Chapter 1: Capítulo 1
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Cualquiera diría que era un día hermoso como pocos, el sol resplandecía con fuerza, no había una sola nube en el cielo, los caterpies y wurmples comían las hojas de los árboles plácidamente mientras que los floettes flotaban con el viento. Pero para Sebas y Mightyena no era más especial que el día anterior o él anterior a ese, después de todo así eran todos los días en Sacris.
El entrenador y su pokémon avanzaban entre la fauna mientras disfrutaban del cántico de los Turpics, el ave nacional de Sacris, unos pokémons pájaro cuyo cuerpo estaba decorado con un elegante e intrincado patrón negro, amarillo y blanco, en el zoológico de Unova son de entre las atracciones más populares, pero aquí no eran más especiales que cualquier ave regional.
Sebas se dio la vuelta viendo su hogar por última vez, su viaje acababa de empezar, lo más probable es que no volviera a Ciudad Orquídea dentro de los próximos meses, sonrió mientras recordaba cómo se despedía de sus padres y fantaseaba con lo que esperaba fuera su futuro. Las personas aclamando su nombre, las luces y cámaras enfocadas en él mientras alzaba la copa y se proclamaba como el nuevo campeón.
Sacris llevaba 34 años sin un nuevo campeón, nunca nadie había logrado mantener su reinado por tanto tiempo como Enrique Blanco. En los 19 años que llevaba de vida solo recordaba cinco ocasiones donde alguien había logrado superar al alto mando y llegado hasta Blanco, pero por muy impresionante que fuera el retador nunca lograba noquear a más de uno de los pokémons del campeón. Pero eso cambiaría pronto, estaba seguro.
Luego de respirar profundamente para llenar sus pulmones con el aire puro de la montaña sacó un mapa y una brújula de su mochila, de acuerdo a sus cálculos debería llegar al campamento antes del anochecer.-
¿No estás emocionado?-Preguntó el chico a su Mightyena que se limitó a rascar su cabeza con su pata trasera.- Abandonar tu casa, irte de viaje, solos, sin nadie a quien pedirle ayuda... ¿No? ¿Ni un poquito?-El pokémon se agachó para estirarse y bostezó mientras lo hacía- Se nota que estás devastado.
-Sebas guardó sus cosas y continúo su camino, la Cordillera Undam era bastante larga y estaba subiendo hacia la cima de su sierra más alta por lo que no era sorprendente que el viaje a pie fuera de más de un día.-
Una vez lleguemos al campamento no quiero que te pelees con nadie. No pienso pagar otra factura del hospital.-
¡Vaaamos!-Exclamó una chica a lo lejos, parecía enfadada-¡Deja de mirarme así sé lo que hago! ¡Camina!-Impulsado por su curiosidad Sebas se acercó al origen de los gritos. A unos pocos metros de él, tapada por las ramas y arbustos, estaba una chica de pelo rubio oscuro y largo, tez blanca, ojos verdes ligeramente rasgados y una figura sin duda envidiable. Llevaba una camisa de tirantes blanca con finas líneas horizontales negras, una chaqueta azul de jean, unos pantalones negros rasgados que delineaban sus piernas largas y esbeltas, unas botas marrones y una mochila pequeña.
La chica tenía un gothita en las manos que no hacía más que mirar al vacío con su boca ligeramente abierta, completamente ignorante de la rabieta de su entrenadora. La chica puso a su pokémon debajo de su brazo y empezó a caminar.
El gothita estaba mirando en la dirección de Sebas y una vez sus ojos se encontraron el pokémon psíquico pareció salir de su trance.
Usó sus poderes para liberarse del agarre de su entrenadora y corrió en dirección al chico, Mightyena se puso en medio de ambos y gruño al pequeño pokémon, mostrando sus enormes y afilados colmillos mientras arrugaba su nariz con enfado, pero al gothita no pareció afectarle esto en lo más mínimo, chocó contra el Mightyena mientras mantenía sus ojos fijos en Sebas y seguía tratando de avanzar en línea recta.-
Mighty, basta.-El Mightyena inmediatamente dejó de gruñir y se sentó, aún observaba al pokémon psíquico en caso de que intentara algo.-
Perdón, no sé qué le pasó.-La chica caminó hacia ellos y miró a Mighty- ¿No muerde?
Sí. Pero no lo hará, tranquila.-La chica se agachó y tomó al Gothita entre sus brazos-
Nunca se había escapado así... ¿Llevas mucho allí parado?-
Vine cuando te escuché gritar. ¿Pasó algo?-Gothita estiraba sus pequeños brazos intentando alcanzar al chico-
He tenido un mal día y Satochi no ayuda, no deja de quedarse parado mirando e hizo que me desviara. Se suponía que ya tenía que haber llegado al campamento... Creo... ¿Tú sabes dónde queda?-
Sí, es más arriba. Yo también estoy yendo para allá, puedo acompañarte si quieres.-
Estaría bien, gracias... Soy Mei por cierto.-
Sebastian, un placer-Comentó mientras estrechaban sus manos-... ¿También entrenas pokémons?-
Algo así... ¿Vas a hacer el desafío de los gimnasios?-
Mhm-Asintió el chico-Planeo enfrentarme a la liga.-
¿Y en qué academia estudiaste?-Sebas se sorprendió ligeramente. ¿Cómo sabía que venía de una academia de entrenadores? Mei pudo leer su expresión como un libro abierto y sonrió levemente.-Tienes una mochila grande, un pokémon evolucionado, otra pokéball en tu cinturón y una piedra llave en tu collar.
Para estar tan preparado siendo tan joven asumo que en algún sitio habrás aprendido a entrenar pokémons. Las piedras llave son costosas así que no creo que simplemente te la hayan regalado porque se ve bonita y no creo que hayas gastado tanto en equipo si solo fueras un entrenador casual. Te llevas preparando años para esto. ¿O me equivoco?-La chica le sonrió pícaramente, claramente orgullosa de su deducción.-
En una academia privada, me gradúe hace como un año.-Sebas estaba algo incómodo mientras contestaba, no le gustaba hablar de su vida privada, mucho menos a extraños.
La paranoia empezó a crecer, no era desconocido para nadie que esta ruta de la montaña suele tener ladrones que atacan a entrenadores novatos. Estaban caminando solos en ese inmenso bosque, cualquiera podría asaltarlo y nadie se enteraría. ¿Y si Mei no era más que un chivo expiatorio? Una chica linda y en problemas que atrae a los entrenadores y luego ¡BAM! Llegan cuatro de sus amigos y entre todos atacan al inocente acompañante.
Cerró los ojos un momento y medito al respecto, si era una trampa lo más probable es que ya esté en un punto sin retorno, alejado de todos y rodeado por árboles y follaje. Si no lo era, no había de que preocuparse y en caso de que intentaran asaltarlos tendría a Mei de su parte. Suspiró ligeramente y procuró continuar su camino hacia el campamento, atento en caso de que la chica hiciera un movimiento extraño-
¿Y tú que planeas hacer? ¿Harás el desafío de los gimnasios?-
Si, aunque no creo que vaya a enfrentarme a la liga. Solo quiero viajar, haré el desafío solo por hacerlo y luego... No lo sé, aún no me decido. ¿Por cierto que...?-Sebas tomó a Mei del hombro y la obligó a detener su avance. Mightyena estaba al frente, su cuerpo inclinado hacia adelante, mostrando sus colmillos y arrugando su nariz. Mei no entendía el porqué de esta reacción hasta miró hacia el piso, un par de turpics y un ratata estaban tendidos en el suelo con un gran agujero en sus pechos.
El culpable o mejor dicho, los culpables, no tardaron en aparecer, su presencia revelada por un rápido y fuerte zumbido. De entre los árboles y arbustos emergieron 4 beedrills, uno de ellos aún tenía un pidgey clavado en una de sus lanzas.
Muévete hacia atrás muy despacio.-Dijo Sebas sin soltar el hombro de Mei ni apartar su vista del enjambre.-Creo que estamos cerca de su nido. Mighty, ven aquí.-Mightyena retrocedió poco a poco sin dejar de gruñir a las abejas.
Los ojos de Mei peinaron la zona y confirmó la teoría de su acompañante. Los árboles a su alrededor estaban cubiertos de kakunas, seguramente no los habían notado por estar distraídos hablando.
Los beedrills los observaban con cuidado, inclinaban un poco su cabeza mientras batían sus alas con más fuerza.-
Mientras no hagamos movimientos bruscos no nos deberían atacar, hay que buscar otro camino y... -El moreno se detuvo en seco al escuchar un golpecito contra el piso, giro lentamente la cabeza solo para darse cuenta de que un acto de torpeza había golpeado a uno de los kakunas con su brazo, despegándolo del árbol de donde estaba sujeto.-Mierda.
-Los 4 beedrills se abalanzaron sobre ellos, Sebas y Mei saltaron en direcciones contrarias evitando por poco ser atravesados por sus lanzas. Mightyena por su parte se había lanzado de frente contra los atacantes y sin piedad ni tardanza derribo a uno de los bichos para luego morder su cabeza mientras sus colmillos se prendían en fuego, aplastándola entre sus fauces.
Los demás beedrills se giraron para ver a su compañero caído, uno de ellos fue a pelear contra Mightyena mientras que los otros dos perseguían a Sebas y a Mei.-
¡Percy, pistola agua!-Exclamó el chico mientras arrojaba su pokeball y un pequeño mudkip salía de la misma con emoción. Apenas sus pequeñas patitas tocaron el piso disparó un chorro de agua a presión contra el Beedrill, echándolo para atrás y haciendo que se golpeara contra un árbol.-
Mudkip-Mudkip se giró para ver a su entrenador y sonrió con alegría. Sebas le sonrió de vuelta antes de ordenar.-
¡Lanzarroca!-Mudkip enfocó al Beedrill y corrió hacia él a toda velocidad.-
¡Mud Mud Mud Mud!-El pokémon de agua saltó por los aires y empezó a girar sobre sí mismo mientras endurecía su aleta trasera. Cuando el beedrill pudo incorporarse del golpe y empezó a alzar vuelo fue inmediatamente derribado por el golpe de Percy que atino en toda la cabeza del beedrill.
Mudkip se impulsó nuevamente hacia atrás y dio otra vuelta antes de caer de pie y soltar, un para nada intimidante, dulce y suave, gruñido.-
Bien hecho Percy.-El pokémon corrió hacia su entrenador y empezó a frotar su cabeza contra su pierna mientras sonreía- ¿Dónde está Mei?
-Le habían perdido de vista mientras combatían, pero no tardaron en encontrarla, su gothita estaba parado sobre una pequeña roca, sus ojos brillaban con un morado oscuro mientras alzaba sus pequeños brazos.
El beedrill que los atacaba parecía sufrir de una terrible jaqueca, lanzaba golpes y estocadas por doquier.
En su confusión miró al beedrill que quedaba, estaba atacando a Mighty con zumbidos, el pokémon siniestro se agachó en el piso mientras chillaba, ese horrible sonido era insufrible.
El beedrill alzó su brazo para atravesar al Mightyena, pero fue atacado por el beedrill que estaba siendo confundido por Satochi. Ambos comenzaron a pelear entre sí, atravesando al otro con sus lanzas y aguijones hasta que finalmente ambos sucumbieron a sus heridas.-
¿Están bien? -Preguntó Mei mientas le daba una patada al cadáver de uno de los beedrills para asegurarse que estaba muerto. Mightyena en cambio se incorporó tan pronto como le fue posible y corrió para colocarse delante de su entrenador.-
Sí, todos bien. Y ustedes dos lo hicieron excelente.-Comentó Sebas con una sonrisa. Mightyena se sentó mientras su dueño acariciaba su cabeza, por otro lado, Mudkip alzó una de sus patitas. Sebas chocó los cinco con Mudkip en un patrón bastante intrincado para un pokémon. Primero la chocó desde abajo, luego desde arriba, Mudkip se dio la vuelta y movió su aleta trasera de lado a lado para chocar la mano de Sebas, finalmente se dio la vuelta otra vez y chocó el puño de Sebas con su frente. Sebas echó su mano atrás simulando una explosión mientras que Mudkip se dejó caer hacia atrás dejando sus patas en el aire para luego empezar a sacudirse contento.-
Deberíamos irnos, no quiero que más de esas cosas nos vean.-Mei tenía razón, lo mejor era irse, los beedrills son pokémons que viven en enjambres y al morir desprenden feromonas que alertan a los demás. Si había otros cerca no tardarían en llegar.-
Sí, es mejor.-Por suerte el resto del viaje transcurrió sin incidentes, pasaron las horas hablando de trivialidades, pero Mei aprovechaba cualquier oportunidad para preguntar acerca de cómo entrenar pokémons y que opinaba Sebas al respecto de determinadas cosas como la naturaleza apropiada para ciertos tipos de pokémons, los equipos de distintos líderes de gimnasios y campeones famosos y que pokémon sería mejor para vencer a otro. Escuchaba atentamente cada palabra que salía de la boca del chico mientras tomaba notas mentales al respecto, aunque no entendía algunas cosas que le explicaba cómo los tipos de entrenamiento, algunas habilidades de determinados pokémons e incluso la naturaleza de algunos ataques.
Antes de darse cuenta habían llegado al campamento, un espacio abierto en la cima de la montaña, había varias carpas y una modesta fogata central donde los campistas estaban reunidos bebiendo alcohol, comiendo y contando historias.-
¡Por fin!-Exclamó Sebas mientras dejaba caer su mochila.
Ya había oscurecido y debía montar su tienda de campaña, alimentar a sus pokémons, a sí mismo y hablar con sus padres.
Rápidamente, sacó su carpa de su mochila y empezó a armarla, tardó unos minutos en tenerla lista, pero Mei parecía tener muchos más problemas. No sabía dónde colocar las estacas o asegurar las cuerdas.- ¿Necesitas ayuda?
Jamás he montado una carpa antes... Se suponía que era fácil de armar. -Sebas se acercó para asistirla y en solo unos minutos la termino de armar.-
Listo, ¿Ya viste cómo se hace? La próxima vez lo haces tú.-
Gracias-Susurró la chica mientras rascaba uno de sus brazos y le sonreía ligeramente en una mezcla de vergüenza y alegría.- Perdón por molestarte tanto.
No es molestia.-Mei sonrió ligeramente ante su comentario para luego rascar su brazo derecho.- ¿Tienes hambre?-
Podría comerme un wailord.-Ambos fueron a la fogata y se sentaron junto al resto de personas para calentar su comida. Sebas tenía una cena que su madre le había preparado mientras que Mei llevaba una bolsa de comida rápida aplastada, la grasa y salsas estaban en el fondo de la bolsa de papel haciendo su inferior casi transparente.- Que cagada.
Seguramente se aplastó con las cosas que traías, por eso la comida no se pone al fondo.-Ambos empezaron a comer y Sebas notó como las personas que compartían la fogata se dividían en distintos grupos pequeños. En cierto modo le recordaba al comedor de su academia, un lugar común para compartir, pero donde todos se aglomeran con quienes les agradan. Te decía mucho de la naturaleza de las personas, posiblemente sería un gran tema de investigación para un sociólogo o psicólogo, el cómo se crean sub comunidades dentro de las propias comunidades, como vamos filtrando cada vez más y más a las personas para al final quedarnos con unos pocos que consideramos son como nosotros. ¿En qué se basarían estos grupos? ¿Gente que vino a pasar la noche y regresan a Orquídea? Algunos bajarán a Aurum seguro, otros quizás se desvíen y vayan a una tierra completamente distinta. Seguramente no faltara alguno que intente tomar un camino más "arriesgado" buscando vivir aventuras solo para terminar lleno de problemas, solo, perdido, hambriento y asustado.-
Y... ¿Llevas mucho tiempo entrenando a Mudkip y Mightyena?-La voz de Mei lo sacó de sus pensamientos, estaba tan inmerso en su mente que no se dio cuenta de que llevaba ya unos minutos sin mediar palabra con ella.-
Sí, llevo...14 años con Mighty y... 3 con Percy-La pregunta le parecía algo fuera de lugar dado que ella fue quien dedujo que él era graduado de una academia de entrenadores.- En la escuela me ensayaron como entrenarlos para combatir, cuidarlos y bueno, yo aproveche y les enseñe algunos trucos.
Creía que te los daban ya entrenados.-
No... La gracia es, justamente, entrenarlos. Además, construye un vínculo entre ellos y tú, genera confianza y demás.-El hablar de sus pokémons le recordó que aún debía alimentarlos por lo que sacó a Percy de su pokeball.
Sacó unas bayas y las dejó en el suelo frente a Mudkip, que con gusto las empezó a comer. Por otro lado, sacó un pequeño plato plateado y carne enlatada de su mochila, le sirvió la carne a Mighty y la colocó frente a él. El pokémon siniestro empezó a comer en silencio.-Nunca habías entrenado pokémons antes, ¿Verdad?-
N no... Digo, o sea, sí, pero...-Mei estaba avergonzada.- Tomé la prueba... Ayer...Una rápida, solo conteste unas cosas. Satochi uso sus poderes para mover una taza y me dieron mi licencia... Jamás he ENTRENADO pokémons.-
¿Pero vas a tomar el desafío de los gimnasios aun así?-
Solamente pedían que tuviera licencia de entrenadora... Y la tengo...-Buscando desviar el tema la chica se agachó y acarició la cabeza de Mudkip- Nunca había visto a un mudkip antes, se llamaba Percy, ¿Cierto?-Sebas miró a Mei por unos segundos mientras bebía el jugo que su madre empacó junto a su almuerzo, ¿Por qué le da tanta vergüenza hablar de su vida? ¿Satochi no era suyo? No, imposible, la obedece mucho como para que sea robado. ¿Estaba huyendo? Quizás por eso no tiene un plan claro, obviamente hizo este viaje sin planificar nada así que es posible que lo hiciera por necesidad. Eso explicaría por qué no sabe hacer cosas tan básicas como montar una carpa por sí misma.
Debía indagar más al respecto, pero debía ser cauteloso. -
Si, por Percy Jackson.-Mei pareció no entender la referencia.-El de los libros, hijo de Poseidón.
No leo mucho-Comentó con algo de incomodidad-... ¿Cómo lo conseguiste?
Me lo dio mi escuela, les dan a todos un pokémon para entrenar y yo escogí a Percy. A lo largo de los semestres te evalúan como lo cuidas, como crece y mejora.-Mudkip no paraba de sacudirse debajo de la mano de Mei mientras disfrutaba de las caricias.-¿Y tú Gothita? ¿Dónde lo conseguiste?
Mamá me lo compró para que me hiciera compañía-Mei estaba sorprendida por la actitud de los pokémons del chico, mudkip era todo un combatiente y sabía hacer piruetas y trucos y Mightyena era tan serio y bien portado. Ahora que pensaba en ello se percató que en ningún momento Mighty se alejó del lado de Sebas y cuando le dio la orden de retroceder lo hizo exactamente como lo pidió su entrenador. No pudo evitar desviar la mirada a su propio pokémon, Satochi estaba otra vez mirando el vacío con asombro.-
¿Dónde piensas quedarte cuando llegues a Aurum?-
Aún no lo sé, lo averiguaré apenas llegue.-Mei volvió a rascar su brazo derecho.-
¿Te pica mucho?-Preguntó Sebas con curiosidad.-
¿Qué?-
Tu brazo, llevas rato rascándotelo. ¿Te picó algo mientras subíamos?-
Estoy bien, solo.... Voy a... Darle de comer a Satochi.-La chica entró en su carpa seguida por Gothita y cerró la puerta de la misma, dejando a Sebas solo... Afuera.-
(Esto es incómodo)-Pensó él. ¿La había incomodado? ¿Por qué se fue así de repente? ¿Fue algo que dijo? ¿Cómo la miró? Esos pensamientos rumiaban su cabeza, tanto que no lo dejaron disfrutar de su cena.
Los demás campistas ya se habían ido a dormir en su mayoría y los pocos que quedaban fuera estaban borrachos o cantando, por suerte había montado su carpa lejos de la multitud por lo que los ruidos no lo molestarían tanto. Entró a su carpa y se quitó su chaqueta antes de llamar a sus padres.-
¡Por qué tardaste tanto en llamar!-Fueron las primeras palabras que salieron de la boca de su madre.-
Me fracturé la pierna y tarde en subir.-contestó con calma-
Estúpido-Espetó su madre, sacándole una risa a su hijo.-
Me conseguí a una chica mientras subía, hablamos, nos atacaron unos beedrills y bueno, se nos hizo algo tarde. Acabo de atender a Percy y a Mighty y ya me iba a acostar. Mañana trataré de llegar temprano a Aurum.-
¿Es una chica linda?-Preguntó intrigada-
Los beedrills eran bastante grandes y casi me atraviesan, pero sí, es bonita. Tuve suerte que no me arrancaran los ojos, pero, tú sabes, nada de qué preocuparse.-Replicó sarcástico.-
Si me preocuparan los beedrills ni siquiera hubiera permitido que te fueras de viaje solo.-Afirmó la mujer al otro lado del teléfono.-Pero Sebas, te lo digo en serio, aprovecha esta oportunidad, has amigos, conoce gente, sal con chicas, habla. Te hace falta y te hará bien.
No puedes pasártela solo siempre. -Sebas mordió sus labios, frustrado, no le gustaba que su madre le diera más vueltas al tema, pero constantemente le insistía. Ya había asistido a psicólogos, ya había intentado abrirse, hacer amigos, pero volvía su vida solitaria e introvertida. No le molestaba en lo absoluto pero entendía por qué preocupaba a su madre.-
Lo haré, lo haré... Tranquila. Me voy a dormir, buenas noches.-
Descansa. Te quiero.-
Y yo a ti.-Colgó la llamada y se llevó las manos a la cara mientras suspiraba.
Mei era otro intento fallido, una vez más intentó hacer amistades, pero no llevó a nada, sus inseguridades lo carcomían por dentro, los pensamientos acerca del porqué la chica fue tan cortante no paraban de resonar en su cabeza.
La había incomodado, seguro, probablemente fue muy agresivo cuando intentó indagar en su pasado.
Mei era preciosa, simpática y parecía compartir su gusto por los pokémons, hubiera sido todo un logro el hacerse su amigo, pero ahora algo dentro de sí mismo le hacía creer que cuando despertara la chica ya no querría seguir caminando con él. Diría alguna excusa y partiría por su propio camino o peor aún, él se levantaría antes que ella y se iría sin más. Otra vez huyendo por no saber cómo empezar a relacionarse con los demás, seguiría viajando solo e inventaría excusas para que su madre dejara de indagar al respecto.
El chico moreno se acostó en su cama y se arropó, esperando que el sueño lo hiciera olvidar todos esos horribles pensamientos.
Tardó un par de horas, pero finalmente concilió el sueño, aunque no duró mucho, pues una voz lo estaba llamando desde fuera de la carpa.-
Sebas... Sebas despierta.-Susurraba Mei-Vamos, despierta.-A duras penas el chico se levantó y salió al exterior. La chica solo llevaba su camisa y unas bragas, sus pezones apenas se apreciaban en la tela debido a la oscuridad.-
¿Mei?-Preguntó adormilado y confundido-
¿Estabas dormido?-Preguntó ella. Había algo en su voz que era distinto, aunque no podía decir exactamente el que.-
Si, ¿Por qué?-
¿Puedo pasar?-Algo extrañado la dejó entrar a su tienda, apenas cambian así que estaban bastante cerca el uno del otro, Mei cerró la entrada de la carpa y sonrió. Ahora que la veía de cerca pudo notar que sus pupilas estaban dilatas y su sonrisa era algo tonta.-
¿Pasó algo?-Ella tragó saliva y respiró hondo antes de tomar la mano de Sebas y poco a poco meterla debajo de su camisa, dejándole acariciar uno de sus pechos.
Sebas templaba, era una situación tan surrealista que no sabía cómo reaccionar.-
El sueño se le quitó de golpe, su cara estaba roja y ardía y su cuerpo temblaba y sudaba ligeramente. Mei rio un poco por su reacción y se inclinó hacia él para besarlo, los labios de ella eran tan suaves y se movían con tanta gracia y habilidad al igual que su lengua, todo lo contrario a Sebas.
Sin percatarse apretó el seno de la chica ganándose un pequeño gemido como recompensa junto a una sonrisa pícara. La chica lo tumbó en la cama, los besos se hicieron más salvajes y sus manos empezaron a viajar libremente por el cuerpo del otro, explorando cada rincón.
Las manos de Mei trazaban su camino por el abdomen del chico hasta alcanzar el borde su camisa, la subió un poco y empezó a acariciar su piel sin dejar de besarlo.
Él se levantó ligeramente al entender su señal y se quitó la camisa, estaba algo nervioso por la reacción de su compañera aunque sus dudas se despejaron al instante cuando ella volvió a unir sus labios con los suyos, sin demora Mei empezó a desabrochar su pantalón mientras que Sebas subía su camisa dejando a la vista sus pechos. Recordó los videos porno que había visto e hizo lo que solían hacer los actores en momentos así, los apretó ligeramente, acaricio y finalmente empezó a chuparlos, esto último hizo que Mei soltara un gemido más sonoro que los anteriores.
La situación era tan surrealista que le costaba creerla, pero era cierta, lo que estaba pasando era real, no sabía el por qué, pero ahora mismo era lo que menos le importaba al entrenador. Quería escuchar sus gemidos, sentir sus caricias, sus labios, era una especie de deseo salvaje e incontrolable que repentinamente ocupaba cada rincón de su mente.
Impulsado por ese salvaje deseo le dio un pequeño mordisco al pezón. El gemido que vino después fue aún más sonoro que los otros, escapó de sus labios en una mezcla de dolor y placer.-
N no los muerdas tan fuerte, son... Mmmm.... Sensibles.-Mei apretó la cabeza del chico contra su pecho mientras este continuaba tratando sus pechos, sus dedos acariciaban su cabello mientras procuraba mantener sus gemidos por lo bajo para no ser escuchada por los demás campistas.
Las caderas de ella empezaron a moverse hacia adelante y atrás y un cálido líquido empezó a cubrir ligeramente la entrepierna del chico, Mei había logrado desabrochar su pantalón dejándolo solo con sus boxers. Sus intimidades estaban a milímetros la una de la otra, separadas únicamente por esas finas telas y ambos estaban ansiosos por hacer desaparecer esa última barrera.
La chica lo empujo ligeramente y lo recostó en la cama para luego posicionarse bien encima de su miembro mientras colocaba sus manos en el pecho de su amante, durante unos segundos dejaron de moverse, simplemente observando al otro.
La figura de Mei era espectacular, su piel era suave y cálida al tacto, su figura de reloj de arena y esbelta te quitaba el aliento y esos ojos verdes llenos de picardía al igual que su sonrisa. Relamió sus labios ligeramente mientras acariciaba un poco el pecho de Sebas, no era el chico más musculoso con el que había estado, pero su complexión tonificada la había tomado por sorpresa, su camisa y suéter parecían quedarle holgados y daban la sensación que el cuerpo debajo de ellos debía ser enjuto y frágil.
Al contrario que ella Sebas estaba hecho un manojo de nervios, las ansias por seguir con el acto eran enormes, pero algo dentro de él le pedía que se controlara y hasta que se detuviera y Mei lo notó, sus ojos negros eran como un libro abierto para ella.-
Te ves adorable cuando estás nervioso, ¿Te lo han dicho alguna vez?-Comentó mientras retiraba los boxers dejando expuesto el miembro erecto del chico, se levantó un ligeramente y se quitó sus bragas para posicionarse sobre la punta del miembro y poco a poco irlo metiendo dentro de ella. Un gemido escapó de los labios de ambos cuando sus cuerpos finalmente se hicieron uno, Sebas no podía pensar con claridad, sus sentidos, sus pensamientos solo podían enfocarse en una cosa, Mei.
Colocó sus manos en las rodillas de ella para sujetarla mientras que ella movía sus caderas hacia adelante y atrás con movimientos gráciles y fluidos. Sebas no podía contener sus gemidos, el placer que sentía era algo que jamás había experimentado en su vida, lo estaba volviendo loco. Cerró los ojos para concentrarse mejor en la sensación que su parte baja estaba experimentando y mientras el disfrutaba de los hábiles movimientos de la rubia, Mei sintió una euforia poseer su cuerpo.
Al verlo con los ojos cerrados, gimiendo libremente con sus movimientos, la expresión tan adorable en su rostro, el chico era como una pequeña presa y ella era la cazadora indómita... Y quería más. Empezó a mover sus caderas y a saltar con más fuerza y gracia, lo tenía a su merced, pero había algo más que quería, necesitaba escucharlo decirlo, la señal de que el chico verdaderamente le pertenecía.
Estaba tan sumiso y extasiado que podría pedírselo y lo haría, pero no quería recibirlo así, era una recompensa que debía nacer de su propia voluntad, debía ser sincero.-
Mei-Fue casi un susurro lo que salió de la boca de Sebas, pero fue suficiente como para hacer que Mei sintiera una ola de placer correr por su cuerpo, se movió con todo su esmero y lujuria, quería que lo repitiera.-Mei-Lo dijo con claridad esta vez, abrió los ojos y se deleitó con la escena de la chica montada encima de él, Mei sonreía y su mirada estaba perdida en el placer y en un acto inconsciente empezó a gemir con mayor intensidad. Inclinó su cuerpo ligeramente hacia adelante mientras daba pequeños saltos y el sonido de sus pieles chocando inundo el lugar.-
¿Te gusta así?-Comentó Mei, su dulce voz era hipnótica. La respuesta de Sebas fue un susurro inaudible que ella se acercó para escuchar mejor-Si me lo dices por favor te haré.-En lo que se acercó Sebas la tomó por los hombros y los giró a ambos, dejándola a ella ahora debajo.
Sin mediar palabra Sebas empezó a moverse con fuerza y velocidad, entre la sorpresa y el placer que sentía, Mei no podía contener sus gemidos. Intentó hacer fuerza para volver a girarse y retomar el control, pero cuando apoyaba sus manos en los hombros de él toda su fuerza se desvanecía, su mente se fue nublando cada vez más y su cuerpo se entregó.-
S sebas-Él estaba a punto de acabar, pero escuchar su nombre en ese tono tan dulce y tierno fue vigorizante. Siguieron por varios minutos, hasta que finalmente llegaron al éxtasis, sus cuerpos se tensaron mientras sentían la calidez invadirlos, Mei abrazó a Sebas con fuerza, mordió su hombro buscando contenerse, le daba vergüenza el ser escuchada por los demás, pero aun conteniéndose su voz podía escucharse.
La tensión dio paso a la relajación, Sebas se dejó caer a un lado de Mei mientras que ambos buscaban recuperar el aliento.-
Muerdes fuerte.-Comentó Sebas para luego reír ligeramente. Mei se giró y se recostó en su pecho, su brazo y pierna derechos lo rodearon mientras que cerraba los ojos para escuchar su corazón latir.-
No estuviste mal para ser tu primera vez.-Le dedicó una sonrisa al chico antes de acurrucarse en su pecho y él, cómo respuesta, empezó a acariciar su cabello y a jugar con él, envolviéndolo entre sus dedos. Mei suspiró complacida y disfrutó de sus mimos, era la primera vez que se sentía tan a gusto luego de acabar.-
Nunca imagine que mi primera vez sería... ¿Es tan obvio que nunca lo había hecho?-Su comentario tan inocente le sacó una risilla a Mei-
Lo suficiente.-Pasaba uno de sus dedos por su pecho, acariciándolo suavemente, podía escuchar como su corazón se aceleraba con sus toques.-
(Así que lo has hecho antes con otras personas... Me sorprende menos de lo que debería.)-Pensó-
No sé tú, pero estoy agotada.-Le dio un besito en la mejilla a Sebas antes de volver a acurrucarse.-Buenas noches.
Buenas noches.-Mientras Mei descansaba Sebas se quedó mirando el techo sin dejar de acariciar el cabello de ella. Intentaba inútilmente rememorar los eventos del día, intentar averiguar cómo llegó a estar acostado con una chica hermosa que ni siquiera conoce dentro de una tienda de acampada, pero su mente no estaba por la labor. Cerró los ojos y suspiró, quizás no debía darle vueltas al asunto ahora, estaba cansando, era tarde y necesitaba descansar. Le dio un último vistazo a la chica que descansaba plácidamente sobre su pecho antes de dejarse llevar por el sueño.- (Si va a ser así... Irme de viaje es la mejor decisión que he tomado.)-Fue el último pensamiento que surcó su mente antes de caer dormido.-
Chapter 2: Capítulo 2
Summary:
Las adversidades no tardan en surgir para el duo que se aventura en la montaña.
Parece que el bosque guarda secretos más oscuros de lo que cualquiera de ellos habría imaginado.
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-Ya llevaban una hora bajando la montaña, ninguno había mediado palabra de lo que ocurrió anoche. Sebas no sabía cómo abordar el tema, ni siquiera sabía si debía abordarlo, pero no podía dejarlo pasar sin más, necesitaba respuestas. -
Entonces... ¿No diremos nada de lo que pasó anoche? -Preguntó. Mei no lo miraba, solo seguía caminando sin inmutarse. ¿Ya había hecho eso antes? ¿Acaso él era solo una diversión y ya? ¿Sólo sigue sin más?
Sebas detuvo su avance y Mei al ver que ya no la seguía rodó los ojos, suspiró y se dio la vuelta. -
¿Qué pasa? -Mei claramente no estaba a gusto con esto, cruzó sus brazos y lo miró con severidad. -
No te acompañare más si no hablamos de lo que pasó anoche. -
Cogimos, no le des más vueltas. -
Si Mei, si se las voy a dar. -Su respuesta irritó a la chica sobremanera, esto era justamente lo que no quería. ¿Por qué no podía dejarlo pasar y ya? ¿Desde cuándo un hombre se enoja tanto por sexo gratis? - Para empezar, ni siquiera sé quién eres. -Mei meditó por unos breves segundos y bufó-
Soy Mei Kaneko, tengo 19 años. No necesitas saber más. -
¿Desde cuándo te inyectas? -Preguntó el chico con severidad, le había visto los pequeños morados en la parte interna de su codo esta mañana. Mei apartó la vista y sujeto su brazo derecho. Le estaba comenzando a picar, lo hacía cada vez que estaba nerviosa, era la señal para consumir ese dulce dulce néctar que la alejaba de todos sus problemas. -
No te importa. -
Si, si me importa. ¿Tienes alguna enfermedad? ¿Tiene algo que ver con que te hayas ido de viaje sin más? Sacaste tu licencia ayer, no tienes idea de cómo entrenar pokémons, no sabes cómo cuidarte en la intemperie y no sabes hacia donde vamos. -
Claro que lo sé, estoy yendo a Aurum y cuando lleguemos me largo y me voy al gimnasio. -Espetó Mei con rabia. -
No, no lo sabes. Llevo 35 minutos llevándote por la dirección equivocada y no te has dado cuenta. -Sebas frotó sus ojos en señal de frustración. - Me importa un carajo si quieres seguir acompañándome o no, pero no puedes seguir sin más sin ningún plan ni nada. ¿Qué pasa si quisiera matarte o robarte ahora?
No lo harás. - El chico la regañaba como su madre. -
No lo sabes, igual que yo no sé quién eres tú o qué quieres. Si quieres seguir viajando conmigo debes hablarme de ti y yo te hablaré de mí. Si no quieres me largo y averigua tu como bajar la montaña. -Sebas se recostó en un árbol para aliviar el peso de su mochila, las piernas lo estaban matando. -
(Dios, que niño tan llorón.)-Pensó ella. - ¿Qué coño quieres saber?
¿Por qué viajas? -
Motivos personales que NO TE IMPORTAN. -Mei se sentó sobre una roca y dejó su mochila en el suelo mientras frotaba su cara. -
¿Por qué no me quieres decir? -Debía aprovechar esta oportunidad para inquirir todo lo posible acerca de la chica. -
Porque no te conozco. -Replicó Mei imitando la voz de Sebas para luego sacarle la lengua mientras fruncía el ceño. -Me toca. ¿Desde cuándo eres un marica?
Me largo, no tengo porque aguantar esto. -Sebas se levantó y empezó a caminar para alejarse de ella. -Yo no te he estado ofendiendo como para que me trates así.
-Mei se llevó las manos a la cara y soltó un gruñido. ¿Cuál era su maldito problema? No podía tratarla así, no era su culpa, las migrañas de la mañana son insufribles y la ponen de mal humor.
Durante unos segundos pensó en perseguir al chico y disculparse, pero la voz en su cabeza opinaba lo contrario "Déjalo así", por experiencia sabía que cuando dañaba algo era mejor dejarlo como estaba, cada vez que intentaba enmendar sus errores solo terminaba peor para todos. Aunque el ser consciente de su propia ineptitud no aliviaba en nada su pesar, por el contrario, la llenaba de frustración.
Se suponía que había empezado este viaje para abandonar eso, para mejorar, pero no podía engañar a nadie, era una inútil, una cobarde y un parásito. ¿En qué estaba pensando? Robarle la pokéball a su madre, escaparse de casa, huir de Héctor y acostarse con un desconocido en medio de un campamento, un plan sin fisuras, NADA podía salir mal, aprueba de tontos y más importante aún, aprueba de Meis.
En su frustración la chica se levantó y empezó a patear rocas, ramitas, todo lo que estaba en su camino y comenzó a golpear el tronco de un árbol cercano mientras gritaba.
Sebas se detuvo por unos instantes al escuchar la rabieta desde la distancia, intercambio miradas con Mightyena y ambos siguieron su camino. Sus problemas no eran de su incumbencia.
Mei se dejó caer al piso, la picazón en su brazo, la jaqueca y la tristeza eran insoportables, hundió su cara entre sus piernas mientras intentaba controlar su respiración, gothita corrió hacia ella y la miraba con detenimiento. -
¿Go? -Satochi ladeó la cabeza con curiosidad. Su suave voz resonó en los oídos de Mei, haciéndola levantar levemente su mirada. Esa maldita rata de dos patas que no para de seguirla y mirarla, un recordatorio constante de todos sus defectos que solo traía con ella porque no tenía otro pokémon, en lo que lo consiguiera lo dejaría tirado en medio de la vía y se libraría finalmente de él. -
¿Y tú qué carajo miras? -Mei frunció el ceño mientras que Gothita la miraba sin parpadear.
La chica movió su cabeza de lado a lado buscando aclarar sus ideas y todas le llevaron a la misma conclusión, hurgó en su mochila y sacó su kit, había dejado la inyectadora lista la noche anterior. -
(Al menos esto si lo sé hacer bien)-Pensó mientras amarraba su cinturón en su brazo, acercó la inyectadora y súbitamente se detuvo, los ojos de Satochi brillaban. -Déjame tranquila. -Satochi ignoró por completo sus órdenes mientras incrementaba su fuerza psíquica para evitar que la aguja traspasara la piel de la chica. - ¡Qué me dejes tranquila! -Mei le propinó una patada en la cara a Satochi, el cual salió volando hacia atrás y rodó un par de veces. Aprovechando la oportunidad clavó la aguja en su carne y comenzó a presionar la inyectadora, aunque apenas pudo disfrutar de ese cosquilleo, su dedo había dejado de moverse. Satochi estaba de pie a un metro de ella, sus ojos brillando nuevamente.
La frustración de Mei crecía con cada segundo, hacia su mejor esfuerzo para seguir presionando, pero era inútil. -
¡Bien, tus ganas! -La chica se sacó la inyectadora y la dejó caer al piso, Satochi dejó de ejercer fuerza en su mano y se sacudió la tierra que tenía encima. En esos breves instantes Mei tomó la pokéball de su madre y lo guardó para rápidamente tomar su inyectadora y terminar de darse ese líquido mágico. Para cuando Satochi pudo salir de la pokéball ya era demasiado tarde, Mei estaba acostada en el suelo con una sonrisa de oreja a oreja. Satochi uso sus poderes para girar su cabeza de manera que no se ahogara si vomitaba y se colocó a su lado, al verlo Mei no pudo hacer sino reír. -Jeje...Te gané...Puto. - Satochi solo la miraba.
Mei podía sentir como su cuerpo se elevaba y la alejaba de todos sus problemas, tenía unos minutos para ella, para ser feliz sin ningún tipo de restricción o preocupación.
Ahora era el momento de bajar la montaña, no podía hacerlo estresada, se perdería, pero ahora, llena de confianza y buenas vibras, sería pan comido.
Se puso de pie y tomó su mochila, Satochi la seguía detrás, Mei miró a los lados, arboles, arboles, más arboles... ¡Espera ¡Esos no son como el resto, son tan arbóreos, sin duda esos debían ser los que marcaban el camino a Aurum, un árbol tan arboleado no podía guiarte por el mal camino, era como esa canción... ¿O era un libro? No no, debía ser una película... ¿Qué estaba haciendo? No debía ser tan importante si no lo recuerda.
Cautivada por un butterfree que pasó cerca Mei empezó a caminar sin rumbo mientras Satochi apartaba piedras y ramas para evitar que la chica se tropezara y golpeara.
Quién sabe cuánto tiempo había pasado, ¿minutos, horas? Sin duda era más tarde que cuando empezó, hacía tiempo que no sentía sus pies, los había dejado para empezar a flotar y a girar. En uno de sus giros notó a Satochi y su pequeña y adorable cara de amargura, lo sostuvo entre sus brazos y le dio un beso. -
¿Por qué estás tan molesto? -Preguntó mientras lo abrazaba entre sus pechos. -Vamos, ríete un poco más. -La chica puso unos dedos en los labios de Satochi y los estiró en forma de sonrisa, pero volvió a su estado de amargura una vez lo quitó de su boca. -No eres divertido. Pero sabes que te quiero, ¿Cierto? Te quiero mucho, muchísimo-Mei continuó con sus vueltas y risas, su mundo de ensueño estaba lleno de alegría y placer, hasta que ya no lo estaba.
Sintió como la gravedad la arrojaba hacia el piso, pudo sentir como la tierra la consumía y la dejaba en la oscuridad, su cuerpo no le pertenecía, no podía controlar sus movimientos por más que lo intentara. Estaba condenada a permanecer en el suelo mientras superaba su resaca, cerró los ojos y se dejó llevar por el vacío. Satochi actuó como de costumbre y acomodo su cabeza en caso de que vomitara para luego tomar asiento a su lado. Solo le quedaba esperar.
Mei estaba profundamente dormida, tanto que no escuchó los pasos que avanzaban en su dirección, pero Satochi sí. Eran pasos pesados y lentos, estaban acompañados por el sonido de las ramas y hojas rompiéndose a su paso, el pequeño pokémon se puso de pie y encaró en dirección al sonido.
Una momia estaba delante de sus ojos, medía 2,45 metros y las vendas cubrían cada parte de su cuerpo, dejando solo un pequeño agujero en donde irían sus ojos, los cuales estaban sustituidos por unas tenebrosas luces moradas.
Satochi dio pasos atrás apartándose del camino del gigante, había algo en el que le daba una sensación de malestar, verlo lo llenaba de asco y ansiedad, era un ser repulsivo.
El gigante avanzó ignorando a Satochi, pero se detuvo al ver a Mei, el pokémon la miró por varios segundos antes de tomarla por una pierna y levantarla sin esfuerzo, Satochi corrió hacia el gigante y empezó a atacar uno de sus pies con doble bofetón, pero su ataque fue inútil, no afectaban a la momia que avanzaba con Mei sobre su hombro.
Gothita concentró toda su energía psíquica en un psicorrayo que atinó de lleno, pero fue tan infructuoso como los bofetones, nada detenía su avance. Satochi no podía dejar sola a Mei, era su trabajo cuidarla, pero no había nada que pudiera hacer. Desesperado utilizó su habilidad para ver el futuro, todas las opciones donde intentaba rescatarla terminaban en fracaso, era una visión clara como el agua, Mei estaba inmóvil en el suelo de piedra en medio de un cuarto oscuro, su cuerpo envuelto en las vendas. No podía verlo, pero sabía de alguna manera que Mei había sufrido, podía sentir la angustia que sintió en sus momentos finales, aterrada y sola. Una parte de él quería dejar de mirar, pero otra lo obligaba a hacerlo, pudo ver a la momia andando por los pasillos de la habitación y luego, un sonido, como un llanto ahogado seguido por un grito desgarrador. El cuerpo envuelto empezó a convulsionar con violencia mientras una luz morada emanaba de este antes de quedarse inmóvil, poco a poco empezó a levantarse, pero era extraño. Era como si no hubiera huesos en su cuerpo, se levantaba lanzando sus articulaciones en distintas direcciones y su cabeza le colgaba hacia atrás, la criatura se impulsó hacía adelante poniendo su cabeza en la posición correcta con el impulso, sus ojos brillaban con ese extraño morado.
Satochi temblaba aterrado, no entendía nada, solo sabía que esa cosa no era Mei, Mei se había ido. Sus ojos se aguaron, se sentía tan impotente, no podía ver más esa escena, se dio la vuelta y cerró los ojos buscando alejar la vista de la criatura. -
Aún no me creo lo que pasó. -Sebas soltó un suspiro de alivio mientras dejaba su vaso en la mesa.
Satochi alzó la vista, era borroso, un futuro improbable pero posible, Mei y Sebas estaban sentados en la mesa de un restaurante, Mightyena estaba acostado al lado de su entrenador y Satochi estaba sentado al lado de Mei, apenas podía ver por encima de la mesa. Se giró y vio a Mei, la chica le dedicó una sonrisa y acarició su cabeza, hacía años que no le demostraba afecto sincero. -
Gracias por volver...Lamento haberte tratado así. -Sebas se sonrojó y apartó la mirada. –
No fue nada, todo fue gracias a Satochi. Es un gran pokémon. –
Si, si lo es. -Mei le dio un besito en la frente y le volvió a sonreír. -Siento haberte tratado mal, te quiero mucho. -El corazón de Satochi iba a cien, ese, ese era el futuro que quería. Empezó a avanzar con la mirada fija en ese futuro, se tropezó con la vegetación, las ramas de los arbustos goleaban su cara y la raspaban levemente, pero no podía detenerse.
De pronto su visión se hizo aún más borrosa, las voces de Mei y Sebas más distantes. Satochi se detuvo, estaba a centímetros de un acantilado que de haber caído sin duda lo hubiera matado, pero él no se había percatado de ello, ni siquiera sabía dónde estaba o donde había o no camino, empezó a girarse hasta encontrar el lugar donde su visión se hizo más clara y avanzó en dicha dirección.
Era lo que le habían enseñado en su entrenamiento, "El deber de un pokémon de compañía es cuidar a su humano", si no sabía cómo hacerlo debía confiar en sus poderes, sus visiones lo guiarían por el buen camino, incluso si él no sabía cuál era ese camino. Mientras su visión le mostrara un mundo donde Mei estaba a salvo y feliz, debía seguirla, sin importar que tan imposible o tortuosa pareciera.
Satochi avanzaba implacable por la vegetación, su paso firme y determinado...Hasta que se tropezó. Satochi rodó montaña abajo cual pelota, su pequeño y blandito cuerpo amortiguando gran parte del daño. Finalmente se detuvo al caer boca arriba en un pequeño río, su visión era un poco más clara ahora, pero empezó a cambiar con rapidez, había rocas y de pronto Sebas lo levantaba y lo miraba. -
¿Te encuentras bien? -El chico miraba a los lados. - Pobre, estas todo golpeado... ¿Dónde está Mei? -Gothita se dejaba llevar río abajo, con la esperanza de que su visión se haría realidad.
Más abajo en la montaña, casi en su base, se encontraba el entrenador con sus dos pokémons, estaban combatiendo contra todo tipo de pokémons en busca de un nuevo compañero para su equipo, aunque no había habido suerte.
Sebas sostenía delicadamente a un Turpic entre sus manos y lo miró a los ojos. -
¿Tú quieres venir conmigo? -El Turpic le picoteo la cara y salió volando, Mighty al escuchar los quejidos de su entrenador al ser atacado abandono su combate con el Ariados, si eso podía siquiera llamarse un Ariados, ese patético insecto no era siquiera digno de cruzar ojos con su entrenador, no, NI SIQUIERA ERA DIGNO DE RESPIRAR SU MISMO AIRE, tenía suerte de compartir un mundo con él.
Mighty corrió y salto para morder y comerse a ese insolente y malagradecido Turpic, su entrenador le había ofrecido un puesto en su manada y lo rechaza, ¡LO RECHAZA! y encima de todo tiene el descaro de atacarlo. Ese Turpic hubiera sentido toda la furia de Mightyena de no haber sido porque su entrenador lo sujetó por el collar haciendo que ambos cayeran al piso por el impulso. –
Basta Mighty, no quiere venir con nosotros.-El chico se sentó y Mighty se colocó a su lado, Sebas acarició la cabeza de su pokémon que se mantenía firme y atento a cualquier posible atacante. -¡Percy, ven! -Esperaron algunos segundos y Percy no aparecía por ninguna parte. - ¡Percy! -Aún nada. A Sebas le mortificaba la idea de que le hubiera pasado algo malo a su pokémon, siempre venía cuando lo llamaban.
Se puso de pie y caminó por la cercanía, no había señales de Mudkip en ningún lado, su mente empezó a imaginar algunos de los peores escenarios, su pobre Percy, perdido y asustado, seguramente llamándolo mientras corría en círculos. Se agachó y tocó el suelo, había pequeños agujeros, aunque no podía distinguir su forma. -
(Quizás si sigo las huellas sea capaz de...)-Sebas goleó su frente con la palma de su mano-
Dios, soy un estúpido.
Mighty, busca a Percy.-Mightyena llevaba años viviendo con Percy, recordaba su olor, con suerte no habría pasado algo que lo cambiara drásticamente.
Mighty agachó la cabeza y empezó a olfatear el suelo para luego avanzar, Sebas lo seguía detrás. El pokémon canino levantó la cabeza y empezó a mirar a su alrededor mientras olisqueaba el aire, Percy había estado allí, luego allí...Regresó...Luego, se fue por ahí. El olor se hacía más fuerte, Percy estaba cerca, sin duda.
El rastro los termino llevando hasta un río, su agua cristalina te dejaba ver las piedras en el fondo. No era muy profundo, a mucho te llegaría a mojar un poco más de la rodilla. -
¿Seguro que está aquí? -Sebas miró a su alrededor y al otro lado del río pudo distinguir un pequeño punto azul. - ¡Percy!
-Mudkip se giró al escuchar el llamado de su entrenador y saltó con alegría, él podría ayudarlo. Mudkip saltó al agua y sin demora se dirigió donde su entrenador. -
No te vuelvas a desaparecer así. -Iba a regañar al pequeño, pero se detuvo al ver que Mudkip mordía su pantalón y lo jalaba. - ¿Qué?
¡Mud Mudkip! -Percy saltó al agua nuevamente y empezó a nadar hacia donde estaba antes. -
Percy, no me quiero mojar los pantalones, ven aquí. -Mudkip asomó su cabeza para ver si su entrenador lo seguía, pero al percatarse de que no, siguió nadando. -
Mudkip. -Llegó a la orilla y empezó a saltar y a correr en círculos. - ¡Mudkip Mudkip! -Sea lo que fuere era importante. Sebas suspiró, se levantó su jean, se quitó sus zapatos y medias y metió un pie en el agua. -
Brrr, está helada. Más vale que valga la pena. -Las piedras se le clavaban en los pies, casi pensó en regresarse y dejar eso así, pero si Mudkip le insistía tanto debía tratarse de algo importante.
Al llegar a la otra orilla finalmente pudo discernir lo que Percy quería que viera, era Satochi. Estaba empapado, magullado y como siempre, tenía su vista perdida en el vacío. -
¿Satochi? -No respondía, con algo de miedo le puso su mano debajo de la nariz, no respiraba. Nervioso, pero intentando no caer presa del pánico, apretó el pecho del pokémon psíquico a modo de primeros auxilios, abrió un poco sus labios y sopló dentro para luego repetir las compresiones. Miró a su alrededor, Mei no estaba por ninguna parte, ¿Ella le había hecho esto? Luego de soplar su boca por segunda vez, Satochi escupió un poco de agua y se levantó cual vampiro, quedando sentado con la vista en el horizonte.
La mano del chico en su cabeza lo sacó de su trance, lo miró, lo había logrado, sus visiones lo guiaron. Sin demora se levantó y tomó el pantalón de Sebas y lo empezó a jalar con fuerza. -
Hey hey-Sebas lo sujetó y lo alzó para verlo a los ojos. -Tranquilo. ¿Estás bien? ¿Qué te pasó? ¿Dónde está Mei?
Gothita gothita, go gothi. -Satochi se liberó de su agarre y miró a su alrededor, nuevamente debía confiar en sus visiones para encontrar a la chica, por donde sea que miraba todas las visiones eran terribles, Mei transformada en esa abominación y Sebas y él llegando tarde, una donde ambos chicos eran envueltos en las vendas, una donde jamás encontraban donde estaba cautiva. Luego de varios intentos finalmente puede ver algo borroso, el futuro donde ambos estaban sentados en ese restaurante, Gothita empezó a avanzar, pero su visión se distorsiono y lo poco que veía se esfumó. Gothita se giró hacia Sebas que estaba sentado secando sus pies y colocándose sus zapatos.
Rabioso Satochi fue hacia él y golpeó su pie. -
¡Go! -Gothita señaló en la dirección por la que debían ir, Sebas lo miró por unos segundos. -
¿Por allí está Mei? -Satochi se veía preocupado, si le insiste tanto probablemente Mei no fue quien lo hirió, no tendría tanta prisa por volver si fuera así. Sin duda les había ocurrido algo.
El entrenador se incorporó y llamó a Mightyena, que de un salto empezó, lleno de disgusto, a cruzar el río. Cuando llegó al otro lado se sacudió empapándolos a todos. -
Te daré un baño cuando lleguemos al hotel. -Su respuesta no complacía al pokémon. - No seas tan amargado, planeaba bañarte de todos modos.
Y tú. -Sebas tomó a Gothita y lo colocó sobre la espalda de Mighty. -Sujétate y guíanos. -
Go. -Gothita se recostó sobre la cabeza de Mightyena y le señaló en qué dirección ir, el pokémon siniestro avanzaba al frente de acuerdo con las indicaciones de Satochi.
Mientras ellos 4 buscaban su camino hacia Mei, esta estaba guindada boca abajo como cerdo en matadero, sus pies amarrados con vendas al techo de madera y piedra. Poco a poco la chica fue abriendo los ojos, la cabeza le dolía y su cuerpo se sentía pesado, aunque todo eso se le pasó de golpe al percatarse de su situación.
Estaba en una habitación oscura de piedra mugrosa y llena de musgo, había vigas de madera semipodrida que sostenían el techo de láminas de madera igualmente dañada. A su alrededor había habitaciones con barras, parecían celdas, pero le costaba distinguir su interior con la poca luz que se colaba a través de los agujeros del techo.
Soltó un pequeño grito y empezó a moverse de un lado a otro, pero no conseguía liberarse. -
¡Satochi! ¡Ayuda! - ¿Qué coño había ocurrido mientras dormía? ¿Era Héctor? ¿La encontró tan rápido? De ser él sin duda estaba muerta. -
Deja de gritar.-Mei miró en dirección a la misteriosa voz, le costaba girarse, luego de varios intentos logró impulsarse lo suficiente como para dar media vuelta y durante unos instantes pudo ver a un chico de pelo de tazón y un uniforme de científico maltrecho y lleno de parches.
Estaba amarrado al techo igual que ella, excepto que él estaba sujeto por la cintura con sus manos detrás de la espalda. -El Gottmia salió, si te escucha gritar vendrá aquí.
¿Qué coño es un Gottmia? -Se estaba mareando un poco al estar moviéndose de un lado a otro con tanta prisa. -
La cosa que te trajo aquí. -La voz del muchacho era chillona e insoportable. -
¿Qué cosa? No recuerdo como llegué aquí, estaba inconsciente. -
Pues el Gottmia. -El chico remarcó con obviedad. -
¿Y qué coño es un Gottmia? -
Lo que te trajo aquí. -Mei gruño y rodó los ojos, esto no estaba llevando a ningún lado. Solo tenía claras dos cosas, estaba atrapada y ese chico era un inútil. -
La puta madre y me quejaba de que Sebas era un marica. -
¿Quién es Sebas? -
El que me trajo aquí. -Mei imitó la voz del muchacho, estaba harto de él. -
Pero si lo que te trajo fue el Gottmia. -
¡Cállate de una puta vez! -Estaba hasta los ovarios de escuchar su voz y lo escuchaba una vez más estaba segura de que le arrancaría la lengua. -
No tienes por qué ser grosera. -Comentó el chico claramente dolido.
Mei intentaba recordar cómo había llegado hasta aquí, quizás le daría alguna pista de cómo salir, pero, nada, no podía recordar. Recordaba estar dando vueltas por el bosque con Satochi y... Satochi... ¿Dónde estaba Satochi? Esa pequeña molestia siempre la está siguiendo, si no estaba aquí... ¿El Gottmia lo habría matado? Satochi apenas sabe pelear, no puede defenderse solo.
Perfecto, simplemente perfecto, en un mismo día perdió al chico que la ayudaría a recomponer su vida, al Pokémon de su madre y ahora estaba secuestrada por...algo.
Su suerte era envidiable. -
Tu ya llevas tiempo aquí...Sabes que es esa cosa. ¿Por qué estás tan tranquilo? -Ya había sido secuestrada por los secuaces de Héctor antes, sabía cómo se sentía el estar en un lugar completamente desconocido y ese chico estaba demasiado calmado. -
Mi compañero vendrá a liberarme y uno de los administradores viene con él, no sé qué harás tú, pero en lo que ellos lleguen yo me voy directo a casa. Hoy llega el agua. -
Eso dicen antes de morir. -Ya había visto suficientes películas de terror como para saber que el rescate nunca funciona. -
¿¡Q Quién lo dice!?-El chico empezó a sudar a chorros. ¿Morir? Le dijeron que lo daría todo por la ciencia, incluso su vida, pero nada de que moriría.
Mei ignoró al chico y empezó a moverse de un lado a otro. Prefirió no gastar sus energías contestándole, debía centrarse en escapar. Levantó sus brazos y empezó a hurgar en sus bolsillos, con suerte...Si, allí estaba.
Con cuidado tomó una pequeña navaja y sacó el filo.
Estaba amarrada por los pies solamente, si quería alcanzar la venda tendría que poner toda la fuerza en su abdomen. Afortunadamente el ejercicio era de lo poco que se le daba bien y con mucho esfuerzo logró alcanzar la tela. La picaba por partes, no podía sostenerse lo suficiente como para cortarla toda de golpe y esa cosa, era demasiado dura, demasiado como para ser tela normal.
Era ya su tercer intento, solo quedaba un cuarto de la tela sujetándola y aun así no se rompía. -
¿De qué coño está hecha? -Se tomó unos segundos para recuperar el aire, su abdomen ardía como el infierno y al ver el piso de piedra debajo de ella notó que estaba lleno de sudor.
La cabeza le dolía, se sentía mareada, probablemente por los movimientos rápidos y la sangre en su cabeza, cerro los ojos por un momento para relajarse. Aunque la paz era un lujo que no podía darse, pudo escuchar como una puerta se abría en la superficie y unos pasos pesados siguieron poco después. Con un último esfuerzo se levantó y cortó el trozo de tela que quedaba, cayó al piso y se levantó con prisa para correr, pero se tropezó no más intentarlo, sus pies aún estaban amarrados con las vendas.
Los pasos estaban cada vez más cerca, Mei miró a su alrededor, debía esconderse.
Estuviera donde estuviera claramente era viejo, Kalin estaba en Undam, las cabañas allí eran bastante parecidas, de seguro estaba allí. Si, tenía que estarlo, ¿Dónde más podía ser?
La chica se incorporó y dando saltitos entró a una de las celdas, se acomodó contra la pared en una de las zonas más oscuras, con suerte lo que sea que estuviera arriba no la vería. -
Hey, ¿A dónde vas? Ayúdame. -Chilló el chico.
Unos pies gruesos y llenos de vendas se asomaron por la escalera que crujía con cada paso, la momia avanzaba lentamente, Mei jamás vio un Pokémon así, tenía una especie de aura que le resultaba inquietante, algo en ella simplemente se sentía...antinatural. -
¡Marín! ¡Marín! ¡Ayúdame! -La momia se acercó al muchacho y lo sujetó con fuerza, Mei se asomó ligeramente para ver lo que ocurría. La momia había abierto su pecho y emitía una inquietante luz morada oscura, casi negra, el chico empezó a gritar mientras sus ojos se giraban hacía atrás y se hundían en sus cuencas. Su piel se pegaba a sus huesos y se secaba como si absorbieran toda la humedad de su cuerpo, luego de unos segundos que parecieron eternos el chico dejó de gritar, el monstruo soltó su cadáver y lo observó detenidamente.
La momia empezó a gritar y a gruñir furiosa para luego tomar el cadáver del chico y sin esfuerzo alguno romper las vendas que lo sostenían, empezó a sacudirlo como un muñeco de trapo antes de azotarlo contra el piso repetidamente y arrojar su cuerpo al otro lado de la habitación.
La momia se giró para ver el lugar donde ella estaba colgada antes, lo miró por unos instantes y luego miró a los lados, parece que recién se había percatado de que ella no estaba donde la había dejado. Mei volvió a su escondite mientras la criatura se movía torpemente por los alrededores, tomó su navaja y poco a poco fue cortando la tela de sus pies. Tenía el corazón en la garganta, su respiración iba a mil por hora y su cuerpo temblaba sin cesar, pero si quería sobrevivir debía moverse, rápido.
Volvió a asomar la cabeza, esa cosa le estaba dando la espalda, con cuidado de no hacer ruido se dirigió a la escalera, puso un pie en el escalón y cerró los ojos mientras se detenía, como si eso fuera a ayudarla en algo, parecía una niña atrapada en medio de una fechoría. La madera sonó, crujiendo con el peso de su cuerpo. -
Mierda. -Susurró para sí misma, sin pensarlo dos veces empezó a correr, no quería mirar atrás. El gruñido de la bestia la estremeció hasta los huesos, no sabía si estaba cerca, si la empezó a perseguir, solo podía pensar en la puerta, abierta de par en par la luz colándose hacia la mazmorra. Durante un segundo pudo sentir el aire fresco en su cara, el calor del sol calentando su piel, pero todo se fue tan pronto como llegó, el monstruo había amarrado una venda alrededor de uno de sus tobillos. Sus ojos se aguaron, estaba tan cerca, puso sus manos en el marco de la puerta y jaló con fuerza, estaba avanzando, poco, pero avanzaba, su tristeza se convirtió en unos breves segundos de felicidad que le fueron arrebatos cuando esa cosa la jaló devuelta a la oscuridad, su mentón golpeo los escalones mientras era arrastrada de vuelta a la mazmorra.
La criatura la sujetaba boca abajo, sus ojos clavados en el otro, si acaso se podían llamar ojos a los brillos morados que emanaban de la cara de esa cosa. Mei miró el brazo de la criatura, estaba completamente desenvuelto y... No había nada debajo, esa cosa...Solo eran vendas, metros y metros de vendas con forma de persona.
Las telas del pecho de la criatura se abrieron y revelaron su verdadera forma, un orbe morado oscuro, que desprendía una luz incandescente, flotaba en el interior del monstruo. Al verlo esa sensación de repudio, de antinaturalidad, era más fuerte que nunca. Solo podría describirlo como "Inquietante", la llenaba de terror el solo mirarlo.
Sentía como si unas manos invisibles tomaran cada centímetro de su cuerpo y lo jalaran con fuerza, intentando comprimirla y encerrarla en el orbe. Mei empezó a gritar, era un dolor que jamás había sentido antes, cada fibra de su cuerpo parecía despedazarse con esas manos, sentía como si le estuvieran arrancando algo, no físico, algo más, algo sin lo que, de alguna manera, sabía que sería incapaz de vivir.
Sus ojos se empezaron a girar hacia dentro, igual que los del muchacho de antes. -
(No me quiero morir, no quiero, no quiero, no quiero)-Sentía como si su mente estuviera siendo despedazada por partes, que cada parte de "ella" le estaba siendo arrebata.-
Quédate. -Susurro una voz ronca. -Puedes quedarte si quieres. Sin dolor, sin miedos, quédate. -No sabría cómo explicarlo, pero, sabía que era el monstruo, ese orbe, le estaba hablando. De pronto el dolor empeoró, como si todo su cuerpo estuviera siendo atravesado por agujas.
Lagrimas caían por sus ojos, su nariz moqueaba, y la saliva caía de su boca. Mei gritaba y se sacudía con fuerza, pero no podía soltarse de su agarre. -
(Tengo miedo. Tengo mucho miedo.)-
No debes tenerlo. -Susurro la voz, era más clara ahora, era la voz de un hombre mayor. - Todo acabara pronto. Pero debes decírmelo, ¿Quieres quedarte? ¿Lo anhelas?
Q quiero...Quiero. -El dolor fue cesando de a poco. De verdad quería, quería vivir sin miedo ni dolor, quería liberarse de todos sus problemas, pero...No así, era...Demasiado fácil, siempre escogía el camino fácil y la llevó aquí. Quería viajar porque estaba harta de irse por lo fácil, el quedarse...No era lo correcto, si hacía lo que el orbe le pedía solo seguiría huyendo de sus problemas, ocultándose en un falso mundo de felicidad, un mundo vacío y sin significado. Quería vivir, no solo sentirse viva.
Su cuerpo se volvió pesado, toda su energía vital la abandonaba dejándola solo como un cascaron hueco. -
¡No! -Exclamó la voz. Mei soltó un grito desgarrador, sentía como 1000 espadas la apuñalaran a la vez. - ¡Tu, te quedaras! -El dolor la estaba volviendo loca, no podía dejar de llorar, sabía que moriría si no lo detenía. Empezó a revisar sus bolsillos, su teléfono y cartera cayeron, pero logró sacar su navaja y sin pensarlo dos veces la clavó en el orbe.
El monstruo la soltó y empezó a gritar, era un grito humano sin duda, grave y carrasposo, como alguien que no ha probado el agua en años, pero era sin duda humano.
La momia huyó al fondo de la habitación mientras llevaba sus manos a su pecho buscando arrancar la navaja.
Mei estaba tendida en el piso, sentía como esa cosa que le estaba siendo arrebata volvía a ella, como si la propia vida volvía a adentrarse en su cuerpo. Su cabeza le iba a explotar, todo daba vueltas, pero logró incorporarse, intentó caminar, pero tropezó y volvió al suelo, se arrastró hacia las escaleras y empezó a subirlas poco a poco. Su respiración era pesada, su cuerpo se sentía como si tuviera millones de hormigas arrastrándose en su interior, pero no podía parar. La chica logró ponerse de pie y en un esfuerzo final se las arregló para subir las escaleras y cerrar la puerta del sótano.
Calló agotada y se recostó en la misma intentando controlar su respiración, llevo una mano a su pecho, parecía que su corazón fuera a reventar en cualquier momento. -
¡Ayuda! -Gritó con todas las fuerzas que consiguió reunir. - ¡Ayuda! -Mirando a su alrededor pudo discernir una puerta por donde entraba la luz, era el exterior, estaba tan cerca.
Sus piernas no respondían, pero debía intentarlo, empezó a arrastrarse fuera de la cabaña, pero podía escuchar los pasos del monstruo subiendo las escaleras. -
No...No...No no no no. -Chillaba como una niña pequeña mientras negaba con la cabeza y se arrastraba con más prisa, en el fondo sabía que no lo lograría. La puerta del sótano se abrió de golpe y los pasos estaban cada vez más cerca. -Por favor no...No. - La criatura la tomó por el pelo, la levantó, ya ni siquiera le quedaban fuerzas para gritar, solo sollozaba sabiendo lo que le esperaba. -
Chapter 3: Capítulo 3
Summary:
La vida de Mei pende de un hilo y los secretos ocultos en la montaña causan más preguntas que respuestas.
Sebas tendrá que enfrentarse a ese extraño pokémon para salvar a Mei pero, ¿Es esa cosa un pokémon si quiera?
Chapter Text
-Árboles, arbustos, pokémons, pero ninguna señal de Mei. Creyendo que gothita los estaba llevando en círculos, el chico dio un silbido y Mighty se detuvo, Sebas se colocó enfrente de ambos pokémons y miró a Satochi a los ojos. -
Satochi, llevamos ya rato así, hablo en serio. ¿Sabes dónde está Mei? -Satochi empezó a mirar a los lados para luego señalar en la dirección donde su visión era más clara. - ¿Por allí? -Al mirar Sebas solo vio un gran muro de piedra de 10 metros de altura, suspiró y devolvió su mirada al pokémon psíquico.
Estaba harto, lo utiliza, lo insulta y para colmo lo hace volver a escalar una montaña que ya había bajado y además lo hace perder la reserva que tenía en el hotel, su padre lo mataría en lo que se enterara que no se había registrado.
¿Por qué hacía esto para empezar? Pudo llamar a la policía cuando encontró a Satochi, pudo simplemente ignorarlo y seguir con su camino. -
(Seguramente no le pasó nada, de seguro solo es una drogadicta maltratadora de pokémons y Satochi sufre de síndrome de Estocolmo y está dispuesto a continuar con el ciclo de violencia de Mei)-Ese pensamiento le sacó una risilla y sonrió con picardía. - (Dios, pienso igual a mi madre.
Bien, hagamos esto.)-El chico empezó a caminar buscando rodear el acantilado. -
¡Gothita!-Satochi estaba nervioso, muy nervioso, Sebas se giró a mirarlo, le señalaba el acantilado. -
Si, lo sé. Rodearemos esto y luego seguimos. -
¡Thita! -Satochi señalaba el acantilado una y otra vez. -
(Dios, que molesto eres.)-
¡Ayuda! -El grito de Mei retumbó en sus oídos, todos miraron hacia la cima del acantilado y luego entre ellos. No había tiempo que perder. -
¡Ya vamos Mei! -Exclamó. -
¡Ayuda! -Al escuchar el segundo grito Satochi corrió hacia la base del acantilado y empezó a dar saltitos, aunque por mucho que se esforzara no llegaba lo suficientemente alto, pero no se rendiría, el pokémon psíquico concentró toda su energía mental, no se perdonaría si no podía ayudar a la chica, no importaba cuanto le costara, cuanto le doliera, cuanto tuviera que forzar su cuerpo, la salvaría.
La cima estaba cada vez más cerca, estaba volando, lo estaba logrando, pero de pronto se detuvo. Empezó a avanzar hacia atrás y luego hacia abajo, Sebas lo había estado cargando y lo colocó detrás de su cabeza, dentro de la capucha de su suéter. -
Quédate quieto y sujétate. -Ordeno el entrenador antes de quitarse su mochila y apoyarse en el muro de piedra buscando alguna grieta o imperfección en la roca. -Ustedes dos, estén listos para pelear. -Mighty y Percy asintieron antes de ser guardados en sus pokéballs, el chico empezó a escalar tan rápido como podía, pero era imposible que llegaran a tiempo. Mei lloraba desconsolada mientras el monstruo abría sus vendas nuevamente y revelaba el orbe en su interior. -
Ese llanto, ese dolor, ese miedo...Eres perfecta-Las vendas empezaron a rodear por completo el cuerpo de Mei, la chica se limitaba a llorar mientras los pocos rayos de luz que alcanzaban sus ojos desaparecían.
No había luz, no había sonido, no podía sentir nada, estaba sola, completamente sola. Su cuerpo no respondía a sus débiles intentos por moverse y aunque no podía sentir su respirar, sabía que era pesado. -
(¿Estoy muerta?)-Sus pensamientos eran su única compañía, o eso creía ella. -
No. -Susurro la voz. -Pero lo estarás pronto.
(No quiero morir...Tengo mucho miedo.)-
¿Qué te asusta? -
(Desperdicié mi vida...No soy nadie...No logré nada...Soy una inútil.)
Puedes quedarte, pero solo tú puedes decidirlo. -
(Quedarme...)
No sentirás miedo ni dolor, tus problemas desaparecerán y jamás estarás sola.
(No quiero estar sola.)
Pídemelo y te ayudaré a quedarte todo lo que quieras. -Estaba agotada. Estaba agotada de luchar, intentó escapar y fue en vano, quizás era el destino. ¿Karma? ¿Suerte? Algunos dicen que hay un plan para todos y que nadie muere en la víspera. La muerte había cruzado su mente varias veces, antes esperaba con ansías el momento donde la tierra la reclamara y la liberara, quizás este era ese momento. Aunque una pequeña parte de ella no quería rendirse, esa pequeña parte que estaba harta de huir, de sentirse agotada e impotente, esa voz que le suplicaba que no se dejara llevar otra vez por el camino fácil, pero ya la había ignorado varias veces, no haría daño hacerlo una vez más. -
(Haz lo que quieras...No me importa)-Su vida no tenía ningún valor, estaba consciente de ello, e igualmente si se salvaba no tenía a donde volver, un hogar o familia que la acogiera, seguiría sola. El miedo se esfumó dejando solo desesperanza y soledad.
Dicen que cuando vas a morir tu vida pasa frente a sus ojos, algunos dicen que este es un último intento del cerebro para otorgarte fuerzas para seguir luchando por salvarte, aunque el efecto fue todo lo contrario con ella. Recordó las peleas de sus padres, el divorcio, el llamar a su padre entre lágrimas mientras su madre la jalaba para que se subiera al avión, su primer porro, el conocer a Héctor y participar en las peleas de pokémons, cuando le arrebataron su virginidad, cuando la encerraron por primera vez, su madre gritándole con una botella en la mano, las citas con el psicólogo, cuando le entregaron a Satochi, y el día anterior cuando peleo con su madre y le confesó cuanto la odiaba antes de huir a la montaña. Todos estos recuerdos solo la hundieron más, su vida estaba llena de tragedia y malas decisiones y esto solo sería una más del montón.
Lo que más le dolía era el darse cuenta de cuantas veces pudo evitar su destino, cuántas veces pudo haber dado marcha atrás pero solo se hundía más y más, se percató de cuantas veces trataron de ayudarla y el cómo alejó a todas esas personas porque el miedo la consumía. Un círculo vicioso del que no podía escapar.
Que así sea. -Comentó la voz con un siniestro placer. La criatura tomó el capullo que envolvía el cuerpo de la chica y lo empezó a llevar consigo al sótano. -
(¿Me va a doler?)-Preguntó ella.-
Solo duele al inicio, luego te sientes poderoso, invencible. -La voz hablaba con cada vez más emoción. -
(¿Puedo hacerte una pregunta?)-
Adelante. -
(¿Cómo te llamas?)-Si de verdad la liberaría de todos sus problemas quería al menos conocer el nombre de su "salvador". La pregunta de la chica lo hizo reflexionar por un instante. -
Mi nombre...No recuerdo mi nombre. -La criatura colgó el capullo que la contenía en el techo del sótano y dio unos pasos atrás, luego de más de 80 años finalmente lo lograría, habría más como él. - ¿Estás lista?
(Como sea.)-La criatura abrió su pecho y las vendas de Mei empezaron a brillar, su cuerpo ardía ligeramente como si la cocinaran a fuego lento.-
Cuando acabe, serás perfecta. -Ese rencor, su sufrimiento, su deliciosa frustración, esa completa apatía hacia su propio bienestar y esa energía, esa exuberante energía que corría por su cuerpo, la harían un ser perfecto, quizás incluso superior a él. -Solo resta esperar. -A medida que la transformación de Mei tomaba lugar, Sebas y Satochi continuaban su ascenso.
El entrenador estaba agotado, apoyó su frente en las piedras mientras buscaba controlar su respiración.-
No mires abajo, no mires abajo...No mires abajo.-Aunque como toda persona que se lo propone, fue imposible cumplir su meta. Sus ojos enfocaron el vacío debajo de sus pies, lo único que los separaba eran esos delgados centímetros de piedra donde apoyaba sus pies y manos. Su cuerpo temblaba y su piel se erizó como gallina, pero eso no lo detendría, debía salvar a Mei, a cualquier costo.
Colocó su mano en una roca cercana y en lo que su cuerpo empezó a alzarse sintió como los guijarros recorrían su brazo, el aire acariciaba su nuca y la cima se alejaba a cada momento. Su mano se abrió soltando el trozo de piedra que se había venido con él y cerró los ojos para esperar el impacto.
Caer, sin duda le parecía una de las peores formas de morir, la impotencia que sientes al estar a merced de la gravedad. Pueden hacerte escupir si te ahogas, ponerte hielo si te golpean, pero no hay manera de evitar una caída, solo puedes esperar, rendirte ante esa invisible e incontrolable fuerza que nos arrastra a todos hacia el suelo.
El viento que golpeaba su nuca empezó a detenerse, luego comenzó a golpear su cara y finalmente se estampó contra la pared de roca, por instinto buscó donde sujetarse y una vez tuvo un soporte firme la fuerza que lo estaba tirando hacia arriba se detuvo. Tragó saliva solo para descubrir que su garganta estaba seca del miedo.-
¿Tú lo hiciste?-Satochi respiraba agitado detrás de él.- N no puedo seguir...No puedo hacer esto, hay que volver abajo y... -Sus ojos volvieron a enfocar el vacío y luego la cima, estaba en el medio del muro. Si bajaba no tendría seguridad de que otra piedra fuese a caer y no creía que Satochi pudiera salvarlo una segunda vez, era lo mismo si subía. Estaba acorralado en un mal chiste del destino, solo podía moverse y suplicar que la suerte le sonriera. -
(Si algo malo pasa mientras más abajo este mejor, pero...Mei...No sé qué le están haciendo... ¿Y si bajo y es demasiado tarde para cuando llegue?)-Recordó los gritos desesperados de la chica y cerró los ojos mientras buscaba una solución.
Su instinto le decía que la abandonara, que buscara ayuda para salvarla con más gente...Pero no era más que un pobre intento por ocultar su cobardía, para justificar su egoísmo.
Respiró profundo y comenzó a escalar, si la muerte le esperaba independientemente de la decisión que tomara no moriría siendo un cobarde, no se iría sabiendo que abandono a otros buscando su propia seguridad. Incluso si se salvaba estaba seguro que la incertidumbre de las decisiones que no había tomado lo acompañarían a la tumba. -
¡Mei, ya vamos! -No sabía si lo habría escuchado, aunque tampoco importaba, el grito no era para ella, era para él. Una motivación autoimpuesta, un contrato consigo mismo que no podría romper.
El avance fue tortuoso, agotador y agobiante, cada piedra se sentía más floja que la anterior, las voces en su cabeza no paraban de susurrarle el cómo tomar esa roca y usarla de soporte era una terrible idea y de cómo esa específicamente sería la que cedería. Pero siguió adelante, no se detenía a descansar, sus ojos fijos en la cima.
Sus esfuerzos finalmente fueron recompensados con la suavidad de la grama mientras sus manos acariciaban la tierra en la cima del acantilado. Con un último esfuerzo terminó de subir y cayó de rodillas en el césped mientras recuperaba su aliento.
Lo había conseguido, había dejado atrás el obstáculo más difícil, solo quedaba avanzar.
Sacó a Percy y a Mighty de sus pokéballs y se puso de pie. Vio a su alrededor y lo único que había era una solitaria y vieja cabaña recubierta de moho y mugre, sus maderas estaban podridas, pero de alguna manera eran capaces de sostener la estructura de dos pisos. Estaba rodeada de césped alto y frondoso.
Probablemente más de una persona te diría que era un sitio abandonado, pero Sebas notó como las plantas no crecían como el resto en una ruta que se extendía unos pocos metros desde la entrada sin puerta de la estructura, eran más pequeñas, con hojas dobladas y en algunas partes había pequeños parches de tierra. -
(Algo sale de allí a menudo.)-Pensó mientras caminaba con sus pokémons liderando la marcha. Se asomaron con cuidado y solo encontraron una sala vacía.
Los muebles decorados con un tapiz amarillento decolorados por el tiempo, llenos de hongos y podredumbre estaban tirados por el suelo, muchos de ellos estaban rotos en pedazos, aunque aún en ese estado tan maltrecho uno podía notar que eran resultado de los trabajos finos y delicados de un artesano.
Entraron poco a poco, cristales quebrándose bajo sus pies. Sebas se asomó ligeramente hacia la cocina del lugar, estaba vacía e igual de deteriorada y destruida que el resto. -
(¿Qué paso aquí?)-Esta no era una cabaña cualquiera. No había señales de comida o basura, era poco probable que hubiera gente viviendo en el lugar. Originalmente pensaba que habían secuestrado a Mei, pero dado el estado del sitio la idea abandono su mente, era remoto y solitario, pero estaba demasiado poco protegido para ser un lugar donde encierren rehenes. - (Quizás la están violando.)-Se sorprendió a si mismo al percatarse de la naturalidad con la que había pensado aquello, era horrible, lo sabía, pero por algún extraño motivo no le perturbaba demasiado la idea, simplemente le parecía una deducción lógica. Quizás consecuencia de su ensimismamiento y su deseo de apartarse del mundo que lo rodeaba o quizás solo una cualidad que poseía, pero pocas cosas lograban alterar su paz. En su interior podía estar aterrado, lleno de emoción y jubilo, pero su expresión neutral apenas cambiaba a no ser que voluntariamente lo desease, dando la sensación de que se encontraba en un estado de apatía constante. Como todo tenía su lado bueno y su lado malo, por una parte, le ayudaba a calcular sus movimientos, mantener la mente fría, no dejarse llevar por sus emociones y en algunos casos incluso generaba una sensación de confianza en otros, dando la idea de que su falta de expresividad se debía a que todo estaba ocurriendo de acuerdo a un plan maestro que había diseñado con antelación, aunque no fuera el caso. Por otro lado, estaba el hecho de que se veía distante, desanimado, incluso melancólico, las personas no le hablaban y formaban prejuicios en base al aura lúgubre que lo acompañaba. Era una cualidad que explotaba en casi todos los ámbitos de su vida, aunque es cierto que recordaba con melancolía esos días donde siempre sonreía, donde reía y corría a todos lados en lugar de andar. Cuando el mundo le parecía un lugar maravilloso, lleno de colores y alegría en lugar del paisaje gris y deslustrado que con el pasar del tiempo te va corroyendo y arrebatándote el color. Él era solo una víctima más de ese mundo, hacía tiempo que había perdido sus colores y ansiaba recuperarlos por cualquier medio y esto...Esto era justo lo que necesitaba, lo que llevaba anhelando en sus sueños más salvajes, el pensamiento que lo mantenía despierto y lo inspiraba a sentarse y escribir historias que jamás compartiría, una aventura, una odisea propia donde la fama, la fortuna y el honor esperaban al final y todos sus esfuerzos se verían recompensados.
Su corazón se aceleraba, su mente le pedía huir, pero continuaba avanzando, su miedo oculto tras esa mascara de apatía. La idea de doblar la esquina y encontrarse a alguien le aterraba, pero al mismo tiempo lo excitaba, era como vivir su propia película de suspenso, pero el resultado de esta historia dependería de sus decisiones, no habría segundas oportunidades ni vueltas atrás, lo que decidiera quedaría escrito en piedra y al final no decidiría si le entretuvo o no, la vida de alguien estaba en peligro y las consecuencias de sus acciones lo marcarían por el resto de sus días.
Sus ojos enfocaron el sótano, un lugar oscuro y claustrofóbico, perfecto para encerrar a alguien o tender una emboscada, la razón prevaleció por encima del instinto y decidió revisar el piso de arriba primero, de ser necesario podría escapar por una ventana y al menos era un lugar más iluminado. Subió las escaleras y se encontró frente a un dormitorio, todo el segundo piso estaba destino a él, lo que alguna vez fue una cama gigantesca de madera tallada delicadamente ahora no era más que basura, algunos trozos aún mantenían parte de su grandeza original, pero en su mayoría la madera estaba destruida y los trozos desperdigados por la habitación, no había colchón o almohadas a la vista.
El suelo de madera estaba parcialmente cubierto por una alfombra de tela opaca, gastada y desgarrada en varios partes, a duras penas podían distinguirse los delicados e intricados patrones bordados en ella. La única otra habitación allí arriba era un pequeño baño, la tina y el retrete estaban rotos y sus interiores estaban negros por la mugre, con moscas y mosquitos revoloteando encima del agua estancada. -
(Quién sea que viviera aquí no ha vuelto en mucho tiempo.)- El chico se dirigió a la escalera cuando de pronto la madera bajo su pie izquierdo se quebró, haciendo que se fuera de cara contra el suelo. Cerró los ojos y aguantó sus quejidos mientras escuchaba si alguien se acercaba con el ruido...Nada, de no haber escuchado a Mei antes habría pensado que el lugar estaba desierto.
Con cuidado sacó su pie de la grieta, Satochi se había salido de su capucha por el impacto y camino hacia él, tomando su mano y jalándolo para ayudarlo a salir, no hacía mucho, pero se agradecía el esfuerzo. -
Este lugar está perdido. -Dijo para sí mismo mientras se giraba para ver el agujero que dejó, había un libro dentro. Sebas tocó la madera rota y metió la mano en el agujero, tocó las otras tablas por debajo, notando una diferencia en la dureza y el grueso de las tablas. -
(¿Un piso falso?)-Sacó el libro de allí, estaba polvoriento, sus páginas amarillas y su tapa estaba desgastada y llena de humedad. Lo sopló y desempolvó con cuidado, no tenía título, solo marcapáginas puestos en distintos puntos. - (Raro. ¿Por qué intentan ocultar un libro?)-Lo guardó dentro de su chaqueta y bajó las escaleras, solo le quedaba un lugar por revisar, el que tendría que haber revisado primero pero su mie... Astucia, le dijo que no fuera. Es como hacer la misión principal en un videojuego, debes hacerlo eventualmente, pero haces las misiones secundarias porque sabes que una vez que la termines no volverás al lugar y perderás todos esos tesoros ocultos.
Se colocó a un lado de la puerta con cuidado y asomó ligeramente la cabeza, sin duda no era el escenario que esperaba, un gigantesco capullo de vendas, cubierto por unas brillantes runas purpura, estaba guindando del techo a pocos centímetros del suelo. Gothita miraba horrorizado, su terrible visión se había hecho realidad. -
Mighty, ve allí y ataca todo lo que se mueva. ¿Entendido? -Susurró el entrenador. Su pokémon bajó las escaleras lentamente mientras olfateaba el aire, Sebas por su parte empezó a sentirse nauseabundo y ligeramente mareado y con cada segundo que pasaba su malestar se intensificaba.
Mighty se detuvo junto al capullo y ladró hacia una de las celdas antes de que unas vendas lo tomaran por las patas y boca y lo arrastraran dentro de la celda. -
¡Mighty! -Sebas corrió a auxiliar a su pokémon al igual que Percy, pero Satochi se quedó arriba, estaba demasiado asustado como para luchar.
Mighty se sacudía salvajemente mientras la momia intentaba inmovilizarlo. - ¡Percy, usa pistola agua! -Percy disparó el líquido a la cara de la bestia, pero no le afectó demasiado apenas sacándole un gruñido.
La criatura enfocó al muchacho, tenía tanta energía, casi tanto como la chica, y ese pokémon que sostenía entre sus vendas, jamás había visto algo así, su energía era descomunal, si pudiera absorberla no pasaría hambre en semanas, quizás incluso meses. Apretó sus vendas y Mighty soltó un gruñido de dolor. -
¡Usa buena baza! -Las pupilas de Mighty se achicaron y su cuerpo se puso más musculoso, con su fuerza extra se sacudió lo suficiente para hacer que su atacante lo dejara caer al piso, intentó echarse atrás, pero la criatura no lo soltaba así que corrió hacia ella y le propino un cabezazo en el pecho que la hizo chocar el muro de piedra, dejando un agujero en el mismo.
La momia soltó a Mightyena y retrajo sus vendas mientras rugía y golpeaba el suelo con fuerza, quebrando las piedras que lo componían. -
Mighty...Hay que llevar esta pelea afuera, aquí hay poco espacio. ¿Entendido? -Mightyena se agacho mientras erizaba los cabellos de su espalda y mostraba sus colmillos.
Sebas dio unos pasos atrás mientras que Percy avanzaba al frente.- Mighty...Usa colmillo fuego y tu Percy ayúdalo con bofetón lodo cuando estén fuera, pero esperen.-La criatura volvió a golpear el suelo y a rugir con furia.-Esperen...-Alzó sus brazos hacia adelante y dio un paso al frente.-¡Ahora!-Mightyena saltó hacia la bestia con su boca envuelta en llamas y empezó a morder su hombro, la criatura se quejaba pero no le causaba un gran daño y para sorpresa del entrenador, las vendas no se incendiaban.-
(De acuerdo, esto es malo.) -El monstruo tomó a Mighty y lo arrojó hacia las escaleras, Sebas apartó la vista para ver a su pokémon y en ese instante la momia se colocó delante de él y alzó los brazos, juntando sus manos para propinarle un fuerte golpe desde arriba, pero el chico se tiró al suelo y logró esquivarlo, el piso tembló y se resquebrajo con el golpe.
Sebas se incorporó y corrió en dirección a las escaleras con la bestia detrás de él, la criatura sujeto sus piernas con sus vendas y lo hizo caer, el entrenador empezó a arrastrarse desesperadamente buscando avanzar, pero era inútil, el monstruo lo alzó y lo miró fijamente. No era como ella, su energía sin duda era impresionante, pero estaba lleno de esa asquerosa esperanza, no serviría para la transformación, debía quebrarlo, no podía permitir que todo ese potencial se perdiera.
La criatura abrió su pecho revelando el orbe en su interior y acercó al chico, las náuseas y mareos se intensificaron exponencialmente, solo quería alejarse de esa cosa cuando antes y no volver a verla jamás. -
Puedo arreglarte. -Dijo la voz que emanaba del orbe. Sebas empezó a gritar mientras sentía como cada célula de su cuerpo era brutalmente apuñalada desde todos los ángulos. -
¡Percy, pistola agua! -Mudkip apuntó al orbe y disparó, creyendo que así evitaría que continuara hiriendo a su entrenador, la bestia soltó al chico y se dio la vuelta mientras cerraba sus vendas protegiendo la esfera morada. Percy corrió a colocarse delante de su entrenador y Mighty siguió su ejemplo, Satochi corrió escaleras abajo y tomó la mano del chico y lo jalaba buscando llevarlo lejos del peligro.
