Actions

Work Header

Rating:
Archive Warning:
Category:
Fandoms:
Relationships:
Characters:
Additional Tags:
Language:
Español
Stats:
Published:
2023-11-30
Completed:
2024-02-16
Words:
56,262
Chapters:
13/13
Comments:
5
Kudos:
46
Bookmarks:
5
Hits:
789

Every Month Is You

Chapter 13: ESPECIAL TAEKOOK: Subnormal

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

ÚLTIMO DÍA DE CUARTO AÑO.

 

Era casi obscena la cantidad de libros que tenía que ir a devolver a la biblioteca antes de las dos de la tarde, si es que el próximo año quería usar sus servicios. Los vio apilados en su cuarto mientras ordenaba sus cosas, se había preguntado cómo había acumulado tantos y luego de que Jimin apoyara su mentón en su hombro para susurrarle un amigable «Te espero aquí, ¿Quieres algo de Zonko a la vuelta? », no le quedó más que arremangarse la camisa, lanzarle un hechizo a los libros para alivianarlos y subir a la biblioteca antes de que la Señora Pince se marchara para iniciar sus vacaciones.

—Vaya Kim ¿Sabes leer?

Su relación con los Gryffindors no era mala, más bien era nula. A diferencia de su mejor amigo, que iba por ahí lanzándoles comentarios digamos... poco amigables, Taehyung más bien los ignoraba, sin embargo, había uno en especial que el verbo «ignorar» no le era suficiente. Los Gryffindors de su curso eran como ruido blanco al fondo de una conversación, pero Jeon Jungkook era el claro y molesto ladrido de un cachorro entremedio de una conversación importante.

—¿Por qué, Jeon, necesitas alguien que te enseñe?

Le respondió sin siquiera mirarlo y pasó por su lado, incómodo por los libros, molesto por su presencia.

Y su risa.

Merlín bendito, siempre su risa.

—Claro que sé, aunque me lo tomo con más calma para dejar tu lugar como el come libros de la clase, sin competencia alguna.

Se detuvo de golpe y se giró. Los libros le cubrían hasta casi el mentón, así que pudo enseñarle su sonrisa más irónica antes de decirle, firme y claro:

—Muy amable de tu parte, aunque tranquilo, un subnormal como tú jamás llegaría a ser, ¿cómo dijiste? ¿Competencia? — bufó y ensanchó su sonrisa — Subnormal e ingenuo.

Se volvió a girar luego de disfrutar de la mirada de desconcierto del Gryffindor.

—Espera, Kim ¿A qué te refieres con subnormal?

—¡Búscalo en el diccionario, si sabes dónde encontrarlo!

 

JULIO.

 

¿Cómo estás, Kim?

¿Así que subnormal? ¿En serio lo crees? ¿No te parece un poco violento?

Me agradas Kim y me parece muy bajo de tu parte que caigas en insultos tan rastreros, pero lo entiendo, es la forma que tienen los Slytherin de comunicarse, así que lo dejaré pasar por esta vez. Sin embargo, no puedo dejar de pensar en algo: ¿Por qué?

Jungkook.

PD: Dimple, mi lechuza, es bastante persistente con las respuestas y créeme, no se irá hasta que respondas.

 

AGOSTO.

Jeon:

No sé qué me sorprende más: Que sepas escribir o que las dos semanas al lado de tú lechuza me hallan parecido más amenas que tu presencia. Tal vez sea porque es notoriamente más lista que tú o porque su persistencia me entibió el corazón. Era cierto, la pobre no se movió de afuera de mi ventana hasta que le di el trozo de pergamino. En fin, aquí te van mis respuestas: Sí, sí, para nada.

Me alegra saber que pudiste llegar a la definición de subnormal, de todas formas se entiende por sí solo, lamento haberte causado tanta confusión, ahora con respecto a tu última pregunta... ¿Qué quieres saber? ¿Por qué creo que eres un subnormal? No te lo diré, al parecer conocer una nueva palabra hará que trabajes eso que tienes en la cabeza llamado cerebro y créeme, te hará muy bien para este nuevo año escolar que parte el próximo mes.

Atentamente, Taehyung.

 

SEPTIEMBRE.

