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¿Con esa cara?

Chapter 11: ¿Cómo te llamo?

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

El día no pasó tortuosamente lento, no. Al revés; llegó al salón, se sentó, parpadeó y, de repente, el día escolar estaba por terminar. 

—¿Vienes con nosotros? — Minamoto le preguntó, cejas alzadas. Parecía algo consternado, quizá porque había estado con la mirada perdida al frente mismo paciente del servicio psiquiátrico durante la mayor parte de la jornada. 

—Ah, no, voy a estar ocupado. — Sonrió, tomando sus cosas para salir de ahí. Las manos no le temblaban de puro milagro. —Nos vemos mañana.

Andaba tan ansioso y cansado que ni siquiera podía concentrarse en algo que no fuera evitar que sus piernas se derrumbaran. La noche anterior se había quedado hasta tarde buscando información sobre cuál de sus órganos valía lo suficiente como para pagar un vuelo al extranjero, hasta que llegó a la conclusión de que era un plan estúpido y tenía que dormir. Quizá por ello no sintió las horas pasar; era un milagro que no se enfermara de nuevo de puros nervios.

Cuatro pasillos, tres escaleras y un patio después, encontró a Hatano, esperando detrás de una columna. Lo vio casi de casualidad; si no, hubiera continuado caminando hasta la puerta. Tenía una expresión seria, sus ojos fijos en el suelo.

—Hola.

El chico saltó, rostro cambiando a su usual sonrojo. —¡No te escuché llegar!

—Lo siento. — Le dedicó una sonrisa pequeña, cortés. Ayato le solía hacer lo mismo a él, ahora que lo pensaba. ¿Capaz los dos deberían considerar ser ninjas? —¿Esperaste mucho?

—No, no… Me estaba ocultando de una chica, igual… 

—Mhm, ¿eres muy popular, no?

—Es cansado… solo me gustas tú. — Wow, eso hubiera sonado cool si no fuera porque la cara de Hatano compartía color con los tomates. —Si alguien te llega a molestar por mi culpa, tienes que decírmelo.

—¿Oh? ¿Piensas defenderme?

El rostro del otro cambió, incluso el color cayó de sus mejillas. Lucía como aquella tarde con Minamoto; serio, con una sombra escalofriante adornando su expresión indiferente. —Los mandaría a la mierda sin dudar.

—Tampoco necesito que exageres. — Le bajó una gota de sudor hasta la quijada. ¿Era Hatano candidato para una ruta yandere? Dios lo salve. —¿Vamos?

—Sí. — La luz volvió a sus ojos; ahora era idéntico a un cachorro. El BL sí que les hacía cosas aterradoras a las personas. —¿Caminarás a mi lado?

—¿Mhm? Sí, claro.

 

──────────

 

El camino hacia el café no era absurdamente largo, pero era lo suficiente para conversar. Podía ver el conflicto en la cara del menor; con seguridad estaba debatiéndose sobre qué decir o no y, como buen cobarde, decidió dejarle a Hatano dar el primer paso. Su propia garganta se sentía seca, y sus manos temblaban aún seguras dentro de los bolsillos de su abrigo.

—¿Qué es lo que te gusta? — Finalmente empezó el muchacho.

Lo pensó un momento. —Ya sabes que me gustan los gatos, así que… bueno, me gusta ver películas, comer, el alcohol, el té con leche…

Hatano le miró sorprendido. —¿Cómo has bebido alcohol?

—Mi padre compra varias latas, así que tomo una o dos cuando no me ven. — Se encogió de hombros. —Nadie se da cuenta.

—Oh… wow, eres más rebelde de lo que pensé.

Se quiso reír; había poco o ningún peligro en robar un poco de cerveza de la refrigeradora para tomarla en la privacidad de su cuarto. —¿Tú no haces nada mínimamente rebelde, Hatano?

—¿Eh? Pues… ¿No? Quizá no volver a casa a la hora correspondiente… pero a mis padres no les importa mucho. 

—¿Y qué haces para divertirte?

Hatano bajó su voz hasta un murmullo. —...satsu.

—Uhm… ¿Cómo?

Tokusatsu1.

