Chapter 1: Día 1 - Shibari
Summary:
Día 1 - Shibari
Pareja: Stancest
Resumen: Stan y Ford quieren probar cosas nuevas. Ford sugiere un antiguo arte japones. El resultado es un juego muy íntimo y erótico entre los dos.
Notas y advertencias: Contenido para adultos, incesto explicito.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Cuando Ford lo había sugerido (ambos estaban listos para darle un poco más de “sabor” a su relación”), Stan realmente no se había puesto a reflexionar demasiado cómo sería la cosa. Ser atado no era una experiencia que fuera nueva para él, ni mucho menos una de sus favoritas; pero serlo por Standford...fue una idea que resultó inesperadamente excitante.
La experiencia estaba resultando... mucho más íntima de lo que Stan se hubiera imaginado.
***
Para este punto habían pasado ya todos los juegos previos, y un poco de plática nerd también.
[¿Sabías que esta práctica se remonta al periodo Edo de Japón? Los samuráis lo utilizaban como una forma de atar a sus prisioneros, de hecho, cada nudo solía tener un significado diferente…]
Stan, honestamente, había dejado de escuchar después de los primeros dos minutos, demasiado concentrado en la forma en que Ford estaba preparando las cuerdas.
***
Sentía el calor consumirlo lentamente. Las manos de Ford, las grandes, fuertes y varoniles manos de Ford, no habían dejado un solo centímetro de su expuesta piel sin tocar. Estaba totalmente desnudo sobre la suave colchoneta, recostado sobre el pecho de Stanford quien desde atrás había estado manipulando las suaves cuerdas con maestría.
—Dime si es demasiado íncomodo... demasiado apretado... ¿doloroso?...
Eran palabras que Ford había estado repitiendo durante todo el proceso. Stan estaba seguro que jamás nada había sido tan “demasiado” en su vida, sin embargo, descubrió que este no era un “demasiado” que quisiera que terminara.
—Solo mírate. — Escuchó la ronca voz de Ford contra su oreja, agitada y emocionada a partes iguales.
Habían colocado un gran espejo frente a ellos, de esa forma ninguno se perdería nada de lo que estaba pasando; Stan podía tener la seguridad y confianza de ver exactamente lo que estaba haciendo Ford, y Ford podía observar claramente las expresiones de Stan y asegurarse de no estar lastimándolo.
Stan abrió los ojos; que había cerrado en algún punto para concentrarse más en el ardor del cuerpo de su hermano tras él y el suave roce de cuerdas y manos sobre su cuerpo; cuando se vio a sí mismo, sintió otra ola de puro calor recorrerlo de pies a cabeza. La vista era de verdad obscena. Se veía y sentía tan abierto y expuesto.
La cuerda roja recorría todo su torso, formando intrincados y elegantes patrones sobre su piel a través de un sinfín de nudos repartidos estratégicamente. Las piernas abiertas, muñecas y tobillos atados juntos, evitando cualquier intento de cerrarlas; su pene alzándose orgulloso, rojo y babeante en medio de ellas. Su cara totalmente roja por la excitación y algo de vergüenza. Stanford detrás de él, apoyando la cabeza sobre su hombro, lamiéndose lentamente los labios; su miranda brillante, hambrienta y salvaje,
Definitivamente era demasiado.
No era capaz ni siguiera de articular palabras, solo atinaba a gemir. Las manos de Ford, que volvieron a la acción después de la pausa contemplativa, pellizcaron los pezones que se sobresalían, duros, entre las cuerdas.
Stan soltó otro gemido, que fue más bien un pequeño grito, ante la sensación; ganándose una risa grave, increíblemente sexy, de parte de su hermano. Sus caderas saltaron involuntariamente a pesar de la realmente poca libertad que tenía, su miembro goteó un poco más. Ford fue moviendo lentamente sus manos hacia el sur, siguiendo la ruta que marcaban las cuerdas, recorriendo cada patrón que él mismo había creado.
Finalmente, después de lo que Stan sintió como horas enteras, Ford alcanzó su miembro, rodeándolo con sus seis dedos, recorriéndolo desde la base, acariciando la cabeza y volviendo a bajar. Stan volvió a gemir, más alto y ronco esta vez, dejando caer su cabeza hacía atrás contra el hombro de Ford. La mano de Stanford, que estaba empapada en lubricante por lo que se deslizaba fácilmente, comenzó a dar pequeños jalones.
La vista, las sensaciones (de las manos expertas de su hermano, de las cuerdas apretando su piel y restringiendo sus movimientos, del caliente aliento de Ford derramándose sobre él, de su dureza obvia contra su espalda baja). Todo era demasiado.
Stan se vino, fuerte y ruidoso sobre la mano de Ford; su simiente saliendo disparada, manchando su barriga. El orgasmo más potente que había sentido en un buen tiempo.
***
—¿Te gustó?
Preguntó Ford, después de un rato en el que ambos habían atinado solo a jadear, tratando de recuperarse.
—¿Y todavía lo preguntas?
Fue lo primero que Stan fue capaz de articular, aún con la respiración un poco agitada.
—Quería estar seguro.
Stan pudo sentir la sonrisa de satisfacción en su voz, sacándole a él mismo una sonrisa. Tenían que hacer esto más seguido, definitivamente.
Notes:
Se los advertí, corto y no muy elaborado XD
Espero que al menos haya sido entretenido de leer.
Suponiendo que no muera de vergüenza, nos estaremos viendo por acá diario jeje XD
Sayo!
Chapter 2: Día 2 - Pet Play
Summary:
Día 2 - Pet Play
Pareja: BillStan
Resumen: Stan es la mascota de Bill. Sí, eso es todo.
Advertencias: Bill wins AU, esclavitud.
Notes:
¿Algún día me cansaré del escenario en el que Bill gana y conserva a Stan como su esclavo/esposa/trofeo?
La respuesta es no.
Por aquí veremos mucho de eso XD
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Chapter Text
—Sube
Demandó Bill, palmeando ligeramente su regazo.
Stan hizo todo lo posible por evitar que algún gesto de desagrado asomara en su cara y procedió a hacer lo que le ordenaron, sentándose a horcajadas sobre los muslos de Bill, quien se encontraba sentado sobre su trono.
—Así me gusta... tan obediente.
Recorrió con el dorso de su mano la mejilla de Stan, provocándole un pequeño temblor. Jaló ligeramente la cadena azul neón conectada al collar de su cuello, haciéndolo acercar más, maravillado de que no pusiera ningún tipo de resistencia; por fin había aprendido su lugar.
Y a pesar de eso, el desafío no abandonaba jamás su mirada. Eso lo hacía desearlo aún más.
—¿Te portarás bien esta noche?
Procedió a recorrer con sus manos esos muslos calientes, gloriosamente abiertos para él. Ante la falta de respuesta, llevó una mano hacia la nuca del hombre, jalando fuertemente los cabellos.
—¡Contesta! — Demandó, su tono no era peligroso… aún. —¿Te portarás bien?
—Sí.
Fue la simple respuesta, por el momento fue suficiente para complacerlo. Amaba estos juegos.
El mundo era suyo. Stan también.
Por fin tenía todo lo que siempre quiso. Todo lo que merecía. Y estaba más que dispuesto a disfrutar de su añorada fiesta eterna.
Bill rodeó a su humano con sus brazos, acercándolo más a él. Stan llevó instintivamente sus manos al frente, tanto para mantener el equilibrio como para intentar mantener cierta distancia, algo que sabía completamente inútil pero que el necio de su instinto insistía en mantener.
A Stanley realmente no le importaba el estilo de vida que se había visto obligado a llevar. En lo que cabe, era tratado bastante bien, tenía todo lo que pudiese desear y, lo más importante, podía mantener a su familia a salvo por el (nada pequeño) precio de complacer al demonio que había conquistado su dimensión con la más pura y demente de las locuras en todos y cada uno de sus caprichos. En retrospectiva, todo podría ser muchísimo peor de una infinidad de maneras, así que ¿Por qué no aprovechar y disfrutar de lo que tenía y podía conseguir? Solo debía seguirle los juegos a Bill. Respiró hondo, buscando relajarse y entonces sonrió.
Deslizó sus manos por la figura piramidal que tenía en frente, llevándolas a posarse en cada lado, a la altura de su ojo. Su respiración se agitó al sentir las manos sobre su cuerpo comenzar a manosearlo con mayor ímpetu. Las leguas de Bill se hicieron presentes, uniéndose felizmente a recorrer su cuerpo. No intentó contener sus gemidos, sabía que a Bill no le gustaba que lo hiciera.
El calor aumento al sentir el miembro de Bill recorrer sus muslos. Sabía lo que venía ahora. Una parte de él, una parte muy enferma de él, lo esperaba con ansias.
Después de todo, esta era su nueva vida. ¿Por qué aferrarse a lo que había perdido y sufrir por ello cuando tenía la posibilidad de simplemente disfrutar de todos los placeres que tenía ahora a su alcance?
Sabía que era un sentimiento que desaparecería por la mañana, cuando la culpa lo asaltara y la vergüenza lo consumiera lentamente hasta su próximo encuentro.
Pero hasta entonces, ¿por qué no dejarse llevar?
Eso hacía las cosas más fáciles.
Para todos.
Notes:
Siento que pude haber hecho algo mejor con esto. Pero pues, nomás no dio para más U_u
Como siempre, espero les haya gustado.
Chapter 3: Día 3 - Pegging
Summary:
Día 3 - Pegging
Pareja: Stan/Carla
Resumen: Stan quiere probar el sexo anal con Carla, ella acepta con una pequeña condición.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
—¡Ouch! ¡Oye!
Su voz sonó más aguda de lo que le hubiera gustado, más por nerviosismo que por dolor. La nalgada lo había tomado por sorpresa.
—Perdón bebé, no pude resistirlo. No siempre tengo esta vista privilegiada.
La voz de Carla sonó risueña y cristalina detrás de él, aunque indudablemente también un tanto nerviosa. Esta era una experiencia nueva para ambos después de todo.
Stan ni siquiera estaba muy seguro de cómo es que había terminado así, sobre sus manos y rodillas encima de la cama.
Había escuchado sobre el sexo anal y desde entonces moría de curiosidad por probarlo. Su noviazgo con Carla contaba con la suficiente confianza para no dudar demasiado en proponérselo, con insistencia. Con mucha, mucha insistencia.
La suya era la mejor relación que había tenido jamás. Ambos se entendían de una manera extraordinaria, se divertían tanto, se tenían confianza. Incluso, habían perdido la virginidad juntos. Les gustaba experimentar, así que pensó que eso sería una buena forma de probar algo nuevo.
Carla no había amado la idea.
—Por ahí duele más ¿no?
Stan suponía que sí, después de todo se trataba de un agujero más pequeño y apretado. Pero había escuchado que había técnicas para hacerlo menos doloroso y muy disfrutable.
Fue tanta su insistencia que Carla, su dulce y amada Carla quien rara vez le negaba algo rotundamente, terminó aceptado.
Con una condición.
—Tú primero.
—¡ Yaju! Espera ¿qué?
La idea era simple ¿no? Qué mejor manera de convencerla de que no sería algo insoportablemente doloroso o desagradable que pasando él mismo primero por ello. Stan había estado tan emocionado que terminó aceptado. Ahora, al momento de la verdad, ya no estaba tan seguro.
***
Al final era también un juego entre ambos. Ver quién cedía primero.
Carla estaba segura de que en cualquier momento Stan se echaría para atrás, entonces tendría la excusa perfecta para pedirle que dejara de insistir. Stan sabía que eso era lo que Carla estaba esperando y no estaba dispuesto a darle la razón. Se había convertido en una competencia. Y eso tenía su propio encanto.
—¿Estas listo?
—Yo nací listo, bebé.
Estuvo a punto de tragarse sus palabras cuando sintió el primer empuje del consolador contra su agujero. Para este punto había pasado ya por una ligera preparación con los dedos de Carla y mucho, mucho lubricante; pero los pequeños y delicados dedos de su chica no podían compararse con… esa cosa.
Aún seguía preguntándose de donde lo había sacado Carla [ Tengo mis métodos, amor ]. Era tan grande como su propio miembro [ Si lo que quieres es convencerme de que no va a dolerme, necesitas experimentar el mismo tamaño, para que veas bien lo que se siente ], y extrañamente de color lila. Las correas eran blancas.
—¿Todo bien?
Preguntó ella, con genuina preocupación. Si Stan iba a pedir que pare, este sería el momento perfecto, antes de ir demasiado lejos.
Stan simplemente se limitó a asentir con la cabeza, no iba a rendirse ahora. Carla no estaba tan segura, pero decidió seguir hasta donde Stan se lo permitiera; dio otro pequeño empuje de caderas logrando que el dildo se deslizara limpiamente casi hasta el fondo debido a la gran cantidad de lubricante que habían usado. Demonios, a pesar de no ser su propia carne, para ella se había sentido demasiado bien.
Stanley jadeó. La forma en que su cuerpo se estiraba y apretaba contra ese objeto ajeno a él era doloroso sin duda, pero inesperadamente excitante, obsceno. Sintió a Carla recargar su pecho contra su espalda, el suave peso y calor de sus redondos senos desnudos lo embriagó.
—Intenta moverte.
Carla lo hizo, lentamente. Salió casi por completo y volvió a empujar. Stan jadeó más fuerte. El movimiento había provocado que el ángulo de la penetración cambiara y ahora el juguete presionaba directamente contra algo dentro de él que lo hizo ver chispas de colores.
¿Qué demonios era esa cosa?
Apretó fuertemente las sábanas debajo de él. Carla siguió empujando y cada vez que rosaba ese botón interno Stanley jadeaba y se retorcía.
El acto no duró demasiado. Tampoco fue preciso ni perfecto. Pero sí que fue toda una experiencia.
Al terminar ambos permanecieron jadeando sobre la cama, el arnés descartado y olvidado a un lado.
Lo había hecho. A pesar del entumecimiento en su trasero, Stan se sentía orgulloso de sí mismo.
—Y entonces ¿me darás tu chiquito?
Carla soltó una risita. Había conocido una parte de su novio que no había visto antes (en más de un sentido) y debía aceptar que le había gustado bastante; se preguntó qué otras cosas podían hacer con ese nuevo juguetito, definitivamente tenía que usarlo otra vez.
Por el momento, Stan sin duda merecía una recompensa, pues, a parte de todo, le había demostrado que era un hombre que cumplía con su palabra; lo más justo era que fuera reciproco. Solo asintió ligeramente con la cabeza sin dejar de sonreír, soltando otra cristalina risa cuando Stan se lanzó a llenarla de besos.
Notes:
Creo que es la primera vez que escribo hetero. Si es que a esto se le puede llamar hetero XD
Chapter 4: Día 4 - Blindfolded
Summary:
Día 4 - Blindfolded
Pareja: BillStan, Stancest
Resumen: Stan, debido a la venda sobre sus ojos, no se da cuenta del momento en que Bill toma el lugar de Ford.
Notes:
Advertencias:
Posesión demoniaca (consensuada),
Universo Alterno (una extraña mezcla entre OneofUs y EvilTwin, aquí Ford está consiente y de acuerdo con los planes de Bill durante la construcción del portal).
Cambio de pareja (esto sí es no consensuado, o al menos no consiente)
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
—¿Ford? ¿Eres tú?
Bill sonrió. El muchacho era lo suficientemente perspicaz como para notar que algo había cambiado. Desgraciadamente, para él, no había nada que pudiera hacer al respecto.
— ¿Quién más?
Contestó, deslizando una mano por el costado de Stan, asegurándose de que pudiera sentir cada uno de los seis dedos de Stanford. Su sonrisa se amplió al sentir y ver al castaño jadear bajo sus caricias.
Stan se encontraba sobre la cama, las muñecas esposadas a los postes de la cabecera y los ojos cubiertos por una venda blanca. Las ataduras habían sido completamente consensuadas, aunque, claro, pensando todo el tiempo que con quien pasaría esa noche sería con Stanford. Bill, en el cuerpo de Ford, se encontraba sentado a horcajadas sobre sus caderas, disfrutando la vista y dispuesto a disfrutar mucho más. Después de todo ¿por qué no aprovechar el regalo que le había hecho su buen amigo?
No sabía qué lo deleitaba más: la oscuridad implícita en las acciones de Ford, prueba inequívoca de su verdadera y caótica naturaleza; la devoción demostrada hacia él (Bill sabía la obsesión y posesividad que Ford sentía por su gemelo, el hecho de que quisiera compartirlo decía muchísimo); o el hecho de tener a Stan así, a su completa disposición.
Tal vez Stanley no tenía el mismo potencial que Stanford, al menos no en las mismas áreas, pero sin duda tenía su propio y muy marcado encanto. Su personalidad rebelde y desafiante, sin embargo tan sumisa cuando se trataba de su hermano (por mucho que Stan quisiera negarlo), era sin duda atrayente. Su cuerpo, tan parecido al de Ford y al mismo tiempo tan diferente, era tan tentador.
Debía poseerlo, debía tenerlos a los dos.
Sintió el cuerpo de Ford reaccionar a sus pensamientos. Se lamió los labios. Tal vez no entendía del todo cómo funcionaba el cuerpo humano, pero en estos casos siempre era más divertido simplemente dejarse llevar por los instintos que éste tenía.
Siguió recorriendo el cuerpo de Stan con las manos (qué frustrante poder usar solo dos). Se inclinó sobre él, acercándose a olfatear su cuello para después comenzar a mordisquearlo, ganándose nuevos jadeos y gemidos de parte de Stan. Clavó sus dientes con más fuerza.
—¡Ah! Stanford ¿qué demonios?
Stan se quejó, aparentemente molesto, pero el pequeño brinco de algo sobre lo que Bill estaba sentado delató otra cosa. Sin duda tenía tendencias masoquistas. Bill amó eso. Se rio.
—Sé que te gusta.
Comentó. No había caso en negarlo, más allá de lo divertido que eso era. Bill se levantó, odiando separarse de ese cálido cuerpo, pero queriendo ajustar su posición (malditas leyes físicas, sería de lo primero que se desharía); despojó a Stan se sus pantalones y se posicionó entre sus piernas, embriagándose del calor que parecía emanar de sus muslos.
Volvió a relamerse los labios. Esa sería una noche muy divertida.
****~~~***
Stan sintió una mano remover la venda que cubría sus ojos. La habitación se encontraba a media luz, sin embargo, eso no le impidió sentirse encandilado después de tanto tiempo en la oscuridad. Seguía con la respiración totalmente agitada, su cuerpo entero dolía de tantas deliciosas maneras.
Cuando su vista se hubo aclarado, lo primero que vio fue el rostro de Stanford que lo miraba con curiosidad.
—¿Todo bien?
Preguntó con voz un tanto preocupada. Stan, sin embargo, ni lo escuchó.
—¿Dónde aprendiste a hacer eso?
Demonios, debía ser el mejor sexo que había tenido en, bueno, toda su vida. No sabía que Ford pudiera llegar a ser así de... ¿de qué? ¿apasionado? ¿salvaje? Ni siquiera estaba seguro, pero era algo que sin duda quería volver a experimentar, a pesar de lo aterrador que había llegado a ser en un momento tanta sobreestimulación.
Stanford se río. Tal vez era solo su mente que se sentía totalmente fatigada (al igual que su cuerpo), pero Stan habría jurado que incluso su risa fue diferente durante el acto. No le dio importancia. Esperó pacientemente a que Ford terminara de desatarlo y se acostara a su lado, abrazándolo posesivamente.
Stan correspondió al abrazo, acomodándose mejor sobre el pecho Stanford. Aún no entendía bien la razón por la que lo había llamado después de tantos años separados, ni tampoco de qué se trataba toda su dichosa investigación, Ford solo le había dicho que trabajaba en algo que cambiaría al mundo, que cambiaría la vida de ambos para siempre.
No había insistido. Pensó en ese momento (y en tantos otros) que mientras pudiera estar entre los brazos de su hermano, no le importaba nada más.
Debido a la oscuridad y la posición, no pudo notar la sonrisa oscura que surcó el rostro de Ford ni el brillo amarillo que destelló en sus ojos por un momento.
Notes:
Seguimos con esto X/////D
Gracias por leer.
Chapter 5: Día 5 - Knifeplay
Summary:
Día 5 - Gunplay/Knifeplay
Pareja: Bill (en cuerpo de Ford) x Stan
Resumen: Cuando Stan llega a Gravity Falls, descubre que su hermano está siendo acosado por un extraño demonio. No lo hubiera creído sino fuera porque lo vio poseerlo justo frente a sus ojos ¿Qué está dispuesto a hacer para evitar que Stanford siga siendo lastimado?
Notes:
Advertencias:
Posesión demoniaca (esta vez, completamente no consensuada)
Knifeplay (Juego con cuchillos)
Elementos de abuso y tortura
Autolesionamiento
Sangre
Sadomasoquismo
Bill siendo Bill (muy, muy enfermo)
Puede que no sea muy agradable de leer, proceder con precaución.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Stanley había conocido demasiada gente peligrosa a lo largo de su vida. Las calles eran el lugar ideal para eso, y él había recorrido las calles más recónditas de más de un país. No era ajeno a lo sobrenatural (eso era otra cosa que te encontrabas), sabía que muchos de los jefes criminales más peligrosos habían conseguido su poder a base de tratos con seres extraños e inimaginables. Había visto demasiada mierda.
Sin embargo, nada lo habría preparado para descubrir que su propio hermano se había metido en este tipo de líos.
Cuando recibió la postal de Stanford pidiéndole que viniera, se había imaginado que estaría atravesando alguna especie de problema para el que necesitara su ayuda y él, por supuesto, había salido de inmediato hacia él, dispuesto a lo que sea. Lo que sea, con tal de obtener un perdón. Jamás se imaginó que dicho problema tuviera que ver con que un demonio se había apoderado, por alguna razón, de su cuerpo.
Stanford no había tenido oportunidad de explicarle nada. Apenas Stan llegó a su casa y se hubieran saludado (de una manera mucho más fría de lo que se había imaginado en sus fantasías), Ford había sufrido una extraña transformación justo frente a sus ojos.
Su mirada cambio de pronto, sus ojos (que por un momento se vieron invadidos del más puro pánico, solo un instante antes) se volvieron sobrenaturalmente brillantes, parecían los ojos de un gato. Su cara se deformó con una sonrisa demasiado grande y grotesca para ser considerada humana.
Stan supo de inmediato que algo se había apoderado de él.
—¡Por fin nos conocemos, Stan!
Fueron las primeras palabras que dijo el ser, con la boca de Stanford.
Stanley se llenó de un miedo que no había sentido nunca. Se supo en peligro y al mismo tiempo supo del peligro que corría su hermano. Pero ¿cómo defenderse o luchar contra algo que ni siquiera estaba realmente ahí? ¿cómo sin hacer daño al cuerpo de Ford?
Vio con horror como su hermano se lastimaba a sí mismo, el ser encontrando al parecer un deleite demoniaco en golpearlo contra lo que sea que tuviera cerca (muebles, paredes) y clavarle toda clase de objetos punzantes sin darle a Stan la oportunidad de intentar detenerlo.
—¡Basta! ¡Deja de lastimarlo!
Le gritó cuando lo vio intentar clavar un cuchillo en el pecho de Ford.
—No sé quién eres o qué quieres, pero tienes que detenerte.
El sujeto, para su sorpresa y alivio, se detuvo.
—Qué modales los míos. No me he presentado — Dijo con su extraña voz distorsionada, aún con el cuchillo amenazadoramente contra la piel de Stanford — Mi nombre es Bill Cipher. Y estoy aquí para cobrarle a tu hermano algo que me debe.
¿En qué demonios de había metido Stanford?
—Escucha, no sé a qué te refieres, pero tienes que dejar de hacerle daño... tiene que haber otra forma...
—La hay, pero el necio de Ford se niega a cooperar. Tiene que ser castigado por eso... además esto es divertido, necesito desquitarme de alguna forma...
—Entonces, desquítate conmigo... hazme a mí lo que quieras...
Eso finalmente hizo que el tipo, Bill (¿así dijo que se llamaba?), bajara el cuchillo, pero no lo soltó en ningún momento, le dirigió a Stan una intensa mirada; sin dejar de sonreír de esa manera tan perturbadora, se dirigió hacia donde estaba hasta acorralarlo contra una pared cercana.