 

Soltó una carcajada que fácilmente pudo haberse escuchado en todo el tren antes de tirar de su túnica para ponerse de pie y salir del compartimiento en el que iba con sus amigos. Divertido, risueño, brillante... se sentía feliz de volver a Hogwarts.

—Suelta, tengo que ir a mi primera ronda — dijo y señaló con un dedo a Mingyu que le lanzó un envoltorio vacío de bizcocho de calabaza — Soy tu prefecto, respétame

Los chicos rieron y él sonrió cerrando la puerta corrediza.

¿Hacia dónde le habían dicho que tenía que ir? Se preguntó desorientado. Miró hacia un lado y luego hacia al otro y...

—Kim.

—Jeon.

—Vaya, no recibí respuesta de mi última carta.

—¿Debía?, Dimple no se quedó esta vez.

—Engañarla con una rana de chocolate fue muy bajo de tu parte.

—¿No la disfrutaste? Pensé que era suficiente para... ¿Cuál fue la palabra que usaste?

—¿Felicitarme?

—Eso, para... felicitarte por tu hazaña ahora que eres Prefecto de tu casa.

Apretó los labios y antes de que pudiera decir más, sonrió.

—Esa insignia no te quitará lo subnormal, espero que alguien te lo haya explicado.

—¿Qué tal si lo haces tú?.

Su sonrisa se ensanchó cuando vio que una esquina del labio del Slytherin se curvaba hacia arriba y aunque no se lo diría jamás a nadie, eso lo hizo sentir un poquito como ganar un partido de Quidditch.

 

OCTUBRE.

 

No sabía en qué momento de la noche, la cabeza le había empezado a doler ni en que momento se le había perdido Jimin, sin embargo, ambas cosas le molestaban y lo hacían sentir de un humor de perros que no iba para nada con el ambiente festivo de la Sala Común y él hace cinco minutos (antes de que le empezara a doler la cabeza y se le hubiera perdido su mejor amigo) lo estaba pasando muy bien.

Aburrido de estirar el cuello para mirar entre la gente, apoyó su espalda en una pared de un rincón bastante apartado. Por suerte no había nadie ahí, porque todos los rincones parecían estar ocupados por parejas que buscaban un poco de intimidad para besuquearse.

Besuquearse, pensó y soltó una risa tonta por lo repentinamente graciosa que le pareció la palabra.

—¿Lo estás pasando bien, Kim? Bonito uniforme, te queda muy bien.

Escondió su sonrisa detrás de su mano y carraspeó cuando Jeon apareció frente a él con una botella de cerveza en la mano, su sonrisa burlona y ese traje tan... rojo apretado contra su cuerpo.

—Claro, no todos los días se te puede ver en mayas.

Su sonrisa se ensanchó y se siguió ensanchando cuando se le acercó a su oreja:

—Dicen que me quitan lo subnormal.

—¿Otra vez con eso, Jeon? Merlín, eres tan monotemático. —frunció el ceño sinceramente molesto y le quitó la cerveza para darle un sorbo. — Ya déjalo ir.

—¿Qué lo dejé ir? Pero si así me llamas a diario.

—No es cierto, con el que hablas a diario es con el tonto de Jimin porque no dejan de morderse las colas a ver quién se aburre primero. Yo me he dedicado solo a mirar aquel tan triste espectáculo — no quiso hacerlo, estaba seguro de que no había querido hacerlo, pero se inclinó hacia él y su equilibrio estaba tan inestable que se terminó apoyando en el pecho de Jeon quien de pronto se vio mucho más sobrio que él. — ¿Aún te gusta, Jeon? ¿Aún te gusta mi mejor amigo?

Jeon había dejado de sonreír un poco, demasiado concentrado en mirarlo como para preocuparse de los músculos de su cara. Lo miraba como si fuera a retratarlo y tuviera que memorizar sus facciones, incluyendo sus ojos, que buscaban en el rostro del Gryffindor algo que decir.

—No — dijo y le quitó la botella — ¿Es eso lo que me hace acaso un subnormal?

Soltó un chasquido sintiendo la pared de la sala común de nuevo contra su espalda.

—Hay una infinidad de cosas que te siguen haciendo un subnormal, Jeon. Esta es una de ellas, precisamente.

—¿Hablar contigo?

—No estamos hablando.

—¿Y qué estamos haciendo?

