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Cosmere Writober 2025 día 11: Templo | Devoción irónica

Summary:

EL RELATO ESTÁ SITUADO DESPUÉS DEL LIBRO DE EL HÉROE DE LAS ERAS, PERO ANTES DEL DE ALEACIÓN DE LEY.
RECOMIENDO FERVIENTEMENTE HABER LEÍDO TAMBIÉN HISTORIA SECRETA.

Sazed, luego de estudiar las religiones del mundo de Scadrial durante tantos años, ha experimentado algo que jamás se imaginaba:
Primero, haberse convertido en un Dios.
Segundo, que la gente haya empezado a venerarle como tal.

Notes:

Una charla entre el hombre más tranquilo y amable que ha existido en Scadrial, y el hombre menos relajado de la historia del Cosmere; tan poco relajado, que ni siquiera morir hizo que se calmara.

(See the end of the work for more notes.)

Work Text:

Con la infinita presencia que le otorgaba la unión de sus nuevos poderes, Sazed observaba el mundo.

Armonía, así se hacía llamar. Se había convertido en el ostentador de las esencias de la Conservación y la Ruina, dos pedazos ínfimos de lo que antes fue un verdadero Dios, pero aún así infinitos en sí mismos. Era más que un ser, más que una entidad: era todo, o parte de todo, al menos. En sus brazos reposaba la capacidad de equilibrar la balanza entre ambos poderes, y obrar el bien que Rashek fracasó en lograr. Podía invocar estrellas, eclipsar soles, hacer llover oro o predecir el mismísimo porvenir.

—Entonces, ¿nunca tienes que ir al baño?

Sazed miró a un izquierda. Kelsier estaba sentado a su lado, las piernas colgando de la azotea del edificio en el que se encontraban. La calle estaba transitada, pero no les importaba; nadie podía verlos, tampoco. Sazed había dejado de ser corpóreo, y Kelsier no era más que una sombra cognitiva inusualmente Investida.

—¿Qué? —Sazed esperó no haber oído bien.

—Que si no tienes que ir al baño —repitió Kelsier mientras le sonreía descaradamente—. Con todo ese rollo de que has trascendido del Reino Físico y tal, me estaba preguntando si aún tienes necesidades mortales o no.

—Kelsier —Sazed suspiró—, tú tampoco tienes que ir al baño. Estamos en una situación parecida.

—Creo que yo no estoy trascendiendo el espacio y el tiempo a la vez que ostento el poder de uno… perdón, de DOS dioses —Kelsier reforzó su sonrisa—. Pero sí, buen punto.

Unos golpes de martillos llamaron la atención de ambos, y volvieron la vista al frente. Unos cuantos obreros de esa localidad estaban cargando piedra blanca, recién traída de la cantera, y la apilaban al lado del edificio que estaban construyendo. 

—Es el segundo templo que te levantan, Sazed —dijo Kelsier—, y aún no han pasado ni cien años de tu Ascensión.

—Todavía no han terminado el primero —replicó Sazed. Se estaba refiriendo a otra localidad, la primera en la que a alguien se le ocurrió levantar un edificio religioso en honor a Armonía. Ese segundo templo era una competición que habían empezado en esa segunda localidad. Era para ver quiénes eran más devotos a su nuevo Dios.

—¿Cómo se siente? —preguntó Kelsier—. Haber estado estudiando religiones toda tu vida, para de repente ser el centro de una. Es muy irónico, ¿verdad?

Sazed tardó en responder. Se lo había planteado antes, pero no sabía qué opinar al respecto.

—Es… extraño —respondió al final—. No creo que me lo merezca. Esa gente no deberían buscarme solo porque unos poderes me hagan superiores a ellos. Deberían buscarme porque ven algo en mí, en mis valores, que les guían en el día a día. No quiero ser adorado porque sí.

—A ver, Sazed —dijo Kelsier mientras se incorporaba—. Si “ser adorado porque sí” implica haber movido el planeta de sitio y haber restaurado su flora y fauna primigenia, perdidas hace más de mil años… —Kelsier soltó una carcajada—. Sinceramente, no sé qué más deberías hacer para ganarte a esta gente.

—Pero es que ese es justamente el problema —insistió el terrisano, con el ceño fruncido—. De acuerdo, he devuelto el mundo a la normalidad. Pero, ¿qué dice eso de mí? Nada, en realidad. Imaginemos que Rashek hubiera logrado eso cuando absorbió el poder del Pozo de la Ascensión por primera vez; ¿qué habría pasado? La gente lo habría venerado como a un Dios, y luego de eso, este habría instaurado un imperio milenario basado en la opresión y la esclavitud.

—… y al final es lo que hizo, aunque sin lo de arreglar el mundo antes —terminó Kelsier.

—Exacto. Esa gente no tiene ningún motivo para fiarse de mí. No me los he ganado. No me merezco su adoración. ¿Quién sabe de lo que soy capaz? —Sazed se miró las palmas de las manos—. Ostento dos poderes contrarios entre ellos, atándome a ellos, obligándome a armonizarlos. O me controlo, o… no sé de qué sería capaz.

Kelsier se acercó a él y le miró fijamente a los ojos.

—Sazed, amigo mío, créeme cuando te digo esto: nadie se lo merece más que tú. Y el hecho de que te preguntes esas cosas, solo demuestra lo que te importa esta gente —Estiró un brazo hacia los obreros, que trabajaban con dedicación—. Esas personas están dedicándose a alguien que se pregunta si es lo suficientemente bueno para ellos. Y yo sé que ese alguien tiene el ánimo, la voluntad y la determinación para demostrarlo. Lo harás bien. Como antiguo símbolo de una religión en su momento, te lo repito: nadie se lo merece más que tú. 

Sazed no pudo sino sonreír ante esas palabras, incluso notando cómo se sonrojaba un poco. ¿Aún era capaz de hacer eso?

—Gracias, Kelsier —le respondió—. De todo corazón.

Notes:

Escribo esto a última hora y enfermo. Hay que pulir cosas y recortar otras, pero no me aguanto más. Esperemos que mañana las cosas vayan mejor 😭

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