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Reinvención

Summary:

Connor Murphy tiene un accidente automovilístico y entra en coma. Rápidamente todos asumen que se trató de un intento de suicidio por no poder proclamar su amor a los cuatro vientos por Evan Hansen, porque... ¿por qué otra razón escribiría una carta trágica dedicada a Evan?

(O... los sucesos se desarrollan de forma similar al canon solo que no es como el canon en lo absoluto porque Connor no muere y todos piensan que Connor y Evan son increíblemente gays).

Chapter 1: La Carta

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

"Querido Evan:

Hoy no va a ser un buen día, ni un buen año... ¿Por qué lo sería? Todo transcurre en el mismo bucle de siempre. Me siento atrapado en estas paredes donde me da la impresión de que nadie es capaz de entender lo que siento; incluso si así fuera, dudo que se quedaran. Acabarían sintiendo repudio por lo que soy... y no los culparía.

... si desapareciera, ¿alguien se daría cuenta?

Creo que solo estoy cansado de fingir constantemente. Ya no quiero fingir, pero sé que es mejor jugar a la segura que darle más motivos a los demás para hacerme quedar al margen.

Al final, creo que nada cambiará. Todo seguirá igual. Quisiera que no fuera así, pero ya no lo soporto. Lo lamento.

Atentamente, yo".

En cuanto acabó de escribir la carta en la computadora y presionó el botón de imprimir, Evan se quedó congelado. ¿De verdad acababa de escribir la carta más pesimista y horrible como si nada? En cuanto se dio cuenta de eso, se sintió fatal y el estómago se le revolvió. Menuda ironía. Su psicólogo lo mandaba a escribirse cartas para cambiar su forma negativa de ver el mundo y se las apañaba para crear la carta más pesimista de su vida.

Se pasó las manos por el cabello y sintió ganas de llorar. Odiaba tanto esas tareas porque nunca tenía idea de qué escribir en las cartas. ¿Escribir cosas positivas? Era la carga más detestable, ¿escribir cosas negativas? Le salía tan natural que podría escribirlas hasta con los ojos vendados.

Soltó un hondo suspiro y se puso en pie, dirigiéndose hacia la impresora del salón vacío de cómputo para destruir la carta lo antes posible. Era obvio que no quería que el doctor Sherman la leyera, pero no solo eso, sino que él tampoco quería volver a verla en su vida. Escribir todo eso había sido un arrebato de locura y estrés, mas no tenía intenciones de que llegara a ninguna luz.

Se quedó ahí, esperando a que la hoja terminara de imprimirse. Le dio un golpe a la máquina para que acabara de procesar el trabajo porque todo indicó que había elegido el momento perfecto para atascarse.

—Necesitas pegarle dos veces.

Evan se sobresaltó con tanta fuerza que casi se resbaló y cayó al suelo, lo que habría sido una muy mala fortuna considerando su brazo enyesado. No le apetecía romperselo dos veces.

Abrió los ojos de hito en hito y sintió un dolor en el cuello al volver la cabeza con absoluta rapidez hacia el origen de la voz.

Ah, el mítico Connor Murphy.

Intentó actuar como si no acabaran de verse alrededor de dos horas atrás, cuando Jared dijo algo estúpido sobre Connor con Connor estando ahí presente... y bueno, lo demás era historia. Evan se estremeció al recordar el fastidio en la mirada de Connor y la fuerza con la que le había empujado al suelo. No era una escena que tenía ganas de repetir.

Tragó saliva en seco y asintió con torpeza ante las palabras del chico, tardando en captar que acababa de darle un consejo. Hizo lo que le indicó, golpeando una segunda vez a la impresora y agradeciendo a los cielos que sí funcionara.

Suspiró con alivio.

—¿Cómo te rompiste el brazo?

Ah, así que Connor estaba tratando de hacerle conversación.

Evan se quedó tan anonadado que le costó hallar una respuesta.

—Es una anécdota bastante divertida —atinó a contestar, incluso si no era una anécdota en lo absoluto divertida y él lo sabía, pero parecía que el humor era la mejor forma de procesar su lamentable situación y el hecho de que se quedó un buen rato esperando a que alguien viniera a buscarle tras esa caída. Y esperó, y esperó...

Sin embargo, cuando le contó eso a Connor, él sí se echó a reír, a diferencia de la reacción conflictuada que Jared le había dedicado en la mañana.

Su risa provocó que Evan sonriera con algo de timidez y duda. En parte, le resultaba extraño y confuso que ahí estuviera Connor intentando entablar una charla civilizada con él, porque era como estar presenciando a un leopardo actuando con dulzura en lugar de intentar comérselo; y otra parte suya quería huir lo más rápido posible antes de que le cambiara el humor o algo así de aterrador. Había oído demasiadas cosas de Connor como para saber que no era una persona con la que sería prudente relacionarse, especialmente cuando Evan mismo era la personificación de la ansiedad y el pánico excesivo.

Luego, Connor dijo:

—Nadie te ha firmado el yeso.

Evan se lo miró como si acabara de darse cuenta de ese descubrimiento.

—Ah —fue lo único que se le ocurrió decir.

—Yo te lo firmaré.

—No hace falta.

Y sin embargo, Connor insistió, y Evan acabó dándole el marcador para que colocara su nombre en letras grandes en su yeso, como si quisiera demostrar que él había estado ahí. 

—Ahora ambos podemos fingir que tenemos amigos.

Las palabras provocaron una mezcla de vergüenza y duda en Evan. ¿Cómo era que Connor sabía que él tampoco tenía amigos? Aunque, por otro lado, no era en lo absoluto difícil de predecir. Siempre estaba solo en los almuerzos y, hasta ahora, nadie le había firmado el yeso. Además, ¿quién sería amigo de alguien así de ansioso y extraño y que tenía las manos sudadas casi todo el tiempo? Qué detestable. Era lógico que Connor llegara a esa conclusión sin ningún problema.

—¿Estabas imprimiendo una tarea? —Sin permiso, Connor tomó la carta que acababa de salir de la impresora. El color desapareció del rostro de Evan.

—Eh, no, bueno, sí... —Hizo amago de tomar su carta, pero Connor retrocedió, ahora leyendo superficialmente el contenido de la carta mientras sus dedos se afianzaban a la hoja.

—Te estás burlando de mí, ¿verdad?

Evan le miró, perplejo.

—¿Qué?

—No soy idiota. ¿Qué es este rollo psicológico? Has visto que estábamos los dos a solas en el aula y lo has escrito para que lo viera y me enfadara, porque seguro sabes lo que dicen de mí... Que estoy loco y todo eso, ¿piensas que estoy loco, Hansen?

Siendo honesto, Evan no tenía idea de qué decir. 

—Pues vete a la mierda —musitó Connor, gruñendo como un perro rabioso y dándole la espalda.

Antes de saberlo, se había llevado su carta.

Antes de saberlo, ya se había marchado.

 


 

Evan intentó no pensar lo peor durante el día siguiente en que Connor no vino a la escuela.

Estaba aterrado. Tenía miedo de que Connor fuese a publicar esa carta y exponerlo en medio de toda la escuela, porque... ¿por qué no lo haría? Seguro que Connor ya había leído la carta bien y había llegado a la conclusión que no era una burla sino la manifestación de los problemas de Evan, y que seguro eso era gracioso. Claro, ¿por qué no hacerle sufrir más al exponerlo frente a todos? De todos modos, ya sabían que Evan era raro, así que ¿por qué no echar más leña al fuego? Seguro que eso haría que muchos se rieran un buen rato.

Es decir, no era raro que Connor faltara a la escuela. Lo raro vino cuando Zoe, su hermana, también se ausentó.

Evan no conocía mucho a Zoe más allá de saber que tocaba en una banda de jazz. Una vez se había pasado por uno de sus conciertos porque le resultó llamativa la música, mas acabó yéndose a la mitad por el hastío de las personas que le rodeaban. Sin embargo, no es que pudiera considerar que era amiga suya, especialmente cuando ella no debía ni tener idea de quién era... Es decir, habían tenido esa interacción cuando Connor le empujó y Zoe se disculpó en su nombre, pero, más allá de eso, ella no sabía nada de él. Eso estaba tan bien para Evan como con todos los demás que tampoco conocían su existencia.

Suspiró. La incertidumbre le estaba matando.

Intentó convencerse de que la ausencia de los hermanos Murphy no estaba relacionada a él ni a la carta suya que Connor se había llevado... Es decir, le resultaba mucha coincidencia que ambos eventos estuvieran conectados por el tiempo, pero lo más posible es que ellos no pensaran en él lo más mínimo y que Evan fuera el único que seguía dándole vueltas al asunto.

O al menos eso pensó hasta que le llamaron a la oficina del director.

Al entrar a la oficina y detenerse bajo el umbral, se encontró con dos personas sentadas en las sillas contiguas al escritorio. Una pareja. A juzgar por su edad, debían ser padres de familia.

Confirmó sus sospechas cuando el hombre carraspeó con la garganta y dijo:

—Somos los padres de Connor.

Evan parpadeó varias veces. Por tradición, acabó tomando asiento en la silla disponible frente a la pareja, sintiéndose pálido y enfermo aun si no tenía idea de qué trataba el asunto. Su mente era su peor enemiga y la detestaba, porque le daba un montón de escenarios terribles en cuestión de segundos y eso le hacía lucir tan culpable como si acabara de matar a alguien.

—Creemos que esto es para ti. —La Sra. Murphy le tendió una hoja doblada y un poco arrugada, la cual Evan tomó por simple inercia.

Le bastó con leer el encabezado para saber de qué se trataba.

Se le fue el color del rostro (el poco que le quedaba) y su respiración se le cortó. Miró a los padres de Connor, perplejo.

—Esto... —intentó decir, mas fue interrumpido por el Sr. Murphy.

—No sabíamos de ti. 

—¿De mí?

—No tienes que ocultarlo más, querido —agregó la Sra. Murphy con expresión suave—. Sabemos que Connor y tú... bueno, que están juntos.

Evan le observó con absoluto desconcierto.

—¿Juntos? —repitió la palabra, tratando de hallar la connotación que la mujer debía estarle dando como para mirarle con esa intensidad.

—Bueno, no sé cómo se diga —se apresuró a aclarar ella—, ¿que son pareja? ¿O novios? No lo sé, perdóname. Somos nuevos en esto, Evan, apenas estamos entendiendo el hecho de que nuestro hijo hubiera mantenido una relación en secreto con otro chico...

—No tenía por qué ocultarlo —murmuró el Sr. Murphy con gesto de fastidio—, yo jamás le recriminé el hecho de que fuera gay.

—No, pero ¿leíste la carta? Era obvio que no se sentía aceptado. Se sentía rechazado, Larry, por los cielos... Ni siquiera le diste importancia cuando salió del clóset.

—¡Porque ni siquiera nos lo contó! Simplemente nos enteramos cuando lo hallamos con... —El Sr. Murphy se interrumpió bruscamente a sí mismo, tosiendo en su puño con fuerza y mirando a Evan—. Lo siento, no creo que te interese oír eso. Lo que estábamos intentando decir es que encontramos esa carta con Connor.

Evan los miró, espantado.

—Se refieren a que... —trató de decir, pero las palabras murieron conforme el hilo de voz se hizo demasiado inaudible.

—Connor está vivo —dilucidó la Sra. Murphy, esforzándose por mostrar una sonrisa aunque sus ojos se llenaron de lágrimas—. Ayer en la noche tuvo un accidente... Pero, a juzgar por la carta...

—Fue un intento de suicidio —dijo el Sr. Murphy, mostrando una expresión seria—, lo encontraron esta mañana y está en el hospital. El accidente en sí no fue grave, pero lo indujeron en un coma por precaución, así que no ha despertado.

El mareo que siguió a estas palabras fue tan intenso que Evan enterró su rostro entre sus manos y se mordió la lengua, intentando no vomitar de la mortificación. Oh, cielos, Connor... Un intento de suicidio... Estaba en el hospital.

Ni siquiera conocía a Connor, pero la combinación de todo eso le resultó tanto amarga como familiar. Se le formó un nudo en la garganta y sus puños temblaron.

—No queríamos que te enteraras por el teléfono —murmuró la Sra. Murphy—. A pesar de la situación, nos sentimos en la obligación de venir a buscarte y explicarte lo que había pasado. Perdóname por haber empezado la noticia de la peor manera. Y tampoco queremos presionarte con la situación, y menos queríamos dejarte sin explicaciones... Así que, si quieres venir al hospital a ver a Connor, eres bienvenido. Ya no está en cuidados intensivos y le hemos movido a una sala privada donde pretendemos acompañarlo hasta que despierte. Estoy segura de que estará feliz de verte ahí cuando lo haga.

No era un "si despierta" sino un "cuando despierte". La esperanza de la mujer era tan radiante que Evan pudo levantar la cabeza y mirarla en silencio con algo de vergüenza.

Acto seguido, finalmente se recuperó del shock y comprendió lo que estaba ocurriendo.

Los Murphy pensaban que él y Connor... que los dos...

Desdobló la hoja de su carta y la leyó a pesar de ser el dueño y tener las palabras impresas en su cerebro. Y sin embargo, cuando volvió a leerla y buscó darle la connotación de haber sido escrita por un chico homosexual que se sentía rechazado por la sociedad y sus padres, se encontró con que las palabras concordaban. Maldición. Se quedó en blanco.

—Connor... él no... —trató de explicarse, mas las palabras no salían con naturalidad. Se ruborizó por la frustración y apretó los puños con fuerza.

—Lo sé —le dijo la Sra. Murphy, parpadeando con fuerza para apartar las lágrimas de sus ojos—, yo tampoco tenía idea.

—Nos alegra haberte visto. —El Sr. Murphy se puso en pie, teniéndole una tarjeta con una dirección anotada—. Ven a verlo al hospital cuando te sientas listo. Llama a mi celular para que vayamos a buscarte a recepción, ¿de acuerdo? Pero no hay prisas... Sabemos que esto es difícil de digerir y entenderemos si necesitas tu espacio antes de venir. Sin embargo, también toma en cuenta que Cynthia y yo jamás rechazamos a Connor por su sexualidad... Y si tú estás con nuestro hijo, entonces considerate parte de nuestra familia.

Evan parpadeó varias veces.

—Larry, mira. —La Sra. Murphy sonrió y las lágrimas se deslizaron por sus mejillas—. Le firmó el yeso. Qué hermoso.

Casi se había olvidado de eso. De ese detalle que, a simple vista, era poca cosa. Pero a los ojos de la mujer, parecía ser el detalle más significativo del mundo.

Acabó huyendo de ahí por la falta de aire en sus pulmones. Se sintió tan abrumado que necesitó largarse para procesar la situación en silencio.

Una vez lo hizo, se lamentó por no haber disuelto el malentendido en ese preciso instante.

 

Notes:

Sí, así que... Decidí seguir mis ideas que me quedaron tras releer el libro por primera vez 🤔

Lamento si el enfado de Connor al ver la carta de Evan se sintió forzado, la verdad no sabía cómo justificar su enojo sin involucrar a Zoe (luego entenderían por qué) y también espero que tengan paciencia con esta obra ✨ habrá bastante slow burn:D pero valdrá la pena (espero).

Además, es posible que acabe mezclando eventos de las tres obras porque mis recuerdos mezclan lo que pasó en la película, el libro y el musical (? Generé una obsesión hacia la obra en sí y no la he podido soltar- y bueno, creo que eso es todo...

Chapter 2: Solo espera y ve

Summary:

Evan va al hospital para ver a un Connor en coma y a su familia... Solo consigue empeorar las cosas.

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Qué. Carajos. Evan.

 

Lo sé.

 

No, no creo que lo sepas 

Te escribes una extraña carta sexual a ti mismo

Se la lleva Connor

Connor tiene un intento de suicidio 

¿Conclusión de todo eso?

Tú y Connor estaban de novios y él quiso matarse por ser un gay incomprendido...

¿Puedes explicarme cómo PASARON DE UNA COSA A OTRA?

 

No tengo idea 

No fui yo

Fueron los padres de Connor

 

Y tú no los desmentiste

 

No era así de fácil...

Ni siquiera me dejaron hablar

Y ya sabes cómo soy...

 

Sí, sé cómo eres

Bueno, tendrás que arreglar esto antes de que Connor despierte y quiera matarte

 

A menos que...

 

¿A menos que Connor no despierte?

Oye, eso es muy cruel

 

NO

No me refería eso

Me refería a que tal vez Connor lo entienda

 

¿Entienda que te inventaste una relación ficticia entre ustedes dos?

 

Al menos no me inventé que es gay

Aparentemente sí lo es

Quiero decir, yo no lo soy, pero no me molesta que piensen que lo soy

 

¿Estás seguro?

 

¿Ah?

 

O sea, ¿estás seguro de que no eres gay?

 

...

No lo soy

 

¿Ni siquiera eres bisexual o algo así?

 

¿Por qué quieres que sea parte de la comunidad LGBT?

 

Solo pienso que es más fácil mentir cuando hay algo de verdad en lo que dices

 

... tienes un punto

No lo sé 

No lo he pensado mucho

 

Pues no debes ser muy heterosexual si no te molesta fingir una relación con otro chico

Solo digo

Aunque en realidad deberías cortar esto de raíz cuanto antes

 

¿Eso crees?

 

¿Bromeas?

Entiendo, no se lo dijiste a los padres de Connor al inicio 

Pero no puedes dejar que esto continúe

 

Tienes razón

 

Lo sé, siempre la tengo :)

 

Así que supongo que iré a decírselos en el hospital 

 

Maldición, Evan, no

No vayas

Vas a estropearlo

Solo envía un correo y ya

 

Y sin embargo, Evan ignoró los últimos mensajes, inhalando y exhalando con fuerza y apretando los labios en una línea recta, observando sin mirar la pantalla de su laptop.

—¿Estás ocupado?

La intromisión de su madre era tan repentina y abrupta como siempre. O tal vez solo era que Evan estaba acostumbrado a su ausencia. Se sobresaltó y, por instinto, cerró la laptop con innecesaria rapidez y fuerza. Supo que eso solo le hacía lucir sospechoso, por lo que agregó:

—Solo estaba hablando con Jared.

Su madre esbozó una sonrisa y se recargó contra el marco de la puerta.

—Escuché que uno de los estudiantes de tu escuela tuvo un accidente —dijo sin tapujos. Lo miraba con rastro de duda—. ¿Lo conoces? Creo que se llama Connor...

—Eh, no...

Perfecto, más mentiras.

Por fortuna, su madre no hizo otra pregunta y solo asintió, suspirando.

—Solo me preocupaba que estuvieras inquieto por eso... Me enteré porque una compañera mía estuvo durante el turno en que lo atendieron en cuidados intensivos. No estuvo ahí mucho tiempo y se lo llevaron a una sala privada, pero igual... debió ser traumático. —Hizo una breve pausa y la cara se le tornó seria—. Escuché que piensan que fue un intento de suicidio.

—Oh... —Evan no tenía idea de qué decir—. Qué mal.

Su madre hizo una pausa, dejando que el silencio incómodo (que solo era incómodo para Evan) llenara el cuarto. Luego sus ojos se fijaron en el brazo de Evan y parpadeó varias veces, añadiendo:

—¿No fue ese Connor el que te firmó el brazo? Dijiste que no lo conocías.

—¡Ah! Es que... este es un diferente Connor —se apresuró a aclarar, desviando la vista y fingiendo que de repente le interesaban las manchas de humedad en la pared contigua a su cama—. Al otro no lo conocía.

—Ya veo... —Su madre acabó por restarle importancia al asunto y cambió el tema—. Hace tiempo que no hacemos una noche de tacos.

Evan titubeó.

—Ah, cierto...

—Podría tomarme el jueves libre y hacer una.

—No es necesario, de verdad...

—No, pero está bien, yo quiero. —Ella le mostró una sonrisa entusiasmada—. Y también, ya sabes, podríamos hablar de las becas para la universidad.

Era verdad. Evan casi había olvidado que su madre mencionó esas becas de ensayos y escritos a las que podía aplicar. Dudaba que fueran a servir de algo, puesto que tenía la impresión de que ella sobreestimaba su creatividad y habilidades; y sin embargo y como siempre, no pudo decirle que no. Del mismo modo, justo ahora solo sonrió nerviosamente y la miró irse del cuarto.

Al quedarse solo, logró permitirse soltar un hondo suspiro y mirar su laptop de nuevo.

Todo estaba mal. Estaba yendo muy mal.

 


 

Evan no sabía qué estaba haciendo ahí.

Es decir, sí lo sabía, pero también sabía que estaba mal. Debió haber escuchado a Jared cuando le dijo que no se apareciera en el hospital y se limitara a dejar un correo que dijera "¡en realidad su hijo y yo no estamos juntos y ni siquiera nos conocemos! La carta fue un error, gracias".

Pero no, ahí estaba, porque al parecer no sabía cómo quedarse de brazos cruzados.

El día se le había hecho eterno a más no poder. Y más cuando esperó a que su madre se fuera y luego salió disparado hacia el hospital de la dirección que el Sr. Murphy le había anotado. Por unos momentos le aterró que fuera el hospital donde trabajaba su madre (pues ella mencionó que una compañera suya atendió a Connor en cuidados intensivos), pero se alivió al descubrir que se trataba de un hospital privado en una calle totalmente diferente.

¿Por qué estaba ahí? Siendo honesto, él tampoco estaba seguro del motivo. Tenía un nudo en la garganta y no dejaba de recolocar las flores que había comprado... Es decir, había comprado flores para la familia, ¿no era eso lo más apropiado? Aunque ya estaba arrepintiéndose porque el papel que las envolvía se había vuelto pegajoso por el sudor de sus manos. ¿Estaba sudando? Debía ser por los nervios... ¿Y por qué estaba nervioso? Bueno, no, en realidad sí tenía un punto para estar así: solo se estaba dirigiendo al hospital con el propósito de decir la verdad.

Lo ensayó varias veces en su cabeza y repasó las líneas.

Él diría: "Tengo que hablar con ustedes... sobre la carta".

La Sra. Murphy diría: "¿Qué pasa con eso?".

Él contestaría: "En realidad todo fue un malentendido. Yo escribí la carta y no Connor... Ni siquiera somos amigos".

Y luego se iría.

Sí, eso sonaba bien. Los padres de Connor no tenían por qué ofenderse considerando que nada de esto era culpa de Evan. No era su culpa que Connor se hubiera llevado su carta. No era su culpa que sus padres hubieran llegado a conclusiones erróneas en base a una lectura rápida y poco profunda. Y si ellos se ofendían, entonces no sería problema de Evan y, de todos modos, la vida no se detendría.

Se convenció de esto durante el viaje en autobús y, una vez bajó de ahí y observó la parada delante del hospital, tragó saliva en seco y sintió que las piernas le temblaban como gelatina. Abrió los ojos de par en par y sus manos afianzaron el agarre en las flores que sostenía.

Así caminó hacia el interior del hospital. Le dolían las rodillas por la tensión que ejercía sobre sus músculos, mas lo ignoró mientras esperaba ahí y llamaba al número de Larry con su celular, esperando incómodamente en la recepción. 

Inhaló y exhaló el olor a desinfectante que prodigaba aquel ambiente, ignorando la mirada recelosa de la recepcionista y haciéndose a un lado cuando pasó una mujer embarazada en silla de ruedas. Estaba incómodo. Se habían acostumbrado al hospital en el que su madre trabajaba, pero este era un ambiente diferente. Los hospitales privados olían y se veían de otra manera, como exudando los dólares extras que las personas gastaban aquí. De por sí la salud era un tema bastante caro en el país; no quería imaginarse cómo sería en el sector privado.

—¡Hola, soy Evan! —él dijo (casi chilló) cuando la llamada entró, evitando que el Sr. Murphy hablara primero. Por eso detestaba las llamadas; nunca tenía idea de manejar cuándo era su turno para hablar y cómo hacerlo. Era detestable—. Vine porque...

—¡Sí, claro! —Larry respondió con un tono casi entusiasta—. Iré a recogerte enseguida. Dame unos momentos.

Evan esperó de nuevo de forma incómoda y tensa en la recepción, apoyando la espalda contra una de las paredes y jugueteando con los botones de su camisa. Casi sollozó de alivio cuando el Sr. Murphy se detuvo frente a él y le hizo un gesto para que le siguiera.

—Me alegra que hayas venido —dijo él. Se veía cansado... ¿cómo era posible que le hubiera cambiado tanto el rostro en cuestión de un par de horas?—. Pensé que te tomaría más tiempo venir... aunque eso está bien. De todos modos, se supone que Connor despertará dentro de uno o dos días.

Eso alertó a Evan. De acuerdo, pensó, eso significaba que tenía que resolver el malentendido antes de que Connor volviera.

—¿Puedo...? —comenzó diciendo Evan. Carraspeó con la garganta y luego agregó—: ¿Puedo preguntar qué fue lo que pasó? Es decir, me refiero...

—Está bien —le interrumpió Larry. Apenas si sonreía. Se veía cansado y un poco fastidiado. A pesar de eso, halló la fuerza para explicarle—. Fue un accidente automovilístico. A juzgar por la carta y la forma en que sucedió, fue provocado... Sin embargo, no resultó demasiado grave. Los médicos lo indujeron en un coma para bajar la inflamación de su cerebro y evitar riesgos; sin embargo, como es inducido y no natural, despertará dentro de poco. Tampoco se rompió nada y solo se lastimó el cuello... ¿Puedes creerlo? —Larry miró hacia el frente. Sus ojos no denotaban ninguna expresión en particular—. Él está bien. No pasó nada. No llegó a mayores... 

Parecía más bien una mantra que se había estado repitiendo los últimos días.

El corazón de Evan se apretujó contra su pecho. Se entretuvo tanto que tardó en caer en la cuenta que esta era la oportunidad de perfecto para desmentir todo; y sin embargo, para cuando eso se le ocurrió ya era demasiado tarde. Ya habían subido por los elevadores y detenido delante de la puerta del cuarto de Connor.

Evan la observó, parpadeando varias veces.

—Adelante —le animó el Sr. Murphy—. Cynthia está adentro.

Empujó la puerta con su mano libre, colocando las flores en su antebrazo.

En cuanto cruzó el umbral, supo que no debió haberlo hecho.

Se quedó congelado al ver a Connor.

Él estaba ahí sobre la cama del hospital, rodeado de paredes blancas y luces brillantes y pálidas. Tumbado sobre esa cama con la piel un poco gris, una intravenosa conectada de su piel a un portasuero, un respirador, una máquina a su lado que registraba sus latidos y su ritmo cardíaco. Ahí estaba viéndose vulnerable, débil y adolorido. Evan le costó darse cuenta de que había estado mirándolo demasiado.

Volvió la vista hacia la Sra. Murphy que le sonrió al verlo.

—¿Esa son para Connor? —le preguntó, señalando las flores. Antes de que Evan pudiera responder, ella las tomó y sonrió con deleite—. Qué maravilloso. Estoy segura de que las apreciará.

—Bueno, en realidad... —intentó decir Evan, carraspeando con la garganta e intentando sonar serio. Observó las maletas que estaban colocadas en una esquina de la habitación, así como las sillas acomodadas al fondo. Por supuesto que su familia debía estar quedándose ahí y tendrían planes de hacerlo hasta que Connor se recuperara. Verlo le hizo sentir raro por dentro y le hizo pensar en su madre y en que ella no había contestado el teléfono cuando se rompió el brazo. 

—¿Pasa algo? —Los ojos de la Sra. Murphy se clavaron en él, mostrándose preocupados—. Sé que se ve muy aparatoso todo, pero Connor estará bien. Los médicos dijeron que hay muchas posibilidades de que le den de alta en esta semana...

—No es eso, Sra. Murphy...

—Por favor, llámame Cynthia. Pensé que ya habíamos acordado que somos como familia, ¿no?

Evan se ruborizó, sin estar seguro del motivo.

—Es que... —insistió.

—Ah, así que ahí está el supuesto novio de mi hermano.

Se sobresaltó y miró con rapidez sobre su hombro, admirando la aparición repentina de Zoe en el cuarto. Se quedó anonadado y no logró reaccionar.

Ella rodó los ojos, cruzando los brazos sobre el pecho y dando unos pasos en dirección a Evan, juzgándolo con la mirada.

—Debe ser una mentira —soltó ella, medio bufando—. Connor no estaría con alguien como tú. Tendrías que estar loco o ser algún proveedor de droga como para eso...

—¡Zoe! —le regañó Cynthia, mortificada—. No digas esas cosas.

Larry gruñó, aunque no intervino. Zoe hizo gestos al aire, como intentando enfatizar el punto que solo ella parecía ver.

—¿De verdad nadie más va a pensar que esto es súper raro? —se quejó. Señaló a Evan y le colocó el índice contra el pecho—. Además, él te empujó. Yo lo vi.

—Fue un malentendido —se apresuró a soltar Evan, sin saber bien por qué defendía a Connor—, no es lo que pareció...

—¿Ah, no? Porque yo tenía la impresión de que las parejas no deberían tratarse de ese modo. ¿Sabes qué pienso? De acuerdo, sí, digamos que tú y Connor jugaban a los novios secretos... pero dudo que fuera algo bonito, ¿verdad? Apuesto todo a que te amenazaba con estar ahí y te obligaba. Tal vez incluso te estaba pagando, porque sino no me explico por qué estarías con alguien como mi hermano...

—¡Zoe! —volvió a alterarse Cynthia.

Ella se molestó.

—¿Solo porque Connor intentó suicidarse vamos a olvidar que es una mala persona y que se la pasaba gritando que iba a matarme? ¿De verdad?

—¡Él no es una mala persona!

Siendo honesto, Evan no tenía ni una maldita idea del porqué soltó aquello. No tenía sentido. Nada le costaba quedarse callado, decir "la verdad es que no conozco a Connor de nada" y luego irse sin dar explicaciones.

Ah, pero no. Evan tenía que complicar todo. Eso estaba en su ADN o algo así.

La familia Murphy le miró.

—No debí decir eso —soltó Evan, tratando de arreglar su error—, tal vez debería irme...

—No —intervino Cynthia. Sus ojos brillaban con súplica. Evan quería hundir la cabeza en el suelo como avestruz—. Cuéntanos, Evan, por favor.

Y eso hizo él.

Notes:

Las mentiras no pueden ser tan obvias y fáciles como en el material original, así que decidí que Evan mintiera principalmente para defender a Connor sin saber bien por qué lo defiende. Solo le fastidia un poco que hablen mal de él ✨ y también tenemos a Zoe que en realidad está conflictuada por Evan y esta es su manera de sacarle la verdad.

Estuve planeando el fanfic mientras trabajaba y se me ocurrieron cosas muy buenas. Definitivamente esto va para largo... yei :D

Chapter 3: Todos lo saben

Summary:

Evan continúa hilando su mentira sobre su relación con Connor. La mentira llega de alguna manera hasta los estudiantes de su escuela.

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

—Connor no es una mala persona.

Más allá de eso, Evan no tenía ni idea de qué decir tras haber interrumpido bruscamente a Zoe. Era un idiota. ¿Por qué no podía mantenerse al margen? Y sin embargo, no podía. Le costaba permitir que Zoe criticara de esa forma a Connor aun cuando no conocía realmente a ninguno de los dos.

Comprendió su error de haber hablado cuando los Murphy lo miraron atentamente, todos con diferentes semblantes pero con la misma atención en sus ojos.

—Hum —dijo Zoe, frunciendo los ojos.

—¿Podrías contarnos al respecto, Evan? —La petición de Cynthia vino acompañada de una sonrisa esperanzada y una mirada brillante. Evan miró de reojo a Connor, que estaba ahí en la misma habitación de ellos pero sin capacidad para decir algo a su favor.

Tragó saliva y volvió a mirar a Cynthia.

—Connor... Él... —trató de decir—, quiero decir, es un buen chico. De verdad. Solo que a veces no sabe expresarse... Ese día que dices que me empujó, en serio no fue lo que parecía. —Miró a Zoe de reojo para darle a entender que le estaba hablando a ella—. Connor tiende a ser... eh, explosivo, sí, pero no creo que estén viendo toda la perspectiva...

—¿Y cuál es toda la perspectiva? —le presionó Zoe. Su mirada ardía contra la suya. Evan titubeó.

—Connor también es amable y paciente, bastante paciente conmigo. Como pueden ver, no soy la persona más tranquila del planeta y soy muy ansioso... Connor lo entendía. No me presionaba con eso. 

—¿Cómo se conocieron? —inquirió Cynthia.

Evan estuvo a punto de decir algo obvio como "uh, en la escuela", mas luego comprendió que ella no quería saber eso. No, Cynthia preguntaba de forma implícita por cómo era que se había desarrollado esa falsa relación romántica que ellos pensaban que sostenían.

Era el momento, pensó Evan, el momento de decir la verdad.

Pero, antes de darse cuenta, su boca ya estaba soltando más mentiras:

—Desde que tengo memoria hemos ido a la misma escuela, pero solo éramos compañeros de clase que no se hablaban... Luego, no lo sé, dio la casualidad de que ¿coincidimos? O algo así en una clase, y compartimos un proyecto... Nos hicimos amigos, o al menos intercambiabamos mensajes con frecuencia. —Evan no estaba seguro de lo que decía, pero conforme hablaba se fue perdiendo en sus propias palabras, en su propio relato—. No salíamos mucho, porque a Connor no le gusta salir y a mí tampoco... Así que teníamos eso en común, ¿supongo? Y pues... no lo sé, las cosas se fueron dando y... y ahora aquí estamos...

Se sintió fatal de ese "y ahora aquí estamos", considerando que estaban en el maldito hospital. Esta no era una historia divertida. Evan se ruborizó y carraspeó con la garganta, a punto de inventar una excusa para irse de ahí y no volver a mirarle la cara a ningún Murphy por el resto de su vida.

Pero luego Cynthia dijo:

—Oh, ya veo. ¿Y dónde solían verse? Quiero decir, lo hablaba con Larry y la verdad es que a ambos nos sorprende cómo fue que lograron ocultarlo todo... Fue muy impresionante.

—Sí —dijo Zoe con tono receloso, viéndolo con los ojos fruncidos—, es impresionante.

Evan tomó la desconfianza de Zoe como un desafío. Vaya error.

—Solíamos vernos más que nada en mi casa. O sea, porque casi siempre estoy solo yo ahí... también quedábamos a veces en su casa, pero solo cuando no había nadie... Quiero decir, no es que hiciéramos algo malo. Cielos, me refiero a que... solo pasábamos el rato, pero igual, eh, Connor no se sentía cómodo haciéndolo de conocimiento común o lo que sea, y yo tampoco me sentía bien con que mi mamá lo supiera, así que decidimos ¿mantenerlo en secreto?

Retorció el borde de su camisa con sus dedos, sintiéndose al punto de un colapso nervioso mientras la bilis trepaba por su estómago y amenazaba con salir en forma de vómito. Habría sido horrible vomitar en el cuarto de hospital de Connor Murphy con su familia ahí presente, por lo que se mordió el labio inferior con fuerza y luego dijo:

—Creo que debería irme.

No lo pensó dos veces. No logró reunir la fuerza para mirar a los padres de Connor o a Zoe, sino que simplemente dio media vuelta y abandonó el cuarto antes de que se sintiera incapacitado por los nervios.

¿Cómo era posible que fuera capaz de crear mentiras con aquella fluidez? Bueno, quizá no fluidez considerando su estúpido tartamudeo, pero igual debía ser algún rasgo psicótico o algo así. Evan ni siquiera entendía por qué había elegido el camino de empeorar toda esa mierda en lugar de disolver el malentendido. Y sin embargo, era difícil no reaccionar a las provocaciones de Zoe, casi como si necesitara contradecirla, como si necesitara decirle "Connor no es una mala persona" aun cuando no comprendía de dónde venía esa necesidad.

Tal vez solo estaba reflejando su propia vida en un chico con el que solo había cruzado un par de palabras en toda su existencia.

Se pasó la mano por el cabello y esperó ansiosamente por el elevador tras presionar el botón para que se abrieran las puertas.

Se sobresaltó al ver de reojo que Cynthia le había seguido hasta ahí. Ella notó su susto, puesto que al instante dijo:

—Cielos, Evan, lo lamento muchísimo. No era mi intención presionarte. No tienes ni idea de cuánto siento lo que pasó...

Evan la miró, incrédulo. ¿Él había actuado como un bicho raro incapaz de mantener una conversación normal o dilucidar un malentendido y era ella la que se disculpaba? Parpadeó varias veces y no supo qué decir por unos largos momentos.

Cynthia debió interpretar su silencio de otra manera, puesto que se ruborizó con atisbo de culpa y apretó los labios en una mueca.

—Es solo que... no lo sé, creo que me emocionó mucho descubrir que Connor tenía a alguien. Que tiene a alguien. Sé que se le dificulta hacer amigos, y ni hablar de sostener una relación romántica... Siempre me preocupó eso, y cuando pasó lo del accidente... Evan, estoy asustada. —Cynthia miró hacia el suelo. Las puertas del elevador se abrieron, mas Evan no cruzó—. No quiero imponer una carga en ti porque eso no sería justo, pero necesito que lo sepas: gracias por haber estado para mi hijo... y también quiero que sepas que lo que ocurrió no fue tu culpa. Que Connor esté así. 

—Sra. Murphy...

—Cynthia, por favor.

—Cynthia. —La voz de Evan se tambaleó—. En realidad, hay algo que debo decirle...

Los ojos de ella lo miraron. Ilusionados. Esperanzados. Casi con un amor que era tan intenso que Evan no tenía ni idea de qué hacer con eso. Se sintió abrumado y mareado; tragó saliva en seco y jugueteó con sus pulgares.

—¿Cuándo despertará Connor? —inquirió a cambio. Necesitaba saber cuánto tiempo tenía para arreglar su desastre.

—Los médicos dijeron que le retirarán los sedantes para que despierte pasado mañana.

Eso le daba poco menos de dos días para solucionar el problema.

—Hay algo —trató de decir—, algo que no le he dicho...

Y sin embargo, se vio interrumpido cuando las puertas del elevador volvieron a abrirse y del interior emergió un grupo de médicos, que pasaron a su lado hablando acerca de uno de sus pacientes.

—¿Decías algo? —le dijo Cynthia, que se distrajo brevemente.

Evan acabó meneando la cabeza en negación. El momento había pasado.

Lo mejor que podía hacer era huir.

Y eso hizo.

 


 

¿Sabías que eres un absoluto idiota?

 

Sí, lo sabía

Muchísimo

Necesito ayuda

 

No hay forma de ayudarte

Te dije que no fueras al hospital 

 

¡No pude evitarlo!

 

¿Soy yo o tienes un crush en Connor y por eso no puedes "evitar" crear detalles sobre la relación ficticia entre ustedes dos?

 

¿Qué?

No

¿Olvidas que hace un año te dije lo mucho que me asustaba Connor?

 

Sí, pero también mencionaste una vez que las personas intimidantes eran atractivas

 

Estoy seguro de que la persona que dijo eso fuiste tú y no yo

 

Mierda

Es verdad

No importa

El punto es el mismo

Connor va a matarte cuando despiertes

 

Lo sé

 

¿Qué otra cosa se suponía que dijera Evan? Era consciente de todo lo que había dicho Jared, así que... ¿qué más daba? Quería hundir su cara en la almohada y no despertar nunca, o despertar en un universo paralelo donde no se había ahorcado a sí mismo en la mentira más estúpida de su vida.

Soltó un hondo suspiro y se frotó los ojos.

Menudo horror era todo.

 


 

—Tienes que estar bromeando —fueron las palabras con las que Jared lo encontró en la escuela en cuanto puso un pie en el interior del edificio—, quiero decir, ¿estás loco? ¿De verdad eres suicida o algo así?

Evan lo miró, paralizado.

—¿De qué estás hablando? —se quejó, demasiado adolorido como para reaccionar apropiadamente al alto volumen de la voz de Jared. Apenas si había pegado ojo durante la noche, demasiado ocupado pensando en las maneras en que Connor se enojaría con él cuando se enterara de la situación.

—¿No has revisado tu celular?

—No desde ayer, ¿por qué...?

—¡Evan, qué emoción!

La chillante voz de Alana tampoco fue bien recibida por Evan, pero igual se giró a mirarla cuando ella se les acercó como todo un torbellino de entusiasmo.

—Así que me enteré del accidente de Connor porque se hizo muy viral, y venía a decirte en persona que lo lamento mucho. O sea, no era amiga de Connor, o no como tal, pero sí éramos conocidos íntimos, ¿sabes? Seguro que él te ha hablado de mí... Como venía diciendo, me enteré de lo que pasó y quería decirte que si necesitas algo, puedes contar conmigo y el comité estudiantil. También quería decirte que pienso que eres muy valiente al salir del clóset de esta manera, especialmente para demostrar tu amor y valor hacia Connor...

—Alana, ¿qué estás diciendo? —Evan sintió cómo se le iba el color del rostro y miró a la chica, tratando de entender lo que ella estaba diciendo con esa rapidez en su forma de hablar. De por sí, la mayor parte del tiempo no entendía lo que ella decía, y ahora mucho menos.

Alana lo observó en silencio por unos tres segundos exactos. Luego ensanchó los ojos y sus labios se entreabrieron en una expresión de sorpresa.

—Espera —dijo—, ¿entonces tú no hiciste el post?

—¡¿Cuál post?!

—¡El que circula en internet! Acerca del intento de suicidio de Connor por sentir que no tenía un espacio seguro para expresarse... ¿No fuiste tú? Oh, cielos. —La expresión de Alana se tornó seria—. Lo siento muchísimo, Evan, de haberlo sabido no lo habría compartido, pero por lo específico y personal que era pensé que al menos habías dado tu autorización para que lo publicaran... Esto es horrible entonces, nadie debería divulgar esa información y menos obligar a las personas a salir del clóset, ¡perdóname, Evan!

Evan estaba demasiado atontado como para contestar. Alana balbuceó otro par de disculpas, alegando que se encargaría de que quitaran el post de las redes; y luego aclaró que tenía que retirarse para algo del comité estudiantil y desapareció.

Lo que no desapareció fue el sentimiento de asfixia y confusión que tapaban los sentidos de Evan.

—A eso me refería —dijo Jared.

—Sí, me imaginé —murmuró Evan, apoyando las manos en la pared y sintiéndose con ganas de vomitar.

—Toda la escuela lo sabe ahora.

—Sí...

—Quiero aclarar que yo no se lo conté a nadie, ¿eh? No vayas a echarme la culpa porque a mí ni me interesan las mentiras que digas en tu tiempo libre.

—No estaba dudando de ti, Jared.

Su amigo relajó su expresión. Luego carraspeó con la garganta y se encogió de hombros.

—Solo decía —insistió—. Y no sé cómo fue que se hizo viral la noticia. Yo me enteré por un chico de la clase de matemáticas, pero no tengo ni idea de por quién se enteró él... El punto es que creo que es demasiado tarde para dar marcha atrás a tu mentira. Ahora todos piensan que Connor y tú realmente eran endemoniadamente gays.

Evan se preguntó si Jared alguna vez dejaría de decir algo que no fuera obvio.

 

Notes:

Tengo dos semanas antes de entrar a clases. Eso significa escribir y actualizar lo que pueda antes de regresar, porque tengo la manía de no saber equilibrar mi vida estudiantil con mis fanfics...

En fin, ¿qué les ha parecido que ahora todos sepan de la mentira de Evan :)? ¿Quién piensan que filtró la información? ¿Qué creen que pase cuando Connor despierte? Muchas preguntas y pocas respuestas (este es mi intento de mantener suspenso aunque este no es un libro de suspenso).

Próxima actualización: Martes 29 de julio :D

Chapter 4: No puedes huir

Summary:

La mentira de Evan sigue escalando. Connor no da señales de despertar pronto.

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Evan quería desaparecer. Huir y nunca mirar atrás.

Porque ¿de qué otra manera se suponía que se iba a recomponer del hecho de que toda la escuela pensaba que él y Connor estaban en una relación secreta y que Connor había intentado suicidarse por no poder ser libremente gay? Maldición. Esto era un desastre. Connor lo mataría...

Seguro que el accidente automovilístico ni siquiera había sido un intento de suicidio, ¿o sí? Es decir, dada las circunstancias, Evan tenía la espina de que había sido un accidente por la alta velocidad o algo como eso, y que la carta que se llevó había llevado a aparentar una cosa totalmente distinta.

Lo único que sí tenía claro es que Connor estaría muy enfadado cuando despertara.

Evan pasó el resto de las clases del día con un nudo en la garganta y unas fuertes ganas de vomitar. Estaba abrumado y quería huir. Detestaba que alguien desconocido viniera a decirle que apoyaba a la comunidad LGBT y que no tenía que ocultarse. Se sentía con náuseas cuando alguien con quien jamás había hablado le decía que él y Connor eran muy valientes.

Todo era un desastre.

En cuanto acabaron las clases, Evan ignoró a todos y procedió a llegar a casa solo para encerrarse en su cuarto y meterse entre las cobijas de su cama, como si de esa manera pudiera callar su alrededor y evitar que su estúpida mentira siguiera escalando. ¿Cómo era posible que fuera así de estúpido? ¿Por qué no podía tener la boca callada y ya? ¿Por qué siempre tenía que involucrarse en cosas que no eran asunto suyo?

Ni siquiera pudo mirar a Zoe a los ojos y pasó la hora del almuerzo evitándola. Le aterraba que ella creyera que él filtró la información o algo así. Ya tenía suficiente con que ella dudara de la veracidad de la mentira (¿en serio era una mentira cuando Evan realmente jamás especificó que fuera verdad y que, a lo mucho, solo trató de defender la imagen de Connor, mientras permitía que los demás asumieran cosas al respecto?) como para soportar que también pensara que era un idiota que publicaba cosas sin consentimiento de los involucrados.

Y es que no tenía idea de quién había hecho esa publicación, porque la cuenta original ya había sido borrada y no quedaba rastro de ella. Todos los compartidos venían de cuentas diferentes que habían compartido desde otras cuentas, así que era imposible adivinar quién lo había empezado.

Evan quiso llorar cuando vio que lo mencionaban a él y a Connor en muchas cuentas de la comunidad queer y gay, alegando que la salud mental y la libre expresión de la sexualidad no eran cosas para tomarse a la ligera.

A estas alturas, no tenía ni idea de cómo se saldría de este embrollo.

Lo que más le asustaba era que su madre se enterara.

No es que pensara que ella fuera a rechazarlo (aunque no es que Evan fuera gay, de todos modos), pero no le apetecía involucrarla en su mentira ni explicarle la situación. Lo mejor que podía hacer era mantenerla al margen y ya.

Soltó un tembloroso suspiro.

Esa noche ni siquiera cenó y apenas si logró levantarse para tomar una ducha. Le dolían tanto las articulaciones que sentía que iba a desmoronarse si daba un paso al frente.

Durmió profundamente, pero solo para poder desconectarse de lo que estaba pasando.

 


 

Su madre le dejó quedarse en casa.

Evan no solía faltar a clases, y tampoco le gustaba porque implicaba ponerse al día con las tareas y los ejercicios resueltos durante su ausencia y eso era más agotador que asistir a clases cuando estaba enfermo. Y sin embargo, le pidió a su madre poder faltar e insistió en que se sentía enfermo del estómago (lo cual no era una mentira, considerando que la ansiedad le hacía sentir de esa manera); y como nunca le pedía tal cosa, ella accedió.

En realidad, Evan solo quería escapar del mundo un poco más. Fingir que no acababa de involucrarse en la mentira más horrible del mundo.

El día transcurrió muy lento que quiso vomitar.

 

Carajo, Evan, ¿estás bien?

 

El mensaje de Jared llegó por la tarde de ese mismo martes. Apenas si lo abrió porque había estado demasiado ocupado haciendo nada e intentando no pensar en todas las repercusiones de su mentira.

Eligió ser honesto:

 

No


Esto es horrible

 

Yo te lo dije


Nunca me haces caso >:(


Pero ya ni modo


Todos no hacen más que hablar de la historia de amor entre tú y ese Murphy


Unas personas incluso hicieron un pin de "amor es amor" y los están vendiendo

 

¿En serio?

 

Sí, de hecho yo los estoy vendiendo


Tengo que aprovechar la demanda

 

...

 

Calma, es broma


Si te hace sentir mejor, creo que Connor lo entenderá

 

¿De verdad?

 

Sí, claro


Pero por si acaso, te recomendaría ir sacando dinero para sobornarlo y que no diga nada

 

Él viene de una familia rica o algo así

 

Entonces tendrás que sobornarlo con otra cosa


Porque déjame decirte que las personas no se toman bien el queerbaiting


Si la gente se entera de que tu increíble historia de Romeo y Julieta con Connor no es verdad, no creo que te feliciten exactamente...

 

Evan dejó el celular a un lado, inhalando y exhalando y mirando hacia su techo. Sabía que todo lo que le decía Jared era cierto, mas no lo hacía mejor.

Se restregó los párpados e hizo una mueca.

Casi de inmediato, su celular sonó con una llamada. Miró el remitente y se quedó pálido.

Era Larry Murphy.

Había guardado su número cuando le llamó en la recepción del hospital, mas no había esperado que él también lo hiciera. Recordó a Cynthia y lo que le dijo que pronto le quitarían los sedantes a Connor para que despertara de forma natural.

¿Sería que...? ¿Tal vez...?

El nudo en su garganta se hizo más grande, pero igual se vio en la obligación de atender la llamada en contra de sus deseos e instintos de supervivencia.

—Hola, Evan. —La voz de Larry se oyó tranquila, ni muy pesimista ni muy efusiva, por lo que Evan se permitió respirar con alivio y relajar los hombros—. Le han quitado los sedantes a Connor. Pensé que querrías saberlo, considerando que dentro de los próximos días podría llamarte para que vengas a verlo cuando despierte... Los médicos dijeron que lo ideal es que lo haga dentro de uno o dos días.

Evan se sentó al pie de su cama, puesto que, en algún momento de haber tomado la llamada, se había puesto en pie de un salto. Inhaló y exhaló, olvidando por unos momentos de que debía responder.

—Ah, está bien —contestó, con los nervios haciéndole sentir mareado y con náuseas—, gracias por avisarme.

—Y eres bienvenido a ver a Connor en el hospital en cualquier momento que lo desees. Lamento lo que sucedió con Zoe la última vez. Ella solo está algo alterada por lo ocurrido, pero no deberías sentirte intimidado o con miedo a volver, en serio.

—Gracias...

—Te dejo por ahora.

Colgó la llamada y Evan se quedó ahí con él celular en la mano, procesando el hecho de que Connor despertaría muy pronto. Iba a matarlo.

Se tumbó sobre la cama de nuevo, como si no hubiera estado abrazando sus cobijas todo el día. De repente sintió que le habría encantado una reunión con el Dr. Sherman para poder contarle todo lo ocurrido, solo que en realidad no le habría contado nada en lo absoluto y seguramente se habría limitado a mencionar de forma vaga que había algo que le inquietaba que estaba sucediendo en su vida escolar.

Soltó un suspiro.

¿Por qué todo era un desastre?

 


 

La ansiedad de Evan fue creciendo con el pasar de los días. Llegó el jueves y no dejó de mirar el celular en busca de la llamada de Larry que le avisaría que Connor había despertado y que su vida iba a caerse a pedazos.

Solo que la llamada no llegó.

Alana cumplió su promesa y consiguió mantener a raya a todos los estudiantes entrometidos que querían saber más acerca de él y Connor. "¡No parecían una pareja en lo absoluto!", decían casi todos los que se le acercaban a Evan en el pasillo.

—Es una pena que nadie entienda ni respete el espacio personal —suspiró Alana con evidente frustración. Parecía más exasperada con el asunto que Evan, porque, para empezar, Evan estaba demasiado ocupado sintiéndose abrumado y nervioso como para irritarse con las personas que le rodeaban—. No tienes por qué hablar de esto con nadie, ¿de acuerdo? No pueden presionarte y, si alguien llega a molestarte por esto, puedes decírmelo y yo lo hablaré con los profesores por ti, y con "molestar" no me refiero solo a un acoso obvio donde te insulten por tu sexualidad, sino también a un tipo de acoso donde traten de acribillarte con preguntas con las que no tienes cómodo... Eso es todo, ¡adiós, Evan!

No recordaba haber hablado tanto con Alana a comparación de otros ciclos escolares. Era raro. Tomando en cuenta que ella le estaba ayudando, decidió que se sentía bien con su presencia.

Especialmente porque Jared no era el tipo de amigo que ayudaba en estos momentos.

—Sí que tienes a tu policía bien entrenada —se mofó Jared de Alana cuando la vio partir y ocupó el lugar junto a Evan en la esquina del pasillo. Había tenido que esconderse y huir de la cafetería cuando un grupo de estudiantes del club de Literatura Queer habían intentado emboscarlo. No quería que nadie le hiciera preguntas porque sabía que solo acabaría mintiendo más; por ello, le parecía más razonable solo dar media vuelta e irse—. Por los cielos, Evan, es increíble la manera en que te volviste el gay más popular de toda la escuela en solo unos días... Bueno, me pregunto si serás más popular tú o Murphy. O sea, tal vez comparten el top uno, porque puedo imaginarme que, gracias a esas chicas raras que te estaban mirando en la cafetería, pronto habrá fanfics sobre ustedes dos circulando por ahí... Sí, puedo ver la premisa: el tirador de la escuela se enamora del friki de los árboles y...

—Jared —se quejó Evan, frotándose las sienes y sin energía para oír a su amigo soltar esa palabrería—, hoy no, por favor.

—Oh, lo siento, ¿no quieres que insulte a tu novio? Tienes razón. Debes defender el orgullo de tu hombre.

Evan suspiró ruidosamente.

Más tarde fue a su sesión con el doctor Sherman.

Tal y como lo había sospechado, no mencionó nada de lo que le inquietaba desde el lunes y que, de hecho, ni siquiera le había dejado dormir bien.

Su madre olvidó la noche de tacos. Evan no se la recordó porque él no sabía cómo mirarla a los ojos luego de todo lo que había ocurrido.

 


 

Para el viernes el tema de Connor y Evan siendo la pareja más trágica desde Romeo y Julieta no había pasado de moda, como Evan había esperado fuertemente que sucediera para evitar tener que actuar. En un mundo ideal, todos dejaban ir lo ocurrido muy rápido y nadie hablaba de eso y entonces Connor jamás se enteraría y esto solo sería un mal rato del cual se reiría en un par de meses...

—Evan, ¿verdad? —Una muchacha que estaba en su clase de matemáticas se le acercó, mirándolo con gesto curioso. Iba acompañada de su grupo de amigos y, a lo lejos, Evan distinguió a Zoe, solo que desvió la mirada en cuando ella le reconoció a lo lejos. No había hablado con ella desde el lunes y no pensaba cambiar eso ahora—. Queríamos decirte que lamentamos lo que pasó con Connor, ¡y estamos aquí para ofrecer apoyo y hacerles saber a ambos que no están solos! No son los únicos estudiantes queer de la escuela y no tienen que llevar esta lucha solos... Y, hablando de eso, ¿cuándo despertará Connor?

Evan parpadeó varias veces.

—No lo sé —medio balbuceó, sintiéndose abrumado por el grupo de estudiantes desconocidos que ahora le rodeaban como buitres a un animal muerto y tirado sobre la arena—, le quitaron los sedantes el miércoles, así que debería despertar pronto...

—¡Qué alivio! Entre antes se recupere, mejor, ¿verdad? Cuando vuelva puedes hablarle de nuestra invitación, ¡hacemos reuniones los sábados por si quieren unirse!

Tras eso el grupo se despidió y Evan se agarró el estómago, de repente con náuseas y sin tener idea de cómo reaccionar.

Luego, llegó el sábado (no fue a la reunión de los estudiantes) y Evan empezó a inquietarse por el estado de Connor.

La incertidumbre era lo que más le pesaba.

El domingo, Larry llamó:

—Solo quería informarte que Connor está bien. Sus signos son estables... Los médicos hablan sobre un coma prolongado, pero por ahora no hay tantos indicios de que pueda haber secuelas graves.

Evan comenzó a preocuparse.

¿Y si Connor nunca despertaba?

 

Notes:

Creo que no tengo mucho que decir de este capítulo. En sí estos primeros cinco capítulos son una especie de introducción... o algo así.

Lo bueno viene cuando Connor despierta, lo prometo:D (¿decir que Connor despertará es un spoiler?).

Próxima actualización: Jueves 31 de Julio ✨

Chapter 5: La llamada

Summary:

Conversaciones, inquietudes (muchas inquietudes por parte de Evan) y una salida con Zoe Murphy... ¿Qué otras cosas podrían empeorar?

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Era un amargo pensamiento, lo sabía.

Pero es que había pasado de preocuparse tanto por el momento en que Connor despertaría que ni siquiera se detuvo a pensar en lo que llegaría a ocurrir si no lo hacía. Y es que era un sentimiento tan intenso que tenía ganas de vomitar, y esa era últimamente la sensación que más le dominaba el cuerpo, junto al instinto de querer hacerse bolita en el suelo o ser hundido en la tierra para siempre.