—Me aburres, Jeon— despegó su espalda dándose impulso para pasar por su lado y marcharse, sin embargo, la mano libre de Jeon lo detuvo cortando el paso.

Sintió chispas en el estómago y más cuando el Gryffindor lo pegó a la pared, atrapándolo con el peso de su cuerpo. Ya no había dolor de cabeza, ni ganas de encontrar a Jimin, solo estaba ese calor tan propio de los Gryffindors que parecían expeler fuego y con el que se quemó cuando de pronto su lengua estaba probando la suya.

Merlín, esto sí se sintió como estar ebrio.

—¿Aún te aburro, Kim?

—Aquí tienes otra razón para ser un subnormal, Jeon: Dejar de besarme. — le respondió tomándolo por su nuca para besarlo, esta vez él como si su boca fuera una experta y supera lo que tuviera que hacer con esos labios.

De golpe entonces se apartó empujando su pecho con ambas manos. Lo miró serio, notó como Jeon se tardó en abrir los ojos y de nuevo hacer aparecer su sonrisa. Le quitó su botella de cerveza de mantequilla y pasó por su lado sin despedirse.

 

NOVIEMBRE.

 

No podía dejar de pensar en ese beso.

Desde Halloween había besado a otros, pero seguía sin poder dejar de pensar en el estúpido beso que le había dado, borracho, a Kim Taehyung. Ninguna boca le sabía cómo la de él y si había algo peor que eso, era que el Slytherin lo ignorara con completa indiferencia, como si se hubiera echado a sí mismo un hechizo Obiviate y ahora pudiera caminar por el castillo sin siquiera notar su presencia.

—Mingyu, lánzame un Avada — dijo apoyando su mentón en el pergamino que tenía a medio completar en la larga y antigua mesa de la biblioteca.

—Sabes lo mucho que te aprecio, Kook, pero tengo planes a futuro que no incluyen una temporada en Azkaban.

Chasqueo la lengua cerrando los ojos un momento. Tal vez podría tomar una siesta, así podría dejar de pensar en la pluma apoyada en el labio inferior de Kim esa tarde en la clase de Transformaciones.

No.

No funcionaba, era peor, pero no peor que verlo entrar, saludar a la bibliotecaria como si fuera su profesora favorita y caminar directo hasta los laberínticos estantes.

—Bien, tendré que pedirle a alguien más que lo haga entonces.

—¿A dónde vas?

Su amigo se quedó atrás mientras él de prisa se perdía también entre los estantes hasta que de golpe dio con Kim. Ahí, al fondo, pasando esos largos dedos que tenía por encima de los desgastados lomos de los libros, estaba Kim Taehyung.

—Kim— tuvo que carraspear por culpa de lo quebrada que sonó su voz — Kim — repitió y se acercó.

El chico lo miró como lo había mirado el lunes siguiente a Halloween: frío, impávido y aburrido.

—Jeon, ¿Te perdiste?

—No — carraspeó de nuevo y quiso patearse a sí mismo— Yo...

—Tu...

—¿De verdad crees que soy un subnormal por dejar de besarte? — la confianza le había aflorado de golpe en el pecho. Sí, esa noche estaba muy borracho, pero no lo suficiente como para no recordar cada una de las palabras que intercambiaron y esa frase era la que más se le repetía.

Kim se removió internamente, lo notó por cómo se apoyó en uno de los estantes, apretando la madera hasta que sus nudillos se pusieron blancos. Sus labios se cerraron hasta convertirse en una línea blanca sin saber que responder.

—Ah... ¿Sobre eso quieres hablar? Lo siento, estaba muy borracho y no recuerdo muy bien que pasó esa noche.

Su voz titubeaba y eso le dio ánimo para avanzar un poco más.

—Yo creo que si lo recuerdas — tomo aire y se acercó hasta olvidarse de aquello que se llama «espacio personal» — Yo lo recuerdo.

Gritaba. Dentro de todo su cuerpo, gritaba. Impulsivo e imprudente, se había acercado tanto que podía sentir su aliento al respirar.

—Deberías olvidarlo, porque no volverá a pasar — le respondió el Slytherin. Sus dedos aún se apretaban en el borde de madera.

—¿Por qué no?

—¿Quieres que pase?

