Chapter Text
Ver cómo se mudaban Carina y Lucía al día siguiente fue como tener el corazón en la mano y estrujárselo. Pero cuando Carina le preguntó si podía quedarse con una taza y luego se llevó la taza de Maya, Maya sintió que tal vez era la forma que tenía el universo de mantener a Maya con ella.
Lucía le dijo a Maya que podía pasarse cuando quisiera. Pero Maya decidió esperar. Carina tenía razón. Un poco de espacio le permitiría estar consigo misma y no dejarse influir por Maya y su mundo.
Decidieron no mudar a Jeff, que podía quedarse con Maya y Carina seguiría viniendo a visitarla.
Así que Carina pasó los dos días siguientes poniéndose al día con su propia vida. Hizo llamadas a Arizona y algunas videollamadas con Amelia para sus revisiones. Habló con Andrew todos los días y a veces también envió mensajes de texto a Gabriella. Habló con su madre sobre la biblioteca y decidió que, tanto si Maya y ella volvían a estar juntas como si no, la biblioteca debía abrir de todos modos.
Vic y Andy le enviaban mensajes de texto varias veces para saber cómo estaba. Y aunque Carina se alegraba de tener amigos que la apoyaran tanto, una parte de ella se preguntaba si Maya estaría pensando en ella y por qué aún no le había enviado ningún mensaje.
“Espacio, claro” se recordó a sí misma.
Carina quería ir a la ciudad, tal vez visitar la cafetería de Vic, ya que Vic habló mucho de ella en el hospital cuando se estaba recuperando. Así que preguntó si podía ir. Vic hizo que Theo recogiera a Carina y la llevara.
Mientras estaba en la cafetería, asimilándolo todo, con el portátil delante, se dio cuenta de que Maya pasaba por la cafetería y se detenía en el mostrador de Vic.
Carina esperó a que Vic avisara a Maya de su presencia, pero Vic no lo hizo. Maya recibió un pago de Vic y empezó a marcharse. Carina no sabía qué era lo que la había hecho abandonar su mesa y salir corriendo detrás de Maya.
Vic sonrió para sí misma mientras miraba hacia abajo introduciendo el pago en su sistema.
“¡Maya!” Llamó Carina.
Maya se volvió, sorprendida de ver a Carina. “Carina, hola.” Dijo a la vez que regresaba a su encuentro. Fue incómodo, no sabía si abrazarla o darle la mano.
“Sólo estaba mirando la cafetería de Vic” dijo Carina.
“Genial, te gusta su pain au chocolat” dijo Maya.
Carina sonrió. “Sí, Vic me lo dijo.” Maya se sonrojó un poco.
“¿Cómo te encuentras?” preguntó Maya.
“Bien, mejor” dijo Carina. No sabía cómo decirle a Maya que había estado pensando mucho en ella.
“Eso está bien” dijo Maya.
Carina asintió. Se hizo el silencio durante uno o dos minutos. Luego hablaron las dos a la vez.
“¿Te gustaría ir a la biblioteca…” Carina comenzó, señalándola ya que estaba bastante cerca de la cafetería de Vic.
“Así que debería uh ponerme en marcha…” Maya comenzó.
“Sí” dijo Maya en respuesta a Carina.
“Oh, está bien” dijo Carina en respuesta a Maya.
Entonces las dos hicieron una pausa y soltaron una risita.
“Tengo que ir a dejar unos pedidos, pero quizá podamos ir a la biblioteca esta tarde, si todavía te apetece” Le ofreció Maya.
Carina asintió.
“¿Te recojo aquí?” Preguntó Maya.
“Sí, estaré aquí” dijo Carina.
***
Vic hacía pausas en el trabajo para ver cómo estaba Carina, para charlas y ver cómo le iba. Incluso salieron a dar un paseo en el que Vic le preguntó a Carina sobre sus conversaciones con Arizona y qué era lo siguiente que iba a escribir. Carina le dijo que Arizona le había dicho que se tomara su tiempo y que tal vez toda esta experiencia podría ser su próximo libro.