El domingo se convirtió en lunes y su fama por la escuela no se apagó.

Evan solo quería que todos se detuvieran.

Al menos, ya no había inventado nuevas mentiras. Había evitado a medio mundo, eso sí, porque eso era más sano que encontrarse cara a cara con alguien que le acribillara con preguntas sobre él y Connor. Ya se había metido en problemas, por lo que no tenía ganas de empeorarlos.

Sin embargo, eso no ayudó a que las cosas mejoraran. La noticia de que Connor aún no despertaba corrió por la escuela como fuego en un camino de pólvora; todos aludieron el nerviosismo y el espanto de Evan a eso y, por fortuna, comenzaron a dejarlo en paz.

Llegó el final de la semana. Evan estaba comenzando a preocuparse seriamente por Connor.

—¿Y si nunca despierta? —eligió hacerle esa pregunta a Jared cuando se lo encontró el viernes en la sala de computación. Esa desgraciada sala en la que todo había empezado y en la que había entablado palabras con Connor por primera vez. Si él no hubiera hallado su carta, entonces nada de esto habría pasado y no estaría tan horriblemente ansioso por saber qué le diría a Connor cuando lo viera y la manera en que le explicaría cómo había llegado a esta situación. 

Jared dejó el videojuego que había abierto en una de las computadoras (dudaba que eso fuera académicamente legal considerando que las computadoras de la sala tenían todos los juegos bloqueados) y miró a Evan con las cejas arqueadas.

—Te preocupas demasiado —dijo—, él va a despertar. Mejor preocúpate de lo que pasará cuando lo haga.

—Creo que... creo que tengo un ¿discurso? O algo así para convencerlo...

—¿Convencerlo de qué? ¿De seguirte el juego? —Jared lo observó, un poco curioso—. De acuerdo, tengo que escuchar eso. Dime el discurso.

—¿Justo ahora? Bueno, no lo he impreso...

—¿Vas a imprimirlo y leérselo en persona como si fuera una efeméride o qué?

Evan titubeó.

—Bueno, sí —murmuró—, para evitar errores.

—Bien, al menos dime las razones que crees que van a convencerlo de no contarle a nadie de esta locura.

—¿Razones? Ah, sí, pues... la razón número uno sería que es muy complicado decir la verdad y que ambos saldríamos muy afectados si lo hiciera...

—Ah, conque vas a amenazarlo.

—¡No! No voy a amenazarlo... ¿eso creo? Es más algo que nos da beneficios en común.

—¿Qué beneficios tendrá Connor de fingir una relación contigo? No es un chico que le guste ser popular, por lo que he visto.

Evan hundió los hombros.

—En realidad ese era mi único argumento —dijo con tono poco convencido—. Estoy arruinado, ¿verdad?

—Sí, un poco. —Jared se puso en pie y le dio una palmadita en el hombro—. No es que quiera verte así, solo quería saber si realmente habías pensado tu discurso bien...

—¿Evan?

Ambos se sobresaltaron en sobremanera cuando la voz de Zoe asomó al interior de la sala. 

Al mirarla, Evan observó que ella les veía con el ceño fruncido y un poco dubitativa.

—Lamento interrumpir —añadió ella, carraspeando con la garganta—, es que quería hablar contigo.

Prácticamente Evan dejó a Jared colgado ahí para dirigirse hacia Zoe. No era tanto por lo que ella tuviera que decir, sino por lo que podría decirle, ¿y si Connor ya había despertado? ¿Y si algo le había ocurrido? Era consciente de que él tenía cero relación con su accidente automovilístico, mas jamás podría vivir en paz si algo le pasaba a Connor luego de esto.

Salió con Zoe al pasillo abandonado. Después de todo, los demás estudiantes estaban pasando el receso en la cafetería como cualquier adolescente normal.

—¿Pasó algo con Connor? —Evan decidió ir al grano, retorciéndose los dedos en un gesto de palpable ansiedad. Zoe notó el gesto, pero amablemente no dijo nada.

—Él está bien, supongo. Ayer lo vi en el hospital y se hallaba estable. —Se encogió de hombros—. No venía a hablarte de eso. Bueno, sí venía a hablarte de Connor...

—Oh.

—Sí, es que... —Zoe frunció las cejas y se pasó la mano por su cabello, luciendo un poco consternada y hastiada. Tenía ojeras que marcaban su piel, como si no hubiera dormido bien en los últimos días. Estúpido Evan, pensó para sí mismo, ¿cómo iba a dormir bien si su hermano estaba en coma?—. Quería preguntarte cómo estás.

Las palabras sorprendieron a Evan.

—¿Cómo estoy? —repitió, arriesgándose a sonar como un idiota.

—Sí, con todo lo que está pasando... O sea, debí habértelo preguntado antes, pero no sabía cómo y me sentía rara con todo el tema de Connor y eso... Lamento haber sido muy brusca contigo la última vez. A juzgar por cómo has actuado estos últimos días, es obvio que el tema de mi hermano sí te está afectando. Perdona por haberlo puesto en duda.

En lugar de relajar sus hombros, Evan los tensó. Que Zoe creyera en su mentira solo la hacía más densa y concreta. Cambió el peso de su cuerpo de un pie a otro, frotándose el brazo.

—Gracias —murmuró—, y yo, eh, estoy bien, eso creo... La gente ha retrocedido un poco y eso me alegra. 

—Eso es bueno, aunque me preocupa cómo se pondrán todos cuando Connor vuelva a la escuela. Deberías saber que todos han armado telenovelas muy extrañas sobre ustedes dos. —Zoe esbozó una sonrisa débil—. Es solo que... esto es un poco molesto. Creía conocer a Connor. Pensé que... pensé que él sentía mi apoyo. Nunca me dijo abiertamente que es gay, pero yo creí que no era necesario, creí que él sabía que yo lo aceptaba cuando le conseguía esos esmaltes de uñas que él juraba que me robaba sin que yo me diera cuenta... Sin embargo, creo que al final él necesitaba que se lo dijera de frente, y nunca lo hice... Tenemos nuestras diferencias, y hay muchas cosas que no puedo perdonarle y en las que no coincidimos, pero de todas esas cosas...  jamás creí que su orientación sexual fuera una de ellas. No tiene sentido.

Evan miró hacia el suelo.

—Yo también lo pensaba —ofreció por lo bajo, casi por instinto como cuando alguien responde un "yo también lo siento" cuando otra persona se queja de algo o lamenta una pérdida. La intención era generar empatía.

Solo que Zoe lo interpretó de otra manera.

—Tienes razón, cielos, tú también debes sentirte así... —Ella soltó un hondo suspiro—. Estoy segura de que realmente le gustas a Connor, pero no creo que haya hecho lo que hizo por ti, o no completamente... ¿Me explico? Ya debes saber que su relación con nuestros padres no es muy buena. Y si yo tampoco demostré abiertamente mi apoyo, entonces... supongo que te imaginas lo que causó esa combinación de cosas. Debió sentirse atrapado, asustado, creyó que no era capaz de ser y amar con libertad.

Evan parpadeó varias veces.

—Eso creo —dijo.

Ella sonrió.

—Me alegra haber hablado contigo, Evan. 

Él sonrió en respuesta, inseguro de qué decir ahora. Y sin embargo, no hizo falta porque al final ella asintió y acabó por irse.

O al menos lo habría hecho si no se hubiera girado para decirle:

—En realidad, pensaba que... tal vez tú y yo podríamos salir. Quisiera escuchar más sobre Connor. Quizá yo también podría hablarte de él. Lo digo porque... esto no es fácil. Ni para ti ni para mí. Pienso que juntos podríamos estar mejor, ¿no crees?

—Yo... claro —dijo Evan, titubeando. Zoe sonrió y finalmente se fue.

Él apoyó la espalda contra la pared, inhalando y exhalando con fuerza y sintiendo el pánico trepar por su estómago.

—Eres un desastre —le dijo Jared cuando salió del aula de computación. Al parecer, había estado oyendo la conversación desde ahí sin ningún ápice de remordimiento. Evan se ruborizó a más no poder y bajó la mirada, nervioso—. Vas a salir con Zoe Murphy para hablar de su hermano en coma, ¿no es emocionante?

Evan frunció las cejas.

Acabó por dejar a Jared ahí y él solo se marchó. Últimamente su amigo era demasiado para soportar.

Se llevó las manos a las sienes y sacudió la cabeza en negación. Logró rodear a los estudiantes que trataron de acercarse hacia él. A quien no logró esquivar, para variar, fue a Alana.

La chica se plantó delante de él en el pasillo, mirándolo con esos abiertos ojos y esa determinada mirada, como cuando estaba exponiendo en clase y nadie más que el profesor le prestaba atención.

—¿Cómo te ha ido, Evan? —ella le preguntó, ladeando la cabeza y colocándose a su lado mientras Evan comenzaba a caminar, retorciéndose las manos contra el pecho—. O sea, sé que las cosas no deben estar bien dadas las circunstancias, pero decidí venir a preguntarte directamente... bueno, a mí me gustaría que hicieran eso, entonces asumí que a ti también te gustaría. Quería contarte que la búsqueda para hallar a la persona que publicó ese post todavía no ha sido hallado; supuse que querías que te mantuviera actualizado. También quería saber si ya funcionado mi técnica para mantener a todos a raya o si te has encontrado con estudiantes que te hayan molestado...

—Todo está bien, Alana —mintió Evan con la intención de quitársela de encima. Le dedicó una sonrisa ansiosa y bajó la cabeza—. No hace falta que intervengas. No ha pasado nada que no pueda soportar, lo prometo.

Ella lucía poco convencida, pero no obtuvo otra respuesta de Evan antes de que él lograra escabullirse.

La situación no habría sido tan mala si Zoe no le hubiera esperado a la salida de las clases.

Ahí estaba ella, mostrando un semblante amable cuando interceptó a Evan en el pasillo que dirigía a las puertas de la salida. Él estaba tan asombrado que no pudo evitar sobresaltarse cuando ella le tocó el hombro y le acompañó al exterior.

—¿Pensaste en mi propuesta? —inquirió ella. Cuando Evan le mostró una expresión confundida, ella añadió—: Tú y yo saliendo y pasando el rato. Estaba pensando en eso. Depende de ti y entenderé si no estás de humor o algo así...

Evan sopesó la respuesta. Por un lado, no le apetecía salir con Zoe para hablar de la mentira que había hilado. Y por otro lado... No, no había otro lado.

—Bueno... —comenzó diciendo, tensando las manos en torno a las correas de su mochila.

Zoe sacudió la cabeza.

—Está bien —contestó con rapidez, sacudiendo la mano para restarle importancia al asunto—, lo entiendo. A lo mejor sigues molesto por cómo me comporté en el hospital y yo aquí diciéndote que salgamos...

—¡No! —Evan meneó la cabeza en negación—. No es eso, para nada, es que... Bueno, no, nada. Está bien, tal vez sí deberíamos salir, después de todo. —Dibujó una sonrisa que esperaba que no estuviera tan torcida como a él le parecía. Se encogió de hombros como para demostrar que no le veía importancia al tema—. Está bien, ¿a dónde quieres ir?

Los ojos de Zoe se iluminaron. El corazón de Evan se sintió un poco menos pesado. El concepto de ayudar a aliviar el dolor de alguien era tan adictivo que no sabía cómo dejar de buscarlo. Era todo en lo que podía pensar. Era todo en lo que se convencía que esta era la razón por la que había mentido.

—Tengo un lugar en mente.

Zoe le llevó a un restaurante donde servían helado.

—¿Connor te habló de este lugar? —le preguntó ella cuando aparcó su automóvil en el estacionamiento del local. Evan estaba jugueteando con el cinturón de seguridad y apenas si oyó la pregunta.

La mentira que salió de su boca a modo de respuesta fue instantánea:

—Ah, sí, claro... Vinimos un par de veces.

Sonaba como una mentira apropiada. Decir "sí" y luego no dar más detalles.

La expresión de Zoe se tornó ilusionada y de esperanza. Relajó los hombros. Por primera vez, no se veía como si tuviera el mundo entero encima de su espalda. Eso también provocó que Evan se relajara un poco.

—¿De qué otros lugares te habló? 

Zoe siguió haciendo preguntas cuando entraron al local. Se veía algo tímida de preguntar y, a la vez, parecía morirse de ganas por soltar todo eso. Evan no estaba seguro del porqué ella y sus padres querían saberlo todo sobre la relación de Connor. A su parecer, era algo exagerado, un poco dramático... o simplemente no estaba acostumbrado y eso era todo.

Evan lo pensó unos momentos, mirando a su alrededor y buscando inspiración en la heladería. Sus ojos dieron con algo absurdo y fue lo primero que soltó:

—Fuimos al... ah, ya sabes, el lugar de las manzanas...

—¿Te llevó al huerto?

—¡Sí, ese...! —Evan carraspeó con la garganta y se frotó el brazo con gesto incómodo—. Fuimos al huerto.

—¿En una cita o algo así?

—Sí, una cita... ¿la primera? Si no mal recuerdo. —Se encogió de hombros, mirando la fila en la heladería como si eso pudiera hacerle escapar de la conversación—. Igual no tenemos que hablar de eso.

—A mí no me molesta —aclaró Zoe—, me refiero a que si quieres hablar de eso, puedo escucharte. Si no es el caso, entonces lo respeto...

Evan parpadeó varias veces.

—Bueno —comenzó diciendo—, tampoco hay mucho que contar... A Connor le gustaba oírme hablar sobre árboles, ¿sabes? Supongo que por eso concluyó que el huerto era un buen lugar para pasar el rato... O sea, es que la primera cita fue algo informal, entonces tampoco le dimos mucha importancia y fue algo más significativo...

La sonrisa de Zoe se tornó soñadora. Considerando las expresiones que le había visto hacer hasta ahora, no creía que esa fuera una que perteneciera a su lista de más frecuentadas.

—Ya veo —dijo, haciéndole un gesto para que siguiera hablando.

—Y yo... recuerdo que ese día llevamos comida y la pasamos bien. Hacía un clima cálido y el sol estaba en lo más alto. No había personas, lo que estaba perfecto para dos chicos como nosotros... y luego a Connor se le ocurrió que debíamos escalar el árbol, y eso hicimos. Y escalamos y escalamos... y luego la rama en la que yo estaba se venció. —Evan frunció el ceño, de repente concentrado en lo que su mente iba hilando—. De repente, ahí estaba yo en el suelo, con mi brazo adolorido y mi cabeza entumecida. Y pensé "no tardará", y tenía razón... Ahí estaba Connor. Había venido a ayudarme. —Meneó la cabeza, desconectándose del relato advertir lo personal que se había tornado—. Él siempre fue así. Me ayudaba, estaba ahí conmigo y no me juzgaba por no poder hacer las cosas que otros hacían con los ojos cerrados...

Zoe no contestó. Miró hacia el suelo.

Súbitamente su celular comenzó a sonar.

Evan la miró atenderlo y responder un simple "¿qué pasa?".

Pasaron unos momentos de silencio donde ella escuchaba a la persona al otro lado de la llamada. Ella no dijo nada al principio.

Y, cuando habló, dijo:

—Vamos para allá.

Luego colgó la llamada y se volvió hacia Evan. Sus ojos estaban llenos de una emoción que él no supo descifrar.

Zoe dijo:

—Connor ya despertó.

 

Notes:

Debo confesar que siento una extraña vergüenza con la escena de For Forever y me costó un poco escribir este capítulo 😣 Bueno, no es vergüenza, es... ¿no sé? Pero me da algo cuando Evan se inventa mentiras más detalladas sobre él y Connor ajaja pero claramente esta mentira no podía faltar en el fanfic.

Y bueno... Connor ya despertó :D

¿Ahora qué piensan que sigue?

Próxima actualización: Sábado 2 de agosto

Chapter 6: Ha despertado

Summary:

Connor finalmente despierta del coma.
Evan pensó que por fin acabarían las mentiras... pero, en realidad, no hacen más que empeorar.

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Evan no logró mantener sus nervios bajo control durante el trayecto hacia el hospital en el auto de Zoe.

No dejaba de mirar ansiosamente por la ventana, sintiendo un nudo en su garganta y su corazón palpitando con fuerza contra su pecho. No paraba de pensar en todos esos escenarios en los que estaba por dirigirse hacia el momento en que se arruinaría su vida. Podía imaginarlo. Connor despertaría, se negaría a participar en su mentira y le diría a todos que ni siquiera se conocían... los Murphy le dedicarían esa mirada de "¿qué está mal contigo?" y jamás podría volver a verlos a la cara; la escuela se enteraría y todos pasarían por el pasillo empujándolo por el hombro. La noticia llegaría hasta su mamá y ella querría saber por qué había mentido, pensaría que estaba roto, pensaría que era un mentiroso patológico y entonces... entonces...

—Todo estará bien —le dijo Zoe de repente, dándose cuenta de que estaba apretando demasiado fuerte el cinturón de seguridad. Ella le veía con una expresión suave y amable, aunque había conflicto en sus ojos—. Connor estará bien. Lo peor ya ha pasado y ya despertó...

A Evan, más bien, le parecía que lo peor estaba por venir.

Tragó saliva con trabajo y se pasó la mano por el cabello, pero igual asintió y se obligó a simular que eso le relajaba los hombros para que Zoe pensara que sus palabras habían funcionado para calmarlo.

Inhaló y exhaló varias veces.

Llegaron al hospital y el mareo de Evan se hizo más intenso. Ahora no solo quería encerrarse en el auto, sino que también quería vomitar y le temblaban las rodillas.

Aun con todo eso, salió del auto y siguió a Zoe hasta el interior del hospital. Ninguno dijo nada cuando se metieron al elevador y este comenzó a llevarlos al piso de arriba. Evan observó ansiosamente cómo iban aumentando los pisos, sintiendo la bilis de su estómago asomar a su garganta mientras que sus ojos ardían.

Todo era un desastre.

Salieron del ascensor y Zoe encaminó la marcha hasta el cuarto de Connor.

Y entraron.

Lo primero que Evan vio fue a un médico acompañado de una enfermera que le estaba quitando el respirador a Connor. Asimismo, el médico en el cuarto le estaba revisando sus pupilas y sus reacciones físicas.

Evan lo observó con los ojos abiertos de par en par. Estaba tan nervioso que tropezó consigo mismo y Zoe tuvo que tomarle del brazo para evitar que se cayera.

Esto llamó la atención de Connor.

Sus ojos se fijaron en él.

Evan me miró de vuelta, pálido como la cera y a punto de desmayarse por el miedo y el terror. De acuerdo, tal vez Connor era más aterrador de lo que alguna vez pudo haber imaginado.

Tragó saliva en seco y dio un paso hacia atrás. Casi ni escuchó al médico hablar con Connor e intentar obtener respuestas sobre el incidente y lo que recordaba sobre sí mismo, mientras que Cynthia y Larry se mantenían al margen, cerca de la cama y observando la escena con esperanza y expectativas.

Solo volvió a la realidad cuando el médico dijo:

—¿Qué es lo último que recuerdas?

Connor arrugó la frente. Su mirada no se había apartado de Evan. 

Connor dijo:

—No tengo idea. No estoy seguro. Todo es muy confuso y me duele la maldita cabeza... ¿por qué todos están aquí metidos? —Miró hacia su alrededor, torciendo la boca en una mueca. Se veía débil y tenía la piel pálida, aunque era de esperar para alguien que acababa de salir de un coma.

—Estás en el hospital —le dijo el médico, guardando su linterna con la que le había revisado las pupilas y observándolo con detenimiento—, tuviste un accidente automovilístico, ¿no recuerdas nada de eso?

—Ni de broma. —Luego sus ojos se fijaron en Evan, y él se sobresaltó—. ¿Y él qué hace aquí?

Ahí estaba. La pregunta que más había temido.

Evan palideció aún más y sintió que este era el momento perfecto para desmayarse y salir de la situación. Y sin embargo, no sufrió ningún desmayo y, en cambio, tuvo que ser dolorosamente consciente de la escena.

—¿No lo recuerdas? —Esta vez, fue Cynthia quien habló. 

Connor sacudió la cabeza en negación, aunque se veía dubitativo.

—No tengo idea —contestó. Torció la boca en una mueca y tensó los hombros.

—Es tu novio —insistió Cynthia. Evan solo quería hundirse en la tierra—, ¿de verdad no recuerdas nada de él?

Por unos momentos, Connor lució de lo más perplejo, como tratando de determinar qué rayos significaban esa combinación de palabras.

—Qué mierda —soltó, alzando las cejas y llevándose la mano a la frente—, estoy jodidamente confundido, no sé qué está pasando.

—Es normal —dijo el médico—, todo indica que estás sufriendo amnesia postraumática. Es común en los accidentes no recordar nada de los eventos recientes que sucedieron antes del accidente en cuestión.

—¿Y por qué no recuerda a Evan? —cuestionó Larry. Sí, buena pregunta, pensó Evan.

—Las relaciones más recientes que no estaban tan ligadas a la vida diaria son más propensas a perderse en este tipo de amnesia. Hay zonas del cerebro que aún necesitan tiempo para estabilizarse. De todos modos, no es nada para preocuparse... Dentro de unos días, lo ideal es que comience a recuperar sus recuerdos. Por si acaso, haremos unas segundas pruebas para cerciorarnos de que no haya otro tipo de daño...

Hubo más conversaciones que Evan comenzó a ignorar. Ni siquiera prestó atención cuando Zoe se acercó a Connor y le sonrió; Connor le respondió con un ceño fruncido.

De alguna manera, todo sucedió de tal forma que acabaron por dejar a Evan a solas con Connor. No estaba seguro del porqué habían llegado a esa conclusión, estaba seguro de haber tenido la culpa por haber asentido a algo que le dijo Larry y que realmente no entendió.

Y ahora ahí estaba.

El aterrador Connor Murphy le veía como si estuviera a punto de matarlo. Evan se quedó ahí en blanco, incapaz de moverse.

—¿No dirás nada?

Fueron las palabras con las que Connor rompió el hielo.

Evan por fin reunió la valentía para alzar la cabeza y mirarlo. Los oscuros ojos de Connor se clavaron en los suyos, devolviéndole la mirada. Tenía la piel pálida, resultado de no haber visto el sol en más de una semana; su cabello largo estaba maltratado y le caía un mechón sobre la cara, hacia el cual Evan dirigió toda su atención como si fuera algo sumamente importante. Tragó saliva en seco, tratando de hallar una respuesta, mientras jugueteaba con sus dedos y se esforzaba por no desmayarse justo en ese momento.

—Pues... —comenzó diciendo. Supuso que lo mejor era revelarle la verdad a Connor y pedirle que continuara con la farsa. Es decir... ¿cuánto tiempo podía mentir y aprovecharse de su amnesia? Sería cuestión de días (incluso horas) para que Connor recordara todo, supiera que había mentido y luego se sintiera asqueado por lo que había hecho. Y sin embargo, las palabras no salieron de su boca. No sabía cómo decirlo. Se sintió horrible y apartó la mirada de nuevo.

Su respiración se agitó y sus manos sudaron a más no poder. De repente, las paredes se sintieron muy cerca de él y el cuarto muy pequeño. Sus rodillas flaquearon y su garganta se cerró.

Y luego:

—¿Estás teniendo un ataque de pánico? Espera, ¿debería llamar a una enfermera?

Evan miró a Connor, parpadeando con fuerza y concentrándose de nuevo en su mechón suelto de cabello.

—Por favor, preferiría que no estuvieras por desmayarte o algo así —continuó Connor, frunciendo los ojos—, sería raro porque todos pensarían que tuviste un ataque de pánico en cuanto yo desperté y no sabría qué pensar al respecto... ¿Se supone que estamos saliendo? No te ves exactamente feliz de verme despierto.

—¡No, claro que estoy feliz! —respondió Evan, carraspeando con la garganta y frotándose los ojos. Dio unos pasos hacia delante, reuniendo valor para sentarse al pie de la cama. Se enfrentó a la atenta mirada y detallista escrutinio de Connor, cuyos ojos no se despegaban de él—. Es que... he tenido mucho estrés estos últimos días y creo que todo está viniendo de vuelta hacia mí, ¿sabes? No tiene nada que ver contigo, o sea, sí tiene que ver contigo pero no como piensas... —Arrugó la nariz, dándose cuenta de que tal vez debería callarse.

Connor asintió con lentitud, acomodándose sobre la cama del hospital y luciendo reflexivo.

—Hum —dijo—, es raro porque cuando veía a esos personajes amnésicos en las películas, me causaba curiosidad saber qué significaba no poder recordar nada de una persona... Me acuerdo de ti, claro, del mismo modo en que recuerdo haberte visto como un personaje extra de mi vida, pero para mí nunca hemos entablado una conversación. ¿Realmente estamos saliendo? Es solo que... —Ladeó la cabeza, pensativo—, no lo sé, es muy raro.

Lo que Evan debía decir era simple.

"No, en realidad no estamos saliendo".

Y sin embargo, antes de que pudiera decirlo, Connor continuó hablando:

—No me malentiendas, eres atractivo, pero no te ves como mi tipo.

Evan no pudo evitar ruborizarse, inquieto ante la idea de ser considerado atractivo por Connor Murphy. Supuso que no era más que un elogio vacío dada la situación.

—¿Tu tipo? —inquirió, arqueando las cejas. Connor se encogió de hombros, haciendo un vaivén de mano al aire.

—Sí, luces demasiado amable y mentalmente estable y esa mierda. Ni siquiera sé por qué estarías con alguien como yo en primer lugar.

—No soy nada como lo que describes. —Evan estaba conflictuado entre sentirse ofendido y halagado—. ¿No me acabas de ver al borde de un colapso nervioso? Creo que te has equivocado al pensar que soy "mentalmente estable".

Se hizo silencio unos momentos. Evan no tenía idea del porqué había soltado eso. De repente, Connor se echó a reír.

—De acuerdo —dijo—, está bien, creo que ya puedo entender la situación. Entonces tal vez sí seas mi tipo, después de todo.

Evan parpadeó varias veces. ¿Eso le había convencido? No. Esa no se suponía que fuera la intención, ¿en qué momento había empezado a buscar convencer a Connor de que realmente eran una pareja?

—Ya que estás aquí, ¿podrías decirme por qué toda mi familia estaba mirándome como si estuvieran viendo mi funeral? —cuestionó Connor, alzando las cejas y viendo expectante a Evan—, ni siquiera estuve tanto tiempo en coma y no tengo nada roto... 

—Bueno, es algo complicado...

—Pero me lo dirás, ¿no? —La mirada de Connor era de desafío, como si estuviera probando a Evan.

Él decidió soltarlo:

—Puede que... tal vez... ellos piensen que tu accidente fue un intento de suicidio.

No estaba mintiendo. Eso era lo que pensaban los demás. Connor no lució particularmente afectado por las palabras.

—Oh, eso tiene sentido —dijo—, me refiero a esas miradas que me daban. Supongo que también entiendo que no vayan a decírmelo de inmediato... Y bueno, eso es una mierda, porque no tengo ganas de enfrentarme a un montón de psiquiatras mientras luchan por internarme. —Se pellizcó el puente de la nariz, haciendo una mueca. Luego pareció que se le ocurría algo y frunció las cejas hacia abajo—. Necesito saberlo: ¿tenemos como... algo así como una relación en serio?

Evan parpadeó varias veces.

—Es solo que —continuó Connor, receloso—, esto debe ser algo serio como para que estés aquí y hayas esperado a que saliera del coma y todo eso... Sin embargo, a la vez no me imagino estando en una relación seria con nadie. Además, ¿se supone que mi familia te acepta? ¿Larry te acepta? Porque déjame decirte que eso es simplemente absurdo.

—No es absurdo. O tal vez lo es, pero también es real. Y, además, supongo que... ¿esto va en serio? —Evan arrugó la frente. Eligió decir otra cosa que era verdad de alguna manera—: Nunca lo hemos hablado.

—Sí que eres raro. Aunque tiene sentido. Solo alguien raro podría considerar salir en serio conmigo.

—Creo que ya fue suficiente autodesprecio por hoy.

—Oh, Evan, pensé que ya te habías acostumbrado a eso. —Connor le miró con gesto de sospecha.

—Eso no significa que sea agradable de escuchar —se justificó de inmediato Evan, poniéndose rojo por la vergüenza y las mentiras que seguían brotando de su boca.

Sí, definitivamente Connor iba a matarlo cuando recuperara su memoria.

¿Cómo era posible que todo siguiera empeorando?

Al menos por ahora, consiguió huir de la escena y prometerle a los Murphy (a todos, incluido Connor) que volvería al día siguiente. Se excusó con que debían estar en familia y que, de todos modos, tenía que volver a casa temprano.

Evan ya no tenía idea de cómo saldría del profundo agujero que había cavado.

 

Notes:

Siii, Connor por fin despertó 🫂

Ahora empieza la verdadera trama (? O algo así. ¿Vieron venir lo de la amnesia? Porque a mí me costó considerarla y ya después me gustó 😋

Y no es por nada, Connor Murphy, pero Evan sí es tu tipo 🫢 (yo lo decidí)

Chapter 7: Más allá de lo que sabes

Summary:

Evan y Connor hacen una llamada. Solo que Evan odia las llamadas.

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Necesito entender qué pasa por tu cabeza


En serio


¿De verdad le mentiste ahora a Connor Murphy?


LE MENTISTE MIENTRAS TIENE AMNESIA

 

SÍ, ESO HICE, JARED


POR FAVOR NO ME GRITES

 

Amigo, no te estoy gritando 


Estamos chateando

 

Escribiste en mayúsculas

 

Dah, está bien


Es que esto es de locos


Pensé que la amnesia era cosa de las películas

 

???


Es algo real

 

Sí, lo sé


Pero no había conocido a nadie que tuviera amnesia


Y menos en una situación increíblemente conveniente

 

Estoy arruinado


Creo que mi única solución es huir del país

 

Te conseguiré el pasaporte falso

Evan soltó un hondo suspiro, frotándose los ojos. Era un idiota. Un tonto. La persona más absurdamente ridícula y patética del mundo entero.

Se tumbó sobre la cama y se cubrió el rostro con el antebrazo, inhalando y exhalando con fuerza y comenzando a sentir un intenso malestar en su estómago que le hizo removerse sobre la cama. Daba igual que hubiera tomado su medicamento diario; seguía sintiendo que la ansiedad era tan intensa que le inmovilizaba el cuerpo entero. 

Tragó la bilis que había subido hasta su garganta. Gracias a esa constante desagradable sensación, había comido muy poco durante la última semana; había sido difícil fingir y decirle a su madre que de verdad cenaba, aunque era más fácil saltarse los almuerzos en la escuela. Sabía que saltarse comidas no era lo más ortodoxo y que eso debía explicar sus constantes mareos; y sin embargo, cada vez que acercaba comida a su boca, sentía que iba a vomitar por la ansiedad.

Ya no soportaba la situación.

Y era una especie de círculo vicioso: entre más empeoraba todo, menos posibilidades tenía de pararse y decir la verdad. Solo conseguía que su cuerpo se tensara y que ninguna palabra saliera de su boca, ¿cómo se suponía que fuera honesto? ¿Cómo se suponía que tuviera el valor de aceptar las consecuencias de sus actos? Bueno, tal vez sí podría hacerlo y, sin embargo, físicamente no era capaz. Se bloqueaba en cuanto siquiera pensaba admitir lo lejos que había llegado la situación.

Se sobresaltó cuando llegó otro mensaje a su laptop y lo abrió, pensando al inicio que se trataría de Jared otra vez. No obstante, se sorprendió al ver que el remitente era un número desconocido.

Parpadeó varias veces y leyó el mensaje:

 

Así que, al parecer, se rompió mi celular durante el accidente


Escribo esto desde un celular nuevo


Voy a asumir que hablábamos con al menos un poco de frecuencia


Soy Connor, por si no lo habías deducido

 

Los ojos de Evan se abrieron de par en par, sintiendo que se le iba el aliento al ver que los mensajes eran de Connor. No pudo evitar sentir sus manos temblar cuando las coloco en el teclado y comenzó a escribir de vuelta.

 

Me alegra que hayas conseguido un celular nuevo pronto


¿Cómo estás?

 

Supuso que, independientemente de lo que fueran, expresar preocupación por él era algo normal. Sería más raro no preguntarle eso al chico en el hospital que recién había salido de un coma.

Miró los puntos suspensivos en la pantalla, mientras Connor respondía. Se mordió ansiosamente la punta del pulgar, esperando.

 

¿Podríamos hacer una llamada?


Necesito distraerme

 

Evan parpadeó con fuerza.

Odiaba las llamadas. No quería hacerla. Y sin embargo, se sintió en la extraña obligación de aceptar. Por mucho que lo dijera su mentira, Connor no lo conocía en lo absoluto. Por tanto, había una parte de Evan que no quería que lo conociera... o al menos no esa parte ansiosa y desagradable que evidenciaba lo mal que estaba.

Así que tragó saliva y contestó un simple "está bien".

Y luego Connor hizo la llamada.

Aun cuando sabía lo que iba a pasar, igual no pudo evitar entrar en pánico. Atendió la llamada en el celular y, tras deslizar el dedo hacia arriba y colocarse el aparato cerca de su oído, se quedó expectante, incapaz de ser el primero que hablara.

—¿Por qué parece que estás incómodo todo el tiempo cuando se trata de mí? —La voz de Connor se oía clara al otro lado de la línea. Evan se lo imaginó a solas en su cuarto, mirando hacia el techo mientras había enviado a su familia a otro lugar con la excusa de que necesitaba descansar por su cuenta—. Quiero decir, ¿no se supone que estamos saliendo? ¿Por qué actúas como si te fuera a hacer algo?

Evan se quedó estático.

—¿Acabas de deducir eso por mi silencio? —inquirió, un tanto incrédulo. Frunció las cejas y se rascó el cabello, titubeando.

—Sí, ¿me equivoco por asumir eso?

—Un poco. No es que esté incómodo por ti, es más bien... por las llamadas.

—¿Las llamadas?

—No me gustan las llamadas.

Ahí estaba. Lo que se había prometido no revelar. Se sintió tonto y se frotó el entrecejo.

Connor hizo una pausa por unos momentos.

—¿Y por qué no lo dijiste? —musitó, casi gruñendo—, ¿o acaso piensas que soy un inválido al que no pueden decirle que no? Porque si es el caso, Hansen, realmente voy a enfadarme contigo y me va a importar una mierda si todos dicen que estamos saliendo...

—Yo no dije que fueras un inválido. —Evan se mordió el interior de la mejilla, repentinamente ansioso y acalorado por la ¿discusión? ¿Estaban discutiendo?—. ¿Por qué piensas que todo trata sobre ti? Solo no quería molestarte diciéndote que no me gustan las llamadas y ya... o sea, no es que haya creído que no puedo decirte que no solo porque estés en el hospital; es más porque me cuesta decirle que no a la gente sea quien sea, ¿de acuerdo? Quiero decir, y obviamente no quería que supieras eso porque, no sé si lo has notado o no, pero no soy una persona muy amigable o social y habría preferido tener una llamada tranquila sin tener que mencionar nada de eso, pero creo que ya es muy tarde, ¿no?

Soltó el aire que había estado conteniendo mientras decía todo eso. Se sentía extraño. Una peculiar adrenalina corría por sus venas. De acuerdo, concedió, había algo bueno en las llamadas: podía confrontar a las personas sin tener que estar ahí en presencial para aceptar las consecuencias.

Cerró los ojos y dejó que el silencio respondiera por Connor.

Y cuando habló, Connor dijo:

—Eso fue intenso.

Evan se ruborizó.

—No quería ser grosero —se obligó a agregar, nervioso—, o sea, lo siento, más bien...

—Y ahora lo estás arruinando.

—¿Ah?

—De lo que recuerdo sobre ti es que eras de esos chicos que parecían que iban a vomitar cuando les tocaba exponer frente a la clase. Y, ahora que acabas de decir eso, me doy cuenta de que tal vez me haya llevado la impresión equivocada sobre ti, o al menos de lo que sabía en base por verte desde la distancia... —Suspiró. Evan se lo imaginó encogiéndose de hombros—. Llámame loco, pero no me desagrada que las personas discutan conmigo de esa manera.

—Eso es... de acuerdo, sí es un poco raro. —Evan abrió los ojos, mirando sus sábanas y sin poder evitar sonreír.

—Supongo que no es nada que no supieras ya.

—Hum.

—Es que esto es raro, porque yo no sé nada sobre ti y, aparentemente, tú sí me conoces. Eso es una locura.

—Si te hace sentir mejor, creo que... creo que podría conocerte más. Nunca terminas de conocer a una persona por completo, después de todo.

Connor se echó a reír.

—Menuda frase sacada del horóscopo.

—Sí, podría decirse que lo heredé de mi mamá.

—¿Ella sabe sobre nosotros?

Evan hizo silencio. Escuchó a Connor asentir.

—Ah, conque no —dijo, lo que provocó que Evan se volviera a ruborizar. Otro punto a favor de las llamadas: Connor no podía advertir en eso—, está bien, lo entiendo. Solo intento tener un margen de referencias y eso... 

—Es complicado.

—No te estoy juzgando, relájate. —Otra breve pausa—. ¿Cómo fue que nos hicimos amigos? O sea, quiero pensar que primero fuimos amigos. No te ves de las personas que primero besan y luego preguntan.

—Te llevaste una carta que era mía —murmuró Evan, eligiendo revelar algo que también era verdad—, te enojaste conmigo por algo que no entendí muy bien. 

—¿Una carta tuya? ¿Por qué haría eso?

—Era una carta que... que me escribí a mí mismo. —De acuerdo, pensó, si comenzaba a revelar parte de la verdad, entonces lo demás sería más fácil de explicar cuando llegara el momento—. Era para una tarea.

—¿Qué clase de tarea es esa?

—Una de las que dejan los psicólogos.

—Oh. —Connor se oyó conflictuado—. Así que hablabas en serio con lo de no estar mentalmente estable.

—Yo te lo advertí. —No pudo evitar sentir una punzada en el pecho por esas palabras. No le gustaba contarle a nadie que iba al psicólogo justamente por eso. Detestaba que los demás supieran lo mal que estaba a raíz de eso, incluso si en teoría sabía que no había nada de malo en ir al psicólogo.

—Entiendo. Entonces... ¿qué? ¿Me llevé esa carta tuya?

—Sí.

—¿Qué pasó después?

—Te convencí de que no era nada raro. Te diste cuenta de que yo no era lo que pensabas. Nos hicimos amigos luego de eso. No hay una explicación más larga.

—¿Eso es todo?

—¿Esperabas algo más dramático?

—No, pero es que... Es raro. —Connor chasqueó la lengua. De repente, Evan pudo acomodarse en la cama y mirar hacia el techo. Ya no se sentía como si tuviera que poner toda su atención en la llamada; pudo relajar los hombros—. Aunque tal vez tiene sentido.

—Lo tiene.

—Me darán el alta del hospital el lunes.

Los ojos de Evan se ensancharon.

—¿De verdad?

—¿Por qué te oyes así de sorprendido? Soy lo suficientemente convincente de que no quiero matarme cuando me lo propongo.

Evan arrugó la frente. No tenía ni idea de qué decir al respecto, ¿era un comentario irónico que disfrazaba una verdad o solo una broma amarga? Eligió no preguntar para evitar que Connor tuviera más sospechas sobre él, así que solo dijo:

—Me alegra que vayan a darte el alta pronto.

—Sí, fue una locura porque vino un equipo de psiquiatras a evaluarme. Pero como no recuerdo nada del accidente y, por tanto, tampoco recuerdo ese "intento de suicidio", entonces es difícil ponerme en tratamiento. Tuve que acceder a la terapia ambulatoria y me estarán vigilando muy atentamente a la espera de que recupere mis recuerdos, pero por ahora todo está bien... o algo así. ¿Es válido decir que estoy bien cuando al parecer no recuerdo las últimas semanas de mi vida ni tampoco a mi supuesto novio? Es extraño.

—Sí, es extraño. Pero mientras te sientas bien, tal vez sí lo estés.

—Eres de lo más raro, Hansen. Por cierto, ¿te molesta que te llame por el apellido? Aún no me acostumbro a decirte por el nombre...

Era raro, porque Evan recordaba a la perfección que sí lo había hecho cuando recién había despertado del coma, mas eligió no mencionarlo y encogerse de hombros aunque Connor no pudiera verlo.

—Llamame como te parezca más cómodo —ofreció.

—¿Esa es una invitación a llamarte por apodos cariñosos? Porque déjame decirte que no lo haré. Y, aunque no recuerdo nada de nuestra relación, estoy totalmente seguro de que tampoco lo hacía antes.

Evan se rio entre dientes.

—Definitivamente es un "no" a los apodos cariñosos —dijo—, a mí tampoco me gustan.

—Creo que podría volver a acostumbrarme a ti, Hansen.

A pesar de la situación, Evan no pudo evitar sentir una extraña calidez en su pecho ante esas palabras. No sabía si era por la aceptación o si acaso significaba otra cosa. De cualquier manera, sabía que era enfermizo y que Connor le odiaría en cuando supiera la verdad.

—Debo irme —añadió Connor de pronto, soltando un suspiro de fastidio—. Mi familia ha vuelto. Necesito maneras de mantenerlos alejados porque son un dolor de cabeza siendo así de atentos hacia mí... Zoe ni siquiera me está insultando y eso no está bien.

Evan murmuró un "adiós" y luego Connor colgó la llamada.

Se quedó ahí con el celular en la mano y la respiración agitada.

Cerró los ojos y suspiró. Todo estaba mal. Todo estaba mal.

Connor no merecía esto.

 

Notes:

Confieso que amo escribir la dinámica de Evan y Connor, porque tengo razones para identificarme con ambos y los amo, y es un poco irónico porque el libro que estoy escribiendo también tiene protagonistas similares a ellos dos AJAJA

Btw, que no se note que estoy proyectando mi propia ansiedad en Evan, especialmente por la parte de somatizarla en dolores de estómago y náuseas 🥀

En fin, ¿qué creen que pase ahora? 😋 La mentira crece y crece y Connor le cree todo a Evan 👀

Próxima actualización: Jueves 7 de agosto 💃

Chapter 8: Conversaciones incomprensibles

Summary:

Evan va al hospital para ver a Connor por segunda vez y tienen una conversación un tanto peculiar.

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

El sábado llegó tras el viernes como cada semana. Solo que, a diferencia de otros sábados, durante este en particular había prometido visitar a Connor en el hospital.

No quería ir.

—¿Has estado durmiendo bien? —La pregunta de su madre durante el desayuno le sobresaltó, especialmente porque había estado demasiado concentrado en sus pensamientos que se había olvidado de su presencia. Alzó la cabeza y la miró, parpadeando varias veces—. Es solo que... no te ves muy bien, cariño, ¿hay algo que te esté preocupando?

Sí, muchas cosas, pensó Evan. Y sin embargo, solo dibujó una sonrisa amable en sus labios y meneó la cabeza en negación. Más mentiras, ¿por qué no? Fijó su atención en su tenedor y se encogió de hombros, pretendiendo una indiferencia que no sentía.

—La primera semana de clases siempre es la más estresante.

Cualquier otro alumno diría exactamente lo opuesto. Y sin embargo, para Evan eran más dolorosos los primeros días, porque siempre el inicio de su proceso de adaptación era más frustrante que cuando ya se había adaptado. Era algo que a veces hablaba con el Dr. Sherman, incluso si a menudo sentía que las herramientas que le daba su psicólogo para enfrentar esa situación no funcionaban (o tal vez solo no sabía emplearlas bien).

Apretó los labios en una línea recta.

La expresión de su mamá se tornó un poco inquieta, aunque también denotó alivio por la explicación.

—Lamento haber estado algo ocupada esta semana —dijo ella, suspirando—, fue hace una semana que dije que debíamos tener noche de tacos, ¿verdad? Cielos... ni siquiera me di cuenta de que lo había olvidado hasta hace dos días, ¿por qué no dijiste nada?

Evan volvió a encogerse de hombros.

—A mí también se me olvidó —mintió.

Ella apoyó su mano sobre el antebrazo de Evan por encima de la mesa.

—Te prometo que la siguiente semana ahora sí me haré un hueco para pasarlo contigo —prometió—. No has visto nada de las becas de la universidad, ¿o sí?

—Se me ha olvidado.

—Está bien... Siempre podemos revisarlas juntos, aunque tal vez podrías examinar unas para tener menos trabajo, ¿no crees?

Evan asintió con la cabeza y le dedicó una sonrisa amable cuando ella se puso en pie y se despidió para irse al trabajo. La miró irse y luego se desinfló sobre su asiento, porque sabía lo que venía ahora que ella se había ido.

Se frotó los ojos y revisó su celular. No había mensajes de Connor. Se preguntó si debía pasarse por el hospital ya que había dicho ayer que lo haría, o si acaso los Murphy tomaron esas palabras como cortesía y en realidad no lo esperaban en lo absoluto.

Eligió preguntárselo directamente a Connor:

 

¿Quieres que me pase por el hospital?

 

Sí, supuso, era mejor ser directo con estas cosas.

Connor comenzó a responder casi al acto, a juzgar por los puntos suspensivos que aparecieron segundos después de haber enviado el mensaje. Se mordió el interior de la mejilla, inevitablemente ansioso.

Y luego:

 

Maldita sea, sí

No soporto más silencio

 

Evan habría preferido que Connor dijera que no, porque se le retorcía el estómago de pensar de nuevo en verlo.

Aunque... no totalmente.

Había una extraña y torcida parte suya que no estaba enfadada con la situación por completo. No sabía si era por la curiosidad morbosa o porque en el fondo le gustaba tener algo que hacer en su tiempo libre (si acaso le gustaba la sensación de pertenecer a algo, por más turbio que hubiera sido el origen). De cualquier modo, eligió no explorar ese peligroso pensamiento, dado que le consternaba el posible desenlace.

Solo tragó saliva y tomó el autobús hacia el hospital.

Mientras iba de camino, jugueteó con los botones de su camisa, deseando ser más prudente y evitar involucrarse en tantos problemas por su estupidez. Pero, en fin, ya estaba ahí y no podía dar marcha atrás.

Hundió los hombros y meneó la cabeza.

Cuando llegó al hospital, se encontró con Zoe en la planta baja. Ella estaba llevando un café en su mano y se sorprendió al verlo.

—Hey, Evan —le saludó. Sus ojos brillaron—, me alegra verte.

—A mí también —respondió por cortesía—, ¿cómo está Connor?

La boca de Zoe se torció en una mueca.

—Connor está actuando como siempre... Nos preocupa un poco considerando que no recuerda nada de lo que pasó y, por tanto, no pueden atenderle bien. Si no fuera por ti, pensaría que está fingiendo lo de la amnesia para escaparse de todo esto. —Se encogió de hombros e hizo un gesto de mano al aire—. Me siento culpable por molestarme tanto con él, pero es que no entiendo por qué siempre actúa así, como si nosotros fuéramos los culpables mientras él se victimiza todo el tiempo... Lo siento, no creo que te guste oírme quejarme de él de esa manera.

—Lo entiendo —murmuró Evan, y hasta ahí dejó el comentario para evitar cruzar un límite de confianza ya fuera con Zoe o con Connor.

Ella asintió. Tampoco añadió otra cosa.

En el cuarto de Connor se encontró con que solo estaba Cynthia ahí.

Ella estaba tejiendo algo en una esquina del cuarto, mientras que Connor estaba envuelto entre las sábanas, durmiendo. Evan se cuestionó aquella peculiar escena, tratando de averiguar si tenía que ser tensa o si simplemente solo estaban pasando el rato a su manera.

—Connor, deja de fingir que estás dormido —le soltó Zoe, arrugando la frente—, ya llegó tu novio.

Evan se ruborizó ante esa denominación. A pesar de las circunstancias, le seguía resultando raro que, en esta escena, él fuera el "novio" de alguien. Entrelazó sus propios dedos y miró hacia el suelo.

Por unos momentos, no hubo respuesta de Connor. Evan de verdad pensó que estaba dormido.

Y sin embargo, luego comenzó a removerse en la cama y se quitó las sábanas de encima. Miró a Zoe con los ojos fruncidos.

—¿Cómo lo sabías? —le inquirió. Ella le hizo una mueca.

—Eres demasiado obvio. La próxima vez al menos finge un ronquido o disimula que no tienes el celular ahí escondido.

—Tomaré en cuenta los consejos. —La ironía en su voz era palpable, pero igual se puso en pie—. En ese caso, vámonos de aquí, Hansen .

—¿Estás seguro? —Cynthia dejó de lado lo que estaba tejiendo—. Los médicos dijeron que era mejor que reposaras...

—Tengo las piernas entumidas.

—Sí, genio —murmuró Zoe—, es lo que pasa cuando estás en coma por una semana... ¿En serio vas a salir así? ¡Se supone que debes descansar tus piernas más tiempo!

Y sin embargo, Connor les ignoró y salió directamente del cuarto.

—¿Podrías hacer entrar en razón a ese idiota? —se exasperó Zoe, gruñendo—. Solo asegúrate de que no le pase nada, por favor.

Cynthia no lo dijo, pero también le pidió lo mismo que ella con sus ojos suplicantes. Evan les dedicó una sonrisa de consuelo a ambas y luego fue detrás de Connor.

Resultó que Connor no podía caminar demasiado rápido.

Era notable que le dolía el cuerpo, o que al menos le generaba incomodidad usar sus piernas en una escapada rápida. Por ello fue que Evan no tuvo ningún problema en alcanzarlo.

No dijo nada y se limitó a seguirlo en silencio cuando se metió al ascensor y presionó el último botón.

—Tenemos que hablar —soltó de repente Connor, mientras estaban en el interior del ascensor. No había nadie más que ellos, lo que solo incrementó la ansiedad de Evan a medida que veía los pisos comenzar a descender hasta el 1.

—¿Hablar? —repitió, aunque apenas si pudo procesar la palabra antes de que las puertas del elevador se abrieran y Connor saliera disparado de ahí; en realidad, tampoco se movió con rapidez y solo la simuló por la tensión en sus hombros.

Salieron del hospital y se dirigieron hacia su respectivo patio. Evan agradeció que Connor no hubiera intentado ir más lejos, aunque era difícil que esa fuera su intención considerando que seguía llevando la ropa del hospital. Se mordió el labio inferior y su mente comenzó a hilar montones de escenas a medida que seguía a Connor a través del patio.

Ahí había múltiples pacientes, algunos en sillas de ruedas, otros con muletas y otros más tomando el sol sobre las bancas; la mayoría iban acompañados de enfermeras o familiares. Evan los ignoró y acabó centrando su atención en un ansioso Connor Murphy.

Encontraron una banca vacía debajo de un árbol, que les ofrecía sombra y refugio de los intensos rayos del sol de la mañana.

Se sentaron ahí. Evan miró a Connor sin decir nada. No quería ser quien rompiera el silencio por temor a soltar algo estúpido.

Y sin embargo, al final no pudo soportarlo más:

—¿De qué querías hablar?

Necesitaba saberlo.

¿Y si...?

Connor se encogió de hombros.

—Solo era una expresión —aclaró. Evan se permitió respirar con calma y relajar los hombros, aunque eso no devolvió los latidos de su corazón a su ritmo normal de inmediato—, y, además, me hace gracia verte asustado, o eso pensaba. Y ahora acabo de confirmar que realmente me hace gracia eso.

Evan frunció las cejas.

—De acuerdo...

—Mi familia es de lo más fastidiosa, ¿no lo crees?

Miró hacia el suelo.

—No me gusta opinar sobre las familias de otros —murmuró.

—¿Qué opinas de Zoe?

—¿De Zoe?

—Sí, es que es... es muy rara. Tiene una manera muy extraña de mostrar su preocupación por mí, pero es una manera fastidiosa y quisiera que se detuviera. —Connor arrugó la frente—. Si hubiera terminado en el hospital por otro motivo, ella no estaría así.

—Creo que sí lo estaría. —Evan giró la cabeza en su dirección, inseguro sobre opinar al respecto—. Ella es tu hermana. Se preocupa por ti.

—No, no lo hace. Se preocupa de que arruine su rutina, se preocupa de que vuelva a ponerme loco y estúpido... pero no se preocupa por mí. Honestamente, creo que ella habría preferido que mi intento de suicidio no se hubiera quedado en intento.

Evan estaba mortificado.

—Connor —soltó, parpadeando varias veces, sintiéndose incrédulo. Y sin embargo, ahí estaba Connor, bostezando y mirando al pequeño grupo de palomas en el suelo que estaba recolectando las migajas de pan que un paciente anciano les había lanzado. Ahí estaba tranquilo y como si no acabara de soltar aquel aterrador comentario. Se le retorció el estómago y dibujó una mueca en sus labios—, no deberías...

—¿No debería qué? —Connor le devolvió la vista, desafiante. Su cabello ondulado y castaño encuadraba su rostro a los costados, y también caía ese mechón en el centro que le cubría parcialmente el ojo izquierdo. Evan no podía dejar de fijarse en su cabello y en cómo, a pesar de la situación, había pasado de estar maltratado como ayer a estar humectado y algo húmedo—. ¿Vas a delatarme con los psiquiatras de aquí por decir eso, Hansen?

Evan tensó los hombros.

—¿Por qué me pones en esta situación?

—Tengo curiosidad de saber lo qué harás.

—¿Lo qué haré?

—Sí. —Connor frunció los ojos y ladeó la cabeza, esbozando una sonrisa que mezclaba la ironía con la maldad—. ¿Qué harás, Hansen? ¿Te pondrás de mi lado aunque no sea lo moralmente correcto o te pondrás en mi contra y me delatarás porque es lo adecuado?

Por unos momentos, Evan no dijo nada.

Y luego:

—Creo que entiendo lo que sientes.

Ahora fue el turno de Connor de mostrarse sorprendido.

—¿Ah, sí? —Ahí estaba el destello de curiosidad de nuevo en sus ojos oscuros.

—Sí, tal vez más de lo que piensas. Tal vez somos más parecidos de lo que crees, Murphy —dijo su apellido a modo de burla, incluso si llamarlo así había sido su primer instinto y le había costado más tener que llamarle "Connor" de buenas a primeras.

No le dijo nada más. No le dio detalles que no necesitaba saber y Connor Murphy tampoco los pidió.

—Al menos sé, entonces, que eres confiable. —Esa fue la despedida de Connor antes de ponerse en pie y volver al cuarto de hospital.

Evan cada vez entendía menos al chico y a sus peculiares conversaciones.

Lo siguió con la mirada. Lo observó marcharse y no pudo evitar sonreír.

 

Notes:

Ayuda, dentro de tres días entro a clases y me rehúso a ese suceso :(

Las actualizaciones se volverán muy lentas a partir de la próxima semana a raíz de eso, lo siento... ¿La buena noticia? Intentaré publicar lo más que pueda :p y sé que pensarán que no es necesario y que basta con escribir los capítulos para publicarlos después, pero es porque no me conocen y no saben la batalla mental que tengo para entrar a Ao3 y publicar nuevos capítulos ajajaj

En fin DIGANME qué piensan de la situación entre Evan y Connor hasta ahora :D Por favor comenten POR FAVOOOOR

Próxima actualización: Mañana o probablemente hoy más tarde

Chapter 9: Una cita

Summary:

Comienza una nueva semana y Connor decide iniciarla teniendo una cita con Evan... ¿qué podría salir mal?

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

El lunes llegó y, por fortuna, la noticia de que Connor ya había sido dado de alta aún no se había esparcido.

Es decir, se compartió de boca en boca el hecho de que ya había despertado, pero al menos el estudiantado no había sido tan ruidoso como antes y, a lo mucho, Evan solo se encontró a unas cuantas personas sonriéndole y diciéndole que les alegraba escuchar sobre aquella noticia.

Alana prácticamente le chilló encima y le dijo que le encantaría recibir a Connor en la escuela cuando decidiera volver. Jared se rio de él en la cafetería. Zoe le sonrió al otro lado del pasillo y le saludó con la mano.

Por otro lado, Connor le escribió un mensaje:

 

Tú. Yo. Una cita. Encuéntrame en el estacionamiento cuando terminen las clases.

 

Tener una cita con Connor Murphy no había estado en los planes de Evan... La sola idea de tener una cita con alguien ya era disparatada.

Habría preferido que Connor lo interceptara a la salida o le enviara el mensaje durante la última hora. Y sin embargo, lo hizo en la mañana, lo que dejó una gran cantidad de tiempo para que Evan se sintiera enfermo y expectante mientras se imaginaba todos los escenarios en que esa cita podría ir mal.

Jared se rio de él por segunda vez en el día.

Cuando finalmente terminaron las clases y Evan se dirigió hacia el estacionamiento, sintió que sus nervios se relajarían, pero no; solo se pusieron peor y hasta acabó sintiéndose mareado.

Tragó saliva y halló rápidamente a Connor con la espalda apoyada en uno de los árboles del estacionamiento. Llevaba una capucha para cubrirse el rostro, aunque, de todos modos, Evan supo reconocerlo y no estaba seguro de qué significaba eso.

—Me temo que tendremos que dejar que Zoe nos lleve. —Fue lo primero que le dijo Connor al verlo, frunciendo los ojos—. Creo que este asunto del "accidente automovilístico" ha hecho que no ya no me confíen un auto... ¿puedes creerlo?