—Me gustaría dejar de ser un subnormal y volverte a besar, Kim.

—Estas demente, Jeon, hay un millón de razones para no volver hacerlo.

Miró sus ojos, luego su boca y antes de hacer algo estúpido como pensar, se lanzó hacia adelante para apoyar sus labios contra los del Slytherin.

Por su puesto que se apartó. Sus ojos brillaban por la confusión, aun así no se dejó hacer cuando le dio el segundo beso, esta vez atrapando su labio inferior.

Taehyung se movió, pero esta vez no para separarse, se movió para ladear su cabeza y probar su boca como si hubiera pensado tanto en ese beso de Halloween como él. Suave y agridulce. Torpe y ansioso. Eso era Kim Taehyung.

—Ya habrá tiempo para que me expliques esas razones— dijo y sonrió.

 

DICIEMBRE.

 

Lo que hacían no tenía nombre.

En las mazmorras, luego de pasar por el salón del profesor Slunghord, bien hasta el fondo y doblando justo a la derecha, había un pequeño salón que nadie visitaba. Lo había encontrado en primer año, cuando caminaba solo por ahí, perdido. Con los años lo seguía visitando, sin ningún porque, hasta que le dio utilidad: comerse la boca con el imbécil subnormal de Jeon Jungkook bajo un potente hechizo de intimidad.

Jaló de su corbata, desabrochó torpe el tercer botón de su camisa y se dejó subir a un polvoriento pupitre, mientras el Gryffindor preso de una furia que no tenía razón de ser, jalaba el borde de su camisa para tocar la tibia piel de su abdomen, se alejaba de su boca para lamer su cuello y llegaba a tientas al lóbulo de su oreja.

—Te extrañé, no puede ser que te extrañe Kim, estas todo el puto día frente a mi pero, mierda, te extrañé.

Apretó las manos aferradas a sus brazos, tembloroso y se apartó.

—No lo digas — le pidió — déjame besarte y no me digas nada.

Jeon obedeció y se volvió a lanzar a su boca, pero esta vez lento y profundo, como si escuchara una sinfonía de pianos y violines melosa y suave, dejando que sus lenguas y labios se acariciaran. Sus manos ya no apretaban, se deslizaban por su abdomen despacio, mientras que Taehyung lo jalaba a él por los bordes de su túnica para atraparlo entre sus piernas.

Jeon Jungkook era un ansioso león, pero así de suave podía domarlo.

—¿Te quedarás para navidad?

Había pensado toda la puta semana en como no dejar esa pregunta entre ellos, porque era una mala pregunta, porque lo que hacían era una estupidez, porque era la cúspide del descaro, porque no podía seguir, porque se moría por seguir, porque quería atraparlo entre sus piernas tanto como quería lanzarle un aturdidor y un hechizo de alejamiento constante para que lo dejara en paz.

Sin embargo la había soltado, nervioso y aturdido, sintiendo la boca hinchada y las manos temblorosas.

—¿Quieres que lo haga?

—Me quedaré porque mis padres deben irse de viaje. No te estoy haciendo una invitación, solo te estoy preguntando.

—¿Entonces por qué me lo preguntas?

Eso era algo que no sabía cómo responder. Fue, tal vez, por eso, que Jungkook decidió seguir.

—Es tu cumpleaños, ¿no es cierto? 30 de diciembre.

—Lo sabes —solo lo dijo, no lo preguntó.

—Soy bueno con las fechas.

Se dejó caer entonces en sus brazos apoyando su frente en su hombro. Quería tanto insultarlo, pero sus manos se apoyaron en su espalda, abrazándolo hacia él.

—Me quedaré.

—No puedes seguir haciéndome esto, no podemos seguir haciendo esto. — dijo apartándose — eres el ex novio de mi mejor amigo. Es... jodidamente incomodo esconderlo, es vergonzoso.

Se apartó y miró el ceño fruncido de Jeon.

—¿Me debo sentir ofendido? Te lo he dicho, Park realmente no fue nada.

—No digas eso, para él si lo fuiste... algo, un poco, no lo sé...

