipo. Max pensaba que solo era eso. La típica foto “escolar” donde salían todos los empleados de Red Bull.
Horner rompió el lively de uno de los monoplazas.
Eso debió tomarlo Max como un augurio.
Checo llevó tequila para todos. Era de la marca que lo patrocinaba, así que Max tampoco pensó que fuera por alguna razón en especial.
El pecoso estaba más feliz de lo que lo había visto Max en las últimas semanas, y si Checo estaba feliz Max también.
Checo le pidió hablar a solas.
Max aceptó.
No había tenido oportunidad en Abu Dhabi…pero ahora parecía el momento perfecto. Le hubiera gustado planear algo más…elaborado, pero estaba bien, tal vez después podrían ir a cenar o algo.
Max sentía las mariposas en el estomago. Esas que lo llenaban de nervios cada vez que planeaba intentarlo.
No quería asumir una respuesta pero…pero a la vez sí podía ¿no?
Después de todo, aunque aún creyera que estaba muy por debajo de su querido pecoso, Xavi lo había dicho ¿no?
Él era justo lo que Checo necesitaba.
.
.
.
Llego a una de las salas de Red Bull con optimismo, una energía renovada cortesía de las malditas mariposas que sentía.
Checo ya estaba ahí, de pie, con las manos detrás de su espalda, tenía una sonrisa en el rostro.
Max estaba tan emocionado que no notó que esa sonrisa no le llegaba hasta los ojos.
—¡Max!—
—Te queda bien ese abrigo conejo— le dio Max divertido.
Checo entrecerró los ojos
—Creo que ya me he acostumbrado un poco al frio de Milton Keynes, solo traigo este abrigo— le dijo Checo guiñándole un ojo
—Ah…estas desnudo debajo— Max ya no tenía ningún reparo con sus coqueteos.
Checo rió. —No, no, solo traigo un ligero sweater debajo, pero yo diría que ya ese es mi limite ante el frío—
—Pfff— Max se burló —no, no, tendrás que acostumbrarte hasta que puedas tener solo una playera de Red Bull, tal vez para el próximo año lo logres—
La sonrisa de Checo se atenuó
—Ah…no creo que se pueda—
—Con esa actitud no— dijo Max mientras acomodaba la solapa del mexicano, solía hacer eso muy seguido…acomodar la ropa de Checo, ayudarle a ponerse su chamarra, prestarle de su misma ropa, chamarras, playeras, pantalones, zapatos…Max sonrió ante ese pensamiento.
—Eh…no de hecho yo creo que tal vez el próximo año pierda mi resistencia al frio, pienso solo tomar sol—
—¡Ja! Buena suerte encontrando sol en esta época del año en Inglaterra—
Checo se le quedó viendo con una sonrisa triste
“¿Porqué estaba triste?”
—Max—
—¿Qué pasa?— el tono de Checo no le gustó nada, así no es como debería pronunciar su nombre…como si, como si lo fuera a pronunciar por última vez
Checo tomó aire, seguía con las manos detrás de su espalda.
Max trató de asomarse para ver que traía cargando.
Checo se movió para que Max no viera.
—Max, quiero decirte— la voz de Checo era suave, ¿donde estaba la alegría de su voz? —que no importa que pase siempre puedes contar conmigo, estoy a un mensaje de distancia—
Max abrió los ojos como platos.
—No…—
—Yo siempre te estaré apoyando…—
—No, Checo…— ¿Qué estaba pasando? ¿Qué estaba diciendo?
—Y no es…no quisiera ya no verte…—
—No, para— Max negó con la cabeza, retrocediendo un paso
Checo sonrió
—Pero es que ya estoy tan cansado—
Max se rehusaba a ver a Checo, sentía que las lagrimas le picaban los ojos…
—Max…—Checo sacó sus manos detrás de su espalda, mostrándole lo que estaba ocultando —esto es para ti—
Max alzó la mirada.