Evan parpadeó varias veces.

—Bueno... —murmuró.

Connor dibujó una sonrisa irónica y torcida en sus labios y no agregó otra cosa, lo que estaba bien para Evan, que ya no habría sabido qué responder ante otro comentario sarcástico sobre la situación.

Por fortuna, no tuvieron que esperar mucho a Zoe.

En realidad, no se dijeron nada entre los tres aun cuando se subieron al auto de Zoe y ella comenzó a manejar hacia ninguna dirección en específico.

Luego dijo:

—Más les vale que no pienses que yo ya sé a dónde planean ir. Acepté llevarlos, pero eso no me vuelve psíquica.

Evan miró hacia Connor, que estaba sentado en el asiento del copiloto con los pies encima de la guantera y en completa indiferencia a lo que su hermana decía. Miró hacia abajo y titubeó ante el silencio, incómodo por la incomodidad de Zoe.

—Hum... —Connor por fin reaccionó y despegó la mirada de sus uñas. Miró hacia su hermana con gesto perezoso—. ¿A dónde quieres ir, Evan?

El aludido parpadeó varias veces.

—Pensé que tenías en mente algo —confesó. Habría preferido no ir a ningún lugar y ya, dijo para sí mismo.

Connor se encogió de hombros.

—La verdad es que no. Solo quería salir contigo.

—Son un desastre —suspiró Zoe, rodando los ojos—. Ya está, los voy a llevar al centro comercial y no quiero objeciones... Connor, recuerda que mamá y papá te quieren temprano en casa y que les envíes mensajes todo el tiempo sobre lo que estás haciendo.

—Cielos, uno se accidenta y se queda en coma una semana y de repente todos se ponen estrictos contigo. Vaya asunto.

Zoe le miró, enfadada.

—¿Podrías tomarte esto en serio por una vez? —musitó. Hablaba entre dientes, como si no quisiera discutir pero Connor le obligara a eso. Apretó los dedos en torno al volante y su cara se puso roja—. Fue algo horrible, Connor. No fue divertido que nos llamara la policía, no fue divertido ir al hospital la primera vez que estuviste en cuidados intensivos... ¡no fue divertido no saber cuándo ibas a despertar...! ¿De dónde piensas tú que esto es gracioso?

—Calma, solo estaba haciendo una broma. —Connor arrugó la frente, algo ofuscado. Evan se sintió atrapado y deseó poder irse del auto. Detestaba las discusiones. Detestaba que las personas discutieran frente a él y se olvidaran de su presencia.

Se mordió el labio inferior con fuerza, aunque no hizo falta cubrirse los oídos o fingir entretenerse con el paisaje citadino, puesto que Zoey ya no replicó y Connor no añadió otra cosa para hacerla enfadar.

Evan lo agradeció.

Ella les dejó en el centro comercial más cercano, tal y como prometió. Amenazó a Connor otro par de veces y luego le dijo que le enviara un mensaje más tarde para recogerlos. Evan se sentía algo aturdido sobre esta dinámica, mas se abstuvo de hacer ningún comentario y solo tragó saliva en seco.

—Es un dolor de cabeza, ¿verdad? —murmuró Connor, dándose la vuelta y caminando hacia el interior del edificio. 

—Solo se preocupa por ti.

"Y no estás haciendo nada para ayudarte a ti mismo", añadió Evan en su mente. Observó la gran cantidad de personas que salían y entraban al centro comercial, acompañadas de sus familias o parejas y denotando una alegría con la que él no se identificaba.

—Ya hablamos de eso —se quejó Connor—, elige el lado del que estás.

—Tal vez no quiero estar de ningún lado. —Evan no solía responder de esa manera a nadie, y sin embargo, había algo en Connor que le generaba la confianza de actuar así... o tal vez solo la idiotez era contagiosa. De cualquier modo, Connor soltó una risa apagada y no le juzgó.

—¿Quieres helado?

Fue la forma en que Connor rompió el hielo.

Eso hizo que Evan recordara que no llevaba dinero encima. De haber sido advertido con anticipación de la salida, habría podido pedirle a su madre; y sin embargo, el haber sido tomado desprevenido ahora le hacía pagar las consecuencias. Se ruborizó y meneó la cabeza en negación.

—No traje nada de dinero —confesó en un murmullo apenas audible, azorado. Connor le frunció los ojos.

—Pregunté si querías helado, no si tenías dinero.

Evan parpadeó varias veces.

—Solo dime tu sabor favorito —insistió Connor, alzando las cejas.

—Eh, la fresa... —Lo miró virar agresivamente para meterse a una de las heladerías en la plaza. Por tanto, Evan le siguió tambaleándose.

Alcanzó a llegar a su lado cuando Connor ya estaba ordenando los helados. Evan no estaba acostumbrado a que alguien pagara cosas por él. En realidad, le causaba conflicto la idea de deberle dinero a otra persona, por lo que, en general, evitaba meterse en esos problemas (o tal vez solo era un rasgo heredado de su madre).

Pero justo ahora no sabía como decirle eso a Connor.

—No es necesario que pagues por mí —le dijo Evan con palpable incomodidad cuando ambos se sentaron en una mesa para dos al fondo del establecimiento. Tenía luces cálidas y colores pasteles en las paredes, lo que hacía un ambiente visualmente amigable; además, había pocas personas dentro, lo que implicó un respiro para Evan.

Connor no le respondió de inmediato, admirando su propio helado de chocolate en un vaso de plástico con gesto aburrido.

Luego dijo:

—¿No se supone que los novios se compran cosas el uno al otro? —Le miró, alzando las cejas a modo de desafío. Evan se quedó en blanco.

—Bueno... —comenzó diciendo, aunque se vio interrumpido de nuevo.

—¿Por qué no me cuentas más sobre nosotros y nuestra relación, Hansen? Quiero tener más detalles, especialmente porque sigues viéndote incómodo a mi lado y no entiendo eso.

—Ya te dije que no es por ti...

—Ah, sino por la situación. Eso ibas a decir, ¿verdad?

Evan se encogió de hombros. Miró las tres bolas de fresa contenidas en su vaso de plástico. A pesar de que tenía el estómago revuelto, igual tomó la cuchara y comenzó a comer. Incluso si no sabía cómo reaccionar ante un regalo, igual siempre tenía el principio de aceptarlo. 

—¿Dónde fue nuestra primera cita?

Connor parecía empeñado en continuar con el interrogatorio. Evan se sintió atrapado, pero igual pensó con rapidez en una respuesta ligada a lo que ya le había contado a Zoe.

—En un huerto. En el huerto donde ibas con tu familia... —O algo así, pensó. Ahora lamentaba no haberle preguntado más detalles a Zoe; o simplemente lamentaba no haber pensado en investigar por su cuenta.

Los ojos de Connor se fruncieron.

—Recuerdo el huerto —dijo—, ¿por qué ahí?

—Porque me gustan los árboles.

—¿Te gustan los árboles?

—Sí...

—Vaya nerd. —Al menos ahora había una sombra de sonrisa creciendo en los labios de Connor, lo que hizo que Evan se relajara un poco.

—¿Y qué más?

Evan comenzaba a fastidiarse por el interrogatorio.

—¿Qué más? —repitió.

—Sí, ¿qué más? ¿Cuánto tiempo llevamos saliendo?

—Cinco meses.

Dijo el primer número que se le ocurrió.

—¿Quién se le declaró a quién?

—Tú fuiste quien se me declaró, aunque no estabas exactamente en tus cinco sentidos pero igual cuenta.

—¿Y después de eso?

—¿Después de eso?

—Sí, ¿comenzamos a salir de inmediato o qué?

—Pasaron unos días y luego decidimos intentarlo. —Se encogió de hombros—. Y ahora estamos aquí, parece ser.

Connor asintió con la cabeza. 

Y luego:

—¿Y hemos tenido sexo?

Evan se atragantó con el helado. Tosió en su puño y se acaloró, poniéndose rojo e intentando recomponerse luego de esa pregunta.

—Uh... ¿qué? —soltó, tan rojo como el color del mantel que cubría la mesa. Ni siquiera sé atrevió a mirar a Connor a los ojos.

—No te pongas así, es una pregunta totalmente normal. Aunque, a juzgar por tu reacción, la respuesta es "no".

—Hum...

—¿Y por qué no? —Connor arrastró su silla sin levantarse para acercarse a Evan por su lado de la mesa, y él solo se quedó, viéndolo moverse de reojo pero incapaz de hacer algo. Solo tenía sus ojos bien abiertos y su rostro ruborizado a más no poder.

—B-bueno, pues...

—¿Eres asexual?

Evan parpadeó con fuerza.

—No. —O al menos tenía la sensación de que no era el caso. Simplemente era un tema que le provocaba bastante vergüenza y furor.

Connor arqueó una ceja y apoyó su mentón sobre el dorso de su mano, con su cara muy cerca de la suya. Sus ojos denotaban curiosidad y otra emoción más que no logró descifrar bien. Su sonrisa se volvió cínica y colocó su mano libre en la de Evan.

Siendo honesto, Evan no tenía idea de cómo reaccionar al cambio de sucesos. Su cerebro estaba frito. Estaba a nada de que le saliera humo por las orejas.

—Pues si eres atractivo —continuó Connor, ladeando la cabeza y observando con escrutinio el rostro de Evan, quien apenas si era capaz de procesar la situación—, ¿cómo es posible que haya pasado tanto tiempo conteniéndome?

Evan no contestó, tampoco se apartó. Simplemente estaba paralizado.

La mano de Connor pasó a colocarse sobre su rostro, delineando con el índice la superficie de su mandíbula y mostrando una sonrisa que no llegaba hasta sus ojos.

—¿Puedo besarte, Hansen ? Las parejas se besan, ¿no es así?

Evan tampoco respondió. Solo lo veía, sintiéndose aturdido y con los sentidos embotados. No tenía idea de que Connor reaccionaría de esa manera. ¡Nada de esto tenía sentido! Su estómago estaba revuelto, su helado se estaba derritiendo y él era incapaz de reaccionar porque todo era muy absurdo.

Al final, Connor se acercó. Sus labios a centímetros de los suyos, tan cerca que solo haría falta inclinarse muy poco para que se tocaran. La mano de Connor se dirigió hasta su nuca y la otra se apoyó en la mesa, como buscando un mejor punto de soporte.

Evan no hizo el primer movimiento. Cerró los ojos por instinto, incapaz de creer hasta dónde estaba dispuesto a llegar por la mentira que había hilado. Supuso que tal vez no sería completamente terrible besar a alguien, ¿verdad? Sería su primer beso, sí, pero no le veía problema. Tampoco era algo a lo que le daba importancia.

Y luego.

Connor dijo:

—Lo recuerdo todo.

 

Notes:

No pregunten por qué me puso tan nerviosa escribir lo último del capítulo... Si se sintieron incómodos, ¡esa era mi intención! 😝

Y bueno, ¡Connor ya lo sabe! Lo sabe todo en realidad, ¿qué piensan de esto? ¿Ha estado fingiendo desde que despertó? ¿Qué tanto ha actuado? Dejen sus teorías e ideas abajo.

Aunque igual no planeo mantener el suspenso por mucho tiempo porque mañana publicaré otro capítulo así que mantengan este canal en sintonía 🙂‍↕️

Chapter 10: El acuerdo

Summary:

Ahora que Connor ya ha recuperado la memoria, Evan debe enfrentarse a las consecuencias de sus mentiras...

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Tres simples palabras alteraron todo lo que Evan sabía de la situación.

"Lo recuerdo todo".

Su cerebro ardió en llamas y se quedó en blanco. Por lo general, siempre había uno o dos pensamientos activos en su mente que le hacían prever malas situaciones y salirse de otros malos momentos. Era un instinto que tenía muy arraigado dentro de él y que, incluso si era fastidioso, a la larga le servía en momentos de estrés.

Y sin embargo, justo en este momento fue incapaz de pensar en absolutamente nada. Sus ojos se abrieron de par en par a más no poder y sus labios se entreabrieron, mas su boca no emitió ningún sonido y su piel palideció hasta casi tornarse blanca. "Reacciona, reacciona", se dijo a sí mismo, pero se sintió incapaz de moverse y reaccionar y lo único que hizo fue mirar a Connor como un idiota. 

—¿Qué pasa, Hansen? —se burló Connor, reclinándose sobre la silla y apartándose de él. Alzó las cejas y una sonrisa descarada subió hasta sus labios—. ¿El gato te comió la lengua?

Evan se ruborizó y tensó los hombros.

—Relájate —continuó diciendo Connor, ahora mirándose las uñas con gesto aburrido. A pesar de eso, seguía habiendo en su boca esa sonrisa que le retorcía el estómago a Evan—, no se lo diré a nadie...

—¿Desde cuándo?

—¿Ah?

—¿Desde hace cuánto lo sabes? —Evan estaba mirando hacia el suelo, aferrando las manos a su regazo y sintiéndose tonto y avergonzado y deseando huir de la escena y no mirar atrás. Y sin embargo, este era el momento que había estado esperando. El momento en que pagaba las consecuencias de sus mentiras y de todas las estupideces que hizo.

Connor lo pensó unos momentos, como si fuera una respuesta que necesitara pensar aunque, probablemente, solo lo hacía por ser dramático y en realidad eso no era necesario.

—Desde que desperté ya tenía mis dudas —confesó—, pero quería darte el beneficio de la duda porque no recordaba nada del accidente y, bueno, así es como funciona la amnesia, ¿verdad? —Hizo un gesto de mano al aire, restándole importancia al asunto. Y luego—: Lo recordé todo el sábado, no mucho después de que te fueras.

Se hizo otro silencio.

Evan hundió el rostro entre sus manos, suspirando con fuerza y ​​sintiendo cómo la bilis del estómago le subía a su garganta.

—Ni siquiera nos conocemos —dijo Connor. Su tono de voz prodigaba confusión e incluso algo de molestia—, ¿por qué carajos te harías pasar por mi novio? Hansen, tienes montones de explicaciones que darme y más te vale que sean convincentes.

—¿Por qué no me dijiste antes que ya lo sabías? —Evan sabía que no tenía el derecho de sentirse ofendido; no en esta situación. No obstante, igual no pudo evitarlo. Así que, con el rostro rojo como un tomate y su labio inferior temblando, alzó la cabeza y se enfrentó a la mirada de Connor—. ¡No era necesaria esa humillación de antes! ¡Pudiste haberme dicho que lo recordabas todo e igual te lo habría explicado!

—No, Hansen, no te atrevas a voltear las cosas. El que está enojado aquí soy yo.

—¡Bueno, sí, pero...! Eso fue innecesario, Murphy —pronunció su apellido con una mezcla de burla, ironía y fastidio. ¿Cómo pudo haber pensado que Connor no era como los demás pensaban que era? ¿Cómo pudo haberlo defendido ante Zoe sin siquiera tener idea de lo idiota que podía comportarse? Alzó las manos y miró a su alrededor. Al final, se forzó a tranquilizarse tras advertir en que una de las empleadas del local les estaba viendo con algo de recelo, a la espera de que comenzaran a pelear para llamar a la policía. Volvió la vista hacia Connor, añadiendo en un tono de voz más bajo—: No tenías que haberme humillado así.

—Ya, está bien, deja eso. ¿Vas a explicarme por qué le dijiste a todos que eres mi novio o qué?

—Eres un idiota.

—Gracias por decir lo obvio, Hansen. 

Evan apretó los puños a los costados. Eran situaciones como estas las que le ponían tan ansioso que se veía capaz de ponerse a llorar, mas sabía que eso solo le haría ver más patético y no estaba dispuesto a tomar ese riesgo. Tragó el nudo en su garganta y se esforzó por mantener un semblante sereno.

—Debes recordar lo que pasó hace una semana —murmuró, mirando hacia el suelo por segunda vez para tener algo en lo que concentrarse en lugar de mirar hacia Connor—, además, ya te lo conté... Nos vimos en la sala de computación, viste mi carta y, por alguna razón que no entiendo, te enfadaste y te la llevaste. Luego sucedió lo del accidente automovilístico y hallaron la carta... Tu familia pensó que tú la habías escrito. Asumieron que tú y yo estábamos saliendo y...

—¿Y no los desmentiste? —Connor le veía con fastidio—. Mierda, Hansen, ¿qué te pasa? ¿Acaso te costaba mucho decirles la verdad? ¿O es que acaso estás enamorado de mí en secreto y pensaste que podrías usar esta oportunidad para acercarte a mí?

—¡¿Qué?! —Evan volvió a alzar la voz. Se ruborizó todavía más (si es que eso era posible) y rodó los ojos—. Puedes tranquilizarte, Murphy, no estoy enamorado de ti. Estoy tan disgustado como tú por todo lo que pasó... Y si me dejaras terminar, sabrías que no dije nada a tu familia porque, antes de saberlo, la información se filtró por toda la escuela y todos se enteraron de nuestra "relación", de tu supuesto intento de suicidio que, por cierto, tu familia creyó que era por tener que reprimir tu orientación sexual y mantener en secreto tu relación.

Connor parpadeó varias veces.

—Espera —dijo—, ¿creen que esa es la razón? O sea... tiene sentido, supongo. Ahora entiendo por qué Cynthia me dijo como veinte veces que apoyaba mi relación y toda esa mierda. —Suspiró y se pasó la mano por la cabello, incrédulo—. Eres un verdadero desastre, ¿verdad, Hansen?

Hizo una pausa en la que ninguno habló. Aun cuando todavía faltaban cosas que detallar de todo lo ocurrido, Evan ya no habló. De todos modos, se sentía de lo más enfadado con Connor y no le importaba si averiguaba por su cuenta sobre lo populares que se habían vuelto en la preparatoria.

—Bien —sentenció Connor tras unos momentos de reflexión. Se estiró sobre la silla y meneó la cabeza en un gesto de exasperación—. Nos metiste en un gran problema, ¿te das cuenta de eso, Hansen?

—Llevo pensando en eso la misma cantidad de días que tú estuviste en coma, Murphy. —Evan ya ni siquiera pensó en disculparse por esa línea cortante y tampoco hizo falta.

—Hum... es un poco preocupante la manera en que mientes con absoluta facilidad sobre una relación inexistente.

—Y es preocupante lo bien que actúas con tal de molestar a otra persona.

A pesar de la situación y la tensión entre ambos, Connor se rio.

—Esto es lo que haremos —dijo, apoyando las manos sobre la mesa y mirando a Evan a los ojos. Luego reveló su plan—: Seguiremos fingiendo.

Eso no era lo que Evan pensaba que diría. Le miró, anonadado.

—¿De verdad? —No sabía si eso le aliviaba o le enojaba más por pensar en que esta desgracia nunca acabaría, ¿no era esto lo que había pretendido cuando escribió ese tonto discurso para convencer a Connor de continuar con la farsa? Y sin embargo, una cosa era tenerlo en mente y otra muy distinta estar ahí y verlo decirle que actuarían bajo consciencia mutua sobre una relación que no tenían.

Connor se encogió de hombros.

—La razón por la que no te dije de inmediato que ya había recuperado la memoria es porque quería probarte —admitió, alzando las cejas—, no entendía por qué carajos te habrías involucrado en esta mentira porque, por más vueltas que le daba, no hallaba una razón convincente. Incluso con lo que me dijiste, no sería imposible considerar que hubiera un segundo motivo que te impulsó a seguir mintiendo... No era el dinero, eso me quedó claro, y definitivamente tampoco mi atractivo físico. —Esto lo dijo medio en burla, casi como un chiste interno hacia sí mismo de que, tal vez, en el fondo, ni siquiera se consideraba atractivo—. Por eso tenía que cerciorarme de que estabas siendo honesto.

—Ah, ¿y por eso era necesario que casi me besaras? —Evan se ruborizó con intensidad cuando lo dijo, especialmente porque no quería pensar en lo cerca que habían estado de que eso sucediera.

—Solo por curiosidad, Hansen: ¿por qué no te apartaste? —Los ojos de Connor brillaron con una diversión pícara—. ¿De verdad ibas a llegar así de lejos por tu mentira?

Evan se encogió de hombros.

—Un beso solo es un contacto entre los labios —murmuró—, no le veo mayor emoción a menos que venga con otras intenciones.

—Sí que eres raro. Pero, como decía, pues sí, tenía que probar que no estuvieras haciendo esto para timarme o engañarme de alguna manera.

—No lo hago.

—Sí, ya me di cuenta... Y, con eso en mente, quiero ofrecerte un acuerdo: tú y yo seguimos fingiendo que somos novios por otras... ¿dos semanas? Ya veremos el tiempo. Pero al menos tendrá que ser lo suficiente como para convencer a mi familia de que todo está bien y que no necesito que metan sus narices en mis asuntos, ¿me explico? Es más fácil disuadir la situación si piensan que todo lo que pasó es porque ellos actuaban como imbéciles homofóbicos. Y tú... bueno, supongo que no tendrías ningún beneficio de la situación más allá de que no revele cómo le mentiste a mi familia y me mentiste a mí mientras tenía amnesia.

Evan comprendió el chantaje implícito, aunque ¿realmente estaba en posición de llamarlo chantaje? Era él quien había iniciado este intercambio de posturas moralmente grises y era justo devolverle el favor a Connor, y más porque no estaba pidiendo algo que no estuvieran haciendo ya, que, en este caso, era pretender que estaban juntos.

—Bien —soltó tras pensarlo unos momentos. Tragó saliva y jugueteó con sus pulgares—, pero quiero que pongamos reglas. 

—¿Qué reglas?

—Nada de besarnos, por ejemplo.

Connor bufó.

—Por mucho que te cueste creerlo, Hansen —dijo—, lo de antes solo era para molestarte. No tengo ninguna intención de que nos besemos, así que puedes calmarte.

—Solo era un ejemplo.

—Terminemos con esto pronto, ¿qué otras cosas no quieres que haga? Toma en cuenta que tendré que decirle a todos que ya me recuperé de la amnesia, porque comenzará a ser sospechoso y preocupante a nivel médico si finjo no hacerlo. Así que, sí, probablemente tendremos que hacer cosas de pareja como tomarnos de la mano... ¿eso está bien?

Evan miró sus propias manos sudorosas y se puso rojo.

—No quiero que nos tomemos de la mano —murmuró. Connor le dedicó una mirada de fastidio, mas no exigió explicaciones.

—Abrazos, ¿eso está bien?

—Sí.

—Dijiste de los besos, ¿te referías solo a la boca o cualquier tipo de besos? Hablo de si estaría bien un beso en la frente o en el cabello o qué sé yo.

—Creo que estoy bien con los otros besos. —La frase era tan rara que Evan sintió un hormigueo por su piel que ya no sabía si clasificar como ansiedad o simple inquietud por lo que estaban discutiendo. La escena era de lo más surrealista y no era capaz de entenderla por completo.

Connor asintió.

—Creo que ya te has encargado de crear nuestra propia historia —ironizó, alzando las cejas—, así que solo tendrías que contarme para afinar los detalles y tener lo mismo en cuenta... No creo que haga mucha falta, pero, considerando como es mi familia, probablemente nos lo pregunten con más frecuencia. Ah, y eso, ¿estás bien con que mis padres estén encima de ti todo el tiempo? Hablo de que es posible que te inviten todo el tiempo a cenar en familia y esa mierda. Y no solo lo digo porque fue una de las primeras cosas que me dijeron cuando desperté.

—No me molesta —dijo Evan—, ¿y a ti? ¿Preferirías que aceptara o que buscara excusas para rechazarlos?

Connor se encogió de hombros.

—En realidad, no me importa. Haz lo que quieras. También te doy libertad creativa de decidir lo que quieras contar sobre nuestra relación... Aunque, pensándolo bien, ayudaría que dijeras cosas positivas de mí o algo así. Fuera de eso, haz lo que se te pegue la gana.

Evan ascendió, tomando nota mental de lo que le decía.

—Entiendo. ¿Algo más? ¿Algo que también quieras que no hagamos?

—Hum, creo que estoy bien con las limitaciones que pusiste. —Se encogió de hombros. Volvieron a quedarse en silencio. Connor carraspeó con la garganta—. Tu helado se está derritiendo.

Tras corroborar que eso era cierto, Evan se sintió ansioso y retomó su vaso que ahora contenía más líquido de fresa que helado en sí. Y sin embargo, no era algo que le afectara particularmente.

—Entonces... —dijo—, ¿eso es todo? ¿Nuestro acuerdo?

—Sí, eso creo. —Connor miró el reloj de su muñeca—. Supongo que sería un buen inicio quedarnos una hora más al menos, ¿eso está bien para ti?

Evan asintiendo con la cabeza. De todos modos, dudaba que su madre advirtiera en que había estado fuera.

No quedaba más que sonreír y abrazarse de hombros, y continuar con esta mentira.

 

Notes:

Estoy muy orgullosa de ese capítulo, verlos coquetear/discutir me pone feliz JAJAJAJA

Connor sí se pasó de la raya eh 😦 pero no importa, lo perdonamos porque Evan también se pasó (? Realmente me gusta la dinámica de: dos personajes haciendo cosas moralmente grises a la vez por lo que no pueden quejarse el uno del otro.

En fin, creo que mañana subiré el último capítulo de mis vacaciones... El lunes ya entro a clases y, como ya había mencionado, tendré menos tiempo para el fanfic :p

La ventaja es que ya solucionamos el suspenso y ahora solo queda ver a estos dos tontos enamorarse y volverse íconos de la comunidad queer dentro de su escuela (?

Chapter 11: Los chicos populares

Summary:

Con el regreso de Connor, ahora él y Evan se vuelven los chicos populares de la preparatoria... ¿qué significa eso?

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Connor Murphy volvió a la escuela el miércoles.

Evan se enteró cuando lo vio salir del automóvil de Zoe en el estacionamiento. No solía dirigir la cabeza hacia allá, pero acabó siendo inevitable pasar desapercibida de reojo la cabellera de Connor y la manera en que emitía un aura muy distinta al resto; Evan no podría explicarlo incluso si lo intentara. Él tampoco lo entendía a ciencia cierta.

De todos modos, se acercó trotando en dirección de Connor, observando que Zoe ya se había disuelto entre la multitud de estudiantes sin decir nada.

—Hey —fue el simple saludo que le dirigió, frunciendo las cejas. Connor le devolvió la mirada, cerrando la puerta del auto y colgándose la mochila al hombro.

—Cierto —dijo Connor, chasqueando la lengua—, supongo que deberíamos hacer nuestra entrada triunfal juntos.

—En cuanto a eso, tal vez debería advertirte...

—¡Oh, Connor!

La voz de Alana le interrumpió, lo que no debía ser ninguna sorpresa en lo absoluto. Ambos se sobresaltaron y la miraron acercarse en su dirección con sus ojos prácticamente soltando chispas de entusiasmo.

—Me alegra muchísimo ver que ya estás bien —le dijo Alana, sonriendo ampliamente, lo cual solo colaboró a que Connor la observara en rotundo aturdimiento—, le estuve diciendo a Evan toda la semana que los apoyo muchísimo y que lamento la manera en que se filtró todo sobre su relación... ¡En fin, Connor! Espero que nadie los moleste mucho hoy. Aunque... no contaría con eso, para su desgracia. Hay muchas personas que estuvieron esperando tu regreso...

—¿Qué? —Connor parpadeó con fuerza—, ¿por qué harían eso?

—Eso era lo que iba a decirte —murmuró Evan—, ahora somos populares.

Connor le veía de lo más incrédulo.

—¿De qué hablas?

—Sí —dijo Alana—, ¿sabes a cuántas personas tuve que mantener a raya porque querían acercarse a Evan e invitarlo a sus talleres y clubes del orgullo gay? No digo que sea malo, pero se hizo un secreto a voces que la noticia no se difundió bajo su consentimiento y, en lugar de darle su espacio, solo lo están agobiando más con algo que él ni siquiera ha salido a declarar...

—¿Qué?

—Sorpresa —murmuró Evan, algo irónico. Se encogió de hombros y aferró las manos a las correas de su mochila.

—Sigo sin entender qué significa todo eso...

—¡En fin, Evan y Connor! Me alegra que ya todo se haya resuelto. Si necesitan mi ayuda, no duden en pedirla y tampoco duden en consultar a los profesores si se sienten agobiados con todo lo que está pasando... ¡Adiós y buen inicio de semana!

Connor miró a Evan, mientras que Evan rehuyó su vista.

—¿Por qué no me dijiste que nos volvimos populares?

—Te dije que la noticia se filtró.

—Sí, pero esto es diferente. Odio que la gente me preste atención.

—Yo también, pero me temo que vas a tener que irte acostumbrando. La gente se porta muy rara con estos temas e insiste en que sepas que tienes el apoyo de un completo desconocido con el que jamás hablaste... Es mejor eso que el bullying o el acoso escolar, claro, pero de todos modos preferiría que todos actuaran como siempre.

—Es que no entiendo, ¿qué tenemos que ver? ¿Por qué nos harían populares?

—Recuerda lo que todos piensan. Creen que el intento de suicidio fue por un ambiente homofóbico y cerrado. Nos consideran una especie de amor prohibido que creció en la adversidad... o algo así.

—Vaya mierda.

—Sí. —Evan no pudo evitar sonreír un poco. Era la primera vez que tenía a alguien que comprendiera bastante bien la situación y no solo fingiera entenderla—. Eso resume muy bien todo.

Connor soltó un hondo suspiro.

Y así cruzaron al interior del edificio.

Las personas no tardaron en rodearlo. Llegaron estudiantes a preguntarle a Connor cómo estaba, que se alegraban de verlo ahí de nuevo, que esperaban contar con su participación en sus talleres (Alana había adivinado bien), que su historia ya había sido informada a un influencer para difundirla (¿qué? ¿Por qué harían eso?) y que les encantaría saber si las cosas con su familia ya se habían solucionado (¿qué rayos les importaba?).

La reacción de Connor fue bastante esperable: simplemente se miró las uñas e ignoró a todos y a cada uno de los estudiantes que se acercaron a interrogarlo.

A Evan le sorprendía su facilidad para ignorar su entorno y fingir que nada le importaba. Él estuvo a punto de ceder y responder por Connor, pero al final el grupo de estudiantes les dejó en paz cuando sonó el timbre que anunció el comienzo de las clases.

Solo compartían una materia, por lo que no se vieron en toda la mañana.

—¿En serio, Evan?

Jared, por otro lado, compartía tres clases con él. Lo encontró en la primera cuando su amigo se deslizó en el asiento contiguo al suyo.

—Me actualizabas de todo lo que estuvo pasando y de repente decidiste no contarme que Connor ya vino a la escuela —se quejó, arrugando la frente y cruzando los brazos sobre el pecho como interpretando la rabieta de un niño pequeño.

Evan titubeó.

—Yo tampoco sabía que vendría hasta que lo vi en el estacionamiento —murmuró, rascándose la cabeza. Hizo una pausa. Luego se le ocurrió añadir—: En realidad, hay algo bastante fuerte que pasó el lunes...

—Ah, en su cita, ¿verdad? ¿Qué pasó? Connor intentó besarte, ¿verdad? —Jared se rio con su propio chiste.

Cuando Evan guardó silencio, la cara de Jared cambió.

—Bromeas —dijo.

—Cállate —siseó Evan, poniéndose rojo—, no, no es eso... o sea, sí, un poco, pero fue una prueba para...

—¿Para saber si sus lenguas son compatibles?

—¡Jared!

—Ya, está bien. Cuéntame.

—Él ya lo sabía todo.

Su amigo lo miró con el ceño fruncido.

—¿Qué? ¿Qué quieres decir?

—Pues eso: Connor recuperó la memoria desde el domingo y fingió el lunes que todavía no lo hacía para sacarme información. Al final... lo convencí de que siguiéramos la farsa.

—¿Lo convenciste?

Evan se rindió.

—Bueno —admitió—, fue Connor el que sugirió ese acuerdo. Al final sí le beneficia que sus padres piensen que estamos saliendo. El punto es que decidimos continuar con la relación falsa...

—Ay, Evan, ¿qué no has aprendido la lección? Le hubieras dicho que hiciera una ruptura falsa lo antes posible y ya.

—Eso no se me había ocurrido.

Jared soltó un dramático suspiro, hundiendo los hombros.

—Entonces ahora su mentira se volvió algo en equipo —dijo—, déjame decirte que así es como comienzan los libros más pegajosos de romance que se te puedan ocurrir. Fingen tanto que están juntos que de repente ¡bam! —Golpeó la mesa y sobresaltó a Evan—. Antes de saberlo se están besando contra la pared y no hay nada que puedan hacer para evitarlo.

Evan soltó un profundo suspiro, frotándose el entrecejo.

—No —dijo—, eso no pasará.

—¿Por qué no?

—Ya te dije que no soy gay, Jared.

—Temo informarte que toda la escuela no piensa eso.

Se encogió de hombros y miró por la ventana. Su amigo dejó el tema y guardaron silencio con la entrada del profesor.

 


 

Cuando el timbre que anunciaba el receso retumbó contra los pasillos, Evan ya estaba prácticamente afuera del salón. Nunca solía quedarse más de lo necesario ahí, puesto que no tenía a nadie a quien esperar ni tampoco tenía ánimos de verse involucrado con los estudiantes que querían saber los detalles de su vida y la de Connor.

Hablando del rey de roma...

Chocó contra alguien cuando abandonó ansiosamente el salón de clases. Frente contra frente. La otra persona se quejó al mismo tiempo que Evan lo hizo.

Y, sin embargo, al alzar la cabeza se quedó estático al ver que se trataba de Connor.

—Cielos, Hansen —musitaba él, mientras se frotaba el golpe en la cabeza y hacía una mueca—, tienes la frente muy dura.

—¡Lo siento, lo siento! —soltó Evan, dando vueltas alrededor de Connor para averiguar si le había hecho algún daño grave.

Connor le apartó con la mano en el hombro. Ni con mucha fuerza pero tampoco con excesiva suavidad. Del mismo modo, aprovechó para hacerlo a un lado y alejarlo del umbral de la entrada por el que ya estaban saliendo los estudiantes en olas.

—Relájate —dijo—, no me hiciste daño. Pero a la próxima deberías mirar a dónde vas. No creo que puedas permitirte romperte el otro brazo.

Evan frunció el ceño.

—¿Qué haces aquí? —Las disculpas se le acababan en su vocabulario con rapidez cuando Connor orbitaba cerca de él—, pensé que tenías clase en otro piso.

—¿Y cómo sabes eso? 

—Solo son cosas que noto...

—Menuda excusa. Solo di que eres mi acosador y te lo creo. —A pesar de la situación, Connor le guiñó un ojo y luego hizo que entrelazaran sus brazos. Evan estaba tan anonadado que no reaccionó.

No obstante, todo cobró sentido cuando otra voz se unió a ellos.

—Mírate, recuperas la memoria y de repente ustedes dos parecen una pareja casada.

Zoe se acercó en su dirección y les juzgó con la mirada. Evan se sintió nervioso, mas se mantuvo en su sitio especialmente cuando Connor le sonrió y tensó el agarre de sus brazos.

—Oh, bueno —dijo él con falsa inocencia. De acuerdo, Evan debía confesar que era un buen actor; después de todo, lo había engañado para hacerle creer que aún tenía amnesia—, ahora ya todos lo saben. No tenemos que ocultar nada.

Evan asintió con la cabeza, aunque se mantuvo silencio y se limitó a observar la expresión de Zoe. Ella se veía cansada y algo inquieta; incluso así, sonrió y se pasó la mano por el cabello.

—Me alegra —fue lo único que dijo antes de darles la espalda y continuar su camino por el pasillo.

No soltaron sus brazos y llegaron de ese modo a la cafetería.

—En realidad... —comenzó diciendo Evan, abriendo los ojos y observando la gran cantidad de estudiantes dentro—, ¿estás seguro de que quieres comer en la cafetería? Supongo que ya te has enfrentado a todos los alumnos que quieren saber de nosotros. Básicamente entrar aquí es como entrar a un campo de batalla...

—¿Si no en dónde más vamos a comer, genio? —ironizó Connor, pero igual le soltó el agarre en los brazos y se dirigió hacia la fila en la cafetería. Evan le siguió por simple inercia—. ¿O acaso no compras tu comida en la cafetería?

—Sí, pero... —Se encogió de hombros y se frotó el brazo enyesado—. Al menos para mí saltarme el almuerzo no es la gran cosa.

—¿Hablas en serio? ¿Te saltas comidas?

—¡Es que desayuno en casa! —Eso era una mentira, mas Connor no tenía por qué saberlo. De todos modos, Evan se ruborizó y se encogió de hombros—. Aunque ya que estamos aquí, supongo que da igual.

Connor suspiró.

—No planeo ser tu niñera —dijo con tono irónico—, pero igual tampoco tengo intenciones de verte desmayado por ahí, entonces más te vale comer.

Evan le obedeció... no porque sintiera que debía escucharle, sino porque ya estaban ahí y no era lógico ignorar la comida. Además, gran parte de su ansiedad había desaparecido ahora que Connor estaba de acuerdo con la mentira y, por ahora, no había riesgos de que los demás se enteraran. Por ello ya no le causaban náuseas inmediatas llevarse comida a la boca.

—Todos nos miran demasiado —murmuró Connor. Habían conseguido una mesa pequeña en una esquina, pero igual era evidente que estaban siendo objetivo de muchos ojos—, eso es una mierda. Jamás sería así de popular si lo intentara yo.

—¿Quieres ser popular? —Evan lo observó con curiosidad. Era una pregunta para hacer conversación, aunque no resultó particularmente bien cuando Connor hizo una mueca y arrugó la nariz.

—Maldición, claro que no. Al carajo con ser popular. Antes me mato por encima de estar rodeado de personas hipócritas que se ponen el pie el uno al otro para hacerse tropezar.

—Eso es un poco específico.

—Claro que sí, Hansen. ¿Y tú quieres ser popular?

Evan miró hacia el resto de la cafetería. Se le hizo un nudo en la garganta.

—No.

Eso también era una mentira.

 

Notes:

No puedo creer que se me haya olvidado subir este capítulo cuando planeaba subirlo la semana pasada, es increíble...

En fin, ahora Connor y Evan son los chicos populares aunque ninguno esté exactamente cómodo con eso :p

¿Qué piensan que ocurrirá a partir de ahora?

Intentaré subir capítulos semanales, pero en realidad no prometo nada. La universidad empezó bastante brava y eso que apenas fue la primera semana ajaja

Chapter 12: La cena (Parte 1)

Summary:

Connor invita a Evan a una cena familiar en su casa porque... ¿qué podría salir mal?

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Tú en mi casa hoy por la noche


Cena familiar


o algo así


¿Te apuntas?

 

Evan se sobresaltó por el mensaje de Connor en su celular cuando estaba en el autobús camino a casa. No había contemplado, para empezar, que la situación de "ir a una cena con los Murphy" fuera a suceder así de rápido, incluso cuando Connor ya le había advertido de lo que podía ocurrir.

Observó el mensaje con completo terror y tardó unos largos minutos en escribir una respuesta.

¿Por qué no?

supongo

 

Esperaba no lucir resignado pero tampoco como si le entusiasmara la idea de ir a cenar con los Murphy en medio de toda esa catástrofe, porque eso sería de lo más raro. Inhaló y exhaló y se sobresaltó de nuevo por el emoji de un pulgar hacia arriba de Connor seguido de la confirmación de que iría a recogerlo media hora antes de las ocho de la noche.

Evan pasó la siguiente hora tratando de decidir lo que debía usar para la cena.

De acuerdo, reflexionó, solo era algo casual, ni siquiera se suponía que pensara mucho en eso. Deseó con todas sus fuerzas poder contárselo a su mamá para recibir consejo de ella, mas eso era impensable.

No. No. No. Casi podía imaginar cómo iría esa conversación. "Sí, oye, mamá... resulta que estoy fingiendo ser el novio de un chico, ¿qué ropa debería llevar a la cena con su familia a la que me invitó?". Se le retorcía el estómago de solo imaginarlo. Ni siquiera sabía lo que ella le diría de la situación, ¿le miraría como si estuviera loco? ¿Se compadecería como "oh, pobre Evan, esto es lo más cercano que tendrá a una pareja"? ¿Lo tomaría como una salida del clóset aunque Evan no se consideraba gay?

Es decir... Jared tenía un punto. Que no le molestara que la gente creyera que era gay y estaba saliendo con Connor no debía ser una acción muy heterosexual, ¿o quizá sí lo era? Había escuchado sobre eso de la "masculinidad frágil". Tal vez él no la tenía porque estaba seguro de sí mismo.

(¿A quién engañaba? Ese no era el caso. No obstante, no iba a ponerse a replantearse su sexualidad mientras esperaba a que Connor Murphy lo recogiera para llevarlo a una cena familiar).

Se miró al espejo, observando sus jeans que mezclaban la informalidad con la formalidad y esa camisa pálida que al menos no le hacía ver tan desarreglado. Se pasó la mano por el cabello frente al espejo del baño, tratando de hacerlo lucir decente, mientras le sonreía al espejo y se intentaba convencer de que no era una sonrisa totalmente fea; es decir, no era la sonrisa de un modelo, pero tampoco la de un acosador, ¿cierto?

—¿Vas a algún lado?

La voz de su madre le hizo saltar en su sitio y mirarla como si acabara de atraparlo asesinando a alguien. Evan se ruborizó con fuerza y miró hacia otro lado, aun cuando era consciente de que eso solo le hacía ver aún más sospechoso. La había oído llegar veinte minutos atrás, mas le restó importancia muy rápido por lo que tenía entre manos. De todos modos, ella siempre volvía a casa por muy poco tiempo y al final se iba casi de inmediato.

—Saldré con Jared —murmuró, eligiendo inventarse una mentira y clavando sus ojos en el Evan del reflejo en el espejo. Ese que tenía ojeras en la piel y que le devolvía una mirada culpable por las mentiras; y sin embargo, la culpa no era lo suficientemente punzante como para convencerle de decir la verdad—, ¿eso está bien?

Su mamá lucía sorprendida. Igual esbozó una sonrisa en sus labios y asintió.

—Ve y diviértete —dijo—, pero no llegues muy tarde —añadió con un tono falso de advertencia, pero en el fondo ambos sabían que ella prefería que Evan buscara cosas de adolescentes normales así pasara más tiempo fuera de casa.

Él asintió de vuelta y jugueteó con los botones de su camisa.

Para cuando Connor llegó a casa, su mamá ya se había ido a sus clases nocturnas. A Evan no le sorprendió verlo en el asiento contiguo del auto de Zoe, aunque igual le causó un poco de gracia y no pudo evitar sonreír cuando se subió a los asientos traseros y cerró la puerta. Se colocó el cinturón de seguridad con dedos temblorosos y miró a Connor por el espejo retrovisor, que también le devolvió la mirada con las cejas arqueadas.

—H-hola —murmuró Evan, ruborizándose sin ninguna razón en particular. No era la primera vez que se subía a un auto a solas con los hermanos Murphy, pero igual le seguía provocando una punzada en el pecho la idea de hacerlo.

—Hey, Evan —le dijo Zoe, dándole una sonrisa amable—, finjan que no estoy aquí... Connor, ¿no deberías pasarte atrás con Evan?

Connor le frunció el ceño. Por unos momentos, Evan pensó que eso significaba que la estaba ignorando; y sin embargo, al cabo de unos segundos acabó quitándose el cinturón de seguridad para abrir la puerta y pasarse a los asientos traseros. Evan no pudo evitar sorprenderse un poco, deslizándose hacia la izquierda para hacerle espacio.

Una vez que ambos estuvieron sentados junto al otro, Zoe comenzó a conducir.

Evan no pudo evitar incomodarse por el silencio. Apretó las manos sobre su regazo y miró hacia el suelo, respirando con fuerza y tratando de determinar si debía hablar o si lo más prudente era quedarse tan callado como Zoe y Connor. Miró por la ventanilla a su izquierda, tragando saliva y visualizando el paisaje que se tornaba borroso por la velocidad a la que conducía Zoe.

—No siempre será así —dijo Connor de pronto. No habló ni muy alto ni muy bajo, mostrando que quería mantener la conversación entre ambos pero tampoco como para evitar que Zoe escuchara—, los convenceré de que vuelvan a dejarme conducir.

Zoe lo miró por el espejo retrovisor con atisbo de sospecha, mas se guardó sus comentarios y volvió la vista al frente.

—Igual no es necesario —murmuró Evan, rascándose el cuello—, puedo ir a tu casa por mi cuenta...

—¿Y entonces en dónde quedarían los actos caballerosos? —ironizó Connor, dándole una sonrisa ladina y un guiño.

Evan se ruborizó y se quedó callado. 

El trayecto hacia la casa de los Murphy transcurrió en un absoluto silencio, dado que Zoe ni siquiera encendió la radio o puso música. 

Por fortuna, la incomodidad no duró demasiado, considerando que ella conducía a toda velocidad y pronto llegaron a su destino.

Esto fue un golpe de realidad. Evan había estado demasiado ocupado sintiéndose incómodo consigo mismo que ni siquiera advirtió en lo importante: esta era su primera vez en la casa de los Murphy, con una familia que no era suya y cuyos padres le veían como el novio de su hijo y eso era...

Abrió los ojos de par en par, sintiendo que de repente el cuello de la camisa estaba demasiado apretado y que no podía hacer esto. ¿Cómo se le había ocurrido aceptar venir? Su cuerpo tembló y la ansiedad se manifestó en forma de sudoración en sus manos y un punzante dolor en su pecho. Qué idiota era. ¿Cómo se atrevía a poner un pie en aquella casa sabiendo todas las mentiras que había hilado? Tenía que ser la personificación del cinismo y el descaro, porque sino no había otra explicación.

Zoe estacionó el auto al fondo de la entrada en forma de U que dirigía a la casa. Esto también fue otro golpe. La casa de los Murphy no era nada como lo que Evan había visto antes.

Al observarla sintió que el aire que le faltaba se volvía aún más escaso. Ya sabía que los Murphy eran una familia bien ubicada y que tenía dinero, y sin embargo, saberlo no lo preparó para admirar aquel edificio grande colocado en uno de los mejores vecindarios de la ciudad al que Evan jamás habría venido de no ser esta circunstancia. Parpadeó con fuerza y apretó sus manos al borde del asiento.

—¿Estás bien? —Connor no lo miró cuando hizo la pregunta, pero igual era obvio que se dirigía a él.

Zoe, en el frente, bajó del auto y se dirigió a la casa, quizá para darles privacidad o solo porque ya quería huir de ellos. Ambas opciones tenían las mismas probabilidades de ser reales.

Evan meneó la cabeza en negación, eligiendo la ruta de la honestidad por una vez. Inhaló y exhaló, recordando los ejercicios de respiración para calmar esa creciente ansiedad que le trepaba por la piel y se sentía como si le ahorcara. Contó hasta diez y se animó a mirar hacia Connor, tragando saliva con dificultad.

—Si no te sientes bien, no tienes por qué hacer esto—dijo Connor, frunciendo las cejas y mirando hacia la ventanilla—, podemos dar marcha atrás. Larry y Cynthia lo entenderán.

—No, está bien —murmuró Evan, obligándose a mantener la calma aunque realmente lo único que quería era hacerse un ovillo en el suelo y desaparecer. Qué fácil sería eso. Ojalá pudiera hacerlo y conseguir que nadie pensara en todos los problemas que había causado. Forzó una sonrisa en sus labios—. Solo me asusté por un momento.

Connor por fin le miró, aunque solo fue de reojo y se veía poco convencido.

—Bien —al final, le creyó. Evan no sabía si era porque en el fondo no quería dar marcha atrás a la cena o si solo pretendía terminar con esto lo antes posible. No dijo nada y bajó del auto.

Evan le imitó, cerrando la puerta con cuidado y caminando hacia Connor en dirección a la entrada de la casa. Incluso el porche ya se veía de lo más increíble, luciendo tres escalones y un timbre eléctrico. Los nervios de Evan comenzaron a florecer de nuevo.

—¿Debí haber traído algo? —se le ocurrió de golpe, volviendo los ojos hacia Connor y con el miedo llenándole el rostro.

Por otro lado, Connor solo bufó y abrió la puerta.

—Con que hayas venido es suficiente —se limitó a responder.

El interior de la casa de los Murphy definitivamente era algo que Evan solo asociaba con personas ricas y fuera de su alcance. Observó el vestíbulo con cuidado y luego la sala, en la que lucía un sofá grande y una pantalla de las últimas generaciones. Miró  hacia el comedor y la cocina que se extendía al fondo. Todo era muy espacioso y grande y su mente no procesaba que él estuviera ahí cuando ni en mil vidas podría pertenecer. No es que fuera conformista o particularmente pesimista sobre su futuro, pero no era que soñara con una casa así cuando incluso ahora no podía permitirse pagar la universidad. Solo era realista y entendía la situación. Se maravilló con los ventiladores en el techo y las luces blancas que colgaban también de ahí.

—¡Evan, nos alegra que hayas venido! 

La entusiasmada voz de Cynthia sobresaltó a Evan, que había estado demasiado concentrado en admirar una pintura de un florero.

—Espero que no hayamos sido demasiado insistentes al invitarte —continuó diciendo ella, dándole un saludo amistoso con un medio abrazo—, nos preocupaba que ya te hubiéramos hostigado o asustado, pero no pudimos evitar tenerte aquí con nosotros una noche más para celebrar de forma oficial que Connor ya está bien, ¿verdad?

—Oh, bueno... —contestó Evan, esbozando una sonrisa diplomática y rascándose la nuca. Miró a Connor en busca de auxilio, aunque lo descubrió viéndolo de vuelta con un brillo de diversión en sus pupilas y una sombra de sonrisa maliciosa en sus labios—. También me alegra haber venido. Gracias por su invitación.

El rostro de Cynthia se llenó de afecto y emoción.

—Denme unos quince minutos para tener lista la cena —dijo—, mientras tanto pueden esperar arriba o aquí, como gusten.

Connor carraspeó con la garganta e interrumpió en la escena.

—Vamos, Evan —murmuró, aunque no se escuchaba particularmente entusiasmado. Se veía incluso más resignado que el propio Evan, y él no pudo evitar advertir que le estaba llamando por su nombre de pila en lugar de su apellido; probablemente solo lo hizo por estar en presencia de su madre.

Asintió y le siguió escaleras arriba, ignorando la intensa mirada de Zoe en la sala y la amplia sonrisa cálida de Cynthia.

Evan no recordaba la última vez que se había sentido así de incómodo. Y eso era significativo, considerando que la mayor parte de su vida se definía con la incomodidad.

Notes:

Así que al final parece que sí voy a poder mantenerme al corriente con las actualizaciones semanales :p aunque apenas es mi segunda semana de vuelta en la universidad, entonces no debería celebrar aún.

En fin... Primera cena con los Murphy ahora sí oficial, que comience a sonar For Forever (?

Chapter 13: La cena (Parte 2)

Summary:

Continuando con la cena en casa de los Murphy, las cosas no salen exactamente bien...

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

—No sabía que te gustaba leer.

Fue la frase con la que Evan rompió el hielo, sintiéndose incómodo por el silencio y el hecho de que ahora ambos estaban ahí en la habitación de Connor, esperando la cena y fingiendo entretenerse ahí. 

Connor le lanzó una mirada que combinaba la intriga con una pizca de enfado.

—¿Por qué? —musitó. Estaba sentado al pie de su cama, mientras que Evan prestaba atención desde lejos a sus estantes, procurando no acercarse mucho para no invadir su privacidad pero con la suficiente curiosidad como para otear su entorno—, ¿no me veo como alguien a quien le guste leer, Hansen? No todos tenemos la misma pinta de nerds desgarbados.

—No dije eso. Además, ¿por qué siempre haces eso?

—¿Hacer qué cosa?

—Tomarte algo personal cuando yo ni siquiera lo decía con esa intención... —Soltó un hondo suspiro y miró hacia él, arrugando la frente. Ahora tendría que fingir que Connor no tenía razón cuando realmente sí le sorprendió enterarse de que un chico como él (que faltaba todo el tiempo a clases y se metía en problemas) era un lector bastante apasionado. No sabía si era solo por llevarle la contraria o porque quería demostrar que no era perjuicioso, aunque tal vez la razón no importaba y solo quería aferrarse a eso—. Preguntaba porque no conozco a mucha gente que lea este tipo de libros.

La expresión de Connor se tornó confundida. Evan lo tomó como una victoria, y luego se dio cuenta de que acababa de mentirle de nuevo. Se mordió el labio inferior y lo ignoró, frotándose el brazo enyesado con incomodidad y tragando saliva.

—Ah, bueno... pues sí, Hansen, resulta que me gustan los libros aburridos.

—Tal vez podrías recomendarme alguno —sugirió Evan, aunque era más un comentario cortés para seguir la conversación que uno que tuviera intenciones de llevar a cabo. No era como si leyera mucho, aunque alcanzó a reconocer algunos títulos en el estante de Connor, lo cual le hizo sentir conflictuado. La idea de tener algo en común con él le resultaba peligrosa, como si pensara que realmente podrían haberse vuelto amigos de haber conversado sus gustos de lectura antes... es decir, justo ahora no podían considerarse amigos, ¿verdad? ¿O cuál tendría que ser su posición cuando ambos pretendían tener un noviazgo falso? Estaba seguro al menos de que una vez terminara todo, no volverían a hablarse, o eso sería lo apropiado, ¿no? Especialmente cuando no tenían nada en común más allá de esta mentira. O eso se suponía.

Connor parpadeó varias veces. No se veía como si hubiera esperado que dijera eso.

—¿Qué te gusta leer?

—Eh, no lo sé... Las cosas normales, supongo. Libros de ficción general o fantasía, cosas así, no muy densas o históricas.

Él asintió.

—Buscaré algo para recomendarte —murmuró. Evan estuvo a punto de decir que no era necesario que hiciera un esfuerzo extra para recomendarle un libro, pero en eso fueron interrumpidos por la intromisión de Zoe; era la primera vez que Evan no era asustado con la aparición repentina de alguien más, sino que tenía vista directa hacia el umbral de la puerta y fue capaz de verlo venir de antemano.

—Ya está lista la cena —les avisó ella, y luego se detuvo al verlos a ambos tan incómodamente uno frente al otro en el cuarto—, ¿está todo bien? Ya sé que la lasaña sin gluten de mamá suena horrible, pero no es para que les quite el humor...

Connor bufó.

—¿Estás segura? —ironizó. Se volvió hacia Evan, añadiendo—: Ella siempre está cambiando de corriente, ideología o como quiera que se llame, como el pilates y eso.

Zoe se rio por lo bajo.

—El año pasado era budista —continuó explicando ella, también clavando sus ojos en Evan—, y no nos dejaba comer productos de procedencia animal. Y ahora está con el rollo de los productos de la granja o algo así.

Evan parpadeó varias veces.

—Eso es... —Trató de hallar las palabras para describirlo, mas no las halló.

—¿La evidente muestra de que el tiempo libre afecta la cabeza de las personas? —se burló Connor, poniéndose de pie y hundiendo las manos en los bolsillos de su pantalón—. Pues sí, la verdad es que sí lo es.

Zoe se encogió de hombros. Cuando estaba cerca de Connor, parecía estar un poco a la defensiva, casi con los hombros tensos y como si estuviera esperando todo el tiempo a que algo ocurriera, y sin embargo, justo ahora no se veía particularmente alterada. Evan no estaba seguro de cómo calificar eso.

Acabó acompañando a los hermanos Murphy fuera de la habitación y de regreso a la sala.

Ahí ya estaba el comedor acomodado, mientras que Cynthia estaba sirviendo los platos. También estaba Larry.

Evan no pudo evitar sentirse intimidado por la mirada que el Sr. Murphy puso en él cuando se acercó al comedor. Ya estaba acostumbrado al hombre y ya había entablado una conversación con él, no obstante, había sido en circunstancias diferentes movidas por la tristeza y la angustia. Justo ahora, al menos ya esos sentimientos no influían por completo en la escena.

Trató de mantener la calma y sonrió, inclinando educadamente la cabeza y murmurando un saludo. Por fortuna, Larry se lo devolvió y hasta le mostró una sombra de sonrisa.

La mesa era ovalada y tuvieron que poner una silla extra para Evan, lo que hacía que quedara algo desbalanceada en comparación a la proporción de sillas a la que debían estar acostumbrados.

Como era de esperarse, Evan se sentó al lado de Connor, teniendo al otro costado a Cynthia y yaciendo delante de Zoe, lo que implicó que Larry le quedó a su otro extremo. 

Evan no podía recordar la última vez que se había sentado a comer así en familia, incluso si no era su familia y aun cuando apenas podía comer cuando tenía tanta ansiedad en el cuerpo que se sentía capaz de vomitar la bilis en su estómago. Y sin embargo, se obligó a mantenerse en su sitio y comer la lasaña sin gluten de Cynthia.

—Así que.... —Fue Larry el que rompió el silencio, sin levantar la mirada del plato—. Creo que las circunstancias no nos permitieron conocerte bien, Evan, ¿por qué no nos cuentas sobre ti? Ahora que ya podemos permitirnos un descanso.

