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Cuando la campanilla sonó, Ten nunca pensó verlo allí, uf, después de la graduación de sus hijos pensó que no se volverían a ver, quizá de vez en cuando, porque siendo sincero, aquel hombre todavía hacía que su corazón se acelerara.
—Hola. —Dijo con un tono bajo, el hombre alto se escuchaba nervioso, cosa que hizo sonreír a Ten.
—Hola... ¿Ordenarás algo o venías por Haechan? Porque los chicos salieron a hacer un pedido y les di dinero para que fueran a comprar pollo y pizza. —Sonrió.
—Sí. —Aclaró su garganta. —Venía a comprar galletas de helado de chocomenta. —susurró. —Eres el único que las hace y siempre te salen bien, solo que... No creo que deba pedirle a Haechan que lleve más, debería venir a comprarlas por mí mismo. —dijo aun con nerviosismo.
—Pensaba en hacerlas para darte. —Ten soltó, luego se corrigió. —Haechan dice que te gustan mucho.
Y había una extraña tensión, no era "extraña" en sí, porque era muy obvio lo que pasaba entre ellos, estaban intentando coquetear, pero no sabían si el otro también quería o no. Lo cual era muy incómodo para ellos mismos. Habían compartido uno de los mejores amores románticos que se podía vivir, ahora era...
—Sí, a él no le gustan tanto. —Johnny susurró. —Es gracioso, antes de saber que tú las hacías, Haechan siempre llevaba a casa 4 galletas y siempre me acordaba de ti.
—La quinta es mala. —Ten soltó una risita y se avergonzó, su sonrisa era tan bonita.
Johnny ladeó su cabeza, hablar con Ten y que dijera un chiste de hace tantos años le hacía pensar que el tiempo había pasado, pero no se sentía, Ten siempre era demasiado cálido y amable.
—¿Cómo estás tomando la ida de Yangyang a la universidad? —preguntó Johnny.
—Mejor que tú. —Ten susurró. —Ven, siéntate.
Ten dejó de atender y le dijo a Jaemin y a Renjun que se encargaran del mostrador, Ten le ofreció asiento a Johnny en una de las mesas más lindas al lado de la ventana.
—¿Por qué dices que mejor que yo? —Johnny se sentó frente a Ten y le miró con una linda sonrisa, como esa que le dedicaba cuando eran jóvenes.
—Haechan se ha quejado mucho. —Ten le miró. —Dice que no quiere dejarte solo, y es cierto, sueles ser un llorón...
—Lloro cuando las personas que amo se van. —Dijo con un tono triste, pero también estaba lanzando una indirecta.
Ten lo entendió, así que simplemente lo miró y volteó su cabeza para saber que nadie a su alrededor oía.
—Tu papá le pagó a mis padres para que me fuera a estudiar lejos, después de estar en Tailandia pensé en regresar, quería verte, pero Taeyong me dijo que no lo hiciera porque te acababas de casar con un doncel, y sabes que yo no me metería en un matrimonio. —Ten dijo apretando sus labios.
—Bueno, cuando me regresaste el anillo de promesa de volvernos a ver en el futuro supe que nunca volverías, así que solo seguí...
—No te culpo, quise correr y buscarte cientos de veces, pero sabíamos que tu padre se interpondría y tú merecías una buena vida. —Ten bajó la mirada.
—Mi padre encontró los anillos de promesa, me obligó a casarme un poco antes de lo que yo hubiera querido. —Dijo con suavidad. —Me casé con Taeil por un matrimonio arreglado, pero tanto él como yo coincidíamos en muchas cosas, él fue quien me dio él valor de alejarme de mi familia, mi padre era un tirano y me desheredó, desde entonces no ha visto a Haechan y se la pasa viajando por el mundo, dudo que quiera volverme a ver a mí o a mi familia.
Johnny explicó un resumen detallado de lo que había pasado con su padre.
—Taeil debió ser un buen hombre.
—El mejor. —Johnny rio con un sonrojo. —Era un padre muy cariñoso, tenía una voz preciosa y amaba tanto a Haechan. —Suh de repente quiso llorar, a veces el recuerdo se volvía más pesado cuando estaba en confianza.
—¿Qué le pasó? —preguntó Ten con un poco de curiosidad.