Adolorido y agitado Sebas se puso de pie y corrió hacia la salida, Satochi siguiéndolo detrás. Se alejaron unos cuantos metros de la cabaña. Un golpe siguió poco después, el sonido de madera quebrándose, una masa gris pasó volando cerca de Sebas y luego un chillido, Mighty rodó por el suelo y buscó clavar sus garras para detenerse, pero era demasiado tarde, el pokémon llego al borde del acantilado y mientras estiraba sus patas buscando soporte su entrenador corrió a su auxilio solo para verlo caer al vacío. Mighty chilló con fuerza mientras su cabeza golpeaba contra el suelo y un charco rojo brotaba debajo de él.
No había tiempo para lamentarse, Percy saltaba hacia su entrenador mientras era perseguido por la criatura. La bestia observó a Sebas, sus ojos llorosos y su expresión deformada por la rabia y el dolor de la perdida. Solo un poco más y sería un sujeto de prueba adecuado. -
Percy...Usa supersónico. -Sebas metió su mano dentro de su chaqueta y saco su navaja suiza, la había comprado antes de iniciar su viaje en caso de emergencias. Si querían salir vivos de esta debía ayudar a su pokémon en todo lo que pudiera.
Percy soltó un potente chirrido que atino de lleno a la momia, pero no le afectó en lo más mínimo. -
(Entonces es de tipo fantasma.)-La criatura se abalanzó hacia ellos y Sebas le ordeno a Percy que usara bofetón lodo, Percy tomó un puñado de tierra y se lo arrojó a la criatura para luego disparar un chorro de agua para ablandarla y cubrir sus ojos con barro.
El ataque fue efectivo, ambos esquivaron a la criatura que ahora avanzaba torpemente tratando de atraparlos, frustrada intentó quitarse el barro de la cara, oportunidad que Sebas uso para ordenarle a Mudkip que usase golpe roca.
La abominación apenas había logrado quitarse la mugre de los ojos y fue incapaz de esquivar el golpe de Percy, el cual lo tiró al suelo. El monstruo estaba fúrico, no permitiría que lo humillaran de esta manera, ahora iba en serio.
La criatura se separó en varias vendas, un cumulo de ellas rodeando el orbe, y volaron rápidamente hacia donde estaba Sebas, las vendas se reorganizaron y adoptaron la forma usual de la criatura dejando la mugre en su nuca. Tomó a Sebas por la cabeza y empezó a apretarla con fuerza, haciendo que el chico gritara por el dolor.
El muchacho era una molestia, interrumpió el proceso de transformación, lo ataca, lo humilla y además sigue manteniendo esa insoportable esperanza, si no la abandonaba no podría convertirlo a él también.
No solía jugar con sus víctimas, pero esta vez haría una excepción, había sido un día agotador y necesitaba desquitarse con algo. La bestia amarró sus vendas en los pies del muchacho y lo empezó a azotar contra el suelo repetidas veces, agitando su cuerpo como si fuese un muñeco de trapo.
Lo alzó nuevamente y abrió su pecho, podía sentir como su razón era inhibida por el dolor, por el miedo, solo debía empujarlo un poco más hacia la desesperación. Sebas escupió sangre, su nariz estaba llena de ese mismo fluido rojo y le dificultaba respirar y el ver ese espantoso orbe era como mirar directamente hacia un abismo oscuro y sin final, desesperado por alejarlo intentó clavar su navaja en el pero la momia sujetó su muñeca con sus vendas. -
Voy a disfrutar mucho esto. -Afirmó la voz ronca y macabra, apenas pudiendo contener su emoción.
Empezó a mover lentamente la muñeca del chico, Sebas jalaba su brazo, pero era inútil, esa cosa era mucho más fuerte que él, lloraba mientras el dolor incrementaba de a poco hasta finalmente explotar, el sonido de sus huesos resquebrajándose y la sensación que viajo por su cuerpo fueron espantosos, igual que el chillido que soltó, era como un animal herido.
Sebas lloraba desesperado mientras la navaja se deslizaba de entre sus dedos para finalmente caer al suelo, su última oportunidad de salvarse se había ido. -
(No tendría que haber venido.)-
No...No debiste...Pero puedo ayudarte...-La criatura soltó un grito desgarrador y dejó caer al entrenador, llevó sus manos a su pecho, la navaja de Sebas estaba atravesando el orbe, intentó tomarla, pero la punta se clavó más adentro, la criatura se retorcía mientras rajaduras empezaban a extenderse por todo el orbe.
Alzó la mirada y pudo encontrar al culpable, Satochi estaba parado a pocos metros con los ojos azules. Pudo reconocerlo, era ese pequeño estorbo que estaba junto a la chica cuando la encontró en el bosque. El monstruo gruño y se abalanzó sobre Satochi, pero este volvió a presionar el puñal, obligándolo a caer de rodillas frente a él. -
(Maldito gusano...No puedes hacerme esto... ¡Debo quedarme!)-El orbe empezó a soltar un vapor negruzco y espeso que se elevaba en el aire. - (¡Debo quedarme!)-La criatura empezó a contorsionarse y sus gritos eran cada vez más humanoides, aunque siempre con ese aire demoníaco que envolvía al ser. Llevo sus manos a la cabeza y las vendas empezaron a caer al suelo dejando el orbe flotando al descubierto y con un último grito el orbe cayó, su brillo se disipó y el vapor que lo rodeaba se esparció por el aire hasta desaparecer.
Satochi dejó de usar sus poderes y respiró aliviado, al fin se había acabado. El pequeño pokémon corrió junto a Sebas y se colocó a su lado mientras este sujetaba su mano y lloraba adolorido. Gothita colocó sus manos en la muñeca del muchacho y utilizó pulso cura para sanar sus heridas, poco a poco el dolor fue desapareciendo y el sangrado se detuvo. Sebas se giró y escupió la sangre que quedaba atrapada en su boca y nariz y luego de unos segundos logró sentarse en el césped a duras penas.
S Satochi...-El entrenador sacudía la cabeza por los nervios, todo había pasado tan rápido. -Gracias...Me...Salvaste...Otra vez. -Sebas se incorporó y Percy corrió a su lado, estaba con algunos morados, pero nada demasiado grave, Satochi utilizó sus poderes y lo curó en el acto, sentía que era lo menos que podía hacer luego de que lo ayudaran a salvar a... ¡Mei!
Satochi corrió hacia la cabaña, Mei aún estaba atrapada, Mudkip se le unió, pero se detuvo al ver que su entrenador no venía con ellos, por el contrario, se había dirigido en la dirección opuesta. Sebas se asomó nuevamente por el acantilado buscando observar a Mighty, quería despedirse, agradecerle por lo que había hecho y disculparse con él por llevarlo a ese final que no merecía.
El chico intentaba contener sus lágrimas, mientras la imagen de su pokémon muerto se reproducía vívidamente en su cabeza. -
Mighty, yo...-Un ladrido se escuchó desde el fondo, Sebas asomó la cabeza y pudo verlo, Mighty estaba de pie, su cabeza y cara rojas por la sangre, se apoyaba en el muro con sus patas delanteras y una vez entrenador y pokémon conectaron miradas Mighty empezó a mover la cola y a saltar mientras ladraba de la emoción.
Su alfa estaba bien, estaba tan nervioso, creía que le había fallado, incluso llegó a pensar que sin él su manada estaría en peligro. Pero que torpe era, su alfa jamás podría ser derrotado, Percy estaba con él, puede que solo fuese un miembro inferior de la manada, pero su alfa era tan maravilloso que sería capaz de hacer que un miembro cualquier acabase con el más fiero de sus enemigos.
Y ahora estaba aquí, venía buscarlo luego de otra cacería exitosa, apenas podía contener la emoción.
Mighty saltaba y daba vueltas buscando una manera de subir, le avergonzaba su comportamiento, descansando entre las rocas mientras su manaba cazaba y ahora además los haría esperar. -
Mighty, quédate quieto. Bajo por ti en cuanto encuentre a Mei. ¿Entendido? Quédate allí. -Mighty dejo de moverse y se sentó en el piso mientras miraba la cima. -Buen chico. -El entrenador le sonrió complacido para luego retirarse, esa sonrisa lo era todo para él. Aun cuando le había fallado en la cacería su alfa le seguía mostrando el mismo cariño que siempre.
Sebas, Satochi y Percy bajaron al sótano, el capullo de vendas seguía allí, pero sus runas habían perdido gran parte de su brillo, ahora apenas eran visibles en la oscuridad del lugar.
El chico tomó su navaja y empezó a cortar de a poco, esas vendas eran demasiado resistentes como para ser tela ordinaria, al final el cuerpo de Mei cayó al suelo. Había caído de pie, pero estaba inconsciente, se fue de boca contra el suelo y quedó tendida allí.
Sebas la cargó como pudo y empezó a arrastrarla lejos de esa casa del terror con la ayuda de Percy y Satochi, la dejaron acostada en el césped y se sentaron a su alrededor. -
(Aún respira...Está viva.)-
¿Mei? -El entrenador tocó su mejilla con un dedo. -Mei-La chica escuchaba una voz en la distancia, era como si te despertaran de un sueño profundo.
La luz quemaba sus ojos, pero poco a poco pudo distinguir la silueta del muchacho encima de ella, pero le costaba creer que lo que veía era cierto. -
¿Te encuentras bien? ¿Te hizo algo? -Satochi se acercó a ella y uso pulso cura para sanar sus heridas.
Mei miraba anonadada, de verdad era él, sus ojos no la engañaban. -
¿S... Sebas? -La chica se incorporó y se sentó a su lado mientras llevaba una mano a su cabeza, sentía como si le fuese a explotar. - ¿Qué haces aquí?
Vinimos a ayudarte. Satochi bajó la montaña y me guio hacia aquí. -Mei asintió levemente, tenía sentido. Luego sus ojos se abrieron de par en par y lo tomó de los hombros. -
¡Tienen que irse hay un...! -Sebas tomó sus brazos y los sujetó suavemente. -
Está bien...Esa cosa esta muerta...Satochi lo mató. -Sebas señaló las vendas y el orbe roto de lo que alguna vez fue esa impotente criatura.
Mei parpadeo varias veces dejando en claro su confusión, no entendía nada, es decir, si entendía, pero...No sabía bien el por qué. -
¿Por qué viniste? -
Estabas en problemas. -Recalcó con obviedad. Mei no entendía del todo, si estaba en problemas, pero eso no era una excusa para venir por ella... ¿Para el sí? - ¿Crees que puedas llegar a Aurum o... ? -
Ah eh, si, si claro, sí. -Contestó confusa. Todo había pasado tan rápido, primero se peleó con él, luego lo abandona, la secuestra una momia que vive en la montaña, la tortura, le recuerda su miseria y la encierra en un capullo para "hacerla quedarse" y ahora el mismo chico que insultó esa misma mañana regresó a salvar su vida y mató al monstruo que la mantenía cautiva.
Descendieron la montaña, en un silencio casi absoluto, Mei no sabía que decirle, una parte de ella estaba agradecida porque la salvó pero otra aún recordaba el cómo recibiría el "regalo" de esa cosa con tal de escapar de su dolor y esa parte de ella le susurraba que no merecía el haber sido salvada, que la presencia del muchacho no era más que un error y que solo no se había percatado todavía.- G gracias por venir.-Habló sin mirarlo a los ojos, como si le estuviera hablando al paisaje que tenía enfrente.-
No hay problema. -Le dijo con una sonrisa. -Me alegro de que estés bien. - Mei se la devolvió débilmente.
Cuando llegaron a Aurum la noche había caído, fueron a un centro pokémon para curar a sus compañeros y les dijeron que tardarían unos minutos así que se quedaron en la sala de espera mientras se los devolvían. El tiempo pasaba con pequeñas conversaciones que no llegaban a ningún lado y luego de varios fútiles intentos por entablar una conversación Sebas prefirió quedarse viendo su teléfono. Mei seguía ensimismada buscando que hacer, estaba siendo demasiado pesada pero su cabeza estaba hecha un lio, su plan maestro para conseguir una nueva vida tenía una falla fatal, no contemplo la posibilidad de que le agradara la persona que eligiera. Manipularlo y usarlo sería pan comido mientras fuera un idiota aprovechado, lo cautivaría con sus encantos femeninos, luego se haría la difícil o inventaría escusas para no tener que volver a hacerlo o mejor aún, sería ella la que se aprovecharía de él, lo tendría comiendo de su mano en un santiamén.
Pero ahora, ahora se sentía sucia, no podía pensar en engañarlo luego de que arriesgara su vida por la suya, pero tampoco podía decirle "Hey, intenté usarte porque creía que serias un niño mimado fácil y manipulable, pero resulta que ahora me agradas. ¿Estamos cool?". No fue hasta después de que les entregaron sus pokémons y salieron del centro que tuvo claro que quería decirle.
... ¿Hay un hospital abierto a esta hora? -Preguntó Mei. Si quería mantenerse a su lado debía jugar con sus reglas, al menos esta vez. -
Los hospitales están abiertos a toda hora. -Afirmó Sebas. - ¿Te duele algo?
...Iré a hacerme una prueba de sangre. -Ir despacio sería la mejor opción. -
...Yo me haré una también. -La chica lo miró extrañado. No quería hacerla sentir como una marginada, que ella era la única que podía causarle problemas, después de todo, lo que paso en el campamento fue irresponsabilidad por su parte también. -Es justo que también me la haga.
...Como quieras. -El hospital estaba casi vacío a estas horas de la noche, pero igualmente los atendieron, la enfermera miró a Mei con cierta preocupación al ver los moretones de sus brazos, consecuencia de sus malos hábitos. -
Tendrán los resultados en la mañana. -Comentó Sebas. - ¿Quieres ir a comer algo? -
Yo invito. -Dijo rápidamente. Era la oportunidad que estaba esperando. ¿Pero a donde lo llevaría? No conocía ningún restaurante aquí y ella solo visitaba bares y no tenía pinta que él disfrutara de ese tipo de ambientes. -D dame un segundo. -Le dio la espalda mientras buscaba en su teléfono restaurantes lujosos y económicos, pero todos estaban fuera de sus posibilidades, luego de bajar mucho encontró uno que podía costear y colocó el GPS- Es por aquí.
-La seguía con algo de vergüenza, no quería hacerla gastar mucho en una comida, pero agradecía la intención y bueno, una cena gratis parecía una buena forma de recompensar sus esfuerzos.
Caminaron por todo tipo de callejones y avenidas, de hecho, estaba seguro de que cruzaron dos veces por enfrente de ese edificio rosa, sin duda, estaban perdidos. Mei seguía avanzando sin apartar la vista de su teléfono, aunque por dentro se moría de vergüenza por no poder encontrar una simple dirección. -
No entiendo, se supone que debería estar aquí. -Era un restaurante grande, con sillas de madera talladas y mesas decoradas con hermosos manteles de colores vivos, los platos eran delicados y apetitosos, pero aquí no había nada de eso, solo había un sucio edificio descuidado y decolorado por el sol, sin ventanas ni puertas. -
Creo que quebró... ¿De cuando son esas fotos? -Mei miró las reseñas. -
No sé las fotos, pero las reseñas más nuevas son de...hace...dos años. -La chica suspiró y bajó su cabeza derrotada, sus estómagos gruñeron con fuerza, no sabía qué hacer en este punto. Había quedado como una estúpida y... -
Allí venden hamburguesas, ¿No quieres ir? Se me antoja una. -Mei miró en la misma dirección que él, un restaurante de comida rápida estaba cruzando la calle. -
Si...Si, allí son ricas. -Resignada entró al local, estaba sucio, había una gotera en el techo y las mesas estaban manchadas y pegajosas, por el rabillo del ojo notó como Sebas pisaba los pozos, veía las grietas y luego se quedó mirando una esquina, ella miro en la misma dirección, había un ratata masticando sobras. Pidió dos hamburguesas grandes con papas y bebidas, Sebas las tomó y las llevó hacia una de las mesas, sentados uno frente al otro Mei era incapaz de hacer contacto visual.
Quería quedar bien con él, quería mostrarle gratitud por su ayuda y todo salía mal, probablemente solo le dirá que no tiene hambre, dejara su hamburguesa y luego se despedirá no le hablará más, estaría hasta los huevos de ella y no lo culpa. -
(Hay un ratata comiendo, que no venga aquí, que no venga aquí.)-Sebas odiaba los ratatas, le parecían asquerosos y transmitían montones de enfermedades. De vez en cuando miraba en su dirección para asegurarse que ese sucio pokémon no se les acercara, pero cuando no estaba mirando a la rata, miraba a Mei.
La veía tan disminuida y penosa, no era para nada como la chica que lo confrontó en la mañana. -
¿Qué tal está tu hamburguesa? -Le preguntó con una sonrisa. -
Está...rica. -Dijo avergonzada. No sabía si ser honesta o fingir que odiaba este lugar para simpatizar con él. -
La mía está buena. -El chico le dio un mordisco a su comida y tomó algunas papas. -Nunca había venido aquí. -Su reacción la tomó por sorpresa. -
N ni yo, j jamás había venido a Aurum de hecho. -Ver esa sonrisa en su cara la relajaba de cierto modo, al menos no había metido la pata tanto como creía. -
(Rápido, piensa en un tema de conversación.)-No tenía idea de que hablarle, el chico era afable pero cuando hablaba solía ser bastante conciso y directo. -
¿Sabes que era esa cosa que nos atacó? -Se supone que es un entrenador, seguramente sabía mejor a que se enfrentaba que ella. -
Ni idea. -El chico levantó los hombros sin preocuparse demasiado por ello. -Era muy raro, jamás había visto un pokémon así... Y... No sé, quizás solo lo imagine, pero...te juro, puedo jurarte, que esa cosa me habló. Como una persona. -
A mí también. -Así que ella no fue la única que lo escucho. Al menos sabía que no estaba loca. -Me dijo algo de quedarme y que era perfecta. Ni puta idea de que quería decir... ¿No viste al otro chico? -
¿Cuál? -
Había alguien más atrapado conmigo, esa cosa lo mato fue como...Como si...Como si te metieran un pitillo y chuparan MUY fuerte. Parecía que le quitaba la humedad del cuerpo, sus ojos se voltearon hacia dentro y gritaba "¡Guah!"-La chica alzó la cabeza y giro los ojos hacia arriba mientras llevaba sus manos a su cara y movía los dedos emulando tentáculos. - ¿Entiendes?
No. -Sebas le dio otro mordisco a su comida. - Supongo que no lo vi, estaba oscuro, quería irme de allí rápido. ¿No sabes quién era?
Nop, solo dijo algo de un admin, que lo rescatarían y... -La iluminación llegó a ella, dio un golpe en la mesa y con emoción exclamó- ¡Era un Gottmia! -Incluso los cocineros voltearon a verla y Sebas solo podía ver como la chica se extendía hacia el con una sonrisa y los ojos brillantes, claramente orgullosa. Pudo recordar ese importante dato, ahora sabría qué clase de pokémon era y con eso...Con eso, no estaba segura, pero el chico era una especie de enciclopedia pokémon andante, el sabría qué hacer con esa información. -
No puede ser un Gottmia. -La respuesta tan calmada la hizo desesperarse, sabía que había escuchado, ella estuvo allí cuando lo dijo. -
El chico dijo que esa cosa era un Gottmia y lo dijo varias veces. -Se dejó caer en su asiento y se cruzó de brazos. Él no era nadie para decirle lo que escuchó o no escuchó. -Estaba allí y se lo que oí.
Es imposible que sea un Gottmia. -Sebas terminó de comer y con calma empezó a acomodar sus cosas para tirarlas en la basura. -
¿Por qué no? -Alzó un poco la voz, la actitud tan calmada del chico le molestaba. ¿Por qué descartaba tan rápido sus ideas? Sebas suspiró con frustración, no entendía por qué debía explicarle esto a alguien ya adulto. -
Porque los Gottmias no existen Mei. -Recalcó con obviedad. -Son un mito, una leyenda que le cuentas a los niños antes de dormir. ¿Tus papás nunca te contaron sobre el monstruo de la montaña? -
O sea...Si, pero...No me acuerdo bien. -Dijo apartando la mirada. La verdad nunca había escuchado esa historia, pero Sebas lo dijo como si fuese algo tan evidente que le avergonzaba el decir que no. Su actitud logró sacarle una risilla al muchacho. -
Hace años, la época de nuestros abuelos, había un hombre llamado Gottfried Knoche, trabajaba como médico y decían que era muy bueno. -Sebas acomodó su postura y cambio ligeramente su voz, buscando darle un aire más misterioso a su narración, después de todo, si vas a contar una leyenda debes contarla bien. -Pero luego empezaron a esparcirse los rumores, decían que Knoche estaba fingiendo las muertes de algunos de sus pacientes, decían que los veían subir a la montaña junto con él para nunca volver.
Las autoridades lo confrontaron, pero no ocurrió nada, no había pruebas que incriminaran al doctor, y las desapariciones continuaban, pero no se limitaban a personas con enfermedades terminales como antes, empezaron a desaparecer hombres, mujeres y niños de sus casas, las personas no salían de noche aterrados por la idea de ser los siguientes, cerraban las ventanas y puertas con llave y decían que cuando la oscuridad era más densa se podía ver la silueta de un hombre andando por las calles.
Las personas estaban seguras que se trataba de Knoche, que era el responsable de todas las desapariciones. Hartos, temerosos y preocupados por la seguridad de sus seres queridos fueron a confrontar al doctor, una turba enfurecida avanzó hacia el hospital donde trabajaba, pero no lo encontraron, no había ido a trabajar ese día, pero alguien les dijo que el doctor tenía una...-Sebas se quedó callado, su rostro palideció al percatarse de la verdad. Mei estaba tensa y con la piel de gallina, sabía hacia donde estaba yendo esto. -Una...cabaña en el medio de la montaña. La turba fue allí, armados con picos, machetes, pinchos y antorchas...La cabaña estaba allí, le gritaron a Knoche para que saliera, pero él se atrinchero en ella. Rompieron la puerta y entraron por la fuerza, destruyendo todo a su paso, de pronto escucharon los gritos de Knoche, bajaron al sótano, y dicen que era como ver el infierno. Habían muertos por todos lados, todas las personas que Knoche había secuestrado estaban allí, algunos demacrados más allá del reconocimiento...Y en el centro había un monstruo, dicen que media tres metros de altura y que parecía un hombre envuelto en vendas con ojos morados y que el solo verlo era como mirar al demonio a los ojos, te llenaba de asco y pavor, a su lado había otro que no se movía, pero no había rastro de Knoche.
Según la leyenda fue asesinado por el monstruo que él mismo creó, cuando las personas huyeron y llamaron a las autoridades, encontraron al monstruo y los cadáveres, pero el segundo había desaparecido. El primero murió poco después, solo, nadie conoce el motivo.
Desde entonces dicen que el alma de Knoche vaga por la montaña, ahora convertido en monstruo, que busca escaladores perdidos y trata de llevarlos a su cabaña para continuar con sus experimentos y como es una momia y supuestamente el doctor Gottfried Knoche, decidieron llamar Gottmia al monstruo. -Ahora que lo decía en voz alta todo cobraba sentido. - ¿D de verdad estamos asumiendo que encontramos el alma en pena de un científico loco?-
No lo sé, tu dime. Una cabaña oculta en el medio de la montaña, una momia que habla como una persona, busca secuestrar gente y vive en un sótano tenebroso. Si quieres lo revivimos y le preguntamos si de verdad es ese tal Coche. -
Knoche. -Mei terminó de comer y tiró la basura de ambos. -Independientemente de lo que haya sido, ya terminó, esa cosa está muerta. -Sebas se estiró y miró su reloj. -Además es tarde, quiero irme a dormir, estoy agotado. Mañana seguimos investigando.
¿A dónde vas a ir? -
Tengo una reservación en un hotel. -Sebas hizo una pequeña mueca. -Espero que me dejen registrarme, ya paso la hora de check-in.
Te acompaño. Para que no crean que les estas mintiendo. -Le daba curiosidad el pensar en que tipo de hotel se quedaría, suponía que dependería del tiempo que planeaba quedarse. - ¿Cuánto tiempo vas a estar aquí?
Una semana, hay un evento mañana que toma como 3 días y luego me tomaré un rato para arreglar unas cosas antes de irme. -
¿Qué clase de cosas? -
Patrocinadores, ganar la medalla de gimnasio, probablemente adelantar algunas cosas de la universidad para no tener que preocuparme mientras viaje. - ¿Patrocinadores? Había escuchado de gente que los conseguía, pero todos eran celebridades. -
¿Quieres que te patrocinen? ¿No tienes que ser famoso para eso? -
Exacto, pero no lo soy, ergo, debo demostrar que puedo serlo. Por eso competiré mañana en el torneo inaugural. -
¿Habrá un torneo? -Mei sonrió emocionada. Patrocinadores, un concurso, gente que cubriera sus gastos. Le venía como anillo al dedo. - ¿Cómo participo?
Ya cerraron las inscripciones, aunque puedes ir al evento si quieres, podrías conocer gente importante. Ya sabes, hacer contactos. -La sonrisa bajo ligeramente, pero tenía razón, no todo estaba perdido. -
Si, si...Además puedo ir a apoyarte. -Comentó mientras le daba un golpecito en el hombro a su compañero. -
(Eso eso, gana puntos.)-Pensó ella al ver como el chico se reía. -
¿Y tú que harás? ¿Dónde te vas a quedar? -
Oh eh, encontraré un lugar. No te preocupes. -
(Así que no tienes donde quedarte.)-Una idea cruzó rápidamente la mente de Sebas, pero tragó saliva al pensar en ella, no era su estilo, pero...A veces era bueno cambiar de estilo un poco.
El hotel al que llegaron era grande y hermoso, de paredes blancas que se fundían con madera pulida, de colores ligeros y brillantes. El piso de mármol blanco pulido casi te dejaba verte reflejado en él y unas alfombras rojas con patrones de rayas amarillas donde reposaban mesas de cristal con jarrones llenos de flores tropicales estaban cerca de la recepción y el lobby.
Los muebles del lobby eran de madera fina y brillante al igual que el recibidor de la recepción que en su parte superior tenía un mármol azul marino.
Mei veía anonadada el lugar, jamás había entrado a un hotel como este, pero Sebas se fue directo a la recepción para hablar con la chica que atendía el lugar.
Mei paseaba por el lobby cuando notó que había palmeras afuera, sillas de playa y... ¡Una piscina! Se dividía en dos pedazos, la de los niños, un círculo pequeño y somero, y una amplia y profunda piscina para los adultos, que además incluía un trampolín. Más a la izquierda había una pared de cristal y con un poco de esfuerzo debido a la oscuridad de la noche pudo discernir mesas y sillas, era el restaurante del hotel. -
(¿Cuánto cuesta quedarse una noche aquí?)-Mei miró a su acompañante, se estaba llevando las manos a la cara y gruñó ligeramente. -
De acuerdo, escuche, si, llegué tarde, si tendría que haber avisado, pero hubo un imprevisto, estaba bajando la montaña con alguien, nos separamos y esa persona estaba en peligro, peligro mortal, no tuve tiempo de llamar a la policía, ni a los guardaparques porque no sé su número y en la montaña hay una terrible señal así que no pude avisarles. Me quebré la muñeca, tuve que ir a curar a mis pokémons porque uno de ellos se quebró la cabeza, fue un desastre. -Mei se acercó para ver si podía ayudar en algo. -
Lo que dice es cierto, yo soy a la que fue a rescatar. -
Lo siento, pero, sin evidencia de todo esto no puedo permitirle entrar a no ser que pague la multa por retraso. -
Le íbamos a decir a la policía mañana para que investigaran el lugar, ¿Pero sabe qué? Los llamaré ahora y... -Sebas estaba sacando su teléfono cuando vio la notificación, 8 llamadas perdidas. Cerró los ojos y respiró hondo antes de llamar a su casa. -Denme un segundo, por favor. -El chico se alejó y Mei lo siguió disimuladamente. -Lo sé, lo sé, lo siento...Tenía el teléfono apagado para no gastar batería en caso de emergencia y bueno, y... Ya sé, escucha, pasó algo en la montaña. ¡PUEDES ESCUCHAR LO QUE TE ESTOY DICIENDO! -El chico cerró los ojos tratando de calmarse, pero volvió a explotar. - ¡No! ¡Te estoy diciendo que me dejes explicarte y no me estas dejando, tengo una razón para todo esto! -Sebas se fue del hotel y Mei lo observaba desde la entrada. -Conocí a una chica en la cima de la montaña, se llama Mei, estamos bajando juntos, nos separamos y algo la secuestro, un pokémon salvaje, uno de sus pokémons bajo para buscarme cuando estaba en la falda de la montaña y tuve que escalarla de nuevo para rescatarla. No sé qué tipo de pokémon era, jamás había visto uno así, y mientras peleaba con el Mighty cayó por un acantilado y se quebró la cabeza y a mí me quebró la muñeca...Si si, es...Estoy bien, Mei tiene un Gothita que sabe pulso cura y me sanó. No pude llamar a nadie, olvide que dejé el teléfono apagado, cuando bajamos otra vez era de noche, cure a Mighty y a Percy, fuimos a comer juntos y... Si, Mei está aquí conmigo, vino para corroborar lo que digo, pero igualmente no tengo evidencia. Mañana le iba a decir a la policía o a los guardaparques para que vieran el lugar donde nos atacaron, Mei dice que esa cosa mató a un chico antes que a ella.
Perdón por gritar, ha sido un día muy estresante. -Sebas miró a Mei y esta se ocultó detrás de una columna rogando porque no la notara espiándolo. Fue con ella y le pasó el teléfono. -Mi papá quiere hablar contigo. -
Oh eh, hola señor...-Mei empezó a jugar con su cabello por los nervios. -Si, s soy Mei Kaneko...Mhm...Su hijo me salvó, eh, Satochi...Satochi es mi gothita. Fue a buscar a su hijo y él tuvo que regresar por mí. -Mei le dio el teléfono de vuelta y le susurro al oído. -Tu padre da miedo. -Sebas rio un poco ante el comentario. Luego de unos pocos "Okays" y "Está bien" sebas guardó su teléfono y regresó a la recepción. -
Miren, ¿Qué le parece si hacemos esto? Pago la multa, pero si demuestro en la semana que lo que digo es cierto me devuelven el dinero. -Después de meditarlo un poco la recepcionista aceptó el trato y le dijo que esperara en el lobby mientras acomodaban la habitación y configuraban su llave. -Muchas gracias. -Ambos se sentaron en el sofá y Sebas se quedó mirando el vacío mientras llevaba un dedo a su boca y mordía su costado, pensativo. -
Lamento haberte causado tantos problemas. -Sebas la miró y le sonrió mientras dejaba de morder su dedo, no había sentido en pensar ahora, estaba agotado, el problema del hotel se había resuelto y su padre creía su versión de los hechos. -
No pasa nada. Todo se resolvió, mañana revisarán la cabaña, me devolverán el dinero, tengo la habitación, no tienes de que disculparte. No iba a dejarte allí... ¿Al final sabes dónde vas a quedarte? -
Encontraré algo. -La barriga de Sebas estaba llena de mariposas, y cerró los ojos para que no delataran sus nervios. Tomó valor y habló. -
¿Sabes? Muchos hoteles no reciben gente a esta hora, tendrían que arreglar habitaciones, ponerte en listas, este porque ya me había registrado desde antes así que... ¿Quieres...? O sea, puedes pasar la noche aquí si quieres. -El chico la miraba sereno, como si no fuera la gran cosa su oferta, pero por dentro estaba hecho un manojo de nervios.
Mei se sonrojó con su oferta y apartó la mirada, sin duda dormiría mejor aquí que en cualquier otro lugar, pero le daba vergüenza, no le importaba pasar la noche con él, pero esa pequeña voz en su cabeza nuevamente la estaba carcomiendo. Le decía que era un parásito y una prostituta que tiene sexo para poder tener un techo bajo el que dormir, los recuerdos inundaron su mente y buscaban nublar su juicio, recordaba a Héctor sujetándola sobre la mesa mientras lloraba, el cómo chillaba y la golpeaba mientras la sangre corría entre sus piernas, el cómo tiró de su cabello al punto que casi le arrancaba el cuero cabelludo.
Una pequeña sonrisa se dibujó en su cara mientras lo miraba a los ojos y en su interior rogaba no estarse equivocando. -
Me encantaría. -Dijo por lo bajo mientras su mente finalmente explotaba y los recuerdos se hacían cada vez peores, no paraba de insultarse a sí misma y pensaba como el chico la utilizaría, como la insultaría y doblegaría su merced a modo de "pago" por su ayuda. -
(Él no es así.)-O al menos eso quería creer, no sería la primera vez que conoce a un softboy, pero si sería la primera vez que lo haría con alguien sin estar, como mínimo ebria, en mucho tiempo. Era un salto fe, estaba poniendo toda su confianza en el muchacho y eso la llenaba de terror.
La recepcionista le entrego su tarjeta y ambos subieron a la habitación, tercer piso habitación 8, la caminata por ese largo pasillo de muros azules claro y alfombrado rojo le pareció interminable, sus piernas temblaban ligeramente y su mirada buscaba una salida.
Abrieron la puerta y el chico la dejó pasar primero, la habitación estaba alfombrada en su totalidad con una alfombra beige con estampados de hojas marrones, las paredes eran crema, donde se unían al techo había una ornamentación blanca y una silla terciopelada naranja estaba al lado de la ventana que llevaba al balcón, un banco largo de madera con asientos de terciopelo amarillo pastel estaba delante de la cama con sábanas blancas que estaba colocada enfrente del televisor pantalla plana que guindaba de la pared.
Una mesa de noche estaba del lado izquierdo de la cama y tenía un reloj y una pequeña lampara.
En el pequeño pasillo que estaba entre la puerta y la habitación, del lado izquierdo estaban los armarios y del lado derecho un baño de cerámica blanca, encima del lavamanos estaba el espejo rodeado por un marco de madera oscura.
La respiración de ella se aceleraba con cada paso y dio un pequeño salto al escuchar como la puerta se cerraba detrás de ella. -
V voy a... Bañarme, estoy sucia de lo de hoy. -
Ok. -Dijo el chico a secas para luego dejar su mochila en el suelo y empezar a sacar algunas cosas. Mei cerró la puerta de madera del baño y se recostó en ella mientras se deslizaba y se colocaba en posición fetal. Tenía un ataque de pánico, su corazón buscaba salirse de su cuerpo y empezó a llorar. De verdad lo haría, de verdad se prostituiría buscando aprobación, se puso de pie y se miró en el espejo. Era una sucia puta, fácil, barata, con razón al chico le gustaba. Pensó en huir, pero, ya había llegado hasta aquí. -
(Deja de ser una bebé y hazlo, esto es por tu bien, si quieres salir del maldito agujero donde vives debes hacerlo...Tengo miedo...No importa que lo tenga, lo que importa es que él disfrute de esta noche y te lleve a conocer gente importante, luego de eso lo dejas...Si, si, eso...)-Esta noche sería la prueba final, le demostraría si debía preocuparse por utilizarlo o si solo sería un cabrón como los demás. - (Solo has lo que sabes hacer...Perra.)-Abrió la ducha con agua fría y se limpió a consciencia, envolvió la toalla alrededor de su cuerpo y acomodo su cabello. Tomó el pomo de la puerta y después de unos segundos buscando el valor para girarlo, la abrió. Salió caminando lentamente, con una mano en la toalla para abrirla en lo que tuviera su atención.
Pero el chico no estaba, había una almohada y una sábana en el suelo frente a la cama y notó como las cortinas se movían con el viento, se asomó al balcón y lo encontró sentado en una de las sillas de afuera mirando el horizonte. -
Ehm...-Mei no sabía que decirle para que volteara. -Estoy lista. -Sebas la miró con indiferencia y se puso de pie, ella daba pasos atrás mientras se acercaba. Sus piernas golpearon el borde la cama y cayó sentada pero el siguió de largo, tomó desodorante y ropa limpia de su mochila y se fue al baño. -
No tienes que hacerlo si no quieres. Dormiré en el suelo, eres mi invitada, quédate con la cama.
Me voy a vestir adentro del baño. -Cerró la puerta detrás suya y la dejó allí, sola y desnuda. Se miró a sí misma y luego el baño, era una idiota.
Se dejó caer en las sábanas y cerró los ojos, llevó una almohada su cara y empezó a gritar y a patalear, todo lo que intentaba hacer salía mal, no sabía que debía hacer, todos sus esfuerzos solo terminaban en fracasos más rotundos que el anterior.
Pensó en tomar sus cosas e irse, ahorrarse más vergüenzas e incomodidades, pero otra vez miró el baño. El chico la hacía sentir algo, no sabía del todo el que era, pero, quería estar con él, quería acompañarlo, aunque fuese solo como una amiga con derechos, quería viajar a su lado. La había dejado sola, no la espero cuando salió sabiendo sus intenciones, ni siquiera dormiría a su lado si ella no lo deseaba así.
Era su decisión, por una vez ella tenía el poder de decidir, por una vez se haría lo que ella quisiese.
Sebas salió del baño con unos jeans azules y una camisa vinotinto con imágenes de distintos sitios turísticos de la región de Iberia. Normalmente se hubiera ido a dormir con shorts y una franelilla, pero no quería que Mei lo viera con poca ropa luego de dejarla como lo hizo.
Tenía su toalla en la cabeza secando su cabello y cuando se la quitó se encontró a Mei. Estaba arrodillada en la cama con la toalla aún envuelta en su cuerpo. -
Te dije que no...-Le molestaba un poco el que aún creyera que debía pagarle con su cuerpo. -
Quiero que me la quites. -Afirmó con claridad. Sebas tragó saliva y se quedó petrificado. -Lo digo en serio. -
¿Segura? -Llevaba sus manos en sus bolsillos y trataba de mantener su cara de indiferencia, pero le estaba costando trabajo, estaba sumamente nervioso. -
Si...Quiero hacerlo contigo. -Mei tenía sus preciosos ojos verdes clavados en los suyos y su expresión, aunque sonrojada era determinada.
Sebas se acercó a ella, levantó sus manos y las pasó lentamente por el contorno de sus pechos hasta llegar al punto donde la toalla se sostenía, la miro nuevamente buscando aprobación que la chica le otorgo con una sonrisa. Levantó un poco la tela y la toalla cayó revelando el esbelto cuerpo de Mei, Sebas parpadeo un par de veces y las palabras salieron de su boca sin control. -
Wow. -Mei sonrió complacida y se levantó ligeramente mientras tomaba su cabeza, sellando sus labios con un suave y tierno beso.
La tomó por la cintura y la sostuvo con cuidado para prolongar ese beso tanto como fuese posible, por su parte las manos de Mei buscaron los bordes de su camisa y la levantó poco a poco, tomando tiempo para acariciar su abdomen y pecho a medida que lo hacía.
La ayudó a terminar de quitarse la camisa y con una pequeña sonrisa Mei empezó a doblarse, dejó su parte baja alzada mientras que agachaba la cabeza y empezaba a desabrocharle el pantalón, el miedo respiraba en su nuca, pero continuaba.
Una vez fuera bajó su ropa interior con lentitud mientras movía sus caderas ligeramente para provocarlo, alzó la vista ligeramente mientras tomaba su miembro y lo metía en su boca para suavemente empezar a chupar. Sebas soltó un suspiro, sus piernas parecían derretirse ante los labios de Mei.
Su habilidad era espectacular, lamia, chupaba y acariciaba su miembro de modo que cada acción soltaba una ola de placer inmensa por su cuerpo, pero lo que más le entusiasmaba era que lo hacía que una especie de afecto que no había sentido la noche anterior en el campamento. Esa vez se había sentido bien, pero, se notaba que era intrascendente y hasta mecánico, solo era hacerlo para llegar rápidamente al orgasmo y tener esa dulce descarga de dopamina.
Esta vez era lento, buscando experimentar al máximo cada sensación, no buscaban el placer del coito sino el placer de la compañía del otro.
Sebas tomó la cabeza de ella y la presiono lentamente hundiendo su miembro cada vez más en su garganta, los recuerdos de Mei volvieron al rojo vivo.
Héctor tomando su cabello y moviéndola adelante y atrás ahogándola y cuando trataba de sacarlo le daba una bofetada y la insultaba. Pasaba su pene por su rostro y golpeaba sus mejillas para luego volver forzosamente adentro.
Mei se atragantó sus ojos se pelaron del miedo, sebas salió de ella y la chica tosió mientras se limpiaba la saliva de los labios. -
Perdón, perdón, no quise...-Sebas estaba hecho un manojo de nervios creyendo que la había lastimado. -
N no importa...Solo...Es solo que no lo esperaba. Avísame la próxima vez si harás algo así. -La chica rio un poco y volvió a chupar, le daba algo de gracia el ver la inexperiencia de su compañero, el pobre se había aterrado al verla ahogarse, quizás debía demostrarle que todo estaba bien.
Ella misma succiono su miembro entero sin separar sus ojos de los suyos, lo mantuvo por varios segundos antes de sacarlo y lamerlo de arriba abajo, jugueteaba con la punta moviendo su lengua en círculos y luego la chupaba ligeramente antes de volver a introducirlo completo.
Su ritmo era cada vez mayor y pensó en utilizar sus manos cuando un chorro de semen se disparó dentro de su boca. -
¡Perdón! -Dijo nervioso. -N no, te daré una servilleta, debe haber papel por aquí en... -Mei se incorporó lentamente y el chico la observó mientras tragaba y sacaba ligeramente su lengua para que notara que no había dejado nada.
La chica ladeo la cabeza con esa sonrisa pícara que le quitaba el aliento y gateo hacia él, moviendo sus caderas de un lado a otro. -
Cómo se nota que eras virgen hasta ayer. ¿Tanto te gustó? -El apartó la mirada. -
Si, fue...Fue genial. -Mei se tumbó en la cama y abrió sus piernas para luego abrir su feminidad con dos de sus dedos, exponiendosela a su amante. -
Ahora te toca a ti. -Se colocó entre sus piernas, puso una mano en la pelvis de ella y empezó a lamer lentamente y con cuidado, su recompensa fueron una serie de ligeros gemidos y que Mei tomara su cabello y lo presionara suavemente contra su cuerpo.
La chica sonreía y suspiraba plácidamente mientras sus pies y espalda se arqueaban ligeramente. -
Sigue así...Uf. -Podía sentir la humedad recorrer su cuerpo y el escucharla suspirar solo era un incentivo para esforzarse el doble cada vez, las manos del muchacho acariciaron sus muslos y luego los sujetaron mientras continuaba su asalto con mayor velocidad y esmero, ganándose más suspiros de la chica y posteriormente un gemido. Un gemido dulce y melodioso que lo hizo cerrar los ojos y continuar con su labor, Mei mordió su pulgar para evitar gemir de nuevo pero los ahogados gemidos que siguieron aún podían escucharse.
Se alejó de sus labios y los contempló, estaban húmedos y brillantes y el pecho de ella subía y bajaba con cada respiración, acercó su mano a su vulva y la acaricio, más de ese liquido transparente empezó a brotar, luego metió uno de sus dedos e inmediatamente después ella gimió débilmente. Abrió los ojos ligeramente y lo miró, no le sonrió ni le hizo señas con la cabeza, pero algo en su mirada le dijo todo lo que debía saber.
Metió otro dedo y los empezó a mover hacia adelante y atrás, los gemidos de Mei se intensificaban y apretó las sábanas mientras echaba su cabeza hacia atrás, estaba a punto de venirse, pero, le hacía falta algo. Le daba miedo, pero, lo necesitaba, debía probarse a sí misma que ya no temería a Héctor, que podía confiar en el muchacho y, sobre todo, debía probarse a sí misma que era capaz de salir adelante. -
Q quiero...-Sus palabras se entrecortaron con un gemido. -Lo quiero dentro. -Sebas sonrió y gateo hasta estar cara a cara con ella, con cuidado se introdujo en ella y el cuerpo de Mei se tensó mientras soltaba un chillido. -
¿Estás? -
Estoy bien, estoy bien, es solo que...Me puse nerviosa...Se gentil, por favor. -Su corazón latía a mil por hora, los recuerdos volvían con fuerza. Cuando sus manos se posaron sobre los hombros del chico recordaba como intentaba empujar a Héctor, cuando la penetraba recordaba el llorar mientras la sangre se deslazaba por sus piernas, cuando sus manos acariciaban sus brazos recordaba el cómo la sujetaba, pero entonces sus manos se entrelazaron y el muchacho se inclinó hacia ella mientras mantenía ese ritmo suave y cariñoso.
Se dieron un beso que Mei buscó hacer pasional, explorando su boca con deseo, pero el mantenía ese ritmo tranquilo y lleno de cariño. Finalmente la quebró, mientras se besaban Mei empezó a llorar. Sebas se detuvo temiendo haberla herido. -
No te detengas. -Suplicó sin dejar de llorar-Por favor, sigue. Justo así. -Sebas continuo y Mei sonreía, reía y gemía entre lágrimas, estaba asustado, no tenía idea de que hacer ahora. -
¿Segura que te sientes bien? -Mei tomó su cara y la acarició. -
Se siente genial. -Cerró los ojos y se dedicó a disfrutar del coito en todo su esplendor. Antes pensaba que el sexo estaba sobrevalorado, que lo único que valía la pena era el orgasmo y que el resto era más que pasos extra que la naturaleza puso por algún estúpido motivo. Pero ahora, ahora estaba disfrutándolo todo, disfrutaba sus caricias, disfrutaba de sus besos, disfrutaba de ser una con él, disfrutaba de verlo, disfrutaba que la viera, disfrutaba de su voz y disfrutaba del momento, había algo especial en él, se sentía como si ellos fuesen los únicos en el mundo. - ¿Puedes ir más rápido? -Obediente empezó a mover sus caderas más a prisa y Mei lo abrazó con fuerza mientras gemía en su oído dándole vigor para seguir adelante.
La sensación empezó en su pelvis, subió por su espalda a la par que estremecía sus piernas, su cuerpo se arqueó mientras disfrutaba del orgasmo más fuerte que había sentido. Se aferró a él con fuerza mientras buscaba controlar su respiración, pero el muchacho se alejó, sentir como se escapaba entre sus débiles y temblorosos brazos era un martirio, le dio la vuelta y volvió a ella sacándole un sonoro gemido que ni siquiera trató de ocultar.
Mei se aferró a las sábanas y hundió su cabeza en la cama mientras mantenía sus caderas alzadas para que pudiera seguir penetrándola, cada vez con más fuerza.
La visión era envidiable, la hermosa chica de Kanto estaba tumbada en su cama disfrutando como nunca antes había disfrutado, había llegado a un punto donde todas sus acciones lo llevarían al éxito.
Acaricio el glúteo izquierdo de Mei y la contempló, era preciosa, su cabello era precioso, su piel era inmaculada y su voz era como escuchar a una diosa, la tentación crecía cada vez más y no pudo contenerla. El cuarto retumbó con el sonido de la nalgada, le excitaba el ver como sus glúteos temblaban por algunos instantes, pero le excitaba más escuchar el gemido que vino con ello.
La chica empezó a mover sus caderas hacia adelante y atrás, cuando el avanzaba hacia adelante ella lo hacia atrás, ayudándolo a llegar cada vez más adentro. Tenía ganas de probar cosas nuevas y este era el momento idóneo.
Tomó las caderas de Mei y las empezó a mover más a prisa y al soltarlas la chica mantuvo el ritmo que le impuso, poco a poco se fue deteniendo dejando que ella se moviera sola. Mei lo hacía con el esmero y pasión que la caracterizaba, mordía sus labios y dejaba que el placer moldeara su cara aprovechando que no podía verla, lo estaba disfrutando como nunca. Movía sus caderas de lado a lado, perreando de vez en cuando para cautivar al muchacho, pero quería más, quería que la deseara como nunca ha deseado nada antes.
Sus movimientos eran cada vez más lentos, pero intentaba que su miembro llegara lo más profundo que pudiera, luego empezó a jugar con su propia vagina a la par que se dejaba penetrar, la sensación era extraordinaria, soltaba gemidos y se retorcía sutilmente mientras mordía sus labios y lo miraba de reojo con esas esmeraldas brillantes que tenía por ojos, lo miraba solo por un instante antes de volver a ocultar su rostro entre las sábanas. Quería oírlo suplicar por ella, quería verlo entregarse a ella. El muchacho se inclinó, Mei volteo los ojos hacia arriba al sentir como se introducía un poco más en ella, sus dedos jugaban con su cabello, bajaron a su nuca y recorrieron su espalda con suavidad estremeciéndola hasta los huesos y con los ojos cerrados y una sonrisa de oreja a oreja le preguntó. -
¿Te gusta lo que ves? -Su tono coqueto y seductor lo embelesaba, la quería, quería hacerla suya, que gritara su nombre. -
Me fascina...Eres preciosa. -Comentó con una media sonrisa, sabía que la chica quería cautivarlo y dejarlo a sus pies, pero no se lo dejaría fácil. Sus manos siguieron su rumbo hasta alcanzar su espalda baja y sostuvo a Mei en su lugar. El detenerse era una tortura para ambos y Mei apenas podía soportarlo. -
¿Te ibas a venir otra vez o... ? -Quería burlarse de él para picar su orgullo, pero en medio de su frase recibió una fuerte embestida que la hizo hundir su cabeza en la cama para ahogar el gemido. Unos segundos después otra, luego otra más y una fuerte nalgada que dejó la silueta de una mano grabada en su piel. -
¿Te gusta? -Preguntó Sebas con una sonrisa llena de orgullo en su rostro, aunque fue incapaz de escuchar una respuesta. Mei había hundido su rostro en la cama y se negaba a levantarlo. -No te oigo. -Apenas pudo discernir un balbuceo. -Habla más fuerte. -Ordenó mientras le daba otra nalgada, el murmullo era más fuerte, pero seguía siendo inentendible, la chica giró su cabeza para acomodarse el cabello que cubría su rostro dejando que reposara sobre su espalda. -Te dije que hablaras más fuerte. -Tomó el cabello de Mei lo jaló para hacerla levantar la cabeza, la chica se apoyó en sus brazos y se levantó, pero sus gemidos se detuvieron casi de inmediato. -
No me tires el cabello. -Haciendo caso omiso de sus palabras creyendo que se trataba de una pequeña resistencia juguetona siguió penetrándola. -Te dije que me soltaras el pelo coño. -Espetó con rabia la chica, su voz temblando un poco pero no la hacía sonar menos severa.
La soltó al instante y Mei sacudió su cabeza dejando su cabello caer, odio esa sensación, sin duda una de los peores momentos fue cuando Héctor tiró de su cabellera y la obligó a verse en un espejo mientras la violaba, una imagen que no había abandonado su mente aún después de los tres años que habían pasado. -
No me gusta que me jalen el pelo. - Se separó y se sentó en la cama encarando a Sebas, buscando alejar el recuerdo viéndolo, recordando que él no era ni la sombra de Héctor, que estaba a salvo. -
Perdón, n no lo sabía, lo echaste atrás y pensé que...que bueno, nada, fue una estupidez. -Su moral y éxtasis cayeron hasta el subsuelo, lo había arruinado todo dejándose llevar por sus hormonas. -
Nah, no podías saberlo...Solo tenlo en mente para la próxima, ¿Sí? -Mei le regaló una sonrisa y sus palabras se repetían en su cabeza "La próxima". El chico asintió y le sonrió un poco. -
Si, sí, claro. -Mei lo tomó de los hombros y en un rápido movimiento lo acostó boca arriba y se posicionó sobre su miembro. -
Ahora me debes esto para compensar. -Su sonrisa seductora pasó a ser una de superioridad y orgullo, ni siquiera buscó resistirse, Mei tenía el control ahora.
Tomó su miembro con una mano y lo fue introduciendo lentamente con los ojos cerrados, quería concentrarse enteramente en esa maravillosa sensación de cuando se juntaban sus cuerpos. -
Coño que rico. -Afirmó con una sonrisa embobada, ni siquiera se percató de cuando lo dijo. Empezó a mover sus caderas hacia adelante y atrás y un placer descomunal los invadió a los dos que empezaron a gemir con fuerza dejándose llevar por la pasión que los unía, el cuerpo de Mei cedía con rapidez y antes de darse cuenta estaba acostada sobre él gimiendo en su oído, incapaz de juntar fuerzas para más que mover sus caderas.
Una felicidad la invadió, se sentía a salvo, querida y sobre todo feliz, un sentimiento que no había tenido en mucho tiempo. Lo poco de su mente que aún funcionaba apropiadamente suplicaba porque la noche fuera eterna y pudieran disfrutar del cuerpo del otro hasta el agotamiento, fue en ese punto donde Mei finalmente tomó su decisión, viajaría con él, a donde fuera, lo acompañaría y lo apoyaría en sus metas, no le importaba si fuese su amiga o solo una persona con la que tuviera noches de pasión, pero quería estar a su lado. El chico era especial, evocaba en ella sensaciones que creía nunca sería capaz de sentir nuevamente, dejaba su cuerpo obnubilado y su mente apenas podía concentrarse en algo más allá del placer.
Sebas sentía que el mundo se detenía, que todas sus preocupaciones y miedos desaparecían, estar con ella era como tocar el cielo, aunque solo fuese unos instantes. Mei despertaba en el algo que llevaba tiempo intentando recuperar, ese fuego que arde en tu interior y te impulsa a sacar lo mejor de ti, la pasión de estar vivo. Quería estar con ella, ella hacía que su mundo no fuese gris e insípido, todo lo contrario, lo hacía colorido y emocionante, lleno de incertidumbre que no lo asustaba ni lo retenía, sino que lo hacía buscar más allá y aventurarse en territorios desconocidos.
Quería estar con ella, lo cautivaba con su voz, sus movimientos, su mirada, su cabello, su sonrisa, con el tacto de sus pieles, quería poder disfrutarla todos los días. ¿Ella dijo que quería hacer el desafío de los gimnasios?
Mei se alzó con las fuerzas que consiguió reunir, estaba a punto y quería verlo a los ojos cuando ese momento mágico ocurriera, quería compartirlo con él.
Sus ojos conectaron y al instante supieron lo que el otro pensaba y la respuesta era "si", Mei puso todo su esmero en esos últimos movimientos, quería cerrar la noche con broche de oro. -
M Mei, me... me voy a... -Mei mordió sus labios y sonrió sin dejar de mirarlo a los ojos mientras asentía. -
Hazlo... Dentro... Lo quiero dentro. -Se abalanzó sobre sus labios, todo lo que no podían decirse en palabras lo expresaron con ese beso, sus lenguas buscaban control en un caótico baile y sus manos acariciaban cada rincón que encontraban. Faltos de aire se separaron ligeramente y fue en ese instante que ambos tuvieron el orgasmo que tanto estaban buscando, sus gritos inundaron la habitación y posiblemente despertaron al resto de huéspedes, pero ese no era su problema.
Su mente no estaba para problemas ahora, todo era maravilloso y hermoso, Mei se dejó caer a su lado y rápidamente se acurruco en su pecho. Los dos buscaban recuperar el aliento, pero era más fácil decirlo que hacerlo. -
Fue...Increíble. -Dijo Sebas entrecortado. - ¿Cómo te...te sientes?
Es lo... Es lo mejor que he sen... sentido en mi... vida. -Sebas acariciaba su cabello y ella dibujaba pequeños círculos en su pecho. Cuando finalmente pudo recuperar el aire y su mente ya no estaba cegada por el placer continuo. -Me llamo Mei Romina Kaneko Alvarado, tengo 19 años, nací en la región de Kanto. Mi padre es de Kanto y mi madre de Sacris, me inyecto desde que tengo 17, probé mi primer porro a los 12, abandone la escuela a los 14.-Sebas solo la observaba y acariciaba su brazo mientras que ella continuaba con los ojos cerrados.-Mis padres se divorciaron cuando tenía 4 años, no he visto a mi padre desde entonces, me llevo fatal con mamá.-Un nudo se formó en su garganta, quizás estaba yendo a detalles demasiado privados pero, quería que la conociera.-A los 15 me junte con una pandilla para conseguir droga, trabaje para ellos en peleas ilegales de pokémons...Su líder Héctor me violo y me amenazó con matar a mi madre si le decía algo a alguien, solo lo hizo una vez porque aún estaba muy niña.-Lagrimas salieron por sus ojos y mojaron el pecho de su amante. Su voz se quebraba con cada palabra. -Me metieron en rehabilitación cuando tenía 16, me dieron a Satochi para que me cuidara mientras mi madre no estaba...Tenía una amiga llamada Natalia que murió de una sobredosis, en ese momento me di cuenta que no quería que mi vida acabara así, quería hacer algo, quiero...Quiero acabar con esto y superarlo, por eso me escapé de casa ayer para irme de aventuras y rehacer mi vida desde cero... ¿Algo más que quieras saber? -Era...Mucha información de golpe y desde luego no esperaba recibirla así...Ahora. Fueron unos segundos de silencio en los que Mei sintió que había arruinado el momento tan especial que estaban compartiendo, Sebas se giró ligeramente, apretándola contra su pecho envolviéndola con un abrazo que fue gratamente recibido y el beso que deposito en su frente fue la guinda del pastel.
Se sentía bien, no tenía miedo, no sentía la necesidad de alejarse del mundo y los recuerdos turbulentos de su pasado se veían lejanos y por fin podía verse en el futuro que tanto anhelaba. Se sentía libre, de sí misma, del mundo, de su adicción, todo era perfecto. -
¿Hay desayunos aquí? -Preguntó débilmente, siendo presa del cansancio. -
Si, entre las 8 y las 10.-Le replicó el muchacho, también somnoliento, parece que estaba a punto de dormirse, pero su pregunta lo hizo volver a la realidad. -
Vale. -Entre las 8 y las 10, tenía tiempo de sobra. Ambos se dejaron llevar por un sueño profundo y arduamente ganado luego de un día tan ajetreado, mañana sería un nuevo día, con nuevos retos y percances, pero sabían que esta vez algo sería diferente al resto de días, lo enfrentarían juntos. -
Chapter 4: Capítulo 4
Chapter Text
-Un hormigueo recorría su cuerpo, los rayos del sol matinal se colaban entre las cortinas y los bañaban con su placentero calor. Jamás había sentido algo así, una extraña humedad acompañada por un cálido y suave tacto. Un suspiro escapó de sus labios y se retorció ligeramente entre las sábanas a medida que empezaba a despertarse.
Con la mente obnubilada por el sueño abrió sus ojos, el hormigueo volvió a recorrerlo, bajó su mirada hacia las sábanas. Un bulto subía y bajaba en la zona de su entrepierna, removió las sábanas que la cubrían, el cabello rubio de Mei tapaba parcialmente su rostro.
Esos ojos verdes brillantes lo observaban buscando alguna señal, el rostro sonrojado del muchacho y su falta de protesta le confirmó que podía continuar. Sebas se colocó una mano en la cabeza mientras suspiraba, la sensación era maravillosa, sin duda la mejor forma de despertar. -
M... Mei. -La chica se detuvo, sacó su miembro de su boca y empezó a acariciarlo con una mano mientras le dedicaba una sonrisa traviesa. Le encantaba como se escuchaba su nombre saliendo de sus labios, era tan adorable y sumiso. -
Puedes hacerlo si quieres. -Comentó con una sonrisilla para luego lamerlo de abajo a arriba. -Solo aguanta un poco más, ¿Sí? -Jamás había hecho algo así, solo lo había visto en uno que otro fanfic. La idea le había llegado poco después de acabar la noche anterior, se preguntaba cómo sería y esta sería una gran oportunidad para probarlo. Estaba sola, con un chico que podía dominar con facilidad y además le gustaba.
No despegaba sus ojos de él mientras su cabeza subía y bajaba, lo hacía para darle un aire de sensualidad a lo que hacía, pero, sobre todo, disfrutaba de verlo. Las muecas que hacía, sus suspiros, el cómo se coloraba y se apenaba, era tan adorable. Era innegable que disfrutaba de su compañía y su actitud afable lo hacían una pareja ideal para noches apasionadas como la de ayer, podía imaginarse el resto del viaje juntos, los dos solos hablando, comiendo y riendo, sería un sueño hecho realidad.
El líquido espeso y cálido lleno de su boca, Mei se aseguró de recogerlo todo, chupando y lamiendo cada centímetro para finalmente tragarlo y regalarle una picara sonrisa a la par que lo masturbaba suavemente. -
Dios, esto fue genial...Gracias. -La sonrisa de Sebas le llegaba de oreja a oreja, viajar con Mei posiblemente sería la mejor decisión que haya tomado nunca. -
Me voy a bañar. -La chica se envolvió una de las sábanas alrededor de su cuerpo, mantenía una figura erguida y orgullosa. No le molestaba en lo absoluto que la viera, le deleitaba de cierta manera, pero si quería que esta relación funcionase debía marcar límites, si lo dejaba hacer lo que quisiese y se le entregaba sin más el muchacho no tardaría en verla como poco más que un juguete. -
Está bien. -La observó mientras se iba para luego quedarse mirando el techo, pensó en seguirla o preguntarle si quería que la acompañara, pero se contuvo. -
(Me vería como un acosador desesperado.)-Comenzó a vestirse, su cuerpo se sentía ligero y sus músculos relajados, se miró en el espejo, tenía una sonrisa de oreja a oreja. No recordaba cuando fue la última vez que se despertó con tanta alegría y relajo.
Normalmente mantenía su expresión indiferente mientras se reafirmaba que solo sería otro día más del montón, todos los días durante años se obligaba a levantarse de la cama para cumplir cualquier rol que tuviese ese día, pero al final todo se resumía en una palabra "rutina". Pero hoy era distinto, se sentía enérgico, animado, feliz.
La luz del sol le parecía una bendición, el sonido de las olas quebrando en la orilla de la playa lo llenaba de paz, quería que todos sus días fuesen como este.
Se sentó en las sillas del balcón mientras admiraba el paisaje y recordaba la noche de ayer, había sido maravillosa, todo le había encantado. No fue como su encuentro en la cima de la montaña, este era más...Íntimo, se sentía especial, apasionado, cálido. Su mente empezaba a hacer todo tipo de escenarios fantasiosos, la invitaba a salir, reían juntos, se tomaban de la mano y se acurrucaban junto a una fogata. Sus mejillas se coloraron y una pequeña sonrisa se formaba en su rostro, no le era extraño el ponerse a fantasear, podría decirse que es su cosa favorita. Si veía series, películas, jugaba videojuegos o leía se imaginaba a sí mismo en esas situaciones, empezaba a hacer historias alternativas basándose en los eventos que vio. A veces pasaba semanas o incluso meses dándole vueltas a una misma idea, inventando historias en su cabeza para pasar el rato.
Estimulaba su imaginación y debido a su falta de amistades podía dedicar todo ese tiempo que pasaba en soledad haciendo algo que lo divirtiese, pero a veces cuando se encontraba sumergido en lo más profundo de sus fantasías una idea lo incomodaba, en el fondo sabía que sus invenciones nunca serían más que fantasías.
Dedicaba horas enteras a imaginarse rodeado de personas, consiguiendo avasallantes victorias e historias llenas de romance y aventura, pero nunca se atrevía a buscarlas en la realidad. En su mente podía soñar ser un héroe de leyenda, pero en el mundo real seguía siendo el chico alienado, nerd y distante. En un punto se percató de que quizás por eso soñaba tanto, buscaba disfrutar de una vida que no le pertenecía y que en sus adentros sabía que jamás tendría.
Podría buscar tenerlas, una que otra vez encontró una chica que despertaba en el un ligero deseo, pero siempre dejaba pasar la oportunidad, nunca se veía capaz de hacer esas visiones, esas dulces y coloridas mentiras, una realidad. No era atractivo, era torpe, tímido, reservado, miedoso, nadie se fijaría en él, solo era uno más del montón. Todas las burlas y maltratos hacia su persona eran merecidos, jamás sería nadie, ni obtendría reconocimiento.
Consideraba de sus altas calificaciones su mayor orgullo, si no era guapo ni atlético al menos podría ser el más listo, pero en lo que entró en la universidad empezó a decaer rápidamente. Las clases eran cada vez más difíciles y su orgullo le impedía pedir ayuda, atrapándolo en un ciclo eterno y autodestructivo. La única cosa en la que se consideraba bueno...Era una mentira, otra fantasía que el mismo construía para dar luz a su sombría existencia. Luego vino la peor parte, cuando se convenció a si mismo de que no tenía ningún valor, Sebastian no era nadie y si así era, simplemente sería alguien más. Su personalidad, forma de caminar, de hablar, sus expresiones cambiaron. Al principio todo iba de maravilla, hizo amigos y se reía más que antes, pero al poco tiempo el peso de la máscara se hizo insoportable. Cada vez podía llevarla por menos tiempo y cuando finalmente se la quitaba le atormentaba lo que veía, era un ser patético e impotente que se ocultaba de la vista de todos.
Una lagrima corrió por su mejilla, se apresuró en limpiarla, era otra muestra de debilidad.
El psicólogo se lo había dicho y este ya lo había aceptado como una realidad, era emocionalmente débil, rumiaba las mismas ideas negativas por más minúsculas o intrascendentes que fuesen, pero no lo hacía sentir mejor en lo más mínimo. A lo mucho le dio algo en lo que concentrarse en momentos como estos donde no disfrutaba por estar recordando los malos tragos del pasado. No podía permitirse el seguir con ese ciclo de autoflagelación, pero era mucho más fácil decirlo que hacerlo.
La psicología no funciona como las enfermedades, te tomas un par de pastillas y te sientes mejor a los pocos minutos, era un proceso largo, tedioso, arduo y agotador donde debías estar siempre vigilante.
Intentó alejar esos malos pensamientos, pero siempre conseguían regresar a él, le preocupaba el jamás ser capaz de deshacerse de ellos, que siempre estarían acompañándolo y sería su deber mantenerlos a raya. Era como subir una montaña traicionera y sumamente empinada, la pelea jamás se acabaría y debía tener la perseverancia, paciencia y tenacidad suficientes como para no dejarse caer puesto que un solo mal paso lo llevaría rodando colina abajo. -
Piensa positivo. -Se susurro a sí mismo. -Piensa en lo bueno. -Logró salvar a Mei, se acostó con ella, le causo una buena impresión, comerían juntos...Y hoy sería el torneo, lo ganaría...Quizás. NO, no había espacio para dudas, es justo lo que quiere evitar, VA a ganar. Respiró hondo y se lo reafirmó. -Todo está bien.
¿Qué está bien? -La voz de Mei le causo un escalofrió, ¿Lo habría escuchado?
No se giró a verla, solo continuó admirando el paisaje. -
Todo...Todo esto...Es hermoso. El olor a mar, el cielo azul sin nubes. -Se volteó y le dio su mejor sonrisa. -Todo es genial. -El chico caminó hacia ella y la miro de arriba abajo, Mei se había puesto unos shorts de jean rasgados, una camisa blanca y las mismas botas marrones. -Te ves bien.
Gracias. -Mei le regalo una pequeña sonrisa mientras jugueteaba con su húmedo cabello.
Sebas fue al baño y se acomodó, recordando la imagen de Mei jugando con su cabello, el solo pensar en ella le sacaba una sonrisa y llenaba su estómago de butterfrees. El pensar en ella, en su sonrisa, en el olor de su cabello, acallaba todos sus tormentos.
Se vistió con una camisa negra, unos jeans azules, sus zapatos deportivos azules y su inseparable gorra negra. Se miró a sí mismo en el espejo, se veía bien, casual pero no desaliñado. Perfecto.
Los dos bajaron a desayunar, Mei estaba estupefacta con el buffet, había frutas frescas y brillantes, una bollería, carnes, dulces, cereales, arepas, empanadas y jugos. Ambos llenaron sus platos de comida con un poco de todo y se sentaron en una de las mesas, Mei observaba a Sebas mientras tranquilamente terminaba su plato e iba a buscar otro...Y otro.
Ella no comía demasiado y gracias a ello le era fácil mantener su figura, si comía en grandes cantidades le empezaban a salir cauchos y su barriga se hinchaba, pero Sebas comía y comía y Mei no podía evitar preguntarse cómo se mantenía tan delgado. Al preguntarle este solo contesto que siempre había sido delgado como su madre, sin importar la cantidad de ejercicio que hiciese o la comida que comiese. -
(Suertudo)-Hablaron durante toda la comida, Sebas constantemente soltaba bromas y comentarios que le sacaban más de una risa a la chica, pero después de un rato entre risas y anécdotas decidió preguntar algo que estaba rondando en su cabeza. -
Mei...Quería preguntarte...Ahora que estamos saliendo...-Mei lo miró algo incomoda, creía que las cosas estaban claras, pero evidentemente no. -
No estamos saliendo. -Su respuesta fue rápida, fría y automática. El chico evidentemente le gustaba, pero salir con alguien es igual a compromisos y eso era algo de lo que prefería mantenerse alejada.
Se llevaban bien, claro, pero era solo porque apenas la estaba conociendo. Menos de un día después de conocerse le estaba reprochando por haberse drogado. ¿Qué pasaría luego de una semana, un mes, un año? Ella lo veía claramente, discusiones, gritos, insultos, quizás golpes y luego ella se quedaría sola...Otra vez.
Sebas quedó impactado por su respuesta, pero pronto volvió a su estado más calmado e inexpresivo que rápidamente cambió a uno más preocupado. -
Si, por supuesto, disculpa. Es que...M me confundí, creí que...Nada, no importa. -Las palabras de Mei fueron como un balde de agua fría que le caía encima. Todas las ilusiones y fantasías que había creado ahora solo se veían estúpidas, las invenciones de un niño pequeño.
Sebas se río un poco buscando evitar un incómodo silencio, pero este llegó igualmente, no podía mirarla a los ojos, no sabía de qué hablar. -
No lo tomes a mal, es solo que...-No sabía bien como expresarse. -No me interesa tener una relación ahora. -Dijo haciendo un énfasis en el "ahora"-
No, está bien. Lo entiendo. -La expresión de Sebas parecía calmada y comprensiva, intentaba fingir que no le daba vueltas al asunto. -
Aún...Podemos...Ya sabes. -Sebas la miró de una forma que era difícil de descifrar, pero se notaba una ligera molestia. Había algo en ella que hacía que Mei se avergonzara y se achicara, su mensaje no había llegado de la forma correcta. -Digo...Si quieres...-La mirada de Sebas pasó a su comida, claramente no estaba satisfecho con su respuesta. -
¿Tú quieres? -Le preguntó mientras bebía su jugo manzana. Mei apartó la mirada y sus mejillas se coloraron un poco. Era una vergüenza decirlo en voz alta frente a tanta gente. -
Si...Si quiero. -Sintió como su cuerpo se calentaba ligeramente mientras lo decía, recordando la noche anterior. -
Como amigos. -Dijo Sebas con indiferencia, simplemente buscaba confirmar los hechos. -
Como amigos. -Replicó Mei. Sebas miró hacia otro lado mientras pensaba al respecto, no quería volver a equivocarse como lo acababa de hacer. -
Y... ¿Cuáles son las reglas? -Mei hizo una mueca mientras pensaba, jamás había puesto reglas propiamente dichas, solo las evidentes. -Nunca he hecho algo así. -Sebas río un poco y rascó su mejilla en un intento por animar el ambiente y para mostrarle a Mei que no estaba molesto con ella. Le sonrió un poco mientras continuaba hablando. -Se que hay gente que no les gusta tomarse de la mano, besarse o si hay...No sé horarios o cualquier cosa. -Hacia gestos con sus manos a medida que hablaba y sonreía de oreja a oreja.
Mei no pudo evitar sonreír un poco también, la falta de experiencia del chico y sus dudas tan genuinas le parecían adorables. De verdad buscaba hacerla sentir cómoda. -
Solo lo normal. -La cara de Sebas le dejo en claro que "lo normal" no significaba nada para él-No tomarnos de las manos, no llamarnos por nombres cariñosos, nada de celos, ya sabes, tratarnos como amigos.
Y, con respecto a lo otro...-Se rio ante la idea, le parecía tan surrealista que no podía ser cierta. Sin embargo, estaba hablando con Mei por lo que podía ser perfectamente cierto. - ¿Solo te llamo? ¿Te escribo por teléfono y te digo "¿Hey, quieres venir?"? -Mei se quedó pensativa unos segundos. -
Quizás. -Mei sonrió con picardía mientras reposaba su mentón en una de sus manos. -Si estoy de humor. -
¿Y cómo podría ponerte de humor ahora? -Sebas lo dijo sin demasiado ánimo, pero en lo que sus ojos se encontraron le dio una media sonrisa llena de confianza. Mei tapó la sonrisa que le sacó con una mano, le gustaba la actitud del muchacho, pero no podía dejárselo tan fácil. -
No tientes tu suerte. -Sebas le dio el último bocado a su comida y se puso de pie. -
Valía la pena intentar. -Bien desayunados y llenos de ánimo salieron del hotel, lo primero fue ir a la comisaría, aunque de poco sirvió. Sus esfuerzos pueden resumirse en las autoridades creyendo que se trataba de una broma de mal gusto y luego burlándose de ellos cuando Mei perdió los estribos y les gritó que habían sido atacados por un Gottmia.
Tomó un par de disculpas y excusas, pero finalmente pudieron salir del lugar sin mayores percances. Derrotados y conscientes de que no podrían hacer más, partieron rumbo al torneo.-
Aun no entiendo por qué no pueden subir a revisar al menos. -Mei estaba molesta, pero Sebas se mantenía sereno. -
Porque eso requiere esfuerzo y eso va en contra de la regla número uno de la policía de esta región. -El chiste se veía venir a kilómetros. -
¿Y cuál es esa norma? -Preguntó Mei-
Nadie sabe, no se esforzaron en escribirla. -Dijo Sebas con una sonrisa para luego romper a carcajadas. -
Que mal chiste. -Dijo entre risas la chica mientras le daba un pequeño empujón. El no hablar más del tema les dejó clara una cosa, ninguno quería volver a subir a la cabaña. Habían denunciado con la policía, dijeron los hechos y además mataron a la criatura, hicieron todo lo que estaba en su poder. Ya quedaba en manos de las autoridades. --
¿Qué dices? Fue excelente. Soy el maestro del humor. -Entre risas y pequeñas charlas llegaron finalmente ante un gran edificio hermosamente decorado. Sus muros tenían varios colores, pero los más brillantes eran los que se encontraban en la entrada, amarillo, azul y rojo, los colores de la bandera de Sacris.
"Centro Zamora" estaba escrito en grandes letras rojas encima de las puertas de vidrio de la entrada, en un costado del edificio estaba la firma de Gustavo Martínez, el presidente de Sacris, junto a un dibujo de sus ojos, ambas decoraciones básicas de cualquier edificio público.
Mei miró el edificio como una magnifica muestra del poderío del gobierno, abriendo una institución pública para que todos los que quisiesen perfeccionar sus habilidades en los combates Pokémon pudieran hacerlo sin importar su estatus o recursos, sería un sitio donde todos podrían socializar, entretenerse y mejorar juntos como un gran equipo.
Sebas por su parte estaba incomodo, el edificio era hermoso y por lo que había podido ver el centro tendría todo lo que necesitase, arenas, áreas de entrenamiento, incluso habría zonas para los que quisiesen entrenar para concursos Pokémon. El centro estaba siendo vendido como un nuevo proyecto de inversión social, algo revolucionario que pronto escalaría. Sacris se llenaría de estos centros culturales donde la cultura y el potencial de la gente de la región podría prosperar.
Pero eran la firma y los ojos pintados de Martínez lo que generaban en Sebas un repudio hacia el lugar, era solo una pantalla de humo.
Abrirían centros por la región y llenarían a la gente con esperanza y orgullo, pero solo por unas semanas o meses. Los centros quebrarían, se deteriorarían por falta de recursos y mantenimiento, se volverían un vertedero como el resto de obras públicas o como mínimo solo serían una sombra de lo que son ahora.
Pero el futuro de estos centros no era su problema ahora mismo, el gobierno había hecho una gran campaña publicitaria y varias personas importantes estarían en esta semana inaugural. Era su momento de brillar.
Ambos entraron a través de la puerta de cristal pulido a la sala principal, había pancartas con la bandera de Sacris y las palabras "La Generación de Oro" encima de las fotos de los cuatro de élite y el campeón colgadas por todas partes.
El vestíbulo era una sala circular que conectaba con 5 pasillos. El de más a la derecha tenía la palabra "Gimnasio" escrita en un cartel azulado con la imagen de los 4 de élite, el del centro tenía un cartel naranja con la palabra "Entrenamiento" y en lugar de personas el cartel mostraba unas mancuernas y el de más a la izquierda tenía un color rosa y estaba decorado con listones multicolor y decía "concursos".
El pasillo que se encontraba entre la entrada del gimnasio y la zona de entrenamientos tenía un colorido letrero que ponía "Feria" y el que estaba entre la zona de entrenamiento y la de los concursos tenía un cartel donde aparecían la palabra "Guardería" junto a múltiples pokémons bebés. -
Es enorme. -Dijo Mei boquiabierta. -
Mhm. -Fue lo único que salió de los labios de Sebas mientras este caminaba poco a poco observando a detalle el lugar, la verdad era bastante bonito.
Su atención se enfocó en el centro de la sala donde un tumulto de gente estaba reunido y tomando fotos, tuvieron que abrirse paso para poder ver que ocurría.
Adriana Da Silva, ganadora de múltiples concursos de belleza y una extraordinaria entrenadora. Todo en ella era deslumbrante, su figura 90/60/90 y perfectamente bronceada de 1.90m, su rostro fino, sus labios delicados, sus ojos marrones oscuro y su larga cabellera lisa marrón. Estaba vestida con una camisa de tirantes escotada rosa, unos shorts blancos y tacones beige. También llevaba unos grandes sarcillos de oro y un collar multicolor con pequeños adornos dorados.
A su lado estaba Fabio Rosales, un hombre de tes blanca, alto y con traje, su cabello rubio estaba peinado de lado. Tenía ojos negros y una cara tosca pero que desprendía serenidad.
Junto él estaba un hombre musculoso y algo mayor, su cabello gris y su bigote de morsa eran inconfundibles. Su cara tosca y llena de marcas y cicatrices no hacia ningún favor a sus ojos azules llenos de pasión y su perpetua sonrisa que recibía a todos con los brazos abiertos.
Llevaba una camisa blanca, una chaqueta azul marino con cadenas de hierro que guindaban desde sus bolsillos, unos pantalones negros rasgados y unas botas negras con hebillas doradas. Era Alejandro Marín, el "doma dragones".
Por último, estaba Sara Llanos, de ojos marrones claro, labios carnosos, nariz ancha, rostro redondo y marrón tenía pintado patrones rojos típicos de las tribus aborígenes de la región, su cabello liso marrón azabache estaba decorado con plumas de distintos colores. Tenía un vestido bordado verde brillante y llevaba alpargatas hechas a mano.
Estos eran de los mejores entrenadores de toda la región, los cuatro de élite, todos estaban allí. Saludando a sus fanáticos, firmando autógrafos y sacándose fotos con la multitud.
Sebas y Mei estaban con el corazón en la boca, las personas que tanto admiraban estaban en la misma sala con ellos. -
Hay que tomarnos una foto con ellos. -Sebas solo asintió embobado ante la sugerencia de su amiga y sin demora corrieron junto a sus héroes. -
Hola, buenas. -Sebas intentaba sin éxito ocultar su sonrisa. - ¿Les importaría si nos tomamos una foto?
Ja ja ja-Alejandro rio con fuerza y asintió con energía-Por supuesto que sí. -Sebas le dio su teléfono a una persona cercana y el y Mei posaron junto a los cuatro.
Mientras Mei revisaba el teléfono para ver si la foto había quedado bien Sebas, al igual que casi todos los hombres y mujeres de la sala, contemplaban a Adriana. Mei no entendía que era lo que le veían, si era algo bonita pero tampoco era para tanto. -
¿Vas a participar en el torneo inaugural? -Preguntó Da Silva con ese tono hipnótico, cautivador y casi seductor. -
...Hola. -Adriana parpadeo varias veces llena de confusión por la respuesta de Sebas. Sebas sonrió avergonzado al percatarse de lo que dijo. -Si...Si, voy.
Pues deberías ir entrando, tendrás que prepararte. -Sebas asintió. -Mucha suerte.-
Gracias. -Sonrió mientras hacia una pequeña reverencia y empezó a caminar con Mei hacia la sección de "Gimnasio". -Dios, que vergüenza. -Sebas se tapó la cara buscando ocultar su frustración, había hecho el ridículo frente a Adriana y de seguro los otros lo escucharon también. Estaba seguro que las otras personas también lo oyeron y se estarían riendo de el en estos instantes. -
¿Qué pasó? ¿Te estabas haciendo una paja mental? -Mei soltó una carcajada por su comentario y le dio un pequeño empujón. - "Hola"-Dijo imitando la voz de Sebas mientras miraba embobada al vacío. -
No me quedé así. -Se había humillado públicamente y ahora se lo restregaba en la cara, el solo imaginar que pensarían los demás lo estaba carcomiendo no necesitaba que ella se burlara también. -Es de las mejores modelos del mundo y una gran entrenadora, me quedé...Bueno...-Mei tuvo que aguantar su risa, pero el cambio de actitud de su amigo la tomó desprevenida. -
¿Qué pasa? ¿Te toqué un nervio? No te enojes, solo me estoy riendo. -Sebas respiró hondo para calmarse. -
(Solo fue un chiste...Una burla, una burla en un momento donde estoy tenso y avergonzado porque acabo de hacer el ridículo frente a mis héroes y ahora cuando me vean lo que pesarán serán "¿No es ese el chico con cara de estúpido que se quedó viendo a Adriana?".)-Podía sentir sus miradas clavadas en él, como lo juzgaban y degradaban por su ineptitud. -
Eres un amargado. -Mei le dedico una media sonrisa burlona para luego detenerse. -
¿Son concursantes? -Dijo el guardia, un hombre alto, grande y tosco de voz gruesa y áspera. -
¿Ah? -Sebas miró al hombre parpadeando un par de vez, estaban en la entrada del estadio.
Buscó su entrada de participante y el guardia la inspección con rapidez. -
Yo no tengo. Pero se supone que es gratis. ¿No? -
El torneo empieza en una hora, solo los concursantes pueden pasar para prepararse. -El guardia le devolvió a Sebas su entrada luego de romper la parte de arriba de la misma. -
Nos vemos luego entonces. -Sebas le sonrió débilmente a Mei y esta se inclinó para darle un beso en la mejilla que lo tomó por sorpresa. -
Suerte. Vendré a verte cuando empiece. -La chica dio media vuelta y se fue sin reparo. Sebas tocó la mejilla donde le dio el beso y se fue a ver la arena.
Era una arena plana de tierra y arena con las líneas pintadas con polvillo blanco cual cancha de beisbol, había gradas de cemento en los alrededores separadas del resto del lugar mediante unos cristales reforzados.
Una gran pantalla plana mostraba una pokéball en un fondo fucsia que ondeaba cual bandera.
Continuó con su camino y se dirigió a los vestidores, solo le quedaba esperar. El vestidor de hombres tenía cuatro banquitos de madera, casilleros pequeños numerados, duchas y tres retretes.
Varias personas estaban sentadas en los bancos o recostados en las paredes hablando los unos con los otros, Sebas empezó a guardar sus cosas en uno de los casilleros evitando el contacto visual, pero observando de reojo a todos los concursantes. Algunos eran unos chicos que iban con shorts y franelillas, otros eran adultos mayores y otros claramente eran de Ciudad Orquídea, sus zapatos de marca, relojes brillantes y teléfonos de último modelo los delataban. -
¿Sebastian? -Dijo una voz insoportablemente familiar. Cerró los ojos y respiró hondo conteniendo su rabia. -
(Hijos de perra.)-Se dio para encontrarse con Mario y Hernán, Mario era pequeño y gordo, de cara grasosa y redonda. Tes blanca, pelo marrón liso y ojos marrones claro que siempre llevaban consigo una expresión de soberbia que irritaba a Sebas sobremanera.
Hernán era alto, de complexión más atlética y con un pelo largo y alborotado rojo y ojos verdes. Su cara era delgada y llena de pecas. -
¿Cómo estás? Cuanto tiempo. -Hernán puso una mano en su hombro con una sonrisa amistosa, Sebas miró su mano y lentamente sujetó su brazo y la apartó de su cuerpo. - ¿Pero qué pasa? ¿Todavía estás molesto? - Sebas rodó los ojos y se dispuso a salir del lugar. Le enfermaba respirar el mismo aire que esa gente. -
Hablaría con ustedes, pero tengo mejores formas de perder el tiempo. -
No tienes que ser grosero. -Hernán se escuchaba ofendido, ¿Pero qué coño le importaba? -
Déjalo, va a llorar si sigues. -Sebas intentó ignorar sus palabras, pero una parte del cedió. -
Gordo de mierda. -Dijo casi en un susurro. -
¡¿Cómo me llamaste?!-Podía escuchar los pasos de Mario venir hacia él y se dio la vuelta con calma. -
Gordo de mierda. ¿No me escuchaste? -Fingió estar genuinamente confundido, pero pronto río y se llevó la mano a la cabeza fingiendo haberse percatado de algo evidente. -Cierto, es que tienes la cabeza tan mojoniada que te debe tapar los oídos. Pero, Mario, ¿Tu que carajo haces aquí? ¿No te ibas a ir a Kalos porque Sacris era un nido de pelabolas y pobres? ¿Cuándo fuiste se dieron cuenta que no valías para un coño y te regresaron o es que en el avión no había asientos de tu talla? -
¿Quieres saber por qué estoy tan gordo negro maricón? Porque cada vez que me cojo a tu mamá me da una galleta. Así que saca la cuenta. -Sebas se río ante sus palabras mientras que los hombres del vestidor silbaban y fingían sorpresa. "Mano, ¿Vas a dejar que hable de tu mamá así?" "Esa yo no me la calo. ¿Me oió?". -
Mira, te insultaría a ti o a tu madre, pero tú ya la tienes bastante difícil siendo tú y tu mamá...Uf...No me imagino lo que tiene que ser levantarse cada mañana y verte. Es que yo hasta le daría mis condolencias. -Se dio media vuelta y retomó su camino. -
Huevos sin sal. -Espetó Mario. -
Pueden estar sin sal, pero tu hermana no para de decirme lo ricos que están. -Sebas salió del baño con una media sonrisa, salió del área del gimnasio y se dirigió a uno de los baños, por suerte estaba vacío.
Fue hacia una de las puertas que bloqueaban el paso a los retretes y le propino una patada con todas sus fuerzas. El golpe de la puerta contra la pared retumbó por el lugar y la hizo rebotar de vuelta a su posición original donde le dio una y otra vez hasta resquebrajar el endeble material del que estaba hecha.
Luego fue hacia los lavamanos y se miró en el espejo unos segundos antes de golpear el mármol sobre el que estaban colocados.
Este viaje debía ser un nuevo inicio, olvidar su pasado y los tragos amargos, lo mismo pensó cuando entró a la universidad, pero no podía estar más equivocado. Le tocaba convivir con todas esas personas que tanto deseaba olvidar, debía verlos siendo amistosos y amables y continuar sus vidas sin preocupaciones mientras el pasaba meses en el psicólogo superando sus traumas. Debía ver como se vendían al mundo como seres puros y ejemplares, pero él los conocía de verdad, los conocía demasiado bien. Clasistas, racistas, xenófobos, eran una horripilante amalgama de todo lo cruel y macabro de la sociedad.
Personas que le quebraron los vidrios de la casa a un profesor por apoyar a la dictadura de Sacris, que se reían viendo un video donde metían a Pikipeks vivos en una licuadora, que se burlaban de las señoras que limpiaban las aulas cuando se tenían que sentar a consecuencia de un bajón de azúcar por la falta de comida.
Pero lo que más detestaba era el darse cuenta que había empezado a llorar, su cuerpo temblaba al sentir nuevamente la impotencia de aquellos días. Se dio a sí mismo una bofetada para espabilarse y se secó las lágrimas, tenía que ser fuerte. No tenía que pensar en la rabia que le generaba el ver los problemas de su pasado reaparecer ante el a donde quiera que fuese. -
(Esta es mi oportunidad para callarles la boca...Puedo hacerlo...Puedo...)-Una voz femenina resonó por los altavoces pidiéndole a todos los concursantes del torneo que fueran a la arena para comenzar los preparativos. Luego de secarse bien las lágrimas y esperar unos segundos a que el rojo de sus ojos se fuera se dirigió a la arena.
Mei por su parte caminaba aburrida por el lugar, solo le quedaba matar el tiempo hasta que a su amigo le tocara combatir. Visitó la zona de entrenamientos, había algunas máquinas para entrenar pokémons, una pista ovalada de atletismo y pesas.
(Podría venir aquí otro día...Cuando tenga otro pokémon.)-Satochi no valía la pena como pokémon de combate, nunca le había gustado pelear y era bastante debilucho en general. Si se dedicaría a entrenar a un pokémon tendría que ser uno que valiera la pena como un garchomp o por lo menos un octillery.
Miró la entrada del área de concursos, pero prefirió no entrar, los concursos pokémons no le gustaban, le parecían tontos y aburridos y las personas que participaban en ellos eran un montón de sifrinos clase alta sin nada mejor que hacer con su tiempo.
Sin nada más que hacer se acostó en un banco cercano y miró el techo de vidrio que dejaba apreciar el cielo azul y sin nubes, luego miró a su alrededor, le era fácil discernir quienes venían de Ciudad Orquídea y de que zonas y quienes venían de Aurum. ¿Les pasaría lo mismo? ¿Los demás eran capaces de saber de dónde venía?
¿Está ocupado? -Unos pantalones azules bloquearon su vista. Su dueño, un chico de pelo rubio alborotado, ojos grises, tes blancas mal bronceada y nariz respingada la estaba mirando. Llevaba lentes delgados, una chaqueta naranja amarrada en su cintura, una camisa gris, pantalones azules holgados y zapatos rojos.