Era el casco de Checo.
Max no pudo evitar reír mientras las lagrimas caían por sus mejillas.
Era el maldito casco de brasil 2022.
Checo también se echo a reír.
—Es el de Black Panther— dijo Checo con un tono burlón.
—Sí, solo es el de Black Panther— dijo Max sarcásticamente mientras se secaba las lagrimas con la manga.
Max se acercó a Checo, agarrando el las manos del mexicano que sostenían el casco.
—Tiene un mensaje grabado— dijo Checo apuntando hacia donde estaba un sticker pegado en la parte superior del casco, justo encima del numero 11.
Max alargó la mano para retirar el sticker
Checo le dio un manotazo
—¡Ah! Todavía no— le dijo mientras movía el dedo indice de un lado a otro, diciendo que no.
Max lo miró extrañado
—Léelo cuando estes solo— explicó suavemente el mexicano mientras le soltaba el casco a Max
—Yo no traje un casco para ti…—dijo súbitamente, entrando en pánico
Checo movió la mano como no dándole importancia.
—Ya luego me darás uno—
—P-pero…—
—Max…— Checo lo miró fijamente —luego…además quiero uno de los naranjas— Checo le guiñó el ojo
—¡Oh! ¡Oh!— Checo le dio unas palmadas al brazo de Max emocionado —quiero el negro con lineas naranjas, ¡sí! ese—
Max rió.
—Hecho, te daré todos los naranjas que tengo, el negro también— Max dejó el casco en la mesa que estaba en la sala y se apresuró a tomar al mexicano en un gran abrazo.
Max casi lo levantó del piso.
Checo rió.
—Max— susurró Checo en su oído, el holandés tenía su cara escondida en el cuello del mexicano —…¿tienes algo que decirme?—
Max quiso ver la cara de Checo inmediatamente pero el pecoso no lo dejó separarse del abrazo
—Dímelo cuando me des el casco ¿sí?— dijo Checo en una voz bajita, casi suplicante
Max no se atrevió a hablar o se soltaría a llorar, se limitó a asentir fervientemente con la cabeza y abrazó con más fuerza a Checo.
Ambos estuvieron así por varios minutos.
En esa sala casi vacía de la fabrica de Red Bull en Milton Keynes.
En ese último momento que compartirían dentro de esas instalaciones, esa última vez que ambos serían parte del mismo equipo.
Max sabía que que estaba pasando de verdad.
Pero todavía tenía un poco de esperanza.
Hasta que ese post en las redes de Checo lo hizo real.
Checo había dejado de ser su compañero oficialmente un 18 de diciembre de 2024.
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La temporada del 2025 fue la peor temporada de Max Verstappen.
Toda su carrera en la Formula 1 había tenido a Sergio Perez en el grid. Hasta ese año.
Se sentía…equivocado.
Max Verstappen el que había hecho una promesa un día a sus 14 años en una gasolinera para ser el más joven en lograr entrar en un equipo de la Formula 1 para poder estar cerca de esa persona.
Del bonito pecoso que le compró un huevito Kinder cuando se había sentido el peor perdedor del mundo y abandonado por su padre.
Y esa persona, por primera vez en 10 años, ya no estaba ahí…
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“Y no logró puntear nada, así que lo regresaron a los Racing Bulls”
“Aún así…solo le dieron 2 carreras, eso no esta bien”
“¡Meh!, la pequeña mierda se creía la gran cosa, me alegra que le pusieran los pies en la tierra”
“No vayas a decir eso enfrente de los medios”
“¡Pff! Les encantaría que dijera eso”
“Max…”
“Sí, sí, no les voy a decir eso…de hecho marketing ya tiene una declaración lista, la típica de le deseo lo mejor y toda esa mierda”
“Jajaja, espero que no digas literalmente toda esa mierda”
“Escuchamos no juzgamos u.u”
.
.
.
“¿Es verdad que van a subir a Yuki?”
