Chapter Text
—Wanyin— llamó rápidamente a su compañero queriendo llamar su atención, pero este parecía más decidido a enfrentarse a alguien que a escucharlo. Pudo notar como se acercaba al joven Wei quien estaba despistado, mirando unos documentos sobre el escritorio de su amado.
—Wei Wuxian, ¿Qué le hiciste? —le preguntó haciendo que el aludido saltara en su puesto por el alto tono de voz, además de mirarle con cautela— Estuvo contigo antes de llevarlo a la sala de interrogatorio.
—¿Yo? ¿Por qué le haría algo? —preguntó con intranquilidad en su voz, buscando de un lado al otro, como tratando de encontrar a Wangji quien no estaba cerca— Jiang Cheng, sé que no te agrado, pero insinuar algo así de mi es…
Xichen podía ver como la mirada de Wei Wuxian cambiaba a una lastimada, como si estuviera llena de dolor, no parecía especialmente interesado en el humor de Wanyin, pero las palabras estaban lastimando a su cuñado.
—Wa-Wanyin, no creo que sea prudente acusarlo de esa forma— habló Xichen tratando de cortar el ambiente tenso que se estaba formando, viendo pronto como su hermano llegaba, mirando de manera fría a su compañero. Wangji pasó su brazo alrededor de los hombros de su esposo, refugiándolo entre sus brazos.
—No hizo nada, no entró con el hombre— dijo con aquel tono frío, Xichen podía notar como su hermano protegía a su pareja con fiereza, incluso cuando no lo hacía tan claro él podía ver como su hermano se esforzaba porque Wei Wuxian estuviera en aquel lugar de forma cómoda.
—Está bien, Lan Zhan, entiendo la preocupación de Jiang Cheng— dijo el joven mirando con aquellos ojos oscuros a los de su hermano quien parecía aligerar su ceño al verle— Tranquilo…
Wangji respondió con un suave “Mn”, sin embargo, podía notarse el disgusto en su mirada cuando volvió a ver a Jiang Cheng quien estaba aún molesto, incluso más molesto por la conversación que sostenían quienes estaban frente suyo.
—¿Cómo explicas que haya muerto así de repente? — inquirió Jiang Cheng con enojo, mirando a Wangji con el ceño fruncido. Xichen pudo notar como la mirada del joven Wei cambiaba, parecía pálido, como si hubiese visto un muerto.
—Entonces…—susurró el de ojos negros haciendo que su esposo le mirara, atento a sus susurros. Se inclinó para escucharlo, incluso cuando la diferencia de altura no era tanta, como su hermano debía bajar su cabeza para escuchar mejor a su esposo, lo que le parecía tierno, quería confiar con alguien, pero estaba lejos de sus capacidades ahora.
Wangji asintió— Puede ser eso— dijo haciendo que el compañero de Lan Xichen soltara un bufido, parecía no muy convencido de lo que acababa de pasar, pero no era algo que pudiera predecir ¿Cierto?
—Según el médico… él tomó una pastilla, probablemente una suicida— indicó Xichen haciendo que su compañero le observara. Wanyin había estado tan ciego de ira que no había podido notar ese detalle, o eso pudo ver Xichen en su mirada cuando sus ojos bajaron al suelo.
Wei Wuxian miró al mayor de los hermanos Lan y asintió en comprensión —Entiendo… Si es así, ¿Por qué Jiang Cheng pensó que sería yo? —inquirió con curiosidad notando como el aludido soltaba un bufido, pero pronto dejó el asunto— Si era eso, entonces le tenía más miedo a estar adentro que afuera, o prefería estar muerto a darnos información.
—Tratamos con alguien más, ¿no es así? —fue la pregunta del mayor haciendo que el joven asintiera. Xichen asintió, suspirando, arreglando su cabello en una coleta alta, tratando de mantenerse cuerdo en aquellos momentos— Wanyin, lo que dijiste antes…— cuando giró su cabeza no encontró a su compañero pues ya iba de salido haciendo que suspirase de nuevo— Disculpen. Joven Wei Wuxian, hermano— se despidió de ambos con educación, sin prestar atención a si hacían lo mismo.
Sus pasos eran rápidos al ir tras su compañero, estaba preocupado por su reacción de hace un momento. Entendía las discusiones que tenía con Wei Wuxian, pero eso era demasiado. El joven Wei podría ser despistado, infantil y altanero, pero jamás dañaría a alguien de esa forma, mucho menos si era para resolver un caso.
Mientras Lan Xichen seguía a su compañero, Hanguang-Jun miró a su esposo, curioso por sus palabras. El contrario, al sentir su mirada, le observó, dedicándole una sonrisa. —¿Qué quisieras saber, Er-gege? —preguntó de manera traviesa notando como las orejas de su amado se tornaban rojas como un tomate. Había aprendido a notar y leer las expresiones de su amado, un total desafío ciertamente.
—¿Qué pasó? —fue la pregunta que le hizo haciendo que Wei Wuxian suspirase.
—Pude ver algunas almas alrededor de él, rodeando su cuello, como queriendo apretarlo. No es común, sabes, suele suceder cuando alguien carga con personas a cuestas y tienen deudas pendientes, pero esta vez, parece algo diferente— Wangji asintió, atento a las palabras de su amado mientras tomaba su mano con delicadeza— Es como… como si hubiera otra presencia ahí, como si se alimentara de su sufrimiento. No puedo describirlo diferente… hay alguien que está usando las artes oscuras.
—Entonces es peligroso— indicó Wangji apretando esta vez la mano de su compañero, sintiendo como esta permanecía fría, preocupándose de inmediato— Wei Ying…— llamó levantando su mano a la frente de este, sintiendo como su temperatura había subido— ¿Fue por lo de a joyería?
