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Una madre Troll para Harry

Chapter 11: El misterioso robo en Gringotts

Notes:

¡Bonita semana!

Lamento haberme tardado, pero mis vacaciones han terminado y debo regresar a mi rutina semanal; lo que significa que los días de actualización no serán fijos, aun así, intentaré traer un capítulo semanalmente.

Gracias por la espera y disfruten :3

Chapter Text

Ambos magos quedan sumergidos en un silencio casi incómodo, con Ron intentando no mirar a Harry directamente. Harry suelta un suspiro, dándose cuenta de que, quizás, había sido muy directo y algo cruel con sus amigos.

-Ron- llama al pelirrojo con una voz suave. –Hagrid me invitó a tomar el té en su casa…- Harry nota que Ron lo mira ahora. - ¿quieres ir conmigo? -.

Al Gryffindor se le ilumina el rostro, con sus ojos azules pareciendo zafiros bajo la luz del Sol. Harry amplía su ya gran sonrisa.

-Me encantaría- responde, con la emoción vibrando bajo su piel.

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La cabaña se encuentra cerca de los límites del bosque, con una ballesta y botas recargadas en la puerta delantera. Harry toma la iniciativa y llama a la puerta con golpes suaves pero rítmicos, seguidos por rasguños y ladridos desesperados del otro lado.

- ¡Atrás, Fang, atrás! – la cara de Hagrid aparece cuando abre un poco la puerta.

Hagrid los deja entrar, sujetando del collar de Fang para impedir que el enorme perro se les abalanzara.

-Hola…-saluda el pelinegro, entrando con Ron atrás suyo.

El interior es pequeño, con jamones y faisanes colgados del techo, y una cazuela hirviendo en el fogón de la “cocina”. Harry intenta ignorar la enorme cama con una manta hecha de remiendos.

-Están en su casa, muchachos- dice Hagrid, soltando a Fang, que se lanza a lamer a Ron con entusiasmo.

-Gracias por invitarme, Hagrid- Harry se inclina levemente con respeto. –Este es Ron Weasley, mi amigo de Gryffindor- presenta al pelirrojo.

Hagrid les sirve un poco de té y pedazos de pastel. –Otro Weasley, ¿eh? –mira a Ron de arriba abajo. –Me he pasado la mitad de mi vida ahuyentando a tus hermanos gemelos del bosque-.

Ron ríe nerviosamente, rascándose la nuca con un sonrojo en la cara por la vergüenza.

-Y, díganme…-comienza el semi gigante. - ¿Cómo les ha ido en su primera semana en Hogwarts? -.

Harry responde con una sonrisa emocionada. - ¡Fantástico, he aprendido cosas que, pensé, sólo ocurrían en los libros de cuentos muggles! -.

-Olvidaba que te criaste en el mundo muggle, Harry- Hagrid le da una sonrisa triste.

- ¿Cómo los cuentos muggles? –Ron parpadea, confundido.

-En el mundo muggle existen historias de brujas y magos, princesas, dragones, unicornios, por mencionar algunos, que son vistos como imaginarios, irreales y sacados de la imaginación o de mundos ficticios- explica el pelinegro.

-Wow…- su amigo murmura sorprendido.

-Por eso me empeñé en leer todos los libros que compré para Hogwarts-Harry infla su pecho con orgullo.

- ¡Ja!, digno de Ravenclaw– exclama Hagrid, palmeando su prominente barba para luego reír, acompañado por los jóvenes magos.

Mientras intenta cesar su risa, Harry nota un recorte del periódico sobre la mesa, bajo la tetera, y que pertenecía a “El Profeta”. Con cuidado, el pelinegro desliza el trozo de papel hasta debajo de la mesa para poder leerlo.

- “Asalto en Gringotts” –murmura antes de leer en silencio la nota.

- ¿Harry? –Ron toca el hombro del mencionado al darse cuenta que este ya no seguía la conversación.

-Hubo un robo en Gringotts el 31 de julio…-relata lo que está leyendo.

Hagrid intenta cambiar de tema cuando Ron muestra interés. Harry deja que Hagrid lo haga, analizando las reacciones del semi gigante.

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Al anochecer, Ron y Harry regresan al castillo para cenar, separándose para ir a sus respectivas mesas. La cena pasa sin pena ni gloria, con Harry metido en su cabeza e ignorando, sin querer, a Wilson, quien busca llamar su atención hasta que Marcus interviene para callarlo.
Una vez en la Sala Común, Harry se adentra a su habitación a descansar antes de encontrarse con sus amigos para el duelo. Recostado, Harry empieza a analizar sobre la noticia del robo en Gringotts.

-Curioso…-murmura.

- ¿Qué es curioso? – pregunta Andy, que entra en ese momento.