—¿De verdad estarías dispuesto a hacer eso? — Preguntó con diversión.
— Sí — Stan contestó sin pensarlo, ganándose una risa aguda.
—¡Un mártir! ¿No es tierno, Stanford?
Bill se quedó quieto, como escuchando una respuesta que Stan no pudo oír. Volvió a soltar una carcajada, levantando nuevamente el cuchillo, esta vez hacia la garganta de Stan.
—Muy bien Stan, vamos a divertirnos un rato si tanto insistes. Quítate la ropa.
Stan tembló, pero no iba a desaprovechar la oportunidad. Sin pensarlo mucho, se quitó la pesada chamarra roja y la polera blanca que traía debajo, arrojando las prendas al suelo; temblando tanto de frío como de temor.
Bill lo observó de arriba abajo.
—¡Lindo!
Comentó simplemente antes de volverse a acercar, levantando el cuchillo y colocando su punta contra la piel expuesta de Stan, cerca de su cuello. El temblor del cuerpo de Stan aumentó, pero no intentó alejarse. Bill hizo un pequeño corte, no profundo, a penas lo suficiente para sacar una pequeña gota de sangre.
Stan siseó. No había sido algo muy doloroso, pero el metal frío contra su piel lo hizo estremecer.
—Muy lindo.
Volvió a comentar Bill, haciendo un nuevo corte, esta vez un poco más largo y profundo. Stan no pudo evitar un pequeño gemido.
Bill se dedicó entonces a hacer cortes a lo largo y ancho de su pecho y su barriga, mirando con intensidad como las líneas rojas seguían el camino que iba marcando con el cuchillo. Gotas y pequeños hilos de sangre pronto comenzaron a adornar todo el torso de Stan, creando diferentes formas y patrones que parecían hipnotizar a Bill.
Stan trataba de concentrarse en su respiración, sin poder evitar jadear, los cortes eran más pequeños y gentiles de lo que se había imaginado, pero eran tantos y tan seguidos que sin duda había comenzado a ser doloroso, más que doloroso, de hecho. Un corte especialmente profundo lo hizo soltar un pequeño grito.
Bill se lamió los labios, miró la cara de Stan, distorsionada por el dolor, una pequeña lagrima descendió por la mejilla del muchacho, quien había apretado los ojos fuertemente. Esto era sin duda mucho más divertido y estimulante de lo que se había esperado. Se acercó más al cuerpo caliente que tenía a su merced. Sacó la lengua y comenzó a lamer las heridas que había creado, provocando otro grito de Stan, esta vez de sorpresa. Se rio, pero no se detuvo. Ese sabor era adictivo.
Stan se había apretado contra la pared que tenía detrás, como si quisiera fundirse con ella, inconscientemente tratando de escapar de las sensaciones.
—Eres delicioso — Escuchó a Bill decir con voz embriagada — Tan dulce. Incluso con las pobres papilas gustativas de los humanos puedo sentirlo.
Seguía lamiendo, recolectando las dulces gotas e hilos de sangre, escuchando a Stan gemir y jadear. Se incorporó para acercarse a la cara de Stan y lamer también las lágrimas que surcaban sus mejillas. ¡Que delicioso contraste de sabores! Dulce contra salado. Hizo un corte en una de las mejillas y procedió a lamerlo también.
Stan soltó otro grito. Bill volvió a descender hacia el pecho. Rodeó los pezones con su lengua. Bajó poco a poco. Terminó arrodillándose en el suelo entre las piernas abiertas de Stan, cortando y lamiendo ahora la parte baja de su barriga, descendiendo más. Llevó sus manos hasta los bordes del pantalón, jalándolo un poco hasta descubrir su pubis. Ahí hizo más cortes que procedió a lamer. Más dulces gemidos. Descubrió, con algo de sorpresa, que un bulto se había formado en los pantalones de Stan.
¡Qué interesante!
Soltó otra risa. Stan llevó sus manos hacia su cara, lleno de vergüenza y humillación. Odió su traicionero cuerpo.
Bill estaba dispuesto a seguir, arrancar esos pantalones y descubrir lo que había debajo, probar más partes de Stan; pero sentir algo escurrir por su mejilla lo hizo detenerse, el ojo de Stanford había comenzado a sangrar, indicación de que estaba a punto de colapsar. Soltó un gemido de decepción.
¡Malditos cuerpos humanos y su fragilidad!
Se puso de pie nuevamente y se pegó a Stan, manchando la ropa de Stanford con la sangre de su hermano; hundió la cara contra su cuello, mordiendo fuertemente. Otro grito de dolor.
— Un día, Stanley — Dijo con voz hambrienta, lamiendo la sangre que había extraído ahora de la mordida— Un día... voy a arrancar tu piel con mis propias garras, voy a lamer tu sangre con mi propia lengua...
¡Qué emoción solo pensarlo!
Siguió lamiendo el cuello de Stan, murmurando todos los planes que tenía para él; ahora que lo había probado, no había forma que lo dejara escapar.
Finalmente, el cuerpo cansado de Ford lo expulsó.
Stan sintió el peso muerto del cuerpo de su hermano contra él y se asustó. Temió que hubiera muerto. Sentirlo respirar contra su pecho lo tranquilizó, pero no se atrevió a moverse. El pecho y su mejilla ardían. Stanford comenzó a temblar.
Finalmente, Ford se separó. Para su gran alivio, Stan descubrió que los que lo miraban eran los conocidos ojos de iris azules; cansados y ojerosos (lagrimas sangrientas descendían por su mejilla), pero sin duda eran los ojos de su hermano.
—Stanley — habló Ford finalmente, su voz sonó quebrada, parecía a punto de ponerse a llorar. —Lo siento tanto.
Stan lo abrazó. No pudo evitarlo. Las heridas de su pecho escocieron, cosa que no le importó. Ford volvió a temblar contra él, no hizo intento de alejarse.
Notes:
El más largo, hasta ahora. Creo que me emocioné demasiado con esto x////X
Creo que a parir de ahora, las cosas se pondrán un poco más oscuras y turbulentas. Nuevamente, solicito su precaución.
Chapter 6: Días 6 - Dom/Sub
Summary:
Día 6 : Dom/sub
Pareja: FordxStan
Resumen: El Stanford que salió del portal es un tanto más oscuro de lo que Stan recordaba... y eso era muy excitante.
Notes:
Advertencias:
Un Ford algo oscuro (yo diría, más mamón que malvado XD)
Incesto (por si no estaba claro)
Dinámicas Dom/Sub
Sin sexo explicito (sorry XD)
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
La primera vez, Stan tenía la excusa de que lo había tomado por sorpresa.
Ford le había dicho que, al terminar el verano, cuando los niños hubieran regresado a su casa, tenía que regresarle su nombre y su propiedad, así como terminar para siempre con la Cabaña del Misterio.
Stan no iba a ceder fácilmente, Ford no tenía ningún derecho, por mucho que tuviera razón en que tanto la cabaña como la identidad seguían siendo suyas. No podía esperar que Stan tirara todo a la basura como si nada. No podía pretender que simplemente se fuera por donde vino hace 30 años. Stanley le había reclamado con indignación y enojo, ganándose más reclamos de Stanford quien entonces lo llamó un descarado.
La discusión llegó a lo físico rápidamente y, nuevamente, se sorprendió de lo fácilmente que su hermano era capaz de inmovilizarlo ahora. Stan sabía que era viejo, pero también que aún tenía algo de agilidad y fuerza, que podía librar una batalla y ganarla. Ford, sin embargo, estaba en una mucho mejor forma que él, y era obvio.
Ford lo aprisionó contra la pared, sujetando sus muñecas por encima de su cabeza y presionando su cuerpo contra el suyo. Stan jadeó, sintiendo la cara de Ford muy cerca, demasiado; se retorció, comenzando a sentirse incómodo.
—En ningún momento dije que tú tenías que irte.
Lo escucho decir, inclinándose más contra él si era posible. Stan lo miró sorprendido. ¿Qué quería decir?
—Sin embargo, ¿qué estarías dispuesto a hacer para quedarte?
Stan respiró agitado por el esfuerzo de querer soltarse, esto era demasiado íntimo. Rara vez se sentía así de invadido e indefenso.
—¿Tío Stan?
Ambos se paralizaron al escuchar la ligera voz venir desde arriba. Stanford fue el primero en reaccionar, soltando a Stan y retirándose del recibidor. Cuando Dipper y Mabel doblaron hacia la escalera encontraron a Stan solo y (esperaba él) recompuesto.
—¿Qué pasa, calabaza?
Intentó aparentar normalidad, estaba orgulloso de que su voz no lo hubiera traicionado.
—Escuchamos ruidos.
—¿Estaban peleando otra vez?
—Claro que no, solo estaba acomodando unas cosas. Regresen a dormir.
—Pero...
—Dije: a dormir.
Los niños no tuvieron más remedio que obedecer, aunque quejándose durante todo el trayecto de regreso a su habitación. Stan se dirigió también a la suya. El recuerdo del peso y calor de su hermano contra él, de la forma tan fácil en que lo sometió; no lo dejaba en paz. Sentía su rostro y su pecho arder.
***
Los días siguientes fueron relativamente normales. Todos en la cabaña debieron acostumbrarse a la nueva presencia de Stanford.
A los niños les fue fácil. Aunque de forma diferente, ambos estaban muy emocionados con su nuevo tío. Stanley en cambio, muchas veces olvidaba que por fin había logrado su propósito. No era fácil abandonar viejos hábitos, sobre todo aquellos nacidos desde la desesperación; como, por ejemplo, la necesidad de ir al sótano a media noche a seguir trabajando en el portal. Muchas veces llegaba hasta la máquina dispensadora solo para recordar que ya no tenía nada a qué bajar. No había vuelto a pisar el laboratorio desde que Ford había regresado.
Encontrarse a Ford de pronto por la casa era también algo que llegaba a tomarlo por sorpresa; después de todo, su hermano pasaba la mayor parte del tiempo en el sótano y era raro que deambulara en la parte de arriba. Stan siempre tenía un torbellino de emociones encontradas cada que ocurría: alivio de poder ver a su hermano después de haber pensado por tanto tiempo que no lo lograría; tristeza de saber que su relación parecía rota al punto de lo irremediable; coraje de que Stanford no fuera capaz de apreciar, ni mucho menos agradecer, nada de lo que hizo en esos 30 años y, por último, vergüenza, al recordar la noche en que regresó y sentir sus entrañas y rostro calentarse a niveles que no podían ser considerados sanos ni normales.
Suspiró con cansancio, se encontraba solo en la tienda, era un día de poca concurrencia. Los chicos se encontraban afuera jugando con Soos y Wendy cuando Stanford salió por la puerta oculta hacia el sótano. Stanley tragó saliva, quiso pretender que no le importaba la presencia de su hermano en la misma vacía habitación que él y hacer como que no lo había visto. Por eso, no se dio cuenta del momento exacto en el que Ford se había acercado tanto, hasta que lo sintió presionarse contra él, empujándolo.
Ford lo inmovilizó contra el aparador. Stan soltó un pequeño grito que fue más de sorpresa y frustración que otra cosa.
—Sixer, ¿qué pasa contigo?
—No pensé que fueras del tipo que baja tan fácilmente la guardia, Stan.
—No esperaba ser atacado en mi propia casa.
—Esta no es tu casa, creí que eso estaba claro.
Stan soltó otro quejido de frustración, pero se quedó paralizado al sentir algo duro presionarse contra su trasero. Su rostro se calentó de una forma vergonzosamente rápida, una ola de calor retorció sus entrañas. No pudo evitar un gemido traicionero.
—Ford.
—Qué fácil eres.
Otra ola de vergüenza lo recorrió ante las palabras de Stanford. No era justo. El poder que Ford tenía sobre él no era justo. Se mordió los labios. A pesar de sus palabras, Stanford no lo soltó, ni tampoco dio muestras de desagrado, por el contrario, se restregó más contra Stan, haciéndolo soltar más gemidos.
—Ford...¡ah!... los niños... pueden entrar en.… ah... cualquier... cualquier momento...
Logró decir, entre jadeos, entre cada empuje de su hermano contra él.
Para su sorpresa (y vergonzosa decepción), Ford se detuvo, pero no se separó, colocó una mano (que Stan sintió imposiblemente caliente) sobre su cadera.
—Siempre podemos ir a un lugar más privado.
Sugirió Stanford. Su voz sonaba ronca, oscura. Stan sintió su rostro enrojecer con mayor intensidad.
—¡Estas loco! —Le espetó.
—¿Lo estoy?
Stan no contestó. Dejó caer su cabeza sobre el aparador.
—Sabes cómo llegar al sótano. Puedes bajar cuando quieras. —Ford habló directamente en su oreja, arrancándole otro estremecimiento — Pero si lo haces, será porque estas consciente y de acuerdo con lo que va a ocurrir ahí.
El hecho de que Stan no se hubiera derretido ya para este punto era inexplicable.
—¿Y qué es lo que va a ocurrir si bajo?
—Voy a cogerte como si no hubiera un mañana.
Stan volvió a jadear ¿Por qué la idea lo emocionó tanto? No podía permitirse esta humillación. Tenía que reaccionar, alejar a Stanford de él, reclamarle su bochornoso y pecaminoso comportamiento, proteger su dignidad o lo que sea que le quedara. Pero no logró hacer nada de eso.
Stanford se incorporó, separándose finalmente y volvió a desaparecer por la puerta oculta. Stan se quedó ahí por un momento, sin hacer nada, aun procesando lo que había pasado. Cuando escuchó las voces de los chicos peligrosamente cerca, no se creyó con energía para pretender que nada había pasado; se levantó (haciendo una mueca ante el dolor de espalda) y huyó por la puerta de “solo empleados” hacia el baño.
***
Las horas siguientes parecieron correr de una forma graciosa, lenta y al mismo tiempo apresurada. Cuando se dio cuenta era hora de cenar. Por suerte, el desconcierto al que lo había sometido su hermano no le había impedido seguir con sus actividades una vez que se hubiera recompuesto un poco.
Si Dipper y Mabel encontraron algo raro en su comportamiento, no comentaron nada, sin embargo, Stan los vio intercambiar miradas de vez en cuando. No quería preocupar a sus sobrinos.
—El tío Ford no subió a cenar...otra vez
Comentó Dipper, mirando insistentemente hacia la entrada de la cocina, como si esperara que su otro tío entrara por ahí en cualquier momento.
—Deber ser muy solitario vivir todo el tiempo en tu sótano —Añadió Mabel, con tristeza.
—¡Ba! Ford está bien.
Stan le restó importancia. Lo que menos necesitaba ahora era que le recordaran a su hermano.
—Tal vez deba bajar a llevarle la cena, quién sabe si habrá comido algo en todo el día.
—¡NO!
Gritó Stan cuando vio que el niño estaba por levantarse de la mesa. Su voz sonó más fuerte de lo necesario. Tanto Dipper como Mabel voltearon a verlo, sorprendidos. Carraspeó.
—Si te tranquiliza, yo mismo le llevaré algo de comer en un rato. No quiero que ustedes bajen ahí, quién sabe en qué cosas peligrosas esté metido ahora.
Dipper pareció algo decepcionado, pero, por suerte, no insistió.
***
Los chicos se habían retirado a dormir desde hace rato. Stan se quedó a lavar los platos, después se puso a ordenar un poco la cocina. El plato que había prometido bajar descansaba sobre la mesa. Ya se había enfriado, tendría que calentarlo.
Cuando estuvo listo, tardó otro rato en decidirse a sacar la comida del microondas. ¿De verdad iba a bajar? Las palabras de su hermano más temprano resonaron en su cabeza, haciéndolo sentir su cara calentarse rápidamente y su cabeza dar vueltas.
Los niños. Lo hacía por los niños. Especialmente por Dipper. Ford no tenía ningún derecho a preocuparlos como lo hacía. Solo bajaría, se aseguraría de que su hermano siguiera vivo, le dejaría la comida y regresaría a dormir. Tan sencillo como eso.
¿Por qué estaba tan nervioso entonces?
***
Cuando finalmente bajó al laboratorio, todo estaba en completo silencio y oscuridad, con excepción de las luces y sonidos que desprendían todas las maquinas que había ahí. Por un momento, tuvo la impresión de que no había nadie ahí abajo.
Tratando de no sentirse decepcionado, dio la vuelta para regresar al mundo de arriba, pero se topó de lleno con que Stanford estaba justo detrás de él.
—¡Maldita sea! ¡Has ruido cuando te muevas!
Le reclamó Stan, sintiendo su corazón retumbarle en la garganta. Tan solo ver a su hermano le hizo sentir su rostro calentarse intensamente.
Ford se acercó más, haciendo que Stan terminara casi sentado sobre una mesita de trabajo. Se inclinó sobre él, colocando sus manos sobre la mesa a cada lado de la cintura de Stan.
—Te tardaste — Reclamó Ford, llevando su boca hacia un costado del cuello de Stan, justo bajó su oreja y depositando ahí un beso húmedo y caliente.
—¡No es lo que piensas!
Stan no podía empujar a Ford porque aún traía el plato de comida en una mano. Por eso. No por nerviosismo. No por emoción.
—S...solo bajé porque los chicos están preocupados...querían que te trajera la cena.
Ford se incorporó y dio un paso atrás.
—Muy bien, deja el plato sobre el escritorio y retírate entonces.
Stan lo miró con intensidad, no esperaba que Ford lo dejara ir tan fácilmente, intentó nuevamente no permitirse sentir decepción o al menos que no se le notara. Esto era lo mejor.
Con la respiración agitada y el rostro totalmente rojo, dio la vuelta y depositó el plato de comida sobre el escritorio. Sin embargo, no fue capaz de retirarse inmediatamente como debería haber hecho. Se quedó mirando el plato un largo rato, respirando pesadamente. Finalmente se dio la vuelta para encarar a Ford.
—Eso pensé.
Fue todo lo que dijo Stanford antes de lanzarse a devorar su boca, sin permitir a Stan decir una palabra más, volviéndose a inclinar sobre él con todo su peso.
Stan no pudo seguir resistiendo. Llevó sus brazos a rodear el cuello de su hermano, acercándolo más, abrió las piernas para permitirle acomodarse entre ellas, quedando ahora propiamente sentado sobre la mesa.
¡Al diablo todo lo demás!
Notes:
Este resultó todavía más largo XD De nuevo me emocioné jaja Casi 2k palabras y aún así se me hizo muy corto
Le hubiera seguido, pero habría significado descuidar los siguientes prompts XD Tal vez regrese algún día con esto XDGracias por leer :3
Chapter 7: Día 7 - Breeding
Summary:
Día 7 - Breeding
Pareja: BillxStanxFord
Bill y Ford quieren descendencia y quieren que sea Stan quien se las dé. Solo que él no tiene el "equipo" adecuado. Bueno, ese no es un problema en su nuevo mundo.
Notes:
Advertencias:
Transformación (Un hombre convirtiéndose en mujer de manera no del todo consensuada)
Dark Ford (OneofUs, trabaja con Bill y ambos comparten a Stan)
Intensión de inseminación.Dedicado especialmente a mi querida Nanitapop (@gardenvinus en twiter). La idea original es de ella, solo me dio permiso para usarla (y tal vez arruinarla ;_;). Vayan y ámenla >w<
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
La idea había sido de Stanford.
Bill realmente no le había encontrado mucho sentido, al menos, no en un principio. Si la intención era simplemente que Stan fuera capaz de darles decendencia, bastaba solo con unos cuantos y simples ajustes en cierta parte de su anatomía, ni siquiera necesitaba notarse desde el exterior, todo lo demás podía seguir en su lugar.
Ford, en cambio, consideró que era necesario el cambio completo, de manera que el cuerpo de Stan pudiera cuadrar mejor con las necesidades biológicas de su especie. Y, bueno, quién era él para negarle algo a su buen amigo, si al final el resultado iba a ser el mismo.
Podía sentir el cuerpo de Stan temblando bajo suyo, aun procesando la reciente transformación. Por la manera que se había retorcido y gritado, debió ser algo demasiado doloroso; lo cual se pudo haber evitado de haber sido más cooperativo.
Su piel ahora era más suave, sus caderas más anchas; su pecho se había agrandado, formado dos grandes bolas de carne, y su pene había desaparecido (algo que había decepcionado un poco a Bill, sinceramente).
El verdadero atractivo, sin embargo, parecía ser más bien la reacción de Stanford. El hombre prácticamente estaba babeando sobre el nuevo cuerpo de su hermano, sin ser capaz de quitarle los ojos de encima, ni las manos. Parecía tener especial interés en el pecho, amasando con sus grandes manos las pelotas que se habían formado, pellizcando los pequeños botones que las coronaban, arrancando roncos gemidos de la garganta de Stan. Ford murmuró algo que a Bill le sonó como “Princesa Unattainabell” antes de lanzarse a succionar dichos botones, obteniendo ahora pequeños gritos del hombre (la mujer) que yacía debajo, quien comenzó a retorcerse de nuevo ante las atenciones.
Bill apretó más su agarre sobre las muñecas de Stan, restringiendo sus movimientos.
-Shhhh... esto es peor si te resistes, ya lo sabes...
***
Stan se retorcía, tratando de escapar de tantas sensaciones.
Por supuesto que sabía muy bien que resistirse solo terminaba siendo peor, pero es que la estimulación que estaba recibiendo era demasiada, especialmente si se consideraba que su cuerpo era nuevo. Muchas de esas sensaciones no las había experimentado nunca antes en su vida, y por supuesto, el resultado estaba siendo abrumador.
Al final, sabía que no tenía más opción que complacer los caprichos de esos dos dementes que se había autoproclamado dueños del universo, pero eso no hacía las cosas más fáciles.
La transformación había sido dolorosa, sus músculos al reacomodarse hicieron que su cuerpo entero ardiera como si estuviera en carne viva. Ahora su pecho pesaba y dolía, y la parte baja se su vientre parecía vibrar con los calambres que aún sentía desde dentro.
Sin contar que las atenciones de Ford estaban siendo demasiado. No es como si fuera la primera vez que su hermano lo tocaba de esa forma, pero (como ya se dijo) debido a su nuevo cuerpo todo se sentía muy diferente y mucho más intenso.
Las manos grandes de Stanford que estuvieron amasando sus nuevos senos lo hicieron notar la extrema sensibilidad que estos tenían, tanta que llegaba a doler y solo se intensificó cuando la boca se unió a la exploración. Stan gimió, fuerte y agudo con esa voz que también era nueva. Retorciéndose nuevamente, sintiendo un cosquilleo en sus genitales. La apertura entre sus piernas era algo muy extraño para él y lo hacía sentir extremadamente expuesto.
—¿Piensas quedarte ahí todo el día?
Escuchó a Bill preguntarle a Ford después de un buen rato en que el hombre no parecía tener intención de separarse de esos senos. Ford finalmente se incorporó, aunque a regañadientes; su saliva sobre la piel de Stan se enfrió rápidamente, haciendo al gemelo menor sisear.
Ford tomó los gruesos muslos y los abrió para revelar lo que había ahora entre ellos, soltando un gemido de anticipación ante la vista, su rostro se coloreó más de lo que ya estaba.
***
Ser cogido de esta forma estaba resultando, muy a su pesar, una experiencia, además de intensa, interesante. Ese agujero era mucho más sensible, la autolubricación era una cosa bastante extraña, le había provocado cosquillas. Sin embargo, nada lo habría preparado para el clítoris. Era mucho más sensible de lo que había sido nunca su pene, era increíble que se tratara de algo tan pequeño que fácilmente se perdía entre los dedos de Ford.
El primer orgasmo llegó casi por sorpresa, sintió sus paredes internas contraerse y abrazar con mayor fuerza la verga de su hermano que no dejaba en ningún momento de entrar y salir, deslizándose ahora más fácilmente debido a la nueva lubricación que había liberado. Stanford no se detuvo, por el contrario, sus movimientos se volvieron más intensos y erráticos, volviendo a poner atención sobre los senos que ahora rebotaban frente a su cara al ritmo de sus embestidas.
