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Language:
Español
Stats:
Published:
2025-06-08
Updated:
2025-10-18
Words:
37,030
Chapters:
8/?
Comments:
188
Kudos:
226
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2,983

El fuego que consume corazones

Chapter 2: Dos para uno

Notes:

Hola!
¿Que tal?
Espero que estén bien y que está actualización llegué en el momento más oportuno posible.

Pensaba subirla ayer, pero tuve un día algo pésimo en el trabajo. Por fin me están instruyendo en lo que debo aprender hacer y me equivoqué más veces de las que quisiera.

Eso me llevo a tener un ligero ataque de ansiedad que gracias al cielo no pasó a mayores, aún así, me sentí bastante mal como para terminar de redactar este capítulo.

Pero bueno, ojalá que hoy si sea un buen día.

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

.

 

.

.

 

 

El salón del trono quedó completamente en silencio mientras aquella impactante escena se desarrollaba delante de los presentes con total naturalidad. Sakura sostenía con fuerza a Nirei por la cintura, como si quisiera que sus cuerpos se fundieran en uno solo. 

 

Algunos casi estaban seguros de escuchar dulces sonidos de placer escapar de los labios de ambos Omegas, lo que intensificó el asombro de gran parte de los espectadores, quienes no esperaban presenciar algo así. Las manos de Sakura recorrían inquietas el cuerpo del Omega de cabello rubio, explorando cada rincón con un deseo ardiente.

 

Nirei, por su parte, quedó paralizado por la intensidad del momento. Aunque intentó apartarse su cuerpo no respondía a lo que su cerebro le ordenaba, lo que facilitó aún más que el beso y el toqueteo indecente continuaran. 

 

Tras lo que parecía una eternidad, ambos se separaron. La futura reina consorte tenía el rostro sonrojado, su respiración era entrecortada y no entendía nada de lo que estaba ocurriendo.

 

— ¿Hayato-san? — se dirigió suavemente a su esposo, quien aún parecía estar procesando lo sucedido. Su rostro fue atraído con extremo cuidado por el Omega bicolor, quien lo observaba con una radiante sonrisa en el rostro. 

 

No lo mires a él, mírame a mi porque ahora eres mío . — pronunció Sakura en su lengua materna, un idioma completamente desconocido para gran parte de los nobles y cortesanos, incluso para Suo quien era conocido por dominar varios idiomas. 

 

Sin embargo, el Alfa no necesitaba entenderlo para captar las intenciones que su invitado tenía, pues Sakura tomó la mano de Nirei y parecía dispuesta a llevárselo del gran salón como si nada. 

 

Algo que Suo impidió al tomar la otra mano de su esposo.

 

— Lo lamento mucho, pero creo que aquí hay una ligera confusión. — dijo el rey, intentando mantener la calma, aunque por dentro estaba a nada de perder los estribos y volverse loco. 

 

Sus palabras y su acción no fueron del agrado del príncipe de Noroshi, quien volvió a hablar en su lengua natal antes de intentar llevarse nuevamente al Omega de cabello rubio. Suo lo detuvo una vez más, dando inicio a un extraño juego de tira y afloja por ver quién se quedaba con Nirei, quien parecía estar al borde de una crisis nerviosa.

 

—Aniki. — pronunció Sakura, sin apartar la mirada de lo que él creía que le pertenecía ahora por derecho.

 

Todos fueron capaces de comprender aquella palabra, pero lo que sucedió después no estaba en los planos de nadie. Takiishi comenzó a caminar hacia donde se encontraba su hermano menor, aparentemente dispuesto a intervenir en el conflicto en el que este se había involucrado.

 

Pero al hacerlo, el ejército de Noroshi también se movilizó, lo cual puso nerviosos a los nobles y cortesanos, quienes temían estar en medio del fuego cruzado. 

 

—Takiishi , espera . — el rey Umemiya se vio obligado a intervenir, interponiéndose en el camino del pelirrojo, quien lo miró con indiferencia. — Podemos arreglar esto sin pelear . — agregó, generando sorpresa y curiosidad entre los presentes por su dominio de aquella lengua extraña que el príncipe de Noroshi había utilizado.

 

La reina de Bofurin también intervino, colocándose entre Suo y Sakura, quienes parecían a punto de llegar a los golpes si el otro no cedía.

 

— Creo que deberíamos calmarnos un poco, ¿no les parece? — pronunció con calidez, intentando evitar que la situación solo empeorará. 