Eran alrededor de las 5 de la tarde cuando Maya estaba de vuelta en la cafetería, esta vez buscando ansiosamente a Carina. Carina la saludó con la mano y empezó a recoger su portátil. Vic dirigió un rápido ‘tranquila’ a Maya antes de que Carina llegara hasta ellas.
“Gracias por lo de hoy, Vic.” Dijo Carina, poniendo algunos billetes en el mostrador de Vic.
“Oh, no, no, tú no pagas” Dijo Vic.
Carina la miró sorprendida. “¿Yo nunca pago?”
“¡Ni hablar!” Dijo Vic. “Maya y yo hacemos negocios juntas, así que las dos podéis venir cuando queráis, invita la casa.”
Carina se sintió incómoda con esto ahora. Sólo porque ella y Maya no estaban técnicamente juntas en este momento.
“Por favor, Vic, me gustaría pagar” dijo Carina.
Entonces Vic se dio cuenta de por qué Carina quería pagar. Ella no sabe lo cerca que están todavía.
“Vale, ¿qué tal esto? Esta vez invito yo, la próxima vez puedes hacerlo tú” dijo Vic.
Carina quería discutir. Pero aceptó. Le dio las gracias a Vic y siguió a Maya hasta la calle. A Maya le costó no coger la mano de Carina. Siempre caminaban así cuando paseaban juntas. “Así que, eh, estaba pensando que deberíamos abrir la biblioteca pronto” dijo Carina.
“Sí, cuando estés lista, sólo falta un poco de trabajo” dijo Maya. “Ya lo verás.”
“Genial, ¿para cuando crees que deberíamos inaugurarla?” preguntó Carina, muy seria. Y eso es lo que era este paseo, se dio cuenta Maya. Negocios. No una cita.
‘No pasa anda, Maya, ya es algo’ se dijo a sí misma.
Acompañó a Carina a la biblioteca y, cuando entraron, Carina echó un vistazo. Algunos de los trabajadores seguían allí, terminando algún trabajo.
Y mientras ella seguía haciendo preguntas sobre por qué habían decidido hacer esto o aquello, Maya no sabía cuánto podía contenerse a la hora de explicar algunos de los detalles más sutiles.
Como el rincón que hicieron especialmente para los niños, pensando en sus propios hijos. Como la habitación trasera que habían asegurado como despacho personal de Carina para que Maya pudiera colarse y besar a la bibliotecaria de vez en cuando.
Algunos de estos detalles Maya se los guardaba para sí misma, para que Carina no se sintiera demasiado atiborrada de expectativas.
Pero cuando Carina entró en la trastienda y Maya entró tras ella, la intimidad y el ambiente acogedor de la biblioteca le trajeron ideas a la cabeza. Se preguntaba si Maya cedería alguna vez y la besaría primero. O si sería algo que Maya esperaría a que Carina iniciara. Supuso que sería lo segundo.
Carina se dio la vuelta y vio a Maya mirándola con expectación.
“Entonces, ¿qué te parece?” preguntó Maya. Carina dejó que sus ojos recorrieran un poco las facciones de Maya. Pero sabía que el silencio se estaba alargando.
“Creo que es hermosa” dijo Carina, insegura de si estaba hablando ya de la biblioteca.
“Así que supongo que deberíamos estar listas para abrir dentro de dos semanas más o menos” dijo Maya.
Carina asintió.
Maya se acercó a Carina y ésta pensó que tal vez era el momento, que tal vez Maya intentaría besarla o preguntarle si podía besarla. No apartó los ojos de los labios de Maya.