Stan encontraba increíble que, a pesar de su reciente orgasmo, las sensaciones no hubieran disminuido, por el contrario, perecían intensificarse por momentos. Un segundo orgasmo lo asaltó, provocando que su cuerpo entero se sacudiera.
***
No supo cuánto tiempo duró ni cuantos orgasmos alcanzó antes de sentir a Stanfo rd correrse dentro de su carne; intensa y copiosamente, provocando que sus entrañas ardieran.
La semilla de su hermano. La había sentido antes, pero nunca de esta forma. Y por supuesto nunca con la certeza de buscar crear una vida nueva. La idea aún le causaba temor, pero de nuevo, no es que tuviera muchas opciones.
Stanford se separó, deslizándose fuera fácilmente debido al desastre de fluidos mezclados que se había producido ahí abajo.
Stan sentía su cuerpo demasiado fatigado. Se habría quedado dormido ahí mismo si no fuera porque enseguida sintió un jalón que lo hizo cambiar de posición.
—¡Mi turno! — Exclamó Bill.
Stan se habría olvidado de que estaba ahí si no fuera porque eso era imposible. Sintió a Bill inclinarse sobre su cuerpo, más que listo y ansioso por tomarlo. Después de todo, la idea era precisamente mezclar los genes de los tres.
Stan tembló, pero no opuso resistencia. Esa iba a ser una larga noche.
Notes:
No puedo creer que ya vayamos por el día 7 XD
Gracias por leer.
Chapter 8: Día 8 - Piss play
Summary:
Día 8 - Piss Play
Pareja: BillStan
Resumen: Bill hace lo que quiere. El cuerpo humano siempre ha sido muy interesante, después de todo, y el de Stan mucho más, especialmente sus fluidos.
Notes:
Advertencias:
Tortura
Non-con
MonsterBill
Orina
Anatomía y funcionamiento del cuerpo humano no muy exacto que digamos jaja XD
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Incluso respirar se había vuelvo doloroso. Que su respiración fuera errática no ayudaba mucho. Al menos el dolor en su estómago había cedido ligeramente.
Bill le había hecho beber cantidades imposibles de agua (suponía que debía estar agradecido de que fuera agua y no algún otro líquido extraño), el demonio se había mostrado fascinado al ver su estómago ensancharse al irse llenando; Stan había temido que lo hiciera reventar, de forma literal, era más que capaz de algo así. Por suerte, se había detenido al notar que el humano no era capaz de ingerir una gota más.
Stan sentía su cuerpo hinchado y pesado. Torpe. La posición en la que lo tenía Bill solo lograba que se sintiera más incómodo, aunque bueno, esa era la intención. Se encontraba sobre el regazo de Bill, con su espalda recostada sobre la colosal figura piramidal, un par de manos del demonio sujetaban sus piernas por los tobillos, asegurándose de mantenerlas lo más abiertas que fuera físicamente posible. Otro par de brazos sujetaba las manos de Stan tras su cabeza, dejando su pecho y su barriga descubiertos, haciéndolo sentir horriblemente expuesto. Tentáculos recorrían su cuerpo desnudo, se enroscaban en sus extremidades y en su pecho; rozaban sus pezones, los pellizcaban.
El peso de su barriga llena era muy incómodo y doloroso. Bill insertó lentamente su miembro en su entrada. Stan se mordió los labios para no gritar. No importaba cuantas veces hubiera hecho esto desde que era el prisionero de Bill, simplemente no se podía acostumbrar. Sintió una de las lenguas de Bill deslizarse por sus mejillas, recorriéndolas con hambre.
La presión sobre su estómago iba cediendo, pero se trasladaba a otras áreas. Su vientre bajo se sentía cada vez más pesado, haciéndole instintivamente apretar los músculos y, por consiguiente, el miembro que tenía enterrado tan profundamente.
Todo era muy doloroso... y obsceno. Humillante.
—No te contengas — Le dijo Bill con voz demasiado melosa — Quiero ver.
Era obvio que quería ver. Esa era la razón de sus estúpidos juegos, después de todo. Stan apretó los dientes, no siendo capaz de dejar de contenerse como se lo había ordenado Bill, aunque al final eso era lo que más divertía al enfermo demonio. Bill llevó una de sus manos hacia el miembro de Stan, del cual se había asegurado de conseguir una erección, recorriéndolo lentamente, jalándolo.
Stan soltó un gemido lastimero. Todo era demasiado intenso. Sintió el primer chorro caliente escapar de su miembro sin que fuera capaz de seguir conteniéndolo. Volvió a apretar todo su cuerpo, consiguiendo que el flujo se interrumpiera, pero era tanto el líquido que tenía almacenado y tantas las sensaciones a las que estaba siendo sometido que no lograba concentrarse.
El miembro de Bill dentro de él se presionó contra su próstata. No pudo seguir aguantando. Relajó su cuerpo y sintió otro chorro caliente salir de él, empapando su miembro, sus muslos y buena parte de lo que había bajo él, incluyendo a Bill quien no se mostró molestó con esto, al contrario.
—Eso es — Animó Bill lleno de una emoción tan oscura y enferma como él— ¿No se siente bien?
El alivió se mezcló con la vergüenza. Stan sentía su cara arder; por momentos alcanzaba a volver a resistirse y detener el flujo del líquido amarillo y oloroso, pero no lograba mantenerlo mucho tiempo.
Después de lo que le pareció una eternidad, finalmente todo se detuvo. Ya no sentía la dolorosa presión en su vejiga ni el estiramiento en su estómago, pero eso no le hizo sentir bien de ninguna manera, dejo caer su cabeza sobre su pecho, totalmente fatigado.
Nada le hubiera gustado más que pensar que todo había terminado, al menos por esa noche, pero el miembro que seguía enterrado tan profundamente en su carne y las manos y lenguas que seguían recorriendo su cuerpo, ahora sucio, indicaron otra cosa.
Notes:
Bueno, esto es algo que jamás pensé que llegaría a escribir .___.
Chapter 9: Día 9 - Deep Throat
Summary:
Día 9 - Deep Throat
Pareja: BillStan
Resumen: Stan había tenido muchos clientes raros, pero este era, sin duda, el mayor de todos.
Notes:
Advertencias:
Prostitución
Sexo Oral
Bill poseyendo un humano x
Stan no tiene idea
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Si algo tenía claro Stan es que el sujeto sin duda era raro, más de lo que le pareció en un principio y mucho más de lo que era su usual tipo de clientes. Pero, quién era él para juzgar, especialmente si la paga prometía ser también mucho mejor de lo habitual.
—Llámame Bill — Le había dicho.
Honestamente, uno se podría esperar un nombre un poco más extravagante de alguien cómo él. Stan sospechó que se trataba de un nombre falso, pero no le dio importancia; él mismo había usado ya demasiados nombres que no eran suyos.
No es que la apariencia o físico del hombre tuvieran algo mal, al contrario, si debía aceptarlo, la verdad es que era bastante guapo y no parecía mucho mayor que el mismo Stan. Sin embargo, eran su personalidad y comportamiento los que llamaban más la atención, como el hecho de sonreír de una manera muy intensa y exagerada, mostrando incluso sus encías (más que una sonrisa parecía una mueca); o que tuviera la costumbre de parpadear un ojo a la vez. Además, su forma de moverse era de pronto demasiado errática, Stan se preguntó si se habría metido algo; no le extrañaría, considerando el bar de mala muerte en el que se encontraron.
De alguna forma, sin embargo, se las habían arreglado para llegar a la habitación del hotel; la cual, por cierto, Bill iba a pagar (otra cosa que lo había convencido, no siempre tenía clientes dispuestos a pagar por una).
Una vez dentro, Bill se había dedicado primero a deambular por el lugar, curioseando como un niño pequeño con cada cosa que encontraba, especialmente al descubrir que la intensidad de las luces se podía ajustar.
Stan solo lo miraba, honestamente intrigado por su forma de ser.
—Oye … — Lo llamó.
Bill dirigió su mirada hacia él, sin perder nunca su enorme sonrisa; no dijo nada, solo pareció quedarse esperando a que Stan hiciera o dijera algo más. Stan se preguntó si se habría olvidado de porqué lo había llevado ahí. Normalmente, para este punto, sus clientes ya estaban encima suyo o, como mínimo, ya le habían explicado exactamente lo que esperaban de él. Bill no había hecho ninguna especificación cuando estuvieron negociando. Stan ahora se estaba reprochando el no haber pedido más detalles antes de cerrar el trato y solo haberse dejado llevar por la promesa de una jugosa paga. Algo le decía, sin embargo, que no debería preocuparse tanto. El comportamiento casi infantil de Bill lo hizo sospechar una cosa.
—¿Es la primera vez que haces esto? — No pudo evitar preguntar, acercándose a donde estaba el otro.
—La primera vez con con un cuerpo humano, sí.
Stan parpadeó un par de veces. Esa había sido la forma más extraña que había escuchado a alguien decir que era virgen. Eso tendría algo de sentido. Debía tratarse de un niño rico y extravagante que había decidido tener su debut sexual y, por alguna razón, lo había elegido a él.
Stanley torció un poco la boca, considerando sus opciones, esto podía ser problemático o ventajoso, dependiendo de cómo se desarrollaran las cosas. No era la primera vez que estaba con un primerizo, si algo sabía sobre vírgenes (basado también en su propia experiencia) es que eran torpes, pero también poco exigentes.
***
—Muy bien. Solo déjate llevar.
Había conseguido que Bill se quedara quieto y lo había dirigido a sentarse en la cama. Stan se arrodilló frente a él, podían comenzar con algo sencillo. Deslizó sus manos sobres sus muslos, desde las rodillas hasta la entrepierna y de regreso, después procedió a abrir las piernas para acomodarse mejor entre ellas. Bill lo observaba con divertida curiosidad, sin perderse uno solo de sus movimientos. La intensidad de su mirada hizo que Stan se sintiera un tanto nervioso, prefiriendo poner total atención a lo que estaba haciendo.
Stan dirigió sus manos nuevamente a la entrepierna, acariciando el miembro de Bill por encima de la tela. Aún no estaba erecto. Suspiró. Eso significaba más trabajo. Desabrochó los pantalones y escarbó entre la ropa interior del hombre hasta liberar el pene flácido y comenzar a acariciarlo lento, ahora directamente. La reacción fue inmediata. El miembro pareció cobrar vida rápidamente entre sus manos.
—¡OOhh!
Escuchó a Bill gemir casi con sorpresa. No pudo evitar sonreír con suficiencia. Resulta que al final sí era bueno en algo. Siguió repasando el miembro de arriba abajo hasta que consiguió una erección completa. Se lamió los labios y ajustó su posición para evitar que sus piernas se cansaran demasiado rápido. Se inclinó hacia adelante, bajando la cabeza y procedió a acariciar el miembro ahora con sus labios.
—¡Wow!
Bill dio un pequeño salto. Se había concentrado con mayor intensidad en las acciones de Stan. Esto parecía estarse sintiendo mucho mejor de lo que se había imaginado.
Stan abrió la boca para tomar con ella la cabeza del pene de Bill. Por los ruidos que emitía el sujeto, pareciera que no tenía ni idea de lo que le estaba haciendo Stan pero que sin duda lo estaba disfrutando. Stan abrió más la boca y bajó otro poco la cabeza, abarcando más de esa longitud que no era nada despreciable, relajó la garganta, una habilidad que había adquirido después de años de practica y continuó hasta que sintió sus labios tocar la base del pene. Su mandíbula ardió por el estiramiento y su saliva comenzó a salir sin control, manchando los testículos de Bill. Comenzó a moverse.
—¡Oh! ¡Ooooohhhh!
Bill lo tomó por la cabeza, apretando un puñado de cabellos y jalando un poco. Esto provocó que Stan cambiara sin querer el ángulo y rozara ligeramente sus dientes sobre la carne sensible y caliente que tenía metida en la boca, ganándose un gemido mucho más fuerte y entusiasta de parte de Bill.
Así que al rarito le gustaba un poco de dolor. A estas alturas ya no le extrañaba. Se aseguró de seguir rozando con sus dientes el miembro al meterlo y sacarlo, e incluso se aventuró a dar una pequeña mordida en la punta.
—¡Ohh! ...¡Aaah!... No sé....ah... no sé qué demonios estás haciendo, ¡ufff! pero te ordeno que no te detengas! Ooooohhh Sí ¡ASÍ! !AAahhh!
Cualquiera que escuchara esos gritos terminaría bastante perturbado. Seguramente sus vecinos ya lo estaban. Stan, sin embargo, no podía evitar sentirse halagado cada que alguien señalaba que hacía un buen trabajo, no importaba que fuera de esta clase. Eso lo incentivó a seguir moviendo su cabeza con maestría.
Sintió el miembro que chupaba palpitar y tensarse. Quiso separarse, pero la mano de Bill aún sobre su cabeza se lo impidió. Con un gritó más alto y agudo, Bill se corrió dentro de su boca. Stan sintió atragantarse con la semilla ardiente que chocó con su garganta. Finalmente logró soltarse, pero eso no evitó que el resto de la eyaculación cayera sobre sus labios, sus mejillas, su nariz y, básicamente, toda su cara.
Se incorporó, usando el dorso de su mano para tratar de limpiarse.
—¡Arrgg! Este chistecito te costará un extra, amigo.
Bill no dio señal de escucharlo. En algún punto, se había dejado caer de espaldas sobre la cama y ahora intentaba recuperar su respiración. Se quedó ahí hasta que el subir y bajar se su pecho fue bajando de intensidad, con los ojos cerrados, parecía estarse quedando dormido. De pronto, se incorporó, quedando nuevamente sentado sobre el borde de la cama, haciendo que Stan diera un pequeño salto de sorpresa; sus ojos seguían tan brillantes y su sonrisa tan grande como al inició de la noche.
—Eso fue divertido.
—Sí, me dio la impresión de que te divertías.
Stan sobaba su mandíbula, tratando de aliviar el dolor y entumecimiento que le habían quedado. Bill lo tomó de la camisa y lo jaló hacia sí, provocando que casi cayera sobre él, pero Stan logró encontrar el equilibrio a tiempo, sujetando a Bill por los hombros.
—Si no mal recuerdo, el trato fue por toda la noche. — Le recordó Bill, aún no habían terminado— Muéstrame qué más puedes hacer.
Stan suspiró. Supuso que podría enseñarle a Bill cómo se monta en Nueva Jersey.
Notes:
Una de mis ideas BillStan favoritas, siempre ha sido la de Bill poseyendo humanos para solicitar los "servicios" de Stan cuando vivía en la calle. Y bueno, aunque me encanta también la idea de que cuando lo hace es un Don Juan semental empoderado, se me ocurrió una vez que Bill al poseer humanos es más bien torpe y descuidado al no entender exactamente como funcionan y pues... esto nació XD
Como sea, fue divertido de escribir.
Chapter 10: Día 10 - Fisting
Summary:
Día 10 - Fisting
Pareja: FiddleStan
Resumen: Stan tiene curiosidad, por suerte, también un novio dispuesto a complacerlo.
Notes:
Advertencias y notas:
Fisting
Sexo anal
Mystery Trio AU
Stan y Fiddleford son una pareja establecida en esta historia.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
—¿Estás seguro de esto?
La voz de Fiddleford sonó nerviosa. Stan rodó los ojos, era cómo mínimo la décima vez que preguntaba lo mismo. Si no estuviera seguro no hubiera sido él el de la idea para empezar.
Su novio era demasiado nervioso, pero eso era parte de su encanto pues, contrariamente a ese nerviosismo, era también alguien muy serio y decidido cuando se requería. Y Stan lo requería en este momento.
No deberíamos juzgar a Stan. Era un hombre joven y sano. Y con mucha, mucha curiosidad. De hecho, y contrario a lo que se pudiera pensar, su curiosidad era casi tan grande como la de su hermano, solo que enfocada a temas totalmente diferentes. Le gustaba experimentar cosas nuevas respecto al sexo, pero no siempre contaba con una pareja a la que le tuviera la suficiente confianza como para externarle sus inquietudes.
La inquietud en este caso era saber si de verdad era posible que un puño entero pudiera caber dentro de su culo. Tan sencillo y burdo como eso.
Había visto la practica en alguna revista porno. Lo primero que había pensado era que debía tratarse de algo falso e imposible. Sin embargo, hablando con Fiddleford, este le había comentado que técnicamente era posible. Verán, el cuerpo humano es muy flexible, solo hay que tener extremo cuidado y pasar por mucha preparación.
Stan se había sentido intrigado. Una cosa era ver una tontería en alguna publicación chafa y otra que todo un cerebrito acreditara que algo así fuera posible. Moría de curiosidad por saber qué se sentía.
Así fue como había iniciado una campaña con su novio nerd para que lo probaran.
Mcgucket había alcanzado diferentes tonalidades imposibles de rojo sobre su rostro desde la primera vez que Stan lo sugirió. Había tratado de disuadirlo, argumentando lo peligroso que podía ser el procedimiento si llegaba a llevarse de mal manera, pero Stan le había respondido que si en algo era experto era usando sus manos, así que les tenía total confianza.
Stan seguramente habría dejado de insistir si hubiera pensado que su chico de verdad encontraba desagradable o incómoda la idea. Pero no fue así. Al argumentar, Fids parecía intentar más convencerse a sí mismo que a Stan, por lo que Stan podía interpretar que en realidad el asunto lo emocionaba tanto o más que a él.
Finalmente, la amenaza de que si no lo intentaban entonces no volverían tener ningún otro tipo de encuentro íntimo, había sido lo que lo convenció.
***
—Dime si quieres que pare.
Stan pensó que, en el remoto caso de que cambiara de opinión, difícilmente terminaría externándolo. No había trabajado tanto en convencer a Fiddleford por nada, no se echaría para atrás. Aun así, agradecía la disposición de su novio por respetarlo. Era una de las cosas que amaba de él.
El primer dedo fue pan comido. Fiddleford siempre empezaba de una manera muy lenta y amable. Apenas tentando el terreno. Eso era muy tierno.
El segundo dedo entró fácilmente también después de no mucho rato. Stan se calentó rápidamente. Lo dicho, Fids era un experto con sus manos. Sentirlo acariciar tan expertamente sus paredes internas, moviendo y tijereteando, acariciando su próstata de forma precisa, casi hace que Stan olvidara de la intensión principal del acto. Pero no.
—El que sigue. — Lo alentó con impaciencia, antes de que siguiera presionando contra su próstata y provocara que la diversión terminara antes de empezar.
Finalmente entró el tercero. El ardor del estiramiento era tan sucio y delicioso como siempre. El cuerpo de Stan tembló al reconocer que normalmente este era el punto en el que los dedos eran extraídos y reemplazados por la gorda verga del inventor.
—Meteré uno más. — Le advirtió Fiddleford, su voz sonó concentrada. Stan solo asintió con la cabeza, ansioso.
El cuarto dedo fue un poco más difícil de meter, haciendo que Stan soltara varios quejidos. Mcgucket disminuyó el paso, dejando los dedos quietos un rato para permitir que Stan se acostumbrara al nuevo grosor. Habían gastado ya más de la mitad de la botella del lubricante. Cuando vio que la respiración e Stan había vuelto a ser lenta y controlada, procedió a mover sus dedos nuevamente.
Pasó un buen rato antes de que Fiddleford se animara a dar el siguiente paso. Necesitaba asegurarse de que Stan hubiera dilatado de forma correcta y suficiente. A juzgar por lo fácil que le era ahora mover sus dedos, consideró que no necesitaban esperar más.
El rostro de Stan lucía cansado y sudoroso, sin embargo, asintió con confianza cuando le lanzó una mirada interrogativa, pidiendo permiso para avanzar.
El pulgar entró de manera más limpia de lo que había esperado, al menos la primera parte, cuando sintió las paredes apretarse inconscientemente tratando de evitar el paso, se detuvo para poder nuevamente darles oportunidad de reacomodarse. Fue metiendo el resto de su mano muy lentamente, deteniéndose por momentos, hasta que finalmente sintió el anillo de músculos abrazar su muñeca.
—¡Santos wafles calientes!
Fue todo lo que Stan fue capaz de decir entre sus dientes apretados. El ardor, el estiramiento, todo era demasiado. Pero de una buena forma. No podía creer que de verdad lo hubiera hecho.
Fiddleford por su parte se encontraba demasiado embriagado por la vista, por el calor interno de Stan que lo abrazaba y parecía querer derretirlo, por la sensación de sus músculos recibiéndolo y acomodándose a su forma y tamaño; la sensación de poder que eso confería... era estimulante.
***
—¿Estas bien?
Demasiado bien, diría Stan. Eso se había sentido mucho mejor de lo que se había imaginado. Había sido emocionante y excitante y había dolido en la intensidad perfecta. Estaba orgulloso de sí mismo, y también de su novio. Esto sin duda los había unido más.
Solo asintió con la cabeza apretándose más contra el cuerpo de su novio quien, una vez que hubieron terminado, se había recostado a su lado. Era increíble y algo gracioso que a pesar de ser tan flaco le diera esa seguridad.
Sonrió. Había sido una buena noche.
Notes:
Esto quedó más largo de lo que esperé, considerando que empezarlo me costó bastante XD
Chapter 11: Día 11 - Bukkake
Summary:
Día 11_ Bukkake
Varios OC/StanUn grupo de delincuentes asaltan la tienda de regalos de la cabaña del misterio. Stan decide “entretenerlos” para evitar que descubran lo que hay detrás de la máquina expendedora.
Notes:
Advertencias y notas:
Orgía
Sexo oral
Semen por todas partes
Muy corto
Pre-cannon (Stan no haría esto teniendo a los niños en su casa XD)
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Stanley se quedó mirando fijamente y con grandes ojos la erección que acababa de ser descubierta ante él. No es que tuviera algo particularmente destacable, honestamente, había visto mejores; es solo que había pasado mucho tiempo desde la última vez que había tenido la verga de otro hombre tan cerca, justo sobre su cara. Y bueno, no era solo una. Eran cuatro en total. Y todas parecían igual de ansiosas.
—¿Cambiaste de opinión, anciano? — Preguntó uno de los sujetos con fanfarronería.
Stan sonrió de medio lado. Si pensaban que con “eso” lo iban a asustar, estaban muy equivocados. Después de todo, él ya había vivido muchas cosas. Usar favores sexuales como moneda de cambio no era nada nuevo para él. Quizás fuera difícil de creer del viejo tacaño que vive solo en su cabaña en medio del bosque, pero bueno, él había sido joven alguna vez ¿no?
No contestó. Se acomodó mejor sobre sus rodillas, eso seguro le iba a costar caro más tarde, pero no creía que sus “huéspedes” estuvieran muy dispuestos a esperar a que consiguiera una almohada o a moverse a un lugar más cómodo (ni tampoco tenía intenciones de llevarlos a ninguna otra parte de la cabaña); así que prefirió terminar con eso lo más pronto posible.
¿Cómo había llegado a esa situación?
En realidad, había sido algo simple. Un grupo de sujetos decidió entrar a la cabaña del misterio a robar. Stan nunca los había visto, no eran gente del pueblo, suponía que debían ser viajeros de paso. Al no encontrar nada de gran valor, más que las ganancias del día (Stan tenía más que bien guardados y asegurados sus ahorros, pero eso era algo de lo que no tenían porqué enterarse), habían decidido que podrían vandalizar la tienda de regalos solo por diversión. Stan se había tomado las cosas con bastante calma a pesar de haber permanecido atado la mayor parte del tiempo. No le parecían sujetos muy peligrosos (o listos) y pensó que simplemente podría dejarlos hacer lo que quisieran y después reparar los daños (había tenido que limpiar su negocio de peores desastres); sin embargo, fue cuando los hombres mostraron intención de arrancar la máquina expendedora que lograron captar su atención. No podía permitirlo, era impensable que alguien descubriera lo que había detrás. Fue entonces que decidió distraerlos de alguna forma.
—Vamos caballeros, sé que podemos llegar a un acuerdo.
La verdad, no era esto lo que esperaba que sucediera. Pero, así se dio. Cuando notó el tipo de “interés” que los sujetos manifestaron por él una vez que se dieron cuenta que no iban a conseguir dinero, no lo desaprovechó. Fue algo un tanto halagador, de hecho, a su edad y seguía teniendo su toque.