 

— Eso debería decírselo al príncipe Sakura, no a mí. — fue la respuesta que dio Suo, quien comenzaba a mostrarse cada vez más molesto.

 

Yo no recibí órdenes de un estúpido Alpha . — replicó el Omega con una expresión llena de fastidio y asco.

 

— Basta… por favor… — suplicó Nirei en voz baja, sintiendo que estaba a punto de desmayarse ante la presión que experimentaba. — Hayato-san… — pronunció con nerviosismo, mirando a su esposo. — Sakura-san, por favor… — dijo también, antes de mirar al bicolor, quien, para sorpresa de Suo y del mismo Nirei, lo soltó casi de inmediato. 

 

El castaño no tardó en imitar las acciones del príncipe, lo que permitió que Nirei saliera corriendo del salón a toda prisa, seguido de cerca por Kotoha, su dama de compañía.

 

— No sé qué demonios finge, pero él es mi pareja, así que no tienes derecho a tocarlo ni a involucrarlo en lo que sea que están planeando. — dijo Suo con un tono airado, tratando de mantener la poca compostura que le quedaba. 

 

Sin embargo, su aroma, que se había intensificado, daba una impresión distinta a lo que decía. 

 

Estúpido Alfa, mira lo que hiciste . — espetó Sakura antes de lanzarle un golpe al Alfa, que conectó directamente con su rostro. Aquel movimiento tomó por sorpresa al rey, quien al haber estado más concentrado lo habría esquivado sin problema alguno.

 

Su acción deliberada provocó un jadeo colectivo entre los miembros de la corte, debido a que el rey había sido agredido esencialmente, y según las leyes del reino, aquel acto era merecedor de la guillotina. 

 

— Eres un… — intentó decir Suo, tratando de devolverle el golpe el bicolor. Pero Tsubaki lo detuvo al instante, y Endo apareció rápidamente en escena, para cargar a Sakura sin decir una palabra.

 

El príncipe comenzó a gritar y, posiblemente, a maldecir en su idioma natal mientras era retirado del lugar junto con su hermano mayor y los soldados de Noroshi, quienes lo siguieron casi al instante.

 

Umemiya se acercó rápidamente hacia donde se encontraban Suo y Tsubaki. Su expresión era tensa y nerviosa, como si estuviera a punto de dar una noticia nada alarmante.

 

—Tenemos que hablar, ahora mismo. — fue lo único que dijo el peliblanco, y en ese instante, Suo supo que estaba a punto de enfrentarse a problemas mucho más grandes de los que sería capaz de manejar.

 

 

.

.

.

.

 

 

La tensión dentro de la habitación era sofocante. Umemiya le había pedido a Suo que se calmara antes de explicarle todo lo que había pasado. 

 

Pero el castaño no podía relajarse; le era casi imposible sentarse y tratar de apaciguar la ira que había estado conteniendo con todas sus fuerzas, lo suficiente como para tener una conversación decente con el rey de Bofurin. 

 

— ¿Qué fue lo que pasó? — preguntó el menor, una vez que se dejó caer sobre una silla, sintiéndose cansado tras dar vueltas sin sentido por toda la habitación. 

 

— Bueno, es algo difícil de explicar, pero en resumidas cuentas… Nirei acaba de jurarle lealtad y fidelidad a Sakura, quien parece haber decidido tomarlo como su consorte. — decir aquellas palabras solo trajo más tensión a la habitación, tensión que aumentó cuando Suo se levantó de golpe de donde estaba sentado.

 

— ¡¿Pero qué tonterías son esas?! ¡¿Cómo que Akihiko-kun ahora está comprometido con ese lunático?! — a Suo le fue casi inevitable no perder la poca calma que aún le quedaba. 

 

Casi dio gracias de que solo ellos dos estaban en la habitación, ya que Tsubaki había ido a hacerle compañía a Kotoha para ver cómo se encontraba Nirei, y lo menos que quería era que más personas lo vieran en tal estado. 

 

— Noroshi tiene costumbres un poco diferentes, ¿de acuerdo? Hasta para mí fueron difíciles de entenderlas la primera vez que me relacione con ellos. — Continuó Umemiya con su explicación, ya que tardaría más en decir la verdad solo complicaría las cosas. — Besarle la mano y colocarla sobre la frente suele ser un gesto de aceptación y sumisión ante alguien de rango superior. No es un gesto que deba hacerse a la ligera… Y, bueno… Considerando el contexto por el cual nos hemos reunido, parece que Sakura decidió comprometerse no sólo contigo, sino también con Nirei, a quien parece ver como su igual, no como su rival por obtener tu amor. 