Él parpadeó varias veces y miró de reojo a Connor, quien no reaccionó y se limitó a seguir jugando con la esquina de su trozo de lasaña. Evan regresó la mirada hacia Larry, tratando de descifrar lo que el hombre pretendía obtener por respuesta.

—Bueno, no creo que pueda decir mucho sobre mí —murmuró, tragando saliva. De repente, sintió que no se conocía a sí mismo en lo absoluto, lo que era terrible ahora que debía hallar las palabras para describirse. Una idea que no había considerado le vino a la mente: ¿acaso los padres de Connor estarían supervisando si tenía potencial como su yerno? En realidad, no lo había pensado porque a sus ojos la relación no era cierta y, por tanto, no tenía sentido buscar la aprobación de los Murphy, o al menos no así. Y sin embargo... bueno, parecía que se había equivocado.

—¿Qué hay de tus padres? —volvió a inquirir Larry—, tal vez algún día podríamos conocerlos.

Evan arqueó las cejas. Definitivamente eso no era algo que había pretendido escuchar.

—B-bueno, no lo sé —tartamudeó—, no sería exactamente fácil concretar algo así porque mi mamá trabaja todo el tiempo y casi no tiene días libres...

—¿Y qué hay de tu padre? —Esta vez, Cynthia se unió a la conversación.

En esencia, Evan no se avergonzaba de su situación familiar. No le causaba pesar admitir que su padre lo había abandonado y que ahora vivía en Colorado con su nueva esposa y su nueva familia y que se había olvidado de su primer hijo como si fuera un hámster al que podía reemplazar con unos pocos días de duelo. Tampoco le avergonzaba que su mamá tuviera que trabajar bastante para cubrir los gastos de Evan y los de su escuela  de derecho.

Y sin embargo, y si no se avergonzaba... ¿por qué no era capaz de pronunciar las palabras en voz alta? Estando con los Murphy se sentía insignificante, minúsculo y como si no importara. Estando ahí rodeado de luces bonitas y de una familia que tenía todo lo que de niño siempre deseó (una casa grande, una televisión del tamaño de una pared, una simple cena juntos...) estaba tan conflictuado que no tenía idea de cómo gestionar todo eso que le cruzaba por la cabeza. Estaba intimidado y aterrado, al mismo tiempo que le daba culpa sentirse así porque sabía que su situación económica y familiar no era motivo de vergüenza. Y tampoco quería sentirse avergonzado de eso.

—Él vive lejos —se acabó decantando Evan por esa opción, parcialmente verdad sin revelar los detalles. Se encogió de hombros.

—De todos modos, no deberían emocionarse —soltó Connor de pronto, mirando a sus padres con el ceño fruncido—, su mamá no sabe de esto.

Cynthia se sobresaltó.

—¡Oh, lo siento! —dijo, viendo a Evan con ojos ansiosos—. Discúlpanos, no teníamos idea de que fuera un tema difícil.

Evan también se asustó.

—¡No, no es eso! —exclamó, y luego se ruborizó por haber alzado la voz. Pero es que no podía permitir que ellos creyeran que le aterraba hablarle a su madre sobre su orientación sexual o algo así, y mucho menos dejaría que asumieran que vivía con una madre homofóbica que podría echarlo de la casa si le revelaba la situación. Definitivamente no dejaría que pensaran eso—. No es que no pueda decirle a mi mamá... es más bien que todavía no estoy listo, creo. Pero no es que ella esté en contra o algo así.

Cynthia se veía algo dubitativa. Probablemente la excesiva insistencia de Evan en el tema la pusieron en el tren de pensamientos que él quería evitar.

—Está bien —dijo ella, esbozando una sonrisa amable—. De todos modos, siempre puedes hablar con nosotros si necesitas algo. Este es un tema algo nuevo para nosotros, pero queremos conocerlo a fondo para que ambos puedan sentirse apoyados...

—Los homosexuales no son extraterrestres, por favor —murmuró Connor sin despegar la mirada de su cena, incluso si apenas parecía haber probado bocado. Zoe era la única que se mantenía en un constante silencio, observando con recato a cada uno de los participantes en la conversación—. Y tampoco es que necesitemos que "conozcan" sobre el tema. Conque no sean imbéciles homofóbicos es más que suficiente, gracias.

—Connor —dijo Larry en tono de advertencia, arrugando la frente.

—Larry —respondió Connor con tono burlón, poniéndose de pie y soltando un profundo suspiro—. Está bien, lo entiendo, todos están sensibles con el tema. Ahora que ya no estoy en el hospital, pueden tranquilizarse. Me alivia que me apoyen y esa mierda, pero no hace falta que se porten como los padres que no son, ¿de acuerdo?

Acto seguido, procedió a abandonar el comedor.

Si Evan creyó que había estado incómodo, era porque todavía no llegaba este momento. Puso los ojos en la mesa y sintió que estaba ruborizado y sudoroso y quería hundir la cabeza en la tierra como las avestruces.

—¿De verdad estás saliendo con él? —Fue Zoe la que lo soltó, viendo a Evan por encima de la mesa y frunciendo las cejas hacia abajo.

Eso hizo que Evan alzara la cabeza y reaccionara. En lugar de responder, también se levantó, murmuró unas disculpas y fue a perseguir a Connor escaleras arriba. Se obligó a ignorar si Cynthia o Larry lo siguieron con la mirada y también hizo caso omiso de la reacción de Zoe.

Encontró a Connor en su cuarto. En realidad, no había sido difícil predecirlo.

Lo observó dándole la espalda, de pie frente a la ventana que daba hacia la calle delantera. Tenía la postura tensa y el cabello suelto sobre sus hombros, con las manos sobre los bolsillos de su sudadera.

Y luego, Connor dijo:

—Lo siento.

Eso sorprendió a Evan. Estuvo a punto de decir que no le importaba lo que había ocurrido. Y sin embargo, resultó que Connor se estaba disculpando por algo diferente:

—El punto de salir contigo es que mis padres me dejen en paz y dejen de meterse en mi vida, pero no puedo detenerme ni callarme y no tengo idea del porqué siento que debo contradecirlos en todo lo que digan, incluso cuando estoy de acuerdo con eso o si simplemente no me importa... —Meneó la cabeza y soltó un profundo suspiro, volviéndose hacia Evan y torciendo los labios en un mohín de disgusto—. Me molesta que actúen como si al apoyarme con esto significa que todo está bien entre nosotros o como si de repente fuéramos una familia funcional y esa mierda... Es molesto, y me fastidia que de verdad piensen que ese intento fue por reprimir mi orientación sexual y no porque estuviera cansado de ellos...

Evan ensanchó los ojos. Lo miró, atónito.

—Connor... —pronunció su nombre en un hilo de voz, combinando la inquietud con la vacilación. Dio un paso hacia el frente, pero luego titubeó y acabó por quedarse en su sitio, a dos metros de distancia del chico frente a él que le veía con el ceño fruncido—, entonces... ¿el accidente...?

Connor puso los ojos en blanco. La ira volvió a encenderse en su mirada.

—Despierta, Hansen —se quejó, chasqueando la lengua—, ¿de verdad pensaste que fue un accidente?

En realidad, Evan no pensó nada en lo absoluto. Era un tema que había mantenido alejado de sí mismo de forma deliberada. Ya había escuchado los peculiares comentarios de Connor y la forma en que parecía desestimar el valor de su vida, y sin embargo... ¿enterarse de que el accidente sí había sido un intento de suicidio? Una cosa era que todos lo pensaran a raíz de su carta. A decir verdad, Evan llegó a asumir que había sido un accidente y que seguramente arruinó los planes de Connor al hacer que todos creyeran que fue un intento de suicidio.

No obstante, al final resultó que estuvo en lo cierto desde un inicio.

El pensamiento fue tan amargo que se sintió atrapado y angustiado. De repente, las paredes en el cuarto estaban muy cerca de él.

—No lo sabía —murmuró. No tenía idea de qué otra cosa decir.

Connor lo miró. 

—¿Cómo ibas a saberlo? —ironizó.

Evan apretó los puños.

—Pero no entiendo —alcanzó a decir, levantando la vista para clavarla en el rostro de Connor, en las ojeras que marcaban su piel, en las uñas mordidas en sus manos, en lo pálido que se veía aunque ya no dormía en el hospital, en lo delgado que estaba y en que siempre se veía cansado—, ¿por qué no dejas que te ayuden? Pudiste haber dejado que te ayudaran cuando estabas en el hospital...

—Hansen —le interrumpió Connor. Su tono de voz se volvió algo fastidiado y se inundó de ira—, esto no es de tu incumbencia. Tenemos un trato. Limitate a hacer lo que acordamos y ya. No tienes que fingir que te preocupas por mí ni nada cercano a eso, ¿de acuerdo?

Evan también sintió que la ira le circulaba por la sangre.

—No finjo nada, Murphy —siseó—, ¿tan difícil es aceptar que alguien se preocupa por ti? No tenemos que ser amigos para que me preocupe, simplemente creo que es normal que no quiera que te mueras.

—Puedes relajarte —dijo Connor—, no es que vaya a suicidarme pronto. Relájate.

—No bromees con eso.

—¿Tú también vas a ponerte así? —Connor tensó la mandíbula. Y luego dibujó una sonrisa amarga en sus labios—. Si no te conociera, diría que tal vez sí sientes algo por mí, después de todo.

Evan se ruborizó, aunque eso no le impidió poner los ojos en blanco y cruzar los brazos sobre el pecho.

Se detuvo un momento. Tragó saliva.

—No hagas nada de lo que puedas arrepentirte —dijo con cuidado. Connor frunció los ojos.

—Como sea —suspiró, pasando por su lado al cruzar el umbral de la puerta. Evan pensó que le estaba dejando ahí y que de nuevo estaba huyendo de la escena, pero luego se volvió hacia él, añadiendo—: ¿Quieres que salgamos de aquí?

Las palabras sorprendieron a Evan.

—¿A dónde?

—A cualquier sitio donde no estén mis padres.

 

Notes:

Creo que Connor me recuerda bastante a un personaje mío lol aunque tiene sentido porque al escribir su libro me inspiré bastante de DEH 🤔

En fin, las cosas se están poniendo algo serías :0 tengo la extraña sensación de que algunas partes pueden ser confusas especialmente por la parte de "lo que Connor recuerda" y lo que "Connor creyó que recordaba cuando tenía amnesia", o al menos para mí es confuso como escritora AJAJAJA de todos modos, algunas cosas serán más claras después lo prometo.

Y espero se note que me estoy esforzando un poco con la personalidad canónica de Connor, porque he visto que en muchos fanfics la suavizan o lo vuelven demasiado blando (lo que no está mal, pero creo que podría exprimirse más lo que vimos de él en el musical) y eso cuando sabemos que Connor no era una persona fácil ajaja es posible que también esté volviendo algo rudo a Evan, pero al menos para mí tiene sentido que confronte a Connor cuando lo saca de quicio ajajaj

Y... creo que eso es todo :p envíen un psicólogo para Connor plis

Chapter 14: Di lo que piensas

Summary:

Connor y Evan tienen una conversación sincera luego de la cena fallida con los Murphy.

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Ese "cualquier sitio" resultó ser tan ambiguo que Evan no sabía a dónde estaban yendo, y sin embargo, igual se mantuvo callado cuando Connor les condujo hasta el auto de Zoe y se subió al asiento del conductor.

Evan estaba tan anonadado que no tuvo tiempo de procesar la escena y se limitó a subirse al asiento del copiloto. Mientras se colocaba el cinturón de seguridad, se volvió hacia Connor y fue incapaz de guardarse su consternación:

—¿No se supone que no puedes conducir?

La mirada que Connor le dedicó como respuesta hizo que Evan se estremeciera, haciéndole apartar la vista. A veces olvidaba que el chico junto a él había sido calificado como "de lo más temidos" en la preparatoria, lo cual era un poco injusto pero no necesariamente fuera de lugar.

—No tuve un accidente automovilístico, Hansen.

¿Así que ya era apropiado bromear al respecto? Evan miró de soslayo hacia su brazo enyesado, hundiendo los hombros y percibiendo un amargo sabor llenar su paladar. No le gustaban las bromas que Connor hacía sobre sí mismo o de su intento de suicidio, o sobre el hecho de que todavía parecía tener tales ideas en su mente.

—Sabes que no me refiero a eso —murmuró, observando cómo el auto se despegaba del borde de la acera y comenzaba a moverse para salir de la calle en forma de ranura que quedaba delante de la casa. Una vez abandonaron ese estacionamiento, Connor aumentó la velocidad y comenzó a conducir por el asfalto iluminado por los faros que evitaban que fueran totalmente envueltos por la oscuridad de la noche. Hubo algo tan tranquilizante en esa escena que, por unos momentos, Evan se permitió soltar un tembloroso suspiro y reclinarse con serenidad sobre el respaldo del asiento.

—Te llevaré a casa —dijo Connor tras unos momentos de silencio. Sus labios se torcieron en una mueca y apretó las manos sobre el volante—. Lamento haber interrumpido la cena de esa manera.

Evan volvió a sorprenderse de que esta fuera la segunda vez que escuchaba una disculpa de la boca de Connor. Había tenido la impresión de que eso no formaba parte de su vocabulario habitual, por lo que supuso que su sorpresa era esperable.

Se encogió de hombros y le restó importancia al asunto con un gesto de ademán.

—Lo único que lamento es que tal vez no esté cumpliendo mi parte del acuerdo —admitió en un murmullo apenas audible—, me refiero a que ahora tal vez tus padres se preocupan aún más por ti y supongo que tú buscabas tener el efecto contrario en ellos, o algo así.

Los labios de Connor se estiraron en una sonrisa irónica.

—Sí que eres un caso fascinante, Hansen —murmuró—. No seas idiota y no te disculpes por eso. Si no les agrado a mis propios padres, podemos figurarnos que yo soy el responsable y no tú; tampoco es que hagas milagros.

Evan frunció las cejas ante eso de "no agradarle" a sus padres, mas lo dejó pasar, mordiéndose el labio inferior con fuerza y hundiéndose en el asiento. Jugueteó con los botones de su camisa, mirando por la ventanilla.

Estaba tan concentrado en mirar hacia la nada que tardó en darse cuenta de que el auto se había quedado estático y que ahora estaban a unos metros de su casa. Evan parpadeó varias veces y se sobresaltó. Al mirar hacia Connor, lo vio mirándolo de vuelta atentamente, como si hubiera estado haciendo eso en los últimos segundos.

—Ah, gracias... —murmuró Evan, luchando por quitarse el cinturón de seguridad. De repente, el bastardo se volvió enredado y difícil de quitarse de encima. Volvió a sobresaltarse cuando Connor murmuró algo inaudible y luego se inclinó hacia él; por unos aterradores momentos, Evan pensó que estaba tratando de darle un abrazo... Y sin embargo, resultó que Connor solo estaba quitándole el cinturón.

—Eres un desastre —contestó él, apartándose y mirando a Evan con una ceja arqueada—. Me sorprende un poco que sigas con vida cuando pareces de esos chicos que se tropiezan con absolutamente todo y no tienen ni idea de cómo consiguieron el noventa por ciento de sus cicatrices.

Evan bufó, ruborizándose y rehusándose a admitir que eso era verdad. Miró hacia su derecha, buscando cualquier excusa para no mirar a Connor al rostro.

Abrió la boca en busca de una respuesta ágil y sarcástica, mas no le vino nada a la cabeza lo suficientemente rápido. Renunció a eso e hizo una mueca.

—Nos vemos, Murphy —dijo por lo bajo, colocando la mano en la manija de la puerta y tirando de ahí. Solo cuando la abrió se le ocurrió mirar por encima de su hombro y añadir—: ¿No quieres pasar un rato a mi casa? O sea, no es que... no es que tengas que hacerlo, pero es que de repente sentí que era de mala educación no ofrecértelo, aunque tampoco pienses que solo lo ofrecí por resignación...

Connor volvió a levantarle una ceja. Había un poco de diversión asomando a sus ojos.

—¿Me estás invitando a tu casa en medio de la noche, Hansen? —inquirió. Evan lo miró con el entrecejo arrugado, apartando la cara con la excusa de haberse ofendido cuando, en realidad, era difícil verlo a los ojos cuando tenía el rostro rojo como un tomate.

—Las ocho de la noche no es la medianoche, Murphy.

—¿Estás seguro? Porque cuando desaparezco a esa hora mis padres suelen decir que es medianoche. Me pregunto quién tendrá razón, dado ese caso.

Evan rodó los ojos.

—¿Eso es un "sí" o un "no", Murphy? —insistió.

—Cuidado con las veces que pronuncias mi apellido. Podría empezar a creer que te gusta decirlo. —Connor bajó del auto. Evan asumió que eso era un "sí", después de todo. También bajó de ahí, cerrando la puerta y uniéndose a Connor cuando caminaron hacia el porche de su casa.

De repente, se sintió extrañamente avergonzado ante la diferencia de hogares de los que ambos venían. Este era otro buen momento para enfatizar que Evan no sentía vergüenza por su lugar de origen. Y sin embargo, debía admitirlo: le provocaba algo de disconformidad pasar de un increíble palacio con ventiladores en el techo a su casa. A su casa que... no tenía nada de especial. Ni siquiera estaba seguro de poder ofrecerle algo a Connor, dado que no recordaba lo que tenía en el refrigerador y lo había invitado de manera repentina y sin ningún plan en mente. Comenzó a entrar en pánico conforme se acercaron a la puerta y, mientras Evan sacaba las llaves de su bolsillo y las introducía en la cerradura, comenzó a decir:

—No tenía pensado invitarte a pasar, así que te pido que ignores el desorden. Probablemente mi mamá me mataría si se entera de que te deje entrar sin haber limpiado antes, pero...

—Hansen, relájate, por favor. No voy a inspeccionar tu casa, solo quiero estar un rato fuera de la mía hasta que se me olvide que estoy enfadado con mis padres. —Connor arrugó la frente, chasqueando la lengua—. Supongo que es mejor eso que irme y ponerme impulsivo y estúpido.

Evan lo miró de reojo, abriendo la puerta y haciéndose a un lado para dejarlo pasar. Una vez que Connor cruzó el umbral, él le siguió y cerró la puerta a sus espaldas.

De acuerdo, pensó, la casa no estaba completamente mal. Siempre podía ser peor. Mientras no lo dejara pasar a su cuarto, todo debería salir bien. Tragó saliva con gesto ansioso, deteniéndose ahí en medio de la sala, mientras Connor observaba su alrededor con palpable curiosidad.

—¿Sueles hacer eso? —inquirió Evan—, lo de ser impulsivo y, hum, estúpido.

Connor se volvió hacia él, hundiendo las manos en los bolsillos de su pantalón.

—Eso fue lo que nos puso en este problema, en primer lugar.

—¿Hablas de...?

—Sí, Hansen, hablo del accidente automovilístico que no fue un accidente. —Los labios de Connor se curvaron hacia abajo y se encogió de hombros—. Bueno, eso y lo de tu carta es lo que nos llevó hasta aquí. 

Evan se ruborizó al recordarlo.

—Cierto —dijo con cautela—, mi carta.

—Tal vez debería disculparme por eso.

—¿Ah?

Connor miró hacia el suelo, luciendo algo frustrado.

—Te dije que lo recuerdo todo. Eso incluye cómo te empujé ese día, y también cómo reaccioné cuando leí tu carta. Sé que es estúpido, pero... a veces no puedo evitar creer que todo gira en torno a mí, que todos hacen cosas irritables y molestas solo para fastidiarme, y sé que es estúpido porque no soy el maldito centro del universo, mas no es algo que pueda controlar y eso es una mierda. Y cuando leí tu carta no estaba pensando demasiado y creí que la habías escrito para molestarme, porque ya sabes... ese asunto de que no estoy bien de la cabeza y que estoy loco es algo que circula bastante por la escuela, y de verdad pensé que estabas buscando hacerme enojar y actúe como actúe por eso...

Evan parpadeó varias veces. No se había preparado mentalmente para el golpe de sinceridad. Alzó las cejas y se pasó la mano por el cuello, incapaz de responder por unos momentos.

—Supongo que ya lo sabes —murmuró—, pero esa no era mi intención en lo absoluto.

Connor gruñó.

—Sí, eso lo sé ahora, por eso me estoy disculpando. Suelo darme cuenta de que actué como un idiota después de haber actuado como un idiota. También deberías saber que me sentí fatal por haberte empujado...

—Bueno, eso lo supuse.

Él le miró, confundido.

—¿Lo supusiste?

Evan tragó saliva, pensando en ese día y en lo aterrado que se había sentido al ver la ira en los ojos de Connor. Y sin embargo, también reflexionó en el terror que llenó las pupilas del propio Connor tras haberle empujado y en esa inquietud que cruzó su rostro por una fracción de segundo. Había sido demasiado real como para haberla pasado por alto.

—Cuando yo estoy nervioso, enmudezco o tartamudeo —dijo Evan por lo bajo—, quizá tú reaccionas de otra manera cuando estás nervioso. 

—¿Me estás justificando por haberte empujado ese día? ¿No se supone que debería ser al revés?

—¿Vas a justificarte por eso?

—No, porque no tiene justificación. Simplemente soy un imbécil.

Evan frunció las cejas.

—Tal vez no deberías insultarte tanto —atinó a decir—, o acabarás creyendo que es verdad.

Connor bufó.

—Pensé que tú también lo creías.

—Que a veces actúes como un idiota no te convierte en uno. Todos tenemos momentos donde somos tontos y actuamos de una mala forma que no tiene justificación, pero eso no significa que debamos condenarnos por eso para siempre.

Se hizo un silencio en la sala. Evan comenzó a arrepentirse de haber soltado ese sermón. ¿Por qué querría Connor escuchar todo eso de él? Estaba disculpándose y ahí estaba Evan dándole un no solicitado discurso de amor propio y autoaceptación. Si Connor quisiera escuchar eso, pagaría un psicólogo en lugar de haberse venido a esconder con él y usar su casa para huir de sus padres.

Se retorció los dedos con gesto ansioso, bajando la mirada y apretando los dientes. De acuerdo, pensó, por esto estaba solo todo el tiempo. No había necesidad de hacer conversaciones profundas, no tenía que volver todo un aprendizaje o algo lógico cuando sabía que la mayoría del tiempo las personas solo querían ser escuchadas en lugar de oír tal palabrerío. Inhaló y exhaló y se apresuró a agregar:

—O sea, solo es algo que pienso porque no es que yo pueda juzgarte cuando literalmente te mentí a ti y a tu familia porque no fui capaz de decirles la verdad, ¿sabes? Solo pienso que, ya sabes, no es necesario que te disculpes por algo que ya pasó, o bueno, eso no es verdad; gracias por disculparte, pero ya no deberías pensar en eso. No eres una mala persona, Connor, y si lo eres, entonces supongo que yo también lo soy y eso nos convierte en malas influencias el uno para el otro y no sé qué hacer con ese pensamiento...

Connor se echó a reír.

Evan estaba tan nervioso que su primera impresión fue que Connor estaba riéndose de él, por lo patético y vergonzoso que era. Se puso rojo y parpadeó varias veces, aún más ansioso que antes y ahora con náuseas.

—Gracias, Hansen —murmuró. Evan alzó la cabeza y lo miró a los ojos. No pudo evitar sorprenderse de nuevo y se quedó ahí, estupefacto e incrédulo—. Creo que eres el primero en decirme que no soy una mala persona. —Medio lo dijo en broma y medio lo dijo en serio. El corazón de Evan se estrujó contra su pecho y torció su boca en una mueca.

—Ya te disculpaste tres veces hoy y también me diste las gracias... ¿No será que tienes fiebre?

—¿Qué tan mala impresión tienes de mí como para pensar que no sé disculparme? —ironizó Connor, poniendo los ojos en blanco—. Aunque en realidad tienes razón, no voy a negarlo.

—Oh, ¿entonces debería considerarme especial?

—Sí que eres especial. No cualquiera le miente a un pobre chico con amnesia haciéndole pensar que están en una relación.

Evan arrugó la nariz.

—Ya veo, así que ahora podemos bromear con eso.

—Son mis traumas, así que yo elijo cuando podemos bromear con eso. —Connor hundió los hombros y se miró el reloj de muñeca—. En realidad, tal vez debería volver a casa. No quiero que a Larry se le ocurra llamar a la policía o algo así.

—¿Haría eso?

Connor se encogió de hombros.

—No lo sé, es imposible saber lo que hará.

—Entiendo, entonces... nos vemos mañana.

—Sí. —Connor dibujó una sombra de sonrisa en sus labios—. Nos vemos.

Notes:

Me atraparon, amo mucho a Connor ✋🤚

No saben cuánto sufro cuando vuelvo a ver DEH porque me asfixia la idea de que se suicidó en el canon porque no tuvo la ayuda que necesitaba :( simplemente mi corazón no lo soporta.

Aquí vemos más de la perspectiva de Connor sobre su entorno y cómo siente que todos son una amenaza incluso cuando sabe que nada gira en torno a él:(

En finnn la época de exámenes de la universidad ya empezó :p y cuando empieza significa que habrá exámenes casi todo el tiempo. Igual espero que eso no afecte el desarrollo de este fanfic porque tengo muchas ideas en mente yeiii

Pd: ya llegamos a las 30 mil palabras, me parece un logro porque mis fanfics suelen terminar ahí y este apenas va por la mitad 😝

Chapter 15: No lo dejes pasar

Summary:

Un día más de escuela, lo que se traduce en nuevas maneras de que todo empeore... o Evan y Connor se meten en una pelea.

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Ir a la escuela luego de esa agitada cena en casa de los Murphy fue surrealista.

Significó quedarse en casa aquella noche en que Connor se fue mirando al techo y tratando de replantearse todo lo que había ocurrido, desde sus densas conversaciones con él y el hecho de que el accidente automovilístico sí había sido un intento de suicidio. Se le formaba un nudo en la garganta solo con pensarlo. Cuando llegó su madre en la noche, Evan seguía despierto, pero igual fingió que ya se había quedado profundamente dormido para evitar hablar con ella.

Y ahora estaba ahí.

Tenía sueño porque apenas si había dormido cuatro o tres horas. No quería llevar la cuenta porque eso le pondría aún más somnoliento; sin embargo, tampoco quería fingir que tenía energía porque le faltaba energía para poder fingir. 

Soltó un hondo bostezo y se frotó los ojos, arrastrando los pies hacia la entrada de la escuela. Era un jueves cualquiera, lo que era malo porque porque todavía faltaban dos jornadas escolares para llegar al fin de semana, mas tenía que admitir que eso ya no le emocionaba tanto como antes ahora que estaba involucrado con Connor y esa catastrófica mentira que absorbía su tiempo y sus nervios. No saber cuándo volvería a pasar por otra cena familiar o algo cercano a eso le ponía ansioso y le revolvía el estómago.

—Al final, no se enojaron tanto conmigo. Sigo sin poder conducir, pero al menos no me castigaron.

La voz de Connor a su lado le sobresaltó en sobremanera. Había estado tan concentrado en el suelo frente a él y en el cansancio que le abrumaba que se le había olvidado que otras personas podían verlo. Se giró hacia el chico, parpadeando con fuerza y forzándose a lucir un poco más animado y no tanto como si estuviera por caer dormido contra la pared. Aferró sus manos a las correas de su mochila e imprimió una sombra de sonrisa en su semblante.

—Ah, ¿de verdad? Me alegro —dijo. Connor le miró con el ceño fruncido.

—¿Estás seguro? Te ves horrible.

—Qué amable... —Evan hundió los hombros y suspiró. Entraron al edificio y apuraron el paso para evitar la oleada de estudiantes que llegaban junto a ellos—. La verdad es que casi no dormí.

—Oh, ¿estabas preocupado por mí?

—¿Qué? No. No podía dormir. Últimamente esto me tiene muy mal, la verdad.

La expresión de Connor se volvió de extrañeza.

—¿Cómo puede ser posible que exista alguien como tú? —murmuró, meneando la cabeza en negación—. No le des tantas vueltas, por favor. No es ninguna exposición ni un examen, y no es que necesites quedarte reflexionando al respecto.

Evan se ruborizó y jugueteó ansiosamente con sus pulgares. No se le ocurrió nada ingenioso para responder y, al final, acabó despidiéndose de Connor con un murmullo cuando se dividieron para sus clases. Lo miró irse. Apartó la mirada al caer en la cuenta de que Zoe estaba observando cómo veía a Connor desde el pasillo (¿de dónde había salido ella?).

Así que prácticamente salió corriendo hacia su primera clase.

—¿Qué hacía Connor en tu casa a altas horas de la noche? —Jared tergirversó todo en cuanto Evan acabó por resumirle lo ocurrido, lo cual sospechó que debía dejar de hacer en base a las reacciones poco útiles que obtenía.

Sus mejillas se tiñeron de rojo intenso, dado que Jared lo dijo en voz muy alta y algunos de sus compañeros de clase miraron en su dirección.

—No era necesario que prácticamente lo gritaras —se quejó, hundiendo el rostro entre sus manos. Jared, en el asiento frente a él, se echó a reír.

—¿Por qué te molesta? En todo caso, estoy haciendo que tu mentira sea más creíble y deberías agradecerme.

—No, no tengo ganas de agradecerte. —Evan quitó las manos de su rostro, arrugando la frente y viendo de soslayo hacia la puerta. Su mayor miedo era que entrara el profesor, todos se quedaran callados y él soltara algo vergonzoso en voz alta y todos se rieran de lo tonto que resultaba ser a veces. Bueno, ese no era su mayor miedo, pero sí entraba en el top veinte—. Sé que me metí en esto, pero la verdad es que ya quisiera renunciar.

—Pues dile a Connor que corten la mentira a una o dos semanas. Igual no creo que le importe mucho. O mejor aún: corta con él en público, así todos lo sabrán y dará igual, ¿no?

Evan ensanchó los ojos.

—¡No puedo hacer eso! Todos piensan que... que intentó suicidarse por, ya sabes, técnicamente por mí. Si cortara con él en público, no solo Connor estaría muy enfadado sino que todos en la escuela pensarían que soy un imbécil insensible.

Jared bufó.

—¿Desde cuándo te importa lo que otros piensen?

—Desde siempre. Es por eso que me metí en esta mentira, Jared.

Su amigo titubeó.

—Tienes un punto —cedió. Abrió la boca para agregar otra cosa y, sin embargo, en ese momento entró el profesor al aula y los estudiantes se sentaron en sus sillas designadas.

Evan soltó un profundo suspiro.

No tuvo oportunidad de intercambiar diálogos muy extensos con Jared por el resto del día, lo cual era bueno porque ya no sabía qué más decirle. Además, había tenido que ocultarle la parte de que el intento de suicidio de Connor sí había sido real; de momento dejaría que su amigo pensara que no era así, dado que no estaba dispuesto a decirlo en voz alta y mucho menos tratar de deducir las implicaciones alrededor de este suceso.

Al salir de clase, le sorprendió encontrarse con que Connor ya estaba ahí esperándole.

—¿Así que esto será una cosa de todos los días? —le preguntó Evan. Incluso si era falso, no pudo evitar ponerse rojo con la idea de que alguien estuviera esperando por él al finalizar la clase para acompañarlo a la cafetería durante el receso. Daba igual si era fingido, igual se sintió cálido.

Connor se encogió de hombros.

—Si puedo hacerlo, vendré —dijo—, no es que tenga otra cosa que hacer.

Evan asintió. No pudo evitar sonreír para sí mismo. Poco le importó que fuera falso. Era lo más cercano que tenía a un amigo que no fuera solo un "amigo de familia", en palabras de Jared.

Caminaron en dirección a la cafetería y Evan se esforzó por fijar su mirada en el suelo porque no se atrevía a ver a Connor al rostro, o al menos no cuando caminaba así de cerca de él y había una considerable cantidad de estudiantes como testigos de su interacción.

De repente, chocó el hombro contra alguien. Automáticamente y como ya era costumbre, Evan murmuró una disculpa, aunque el impacto bastó para empujarle hacia atrás en dirección de Connor, que se sobresaltó por el empuje que recibió por parte de la inercia conjunta. El chico con el que había chocado le arrugó la frente.

—Ten más cuidado —le gruñó, aunque luego sus ojos parecieron escanear la escena con mayor detalle y parpadeó. Acto seguido, una irónica y burlona sonrisa subió a sus labios—, ah, pero miren, son los noviecitos de telenovela...

—¿Qué? —Connor no se lo pensó dos veces antes de apartar a Evan y colocarse frente al chico desconocido. Evan recordaba haberlo visto alguna vez en uno de los equipos de deporte, aunque en este momento no recordaba cómo se llamaba ni porqué se había decidido a detenerse para mirarlos. Le fastidió internamente la manera en que Connor le empujó para ponerse frente a él, dado que, más allá de buscar protegerlo, era evidente que lo que quería era traerles problemas—, ¿qué carajos dijiste?

El chico chasqueó la lengua con exasperación ante el tono de voz de Connor.

—No todos pensamos que dos maricas sean los nuevos superhéroes de la escuela —insistió el desconocido. Era fornido (el equipo de fútbol americano, recordó Evan, formaba parte de ese equipo) y más alto que Connor y Evan, lo cual no detuvo a Connor de fruncirle el ceño y mirarle como si fuera un perro rabioso a punto de saltarle encima—, temo informarte que algunos somos normales y no queremos ver estas escenas de mierda, ¿ajá? Así que sería mejor que nos hicieran un favor y...

El desconocido no alcanzó a formular el resto de las palabras antes de que Connor le propinara un puñetazo a la mandíbula. Fue rápido, aunque no exactamente eficiente. Evan se apartó cuando el chico se abalanzó contra Connor y lo empujó contra uno de los casilleros.

Miró a su alrededor, alarmado, pero nadie hizo nada. Nadie estaba haciendo nada. Había alrededor de diez o quince estudiantes presenciando la pelea, pero ninguno se movía y todos estaban grabando con sus celulares en mano, ¡¿por qué grababan y por qué nadie corría a buscar a los profesores?! Evan se desesperó y se apresuró a irrumpir en la pelea, incluso si era el movimiento más estúpido que alguna vez se le había ocurrido.

Para cuando volvió la mirada hacia Connor y el chico de nuevo, se encontró con que el primero tenía un hilillo de sangre bajando por su nariz y aún estaba siendo contenido por el segundo contra los casilleros. Sin embargo, no duró mucho. Connor gruñó por lo bajo y le propinó una patada en la entrepierna al chico, apartándolo con fuerza y haciendo amago de golpearle una segunda vez.

En eso intervino Evan.

—¡Connor! —le llamó, poniéndose en medio suyo y del chico y sintiendo que estaba por vomitar de los nervios. Connor le dedicó esa mirada de que estaba a punto de empujarle también sin importar las consecuencias; mas antes de que pudiera hacerlo, ambos fueron sorprendidos por un par de pasos ruidosos que llegaron a la escena.

—¡¿Qué está pasando?! —La intromisión de una de las profesoras pareció casi planeada, abriéndose paso entre la multitud de estudiantes que había comenzado a incrementar con el paso de los segundos. Las rodillas de Evan flaquearon y miró a Connor con pánico, abriendo sus ojos a más no poder y titubeando. Al mismo tiempo, Connor se pasó el antebrazo por la nariz para limpiarse la sangre, luciendo enfadado y como si aún no hubiera terminado de descargar su ira—, ¡ustedes tres dejen de pelearse y vayan a la oficina del director ahora! ¡Están castigados!

El chico desconocido fue el primero en comenzar a alegar:

—¡Él me golpeó primero!

—¡¿Quieres que lo haga otra vez, imbécil de mierda?! —espetó Connor. Su tono de voz casi rozaba la histeria. Evan tuvo que tomarle el brazo para evitar que se abalanzara contra el chico, aunque Connor se soltó de su agarre casi como si quemara.

—¡No me importa quién lo empezó! —exclamó la profesora—, ¡los quiero a los tres moviéndose ya!

Evan nunca había sido enviado a la oficina del director, al menos no con motivos de castigo. En realidad, nunca había sido enviado a detención una sola vez en su vida. No le gustaban los problemas y siempre se cercioraba de mantenerse al margen. La sola idea de estar ahí con la posibilidad de que llamaran a su madre y ella se enterara de todo fue tan abrumadora que no logró controlar su nerviosismo cuando se dirigieron a la oficina del director, estaba ansioso y quería llorar, lo que no era bueno porque llorar en esa situación solo demostraría lo patético que era. Apretó los dientes y tragó saliva con fuerza, intentando mantener la compostura.

La profesora los escoltó hasta la oficina del director y les ordenó esperar afuera, mientras le informaba de lo ocurrido en el interior.

—¿Podrías tranquilizarte, Hansen? Me pones nervioso —siseó Connor, enfadado. Evan se sobresaltó.

—¡¿Cómo se supone que me calme si nos has metido en problemas?! —se quejó, obligándose a hablar con tono bajo para evitar que el chico idiota los escuchara—, ¡yo ni siquiera me estaba peleando!

—¡Deja de actuar como si fuera el fin del mundo! ¡No tienes que hacer de todo un maldito drama!

Evan parpadeó varias veces. Apartó la mirada y apretó los puños.

—¿Yo soy el exagerado? —musitó, clavando las uñas en las palmas de sus manos por la fuerza que ejercía. De pronto, comenzó a sentir dolor y comezón en su yeso, como si aquel horripilante estrés tuviera relación directa con su lesión—, no soy yo el que se metió en una pelea porque no pudo dejar pasar un simple comentario, ¿acaso te hace daño callarte y evitar explotar o es que necesitas hacerlo porque eres un idiota?

—Que tú seas un pusilánime que deja que todos le pasen encima no es mi problema. 

—¡¿Pusilánime?! ¡No me gusta meterme en problemas, Murphy! ¡Eso es distinto! Y a diferencia de ti, puedo vivir sin estar peleando con alguien el noventa por ciento del tiempo.

Connor le miró con tanta ira que Evan pensó que iba a golpearle también. No es que le tuviera miedo, pero tampoco era tan tonto como para no creer que Connor cruzaba los límites una y otra vez al punto de no entender cómo funcionaban. No pudo evitarlo: dio un paso hacia atrás, un poco tambaleante.

Eso provocó que la mirada de Connor se oscureciera aún más.

—¿Qué pasa, Hansen? —espetó—, ¿también piensas que voy a pegarte?

Evan frunció las cejas.

—No lo sé, ¿lo harías? —soltó, medio irónico y medio en serio. Lo sostuvo la mirada. Los ojos oscuros de Connor contra los tonos claros de Evan, ambos viéndose con tanta intensidad que Evan no sabía si era malo o bueno. Al final, no soportó la tensión y fue quien apartó la vista.

—No seas imbécil —murmuró Connor con palpable exasperación—, a diferencia de los rumores que corren, no me la paso golpeando personas. —Hizo una pausa. Sus ojos se clavaron en el jugador de fútbol americano, que se había apartado y estaba enviando mensajes en su celular a tres metros de distancia de ambos. Se veía enfadado y evidentemente adolorido por la fugaz pelea—. Y no voy a disculparme por cómo reaccioné. Ese bastardo lo merecía.

Evan siguió la línea de su mirada e hizo una mueca.

—No quiero que mi mamá se entere de esto —gimoteó, hundiendo el rostro entre sus manos.

—Me aseguraré de que no te veas involucrado. Ya te lo dije, Hansen, deja de sobreactuar, todo tiene solución. —A pesar de que Connor seguía hablando con enfado, sus palabras eran amables, o al menos el intento de serlo.

Arrugó la frente. No tuvo oportunidad de reaccionar antes de que la profesora emergiera de la oficina del director y les hiciera señas para que ellos entraran. Ella tenía la nariz arrugada y les veía casi con disgusto, como si fueran una mancha de la que era imprescindible deshacerse.

El chico que jugaba fútbol americano fue el primero en entrar, luciendo con claras intenciones de jugar el papel de víctima. Connor solo bostezó y fue detrás de él, mostrándose indiferente. Evan, por otro lado, era un absoluto manojo de nervios.

La puerta de la oficina se cerró a sus espaldas y Evan imploró que no salieran suspendidos de la escuela por la pelea.

Notes:

Me estaba costando decidir el rumbo del fanfic una vez pasado lo de la amnesia de Connor, ¡pero ya lo tengo! Y me emociona porque este es el primer paso hacia lo que tengo en mente ajajaja si tienes teorías de cómo continuará esto, siéntete libre de expresarlas... ¿Un pequeño spoiler? Se acercará más al canon de lo que pensaba :p (no, Connor no se va a morir).

En fin, me preocupa lo natural que me salen las discusiones entre Connor y Evan, y más porque pelean tanto como se arreglan 🙏

También me incomodó escribir sobre el estudiante homofóbico y temo informar que probablemente se volverá un tema algo recurrente😣 lo cual supongo que es otro spoiler.

Nos vemos la próxima semana :p

Chapter 16: Tras la batalla

Summary:

Después de la pelea, Alana y Zoe se involucran en la situación, cada una a su manera.

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Evan estaba esperando afuera de la oficina del director.

Apenas si podía retener en su memoria lo que había ocurrido en los últimos veinte minutos. La pelea, por ejemplo, ya se estaba tornando un evento confuso y distante que apenas si tenía sentido si se ponía a tratar de reproducirlo de vuelta en su cabeza. Luego estaba esa extraña discusión con Connor que le había alterado y luego le había proporcionado una peculiar sensación de calma (el efecto que tenían las conversaciones con Connor en él siempre era impredecible), y ahora estaba lo que había ocurrido después: Connor diciéndole al director que Evan había sido traído hasta ahí por error y que ni siquiera había estado en la pelea.

Aun cuando él ya había insistido en que se encargaría de eso, Evan se sorprendió de todos modos. Le sorprendió aún más que el director le restara importancia y le dejara ir de verdad.

Y ahora estaba esperando a que Connor y el jugador de fútbol americano (había averiguado que su nombre era Peter) salieran. Se sentía culpable de que Connor hubiera colaborado para que le dejaran ir y, al mismo tiempo, estaba aliviado de que funcionara porque se habría puesto a llorar si el director hubiese decidido llamar a su madre. Odiaría tener que explicarle en esas circunstancias todas las cosas que habían pasado en los últimos días.

Se frotó los párpados y suspiró, hundiendo los hombros. El pasillo estaba vacío y, dado que ya había terminado el receso, se estaba muriendo de hambre. Pero se rehusaba a volver a clases antes de averiguar cuál era el veredicto que tenía el director en mente para Connor y Peter. ¿Llamaría a sus padres? ¿Les suspendería? Por un momento, el peor escenario pasó por su mente. Connor no era exactamente un alumno ejemplar; no tenía idea de cuántas sanciones tendría ya, ¿y si esta era la gota que colmaba el vaso y lo expulsaban? Se lo imaginó y su rostro se puso pálido, lo que no ayudó a disminuir las náuseas y el nudo en su garganta.

El problema es que pasó tanto tiempo (o así se sintió) que Evan comenzó a desesperarse y preocuparse de que tal vez sí tuviera que estar en clases en lugar de estar esperando ahí. Le aterró que saliera el director y le riñera por haber perdido tiempo. Se puso en pie e hizo amago de irse con eso en mente, y sin embargo, se detuvo cuando oyó que la puerta se abría. 

Peter y Connor salieron del interior de la oficina. Mientras que Peter siguió de largo sin siquiera dirigirles una mirada, Connor se volvió hacia Evan, aunque sus ojos se encontraron por apenas cinco segundos antes de que los apartara.

—¿Qué pasó? —Evan se colocó junto a Connor cuando él empezó a caminar por el pasillo—. ¿Qué fue lo que les dijo? ¿Cuál es el castigo? ¿Es muy grave? Ay, no me digas que pasó algo muy malo. No puedo evitar pensar que esto es mi culpa y que...

—¿De qué manera esto sería tu culpa? —Connor frenó el paso de golpe, volviéndose hacia Evan con el ceño fruncido y los puños apretados.

—B-bueno, ya sabes, es por mí que estamos fingiendo esto, ¿no? Y pues...

—No sé si lo hayas olvidado, Hansen, pero yo no estoy fingiendo ser gay.

Esto sacudió a Evan y le cayó en el rostro como un balde de agua fría. No lo había pensado de esa manera. Por supuesto que Connor se habría enfadado con el imbécil de Peter por haber soltado esos comentarios si directamente le estaba insultando a él. No era la misma situación que con Evan, dado que él sí estaba fingiendo; dado que, en realidad, no estaba genuinamente comprometido con la causa. Se sintió azorado y con el rostro rojo como un tomate por no haberse recordado a sí mismo ese detalle de que Connor era abiertamente gay.

—Cierto —fue lo único que se le ocurrió decir, retorciendo los botones de su camisa y tragando saliva trabajosamente—. Lo había olvidado. Tienes razón. Lo siento...

—¿Ahora por qué te disculpas? —Connor rodó los ojos—. No quiero hablar de esto ahora, ¿de acuerdo? Ya tengo suficientes problemas con la escuela y debería ir a clases si no quiero que busquen otra excusa para querer empeorar el castigo y llamar a mis padres.

Así sin añadir otra cosa, Connor apresuró el paso y desapareció de su vista. Evan lo siguió con la mirada unos momentos y decidió continuar con su propia rutina escolar mientras pudiera.

En realidad, no tenía nada de energía para prestar atención a las clases, por lo que se pasó las últimas dos horas mirando en blanco una página al azar de su libro de matemáticas mientras seguía reflexionando en lo que había pasado. Dado que la clase que compartía con Connor era después del almuerzo y era esa la que ambos se habían saltado por estar en la oficina del director, no tuvo oportunidad de verlo.

Por supuesto, tampoco se dio cuenta de que prácticamente todos a su alrededor estaban viéndolo de reojo y murmurando cosas hasta que sonó el timbre que anunciaba la salida. Solo así Evan alzó la cabeza y observó que sus compañeros de clase le estaban viendo y cotilleando líneas entre sí.

Ah, comprendió, debían estar hablando de la pelea. Era lógico que algo así se extendiera con tal rapidez.

Salió corriendo de esa última clase en cuanto tuvo oportunidad, y le decepcionó un poco darse cuenta de que Connor no estaba ahí esperándolo. Trató de ver el lado positivo: al menos esas dos horas no las compartió con Jared y, por tanto, no hubo necesidad de hablar de lo ocurrido con él, ya que no se sentía listo para soltar todo lo que pasaba por su cabeza en voz alta.

Y, naturalmente, tampoco estaba preparado para hablarlo con la Alana que le interceptó al salir.

—¡Evan! Cielos, ¿estás bien? Me enteré de la pelea. —Ella se puso muy cerca de él, inspeccionando con sus ojos su cara y tratando de hallar cualquier indicio de que estuviera herido—. Corrió el rumor de que... de que dijeron cosas feas de ti y de Connor, ¿eso es cierto? No es que debas contarme y perdóname si me pongo muy intrusiva o insistente, pero tienes que saber que no me atreveré a dudar de tu palabra y que este es un espacio seguro, de verdad. Si ese fue el caso, entonces déjame ayudarte a tomar medidas si es que la escuela no lo hizo como debía. Esta institución debe estar libre de discriminación y cualquier acto que incite al odio hacia una comunidad o minoría...

—No pasó nada —le interrumpió Evan, repentinamente incómodo. Tragó saliva e hizo una pausa. Alana le dedicó una mirada curiosa y fue suficiente para que Evan añadiera—: Bueno, sí fue algo. Peter, el chico con el que se peleó Connor, dijo cosas algo despectivas y no estuvo bien... 

Los ojos de Alana se abrieron de par en par.

—¿Qué dijo? No, espera, qué tonta soy. No es necesario que repitas lo que dijo. 

Evan pensó en añadir algo como "pero no importa, debió haber tenido una sanción similar a la de Connor" y luego dejar que el tema muriera ahí.

Y sin embargo, no pudo evitar percibir esa espina de incomodidad en su cuerpo. Pensó en Connor y en su agrio sarcasmo que solo era una máscara para ocultar cómo se sentía. Pensó en Connor reaccionando de forma automática a las palabras de Peter, ¿sería quizá que no era la primera vez que oía algo así? ¿Era posible que estuviera acostumbrado y hastiado y mortificado de pasar por lo mismo una y otra vez? En realidad, no sabía sobre la historia de Connor y tampoco tenía idea de si la escuela sabía que era gay antes de que surgiera el tema de la carta. Al menos su familia ya lo sabía, en base a lo que recordaba haber oído a Larry mencionar.

Aunque, pensándolo bien, ¿todo esto significaba que Evan había forzado a Connor a salir del armario incluso sin siquiera saberlo? Por supuesto que era fácil para Evan, ¡¿qué iba a saber él de sufrir acoso por ser homosexual si no se identificaba a sí mismo de tal manera?! ¿Cómo se atrevía a restarle importancia cuando no era su lucha? Tal vez para él solo era algo pasajero y que olvidaría cuando rompiera con su novio falso, pero esta era la vida de Connor y aquí estaba Evan pensando "no es importante", lo cual le volvía parte del problema que hería a gente como Connor.

Se frotó el brazo, incómodo, y bajó la cabeza. 

—No voy a repetir lo que dijo —murmuró—, pero fue bastante discriminatorio y cruel. Alana... me preocupa Connor. Quiero decir, sabes que la noticia de que los dos estábamos juntos se difundió antes de que nos diéramos cuenta, y no lo sé, creo que nunca le vi mucho problema desde mi parte, pero no lo he hablado con Connor. Creo que tal vez no se siente bien con lo que pasó. —Miró hacia el suelo. De repente se imaginó a Connor recriminándole por contarle todo eso a Alana y trató de rectificarse—: O sea, no es que esté deprimido ni nada de eso. Él está bien, o eso creo. Me refiero a que quizá esto le haya afectado y tiene sentido porque es una situación muy fea y...

—Lo entiendo, Evan —le interrumpió Alana, dedicándole una expresión amable—, ¿te cuento algo? Yo también pertenezco a la comunidad queer. Soy asexual. Probablemente también arromántica, aunque sigo en proceso de averiguarlo.

Evan parpadeó varias veces.

—Oh, no lo sabía.

Ella sonrió.

—Hay algo que siempre he querido hacer —confesó—, liderar un proyecto o un movimiento grande, que realmente haga un cambio. Que de verdad ayude a la gente. Vivo rodeada de pequeños proyectos y cosas en las que ocuparme porque me gusta sentirme útil, pero... sé que no es suficiente. Quiero hacer algo que aporte y ayude a alguien que pueda sentirse como Connor, tú o yo nos hemos sentido.

—Oh... —Evan no estaba seguro de qué hacer con esa información, así que solo le dedicó una sonrisa algo incómoda—, ya veo.

—Entonces, ¿qué opinas?

—¿Ah?

—¡Hagamos un movimiento en la escuela sobre esto! No podemos permitir que un entorno como este se vuelva hostil y cruel en contra de las personas que solo quieren ser ellas mismas. Mira, lo tengo en mente: un sitio web dedicado a hablar de estos temas. Podemos subir enlaces de apoyo, grabar vídeos, hacer discursos. Hay muchos clubes que con gusto nos ayudarían, y tengo entendido que tu amigo Jared es inteligente para la programación, ¿verdad? ¡También podría ayudarnos! Y Connor y tú podrían hablar desde su experiencia, ¡siempre es esperanzador escuchar a otros chicos que han pasado por lo mismo que tú y han hallado conexiones profundas en otras personas similares! ¿Qué piensas, Evan? ¿Verdad que suena como un sueño hecho realidad?

Por unos momentos, Evan se quedó mudo.

Cuando accedió a contarle a Alana lo que había sucedido, no se esperó que ella fuera a soltarle esas ideas revolucionarias. Y sin embargo, escucharla provocó un clic en su cerebro, algo que se movió en su interior y le hizo mirar hacia abajo y pensar que tal vez... tal vez Alana tenía un buen argumento.

—Sí —soltó de forma impulsiva, sin darse tiempo a imaginar las maneras en que Connor lo mataría por esto—, hagamos eso.

Tal vez así expiaría el mal que estaba haciendo por fingir ser algo que no era. Le pareció un poco retorcido involucrar su relación con Connor y, al mismo tiempo, el discurso de Alana sonó tan bien que su cerebro no halló ninguna contradicción. Solo era capaz de repetir en bucle las palabras de Peter, así como pensar en todas las personas como él que debían existir allá afuera, incluso dentro de estos mismos pasillos, tal vez alentados por el mismo Peter. Se estremeció ante la idea. No podían permitir eso. Incluso si estaba siendo motivado desde el engaño y la falsedad, Evan supuso que esto estaba bien encaminado. Podría ayudar a gente de verdad, motivar a las personas con algo que quizá no era cierto pero eso no lo volvía necesariamente irreal.

—¿De verdad? —Alana estaba en shock. Claramente le sorprendía que Evan hubiera aceptado la propuesta que seguramente se le acababa de ocurrir en el momento—. O sea, ¿hablas en serio? ¿Sí te gusta la idea?

Evan sonrió.

—Es buena. Le diré a Jared que nos ayude. Y estoy seguro de que con tu ayuda podemos tener mucho alcance. Pero en esencia, sí, me parece una buena idea. Tendría que hablarlo con Connor, pero...

—¡Ay, qué emoción! Dame la tarde de hoy y mañana llegaré con una propuesta formal. Díselo a Jared y mañana también veremos cómo organizaremos el comité del proyecto, ¿te parece? También háblalo con Connor, aunque si crees que deberíamos decírselo cuando sea más concreto, queda en ti y lo dejo a tu criterio... 

Alana comenzó a alejarse, hablando más y dando saltos en el suelo y luego comenzando a correr, quizá demasiado emocionada por llegar a casa y comenzar a planear todo como para poder contenerse. Evan la miró irse y no pudo evitar sonreír.

—Evan.

Él miró a sus espaldas, encontrándose a Zoe ahí. 

Ella tenía las manos hundidas en los bolsillos de sus jeans, la mochila colgada de lado y sus labios torcidos en una mueca. Le veía con una expresión preocupada y se colocó a su lado. A estas alturas los pasillos casi se habían despejado por completo y ya quedaba muy poca gente, por lo que el ambiente se había vuelto menos tenso y, al menos por ahora, también un poco privado para conversar.

—¿Qué pasó en el almuerzo? —Zoe eligió ir al grano. Su expresión mostraba una mezcla de emociones: confusión, inquietud, miedo, duda, incluso algo de resentimiento—. No me digas que Connor volvió a meterse en problemas. Le dije que se mantuviera tranquilo, pero...

—No fue él.

Zoe parpadeó.

—O sea —aclaró Evan, sonrojándose—, sí fue él, mas tenía razones justificadas. De verdad. No sé qué rumores han llegado...

—Ese es el problema: no me ha llegado ninguno. Todos hablan de esa pelea pero nadie dice por qué pasó. Bueno. —Frunció el ceño—. Me dijeron que Connor fue el que pegó primero.

—Eso es cierto.

—¿Y estaba justificado?

—Totalmente. —Hizo una pausa—. No sé si tal vez sea mejor que Connor te lo cuente.

—¿Bromeas? Connor pasó de largo y se fue sin mí. Ni siquiera es que se haya ido en el auto, sino que debió tomar un taxi o irse a pie; no tengo idea. Pero ya no está en la escuela.

Evan se sorprendió.

—¿Ya ha hecho eso antes?

—Sí, pero era cuando tenía su propio auto, entonces podía irse a donde quisiera. Ahora tiene opciones limitadas, entonces mi esperanza es que me llame para pedirme que lo recoja. Ni siquiera sabe usar bien Google Maps, entonces dudo que llegue lejos. Así que, Evan, por favor, ¿podrías contarme?

Él titubeó.

—Peter, el chico con el que se peleó, resultó ser más... homofóbico de lo que cualquiera pensaría —eligió revelar con cautela.

Los ojos de Zoe se abrieron de par en par.

—Oh, mierda.

—Sí.

—No, hablo en serio... esto es horrible. —Zoe miró hacia abajo y se mordió el labio inferior. Cuando volvió a levantar la mirada, clavó sus ojos en los de Evan, añadiendo lentamente—: ¿Puedo confesarte algo estúpido que hice?

Evan supuso que no podía ser más estúpido que cualquier cosa que él hubiera hecho.

—¿Qué pasó?

—Yo fui la que filtró la información.

Hizo una pausa.

—¿Qué?

—No fue a propósito —se apresuró a aclarar Zoe casi con un timbre de voz nervioso y desesperado—, esa noche que tú llegaste estaba enojada y confundida porque nada tenía sentido y porque... ¿por qué rayos Connor te ocultó? ¿Sabes? Estaba herida. Connor me hace sentir así todo el tiempo sin saber si estoy enojada o preocupada o si simplemente quiero mandarlo al carajo. El punto es que le conté a una amiga de la situación porque me estaba... ¿quejando de ti? De que no te veías como el tipo de Connor en lo absoluto. El punto es que debí saber que esa amiga no sabe cuándo callarse y...

—¡¿Ella lo difundió?!