Así que ahí estaba, sobre sus rodillas, “atendiendo” a esos cuatro hombres que se habían congregado a su alrededor. Había tomado un miembro en cada mano para masajearlo mientras que con los dos restantes intercalaba turnos para estimularlos con la boca. Por los ruidos que hacían esos tipos, parecía que estaba haciendo un más que excelente trabajo.
Al final de la noche, terminó con semen por toda la cara, algo que se había esperado, no por nada había decidido dejar su fez y sus anteojos a un lado, no quería que se estropearan. Sus “amigos”, satisfechos, había finalmente dejado la cabaña, no sin antes comentar que seguramente la visitarían más seguido a partir de ahora.
Stan solo se encogió de hombros y se dirigió al interior de su casa a limpiarse. Ya ordenaría la tienda más tarde.
Notes:
No me convenció del todo, esperaba más cuando se me ocurrió la idea, pero esto fue todo lo que salió XD
Ya me atrasé mucho con esto >//<
Chapter 12: Día 12 - Spanking
Summary:
Día 12 - Spanking
Pareja: Hombre desconocido/Stan
Resumen: Stan recibe un inesperado y desconocido visitante mientras está atrapado en el cepo durante el día del pionero.
Notes:
Advertencias:
Sexo público (o semi-público. Es en la calle, pero no hay nadie)
Nalgadas
Non-con (supongo ._.)
Atacante desconocido
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Bien, esto no le estaba haciendo ningún tipo de favor a su espalda. Ni siquiera podía ver su reloj para contar el tiempo. Suspiró con cansancio, esto era estúpido y aburrido. ¡Maldito fuera el pueblo y sus absurdas costumbres!
No sabía cuánto tiempo llevaba ya atrapado en ese cepo. Los niños se habían ido a jugar a quien sabe dónde y se habían olvidado de él. Por suerte Gideon hacía tiempo que se había aburrido de molestarlo, ya solo le quedaba esperar pacientemente a que se cumpliera su condena.
Todo estaba demasiado tranquilo, ¿a dónde se había ido todo el mundo? Al parecer, el lugar se había quedado vacío. Seguramente era hora de la merienda o algo así, todos debían encontrarse en la plaza principal, del otro lado.
Le pareció escuchar un ruido detrás de él, no le dio mucha importancia, después lo volvió a escuchar, eran pasos.
—¿Soos? ¿Eres tú?
No hubo respuesta.
—Juro que, si tengo que escucharte hablar durante otra hora sobre animan, o cómo se llame, consideraré seriamente despedirte.
Aún sin respuesta. Stan se puso algo nervioso. Los pasos se seguían acercando, calmos y sigilosos, definitivamente no podía ser Soos. Pensó que sería alguien que simplemente iba pasando, así que solo esperó a que la persona adelantara el lugar donde se encontraba el cepo y siguiera de largo, pero eso no ocurrió. Quien quiera que fuera, se había detenido justo a un lado de él. Stan no podía ver de quién se trataba, por un momento incluso pensó que podría ser una de esas extrañas creaturas que infestaban el pueblo y sus alrededores (un gnomo, quisa); la posición del sol no proyectara la sombra en un ángulo al alcance de su vista tampoco. Su nerviosismo aumentó, y más aún al sentir una mano apoyarse sobre su espalda baja. Era una mano grande y pesada, debía tratarse de un hombre, pero no tenía idea de quién.
—¿Quién está ahí?
Stan intentó sonar calmado, la cercanía y el toque se sentían demasiado íntimos. No era muy cómodo que digamos.
La primera nalgada lo tomó completamente por sorpresa haciéndolo pergar un brinco que provocó que se lastimara un poco el cuello y las muñecas en las partes que tenía atrapadas en el cepo.
—¡Hey! ¿A qué vino eso?
De nuevo, no contestaron. Otra nalgada, esta vez un poco más fuerte, con más confianza. Stan soltó un quejido.
—Escucha, si eres alguien a quien le debo dinero déjame decirte que …
No pudo terminar, otra nalgada lo asaltó. Después llegó otra, y luego otra, y otra. Stan perdió la cuenta, le pidió a su agresor que se detuviera, pero este hizo oídos sordos.
Cuando finalmente terminó la lluvia de nalgadas Stan era un desastre, su trasero ardía al igual que su rostro, se sentía sudoroso y agitado.
—Bueno, parece que tienes un extraño fetiche ¿no amigo? ¿Vas a decirme ya quién eres?
El otro siguió sin decir palabra, Stan lo había escuchado jadear un par de veces, pero no había logrado reconocer la voz. La mano que lo estuvo nalgueando regresó a su trasero adolorido, aunque de forma más gentil, solo para empezar a recorrerlo. Stan soltó otro jadeo. El sujeto se encargó de manosearlo a su antojo, sobando y apretando sus nalgas por encima del pantalón, Stan incluso temió que terminara por quitárselo, por momentos parecía jugar con los bordes y el cinturón, pero no fue más allá. Sintió al hombre moverse y ponerse justo detrás, lo tomó de la cintura y se pegó a él, asegurándose de que Stan sintiera el bulto grande y duro que se había formado en su entrepierna.
—Sí, esto parece estarte gustando bastante ¿Sabes? Habría apreciado una cena o al menos unas flores antes de…¡Ah!
Otra nalgada lo hizo callar. El tipo siguió restregándose contra él hasta que Stan sintió algo húmedo y caliente empapar sus pantalones desde atrás. El sujeto lanzó un gemido ahogado. Después de un rato finalmente se separó, haciendo que el aire de la tarde enfriara rápidamente la mancha de humedad sobre los pantalones de Stan.
—Espera ¿realmente vas a dejarme así?
Preguntó Stan cuando escuchó los mismos pasos de más temprano pero ahora alejándose. Tampoco obtuvo ninguna respuesta, los pasos poco a poco dejaron de oírse. Stan se quedó ahí, más adolorido que antes. Ya no era solo dolor en su espalda, cuello y muñecas, también le había quedado un dolor ardiente en el trasero, una mancha húmeda en sus pantalones y una erección furiosa e insatisfecha en la entrepierna.
Su única compañía por un buen rato fue el silencio roto solo por los lejanos ruidos que hacía el pueblo. Cuando Dipper y Mabel finalmente llegaron a liberarlo, por suerte, ya se había estabilizado, o al menos ya no estaba agitado, sudoroso ni sonrojado y sus pantalones se habían secado ya (solo esperaba que no hubiera quedado una mancha notoria).
Nunca supo quién había sido su agresor.
Notes:
Debo confesar que este me gustó más. ¿Quién no quiere nalguear a Stan? X/////D
Chapter 13: Día 13 - Buttplug/Toys
Summary:
Día 13 - Buttplug/Toys
Pareja: BillxFordxStan
Resumen: En un mundo donde ha ganado y se ha apoderado de todo, Bill decide hacerles un regalo a sus gemelos favoritos.
Notes:
Advertencias y notas:
Juguetes sexuales
Esclavismo sexual
Dildo doble
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Los dos desviaron la mirada al mismo tiempo, completamente abochornados, cuando vieron la cosa caer entre las piernas de ambos.
Bill soltó una estruendosa risa ante su reacción.
—Bueno ¿qué esperan?
Demandó el demonio al ver que ni Stanford ni Stanley parecían dispuestos a moverse de su lugar. Ambos sabían que no tenían más opción que obedecer al triangulo demente, ahora le pertenecían y cualquier atisbo de desobediencia desembocaba en dolor y tortura para el gemelo contrario o, peor, para el otro par de gemelos por quienes procuraban lo imposible para impedir que se vieran nunca involucrados en los desquiciados juegos de Bill. No era algo demasiado difícil, Bill parecía tener alguna especie de debilidad por los gemelos mayores y ellos no desaprovechaban la oportunidad de tomar eso a su favor, sin importar lo horrible o humillante que pudiera ser.
Se podría pensar, tal vez, que, a estas alturas se habrían desecho ya de cualquier tipo de vergüenza o pudor (si se tomaba en cuenta todo el tipo de cosas que habían sido ya obligados a hacer), pero no era así; al menos, no del todo.
Las fiestas de Bill siempre terminaban igual: con ellos dos dentro de las habitaciones privadas del demonio, sobre su cama (o más bien, la cama que había hecho aparecer especialmente para ellos ya que él no necesitaba una); Bill tomando a uno en frente del otro, o a los dos al mismo tiempo, u obligándolos a intimar entre ellos para su entretenimiento, le gustaba ver.
Algo así era el juego de hoy. Bill les había hecho un regalo, un dildo doble. Largo y grueso, grotesco podría decirse, color negro (como los mismos tentáculos de Bill).
—Vamos chicos, usen su imaginación.
Les había dicho. Una indicación de que podían usarlo en la posición que quisieran. Eso no hacía las cosas más fáciles.
El primero en moverse fue Stan, se acercó a Ford y lo besó profundamente, ambos estaban ya desnudos sobre la cama. Besar de esa forma a su propio hermano ya no se sentía tan extraño como al principio.
Ford correspondió al beso, siempre (o al menos siempre que Bill les daba “libertad” de elegir) dejaba que Stan hiciera el primer movimiento. Si era por cobardía o por cortesía realmente ni él mismo lo sabía.
—Eso es…
Los animó Bill con voz extasiada. La vista de ambos gemelos haciéndolo tan apasionadamente siempre era un espectáculo en verdad candente. Bill sabía que es algo que jamás se habría dado si no fuera por él y eso lo calentaba aún más, saberse su dueño absoluto a quien no podían negarle ningún capricho.
—Date la vuelta.
Pidió Stan, ambos preferían no tener que mirarse a la cara si podían evitarlo. Ford obedeció de inmediato, quedando de espaldas a su gemelo, se inclinó hasta recostar la parte superior de su torso sobre la cama, dejando sus caderas y culo en alto y al descubierto. Stan soltó un jadeo ante la vista, su hermano o no, prisioneros o no, Ford era increíblemente sexy.
No necesitaban preparación, ellos mismos se encargaban de eso antes de asistir a las fiestas, pues sabían que Bill no siempre estaba de humor para ello. Stan tomó el juguete, lo embadurnó con abundante lubricante y procedió a introducirlo en su hermano. Ford lanzó un quejido bajo, la cosa entró limpiamente. Stan lo introdujo lo más que pudo, intentando no lastimar a su hermano, un gran tramo desapareció dentro del cuerpo de Stanford y aun así otro tanto (igual de largo) sobresalía por fuera, flexible y brillante, esperando a Stan. La vista era demasiado obscena.
—Sostenlo aquí un momento. —Indicó Stan —Y hazme un poco de especio.
Ford asintió, llevando su mano hacia atrás para tomar el juguete y evitar que saliera de su cuerpo, abriendo más las piernas para permitirle a Stan acomodarse entre ellas. Stan dio la vuelta también, lo más cerca posible de Ford para tratar de encontrar una posición cómoda, tomó la parte que sobresalía del juguete y la apuntó hacia su propio agujero, inclinándose hacia delante conforme la cosa iba entrando para facilitar el acceso.
El empuje provocaba a su vez que el dildo se clavara más en el trasero de Ford, provocando quejidos y jadeos en ambos hermanos que se mezclaban entre sí, cada vez más alto, hasta que finalmente sintieron sus carnes chocar una con otra. Ambos se quedaron quietos entonces, intentando recuperar sus respiraciones y acostumbrarse a la extraña y pecaminosa sensación; sudorosos, agitados, sonrojados a niveles imposibles; intentando ignorar a Bill quien flotaba a su alrededor sin perderse nada del espectáculo.
Cuando lograron estabilizarse un poco, comenzaron a moverse. De atrás hacia adelante. Al principio el movimiento fue torpe, descoordinado, algunas veces el juguete salía por completo de uno de los dos y debían volver a acomodarse. Poco a poco fueron encontrando el ritmo, el equilibrio. Sentían el cuerpo del otro, caliente y sudoroso, chocar con el propio, una y otra vez. Sus agujeros dándose besos de lo más sucios y obscenos.
Bill los observaba, divertido y excitado, se había acercado finalmente a ellos y pasaba descuidadamente sus manos por ambos cuerpos, alcanzando el miembro de cada uno (ya bastante despiertos) para comenzar a estimularlos.
—¿Quién será el primero en venirse?
Ambos hombres temblaban, sin dejar de moverse. Al final, terminaron corriéndose casi al mismo tiempo, para deleite de Bill, de verdad podían llegar a coordinarse estupendamente si se lo proponían. Se dejaron caer sobre la cama, entre un enredo de piernas, dejando el juguete finalmente deslizarse fuera del cuerpo de ambos debido al movimiento.
Bill los dejó descansar un momento. Después volvió a acercarse a ellos.
—Vamos, chicos, la noche no ha hecho más que empezar.
Sí, eso lo sabían muy bien.
Notes:
Pues quería que Bill hiciera a los Stans recrear la escena de Requiem for a dream
Alguien máteme ya TT//m//TT
Mi twitter u////u
Chapter 14: Día 14 - Fingering
Summary:
Día 14 - Fingering
Pareja: BillStan
Resumen: La mejor parte de ser el nuevo amo y señor de esa dimensión es que también lo era de Stan.
Notes:
Advertencias:
Bill wins AU
Esclavitud
Implicaciones de abuso, maltrato y tortura.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Había cierta belleza poética en todo esto.
La forma en que la espalda de Stan temblaba y se estremecía bajo su toque era maravillosa. Doblegar a alguien de apariencia tan dura y fuerte siempre era un placer, pero con Stan iba mucho más allá de eso. El hombre había estado a punto de vencerlo, algo que, naturalmente, lo había hecho enfadar de una forma que no había sentido en milenios. ¿Cómo se atrevía? Pero, también, de algún modo, lo había fascinado con la misma intensidad. No era algo que hubiera logrado cualquiera, ya lo habían intentado miles de creaturas a lo largo del tiempo, creaturas más sabias y fuertes que ese humano. Si no hubiera reaccionado en la forma y el momento justo, habría sido su fin. Eso volvía a Stan sumamente exótico y atractivo, ¿cómo es que no le había puesto más atención antes?
—Me has cautivado.
Le confesó, acercándolo demasiado a su ojo mientras apretaba su cuerpo fuertemente con una mano y con otra usaba sus poderes para torturar a su hermano y sus sobrinos (ah, esos gritos sí que eran estimulantes). Stan también gritaba, tanto de dolor como para suplicar perdón y que no le hiciera más daño a su familia.
—¿Qué estás dispuesto a hacer para enmendar tu estúpido error, Stanley? — Preguntó, presionando una uña afilada, amenazante, contra el cuello del hombre.
—Lo que sea —Contestó Stan sin dudar. — Solo … por favor...por favor...
Se veía realmente lindo suplicando. Tan adorable. De fondo, se seguían escuchando los gritos de Ford y de los niños.
—¿Lo que sea? —Lo acercó aún más a su ojo—... ¿serás mío?
—Sí... sí... lo que tú quieras.
Bill estaba seguro de que Stan no tenía idea de todo lo que conllevaba eso, pero no le importó. Stan debía pertenecerle. Ya que había conseguido que Stanford finalmente le diera la información que necesitaba, había reclamado el mundo como suyo y había hecho universal el Raromagedon. Ahora, solo le faltaba reclamar a Stan.
—Muy bien, Stan. Hagamos un trato.
Seguridad de esos tontos a cambio de total obediencia. Stan no lo pensó, dejó que las llamas azules envolvieran su mano, aún con el guante de Ford puesto, mientras estrechaba la de Bill.
Se había asegurado de que Stan viera que su familia había dejado de gritar antes de tomarlo y llevarlo a un lugar más privado, solo para ellos dos. Pensaba divertirse esa noche. Y qué mejor manera de celebrar su triunfo que reclamando y marcando como suyo al insensato que pensó que podía derrotarlo (y casi lo logra), un perfecto trofeo.
Esa primera noche había sido intensa, brutal podría decirse, demasiadas emociones dominándolo: furia por el desafío de los torpes, euforia por el triunfo, pasión desenfrenada producto del enojo y la fascinación. Stan había gritado, había sido tan perfecto.
Con el tiempo, sin embargo, había aprendido a ser más suave y paciente con él. Descubrió que de esa forma también podía divertirse bastante, que las expresiones de Stan eran incluso más lindas cuando lograba sacarle una reacción que no fuera solo de dolor.
Stan siempre estaba tenso, esta vez no era la excepción. Sobre la cama, desnudo, apoyado en sus manos y rodillas, con las piernas abiertas, era la viva imagen de la tentación.
Bill siguió recorriendo la espalda ancha hasta llegar a las caderas y, finalmente, alcanzar los glúteos. Utilizó sus manos para abrir las carnes y revelar la entrada que no se cansaba de profanar. Tan solo la vista provocó que sus entrañas ardieran de emoción. Sin dejar de mantener separadas las nalgas, dirigió una mano más hacia ese agujero apretado, tanteó con uno de sus dedos los alrededores, maravillándose por la forma en la que el anillo de piel respondió, reconociendo el toque. Stan soltó un gemido de humillación ante su reacción involuntaria, aprendida. Bill se rio, empujó su dedo lentamente hasta que desapareció dentro del trasero de Stanley, ganándose más gemidos y quejidos de este. Bill se quedó quieto un momento, disfrutando de la sensación. El interior de Stanley era de verdad increíble, apretado y cálido, delicioso.
Comenzó a mover su dedo lentamente, sin prisa, asegurándose que Stan sintiera toda su longitud entrar y salir. Stan comenzó a jadear. Bill añadió un segundo dedo rápidamente, comenzando a hacer movimientos de tijera para mejorar el proceso de dilatación. Su ojo se convirtió en una gran boca con la que escupió directamente entre sus dedos. Salió por un momento para poder recolectar la mayor cantidad de saliva posible y después volvió a entrar, añadiendo sin problema un tercer dedo ya.
—¡Ah, Bill!
Escuchar la voz de Stanley llamarlo entre quejidos terminó de enloquecerlo. Movió sus dedos con más entusiasmo. Encontrando rápidamente el bulto que hacía que Stan se retorciera y gritara. Bill se sentía ya demasiado embriagado. La vista, los sonidos que dejaba escapar Stanley, la sensación de estar dentro de él; todo era demasiado. Llevó otra de sus manos a acariciar los testículos y la erección del hombre bajo él, los cuales habían estado demasiado desatendidos durante lo que iba de la noche.
—¿Quieres venirte Stan? Pídemelo y te lo daré, sabes que siempre recompenso un buen comportamiento.
Stan no contestó, sin embargo, no podía dejar de mover involuntariamente sus caderas, buscando más, tanto por delante como por detrás, de las atenciones que le estaba otorgando Bill. El demonio le dio una fuerte nalgada.
—¡Contesta! — Le ordenó, pero sin enojo real en su voz, solo la autoridad que le correspondía.
Stan soltó otro quejido. Pero siguió sin contestar. Bill amaba esa rebeldía.
—¿Y Bien?
Soltó la erección y detuvo el movimiento de sus dedos, pero sin sacarlos, los mantuvo presionando contra la próstata del hombre. Stan lanzó un gemido lastimero. Cuando inconscientemente intentó seguir meciendo sus caderas para frotarse contra el colchón, buscando algo de alivio, Bill le impidió cualquier movimiento. Finalmente, Stan se rindió.
—Sí…sí quiero venirme…¡ah!..Bill...por favor...por favor…has que me venga.
También había aprendido ya bastante bien lo que al demonio le gustaba oír. ¿Cómo negarse ante una petición así? Bill reanudó sus movimientos, volviendo a estimular la erección con maestría. Stan finalmente se vino, derramando su semilla sobre la mano de Bill y apretando los músculos alrededor de esos dedos.
Stan se dejó caer sobre el colchón, totalmente exhausto, avergonzado pero satisfecho. Bill lo dejó estar por un rato antes de sacar sus dedos lentamente y acomodarse tras de Stan, tomándolo de las caderas.
—Aún no hemos terminado Stan. —Le recordó, restregando su propio miembro contra al trasero de Stan, justo sobre su entrada dilatada y palpitante.
Aunque aún exhausto, Stan no había olvidado ese detalle, aún no terminaba su tarea de entretener a Bill. Haciendo uso de toda su voluntad para mover su cuerpo cansado, finalmente acomodó su postura para darle un mejor acceso al demonio.
Bill no esperó más para volver a hacerlo suyo. No importaba cuántas veces hubieran hecho esto ya. Jamás tenía suficiente de su precioso trofeo.
Notes:
Se los dije, no me canso de esto u////u
Chapter 15: Día 15 - Dirty Talk
Summary:
Día 15 - Dirty Talk
Pareja - Stancest
Resumen: Stan ama la voz de Ford, de verdad ama la voz de Ford.
Notes:
Advertencias y notas:
Incesto
Sea grunkles
Intenté mantenerlo lo más neutral posible, pero es difícil hacer eso y al mismo tiempo querer sonar sucio XD así que seguramente no he podido evitar usar uno que otro modismo.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Lo había descubierto casi por casualidad, aunque, si se detenía a pensarlo, no era ninguna sorpresa. Siempre le había gustado la voz de Ford. Era ronca, grave, autoritaria y varonil. Siempre hablaba con mucha confianza, especialmente cuando lo hacía acerca de sus cosas de nerd. Una plática que podría dormir a cualquiera no tenía el mismo efecto cuando era Ford quien hablaba, pues uno fácilmente se concentraba más en las vibraciones del sonido que en lo que estaba diciendo.
Así que tenía claro que definitivamente amaba su voz. A pesar de que la mayor parte de su vida la había utilizado para dirigirle palabras de reproche y hostilidad, eso había cambiado desde que habían salido juntos a recorrer el mundo. Finalmente habían recuperado su relación, y mucho más que eso, la habían llevado hasta otros niveles, niveles que ni en sus más dulces sueños habría podido esperar.
Los sentimientos reprimidos desde hacía tanto y la tensión sexual y romántica que siempre había existido entre ellos finalmente se habían revelado y descubierto correspondidos. Ahora estaban juntos, en todos los sentidos imaginables. Y Stan no podía ser más feliz.
Habían comenzado de forma lenta. Ambos necesitaban volver a conocerse, pues a pesar de haber sido inseparables durante sus primeros 18 años de vida, había sido más el tiempo que habían vivido uno sin el otro. Los dos habían cambiado demasiado en esos años, vivido cosas diferentes, madurado de forma diferente. Así que es natural que, aunque los sentimientos no habían cambiado, también habían evolucionado a su propio ritmo y era un placer para ambos redescubrirlos y explorarlos como los adultos libres que eran.
Una de las cosas nuevas que Stan había descubierto sobre su hermano era esa facilidad y naturalidad que tenía ahora para levantar la voz y maldecir de vez en cuando, algo que habría sido impensable cuando eran niños. Es decir, no es como que se la pasara despotricando todo el tiempo, usualmente ocurría solo cuando estaba particularmente frustrado con algún experimento o cuando algo no salía de la forma que él esperaba. Al principio Stan lo había encontrado muy divertido, pero pronto se dio cuenta de que también era increíblemente erótico.
Ford nunca le había hablado así en la cama, por el contrario, siempre era impensablemente dulce y gentil, y no es que Stan se quejara de eso (¡por supuesto que no!), pero vamos, un poco de acción algo más movida tampoco era algo malo. Y no podía dejar de imaginarse cómo sería ser tratado de esa forma, con tanta energía (y hasta cierta agresión), durante una ronda de pasión.
El problema era que no estaba seguro de cómo pedirlo. No se atrevía a solo sacar el tema de pronto. Como ya se dijo, la actitud de su hermano hacia él se había vuelto muy gentil y dulce, así que pensó que sería demasiado extraño e hipócrita de su parte pedir por otra cosa cuando había soñado por tanto con volver a tener un buen trato con él.
Por suerte, la oportunidad llegó por si sola.
—Dime lo que quieres... —le pidió Ford con deseo mientras besaba su cuello y recorría con sus grandes manos la cintura y espalda baja de Stan. —Cómo lo quieres... lo que sea, te lo daré...
—Dime cosas sucias — Respondió Stan entre jadeos, después de haber dudado un momento.
—¿Cómo? — Ford se detuvo en seco, incorporándose un poco para mirarlo a la cara, parecía genuinamente confundido — ¿Por qué?