“Sé que no significa mucho para ti en este momento, pero sólo quiero decirte lo orgullosa que estoy de ti, por seguir queriendo hacer esto, por la comunidad, auqnue no te acuerdes de ellos. Por los niños” dijo Maya, sin mencionar a ‘sus’ futuros hijos. “El pueblo está entusiasmado”
“Yo también” dijo Carina, y sus ojos pasaron de los labios de Maya a sus ojos. Hubo un momento de silencio. “Me muero de ganas” dijo Carina.
Maya sonrió. Cuando salieron de la biblioteca, Carina se dio cuenta de que Theo fue quién le llevó a la ciudad. Pero ahora no tenía quien la llevara a casa.
“¿Puedo llevarte a casa?” Maya se ofreció.
“Sí, por favor” respondió Carina. “Si no es mucha molestia.”
El trayecto en coche fue tranquilo y ambas no se dijeron mucho más. Pero cuando llegaron al lugar donde se alojaba Carina, Maya habló. “Gracias” dijo Maya.
Carina la miró extrañada. “Debería darte yo las gracias por traerme a casa” Dijo Carina. Maya negó con la cabeza.
Sólo cuando Carina llegó a casa se dio cuenta de por qué Maya le había dado las gracias. Habían pasado 4 días desde la última vez que estuvo con Maya y tal vez Maya solo estaba agradecida por poder pasar algún tiempo con ella.
Maya se fue a casa feliz por haber podido pasar un rato con Carina en el aniversario de su primer beso.
***
Amelia había autorizado a Carina a hacer ejercicio ligero, a salir, siempre que se sintiera bien. Cualquier cosa fuera de lo normal debía ser comunicada a Amelia. Así que, una semana después, cuando en el chat del grupo empezaron a hablar del viernes de ‘dos pies izquierdos’ en el bar de Travis, Carina estaba deseando verlo.
Hacía tiempo que no veía a Maya. Ya había pasado una semana. Parecía que Maya se estaba tomando en serio esto del espacio. Y ella lo apreciaba. Pensaba menos en hacerlo por Maya, pero de repente se estaba encariñando con el lugar, la gente y la comunidad. Se preguntó si así fue como se enamoró la primera vez. De todo, no sólo de Maya.
Cuando Vic y ella entraron en el bar, Travis la saludó con un fuerte abrazo. Miró a su alrededor y vio a todos con los que se había cruzado estos días en la ciudad. Pero no pudo ver a Maya. Se encontró buscándola entre la multitud.
“Llegará pronto. Un poco tarde, por el trabajo, pero llegará.” Dijo Vic.
Carina agradeció la información, aunque no preguntó. Tomó asiento junto a la barra y pidió un cóctel sin alcohol. Todavía estaba medicada, así que nada de alcohol.
***
Maya echaba muchísimo de menos a Carina. Seguía las normas y le daba a Carina todo el espacio que quería, pero cada vez le resultaba más difícil. No dormía bien, apenas tenía apetito y cada vez que se miraba al espejo pensaba que estaba más fea. ¿Por qué Carina se enamoraría así de ella? Pero era difícil manejarlo todo, sobre todo cuando su mente estaba siempre en Carina. Carina era su único propósito en este momento. Y se alegraba de poder verla hoy. Una conversación significaría mucho, pero Maya no estaba segura de qué hablarían después de tanto tiempo. ¿Estaba perdiendo a Carina? ¿Estaba funcionando todo al revés porque le estaba dando espacio a Carina?
Los temores de Maya aumentaron cuando llegó al bar y vio a otra mujer sentada junto a Carina en la barra. Vic se acercó primero a Maya.
“¿Quién es?” preguntó Maya.
Pero Vic parecía haberse dado cuenta. “No estoy muy segura” dijo Vic.
Así que Maya esperó, observando. Vic se adelantó para bailar con Theo y la pandilla, pero a Maya nunca le interesó bailar, no si Carina no bailaba también. La mujer parecía hacer reír a Carina, e incluso le pidió otra copa.
Maya no pudo aguantar más. Así que se acercó a ellas.
