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El peso de un sueño

Summary:

"Agotado por el peso de la corona de Hokage y las cenizas de su matrimonio, Naruto anhela un escape. Un accidente con un pergamino sellado se lo concede de la manera más inesperada: al despertar en una realidad paralela donde su vida es todo lo que nunca supo que podía desear. Aquí, no solo encuentra paz, sino a un Sasuke que lo mira con ojos de amor conyugal. Atrapado como un espectador en el cuerpo de su otro yo, Naruto deberá enfrentarse a la pregunta más dolorosa: ¿y si todo lo que siempre quiso está en el lugar al que nunca pertenecerá?"

Notes:

Primera vez escribiendo un fanfic.
Amo este Ship y siempre quise escribir algo así.

Chapter 1: Un escape inesperado

Chapter Text

El peso de la corona era más frío y pesado de lo que había imaginado. Ser Hokage no era la realización de un sueño; era una cadena interminable de responsabilidades que le robaba el aliento. Naruto apoyó la frente sobre la fría superficie de su escritorio, rodeado de montañas de pergaminos sin clasificar. El reconocimiento que tanto anheló de niño, ahora se sentía como un millón de ojos observando cada uno de sus fracasos.

Soñaba con escapar. Con unas vacaciones. Con ser un buen esposo para Hinata, algo en lo que, sabía, estaba fallando estrepitosamente. Ella merecía algo mejor. Su divorcio, aún fresco, era una herida abierta que sangraba culpa. Y como padre... se sentía un extraño intentando descifrar un manual que nunca leyó. Tres responsabilidades monumentales, y en las tres se sentía profundamente inadecuado. A veces, en la quietud de la noche, una pregunta susurraba en su mente: ¿Es esto lo que realmente quería? ¿Hubo otro camino?

—Aaah, Shikamaru, quiero unas vacaciones. No puedo más —su voz fue un quehacer ahogado por la madera.

Desde el balcón, Shikamaru exhaló una nube de humo.
—Es un fastidio,Naruto. Pero ni pienses en dejarme todo este desorden solo a mí.

Estaban cerca de terminar. La pila de pergaminos pendientes se reducía. Con un gesto de frustración, Naruto agarró uno al azar, sin prestar atención a sus sellos. Un destello cegador lo envolvió y el mundo se disolvió en un blanco silencioso.

Al abrir los ojos, el peso en sus hombros había desaparecido. No estaba en su oficina. Estaba en una cocina pequeña, acogedora, inundada por la luz suave de la mañana. Olía a café y a paz.

—¿Qué? ¿Dónde…? —Tocó su propio rostro, desconcertado. Se veía en el reflejo de una ventana. Era él, pero… renovado. Menos cansado. Llevaba un delantal sobre su ropa de Hokage y tenía una espátula en la mano. ¿Estaba… haciendo el desayuno?

—¿Un sueño? —murmuró—. Todo se siente tan real…

Exploró la casa con cautela. Era un lugar vivido, con un desorden doméstico y alegre. Al entrar en el dormitorio, una fotografía en la mesita de noche le detuvo el corazón. Él y Sasuke, con trajes formales, sonriendo con una intimidad que no podía fingirse. Era la foto de una boda.

—¡¿Qué es esto?! —gritó, pero solo el silencio le respondió.

<<¡NARUTO! Al fin pude conectar contigo.>> La voz de Shikamaru irrumpió en su mente, un hilo de realidad en el delirio.

<<¿Qué clase de broma es esta, Shikamaru?!>>

~No es una broma, idiota. Activaste un pergamino de desplazamiento dimensional. Has estado en trance tres días. Ese lugar… es un universo paralelo. Eres solo un espectador. La conexión es inestable y no durará. No tienes control; el cuerpo de tu contraparte actuará por instinto. Nos vemos pronto. Disfruta el descanso, si puedes.~

La conexión se cortó. Antes de que pudiera procesarlo, una voz familiar resonó en la entrada, llena de una calidez que le erizó la piel.

—¡Ya llegué a casa!

Era la voz de Sasuke, pero despojada de toda la frialdad y el distanciamiento que Naruto conocía. Y entonces, sucedió. Perdió todo control. Su cuerpo se movió por sí solo, impulsado por una felicidad ansiosa y arraigada que no le pertenecía. Sus piernas lo llevaron corriendo a la entrada.

Vio a un Sasuke relajado, con una sonrisa fácil en los labios y los ojos suaves. Y entonces, su cuerpo actuó. Se lanzó hacia él, enredando los brazos alrededor de su cuello y besándolo con una vehemencia que le quitó el aliento. Sintió los labios de Sasuke responder con igual intensidad, y la única mano de este se posó en su mejilla con una ternura devastadora.

—Dios, te extrañé tanto, Sasuke —oyó salir de su propia boca, mientras llovía besos por todo su rostro.

Desde el fondo de su propia conciencia, el verdadero Naruto solo podía observar, paralizado. Vio la felicidad desprevenida en los ojos de Sasuke, sintió la caricia que prometía amor y pertenencia, y su mundo, su realidad gris y agotada, se resquebrajó por completo.

¿Qué está pasando?, pensó, atrapado en el cuerpo de un hombre que tenía todo lo que él anhelaba sin saberlo. Ya no podía actuar. Solo podía ver. Y sentir. Y la sensación más abrumadora era la de un hogar que nunca supo que existía.