Stan tragó en seco, completamente rojo, temiendo haber roto la atmosfera y los ánimos. Sin embargo, la expresión de su hermano le dio una idea que lo hizo soltar una carcajada.
—Espera...jajaja. No estoy pidiéndote que empieces a hablarme de baños públicos, pisos manchados o algo parecido... —Soltó otra risa.
Stanford por fin pareció entender, enrojeciendo completamente también por el malentendido, pero después soltando él mismo una carcajada.
—¿Eso quieres? — Volvió a inclinarse sobre Stan para succionar sus labios. Stan lo recibió gustoso, aliviado de que la acción continuara. Ambos estaban ya sobre la cama, dentro de su camarote. —Que tu hermano mayor te hable sucio — Otro beso húmedo y corto — Que te diga cómo y cuán fuerte va a cogerte esta noche.
—¡Diablos, SÍ! —Volvió a jadear, la sola idea hizo que sus entrañas hirvieran, movió sus caderas para rozar su entrepierna contra la de Stanford.
—Eres una pequeña zorra ¿no es así? — Ford pasó a mordisquear el borde de la mandíbula de Stan, sintiéndola raposa por la barba que quería comenzar a nacer. — ¿quieres esto? — Llevó una mano hacia sus pantalones para desabrocharlos y liberar su erección — Quieres mi verga ¿no es así? ¿quieres chuparla? ¿tragártela entera como solo tú sabes?
Bien, esto estaba siendo mucho más emocionante de lo que imaginó.
—¡Na! Lo que quieres es que te abra el culo con ella, que te rellene de leche, que te de tan fuerte que no puedas caminar en semanas
—¡Oh, sí Ford! La quiero... ah... la quiero toda... toda tu leche...dámela ya...
Ford soltó a su vez un ronco gemido, por un momento temió estarse pasando, pero la reacción de Stanley, la forma en que se movía, completamente sonrojado y sudoroso; debía ser lo más erótico y sensual que había visto en su vida. Se apresuró a deshacerse de la ropa de Stan, sacando sus pantalones junto a su ropa interior para poder restregarse directamente contra él, elevando su camisa para descubrir los pezones ya erectos y deseosos de atención.
— Voy a dártela, Stanley — Se inclinó para tomar un pezón entre sus dientes y después chuparlo, acariciándolo con la lengua, ganándose nuevos gemidos de parte de Stan — Toda la que tengo... es toda tuya.
Después de una rápida preparación, tal vez menor a lo acostumbrado por lo desesperados que estaban ya los dos, finalmente Ford se alineó con la entrada de Stan, comenzando a empujar.
—¿Te gusta? ...¡ah!...Claro que sí. Te encanta que te abra el culo, que te lo clave entero. — Siguió empujando, dando cortas y certeras embestidas hasta que entró por completo — Mira lo hambriento que estas … pareciera que no te doy lo suficiente... ¿necesito estar todo el día dentro para que quedes satisfecho?
Stan ya solo atinaba a jadear, movía las caderas para incentivar el movimiento y obtener un mayor contacto. Ford lo estaba volviendo loco.
El mayor comenzó a moverse, embistiendo con dureza, sujetando las caderas de Stan tan fuerte que seguramente le dejaría una marca muy visible por la mañana. Trataba de coordinar sus movimientos con su respiración, sin dejar de susurrar cosas sucias y obscenas a su hermano que parecía a punto de deshacerse de puro placer. Al sentirse venir se aseguró de estar profundamente clavado dentro para que recibiera toda su descarga.
—Aquí está, Stan... tómala toda...
Se inclinó para besar a Stan en la boca, sintiéndolo rodear fuertemente su cintura con sus piernas, dejando salir su propia simiente que terminó manchando el abdomen de ambos.
Al terminar se quedaron entrelazados un rato, mientras recuperaban su respiración. Ford aún enterrado profundamente dentro de Stan.
—Fue divertido — Comentó Stan con una voz cansada pero llena de satisfacción. Eso había sido mucho mejor de lo que soñó.
—Lo fue—
Ford estuvo de acuerdo, inclinándose por otro beso, esta vez mucho más gentil.
Notes:
Bueno, esto fue... mucho más divertido de escribir de lo que creí...
Chapter 16: Día 16 - Blackmail
Summary:
Día 16 - Blackmail
Pareja: BillStan
Resumen: Stan no sabe de dónde salió este sujeto, ni cómo es que conoce su secreto, pero lo que si sabe es que no puede dejar que arruine todo por lo que ha trabajado.
Notes:
Advertencias y Notas:
Posesión demoniaca (sí, otra vez)
Stan no tiene idea (también, otra vez XD)
Sexo por chantaje
Escena sexual explicita
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Chapter Text
Era casi hora de cerrar la tienda. Solo quedaban unos cuantos clientes, un par de familias de turistas que habían hecho una última parada antes de buscar dónde pasar la noche. Stan estaba exhausto, había sido un largo día de trabajo y ventas. Lo peor era que estaba solo, pues Soos, Wendy y los chicos habían salido de campamento y no regresarían hasta la mañana siguiente. Cómo lo habían encontrado con el suficiente buen humor como para que les diera el permiso, aún no se lo explicaba. Lo único que le apetecía en ese momento era por fin terminar la jornada y descansar un poco. Solo esperaba que sus últimos clientes no tardaran mucho y que gastaran bastante dinero en su mercancía.
Fue ese momento en el que él entró. Stan no lo había visto antes, debía tratarse de un viajero solitario; aunque fuera poco frecuente que alguien anduviera turisteando en soledad, no era tampoco algo demasiado extraordinario. Su sola apariencia llamaba la atención, alto y delgado, aunque se adivinaba un cuerpo atlético bajo sus ropas que, si bien no eran extremadamente formales o extravagantes, se notaban de mucho mejor calidad de la que usaban la mayoría de las personas que paseaban por ese lado del país. Lucía joven, unos... ¿treinta tantos quizás? Su piel era muy pálida, contrastando con su cabello negro.
Por fin, la última familia terminó por decidirse por los regalos y recuerdos que compraría, pagó y salió de la tienda. A Stan le habría encantado cerrar entonces y dar por terminado el día, pero el último sujeto que había entrado seguía deambulando por el lugar. Stan lo miró con más detenimiento, había algo raro en él, aunque no alcanzaba a distinguir qué. Se acercó a donde estaba inspeccionando las esferas de nieve.
—Estamos por cerrar. ¿Ves algo que te guste? — Preguntó con el tono de falsa jovialidad que usaba siempre con sus clientes, quería saber si el sujeto iba o no a gastar dinero en su tienda, sino que no lo hiciera perder el tiempo.
El hombre le dirigió la mirada, exageradamente sonriente, como si estuviera feliz de que por fin le pusiera atención.
—En realidad, sí.
Contestó, mirándolo de arriba a abajo de una manera demasiado intensa, sin perder su sonrisa. Stan se puso repentinamente nervioso. El hombre se fue acercando más, poco a poco. Stan fue retrocediendo inconscientemente hasta ser acorralado contra el mostrador, miró hacia un lado y después regresó la mirada hacia el hombre. Esa actitud era muy extraña. ¿Qué pretendía este tipo?
—Bueno, sí es así, solo tómalo para que pueda cobrártelo. —
Stan intentaba seguir siendo amable a pesar del desconcierto. Si lo que quería era inquietarlo, honestamente lo estaba logrando, pero no permitiría que lo notara; prefería no mostrarse agresivo mientras no fuera necesario.
—Claro que pienso tomar lo que quiero — Comentó el otro, inclinándose contra él y colocando sus manos contra el mostrador, a cada lado de las caderas de Stan, terminando de atraparlo entre el mueble y su cuerpo.
La sonrisa de Stan flaqueó, pero hizo un esfuerzo por no descomponerse demasiado, aun así, frunció un poco el ceño.
—Escucha, no sé a qué te refieres, pero esto se está poniendo raro.
La sonrisa del sujeto pareció ampliarse, si eso era posible.
—A mí me gusta que las cosas se pongan raras... Stanley.
La última palabra fue casi un susurro, sin embargo, Stan lo escuchó perfectamente. Sintió su respiración atorarse en su pecho, un sudor frio lo recorrió de la cabeza a los pies en cuestión de segundos, su corazón comenzó a latir muy fuertemente. En algún lugar había escuchado la frase “se le cayó el alma a los pies” y siempre le había parecido una expresión exagerada y ridícula, es decir, cómo podía sentirse algo así; sin embargo, cuando escuchó alguien llamarlo por su verdadero nombre (algo que no había ocurrido en décadas), de verdad sintió que se le cayó el alma a los pies. Por un momento no supo cómo reaccionar, después lo único que se le ocurrió fue fingir demencia.
—¿Qué? Yo no...
—Tú no eres Stanford Pines... — El sujeto se había inclinado más sobre su cuerpo para hablarle directamente al oído, haciendo que los estremecimientos de Stan aumentaran. — Conozco tu secreto, Stan — Canturreó por último antes de atrapar el lóbulo de la oreja de Stan entre sus dientes, con una gentileza fuera de lugar.
Stan tragó saliva con dificultad.
—¿Quién demonios eres? — no se molestó en seguir fingiendo jovialidad
—Solo un simple admirador — Contestó el otro, llevando una mano hacia la cintura de Stan para apretar con posesividad, seguía rozando con sus dientes su oreja y cuello.
Stan no sabía si debía empujarlo, si debía intentar atacarlo, aunque eso fuera lo que le exigía su instinto. ¿Qué tanto sabía el hombre? ¿Era alguien del gobierno? No parecía el tipo, pero no sabía nada sobre él, era la primera vez que lo veía. Entonces ¿Cómo es que sabía su más profundo secreto? ¿Sabía también sobre el portal? Sin darse cuenta había comenzado a temblar. Tenía que saber qué pretendía. ¿Con quién trabajaba?
—¿Qué es lo que quieres? — Preguntó entre dientes.
—Solo pasar un buen rato — Contestó, ahora sus labios seguían la línea de la varonil mandíbula de Stan.
Stanley no había hecho nada para detenerlo ni intentar alejarlo, aunque eso no quitaba que estuviera profundamente nervioso e intrigado a partes iguales, por no decir incómodo por sus atenciones. Necesitaba respuestas, pero el sujeto no parecía dispuesto a dárselas. Esto era muy peligroso, todo por lo que había trabajado por tanto tiempo podía perderse. ¿En qué momento se había descuidado?
—No te preocupes, no es mi intención ponerme en tu camino. — Continuó el hombre, adivinando su pensamiento, levantándose un poco para poder mirar a Stan a los ojos (Stan no sabía si lo estaba imaginando, pero el sujeto poseía un brillo extraño y sobrenatural en su mirada) —Al contrario, tienes todo mi apoyo — Depositó un beso húmedo sobre la mejilla de Stan — Como dije, soy un admirador. — Besó la otra mejilla — Pero estoy cansado de admirar de lejos.
Besó esta vez sus labios, succionando de ellos con hambre y gusto. Stan frunció el gesto ante el acercamiento ya completamente abierto y descarado, quiso desviar el rostro para evitar el contacto, pero el hombre lo tomó de la nuca con una mano, impidiéndole el movimiento y volvió a besarlo, mordisqueando esta vez los labios mientras con su otro brazo rodeaba la cintura de Stan. Stanley llevó sus manos a sus hombros, queriendo empujarlo, pero parecía tener una fuerza sobre natural; comenzó a retorcerse.
—Vamos... no seas tan difícil— Ronroneó (¿?) el hombre, dejando por fin los labios de Stan y aprovechando sus intentos por alejarse que dejaron su cuello al descubierto, aprovechando para besarlo y mordisquearlo también ahí —Pórtate bien esta noche y no volveré a molestarte...en un tiempo...
—Estás loco — Le espetó Stan con la respiración ya totalmente agitada y rojo hasta las orejas. Su fez había caído al suelo debido al forcejeo.
—Claro que sí...— No dejaba de manosearlo ni de besuquearlo a pesar de los intentos de Stan por soltarse.
Stan intentaba pensar en frio, pero era algo tremendamente difícil en esa situación que lo había tomado completamente por sorpresa. No esperaba que alguien apareciera tan de repente a soltarle en la cara que conocía sus horribles secretos y mucho menos que ese alguien luego intentara... lo que sea que el sujeto intentaba. Y, para su consternación, su cuerpo había comenzado a reaccionar ante los estímulos y la adrenalina, vamos, era humano.
—Además... — Continuó el sujeto — No quieres que nada les pase a tus sobrinos ¿verdad?
Como si hubiera activado algún tipo de interruptor, eso finalmente logró que Stan se quedara quieto, con los ojos muy abiertos. El miedo que ya sentía elevándose a niveles muy superiores.
—No te atreverías.
—¿Eso crees? Probémoslo si quieres...
Stan se tensó, pero se obligó a bajar los brazos, derrotado.
—Eso es... — Celebró el otro, volviendo a lanzarse a devorar sus labios.
Stan hizo uso de todo su autocontrol para no seguir intentando pelear o huir. La simple mención de los niños lo había hecho rendirse en sus intentos de alejar al otro de él. En otras circunstancias al saberse descubierto por alguien se habría planteado de inmediato la posibilidad de simplemente deshacerse del sujeto, pero en estas no podía ser tan fácil. Seguía sin tener idea de quién era y, por lo tanto, de lo que podría ser capaz, y tratándose de su familia no se podía dar el lujo de arriesgarse. Decidió seguirle el juego. Si usaba bien sus cartas, tal vez incluso podía revertir la situación de algún modo y sacarle algo de información al hombre que para entonces tenía ya su mano acariciando su entrepierna.
***
—¿Vas a decirme al menos cuál es tu nombre...?
Stan se había quitado el saco y la corbata y los había dejado en una silla cercana antes de sentarse sobre la cama y comenzar a aflojar su camisa, concentrándose de más en las mangas para evitar mirar al otro y su sonrisa que se había ampliado inmensamente con el triunfo.
—Puedes llamarme Bill —Estaba ocupado deshaciéndose apresuradamente de su propia ropa — y puedes gritar mi nombre cuánto gustes...
Habiendo apenas desabrochado sus pantalones, Bill se lanzó de nuevo contra Stan, haciéndolo caer de espaldas sobre el colchón sin que hubiera terminado de desabrochar su camisa blanca.
Stan lo había llevado a su habitación, no se iban a quedar en la tienda de regalos y arriesgarse a que alguien pudiera entrar de pronto (aunque las posibilidades fueran mínimas). Respiraba profundamente, intentando relajarse y suprimir el impulso y las ganas de resistirse y luchar, de golpear a Bill.
—Hay... —Su cara enrojeció aún más, haciendo lo posible por no mirar al otro — Hay lubricante en la mesa de noche.
Bill se separó solo un poco, a penas lo suficiente para estirarse hacia la mesita y extraer lo que necesitaba antes de regresar toda su atención a Stan. Una vez terminó de abrir la camisa blanca, simplemente subió la camiseta debajo para exponer el pecho de Stan y se lanzó enseguida sobre uno de los pezones.
Stan soltó un ronco gemido sin poder evitar un ligero salto. Si bien su ánimo se había enfriado bastante después de la amenaza a su familia, las atenciones que le procuraba Bill con tanta maestría y desespero lo hicieron reaccionar de nuevo rápidamente.
Sin saber muy bien qué hacer con sus manos, simplemente las dejó descansar sobre los hombros de Bill, reprimiendo las ganas de empujarlo y sin atreverse a tocarlo más allá de eso. Comenzó a jadear. Bill había atrapado su pezón entre los dientes y estimulaba la punta con la legua, la sensación provocaba cosquilleos en Stan que parecían irse directo a su entrepierna.
Las manos del hombre eran también bastante inquietas, había pasado uno de sus brazos por la espalda de Stan, intentando acercarlo más a él y con la otra mano recorría su costado de arriba abajo, colándose entre los pantalones abiertos para alcanzar el elástico de su boxer y bajarlo, dejando al descubierto una erección que comenzaba a despertar.
Las sensaciones consumían a Stan lentamente, si bien no le gustaba la forma en que se habían dado las cosas, hacía mucho que no tenía ese tipo de contado e intimidad con nadie, y sobre todo que no tenía un compañero así de entusiasta.
—¡Jahh!
Intentaba reprimir sus gemidos, pero era muy difícil con todo el calor y la agitación que esto le estaba provocando. El aire húmedo de la noche golpeó su pene un momento antes de ser envuelto por la mano de Bill que comenzó enseguida a recorrerlo, desde la base a la cabeza que había comenzado a babear.
—No hagas eso, quiero oírte.
Le dijo Bill al ver que se seguía reprimiendo para no gemir muy fuerte, pero él solo atinó a seguirse quejando entre dientes.
El hombre se incorporó un momento y Stan se odió por el sentimiento de frío y soledad que esto le provocó. Bill le quitó el pantalón junto a la ropa interior y sujetó sus piernas para abrirlas y acomodarse entre ellas. Stan seguía en el borde de la cama, con la mitad superior recostada y sus piernas ahora abiertas y en alto, llevó sus manos a la parte trasera de sus rodillas para sujetarse de ahí, permitiendo a Bill mayor libertad de movimiento. Bill tomó la botella de lubricante y dejó caer una cantidad considerable en su mano, acarició los muslos de Stan, lentamente, embadurnándolos con el gel frío y espeso, hasta finalmente llegar a su entrepierna y escarbar entre sus nalgas en busca de su entrada.
—¡Ay!
No pudo evitar quejarse cuando un dedo comenzó a picarlo, buscando entrar. Hacía mucho que no sentía algo como eso, siempre era raro. Bill soltó una risita mientras empujaba su dedo hasta meterlo por completo, comenzó a moverlo de inmediato provocando nuevos quejidos de parte de Stan.
No perdió mucho tiempo preparándolo. A penas un par de dedos, los quejidos y la vista de Stan bajo él lo hicieron que no pudiera soportarlo más. Acomodó las piernas de Stan sobre sus hombros y alineó esta vez su pene erecto contra la entrada oscura, apretada y brillante de lubricante. Stan ni siquiera se dio cuenta en qué momento había terminado de quitarse la ropa. El primer esfínter fue el que puso más resistencia, pero una vez que los empujes de Bill lo hicieron ceder a la cabeza, el resto entró de una forma limpia y rápida.
—¡JAaa! ¡Ah! … es…espera… no te muevas…
Definitivamente la preparación no había sido suficiente. Por suerte, la cantidad de lubricante había facilitado las cosas y evitaba que el roce fuera áspero y provocara alguna laceración. Aún así, su cuerpo no estaba listo para el estiramiento y la pesadez ardiente que lo llenó de pronto.
Bill no lo escuchó. Comenzó a moverse de inmediato, embriagado por la calidez y estrechez que lo rodeaba, provocando que Stan apretara más de forma involuntaria, lo cual se sintió delicioso. Siguió empujando con desenfreno, sintiendo cada vez más fácil el movimiento a medida que Stan se acostumbraba a tenerlo dentro. Se vino ruidosa y copiosamente, asegurándose de estar lo más profundamente enterrado en Stan al momento de soltar su simiente. Salió de su cuerpo provocándole otro quejido y se arrodilló en el suelo, sintiendo las piernas de Stan deslizarse por sus hombros hasta que sus rodillas se doblaron sobre estos.
Llevó su boca a atender a Stan, recogiendo algo de su propia simiente que estaba escapando de su agujero y se mezclaba con el sabor amargo del lubricante. Masajeó la erección del hombre que parecía indignada por la falta de atención y terminó tragándosela entera, chupándola hasta que consiguió que Stan se viniera también.
Stan sintió sus piernas temblar. No se había corrido así en años. Sintió a Bill levantarse, soltando sus piernas y acomodándolas, moviendo sin dificultad su cuerpo para que terminara completamente recostado sobre la cama. La agitación comenzó a ceder, dejando solo cansancio y satisfacción.
En lo profundo de su mente, sabía que debía permanecer despierto, que aún tenía muchas cosas que averiguar, que aún estaba en alguna especie de peligro, aunque en ese momento no podía recordar porqué. Pero estaba tan exhausto. Entre la bruma de su mente alcanzó a ver a Bill sonriéndole antes de perderse por completo.
***
Stan se levantó de golpe. ¿Cómo pudo quedarse dormido? ¿Qué hora era? Miró su reloj, temiendo que los chicos hubieran regresado ya. Suspiró con alivio, aún era temprano. Se levantó de la cama lentamente, tanto por cautela como para no forzar demasiado su cuerpo adolorido y entumecido. ¿Dónde demonios estaba Bill? ¿Cómo pudo ser tan descuidado de dormirse teniendo en su casa al extrañó que lo chantajeó?
Lo buscó por toda la cabaña, pero no lo encontró. Cuando finalmente se había rendido y asumido que Bill ya no se encontraba ahí, encontró una nota pegada en la puerta que daba hacia la tienda de regalos.
“Qué noche tan divertida, Stanley.
Nos veremos más pronto de lo que crees.
Sigue trabajando duro”
Al pie de la nota había un dibujo de un pequeño triángulo con corazoncitos alrededor.
Stan tomó la nota y la hizo pedazos. Al final, el sujeto se le había escapado y no había podido sacarle respuestas. Solo esperaba no tener que volverlo a ver. Algo le decía que se equivocaba.
Notes:
Otra perversión con la que me emocioné por tenerla reprimida por tantos años XXDD
Bueno, estamos casi en el día 25 y yo voy publicando apenas el día 16 :´D
Una parte de mí está frustrada por el retraso y otra está orgullosa de no haber botado esto ya a la basura LOLComo sea, espero que lo estén disfrutando tanto como yo ^//^
Chapter 17: Día 17 - Creampie
Summary:
Día 17- Creampie
Pareja: DipStan
Dipper viaja en el tiempo para ayudar a Stan. Algo no sale como lo esperaba.
Advertencias: Underage, incesto, viajes en el tiempo.
Notes:
Primera vez publicando sobre esta pareja. No esperen la gran cosa XD
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Dipper jamás se había sentido de esta manera con nadie.
No es que tuviera demasiada experiencia, y aunque sabía que tenía una tendencia a enamorarse al grado de la estupidez, jamás había experimentado algo así, con esta intensidad.
Podría hacer una lista con todas las razones por las que esto estaba mal: Stanley era su tío; la diferencia de edad entre ellos era demasiada y el hecho de haber viajado en el tiempo no aliviaba eso, por el contrario, lo empeoraba de manera alarmante ya que ahora Stanley era menor de edad, y si bien Stan no tenía idea del parentesco ni de la historia que los unían, que Dipper se hubiera acercado a él como un profesor en quien pudiera confiar (algo que le costó bastante, por cierto) hacía que todo se terminara de joder de manera horrible y grotesca.
Sin embargo, ahí, sobre el escritorio de un salón de clases totalmente vacío a excepción de ellos, mientras por las ventanas se veía caer la tarde sin que nadie le pusiera atención, con Stan dándole la espalda, sudoroso y agitado, con los pantalones enredados en tus tobillos; a Dipper lo único que podía importarle era seguir montándolo como si no hubiera mañana, como si no hubiera consecuencias y como si nada de lo que estaban haciendo estuviera mal.
La intención de Dipper al retroceder en el tiempo y buscar una manera de acercarse a sus tíos había sido totalmente altruista, al menos al principio; solo quería aliviar las duras e injustas cosas que sabía que les esperaban, aun si eso significaba altear significativamente la línea temporal, y así evitar que la pasaran tan mal, especialmente Stan.
Él sabía que Stan era en el fondo alguien muy inseguro y demasiado orgulloso para admitirlo. Sabía que lo que necesitaba era alguien que le brindara apoyo y confianza, que se acercara a él y le demostrara que el mundo era mucho más que solo Ford, que de esa manera ambos hermanos pudieran amarse de forma sana e independiente. Pero algo no había salido como lo planeó, un cálculo que no había contemplado. Pues una vez que logró vencer las barreras que Stan levantaba a su alrededor (especialmente contra los profesores), su reacción había sido más entusiasta de lo que Dipper hubiera esperado.