—Ni siquiera llegamos a ser novios, Kim, si él no puede superarme no es mi problema — sonrió de medio lado como lo hacía para meterse con él, sin embargo él no sonrió así que su semblante cambió — Mira, en una pareja de dos personas siempre hay uno que siente más que el otro, yo no... Park y yo... no fue nada, no realmente, no así. En este par de personas yo sé que... — dijo señalándolos a ambos antes de quedarse en silencio un momento. Agradeció que Jeon no lo hiciera porque sabía lo que quería decir — En serio me gustas, no quiero causarte problemas, pero quiero que sepas que en serio me gustas.

La boca del estómago se le cerró y sus dedos se volvieron a cerrar en los brazos de Jeon. En serio le gustaba, en su interior un enjambre de duendecillos de Cornualles danzaba en su interior.

Lo jaló hacia él por su corbata y decidió seguir besándolo antes de ponerse a pensar.

 

ENERO.

 

Esa tarde cuando lo vi entrar por la puerta, lo notó inseguro. Su corazón trastabilló nervioso, aterrado porque de pronto todas las fantasías donde Taehyung le decía que se había acabado, se hacían realidad. Sin embargo, sus ojos se encontraron y supo que esa torpeza y confusión estaban muy lejos de un quiebre. Se veía aturdido, como si no hubiera sacado la mejor nota en un examen.

Ladeo la cabeza entonces y estiró una mano para acercarlo. Kim no la tomó, pero si se acercó a su pecho, poniendo ambas manos en él antes de alzar la mirada buscando en su rostro una respuesta a aquella pregunta que parecía incapaz de realizar. Se inclinó para besarlo, sin embargo antes de poder, el Slytherin escondió su nariz en su cuello e inhaló su olor.

Sus cejas se alzaron de golpe sorprendido.

—Hueles a cera para limpiar escobas y a madera— le dijo y se apartó. Arrugó su nariz como si fuera la peor mezcla del mundo.

—No lo había notado, pero supongo que sí, tiene sentido

—Merlín, Jeon... ¿Hasta dónde quieres llegar?

—¿Me estoy perdiendo de algo?

Bajó la mirada y sonrió, como si le estuviera diciendo que estaba por perder la cordura.

—Me gustas, ¿Está bien? Me gustas mucho

—Ya lo había notado.

—Escúchame bien Jeon, si esto crece — con una mano señaló su pecho — acabaré contigo.

Entonces lo beso.

Al día siguiente, Gryffindor tuvo pociones. Hicieron Amortentia y cuando sintió el olor a pergamino y castañas, entendió todo.

 

FEBRERO.

 

Soltó un suspiro y trató de pensar solo en el sonido de la gravilla bajo sus pies mientras recorría el camino de vuelta desde la Tetería de Madame Pudipie.

Estaba atrasado, no creía que lo hubiera esperado, pero luego de seguir el camino principal, pasar de largo la plaza, doblar dos veces a la izquierda, dio con el enorme árbol donde Jungkook lo había citado.

Era San Valentín y parecía normal pasarlo juntos. Al menos hasta ahora.

—Me esperaste— dijo al verlo apoyado en el grueso tronco.

—Claro, teníamos una cita.

La tenían, sin embargo, la mirada desesperada y urgente de Jimin se le había atravesado y no había podido decirle que no.

—Lo lamento. Jimin me necesitaba, no podía dejarlo solo aunque... bueno, igual terminé haciéndolo.

La punta de sus zapatos le parecieron de pronto muy interesante.

—No pasa nada, llegaste y eso es lo que me importa.

La mano fuerte de Jungkook se apoderó de su cintura, sin embargo, no se dejó acercar. Tenía que mirarlo, si iba a decirle lo que tenía que decirle tenía que ser capaz de mirarlo. Merlín, al ver sus ojos llenos de ilusión se dio cuenta que sería mucho más difícil de lo que pensó.

—Escúchame, yo... Jungkook... no puedo seguir.

—¿De qué hablas?

—De que no puedo, esto no tiene sentido, no tiene lógica, no es normal. No puedo seguir escondiéndome, no puedo seguir viendo cómo te peleas con mi mejor amigo. No sabes todo lo que Jimin significa para mí y no hago más que mentirle. No vale la pena.

Su mano, a pesar de todo, se había mantenido firme en su cintura, al menos hasta ahora.

—¿No vale la pena? ¿Eso es lo que crees?

Entonces guardó silencio, sintiendo que en ese lugar donde antes había estado su mano palpitaba dolorosamente.

