Chapter Text
Thalia fue llevada a la Casa Grande y Harry fue acompañado por alguien —Grover tal vez— a su cabaña, la electricidad rondaba el aire de forma extraña, parecida a la magia accidental más que a sus poderes de semidiós.
Entró sin un tropiezo a su cabaña, dejándose caer en su litera desordenada por las horas que estuvo durmiendo y pensó.
Thalia, hija de Zeus. Él, contra su buen juicio, admitía que todas las peleas y enojos que tenía con su progenitor divino que en algún momento mencionaron a su hermana no eran del todo tomadas a pecho.
A Harry le gustaba el pensamiento de que había alguien en el mundo a quién llamar su familia, porque, después de todo, ni sus padres estaban en este plano terrenal, no los Dursley lo habían querido lo suficiente como para permanecer.
Que Thalia regresara era sólo un comienzo con mucho potencial.
Después de la descarga de adrenalina que tuvo no sentía sueño, por lo que comenzó a preparar el espacio para la llegada inminente de su hermana, apiñó su escritorio hacia la pared a lado de su cama y se decidió por sacar su varita con la esperanza de que ninguna alarma sonara en algún lugar del ministerio. Nestor, el hijo de Atenea, no le había dicho mucho sobre como afectaba la barrera del campamento a La prohibición de magia en menores.
Los pósters permanecieron en su lugar mientras que a la tercer litera contando desde la suya le transfiguraba un dosel azul eléctrico, como las sábanas.
Limpió su escritorio de pergamino usado y arrugado por los errores y cerró todos sus tinteros, encendió la chimenea pues la cabaña siempre estaba fría y su hermana había estado tiritando mucho mientras la sacaba de entre las raíces.
Tomó un respiro cuando el amanecer parecía inminente, de tumbó en su cama y cerró los ojos a sabiendas de que no podría dormir.
Se quedó medio acurrucado en su cama mientras miraba a Thalia entrar a la cabaña, a pesar de todo, estaba bastante nervioso con la idea de su hermana conociéndolo. Se mordió las uñas, algo que nunca hacía realmente, pero que parecía prudente ante la cantidad de estrés que sentía que lo sometía.
—... ¿Harry?
Harry saludó a la pelinegra con movimientos suaves, aún acurrucado, temiendo que si se movía, todo estallara en sus caras.
—No me dijiste que también eras un hijo de Zeus —dijo la muchacha, con voz tranquila y baja.
Harry se encogió de hombros mientras ajustaba su postura para estar sentado sobre sus piernas, con las rodilla apuntando hacia su hermana.
—A veces olvido que eso es algo que los semidioses hacen, también tenía... miedo. Sí, tenía un poco de miedo de tu reacción.
—Siempre estaré feliz de conocer a un hermanito —dijo Thalia con una sonrisa—. Thalia Grace.
—Harrison Potter. Soy británico.
Thalia soltó una risa ligeramente fuerte.
—Lo noté, ese amigo tuyo también, ¿cierto? El rubio de Apolo.
Harry sonrió, relajando su cuerpo aun más, era su hermana después de todo, ¿por qué le tendría miedo?
Una lechuza estaba posada sobre la mesa de los niños del Zeus, entre sus patas había dos cartas dirigidas a Harry Potter y a Theodore Nott, Harry agradeció al ave dándole una golosina, antes de pasar a la mesa de los hijos de Apolo y entregarle su carta a Theo, quien se levantó de golpe de su lugar y lo abrazó.
—Feliz cumpleaños, Harry.
Un segundo cuerpo se unió al abrazo y por la forma en la que se coló entre medio de ambos, sólo había un posible infractor.
—¡Feliz cumpleaños, Harry! —Percy sonrió entre medio de ambos, y utilizando a Theo como un protector contra las miradas indiscretas, se puso ligeramente de puntillas paras besar a Harry en la comisura de sus labios.
—La gran profecía dictaba de un semidiós hijo de uno de los tres grandes llegaría a los dieciséis contra todo pronóstico y sería el responsable de salvar o hacer caer al Olimpo.
>>Thalia cumpliría dieciséis años en diciembre.
>>Tú cumpliría dieciséis años dentro de un año. Pero no puedes ser el hijo de esa profecía, puesto que la tuya ha sido dictada antes de tu nacimiento.
Harry... tenía su propia profecía.
"El que tiene el poder de vencer al Señor Oscuro se acerca... nacido de aquel que lo ha desafiado tres veces, nacido cuando muere el séptimo mes... y el Señor Oscuro lo marcará como su igual, pero tendrá un poder que el Señor Oscuro desconoce... y uno debe morir a manos del otro, pues ninguno puede vivir mientras el otro sobreviva...".
Harry abrió los ojos, respiró ondo y soltó el aliento.
¿Así que era eso?
Que fastidio.