“Hey” dijo Maya, interrumpiendo su conversación.
“¡Maya!” Dijo Carina. “Hola” añadió, a Carina se le iluminó la cara, y Maya se alegró de verla.
“¿Y tú eres?” preguntó Maya, más bruscamente.
“Nicole” dijo la mujer.
“Nicole, esta es mi…” Carina vaciló. Maya la miró y luego miró a Nicole.
“Prometida” dijo Maya.
Nicole soltó una risita. “¿Estás segura?” preguntó riendo. Carina se quedó callada, un poco avergonzada.
“Oh, ¿hablas en serio?” preguntó Nicole.
Ante esto Maya apartó la mirada, sin saber a dónde mirar.
“Lo siento, no lo sabía” dijo Nicole, haciendo ademán de levantarse.
“No, está bien, es mi culpa, me dejé llevar” dijo Carina.
“¿Te dejaste llevar?” preguntó Maya.
“Maya…” empezó Carina. “Nicole, lo siento, gracias por la copa” dijo Carina y luego se bajó del taburete de la barra, cogió la mano de Maya y la apartó.
“¿A qué te refieres con lo de dejarte llevar?” preguntó Maya, apartando la mano de Carina.
“Quiero decir que me dejé llevar tanto por la conversación” dijo Carina.
“¿Qué olvidaste que soy tu prometida?” Preguntó Maya.
“No, no importa, olvida que pregunté eso” dijo Maya, dándose cuenta de la ironía de la situación.
“Maya…” Dijo Carina, suspirando.
“Ya estoy aquí, ten una conversación conmigo” dijo Maya, pero luego se arrepintió de lo desesperada que sonaba. Estaba desesperada. Pero Carina no necesitaba verlo.
“¿Estaba flirteando contigo?” preguntó Maya.
Carina miró a Nicole. “Lo estaba” dijo Carina, bajando la mirada, sin poder mirar a Maya.
“¿Y no se te ocurrió decirle que estabas… prometida?” preguntó Maya, pero dudó, recordando que Carina le había devuelto el anillo. “Joder, no estamos prometidas, ¿verdad?” dijo Maya.
“Maya, estás cayendo en una espiral” dijo Carina.
“¿Qué esperabas? Vengo aquí con la esperanza de verte después de una semana, con la esperanza de que tal vez quieras verme, pero estás aquí dejando que la gente coquetee contigo” dijo Maya.
“No es lo que parece” dijo Carina.
“¿Qué es entonces?” Preguntó Maya.
“Maya, Nicole fue la primera persona con la que hablé que no me habló como si tuviera equipaje, como si tuviera un pasado, como si hubiera tenido un accidente, ¡como si tuviera que ponerme al día!” Dijo Carina. “Fue una conversación normal, ¡y fue muy liberador!” Dijo Carina.
“¿Liberador?” Dijo Maya. Carina estaba diciendo que se siente encadenada por esta vida. “Siento haber venido” dijo Maya, mientras empezaba a salir.
“Maya, espera, por favor, hablemos” dijo Carina, sintiendo que se le rompía el corazón al ver a Maya tan destrozada.
“¿Hablar de qué?” preguntó Maya.
“Sí por favor te tranquilizas ,por un rato” dijo Carina. “No te vayas” agregó.
Maya se dio la vuelta y se alejó, pero no se fue y eso fue todo lo que Carina pudo conseguir por ahora.
***
Mientras el grupo bailaba, igualando a Carina, Maya se negaba a salir a la pista. Carina esperaba que Maya se uniera a ellos. Pero no lo hizo, se quedó en la barra.
Ahora parecía más relajada. Se había quitado el abrigo, tal vez el alcohol en su cuerpo la estaba calentando. Y Carina estaba segura, Maya había bebido unas cuantas, porque parecía que Travis intentaba convencerla de que no bebiera más, pero ella seguía pidiendo.