—No lo hagas más difícil. Sabes a qué me refiero y sabes que esto es lo mejor.

No quiso ver de nuevo sus ojos, así que se marchó.

 

MARZO.

 

Era un fantasma. Se sentía como un fantasma. Se veía como un fantasma.

—Vamos, Jungkook, te estoy hablando hace por lo menos 10 minutos y no has sido capaz de enfocar la mirada. ¿Qué es lo que pasa contigo?

Dejó de mirar a la nada y se encontró con la mirada de Mingyu. Suspiró, sabía que llevaba semanas así. A veces creía que lo mejor que podía hacer era contarlo todo, aunque en el fondo sabía que no tenía qué contar.

—Lo siento, ¿qué me decías?

—Que durante el entrenamiento de esta tarde tenemos que enfocarnos en la quaffle, de algún modo, sino podemos con la Snitch, tal vez podamos defendernos con los puntos ganados.

—Jimin, ya basta, metete en tus asuntos. Vete a besar a tu chico y a mi déjame en paz.

Sea lo que sea que hubiera estado hablando, todo pasó a otro plano cuando escuchó la voz de Taehyung desde uno de los pasillos de la biblioteca.

—Si pero, mi mejor amigo parece un zombie, ¿Tanto te cuesta decirme que pasa contigo?

—¡Que no me pasa nada! Merlín, ya déjame en paz.

Se puso de pie de golpe y dejó a Mingyu solo en la mesa. Caminó más rápido de lo que se podía en la biblioteca y llegó justo en el momento en que Park Jimin miraba con el ceño fruncido y las manos apretadas a Tae.

—Bien, no me queda más que creerte.

El rubio se dio vuelta topándose de frente con él. Rodó los ojos.

—Demonios, Jeon, ¿Nadie te había dicho que el escarlata te queda fatal?

No dijo nada. Hace mucho tiempo no le decía nada porque Taehyung era jodidamente más importante que la disputa sin sentido que tenía con Park Jimin.

—Hola.

Las mismas semanas que llevaba siendo un fantasma, llevaba sin saludarlo. Taehyung se demoró en levantar la mirada, pero cuando lo hizo pareció que sus ojos brillaban, como si de pronto nada hubiera cambiado entre ellos.

—Hola.

—¿Cómo estás?

—¿Ves a lo que me refiero?

—¿Hablas de Park y sus frecuentes pataletas por saberlo todo? ¿O que de verdad el escarlata es un color que me va fatal?

—Hablo de que no puedo decirle a mi mejor amigo que extraño a un subnormal al que le queda excelente el escarlata a tal punto que me cuesta respirar.

Contuvo tanto aire que sus costillas casi estallaron. Merlín, no quería verse tan emocionado, pero antes algo así no podía más que esconder una sonrisa detrás de su puño antes de poder hacer funcionar su cerebro y tratar de decir algo.

—No sonrías así, no es gracioso.

—Lo siento, es solo que... se me ocurre que tal vez, podrías dejar de extrañarme y así podrías dejar de verte tan miserable como yo. Tal vez así, Park dejaría de preguntar, entonces no tendrías que esconderle nada.

Sus ojos quemaban cuando lo miró esta vez. Semanas tomando distancia y todo lo que tenía que hacer era buscarlo, lo supo y se sintió como un imbécil... como un subnormal.

—Parece un buen plan. —le respondió.

—¿Podemos hacer como que nada pasó? — suspiró ante su silencio y siguió— Podemos hacerlo, podemos hacer que esto valga la pena... puedo hacer que te des cuenta de que vale la pena, Kim.

Taehyung contuvo aire y como si eso fuera una señal se acercó hasta que pudo acariciar su mejilla.

—Me muero por besarte, ¿Importa correr el riesgo?

—Si, porque quiero que lo hagas.

Besarlo fue como volver a beber agua después de un largo partido de Quidditch, fue mucho mejor que golpear una bludger y que diera justo en el punto al que la había lanzado; fue darse cuenta que el chico que pegaba a su cuerpo era mucho más de lo que pensaba y de que era capaz de ponerse de rodillas a sus pies solo por mantenerlo a su lado.