“Buenos días a ti también solecito”
“Max, ¿es verdad?”
“…”
“Esta bien güero engreído…¡Buenos días Max! ¿Cómo amaneció el León Holandés? :D ”
“¿Ves? ¿Que te costaba?…pero sí, van a subir a Yuki”
“ :( “
.
.
.
“¿Cómo esta Yuki después de eso?”
“¡Hola Max! ¿Como estas tú después de tener el peor carro que haz tenido en tu carrera? ¿Mal? ¡Pobrecito! Te mando mis estúpidos stickers de perritos para animarte… >:( “
*Sticker de perrito abrazando a otro perrito*
“¿Contento?”
“Más o menos”
“Bueno ahora sí, ¿cómo esta Yuki?”
“A punto de hacerse el harakiri…”
“¡Max!”
.
.
.
“¿Cómo porqué le andas dando like a las publicaciones de Oscar? >:( “
“Checo, ¡contesta! ¡Ya vi que eliminaste el like!”
“¡Ah condenado conejo se lo volviste a dar!”
*Sticker de perrito riendo*
“Llamada entrante”
“¡Max! Voy manejando, espera…”
“Usa el manos libres”
“Llamada entrante”
.
.
.
“Así que ahora me llamo fuente confiable”
*Sticker de perrito apenado*
“Bueno, fuiste tú el que me dijo que los directivos estaban furiosos con Horner por haber dejado ir al poderosisímo ministro de defensa”
*Sticker de perrito con lentes de sol*
“No solo los directivos, creo que por fin ya se dio cuenta que no lo voy a dejar de odiar”
“Con que no dejes salir a Mad Max xD”
“No prometo nada >:) pero te marco porque tu fuente confiable te tiene más información”
“¡Márcame! Yo vivo por el chisme :)”
*Llamada entrante*
.
.
.
“Ehm…¿estas bien?”
*Sticker de perrito abrazando a otro perrito*
“Fuiste muy bueno con Kimi…el pobre se veía mortificado por…chocarte…¡pero estoy orgulloso de ti por apoyarlo!”
“¿Max?”
*Sticker de perrito aullando*
“Max, ¿quieres hablar?”
“Sí”
“Ok, ya te marco”
“Checo…te extraño”
“Llamada entrante”
.
.
.
“¡Hamilton quedó fuera del podio! Hahahahaha”
“ :/ ¡hey! No esta bien burlarse”
“Hahahahahaha ¡lo dejó fuera un Sauber! Hahahahah”
*sticker de perrito riendo*
“Bueno…al menos Nico tuvo su primer podio…bien por él”
“Hamilton estaba destrozado >: ) ”
“¡Max!”
*Llamada entrante*
“Te voy a contestar ¡pero no me vayas a regañar!”
.
.
.
“¡Feliz cumpleaños pecoso!”
“?...no es mi cumpleaños Max”
*Sticker de perrito confundido*
“Ahhh ¿no has visto la noticia?”
“¿Cual noticia?”
“Link”
*Sticker de perrito malvado*
“¿Ya la viste?”
“¡¿Corrieron a Horner!? o.o”
“ >:D ¡Feliz cumpleaños pecas!”
“¡Feliz cumpleaños Max! >:D”
“¿Que veo? ¿Mi conejo siendo malvado?”
“Hahahahahahahahahahaha!”
*Llamada entrante*
.
.
.
“Conejo, falta una semana para México :)”
“¡Ya te quiero ver Max! <3”
“Yo también Checo <3”
*Llamada entrante*
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Habían hablado todos los días, ya sea por mensaje, llamada o videollamada.
Últimamente era casi pura videollamada. Habían trabajado en un horario, a veces tocaba que era noche para Max u otras veces noche para Checo, pero no se perdían ese tiempo para ellos.
Max casi sentía que lo tenía a su lado todavía.
Casi.