El joven de cabello violeta se mordió el labio para no reírse. Sería inapropiado. —¿Tipo… Super Sentai?

La cara del otro había llegado a unos niveles de rubor inimaginables. ¿Y si se desmayaba por toda la sangre circulando en su cabeza? Podría ser peligroso. —A veces, me gusta más Kamen Rider… 

—¿Cuántas sagas has visto?

—Uhm… de Super Sentai un par, de Kamen Rider casi todas. 

Ahora sí no pudo evitar que se le escapara la sonrisa. —¿No es eso demasiado lindo? No va con tu persona.

—¿Uh-? ¿A qué te refieres? — Parecía en pánico. Quizás esa respuesta no le gustó. Si continuaba, ¿podría hacer que lo odie? Tal vez la forma de romper su fijación era molestarlo hasta que explote y lo deje en paz. 

—Hm… Series para niños no parece algo que le gustaría a alguien como el misterioso rompecorazones Hatano Ryuuji~ — La cara del chico estaba poniéndose de un rojo nunca antes visto. Carmín. —Pero como te gusta, es lindo. Porque es inesperado. 

—¿Eh? No soy lindo… — Un tono más rosado, indudablemente tierno. Coral. —Quiero que pienses que soy cool…

—Mhm, ¿pero qué tal si no quiero verte como todos te ven? Digo, eres cool a diario, ¿no, Hatano? ¿Qué tal si no lo eres conmigo?

—Llámame por mi nombre. — Amaranto, a tan solo unos tonos de tornarse carmesí. —Tú… dime que no actúas así con todos.

Alzó las cejas. —¿Cómo ‘así’?

—Así. — Hizo un par de gestos con las manos.

—Me acabas de señalar entero. 

—Lindo… ¿Es algo que dices seguido sobre otros? Por favor, no lo hagas. — Finalmente pregunta Hatano, escarlata. —Quiero que solo me digas cumplidos a mí. ¿Es infantil? Me da igual si lo es. Soy egoísta cuando se trata de ti.

El viento sopla, moviendo su cabello de forma inhumanamente grácil, dándole un aire de importancia a las palabras que murmuran sus labios finos. Los protagonistas de BL eran los niños favoritos del mundo, después de todo. Los efectos visuales estaban reservados para ellos. 

—Bueno, Ryuuji. Eres demasiado cool , casi matas a Minamoto con tu mirada hace unos días, no creo poder llamarte “lindo” todo el tiempo. Veremos qué sucede.

El café está frente suyo. Ambos se detienen y el muchacho del lunar le sonríe con un aire sardónico mientras Hatano busca la llave dentro de su maleta, parece a punto de enloquecer. En su rostro definitivamente hay un tono cereza. 

El mayor considera la posibilidad de haber descubierto un nuevo hobby.

 

──────────

 

Los gatos son tímidos al inicio, pero poco a poco se van acercando más al adolescente mayor, quien pronto se encuentra sentado con uno sobre sus piernas, mientras que otro le cabecea por atención al mismo tiempo. Es una imagen que Hatano graba en su mente con fuego: su rostro sereno, ojos mirando a los felinos con ternura, acariciando sus cabecitas tan gentilmente que se preguntaba si ellos también podrían enamorarse de él. 

Realmente era un egoísta. Era la primera cita y ya le tenía celos hasta a los gatos.

—¿Cómo conseguiste que te dejen hacer esto?

Uno de sus celulares reproducía música; la voz de Ryutaro Arimura2 llenando los espacios en blanco entre maullidos y su conversación. El lugar estaba vacío; sus compañeras universitarias habían atendido a los animales en la mañana, ya que él justamente se ofreció a hacerlo en la tarde para poder llevar al joven de cabello violeta consigo.

—Eh… no fue difícil, pregunté y ya.

—Realmente no tienes miedo de nada, ¿no, Ryuuji?~

¡Su nombre! Flechazo directo al corazón. Que lo repita una y otra vez, nunca se cansaría de oírlo. —Solo de perderte.

El otro sonríe. —¿Y qué tan lejos llegarías? ¿Qué tal si te digo que he matado a alguien?