Junto a él estaba un buizel que llevaba un collar de conchas alrededor de su cuello y le regaló un enérgico saludo a la chica que con gusto devolvió. -
No. -Mei se incorporó y el chico se sentó a su lado soltando un profundo suspiro. -
El calor es insoportable. - El rubio sacó una botella de agua que tenía guardada en su chaqueta y la bebió entera. -
Es una mierda. -El chico terminó de beber y arrojó la botella a un contenedor cercano. -
¿Cómo te llamas? -Mei se extrañó un poco con la actitud tan lanzada del chico, pero no le molestaba, era mejor hablar con un desconocido que pasar más tiempo sola y aburrida. -
Mei. ¿Y tú? -
Dime Rodri. ¿Y qué haces aquí Mei? -
Vine a acompañar a un amigo, va a participar en el torneo. ¿Tú que haces? -
Solo quería ver que había... ¿Te importa si te acompaño? -La chica negó levemente con la cabeza y le sonrió. -
Si quieres hazlo. Llevo rato buscando que hacer. -Rodri era alegre, conversador y divertido. No perdía una oportunidad para hacer un chiste.
En el tiempo que hablaron logró descubrir muchas cosas, Rodri no tenía hogar, aunque de momento se estaba quedando en un motel, vivía viajando de lugar en lugar luchando batallas pokémons donde apostaba con su contrincante su dinero u objetos. Soñaba con reunir suficiente dinero como para comprarse un barco y poder viajar libremente por el mundo junto a su fiel compañero "BuySell".
Los altavoces sonaron y la voz anunció que el torneo estaba a punto de comenzar. -
¿Vamos? -Preguntó Rodri mientras ladeaba un poco la cabeza apuntando al área de gimnasio. -
Ve adelantándote, tengo que mear. -Rodri sonrió un poco ante la actitud tan ordinaria de la chica, pero hizo como le ordeno y se dirigió al gimnasio.
Por su parte Mei avanzaba con una pequeña sonrisa, quizás invitaría a su nuevo amigo por unas cervezas, también podría invitar a Sebas. -
(Aunque no tiene pinta de que le gusta beber...Pero a todo el mundo le gusta la cerveza.)-Cuando estaba frente a la puerta del baño de mujeres esta se abrió de golpe y un celaje marrón se estrelló contra ella. -
¡Hey! ¿Qué te...? -Mei estaba lista para empezar una discusión con la idiota que la hubiera empujado pero sus palabras fueron cortadas por un rápido "Disculpa".
Era una voz suave y delicada que la dejó descolocada, miró a su dueña, su voz le iba como anillo al dedo. Era más pequeña que ella, debía bajar ligeramente la mirada para poder verle esos ojos ámbar casi amarillos de largas pestañas que adornaban un rostro café delgado e impoluto por el que se deslizaba una melena de cabello enrulado castaño que bajaba un poco más allá de sus hombros. Traía un vestido de seda sin mangas beige con una faja de cobre pulido por fuera que resaltaba su delgada figura.
La chica morena continuó su camino, sus tacones sonando con cada paso apresurado que daba hacia la salida.
Mei la miró con detalle, se notaba tensa pero no sabría decir el que la tenía así. Pero aún con esa tensión en su rostro se le veía imponente. Su caminar determinado y firme con su cabeza alta y orgullosa, no sabría como describirlo solo la veía "distinta", distinta a ella, a Sebas, a Rodri, a cualquiera que hubiese conocido antes. -
(¿Qué le pasa?)-Salir corriendo así de un baño y marcharse con tanta rabia. - (De seguro tiene la regla.)-La imagen de la chica se mantenía con ella sin importar que tanto se esforzaba por apartarla. No sabía quién era o que hacía, pero aún con sus diferencias en el andar y la postura la chica evocaba en ella una sensación similar a la que le genero Sebastian cuando se encontraron, eran de mundos distintos, casi de universos paralelos.
Se imaginaba a sus amigas caminando como esa chica y a Sebas con ropa sucia y desgarrada, su mirada melancólica y pensativa subiendo las escaleras de su barrio, pero tampoco la convencía. Algo no terminaba de cuadrar, simplemente no encajaban.
De pronto la verdad se hizo evidente, antes había podido distinguir quienes venían de que zonas y eso era todo lo que necesitaba para saber el resultado del torneo. Los participantes como ella, que entrenaban en la calle con pokémons que conseguían por los alrededores, no tenían oportunidad contra entrenadores de las zonas alta de Orquídea.
Este torneo estaba lleno de personas como ella, personas con sueños y esperanzas que caerían derrotadas ante el poderío de la élite de Sacris, una élite que los pisoteaba y miraba desde arriba con desdén. -
(Ojalá Sebas los vuelva mierda a todos.)-Si no podía ganarles al menos apoyaría a su favorito. Salió directo al gimnasio, se moría de ganas de ver a su amigo acabar con todos esos carajitos mimados. La sala estaba llena y las personas gritaban eufóricas mientras el Sandshrew de una chica morena con cabello liso y lleno de moños caía al suelo debilitado.
El árbitro sonó su silbato y declaró que el equipo N°5 había ganado dando fin al combate.
Mei logró abrirse paso entre la multitud y se sentó junto a Rodri que cargaba a buizel en sus piernas. -
¿Es en equipos? -Tenía que alzar la voz o no se escucharía entre los gritos. -
Están en parejas escogidas al azar, solo tienen un pokémon cada uno escogido al azar de entre los que te da el gimnasio.
Los siguientes son Sebastian y Auris contra Hernán y Mario. ¿Cómo se llama tu amigo? -
Sebas. -Mei se alzaba un poco buscándolo con la mirada cuando entrara. -
Pues llegaste justo, esta es la última ronda, cuando termine esta empiezan los cuartos de final. -Auris era un chico ligeramente moreno con pelo negro liso y alborotado. Su cuerpo era tonificado y con su metro setenta y ocho le sacaba cinco centímetros a Sebas. Su rostro era fuerte y sin duda lo que más llamaba la atención de su apariencia eran sus ojos heterocromáticos, siendo su ojo derecho rojo y el izquierdo azul.
Pero el físico no era lo único que los diferenciaba, sus actitudes eran polos opuestos. Mientras que Auris sonreía y saludaba al público, Sebas caminaba con sus manos en los bolsillos y una mirada rencorosa fijada en sus oponentes. -
¡Quiero una pelea limpia! -Exclamó el árbitro mientras alzaba una bandera verde- ¡Comiencen! -La bandera descendió y los cuatro entrenadores arrojaron sus pokéballs a la arena.
Las de Mario y Hernán se abrieron y dejaron salir un doduo y un sudowoodo mientras que las de Sebas y Auris un makuhita y un torkoal. -
Yo te protejo del doduo y tú a mí del sudowoodo. ¿Ok? -Auris asintió ante la sugerencia de su compañero. -
¡Makuhita usa palmeo! -El pokémon hizo como se le ordeno y corrió hacia sudowoodo moviendo sus manos rápidamente hacia adelante y atrás al punto que generaba imágenes residuales de sus palmas que se disipaban casi al instante-
¡Sudowoodo, tumba rocas! -Haciendo caso a Hernán el pokémon hundiendo sus apéndices en el suelo y arrojando un pedazo de tierra endurecida hacia el pokémon tipo lucha. -
¡Continua! -Exclamó Auris y makuhita no se detuvo. Se abrió paso a golpes a través de la tierra y corrió hacia sudowoodo hasta atinarle con ambas manos y empujarlo hacia atrás varios metros. El pokémon de roca se puso de pie a duras penas y se preparó para seguir luchando. -
¡Picoteo! -La doduo corrió con prisa hacia makuhita y con echó sus cabezas atrás para tomar impulso. Ambos picos avanzaron cortando el aire, pero fueron interceptados por el caparazón de torkoal que aún giraba lentamente luego de haber utilizado "giro rápido". -
Humareda. -La voz de Sebas fue fría y su expresión le dejaba claro a Mei que algo le ocurría, estaba molesto, pero no tenía idea del motivo. -
¡Tor! -Torkoal tomó aire. - ¡Kol! -Un mar de llamas salió de cada orificio de su cuerpo cubriendo en llamas a enemigos y aliados.
El público gritó en una mezcla de emoción y sobresalto, Mei dio un pequeño salto en su asiento, Sebas no estaba actuando como de costumbre.
Makuhita avanzó entre las llamas con tranquilidad, pero sus pequeñas muecas dejaban ver el dolor que sentía.
No podía decirse lo mismo del doduo, recibió el impacto de lleno y fue lanzado hacia atrás por la potencia de las llamas. Torkoal cayó al suelo y salió de su caparazón para encarar al doduo que corría desesperado con su plumaje en llamas. -
Tiene sebo de habilidad. -Dijo Rodri, con cierta preocupación en su rostro. -
¿Qué es sebo? -Preguntó Mei con curiosidad, conocía las habilidades por sus...Bueno, habilidades, no por nombres. -
Reduce a la mitad el daño de los ataques de fuego y hielo, por eso no les importa que makuhita reciba los ataques de torkoal. Pero si siguen así pueden debilitarse entre ellos antes que sus adversarios. -
No sé por qué pelea así...él no es tan agresivo. -
Torkoal. ¡Usa rueda fuego en doduo! -Torkoal se metió dentro de su caparazón y empezó a girar rápidamente mientras cubría su cuerpo en llamas para luego avanzar implacable hacia doduo. -
¡Doduo esquívalo con ataque rápido! -La cabeza izquierda de doduo vio a Torkoal acercarse mientras que la cabeza derecha picoteaba y movía sus plumas buscando apagar el fuego de su cuerpo así que le tomó por sorpresa cuando repentinamente empezaron a correr a toda velocidad en zigzags para evitar que la tortuga los siguiera.
Las dos cabezas soltaron un grito mientras el fuego se extendía por su cuerpo y cubría su espalda.
Auris y Hernán detuvieron su combate para ver al doduo que se arrastraba por el suelo buscando apagar su espalda, pero Sebas solo observaba indiferente. Quería ver la angustia en la cara de Mario y Hernán, no les ganaría, los humillaría.
Pájaro de mierda. -Susurro Mario mientras guardaba a doduo dentro de su pokéball. -
¡Doduo ya no puede continuar! -Exclamó el árbitro mientras levantaba una bandera amarilla hacia Mario y Hernán-
¡Avalancha! -Sudowoodo pisó el suelo con fuerza y exclamó mientras unas rocas de 30 centímetros se materializaban por encima de makuhita y torkoal. Las piedras cayeron a toda velocidad sobre ambos pokémons dejándolos gravemente heridos. - ¡Avalancha de nuevo! -
¡Esquívalo! -Makuhita rodó sobre sí mismo y logró evitar las pesadas rocas. -
¡Refugio! -Torkoal se ocultó en su caparazón y este empezó a brillar ligeramente mientras se endurecía. Las piedras aplastaron a Torkoal, pero este a duras penas logró ponerse de pie. -
¡Sudowoodo usa trampa rocas! -Sudowoodo empezó a bailar meneando su cuerpo de un lado a otro mientras que de su cuerpo salían múltiples pequeñas rocas sumamente afiladas que llenaron el campo. -
(No podremos movernos.)-Torkoal no podía seguir luchando y poco podría hacer contra sudowoodo, todo dependería de makuhita, pero sería imposible que se pudiese acercar al pokémon estando el campo tan lleno de trampas. - (No importa que quite las rocas con giro rápido, makuhita y torkoal son demasiado lentos como para esquivar siempre sus ataques.)
Auris...-La respuesta se hizo clara en su mente. -Que Makuhita sujete a Torkoal. -Auris lo miró extrañado, pero luego sonrió, había entendido el plan o al menos parte del mismo. - ¡Torkoal, usa giro rápido y ve hacia makuhita! -Torkoal se ocultó una vez más en su caparazón y empezó a girar con rápides haciendo a un lado todas las pequeñas rocas afiladas en su camino.
Hernán no entendía que pretendían, pero no había tiempo que perder, era su oportunidad de atacar. -
¡Avalancha! -Las rocas empezaron a formarse, pero torkoal ya había llegado donde su compañero y se detuvo a su lado. -
¡Makuhita, sujétate de la espalda de torkoal! -El pokémon de lucha así lo hizo. -
¡Giro rápido y ve hacia sudowoodo! -Torkoal giró con rapidez abriéndose paso entre las rocas y esquivando la avalancha de sudowoodo mientras avanzaba a toda velocidad hacia él. -
¡Torkoal detente! -Torkoal se detuvo a unos pocos metros de sudowoodo, makuhita salió disparado unos centímetros hacia el pokémon de roca, cayó sobre su cabeza y rápidamente se puso de pie, dando tumbos de lado a lado mientras intentaba mantener la vista fija en su oponente. -
¡Rápido, usa tumba rocas! -Makuhita tomó la pose de un luchador de sumo y se concentró para enfocar a sudowoodo que empezó a lanzarle piedras de gran tamaño. -
¡Palmeo! -Makuhita se preparó para golpear y cuando las rocas estuvieron cerca empezó a mover sus manos abiertas con las palmas al frente hacia las rocas. De sus manos salían pequeñas ondas que resquebrajaban y rompían las piedras antes de que lo alcanzaran y los pocos pedruscos que llegaban a tocarlo no eran más que insignificantes molestias. - ¡Termínalo con empujón! -Makuhita avanzó hacia su adversario y le propinó un fuerte empujón que sudowoodo fútilmente intentó bloquear. Sudowoodo mantenía sus pies firmes en el suelo, pero con cada golpe era arrastrado más y más hacia atrás hasta que al final fue empujado fuera de la arena. -
¡Sudowoodo se encuentra fuera del área de combate! -El arbitró alzó una bandera roja en su dirección. - ¡El combate ha terminado! ¡Los ganadores son Auris y Sebastian ¡-El público aplaudió y los vitoreo mientras Hernán guardaba a sudowoodo en su pokéball. -
¡SSSSSIIIIII! -Mei se había levantado de su asiento y empezó a sacudir los brazos emocionada mientras les silbaba y aplaudía. - ¡WWWWUUUUU! -Rodri no tardó en unirse a ella y juntos empezaron a saltar, el ruido se extendía por la arena y poco a poco más y más personas se les unieron. -
Sebas y Auris entraron a la arena saludando al público y se dirigieron a sus pokémons, los acariciaron y abrazaron mientras agradecían su esfuerzo y colaboración. Sebas le dio un beso a Torkoal en la frente antes de ponerse de pie y acercarse a Hernán y Mario junto a Auris.
Siguiendo las reglas del evento los entrenadores se dieron la mano. La sonrisa engreída de Sebastian solo reforzaba la aspereza en los ojos de los derrotados.
Todos devolvieron los pokémons que les fueron entregados y se fueron a los vestidores. -
No sabía que eras tan agresivo peleando. -Auris se recostó en una de las paredes mientras que Sebas bebía agua del único bebedero del sitio. -
Mmm.-Sebas se secó el agua que le quedó en los labios y miró a Auris con serenidad. -No suelo serlo, pero ellos no me caían bien. Pero igualmente ganamos y esos pokémons estarán sanos una vez los lleven al centro. -Sebas fue a su casillero y sacó sus cosas, ni loco las dejaría allí sabiendo la rabieta con la que vendrían Mario y Hernán. -
¿De qué los conoces? -
Estudiamos juntos desde primaria... ¿Vas a hacer algo ahora? -
Almorzar. -
¿Quieresss almorzar conmigo? Voy a ir con una amiga y bueno, pensé que podrías acompañarnos. -Auris y Sebas tenían mucho en común, se habían dado cuenta luego de hablar al reunirse cuando supieron que iban a formar equipo. Ambos estudiaban biología, eran fanáticos de la mitología y disfrutaban de los combates pokémon. -
Si claro. -Auris no le daba mucha importancia, pero para Sebas era un paso enorme, a diferencia de con Mei, Auris no buscó acercarse a él, era un paso enorme en superar sus inseguridades.
La felicidad inundaba su cuerpo, una felicidad que solo obtienes cuando ganas algo por tus propios medios, el poder hablar con alguien, invitarlos a comer y pasar un buen rato, de cierto modo lo emocionaba más que ganar el combate. Sentía que estaba mejorando, ni si quiera le importaba si Auris quería ser su amigo o no, hace unos meses no hubiese sido capaz de pedirle algo así.
Hernán y Mario entraron al vestidor, claramente molestos, pero Sebas ignoró sus intentos de llamar su atención y simplemente salió del lugar junto a Auris. Estaba feliz, nada podría arruinar este día, no lo permitiría. -
Mei debe estar en la entrada del gimnasio, nos reunimos con ella y salimos. ¿Dónde te gustaría comer? -Una mano tomó a Sebas por el hombro, Hernán lo empujó contra una pared y se colocó frente a él. -
¿No escuchas que te estamos llamando? -Mario se colocó detrás de su amigo. -
Vamos a calmarnos todos, ¿Está bien? -Auris dio un paso al frente, pero Sebas alzó su mano indicándole que se detuviera. -
Si te escucho, pero me importa un carajo lo que tengas que decir.
Antes de que me digas nada quiero que me contestes, ¿Qué van a hacer? ¿Me van a golpear? ¿Solo me insultaras? ¿Por qué? ¿Porque les gané? Si les duele tanto pónganse un curita. -Por primera vez hizo algo que le resultaba imposible, miró a Hernán a los ojos. Lleno de confianza y orgullo. -Lo que hagan aquí no cambia NADA, gané, y si lo que quieren es que peleé con ustedes. No lo haré. Esta escena es un ridículo que están haciendo ustedes solos. -Sebas sonrió mientras se inclinaba ligeramente hacia Hernán. -Hazlo. -Hernán empujó a Sebas nuevamente contra la pared y lo miró con disgusto. -
Loco. -Fue lo único que dijo antes de irse. Sebas empezó a reír, al principio trató de contenerse, pero la emoción era demasiada, todo este día era sencillamente perfecto.
Hernán se giró para ver al moreno riendo a carcajadas, estaba doblado, la barriga le dolía de tanto reír, pero poco a poco se fue enderezando. -
Sabía que no podrías. -Su sonrisa era una llena de satisfacción, una sonrisa que hacía que a Hernán y Mario les hirviera la sangre. Sebas avanzaba lleno de energía, sus pasos eran casi caricaturescos, se sentía vivo, valiente, desatado. Nada podría detenerlo, esta mañana intentaba convencerse a sí mismo de que podría ganar, pero ahora no había duda.
En frente de la salida del gimnasio Mei estaba parada junto a un chico rubio que no conocía, estaban mirando a los lados y en lo que la chica enfocó a Sebas corrió hacia él. Los dos se abrazaron con fuerza y Mei dio un brinco para amarrar sus piernas en su cintura. -
¡Lo hiciste! -Mei gritó con tanta fuerza que todos en la sala los miraron extrañados. -Sabía que podrías hacerlo. -Sebas estaba completamente sonrojado y aunque Mei trataba de verlo a los ojos él no paraba de apartar la mirada mientras sonreía avergonzado. -
S si...Ehm...N no esperaba que te emocionara tanto. -
¿Tú eres Aura? -Mei se bajó de los brazos de su compañero y miró a Auris con una pequeña sonrisa. -
Auris. Auris Skotadi. -Mei lo miró extrañada. -
Coño, y yo que creía que Kaneko era raro. -La sinceridad en sus palabras le sacaron una leve sonrisa al chico. -
Es de Navai. -Mei solo lo miraba fijamente esperando que continuara. -
(¿Qué carajo es un Navai?)-Auris se mantuvo en silencio y dado que no aclararía sus dudas Sebas intervino. -
¿Sabes dónde está Europa?-Mei asintió no muy segura de la relación.-Está allí. Más abajo de Kalos
Oooohhhh...No me suena.-Con cada segundo que pasaba con ella Sebas no podía evitar pensar que Mei era como una niña pequeña en varios aspectos. Algunos de sus gestos, sus expresiones y comportamientos eran propios de infantes y su falta de cultura general la hacían quedar como tonta, pero estaba seguro de algo, Mei no era ninguna tonta. Aún no sabría como definirla, su falta de conocimientos le parecía genuina, pero era capaz de leer a las personas y averiguar acerca de sus vidas con solo mirarlas, era un don que solo había visto en su madre, una especie de intuición, un instinto...Quizás era eso lo que impulsaba a Mei, los instintos.
Sebas miró a Rodri, estaba con las manos en los bolsillos mirando a su alrededor mientras se balanceaba hacia adelante y atrás.-
¿Tú estás con...?-Señalo a Mei y luego a Rodri y este sonrió un poco.-
Nos conocimos hace un rato, tu debes ser Sebastian.-Ambos se dieron la mano.-Me llamo Rodri. Y tú debes Auris.-Auris y Rodri chocaron los cinco, juntaron sus manos en un apretón y se acercaron para chocar sus pechos el uno con el otro.-Lo hicieron muy bien.-
Bueno, ya que todo el mundo se conoce, ¿quieren ir a comer?-Sebas miró su reloj de pulsera, en teoría les quedarían unos treinta minutos antes de su próximo combate.-Si conseguimos un sitio cerca podemos comer y volver antes de que nos toque de nuevo.-
¿Quieren unos torchics fritos?-Barato, rápido y sabroso, perfecto para la ocasión. Salieron del Centro rumbo al Unovan Fried Torchic más cercano, estaba solo a unas dos cuadras, pero en ese corto trayecto pudieron ver a un grupo de personas corriendo. Tenían pañuelos alrededor de sus cuellos, máscaras de gas caseras hechas con botellas cortadas de plástico y algunos incluso traían bates consigo. No sabían a donde se dirigían, pero todos sabían de qué se trataba.-
¿Dónde será la protesta?-Preguntó Rodri mientras entraba al restaurante de comida rápida, Sebas iba detrás y miró mal al rubio cuando este no sostuvo la puerta para ellos por lo que le tocó al sostenerla mientras sus compañeros pasaban.-
Creo que planean marchar hacia el centro.-Auris había sacado su teléfono para revisar las redes.-Parece que quieren aprovechar que Daniel Martínez está en el torneo.
¿Daniel Martínez?-Mei parpadeo varias veces, no podía creerlo.-Daniel Martínez, el hijo del presidente.-
(Tengo que conseguir una foto con él. Mis amigas se pondrán super celosas.)-Daniel era uno de los héroes de su barrio, al igual que su padre, era un joven guapo y carismático que apoyaba a los pobres y se paseaba entre ellos como uno más.-
¿No se estaba lanzando a ministro o algo así?-Mientras ellos hablaban Sebas estaba pidiendo la comida y apenas terminó se giró para verlos.-
De juventud y deporte creo.-Una mueca siguió al instante.-Claro. Por eso vino.
¿Por?-Mei aún no lo tenía del todo claro.-
Te lanzas a ministro, necesitas apoyo, participas en un torneo de combates enfocado hacia los jóvenes, haces que todo el mundo pueda ir a verte. Si ganas eres un campeón y la gente te apoya porque creen que los representas. Un ganador joven, deportista, talentoso. Un gran candidato a ministro...Se metió para ganar apoyo.
Por cierto, me deben por la comida, luego les doy mi número de cuenta.-Auris miró su celular y empezó a bajar por los comentarios.-
Parece que la gente está molesta.-Sebas y Rodri tomaron las bandejas con la comida y buscaron una mesa donde sentarse.-
¿Qué pasó?-Preguntó Rodri mientras todos empezaban a comer. Auris no paraba de mirar los mensajes que surgían en las redes.-
Están diciendo que el torneo es injusto, que están favoreciendo a Daniel. Miren.-Todos se acercaron para ver mejor la pantalla del teléfono, se estaba reproduciendo un pequeño video donde se mostraba a Daniel y a su compañero luchando contra dos chicas, mientras ellas tenían un zigzagoon y un sunflora Daniel y su compañero tenían un scyther y un machamp.-
Que bolas tienen.-Dijo Sebas con una media sonrisa para luego seguir comiendo.-
Ni siquiera lo ocultan.-Auris veía el video con un profundo desagrado, le enfermaba ver como la corrupción llegaba a cada rincón de la sociedad, justo como en Navai.
Mei se limitó a comer en silencio, el vídeo no mostraba nada, solo que dos equipos estaban peleando y uno tuvo más suerte que el otro a la hora de escoger. Los pokémons a elegir era aleatorios y bueno, a Daniel le tocó la parte buena, eso es todo.-
Como sea, no hablemos de política.-Comentó Sebas mientras bañaba una de sus alitas en salsa barbecue.-Menos mientras comemos. Se supone que debemos pasar un rato.-Auris lo miró desconcertado. ¿Acaso no entendía lo que esto significaba para ellos?-
¿Sabes lo que esto significa?-Sebas lo miró y tragó antes de contestar.-
Si.-Fue todo lo que dijo antes de dar otro bocado a su comida.-¿Y qué quieres hacer? ¿Retirarnos? Ya nos inscribimos.
Pero en serio, hablemos de algo más.-Pocas cosas le molestaban tanto como hablar de política, siempre terminaba igual, con todos molestos.
Auris negó con la cabeza, frustrado, la actitud tan despreocupada de su compañero de equipo lo irritaba.
Fueron casi 25 segundos de completo silencio, todos limitándose a comer sin mirar a los demás.-
Y... ¿Qué haces Auris?-La voz de Mei atravesó ese incomodo muro invisible.-
Estudio biología y algo de filología en mis ratos libres.-Auris no alzó la mirada de su comida, pero los ojos de Mei se iluminaron, era un tema perfecto para hablar.-
¿Tú no estudiabas biología también?-Mei miró a Sebas de reojo y le dio un pequeño codazo. Sebas miró su codo, luego sus ojos y luego su comida.-
Si.-Sebas miró de reojo a Mei, podía sentir su mirada penetrando en lo más profundo de su alma.-Hablamos de eso antes de comenzar nuestro combate. Él está un semestre más adelantado, yo me salí un tiempo.-
¿Y eso?-Preguntó Rodri. Sebas bebió su refresco mientras buscaba como decirlo, era demasiado personal.-
Tuve unos problemas.-Dijo sin darle demasiada importancia al asunto.-
¿Mataste a alguien?-Comentó Rodri burlón-
La violé.-Añadió Sebas con calma para luego seguir comiendo. Todos lo miraron tensos, lo dijo con tanta seriedad que les costaba saber si era una broma o una confesión.
Sebas los miró a todos inexpresivo y luego empezó a reír a carcajadas.-
¿De verdad se lo creyeron?-El chico agachó la cabeza mientras se llevaba una mano a la boca para no escupir su comida.-Sus caras...Dios...Jajaja.-Auris no sabía si reír o irse, miró a Rodri y a Mei buscando alguna reacción, pero estos empezaron a reír.-
Eshtas eggfegmo.- Mei le dio un empujón a su amigo mientras masticaba su comida.-
No me la esperaba, en serio.-Rodri extendió su mano a Sebas para que chocara los cinco, pero el moreno no se dio cuenta porque estaba bebiendo con los ojos cerrados-
¿Quién te crees que soy para dejarme colgado? ¿Robin Williams?-Sebas escupió su bebida y Auris se atragantó con su comida al punto que Mei tuvo que darle unos golpecitos en la espalda para que la escupiera.-
Bru...Que...¿Qué carajo fue eso?-Dijo Sebas en una mezcla de nervios y risas. Rodri reía orgulloso.-
Eso...Eso fue...wow.-Auris estaba sin palabras.-
Voy a guardármelo.-Mei se sentó junto a Sebas y se comió una papa.-Tu si eres arrecho. Capo.-Rodri hizo una pequeña reverencia mientras se limpiaba la boca con su antebrazo.-Deberían darme sus números, así cuadramos mañana o algo.-
Por cierto, casi lo olvido, te llamé cuando salí a buscarte y no contestabas el teléfono.-Mei empezó a revisar sus bolsillos, el miedo invadió su rostro cuando no sintió su teléfono, pero luego puso labios de pato y frunció un poco el ceño a recordarlo.-
Creo que lo habré tirado en la montaña cuando bajábamos.-La verdad no sabía dónde lo habría perdido exactamente, pero ni loca admitiría frente a tantas personas que probablemente lo perdió mientras estaba "flotando".-Pero igual.-Mei rodeo a Sebas con su brazo y lo acercó a ella, estrujándolo contra su cuerpo.-Viajamos juntos, serás mi secretario. Llamen a Sebas si quieren hablar conmigo.-
Deberías comprarte un teléfono antes de irnos, no puedes irte por ahí sin una forma de hablar con los demás. Si nos pasa algo...-Mei rodó los ojos ante el sermón del chico.-
Si si si, yo lo resuelvo.-Después de intercambiar sus números Sebas dio un pequeño golpe en la mesa para atraer la atención y miró su reloj.-
Creo que deberíamos ir regresando, nos toca pronto.-Las calles estaban vacías cuando volvían y a la distancia, probablemente en la Plaza Bolívar, podía verse un humo morado y denso subiendo a la atmosfera.-
Está fea la cosa.-Comentó la rubia mientras observaba el espectáculo.-
Mhm.-Sebas continuo su camino al centro ignorando el humo, Mei fue tras él y Rodri se les unió cuando notó que se estaban yendo, pero Auris se quedó observando el humo, casi podía escuchar los gritos de los protestantes ahogándose con el gas.-
¿Vienes?-Preguntó Sebas curioso.
Auris maldijo por lo bajo y se fue con su compañero, aunque preferiría estar luchando por la libertad de la región no podía irse sin más y abandonar a su equipo.
Al llegar al centro todos fueron a las gradas, el combate estaba a punto de terminar y luego les tocaría a ellos dos.
Solo quedaba un miembro de cada equipo combatiente, uno tenía un clefairy y el otro un paras y ambos se veían igual de agotados.-
¿Puedes cuidar mis cosas mientras combato?-Mei asintió a la pregunta de Sebas.-
¡Acabalo con carga tóxica!-Exclamó la entrenadora. El pequeño bicho empezó a excretar veneno desde sus fauces y se preparó para disparar.-
¡Esquívalo y usa metrónomo!-Clefairy se concentró en el ataque del pokémon bicho, solo había una oportunidad.
Las alarmas empezaron a sonar y el agua empezó a caer sobre todos los presentes, clefairy fue golpeada por la carga tóxica y cayó derrotada pero no hubo celebraciones ni ovaciones, solo gritos cuando un hombre entró al gimnasio confirmando los temores de todos.-
¡Fuego!-Esas palabras fueron el detonante del pánico, todos corrieron hacia la salida en una horda que arrasaba con todo a su paso.
Sebas tomó la mano de Mei para no separarse, pero eso no les evitó el ser arrastrado por la marea de cuerpos, alguien empujó a la chica y la hizo caer, haciéndola rodar por las gradas y soltando su conexión con el moreno que no tardó en ser arrojado al piso cuando intentó avanzar contracorriente.
Las personas los pisotearon y patearon mientras huían desaforados, cada vez que intentaban ponerse de pie alguien más los embestía y volvía a arrojar al suelo.-
¡Mei!-Gritó el chico con todas sus fuerzas. Levantar la cabeza no fue su mejor idea, alguien le pateo la cara, rompiendo su boca y luego alguien pisó su cabeza aplastándola contra el suelo.-¡Mei!-El chico tomó fuerzas y se paró de golpe mientras corría hacia adelante, tacleando a quien tuviera por delante.
No se fijó en quien tiró, sus insultos y protestas no eran más que ruido en sus oídos mientras avanzaba torpemente por las gradas buscando a su amiga.
Al menos ahora el sitio estaba casi vacío, los pocos que quedaban eran como él, personas que habían sido dejadas atrás en medio del caos.-
¡Sebas!-El chico bajo las escaleras con prisa, casi cayéndose de boca cuando una de sus piernas cedió a causa del dolor.-¿Dónde están los demás?-Miraron a su alrededor, pero no estaban en ninguna parte.-
Habrán salido con los otros. Hay que irnos.-Mei tomó sus cosas y caminaron hacia la salida, el sitio era un caos, un grupo de personas con capuchas y pañuelos tapando sus caras estaban lanzando cocteles molotov y explosivos caseros dentro del centro. La mayor parte de la edificación estaba en llamas, la policía intentaba abrir paso a los civiles para que salieran mientras buscaban alejar a los atacantes. A su lado estaban un grupo de pokémons humanoides en apariencia, sus cuerpos de 1.20 metros estaban recubiertos con una aleación metálica orgánica color carbón, a excepción de sus ojos y boca, que los protegía de los golpes físicos.
Eran los polidians, los pokémons insignia de la Guardia Nacional de Sacris, pokémons acero/veneno que contaban con la cualidad de disparar gases de todo tipo desde el cañón de cuatro agujeros en su brazo izquierdo.
Estaban soltando gases lacrimógenos hacia los protestantes, asfixiándolos mientras sus compañeros humanos los golpeaban con sus porras y los empujaban lejos de edificio.-
Busquemos otra salida-Mei asintió y ambos corrieron hacia la zona de concursos.
La zona de concursos era amplia, un auditorio con un escenario con forma de semicírculo en el centro, el telón rojo del escenario estaba abierto y al juzgar por el decorado y las luces colocadas en el centro del mismo, estarían en medio de una presentación.
Sin contar algunos muebles movidos o fuera de lugar, la zona parecía intacta, su diseño abierto evitó que las llamas se extendiesen para consumirlo todo.
Ambos bajaban las escaleras hacia el escenario cuando la puerta de la entrada se abrió de golpe y un tsunami de personas irrumpió el lugar. Los protestantes gritaban eufóricos, pateaban y destruían los muebles mientras lanzaban rocas, cocteles molotov y algunos les ordenaban a sus pokémons que destruyesen el lugar.
Sebas y Mei subieron al escenario y poco después un puñado de guardias entraron, los protestantes comenzaron a atacarlos y en respuesta los policías los golpeaban y empujaban escaleras abajo. Más guardias entraban por la puerta buscando apoyar a sus compañeros.
Los dos amigos solo podían observar ocultos detrás del telón como la guardia avanzaba y los que estaban atrás golpeaban brutalmente a los protestantes que yacían en el suelo.-
¡A ver si te aguantas este sapo!-Gritó uno de los protestantes enmascarados mientras sacaba una pistola, empezó a disparar a los policías, dos rodaron por las escaleras heridos en las piernas, pero no tardaron en contestar al ataque disparando al civil armado.
Sebas y Mei corrieron detrás del escenario buscando alejarse del tiroteo, subieron unas escaleras y encontraron una puerta cerrada que Mei abrió de una patada. Los llevó a un pasillo largo y angosto que al final tenía una puerta amplia y blanca con un cartel verde encima de ella que decía "Salida de Emergencia".
Atravesaron la puerta hacia la libertad del exterior, pero era un caos incluso mayor que dentro del centro. El aire era pesado, lleno de gas lacrimógeno, las personas corrían de un lado a otro mientras los camiones lanza-agua los rociaban y algunos protestantes estaban cayéndose a golpes contra los policías usando palos, hierros y bates.
Ambos corrieron hasta para ocultarse en un callejón cercano, el gas era un poco menos pesado por lo que pudieron tomar un pequeño respiro.-
H... Hay que... llegar al hotel.-Dijo Sebas entre jadeos y tos, asfixiado por los químicos.-
Solo vámonos de esta...*cof*...V vámonos.-Los protestantes empezaron a gritar mientras retrocedían, la guardia avanzaba lenta pero inexorablemente, golpeando a los protestantes que atrapaban antes de cargarlos en camiones blindados.
Respiraron hondo y corrieron fuera de su escondite hacia las calles llenas de gas, tomaron refugio detrás de una columna de un edificio cuando una horda de protestantes avanzó directo hacia la policía, arremetiendo contra ellos con todas sus fuerzas. Hubo un forcejeo por unos segundos, pero al final las masas se abrieron paso a través del muro de escudos de la guardia y comenzaron a golpearlos.
Un puñado de ellos tenía un tubo de hierro grande y grueso, mientras otros protestantes mantenían alejados a los guardias el grupo de 4 personas colocó la palanca debajo de un camión lanza-agua y levantaron el tubo, volcando el camión. No tardaron en arrojarle cocteles molotov y entre varios sacaron a los guardias que lo conducían a rastras y se dedicaron a apalearlos en el suelo.
Mei tomó la mano de Sebas e intentó hacerlo correr, pero este estaba estupefacto viendo el espectáculo de violencia que se desplegaba ante él.
Un protestante con un megáfono, se subió encima de un auto que estaba solo a unos pocos metros de ellos. Sus palabras conflictuaron al muchacho.-
¡Por favor!-La voz era aguda, pero se escuchaba ligeramente distorsionada por el dispositivo.-¡Detengan esto! ¡Esta no es la manera de conseguir la libertad de nuestra región!-Aunque su mensaje no eran más que palabras vacías para los protestantes que continuaban arremetiendo contra los uniformados y estos en respuesta contraatacaban con mayor violencia.-¡Escuchen! ¡Por favor!-Un polidian disparó una granada de gas lacrimógeno hacia la persona con el megáfono, la carga golpeo su cabeza y explotó en una nube de gas tóxico que lleno el área, arrojando a la pacifista al suelo.
El ataque era solo uno de una horda de polidians que no tardaron en llenar el lugar con sus cargas de gas, Mei jaló el brazo de Sebas para obligarlo a avanzar.
Los dos solo eran unos de los muchos que huían al sentir sus pulmones y ojos arder con el gas, pero Sebas no podía evitar mirar atrás y ver a la chica, tendida en el suelo mientras las autoridades avanzaban con sus polidians que continuaban su bombardeo nocivo.
Sebas soltó y Mei y corrió hacia la chica, sus pulmones estaban en llamas, apenas podía respirar y su garganta se irritaba más con cada bocanada que daba.-
¡Carajito de mierda!-Gritó la rubia antes de correr a auxiliarlo, si los detenían iba a ser por su culpa y se lo recordaría cada maldito día de su vida.
La pacifista tosía, los trapos rodeando su rostro apenas la protegían de los gases, Sebas la tomó por sus brazos y Mei por las piernas y comenzaron a correr lejos de la guardia.
Las granadas gaseosas caían a su alrededor, pero consiguieron alejarse lo suficiente como para ocultarse en un callejón, dejaron a la chica en el suelo y de inmediato Mei empujó a Sebas contra la pared.-
¡¿Qué coño te pasa?!-El chico no respondió, solo negaba con la cabeza mientras tosía, apartó a Mei de su camino y se arrodillo frente a la encapuchada.-
A... Ayúdame a quitarle esto. Tiene que respirar.-Juntos le quitaron los trapos de la cara y la capucha de su cabeza.
Mei miró extrañada a la chica, era la misma que había visto en el baño del centro.-
Y... yo te conozco.-Afirmó mientras la señalaba. La chica estaba desorientada, llevó una mano a su cabeza y miró a sus rescatistas confundida.
Sebas apartó su mano de su cabeza, había sangre, apartó su cabello enrulado y pudo ver una herida abierta, era grande.-
Te lastimaste la cabeza.-Sebas pensó por un segundo llevarla a un hospital, pero sería demasiado complicado ahora.-Mei...Usa pulsa cura con Satochi.-La rubia sacó a su pokémon y como se le ordeno utilizó pulso cura en la morena, la herida de su cabeza no tardó en cerrarse y la jaqueca desapareció poco después.-
G gracias... Yo... Ehm...-La chica intentó ponerse de pie, pero Mei la sostuvo con cuidado.-
Tranquila, el pulso cura te deja algo agotada.-Sebas se asomó por la esquina del callejón, la policía avanzaba rápidamente en su dirección.-
Tenemos que irnos...¿A dónde te llevamos? ¿Puedes caminar?-La chica logró incorporarse y miró a los lados.-
¿Dónde estamos?-Sebas miró el cartel en la esquina del callejón, no entendía dónde estaban geográficamente pero quizás ella si.-
Avenida Guipuzcoana.-La chica cerró los ojos un segundo.-
¿Cuál es la calle que tenemos al otro lado?-Mei corrió a revisar.-
Dice Avenida Rahnek.-La chica morena repitió estos dados por lo bajo y luego caminó hacia Mei.-
Por aquí, síganme.-Los tres avanzaban por las calles sumidas en el caos, Satochi estrujado entre los brazos de su entrenadora. La avanzada de las autoridades había irrumpido las filas de los protestantes, por donde fuera que fuesen podían ver a los guardias y sus polidians apaleando civiles y a sus pokémons.-
¡Oigan! ¡Alto!-Los tres se giraron para ver como un guardia y su polidian les apuntaban. No tardaron en abrir fuego, los tres corrieron, pero su avanzada se vio cortada por una horda de policías que avanzaba en su dirección.
Dieron marcha atrás solo para encontrarse rodeados de guardias y polidians, Mei corrió hacia un callejón cercano, seguida por la chica morena y Sebas. Un guardia y su pokémon venían detrás, Sebas arrojaba tablones de madera podrida y cestos de basura que se encontraban colocados junto a las paredes, pero esto apenas frenaban a sus perseguidores.
Se detuvieron junto a una gran reja, no había forma de cruzar.
Sebas tomó sus pokéballs y liberó ambos pokémons.-
¡Mighty usa mordisco! ¡Percy golpe roca en el guardia!-El pokémon se abalanzó sobre el polidian tirándolo al suelo y cuando el guardia intentó dispararles con su arma Percy saltó y le propinó un golpe con su aleta trasera, quitándosela de las manos.
Mientras tanto Mei estaba ayudando a la chica a subir, haciendo que se apoyase en ella a modo de escalón.-
¡Déjalos y ven!-La chica ya había cruzado, pero sin ayuda de alguien Mei no sería capaz de subir la reja antes de que el guardia la alcanzara.-
¿Y tú?-Sebas se colocó junto a Mei, el polidian logró quitarse a Mighty de encima y lo arrojó contra uno de los muros del callejón.-
¡Sube!-Sebas se apoyó en la mano de Mei y la chica lo impulsó para que pasara por encima.-
¡Mighty, Percy, protejan a Mei!-Mighty se incorporó y con furias renovadas intentó taclear al pokémon tipo acero, pero este sostuvo su cabeza con firmeza mientras lo arrastraba hacia atrás, el polidian estaría demasiado ocupado con Mighty, pero el guardia le propinó una patada a Percy lo arrojó hacia la reja sacándole el aire.
Mei colocó a Satochi encima de sus hombros, se subió encima de un contenedor de basura cercano y saltó hacia la escalera de incendios de uno de los edificios, la escaló rápidamente y corrió hasta el borde, deteniéndose unos segundos mirando la altura que la separaba del suelo. Tomó aire, se subió a la baranda y saltó hacia el otro lado de la reja.
Su pie derecho se torció con la caída, su cara golpeo el suelo y sus manos se rasparon y rompieron con el asfalto.
Mei gruño por el dolor, pero se puso de pie rápidamente, Sebas tomó sus pokéballs y guardó a sus pokémons.
Satochi había caído de los hombros de su entrenadora y dio una pequeña vuelta antes de detenerse, sentado y con la mirada perdida en el vacío.
El polidian disparó sus cargas de gas por encima de la reja para asfixiarlos. Mei intentó ponerse de pie y huir, pero cayó tan pronto intentó tomar impulso.
Sebas y la chica morena la levantaron y la apoyaron en sus hombros, avanzaban tan rápido como podían con Satochi corriendo detrás. No fue mucho hasta alcanzar la plaza central, era un gran circulo de concreto con rayas amarillas, azules y rojas que brotaban desde la estatua de bolívar en su centro.
Una iglesia blanca con techo rojo de tejas tenía sus puertas de madera cerradas al igual que todos los locales de alrededor.-
Es por aquí.-Dijo la morena. Los 3 avanzaron unas cuadras más hasta llegar a un edificio de 8 pisos, su fachada era blanca y su estética moderna. Cada piso tenía balcones que miraban al mar y un hermoso jardín daba la bienvenida a quienes se adentraban más allá de la puerta principal, protegida por un guardia de uniforme azul desde una pequeña cabina.
La chica abrió la puerta y todos entraron al patio, el guardia salió de su puesto y los observó a los 3 detenidamente.-
Disculpe señorita Mendoza, pero no puedo dejarlos pasar sin identificación.-El segurata miró a Mei y a Sebas y estos se vieron obligados a dar sus datos antes de poder continuar. El hombre se disculpó por las molestias y volvió a su puesto.
Mendoza los guio hacia el ascensor y subieron hasta el pent-house del edificio, abrió la puerta del apartamento y lo que se encontraron del otro lado del portal era un piso de suelo negro pulido y paredes blancas.
El piso era enorme y su decoración minimalista lo hacía ver aún mayor, la sala estaba decorada con tres muebles de exterior negro y colchones blanco, dos individuales y otro de tres asientos, justo delante había una mesa cuadrada blanca con icosaedro de cristal que estaba colocada sobre una alfombra peluda blanca nieve. Colgando en la pared de enfrente había un televisor pantalla curva de 32 pulgadas, debajo de el había un pequeño mueble blanco con dos altavoces delgados y finos a los lados.
La mesa principal era de vidrio, sujeta por una pata blanca en su centro, la cocina y la sala estaban conectadas, pero estaban claramente delimitadas por el color del suelo. El piso era gris claro y un mesón blanco estaba colocado pegado a la pared, debajo había gavetas del mismo color que la piedra de la cocina haciendo difícil saber cuándo empezaba una y terminaba la otra. La nevera estaba colocado al lado de más gavetas blancas, el mueble iba desde el suelo hasta casi tocar el techo, era gris brillante y contaba con un pequeño panel táctil en su puerta derecha y un pequeño horno estaba empotrado dentro de uno de los muebles, cerca de la nevera.
Dejaron a Mei en el sofá y esta soltó un suspiro de alivio al poder descansar al fin.-
Aquí estaremos seguros.-Mendoza caminó hacia la cocina y abrió una de las gavetas más grandes que estaba junto a la nevera.-¿Cómo está tu tobillo?-
Duele.-Dijo Mei mientras que Sebas tomaba asiento a su lado. La chica regresó con un pequeño frasco de color celeste y se lo entregó a Mei.-
Póntelo en el pie, para la noche debería estar como nuevo.-Mendoza se dejó caer en uno de los muebles y se quitó los trapos que colgaban de su cuello.-Es una medicina hecha con polvo de cuerno de rapidash de Galar.
Gracias, pero, tengo un enfermero conmigo.-Mei dejó el frasco sobre la mesa y miró a Satochi, este fue con su entrenadora y utilizó pulsa cura. Mei suspiró aliviada y se hundió en el mueble, el pokémon luego fue con Sebas y por último con la morena.-
Gracias por eso...¿Es normal que te de sueño?.-Preguntó la morena mientras se acurrucaba un poco en su asiento.-
Si...Pulso cura acelera tu regeneración, pero usa la energía de tu cuerpo para hacerlo, por eso si las heridas son graves o muchas te puedes sentir cansado después.-Dijo Sebas mientras frotaba sus ojos por el cansancio.-Por cierto...No nos has dicho tu nombre.-
¿Mi nombre?-La chica los miró extrañados, ¿De verdad no sabían quién era?-Me llamo Ester, Ester Mendoza.
Él es Sebas y yo soy Mei.-Mei recostó su cabeza en el hombro del chico y miró a Ester con detenimiento.-Se que nos vimos en el baño del centro, pero...Tu cara me suena de algo.- Ester sonrió ligeramente, era extraño hablar con alguien que no supiera de ella.-
Soy muy activa en las redes, quizás me hayas visto por ahí.-Sebas observaba a la chica y de pronto una idea llegó.-
Ya sé dónde te he visto...En una revista del corazón que estaba viendo mi mamá una vez...Eres Ester Mendoza la hija de...de...-El chico movía su mano en el aire haciendo círculos como si eso le ayudase en algo.-
Guillermo Mendoza.-Sebas chasqueó los dedos y la señaló.-
Guillermo Mendoza, no sé por qué siempre creo que se llama Gustavo.-Sebas se mantenía tranquilo pero la revelación lo había dejado impactado. Mei por otro parte...Era Mei.-
¿Guillermo...?-La chica dio un brinco de su asiento y se inclinó hacia Ester con los ojos abiertos de par en par.-¿Eres la hija de Guillermo Mendoza? El tipo que es dueño de...de...Los que hacen la cerveza.-Ester asintió y sonrió con inocencia.-
No solo hacemos cerveza, pero sí. Harina, cerveza, agua, bebidas, verduras, frutas. Mi padre tiene varias inversiones.-Mei estaba a punto de bombardearla con preguntas cuando la chica se puso de pie.-Si me disculpan un segundo iré refrescarme. Vuelvo enseguida.
Las cosas están bastante feas afuera así que siéntanse como en su casa.-Sebas inmediatamente se puso de pie, colocó sus manos detrás de su espalda y le hizo una pequeña reverencia a su anfitriona.-
No no, ya nos íbamos. No queremos molestar.-
(Cállate huevon, yo no me quiero ir.)-Pensó Mei mientras aguantaba muy fuertemente las ganas de golpear a su amigo.-
Insisto. Si fui capaz de volver a salvo es gracias a ustedes, sería una grosería por mi parte el negarles hospitalidad.-La chica juntó sus manos en su regazo e hizo una reverencia similar a la de Sebas.-
(¿Coño pero que tanto se doblan? ¿Quieren ver quien se lo puede mamar solo antes?)-Ambos se pusieron erguidos y Ester le sonrió con calidez al muchacho que sonrió de vuelta.-
Muchísimas gracias. De verdad.-Mientras Ester se iba al baño Sebas se sentó junto a la rubia, en lo que escucharon la puerta cerrarse Mei le dio un leve codazo.-
Sebas.-Ambos miraban el pasillo por el que se había ido Ester.-
¿Qué?-
Estamos en casa de una millonaria.-Mei sonreía de oreja a oreja mientras sacudía el brazo de su amigo emocionada.-¿Cuánto dinero tiene? Revisa revisa, anda.-Sebas tomó su teléfono y busco a Guillermo Mendoza.-
¡500!-Sebas le dio un toque a su amiga para que bajara la voz.-500 mil millones de pokécuartos. ¿Sabes cuántos ceros son esos?-Ella no lo sabía, pero más de 4 seguro.-Muchos.-El chico mordió uno de sus dedos mientras pensaba, Mei tomó su teléfono y empezó a buscar a Ester.-
Los Mendoza tienen relación con el gobierno...¿Qué hacía ella aquí?¿Además por qué estaba en las protestas?-Mei le mostró sus descubrimientos, en internet había montones de imágenes de Ester. Caminando por las calles de Kalos, comiendo en yates con celebridades, saliendo de una tienda de ropa lujosa en Unova e incluso tomándose fotos con personas de extrema pobreza.-
Busquemos su biografía.-Mei entró en la primera página que encontró.-
No hagas eso, es feo.-
¿Cómo que feo?-
No sé, siento que está mal buscar datos de la gente con ellos enfrente...Es como acosarlos.-Mei rodó los ojos y siguió leyendo.-
Para empezar, no está en frente, está en el baño.
Ester Williams Mendoza Wright, de 21 años, es la única hija del magnate Guillermo Mendoza y la arquitecta galariana Amelia Wright. Nacida en Sacris pasó su adolescencia en Kalos donde estudió diseño, sin embargo, cuando cumplió los 19 años se vio obligada a abandonar su residencia como consecuencia de las sanciones impuestas a su familia por su relación con el gobierno de Sacris y su líder, Gustavo Martínez.
Ester Mendoza ha dejado su marca alrededor del mundo por sus campañas de activismo social, protección del medio ambiente y su activa participación en protestas por los derechos LGBT+, contra la explotación pokémon y los derechos de las mujeres...Aquí dice que es filántropa. ¿Qué es eso?-
Que ama a las personas y la ayuda de forma desinteresada.-
Oh...-La chica continuó su lectura y luego devolvió el teléfono.-No conseguí mucho más, dice que su familia mantiene su vida privada MUY privada.-La puerta del baño se abrió y Ester salió a la sala vestida con una camisa color crema y unos pantalones holgados grises de tela. Tenía unas pantuflas multicolor semejantes al cabello de los ponyta de galar.
Sebas guardó su teléfono y Ester se fue a la cocina a prepararse una taza de té.-
¿Y qué hacen en Aurum?-Preguntó la morena.-
Vine a participar en el concurso inaugural del Centro Zamora, aunque creo que ya no se podrá.-Ester metió la taza en el microondas y se recostó del mesón mientras los veía.-
Yo solo vine a acompañarlo.-La postura de la chica, su mirada, aunque gentil, estaba fija en ellos. Mei no podía evitar sentir pequeños butterfrees en su estómago, la chica la ponía nerviosa, pero no en un mal sentido. Ese aire de superioridad que emanaba era curioso, como el de una madre estricta, aunque no le hiciese temerle había algo que le hacía sentir pequeña a su lado.
Los ojos de Ester conectaron con los de Mei y esta apartó rápidamente la mirada.-
¿Y qué haces tú aquí?-Preguntó Mei.-
Por cierto. ¿Tus padres vienen? O sea... ¿Alguien más va a venir aquí? Lo digo solo para saber porque...Estamos en tu casa y eso.-La voz de Sebas era algo baja y penosa, tenía demasiado miedo de meter la pata con ella.-
Esta no es mi casa, es un apartamento de verano. Y no, mis padres no vienen, estoy aquí yo sola.-Mei sacó su taza del microondas, le dio un sorbo y exhaló aliviada. Ese sabor dulce y ligeramente ácido aliviaba sus nervios y renovaba su paz.- Vine por motivos personales. Y disculpen que no les pregunté, ¿Desean algo de beber?-
Con un jugo estoy bien, gracias.-Mei se quedó callada unos segundos, le daba algo de vergüenza decirlo ya que el chico había pedido algo más "sano" pero...-
¿Tienes cerveza?-Una dulce y refréscate cerveza le vendría como anillo al dedo ahora mismo.-
¿De qué tipo? Tengo negritas, rubias, light, pilsen y también tengo vodka saborizado.-Ester empezó a hurgar en su nevera. Sebas movía el pie cual perro ansioso.-
Dame una pilsen.-
¿Podría tomar algo de vodka?-Preguntó con algo de vergüenza el moreno. Ester sacó una botella de cerveza y una de vodka mezclado con jugo de limón rosa y se las entregó.-
Gracias.-Dijeron al unisonó. Mientras que Sebas tomaba con pequeños sorbos Mei se empujó media botella de golpe y soltó un profundo suspiro, casi un gemido.-
Ay por dios, que vaina tan buena.-Sebas le dio otro pequeño sorbo a su bebida, la verdad no entendía por qué a las personas les gustaba tanto la cerveza. Si claro, era refrescante pero el sabor le parecía asqueroso.-
Escuchen...-Ester bebió un poco más de su taza con los ojos cerrados mientras pensaba bien sus palabras.-Lo que pasó hoy...Espero que se quedé como algo privado entre nosotros.-La chica los observó fijamente, Mei y Sebas se miraron rápidamente y sonrieron a la chica.-
Tranquila.-Dijo Sebas.-
Tu secreto está a salvo con nosotros. -Ester bebió un poco más con los ojos cerrados, aliviada de que este incidente no pasaría a mayores. -
Chapter 5: Capítulo 5 (Mavericks)
Summary:
El torneo se acerca a su fin, es el momento de mostrarle al mundo de lo que son capaces. ¿Pero estarán a la altura del desafío?
Chapter Text
Yo fui una de las que organizó las protestas.-Afirmó la morena mientras le daba otro sorbo a su taza.-Aunque mi plan no contemplaba este sinsentido de violencia.-La chica dejó su taza sobre la mesa y tomó aire mientras organizaba sus ideas, se estaba arriesgando mucho al revelar esto, pero, la habían atrapado con las manos en la masa, de nada le serviría mentir.-Habíamos planeado una marcha pacífica, avanzar hacia el centro aprovechando así la cobertura mediática de su inauguración...Nunca se consideró incendiar el lugar...Eso fue idea de alguien más.-La chica volvió a beber de su taza.-La Fuerza de Liberación Regional son los culpables de ello.-Fruncia el ceño mientras el nombre de la organización salía de sus labios.-
¿Esos son los paramilitares?-Preguntó Sebas mientras bebía un poco de vodka.-
Terroristas, eso es lo que son.-Espetó con rabia la morena, había alzado su voz más de la cuenta y al percatarse no tardó en recuperar su galante compostura. Su rostro emanaba una elegancia y sutilidad que no se veían disminuidas en lo más mínimo por su atuendo casual pero sus emociones aún podían filtrarse a través de su mirada, sus ojos dejaban ver su enojo, su pena y su tristeza.-Aprovecharon nuestra marcha para sembrar el terror y el caos...Esto no tendría que haber terminado así.-Sus ojos se aguaron y sus labios temblaron por una fracción de segundo pero lo ocultó volviendo a beber de su taza.-Se suponía que iría al evento, presentaría algunas cosas y ya pero...Me llamarón en medio de todo, fui al baño para poder ver las noticias y en lo que supe que se estaba yendo cuesta abajo, corrí con la esperanza de apaciguar a las personas antes de que se saliera de control.-
Por eso te chocaste conmigo cuando iba al baño.-Añadió Mei, ahora todo tenía sentido.-
Exactamente.-Hizo una pequeña pausa para luego de reír ligeramente de forma forzosa.-Ya saben cómo me fue con eso.-
Pero...¿Tu familia no trabaja con el gobierno?-Sebas la observó con detalle, como un policía interrogando a un sospechoso, fue por menos de un segundo, pero los ojos de Ester y la ligera tensión en su cuerpo le demostraron que dio en el clavo.-
Mi familia no tiene nada que ver con esto, lo planee yo sola.-Su actitud defensiva, la molestia en su mirada, el cómo lo enfocó con rapidez y clavó sus ojos en los suyos. Sus aires de realeza se esfumaron para dar paso a una temible fiera.-
Mientes mal.-Añadió Mei mientras dejaba su cerveza vacía sobre la mesita de la sala. Ester podía ser muchas cosas, pero sin duda era una mala mentirosa, intentaba ocultar sus nervios bajo una capa de seguridad y autoridad, pero su actitud tan defensiva la delataba a kilómetros.
Ester miró a ambos varias veces, mientras mordía sus labios e hinchaba sus labios cual niña a punto de empezar un puchero.-
No diremos nada a nadie, lo juro.-La curiosidad mataba a Mei, necesitaba más chisme. Sebas le dio otro sorbo su vodka y lo dejó en la mesa.-
No tienes que contarnos si no quieres.
Te agradecemos mucho que nos haya dejado pasar a tu casa y nos hayas atendido. Disculpa por estar preguntando tanto, no era nuestra intención hacerte sentir incómoda.-Sebas sacó su teléfono y empezó a revisar las redes, luego miró a Ester y le enseñó que estaba viendo la cuenta de su hotel.-Estoy viendo que ha puesto mi hotel, por si acaso, quiero saber si puedo volver.-El chico sonrió un poco, todo lo que dijo lo había dicho con un ligero todo de broma. La chica podría haberse puesto tensa al verlo luego de prometer que no dirían una palabra.
Pero esa sonrisita hizo que la sangre de Ester hirviera, ese tonito de chiste, el ponerla contra las cuerdas para luego dejarla ir sin más, mostrándole que podría sacarle lo que quisiera pero decidió dejarlo así. Tratarla de forma tan condescendiente...ya había tenido suficiente, sabía que su familia estaba involucrada de alguna manera y luego, para colmo, revisa sus redes sociales. Le restriega en la cara que está a un clic de exponer su secreto.
No tenía por qué soportar esto, estas burlas hacia su persona. No se dejaría intimidar ni manipular por trucos tan despreciables. Si quería retarla que se lo dijera a la cara.
La chica dejó su taza, asegurándose de que sonara al golpear la mesa.-
Les agradecería que se retirasen una vez hayan terminado de beber.-
...¿Dije algo malo?-Preguntó Sebas con una genuina preocupación en sus palabras. Mei alzó los hombros, no sabía que decir.
Ester.-La chica le dirigió una mirada que helaba la sangre.-Lamento si dije algo que te haya ofendido, no fue con esa intención. Lo juro.-Ester se mantenía firme y solo apartó la mirada, insatisfecha con sus palabras vacías.-
¿P podemos hablar en privado?-La chica se cruzó de brazos, uno de sus dedos golpeando su antebrazo.-...Por favor.-la chica lo atravesaba con la mirada, la amabilidad había dado paso a una mujer firme y fría, lo analizaba tanto como él lo había hecho con ella.
Sin mediar palabra empezó a caminar hacia el pasillo hasta alejarse de la vista de Mei, Sebas la siguió.-
Adelante, habla.-Sebas miró hacia atrás, la sala no estaba lejos.-
¿Puede ser un sitio más privado? No quiero que Mei oiga esto.-Susurro el muchacho.-
¿Por qué?-No se estaba yendo con rodeos. Sebas respiró hondo y suspiró para luego morder sus labios ligeramente mientras miraba hacia otro lado.-
Esto es...Privado y personal.-Ester rodó los ojos y los dos entraron a una habitación con una cama matrimonial en su centro. La chica cerró la puerta y retomó su atención en el muchacho.
Sebas chasqueó la lengua y buscó dentro de su billetera, dicen que una imagen habla más que mil palabras.
Ester tomó el carnet que le ofreció y lo leyó con cuidado, "Hijo de funcionario", el carnet tenía una foto de Sebas y el logo de la Asociación de Regiones, miró la parte trasera, decía que el portador de este carnet era hijo de un funcionario activo de las Asociación de Regiones y pedía a las autoridades ofrecerle a dicho portador todas las facilidades posibles. Debajo estaba la firma del secretario en jefe de la Asociación.-
Mi papá trabaja allí...Es jefe del Programa de Desarrollo.-Ester no sabía cómo reaccionar a esto. Sebas rascó su nuca y respiró hondo buscando las palabras.-¿Si sabes cómo trabaja la Asociación? Están aquí porque el gobierno los deja estar. Si ellos decidieran que el programa de Desarrollo no hace falta más...Mi papá pierde su trabajo...La Asociación no juzga la política de los países, son neutrales y... Lo que quiero decir es...Entiendo tu situación.-Sebas tomó de vuelta el carnet y lo guardó.-Todos tenemos opiniones del gobierno...A mi familia tampoco le gusta, pero...Debemos trabajar con ellos...Por eso...Quería...Preguntar por la tuya.
Lo que hiciste fue...Arriesgado...Si la guardia te atrapaba, tu padre habría estado en muchos problemas...¿Ellos saben de esto?-Ester bajó sus brazos y metido por unos segundos antes de contestar.-
Si. Mi padre financia algunas cosas de la oposición, pero solo las pacíficas. A ninguno nos gusta el gobierno, pero si no los apoyamos pierde su compañía.-La chica lo miró a los ojos. La mirada del muchacho, aunque algo apagada, le dejaba ver su empatía y su pequeña sonrisa tímida su simpatía.-
Es un poco una mierda que sea así, ¿No?-El chico rascó su nuca y Ester rio levemente.-
Si. Si que lo es.-La chica apartó un mechón de cabello de su rostro.-Lamento si me puse algo intensa.
Es que todo esto me tiene tensa.-
No te culpo.-Afirmó con una sonrisa comprensiva.-Voy a volver a mi hotel, tienen el sitio cerrado, pero te dejan entrar si eres huésped. Terminaré mi vodka rápido y me iré.-Sebas buscó tomar el pomo de la puerta, pero Ester se puso en medio bloqueando su camino.-
Pueden quedarse a pasar la noche si prefieren.-Sebas intentó hablar pero la chica continuó.-Las cosas están feas allí fuera. Me ayudaron y siendo honesta protegieron a mi familia de un problema enorme.
Pueden pasar la noche aquí, mañana todo debería estar más calmado y...-Ester observó la ropa de Sebas, húmeda y sucia.-Tu y Mei pueden ponerse algo de lo que tenemos guardado. Mañana viene la señora de servicio, le pediré que limpie su ropa.-
Ester...-
Deja de quejarte. No aceptaré un no por respuesta.-
(¿Entonces para que me preguntas?)-Aunque pasar la noche en casa de una millonaria no era una oportunidad que recibías todos los días.-
Muchas gracias.-Sebas hizo una pequeña reverencia.-Eres muy amable.-El chico sacó su celular y se lo extendió a la morena.-Por cierto...¿Podrías darme tu número?-Si estaba tan generosa no habría mejor momento para pedirlo.
La chica lo tomó luego lo miró haciendo una mueca de duda, necesitaba saber algo antes de darle algo tan personal.-
Dime algo y veré si te lo doy o no. ¿Por qué me ayudaste? Muchas personas estaban heridas durante la protesta, ¿Por qué ayudarme a mí?-A Sebas la respuesta le parecía evidente pero no haría daño contestar.-
Porque fuiste la única que pidió que se calmaran, incluso te pusiste a tiro limpio. Otros tiraban rocas, incendiaron el centro, destruyeron locales, pero tu buscaste detenerlos...Hubiera sido injusto que tu fueses a la cárcel.
Creo que lo que hiciste fue admirable...Me hubiera dado mucha pena y...Rabia conmigo mismo si la guardia te atrapaba por mi inacción.-Ester sonrió complacida y guardó su número en el celular del muchacho.
Volvieron a la sala donde Mei los esperaba con su botella vacía, la estaba balanceando por su base dándole vueltas mientras la sostenía por el pico con un dedo.-
¿Se cansaron de darse besos?-Ester estaba a punto de contestar, pero Sebas se adelantó.-
Si, ¿Por qué? ¿Estás celosa?-Ester rodó los ojos y se fue para terminar su té, eran como niños de primaria. Sebas la miró y trató de contener su risa, pero no había mejor oportunidad que ahora.-¿Sabes lo que le pasa? Que soy de Sacris, pero vivo en su mente.-Ester escupió su té por la risa, disparando el té que le quedaba en la taza y empapando su cara con él. Los tres rieron a carcajadas mientras ella buscaba un trapo con el que secarse.
Bueno, pero ya serios. ¿De qué estaban hablando ustedes dos?-Ester explicó su propuesta y Mei aceptó de inmediato, ya había pensado en ello mientras escuchaba su conversación con el oído pegado a la puerta. Pero lo que le comía la cabeza era el por qué Sebas no quería que escuchara quien era. ¿Acaso no confiaba en ella?
Era algo injusto, ella le había revelado sus detalles más íntimos, pero él se negaba a abrirse. De hecho, ahora que pensaba en ello, lo único que sabía de él era lo que había deducido en la montaña, pero este no era el lugar ni el momento para confrontarlo.
Ambos se dieron un baño y se vistieron con la ropa que encontraron en el closet de la habitación principal. La de Sebas le quedaba algo holgada y ligeramente larga, mientras que la de Mei le quedaba algo pequeña y ajustada, sobre todo en el pecho y las caderas.
Ester metió una pizza congelada al horno y mientras esperaban a que se cocinara Ester fue por dos cervezas más para Mei y ella y un jugo para Sebas.-
Espero que les guste la pizza vegana.-La chica le entregó las bebidas y tomó asiento junto a Mei, Sebas estaba sentado en una silla individual aparte.-
¿Vegetariana?-Preguntó Mei mientras alzaba una ceja.-
Vegetariana no, vegana. No como nada que venga de un animal.-Explicó Ester mientras le daba un sorbo a su cerveza.-
¿Nada de nada?-Preguntó Mei incrédula.-
No. No como queso, miel, carne, huevos, leche, nada que provenga o sea hecho con un animal.-Había un cierto orgullo en sus palabras, uno que Mei no entendía en lo más mínimo.-
(Los millonarios son raros.)-Pensó Mei mientras bebía de su cerveza.-
Yo no tengo problema. A mi hermana también le gusta la comida vegana.-El chico bebió de su jugo y Ester sonrió con inocencia.-
¿De veras? ¿Y a ti te gusta?-Sebas alzó los hombros como si no le diera importancia.-
No mucho la verdad. Puedo comer de vez en cuando pero no me haría vegano...Ni vegetariano. Me gusta la carne.-Hablaría más pero probablemente a Ester no le gustaría escuchar como recubre su carne a medio cocer con la sangre fresca y aliñada en la tabla donde la sirven antes de comérsela.-
Esta pizza les va a encantar, ni siquiera notaran que el queso no es queso.-Sebas la miró de reojo aguantándose las ganas de decir que no tenía ningún sentido llamarlo "queso" si no era queso.-Y díganme, ¿Cómo se conocieron ustedes dos?
Nos conocimos cuando veníamos para acá, en la montaña.-Comentó Sebas con calma.-
Lo salve de unos Arboks.-Añadió Mei rápidamente, casi gritando de la emoción y con una sonrisa. Su comentario captó el interés de Ester.-Escuché unos llantos de niña y fui a revisar, lo encontré tirado en el suelo huyendo de los Arboks.-Sebas no hacía más que mirar de forma desaprobadora, pero eso no detenía a la rubia.-Satochi y yo nos enfrentamos a los Arboks y lo ayudamos a llegar a la cima.-
¿De verdad?-Preguntó Ester sorprendida, era una historia impresionante. Mei era una heroína-
Eso nunca pasó.-Añadió Sebas al percatarse de la inocencia de Ester.-
Claro que sí, deja de ocultarlo y acepta que te salvó una chica.-Mei arrojó su cabello al aire con una sonrisa de oreja a oreja.-
No hay nada de malo en que te haya ayudado una mujer Sebas.-Dijo Ester con una pequeña sonrisa compasiva.-
No me salvó, yo la salve.-Sus comentarios no parecían convencer a su anfitriona.-
Ya, eso dices tu.-Mei miró a Ester y rodó los ojos, fingiendo estar agotada de escuchar excusas de su amigo.-
Dios, esto es más falso que un pikablue.-Espetó Sebas mientras se frotaba los ojos. Prefirió dejar el tema antes de molestarse por una tontería como esta.-Voy a llamar a Rodri y a Auris, quiero saber si están bien.-El chico se puso de pie y camino hacia uno de los cuartos, no le gustaba que lo escucharan mientras hablaba por teléfono.-
Pensaba que serían amigos desde antes.-Comentó la morena.-
Nah.-Mei terminó de beber su cerveza y se secó los labios con su antebrazo. Ester la observaba con una ligera sonrisa. Al mirarla de vuelta esta apartó rápidamente la mirada hacia el televisor.-
¿Quieres escuchar música, ver una película, televisión?-Ester fue a buscar el control de la enorme pantalla plana que ocupaba toda la pared de la sala.-
No creo que tengamos los mismos gustos.-Ester tomó su cerveza, estaba por más de la mitad, pero la bebió toda de un solo golpe, se limpió la boca con su antebrazo y la dejó en la mesa.-
Te sorprenderías.-Su cambió de actitud sin duda la sorprendió, pero muy gratamente, prefería esto a estar tan estirada.-
No lo sé pon...ehm..."Pepas"-Cuando la pantalla del televisor no mostró canales sino pestañas de internet la cabeza de Mei estalló, jamás había visto un televisor que pudiese conectarse a internet...Al menos nunca había visto a nadie que tuviese uno. Ester puso la canción de Farruko y empezó a subir y bajar la cabeza al ritmo de la música.
Las dos empezaron a tararear la canción, pero no pudieron evitar cantar cuando llegó el coro.-
¡Pepa y agua pa' la seca To' el mundo en pastilla' en la discoteca!-Las dos cantaban a todo pulmón mientras saltaban llenas con una energía que no se disipo cuando acabó la canción, por el contrario, las chicas se dedicaron a hacer un karaoke, usando los controles remotos como micrófonos a la par que bailaban con coreografías improvisadas.-
¡Qué maldita nota, Arcoíris, Fa-Fa-rru'!-
¡Sube la mano' y las botella' pa' arriba!-Cantó Sebas mientras entraba a la sala, pero se le veía preocupado. El chico les hizo señas para que apagaran la música un segundo y Ester obedeció.-Ehm. De acuerdo, para hacer un resumen de todo.
Acabo de hablar con Auris, dice que está bien, que la multitud lo empujó y nos perdió de vista.
No logro contactar con Rodri, Auris me dijo que me avisaría si él podía, y...Aún no se nada bien, pero...-El chico metió sus manos en sus bolsillos mientras relamía levemente sus labios y fruncía ligeramente el ceño.-Auris me dijo que cancelaron el torneo.-
¿Cómo que cancelado?-Preguntó Ester, su sonrisa se había esfumado.-
Según Auris en las redes sociales los organizadores dijeron que lo cancelarían dadas las circunstancias, no sé si es enserio o es solo una idea.-Ester buscó su teléfono y empezó a revisar las redes, sus ojos se achicaron y su rostro se palideció ligeramente mientras bajaba por los hilos de comentarios.-
Mierda.-Susurro para sí misma.-Tengo que hacer unas llamadas.-Ester fue a encerrarse en su cuarto y luego de un rápido intercambio de miradas Sebas y Mei pegaron su oído a la puerta para escuchar la conversación.- ¿Cómo es eso de cancelar el torneo sin consultarme?-Aunque intentaba no alzar la voz su rabia era palpable-¿Acaso yo no soy una de las organizadoras también? No puedes cancelar el torneo...No, tu...TU escucha.-Sebas y Mei se miraron, sorprendidos por la furia en su voz.-No vas a cancelar nada, invertí mucho en estos centros...Yo te diré lo que la gente dirá de ti, dirán que eres un cobarde...Pues resuelve algo y hazlo rápido.-Sebas y Mei corrieron a la sala y se sentaron para evitar alzar sospechas en Ester. La chica tardó un poco más de lo esperado en salir, respiró hondo y esperó a calmarse antes de volver a la sala.-Sebas, ¿Puedes hablar con Auris? El torneo no se va a cancelar, pueden continuar participando si así lo desean.-
¿Cómo lo sabes?-Preguntó Sebas con curiosidad-
Hablé con uno de los organizadores, parece que fue una decisión precipitada pero ya lo están corrigiendo.-La chica hablaba con tal naturalidad que cada palabra en su boca parecía cierta.
Sebas se fue para llamar a Auris y Ester se sentó nuevamente en el sofá, intentaba mantener su apariencia etérea pero no muy en el fondo estaba maldiciendo a Daniel con todas sus fuerzas. Ese idiota creía que podía usarla otra vez, que podía tomar su dinero e imagen para promocionarse luego de lo que le hizo. Los Centros eran buena idea, pero el saber que él se llevaría el crédito era como un puñal en su espalda, estaba dispuesta a aceptarlo porque necesitaba redimirse, pero esto, esto era demasiado, usar su dinero y luego marcharse en lo que las cosas se ponen difíciles, típico de Daniel.
Además, sabía cómo sería esto, se iría sin más y dejarían el centro así, lo arreglarían un poco, con su dinero, claro está, haría una campaña donde mostrarían el "Nuevo y renovado Centro" y darían un discurso sobre cómo no se dejarían intimidar por sus enemigos y luego lo dejarían así, a medias.
Ella se encargaría de todo el trabajo, ellos se llevarían la gloria y la dejarían comiendo de las sobras de su propio trabajo.-
Ester...Ester.-Mei sacudió a la morena que sacudió su cabeza suavemente saliendo de su trance.-Se está quemando.-Ester olisqueo el aire, corrió a la cocina y apagó el horno antes de sacar la pizza. El pan estaba negro y quebradizo, los vegetales carbonizados y atrofiados por el calor, el queso tenía grumos y la salsa se había secado.
Sus labios temblaron y sus ojos se aguaron, nada le salía bien hoy, pero no podía quebrarse frente a sus invitados.-Lo siento, estaba distraída...Veré si puedo pedir algo.-Ester tomó la bandeja con la masa negra deforme que era la pizza y se dirigió hacia la basura.-
¡¿Qué haces?!-Exclamó Mei. Ester se detuvo y la miró confundida.-No la tires, aún se puede comer.
Está toda quemada.-Mei no entendía el razonamiento de la morena, quizás era porque no era una millonaria que podía contratar a un chef para que le hiciese comida gourmet cuando quisiese, pero jamás tiraría comida.-Va a saber mal.
Yo me la como, pero no la tires.-Ester miró la pizza y luego a Mei, alzó las cejas sin entender del todo porque la chica estaba tan empeñada en no tirarla, era solo un poco de comida, pero no se pondría a discutir con ella.
La colocó en la mesa y pidió un delivery por teléfono, antes de darle a Mei algo de beber y sentarse para verla comer.
La chica comía sin ningún tipo de elegancia, tomaba pedazos completos y se los pedía en la boca sin cuestionar su sabor o textura, ni siquiera estaba segura si los saboreaba.-
¿No te sabe mal?-Preguntó Ester suavemente.-
No.-Replicó Mei. Sabía asqueroso y no era solo por el quemado, esa extraña combinación de vegetales le generaba una sensación extraña en la boca, pero seguía siendo comida. No tenía el paladar más refinado y siempre fue quisquillosa para comer, si fuese por ella sus comidas serían siempre hamburguesas y pastas, pero su madre le enseño a desperdiciar nada, mucha gente no tenía nada que comer, no importa que tan feo supiese algo debía comérselo.
Mei miró a Ester de reojo, la chica estaba apoyada con sus hombros sobre la mesa y la observaba con detalle.-
¿Tengo algo en la cara?-Preguntó. El que la mirara tanto la hacía sentir...extraña, juzgada, pero sobre todo nerviosa, como si la estuviese examinando y estuviese fallando la prueba. Esta chica, desde el momento que la vio en el baño, le generaba algo extraño, como una especie de cosquilleo en su estómago. No quería demostrarlo, pero la sensación se hizo más pronunciada cuando la vio salir en pijama y cuando cantaron y bailaron su mente se olvidó de todo lo que pasaba a su alrededor. Solo podía concentrarse en ese momento, en su rostro mientras desafinaban y reían.
Apartó su mirada luego de unos segundos, por algún motivo mantener contacto visual con Ester le era sumamente complicado. Sebas también era sereno y le era fácil imponerse, pero con Ester, había algo en su mirar que simplemente la intimidaba, la misma sensación que tuvo en el baño, la sensación de estar frente a alguien superior.
Se sentía pequeña a su lado, pero no tenía ningún sentido, ella era más alta, con más pechos y un cuerpo más grueso, no tenía nada que avergonzarse frente a ella, pero esa sensación de pequeñez no se esfumaba.-
No...-Dijo Ester mientras sacudía levemente su cabeza.-Es solo que estaba pensando en algo...Ha sido un día complicado. La chica cerró los ojos un segundo, solo deseaba una buena noticia.-
Auris se retira.-Sebas se asomó por el pasillo, el chico sudaba frio y se sentó en un mueble para luego llevar sus manos a la cara y gruñir con fuerza antes de destapar su rostro. Apoyó su brazo derecho en él apoya brazos y empezó a mordisquear el costado de su dedo índice.-Intenté convencerlo, se quedará, pero se retira.-Mei abrió la boca haciendo que la comida que masticaba cayese al suelo. Ester lo miró con detenimiento y preguntó con un tono mucho más frío que del usual.-
¿Cómo que se retira?-
Van a protestar, contra Daniel, ¿No viste donde van a hacer el torneo?-Ester revisó su teléfono y no tardó en encontrar la respuesta. Dado que el Centro estaba destruido el torneo tendría lugar en el gimnasio de Aurum. La publicación estaba llena de comentarios insultando al gobierno por la forma en que atacaron a los protestantes y afirmando que el torneo estaba arreglado para que ganase Daniel.- A modo de protesta tanto concursantes como espectadores hablaban de no asistir al evento, diciendo que no le darán legitimidad al circo de Martínez. Le dije que eso lo promueven los pelagatos que ya habían perdido, pero no me hizo caso.-
Dios mío, lo voy a matar.-Ester marcó el número de Daniel y empezó a caminar dando vueltas por la cocina.-¡¿Qué coño tienes en la cabeza?!-Ester y Sebas se miraron y luego a Ester, esta fue la gota que derramó el vaso.-¡No puedes hacer eso, yo...!-Las pupilas de Ester se achicaron, su piel palideció y sus labios temblaban. Mantuvo silencio por varios segundos para luego retomar su furia.-¡Vete a la mierda!-La chica colgó la llamada y tiró su teléfono al suelo con fuerza, las piezas volaron por el suelo mientras la chica se recostaba de una pared y respiraba agitada. Sus piernas se hicieron de gelatina y cayó sentada en el suelo de la sala mientras cubría su rostro.-Merde.-Sebas y Mei avanzaron hacia ella no muy seguros de que hacer. Se arrodillaron y se mantuvieron en silencio mientras la chica sollozaba, Sebas tomó su hombro con suavidad y trató de hacerla alzar la mirada.-
Ester...-La chica alzó la mirada ligeramente, sus ojos conectando con los del chico.-
¿Qué paso?-La chica bajó la mirada y rompió en llanto nuevamente, sin nada que hacer decidieron dejarla desahogarse entre lágrimas.-
T todo...Lo que inten...in...tento sssale...ma ma mal-Ya no podía aguantarlo más, Daniel fue la gota que colmó el vaso. Intenta organizar una protesta pacífica y termina en una batalla campal con heridos y posiblemente muertos. Intenta detenerla y la golpean en la cabeza. Intenta ayudar a la creación de los centros y estos terminan destruidos. Crearse una imagen y dar a conocer su nuevo proyecto en el concurso, un fracaso total. Intentar hacerle frente a Daniel, otro fracaso para la lista. Hacer una, UNA maldita pizza en un horno, NO, ES DEMASIADO INUTIL, incluso para eso.
Pero los fracasos no eran lo único que la atormentaba, era el saber que tendría que ir mañana con una sonrisa de oreja a oreja y agradecer a Sacris por su apoyo y devoción, sería su muñeca, linda, sumisa, callada e influyente, y una vez todo hubiese terminado se llevarían su dinero.
Eso fue lo que le dijo cuando lo llamó, agradecía su preocupación, pero ella ya no sería parte del comité organizador y sus aportes no le serían devueltos. Daniel no reconstruiría los centros, Annelise y él vivirían felices de sus bolsillos.-
Estoy segura de que podremos resolver algo.-Mei hablaba con suavidad y ternura, colocó una mano en el hombro de Ester y esta se secó las lágrimas mientras buscaba controlar su respiración.-
¡¿Resolver algo?! ¡Me sacaron del comité, no puedo decir nada sobre los eventos o los centros!-Exclamó entre lágrimas. Mei se echó atrás ante los gritos.-¡Cancelaran mi concurso, todo lo que he hecho! Todo...Todo por lo que he trabajado se perdió...No ha hay...Nada q que hacer.-Odiaba ser pesimista, pero era cierto.-
Si no tengo compañero, la gente y los concursantes se niegan a ir y el público recibe mal el evento no hay mucho que hacer.-Mei miró a Sebas con desaprobación, querían animarla no reforzar su miseria.-PERO-Dijo Sebas ser perforado por los ojos de Mei.-Pero...Pero, si consigo un compañero supongo que podría participar.-Ester no entendía bien a que se refería.-Piénsalo bien, no tienen apoyo y los concursantes dicen no querer ir, si yo, siendo uno de los concursantes originales me decido por ir, aunque sea con un nuevo compañero, deberían dejarme participar.
Iría contra las reglas del torneo, pero es eso o que se queden sin concursantes, no creo que quieran hacer un evento donde solo sea Daniel recibiendo el premio y podemos vender mi participación como una "muestra de lealtad" o algo así.-No le gustaba para nada la idea de ser una marioneta del gobierno, pero era la oportunidad que tenía, la publicidad sería bestial y podría ganarle al hijo del dictador que tanto desprecia, era un ganar ganar.-
¿Y si no lo aceptan?-Preguntó Ester mientras secaba sus lágrimas.-
Nos dirán que no...Y ya.-
¿Y esto como ayuda a Ester?-Preguntó Mei. No era momento de ser narcisista.-
Bueno...-Esto era algo incómodo.-Ester podría...Apoyarnos.-Ester lo miró conflictuada, ¿Le estaba pidiendo patrocinio?
Al ver su rostro Sebas apartó la mirada y sonrió penosamente.-
N no me refiero a que nos des dinero o incluso algo de tu marca, me refiero a...Estoy de acuerdo con muchas de las cosas que defiendes, podemos darte apoyo y decir cosas que sean...ya sabes...Muy controversiales como para que TU las digas o no sé, lo que quieras realmente.-Ester pensó por unos segundos, no era una idea tan mala, era mejor que nada.-
Los organizadores no pueden apoyar a los concursantes.-Hablo Ester por lo bajo.-
Pero ya no eres organizadora.-Afirmó Sebas con calma.-
¿Quién sería tu compañero?-Preguntó Ester, la esperanza volvía a su mirada de a poco.-
N no lo sé, ehm...Supongo que Mei o...¿Rodri? No conozco a nadie más aquí.-Sebas rascó su nuca mientras cerraba los ojos buscando recordar a alguien más, quizás incluso a alguien en Orquídea que pudiese venir mañana.-
Llámalo, ahora.-Ester se puso de pie y terminó de secar sus lágrimas, fue corriendo a su habitación y al ver a Sebas y Mei parados en la sala cuando regresó con su montaña de ropa les frunció el ceño y alzando la voz dijo.-¡¿Qué esperan?! ¡Muévanse!-Sebas tomó su teléfono y llamó a Rodri, Mei apartaba cosas dándole espacio a Ester para colocar la ropa y recibió la comida una vez llegó el repartidor.
Ester organizaba distintos pantalones, camisas, faldas y chaquetas de todos los colores, formas y tamaños buscando cuales serían las mejores combinaciones, Mei la veía mientras media con cuidado las siglas EM que estaban cosidas en la tela.-
¿Y eso?-Ester seguía toqueteando los parches y sintiendo la tela.-
Mi compañía.-Dijo sin importancia.-
¿Vendes ropa?-
La diseño, todas estas son creaciones mías, me las traje para presentarlas a inversores...llevarán estas cuando vayan a pelear contra Daniel, tengo que asegurarme que sean las mejores.-
Rodri viene para acá, llamé a Auris para preguntarle si estaba dispuesto a cambiar de idea, pero me dijo que no...Pero le dije que podía venir y me dijo que si, es un buen entrenador y creo que nos vendrá bien su ayuda para organizar la pelea.-Ester solo asintió ante sus palabras, no le estaba prestando atención.
Sebas comió la comida vegana que Ester pidió y...no estaba mal pero no era su favorita, una vez Ester identificó las mejores prendas del montón y cuales le quedarían mejor a Sebas se sentó a comer con prisa su comida, no masticaba o bebía, solo tragaba trozos enteros y una vez terminó le dijo a Sebas que revisaría su ropa y fue con prisa a su habitación.
Auris y Rodri llegaron casi a la vez, ambos quedaron impresionados con la magnificencia del apartamento, pero los descolocó un poco al ver a su dueña pisando el piso frenéticamente mientras miraba un montón de ropa sucia arrojada en el suelo de la sala.
Todos se sentaron en la sala, Ester le entregó a Sebas una libreta y un bolígrafo que este le pidió y se colocó enfrente de todos.-
Ok, ehm, gracias por venir. Como saben, el torneo es mañana en el gimnasio de Aurum. Estuve revisando las reglas antes de empezar, las cambiaron. Antes nos entregaban pokémons, ahora debemos ir nosotros con los nuestros, solo podremos escoger uno.
Auris ya dijo que no quería participar así que, me hace falta un compañero si queremos competir...Y Mei y Rodri son las únicas personas que conozco que pueden combatir...¿Alguno se ofrece?-Mei y Rodri se miraron y Rodri se echó atrás con los brazos abiertos, reposándolos en el espaldar del sofá.-
Mei debería hacerlo, no soy mucho de combates.-Mei no sabía bien que decir, quería participar, pero, las personas como ella no ganan, pero no podía simplemente dejar pasar esta oportunidad. Presentarse en un torneo ante los ojos del mundo y combatir junto a Sebas...Quizás incluso podría aprender uno o dos trucos del chico.-
Mi problema es que Mei solo tiene a Satochi...Sin ofender Mei, pero...-Mei no le dio importancia alguna.-
Nah, Satochi no pelea...Puedo capturar uno hoy y entrenarlo.-Sebas hizo una mueca antes de contestar.-
No es buena idea combatir con un pokémon recién capturado.-
¿Y si les presto a BuySell?-Todos miraron a Rodri y este mostró su pokéball.-Está bien entrenado, no tendrá problemas siguiendo órdenes. Además, es bastante fuerte.-Sebas cerró los ojos y bajó la cabeza ligeramente mientras mordía su dedo.-
Podría funcionar, además es de agua y tengo entendido que este gimnasio se enfoca parcialmente en los pokémons de agua...¿Tu que dices Mei?-La chica dudaba entre el sí y el no, le daba miedo el fracasar, el ser la burla de Sacris, la picazón en su brazo crecía mientras la duda la consumía poco a poco. Sus inseguridades quedaron ocultas bajo una gran sonrisa llena de determinación.-Hagámoslo.-Sebas anotó en la libreta "Buizel".-
Yo usaré a Mighty entonces, así...-Una de las pokéballs de Sebas se abrió y Mudkip se materializó encima de la mesa de la sala, parecía molesto.-
¡Mud Mudkip!-Dio un pequeño salto y Sebas lo miraba con detenimiento.-¡Mudkip!