Las semanas de carrera, los negocios de Checo, sus negociaciones y unas vacaciones bien merecidas con su familia habían impedido que pudieran verse.
Lo intentaron, en Miami y en Silverstone, pero al final sus ocupaciones se lo impidieron.
Pero ambos sabían que en México se reencontrarían, lo habían estado planeando casi todo el año.
Max no podía esperar.
Había visto el mensaje de Checo en el casco casi inmediatamente que llegó a casa después de que Checo se lo regalara.
El mensaje era sencillo pero significativo para ambos:
“Enfócate en lo que puedas controlar y lo que no…que te valga madre.
—Siempre tuyo, Checo”
“Siempre tuyo”
Cada vez que Max sentía desesperación por una carrera fallida, por titulares escandalosos de la prensa, por cada tontería que decía George o cualquier otro idiota…Máx veía ese mensaje, especialmente esa última línea inscrita en el casco de Checo y todo volvía a estar bien en el mundo de Max.
Max tenía el casco que le iba a regalar a Checo listo, con una inscripción.
“¿Tienes algo que decirme?”
Sí, sí tenía. Y ya no tenía miedo.
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El paddock era un rugir de vítores, porras y música.
México siempre era así.
Pero esta vez se sentía una energía especial. Era casi mágico para Max.
El campeonato ya estaba definitivamente fuera de sus manos, pero Max no podía importarle menos.
Era el día de la carrera, todos estaban con el típico rush de una mañana de carrera. Unos pilotos concentrados, tratando de ignorar a cualquiera el paddock, otros tomándose fotos con los fans, otros haciendo dinámicas y dando entrevistas.
Max solo lo buscaba a él. Ya debía estar ahí. Solo tenía que encontrarlo.
Caminaba con resolución, sabía que su paso era apresurado y eso ayudaba a que nadie intentara detenerlo para una foto o algo por el estilo.
Era como si pudiera sentirlo…
Y de repente un grupo de gente empezó a dispersarse, y por unos segundos pudo hacer contacto con esos ojos marrones con un toque de verde que tanto amaba.
La gente empezó otra vez a agruparse alrededor del mexicano, pero a Max no le importó si estaba solo o rodeado de una multitud.
Apresuró su paso, su mirada fija en aquella persona.
Checo lo veía igual de expectante, firmando algunas cosas ausentemente pero no dejando de mirar a Max con una sonrisa en el rostro.
Max ya estaba a unos solo cuantos pasos del pecoso.
—¡Checo!— gritó emocionado
La gente a su alrededor empezó a voltear a su dirección, las cámaras listas, las lentes enfocados.
Todos los ojos en ellos
Pero ellos teniendo ojos solo uno para el otro.
—¡Max!—
Empezó a correr, fue demasiado rápido para Checo, cuando lo abrazó pudo escuchar un ligero pujido, Max no lo soltó, su pecoso podría aguantar sin respirar por unos segundos.
Escucho la risa de Checo en su oído, sin haberse dado cuenta había levantado al mexicano del suelo con su abrazo, escondió su cabeza en el cuello de Checo, aspirando su olor.
Checo lo abrazaba con igual fuerza, acariciando suavemente los cabellos rubios del holandés.
Las cámaras estallaron con los disparos, todos los fotógrafos ansiosos por capturar el momento, la gente alrededor dándoles espacio. La imagen era muy similar a aquella fotografía del primer campeonato de Max.
La única diferencia era que esta vez Max no traía su casco y Checo no llevaba gorra, ahora uno claramente podía ver a los dos hombres sonriendo de oreja a oreja y dejando escapar unas cuantas lagrimas de alegría.
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—Te tengo un regalo—
Después de su conmovedor abrazo ambos caminaban abrazados por el paddock sin importarles los distintos clicks y flashes de las cámaras que podían sentir al pasar.