—¡Sí, lo siento mucho, Evan! No sabes lo horrible que me sentí cuando empecé a ver todas esas publicaciones de ustedes. Le pedí a mi amiga que borrara el tweet que ella hizo, pero el daño ya estaba hecho, ¡de verdad lo siento! ¿Podrías perdonarme? No era mi intención obligarlos a salir del armario cuando ni siquiera estaban listos, y ahora están pasando cosas horribles como lo de Peter y me siento muy mal.

Evan se quedó callado por unos momentos, eligiendo sabiamente sus siguientes palabras.

—No puedo hablar por Connor —dijo, lo cual ya le había quedado muy claro por el día de hoy. Volvió a ruborizarse y fijó la mirada en la punta de sus tenis, un poco tenso—, pero no eres responsable por lo de Peter. Supongo que difundirlo no fue la mejor decisión, pero... todos cometemos errores, Zoe.

Si supiera de los suyos, ¿ella le perdonaría? Al menos, ya no era el único involucrado. Tal vez no le odiaría, mas sí pensaría que estaba roto y mal y definitivamente no cuerdo. Apretó los puños y suspiró.

Al mirar a Zoe de nuevo, agregó:

—Está bien, Zoe. Estamos bien.

Ella parecía a punto de llorar.

—Eres un buen chico, Evan —murmuró, frotándose la comisura del ojo izquierdo—. ¿Crees que Connor me perdone?

—La única manera de saberlo es preguntárselo.

—Sí, lo sé, es que... Evan, con todo el respeto y amor que le tengo a mi hermano, pero ¿a veces no te hartas de él? ¡O sea...! Sé que suena cruel y horrible, mas debes entender a lo que me refiero. Amo a Connor, de verdad que sí. Lo amo, pero a veces él es demasiado y me dice cosas malas y quiero perdonarlo y seguir como si nada, pero no puedo, Evan. No es tan fácil. Y él actúa como un idiota sarcástico insufrible y hace que sea imposible ayudarlo y... —Se detuvo de golpe, inhalando con fuerza y meneando la cabeza—. Ay, cielos, qué forma más terrible de dar una disculpa. No debería estar insultando a tu novio.

—Quiero decir, bueno... —murmuró Evan, inquieto—, no creo que sea prudente responder eso, Zoe.

—Claro, lo entiendo. Perdóname por ponerte en esa situación.

—No pasa nada. De todos modos, deberías intentar hablar con Connor. Yo también hablaré con él.

Sintió que esa era una frase al aire, una que no significaba nada porque para Connor él no era nadie para aconsejarle o motivarle de nada. Sería estúpido sugerir lo contrario como si de verdad estuvieran saliendo.

Y sin embargo, Zoe asintió como si lo creyera. Después de todo, el truco estaba en que así lo hiciera.

Notes:

Un capítulo un poquito más largo de lo usual yei

Tengo un puente de cinco días, lo cual se traduce en que tal vez publique uno o dos capítulos la próxima semana (tampoco se emocionen mucho porque también estoy colmada de exámenes).

En fin, debo admitir que a medida que Evan tenía estas epifanías yo también las tuve, ¿me estás diciendo que no me di cuenta de que el truquito de Evan resultó siendo más personal para Connor de lo que parecía? Jajaja amo profundizar en las implicaciones emocionales entre más avanza esto...

Bueno, ya debieron ver a dónde va el rumbo del fanfic :o se viene el proyecto Connor, familia 🙏 y si teorizaste que Zoe había filtrado la información, entonces te ganaste una estrellita dorada ⭐

Chapter 17: ... solo que la batalla no terminó

Summary:

Evan reflexiona sobre la oferta de Alana. A la vez, Connor aparece de forma inesperada en su casa.

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Digamos que quisiera que diseñaras una página web...

 

Serían quinientos dólares :)

 

Uh, puedo darte veinte

 

...

Lo tomo

con la condición de que me cuentes qué pasó en el almuerzo y por qué Connor tiene un ojo morado

 

Es una larga historia 

EVAN

no puedes decirme eso :(

¿Quieres que explote?

 

ES QUE NO ES FÁCIL DE CONTAR

Jared, por favor

Ni siquiera me creo en lo que acabo de involucrarme

 

Mierda

¿Ahora qué hiciste?

 

Hum...

EVAN

 

NO ES TAN MALO, LO JURO

Solo... le prometí a Alana que haríamos un programa estudiantil para apoyar a la comunidad lgtpq (?
Ya sabes... hacer una página web, hacer videos, discursos, campañas, no lo sé 

No tengo idea de qué se hace en realidad 

 

wow

Pensé que no te gustaban los discursos y que huías exactamente de esa clase de programas (⁠・⁠o⁠・)

 

pero

no lo sé 

sentí que debía hacerlo 

Peter se peleó con Connor porque Peter dijo algo homofóbico y Connor reaccionó 

Me sentí mal y eso

 

Sigo sin entender cómo funciona tu cerebro

Especialmente por la parte de pensar algo y terminar haciendo otra cosa completamente diferente

 

¿Puedo contar contigo para la página web...?

 

Solo si mañana me cuentas con detalle lo qué pasó en la pelea (⁠•⁠‿⁠•⁠)

Claro

 

Siempre es un placer hacer negocios contigo, Hansen.

 

Evan soltó un hondo suspiro, dejando su celular a un lado y frotándose el entrecejo. Así que ahora no solo debía lidiar con la estresante situación de fingir ser algo que no era, sino que, además, debía extrapolar esos sentimientos ante un público y volverse una especie de... ¿autoridad? ¿"Influencer"? Los términos que usaban sus compañeros de clase hoy en día eran difíciles de seguir y le resultaban confusos. Meneó la cabeza y miró hacia el techo. Solo a él se le ocurría dificultar su existencia.

Se sobresaltó cuando de repente la pantalla de su celular se iluminó, mostrando una llamada. Evan leyó el remitente y atendió casi de inmediato.

—¿Connor? —inquirió. No le gustaban las llamadas, pero al menos esta era la segunda vez que Connor le hablaba por teléfono; tener esa simple experiencia era mejor a no tener ninguna. Hundió los hombros y se mordió la punta del pulgar cuando no recibió respuesta inmediata.

—¿Estás ocupado?

—¿Uh?

—Estoy afuera de tu casa justo ahora.

Evan se puso tan rápido de pie que acabó mareándose. Sostuvo su peso contra la pared y abrió sus ojos de hito en hito.

—¡¿Estás afuera de mi casa?!

—Digamos que he estado dando vueltas por ahí las últimas dos horas y media desde que acabó la escuela y terminé aquí de alguna forma.

—¿Qué rayos, Murphy? —se quejó Evan, poniendo el celular en altavoz para colocarse los zapatos—. Dame cinco minutos.

Antes de que Connor respondiera, Evan colgó la llamada y salió disparado hacia el exterior del cuarto. Ni siquiera tuvo tiempo de sentirse ansioso o inquieto por el hecho de que Connor estuviera afuera de su casa; se preocupó tanto por estar presentable allá afuera que no se permitió sobrepensar demasiado.

Al abrir la puerta, se encontró con que, efectivamente, Connor estaba ahí, de pie a varios metros de distancia de la entrada principal. 

Evan cerró la puerta a sus espaldas y se apresuró a dirigirse hacia el chico, mirando sus manos hundidas en su sudadera, lo fruncida que estaba su frente, la torcedura en sus labios y la manera en que se veía fastidiado por cada pequeña cosa que le rodeaba.

—¿Qué haces aquí? —fue lo primero que salió de los labios de Evan cuando se encontraron. Eran las cinco y media PM, por lo que no era muy tarde pero tampoco precisamente temprano; Evan apenas había acabado sus pendientes y por eso se había permitido procrastinar, entonces le causaba conflicto que Connor aún no hubiera regresado a casa. Todavía llevaba su mochila de la escuela, y eso le hacía lucir aún más surrealista.

Él le levantó las cejas.

—Está bien —soltó, ofuscado—, supongo que si no soy bienvenido...

—¡No lo decía por eso! —Evan prácticamente le chilló encima. Se ruborizó y carraspeó con la garganta, rehuyendo la vista hacia el suelo—. Perdón. No pretendía ser grosero. Es solo curiosidad. Pensé que ya estabas en tu casa.

—Necesitaba un tiempo a solas.

—Ah, entiendo...

La mueca de Connor se profundizó.

—No me gusta volver a casa cuando tengo muchas cosas en la cabeza —aclaró, balanceando ligeramente el cuerpo a los costados con cierta incomodidad, inseguro de cómo pararse estando junto a Evan—, si lo hago, Larry siempre se las ingenia para hacerme enfadar aún más y eso nunca acaba bien, o me termino drogando más de la cuenta y me meto un mal viaje que me hace sentir como si fuera a morirme, y eso tampoco es bueno... Entonces... —Se encogió de hombros—. Pensé que tal vez sería bueno venir luego de haberme calmado.

—Está bien —dijo Evan de forma automática. Luego comprendió que debía añadir otra cosa, así que dijo—: ¿Quieres pasar? Podemos pedir algo si quieres, o sea, no es que tenga muchas cosas interesantes, pero podemos ver una película o jugar algo...

Extrañamente, Connor asintió con la cabeza.

Evan se sentía raro.

Antes de conocer a Connor, se imaginó que sería una persona increíblemente cerrada y aislada a la que era imposible sacarle un ápice de información; y sin embargo, la realidad era muy distinta. Bastaba pensar en el Connor que conoció en la sala de computación, que había tomado la iniciativa de bromear con él y firmarle su yeso para saber que eso no era verdad. Se preguntó si tal vez se había dejado guiar en sobremanera por los estereotipos y los rumores que supuestamente Evan rehuía... quizá no era tan diferente al resto como pensaba. Además, debía admitir que se sentía bien que Connor estuviera ahí y le contara sobre su vida; en parte, se sentía como un logro, como si estuviera haciendo un bien notable en el mundo y, además, también le agradaba ver esa expresión en el chico, que pasaba de ser hastiada a lucir un poco menos conflictuada, un poco más optimista.

—Siento venir de improvisto —le murmuró Connor cuando ya estuvo dentro de la casa, observando su entorno como si no lo hubiera hecho antes ayer (¡¿eso apenas había ocurrido ayer?! Parecía que sucedieron siglos desde entonces). Luego frunció el ceño y se volvió hacia Evan—. Entonces, ¿sueles estar solo casi todo el tiempo?

—Bueno sí —respondió, rascándose el cuello—, mi mamá trabaja y también está cursando una carrera en derecho o algo así.

—Oh. —Connor asintió en compresión—. Te envidio entonces.

—¿Me envidias?

—A mí me gusta estar solo.

Evan se rio por lo bajo.

—A mí también —dijo—, aunque a veces te vuelve un poco loco si estás solo muy seguido.

—La pregunta aquí es: ¿quién no está loco? Preocúpate más de los que digan ser cuerdos.

La sonrisa de Evan se ensanchó. 

Pusieron una película, de esas que tenía en los DVDs aunque no soliera usar la videocasetera con frecuencia; y Evan preparó palomitas en el microondas, agradeciendo haber encontrado un paquete que seguramente su mamá había dejado por ahí en la despensa. Evan apenas si puso atención a lo que estaba registrando la pantalla, dado que ya había visto Los Goonies demasiadas veces cuando era niño y, a estas alturas, conocía los diálogos de memoria. En cambio, puso atención a la expresión de Connor, aunque se aseguró de mirarle de reojo porque sabía que sería raro verle demasiado. ¿De verdad estaba haciendo lo correcto al aceptar apoyar a Alana en sus planes? Sabía que ella nunca hacía las cosas a medias y que, si aceptaba, era porque iba a inmiscuirse en esto de lleno.

Puso atención a las reacciones de Connor ante la película, quien parecía tomarse en serio la trama y hacía muecas cuando ocurría algo desafortunado para los protagonistas. Evan no pudo evitar reírse por lo bajo.

—¿No habías visto la película antes? —se atrevió a preguntarle.

Connor le frunció el ceño, aunque unos segundos después pareció replantearse mejor su pregunta y relajó la expresión.

—Vi como la mitad de la película hace muchos años —dijo—, creo que eran el tipo de películas que le gustaban a Zoe.

Evan pensó en ella diciéndole cómo había filtrado la información sobre su relación. Pensó en Zoe sintiéndose culpable y mortificada consigo misma, y luego se preguntó cómo reaccionaría Connor ante eso. También se planteó en su mente la imagen de una Zoe pequeña haciendo que su hermano mayor mirara películas sobre piratas y búsquedas de tesoros, y aquello le hizo sonreír levemente. A veces era fácil olvidarse que conocía a esos dos Murphy desde que tenía memoria, incluso si nunca habían estado presentes en su vida; y sin embargo, existían evidencias de sus presencias gracias a álbumes escolares y fotografías que circulaban ahí en las redes. Aunque quisiera negar que los conocía desde antes, no podría.

—¿Qué pasa? ¿Tengo algo en la cara? —bufó Connor, arqueando las cejas. Evan se ruborizó al comprender que había estado viéndole muy fijamente.

—Lo siento —murmuró, regresando la vista hacia la película y hundiéndose en el sofá. Miró de reojo el plato de palomitas que ya casi se había vaciado.

—No me molesta que me mires, Hansen.

—Cállate, Murphy, y pon atención a la película o luego no entenderás lo que pasa.

—No creo que necesite ponerle mucha atención. Estoy seguro de que los niños le ganarán a esa banda de criminales, hallarán el tesoro y salvarán a sus padres de su deuda...

—Pensé que no la habías visto completa.

—No la he visto, pero es un final predecible.

Evan arrugó la nariz.

—¿Siempre hablas mucho cuando ves una película con alguien? —ironizó, lo que le sacó una carcajada a Connor.

—Me fascina que parezcas tan introvertido y tímido como si no mataras ni a una mosca, pero al final del día eres como yo, ¿verdad? —La mirada de Connor sobre él acabó por incomodar a Evan, dado que, en general, no le gustaba ser objeto de la absoluta atención de nadie, porque así era más propenso a hacer algo torpe y estúpido y provocar que se burlaran de él—. Eres igual de sarcástico e irónico, pero te las arreglas para que nadie lo vea venir de ti.

—¿De qué hablas? —murmuró Evan, manteniendo la seriedad—, yo no soy sarcástico. Y si lo fuera, solo lo sería contigo porque me sacas de quicio.

—¿Te saco de quicio? —Connor se inclinó hacia delante en su dirección, con su rostro a menos de medio metro de distancia del de Evan. Sonreía de oreja a oreja en absoluta diversión y deleite—, ¿por qué te saco de quicio, Hansen? Pensé que me amabas. ¿O es que acaso lo nuestro solo es falso?

Evan le rodó los ojos.

Abrió la boca para decir algo o apartarlo de él (¿por qué Connor siempre invadía su espacio personal para enfatizar un punto?), pero ambos se sobresaltaron cuando la puerta se abrió de repente.

La verdad era esta: Evan no había contemplado en lo absoluto la posibilidad de que su mamá llegara temprano a casa.

Aquí había otra verdad: no había imaginado un escenario (y eso que imaginaba muchos escenarios todo el tiempo) donde su mamá y Connor se vieran frente a frente.

Por tanto, su ansiedad subió mucho en solo unos segundos cuando su mamá se quedó ahí bajo el umbral de la puerta, analizando la escena. Evan se había alejado de Connor, lo que sabía que era estúpido porque ni siquiera estaban haciendo nada (¡y ellos dos ni siquiera eran nada!), y ahora tenía el rostro rojo y la mirada culpable porque era un pésimo mentiroso cuando su mamá estaba involucrada en la situación. Se retorció los dedos y el tiempo se detuvo porque no fue capaz de reaccionar.

—Oh, Evan —exclamó su mamá, parpadeando varias veces—, no sabía que tenías compañía.

—Un placer. —Connor se puso en pie rápidamente—. Me llamo Connor, soy amigo de su hijo.

Casi fue como si el Connor que conocía hubiera sido reemplazado por otro distinto. Uno más amable, diplomático y definitivamente no el idiota sarcástico que le gustaba ponerlo nervioso, casi como si fuera un deporte olímpico. Evan por fin consiguió salir del trance y también se levantó del sofá.

—No sabía que ibas a llegar temprano —murmuró, obligándose a sí mismo a mantener la compostura y repitiéndose "no has hecho nada malo", aunque de por sí ya le había mentido en que no conocía a este Connor, entonces el asunto ya había empezado mal.

—Iba a ser una sorpresa —dijo su mamá con una sonrisa suave. Miró a Connor, añadiendo—: No sabía que eras amigo de Evan, ¡él nunca me cuenta nada! Pero da igual. Ya vi que se pusieron a ver una película... ¿Quieres quedarte a cenar con nosotros, Connor? Pensaba tener una noche de tacos. Solo si no hay problemas con eso, claro está; tampoco te sientas comprometido.

Connor miró fugazmente a Evan y él le lanzó una mirada que claramente decía "absolutamente no, que no se te ocurra". Y sin embargo, Connor dibujó una sonrisa en sus labios, mirando de nuevo a su mamá y añadiendo:

—Oh, bueno, Sra. Hansen...

—Llámame Heidi, por favor.

—Heidi, supongo que no puedo decir que no a la oferta de los tacos.

Los ojos de su mamá brillaron intensamente.

Era obvio que ella estaba entusiasmada. El único amigo con el que Evan salía era Jared y en vacaciones casi no se habían hablado. Era natural que ella se ilusionara viendo que su hijo estaba saliendo del caparazón, que no estaba tan roto como pensó que estaba.

Su expresión se relajó solo por eso y hundió los hombros.

De acuerdo, pensó, esto no tenía que ser necesariamente un caos. Podía sacar algo bueno de la situación.

Notes:

La estoy pasando muy bien con este fanfic AJAJAJAJJA y creo que Connor también 🙏

en fin, vengo con intenciones de spam (tengo entendido que no es ilegal en la página mientras no intente ofrecerles nada que tenga remuneración económica...), para averiguar si les interesaría leer un libro original mío de ficción general jijiji es irónico porque el primer borrador lo escribí en el 2023 y cuando vi DEH por primera vez supe que debía reescribir el libro, dado que hallé la visión que quería contar 👀 entonces el musical está muy ligado a mi visión de cuando escribí mi libro.

Prácticamente trata de un chico que regresa en el tiempo para salvar a su hermano que se suicidó (? Sí, esa es la premisa. Aclaro que la intención principal es hablar de la salud mental bajo una premisa de fantasía :D de hecho el hermano del protagonista me recuerda bastante a Connor y viceversa (? También es una versión muy depresiva de Volver al Futuro, pero diferente ajajaja

En fin, si te interesa leerlo dímelo en los comentarios, tengo la versión en Wattpad, Booknet y también en PDF/epub. Es que estoy buscando lectores para mejorar el libro y publicarlo!! Disculpa el spam, continúa con tu vida, gracias ❤️

Chapter 18: La música une al pueblo

Summary:

Connor y Heidi se llevan mejor de lo que Evan esperaba, lo que se traduce en algo que no había considerado en sus planes.

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

A pesar de que ya había aceptado su destino, Evan no pudo detener los nervios trepando por su estómago cuando se sentó en el comedor con su mamá a un lado y Connor al otro.

La escena era de lo más antinatural, casi sacada del surrealismo. Evan no podía hacer más que mirar en silencio la interacción entre ambos, dado que, fuera de lo que imaginaba, habían entablado una conversación animada sobre la música que no entendía de dónde había surgido; Connor estaba contándole a Heidi algo acerca de una banda y ella estaba... ¿prestando atención con absoluto entusiasmo? También comentó algo acerca de unos conciertos a los que no pudo ir, y Connor retroalimentó la conversación quejándose de que él ni siquiera tuvo esa oportunidad, aunque tenía los discos en vinilo (¿qué?).

Evan estaba seguro de que se había perdido diálogos fundamentales que hicieron el puente entre el silencio incómodo al inicio de la comida y la dinámica de la conversación justo ahora, y sin embargo, aunque intentaba retroceder la escena para admirarla mejor, no podía porque todo estaba avanzando demasiado rápido y era muy confuso, o quizá él solo era demasiado torpe y estaba muy abrumado.

—¿Por qué no habías invitado a Connor antes a la casa? —le recriminó su mamá de repente, volteando por fin a mirarlo. A pesar de su tono de regaño, había una sonrisa amable en sus labios y un brillo de diversión en sus pupilas. Evan parpadeó varias veces.

—B-bueno... —trató de explicar, aunque su lengua se enredó. Era fácil mentirle a personas que creía que nunca volvería a ver (lo que era irónico, porque esas mentiras provocaron el efecto contrario), pero mentir a su mamá era un trabajo completamente diferente. Era más fácil ponerse a la defensiva y huir que tratar de entretejer una mentira que ella tumbaría con un soplo.

—No es que llevemos mucho tiempo siendo amigos —le salvó Connor, de nuevo con ese tono amable que resultaba impropio de él—, nos empezamos a hablar apenas este semestre, ¿verdad, Evan?

Ahí estaba de nuevo: ese cambio de "Hansen" a "Evan" solo porque la situación así lo ameritaba. Incluso se las arregló para eliminar ese tono irónico al dirigirse a él. Evan lo miró de regreso, observando la expresión cautelosa en el rostro de Connor, la manera en que mantenía una sombra de sonrisa en sus labios y el cómo tenía los ojos casi fruncidos como si contuviera una risa. Por alguna razón, eso lo irritó; aunque casi de inmediato, la irritación fue reemplazada por la envidia. ¿Cómo era posible que Connor lograra mantener la compostura? Aunque quizá era un poco cruel pensarlo considerando que en estos últimos días se había enterado de que "mantener la compostura" no estaba muy involucrado en el repertorio de acciones frecuentes de Connor.

Al final, relajó los hombros y asintió.

—En realidad, es la primera vez que viene a la casa —murmuró, lo que era mentira y a la vez no. Dudaba que la manera en que Connor se quedó en la sala anoche contara como invitarlo.

Los labios de su mamá formaron una pequeña "o" de sorpresa.

—¡Ah, entiendo! —dijo. Esbozó una amplia sonrisa hacia Connor de vuelta—. Bueno, en ese caso, me alegra tenerte aquí. La verdad es que tienes muy buenos gustos musicales.

—Que a alguien le guste Fleetwood Mac o bandas como Eagles no debería ser un buen gusto, sino un gusto universal —bromeó Connor. Una sonrisa sincera tiraba de su rostro—. La verdad es que es difícil compartir esos gustos con otras personas. No es que los chicos de mi generación suelan ir por ahí oyendo pop-rock de los sesentas. 

Heidi se rio por lo bajo. Ah, pensó Evan vagamente, al menos ya entendía de qué habían estado hablando, incluso si el nombre de la banda musical no le resultó familiar. Miró su plato y los tacos a medio comer que aún no terminaba, dado que era más entretenido poner atención a la charla frente a él que seguir comiendo.

—De todos modos —continuó ella—, espero sepas que eres muy bienvenido aquí, esté yo o no aquí. 

Connor asintió.

—Se lo agradezco. 

Cuando la cena terminó, Evan no pudo evitar mostrar su ansiedad e impaciencia. No estaba seguro de si era porque quería que su mamá y Connor se distanciaran lo antes posible para evitar entremezclar más su vida con la mentira que había hilado (o involucrar a su mamá en lo que no quería que se viera involucrada) o si simplemente estaba siendo un tonto ansioso y quería acabar lo antes posible con una situación que no estaba dentro de sus planes.

—No me contaste que tu mamá es bastante genial —le dijo Connor cuando Evan lo acompañó al exterior de la casa.

Él le frunció el ceño.

—No pensé que fueras a hablar con ella en primer lugar —soltó, sonando más agresivo de lo que pretendía. Se mordió el labio inferior y miró hacia abajo.

—Pensé que rechazar su invitación sería grosero. —Hizo una pausa—. ¿No estuvo bien que me quedara?

La genuina duda en el tono de voz de Connor bastó para hacer titubear a Evan. Así que, más allá de la malicia, Connor realmente se había quedado por protocolo social. Se pasó la mano por el cuello e hizo una mueca.

—No pasa nada —se obligó a decir—, solo que... tal vez la próxima vez debamos ser más cuidadosos. No quiero involucrar a mi mamá en la mentira.

Connor frunció los ojos.

—No es por nada, Hansen —señaló—, pero ¿no sería más fácil decirle la mentira de una vez? 

—¡No puedo decírselo a mi mamá...!

—¿Por qué no? 

—Bueno, ya sabes, no soy... quiero decir, bueno...

—Espera —Connor le interrumpió—, ¿vas a decirme que eres heterosexual?

Evan tenía la sensación de que ya habían tenido esta charla, aunque a juzgar por el recelo en la voz de Connor, supuso que eso no era cierto. Tragó saliva e hizo una mueca.

—Sí —dijo, aunque sonó más como a una pregunta.

—¿En serio?

—¿Por qué te sorprende tanto?

Connor lo reflexionó unos momentos.

—No pareces demasiado heterosexual.

Eso no fastidiaba demasiado a Evan y, de todos modos, sabía que sería insultante lucir ofendido. Eso no le impidió hundir las manos en los bolsillos de su pantalón y menear la cabeza con tono divertido.

—Bueno, no lo sé —se rindió—, o sea, supongo que soy heterosexual. No he tenido motivos para pensar lo contrario.

—¿Tener un novio falso no es un motivo?

—No somos realmente novios, Murphy, así que no cuenta.

Una sonrisa subió a los labios de Connor.

—Vaya, Hansen, me hieres —ironizó—. Está bien, no es que quiera reclutarte para la secta gay. Solo no vi venir que fueras a decirme que eres heterosexual cuando estás metido en una mentira como esta.

Evan bufó. Sus mejillas se colorearon de rojo y, aunque abrió la boca, no encontró palabras para replicar. Sabía que no debía ser la persona más heterosexual del mundo cuando en el fondo no le fastidiaba fingir ser el novio de Connor Murphy... Sin embargo, tampoco podía decir que lo encontraba atractivo. Es decir, sí, no iba a negar que Connor tenía un perfil bastante estético, que su cabello estaba bien cuidado y que había algo en sus uñas pintadas que hacía que las mirara de sosyalo; es decir, claro, no era ciego, podía apreciar que el tono de iris en los ojos de Connor resultaba interesante y fuera de lo común, que la sonrisa en sus labios era tanto irritante como ¿bonita? O algo así. Y que quizá la forma de su nariz era llamativa, o que su voz tenía algo que para ciertas personas podría considerarse adictivo o algo cercano a eso...

No, no estaba pensando que Connor era atractivo. Por supuesto que no estaba pensando eso. Evan era heterosexual, le habían gustado chicas antes. Y, aunque no lo fuese, la última persona por la que se sentiría atraído sería alguien tan imprudente como Connor.

Apartó el pensamiento con fuerza y apretó los puños. También desvió la mirada por si acaso, sintiéndose estúpido por el sonrojo en sus mejillas.

—Como sea —murmuró, luciendo incómodo—, nos vemos mañana. 

—¿Te pusiste nervioso? ¿Es por mencionar lo de la secta gay o por haber dicho que tu mamá era genial? Si es por lo segundo, recuerda que no debes preocuparte; si fuese tu padre, bueno, tal vez sí deberías...

Evan se echó a reír. No pudo evitar que su risa sonara nerviosa.

—Para eso mi papá tendría que visitarme, así que... —Hizo una pausa, dándose cuenta de la naturaleza incómoda del comentario. Su sonrojo se intensificó—. Bueno, o sea... da igual, no es que debas saber eso. Deberías irte antes de que se haga más noche. ¿Quieres que te pida un taxi o le llame a Zoe?

Connor pareció tomarse su tiempo para desentrañar ese hilo de tartamudeo y palabras entremezcladas.

—Estaré bien —dijo finalmente—. Nos vemos mañana, y gracias por la cena.

Y así como así (como si nada más importara), Connor dio la vuelta y comenzó a caminar en dirección opuesta. Evan lo miró en silencio hasta que se dio cuenta de que se veía escalofriante observándolo y se metió a la casa.

Ahí estaba su mamá de brazos cruzados, ceja arqueada y mirada inquisitiva.

—Ese era Connor Murphy, ¿verdad? —fue lo primero que le preguntó ella.

Evan carraspeó con la garganta.

—Sí.

—Pensé que habías dicho que no conocías a ese Connor.

—B-bueno, pues mentí... —Frunció el ceño y se esforzó por mantener un equilibrio perfecto de mentiras con verdad; de esa manera, sería más fácil que su mamá lo creyera todo—. Me firmó el yeso al comienzo del semestre, pero no éramos amigos y tampoco nos conocíamos demasiado como para ¿mencionarlo? Me puse nervioso cuando me preguntaste. —Se encogió de hombros y miró hacia el suelo—. Y luego salió del hospital y nos hicimos más amigos, así que...

Su mamá soltó un hondo suspiro.

—No es que debas ocultarme a tus amigos, cariño. Sé que a veces me entusiasmo demasiado, pero no voy a avergonzarte en frente de ellos, lo sabes, ¿verdad?

Evan odió que su mamá pensara que esa era la razón por la que mantenía todo en secreto. Odiaba que ella creyera que esto era su culpa.

—Lo sé —murmuró.

—Por cierto, entonces... ¿ese chico...?

—Sí, mamá. —La respuesta fue más que suficiente, dado que ambos ya conocían cuál era la pregunta. Ella dejó que el tenso silencio llenara la sala y luego apretó los labios en una fina línea recta.

—Sé un buen amigo, cariño. Y si necesita ayuda, dile que también estoy para cualquier cosa que pueda necesitar. A veces en los momentos como estos no podemos hacer más que escuchar, pero no significa que no sea valioso.

Los ojos de Evan escocieron. Escuchar a su mamá preocuparse por el intento de suicidio de Connor dolió más de lo que habría podido adivinar. Sintió una punzada en el pecho y el yeso en su brazo le dio comezón.

—Se lo diré —contestó, ansioso por escapar de la escena lo antes posible. 

Ella lo dejó ir y Evan huyó a su cuarto.

Le alegró que la conversación fuera así. Al menos de esa forma tenía una excusa para pasar tiempo con Connor y, a la vez, no la involucraba en las mentiras del noviazgo secreto. Le pareció que ese fue el resultado más prudente que pudo haber obtenido, por lo que se sintió satisfecho a la hora de meterse a la cama y suspirar hacia el techo.

Cuando revisó su celular, se dio cuenta de que tenía una llamada perdida de un número desconocido; también tenía algunos mensajes que habían sido enviados en el transcurso de la tarde.

 

Soy Zoe


No he sabido nada de Connor, ¿tú sí?


Supongo que entiendes por qué nos preocupamos tanto


Perdona la insistencia


Avísame cualquier cosa

 

Evan se sintió culpable por haber enviado a Connor solo de vuelta a casa. De todos modos, le hizo saber todo lo que había sucedido a Zoe y luego acomodó la cama para irse a dormir.

No encontraba atractivo a Connor Murphy, pero de todos modos su sonrisa le persiguió cuando cerró los ojos.

 

Notes:

¿Será que Evan está comenzando a caer por Connor?

Wowwww 🙏 en realidad, no se emocionen mucho, porque esto es un slow burn y aún falta para la fase de "me gustas" muajaja así que pónganse los cinturones porque este será un largo viaje 🔅

En fin, en esta casa amamos a Heidi y lo increíble que es ❤️

Chapter 19: Más de lo que ya haces

Summary:

Otros día de escuela con la aparición fugaz de Jared, Alana y Zoe. Para variar, Connor decidió ausentarse.

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Connor no asistió a la escuela al día siguiente.

Evan sintió envidia por eso y deseó haberlo imitado, dado que la semana había resultado ser tan densa que lo único que quería era un descanso para tumbarse en la cama y no hacer absolutamente nada. A veces tenía días como esos donde su alrededor aullaba en frecuencias demasiado altas y le costaba seguirle el paso, por lo que terminaba cansado sin haber hecho nada en particular y deseando esconderse lo antes posible.

Por supuesto, el comienzo de la jornada escolar no colaboró.

—Vamos, suelta la sopa. —Fueron las palabras con las que Jared le animó cuando se reunieron juntos en la primera clase. Evan se frotó los ojos, sintiendo como si no hubiera dormido cuando, en realidad, se había acostado temprano. Debía admitir que seguía con la mala espina de que algo pudo haberle sucedido a Connor en su viaje de regreso, ya que no le envió ningún mensaje y Zoe tampoco se reportó; al menos a ella la había visto en la mañana, lo que calmaba un poco sus nervios.

Evan le resumió la pelea y lo ocurrido a continuación a insistencia de Jared, desesperándose de a ratos cuando su amigo insistía en obtener detalles demasiado específicos que Evan no recordaba.

—Ya, está bien —se rindió Jared con una mueca—, entonces se pelearon y no les pusieron castigo.

—Bueno, Connor no quiso hablarme de eso después.

—Porque obviamente ustedes hablaron después. Solo por curiosidad, Evan, ¿no será posible que te estés tomando demasiado en serio tu papel?

Evan rodó los ojos.

—Connor no es tan malo —murmuró—, quiero decir, si esto no hubiera pasado, tal vez igual...

—¿Se habrían hecho novios? —bromeó Jared, lo que hizo que Evan arrugara la frente y frunciera los labios en una mueca.

—No, iba a decir que quizá habríamos congeniado, ¿quién sabe? A Connor también le gusta leer, ¿sabías? Y aparentemente también le gustan las mismas bandas de música que a mi mamá...

—Espera, ¿a tu mamá?

—Bueno, sí... —Evan se mordió el labio inferior y, como ya era demasiado tarde, decidió contarle también sobre la cena improvisada a la que había invitado a Connor y el desenlace de esa noche. Parecía que había ocurrido días atrás, aunque apenas si habían transcurrido un par de horas.

—Cielos, reafirmo lo que dije antes: estás tomándote esto muy en serio.

Evan suspiró, hundiendo los hombros.

—¿Cuál es el problema? —se quejó—. Connor no tiene amigos, tampoco es que yo tenga muchos. Tenemos algunas cosas en común. Tenemos un acuerdo que nos beneficia a ambos...

—¿Exactamente en qué te beneficia a ti?

—... entonces realmente no veo lo malo de que pasemos tiempo juntos. —Evan le ignoró—. Es solo la consecuencia de una acción que yo comencé. O sea, esto desembocó a partir de mi mentira, lo que lo hace mi culpa y, como dije, tampoco me molesta pasar tiempo con Connor. Es diferente de mí, pero si solo pasara tiempo con las personas parecidas a mí, entonces no hablaría con nadie nunca.

Jared reflexionó al respecto, apoyando la barbilla sobre el dorso de su mano y ladeando la cabeza.

—Solo digo que deberías tener cuidado —sugirió—, no es que desconfíe de Connor, pero tampoco me fío ciegamente de él. Todos sabemos que tiene tendencia a lo autodestructivo y las drogas. No te dejes influenciar por lo que haga o te pida hacer.

El primer instinto de Evan fue enfadarse y llevar la contraria. No es que tuviera por costumbre llevarle la contraria a Jared (era al revés, dado que siempre era más fácil asentir ante algo que le era indiferente), pero le fastidiaba que hablara de Connor desde esa postura, como si fuese una persona peligrosa de la que había que cuidarse. Quizá en el fondo solo se proyectaba a sí mismo en esa molestia, preguntándose vagamente cómo se sentiría si hubiese alguien en la escuela que le advirtiera a otro sobre él o que dijera algo como: "es un manojo constante de nervios, no le hables o se deshace en miedo". Se estremeció ante la sola idea y jugueteó con sus pulgares.

Quizá era fácil defender a Connor porque había algo en él que le recordaba a sí mismo. Tal vez era la soledad en sus ojos a pesar de tener personas que se preocupaban por su bienestar, o quizá eran las nada discretas declaraciones sobre lo poco que le importaba su vida. Tal vez era fácil identificarse con un chico a quien no le importaba nada porque, al mismo tiempo, era algo tan desconocido que atraía a Evan como la luz a la polilla. Quería saber más, quería conocer por qué Connor había pensando en suicidarse, qué tipo de libros leía y qué pensaba cuando los terminaba, si acaso él también sentía miedo de las multitudes y de los chistes que no entendía, si acaso le preocupaba sudar demasiado de las manos o no ser capaz de defenderse a sí mismo.

Era extraño, pero a pesar del fastidio que Murphy podía causarle, también quería estar cerca de su presencia. A pesar del sarcasmo que le salía de la lengua con fascinante velocidad y de la ironía con la que parecía haber nacido, Evan quería saber más de su vida y de él y de todo.

—Está bien, entiendo —murmuró Jared, extrañado—, ignorar lo que dije es tan buena respuesta como cualquier otra.

—Lo siento —soltó Evan, comprendiendo que se había desconectado de la escena y parpadeando varias veces. Al volverse hacia su amigo, añadió—: No es necesario que te preocupes por mí, de verdad. A pesar de cómo pueda ser cuando estoy ansioso, también sé decir que no y estoy seguro de que Connor jamás me pediría hacer algo con lo que no me siento bien.

Jared seguía luciendo poco convencido, mas ya no insistió y zanjaron el tema con el inicio de la clase.

—Ya lo tengo todo. —Y esas fueron las palabras con las que Alana se presentó frente a ambos en el almuerzo, poniendo varios folletos y repartiéndolos sobre la superficie de la mesa—. Tenía tiempo libre, así que hice varias opciones de cómo deberíamos organizar la página y también los panfletos para repartirlos y comenzar a generar seguidores; solo así podremos expandir la página y llegar a personas en otras partes del mundo, ¡esto no debería limitarse solo a la escuela! Y por cierto, Evan, ¡he pensado que deberíamos ser co-presidentes! ¿Qué piensas? A menos que tengas otra idea en mente. Connor faltó hoy, ¿verdad? Bueno, dile todas las ideas para que también pueda opinar y me dices si le parece bien lo de ser co-presidentes o si tiene otra sugerencia... También podríamos juntarnos en casa de alguien para hablarlo mejor, aunque depende de su disponibilidad de horario y cómo prefieran hacer esto...

—Solo pido algo —les interrumpió Jared, arqueando las cejas y alzando las manos—, quiero que me llamen Consigliere técnico del proyecto. 

Evan frunció las cejas.

—¿En serio? ¿De dónde sacaste eso?

—No es relevante, pero quiero que lo usen en las conversaciones normales y eso. ¿Verdad que sería genial?

Alana parpadeó.

—¿Y si también te hacemos tesorero? —inquirió, como queriendo distraerlo de su idea—. Estoy segura de que iría bien para tus solicitudes.

Jared pareció sopesar la idea.

—Suena bien —asintió y, por fortuna, no volvió a mencionar lo de Consigliere técnico. Evan suspiró.

Hablaron durante todo el almuerzo y Evan consiguió que Alana calmara todos sus planes tras disuadirla de que primero necesitaba hablarlo con Connor.

En realidad, Evan no quería hablarlo con Connor.

No era tonto. Sabía que este tipo de cosas y proyectos serían algo que Connor perfectamente detestaría... aun sabiendo esto, ¿por qué había aceptado? En un inicio fue por el mismo Connor, por la pelea con Peter, por intentar redimirse de su falsa relación y de fingir ser algo que no era. Y sin embargo, ¿por qué hacía esto si ya podía imaginar la expresión de Connor, viéndole con fastidio y cansancio y buscando algo irónico e hiriente para soltar y así librarse de la situación? No quería enfrentarlo ni tampoco arruinar la dinámica que hasta ahora habían formado (esa dinámica donde al menos ya no se gritaban el uno al otro ni se echaban en cara las cosas estúpidas que hicieron), mas tampoco quería decepcionar a Alana y pedirle que dieran marcha atrás a sus ideas.

Ahora que habían comenzado, a Evan le pareció que lo apropiado era seguir adelante. Aun si estaba basado en una mentira, la idea de significar algo le hacía cosquillas en los dedos.

Al finalizar las clases, sacó el celular para llamar a Connor y, antes de que pudiera presionar el botón, atrapó por el rabillo del ojo a alguien conocido.

—¡Zoe! —le llamó, apresurándose en dirección de la chica para que ella no escapara por las puertas principales. Por suerte, Zoe miró en su dirección y se detuvo para esperarle.

—Evan, me alegra verte —dijo ella y, contrario a lo que Evan acostumbraba, su expresión era sincera y no solo mera cortesía.

—A mí también. —Evan hizo una pausa, pasándose la mano por el cuello—. Por cierto... ¿no sabrás algo de Connor?

Los labios de la chica se torcieron en una mueca.

—Ayer volvió a casa en eso de las diez de la noche. No me preguntes cómo, pero llegó muy mal. Supongo que debes saber a qué me refiero. —Zoe hizo una mueca y hundió las manos en los bolsillos de su pantalón. Le hizo un gesto a Evan para que siguieran avanzando, evitando así el flujo de estudiantes que pudieran oír por accidente la conversación—. Se quedó en casa porque mamá insistió en que era preferible eso, aunque tengo la impresión de que terminó siendo un castigo para Connor sin que ella se diera cuenta... —Ella miró hacia el suelo. Se detuvieron en el patio, apartándose de los demás. Evan también rehuyó la vista, fijándola en un saltamontes a dos metros de ambos—. Mamá me insistió en que preguntara, pero no quiero incomodarte, así que espero sepas que solo pregunto para complacerla y no porque dude de ti, pero... ¿tú también, ya sabes, haces eso de las drogas...?

Evan se sobresaltó.

—¡Para nada! —exclamó, en un tono más agudo del que pretendía. Se ruborizó.

Estaba al tanto de los rumores que rodeaban a Connor. Cielos, incluso el mismo Connor había mencionado casualmente en una de sus conversaciones que se drogaba, y estaba seguro de que Zoe lo había acusado de ser un proveedor cuando se vieron por primera vez en el hospital. A pesar de todo eso, igual se le revolvió el estómago con la situación. 

Sabía que las drogas eran malas y que nunca conducían a buenos caminos. Había hecho una exposición sobre eso en octavo grado, aunque en ese momento el concepto de la drogadicción parecía totalmente distante y ajeno a él, ese tipo de cosas que iban a la lista de lo que jamás haría porque era demasiado correcto y ansioso. Y sin embargo, ahí estaba. Pensó en las palabras de Jared. Pensó en que su yo de octavo grado estaría decepcionado por juntarse con un chico que declaraba abiertamente sus problemas de drogadicción.

Y aun así, tendría que ser un absoluto hipócrita como para atreverse a juzgar a Connor por eso.

—O sea, nunca me he drogado —continuó Evan, sintiendo un nudo en la garganta por decir la palabra así a secas, y sabía que eso le convertía en un tonto ingenuo—, no es lo mío, aunque estoy al tanto de los... problemas de Connor con eso.

Zoe asintió.

—¿Y no sabrás nada que él te haya dicho?

—¿Cómo qué?

—A quién le compra, ese tipo de cosas. —Ella se encogió de hombros, arrugando la nariz—. Como dije, solo estoy transmitiendo el mensaje de mi madre. No pensábamos que Connor fuera a volver a la rutina de antes tan rápido, así que ella quería saber si tenías información al respecto...

—No, lo siento. —Evan no iba a mentir en ese tema, además de que le ponía muy nervioso—. Connor no es muy abierto en eso y yo tampoco pregunto.

—Ya veo.

—Perdona.

—No, está bien, es solo que... —Zoe hizo un gesto de mano al aire, suspirando con frustración—. ¿No te molesta que desperdicie su vida así? Eres su novio, maldita sea, ¿no deberías preocuparte por él? Amenazarlo con romper si no deja esas estúpidas drogas o algo así. No está bien que se haga daño y mucho menos que nos haga preocuparnos para que a él ni siquiera le importe...

Evan tragó saliva.

—Intentaré hablar con él —murmuró, sintiéndose algo atacado a pesar de que no era el verdadero novio de Connor. De todos modos, pensó, eso no significaba que no pudiera sentir empatía por él. Solo para intentar arreglar la conversación, añadió—: Bueno, o sea, es que no es un tema fácil de hablar. Connor es un poco...

—¿Evitativo? —Ella esbozó una sonrisa arisca—. Lo sé. Lo odio mucho por eso, pero al mismo tiempo no dejo de querer cuidar de él, ¿eso en que me convierte?

—¿En una buena hermana?

Zoe cambió el peso de su cuerpos de un pie a otro.

—No —murmuró—, una buena hermana sabría qué hacer, sería paciente y todo eso. Hay días donde no lo aguanto y quiero encerrarlo en un cuarto y arrojar la llave. —De repente, se mostró incómoda y carraspeó con la garganta—. Vas a pensar que soy una persona horrible, de por sí ya debes pensarlo. Por favor, olvida eso.

Evan se frotó el brazo.

No supo qué otra cosa decir. Así que solo dejó que Zoe se marchara.

Soltó un suspiro e intentó llamar a Connor.

Y sin embargo, solo le recibió una llamada rechazada y una sensación de impotencia, de que quizá podría estar haciendo más.

Aunque, ¿realmente quería hacer más?

Ese no había sido el propósito inicial y, a pesar de eso, parecía que se lo estaba replanteando todo.

 

Notes:

Actualización sorpresa, yupi
Ayer escribí esto porque ya terminaron los exámenes del primer parcial y me sentí liberada... Probablemente no tarden en reiniciarse los exámenes, pero seré feliz mientras pueda ✋

Tengo ganas de leer el libro por tercera vez en el año (lo compré en junio), así que probablemente meta más referencias al libro :p Si no lo han leído, no se preocupen, aclararé cuando tome cosas de ese canon para el fanfic 🔅

En fin, lamento si no hay cosas emocionantes sucediendo ahora en la trama. En los próximos capítulos ya pienso involucrar más cosas :) Así que prepárense 🙆

Chapter 20: Actúa en lugar de pensar

Summary:

Connor desaparece más de un día sin dar señales de vida y luego regresa porque es lo que mejor se le da hacer...

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Por fin había llegado el fin de semana.

Estas últimas dos semanas habían sido un absoluto caos para Evan. La presencia de los Murphy era lo que mayormente explicaba todo ese torbellino de emociones, aunque no se quejaba; en parte, se sentía bien tener algo en lo que enfocar su cabeza. No importaba si era falso o sustentado en una mentira, al menos le hacía sentir algo.

Sacudió la cabeza y volvió a mirar la pantalla de su celular con gesto ansioso. Connor aún no le había devuelto sus llamadas y ya era sábado, ¡por la tarde! Y Connor seguía en modo fantasma. Al menos Zoe le había aclarado que él estaba encerrado en su cuarto, lo que le tranquilizaba con que no estaba involucrado en algo peligroso ni fuera de casa.

Aunque, ¿en qué momento había empezado a preocuparse de forma genuina por él?

Suspiró.

 

Voy a utilizar la autoridad que me da ser tu novio falso para reclamarte por no responder mis llamadas...

 Así que...

Responde, Murphy.


Envió aquel mensaje sin haberlo analizado a fondo. Decidió soltar lo primero que se le cruzó por la cabeza, porque sabía que, si lo empezaba a sobrepensar, no llegaría a ningún lado. Le temblaron un poco las manos, dado que no tenía idea de cómo ser normal y dejar de preocuparse por pequeñeces. Solo que, de alguna forma, no eran pequeñeces. Sabía que no era el novio de Connor, pero una parte suya no dejaba de pensar en las palabras de Zoe reclamándole por no hacer nada.

¿Qué era lo que Connor quería? ¿Qué necesitaba? No comprendía por qué tenía comportamientos así de autodestructivos. De acuerdo, pensó, podía entender que estuviera triste y viviera incomprendido por sus padres; de acuerdo, pensó, no podía juzgar un dolor que no estaba viviendo, pero ¿cuál era la necesidad de estar triste y además drogarse para empeorarlo? ¿Por qué Connor se iba a pie hasta su casa cuando era de noche, preocupando a todos en el proceso? ¿Por qué no pisó el freno? ¿En qué estaba pensando?

No entendía si usaba las drogas para calmar el dolor o si lo hacía para hacerle saber a los demás de su grito de ayuda. No lograba descifrar qué significaban sus palabras agrias e irónicas. Si de verdad quería que le ayudaran o si solo buscaba arrastrar a los demás en el caos en el que vivía.

Dejó el celular y se rindió. 

Hizo su tarea y, cuando volvió a tomar el celular para responder algunos mensajes de Alana acerca de su incipiente proyecto, vio las respuestas de Connor:


Cielos, qué tóxico eres

No te estoy engañando, cálmate ;)

Aunque es lindo que te preocupes por mí 


Hum...

Más bien, estaba preguntándome si debía prepararme para que volvieras a aparecer en mi casa sin avisar o algo así


¿Eso es una propuesta, Hansen?

¿Vas a decirme que tu mamá no está ;)?


Sigue así y te bloquearé

aunque...

¿Estás bien?


No

Pero ¿quién lo está?

 

No creo que debas basar lo que sientes en base a lo que otras personas sienten

 

WOW ¿acaso lees libros de autoayuda o qué?

 

Recordemos que voy al psicólogo

Sé más de esas líneas, ¿quieres oírlas?

 

¿Estás hablándome sucio, Hansen?


BASTA

definitivamente voy a bloquearte

¿Quieres venir a mi casa?

(Si haces otro chiste, cancelo la invitación)

 

AJAJAJAJA

Es que prácticamente me súplicas que haga más chistes

De acuerdo

Lo tomo

Pero vayamos a otro lado


¿A dónde?


Tú elige :)


Y así como así, Connor se desconectó y Evan se quedó mirando la pantalla, sintiendo que el rostro se le volvía a calentar. Está bien, tenía que admitir que había algo en el humor de Connor que sí le hacía reír, y al mismo tiempo, hacía que se sonrojara. Quizá estaba relacionado con que Evan era un poco mojigato (Jared había usado ese adjetivo para describirlo en múltiples ocasiones, lo que tenía un toque de verdad), así que le avergonzaba que Connor utilizara connotaciones y chistes con los que no estaba familiarizado. Sin embargo, también había algo que le hacía sentir curioso sobre ese tema, especialmente cuando era alguien como Connor a quien le escuchaba hablar así.

Meneó la cabeza en negación y se apresuró a arreglarse. No tenía claro si Connor iría hasta su casa o si le pediría encontrarse en un punto diferente, pero igual planeaba estar preparado para salir.

Se vistió con sus jeans usuales y una playera que tenía el estampado de un árbol (había sido un regalo humorístico por parte de Jared, aunque a Evan sí le había gustado de forma no irónica). No es que estuviera particularmente preocupado por su apariencia, pero igual se miró varios minutos en el espejo hasta que comprendió que no tenía por qué preocuparse al respecto y salió del cuarto de baño con las mejillas ruborizadas.


Sal a verme ;)


El mensaje de Connor enviado cinco minutos atrás hizo que Evan rodara los ojos, pero igual obedeció. Al salir de casa y cerrar la puerta tras él, observó que ahí estaba Connor esperándole con las manos hundidas en los bolsillos de su pantalón, la capucha cubriéndole la mitad del rostro y la espalda apoyada contra uno de los postes de luz colocados al borde de la acera.

—La gente pensará que estás acechando casas —se quejó Evan al acercarse. Connor le frunció los ojos.

—¿Por qué? ¿Luzco como un asaltante? —Arrugó la frente, un poco ofuscado.

Evan parpadeó.

—¿Qué? No, o sea, sí pareces, pero es por cómo estás ahí parado y luciendo misterioso...

Un brillo de diversión cruzó por los ojos de Connor.

—¿Crees que luzco misterioso?

—Claro que luces misterioso, y también lo eres. El noventa por ciento del tiempo no tengo idea en qué estás pensando.

—Siempre puedes preguntarme. —Connor se apartó del poste y comenzó a caminar. Por inercia, Evan le imitó, balanceando sus brazos cerca de los suyos y observando la ligereza con la que se movía por la acera, casi con gracia y como si pensara cuidadosamente en cada movimiento. Tragó saliva.

—Si te preguntara, ¿serías honesto?

—Sí, aunque probablemente no te guste la respuesta. A las personas, por alguna razón, no les gusta la sinceridad.

—Todo depende de qué preguntes, supongo. 

—¿Qué me preguntarías?

Evan no era una persona muy prudente.

—Por qué te drogas —dijo con cautela—, preguntaría eso.

Connor no se detuvo ni tampoco lo miró, aunque se encogió de hombros y alzó la mirada hacia el cielo sobre sus cabezas, que estaba despejado y relucía un suave color azul que podría haber animado el ambiente en otras circunstancias.

—Hum, esa es una pregunta difícil —confesó, mas al menos no estaba reticiente ni enojado por haber traído el tema a colocación—, responderé en base al porqué preguntas... ¿Cynthia o Zoe te pidieron que me lo preguntaras? —Ahora, bien, el enfado fue más notable al añadir esto.

—Ellas se preocupan por ti.

—No eres mi psicólogo y tampoco mi novio. No tiene por qué importarte un carajo lo que haga con mi vida. —A pesar de su ceño fruncido, no había solo ira en su tono de voz, sino también venía acompañada de duda e incertidumbre, como si no estuviera seguro de cómo reaccionar ante la situación—. Si esa es la razón por la que preguntas, entonces quédate tranquilo: ya te dije que no voy a suicidarme pronto, así que no tienes que buscar una cura milagrosa para mí solo para no sentirte culpable. Y de todos modos, no le hago daño a nadie cuando me drogo, así que no debería ser asunto de nadie.

Evan hizo una mueca, mas no insistió. No quería que Connor se enfadara con él ni tampoco le dirigiera ese tono de voz como a punto de gritarle. Apretó los labios y apartó la vista. No le gustaban las discusiones y se incomodaba si alguien le alzaba la voz. A veces, era mejor permanecer al margen.

Tragó saliva.

—Como quieras —murmuró en un hilo apenas audible. A juzgar por la mirada que le dedicó Connor, sí le había oído—, no estamos saliendo, pero pensé que al menos éramos amigos...

Connor pareció conflictuado. Evan se sintió mal.

—O supongo que no lo somos —se apresuró a aclarar, ahora sintiendo una punzada en el pecho—, eso también está bien. Nos llevamos bien, lo entiendo, no significa que seamos amigos...

—Cielos, Hansen, cállate, estoy pensando. —Connor puso los ojos en blanco—. No me refería a eso. Me sorprende que quieras ser amigo mío.

—¿Uh? Bueno, no es como ganar la lotería, claro, pero tampoco necesito que me paguen... No sé qué pienses de ti mismo, pero creo que es interesante pasar tiempo contigo.

Connor bufó.

—¿Interesante? Suena al tipo de cosas que te escriben las personas antes de la graduación para darte un cumplido sin delatar que no saben nada de ti.

—Eres interesante, Murphy, y lo digo como un cumplido real.

Volvieron a quedarse en silencio. Connor suspiró.

—Como sea —suspiró—, elige un lugar a dónde ir. No te preocupes por el dinero, yo tengo. Y si está lejos, tomaremos un taxi hasta ahí.

—La verdad es que no tuve mucho tiempo de pensarlo...

—Pues no lo pienses. Solo quiero distraerme.

Evan se rascó la cabeza.

—¿El parque está bien?

—¿El parque?

—A menos que no esté bien o pienses que es aburrido...

—Solo estoy preguntando, Hansen, para saber a qué parque te refieres.

—Ah, pues podríamos ir al parque Ellison. Es un buen sitio para caminar y despejar la mente. O sea, ya sé que está cerca de tu casa, pero...

—De acuerdo, vamos.

Evan sintió que por fin podía respirar. Era un poco vergonzoso que ese parque hubiera sido el primer sitio que apareció en su cabeza para ir a distraerse. No solo tenía un lugar especial en su mente porque hubiera trabajado ahí durante el verano, sino que también le hacía sentir menos pesado el poder recostarse sobre el césped y mirar hacia el cielo. Esperaba que eso también pudiera servirle a Connor.

Seguía sin comprenderlo. Hablaba en serio cuando dijo que Connor era un misterio. Era un rompecabezas que se sentía imposible de resolver, tal vez porque había piezas perdidas o porque no podía ver la imagen completa. 

Al subirse al taxi, Evan lo miró de reojo, preguntándose qué cada tanto se drogaba y qué sentía cuando lo hacía. Pensó en volver a sacar el tema, mas al final se retractó.

—Aquí trabajé como aprendiz de guarda forestal durante el verano —decidió revelarle Evan a Connor cuando bajaron del auto y se adentraron al parque. No tenían nada para hacer un picnic ni en lo que matar el tiempo más allá de conversar y tumbarse sobre el césped; de alguna manera, eso no se sintió tan intimidante como le habría parecido en el pasado.

—Ah, cierto, te gustan los árboles —dijo Connor, asintiendo—, ¿sabes? Lo recuerdo porque nuestra primera cita fue en el huerto de manzanas, aunque por supuesto que debes recordarlo...

Evan se ruborizó. Había olvidado por completo que le había dicho eso a Connor cuando pensaba que tenía amnesia.

—Di lo que quieras, pero en esa fantasía fue una muy buena cita —murmuró, sonriendo de lado y adelantándose a Connor para pasar frente a él—. Y esta también lo es.

—¿Esto es una cita? —Connor le arqueó las cejas.

Evan se quedó en blanco.

Le había salido natural soltarlo de esa forma. Era fácil confundirse cuando estaban fingiendo ser pareja y cuando solo eran ellos coexistiendo... Bufó y disimuló la vergüenza con un carraspeo de su garganta.