Dice que le molesta que siempre utilices a Mighty en los combates importantes.-Todas las miradas que centraron en Auris que se puso colorado de golpe ante la atención repentina.-
¿Cómo lo sabes?-Rodri hizo la pregunta en la mente de todos.-
Puedo...Puedo entender lo que dicen los pokémons.-
Creo que está loco.-Dijo Mei en un susurro para nada discreto.-
No estoy loco.-Replicó Auris con una ligera molestia.-Puedo entender lo que dicen desde pequeño, es una habilidad con la que nací. Hay otra gente que puede hacerlo también.-
¿De verdad puedes entenderlos?-A Sebas le picaba la curiosidad, sacó a Mighty y este olisqueo el sitió por un segundo y luego se sentó junto a su alfa. Tenía la misma expresión seria y apática de siempre.-¿Qué dice Mighty ahora?-El chico se arrodillo frente a Mighty, tomó su rostro entre sus manos y lo miró a los ojos.-¿Por qué eres TAN pero TAN feo?-Mighty gruño y se sacudió soltándose del agarre de su alfa.-
Dice "¿Me sacas para estas estupideces?".-Sebas miró a Mighty con una sonrisa y lo llenó de besos mientras movía su cabeza de lado a lado, el pokémon gruñía con más fuerza con cada beso.-
No seas tan amargado chico.-Sebas le gruñía devuelta en un tono juguetón pero los pelos de Mighty se erizaron y se sacudió con fuerza y le lanzó una mordida a su alfa, este la esquivó sin problema echándose para atrás y empezó a reír mientras acariciaba la cabeza de su irascible pokémon-No me des besos, arruinas mi imagen, yo soy un pokémon rudo.-Sebas hablaba con un tono agudo y caricaturesco-Y a los pokémons rudos no nos miman.-Mighty se mantenía con los cabellos erizados y gruñía de vez en cuando pero se mantenía firme e intentaba mantener su rostro serio y de pocos amigos.-
Está considerando fuertemente si morderte la cara o la garganta.-Auris sonreía nervioso, las palabras de Mighty parecían ir enserio.-
¿Ah sí?-Preguntó Sebas con una muy exagerada cara de sorpresa.-Pues adivina. Me muerdes algo y no comes en un mes.-Sebas le dio un último beso a Mighty antes de guardarlo nuevamente en su pokéball.-
¡Ahora yo, ahora yo!-Mei sacó a Satochi de su pokéball y este miró a todos en la habitación. Mei esperaba emocionada sus palabras, pero este solo se quedó mirando el vacío y no dijo nada. Mei lo guardó enseguida.-
¿Qué dice BuySell?-Rodri sacó a Buizel.-Auris dice que puede entender lo que dices, di algo para ver si es cierto.-Buizel se llevó una mano a su barbilla y meditó unos segundos antes de empezar a bailar.-
¡Bui buizel zeeel! ¡Buizel bui bui!-Buizel cantaba con ánimos y energía.-
Party rock is in the house tonight, everybody just have a good time.-Todos quedaron boquiabiertos ante la voz de Auris, no esperaban una voz tan melodiosa saliendo de sus labios. Auris cerró los ojos y continuó cantando, le gustaba mucho esta canción.-And we gon' make you lose your mind, everybody just have a good time.-Buizel corrió hacia él y los dos chocaron los cinco.-Es una buena canción.-
¿Algún otro talento oculto?-Preguntó Sebas con una pequeña sonrisa.-
Puedo tocar la guitarra, la tengo en mi hotel.-
¿Eres músico?-Preguntó Ester con curiosidad.-
Nah, es más un hobby.-
¿Pero puedes doblar la lengua así?-Mei sacó su lengua y la dobló en forma de U.-
No, no puedo.-Afirmó Auris con una sonrisa, Mei parecía muy orgullosa de su "talento".
Rodri y Ester sacaron sus lenguas y aunque el chico falló Ester logró doblar su lengua y tanto ella como Mei empezaron a moverlas de lado a lado en señal de victoria.-
Bueno bueno, ya, en serio. Tenemos que concentrarnos en el combate de mañana.-Sebas miró a Mudkip con seriedad.-Percy, lo que te voy a preguntar es muy serio. ¿En verdad, EN VERDAD, quieres participar?-
¡Mud!-Percy lo miró lleno de determinación.-
Dice que sí.-Comentó Auris.
Sebas se llevó las manos a la cabeza y acaricio su cabeza hacia atrás mientras respiraba hondo.-
De acuerdo...Percy y BuySell entonces...No es una buena combinación, pero podemos trabajar con ella.-Sebas anotó el nombre de Percy en la libreta y anotó "Agua" debajo de ambos.-¿A qué es débil el tipo agua?
Sólo a planta y eléctrico.-Sebas anotó el comentario de Auris en la libreta.- Y es fuerte contra fuego, tierra y roca. Lo resisten planta, dragón y agua...¿Qué ataques sabe BuySell?-
Mordisco, agua jet, rayo hielo y demolición.-Sebas alzó las cejas, era una grata sorpresa.-
Está fuerte.-Comentó el moreno mientras escribía los ataques y su tipo.-
Lo he entrenado bastante. Si viajas solo tienes que cuidarte.-
Ok...Tenemos un ataque de tierra, dos de agua, uno de hielo, uno siniestro y dos de lucha...Estamos bastante bien cubiertos. ¿Alguno sabe cómo es el gimnasio?-Auris buscó fotos en internet mientras que Ester se puso a diseñar un conjunto para Mei con la ropa que tenía disponible.
Auris conectó su teléfono al televisor y la imagen del gimnasio apareció en este, era grande, con gradas a los lados. La arena en sí era un gran rectángulo, estaba cubierto casi completamente por agua, un rectángulo más pequeño de arena estaba flotando en el centro, pero dentro del rectángulo había cuatro cuadrados de agua que conectaban con el resto de la piscina por túneles subterráneos creando así una cruz de arena.-
Bien...Este gimnasio está diseñado para beneficiar a los tipos agua, tierra y planta, esos son los que usa Cristóbal. Tenemos pokémons de agua, así que podemos usar la piscina a nuestro favor. Hay que pensar que pokémons pueden utilizar Daniel y quien quiera que fuese su compañero...Ester, tú lo conoces, ¿Qué pokémons tiene?-Ester terminó de combinar la blusa, falda y chaquetilla y las colocó a un lado.-
No usará sus propios pokémons. Le darán uno, entrenado, fuerte.-Ester hablaba serena mientras doblaba con cuidado la ropa que eligió y se la llevó a su habitación.-
¿Por qué no me sorprende?-Auris rodó los ojos desencantados.-
Que puto, ¿no?-Comentó Rodri.-
Técnicamente es lo mismo que estamos haciendo nosotros, pero sí, le darán uno muy fuerte pero no lo suficiente como para que sea evidente que no es suyo.-Dijo Sebas. Ester tomó el resto de la ropa y se dispuso a guardarla.-¿Qué tipos podrá usar?-
Si es inteligente usará un planta agua, así puede aprovechar el terreno y tendrá algo con lo que atacar a los tipo agua.-Sebas anotó la combinación que dijo Rodri.-
O también pueden pensar que pensaremos eso, agua planta es la combinación más evidente, podrían usar un volador eléctrico. Así atacan a los agua y a las plantas y se protegen de que usemos un tierra.-Auris tenía razón, ambas eran buenas combinaciones, pero usar un agua planta podía ser la respuesta más evidente, es probable que por eso mismo no la usen.-
Independientemente de eso tenemos un ataque de hielo, deberíamos poder ingeniárnoslas...Aunque el eléctrico me tiene nervioso.-Sebas miró la pantalla.-Tenemos dos pokémons de agua, podemos usar las piscinas a nuestro favor y deberíamos, nos dará movilidad y cobertura de ataques aéreos...Pero un eléctrico puede electrificar el agua fácilmente y si es así estamos perdidos.-Ester se colocó junto a Mei, ambas veían la pantalla mientras los chicos debatían.-
¿Qué piensas de su plan?-Preguntó Ester.-
No se me da muy bien planear cosas.-Dijo algo avergonzada la rubia.-Además, no me sé bien la tabla de tipos, me enredan mucho esas combinaciones de agua planta y entonces ya no es débil a eléctrico, pero es débil a volador y no sé qué.-Mei nunca les había prestado demasiada atención a los tipos, solo sabía las combinaciones básicas y con eso se manejaba.-¿y tú qué?
No me van mucho los combates, me parece que a veces pueden ser algo barbáricos-Mei no entendía a que se refería, ¿Qué pasa con que tengan barba?-Aunque los veo de vez en cuando, sobre todo me gusta esto, la planificación. Como se organizan antes de pelear.-
Si tienen un eléctrico solo nos queda atacarlo y deshacernos de él primero.-Comentó Auris mientras volvía a su asiento.-No hay de otra.-Sebas veía la pantalla con detenimiento, algo no estaba bien...No tenía ningún sentido.-
Es una debilidad tan evidente...¿Por qué ponerla? ¿Por qué no solo dejar todo de tierra o las cuatro piscinas conectadas?...Pero supongo que tienes razón, usaran un eléctrico, es la mejor elección...Y un planta casi seguro. El sol ya se estaba ocultando, sería mejor que todos volviesen a sus casas antes de que se pusiera oscuro. Todos se despidieron y se desearon suerte.
Los tres se distanciaron un poco por el resto del día, Sebas se acostó en su habitación, hacia dibujos del gimnasio, buscó planos en internet, entrevistas a Cristóbal, pero solo logró descubrir que el agua que llenaba las piscinas era agua de mar extraída de las costas de Aurum...Pero al buscar información sobre las costas no encontró ninguna propiedad interesante.
Ester estaba en la sala, trabajaba en los atuendos que llevarían, usaba la ropa sucia de Sebas y Mei para ajustar las que tenía de modo que se viesen a la medida.
Mei se limitaba a ver televisión y luego por la ventana, estaba aburrida, no sabía que hacer, pero de pronto una idea cruzó su cabeza. Estaba...Aburrida. Luego de atravesar calles huyendo de la policía, luego de lastimarse el pie brincando desde una escalera de incendios...Estaba aburrida. No pensaba en la protesta, de hecho, llevaba horas sin pensar en ella. El humo ya había desaparecido, pero estaba segura de que sus consecuencias no. Había familias angustiadas llamando a morgues y clínicas buscando a familiares que aún no hayan llegado a casa, varias personas estarían presas pasando noches eternas de frío y soledad...Y ella estaba aquí, en un pent-house de lujo con la chica más rica de la región luego de tomarse unas cervezas y hacer un karaoke. Era como si se desconectara del mundo, no tenía preocupaciones ni miedos, no le ponía nerviosa que la policía atravesase la puerta buscando a algún fugitivo, solo se aburría.-
¿Así se siente estar arriba?-Susurro para sí misma.
Era un mundo completamente distinto al suyo, una pequeña burbuja. Sebas y Ester...No se ven malas personas, Sebas parecía buen chico y Ester incluso participó en la protesta y la organizó, pero...Su plan falló...Y estaba aquí, preparando ropa para el concurso de mañana. Ella no visitaría los hospitales con los heridos, ni pediría perdón por las vidas que arruinó...Y Sebas, si su padre de verdad trabaja en la Asociación de Regiones, ¿Por qué no detienen esto? Los protestantes se volvieron locos y empezaron a atacar a la guardia que solo buscaba hacer su trabajo.
Sebas, hubo algo en el que la incomodó sobremanera y no sabía cómo decírselo, o si debía hacerlo. ¿Por qué se ocultó cuando reveló el trabajo de su papá a Ester? ¿Por qué ella no podía escucharlo? Conoce a Ester desde hace menos tiempo que ella, coño, se habían acostado 2 veces ya, eso debía significar algo. Por lo menos que le tuviese algo de confianza.
¿Era por quién era? Claro, Ester es millonaria y a ella se lo cuenta sin más, pero ella que es una pobre que viene de un barrio en Orquídea, ella no puede saber nada. No vaya a ser que lo robe o se intente aprovechar de él.
Aunque por mucho que intentó enojarse con ellos, fue incapaz de hacerlo. Sebas salvó su vida, Ester los recibió con los brazos abiertos y se comprometió a ayudarlos. No podían ser tan malos...¿O sí?
Mei se dirigió a la mesa donde Ester estaba trabajando y se sentó frente a ella, la morena ni siquiera alzó la mirada.-
¿Ocurre algo?-Preguntó Ester. Mei no sabía bien que decir.-
¿Cómo es vivir así?-Una pregunta que Ester estaba cansada de escuchar.-
Bien. Es genial.-Dijo la morena sin alzar la mirada.-¿Tu dónde vives?
En el 31 de Julio. Es un barrio y es básicamente...Todo lo contrario a esto.-Mei miró todo el apartamento mientras hablaba, apenas podía imaginarse el cómo sería nacer como esta chica, con todos tus deseos y caprichos a un chasquido de distancia. Una verdadera cuna de oro.
Ester se mantuvo en silencio y siguió trabajando, no le gustaba por donde iba la conversación. Un incómodo silencio no tardó en hacerse presente.-
¿Y de que conoces a Daniel?-Preguntó Mei buscando reavivar el ambiente.-
Nos conocimos en Kalos.-Mei le dio un pequeño empujón a la morena de forma juguetona.-Anda, no seas así. Cuenta cuenta. Le gritaste por teléfono. ¿Son amigos?-A ella le encantaría poder ser amiga de Daniel, que honor sería.-
Podrías decir que...Tenemos historia.-Esa actitud, buscando pasar de largo del tema, tratándolo como una minucia. El cómo gritó al hijo del presidente sin preocuparse por consecuencias.
Mei sonrió de oreja a oreja con picardía mientras achinaba los ojos.-
No...-Ester rio ante su expresión y su tono incrédulo.-No no no no...¿Es en serio?-
Fue solo un tiempo.-Dijo Ester buscando evitar el tema, pero Mei se inclinó en su asiento boquiabierta.-
Y además duró.-Ester rio y alzó los ojos derrotada, la había atrapado. Sin perder en ningún momento la picardía de su sonrisa se inclinó hacia ella lista para preguntar la pregunta del millón.-¿Te lo cogiste?-
Por dios.-Ester se llevó una mano a la cara, pero no podía evitar el reír. Mei era tan ordinaria, pero, había algo agradable en su falta de modales, una naturalidad genuina.
Intentó mirar a Mei, pero no pudo evitar reír ante su mirada.-
¿De verdad le preguntas esto a la gente?-Estaba claro que sí. En parte era su culpa, no debió sacar el chisme.-¿Qué harías si yo te preguntará si has tenido sexo con Sebastian?-
Pues te diría que sí.-Mei sonrió y le quiñó un ojo, Ester se puso colorada con solo pensarlo.-Dos veces ya.-Ester no sabía cómo reaccionar, todo era tan surrealista.-Me toca. Una pregunta tú, una pregunta yo. ¿Cuánto duraron Daniel y tú?-
Dos años más o menos...¿Sebas y tú están saliendo?-Mei negó con la cabeza-
Nop...¿Por qué terminaron?-
Mei, no quiero...-Mei se reclinó en su asiento apoyándolo sobre sus patas traseras.-
Anda, estamos solas. Hablemos paja de los hombres, es más, sácate otra birra y nos echamos palo aquí.-Ester suspiró resignada.-
Ya no me quedan cervezas.-Estaba agotada de tanto trabajar, despejarse sería una buena idea.-Lo encontré teniendo sexo con una amiga.-
Típico.-Mei rodó los ojos llena de disgusto.- Me corto una mano a que era más fea que tú.-
Aduladora.-Ester se miró al techo un segundo, no sabía sin contar esto o no, pero ¿Ya qué? Había abierto la caja de pandora y no la cerraría ahora.-¿Sabes que fue lo peor? ¿Sabes que soy pansexual?-Mei abrió la boca para comentar.-Ahórrate el chiste de "¿Te gusta el pan?"-Mei cerró la boca al instante.-Significa que me gustan las personas independientemente de su género. De hecho, comencé siendo lesbiana, siempre tuve claro que me gustaban las mujeres, luego descubrí que me gustaban los hombres.-
¿Cómo lo supiste?-Que interrupción más descortés, pero entendía su curiosidad.-
Vi una foto de Raihan sin camisa.-Comentó Ester con una sonrisa.-
Uf.-Mei empezó a mover su mano buscando abanicarse.-
Uf en effet. Es precioso.-Las dos rieron antes de seguir con la anécdota.-En fin, tuve algunas pequeñas relaciones, a veces encuentros casuales con gente y me di cuenta que mientras alguien fuese simpático y atento me podía gustar, independientemente de su género.
Y, a raíz de todo esto, me gusta probar cosas diferentes de vez en cuando, le dije a Daniel que...Me daba curiosidad el poliamor.-
¿Polique?-
Poliamor, una relación de tres o cuatro, no hay límite en realidad.-
Tipo...¿Una relación abierta?-Estas cosas eran...Demasiado "snob" para su gusto. Sus palabras claramente ofendieron a Ester, que respiró hondo para contener su enojo.-
No...NO es una relación abierta, todo el mundo lo confunde, es la idea de que te puedes enamorar de más de una persona a la vez y tener una relación con ambas personas. Es consensuado, todos saben lo que está pasando y lo aceptan. No es "abierta", es cerrada, no hay amantes. No es tener una aventura con una desconocido por la calle, es tener una pareja estable con dos personas.-La emoción con la que defendía el tema era impresionante, claramente le ofendía el que confundiesen los términos.-Siéndote honesta detesto las relaciones abiertas. No me gustan para nada. Pero ese no es el punto. Le plantee la idea a Daniel y él dice que "la entendió mal" y lo encontré teniendo sexo con .-Ester trataba muy fuertemente de contener su furia, pero el solo recordarlo hacia que le hirviese la sangre.-...En mi cama...En mi apartamento en Kalos.-
Wow.-No sabía que decir. Ella lo idolatraba, era un honor el enfrentarse a él mañana, esperaba saludarlo y darle la mano para luego pedirle una selfie y quizás incluso invitarlo a comer o algo, pero...¿De verdad la podía la persona que tanto admiraba era capaz de hacer algo así?-Que hijo de puta.-Debía haber algún motivo, seguramente estaba genuinamente confundido con todo eso de la "relación poliamorosa", es un concepto raro y seguramente se equivocó sin querer hacerle daño a Ester. Pero no lo discutiría con ella.-No pensé que fuese capaz de hacer algo así.-
Ni yo. Pero supongo que nunca conocemos en verdad a las personas.-La chica terminó de acomodar la tela de chaquetilla que tenía delante.- Perfecta.
¿Quieres probártela?-Mei se puso de pie y se colocó la chaquetilla de jean azul claro, la tela era resistente y cómoda en el exterior, pero en el interior tenía una tela blanca acolchada. El logo de la casa de ropa de Ester estaba bordado en su espalda con hilos dorados y el brazo derecho tenía un patrón de rosas rojas.-
Me encanta.-Le encantaba el estilo, los patrones y le quedaba a la medida.-
¿Te importaría probarte el resto? Quiero ver si tengo que hacer algunos ajustes.-Mei tomó la ropa y fue a cambiarse. Cuando volvió estaba vestida con una camisa de tirantes blanca y unos pantalones negros con las rodillas desgarradas.
Mei siguió cada indicación de Ester, modelando para ella y caminando de punta a punta de la habitación.-
¿Alguna vez consideraste el modelar?-Ester fue hacia ella y empezó a acomodar algunas dobleces en la camisa y los pantalones.-
Nah, no es mi estilo. Trabajé un tiempo, cosas pequeñas, una revista y eso, pero, no me gustó. Demasiado formal.-Ester fue subiendo de a poco hasta quedar cara a cara con la rubia, los butterfrees volvieron a invadir la panza de Mei mientras Ester acomodaba su escote y la chaquetilla.-
¿Cómo es tu estilo?-Ester dio unos pasos atrás y la observó de arriba abajo.-
No sé, normal. Cosas...Normales, sin tanto peo ni tanto rollo.-Ester asintió débilmente.-
Metete la camisa por dentro del pantalón, te hará ver más delgada.-Mei obedeció y Ester sonrió ligeramente.-Quédate quieta un segundo.-Ester se acercó y tomó su cabello con sus manos, acariciando suavemente el rostro de Mei. Sus manos eran como las de un ángel, era tan delicadas y tiernas, sus miradas estaban clavadas la una en la otra mientras la morena acomodaba sus cabellos dorados.-Perfecta.-Mei tragó saliva y sus mejillas ardieron ligeramente.-
¿A sí?-Preguntó.-
Si.-La voz de Ester era hipnótica, había algo que la hacía desear escuchar cada palabra atentamente. Miró sus labios solo un instante antes de que la chica se alejara nuevamente.-Me encanta, te ves perfecta. Mañana te pondrás esto y te peinaremos bien antes de salir.-
Si...Si mhm.-Mei y Ester solo se observaron, sonriéndose la una a la otra, por unos segundos que parecían alargarse sin final. Ester miró el reloj de la pared, era más de la media noche.-
Es mejor que nos vayamos a dormir, es tarde. Por favor, dóblalo bien cuando te lo quites.-La morena se dirigió al pasillo y con una pequeña sonrisa le deseo las buenas noches antes de desaparecer en su habitación.
Mei le deseó lo mismo y se fue a su habitación, se quitó la ropa y la dobló lo mejor que pudo para luego dejarla en un pequeño escritorio que tenía cerca. La rubia se arrojó en la cama con nada más que su ropa interior, hundió su cabeza en la almohada y la abrazó con fuerza.-
(¡¿Qué CARAJO FUE ESO!?)-Mei empezó a patalear mientras soltaba un grito apretando la almohada para acallarlo lo mejor posible. Estaba segura de que había superado esa fase de su vida, pero ahora, ahora volvía a confundirse con esas mismas raras emociones y esos estúpidos nervios. Yereyda se lo dijo, solo era una niña confundida, tenía que ignorar esas ideas estúpidas.
Mei se acomodó en la cama sin dejar de abrazar la gran y acolchada almohada, un par de lágrimas se escaparon de sus ojos, era tan frustrante el tener que pasar por todo esto otra vez. ¿Cuándo aprendería?
Las horas pasaban con ella moviéndose de un lado a otro, su brazo ardía, sudaba a chorros y su corazón parecía querer salir de su pecho, no importaba cuanto se esforzaba en dormirse le era imposible conciliar el sueño. No era la primera vez que pasaba por esto, llevaba más de 24 horas desde su última dosis, creyó poder soportarlo un poco más mientras conseguía una nueva tanda, pero ya no podía aguantarlo.
Se levantó de la cama y abrió la puerta despacio, se dirigió hacia la cocina y comenzó a rebuscar entre las gavetas algo con lo que poder apaciguar sus ansias. En la gaveta de las medicinas pudo encontrar un pequeño bote de jarabe para la tos, esto serviría, recordaba una fórmula que usaban en fiestas cuando las líneas se acababan. Sin demora fue hacia la nevera y tomó una botella de refresco que vino con el delivery.-
¿Esta mierda es vegana?-Susurró mientras tomaba un vaso y empezaba a mezclar la medicina y gaseosa. Solo hacía falta un último ingrediente, tomó una bolsa de azúcar y la vertió dentro del vaso, la mezcló con un dedo rápidamente y sin pensarlo se bebió todo su contenido. Su cuerpo se sintió ligeramente adormilado mientras sus preocupaciones y miedos se esfumaban, pero algo seguía rondando en su cabeza, esa sensación tan incomoda cuando tuvo a Ester cerca, nada que un poco más de medicina no arregle. Se preparó un segundo vaso y lo bebió entero, ahora si estaba empezando a surtir efecto.
Guardó los ingredientes y se fue tambaleándose a su habitación, se arrojó en la cama con una sonrisa mientras la suavidad de la tela la envolvía y la llevaba al paraíso.
Su mano izquierda bajo suavemente por su cuerpo hasta alcanzar su intimidad, empezó a acariciarla por encima de la tela, pero no tardó en apartar la braga para introducir sus dedos. Se llevó una mano a sus pechos y los acariciaba suavemente mientras soltaba suspiros pesados.
A medida que el tiempo pasaba el efecto del brebaje se hacía más y más fuerte y el pensar se hacía cada vez más difícil, sus suspiros se convirtieron en suaves gemidos y sus delicados movimientos se hicieron rápidos y desesperados. Se movía en la cama buscando alcanzar el orgasmo mientras su mente fantaseaba libremente como Raihan lamía su intimidad, luego era Sebas quien se encargaba de darle placer y finalmente sus fantasías la llevaron a Ester, mordió sus labios con frustración, no podía dejarse llevar otra vez por esas estúpidas ideas, pero sus manos continuaban moviéndose con incluso más pasión que antes. Sus gemidos se hicieron ligeramente más fuertes, se llevó una mano a la boca para acallarlos y luego de unos minutos alcanzó el éxtasis, arqueando su espalda mientras se venía.
La mañana llegó más rápido de lo que le hubiese gustado, ni siquiera recordaba cuando se quedó dormida, la cama era maravillosa, como dormir en una nube de algodón con olor a flores. Se acurruco y se propuso a seguir durmiendo, pero los rayos del sol no le permitían ese placer, eso y el delicioso olor de un desayuno recién hecho.
Se puso su pijama y salió de la habitación con su cabello completamente despeinado, su camisa a medio abotonar y frotando sus ojos, apenas podía ver lo que tenía delante.
Sentía como si su cabeza fuese a explotar y maldecía internamente el por qué las resacas debían existir, no aportaban nada, solo eran molestas.-
Buenos días.-Dijo la rubia con voz adormilada.-
Buenos días.-Mei se detuvo en seco y frotó más sus ojos para luego parpadear con rapidez y espabilarse, estaba segura de que había una voz nueva.
Sebas y Ester estaban sentados en la mesa de la cocina comiendo bagels con humus de fresa, fresas frescas troceadas, nueces y albahaca, Sebas veía por la ventana de la sala mientras le daba mordiscos a su comida y Ester le limitaba a comer en silencio.
Junto al fregadero estaba una señora de mediana edad, era bajita y regordeta, Mei no pudo evitar pensar que parecía una pelota, la señora miró a Mei, se secó las manos y fue a servirle un tazón de avena con trozos de chocolate y un vaso de jugo de naranja. Luego volvió a limpiar.
Mei se sentó tímidamente y comenzó a comer, era algo extraño estar con Ester luego de lo de anoche pero no había nada que hacer.
La avena no le gustaba para nada, pero hizo su mejor esfuerzo por comerla haciendo la menor cantidad de muecas posibles.-
¿No te gusta?-Preguntó Ester con una sonrisita comprensiva.-
¿No le gusta?-La señora de servicio volteo rápidamente y dudo entre retirarle o no el plato a Mei.-No tiene que comérselo si no quiere, le puedo preparar otra cosa.-Completamente avergonzada la rubia negó con la cabeza y sonrió mientras tragaba la avena.-
No no no no, está muy buena. Está rica. Me encanta.- La chica era un manojo de nervios y continúo comiendo, aunque su rostro la delataba y deseaba que la tierra la consumiera. Se llevó una mano a la cabeza y soltó un leve quejido. Ester la miró y Mei simplemente sonrió apenada.-Me duele un poco la cabeza. ¿No tienen algo para la migraña?-La señora de servicio no tardó en tomar un frasco de medicinas y le dio una a la rubia que la tomó sin demora.
Sebas seguía mirando el océano y luego alzó la vista para mirar la lampara del techo.-
(Lámparas...lampent...Lamp...Lan...Lan...Lanturn...Parece un lanturn.)-El chico abrió los ojos de par en par y empezó a revisar rápidamente su teléfono. Sonrió de oreja a oreja y miró a ambas chicas con emoción.-
Se cuál es el truco del gimnasio.-Sus ojos brillaron ante la realización.-
¿A si?-Preguntó Ester mientras ladeaba ligeramente la cabeza.-
Lanturn...Existe.-Dijo el chico con emoción. Ester solo sonreía sin entender bien que quería decir, no estaba siendo muy claro.-¿Entienden? Lanturn...Existe...Es un pokémon agua y eléctrico que vive en el mar y no es el pokémon alfa que reina todos los ecosistemas. Es...Es solo uno más del montón...L Los demás pokémons son débiles a sus rayos, pero...Si no hubiese una forma de evitar esa electricidad los Lanturns hubiesen arrasado con todos los ecosistemas. Entonces claro, debe haber algo lo suficientemente eficaz como para que los proteja de los Lanturns, pero no lo suficiente como para que ser un agua eléctrico sea una ventaja evolutiva.-Explicó su teoría a ambas y acordaron ponerla en práctica si se daba la oportunidad, aunque era arriesgado.
Se prepararon para salir y Ester le pidió a la señora de servicio que lavara la ropa de sus invitados y limpiase la casa mientras ellos estaban fuera. La ropa que Ester preparó para Sebas consistía en una camisa de botón manga larga negro carbón con pequeños puntos blancos, Ester le arremango las mangas hasta un poco antes de sus codos. Sus pantalones eran color mármol sujetos por una correa marrón oscura, que combinaba con sus mocasines de suelas blancas.
Sebas se miró en el espejo y...No le gustaban los mocasines, no solo los de Ester, todos en general, le parecían feos y sentía que se le caerían en cualquier momento. Cuánto la morena le pidió su opinión esta le dio su mejor sonrisa y le dijo que todo era perfecto, fue a colocarse su gorra, pero Ester lo detuvo.-
No puedes usar gorra, arruina todo el conjunto.-El corazón de Sebas se rompió.-
P pero...Mi cabeza va estar desnuda.-Sus palabras denotaban una preocupación genuina.
Mientras los dos debatían sobre el cómo usar una gorra era algo necesario Mei fue a la cocina y empezó a prepararse un poco más de ese elixir de la felicidad. Estaba algo nerviosa por el combate y el relajarse un poco le vendría de maravilla.
Mientras se preparaba su mágico brebaje la señora de servicio entró a la cocina, recién había puesto la ropa a lavar y ambas se miraron fijamente mientras Mei apartaba lentamente el jarabe para la tos.-
Esto no es lo que parece.-Dijo la rubia.-
Deja eso niña.-Dijo la señora mientras guardaba el jarabe y el refresco.-No es bueno mezclar esas cosas.-La señora hablaba como una madre sermoneando a sus hijos, Mei lo detestaba.-
Es solo esta vez. Es para los nervios.--Dijo la rubia sin darle importancia al asunto.-
Mi nieto empezó así. ¿Sabes?-La señora iba a continuar su historia, pero solo pudo mirar impotente mientras el líquido bajaba por la garganta de Mei. La rubia pudo sentir como sus nervios se esfumaban al instante.
La señora simplemente se fue, le dolía demasiado ver a una chica tan joven perder su vida de esa manera.
Ester y Sebas salieron poco después, el chico se vio obligado a someterse a los dañinos rayos del sol y arriesgar su salud en pro de no dañar el "significado" de su atuendo.
Los tres salieron del edificio y se encontraron a Auris y Rodri afuera. Luego de un rápido saludo Rodri le entregó a BuySell a Mei y partieron rumbo al gimnasio.
Las calles estaban destruidas, con carros rotos y el piso lleno de casquillos de balas, bombas lacrimógenas y cocteles molotov rotos. La policía rodeaba un perímetro de 4 cuadras alrededor del gimnasio, protestantes estaban parados frente a los policías gritándoles e insultándoles por su complicidad con la dictadura. Al identificarse como concursantes uno de los guardias los dejó pasar luego de pedirles su documentación. En ese momento partieron por caminos diferentes, Ester entró al gimnasio por una entrada secundaria lejos de la multitud, dos guardaespaldas la esperaban allí y la acompañaron adentro, Auris y Rodri tuvieron que hacer fila mientras esperaban para ingresar y Sebas y Mei tuvieron que caminar por un pasillo acordonado por guardias hacia la entrada principal del gimnasio.
Las personas a su alrededor los vitoreaban, insultaban, los llamaban "Grandes Entrenadores" y "Títeres del Estado". Algunos camarógrafos de cadenas de televisión regional los grababan mientras avanzaban hacia el gimnasio y pudieron captar en directo cuando una roca impactó contra la cabeza de Sebas.-
¡Trágate esa maricón!- Mei maldijo a quien fuese que hirió a su compañero.
Sebas se inclinó mientras llevaba una mano a donde lo habían golpeado. Sus ojos se aguaron y pudo sentir como la sangre brotaba y se escurría hacia su mejilla. Mei buscó ver la herida de su amigo, le ofreció usar a Satochi para sanarlo, pero Sebas tragó grueso, tomó aire y le pidió no hacerlo. Se levantó, se quitó la mano del rostro y siguió su camino sin inmutarse. Se lo había prometido a sí mismo y no pudo cumplirlo al encontrarse con Mario y Hernán, no volvería a fallar ahora. Nadie lo vería llorar, no le daría el gusto a quien sea que lo hirió de verlo flaquear.
No fue hasta que entraron al gimnasio y las puertas se cerraron detrás de ellos, alejados de los ojos curiosos de la multitud, que Sebas le pidió a Mei que lo sanara.-
La gente si es...Idiota.-Maldijo Mei. Sebas se mantenía indiferente mientras Satochi lo curaba.
Mei no sabía si reprenderlo o solo exigirle una respuesta, se preocupa tanto por él y ni siquiera contesta, pero en medio de su enojo sentía una especie de admiración ante la compostura del muchacho. Ella hubiera empezado a gritar, hubiera maldecido al aire y entrado fúrica al gimnasio, pero él no se dejaba perturbar y se mantenía enfocado en su meta. En el fondo deseaba poner tener ese autocontrol.
Pero esta compostura no era más que una pantalla, los nervios de Sebas estaban a flor de piel, quería gritar y llorar, incluso quería huir del lugar y refugiarse en su hotel. Esto no era más que un preámbulo antes del espectáculo principal, Daniel lo humillaría y sería el hazme reír de todos, Ester se daría cuenta de que no era más que un fracaso y no le daría otra oportunidad, desperdiciando así su única oportunidad de conseguir un patrocinador importante.-
Gracias...¿Nos vamos a la sala de espera?-El chico le sonrió a Mei y empezó a caminar hacia la sala.-
¿No te duele?-Preguntó Mei con curiosidad.-
No. Estoy bien.-No podía flaquear ahora, no se permitiría hacerlo. Esto ya no se trataba de vencer a Daniel, conseguir patrocinadores o incluso quedar bien ante Sacris, era personal. Hoy sería el día donde se probaría a si mismo de qué es capaz, no importaba cuanto esfuerzo hiciesen sus miedos por someterlo, seguiría adelante.
La sala de espera no era más que una pequeña sala con un banquito de madera pintado de azul, las paredes, como en el resto del gimnasio, eran blancas y decoradas con patrones que buscaban imitar el paisaje marino.
Ester se asomó por la puerta y fue rápidamente hacia Sebas.-
¿Cómo está tu cabeza?-La preocupación en sus ojos le parecía adorable al chico, apenas se conocían y lo trataba como si fuesen amigos desde hacía años.-
Bien, no duele...Perdón por manchar tu camisa.-El chico le mostró los hombros y el cuello del lado izquierdo, donde había golpeado la piedra, tenían pequeñas gotas de sangre seca en ellos.-
La camisa no importa.-Ester no entendía por qué sacaría eso ahora, era solo un pedazo de ropa. -
¿De verdad te sientes bien? No tienes que forzarte, ¿No te afectó el ojo o...?-
Ester, Ester, Ester...Estoy bien. En serio.-Sebas movía los brazos implorándole que se detuviera.-¿Cómo está le gente? ¿Está lleno?-
Si, vine a verlos antes de que empiece el combate. Daniel y Julio deberían ir entrando ahora.-Una música empezó a sonar en la distancia, el himno de Sacris.-
Y allí están.-Ester respiró hondo y cerró los ojos buscando aclarar sus ideas. Una estrategia muy astuta por parte de Daniel, entrar con el himno, como un héroe regional. Mostrándose como la personificación de los valores de Sacris, como un campeón...pero ella tenía sus propios campeones.-Den lo mejor de sí mismos. Les deseo la mejor de las suertes.-Ester les regaló una cálida sonrisa y les hizo una pequeña reverencia.-Se que pueden hacerlo.-Sebas y Mei asintieron y Ester se fue a las gradas, Rodri y Auris la estaban esperando.-Chicos. ¿Podrían hacerme un pequeño favor?-
Claro. ¿Qué pasa?-Preguntó Auris.
Ester se inclinó hacia ellos y les susurro al oído.-
¿Les gustaría ayudarme a alterar el orden público?-
Joder, ese es el que más me gusta alterar.- Rodri sonrió de oreja a oreja. Auris asintió y luego de explicarles su trabajo procedió a irse a su puesto entre el púbico. Puede que ya no fuese una organizadora, pero seguían contando con uno de los mejores asientos, en lo más alto, sus guardaespaldas estaban de pie a su lado, podía ver con claridad la arena. Daniel y Julio estaban en su lado de la arena dando un saludo militar mientras el himno sonaba y Cristóbal estaba en el centro de la arena con un micrófono.
El público los vitoreaba y muchos de ellos tenían pancartas con el rostro de Gustavo dibujado en ellas donde alababan al presidente de la región y a su hijo.-
¡Demos le un fuerte aplauso a sus contrincantes, Sebastian González y Mei Kaneko!-En cuanto Cristóbal señalo hacia la entrada donde Mei y Sebas debían salir, Auris y Rodri pusieron el plan en marcha.
Los dos pusieron en sus teléfonos "We will rock you" a todo volumen y empezaron a pisar el piso al ritmo de la música, la gente no tardó en unírseles al escuchar la canción tan pegajosa, Ester pisaba suavemente el suelo y movía su cabeza al ritmo de la música.
Sebas y Mei se detuvieron justo antes de salir al exterior, el eco de los pisotones del público resonaba desde el exterior y sus gritos no tardaron en unirse "We will, ¡we will rock you! Rock you!" Sebas no pudo resistir la sonrisa, era un fanático acérrimo del rock and roll y estaba sonando una de las mejores en la historia. Mei estaba emocionada, esta canción siempre la ponían cuando había alguna competencia importante y aunque nunca supo que decía la letra estaba segura de que tenía con ver con dar ánimos.-
¿Lista?-Preguntó Sebas mientras se sacudía un poco para pasar los nervios.-
Lista.-Contestó Mei con una sonrisa. Los dos cruzaron la puerta moviendo sus brazos en el aire al ritmo de la música y el público los vitoreo mientras tomaban sus posiciones en la arena.
Las ovaciones, las fotos, era perfecto, era como un sueño hecho realidad, Mei no pudo resistir más la emoción y dio un giro sobre sí misma, se detuvo dándole la espalda al público y con fuerza agachó la cabeza mientras alzaba su brazo derecho en el aire, era una pose que solía hacer de niña cuando salía victoriosa.
Sebas la imitó y ambos se miraron de reojo con una sonrisa, oficialmente eran un equipo y vencerían como uno.-
¡¿Están listos para el combate?!-El público gritaba eufórico, pero Cristóbal se rascó la nuca, no parecía muy convencido.-No sé, siento que están sin ánimos hoy. Dije, ¡¿Están listos?!-El público gritó con más fuerza que antes.-Las reglas son simples.-Dijo con una sonrisa.-Será un combate en equipos, cada entrenador solo puede usar un pokémon y ganará el equipo que pueda noquear o inmovilizar a los pokémons de su adversario.-Se alejó de la arena mientras continuaba.-Quiero una pelea justa.-El líder de gimnasio tomó una bandera verde que estaba colocada junto a la silla del réferi, usualmente era utilizadas por los mismos para dirigir los combates, y la bajó rápidamente.-¡Comiencen!-Los cuatro lanzaron sus pokéballs, Percy y BuySell se materializaron frente a sus entrenadores y soltaron un pequeño grito de guerra. En el otro lado los haces de luz se dispersaron y dieron paso a un Elekid y un Dhelmise.-
(Fuck)-Fue el único pensamiento que cruzó la mente de Sebas antes de escuchar a Daniel gritar.-
¡Dhelmise usa anclaje!-El pokémon de hierro movió su pesada ancla y la balanceo hacia atrás para luego arrojarla con fuerza hacia arriba, tensó sus cadenas y la jaló hacia abajo tan pronto estuvo sobre Percy y BuySell.-
¡Esquívalo!-Gritaron Mei y Sebas a la vez. Cada pokémon esquivo hacia un lado, el ancla golpeo el suelo desquebrajándolo y separando a ambos pokémons.
Mientras Dhelmise jalaba su cadena buscando recuperarla Elekid corrió hacia BuySell moviendo sus brazos en círculos. Los puños del pokémon eléctrico empezaron a soltar chispas eléctricas y le propinó un golpe con ambos puños a BuySell, arrojándolo unos pocos centímetros hacia atrás. El pokémon acuático se incorporó tan rápido como pudo, pero Elekid volvió a ir tras el moviendo sus brazos.-
¡Chispa, otra vez!-Mei estaba a punto de ordenarle a BuySell que esquivase, pero recordó las palabras de Sebas-
¡Salta a la piscina y nada lejos!- Exclamó Mei. BuySell miró a la entrenadora y luego a Elekid. El pokémon de agua esquivo por meros centímetros el golpe de Elekid antes de saltar a la piscina. Elekid corrió hacia el borde de la piscina y hundió sus brazos en el agua.-
Si esto sale mal te mato.-Las palabras de Mei hicieron que Sebas tragase grueso.-
¡Elekiiiiiid!-El agua se llenó de pequeños rayos que recorrían su superficie, Sebas dio un paso atrás al verlos acercarse, pero Mei se mantuvo firme y observó el agua con cuidado. No podía ver a BuySell por ningún lado.-
¡Usa acuajet!-Exclamó la chica con fuerza, pero el pokémon no daba señales de vida. Elekid sacó sus brazos del agua y Julio sonrió complacido.-
Que pajua.- Le susurró Julio a Daniel.
Auris se llevó las manos a la cara, esto había sido patético.-
"Que gafa esa chama vale", "¿Pero además para qué se tira al agua?", las palabras del público fueron acalladas cuando, desde el otro lado de la piscina, salió un chorro de agua, era delgado y se extendía con cada segundo. El chorro se dirigió a Elekid y este apenas tuvo tiempo para girarse y ser golpeado en el rostro por el chorro, haciéndolo caer en la piscina. Elekid movía los brazos desesperado buscando mantenerse a flota y pudo ver como el chorro que lo golpeo estalló y de el emergió BuySell con una sonrisa orgullosa.-
¡Bui Bui!-El pokémon de agua levantó su brazo izquierdo hacia delante y lo sujetó con su brazo derecho dejando su puño alzado en señal de victoria, como le había enseñado su entrenador al percatarse de que no podía hacer esa extraña pose de levantar el dedo de en medio mientras hacía un puño.
Mei y Sebas sonrieron de oreja a oreja y Mei no pudo contener la risa, todo salió perfecto.-
¡En tu cara!-Exclamó Mei mientras Sebas intentaba contener su risa, que vergüenza sería el que lo vieran reírse luego de insultar a un competidor.-
P pero...-Julio estaba sin palabras.-¡¿Cómo?!-Miró a Daniel en busca de respuestas, pero este estaba demasiado ocupado buscando aplastar a Percy con su ancla.-
¡Ciencia perra!-Era justo como Sebas había predicho, la electricidad era inofensiva mientras estuviese en el agua por...Motivos que no entendió. ¿Pero eso que importa? Era ciencia y funcionaba.-
(Entonces supuse bien.)-Sebas ordenó a Percy que saltase al agua para evitar el tener que seguir esquivando al Dhelmise. El pokémon planta estiró sus tentáculos y sujetó a Elekid para subirlo nuevamente a la plataforma.-
¿Cómo lo hicieron?-Susurro Auris mientras se llevaba las manos a la boca buscando pensar.-
El carajo se las trae.-Afirmó Rodri con una sonrisa mientras se echaba atrás complacido.-Es el agua. El agua de la piscina debe ser agua de mar, es rica en sal, es un excelente conductor eléctrico.-
¿Eso no debería hacerla más peligrosa?-Pregunto Auris.-
No, todo lo contrario. El agua de mar conduce la electricidad tan bien que se disipa con rapidez, hace una forma de semicírculo debajo de la superficie y solo afecta a lo que está dentro de esa zona. Mientras se mantengan en lo profundo y naden lejos de la zona que Elekid electrocute no deberían tener problemas. Por eso los pokémons marinos no mueren cuando cae un rayo. A ver, mueren algunos, pero si no fuese por esto el mar estaría lleno de pokémons fritos.-Todos observaban expectantes, el agua se mantenía serena y Elekid corría de lado a lado tratando de electrocutar cada área de la piscina, pero le era imposible, la electricidad se disipaba antes de que pudiese llegar a la punta contraria.-
Mei, ataca a Dhelmise con rayo hielo. Percy y yo nos encargamos de Elekid.-Sebas estaba a punto de dar una orden a su pokémon, pero Mei habló antes.-
Pero...¿Hielo no es débil a acero?-Le daba algo de vergüenza el preguntar algo tan obvio-
Si.-Respondió Sebas extrañado. ¿Por qué le preguntaba esto?-
Entonces no le hará nada al bicho ese.-Dijo la rubia señalando al Dhelmise.-
¿Qué? No...Mei...Dhelmise no es tipo acero, es tipo planta y fantasma.-La chica miró al pokémon de planta y luego a Sebas.-
¿Esa cosa es una planta?-Sebas rodó los ojos y se frotó los ojos frustrados.-
¿Ves esa cosa verde? Ese es Dhelmise, es débil y no se mueve bien, se aferra a cosas que encuentra en el fondo del mar para tener con que defenderse .-
Entonces...Si le quitamos sus cosas...-La chica golpeó su mano abierta con su puño y sonrió llena de confianza.-Ya sé que hacer.-¡BuySell usa acuajet y ve hacia Dhelmise¡-Buizel salió de una de las piscinas internas y se dirigió hacia el pokémon de planta.
Elekid corrió hacia buizel moviendo sus brazos en circulo, pero Percy emergió de una piscina contigua y se colocó frente a él.-
¡Bofetón lodo!-Percy abrió su boca y disparó 4 bolas de barro, Elekid juntó sus brazos para bloquear el impacto y esté lo lanzó hacia atrás un metro. El impacto debilitó a Elekid que cayó de rodillas y apoyó sus manos en la arena para evitar caer. Percy corrió hacia él y saltó en el aire mientras endurecía su aleta para propinarle un golpe roca.-
¡Onda voltio¡-Elekid se alzó rápidamente y juntó sus manos en una palmada, pero nada ocurrió, el pokémon eléctrico miró sus manos y quedó en shock al percatarse que estaban recubiertas de barro. Percy golpeo la cabeza del Elekid y este calló en la arena. Percy se quedó quieto, listo para responder a cualquier treta de su adversario, pero Elekid no se levantó-
¡Elekid ya no puede continuar!-Exclamó Cristóbal-¡Queda fuera del combate!-Julio gruño y recogió a su pokémon. Sebas suspiró aliviado, era un problema menos del que preocuparse.-
¡Demolición!-Gritó Mei con fuerza. BuySell saltó hacia Dhelmise mientras giraba sus colas para golpear a su oponente con ellas.-
¡Dhelmise usa impresionar!-BuySell fue golpeado repentinamente por uno de los tentáculos de Dhelmise, buizel fue tomado por sorpresa y fue arrojado unos pocos centímetros en el aire. Dhelmise arrojó su ancla hacia BuySell atrapándolo con la cadena y apretándolo con fuerza-¡Gigadrenado!-Dhelmise jaló de la cadena y BuySell fue arrastrado a los tentáculos del Dhelmise, intentó detenerlo, pero sus pequeños pies no podían hacer nada para frenar su avance.
Percy corrió tan rápido como pudo y se colocó entre el ancla y BuySell, se posó sobre sus patas traseras y se preparó para el impacto. El ancla chocó contra las patas de Percy, arrastrándolo varios centímetros junto a BuySell, pero cuando los tentáculos de Dhelmise estaban a punto de alcanzar a BuySell este se detuvo, Percy estaba con sus patas firmemente clavadas en la arena, sosteniendo la pesada ancla en su lugar. Dhelmise jalaba con fuerza, Percy cedía ligeramente, pero se negaba a soltar o apartarse del camino.-
¡Rayo hielo!-BuySell hizo como Mei le ordenó y disparó un rayo de hielo hacia la...¿Cara? ¿Cuerpo? Verdoso del Dhelmise, este se sacudió con fuerza, sus cadenas se aflojaron ligeramente y buizel aprovechó la oportunidad para escaparse de ellas con un agua jet. El pokémon de agua salió disparado hacia arriba y se alejó del alcance del pokémon de planta.
Dhelmise intentó jalar para recuperar su ancla, pero Percy seguía haciendo fuerza para mantenerlo a raya.-
Mud...Mudkip...¡Muuuuuuud!-Percy gritaba mientras hacía fuerza para mantenerse en su sitio, pero no tardó en dar un paso, luego otro, mudkip empezó a avanzar sin detenerse alejando el ancla de su dueño.-¡Muuuuuuuuuuuud!-Sin perder un segundo Mei le ordenó a BuySell que golpease la cadena con demolición, finalmente la romperían y se desharían de esa molestia.
A ver a buizel acercarse sabía que perdería su principal ofensiva, ya estaba en una desventaja por culpa del inútil de Julio.-
¡Golpea a mudkip!- Gritó Daniel desesperado.
Dhelmise alzó su cadena esquivando por meros centímetros el ataque de buizel, el ancla se alzó 5 metros en el aire y mudkip, ante el repentino cambio, cayó en la arena.-
¿Mud?-En lo que el pequeño pokémon alzó su cabeza y miró a su entrenador el ancla descendió sobre su cabeza. Un chorro de sangre mancho la arena y todo el gimnasio quedó en silencio.
Ester se tapó los ojos al igual que otros miembros del público, otros, como Sebas, Mei, Auris y Rodri, solo permanecieron en silencio, estupefactos ante la escena.-
¡Percy!-El grito de Sebas atravesó el silencio como un cuchillo atravesando mantequilla.-¡¿Qué coño te pasa?!-Sus ojos estaban clavados en Daniel y empezó a caminar hacia él con pasos y respiración pesados, pero se detuvo cuando Dhelmise recogió su ancla y el débil llanto de Percy se hizo presente.
Sebas miró a su pokémon, luego a Daniel, nuevamente a Percy y saltó a la arena.-
¡Detengan el combate!-Sebas corrió hacia su pokémon que yacía temblando levemente, se arrodilló junto a él y tocó suavemente su cabeza, estaba rota, la sangre apenas permitía ver la herida en sí.-Te voy a llevar a un centro. Tranquilo.-El chico hablaba con una calma completamente forzada, tomó su pokéball y guardó a su pokémon antes de salir corriendo de la escena sin mediar palabra.
Auris se fue para ayudar a Sebas, esto no era un combate, solo era una vil muestra del poder de Daniel. Entrando con el himno y saludando a su pueblo como un servidor del mismo, pero Auris sabía que no tardaría en mostrar sus verdaderos colores. Lo que le hizo a Percy no fue ningún accidente, fue Daniel siendo Daniel.
Cristóbal tomó el micrófono y consideró bien sus palabras.-
Bueno...Esto...Es desafortunado, pero, así son los combates, es un deporte peligroso y los accidentes pasan.-El público explotó enfurecido, Ester se llevó las manos a la cara y maldijo por lo bajo.-
(Si Mei gana es lo mejor que nos puede ocurrir...Más te vale hacerlo.)-Pensó Ester.
Mei estaba fúrica, llamar accidente a algo así.
Cristóbal tragó grueso y buscó fortaleza para continuar, estaba destruyendo su carrera con cada palabra.-
Le deseamos lo mejor a Sebastian y a Mudkip...Pero el combate debe continuar.-Cristóbal sonrió forzosamente.-Es una ocasión para divertirnos y recordar lo que importa, la competitividad y la deportividad porque al final esto no es más que un deporte y estamos aquí para pasar un buen rato.-Cristóbal tomó la bandera verde y la alzó.-
(Te voy a destrozar)-Fue el pensamiento que inundo la mente de Mei.-
¡Continúen!-El grito de Cristóbal disparó adrenalina por el cuerpo de la chica. En lo que la bandera bajo Daniel gritó con fuerza.-
¡Giro rápido!-Obedeciendo la orden de Daniel Dhelmise se colocó horizontalmente y empezó a girar rápidamente, el pokémon extendió su ancla y esta se dirigía hacia buizel.-
¡Usa agua jet y entra en el agua!-BuySell se recubrió con agua salió disparado hacia la piscina, donde rápidamente se hundió.-¡Ahora usa demolición!-BuySell emergió levemente de una de las piscinas internas, solo asomando su cabeza y vio la cadena moviéndose rápidamente a unos meros centímetros.
Dhelmise intentó detenerse, pero era tardaría en reducir lo suficiente su velocidad dado su impulso, BuySell se dio la vuelta y extendió sus colas a la superficie mientras las giraba rápidamente.
Sus colas golpearon la cadena y esta se quebró con el impacto, el ancla salió disparada hacia una de las paredes de la arena, los escombros volaron por la sala, pero por fortuna nadie del público salió herido ya que estos se encontraban más arriba, pero eso no evitó que aquellos cerca de la zona de impacto huyesen a las gradas superiores.
Dhelmise salió disparado hacia un costado e impactó contra la pared opuesta, su cuerpo oxidado estalló dejándolo aferrado solo a un pedazo del timón que formaba su "cabeza". La cola de buizel dolía, pero no era momento de quejarse. El pokémon de agua saltó a la arena y encaró a su adversario.-
¡Rayo hielo!-el rayo helado avanzó hacia Dhelmise y este apoyó sus tentáculos en la arena y con impulso empezó a girar sobre sí mismo huyendo del rayo que creaba pequeños témpanos en donde golpeaba, pero su huida se vio truncada cuando su timón se hundió en la arena debido a su forma irregular.-
¡Voltéate! -Exclamó Daniel. Dhelmise se dio la vuelta y el rayo hielo golpeo la parte trasera del timón y este se congeló al instante. Dhelmise empezó a agitarse y se arrojó al agua buscando huir del frío.
Las algas se hundieron en el agua y buizel miraba a su alrededor buscando a su adversario.-
¡Busca a esa cosa y acabalo con mordisco!-Ya estaba vulnerable, solo faltaba el golpe de gracia. Buizel saltó al agua y se sumergió rápidamente.
Todos observaban la superficie con detenimiento, los segundos pasaron y el agua se mantenía serena, pero de pronto una figura empezó a emerger. La figura salió disparada del agua y cayó en la arena agitándose con fuerza, era BuySell, pero su cuerpo estaba recubierto por Dhelmise.
Buizel mordió uno de los tentáculos de Dhelmise y el mordisco hizo que el pokémon planta se agitase con fuerza, pero no cedió, apretó a BuySell con fuerza y amarró su boca cual bozal.-
¡Gigadrenado!-Buizel gritó desesperado mientras su fuerza vital era succionada.-
¡Rayo hielo!-La boca de buizel brilló azul, pero Dhelmise apretó su hocico con más fuerza y el rayo fue incapaz de salir, BuySell se agitaba y chillaba mientras el interior de su boca se congelaba.
Dhelmise enredó uno de sus tentáculos en el cuello de BuySell y lo apretó mientras continuaba usando gigadrenado hasta que BuySell finalmente dejó de forcejear. Dhelmise lo soltó y se deslizo hacia la arena.-
¡Buizel no puede continuar!-Gritó Cristóbal. Mei cayó de rodillas, las lágrimas inundaron sus ojos.-¡Daniel y Julio ganan!-Daniel saltó con emoción y Julio lo abrazó mientras celebraban y un pequeño grupo de espectadores empezaron a celebrar, pero el resto de los presentes solo los miraban en silencio.
Cristóbal aplaudía sin ánimo y Ester solo suspiró y se retiró de la sala.
Daniel tomó el micrófono y dio un discurso sobre la juventud de Sacris y su infinito potencial, felicitó a sus adversarios y compañero y condenó el ataque a los Centros, pero Mei no escuchaba ni una palabra, solo se mantenía de rodillas con lágrimas corriendo por sus mejillas. Se sentía tan impotente, tan insignificante, intentó vengar a su amigo, pero solo se humilló a sí misma.
Unos pies se colocaron frente a ella y alzó la vista para encontrarse con Daniel que la miraba con una amigable sonrisa.-
Fue un gran combate, diste lo mejor.-El chico extendió su mano hacia ella.
Había soñado con este día, recibir un reconocimiento de su ídolo le parecía una bendición, pero ahora...le daba asco. Este...Este no era Daniel, Daniel era amable y considerado, un defensor del pueblo, pero este chico frente a ella no mostraba ninguno de esos valores.-
Yo te admiraba.-Susurró Mei antes de ponerse de pie por su cuenta, guardar a buizel e irse.
La chica salió del gimnasio, pero fue interceptada por un grupo de camarógrafos y reporteros, la avalancha de gente bloqueo su visión y camino y las preguntas se posicionaban unas encima de otras haciéndolas inentendibles. "¿Qué piensas del combate?" "¿Qué le susurraste a Daniel Martínez antes de irte?" "¿Por qué no te despediste luego de perder?"
Mei intentaba caminar y alejarse, no quería hablar.-
Solo quiero saber cómo está Percy.-Mei siguió intentando avanzar, pero los reporteros no se lo permitían. "¿Crees que mudkip está bien?" "¿Qué opinas sobre el ataque a los Centros?"-¡¿Se pueden quitar?!-Mei empujó a uno de los camarógrafos y aprovechó la apertura para escapar.
Sebas estaba encerrado en el baño de hombres del centro pokémon, llevaba varios minutos dentro, estaba en posición fetal y no paraba de llorar. Le atormentaba la visión de la herida abierta de Percy, intentaba no pensar en lo peor pero la idea rumiaba en el fondo, la idea de perder a Percy era horripilante.
Además, era tan evidente, ¿Por qué no le ordeno que se apartase?
Auris estaba parado en la puerta del baño, esperando a que el muchacho saliese.-
No es tu culpa, ¿Lo sabes no?-Dijo Auris.-
(Típica cosa que te dicen cuando es tu culpa.)-Pensó Sebas. Odiaba esas frases, esas "frases hechas", cosas que solo dices cuando no sabes que más decir. Cosas que solo suenan bien pero no significan nada en lo absoluto.-(Soy su entrenador, se supone que debo prever estas cosas.)-Su respuesta a Auris fue solo mental, era incapaz de hablar entre sus sollozos.-(Percy se va a morir y va a ser mi culpa...Y el pajuo de Daniel que lo golpeó así.)-Sebas empezó a golpear, molesto, las paredes del baño con una de sus manos, pero sus golpes eran endebles, sus brazos se sentían de hule.-
Quieres mucho a Percy, ¿No?-Preguntó Auris.-
Si.-Contestó Sebas con voz temblorosa.-
Pues Percy te necesita ahora. Se aferro al ancla porque creía que era lo correcto, no quería decepcionarte.-Respondió Auris con calma.-
¿Y tú cómo...?-Estaba a punto de insultar a Auris por intentar sermonearlo, pero este lo cortó de golpe.-
Hablo con los pokémons, ¿Te acuerdas?¿Te acuerdas como Percy empezó a gritar? Literalmente dijo "No voy perder, Sebas me está viendo." Percy no quería decepcionarte...¿Cómo crees que se sentirá si te ve llorando?-No hubo respuesta. Auris suspiró y sonrió ligeramente.-Mira, esta es la quinta persona a la que le digo que el baño está ocupado, sal de allí o tendré que comenzar a decir que tienes diarrea crónica.-Se pudieron escuchar unas pequeñas risas por parte de Sebas.-
Solo...Deja que me lave la cara, ya voy a salir.-Auris sonrió ante la respuesta del chico y se quedó junto a él mientras esperaban a Percy.-
¿Sebastian González?-Preguntó la enfermera a cargo del centro. Sebas se levantó rápido y fue hacia ella.-Percy ya está fuera de peligro, tuvimos que ponerle unos puntos, pero se sentirá mejor pronto.-Sebas solo asentía antes sus palabras.-Por cierto...-La mujer parecía dudosa en si continuar o no.-¿Tu fuiste el que se enfrentó a Daniel en el gimnasio?-Preguntó la enfermera con curiosidad.-
Eh, si, si fui yo.-Respondió Sebas extrañado.-
Fue un gran combate el que dieron ustedes dos, lo estaba viendo en la sala de espera. Me hubiese gustado que ganasen.-La enfermera le sonrió con sinceridad.-
Muchas gracias por su apoyo. De veras.-Dijo el chico con una sonrisa.-
(Así que perdimos...Todo esto fue para nada.)-Pensó él.
La enfermera lo llevó a una de las salas de operaciones y en ella estaba Percy acostado encima de una mesa, tenía su pequeña cabeza vendada.-
Le pusimos anestesia así que estará algo cansado y confuso, pero...-Percy volteo ligeramente hacia la enfermera, se le veía desanimado, pero en lo que sus ojos enfocaron a Sebas se levantó de un salto y antes de que pudiesen detenerlo saltó de la mesa de operaciones hacia los brazos de su entrenador. Justo antes de saltar sus patas se tropezaron la una con la otra y cayó de cabeza contra el suelo.
El pequeño pokémon gritó de dolor y la enfermera se llevó las manos a la boca sorprendida, Sebas corrió a auxiliar a su pokémon, pero este se giró rápidamente y se puso de pie, aunque se tambaleaba sin parar.-
No seas loco Percy. Ven.-Sebas cargó a su pokémon y lo abrazó con cuidado, Percy se veía desanimado y avergonzado. Sebas le dio un beso en la frente con cuidado y le sonrió tiernamente.-Que bueno que estás bien. Me asustaste mucho.-Los ojos de Percy se aguaron y este hundió su cabeza en el pecho de su entrenador que se limitó a acurrucarlo suavemente.-No te pongas triste, lo importante es que estás bien...La próxima vez ganaremos.-Percy alzó su cabeza levemente.-¿Aún quieres pelear?-Percy asintió.-Entonces en lo que te mejores volveremos a combatir, esto no pasará otra vez.-Percy asintió con determinación y tanto Sebas como Auris se despidieron de la enfermera antes de salir del centro pokémon.
No dieron dos pasos cuando Mei y Rodri se les acercaron.-
¿Cómo está Percy?-Preguntó Rodri.-
Bien, acabamos de salir.-Dijo Sebas con calma para luego mirar a Mei, estaba con la mirada baja y avergonzada.-
Lo intenté, pero...-
Ya sé que perdimos.-Contestó Sebas sin dejarla terminar.-
Te juro que me esforcé, pero...-No tenía excusas.-
...-Sebas miró a Percy luego a Mei.-No importa.
¿A no?-Preguntó Mei confundida.-Perdimos y Percy salió herido y además...-
Ya te dije que no importa...No es el único combate del mundo. Ganaremos el siguiente.-No eran más que palabras vacías que decía para reconfortarse a sí mismo. Habían hecho el ridículo, Auris tenía razón, al menos no se lo estaba restregando en la cara, pero eso no cambia la verdad. Fueron humillados, apaleados y ahora toda su credibilidad estaba en la ruina...Daniel ni siquiera es un líder gimnasio, ¿Cómo sería cuando se enfrentasen a uno en serio? Entrenó toda su vida para esto y ni siquiera puede hacerlo bien, todo estaba perdido, él era una causa perdida, este viaje era una causa perdida y ni siquiera ha empezado.-
¿Cómo está BuySell?-Preguntó Auris buscando cambiar el tema-
No debe tener mucho, le usaron gigadrenado, pero estará bien pronto. ¿Me esperan mientras lo curo?-Todos asintieron ante la pregunta de Rodri y mientras esperaban a que les entregasen a BuySell a Sebas le llegó un mensaje de Ester. "Vayan a mi casa a las 3".-
¿Cómo te escribió?-Preguntó Mei confusa-
Probablemente se compró otro teléfono.-Dijo Sebas mientras guardaba su celular.-
Ya quisiera yo comprarme uno así.-Dijo la chica en un suspiro.-
¿Qué querrá?-Preguntó Auris.-
Probablemente que le devolvamos la ropa y darnos la nuestra.-Respondió Sebas mientras le contestaba que allí estarían.-Y siendo completamente honestos...¿Les gusta esta ropa? Yo detesto los mocasines, si fuese por mi ordenaría quemar todas las fábricas de mocasines del mundo.-Mei y Rodri rieron con su comentario, pero Auris no pareció estar de acuerdo.-
A mí me gustan los mocasines, son cómodos y no te los tienes que amarrar. Y en cuanto a la ropa...No sé, a mí me gusta.-Mei y Rodri solo dijeron "Meh".-
No entiendo la moda.-Dijo Mei.-Pero me gusta la mía. Le voy a preguntar si me la puedo quedar.-
Te queda linda.-Dijo Sebas con una leve sonrisa. Mei sonrió y dio una pequeña vuelta.-
Será mi nuevo lu' casual.-
¿Qué?-Preguntó Sebas.-
Lu'. ¿No sabes que es un Lu'?-
Look.-Dijo Sebas, Mei lo miró extrañada.-Es look.
¿Y yo que dije?-Preguntó Mei-
Lu'-Respondió Sebas.-
¿Y cómo se dije?-Sebas rio por lo bajo.-
Look.-
¿Y que dije yo?-Volvió a preguntar-
Ay ya, que ladilla eres de verdad.-Dijo Sebas entre risas. Mei empezó a reír y se sentó nuevamente.
No les quedaba más que perder el tiempo hasta las 3 y eso mismo hicieron, pasaron el rato conversando, comiendo y contando malos chistes hasta que la hora llegó. Todos fueron a casa de Ester como se les pidió y la chica envió al servicio a que les hiciese pasar.
Ester los esperaba sentada en uno de los sofás individuales, pero lo acomodó para colocarlos frente al televisor y así encarar a todos los demás, les pidió que tomaran asiento y así lo hicieron.-
¿Cómo se encuentran sus pokémons?-Preguntó Ester con serenidad. Tenía esa mirada dominante y llena de confianza que hacía que a Mei se le revolviese el estómago de los nervios.-
Bien.-Contestaron Sebas y Mei a la vez.-
Me alegro.-Ester sonrió levemente ante su respuesta y sus ojos vagaron observando a cada uno.-Debo felicitarlos por lo que hicieron. No fue el resultado que esperaba, pero las cosas salieron de maravilla.-Todos la miraron confundidos, ¿Cómo podía decir que todo salió de maravilla? Perdieron. Ester sonrió risueña, le parecían tan adorables cuando estaban confundidos.-Están en boca de todos. Todo el mundo habla de su combate.
He de admitir que quitando algunos detalles el plan fue un éxito.-Auris frunció el ceño un segundo, pero se mantuvo callado, hablar de éxito cuando dos pokémons salieron heridos y uno estuviese al borde la muerte le parecía insensible por su parte.-La entrada fue espectacular, se ganaron al público. El combate fue extraordinario y aunque lamento lo de Percy, puso a la opinión pública de su lado, bueno, eso y la pedrada que te dieron.
Daniel tuvo que pedir disculpas por el "accidente" y dijo que estaba dispuesto a entregarte el premio del ganador si así lo querías Sebas.-Ester no podía ocultar su felicidad, había vencido a Daniel en su propio juego.-
No entiendo.-Dijo Mei, Ester la miró curiosa.-Perdimos...¿Por qué la gente nos apoya tanto entonces?-
Porque dieron más que un combate.-Ester cerró los ojos mientras fantaseaba con un público gritando eufórico en una arena.- Pan y circo Mei.-Mei no entendió bien que quería decir con "pan y circo". Ester la miró antes de continuar.- Hay algo que las personas aman más que ver ganar a sus ídolos, que ver una historia de autosuperación o un romance imposible, y eso es un espectáculo. TODOS aman un buen espectáculo y ustedes se los dieron.
Tendrán al público comiendo de su mano, pero solo será unos...mmm...dos días a lo mucho, deberían aprovechar esta ola mientras puedan.-Ester se puso de pie y fue a buscar unos sobres que estaban en la mesa de la cocina y le entregó uno a cada uno.-
¿Qué es esto?-Pregunto Rodri mientras abría el suyo y todos lo siguieron poco después.-
Sus pagos por sus servicios. No creerían que me ayudarían a montar todo esto y no les daría algo a cambio, ¿O sí?-Los de Rodri, Mei y Sebas tenían 1600 pokédolares mientras que el de Auris solo tenía 600. Mei quedó estupefacta, todos empezaron a contar los billetes y Ester se limitó a retomar su asiento mientras lo hacían.-Auris, te toca menos ya que solo me ayudaste con la música. Sebas y Mei combatieron y modelaron y Rodri merecía un aumento ya que su pokémon salió herido. ¿Estás de acuerdo?-Auris le dijo que si, pero era una pregunta sin sentido, aunque le dijese que no, no le hubiese aumentado el pago.-
Gracias Ester, de verdad.-Sebas le sonrió, al menos algo bueno había surgido de todo esto.-
No hay problema. Por cierto, su ropa ya está lavada, pueden llevársela...Por cierto, ¿Cuánto tiempo planean quedarse en Aurum?-
Ehm.-Todos se miraron.-4 días más.-Dijo Sebas.-
Lo que se quede Sebas.-Afirmó Mei.-
Cuanto quiera.-Dijo Rodri.-No tengo planes.
También unos días, pero no tengo una fecha fijada, ¿Por qué?-Preguntó Auris. Ester cerró los ojos y llevó un dedo a sus labios de forma pensativa.-
Por nada, solo curiosidad. Estoy pensando algunas cosas...Aunque es posible que llame a Sebas y a Mei para entrevistas si se da el caso, así que estén pendientes de eso. Después de todo soy su patrocinadora.-Con todo aclarado tomaron sus cosas y luego de una rápida despedida salieron del apartamento, excepto Mei a quien Ester le pidió a que regresase un segundo.-¿Tienes algo que hacer mañana?-
No que recuerde.-Dijo la rubia.-
Bien. ¿Podrías venir mañana a la tarde? Hay algo que me gustaría hablar contigo.-El corazón de Mei se aceleró y los butterfrees revoloteaban libremente.-
N no tengo teléfono, llama a Sebas y...-Ester no se inmutó ante sus palabras.-
Te estaré esperando aquí a las 2, se puntual por favor.-Más que una invitación parecía una orden.-
Aquí estaré.-Le hubiese gustado replicarle y decirle quien coño se creía para darle ordenes, pero no era capaz de conseguir la fuerza para ello.-
Bien.-Dijo Ester complacida.-Ya puedes irte. Espero que pases un excelente día.-Dicho esto la morena le dio la espalda y se fue a su habitación. Mei se quedó embobada en la sala y salió de su trance cuando la señora de servicio le preguntó si saldría.
Con su respiración pesada, su corazón en la garganta y los nervios a flor de piel salió del apartamento.-
Chapter 6: Capítulo 6
Chapter Text
-La espalda la estaba matando. Estaba cubierta en sudor y temblaba levemente.-
(¿Por qué los sofás son tan incómodos para dormir? Alguien debería inventar un sofá que sea cómodo sentado y acostado.)-Mei se sentó y bostezó con fuerza para luego mirar a los lados buscando reconocer donde estaba.
Era un apartamento bastante pequeño, le recordaba a su casa, una única habitación con un pequeño baño y una pequeña sala con una pequeña cocina anexada.
Rodri le había permitido pasar la noche, le daba vergüenza volver a pedirle a Sebas dormir con él luego de rechazarlo antes. El rubio resultó incluso mejor compañía de lo que esperaba, la dejó dormir en su sala gratis y además le haría el favor de conseguir sus nuevas dosis.
No recordaba cuando se había quedado dormida, el chico le ofreció un porro y lo siguiente que recordaba era amanecer con su cabello hecho un desastre, un hilo de baba colgando de sus labios y deseando una espalda nueva.
Miró hacia la cocina y se encontró a Rodri sirviendo comida en unos platos plásticos ligeramente oscurecidos por la suciedad.-
Buenos días.-Dijo Rodri mientras caminaba hacia ella para entregarle su plato.-
Hola.-Contestó Mei para luego tomar el plato y empezar a comer.-¿Quiekes ko que pe pedí?-Artículo la chica con la boca llena.
Rodri metió su mano en el bolsillo de su chaqueta y sacó una pequeña caja. Al verla Mei se abalanzó sobre ella dejando caer su comida, pero Rodri se alejó evitando que se la quitase.-
Termina de comer. No puedes meterte esto con el estómago vacío.-
Hijo de puta, tengo como 5 días sin metérmela.-La picazón en su brazo había iniciado de golpe, el solo verla había reavivado su deseo.-
No es negociable. Come.-Rodri guardó la caja en su bolsillo y Mei comió a toda prisa como un animal salvaje.-
Listo. Dame.-Ese dulce ángel que se había despertado se estaba convirtiendo de a poco en un demonio, su respiración era pesada y sudaba frío.-
Primero hablemos de mis honorarios.-Rodri sonrió pícaro mientras daba unos pasos hacia atrás, Mei buscó saltar para alcanzarlo, pero cayó de cara contra el suelo cuando sus pies fueron enganchados por el reposabrazos del sofá.-
¿Qué quieres?-Refunfuñó Mei.-
Hmmm...-Rodri meditó unos segundos su respuesta.-¡Un billón de, no...un millón de centavos!-Exclamó alzando sus brazos en el aire y echando la cabeza hacia atrás con emoción.-
La puta madre Rodrigo. Te lo digo en serio.-Mei alzó su cara roja del golpe y se arrastró hacia él para luego ponerse de pie. Su mirada dejaba claro que no estaba para más juegos.-
Relaja la raja mujer. Es un chiste. Te acabas de levantar.-Rodri le entregó la caja y Mei se arrojó en el sofá mientras la abría y preparaba su inyección.-No te cobraré nada, es tu primera vez.-Mei sonrió levemente mientras colocaba la aguja en su piel.-
La primera siempre es gratis.-Cerró los ojos y se dejó caer hacia atrás mientras un leve ardor se formaba en su antebrazo, pero la sensación se detuvo de golpe, era incapaz de seguir presionando la aguja. Mei soltó un gruñido y miró al culpable. Satochi estaba usando sus poderes psíquicos en su mano otra vez.-¡QUE LADILLA CONTIGO, NO JODA!-Agitada Mei echó la cabeza atrás mientras seguía buscando presionar la aguja.-Déjame hacerlo solo esta vez, de verdad me hace falta.-Rodri miró a Satochi y luego a Mei.-
Se que soy tu dealer, pero estoy de acuerdo con el trapito. No deberías meterte tanta mierda de esta de golpe, menos en la mañana. Es malo para ti.-
Nadie te preguntó.-
No seas grosera.
Yo solo digo que si tienes una cita hoy no deberías...-
Ya te dije que no es una cita.-
Oh si claro. Ester te invitó a su casa a-Rodri movió sus dedos en forma de comillas.-"Hablar a solas".-Sus palabras no tenían efecto alguno en la chica.-Bueno mira, ya en serio. Cuida esa ración, esa mierda es cara así que si quieres más me tienes que pagar por adelantado.-Mei frunció el ceño y se quitó la aguja de mala gana.-
Bien...Pero cuando necesite me buscas.-Guardó la jeringa en el estuche y Satochi se sentó en el suelo de la sala observando a Mei. Por una vez lo había conseguido.
Mei empezó a temblar y se abrazó a sí misma mientras suspiraba, odiaba quedarse a medias.-
Esto es lo peor.-Dijo llena de frustración.-
Te inyectaste medio pote...¿Cuánto tomas de esto a la semana?-Mei no respondió la pregunta, sólo se colocó en posición fetal mientras observaba a Satochi. Parecía que los dos hacían un duelo de miradas.-Así que tanto, ¿Eh?-Rodri bufó para luego irse a comer su desayuno.-Te vendrá bien bajarle un poco. Lo normal es inyectarte un cuarto...¿Quieres un porro para completar?- Sin nada más que hacer, lo aceptó. Ese viaje era justo lo que necesitaba, le ayudó a relajarse y despejar su mente de todos sus problemas.
Dedicó su día a acomodarse para salir, era solo una charla de amigas, pero Ester era...Ester, no podía permitirse el llegar fea con ella.
La chica la estaba esperando fuera del edificio, traía un paraguas para protegerse del sol abrasador.-
Hey.-Dijo Mei mientras alzaba una mano, Ester le regaló una sonrisa y fue caminando hasta ella, al encontrarse la morena le dio un beso en la mejilla a modo de saludo.-
¿Cómo estás?-Ester desbordaba alegría y emoción.-
Bien. Normal...¿Para qué querías verme?-
Nada en especial. Solo quería que saliéramos juntas.-Contestó Ester con inocencia.-¿Qué creías?-
N nada solo que...Ósea, ayer me dijiste que querías que viniera y me lo dijiste como muy seria. Pensé que había pasado algo.-Ester abrió los ojos sorprendida, no había pensado que su petición fuese tomada como una orden.-
No no no, es solo para salir a comer o algo. Pero si es molestia lo entiendo, no quería que te sintieses obligada a venir. Si ese fue el caso, lo lamento.-Ester sonrió nerviosa y algo incomoda, que vergüenza.-
Bueno...-Mei rodó los ojos e hizo una mueca-Ya estoy aquí así que...-Fingía analizar detenidamente la situación.-¿Por qué no?-Ester sonrió ante sus palabras y empezó a caminar hacia la plaza.
El tiempo pasó entre charla y charla, Ester le preguntó por Sebas y como estaban llevando los eventos recientes y sus planes una vez dejasen Aurum.
La morena la llevó a un café que estaba en la plaza, todos en el parecían hípsters y había una chica que Mei no podía evitar observar, era rara, con facciones muy toscas y los brazos se veían gruesos.
Se sentaron en una de las mesas de afuera y les trajeron sus menús.
Mei no tenía idea de que pedir, si pedía un agua se quedaría sin la mitad de la paga que le dio.-
¿Algún problema?-Preguntó la morena al ver lo tensa que estaba su amiga.
Mei miró hacia otro lado mientras abría la boca, no estaba segura de como expresarse.-
Ssse que tendría que haberte dicho esto antes perooooo...Nnnno tengo mi billetera encima. Cómo no pensé que fuésemos a venir a la comer no la traje.- Una excusa patética. Estaba roja por los nervios, era demasiado humillante toda esta situación.
Ester sonrió y rio levemente mientras se llevaba una mano a los labios, Mei era adorable.-
Tranquila. No tienes que pagar nada, yo te invité después de todo.
Se que no es el sitio más, ehm, "accesible" pero la comida es muy buena y me gusta mucho el ambiente. Además, todos son muy amables.
Pide lo que quieras, yo invito.-
(Mierda)-Ahora todo era...peor, ¿Qué se suponía que pidiese? ¿Lo más barato? No, la vería raro...¿Lo más caro y aprovechaba el bug? No, se vería de mal gusto. Además, no conocía ningún plato de esta carta, no tenían descripciones.-
P pide tu algo, mejor, no conozco nada de esto así que...Sorprende me.-Ester llamó al mesero y le pidió un plato para compartir y unos smoothies de fruta, el mesero específico que el plato era vegano y preguntó si ambas estaban de acuerdo con ello. Ester asintió mientras que Mei se lamentaba por dentro por su incapacidad de hacer algo tan simple como pedir un plato de comida.
Les trajeron los batidos y Mei lo bebió a prisa solo para congelar su propia cabeza en el proceso.-
No lo bebas tan rápido.-Ester solo podía mirar mientras Mei golpeaba la mesa y se llevaba una mano a la cabeza.-
Es que tenía calor...Ah...-Mei tomó el vaso y volvió a beberlo con la misma prisa sufriendo nuevamente las consecuencias. La rubia soltó un gruñido mientras sacudía la cabeza.-Que vaina tan buena. Me hacía falta, tenía demasiado calor.-
¿Te gusta?-A diferencia de ella Ester bebía dando pequeños y lentos sorbos.-
Es dulcito y fresquito. Está rico.-Mei seguía sufriendo los efectos del congelamiento cerebral cuando la extraña chica se acercó a su mesa, parecía avergonzada y tensa.-
D disculpa...¿Tu eres Ester Mendoza?-Ester se giró para verla y le sonrió con alegría.-
Si, soy yo. Un placer.-Mei miró a la chica, pero...Ahora no estaba tan segura de si en verdad era una chica. Sus rasgos eran demasiado masculinos.-
¿Te importa si nos tomamos una foto?-Mei no podía evitar quedarse mirando a la extraña, se enfocó en su voz, era demasiado grave para ser de mujer.-
(¿Por qué se disfraza? Parece un payaso, que ridículo.
Además, ¿Qué quiere con Ester?)-Los dos se tomaron su foto y la chica tomó la mano de Ester y la sacudió mientras le sonría con emoción.-
Gracias, eres un amor, de verdad. Soy tu fan. El trabajo que haces me parece precioso.-Ester le agradeció por sus amables palabras y tomó asiento, la chica se despidió de ambas y se fue a su asiento.-
¿Un fan tuyo?-Dijo Mei con una media sonrisa.
El mesonero les trajo su comida, una Quiche de puerro, brócoli y champiñones y le repartió un pedazo a cada una.-
Una.-Corrigió la morena. Mei se quedó callada unos segundos, no entendía a cuenta de qué venía ese "una".-
Es un tipo.-Ester estaba masticando cuando Mei habló, se llevó una servilleta a la boca antes de contestar.-
Es una chica Mei.-Ester tragó su comida y volteó a ver a la chica que le había pedido una foto.-Es transexual.-Mei volvió a mirar a esa "chica"-
...Pues tiene pinta de hombre.-Ester respiró hondo y cerró los ojos buscando como explicar esto mejor, sería un gran punto de entrada.-
¿Nunca habías visto a una persona transexual antes?-
Creo que...¿No? ¿Qué es un transexual?-La palabra no le sonaba de nada.-
Hay personas que no se sienten identificadas con el sexo con el que nacen. ¿Me explico?-La cara de perdida de Mei le dejó claro que era ajena al concepto.-Por ejemplo, tú. Naciste como una mujer.-
Aja.-
Y te sientes como una mujer.-
Aja.-
Hay personas que nacen como mujeres, pero no se sienten como mujeres, ¿Entiendes? Se pueden sentir como hombres o como otro género y quieren hacer una transición hacia ese género con el que se identifican. Y viceversa.-
(Una chica que quiere ser hombre)-Mei pensó a detalle en ello y su mente se iluminó de golpe, ahora entendía.-
Ósea que el tipo ese es un trabuco.-Ester se llevó una mano a la cara decepcionada y la chica trans se giró para ver a Mei con molestia. Mei se giró al notar como la miraba y subió los hombros restándole importancia.-¿Qué? ¿Lo eres o no?-
Por favor, discúlpala. No lo dijo con mala intención.-Intervino Ester nerviosa y con una sonrisa penosa. La chica trans suspiró y rodó los ojos para luego retomar sus actividades.-
¿Por qué se enoja? ¿Qué dije?-Preguntó Mei a Ester.-
Llamar a alguien "Trabuco" es un insulto.-Su anfitriona hablaba con severidad dejándole claro que había metido la pata.-No lo vuelvas a hacer.-
Oh...No sabía.-Dijo mientras rápidamente bajaba la mirada cual pokémon regañado, pero Ester no parecía convencida-Es en serio, no sabía. En mi barrio todo el mundo los llama así.-Ester bebió de su smoothie mientras reflexionaba al respecto.-
(Si lo que me dijo es cierto Mei vive un entorno de mente bastante cerrada.)-No era su primera vez tratando con personas así.-
No sabes mucho sobre el movimiento LGBTI+, ¿Cierto?-Los ojos de Mei divagaron un poco mientras hurgaba en su memoria.-
¿Es un grupo político?-Preguntó algo apenada, esperando atinar de suerte.-
Incluye política, sí, pero no se limita a eso exclusivamente.
Es un movimiento social que busca la normalización y reconocimiento de los derechos de las personas lesbianas, gais, bisexuales, transgénero, transexuales, travestís, etc. Básicamente busca que las personas normalicen la diversidad sexual, de género, entre otras cosas.-
Mm.-Fue lo único que contestó Mei antes de seguir comiendo, no quería verse grosera pero el tema le daba bastante igual. Nunca le interesaron los movimientos sociales o la política en general, le parecían aburridos, agotadores, molestos y además sobre complicaban las cosas.
Siempre creyó que a la gente le gustaba darle demasiadas vueltas a las cosas. Recordaba una vez que escuchó a su madre hablando sobre la inflación y como el dinero valía menos cada día y ella solo podía pensar "¿Y por qué no hacen más?". Aún a día de hoy no tenía una buena respuesta, la gente solo le decía "No funciona así" o "Es complicado", pero nadie le daba una buena respuesta. Pensaba que solo eran excusas, no sabían por qué era así, solo escuchaban a otros decir "Es complicado" y lo repetían sin parar. Si hace falta más dinero pues que hagan más, no es tan complicado. Si tienes más hambre te haces más comida, es lo mismo.
¿Tú no estabas metida en esa vaina?-Preguntó Mei alzando una ceja-Me suena leer algo sobre eso.-
Si, organizo eventos, los patrocino, hago publicidad al respecto. Desde pequeña es un tema que me gusta mucho.-Ester hablaba con orgullo de sus acciones. Dio el último bocado a su comida y se limpió delicadamente los labios con su servilleta.-Supongo que porque desde un inicio me gustaban las chicas. La gente me criticaba mucho por eso.
¿Ah sí?-
Sí, muchísimo. Amigos de mis padres, otros niños, profesores, aún hoy hay gente que lo hace. Aunque ya no les prestó atención.-Ester sonrió ligeramente mientras continuaba.-Desde entonces he decidido usar mi influencia para ayudar a cambiar el panorama sociocultural de nuestras sociedades, no quiero que otros tengan que pasar por eso.
Muchas personas creen que se trata de una moda, pero...-La chica hablaba con pasión y elocuencia, pero Mei no le estaba prestando demasiada atención a su discurso, llegó un punto donde solo eran palabras que retumbaban en su cabeza, carentes de todo significado.
Pero seguía teniendo una duda encima, por algún motivo una vocecita en su cabeza le insistía en que lo preguntase.-
¿y qué tal es?-Mei empezó a mover su dedo índice en círculos por el borde de su vaso.-Lo de ser bansexual.-Ester apenas podía contener su sonrisa, la tenía justo donde quería.-
Pansexual.-Corrigió la morena.-
Eso...¿Cómo tipo...Cómo es eso? Me habías dicho algo que te gustaban las mujeres y los hombres, pero...-Mei hacia muecas con cada palabra, era una conversación tan extraña y hasta incomoda.-Ósea es que no sé...Se me hace raro. ¿Sabes?- Ester negó suavemente con la cabeza.-
No es raro, es normal.-Mei no estaba convencida.
Ester tomó aire y se relamió los labios mientras miraba a su alrededor buscando un buen ejemplo.-
Oh ya sé, ¿Te gustan los pokémons?-Ester apoyó su codo sobre la mesa y reposó su cabeza sobre la parte superior de su mano.-
Si, mucho.-Mei no entendía que tenía que ver eso con nada.-
¿Cuál te gusta?-
Los scraggys me gustan, se ven todos lindos con sus pantaloncitos.-Ester no estaba segura cual era este "Scraggy" del que hablaba, pero era irrelevante.-
Pues a mí me gustan los ponytas de Galar.-Mei solo se quedó callada mirando a Ester.-¿Entiendes? A mí me gusta algo distinto a ti, pero eso no significa que los scraggys sean feos o peores que los ponytas, son diferentes.
Te gustan por un motivo y a mí me gustan los ponytas por otros.
Ahora, ¿Cómo te sentirías si alguien te dijera que no te pueden gustar los scraggys?-
¿Por qué no pueden gustarme los scraggys?-
Porque no es normal. A la gente normal le gustan los ponytas, por tanto, a ti te tienen que gustar los ponytas también y si no te gustan es que estas confundida. Si te gustan, es solo que no lo sabes aún.-"Confundida" esa palabra hacía que a Mei se le revolviese el estómago.-
¿Pero por qué no me puede gustar un scraggy?-Mei tragó saliva con la pregunta, estaba algo tensa, demasiadas cosas le venían a la cabeza a la vez. Empezó a jugar con su pelo mientras bajaba la mirada y miraba hacia otro lado.
Ya no sentía que hablase con Ester, era como hablar con Yereyda o su madre, le contestaba de la misma manera. Claro que estaba confundida, pero nadie hacía nada por ayudarla solo le repetían que ignorase esas ideas raras y siguiera con su vida. Todos se limitaban a decirle que hacer, pero nadie se molestaba en responder sus preguntas.-
No lo sé Mei. Tu dime, ¿Por qué no te pueden gustar los scraggys?-
No sé. Dime tú. Tu eres la que me anda diciendo que no me pueden gustar.-Espetó molesta. Ni siquiera sabía por qué se estaba enojando tanto por una conversación tan estúpida. Le gustaban los scraggys y no dejaría que le dijeran que no podía hacerlo.
Se sentía ofendida y atacada, incluso juzgada, pero Ester no hacía más que sonreír complacida.
"¿Y tú de qué te ríes?" Era lo que le provocaba decirle. Pero sabía perfectamente de qué lo hacía, de ella. Esos aires de superioridad que rodeaban a Ester ahora se le hacían más fuertes y aunque no pudiese decir exactamente por qué o como, sabía que estaba jugando con ella, se estaba divirtiendo jugando juegos mentales y confundiéndola haciendo esas estúpidas preguntas.
Pero aun así no hallaba las fuerzas en sí misma como para plantarle cara, sin importar que hiciese Ester se mantendría serena e inmutable mientras que ella seguía hundiéndose más y más buscando respuestas que no puede encontrar.
Pero el colmo fue cuando la vio reír, fue una risa pequeña e inocente, pero fue suficiente como para recordarle cuan a merced de la chica estaba.-
¿Qué te molesta tanto Mei?-Mei alzó la mirada para verla, pero apenas podía mantenerla, mirarla a los ojos era como intentar aguantar un Golem sobre tu cabeza. Apartó la mirada y se quedó en silencio.-¿Sabes por qué te molesta? Porque, siendo honestas, suena estúpido. ¿No?
Suena...Arbitrario, y francamente lo es, por eso te molesta que la gente te diga que no te puede gustar algo o que estás equivocada. Por eso no te lo justifican, porque no pueden.-Ester se recostó en su asiento y empezó a mover el pitillo ligeramente, colocando su dedo índice en la punta del mismo.-Mucha gente no entiende por qué te gustan las cosas que te gustan y cuando las personas no entienden algo les da miedo y lo rechazan, les parece raro e incorrecto, pero no tiene nada de malo. El problema real es cuando nosotros mismos no lo entendemos. ¿Nunca te ha pasado? Qué te guste algo que al resto no y no sabes por qué.