—¿No quieres esperar después de la carrera?— le preguntó Checo, su mejillas ligeramente ruborizadas
—No, ya no quiero esperar—
—¿Me vas a hacer entrar al Home Station de Red Bull— cejo enarcó una ceja fingiendo indignación
—Sí, después de todo eres MI invitado— Max agarró el pase de paddock que tenía Checo en el cuello con el logo y los colores de Red Bull
—¿Sabes que cuando les dije que iba a venir al GP de México todos se ofrecieron a invitarme?— le dijo Checo con un tono altanero y levantando la barbilla para mirar a Max.
—Sí— Max lo pegó mas fuerte hacia él —pero me escogiste a mi ¿no es así?—
Checo se ruborizó y bajo la mirada —Claro…siempre—
—Bien—
——————————————
Max lo llevó a su pequeño cuarto.
Su asistente le había llevado el casco unas horas antes, el casco estaba sobre la pequeña cama con un gran moño anaranjado.
Max dejó pasar a Checo y le indicó que se sentara, el mexicano intentó echarle un vistazo más detenido al casco
Max apartó la mirada del pecoso agarrándolo de la barbilla.
—¡Sin espiar!—
Checo solo sonrió, sus mejillas ahora más rojas. ¿Estaba Checo nervioso?
Max se sentó en frente de él, dejando el casco a sus espaldas. Tomó una mano de Checo y la entrelazó con sus dedos.
—Te extrañé toda la temporada— dijo suavemente
—Yo también Max— Checo parecía estar aguantando la respiración.
—¿Sabes? Por mucho tiempo yo pensé…— Max bajó su mirada a sus manos entrelazadas —que yo realmente no era un buen compañero o amigo o…nada digno de ti—
Checo abrió la boca pero lo interrumpió Max.
—¡Pero!— dijo esto antes de que el pecoso pudiera sacar algún sonido —también me di cuenta que no soy taran buena persona…— Checo negó ante esto pero Max no se detuvo
—Soy egoísta…y me gusta serlo— Max miro fijamente a los ojos de Checo
—y me di cuenta que aunque no te merezca, aunque sienta que no soy buena influencia o buena persona para estar a tu lado, aunque sea un posesivo tóxico que nunca pudo madurar y controlar sus celos, o un mal compañero que nunca pudo dejar de lado su competitividad, o un idiota que a veces entiende mal las cosas y no duda en vengarse, o un caprichudo que quiere que las cosas se hagan como él quiere…pues…me di cuenta que no voy a cambiar eso de mi—
Checo ladeó su cabeza como solía hacerlo en entrevistas o dinámicas donde no entendía algo, pero aún con ese gesto una sonrisa empezó a formarse en su cara.
Las manos de ambos hombres seguían juntas. Max estaba sobando en pequeños círculos la mano de Checo con el dedo pulgar.
—y como alguna vez un sabio chico de 22 años me dijo que me enfocara en lo que sí puedo cambiar y que lo demás…me valiera madres…—
Checo soltó una pequeña risa ante eso. Max alzó la mano de Checo y le dio un pequeño beso.
—Checo…pregúntame de nuevo…—dijo sin apartar la mirada del mexicano.
Checo tragó saliva
—Max…¿tienes algo que decirme?—
Max se acercó a Checo, el mexicano se dejó llevar y también inclino su cuerpo hacia adelante, sus ojos estaban entrecerrados, casi somnolientos.
Max formó una sonrisa ladina en su cara.
—No—
Checo abrió los ojos como platos
—¡¿QUÉ?!— soltó verdaderamente ofendido el mexicano
—¡Bromeo, bromeo!— dijo Max aguantando la risa y alcanzando el casco detrás de él.
—Toma— Checo lo miraba algo molesto ahora —¡Vamos! Lee lo que dice aquí—
Max seguía sonriendo, viendo con ternura el berrinche del pecoso.
Checo agarró el casco que le tendía Max casi con agresividad
—Güero engreído— susurro Checo todavía molesto. Bajó su mirada a leer la inscripción del casco y una vez más volvió a abrir lo ojos como platos.