Así que cuando todo el mundo estaba demasiado ocupado para notar su ausencia en la pista de baile, Carina se acercó a Maya en el bar.
“Hey” le dijo Carina. Maya miró a su izquierda y vio a Carina allí.
“Hola” dijo Maya.
“Siento lo de antes” dijo Carina.
“No, lo siento, tienes razón, todo esto debe parecerte demasiado pesado” dijo Maya. Pero había amargura en su voz. Volvió a su bebida y bebió un gran sorbo.
“¿Sueles beber tanto?” preguntó Carina.
Maya se sintió un poco sorprendida. No sabía dónde mirar, no necesitaba que Carina la viera así.
“No” dijo Maya.
“Tienes los ojos rojos” dijo Carina. “Maya no contestó. “Maya, ¿estás durmiendo bien?” preguntó Carina.
De nuevo, Maya no supo responder. Entonces Carina le cogió la mano que estaba en la barra. En el momento en que la mano de Carina tocó la suya, Maya lloró. Inmediatamente cogió un pañuelo y se secó las lágrimas.
“Sé que esto es mucho más pesado para ti” dijo Carina.
Maya empezó a negar con la cabeza.
“Lo siento si te hice pensar que estaba interesada en esa mujer, sólo fue una conversación” dijo Carina.
Maya estaba conteniendo un sollozo. “No me debes una explicación” consiguió decir Maya. “Ya no sé si estamos comprometidas para casarnos. Da la sensación de que cualquiera podría ganarse tu corazón ahora mismo, y yo sólo soy otra aspirante” dijo Maya.
Carina agarró con más fuerza la mano de Maya. No sabía qué decir. ¿Debía admitir que Maya le llevaba ventaja? No sólo por lo sexy que era, sino también por lo devota, amable y comprensiva que es.
“¿Qué tengo que hacer?” Maya preguntó. “¿Cómo puedo hacer que te enamores de mí otra vez?”
Carina sonrió suavemente, con tristeza. “Maya, ¿me invitas a salir?” Carina le ofreció. “¿Cuándo no estés tan borracha quizás?”
Pero esa pregunta apreció despejar un poco a Maya. “¿Puedo invitarte a salir?” preguntó Maya.
Carina asintió.
“Lo haré” dijo Maya.
“Ven a bailar” dijo Carina.
“No puedo estar de pie” dijo Maya, admitiendo lo borracha que estaba. “No suelo beber tanto”
“No pasa nada” dijo Carina. “¿Te veo luego entonces?” preguntó Carina. “¿Estás bien aquí?” Maya asintió. “No tomes más, ¿vale?”
Maya volvió a asentir. Había terminado de beber por esa noche.
***
Cuando Jack ayudaba a Maya a subir a su camioneta, Maya no dejaba de preguntarle cómo regresaba Carina a casa. Jack no lo sabía, pero dijo que la había visto salir con una mujer con chaleco.
Maya refrescó la memoria y recordó a la mujer de antes. Nicole. No podía ser ella, ¿verdad? Pero ni siquiera podía confiar en sus pensamientos con lo borracha que estaba esta noche.
Así que cuando Jack y ella salieron del bar, Maya miró a su alrededor y vio a Carina. También vio a Nicole besando la mejilla de Carina mientras se despedía, y eso fue todo lo que Maya tomaría de esta Nicole.
No sabía que energía, equilibrio o estupidez la condujo a sus siguientes acciones, pero estaba justo a su lado, ahora empujando a Nicole con la mano en el hombro, y luego yendo cara a cara con ella diciéndola que retrocediera. Nicole tenías las manos en alto, pero era la voz de Carina la que le gritaba a Maya que parara. Sintió las manos de Carina sobre ella, pero no por las razones correctas, Carina la empujaba hacia otro lado.
Y lo último que recordaba de esa noche era a Carina diciéndole que se fuera a casa y se recompusiera.