—No te creería. Nunca harías algo así… pero si así fuera, seguro tenías un buen motivo. 

—Imagina que soy un asesino serial; sin motivo, solo porque quise.

Hatano le miraba desde lejos, en silencio, grabando cada gesto en su mente, y aun así nunca había visto de primera mano esa actitud juguetona que lo dejó casi descompuesto en el primer ataque. Lo avergonzaba, pero también le gustaba –quizá era un masoquista–. Era tan solo un breve vistazo a todo lo que todavía desconocía del mayor y que tanto anhelaba descubrir; quería, no, necesitaba más.

—Me haría policía para ayudarte a ocultar tus crímenes.

—Te sorprendiste cuando te dije que a veces tomo la cerveza de mi papá, ¿y estás dispuesto a tapar mis asesinatos? 

—Sí, si es por ti.

—¿Y si voy a la cárcel? ¿Irías a la cárcel conmigo?

—Te seguiría hasta el fin del mundo.

Las palabras salían fácil. Estaba con él, disfrutando de un momento ininterrumpido, privado, casi sagrado. Era imposible que no se sintiera feliz en esta conversación tonta, repasando todo lo que se había propuesto por ocho años. Fuera de Tokio, de Japón, de Asia, del mundo, seguiría a este hombre hasta el más allá si así se lo pidiera.

 —Cuánta decisión. 

—¿Y eso es…?

—Ah, es lindo. O tal vez es cool. ¿Cuál quieres ser?

—Uhm… cool.

—Entonces es lindo.

Hatano puede sentir la comisura de su labio curvándose. No sonreía muy seguido, pero el intercambio era tan ilógico que no podía evitarlo. 

—Realmente me gustas. — Suspiró. Un gato, grande y de pelaje abundante, ligeramente violáceo, se subió a sus piernas, dando un maullido rasposo. Le rascó la barbilla, causando que se estire, ronroneando suave. —Muchísimo.

El mayor bajó la mirada hacia el minino que seguía en su regazo, dedos delgados acariciando entre sus orejas. —Eres… interesante, Ryuuji.

Había rosado bajo sus ojos, en la extensión de sus pómulos, leve, tan leve, casi invisible.

(Lo grabó en su memoria: Pantone 705 C, código HEX #FADADD, RGB 250, 218, 221, CMYK 0%, 13%, 12%, 0%.)

Paso a paso, su sueño se hacía realidad.

 

──────────

 

El tiempo pasó tan rápido que el joven de cabello violeta sintió vértigo al mirar su celular solo para confirmar que ya eran casi las siete. Sentía que llegaron hacía una nada, pero resultó tan entretenido con el otro que la noche se abrió paso sin que ninguno lo notara.

—No me di cuenta de que ya eran casi las siete… — Murmuró Hatano, mirando el reloj de la pared a su vez. —Pronto tengo que cerrar, todavía seguimos en ambientación y demás...

—No te preocupes. — Sonrió fácil. —Me divertí, de todas formas.

—¿De verdad? Entonces… ¿Crees que podríamos… salir de nuevo?

Unos segundos pasaron. —Déjame pensarlo, ¿sí?

—Okay. — Hatano asintió y, si bien el nerviosismo había sido dejado atrás, podía ver que no estaba del todo tranquilo. —¿Está bien si te pregunto por Minamoto?

El mayor le dedicó también un instante para considerarlo, mientras tomaba sus cosas. Luego respondió. —¿Qué quieres saber?

—¿Te gusta?

—...No lo sé.

Para su sorpresa, el otro aceptó la respuesta, inclinando la cabeza nuevamente. —Está bien, porque no es un sí. Y si tengo chance, eso es lo que me importa.

¿Qué clase de lógica tenía? Ah, pero qué más daba, al final. Se dio el lujo de reír ante el absurdo; ah, BL. Dulce sinsentido, dulce disparate, dulce BL. 

Fueron unos segundos de silencio, hasta que volteó su cabeza hacia él, mirándole con cierta sorna. Pudo ver cómo su corazón pegó un salto. —Ese día te veías muy molesto.