Los ojos de Checo empezaron a aguarse con lagrimas, se llevó una mano a la boca para tratar de contener el sonido del llanto que venía.
Volteó a ver a Max.
El holandés sonreía de oreja a oreja.
—Llevo sintiendo eso desde hace 10 años, conejo— Max acomodó con ternura el mechón de pelo de la frente de Checo.
Checo asintió fervientemente, pasando un dedo por el mensaje del casco:
“Checo, Te amo
—Tuyo por la eternidad, Max”
Checo abrió la boca para decir algo pero después la cerró, dejó el casco a un lado y luego miró fijamente a Max,
Antes de que Max pudiera procesarlo el mexicano se lanzó hacía él, tomando al holandés por sorpresa pero sintiéndose derretir en el momento que sintió los labios de Checo sobre los suyos.
El mundo desapareció para Max en ese momento, lo único que pensaba y en lo único que estaba enfocado era en lo bien que se sentía el contacto de la boca de Checo con la suya.
Checo profundizó el beso, dejando entrar la lengua de Max, ambos en una batalla para dominar al otro. Max se dejó caer hacia atrás, arrastrando a Checo encima suyo.
Pero Max no iba a ceder tan fácil, volteó al mexicano haciendo caer sobre su espalda en el colchón, posicionándose entre las piernas del pecoso, Checo soltó un gemido que encantó a Max, besando a Checo con una desesperación y posesividad contenida.
Después de unos segundos ambos tuvieron que separarse más por necesidad que de ganas, respirando por la boca para recuperar el oxigeno. Sus bocas a unos milímetros una de la otra.
Checo sonrió primero y luego soltó una risa.
—Para ser el hombre más rápido del mundo te tardaste mucho güero—
Max también rió.
El holandés acunó la cara de Checo y empezó a soltarle besos rápidos.
—Te amo—
Beso
—Te amo—
Beso
—Te amo—
Beso
—Te amo—
Beso
—Te amo—
Beso
En ese momento Max se detuvo y se quedo viendo a Checo.
—Eso fue por las 5 veces que fallé en decírtelo—
—Y esto…— Max volvió a besar apasionadamente a Checo, sus manos bajando a las caderas del mexicano, su cuerpo casi fundido con el hombre debajo de él, su lengua batallando sonoramente contra la del pecoso, cuando volvió a separarse lentamente un hilo de saliva conectó las dos bocas —…y eso fue por la vez que no fallé—
Checo lo miraba con ojos de ensoñación, sonrojado y con los labios ligeramente separados
—¿Tienes algo que decirme Checo?—
El mexicano asintió,
—No dejes de besarme…—
Paso sus brazos por el cuello de Max,
—…y yo también te amo Max, te amo, te amo, te amo—
.
.
.
Max casi llega tarde al himno nacional, todavía tenía muchas cosas que platicar con Checo…
—Entonces…¿ya firmaste con Cadillac?—
Checo se había limitado a sonreírle como respuesta
…le importaba poco si los medios se enteraban o no se enteraban, si hacían suposiciones o no…
…le importaba poco si uno de los McLaren alzaba el trofeo de campeón…
…ni siquiera estaba preocupado por ganar ese Grand Prix, lo único que quería por primera vez en la vida era que la carrera acabara para poder regresar a los brazos de Checo…
Y es que ahora sí, había visto ese espacio y se había lanzado por él…
Y había ganado.
FIN
Notes:
Y aqui termina...pero estoy planeando una 2nda parte, desde la perspectiva de Checo y que explore un poquito después de lo que pasó en éste capitulo, simplemente porque ya tenemos confirmado que Checo regresa con Cadillac :)
Esperen la 2nda parte: "Las 3 veces que Checo le hizo una pregunta a Max y no le contestó lo que esperaba…y una vez que sí" después del GP de México ;)
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