-Deja a Harry en paz- Marcus interviene antes de que Harry pudiera responder. – Sigues siendo molesto incluso cuando te vas a dormir- bufa mientras se quita la túnica superior.

- ¡Oye! – chilla indignado, con un sonrojo creciente en sus mejillas.

-No importa, Marcus…-Harry se desliza de la cama, acomodándose en la orilla. –Sólo pensaba en la noticia del robo en Gringotts-.

-Mm, sí que es curioso, entonces…- Leonis asiente, interesado. - ¿Tú conclusión es…? -.

-Bueno, basando en la poca información que brinda “El Profeta”- empieza. –Puedo suponer que no fue robado; quiero decir, no creo que existe algún hechizo o artefacto mágico, al menos no del que haya leído, que pueda eludir la seguridad del banco más seguro del mundo-.

-Eso es más que obvio- interrumpe Andy, con una sonrisa socarrona. – Sólo los duendes y el propio dueño de la bóveda pueden sacar el contenido de la misma, a menos…- pausa dramáticamente.

-A menos que tengan permiso del dueño para sacar lo que sea que hayan robado…- concluye Marcus.

- ¿Pero por qué reportarlo como robado si los mismos duendes explicaron que ya había sido vaciada antes? –cuestiona Harry.

Sus amigos también parecen preguntárselo por las caras contemplativas que llevan. Harry repasa poco a poco la información: el portavoz de Gringotts afirmó que no era un robo, contradiciendo testimonios de daños en la propiedad y el reporte de la “policía mágica”.

-Hay algo que no estamos viendo…- menciona tras unos segundos.

-Y nos falta información crucial, quiero decir, si Gringotts niega lo sucedido es porque no quieren que algo se sepa…-añade Andy.

-Mucho misterio por una bóveda antigua…- Marcus lanza un suspiro cansado.

- ¿Antigua? –Harry parpadea con interés.

-Gringotts es casi tan antigua como el propio mundo mágico, Harry, si prestaras atención a Historia de la Magia, sabrías que fue fundada en 1474, puesto bajo las manos del Ministerio de Magia hasta 1865, cuando decidió ceder el control total de nuevo a los duendes…- Harry se sonroja, apenado por el regaño de Leonis.

- ¡Al punto, Marcus, no todos queremos escuchar tutorías a estas horas! –Andy se deja caer en su cama con una exclamación impaciente.

Marcus pone los ojos en blanco, suspirando de nuevo. –Como sea, lo que quiero dejar en claro es que, dado que Gringotts ha existido por muchos siglos, hay cámaras más grandes y mejores protegidas con encantamientos que permiten el acceso sí el duende toca la puerta y pide permiso. Además, ya que pertenecen a las más antiguas familias mágicas, deben estar acompañados por descendientes o miembros directos de dicha familia. Y eso es lo que Gringotts ha permitido saber sobre su sistema de seguridad-.

-Por ello siguen alegando que no fue robo…-Harry asiente, un poco complacido por la información.

-Pero alguien lo ha intentado, quizás por eso dicen que fue un “robo”, alguien quiso entrar y robar algo de ella, siendo atrapado en el acto…- Andy se pasea por el lugar en una extraña imitación detectivesca.

-Pero ¿por qué no entregarlo? Si sucedió como sospecha Andy, deja más incógnitas que respuestas sobre las acciones de Gringotts- Harry frunce el ceño.

-Tal vez no quieren al Ministerio encima, dándoles motivos para intervenir en su sistema interno y las funciones del banco- Marcus vuelve a responder. –Por si no sabes, Harry, existen leyes que ponen en desventaja a las criaturas, como los duendes, frente a las leyes mágicas. El Ministerio puede alegar estos sucesos como una “fractura” en sus métodos de seguridad y usarlos para recuperar el control completo de las bóvedas y los secretos que guardan-.

- ¡Eso significa que están encubriendo un crimen! –exclama el castaño, con una gran sonrisa en el rostro.

-O sólo no quieren narices entrometidas en ello- Marcus señala con burla al Ravenclaw, quien bufa al darse cuenta de la indirecta.

-Bien, pero sigue sin cuadrarme las acciones de Gringotts…- Harry intenta terminar la conversación.

-Como sea, no es nuestro problema si robaron o no a Gringotts- Marcus se encamina al baño de la habitación, ignorando los argumentos de Andy.

-Sí, no es nuestro problema…- murmura Harry, poco convencido.

Notes:

Doy las gracias por su atención, dejando en claro que suelo actualizar una vez a la semana, principalmente los martes; sin embargo, a veces me encuentro en momentos en los que no puedo escribir y publicar.

Sin más, les agradezco su atención, comentarios y apoyo.