—No me gusta la gente entrometida. —Tomó un par de cucharadas de comida húmeda, para que los gatos se concentraran en comer mientras ellos salían, presumía. El chico desvió su mirada al piso, extrañamente tímido para alguien que casi mata con la mirada a otra persona. —Menos si se trata de ti, eso es todo.

—Mhm, bastante cool de ti, ¿no? — El mayor respondió mientras le esperaba, entretenido por la forma en que estrellas se formaban en sus ojos. Los lirios estaban de vuelta; quizá no sería tan malo verlos regularmente. Se preguntaba qué pasaría si los deshojaba. —De verdad eres interesante, Ryuuji-kun.

 

──────────

 

Había un par de personas más en la estación, esperando el tren. El ambiente era tranquilo; la mayoría parecían ser trabajadores acabando su jornada laboral. Suponía que algo así se debía sentir la adultez: salir temprano, regresar tarde. 

Se preguntó cómo se sentiría regresar a casa y que lo espere esa persona, quizá…

Su celular sonó. Era su hermano mayor.

—¿Ryuuji? — Habló. — Es tarde. Te he guardado comida en la refrigeradora.

—Gracias. Llego en treinta minutos, más o menos.

—Ah, estás en camino. ¿Qué estabas haciendo?

—Trabajar. — No era mentira, pero poco después se decidió, y añadió: —Y tener una cita.

El tono de su hermano cambió; sonaba divertido. —¡Oh! ¿Es el chico con el que te caíste a la fuente?

—Sí.

—¿Y qué tal te fue?

—Ah… bien. Sí, bien. Lo dejé en su casa.

—Bien hecho. — Tan extraño como sonara, podía escucharlo sonreír. —Ten cuidado cuando vengas, ¿de acuerdo?

—Okay. Nos vemos.

Llamada finalizada y conversación de la semana sostenida. No volverían a hablar hasta dentro de un rato, lo cual a su parecer era suficiente. Le gustaba que su hermano no necesitara de mucho para entender las cosas, o más específicamente, para entenderlo a él.

—Hey, Hatano.

Se giró, confundido de quién le podría estar hablando. ¿Era un compañero de clases? Al menos eso creía; su cara se le hacía vagamente conocida. Le miró un momento, en el que observó su sonrisa caer hasta desaparecer por completo.

—...Te hablé hace poco, ¿recuerdas? Me gustas.

Se encogió de hombros. —Mucha gente me dice eso.

—...Nos encontramos en la parte de atrás del colegio, donde seguiste en negación sobre el tipo de persona que es tu pequeño crush.

El tren llegó durante el espacio de silencio, donde el otro adolescente suspiró. Tenía el cabello claro, con puntas negras, y un cuello alto bajo su camisa escolar. Recordaba haberse fastidiado por algo así, si bien su mente no guardaba imagen de quién había sido. ¿Para qué guardar algo así de irrelevante, de todas formas?

—Entonces no me interesa hablar contigo.

Lamentablemente, lo siguió hasta el vagón. No tenía interés en lidiar con él todo el camino, pero tampoco quería esperar más.

—¿No te rindes con él, a pesar de todo? — De su bolsillo sacó su celular, donde había un chat en el que podía ver una foto del joven de cabello violeta. —El hermano de Ayato no es la persona que tú crees, ¿no te das cuenta de que está haciendo trampa? Minamoto y él-

—Me da igual. — Ni siquiera se molestó en mirarlo. —No es tu asunto.

—Escúchame; ¿no te importa si tiene un amorío con otra persona? He hablado con los chicos del consejo estudiantil, y me contaron todo el chisme. ¿Sabes que Mayama también está metido en esto, no? Tiene apuntes por todos sus cuadernos al respecto. ¿Sabes que saldrán pronto también?

—Sé que ahora él no tiene una respuesta clara, pero no me importa, porque le he preguntado directamente, y sé que ha sido sincero conmigo. Es suficiente.

—...Tsk, ¿cómo que no te importa? No me haces ningún sentido, Hatano.

Hatano sacó su propio celular para avisarle a sus compañeros que había completado todo. —Lástima.

—Tú y él no combinan, ¿lo entiendes? Están en categorías completamente diferentes, ¿por qué sigues buscando a un mero extra? ¿Por una memoria sin valor real?