En un principio sus coqueteos podían fácilmente ser tomados por un juego, eran incluso adorables, pero las cosas habían escalado de una manera tan abrupta y fogosa que de forma casi sorpresiva había desembocado en la situación actual. Y es que Stan... era tan apuesto, tan varonil y duro, con esa dulzura perceptible solo para aquellos dispuestos a verla. Realmente no se podía juzgar a Dipper por haber caído en ese juego que felizmente perdió.
Stan soltó un último grito mientras se corría copiosamente, casi manchando el examen que por primera vez presumía una flamante B+, una que se había ganado a pulso, con esfuerzo, dedicación y la motivación de ese profesor al que había llegado a admirar (aunque Stan solo admitiera lo mucho que lo calentaba).
—¿No merezco un premio profesor?
Se había acercado a preguntarle, después de que las clases terminaran y la escuela se hubiera prácticamente vaciado. No era raro que se quedaran ellos, habían tomado clases de refuerzo casi a diario en los últimos meses. Dipper no pretendía, no esperaba llegar a esto. Pero con la guardia baja fue poco lo que pudo hacer cuando Stan logró acercarse lo suficiente para besarlo. Perdió la cabeza en ese momento, dejándose llevar solo por la pasión y la lujuria.
Las contracciones en el cuerpo de Stan lo llevaron a su propio orgasmo. Cuando por fin pudo recuperar su respiración, Dipper salió despacio; las manos que habían estado sujetando las caderas de Stan durante todo el acto se dirigieron a separar los glúteos, dándole una vista inmejorable de como su miembro, que no había regresado del todo a la flacidez, salía centímetro a centímetro de ese agujero apretado, dejando a su paso su mezcla lechosa y caliente. La vista por si sola le hizo soltar un fuerte gemido que provocó una risa traviesa en su acompañante.
Stan se dio la vuelta para encararlo, adolorido pero sonriente. Dipper, quien había comenzado a sentir el frio de la culpa y el temor cuando el raciocinio logró regresar a él, no pudo evitar sentir el calor que se instaló y se extendió por su pecho al verlo. Tan tranquilo y satisfecho.
Después de todo ¿no había sido el objetivo desde un principio hacer que Stan fuera feliz?
Con todo lo que habían pasado ¿No podía permitirse, por una vez, ser egoísta?
Notes:
No puedo creer que regrese con esto ^^U
Con suerte este año sí lo termino X'D
Chapter 18: Día 18 - Oviposition
Summary:
Día 18 - Oviposition
Pareja: BillStan (y Ford de colado XD)
Bill ha depositado y fertilizado sus huevos en Stanley, ahora es momento de que salgan y Ford tiene que asistirlo.
Notes:
No creo que me crean la de años que tenía ganas de escribir esto X//D
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Era un trabajo en equipo. Eso es lo que había dicho Bill, haciendo que Stanford se sintiera enfermo. La idea era simple, en cierta medida; Bill quería un recipiente donde depositar y fecundar sus huevecillos. Había tratado el asunto como si fuera solo uno de sus juegos donde buscaba molestarlos y humillarlos, pero Ford sabía que había algo más que eso; lo podía notar en el comportamiento del demonio, no en balde llevaba ya mucho tiempo observándolo y estudiándolo (alguna ventaja debía sacar de haberse visto obligado a unirse a él); una especie de necesidad fisiológica que seguramente venía con el paquete de tener un cuerpo físico.
Había algo horrorosamente fascinante en todo el asunto y de alguna manera satisfactorio: el saber que, aunque autoproclamado dueño todopoderoso del universo, Bill seguía estando atado a fuerzas más allá de su completa voluntad (aunque de cualquier manera pudiera controlarlas a su antojo).
Por supuesto, el recipiente elegido tenía que ser su hermano, Stanley, quien junto a Ford se había visto forzado a unirse a Bill en ese mundo que había conquistado, como castigo por no haber sido capaces de derrotarlo. Todo con tal de mantener a salvo a su familia y de ser posible a la humanidad.
Por qué había escogido a Stan de entre los dos, no estaba seguro. La extraña complicidad que había surgido entre ellos era algo que le gustaba fingir que no notaba, así que prefería pensar que el motivo era alguna cosa retorcida que estaba más allá de ello.
Su trabajo consistía en asistir a Stan en el proceso y asegurarse de que la semilla de Bill diera frutos de manera satisfactoria. Stanford no podía evitar sentirse ruin por encontrar todo el proceso inesperadamente interesante y, lo peor, no solo a un nivel académico.
Observar a Stanley, en un cuerpo rejuvenecido a capricho de Bill, enorme y lleno; con el abdomen abultado de una forma que de ningún modo podía ser natural, era algo que definitivamente no debería estar disfrutando, pero lo hacía.
—¿Estás cómodo?
Preguntó, después de haberlo ayudado a acomodarse mejor entre los suaves cojines.
—¿Tú que crees?
La irónica pregunta que recibió en respuesta le daba al menos la tranquilidad de saber que su hermano no estaba tan mal como podría. La respiración de Stan era lenta y controlada, le había comentado a Ford que cualquier tipo de movimiento hacía que las cosas dentro se movieran y chocaran entre ellas, provocando incomodidad y un sospechoso sonrojo en sus mejillas que hacía que el mismo Stanford se sintiera acalorado, especialmente al recordar el momento en que Bill había depositado sus huevos en Stan, proceso en el cual también había sido obligado a estar presente y que su mente se empeñaba en evocar cada minuto.
Stan desnudo, con Bill entre sus piernas abiertas y flexionadas, cubriéndolo con sus tentáculos que recorrían cada palmo de piel mientras uno especialmente grande se encontraba enterrado imposiblemente dentro de Stan, depositando uno a uno los huevos que formaban un bulto amorfo al atravesar el tentáculo y entrar en el culo de Stanley mientras éste gimoteaba, enloquecido por la sobreestimulación. Había sido una imagen demasiado... extrema para lidiar.
—Creo que es hora.
La voz cansada y adolorida de Stan sacó a Ford de su ensoñación. Debían concentrarse. Si algo les pasaba a esos huevos... no quería ni imaginar las consecuencias.
Observó las manos de Stanley sujetarse con mayor fuerza a las manos de piedra de Bill, quien había dejado atrás su cuerpo físico para asistir a Stan desde el escape mental. Stanley se encontraba recostado sobre la figura piramidal como si se tratara de una especie de altar, con las piernas abiertas, una erección furiosa entre ellas y la entrada dilatada y palpitante, escurriendo de un líquido espeso y casi fluorescente.
—Respira...no lo olvides
Le aconsejó a su hermano, sin estar seguro de qué otra cosa podía hacer. Era algo muy doloroso y podía notarse claramente en el rostro de Stan, quien parecía por momentos quedarse completamente sin aliento mientras intentaba pujar sin que nada pareciera tener intención de salir. El grado de malestar era tal que incluso le dio el valor suficiente para maldecir un par de veces a Bill. Ford se preguntó si lo del escape mental no habría sido solo una excusa para no tener que lidiar con este Stan adolorido y furioso.
Finalmente, el primer huevo empezó a asomar.
La imagen del agujero de Stan abriéndose para dejar salir una bola negra, grande y brillante para después volver a cerrarse casi por completo, fue demasiado hipnotizante. Por suerte Ford se las arregló para no permitirse distraerse y atrapar el huevo, colocarlo con cuidado sobre un recipiente cercano para casi enseguida atrapar el siguiente y repetir el proceso. Una vez que salió el primero, los demás no tardaron en hacerlo de manera más fácil y rápida.
Requería en la tarea toda su concentración, ya que la cantidad era enorme y el tiempo que transcurría entre uno y el siguiente era cada vez menor. No podía distraerse, ni siquiera en observar cómo los huevos comenzaban a eclosionar al poco tiempo de haber sido depositados, dejando salir pequeñas criaturas sin forma demasiado reconocible, de un color tan negro que parecían pequeños agujeros de no ser por el ojo que algunos abrían casi de inmediato y otros dejaban cerrado; siendo el leve resplandor que emanaban la única señal de que estaban vivos. Bill había comentado que conforme maduraran irían tomando una forma más concisa, proceso que Ford tendría oportunidad de observar y documentar.
Al terminar todo era un desastre, sucio y pegajoso. Stan cubierto de sudor y notoriamente agotado, en ningún momento había perdido de vista las pequeñas criaturas que iban saliendo; levantó los brazos con cansancio como una especie de invitación y de inmediato las criaturas (había docenas) se elevaron y se pegaron a él como un enjambre. Volvió un poco la cabeza para mirar a Bill quien había regresado ya a su cuerpo físico sin que Ford lo hubiera notado. Bill miraba a Stan complacido, retiró un mechón de cabello empapado de sudor de su rostro y Stan le dedicó una sonrisa cansada, pero a su vez complacida también que Ford no se esperaba ver.
Por primera vez, se sintió como un intruso.
Notes:
Algún día escribiré un mpreg bonito (?)
=')
Chapter 19: Día 19 - Sensory Deprivation
Summary:
Día 19 - Sensory Deprivation
Pareja: Bill/Stan/Ford
Bill sigue en la mente de Stan, logra el control total de su cuerpo. Stan teme que le haga daño a Ford, pero lo que hace es seducirlo. Stan solo puede mirar.
Advertencias: Incesto, posesión demoniaca. Non-con
Notes:
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Chapter Text
Era extraño ver sus propias extremidades moverse frente a sus ojos y saberlas completamente fuera de su control, saberse completamente aterrado sin sentir ninguna de las reacciones físicas propias de ese estado.
—¡No te atrevas a hacerle daño!
Fue lo primero en lo que pudo pensar. No podía permitir que lastimara a su hermano. Porque ¿qué otra cosa podría pretender? Después de todo estaban solos en un bote en medio del océano, si la intención de Bill era hacerles daño (cosa casi segura), no tenían realmente como protegerse o esconderse.
Se sintió tonto y culpable. Había habido pequeñas señales que Stan había preferido ignorar, esperando que de esta forma no tuviera que pasar nada malo. Cuando finalmente Bill se manifestó, era demasiado tarde para intentar hacer algo, para intentar advertir a Ford quien seguía tranquilo e ignorante en algún lugar del bote, con sus estudios y observaciones.
—No creo que estes en posición de exigir nada, Stan. Pero tranquilo, no voy a lastimarlo (por ahora), tengo algo más divertido en mente.
Contestó Bill con la voz llena de burla, su voz era tal y como la recordaba y el terror que sintió al escucharlo también. Esas palabras solo lograron que Stan se aterrara más. ¿Qué pretendía el demonio?
Bill llevó su cuerpo hasta donde estaba Ford sentado, quien no había levantado la vista en ningún momento del diario en el que estaba haciendo sus apuntes al sentirlo acercarse (acostumbrado a la única y conocida presencia de Stan) y, sin dar ningún tipo de aviso, se sentó a horcajadas sobres su regazo, logrando que Ford finalmente levantara la mirada hacia él, paralizado y con los ojos muy abiertos, sorprendido.
—¿Stan?
Preguntó, su voz sonó sorprendida y algo nerviosa.
—¿Qué demonios haces? ¡Déjalo tranquilo!
Stan estaba completamente escandalizado. ¿Qué buscaba Bill haciéndolo comportarse de esa forma tan bochornosa con su hermano? Bill no lo escuchó, llevó sus brazos hasta rodear los hombros de Ford y se inclinó sobre él para plantearle un beso en los labios, haciendo que los anteojos de ambos chocaran entre sí.
—Pero qué...
Stan pudo ver como el rostro de Stanford se hacía más grande en su visión, como si alguien hubiera aplicado un zoom, señal de que su propio rostro se había acercado demasiado. No le fue difícil intuir lo que eso significaba. Siguió gritando improperios a Bill dentro de su mente, exigiéndole que se detuviera.
Ya solo podía esperar con temor la reacción de Stanford, seguro de que en cualquier momento se lo sacudiría de encima, asqueado y escandalizado; pensaría que era un depravado y un loco. Lo odiaría.
—Déjalo, por favor — No le quedaba más que comenzar a suplicar.
—¿Dejarlo? pero si la diversión está por comenzar. Solo espera y veras, Stan.
Cuando la reacción de Stanford finalmente se hizo presente, no fue nada lo que Stan se esperaba. Aún con la limitada sensibilidad que tenía sobre su propio cuerpo, Stan notó las manos de Stanford sobre él, pero no para alejarlo, sino para sujetarlo más fuertemente contra sí, llevando una mano a las caderas de Stan y la otra a la parte de atrás de su cuello, profundizando el beso. Provocó dos cosas, el total desconcierto de Stan y la risa estruendosa de Bill.
—¡Lo sabía! El pequeño y sucio secreto de Fordsy. No ha cambiado nada. ¿No lo sabias Stan? Tu hermano te trae ganas desde hace muchísimo.
Stan se había quedado sin palabras.
—¿No es tierno de su parte creerse correspondido?
Definitivamente era demasiado extraño. Ver a su hermano de una forma en que jamás imaginó. Saber su cuerpo siendo tocado y explorado por Ford y no poder sentir absolutamente nada. Darse cuenta de la pasión y atracción que sentía su hermano por él, y reprocharse no haberlo notado antes. Pensar que, aunque él nunca había pensado en Ford de esa forma, no hubiera sido algo demasiado desagradable de haber sido su yo completo, su voluntad, lo que los llevara a esa situación y no la manipulación de Bill. Que pudo haber disfrutado de ese encuentro si lo hubiera podido sentir al 100%, con el control total de su propio cuerpo y sin que estuvieran más bien predominando el terror, la sorpresa y la incertidumbre.
El terminar, ambos desnudos en el camarote, sudorosos y exhaustos, con Ford encima de él, adentro de él, fue todavía más extraño. Sentir de golpe todas las sensaciones, su piel ardiendo, su entrada completamente estirada y adolorida, la respiración de Ford sobre él, la mezcla de fluidos de todo tipo y, ahora sí, el terror agitando su respiración y haciendo que su corazón latiera demasiado rápido.
¿Cómo podía decirle a Ford que Bill había vuelto? ¿Cómo decirle que con quien había estado esa tarde no era él? ¿Cómo, si en ese momento le dirigía una mirada llena de satisfacción mezclada con calidez? Mirada que cambió repentinamente a una de desconcierto y preocupación, seguramente al percatarse en el cambio en la expresión de Stan.
—¿Estas bien?...¿te he lastimado?
Stan solo atinó a negar con la cabeza, sin ser capaz de decir palabra alguna. Con el deseo ferviente de que su hermano se separara finalmente de él y con la risa de Bill haciendo eco en lo más profundo de su cabeza.
Notes:
Gracias por leer :3
Chapter 20: Día 20 - Nipple play
Summary:
Día 20 - Nipple play
Pareja: Stancest (FemStan)
Resumen: Ford y Stan se divierten juntos.
Advertencias: Incesto, genderbending
Notes:
Por alguna razón no me animé a cambiarle el nombre a Stan en su versión femenina, así que solo supongamos que en este AU Stan es un nombre de mujer XD
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Chapter Text
Incluso sobre la ropa, el toque de su hermano se sentía extremadamente cálido sobre su piel mientras recorría su abdomen hasta apoderarse de su cintura. No pudo evitar un suspiro cuando la mano experta comenzó a desabotonar su blusa, poco a poco, descomprimiendo su carne y junto a ésta toda la pasión que la desbordaba.
—Ford...
Su nombre escapó de sus labios entreabiertos. Él no contestó, pero le dirigió una mirada que la hizo sentir que en cualquier momento comenzaría a derretirse. Cuando finalmente terminó con los botones de la blusa, simplemente hizo a un lado la tela para revelar los senos que amenazaban con reventar el sostén de encaje negro. La mirada de Stanford se dirigió ahí de inmediato, embelesado. La mano grande de seis dedos, ardiente y juguetona, siguió el camino que trazaron primero sus ojos, estirando la ligera tela de la lencería para colarse debajo, cobijándose entre la suave piel. Stan sentía de manera hiperconciente su pecho subir y bajar con cada respiración. La cara de concentración de su hermano le evocó un recuerdo lejano, de aquel muchacho que la miraba con esa misma curiosidad y devoción. No pudo evitar soltar una risita.
—¿Siguen siendo las tetas de tu hermana las únicas que has visto?
Preguntó con una sonrisa socarrona, intentando disimular el nerviosismo que también evocaba el de aquellos tiempos.
—No... —Contestó él —Pero, sin duda las mejores...
Demasiada seriedad para decir algo tan atrevido, con esa voz ronca que ya de por sí la volvía loca. El calor en sus mejillas aumentó sin que pudiera controlarlo, al igual que el cosquilleo en las entrañas.
—Pervertido...
Dijo desviando la mirada, intentando seguir jugueteando con él, recuperar un poco de control sobre la situación y sobre sí misma. Recordaba como su hermano solía amedrentarse con timidez cada vez que lo llamaba de esa forma, tan adorable. Ford esta vez solo la miró a los ojos, con una sonrisa traviesa que parecía contestar “y eso te gusta”.
¡Por todo lo sagrado! ¿Cómo es que no había muerto todavía de un golpe de calor?
La mano juguetona finalmente había hecho a un lado la tela, liberando la masa de carne suave y ardiente que se apresuró a tomar para estrujar ligeramente provocando un leve quejido de la mujer. Con la yema del dedo indicé rodeó primero la aureola y después el pezón. Las piernas de Stan temblaban como si fuera una ingenua primeriza. A tal grado la estaba desestabilizando el placer. ¡Y solamente llevaban algunos toques!
Ford se inclinó sobre ella, procurando no dejar de verla a la cara para no perderse sus reacciones y sin mucha más ceremonia rodeó con su boca el pezón que primero había acariciado con su dedo, provocando que ella soltara un pequeño grito. Comenzó enseguida a jugar con el sensible y más que erecto botón, rodeándolo con su lengua hacia un lado y hacia el otro al tiempo que succionaba ligeramente. Su mano derecha regreso a sujetar la cintura de su hermana, su mujer, mientras con la izquierda sobaba el otro seno y jugaba con el pezón.
Stan sentía que iba a enloquecer. Movía sus piernas intentando encontrar un alivio al ardor y cosquilleo que sentía entre ellas, sintiéndose húmeda. Si tuviera un poco más de conciencia tal vez sentiría algo de vergüenza al saberse a su edad mojando los calzones como una colegiala.
Ford intercalaba su boca y sus manos para darle tratamiento a sus pechos, sin darle descanso. Su mano libre se dirigió esta vez bajo su falda, haciendo a un lado su ropa interior para colar su mano y tocar directamente su sexo, húmedo y palpitante; introdujo sin problema los dedos índice y medio en la cavidad mientras el pulgar acariciaba el clítoris con una maestría insospechada.
Uno, dos, tres giros. Sin dejar de succionar cual si fuera un lactante siendo alimentado. Stan llevó sus propias manos a su boca, intentando sofocar los gritos y sollozos de placer.
El calor se concentró en su vientre, intensificándose hasta explotar hacia cada parte de su anatomía; sensibilizando aún más su pecho y provocando una descarga sobre la mano de su hermano quien se encargó de recoger sus jugos como si fueran un néctar preciado.
Con la respiración agitada, se sintió calentar de nuevo al ver a Ford levantar la mano que había extraído de debajo de su falda para observar con fascinación el líquido espeso y trasparente que formaba hilillos entre sus dedos.
Stan levantó los brazos y rodeo con ellos en cuello de Ford, buscando unos labios que gustosos se unieron a los suyos con total entrega y pasión. Ford la rodeó a su vez, dejándola refugiarse entre el calor de su cuerpo, dejándola sentir como el solo hecho de llenarla de placer había sido suficiente para él.
Notes:
Gracias por leer u///u
Chapter 21: Día 21 - Somnofilia
Summary:
Día 1 - Somnofilia
Pareja: DipperxStan
Resumen: Dipper tiene la costumbre de visitar a su tío por las noches.
Advertencias: Incesto, diferencia de edad, Dipper adulto y ligeramente dark.
Notes:
AU donde Stan no consigue abrir el portal el primer verano de Dipper y Mabel con él. Dipper encuentra solo un diario (puede ser el 2 o el 3) pero nunca consiguen el otro. Los años pasan y eventualmente Stan les cuenta la razón por la que quiere abrir el portal y Dipper decide ayudarlo. También jugué bastante con las edades: Dipper es mayor y Stan bastante más joven, pero sigue habiendo una diferencia considerable entre ambos, además de que las acciones de Dipper comienzan siendo él muy chico.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Dipper sabía demasiado bien que lo que hacía estaba mal en mucho más de un sentido, sin embargo, eso jamás lo había detenido. Las primeras veces tenía la excusa de que era muy joven, podía tomarse su atrevimiento casi como una travesura, como simple y juvenil curiosidad; quizás incluso podría hoy calmar su conciencia con esa idea si tan solo se hubiera detenido ahí.
Pero no, conforme pasaron los años sus aventuras nocturnas se fueron volviendo más y más constantes y atrevidas. A pesar de eso, ahora, ya en sus veintes, seguía sintiendo el mismo emocionante temor al escabullirse entre las penumbras y quietud de los pasillos.
Aún ahora seguía dudando durante un largo rato frente a la puerta de la habitación antes de reunir el valor de atravesarla y encontrarse con su habitante. Stan no despertaría sino hasta la mañana siguiente, Dipper lo sabía más que bien; así como conocía más que bien la rutina que seguiría a partir de ese momento.
Lo primero que lo recibía eran los fuertes ronquidos que evidenciaban tanto vida como un sueño profundo, así como el calor característico de un cuarto habitado que contrastaba con el fresco de la noche. Se acercaba lentamente, sigiloso para no despertarlo, aunque por experiencia supiera que solo un ruido extraordinariamente fuerte sería capaz de despertar a ese hombre.
Cuando finalmente llegaba hasta el lado de la cama podía verlo de cerca, sus ojos ya más que acostumbrados a la poca luz del lugar podían distinguirlo sin problema. Dipper suspiró con alivio al verlo tan tranquilo y apacible. No siempre era así. A veces lo encontraba retorciéndose en agitación, luchando con un enemigo invisible, o más bien un enemigo solo visible en sus sueños. Esas noches se acercaba a él y lo rodeaba con sus brazos, susurraba palabras tranquilizadoras en su oído hasta que se calmaba. Le gustaba saberse capaz de tranquilizarlo, le daba un propósito noble a lo que hacía, prefería pensar que su actuar era precisamente para ayudarlo a pasar una mala noche y que ese era el verdadero fin de sus visitas nocturnas.
Pero en el fondo sabía demasiado bien que no era así.
Dipper sonrió con cierta ternura al verlo de lado, de espaldas a él, abrazando una almohada y babeando ligeramente sobre ella. Sin los lentes y con el rostro relajado Stan se veía más joven, haciendo resaltar sus varoniles facciones.
El muchacho acarició el cabello castaño que comenzaba a perderse entre las canas, sintiendo el corazón palpitarle en el pecho con fuerza. Después corrió ligeramente la tela de su camiseta blanca a un lado para dejar al descubierto lo que alguna vez creyó que era un tatuaje, recordando como todo eso había empezado precisamente por el capricho de querer verlo.
Tocar la piel cálida de esa manera, con esa intimidad que no podría ser posible nunca estando el otro hombre despierto, lo hacía erizar su propia piel; llenándolo de una emoción que, sabía bien, había dejado hacía mucho de ser inocente o sana, si es que alguna vez lo había sido.
Se acomodó detrás de él, en el pequeño hueco que quedaba en la cama que no estaba pensada para albergar a más de una persona, aprovechando la estrechez para pegarse lo más posible al otro cuerpo y embriagarse de su calor, de su respiración, de su olor.
Por un largo rato se dedicaría a tocar, a acariciar, a sobar y, si se permitía ser atrevido esa noche, incluso a lamer. Hasta que estuviera satisfecho, aunque realmente nunca lo estaba. O hasta que empezara a sentir el despunte del alba y lo tomara como una señal de que debía regresar a su propia habitación.
Hasta la siguiente noche.
Acomodó su erección sobre la curvatura de las nalgas de Stan, restregándola contra la calidez del otro cuerpo y la fricción con la tela que los separaba.
La rutina no había cambiado mucho en todos los años que llevaba junto a él, ni desde que siendo aún casi un niño solía pasar ahí sus veranos junto a su hermana para acompañarlo, ni cuando finalmente Stan le había revelado en lo que trabajaba en su sótano y él había decidido quedarse para ayudarlo en su proyecto y noble labor.