No me refiero solo a pokémons, puede ser un hobby, un género de música, gente.-Ester rio un poco, pero se veía melancólica, como si recordase algún trago amargo del pasado.-Yo aún recuerdo cuando salí del closet.-Mei alzó un poco la mirada.-
Creía que siempre te habían gustado las chicas.-Dijo débilmente. A la morena se le hacía adorable su nerviosismo.-
Existen muchas formas de salir del closet.-La chica le hablaba con un tono dulce y calmado, como una maestra educando a un alumno que no para de reprobar pero en el que aún tiene esperanza.-Creía que solo me gustaban las chicas y luego descubrí que me gustaban los hombres...Fue...Raro, me daba algo de miedo siendo honesta, me asustaba equivocarme y arruinarlo todo.-
Y...¿Qué tal es?-Ante su pregusta Ester cambió con rápides, ahora no podía evitar sentirse incluso más inferior que antes. La chica le sonrió coqueta mientras se mantenía erguida y orgullosa y su mirada hacia que le volaran butterfrees en el estómago.-
Es lo máximo. Como si pudieses respirar luego de mucho tiempo. Como si te quitasen un peso enorme de encima. Te sientes más feliz...Libre.-Ester se acercaba lentamente hacia Mei. El cuerpo de la rubia estaba tenso y en su mente corrían mil pensamientos por segundo, tenía pequeños escalofríos por todo el cuerpo y cerró los ojos mientras sus labios temblaban.
Pudo sentir la suave presión que Ester ejercía en ella, era tan cálido y tierno, pero no lo correspondió. Estaba petrificada en su asiento.
Ester se separó al notar la falta de reacción por parte de la rubia, quizás se había equivocado con ella, se echó atrás para retomar su asiento, pero Mei se impulsó hacia adelante y retomó el contacto.
Fue un beso lento y largo, ambas se tomaban su tiempo para sentir los labios de la otra y cuando finalmente se separaron Mei estaba roja como un charmilion. Relamió levemente sus labios, miró su comida a medio comer y luego a Ester.-
Ya no tengo hambre.-Ester asintió ante sus palabras con una sonrisa y pidió la cuenta.-¿Tienes algo que hacer ahora?-Preguntó Mei mientras juntaba sus manos y jugaba con ellas ansiosa.-
No, estoy libre.-Eso era justo lo que quería escuchar.
Ambas fueron al apartamento de Ester, Mei se sentó en la cama de la chica, cerró los ojos y respiró hondo-
¿Quieres que tomemos algo para relajarnos?-Mei negó con la cabeza.-
Quiero estar sobria.-Ester se acercó a Mei nuevamente, apartó sus largos mechones rubios de su rostro y acarició sus mejillas igual que lo hizo la otra noche. Mei se estremecía bajo sus toques y sus mejillas ardían con fuerza, antes tenía nervios y miedo, pero ahora solo estaba ansiosa, quería sentir los labios de Ester otra vez.
La morena la empujó ligeramente y la recostó en la cama, Mei se dejaba llevar por los besos soltando pequeños suspiros cada vez que se separaban. Jadeo con fuerza cuando la morena empezó a besar su cuello, sentía como si su cuerpo se derritiese ante sus toques.
Ester se detuvo y se posó sobre ella, pasó un dedo por encima de Mei marcando el relieve de su cuerpo hasta llegar a su pelvis.-
¿Alguna vez te han dicho que te ves adorable cuando estás nerviosa?-Ester tomó el borde de la camisa de Mei, metió su mano bajo la tela, subiendo de a poco hasta alcanzar uno de sus senos y lo apretó suavemente sacándole un leve gemido.
Ester levantó la camisa y con algo de ayuda de Mei se la terminó de quitar, la morena se quitó su blusa y la arrojó lejos. Mei alzó sus brazos y acaricio la cintura de Ester suavemente, la chica se levantó y buscó nuevamente los labios de ella. Un beso suave se volvió una danza apasionada casi al instante.
Se quitaron los brasieres entre sí mientras acariciaban el cuerpo de la otra. Ester bajó su mano hacia el pantalón de Mei y lo desabrochó, era un poco difícil de bajar en su posición actual y Mei ya no podía aguantar más tiempo.
Se separó y se quitó su pantalón con prisa, Ester hizo lo mismo y se arrojó sobre ella. Metió su mano dentro de su braga y acarició suavemente su vagina. Mei suspiraba y soltaba pequeños gemidos mientras enredaba sus manos en el pelo de Ester. A la rubia se le escapó un profundo gemido cuando Ester finalmente introdujo sus dedos en ella, se llevó una mano a la boca y mordió sus dedos en un fútil intento por acallar sus gemidos. Mei dobló sus piernas y se arqueó un poco mientras apartaba la mirada de la morena.-
¿Estás nerviosa?-El tono tan dulce y comprensivo de su amante le hacía sentirse aún más avergonzada.-
Nunca he hecho esto.-La miró de reojo y esta le sonreía con ternura.-
Si te sientes incomoda podemos parar. Lo importante es que te sientas bien.-Sus palabras calentaban su acelerado corazón que se debatía entre la emoción y el miedo. Mei alzó sus manos y acaricio el rostro de Ester, era preciosa, sus ojos cafés, su cabello enrulado, los rasgos tan finos de su rostro y su sonrisa, esa pequeña sonrisa la embelesaba.-
No...Sigue.-Ester continuó lentamente, sin separar sus ojos de los de Mei. Poco a poco el cuerpo de Mei fue cediendo, sus suspiros se volvieron pequeños gemidos que salían libremente de sus labios.
Los ojos de Mei se aguaron y unas ligeras lágrimas empezaron a correr por su rostro mientras continuaba acariciándola.-
¿Estás bien?-Preguntó Ester nerviosa.
Mei sonreía de oreja a oreja y le afirmó moviendo la cabeza ligeramente.-
Gracias.-Le dijo con suavidad la rubia. Estaba extasiada, como si finalmente se quitase un peso enorme de encima, luego de tantos años, finalmente podía respirar. Estaba feliz...En verdad era feliz.
Tomó la cabeza de Ester y la acercó a ella, la morena continuó con el movimiento de sus dedos con cada vez más prisa mientras sus besos se hacían cada vez más intensos. Ester era quien mandaba, Mei simplemente se dejaba llevar por ella, la morena parecía conocer todos sus puntos débiles, como estimularla en todas sus zonas.
Ella en cambio era una novata, cualquier intento por estimular a Ester era torpe y brusco en comparación, pero a la morena no le parecía importar, la guiaba en cada paso.
Cmo tcar su vagina, besar su pecho, chupar sus pezones, todo lo hacía siguiendo las indicaciones de ella.
No dejaba de mirarla a los ojos, quería ver a Ester, hoy, mañana, siempre, quería estar a su lado, quería revivir estas sensaciones todos los días.
El llegar al orgasmo fue la guinda del pastel, Mei gritó mientras su espalda se arqueaba y su cuerpo se tensaba para luego caer agotada. No apartó los ojos de Ester cuando sacó sus dedos de ella y los metió en su boca para chuparlos y lamerlos.-
Ahora te toca a ti.-Afirmó la morena mientras se levantaba y se sentaba sobre el rostro de Mei.
Mei no estaba segura de que hacer, pero le dio un largo lengüetazo, Ester acarició su cabeza y suspiró un poco.-
Bésala un poco y enfócate más en el clítoris.-Mei siguió sus órdenes y poco a poco Ester empezó a soltar gemidos cada vez más altos, Ester movía sus caderas ligeramente y se reclinó un poco hacía atrás. Mei soltó un gemido cuando empezó a jugar con su clítoris, se aferraba a las piernas de Ester y buscaba complacerla aún más. Mientras mejor lo hacía mejor la trataba a ella.-
¿Podemos...?-El aliento se le escapa, estaba demasiado agitada.-¿Podemos cambiar?-Mei se acomodó y se colocó sobre Ester para hacer un 69, ni siquiera se había terminado de inclinar hacia adelante cuando Ester introdujo su lengua en ella.
Mei gemía con fuerza, cerró los ojos mientras movía sus caderas y las bajaba para que Ester continuase. Sus brazos se sentían débiles, su cuerpo temblaba, podía sentir como un segundo orgasmo se construía dentro de ella. Pero fue entonces cuando se detuvo.
Estaba tan cerca, tan jodidamente cerca, solo necesitaba un poco más.-
Por favor...Sigue.-No podía pensar en nada más, no le importaba si debía suplicar, quería llegar al orgasmo, quería esa sensación de éxtasis que le había sido negada durante tanto tiempo.-
¿Qué siga? ¿Aún quieres más? Creía que ya habías tenido suficiente con el primero.-Su tono burlón, como la dejaba a punto, era una tortura.-Hazme sentir bien a mí también y te ayudo a llegar, ¿Te parece?-¿Cómo le hablaba con tanta calma? Ella apenas podía concentrarse para modular.
Mei se agachó y empezó estimular la intimidad de Ester lo mejor que podía, pero dudaba en que fuese capaz de hacerla sentir lo mismo que le hacía sentir a ella, pero el esmero no faltó.
Se sentía viva, vigorizada, era como estar en un sueño que no hacía más que mejorar y mejorar.
Ester abrió la intimidad de Mei y continuó complaciéndola, Mei se detuvo por un momento a gemir antes de seguir con su labor, pero llegó un punto donde no pudo más. Se alzó poco a poco mientras sus gemidos se intensificaban, su boca babeaba, su cuerpo temblaba y sus ojos se echaron atrás cuando el orgasmo finalmente la alcanzaba.
Fue maravilloso, hermoso, quería más.
Ester en este punto la guiaba como un muñeco, hacía todo lo que la morena le pidiese. Se abrió de piernas para ella, se dejaba tocar con completa libertad, gemía más fuerte o bajo cuando la chica se lo pedía, soportaba sus orgasmos con tal que le recompensara por ello, todo para llegar a ese dulce final.
Cuando terminaron las dos estaban agotadas, Mei ni siquiera recordaba cuantas veces había alcanzado el clímax, dejó de contar luego de la tercera o cuarta vez.
Se acurrucó junto a Ester, que la abrazo con ternura y la acurrucó en su pecho. Ambas quedaron profundamente dormidas poco después.
Para cuando Mei despertó ya era de noche, miró a su lado y pudo a ver a Ester, estaba acostada boca abajo, con su codo apoyado en la cama y su cabeza reposando en su mano, movía sus delgadas piernas arriba y abajo mientras le sonría llena de picardía.-
Veo que no soy tu tipo.-Bromeó la morena. Mei se colocó boca arriba y miró el techo blanco mientras buscaba ordenar el caos que era ahora su mente.-
Eso fue...Arrechisimo.-Giró su cabeza para ver a la chica que sonrió complacida ante sus palabras.-Jamás había sentido algo así antes.-
Me alegro.-Ester le sonrió con ternura y Mei la observaba detalladamente, no quería olvidar ningún detalle de su cuerpo.-
¿Cómo supiste que...?- La rubia se levantó y se recostó en el cabezal de la cama.-
¿Qué te gustaba? La noche que dormiste aquí, fue bastante evidente.-Ester gateo hasta ella y se colocó a su lado, Mei recostó su cabeza en su hombro y dejó que la morena la acariciase. Cerró los ojos y ambas se quedaron en silencio, disfrutando de la compañía de la otra.-
¿Planeas quedarte aquí mucho rato?-Preguntó Mei.-
No lo sé aún. Vine por la inauguración de los centros, pero no tengo prisa en volver a casa. En parte vine porque necesitaba un cambio de aires.
Quiero hacer diseños, pero no me llegan ideas, pensé que venir a la playa me ayudaría a relajarme y pensar mejor.-Aunque ahora Aurum se había vuelto más un dolor de cabeza que otra cosa.-
¿Y si viajas con nosotros?-Mei bajó y se giró recostándose en el pecho de Ester, la miraba con una sonrisa que la conmovía hasta el alma.-
¿Con Sebas y contigo?-Preguntó Ester mientras acariciaba un poco la cabeza de Mei, esta la movía un poco buscando sentir mejor la mano de su amante.-
(Si que le gustan los mimos. Parece un glameow)-Pensó Ester-
Si, sería genial.-Mei ya había empezado a montarse una película entera, viajando por ahí, haciendo fogatas, bebiendo con ellos dos y quizás...Pasando noches con ambos, juntos o separados ya era lo de menos, solo quería seguir disfrutando. Se le escapó una risilla al imaginarse la escena, era excitante.-
¿De qué te ríes? –
De nada.-Respondió Mei con inocencia. Cerró los ojos y respiró el dulce aroma del perfume que Ester llevaba, el sueño le volvía con rapidez, quería volver a descansar junto a ella y que este momento perfecto durase para siempre.
Una pequeña alarma sonó de pronto, Ester se estiró para alcanzar su teléfono en la mesita de noche. Sebas le había escrito.-
Es Sebas. Mandó un video. No sé si lo has visto pero quería saber tu opinión, dime si quieres que diga algo más.-En el video estaban Sebas, Julio y Daniel. Daniel y Sebas se estrecharon las manos y le entregó una pokéball, Sebas la abrió y de ella salió un eevee que cargó y besó en la frente.
Todos saludaron al público y Sebas guardó al eevee nuevamente.
Los tres fueron a un pequeño escenario que habían preparado para el evento y tomaron asiento en unos bancos.-
Bueno, primero que nada, quiero agradecerles a todos por venir. Se que han sido tiempos difíciles, estos últimos días, hemos sido víctimas del brutal ataque de las fuerzas ultra derechistas que buscan destruir todo lo que hemos conseguido en estos años. Por desgracia un evento que se supone debía traer paz y unión a nuestra región se vio teñido con sangre de inocentes luego del atentado, disfrazado de protesta, supuestamente pacífica, llevado a cabo por unos traidores al amor y a la paz.-
Aunque condeno el uso de la violencia.-Daniel y Julio miraron a Sebas, aunque lo intentaban no podían ocultar del todo su sorpresa. Claramente no estaba planeado que el chico interviniese.-He de decir, que el catalogar las acciones como "atentado disfrazado de protesta pacífica" me parece una estereotipación hacia aquellas personas que no tomaron lugar en el ataque al Centro. Muchas personas estaban llevando una protesta pacífica cuando un grupo violento se despegó y fue a atacar el Centro. El catalogar toda la protesta como el encubrimiento de una operación mayor y de intenciones más oscuras me parece irresponsable y una falta de respeto hacia aquellos que no tomaron parte en la misma.
De hecho, es más, yo mismo tuve que huir del centro en medio del ataque y pude ver como personas, claramente protestantes, buscaban detener a aquellos que estaban destruyendo el lugar, y de hecho fui víctima del gas de los polidians, no podía respirar y caí al suelo y uno de estos protestantes me ayudó.-Sebas volteó para ver a Daniel y le sonrió ligeramente.-Me cargó y me ayudó a alejarme de la zona que estaba llena de humo y fue gracias a esa...Persona, cuyo nombre nunca supe, que fui capaz de salir de allí y llegar a mi hotel. Personalmente creo que lo que esas personas hicieron es encomiable y creo que es un recordatorio de cómo no debemos dejar que las acciones violentas de una minoría nublen las buenas acciones de la mayoría.
Y si la persona que me ayudó o cualquiera de esas personas que buscaron traer orden y paz a este conflicto, ya sean policías o protestantes, están viendo esto. Gracias.-Sebas bajó su micrófono con calma y sonrió un poco para las cámaras. La mirada de Daniel dejaba ver su confusión, rabia y sorpresa.
Ester se llevó una mano a los labios, apenas podía aguantar su sonrisa.-
¿Qué pasa? ¿Qué es? Déjame ver.-Mei no entendía por qué ese mensaje emocionaba tanto a Ester ni por qué molestaba tanto a Daniel pero sabía que había chisme y quería enterarse de cada detalle.
Subió hasta pegar su mejilla con la de Ester para poder ver la pantalla.
Ester estaba encantada, fue un apoyo hacia ella, hacia la protesta, haciendo clara la diferencia entre su movimiento y el ataque de la FLR, pero había logrado hacerlo de tal forma que el gobierno no lo pudiese acusar de fomentar "el odio y la violencia".-
¿Qué les parece si empezamos con las preguntas?-Dijo Julio con una sonrisa.- Usted, por ejemplo.-Señaló a uno de los reporteros y la voz de un hombre pudo escucharse fuera de cámara.-
Sebastian. ¿Cómo se encuentra tu mudkip luego de la batalla? ¿Tienes algo que comentar sobre el accidente?-
No fue un accidente.-Corrigió el moreno, su tono era mucho más serio que antes.-Y Mudkip está bien, le duele un poco la cabeza, pero nada grave.-
¿Por qué Mei no pudo venir?-Preguntó una mujer-
Desgraciadamente hubo unos asuntos personales que requerían de su atención. Me dijo que le hubiese encantado venir, pero se le hacía imposible.-
Ugh. Se me olvidó que teníamos esto.-Mei rodó los ojos mientras lo decía.-Sebas me dijo ayer.-
¿Se te olvidó que tenías una entrevista con el hijo del presidente?-Mei sin duda parecía descuidada pero nunca se imaginó que tanto.-
Si bueno, si hubiese ido allí no hubiera estado aquí. Yo creo que salí ganando.-Mei le sonrió con picardía mientras lo decía.-
¿Qué planean hacer luego de esto?-Preguntó otra reportera.-
Bueno, Julio y yo planeamos hacer una campaña por lo largo y ancho de la región para así promover este maravilloso deporte que son las batallas pokémons.-
Yo planeó hacer el desafió de los gimnasios para así poder desafiar a la liga, si tengo suerte lo haré este año.- El video terminaba allí.
Ester dejó el teléfono en la cama, se llevó una mano a la boca y empezó a reflexionar sobre las posibles consecuencias. Mei por su parte tomó el teléfono y volvió a reproducir la entrevista, quería escucharlo todo de nuevo.-
Pa' lo chiquito que es y como muerde el hijo de puta.-Dijo con emoción la rubia. Una notificación sonó en el teléfono.-Sebas dice que si te puede llamar.-
Dile que sí. Que me de unos 5 minutos.-Mei escribió el mensaje mientras Ester se vestía, le pasó el teléfono cuando empezó a sonar y se acostó boca arriba con la cabeza guindando por el borde la cama para poder escuchar cada detalle.-
Ponlo en altavoz, ponlo en altavoz.-Ester hizo como le pidió y puso el teléfono para que Mei pudiese escuchar.-
Pero no vayas a decir nada.-Ordenó la morena.-¿Hola?-
Hey. ¿Viste la entrevista?-Sebas se oía con más energía que de costumbre.-
Fue perfecto. Dejaste a Daniel sin palabras.-
Ya bueno, dijimos que tú me patrocinabas y yo decía cosas buenas de ti. Perdón por no decir tu nombre, en el video no sale, pero me preguntaron si me diste la ropa que use y dije no, no quería implicarte demasiado en esto luego de lo que dije.
Eh, pero si dije que la ropa era tuya y me gustaba mucho y me parecía muy cómoda y que admiraba mucho tu trabajo. Solo no dije "Fui a su casa ayer y me la dio."-Estaba preocupado de que Ester se molestase por ello, pero la chica le dijo que había hecho bien.-Por cierto, varias personas me han parado por la calle preguntándome por tu ropa, les dije que te buscasen en redes sociales. Así que te escriben un montón de extraños es por eso.-
Sebas...Gracias. -El chico se estaba exponiendo a mucho al hacerle frente a Daniel de esta manera, ya le había pagado y llevado su ropa al evento, podía haber decidido dejarlo así pero no lo hizo.-
Gracias a ti. Me has ayudado mucho tú también.-El chico le contestó en un tono amable y casi tierno, por el sonido de su voz le era difícil imaginarse al muchacho de ropa oscura y mirada apagada que había conocido.-Por cierto. ¿Sabes dónde está Mei?-
¡Aquí!-Gritó Mei. La sangré de Ester se heló. ¿Cómo iba a explicar esto?-¡Vi tu entrevista! ¡Le dije a Ester que no tienes tamaño para lo busca peo que eres! ¡Matas a un bicho en la montaña y luego esto!-
¿Mataron a alguien?-Preguntó Ester con un claro nerviosismo-
¡Fue un pokémon!-Exclamó Sebas rápidamente.-
Te lo cuento luego.-Dijo Mei con calma, restándole importancia al asunto.-
Mei, quería preguntarte, ¿Por qué no viniste a la entrevista?-
¡Ah eh, ¿Recuerdas que Ester me invitó a hablar?!-Ester le hacía señas para que se callase.-¡Fuimos a un restaurante y se me fue el tiempo, me di cuenta de la hora, pero ya era tarde y preferí no ir!-
¿En serio te olvidaste?-
¡Si!-Afirmó Mei con una sonrisa. Sebas bufó ante su tono tan alegre y despreocupado.-
Bueno, ya da igual, eh, por cierto. Rodri dijo que quiere hacer una fiesta en la playa, para celebrar todo esto y bueno eh, quería saber si querían venir. Ustedes dos.
Va a ser mañana en la noche.-
¡Yo le entro! ¿Tú que dices?-Mei miró a Ester con emoción.-
Yo eh...-Ester chasqueo su lengua y pensó unos segundos.-Te digo mañana si puedo. Estoy ocupada y no estoy segura de poder ir. Si tengo tiempo iré.-
Dale, está bien. Pasen la bien.-Todos se despidieron y Ester colgó la llamada.-
Mei, te juro que estaba a punto de ahorcarte.-Ester sonreía con una extraña mezcla entre rabia y diversión, al fin y al cabo, nada había ocurrido.-
No sabía que te iban ese tipo de cosas.-Mei alzó las cejas y se mordió los labios suavemente.-¿Qué creías? ¿Qué le iba a decir "No puedo hablar me cogí a una caraja"? Relájate, nada más quería ponerte nerviosa.
¿Pero por qué no quieres ir a la fiesta? Me dijiste que estabas libre. Ven y nos la pasamos bien.-Mei se giró y tomó una de las almohadas, se acostó encima de ella y empezó a mover sus piernas arriba y abajo igual que Ester lo había hecho antes.
Ester suspiró, se llevó una mano a la cintura y otra a la cabeza.-
No lo sé...-La chica se llevó un dedo a los labios para parecer dubitativa.-Quizás si me lo pides de forma un poco más...Amable.-Ester colocó un dedo bajo el mentón de Mei y alzó levemente su cabeza.-
Por favor, acompáñame mañana.-Mei hablaba en un tono inocente y suave. Ester acercó su pulgar a sus labios y Mei lo chupo un poco antes de soltarlo y dejar que Ester acariciase sus labios con él.-
Bueno, está bien. Iré.-Mei sonrió de oreja a oreja mientras movía sus piernas rápidamente de la emoción. Todo estaba saliendo a pedir de boca.-Puedes dormir aquí si quieres. Me voy a refrescar.-Ester salió de la habitación dejando sola a Mei que hundió su cabeza en la almohada para ahogar su grito de alegría mientras pataleaba.
Sebas guardó su teléfono y salió del baño, él y Auris habían ido a la biblioteca pública de Aurum buscando estudiar el diario.-
Bueno, parece que, si van a ir, deja le escribo a Rodri.
¿Has podido descifrar algo?-Preguntó Sebas mientras Auris alternaba su atención entre el diario y una enciclopedia de runas que habían tomado.
Había sido un día de altibajos, al principio se había emocionado mucho luego de callarle la boca a Daniel durante la entrevista, pero luego su mente empezó a vagar por la posibilidad de que el gobierno tomara acciones en su contra, contra su familia. Podría meter a su padre en problemas por esos comentarios. Además, estaba la derrota en el gimnasio, criticaba mucho a Daniel, pero él lo venció y Sebas, como el terrible entrenador que es, no fue capaz de evitar que hiriesen a Percy y claro, su pokémon le dejaba ver que estaba bien, pero, ¿Cómo podía estar seguro? Percy era tan alegre y enérgico, lo más probable es que solo buscase no hacerlo sentir mal, pero en el fondo lo culpaba por su negligencia.
Este ciclo de pensamientos negativos lo estaba atormentando, necesitaba despejar su mente rápidamente, y que mejor manera de hacerlo que ocupándose con un proyecto.
Tenía pensado ir al museo, con la esperanza de que le dieran más información sobre el diario que encontró, pero fue en vano. El único museo en el pueblo no trataba con escritos antiguos, se enfocaban más en vida marina, geología y geografía.
Creyó que sería otro fracaso, pero de pronto recordó algo, Auris dijo que sabía de filología. Rápidamente lo llamo y quedaron en reunirse en la biblioteca.
Se sentaron en una de las mesas y Auris tomó enciclopedias de runas y diccionarios de idiomas antiguos.
Las entradas alternaban entre anotaciones a modo de diario personal y registro de investigaciones, había partes escritas en español, otras en idiomas antiguos utilizados por los aborígenes de Sacris y algunos pedazos solo eran imágenes decoloradas o dibujos de ruinas y runas antiguas.
El Dr. Knoche hablaba de cómo fue enviado a Sacris porque ÉL le pidió que investigase sobre Esas extrañas ruinas. Aunque en ningún momento especificaba quien era esta persona que le ordenó viajar o cuales eran estas ruinas.
Mi investigación me ha llevado a concluir que para encontrar a este espécimen ha de llevarse a cabo una expedición hacia el corazón de la selva al sur del territorio de la región. Aunque me ha sido imposible conseguir evidencia definitiva, reconstrucciones de restos arqueológicos y leyendas de los locales me han permitido estimar la localización de este "templo", aunque considero que la palabra más adecuada para describir tal cosa, en caso de que su existencia sea auténtica, sería "prisión".
Sin embargo, aunque las leyendas sean ciertas, temo que nuestro objetivo no pueda cumplirse. El tiempo juega en nuestra contra y sin sustento, el espécimen pudo haber expirado hace ya muchos siglos.
No obstante, como científico me veo en la obligación de implorarle lleve a cabo esta expedición, aunque el espécimen ya no se encuentre activo, puede ser una invaluable fuente de conocimientos y recursos para impulsar nuestros objetivos.
En este punto, la decisión ya no está en mis manos.
En la página siguiente Knoche había dibujado un mapa de la selva, indicando a las tribus aborígenes que aún vivían por la zona, y en lo más profundo, junto a unas coordenadas, había un punto rojo.-
Recuérdame. ¿Dónde dices que encontraste esto?-Preguntó Auris.-
En una cabaña en la montaña. Había un pokémon que no había visto nunca resguardando el lugar.-Sebas no entendía nada. Sacris tenía 3 pokémons legendarios en su territorio, no 4, uno vivía en las montañas, otro en una isla y el último bajo la tierra cerca del río Orimaco, jamás había escuchado de uno viviendo en las profundidades de la jungla.-¿Puedes descifrar las runas?-
Puedo intentarlo. Deja les tomo una foto, tu sigue leyendo el resto a ver que más hay.-Auris se dedicó a traducir los escritos antiguos mientras que Sebas continuó leyendo buscando más pistas, pero no había nada más de utilidad relacionado con las ruinas.
Acabo de recibir la respuesta. Mi propuesta fue rechazada, el llevar a cabo un proyecto de esta escala es imposible sin llamar la atención del gobierno local. Dice que no podemos tomarnos el lujo de exponer a nuestra organización, quizás tenga razón, pero eso no alivia mi frustración. Somos científicos, vivimos por esto, pero ya no hay nada que discutir.
Aunque no es tiempo de lamentarse ni autocompadecer, un nuevo proyecto se me ha sido asignado, se esperan buenos resultados y personalmente, creo que será uno muy interesante.
Las siguientes entradas eran sobre experimentos con los que Sebas, desgraciadamente, ya estaba familiarizado.
El proyecto a mi cargo representa el mayor de los honores, se me ha encomendado replicar la fuente de energía del pokémon comúnmente conocido como Magearna.
La creación de una fuente de energía infinita, una tarea de proporciones titánicas, sin embargo, debido a la incapacidad de capturar a dicho pokémon, mi investigación ha de ser fruto exclusivamente de mis esfuerzos e ingenio.
He conseguido empleo en un hospital cercano para así conseguir un flujo estable de sujetos de prueba.
Documentare mis avances, este puede ser el trabajo de mi vida.
El diario se dividía en las anotaciones de distintos experimentos, Sebas fue pasando las hojas de a poco y con cada una su sangre se helaba más y más.
Experimento 1: El primer espécimen ha sido un rotundo fracaso. El sujeto de prueba: Un hombre de 78 años. El sujeto expiró sin eventualidades remarcables.
Experimento 5: El sujeto: Una mujer de 69 años con cáncer terminal. El núcleo reaccionó durante los últimos segundos de vida del sujeto, aunque la vinculación aún no parece haber tomado lugar.
Experimento 23: MAL MAL MAL MAL MAL
Experimento 31:Finalmente lo he conseguido, he logrado estabilizar el núcleo, fue solo por unos instantes, pero la transferencia fue exitosa. El sujeto de prueba era una madre de 32 años.
Con los datos obtenidos ya puedo plantear una hipótesis para la base de mi coránima. 1)Aquel cuya "esencia" ha de ser transferida al núcleo debe sufrir emociones intensas antes y durante la trasmisión.
2)El sujeto ha de tener un deseo de permanecer con vida hasta el final de la transferencia.
3)Parece que sujetos con experiencias traumáticas tienen mayor facilidad a la hora de ser transferidos.
Por supuesto esto no es más que una teoría, requiero más especímenes para validar su veracidad.
Experimento 36: Mi hipótesis no era del todo incorrecta. Las emociones fuertes si son necesarias para llevar a cabo la transferencia. El que la víctima de la transferencia tenga una voluntad fuerte de vivir también es un requerimiento.
Pero en cuanto a las experiencias traumáticas, estas no necesariamente facilitan la transferencia. El sujeto a transferir ha de tener un deseo de supervivencia y este se intensifica si siente que tiene un objetivo que cumplir, es allí donde los traumas pueden representar un beneficio o un obstáculo para el proceso.
Si el deseo del sujeto es el escape mediante la muerte, este no podrá transferirse con éxito, sin embargo, aquellos que desean cumplir con un propósito, una idea persistente albergada en lo más profundo de su psique, podrán transferirse más fácilmente gracias a ese impulso. Especialmente si el sujeto internaliza que la transferencia le permitirá llevar a cabo este objetivo.
Con la metodología de transferencia perfeccionada solo queda averiguar un modo de capturar esa "esencia" y utilizarla, de momento todas las coránimas creadas desprenden una cantidad exuberante de energía por segundo, consumiéndose al poco tiempo y cesando sus funciones.
He decidido indagar en pokémons con propiedades similares a las que busco, spiritomb, yamask, cofragrigus y golurk parecen los más adecuados.
Experimento 57:Es perfecto, es hermoso, luego de tanto tiempo, tantas vidas, tantos esfuerzos, lo he conseguido. El espécimen es estable.
El sujeto de la transferencia fue una mujer, 35 años, madre de dos, soltera.
En la página siguiente había un detallado dibujo de un Gottmia y sus partes. En el se podía ver los distintos símbolos inscritos en las vendas.
Gracias a los vendajes que he desarrollado he logrado contener la "esencia" y su energía y como lo supuse, al igual que un cofragrigus, el experimento 57 es capaz de movilizar libremente los mismos.
Curiosamente ha optado por una forma humanoide, teorizo que puede deberse a alguna reminiscencia de su antiguo huésped. Después de todo el experimento 57 ha mostrado comportamientos similares al del espécimen original, aunque su actitud ahora es más animalística.
Las crías del sujeto ya no eran necesarias, pero en cuanto decidí deshacerme de ellas el experimento 57 entró en un estado de furia que no había demostrado en anteriores ocasiones. Las crías deberán permanecer bajo mi cuidado a modo de controlar al experimento 57.
Notas: El espécimen, como toda forma de vida ordinaria, requiere sustento. Esto es un inconveniente, parece que el flujo de energía no fue contenido, simplemente reducido, pequeñas cantidades de energía se pierden por segundo.
El experimento 57 parece obtener sustento de toda fuente animal, absorbiendo la energía que estos poseen y asimilándola en sí mismo. Mientras más tiempo pase el experimento 57 sin sustento mayor es su agresividad, irritabilidad y sus actitudes animalescas se resaltan.
Llevé a cabo un experimento para probar mi hipótesis, dejé al espécimen sin sustento durante 4 días, luego le ofrecí a una de sus crías como sustento. Llevó el proceso de alimentación rápidamente, pero una vez acabó sufrió un pico en su agresividad.
El experimento 57 no ha resultado tan perfecto como creía. Su perdida de energía, su hambre constante, su agresividad e instintos animalescos lo hacen difícil de controlar y de mantener. Aunque creo que son compensados con su fuerza física y resistencia.
Ya envíe mis informes y los resultados, no es lo que estábamos buscando, pero estamos cerca, lo presiento.
Ha llegado a mi poder la noticia de que los ciudadanos de Orquídea sospechan de mi, hoy mismo me veo obligado a abandonar mi laboratorio.
Este Diario, testigo de mis logros, ha de permanecer aquí, regresaré por él cuando las cosas se calmen, no puedo arriesgarme a perder mi investigación.
No había nada más anotado luego de eso.
Su rostro estaba pálido y llevó las manos a la boca mientras recostaba sus hombros en la mesa-
¿Qué te...? ¿Estás bien?-Auris tomó el hombro de Sebas y miró el diario, leyó las entradas y tragó saliva.-¿Esta fue la cosa que encontraste en la cabaña?-Sebas negó débilmente con la cabeza.-
Fue a otro...-Casi no podía hablar. No podía seguirlo negando, no podía seguir ocultando la verdad, esa cosa no era un pokémon. Mei y él se encontraron a Knoche, si es que pudiese describirse siquiera como Knoche. No, no podía ser una persona, era...Horrible. El solo recordarlo le daba malestar, era un ser repugnante, horrible, asqueroso, antinatural, malvado, cruel, despiadado, enfermizo, esa cosa no podía venir de un ser humano. Pero tenía la evidencia frente a él.-
Había escuchado historias de Knoche y el monstruo de la montaña, pero...No creía que fuesen ciertas.-Sebas miró a Auris de reojo, estaba tenso, su siguiente movimiento dependería de las palabras de su compañero.-¿Sabes que significa?-Sebas lo observó en silencio.-Tenemos evidencia de algo que se creía imposible.-Auris parecía extrañamente emocionado.-
Silencio.-Susurro la bibliotecaria. Auris se sentó junto a Sebas y tomó el diario.-Si traemos evidencia, podemos demostrar que...-
No.-Sebas no quería escuchar más.-No...No haremos eso. Primero que nada, no pienso volver a subir allí y segundo...Está...Está mal. T tu no viste lo que yo vi, esa...cosa...Nunca debió existir. Si traemos evidencia pueden...Pueden intentar replicarlo esa...Esa cosa, no pueden haber más.-
Creo que te estás emparanoiando un poco. ¿No leíste? Esas cosas las hacen con gente, nadie intentaría imitar algo así. Pero podemos resolver el misterio de los Gottmias, quizás, quizás incluso sirva para aclarar cosas sobre Magearna y cómo funciona.-
Mira, si quieres te digo donde está la cabaña, pero NO voy a subir allí y no quiero tener NADA que ver con esos...Monstruos.-Auris bufó y sacudió la cabeza un poco.-
Pero incluso si no quieres tener que ver con eso, ¿Qué tal con esto?-Le mostró la imagen de las ruinas en el diario y luego las anotaciones que había hecho.-
Es una leyenda que habla sobre un pokémon legendario, uno que nadie conoce, olvidado en el tiempo. Si ese templo de verdad existe, podemos encontrarlo, nos haríamos famosos.
Estás de viaje, yo también, podemos ir a la jungla e investigar. Si no me quieres apoyar con el Gottmia apóyame con esto. El diario es tuyo, necesito que me ayudes, no puedo hacerlo sin ti.
¿Sabes qué pasaría si de verdad encontramos un pokémon legendario? No importa que esté vivo o muerto, pasaríamos a la historia.-Sebas se frotó los ojos, pensativo.-
Mira...Eh...Deja que lo piense. El ir a buscar un pokémon me tienta más, pero...deja que lo piense. La jungla es un lugar peligroso, no sabemos si podemos fiarnos de esto, te...te digo mañana.-Sebas cerró el diario y lo guardó en su mochila.-
Oye...-Auris lo tomó de un hombro y le sonrió.-Puede ser uno de los descubrimientos arqueológicos más importantes de la historia de esta región. Quizás del mundo. No se tiene una oportunidad así todos los días. Hay que aprovecharla.-
Te aviso mañana.-Le sonrió de vuelta y se acomodó para salir.-Descansa. Que pases buena noche.-
Chapter 7: Capítulo 7
Chapter Text
¿De verdad te dijo eso?-La voz de la madre de Sebas resonaba por el altavoz del teléfono. Percy nadaba felizmente por el poco espacio que Mighty le dejaba mientras que el pokémon siniestro se sacudía para evitar que lo siguiesen enjabonando.-
Si, no sale en el video, pero... Eh...-Se quedó callado unos segundos, tenía un nudo en la garganta.-Me dijo "Lo hiciste bien, fue muy valiente por tu parte participar. Pero parece que el reto te quedó grande, pero no es algo de lo que debas avergonzarte, no todos tienen lo que hay que tener."-Sebas siguió restregando el jabón en Mighty, pero no se percató de cómo sus caricias se hacían cada vez más bruscas.-
¿Y tú qué le dijiste?-
... Nada. Solo me mantuve callado. La entrevista era pronto y... Pensé que estaría mal el empezar a discutir, preferí ignorarlo y... Que viera que no me afectó.-Percy saltó de la tina y se sacudió un poco para luego correr a la habitación. La pequeña Eevee estaba montada en la cama, enrollada en forma de dona, aún no se acostumbraba a la compañía. Percy saltó sobre la cama, Eevee se elevó unos centímetros por el aire y cayó con la barriga en el colchón. Rebotó un poco y buscó clavar sus pequeñas garras en la tela para estabilizarse, quedando con sus patas abiertas, su cola levantada y una completa expresión de miedo. Percy se abalanzó sobre Eevee y los dos empezaron a jugar saltando sobre el otro y mordiéndose suavemente.-
¿Y cómo te sientes por ello?-Preguntó la señora, su tono comprensivo pasó a uno más firme, a Sebas le parecía un interrogatorio.-
¡Estoy bien! ¡¿Ok?!-Exclamó el chico mientras que Mighty se sacudía con fuerza, su alfa le había apretado demasiado las orejas mientras se las limpiaba.-Deja de moverte Mighty.-Su pokémon le gruñó y salió de la tina de un brinco, sacudiéndose y empapando todo a su alrededor.-Una pregunta, ¿Así se siente tener un hijo? Intento bañarlo, educarlo, le doy de comer, amor y cariño incondicional y lo hace es tirarme a morder y cuando le intento hacer cariño me gruñe.-
Mírate en ese espejo.-Sebas rio ante el comentario de su madre.-
Yo no soy grosero... La mayoría del tiempo. Soy un mar de simpatía.-Afirmó con un falso orgullo.-
Tú no eres simpático.-El comentario, le dolió, una amarga verdad que prefería no escuchar. Pero más que eso le dolió que su madre lo dijese con tanta naturalidad.-
Claro que sí lo soy. Me lo dicen TODO el tiempo, la gente dice que es de mis más grandes cualidades, junto a mi extraordinaria humildad.-Sebas se puso de pie y sujetó a Mighty para volver a meterlo en la tina. El pokémon aceptó de mala gana.-Perdón si fui muy brusco. No fue mi intención.-Le dio un beso a Mighty en la frente mientras acariciaba suavemente sus orejas, aunque su madre entendió que no se estaba disculpando solamente con el pokémon.-
Ya sabes que si algo pasa puedes volver. ¿No quieres que te prepare una leche con chocolate y un sándwich de 3 pisos?-El chico dejó de limpiar a su pokémon y se quedó quieto, no quería volver a ser grosero.-
Si, quizás sea buen momento. La gente hablará durante generaciones de como viajé hasta el lejano reino de la ciudad de al lado.-Objetivo fallido.-No he logrado nada aún. Ni siquiera pude conseguir una medalla.
No vale la pena regresar ahora.-
Sí que has logrado cosas, tu papá y yo vimos la pelea, lo hiciste muy bien. Diste lo mejor de ti.-Su tono era tan comprensivo, suave y tierno... Le irritaba.-
(Entonces si me esfuerzo y doy lo mejor de mí, me sirve para quedar de segundo.)-Pensó el chico mientras mordía sus labios con frustración. No contestó nada y cuando el silencio se extendió demasiado su madre volvió a intervenir.-
¿Y cómo te va con Mei?-
Bien... Vamos a ir a una fiesta hoy en la noche. Con unas personas que conocimos durante el torneo.-Dijo sin darle demasiada importancia al asunto.-
¿Pero quieres ir?-
Si, si... Creo que será divertido y... Eso, será divertido.-Sus palabras no se correspondían con su actitud.-
Sebas. Disfrútalo. No te quedes solo en una esquina, baila, bebe, pero con responsabilidad, si quieren ir a un sitio a festejar, ve. Habla.
Eres joven y eso no es para siempre, luego cuando estés grande te darás cuenta y te arrepentirás de no haberlo hecho cuando podías.-
Ya... Bueno, estoy ocupado, tengo que hacer varias cosas. Terminar unos trabajos de la universidad y acomodarme para salir mañana. Ya voy a colgar.-Su madre se mantuvo en silencio unos segundos.-
Te dejo entonces para que hagas lo que tienes que hacer. Chao. Te quiero.-Dijo su madre con pesar. Su hijo se despidió de ella y colgó la llamada, se colocó de rodillas y pegó su frente al borde de la tina mientras suspiraba con pesadez.-
Mighty...-Sebas alzó un poco la vista hacia su pokémon que se agachó y pegó su hocico a la frente de él.-¿Por qué es tan difícil?
Cuando salgo quiero estar adentro, cuando estoy con gente quiero estar solo, cuando estoy solo quiero estar con gente. ¿Eso tiene sentido?-Mighty solo miraba con detenimiento.-"No."-Dijo Sebas poniendo una voz algo más gruesa y carrasposa.-"Solo quieres quedarte porque no te gusta hablar con los demás. Si te quedas aquí luego te pondrás triste porque no socializas. Grrr."... Si, quizás tengas razón... Qué pokémon tan sabio. "Si, yo soy un pokémon muy sabio y en mi sabiduría te digo que me termines de bañar, que me da frío."-Sebas terminó de asear a su pokémon, pero lo hacía sin ánimos, estaba más concentrado en sus pensamientos que en la higiene de Mighty. Al terminar el pokémon salió de la tina y Sebas se propuso a secarlo, pero Mighty se acercó lentamente y empezó a lamerle la cara.-
Puag-Sebas alejó a Mighty y sacó la lengua mientras escupía dentro de la tina.-Me metiste la lengua en la...-Mighty volvió a lamer el rostro de su alfa y Sebas intentó alejarlo, pero el pokémon no se detuvo.-Bueno, ya ya... Está bien... Está bien.-Dijo entre risas, su lengua le hacía demasiadas cosquillas.-Ya estoy mejor.-Mighty le sonrió y jadeó con emoción mientras su alfa le acariciaba la cabeza.-Gracias.-El chico le sonrió momentos antes de ser tacleado por una eevee que buscaba huir de un emocionado Percy. Mighty ladró y tanto Eevee como Percy se detuvieron y se sentaron mirando al pokémon siniestro que mostró sus colmillos y arrugó su nariz, furioso.-Ya ya, estoy bien.-Sebas abrazó a Mighty para calmarlo mientras miraba a los dos pequeños pokémons sentados y cabizbajos, avergonzados por sus acciones.-Pero ahora que lo pienso... Tú ve por Percy, eevee es mía.-Sebas se colocó en cuatro y Mighty y él gruñeron y mostraron sus dientes a ambos pokémons que empezaron a correr por la habitación. Mighty saltó sobre Percy y lo sujetó contra el suelo mientras mordía suavemente su cabeza. El pokémon de agua se sacudía y al final se quedó quieto bajo el espeso pelaje de Mighty, rindiéndose ante su cazador. Eevee intentó saltar a la cama, pero Sebas la agarró y la jaló hacia él, le dio la vuelta y pegó sus labios a su pancita mientras gruñía con fuerza, fingiendo que la comía, causándole cosquillas a la pequeña pokémon que no hacía más que sacudirse y reír.
Sebas se giró y la lanzó al aire un par de veces mientras reía.-
¿Cómo debo llamarte?-El chico miró a sus otros dos pokémons. Mighty estaba acostado con una pata sobre la cabeza de Percy que yacía inmóvil.-¿Ustedes que opinan?-Ambos pokémons lo miraron y caminaron hacia él. Mighty se sentó a su lado y Percy le colocó una patita en la cara.-No tienen ideas. ¿Eh? Supongo que depende de en qué te vayas a convertir... Aunque tengo claro que quiero un sylveon... Un nombre de hada... Feérico...-Sebas juntó su frente con la de eevee mientras cerraba los ojos.-Mmmmm... Alda.-Abrió los ojos y le sonrió.-Te llamarás Alda.-Eevee sonrió y rio emocionada. Mighty aulló y Percy saltó con emoción por la habitación.-Parece que a ellos les gusta también.-El chico abrazó a Alda y suspiró... No quería salir.-
(Ya dije que iría... Ya, déjalo así)-No había sentido en seguir pensando en ello, aunque eso no significa que no lo siguiese haciendo, todo lo contrario. Mientras se bañaba, se vestía, se cepillaba, cada segundo que pasaba era un segundo donde conseguía excusas para evitar ir a la fiesta, pero una y otra vez se repetía a sí mismo la misma frase "Tienes que ir.".
El teléfono de la habitación sonó y el chico lo colocó en altavoz mientras guardaba a sus pokémons.-
Buenas tardes. ¿Señor Sebastian?-Dijo la recepcionista desde el otro lado.-
Sí, soy yo.-
Hay una persona esperándolo en la recepción.-
¿Podría pedirle que suba? Por favor.-Colgó el teléfono y fue a verse en el espejo.
Llevaba una camisa de surf manga larga, el pecho y la espalda eran negros, pero los costados estaban teñidos de azul marino, unos shorts coloridos y unas sandalias con distintos tonos de azul entremezclados que emulaban la forma de las olas. Respiró hondo mientras organizaba sus ideas, tenía mucho que hablar con ella. Tomó el diario de Knoche que había dejado en la mesa de la habitación, sus inseguridades no eran lo único que plagaban sus pensamientos. No podía negarlo, tenía miedo.-
Mei tocó la puerta mientras se balanceaba hacia adelante y atrás.
Llevaba una camisa de colores psicodélicos, el patrón y la calidad de los colores dejaban claro que era una manualidad y no algo comprado, la había atado para así mantenerla arriba y exponer su cintura. Tenía unos mini shorts que ella misma cortó, dejándolos con cortes disparejos al final. Por último, su calzado eran las mismas botas que había llevado todos estos días.
Sebas abrió la puerta y antes de que pudiese saludarlo la tomó de la mano y la jaló dentro de la habitación para luego cerrar la puerta.-
¡Hey hey hey! ¡Cuando te dije que nos podíamos rozar tampoco es que me puedes agarrar y...!-Sebas estaba serio, normalmente estaba más serio de lo que le gustaría, pero esta vez podía sentir que era importante.-¿Qué? ¿Qué pasa?-Estaba algo nerviosa.-
Tenemos que hablar, esto es grave.-Sebas tomó el diario y lo abrió en la página del Gottmia.-No había tenido tiempo para leerlo, pero ayer Auris y yo lo revisamos y...-Sebas respiró hondo y tragó saliva. Mei había tomado el libro y lo ojeaba rápidamente.-Tenías razón.-Mei alzó la vista y lo miró confundida.-Esa cosa era un Gottmia... Esa... Cosa... Era Gottfried Knoche.-
Así queeeee...-
Mei.-Sebas se tapó la boca con las manos para calmarse. Las bajó y la señaló con ellas mientras continuaba.-¿Entiendes que significa esto?
Este diario es real. Lo que sale en él, es real. Lo que nos encontramos en la montaña fue a Gottfried Knoche, un asesino serial que LITERALMENTE creó un monstruo, matando, a decenas, de personas.
Y según esto, no estaba solo. Hay toda una organización detrás, un tal equipo Imperium, ellos le ordenaron que hiciese esto y ahora nosotros tenemos el diario y hablan de un legendario encerrado en...-Sebas hablaba cada vez más a prisa, ya no se le entendía lo que decía. Mei lo tomó por los hombros y consiguió que la mirara a los ojos. Estaba asustado, temblaba un poco y sudaba frío.-
Cálmate.-Fue todo lo que le dijo. El muchacho respiró hondo y exhaló.-¿Qué coño te tiene tan nervioso?-Sebas se enfureció con sus palabras.-
¿Qué? Mei, hay una organización secreta que está conspirando para liberar un legendario que... Que no sé cuál es. Pero si lo que dice ese diario es cierto, puede traer la destrucción a...-Mei lo sacudió y lo cortó en media oración.-
Hey, tranquilo, mírame. ¿Te estás oyendo?-Mei rio un poco para aliviar la tensión.-¿De verdad crees que hay una conspiración liderada por una...-Mei dio unos pasos atrás mientras movía las manos en el aire de forma burlona, buscando imitar a una loca, mientras hacía su voz más grave para darle un efecto dramático.-Organización secreta, que busca liberar a un pokémon legendario que nadie conoce y resulta que había un científico loco experimentando con la gente y trabajaba para ellos UUUUHHHHH.-La chica rompió en risas dejando al chico completamente descolocado.-O sea, hablando en serio, eres un niño inteligente piénsalo un poco.
Un libro que tiene como 4 veces mi edad te dice que hay una organización secreta que busca hacer algo. ¿Por qué no lo han hecho ya? Además, ¿Quién coño son para que NADIE sepa de ellos? ¿Los Iguminafi?-
Illuminatis.-Corrigió Sebas sin ánimos.-
Eso. Equis. No importa. Creo que te estás dejando llevar.-Mei se dejó caer en la cama con los brazos abiertos.-
Vimos a Knoche, no podemos descartar que...-Mei alzó una mano y se incorporó rápidamente.-
No, no vimos a Knoche. Vimos a... Una... Cosa. Un Gottmia. Pero no era Knoche.-Hizo mucho énfasis en esa última parte.-
Mei, pudimos matar a una persona.-Sebas se estaba molestando, y no era el único, Mei frunció el ceño y se puso de pie.-
No, no matamos a nadie. Tú viste esa cosa y yo también. Esa cosa, NO era una persona. Las personas tienen huesos y y y órganos.-Dijo mientras acariciaba su vientre.-Y que yo sepa, las personas no son unas putas momias de 3 metros hechas de vendas. Lo que sea que fuese esa cosa, no era humana y está muerta. Punto.-
¿Acaso tú no... Piensas en lo que puede...?-
No. No lo hago. Esa cosa, murió, nos quiso matar, fue en defensa propia. Sea lo que fuese, se acabó. Y no quiero seguir pensando en ello.-Mei se estremeció un poco.- Me da grima recordar esa cosa.
Y si crees que nos va a pasar algo, cálmate. NADA ha pasado en cómo...80 años, la gente ni sabía que esa cosa estaba metida en la montaña. Nadie sabe lo que nos pasó, nada va a pasar porque nosotros AHORA hicimos algo. ¿Ok? Porque no hay ninguna organización secreta, esa cosa no era una persona y lo que diga un diario sucio escrito por un loco, no te lo deberías estar tomando tan en serio.
Si nos fuese a pasar algo ya nos habría pasado.-
Sebas se quedó en silencio y bajó la mirada, no estaba convencido.
Mei suspiró y se puso de pie, tomó su rostro y le hizo mirarla mientras acariciaba su mejilla.-
Deberíamos estar atentos por si acaso.-Dijo Sebas por lo bajo. Mei le sonrió y asintió.-
Lo estaremos. Pero relájate un poco, ¿Sí?-Se colocó a su lado mientras acariciaba su cuerpo y llevaba su mano a su espalda para darle un fuerte golpe que lo hizo desequilibrarse por un momento.-Vamos a ir a una fiesta. Alégrate.-Sebas rio un poco y miró el diario, lo cerró y lo dejó en la mesa de noche.-
Quizás tengas razón... Quizás estoy exagerando un poco.-Sonrió débilmente mientras lo decía, tenía un mal presentimiento, pero, ya no tenía ganas de discutir.-
¿Solo un poquito?-Dijo Mei burlonamente.
Los ojos de Sebas vagaron por la habitación hasta encontrar una hoja de papel, lo había olvidado.-
Por cierto.-El chico tomó la hoja y se la entregó a Mei, que la leyó rápidamente.-Son los resultados de las pruebas que nos hicimos al llegar. Se me olvidó que las tenía que ir a buscar.-Mei comprimió la hoja en una bola y la arrojó a la basura.-
Gracias a dios. No sé qué habría hecho sin eso.-Mei tomó a Sebas de la mano y lo jaló fuera de la habitación, estaba ansiosa por salir.-¡El último en el lobby es un skuntank!-Exclamó la chica antes de salir corriendo por el pasillo, sin darle tiempo a su amigo a que cerrase la puerta de la habitación.-
(Entonces no quieres hablar de la serotofina.)-No conocía la droga hasta que la enfermera se la comentó esta mañana al entregarle el documento. Mei tenía altos niveles de la misma.
Le habían explicado que su inyección provocaba un disparo en los niveles de serotonina, la hormona de la felicidad, y generaba un estado de éxtasis y euforia durante un tiempo, pero posteriormente genera una depresión del sistema nervioso, provocando sueño y agotamiento.
La droga era sintetizada procesando las hormonas utilizadas por los Sylveons para relajar a sus presas durante sus cacerías.
Era altamente adictiva y su uso podía conllevar a vómitos, problemas cardiacos, bajas en la presión arterial, espasmos y en el peor de los casos a infartos.
Sebas perdió de vista a Mei mientras bajaba las escaleras. ¿Debía confrontarla? En realidad, lo que Mei hiciese con su vida no le incumbía y claramente no estaba interesada en tratar el tema. Respiró hondo y suspiró para aclarar su mente, ¿Estaba siendo egoísta? No podía decirlo con certeza, pero ya había tomado una decisión. Mientras Mei no hiciese algo que lo afecte directamente, no volvería a tratar el tema, si ella quería hablar de ello, ella tendría que sacar el tema.-
(Es un buen día... Disfrútalo.)-Unas palabras para desviar su mente de sus preocupaciones.
Corrió escaleras abajo y entre risas salieron del hotel rumbo a la playa. Caminaban tranquilamente por la acera viendo el mar azul y los reflejos de luz que lo adornaban en la lejanía.-
¿Cómo te va con tu eevee?-
La llamé Alda, quiero que se convierta en un Sylveon.-
¿Esa no es la que es toda rosadita y con lasitos?-La chica alzó una ceja con una media sonrisa, no se lo imaginaba llevando un pokémon tan colorido y femenino.-
Sí, es un tipo hada. Tiene mucha defensa especial y...-El chico la miró. Mei apenas podía contener la risa.-¿Qué?-Preguntó con una sonrisa, la sonrisa de ella era contagiosa.-
Nada nada, es solo que... No sé, no tenías pinta de que te gustasen las hadas.-No tenía que contestar a eso, era cierto. Los entrenadores de pokémons de tipo hada eran alegres, enérgicos y con pasiones por las artes, prácticamente todo lo contario a él, o al menos a simple vista.-
Para que veas que no se puede juzgar un libro por su portada.-Contestó con una sonrisa.-Me gustan mucho los tipo hada, diría que son mi... segundo o tercer tipo favorito. Primero los siniestros, luego los psíquicos o las hadas... De cuarto quizás sea el tipo dragón.
Por cierto, ¿Cómo te fue con Ester ayer?-Mei se puso un poco colorada y parpadeó rápidamente antes de contestar.-
Eh, bien... Ella es cool.-Miró al chico de reojo, asentía lentamente, su media sonrisa y su mirada le decían todo, ya sabía la verdad, era la misma mirada que le dedicas a un niño que te dice que no se comió las galletas, pero tiene la cara manchada con ellas.-¿De qué te ríes?-Rio un poco para alejar los nervios, pero no podía ocultar sus emociones.-
Nada nada.-Sebas alzó la vista mientras alzaba los hombros con una sonrisa.-
No hicimos nada.-
Yo no he dicho nada, pero... Ok.-Sebas rodó los ojos mientras se adelantaba y se daba la vuelta para caminar de espaldas mientras la miraba.
Hubo unos segundos de silencio, Mei respiró hondo, no tenía sentido intentar ocultarlo y además, si quería que las cosas saliesen bien hoy debía saber su opinión.-
¿Crees que es raro?-El chico le sonrió levemente, le parecía adorable que ella le preguntase algo así. ¿Estaba buscando alguna clase de aprobación?-
Es normal. Siempre y cuando tú te sientas cómoda, está bien.-Mei sonrió ante sus palabras. Apartó la mirada y se quedó observando la calle, los autos que pasaban y las personas que caminaban.-
Todo el mundo me decía que estaba mal... Ahora todos me dicen que es normal.-
¿Y tú qué crees?-Sebas se dio la vuelta y siguió caminando a su lado. Mei se mantuvo en silencio unos segundos antes de contestar.-
Me gusta.-Dijo con una sonrisa y él le sonrió de vuelta.-
Entonces está bien.-Mei se relamió los labios, sentía que no debía preguntar, pero el morbo era mucho.-
¿Celoso?-Le preguntó con picardía y Sebas la miró con desaprobación, no quería contestar eso, estaba completamente celoso.
Era una sensación extraña, nunca había salido con alguien antes, pero tenía claro que los celos eran de los mayores problemas que afrontaban las relaciones, pero ellos no estaban saliendo, Mei se lo dejó claro. ¿Podía sentir celos por alguien con quien no estaba saliendo?-
(¿Qué te importa?)-Le dio vueltas a esa pregunta buscando deducir las intenciones ocultas.-(No somos nada... ¿Es una prueba? ¿Si estoy celoso es porque quiero que haya algo más que sexo?)-La pregunta le parecía de mal gusto, pero él no contestar lo haría quedar peor.-
... No. ¿Por qué lo estaría? No estamos saliendo.-Replicó con una media sonrisa. Esperaba alguna clase de respuesta, pero Mei solo rio y siguió caminando.-
(¿Tardé demasiado en responder? ¿Se me notan los celos? Seguramente fue el tono en que lo dije.)-Mei aceleró el paso y cuando estuvo a punto de superar a Sebas le propinó una nalgada que puso al chico firme como una estatua. Iba a objetarle, pero ella empezó a correr mientras reía y no pudo evitar reír con ella mientras la perseguía. Era incómodo correr con sandalias, pero logró tomar un brazo de Mei y jalarla para que se detuviese, la tomó la cintura y acercó su boca a su cuello mientras gruñía y fingía comerla igual que lo había hecho con eevee. Besó su cuello y sopló haciendo una trompetilla que le sacó más de una carcajada a la chica que se retorcía buscando liberarse de su agarre.
Logró zafarse y se dio la vuelta quedando frente a frente con él, ninguno dijo nada, solo se miraban a los ojos.-
¿Te parece si salimos esta noche?-Le preguntó él. Le gustaba el cambio de actitud de su compañero, pero no podía dejárselo en bandeja de plata.-
Mmmmm, no lo sééééé...- Hizo una mueca pensativa casi caricaturesca. -Quizás si me invitas unos tragos.-Tomó su rostro mientras mordía levemente sus labios y entrecerraba sus ojos, lo sujetó por la cintura y lo acercó poco a poco hacia ella. El muchacho gentilmente la apartó de su camino y siguió caminando.-
No gracias. No estás tan buena.-Aprovechó que no lo estaba mirando para reír por lo bajo.
Mei abrió la boca indignada y fue caminando tras él.-
¡PERDÓNEME USTED!-Exclamó.-Debe ser que las tienes locas haciendo fila.-
No, no es eso es solo que...-Mei se adelantó y se colocó a su lado antes de que contestase.-
¿Solo que qué?-Dijo con una pequeña sonrisa-
Ya me aburriste.-El chico miró hacia otro lado mientras lo decía.-
Claro. Ya. Me diste un bocado y, ya que me jodan.-
Creo que te di más de uno y creo que fue más que un "bocado" pero... Sí... No eres mi tipo.-
Arrechisimo. No te molestaré más.-La chica se adelantó mientras movía sus caderas de un lado a otro.-Tú te lo pierdes.-Sebas rodó los ojos y siguió su camino.
Rodri y Auris estaban sentados en la arena, tenían una guitarra, una cubeta llena de cervezas y unas bolsas de frituras.
Todos se saludaron y se sentaron bajo el sol. Todos, a excepción de Sebas, abrieron unas cervezas y empezaron a beber.
Auris se acercó a Sebas con emoción y se sentó a su lado.-
¿Ya pensaste en lo que hablamos?-Auris estaba ansioso por escuchar su respuesta.-
Oh eh... Sí... Sí, Ehm... Bueno, me queda de camino y sin duda es... Tentador por decir lo menos.-Sebas se rascó la mejilla mientras cerraba los ojos.-Yo digo que sí, pero... Mei.-La rubia volteo sin despegar su botella de sus labios.-¿Recuerdas el diario? Lo hablé con Auris ayer y parece que tiene datos para llegar a una especie de templo, aparentemente hay un pokémon legendario allí, luego te lo explico con más detalle, pero, quería saber si estabas dispuesta a venir con nosotros.-
Yo le entro.-Afirmó la rubia.-
¡¿Van a saquear tumbas?!-Gritó Rodri con emoción.-¡Yo voy también!-
(No es saquear tumbas y no sé por qué asumes que puedes autoinvitarte.)-Sebas miró al resto.-
¿Ustedes están de acuerdo?-
¿No quieres que vaya?-Preguntó Rodri haciendo ojos de cachorro llorón.
Mei lo abrazó y Rodri hizo como si fuese a romper a llorar.-
Mira lo que hiciste.-Espetó Mei con una falsa rabia.-Claro que puedes venir. No le hagas caso a lo que ese amargado te diga.-
No, está bien, entiendo cuando no me quieren.-Sebas no estaba seguro en que era o no bueno Rodri, pero la actuación claramente no era uno de sus fuertes.-
Supongo que... Puede venir con nosotros.-Sebas sonrió levemente mientras lo decía y miraba en otra dirección.-Mañana revisamos nuestra ruta. ¿Les parece?-
¡Bien!-Exclamó Rodri mientras levantaba un puño.-¡Aventuras!-
¡Por robar tumbas!-Gritó Mei mientras alzaba su botella, todos rieron y brindaron a excepción de Sebas, pero para no quedar fuera golpeo las botellas con su puño.
La tarde llegó entre risas, bromas y juegos. Jugaron en el agua y los chicos hicieron una competencia para ver quién podía llegar hasta la bolla que flotaba en las lejanías.
Mei se quedó en la arena disfrutando de las vistas, ninguno de los chicos estaba mal y le causaba algo de gracia los distintos de sus cuerpos. Rodri era grueso y fuerte, pero casi no estaba tonificado, Auris era una especie de intermedio, ni demasiado musculoso ni demasiado marcado, Sebas era el extremo contrario a Rodri, era el más delgado pero a su vez el más tonificado.
Empezó a jugar en la arena buscando crear un pequeño castillo, pero solo pudo hacer un amorfo montículo antes de entrar al agua a salvar a Auris cuando a este le dio un calambre, pero sus buenas intenciones se vieron truncadas cuando ella también empezó a ahogarse. Los otros dos detuvieron su competencia y fueron a ayudar a sus amigos, llevándolos hasta la orilla, donde Rodri buscaba aliviar el dolor de Auris mientras Sebas le daba suaves golpes en la espalda a Mei para que escupiese el agua que había tragado.-
Nadie te manda a entrar al agua.-Dijo Sebas mientras se sentaba a su lado.-
Se estaba ahogando.-Respondió Mei antes de volver a toser.-¿Qué querías que hiciera?-
Quedarte en la orilla, llamar la atención de alguien, no arrojarte al agua sin saber nadar. ¿Qué habría pasado si Rodri y yo no estamos para ayudarlos?-
Pero estaban y llegaron. No seas tan quejumbroso, ni que hubiese pasado nada.-
Es mejor que aprendas a nadar, por si acaso.-Juntos se adentraron hasta que el agua alcanzaba sus cuellos. Intentó explicarle como debía mover sus brazos y piernas y la técnica correcta para mantenerse a flote con el mínimo esfuerzo, pero ella, impaciente como siempre, se aburrió de intentar.
Logró aferrarse a la espalda del muchacho y golpeó sus costados cuál corcel.-
¡Arre!-Gritó con entusiasmo mientras señalaba hacia el mar abierto.-
¿De verdad no quieres aprender a nadar? Si te vuelve a pasar algo necesitarás saber cómo flotar en caso de que...-
¿Para qué necesito eso si te tengo a ti de salvavidas? ¡Ahora arre!-Sebas se resignó y empezó a nadar hacia el mar abierto, el agua era demasiado profunda como para tocar el fondo, el único sonido en el ambiente era el suave pasar de las olas a su alrededor. El chico respiró hondo y empezó a hundirse, Mei lo golpeaba en la espalda para que subiese, pero él siguió hundiéndose hasta que lo soltó. Cuando emergió de nuevo estaba a un metro de ella, que chapoteaba mientras movía frenéticamente sus pies y manos cuál perro.
Intentó nadar hacia Sebas, pero él, con suaves movimientos, se alejaba.-
¡Maldi...!-No pudo terminar su insulto cuando una ola llenó su boca de agua. El chico la dejó chapoteando unos segundos más hasta que se apiadó de ella y la sujetó.-Estúpido.-Dijo mientras hinchaba un poco sus mejillas.-
Por cierto, aprovechando que no hay nadie cerca. ¿Viniste sin nada debajo?-Lo había notado desde que se mojó la camisa, la tela se había pegado a su cuerpo y resaltaba su forma.-
No tenía nada que ponerme y no quiero mojar ropa interior. Igual que importa, ni que se trasparentase.-El chico empezó a nadar hacia atrás buscando la orilla.-
Deberías comprarte alguno. Probablemente te hagan falta.-No estaba segura de que tanto se bañaría como para que valiese la pena, pero supuso que no estaría de más.-
Mañana antes de irnos me compro algo.-Los pies de Sebas alcanzaron el fondo, los suaves saltos que daba mientras avanzaba debían dejarle eso claro a Mei, y se coloró cuando la chica no lo soltó y siguió viajando aferrada a él.
Mei miró encima de su hombro y sonrió de oreja a oreja, Ester estaba entrando a la playa pero por una zona un poco más lejana. La morena los buscaba con la mirada, pero, Sebas y ella estaban lejos y a Auris y a Rodri solo los había visto una vez.-
¡Ester!-Sebas se estremeció cuando gritó en su oído, miró en la misma dirección que Mei y ubicó a la chica.-
(Parece que no nos ve.)-El chico se hundió y Mei dio unos pasitos buscando acercarse a la orilla, pero con tanta agua era difícil caminar. De pronto sus piernas se abrieron y la impulsaron hacia arriba. Sebas la estaba cargando en sus hombros.
Mei sacudió los brazos mientras la llamaba y Ester finalmente los ubicó, saludó de vuelta y cuando Sebas notó que tenían su atención dio su plan por finalizado. Soltó las piernas de Mei y se echó hacia atrás haciéndola caer de espalda contra el agua. Volvió a sujetar sus piernas y avanzó hacia la playa mientras llevaba a la rubia a rastras.
Con el grupo completo se dedicaron a festejar. Auris tocó la guitarra y cantó para todos mientras comían frituras, Ester, al no ser una fanática de los bocadillos, prefirió que Rodri y Sebas la acompañasen a un restaurante cercano. La chica invitó la comida y trajeron un pequeño banquete para compartir. Por un momento casi se van a otro lugar, habían perdido de vista al grupo y en su lugar había una multitud que aplaudía y dejaba monedas dentro del estuche de una guitarra.
El público estaba cautivado por la voz de Auris.
Al verlos llegar con la comida, el joven cantante despidió a su público y guardó su guitarra luego de guardar el dinero. Pero un chico se quedó parado frente a él, era de tez morena y pelo negro amarrado en trenzas. Estaba vestido con shorts verdes, sandalias blancas y una camisa estampada con una playa en medio del atardecer, los tres botones de arriba estaban abiertos dejando a la vista su pecho. Era más alto que Auris y casi tan musculoso como Rodri, sus ojos amielados se clavaron en los de Auris, haciendo que el cantante se estremeciese ligeramente.-
Tienes una voz muy bonita.-Auris sonrió atontado ante su elogio. La voz grave del chico lo tomó por sorpresa, pero era una grata sorpresa.-
Gracias.-Fue todo lo que pudo decir.-
Yo también canto y pensé, quizás, ¿Podríamos cantar algo juntos?-Auris parpadeó rápidamente mientras sonreía embobado.-
Yo eh... Ehm, ahora voy a hacer una pausa para comer, pero una vez termine eh, sí, sí, claro.-El chico sonrió ante su respuesta.-
Perfecto, espero a que terminen entonces. Estaré por...-Se dio la vuelta para irse, pero Auris intervino.-
No, no, no, no, está bien. Puedes quedarte si quieres.-Auris miró a su grupo buscando aprobación y todos estuvieron de acuerdo.
Se sentaron en círculo y empezaron a comer mientras hablaban.-
¿Quieres?-Preguntó Auris mientras le ofrecía su plato.-
No gracias, acabo de comer.-Afirmó cortésmente.-
No sabía que Auris tocaba la flauta.-Le susurró Rodri a Mei y los dos rieron por lo bajo.-
¿Y cómo te llamas?-Preguntó Ester.-
Izan, Izan Castillo. Un gusto conocerlos a todos.-Izan asintió levemente con la cabeza mientras lo decía. Miró a Ester unos segundos y la señaló mientras sonreía.-Y tú... Tú eres Ester Mendoza. ¿Verdad?-Ester asintió ante sus palabras.-
La misma.-
S soy un gran admirador de tu trabajo.-El chico le estrechó la mano a Ester que la tomó con delicadeza y gracia.-Creo que haces algo espectacular y... Y me encanta como buscas integrar a distintos grupos para, bueno, para alcanzar un cambio.
Sé, sé que no me recordarás, pero fui a uno de tus eventos, en la avenida cerca del hospital...-
Infantil.-Hablaron Ester e Izan a la vez.-
¿Qué hacías allí?-Preguntó Rodri.-
Era una campaña para normalizar procedimientos médicos que no son bien vistos, abortos, inseminación artificial y también tratamos la adopción para parejas homosexuales.-Algo se disparó en Sebas mientras Ester hablaba, un impulso que no pudo controlar.-
¿Tú eres gay?-Preguntó Sebas mientras alzaba una ceja.-
Eh... Sí.-Respondió Izan algo extrañado.-
Yo también.-Acompañó Auris igualmente consternado. Sebas hizo una mueca de asco y dejó su plato en manos de Mei.-
¿Y son dos? Me largo de aquí.-El chico se incorporó y se fue a buscar sus cosas, todos intercambiaron miradas impactadas. Ester estaba a punto de levantarse para decirle una cosa o dos, pero Sebas se detuvo y empezó a reír a carcajadas, se giró para verlos y sus caras consternadas solo hacían de todo mejor.-Tenían que ver sus caras.-Retomó su lugar entre risas y Mei y Rodri se le unieron.-
¿Qué coño fue eso?-Preguntó Rodri. Auris e Izan solo parpadeaban estupefactos y Ester se mantuvo seria, le parecía un chiste de mal gusto. Sebas solo alzó los hombros mientras sonreía.-
Pero ya hablando en serio, me acabo de dar cuenta de algo.-Sebas tomó nuevamente su plato de comida y señaló con dos dedos de su mano a Auris e Izan.-Ustedes dos son gais, Ester es pansexual y yo hetero.-Miró a Mei y a Rodri mientras se llevaba un trozo de comida a la boca.-¿Ustedes dos?-
Bueno, yo soy bisexual... Al parecer.-Dijo Mei algo dudosa.-
Yo soy asexual y arromántico.-Mei miró a Rodri confundida.-
¿Qué?-
No siento atracción sexual o romántica hacia nadie.-
¿No ves porno?-Ester intentaba contener su risa ante el comentario de Mei.-
Te diría algo, pero... Me han hecho esa pregunta muchas veces, y sí.-Soltó una sonrisa burlona mientras lo decía. Sebas tenía una mano en la boca para ocultar su risa, era una conversación tan extraña. De todo lo que podía preguntar, no entendía por qué Mei preguntaba específicamente eso.-
Así que somos un grupo de lo más pintoresco.-Añadió Ester con una sonrisa.-Oh, por cierto, Sebas. No sé si Mei te comentó algo al respecto, pero quería preguntar si sería posible que viajase con ustedes. Tengo entendido que se van mañana.-
Bueno, por mí no hay problema. Depende de ti más bien.-Sebas le explicó a Ester sus planes y mientras ellos hablaban Auris e Izan retomaron su pequeño concierto. Izan cantaba mientras que Auris lo acompañaba con la guitarra.
Mei y Rodri, por su parte, se adentraron en el agua para jugar y desde allí Mei ojeaba a Ester y a Sebas de tanto en tanto, parecían llevarse bien.
El público de Auris e Izan fue creciendo con el tiempo y llegado el anochecer había un público más que decente, Izan los invitaba a cantar con ellos y algunos se pusieron a bailar dentro de un círculo que formó el público. Tanto Rodri como Mei salieron del agua y corrieron a unirse a la diversión.
Izan cantaba reguetón y los dos amigos bailaban moviendo las caderas y perreando. Mientras que Rodri bailaba sin ritmo ni gracia, solo buscando bromear, las caderas de Mei se movían con estilo.
Los hombres del público le arrojaban piropos y le silbaban y ante sus halagos la chica continuaba su baile con mayor intensidad. Uno de los hombres del público, un joven de unos 24 años, se adentró en el círculo y buscó unirse al baile. Mei le sonrió y se pegó a él, la tomó por las caderas y sintió el suave y grácil movimiento de su piel, mientras que ella colocó sus manos en su pecho para mantener una leve distancia entre ambos.
Todos silbaron y vitorearon cuando las manos del pretendiente bajaron suavemente y tomaron los glúteos de Mei, apretándolos con descaro. Ella sonrió y alzó ligeramente la mirada mientras se acercaba lentamente hacia él y cuando cerró los ojos para besarla, lo empujó con fuerza, haciéndole caer en la arena. Mei le levantó el dedo medio y volvió al centro del círculo para continuar su espectáculo un rato más antes de irse a buscar algo de beber, mientras que el patán se alejaba entre las burlas del resto de los presentes con el rabo entre las patas.
Bailas muy bien.-Le comentó Ester a la rubia que sonrió con alegría mientras bebía una cerveza. No sabía cuántas había bebido ya, pero podía empezar a sentir los efectos del alcohol.-
Gracias. ¿Quieres bailar?-Ester aceptó y ambas fueron al círculo. Ester esperaba bailar alguna de las baladas de Auris, pero Mei señaló a Izan y exclamó.-¡Ponme la 52 de BZRP!-
Oído mi reina.-Dijo Izan con una sonrisa.-Me gusta esta chica-Le susurro a Auris antes de empezar a cantar.
Las dos chicas se pusieron espalda con espalda y bailaron entre risas, pero pusieron al público expectante cuando Mei se dio la vuelta y giró a Ester, tomando su cintura y acercándose peligrosamente a sus labios. Las dos chicas se juntaron, el público estalló y las dos reían un poco mientras alargaban el beso.
Al separarse, Ester se relamió sutilmente los labios y le sonrió con picardía antes de salir del círculo moviendo sus delgadas caderas de un lado a otro. Mei dio una media sonrisa y buscó a su nuevo objetivo.
Sebas estaba parado entre los espectadores, con una leve sonrisa, aplaudía sin ritmo alguno, buscando seguir el son de la música.
Mei se inclinó y le hizo señas con un dedo para que se acercase, pero el chico entre risas le dijo que no con la cabeza. Mei fingió tener un lazo en las manos y lo arrojó hacia Sebas que se llevó una mano a la cara para ocultar su risa, esta situación le parecía ridícula, pero cedió. Rodó los ojos y dio pequeños saltos mientras se acercaba a Mei fingiendo que lo jalaba con su cuerda invisible, al estar lo suficientemente cerca el chico no podía mirarla a los ojos, explotaría en risas si lo hacía.-
Mei, no sé bailar.-Le dijo él con una pequeña sonrisa.-
Entonces no lo hagas.-Al igual que con el primer pretendiente, Mei colocó sus manos en el pecho de Sebas y empezó a mover sus caderas de un lado a otro, aunque no se esforzaba mucho por mantener las distancias. Sus manos subieron por su pecho y lo tomó por los hombros, buscó que la mirara a los ojos, pero él mantenía la mirada alejada mientras su rostro se tornaba rojo.
Mei se dio la vuelta, sujetó suavemente el cuello del chico mientras pegaba su espalda a su pecho y movía levemente su cabeza obligándolo a colocar su cabeza a meros centímetros de su cuello, Mei cerró los ojos mientras sentía su respirar en su piel. Sebas colocó sus manos en sus caderas y Mei empezó a mover sus glúteos arriba y abajo para que frotaran su entrepierna, se mordió los labios mientras sentía las manos de su amante bajar por su cuerpo y alcanzar sus muslos.-
Mei.-Le susurró el muchacho al oído, mandando un escalofrío por su cuerpo.-
¿Aja?-Las manos de Sebas acariciaron la parte interna de sus muslos, casi haciendo la olvidar que estaban rodeados de personas, pero haciendo la desear que no lo estuviesen.-
¿Te importa si hacemos un paso que me sé?-El chico subió acariciando su cuerpo hasta alcanzar sus manos y le hizo dar una vuelta para quedar cara a cara.-No es para esta clase de música, pero creo que te gustará.
Darás una vuelta a mi alrededor y cuando llegues a mi espalda, suelta mi mano derecha y toma la mano que tengo detrás y termina de dar la vuelta para volver a quedar frente a mí, eso es todo.-Mei obedeció. Sebas colocó su mano izquierda en su espalda baja y Mei dio una vuelta cuando Sebas alzó su brazo. La chica soltó la mano que tenía levantada y sostuvo la mano que el muchacho tenía detrás, la cual alzó para permitirle terminar de dar una vuelta a su alrededor y quedar frente a él. Estaba algo decepcionada, esperaba algo más impresionante.
Pero fue justo cuando termino de girar y quedó nuevamente frente a él, con sus manos aún entrelazadas, que la hizo bajar su brazo hacia su cintura, donde el chico tomó la mano libre de Mei y alzó ambos brazos de la chica mientras los arrojaba hacia él por encima de su cabeza.
La cabeza del muchacho pasó por el agujero que formaban sus brazos, dejando que las manos de Mei se aferrasen a su cuello, mientras que él colocaba una mano en la espalda de ella, empujándola aún más cerca. Sus rostros quedaron frente a frente, el chico le daba una media sonrisa mientras que ella, sorprendida, abría sus labios levemente buscando sellar el beso.
Pero el chico se inclinó levemente antes de decirle.-
Ha sido un gusto bailar contigo.-No la besaría, al menos él no buscaría el beso. Mei llevaba jugando con él todo el día, ahora era su turno de jugar un poco con ella.
Mei ni siquiera le prestó atención a sus palabras y se abalanzó para alcanzar sus labios, el beso fue corto, pero disfrutaron cada segundo de él. El chico volvió a quedar embobado con sus encantos cuando Mei rompió el beso mordiendo levemente su labio inferior, estirándolo ligeramente antes de separarse. Quería mostrarle que ella aún estaba a cargo.
Lo tomó de la mano y los dos salieron del círculo, dejando a una horda de pretendientes frotando los dientes y maldiciendo su suerte. Mei, Sebas, Rodri y Ester se alejaron del bululú para poder hablar con calma y para sorpresa de Sebas, fumar. Rodri le regaló un porro a cada uno y los tres empezaron a fumar de inmediato, Sebas por su parte solo jugueteaba con el porro entre sus dedos.-
No imaginé que fumases.-Le comentó a Ester el moreno.-
¿Tú no?-Le contestó ella.-
No uso drogas.-
La gente estigmatiza mucho la mariguana, es menos dañina que la mayoría de drogas y mucho menos que el cigarro o incluso el alcohol.-La chica inhaló un poco más de humo y lo soltó en el aire.-
¿Nunca lo has probado?-Preguntó Rodri alzando una ceja.-
¡Tienes que probarlo!-Exclamó Mei con emoción, sus ojos estaban rojos. El chico miró su mano, llevaba más de la mitad del porro quemado.-
No es tan malo como lo pintan, mientras no bebas nada fuerte vas a estar bien.-Sebas sacó su porro y lo miró unos segundos, ¿De verdad quería hacer esto?... No, no quería, pero todos sus amigos lo hacían.
Quizás era un paso para aprender a llevarse mejor con los demás, quizás debía adaptarse a lo que los demás hacían si quería encajar. No estaba siendo infiel a sus creencias solo... Estaba cediendo un poco, si, eso. Es normal al negociar, ambos ceden algunas cosas para alcanzar un acuerdo mutuamente beneficioso.
Mei hizo un esfuerzo extra al bailarle debido a su falta de ritmo, ahora él podía esforzarse.-
(Solo es uno, no será el fin del mundo.)-Solo esta vez... Solo esta vez.
Le acercó el porro a Rodri que con gusto lo encendió. Se lo metió en la boca e inhaló.-
(Mei es tan feliz y ella... No piensa en nada, solo lo hace... Quizás pueda hacer lo mismo.)-Cerró los ojos mientras el humo quemaba su garganta y empezó a toser, era una sensación desagradable.-
Hazlo más lento, déjalo un rato en tu boca y luego lo sueltas.-Sebas siguió las indicaciones de Rodri. Al principio no sentía nada y fumó otro poco, parpadeo un par de veces mientras el mundo se distorsionaba ligeramente. Era una sensación tan extraña y... Divertida, le causaba gracia.
Inhaló otro poco y todo se volvió más divertido, la música se oía lejana y las voces de todos le causaban gracia.
Mei lo rodeo con uno de sus brazos y dijo algo que no entendió, no le estaba prestando atención. Se llevó el porro a la boca e inhaló otro poco.
Ese fue el último recuerdo claro que tenía de esa noche.
Abrió los ojos con pesadez, la cabeza le dolía, sentía como si fuese a estallar en cualquier momento.
Se levantó como un vampiro, usando solo su abdomen, sus brazos se sentían pesados, su cuerpo entero lo hacía. Sus ojos rodaron hacia atrás y cayó nuevamente en la cama. Cuando los volvió a abrir era más tarde, podía discernirlo por la luz que entraba en la habitación... Era blanca, al menos el techo lo era.
Intentó recordar el techo de su habitación en el hotel, ¿Era blanco? No podía recordarlo, de hecho, ni siquiera podía pensar algo, el intentarlo hacía que su cabeza le doliese. Le era frustrante. Una y otra vez intentó pensar en algo, lo que sea.-
(Mi cumpleaños, quince de Noviembre...¿A los Slowpokes les crece la cola?...Si, no...Ay idiota, claro que sí, por eso las...Las...Algo hacían con ellas.)-Cerró los ojos para poder concentrarse mejor pero un leve movimiento en su brazo lo sacó de sus pensamientos. Giró la cabeza a la derecha para ver que era esa cosa a su lado.
Mei estaba dormida, algunos de sus cabellos dorados caían sobre su rostro mientras que otros se elevaban en el aire, su boca estaba ligeramente abierta, un delgado hilo de baba salía de ella. La chica se había quedado dormida abrazando su brazo. ¿Cómo no se había percatado cuando despertó? Quizás estaba más fuera de sí de lo que imaginó.
Se veía tan apacible cuando dormía, casi como un ángel, pero sabía de primera mano que estaba lejos de ser uno. La contempló por varios segundos, se deleitaba viendo las suaves facciones de su rostro e imaginaba el abrir de sus ojos cuando despertase.
Volvió a mirar el techo, el dolor de cabeza era mucho menor que cuando despertó, al menos ahora podía pensar en paz.-
(El techo de mi habitación no es este.)-Volvió a mirar a Mei, la tela, el color, las almohadas, sin duda no eran de su habitación de hotel.-(¿Dónde estoy?)-Miró a su izquierda buscando más pistas, pero lo que encontró fue a Ester.
La morena estaba acostada boca abajo completamente desnuda, su cabello tan arreglado estaba hecho un desastre, sus manos estaban atadas con una sábana detrás de su espalda y sus piernas estaban ligeramente abiertas.
El rostro de Sebas se tornó rojo, esto era imposible, esto, esto no podía estar pasando.
Un movimiento por parte de Mei le hizo congelarse, la chica se movía ligeramente para luego montar una pierna sobre él mientras cerraba aún más el poco espacio entre ellos.-
Hey.-Dijo con una voz un tanto ronca la rubia.-
Hola.-Contestó Sebas intentando sonar natural, aunque era imposible ocultar sus nervios.-Buenos días...¿Cómo dormiste?-Mei tomó su rostro suavemente, sus delgados dedos recorriendo su mejilla con dulzura para luego hacerlo girar la cabeza. Si iba a hablarle por lo menos podía mirarla cuando lo hacía.
Al ver su rostro rojo y su mirada nerviosa la chica sonrió risueña.-
Bien. La cabeza me duele.-Mei se levantó un poco y recostó su cabeza en el pecho de Sebas. Se quedó observando a Ester, todo había salido perfecto.-¿Puedes creerlo?-
No.-Contestó Sebas al instante.-
Ni yo.-Mei alzó la mirada y se acomodó para terminar de acostarse sobre él, era más cómodo que la cama.-No sabía que les iba ese tipo de cosas.-Una sonrisa de falsa inocencia se formó en sus labios.
Sebas miró a Ester nuevamente, no se movía.-
¿Qué hora es?-Susurro el chico. Mei miró el reloj que colgaba en la pared.-
Las 10.-
¿Crees que esté dormida?-
No joda, después de lo de anoche yo me dormiría como por una semana.-Mei se acurrucó en su pecho y cerró los ojos.-Ahora deja de hablar, quiero dormir, me duele la cabeza.-Sebas se mantuvo en silencio mirando el techo, no tenía idea de que hacer, solo le quedaba esperar.
Se le hizo eterno, su estómago rugía y pensaba en cómo hacer cuando Ester despertase, no podía decidirse entre fingir estar dormido o simplemente dejar que las cosas fluyeran con naturalidad igual que había pasado con Mei.
Miró el reloj, eran las 11, tenía tanta hambre y ya estaba obstinado de mantenerse quieto mirando el techo.-
(No joda, hasta que hora duerme la gente aquí.)-Como si leyese sus pensamientos Ester se movió un poco y luego se giró. La mente de Sebas corría desesperada buscando que hacer, estaba en pánico pero logró girarse para ver a Ester con una leve sonrisa.-
Hey. ¿Cómo dormiste?-Ester lo observaba con calma, el chico se veía tan nervioso, no era su situación ideal pero había cosas mucho peores.-
Bien, ¿Y tú?-Sebas miró hacia otro lado, no podía mantener sus ojos fijos en los de ella.-
Bien...Me dolía la cabeza cuando desperté.-Unos incomodos segundos de silencio siguieron después, hasta que Ester volvió a hablar.-
¿Podrías desamarrarme las manos?-Sebas intentó hablar pero los nervios no lo dejaron, intentó mover a Mei para levantarse pero la chica no lo soltaba.-
Mei, Mei.-Dijo Sebas mientras le daba leves toques en su mejilla. Con unos refunfuños Mei despertó a duras penas y miró a Ester para sonreír de oreja a oreja con ojos entreabiertos.-
Uf, con esta vista sí que vale la pena despertar-Ester sonrió un poco ante sus palabras.-
¿Puedes levantarte?-Preguntó Sebas.-
¿Por?-La verdad no quería moverse, estaba muy cómoda. Ester movió sus manos para que mirase el nudo que las sostenía.-Anoche no te quejabas.-Comentó con picardía antes de levantarse y dejar que Sebas desamarrara a la morena.-
Gracias.-Ester se bajó de la cama y acarició sus muñecas.-Iré a refrescarme. Pueden preparar algo de comer si lo desean, si necesitan asearse antes de irse siéntase libres de usar los baños.-La chica hablaba mientras recogía su ropa interior del suelo, se colocó la braga y tomó una camisa de su closet antes de salir de la habitación.-
Sebas.-Le susurro Mei al oído mientras lo abrazaba por detrás, podía sentir sus pechos apretándose contra su espalda.-
¿Qué?-
Nos cogimos a una millonaria.-Mei estaba desbordada de emoción, le daba golpecitos en los hombros y sonreía mientras chillaba.-Y oye, aquí entre nos. Esa caraja es y que vegana pero como le gusta la carne a la hija de puta.-Su propio chiste le sacó una risilla pero él ni se inmutó.-
Ya.-Contestó sin ánimos, había demasiadas preguntas y muy pocas respuestas. No tenía idea de que había ocurrido, cómo, por qué, ¿Ester estaba molesta o incomoda o ninguna de las anteriores?-Mei...¿Qué pasó anoche exactamente?-
¡Coño! ¿Qué no paso?-La rubia rio y se inclinó hacia adelante, mirando el rostro consternado del muchacho.-¿Es...Es enserio?-Preguntó extrañada.-¿De verdad no te acuerdas?-La chica rio y se dejó caer en la cama, la barriga le dolía de tanto reír.-
Mei.-Su tono tan serio y los nervios solo hacían de todo más divertido para ella.-
Oooohhhh, el niño se enojó. ¡Jajajaja! Que pena contigo, porque cosas como las de anoche no se repiten.-Se llevó un dedo a la boca y lo mordió suavemente.-Si me pareció que estabas raro luego de tu segundo trago.-Sebas rodó los ojos y se puso de pie para buscar sus cosas. Mei rodó los ojos molesta y gateo hacia él cuando se sentó en la cama para ponerse sus pantalones y nuevamente lo abrazó por atrás.-Te veías feliz.-Le dijo al oído.-Estabas relajado y...Te veías alegre, hiciste bromas, contabas chistes.-Acaricio sus hombros y lo masajeo con dulzura.-Relájate.-
Mei...Esto...Es solo que...No sé qué hacer ahora. ¿Crees que Ester esté molesta o se sienta usada o...?-
Lo amó, ¿Ok?-Pudo sentir como el chico se estremecía, tomó su mejilla izquierda y giró su rostro hacia ella para darle un besito en la derecha.-Y a mí también me gustó.-El chico se relajó ante sus palabras, le había quitado un peso enorme de encima.-¿Mejor?-Le preguntó con suavidad.-
Si...Gracias.-El chico le sonrió y la miró de reojo. Ella le cautivaba y confundía, a su beso y su mirar les sentía un aire romántico, de afecto y empatía genuinos, pero sus palabras, las caricias que le regalaba y su actitud eran traviesas. No se arrepentía lo más mínimo de su situación y aunque no pudiese demostrarlo, sabía que Mei había planeado esto. Su sonrisa era la de alguien que cometió una pillería sin ser atrapado. No, ni siquiera era eso, era la sonrisa de una persona orgullosa por sus acciones.