 

El silencio que siguió a las palabras de Umemiya fue ensordecedor, y por un momento, el rey de Bofurin pensó que el alma se había escapado del cuerpo de su amigo. 

 

— ¡Eso es absurdo! — Suo dio un golpe a la mesa más cercana, haciendo que algunos objetos cayeran al suelo, una vez que fue capaz de procesar lo que el peliblanco le había dicho. — ¡Akihiko-kun no sabía lo que estaba haciendo! ¡Ese tipo lo besó sin su consentimiento, lo tocó sin permiso, y ahora me estás diciendo que están comprometidos por un gesto que él ni siquiera comprendía? — preguntó, esperando con impaciencia una respuesta por parte del otro Alpha.

 

—Suo. — pronunció seriamente Umemiya, y el castaño supo de inmediato que estaba a punto de recibir otra mala noticia. — Cuando hablé con Takiishi antes de que Sakura te golpeara, él me dijo que ya se les había explicado las costumbres y tradiciones de Noroshi a los ancianos de tu consejo. — empezó, y el rostro del Alfa menor se deformó en una clara expresión de disgusto e ira. — Si eso es verdad, ellos debieron haberte informado que, cuando Sakura estuviera a tu lado, debías besarle la mano y colocarla sobre tu frente como señal de aceptación del compromiso. — le explicó con calma, aunque con cada palabra que decía, Suo parecía perder un poco más la paciencia. — Para la gente de Noroshi, los Omegas están por encima de los Alphas, y esperar qué Sakura realizará ese gesto contigo se considera una enorme falta de respeto.

 

La habitación volvió a quedarse en silencio, Umemiya estaba casi seguro de que Suo estaba a punto de perder la cabeza.

 

Y realmente no estaba equivocado. 

 

— ¡Guardias! ¡Guardias! —gritó, ya dejando de ser aquel rey paciente y calculador que todos conocen. 

 

Dos guardias entraron de inmediato a la habitación, inclinándose al instante al estar en presencia de ambos reyes. 

 

— Vayan por los ancianos del consejo, los quiero a todos aquí mismo. Y también busquen al comandante de las tropas de Noroshi, si él se niega a venir, tienen mi autorización para arrastrarlo por todo el camino. — ordena, sin dar lugar a que se pierda más tiempo. 

 

Los guardias asintieron con firmeza y salieron de la habitación con paso apresurado, dejando tras de sí un aire pesado, como si estuviera a punto de formarse una tormenta. 

 

Umemiya se mantuvo en silencio por un instante, observando cómo Suo volvía a caminar de un lado a otro, como una bestia enjaulada. El aroma del Alfa más joven llenaba la estancia con una intensidad casi sofocante, siendo una mezcla de furia, frustración y un dolor tan grande que era imposible de ignorar.

 

Que casi le hizo preguntarse si aquel dolor provenía de Nirei, con quien el castaño compartía una marca de enlace.

 

— Si te dejas llevar por la rabia, solo lograrás perder a Nirei del todo. — dijo Umemiya con calma, pero con una dureza inusual en él. 

 

—Ya lo estoy perdiendo. —murmuró Suo, clavando la mirada en el suelo. — Desde que permití este estúpido compromiso, lo he estado perdiendo… Y todo porque no puede concebir un cachorro, como si eso me importará a mi… 

 

El peliblanco no respondió de inmediato, simplemente se limitó a observar cómo aquel rey, orgulloso y fuerte, parecía encogerse bajo el peso de aquellas malas decisiones que empezaban a arrastrarlo al borde del abismo.

 

 

.

.

.

 

 

Pasó un tiempo considerable desde que los guardias se fueron hasta que las puertas se abrieron con un crujido, permitiendo la entrada de los siete ancianos que conformaban el consejo del reino. Aquellos hombres mayores lucían tensos y nerviosos, como si ya eran conscientes del enorme problema en el que se estaban metiendo.

 

Endo, en cambio, se mostró de lo más tranquilo, como si toda esta confusión no fuera más que un entretenimiento para él. 