A veces se preguntaba cómo era su otro tío. Cómo cambiarían las cosas si algún día eran capaces de sacarlo de ese portal. Stan le había comentado alguna vez que él se lo recordaba mucho.
Dipper quería que su tío Stan fuera feliz pero no quería que su rutina cambiara. No quería que nadie se entrometiera en una vida que él (egoístamente tal vez) creía que estaba completa y plena.
Abrazó con mayor fuerza a su tío por la espalda mientras sentía su propia eyaculación humedecer la ropa interior de ambos.
—¿Ford?
La voz adormilada surgió al tiempo que Stan levantaba levemente la cabeza, sin darse la vuelta.
—Duerme Stan, es solo un sueño.
Le contestó engrosando la voz lo más que pudo, sintiendo una extraña mezcla de alivio y celos al ver que las simples palabras bastaban para que Stan volviera a reclinar la cabeza sobre la almohada y comenzara a roncar sonoramente. ¿Cómo podía estar celoso de alguien a quien no conocía? De alguien a quien admiraba tanto si es que era verdad que era el autor de los diarios.
No era raro que Stan despertara así durante sus visitas, pero este truco siempre funcionaba. A veces deseaba que no fuera así, que Stan no lo escuchara, que se diera la vuelta y lo encontrara ahí en su cama, que viera lo que había hecho. Que se diera cuenta que era él quien estaba ahí con él. Que era él el que nunca lo abandonaría. Se imaginaba la forma en que lo besaría, la forma en que Stan correspondería o la forma en que se retorcería tratando de terminar el contacto y entonces Dipper lo sujetaría de la nuca para evitarle alejarse. Lleno de culpa, no sabía cuál de las dos posibilidades lo emocionaba más.
Hundió la nariz contra la curvatura que separaba el cuello de la nuca de Stan mientras recorría esos brazos que nunca habían dejado de ser grandes y fuertes. Cerró los ojos, dejándose arrullar por fin por el cansancio y la noche, proponiéndose no regresar esa noche a su habitación antes de que Stan despertara y que la mañana los encontrara a ambos juntos y abrazados.
Quizás, esta vez sí lo cumpliría.
Notes:
No sé si algún día consiga terminar este reto, pero decidí al menos intentar publicar las historias que tenía ya avanzadas. Así que gracias por leer.
Chapter 22: Día 22 - Breathplay
Summary:
Día 22 - Breathplay
Stancest
Resumen: Trataba con todas sus fuerzas de luchar contra Bill y resistir, pero no esperaba que su propio hermano intentara convencerlo de unirse al triangulo. ¿Podría resistir también a Stan?
Notes:
Advertencias: Incesto, Bill wins AU, Dark Stan, BillStan implícito, non-con
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Entrar en conciencia de forma tan repentina era desconcertante, aunque para estas alturas casi estaba comenzando a acostumbrarse. Esta vez despertó en un lugar mucho más oscuro, su cuerpo, aún adolorido por los recientes choques eléctricos, se encontraba recostado sobre una superficie dura. No lo notó al principio, pero estaba encadenado; grilletes rodeaban sus muñecas por encima de su cabeza mientras que otros sujetaban sus tobillos, manteniéndolos ligeramente separados. Su saco había desaparecido al igual que sus botas.
Miró desafiante su alrededor esperando a ver a Bill en alguno de los rincones. Extrañamente parecía encontrarse completamente sólo, o eso creyó hasta que escuchó una voz.
— Por fin despiertas...
El sonido era inconfundible, aunque el timbre se escuchara ligeramente más suave de lo que recordaba.
— ¿Stanley?
No podía ser que su hermano hubiera sido capturado también por ese monstruo. En el ángulo en el que estaba no alcanzaba a verlo, pero distinguió levemente su silueta entre las sombras.
— Vaya que eres terco hermanito, no cualquiera logra desesperar a Bill hasta este punto, tienes suerte de que lo haya convencido de que me dejará intentarlo
—¿De qué estás hablando? ¿Dónde está Bill?
— Eso no importa ahora.
—¿Y qué haces tú aquí? ¿Bill te capturó? ¿dónde están los niños?
—No te preocupes por los niños, están bien ...y juntos, como debe ser... En cuanto a qué hago aquí, Bill me hizo una invitación que no pude rechazar
Salió de entre las sombras, acercándose poco a poco hasta llegar a donde estaba el otro encadenado. Stanford se sorprendió enormemente al verlo, no era posible que ese fuera Stan.
Si no era más que un muchacho. No tenía nada que ver con el viejo que lo había recibido cuando regresó a esa dimensión. Sus andares sin embargo no mostraban el desgarbo típico de un adolescente, al contrario, eran firmes y seguros, incluso elegantes, se movía con una gracia que sabía bien que su hermano nunca había poseído. ¿De verdad era él? Eso era imposible.
Stan sonrió ante su reacción.
—¿Te gusta? — Preguntó, dando una pequeña vuelta para que pudiera ver su nuevo cuerpo desde cada ángulo — Fue un regalo de Bill.
Ford intentó no perderse entre las sensaciones que la imagen frente a él despertaba. La sola mención de Bill bastó para que el enfado regresara a él.
—¿Cómo puedes estar de lado de ese monstruo? ¿De verdad eres tan tonto?
Stan frunció el ceño con enojo ante sus palabras, pero se recompuso casi de inmediato, volviendo a sonreír con cinismo.
—¿Y por qué no? Ha sido más amable que tú.
—Cualquier cosa que te haya dicho, u ofrecido, no es más que una vil y asquerosa mentira.
—Puede ser, pero ¿no son algunas mentiras más hermosas que la realidad?
—Por supuesto que no. Así no deben ser las cosas.
—Yo solo sé que mi familia está bien y está a salvo
—¿Te parece que estamos a salvo?
—Estoy hablando de los niños...
Ford sintió las palabras como una bofetada, es verdad que Stan le había dicho que los niños eran la única familia que le quedaba, pero aun así...
—Están bien y están juntos, como debe ser —Repitió Stan —Nadie va a intentar separarlos de nuevo.
¿Esto era por la oferta que le había hecho a Dipper? Él no había hecho más que pensar en el futuro del chico que él podía ver que sin duda sería brillante. Mabel estaría bien, era fuerte y era lista. No debía ser algo que le afectara tanto a ninguno de los dos.
—No la viste Ford, Mabel estaba desecha. — Continuó Stan con reproche. — No podía permitir que les hicieras eso.
—¿Hacerles...? ¿Crees que están mejor ahora? ¿Has visto lo que Bill le hizo al mundo?
—¿Volverlo más divertido? —Stan se encogió de hombros con indiferencia — No me importa mucho este mundo mientras los que quiero estén bien. Bill es bueno con quienes lo ayudan ¿Por qué no cooperas tú también?
—¡JAMAS!
—¿De verdad? Tú también podrías tener... muchos beneficios
Stan alargó una mano para acariciar su rostro de forma sugerente. Ford se esforzó en ignorar el nerviosismo y la ola de calor que este gesto le provocó.
—¿Quieres que te muestre?
Todo fue muy rápido a partir de ahí. Tanto que Ford ni siquiera estaba seguro del orden de las cosas. Stan tocándolo, colando sus manos, ahora suaves y lisas, bajó su ropa para acariciarlo directamente; rebuscando entre sus pantalones y soltando una risita juguetona y triunfal al encontrar una erección y liberarla.
Ford tratando de no dejarse llevar por las sensaciones, pidiéndole a Stan que se detuviera y en el fondo deseando que no lo hiciera nunca.
Stan deshaciéndose de sus propias ropas, dejando al descubierto su nuevo y mejorado cuerpo al igual que las marcas que lo cubrían (especialmente en su cuello, pecho y muslos) y que lucían como extrañas quemaduras con forma de mordidas y que Ford hubiera preferido ignorar pero que cuando Stan notó que las miraba solo comentó que Bill había querido ser el primero en estrenarlo. Stanley subiendo sobre él para montarlo, empalándose a sí mismo con la dura verga de su hermano y rebotando sobre ella con maestría y gusto. Sus manos recorriendo de nuevo el pecho de Ford hasta cerrarse alrededor de su cuello y comenzar a apretar.
Ford se quedó sin aire. Su cabeza dio vueltas mientras en su abdomen se intensificaban los calores y cosquilleos. Su visión del rostro de Stan se volvió borrosa, no podía respirar. Y justo cuando pensó que perdería la conciencia todo estalló en un tumulto de miedo y placer. Sintió que iba a morir.
Cuando recuperó el sentido, aun dando grandes bocanadas de aire tratando de recuperarse, Stan seguía sobre él, sus manos aún estaban sobre su cuello, pero ya no apretaban. Lo miraba con curiosidad, las manchas sobre su pecho y el de Ford evidenciaban su propio orgasmo.
—¿Y bien? — Preguntó Stan cuando ambos hubieran recuperado un poco el aliento —¿Vas a cooperar?
—Tú sabes la respuesta. — Contestó Ford mirando al techo, aún abrumado por un mar de sensaciones que trataba desesperadamente de controlar.
—Oh. Bueno, tenemos toda la noche.
Notes:
Hice algunos arreglos a los capítulos más recientes, ahora son más legibles, espero XD
Gracias por seguir por aquí :D
Chapter 23: Día 23 - Spit
Summary:
Día 23 - Spit
BillStan
Resumen: Los besos de Bill son húmedos.
Chapter Text
Si algo estaba más que claro a estas alturas es que definitivamente Bill no sabía cómo ser un ser humano. Stan suponía que no era algo que debía sorprenderlos, después de todo, Bill era todo menos humano. Atraparlo en el cuerpo de uno había sido la única forma de derrotarlo y terminar con su desquiciado Raromagendón.
Lo sorprendente era lo rápido que el pueblo se había recuperado y parecía haberlo olvidado todo. Ford teorizó que debía tratarse de algún tipo de mecanismo de defensa, una forma de sobrellevar su trauma. Fingir que nada había pasado los liberaba de la carga de tener que buscarle una explicación. Cipher ya no era una amenaza, al fin y al cabo.
Así que Bill había quedado bajo custodia de los Pines, pero como los niños habían regresado a California y Ford parecía estar más interesado en estudiar otras anomalías después de haber hecho un par de pruebas con Bill y haber decidido que no quería estudiar nada que tuviera que ver con él (quien sabe qué cosas habrán sucedido en su laboratorio), había sido Stan quien se había visto obligado a vigilarlo.
No era algo que lo entusiasmara para nada. Aunque Ford hubiera asegurado que Bill no representaba ninguna amenaza o peligro, Stan no estaba tan seguro de eso. Solo que más bien parecía que la amenaza era para el mismo Bill. No sabía lidiar con las necesidades más básicas del cuerpo humano, como comer (o incluso ir al baño) y Stan había tenido que (vergonzosamente en algunos casos) enseñarle cómo hacerlo. No solo eso, lo había tenido que detener de hacer todo tipo de cosas raras y peligrosas, como cuando estuvo a punto de sacarse un ojo con un cuchillo porque tener dos era “demasiado molesto e incómodo”.
Stan ni siguiera sabía porque hacía lo que hacía. Fácilmente pudo haber dejado a Bill a su suerte, pero sencillamente no podía. No podía explicar la extraña conexión que había surgido entre ellos y que al parecer era reciproca ya que Bill era el que siempre estaba pegado a él. Así que incluso de haber querido ignorarlo, habría sido muy difícil.
Quizás hubiera sido algo con lo que ambos pudieran haber aprendido a vivir, pero escaló a otros niveles. Una extraña necesidad de contacto físico que al principio podía ser aliviado con ligeros roces pero que pronto dejó de ser suficiente.
Hasta que un día en que Stan estaba sentado sobre su sofá favorito, sintió a Bill subir sobre su regazo y pegar su boca a la suya. Stan debió empujarlo, alejarlo, pero no fue capaz. No había forma de llamar beso al contacto porque difícilmente lo era, sin ningún tipo de tacto o técnica, sin embargo, se sentía demasiado bien.
No se detuvo ahí. Bill comenzó a mover su boca sobre los labios de Stan, lamiendo y chupando con gusto, moviendo la lengua y pasándola también sobre la nariz y mejillas, mojándolo todo. Stan, aunque se mantuvo pasivo por un buen rato, sopesando lo que debía hacer, finalmente se aventuró por fin a abrir la boca y dejar salir su propia lengua, haciéndola encontrarse con la de Bill. El roce provocó una descarga eléctrica que pareció ir directo a su entrepierna. Y seguramente Bill debió sentir algo similar porque se aseguró de seguir rozándose con esa legua, los apéndices danzando de forma salvaje fuera de sus respectivas bocas como si tuvieran vida propia.
Un hilillo de saliva comenzó a escurrir por la comisura de la boca de Stan. Bill lo siguió y lo recogió con su propia lengua, regresando en seguida a la fuente para seguir bebiendo de ella. Las manos de Bill estaban afianzadas a los hombros de Stan mientras las de éste se aferraron a la cintura del hombre que estaba sobre él.
Sonidos húmedos y calientes llenaban la habitación.
—Oye, Stan ¿crees que...?
Ambos volvieron su cara, lo cual provocó un fuerte y obsceno sonido de succión, para ver a Stanford parado justo en la entrada. Por su posición parecía que había estado distraído con algo (seguramente el libro que traía en una mano) antes de levantar la vista y encontrar a su hermano y Bill comiéndose el uno al otro. Stan y Bill solo siguieron en su posición sin atreverse a moverse, solo esperando que Ford saliera de su trance (o más bien de su estado de shock) y dijera o hiciera algo. Pero el otro pareció decidir que esto era demasiado como para lidiar porque solo se dio la vuelta con cara indescifrable y se fue por donde seguramente había venido sin decir palabra alguna.
—Bueno... —Comenzó Bill después de un rato en que Stan y él solo habían estado viendo el lugar donde había estado parado Ford para ver si volvía o daba señal de querer hacer algo — ¿Quieres seguir con eso?
Stan suspiró, Bill era irremediable.
—Sí, qué diablos.
Bill volvió a lanzarse gustoso a devorar su boca.
Chapter 24: Día 24 - Public Sex
Summary:
Stancest
BillxStanxFord (implícito)
Resumen: Stan y Ford en una de las tantas fiestas de Bill.
Advertencias:
Incesto
Bill wins AU
Esclavitud Sexual
Dub-con
Uso de drogas
Sexo en público
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Ambos odiaban cuando Bill les daba algo de beber, lo cual, por cierto, era casi siempre. No tenían más opción que tomar lo que sea que les ofreciera con el temor de que podría ser cualquier cosa y tener las peores consecuencias imaginables, así que preferían hacerlo de la manera más rápida posible. De un trago, sin pensar.
Los efectos comenzaban de inmediato y una vez que lo hacían las cosas en realidad no eran (o al menos, no se sentían) tan mal. Los sentidos se agudizaban con una aceleración que llegaba a ser vertiginosa. La música parecía atravesar los oídos, cargando de electricidad cada cedula de sus cuerpos, haciéndoles bailar al ritmo de las percusiones. No había forma escapar de las luces de mil colores, ni siquiera cerrando fuertemente los ojos.
Una extraña emoción llenaba sus pechos. La piel, demasiado sensible, se erizaba con cualquier movimiento, cualquier roce. Las ropas comenzaban a estorbar mientras no podían evitar mover su cuerpo, sacudirlo, tocarlo. El cosquilleo sobre sus bocas y sus manos parecía llevarlos a una especie de magnetismo que les impedía separarse. Hacía demasiado calor.
Todo lo demás desaparecía. No había nada ni nadie ahí con ellos. No había un mundo destruido ni personas sufriendo afuera. No había porqué deber o querer estar en ningún otro lugar.
Cada toque, cada beso. Se sentía demasiado bien.
En algún momento quedaban completamente desnudos. Tocándose, tomándose. Todo era demasiado sensual. Bajo ese estado no había ningún recato en seguir bebiendo lo que sea que tuvieran en sus vasos que parecían nunca vaciarse; en seguir inhalando los vapores que los despertaban y entumecían al mismo tiempo.
Todo atisbo de pudor o vergüenza desaparecía para dar paso al más salvaje desenfreno. Ni siquiera notaban los silbidos que les llegaban de alrededor, los gritos y palabras obscenas que buscaban alentarlos. No los necesitaban, ya estaban demasiado concentrados el uno en el otro.
Stan no tenía ningún reparo en terminar sobre sus rodillas, las que ya no sentía ningún tipo de dolor o malestar, y devorar con un hambre que parecía casi desesperada la erección de Stanford. Ford no tenía problema en tomar la cabeza de Stan para intentar imponer su propio ritmo desesperado. Terminar eyaculando no marcaba ninguna diferencia y no conseguía más que avivar las voces a su alrededor.
Ford empujaba a Stan para que terminara acostado sobre el suelo, sin pudor separaba las piernas, buscando la entrada que estaba más que ansiosa. Los gemidos y aullidos de ambos se perdían fácilmente entre las cacofonías de gritos, de silbidos, de música y de un sinfín de sonidos húmedos.
La noche, la fiesta, no habían hecho más que empezar. No había forma de escapar ni tampoco razones para querer hacerlo. Ya no existía el tiempo, ni la culpa, ni la vergüenza, los recatos ni la moralidad.
Solo estaban ellos y el enorme placer que necesitaban arrancarse el uno al otro.
Hasta que la fiesta terminaba, o más bien, hasta que Bill se aburría y decidía darles un descanso, o prefería llevarlos a sus habitaciones privadas para seguir ahí con sus actividades, ansioso y feliz de participar.
Notes:
Bueno, casi termina octubre... otra vez XD, y de pronto me acordé que tenía varios de estos desde el año pasado y que en todo el año no me había animado a arreglar para subir XD
Ya no sé si algún día termine este reto (me falta escribir al menos 2 de los días), pero al menos creo que sí subiré las historias que alcancé a hacer... aunque sea 2 años después jaja eso sí, la mayoría son muy pequeños y sin mucho sentido, pero pues no quería que se quedaran tanto en el olvido
Si es que alguien sigue por aquí, muchas gracias. Espero les estén gustando estas historias locas y perversas.
Besos.
Chapter 25: Día 25 - Orgasm Denial
Summary:
Día 25 - Orgasm Denial
Stancest
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Stan debió haberlo supuesto desde que había comenzado. Y, de hecho, de alguna forma lo hizo, al menos sospechó que Ford algo debía estar tramando. Definitivamente no era normal que tuviera esa actitud justo después de una discusión, si prácticamente se le había lanzado encima en cuanto había entrado en la habitación; pero ya que las caricias se habían calentado de manera increíblemente rápida, realmente no había tenido oportunidad de enfocarse en algo mínimamente coherente.
Mientras la ropa desaparecía en tiempo récord, lo único en lo que podía concentrarse era en las grandes y cálidas manos de Ford sobre su piel y en su boca que repartía besos húmedos y ardientes por todos lados.
Volvió a sospechar algo cuando Ford usó su cinturón para atar sus manos a la cabecera de la cama, pero entre la bruma caliente que se había apoderado de su cerebro lo único que pudo pensar era que eso era increíblemente sexy; quedar a completa merced de Ford.
Ford abrió sus piernas y se acomodó entre ellas sin dejar de besarlo ni acariciarlo; su ritmo era enloquecedoramente lento, pero tan delicioso. Finalmente llegó hasta la erección de Stan que saltaba ansiosa y comenzó a acariciarla mientras su boca se enganchaba a uno de los pezones.
Stan aulló de puro placer, inconscientemente abriendo más sus piernas como una invitación. Sintió su el calor acumularse en su abdomen, sus pezones erectarse, y su pene escocer de sensibilidad y deseo. Estaba tan cerca.
Pero justo cuando sentía que llegaba, Ford detuvo todo movimiento y se alejó dejando que el frescor de la noche se clavara en su necesitado cuerpo.
—Pero ¿qué? ¡Stanford!
Lloriqueó sin poder evitarlo. Al abrir los ojos se encontró con Ford a unos pasos de él sonriendo de manera triunfal. Se veía claramente sonrojado y agitado, como si él mismo hubiera requerido de todo su autocontrol para separarse.
—¡Vamos!
Pidió Stan moviendo sus caderas con urgencia para que su hermano regresara a lo que estaba haciendo. Ni siquiera podía terminar él mismo el trabajo porque sus manos seguían atadas por encima de su cabeza.
—No lo creo Stan, es tu castigo por tu insolencia de más temprano.
—¿Sigues enfadado por eso? — A estas alturas ya ni siquiera podía recordar por qué había sido la discusión. En ese momento solo sabía que necesitaba correrse, su erección se había vuelto dolorosa.
—Bueno, mañana me dices si tú sigues enfadado por esto...
Ford hizo amago de dirigirse hacia la puerta ¿En serio sería capaz de dejarlo así?
—¡No, espera!
Ford se detuvo a medio paso, esperando. Stan tuvo una muy breve pero intensa batalla contra su propio orgullo antes de proseguir.
—Tú ganas, tenías razón. Siempre la tienes, solo … por favor
Lloriqueó de nuevo, volviendo a mover sus caderas para señalar la erección que se negaba a desaparecer.
Eso pareció ser exactamente lo que Ford quería oír (el muy bastardo). Stan hizo nota mental de tomar venganza más adelante. Por el momento solo le importaba que su hermano volviera con sus malditas, enormes y demasiado habilidosas manos a atenderlo. Y eso fue exactamente lo que Stanford hizo.
Notes:
Thanks for reading ;)
Chapter 26: Día 26 - Collar
Summary:
Días 26 - Collar
Pareja: JimmyxStan
Resumen: Jimmy da un regalo muy especial a Stan.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Había sido un regalo. Se lo había entregado de una manera que fue casi romántica.
—Para ti, gatito.
Le dijo extendiendo el estuche alargado.
Stan no estaba acostumbrado a ser tratado de esa manera; a que alguien lo llenara de atención y regalos de esa forma. Si su padre lo viera seguramente lo reprendería (sin duda hasta lo golpearía) por dejarse hacer con atenciones que más corresponderían para una chica. Él mismo sabe que debería encontrar la situación como mínimo denigrante, pero la verdad es que no era así. Por el contrario, que alguien tan apuesto y varonil como Jimmy encontrara el más mínimo interés en él era, por decir lo mínimo, interesante, emocionante y halagador al mismo tiempo.
Aun así, no estaba seguro de qué sentir respecto al collar, al menos en un principio, cuando recién lo recibió. Porque una vez que Jimmy lo ayudó a colocárselo, (apretándolo de manera que ajustó sin llegar a lastimar) y de que fuera la única prenda sobre su cuerpo, después de que el resto de sus ropas quedará descartado a los pies de la cama; descubrió que el hecho de usarlo era por alguna razón demasiado estimulante, inesperadamente emocionante.
El collar era de cuero negro, múltiples pinchos de color plateado se encontraban incrustados a todo alrededor y en el centro una enorme argolla plateada coronaba como cereza en un pastel. Honestamente era obsceno y algo vergonzoso. El hecho de que de alguna manera lo convertía en un objeto o mascota era humillante sin duda y sin embargo, de alguna manera también le otorgaba una extraña sensación de seguridad, de pertenecer a un lugar, a una persona.
Jimmy no le quitaba los ojos de encima, se paseaba a su alrededor para poder observarlo desde todos los ángulos. Stan posaba para él, sintiéndose algo cohibido, pero dispuesto a no demostrarlo, sin duda amaba la atención. Los ojos del otro recorriéndolo de pies a cabeza parecían quemarle. Era demasiado excitante.
Después pasaron a la acción, la cual seguramente debido a la adrenalina acumulada se sintió especialmente intensa. Jimmy lo sujetaba del collar mientras lo penetraba intensamente desde atrás a un ritmo salvaje y casi enloquecido que era fogoso y apasionado como todo en ese hombre. Recurrió a un lado su largo cabello castaño para dejar al descubierto por completo la ancha espalda y el collar que adornaba el varonil cuello.
Stan sentía que podía alcanzar las estrellas. Todo era tan intenso y delicioso. Se sentía muy bien.
Al terminar se quedaron abrazados sobre la cama, Jimmy acariciaba sin cesar el collar con suavidad como si fuera una cara y delicada joya.