Pero lo que más lo confundía era el efecto que tenía en él, lo invitaba a imitarla y no conseguía negarse.
Se giró y le robó un beso a la rubia antes de ponerse de pie y terminar de vestirse. La chica se mantuvo sentada sobre sus piernas y con sus manos apoyadas delante de ella.-
¿Qué quieres comer?-Le preguntó mientras se colocaba la camisa. Mei entrecerró los ojos mientras le dedicaba una media sonrisa.-
Sorpréndeme.-El chico buscó en su teléfono una receta que pudiese agradar a todos, no era fan de la comida vegana pero le parecía una muestra mínima de caballerosidad el hacerle algo de comer a su anfitriona.
Luego de investigar un poco se declinó por una receta de pancakes veganos. Necesitaba harina de trigo, azúcar, levadura, sal, leche de soja, aceite, extracto de vainilla y huevo de lino.
Buscó los ingredientes que necesitaba y se puso manos a la obra. Empezó batiendo las semillas de lino con agua, luego mientras dejaba la mezcla reposar metió en un bol la harina, el azúcar, levadura y sal y los mezcló antes de añadir la leche, el aceite, la vainilla y el huevo de lino. Removió hasta obtener una masa homogénea y la dejó reposar unos minutos mientras preparaba un sartén con un poco de aceite y una vez estaba caliente echó la mezcla. Le dio una probada la masa cruda mientras esperaba que la masa se cocinase, sabía bien.-
Huele rico.-La voz de Ester lo tomó por sorpresa, aunque no entendía por qué, estaba en su casa después de todo.-¿Qué preparas?-La chica acomodó un mechón de su cabello mientras hablaba, por su piel y cabello podía decir que estaba recién bañada, se había colocado unos pantalones rosas de pijama.-
Pancakes, pero son veganas.-Hizo énfasis en eso último. Ester rio un poco y caminó hacia él para mirar el sartén.-
¿Te gusta cocinar?-La chica metió un dedo en la masa cruda para darle una probada, parecía complacida.-Amo los pancakes. Pero prefiero los crepés.-
Bueno no cocino mucho, solo cosas básicas. Pero te puedo hacer unos vasos de agua que te dejarían loca.-Ambos rieron y Sebas continuó preparando el desayuno mientras Ester tomaba asiento.-La primera es para mí, es la que sale peor. Cura el sartén y te dice si debes ajustar la temperatura.-Con el único propósito de presumir arrojó el pancake al aire para que diese una vuelta antes de volver a caer en el sartén.-
Presumido.-Ester recostó un hombro en la mesa y reposó su mentón sobre su mano con una media sonrisa.-
Estás viendo el único plato complejo que sé hacer...¿Tú no cocinas nada?-
No, siempre he tenido gente que cocina para mí.-
A mi madre no le gusta eso, prefiere cocinar ella. Es muy buena cocinera.-
¿Y por qué no?-
En mi familia hay..."Mitos" como...No comer en un carrito de la calle porque lavan los platos con la misma agua donde se lavan las manos luego de orinar o...¿Sabes esos termos llenos de café que venden en la calle?-
¿Qué te dan un vasito de plástico?-
Exacto. Según mi abuelo esos los hacen con agua sucia de poceta y cuelan el café con un calcetín sucio. Por eso sale tan negro ese café.-Ester lo miró extrañada, nunca había escuchado historias así.-
¿Así que no comes en la calle?-Ester empezó a acomodar la mesa mientras hablaban.-
Si no es un restaurante, no.-
Pues tú te lo pierdes, en la suciedad está el sabor.-Ambos voltearon para ver a Mei que avanzaba hacia ellos meneando las caderas, solo tenía su camisa y sus bragas. Tomó asiento en la mesa y Sebas las observó rápidamente, le causaba algo de gracia pero sobre todo curiosidad el ver las diferencias entre ellas. Ester estaba sentada con sus rodillas juntas, sus piernas ligeramente inclinadas hacia un lado y sus tobillos cruzados, antes de comer se había dado una ducha rápida, su cabello estaba ligeramente arreglado y se notaba que se había colocado cremas faciales al salir del baño.
Mei por su parte estaba sentada con las piernas abiertas, había arrojado un brazo por detrás del espaldar de la silla, su cabello estaba hecho un desastre y sus ojos aún tenían pequeñas lagañas.
De pronto se preguntó si ellas también lo estarían analizando a él, "probablemente" pensó. Le parecía algo inevitable, las personas siempre juzgan independientemente de la situación. Nuestros alrededores, nuestra comida, a otros, siempre juzgamos todo lo que percibimos, no le parecía malo, era natural, una manera de evaluar nuestro entorno y determinar si estamos o no a gusto.
Pero le causaba algo de miedo, ¿Y si no les gustaba lo que veían? Es decir, juzgamos siempre pero...¿ Y si no les agradaba? ¿Había estado callado demasiado tiempo? Seguramente se percataron de como las miraba, "Es un rarito.", eso era lo que seguramente estaban pensando.-
(No no, deja de pensar en eso. Mei dijo que todo salió bien.)-El chico miró el bol con la masa, quedaba muy poca.-(Dios, es TAN cursi pero...A la vez es tan lindo. Ya que carajo.)-Sebas tomó la masa que sobraba y cocino tres pancakes diferentes, uno con forma de E, otro de M y el ultimo con forma de S. Dividió todos los pancakes en 3 platos y a cada uno le puso la letra de su dueño.
Al ver el plato Mei la mirada mientras buscaba contener la risa.-
¿Qué?-Preguntó él con una mezcla de nervios, ansias, alegría e inocencia.-Es lindo. Además, es mejor que solo hacer 3 pequeñas.-
Me gusta, me parece adorable.-Comentó Ester antes de empezar a comer con una sonrisita.-Muchas gracias por el desayuno.-
¿Ves? Ester lo entiende.-Mei solo seguía intentando contener la risa.-Bueno...-Sebas se inclinó para quitarle el pancake.-Si no lo quieres me lo como yo.-Dijo burlón.-
¡No!-Mei le dio un golpecito en la mano para que se alejase.-Es mío.-Sebas volvió a su asiento y rodó los ojos con una sonrisa.-
Como tú digas.
Por cierto, Ester, limpiare todo lo que ensucie. Se que fue mucho.-
¿Uhm?-Ester le negó suavemente con la cabeza.-No será necesario, el servicio vendrá más tarde a limpiar todo luego de que me vaya. Ellos limpiaran.-
¿Segura?-Preguntó Sebas no muy convencido.-
Por supuesto. Tampoco quiero retrasarlos, se supone que hoy salimos, ¿No? Debo empacar rápido.-Mei sonrió de oreja a oreja, su cuerpo temblaba levemente por la emoción. Sebas sonrió y asintió. -
Si, cierto. Mei y yo tenemos que ir a acomodar nuestras cosas y...Hay que decirle a los demás donde nos vemos...¿En la plaza central?-
Suena bien.-Afirmó Ester.-
Tu nada más di el sitio.-Añadió Mei.-
La plaza entonces. Les escribo después de comer.-El chico miró su comida y luego a las chicas, todo era...Perfecto, como un sueño.
Tomó su vaso y lo alzó.-
¿Qué les parece si brindamos? Por nosotros, porque todo salga bien.-Ambas alzaron sus bebidas y brindaron con él. Estaban seguros que el futuro que les aguardaba sería brillante.-
Chapter 8: Capítulo 8
Chapter Text
(Si taaaaaardan)-Se giró para ver el hotel, pero en lugar de eso se encontró un par de piernas en uniforme de policía.-
¿Mei Kaneko?-Preguntó el hombre de 34 años.-
Depende de quien pregunta.-Mei volvió a girarse para quedar boca arriba y ver al hombre.-
Quedas bajo arresto.-Mei peló los ojos mientras fruncía el ceño y se levantaba de golpe.-
¡¿Pero por qué?! ¡¿Qué hice?!-Esto era una estupidez, no había hecho nada malo...Que recordase...Recientemente.
El hombre mantuvo su expresión severa y le hizo una seña con la cabeza.-
Nos vamos al cuartel, camina.-
No me voy a ningún lado.-Espetó con rabia.-
Que camines.-El hombre la tomó de un brazo e intentó llevarla a su auto, pero entre pataletas y gritos la muchacha se resistía.
En un rápido movimiento el hombre la pegó contra el banco y llevó sus manos a su espalda para colocarle unas esposas. La tomó del hombro, la levantó y con las miradas de todos los transeúntes enfocadas en ellos, la encerró en su patrulla.
La chica se agitaba dentro del auto, sus gritos desesperados apenas eran audibles en el exterior. Entre sus forcejeos pudo ver como Sebas se acercaba al guardia, entre gritos intentó explicarle fútilmente lo que había ocurrido, pero él no parecía entender sus palabras, solo la miraba con curiosidad para luego mirar al oficial.
No podía escuchar nada de lo que se decían, Sebas asentía de vez en cuando mientras sonreía con inocencia para luego darse la vuelta y tomar su teléfono, al policía le molestó su actitud y buscó tomarlo del brazo, pero Sebas abrió una de sus pokéballs y Mighty se materializó detrás de él.
El pokémon le mostró sus colmillos y el oficial se detuvo, le gritó algo al muchacho y este se giró para encararlo. Mei no entendía nada, la sonrisa inocente y la actitud afable de su amigo se habían esfumado dando paso a una fría y estoica que le helaban la sangre, le recordaba a Ester de cierto modo.
El chico hablaba con calma mientras miraba al policía de arriba a abajo, se quedaron unos minutos intercambiando palabras y Sebas de vez en cuando se daba la vuelta y se iba para seguir hablando por teléfono. Mei notó como el uniformado tragaba saliva, su rostro palidecía mientras Sebas le hablaba tranquilamente. El hombre se dirigió al auto, le abrió la puerta para ordenarle que saliese y le quitó las esposas. Sin perder un segundo Mei corrió hacia Sebas y se colocó detrás de él.
El oficial se giró una última vez para verlos, Mei le levantaba los dos dedos de en medio mientras le sacaba la lengua y Sebas solo veía al oficial con una sonrisa maliciosa. Derrotado, los maldijo por la bajo, entró a su auto y se fue del lugar.-
Listo, ya se fue. Muchas gracias, de verdad.-El chico volvió a su actitud amigable y jovial al instante.-Que pase un feliz día.-Colgó la llamada y fue a buscar sus cosas. Las había dejado en el lobby del hotel al percatarse del alboroto.-¿Estás bien? ¿No te lastimó?-Preguntó mientras se colocaba su mochila. En este punto la situación no le sorprendía demasiado, tenía sus sospechas sobre quien podía ser el culpable, y en cuanto a Mei, ya empezaba a internalizar la idea de que tendría que estarla vigilando y sacando de apuros de forma más o menos cotidiana. Pero algo era extraño, Mei no decía nada, por primera vez estaba sin palabras.-
¿Qué hiciste?-Le preguntó mientras caminaban a la plaza central.-
(Y tenías que preguntar.)-Hubiera preferido no decirlo pero, ya qué.-
Llamé al Departamento de Seguridad Regional.-Dijo el muchacho sin darle importancia, quería que el asunto pasase sin escándalos.-
¡¿QUÉ!?-El grito de Mei lo hizo cerrar los ojos y mentalizarse para lo que se venía.-¿Esos no son los...Tipo, los jefes de todos los policías?-Sebas sonrió levemente, algo apenado de contestar, mientras en el fondo buscaba como decir esto sin exponer demasiada información.-
Sssiii.-Dijo por lo bajo.-...Mira...Yo ehm...-El chico sacó su billetera y le mostró el carnet.-Mi papá trabaja en la Asociación de Regiones y por eso tengo contacto con el departamento.-Mei fingió sorprenderse ante esta "completamente inesperada" revelación.-
¿Tienes guardaespaldas?-Preguntó con una sonrisa.-Sabía que eras un sifrinito.-La chica le propinó un golpe a la visera de su gorra con su dedo índice, levantándola al punto que casi salía disparada de su cabeza. Él sonreía forzosamente, no quería que tuviese la idea equivocada.-
¿Qué? No...Es solo que...-
¿No te pueden arrestar?-El brillo en sus ojos preocupó al muchacho que rápidamente imaginó todas las posibles ideas que corrían por la mente de ella.-
Claro que pueden arrestarme, nadie está por encima de la ley, es solo que...es para emergencias, como lo de ahora.-
Ya ya...-Mei lo miraba de reojo con una sonrisa traviesa. Él la miraba de vez en cuando y no pudo contener la risa.-
¿Qué?-Preguntó con una sonrisa.-
Tu sabes el qué.-Sebas no le contestó y continuó su camino.-¿Para qué la has usado?-Mei entrecerró los ojos sacándola una risilla al chico que apartó la mirada antes de contestar.-
Puede queeee...En algún momento, haya excedido el límite de velocidad y llamase diciendo que me detuvieron sin motivo para irme-Sebas rascó su mejilla mientras miraba a otro lado y decía casi en un susurro.- y puede que, quizás, pelease una vez con alguien.-
Sabía que no eras tan zanahoria ¿Por qué te peleaste?-Sebas apenas podía disimular su sonrisa, aunque le apenaba hablar de ello, le parecía una salvajada.-
Una...Una vez, era más pequeño, Mighty era un poochyena. Ehm...En la escuela se metían mucho conmigo y...-El chico rio y respiró hondo.-Un día un grupo de niños me persiguió, me encerraron en el baño y...Exploté.
¿Les partiste la cara?-Mei le dió un golpecito en el brazo pero Sebas sonrió levemente.-
Sí, sí, sí que lo hice. Mighty atacó a otros.-Para su sorpresa Mei no lo miró mal, estaba sorprendida más no disgustada.-Sus padres amenazaron con mandarme a un reformatorio pero al final no pasó nada gracias a que el consejo intervino.-
¿Te molestaban de pequeño?-Preguntó Mei con curiosidad.-
Nah, solo en la escuela. Mario y Hernán, con los que combatí en el torneo, eran algunos de los que se metían conmigo...Odiaba a todos en mi escuela, todos me caían mal.
¿Tu también te has peleado con gente?-Mei resopló ante su pregunta.-
Perdí la cuenta hace rato...¿Y por qué te caían tan mal?-
Todos eran unos clasistas prepotentes. Eran un vomito.
Son de esa gente que daña a los demás solo porque puede.-
Un montón de fresitas.-
Del peor tipo.-La mente de Mei vagó por la idea de haber estudiado en la misma escuela que él, juntarse con la misma gente. A veces había visto a uno que otro de esos estudiantes por la calle, con sus uniformes beiges y zapatos negros, los veía mal mientras se paseaban hablando con ese tonito agudo insoportable, mirando por encima del hombro a todos los que se cruzaban en su camino. Le entraban ganas de golpearlos.
De pequeña imaginó un par de veces el como habría sido nacer como esa gente, ser una niña mimada que pasase sus días comprando ropa en tiendas, yendo a casa de sus amigos a hacer...Lo que sea que hiciesen. Pero mientras más lo pensaba menos podía visualizarse en ese mundo, no era como ellos, nunca lo sería.
Sebas y Ester, le parecían una excepción a todos esos otros que había conocido, pero a su vez no, eran tan distintos a ella, a todos sus amigos y conocidos. ¿Cuáles serían sus preocupaciones? Seguramente no habían pasado trabajo u hambre en ningún momento de sus vidas. Eran un par de suertudos. Eso era todo lo que les dejaba vivir como lo hacían, a todos ellos, la suerte.-
¿Te pasa algo?-La pregunta de Sebas la sacó de su trance.-
(¿Por qué no pude nacer como ustedes?)-
Nada solo pensaba en...Cómo habría sido estudiar en tu escuela. ¿Crees qué habríamos sido amigos?-
(Probablemente te hubieses burlado de mí o yo hubiese pasado el año entero sin hablarte.)-Las palabras cruzaron la mente del chico al instante.-
Claro que sí. Sería como una novela adolescente, tu habrías sido la chica popular y yo el niño raro que no hablaba con nadie.-
¿Él que termina matando gente?-
No, ese es el callado del fondo. Yo era el callado de delante.-
Eras la mascota del profesor-Dijo en tono burlón.-
No, ese es el que sienta en medio o junto al profesor, yo me sentaba en la otra punta.-Ambos se imaginaron la situación, haber crecido juntos, habría sido lindo.
Para cuando finalmente llegaron a la plaza Rodri y Auris los estaban esperando.-
¡Al fin! ¡Me estaban saliendo raíces!-Exclamó Rodri mientras los recién llegados los saludaban.-
¿Ninguno sabe dónde está Ester?-Preguntó Auris.-
Pensé que estaría con ustedes.-Respondió Sebas.-Deja que le escriba, se supone que estaría aquí.-
¡Disculpen la demora!-Ester corría por la plaza con una gran maleta rosa con rueditas. Todos se quedaron mirándola estupefactos.
Llevaba un gran sombrero pamela de alas onduladas. Un vestido blanco corto de escote estilo reina ana con mangas largas y un delgado anillo dorado en la cintura. Las mangas se ensanchaban mientras llegaban al final y a medio camino la tela dejaba su textura lisa para convertirse en un intrincado patrón delicadamente bordado.
Sus ojos estaban ocultos tras unos lentes de sol negros cuya montura poseía una textura rugosa gracias a su patrón de diamantes.
Por último unas alpargatas de cuña de esparto sujetas por una tira color mostaza, encima del tobillo.-
No sabía que debía llevar así que preferí llevar de todo por si acaso. ¿Compraron tickets de autobús, nos vamos en taxi o cuál es el plan?-Todos intercambiaron miradas mientras Ester se mantenía sonriente. Claramente su estilo los había dejado sin palabras.-
No planeábamos irnos en autobús.-Comentó Auris mientras sonreía penosamente y miraba a la chica de arriba a abajo nuevamente.-
¿Alguno tiene auto entonces?-La respuesta de Ester solo genero caras incrédulas. Rodri sonreía conteniendo la risa.
Se quitó los lentes confundida y los miró a todos buscando alguna señal de que esto era solo una broma.-¿Cómo planean irse entonces?-Preguntó la acaudalada morena.
Sebas se giró y señaló el bosque en la montaña detrás de ellos.-
Por ahí.-Ester miró los árboles y la grama sobrecrecida.-
¿Caminando?-
No hay otra forma.-Añadió Mei.-
¿Tienes algún problema?-Ester negó rápidamente ante la pregunta del rubio.-
No no, es solo qué...Pensé que iríamos por otro camino. ¿No querían ir a los gimnasios?-
Ya pero, necesitamos atrapar pokémons para combatir y los pokémons están allí.-Ester parpadeó un par de veces
(¿Por qué los entrenadores se empeñan en meterse en la intemperie? ¿No sería más fácil ir a una reserva y adoptar algunos?-
Todo el viaje será así, si te incomoda...-Ester no dejó a Auris terminar su comentario. Lo miró con seriedad antes de contestar.-
Ya dije que no había problema alguno. ¿Nos vamos entonces?- La chica se puso los lentes, tomó su maleta y sacó el pecho mientras alzaba la cabeza y avanzaba con pasos firmes y autoritarios.-
Ester, espera un momento.-La chica se giró para encarar a Sebas.-Quería preguntarte algo. Un policía intentó detenernos a Mei y a mi cuando salimos del hotel.-Todos los miraron extrañados.-
¿De verdad?-
Si y, quería preguntarte si Daniel pudo tener algo que ver.-Ester parpadeó un par de veces y bajó la mirada mientras reflexionaba al respecto.-
Es posible...Actuaron en su contra y me apoyaron abiertamente, puede que solo sea una táctica para intimidar. ¿Les hizo daño?-
El hijo de puta me encerró en su patrulla y luego intentó ir por Sebas pero él le dijo "¿No sabes quién soy?"-Mei se golpeó el pecho mientras imitaba pobremente su voz. Mientras, él moría de vergüenza por dentro.-Y llamó al Consejo de Seguridad Regional...-
(Creo que no hacen falta más detalles.)-Pero la rubia continuaba contando emocionada la anécdota con pelos y señales.-
El punto es que no pasó nada grave pero, se me hizo extraño. Vino directo por nosotros y se rehusó a decirme de qué se me acusaba.-Interrumpió Sebas mientras movía las manos para dejar claro que el cuento había terminado.-
No tienen de qué preocuparse, probablemente solo quiere ser pesado, él es así. Ladra más de lo que muerde. ¿Continuamos?-Comentó la chica con una sonrisa animada. El chico asintió y todos se adentraron en la naturaleza.
Sebas lideraba la marcha, seguido por Auris, luego Rodri y Mei, y Ester que caminaba como podía entre el barro, hojas muertas y raíces.
Planeaban llegar al pueblo de Codaro para el anochecer, pero su avance fue lento y lleno de imprevistos. De vez en cuando tenían que ayudar a Ester a cargar sus cosas a través del irregular terreno e incluso debieron detenerse cuando expresó su agotamiento luego de tanto marchar.-
¿Cuánto falta?-Preguntó exhausta la morena mientras miraba su hermoso conjunto ahora mancillado por la inclemente naturaleza.-
Como...la mitad del camino.-Afirmó Sebas mientras revisaba su mapa.-Creo que es mejor que montemos el campamento y sigamos por la mañana. A este ritmo no creo que avancemos mucho antes de que anochezca.-
Mientras ellos montaban las carpas y preparaban la fogata Ester se alejó del grupo buscando un espacio donde realizar sus necesidades. Llevaba horas aguantando las ganas de orinar, esperaba hacer una vez llegasen a Codaro, pero eso ya no era una opción.
Caminaba con miedo mientras escuchaba los ruidos de los pokémons a su alrededor. La naturaleza le encantaba pero nunca había estado "dentro" de la naturaleza, siempre eran viajes de ida y vuelta o se quedaba en alguna cabaña que sus padres habían comprado para pasar la noche. ¿Qué tal si algo saltaba y la atacaba o si la mordía algún pokémon venenoso? Esas y más preguntas rondaban su mente mientras se ponía de cuclillas y acomodaba su vestido.
Pero no solo pensaba en los peligros que acecharían entre los matorrales, también le daba vueltas a como terminó en esta situación. Se habían retrasado por su culpa, Sebas, Rodri y Mei insistieron en que no había problema alguno y que todo fue a raíz de un malentendido pero Auris no estaba tan contento, podía notarlo en su actitud, no le había dirigido palabra ni comentado al respecto pero estaba segura de lo que pasaba por su mente, debía pensar que era una carga.
Le avergonzaba ser un peso muerto, pero no se quedaría así por mucho, les mostraría cuanto podía aportar al grupo. Había pensado en ello desde que salió de casa y cuando se sentasen a comer les propondría la idea, este viaje era importante para todos y por mucho que le incomodase el adentrarse en la intemperie, ella no era de las que se rendían. Llegaría hasta el final, y lo haría porque tenía un plan, las capacidades para llevarlo a cabo y la determinación para afrontar cualquier reto que se pusiese en su camino.
Se puso de pie y acomodó su vestido, lista para comerse el mundo e inmediatamente correr detrás de un árbol al escuchar una rama quebrarse detrás de ella.
Se asomó levemente desde detrás del tronco, ¿Acaso era un pokémon que venía a comerla o peor todavía, algún depravado que vivía en el bosque acechando a mujeres inocentes? Miró a su alrededor buscando al culpable y rápidamente pudo enfocar a un Skwovet que estaba recogiendo una baya del suelo cercano. El pequeño había pisado una rama mientras bajaba de los árboles a recoger su comida, la chica dio un suspiro mientras abandonaba su escondite y le sonreía al adorable pokémon de tipo normal. Sus mejillas regordetas y su rostro amistoso le parecían adorables y se ganó aun más su corazón cuando el chiquillo ladeó la cabeza al verla agacharse frente a él.-
Hola lindo. ¿Cómo estás?-Le preguntó con una sonrisa.-Me diste un buen susto, ¿Lo sabías?-El pokémon dio un paso al frente, baya en mano, para ver a esta simpática muchacha más de cerca pero se detuvo al escuchar un gruñido. Ester también lo escuchó y miró a los lados buscando la causa, pero no podía ver nada, fue muy leve y rápido, quizás fuese solo su imaginación. Pero lo que estaba segura no era producto de su imaginación eran los apéndices verdes que sujetaron al Skwovet y lo aplastaron contra el suelo.
Saltó hacia atrás y cayó sentada mientras veía al pokémon normal chillar desesperado y sacudirse buscando liberarse solo para ser arrastrado dentro de la maleza. El no ver nada hacía todo peor, podía escuchar al pequeño gritar mientras sus huesos eran aplastados y los arbustos que ocultaban a su atacante apenas se movían. Luego de unos segundos y tras un fuerte crack, los ruidos se detuvieron y aunque no podía verlo, sabía que lo que sea que estaba allí, ahora la observaba a ella.
En un ataque de pánico se puso de pie y buscó huir solo para tropezarse con el barro y caer de rodillas, sus manos se llenaron de mugre mientras se arrastraban contra el suelo buscando levantarse. Tomó un par de intentos pero finalmente pudo ponerse de pie y corrió hacia el campamento mientras llamaba a sus amigos.
Todos se preocuparon al ver su apariencia, cubierta de suciedad y con pequeños raspones en sus rodillas, ella les explicó con prisa lo que había ocurrido y los horrores que había presenciado.
Mei miró a Sebas buscando alguna explicación, quizás él sabía de algún pokémon que pudiese ser el misterioso acechante pero el muchacho solo alzó los hombros y afirmó ser incapaz de deducir nada con tan poca información.
Igualmente decidieron que lo mejor sería ir para ver si se trataba de algo peligroso, si iban a acampar lo mejor sería limpiar la zona. Sebas, Auris y Mei siguieron a Ester hasta el lugar del crimen y al igual que cuando llegó ella, no había nada.-
¿De dónde dices que salieron los tentáculos?-Preguntó Auris mientras inspeccionaba el lugar.-
De allí.-Ester señaló los arbustos y cuando Mei se acercó Sebas le chistó y le hizo señas para que se alejase. Auris tomó una piedra y la arrojó hacia los arbustos, nada ocurrió.-
Se los juro, estaba allí.-Sebas caminó lentamente buscando rodear el arbusto, pokéball en mano. El chico dio un paso atrás y abrió la boca para hablar pero un agudo y potente berrido resonó con fuerza. Todos se taparon los oídos mientras buscaban soportar el dolor, era como si una corriente eléctrica atravesase cada nervio en sus cuerpos, cuando abrieron los ojos, Sebas estaba petrificado en el suelo, en la misma posición que cuando intentó huir.-
¡Sebas!-Mei corrió hacia él, le quitó una de sus pokéballs y la alzó lista para lanzarla contra lo que sea que los estaba atacando. Esperaba ver una temible bestia, grande, intimidante y poderosa, pero su visión no podía estar más errada.
La criatura era humanoide, pequeña y lampiña, de piel verde opaco con tonos marrones y grises que le daba un aspecto putrefacto, su cabeza era grande y redonda, sin rasgos faciales u orejas. No tenía labios, solo una línea zigzagueante que se abría y dejaba ver que en lugar de dientes solo tenía picos de piel endurecida, similares a los de un drednaw. Sus ojos no tenían pupilas, eran unos círculos que brillaban ligeramente con un blanco pálido espectral.
Su cuerpo era delgado y sus extremidades terminaban en garras delgadas, siendo las de las manos más largas que las de los pies. Su cuerpo estaba cubierto con raíces, algunas hojas, lianas y enredaderas, pero estas estaban algo marronáceas y secas.
El pokémon estaba reclinado contra el tronco de un árbol, su respiración pesada y agitada.-
¡La puta madre, que bicho feo!-El repulsivo pokémon agitaba una de sus manos en su dirección buscando rasguñarla si se acercaba.-
¿Qué es?-Preguntó Auris mientras se asomaba y Ester corría para auxiliar al moreno, pensó en darle alguna clase de primeros auxilios pero el entrenador solo movía los ojos buscando ver lo que ocurría a su alrededor y no estaba muy segura de que podría hacer.-
No lo sé.-Mei fue con Sebas y empezó a revisar los bolsillos de su chaqueta, debía tenerla por algún lado, le había pedido que se la mostrase mientras caminaban para ver cómo funcionaba. La chica sacó un delgado cuadrado rojo, era una pokédex de Kalos, la apuntó hacia el pokémon y la parte de abajo descendió mientras una pantalla holográfica azul se hizo presente. Mei giró el aparato al darse cuenta que lo tenía al revés y en la pantalla holográfica aparecieron la imagen del pokémon junto con varios datos sobre el mismo.-
Esclamate.-Dijo la voz robótica y femenina que salía del aparato.- El Pokémon Berrido. Los esclamates viven cerca de ríos y lagos donde forman manadas junto con esclamamus y escalamita. Son capaces de emitir un potente grito que paraliza a sus presas.
Mei miró al pokémon y luego a la imagen que aparecía en la pokédex. Era de colores más fuertes, con hojas grandes y verdosas, sin duda con más vitalidad que el que tenían en frente.-
Se ve enfermo. ¿No?-Comentó Mei mientras sus ojos alternaban entre la pokédex y la criatura.-
Oye, oye, tranquilo...¿Sí?-Auris se acercó poco a poco al pokémon y este gritó con fuerza mientras agitaba frenéticamente sus brazos hacia ellos. Mei guardó la pokédex y se acercó con ambas manos delante de ella.-
Hey, cálmate.-El pokémon miró a la chica a los ojos y detuvo sus ataques, era como si ambos se viesen reflejados en loa mirada del otro. El pokémon era feo como pocos, pero ahora que lo veía a los ojos le parecía algo lindo, en un modo extraño. No podía evitar sentir simpatía por él, le recordaba a ella en cierto modo, solo y asustado, abandonado a su suerte.-¿No tenemos algo para curarlo?-
Compré antídotos antes de salir de Aurum. Ya los busco.-Auris se dio la vuelta para empezar a correr pero Mei lo detuvo.-
Llevémoslo con nosotros, no podemos dejarlo aquí nada más.-
¿No recuerdan que esa cosa se comió a un skwovet?-Mei movía la mano desestimando a la morena.-
Es un pokémon, solo tenía hambre, no lo hizo con mala intención.
Ven, te daremos medicina y te sentirás mejor.-La chica le extendió su mano al pokémon. Este la miró por varios segundos antes de estirar lentamente sus largos y huesudos dedos. Tenía miedo de estos extraños pero...La mirada de la muchacha y su sonrisa lo invitaban con demasiada fuerza, esa aura cálida que la envolvía era demasiado como para resistirse. Tomó su mano y se puso en pie, el contacto con su piel lo relajaba, lo hacía sentirse a salvo.-Auris, carga a Sebas.-Ordenó la chica para luego avanzar rumbo al campamento, el chico buscó rechistar pero se rindió al saber que no serviría de nada.
Mei iba al frente, seguida por Ester y Auris, esclamate iba detrás, avanzaba lentamente y con torpeza, como un zombie.-
(Retrasa el viaje y ahora tengo que cargar yo solo con él mientras ella camina tranquila. Típico de los millonarios, haciendo que los demás hagamos todo el trabajo pesado)-Auris refunfuñaba mentalmente mientras la cabeza de Sebas subía y bajaba por los desniveles y raíces dejándole una terrible jaqueca. Pero eso era lo que menos le importaba al entrenador, tenía la vista clavada en el esclamate, en esos afilados colmillos y sus ojos vacíos.
Una vez llegaron al campamento Rodri ya lo tenía todo montado, lo pusieron al día con los eventos y Auris fue a buscar un antídoto y un antiparalizador con los que rociaron a Sebas y al pokémon.
Las hojas del esclamate se pusieron verdes casi al instante, aunque aun estaban algo apagadas.-
¿Mejor verdad?-El pokémon sonrió y asintió con alegría a la pregunta de Mei, su malestar había desaparecido casi por completo.-Seguramente en la noche ya te sientas mejor.-
¡Aléjense de esa cosa!-Exclamó Sebas mientras alzaba la mitad no paralizada de su cuerpo.
El pokémon rugió con fuerza y buscó alejarse pero Mei lo sostuvo para que no huyese.-
Ya, tranquilo, no te asustes, ¡Y tú no lo molestes!-Sebas se puso de pie a duras penas y tomó una pokéball.-
¡Es un esclamate!-Mei miró al pokémon, que la miró a ella, y ambos miraron al muchacho.-
...¿Y?-
¿Y? ¡Los esclamates son carnívoros!- Mei tomó las mejillas del pokémon y giró su cabeza para que la mirase a los ojos.-
¿Nos vas a comer?-Preguntó en tono inocente. El pokémon gruño como respuesta.-
Dice que no.-Afirmó Auris.-
¿Ves? Ya lo prometió, no seas dramático.-Mei hizo que el pokémon se sentase en el suelo junto a ella y Sebas, terriblemente confundido, tomó asiento.-
¿De verdad a nadie le preocupa?-Preguntó el chico. Los esclamate eran extremadamente peligrosos y dudaba seriamente que de todos los presentes Mei fuese capaz de controlarlo.-
Bueno, llevamos un rato con él y no ha hecho nada. Además, por lo que dice, parece más asustado que con ansías de matar.-Auris se sentó junto a la fogata mientras esperaba que Rodri hiciese la comida.-Supongo que si quisiese hacernos daño ya lo habría hecho.-
Aun así creo que deberíamos vigilarlo.-Comentó Ester antes de sentarse entre Auris y Sebas.-
Yo lo vigilaré, ya relájense.-Mei hablaba con calma, restándole importancia a sus quejas.-
Parece que le agradas.-Lo que Rodri decía era cierto. El pokémon se veía alegre, sonreía ligeramente abriendo sus fauces y todos, menos Sebas, creían que se veía algo adorable a pesar de su nauseabunda apariencia.-
Lo que no entiendo es que hace aquí.-Dijo Sebas. Analizaba al pokémon de arriba a abajo con la mirada, pero a parte de sus hojas medio muertas no había mucho más que le llamase la atención.-Los esclamates son pokémons que viven ríos y pantanos, viven en grupos y son agresivos con cualquiera que no pertenezca a su manada, no tiene sentido que esté tan lejos del río, solo, en esta época del año.-
¡Aburrido!-Gritó Mei mientras alzaba la vista y echaba la cabeza atrás-Todo eso ya lo sabía.-Sacó la pokédex con una media sonrisa, por esta vez sería ella la sabelotodo.
¿Por qué en esta época?-Preguntó Auris con curiosidad.-
Hay...-Mei interrumpió a Sebas al instante.-
¡SHSHSHSHSHSH! ¡YOTENGOLAPOKEDEXYOLEO!...A ver, aquí y...Aja...-Los esclamates viven en...No, esto ya lo leíamos...Aja, "durante las noches de luna llena esclamates, esclamamus y escalamitas de distintos grupos se juntan en pantanos para ver como los esclamamus evolucionan a su forma final.". Dice que es la única vez que se pueden ver a tantos juntos sin que se peleen...Y según esto hay luna llena hoy y dice que en Codaro es famoso el ver como se reúnen.-
Exacto. Si está aquí hoy se lo perderá...Supongo que no le afecta porque él no evolucionará pero, es raro que esté sin su manada.-
¿Y de qué tipo es?-Preguntó Rodri con curiosidad.-¿Fantasma y agua?
Fantasma y planta, pero se maneja muy bien dentro del agua.-Comentó Mei mientras continuaba leyendo.-Uh y dice que hay una leyenda sobre ellos.-
La del...-
¡Que yo leo!-Sebas volvió a guardar silencio pero su molestia ya era palpable. La rubia aclaró su garganta y puso una voz tenebrosa mientras leía el pasaje.-Antaño había un hombre que vivía en Codaro, en una humilde casa junto al río. Su estructura endeble apenas era capaz de ofrecer cobijo a quienes vivían en ella, una familia compuesta por un hombre, su esposa y su hijo. El hombre era un comerciante que vendía sus productos en Orquídea, se ausentaba durante semanas y cuando volvía a casa apenas tenía suficiente como para que su mujer y niño se mantuviesen. Ella soñaba con vestirse de joyas y viajar por el mundo pero él le insistía que con lo poco que ganaban sería imposible, pero lo intentaría, por ambos. La situación incomodaba a la pobre mujer, se sentía abandonada pero no podía evitar apiadarse de su esposo, sus penas, pensaba, palidecían en comparación con las de su marido, que pasaba tantos días lejos de casa, solo, todo por cuidar de ellos. Un día decidió darle una sorpresa, lo visitaría en Orquídea y lo acompañaría por el resto de su estadía, para subirle los ánimos...-
Yo creo que también le subiría otra cosa.-Mei chitó a Rodri para que se callase y ya no interrumpiese.-
¿Por dónde iba? Ah sí... Al llegar a la gran ciudad lo que encontró le rompió el corazón. Su marido estaba con una muchacha de la mitad de su edad, joven, bella, cubierta en joyería que su marido le había comprado. Ese día vio como ambos pasaban la noche en una lujosa quinta que su esposo había comprado, todo lo que ganaba lo gastaba en esa muchacha y ella y su niño vivían de las sobras.
La mujer regresó a Codaro con el corazón roto, su marido ignorante de su visita. Cuando el hombre volvió al pueblo días después no encontró su casa, los vecinos le dijeron que lluvias torrenciales habían caído y el río se había desbordado, su casa, de débiles bases y construida en terreno endeble, fue arrasada con la corriente, llevándose consigo a su mujer y a su niño.
El hombre corrió por las orillas gritando sus nombres, buscando entre las aguas sus cuerpos, durante horas los buscó, gritó sus nombres hasta que su voz se volvió ronca y carrasposa. Cuando el sol salió al día siguiente encontraron al hombre muerto junto al río. Dicen que en las noches se le ve deambular por las orillas, su voz ronca y quebrada, berreando desesperado, en busca de la familia que nunca apreció.-Rodri miraba de reojo a Auris, su cuerpo tenso y ligeramente tembloroso le dijo todo lo que necesitaba saber. Estiró su brazo detrás de él sin que se diese cuenta y apretó su cuello por detrás haciéndolo saltar y darse la vuelta mientras soltaba un agudo y desafinado grito.-
¡No hagas eso!-Le regañó el colorado moreno. Pero el rubio solo reía a carcajadas, pronto todos se le unieron, hasta Sebas, que por un segundo olvidó que el esclamate estaba con ellos. Pero al volver a verlo su risa dio paso a su actitud calmada habitual. No quería bajar la guardia frente a esa cosa.-
Que pena por esa señora y su niño.-Dijo Ester mientras apoyaba una mejilla en su mano y cerraba los ojos.-Es una triste historia.-
Los esclamates y su línea evolutiva inspiraron muchas historias y leyendas de terror, el monstruo del pantano es la más conocida.-Comentó Sebas.-
Creo que me lo voy a quedar.-Afirmó Mei con ánimo.-Dame una pokéball.-Sebas negó con la cabeza al instante.-
Usa una tuya.-Le contestó él.-
Olvide comprar.-
Toma bebé.-Rodri le lanzó una pokéball y Mei la atrapó en el aire.-
Gracias guapo.-La chica le dio un golpe en la cabeza al esclamate que abrió los ojos de par en par antes de ser absorbido por la pokéball. El aparato tembló dos veces en su mano para luego abrirse, el pokémon se veía molesto. Rugió y le mostró los colmillos a Mei, Sebas abrió su pokéball y de ella salió Mighty que sin demora tacleo al pokémon de planta, arrojándolo un metro por el aire.
Esclamate se puso de pie y rugió para luego huir hacia el bosque con prisa.-
¡Mira lo que hiciste!-Mei fue a buscar al pokémon pero regresó con las manos vacías, no había rastros de él.-
¡Esa cosa intentó atacarte!-
¡Claro que no, solo estaba molesto porque lo golpee sin avisar!, ¡Mariquito!-Auris alzó una ceja ofendido cuando se percató que Mei hablaba con él.-¡Tu hablas pokeñol! ¡¿Qué dijo cuando salió?!-
No sé, no estaba escuchando.-Esta pelea era entre ellos dos y no permitiría que lo metiesen en su fuego cruzado.-
Bueno, basta.-La voz de Ester los puso a ambos de los nervios.-Dejen de discutir.-
¡Que se disculpe por espantarlo!-Exclamó Mei con molestia.-
¡Dejen de gritar!-Les ordenó Ester. Detestaba los gritos pero le irritaba aun más la inmadurez de ambos.-Discutir no lo hará volver y la comida ya está lista, siéntense a comer y si Mei quiere capturar un pokémon, tú no te metas y tu Mei, actúa con más cuidado.-Nadie se atrevió a replicarle, todos se sentaron y esperaron que a Rodri les entregase su ración. Sebas no entendía por qué lo regañaba, solo estaba intentando proteger al grupo porque Mei claramente no sabe cómo lidiar con pokémons peligrosos.
El chico llamó a Mighty y sacó al resto de sus pokémons para que tomasen aire fresco. La oscuridad crecía cada segundo y solo la danzante llama de la fogata evitaba que los consumiese por completo. El ambiente estaba tenso, ninguno mediaba palabra.
Sebas se había puesto a darle suaves y rápidos golpes a Alda en la cara, la pokémon movía su cabeza de lado a lado buscando morder su mano pero no podía alcanzarla a tiempo antes de que hiciese contacto.-
¿Qué haces?-Preguntó Rodri.-
Veo sus reflejos...Son algo lentos.-Dijo el chico mientras le daba un suave golpecito en ambas mejillas antes de dejarla tranquila.-Tendremos que mejorarlos si quieres pelear. Anda, vete a jugar.-
Ee.-Alda fue a buscar a Percy, ambos brincaban uno encima del otro entre risas mientras se perseguían. Alda tomó impulso y saltó para colocarse encima de la melena de Mighty, que yacía medio dormido en el suelo, el pokémon siniestro despertó y se sacudió buscando quitarse a esa pequeña bola de pelos de encima pero Alda se reía mientras buscaba mantenerse encima de él. Percy se unió y también saltó sobre Mighty para jugar pero este bufó y se acostado, no sería el juguete de nadie.
Mientras que Percy se bajó, decepcionado al ver que la diversión había acabado, Alda dio vueltas encima del lomo de Mighty y se hizo bolita mientras se acurrucaba entre su pelaje, decidiendo así que este punto cálido y confortable sería su nueva cama.
Ester veía a los pokémons y la idea que tuvo en la mañana volvió a ella, la había olvidado por completo entre todo el caos.-
¿Saben que estaba pensando?-Dijo la morena con una pequeña sonrisa.-Ya que estamos viajando juntos y Sebas y Mei enfrentaran a los gimnasios, podríamos hacerlo algo más oficial.-
¿Cómo así?-Preguntó Sebas con curiosidad.-
Bueno, podríamos formar un equipo formal. Con un nombre y un logo. ¿Puedes enfrentarte a gimnasios en equipo? Si, ¿No?-
Depende del gimnasio y el líder pero, sí. Los combates dobles son una modalidad que varios aceptan.-Ester sonrió con más ganas, ya podía visualizarlo.-
Entonces imagínenselo-La chica se puso de pie y dio un paso al frente.-Como una marca. Podemos hacerlos famosos, montamos vídeos de los combates, de nuestra vida viajando, sus entrenamientos. Al público le encantaría.-
Suena interesante-Comentó Auris con una pequeña sonrisa. Todos estaban de acuerdo, eran una idea brillante.-
Auris puede promocionar sus canciones, Mei y Sebas sus carreras de entrenadores, Rodri...-Ester lo miró expectante esperando que continuase su frase, no tenía idea de lo que quería.-
¡Podría conseguir dinero para hacer mi barco y navegar por el mundo!-
¡Exacto!-Continuó Ester.-Y yo, podría promocionar mi marca como patrocinadora oficial del equipo.
Conectar con el público no será problema. La gente los ama luego de lo que ocurrió en Aurum.-La chica se llevó las manos a las mejillas mientras fantaseaba con la idea.-Es algo tan romántico, un grupo de jóvenes forjando su destino mientras se enfrentan a las adversidades que el mundo les arroja.
Pero necesitamos un nombre.-Todos se quedaron en silencio pensando.-
¡Rodri y sus Buizels! ¡No no, Los Buizels de Rodri!-Los ojos del rubio se llenaron de ilusión mientras imaginaba a todos vestidos con trajes gigantes de Buizels.-
Quizás algo como...No lo sé, tiene que ser algo que nos represente a todos.-Añadió Auris mientras ponía un dedo delante de sus labios.-Creo que debemos pensar primero en el tipo de mensaje que queremos dar antes de escoger el nombre.-Ester asintió ante sus palabras.-
Yo creo que debemos capitalizar sobre el impacto que tuvimos en Aurum, se vieron irreverentes, frescos, tenaces. Sebas, ese momento cuando te dieron un golpe en la cara y seguiste caminando fue espectacular. Y cuando Mei y tú hicieron la pose al entrar en la arena fue, uf.-Los mencionados se sonrojaron ligeramente ante sus halagos.-...Y ahora que lo pienso, lo que Sebas dijo en la playa era cierto, todos somos diferentes. Eso hará conectar con el público aun más fácil.-
¿Nuestra cosa es ser distintos?-Preguntó Rodri-
Si, si, exactamente. La gente ama a los renegados, a quienes se enfrentan al sistema, sobre todo esta región llena de gente que se ha visto reprimida tantos años. Y les sugiero, porque es un mercado que la gente deja de lado muchas veces viéndolo como un nicho pequeño y específico, que busquen atraer a la comunidad LGBTI+. Si lo enfocamos desde el punto de vista de la disconformidad y el cambio, se los meterán en el bolsillo, y se pondrán como locos si además empezamos a aplicar el no binarismo en los mensajes que mandemos. Ayudará a crear una comunidad de gente empoderada y...-
No hablaré con términos no binarios.-El comentario de Sebas la sacó completamente de su zona y le puso un alto a su inspiración.-
¿Por qué?-Preguntó la chica con curiosidad.-
¿Qué es eso?-Inquirió Mei. Le daba algo de vergüenza preguntar, se había perdido a medio discurso pero como Auris y Rodri parecían contentos se limitó a sonreír y a asentir.-
Es usar la "e" en lugar de la "a" o la "o". En lugar de amigos o amigas es amigues porque la "e" no hace referencia a ningún género por...Motivos.-
Va más allá de eso, muchas personas no se sienten identificadas con los pronombres masculinos o femeninos y sus implicaciones socioculturales. Esta es una opción que permite derribar esos paradigmas al ofrecer una alternativa aplicable a todos.-
¿Las personas no binarias no piden que se les llame por la "e" también? O sea, que, por ejemplo, sería no un amigo no binario sino un amigue no binarie.-
En algunos casos, sí.-
Entonces...-Sebas se mantuvo en silencio, junto sus manos y miró hacia otro lado mientras hacia una mueca para luego bajar sus manos y señalar a Ester.-estas reforzando los paradigmas al imponer un nuevo sistema de lenguaje que según tu, es aplicable a todos, porque usas una vocal diferente.-Ester frunció el ceño ante sus palabras, pero el chico la ignoró mientras tomaba los bolsos de Mei, Auris y Ester y los colocaba uno junto al otro.-Pensémoslo así. Supongamos que este bolso representa el color azul-Dijo mientras señalaba el de Auris.-Que todos creen es para hombres. Tienes el de Mei, que es el rosa y todos creen es para mujer y tú, para aquellos a quienes no les gusta ninguno de los dos colores anteriores, decides crearles este tercer bolso, que representa al color gris.
¿No ves un problema aquí?-Ester se mantuvo en silencio y el chico sonrió un poco al ver poder sentir la furia que se ocultaba detrás de su mirada imponente. Le daba pequeños hormigueos en el estómago, una sensación que en lugar de intimidarlo lo emocionaba, el alterarla sería divertido.-Tenemos el azul, que se cree es exclusivo para hombres, el rosa, que todos creen es solo para mujeres, y una tercera opción, el gris, que es para quienes no quieran el azul o el rosa pero también puede ser dado a una mujer o a un hombre pues se considera un punto medio entre ambos colores.
No has resuelto el problema de los colores, es más, considero que lo refuerzas, porque literalmente lo que estás diciendo es, un niño puede usar el azul o el gris, y una niña el rosa o el gris, pero un niño no puede usar rosa y una niña no puede usar azul. Si quieres acabar con la correlación entre los colores y el género debes crear cosas de niños rosas y cosas de niñas azul y, está bien, crea otros colores para a quienes no les guste el rosa o el azul, pero no los pongas como opciones más inclusivas o más genéricas porque no lo son, son otra opción que sigue los mismos lineamientos de las otras dos pero que tu consideras es mejor.
¿Qué me impide usar "O" para todos? ¿O usar la "A" para todas?-
No solo se trata de como referirse a un grupo, se trata de que hay una predominancia del género masculino en el lenguaje. ¿Por qué si hay un hombre entre noventa y nueve mujeres debes referirte al conjunto con pronombre masculino?-
Y tienes toda la razón, es una estupidez. Pero ahora, si la "e" hace referencia a todos aquellos que no se identifiquen como hombres o mujeres y además al conjunto conformado por dos o más géneros, independientemente de cuales sean, ¿No sigue habiendo una predominancia de un género sobre otro?-
Ya cállense los dos y coman.-Ordenó Rodri mientras le servía su ración a cada uno. No quería más discusiones por hoy.-
Si, supongo que no tiene sentido darle más vueltas.-La discusión no llevaba a nada, ni él la había convencido a ella ni viceversa así que prefirió dejar el debate como estaba y empezar a comer, se moría de hambre.
La sangre de Ester hervía bajo su piel, la trataba como una niña. Otra vez la presionaba y luego simplemente la dejaba ir para continuar con su día como si sus acciones y opiniones fuesen irrelevantes. La degradaba con su apatía y esa actitud prepotente, mirándola desde ese falso pedestal donde se había colocado a si mismo.-
No tengo hambre.-Ester se puso de pie, se sacudió su vestido y se alejó del campamento.-
¿A dónde vas?-Preguntó Auris con un ligero tono de preocupación.-
Voy a pasear un rato para abrir el estómago.-La chica se adentró entre los árboles y todos miraron a Sebas que comía con tranquilidad.
El chico claramente estaba evitando sus miradas desaprobatorias enfocándose en su plato, pero finalmente cedió a la presión.-
¿Qué? Ella pidió mi opinión y se la di y se la di con datos para soportarla. No dije solo "Tu idea me parece estúpida.".-
No tenías que ser agresivo.-El chico rodó los ojos ante las palabras de Rodri.-
No fui agresivo. Tampoco es para tanto.-
Eres un imbécil.-Espetó Mei sin reparos. Cada palabra parecía salir de lo más profundo de su ser, y eso las hacían especialmente dolorosas. Iba a contestarle pero la chica se puso de pie y se fue a su tienda de campaña, no quería saber más nada de él por el resto de la noche.-
Estos son temas sensibles para ella, se nota. A mí también me importan.-Sebas se mantuvo en silencio e hizo una mueca inconforme ante las palabras de Auris.-No eres un niño, no te ordenaré que te disculpes. Pero fuiste pesado.-Sebas respiró hondo, cerró los ojos y se puso de pie dejando su comida en el suelo.-
Alda, cómetelo si quieres. Ven Mighty-El chico se puso de pie. Mightyena lo siguió y mientras avanzaba Alda saltó de su lomo para comer las sobras. Las patas de Eevee cedieron y golpeó su rostro contra el suelo pero no le importó, se sacudió y fue a comer.-...No fui pesado, ¿Oh sí Mighty? ...Si, supongo...-Como sea, no importaba lo que creyese, la comunicación funciona a dos vías y es el receptor quien decide si fuiste o no ofensivo.
El chico caminó un rato por el bosque hasta que finalmente pudo encontrar a la chica, estaba sentada frente a un río arrojando piedritas al agua, pero ninguna rebotaba.-
Ester.-No hubo respuesta.-Solo quería decir que...-
No quiero tus disculpas.-Le contestó sin rodeos y con una inusual frialdad.-
...Lamento si fui pesado.-
No, no lo lamentas.-
...No, no lo hago...Pero no importa lo que yo crea, no puedo decidir que te ofende o no, y te aseguro que no era mi intención hacerte sentir mal.-
¿Y qué hay de Mei?-
¿Qué pasa con ella?-
Le gritaste y ahuyentaste al pokémon que quería capturar.-
A ti no te gustaba esa cosa tampoco.-
Pero a Mei sí, y demostró que podía controlarlo. Auris dijo que no nos atacaría y aun así le gritaste por querer cuidarlo. Y deja que te diga, tú tienes un pokémon que estoy segura es más peligroso que ese.-La chica se había puesto de pie y se giró para encararlo, avanzaba poco a poco y el chico tuvo que hacer un esfuerzo consciente para dejar de retroceder.-
Ester, Mei no tiene pokémons propios y me ha dejado claro que no tiene idea de cómo cuidar uno.-
¿Pero tu sí?-
Llevo años haciéndolo.-
Mei te salvó y lo negaste, y esa chica sin ningún entrenamiento y, que según tu, no sabe entrenar pokémons, duró más que tú contra Daniel. ¿Sabes que creo? Creo que estás celoso.-
¿Celoso?-Preguntó alzando una ceja, el chico se puso erguido y tomó esa actitud prepotente que tanto la molestaba. Pero su actitud lo delataba, Ester podía ver a través de esa mascara de superioridad que le había obligado a colocarse.-
No aceptas que a otros les vaya mejor que a ti.-Sebas rodó los ojos y negó con la cabeza, no tenía por qué estar aguantando estas estupideces. Se había venido a disculpar, no ha que lo juzgasen y le sacasen sus fallos.-
Haz lo que quieras.-Dijo antes de marcharse. Mighty miró a Ester y luego a su Alfa, siguió a este último. Podía notar la tensión que estaba creciendo dentro de la manada.
Esa chica, hablándole así a su alfa, ¿Cómo se atrevía? Su lealtad estaba indiscutiblemente con él pero tenía el presentimiento de que el resto de miembros la apoyarían a ella, ¿Qué sería de ellos si la manada se separaba? Apenas se había formado y, personalmente, si se separaban no le molestaría, no necesitaba a esos debiluchos y pesados, solo necesitaba a su alfa. Si se mantenía con él todo saldría bien, estaba seguro.
Pero parecía que su alfa no pensaba igual, podía sentirlo, estaba preocupado, molesto, frustrado, al parecer quería manada más grande, y si así era entonces lo apoyaría y acompañaría en todas sus decisiones. Cuando su alfa se sentó en el suelo y bajó la mirada, él se sentó a su lado, se aseguraría que nadie lo molestase en este momento de vulnerabilidad. Y si necesitaba soporte o quizás incluso unos lengüetazos, se los daría, pero solo si se los pedía primero, las palabras serían completamente innecesarias, lo conocía demasiado bien, sabría cuando le pediría ayuda. Mientras tanto solo estaría a su lado, recordándole que no estaba solo.
Ambos se mantenían en silencio observando el horizonte mientras la fría brisa acariciaba sus pieles.-
¿Estoy celoso de Mei?-Mighty no volteó para verlo, no le parecía una pregunta que necesitase responder, él ya conocía la respuesta.-...Ella duró más que yo...Venció beedrills con un pokémon que no sabe pelear...Logró conectar con ese esclamate...Ella es tan...Alegre y vivaz.-Mei obtenía lo que quería, se salió con la suya en todas sus travesuras, y él, él falló, como siempre fallaba.-
(No, no es cierto, vencí al Gottmia...No, lo venció Satochi, iba a matarme...Le gané a Mario y Hernán.)-Pero esa victoria ahora no se sentía especial, ¿A quién le importaban esos dos? Daniel era el premio gordo y...Perdió. No importa cuánto avanzase, si era incapaz de llegar a su meta, no ganó, se quedó a medias.
Quizás si estaba celoso de Mei pero, luego pensó en ella, en su sonrisa, en el calor de su cuerpo, en el roce de sus pieles. Pudo sentir como su cuerpo se calentaba y esa pequeña llama de pasión se avivaba dentro suyo, su mente intentó apagarla, le recordó como la chica lo insultó, como lo degradaba y lo utilizó. Pero aun así ese fuego persistía, incluso contra sus mejores esfuerzos era incapaz de mancillar sus recuerdos de ella.
No estaba celoso de ella, la admiraba, admiraba su perseverancia, su optimismo, su actitud extrovertida y altanera, como reía, sus bromas, amaba todo en ella, incluso las cosas que le disgustaban. ¿Pero entonces por qué regañarla? El no confió en su juicio, igual que tampoco confiaba en revelarle el trabajo de su padre, como tampoco confió cuando la encontró en la montaña. Era como una paradoja donde la misma causa generaba resultados distintos, los mismos aspectos que lo cautivaban le hacían querer mantenerse a raya. Su actitud, sus pensamientos, eran demasiado básicos, le faltaba pulirse, aprender a controlarse, a pensar antes de actuar, en la misma medida que él debía aprender a hacer lo contrario.
Su irreverencia y osadía lo incitaban a seguir su ejemplo y enfrentarse a cualquier reto, pero a su vez le hacían sentir que debía vigilar cada paso, evitando que Mei los hiciese cruzar el punto de no retorno, donde las consecuencias de sus acciones dejarían marcas permanentes.
Por eso, por eso no confió. Sentía que a la chica le faltaba mejorar, era como un diamante en bruto, pero él también tenía mucho que mejorar y sentía que ella podría ayudarlo con eso. Ester tenía razón, Mei es capaz, es talentosa. Quizás eso era todo, quizás solo debía ceder un poco de control, confiar más en ella, en otros, y quizás así ella confiaría más en él y tenía el presentimiento de que mientras estuviesen juntos no habría reto que les quedase grande, no habría un muro impenetrable o una puerta que no se pudiese abrir.
Pero todavía no tenía clara una cosa. Ester había dado en el clavo, no se sentía mal por lo que dijo y su disculpa no era más que una formalidad. Nunca le gustó disculparse por cosas que no sentía. Para él la disculpa era un acto de valor, de nobleza, donde buscaba enmendar un daño y expresar como sus acciones le carcomían por dentro al punto en que necesitaba escuchar de esa otra persona que lo que hizo quedó en el pasado, que las heridas de su víctima y las suyas podrían sanar sin miedos ni rencores. Pero no sentía eso ahora.
Ester le pidió su opinión y la compartió, pero sabía que le había hecho daño y eso si quería enmendarlo. La morena despertaba en él una admiración distinta a la de Mei, pero igual de potente, era una mujer de carácter tan fuerte, pero dulce y delicada cuando hablaba, comedida pero implacable, inteligente, visionaria, empática y con un genuino deseo de ayudar a otros. Pero lo que le cautivaba eran las discrepancias en sus ideas, como ambos podían desear lo mismo pero sus métodos para alcanzarlo eran distintos. El ver sus ideas chocar, el conflicto, cómo un lado buscaba prevalecer mientras exponían los fallos del otro para que este inmediatamente las reforzara y contraargumentara.
Era como un combate pokémon, buscaba el golpe crítico, un movimiento super eficaz que incapacitara al otro, pero como en los combates, ese momento casi nunca llegaba pues el otro deseaba vencer con la misma intensidad y todo se resumía a la habilidad, a adelantarse a las jugadas del contrincante, analizar su estrategia, entrar en su mente y ver el mundo desde su perspectiva. Pero a diferencia de los combates el perder no le dolía, le emocionaba, ganar era divertido pero el que la otra persona lograse callarlo, era espectacular, una adrenalina recorría su cuerpo mientras su mente contemplaba un nuevo universo de posibilidades.
Pero él no era el único que reflexionaba, sentada junto al río Ester se abrazaba las piernas en posición fetal mientras escuchaba el suave rumor de las rocas al ser arrastradas por la corriente.
Estaba cansada, cansada de que las cosas siempre fuesen así, a donde quiera que iba, con quien fuera que estuviese, nunca terminaba de encajar. En momentos como este recordaba cuando se unió a la academia de ballet, era pequeña, de unos 12 años, sus padres la habían inscrito para que practicase algo físico, aunque personalmente el ejercicio nunca fue de sus actividades favoritas. Las clases eran entretenidas, eran un cambio agradable, sin duda eran mejores que pasar las horas encerrada en la mansión contando los días para que sus padres volviesen de sus reuniones de trabajo. Recordaba reír con las otras chicas y el dolor en su cuerpo al terminar cada clase pero también recordaba a un niño, Matías, el hijo de la profesora. Le parecía algo extraño, siempre se pasaba horas en los vestuarios, era tímido y penoso pero había algo en él que le llamaba la atención.
Un día su chofer tuvo un retraso y debió quedarse hasta tarde esperándolo. Estaba aburrida y como la niña curiosa que era decidió tener una pequeña aventura, averiguaría que escondía Matías, sería divertido. Aunque resultó considerablemente menos desafiante de lo que había estimado, la puerta del vestuario estaba puesta sin seguro, por lo que solo tuvo que abrir y asomarse dentro. Matías volteo al ver su reflejo en el espejo, tenía el rostro lleno de maquillaje aplicado sin ton ni son, sus labios terriblemente delineados, sombras excesivas en los ojos y un rubor que realzó el brilló de sus mejillas mientras su rostro palidecía.
El niño traía puesto un tutú en lugar del traje negro que le correspondía y dejó caer los botes de maquillaje al suelo mientras corría hacia ella y la jalaba dentro para cerrar la puerta.-
P puedo explicarlo.-El chico balbuceaba sin sentidos mientras ella ladeaba la cabeza pensando por qué se molestaba en explicarle todo esto. Seguramente solo estaba nervioso porque creía que se veía feo.-
Te ves lindo así.-Comentó ella con una sonrisa, descolocando completamente al niño.-
No le digas a mi mamá sobre esto.-Matías se mordió los labios mientras esperaba expectante su respuesta.-
¿Por qué?-
No le gusta que tome su maquillaje.-
Oh...Puedo prestarte el mío.-Matías no entendía lo que pasaba por la cabeza de esta niña pero ese encuentro no fue el último. Cada vez que podían se encontraban dentro del vestuario, Ester le prestaba el maquillaje que su madre había dejado en la mansión y los dos se acicalaban con resultados...Pintorescos.
Esas pequeñas reuniones con Matías le mostraron un mundo que solo había conocido de forma superficial. Los padres de Matías no le permitían llevar tutús o maquillarse, lo regañaron cuando comentó que un actor se le hacía guapo y que su padre llegó a golpearlo al decir que otro niño de la clase era lindo.
Ella nunca había tenido esa clase de problemas en su familia. Cuando era más pequeña y aun estudiaba en escuelas, una maestra la llevó con la directora, ella creía que era porque le había gritado en medio de la clase pero en realidad fue porque le había entregado una carta a otra niña en San Valentín, no sabía muy bien cuál era el problema, le habían dicho "Puedes entregarla a quien tú quieras" y eso hizo. Sus padres pelearon ferozmente con la maestra y la directora, finalmente la sacaron de la escuela y su madre le dio una larga charla sobre cómo era normal sentir lo que sentía y no debía avergonzarse de ello.
Durante días le insistió a Matías que fuese a la clase con tutú, para mostrarle a su madre que bien se veía con uno, estaba segura que una vez lo viese y lo feliz que era, no volverían a regañarlo. Pero su hipótesis fue un error rotundo, Matías entró a la sala con un tutú rosa y la mirada baja, abrazándose a sí mismo mientras avanzaba entre burlas de sus compañeros y miradas confusas.
Pero entre las risas pudo escuchar como Ester aplaudía emocionada y le regalaba una gran sonrisa para animarlo.-
¿Por qué traes eso?-Inquirió su madre mientras avanzaba hacia él, cada paso hacía eco en la habitación y Matías temblaba mientras se acercaba. El chico intentó hablar pero las palabras no salían.-
Porque le gusta.-Dijo Ester mientras se acercaba a su amigo.-
No, no le gusta. Te ves ridículo, quítatelo.-Ordenó la mujer en un tono que sin duda no complacía a Ester, ¿Por qué debía ser tan grosera?-
No se ve ridículo, le queda bonito.-La pequeña dio un pisotón para reafirmarse mientras miraba a la señora a los ojos, justo como su padre le había enseñado, debía ser firme cuando hablara para que la respetaran.-
Las niñas usan tutús. Y él no es una niña.-
¡Pues yo tampoco quiero usar tutú!-Ester se quitó rápidamente el traje y lo arrojó al suelo frente a la señora que la miró con indignación.-¡Es un traje tonto y feo!-Esa señora le recordaba a su profesora de la escuela y como con ella, tampoco entendía cuál era el problema, cuando se lo comentó a sus padres le habían dicho que un niño podía llevar tutú y una niña no, pero ahora le decían que no, que los niños no pueden. Entonces ella no quería ningún maldito tutú, si no dejaban que su amigo se vistiese como quería ella tampoco se vestiría como le demandaba esa vieja, fea y malvada mujer.-
Basta Ester.-Susurró Matías. Ella volteó a verlo para escucharlo mejor y lo encontró jalando su tutú y rompiéndolo en pedazos para luego arrojarlo al suelo.-
¿Matías?-Lo tomó del hombro y este le propinó una bofetada que casi la hizo caer al suelo.-
¡Todo esto es tu culpa! ¡Te odio!-Fue lo último que le dijo antes de salir corriendo entre lágrimas del lugar.-
Mira lo que hiciste. ¡Matías!-La profesora corrió para alcanzar a su hijo y ella se quedó allí, entre las miradas de todos, sola, en medio de la sala. No le permitieron volver a la academia luego de eso.
Puede que ese día perdiera un amigo pero encontró algo más, sabía lo que quería hacer con su vida, su gran proyecto, quería hacer un mundo mejor, donde todos pudiesen ser quienes son sin miedo a ser juzgados o reprendidos por ello. Pero ese sueño parecía solo eso, un sueño, a donde quiera que fuese, donde presentase sus ideas, siempre había obstáculos, siempre había gente impidiendo su avance. Ponían cualquier excusa, cultura, religión, estudios científicos sin ninguna base o desmentidos hacía años, pero no importaba cuanto se esforzase, cuanto los refutase, se negaban a cambiar.
Sebas era solo uno más del montón, como Daniel, su profesora o la madre de Matías...Si, solo eso.
La chica respiró hondo y se abrazó con más fuerza, solo era cuestión de tiempo, no debía rendirse y algún día sus esfuerzos se verían recompensados. Solo esperaba que ese día llegase más pronto que tarde.
Estaba a punto de irse pero un brillo captó su atención, había dos puntos blancos resplandecientes debajo del agua que la observaban detalladamente. Se asustó un poco pero luego cayó en cuenta.-
Tu eres el pokémon de Mei, ¿Verdad?-El pokémon se mantenía sumergido mientras se acercaba lentamente, el agua ni siquiera temblaba con su presencia.
Sebas y Mighty corrieron cuando escucharon sus gritos. Al llegar a la zona donde estaba no había señales de la morena, el chico rápidamente fue a la orilla pensando que podría haber sido arrastrada por la corriente, cuando unas lianas marronáceas salieron del agua, sujetaron su pierna y en un segundo lo arrastraron.
Mighty corría por la orilla incapaz de ubicar a su alfa. Ester y él emergieron rodeados de lianas, dos esclamates los sujetaban por detrás y avanzaban con ellos río abajo. El pokémon siniestro no sabía que hacer, su alfa no podía darle ordenes, su boca estaba amarrada entre las lianas y él no podía atacar a sus captores por miedo de herir a su alfa. Sin más opciones el pokémon aulló para indicar su posición al resto de la manada pero para cuando llegaron ya era demasiado tarde, los secuestradores se sumergieron nuevamente, llevándose a ambos.
Era difícil saber a dónde iban o donde estaban, los esclamates emergían de vez en cuando para tomar aire pero todos los árboles se veían iguales. Sebas y Ester forcejeaban pero aunque sus captores se veían delgados y quebradizos su fuerza superaba con creces la de los humanos, los pokémons los llevaron hasta un lago donde el agua les cubría hasta pecho pero los esclamates estaban sumergidos casi por completo. En el centro del lago había un árbol de madera pálida, su forma casi parecía la silueta de un hombre, las hojas cercanas a su tallo brillaban con un tono verde esmeralda que cautivaba a pokémons y humanos por igual, una visión sobrenatural, pero las hojas más alejadas, las que se extendían buscando acariciar el cielo estrellado y se mecían suavemente con la brisa, estaban marrones y algunas caían cuando la brisa se aumentaba ligeramente su paso.
Sebas miraba a su alrededor buscando alguna ruta de escape, pero estaban rodeados de esclamates y esclamamus en todas direcciones.
Los esclamamus eran más altos que los esclamates, igualaban a Sebas en tamaño, sus cuerpos tenían una complexión delgada pero menos huesuda que los de su preevolución, y las plantas recubrían sus cuerpos casi por completo por lo que sus pieles de tonos putrefactos apenas eran visibles. Sus ojos blancos y brillantes estaban caídos y sus labios se doblaban hacia abajo dándoles una expresión de eterna melancolía.
Ester intentó ponerse de pie y salir corriendo pero el pokémon jaló de las lianas que la sujetaban y la hizo caer de rodillas.-
Nos vamos a morir.-Susurro Ester entre lágrimas.-Nos van a comer.-
Ester...-
¿Nos van a comer verdad? ¿Vamos a morir?-Ester hablaba con ojos llenos de terror y lloriqueaba mientras su mente se llenaba con imágenes grotescas de su cadáver siendo la cena de estos monstruos.-
Ester...-La chica no lo escuchaba, sus llantos se intensificaron mientras repetía "Nos van a matar" una y otra vez.-¡Callate!-La chica se giró a verlo y sorbió su nariz mientras buscaba controlar su respiración.-¡Nadie va a morir! ¡¿Ok?!-
(Qué estoy diciendo, nos van a matar.)-El chico maquinaba buscando alguna solución mientras sus amigos recorrían las orillas río con la esperanza de encontrarlos, o al menos a sus cuerpos ahogados.
Mighty olisqueaba por doquier buscando encontrar el olor de su alfa pero el agua lo había borrado, solo podía sentir ese feo y molesto olor que emitía el río, era tan desagradable, no entendía por qué esos humanos no parecían sentirlo. Sin más opciones volvieron al campamento para reorganizarse y hacer un plan, pero Mighty sintió un olor, uno que le hizo hervir la sangre, todos dieron pasos atrás al verlo arrugar la nariz y gruñir con cada vez mayor intensidad para luego correr hacia el campamento. Todos corrieron tras él pero el pokémon avanzaba sacándoles metros de ventaja hasta perderse entre la maleza, a medida que avanzaban los sonidos de la pelea se hacían más fuertes, al llegar encontraron a Mighty atacando a un esclamate, lo tomaba por la yugular y apretaba, pero su enemigo apenas sangraba, sus colmillos a duras penas traspasaban su piel. El pokémon fantasma lo empujaba para quitárselo de encima pero Mighty no cedía en su ataque.
Podía olerlo, era el mismo que estaba en el campamento, los estaba siguiendo, probablemente venía a llevarse al resto de su manada, pero eso no era importante, ellos podrían cuidarse solos, pero esta cosa era uno de los que se llevaron a su alfa y pagaría por ello.
Mighty mordía y arañaba al pokémon sin descanso y los testigos no hacían más que mirar la pelea mientras se urgían entre ellos para intervenir. Rodri intentó colocar una mano en la melena de Mighty pero este giró y buscó arrancarle la mano, su mordisco fallando por meros centímetros. El pokémon siniestro ya se había cansado de maltratar su comida y abrió sus fauces mientras sus colmillos se llenaban de una energía oscura para triturar a su presa.
Esclamate gritó con fuerza, todos se taparon los oídos, Mighty estaba mordiendo su rostro, sus colmillos habían empezado a traspasar su piel pero por mucho que intentaba no podía cerrarlos. Rodri corrió y nuevamente tomó a mightyena mientras Auris temerosamente abría sus fauces para liberar a esclamate.-
¿Cómo hace Sebastian para controlar esta cosa?-Preguntó Rodri mientras dejaba a Mighty en el suelo y este gruñía y babeaba sin separar sus ojos de ese sucio traidor.
Mei y Auris ayudaron al esclamate a levantarse y esté movió los brazos para que lo soltasen, corrió hacia la mochila de Auris y empezó a recoger con sus lianas botellas que estaban desparramadas por el suelo, antídotos.-
¿Qué haces?-El pokémon ignoró a la rubia mientras seguía tomando botellas y una vez terminó intentó esconderse dentro del bosque pero Mei lo tomó del hombro y lo obligó a darse la vuelta, ganándose una serie de leves gruñidos.-
Dice que quiere nuestros antídotos para ayudar a su manada. Parece que están enfermos igual que él.-Dijo Auris mientras le sonreía un poco al pokémon.-Si querías nuestras cosas podías pedirlas, ¿Sabes?-Esclamate señaló a Mightyena y Auris negó con la cabeza.-¿Él? No te hará daño, solo está molesto porque no encuentra a Sebas. Unos esclamates se los llevaron junto a Ester.-Dijo Auris mientras Percy y Alda se colocaban frente a Mighty buscando calmarlo.-
¿No tienes idea de a donde podrían estar?-Le preguntó Mei con una sonrisa y ojos tiernos que le derretían el corazón, pero el pokémon gruñó y luego se dio la vuelta en señal de molestia, la chica de pelo rizado le caía bien pero el otro muchacho le había gritado y ese pokémon siniestro casi lo mata, no tenía por qué ayudarlos.-
Sé que pueden ser molestos pero te aseguro que no son malos, ¿Sí? Podrías ayudarnos, ¿Por favor?-Las suplicas de Auris eran ineficaces.-
Anda, hazlo por mí, ¿Sí? ¿No somos amigos?-El pokémon miró a Mei, luego a Auris y soltó varios gruñidos.-
...La...¿Medicina? No, no tengo más, pero te diré algo, si nos ayudas a encontrar a nuestros amigos te traeré más medicina. ¿Qué dices?-Esclamate no lo pensó dos veces y corrió hacia el río para luego avanzar siguiendo la corriente.
Rodri los seguía detrás mientras cargaba al pokémon siniestro que aun no estaba muy convencido de confiar en el fantasma pero, no podía hacer mucho al respecto ahora mismo.
Mientras tanto en el lago, esclamates y esclamamus se adentraban en el agua desde todas direcciones, cargaban con presas aun vivas como raticates, linoones y otros pokémons medianos, un grupo de esclamamus incluso trajo un stantler que sujetaban entre todos, mientras se dirigían al centro del lago, hacia ese árbol que se alzaba en su centro.
Las ramas crujieron, meneándose de un lado a otro mientras se separaban del tronco principal que se contorsionaba hasta obtener una apariencia humanoide, las ramas y las hojas se fueron encogiendo, algunas incluso fueron absorbidas dentro del cuerpo del pokémon al igual que la madera que cubría algunos trozos de su cuerpo.
La criatura empezó a girar, analizando con la mirada las presas que sus súbditos habían traído, hasta detenerse frente a Sebas y Ester. Medía cuatro metros de altura, su cuerpo era de apariencia grande y musculosa, estaba recubierto por plantas de distintos tipos y tenía trozos de madera pegados a su cuerpo que conformaban una especie de armadura, similar a un trevenant, los únicos pedazos carentes de ella eran sus articulaciones. Su rostro estaba cubierto con la madera por completo, solo tenía dos agujeros donde iban sus ojos pálidos y brillantes.
De su cabeza crecían dos ramas que se asemejaban a los cuernos de un demonio y de su espalda salían innumerables ramas de distintos tamaños, todas recubiertas por esas hojas verdes esmeralda, emulando una capa.-
¿Qué es eso?-Preguntó Ester con voz quebradiza.-
Un escalamita.-Dijo Sebas mientras negaba con la cabeza.-Esto no tiene ningún sentido.-Susurro para sí mismo.-No evolucionarán...¿Por qué hacen esto?-Los dos humanos temblaban aterrados mientras la criatura posaba sus manos sobre las cabezas de ambos, sujetándolos con facilidad, Ester rompió a llorar mientras Sebas solo respiraba con dificultad. Los esclamates que los habían traído los soltaron y dieron pasos atrás, ambos humanos pudieron ver como se habría la máscara de la bestia para revelar una sonrisa de dientes afilados. El pokémon los alzó del agua, ambos sujetaban sus manos y las golpeaban buscando liberarse pero este solo reía, reía a carcajadas mientras el resto de pokémon berría y gritaba, eran el aperitivo de su gran banquete, una señal de victoria, los humanos habían arruinado su oportunidad de evolucionar y lo pagarían con su vida.
Ambos humanos lloraban y rezaban, sus ojos peinando la zona en busca de algún milagroso salvador, pero no había nadie. El chico cerró los ojos y tomó aire, no estaba seguro de que harían luego pero, era su única oportunidad. Aprovechando sus manos libres tomó una pokéball y la estampó contra la mano del escalamita, la pokéball se abrió, absorbiéndolo, y ambos cayeron al agua. Se pusieron de pie y el chico tomó a Ester de la mano antes de salir corriendo lo más rápido que podían, pero la pokéball se abrió al poco tiempo y la bestia emergió nuevamente, Sebas se giró y le arrojó otra pokéball pero este la desvió de un manotazo, rompiéndola en cientos de trozos.-
Corre.-Ordenó él.-¡Corre!-La criatura avanzaba lentamente hacia ellos. Deleitándose con el gusto de ver a sus presas huir cuando no tienen oportunidad de escapar.
Estiró su mano y de ella salieron varias lianas que amarraron al muchacho por el pecho y lo jalaron hacia él, para su sorpresa la muchacha aun sujetaba la mano de su compañero y entre ambos evitaban que fuese arrastrado en su dirección.-
¡No me sueltes!-Ester negó con la cabeza ante sus palabras y cuando sus pies fueron arrastrados por el barro porque las lianas los jalaban a ambos, ella juntó su otra mano para sujetarlo mejor mientras se clavaba en el suelo. Era un esfuerzo admirable, inútil, pero admirable, la criatura jaló y Ester cayó al agua, la mano de Sebas deslizándose fuera de su agarre, cuando alzó la mirada pudo ver como la bestia lo sujetaba por el rostro, el chico golpeaba su brazo con fuerza y en un rápido movimiento lo hundió en el lago. Ella veía horrorizada como el muchacho pataleaba y el agua se agitaba con violencia. La bestia ni siquiera la miró cuando soltó un grito desgarrador, una mezcla de llanto y rabia, solo sonrió mientras veía como el forcejeo del muchacho cesaba de a poco. Una vez el agua quedó placida fue que miró a la morena y esta le arrojó un puñado de barro a la cara.-
¡Maldito!-Exclamó la chica entre lágrimas. Escalamita rugió con fuerza pero ella no retrocedió, tomó otro puñado de barro y se preparó para lanzarlo.-
¡Canto helado!-Una serie de pequeños disparos de hielo impactaron contra el pecho del pokémon, que retrocedió mientras gritaba de dolor.-
¡Ahora! ¡Ve ve ve!-Para sorpresa de Ester el resto sus amigos estaban en la orilla, Percy y Buysell nadaban hacia ellos a toda velocidad pero en lugar de correr hacia los pokémons, ella fue hacia la criatura, se hundió en el agua y emergió con Sebas. Buysell se puso al frente, listo para luchar, pero Percy fue con su entrenador, le dio suaves cabezazos pero no reaccionaba, los ojos de mudkip se aguaron y empezó a soltar suaves chillidos mientras le daba cabezazos más fuertes a su entrenador con la esperanza de que volviera en sí.
Rodri y Auris entraron al agua y los llevaron a la orilla. El rubio presionaba el pecho de Sebas a modo de primeros auxilios, Mighty buscaba moverse para estar junto a su alfa pero aunque la parálisis empezaba a ceder apenas podía mantenerse en pie, y Mei solo los miraba, apretaba los puños y dientes mientras se maldecía internamente por tardar tanto en llegar. Y mientras los humanos se ocupaban de sus amigos, el esclamate que los acompañaba se acercó al lago, arrojando los antídotos al suelo, alzó los brazos buscando la atención de sus pares y entre gruñidos, berridos y quejidos los pokémons se comunicaban. Unos hablaban por encima de los demás hasta que todo se convirtió en un mar de sonidos incoherentes que fue detenido por el potente rugido de su jefe.
Escalamita y esclamate intercambiaron gruñidos un tiempo pero luego el jefe rugió y golpeó el suelo del lago con sus puños.-
¿Qué dicen? Traduce.-Le ordenó Mei a Auris.-
Ehm...-No estaba muy seguro de como expresarlo.-Esclamate cree que todos están enfermos por culpa del agua, que les hace daño y...Quiere que salgan porque tenemos...Eh...Cosas mágicas que los pueden sanar.
El grande le acusa de ser un traidor y abandonar la manada, no quiere escucharlo.
Luego empezaron a insultarse.-Esclamate rugió de vuelta y todos los esclamates y esclamamus del lago empezaron a gritar y a gruñir mientras alzaban sus brazos.-¿Es...Un reto?-Escalamita alzó los brazos y rugió para luego reír y golpear su pecho con fuerza.-Esclamate lo está retando para ver quién será el líder de la manada.-Esclamate golpeó su pecho y metió los pies en el agua, no quería hacerlo pero era necesario, se adentró hasta que el lago lo cubrió hasta la barbilla, quedando a meros centímetros de su oponente.-
¡Esclamate!-Gritó el pokémon mientras levantaba los brazos y lanzaba sus lianas hacia escalamita que alzó un brazo y rápidamente le propinó un golpe en la cabeza, hundiéndolo en el agua.
La bestia reía mientras alzaba un puño en señal de victoria pero mientras celebraba el agua tembló y esclamate se alzó malherido a la superficie, su cuerpo se tambaleaba pero abrió la boca y gritó con fuerza para paralizar a su objetivo. Escalamita quedó petrificado con su puño alzado en el aire pero un suave y dulce olor siguió poco después, el pokémon alfa había usado aromaterapia y de su cuerpo salía un agradable olor que sanó su cuerpo, devolviéndole rápidamente la movilidad. El monstruo bajó la mirada y esclamate le rugió con determinación, arrojó sus lianas para sujetar el brazo de su contrincante que sin esfuerzo las rompió y lo tomó por la cabeza para alzarlo fuera del agua hasta colocarlo encima de su cabeza. La bestia alzó otra mano, tomando la otra mitad del cuerpo de esclamate, y empezó a tirar. Esclamate gritaba desesperado mientras sentía sus huesos estirarse al punto de quebrarse, todos los espectadores no hacían más que mirar impotentes la tortura, incluso los otros esclamates y esclamamus parecían incomodos ante la brutalidad de su alfa.-
¡Oye!-Gritó Mei antes hacer algo muy valiente y muy estúpido.-¡Metete con alguien de tu tamaño!-Tomó una roca y la lanzó con fuerza, golpeando el pecho del monstruo, la pequeña piedra rebotó al hacer contacto con sus duros pectorales pero fue suficiente para llamar la atención de la bestia.
Atacarlo, en medio de un duelo, era una ofensa, ya no eran ataques desesperados de presas buscando defenderse, era una ofensa a su autoridad, y no toleraría tal cosa.
Jaló con más fuerza para terminar de quebrar a esclamate. Sería una muestra de poder para esta grosera muchacha y su grupo de insoportables humanos.-
¡Canto helado!-Vulpix siguió las ordenes de Auris y disparó una serie de pequeñas bolas de hielo hacia el monstruo, golpeándolo de lleno en el pecho. Este gritó y soltó a esclamate, que cayó inmóvil al agua.
La criatura rugía furiosa y ordenó a sus súbditos que atacasen a los ofensores, pero nadie contestó a su llamado, algunos esclamates y esclamamus dejaron ir a sus presas y se dirigieron con su compañero malherido, lo sujetaron con cuidado y lo llevaron lejos de la zona.-
¡¿Qué?! ¡¿Ya no eres tan rudo?!-La criatura volvió a enfocar su atención en Mei y rugió mientras golpeaba el agua y su pecho con furia, abriendo sus fauces para mostrarle sus colmillos.-¡¿Crees que me asustan esas manotas tuyas?! ¡Puedes déjame decirte algo!-La rubia se sujetó la entrepierna con una mano y sacó la cadera hacia adelante para que la viera bien.-¡Manos te van a faltar para pelarme la verga!-
¿Qué hace? ¡¿Está loca?!-Preguntó Ester confundida.-
¡BuySell, Percy! ¡Vayan allí y usen Mordisco y Supersónico! ¡Vulpix, tu usa viento hielo!-Los pokémons de agua se adentraron en el lago y nadaron hacia su objetivo, vulpix disparó una nueva ola de bolas de hielo que congelaron el brazo que escalamita uso para bloquearlas y cuando Percy y BuySell saltaron del agua para atacar este los golpeó con su brazo congelado, lanzándolos de vuelta a la orilla y rompiendo el hielo que lo recubría en el proceso.
Sebas soltó agua por la boca, abrió los ojos de par en par para encontrarse con Rodri dándole respiración boca a boca, empujó al rubio para que se apartase y se giró vomitando chorros de agua en el suelo. Su garganta ardía, se sentía débil, pero no era momento de quejarse, debían salir de allí. -
¡Cuidado!-Sebas se estaba levantando cuando Ester gritó. La chica había saltado sobre él y lo empujó hacia el suelo cubriendo su cabeza con su brazo en un intento por protegerlo. Escalamita había utilizado mazazo, juntó ambas manos sobre su cabeza y estas se entremezclaron para crear una gran bola de madera con pinchos para aplastarlos, Rodri saltó hacia un lado y esquivó el golpe pero Ester y Sebas habrían sido aplastados de no ser porque Mighty recibió el impacto.
El chico vio como su pokémon cayó al suelo tras un fuerte chillido, la parte superior de su lomo estaba cubierta en sangre. La sombra que se cernía sobre ellos se achicó mientras vulpix corría hacia ellos y miró a escalamita a los ojos.-
¡Anular!-Gritó Auris. Los ojos de vulpix brillaron con un color morado negruzco al igual que los de escalamita. Sus manos se separaron y por mucho que se esforzase le era imposible el fusionarlas nuevamente. Frustrado el pokémon optó por el plan B, separó sus manos y cargó su puño con una energía oscura para luego lanzarlo hacia Sebas y Ester. Ambos estaban sujetando a Mighty para moverlo lejos del lugar, pero era demasiado pesado y ellos estaban demasiado débiles. El puño viajaba en su dirección y el muchacho se puso de pie para colocarse delante de su pokémon. El aire acarició violentamente su piel pero el impacto nunca lo alcanzó.
Percy estaba apoyado sobre sus patas traseras y usaba las delanteras para sujetar el puño de escalamita. Su cuerpo se sentía entumecido, sus patas se sentían como si fuesen a quebrarse.-
¡Mudkip!-Exclamó el pokémon de agua mientras sus patas cedían y el puño se les acercaba.-¡Kiiiiiiip!-No podía permitirse fallar, no ahora, no otra vez.-¡Kiiiiiip!-Una luz empezó a emerger del cuerpo de Percy que crecía y mutaba con rapidez. La bestia hacia presión para hacerlo ceder pero mudkip no sucumbía. Sus pequeñas patas delanteras se hicieron grandes y regordetas, adoptando la apariencia de grandes manos, mientras que su cuerpo se estiraba y sus patas traseras se volvían más gruesas y musculosas .-¡Maaaaaarrrsssshhhh!-La luz que envolvía a Percy estalló revelando al mundo su nueva forma.-¡Tomp!-Marshtomp se plantó firme en el suelo pero su fuerza no era rival para la del monstruo.
Un celaje naranja pasó a su lado, BuySell se subió al puño de la criatura y corrió por su brazo para luego saltar en el aire directo hacia su cabeza.-
¡Rayo hielo!-Ordenó Rodri. El rayo impactó contra su rostro y lo congeló en un instante. La bestia se llevó las manos a la cara y clavó sus manos en el hielo para luego tirar y romperlo en pedazos. Percy cayó de rodillas, le sería imposible soportar otro golpe de esa cosa.
La bestia iba a retomar su ataque pero un dolor agudo atravesó su cuerpo, como si todo su cuerpo fuera súbitamente atravesado por agujas. Se giró para ver al culpable, era consciente de esta técnica.
Esclamate estaba de pie, aunque terriblemente adolorido, sus ojos brillaban con un color morado oscuro, lo había maldecido. Soltó un último gruñido antes de caer de rodillas en el agua, agotado por su propio ataque. No sería suficiente como para vencer a su alfa pero, le daría a sus aliados tiempo para escapar.