 

 

— Majestades. — saludó al anciano de mayor edad, inclinándose con una mezcla de respeto y miedo ante ambos reyes. — Su majestad Suo, los guardias nos informaron que requería nuestra presencia para… 

 

— No. — Suo lo interrumpió con frialdad. — No requería verlos, exigí verlos. — dijo, acercándose sin pensar hacia donde estaba aquel Beta. — ¿Por qué quiénes son ustedes para ocultarme información tan importante sobre las costumbres de Noroshi?

 

El silencio que siguió a aquella pregunta fue inmediato. 

 

Algunos de los ancianos se miraron entre ellos, otros evitaron mirar al rey, dejándole todo el trabajo difícil al anciano de mayor edad. 

 

— Pensamos… que no era relevante, alteza. — dijo, lo que hizo enfurecer aún más a Suo. — Considerando que están en nuestras tierras, sus costumbres no tendrían por qué tener peso o importancia.

 

— ¿Qué no era relevante? — repitió Suo, con un tono que heló la sangre de todo su consejo. — Por su negligencia y estupidez, acaban de entregar a mi esposo en bandeja de plata a un extranjero que sin duda en insultarme, y desafiarme frente a mi propia corte y que ahora reclama a Akihiko-kun como suyo. — les recrimina, y de no ser porque Umemiya estaba ahí, posiblemente les habría cortado la cabeza a todos esos incompetentes. — ¿Y aún se atreven a decirme que no era nada relevante? — preguntó, sin obtener respuesta alguna por parte de los ancianos, quienes empezaban a rogar en silencio por sus vidas.

 

Ninguno de los ancianos fue capaz de decir algo, ya sea por miedo o porque eran incapaces de encontrar las palabras adecuadas con las cuales responderle a su rey. Pero la tensión del ambiente se ve interrumpida por una fuerte carcajada que escapa de los labios de Endo, quien en verdad parece estar disfrutando del caos que se está formando. 

 

— ¿Qué es tan gracioso? — le pregunto el castaño, ahora centrándose todo su enojo en el otro “Alfa”. 

 

— Nada importante, aunque me resulta fascinante cómo algo tan simple como una tradición puede desestabilizar por completo a un reino entero. — comentó Endo con burla, paseándose con lentitud por toda la sala, como si no fuera un invitado. — Aunque me preocupa un poco cómo su majestad puede liderar un reino si ni siquiera puede controlar a su consejo.

 

— ¿Te estás burlando de mí? — preguntó Suo con voz peligrosa, acortando la distancia que había entre el pelinegro y él, una vez que el comandante se detuvo. 

 

— No, por supuesto que no, su majestad. — respondió Endo con fingida cortesía y precaución. — Pero a decir verdad, estoy empezando a dudar si su majestad está realmente a la altura de mi príncipe.

 

El sonido del puño de Suo chocando nuevamente contra la mesa resonó con fuerza en la sala. Umemiya se adelantó, colocando una mano sobre el brazo castaño para contenerlo.

 

—No vale la pena, Suo. Endo siempre ha sido así, como una víbora venenosa que intenta hacer el mayor daño posible con sus palabras. — dijo con firmeza, sin apartar los ojos de Endo, quien parecía aún más.

 

— Pero qué impropio es llamarme de esa manera. Soy el consorte oficial de Takiishi, así que deben tratarme con respeto. —les dijeron con total orgullo y alegría. — Y estoy seguro de que a él no le hará ninguna gracia que me traten de esta manera. Menos ahora que su querido y adorado hermano menor ha sido humillado enfrente de varias personas. 

 

— Que seas consorte del rey Takiishi no te da derecho a comportarte de esa manera. — respondió Suo con los ojos encendidos en furia, apenas siendo capaz de contener su rabia. — Y si crees que eso te pone por encima de mí, te equivocas. 

 

Endo iba a replicar, pero Umemiya levantó la mano con autoridad para que guardara silencio. 

 

— Basta los dos, esto no es una competencia de quién puede alzar más la voz. — su tono era frío, tan cortante como una cuchilla. — Hay que resolver las cosas como adultos, porque les recuerdo que la estabilidad de dos reinos está en juego. — Comentó seriamente, lo que hizo recapacitar un poco a Suo. 

 

 

— Akihiko-kun no será el consorte del príncipe Sakura, yo será el consorte del príncipe si eso va de acuerdo a sus costumbres, pero mi esposo está fuera de este asunto. — Suo hizo de lado su orgullo y honor como Alfa para proteger a su Omega, lo que iba en contra de la opinión de los ancianos, pero estos decidieron guardar silencio. 