— Te queda muy bien
Se lo había repetido tantísimas veces durante la noche que Stan había comenzado a creerlo, quería creerlo. Se sentía demasiado bien ser el centro de atención y de afecto de alguien así fuera sólo por una noche, así fuera sólo por un momento.
La mañana y las largas carreteras llegarían más tarde. Devolviéndolos al camino y a las ruedas de su motocicleta. Por esa noche podían simplemente disfrutar de la quietud y de la compañía el uno del otro.
Notes:
Jimmy no podía faltar en esta colección uwu
Chapter 27: Día 27 - Overstimulation
Summary:
Día 27 - Overstimulation
Pareja: FemStanxFemStan
Resumen: FemStan es absorbida por el portal durante su pelea con Ford, después de años de vagar por el multiverso se encuentra con otra FemStan más joven e inexperta. Suceden cosas... Después de todo, ¿quién te conoce mejor que tú misma?
Advertencias:
Genderbending
Universo alterno
Ataduras y uso de sextoys (consensuado)
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
La frase “amate a ti misma” era algo que había escuchado alguna vez, pero dudaba mucho que refiriera a algo como esto.
Para empezar, no era amor, al menos no esta parte. Además, le costaba creerse que realmente eran la misma persona. Se suponía que en teoría lo eran, aunque la verdad jamás había terminado de entender cómo funcionaba el multiverso.
Que se encontraran había sido una casualidad. No había sido la primera vez que se topaba o interactuaba con una de sus contrapartes, pero tampoco solía permanecer por mucho tiempo con ninguna de ellas.
No era más que una niña; no literalmente, claro (estaba casi segura de que ya había alcanzado los 20); pero para Stan, que había vivido demasiada miera ya, cualquiera que fuera como mínimo cinco años menor que ella no era más que una mocosa.
Y no solo las diferenciaba la edad, también la forma en la que habían caído en esa especie de agujero negro que conectaba todas las dimensiones (el reino de las pesadillas, solían llamarle). Mientras Stan había caído después de una fuerte discusión con su hermano frente a uno de sus estúpidos experimentos, la más joven parecía simplemente haberse encontrado con una rasgadura inter dimensional por simple y desafortunada casualidad mientras escapaba de la policía en su propia dimensión. Así que esta chiquilla aún tenía la esperanza de que su hermana de alguna forma se enterara de lo que le había pasado y viniera a rescatarla.
Esa era otra gran diferencia, mientras una tenía un hermano gemelo, la otra tenía una hermana. Stan se preguntaba (a veces con cierto toque cómico) cómo sería una versión femenina de Ford, si sería menos idiota y egoísta o si sería incluso peor.
Le fastidiaba la forma en que la Stan más joven parecía idolatrar a su gemela, porque estaba segura de que ella misma alguna vez había sido así y no soportaba pensar en lo estúpida y ridícula que se habría visto. Tal vez había sido por eso que había permitido que la siguiera, en una extraña mezcla de compasión y fastidio que, si lo pensaba, en realidad no era tan diferente a lo que sentía por sí misma después todo.
Y bueno, ya que estaba en esto de conocerse a sí misma a través de su contraparte, por qué no llevar el asunto por caminos más placenteros. Una morbosa curiosidad por descubrir, conocer y rebasar sus propios límites. Algo en lo que la otra había estado de acuerdo, tan complaciente, ¿realmente era capaz de llegar a ser así de sumisa? ¿o era su propio morbo lo que la había llevado a aceptar? No lo sabía, ninguna de las dos lo sabían. Pero al final ¿qué importaba? No era más que masturbación a un grado diferente ¿no?
Así que ahora ahí la tenía, desnuda sobre el sofá individual en ese hotel barato (su hogar en turno), con los muslos atados a cada reposabrazos, lo que la mantenía gloriosamente abierta para ella, exponiendo su sexo que ya estaba ligeramente húmedo por la emoción. Al ser ella la mayor y con más experiencia, lo más lógico era que fuera ella la que empezara con los juegos, la que guiara todo el asunto y la otra, la que se dejase hacer y llevar.
Era como verse en un espejo, uno que podía atravesar para tocar directamente su propia piel. Se sentía extraño, sabía muy bien dónde tocar para obtener una reacción y cada escalofrío que recorría a la otra era como si pudiera sentirlo en su propio cuerpo, porque sabía exactamente como se sentía. Cada cosquilleo, cada agitación. No tenía miedo de ir demasiado lento o rápido, demasiado intenso o ligero, porque sabía cómo le gustaba y eso le daba una confianza que estaba segura sería imposible con cualquier otra persona.
—¿Lista? —
Le preguntó sacando después de un rato de manoseo y jugueteo su juguete favorito, el que sabía que llevaría a la chica a las estrellas porque a ella misma la había llevado ya en varias de sus noches solitarias. Había sido de hecho este juguete el que había empezado todo pues cuando la chica lo descubrió lo primero que le causo fue gracia al enterarse de lo que era, no creía que algo tan pequeño y a simple vista discreto fuera tan bueno como la mayor proclamaba. Después de todo cuando una piensa en un juguete sexual se imagina algo más morboso, escandaloso y completamente falo céntrico.
La más joven se limitó a asentir con la cabeza mientras desplegaba una sonrisa coqueta que denotaba una seguridad que la otra sabía falsa (pues ella misma la había usado más de una vez).
Llevó el extremo destinado a la penetración a la boca de la chica para que lo humedeciera un poco, después lo dirigió a los labios de abajo, acariciando la entrada ligeramente antes de introducirlo y ponerlo a funcionar, viendo como los movimientos de arriba abajo lograban que poco a poco el juguete se terminara de hacer camino hacia adentro. Escuchó a la otra lanzar un jadeo.
Una vez que de la vagina de Stan solo podía verse la pequeña manguera que conectaba ambos dispositivos, encendió el otro extremo. El pequeño agujero del centro comenzó a soltar ligeras vibraciones, con cuidado separó un poco más los labios de la chica para dejar totalmente al descubierto el clítoris y con cuidado colocó sobre éste el juguete que comenzó a sacar sonidos húmedos.
—¡Diablos! — Gritó la chica entre jadeos — Se... siente muy bien...
La mayor se relamió los labios. Claro que sabía las maravillas que podía hacer su juguete, pero jamás las había contemplado de esta forma. Podía ver la vagina contraerse, absorbiendo más el juguete de adentro, mientras se humedecía más y más; los ligeros temblores que asaltaban a la chica en el sofá, la traspiración que la recorría y los inconscientes intentos de cerrar las piernas impedidos por las ataduras. Ella misma se sentía ya demasiado húmeda.
—Ah...AH... creo que voy a...
Así que así se veía un orgasmo desde este ángulo, una lubricación que salió casi a chorros y contracciones que habrían sacado solas al juguete dentro de no ser porque lo alcanzó a detener y volvió a introducirlo. No se detuvo, por el contrario, subió la intensidad del aparato. Sabía bien que si permanecía ahí el tiempo suficiente podría...
—¿Q...qué es ...mmm qué es...esto?... ¡AH!
Ahí estaba, el segundo orgasmo. Sabía por experiencia que la primera vez que se experimentaba era demasiado abrumador. Subió la intensidad un poco más.
—Esto... esto comienza a doler, apágalo ya...
La escuchó lloriquear. Eso también lo sabía, si se seguía estimulando la zona después del orgasmo se comenzaba a sentir un ligero ardor que ya no era tan placentero, normalmente era aquí donde ella misma se detenía por instinto y cansancio. ¿Pero qué pasaba si se iba más allá?
—Aguanta... quiero comprobar una cosa....
Dijo, sin dejar se observar cada una de sus reacciones. Era demasiado fascinante.
—Ah... ah... suenas …mmmaah... igual que ella....
No estaba segura de cómo interpretar eso, más que otra cosa porque sus palabras eran poco más que jadeos. ¿Era un reclamo? ¿Era consentimiento para continuar? ¿Se refería a quien ella creía? ¿Era el parecido con su hermana lo que la había hecho seguirla en primer lugar? ¿Cómo se sentía ella misma al respecto?
No sabía las respuestas. Pero no se concentró en las preguntas. Movió un poco el juguete que succionaba el clítoris para que tomara otro ángulo y pudo observar cómo alcanzaba el siguiente orgasmo. Esta vez el grito fue notoriamente más de dolor que de placer. El cuerpo entero de la otra pareció convulsionar frente a sus ojos.
Se detuvo hasta después de mucho rato, cuando la chica en el sofá estaba ya completamente exhausta y roja de esfuerzo y sobreestimulación. Solo entonces apagó el aparato y lo puso a un lado para permitirle recuperase un poco. Gruesas lagrimas escurrían por las mejillas completamente rojas, enmarcadas por el pelo empapado de sudor. Había una nueva mancha de humedad en el sofá, justo entre sus piernas abiertas. No sabía que se podía llegar tan lejos. Que ella misma podía aguantar tanto, ¿O habría sido posible gracias a la juventud de la chica? Ella tampoco era tan vieja ¿Qué se habrá sentido?
—¿Me regresarás el favor algún día?
Preguntó mientras la desataba y la ayudaba a llegar a la cama para que pudiera estar más cómoda, notando lo mucho que parecía estarle costando tan solo intentar moverse.
—Por tu vida que sí.
Respondió inmediatamente, no supo interpretar si su tono era en busca de agradecimiento o venganza, pero la hizo sonreír y temblar un poco de anticipación.
—Solo espera a que vuelva a sentir las piernas y a recordar cómo funcionan.
Terminó, soltando un suspiro de cansancio, haciendo que ambas soltaran una carcajada.
Notes:
Si alguien tiene curiosidad, el juguete de Stan es de este estilo
[imagen explicita y nsfw]
link
u//w//u
Chapter 28: Día 28 – Belly Bulge
Summary:
Día 28 – Belly Bulge
Pareja: BillxFemStan
Resumen: Bill finalmente tiene su Raromagendón y, lo más importante, alguien con quien compartirlo.
Advertencias y notas:
GenederBender
Bestiality (creo)
Dark Stan
Fem Stan
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
No te das cuenta de lo aburrido y absurdo que es en realidad el mundo hasta que tu novio se apodera de él y se deshace de toda ley física, cambiando por completo la realidad.
Stan no sabía que era lo que más le gustaba de este mejorado mundo, pues cada cosa nueva que descubría la maravillaba más que la anterior. Todo era tan brillante y divertido.
Siempre había tenido un cierto gusto por el dolor, aunque no de una manera exagerada; los golpes de una buena pelea o el entumecimiento del cuerpo después de un día de duro trabajo tenían su encanto. Nada que fuera demasiado grave o difícil de sanar (especialmente cuando no contaba con los recursos suficientes para tener acceso a curaciones), eso al menos hasta que la curación se convirtió en algo instantáneo. Ahora el mundo entero se había convertido en su patio de juegos.
No solo el temor a lastimarse había desaparecido, la posibilidad se había reducido al mínimo posible. Su cuerpo ahora era mucho más ágil y resistente, mucho más de lo que había sido en sus mejores años.
Rio divertida mientras saltaba entre los escombros del mundo, dando piruetas que terminaban en poses exquisitas que nadie podía ver, pues todos estaban ocupados tratando de huir de la locura. Si ellos no sabían divertirse no era culpa de Stan.
Paró frente al cristal roto de un escaparate, deleitada ante el reflejo de su cuerpo rejuvenecido, tan bien proporcionado y lleno de vida, pasando por su rostro que ya no presentaba cansancio o arruga alguna y su cabello que (aunque conservara un tono plateado) relucía sedoso enmarcando su cara exquisita, dándole una apariencia casi etérea. Se observó desde todos los ángulos posibles, tratando de recordarse que no tenía razones para no ser feliz.
—Veo que te gustó mi regalo.
Escuchó la voz conocida detrás de ella. Su sonrisa se amplió al dar la vuelta para encontrar a su novio a unos pasos, apoyado sobre su bastón con un porte elegante, devorándola con la mirada sin abandonar su expresión divertida. Sin dejar de sonreír, Stan se acercó con paso sensual hasta rodearlo con sus brazos.
—Creo que no soy la única a la que le gustó.
Le susurró al oído. Bill no sería humano pero el estremecimiento de puro deseo que lo recorrió sin duda fue bastante real. Él tenía ahora un cuerpo físico, ella tenía ahora un cuerpo rejuvenecido y mejorado en todos los aspectos posibles. Obviamente tenían que aprovecharlos.
Stan soltó una risa divertida al sentir a Bill tomarla en brazos en un estilo nupcial.
Lo siguiente que supo es que estaban en las habitaciones privada del demonio, sobre una cama masiva cubierta con sabanas de seda y cojines suaves acolchados. Con las piernas abiertas y en alto, en una posición solo posible con su ahora sobrehumana flexibilidad, Stan podía sentir todo con una intensidad apenas soportable.
Bill estaba sobre ella, con una forma y apariencia monstruosa que habría hecho que cualquiera que lo viera cayera muerto de miedo pero que a Stan solo la llenaba de excitación, de una lujaría que solo podía equipararse a la locura de él.
El miembro viril era enorme, no había forma lógica que pudiera caber en algún lado, pero toda ley lógica y física había sido erradicada. Stan podía sentirlo en sus entrañas, estiradas de una manera imposible si es que el bulto que sobresalía en su vientre indicaba algo.
No había dolor, o al menos, no uno que no fuera disfrutable.
Stan reía... y lloraba... y gritaba de puro éxtasis.
Los dos estaban locos y ya nada tenía sentido.
Así que sí, el mundo ahora era tal y como debía ser.
Notes:
Necesito terminar esto o no podré continuar con mi vida XD
Estos últimos serán muy cortitos pero, espero, entretenidos uwu
Chapter 29: Día 29 - CatBoy
Summary:
Pareja: Stancest
Resumen: Stan quiere mostrarle a Ford algo que les robó a unas compañeras de la escuela. Ford se emociona demasiado. Stan lo aprovecha.
Advertencias y notas:
Incesto
Stans adolescentes
Chapter Text
—¡Oye Sixer, mira esto!
Stanford dejó por un momento sus apuntes de la escuela para dar la vuelta y ver lo que traía Stan entre manos ahora. Con Stanley nunca se sabía qué esperar.
Un intenso sonrojó asaltó sus mejillas sin que pudiera evitarlo ni buscarle ninguna clase de explicación. Si hubiera sido una de esas “caricaturas japonesas” seguramente hubiera arrojado un chorro de sangre por la nariz.
Stanley traía puestas unas orejas de gato.
—Stanley ¿de dónde sacaste eso?
Fue lo único que atinó a preguntar, odió lo nerviosa que se escuchó su voz.
Stan sonrió ampliamente con suficiencia.
—Lo traían unas chicas en la escuela esta mañana ¿Qué te parecen?
—Te ves ridículo.
Contesto Ford bajito, intentado volver a sus estudios sin lograr que el sonrojo hubiera abandonado su cara. Stan se hubiera decepcionado con su falta de entusiasmo si no fuera porque su nerviosismo había sido más que evidente. ¡Y solo se las había puesto brevemente! Sin dejar de sonreír simuló que había decidido dejar en paz a su hermano con su tarea. Ford debió sospechar que algo tramaba pues nunca desistía de sus travesuras tan fácilmente, pero estaba demasiado ocupado moviendo sus piernas tratando de ignorar la erección que había despertado entre ellas.
No le prestó atención al silencio que hizo Stan (lo cual ya era bastante sospechoso) ni tampoco al ligero ruido de tela moviéndose que lo interrumpió. Lo que fue imposible de ignorar fue el maullido que sonó cálido y húmedo directamente en su oreja.
—¡Stanley!
Gritó escandalizado sin poder evitarlo, agradeciendo que sus padres no se encontraran en casa y dándose la vuelta de nuevo sobre su silla para encarar a su hermano, volviendo a sufrir otro golpe de calor al verlo.
Stan se había deshecho de su ropa y había quedado solo en unos bóxeres negros que coincidentemente combinaban con la diadema con orejas de gato que seguía sobre su cabeza.
—¿Qué demonios haces?
Ni siquiera le importó lo aguda que sonó su voz. La sonrisa que lucía Stan se amplió al tiempo que soltaba otro maullido y bajaba hasta quedar arrodillado frente a Ford, componiendo una mueca de inocencia que era tan falsa como una moneda de tres dólares.
—Solo soy un gatito hambriento — Dijo Stan con voz cantarina— ¿Me das un poco de leche?
Llevó sus manos a las rodillas de Ford y las deslizó por sus muslos hasta llegar a su entrepierna. El cerebro de Stanford oficialmente se estropeó y no le permitió hacer más que mirar y sentir a Stan liberar su erección que se había vuelto dolorosa para comenzar a comerla y chuparla como si no hubiera mañana. ¡Vaya que se estaba volviendo muy bueno en esto!
Cuando se dio cuenta había eyaculado ya sobre Stan quien se apresuró a recoger su descarga con gusto. Era lo más morboso y erótico que había visto jamás.
—Eres imposible.
Le recriminó apretando un puño sobre su boca, claramente cohibido. Por respuesta Stan solo sonrió con aire claramente triunfal y le guiñó un ojo.
Chapter 30: Día 30 – Punishment
Summary:
Día 20 – Punishment
Pareja: Stancest
Resumen: Ford ha estado ignorando a Stan, Stan busca atención en otro lado. Ford lo castiga por eso.
Advertencias y notas:
Incesto
Sea grunkles
Sin sexo explisito.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Ford no había dicho una palabra en todo el camino de regreso al muelle.
Stan sonreía para sus adentros a pesar de procurar que la emoción que mostraba en su expresión fuese neutra. No había volteado a ver la cara de Ford, pero estaba seguro de que su semblante era serio.
Una parte de él sabía que no debería jugar ni tentar los límites de esa manera, pero es que era absurdamente divertido. Y al final, Ford tenía la culpa por haberlo estado ignorando toda la tarde. Ninguna anomalía extrañamente rara e interesante lo justificaba, no señor. Así que quien podía culpar a Stan por coquetear quizás un poco demasiado con las damas, y uno que otro caballero, de ese bar cerca del muelle donde había dejado el Stan de guerra II.
Era obvio que eso no le había gustado nada a Stanford y ... que seguramente iba a cobrárselo. Stan tembló de la emoción.
Al entrar al bote, lo primero que hicieron fue guardar las provisiones que habían comprado para su próxima aventura, principal razón por la que atracaron en primer lugar. En completo silencio todo el tiempo. Al terminar se dirigieron a su camarote compartido.
Fue ahí donde finalmente Stanford terminó por abalanzarse hacia Stan, derribándolo sobre la cama. Stan soltó una risita que provocó que el entrecejo de Ford se frunciera aún más.
— No es gracioso Stan.
—Yo creo que sí lo es.
—¿Crees que puedes coquetear con cuanta... persona se te pasa en frente?
—No creí que te importaría, tomando en cuenta que no pareces muy interesado en mí últimamente.
A pesar de que Stan había estado usando un tono juguetón, la última frase tenía un cierto dejo de reproche que Ford por supuesto notó. Se inclinó para plantearle un beso intenso.
—Eso no es verdad. — Le aseguró una vez se hubiera separado del beso.
—Claro que sí, apenas me has mirado. Solo quería algo de atención.
Stan hizo un pequeño puchero al decir eso ultimo. Ford pensó en dar todo un discurso para disuadirlo de tan absurda idea, pero lo conocía demasiado bien. Eran hechos y no palabras lo que lo convencerían. Más tarde podrían hablar más tranquilamente y podría asegurarle a Stan que era alguien que siempre tendría su total interés, por el momento prefirió seguirle el juego y darle la atención que tanto parecía necesitar. Sonrió.
—Pues yo creo que lo que te has ganado es un castigo.
Pudo sentir claramente la reacción de Stan a sus palabras. Quizás hacer que no se pueda sentar en un par de días lo ayudara a dejar de pensar tonterías. Se relamió los labios.
Esa sería una noche movida y divertida.
Notes:
Por alguna razón, este fue el reto que más me costó y la razón principal de que me terminara atrasando tanto con esto, siendo que la mayoría de las ideas de los otros retos me llegaron casi desde el principio. Pasé por varios escenarios y parejas antes de que finalmente saliera algo que más o menos me convenciera.
Como sea, espero haya sido agradable de leer.
Chapter 31: Día 31 – AfterCare
Summary:
Día 31 – AfterCare
Pareja: BillStan
Resumen: A Bill le gusta cuidar de Stan después de una noche de pasión.
Advertencias y notas:
Esto toma lugar en un escenario en que Bill conserva a un Stan sin memoria después de ganar contra Ford y los demás. Incluso, si conoces mi fic And all we need , se puede tomar como parte de ese universo.
Pueden escuchar la canción de donde sale el titulo de esta colección si gustan (para más placer XD). Se llama Rubí, de Babasonicos
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Los primeros minutos de Stan después del orgasmo eran sin duda uno de los espectáculos favoritos de Bill.
Era realmente exquisito verlo regresar poco a poco a sus sentidos, recuperando su respiración, podía observar cómo cada musculo se relajaba. La cara de satisfacción que lo acompañaría durante un buen rato era simplemente el complemento perfecto del cuadro.
Un chasquido de los dedos de Bill y los suaves cordones de seda que habían mantenido suspendido a Stan durante el acto desaparecieron, permitiendo al cuerpo laxo acomodarse suavemente sobre el colchón haciéndolo soltar un leve gemido de satisfacción y comodidad.
—No pensarás dormir ya ¿o sí? — Pregunto divertido al verlo retorcerse felizmente sobre la cama para obtener una posición más cómoda.
—Vamos, necesito un descanso, ¡fueron ya 5 rondas!
—Deberíamos limpiarte primero. — Embarró más los fluidos de todo tipo que cubrían el cuerpo de Stan para recalcar su punto.
—Pero tú puedes hacer eso con tu hokus pokus — señaló Stan con voz de adormilada— Solo chasquea tus bonitos dedos.
Claro que Bill podía hacer eso fácilmente y en nada de tiempo. Pero honestamente, prefería el proceso largo, siempre era más divertido y satisfactorio.
Efectivamente chasqueó los dedos, pero no desapareció la suciedad de sus cuerpos, los trasportó a ambos a una bañera gigantesca llena de agua que vaporizaba con las más finas y aromáticas sales.
—¡Ey!
Se quejó Stan, pero sin reproche real en la voz. La verdad él también amaba esta parte. Ser cuidado y atendido por Bill. Algo que estaba seguro, él era el único ser con ese privilegio.
Suspiró al sentir el agua cálida y relajante rodear su cuerpo. Bill lo había recostado en una especie de pedestal al centro de la bañera que le permitía estar parcialmente sumergido. Pequeñas cascadas los rodeaban, salpicándolos ligeramente.
Bill comenzó a pasar sus manos sobre su cuerpo, terminando de limpiar todo rastro de suciedad.
Los sonidos, las sensaciones, los olores. Todo tenía a Stan sumido en un estado de puro estasis. Solo se dejaba hacer con las atenciones de Bill, contento y relajado.
Al terminar el largo y relajante baño finalmente Bill los regresó a la habitación, recostó a Stan de nuevo sobre la cama cuyas sabanas estaban también ahora limpias y frescas. Se recostó a su lado. Stan se aferró a él y al poder y seguridad que emanaban de su cuerpo. Sintiéndose feliz.
Estando ahí era fácil convencerse que esa parte del mundo era la única que existía, o al menos la única que importaba. Se podía olvidar de la destrucción del mundo que los rodeaba. De las mil preguntas que asaltaban su mente cuando no se encontraba dentro de ese feliz aletargamiento. De la desazón de no poder recordar nada de su pasado antes de Bill. De la sensación de que algo le faltaba.
Después de todo, tenía a Bill.
¿Qué otra cosa podía necesitar?
Notes:
Y.... se logró señores!! Jaja solo tomo poco más de 2 años XD
De pronto sentí la urgencia de terminar esto antes de que acabe el año XD Disculpen si los últimos fueron demasiado pequeños y malos u_u
Espero que les haya parecido entretenido. Muchas gracias a todos los que llegaron hasta aquí. Les deseo un 2024 lleno de buenos fics para leer ;)
Abrazos de Adid Sevfan <3<3

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