Escalamita miró a los humanos de reojo y se adentró en el lago, el continuar en la ofensiva sería demasiado arriesgado.-
Hay que irnos de aquí.-Dijo Sebas mientras corría hacia Percy para revisar sus heridas.-
¡¿Qué?! ¡No podemos irnos!-Mei avanzó furiosa y lo tomó del hombro para que se voltease y la encarase. Le señaló a esclamate, estaba con el agua hasta la mandíbula y la mirada perdida en el vacío-¡Él nos ayudó a encontrarlos! ¡Los acaba de salvar!-
¿Qué?-No entendía nada, todo había ocurrido tan rápido.-
Atacó a escalamita con maldición.-Comentó Auris mientras veía al pokémon alfa quedarse quieto en el centro del lago. Sus pies se juntaron para volverse raíces que se clavaron firmemente en el suelo, absorbiendo nutrientes para sanar sus heridas.-
No podemos hacerle frente a esa cosa.-Dijo Sebas en un susurro.-Es demasiado para nosotros.-
No podemos abandonarlo.-Las palabras de Mei, antes cargadas con furia y determinación se habían vuelto prácticamente una súplica.-
(Una vez se recupere lo matará...Si dejamos que use arraigo se perderá todo lo que lo han dañado hasta ahora. Esclamate lo puso a la defensiva.)-Sebas caminó hacia la orilla, viendo a todos los pokémons de los que disponían. El chico negaba suavemente con la cabeza.-
No hay que ganar con fuerza.-Mei sonrió ante sus palabras, sabía lo que quería decir.-Esclamate usó maldición...Si evitamos que se cure el tiempo suficiente caerá.-
¿Y cómo lo hacemos?-Preguntó Auris mientras observaba el lago.-Está demasiado lejos y Percy y Buysell no son rivales para él.-
¡Ya lo tengo!-Mei golpeó su mano con un puño mientras lo decía.- ¿Rodri cuál es la habilidad de Buysell?-
Nado Rápido.-
Perfecto.-La rubia caminó hacia buizel y se arrodilló frente a él.-Vas a ir dentro del agua y usa rayo hielo para congelar la superficie y crear un puente entre nosotros y esa cosa ¿Sí?-BuySell estaba algo asustado, no quería seguir luchando contra ese monstruo pero quería ayudar en todo lo que pudiese.-
¡Bui Bui!-BuySell puso sus manos en su cintura mientras asentía con determinación.-
Hay que atacarlo con ataques de hielo.-Añadió Rodri.-
No le han hecho demasiado hasta ahora.-Comentó Mei mientras Sebas miraba a vulpix.-
¿De quién es? ¿Qué ataques sabe?-Preguntó el moreno.-
Mio, solo sabe lo básico. No pelea mucho.-Respondió Auris.-
Percy tiene más ataque especial pero sus tipos no nos sirven...Mighty conoce todos los colmillos elementales pero los escalamitas tienen demasiada defensa física, además tiene Aura Tenebrosa activa.-
¿Aura Tenebrosa?-Preguntó Ester.-
Su habilidad. Su fuerza y defensa física aumentan en la oscuridad.-
Pero es muy lento, podemos maniobrarlo.-Afirmó Mei.-
De acuerdo esto es lo que haremos. BuySell irá bajo el agua y creará un camino, tendrá que rehacerlo si esa cosa lo rompe.
Mighty, Percy y vulpix avanzaran sobre el hielo. Nuestro objetivo es despegar a escalamita del suelo para que la maldición lo debilite.-Todos asintieron ante sus palabras.-Mei, ven conmigo. BuySell saltó al agua y empezó a disparar rayos hielo a la superficie, creando una capa de hielo lo suficientemente gruesa como para soportar el peso de sus compañeros. Percy saltó al agua mientras Mighty y vulpix corrían por la plataforma. BuySell nadó alrededor de escalamita para formar un anillo de hielo, luego se alejó y tomó aire, listo para empezar de nuevo en caso de que el puente se rompiese.
Escalamita no se tomaría más lujos, acabaría con esto de una vez, alzó un puño en preparación de un segundo golpe sombra pero unas lianas lo sujetaron. Los mimos esclamates y esclamamus que habían ayudado a su compañero caído ahora sujetaban su brazo entre todos. La bestia dio un jalón para golpear a sus objetivos, arrastrando a los eslclamate y esclamamus que lo sujetaban como muñecos de trapo.-
¡Buena baza!-Mighty se adelantó a vulpix y se recubrió con una energía oscura mientras recibía el golpe con la cabeza. El hielo bajo sus patas se resquebrajó y BuySell empezó a reforzarlo, Mighty clavaba sus garras en el hielo pero resbalaba poco a poco.
A todo esto la pequeña Alda estaba oculta detrás de la maleza cercana. Llevaba escondida allí desde que llegaron, esa cosa le daba demasiado miedo e igualmente ella no tenía la fuerza ni la habilidad como para plantarle cara al monstruo, incluso su entrenador se olvidó de ella cuando llamó a su equipo.
La vergüenza la carcomía por dentro, Mighty y Percy eran tan geniales, ambos se enfrentaban a esa cosa para proteger a su entrenador e incluso ahora, adoloridos y al límite de sus fuerzas, se negaban a rendirse. Ella deseaba poder ser así, pero no lo era, ella era débil, miedosa e insegura. Pero entonces pensó en su entrenador, él tampoco tenía la fuerza de Mighty o Percy y cuando ese monstruo los atacó con su puño, él se colocó al frente para proteger a su pokémon. No tenía podía detenerlo y aun así se rehusó a no ser nada.-
¡Eevee!-Alda soltó un suave y agudo grito de guerra mientras corría fuera de su escondite, no lo soportaba más, no sería una cobarde. El miedo le imploraba que se detuviese y diera media vuelta, pero no podía quedarse inmóvil mientras sus amigos peleaban, debía ayudarlos. ¿Cómo podría verlos a los ojos después? No, ni siquiera eso, si fallaban ahora no habría un después y si eso ocurría jamás se lo perdonaría.
Su entrenador la llamó para que se detuviese pero no le hizo caso, saltó sobre el lomo de Mighty y se aferró a su melena mientras su cuerpo empezaba a brillar suavemente.-
¡EEEEEEE!-El cuerpo de Mighty comenzó a brillar al igual que el de ella mientras sus fuerzas se incrementaban gracias al refuerzo, clavó sus uñas con más fuerza, logrando mantenerse firme en el hielo y luego dio un paso al frente. Los esclamates y esclamamus lograron incorporarse y tiraron nuevamente del brazo de su jefe, y con sus fuerzas combinadas lo arrojaron hacia atrás.
Percy corrió hacia él y lo sujetó por la cintura mientras gritaba. Tiró con fuerza buscando arrancarlo de raíz pero no podía despegarlo por completo.-
¡BuySell usa aqua jet y tu vulpix usa nieva polvo en BuySell!-Sebas la miró extrañado, iba a reprocharle pero Mei le sonrió de vuelta.-Confía en mí, tengo una idea.-BuySell salió del agua como un cohete y avanzó hacia escalamita mientras vulpix le disparaba con su hielo, el agua que rodeaba a BuySell se congeló pero el interior se mantenía líquido, permitiéndole avanzar.-¡Aqua jet de hielo!-Gritaron Rodri y Mei con emoción.-
¡Buizel!-Gritó Buysell mientras golpeaba el rostro de escalamita con todas sus fuerzas. Percy tiró nuevamente y entre todos arrojaron al titán al agua. Su cuerpo aplastó el puente mandando una onda que despedazo el resto de la estructura lanzando a los pokémons al agua.
Sus raíces, ahora expuestas en el aire, volvieron a convertirse en pies, se giró para incorporarse y pudo ver a ese traidor, el origen de todo esto. Se arrastró para aplastar a esclamate, estiró sus garras hacia él inmóvil e indefenso pokémon pero el dolor volvió a invadir su cuerpo, la maldición volvía a arrebatarle parte de su energía y mientras sus dedos acariciaban el rostro de esclamate, cortando su piel, colapsó.
Los pokémons emergieron a la superficie y los esclamates y esclamamus que los habían ayudado vitorearon mientras que los demás solo se mantenían quietos, no muy seguros de que hacer ahora.
Sebas sonrió y empezó a reír por lo bajo, Mei lo abrazó con fuerza y dio un salto mientras alzaba un brazo.-
¡Ganamos!-Gritó la chica y pronto todos se unieron a la celebración. Ester se sentó en el suelo y respiró aliviada, finalmente había acabado.
Mei sacó a Satochi y procedió a curar a cada uno, incluido a esclamate. Una vez todos estaban sanos esclamate llamó a los demás para que se pusieran en fila y empezaron a repartir las pocas medicinas que tenían. Primero fue a los más pequeños pero cuando estos ya estaban sanos se las dieron a los adultos que parecían más debilitados, Sebas tomó un bote y lo miró con detenimiento. Había algo que quería hacer.
Fue hacia escalamita, su actitud prepotente y retadora había caído con él y ahora estaba sentado de rodillas con la cabeza baja, alzó la mirada ligeramente para ver al muchacho y el mightyena que se le acercaban y el humano le enseñó el frasco con antídoto antes de hablar.-
No te mereces esto.-Dijo Sebas. Escalamita bajó la mirada, era cierto, había sido un líder terrible. Se negó a confiar en esclamate y le arrebató a su gente la posibilidad de ser sanados, su orgullo cegó su juicio y lo llevó a herir a los suyos, a los que era su deber proteger. Cerró los ojos y agachó la cabeza, era una vergüenza.
Un chorro frio cubrió su cara, luego su pecho, abrió los ojos para ver a Sebas cubrir todo su cuerpo con la medicina y con cada segundo que pasaba el dolor cesaba, sus hojas retomaban sus tonos verdes y su respiración se hacía ligera.
El chico se fue una vez el bote quedó vació, dejándolo solo para que reflexionara. Mighty observó a su alfa, él no le hubiera dado medicina, es más, estaba seguro que su alfa tampoco quería, pero aun así lo hacía. Su alfa a veces actuaba de modos extraños.
Ester lo veía todo desde la distancia y se acercó a Sebas mientras guardaba el frasco vacío de medicina.-
¿Por qué lo ayudaste?-Le preguntó la morena. Él no entendía a que venía la pregunta, era demasiado directa.-
Ningún pokémon merece sufrir, ni siquiera los que no me agradan.-Ester sonrió complacida con su respuesta y eso la avergonzaba.-
Debo pedirte disculpas. Te juzgué mal.-Ester hizo una pequeña reverencia.-Muchas gracias por salvarme.-Sebas negó con la cabeza mientras sonreía.-
No, yo soy el que debe disculparse. Lamento haber sido grosero, no fue mi intensión. Además, gracias por sacarme del agua.-
¡BUENO BUENO A VER!-Gritó Mei.-Mucho "gracias gracias"-Dijo imitando la voz de ambos.-Pero no oigo un gracias Mei o un gracias Rodri o un gracias Auris o un gracias esclamate.-Su tono era de broma pero dejaba entrever una genuina molestia. "Gracias a todos. De verdad" Dijeron Sebas y Ester con una sonrisa para luego reír al percatarse que habían hablado a la vez.-
Aun hay alguien con quien debo disculparme.-Sebas fue con esclamate.
Gracias a Satochi la herida en su rostro había cerrado dejándolo con tres cicatrices diagonales que iban desde su frente hasta sus labios superiores. El chico se arrodilló frente al fantasma y acarició su cabeza.-
Al igual que Ester hizo conmigo.-Ester rodó los ojos con una media sonrisa cuando el chico la miró mientras lo decía.-Te juzgue mal. Eres muy valiente, muy inteligente y muy noble esclamate.-El pokémon le regaló una sonrisa y miró su cinturón, le arrancó una pokéball y corrió hacia Mei con ella.-
Escla, esclamate.-Dijo el pokémon fantasma mientras le entregaba la pokéball a la chica.-
¿Es enserio?-Esclamte asintió con una sonrisa de oreja a oreja ante la pregunta de la rubia. Mei le dio un suave golpe en la cabeza y la pokéball se abrió absorbiendo a esclamate. Un giro, dos, tres y luego un click. Mei miró la pokéball y chilló con emoción mientras saltaba en el aire.-¡Capture a mi primer pokémon!-Arrojó la pokéball al aire para liberar a esclamate, lo abrazó con fuerza y empezó a dar vueltas con él mientras celebraba, el fantasma reía y alzaba los brazos para celebrar junto a ella. Era algo feo y olía mal, pero era suyo y lo amaba.-Hay que ir al campamento y en la mañana buscamos más medicina. ¿Sí?-Le dijo al pokémon mientras lo dejaba en el suelo. Esclamte asintió y Mei corrió para subirse en una piedra cercana.-¡Todos al campamento! ¡Marchen!-Esclamate y ella corrieron para colocarse al frente de la fila y avanzaron rumbo al campamento, alzando las piernas y brazos como militares.-¡Y uno y dos y un, dos, tres, cuatro y...!-El resto de la manada los seguía detrás, imitando sus movimientos y cantando al ritmo de la canción.
Mei se alejó del grupo y dejó que su nuevo pokémon los guiase mientras ella permanecía con sus amigos.-
Y pensar que todo esto se podría haber resuelto si te hubieses disculpado.-Comentó Rodri mientras sonreía a Sebas con picardía. El chico solo rodó los ojos y empezó a caminar hacia el campamento, estaba agotado y quería dormir un rato.-
Me sigo negando a hablar con la "e".-Dijo Sebas con una media sonrisa.-
Por cierto. Cuando se fueron me quedé pensando en lo del nombre y creo que tengo una idea.-Dijo Auris.-Mavericks.-
¿Qué es un maverick?-Preguntó Mei con curiosidad.-
Una palabra en inglés. Se usa para denominar a una persona poco convencional e independiente que no tiene miedo de romper costumbres sociales. Básicamente, que no piensas como los demás.-Dijo Ester con una sonrisa.-Me gusta.-
A mi también.-Añadió Sebas.-Dado todo lo que ha pasado últimamente creo que nos pega bastante bien.-
Mavericks entonces.-Dijo Rodri mientras sonreía y extendía su mano, luego Auris puso la suya, Mei y Ester siguieron después. Esperaban que Sebas colocase la suya pero miró las manos de todos unos segundos.-
Esperen.-Sebas tomó el brazo de Auris y lo colocó apuntando hacia Mei, haciendo que este sostuviese el brazo de ella, luego el de Mei hacia Ester, el de Ester hacia él y por último colocó su brazo de modo que Ester sujetase su brazo y él el de Rodri. El resultado fue una estrella de cinco puntas formada por los brazos interconectados de todos.-Somos 5. Si vamos a hacer una marca podemos usar la estrella como logo.-Todos sonrieron con emoción, la idea les encantaba.-
¡¿Qué somos?!-Gritó Ester.-
¡Mavericks!-Gritaron de vuelta como una sola voz.-
¡No los oigo!-Gritó Rodri.-
¡Mavericks!-
¡Más fuerte!-Gritó Mei. Todos lanzaron sus brazos al aire mientras gritaban a todo pulmón en una sola voz.-
¡Mavericks!-
Chapter 9: Capítulo 9
Chapter Text
Los residentes de Codaro miraron el bosque con terror al escuchar las ramas quebrarse y sentir el suelo temblar bajo sus pies, algunos bajaron a la calle para observar más de cerca a la peculiar armada que avanzaba hacia el pequeño pueblo liderada por un grupo de jóvenes desconocidos que, como los pokémons, marchaban como militares. Creyendo que la FLR finalmente había decidido invadir su hogar, los pueblerinos salieron armados con pokéballs, rifles de caza, cuchillos de cocina y hasta sartenes, listos para defender su pueblo y a sus familias. Escalamita rugió feroz, alzando sus brazos para mostrar sus músculos e intimidar a los humanos mientras que los esclamates y esclamamus berrían gravemente para mostrar apoyo.
Sebas, Ester y Auris trataban de explicar la situación a los locales mientras Mei, Rodri y Esclamate buscaban calmar a la manada. Una vez lograron exponer sus intenciones la actitud de los residentes cambió casi al instante, se movilizaron para buscar a los bomberos, que montaron tiendas de campaña, y junto con civiles voluntarios atendieron a los pokémons que eran dirigidos por Mei y Esclamate. Los muchachos veían con orgullo los frutos de sus buenas acciones cuando un hombre caucásico regordete con barba redonda corta, lentes cuadrados y pelo corto marrón claro, se les acercó con curiosidad.-
¿Ustedes fueron quienes trajeron a los pokémons aquí?-Todos asintieron a la vez. El hombre miró a los fantasmas en una mezcla de confusión y sorpresa antes de retomar su atención en ellos.-¿Solos? Vaya.-Comentó con una sonrisa que mostraba su impresión y reveló que a uno de sus incisivos le faltaba un trozo de su corona.-Nunca había visto a alguien que fuese capaz de controlar una manada entera, menos a un escalamita.-Mei y Esclamate se pusieron los puños en la cintura mientras sonreían orgullosos por el cumplido.
Ester lo miró de arriba a abajo, llevaba pantalones gruesos de trabajo, botas de goma marrones, una camisa a cuadros de botón roja y una chaqueta que decía "No hay planeta B" en la parte trasera. Estaba segura de que lo había visto en algún lugar, pero no podía determinar en donde.-
Los encontramos en medio del bosque. Están enfermos pero no sabemos por qué. Esclamate dijo que era el agua del río lo que los dañaba.-Las palabras de Auris despertaron un profundo interés en el hombre, que volvió a observar a la manada con preocupación.-
Son los únicos que han venido este mes.-Comentó con un claro pesar en su voz.-
¿Y eso?-Inquirió Sebas con curiosidad.-
Ya lo dijeron ustedes, el agua, está contaminada. Una refinería cercana volvió a operar hace 8 meses, están arrojando sus desperdicios al río y están matando a la flora y fauna de la zona.-
¿La refinería de Codaro no había sido clausurada por eso mismo?-Las palabras de Ester le sacaron una sonrisa al hombre.-
Veo que estás bien informada. El gobierno la clausuro hace unos 13 años, había habido muchas quejas por parte de los residentes. El ecosistema estaba muriendo, las tasas de enfermedades pulmonares se dispararon y las personas ni siquiera podían beber agua porque se tragaban los químicos de la refinería. Llegó un punto donde podías acercar un fosforo al agua del grifo y se incendiaba por la cantidad de aceite que traía.
Fuimos a quejarnos y a pedir una explicación, pero hay guardias y nos dijeron que la entrada estaba prohibida al ser una zona de interés estratégico regional, y claro, con la FLR por los alrededores están en alerta máxima, así que no dejan entrar a nadie que no trabaje allí. Cuando les explicamos lo que ocurría simplemente nos dijeron que no había contaminación en el río.
Estamos haciendo análisis del agua y enviamos informes a la capital para que hagan algo o al menos nos digan que ocurre, pero por ahora no ha habido respuesta.
Mientras tanto atendemos a los pokémons que encontramos.-
Disculpe pero...¿Quién es usted?-Al escuchar la pregunta de Auris el hombre se dio un golpe en la frente con la palma de su mano, era tan distraído.-
Perdón, no me presente, soy Gregorio, líder del gimnasio de Pueblo Codaro y activista medioambiental.-El hombre miró a Ester unos segundos y sonrió con alegría. El pensamiento rondaba su mente pero no fue hasta ahora que cayó en cuenta de ello, habían pasado tantos años.-Y tú...-Le dijo señalándola con un dedo.-Eres la hija de Mendoza. ¿No te acuerdas de mí?-La sonrisa de la chica ocultaba malamente su ignorancia.-Nah, ¿Cómo te vas a acordar? Eras...-Gregorio puso su mano ligeramente por encima de su cintura.-Así de pequeña cuando te conocí. Trabajé con tu padre un tiempo, analicé la huella ecológica de la compañía.-Ester hizo una mueca mientras ladeaba ligeramente la cabeza, hurgando en su memoria, el recuerdo llegó de golpe, haciéndola pelar los ojos y abrir sus labios con una sonrisa al finalmente encontrar ese momento del pasado.-
Claro, ya lo recuerdo, fue en una reunión con la mesa de directivos en...-
La Torre Mendoza.-Dijeron al unísono.-
Exacto. Fui el jefe del equipo de investigación, me encargué de calcular los pasivos ambientales.
Estás tan grande, toda una señorita.-Las palabras de Gregorio coloraron ligeramente las mejillas de la muchacha que soltó una risilla ante sus halagos.-
Muchas gracias.-Deseaba continuar la conversación pero vio a su grupo de reojo y le apenó dejarlos esperando mientras ellos rememoraban el pasado.-Oh, por cierto señor Gregorio.-
Por favor, dime Gregorio sin más.-
Bueno, Gregorio, quisiera preguntarle, mi equipo y yo estamos viajando por la región para obtener todas las medallas de gimnasio y queríamos saber si sería posible el enfrentarlo a usted el día de hoy.-
Bueno...-El hombre miró las tiendas de campaña y luego sonrió juguetonamente mientras negaba con la cabeza.-¿Saben qué? Diría que estoy ocupado pero, trajeron a estos pokémons hasta aquí para que les dieran atención médica, no puedo negarme. Denme tiempo para poner algunas cosas en orden y podremos combatir. Considérenlo una disculpa por el trato que recibieron al llegar-Cada palabra que salía de sus labios estaba llena de alegría y tenía una especie de aura cálida y jovial que animaba a todos los que lo escuchaban.-
¡Bien!-Gritó Mei cerrando los puños frente a su rostro y recogiéndolos hasta su pecho.-El viene conmigo, somos un equipo.-Hablaba de prisa, sus palabras tropezando las unas con las otras, mientras señalaba a Sebas. Gregorio siguió el dedo de Mei y el muchacho y él se miraron el uno al otro en completo silencio, al percatarse que el líder probablemente estaba esperando alguna clase de respuesta por su parte, habló.-
Si, vengo con ella. ¿Es posible hacer un combate doble?-Preguntó con calma el moreno.-
Hmmm-Gregorio cerró los ojos unos segundos y cuando los abrió dio una media sonrisa.-Creo que podremos arreglar algo. Pero tengo que organizar algunas cosas.-Dijo antes de caminar hacia las carpas.-Si quieren vayan a curar a sus pokémons y me esperan en el gimnasio.-Siguiendo sus instrucciones fueron al centro y rumbo gimnasio, pero aún con lo pequeño del pueblo, no fueron capaces de encontrarlo. Tuvieron que pedir indicaciones a una pareja que limpiaba el frente de su casa, pero al seguirlas terminaron llegando a lo que parecía ser museo de historia natural.
El edificio era de bloques grises decolorados, tres pisos de altura, con un domo gigantesco de vidrio, lleno de manchas de mugre, en su parte posterior. Dos alas laterales conectaban con la entrada y cada una tenía un pasillo largo que apuntaba hacia la parte trasera. Los marcos de las ventanas eran de madera, pero se veían algo viejos y desgastados por el paso de los años, algunos incluso se veían algo podridos. El suelo era antiguo, hecho con madera, y crujía suavemente con cada paso. Por dentro cada pared estaba pintada de un color distinto dependiendo del tema tratado. La entrada, protegida por una gran puerta de madera decolorada y algo resquebrajada, estaba abierta.
El primer pasillo a la derecha, pintado con tonos verdes para emular las hojas de los árboles, estaba lleno de exhibiciones de distintas plantas y fauna local de Sacris. Había explicaciones detalladas sobre cada una, junto con pancartas coloridas que ilustraban la historia de los ecosistemas regionales y como estos fueron evolucionando a través del tiempo.
El pasillo contiguo, de paredes beiges, era dedicado fósiles y geología, las estanterías estaban repletas con muestras de minerales y fósiles. Del techo colgaba, con finos hilos, un esqueleto de aerodactyl y en el suelo, encima de un pedestal, se erguía uno de aurorus, ambos falsos y a escala real.
En el ala izquierda, el primer pasillo era para la cartografía y la geografía. Sus paredes pintadas de azul y verde, con patrones que te hacían sentir como si anduvieses dentro de un mapa gigante, resguardaban mapas antiguos de las distintas regiones del mundo y en su centro había una gran maqueta que mostraba a detalle la geografía de Sacris. En ella podía apreciarse claramente la división de la región debido a los ríos Mater y Filius. El Río Mater, el más largo del planeta, empezaba en el sur, dentro de la Jungla Vetus, y seguía hasta el noreste, donde se ubicaba el Delta de Serpens. En todo el centro de la región el Mater se dividía, dando origen al Río Filius, que avanzaba hasta el noroeste donde desemboca frente a la Isla de Plata.
La última sala era la más peculiar de todas, pues no tenía una temática fija, cada cierto tiempo el museo la cambiaba y en este momento el tema elegido era la contaminación. La habitación era gris y las exhibiciones abarcaban desde esculturas de pokémons de tipo veneno y barriles de químicos tóxicos hasta pancartas explicando como calcular el impacto que nuestro estilo de vida genera en el entorno. -
¿Puedo ayudarlos en algo?-La pregunta la formuló una señora de mediana edad, de piel arrugada y caída y cuyo cabello canoso estaba recogido en un moño.-
Disculpe, estamos buscando el gimnasio.-Dijo Sebas.-
Oh, eso sería dentro del domo. Gregorio me dijo que vendrían, aún está preparando algunas cosas, me dijo que les avisase cuando todo esté listo.-
Entiendo, muchas gracias.-El chico le sonrió amablemente a la mujer mientras colocaba sus manos detrás de su espalda.-
Si me permiten darles un consejo. Les recomiendo ver nuestras exhibiciones, especialmente la nueva exposición sobre contaminación y gestión ambiental. Todo lo que aprendemos puede sernos útil en el futuro.-La señora hablaba con una sonrisa picaresca que alegraba al muchacho. Le parecía adorable, una dulce mujer que en lugar de pasar sus días en casa haciendo nada prefería venir y ayudar en el museo.
Debía ser un trabajo aburrido, el museo estaba vacío y Codaro no era muy grande ni muy transitado así que probablemente pasaba la mayoría de sus horas sentada o paseando por el edificio en la espera de visitantes. ¿Por qué haría algo así? Le era difícil imaginarlo. Él se aburriría sobremanera trabajando en un museo. ¿Sería por el sueldo? Una respuesta posible, muchas personas que ya deberían estar disfrutando de sus retiros se ven obligadas a trabajar, la inflación ha vuelto el ahorrar a largo plazo casi imposible y las pensiones otorgadas por el gobierno apenas sirven para comprar la comida de un día, pero esa no podía ser la respuesta, todos los museos de Sacris fueron expropiados por el gobierno, las entradas eran gratuitas y debían mantenerse con los fondos que les otorgara el Estado y viendo las instalaciones, no debía ser demasiado.
La alegría en su mirada, la simpatía en su voz, era una persona feliz. Aun viviendo en un pueblo pequeño y callado, con un trabajo que seguramente apenas le pagaba, si es que siquiera lo hacía, aún con la intermitencia de los servicios básicos como agua, electricidad y gas, era una mujer feliz.
¿Por qué? Seguramente tenía hijos, quizás nietos, un esposo y un trabajo que disfruta pero, no era nadie, esa mujer moriría como la mayoría, una desconocida que solo sus familiares más cercanos recordarían. Ese pensamiento le aterraba, el morir, un concepto que apenas era capaz de comprender, algo que por más que buscase respuestas solo obtenía más preguntas. ¿Cómo sería? ¿Qué pasaría luego? ¿Acaso sería como estar dormido? ¿Sería consciente de ello y experimentaría el paso del tiempo en una prisión de oscuridad, inmóvil, mudo, sordo, o todo simplemente se oscurecería y ningún pensamiento volvería a rondar su mente? No más sueños, no más ilusiones, solo un vacío infinito.
Independientemente de la respuesta había algo que tenía claro, había formas de superar la muerte, de ser eterno. Pasar a la historia, lograr grandes cosas, tocar la vida de millones, ser un ejemplo para las masas, dejar un legado. Dejar atrás algo en este mundo que perdurase por siglos, una marca de tu existencia, como lo había hecho su abuela.
Una mujer, sin estudios y con un bebé no planeado, dejó el campo con su novio y se aventuraron a la gran ciudad, un mundo nuevo y desconocido, donde con nada más que su voluntad y determinación criaron a 4 individuos que crecieron para ser profesionales exitosos. Una de ellos se enamoró de un hombre, al igual que los de ella sus padres se adentraron a lo desconocido, el hombre y la mujer se juraron pasar los años junto al otro y de su unión nacieron dos. Una chica caucásica, bella, talentosa, inteligente, sociable y picara que crecería para ser una fotógrafa y atender a eventos de la alta sociedad.
El otro, un chico moreno de cara poco grácil, tímido, curioso y bromista, hablaba hasta por los codos y a todas horas, si no estaba preguntando acerca de la naturaleza del mundo que lo rodeaba, estaba contando chistes o adivinanzas. No tenía muchas amistades, aunque su actitud afable y alegre le permitían congeniar con todo aquel con el que se encontraba, pasaba sus ratos libres resolviendo rompecabezas, crucigramas, sopas de letras y leyendo sobre astronomía y otras ciencias.
¿Cuál sería su legado? Los imperios crecen y crecen hasta que llega un gobernante incapaz que genera un cambio y comienza el declive, el eslabón más débil que finalmente se quiebra. Eso era él, el que no podría aprovechar con éxito lo que dejaron sus antecesores, el que daría inicio al desastre, el que tiene un mundo lleno de oportunidades ante sus ojos y no puede aprovechar ninguna.-
Eso es muy cierto.-Le contestó el muchacho con una sonrisa amistosa, una máscara para ocultar toda la tristeza y frustración que le generaba esa mujer con su vitalidad.-
Si me necesitan estaré aquí en la entrada. Mi nombre es Romina, por cierto.-
Muchas gracias señora Romina, es usted muy amable.-La mujer les deseo un feliz día a todos y una vez se fue el grupo se dividió mientras cada uno inspeccionaba exhibiciones diferentes.
Sebas, Auris y Rodri fueron a la sala verde y mientras los primeros analizaban con detalle cada pancarta, exhibición y tarjeta informativa, Rodri caminaba por el segundo piso, dedicado exclusivamente a la vida marina. Mei deambulaba sin rumbo y se recostaba en las paredes mientras veía a sus amigos conversar sobre distintos tipos de plantas y pokémons, Sebas explicaba cosas sobre la anatomía de los pokémons y el origen de sus habilidades pero ella no entendía ni una palabra.
Era algo incomodo estar así, por eso no le gustaba venir a estos sitios, revelaban cuan estúpida era y le hacían sentir inútil. Además eran aburridos, solo era leer un montón de definiciones irrelevantes sobre cosas que vez en tu día a día. ¿De qué le servía saber el nombre científico de Azumarill? De nada. Ella ya sabía todo lo importante sobre ellos, eran azules, lindos, fuertes, de tipo agua y hada y evolucionaban de marill.-
Mei.-La rubia volteó hacia esa voz que le causaba mariposas en el estómago y le hacía tensar ligeramente. Ester caminaba hacia ella con una sonrisa mientras sacudía su mano en el aire.-No supe que llegaron. ¿Tienen mucho aquí?-
Un poco. Estamos esperando a que nos dejen entrar a la arena.-
Gregorio me pidió que me disculpara en su nombre, todo se le complico con la llegada de los esclamates y tuve que ayudarlo a organizar una visita de último minuto.-
¿A dónde?-Mei alzó una ceja con extrañeza.-
Aquí. Una escuela primaria en la zona quería traer a los niños al museo, Gregorio quiso que vinieran hoy para que pudiesen ver el combate, dice que aprenderán mucho y será más entretenido que solo ver las exhibiciones.-
Suena divertido.-
¿Verdad que sí? Como me hubiese gustado que mis tutores me sacaran a sitios así. -La sonrisa llena de emoción de Ester hizo que Mei apartase la mirada, no quería que viera como sus labios temblaban y su cara se coloraba.
Normalmente no tenía problemas con mostrar sus emociones pero Ester y Sebas la hacían sentir extraña, vulnerable, y eso sí que le desagradaba. Había pasado la noche entera pensando en ello. Le enfadó tanto ver como Sebas molestaba a Ester, incluso más cuando se metió con ella, el ver que la herían la encrespaba cual fiera. Pero el verlo inconsciente mientras lo sacaban del agua partió su corazón, una horda de pensamientos oscuros invadió su mente y se percató del efecto que tenían en ella. Era extraño, apenas los conocía, pero no paraban de rondar sus pensamientos. -
¿Tu escuela también organizaba viajes en grupo?-La pregunta hizo que las entrañas de la rubia se revolviesen, no quería contestar, seguramente la miraría mal si le decía que dejó la escuela.-
No, no había dinero para eso.-
Oh.-Fue lo único que salió de los labios de la morena, no sabía bien que contestar.
Era algo extraño, trabajaba con organizaciones que trataban las desigualdades sociales, conocía los temas e incluso había ido a comunidades menos privilegiadas pero, de cierto modo, le costaba entender esas realidades. Sabía que su vida había sido "cómoda", pero constantemente había estado rodeada de personas que compartían de alguna manera su estatus o experiencias, pero Mei era diferente. Su vida parecía ser una antítesis de la suya y aunque sabía que había más personas como ella, le costaba colocarse en sus zapatos e imaginar cómo habría sido su infancia.-
¿Dónde estudiaste?-Quizás entender de dónde venía le ayudaría a comprenderla mejor.-
En una escuela pública. Bueno, no era una escuela, era la casa de una vecina. Ella nos daba clases junto con otra señora.- Sus ojos vagaron por la habitación hasta encontrar un cartel que invitaba a ver la nueva exposición sobre contaminación.-¿No quieres ver que pusieron allí?-Preguntó buscando desviar la conversación. Ester asintió con una sonrisa y ambas entraron a la sala. Mei solo lo veía por encima pero Ester leía diligentemente todas las informaciones disponibles.- ¿Te gusta esto?-
La ecología siempre me pareció interesante, además, es importante concientizar al público sobre estos temas. Una gran forma de mitigar el daño que le causamos al medio ambiente es mediante la compra responsable de productos y exigiendo a las empresas que inviertan y desarrollen nuevas formas de producción sostenibles y sustentables.-
Ester, por favor, la contaminación no es tan mala.- Ambas voltearon para ver a Sebas mientras entraba a la habitación con sus manos en los bolsillos y una media sonrisa.- Está científicamente comprobado que en el 86.3% de los casos los derrames petroleros ayudan a las crías de animales marinos a flotar.- Mei no entendió el chiste pero Ester soltó una carcajada.-
Que chiste tan feo.- Le dijo la morena entre risas.-
Te ríes igual que los finizens antes del derrame.-Sebas reía a carcajadas con su propio chiste y Ester intentaba contener sin éxito sus risas para luego regañar al muchacho por sus comentarios, pero esto solo le causaba más gracia al chico.- ¿Y? ¿Han averiguado algo?- Hablaba con una pequeña sonrisa, aún le costaba retomar su actitud serena después de tanto reír.-
Nada en particular, aunque vi algo que de seguro te gusta. Mira.- Ester lo llevó a ver una maqueta de un Muk de Sacris, era idéntico a uno normal, solo que completamente negro y con ojos mostaza .- Estos son los que usan en las petroleras. ¿Verdad?-
Sí. Fue una iniciativa que se tomó luego de ver el éxito que tuvo en Alola. Trajeron a varios muks y grimmers y los pusieron a comer el petróleo que quedaba en el ambiente tras los derrames, poco después se volvieron una nueva especie.
Son más ligeros que los Muks normales y menos densos que el agua, así que pueden flotar y son perfectos para tratar derrames en mar abierto. ¿Y sabes algo curioso? Sus cuerpos no pueden mantener la combustión por sí mismos así que se apagan rápido si no consumen material inflamable y como no les afecta el fuego pueden soltarlos por ahí incluso si hay incendios. Llegan, comen, limpian la zona y queman el exceso.-
Lo que significa que liberan altas cantidades de dióxido de carbono.-Respondió Ester.-
Si. Pero es eso o encontrarte finizens en la orilla.-Ambos se engancharon en una larga y profunda discusión sobre los efectos de la contaminación en el entorno, sobre si era ético o no la explotación de los pokémons para tratar errores humanos y como distintos pokémons se adaptaban a los cambios. Todo mientras Mei los observaba en silencio.
La rubia rodó los ojos y gruño fastidiada, captando la atención de la pareja.-
No puede ser.-Dijo fingiendo molestia.- Estoy encerrada en un museo con unos nerds.-
Sí. Cálatela.-Contestó Sebas al instante.-
No soy una nerd.- Replicó Ester.-
Sí lo eres.- Le contestó el muchacho mirándola de reojo.-
El que me gusten las ciencias no me hace una nerd.-
Eso es lo que diría una nerd.-Mei sonrió mientras le sacaba la lengua a Ester de forma juguetona. En respuesta la morena solo apartó la mirada con falsa molestia.-
Pues mira, aquí hay un dato que seguramente te gusta, a lo mejor así le agarras cariño a los nerds.-Sebas hablaba con una media sonrisa y señaló la estatua del muk.-Cuando se incendian, los muks de Sacris obtienen el tipo fuego y sus defensas bajan considerablemente, aunque a cambio obtienen un aumento enorme en su poder físico, especial y velocidad.-
Wow, que interesante.- Respondió con sarcasmo, sí que le interesaba, pero quería jugar con él un poco. El chico movió la cabeza de lado a lado con una sonrisa y miró a Ester para ver su reacción, la encontró leyendo una pancarta con dos pokémons blancos cuadrúpedos de cabellera verde, uno tenía una flor rosa de 6 pétalos y el otro una flor carmesí de dos pétalos.-
¿Y tú?-Ester lo miró confundida, su comentario la tomó desprevenida.-¿Quieres compartir algo con la clase?-
Bueno, ehm, veamos. Este pokémon siempre me gustó mucho.-Mei se acercó a la pancarta, no le sonaban de nada esos pokémons.-
Me gusta ese.-Dijo la rubia señalando al más delgado.-
¿Sabes cómo se llaman?-Mei negó con la cabeza ante la pregunta del muchacho.-
Shaymin, este más pequeño y gordito es su forma tierra y el delgado se llama forma cielo.-
¿Muchos pokémons cambian de forma?-Preguntó con curiosidad la rubia.-
De hecho sí, varios.-Le contestó él.-
Este se vuelve tipo hada cuando se transforma, ¿No?-Preguntó Ester.-
No, cuando se transforma a su forma cielo obtiene el tipo volador.-
¿Ah sí? Pero parecen hadas, incluso pueden absorber las toxinas del entorno, como los weezing de Galar.-
Ya, pero no lo son. Aunque tienes razón, parecen hadas.- Una vez más ambos se adentraron en una profunda discusión que para Mei era poco más que balbuceos inentendibles. Su mente divagaba, ignorante sobre lo que sea que hablaban esos dos. Esos dos que sonreían y reían por lo bajo entre oraciones, y Mei podía sentir su cuerpo calentarse ligeramente con su risa, Sebas gesticulaba con sus manos y Ester se giraba a ver las exhibiciones con esos ojos grandes y brillantes, en los que ella no podía evitar perderse.
Una pequeña sonrisa se formaba en sus labios mientras los observaba, eran tan lindos cuando estaban juntos. Su corazón latía con fuerza fantaseando con las noches de pasión desenfrenada, creando un contraste exquisito que solo lograba acelerarla más.-
Oh, aquí están. Los estaba buscando.- Romina estaba parada en la entrada de la sala con una pequeña sonrisa.- La arena está lista para el combate, Gregorio los está esperando.-
Ya vamos para allá.-Contestó Sebas.- Muchas gracias.- Los tres se dirigieron a la entrada de la arena y Ester se despidió antes de irse a las gradas para poder observar todo. Estaban en el tercer piso, separadas de la arena mediante una pared de vidrio, casi todos los asientos estaban ocupados por un grupo de adolescentes y un joven bombero que cargaba entre sus brazos a una ralts de cabello azul que levantaba la cabeza buscando ver mejor la arena. Auris y Rodri le guardaron un puesto frente a la ventana donde Ester tomó asiento confundida, pensaba que los invitados iban a ser los estudiantes de una escuela primaria. La chica se inclinó hacia el frente, observando con detalle el gimnasio.
El sitio entero estaba lleno de árboles, arbustos y flores de distintos tipos que se alzaban orgullosos hacia las nubes, sus colores eran un deleite para los ojos y Ester casi podía sentir su olor, era hermoso. Era una vista tan embriagadora que ni siquiera se percató de que todo era falso, todas las plantas, a excepción del césped, eran construcciones mecánicas que soltaban un suave perfume para emular a sus contrapartes orgánicas.
La arena estaba dividida en tres rectángulos, uno exterior, decorado con plantas altas y frondosas de colores vivases. En medio de las paredes laterales, había dos tuberías con apariencia de barriles de desechos tóxicos, pero estaban semi ocultos por la frondosa vegetación. Del lado derecho de la puerta de entrada y en el centro de la pared trasera había dos ascensores de diseño minimalista, su estructura consistía en una caja de color azul maya cuyas paredes llegaban hasta la cadera y de cada uno de sus vértices salía un delgado soporte que sujetaba el techo cuadrado y plano. En su interior había un panel con tres botones, que tenían escrito "A", "B" y "C" respectivamente.
El rectángulo intermedio era una piscina de agua cristalina y plantas falsas, que daban la sensación que se trataba de un lago prístino. Por último, el rectángulo interior, estaba cubierto por una capa de pasto verde, brillante y suave.
Sebas y Mei entraron al domo, mirando en todas direcciones e inspeccionando la sala tan peculiar. Gregorio estaba parado del otro lado, ajustándose un micrófono de manos libres.-
Buenas, uno dos, probando.-Un chirrido resonó por los altavoces, todos se taparon los oídos mientras una nerviosa Romina buscaba ajustar los dispositivos para pararlo, cuando finalmente se detuvo Gregorio río un poco antes de continuar.- Uh, bueno, este es un gran tema para empezar. A eso se le llama contaminación acústica. El sonido también puede afectar nuestro medio ambiente y causar problemas tanto a humanos como a pokémons.- El hombre se aclaró la garganta para luego mirar a las gradas con alegría.- Les agradezco mucho a todos por venir, sé que fue muy apresurado pero quería aprovechar la oportunidad para enseñarles los efectos que la contaminación tiene sobre nuestro entorno y como nos afecta tanto a los humanos como a nuestros compañeros pokémons. Pero no sólo eso, también quiero enseñarles que medidas podemos tomar para detenerlo y mejorar el mundo, nuestra casa.
Y para ayudarme están conmigo dos grandes entrenadores, ¡Sebastian González y Mei Kaneko! ¡Un aplauso para nuestros retadores!-Todos en las gradas y el propio Gregorio ovacionaron a la pareja que les saludaba de vuelta con una sonrisa.- Este gimnasio está diseñado para peleas individuales, pero creo que como los eevees, podremos adaptarnos. Solo utilizaré 2 pokémons. La arena no tiene un límite, así que no tengan miedo de recorrerla e interactuar con la misma a su gusto.
Las reglas para este combate doble serán las siguientes, uno de ustedes se quedará abajo y el otro tomará el ascensor a su derecha, las pokéballs serán compartidas así que no serán descalificados si sus pokémons se debilitan, podrán continuar usando los de su compañero. El retador en la arena dirigirá a los pokémons para que combatan mientras que el que se encuentre en el ascensor tendrá que contestar distintas preguntas que se encuentran en nuestra base de datos y sus respuestas afectaran las condiciones de la arena. Si contestan correctamente saldrán beneficiados, si se equivocan bueno, creo que es mejor dejar eso como una sorpresa. Oh, y una última cosa, no podrán cambiar lugares en medio del combate. Escojan quien se subirá en el ascensor primero, una vez derroten a mi primer pokémon entonces cambiaran de lugar. ¿Preguntas?-Mei alzó la mano y la sacudió en el aire frenéticamente para llamar su atención.-¿Sí Mei?-
¿De qué serán las preguntas?-
Serán sobre ciencias naturales.-
(¡ME CAGO EN MI MADRE!)-
Me gustaría empezar combatiendo. ¿Te parece?-Sebas la miró con ese rostro impertérrito que la llenaba de emociones, le revolvía el estómago a la par que la llenaba de seguridad. Estaba tan asustada, sería una inútil en las preguntas y lo arruinaría todo. Pero él no tenía miedo ni dudas, el chico era un genio, no le temía al combate ni a la trivia, ni a nada.
Era la misma actitud que cuando se enfrentó al policía, tan sereno, pero emanando un aura de autoridad que le resultaba cautivadora a la par que intimidante.-
¿No sería mejor que hagas tú las preguntas? Seguro se te dan mejor.-Le habló con una sonrisita nerviosa, buscando su simpatía, pero el chico negó suavemente con la cabeza.-
Si serán dos mitades probablemente la segunda será la más difícil, en ese caso creo que es mejor que yo conteste. El inicio servirá como toma de contacto y podremos armar una estrategia en base a lo que haga Gregorio. Además, te irá bien.-Dijo eso último con una sonrisa, para calmar sus nervios, pero ahora sentía más presión que antes. Confiaban en ella y por experiencia propia podía decir que no era buena idea, carajo, ni siquiera confiaba en ella misma.
Pero no podía discutirle, creía en él, si decía que era la mejor estrategia entonces debía serlo.-
Ok, tú ve primero.-La chica le dedicó otra sonrisa y le entregó sus pokéball para luego subir al ascensor.-
(¡ME CAGO EN LA PUTA DE MI MADRE!)-Mei gesticuló las palabras aprovechando que nadie veía su cara y se colocó frente al panel del ascensor. La puerta se cerró y el ascensor se elevó hasta quedar a tres metros del suelo.
Gregorio se había subido en el otro ascensor, quedando a la misma altura que ella.-
Les deseo la mejor de las suertes. -El líder hablaba con una sonrisa mientras sacaba una pokéball.-Espero que hayan estudiado.- Lanzó la pokéball a la zona central y de ella salió una serpiente colorida, su cuerpo delgado estaba dividido en secciones negras, amarillas y rojas y terminaba en un aguijón delgado y afilado de color amarillo.- ¿Alguno puede decirme que pokémon ese este?- Varios de los adolescentes levantaron las manos y el bombero escogió a una para que hablase. Usando sus poderes psíquicos ralts tomó un micrófono que tenía el bombero y se lo acercó a la chica.-
Un seviper.-Contestó con emoción. Gregorio hizo una mueca al escucharla pero retomó su actitud afable y burbujeante al instante.-
Cerca. Ambas son serpientes pero esta no es un seviper, es una toral, una especie autóctona de Sacris, considerada una de los pokémons más venenosos del mundo. De hecho, es incapaz de infligir un estado de envenenamiento inferior al grave, por lo que no importa que ataque de tipo veneno use, su víctima siempre sufrirá como si le hubiesen aplicado un tóxico.
Y ni siquiera se les ocurra mencionar a seviper cuando estén cerca de una toral, porque son su comida favorita. Esta especie se alimenta de otros pokémons de tipo veneno. Algunos incluso han llegado a llamarla "La Serpiente Vampiro".- Un "Oooohhh" resonó por las gradas mientras los adolescentes se inclinaban sobre el cristal para poder ver mejor al extravagante pokémon.-
(Si me envenena solo será cuestión de tiempo para que mis pokémons caigan, dudo que este sea su pokémon más fuerte, incluso si lo es, no sé cuál será su estrategia. Percy es el que tiene más posibilidades de ganar gracias a su tipo tierra, pero no puedo arriesgarlo al veneno sin saber que me espera. Tendré que guardarlo hasta el momento óptimo.)-El chico arrojó su pokéball al aire y Mighty se materializó en la isla central.-(Perdón Mighty, pero serás mi sujeto de pruebas.)-
Sin más preámbulos, vayamos al espectáculo principal.- Gregorio juntó sus manos en un aplauso y sonrió de oreja a oreja.-¡Qué comience el combate!-Exclamó lleno de energía.- ¡Tory, bomba lodo!-La serpiente empezó a excretar una baba morada y densa de su boca y se puso erguida mientras se echaba atrás para tomar impulso.-
¡Esquívalo!-La toral escupió la masa morada hacia el pokémon siniestro pero este la esquivo sin problema y empezó a correr por la arena.-
¡Usa colmillo veneno!-La toral no perdió tiempo, su velocidad era impresionante, mucho mayor a la que Sebas esperaba, se arrastraba por el suelo cortando su distancia con Mighty en cuestión de segundos, sus largos y afilados colmillos listos para atravesar su piel.-
¡Agáchate!-La toral se abalanzó sobre Mighty, que clavó sus garras en la tierra y se arrojó de costado, cayendo contra el suelo y esquivando el ataque de su oponente, quien se había arrojado para morder su cuello.-¡Ataque arena!-El can se incorporó rápidamente y con sus patas delanteras arrojó arena a los ojos de la serpiente. La toral se agitaba buscando limpiarse, pasándose su propia cola por la cara, pero no podía quitarse la arena de dentro de los ojos.
La serpiente se arrastró hacia Mighty, saltando y mordiendo en todas direcciones, pero el pokémon siniestro esquivaba sus ataques sin demasiado esfuerzo.-
(¿Por qué no ataca?)-Pensó Mei.
Espectaba todo con una actitud de lo más inusual, estaba callada, observando a detalle cada movimiento, cada ataque, reconstruyendo en su mente todas las jugadas hasta ahora y sus posibles ramificaciones. Podía verlo casi todo, la estrategia de Gregorio era evidente, envenenar a sus oponentes y esperar a que se debiliten. Su segundo pokémon seguramente sería algo similar pero con mayores defensas, para rematar cualquier pokémon que aún esté de pie. Sebas evidentemente había pensado en ello y por eso decidió ir primero, su estilo de combate con Mighty era impecable y era claro por qué decidió ir con él en particular, era un pokémon fuerte pero desechable, su combinación de ataques y tipo no les traería nada beneficioso pero en lugar de arriesgarse a perder a Percy, el único pokémon con una ventaja elemental, decidió tantear el terreno y causar el mayor daño posible. Era una buena estrategia, aunque ella hubiese comenzado con Esclamate, paralizaría a la toral y usaría tinieblas para debilitarla, una vez saliese el segundo pokémon iniciaría con una maldición para asegurar su victoria. Pero él no buscaba una victoria rápida, si la quisiese ya hubiera tomado la ofensiva, como lo hizo en el torneo de Aurum. Estaba estudiando a Gregorio, analizando sus movimientos, sus reacciones, pero debía haber algo más, algo que ella no podía ver. Cuando se enfrentaron a Daniel y a... el otro chico, no recordaba su nombre, bah, no era importante, Sebas buscaba romper la guardia de sus oponentes antes de atacar, ahora mismo la toral parecía estar en una desventaja pero aun así se negaba a tomar la ofensiva.-(¿Qué esperas?)-
Señorita Mei.-La voz de Romina por los parlantes la tomó imprevista, la chica peinó la zona hasta encontrar la gran pantalla delante de ella, había algo escrito en ella, "¿Cuál de estos pokémons no puede alimentarse de hidrocarburos?". Debajo estaban las imágenes de un rolycoly, un muk de Sacris y un butterfree, con sus respectivos nombres debajo de cada imagen y las letras "A", "B" y "C". Viendo la cara de perdida de Mei, Romina le explicó nuevamente que debía pulsar en su panel la letra que ella creía correspondía a la opción correcta.-
(¿Qué coño es un hidrocarburo?)- Pensó mientras miraba el panel con detenimiento, solo había 3 opciones, eso era como... un 50% de probabilidades de contestar bien. Seguramente no lo haría, y entonces todos se reirían de ella, hablarían a sus espaldas y quedaría humillada frente a todos y entonces Ester no querría dirigirle la palabra y hablaría con Sebas sobre qué tan estúpida era y como no podían contar con ella para sus planes y la dejarían sola.
Mirar los botones era como ver un agujero oscuro que la consumía, por mucho que intentaba concentrarse y llegar a la respuesta correcta no podía encadenar más allá de dos ideas básicas "lee" y "contesta".-
(Piensa estúpida, piensa. ¿Qué harían ellos?)-Sebas y Ester, ellos sabrían que hacer, carajo, esos dos siempre saben qué hacer. Seguramente solo mirarían el panel y presionarían la respuesta correcta, como si ya la supiesen de antes.
Quizás podría deducir algo que la ayude a contestar, era bastante buena para leer a la gente, quizás podría hacer algo parecido ahora. Dos de 3 pokémons eran negros, uno era un tipo bicho, otro de veneno y el otro, no sabía bien que era esa cosa con una rueda, pero parecía de roca. Sebas dijo algo del petróleo, que comían petróleo o algo así. Los ojos de Mei se iluminaron ante la revelación. "Hidrocarburos" debía ser el nombre científico de algo, y seguramente sería de algo común, las cosas comunes siempre tienen nombres raros en los museos, probablemente solo lo escriben así para confundirla. Así que si comen algo normal y hay uno que come cosas que son raras, entonces la respuesta correcta debía ser la C, era tan evidente.
Presionó el botón con la C, llena de confianza, finalmente había descubierto el código. Ahora les mostraría a esos dos que no eran los únicos cerebritos en Sacris.
Las tuberías de las paredes se abrieron y un líquido verdoso y aceitoso fluyó hacia la piscina, el agua se tornó oscura y las plantas de la arena perdieron su esplendor. Sus colores se volvieron opacos y marronáceos, sus hojas se doblaron y las flores se cerraron mientras un olor fétido llenaba el ambiente.
La mirada que Sebas le dirigió a Mei le recalcó lo evidente, había metido la pata.
Gregorio no perdería la oportunidad.-
¡Tory usa mofa!-Ya estaba harto de que el muchacho esquivase sus ataques, si no podía alcanzarlo entonces lo haría venir hacia él. La serpiente se alzó y empezó a moverse de lado a lado mientras sus ojos brillaban con un color carmesí hipnótico. Los ojos de Mighty brillaron por un segundo con ese mismo color y su boca empezó a salivar con fuerza, arrugando su hocico y mostrando sus colmillos mientras erizaba los cabellos de su lomo.-
(Mierda.)-Fue lo primero que cruzó la mente de Sebas. Mighty se abalanzó sobre la serpiente pero en lugar de correr utilizó su agilidad superior para enrollarse alrededor del cuerpo de Mighty. Tory clavó sus colmillos en la piel de Mighty, que rugió de dolor al sentir ese fuego líquido recorrer su cuerpo. Haría pagar a esa maldita alimaña.
Los dientes del pokémon siniestro atravesaron el delgado cuerpo de Tory, que gritó de dolor mientras perforaban su carne.-
¡Mighty no!-La serpiente alzó su cola con rapidez y pinchó al can en el cuello. El pokémon siniestro soltó a la serpiente, que rápidamente se alejó y se dirigió a la piscina, donde hundió sus colmillos y absorbió agua a través de ellos.
Mighty empezó a toser con fuerza, su cuerpo ardía, era como si todos sus nervios se incendiasen, su respiración era pesada y su visión borrosa.-
¿Por qué hace eso?-Preguntó Auris desde las gradas, miró a sus amigos pero nadie tenía una respuesta-
Esa es una excelente pregunta.-Todos miraron al bombero, que tenía una pequeña sonrisa en su cara.- Las torales no pueden producir veneno propio, así que absorben las toxinas de plantas, ríos, pokémons, etc. y las potencian dentro de su organismo. Esto limita la cantidad de ataques de tipo veneno que pueden realizar, sin embargo eso depende de que tanto veneno haya comido. Es por eso que su dieta consiste principalmente de otros pokémons de tipo veneno y por lo que se les suele ver cerca de fábricas y otras estructuras humanas, pues pueden obtener toxinas fácilmente. Además, ellas no inyectan su veneno solo por sus colmillos, los cuales usan para absorber las toxinas, sino también por su cola. Es por eso que son unas excelentes cazadoras, toman por sorpresa a sus presas que, como mightyena, intentan inmovilizarlas.-
¿Por eso Sebas esquivaba a sus ataques?-Preguntó Ester.-
Estaba esperando que a Tory gastase sus reservas de veneno.-Añadió Rodri.-
Pero como Mei arrojó toxinas al río.-Continuó Auris.-Puede atacar sin miedo porque puede recargar cuando quiera.-
Muchachos.-Los adolescentes voltearon a ver al bombero.- Tomen nota, porque esto es importante. No importa que tan grande o pequeño sea un pokémon, todos pueden caer víctimas ante los efectos de estado. La salud es algo que damos por sentado pero debemos esforzarnos por mantenerla y protegerla, a veces una pequeña espora o una picadura pueden hacer una diferencia enorme. También ocurre con el medioambiente, basura tirada, un trozo de vidrio o gases venenosos pueden destruir ecosistemas completos. Miren como ese bello bosque se marchitó en un instante, todo gracias la contaminación del agua, las plantas la necesitan para vivir y tomar agua sucia, bueno, creo que está demás decirles que no es muy saludable. Pero hay muchas cosas que podemos hacer para tratar estos problemas. ¿Podrían decirme algunas?- Varios alzaron sus manos.- Tú, el de la camisa naranja.-
Podemos limpiar.- "Yo iba a decir eso" dijo otro chico por lo bajo.-
¿Recoger la basura?-Contestó dudosa una chica.-
Reciclamos-El joven bombero río y sonrió a los adolescentes mientras ralts aplaudía.-
Sí, todo eso está muy bien. Pero hay algo más, lo más importante, debemos evitar que se siga contaminando. La contaminación es como un veneno, si nuestros pokémons o familiares enferman y los curamos, volverán a enfermar al poco tiempo si siguen expuestos a las toxinas.
Esperemos que los retadores sean capaces de darse cuenta también.- Sebas dio un paso al frente, viendo el agua con más detalle, luego a Mighty.-
El agua está contaminada.-Sebas alzó la vista para ver a Gregorio, que le dio una media sonrisa. Era un gusto encontrarse a alguien que compartiese su gusto por los pokémons y las ciencias naturales. Lo había notado desde que inició el combate.-
Si, está llena de residuos químicos que resultan del proceso de refinamiento del petróleo. ¿Y qué piensan hacer al respecto?- Inquirió Gregorio.-
¿Podemos?-Preguntó el chico confundido. ¿Acaso no era parte del diseño del gimnasio?-
Siempre podemos hacer algo para cambiar nuestro entorno.-Respondió Gregorio sonriente. Sebas miró a su alrededor buscando algo que pudiese utilizar pero lo único relevante parecía ser la pantalla.-
(Contestar mal ayuda a Gregorio, quizás contestar bien lo ponga en desventaja.)-
¡Mei! ¡Marca la...!-Mei presionó el botón A antes de que terminase su frase, después de todo, no hacía falta terminarla. La A, la primera letra del abecedario, la que te ponen cuando haces algo bien, esa debía ser la opción correcta.-
Deberías buscar un sitio donde cubrirte.-Sugirió el líder.
Al principio fue solo una gota, los sistemas de aspersores en el techo estaban ya oxidados, pero el ácido fue corroyendo el óxido en sus salidas y la lluvia comenzó. Mighty y Sebas gruñeron al sentir su piel arder, el chico se refugió debajo del ascensor de Mei pero Mighty solo podía agitarse mientras su piel era corroída de a poco.-
¡Perdón!-Exclamó Mei mientras ansiosamente buscaba el botón correcto, vio la imagen en la pantalla varias veces antes de presionarlo. Una vez el botón "B" fue presionado, la lluvia ácida se detuvo, pero sus consecuencias perduraban. Mighty había perdida pedazos de su pelaje, exponiendo una piel enrojecida por las quemaduras y con marcas de mordeduras y zarpazos.
El pokémon siniestro se tambaleaba mientras tosía, se sentía débil.-
Mighty.-La voz de su alfa lo puso en alerta.-No flaquees.-Mighty inmediatamente retomó su compostura erguida y orgullosa, le dolía tanto, pero su alfa le había dado una orden e iba a cumplirla.-
(Está envenenado y malherido, no le queda mucho. El agua aún está sucia. No vale la pena sacar a Percy, y Alda solo serviría como carnada, si curo a Mighty del veneno simplemente lo volverá a picar, Tory es demasiado rápida.)-Sebas cerró los ojos analizando sus posibilidades, solo había una que parecía viable.-
Mighty, sé que te duele, pero aguanta hasta el final.-El can soltó un gruñido y mostró sus colmillos a su adversaria, dejando claras sus intenciones.-¡Colmillo rayo!-Los dientes de Mighty se iluminaron con un electrizante fulgor amarillo y se arrojó contra Tory, pero la toral esquivaba sus furiosos ataques con elegancia y destreza. Puede que al inicio del combate sus velocidades fueren similares, pero ahora, un agotado Mighty a lo mucho podía aspirar a morder su polvo.-
¡Cambia! ¡Manda a Percy!-Gritó Mei desde el ascensor. ¿Por qué tomaba la ofensiva así? Era tan obvio lo que tenía que hacer, estaba peleando como un novato.
Sebas la miró detenidamente, tomó las pokéballs de Percy y Mighty y luego miró la arena. Mandar a Percy ahora, sería demasiado arriesgado. Mei le hacía morisquetas que no entendía muy bien, algunas le daban a entender que quería que arrojase una pokéball, pero no comprendía mucho más.-
¡Es como un volteo cambio pero al revés!-Gritó al chico desesperada, a Mighty no le debía quedar mucha más resistencia, si iban a actuar debían hacerlo ya.-
(¿Un volteo cambio al revés? ¿Qué tiene eso? Eléctrico, físico, rápido, cambias de pokémon... ¿Qué tiene eso que puedas revertir y que implique cambiar? ¿Mandar a un pokémon ahora? No, no puedo tener a dos en el campo quizás algo con el daño... daño, daño a la inversa, no lo haces al salir sino al entrar.)-Sebas apuntó a Mighty y un haz de luz roja salió disparado desde el dispositivo, golpeándolo y absorbiéndolo dentro de la pokéball.-
¡Percy, usa disparo lodo!-Percy se materializó en el rectángulo interno y disparó un chorro a presión de agua lodosa hacia la serpiente, pero esta esquivó su torrente y se dirigió implacable al pokémon de agua.-
¡Colmillo veneno!-Siguiendo la orden de su entrenador Tory se arrojó hacia Percy con sus fauces abiertas y veneno chorreando de sus colmillos.-
¡Cambia!-Gritó Mei con el corazón en la garganta. Sebas alzó la pokéball de Percy y absorbió al pokémon de agua mientras arrojaba la pokéball de Mighty.-
¡Colmillo rayo!-Mighty se materializó enfrente de Tory, la serpiente no podía maniobrar en el aire y fue tacleada por el pokémon siniestro, que mordió con fuerza y mando un torrente de electricidad por su cuerpo que la hacía sacudirse con violentos espasmos.-¡Otra vez!-Mighty abrió la boca y mordió nuevamente a Tory, mandando una nueva corriente eléctrica por su cuerpo.
La serpiente se agitó y clavó su cola en el cuello de Mighty, buscando que la soltara, pero el pokémon siniestro se negaba a ceder.-
¡Otra vez!-Una de cada diez mordidas debía causar parálisis, llevaba 3. Mighty mordió a su contrincante una y otra vez y esta le contestó envolviendo su cuerpo alrededor de su cuello para sofocarlo.-¡Sigue!
(6, 7... No puedo tener tan mala suerte.)-Pensó el chico mientras miraba la escena desenvolverse frente a él. Ambos pokémons se mantenían en un abrazo letal, esperando que el otro cayese. Mighty abrió sus fauces para tomar aire y Tory trató de deslizar para liberarse pero el pokémon de Sebas volvió a apretar las fauces, electrocutándola por octava vez. Tory apretó el cuello de la bestia lo más fuerte que pudo, pero no parecía afectarle, sus mandíbulas cerradas firmemente y sus colmillos clavados en su carne. Siguieron así un rato más, aún nada, Tory soltó su cuello y se echó atrás para tomar impulso e inyectarle una nueva dosis de veneno y entonces lo vio. Su mirada apagada, perdida en el horizonte, Mighty estaba inconsciente, debilitado por el veneno, y aun así se negaba a soltarla.
Le era imposible salir de su agarre, moverse solo haría que los colmillos de Mighty desgarrasen aún más su cuerpo y estaba demasiado débil como para intentar abrir su boca por la fuerza. Mighty empezó a brillar y ella cayó al suelo, unos pies grandes y azules aparecieron frente a ella, trató de incorporarse, mostrando sus colmillos a su nuevo contrincante. El chorro de barro presurizado la sacó volando hasta golpear la pared al otro lado de la arena, dejándola tendida en el suelo, inconsciente.
Sebas miró la pokéball de Mighty y cerró los ojos con una sonrisa, su pokémon le había servido bien.-
Hasta el final.-Susurro antes de guardarla.-
Tory ya no puede continuar.-Anuncio Romina por los altavoces.-El segundo combate empezará pronto, por favor cambien de lugar.-El ascensor descendió y Mei y Sebas intercambiaron pokéballs.-
Fue una buena idea el cambiar así, no lo había pensado.-Las palabras del muchacho le sacaron una sonrisa a su compañera, al menos no había sido un peso muerto.-Suerte.-El chico entró en el ascensor, que ascendió, dejándola sola.-
Fue una estrategia interesante, la tendré en mente para esta ronda. ¿Están listos?-"Si", gritaron los entrenadores con emoción.-¡Pues vamos allá!-Gregorio arrojó su segunda pokéball y lo que salió de ella fue una masa viscosa de color negro con ojos amarillos. El líder tuvo que aclarar su garganta para captar nuevamente la atención del público, que estaba absorto mirando el extraño pokémon de veneno, tenía en su mano una extraña esfera roja con una pequeña llama danzante en su interior.-¿Alguien puede decirme que es esto?-
¿Una llamaesfera?-Dijo uno de los adolescentes, algo dudoso, por el micrófono.-
Correcto. Este objeto causa quemaduras si se le sujeta por suficiente tiempo y... ¡Auch!-Tan absorto estaba en su explicación que no se dio cuenta de cuánto tiempo llevaba sosteniendo la esfera. La llamaesfera cayó a la arena y Muk la atrapó en el aire, el objeto poco a poco se hundió en su cuerpo y desapareció de la vista de todos.-Eh bueno, sigamos. La llamaesfera genera calor, y ahora quiero preguntarle a nuestro bombero local. Mateo, ¿Podrías explicar en qué consiste el triángulo del fuego?-
Claro que sí. El triángulo de fuego es un modelo que describe los tres elementos necesarios para que se produzca combustión. Se deben encontrar presentes los tres lados del triángulo para que se produzca el fuego, sin alguno de ellos, no sería posible. Los tres elementos necesarios son, un combustible, es decir, algo que se pueda quemar, un carburante, generalmente es el oxígeno, y una energía de activación o calor. Cuando estos factores se combinan en la proporción adecuada, el fuego se desencadena.
En caso de que retiremos uno de estos elementos, el fuego se apagará.-
Perfectamente explicado, ahora, les tengo una pregunta a todos los presentes. Si el cuerpo de Muk es el combustible, hay oxígeno y la llamaesfera genera calor, entonces. ¿Qué obtenemos?-Gregorio hablaba con una sonrisa pícara y Sebas tragó hondo.-
Fuego.-Dijo el chico en un susurro. La onda de calor se expandió por la arena y el césped de la isla se incendió al instante, aunque el ardor en los pies era algo molesto, lo que en verdad preocupaba a Percy era el monstruo que se hallaba ante él.
El cuerpo entero de Muk se había incendiado, las flamas bailando sobre su estructura babosa y amorfa mientras arrojaban una nube de humo negro sobre la arena. El pokémon rugió con fuerza y todos se taparon sus narices para evitar respirar el humo, pero aun así algo lograba colarse, quemando sus gargantas y pulmones.
Sebas miró la pantalla, una nueva pregunta había aparecido, "¿Cuál de estos pokémons purifica el aire?". Debajo estaban las imágenes de un weezing de Galar, un varoom y un celebi. Sebas presiono el botón asociado a Weezing y un sonido mecánico, como de engranajes girando, empezó a resonar desde una de las paredes. Una compuerta se había abierto y de ella salió un weezing de Galar que se fue volando hasta el centro de la arena, donde los espectadores en las gradas podían verlo bien.-
¡Weeeee!-Weezing empezó a succionar el humo en el ambiente.-¡Ziiiing!-Una torre de humo blanco salió desde sus protuberancias superiores, era aire limpio y puro. Weezing volaba por la arena, absorbiendo humo y creando un espectáculo para los espectadores, disparando anillos de humo blanco y atravesándolos, creando la silueta de distintos pokémons con su humo o simplemente soltándolo en distintas cantidades, emulando la chimenea de un tren.-
Los incendios son un enorme problema para el medioambiente, no solo destruyen la vegetación, sino que emiten enormes cantidades de CO2 hacia la atmosfera. Pero los incendios en sí mismos no son la raíz del problema, los incendios se dan, la mayoría de las veces, porque los humanos dañan la vegetación de una zona, causando que se reseque y haciéndola más susceptible a incendiarse. Este es uno de los motivos porque debemos detener el calentamiento global, más calor hace que haya menos fuentes de agua y las lluvias sean menos frecuentes, eso hace que las plantas se resequen y una vez secas, solo hace falta un día particularmente caluroso, o peor aún, una persona inconsciente que deje un cigarrillo cerca o un trozo de vidrio que refleje la luz del sol, para generar un incendio.
Es por eso que si vamos de acampada hay que asegurarnos de recoger bien todo, apagar nuestra fogata y no dejar basura tirada.-Una vez más Gregorio se había inmerso en su propio discurso, tanto así que el sonido carrasposo de la compuerta abriéndose lo tomó por sorpresa, haciéndole soltar un pequeño grito pensando que alguna de las maquinarias se había dañado. Sebas había contestado otra pregunta en medio de su explicación, un shaymin salió hacia la arena y fue corriendo hacia el agua contaminada de la piscina. El pokémon de planta se concentró y su flor de 6 pétalos empezó a brillar y volverse opaca y negruzca, mientras el agua de la piscina se volvía transparente, quedando incluso más limpia que cuando entraron a la arena.
Gregorio miró al muchacho y su rostro inexpresivo pero podía notar algo, una leve sonrisita, regocijándose por haberlo tomado por sorpresa.-
(No pierdes tiempo, ¿Eh?)-Pensó Gregorio mientras observaba la arena desde lo alto. Sin las toxinas del agua para reponer las que quemase, Muk se apagaría. Lo había puesto en una carrera contrarreloj. Puede que el estilo de combate de este par no fuese de su agrado, demasiado agresivo para su gusto, pero sí que les era efectivo y parecía que ya habían captado la lección que buscaba impartirles.-
Nafta, usa puño fuego.-
¡Percy pistola agua!-Siguiendo las ordenes de Mei, Percy disparó un chorro de agua presurizada contra el gigantesco puño que se le venía encima, pero no podía detener su avance, el agua se evaporaba apenas entraba en contacta con su cuerpo. Muk golpeó a Percy de lleno y lo sacó volando por los aires.
En medio del aire, Mei lo guardó en su pokéball y arrojó a Esclamate, que cayó en el agua y se hundió en las profundidades. Gregorio soltó una risilla.-
¡Mei, sácalo de ahí!-Mei no entendía la preocupación de su amigo, estaba perfectamente a salvo, todo el mundo sabe que el agua apaga el fuego. Lo dice hasta la tabla de tipos.-
Le tengo una pregunta a nuestro público. ¿Se puede incendiar el agua?-"No" dijeron los adolescentes. Auris y Rodri se asomaron para ver mejor lo que iba a ocurrir.-
Graben ustedes.-Ester les entregó su teléfono y agachó la cabeza mientras bloqueaba su vista con una mano. Por este tipo de cosas no le gustaban los combates, tanta violencia y dolor por el mero placer del entretenimiento.-No quiero ver esto.-
Pues les sorprenderá.
Nafta, ya sabes que hacer.-Muk empezó a avanzar por encima del agua, dejando una hilera de fuego por donde iba.-Los químicos que componen el cuerpo de los muks de Sacris son más ligeros que el agua, así que flotan y pueden crear incendios en zonas como ríos, lagos o incluso mares. Aunque no podamos verlo a simple vista, este fuego calienta el agua que tiene debajo, lo cual es muy estresante para los pokémons, especialmente para los bichos y las plantas.-
¡Esclamate, usa látigo cepa y sujeta uno de los árboles!-Esclamate estaba asustado, no quería adentrarse entre las llamas, pero la chica le había dado una orden, confiaba en ella, aunque no estaba muy seguro de cuál era el plan. Apenas podía ver, los químicos en el agua y el fuego, dificultaban su visión, pero logró distinguir una rama en la distancia. Recogiendo valor, el pokémon de planta arrojó una liana hacia la rama, soltó un grito al sentir el fuego propagarse rápidamente por su apéndice, al arrojarlo se había llenado de químicos y tomó fuego casi al instante. Pero luego el dolor desapareció, el pokémon se convirtió en luz y fue absorbido por la pokéball de su entrenadora. No podía ver a Esclamate entre el fuego, necesitaba un cambio limpio y el sacar la liana le daría algo que golpear con el rayo de la pokéball.-¡Ahora, ve Alda!-Mei arrojó la pokéball y Alda se materializó en la zona exterior, la única que aún no había sido tomada por las llamas.-¡Usa gruñido!-Alda encaro a la bestia, puso sus patas firmemente en el suelo y se encontró incapaz de soltar el más mínimo sonido. Muk la miró a los ojos, esa criatura enorme, casi demoniaca, cubierta en fuego, que avanzaba hacia ella lentamente, le causo un nudo en la garganta
Muk alzó su puño en el aire y Alda temblaba desamparada, las lágrimas en sus ojos ardían un poco, evaporándose ante el calor de Muk. Cerró los ojos esperando el impacto de frente pero recibió uno lateral, Mei se arrojó y la tomó en brazos, guardándola en su pokéball, e incorporándose como podía.-
¡Prepárate para perder!-Gritó con emoción la entrenadora mientras mostraba su arma secreta, estiró sus brazos y le apuntó a la bestia con su todopoderoso shaymin.
Muk no hizo nada, ni Gregorio ni Sebas dijeron o hicieron nada, solo hubo un largo silencio que solo fue interrumpido por un pequeño estornudo del pokémon de planta.-... Vamos, haz tu cosa.-
Señorita Mei, por normas del gimnasio, es necesario que tenga un pokémon dentro del área de combate. Si no saca un pokémon para combatir será eliminada.-Dijo Romina por los parlantes.
La chica miró a su compañero buscando respuestas pero este solo subió los hombros.-
Entiendo lo que quieres hacer, pero me temo que los pokémons proveídos por el gimnasio no tienen permitido interactuar con los pokémons de los combatientes. Aunque fue un plan muy atrevido y creativo, utilizar la habilidad de shaymin para absorber las toxinas de Nafta, esto haría que se apagase más rápido, ya que se quedaría sin combustible para quemar.-Gregorio empezó a hablar detalladamente sobre cómo funcionaba la variante regional de Muk y no sé qué de... algo más, la verdad no estaba prestando atención.
Mei dejó a Shaymin en el suelo y este fue corriendo para ocultarse entre las plantas de plástico, alejándose lo más posible del combate. Era momento de aplicar el plan C, que en realidad era el plan B pero dado que salió tan mal prefirió probar suerte con C, que también resultó un fracaso, pero ya saben lo que dicen "la cuarta es la vencida".
Mei abrió su pokéball y Esclamate salió nuevamente, observando con una extraña mezcla de emoción y horror al monstruo de fuego que se encontraba frente a él, ver sus llamas bailar desde tan cerca era un espectáculo que le erizaba la piel de la misma forma que lo fascinaba.-
(Entonces Plan B... C... B2.)-
¡Esclamate usa berrido!-Esclamate tomó aire y Mei corrió por la arena para crear distancia entre ambos pokémons.-
¡Nitrocarga!-Nafta se empezó a contraer, cual resorte apretándose antes del lanzamiento, y se arrojó a toda velocidad contra Esclamate. Lo tomó por la mandíbula con sus manos llameantes y lo estampó contra la pared del gimnasio, el pokémon de planta gritaba y chillaba pero sus gritos eran acallados por la mano de Muk.
Esclamate intentó rasguñarlo pero su cuerpo gelatinoso se le escurría entre los dedos y peor aún, con cada zarpazo solo lograba extender las llamas a través de su propio cuerpo.
Antes de darse cuenta, estaba cubierto en llamas de pies a cabeza. Sus ojos rodaron hacia atrás y Nafta lo soltó. Cayó de rodillas, pero aun cubierto en llamas se puso de pie y dio un paso al frente para acercarse a Muk, no debía fallar, tomó aire y se desplomó hacia atrás inconsciente.-
Esclamate no puede continuar.-Mei lo guardó con un bufido y arrojó a Percy al combate. Plan E, no hay plan, estaba harta de ellos, basta de intentar pensar como Sebas, con planes y planes de respaldo y respaldos para los respaldos, pelearía como lo hacia ella.-
¡Percy, corre hacia Muk!-Percy se giró para ver a la entrenadora, después giró para ver a Nafta, sobra decir que no le parecía muy buena idea.-¡Solo ve y hazlo!-Percy respiró hondo y se dirigió hacia su oponente tan rápido como podía.-
¡Demolición!-Muk hecho su brazo hacia atrás y arrojó su puño hacia Percy.-
¡Aguántalo!-Percy era fuerte, si pudo aguantar un golpe de un Escalamita podría aguantar esto.
Percy sujeto el puño con sus manos, puede que su tipo agua le protegiese del fuego pero las llamas de Nafta eran demasiado intensas, incluso para él. Su cuerpo baboso se escurría entre sus dedos y cubría sus brazos, quemándolo cada vez más.-¡Sigue adelante!-Percy se hundía en el cuerpo baboso de Muk, pero no se detuvo, presionó con cada vez más fuerza hasta que logró atravesar el brazo del pokémon de veneno. Las llamas se apoderaron del cuerpo de Percy pero siguió corriendo directo hacia Nafta.-¡Salta dentro de él!-Percy estaba algo dudoso pero, no se detuvo, con todas sus fuerzas dio un salto hacia adelante y se adentró del cuerpo de Muk, la mitad de su cuerpo fuera y la otra adentro.-¡Disparo lodo!-Muk sintió como una presión se formaba en su interior, sujetó a Percy por los hombros para empujarlo lejos, pero clavó sus patas en el suelo y se mantuvo firme.-¡Más fuerte!-El cuerpo de Muk se hinchó por detrás, buscaba alejar a Percy con más fuerza, pero era demasiado tarde, un chorro de agua barrosa atravesó su espalda, impactando contra las paredes del gimnasio. Percy movió su cabeza, redirigiendo el chorro y cortando el cuerpo de Muk a la mitad.
El trozo superior cayó al suelo, aún podía moverse pero su pequeño cuerpo no podía mantener la combustión. Poco a poco se fue apagando hasta cesar por completo y dejándolo sin su tipo fuego.-
¡Remátalo con disparo lodo!-Muk intentó arrastrarse para evitar el ataque pero el chorro de Percy lo golpeó de lleno y lo arrojó a los pies de Gregorio.-
¡Nafta no puede continuar!-Gritó Romina por los parlantes.-¡Los ganadores son los retadores, Sebastian González y Mei Kaneko!-Mei guardó a Percy en su pokéball mientras los ascensores descendían, el moreno se bajó y ambos se miraron en silencio antes de salir corriendo hacia el otro para juntarse en un abrazo.-
¡Mavericks! ¡Mavericks!-Gritaban entre risas y saltos mientras el público en las gradas les aplaudía al igual que Gregorio y Romina.-
Fue un gran combate, muy bien hecho.-Gregorio se les acercaba con una sonrisa de oreja a oreja.-Espero que atesoren siempre lo que han visto aquí hoy.-Dijo enfocando a los adolescentes en las gradas.-Ser un entrenador pokémon va más allá de gritar órdenes a nuestros pokémons, es un compromiso, no solo con ellos sino con el medioambiente. Como entrenadores debemos ser conscientes del impacto que generamos en nuestro entorno pues nuestro deber es estudiar, cuidar y proteger a los pokémons, no solo que están bajo nuestro mando sino también aquellos que viven en libertad. Pero hay algo más que quería enseñarles, la importancia del trabajo en equipo. Humanos y pokémons empezaron a convivir para poder ayudarse mutuamente y aún a día de hoy nuestra sociedad se cimenta bajo esa cooperación, ya sea para entretener a las masas, construir edificios, apagar incendios o simplemente siendo nuestras mascotas, la vida de los pokémons está intrínsecamente ligada a la nuestra.
Mei, Sebas, es un honor y un placer para mi hacerles entrega de la medalla lirio, reconocimiento por haber superado gimnasio el gimnasio de Codaro.-Gregorio metió sus manos en sus bolsillos y sacó dos pequeñas medallas, eran un poco más grandes que una moneda, con la forma de una flor de lirio blanca. Se las extendió a los concursantes, que vacilaron un segundo entre si tomarlas a no, viendo los ojos rojos de Gregorio y las lágrimas que corrían por sus mejillas. El entrenador juntó sus manos y sonrió de oreja-Como líder de gimnasio mi deber es poner a prueba a los entrenadores y sus pokémons, tanto física como mentalmente, y prepararlos para los retos que más adelante puedan enfrentar.-El líder se frotó los ojos y sorbió su nariz antes de continuar.- Me llena de orgullo ver a entrenadores jóvenes cómo ustedes. Espero que consigan alcanzar sus metas.
Y en nombre de Codaro, les doy las gracias por habernos ayudado a preservar nuestro ecosistema.-La sonrisa se alzó sola en la cara de Mei, el señor gordito era una dulzura. Sebas apartaba la mirada, ocultando sus propios ojos húmedos mientras sonreía y soltaba pequeñas risillas.-
No tienen nada que agradecer.-Dijo el moreno tras tragar saliva para tomar fuerza y evitar escucharse tembloroso.- En todo caso, gracias a usted por darnos esta batalla, fue espectacular.-
Gregorio.-El líder miró a la cabina de Romina.-El regalo.-
¡Oh sí!-El líder empezó a hurgar en sus bolsillos nuevamente, la había guardado allí para no olvidarse y se olvidó que la tenía.-Cómo regalo adicional por haber superado mi reto y como recordatorio de los peligros que supone la contaminación y de cómo, juntos, podemos hacerle frente, quisiera entregarles esta llamesfera. Tengan cuidado, está caliente.-Mei tomó el extraño objeto y lo puso a contraluz para verlo mejor mientras que Sebas le daba la mano al líder, dando el combate oficialmente por terminado.
Tras curar a sus pokémons y que Satoshi curase a Sebas de las quemaduras del ácido, el grupo se fue al único hotel en el pueblo. Una residencia de 6 habitaciones con un pequeño patio delantero con dos mesas redondas. Para ahorrar dinero dormirían dos por cada habitación, Sebas con Auris, Rodri con Mei y Ester sola.
El grupo se había sentado en las mesas de fuera para comer su cena y ahora se encontraban en la sobremesa, a excepción de Sebas y Mei. La rubia fue a su habitación y bajo al poco tiempo para pedirle que la ayudase a buscar algo que se le había perdido, basto con cerrar la puerta para que se le viniese encima, estampándolo contra la puerta y sellando sus labios.-
Los demás están abajo.-Dijo él. Aunque en realidad no le importaba demasiado.
Ella lo miró con pupilas dilatadas y una pequeña sonrisa traviesa mientras pegaba aún más su cuerpo al suyo.-
Ganamos nuestra primera medalla, yo creo que es algo para celebrar.-Una vez más juntaron sus labios, el moreno bajo sus manos hasta sus glúteos mientras se alejaban de la puerta y ella saltó, enrollando sus piernas en su cintura y dejando que la llevase a la cama.
Se sentó en la orilla mientras Mei movía sus caderas adelante y atrás, frotándose contra su entrepierna y sujetando su rostro.
Cada beso mandaba una corriente eléctrica por sus cuerpos y cuando ella se alejó él fue a buscarla sin dudar, pero ella sujetó sus hombres y lo mantuvo lejos.-
¿Pasa algo?-Mei tenía la mirada baja y respiraba con pesadez, la arcada siguió poco después.
Se bajó de sus piernas y fue corriendo al baño, apenas tuvo tiempo para levantar la tapa del inodoro.
Sebas la miraba desde la cama, el olor no tardó en llegar y causarle sus propias arcadas. Detestaba los malos olores, por más leves que fuesen, pero sabía que no podía dejarla allí.
Respiró hondo por la boca y camino hacia el baño, sujetando el cabello de Mei para evitar que se le manchase y concentrándose para no vomitar mientras escuchaba el líquido caer al agua.
Mei sorbió su nariz y escupió para deshacerse de los trozos que aún quedaban en su boca. Le costaba respirar y su cuerpo temblaba.
Sebas la ayudó a ponerse de pie y la llevo hasta el lavamanos para que se limpiase la boca, mientras ella de enjuagaba él le dio una patadita a la tapa del inodoro para cerrarla y dejó el agua correr. La sujetó suavemente por los brazos y la guio a la cama donde procedió a recostarla y arroparla. No tardó en quedarse dormida.
Sebas salió, dejando la puerta entreabierta para ventilarla, y se dirigió al piso de abajo donde estaban sus amigos jugando al blackjack con un mazo de cartas que Rodri había traído.-
Miren eso.-Dijo Rodri mientras veía al moreno bajar las escaleras lleno de frustración. Aun sin estarlas viendo el rubio seguía mezclando las cartas con suma habilidad.- Esa es la cara de un hombre derrotado. No es fácil ser precoz.-
No es precoz.-Aseguró Ester al instante. El comentario le parecía gracioso pero no era momento de burlarse, claramente algo le había ocurrido.-
¿Lo dices por experiencia o...?-La morena le dirigió a Rodri una mirada tan fría que el rubio bajo la suya y se dedicó a mezclar sus cartas en silencio.-Perdón.-Dijo en un susurro agudo, imitado la voz de un niño regañado.
El moreno tomó asiento y miró el mazo de Rodri, todos lo miraban pero hacia un esfuerzo por no mantener contacto visual con ninguno.-
¿Qué juegan?-Preguntó Sebas con una leve sonrisa.-
Blackjack. Aunque no nos quedaremos con el nadie, es sólo por diversión.
¿Quieres entrar?-Sebas sonrió y le asintió con la cabeza a Rodri que empezó a repartir las cartas.
Auris fue el primero en perder gracias a una mezcla entre el dinero de sus rivales y su mala suerte. Sebas y Ester siempre apostaban cantidades ligeramente más altas de lo que se podía permitir obligándolo a retirarse constantemente y las pocas veces que se arriesgaba terminaba teniendo la cantidad más pequeña o excediéndose del límite de 21.
Rodri lo siguió poco después, jugaba con habilidad, logrando amasar una pequeña fortuna, pero en los momentos más críticos terminaba excediéndose o quedando atrás al igual que Auris.
Auris estaba anonadado por la cantidad de dinero que Sebas y Ester apostaban por ronda, tranquilamente dejando ir sumas que equivalían a una o dos veces el sueldo minino en Sacris.
Rodri repartió las cartas para la que sería la última ronda, Sebas miró sus cartas, cerró los ojos y meditó por varios segundos.-
Dame.-Dijo con los ojos cerrados.-
No pidas, te saldrá un 9.-El chico abrió los ojos y miró a Ester, que le sonreía levemente con ojos entrecerrados y su cabeza apoyada sobre sus dedos que entrelazo debajo de su barbilla.-¿Tienes un 14, no? Se que parece que saldrá un 6 o un 7, pero te dará un 9.-Sebas se mantuvo en silencio y le pidió a Rodri que le entregase su carta. Un 9, junto con sus 14 eran un 23, había perdido.-Fue una buena partida.-La chica repartió su dinero a cada uno y tanto Auris como Rodri se dispusieron a irse a dormir.-
Supongo que ahora somos compañeros de camarote.-Rodri paso su brazo por encima de los hombros de su amigo y lo trajo hacia él con una sonrisa.-
Rodri, un consejo, no le des la espalda, duerme con el culo contra la pared. Porque me dijeron por ahí que... -Sebas miró a los lados y se puso una mano al lado de la boca como si tratase de evitar que alguien lo escuchase.- Es gay.-
¡¿QUE?! ¡NO!-Rodri se giró para ver a Auris con una más que exagerada expresión de sorpresa-Dime que no es cierto.-
Hey, ¿Cómo te atreves a compararme con uno de esos?-Auris les siguió el juego y habló con una expresión de disgusto y repulsión.- Yo soy un tipo serio.-
Me alegro, porque he escuchado que ahora hay más por ahí con eso de los LBTH o no sé qué vaina. Pura gente que va en contra de las leyes del señor y de los hombres.-Sebas negaba con la cabeza mientras hablaba.-Sobre todo cuídense de uno rarito que va por ahí, se llama Auris.-La forma tan seria en lo que lo dijo les sacó una risa a los tres amigos.-
¿De qué se ríen? A mí no me causa gracia.-Afirmó Ester con severidad.- Toda esa gente creyendo que puede ir por ahí siendo feliz. ¿Con qué me van a salir después? ¿Qué hay que respetar a la gente de otras religiones? ¿Qué no puedes insultar inmigrantes? -La morena chasqueo la lengua fingiendo una profunda frustración.- Nuestra sociedad se viene abajo, esa gente como que cree que tiene... No sé, derechos.-
¿Cómo me dijeron que se llamaba? ¿Auris?-Auris ladeo la cabeza mientras hacía una mueca.- Estaré atento a ver si lo veo. Dormiré con un ojo abierto.-Los cuatro estallaron en carcajadas, Auris buscaba ganar su compostura pero no podía evitar reír.- Se que es en broma, pero en serio me he encontrado gente así.-Dijo antes de volver a reír.-
Es que, me encanta, en serio.-Dijo Sebas, que poco a poco recobraba su compostura, pero unas pequeñas risas se le seguían escapando.- Me parece super divertido como esa gente te dice esos argumentos pero con una expresión de completa seriedad. Tipo, yo de verdad creo que te lo dicen y llegan a su casa y se miran en el espejo y dicen "Wow, me los comí. No hay forma que puedan rebatir eso.".-
"Si no están de acuerdo conmigo es porque son unos estúpidos y no que yo esté equivocado."-Auris hablaba poniendo una voz grave, sacando su pecho y con un semblante serio.- Pero ya en serio, me voy a dormir. Que pasen buena noche.
Los dos amigos se fueron a su habitación, dejando a Sebas y a Ester solos en la mesa. El silencio no tardó en apoderarse del lugar, lo único que se podía escuchar era el suave silbido del viento al pasar.-
Entonces...¿Conocías a Gregorio de antes?-
Sí, aunque fue hace muchos años. Es un señor muy dulce y se nota que ama su trabajo.-
La verdad se me aguaron los ojos cuando nos felicitó. Pero es muy lindo, le debe emocionar ver a gente joven que quiera aprender sobre pokémons. Y de paso, el gimnasio es espectacular, jamás había visto algo así. ¿Lo grabaste todo?-
Si, aunque Auris tuvo que grabar una parte. No quise seguir viendo cuando sacaron al Muk.-
¿Y eso?-
Es que... Se que todos dicen que los combates son una forma de estrechar lazos con tus pokémons y entrenarlos y crecer juntos pero fíjate solo en este combate. ¿De verdad no te parece que a veces pueden llegar a ser demasiado violentos?-Sebas no le contestó, simplemente abrió sus pokéballs y dejó salir a sus pokémons, les extendió los brazos y los tres fueron corriendo hacia él. Mighty alzó sus patas delanteras y se apoyó en sus hombros para que su alfa pudiese darle un abrazo, Percy abrazo tanto a Mighty como a Sebas y Alda se colocó entre los pies de su entrenador para poder compartir el momento con el resto.