—Tenía una enfermedad terminal. —Johnny susurró. —Fue muy duro, Haechan era muy pequeño en ese entonces. —Hizo una pausa. —Nadie te enseña a ser un padre soltero con un pequeño inquieto.
Ten soltó una ligera risita, Johnny le miró, Ten seguía siendo tan lindo, aunque ese no era el lugar donde debía hablar o pensar en él.
—Ni que lo digas. —contestó Ten.
—¿Y bien? ¿Cómo era el padre de Yangyang? —preguntó Johnny.
—Ah. —Ten soltó un suspiro. —Kun era piloto, trabajaba en el aeropuerto y tenía turnos agotadores, me enamoré de él antes de despegar de Tailandia a China, aunque él me notó cuando trabajé de azafato en su avión. —Ten sonrió. —En una fiesta me vio bailar y empezamos a salir, Yangyang nació a los pocos meses.
—¿Te casaste con él? —preguntó Johnny. —Odiabas la idea del matrimonio, decías que serías libre.
—No me casé con él. —Ten le miró. —Y no planeo casarme nunca, el matrimonio ata demasiado. Creo que el amor y la comodidad bastan para quedarte con alguien durante años. —Ten susurró. —Mi idea es que si estás con alguien es porque quieres, cosa que Kun no entendía. —el dueño del café miró al cielo. —Él tuvo otra familia, la mujer con la que estuvo desapareció y trajo a su hijo a vivir con nosotros, así fue cómo llegó Chenle a casa.
—¿Chenle no es tu hijo? —preguntó Johnny de repente?
—No, es solo de Kun.
—Rayos, ¿Y qué le pasó a Kun? —cuestionó Suh.
—Le gustaba tanto volar que no quiso dejar el cielo, fue un accidente aéreo y un mal aterrizaje. —Susurró Ten. —Me quedé solo con Chenle y Yangyang, por eso volví a Corea, usé todo el dinero del seguro para poner la cafetería y todos mis ahorros para que los niños terminen la escuela, me ha ido bien, así que no puedo quejarme.
—Eres asombroso. —Johnny le dijo a Ten sin dejarlo de ver.
—No sé por qué le cuento esto a mi ex. —Ten puso su codo en la mesa y recargó su cara en su mano.
Ambos se vieron con curiosidad, entre una mirada tierna y al mismo tiempo seductora, hablando cual cómplices que habían cometido un crimen.
—Un ex que no esperaba ver, tampoco uno que fuera padre de uno de los amigos de mi hijo. —Johnny soltó. —Un ex que me sigue enviando mi postre favorito a pesar de que han pasado veinte años sin vernos. —Johnny miró a Ten directamente.
Ten se sintió nervioso, pero había tanta emoción dentro de él qué no sabía qué hacer, así que se levantó un poco de su lugar y acomodó el cabello de Johnny.
—¿Recuerdas cuando era largo? Amaba cepillar tu cabello. —Dijo el tailandés. —En ese entonces éramos alocados, salvajes, pensábamos poco y soñábamos mucho. —Hizo una pausa. —Ahora somos padres de familia, tu cabello es corto y lo peinas bien.
No estaban hablando del tiempo, estaban hablando de su relación, estaban hablando de volverse a dar una oportunidad, ¿sería algo trágico como pasó hace varias décadas o al fin tendrían su final feliz?
Johnny puso su mano sobre la mano de Ten y peinó su propio cabello.
—Podemos ser amigos ¿no? —dijo el más alto. —Unos padres que se frecuentan cuando sus hijos se vayan a la universidad, unos que desayunan juntos antes de ir a trabajar.
—O unos amigos que van a bailar un viernes por la noche o a que pasan el límite y comen 5 galletas de helado. —Ten levantó las cejas, era una invitación.
Johnny soltó una risa, Ten era el mismo que hace tantos años, pensó que sería difícil hablar con él, pero era perfecto, Johnny de repente sintió emoción de reencontrarse con su exnovio.
—¿Ellos están coqueteando? —Jaemin le pegó a Renjun. —¿Eso es normal?
—Supongo. —Renjun vio a lo lejos lo cercanos que lucían los papás de sus amigos. —Sabes, no me preocupa Yangyang, el que no sé cómo reaccionaría será Haechan, ¿Qué hacemos? ¿Les vamos a decir?
Jaemin negó con la cabeza, definitivamente eso no les correspondía.
Continuará..