—No, me refiero a que si alguien pregunta, pues sí fue una cita y fue genial —contestó—. Y por cierto... debo hablar contigo. Aunque debes prometer que no te enojarás.

—Oh, lo sabía, me engañaste. Seguro que fue con Kleinman.

—¡¿Qué?! ¿Por qué con Jared?

—Porque ese sujeto es raro. Estoy seguro de que en algún momento estuvo enamorado de ti.

—¿Qué? Siéntate y tómate esto en serio, por favor.

Connor le dedicó una mirada confundida. Igual le hizo caso. Ambos se sentaron al pie de un árbol, uno frente al otro con la hierba haciéndoles cosquillas a través de la tela de la ropa y con el viento sacudiendo sus cabellos. Evan tragó saliva y comprendió que, aunque no había planeado esto, lo mejor era soltarle la bomba en un sitio tranquilo y donde Connor no fuera tan propenso a abandonarlo.

—Hablé con Alana... —comenzó diciendo Evan.

Luego le soltó lo demás.

Le contó sobre el proyecto que tenían en mente, acerca de todo lo que implicaba y lo mucho que podría beneficiar a su comunidad. Trató de plantearlo como Alana lo haría: de forma segura, concisa y como si fuera la mejor idea que alguna vez le cruzaría la cabeza. Quizá así Connor no se sentiría traicionado ni creería que estaba actuando a sus espaldas. Tal vez así no se enojaría de nuevo ni le miraría como si acabara de volverse loco.

—Si no quieres ser parte de eso, lo respetaré y se lo diré a Alana para no insistirte, pero igual le prometí que te lo diría y te preguntaría tu opinión... —Evan había estado mirando hacia el suelo, clavando la vista en un trébol de cuatro hojas que le pedía a gritos ser mencionado—. Sé que este tipo de proyectos no deben ser tu mayor afición, pero no dejo de pensar en la pelea con Peter y en todo lo que él dijo... —Se estremeció y tensó los hombros—. Quizá yo no sea parte de la comunidad queer, creo, pero no significa que no sea consciente de todas las cosas malas que pasan día a día por algo que no puedes elegir. Por eso pienso que esta sería una buena oportunidad, y también podríamos sacar provecho a que la gente en la escuela nos conoce, así que...

—Pensé que no querías que la mentira fuera más lejos.

Al alzar la cabeza, Evan se encontró con que Connor lo estaba viendo a los ojos. Tenía el ceño ligeramente fruncido, los labios apretados, las pupilas dilatadas en una mezcla de interés y resentimiento, como si no creyera en el proyecto y en todo lo que Evan proponía y, al mismo tiempo, quisiera oír más. No bajó ni apartó la mirada, sino que la sostuvo y siguió mirándose a los ojos con Connor.

—La mentira ya está hilada. Pero si continuamos, tal vez podamos ayudar a más personas.

—¿Quieres ayudar a la gente con una mentira?

—A las personas les gustan los finales felices. Quizá si nos vean a nosotros, eso les dé más esperanza... y quizá, no sé, podamos hacer un cambio. Tal vez lo nuestro es mentira, pero tu sexualidad no lo es, y lamento si te hice restarle importancia y también lamento si mi mentira provocó que salieras del armario en toda la escuela; no era mi intención...

—Hansen, no quiero tus disculpas.

Connor hizo una pausa. Evan miró hacia abajo de nuevo y jugueteó con la hierba, arrancando raíces del suelo y sintiendo un nudo en la garganta.

—Está bien —soltó Connor de repente—. Igual ya estamos metidos en esta mierda. Y tienes razón, supongo, aunque sea falso, podremos hacer algo... y si eso implica callarle la boca a imbéciles como Peter, entonces no se oye mal.

Evan sintió que las manos le temblaban.

—¿En serio?

—Sí, pero considera que esto significa que probablemente no podamos romper pronto. Tienes que saberlo, Hansen, y también que quizá tu mamá acabe enterándose de la situación. Si no quieres que nada de eso ocurra, entonces ve pensando en dar marcha atrás. Jugar a fingir ser gay no es nada divertido ni te da la simpatía de nadie; al contrario, hace que la gente pueda rechazarte incluso antes de saber quién eres.

—Lo sé, yo sé que esto no es un juego. Quiero ayudar.

—De acuerdo.

Evan relajó los hombros.

Se sintió bien averiguar que Connor formaría parte del proyecto.

Eso significa que de verdad iba a ser real.

 

Notes:

Connor coqueteando sin parar es mi pasión 🗣️

Btw, escribí un pequeño fanfic de 7 mil palabras de Connor obsesionado con Evan, por si gustan leerlo en mi perfil :p en ese fanfic, Connor está un poco fuera de personaje porque va a terapia y logró tener más control sobre sí mismo (y está muy enamorado...) y lo escribí en lugar de dormir, así que...

EN FIN, realmente amo a Connor y a Evan, son mis niños 😭 Iba a actualizar el finde pero pasaron muchas cosas y me abrumé, así que mejor dormí 🥀 En fin, nos vemos hasta el sábado o domingo, supongo.

Chapter 21: Proyecto NES

Summary:

Alana junta a su equipo de trabajo para el lanzamiento oficial del proyecto. Evan y Connor tienen una conversación más personal que de costumbre.

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

—En teoría, ya tenemos todo lo que necesitamos, al menos en la parte de los colaboradores y en la construcción de la página web gracias a Jared, aquí presente. Ahora bien, el asunto recae en darnos a conocer... Necesitamos presencia online. Tenemos las bases y los fundamentos, pero necesitamos una historia. Evan y Connor, aquí es donde entran ustedes. He pensado que para el lanzamiento de la página y su promoción masiva, podrían lanzar un vídeo de ustedes dos hablando del porqué consideran que tener un espacio seguro para hablar de temas queer es sumamente importante para las personas de la comunidad y que así puedan sentirse libres de expresarse y crear un entorno más amable y menos hostil.

Evan parpadeó varias veces, tratando de seguir el discurso de Alana y de no distraerse con el ave que se había parado en el alambre afuera de la ventana. Carraspeó con la garganta y asintió, inseguro.

Se habían reunido en la sala de computación para hablar del tema, lo que era extrañamente irónico porque aquí era en donde todo comenzó, en donde habló con Connor y sucedió todo... ese raro incidente de la carta. Pensarlo a estas alturas le ponía los pelos de punta porque no tenía idea de cómo en un momento estaba asustado por que Murphy fuera a revelar su carta y, de repente, estaba sentado co-liderando un proyecto muy avaricioso sobre la comunidad LGTB. Ni siquiera era gay, y quizá eso era lo más raro de todo (¿eso era lo más raro?). No, lo más raro debía ser que Connor estaba sentado a un lado suyo, fingiendo ser su novio. Sí, eso era lo más extraño.

—Suena bien —atinó a decir Evan solo para no dejar que la sala se sumiera en silencio. Ahí tenían a Alana exponiendo una presentación en su laptop, dado que llevaban la última media hora oyendo sobre cómo debía gestionarse la página web, el rol de cada uno, los materiales y herramientas que se subirían, cómo resolverían conflictos con gente homofóbica, cómo les harían saber a los aliados que podían apoyar de verdad sin ser idiotas, además de sugerir una lista de temas para hablar en el foro que abrirían. En general, todo era demasiado técnico y abrumador y Evan no tenía idea de cómo iba a lidiar con todo eso sin sentir que iba a morirse—. Entonces... ¿grabamos un vídeo hablando?

—No tiene que ser muy largo —aclaró Alana—, creo que basta con que se presenten, den a conocer las intenciones del proyecto "No Estás Solo" o simplemente NES, y luego expliquen por qué consideran que es importante que las personas de la comunidad se unan para apoyarse unas a otras, ¿qué les parece? Puedo ayudarles a escribir un guion si lo necesitan.

—Pregunta —dijo Jared, alzando la mano. Estaba dos metros apartado de Evan, y él tenía la sospecha de que era así para que Alana no pudiera ver que estaba jugando Fortnite en su laptop.

—¿Qué pasa?

Jared señaló a Connor y Evan, diciendo:

—¿Esos dos tendrán que hacer cosas de pareja para la cámara? No es por nada, pero creo que eso les interesaría a los seguidores.

Evan parpadeó varias veces y miró a Jared, incrédulo y frunciendo el ceño. ¿Qué se suponía que significaba eso? Peor aún, ¿acaso su amigo no estaba de su lado?

—No tienen que hacer nada con lo que no se sientan cómodos —dijo Alana, reflexiva—, pero no voy a negar que probablemente sí nos haga ganar vistas. Esto ya es pensando más a futuro, pero podríamos abrirles una cuenta en Instagram a Connor y Evan o algo así para mostrar cosas lindas de su relación; de ese modo, no estaría directamente relacionado al proyecto, pero haría que más personas se sintieran identificadas o esperanzadas en el tema 

—Connor y Evan están aquí y también tienen voz en el tema —dijo Connor, arqueando una ceja.

Alana se ruborizó.

—Cierto, perdonen. ¿Qué piensan sobre eso? ¿Se sentirían cómodos grabando cosas de sus vidas personales para la gente? De nuevo, esto ya es con una idea a futuro y asumiendo que las personas quieran saber sobre ustedes, pero yo considero que así será y que sería bueno plantear el tema desde ahora.

—La verdad me da igual —admitió Connor, mirándole las uñas y encogiéndose de hombros—. Pero si Evan no quiere, no se hará.

Evan no pudo evitar sentir una extraña punzada de entusiasmo al oír que Connor lo decía con esa absoluta firmeza, cediéndole poder (aunque también algo de presión) y confiando en su criterio.

—Creo que todavía tenemos tiempo para pensar en eso —murmuró, eligiendo la vía diplomática y a sabiendas de que, de todos modos, Alana volvería a sacar el tema en unos días—, entonces no es necesario que nos precipitemos.

Alana asintió.

—Excelente. Entonces por ahora graben lo que les dije para el primer video. Puedo encargarme de editarlo y lo comenzaremos a promocionar en cuanto la página web esté lista.

Jared se rio.

—La página web ya está lista. Solo necesito un día para cambiarle los colores y añadirle la parte de los foros, y probablemente voy a necesitar que autorices la parte estética porque yo programo, no diseño.

Evan suspiró nerviosamente y tragó saliva.

 


 

—Me sorprende que te lo estés tomando tan en serio —le confesó Evan a Connor después de la escuela, cuando decidieron quedarse tiempo extra para ocupar uno de los salones vacíos y grabar el vídeo que le prometieron a Alana. Si bien podían grabar en otro sitio, a Evan le parecía que era más fácil concentrarse en un entorno escolar y, además, ya estaban ahí. Lo más prudente era aprovechar el momento.

Connor alzó la cabeza de su investigación que había comenzado diez minutos atrás para redactar el guion que ambos dirían. Después de todo, le había dicho a Alana que no era necesario que ella lo redactara y que él era perfectamente capaz de escribirlo (Evan sospechaba que había sido cuestión de orgullo por encima de que realmente quisiera hacerlo).

—Si voy a hacer algo, lo haré bien o no haré nada —fue la simple respuesta de Connor. Hizo una pausa, ladeando la cabeza ante la pantalla. Estaba sentado detrás del escritorio y usando la computadora con absoluta seriedad—. Además, me terminé desviando de la investigación y ahora estoy enterándome de que durante la revolución francesa existió un club de mujeres lesbianas que hablaban de política...

—¿Qué?

—Deberíamos tener una sección así en el foro. Todas las semanas soltar un dato estúpido e interesante como "oye, ¿sabias que Shakespeare tiene sonetos dirigidos a un hombre?", me parece interesante.

Evan estaba bastante sorprendido.

—Nunca me había puesto a pensar cosas así —murmuró, pasándose la mano por el cuello y asomándose a la pantalla de la computadora, sonriendo levemente al ver que Connor tenía Google abierto de un lado y Word del otro, escribiendo a medida que encontraba información.

—¿Qué cosa? ¿Que las personas queer ya existían desde antes? 

El rubor alcanzó las mejillas de Evan.

—O sea, sé que debieron haber existido —aclaró—, pero... nunca pensé sobre eso, o que personas famosas lo hubieran sido. Sé que es absurdo.

A pesar de su vergüenza, Connor no lo estaba juzgando con la mirada. Contrario a lo que hubiera pensado, él tenía un destello de diversión en sus ojos y le observaba como si su ignorancia le resultara entrañable.

—Montones de famosos —dijo—, Alan Turing, Virginia Woolf, Eleanor Roosevelt, Leonardo Da Vinci, probablemente también Isaac Newton...

—¿De verdad? —Evan frunció levemente el ceño—. En realidad, eso me parece impresionante.

—Si encuentras esa información a las tres de la madrugada mientras no puedes dormir y acabas de tener tu primer crush en un chico, es doblemente impresionante, lo prometo.

Evan sonrió.

—Puedo imaginar que sí —respondió, y luego una punzada de curiosidad le atacó—. De acuerdo, tengo que saberlo, ¿quién fue tu primer crush...?

Connor se echó a reír.

—Eso depende. Si estamos hablando de celebridades, fue ese actor de la película "Diez cosas que odio de ti", Zoe la puso una vez y me quedé viéndola por motivos que me parecen bastante entendibles; cuando después actuó en "Secreto en la montaña" lo consideré una señal rotunda de que definitivamente era gay.

Trató de imaginarlo. No podía familiarizarse cuando ni siquiera estaba seguro de haber tenido algún flechazo en una celebridad femenina. Quizá era tan aburrido que no podía hacer algo que todos hacían, aunque apartó el fugaz pensamiento de su cabeza y se rio por lo bajo.

—No sé por qué esperaba otra cosa —se burló—, pero en realidad eso tiene sentido. Dijiste crush de celebridades... ¿eso significa que hubo uno que no lo fuera?

Connor titubeó.

—Sí, hubo alguien —dijo, ahora sonando cauteloso. A Evan le resultaba fascinante que su humor cambiara con esa rapidez, pasando de la diversión a la incomodidad o el fastidio y viceversa. No estaba seguro de cómo seguirle el paso—. Pero no es necesario hablar de él. —Al final recuperó su humor, guiñándole el ojo—. No quiero que te pongas celoso.

Evan comprendió esa discreta petición de cambio de tema y no insistió. Incluso si a veces sentía que se quedaba atrás en indirectas y temas de conversación sutiles, tampoco era tan tonto como para no comprender que Connor no quería hablar al respecto.

Al final terminaron el discurso y se pusieron a grabar.

 


 

Cuando volvió a casa luego de haberle enviado el vídeo a Alana y haberse despedido de Connor, se sintió ansioso.

Le había dicho a Connor que no iba a dar marcha atrás al proyecto aun si implicaba que su madre se enterara; sin embargo, tenía que confesar que no era tan fácil como pensó en un inicio. No es que su mamá tuviera mucho tiempo libre para ver las redes sociales, pero si Alana realmente tenía pensado llevar el proyecto a gran escala, entonces sería cuestión de tiempo antes de que se enterara. Evan se lo podía imaginar y eso le ponía los nervios de punta. ¿Ella se ofendería de que no se lo hubiera contado? ¿Creería que Evan era de esos chicos que temían salir del armario por la reacción de sus padres?

Podría ser totalmente honesto y contarle la relación de mentira que estaba llevando con Connor, aunque no podía imaginarse cómo se iniciaba una conversación así. Quizá algo como: "Oye, mamá, soy heterosexual, pero...". Se estremeció al imaginarlo y se ruborizó, fijando intensamente la mirada en la pared frente a su cama y deseando que pudiera bloquear a su mamá de todas sus redes sociales para que ella jamás tuviera que enterarse de esto.

O tal vez solo estaba siendo un idiota sin remedio, ¿por qué era tan difícil ser sincero? Se tumbó sobre la cama y se cubrió el rostro, suspirando. Eso pasaba cuando empezaba una mentira y no tenía idea de cómo dejarla atrás, y más cuando ya había personas involucradas que apoyaban esa mentira. Menuda tragedia.

Eligió que, por ahora, no le diría nada a su mamá. Si se enteraba de todo lo que estaba haciendo, hablaría y se disculparía; no sería el fin del mundo. No obstante, de momento apostaría a su suerte y averiguaría hasta dónde podía llegar con su incipiente complejo de mitómano.

 


 

Pasaron tres días antes de que Alana subiera el vídeo e inauguraran la página web.

Lo hizo el miércoles por la tarde, por lo que, al jueves siguiente, Evan comenzó a sentir que lo miraban mucho.

No había tenido oportunidad de revisar la página web a pesar de que Jared le había dado la clave de acceso como administrador (no quería admitir que le costaba entender el funcionamiento de la página), así que no estaba seguro de si el primer video se había hecho popular o si acaso a nadie le había importado y eso implicaría que el proyecto estaba destinado a la derrota. Trató de no pensar en eso en el trayecto en autobús a la escuela, tamborileando sus dedos sobre su regazo y frunciendo el ceño cuando tenía la sensación de que las chicas sentadas a su lado le observaban con intensidad; sin embargo, no consiguió atraparlas in fraganti.

Tragó saliva. Al bajar del autobús, afianzó el agarre de sus manos a las correas de su mochila y buscó con la mirada el auto de Zoe en el estacionamiento, porque eso significaría que Connor al menos ya había llegado a la escuela.

Se asomó al estacionamiento y se distrajo buscando el modelo que correspondía, aunque en eso se sobresaltó cuando una voz le llegó por la espalda:

—Hemos vuelto a ser celebridades.

Evan volvió la cabeza, dándose cuenta de que su ansiedad disminuía un poco al ver el brillo en los ojos de Connor. Había algo en su confianza que también se le transmitía a él, calmándolo y dándole la impresión de que la vida no era tan compleja como se empeñaba en creer que era.

—¿El vídeo tuvo éxito? —inquirió, observando a espaldas de Connor el grupo de estudiantes que se detuvo para cuchichear entre ellos y señalarlos. Evan se ruborizó—. Siento que es como el primer día cuando se soltó la noticia de nosotros...

—Sí, pero ahora estamos consintiendo esto, supongo. Y sí, el vídeo tuvo éxito, al menos el esperado; no somos virales ni nada, pero mínimo todos hablarán de eso en la escuela. —Connor se rascó la cabeza, apretando los labios—. No sé si eso lo hace mejor o peor... aunque ahora Zoe quiere saber al respecto y no me habló en todo el camino hacia acá porque aparentemente no contárselo le hizo sentir ofendida.

—¿No se lo contaste?

Connor se encogió de hombros.

—No es que hablemos mucho —murmuró un poco a la defensiva, dibujando un mohín de disgusto en su rostro—. Y tampoco pensé que le importara.

Evan no pudo evitar pensar en todo lo que Zoe solía confiarle cuando se quejaba de su hermano, cuando le pedía que interviniera, cuando decía que no sabía cómo ser una mejor hermana y su dualidad entre amarlo y querer alejarse de él.

—Connor —dijo por lo bajo, vacilando—, creo que... bueno, podrías... Podrías ser más flexible con Zoe. Ella solo se preocupa por ti. Quiere acercarse, pero no sabe cómo.

Por unos momentos, Evan pensó que Connor se enfadaría y le soltaría esa línea de "¿a ti qué te importa?". Y sin embargo, el silencio demostró que, en realidad, Connor estaba sopesando esas palabras.

—Yo tampoco sé cómo —soltó tras unos momentos, apartando la mirada y tensando los hombros—. Zoe es rara y yo no soy una buena persona con ella... No merece que vivamos en el mismo círculo, así que no creo que debamos congeniar mucho.

—¿Qué? —Evan comenzó a perseguirlo cuando Connor le dio la espalda y empezó a caminar hacia el edificio de la escuela—. ¿Qué significa eso? Lo que Zoe merece es que ambos se den una oportunidad, y además, no creo que ella piense eso de ti, Murphy...

—Hace unos momentos acababas de llamarme Connor —bufó—, ¿por qué volviste a mi apellido? De todos modos...

—No te atrevas a decirme que no me incumbe o voy a enfadarme contigo.

Connor sonrió.

—Quiero saber cómo sería eso —bromeó, viéndole de soslayo, mientras caminaban por el pasillo, haciendo caso omiso de los murmullos y los estudiantes que los observaban a su alrededor—, tengo curiosidad sobre cómo eres cuando te enojas. 

—Ya me he enojado contigo antes...

—¿De verdad? Pensé que solo estabas siendo sarcástico.

Evan rodó los ojos.

—No me cambies el tema. Estoy hablando en serio. Y no te lo digo porque me crea tu psicólogo, sino porque... ¿me preocupo por ti?

—¿De verdad?

—Sí, ¿por qué es tan difícil de creer?

Connor se encogió de hombros. Extrañamente parecía que sí estaba reflexionando sobre esa oración que, a perspectiva de Evan, resultaba simple y casi un hecho inevitable. Conocía a Connor, eran amigos, eso significaba que se preocupaba por él, ¿no? Tenía sentido que ese fuera el desenlace de ese conjunto de acciones y hechos. ¿Tal vez se había precipitado al mencionarlo? No quería parecer pegajoso o decir algo cursi. El arrepentimiento llegó pronto y volvió a ruborizarse.

Abrió la boca para añadir algo, pero en eso Connor dijo:

—De acuerdo.

Evan parpadeó.

—¿Qué cosa?

—Tienes razón, o eso creo. —Ladeó la cabeza—. Debería hablarlo con Zoe.

—Eso fue... rápido. No pensé que fueras a tomarme en serio.

—Sé que a veces actúo como un idiota, pero no significa que quiera ser así todo el tiempo. —Connor se detuvo cuando llegaron a los casilleros e hizo amago de mirar el suyo, aunque no se movió y se limitó a seguir mirando a Evan—. La verdad es que no estoy seguro de cómo dar ese paso. He dicho y hecho cosas muy malas a Zoe... cosas que jamás podré borrar. Ni siquiera sé si nuestra relación sea algo que pueda repararse.

Evan sonrió levemente, un poco aliviado de que Connor le estuviera contando algo real y dejara de lado las bromas y los coqueteos. Se sentía íntimo y personal, aunque la sonrisa se le borró casi de inmediato, comprendiendo que tenía que dar una respuesta sabia, un consejo prudente al nivel de la situación.

—Nada es irreparable a menos que estés muerto —atinó a responder, y luego se sintió fatal por decir esa palabra y se puso rojo—. O sea, no lo decía con esa intención, pero...

—Pero igual aplica —bromeó Connor. Por fortuna, no se lo tomó a mal. Evan se preguntó si también tendrían que hablar de eso algún día. Si llegaría la ocasión en la que Connor le confesaría los motivos por los que creyó que merecía la pena intentar morir. La idea le puso tan ansioso que no pudo evitar apartar la mirada y apretarse el brazo enyesado. El yeso donde también yacía otro firme recordatorio de cómo había iniciado esto—. Está bien, creo que tienes un punto. O quizá solo estoy de buen humor para escuchar consejos, aunque si se lo preguntas a Larry, nunca estoy de humor para eso. —Calló unos momentos, como reflexionando. Luego añadió—: Gracias, Evan.

No pudo evitar sentir un cosquilleo en su estómago al escucharlo decir su nombre, incluso si solo lo estaba haciendo porque estaban en público. De todos modos, no controló el sonrojo que se le desató como reacción en respuesta a esas dos simples palabras. No es que pensara nada al respecto, pero debía admitir que se sentía bien, más ligero y más personal.

—No hay de qué, Connor —murmuró, sonriendo.

Notes:

SON TAN LINDOS LOS AMO

La verdad sí me hace muy feliz escribir este fanfic, al punto de que creo que estoy dejando de lado mis propias obras por esto ajaja se volvió adictivo y me lo tomé personal (?

Bueno, mis exámenes ya volvieron lol, eso no significa nada para el fanfic porque creo que seguiré manteniendo el ritmo de las actualizaciones, pero igual es triste para mí...

En finnn, tenemos un poquito más de cómo Connor y Evan se están acercando, y también que Connor empieza a tomar mejor los consejos de Evan, aunque no significa que no siga usando las bromas para cambiarle el tema cuando puede (? Está chikito hay que cuidarlo. Y sí, debo confesar que hice una investigación para este capítulo porque no sabía que Alan Turing era gay, lo que me sorprende doblemente porque ese sujeto es el Sigmund Freud de mi carrera y siento que a estas alturas es mi amigo más personal lol, entonces me sentí ofendida al descubrir que era gay porque nadie me lo dijo...

En fin, nos vemos el próximo fin de semana :D

Chapter 22: Lo que no quisieras admitir

Summary:

Aparición estrella de Heidi. Una fugaz conversación entre Connor y Evan. Y un campo de batalla conocido como lunes.

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

¿Vieron el vídeo del miércoles?

Ni siquiera sabía que Murphy pudiera ser sensato en estos temas.

#ApoyoALaComunidad

Repostea esto, ¡es muy bueno!

Creo que podría ser el inicio de algo interesante.

¿Ya entraron a su página? ¡Tienen un foro muy interesante!

Jaja, ¿quién iba a decir que Evan y Connor se volverían populares?

#Queer #NoEstasSolo

¿Podemos hablar de la linda pareja que hacen Connor y Evan? ¡Lo supe desde que se anunciaron hace una semana!

Me pregunto si esto será por lo que pasó con Peter...

¡El vídeo es buenísimo! ¡Amo su introducción a este proyecto!

 

Evan estaba ruborizado mientras leía todos los comentarios del vídeo que habían subido. Por fortuna, ya estaba en su casa, observando todo desde la comodidad de la distancia y la capacidad de cerrar la laptop en cuanto viera algo que le disgustara. Y sin embargo y para su sorpresa, todos los comentarios eran amables y positivos, o quizás Alana había hecho un filtro para eliminar los que eran crueles e innecesarios. Fuera cuál fuera la razón, no pudo evitar sentir una inmensa sensación de éxito, la idea de que, en el fondo, esto podría dar buenos resultados.

Sonrió y siguió vagando por la sección de comentarios. Ya había abierto el foro y Alana había iniciado la conversación con un mensaje de bienvenida, acompañado de mensajes que Evan y Connor también añadieron, alentando a los demás a que iniciaran conversaciones, preguntas y que no se sintieran cohibidos. Después de todo, este era un espacio seguro; solo por si acaso y para comodidad de los estudiantes, no necesitaban estar registrados para participar en el foro y podía hacerlo desde cuentas de invitados. Apenas habían hilado todo ayer y ya habían compartido el enlace de la página web en muchas publicaciones en Twitter e Instagram, y no todos eran estudiantes de la preparatoria, lo que significaba que el alcance a otros estaba extendiéndose más rápido de lo que había esperado.

Evan estaba orgulloso de lo que estaban creando.

Era viernes por la tarde, así que no tenía que enfrentarse al entusiasmo y la energía de los estudiantes. Ya había sido exhaustivo cuando se enteraron de su relación con Connor y de su "trágica historia de amor", así que no podía imaginar cómo se desarrollaría todo ahora que se volvió formalmente el portador de la voz de un chico que todos pensaban que pertenecía a la comunidad queer.

Soltó un hondo suspiro y sintió cómo su estómago se retorcía. Al final, acabó percibiendo un sabor amargo en su boca, por lo que apartó la laptop y salió de su habitación. Su mamá había llegado temprano del trabajo y estaba en la sala mirando de reojo una película mientras le prestaba más atención a los libros de su clase que tenía acomodados en su regazo. Evan la observó en silencio, preguntándose nerviosamente qué pensaría si supiera todo lo que estaba haciendo.

De repente, tuvo un pensamiento fugaz: ser honesto. Sincerarse antes de que la situación se volviera más delicada y su mamá se sintiera herida por haber sido marginada de la escena. No quería que fuera así. No quería que ella se sintiera una mala madre cuando ambos simplemente estaban lidiando con los platos rotos de una situación que no le favorecía a ninguno (¿cierto? Era fácil convencerse en teoría de eso, pero no era sencillo recordarlo a la hora de ponerlo en práctica. A la hora de tragarse el dolor que le causaba estar solo la mayoría de sus noches y no haber tenido a nadie que le acompañara cuando se rompió el brazo). Ella debía notar su mirada, dado que pausó la película y miró por encima de su hombro.

—Todo bien, cariño? —le preguntó, cargando la cabeza. Se veía cansada, pero ella se veía así la mayor parte del tiempo, lo que enviaba una punzada de culpa al pecho de Evan. Miró hacia abajo y se presionó el brazo.

—Nada —dijo finalmente. Acabó sentándose junto a ella en el sofá—. ¿Qué estás viendo?

Su mamá le explicó la trama sobre una chica que iba a casarse y su malvada suegra que quería impedirlo, poniéndole todo tipo de trabas porque no quería que su hijo se fuera y la dejara.

—¿Por qué verías eso? —se quejó Evan cuando ella volvió a reproducirla y observó la escena de cómo la novia casi era envenenada por su suegra, lo que no le parecía gracioso en lo absoluto.

—Hum, al final todos aprenden una lección y, si la miras por segunda vez, ya sabes lo que pasa y no te molesta —contestó su mamá con una sonrisa. A Evan le gustaba verla sonreír, porque significaba que al menos no estaba tan exhausta; Sin embargo, a veces también era fácil desatenderse de su existencia y tratarse como dos desconocidos que vivían juntos. Pensó en lo que él mismo le había dicho a Connor sobre Zoe, que nada era irreparable; se preguntó si también era lo mismo para ellos dos, si alguna vez sería más madre e hijo que dos extraños que apenas se conocían. Desvió la mirada.

Su mamá bostezó.

—¿Sabes? Espero sepas que nunca sería ese tipo de suegra loca —bromeó ella, sonriendo de lado—, puedes ser mi niño y mi bebé, pero estaría encantada de compartirte con alguien que te haga feliz.

Evan se ruborizó. Siempre le causaba vergüenza que ella le dedicara ese tipo de apodos y, al mismo tiempo, le producía una calidez en el pecho que no era equiparable a nada. En el fondo, quería volver a ser el niño de nueve años que no se preocupaba con tanta profundidad por lo que le rodeaba. En el fondo y de vez en cuando, también quería ser ese niño de seis años cuyos padres aún estaban juntos, pero sentía que desear eso era como traicionar a su mamá, así que solía apartar el pensamiento y enfocarse en el presente.

—Alguien que me haga feliz —repitió, inseguro de qué significaba eso. Miró la pantalla de la televisión, observando cómo la película concluía con la boda de la pareja principal. Se preguntó cómo sería sentir eso. Si acaso algún día tendría a alguien que le hiciera abandonar su obsesión con las estadísticas de divorcio al año y le quisiera hacer sentar cabeza. Se ruborizó intensamente cuando su mente traicionera hizo que una imagen mental le cruzara por la cabeza; en realidad, no era su culpa. Su mente a veces era hiperactiva y le jugaba malas pasadas. No es que su mentira con Connor fuera a llegar tan lejos como para una boda falsa, aunque la idea de imaginar a Murphy en una escena así fue lo suficientemente irónica como para quitarle tensión a la imagen mental.

—Claro. No importa a quién escojas mientras sea una buena persona y te haga feliz. 

Al final, su mamá se despidió para irse a dormir temprano, ya que mañana tenía que madrugar para su turno y aprovechar para estudiar para uno de sus exámenes. Evan asintió y la miró irse, mirando ahora los créditos de la película en absoluto silencio.

 


 

¿Puedo llamarte?

 

A Evan le seguía asombrando que Connor depositara confianza genuina y real en él, lo cual se demostraba por las llamadas y las salidas... No eran muchas, pero eran más de las que Evan pensó que tendrían cuando aceptó este acuerdo.

 

Claro

 

Procedió a esperar ansiosamente a que fuera Connor quien iniciara la llamada; por algún motivo, prefería eso a ser él quien la iniciara.

Tragó saliva. Era sábado por la mañana y ya había terminado sus deberes. Asimismo, ya había concluido su tiempo de dedicación al foro para leer más comentarios e inicios de conversaciones e hilos. Incluso si no participaba en ninguno (porque no tenía idea de qué decir, a diferencia de Alana), quería estar informado sobre lo que pensaban los estudiantes.

Connor finalmente llamó y Evan atendió la llamada al instante.

—¿Está todo bien? —inquirió Evan solo por si acaso.

—Hablé con Zoe —fue la respuesta automática de Connor. Sonaba aburrido y algo indiferente, pero en medio de ese tono de voz Evan alcanzó a detectar un rastro de vacilación.

—¿De verdad? ¿De qué hablaron?

—No mucho. Le dije que no pretendía excluirla del proyecto y la convencí de unirse para demostrarle que hablaba en serio... No era mi intención, pero creo que ahora tendré que pedirle a Alana que la incluyamos. Zoe dijo algo de tener ideas y aportes.

—Estoy seguro de que a Alana le gustará tener más apoyo. —Evan no pudo evitar sentir que sus respuestas eran muy genéricas y carraspeó con la garganta—. Entonces... ¿arreglaron las cosas entre ustedes?

Connor bufó.

—No es que pueda borrar años de incomprensión y fastidio mutuo con una sola conversación. Pero creo que volvimos a ponernos del mismo lado, así era cuando éramos niños y ambos estábamos unidos contra nuestros padres... Luego, no sé, pasó el tiempo y nos pusimos en contra uno del otro. —Hizo una breve pausa, bostezando, o quizá fingiendo que bostezaba para quitarle importancia al asunto—. Igual creo que esto es un buen primer paso. No mejorará todo de inmediato, pero... Zoe está dispuesta a intentarlo y yo también. Ya veremos a dónde nos lleva eso.

Evan sonrió. Le alegraba de forma genuina escuchar eso.

—¿Viste el apoyo que estamos teniendo en la página? —Eligió cambiar el tema tras notar que Connor ya no añadió otra cosa al respecto—. Mucha gente pregunta por nosotros.

—Porque son chismosos —replicó Connor, humorístico—. La gente quiere saber de la vida de todos menos de las suyas. Aunque no los culpo. La verdad es que somos personas interesantes.

Evan se rio por lo bajo.

—¿Lo somos?

—Por supuesto. Y si te pones a hablarles de árboles, entonces serás aún más interesante.

—No creo que a la gente le interese que les hable de árboles.

—A mí sí me interesaría. Estoy seguro de que tienes un montón de datos que nadie más conoce. ¿Se puede saber siquiera por qué te gustan los árboles?

Por unos momentos, Evan no contestó, tratando de determinar qué tan sincero quería ser.

—Al principio fue por mi padre —dijo al cabo de unos momentos—, cuando era niño me llevaba de excursión. A él también le gusta la naturaleza. Supongo que, de alguna forma, fue un gusto heredado.

—Cierto, tu padre. —Connor pareció inseguro sobre cómo proceder en el tema. Evan se lo podía imaginar a la perfección arrugando la frente—. Creo que ya lo habías mencionado, ¿él...?

—Se fue. O sea, se marchó de casa y tuvo otra familia en Colorado. —Evan tragó saliva, decidiendo nuevamente que eso no le avergonzaba, ¿por qué tendría que causarle furor algo que él no decidió, algo que no le correspondía? Aunque era más fácil pensarlo que ponerlo en práctica, así que se encogió en sí mismo y le alegró que Connor no pudiera verlo.

—¿Te abandonó?

—Por decirlo de alguna forma. —La verdad era que a Evan no le gustaba esa palabra. Una parte suya aún seguía convenciéndose de que esa no era su situación a pesar de que todas las pistas apuntaban a eso. Aún seguía creyendo que enviarle mensajes por Facebook a su padre y llamarle por su cumpleaños era mantener contacto con él; por tanto, significaría que no lo había abandonado.

—A mi parecer es la única forma de decirlo, pero, hey, no juzgo... Entonces, ¿te gustan los árboles por él?

—Antes sí, pero ya no.

—¿Ahora por qué te gustan?

Evan se encogió de hombros a pesar de saber que Connor no podía verlo.

—La naturaleza es más fácil de entender que las personas, y también es silenciosa. Ningún árbol te hace preguntas difíciles ni te hace sentir marginado.

Connor se rio por lo bajo.

—Eso es profundo. Lo entiendo. Si lo pones así, puede que a mí también me gusten los árboles.

Evan sonrió.

—Los árboles te lo agradecen —bromeó por lo bajo.

—Tal vez deberíamos volver al parque para que me cuentes los datos que estoy seguro que guardas en tu cabeza pero no se los cuentas a nadie porque crees que no son interesantes.

Era exactamente lo que cruzaba por la mente de Evan. Se ruborizó ante la ilusión del plan. A veces era difícil recordar que Connor podía ser así, que a veces Connor también quería ser escuchado y escuchar a los demás. Jugueteó con el borde de su camisa y su corazón latió con fuerza contra su pecho.

Eran momentos así donde pensaba que quizá ser su novio falso no era lo peor que le había ocurrido.

—Sí —murmuró—, podríamos hacer eso.

 


 

El lunes se sintió como un campo de batalla.

Para este momento la página web y el proyecto NES ya se había difundido a diestra y siniestra. Había personas de otros países interactuando en el foro y el número de seguidores pasaba de los cuatrocientos (¡eso era una locura!), y sin embargo, nada preparó emocionalmente a Evan para cuando puso un pie en el patio de la preparatoria y los estudiantes comenzaron a rodearlo. Había logrado pasar desapercibido en el autobús por simple suerte, pero esta parecía que ya se le había agotado.

—Evan Hansen, ¿verdad? ¿Estaría bien si los invitamos a nuestras reuniones de nuestro club de Literatura Queer? 

Evan estaba seguro de que la chica ya le había hecho la invitación. Aceptó de forma vaga, aunque no formalizó por si acaso.

—¡Hola, Evan! El foro que subieron me gustó muchísimo, ¿podrías responder algunas preguntas?

Balbuceó algo sobre que podía dejarlas en comentarios y las revisaría.

—¿Qué se siente salir con Connor Murphy? ¿También piensas que su participación en la página es como si fuera otra persona?

Se abstuvo de contestar y esquivó al chico que hizo esta pregunta.

—¿Necesitan colaboradores? ¡Nos gustaría apoyar con material de vídeos y apoyo en edición!

Dijo que lo consultaría con Alana antes de tomar cualquier decisión.

Evan logró escapar de los estudiantes (ni siquiera era una multitud remarcable, pero todos lo estaban persiguiendo y eso le provocaba arcadas). Se excusó diciendo que necesitaba ir al baño. Y sí se metió al cuarto de baño, encerrándose en uno de los cubículos y sentándose en el suelo, inhalando y exhalando temblorosamente y sintiendo que el cuerpo entero se le sacudía.

Ni siquiera sabía por qué se sentía así. Nadie le estaba haciendo daño ni le estaban diciendo cosas crueles. Todos estaban siendo amables y le preguntaban cosas porque consideraban que su opinión era importante. ¿Por qué, entonces, tenía que arruinarlo todo con su reacción desmedida y aterrada? Actuando como si le estuvieran atacando.

Las lágrimas se acumularon en sus ojos y apartó los puños hasta encajar las uñas en las palmas de sus manos. Odiaba sentirse así. Detestaba sentirse roto y aislado y completamente surreal, como si fuera una pieza que no encajaba en ningún rompecabezas, como si fuera el único tonto que no podía ser normal. La punzada en el pecho se extendió por todo su cuerpo y sintió náuseas. No logró calmar su respiración y acabó hiperventilando, temblando y sintiendo su cuerpo tan tenso que cada uno de sus músculos dolía como si quemara.

—¿Evan?

Maldición.

Se cubrió el rostro. Ni siquiera sabía cómo rayos Connor había hecho para encontrarlo. Miró el reloj y descubrió que ya habían pasado diez minutos; ni siquiera los había sentido. Y eso apuntaba a que ya había pasado el primer timbre de clases.

Evan no contestó de inmediato.

—¿Estás bien? —Connor insistió, sonando entre conflictuado y abrumado, dubitativo sobre cómo reaccionar.

—No —respondió Evan al cabo de unos momentos, viendo las piernas de Connor acercarse hacia su cubículo. Como estaba sentado en el suelo, supuso que sería fácil de deducir que era él quien estaba ahí.

Le costaba hablar y seguía temblando, y se sentía la persona más patética de la tierra y quería desparecer. No quería que Connor lo viera así y dijera "¿por eso estás llorando?" con puro escepticismo e incredulidad. Evan se frotó los ojos, forzando a su cuerpo a intentar calmarse.

—Está bien —murmuró Connor al cabo de unos momentos. Evan se sorprendió al verlo sentarse en el suelo, a su lado y separados por la puerta del cubículo—. ¿Alguien te molestó o algo así? Porque puedo salir en este momento y patearle el trasero...

—No fue eso —contestó Evan, respirando con dificultad y recordando las técnicas de respiración del Dr. Sherman. Se enfocó en el abrir y cerrar de sus manos, contando hasta diez y de regreso. Una vez consiguió calmar su respiración lo suficiente, añadió—: Solo... fue mucho. De repente sentí la seriedad del proyecto. Sé que es estúpido, pero me di cuenta de lo que esperan de mí, de que realmente cuentan con este proyecto y que esto es serio y yo ni siquiera puedo contárselo a mi mamá y... —Negó con la cabeza, apoyando la frente en sus rodillas pegadas al pecho y mordiéndose el labio inferior—. Comenzaron a hablarme todos a la vez y ni siquiera sabía qué decirles. Ni siquiera estoy preparado para esto y me siento un impostor y un fraude y odio que las personas me hablen al mismo tiempo...

Connor estiró su mano por debajo de la puerta, apoyándola en la muñeca de Evan. El gesto le sorprendió tanto que se calló de golpe y miró la mano de Connor, observando sus uñas pintadas y mordidas y la longitud de sus dedos.

—No te pregunté, ¿te molesta si hago esto? —preguntó Connor de repente, haciendo amago de retirar la mano.

—No —soltó Evan quizá más rápido de lo que era necesario. Se sonrojó. Le alegró que los dividiera la puerta sin impedir el contacto entre ambos—. Está bien.

—Lo siento, es que... no sé qué decir. No soy bueno con las palabras. —Connor hizo una pausa, acercándose un poco más y apoyando la cabeza contra la puerta. Evan se preguntó en qué se apoyaría si la puerta no estuviera ahí—. Quiero decir, a mí realmente no me importa lo que la gente piense del proyecto, pero... entiendo que te importa. Y no eres un impostor, Hansen. Que no te beses con chicos no significa que no te pueda importar la causa. 

El sonrojo de Evan se intensificó.

—No piensas que es patético que haya venido a esconderme al baño a llorar por algo así?

—Creo que es mejor venir a esconderte al baño para llorar que para drogarte —ironizó Connor por lo bajo—, lo digo porque yo hacía lo segundo, aclaro. —Movió su pulgar sobre la muñeca de Evan en un gesto reconfortante. Evan no tenía idea de que Connor pudiera actuar así, o que un gesto tan simple como ese le pudiera haber sentido realmente reconfortado—. No eres patético, Evan, solo diferente. Y yo también soy diferente. Supongo que por eso estamos juntos —añadió medio en broma y medio en serio.

Evan se preguntó de arrepentimiento si Connor quizás solo actuaba así por su papel de novio falso. En teoría, solo habían hecho el acuerdo para beneficiario en público, pero ¿y si Connor también actuaba así en privado para mantener la coherencia? ¿Y si todos gestos esoss no significaban nada?

Se quedó congelado de golpe.

¿Él quería que significaran algo?

La respuesta en realidad ya estaba clara (aunque no quisiera verla), y volvió a causarle una punzada en el pecho.

 

Notes:

De repente parpadeé y me di cuenta que mi Evan tiene algunos rasgos autistas, ¿o soy yo? AJAJAJA 🤣 No fue a propósito, lo prometo. Ahora quiero escribir un fanfic intencional de Evan autista.

En fin, amo a Heidi. Envíen ayuda para nuestro chico que sufre ataques de pánico con las multitudes insistentes (yo sería totalmente ese) y también ahora que oficialmente aceptó (indirectamente) que le gusta Connor uhhh

¿Y en qué momento escribí 50 mil palabras de esto? Lo peor es que todavía no tengo planes de terminarlo pronto, creo 💪 ¿Se dieron cuenta de que he estado alargando un poco los capítulos? Porque ustedes se lo merecen ❤️

EN FINN hasta el próximo fin de semana ;)

PD: Y sí, hice una referencia a Monster-in-Law porque a mi mamá le gusta y la reacción de Evan fue mi reacción también 🙏

Chapter 23: Son novios, son novios, se gustan...

Summary:

Evan tiene un momento de revelación muy importante. Alana tiene grandes planes en mente y Connor es Connor.

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Evan no quería pensar en Connor.

Sin embargo, Connor no estaba ayudando a su situación. Y ni siquiera estaba en su clase.

Connor y la manera en que le había consolado en el baño. Connor y el cómo evitaba tomarle la mano porque Evan mencionó en un momento que no quería que lo hiciera. Connor y su oferta a saltarse las clases para que se recuperara, o su oferta a actuar de guardaespaldas para que nadie más lo hostigara con preguntas. Connor y su sarcasmo y su sonrisa irónica y ese maldito esmalte de uñas. 

En realidad, Evan se dio cuenta de que estaba metido en un gran problema mientras el profesor de cálculo estaba resolviendo una integral en el pizarrón. Ni siquiera pudo poner atención. Tenía la cabeza vuelta un desastre y Jared no era de ninguna ayuda, porque tampoco estaba poniendo atención y estaba jugando en el celular, lo que significaba que no podía comunicarle lo que estaba por explotar en su cabeza.

Aunque... ¿qué era lo que estaba pensando? ¿Qué era lo que había que pensar?

Hundió su rostro en sus manos y apoyó la frente contra el pupitre, sintiéndose miserable por una razón que ni siquiera podía entender. La frustración se acumuló en su pecho y sintió el instinto de gritar o hacer algo. No quería admitirlo. No podía admitirlo, pero ¿cómo se suponía que ignorara la calidez que le transmitía la presencia de Connor, contrario a todo lo que pensó de él en un inicio? ¿Cómo podía hacer caso omiso de la punzada en el estómago que le causó que le tomara la muñeca? ¿Cómo podía evitar pensar en que realmente le parecía lindo y atractivo y que todo en él le resultaba fascinante?

Estaba total y absolutamente perdido.

—Hansen —llamó el profesora de repente—, ¿tienes la respuesta al ejercicio tres?

Solo que Evan no la tenía. Tardó unos momentos en balbucear que aún no resolvía el ejercicio y, mientras el profesor soltaba un suspiro de decepción y volvía al resto de la clase, notó que Jared le observaba con gesto receloso. Luego tomó su celular y sutilmente comenzó a escribir, haciéndole un gesto para que también tomara el suyo.

 

¿Pasa algo?

Estás más distraído de lo usual (⁠・⁠o⁠・⁠)

 

Resolver integrales no es exactamente lo mío 

No puedes culparme por estar distraído 

 


Espera, ya lo sé 

Estás ocupado pensando en tu novio (⁠•⁠‿⁠•⁠)

Te dije que no era buena influencia, Hansen

 

A pesar de saber que era una broma, Evan no pudo evitar ruborizarse hasta la raíz del cabello. De repente, le entró pánico, ¿y si Jared hacía esos chistes porque sospechaba que Evan sentía más que solo amistad por Connor? Aunque, quizá no era ninguna sorpresa, considerando que Jared lo había hostigado para entender por qué Evan estaba tan empeñado en ser amigo de Connor. Se ruborizó aún más ante la idea de qué otra persona supiera lo que pasaba por su cabeza y la tortura mental solo fue en aumento.

—En serio —dijo Jared cuando la clase acabó—, no te ves bien, ¿quieres ir a la enfermería?

—No, gracias —murmuró Evan.

—¿Estás rechazando la oportunidad de irte a recostar a una cama lejos de todos y no hacer nada por una hora? Sí que debes estar mal.

Evan se frotó los párpados.

—No dormí bien —mintió. Eligió decir un trozo de verdad—: Y esto del proyecto NES resultó ser más intenso de lo que esperaba.

—¿Qué esperabas?

—Que las personas no me miraran tanto al menos. —Evan tensó los hombros cuando observó a un grupo de estudiantes cuchichear en una esquina y mirarlo de reojo. Esto definitivamente era peor que el primer día que explotó todo. Ahora las personas contaban con él. Ahora esto era real... y no sabía cómo lidiar con eso. Se pasó la mano por el cabello, rehusándose a tener una segunda crisis en el día (¿Connor vendría a consolarlo otra vez? Era una pregunta totalmente válida y que nacía solo desde la curiosidad, claro estaba)—. O sea, sé que es tonto. Es obvio que las personas van a mirarme... pero esto es diferente.

—Claro que es diferente. Ahora eres un modelo a seguir. Un influencer. Una especie de pseudo-héroe, un...

—Ya lo entendí, gracias, Jared.

Su amigo se echó a reír y le puso una mano en el hombro, sobresaltado un poco a Evan.

—Pero no te preocupes —dijo—, esto solo se pondrá peor, ¿pusiste atención a los planes de Alana? Este solo es el comienzo... ¡Mira el lado positivo! Estoy seguro de que empezarás a caerle mejor a las personas... quizá no a imbéciles como Peter, pero ¿quién quiere ser amigo de alguien como él?

Evan se rio por lo bajo, sin estar seguro de cómo debía tomar la perspectiva que Jared le ofrecía. Le agradaba escuchar la realidad como era (Jared no tenía escrúpulos ni le importaba suavizar la verdad), porque de alguna forma eso le hacía sentir validado. Escuchar que la situación solo empeoraría al menos le hacía sentir que tenía un punto de razón al creer que las cosas ya eran aterradoras y, aunque no era la intención de Jared, igual ayudaba.

—En realidad... —empezó diciendo, mordiéndose el interior de la mejilla. ¿Cómo no iba a ser honesto con Jared cuando él había presenciado todo desde el inicio de este desastre?—. Puede que haya otra razón por la que no me siento bien.

—Oh, no, ¿qué es? Dímelo...

—Es Connor.

—¿Connor? ¿Hizo algo? —Jared se rascó la cabeza, como buscando ideas—. No me digas que vino drogado a la escuela...

—¿Qué? No. —Evan titubeó—. Bueno, espero que no haya sido así. Pero no se trata de eso ni es nada malo... o sea, tal vez sí es algo malo, pero para mí y no porque sea malo en sí, ¿sabes? Más bien le he estado dando muchas vueltas al asunto y ahora no puedo sacarlo de mi cabeza y siento que debo decírselo a alguien, pero ¿qué tal si estoy equivocado? En realidad, no sé cómo puedes equivocarte con esto, mas me conozco y sé que podría pasarme, entonces...

—Solo sueltalo, por favor.

Evan inhaló.

Exhaló:

—Creo que me gusta Connor.

Jared silbó y alzó las cejas.

—Mierda —dijo—, eso es serio.

Evan quería cubrirse la cara otra vez. Se conformó con ver hacia el suelo y caminar lento por el pasillo para evitar llegar muy rápido a su siguiente clase.

—Es muy serio —murmuró Evan en un hilo de voz—, es terrible y fatal y...

—Te gusta alguien, no asesinaste a una persona, cálmate —ironizó Jared—. Y si lo dices porque estás teniendo una crisis de identidad y de orientación sexual, entonces tampoco pasa nada. Tienes permitido que te gusten los chicos, ¿ah? Aunque si estás haciendo esto para encajar en el proyecto, no deberías forzarte. No es que Connor lo amerite mucho...

—No lo hago por eso. —Evan se cubrió las orejas para evitar que se notara lo rojas que estaban.

—Ya lo sé, me estoy burlando de ti.

—No te burles de mí, mejor ayúdame.

—¿Cómo te ayudo? Podría decirle a Connor "oye, le gustas a mi amigo, ¿quieres salir con él?", pero oh, espera, ya están saliendo. —Hizo una pausa—. ¿No estás orgulloso de que me haya tardado en hacer un chiste al respecto?

—Para nada.

—Bueno, yo sí. —Jared se rio para sí mismo—. Pues mira, no sé qué le viste a Murphy o qué está pasando entre ustedes dos, pero creo que primero necesitas un tiempo para ti y que asimiles todo porque pareces a punto de explotar. Tómate un tiempo, mira películas gay, rellena cuestionarios en internet de "¿me gusta mi novio falso?" y asegúrate de que lo que sientes por Connor no es solo un crush pasajero porque están todo el tiempo juntos. Si después de eso aún estás seguro de que te gusta, entonces me llamas y vemos qué hacer.

Evan lo miró.

—¿De verdad harías eso?

—Preferiría no hacerlo, pero ¿qué se le puede hacer? —bromeó—. Soy el único al que puedes recurrir para esto. Ninguna otra persona entendería tu dilema de que te guste tu novio. Supongo que tendré que sacrificarme.

—De verdad lo aprecio.

Jared movió la mano al aire.

—Lo sé, lo sé, soy increíble.

Evan sonrió un poco.

 


 

A pesar de que Connor no había hecho nada malo, igual Evan se las ingenió para evitarlo el resto del día... solo por si acaso. Jared tenía razón: necesitaba un tiempo a solas para entender el desastre en su cabeza y, además, todavía estaba avergonzado por su crisis en el baño y cómo Connor lo había consolado y lo había escuchado llorar. Cielos, no es que Evan creyera que llorar fuera lo peor del mundo, pero no era ningún fanático de que las personas lo miraran en su punto más bajo; y también había una desagradable voz en su cabeza que le seguía repitiendo lo patético y dramático que había actuado y que seguro había asqueado a Connor.

La sola idea de generar un sentimiento así en Connor bastó para querer hacerle llorar de nuevo.

Pero al menos ya estaba en el autobús de regreso. Su mamá no había podido recogerlo desde que comenzó el semestre, lo que estaba bien para Evan porque de todos modos tampoco habría sabido qué hacer con esa variable añadida a la ecuación (sabía lo suficiente de cálculo como para hacer una alegoría como esa, pero que, por favor, nadie le pidiese resolver integrales trigonométricas). Soltó un suspiro y miró su celular.

 

¿Soy yo o me estás evitando?

 

Ah, así que Connor lo había notado. Evan se hundió en su asiento.

Se había desaparecido en el almuerzo (esto también para evitar a los estudiantes que querían saber más detalles sobre el proyecto y a una insistente Alana que tenía planes de tomar prestado el auditorio para dar una especie de conferencia) ocultándose en uno de los salones. Y cuando sonó el timbre, tomó el consejo de Jared y se dirigió a la enfermería con la excusa de que le dolía la cabeza, así no era lo suficientemente grave como para que llamaran a su mamá pero al menos le dejaron quedarse media hora. Cuando fue la hora de la salida, simplemente huyó de ahí antes de poder encontrarse a alguno de los Murphy.

No respondió el mensaje.

Al llegar a casa, tomó de vuelta otro de los consejos de Jared y encendió su laptop. Miró la pantalla fijamente antes de cerrar los ojos y comenzar a escribir a ciegas en el teclado. Y luego entró a la primera página que apareció.

Qué estupidez, pensó a medida que iba leyendo las preguntas del cuestionario. El título resaltaba sus intenciones y eso le hacía sentir más avergonzado. "Cuestionario sobre si eres gay". Tenía que estar enloqueciendo.

"Cuando alguien del mismo género coquetea contigo, ¿cómo te sientes?". A Evan no le estaban gustando las preguntas, no sabía cómo contestar la mayoría y otras, como esa, solo le hacían sentir vacilante, incapaz de catalogar lo que sentía en las tres limitantes opciones que le daba la página.

Al final, no acabó el cuestionario y cerró la página, eliminándola también del historial porque no quería volver a ver nada relacionado al respecto. No es que fuera malo, pero simplemente... no sabía qué hacer al respecto. Estaba por perder la cordura. Eso pasaba cuando se obsesionaba con averiguar algo, como los documentales que le gustaban o cuando puso en orden todas las rutas que quería visitar para que al final las deshiciera en menos de una semana. Sus pensamientos iban y venían y eran destructivos, a veces sentía que jamás cesarían y que no existía medicina suficiente para detener la colmena que se generaba en su cabeza. Odiaba sentirse así.

 

Si me estás evitando por lo que pasó, espero sepas que no es necesario...

A menos que lo hagas porque piensas que dije algo fuera de lugar

Aunque en ese caso, puedes decírmelo directamente, ¿sabes?

No tienes que desaparecer así

Oh, mierda

Está bien, sí, eso de desaparecer sin decir nada es detestable

Entiendo por qué no les gusta que yo lo haga lol

 

Evan se quedó contemplando los mensajes de Connor, sintiéndose culpable de que Connor se sintiera culpable. Al mismo tiempo, no pudo evitar sonreír, ¿cómo era posible que en algún momento pensara que Connor era aterrador? Ahora simplemente le parecía un chico con un poco de mal genio que era incomprendido por los demás; y sin embargo, también era amable y sensible (aunque lo negara y no lo dijera en voz alta) y la persona más sarcástica del planeta, pero a Evan le gustaba eso.

Maldición, a Evan le gustaba Connor.

Se cubrió el rostro y soltó un hondo suspiro, tumbándose sobre la cama y sin reunir valor para mirar el celular y contestar los mensajes. Quería desaparecer. Quería que la tierra se lo tragara.

Se quedó dormido.