—Escúchame, seguiré guardando este secreto hasta cuando tú quieras, pero llegará el día en que tendremos que decirle a Park, a mis amigos, al resto, a todo Hogwarts, ¿lo sabes cierto? Estoy dispuesto a esperarte, tanto como estoy dispuesto a subirme a mi escoba para gritar que eres mi novio. Porque eso es lo que eres, Kim Taehyung, mi novio quieras o no y no dejaré que eso cambie.

Merlín bendito, había hecho que sus piernas flaquearan tanto como las suyas. Tuvo que afirmarlo mientras sentía que todo temblaba bajo su cuerpo.

ABRIL.

Quería besarlo, moría por besarlo y ya lo estaba besando. ¿Qué quería entonces? ¿Que lo besara más? ¿Que se frotara más contra sus caderas mientras se cargaba sobre él pegado a la pared?

Hervía.

Sus manos no se quedaban atrás. Torpes se hundían por debajo de su camisa. Su piel estaba caliente y eso lo hizo sonreír tanto como cuando sintió que la boca de Jungkook detrás de su oreja, bajando por su cuello, lamiendo la piel que apenas dejaba ver su camisa a medio desabrochar, mordiendo su abdomen por encima de la tela hasta que llegó más allá de su ombligo, justo ahí donde todo parecía palpitarle.

Un escalofrío recorrió su columna vertebral cuando notó que sus dedos intrusos buscaban el botón de su pantalón para desabrocharlo y sintió otro cuando los vio perderse por el borde de su ropa interior.

Apenas respirando bajó la mirada para verlo arrodillado frente a su erección.

—Jungkoook... — dijo con un hilo de voz— Quiero tocarte.

—Y yo ponerte en mi boca ¿puedo hacerlo?

Claro que podía.

Apoyado sobre la pared del aula abandonada había empujado sus caderas despacio mientras cerraba los ojos para dejarse envolver por el calor de su saliva y enterraba sus largos dedos en su oscuro cabello. Lo dejó seguir hasta que lo hizo acabar de una forma en que nunca lo había hecho. Todo su cuerpo se estremeció y sus piernas se volvieron inútiles, porque sin siquiera acomodar su pantalón, se dejó deslizar por la pared hasta quedar sentado en el piso aun con los ojos cerrados y los labios entreabiertos como si aún gimiera, como si aun murmurara su nombre.

Jungkook entonces se hizo cargo. Lo limpió, lo volvió a vestir y antes de que pudiera abrir los ojos le susurró contra su oreja:

—Ganar el campeonato de Quidditch no significa nada en comparación a esto.

A tientas buscó su boca y lo beso lento, repitiendo su nombre como si lo bebiera, muriendo un poco entre esas manos que lo pegaban a él como si quisiera meterlo debajo de sus músculos.

—Me estoy enamorando de ti, Jeon Jungkook

—¿Lo dices por lo que acabo de hacer?

—No, por lo que acabas de decir. Me estoy enamorando de ti.

Abrió sus ojos al fin y lo miró adormilado. Jungkook lo miraba con esa sonrisa suya bailando en el rostro.

—Es el plan. Ya te llevo la delantera.

 

MAYO.

 

El día que Kim Jennie los había pillado, la chica no había hecho más que sonreír, cruzarse de brazos, alzar una ceja y decir:

—Así que era este, otra vez—soltó una carcajada antes de seguir— Merlín, Jimin va a poner el grito en el cielo, ¿lo saben, cierto?

Pero lo que pasó en esa aula, no fue «poner el grito en el cielo», fue despertar a un dragón dormido, fue como una bomba expansiva, fue como un maremoto que arrasó con todo, sobretodo con el corazón de Taehyung.

Lo vio llorar, temblar y pensar lo peor. Susurró bajito palabras de aliento, suaves «todo irá bien, ya se le pasará» y cuando secó las últimas lágrimas de su rostro, lo besó, dejándolo marchar de vuelta a su sala común.

Nervioso, pensó lo peor, por eso que al verlo salir por la entrada de la sala común de Slytherin tranquilo y con una sonrisa ladeada, supo que de alguna forma, ya todo había acabado.

Abrió sus brazos y lo pegó a su pecho, disfrutando del agarre de Taehyung cuando cerró sus brazos alrededor de su cuello. Fue un abrazo tan bien dado que deseo quedarse así hasta final de curso.