—¿Eh? Ah… puede que si… utilice eso sin querer— susurró con una sonrisa apenada, desviando la mirada de su esposo quien lo llevó a sentarse tras su escritorio— Estoy bien, Lan Zhan, no debes preocuparte…
—Mi turno ya casi termina, te llevaré a casa— dijo rápidamente, colocando su saco sobre los hombros de su amado quien no pudo evitar sonreír, acariciando las manos de su amado.
—Es muy dulce de tu parte, Lan Zhan— susurró, cerrando sus ojos, acurrucándose contra el saco de su esposo mientras este acomodaba su cabello con dulzura, buscando otra silla para sentarse a su lado mientras él descansaba.
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—¡Wanyin! —llamó Lan Xichen, el joven parecía apresurar su caminar por las calles, cosa que no le gustaba al mayor Lan. Tragó antes de alcanzar su paso y tomar su muñeca haciendo que este girara y lanzara un puño a pesar de que su mano estaba aún lastimada. Para su fortuna sus reflejos aún eran buenos y logró esquivarlo, quien sabe qué habría pasado si le hubiese golpeado pues iba directamente al rostro.
—Lan Huan… por los dioses, podría haberte golpeado— el regaño había sido suave, pero se notaba la completa intención de este. Pero no era eso lo importante en ese momento, su compañero lo había llamado por su nombre de nacimiento, no por el de cortesía. Era impropio de Jiang Cheng el llamar a alguien de esa forma, mucho menos cuando no había la suficiente confianza entre ellos, pero el contrario no pareció notarlo— ¿Estás bien?
Lan Xichen asintió. ¿Bien? Por un momento sintió que su corazón se había detenido, ¿Cómo era que le había llamado exactamente? ¿Cómo era que no lo había notado del todo? Estaba perdido, demasiado perdido en sus pensamientos como para poder mirar a Wanyin a los ojos.
—Por favor, tenga cuidado al salir de esa forma— susurró Xichen, notando que aún sostenía su muñeca y soltándola lentamente sin perder aquel pequeño detalle que podría escapársele a alguien más, pero no a él; el pulso de Wanyin estaba acelerado, pero no de aquella forma normal, sino una… peculiar. ¿Cómo podía saberlo? Aún era incierto. Supuso que era tan natural como saber que pensaba con solo mirar su rostro, pero eso era otra cosa.
Estaba a punto de decir algo más cuando la radio que tenía en su hombro sonó con una emergencia, ¿Qué tanto era unos momentos de tranquilidad?
—Patrulla cercana, hay un robo en la 65, hombre armado, posibles víctimas.
Xichen suspiró, estaban lejos, no podían responder a la emergencia, por lo que no respondió al radio. Wanyin estaba atento al aparato, el mayor podía notarlo debido a la expresión en el rostro de su contrario quien parecía más que consternado.
—Otro robo en menos de veinticuatro horas— mencionó con suavidad. Miró a su alrededor y, tomando la muñeca de Xichen, corrió de vuelta a la estación, entrando a su oficina, mostrándole unas carpetas— No han sido los únicos, ha habido robos últimamente, a joyerías, museos y tiendas de antigüedades…
—¿Crees que busquen el Tigre Estigio? —preguntó el mayor de los Lan mirando los expedientes, el cómo siempre los sospechosos desaparecían o se encontraban pronto muertos. Era demasiada coincidencia, no podía evitar pensar en ello como un plan más grande, ¿Pero de quién?
—Un ladrón o al menos una banda de ladrones se ocuparían de tiendas, bancos, incluso las joyas de las joyerías, pero parece que se ocupan de lugares específicos, buscando algo específico…— las conjeturas de Wanyin eran interesantes, no podía esperar más de uno de los mejores detectives de la estación.
—Entonces hay alguien detrás— indicó Xichen sentándose en una de las sillas presentes— ¿Qué quieren con esa reliquia?
—Nadie que tenga esa reliquia va a querer algo bueno, Zewu-Jun— ahí estaba de nuevo aquel título, ¿Había sido entonces un desliz? ¿Solo eso? Quiso pensar que era ello, que no era la intención de Wanyin el llamarlo de forma tan personal.
—Supongo— susurró, exhausto. Se encontraba cansado, siempre estaba cansado, era demasiado para su mente, ¿Por qué? Bostezó, cubriendo su boca por educación, mirando a su contrario y el cómo su ceño fruncido se mantenía mientras miraba los papeles.
Rio al notar aquella expresión, haciendo que el contrario la mirara— ¿Qué sucede? — le preguntó su compañero haciendo que Lan Xichen negara— ¿Qué te parece gracioso? —se acercó a este queriendo quitar su risa, sin embargo, parecía que esto solo hacía al mayor reír más— Zewu-Jun, ¿Qué es tan gracioso?
—Nada, esa expresión es realmente propia de ti, Wanyin— indicó aun riendo, sosteniendo las manos de su contrario, divertido. Estaba pensando mucho en ello, pero las expresiones de su compañero le eran tan lindas y extrañas al mismo tiempo, ¿Podría sencillamente mirarlo de esa forma un poco más de tiempo?
Fue en ese momento que alguien tocó a la perta, entrando sin miramientos, mirando la situación, pero no diciendo nada pues la interacción entre ellos era de esa forma, al menos a los ojos de los demás.
—Zewu-Jun, Sandu ShengShou, hay un reporte de un robo que deben ver— el joven parecía impaciente, pero hablaba con tranquilidad. Wanyin se alejó de su contrario, mirando al joven y asintiendo mientras recuperaba la compostura.
Se separaron como si nada hubiese pasado, pero algo estaba cambiando, incluso cuando Lan Xichen no sabía de qué se trataba. ¿Era el comienzo de algo? Eso parecía, pero el tiempo diría que.