 

— Lo lamento mucho, pero eso no será posible. — Endo dijo con un tono cargado de tristeza, aunque su rostro no reflejaba aquella emoción. — Mi príncipe ya ha aceptado a tu esposo como su consorte, de haberle permitido llevárselo ambos ya hubieran consumado su matrimonio. Aunque es una pena que la reina no pueda concebir, lo cual es una última, porque es bastante hermoso… 

 

Aquellas palabras hicieron que se hiciera presente un silencio sepulcral dentro del lugar, los ancianos del consejo empezaron a rezar más fuerte por sus vidas, ya que la situación no parecía mejorar si no que empeoraba con cada minuto que pasaba. 

 

Y sin decir una sola palabra, Suo intentó atacar a Endo, pero el pelinegro era mucho más ágil que él y lo esquivó con una naturalidad sorprendente. 

 

— ¿¡Quien te crees para expresarte de esa manera de MI esposo!? — le recrimino, intentando atacarlo una vez más, pero el resultado terminó siendo el mismo de antes. 

 

Endo rio suavemente ante las acciones del otro, como si los intentos de Suo por tratar de lastimarlo no fueran más que los juegos de un cachorro inofensivo. Su arrogancia era tan palpable que parecía formar una segunda atmósfera en la sala, tan densa como la tensión que se sentía por todo el lugar. 

 

— Me creo alguien que no se arrodilla ante un rey incapaz de proteger lo que ama. — respondió finalmente, deteniéndose justo frente a Suo, apenas a unos centímetros de su rostro, solo para después retroceder cuando el otro intentó atacar de nuevo. — Si a su majestad tanto le importa la reina consorte, quizás deberías habérselo demostrado antes de que otro lo hiciera.

 

La tensión se rompió repentinamente con el ruido seco de un impacto.

 

Pero no fue el puño de Suo el que se estrelló contra el rostro de Endo. 

 

Sino la palma de Umemiya.

 

Aquel fue un golpe limpio, directo a la mejilla del comandante, que hizo eco en la habitación. Endo trastabilló apenas, sorprendido más que herido, y no tardó en mirar con una mezcla de desconcierto y enojo al rey de cabello blanco. 

 

— He tolerado tu insolencia por demasiado tiempo, pero acabas de cruzar una línea. — dijo Umemiya, su voz era tan firme que hizo que incluso los ancianos dejaran de respirar por un segundo. — Ahora no solo estás insultando a Suo, estás insultando también a Nirei. — le dijo, sin apartarle la mirada de encima al pelinegro. — Estás insultando a la reina, a alguien que formó parte de mi corte. Y eso, Endo… eso no lo voy a permitir.

 

— ¿Ah, sí? — replicó el pelinegro, llevando una mano a su mejilla, aún incrédulo por haber sido golpeado. — ¿Y vas a pelear por él también? ¿Tú, el gran rey pacificador? 

 

— Voy a defender lo que me parece correcto. — la respuesta de Umemiya es firme y cargada de decisión. — Ahora deja de decir tonterías y dinosaurios si las intenciones de Sakura son verdaderas, porque de serlo, entonces el motivo de esta ceremonia va a cambiar por completo. 

 

Umemiya no se siente con el derecho de cuestionar y ordenar teniendo a Suo presente, pero este no se encuentra del todo en su mejor momento para tomar las riendas de la situación. 

 

— Como ya se los había dicho antes, mi príncipe piensa reclamar a la reina como su consorte, aún puede comprometerse también con su majestad. — declarado seriamente, y antes de que alguien intentara decir algo, volvió a retomar la palabra. — Pero dudo mucho que él lo acepta, después de todo, su orgullo como Alfa debe de estar herido por toda esta situación. 

 

— Si nos lo permiten. — uno de los ancianos habló, lo que hizo recordarles a los demás que aún se encontraban en la habitación. — Si el príncipe Sakura se compromete no solo con su majestad Suo, sino que también con la reina Nirei, se van a fortalecer los lazos no solo con nuestro reino, sino que también con Bofurin. 

 

Suo cerró los puños con tanta fuerza que sus nudillos palidecieron tras escuchar lo que el anciano había dicho. Aún tenía la respiración agitada, y su mirada no se apartaba de Endo, como si aún contemplara la posibilidad de destrozarlo con sus propias manos para que esto acabará de alguna manera. 

