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Gunwook siempre había dicho que a el no le gustaban los hombres, ni siquiera los omegas.
Se tragó sus propias palabras incluso antes de ver el rostro de Matthew, simplemente cuando su dulce olor a uva llegó a su nariz.
El omega olía tan bien, pero fue incluso más impresionante cuando se giró y vio la sonrisa más bonita del mundo.
¿Él era hetero no? Una segunda mirada a Matthew le hizo pensar, bueno, quizás no tan hetero.
De primeras pensó que sería difícil acercarse al omega, pero pronto se dio cuenta que nada que tuviera que ver con socializar era difícil para el más bajito.
Lo cual venía bien porque ya estaba abrazado a su cintura en un par de semanas, solo eran amigos, pero Matthew no era el tipo de omega que rehuía el contacto físico de los alfas.
¿El problema?
Que Matthew no era del tipo que rehuía el contacto físico con los alfas, y eso incluía al resto de alfas del concurso, especialmente los que posteriormente formarían parte de los ZB1. Y a Gunwook, aunque no lo dijera en voz alta, se lo llevaban los demonios.
Aun así, siempre que Gunwook abrazaba o tocaba a Matthew dejaba algo de su olor en él, para que todos lo supieran, él tenía ese privilegio. Y Matthew jamás se quejaba de aquello.
Pero aún no eran pareja, y Gunwook se estaba volviendo loco.
Tal vez ya estaba completamente loco porque juraba que olía todo el rato el dulce olor de la uva de Matthew allá donde fuera.
Tal vez fue su estado de locura, porque saliendo a pasear por su gira europea decidió meterse en un estudio de tatuaje y hacerse una gran enredadera en la espalda, más específicamente una parra, con unas preciosas uvas creciendo en el medio, como si todo el dibujo saliera de ahí.
Porque claro, esa enredadera, esas espinas, era todo el amor que él sentía por Matthew clavándosele en la piel, y ya no solo figuradamente, ahora también literalmente.
Entró al hotel en modo incógnito porque le iba a caer una bronca del mánager cuando descubriera su nuevo tatuaje, pero cuando estaba en el cuarto cambiándose el desgraciado de Gyuvin entró a la habitación sin llamar
¡Este tipo se creía que podía ir por la vida abriendo cualquier puerta sin más!
Y encima lo pilló cambiándose, de espaldas.
¡Mierda!
Gyuvin levantó una ceja mientras sonreía burlón y dijo.
-¿No es más fácil confesarte a Matthew que eso? -Señaló el tatuaje.
Gunwook iba a gruñirle y mandarlo a la mierda, pero de golpe se asomó por detrás Matthew y dijo.
-Definitivamente es más fácil y menos doloroso, llevo esperando más de un año, pero al menos el tatuaje es bonito.
Los dos amigos se quedaron en completo silencio mirando al omega que sonreía de manera encantadora y preguntó.
-¿Sigo teniendo que fingir que no me doy cuenta o podemos besarnos ya? Es por hacerme a la idea.
Y así, señoras y señores, es como Gunwook consiguió novio, un tatuaje bastante grande y una bronca que se recordará en el grupo por los siglos de los siglos.