—Pensé que acabaría contigo — susurró contra su cuello. Su cuerpo se estremeció y suspiró al fin aliviado cuando se dio cuenta de que era porque reía.

—Casi lo hace. No se hará que hará contigo, pero creo que tendré que pagar semanas de penitencia y una vida entera de Jimin sacándome en cara que guarde en secreto que, en sus palabras, me besuqueaba contigo.

Jungkook se apartó y tomó su rostro.

—¿Me cortará en pedazos?

—Tal vez. Yo me prepararía para un hechizo palalingua o algo peor, ¿sobrevivirás?

—¿Con quién crees que estás hablando? Ya me lanzó una así una vez y el contra hechizo no es tan difícil.

Sonrieron y se volvieron abrazar.

—Espero que estés listo para subirte a tu escoba.

—¿Para qué?

—Para gritar que eres mi novio.

JUNIO.

—¿Así que tu primer beso fue con Park?— su mano se apretó sobre la suya jalándolo cuando el compartimento había quedado totalmente para ellos dos. Se dejó caer sobre su pecho y se hizo un espacio entre sus piernas sin darle la cara, apoyando su espalda en su pecho. — ¿No me lo ibas a decir nunca?

—¿Y tu no me ibas a decir que le habías contado a Mingyu en abril lo nuestro?

—Tae, no hagas trampa, no es lo mismo.

Chasqueó la lengua y se giró para verlo de reojos.

—No es la gran cosa, todos besamos a nuestros amigos alguna vez. También he besado a Jennie si es esa tu siguiente pregunta.

La boca de Jungkook se abrió sorprendido, tanto que luchó por contener la risa que estuvo por escapársele, así que optó por volverse a acomodar acariciando el brazo que su chico había puesto sobre su abdomen.

—Yo nunca he besado a mis amigos.

—Es porque los Gryffindor son unos ñoños.

—Pensé que dirías que era por subnormal.

Taehyung nunca pensó que volvería a escuchar esa palabra viniendo de él, con ese tono burlesco, divertido, para nada serio y que incluso, luego de decirle vendría un beso dulce y suave en su mejilla mientras abrazaba más fuerte.

—Prometo no decirlo más — dijo al fin saliendo de entre sus piernas para sentarse a su lado y mirarlo a los ojos.

—¿Por qué? Nunca me molestó, de hecho siempre me pareció el insulto más aburrido que alguien podía decirme.

Alzó una ceja y subió una mano hasta su mejilla para acariciarla.

—No seas mentiroso.

Jungkook hizo la cabeza hacia atrás gruñendo antes de volver a mirarlo a los ojos.

—¿Entonces por qué?

—Porque nunca me fijaría en uno —sus palabras estaban cargadas de obviedad y seriedad— Ni menos me enamoraría — susurró contra su oreja.

Cada vez que decía algo así, algo en la mirada de Jeon Jungkook parecía encenderse, sus ojos brillaban y sus manos se apretaban sobre cualquier parte de su cuerpo como si con ese gesto le dijera «Mío. Eres mío». Le encantaba, sobretodo porque después venía un beso.

—¿Esperaré tus cartas este verano, Kim?

Le costó volver a la realidad cuando se alejó de su boca, pero cuando lo hizo sonrió abrazándose a su pecho para disfrutar de su calor el resto del viaje.

—Ven a mi casa, Jeon, será más corta la espera.

Pudo escuchar como el corazón de Jungkook daba un pequeño brinco bajo su pecho, sin embargo, no dijo nada, solo le dio un beso en la cabeza y eso fue suficiente para ambos. Ahora que estaban juntos, habían pequeños instantes en que las palabras sobraban, porque sus cuerpos se comunicaban diciéndolo todo y a la vez nada.

Notes:

QUERÍA TANTO ESCRIBIR ESTE ESPECIAL ヾ(☆▽☆)

Lo fui planeando a medida que iba escribiendo y me demoré en subirlo porque me quedó mucho más largo de lo que esperaba y porque el Taekook es un espacio no explorado para mi.

Realmente me gustó mucho y como siempre, espero que a ustedes también.

Gracias por todo, como siempre.

Notes:

Es mi primer fanfic en AO3, por favor, se gentil ;_;
<3