 


 

—Así que hablé con el director para reservar el auditorio el viernes, ¿se apuntan?

Alana, como de costumbre, prodigaba un entusiasmo que Evan no compartía.

La miró y se rascó el brazo por encima del yeso, frunciendo levemente el entrecejo. Connor, a su lado, no le había mirado en los quince minutos que llevaban ahí en el cuarto de computación en el almuerzo. Como era de esperar, Evan entendía que Connor se hubiese ofendido tras ignorar sus mensajes; no había sido intencional, dado que se quedó dormido y luego olvidó cargar su celular. Sin embargo, también era culpa suya por haberle ignorado deliberadamente desde el comienzo del día anterior.

Era terrible resolviendo conflictos (no era algo que hubiese aprendido cuando se pasaba la vida sin meterse en problemas con nadie), así que no tenía idea de qué decirle. Y menos cuando ahora todo lo que zumbaba en su cabeza era esa tonta canción de primaria que los niños cantaban cuando a un niño le gustaba una niña. 

"Son novios, son novios, se gustan, se besan..." .

—Claro que sí. —Fue Jared quien rompió el silencio—. Bueno, más bien yo los apunto. Igual yo no planeo participar, pero creo que Evan y Connor la pasarían excelente.

—No me gusta mucho hablar en público —murmuró Evan.

—Podemos escribirte tarjetas y esas cosas. —Fue Zoe quien dio la próxima sugerencia. Ahora que se había unido oficialmente al proyecto (de lo cual se habría enterado Evan si no hubiera apagado su celular desde ayer en la tarde) también formaría parte de sus reuniones cortas y esporádicas. Evan tenía la sospecha de que ser la hermana de Connor influyó en lo rápido que Alana se decidió a incluirla de lleno, aunque no podía estar seguro.

—Sí, podemos arreglarte todo lo que vayas a decir —confirmó Alana—, si quieres, todo estará armado para que solo lo leas. Miren, es que las personas quieren escucharnos. ¿Ya vieron todo lo que comentan y preguntan en el foro? Es increíble, ¡estamos llamando mucho la atención! Haremos una conferencia para unir más voces a la causa y responder preguntas. Si empezamos a tener más participantes en el proyecto, esto crecerá y... ¿quién sabe? Tal vez llegue a sitios que jamás imaginamos. Por ahora, necesitamos a Evan y a Connor como los portavoces porque todos quieren oírlos a ellos... Están interesados en su historia, y no vamos a negarlo: la verdad es que creo que ustedes están siendo nuestro gancho.

—Excelente —contestó Connor, irónico, ganándose la mirada de reojo de Zoe y las cejas arqueadas de Jared—, somos los raros del circo.

Alana parpadeó.

—No lo decía así. A la gente le gustan las historias de romance. Y ustedes tienen una relación muy bonita...

—Ya, claro. —Connor se levantó de la silla, hundiendo las manos en los bolsillos de su sudadera—. La verdad es que no tengo ganas de dar ninguna conferencia. 

Y así como así, se marchó, dejándolos a los cuatro con la boca abierta y siguiéndolo con la mirada.

—Hum —dijo Alana, un poco inquieta—, ¿creen que lo haya dicho en serio? Evan, ¿podrías hablar con él? La verdad es que necesitamos mucho a Connor en el equipo. No tienes idea de la cantidad de personas que se sienten identificadas con su "vibra". —Se rio nerviosamente, como si no estuviera segura de qué significaba eso.

Evan apretó los labios.

—Lo intentaré, pero no prometo nada.

—Ese es nuestro chico —aplaudió Jared—, ve a domar a tu novio.

—Jared —le riñó Zoe, arrugando la frente.

Evan se giró antes de que ambos pudieran ver el rubor creciendo en sus mejillas.

Perseguir y encontrar a Connor no fue tan fácil como pensó. Esquivó a gente en el pasillo y, tras preguntarle a un grupo de chicas si lo habían visto, lo consiguió localizar en el patio trasero. Ahí estaba solo respirando y existiendo y viendo hacia la nada.

Por unos momentos, Evan solo se quedó ahí junto a la puerta por la que había emergido al exterior. Hizo caso omiso de los estudiantes que estaban jugando un partido de básquetbol ahí en la cancha más allá y solo se concentró en Connor.

"... se gustan, se besan en la boca", apartó la canción pegajosa y fastidiosa de su cabeza y se obligó a no sonrojarse.

—Connor —le llamó finalmente, acercándose con cautela y rehuyendo la vista.

—¿Ya me hablas? Pensé que todavía me estabas ignorando —las palabras salieron automáticamente de la boca de su amigo, como si las hubiera estado reteniendo desde la mañana.

—No te quería ignorar.

Connor arrugó la frente.

—Entiendo que necesitaras tu espacio, pero... ya sabes, podrías solo decírmelo. No soy tan estúpido como para no entenderlo.

Una punzada atacó el pecho de Evan.

—Lo sé —murmuró, y luego—: Lo siento.

Disculparse era un reflejo que había aprendido desde niño. Disculparse por hablar mucho, por trabarse con sus palabras, por ser torpe y derramar bebidas, por molestar demasiado, por existir. Y sin embargo, no solía pedir disculpas que fueran así de genuinas.

Quizá Connor también lo percibió, dado que carraspeó con la garganta y se encogió de hombros.

—Como sea —murmuró, rodando los ojos y cruzando los brazos sobre el pecho—, no es que me debas nada. Me da igual. No tienes que darme explicaciones.

Evan tragó saliva.

—Estaba cansado —se excusó a pesar de todo, a pesar de que Connor ya le había restado importancia—, procuraré que no vuelva a pasar. No pretendía desaparecer así. Y además... no te agradecí por lo de ayer. Por haberme ayudado. Y hum, gracias...

Evan se atrevió a levantar la cabeza y mirarlo, aunque no quería. Aunque le causaba vértigo verlo a la cara y le aterrorizaba que Connor pudiera descifrar sus pensamientos. Eso sería terrorífico.

Connor asintió con la cabeza.

—No participaré en la conferencia —contestó al cabo de unos momentos.

—Yo tampoco quiero participar, pero creo que es necesario...

—Creo que podemos manejar todo desde lo virtual, ¿no crees? —Connor arrugó la nariz—. Así estamos bien. No quiero hablar en público. No es que me moleste, pero simplemente no quiero.

Evan hundió los hombros.

—Yo sí lo haré —murmuró tras unos instantes de silencio—, aunque tú no lo hagas.

—¿Estás intentando hacerme sentir culpable?

—Depende, ¿está funcionando?

Connor gruñó.

—Eres de lo peor —contestó. Evan no estaba seguro de qué significaba eso, pero luego Connor añadió—: Bien, lo haré.

 

Notes:

No tengo idea de dónde viene la canción que Evan tenía pegada, así que bien puede ser algo muy local, pero no me arrepiento (? Esa canción me torturaba cuando estaba en primaria, así que... yeah

YA POR FIN EVAN LO ADMITIÓ, el slow burn ya está avanzando JAJAJAJA 🙈 me hace feliz ajsjsjs y sí, puede que haya buscado también cuestionarios gay para acompañar a Evan en esto :p

Evan ghosteando a Connor y Connor tipo "oh, conque así se siente" me parece muy cannon 👁️ ok

Y btw, esto no tiene nada que ver, pero si estabas planeando ver Hadestown con la actuación de Jack Wolfe subtitulado al español déjame decirte que eres afortunado porque recién acabo de subtitular el slime tutorial que me pasaron 🤣 si te interesa, dime y lo subo a YouTube para compartirlo con ustedes

Chapter 24: Levántate y únete a la lucha

Summary:

La conferencia del viernes finalmente llega y los miembros del proyecto NES deciden compartir sus aportes e ideas con la comunidad, lo que se traduce en "Evan odia hablar en público".

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

El auditorio escolar era más grande de lo que Evan había contemplado.

Estando tras bambalinas y debajo del escenario, estaba nervioso a más no poder. Asimismo, arriba del escenario y liderando la apertura de la conferencia (agradeciendo al director por haberles confiado el tiempo y a todos los presentes por haber venido) estaba Alana, sonriente como siempre y presentando un traje púrpura bien planchado y muy bonito. Ella había nacido para esto, para ser mirada por los demás y para liderar causas importantes. Y luego estaba Evan, que quería vomitar tras ver que el auditorio se había llenado y que incluso había personas de pie y que no eran de la escuela. Al lado de Alana estaba Zoe, que había decidido acompañarla luego de que Evan les pidiera que recortaran su tiempo de habla lo más posible.

—Solo estaremos ahí unos momentos que casi ni se sentirán —le dijo Connor, que había elegido unirse a Evan en el plan de "hablar lo necesario y lo mínimo". Eso significaba que le dejarían el planteamiento del problema a Alana, las gráficas y las encuestas realizas a los estudiantes por la página web a Zoe, y todo lo relacionado al crecimiento de la página y el código a Jared, que además planeaba volver su código de tipo abierto para que otras escuelas en otros lugares pudieran replicar lo que estaban planeando. En sí, Evan sabía que su presencia era muy poco requerida en el proyecto, pero no sabía cómo involucrarse más. Le aterraban las miradas en él y detestaba hablar en público. Y sin embargo, quería formar parte de todo lo que estaban creando—. Cielos, Hansen, estás temblando, ¿así de mal te pone?

Evan asintió distraídamente. Al notar que Connor tenía razón, metió las manos en los bolsillos de su pantalón para ocultar el temblor. 

—Sé que es tonto —murmuró, mirando los escalones que dirigían al escenario—, las personas pueden hablar en público sin problemas, pero yo no. Sé que es difícil entenderlo y parece exagerado, pero...

Connor bufó, cruzando los brazos sobre el pecho.

—Nunca dije que fuera tonto —contestó, mirándole con las cejas arqueadas—. Lo entiendo. No todos funcionamos igual. Quizá a una persona que puede hablar en público le cueste hacer algo que tú haces bien... Nadie es perfecto. Todos tenemos debilidades.

Evan se ruborizó. Le gustaba escuchar a Connor cuando le decía cosas así. Era motivador y amable y, además, le daba la impresión de que sus palabras eran genuinas y sinceras. 

—Es verdad —murmuró, y lo miró de soslayo con gesto curioso—, ¿qué hay de ti? Antes dijiste que no tenías problemas en hablar frente a las personas, mas tampoco estabas muy convencido...

—Eso era más por simple pereza. —Connor se encogió de hombros—. Es difícil encontrar la fuerza de voluntad para pelear por una causa. Estoy acostumbrado a rendirme sin intentar alcanzar lo que quiero. Sin embargo, creo que esto lo vale... No quiero renunciar. O tal vez, de nuevo, me hace sentir culpable que tú luches con tu ansiedad para sacar esto adelante. —Sonrió con algo de ironía, aunque sus ojos no pretendían burlarse—. O quizá no es culpa, pero no sé cómo llamarlo.

—¿Inspiración?

—Sí, tal vez.

—¿Podrían dejar de coquetear, por favor? —La voz de Jared les interrumpió a ambos y sobresaltó a Evan, que había olvidado que estaba ahí tumbado sobre una silla mientras esperaba también a que Alana y Zoe les dieran entrada; lo habían organizado así para dividir mejor los temas y no entorpecer la presentación o no ponerse nerviosos los unos a los otros—. Estoy aquí y es asqueroso.

—Cuidado, Kleinman —bromeó Connor—, podría pensar que estás siendo homofóbico.

Jared le sacó la lengua.

—Solo me desagrada que le coquetees a mi amigo frente a mí, muchas gracias —respondió—, solo falta que lo beses y me largo.

—Oh, ¿no estarás celoso entonces?

—No voy a quitarte a tu novio, tranquilo, Murphy.

Evan se ruborizó y miró hacia abajo. ¿Eso significaba que Connor admitía que estaban coqueteando? No le parecía un coqueteo en lo absoluto, pero ¿qué iba a saber él? Aunque dudaba que fuera el caso. Tenía la rotunda certeza de que Connor solo lo miraba como un amigo y eso, contrario a lo que le gustaría admitir, le provocaba un dolor en el pecho.

—Por supuesto que no —ironizó Connor con un destello de diversión en sus ojos. Luego miró a Evan, agregando—: Evan solo tiene ojos para mí, ¿verdad, cariño?

El rubor en las mejillas de Evan se intensificó y rodó los ojos.

—Temo informarte que no necesitas fingir frente a Jared —murmuró por lo bajo, cruzando los brazos sobre el pecho y eligiendo dar fin a ese raro intercambio de palabras que parecía querer hacerlo pegarse la cabeza contra la pared—, él lo sabe todo.

Connor lucía genuinamente sorprendido.

—¿En serio? —Miró a Jared, ahora frunciendo los ojos—. No tenía idea, aunque tiene sentido.

Jared le dedicó una amplia sonrisa.

—Claro que tiene sentido. Yo lo sé todo. Yo sé todo sobre todos, incluso sobre ti, querido Murphy.

Connor abrió la boca para contestar, pero en eso los tres oyeron la llamada de Alana y levantaron las cabezas.

—Vamos —les animó Jared, mientras su sonrisa se convertía en burla—, vayan a hacer su espectáculo y entretener a todos.

Mientras subían al escenario, Evan sintió que las manos comenzaban a sudarle y que su cuerpo entero temblaba. Sacó de su pantalón las tarjetas que Alana le había ayudado a escribir e imprimir, a sabiendas de que prefería un guion por encima de improvisar. A pesar de eso, tener el guion no impidió que un nudo se formara en su garganta y que sintiera que la camisa le apretaba el cuello.

Zoe bajó del escenario y Alana se quedó ahí al margen, preparada para intervenir y ayudar si era necesario. Le pasó el micrófono a Evan y a él le asustó que se le fuera a resbalar de las manos por el sudor que exudaba de sus palmas. Inhaló y exhaló y no miró a la multitud, como Zoe había sugerido, y contó hasta diez, como el Dr. Sherman le había aconsejado muchas veces. Tragó saliva y leyó el comienzo de la tarjeta.

—Eh, bueno... —No pudo evitar tartamudear—. Ya presentamos la idea técnica del proyecto y todo lo relacionado a las estadísticas y a lo que pretendemos llegar, pero... pues... eso no es todo. Esta idea surgió a raíz de crear un espacio seguro en la comunidad... eh, Alana ya planteó el porqué comenzó, pero también queríamos hablarles desde nuestra experiencia... Sabemos que..

Se interrumpió brevemente para cambiar de tarjeta, mas acabó provocando que las hojas resbalaran de sus manos y cayeran al suelo. Se sobresaltó. De por sí le resultaba difícil utilizar bien su brazo cuando estaba enyesado, lo que aumentó su sentimiento de inutilidad. Parpadeó varias veces y se quedó congelado, observando las tarjetas esparcidas sobre el escenario y temiendo que todos lo miraran, que todos se dieran cuenta que este no era un chico que lideraba una causa, sino un chico roto. Connor se sería cuenta. Y entonces, entonces...

—Sabemos que esta no es una situación fácil.

Evan alzó la cabeza, viendo que Connor había dado un paso al frente con su propio micrófono. Lo miró. No pudo reaccionar.

Connor permaneció imperturbable, viendo hacia la multitud (Evan había evitado mirarla ya en el escenario, pero era evidente que eran muchos estudiantes, muchas personas) y continuando:

—Los que estamos presentes aquí sabemos que la lucha por la forma en que amamos y cómo somos no es fácil, y no debería ser juzgada... pero lo es. No se trata de inventar una revolución o luchar por algo nuevo, sino de reconocer las voces que fueron y son olvidadas. En mi particular caso, sé lo que se siente creer que debes ser diferente para encajar en el mundo, obligarte a creer que quizá te has equivocado, que tal vez hay algo malo en ti, pero déjame decirte la verdad: no hay nada malo. —Connor miró hacia Evan, extendiendo su mano hacia él.

Evan lo miró en rotundo pánico. Abrió sus ojos de par en par y, por unos momentos horribles, no comprendió lo que significaba ese gesto. 

Al final, entendió, extendió su mano hacia la suya y Connor la tomó. Se sintió extraño. Evan odiaba la idea de tomarse la mano con otra persona porque sabía que la sensación de sudor debía ser asquerosa, y sin embargo, a Connor no pareció importarle. Y Evan sintió ganas de llorar por algo tan estúpidamente simple como eso. Tomó la mano de Connor y luego miró hacia la multitud de lleno.

Miró rostros que oscilaban su edad, unos más jóvenes y otros más mayores. Observó que todos los veían con absoluta atención en cada detalle, como si realmente quisieran escucharlos y saber de sus vidas. Evan no sabía qué hacer con eso.

Al final, reunió la valentía para volver a acercar el micrófono a su boca y hablar:

—Queremos crear un espacio de empatía donde todos puedan compartir sus historias... Eh, bueno, creo que este proyecto me ha ayudado a darme cuenta de todas las personas que se parecen más a mí de lo que pensaba. Y creo que Connor tiene razón: nadie merece sentir que hay algo malo en sí mismo. —Carraspeó con la garganta y miró hacia atrás. Ese fue el momento en que Alana cambió la diapositiva que estaba siendo expuesta en el proyector del auditorio—. Queremos que formen parte de esto. Hacer tanta difusión como puedan. Esto es... queremos que sea grande y que ayude a la gente. Queremos poder ayudarles y orientarles en todo lo que podamos.

Las diapositivas mostraban más gráficas, estadísticas, datos relevantes y más ideas que añadirían a la página web. Todo era tan gigantesco que Evan de verdad sentía que estaba creando una revolución, aunque Connor acababa de decir lo contrario. 

—Esto no es solo un espacio para temas estrictamente queer —continuó Evan, tratando de recordar todo lo que había anotado en las tarjetas—, queremos que sea seguro para todo. Sabemos que la salud mental y la represión están entrelazadas. Quisiéramos llevar el proyecto también a aportar a la causa de eliminar el estigma que acompaña hablar de temas de salud mental... —Tragó saliva, un poco ansioso—. Todos merecen ser escuchados. Todos importamos, y eso es... eso es algo que nadie debería olvidar.

Evan se dio cuenta de que Connor lo estaba mirando con una sombra de sonrisa. ¿Era orgullo con lo que le veía? Por algún motivo, eso le causó vergüenza y apartó la mirada, sin poder decidir si estaba incómodo o si simplemente era un idiota que no sabía cómo lidiar con lo que sentía en el pecho.

Connor habló también y eso le sorprendió. Evan dio otros aportes y al final bajaron del escenario para darle su tiempo a Jared.

Volvieron justo para el final de la presentación para la sección de preguntas, aunque era la sección a la que Evan le temía más. La sección donde los presentes cuestionarían su causa, preguntarían si realmente valía la pena, si eran lo suficientemente adecuados o sabios para lidiar con todo...

—¿Cómo manejan la presión de representar a tantos estudiantes?

Alana contestó eso, como era de esperar. Su respuesta fue estructurada y amable, incluyendo estrategias con las que Evan no estaba familiarizado.

—¿Creen que el sistema escolar necesite un cambio para proteger a los estudiantes queer?

Zoe estaba animada y tomó la pregunta. La respuesta era un rotundo "sí", aunque se tomó el tiempo de explayar sus argumentos.

—¿Qué le dirían a alguien que no se atreve a salir del clóset?

Fue Connor quien contestó la pregunta. Evan lo miró mientras contestaba, oyéndolo aconsejar a un desconocido sobre todos los factores a tomar en cuenta, desde confiar en su instinto y repasar todas las posibilidades hasta interrogar sutilmente a su familia para indagar su opinión en el tema. "Puede que no resulte como esperabas", dijo Connor, pero luego sonrió (no solía sonreír a menos que fuera con ironía) y recalcó que dado el caso, alentaba a la persona a compartir sus dudas más específicas en el foro y que podían pedirle ayuda a los demás ahí si era necesario.

—No queremos ser intrusivas, pero nos gustaría saber más de ustedes, ¿cuánto tiempo llevan juntos?

Evan, quien llevaba el conteo de la mentira, respondió con lo mismo que les dijo a los Murphy, sintiendo que se ruborizaba y le avergonzaba volver a mentir frente a una multitud. Al menos Larry y Cynthia no estaban ahí, o habría comenzado a sentirse aún más cínico.

Las preguntas siguieron y siguieron y fueron respondidas por turnos. Era exactamente lo que habían planeado.

Y luego ya no.

—¿Cómo se relaciona esto con el intento de suicidio de Connor?

La pregunta fue soltada por un estudiante al fondo del auditorio. Aunque no pretendía ser grosero a simple vista, igual no tuvo mucho tacto a la hora de hablar. 

Todos enmudecieron.

—Bueno, lo ideal es que las preguntas se mantengan en el margen del tema... —comenzó diciendo Alana.

—No tiene nada que ver —Connor le interrumpió tajantemente—. Lo que estamos creando aquí no tiene relación con mi intento de suicidio. No me intenté matar porque fuera gay.

Hubo murmullos.

A todos les había llegado el rumor, pero, en esencia, nadie había escuchado de primera mano que Connor realmente se hubiera intentado quitar la vida. Incluso Evan tensó los hombros y miró hacia abajo, mordiéndose el interior de la mejilla. Recordó entonces que Connor se había unido a su mentira para que las personas creyeran que su intento había sido por el tema de ser gay y no porque realmente estuviera deprimido, entonces ¿qué estaba haciendo? ¿No era eso derribar lo que había construido y lo que se sostenía con su relación falsa? 

Evan estaba muy confundido.

Si Conor iba a ser honesto desde un inicio, ¿cuál era el propósito de su relación falsa? Por supuesto, ahora se habían metido en el asunto del proyecto y la página web, pero... ¿cuánto duraría? Ahora que la situación no beneficiaba a Connor, ¿cuánto tiempo pasaría antes de que empezara a hastiarse de él?

—Y también considero que no tengo ganas de hablar del tema —continuó Connor, frunciendo los ojos—. Así que, disculpen, pero les pediré que cambien el tema.

Por fortuna, el resto de las preguntas no giraron en torno a eso.

Cuando la conferencia llegó a su fin, la cabeza de Evan estaba dando vueltas. No dejaba de pensar en esa línea que Connor había pronunciado: "no me intenté matar porque fuera gay". Lo sabía. Connor ya le había dicho que nunca se trató de eso, y sabía que era estúpido y que no tenía derecho a opinar sobre lo que Connor quisiera compartir o no, pero... de repente, se sintió como si la complicidad que compartía con él desapareciera y fuera cortada. Quién sabía entonces qué otros planes tenía Connor en mente que no iba a contarle. 

—Oye. —Connor le detuvo en el pasillo cuando abandonaron el auditorio y las personas comenzaron a salir también—. ¿Qué pasa? No te ves bien.

Evan sacudió la cabeza.

—Solo necesito descansar —murmuró, frotándose los ojos.

Connor asintió lentamente, y luego se mordió el labio inferior con duda.

—¿Estuvo bien lo que dije o fui muy cortante? —inquirió al cabo de unos momentos. Evan tardó en comprender a qué se refería.

Su expresión se ablandó.

—Eh, yo creo que estuvo bien. No había forma bonita de contestar esa pregunta y, de todos modos, sabemos que estuvo fuera de lugar.

A Evan le pareció que Connor iba a añadir otra cosa, pero fue interrumpido por Jared que se acercó a ellos con entusiasmo.

—La conferencia está volando —les anunció—, apenas la publicamos hace veinte minutos y ya tiene más de quinientos likes, ¿pueden creerlo? Todos están fascinados, ¡eso es genial!

Evan asintió, algo distraído. Se rascó la cabeza y eligió murmurar una excusa vaga y desaparecer de ahí. No quería marginarse, mas tampoco sabía qué otra cosa hacer con todo lo que llenaba su cabeza.

Hundió los hombros ya en la salida de la escuela y se sobresaltó cuando un auto se estacionó justo en la acera frente a él.

Abrió sus ojos de par en par.

—Hola, cariño. —Su mamá lo estaba mirando con una mezcla de duda y afecto—. Creo que tenemos que hablar.

 

Notes:

Actualización sorpresa porque mi universidad está en paro y no tengo clases, lo cual en realidad es horrible y espero que todo se resuelva pronto porque nadie debería tener que pasar por esto para que nuestras voces sean escuchadas. ( Espera, de eso trató este capítulo, hum...)

En fin, en temas más positivos, me di cuenta que Connor y Evan nunca hablaron de que Jared formaba también parte de la mentira 🤣 solo Evan lo sabía y cuando estaba escribiendo este capítulo lo noté y estaba así 😮

Y bueno, ¿qué será de lo que Heidi quiera hablarle a Evan? (Es broma, todos lo sabemos 👍) Y también envíen un psicólogo a Connorrrr, ¿por qué creen que se contradijo en la conferencia a pesar de lo que le dijo a Evan sobre el porqué quería que fueran novios falsos? 😵‍💫 Ando pensando en hacer un capítulo con el POV de Connor porque es NECESARIO.

En fin, nos vemos el finde :D

Chapter 25: Las etiquetas no son para todos

Summary:

Otra aparición estrella de Heidi para recordar por qué todos la amamos, así como otro vídeo de Connor y Evan para el proyecto y una aparición extra que nadie quería :)

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

—Cariño, quiero que sepas que no estoy enojada contigo ni nada de eso.

Las palabras con las que su mamá rompió el hielo provocaron que Evan se encogiera en el asiento del copiloto, tensando la mano sobre el cinturón de seguridad y mirando por la ventanilla. Debía confesar que le sorprendía lo rápido que había corrido el vídeo de la conferencia por el internet. No había otra explicación. Su mamá ya lo había visto, ¿sino qué otra cosa explicaba sus cejas fruncidas y la forma en que se veía conflictuada consigo misma? ¿Estaba decepcionada de que Evan se lo hubiera ocultado? ¿Estaba herida de haber sido marginada? ¿No sabía cómo decirle que no tenía idea de cómo reaccionar? Se mordió el labio inferior con fuerza.

Abrió la boca para murmurar un "lo siento", pero en eso su mamá agregó:

—No tienes idea de lo orgullosa que estoy de ti.

Evan se sorprendió y la miró, parpadeando varias veces.

—¿Uh? —No supo qué otra cosa agregar, frunciendo levemente las cejas y sin estar seguro de haber escuchado bien.

—No sabía de que estabas haciendo esto. —Su mamá no lo miraba a los ojos, aunque su mirada brillaba y parecía hacer un gran esfuerzo por mantener la voz neutra, como si temiera emocionarse demasiado y asustar a Evan—. Me enteré en el trabajo porque una de mis compañeras me enseñó el vídeo de la conferencia... Evan, cariño, ni siquiera sé qué decir. Verte ahí hablando con confianza y siendo tú fue hermoso.

Él volvió a apartar la mirada, fijándola en la guantera y sintiendo que sus ojos escocían.

—Pero no lo entiendo —su mamá continuó, su voz ahora sonaba vacilante—, ¿por qué no me lo dijiste? Es solo que... Y Connor, ¿él es...?

—Sí —contestó Evan, tensando los hombros y de repente deseando escapar. Y sin embargo, tenía que quedarse. Tenía que enfrentar la situación. Por unos momentos, repasó sus opciones: podía contarle todo a su mamá, decirle el comienzo de la mentira y unirla a su complot. O podía seguir enredando la mentira, después de todo, los padres de Connor ya lo creían; después de todo, había algo de verdad, y era que Evan definitivamente no era heterosexual—. Lamento no habértelo contado de verdad, pero...

—No, cariño, yo lamento mucho si te hice sentir que no podías decírmelo.

—¡No, no es eso! Nunca fue eso. —Evan se frotó la comisura de los ojos, desesperado por hacerle ver a su mamá que lo último que pasó por su cabeza fue pensar que ella iba a rechazarlo por su orientación sexual—. De verdad no era el caso. Era complicado, en serio, o sea, casi no nos vemos y no sabía cómo contártelo. 

De alguna forma u otra, iba a herirla. Se sintió fatal por traer ese tema a la conversación. Sabía que debía herir a su mamá no poder estar siempre presente y, a pesar de eso, se sintió en la necesidad de decir algo que fuera cierto. 

—Sé que no siempre estoy en casa —murmuró su mamá, sonando herida. Y escucharla así provocó que Evan se hundiera más en su asiento, mientras que un nudo se formaba en su garganta y un dolor atacaba su estómago—, pero puedes contarme todo, Evan. Ya sea por mensaje, llamada, lo que sea. Y si crees que es importante decírmelo en persona, házmelo saber y haré espacio en mi agenda para estar contigo.

Evan quiso soltar algo como "¿ahora nuestra relación es como sacar cita para el dentista?", pero logró contener el comentario a tiempo y se mordió la lengua.

—De acuerdo —contestó por lo bajo.

Su mamá carraspeó con la garganta, deteniéndose en un semáforo y por fin mirándolo a la cara.

—Así que... Connor y tú —dijo, cambiando levemente el tema.

Las orejas de Evan se colorearon de rojo.

—Sí, estamos saliendo —respondió, sabiendo que su mamá ya debía saberlo por la conferencia, y también debía saber cuánto tiempo llevaban siendo pareja supuestamente y todo lo relacionado a eso que Evan había armado para dejárselo saber al público. Y sin embargo, ella quería escucharlo de él. Eligió comportarse un poco menos idiota y se incorporó. Mientras el automóvil cruzaba el semáforo y volvía a ponerse en marcha, agregó—: Eh, bueno, llevamos poco más de cinco meses. Lo mantuvimos en secreto porque no queríamos traernos problemas y porque así era más fácil, pero... uh, pasó lo del incidente de Connor.

Se sintió mal consigo mismo por censurarlo de esa manera, como si fuera algo que había que susurrar y mantener bajo un candado. No obstante, se sentía incapaz de decirlo en voz alta, de decir "el intento de suicidio de Connor", porque se le revolvía el estómago y quería vomitar. 

—Y su familia se enteró a raíz de eso —continuó Evan, soltando un hondo suspiro y cerrando los ojos por unos momentos para obtener paz mental y recordar todo lo que había hilado hasta ahora—. Me llamaron, me pidieron que les contara detalles de mi relación con Connor y así lo hice. Pero luego se filtró la información al respecto en la escuela y no supimos qué hacer... Un idiota nos dijo cosas despectivas y Connor se peleó con él, y luego en un impulso por la situación y aprovechando la popularidad no intencionada que ya teníamos, creamos un proyecto para visibilizar la comunidad queer y, eh, creo que eso es el resumen de todo...

Se ruborizó al darse cuenta de todo lo que realmente le había ocultado a su mamá. De verdad era terrible.

Ella se mantuvo en silencio por unos momentos que se antojaron eternos.

Luego dijo:

—Connor se ve que es un buen chico. Me alegra que estén juntos. Y está bien, Evan... entiendo que a veces no sea fácil contar algo que es difícil y más cuando no sabes por dónde empezar. Me alegra que al menos ya lo sepa, y también me alegra que estés haciendo esto. Estoy muy orgullosa de ti.

Evan sonrió levemente.

—Gracias.

—Y espero sepas que vas a tener que traer a Connor a cenar de nuevo, pero ahora presentado como tu novio. De haber sabido la última vez que no eran solo amigos, me habría esforzado más.

—Mamá —murmuró Evan, avergonzado—, no es necesario. Connor ya te ama.

Sus ojos brillaron.

—¿En serio?

—Estaba muy feliz cuando hablaron de música.

—¡Es verdad! Tienes razón. Connor tiene un gusto impecable en la música. Definitivamente tienes que traerlo de nuevo a cenar. 

No era eso lo que Evan quería dar a entender, pero igual le divirtió. 

—Se lo diré —contestó, un poco más relajado y permitiéndose sonreír de lado.

—Y hablando más del tema... ¿Esto con Connor va en serio?

Evan se encogió de hombros.

—Sí, supongo.

—Vamos, quiero oír los detalles. Me ocultaste tu primer novio por meses, no puedes negarmelo ahora.

Por unos momentos Evan lo reflexionó.

—Me gusta Connor —dijo. Se sintió bien decirlo y que no hubiera una exhalación dramática en respuesta, aunque no pudo evitar sentirse avergonzado. De repente, se dio cuenta de que su mamá no lo interrogó sobre su orientación sexual; para ella, fue lo menos importante en la conversación. Si Evan no lo mencionó, ella dio por sentado que quizá tampoco estaba seguro. Y le alegró que así fuera. Por ahora solo le gustaba un chico y eso era todo, no había más qué decir—. La verdad es que me gusta cómo es y cómo me ayuda a sentirme más cómodo con lo que me rodea. —Se calló unos momentos, replanteándose el hilo de la mentira—. Creo que salir del clóset nos ayudó mucho a los dos, porque antes... no lo sé, estábamos juntos pero nos preocupaba que los demás se enteraran, así que nos esforzabamos en ocultarlo. Pero ahora ya no, y ahora... me doy cuenta de que Connor es más increíble de lo que ya pensaba. Es muy amable y sensible y me gusta mucho.

Lo dijo y sintió que se quitaba un peso de encima. En parte, contárselo a su mamá resultaba terapéutico en alguna medida, porque ya había eliminado un miedo de su lista de cosas que le aterraban que salieran a la luz. Al menos, ahora su mamá sabía de su relación y lo aceptaba, y no había nada que se sintiera mejor que eso.

Ella le miraba de reojo con una amplia sonrisa llena de amor y calidez.

—Esperar por esto valió la pena —bromeó—, verte enamorado lo vale.

Evan no sabía si tenía sentido catalogarlo dentro de un enamoramiento. Su mamá iba a pensarlo de esa forma dadas las circunstancias, pero a él le resultaba apresurado. Su corazón apenas había soportado admitir que le gustaba Connor. La idea de llamarlo "amor" cruzaba el límite y, además necesitaba más tiempo para cultivarse. Apenas llevaba alrededor de un mes conociendo a Connor (el verdadero Connor, no el chico que veía en los pasillos y cuya existencia poco reconocía), así que no, no podría decir que lo suyo era estar enamorado. Tenía sentimientos por Connor que no eran simple amistad, eso era un hecho, pero tampoco iban más lejos. O eso suponía él. Estaba seguro de que el amor necesitaba más requisitos.

 


 

Mi mamá ahora sabe todo

Lo de la mentira

 

Evan se sintió en la necesidad de hacérselo saber a Connor más tarde ese día, casi rozando la noche. El día siguiente era sábado, por lo que no le importaba mucho hacer sus deberes después, especialmente cuando su mamá y él habían tenido una comida juntos por primera vez en el semestre y supo que podía suspender lo demás.

 

Eso es bueno, ¿verdad?

 

Jaja, sí, es bueno

Mi mamá es increíble

Solo que ahora espera que vengas a cenar pronto

 

Supongo que te lo debo :)

 

Evan miró la carita feliz con más intensidad de la que era necesaria. Debía admitirlo. El hecho de sentir ese estúpido algo por Connor significaba que ahora sobreanalizaba sus interacciones y se preguntaba si había algo detrás. ¿Cuando Connor era sarcástico, en realidad le estaba coqueteando? ¿Cuando Connor hizo eso de tomarle la mano en el auditorio, fue un gesto de consuelo que ideó él mismo o fue para complacer a la audiencia? ¿Cuando Connor confesó que ya no tenía razones para seguir fingiendo, qué era lo que tenía en mente? Odiaba no saberlo. Odiaba no poder preguntárselo.

Se guardó la pregunta y se quedó hablando con Connor hasta la madrugada, contándose todo y a la vez nada mientras conversaban sobre la escuela, el proyecto y libros.

Eso era de lo más surrealista.

 


 

Era lunes después de clases cuando Evan y Connor decidieron grabar otro vídeo para la página. Este era respondiendo varias preguntas particulares que hicieron en el foro, buscando saber algo más específico que lo que alcanzaron a preguntar en la conferencia. Jared se había encargado de filtrar las preguntas y había actuado de moderador, evitando que volviera a repetirse el tema del intento de suicidio de Connor.

—¿Cómo me di cuenta que era gay? —Connor fue el primero en hablar en la grabación. Cuando grababan, era más probable que Evan se trabara y cometiera un error a que Connor lo hiciera, quien, de alguna manera, era capaz de mantener la calma y no parecía sentirse afectado por estar hablando frente a la cámara—. Creo que no estoy seguro de poder responder esto de forma que sea útil para alguien, porque en el fondo creo que siempre lo supe. Cuando era niño nunca pensé que las niñas fueran lindas, ¿saben? Y luego solo fue cuestión de ir escalando y de repente un día solo me di cuenta que definitivamente me gustaban los chicos. —Se encogió de hombros—. Si tienes dudas al respecto, soy de la idea que entonces no eres heterosexual, y, hey, no tienes que saberlo a la perfección. Las etiquetas están ahí y puedes usarlas si te hacen sentir cómodo; si aún no encuentras la que te define o no quieres usarlas, entonces no es necesario. Puedes formar parte de la comunidad aunque no estés seguro de lo que te gusta o de quién eres, y si sabes que nada te define, eso también es válido. ¿Qué hay de ti, Evan?

Él se sobresaltó a pesar de haber acordado que esa sería su señal para hablar después. Era algo que le había pedido que hiciera porque a menudo le causaba incertidumbre no saber si ya era su "turno" para hablar, a pesar de saber que podían complementar sus opiniones y experiencias.

—Ah, bueno, por mi parte... —Carraspeó con la garganta, tratando de hallar las palabras aunque ya las había escrito; y sin embargo, quería que se oyera natural y no como si estuviera leyendo el clima—. Eh, pues creo que lo que acaba de decir Connor sobre las etiquetas es bastante útil y creo que eso sirve para mí... o sea, lo de no usarlas. Supongo que podrías decir que soy bisexual, pero no estoy seguro. Sé que pienso que las chicas son lindas, pero incluso antes de estar con Connor, no pensaba en nadie en particular, y ahora no es que piense que todos los chicos son lindos, sino que solo pienso eso de Connor. O sea... creo que antes de conocerlo, no pensaba mucho en mi orientación sexual, tengo la impresión de que nunca fue algo a lo que le di importancia. Supongo que siempre pensé que iba a tener una novia porque, de alguna forma, es lo que te dicen cuando eres niño, ¿cierto? Y luego conocí a Connor y me di cuenta de que hay muchas formas de amar y de ser y eso fue una especie de "choque cultural" para mí. —Se rio para sí mismo, aunque no sabía si era gracioso—. Porque Connor era muy abierto consigo mismo y yo no lo era, y comenzó a gustarme y me di cuenta de que definitivamente no era heterosexual, pero sabía que eso estaba bien, porque Connor siempre me hizo sentir que no había nada malo en no serlo.

Respondieron otro par de preguntas, ahora un poco más sobre su relación porque las personas detrás de la pantalla no parecían tener suficiente información. Tenía sentido, si lo analizaba Evan. La gente quería sentirse inspirada por relaciones queer reales, querían ver que podían encontrar la paz y el equilibrio y justo ahora veían a Connor y a Evan como un ícono de todo eso.

—Eso que dijiste se escuchó muy real —comentó Connor cuando comenzaron a guardar la cámara que pedían prestada al club de fotografía y pasaron el vídeo a la computadora para dárselo a Jared—. Por un momento sí sentí que estábamos en una relación —añadió con ironía y sin mirarlo a la cara.

Evan parpadeó.

—Puede que haya algo de verdad en lo que dije —respondió. Se dio cuenta de lo que eso podía dar a entender y se apresuró a aclarar—: O sea, puede que no sea tan heterosexual como pensé en un inicio... creo que simplemente nunca me lo cuestioné lo suficiente.

—¿En serio?

—Sí, ¿y qué hay de ti? —Evan decidió cambiar radicalmente el tema, apartando la mirada y guardando la laptop para evitar que Connor notara lo rojo que se había puesto—. Me refiero a lo que dijiste en la conferencia.

Connor arqueó una ceja.

—¿Qué hay de eso?

—Me pediste que siguiéramos fingiendo para decirle a la gente que... que tu intento fue por el tema de la homofobia y todo eso.

—Oh, bueno, sí, es cierto que esa era mi intención inicial. Pero cuando me hicieron esa pregunta en la conferencia, decidí que no iba a dar una buena imagen decirle eso a la gente, especialmente si no es verdad; iba a parecer que me estoy aprovechando de lo que pasó para darle popularidad al proyecto y no quería que relacionaran ambas cosas. —Le quitó importancia al asunto con un gesto de mano—. Mis padres llevan desde el viernes queriendo preguntarme sobre eso también, pero el truco está en parecer que estás ocupado y no tienes tiempo para hablarles. Pero, eh, sí, tomé esa decisión... ¿te molesta que lo haya hecho?

Evan trató de poner en palabras lo que sentía, porque no se había preparado para que Connor le preguntara eso.

—¿Por qué va a molestarme? Es tu decisión. Solo me confundió un poco... ¿Eso significa que ahora solo estamos fingiendo para el proyecto?

Connor se encogió de hombros.

—Al parecer sí.

—Entonces... ¿seguiremos fingiendo hasta que esto termine? Sé que antes habíamos hablado de una fecha límite, pero ahora... hum, esto ahora depende de los demás, ¿cierto?

—Eso creo. —Connor se pasó la mano por el cabello. Evan no supo determinar lo que significaba la expresión que formaba su rostro, por lo que decidió que no era importante y se limitó a mantener la vista en el suelo—. Pues sí, cuando el proyecto llegue a su fin, ambos podemos dar por terminado este... acuerdo, supongo.

¿Era duda lo que había en su tono de voz? Por un momento, Evan se permitió entregarse a la fantasía de que Connor sintiera recelo por que su relación terminara, pero ¿qué significaría si así era el caso? ¿Significaba solo que Connor también sentía consuelo en estar con alguien aunque no fuese real o quizá era otra cosa?

—O sea, no creo que debamos terminar inmediatamente de que todos se olviden del proyecto o algo así —murmuró Evan, mordiéndose el interior de la mejilla—. Y esto podría durar meses, quizá incluso podría mantenerse hasta que nos graduemos... ¿eso sigue estando bien para ti? Me refiero a que, eh, bueno, no es una relación real, no sé si te moleste tener que, ya sabes, no poder estar con alguien más o algo así, y ahora ya cambiaron los términos de la situación, entonces deberíamos hablarlo...

—Por más difícil que resulte creerlo, Hansen, no estoy interesado en saltar a los brazos del primer chico que salga por la puerta. Incluso antes de estar en esta situación, no estaba saliendo con nadie.

—Solo quiero que todo quede claro entre nosotros.

Connor soltó un profundo y ruidoso suspiro.

—Bien —soltó—, no te preocupes, no me molesta seguir con la mentira por un par de meses o incluso un año. No es que estemos haciendo nada de lo que no haríamos aunque solo fuéramos amigos, ¿no? 

Esto no pudo evitar decepcionar un poco a Evan. Sí, era cierto. Quizá no era que Connor quisiera mantener la mentira, sino que simplemente no le afectaba en lo absoluto, no había diferencias. El único esfuerzo extra que estaban haciendo eran todos los vídeos y las conferencias en las que seguramente se seguirían involucrando por el proyecto. Fuera de eso, sus vidas se mantenían sin cambios. Y sin embargo, la palabra no pudo evitar resonar con fuerza en las paredes de su mente.

Amigos.

Eso era todo lo que eran y serían.

Se sobresaltó cuando de repente su celular comenzó a sonar. Lo sacó con rapidez, dado que no solía recibir llamadas y eso, a menudo, significaba que una llamada era importante. Parpadeó con fuerza al ver el nombre del remitente en la pantalla.

—¿Quién es? —le preguntó Connor, curioso.

—Mi padre.

—Oh, ¿y quieres contestarle? —Lo observaba con cierto recato, como buscando entender la reacción de Evan para poder determinar su propia reacción.

No, Evan no quería contestar. Los nervios comenzaron a carcomer cada centímetro de su piel. Sintió un nudo en la garganta y una punzada en el esternón. Su padre nunca llamaba. La razón por la que lo hacía esta vez debía ser obvia, y temió por eso. No era lo mismo que con su mamá, quien sabía que iba a apoyarle sin importar qué. Su padre era diferente; bien podía estar llamando para felicitarle tras enterarse del proyecto NES (era una posibilidad muy baja), pero ¿y si no era así?

—Voy a responder —murmuró.

—¿Quieres que salga?

—No, está bien. —La respuesta era casi obvia. Aunque la escena pudiera tornarse vergonzosa, había algo en tener a Connor presente que volvía todo un poco menos difícil y doloroso.

Atendió la llamada. Contuvo la respiración.

—¿Papá...? —inquirió, apretando los labios y titubeando.

—¿Puedes explicarme por qué carajos apareces en un vídeo donde le dices a la gente que tienes novio?

De acuerdo, pensó Evan, el asunto no iba a salir como con su mamá. Había una parte suya que ya lo había supuesto, mas no significó que no doliera. Tensó los hombros y miró hacia abajo, sintiendo el impulso de cortar la llamada.

Decidió darle una oportunidad.

—Bueno, eso es porque tengo novio —respondió, manteniéndose firme, aunque también sintiéndose al borde de llorar. 

—¿Qué? Evan, ¿de qué estás hablando? Yo no crié un...

Eso le enfureció.

—En eso tienes razón, no me criaste en lo absoluto. De eso se encargó mamá. Y lo siento, pero no te debo explicaciones de mi vida si no planeas estar en ella.

Con las manos temblando, colgó la llamada, y se quedó ahí, inmóvil y tratando de procesar lo que había hecho. Detestaba la idea de que su interacción más reciente con su padre fuera esa. Detestaba hablarle con fastidio y molestia, y odiaba comportarse así. No quería que su padre lo rechazara, la sola idea de que no volviera a dirigirle la palabra y lo borrara oficialmente de su pasado le causaba un dolor intenso en el corazón. No quería ser reemplazado por su otra familia, no quería que tuvieran esa relación fallida y que no tenía cura, y sin embargo... ¿cómo se suponía que actuara?

Así que, en lugar de llorar, se rio. Era una risa repleta de incredulidad y asombro y totalmente rota.

—¿Puedes creerlo? —Esto lo dijo hacia Connor, que lo observaba dubitativo, inseguro sobre si debía consolarlo o no—. Él me abandonó y actúa como si... actúa como si tuviera el más mínimo derecho a decirme qué hacer.

—¿Estás bien? —inquirió Connor con tono suave, ladeando la cabeza.

—No.

—¿Quieres hablar de eso?

—No por ahora.

—¿Quieres un abrazo?

Evan hizo una pausa.

—Sí.

A pesar del caos en su mente y las emociones arremolinadas en su pecho, no pudo evitar sentirse como si perteneciera al lugar entre los brazos de Connor.

 

Notes:

Yes, capítulo más largo de lo usual porque ustedes se lo merecen 🙈 En realidad estoy emocionada porque hoy me puse a planear los siguientes capítulos y esto se pondrá muy INTENSO. Definitivamente tendremos un capítulo de Connor, aunque quizá me odien un poco cuando aparezca (? 🤣

En fin, sigo sin tener nada qué hacer, y voy a aprovecharlo porque cuando termine el paro me tendrán esclavizada ❤️

Abajo pueden depositar todo su odio al padre de Evan, gracias. Y más porque yo tengo el headcanon de que en el musical sí se enteró del proyecto Connor pero no hizo nada al respecto porque ✨ irrelevante ✨ pero en este caso actuó de inmediato porque el hombre se ofendió al ver que Evan tenía novio🤣 creo que todos en los fanfics acordamos que ese hombre es homofóbico y 0 tolerante.

Bueno, nos vemos el próximo fin de semana o quizá antes 😼

Chapter 26: Sincérate, son las dos de la mañana

Summary:

El padre de Evan ganándose el premio a "peor persona del año". Aparición fugaz de Jared y conversaciones interesantes a las dos de la madrugada.

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

—¿Cómo te atreves a llamarme en plena noche para quejarte sobre la crianza que le di a nuestro hijo porque tiene un novio? ¿Acaso te estás escuchando a ti mismo? Vuelve a llamarlo "desviado" una segunda vez y tomaré un vuelo directo a donde estás y...

Evan cerró la puerta de su cuarto para evitar que se filtrara más de la discusión que su mamá mantenía al teléfono con su padre. No quería escucharlo. Le ponía los nervios de punta y se le revolvía el estómago. ¿Cómo era posible que su padre, quien jamás llamaba y muy apenas respondía los mensajes de Evan llenos de desesperación por su atención, justo ahora actuara como si siempre hubiera estado ahí? Estaba absolutamente seguro de que si la conferencia hubiese tratado sobre otra cosa, su padre ni se habría molestado en fingir que la había visto. Quería llorar de la impotencia de solo pensarlo, preguntándose si esto era lo que necesitaba para admitir que rogar por la atención de su padre no debía ser normal, que quizá era ahí cuando todo lo malo había comenzado.

Se pasó las manos sobre el cabello y se subió a la cama, exasperado consigo mismo y con la situación y con su padre y con todo lo que le rodeaba. 

Lo que más detestaba era que apenas fuese lunes.

Buscó su celular y, antes de sopesar la idea por unos largos momentos, acabó decidiéndose a enviar el mensaje.

 

¿Estás despierto?

 

Apenas eran las diez de la noche, pero Evan no sabía de qué otra forma romper el hielo en su chat con Connor. Esperó la respuesta. Cuando no hubo ninguna en los primeros veinte minutos, no pudo evitar decepcionarse, y luego sintió culpa por la decepción; después de todo, Connor tenía una vida, no era que existiera solo para estar al pendiente de Evan y sus problemas.

Se mordió el labio inferior. Lo pensó aún más antes de recurrir a Jared, a quien tampoco quería molestar con lo que pasaba, mas si no se lo contaba a nadie, iba a explotar.


De la escala del 1 al 10, ¿qué tan homofóbico crees que es mi padre?


Es una pregunta trampa

No conozco lo suficiente a tu padre para hacer esa conjetura

Espera

Vio la conferencia, ¿no es verdad?


Y la respuesta a la escala es un total 10


ಠ⁠︵⁠ಠ

Qué detestable

Parpadea si quieres que vayamos a llenar su casa de papel y pinchemos sus llantas


Es tentador

Creo que por ahora me conformo con ignorarlo de por vida

 

Es lo menos que se merece

No dejes que se meta en tu cabeza

Eres, ya sabes, muy valioso y eso 👍

Y ahora me arrepiento un poco de no haber apostado antes que eras bisexual


La próxima vez te avisaré con antelación

 

AJAJAJA BROMEO aclaro

Fue una buena conferencia

Y vídeo 

Y también quiero decirte que LO SABÍA 

Y lo digo porque no tuve oportunidad de mencionarlo en el fin de semana :p


Jaja lo aprecio

 

Ya mañana subiré el vídeo que grabaron hoy :)

Por ahora tú descansa y eso


Soltó un suspiro y su conversación con Jared se desvió, lo que estaba bien porque quería distraerse. 

Se durmió una hora después. No estaba seguro de si su mamá ya se había ido a dormir también; esperaba que así hubiera sido, porque no tenía caso mantener una discusión por tanto tiempo y privarse del sueño a sí misma cuando no valía la pena.

Y habría dormido de corrido por el resto de la noche de no haber sido porque su celular comenzó a sonar en plena madrugada. Frunció los ojos y atendió la llamada, tomando su celular de la mesita contigua a la cama, completamente adormilado y con el cabello pegado a la frente.

—¿Hola? —habló, bostezando.

—Hey, Evan.

—¿Connor? —Se sentó sobre la cama, frotándose los ojos y parte del rostro—. ¿Está todo bien?

—¿Sí? ¿Por qué preguntas...? Oh, ya entiendo. Perdón, no pretendía asustarte. Iba a preguntar si ya estabas dormido, pero creo que ya no tiene caso.

Evan se rio por lo bajo, obligándose a espabilarse.

—¿A qué se debe tu llamada a altas horas de la noche? —inquirió, medio irónico y medio en serio. Miró el reloj, viendo que eran las dos de la mañana.

—Me sentí un poco mal porque no supe qué decir con lo de tu padre...

—No tenías que decir nada. A mí tampoco se me da eso de saber qué decir. —A Evan de repente se le ocurrió una idea—. No vayas a decirme que estás afuera de mi casa.

Se hizo silencio.

Las cejas de Evan se arquearon y se puso en pie.

—Connor —le regañó, aunque no había enfado genuino en su voz—, mañana hay escuela.

—Lo sé.

—Al menos dime que no viniste a pie.

—No, tomé el auto de Zoe. Le dejé una nota para que no se preocupara por mí, aunque lo ideal es regresar sin que se entere.

Evan soltó un hondo suspiro.

—Dame cinco minutos y salgo.

Fue un poco difícil salir en absoluto silencio y sin encender una sola luz. Por fortuna, su mamá tendía a encerrarse en su cuarto, por lo que así era menos probable que oyera los ruidos exteriores. Tomó las llaves al salir y cerró la puerta, observando el automóvil de Zoe estacionado bajo la acera y frente a su patio delantero. Sonrió para sí mismo y se encaminó hacia allá.

—Si te molesta que aparezca en momentos aleatorios del día en frente de tu casa, dímelo y dejaré de hacerlo —fueron las palabras con las que Connor lo recibió cuando Evan se subió al asiento del conductor. Se había puesto una sudadera encima de su pijama, aunque todavía sentía frío y el auto sin calefacción no lo hizo sentir mejor.

Por unos momentos, Evan no hizo más que mirarlo. Le explotó un sentimiento de ternura y afecto en el pecho al ver que Connor estaba genuinamente preocupado de que su intensidad no fuera bienvenida.

—No me molesta para nada —respondió, queriendo agregar que, de alguna forma, le hacía sentir incluso apreciado, o quizá solo era que nadie le había visitado con esa frecuencia antes y le emocionaba. Tal vez estaba malinterpretando la intención con la que Connor lo hacía, ya que, en el fondo, sentía un cosquilleo en la boca del estómago al tenerlo ahí, al saber que solo lo visitaba a él de esta forma. Tragó saliva y carraspeó con la garganta—. ¿Hay algo de lo que quieras hablar tú...?

No sabía de qué otra forma preguntar si había un motivo propio que había impulsado a Connor a venir, como una pelea con sus padres o algo similar a eso.

Y sin embargo, Connor se encogió de hombros.

—Para variar, no vine a quejarme de la vida —murmuró, mirando hacia el volante y entendiendo el trasfondo de su pregunta—, quería verte. Y como puedes ver, no analizo mucho mis opciones antes de elegir una, así que soy muy imprudente. Me pareció buena idea venir, así que vine.

Evan se ruborizó.

Notó que Connor parecía estar sobrejustificando su decisión repentina a estacionar frente a su casa a las dos de la mañana, como si temiera que Evan fuera a enfadarse por eso. Quizá si fuera otra persona la que le interrumpiera el sueño, Evan contemplaría sentirse irritado. No obstante, el motivo era Connor, ¿y cómo iba a enfadarse con él por algo así cuando le parecía el gesto más dulce del planeta? Su corazón se estrujó contra su pecho y rehuyó la mirada, anhelando tener más que estos momentos confusos que bien podrían significar otra cosa, pero las probabilidades de que así fuera eran de lo más bajas, casi nulas.

No supo qué decir. Debió haber dicho "a mí también me hace ilusión verte", porque era verdad (pero le aterraba que esa no hubiera sido la connotación de Connor), mas en cambio solo murmuró:

—Puedes venir las veces que quieras.

Connor asintió.

—¿Y cómo está el asunto de tu padre? —inquirió, cambiando levemente el tema.

Evan se miró las manos en el regazo.

—Sigue actuando como un idiota.

—Vaya mierda.

—La verdad es que sí. —Se rio por lo bajo—. Pero no importa. Da igual.

—Que se joda. Debería estar orgulloso de tener un hijo como tú. Y si no lo está, es problema suyo. —Connor se rascó la cabeza titubeando—. No mereces pasarte la vida buscando validación suya... Y él tampoco tiene derecho a decirte qué hacer y menos si va a ser un imbécil homofóbico.

Evan sonrió, viendo a Connor de reojo. No pudo evitar notar que él parecía haber pensado a fondo qué cosa decirle para consolarlo sobre el tema... o quizá Evan solo estaba inventándose cosas que no estaban ahí para alimentar su ilusión. Quién sabía la verdad. Se mordió el labio inferior y miró la mano de Connor sobre el volante, preguntándose qué se sentiría tomarla solo porque sí y sin avisar, sin dar explicaciones y sin deberlas.

—Preferiría que esto no llegara al proyecto —murmuró—, no me siento listo para compartirlo con... con la audiencia.

Connor asintió.

—Lo entiendo. No tienes que hacerlo.

¿En serio? Porque Evan sentía que sí tenía. Ahora cada vez que pensaba en el proyecto, tenía la impresión de que debía compartir cada detalle de su vida aunque no quisiera, porque ahora le pertenecía a la comunidad y no solo a él. Se cuestionó si eso se sentiría ser una figura pública, o si acaso solo estaba exgerando.

—Llámame loco, pero la verdad es que no pensé que pasaría esto cuando planeamos lo de la conferencia —murmuró. Aún no apartaba su mirada de la mano de Connor, lo que le hacía sentir patético. Después de todo, no dejaba de ser un tonto desesperado en busca de afecto que se conformaría con tomarle la mano al chico que le gustaba (no, en realidad no se conformaría, pero nadie debía saber eso)—. Todo está cambiando bastante y eso es un poco raro. No me estoy quejando, aclaro, pero...