Por fin, se dignó a levantar sus ojos. —Deja de hablar así de él. 

El otro chico volvió a chasquear la lengua, no obstante, retrocedió. Coincidentemente, las puertas del tren se abrieron, y el muchacho descendió, su mirada nunca apartándose de la propia. Una vez detrás de la línea de seguridad, el chico le sonrió, mientras las puertas del metro se cerraban.

¿Era siquiera esa su estación o solo se bajó para tratar de ser dramático? Bueno, no era su problema.

 

──────────

 

Ayato, fiel a su tradición ninja, apareció frente a él en el momento que levantó la mirada luego de quitarse los zapatos.

—¿Dónde fuiste?

—Tengo derecho a guardar silencio.

—Eso no aplica a Japón. — Control remoto en mano, lo señaló acusadoramente. —Tienes cabello de gato en la ropa, lo cual es normal, pero también dejaste solos a tus amigos no intoxicados. ¿A dónde te fuiste?

Entrecerró los ojos. —¿Qué te importa?

—Le diré a mamá que tú desapareces las latas de cerveza de la refrigeradora.

—No te atreverías.

Ayato, como todo hermano menor insoportable, hizo el ademán de tomar aire para comenzar a gritar a los cuatro vientos. El joven de cabello violeta, naturalmente, reaccionó tapándole la boca mientras lo sujetaba con una llave improvisada. 

—Te digo, pero cállate para siempre.

Lo soltó cuando escuchó un sonido de afirmación. Una vez que su hermano había recuperado el aliento, lo arrastró hacia su cuarto, donde se aseguró de cerrar la puerta con pestillo.

El menor no perdió tiempo. —¿Fue con Hatano, no? Estaba mirando por la ventana. Ese era Hatano, no puedes negarlo, si lo haces, te voy a morder.

Cada día resultaba más difícil no ahorcar a su hermano mientras dormía. —Si ya lo sabes, ¿para qué preguntas?

—¡Porque no me cuentas nada, idiota! ¿Qué pasó? ¿Se besaron? O- No me digas que lo arrastraste a acariciar gatos y llamaste a eso una cita. — Ayato le miró con su fastidiosa cara de póker. En realidad, tenían la misma expresión. Los genes de personaje extra eran fuertes en la familia; solo que cuando su menor lo hacía era molesto. —Por ese tipo de cosas no eres popular.

—Para tu información, él me invitó a acariciar gatos, mocoso del averno. — Gruñó. 

—Eeeeh… ¿Y no pasó nada más? Qué aburrido eres.

Era su turno para poner la cara sosa. —¿Y tú? ¿Has hecho algo con Toujo?

Ayato le lanzó una almohada, todo su rostro contorsionándose en furia. 

—¡¿CÁLLATE?!

El mayor la atrapó en el aire para tirársela de vuelta. Podía sentir las venas de su frente hincharse.

—NO ES DIVERTIDO AHORA, ¡¿NO?!

Notes:

1. Tokusatsu; básicamente la palabra para "efectos especiales" y hace referencia a producciones que utilizan bastante de esto para su realización; piensen en algo del estilo 'Power Rangers' (que está basado justo en la franquicia de Super Sentai). Toei es muy conocida por hacer este tipo de producciones y tener varias de las sagas más populares, y en un extra Hatano sale viendo una producción de Toei (Click aquí). [Como curiosidad: tanto el actor de Hatano como el de MC han sido parte de series Tokusatsu; el actor de Hatano fue un antagonista en Kikai Sentai Zenkaiger y el de MC es Kiryu Sento; protagonista de Kamen Rider Build. Por eso me gusta pensar que a Hatano le gustaría bastante Kamen Rider, jeje XD]

2. Ryutaro Arimura; es el cantante de la banda Plastic Tree. ¿Por qué Plastic Tree? Bueno... me gustan y ya, jaja.

Espero que les guste, en un instante publico el 12. Como dije, estos dos van de la mano, y quiero que tengan la conclusión a cierta trama de una vez. Besos, y gracias por leer. Los errores serán corregidos algún día. :)