 

Umemiya, tras observar por varios minutos en silencio al castaño, se giró lentamente hacia el consejo. 

 

— ¿Sugieren entonces que aceptemos esta unión múltiple como una solución diplomática a todos estos problemas? — preguntó, con una mezcla de escepticismo en su voz. 

 

 

—Sí, su majestad. Si el rey Suo comparte el compromiso con el príncipe Sakura junto a la reina consorte, se evitaría un conflicto político mayor. — continuó otro anciano, a quien le tembló ligeramente la voz. — Haría ver esta situación no como una ofensa, sino como una estrategia de alianza. — declaró, convencido de lo que decía. — Convertiría este problema en una oportunidad. 

 

— ¿Una oportunidad? — escupió Suo con desprecio. — ¿Eso es lo único en que piensan? ¿Que entregue a mi esposo a un extranjero como si fuera una pieza de negociación? 

 

— Alteza... — el mismo anciano que habló antes bajó la mirada, aunque fue imitado por el resto del consejo. — Por lo que entendemos, la reina ya ha sido ofrecida como consorte del príncipe Sakura. Y lo que está en juego ahora no es sólo el corazón de su majestad Nirei, sino la estabilidad de dos reinos. — declaró, y por un momento, la duda se hizo presente dentro del pecho del Alfa de cabello castaño. — Y usted, con todo respeto, ya no puede pensar solo como esposo, sino también como rey por el bien de su pueblo. 

 

— Mi príncipe si estaría dispuesto a aceptar la oferta. — Endo respondió rápidamente, como si estuviera completamente seguro de lo que acaba de decir. 

 

Umemiya frunció el ceño al escuchar las palabras de Endo. No le agradaba que ese hombre hablara en nombre del príncipe Sakura con tanta ligereza. Pero conociendo un poco de la historia que había detrás de ellos y Noroshi en general, no podía dudar mucho de lo que decía. 

 

Suo, por su parte, no dijo nada durante varios segundos. Su cuerpo seguía tenso, cada fibra de su ser se encontraba gritándole que se rehusara a esa estúpida idea, que defendiera a Nirei hasta las últimas consecuencias, pero en su interior sabía que ir a guerra fuera una buena opción. 

 

No con Nirei en medio de ella, no cuando su amado esposo estaría en desacuerdo con esa idea y no dejaría de sentirse culpable por ser el responsable de que muchas vidas se pusieran en peligro. 

 

— Akihiko-kun no es una moneda de cambio. — dijo finalmente, su voz era baja pero firme, así que se dirigió primero a su consejo. — Él fue coronado como reina solo por su unión conmigo, no forma parte directa de la casa real de Bofurin, aún así, tiene derecho a elegir su destino. 

 

 

Umemiya avanzando, agradeciendo interiormente que Suo aún mantuviera algo de claridad. 

 

— Entonces, habrá que preguntarle a él. — propuso el peliblanco. — Si Nirei desea continuar con este compromiso con Sakura, deberá hacerlo sabiendo todo lo que implica. Y si no… — se giró para mirar fijamente a Endo. — Entonces tu príncipe tendrá que aceptar un rechazo sin leerlo como una ofensa diplomática. 

 

— ¿Lo dices como si tuviera elección? —murmuró Endo, cruzándose de brazos. 

 

— Porque él la tiene, todos la tenemos. — replicó Umemiya. — Pero nuestras decisiones tienen consecuencias, eso es algo que no podemos olvidar. 

 

Suo se apartó ligeramente, dirigiéndose hacia la puerta como si ya no pudiera soportar estar en la misma habitación que Endo ni los inútiles del consejo, a quienes ya mandaría a azotar oa que les volarán la cabeza cuando terminará de hablar con su esposo. 

 

Pero se detuvo justo antes de salir, apoyando la mano contra el marco, sus hombros aún temblando de rabia que trataba de contener desesperadamente. 

 

— Iré a hablar con Akihiko-kun, y actuaré conforme lo que decidió. Su bienestar me importa más que el de alguien más, incluso sobre el mío y el de mi reino. — dijo, antes de tocar la puerta, la cual se abrió al instante, permitiéndole marcharse sin mirar a nadie en específico. 

 

Notes:

Amo el drama, realmente lo amo, amo.

Y me gusta que los capítulos sean largos, eso me da más oportunidad de extenderme con lo que quiero escribir.