—Sé a lo que te refieres. —Connor lo miró y colocó su índice derecho sobre la muñeca de Evan, recorriendo suavemente la superficie de su piel sin decir nada. Evan lo miró en total desconcierto, mas se obligó a fingir que un gesto tan simple no le había causado un cortocircuito en el cerebro—. No habría podido predecir que esto pasaría al inicio del semestre. Para empezar, el primer día ni siquiera tenía planeado vivir más tiempo, ¿sabes? —añadió con ironía, ladeando la cabeza y causando que su cabello cayera ligeramente de lado. Evan observó cada mechón, esperando ser lo suficientemente discreto como para que su anhelo no fuera confundido con acoso, lo que era estúpido porque justo ahora Connor estaba contando algo desgarrador.

—Sí —murmuró. Añadió, replicando su frase—: Sé a lo que te refieres.

Connor lo miró.

—¿Sí?

—Sí. —Desvió la mirada y apartó la mano, porque estaba seguro de que mantener el contacto visual y físico con Connor solo causaría que actuara de forma estúpida y no quería cambiar lo que había entre ellos, aunque solo fuese amistad y nada más—. Te lo dije antes, ¿no?

—No estaba seguro de qué querías decir con eso.

Evan se tomó el yeso y tragó saliva, cerrando los ojos unos momentos. Casi podía tantear el nombre de Connor escrito ahí y eso, por unos instantes, fue una clase de alivio.

—Pues ahora lo sabes —murmuró, ahorrándose el tener que ver cuál sería la expresión de Connor, si acaso habría puesto todas las piezas en su lugar para comprender qué significaba eso o si había sido muy ambiguo al punto de confundirlo más.

—Evan —dijo Connor. Le gustaba que usara su nombre en lugar de su apellido, aunque justo ahora quizá no era este el tono de voz que quería que empleara al nombrarlo—, ¿te caíste... o te dejaste caer?

Evan se ruborizó.

—Creo que no debí haberlo dicho —se apresuró a retractarse, abriendo los ojos y colocando la mano sobre la manija de la puerta, mas Connor le detuvo por el brazo.

—No tienes que darme explicaciones, solo quiero saber.

—¿Por qué?

—Porque no es justo que yo te tenga aquí escuchando mis monólogos suicidas y yo no puedo hacer lo mismo por ti. —Connor arrugó la nariz, sarcástico—. No, tonto, es porque somos amigos. También quiero saber de ti.

—La verdad es que no hay más qué decir. Fue una idea estúpida. Me subí al árbol y yo... no lo sé. —Frunció las cejas y sus orejas se colorearon de aún más rojo—. Me entró el pensamiento de soltarme y lo hice. No lo pensé mucho. La caída ni siquiera bastaba para darme más que un brazo roto y aun así... ay, no lo sé, Connor. —Meneó la cabeza en negación, comenzando a entrar en pánico.

Connor lo soltó, pero Evan se quedó en su sitio. Ambos se quedaron en un tenso silencio que pareció durar una eternidad. Lo único que se oyó fue el canto de los grillos que andaban afuera.

—Yo tampoco lo pensé mucho —confesó Connor de repente. Evan no logró reunir el valor suficiente para mirarlo—. No era la primera vez que pensaba en conducir hasta matarme, pero... esta vez lo hice. La verdad es que ni siquiera recuerdo que me tenía tan enfadado. Me volví loco con tu carta y ni siquiera fue tu culpa. Supongo que son de esas veces que cualquier cosa te sirve para desenfrenar tus pensamientos más estúpidos, y los vuelves realidad. Estaba enojado y deprimido y quería que todo se callara.

Evan miró hacia abajo.

—¿Te arrepientes? —cuestionó por lo bajo.

—¿De haberlo intentado?

—No, de haber sobrevivido.

Más silencio.

—Justo ahora no —admitió Connor—, ¿y tú?

—Tampoco.

—En realidad, puede que me alegre lo que hiciste... Eso de convencer a todos de que estamos juntos.

—¿En serio? —Evan lo miró, sintiendo una punzada en el pecho. ¿Podría ser...? Quizá...

Connor se encogió de hombros.

—Eso y lo del proyecto ha servido bastante para distraerme —continuó, mirando por la ventanilla—. Creo que, de alguna forma, se siente bien ser visto y poder ayudar a otras personas a ser vistas también. No me gusta la atención, pero esto se siente bien, porque no es solo atención para mí, sino para una mejor causa.

Evan sonrió. Ahora no solo estaba decepcionado sino también avergonzado por haber pensado que quizá Connor diría otra cosa.

Claro que no lo haría, pensó. Connor no lo quería de esa forma. Que fuera gay y estuviera de acuerdo con su relación falsa no significaba que sintiera algo por él. No significaba nada. Connor ya debía tener suficiente con tener un amigo nervioso que se ponía al borde de un colapso con cualquier cosa insignificante. Ya debía estar hastiado de él, aburrido, cualquier cosa, ¿por qué querría llevar las cosas más lejos? Seguro le causaba repudio tomarle de su sudorosa mano, seguro no quería ser intenso para evitar que Evan y su estúpido corazón malinterpretaran las cosas.

Evan se odiaba tanto que podría explotar.

—Me alegra que te sientas así —decidió ser quien rompiera el hielo, tragando saliva—. Creo que ya se está haciendo tarde...

Connor parpadeó.

—Es verdad, lamento haberte entretenido tanto.

—No importa. No me molesta que me despiertes para filosofar un poco sobre la vida y la muerte —ironizó, un tanto burlón.

—Entendido, la próxima vez haremos un club.

—Estoy seguro de que Alana querrá co-fundarlo.

Connor se rio, extendiendo la mano, aunque luego pareció cambiar de opinión de lo que fuera que hubiese pensado y la puso en el hombro de Evan.

—También puedes, ya sabes, contarme si alguna vez vuelves a pensar en lo que te hizo soltarte de ese árbol —dijo, un poco por lo bajo y un poco dubitativo, como si no estuviera seguro de cómo expresar lo que pensaba. Evan sonrió.

—Gracias, también digo lo mismo de ti. Sé que bromeas con el tema, pero...

—Lo sé. —Connor asintió.

Evan no supo qué más agregar y acabó por salir del auto y volver a casa.

Se sintió absurdo tumbarse sobre la cama mientras no dejaba de pensar en Connor, y es que pensar en Connor era peligroso porque lentamente se convertía en una adicción de la que ya no tenía idea de cómo salir.

Miró hacia el techo y suspiró.

Le costó volver a conciliar el sueño.

Notes:

No sé si se dieron cuenta, pero este Jared expresa un poco mejor su afecto por sus amigos que en el canon (en su defensa, el canon era muy tenso y eso no ayudaba) 🤣 Igual no sabe hacerlo al 100, pero él lo intenta.

Y yepp, aquí tenemos a un Evan con un intenso crush :) en realidad puede que me esté proyectando en él un poco 😼 Creo que así es como yo reaccionaría muajaja y de alguna forma es útil porque en este momento estoy atravesando un crush intenso por alguien que ni siquiera sabe mi nombre 👍 (soy terrible en esto, envíen ayuda).

Cambiando el tema, creo que este fin de semana no habrá capítulo porque el viernes dormiré en la iglesia por una velada que armó el grupo de jóvenes ✨ ah, porque, por si no lo sabían, soy una criatura nocturna que escribe en la noche ajaja

ENVÍEN UN PSICÓLOGO PARA EVAN Y CONNOR

Chapter 27: La fiesta

Summary:

Por fin tenemos un salto de tiempo y Halloween se acerca. Evan y Connor se ponen de acuerdo sobre sus disfraces compartidos. Jared organiza una gran fiesta y hay una aparición fugaz y muy relevante...

Notes:

Disfruten este capítulo largo. Para nada estoy escribiendo esto desde el baño en la velada de mi iglesia. Para nada me presioné a escribirlo por las fechas en las que coincidió el fanfic y la vida real :p

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

—He estado pensando en que Hallowen está a la vuelta de la esquina y deberíamos pensar en un disfraz —fueron las palabras con las que Connor apareció a su lado mágicamente mientras Evan estaba caminando hacia la entrada de la escuela. Le miró con una ceja arqueada, mientras Zoe venía detrás de ellos con el celular en la mano y texteando a alguien.

—Antes que nada —le interrumpió Evan, alzando los brazos—, ¿hay algo que notas diferente?

Connor lo miró por unos momentos en confusión.

—¡Tu yeso! —exclamó Zoe, abriendo sus ojos de par en par y guardando el celular.

—¡Oh! —Connor sonrió y tomó el brazo de Evan que antes de ayer había estado enyesado. Habían pasado casi dos meses desde el inicio del semestre, por lo que ya había sido hora de que por fin lo liberaran de esa incómoda y desagradable prisión. Ahora su brazo estaba pálido y no tenía la misma fuerza que su brazo derecho, pero al menos ya no tenía el estorboso yeso ahí.

Evan se ruborizó por la minuciosa exploración de Connor con su brazo, como queriendo averiguar con visión de rayos X si era verdad que el hueso había sanado como correspondía.

—Es impresionante —dijo Connor, aunque no era impresionante en lo absoluto.

—Lo que hace el amor —se burló Zoe, poniendo los ojos en blanco y cruzando los brazos sobre el pecho—. Pensé que estarías decepcionado que ahora Evan no lleva a todos lados su yeso con tu nombre encima.

Connor se rio.

—Sí es decepcionante —asintió, lo que profundizó el sonrojo en las mejillas de Evan—, pero al menos así no hay un yeso acompañándonos a nuestras citas. 

—Es una lástima, ya me había acostumbrado —bromeó Evan, tragando saliva y logrando liberar su brazo del agarre de Connor. Era un poco irónico, pero en el transcurso de las últimas semanas Connor se había vuelto más físico con él, soliendo pasarle los brazos por los hombros, hablándole muy de cerca, jugando con sus manos, caminando cerca suyo para que sus brazos se rozaran. Evan ya no sabía si era para guardar las apariencias o si en realidad Connor era una persona más física y ansiosa de lo que aparentaba a simple vista; no se quejaba, pero prefería mantener un límite para no causarse a sí mismo un paro cardíaco cada vez que su piel y la de Connor entraban en el más mínimo contacto.

—Bueno, chicos, los dejo porque tengo una exposición —se despidió Zoe, aunque luego miró a Evan, agregando—: Ya soporté a Connor el fin de semana enlistando sus posibles disfraces, así que ahora es tu turno de escucharlo... Y deberías publicar que ya sanó tu brazo, ¡seguro a la gente le emociona enterarse!

Zoe se marchó. Connor y Evan avanzaron juntos por el pasillo a su propio paso.

—¿Qué cosas has pensado? —Evan decidió preguntárselo con una sonrisa. Se detuvieron en sus casilleros, aunque Connor apoyó la espalda contra la pared mientras Evan sacaba sus libros.

—Primero, esto es obvio pero igual lo diré: tenemos que ir disfrazados de pareja. Todos pensarán que somos tiernos y esa mierda y es necesario que al menos nuestros disfraces vayan combinados de algún modo. —A pesar de todo, Connor estaba sonriendo también, como si le hiciera gracia—. En segundo lugar, en realidad no había pensado que fuéramos disfrazados hasta que Jared comenzó a planear su ridícula fiesta...

—Oye, Murphy, yo no voy por ahí llamando a tus fiestas ridículas. —Jared parecía tener un sexto sentido para aparecer cuando las personas hablaban de él, y esta vez no fue la excepción. Evan igual se sobresaltó un poco cuando Jared se detuvo ahí a su lado unos momentos, alzando las cejas y chasqueando los dedos—. ¿Saben de qué deberían ir disfrazados? De Romeo y Julieta, considerando que es lo que todos piensan que su relación es... Por supuesto, no los dejaríamos solos y tampoco le daríamos el disfraz de Romeo a Connor...

—Vete a la mierda, Kleinman.

Jared se echó a reír, palmeando el hombro de Evan.

—¡No olviden que ya aceptaron venir a la fiesta! —exclamó, retrocediendo—. ¡No pueden retractarse!

Evan volvió la mirada a Connor una vez que Jared siguió su camino.

—¿Decías? —inquirió, animándolo a retomar su hilo.

Connor arrugó la nariz.

—Bueno, sí, decía que como no planeábamos lo de los disfraces, la verdad es que ahora estamos contra el reloj. Así que los disfraces no tendrán que ser muy elaborados.

—En realidad, me sorprende un poco que seas tú quien los sugiera —confesó Evan, acabando de acomodar sus libros en la mochila y cerrando el casillero—. Siempre pensé que eras del tipo de personas que en las fiestas de disfraces aparecen vestidos como siempre y luego le dicen a la gente algo como "oh, sí me disfracé, vine como un zombie minutos antes de ser mordido" o algo así.

El comentario hizo que Connor se riera.

—No voy a negarlo, definitivamente hice eso cuando tenía catorce años —dijo, cruzando los brazos—. Pero esto es importante, tenemos que darle al público lo que quiere. Además, debo admitir que me da curiosidad esto de los disfraces. Y Jared ya nos recalcó como veinte veces que será una fiesta muy grande y todo eso, la gente seguro querrá vernos y saludarnos. Tenemos que ser carismáticos.

—¿Eso significa que el disfraz de Romeo y Julieta versión gay no es una buena opción? —ironizó Evan. Luego hizo una mueca—. Antes de que creas que sí lo es, recordemos que nadie ha olvidado lo de tu intento de suicidio, así que no sería una buena idea.

—Tienes suerte de que ya lo hubiera tachado de la lista.

—A ver, vamos, ¿qué hay en la lista?

—El fantasma de la ópera y Christine. Aunque si es el caso, yo quiero ser el fantasma...

—Connor...

—¡No hay un significado oculto, lo prometo! Aunque no le tengo mucha fe porque no es muy colaborativo. Otra opción son Heathcliff y Catherine de "Cumbres Borrascosas", aunque es difícil hacer esa adaptación en gay y que las personas lo entiendan a la primera.

—De acuerdo...

—Esta es una de mis favoritas: Gatsby y Nick Carraway de "El Gran Gatsby", ¡otra pareja trágica más con un subcontexto queer! Lo malo es que la gente en este país no lee y no creo que vean el chiste.

—¿Toda la lista incluye parejas literarias que casi nadie conoce? —se burló Evan, pero igual lo escuchó hablar por los siguientes diez minutos (al menos habían llegado temprano a la escuela, por lo que las clases aún no comenzaban) sobre múltiples disfraces que implicaban que alguien fuera un fantasma, estuviera muerto o que fuera una alusión a un personaje que nadie más que Connor conocía. Entre más rebuscado e irónico fuera, más fascinaba a Connor.

Al final, se decidieron por algo más simple.

—¿Sherlock y Watson? —repitió Evan cuando lo escuchó—. No se oye mal.

—Mi primera versión era Sherlock y Moriarty porque todos sabemos que son enemigos con tensión homoerótica, pero creo que es más difícil entender eso. 

Evan se rio.

—Me gusta, elijamos a Sherlock y Watson entonces.

—Excelente, ¿puedo ser Sherlock? Quiero ser Sherlock. Cuando era niño y leí los libros, me obsesioné con resolver crímenes como él. Además, ya sabes, Sherlock y yo somos como un solo ser, solo que yo no he probado la cocaína... aún.

Aparentemente, entre más se sintiera Connor en confianza, más posibilidades había de que hiciera esa clase de bromas. Evan no estaba del todo de acuerdo y seguía sintiendo conflicto sobre el problema de Connor con las drogas (al menos, no había vuelto a verlo desaparecer de la escuela y preocupar a su familia), pero sabía que era más estúpido recalcar una y otra vez lo moralmente equivocada que resultaba la situación. Evan sabía que él tampoco era la persona más perfecta del planeta. Con esto en mente, temía alejar a Connor cada vez que le cruzaba por la cabeza mencionar que, por favor, dejara de drogarse. Así que cuando escuchaba esas bromas, medio sonreía y no sabía qué responder. Como no había vuelto a meterse en problemas graves, Zoe también había empezado a ignorar el tema, quizá temiendo en igual medida que traerlo a la mesa provocara una mala reacción en Connor.

—De acuerdo, está decidido —dictaminó Evan, cambiando levemente el tema—, los disfraces no son muy complicados, entonces creo que están bien, aunque no son directamente una pareja...

—Claro que lo son, ¿has leído los libros? No existe persona más gay que John Watson usando su blog para describir a Sherlock como la persona más increíble del mundo. Y en una de las adaptaciones a serie de televisión hasta terminan con una hija juntos, no hay nada más homosexual y canon que eso.

Evan se rio por lo bajo.

—Solo leí "Estudio en Escarlata" hace unos años —se quejó—, y en ese entonces no estaba pensando si Sherlock y Watson eran compatibles.

—Deberías volver a leerlos con eso en mente. Incluso hay un fanfic escrito en los 80's que se vendió como una reinvención de la historia donde ellos dos son muy gay. Un excelente libro, si me preguntas, aunque no recomiendo imprimirlo con la impresora de la escuela o la gente te mirará raro.

—Constantemente olvido que eres un total friki de los clásicos literarios.

—No sé por qué lo olvidarías si no pretendo ocultarlo.

Evan sonrió en respuesta.

El resto del día no fue malo, aunque siempre podría ser mejor, como si, por ejemplo, tuviera más clases con Connor.

 


 

—Diviértete en la fiesta de forma segura —le dijo su mamá cuando Evan acabó de alistarse y se estaba mirando al espejo del baño—. No regreses muy tarde y no hagas lo que otras personas hagan solo porque se vea bien; no significa que tú también debas imitarlos.

Evan asintió con la cabeza, inhalando y exhalando y sin poder evitar sentirse un poco nervioso. Sabía que era falso, pero aún así compartir disfraz con Connor le hacía ilusión. Era un poco menos emocionante cuando sus personajes no eran una pareja real, pero la vehemencia de Connor para defender por qué debían ser una pareja calmaba esa decepción.

Su mamá lo observaba con los llenos de felicidad y con una sonrisa colgando de sus labios. Se veía orgullosa. ¿Orgullosa de qué? Se preguntó Evan, tratando de determinar si el orgullo venía de que había puesto la vara tan abajo en lo esperable de él que su mamá se entusiasmaba por verlo salir a una fiesta popular.

—Está bien —murmuró, dejándose el cabello en paz para colocarse encima el sombrero oscuro de corona redondeada, ajustándose el saco que hacía juego y tomando el bastón decorativo que había comprado para complementar el disfraz. Si nadie entendía la referencia, sería una pena, aunque las posibilidades de entenderlo aumentaban si se paraba al lado del disfraz de Connor, que era más intuitivo y fácil de adivinar con el sombrero de detective, la lupa y la pipa que le acompañó a buscar en las tiendas.

Escuchó el ruido de la bocina de un auto al exterior de la casa, y sonrió para sí mismo.

—Parece que alguien está emocionado —dijo su mamá, alzando las cejas—. Tomáte muchas fotos con tus amigos y me las mandas para imprimirlas y comenzar un álbum nuevo, ¿de acuerdo? Dijiste que Larry y Cynthia los van a recoger, ¿verdad?

—Sí...

—De acuerdo. Recuerda darles las gracias. —Ella asintió con la cabeza y le miró con una sonrisa. Le acompañó hasta la puerta y saludó a Connor, que se asomaba desde el asiento del copiloto y sonreía. También saludó a Zoe que iba de conductora. Evan solo le había hablado vagamente de ella, aunque su mamá la conocía porque una vez se encontraron los tres en el supermercado. Su mamá le dijo que Zoe era adorable, y Zoe opinó lo mismo de ella.

Evan subió a los asientos traseros del automóvil, poniéndose en medio para inclinarse hacia delante.

Zoe llevaba un vestido bastante victoriano, que era largo y de un color rojo pastel. Llevaba el cabello recogido en una coleta y en su pecho llevaba un cartel que decía "Soy mujer, no propiedad", lo que hizo sonreír Evan.

—¿De qué es tu disfraz exactamente? —le preguntó, mientras Zoe comenzaba a conducir lejos de la casa en camino hacia la fiesta. Alana había rentado un terreno de fiestas especialmente para la situación, alegando que iba a llenarse de gente y que convenía no sentirse asfixiados en un sitio pequeño, aunque no estaba cerca de donde vivían, así que, a pesar de que faltaba hora y media para la fiesta, ya estaban poniéndose en camino, tanto por la distancia como porque los anfitriones debían estar ahí antes. 

—De mujer del siglo XIX cansada del patriarcado —dijo, asintiendo seriamente, aunque luego sonrió—, el feminismo espanta a los hombres que son un mal partido, así que al menos así no se me acercará ningún idiota. Y es divertido llevar vestidos así de vez en cuando. Lo que no es divertido, claro, es el patriarcado y el machismo y cómo las mujeres eran tratadas en este tiempo y aún lo siguen siendo a pesar del año en el que estamos.

—Lleva una daga en la pantorrilla en caso de que a alguien no le guste su disfraz —le informó Connor, lo que hizo que Evan le mirara por fin. A pesar de ya saber de qué trataba su disfraz, no pudo evitar que su sonrisa se extendiera al verle llevar la pinta de un detective. Tenía el sombrero a rayas, una gabardina que le llegaba a las rodillas, y también estaba mordisqueando la pipa de utilería (Zoe lo había amenazado con que no la usara de verdad) y se veía increíble. Le costó apartar la mirada de él, un poco avergonzado.

—No envidies mi daga —se burló Zoe hacia Connor, sonriendo con los dientes—, aunque, Evan, déjame advertirte que no deberías permitir que alguien insulte su disfraz tampoco... Esto solo revivió su enorme crush con Sherlock Holmes y ahora está insoportable con eso.

—¡Nunca tuve un crush en Sherlock! En todo caso... siempre pensé que John Watson era más lindo.

Evan se ruborizó intensamente.

—Ay, qué cursi eres —se quejó Zoe—, mejor pásate atrás con Evan...

—Pensé que disfrutabas de mi compañía. —Connor hizo una mueca.

—Sí, pero llega un punto en el que una chica se aburre de escuchar cómo fue que el autor de Sherlock Holmes casi fue acusado de asesinar a su amigo para quedarse con su esposa...

—¿En serio hizo eso? —se sorprendió Evan, alzando las cejas. Debía admitir que le gustaba preguntar sobre esas cosas (aunque no le importaran demasiado) porque le encantaba ver a Connor entusiasmarse y contárselo, del mismo modo en que le había enviado mensajes a las cuatro de la mañana para hablarle sobre las diferentes formas de escribir el apellido de Shakespeare. Era una especie de rutina suya. Connor le hacía preguntas sobre la naturaleza (Evan estaba seguro de que no le interesaba oír sobre cómo los árboles se comunicaban mediante sus raíces y redes de hongos) y de aquello a lo que quería dedicarse; Evan, a cambio, hacía preguntas sobre sus libros favoritos y de los dibujos que hacía cuando creía que nadie estaba viendo.

Si de verdad fueran una pareja, seguro que arrasarían y serían la mejor que alguna vez hubiera existido... solo que no lo eran, y que probablemente Evan pensaba eso porque no atravesaban problemas de parejas reales. Quizá todo era fácil porque se mantenían como amigos que no enfrentaban compromisos serios el uno con el otro ni estaban enamorados al punto de ser capaces de herirse sin saberlo. Tal vez toda la fantasía se sostenía en la falta de responsabilidades reales. Y quizá era mejor así. Después de todo, no era como si Evan alguna vez fuese a averiguar lo contrario.

Trató de no pensar en eso.

Connor le habló sobre el caso de Conan Doyle y cómo alguien descubrió la posibilidad de que hubiese asesinado a un amigo suyo tiempo después de que Doyle hubiera muerto, aunque, incluso así, el jurado no dio ninguna sentencia oficial. Evan escuchó atentamente y Zoe suspiró.

Cuarenta minutos más tarde, llegaron al lugar donde llevarían a cabo la fiesta.

Era un terreno mayormente al aire libre, pero también tenía un amplio edificio de un solo piso en el centro, donde había un gran comedor y múltiples salas en las que convivir. Además, incluía un espacio con equipo de sonido que Alana planeaba usar para agradecer a los presentes por su apoyo al proyecto NES y hablar sobre cómo "esta no es solo una noche para divertirnos, sino también para recordarnos que la unión hace la fuerza y que no estamos solos" (Evan había memorizado el discurso para aprender en qué momento hacía su aparición).

Alana y Jared ya estaban ahí.

—¡Hey, chicos! —se entusiasmó Alana al verlos. En el sitio también estaba el equipo de fiestas que habían contratado para ayudarles a decorar y acomodar todo, aunque todos ellos les ignoraron profesionalmente. Evan notó que Alana venía vestida de una forma muy particular con un vestido oscuro, aunque no consiguió reconocer su personaje a primera vista.

—Ah, Marie Curie —dijo Connor, asintiendo con la cabeza.

Ella sonrió ampliamente. Luego los miró a ellos.

—¡Ya me habían dicho el spoiler de sus disfraces, pero igual se ven geniales! —elogió, alzando los pulgares en aprobación.

Evan vio que Jared no se había esforzado con su disfraz. Llevaba unos lentes oscuros encima de los suyos y un letrero en su camisa que decía "404 Not Found", lo que no pudo evitar hacerle reír por lo bajo.

—No me juzguen, pero creo que es la primera vez que vengo a una fiesta tan popular —les confesó Alana, que se veía nerviosa y miraba a su alrededor como si temiera que de pronto todo fuera a venirse abajo.

Jared se rio.

—Hola, ¿no has visto? Creo que es la primera vez para todos... —Hizo una pausa, mirando a Zoe—. Estoy seguro de que eres la popular del grupo, así que no creo que sea tu primera vez.

Zoe le sacó la lengua.

—No sé de dónde sacas que ya era popular —murmuró.

—Siempre fue popular —respondió Connor, mirándose las uñas con indiferencia.

Los cuatro se rieron y, por unos momentos, hasta dio la impresión de que se habían conocido antes, que quizá siempre habrían podido ser amigos si cada uno no se hubiera intentado ahogar en sus propias penas; pero, por otro lado, ¿no era ese el significado de la adolescencia?

Evan sonrió.

Pronto se separaron para dividir labores y asegurarse de que todo estuviera listo. Evan alcanzó a atisbar a los padres de Alana, que al parecer habían venido para cerciorarse de que no hubiera problemas al iniciar la fiesta. Evan se preguntó qué se sentiría sentirse así de cómodo con sus padres o que ellos tuvieran el tiempo libre y el entusiasmo por acompañarlo en sus actividades. Para empezar, eso de "padres" en plural ya iba por el camino incorrecto. Aunque estaba seguro de que si su mamá tuviera el tiempo, también se habría ofrecido a apoyar.

—Así que... —Connor apareció a su lado en la cocina, donde Evan estaba haciendo un conteo de todas las compras que habían hecho. Incluso la cocina estaba decorada con telarañas falsas porque... ¿por qué no?—. Ya es la hora de la fiesta; todos sabemos que nadie llega puntual, así que dentro de poco comenzará a llegar la gente, ¿cómo te sientes eso?

Evan lo miró, tratando de determinar el origen de la pregunta. Luego recordó su crisis en el baño y se ruborizó.

—Es un poco abrumador —confesó, tomando su propio brazo, porque aunque ya no tuviera un yeso ahí, colocar su mano ahí se había convertido en un hábito—, pero creo que estaré bien. Sé qué esperar de una fiesta, así que eso lo hace más sencillo.

—¿Realmente sabes qué esperar de una fiesta? —inquirió Connor con burla, acercándose a él porque, reiterando, Connor no era consciente de lo que su invasión al espacio personal le hacía. Evan lo observó, tragando saliva.

—No —murmuró por lo bajo, viéndolo a los ojos y sintiendo que su rostro se calentaba—, a menos que las fiestas sean como en la televisión y las películas.

—Un poco, sí. Aunque quizá mi experiencia no te sirva mucho. Las fiestas a las que yo iba no eran exactamente para todo público.

Evan abrió la boca para preguntar al respecto (en realidad, no quería saber), pero fueron interrumpidos por la intromisión de Jared.

—Venía a avisarles que ya están llegando personas —les dijo, frunciendo el ceño y viendo cómo Connor retrocedía un paso—, esperen, ¿estaban a punto de besarse o algo así? Siento que interrumpí algo.

Evan apartó la mirada, avergonzado, y Connor bufó.

—Sí, eso estábamos por hacer, ¿quieres quedarte y ver? 

Jared se rio.

—Nah, el voyerismo no es lo mío. —Sus ojos se enfocaron en Evan, como preguntando "espera, ¿en serio iban a besarse?", por lo que Evan le dedicó un ceño fruncido y luego rehuyó la mirada. Ojalá hubiera sido ese el caso, no pudo evitar bromear para sí mismo.

De todos modos, el tema dejó de importar cuando dejaron lo que estaban haciendo y salieron.

Las primeras dos horas no fueron tan malas.

Solo que Evan se hastiaba más rápido de las personas de lo que habría pensado en cualquier otro momento de su vida, por lo que, luego de esas dos horas, comenzó a aburrirse y quiso marcharse. Sin embargo, no iba a marcharse cuando la fiesta apenas estaba poniéndose "interesante" a las diez de la noche; incluso su mamá le reclamaría si volvía así de temprano. Así que no le quedó más remedio que quedarse en una esquina, fingiendo que estaba interesado en los bocadillos que había esparcidos en la mesa.

—¿Qué pasa? —Casi como por arte de magia, Connor apareció a su lado, como si de alguna forma fuera capaz de detectar el malestar emocional de Evan—. ¿Por qué miras a la comida tan feo? Tú eres quien se la come, no al revés.

Evan sonrió en respuesta.

—¿Siempre haces tan malos chistes? —se burló.

Connor le guiñó el ojo.

—Sí, pero quizá estabas muy cegado por mi encanto como para notarlo —respondió. Su sonrisa titubeó un poco y apoyó la espalda contra la pared, junto a la mesa—. Por cierto, escuché a Jared diciendo algo sobre organizar un juego de "verdad o reto", y puede que esté pensando mal, pero tengo una mala experiencia con esos juegos cuando involucran a una gran cantidad de personas, y más si todos creen que somos pareja.

—¿A qué te refieres?

—Vamos, Hansen, piénsalo un poco. En alguno de los peores escenarios, si la botella apunta hacia alguno de nosotros, nos pedirán que nos besemos o algo así.

Las palabras provocaron un cortocircuito en la neuronas de Evan. Se esforzó por mantener la compostura.

—¿En uno de los peores escenarios? —repitió, sonando ofendido pero esforzándose por sonreír para mostrar que no hablaba en serio (solo que sí hablaba en serio)—. ¿Tan malo sería besarme, Murphy?

Connor le sonrió de vuelta, arqueando las cejas y ladeando la cabeza.

—Si te besara, Hansen, no sería porque un montón de personas me lo pidieran —contestó.

Evan parpadeó.

—¿Eh? —No pudo evitar denotar su desconcierto.

—¿Connor?

Una voz que no reconocía interrumpió la escena y ambos miraron en aquella dirección.

Evan miró y no reconoció al chico que estaba ahí de pie. Por otro lado, Connor pareció saber de quién se trataba, porque al verlo dijo su nombre:

—Miguel.

Notes:

No me arrepiento de nada.

Si no sabes quién es Miguel, es un personaje del libro; luego detallaré sobre su lore canon dentro del fanfic :) Lamento haberlo incluido, prometo que es necesario.

Y si en tu cabeza se reprodujo "Michael in the bathroom" con este capítulo tienes un 10 ✨

El próximo capítulo será el POV de Connor, aunque no prometo que sea pronto porque ya los consentí mucho muajaja

En fin, yo no celebro Halloween, pero igual espero la hayan pasado bien :p o whatever... Nos vemos ;)

PD: Usé a Connor para desquitarme con mi conocimiento y pasión por Sherlock Holmes, y sí, me contuve, pude haber soltado más información totalmente irrelevante para sus vidas lol

Chapter 28: Mejor que las drogas

Summary:

Finalmente un capítulo de Connor. Aparición estelar de Miguel y un poco de introspección acerca de la forma de ver el mundo de Connor y de cómo se siente respecto a todo lo que le rodea :) O también dos chicos disfrazados sentados bajo un árbol hablando mucho...

Notes:

MUAJAJAJA
el slow burn por fin comenzará a hacer su trabajo

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

Connor nunca fue un fiel creyente de la existencia del karma.

Conocía el concepto y había leído sobre eso, pero no pensaba que todo en la vida se pagara. Si ese fuera el caso, habría montones de injusticias que serían solucionadas; y sin embargo, existían personas que habían cometido atrocidades y que vivían como millonarios cómodamente en sus mansiones. Así que no, no pensaba que existiera algo como una justicia divina cuando día a día la pobreza y la muerte de inocentes probaba lo contrario.

A pesar de ello, no pudo evitar tener la sensación de que había una fuerza misteriosa obrando en su contra cuando se encontró cara a cara con Miguel.

Sencillamente tenía que ser una ironía o una broma sádica del destino. Dudaba que existiera otra explicación para el porqué todo había elegido jugar en su contra en este preciso instante.

Connor lo observó y fue como mirar una vieja fotografía que antes le había evocado montones de sentimientos pero que, justo ahora, solo era un lienzo más; Miguel no llevaba un disfraz muy elaborado, sino que se había vestido con ropa casual y, en una especie de máximo esfuerzo, se había colocado una capa sobre los hombros. Tragó saliva y no pudo evitar titubear, mientras su mente trabajaba a toda velocidad tratando de determinar qué significaba la presencia de Miguel en la fiesta. Abrió la boca para preguntar qué hacía ahí (que habría sido una mala pregunta, dado que la fiesta era de invitación libre), pero en eso Miguel dijo:

—¿Así que ahora eres de la clase de personas que hacen una fiesta beneficiaria? Debo admitir que no lo vi venir de ti.

Cuando alguien le decía que no esperaba algo de él o intentaba decirle lo que debía o no debía ser, Connor se ponía a la defensiva.

—¿Por qué te importa? —espetó, porque el enfado era mejor a la sensación de nostalgia que amenazaba con invadirle. Lo que sentía por Miguel no era lo de antes, y aun así... aun así no era fácil y seguía siendo una mierda. Miró hacia el suelo y hundió las manos en los bolsillos de su abrigo, formando puños y tensando la mandíbula.

Miguel miró de soslayo a Evan, quien estaba ahí y se veía incómodo, dudando entre marcharse o no.

—¿Podemos hablar en privado? —le inquirió Miguel, volviendo la vista hacia él de nuevo. Connor no lo miró a los ojos. Había emociones intensas arremolinadas en la boca de su estómago y no podía descifrar su significado. La mayor parte del tiempo se sentía de ese modo. No tenía idea de si estaba furioso, triste o simplemente asustado. Las emociones negativas solían irse a un mismo extremo que se resumía en buscar cualquier cosa que no le hiciera sentir así; por lo que, en realidad, tenía poca práctica para tratar de definir y entender sus propias emociones. Por ejemplo, justo ahora se debatía entre golpear la pared, empujar a Miguel o solo marcharse. No hizo ninguna de esas tres cosas.

—No hace falta —respondió Connor casi al acto, sin mirar a Evan pero esperando que entendiera que era una súplica silenciosa a que se quedara—, creo que no hay nada que debamos hablar.

—¿Nada? —repitió Miguel, sonando ofuscado. Dio un paso hacia delante y Connor hizo un esfuerzo sobrehumano para no retroceder. No era que le tuviera miedo; maldición, ese no era el caso ni de asomo. Lo que sentía era... ¿qué carajos sentía? No tenía idea, mas era un sentimiento desagradable que le hacía querer rascarse la piel hasta hacerla sangrar—. Bien, si no quieres hablar en privado, entonces yo lo haré... Es solo que, ya sabes, me confunde bastante el tipo de persona que solías ser y la que aparentemente eres ahora, y más considerando que... ¿qué? ¿Ahora tienes novio y resulta que han estado juntos por medio año? Eso no suena a ti en lo absoluto.

—La gente cambia —respondió Connor, tragando saliva.

Miguel lo escudriñó con la mirada

—No creo que tú puedas.

—Eso es suficiente. —Fue el momento en que Evan interrumpió en la conversación, sonando nervioso y ofuscado, como temiendo que no estuviera interpretando correctamente la situación y, de todos modos, eligió arriesgarse—. Eh, no nos conocemos, pero nada de lo que dices es amable, y creo que deberías retirarte o al menos dejar de atacar verbalmente a Connor...

—Evan, ¿cierto? —le interrumpió Miguel, observándolo. Connor apretó los puños con aún más fuerza, enterrando las uñas en las palmas de sus manos. La sola idea de que Miguel y Evan intercambiaran palabras era tan surrealista y mortificante que quería vomitar

—Sí, y por lo que deduje de la conversación, tú te llamas Miguel...

—¿Connor te ha contado sobre mí?

Evan negó con la cabeza.

—No hay nada que necesite saber —contestó, frunciéndole el ceño a Miguel y luciendo una expresión molesta en su rostro—, pero puedo ver que lo estás incomodando y eso no me gusta. —Llevó su mano a la manga del abrigo de Connor, sin apartar sus ojos de Miguel—. Así que, si nos disculpas...

—¿Por qué me miran como si yo fuera el problema? —Miguel volvió la mirada hacia Connor una segunda vez, y él volvió a rehuir la vista como si siguiera una estrategia infalible—. ¿Tienes idea de lo estúpido que fue decirme que me extrañabas y luego desparecer como si nada, Connor? Fue una mierda. Me preocupé por ti. Cuando no te llegaron los mensajes, de verdad pensé que algo horrible había pasado y me sentí culpable, y luego... ¿y luego qué? Resultó que estabas más que bien, volviéndote popular y no extrañándome en lo absoluto. —Sus ojos se posaron fugazmente en Evan, añadiendo—: Solo por si acaso, me envió ese mensaje hace como dos meses, así que si quieres considerar eso como un engaño o no, depende de ti. —Se pasó la mano por el cabello, meneando la cabeza y suspirando—. ¿Saben qué? No me interesa ser el chico que viene y arma una escena de celos o algo así; esa no es mi intención. Simplemente... eso fue una mierda, Connor, y no sé a qué estás jugando, pero no fue divertido. Y tampoco tengo idea de qué carajos pasa por tu mente y por qué de repente eres capaz de mantener una relación estable, pero...

—Bien —le espetó Connor, soltándose del agarre de Evan con un poco más de brusquedad de la que pretendía. Por fin se atrevió a mirar a Miguel a los ojos—, ya te desahogaste, ¿te sientes mejor? Ahora, si tanto me odias, hazme el favor de no volver a aparecer en mi vida. 

No lo pensó dos veces antes de dar media vuelta y abrirse paso entre las personas. De repente, el lugar se sintió muy pequeño y la gente muy cerca y ruidosa. La cabeza estaba a punto de explotarle. La sangre le corría por todo su sistema y podía escuchar su corazón latir contra sus oídos. Quería golpear algo, quería destruir cosas o destruirse a sí mismo, y esa siempre era una sensación horrible. Tan simple como que su vida dependiera de su estado de ánimo. Encontraba desagradable que mirara el suicidio como una solución real y tangible a cada uno de los problemas que se le presentaban en su vida.

Y sin embargo... No, no podía.

Abandonó el edificio y salió a exterior. El frío de la noche ayudó a calmar el ardor y el fuego dentro de su cerebro y de su cuerpo. Se pasó la mano por el cabello y luego por el cuello, aunque la apartó para evitar que sus uñas econtraran el camino por su piel que generaba el dolor que solía ayudar en estas situaciones. No quería hacerse daño. Al menos no ahora.

Se odiaba tanto que podría llorar.

Lo que más detestaba era eso, no poder controlarse o entenderse a sí mismo. Lo segundo que más aborrecía era lo mucho que todo le afectaba, lo intenso que a veces era el mundo y que parecía ser el único idiota que no era capaz de seguir adelante. Por eso era que necesitaba drogas, esas sí que nublababan su juicio y el dolor, servían para evitar que todo le afectara así; pero justo ahora no tenía nada a su alcance, y eso solo le hizo sentir peor.

Caminó por el terreno que rodeaba el edificio de la fiesta. El límite estaba bordeado por una cerca de alambre a casi cincuenta metros de distancia. Había árboles y helechos creciendo salvajemente por la tierra, aunque no eran muchos en relación al espacio disponible. El cielo oscuro estaba nublado y la temperatura había descendido bastante. Por unos momentos, solo hubo silencio...

Luego escuchó pasos a sus espaldas.

—Connor.

La voz de Evan.

La tercera cosa que más odiaba era él. Solo que no era Evan, sino, más bien, lo que sentía Connor al respecto. También se detestaba por eso. Y sin embargo, había sido algo casi inevitable, ¿cómo no iba a sentirse seguro con la única persona con la que no tenía que fingir nada? En realidad, era irónico, considerando que su relación sí era falsa, y a pesar de eso Evan lo había conocido en su peor momento. Había presenciado su actitud más sarcástica y estúpida y aún así le dijo que podían ser amigos. Una y otra vez Connor estaba ahí para recordarle que era una energía negativa y muy pesimista que constantemente hacía bromas sobre sus tendencias suicidas, y sin embargo, Evan no quería meterlo a un psiquiátrico por oír eso en comparación a todas las otras personas. De hecho, Evan lo entendía. Evan era... era exactamente lo que Connor jamás habría adivinado que era.

Tenían cosas en común, lo que era sorprendente para cualquiera que mirara su relación desde fuera. Podía sostener conversaciones largas y fascinantes con él sobre casi cualquier tema y no se cansaba de oírlo ni de mirarlo ni de tocarlo... Sí, ese era un problema.

Connor definitivamente no quería solo ser su amigo.

Estaba seguro de haber pensado eso a los cuatro o cinco días de haber recuperado la memoria y haber comenzado a conocer a Evan. Le gustaba su sarcasmo oculto, su ironía, la forma en que sonreía, lo mucho que sabía cosas en las que nadie solía pensar, el cómo le soportaba, lo comprometido que estaba con el proyecto, cómo se sonrojaba, era todo de él.

Sí, era un problema muy serio. Totalmente serio.

Así que, cuando Connor se volvió hacia él, no consiguió enfadarse por haber sido seguido hasta ahí. Ese era un efecto raro que Evan tenía sobre él. De pronto, sus ganas de explotar, de arañar y de conducir hasta matarse se veían reducidas. No era como la marihuana y definitivamente no era una cura milagrosa, y sin embargo, Evan hacía algo. Tenía algo. Le provocaba paz.

Evan pareció sorprenderse de que Connor hubiera elegido encararle al primer llamado.

—¿Estás bien...? —comenzó diciendo, aunque luego carraspeó con la garganta—. Bueno, no, ignora esa pregunta, creo que es obvio que no estás bien, no era mi intención... Es solo que... bueno, en realidad tampoco sabía si querías compañía o no, y aunque decidí arriesgarme, puedes decirme si quieres que me vaya o...

—No —respondió Connor casi en automático. Frunció las cejas, añadiendo—: No hace falta que te vayas.

Procedió a tomar asiento en el suelo, a los pies de un árbol bastante enano que ya estaba perdiendo sus hojas por el otoño. Evan se sentó a un lado suyo.

Por unos largos momentos, ninguno dijo nada. De alguna forma, el silencio no era incómodo.

A pesar de eso, Connor recogió las piernas y las pegó contra su pecho, mirando hacia el césped que le hacía cosquillas a través de pantalón y diciendo:

—Sobre Miguel...

—No tienes que explicarme nada —dijo Evan de inmediato—, o sea, no es necesario, sabes que da igual.

Connor asintió.

—Igual quiero contarte, si eso está bien.

—Ah, entonces yo te escucho.

Inhaló y exhaló.

—Lo conocí en segundo año. No sé si lo recuerdes, pero estuve ausente más de un semestre ese curso.

—Creo que sí lo noté, me acuerdo un poco.

Connor arrancó algunas de las hierbas que salían de la tierra con las manos, buscando entretenerse mientras hablaba.

—Sí, fue porque mis padres me metieron a un colegio a ver si eso conseguía arreglarme de alguna manera. Ahí conocí a Miguel y nos hicimos amigos bastante rápido. Solo que no duró demasiado porque resulta que lo bueno nunca dura. —Hizo una pausa, arrugando la frente. El recuerdo ya no era tan vergonzoso o difícil de asumir como antes, pero seguía provocando que su corazón se estrujara contra su pecho—. Y entonces lo atraparon con marihuana encima, así que yo me eché la culpa por él porque no quería que lo expulsaran...

—¿Qué? —Evan lo observaba con palpable sorpresa e incluso un rastro de incredulidad—, ¿por qué hiciste eso?

—Porque era estúpido y en ese momento pensaba que Miguel era lo mejor que me había pasado en la vida. —Se encogió de hombros—. No quería que eso terminara. Me expulsaron, pero dio igual porque tampoco quería estar ahí de todos modos. Después de eso, Miguel y yo nos seguimos viendo, solo que las cosas ya no eran como antes... No me arrepiento de lo que hice, pero creo que habría sido mejor que quizá nunca lo hubiera conocido. —Arrugó la frente e hizo una mueca—. Eso se oye dramático. No me refería a eso. Simplemente... con Miguel las cosas se sentían bien pero nunca lo estaban. Una vez me preguntaste quién había sido mi primer enamoramiento y supongo que fue él, solo que, como puedes darte cuenta, no es un tema del que me guste hablar.

—Pero ¿ustedes salieron? —inquirió Evan por lo bajo, sonando algo conflictuado.

Connor lo pensó unos momentos.

—No éramos exactamente amigos, pero tampoco formalizamos nada. Ese siempre fue el problema con Miguel... quería algo que yo no podía darle y que ni él estaba dispuesto a ofrecer. —Bufó, un poco frustrado. Lo que más le desesperaba era haber llegado a esa conclusión tras haber recuperado la memoria y haber decidido que no quería recuperar su historial de chats para así tener cero contacto con él, tras darse cuenta de que no quería repetir el patrón. Ya había logrado lo más difícil: dar un paso atrás y comprender la mierda que había pasado estando ahi, así que solo hizo el resto del trabajo no regresando en lo absoluto—. Al final, se molestó conmigo por no poder tener lo que él buscaba y nos separamos. Y a decir verdad, fue un infierno. Pasé los siguientes meses viviendo en automático y apenas entendiendo lo que estaba pasándome. Quise morirme montones de veces. Y luego volvimos a la escuela y... bueno, ya sabes esa historia, pero lo que no sabes es que, antes de mi intento de suicidio, le envié un mensaje a Miguel. Le dije que lo extrañaba.

Evan lo miraba con absoluta atención, con la cabeza algo inclinada para poder mirar sus reacciones con más detalle, aunque en ese momento apartó la mirada.

—¿Y es es verdad? —preguntó—, ¿lo extrañas?

Por unos momentos, Connor no estuvo seguro de qué responder. ¿Acaso había contado una historia diferente de la que pretendía o qué era lo que Evan había escuchado?

—No, por supuesto que no. En ese momento tampoco lo extrañaba, simplemente quería que alguien me detuviera y me dijera que no hiciera algo estúpido. Por supuesto, Miguel no contestó en ese momento y lo tomé como la señal de que debía morir. —Sacudió la cabeza y fijó sus ojos en el rostro de Evan. Por alguna razón, ahora era importante hacerle saber lo que sentía respecto a Miguel—. La verdad es que creo que nunca me gustó él, ¿sabes? Bueno, quizá sí, al menos físicamente, pero no era el tipo de persona en la que sentía que podía confiar. No creía que pudiera ser vulnerable o decirle todo lo que estaba mal conmigo porque no quería que se fuera... y no quería que se fuera porque me gustaba la idea de lo que teníamos, la idea de algo que podría ser perfecto pero que jamás sería capaz de durar. Acabé creyendo que lo necesitaba porque en ese momento era la única persona que más se acercaba a alguien que podía quererme, o que yo pensaba que podía quererme. Y cuando se fue, me sentí una mierda; creí que era yo el que no había sido suficiente, lo que es irónico y estúpido porque Miguel me pedía que fuera más abierto y era quien fingía que no nos conocíamos en la calle... ¿te imaginas?

Hizo una pausa, tratando de ordenar sus pensamientos.

—Ya no siento nada por Miguel —declaró, y se sintió bien decirlo en voz alta y darse cuenta de que era verdad, de que no estaba forzando las palabras. Habría dado lo que fuera para que eso fuera cierto tiempo atrás, cuando aún luchaba con la obsesión que sufría por Miguel y lo mucho que había ansiado su validación—, me di cuenta que el afecto y el amor no tienen que sentirse como si todo el tiempo necesitara su atención y tuviera que mantener en secreto mi verdadero yo —bufó ante esto, porque ese concepto del "verdadero yo" siempre le había parecido estúpido, aunque era lo que más se asemejaba a la situación.

Evan sonrió de lado y lo miró de vuelta. Por una vez, sus ojos se encontraron.

—¿Y dices que yo tengo frases de psicólogo? —murmuró con ironía, aunque en sus ojos ahondaba el alivio.

Connor sonrió.

—Eso es lo que pasa cuando pierdes la memoria y la recuperas unos días después. Te das cuenta de lo imbécil que fuiste y... sí, es bastante impresionante. De todas las experiencias que he tenido, no la pondría como la peor. —Se encogió de hombros, suspirando—. De alguna forma, me alegra haber pasado por eso. Me sirvió para verlo desde otra perspectiva.

Evan asintió.

—Entonces eso significa que ahora puedo decir que Miguel me pareció un idiota, ¿verdad?

—Pensé que eso ya era obvio.

—Me alegra que ya no estés con él. Quiero decir... quizá no era la mejor manera en que todo acabara, pero mereces algo mejor. Y también... no hay nada malo contigo, Connor.

—¿Uh?

—Dijiste que no sentías que pudieras ser vulnerable con Miguel o decirle lo que estaba mal contigo. Pero esa es la cosa: no hay nada malo... O sea, todos tenemos defectos, pero no como para llegar al extremo de pensar que no puedes ser tú mismo con otra persona o sino ella te dejará. Y si esa persona lo hace, es su problema y es quien acaba perdiendo, no tú. Tú no hiciste nada malo.

Las palabras no se sentían como una verdad absoluta. Probablemente porque Connor llevaba demasiado tiempo convenciéndose de lo contrario, añadiendo cosas a la lista de todo lo que estaba mal con él. Y sin embargo, escucharlo de Evan tampoco se escuchó como una mentira... era, más bien, una oración que no sabía cómo encajar en su cerebro.

Así que solo murmuró un "gracias".

Tras unos momentos de reflexión, Connor observó el rostro de Evan, el color de sus ojos, la forma de su cabello y lo lindo que se veía en su disfraz de John Watson, lo que le hizo recordar lo hilarante que debía resultar la escena cuando ambos seguían disfrazados. Se rio y luego quiso llorar, porque le había contado todo a Evan y, una vez más, él seguía ahí. No lo había asustado.

Sí, pensó, merecía algo mejor. ¿Podría ese alguien ser Evan?

A veces le daba miedo ser demasiado intenso y que Evan quisiera irse... No soportaría que él lo dejara. De alguna forma, le daba la impresión de haber sentido algo así con Miguel y, sin embargo, también sabía que las situaciones eran muy diferentes. Con Miguel solía sentirse en un estado de tensión constante, con el miedo de exponer demasiado y de que un día decidiera no llamarlo. Con Evan... bueno, quizá también temía su ausencia, pero el temor no era el mismo, dado que la paz que sentía a su lado superaba en creces la angustia de lo que pasaría si algún día él se hastiaba de su presencia. Se sentía seguro con Evan. Y era extraño. Nunca había sentido eso con nadie. Jamás creyó que podría ser capaz de estar ahí, sentado bajo un árbol y confesando todo lo que le había consumido por meses enteros, diciendo en voz alta lo que no se atrevería a decirle a nadie más. Confiando tanto en una persona que no se sentía capaz de visualizar a alguien más a su lado. Sintiéndose tranquilo y con la cabeza fría porque por una vez la vida no se sentía como estar ahogándose en lo profundo del mar.

¿Qué era lo que hacía Evan? ¿Qué era eso que le provocaba que le impedía pensar en otra cosa? Lo miró a los ojos y sintió una corriente eléctrica recorrerle el cuerpo. Quería decírselo. Quería expresarle cuánto lo quería, cuán bien le estaba haciendo y lo mucho que quería que se mantuviera en su vida. Quería decirle que aquella relación falsa le hacía feliz, que disfrutaba cada una de sus conversaciones con Evan y que nunca se cansaba de escucharlo. Quería...

—¿Puedo besarte?

La pregunta vino sin mucho análisis ni cálculo detrás. Evan lo observó con un rastro de sorpresa.

Y luego asintió.

Connor no lo pensó demasiado, inclinándose hacia él hasta eliminar la distancia que separaba sus labios.

Y era... era mucho mejor de lo que pudo haber imaginado en su cabeza. Se sentía correcto. Parecía que su nariz encajaba a la perfección junto a la nariz de Evan. Al principio no fue más que un roce de labios, mas Connor ladeó ligeramente la cabeza y volvió a presionar su boca contra la suya, sintiéndose egoísta y a la vez ansiando más de su calidez y de lo que le hacía sentir en el estómago. Entreabrió los labios y colocó su mano sobre el costado del rostro de Evan, sintiéndolo tratar de seguirle el ritmo y colocando con vacilación su propia mano sobre la nuca de Connor, mientras entrelazaban sus dedos entre su cabello.

Connor acabó por apartarse.

—Lo siento —murmuró, meneando la cabeza y haciendo amago de ponerse en pie. Evan lo detuvo, deslizando la mano de su nuca hasta su brazo, mirándolo a los ojos.

—¿Qué cosa? —Evan se acercó, apoyando la frente contra la suya y simplemente sincronizando la respiración con la de Connor. Eso le sorprendió. No estaba seguro de qué estaba pasando. A pesar de lo erróneo que pudiera ser, pensó que Evan habría aceptado un beso suyo solo por no saber decirle que no, y sin embargo, este momento no se sentía de esa forma... ¿o quizá sí? O quizá Evan solo estaba intentando consolarlo, poner límites sin ser demasiado brusco. Considerando el historial de Connor y el cómo acababa de confesar que su "ruptura" con Miguel casi le había dejado en depresión, no le sorprendería que Evan quisiera llevar las cosas con calma.

—No deberíamos besarnos —fue lo que se le ocurrió decir a Connor—, tampoco debí presionarte con eso... Y definitivamente no después de todo lo que dije. La situación no se prestaba para eso y creo que soy un idiota.

Evan lo observaba con un rastro de curiosidad y otro de confusión y duda.

—Está bien —insistió, esbozando una sonrisa algo torcida—. No importa. Yo también lo quería.

Connor lo miró, atontado. Durante unos largos instantes, ansió explicaciones, que Evan fuera más claro sobre lo que eso significaba. Y sin embargo, decidió retroceder en la maraña de sus pensamientos y se limitó a tomar lo que Evan le ofrecía: una tregua, un acuerdo de paz para no tratar de entender lo que pasaba entre ellos pero saber que al menos era mutuo... de una forma.

Se apartó ligeramente, pero solo para reacomodarse y apoyar su frente sobre el hombro de Evan, sintiendo el calor de su cuello a través de su mejilla y sin sentirse avergonzado por lo cerca que estaban. No le importa. Si de él dependiera, estaría más cerca, mas tampoco pretendía asustarlo. Le bastaba con sentir la calidez de la piel de Evan y escuchar su respiración. No necesitaba otra cosa.

Quizá esto era mejor que las drogas.

Notes:

Pensé y edité mucho este capítulo.

Hice muchas versiones en mi cabeza y hasta cambié de opinión a último momento 🤣 Ya tenía planeado que se besaran aquí, pero en los planes originales iba a hacer un malentendido al respecto y causar más slow burn... Sin embargo, escribí esto en la madrugada y yo también quería que por fin hubiera algo de cariño entre estos dos tórtolos, y aquí estamos :]

En realidad, es posible que ya estemos llegando al final, todavía faltan cosas que resolver, pero no creo que se extienda mucho (aunque también dije eso cuando comencé a escribir el fanfic lol). Llegaremos al clímax de la trama donde todo empeora, lo resolveremos y tendremos un final feliz, garantizado 😼

En fin, yo vivo por un Connor intenso :p si él se enamora, lo hace a lo grande. Y también vivo de que Miguel era un desgraciadisimo que nunca fue un espacio seguro para Connor y solo lo hizo sentir peor en muchas cosas 👍 Me da un poco igual el personaje, a decir verdad, pero quería que Connor enfrentara su miedo al abandono y comparara cómo se siente un espacio seguro real vs uno que solo lo era a simple vista:) Evan no solo el hace sentir bien, sino también confiado y amado y eso cuenta mucho 🥀 Nunca se queden con un Miguel, persigan lo que se merecen >:)

En fin, cierro hilo, habrá más drama a partir de aquí, pero también más amor 🫶 Sisisi, casen a Evan y a Connor, por favor y gracias.