El chico le dio un beso en la frente a cada pokémon y luego los guardó otra vez.-
¿Eso responde tu pregunta? Los combates pokémons son violentos por naturaleza, son como el boxeo. Y lo que diferencia al boxeo de una pelea callejera es que hay un acuerdo entre ambas partes. Un acuerdo que dice que ambos van a ir a una arena en un determinado momento y se van a caer a golpes hasta que solo uno quede en pie. Y luego se darán la mano y volverán a sus casas. Los combates pokémons son iguales, se hacen daño, sí, pero todo eso es temporal, los curamos al final y te aseguro que pueden ver a Nafta y Tory se tratarán bien, porque no están molestos con el otro ni resentidos, están felices de haberse puesto a prueba y haber visto los resultados.
No luchan porque los obliguemos, lo hacen porque quieren hacerlo, les resulta divertido. Mira a Mighty nada más, si quisiera podría arrancarme la garganta de un mordisco y huir al bosque, viviría bien y tranquilo.-
Bueno, perdería sus raciones diarias de comida, atención médica y vivienda.-
¿Tú crees que a él le importan esas cosas?-Sebas se reía ante su respuesta, le parecía de lo más inocente.-Ester, una cosa que tuve que aceptar para poder entrenar a Mighty es el hecho de que nunca podré capturarlo.-
¿No lo tienes en una pokéball?-
Capturar a un pokémon va más allá de meterlo en una pelota de metal y te aseguro que yo nunca he podido y nunca podré capturar a Mighty. Ahora mismo, en su mente, él es tan libre como el día que lo conocí.
Mighty no pelea para entretener a las masas, lo hace porque le nace, es parte de su naturaleza. Él no pelea, caza, y cuando hay un cazador y una presa, solo uno sale.-
¿Y qué hay de los entrenadores que obligan a sus pokémons a pelear?-Sebas alzó los hombros ante su comentario y se reclino en la silla-
¿Qué pasa con las empresas que explotan a sus trabajadores?-Ester se mantuvo callada y el chico la miró con una leve sonrisa.-
Adelante, dime. Es inviable a largo plazo, ¿Verdad?-
Si, una persona que no se siente cómoda en su entorno laboral no será capaz de alcanzar su pleno potencial y paulatinamente se irá haciendo menos productiva.-
Exacto. Por eso no puedes simplemente capturar pokémons al azar, debes estudiarlos y ver si se sentirán cómodos en tu equipo. De lo contrario solo harás que sufran y obtendrás resultados mediocres.
Un entrenador que actúa de esa manera es lo mismo que un gerente que no cuida su capital humano.-
Nunca lo había pensado de esa manera.-Ester se mantuvo en silencio, pensando en sus palabras y había algo que le llamaba la atención.-¿Qué piensas de Mei? Ella no parece darle demasiadas vueltas al equipo con el que combate o como los captura o... Nada, en realidad. Por lo que vi de su pelea diría que su estilo es algo... "tosco".-Sebas hizo una mueca, entendía lo que quería decir pero no estaba del todo de acuerdo.-
Dejémoslo en que es "poco ortodoxo" porque sí que se enfoca mucho en la ofensiva pero aunque no lo parezca tenía muchas estrategias.
Buscó paralizar con Esclamate, purificarlo con Shaymin y se dio cuenta que el agua eliminaría parte de la mugre de Muk. No podía tocarlo así que fue directo a su cuerpo y usó un ataque de tierra, para que así no se evaporase a pesar de que el cuerpo debía ser más caliente que las extremidades. Además era incluso más efectivo que el ataque de agua. No lo parece a primera vista, pero hay muchos razonamientos detrás de lo que hizo. A todo eso súmale que me guío para vencer a Tory.
Es una chica muy inteligente, pero creo que no se da cuenta de ello.-
Pero se equivocó mucho en las preguntas teóricas y fueron cosas que le explicamos antes de entrar.-
Es evidente que le cuesta aprender la teoría pero la práctica la maneja fenomenal. Porque te digo algo, una persona que solo haya entrenado pokémons en la calle no se enfrenta a un líder de gimnasio con pokémons que tiene hace una semana y gana. Si fuese así de fácil no habría escuelas de entrenadores.
Mei es muy buena, tiene mucho potencial, pero creo que le hace falta pulirse.-
A mí me da algo de pena siéndote honesta, creo que ha tenido una vida difícil. No sé si te dijo que vive un barrio y estudiaba en una escuela pública.-
¿Y qué ocurre con eso?-
No nada.-La chica se puso tensa de golpe, no quería que malinterpretase sus palabras.- Es solo que... Ya sabes, la educación pública en esta región no es nada espectacular. Y vivir en un barrio no es fácil, se supone que esas zonas carecen de servicios básicos la mayoría de las veces y hay tasas muy altas de criminalidad.-
¿Quieres que te cuente un secreto?
Mi mamá nació y creció en un barrio, es graduada tanto de una escuela como de una universidad pública.-
¿De verdad?-La sorpresa de Ester era tan evidente que le sacó una risa al chico, se veía adorable.-
Sí, todo el lado de mi familia por parte de mi madre es de gente pobre. Mi abuela no pasó tercer grado y mi abuelo, tengo entendido que solo llegó hasta sexto grado.-
¿A qué se dedicaban?-
Mi abuela limpiaba casas, mi abuelo era obrero. Tengo un tío abogado, otro policía y mi mamá es enfermera.-
No tenía idea, pensé...-
¿Qué venía de una familia de empresarios o algo?-Ester rio por lo bajo, le daba algo de vergüenza admitirlo.-
Si, no lo sé. Quizás que eran políticos.-Sebas negó con la cabeza con una sonrisa.-
Por el lado de mi papá mi abuelo era marino pero nada muy espectacular.
¿Y qué hay de ti? ¿Dónde estudiaste?-
Con tutores privados casi toda mi vida, era difícil para mis padres inscribirme en una escuela cuando era pequeña porque nos movíamos mucho acompañando a mi padre, luego cuando era lo suficientemente grande como para quedarme con una nana digamos que... no fui una alumna ejemplar en lo que a comportamiento se refiere, así que, para quitarse dolores de cabeza de encima, optaron por educarme en casa. Luego me fui sola a Kalos a estudiar diseño y administración.-
¿Dos carreras? Wow.-La chica asintió con una sonrisa claramente orgullosa.-Espera... ¿Tú no tienes 21? ¿Cuándo te graduaste?-
Hace más o menos 8 meses. La mejor de mi clase.-
Dios.-Ester soltó una risilla al ver su cara de incredulidad. Percatándose de la oscuridad que los envolvía miró la hora en su teléfono, era más de medianoche, pero no quería irse.-¿Te parece si pedimos algo para beber?-
A esta hora el restaurante está cerrado, pero hay cosas en las neveras de la habitación.- Sebas subió a la habitación de Mei y tomó dos botellas de agua antes de bajar. Para su decepción, pero no sorpresa, la rubia seguía inconsciente.-Aquí tiene madame.-El chico hablaba y se movía emulando a un muy estirado camarero con un fuerte acento de Galar.-
Muchas gracias.-Ambos dieron un sorbo a sus bebidas y Ester empezó a golpear su botella con su dedo índice.- Por cierto, ¿Qué edad tienes? Nunca te lo pregunté.-
19. Así que tranquila, no pasó nada ilegal en Aurum.-Ester le dio una leve sonrisa y se llevó una mano a la cabeza.-
Aún no sé en qué estaba pensando esa noche. Nunca había hecho algo así.-
Ni yo.-Ambos dieron una pequeña risa nerviosa. Por fortuna la oscuridad les ayudaba a ocultar un poco sus mejillas coloradas.-Aunque fue genial.-Ester miró a Sebas, que tenía los ojos abiertos como platos mientras se ahogaba con su propia agua.-
(¡¿POR QUÉ CARAJO DIJE ESO?!)-Ester lo observaba en silencio por lo que se sintió como una eternidad.-
Sí, la verdad fue bastante espectacular.-Una pequeña sonrisa traviesa, similar a las de Mei se formó en su cara. Sebas por su parte estaba paralizado en su sitio, con la cara completamente roja, temblando ligeramente y sudando frío.-
(¡¿Y QUE CARAJO CONTESTO?!)-La chica lo miró con esos grandes ojos marrones y brillantes, consiguiendo que su ya acelerado corazón tomará una marcha que le hacía sentir que reventaría en cualquier momento.
Ninguno dijo nada por un tiempo, estaban demasiado nerviosos como para mediar palabra.-
Creo que es tarde, debería irme a la cama. Gracias por acompañarme. Lo disfrute mucho.-La chica se puso de pie y subió las escaleras a su habitación. Su ventana le permitía ver la zona donde estaban y no pudo contener su sonrisa cuando vio al muchacho levantarse de golpe de su asiento y arrojar puñetazos al aire mientras celebraba en silencio.-
Chapter 10: Capítulo 10
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
-El camino a la Ciudad de Sunqu era uno de carreteras y vías de tierra.
Abundaban historias sobre asaltantes que llenaban las vías de aceite o ponían piedras para descarrilar los autos y abalanzarse sobre víctimas.
Viajar a pie ofrecía los mismos resultados con un menor tiempo de espera, un ahorro de aceite... y posiblemente rocas.
Para su buena fortuna, una caravana de mercaderes saldría rumbo a la ciudad en unos pocos días, puede que no fuese la opción más cómoda, pero sí la más segura.
Ester hizo sus mejores esfuerzos en la negociación, pero a pesar de su afán, se negaron a aceptar un pago por sus servicios. La historia y logros de la pequeña banda se habían extendido con rapidez por el pueblo, llenando los corazones de su gente. Eran como los protagonistas de un cuento, un grupo de jóvenes aventureros dispuestos a adentrarse en lo desconocido, persiguiendo sus sueños.
Las despedidas se habían vuelto un hábito a lo largo de la región, familias enteras eran separadas, hijos viajaban a regiones vecinas buscando mejores vidas, padres y madres abandonaban a sus hijos con la idea de conseguir empleos en el extranjero para poder mantener a sus familias. Codaro no era la excepción. Habían perdido tanto por razones ajenas a su control, pero esto, esto era algo con lo que podían ayudar.
La banda se subió en la parte trasera de uno de los camiones, cubiertos por una tela gruesa y rodeados por cajas de bayas recién cosechadas. Rodri optó por ir de copiloto para que así sus amigos tuviesen un poco más de espacio y desde su privilegiada posición discernió un grupo de soldados parados en medio de la vía, tenían fusiles en mano y detenían a todos los autos de la caravana para mirar a los conductores antes de ordenarles que siguiesen.
Que raro, no suelen ponerse aquí.- Comentó el mercader con extrañeza.-
¿No?-Preguntó Rodri con tranquilidad.-
Dile a tus amigos que no se pongan nerviosos, van a querer revisar la carga, pero yo me encargo de eso.-Rodri se giró como pudo y se asomó hacia el compartimiento de carga desde una pequeña rendija.-
Hay policías delante, el señor... ¿Cómo se llama?-
Por última vez, te dije que me llamo Francisco.-
El señor Gustavo dice que no se asusten si abren de repente.-Rodri volvió a su asiento mientras el resto intentaba acomodarse entre las cajas lo mejor posible.-
¿Segura que no quieres decirle a Rodri que se cambie contigo?-Ester negó con la cabeza ante la pregunta de Sebas. Ya se lo había sugerido en varias ocasiones y si, el viaje era algo incomodo, pero eso no era lo importante, era una experiencia. Nunca había viajado en un camión y no sabía cuándo surgiría otra oportunidad.-
Lo que estaba pensando es que tenemos que pagarle al señor Francisco por sus servicios. Siento que nos estamos aprovechando de su bondad.
Al llegar a Sunqu le damos algo, ¿Les parece?- Sebas asintió pero ni Auris ni Mei hicieron caso a su sugerencia.
La rubia estaba recostada en el hombro de Sebas, la resaca era terrible, había despertado con el cuerpo débil, la garganta seca y la cabeza dándole vueltas. Normalmente lo hubiese resuelto con una pequeña dosis mañanera pero no quería meterse en más problemas, el haber despertado vestida era una mala señal. Definitivamente había matado el ambiente anoche. Llevaba todo el día buscando alguna forma de captar su atención, le era frustrante, sabía que él sabía que quería que la notase y no hacia nada. No la alejaba ni le reprochaba pero tampoco le daba afecto alguno más allá de meras superficialidades. Su situación actual era un ejemplo perfecto, estaba abrazando su brazo, estrujandolo entre sus pechos y dejando su mano estrategicamente colocada cerca de su intimidad. De vez en cuando se acurrucaba, frotándose contra su cuerpo, acariciando gentilmente su mano contra sus muslos y moviendo su cabeza con sutileza para acercar sus labios al cuello de él. Y aún así no hacía un carajo, ni si quiera le dedicaba una mirada fugaz, solo hablaba con los otros dos como si ella no estuviese allí.
El maricon le era irrelevante pero Ester, ¿Cómo se atrevía? Sabía que habían pasado la noche hablando a solas y ahora reía tan tranquila y alegre... se veía tan bonita cuando lo hacia. ¡Pero ese no era el punto!
¡Si querían pasar la noche con alguien podían hacerlo con ella!
No tenía problema en que se juntasen, le gustaba que lo hiciesen, eran adorables cuando estaban juntos, pero debían haber límites. Primero sería un rato a solas, luego lo invitaría a su cuarto, igual que hizo con ella, y luego "BAM" la dejan de lado porque se dan cuenta que son más felices sin ella. Y entonces se quedaría sola y triste, siendo la niña patética que siempre ha sido. ¿Estaba siendo egoísta? Nah, Sebas era el egoísta, aprovechándose de que se quedó dormida un rato para coquetear con la chica que les gusta a sabiendas que la pondría celo... No eran celos, los celos son para las relaciones y ellos no están saliendo, pero es como una especie de pacto entre caballeros... ¿Caballeras?... Ester dijo algo de la "e" quizás sea Caballeres. Bueno no importa, habían hecho un trato, era muy evidente, ni siquiera hacía falta explicarlo.-
¿Auris?-El moreno revisaba su cartera, sus pensamientos ofuscaban todo estímulo externo, debía mantenerse tranquilo. La mayoría de la veces los guardias te ignoraban si parecías calmado y seguro, estas alcabalas solo eran una forma de conseguir dinero rápido, apartar a los conductores más jóvenes, temerosos e inseguros y amenazarlos con mandarlos a prisión por infringir la primera ley que pudiesen recordar.
Pero en caso de que las cosas saliesen mal tenía su plan B, inspeccionó sus documentos de identidad con cuidado, con la poca luz que se colaba dentro del remolque. Parecían legítimos, debía entregarlo luego de que revisasen los de sus amigos, habían más probabilidades de que lo atrapasen si podían compararlo lado a lado con uno real.
Un toque en su pierna lo hizo sacudirse como un litten tras un baño, Ester le sonrió intentando ocultar pobremente su preocupación.-
¿Ocurre algo?-Preguntó la morena.-
No... Nada.-Auris guardó sus documentos pero su expresión no encajaba con sus palabras.
Sebas y Ester intercambiaron miradas pero no había tiempo para preguntas, la sacudida del camión les indicó que era momento de la inspección. Podían escuchar voces afuera, pero era difícil saber que decían exactamente.
La luz los cegó cuando uno de los guardias abrió la puerta, apenas podían delimitar su silueta y los gestos que les hacía.-
¡Bajen!-Los cuatro salieron al exterior y el guardia los inspeccionó mientras su compañero observaba a Rodri y al conductor.-Abran sus mochilas.-Ninguno estaba entusiasmado por cumplir las demandas del policía pero bastó que el hombre colocase su mano en el mango de su arma para hacerles cooperar.-
¿Qué coño quieres? No tenemos nada.-Sebas le dio una suave patada a Mei para que se callase pero la chica lo pateo de vuelta con más fuerza.- No me voy a callar, esta gente no para de joder y me tiene harta ya.-El oficial ni se inmutaba, observaba detenidamente el contenido de cada mochila hasta encontrar lo que buscaba, le arranco el bolso a Sebas de las manos y le hizo señas a su compañero.-
¡Hey! ¡No puedes hacer eso! ¡Dámelo!-Los guardias hacían caso omiso a sus palabras, avanzando hacia su camioneta mientras el moreno les ladraba por detrás.
El guardia abrió una de las puertas traseras y arrojó la mochila al interior. Al cerrar pudo ver a través del reflejo de su ventana como el entrenador caminaba tras ellos con pies pesados. Se giró mientras llevaba la mano a su arma, eso bastaría para intimidarlo. El hombre cayó al suelo en lo que se giró, un agujero había aparecido en donde iba su ojo derecho.
Primero fue una explosión, pero no fue más que un preámbulo. El aire se lleno de ellas mientras el guardia restante tomaba refugio detrás de la camioneta. El polvo del suelo se levantaba y los vidrios blindados del auto se resquebrajaban cuando las balas impactaban. Pero él entrenador se mantenía de pie con la vista fija donde una vez estuvo el guardia, lo único que podía escuchar era su propia respiración. Lentamente bajo la mirada, un charco de sangre se formaba bajo sus pies. Su mente se llenó de ideas fugaces, casi todas dándole instrucciones de cómo actuar pero era reemplazadas por otras antes de que pudiese concretar alguna acción.
Su cabeza golpeó contra el suelo mientras el brazo de Mei lo cubría.
Tanto el mercader como el guardia arrancaron sus vehículos y se fueron de allí, dejando a los chicos a merced de sus atacantes.
Mei podía sentir a Sebas temblando bajo su cuerpo, pero no había tiempo que perder. La chica se incorporó y se preparó para arrojar su pokéball pero sus enemigos ya estaban sobre ellos.
Un hombre musculoso con una camisa de tirantes, pantalones de comando, botas negras y una bandada roja amarrada en su cabeza le apuntó con un fusil. Le dio una pequeña sonrisa que le hizo hervir la sangre, no tenía idea de quien era este tipo pero conocía a los de su clase de primera mano.-
Baja la pokeball, linda.-Mei apretó la pokeball y se preparó para arrojarla pero el grito de Ester la hizo frenar en seco.-
¡Sueltala!-Rodri se arrojo sobre el soldado que sujetaba el cabello de Ester pero un compañero tomó al rubio por detrás y a pesar de sus forcejeos logró tirarlo al suelo para luego colocar una pistola en su cabeza. Rodri no pudo hacer más que resignarse.
Auris, por su parte, tenía sus manos alzadas y bajó la cabeza aterrorizado mientras le apuntaban.
Mei miró nuevamente al hombre que le apuntaba a ella, llena de furia. La impotencia era un horrible sentimiento. Guardó su pokeball y alzó las manos.-
Dense la vuelta y ponganse de rodillas.- Ordenó el hombre de la bandana.- Ella no. Nos será útil.- Ester gritaba mientras su captor tiraba de su cabello, llevándola a rastras lejos sus amigos.-
¡Le haces algo y te...!-El hombre de la bandana le dio un golpe a Mei por la nuca con su arma, haciendola caer al suelo con un grito de dolor.-
¿Qué? ¿Qué harás?-Mei solo gruño como un pokemon salvaje.-
Levántate. Vamos.- Uno de los soldados tomó a Sebas de un hombro y lo arrojó junto a Mei. El chico tragó saliva mientras observaba el vacío con una mirada perdida. Parpadeó un par de veces y sacudió ligeramente su cabeza, parecía haber vuelto en sí. Miró a Mei con ojos llorosos y llenos de terror mientras el hombre con bandana ordenaba que los registrasen.
Los soldados les quitaron sus billeteras para luego entregárselas a su jefe que leyó con detenimiento sus identificaciones. Caminó hacia Sebas, que mantenía la cabeza abajo para evitar mirar al hombre.-
¿Sebastian González?- Sebas intento hablar pero su voz no salía así que solo asintió con la cabeza.- ¿Qué traías en la mochila?-Las palabras seguían sin salir de sus labios. El hombre le dio un golpe en la cabeza, haciéndolo soltar un gruñido. Para su sorpresa la que reaccionó fue la rubia, Mei se abalanzó sobre él pero el hombre le propinó un puñetazo en la mejilla que la arrojó al suelo. Se colocó sobre ella, apoyando su rodilla en su garganta para asfixiarla, mientras chistaba.- Esto no es contigo bonita.- Mei seguía forcejeando, pero la furiosa bestia empezó a tranquilizarse con cada segundo. Era difícil respirar, le dolía mucho el cuello y los ojos se le aguaron. Intentaba articular pero el aire salía con la misma dificultad con la que entraba.
Su cara se tornó roja y empezó a lloriquear sin control. Su cuerpo se tensaba y convulsionaba débilmente buscando que milagrosamente uno de esos movimientos le permitiese zafarse de su torturador.-
Déjala.-El hombre miró a Sebas que se mantenía mirando el horizonte.-
¿Qué?-
¡Déjala!-Exclamó el chico sin mirarlos.- ¡Déjala y te diré que había!-El hombre sonrió y se levantó. Mei tosió con fuerza y sus llantos se hicieron más audibles. Llevaba ya un tiempo sin experimentar algo así, pero los recuerdos seguían siendo igual de vivos.-
No había nada en la mochila, eran solo mis cosas.- Dijo Sebas tembloroso.-
Un estudiante. ¡Tenemos un musiu señores!-Los soldados rieron mientras su jefe se arrodillaba frente a Sebas para verlo a los ojos. Pero él chico apartaba la mirada cada vez más.- Me imaginó que lees mucho. ¿Hay algún libro interesante en esa mochila tuya? ¿Una guía de estudio, un libro de fórmulas?-
Hay... Yo... Me conseguí un libro hace unos días. En una cabaña en Undam.-
¿De quien era el libro?-
... De... Knoche... Gottfried Knoche.-
¿Encontraste algo más allí?-
... Un... Pokémon... Creo... Una momia.-
Entiendo.
Gracias por tu ayuda muchacho.- El hombre le sacudió el cabello con una mano y se puso de pie.-
Déjenlos aquí. Llevense a Mendoza.-
¡¿Qué?!-Sebas se giró para encarar al hombre pero este caminaba ignorando al muchacho.-
Solo vayan a casa niños.- El sonido de pokeballs abriéndose lo hizo frenar en seco. Todos habían sacado a sus pokémons y en respuesta los soldados alzaron sus armas hacia los entrenadores.- No quieren hacer esto.- Los pokemons gruñeron y dieron un paso al frente. El hombre de la bandana alzó su mano y sus hombres cargaron sus armas.-
¡Basta!-Exclamó Ester.- Sólo váyanse.- Rodri intentó rechistar pero Ester no lo dejó.- Voy a estar bien.- La morena les dio una leve sonrisa y acomodó su postura para emanar su aura de autoridad y seguridad, una fachada rota por una gota de sudor que recorría su rostro.- Guarden sus pokémons.-
Ester...- Auris no sabia que más decir.
Guardó a su pokémon y Rodri siguió su ejemplo.
Mei miró a Sebas que bajó la mirada y tomó sus pokéballs. Mei negó con la cabeza pero los guardó igualmente. Sin nadie en quien apoyarse la rubia guardó sus pokémons y maldijo al aire.-
Vamonos. Pero suelten mi pelo.- El hombre le hizo una seña a su subordinado y este soltó el cabello de la morena, que se lo sacudió y acomodó su vestido antes de empezar a caminar mientras los soldados la escoltaban.
Sus amigos solo pudieron ver como desaparecían entre la maleza.
Rodri se dio un golpecito en los muslos y miró al resto buscando alguna instrucción.-
Bueno... Eso pasó. Entoncesssss... ¿Ahora qué?-Preguntó el rubio.-
¿Qué pasó?-Todos se hacían la misma pregunta que Sebas.-
Son de la Fuerza de Liberación Regional. Tenían sus logos en la ropa.- Comentó Auris mientras todos se acercaban para reunirse en un pequeño círculo.- ¿Qué hacían aquí?-
No lo sé. Pero se llevaron a Ester.-Mei apretó los puños y se dirigió al bosque.- Tenemos que encontrarla.- Sebas tomó su antebrazo. La chica jaló con fuerza pero él apretó su agarre.- ¡Sueltame!-
¿Qué vas a hacer?-La pregunta de Sebas la enfureció más. No podían perder tiempo con estupideces.-
¡Voy a buscarla!-Mei tiró nuevamente de su brazo pero él la jaló devuelta.-
¡¿A hacer que?! ¡¿Vas a llegar allí y les vas a pegar hasta que te la den?!-
¡Si hace falta! ¡Si!-
¡Te van a matar si vas!-
¡No me voy a quedar aquí sin hacer nada!-
Chicos chicos.- Rodri hablaba con un tono sereno mientras movía sus manos arriba y abajo buscando calmar a la pareja pero ambos voltearon en su dirección con fuego en la mirada.-
¡¿Qué?!-Exclamaron ambos a la vez.
Rodri se mantuvo callado unos segundos, mordiendo sus labios y midiendo bien sus palabras. No quería ser el nuevo objetivo de su furia.-
Primero vayamos a la ciudad. Mientras más lejos estemos de Codaro mejor. Luego podemos hablar con la policía y les decimos que pasó.- Las miradas que le dirigieron eran suficiente para saber que quizás no lo pensó tan bien como creía.-
¿Eres estúpido?- Rodri frunció el ceño ante la pregunta de Sebas.-
¿Tratas así de mal a todos los que te quieren ayudar?- Espetó el rubio.- No podemos volver al pueblo. Si el ejército o la Fuerza nos ve estamos muertos.-
No podemos abandonarla. Y la policía no hará nada, ni siquiera sabemos a dónde la llevaron. En lo que tardamos en llegar a Sunqu podrían llevársela a otro lado o... -No quería continuar hablando, el solo imaginar todas las cosas que podrían hacerle hacia que se le revolviese el estómago.-
Querían el libro.- Todos miraron a Auris que empezó a caminar por la zona observando el suelo y el bosque.- Y la Fuerza lo sabe... Nos detuvieron para robarte el diario.-
Aja.-Dijo Sebas a secas. No había dicho nada que no supiesen ya.-
¿Cómo sabían que tenías el diario?-
Eh... No... No lo sé... Yo... Cuando Mei y yo bajamos la montaña fuimos a una estación de policía. Pero no nos tomaron en serio.-
Quizás así fue como supieron que lo tenias. Si el gobierno lo quiere podrían estar atentos a reportes sobre ataques de pokemons en la cordillera o cosas así.-Sebas cerró los ojos y contemplo la posibilidad que Auris había puesto frente a ellos pero... No, no tenía sentido.-
Un policía nos molestó a Mei y a mí. Si de verdad querían el diario me habrían detenido.-
¿Quizás no querían montar una escena?-Sebas negó con la cabeza.-
No. No sabían a donde iríamos después. Si hay gente dispuesta a matar por ese libro no se habrían detenido porque unos adolescentes empiezan a gritar... ¿Cómo sabían que estamos aquí? Nadie lo sabe.-
Mucha gente lo sabe.- Rodri miraba la pantalla de su teléfono y se la mostró al resto.- Ester estaba grabando su pelea en el gimnasio.-Ester había montado múltiples videos en sus redes sociales, todas ellas, hablando sobre los "Maravillosos Mavericks". Los videos iban desde grabaciones de sí misma armando su maleta para irse de viaje a highlights de sus combates en Aurum y Codaro. Todos especificaban el momento y lugar desde donde fueron grabados.
Sebas respiró hondo y empezó a caminar hacia el pueblo.-
Hay que volver a Codaro.-Afirmó el chico.-
¿Y qué haremos?-Preguntó Rodri.-
Más que si nos quedamos aquí.- Rodri no se movió pero Mei y Auris tomaron sus cosas y corrieron para alcanzarlo. Con un bufido el rubio fue tras ellos.-
¿Y si hablamos con los bomberos?-Auris miró al resto y todos asintieron a excepción de Rodri.-
¿Qué les diremos? Pelear con terroristas no es su trabajo.- Sebas rodó los ojos ante las quejas de Rodri. Aunque tampoco podía criticarlo, la situación lo tenía aterrado a él también, pero desde su punto de vista solo habían dos opciones "Abandonar a Ester" o "Hacer algo" y regresar al pueblo parecía ser su mejor opción.-
No tenemos que pelear, al menos no con ellos.-Afirmó Mei.- Si ambos quieren el libro ese. Podemos quitárselo a los militares y lo cambiamos por Ester.-
¿Y cómo haremos eso? Ni siquiera sabemos a donde se lo llevaron.- Rodri se detuvo para enfatizar su desaprobación.-
Deben estar cerca.-Comentó Mei con certeza.-
Se fue en su camioneta, podría haber ido a cualquier sitio.-La insistencia de Rodri era desmotivadora pero no le faltaba razón, sus conclusiones no eran más que meras suposiciones y corazonadas, pero era lo mejor que tenían.
Mei corrió para ponerse delante de todos y empezó a caminar de espaldas.-
Sólo piénsenlo. Quieren un libro raro que nadie más tiene, ven como lo roban pero dejan que el tipo se vaya. Eran más que él, podrían... no sé, haber usado un pokémon para detenerlo o al menos habrían ido con motos o algo para perseguirlo. ¿Por qué lo dejarían irse? Tenían toda la emboscada planeada, se les escapa y lo que hacen es ponerse a hablar con nosotros.- Quizás no eran terroristas pero sabía como operaban las bandas criminales y si algo había aprendido es que no dejas pasar la oportunidad. Menos cuando tu objetivo está en desventaja.-
Ellos ganan algo si lo dejan ir.-Sebas se mantuvo en silencio unos segundos antes de continuar. ¿Qué ganas con dejar a alguien escapar?- ¿Quieren saber donde está su base?-
Quizás haya alguien importante que va a buscar el libro.-Añadió Mei.- Y si saben que la Fuerza los busca irán a un lugar seguro.
Pero no cambiarán el sitio para reunirse.-
¿Cómo lo sabes?-Preguntó Rodri.-
Porque en mi barrio cuando venía gente importante y pasaban cosas, o la cancelaban o resolvían, pero nunca cambian el sitio. Tienes que mover gente, asegurarte de que no haya nadie, avisar a los demás. La gente vería que hay algo raro y como todos están ocupados es fácil atacarte mientras te mueves.-Todos se quedaron en silencio. Era algo impresionante. Mei había dicho algo inteligente y coherente.-
¿Dónde crees que podrían reunirse?-Preguntó Sebas. La chica podría haber dado en el clavo.-
No lo sé. ¿Qué sitios hay aquí donde los militares puedan ir sin que nadie piense nada raro?-
La refinería.-Dijo Auris.-
Mei.-Mei miró a Sebas mientras este se le acercaba. El chico tomó su rostro, la giró con cuidado y le plantó un beso en la mejilla.- Eres brillante.- La chica sonrió con mejillas coloradas y apartando la mirada, era tan vergonzoso... Quería que se lo dijera de nuevo.
Notes:
Hola a todos, mucho tiempo sin escribir. He estado ocupado con la universidad pero en estas vacaciones he podido escribir varios capítulos nuevos.
Espero que les gusten.
Nota: Ahora los capítulos seran mas cortos para hacerlos mas llevaderos.
Chapter 11: Capítulo 11
Chapter Text
Ven bonita.-Mateo movía el plato haciendo sonar las hojuelas en su interior.- Stella. No es divertido.-
Mateo.-El bombero dio un salto al escuchar su nombre. Se puso recto y encaro al grupo de aventureros para luego darles una sonrisa que rápidamente se tornó en confusión.-
Hola. Eh. ¿Ustedes no iban a irse con los mercaderes?- Los chicos se mantuvieron callados. Vinieron aquí porque los bomberos serían lo más cercano a una autoridad competente pero ahora que estaban parados frente a uno no sabían como abordar el tema.-
Secuestraron a Ester.- Las palabras de Mei fueron rápidas y concisas. Si no sabía cómo decir algo entonces simplemente lo decía.
Mateo se mantuvo estático por un momento, revisando los rostros de los chicos con la esperanza de que solo fuese alguna especie de broma pesada. Sonrió débilmente, si era una broma lo mejor sería reír, pero su expresión poco a poco se fue transformando en una de miedo y angustia.-
¿Cómo… Cómo que la secuestraron? ¿Quién?-Los mercaderes no podrían haber sido, los conocía desde niño, todos eran tan amables.-
La Fuerza de Liberación Regional.- Añadió Rodri. El tono blanco que tomó la piel de Mateo les hizo creer que entraría en un ataque de pánico, pero todo lo contrario, frunció el ceño y los miró con determinación.-
¿Qué les ocurrió?-Una vez relataron su historia Mateo tomó su radio y contacto al resto de sus compañeros. Los chicos no entendían nada de lo que decía, los tres bomberos no hacían más que intercambiar códigos entre ellos.- Hicieron bien en venir. Ahora nosotros nos haremos cargo. Contactamos a la policía y…-
Les dije que esto iba a pasar.-Rodri se sentó en el parachoques del pequeño camión de bomberos mientras lo decía.-
Se que están asustados pero ellos van a ayudarla. Se los prometo.- Las palabras de Mateo fueron poco eficaces.-
¿Y qué pasa con el diario?-Mateo miró a Auris con extrañeza. Seguía sin entender por qué un libro viejo era tan importante.-
Miren, perdón por decirlo así, se que está mal que se hayan llevado tus cosas Sebas y entiendo que ese libro es importante para ustedes. Pero lo importante ahora es asegurarse de que Ester esté bien.
Además, si la Fuerza lo quiere será mejor que lo tenga el ejército. Ellos lo guardarán en un lugar seguro.- Sebas negó con la cabeza y se dispuso a irse de la estación, esto no había sido más que una pérdida de tiempo.- Lamento no poder ser de más ayuda.- Los ceños fruncidos de los chicos le quebraban el corazón, sentía que les había fallado.
Auris le dio un golpecito a Sebas en un brazo para que lo mirase y con la cabeza le señaló las paredes de la estación. Estaban decoradas con mapas de distintos lugares del pueblo, probablemente para trazar planes en caso de incendios.-
Si tienen uno de la refinería podemos usarlo para entrar.-Le susurró al entrenador.-
Díselo a Mei y Rodri, yo puedo distraer a Mateo.-Le susurró Sebas devuelta.- Mateo.-El bombero miró al entrenador mientras este caminaba hacia él con las manos en los bolsillos.- Perdón por poner mala cara, es sólo que estamos nerviosos. Gracias por tu ayuda.- Ambos se estrecharon las manos y Sebas miró el plato de comida.- Por cierto. ¿Para qué es el plato?-
Stella se perdió. No la he visto desde anoche. Se acostó a dormir y cuando desperté ya no estaba.-Oh.- Miró a los lados como si estuviese buscando alguna pista del pokémon pero le hizo señas al resto para que no empezasen a revisar los planos y mapas.- Mighty tiene un buen olfato. Si tienes algo que le pertenezca a Stella puede rastrearla. Alguna camisa, una cama donde duerma, cualquier cosa.-
¿De verdad?-Mateo corrió a buscar una pequeña almohada rosada con imágenes de beautiflies estampadas en ella.- Aquí es donde duerme.- Sebas saco a Mightyena y le ordenó que olisquease la almohada.-
Busca.-Mighty empezó a olisquear el aire y suelo para luego empezar a caminar fuera de la estación.- Acompáñame. Los ralts son tímidos por naturaleza, además, si está asustada será más fácil atraparla si ve a alguien conocido.-Mateo asintió y ambos salieron de la estación. Sebas colocó una mano detrás su espalda y alzó su pulgar para indicarle a sus amigos que empezasen con la búsqueda.
El entrenador y el bombero se fueron alejando cada vez más del pueblo, siguiendo un camino pobremente pavimentado.-
¿Seguro que se fue tan lejos?- La vegetación del bosque era menos densa pero mucho más que en el propio pueblo, lo que dificultaba el ver lo que se ocultaba entre sus hojas. Sebas miró a Mighty y este le señaló con el hocico que debían continuar.-
Mighty dice que sí. ¿Nunca se había ido tan lejos?-
No. Siempre suele quedarse en el pueblo. A veces iba al gimnasio de Gregorio para ver los combates.-
Hm. ¿Qué hay por esta zona?-
Por aquí solo se llega a la refinería.- Fueron en silencio el resto del camino. La vegetación les indicó que estaban llegando a su destino, las plantas fueron perdiendo su color y voluptuosidad hasta que solo quedó tierra árida y reseca.
La refinería era un edificio largo, con 5 pisos de altura. 4 chimeneas de metal se alzaban, una llama bailaba en su cima, emitiendo un denso humo negro que rodeaba el complejo dándole un aire siniestro que era resaltado por las tonalidades grises oscuro de sus paredes y las vallas de metal que rodeaban el perímetro.
Habían autos y camiones con el logo del ejército estacionados dentro de las instalaciones. Soldados protegían el edificio principal, armas en mano y pokémons a su lado.
Dos soldados salieron de una caseta, el puesto de vigilancia desde donde protegían la entrada principal, y se detuvieron delante de la pareja.-
Identifíquense.-Mateo se detuvo pero Sebas miró a Mighty y como este empezó a caminar hacia un costado, buscando rodear a los soldados.-
Mi nombre es Mateo Agelbis, soy un bombero de Codaro.- Mateo señaló la insignia en su uniforme y los militares voltearon para ver al muchacho que lo acompañaba que se había ido siguiendo a su pokémon.-
¡Joven!-Sebas se detuvo en seco y volteó a ver al militar que lo llamó- Ven aquí.- Sebas fue con su expresión de imperturbable indiferencia mientras el hombre avanzó hacia él con la cara de un granbull.- ¿Cómo te llamas?-
Sebastian.- El hombre y el chico se mantuvieron en silencio unos segundos, en una especie de duelo de miradas, cada uno con sus ojos clavados en el otro. Gracias a ello el militar no se percató de cómo la pierna de Sebas temblaba suavemente.-
Esta es una zona restringida. ¿Sabes que significa eso?-
¿Le importaría explicármelo?- Necesitaba darle tiempo a Mighty para que identificase el rastro.-
Significa que no puedes venir aquí ni acercarte del perímetro, ni tú ni tú pokémon.- El hombre frunció el ceño en un intento de intimidar al muchacho. Para evitar que viese sus ojos temblar el chico miró hacia la refinería y su valla, como si intentase identificar que era exactamente de lo que debía alejarse.-
Oh.-Fue todo lo que contestó.-
¿Entiendes?-
Aja.- El chillido de Mighty captó la atención de todos los presentes. El pokémon empezó a ladrar a la valla para luego sobar su nariz con una pata.-
(¿Está electrificada? Pero debe ser fuerte si hizo que Mighty llorase así… Probablemente es para mantener lejos a los escalamita.)-
Guarda a tu pokémon, ya.- Sebas se dio la vuelta y caminó hacia Mighty lentamente.- Te dije que lo guardases.-
Su cerca le hizo daño. Necesito ver si está bien.-
¡Joven!- Sebas ignoró al hombre y se arrodillo frente a Mighty, acariciando su cabeza y revisando su hocico con cuidado. No había ninguna prisa, ¿Qué haría el militar? ¿Matarlo?-
Dime rápido. Levanta una pata si sí y chilla si no.
¿Oliste mis cosas?- Mighty alzó una pata y Sebas la tomó con cuidado.- ¿Oliste a Stella?-Mighty bajó su pata y la alzó nuevamente.- Déjame verla bien, no seas ridículo.
No tienes nada. Ven.- Guardó a su pokémon y se puso de pie, su faceta de duro se quebró un segundo cuando vio al hombre parado detrás de él. ¿Lo había escuchado?-
¿Tú no escuchas?- El chico asintió lentamente.- Habla ¿Sí o no?-
(Odio a este tipo de personas.)-
Sí.- El hombre miró como sus ojos bailaban sutilmente, intento apartar la vista de sus ojos y al mirar sus pies logró notar como uno de ellos daba pequeñas y rápidas pisadas.- ¿Tienes miedo?- El chico rodó los ojos y se alejó del hombre, no le seguiría el juego.- No te dije que podías irte.-
Es un área restringida no puedo estar aquí.- El otro militar se puso delante de él y su compañero llegó por detrás, rodeando al entrenador.-
Vinimos buscando a mi pokémon. Se llama Stella, se perdió y Sebas se ofreció a buscarla con Mightyena.- Mateo caminó con prisa, el entrenador no parecía percatarse del problema en el que se estaba metiendo.-
No está aquí. No hay pokémons por esta zona.- Afirmó el hombre con rostro de granbull.-
Si, estoy seguro de que solo se confundió. ¿Verdad Sebastian?-
Supongo.- Dijo el moreno.- No se le da bien seguir rastros. Pero fue la mejor idea que tuvimos.-
Tengo aquí una foto. ¿Si la ven podrían llamar la oficina de bomberos?-Mateo les mostró una foto de la ralts en su teléfono pero ninguno cambió su expresión.-
Váyanse.- Mateo sonrió nerviosamente e hizo una pequeña reverencia, agradeciéndoles por su tiempo. Sebas por su parte empezó a caminar devuelta al pueblo sin emitir un sonido.
Mateo corrió para alcanzarlo y una vez se alejaron de la vista de los soldados sus nervios y furia emergieron.-
¿Cómo se te ocurre portarte así?- Sebas lo miró de reojo y siguió su camino.-
Tienen a Stella. Mighty la olió, también tienen mis cosas.- La expresión furiosa de Mateo convirtió en una de confusión.-
¿Stella estaba por allí?-
Dentro del edificio. Mighty tocó la valla buscando pasar, seguramente pensó que podría romperla.- El silencio de Mateo le sacó una leve sonrisa. Era una oportunidad de oro.- Ese lugar es raro.- Si quería que esto funcionase necesitaba que el bombero diese la idea.- ¿Qué crees que hagan con ella?- Podía imaginar la cara de Mateo, la duda y el miedo lo estarían carcomiendo por dentro.
El bombero no contestó, apresuró el paso y fue directo a la estación. Sebas lo llamo para que no lo dejase atrás pero no le hizo caso.
Mei, Rodri y Auris los estaban esperando fuera de la estación, Mateo se les acercó con pasos pesados y se plantó firme frente al grupo.-
¿Dónde están los planos?- Los tres amigos intercambiaron miradas buscando una excusa o al menos que alguno tomase la iniciativa.- No estoy jugando, entréguenme los planos. Ya.- Sebas llegó cubierto de sudor y su respiración agitada. Mateo corría mucho más rápido de lo que imaginaba, y no se veía cansado, ¿Qué clase entrenamiento seguían estos bomberos?-
Mate…. Mateo… N… Dame un segundo.- Dijo el moreno entre jaleos. Pero Mateo se volteó a encararlo y el chico dio un paso atrás cuando se le acercó. Percatándose de su estado el bombero apretó los dientes y respiró hondo para tranquilizarse, era un adulto, no podía dejarse llevar así.-
Entiendo que quieren ayudar a Ester. Pero esto fue muy lejos.- La cara de perdido del entrenador le sacaba de quicio. Fingir que no entendía nada, debería darle vergüenza ser tan manipulador.- Me dijiste que me ayudarías a encontrar a Stella y da la casualidad de que la llevaron al sitio a donde quieren irrumpir.-
La dije a Mighty que la buscase, si nos llevó allí es porque…-
¿Qué haría ella en una refinería?- Sebas frunció el ceño, no le gustaba que le hablasen de forma tan agresiva y peor aún, que lo llamasen un mentiroso.-
No lo sé. ¿Ok? Pero si Mighty dijo que está allí…-
Entonces deberíamos ir a buscarla.- Continúo Mateo.- Y para eso hace falta el plano.- Sebas se mantuvo en silencio, no sabía cómo podía refutar sus afirmaciones. No tenía manera de demostrar que Mighty efectivamente había seguido el rastro.-
¿Por qué trabajas de bombero?- Rodri hurgo en su mochila y sacó el plano de la refinería que habían tomado de la estación.- Deberías ser detective.- Mateo tomó el dibujo y lo inspeccionó para ver qué era el real. Lo enrollo como un tubo y volvió a entrar a la estación.-
Si quieren ayudarla el vandalismo no es la solución.- Fue lo último que les dijo antes de cerrar la puerta de la estación.-
Puesssss… Lo intentamos. ¿Quieren comer algo?- La mirada que Sebas le dirigió a Rodri era fulminante, aunque a Mei le parecía algo tierna. Era como ver a un poochyena.-
Lo hablamos mientras comemos, ven.- Mei tomó a Sebas de un brazo y cuando intentó rechistar lo apretó contra su cuerpo y empezó a caminar lejos de la estación de bomberos mientras se recostaba en su hombro.- No seas tan amargado.- Comentó la rubia con una sonrisa traviesa.
Una vez estuvieron lo bastante lejos Mei lo soltó y empezó a dar saltitos de emoción, todo había salido perfecto.-
Les dije que iba a funcionar.- Comentó la chica con una sonrisa que le iluminaba la cara.- Soy una puta genio.- Sebas miró al resto y Auris saco su teléfono celular.-
Le tomamos una foto a los planos.- El músico le entregó el teléfono al entrenador que empezó a inspeccionar la foto, algunas cosas estaban borrosas pero de resto estaba perfecta.-
Fue idea de Mei. En caso de que Mateo se diese cuenta.- Las palabras de Rodri hicieron que el moreno mirase a Mei que sonreía con orgullo con sus puños en sus caderas.-
Cuando robas a alguien tienes que robarle más de lo que espera. Si cree que solo te vas a llevar una cosa le robas 2 y le devuelves la que menos te gusta.
Así cree que le devolviste lo que te llevaste y no revisa más.- Su respuesta dejó al chico… consternado. ¿Por qué sabía eso? ¿Qué tanta experiencia tenía robando?
Mei noto su expresión preocupada y con un chasquido de su lengua y un movimiento de manos le dejo claro que no debía darle muchas vueltas.-
Cálmate. No lo haré contigo.- La chica le regalo su sonrisa más picara mientras caminaba hacia él moviendo sus caderas con fluidez y gracilidad.- Lo único que te quiero robar son unos besos.- Sebas pasó de largo de ella, agachando la cabeza y apartando la mirada para que no viese su rostro sonrojado, pero aún de espaldas se podía ver el rubor en sus orejas.-
Fue un buen plan.- Dijo el entrenador. “Un buen plan”. Si no le gustase tanto podía estar seguro de que Mei le hubiese dado un golpe por no darle el reconocimiento que se merece. Fue un plan brillante, extraordinario, fantabulastico incluso.-
Si la Fuerza atacará la refinería debemos estar cerca, aprovecharemos cuando lo hagan, tomamos el diario y nos vamos.- Todos asintieron ante las palabras de Sebastian, a excepción de Rodri.-
¿Cuál es el plan?- Mei miró al rubio confundida.-
Lo acaba de decir. Entramos, salimos y nos vamos por unas cervezas.-
Eso no es un plan. ¿Qué haremos si nos atrapan? ¿Qué pasa si nos ve alguien adentro?-
No tenemos que pensar en eso porque no va a pasar. Duh.- Respondió Mei sacando la lengua para ridiculizar a Rodri.
Mei corrió hacia Sebas y abrazo su brazo, colocándolo entre sus pechos mientras recostaba su cabeza en su hombro.
La fe inquebrantable de Mei en sus compañeros era inspiradora, pero no compartida. Incluso cuando acamparon a las afueras de la refinería, ocultos entre la maleza del bosque, las dudas carcomían sus cabezas.-
Chapter 12: Capítulo 12
Chapter Text
Movimiento en la zona 14, voy a revisar el perímetro.- El soldado caminó hacia la valla, estaba seguro que había visto un celaje huir hacía la maleza. El hombre preparó su arma y se acercó con cuidado.
Oculto entre los matorrales estaba una pequeña Eevee que le gruñó al verlo.-
Falsa alarma. Solo es un eevee.- Reportó el soldado antes de pisar el suelo con fuerza para espantar al pokémon. Su cuerpo dio un estirón, sus músculos tensándose y petrificándose mientras ese agudo chirrido invadía sus oídos.
Cayó de espaldas al suelo, su vista enfocada en las estrellas. El enorme trasero de Percy se apareció encima de él, cayendo sobre su cabeza y noqueándolo de lleno.-
¿Seguro que no le rompimos la cabeza?-Preguntó Sebas mientras los aventureros salían de su escondite entre los matorrales. La falta de respuesta a su pregunta solo logró preocuparlo más.-
Deja de llorar y abre esa mierda.- Ordenó Mei.
Percy tomó la reja y la abrió de par en par con sus propias manos. La electricidad le causaba un leve cosquilleo, era como un masaje.
Esclamate se encargó de arrastrar el cuerpo del soldado entre la maleza y lo envolvió en sus lianas por sí acaso intentaba escapar.
Todos entraron a la refinería y corrieron hacia una de las paredes exteriores, pegándose a ella mientras Percy, Alda y Esclamate corrían detrás. Sebas guardó a sus pokémons y Esclamate arrojó sus lianas a la cima del edificio, sujetándose a unas tuberías sobresalientes. El pokémon fantasma podía ser delgado pero fue capaz de cargar al grupo en pares y dejarlos en el techo de la refinería.
Rodri abrió el mapa en su teléfono y todos formaron un circulo a su alrededor.-
Bien, debería haber un ducto de ventilación cerca. Podemos usarlos para movernos sin que nos vean. Tenemos que ser rápidos, cuando se den cuenta que noqueamos a uno de los guardias sonaran las alarmas.-
¿Pero donde deberíamos buscar?- Preguntó Auris.-
Yo digo que nos dividamos. Mei con Rodri y Auris conmigo.- Auris se acercó ligeramente al entrenador y le susurró al oído-
¿Es seguro dejarlos solos?- Sebas miró al par de rubios que de inmediato sonrieron.-
Auris, vas con Mei y Rodri conmigo.-
(Pft. ¿Por qué no quieres que vaya contigo?)- Mei infló las mejillas y abrazó a Auris por detrás, recostándose al punto de que el moreno casi se iba de bruces, mientras giraba su rostro para mirar a Sebas con indiferencia. Aunque el chico no le estaba prestando atención, seguía intentando leer el mapa. Que frustrante.-
¿Entonces estamos… aquí?-Dijo señalando un punto al otro lado del edificio.-
No, aquí.- Rodri miró a Sebas, que aún no se veía muy seguro, de verdad parecía costarle entender dónde estaban.-
Bien, como sea, Rodri y yo iremos a las oficinas de los jefes y Auris y Mei vayan al almacén.- No tenía idea de que ruta tomar, así que le dejaría al rubio ese trabajo.- Dudo que quien sea que vaya a venir lo haga a pie. Y estén atentos por si ven a Stella.- El primer paso sería quitar la tapa que bloqueaba el acceso a los ductos.
Sebas sacó su navaja suiza, observando con cuidado los tornillos que sujetaban la tapa y buscando el adecuado. Mei, que consideró esto tardaba demasiado, le ordenó a Esclamate que la arrancase de un tirón.
Avanzar era difícil, los ductos eran estrechos y Rodri era demasiado corpulento como para arrastrarse con fluidez. La rendija era estrecha, solo podían ver el suelo de la oficina y una esquina del escritorio.-
¿Seguro que es aquí?-
Eso dice el mapa. Pero tengo una duda, jefe. ¿Cómo bajamos?- Sebas no le contestó, la verdad no había pensado en ello.-
No lo sé, no quiero hacer mucho ruido.-
Podemos ir a-Un chirrido resonó por los ductos, el primer y único aviso. La rendija cedió por el peso y Rodri se desplomó hacia la oficina, cayendo de cara contra el suelo con sus piernas doblándose sobre su cabeza como la cola de un skorupi.
Sebas asomó su teléfono con cuidado para peinar la zona con su cámara, no quería acercarse al borde y correr la misma suerte que su amigo.
La oficina era rectangular y amplia, sumamente ordenada, con un enorme cuadro al oleo de Rafael Martínez vestido en su uniforme militar. Uniforme que le quedaba algo ajustado pues el artista se había dado el lujo de representar al presidente con una mayor masa muscular y un rostro más grácil que el que uno veía en televisión.
Una vez confirmó que no había nadie, bajó con cuidado a la sala.-
(Qué raro que no haya venido nadie.)- Pensó mientras Rodri se incorporaba con leves quejidos. Su espalda le dolía pero hubo un segundo donde se sintió sublime, todos los huesos de su espalda sonaron, era incluso mejor que un quiropráctico.-
¿Estás bien?- Sebas se acercó al rubio y este le sonrió mientras hacía estiramientos.-
Como nuevo. Vamos a buscar la cosa esa y nos vamos de aquí.- Mientras esos dos hurgaban la oficina, Mei y Auris consiguieron llegar al almacén.
Era enorme, con filas de cajas, bidones y… ¿Qué clase de cajas eran esas? Ninguno de los dos podía creer lo que veía, dentro de unas cajas transparentes con pequeños agujeros en su parte superior habían grimers y muks de Sacris, pero lo más horrible era que la mayoría estaba inmóvil. Auris entendió inmediatamente lo que había ocurrido, había escuchado historias cuando huyó de su región, personas que buscaban irse ocultas dentro de cajas o contenedores, pero rara vez iban solos. Los contrabandistas meten a tantos como pueden pero el oxígeno es limitado y el espacio diminuto, cuando llegaban a su destino, sólo unos pocos afortunados, o desafortunados, emergían de sus escondites.-
¿Están?-
¿Contrabandeando pokémons?- Mei le quitó las palabras de la boca.
Obreros tomaban las cajas llenas de pokémons y se las llevaban fuera de su vista mientras que otros llegaban a almacenar lotes de bidones en las estanterías.
Los ductos temblaron mientras un ejército de soldados marchaba con prisa hacia la salida del almacén. Ambos se arrastraron y pudieron ver como una camioneta negra de ventanas opacas y sin placas entraba a las instalaciones. De ella se bajó un hombre vestido de traje, era obeso y calvo, y Mei lo reconoció al instante. Era Ciriaco Martínez, primo de Rafael Martínez, EL Rafael Martínez.-
¿Está listo?- Un hombre de cabello liso corto y azul se acercó a Ciriaco. Llevaba una bata de laboratorio.-
Buenas noches.-Ciriaco no le contestó.- Apenas hemos logrado hacer suficiente para un legendario.-
Nos dijeron que habría suficiente para dos.-
La merma fue mayor a la esperada. Sin embargo, el contenido es más potente.- El hombre azul metió una mano en su bata y sacó una pequeña esfera morada, similar a una pokéball. Todos los militares apuntaron sus armas al científico y este avanzó hacia una de las cajas transparentes. Metió la esfera a través de uno de los agujeros y un humo denso y morado oscuro salió de la pelota mientras el científico deslizaba la tapa de la caja, sellando a los pokémons en su interior.
Los muks y grimers empezaron a sacudirse y gritar con fuerza pero sus movimientos y quejidos eran cada vez más débiles. Auris se tapó los oídos, las lágrimas corrían solas por su rostro, pero no podía escapar de sus llantos, sus suplicas.
Eventualmente los pokémons dejaron de moverse.-
Ni siquiera un pokémon de tipo veneno puede resistir la toxina. Un pokémon legendario se verá debilitado por la misma en cuestión de minutos.- El científico azul claramente estaba orgulloso de su trabajo.-
Bien, bien. Súbanlo al camión.- Ciriaco dio media vuelta pero el científico tosió con fuerza para llamar su atención.-
Si no es molestia, hay algo de lo que me gustaría hablar.
Tengo entendido que su equipo se hizo con un objeto de suma importancia para nuestra organización. Agradecería que se nos haga entrega del mismo. Me comunique con el comandante de la guarnición local, sin embargo, recibí una negativa por su parte.- Ciriaco se dio la vuelta.-
¿Y para que necesitan ustedes ese libro?-
Tengo ordenes de hacerme con el mismo. Tengo entendido que nuestros superiores acordaron que el diario del científico conocido como Gottfried Knoche debía ser entregado al administrador más cercano al momento de su recuperación. Al ser yo un administrador solicito que se haga honra del acuerdo entre ambas partes.-
El diario será entregado cuando la situación lo permita. El comandante desea examinarlo.-
El acuerdo estipula- Las palabras del científico que se vieron cortadas por el avance de Ciriaco, incluso dio unos pasos atrás cuando el hombre parecía que se le venía encima.-
¿Está yendo en contra de ordenes del comandante supremo?-
Sólo solicito que-
Se le hará entrega del diario cuando el comandante lo considere apropiado.- El científico azul frunció el ceño, apretó el puño, pero perdió fuerza tras un breve duelo de miradas entre ambos.-
Sí. Por supuesto.-
Suban las cosas al camión.-Sebas estaba investigando debajo de un escritorio cuando su teléfono sonó. Del brinco se dio un golpe en la cabeza y sacó el dispositivo con prisa para silenciarlo, se le había olvidado.-
¿Auris?-
Se están yendo.- Dijo Auris en un susurro.-
¿Qué? ¿Quién?-
No lo sé, pero se va a llevar el libro.-
Bueno, eh… no sé. Deténganlos.-
¿Y cómo coño hacemos eso?- Espetó Mei por lo bajo.-
Eh…- Auris no podía creer lo que diría.- Mei, saca a Esclamate.- Las lianas salieron de los ductos y atraparon a Ciriaco. Los soldados apuntaron sus armas hacia el ducto pero las lianas se retrajeron y alzaron al ministro por los aires.-
¡No disparen!- Ordenó él jefe de los de los soldados. Ciriaco gritaba despavorido, al principio se sacudió buscando liberarse pero al percatarse de la altura que lo separaba del suelo el ministro solo soltaba débiles balbuceos, incapaz de articular palabra.
Mei y Auris se movieron los más rápido que pudieron por los ductos, Esclamate rompió la tapa y arrastro dentro al ministro mientras seguía a los humanos.
Mei pateo la primera rendija que vio y salió al exterior, estaban a ras del suelo en uno de los pasillos de la refinería, ayudó a Auris a salir y Esclamate los siguió detrás.
Una de las puertas se abrió de una patada y los soldados entraron en oleadas, pero Esclamate colocó al ministro entre su entrenadora y los soldados, haciéndolos retener el fuego.-
¡No disparen! ¡No disparen!- Suplicó el ministro entre lágrimas. Esclamate gritó con fuerza, paralizando a varios de los soldados enemigos, antes de huir con los jóvenes por uno de los pasillos.
Una alarma comenzó a sonar por las instalaciones, cortinas de hierro cayeron en todas las entradas, sellando la refinería del exterior.
Mientras tanto Sebas y Rodri seguían husmeando entre los documentos. Apenas leían por encima pero les dejaron claro que esta refinería no trabajaba con petróleo. Había reportes de entrega, producción de químicos y algunas anotaciones sobre la biología de los muks y grimers de la región.
El sonido del cristal cayendo los tomó por sorpresa, ambos se giraron hacia el cuadro e intercambiaron miradas. Entre los dos apartaron la inmensa “obra de arte” y tras ella había un agujero de un metro cuadrado de interior metálico.
El agujero contenía una especie de cápsula cilíndrica de plástico transparente cuyas bases estaban hechas de metal. La parte superior tenía una agarradera para su fácil transporte y la inferior estaba llena de pequeñas pantallas y sensores que indicaba los latidos del prisionero, la composición del aire y presión dentro del cilindro y el estado de salud general del sujeto.-
¿Stella?-Ralts miró a los jóvenes con una sonrisa y se acercó a la pared de plástico para observarlos mejor.
Sebas metió la mano y tomó la cápsula, sus intentos por abrirla fueron en vano, pero al menos parecía que estaba sana.-
Te sacaré cuando estemos fuera. ¿Sí?-
Sebas. Deberías ver esto.- Rodri estaba parado frente al monitor de la oficina, en la pantalla se podía ver a Mei y Auris. Estaban en un pasarela que pasaba sobre un gigantesco tanque de químicos negros y morados, los guardias habían bloqueado sus salidas.
Esclamate estaba parado junto a la barandilla, sujetando lo mejor que podía a Ciriaco, que colgaba sobre el baño de químicos mientras se movía cual péndulo.-
Tú novia está loca.- Dijo Rodri con una sonrisa.-
No es mi novia.-
Si tú dices.- Pudieron ver como la chica sonrió con confianza y camino risueña hacia el borde la barandilla.-
Dinos donde está el libro y te subo.- Auris dio un paso atrás, acercándose a la rubia, si utilizaba a vulpix abrirían fuego, no había espacio para movimientos bruscos.-
¡No sé de que me hablas!-
Tú sabes. El del tipo raro, Coche.- Mei se recostó contra la baranda y Ciriaco descendió unos centímetros, para sus horrores.-
¡No lo sé! ¡No lo séééé!-
Sube al ministro lentamente o…- Ordenó uno de los soldados.-
¿O qué?-Contestó la entrenadora altanera.-
¡No es momento para juegos!- Auris dio otro paso atrás cuando los soldados avanzaron uno.-
¿Por qué? Si nos matan el muere. Si nos dice lo subimos. Tampoco es tan difícil.-Los ojos de Mei se abrieron como platos cuando escuchó la cuerda romperse, el sudor recorría su cuerpo y su sonrisa, que antes la hacía ver confiada y dominante, la dejaba como una tonta.
Vigoroth brincaba por las tuberías, escalando velozmente las escaleras y pasillos de metal mientras llevaba al ministro al hombro. El pokémon se detuvo junto a su entrenador, un hombre joven de unos veintitantos, que llevaba gafas gruesas y de cabello marrón claro alborotado. Tenía una bata idéntica a la del científico azul.-
Buen trabajo, jijiji, buenchico.- Hablaba con prisa, sus palabras tropezándose entre sí y entremezclándose con su respiración agitada y risillas.
Acariciaba a vigoroth con fuerza, el pokémon empezó a mover una pata con rapidez mientras reía felizmente por los mimos de su entrenador.
Ciriaco soltó un suspiro de alivio mientras acomodaba la corbata de su traje.-
Bien hecho Brio.
Le diré buenas cosas a mi primo sobre ti.-
No hace falta, nono, jijiji. Ahora el libro.- Ciriaco ni siquiera tuvo tiempo de responder cuando vigoroth lo colocó sobre el barril de químicos. Lo sujetaba por una pierna y lo sacudía como un muñeco de trapo.- Ella tiene razón, esmuysencillo.-
¡¿Qué haces?! ¡Maldito loco!¡Suéltame!- Ciriaco lo miró a los ojos, enérgicos y temblorosos, al igual que su sonrisa.- ¡Dale el libro!- Exclamó, su rostro tan blanco como el vigoroth.-
Señor, tenemos ordenes.- El militar fue cortado por el aterrado ministro.-
¡Entrégale el maldito libro!- Uno de los militares sacó su mochila y hurgo un poco hasta sacar el diario. Lo alzó para que el científico de lentes lo viera y este sonrió complacido.-
Baje al ministro y haremos el intercambio.- El hombre apenas pudo terminar su frase cuando le fue arrebatado de las manos. Mei tomó a Auris del brazo y lo arrastró con ella mientras saltaba al vacío. Esclamate había utilizado sus lianas para arrebatar el diario y ahora todo dependía de él.-
¡Ahora!- El pokémon fantasma arrojó sus lianas a la baranda de la pasarela mientras Mei lo sujetaba y Auris a ella. Los tres descendieron directo al tanque de químicos, era demasiado peso, pero Esclamate se las ingenio para soportar unos pocos segundos, haciéndolos columpiarse justo por encima del borde del mismo. Todos cayeron al piso de abajo cuando el brazo de Esclamate cedió, aunque no pudo columpiarlos tan lejos, al menos no se habían herido gravemente en la caída.-
¡No! ¡Nonononono!- El científico de lentes maldecía mientras se rascaba su cuello y cabeza, sus uñas rasgando su piel hasta hacerlo sangrar ligeramente.-
Recuperaremos el libro. Baje al ministro con cuidado.-
¡No!-El científico se apoyó de la baranda, babeaba y su ojo izquierdo temblaba de los nervios. ¡¿Acaso no se habían dado cuenta?! Carl había activado el confinamiento, eso solo podía significar una cosa, no podían haber cabos sueltos.
Ellos, todos, eran inútiles.-
¡¿Qué haces?!-El científico silbo y vigoroth arrojó al ministro a los químicos.
Ciriaco gritaba mientras la piel y cabello se separaban de su cuerpo. Con cada chapoteo quedaba menos del hombre, y tras unos segundos, la mezcla quedó estable y el cuerpo del ministro de hidrocarburos desapareció en su totalidad.
Los militares abrieron fuego pero un escudo azul translúcido envolvió a vigoroth y Brio, la protección había bloqueado las balas sin problema.
La sonrisa de Brio deformaba su rostro.-
Me toca.- Sebas y Rodri presenciaron la masacre desde las cámaras. Vigoroth avanzaba a toda velocidad entre los soldados, las cámaras solo eran capaces de captar su celaje blanco mientras sus garras desgarraban la carne de los soldados como un cuchillo que atraviesa la mantequilla.-
Vámonos de aquí.- Sebas asintió y ambos salieron disparados de la oficina.
Avanzaban por escaleras y pasillos, pasando junto a científicos que hacían poco más que apartarse del camino del dúo. Todo esto le parecía de lo más extraño a Sebastian, esperaba más resistencia, el lugar estaba tan asegurado por fuera que lo imaginaba como una fortaleza.
Aunque tampoco es como que eso fuese algo malo. Mientras menos oposición hubiese mejor para ellos.-
¡Vuelta en U! ¡Vuelta en U!- El celaje amarillo de Rodri le paso por un costado momentos antes de que la patada lo alcanzase. Intentó cubrirse con su brazo pero el golpe le atinó de lleno. Su cabeza golpeó contra la pared, el mundo se tornó borroso, intentó sujetarse de un escritorio que estaba cerca pero su cuerpo cedió y cayó al suelo. El pitido en sus oídos era lo único que podía discernir con claridad. La cabeza le dolía, como si fuese a explotarle, o quizás ya lo había hecho y simplemente no lo sabía.
Necesitaba… Necesitaba levantarse, huir, sus pies no respondían. Los gritos de ralts eran débiles y difusos.
Entrenador y pokémon avanzaron con calma mientras el chico intentaba arrastrarse a duras penas.-
Tú debes de ser quien encontró el diario del doctor.- Sawk caminó hacia el entrenador y piso su espalda, clavándolo en su lugar. Podía sentir su columna crujir ante la presión que aumentaba lentamente.- Imagino que el resto de intrusos han de ser conocidos tuyos.- El pelo azul sintió su aliento en la cara. ¿Cuándo había liberado a su pokémon? Sawk le propinó un golpe a Mighty en la mandíbula, arrojándolo varios metros hasta que golpeó el suelo. El científico se recostó en la pared mientras sudaba frío, toqueteaba su cara asegurándose de que efectivamente había logrado salir intacto.
Mighty se levantó con un gruñido y se preparó para defender a su alfa.-
Platón. Encárgate de… eso.- El científico sacó un pañuelo blanco del bolsillo de su bata para limpiarse el sudor y babas del rostro.
Sawk corrió hacia Mighty y este le saltó encima, arrojándolo al suelo. Abrió sus fauces buscando su rostro pero el pokémon de lucha colocó su brazo de por medio. Mighty clavó sus colmillos y Platón le dio un puñetazo en la cara, pero el pokémon siniestro no cedía, por el contrario incrementaba su agarre mientras su rostro se deformaba con la furia. El grito de dolor de su alfa lo hizo perder la concentración los segundos necesarios para que Sawk se diese la vuelta y se colocase sobre el pokémon siniestro. Le propinó un golpe en la parte superior de la cabeza y metió una mano dentro de su mandíbula, jalándola hacia arriba. Mighty intentaba cerrar sus fauces pero apenas podía resistirse.-
¿Dónde estábamos? Ah sí, te haré unas preguntas y necesito que seas honesto y concreto. ¿Te parece bien?- El científico se inclinó para tomar a Stella pero Sebastian la abrazo con fuerza mientras la cubría con su cuerpo, ganándose una patada en las costillas.- Necesito que me devuelvas eso.- El cuerpo del chico aflojó su agarre mientras lloriqueaba, todo le dolía mucho, solo quería irse a su casa.-
Ralts.- El chillido de Stella lo hizo tensarse y sin pensarlo dos veces volvió a sujetar el cilindro con la misma fuerza que antes y nuevamente recibió una patada por parte del hombre azul.-
Que noble.- El científico le dio una suave patada en el brazo, sacándole un grito al entrenador.- Parece que está roto. Es normal, Platón no suele medir su fuerza.
Por desgracia para ti, yo tampoco.-
Chapter 13: Capítulo 13
Chapter Text
Mei y Rodri cayeron al suelo al chocar. La rubia le dio una patada en la cara antes de que pudiese levantarse, pensando que se trataba de algún enemigo.-
¡En la cara no, que soy actor!-El rubio se llevó la manos al rostro y quedó en posición fetal en el suelo mientras la chica se incorporaba de un salto.-
¡¿Y Sebastian?!-Rodri miró detrás de sí, luego a los lados, ¿No lo había seguido?
Estaba detrás de mí cuando nos atacó el tipo raro.-
¿Uno de pelo azul?-Rodri asintió y Mei salió corriendo en la dirección de donde venía Rodri.
El crujir del metal erizó el cabello de Mei. Estaba aquí.-
(Debe estar acercándose. No hay tiempo para voltear. ¿Qué debo hacer? Mató a los militares, no juega.)- Mei se deslizó hacia la salida, aganchando su cabeza lo más que podía. Las garras de vigorth se clavaron en la pared detrás de ella, cortando su cabello pero dejando su cabeza intacta. Un ataque a la cabeza era lo más probable, efectivo, rápido, sin posibilidad de responder.
Esclamate no era una opción, pero quizás el tipo raro no sabía eso, eso hacía un ataque letal más probable, le quitaría la oportunidad de usar a su pokémon.
Mei se levantó tan rápido como pudo, quitandose su chaqueta para arrojarla y obstruir la vista de vigoroth, pero el pokémon fue demasiado veloz. Su garras atravesaron el cuello de su chaqueta, clavandola contra la pared.
La chica mordió sus labios para no gritar, la sangre bajó por su pecho, le había cortado parte del hombro.-
¡Demolición!- El ataque de BuySell fue bloqueado por la protección de vigoroth. Buizel rebotó en el escudo y cayó de pie dando un giro en el aire.-
¡Uuuuhhhh! ¡Amocuandoluchan!-Dijo mientras daba rápidos brinquitos juntando sus manos.-
Perseguir a sus presas, era TAN emocionante.-
Aaaaahhhh.- Brio miraba alrededor con curiosidad, algo no cuadraba.-¿Y el otro?-
¡Buiiii!- Brio esquivó el golpe de buizel sin esfuerzo. Pero el puñetazo de Rodri lo tomó por sorpresa.
El golpe lo echó atrás unos pasos, pero lo más importante es que logró captar la atención de vigoroth. El pokémon soltó a Mei y se abalanzó contra él, BuySell empujó a su entrenador fuera del camino con un aqua jet, evitándole un grotesco final.-
¡Buiiiii!- El pecho de BuySell se infló mientras tomaba aire.- ¡Zel!- El rayo hielo golpeó a vigoroth de lleno, recubriendo su pecho con hielo que poco a poco se fue extendiendo a lo largo de su cuerpo hasta cubrirlo por completo.
Brio rechinaba los dientes mientras se rascaba la cabeza y rostro con furia, las cosas no debían salir así.-
¡Viento hielo!-La ventisca golpeó a Brio por el costado, congelando la mitad de su cuerpo.
Era imposible, se suponía que solo habían dos pokémons con ataques de hielo.
La sorpresa de Brio al ver al vulpix blanco junto a Mei fue la misma que la de Mateo al ver a Auris entrar por la puerta, el chico estaba empapado y temblaba mientras intentaba recuperar el aliento.-
Pero entonces... ¿Auris?- Rodri miraba a vulpix y a Mei, que le sonreía llena de orgullo.-
Se fue.-Dijo Mei al guardar a vulpix en su pokéball.-
Él... lo tiene.- El frío le dificultaba a Brio hablar.-
¿Ahora es que te das cuenta?-Mei fue con el científico y le dio un golpecito en la frente.- Y dicen que yo soy estúpida.-El resquebrajar del hielo hizo que los pelos de Mei se erizacen.-
Ve por Sebas.-Vigoroth rompió parte del hielo y fue capaz de recuperar la movilidad en su brazo derecho.-Nosotros nos encargamos.- Ambos intercambiaron sonrisas antes de partir. Vigoroth rompió el hielo restante con su brazo y le rugió a Rodri y BuySell que flexionaron un brazo y golpearon sus bíceps.-
¿Dónde está Mendoza?- El científico de pelo azul tenía una pierna en la espalda de Sebastian, había tomado sus brazos y jalaba hacia atrás poco a poco.-
¡No lo sé!-Chilló el entrenador. Ralts golpeaba su transparente prisión, pero nada parecía funcionar.-
No me convence.-Jaló con un poco más de fuerza, sacándole más gritos al entrenador. Platón por su parte hacia lo mismo con Mighty, justo frente a su entrenador, el pokémon le habría las fauces de a poco, desgarrando su mandibula con cada respuesta insatisfactoria que obtenían.-
¡Se la llevaron! ¡No sé donde!-
¿Quienes?-
¡La FLR!-La cabeza del peliazul bajo con el golpe que Mei le propinó. Había tomado una silla y lo golpeó en la coronillla, se giró para golpearla pero la chica dio un salto atrás y le propinó un golpe al costado de la cara con la silla.
Mientras el científico azul se tambaleaba, aturdido, Mei corrió hacia Sebas y se arrojó al suelo, deslizándose hacia él. Necesitaba tomar sus pokeballs y rápido.
Platón intentó atacarla pero cayó al suelo cuando Mighty lo mordió por el tobillo. Sawk lo pateaba en el hocico pero el Mightyena se negaba a ceder.
Mei tomó la primera pokeball que encontró y la arrojó al aire, liberando a Alda. Estaba buscando a Percy, pero serviría.-
¡Alda ve con Mighty y usa refuerzo!- Eevee hizo como se le ordenó, Platón intentó detenerla pero el pequeño pokémon resultó ser demasiado escurridizo, logró subirse a la melena de Mighty y lo sujetó con fuerza. El cuerpo de ambos pokémons comenzó a brillar y el agarre de Mighty aumentó al instante.
Sawk tomó impulso y rodó sobre si mismo mientras se movía a un costado, golpeando a Mighty contra la pared de la sala. El pokémon siniestro lo soltó pero se incorporó con rapidez y tanto Mighty como Alda rugieron para dejarle claro a Platón que su batalla no había terminado.
El científico azul se frotaba la mandíbula, no se la habían dislocado y su nariz parecía seguir en su posición natural. No fueron más que daños superficiales. Necesitaba enfocarse en algún objeto, es posible que haya sufrido daños en los ojos tras el impacto.
El grito de Sebas le recordó su objetivo original.
Mei lo llevaba cargado por un brazo pero el chico había caído, estaba hecho un mar de lagrimas y mocos, pero seguía negándose a soltar la cápsula de ralts.-
Tenemos que irnos, ya.- Sebas apretó los dientes y se incorporó como pudo pero no podían escapar del peliazul.
Mei tomó la última pokeball de Sebas y la arrojó, liberando a Percy.-
¡Pistola agua!- Percy tomó aire y el científico arrojó su propia pokeball, un gurdurr salió de ella y clavó su viga en el suelo, cortando el chorro de agua y protegiendo a su entrenador.
Mei apretó los dientes, sus ojos se aguaron, no... no sabía que hacer. Arrojó la pokéball de vulpix, que se posicionó junto a Percy.-
¡Percy! ¡Vulpix!... ¡Resistan!... Por favor.- Marshtomp miró a su alrededor, no tenía claro qué estaba ocurriendo pero si sabía que todos estaban en peligro y de ser así, ENTONCES DARIA LO MEJOR DE SI.-
¡MAAAAARTSHOMP!- Percy volvió a lanzar su chorro de agua, más grande que el anterior y el gurdurr enemigo empezó a retroceder, ni siquiera el peso de su viga podía protegerlo de Percy. Vulpix se le unió con una nieve polvo, gracias al agua que salpicada de Percy la congelación era más sencilla
Mei sonrió orgullosa, pero luego miró a su compañero.-
Solo resiste un poco más, ¿Sí? Ya casi salimos.- Sebastian asintió levemente y tras tomar aire ambos salieron de la sala lo más rápido que pudieron.-
(Me duelen las piernas... no pienses en ello. Solo... solo... sigue.)- El dolor en sus miembros aumentaba con cada paso, lágrimas se escurrían sin parar por su rostro. En un momento sus piernas cedieron nuevamente, era como si le clavasen una espada a través de la columna. El chico cayó con un grito y rompió en llanto nuevamente. Empezó a negar con la cabeza, apenas habían podido salir de la sala.-
Vete.-
No seas marica, ya casi salimos.-
Mei... toma a Stella y vete.-
Voy a levantarte y...-
¡Que te largues!-
¡Que no me voy a ir, coño!- Las lágrimas de Mei cayeron sobre su cabeza, la chica se arrodilló frente a él y tomó delicadamente su cabeza.- Nos vamos juntos.- No alzó la mirada, no podía verla a los ojos, no quería.
Su cabeza se deslizó entre las manos de ella y golpeó y el duro y frío suelo de metal que conformaba la pasarela donde caminaban. Tenía fuerzas para seguir, lo sentía, ¿Pero cual era el punto? Solo la retrasaría.
El chico se mantuvo en silencio y cerró los ojos, era... tan patético. Pero quizás... solo quizás, si lo era lo suficiente, se iría. No quería morir, estaba aterrado pero, no podía arrastrarla con él.-
¡Marsh!- Percy paso por encima de ambos, golpeándo el suelo y rebotando antes de quedar inconsciente.-
¡Guuuu...!- Gurdurr salió de la sala, su viga de hierro rota por la mitad, dando un par de pasos antes de colapsar.
El científico azul siguió detrás, aún impoluto, caminaba lentamente, pasando por encima de su pokémon derrotado.-
Muy impresionante. Son unos especímenes sublimes.-
Mei... corre.- La chica bajó su mirada para verlo.- Por favor, corre.- Le suplicó entre lágrimas.
Mei se puso de pie, caminando al frente con sus puños en alto. La chica trastabillo por un momento cuando el suelo empezó a temblar y otra alarma empezó a resonar por la zona. Peinó el área para asegurarse que no se tratase de más enemigos y lo que vio le dejo con la boca abierta. Una compuerta se abrió y pudo ver como muks y grimers eran llevados en una cinta transportadora hasta uno de los enormes contenedores metálicos. Los pokémons eran arrojados dentro y unos enormes batidores metálicos comenzaban a mezclarlos los unos con los otros, rompiendo sus cuerpos mientras se agitaba en intervalos fijos.-
¿Qué carajo hacen aquí?- Mei se cubrió el rostro con los brazos, bloqueando el rodillazo del científico. No debía distraerse. Dio pasos atrás, los antebrazos le dolían, el hombre azul giró sobre mismo al caer al suelo y le dio una patada en el estómago que la sacó volando varios centímetros.
Mei intentaba respirar pero el aire entraba por pequeñas tandas, lo suficiente como para no asfixiarla pero no lo bastante como para darle fuerzas para levantarse. Consiguió meter su mano en un bolsillo, era una jugada desesperada pero ahora mismo parecía su única opción.
Esa cosa, la mezcla extraña que estaban haciendo, estaba hecha de muks y grimers, entonces quizás la llamaesfera podría-
Deberías haberle hecho caso.-El hombre azul pisó su brazo, obligandola a soltar la esfera.- Aunque supongo que debo agradecerte por encargarte del señor Ciriaco. Francamente la diplomacia no es mi fuerte.- El hombre se arrodilló sobre ella.- Pero intentaron robarme mi espécimen y comprometieron las operaciones. Supongo que entenderás que no me dejan muchas alternativas, no podemos dejar cabos sueltos.-
Jo... de... te.-Su puño la alcanzó poco después. La chica no gritó cuando la golpeó, ni siquiera escapó un gruñido de sus labios.-
Para-Las suplicas de Sebas no fueron eficaces.- Para.- La sangre le salpicó en el rostro. Los ojos de ella estaban clavados en los suyos, su brillo se disipaba con cada golpe, sus movimientos leves y desenfocados.- Por favor.- Lágrimas brotaban por sus ojos, entremezclandose con la sangre.- ¡Mei!- La chica enfocó la mirada por un instante, pudo verlo con claridad. Poco a poco su mano se fue moviendo hasta tomar la de Sebas. Era un niño tan llorón. La apretó suavemente, y pudo ver como la cara del chico se llenaba de emociones, era adorable.
Era extraño, en la cabaña había sentido tanto miedo, tanto que la había paralizado, miedo por ella, lo que le ocurriría. Ahora también tenía miedo, mucho pero... no era por ella. Temía por él, verlo le oprimía el pecho, habían tantas cosas que quería decirle. Pero ahora no tenía fuerzas para hacerlo.
Sostenia su mano con una fuerza que se disipaba con cada golpe, hasta que finalmente lo dejó ir.
Algunos dicen que los pokémons son más que solo mascotas o incluso compañeros, que son un reflejo de nosotros mismos, es por ello que un entrenador veterano puede determinar el carácter de alguien a través de sus pokémons. Quizás ese era precisamente el problema, eran demasiado parecidos.
Mighty intentaba levantarse pero el cuerpo le dolía demasiado, la alimaña azul era fuerte, pero no era más que eso, una alimaña. No era un cazador, era un cobarde, aún con la ventaja de tipo se negó a rematarlo.
Alda se sacudía con violencia, era difícil respirar con la mano de sawk alrededor de su cuello.-
¡Eeee!- Mighty ladró, recordandole a la alimaña quien era su verdadero contrincante, pero no le hizo caso. Mighty podía ser fuerte pero fue gracias a la ayuda de Alda que había logrado herirlo, y pagaría por ello.
El crujir de sus huesos resonó en sus oídos, los movimientos de eevee se detuvieron mientras soltaba un agudo chillido. Sawk la arrojó haciéndola rodar por el suelo hasta acabar frente a Mighty, una de sus patas aún daba pataditas.
Mighty ladró y la tocó con el hocico, debía levantarse.
Ladró otra vez, no era momento para jugar.
Le gruñó enseñando sus colmillos, si no se levantaba se ganaría un regaño.
La tocó nuevamente, su piel estaba fría.
El ladrido de Mighty se quebró, esta vez entremezclandose con un chillido, no era gracioso. La movió con suavidad, mordiendo su cuerpo suavemente en un intendo por ayudarla a ponerse en pie.
¡Debía llamar a su alfa, el sabría que hacer! Los ladridos de Mighty resonaron por las paredes de la refinería en vano.
Todo esto había sido culpa suya. Era débil. Cuando hizo falta no pudo estar allí.
Las lágrimas corrían solas, la escena se repetía en su mente, él crujir de sus huesos, la sangre en su rostro, el rozar de su mano con la suya. Gritó, con todas sus fuerzas, nada salía de sus labios. El pecho le dolía, gritó otra vez, pero nada.
Era patético, siempre dependiendo de su alfa, de sus pokémons. Pero cuando el momento de verdad llegaba era un inútil.
Posó sus manos en el metal frío que hacía el suelo de la pasarela y alzó la cabeza, esa alimaña azul, lo llenaba de asco... no... odio. Lo odiaba.
Su respiración era pesada, clavó las garras en el suelo, podía sentir ese fuego en su interior, el hervir de su sangre. Su hocico se arrugó, los cabellos de su melena de erizaron, sus labios revelaron sus colmillos.
El traqueteo de la maquinaria pesada cesó, su visión estaba fija en su objetivo y todo pensamiento abandonó su mente. Una furia impasible.
Se arrojó contra la criatura azul, que lo sujetó como pudo. No sería problema, era solo un fútil intentó desesperado.
El científico lo miró a los ojos, su cara transformada por la rabia, pero... ¿Sus ojos siempre hacían sido rojos?
Alzó sus manos y le propinó un golpe en la coronilla, pero su adversario se mantuvo firme. Mighty sabía que hacer, era una estrategia clásica de su alfa, su musculatura aumentó y usó la fuerza de buena baza para empujarlo. Primero un paso, luego otro, Sebas tomó al hombre por la cintura y lo alzó antes de comenzar a correr hasta golpear una pared.
La alimaña lo miró, no era tan fuerte hace un instante. No, incluso si lo fuese, no podría haberlo cargado con un brazo roto. El hombre azul miró sus manos temblorosas, luego a la abominación que estaba frente a él.
La bestia rugió y se abalanzó contra su presa, Platón le arrojó un puñetazo pero Mighty lo esquivó con facilidad, era el momento. Lo tacleo al suelo y mordió su garganta mientras sus dientes se envolvían en una energía oscura, la mordida era dolorosa pero, había algo más, como si le inyectasen algo, un veneno... no, eso dañaría el cuerpo, esto era distinto, atacaba algo en su interior, pero no físico. Fuese lo que fuere el dolor era indescriptible, sawk pateó y arrojó puñetazos contra la bestia hasta que sus fuerzas cesaron.
Sebas tenía al hombre azul contra el suelo, lo golpeaba una y otra vez, gritando y mostrando sus dientes cual animal. Lo golpeó más fuerte cuando intentó quitárselo de encima y aún más cuando su forcejeo cesó y su rostro era poco mas que una masa irreconocible de carne y sangre.
Las babas salían de su boca con cada grito y en su cabeza se dibujó una vena palpitante que se hinchaba cada vez más.-
(Hijo de puta.)- Rodri y BuySell estaban de pie en la puerta de las escaleras, parecía que la bestia no se había percatado de su presencia.
Entraron con cuidado, acercándose a Mei en silencio, la escena los dejaba sin palabras.
Rodri se agachó para tomar a la chica cuando escuchó el bufido, los ojos rojos de Sebastian estaban clavados en él.-
Entonces... vencimos a los malos. ¡Hurra!- Dijo nervioso. Se quedó congelado mientras el entrenador avanzaba lentamente hacia él apoyándose en sus manos como un mightyena se apoya en sus patas. BuySell se interpuso entre ellos pero el rugido de Mighty lo hizo sudar.
Mightyena emergió por la otra puerta, cargaba a Alda en la boca y la dejó en el suelo para unirse a su alfa.
BuySell daba saltitos, indeciso sobre si encarar al pokémon o al entrenador.-
Mira...yo, eh- Rodri se quedó mirando al cientifico azul, que aún respiraba debilmente.- No tengo nada en contra de los furros. De verdad, yo amo a los buizel como cualquiera pero... esto es ir algo lejos.- Sebastian y Mighty se detuvieron.- ¿Estamos cool?- Ni entrenador ni pokémon hicieron ruido alguno.- Lo tomaremos como un "sí".
Eh, voy a-Rodri miró a Mei rápidamente.- llevarla al doctor y...- Rodri se agachó para tomar a la chica pero Sebas y Mighty ladraron, haciéndolo retroceder un poco.- O nos vamos al hotel y hacemos como que este fetiche furro tuyo nunca ocurrió.-Mighty dio un paso al frente. Era mucho más musculoso que antes, su cuerpo estaba lleno de venas palpitantes y sus músculos parecían aumentar de tamaño y tonificarse cada cierto tiempo.-
(Se supone que su habilidad es autoestima, pero esto es diferente. Autoestima le aumenta la fuerza al ganar, pero le está aumentando con cada segundo.)-
No quiero pelear contigo.- La actitud nerviosa del rubio desapareció al instante. Sebas frunció el ceño y gruñó más.
¡¿Cómo que no quería pelear?! ¡Claro que quería! ¡¿Para qué había venido aquí si no?! ¡Quería llevarse a Mei, dejarlo aquí, ser un héroe! ¡Luego rescataria a Ester y todos dirían "¡RODRI ERES TAN IMPRESIONANTE! NO COMO SEBAS, QUE ES UN MIERDAS". Y entonces lo abandonarían en este asqueroso pueblodemierdaysequedariasoloytristeSIENDOELSERASQUEROSOYPATETICOQUESIEMPREHASIDO.
Sebastian agitaba su cabeza mientras la vena de su cabeza crecía.-
(¡¿Por que no pensarian eso?! Es verdad. Alda y vulpix están muertos y es mi culpa. Ellos confiaban en mi, en nosotros. Todo era un mal plan, una mierda de plan, siempre lo fue. Mis planes nunca sirven. Nunca es suficiente.)-La respiración de Mighty y Sebas era cada vez más agitada.-(¡¿SE CREEN MEJORES QUE NOSOTROS?!)-Tanto entrenador como pokémon se arrojaron contra BuySell y Rodri.
BuySell le propinó a Mighty un golpe con su cola, pero el pokémon siniestro se mantuvo firme en su sitio. Sebas, por su parte, se abalanzó contra Rodri. El rubio le arrojó un puñetazo pero el moreno lo detuvo en medio del aire.
Ambos forcejaban pero ninguno era capaz de sobrepasar la fuerza del otro.
El entrenador arrojaba mordiscos cuál animal rabioso, la baba salia de su boca sin control alguno. Rodri lo alejó de una patada y el chico golpeó el suelo con las manos mientras gritaba eufórico. Tanto Mighty como Sebas se arrojaron contra sus enemigos y fue entonces que Mei tosió.
La sangre salió de su boca como una fuente, manchando su rostro y camisa, respirar le dolía, pero al menos no era imposible.
Al escucharla los ojos de Sebas perdieron su fulgor, opacandose por completo, igual que los de Mighty.
La tensión de sus cuerpos se esfumó en un instante, sus extremidades colgando como las de un muñeco de trapo mientras entrenador y pokémon colapsaban.-
Eso fue...-Rodri miró a los lados, había esperado... algo más. Como una batalla final contra un jefe.- anticlimatico.-El golpe que recibió en la nuca lo noqueo en seco.-
Zadrik on Chapter 1 Thu 11 Jul 2024 06:50AM UTC
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Cybershock on Chapter 1 Sun 14 Jul 2024 01:32AM UTC
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